semántica
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DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN ABIERTA Y A DISTANCIA Y VIRTUALIDAD LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN HUMANIDADES, LENGUA CASTELLANA E INGLÉS SEMÁNTICA MÓDULO EN REVISIÓN CORPORACIÓN UNIVERSITARIA DEL CARIBE “CECAR” DIVISIÓN DE EDUCACIÓN ABIERTA Y A DISTANCIA SEMÁNTICA Compilador: VÍCTOR ALFONSO MORENO PINEDA1 LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA ÉNFASIS EN LENGUA CASTELLANA E IDIOMA EXTRANJERO (INGLÉS) 2014 1 Licenciado en Educación Básica con Énfasis en Humanidades Lengua Castellana de la Universidad de Córdoba, Colombia. TABLA DE CONTENIDO I. II. III. IV. INTRODUCCIÓN JUSTIFICACIÓN INSTRUCCIONES DE MANEJO REFERENTES TEÓRICOS UNIDAD N° 1. INTRODUCCIÓN A LA SEMÁNTICA. 1.1. Breve reseña histórica de la Semántica. 1.2. ¿Qué estudia la Semántica? 1.3. Semántica Estructural 1.4. Semántica Cognitiva. 1.5. Semántica y pragmática. Problemas actuales. UNIDAD N° 2. SEMÁNTICA LÉXICA 2.1. Semántica léxica y semántica composicional. 2.2. Naturaleza del significado léxico. 2.2.1. Teoría referencialista o denotacional. 2.2.2. Teoría ideacional o representacional. 2.2.3. Otras teorías del significado. 2.2.4. Denotación y connotación. 2.3. Ambigüedad Léxica. 2.3.1. Homonimia2.3.2. Polisemia. 2.3.3. Vaguedad. 2.4. Relaciones de sentido. 2.4.1. Sinonimia. 2.4.2. Inclusión: hiponimia/hiperonimia. 2.4.3. Meronimia. 2.4.4. Exclusión: antonimia. 2.5. La teoría de los Campos Semánticos. 2.6. El cambio semántico. UNIDAD N° 3 SEMÁNTICA DISCURSIVA 3.1. Texto y discurso. 3.2. ¿De qué se encarga la Semántica Discursiva? 3.3. Elementos de análisis de la semántica discursiva. 3.3.1. Macroestructuras Semánticas. 3.3.2. Tópico y comento. INTRODUCCIÓN El estudio del significado no siempre fue un campo de estudio eminentemente lingüístico. Antes de que la Semántica lingüística surgiera como disciplina, esta labor había sido llevada a cabo por la filosofía y la lógica. En aquel momento, las discusiones que se adelantaban alrededor del significado solo revisaban aspectos como la connotación y la relación entre el pensamiento y el significado. Solo hasta principios del siglo XX es que la Semántica lingüística encontrará, a partir de los principios del estructuralismo, métodos más o menos precisos para comprender el significado de las palabras. Esta primera Semántica estuvo inspirada por otras disciplinas del lenguaje como la fonología y la sintaxis para comprender los fenómenos del significado. La historia de la Semántica, en tanto disciplina del lenguaje, es la historia misma de las palabras. Reconocer, entonces, en la Semántica una disciplina vital dentro de las Ciencias del Lenguaje no solo constituye la apertura de un campo de estudio, sino el desentrañamiento de una verdad inexpugnable: las lenguas tienen vida. Solo cuando nos remitimos al estudio del significado empezamos a comprender que la lengua es un constructo social y que se produce (y reproduce) a partir de las interacciones de sus hablantes. Esa primera Semántica (la Estructural) no debe ser vista como un capítulo del pasado. Sus aportaciones, como las hechas por la filosofía, la lógica y la psicología, nos han posibilitado reconocer no solo el significado en las palabras, sino indagar por aspectos ligados a la cognición del hombre. Es así como en la actualidad, el estudio semántico ha ampliado sus fronteras de estudio y se ha incorporado a nuevas perspectivas teóricas del lenguaje. El estudio semántico es fundamental en cualquier trabajo sobre el lenguaje y la forma en que este opera en la sociedad. Este módulo, dirigido a los estudiantes de la Licenciatura en Educación Básica énfasis en Lengua Castellana e Idioma extranjero (Inglés) trata de integrar todas las perspectivas, actuales y pretéritas, de la Semántica lingüística. Para ello, hemos recogido a los principales teóricos que se han encargado del estudio del significado. Por motivos pedagógicos y ateniéndonos a la evolución misma de la Semántica, hemos divido el módulo en tres capítulos básicos en los que el estudiante podrá identificar escuelas, corrientes, teorías, perspectivas y principios desde los que se ha emprendido el estudio del significado. La primera unidad establece los principios generales de la Semántica, junto con su objeto de estudio y las principales perspectivas teóricas. La segunda unidad se ocupa de estudiar los principales fenómenos de la Semántica Léxica, al tiempo que se enuncian brevemente algunos fundamentos de la Semántica Composicional. La tercera unidad estudia el significado dentro del discurso y aquellas estructuras que facilitan la comprensión y análisis del mismo. Para finalizar le recomendamos a los estudiantes asumir con responsabilidad y criticidad el módulo de esta asignatura y consultar de manera directa las principales fuentes bibliográficas utilizadas en la construcción de mismo para que el proceso de aprendizaje se haga con mayor solidez. JUSTIFICACIÓN Estudiar la Semántica desde todas las perspectivas posibles, en tanto asignatura de la Licenciatura en Educación Básica énfasis en Lengua Castellana e Idioma extranjero (Inglés), le permite al estudiante profundizar en el conocimiento de la significación en todos los niveles de la lengua. Esta asignatura se constituye en una importante estrategia para que el estudiante desarrolle, desde su formación profesional, herramientas teórico-prácticas que serán de constante aplicación durante su desempeño como docente. En efecto, con la aparición en la década de los ochenta del enfoque semánticocomunicativo en la enseñanza del lenguaje, la Semántica ha cobrado importancia dentro del currículo de nuestras instituciones educativas. Lo anterior nos obliga a entregarle al docente en formación las principales herramientas teórico-prácticas para que las interiorice en su proceso formativo y al mismo tiempo las ponga en práctica en el aula de clases. En ese sentido, es necesario que dentro de la formación en el área de lenguaje, los estudiantes de la Licenciatura en Educación Básica énfasis en Lengua Castellana e Idioma extranjero (Inglés) se apropien de estas herramientas para que las puedan implementar en su ejercicio docente. Además de esto, no basta con la simple apropiación teórica de los contenidos que en esta asignatura serán vistos, puesto que el significado es una construcción social y cada grupo social le da a su realidad significados distintos. Por tanto, la asignatura de Semántica se torna un campo fundamental para que el estudiante reconozca aquellos principios teóricos desde los que se rigen las prácticas de significación de su realidad inmediata. Decimos, en conclusión, que la Semántica, en tanto disciplina, tiene unos principios más o menos universales, pero la significación es un proceso puramente local que debe ser comprendido por el estudiante para aplicarlos en su contexto inmediato. INSTRUCCIONES DE MANEJO Para asegurar que todos los fundamentos teóricos y actividades consignados en este módulo sean aprovechados por usted de la mejor forma, recomendamos a los estudiantes llevar a cabo las siguientes sugerencias: Revise el módulo en su totalidad. Lea la tabla de contenido con toda atención y recuerde aquellos conceptos que usted ha manejado en otras asignaturas y contextos. Lea la introducción general y la justificación de la asignatura. Cuando llegue a las unidades de estudio, lea la presentación de cada una de ellas. Conteste las acciones propuestas en la Actividad Previa: Trabajo Independiente. Lea con atención el contenido de cada unidad. Subraye, glose, tome notas o diagrame la información. Así, al momento de las actividades tendrá para su disposición gran parte de la información extraída del módulo. Reunidos en CIPA comparta con sus compañeros sus respuestas del Trabajo Independiente y compárelas con la información presentada en los contenidos de las unidades. Buque puntos de acuerdo entre sus compañeros y reelabore, de ser necesario, sus respuestas iniciales. Continúe con las otras actividades propuestas en el Trabajo Grupal. Escriba sus dudas sobre aquellos elementos teóricos que no hayan sido comprendidos durante la lectura de la unidad. Socialícelas con sus compañeros y el tutor de la asignatura. Realice las actividades finales a partir de los contenidos de cada unidad. De ser posible revise la bibliografía especializada utilizada por el compilador para diseñar el módulo, esto le permitirá ampliar la información adquirida y realizar con mayor rigor la actividad. Lea el resumen de cada unidad y resuelva las preguntas de la autoevaluación. Recuerde volver siempre sobre la información que ha extraído del módulo. PROPÓSITOS DE FORMACIÓN • Favorecer en los estudiantes de la Licenciatura en Educación Básica énfasis en Lengua Castellana e Idioma extranjero (Inglés), y que cursan la asignatura de Semántica, la formación independiente, responsable y ética que le permita mejorar en la región Caribe, o en donde realicen su labor docente, los distintos procesos relacionados con las competencias comunicativas. • Brindar al estudiante los fundamentos teórico-prácticos más relevantes dentro de la Semántica, acordes con la realidad contextual en la que realicen su labor docente para que desarrollen herramientas didácticas y metodológicas en la enseñanza de la asignatura. REFERENTES TEÓRICOS Las conceptualizaciones de este módulo están fundamentadas en la normatividad vigente como: • La Constitución Política de Colombia • La Ley 30 de 1992 o Ley de Educación Superior • El decreto 1295 de 2010 mediante el cual se reglamenta el registro calificado de que trata la Ley 1188 de 2008 y la oferta y desarrollo de programas académicos de educación superior. • Los Lineamientos del Ministerio de Educación Nacional (MEN) para la formación por competencias en educación superior. • La resolución 5443 de 2010, por la cual se definen las características de calidad de la formación profesional en educación y se regula la formación de maestros (a) mediante la definición del Perfil Profesional del Educador. • La resolución 6966 de 2010, por la cual se modifica el artículo 3° y 6° de la resolución 5443 de 2010. • La normatividad sobre Derechos de Autor y Propiedad Intelectual en Colombia: Adicionalmente, el módulo se fundamenta en los aportes teóricos hechos desde las distintas corrientes de estudio de la Semántica, especialmente: Ullman (1962), Lyons (1995), Muñoz Gutiérrez (2006), Escandell Vidal (2004) y van Dijk (1980a-b). ESTRUCTURA DEL MÓDULO UNIDAD 1 INTRODUCCIÓN A LA SEMÁNTICA PRESENTACIÓN En esta primera unidad hacemos una introducción general a la Semántica, en tanto campo disciplinar de la Lingüística encargado de estudiar el significado. Para ello hemos divido la unidad en cinco partes distintas, cada una de estas con una finalidad formativa e informativa. Esta unidad tiene como propósito último fortalecer al estudiante de la Licenciatura en Educación Básica énfasis en Lengua Castellana e Idioma extranjero (Inglés) en el reconocimiento de aquellas perspectivas teóricas generales que se han encargado del estudio del significado en particular y de otras corrientes lingüísticas en general. En la primera parte de esta unidad se ofrece una sucinta reseña de la Semántica, desde Grecia, pasando por el momento de consolidación de esta disciplina a finales del siglo XIX y principios del XX, hasta este momento donde la semántica se ha extendido hacia el estudio de dimensiones más amplias que el léxico. En la segunda parte se hace una definición preliminar de Semántica y se abordan las distintas perspectivas teóricas desde donde se ha estudiado el signo lingüístico, partiendo de la concepción diádica del signo propuesta por Saussure (significante/significado) y Hjelmslev (forma/sustancia) hasta la concepción triádica de Peirce (representamen/fundamento/interpretante). En el siguiente apartado se realiza una disquisición teórica de la Semántica Estructural. En esta parte, se reconoce como la primera corriente de estudio de la Semántica priorizó el estudio del léxico por encima de cualquier otra unidad lingüística. Finalmente, se esbozan unos primeros elementos de la teoría de los Campos Semánticos. El apartado siguiente fija su atención en precisar teóricamente la corriente de estudio del significado denominada Semántica Cognitiva y la forma en que esta reacciona a los estudios estructurales de corte conductista. El capítulo finaliza con un breve esbozo de las diferencias y semejanzas entre Semántica y Pragmática. Para poder reconocer y comprender a plenitud cada una de las tendencias o corrientes teóricas de que se hace mención en esta unidad es necesario que el estudiante haga uso de sus presaberes, sobre todo en lo que respecta a la lingüística. PROBLEMA ¿Cuáles son las principales perspectivas y corrientes teóricas de estudio de la Semántica y de qué forma reconocerlas me permite profundizar en el conocimiento lingüístico para enseñar la asignatura de Lengua Castellana? COMPETENCIAS ESPECÍFICAS Comprendo con plena claridad y de manera crítica las principales corrientes teóricas de la Semántica Lingüística como parte de mi formación como docente de Lengua Castellana. Explico con suficiencia los principios teóricos que sustentan a cada una de las distintas perspectivas de estudio del significado. Ubico a la Semántica dentro del campo de estudio de la Lingüística y la relaciono con las otras disciplinas de estudio del lenguaje. ACCIONES PARA CONSTRUIR CONOCIMIENTO ACTIVIDAD PREVIA: Trabajo Individual Esta actividad está relacionada con el proceso de exploración de conocimientos previos sobre los contenidos de la presente unidad; por lo anterior es conveniente que usted antes de leer esta unidad: Responda las siguientes preguntas: 1. ¿Qué estudia la Lingüística? 2. ¿De qué forma se relaciona la Lingüística con los otros campos del conocimiento? 3. ¿Qué es el signo lingüístico? 4. Realice un dibujo donde explique las partes del signo lingüístico 5. ¿Cómo cree usted que se relaciona la Semántica con las otras disciplinas lingüísticas? 6. ¿Por qué cree usted que es importante la asignatura de Semántica desde su labor docente? TRABAJO EN GRUPO 1. Lea atentamente la Unidad N° 1, relacione la información consignada en las preguntas de la actividad previa con la ofrecida en la unidad. Reelabórelas y compártalas con sus compañeros de clase. 2. Después de la lectura de la Unidad N° 1, realice un vocabulario con las principales teoría y términos de la disciplina semántica. Sea conciso en las definiciones. 3. Organizados en CIPA, realice a partir de elementos de la cotidianidad ejemplos sobre cada una de las perspectivas de estudio del signo lingüístico. 4. Organizados en CIPA, expliquen el siguiente enunciado: “El acuerdo sobre la definición extensional de Semántica y Pragmática puede considerarse relativamente fácil. Sin embargo, su definición intencional o comprensiva ha sido y todavía es materia de controversia para semánticos, pragmáticos y filósofos del lenguaje. Dado, además, que ambas se ocupan del estudio del significado, la cuestión de la delimitación de cada una de ellas se plantea como un único problema: cada una debe delimitarse con respecto a la otra; no cabe delimitarlas de manera independiente” (Korta, 2001-2002, p. 186). 