semántica

Transcripción

semántica
DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN ABIERTA Y A DISTANCIA Y VIRTUALIDAD
LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN HUMANIDADES, LENGUA CASTELLANA E INGLÉS
SEMÁNTICA
MÓDULO EN REVISIÓN
CORPORACIÓN UNIVERSITARIA DEL CARIBE
“CECAR”
DIVISIÓN DE EDUCACIÓN ABIERTA Y A DISTANCIA
SEMÁNTICA
Compilador:
VÍCTOR ALFONSO MORENO PINEDA1
LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA ÉNFASIS EN
LENGUA CASTELLANA E IDIOMA EXTRANJERO
(INGLÉS)
2014
1
Licenciado en Educación Básica con Énfasis en Humanidades Lengua Castellana de la Universidad de Córdoba,
Colombia.
TABLA DE CONTENIDO
I.
II.
III.
IV.
INTRODUCCIÓN
JUSTIFICACIÓN
INSTRUCCIONES DE MANEJO
REFERENTES TEÓRICOS
UNIDAD N° 1. INTRODUCCIÓN A LA SEMÁNTICA.
1.1. Breve reseña histórica de la Semántica.
1.2. ¿Qué estudia la Semántica?
1.3. Semántica Estructural
1.4. Semántica Cognitiva.
1.5. Semántica y pragmática. Problemas actuales.
UNIDAD N° 2. SEMÁNTICA LÉXICA
2.1. Semántica léxica y semántica composicional.
2.2. Naturaleza del significado léxico.
2.2.1. Teoría referencialista o denotacional.
2.2.2. Teoría ideacional o representacional.
2.2.3. Otras teorías del significado.
2.2.4. Denotación y connotación.
2.3. Ambigüedad Léxica.
2.3.1. Homonimia2.3.2. Polisemia.
2.3.3. Vaguedad.
2.4. Relaciones de sentido.
2.4.1. Sinonimia.
2.4.2. Inclusión: hiponimia/hiperonimia.
2.4.3. Meronimia.
2.4.4. Exclusión: antonimia.
2.5. La teoría de los Campos Semánticos.
2.6. El cambio semántico.
UNIDAD N° 3 SEMÁNTICA DISCURSIVA
3.1. Texto y discurso.
3.2. ¿De qué se encarga la Semántica Discursiva?
3.3. Elementos de análisis de la semántica discursiva.
3.3.1. Macroestructuras Semánticas.
3.3.2. Tópico y comento.
INTRODUCCIÓN
El estudio del significado no siempre fue un campo de estudio eminentemente
lingüístico. Antes de que la Semántica lingüística surgiera como disciplina, esta labor
había sido llevada a cabo por la filosofía y la lógica. En aquel momento, las discusiones
que se adelantaban alrededor del significado solo revisaban aspectos como la
connotación y la relación entre el pensamiento y el significado. Solo hasta principios del
siglo XX es que la Semántica lingüística encontrará, a partir de los principios del
estructuralismo, métodos más o menos precisos para comprender el significado de las
palabras. Esta primera Semántica estuvo inspirada por otras disciplinas del lenguaje
como la fonología y la sintaxis para comprender los fenómenos del significado.
La historia de la Semántica, en tanto disciplina del lenguaje, es la historia misma de las
palabras. Reconocer, entonces, en la Semántica una disciplina vital dentro de las
Ciencias del Lenguaje no solo constituye la apertura de un campo de estudio, sino el
desentrañamiento de una verdad inexpugnable: las lenguas tienen vida. Solo cuando
nos remitimos al estudio del significado empezamos a comprender que la lengua es un
constructo social y que se produce (y reproduce) a partir de las interacciones de sus
hablantes.
Esa primera Semántica (la Estructural) no debe ser vista como un capítulo del pasado.
Sus aportaciones, como las hechas por la filosofía, la lógica y la psicología, nos han
posibilitado reconocer no solo el significado en las palabras, sino indagar por aspectos
ligados a la cognición del hombre. Es así como en la actualidad, el estudio semántico
ha ampliado sus fronteras de estudio y se ha incorporado a nuevas perspectivas
teóricas del lenguaje. El estudio semántico es fundamental en cualquier trabajo sobre el
lenguaje y la forma en que este opera en la sociedad.
Este módulo, dirigido a los estudiantes de la Licenciatura en Educación Básica énfasis
en Lengua Castellana e Idioma extranjero (Inglés) trata de integrar todas las
perspectivas, actuales y pretéritas, de la Semántica lingüística. Para ello, hemos
recogido a los principales teóricos que se han encargado del estudio del significado.
