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Palabras de Vida
Edición Semanal No. 638
Sermón en el día de Jesús 11 de mayo de 2014
Título: LAS RECOMPENSAS
Biblia: San Mateo 5:1-42
Predicador: Pastor Dong Han David Lee
Iglesia Esperanza Presbiteriana Reformada
Tte. 1ro. Leónidas Escobar 3913 c/ Av. Japón
Asunción, Paraguay
Escuche los audios de los sermones y estudios bíblicos:
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Radio Caaguazú 640 AM, domingos 6 Hs.
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Radio Evangelio123 ( Internet )
1)Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para
ser vistos de ellos; de otra manera
no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.
2)Cuando, pues, des limosna, no
hagas tocar trompeta delante de
ti, como hacen los hipócritas en
las sinagogas y en las calles, para
ser alabados por los hombres; de
cierto os digo que ya tienen su recompensa.
3)Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha,
4)para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará
en público.
5)Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las
sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os
digo que ya tienen su recompensa.
6)Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que
está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
7)Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su
palabrería serán oídos.
8)No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas
tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
9)Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu
nombre.
10)Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
11)El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
12)Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros
deudores.
13)Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el
poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
14)Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros
vuestro Padre celestial;
15)mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
16)Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus
rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su
recompensa.
17)Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro,
18)para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y
tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
19)No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde
ladrones minan y hurtan;
20)sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde
ladrones no minan ni hurtan.
21)Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
22)La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará
lleno de luz;
23)pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que
en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?
24)Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o
estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
25)Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el
alimento, y el cuerpo más que el vestido?
26)Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y
vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?
27)¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?
28)Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan;
29)pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de
ellos.
30)Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste
así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?
31)No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
32)Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe
que tenéis necesidad de todas estas cosas.
33)Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os
serán añadidas.
34)Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su
afán. Basta a cada día su propio mal.
INTRODUCCIÓN
Siempre les digo que uno de los grandes problemas que aqueja a los creyentes de
hoy es porque leen la biblia a su manera, sin un orden lógico de las cosas; es decir,
que no leen según el Pacto.
Y confunden el amor y la misericordia de Dios, creyendo que el Señor igual comprenderán su ignorancia, o llámese su hipocresía, o ingenuidad con que desean convencer al Señor. Y piensan que pueden pedir a Dios sin orden, en forma confusa cualquier cosa que uno desea. ¡Y es una de las razones por qué la biblia no tiene cumplimiento hoy!
Seguramente cuando hoy vieron el título del sermón, primeramente se tranquilizaron, segundo se entusiasmaron; ¿por qué? Porque habla de “recompensas”, y en la
generalidad de los casos, la mente del creyente “automáticamente” está pensando
en una recompensa monetaria, en bienes, en riquezas, en bendiciones.
Justamente por esa causa siempre digo que los creyentes evangélicos de hoy son
todos unos “saltamontes”, que siempre se buscan buenas palabras, palabras halagüeñas, palabras confortantes, palabras interesadas en su propio beneficio y poco
interés en comprender realmente la voluntad de Dios.
Así como pongo un título que se llama “Las recompensas” y todos se entusiasman
y piensan “sí, ya es tiempo que reciba mis recompensas”, “es bien merecido por los
años de trabajo y servicio que llevo para Dios y para su iglesia”.
Mas muchos de ustedes ya, al menos los que me conocen saben que existe algo
más aquí. ¿No es cierto?
Sí, existen cosas mucho mayores detrás de “las recompensas” que nos habla Jesús
en este sermón del monte a los discípulos, y realmente no es como usualmente piensan los hombres.
Antes que nada, ¿no les parece extraño? ¿Por qué habla que se esconda lo que hace
la mano derecha? ¿Por qué habla de recompensa? Si la recompensa como ustedes
piensan es un “premio”, mejor que la vea la mayor cantidad de personas posibles,
¿no? ¿No es así como hacen hoy las iglesias pensando que con ello “evangelizarán” a
los hombres del mundo con sus buenas obras?
Vayamos por el principio. ¿Qué es la recompensa? ¿Cuándo se genera el hecho de
la recompensa? ¿Y cuándo han hecho ustedes un acto en el cual se merezcan una
recompensa?
¿Qué significa “guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser
vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en
los cielos”?
A veces me dicen: “Pastor, usted no sabe todo lo que hago”, y lo dicen de esa forma
para que no se vea su “justicia” delante de los hombres, y esperar su recompensa.