1.1. BREVE RESEÑA HISTÓRICA DE LA SEMÁNTICA ¿Qué bello libro no se compondría contando la vida y las aventuras de una palabra? Balzac. Los orígenes de la Semántica, como disciplina lingüística, se remontan hasta la Grecia Antigua. Sin embargo, ha sido mucho el tiempo que ha transcurrido para que pudiera encontrar un lugar consistente dentro de las Ciencias del Lenguaje. Inicialmente se le vinculó con la Etimología, definida esta como el estudio del origen de las palabras (Ullman, 1962). Uno de los primeros momentos en el que se intentó hacer un análisis semántico nos ubica en los diálogos platónicos. La discusión planteada en las páginas del Crátilo o del Lenguaje, entre naturalistas y convencionalistas viene a ser la primera reflexión sobre el significado de las palabras. El diálogo plantea una discusión entre Crátilo y Hermógenes y versa sobre la exactitud de los nombres para referirse a las cosas, con la diferencia de que para Crátilo los nombres son exactos por naturaleza, es decir, que existe una relación entre el sonido de las palabras y su sentido, mientras que para Hermógenes estos son exactos por ‘pacto y consenso’. Junto al trabajo de Platón, se destaca en la antigüedad lo aportado por Aristóteles en la Poética y la Retórica. Aristóteles explicaba el cambio semántico a partir del uso de las metáforas. Asimismo, realizó una clasificación de estas, ampliada posteriormente por Quintiliano, la cual fue crucial en la tradición retórica y sirvió de base para la posterior disciplina semántica. En el siglo I a. c., J. C. Varrón escribió la gramática latina e instituyó la Etimología como una de las tres divisiones esenciales de los estudios sobre la lengua, junto con la Morfología y la Sintaxis. Durante la edad media no hubo mayor reflexión lingüística y solo hasta la publicación de la Gramática Castellana (1492) por Elio Antonio de Nebrija, se despertó un interés fervoroso por reconocer el origen de las lenguas romances para dignificarlas y darles el mismo estatus gozado hasta el momento por el latín y el griego. Muchos de estos estudios, enmarcados todos dentro de la tradición etimológica, permanecieron acientíficos hasta los inicios del siglo XIX (Fernández Jaén, 2007). No obstante, esos primeros esbozos sobre el estudio del significado constituyeron la mayoría de los temas de que tratará la posterior disciplina semántica moderna (Ullman, 1962). El nacimiento de la Semántica en el siglo XIX se vio favorecido por dos factores en particular. El primero de ellos fue el surgimiento de la Filología Comparada, y más ampliamente de la Lingüística Científica. Así, en Francia se usó por primera vez el término ‘la linguistique’ en 1826 y once años más tarde en Inglaterra se usaría la palabra ‘linguistics’ para referirse al mismo campo de estudio (Ullman, 1962). En estos primeros años, el interés de los investigadores se centraba en el estudio de los cambios fonéticos y gramaticales dentro de las lenguas. Y solo cuando se hizo necesario, se empezó a explorar el aspecto semántico del lenguaje. El segundo factor fue la influencia del Romanticismo a la literatura de la época. “Los románticos tenían un interés inmenso y universal por las palabras que se extendían desde lo arcaico hasta lo exótico, y que incluían los dialectos de los campesinos y la jerga de los bajos fondos” (Ullman, 1962, pp. 5-6). Dada su relación con la Etimología, la primera perspectiva semántica fue eminentemente histórica. El primer autor en iniciar el estudio del significado de las palabras fue el erudito clásico C. Chr. Reisig en 1825. Reisig instituyó en sus lecciones universitarias el estudio de la ‘semasiología’, concebida como una disciplina histórica que intentaría establecer los principios que rigen el desarrollo de la significación (Ullman, 1962). El trabajo de Reisig denominado Vorlesungen über lateinische Sprachwissenschaft, solo se publicó póstumamente en 1839. En 1883, Michel Bréal publicó un artículo en una revista de estudios clásicos en que planteaba los principios de la nueva disciplina semántica y de paso la bautizaba tal como la conocemos hasta hoy: “El estudio al que invitamos al lector a seguirnos es de una especie tan nueva que ni siquiera ha recibido nombre todavía. En efecto, es sobre el cuerpo y la forma de las palabras en donde la mayoría de los lingüistas han ejercido su sagacidad: las leyes que rigen la transformación del sentido, la elección de expresiones nuevas, el nacimiento y la muerte de las locuciones han quedado en la sombra o no han sido indicadas más que de pasada. Como este estudio merece tener un nombre, lo llamaremos la semántica, es decir, la ciencia de las significaciones” (Ullman, 1962, p. 8). En las primeras tres décadas del siglo XX, la Semántica logró, gradualmente, emanciparse de los principios de la Retórica y la Etimología para construir su propio campo disciplinar y lograr la plena comprensión de los procesos de significación al interior de las palabras. Para ello, se alimentó de disciplinas cercanas como la Filosofía, la Psicología, la Sociología y la Historia de la Civilización. En 1913 K. Nyrop en su obra Grammaire historique de la langue Française, incluyó, a pesar de que no existían las herramientas y técnicas necesarias para identificar las tendencias de una lengua en particular, un volumen sobre Semántica. Este periodo termina en 1931 con la publicación de la obra del filólogo sueco, Gustav Stern, llamada Meaning and Change Meaning with special references to the English Language. En esta obra el autor hacía una clasificación puramente empírica de los cambios semánticos y establecía la relación de la Semántica con los entonces recientes avances en otros campos de la Lingüística y la Psicología. Antes de esto, se había publicado póstumamente el Curso de Lingüística General (1916) de Ferdinand de Saussure. El suizo rompió con la tendencia historicista del estudio de la lengua y propuso dos formas distintas para su comprensión y estudio: una descriptiva o sincrónica, que estudia la lengua en un momento determinado, ignorando sus antecedentes; y otra histórica o diacrónica que estudia la evolución y cambio de los distintos elementos que la conforman. Otro aporte importante de Saussure fue el hecho de visualizar la lengua como una totalidad organizada o Gestalt, en la que existe una relación de interdependencia entre los elementos que la conforman. “Esta visión de la lengua como un sistema de elementos interdependientes, yace en la raíz de lo que ha llegado a conocerse como Lingüística Estructural” (Ullman, 1962, p, 10). La primera iniciativa de incluir los principios de la Lingüística Estructural saussureana al estudio del significado se la debemos a Trier. Este profesor alemán esbozó por primera vez la ‘Teoría de los Campos Semánticos’ de una forma más o menos aproximada a como se conoce hoy en día. Después de esto, se estableció la denominada Semántica Estructural como corriente de estudio del significado, caracterizada por realizar análisis eminentemente descriptivos de la estructura interna de las palabras (Ullmam, 1962). Además de eso, la Semántica Estructural buscaba “explicar el mantenimiento, la aparición, la desaparición y la modificación a lo largo de la historia de una lengua, de las oposiciones léxicas distintivas” (Coseriu, 1977, p. 43). Las nuevas tendencias dentro de la Semántica, sobrevenidas en la década del ochenta, se enmarcan dentro de lo que se ha denominado Semántica Cognitiva o conceptual, por un lado; y las relaciones entre Semántica y Pragmática, y Semántica y Estudios del discurso, por el otro. En tanto tradicionalmente se le ha relacionado con la Etimología, la Semántica ha estado muy vinculada con el significado de las palabras. Sin embargo, los últimos intentos explicativos han intentado desvincularla de la Lexicología y se ha establecido la preocupación por reconocer la semántica global de la oración y el texto. Las preocupaciones, en este sentido, han estado relacionadas con comprender cómo el significado global de un texto no se explica a partir de los significados locales de las palabras, sino a partir de las relaciones entre cada uno de los niveles de la lengua (fonético-fonológico, morfosintáctico y léxico-semántico) y los elementos del contexto extralingüístico en el que se encuentra inmerso el lector-oyente. En la figura N° 1 presentamos las principales corrientes y escuelas de la Semántica. Figura N° 1. Escuelas y corrientes semántica (tomado de Martínez, 2003, p. 124) 1.2. ¿QUÉ ESTUDIA LA SEMÁNTICA? La Semántica se entiende como la disciplina científica cuyo objeto es el estudio del significado del signo lingüístico (Beristáin, 1995, p. 436). Dependiendo de la perspectiva teórica desde donde se emprenda el estudio del significado, este va a ser uno de los planos del signo lingüístico. Quiere decir esto que, en cuanto al signo se refiere, no existe una forma única de comprenderlo. Así las cosas, nos proponemos en esta segunda parte de la unidad esbozar las principales perspectivas desde donde se ha estudiado el signo lingüístico para comprender mejor el objeto de estudio de la Semántica. Figura N° 2. El signo lingüístico según Saussure. Saussure fue el primero en definir el signo lingüístico como la unión del significante (el representante) y el significado (lo representado). De esta forma, las relaciones de significación 2 vienen mediadas por la unión entre ambos planos. El signo lingüístico, desde la perspectiva saussureana, no relaciona un nombre con la cosa en sí, sino un El concepto de significación también ha merecido debates al interior de la semántica. Saussure la define como la relación de presuposición recíproca entre el significado y el significante. Esta relación se da al interior del signo lingüístico, por lo que hace que significante y significado no se puedan separar y mantengan una relación de interdependencia. Para Hjelmslev, la significación es la sustancia del contenido, esto es, el referente extralingüístico o paradigma ideológico manifestado en la lengua. Ducrot y Todorov (1974) definen la significación como la propiedad que poseen los signos con la cual pueden mantener relaciones con otros signos para construir frases por medio de la articulación semánticamente de los semas a partir de sus semejanzas. 2 concepto de la cosa (el significado) con la imagen acústica (el significante). Esta imagen acústica no es el sonido material propiamente dicho, sino su huella psíquica. Para Saussure, el signo lingüístico es arbitrario e inmotivado, puesto que no existe una relación unívoca entre el significante y el significado. Así, por ejemplo, el significado ‘casa’ se puede expresar con distintos significantes, como ocurre en cada lengua natural. El valor de un signo es relativo a la existencia de otros signos que se oponen a él. Por tanto, “los signos de una lengua se definen unos con relación a otros.” (Ducrot & Todorov, 1974, p. 121). Un signo es tal, en la medida que es comprendido, aceptado y utilizado por todos los miembros de una comunidad. El signo lingüístico no es inmutable, pues con el transcurrir del tiempo su significante o su significado pueden cambiar. Así por ejemplo, el significante ‘caballero’ ha ido cambiando su significado de “persona que cabalga o va a caballo” por “persona de consideración y buen porte”. El signo lingüístico para Hjelmslev se entiende desde dos principios básicos que provienen de Saussure: el primero de ellos, la lengua no es sustancia, sino forma; y el segundo, toda lengua es a la vez expresión y contenido (Ducrot y Todorov, 1974). Estos dos principios explican el signo lingüístico desde la Glosemática, como denominó Hjelmslev su corriente lingüística. En efecto, cuando este autor establece, al igual que Saussure, que la lengua es forma antes que contenido, tiene claro que las diferencias semánticas no son suficientes para diferenciar una lengua de otra. Ejemplo de ello es que las formas ‘puerta’ y ‘door’ se refieren a la misma imagen psíquica. El signo lingüístico para Hjelmslev se establece por la relación entre el plano de la expresión (lo que Saussure denomina significante) y el plano del contenido (el significado según Saussure). El signo para Hjelmslev es una unidad de expresión a la que está ligado un contenido (Beristáin, 1995). Figura N° 3. El signo lingüístico según Hjelmslev. Para Peirce el signo representa algo que está en lugar de ese algo, no sustituyéndolo, sino mediando entre los objetos del mundo y sus intérpretes. Ese algo representado por el signo se llama objeto. Un signo es signo en la medida que exista un interpretante que lo entienda como signo. Nada es un signo para sí solo. Contraria a la concepción diádica de Saussure (significante/significado), Peirce entiende el signo como una entidad de tres partes. La concepción triádica peirceana define el signo como aquello determinado por otra cosa, el objeto, que crea un efecto (el interpretante) sobre un objeto. Para Peirce, el proceso de significación está constituido por tres elementos esenciales: - El ‘representamen’: que es la cosa en sí, diferente de otras, con cualidades materiales que la distingan; es el mismo signo. - El objeto o fundamento a que el ‘representamen’ se refiere. - El interpretante, que es el efecto que el signo produce en la mente del intérprete. Figura N° 4. El signo según Peirce. 1.3. SEMÁNTICA ESTRUCTURAL El estructuralismo como tal fue un sistema de pensamiento del siglo XX que influyó sobre muchas disciplinas académicas. Estudios de corte estructuralista encontramos en las Ciencias Sociales, la Lingüística, la Semiótica y la Crítica Literaria. Para Lyons (1997), la Semántica Estructural es fundamentalmente la semántica lingüística estructuralista, que conforma, junto con la fonología estructuralista y la sintaxis estructuralista, el mayor campo de estudio de las Ciencias del Lenguaje durante el siglo XX. Quiere decir ello, que la Semántica Estructural se vale de los principios del estructuralismo, en tanto corriente de pensamiento, para estudiar el significado de, fundamentalmente, las palabras. Lo anterior permite suponer que la Semántica Estructural es fundamentalmente la Semántica Léxica, es decir, el estudio del significado de las palabras a través de sus relaciones de oposición y asociación. La Semántica Estructural ocupó un lugar de privilegio dentro del estudio semántico durante la segunda década del siglo XX. Sus postulados sirvieron para reconocer aspectos asociados a las palabras. Lyons (1997) reconoce como paradójico el hecho de que se asocie la Semántica Estructural con lo puramente léxico, toda vez que “uno de los aspectos más básicos y generales de la lingüística estructural es que las lenguas son sistemas integrados, subsistemas componentes (o niveles) que –en el ámbito gramatical, él léxico y el fonológico– son interdependientes” (p. 131), por lo que no sería común presumir que no se puede realizar un estudio del léxico sin recurrir a elementos gramaticales. Ahora bien, tal reduccionismo se debe, según Lyons, al hecho de que en sus primeros años la Semántica como tal, se restringió al campo léxico. El estudio semántico de cuestiones más amplias que la palabra, como el significado de la oración, era abordado por la sintaxis y la morfología. De esta forma, el interés por el estudio semántico del léxico fue abordado por la Semántica léxica estructural. La Semántica Estructural también se ha preocupado por las relaciones paradigmáticas y sintagmáticas de una palabra. En efecto, toda caracterización de las unidades significativas, sean léxicas o gramaticales, merecen ser estudiadas dentro de la Semántica Estructural, puesto que la lengua se entiende como un sistema en el que ninguna de sus unidades se encuentran aisladas. Las relaciones paradigmáticas tienen en cuenta aquellos elementos que hubieran podido aparecer en el discurso y que se encuentran ausentes. Las relaciones sintagmáticas toman los elementos patentes del discurso con los que una palabra sostiene una relación de solidaridad y complementariedad. En la siguiente oración vemos como la palabra ‘camisa’ entra en relación paradigmática con las palabras ‘corbata’ y ‘pantaloneta’: De igual forma, ‘camisa’ también entra en una relación sintagmática con el resto de la oración, puesto que no podemos decir ‘compre un camisa’ o ‘compre unos camisas’ ni mucho menos ‘cociné una camisa’ La Semántica Estructural se inclina con más asiduidad por la perspectiva paradigmática para establecer las relaciones de oposición y complementariedad. Bernard Pottier estableció los conceptos de sema y semema para desentrañar las relaciones semánticas paradigmáticas de una palabra. El sema se define como “el rasgo semántico pertinente, es decir, la unidad mínima de significación” (Beristáin, 1995, p. 435). El sema representa en el plano del contenido lo que el fema (rasgo fónico pertinente) representa en el plano de la expresión. Un sema es un rasgo distintivo de un semema, es decir, el conjunto de semas conforman un semema. Un ejemplo clásico de ello es el semema ‘silla’ que tiene cuatro semas básicos: ‘con respaldo’, ‘tiene patas’, ‘para una persona’, ‘para sentarse’. “El semema es una unidad de contenido que puede corresponder en un contexto dado, y para producir un efecto de sentido, a un lexema” (Beristáin, 1995, p. 435), esto es a una palabra. Más adelante ampliaremos estos conceptos, al tiempo que diferenciaremos entre ellos. De igual forma veremos como de estos dos conceptos básicos se deprende la teoría de los Campos semánticos. En conclusión, la Semántica Estructural se caracteriza fundamentalmente porque ha puesto toda su atención en “la distribución de las palabras y su reflejo en su significado, de una parte; y a la organización de varias palabras formando un sistema de oposiciones, un paradigma o grupo de paradigmas, de otra” (Rodríguez Adrados, 1971, p. 14). 