Por motivos pedagógicos y ateniéndonos a la evolución misma de la Semántica, hemos
divido el módulo en tres capítulos básicos en los que el estudiante podrá identificar
escuelas, corrientes, teorías, perspectivas y principios desde los que se ha emprendido
el estudio del significado.
La primera unidad establece los principios generales de la Semántica, junto con su
objeto de estudio y las principales perspectivas teóricas. La segunda unidad se ocupa
de estudiar los principales fenómenos de la Semántica Léxica, al tiempo que se
enuncian brevemente algunos fundamentos de la Semántica Composicional. La tercera
unidad estudia el significado dentro del discurso y aquellas estructuras que facilitan la
comprensión y análisis del mismo.
Para finalizar le recomendamos a los estudiantes asumir con responsabilidad y
criticidad el módulo de esta asignatura y consultar de manera directa las principales
fuentes bibliográficas utilizadas en la construcción de mismo para que el proceso de
aprendizaje se haga con mayor solidez.
JUSTIFICACIÓN
Estudiar la Semántica desde todas las perspectivas posibles, en tanto asignatura de la
Licenciatura en Educación Básica énfasis en Lengua Castellana e Idioma extranjero
(Inglés), le permite al estudiante profundizar en el conocimiento de la significación en
todos los niveles de la lengua. Esta asignatura se constituye en una importante
estrategia para que el estudiante desarrolle, desde su formación profesional,
herramientas teórico-prácticas que serán de constante aplicación durante su
desempeño como docente.
En efecto, con la aparición en la década de los ochenta del enfoque semánticocomunicativo en la enseñanza del lenguaje, la Semántica ha cobrado importancia
dentro del currículo de nuestras instituciones educativas. Lo anterior nos obliga a
entregarle al docente en formación las principales herramientas teórico-prácticas para
que las interiorice en su proceso formativo y al mismo tiempo las ponga en práctica en
el aula de clases.
En ese sentido, es necesario que dentro de la formación en el área de lenguaje, los
estudiantes de la Licenciatura en Educación Básica énfasis en Lengua Castellana e
Idioma extranjero (Inglés) se apropien de estas herramientas para que las puedan
implementar en su ejercicio docente.
Además de esto, no basta con la simple apropiación teórica de los contenidos que en
esta asignatura serán vistos, puesto que el significado es una construcción social y
cada grupo social le da a su realidad significados distintos. Por tanto, la asignatura de
Semántica se torna un campo fundamental para que el estudiante reconozca aquellos
principios teóricos desde los que se rigen las prácticas de significación de su realidad
inmediata. Decimos, en conclusión, que la Semántica, en tanto disciplina, tiene unos
principios más o menos universales, pero la significación es un proceso puramente
local que debe ser comprendido por el estudiante para aplicarlos en su contexto
inmediato.
INSTRUCCIONES DE MANEJO
Para asegurar que todos los fundamentos teóricos y actividades consignados en este
módulo sean aprovechados por usted de la mejor forma, recomendamos a los
estudiantes llevar a cabo las siguientes sugerencias:
 Revise el módulo en su totalidad. Lea la tabla de contenido con toda atención y
recuerde aquellos conceptos que usted ha manejado en otras asignaturas y
contextos.
 Lea la introducción general y la justificación de la asignatura. Cuando llegue a
las unidades de estudio, lea la presentación de cada una de ellas.
 Conteste las acciones propuestas en la Actividad Previa: Trabajo Independiente.
 Lea con atención el contenido de cada unidad. Subraye, glose, tome notas o
diagrame la información. Así, al momento de las actividades tendrá para su
disposición gran parte de la información extraída del módulo.
 Reunidos en CIPA comparta con sus compañeros sus respuestas del Trabajo
Independiente y compárelas con la información presentada en los contenidos de
las unidades. Buque puntos de acuerdo entre sus compañeros y reelabore, de
ser necesario, sus respuestas iniciales. Continúe con las otras actividades
propuestas en el Trabajo Grupal.
 Escriba sus dudas sobre aquellos elementos teóricos que no hayan sido
comprendidos durante la lectura de la unidad. Socialícelas con sus compañeros
y el tutor de la asignatura.
 Realice las actividades finales a partir de los contenidos de cada unidad. De ser
posible revise la bibliografía especializada utilizada por el compilador para
diseñar el módulo, esto le permitirá ampliar la información adquirida y realizar
con mayor rigor la actividad.