¿Qué recompensa creen que se merecen? ¿Qué recompensa creen que deberían recibir para pagar sus obras en secreto?
Y si fuera cierto el concepto de “recompensa” que manejan los creyentes de hoy,
realmente ¡Jesús estaría en una deuda tremenda!
Otros consideran que están haciendo muchas limosnas, y no tocan trompeta como
hacen los hipócritas, ni en las calles, y se cuidan de que su izquierda no sepa lo que
hace su derecha. ¿Y así quieren convencer a Dios de que están o se merecen alguna
recompensa?
Pero todos lo hacen porque tienen una recompensa en mente, ¿no? Algo que cada
uno siente y piensa que es un bien que desea recibir, algo que le sea de un beneficio; si
no es riqueza, es salud, o sabiduría, o una inteligencia sobrehumana, o que las puertas
del mundo se te abran de par en par. Como alguien me dijo hace poco: “hice todo lo
que el pastor me dijo, ¿y qué tengo? ¿Por qué no veo mi recompensa?”
Y muchos no saben que porque tienen un entendimiento equivocado de “las recompensas” que habla Jesús, todo lo que hicieron cae en saco roto; son considerados
como obras inútiles, porque la intención que tuvieron en su corazón, el propósito con
que lo hicieron, no es del agrado de Dios. O sea, ¡no entra en la sumatoria!
Finalmente, abarquemos también el versículo 5: “y cuando ores, no seas como los
hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las
calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.”
Sí, muchos consideran que han hecho la justicia, que han hecho limosnas, que han
orado a Dios sin cesar; y se merecen una recompensa. O sea, una bendición o una
retribución de parte de Dios por el esfuerzo realizado en forma de bendiciones, en
forma de dinero en metálico.
LA RECOMPENSA DE DIOS
Si he negado que las recompensas que Jesús habla en estos pasajes sean lo que
ustedes pensaban, ¿qué consideran ustedes podría ser la recompensa de Dios?
Es por eso que el pensamiento de Dios es muy diferente al pensamiento de los
hombres. Porque ustedes piensan y se consideran merecedores de una recompensa;
en realidad lo que ustedes están pensado como “recompensa” que aparece en este
pasaje y del cual muchos esperan, y también se decepcionan porque nunca resulta de
esa manera; es que relacionan “la recompensa” que habla Jesús con “la deuda”.
Si ustedes piensan que han realizado un trabajo, una obra, y están esperando un
pago en dinero, en respuesta, en beneficios; están buscando un pago a una obra que
han realizado; pero no es definitivamente una “recompensa”.
Por eso dice la biblia: “Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue
contado por justicia. Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como
deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada
por justicia.” Luego dice: “Como también David habla de la bienaventuranza del hombre
a quien Dios atribuye justicia sin obras, diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien
el Señor no inculpa de pecado”. (Romanos 4:3-8)
Así que, cualquiera de ustedes, si pensaron, si creyeron, si supusieron que Dios les
tenía que dar alguna recompensa, que como dice Romanos es en realidad, consideran
que Dios tiene una deuda con ustedes, porque hicieron la buena obra, porque evangelizaron, porque ayudaron a hacer limosnas, que estuvieron orando; en verdad están
buscando y esperando una “paga” de Dios, y consideran que Dios está en “deuda” con
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Palabras de Vida
Iglesia Presbiteriana Reformada Esperanza
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de cualquier lado de la biblia; ¿qué decía el salmo 139? Señor examíname, tú me has
examinado, y has visto que todas mis iniquidades sean quitadas.
Luego me doy cuenta cómo Dios me cuida, mi sentarme, mi levantarme, y desde
lejos has conocido mis pensamientos. Que aún no está la palabra en mi lengua y ya te
son todos conocidos.
Aprendí y conocí de qué manera tu me has rodeado, sobre mí pusiste tu mano. Que
tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí, alto es, no lo puedo comprender.
Cuando conozco que mi embrión vieron tus ojos, cuando yo sé que todas las cosas
de mí están escritas en tu libro, y ninguna de ellas ha faltado hasta hoy. Cuando sé
que tú me has puesto como socorro y me consideras y me edificas para que sea un
poderoso en la tierra.