1.4. SEMÁNTICA COGNITIVA La Semántica Cognitiva se circunscribe dentro de la corriente de estudio denominada Lingüística Cognitiva que “concibe el lenguaje como un fenómeno integrado dentro de las capacidades cognitivas humanas” (Ibarretxe-Antuñano y Valenzuela, 2012, p.1). Los orígenes de la Lingüística cognitiva se encuentran inicialmente en la obra de Noam Chomsky, Estructuras sintácticas. Antes de Chomsky, cualquier aproximación científica de corte mentalista se hacía desde el conductismo, por lo que se consideraba la utilización de los constructos mentales como terrenos poco seguros para la comprensión de la psiquis humana, siendo solo aceptadas, por observables y medibles, las asociaciones entre estímulo y respuesta propias del conductismo. Chomsky logró demostrar que no era posible explicar comportamientos humanos tan complejos como el lenguaje, sin recurrir a los constructos mentales. De igual forma, Chomsky propuso una teoría del lenguaje en la que explicaba que la facultad lingüística humana es netamente sintáctica, puesto que el hombre, a partir de un número finito de elementos lingüísticos, las palabras, podía construir una infinidad de enunciados. La Teoría Generativa de Chomsky proponía una gramática universal de carácter mentalista. Si bien el generativismo chomskiano proponía un modelo sintáctico del lenguaje bastante coherente y riguroso, obviaba algunos aspectos fundamentales del lenguaje considerados imprescindibles para un estudio lingüístico, tales como los aspectos culturales, históricos, psicológicos, sociales o estilísticos (Ibarretxe-Antuñano y Valenzuela, 2012). Asimismo, el generativismo rechazaba el estudio de la dimensión semántica del lenguaje, lo que terminó por generar una nueva corriente de estudio lingüístico, en la que se abordaba el estudio de la semántica desde la dimensión cognitiva del hombre. Unos de esos primeros intentos fueron propuestos, bajo el rótulo de Semántica cognitiva, por George Lakoff, James McCawley y John Ross. La Lingüística Cognitiva parte del reconocimiento de la importancia de la semántica para comprender como el hombre configura los significados. Esta nueva corriente utiliza el concepto de corporeización, entendido como la motivación e influencia que la experiencia física, social y cultural tiene en el lenguaje, para explicar como el significado es por un lado social y por el otro mental: “El significado lingüístico se considera una manifestación de la estructura conceptual, de las representaciones mentales que el hablante tiene de la realidad. Dicha estructura conceptual emerge de la experiencia corpórea con el mundo que nos rodea y tiene sentido gracias a dicha experiencia. Así pues, la semántica cognitiva se interesa por las relaciones existentes entre nuestra experiencia corpórea, nuestra experiencia social, la cognición humana y el lenguaje” (Cifuentes Férez, 2012). Lo anterior se explica, por ejemplo, a partir de la valoración que determinados grupos sociales le dan a conceptos como la muerte, la cual puede ser percibida y entendida como final, transición o cambio. Muñoz Gutiérrez (2006) recoge los principales postulados de la Semántica Cognitiva de la siguiente forma: • La razón no es mera abstracción, sino que surge de la experiencia corporal. Los procesos cognitivos no solo le permiten al hombre percibir la realidad, también crean el sistema conceptual y los métodos racionales. • La razón está en constante evolución gracias a que se vale de la percepción e inferencia de la realidad corporal. De igual forma, la razón no se tiende como una instancia literal, sino metafórica. • La mente humana no se entiende como un reflejo de la naturaleza y los conceptos que esta crea no se deben ver como representaciones internas de la de la realidad exterior. Los conceptos reflejan la naturaleza corporal de la gente. • El significado se entiende como un resultado. “Nada tiene significado en sí mismo, sino que el significado se deriva de la experiencia del funcionamiento de un determinado ser en un medio determinado” (p. 14) • Por medio del significado podemos comprender nuestra realidad. “Una oración se comprende si los significados son directamente significativos” (p. 14). Finalmente, la Semántica Cognitiva ha abordado ampliamente figuras retóricas como la metáfora y la metonimia. Desde esta perspectiva, tanto la metáfora como la metonimia no son meros artificios estilísticos, sino recursos cognitivos encargados de “activar la motivación semántica que une lengua y realidad y permite dar forma a los significados y a las estructuras” (Fernández Jaén, 2007, p. 51). 1.5. SEMÁNTICA Y PRAGMÁTICA. PROBLEMAS ACTUALES Cuando se trata del estudio del significado, los teóricos lo han hecho a partir de dos perspectivas teóricas distintas: la Semántica y la Pragmática; la primera de mayor tradición teórica que la segunda. La Pragmática nació como una colcha de retazos de la Sintaxis y la Semántica; en un comienzo de le vio como una especie de basurero donde se vertían los desechos teóricos de cuestiones que dentro de la Lingüística Estructural y la Generativa estaban sin resolver. La Pragmática surge a partir de los postulados de Austin y Searle sobre los actos de habla y las máximas conversacionales de Grice. En un comienzo la línea entre Semántica y Pragmática estaba claramente definida. La Semántica se encarga del estudio del significado interno, esto es, el significado al margen de la información contextual y de las intenciones de los hablantes; y la Pragmática abordaba el estudio del significado acudiendo a estos elementos para explicar el significado de los actos comunicativos. Sin embargo, tal como afirma Korta (2001-2002, p. 188), “los problemas de demarcación entre Semántica y Pragmática surgen, pues, una vez se comienzan a elaborar las teorías pragmáticas actuales, que penetran en parte del terreno ocupado tradicionalmente por las teorías semánticas”. Para Sentis (1999), el decir que ambas disciplinas se encargan de estudiar el significado sirve como eje delimitador de ambas disciplinas. La semántica estudia el significado desde una perspectiva diádica, asumiéndolo desde la inmanencia de la lengua, ignorando la situación comunicativa del hablante y el oyente, mientras que la Pragmática plantea una relación triádica entre los usuarios, la lengua y las situaciones comunicativas. Korta (2001-2002, p. 187) recoge una serie de distinciones entre pragmática y semántica y las expone a manera de enunciados, pero, advierte el autor, que estas, aunque se han establecido desde una u otra teoría, son insuficientes para comprender las diferencias y semejanzas entre Semántica y Pragmática. Se presentan a continuación de manera sucinta, dado el carácter introductorio de este módulo: a) significado literal versus no-literal b) significado veritativo-condicional versus no veritativo condicional c) significado convencional versus no-convencional d) significado semántico versus significado del hablante e) significado no-contextual versus contextual f) significado versus uso g) lo dicho versus lo implicado h) significado versus fuerza i) significado oracional versus significado proferencial Con todo, la Pragmática ha ido ganando espacio dentro de los estudios lingüísticos, toda vez que los procesos comunicativos se han complejizado y ha surgido, desde finales del siglo XX, un cambio en las perspectivas de estudio de la lengua donde los factores extralingüístico son tan importantes como los eminentemente lingüísticos. ACTIVIDAD 1. Realice un cuadro sinóptico en donde consigne cada uno de los momentos de la historia de la Semántica. 2. Realice un ensayo de mínimo cinco páginas sobre los principales postulados de la Pragmática. Amplíe la información sobre la teoría de los actos de habla y las máximas conversacionales. Dé ejemplos de estas a partir de expresiones coloquiales. 3. Lea el siguiente párrafo: “Desde donde Winston se hallaba, podía leerse, adheridos sobre su blanca fachada en letras de elegante forma, las tres consignas del partido: LA GUERRA ES LA PAZ LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD LA IGNORANCIA ES LA FUERZA” (1984, George Orwell) Realice ahora un ejercicio de análisis semántico desde las perspectivas estructural y cognitiva. ¿Qué elementos tendría en cuenta en ambos análisis? RESUMEN DE LA UNIDAD El término Semántica, como disciplina lingüística encargada del estudio del significado fue propuesto en 1883 por Michel Bréal en un artículo en donde también planteaba algunas de las tereas que debía acometer la nueva disciplina. Desde entonces la Semántica se ha convertido en una herramienta poderosa para explicar el significado dentro del lenguaje. Aunque en un principio estuvo ligada a la retórica, a la etimología y después a la lexicología, la Semántica ha logrado emanciparse de estas ciencias y ha construido su propio campo disciplinar. Para ello, se ha valido de disciplinas cercanas como la filosofía, la psicología, la sociología y la historia de la civilización. Con los aportes de Ferdinand de Saussure, la Semántica logró por fin consolidarse dentro de las Ciencias del Lenguaje; sin embargo, los primeros intentos de relacionar la Lingüística Estructural con la Semántica se lo debemos a Trier, quien propuso la denominada ‘teoría de los campos semánticos’. Tradicionalmente se ha definido la Semántica como la disciplina lingüística que se encarga de estudiar el significado de las distintas estructuras de una lengua, desde los lexemas hasta el discurso. Ahora bien, desde los comienzos mismos de la lingüística como ciencia, se ha generado un debate sobre el significado y el signo lingüístico. Para Saussure y Hjelmslev, el signo lingüístico es diádico, para Peirce es triádico. En la actualidad se acepta que el signo lingüístico es la suma de un referente, un significado y un significante; no obstante, esta discusión resulta importante tanto para lingüistas como para semióticos. Son varias las perspectivas desde las que se ha estudiado el significado. En un comienzo la Semántica Estructural ocupó un lugar de privilegio gracias a que sus postulados sirvieron para reconocer aspectos asociados a las palabras. A partir de conceptos como complementariedad y oposición, la Lingüística Estructural ha desarrollado una serie de postulados que han ayudado a desentrañar el significado de las palabras en el plano paradigmático. Posteriormente la Semántica Cognitiva pudo encontrar su lugar para explicar el significado desde una perspectiva mentalista, gracias a los cambios que hubo al interior de la Lingüística y que fueron originados por la obra de Noam Chomsky. La Semántica Cognitiva se ha interesado desde sus orígenes por las relaciones existentes entre nuestra experiencia corpórea, nuestra experiencia social, la cognición humana y el lenguaje. Los últimos intentos explicativos de la semántica la han intentado desvincular de la lexicología y se ha establecido la preocupación por reconocer la semántica global del texto. Las preocupaciones, en este sentido, han estado relacionadas con comprender cómo el significado global de un texto no se explica a partir de los significados locales de las palabras, sino a partir de las relaciones entre cada uno de los niveles de la lengua. AUTOEVALUACIÓN A continuación se presentan una serie de preguntas para que el estudiante las responda a manera de autoevaluación, y así compruebe los conocimientos adquiridos en el estudio de la unidad. 1. Los orígenes de la Semántica la relacionan con la Etimología, la Retórica y la Lexicografía; esto se manifestó por la preeminencia con la que la Semántica estudió las palabras sobre cualquier otro nivel de la lengua. ¿Cuáles serían los puntos sobre los que se sustentó esta primera forma de estudio del Significado? 2. Con el surgimiento de la Lingüística Científica se sentaron las bases para empezar a formular una ciencia del significado. ¿Cuáles serían las principales tareas que tendría la Semántica del siglo XIX? 3. Saussure propuso dos formas distintas para estudiar una lengua: una sincrónica y otra diacrónica. ¿Cómo se relaciona este posicionamiento teórico con los principios que orientaron a las Semántica Estructural? 4. ¿Cuáles son las diferencias y semejanzas de las concepciones del signo lingüístico según Saussure, Hjelmslev y Peirce? 5. Explique con sus propias palabras los conceptos de significante, significado y significación. Ofrezca ejemplos ilustrativos. 6. ¿Cuáles son las principales diferencias entre la Semántica Estructural y la Cognitiva? 7. ¿Por qué se dice que la Semántica y la Pragmática son disciplinas complementarias en el estudio del significado? Unidad 2 SEMÁNTICA LÉXICA PRESENTACIÓN En esta segunda unidad estudiaremos el significado de las palabras; para ello recurrimos a algunos principios de la llamada Semántica Léxica. No obstante, hemos vinculado en esta unidad ciertos aspectos teóricos de la Semántica Composicional o Semántica de la oración para brindarle al estudiante herramientas teóricas, más allá de las habituales, que le permitan aproximarse a los distintos niveles lingüísticos en los que se estudia el significado. El objetivo fundamental de esta unidad es ofrecer al estudiante de la Licenciatura en Educación Básica énfasis en Lengua Castellana e Idioma extranjero (Inglés) las herramientas teórico-prácticas para la enseñanza de la semántica desde una perspectiva lexical. Como ya lo dijimos, en la primera parte de la unidad se establecerán las diferencias conceptuales entre Semántica Léxica y Semántica Composicional. Para ello, partimos de la idea de que el significado se construye en las oraciones de forma distinta a como lo hace en el léxico y, por tanto, es necesario establecer una serie de principios para analizar semánticamente las estructuras oracionales. Asimismo, dentro de la Semántica Léxica, se aclara conceptualmente los términos lexema y palabra. La segunda parte de la unidad N° 2 la dedicaremos a estudiar la naturaleza del signo lingüístico. Para ello, abordamos brevemente las distintas teorías que, desde diferentes vertientes de estudio, se han encargado de estudiar el significado. Finalizamos esta parte estableciendo las diferencias entre los conceptos clásicos de significado denotativo y significado connotativo. En el tercer aparatado de esta unidad se estudiará el fenómeno de la ambigüedad léxica. Para ello sometemos a discusión los tres fenómenos léxico en los cuales se manifiesta de la ambigüedad, tales como la homonimia, la polisemia y la vaguedad. Seguimos, en el cuarto apartado de esta unidad, con las distintas relaciones que se dan al interior del significado. La sinonimia, la hiponimia e hiperonimia, la meronimia y la antonimia se estudiarán en esta parte y se establecerán subclasificaciones dentro de cada una de ellas. Finalmente los apartados cinco y seis los dedicamos al estudio de la teoría de los campos semánticos y las principales causas por las que se presenta el cambio semántico. Esta unidad se fortalece no solo por la riqueza teórica, sino por la utilización de ejemplos que ilustran cada fenómeno del significado léxico. Con todo, consideramos necesario que el estudiante indague con mayor profundidad cada uno de los conceptos aquí esbozados y recoja ejemplos que pongan en contexto los fenómenos de la Semántica Léxica. PROBLEMA ¿Qué elementos teórico-prácticos nos ayudan a reconocer el significado del léxico y para qué me sirve, desde el punto de vista de las competencias en el área de Lengua Castellana, estudiar los fenómenos semánticos asociados a él? COMPETENCIAS ESPECÍFICAS Reconozco de manera críticos los principios en los que se sustenta la Semántica Léxica y la Semántica Composicional para reconocer las principales corrientes del estudio semántico. Identifico y diferencio los distintos fenómenos asociados al significado léxico, tales como la sinonimia, la homonimia, la hiponimia y la meronimia, entre otros al tiempo que demuestro en qué consiste cada uno de ellos a partir de ejemplos ilustrativos. Enriquezco mi vocabulario a partir de la aplicación de cada uno de los fenómenos asociados al significado léxico. Ofrezco ejemplos propios del lenguaje coloquial de fenómenos asociados a la teoría de los campos semánticos y el cambio léxico. ACCIONES PARA CONSTRUIR CONOCIMIENTO ACTIVIDAD PREVIA: Trabajo Individual Esta actividad está relacionada con el proceso de exploración de conocimientos previos sobre los contenidos de la presente unidad; por lo anterior, es conveniente que usted antes de leer esta unidad: Responda las siguientes preguntas. 1. ¿Qué relación encuentra en las siguientes palabras: albañil, carpintero, futbolista, policía, soldado? Argumente su respuesta. 2. Lea los siguientes pares de palabras: resumen-síntesis, pesadez-aburrimiento, frenético-demente. ¿Cree usted que significan lo mismo? 3. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua define la palabra ‘hueso’ de la siguiente forma: i. Hueso: 1. m. Cada una de las piezas duras que forman el esqueleto de los vertebrados. Ahora bien, cómo explica la utilización de esta palabra en la siguiente oración: ‘Ese carro no lo compres porque es un hueso’. Argumente su respuesta. 