San Juan Antiguo: Hoy como Ayer Por: José
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San Juan Antiguo: Hoy como Ayer Por: José
San Juan Antiguo: Hoy como Ayer Por: José Antonio Pérez Ruiz La colección fotográfica reunida por Chendo para esta exposición es reveladora. Esas graficas muestran la situación urbana del Viejo San Juan en los albores del siglo XXI. Se trata de una secuencia donde se reúne valores artísticos y documentales. La función de ellas es servir de referencia a las nuevas generaciones para preservar el legado multicentenario que sobreviven en ese añoso trazado urbano. Llaman la atención los detalles, cuya función es servir de acentos aparentemente imperceptibles generadores del encanto contagioso que embarga a los residentes y a el visitante frecuente y ocasional. Son pormenores que entran en acción como contrapunto óptico. Los mismos interactúan simultáneamente como testimonios de diferentes tiempos que coinciden en la actualidad. Estas imágenes recogen remanentes del gótico tardío que llego a América. Ejemplos de éstas son las murallas almenadas del patio central de La Fortaleza de Santa Catalina realizadas durante el siglo XVI siguiendo las pautas medievales. Hay casos en que el pasar del tiempo originó un mestizaje estructural, como sucede en la Catedral o en la Iglesia de San José. Se observa en ellas que ciertos espacios de la construcción responden a las pautas traídas por los primeros colonizadores. Los mismos conviven con tímidas presencias barrocas y fuertes armonías del neoclasicismo que es el estilo predominante de la ciudad. Al igual que en la mayor parte del hemisferio se advierten toques notables de afrancesamiento, el impacto del modernismo, el “Art Deco” y los desmanes de quienes han seguido su propio instinto. En fin, ofrece un registro bastante amplio de la esencia sanjuanera. Chendo ha podido captar el espíritu de los lugares con criterios artísticos contemporáneos. Ello requiere de un uso adecuado de su herramienta de trabajo, la cámara fotográfica. Va mas allá, pues el manejo de los materiales para conferir dramatismo a las tomas, demanda un desarrollo de las escalas tonales existentes entre el banco y negro a través de las cuales se transparenta la vitalidad del acontecer. Trascender el mecanismo que le sirve de punto de partida es el secreto para convertir la impresión en arte. Semejantes gradaciones establecen vínculos evidenciadores de las pulsaciones vitales fecundadoras de la acción humana a lo largo de la historia. El interés del artista va mas allá pues su intención es sintetizar el trasiego humano escenificado en esos espacios. Un aspecto a señalar son las miradas previas requeridas al establecer los ángulos desde los cuales se le facilita al contemplador el traslado imaginario a esos predios. Se trata de logros de esa perseverancia necesaria para hacer mediciones de luz y sombra. Es una búsqueda que intenta lograr la reciprocidad mantenida por esos elementos antagónicos. Semejante manera de conducir los matices y medios tonos llevan la mirada a instalarse en el interior de las representaciones. Se trata de gamas estudiadas con el propósito de dar a la mirada opciones de poder pasearse a su antojo por esos sitios. Los patios centrales constituyen buenos ejemplos para comprender lo antes mencionado. En algunos la vegetación es transformada en agente lírico propio, que da cabida a la ensoñación. De cierto modo, conduce al observador consciente o inconscientemente a medir las incandescencias de los reflejos. Al hacerlo facilita a la vista emprender fugas hacia el interior de esos recintos como sucede en las arcadas interiores del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. En Ballajá el artista capturó las variaciones configurativas de cada nivel. Al hacerlo provee a los interesados una ojeada de conjunto que a veces no es detectada por los visitantes. Muchas veces he llegado a pensar que los tradicionales recorridos automovilísticos han acostumbrado a los viajantes a concentrarse en las primeras plantas de los edificios. De hecho, la velocidad y las limitaciones de las carrocerías limitan el campo ocular de muchos y es posible que solo capten fracciones del panorama. Los alcances de estas fotos cautivan a quienes se percatan de las grandezas de esas circunstancias. Digno de mención es la manera de convertir una de las puertas del antiguo cuartel en punto clave desde el cual se pueden calibrar los contrastes originadores del sentido de profundidad. En la obra de Chendo se aprecian tendencias a confrontarnos con la realidad tal cual se presenta a sus ojos. Aprovecha, sin embargo, todo lo que le ofrece el entorno para resaltar las bellezas, sin recurrir a lo cosmético. Hasta cierto punto