Y cuando uno se guía simplemente en este pacto, y en los tiempos y obras del
pacto que siempre caminan y marchan según tu voluntad. Entonces si estas cosas
siguen sus pasos, y sus sendas, soy BIENAVENTURADO.
ENTONCES, puede hacer la justicia de Dios, y no pensar que Dios está en deuda
conmigo.
ENTONCES, puedo hacer limosna sin esperar que exista ninguna recompensa.
ENTONCES, no necesito tocar trompeta delante de mí.
ENTONCES, no necesito orar como los hipócritas que necesitan y esperan ser vistos de que se van a la iglesia, que se ponen a orar, que se ponen a ayunar y esperan
una recompensa. O un pago de Dios.
Cuando tú no te mueves por esos principios, cuando simplemente lo haces porque
eres bienaventurado, entonces, El SEÑOR QUE TE VE EN LO SECRETO, TE RECOMPENSARÁ EN PÚBLICO.
Tu recompensa es que por medio de Jesucristo ya no eres pecador, que ya no eres
inculpado de pecado; tu recompensa es que hoy Dios está en comunión tan cercana a
ti que nada de lo que te pasa, está fuera de la órbita de Dios.
EL PADRE CELESTIAL
Pero más que cualquier otra recompensa, que hoy he mencionado hasta aquí,
nuestro mayor bien es justamente el Padre Celestial, su persona y lo que él es para
mí:
“Vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre
ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, salid de en medio de ellos, y
apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y será para vosotros
por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso” (2 Corintios
6:16-18)
Por eso dice en la biblia: “Y Jehová dijo a Aarón: De la tierra de ellos no tendrás heredad, ni entre ellos tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de
Israel” (Números 18:20).
¿Qué hoy por medio y por causa de Jesucristo tú seas el templo para la morada de
Dios no es una recompensa? ¿Qué hoy puedas estar en paz con Dios no es la mayor
de las recompensas?
Aquellas personas quienes hasta ahora no se convencen, son realmente “duras de
corazón”, y “duros de cerviz”. Y que están realmente enceguecidos por el mundo, ¡ya
están en medio de las sombras de muerte!
¿Cuánto podrías o llegarías a pagar por pertenecer a Dios? ¿Cuánto pagarías para
salvarte del infierno? ¿Cuánto llegarías a pagar porque Jesús te libra de toda enfermedad y de toda dolencia? ¿Qué precio pagarías o deberías pagar para ser bienaventurado?
Escucha y lee lo que dice la biblia: “Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro
tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es
nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en
ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,
y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las
enemistades. Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y
a los que estaban cerca; porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada
por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino
conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo
mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo
en el Señor, en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios
en el Espíritu”. (Efesios 2:13-22).
¿Aun con esto es insuficiente tu recompensa en Cristo Jesús?
Si aún no te cayeron las lágrimas, si tu corazón no se ha compungido de dolor y de
vergüenza, si aún estás decepcionado o no convencido de las grandes recompensas
que has recibido de Jesús, es porque eres totalmente incrédulo o porque tu corazón
es más duro que la piedra granítica.
¿Qué esperabas otra cosa? Entonces, esperabas mal.
Es más, todo ese pensamiento y sistema de recompensas de la cual estabas tan
envuelto es incredulidad, eres preso de toda una idolatría móvil y una idolatría de
intereses que has creado.
Sí, tienes que arrepentirte porque el reino de los cielos se ha acercado; sí tienes que
arrepentirte y ser discípulo de Jesucristo. ¡Nada por debajo de esto es válido! ¡Nada
por debajo de esto es aceptable!
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ustedes.
Por eso, muchos se decepcionan, muchos caen, muchos dejan de orar, dejan de
evangelizar, dejan de seguir o de creer en Dios.
El pensamiento del hombre, el corazón concupiscente del hombre y personas inescrupulosas son quienes enseñaron de esta forma.
Tal vez puedan decir, pero pastor, usted también habla de bendiciones, habla de
riquezas; sí, pero nunca me he salido de que todo eso sucede dentro del Pacto, a través de sus promesas y en sus tiempos.
Que ustedes sin ver toda la película, hoy estén hablando y confundiendo la recompensa de Dios como un pago de una deuda que Dios contrajo con ustedes, en realidad
es su problema, y su error. Se han equivocado.
En síntesis, están pensando que las bienaventuranzas tiene como retribución un
pago. Y cuanto mayor la bienaventuranza, mayor el pago.