4. ¿Por qué crees que es importante conocer y manejar el vocabulario de una lengua? TRABAJO EN GRUPO 5. Lea atentamente la Unidad N° 2, relacione la información consignada en las preguntas de la actividad previa con la ofrecida en esta unidad. Reelabórelas y compártalas con sus compañeros de clase. 6. Después de la lectura de la Unidad N° 2, realice un vocabulario con los principales términos asociados a la Semántica Léxica. Sea conciso en las definiciones y ofrezca ejemplos. 7. Organizados en CIPA construyan oraciones con las siguientes palabras homónimas; para ello es necesario que conozca su significado y los contextos donde se usan. Diga además en cuáles pares de palabras se presenta homonimia absoluta y en cuáles parcial: a. Huya – hulla b. Alagar- halagar c. Arte – harte d. Ato – hato e. Ribera – rivera f. Cabila – cavila g. Hierro – yerro h. Olla – hoya i. Gallo – gayo j. Rayo – rallo 8. Organizados en CIPA, expliquen con sus propias palabras el sentido del siguiente fragmento: “Un campo semántico es un microsistema capaz de reflejar en un corto espacio la gran complejidad de la lengua. El campo semántico es un continuo significativo que se distribuye entre los términos de oposiciones contiguas e inmediatas. A menudo se habla indistintamente de campo semántico y campo léxico, pero conviene precisar que no son exactamente lo mismo. El campo semántico tiene una referencia más estricta que el campo léxico, ya que el campo onomasiológico no deja de ser también campo léxico. Campo léxico es, pues, un hiperónimo de dos cohipónimos: el campo semántico y el campo onomasiológico (García-Hernández, 1998a, 29, 30, 31, citado por Martínez, 2003, p.118)”. 2.1. SEMÁNTICA LÉXICA Y SEMÁNTICA COMPOSICIONAL En la Unidad N° 1 vimos como la primera forma de estudio del significado estuvo dedicada al análisis lexical. Sin embargo, en la medida que la disciplina fue encontrando herramientas explicativas, pudo emprender el estudio de unidades más amplias que la palabra. De la Semántica Estructural, predominantemente lexical, se pasó a una Semántica de la oración gracias a que los lingüistas se encontraron con problemas como la conformación semántica de las oraciones y proposiciones de una lengua. La Semántica léxica, por ejemplo, proponía dividir a las palabras en semas para explicar la organización de su estructura sígnica. A su vez, los semas permitían reconocer la existencia de campos semánticos. Veamos un ejemplo: Carro Moto Bicicleta Burro +Motor +Motor -Motor -Motor +Asiento +Asiento +Asiento +Asiento +Ruedas +Ruedas +Ruedas -Ruedas En el ejemplo anterior, vemos como los cuatro lexemas están organizados dentro del campo semántico Medios de transporte. Ahora bien, cuando nos encontramos con expresiones más amplias que la palabra ¿Podemos proponer el mismo análisis? Por ejemplo: • ¿Cuáles son los semas de ‘Los niños están protegidos por la ley’? • ¿A qué campo léxico pertenece la oración: ‘Estudiar no es una obligación, sino un deber’? Lo anterior fue lo llevó a los lingüistas a proponer dos formas distintas de análisis semántico: la Semántica Léxica, es decir, aquella que se encarga del estudio semántico de los lexemas (palabras) y la Semántica Composicional que se encarga de estudiar el significado de morfemas cuando dan lugar a secuencias complejas (oraciones, expresiones). En la Unidad N° 3 veremos cómo actuales perspectivas de análisis semántico se han propuesto estudiar el significado discursivo, entendiendo la noción de discurso como una unidad del lenguaje más amplia que la palabra y la oración; por el momento abordamos brevemente algunos puntos esenciales de la Semántica Composicional propuesta por Escandell Vidal (2004), para, posteriormente, concentrarnos en los elementos esenciales de la Semántica Léxica, objetivo esencial de esta unidad. En palabras de Escandell Vidal (2004) la Semántica Composicional se encarga de “dar cuenta del significado de un conjunto de expresiones complejas que resulta infinito”. La principal diferencia con respecto a la Semántica Léxica es que mientras las palabras de una lengua, aunque amplias, conforman un conjunto finito y delimitado, las expresiones complejas, objeto de análisis de la Semántica Composicional, no se pueden delimitar ni, por tanto, realizar estudios abarcables. La Semántica Composicional estudia la relación entre sintaxis y semántica, y cómo la primera se proyecta sobre la segunda. Además de eso, cómo contribuyen las distintas unidades que conforman las estructuras sintácticas en el significado de las expresiones complejas (Escandell Vidal, 2004). En ese sentido, Escandell Vidal propone dos principios básicos para realizar el análisis semántico composicional: la ‘productividad gramatical’ y la ‘hipótesis de la composicionalidad’. La productividad gramatical hace referencia a la capacidad combinatoria de las reglas de un sistema lingüístico. Este principio se basa en dos propiedades de la gramática de las lenguas: la existencia de un número finito de reglas de construcción sintáctica y la posibilidad de poder implementar las reglas de forma recursiva. De esta forma, el significado de las expresiones complejas obedece, en parte, a la estructura sintáctica. Tanto las reglas sintácticas como el conocimiento léxico están dentro del campo de conocimiento de los hablantes de una lengua. Las estructuras complejas lingüísticas están sometidas a uno proceso de gramaticalidad, si obedecen a las reglas de construcción sintáctica o de agramaticalidad si no respetan determinada regla. En el caso del español podemos mencionar como reglas sintácticas básicas la forma: Det + N (a) en los sintagmas nominales; o la forma: O= SN+SV (b) para la conformación de oraciones simples, lo que permite a los hablantes del español reconocer las estructuras gramaticalmente correctas. a. La casa *Casa la b. Los gatos caminan los techos. *Perros los ladran la en noche. El principio de composicionalidad establece que el significado de una expresión compleja se puede desentrañar a partir del significado de las unidades más simples que la componen y de la relación sintáctica que entre ellas se establecen. Este principio establece tres supuestos: • El significado de una expresión compleja está completamente determinado por los significados de sus constituyentes. • El significado de una expresión compleja es completamente predecible a través de reglas generales a partir de los significados de sus constituyentes. • Cada constituyente gramatical tiene un significado que contribuye al significado del todo. Por medio de estos dos principios es factible comprender cómo opera el significado al interior de las oraciones y las proposiciones. Un análisis desde la Semántica Composicional recurre a cuestiones como los conectores, los verbos y la modalidad para explicar la complejidad del significado al interior de las oraciones. La Semántica Léxica, como se ha repetido en varias ocasiones, se encarga de estudiar el significado de las palabras o lexemas. Dentro de las tareas desarrolladas por la Semántica Léxica están: caracterizar el significado de las palabras; establecer las distintas relaciones de significado entre palabras; dar cuenta de las características de los significados de las palabras; establecer los cambios semánticos de las palabras a partir de los contextos lingüísticos en los que se usan; y determinar los motivos por los cuales se presenta el cambio semántico y explicarlos. Antes de entrar a entender algunos fenómenos del significado lexical, nos permitimos hacer una aclaración en cuanto a las diferencias conceptuales entre ‘palabra’ y ‘lexema’. Hasta este punto hemos usado indistintamente la palabra ‘palabra’ y la palabra ‘lexema’ para hacer referencia a la unidad lingüística objeto de estudio de la Semántica Léxica; no obstante, ambos términos no significan lo mismo y, por tanto, es deber en este momento empezar a hacer la debida clarificación terminológica. Tradicionalmente se ha definido la palabra como la unión de un significante con un significado que fonológicamente es independiente en la cadena hablada. La diferencia entre ‘palabra’ y ‘lexema’ viene dada en primer lugar porque el primer término se atiene a formas y no a expresiones (contenido). El lexema, por su parte, se entiende como la unidad de significado que subyace a las palabras. Lyons (1997, p. 76) cita un esclarecedor ejemplo para establecer las diferencias: ¿Si él está en lo cierto y yo estoy equivocado ambos estaremos en un apuro? De este modo, si nos preguntamos cuántas palabras, en tanto formas, hay en la oración anterior, podemos decir sin mayor asomo de duda que hay quince palabras; sin embargo, cuando hacemos la misma pregunta atendiendo a los lexemas en tanto expresiones, decirmos que hay 13 palabras, toda vez que está, estoy y estaremos, significan lo mismo (estar). Un lexema se ha asociado con cada una de las entradas (lemas) que aparecen en los diccionarios. De igual forma, en tanto expresiones, podemos encontrar lexemas que tengan más de una la palabra; como en los siguientes ejemplos: • Meter la pata= equivocarse • Estirar la pata= morirse • Echar un ojo= avisar Por lo anterior, podemos concluir que: Lexema ≠ palabra 2.2. NATURALEZA DEL SIGNIFICADO LÉXICO. Cuando entramos en el terreno del significado de las palabras los teóricos han utilizado históricamente distintas teorías que pretenden explicar cómo opera la significación en la mente del individuo y cómo este logra dar significado a las palabras y a los objetos. Estas teorías son, fundamentalmente, la teoría referencialista o denotacional y la teoría ideacional o representacional. Veamos en qué consiste cada una de ellas con sus respectivos pros y contras al momento de constatarlas con la realidad lingüística. 2.2.1. Teoría referencialista o denotacional. Cuando nos encontramos con palabras como ‘mesa’ o ‘carro’ el significado de estas se puede explicar a partir de las teorías referencialistas, las cuales asocian el significado de las palabras con un referente concreto, es decir, con los objetos, cualidades y situaciones del mundo exterior. Las teorías referencialistas explican el significado de las palabras de la siguiente forma: Figura N° 5. El significado según la teoría referencialista Las teorías referencialistas explican el significado desde dos formulaciones más o menos aproximadas. La primera, un tanto simple, considera que el significado de una expresión es aquello a lo que esa expresión se refiere; la segunda, una versión más sofisticada, afirma que el significado de una expresión debe identificarse con la relación entre la expresión y su referente (extensión) (Alston, 1974, citado por Gutiérrez Ordóñez, 1981, p.108). Los defensores de las teorías referencialistas se fundamentan esencialmente en el aprendizaje de la lengua por parte de los niños. Para los referencialistas “el infante llega al significado a través de la ostensión de objetos, de donde concluyen que el significado no puede ser otra cosa que el objeto mismo” (Gutiérrez Ordóñez, 1981, p.108). Sin embargo, esta teoría presenta grandes problemas cuando vemos que algunas palabras no encuentran un referente ostensible dentro de la realidad. Tal es el caso de sustantivos abstractos como ‘caridad’, ‘amor’; o de personajes ficticios como ‘Don Quijote’, ‘Gregorio Samsa’ o ‘Aureliano Buendía’. Asimismo, se pueden encontrar expresiones distintas que se refieren a un mismo objeto, pero cuyo significado es distinto, como el clásico ejemplo de las expresiones ‘El manco de Lepanto’, ‘El autor del Quijote’, cuyo referente es ‘Miguel de Cervantes’. 2.2.2. Teoría ideacional o representacional La teoría ideacional o representacional considera que el significado no es una representación de la realidad, sino un concepto. De esta forma, se entiende que la construcción del significado se da por la relación entre las palabras y los conceptos (ideas) o representaciones mentales, las cuales son primero que la adquisición de una lengua. Los conceptos se relacionan con la realidad a partir de la identificación de un conjunto de rasgos o propiedades compartidas (intensión o sentido) (Moreno Quibén, 2007) Esta teoría también tiene sus detractores, toda vez que “las ideas por sí mismas, constituyen un objeto inaccesible a la experimentación científica”. De igual forma, “desde una perspectiva lingüística, se puede objetar que la identificación del significado con las ideas (y fijar la primacía de estas sobre aquel) es salirse del marco de referencia en el que se mueven los análisis lingüísticos” (Gutiérrez Ordóñez, 1981, p.110). 2.2.3. Otras teorías del significado Además de las mencionadas anteriormente, Lyons (1997, pp. 64-5) recoge otras teorías que explican el significado, aunque advierte que ninguna de ellas es satisfactoria como modelo amplio y empíricamente bien justificado de la Semántica lingüística, no obstante, afirma este autor, cada una de ellas ha contribuido a explicar y elaborar, de manera más o menos precisa, una teoría del significado. Dentro de estas otras teorías tenemos: • La teoría conductista: el significado de una expresión es tanto el estímulo que lo evoca como la respuesta evocada o la combinación de ambos en ocasiones de expresión particulares. • La teoría del significado en el uso: el significado de una expresión, si no es idéntico a su uso en la lengua, está determinado por él. • La teoría verificacionista: el significado de una expresión, si tiene alguno, está determinado por la verificabilidad de las oraciones o proposiciones que la contienen. • La teoría de condiciones de verdad: el significado de una expresión consiste en su contribución a las condiciones de verdad de las oraciones que la contienen. 2.2.4. Denotación y connotación Pasemos ahora a revisar dos conceptos clásicos dentro del estudio del significado lexical: Denotación y connotación. La denotación se entiende como el significado primario y objetivo de las palabras que es común a todos los hablantes de una lengua. La denotación plantea la coincidencia entre el conjunto de semas de las palabras y su referente, razón por la cual Lyons (1997) la asocia con las teorías referencialistas: Ejemplo: /árbol/ = ‘vegetal’, ‘gran tamaño’, ‘tronco leñoso’... Las relaciones de denotación consisten en la correspondencia entre los referentes del mundo exterior y las palabras que en ellas existe. La denotación también se ha asociado con la definición primera del diccionario: ‘Perro: m. Mamífero doméstico de la familia de los cánidos, de tamaño, forma y pelaje muy diversos, según las razas. Tiene olfato muy fino y es inteligente y muy leal al hombre.’ La denotación no se establece por la relación entre un significante y un significado, sino entre el signo y su referente. No se trata de la relación entre la cadena sonora o gráfica ‘perro’ ligada al sentido ‘perro’, sino la palabra ‘perro’ ligado a los ‘perros reales’ (Ducrot y Todorov, 1974). La connotación se entiende como el significado subjetivo del hablante y está asociado a las circunstancias en las cuales se enmarca determinado enunciado. Se refiere al significado secundario de una palabra. El proceso de connotación surge cuando a los semas que constituyen el significado denotativo a conceptual del semema de un lexema se adicionan o substraen ciertos rasgos semánticos que corresponden con las propiedades adicionales que las emociones encuentran en el referente para crear un nuevo significado. Por ejemplo, del lexema ‘perro’, se han extraído determinados semas para crear un nuevo significado, un significado connotativo: ‘Perro: fig. Persona despreciable.’ La connotación, a diferencia de la denotación, aparece en el proceso discursivo. En palabras de Beristáin (1995, p. 112) “cuando la expresión mesa (significante y significado, es decir, el signo completo) nos hace evocar por asociación de ideas, en un contexto, un segundo significado, estamos ante un ejemplo de connotación”. Ejemplos: Colgó el jamón con un gancho (Instrumento corvo y por lo común puntiagudo en uno o ambos extremos). b) hay personas con gancho (son atractivas). c) le metió un gancho que lo dejó inconsciente (golpe en boxeo). d) metió la canasta de gancho (con arqueo de brazo) e) le echó un gancho a tiempo (le ayudó) f) en el grupo hacía de gancho (de enlace o engarce) (Cervera Rodríguez, 2011, p. 43). 2.3. AMBIGÜEDAD LÉXICA La ambigüedad se define como fenómeno del sentido que se ubica del lado del oyente. Pertenece al nivel de la significación, no de la denotación ni de la designación. Una palabra es ambigua cuando, fuera de todo contexto, puede tener dos o más significados distintos. Toda ambigüedad supone una disyunción entre dos o más comunicados (Gutiérrez Ordóñez, 1981). Lyons (1997) propone dos tipos de ambigüedad: una léxica y otra gramatical. Para explicar sus diferencias, propone el siguiente ejemplo: No cree que podemos con esta herramienta En la oración anterior la ambigüedad léxica se presenta porque su ambigüedad depende de una diferencia del significado léxico de la forma ‘podemos’ que es parcialmente homónima de los verbos ‘poder’ y ‘podar’. Y es gramaticalmente ambigua porque su ambigüedad depende de la no equivalencia gramatical de ‘podemos’, ‘podéis’, ‘podamos’ y ‘podáis’ interpretados como formas de ‘poder’ o como formas de ‘podar’, pertinentes semánticamente dentro de la oración. La ambigüedad de presenta básicamente por tres fenómenos: la homonimia, la polisemia y la vaguedad. 