la franqueza viene tomada de la mano de los secretos que guardan los muros, los recintos sagrados, los espacios abiertos y la gente. Así mismo, podemos captar como los resaltos pintados de blanco de la ermita del cementerio de Santa María de Pacis, aparentan confabularse con la luminotecnia natural entrelazándose con todos los factores cual si respondiera a una labor de orfebrería visual. Dicha instantánea capta ese silencio de elocuencias musicales existentes en los campos santos. Eligió recodos estratégicos para enfocar ciertas estructuras que velan los sepulcros a fin de develar el sordo histrionismo de ruegos introspectivos por el perdón de cuantos yacen en ellos. Extrae al mármol ductilidades vitales destinadas a acercarnos a actitudes verosímiles de dolor perenne. También ha prestado atención a los fulgores artificiales y a su proyección sobre cuanto le rodea. Por ejemplo, tomó la puerta de San Juan de manera tal que simula conducir a un interior de resplandores paradisíacos. La inscripción sobre el dintel reza "BENEDICTUS QUI VENII IN NOMINE DOMINI" es cónsona con esa brillantez que espera al visitante tan pronto entre. Dichas luces caen de manera especial sobre paredes y objetos porque las mismas se esfuman gradualmente en el espacio como observamos en las irradiaciones de los faroles del "Paseo de la Princesa" que parecen extenderse tenuemente sobre un paisaje de formas insinuadas por la bruma. Dentro de las edificaciones las lámparas eléctricas esparcen fosforescencias acompasadas cual si respondieran a pautas invariables. Es necesario indicar que esos chispazos al extenderse en exteriores provocan contrastes dramáticos donde las sombras se extienden cual trazos sonámbulos. Su manera de revelar esas fotos hace lucir de manera especial, pues la transforma en espacios apropiados para asilar fantasmas. La afirmación anterior puede corroborarse en la toma de "La Rogativa", escultura realizada por Lindsay Daen, neocelandés de padres australianos, quien estableció su hogar en la isla. Esa talla conmemora el rito al que la tradición popular atribuyo la derrota de los ingleses en 1797. El fotógrafo tuvo el acierto de ubicar el extremo del báculo obispal como si circundara la silueta de una luna llena, representativa de las esperanzas de un pueblo de poder encontrar direcciones correctas en momentos de angustia. Otro aspecto a señalar es el manejo del lente para hacer centellear sobre las siluetas rayos que marcan sus contornos y ofrecen sensaciones de movimiento. Considero un gran acierto de Chendo traer a la atención pública una muestra representativa de los seres con los cuales nos topamos a diario en el devenir sanjuanero. El dueño de una lavandería en actitud constante de brindar servicio demuestra la dignidad que él le imprime a su trabajo. Los agentes del orden público son sorprendidos en las rondas cotidianas requeridas por su labor. Muestra al Director de la Galería Coabey, Jesús M. Díaz Caraballo en sus múltiples funciones. Se le ve en medio de las obras de arte que ofrece al público y en su misión de hijo abnegado en constante vigilancia por el bienestar de sus progenitores. Otros incluidos en su mosaico de personajes son trabajadores de la limpiezas y ornato público, parroquianos y deambulantes. A los últimos busca captarle esos remanentes de dignidad humana mantenidos a pesar de las precariedades existenciales. Descubrimos un afán de hacernos visibles expectativas de esperanzas que anuncien giros positivos en el porvenir. La exhibición que tenemos ante nosotros llega en un instante propicio pues acoge situaciones y condiciones vigentes en los albores del tercer milenio. Toma en consideración aspectos rutinarios y circunstanciales de la actualidad. Muchas de las fotografías poseen la potencialidad de generar nostalgias que no permiten a lo espiritual diluirse en las turbiedades del instante. Se convierten en reclamos para la preservación de un legado que no podemos entregar al abandono. Es un documento a través del cual las generaciones actuales y futuras se convierten en testigos de la herencia recibida. Existe en esas tomas el poder proveniente de los enigmas ocultos en la trayectoria histórica de San Juan de Puerto Rico. En ese sentido detentan fuerzas análogas a las que provienen de la poesía. Se trata de la ciudad a la cual Noel Estrada le canto a ilusiones cuitas, y "recuerdos del alma", el San Juan del cual no podemos desprendernos. José Antonio Pérez Ruiz trabajó como catedrático de historia en la Universidad de Puerto Rico por treinta y cinco años; y es fundador de la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA) capítulo de Puerto Rico, organización que presidió por diez años y de la cual hoy día es Presidente Honorario.