Y esto sucede porque las personas están tan perdidas, o mejor dicho, están tan
tentadas y vencidos por el diablo, que siempre están pensando en las cosas monetarias, porque se sienten tentados, porque se sienten agraviados porque no tienen,
porque son tentados y quieren conseguir supuestamente por fe, y esperan responder
de esa manera, y en el “mismo lenguaje” a las tentaciones del diablo.
¡Responder a las tentaciones del diablo con mayores bendiciones provenientes de
Dios¡ ¿No son también ser dejados tentar y han perdido por el diablo?
Por eso, sin un conocimiento amplio de la palabra de Dios, de un profundo conocimiento del pacto y la finalidad del pacto, siempre estarán pensando equivocadamente.
ENTONCES ¿QUÉ SON ESTAS RECOMPENSAS?
Veamos nuevamente lo que dice la Palabra de Dios:
“Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye
justicia sin obras, diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas,
y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de
pecado” en (Romanos 4:6-8)
Es decir, el hombre que es constantemente derrotado por las tres clases de tentaciones del diablo, y que vive en tinieblas, en regiones de sombra de muerte, y a quienes por permanecer en esos lugares, hoy está envuelto en medio de las enfermedades
y de las dolencias que aquejan a los hombres.
Jesús dice: “Arrepentíos porque el reino de los cielos se ha acercado”. Y como les
dije, la única, verdadera y completa forma de arrepentimiento es el ser “discípulo”
como lo fueron Pedro, Andrés, Juan y Jacobo. Quienes se han arrepentido, y porque
han deseado el reino de los cielos, han seguido a Jesús y se salieron de ese medio
donde dominan las tinieblas. Por eso dejaron sus trabajos, sus posesiones, sus padres,
su mundo.
Y porque tienen actitudes de ser pobres de espíritu, porque lloran, porque tienen
hambre y sed de justicia, porque son mansos para seguir a Jesús, son bienaventurados.
Y buscan ser bienaventurados, ¿por qué? Porque como dice en Romanos
“Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos”, “Bienaventurado el hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras.”
“bienaventurado aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos”.
Y que cada vez se hacen más y más perfectos como el Padre Celestial. Y que pueda
llamar a Dios padre. Bueno, hay que ser bienaventurado para llegar hasta alcanzar
esta etapa.
Entonces, toda la bienaventuranza que Jesús enseña a los discípulos, aquellos quienes han abandonado este mundo y su sistema de vida, de economía y de principios, y
que se ha preocupado en ser bienaventurado para que Dios no le atribuya pecados, a
que todas sus iniquidades sean perdonadas y los pecados cubiertos. Y que hoy se
esfuerza en ser perfectos como el Padre Celestial.
Ese es el bienaventurado.
Como les dije ayer, y para que vean ustedes cómo todas las cosas se unen, des-
4
5
CONCLUSIÓN
Si en este temas de las recompensas, también no eres pobre de espíritu para aceptar que te has equivocado, si no eres pobre de espíritu y te arrepientes, y te haces
pobre de espíritu y te discipulas… realmente ya no queda mucho de bien en ti.
Si con este mensaje, no te arrepientes y haces obras dignas de arrepentimiento…
entonces estás en las tinieblas más espesas, las más densas y andas peligrosamente
en sombras de muerte… que producen muerte.
Este error de entendimiento acerca de las recompensas, es por la doctrina con que
uno ha aprendido al Señor Jesús. Resulta de no haberles enseñado correctamente la
Palabra de Dios, pues siempre se ha enseñado con doctrinas humanas que nunca
podrán vencer a las tentaciones del diablo.
Por eso dice la biblia: “Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de
la justicia. ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales os avergonzáis? Porque
el fin de ellas es muerte. Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Porque la
paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor
nuestro.” (Romanos 6:20-23)
¡Despiértate! ¡Descubre cómo Jesús ha iluminado tu vida! ¡Descubre cuánto es la
inmensa recompensa que tienes en Cristo Jesús!
Que Dios te bendiga.
Copyright ©2001-2014 Pastor Dong Han David Lee. Es libre de utilizar el material porque dice el Señor Jesús “de
gracia recibisteis, dad de gracia.” Pero está usted comprometido a no modificar el texto en parte o en su conjunto, ni utilizarlo con
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