2.3.1. Homonimia La homonimia se define como el fenómeno que se produce cuando hay igualdad o confluencia en una misma forma de dos (o más) palabras con significados diferentes y no relacionados entre sí (Moreno Quibén, 2007, p. 12). A este tipo de palabras se les denomina homónimos. Lyons (1997) establece dos tipos de homonimia: una absoluta y una parcial. Las condiciones para que se presente homonimia absoluta son las siguientes: a. Tendrán significados no relacionados entre sí, es decir, que los lexemas no compartirán semas. b. Todas las formas han de ser idénticas. c. Las formas idénticas han de ser gramaticalmente equivalentes. Podemos citar como ejemplos de homonimia absoluta los siguientes ejemplos clásicos: Banco: m. Asiento con respaldo o sin él, en que pueden sentarse varias personas. Banco: Instutición financiera Llama: f. Masa gaseosa en combustión, que se eleva de los cuerpos que arden y despide luz de vario color. Llama: f. Mamífero rumiante, variedad doméstica del guanaco, del cual solo se diferencia en ser algo menor. Banda: f. Cinta ancha o tafetán de colores determinados que se lleva atravesada desde un hombro al costado opuesto. Banda: f. Grupo de gente armada. Las condiciones para que se presente la homonimia parcial son las siguientes (Moreno Quibén, 2007): a. Cuando cada uno de los significados pertenece a una categoría gramatical diferente. bajo: adjetivo: ‘de poca altura’ bajo: nombre: ‘dobladillo de la ropa’ bajo: preposición: ‘en lugar inferior a’ bajo: verbo bajar: 1ª persona de singular del presente de indicativo b. Cuando hay diferencias en la segmentación en morfemas. Bajo: adjetivo: ‘de poca altura’ baj-o/a Lexema + morfema de género Bajo: nombre: ‘dobladillo de la ropa’ bajo Lexema Bajo: preposición: ‘en lugar inferior a’ bajo Lexema Bajo: verbo bajar: 1ª persona de singular del presente de indicativo baj-o Lexema + morfema de persona, tiempo y número. c. Cuando la misma forma se combina con diferentes morfemas de género o de número: El clave: ‘instrumento musical de teclado con cuerdas percutidas por picos de pluma’ La clave: ‘código de signos convenidos para la transmisión de mensajes secretos’ El mañana: ‘tiempo futuro’ La mañana: ‘tiempo transcurrido desde que amanece hasta el mediodía’. Las palabras homónimas se han clasificado tradicionalmente en dos formas: a. Homónimos homógrafos homófonos: Identidad en el nivel fónico y en el nivel ortográfico. Como en el par: llama – llama b. Los homónimos homófonos no homógrafos: son aquellos en los que hay identidad fónica, pero no gráfica. Como en los pares: tubo- tuvo y horca –orca 2.3.2. Polisemia Este fenómeno se da a raíz de la diversificación del significado de una palabra. Así, para que exista polisemia debe existir una relación entre los significados de un mismo lexema (Gómez López, 2002). Un ejemplo clásico de ello es la palabra ‘pluma’ que designa ‘cada una de las piezas de que está cubierto el cuerpo de las aves’ y que al ser utilizadas convenientemente para escribir, terminó cambiando su significado a ‘el instrumento con el que en la actualidad se escribe’. Lyons (1997) establece dos criterios para diferenciar la polisemia de la homonimia: la etimología y la relación de significados. De esta forma, si las palabras no tienen ningún vínculo histórico o no comparten semas podemos decir que estamos frente a una palabra polisémica. Moreno Quibén (2007, p. 14) establece unas causas por las cuales se presenta la polisemia, entre las que tenemos: a. Designación de nuevos objetos pluma a. ‘Cada una de las piezas de que está cubierto el cuerpo de las aves’ b. ‘Pluma de ave que, cortada convenientemente, servía para escribir’ c. ‘instrumento de escritura’ b. Especialización en un ámbito anillo: aro pequeño a. Astronomía: ‘formación celeste que circunda determinados planetas’ b. Botánica: ‘cada uno de los círculos leñosos concéntricos que forman el tronco de un árbol’ c. Química: ‘estructura molecular formada por una cadena cerrada de átomos’ c. Usos figurados pluma a. ‘Estilo o manera de escribir’: Tiene muy buena pluma. b. ‘Escritor’: Es la mejor pluma de su tiempo. 2.3.3. Vaguedad Partiendo de Taylor (1989), Gómez López (2002, p. 77) define la vaguedad como una “propiedad referencial de todo signo, por lo tanto no se plantea solamente a la hora de distinguir varios significados de un mismo signo, sino también para cada significado particular y por lo tanto en los casos de monosemia”. La vaguedad consiste, entonces, en la posibilidad que tiene un lexema de hacer referencia a una diversidad de significados. Gutiérrez Ordóñez (1981) afirma que términos comúnmente utilizados son vagos, toda vez que no existe una escala para referirse a ellos. Tal es el caso de los pares nuevo – viejo, rápido – lento, frío – caliente, en los cuales no hay límites establecidos para diferenciar niveles entre ellos. Lo anterior se puede explicar con el siguiente ejemplo: a. Medellín es una ciudad fría (en comparación con Barranquilla). b. Medellín es una ciudad caliente (en comparación con Tunja). 2.4. RELACIONES DE SENTIDO Una palabra como ‘perro’ se encuentra semánticamente relacionada como otras como ‘animal’, ‘galgo’, ‘canino’, ‘labrador’. Estas relaciones entre lexemas o expresiones léxicas es lo que se conoce como relaciones de sentido. Dentro de las relaciones de sentido tenemos, entre otras, la sinonimia y la hiponimia. Más adelante profundizaremos en cada una de ellas. Por lo pronto sigamos profundizando en el concepto de sentido. El sentido de un lexema es su configuración o estructura sémica. Para Lyons (1997), sentido y denotación están asociados, puesto que son nociones interdependientes que están en relación inversa: ‘animal’ denota una clase mayor que ‘perro’, pero el sentido de ‘perro’ incluye el sentido de ‘animal’ por su grado de especificidad. El sentido, entonces, se entiende como el “conjunto o red de relaciones de sentido que se mantienen entre dicha expresión y otra cualquiera de la misma lengua” (p. 107). Veamos a continuación las principales relaciones de sentido existentes entre lexemas. 2.4.1. Sinonimia Tradicionalmente se ha definido la sinonimia como el fenómeno en el que dos palabras tienen el mismo significado. Ya se sabe que no hay dos lexemas con significados iguales salvo aquellos que son variantes sintácticas (grande-gran), variantes de acento (periodo-período), variantes derivativas (centellear-centellar) o variantes gráficas (obscuro-oscuro). Los sinónimos no solo se dan en el plano de los lexemas, sino también en el plano de las expresiones léxicas. Así, es posible que “expresiones léxicamente simples tengan el mismo significado que expresiones léxicamente complejas” (Lyons, 1997, p. 87). La sinonimia es un asunto tanto de identidad como de semejanza entre lexemas. La sinonimia puede ser de tres tipos: cuasisinonimia, sinonimia absoluta y sinonimia parcial (Lyons, 1997, Moreno Quibén, 2007). Veamos en qué consiste cada una: a. Cuasisinonimia: la mayoría de las expresiones que aparecen en el diccionario son cuasisinónimas, es decir, aquellas expresiones que son más o menos semejantes en su significado, pero no idénticas. Estas expresiones, aunque comparten un núcleo semántico común se diferencias por distintos motivos como el dialecto, el registro social, la profesión, entre otros. Como ejemplos de cuasisinonimia tenemos los pares ‘bruma-neblina’, ‘riachelo-arroyo’, ‘Inmersiónzambullida’. b. Sinonimia absoluta: la sinonimia absoluta se considera muy rara, salvo que se mencionen como ejemplo expresiones léxicamente compuestas. Lyons (1997, p. 88), establece tres criterios básicos para que exista sinonimia absoluta. Todos los significados de las palabras tienen que ser idénticos. Deben ser sinónimos en todos los contextos posibles. Son semánticamente equivalentes. c. Sinonimia parcial: Cuando dos expresiones no cumplen una de las anteriores condiciones de la sinonimia absoluta, se considera que existe sinonimia parcial. La sinonimia parcial no se puede confundir con la cuasisinonimia. Podemos mencionar como ejemplos de sinonimia absoluta los pares ‘esdrújulaparoxítona’ y ‘fútbol-balompié’. Como ejemplos de sinonimia parcial se pueden considerar los pares ‘gordo-obeso’ y ‘alto-elevado’. 2.4.2. Inclusión: hiponimia/hiperonimia La hiponimia es una relación que aparece entre distintos lexemas. La hiponimia y la hiperonimia pertenecen a relaciones de inclusión entre conjuntos y subconjuntos o entre clases y subclases. Al conjunto incluyente o clase incluyente lo denominamos hiperónimo y al conjunto o clase incluida lo denominamos hipónimos. Figura N° 6. Flor y sus hipónimos Lyons (1997, p. 151) define la hiponimia como una relación de entrañamiento, en tanto una expresión implica necesariamente a otra. Lyons explica la hiponimia de la siguiente forma: una expresión, f, es un hipónimo de otra expresión, g, si, y solo sí, f entraña g: es decir: Así, ‘perro’ entraña ‘animal’. Dada una proposición p que contiene ‘perro’, la sustitución de ‘perro’ por ‘animal’ en p dará otra proposición q entrañada por p. O sea: Veo un perro (p), entonces,Veo un animal (q) 2.4.3. Inclusión: Meronimia La meronimia se define como una correspondencia léxica de la relación de la parte con el todo. Pertenece a las relaciones de inclusión de individuos. Así, cuando decimos que ‘ojos’ es una parte de la ‘cara’, entonces, ‘cara’ es un holónimo de ‘ojos’, y ‘ojos’ un merónimo de ‘cara’. La meronimia se diferencia de la hiponimia en que la primera implica relaciones de inclusión entre el todo y la parte de un mismo individuo; de tal forma que no se puede hablar de subclases o subconjuntos. 2.4.4. Exclusión: antonimia La antonimia pertenece a las relaciones de exclusión. Esta relaciones se establecen en razón de la oposición entre dos terminos, sean estos graduables o no. La antonimia pertecene a los opuestos graduables y se definen tradicionalmente como palabras con significado contrario. En tanto opuestos graduables, los antónimos admiten términos medios. Los antónimos se clasifican de la siguiente forma: a. Antónimos polares: en el que dos proposiciones no pueden ser verdaderas simultáneamente. Pueden incluir modificadores de grado como muy, bastante… Uno de los términos se considera positivo y el otro negativo. Esta cama es larga, entonces, esta cama no es corta. Esta cama no es larga, entonces, esta cama es corta. b. Antónimos equipolentes o escalares: la oposición se manifiesta en la presencia de dos propiedades positivas distintas. Se refieren a las sensaciones perceptivas o emociones: frío/caliente, dulce/salado, triste/alegre. c. Antónimos inversos o relacionales: expresan una relación vista desde perspectivas opuestas: encima/debajo; comprar/vender; preceder/ seguir. d. Antónimos reversos: los antónimos reversos son opuestos direccionales basadas en un movimiento real o figurado: entrar/salir; abrir/cerrar; atar/desatar. 2.5. LA TEORÍA DE LOS CAMPOS SEMÁNTICOS En varios momentos de este módulo hemos hecho mención de algunos aspectos de la teoría de los campos semánticos o campos léxicos. Dijimos que el concepto de campo semántico fue desarrollado por el alemán J. Trier en 1931. En su obra, en la que estudió el sistema conceptual de entendimiento entre 1200 y 1300 en Alemania, Trier advierte que “Las palabras emparentadas conceptualmente forman entre sí y con la palabra pronunciada un todo articulado, una estructura, que se puede llamar campo léxico o campo lingüístico de signos” (Citado por Martínez, 2003, p. 105). A Trier le corresponde el mérito de haber incluido la teoría de los campos semánticos dentro del análisis lingüístico. Por tal motivo que se le considera el padre de la Semántica Estructural. La teoría de los campos semánticos es la base de todo el armazón teórico de la Semántica Estructural. Esta teoría traslada al ámbito del significado algunos supuestos aplicados al análisis fonológico, tales como el estudio de los rasgos distintivos por medio de los cuales se obtienen sistemas de oposición binarias. Coseriu define el campo léxico como: una estructura paradigmática primaria del léxico; más aún: es, en este dominio, la estructura paradigmática por excelencia. Puede definirse como ‘paradigma constituido por unidades léxicas de contenido («lexemas») que se reparten una zona de significación continua común y se encuentran en oposición inmediata unas con otras (Citado por Martínez, 2003, p. 114) Dentro de la teoría de los campos semánticos han surgido algunos conceptos básicos para el estudio del significado léxico. Veamos algunos, advirtiendo que ya los hemos mencionado anteriormente: Sema: Rasgo mínimo de significación que permite establecer oposiciones funcionales o discrimativas. Semema: el conjunto de semas de una lexema. Lexema: la realización morfosintáctica de un semema. Semantema: los semas obtenidos mediante metodos paradigmáticos como ‘con respaldo, cuatro patas, de terciopelo’, . . . Básicamente, la información lexicográfica del lexema. Archisemema: conjunto de rasgos comunes a todos los sememas analizados. Un análisis semántico desde la teoría de los campos semánticos busca reconocer la intersección y oposición de los semas de varios lexemas. Es clásico dentro de esta teoría proponer el análisis semántico siguiente: S1: respaldo S2: para una persona S3: para sentarse S4: con brazos S5: material rígido Sillón + + + + - Sofá + - + + - Mecedora + + + + - Banco - + + - + 2.6. EL CAMBIO SEMÁNTICO En otro apartado de este trabajo dijimos que el signo lingüístico no es inmutable y que pueden presentarse cambios en su significante o significado. En su momento pusimos el ejemplo del lexema ‘caballero’ que se utilizaba como sinónimo de ‘jinete’, es decir, aquel que ‘cabalga o va a caballo’. También en otro momento recurrimos a la palabra ‘pluma’, con la que se designaba inicialmente a las piezas que cubren a las aves y hoy también se designa a la herramienta para escribir. El cambio semántico es la prueba más contundente de que la lengua es un producto social. Todo cambio semántico parte de la decisión de un individuo o grupo de individuos que, por necesidades de nombrar realidades nuevas o por cuestiones sociales o expresivas, decide utilizar determinada expresión, apartándose de las convenciones generales. Los cambios se pueden desarrollar de forma más o menos lenta en la medida en que no exista una necesidad para nombrar realidades, así, cuando aparece un invento tecnológico es muy fácil que el cambio se generalice. Los cambios semánticos se dan por dintisntos motivos. Aquí los mencionamos brevemente: a. Causas fonéticas: evolución fonética divergente de un mismo étimo. capitalis → capital vs caudal cathedra → cátedra vs. cadera. b. Etimología popular: los hablantes no son conscientes del origen etimológico de las palabras y pueden reunir en un mismo significante distintos étimos. vagabundo → vagamundo ⇒ mundis c. Causas históricas: Las causas históricas afectan de manera indirecta al sistema de la lengua. El cambio en la designación o referencia con la aparición de nuevos objetos hace que estos se bautizen con palabras ya existentes mediante la percepción de algún tipo de extensión. átomo → constituyente de la materia d. Causas sociales: el cambio de significado puede surgir también mediante una especialización de un término a partir de su uso en un lenguaje de especialidad. laborare → trabajar → labrar conventus congressus → reunión → convento congreso El caso contrario también es posible mediante una generalización. arribar → llegar a la playa → llegar e. Causas psicológicas: las causas psicológicas hacen referencia a la influencia de motivos emocionales o expresivos en el significado de las palabras. Las causas psicológicas están vinculadas con el tabú y los eufemismos. Discapacitado → inválido Tercera edad → ancianos ACTIVIDAD 1. Caracteriza las diferencias de significado de la palabra ‘columna’ en las siguientes expresiones. Diga si se trata de un caso de homonimia o de polisemia. Razona tu respuesta. a. columna del edificio b. página a tres columnas c. la columna de Manuel Rivas 2. Busque los significados denotativos y connotativos de las siguientes palabras. Explique cómo opera la connotación en cada una de ellas. a. Quijote. b. Cantinflada c. Bomba d. Pollo e. Pato 3. Explique las diferencias de sentido expresadas por los mismos adjetivos en las siguientes palabras: a. Buen profesor – Profesor Bueno b. Viejo amigo – Amigo viejo c. Bendito hijo – Hijo bendito 4. En las siguientes oraciones la palabra ‘cola’ aparece en contextos distintos. Señale en cuál de ellas hay polisemia y en cuál homonimia. Justifica cada una de las respuestas. a. la cola del gato b. Esta chica tiene una cola de caballo c. A la cometa le falta cola d. Chavo, ¿me puedes menear la cola? e. Al asesino de la cola del cine no le gustó El Padrino II 5. La palabra ‘cuñado’ (, da) es una palabra vaga porque tiene dos significados simultáneos. El DRAE la define como “Hermano o hermana del marido respecto de la mujer, y hermano o hermana de la mujer respecto del marido”. Considerando la siguiente oración: ‘Elsa no es mi cuñada sino mi cuñada’, en una situación en la que efectivamente Elsa es mi cuñada. Explica por qué se trata de un enunciado semánticamente incoherente. 6. Justifica si los siguientes pares están en relación de hiponimia / hiperonimia. En caso afirmativo señala los correspondientes hipónimo e hiperónimo. a. Adolescente: persona b. Hombre: padre d. Apartamento: vivienda e. Zapatilla: calzado 7. Señala si los siguientes pares establecen relación de meronimia. a. mano: vena b. huevo: tortilla c. botella: corcho d. oveja: rebaño 8. Señala el tipo de antonimia expresada por los siguientes pares. a. contento: acongojado b. cerca: lejos c. grueso: fino d. beneficioso: Perjudicial RESUMEN DE LA UNIDAD Hemos opuesto la Semántica Léxica a la Semántica Composicional, entendiendo la primera como aquella que se encarga del estudio semántico de los lexemas (palabras) y la segunda como aquella que se encarga de estudiar el significado de morfemas cuando dan lugar a secuencias complejas (oraciones, expresiones), para emprender el estudio del significado léxico. Dentro de las tareas propuestas por la Semántica Léxica tenemos: establecer las distintas relaciones de significado de las palabras, estudiar las características de los significados de las palabras y determinar las causas de los cambios semánticos, entre otros. De esto se desprende una serie de fenómenos que estudian el significado de las palabras. En esta unidad hemos establecido la diferencia conceptual entre ‘palabra’ y ‘lexema’. El primer término se entiende en tanto hace referencia a forma y el segundo a contenido. El lexema se entiende como la unidad de significado que subyace a las palabras. Así las cosas, podemos encontrar lexemas que tengan más de una la palabra. El significado léxico ha sido estudiado desde distintas perspectivas teóricas de distintos campos del conocimiento humano. En esta unidad profundizamos en las teorías referencialista e ideacional del significado. La primera asocia el significado de las palabras con un referente concreto, es decir, con los objetos, cualidades y situaciones del mundo exterior; y la segunda, considera que el significado no es una representación de la realidad, sino un concepto. También se abordó en esta unidad la clásica dualidad entre denotación/connotación. Estos fenómenos léxicos se corresponden con algunos de los principios de las mismas teorías del significado. Posteriormente, se revisó el concepto de ambigüedad léxica, entendido como un fenómeno de sentido que trata sobre la interpretación y significación que un hablanteoyente hace de los signos. Dentro de los fenómenos asociados a la ambigüedad léxica tenemos la homonimia, la polisemia y la vaguedad. En el plano de la significación, como en el plano sintáctico, decimos que las palabras establecen relaciones. Una relación de sentido se entendió como las correspondencias de las configuraciones y estructuras sémicas entre las palabras. Los fenómenos asociados a las relaciones de sentido más comúnmente estudiados son la sinonimia, la hiponimia/hiperonimia, la meronimia y la antonimia. A partir de la teoría de los campos semánticos, los lingüistas han desarrollado no solo un método de estudio del significado lexical, sino una terminología propia del campo lexical y semántico. La teoría de los campos semánticos es por antonomasia la Semántica Lexical. Por medio de esta teoría se estudian las relaciones de oposición y complementariedad entre los lexemas. Los conceptos de sema, semema y lexema son básicos dentro de esta teoría. AUTOEVALUACIÓN A continuación se presentan una serie de preguntas para que el estudiante las responda a manera de autoevaluación, y así compruebe los conocimientos adquiridos en el estudio de la unidad. 1. En un cuadro comparativo registre similitudes y diferencias entre la Semántica Léxica y la Semántica Composicional. Si es posible indague sobre más aspectos al respecto. 2. El tabú y los eufemismos se enmarcan dentro de las causas psicológicas del cambio semántico. Indague sobre estos dos fenómenos y ofrezca ejemplo de cada uno de ellos. 3. Las teorías referencialistas asocian el significado de las palabras con un referente concreto. Teniendo en cuenta lo anterior, ¿Qué dificultades tendría esta teoría para explicar el significado de las siguientes palabras?: Amor, entre, destino. 4. Busque ejemplos ilustrativos sobre cada una de las causas del Cambio Semántico. 5. La teoría ideacional o representacional considera que el significado no es una representación de la realidad, sino que es un concepto, ¿Cómo se relaciona esta teoría con la concepción del signo según Peirce? 6. ¿De qué forma se relaciona la teoría de los campos semánticos con la Semántica Estructural? Unidad 3 SEMÁNTICA DISCURSIVA PRESENTACIÓN En la presente unidad estudiaremos lo concerniente a la Semántica Discursiva, la cual se encarga, como es obvio, de estudiar el significado en el seno del discurso. Inicialmente, hemos abordado la distinción entre texto y discurso para que el estudiante pueda tener claridad conceptual en cuanto al uso de uno y otro término. El objetivo de esta unidad es ofrecer al estudiante de la Licenciatura en Educación Básica énfasis en Lengua Castellana e Idioma extranjero (Inglés) las herramientas teórico-prácticas para la enseñanza de la Semántica desde una perspectiva discursiva, sobre todo en lo concerniente a aquellas unidades del discurso susceptibles de análisis semántico. Esta unidad se encuentra dividida en tres apartados claramente definidos en los que el estudiante podrá reconocer los elementos teórico-prácticos más importante de la Semántica Discursiva. En la primera parte de la unidad abordaremos la distinción entre texto y discurso, entendiendo el primero como una instancia puramente lingüística, tradicionalmente opuesta a la conversación. El discurso, por su parte, se entiende desde una perspectiva eminentemente contextual e interactiva. La segunda parte de esta unidad versará sobre las tareas y objetivos de la Semántica Discursiva. Abordamos este momento de la unidad a partir de los postulados de Van Dijk, como principal referente, el cual propone como tarea fundamental de la Semántica Discursiva analizar la forma cómo se construye el significado a partir de las proposiciones. La tercera y última parte tratará sobre algunas estructuras discursivas susceptibles de análisis semántico. En esta parte, predominantemente introductoria, reconoceremos como esenciales el estudio de las macroestructuras semánticas, las macroproposiciones y las nociones de tópico y comento para saber cómo opera el significado al interior del discurso. PROBLEMA ¿De qué forma el reconocimiento de las estructuras discursivas facilita la comprensión de la significación en el discurso y para qué me sirve desde mi formación disciplinar, pedagógica e investigativa, la comprensión del significado discursivo? COMPETENCIAS ESPECÍFICAS Reconozco las diferencias entre texto y discurso y los confronto con mis conocimientos sobre Semántica Léxica y Semántica Composicional. Identifico los principales objetivos de la Semántica Discursiva y los aplico en talleres. Realizo talleres de comprensión y análisis semántico discursivo en los que reconozco elementos como las macroestructuras semánticas y las estructuras tópicas a partir de textos periodísticos y narrativos. Produzco textos en los que reconozco las diferentes estructuras discursivas. ACCIONES PARA CONSTRUIR CONOCIMIENTO ACTIVIDAD PREVIA: Trabajo Individual Esta actividad está relacionada con el proceso de exploración de conocimientos previos sobre los contenidos de la presente unidad; por lo anterior es conveniente que usted antes de leer esta unidad: Responda las siguientes preguntas. 1. ¿Qué entiende usted por texto y discurso? ¿Cree usted son significan lo mismo? Argumente su respuesta. 2. ¿Para qué cree usted que sirve reconocer el significado discursivo? 3. ¿Cómo cree usted que conceptos de la comprensión textual, tales como la cohesión y la coherencia, ayudan a desentrañar el significado en el discurso? 4. ¿De qué forma cree usted que lo visto en las unidades anteriores me sirven de base para analizar el significado en el discurso? TRABAJO EN GRUPO 9. Lea atentamente la Unidad N° 3, relacione la información consignada en las preguntas de la actividad previa con la ofrecida en la unidad. Reelabórelas y compártalas con sus compañeros de clase. 10. Después de la lectura de la Unidad N° 3, realice un vocabulario con los principales términos asociados a la Semántica Discursiva. Sea conciso en las definiciones y busque ejemplos explicativos. 11. Organizados en CIPA, expliquen, en un ensayo no menor a cinco cuartillas, el sentido del siguiente fragmento: Nuestro conocimiento del uso de la lengua nos dice también que un discurso no tiene un solo tema o asunto sino posiblemente una secuencia de temas o asuntos, que se expresan también en un resumen del discurso. Esto hace que sea posible tener temas aún más "altos", de manera que se obtienen varios niveles de macroestructuras, cada uno derivado del nivel inmediatamente inferior, por las mismas macrorreglas. De hecho, entonces, es posible tener un tema de un párrafo, de una página, o de un capitulo, así como de un libro entero, según el nivel de "globalidad" que se escoja para caracterizar el contenido del discurso” (van Dijk, 1980, p. 47). 12. Organizados en CIPA, escoja un texto cualquiera y plantee un análisis de las macroestructuras semánticas a partir de la idea planteada en el fragmento anterior. 13. Organizados en CIPA, indaguen con mayor profundidad el concepto de ‘Contexto’. 3.1. TEXTO Y DISCURSO Esta parte de la Unidad N° 3 se encargará de dar respuesta a los cuestionamientos conceptuales sobre las nociones de texto y discurso y las diferencias que entre ellas existen. Y al mismo tiempo nos introduciremos al terreno del estudio del significado discursivo. Advertimos que los conceptos que aquí se manejan no se tienen como universales y es factible encontrar variantes entre un autor y otro. Lo que proponemos aquí es hacer una breve introducción sobre la relación entre los Estudios del Discurso, junto con las nociones de discurso y texto, y la Semántica Discursiva. En apartados anteriores hemos mencionado someramente que el discurso se entiende como una entidad superior a la palabra y a la oración, y que, por tanto, también es factible realizar análisis semántico del discurso. Tradicionalmente se ha asumido que el discurso, en tanto estructuras formales, son entidades que se forman a partir de la unión de varios párrafos; y a su vez los párrafos se forman por medio de la unión de un conjunto de oraciones. No obstante, la Lingüística Textual y el Análisis del Discurso han demostrado que las relaciones sintácticas y semánticas operan de forma distinta dentro del discurso. Quiere decir lo anterior que los métodos utilizados dentro de la Semántica Léxica y la Semántica Composicional no son apropiados para aplicarlos dentro del discurso porque “el significado global de un texto (o si se quiere la información que contiene) resulta superior a la suma de las significaciones de las frases que lo componen” (Lozano et al, 2007, p. 36). En efecto, el análisis del discurso, ha encontrado nuevas posibilidades analíticas para comprender cómo se produce el significado dentro del discurso. Empecemos entonces a dilucidar los alcances conceptuales de dos términos comúnmente utilizados como sinónimos, en los que subyacen claras diferencias. Tradicionalmente la noción de texto se ha utilizado para designar a los productos escritos del lenguaje. En ese sentido, texto sería lo contrario a conversación. El primero pertenecería al plano de la escritura y el segundo al plano de la oralidad. Ahora bien, estás dos definiciones han quedado subsumidas en una sola, toda vez que se ha comprendido que la lengua se explica mejor en razón del uso que los hablantes hacen de ella. En el uso no solo están presentes palabras, sino también todo un acervo de creencias, sensaciones y pensamientos de los hablantes. Por ello, es que estos dos productos puramente lingüísticos se explicarían mejor desde la noción de discurso propuesta por la perspectiva de los Estudios del Discurso (o Análisis del Discurso). Van Dijk (2000) reconoce que la noción de discurso puede resultar difícil de definir, debido a que el término se ha usado comúnmente dentro de las ciencias humanas, las ciencias sociales y hasta por los medios de comunicación. Estos últimos, por ejemplo, han usado el término discurso de forma arbitraria. Tenemos entonces que es común escuchar en la prensa, la expresión ‘discurso presidencial’ entendido, en este contexto, como las prácticas orales del lenguaje. También es común encontrarse con expresiones como ‘el discurso de la izquierda’, en referencia a la serie de principios filosóficos e ideológicos que sustentan este sistema de pensamiento. Estas dos utilizaciones del término discurso, hechas desde el sentido común tienen en cuenta el lenguaje desde el uso que hacen los hablantes. Desde aquí parten los Estudios del Discurso, pero anexan otras preocupaciones como: quien utiliza el lenguaje, cómo lo utiliza, por qué lo utiliza, cuándo lo utiliza. Los Estudios del Discurso reconocen que las prácticas comunicativas cotidianas son sucesos complejos donde prima la interacción. En palabras de van Dijk (2000, p. 24) esta perspectiva se “encarga de estudiar el texto y la conversación en contexto”. El discurso de entiende, entonces, desde tres dimensiones básicas: el uso del lenguaje, la comunicación de creencias y la interacción social. Figura N° 7. Estructuras del discurso en su contexto interaccional y social. (Adaptado de van Dijk, 2008, p. 217) Cuando se integra la cognición, la interacción social y el uso lingüístico es necesario recurrir a la multidisciplinariedad para poder comprender eficazmente el discurso. El Análisis del Discurso, entonces, se vale de metodologías y principios teóricos de ciencias y disciplinas como la Etnografía, la Semiótica, la Sociolingüística, la Pragmática, la Etnometodología, la Psicología Cognitiva y la Psicología Social, los estudios de la comunicación e incluso, la Historiografía. Todas estas ciencias brindan sus miradas, sus métodos y sus teorías para hacer de los Estudios del Discurso una perspectiva de estudio de gran relevancia en la sociedad actual. El hecho de que se integren múltiples disciplinas y campos de estudio dentro del Análisis del Discurso, hace que no exista una sola forma de entender el discurso. Por ello, existen distintas escuelas que, desde sus propios intereses, han emprendido el estudio del discurso. Sin embargo, se puede precisar como principio común a todas estas escuelas el “interés prácticamente excluyente por la conversación y los textos tal como estos ocurren”. Mientras las investigaciones en Lingüística formal construyen sus teorías a partir de una selección de ejemplos, en el Análisis del Discurso “se prefieren ejemplos o corpus de "datos reales", como grabaciones de vídeo o audio de conversaciones o textos concretos extraídos de los medios masivos de comunicación o del ámbito educativo” (van Dijk, 2000, p. 58). 3.2. ¿DE QUÉ SE ENCARGA LA SEMÁNTICA DISCURSIVA? Decir que la Semántica Discursiva se encarga del significado en el seno del discurso es una tautología. Aunque, en efecto, la Semántica Discursiva entiende cómo opera el significado en el discurso. Ahora bien, puesto que definimos el discurso como una instancia en la que entroncan tres dimensiones básicas –el lenguaje, la cognición y la sociedad –la Semántica Discursiva entiende que el significado se encuentra presente en el discurso a partir de estos tres elementos. De lo anterior tenemos que: La Semántica Discursiva parte de la concepción del discurso como totalidad lingüística desglosable en frases entre las cuales se tiende una solidaridad que permite que el significado actúe en el plano global. Entre estas frases se establecen relaciones de coherencia y conectividad. Los conectivos son los encargados de ordenar las frases y las proposiciones como un ‘todo’. Para estudiar el significado discursivo es menester tener en cuenta “no sólo el significado de las estructuras más allá del límite de la frase, sino también las posibilidades de dependencia del discurso –significado de palabras, frases, cláusulas y oraciones y sus relaciones mutuas” (van Dijk, 2008, p. 220). El significado opera dentro del discurso de forma distinta a como lo hace dentro de, por ejemplo, la oración, de esta forma: Los “mismos” significados pueden ser expresados en categorías sintácticas diferentes de un alcance variable, dependiendo de las restricciones contextuales, por ejemplo, aquellas que definen un estilo o unas condiciones pragmáticas. A diferencia de las oraciones semánticas, el discurso semántico representa todo tipo de significados del texto y del habla (van Dijk, 2008, p. 220). La Semántica Discursiva no se limita a estudiar el significado dentro del texto, sino que acude a referentes o extensiones, para ello, se vale de elementos referenciales dentro del discurso como los pronombres los cuales pueden hacer mención a elementos que están fuera del discurso y que pueden ser reales o imaginarios. En ese sentido, la Semántica del Discurso entronca directamente como la Pragmática y con la Cognición Social. Todo estudio del significado en el seno del discurso debe tener en cuenta la relación entre la cognición individual y la cognición social, por lo que se dice que todo estudio del significado discursivo acude a explicaciones mentalistas para comprender cómo operan las estructuras lingüísticas en el proceso de significación, en tanto proceso que ocurre en la mente. En ese sentido, “los objetos mentales, tales como los significados, el conocimiento, las actitudes e ideologías pueden ser compartidas por miembros de grupos, comunidades o culturas, y son por lo tanto sociales” (van Dijk, 2008, p. 219). Por lo anterior, es que el mismo van Dijk (1980a) afirma que una de las tareas de la semántica del discurso es indagar por la forma cómo se organiza la referencia entre las frases. Así, en el discurso se puede presentar que las frases hagan referencia a uno o varios referentes externos. “Las relaciones interclausales e intersentenciales no se basan sólo en significados (intensionales), sino también en la referencia” (p. 82). 3.3. ELEMENTOS DE ANÁLISIS DE LA SEMÁNTICA DISCURSIVA 3.3.1. Macroestructuras semánticas Según Van Dijk (1980b) un texto se puede sintetizar por medio del estudio de las macroestructuras semánticas que representan globalmente los elementos más importantes dentro del mismo. Una macroestructura, entendida como el tema principal, siempre responde a la cuestión sobre el contenido general de un texto y constituye un elemento fundamental en su comprensión. Van Dijk afirma que en un trabajo de análisis discursivo es fundamental realizar inicialmente una clasificación de los temas principales, puesto que así, no solo se delimita un corpus de trabajo, sino que se controlan elementos del discurso y de su análisis. Van Dijk entiende el texto como una estructura, por tanto, existen más allá de las palabras y las oraciones formas susceptibles de análisis. Las macroestructuras semánticas constituyen las instancias globales donde se incrustan las otras unidades del texto. De esta forma, entre las palabras y oraciones encontramos una serie de proposiciones y macroproposiciones las cuales resumen las distintas ideas propuestas por el autor. Figura N° 8. Relaciones entre proposiciones, macroproposiciones y macroestructuras semánticas. Las macroproposiciones, entendidas como subtemas, constituyen unidades más pequeñas que las macroestructuras. El lector las construye a partir del reconocimiento de una serie de proposiciones, que se forman por las oraciones y los enunciados, y que precisan los sentidos locales de un texto. Un análisis de las macroestructuras debe tener en cuenta la coherencia global y local de un texto; en otras palabras, más allá de actuar intuitivamente e inferir los significados globales, el analista del discurso debe virar hacia las macroproposiciones, las proposiciones, las oraciones, los significados implícitos y explícitos, el léxico, entre otras estructuras del texto, para identificar la macroestructura textual. A pesar de que las macroestructuras no se encuentran en la superficie textual, instancias como el título, el resumen o las conclusiones pueden dar idea al lector del tema principal de un texto. Tanto en las macroestructuras como en las macroproposiciones gravitan importantes elementos cognitivos, por lo que de allí deviene su importancia dentro del análisis discursivo. En efecto, podemos encontrar en las macroproposiciones de un texto, los principios y objetivos que un autor considera importantes. Una teoría de las macroestructuras ayuda al reconocimiento de los temas generales de un texto, los cuales, sin estar manifestados en la superficie textual, se pueden determinar a partir de la delimitación de varias macroproposiciones. Más allá de esto, podemos precisar que tanto en las macroproposiciones como en las macroestructuras semánticas, se puede encontrar una carga cognitiva importante. Es decir, en la construcción y desconstrucción de un texto, opera el sistema cognitivo del autor, esto es, el conjunto de creencias, conocimiento y opiniones que forman su campo cognitivo e ideológico. La forma en que los significados operan dentro del texto, se empieza a observar a partir de un análisis de las macroestructuras y macroproposiciones. Un análisis de este tipo también permite reconocer a los sujetos que entran en conflicto dentro de un discurso. Saber determinar cuáles son las macroestructuras y las macroproposiciones requiere, por parte del analista, no solo capacidad de inferencia, sino el reconocimiento del sistema ideológico del autor-escritor, como el contexto en el que se inserta determinada práctica discursiva. También en la definición de las macroestructuras semánticas juega un papel importante la objetividad del investigador. 3.3.2. Tópico y comento La noción de tópico-comento 3 se ha usado recientemente en el análisis de la información de las oraciones. Tópico y comento se han identificado con la información 3 La noción de tópico-comento, como la define van Dijk, se utilizó para analizar la estructura informativa de las oraciones. Dependiendo del autor, puede encontrase esta discusión bajo la denominación de temarema, presuposición-foco, tópico-foco. Se entiende el primer elemento como ‘aquello delo que se dice ‘dada’ y la información ‘nueva’ en una oración respectivamente. El tópico se considera aquella información que el lector-oyente ya conoce con anterioridad y el comento la información nueva que se entiende en razón del tópico. En la Semántica Discursiva, estas nociones se pueden definir en términos de proposiciones y conjunto de proposiciones que se analizan en términos semánticos y pragmáticos, si bien se formalizan en estructuras sintácticas. Para van Dijk, las categorías de tópico-comento no pueden ser categorías sintácticas, tales como sujeto y predicado, sino que deben tener una naturaleza semántica. “La distinción tópico-comento es esencialmente una estructura que se relaciona con los referentes de los sintagmas” (van Dijk, 1980, p. 188). Un sintagma de cualquier tipo puede ser un tópico si se le ha identificado con un valor de expresiones dentro de proposiciones precedentes, sean estas explícitas o implícitas. El tópico dentro del discurso se asigna a los elementos contextuales, estén o no manifestados al interior de aquel. Los tópicos no solo denotan objetos (nombres), sino también propiedades, relaciones, hechos o posibles funciones. Los comentos estarán en relación con esos objetos, propiedades y hechos conocidos. El tópico en el discurso se relaciona con la dimensión cognitiva de los hablantes en la medida que al momento de la comunicación se activa en la mente de los hablantes la información contextual conocida para poder comprender la información nueva (el comento). En palabras de van Dijk (1980, p. 183): “La topicalización de ciertos sintagmas es probablemente un proceso por el cual el conocimiento de ciertos individuos es puesto en primer plano, por ejemplo, llevado desde recuerdos largamente almacenados a la memoria actualizada, en la que la llegada de información establecida puede combinarse con la llegada de nueva información” algo’ o ‘punto de partida para el discurso ulterior’ y el segundo elemento como ‘lo que se dice de ello’. Otros, como ya lo dijimos, entienden esta dicotomía como ‘información vieja/información nueva’. Dentro del discurso, las relaciones de tópico-comento no siempre se dan de manera explícita. Así, cuando leemos un texto o escuchamos una conversación, las frases introductorias no siempre se considerarán un tópico, en la medida que es difícil que nuestra mente pueda relacionar esta información con los conocimientos previos. En ese sentido, van Dijk utiliza la noción de introducción de tópico, para definir aquella información que nos presenta una situación general sobre un tema dentro de un discurso. Esto es lo que suele ocurrir cuando, por ejemplo, leemos una pieza literaria donde los personajes, el tiempo y las situaciones son planteadas como una novedad. ACTIVIDAD 1. Lea con atención el texto ‘La utilidad de la luna’ del escritor colombiano William Ospina y a partir de él realice un análisis de la macroestructura semántica y los tópico y comentos que usted considere que existen en el texto. Utilice para este análisis cuadros sinópticos, figuras o tablas para graficar la información. LA UTILIDAD DE LA LUNA 4 Por William Ospina. Sabemos que al llegar a su exilio en la isla de Jersey, en 1852, Victor Hugo exclamó: “Miraré el mar”, y que Francois su hijo le respondió: “Yo traduciré a Shakespeare”. Borges ha dicho que en ese diálogo está implícita la vastedad del mar y la vastedad de Shakespeare. Sin saberlo, ambos estaban formulando de nuevo la comparación audaz que está en el soneto “Al abrir por primera vez el Homero de Chapman”, donde John Keats relaciona el descubrimiento de un libro con el descubrimiento de un mar. Aunque el joven Keats, que no tuvo tiempo de leer mucho, haya confundido en su poema a Balboa con Cortés, quizás porque pensaba menos en un hombre que en un arquetipo del explorador de mundos, la humanidad le ha perdonado su error y ha preferido recordar la metáfora: el hombre que se asoma por primera vez a un libro es como el descubridor que ve aparecer el océano Pacífico, en silencio, desde una cumbre del Darién. El niño recibió por primera vez el libro en la voz de un anciano. Había en ese relato tierras fantásticas, ladrones, hombres que se transformaban en perros, mujeres que se convertían en yeguas, polemistas capaces de encerrar en una alforja a todo Egipto con sus camellos, sus pirámides y el inmenso desierto. Eran tiempos de guerra y aquel libro oral de los atardeceres era un refugio contra la rudeza del mundo, una prueba de que en la vida no sólo hay crueldad sino también belleza, milagro y salvación. El anciano creía darle un cuento, pero el niño recibió una llave, con la que abriría 4 Tomado de ElEspectador.com, octubre, 24 de 2013. después las bibliotecas. Para leer, lo primero que se requiere es la necesidad de escapar hacia otros mundos, la necesidad de soñar despiertos. Después un maestro con el que nunca había hablado puso en sus manos otro libro, hecho de papel y de tinta, pero al cerrarlo el muchacho no recordaba haber visto renglones llenos de letras sino un joven que intentaba volar desde un tejado, un hombre que jugaba a las cartas con el diablo, unas montañas llenas de historias. Aprendió que los libros son objetos mágicos. Basta abrir uno, y ya estamos en el tren de Varsovia que se dirige a todo vapor a San Petersburgo, viendo cómo conversan unos aristócratas empobrecidos; basta abrir otro y ya estamos a bordo de un barco perseguido por un dios; o en un viaje hacia el centro de la tierra, o en un castillo que tiene la forma de una calavera; o en una ciénaga donde hay un perro endemoniado. Se preguntó por qué una de las primeras cosas que atrapan a los seres humanos son las historias de terror. No ha de faltar Edgar Allan Poe en el camino. Pero es que el mundo es esencialmente un sitio peligroso, y tal vez sea necesario vacunarse temprano contra el espanto, aplicándose unas pequeñas dosis. Cuando alguien dijo que no se les deben contar cuentos de hadas a los niños porque los hacen sufrir, Chesterton respondió que lo que nos enseñan los cuentos no es que existe el miedo sino que es posible triunfar sobre él, que los peligros unen a los seres humanos, que el dolor despierta en nosotros la compasión, que los débiles pueden triunfar sobre los fuertes, que los fuertes deben luchar contra su propia fortaleza, que si algo nos da libertad y capacidad de resistir son las flores de la imaginación. Hoy se piensa que los libros son mercancías: pero en realidad son lámparas en las que pueden estar guardados unos genios imprevisibles. Y aunque no toda lámpara tiene genio, lo que brota de ellos también depende de lo que hay en el alma del hombre que frota la lámpara. Porque leer de verdad no es consumir sino crear, y a menudo son los lectores quienes les revelan a los autores qué fue lo que en realidad escribieron. El autor no es dueño del sentido de lo que ha escrito. Un creador escribe, no para comunicar algo que ya sabía, sino para descubrir algo que ignoraba. Al acto de escribir lo llamamos creación porque se espera que en ese proceso surjan cosas nuevas, que el autor sea el primer sorprendido con ellas. Paul Valery dijo que el ser humano “es absurdo por lo que busca y es grande por lo que encuentra”, y Franz Kafka dijo algo aún más perturbador: “El que busca no halla, pero el que no busca es hallado”. Un escritor no tiene que saber plenamente qué es lo que ha hecho, pero debe tener la certeza de que lo hizo con rigor, con responsabilidad y con pasión. Cervantes podía creer que estaba contando apenas la fábula divertida de un hombre que enloquece después de leer muchos libros y que se lanza a vivir aventuras que sólo ocurren en su imaginación, pero no llevaríamos cuatro siglos extrayendo de ese libro toda clase de enseñanzas, descubriendo en sus palabras uno de los más complejos retratos de la humanidad, si Cervantes no hubiera puesto en el libro toda su capacidad creadora, su energía vital, la necesidad de darle a su vida un rumbo y un sentido. Los editores saben que el que imprime un libro imprime un enigma. Acaso sea posible lograr con ciertos libros un éxito inmediato, pero se necesita criterio y conocimiento profundo de la humanidad para saber si un libro permanecerá entre los seres humanos porque es necesario. Borges dijo que Cervantes, para huir de los reinos de la mitología, les opuso la seca realidad de Castilla, pero que su libro convirtió la seca realidad de Castilla en mitología. La historia y el mundo son de hierro y de piedra, pero, unas generaciones después, los hechos ya son otros y el mundo también. La aplastante realidad, que parecía prometida a la duración y a lo eterno: Carlomagno, Carlos V, Napoleón, Hitler, la Segunda Guerra Mundial, el Imperio Británico, la Unión Soviética, las grandes revoluciones, todo se vuelve fantasmal e intangible. Si queremos volver a tener noticias de su grandeza, tendremos que buscarla en los libros. Hay libros que ayudan a ver hechos, libros que ayudan a entenderlos y libros que ayudan a vivirlos. Crónicas periodísticas, relatos históricos, novelas: esta edad juega a disolver las fronteras entre los géneros. Juega a concebir un libro que sea crónica, relato y novela, y que a esa conjunción podamos llamarla poesía. Tal vez en ese sentido hablaba Eliot de las diferencias entre la información, el conocimiento y la sabiduría. Sabemos que todo libro es ficción, porque la realidad no es verbal. La realidad es infinita y simultánea, y convertir esa complejidad en el hilo sucesivo de un relato parece una mera simplificación. Pretender que toda Roma desplomándose está en el libro de Gibbon parecería un delirio. Y sin embargo cuando leemos ese libro, tenemos la nítida impresión de que estamos viendo a Roma, minuciosa y poderosa, viviendo y desplomándose. Entonces comprendemos que la ficción no es lo contrario de la realidad sino que puede ser su síntesis. Hay autores en los que todo parece nuevo y revelador, un continente apareciendo ante los ojos de los exploradores, un volcán arrojando magmas desconocidos. Pero también dijo Borges que todo lo nuevo arroja luz sobre sus precursores: cuando aparece Joyce descubrimos ciertas aventuras de Dickens, cuando aparece Borges descubrimos ciertas audacias de Chatterton, cuando aparece la Ilíada de Chapman descubrimos una metáfora nueva para la aventura de Balboa. Pero hay que saber que el que compra un libro todavía no es su dueño. Que un libro sea el más vendido es buena noticia para el autor y los editores, pero todavía no es un triunfo para la humanidad. Podría ser mejor noticia saber cuál es el libro más prestado. Hubo edades en que los libros no eran en absoluto mercancías. Cuando el mítico Homero moduló la Ilíada y la Odisea, no se les podía prohibir a los rapsodas que memorizaran los libros y los recitaran ante los auditorios en las ciudades griegas. Es más: leyendo el diálogo de Platón Ion o de la poesía, he sentido el asombro de descubrir que en Grecia no sólo se consideraba poeta al que creaba un libro sino también al que se lo apropiaba. El rapsoda afirma que sólo Homero lo conmueve y lo inspira: de modo que para ser rapsoda también se necesita inspiración. El poeta creador se apoderaba mágicamente del alma del rapsoda y lo convertía en su médium. Los libros se trasmitían de un modo oral, y era un triunfo que mucha gente se apropiara de ellos. Ello nos lleva a pensar que el proceso de apropiación de un libro es complejo: el verdadero dueño de un libro no es el que lo compra sino el que lo lee, y el verdadero poseedor de los libros no es el que más libros lee sino el que los lee mejor. En esta época en que nos tiraniza la estadística: quién vende más libros, quién lee más libros, quién tiene más libros, quién lee más rápido, no sólo conviene hallar respuestas sino cambiar de preguntas. Sin duda ha de ser difícil empezar a leer, cuando vivimos en esto que ahora llaman la sociedad de la información. Porque hay que contrariar al menos tres males conjugados: la telaraña de las desdichas cósmicas que vierten sobre nosotros día y noche los informativos, la avalancha de datos que circulan sin contexto, y la sensación de que los hechos no tienen causa, una sensación nacida del puro frenesí de la actualidad, de una suerte de síndrome del presente puro. Nuestra época nos crea la ilusión de que hay que saberlo todo, pero igual nos impone el deber inmediato de olvidarlo: nos contagia la alarma ante el presente y la irresponsabilidad ante el pasado. Esta época multicultural es Babel por el hormigueo de sus textos y sus muchedumbres, pero es Alejandría por esa doble tendencia de acumulación y de olvido. También fue Kafka quien dijo en su clásico tono sombrío que no estamos construyendo la torre sino el pozo de Babel. Hay un ritmo de la lectura que parece condicionado por las urgencias de la época, pero es preciso recordar que hay otro ritmo que depende del texto mismo, y otro ritmo que depende de la atención del lector. Es cierto que hay libros cuya lectura casi no nos permite detenernos, porque los gobiernan la intriga, el encadenamiento de los hechos, la sospecha, la curiosidad, la necesidad de un desenlace; pero hay textos cuyo secreto se libera lentamente, como esos sabores que se expanden y se demoran en el paladar, como esos licores que tardan en obrar su efecto. Y en cuanto a la velocidad, que es uno de los dioses más crueles de la época, más vale desconfiar. Montaigne decía que el brío de un potro no se mide por su velocidad sino por su capacidad de parar en seco. También podemos decir que la sabiduría de un lector no sólo está en saber avanzar sino en saber detenerse. Leer es como viajar. Una de las ineptitudes del turismo consiste en que sus protagonistas aspiran a regresar siendo los mismos que eran al partir. El viaje es otra cosa, y Derek Walcott tiene razón en su discurso de Estocolmo, cuando dice que el viajero, a diferencia del turista, es el que entra en contacto con el mundo al que visita, que no busca sólo una presurosa fotografía para su colección, o un recuerdo pintoresco, sino que se atreve a vivir ese mundo, y hasta corre el riesgo de llegar a pertenecerle. En su poema El viaje, Baudelaire afirmó que los verdaderos viajeros son aquellos que parten por partir. También dice que son una fortuna esos viajes en los que el objetivo se desplaza y se aleja. Y en otro poema, Puesta de sol romántica, declara: “Pero persigo en vano a un dios que se retira”. Esa idea de una isla que se aleja a medida que avanzamos hacia ella, de un objetivo que se desplaza, la idea de que lo que busca el viajero es algo que también va de viaje, puede corresponder a una idea de la lectura distinta de la que suele proponernos nuestra costumbre. La lectura ha tenido muchas veces en las iglesias y en los estados enemigos feroces. Pero sentimos el temor de que los dos más cordiales enemigos de la lectura terminen siendo la industria editorial y la academia. Cordiales, porque no hay duda de que están muy interesados en que la gente entre en contacto con los libros, pero enemigos, porque no se dan cuenta de que su interés primordial no es siempre la aventura de leer. La industria editorial en nuestras sociedades, al mismo tiempo que pone el énfasis en la venta de libros, debería ponerlo también en la multiplicación de las experiencias de lectura. A diferencia de las sociedades opulentas, donde los peligros son otros, ¿no está contribuyendo aquí la sociedad de consumo a dificultar ese ejercicio mágico de apropiación del libro por los lectores? Quiero decir que en ninguna parte es tan urgente poner los libros al alcance de los seres humanos, como prioridad de un modelo de civilización. Cuando acceder al libro es sobre todo una dificultad, ¿por qué quejarnos de que la gente esté leyendo menos? Si en países como España la caída en la venta, y quizás en la lectura de libros, coincide con la crisis económica y social, con la disminución de los recursos, es fácil entender lo que ocurre en sociedades donde lo normal es la crisis. Y ello debería sugerir nuevas estrategias de publicación y divulgación. Sería absurdo, además de inútil, pretender que la industria editorial renuncie al orden comercial que la define, que se dedique a subsidiar a los que no tienen recursos: pero no sobraría que situándose en el contexto de sociedades pobres o empobrecidas, no se limitara a ofrecer libros sólo a quienes pueden comprarlos, y se ingeniara la manera de hacerlos accesibles para muchos que los desean y los necesitan. ¿Quién no se ha privado de comprar un libro exclusivamente porque aunque todas las potencias del alma lo anhelaban, “la flaca bolsa de irónica aritmética” como la llamó León de Greiff, no podía responder al desafío? ¿Tienen que resignarse las sociedades a la injusticia de que muchos que anhelan un libro por su belleza, su poder, su elegancia editorial o su refinamiento estético, tengan que privarse del placer, porque no alcanzan los recursos? Sé que tengo, como todos los escritores, el deber de rechazar la piratería de libros, aunque en el fondo no veo a la industria editorial tan alarmada con ese fenómeno. Acaso sabe que los que compran libros piratas no son los mismos que compran libros legales, que el target, como lo llaman los publicistas, es distinto, y que no hay en realidad competencia. Pero la piratería sólo se acabará cuando los libros se hagan para todos, pensando en la capacidad adquisitiva de todos. No podemos hacer libros costosísimos y censurar a las comunidades pobres ansiosas de leer, que se resignan a réplicas defectuosas, a versiones degradadas del original. Hay aquí un conflicto estimulante para la imaginación. Cuando se habla de la crisis de la lectura, más que de una indiferencia de los lectores, estamos hablando de la falta de un compromiso profundo de los estados, las dirigencias culturales y la industria editorial, para responder a las necesidades de una sociedad. También he hablado de la academia. Nadie duda del desvelo de los maestros por lograr que sus alumnos lean. Pero muy a menudo utilizan unos mecanismos que pueden ser fatales: volver la lectura obligatoria, o imponerle una finalidad demasiado precisa. Yo no creo ser un gran lector: soy un lector que disfruta con ciertos libros, y que no puede vivir sin leer, y sobre todo sin releer, lo que le gusta. Pertenezco al curioso género del lector que no siempre logra terminar los libros, pero que no puede dejar de leer todo el día toda clase de cosas. Y para ser ese lector desordenado pero apasionado, caprichoso pero laborioso, nada me ayudó tanto como no haber considerado nunca la lectura una obligación. Nunca he leído un libro sólo porque fuera importante, nunca lo terminé porque fuera un deber hacerlo. Al comienzo leía los libros que llegaban a mis manos: con los años he aprendido a buscarlos. Incluso tengo una teoría un poco estrafalaria acerca de que ciertos libros se las ingenian para llegar a ciertos lectores. Los libros de Hermann Hesse, por ejemplo, tenían en otro tiempo, y quizás la conservan, la curiosa capacidad de caer siempre en las manos de los muchachos de catorce años y perturbarles la vida. Me gusta más que sean los libros los que encuentren a los lectores y los lectores los que encuentren los libros, como en un juego de azar ligeramente dirigido, y no que se imponga toscamente la obligación. Todo requiere sutileza, todo requiere una pequeña fracción de misterio: y las pesadas obligaciones no suelen tener lo uno ni lo otro. Más eficaz es el contagio, más poderosa es la tentación. Más sutil era el padre de Emily Dickinson que le regalaba libros a su hija con la recomendación de que no los leyera, para que no perturbaran su espíritu. Y tal vez más misteriosa era la iglesia católica que volvió tan populares a Voltaire y a Vargas Vila por el curioso camino de prohibir su lectura. Cervantes decía que su voracidad de lector lo hacía leer hasta los papeles que encontraba en las calles, y no deja de ser conmovedor tratar de imaginar qué clase de papeles podían ser los que se encontraban por las calles en un mundo como la España del siglo XVI, tan escasa en papel comparada con nuestra época, y con una imprenta tan recientemente inventada. Igual tenemos la anécdota de Chesterton, quien una vez subió a un tren para viajar de Londres a alguna ciudad de provincia, y sólo cuando el tren echó a andar comprendió trágicamente que no llevaba nada qué leer. Se entretuvo un rato leyendo en las paredes del vagón las placas que informaban sobre la locomotora, los talleres y las fechas de fabricación. Finalmente, por suerte, encontró en sus bolsillos, que tienen fama de haber sido vastos y hospitalarios, el prospecto de una medicina, y tuvo suficiente material de lectura para no enloquecer hasta la siguiente parada. Los entiendo, porque la lectura, siendo tantas cosas tan altas y tan profundas, es también un vicio, y es acaso, en esta tremenda edad de adicciones, la más noble y salvadora de las adicciones humanas. Ya he dicho que hoy hay muchas cosas que conspiran contra la lectura; la manía superficial de la información, el espacio saturado de textos imperativos, ciertas pantallas en las que el fantasma del mundo irrumpe a cada rato proponiéndonos cambiar de ocupación. Y los maestros saben como nadie de esa dificultad contemporánea, porque aprender a leer es aprender a estar solo, a menudo aprender a estar quieto, aprender a dialogar consigo mismo, aprender a abandonar la multiplicidad de las inquietudes de la mente, la divagación fragmentaria, y acceder a concentrarse, a seguir el curso de una idea, de una trama, de una intriga, de una argumentación, de una fantasía. Leer, como viajar, es desprenderse de la orilla habitual a la que se pertenece, y que se cree conocer, y avanzar hacia un objetivo que se desplaza, que cambia a medida que avanzamos, es caminar hacia un dios que se retira. Con ello quiero decir que no podemos saber de antemano lo que buscamos; que es un mal maestro el que cree saber todo lo que va a encontrar una persona en un libro, y también el que cree que en un libro todas las personas encuentran lo mismo. Una vida de fragmentarias pero intensas lecturas me ha enseñado que leer en realidad es leerse, que lo que se encuentra en los libros, no sólo de ficción sino en textos que aparentemente contienen verdades más objetivas, depende mucho del lector. El autor nos ofrece una partitura; el lector es un intérprete, que pone la ejecución, la manera y la música. Creo que cuando terminamos de leer un libro no sólo hemos conocido al autor sino que nos conocemos un poco más a nosotros mismos. Creo que es importante que no sepamos de antemano lo que vamos a hallar, y se equivoca el jurado que piensa que es posible saber enseguida qué aprendió el lector. Porque memorizar los textos no siempre supone un aprendizaje. Hay lecturas que sólo liberan sus consecuencias mucho tiempo después del momento en que cerramos el libro. Una lectura verdadera no es un momento de la vida: es algo que permanece, cuyo sabor no nos abandona, cuyas revelaciones son graduales o tardías, algo que sigue en nosotros, creciendo y transformándose. Por eso es grave y estéril que se pretenda imponerle a la lectura unas finalidades demasiado limitadas. Deberíamos ser capaces con frecuencia, como decía Baudelaire, de partir sólo por partir, de leer sólo por leer. Responder al utilitarismo y a la manía de instrumentalizarlo todo, atendiendo al sentido del verso de Lugones: Y la luna servía para mirarla mucho. No tenemos que preguntarnos siempre para qué leemos. Tampoco tenemos que saber siempre para qué vivimos, para qué amamos. Leer debería ser una de esas cosas que se justifican por sí mismas. Eso no significa que no nos dé grandes frutos, significa que no deberíamos subordinar el placer de las músicas verbales, de las fábulas, de las tramas, de los conjuros, de los pensamientos, a una finalidad, a un propósito siempre consciente; más bien deberíamos permitir que la lectura obre en nosotros su trabajo secreto. RESUMEN DE LA UNIDAD La unidad N° 3 inició aclarando conceptualmente las nociones de texto y discurso para posteriormente entrar a estudiar cómo se construye el significado en el discurso. Tradicionalmente un texto se ha opuesto a la conversación, siendo el primero de carácter escrito y el segundo de carácter oral. Si bien, esto no es tan exacto, podemos decir que tal oposición ha quedado delimitada en la noción de discurso, toda vez que los actos comunicativos no son solo actos lingüísticos, sino que se corresponden con la realidad contextual de los hablantes. La lengua, entonces, se explica mejor en razón del uso que hacen los hablantes de ella. Es por lo anterior que los Estudios del Discurso (también llamado Análisis del Discurso), como perspectiva de estudio, tienen su lugar ganado dentro de las ciencias que se encargan de estudiar la comunicación y el discurso. Van Dijk, define esta perspectiva desde la multidisciplinariedad, al comprender el discurso desde tres dimensiones básicas: el lenguaje en uso, la cognición y la interacción social. Un discurso no simplemente un conjunto de palabras sino que en él están presentes elementos de la cognición individual y social. El estudio del significado discursivo parte de la concepción del discurso como totalidad lingüística desglosable en frases entre las cuales se tiende una solidaridad que permite que el significado actúe en el plano global. Para el estudio del significado discursivo se deben tener en cuenta las estructuras más allá de las frases y las relaciones entre palabras, frases y clausulas. Van Dijk propone una serie de estructuras dentro del discurso que pueden servir para reconocer el significado discursivo. Nosotros hemos seleccionado las dos que pueden resultar más importantes: las macroestructuras semánticas y los tópicos y comentos. Las macroestructuras semánticas siempre responden a la cuestión sobre el contenido general de un texto y constituye un elemento fundamental en su comprensión. El tópico y comento se relacionan con la dimensión cognitiva de los hablantes y permiten reconocer cómo estos estructuran la información en el discurso semántica y pragmáticamente. AUTOEVALUACIÓN A continuación se presentan una serie de preguntas para que el estudiante las responda a manera de autoevaluación, y así compruebe los conocimientos adquiridos en el estudio de la unidad. 1. Defina las nociones de texto, conversación, discurso y contexto. 2. ¿Cuáles son los objetivos de la Semántica Discursiva? 3. ¿En qué consisten las macroestructuras semánticas y diga qué función cumplen en un estudio del significado discursivo? 4. ¿Cuál es la función de las nociones de tópico y comento en el estudio del significado discursivo? 5. ¿Cuáles son las diferencias y semejanzas entre Semántica Léxica, Semántica Composicional y Semántica Discursiva? REFERENTES BIBLIOGRÁFICOS Beristáin, H (1995). Diccionario de retórica y poética. México: Editorial Porrúa. Cervera Rodríguez, A. (2011). Sobre el significado de las palabras en español. Revista Cálamo FASPE nº 58, pp. 42- 53. Cifuentes Férez, P. (2012). La semántica conceptual. Lingüística Cognitiva. Barcelona: Anthropos. 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