 Lea el resumen de cada unidad y resuelva las preguntas de la autoevaluación.
Recuerde volver siempre sobre la información que ha extraído del módulo.
PROPÓSITOS DE FORMACIÓN
•
Favorecer en los estudiantes de la Licenciatura en Educación Básica énfasis en
Lengua Castellana e Idioma extranjero (Inglés), y que cursan la asignatura de
Semántica, la formación independiente, responsable y ética que le permita
mejorar en la región Caribe, o en donde realicen su labor docente, los distintos
procesos relacionados con las competencias comunicativas.
•
Brindar al estudiante los fundamentos teórico-prácticos más relevantes dentro de
la Semántica, acordes con la realidad contextual en la que realicen su labor
docente para que desarrollen herramientas didácticas y metodológicas en la
enseñanza de la asignatura.
REFERENTES TEÓRICOS
Las conceptualizaciones de este módulo están fundamentadas en la normatividad
vigente como:
•
La Constitución Política de Colombia
•
La Ley 30 de 1992 o Ley de Educación Superior
•
El decreto 1295 de 2010 mediante el cual se reglamenta el registro calificado de
que trata la Ley 1188 de 2008 y la oferta y desarrollo de programas académicos
de educación superior.
•
Los Lineamientos del Ministerio de Educación Nacional (MEN) para la formación
por competencias en educación superior.
•
La resolución 5443 de 2010, por la cual se definen las características de calidad
de la formación profesional en educación y se regula la formación de maestros
(a) mediante la definición del Perfil Profesional del Educador.
•
La resolución 6966 de 2010, por la cual se modifica el artículo 3° y 6° de la
resolución 5443 de 2010.
•
La normatividad sobre Derechos de Autor y Propiedad Intelectual en Colombia:
Adicionalmente, el módulo se fundamenta en los aportes teóricos hechos desde las
distintas corrientes de estudio de la Semántica, especialmente: Ullman (1962), Lyons
(1995), Muñoz Gutiérrez (2006), Escandell Vidal (2004) y van Dijk (1980a-b).
ESTRUCTURA DEL MÓDULO
UNIDAD 1
INTRODUCCIÓN
A LA
SEMÁNTICA
PRESENTACIÓN
En esta primera unidad hacemos una introducción general a la Semántica, en tanto
campo disciplinar de la Lingüística encargado de estudiar el significado. Para ello
hemos divido la unidad en cinco partes distintas, cada una de estas con una finalidad
formativa e informativa. Esta unidad tiene como propósito último fortalecer al estudiante
de la Licenciatura en Educación Básica énfasis en Lengua Castellana e Idioma
extranjero (Inglés) en el reconocimiento de aquellas perspectivas teóricas generales
que se han encargado del estudio del significado en particular y de otras corrientes
lingüísticas en general.
En la primera parte de esta unidad se ofrece una sucinta reseña de la Semántica,
desde Grecia, pasando por el momento de consolidación de esta disciplina a finales del
siglo XIX y principios del XX, hasta este momento donde la semántica se ha extendido
hacia el estudio de dimensiones más amplias que el léxico.
En la segunda parte se hace una definición preliminar de Semántica y se abordan las
distintas perspectivas teóricas desde donde se ha estudiado el signo lingüístico,
partiendo
de
la
concepción
diádica
del
signo
propuesta
por
Saussure
(significante/significado) y Hjelmslev (forma/sustancia) hasta la concepción triádica de
Peirce (representamen/fundamento/interpretante).
En el siguiente apartado se realiza una disquisición teórica de la Semántica Estructural.
En esta parte, se reconoce como la primera corriente de estudio de la Semántica
priorizó el estudio del léxico por encima de cualquier otra unidad lingüística.
Finalmente, se esbozan unos primeros elementos de la teoría de los Campos
Semánticos.
El apartado siguiente fija su atención en precisar teóricamente la corriente de estudio
del significado denominada Semántica Cognitiva y la forma en que esta reacciona a los
estudios estructurales de corte conductista. El capítulo finaliza con un breve esbozo de
las diferencias y semejanzas entre Semántica y Pragmática.
Para poder reconocer y comprender a plenitud cada una de las tendencias o corrientes
teóricas de que se hace mención en esta unidad es necesario que el estudiante haga
uso de sus presaberes, sobre todo en lo que respecta a la lingüística.
PROBLEMA
¿Cuáles son las principales perspectivas y corrientes teóricas de estudio de la
Semántica y de qué forma reconocerlas me permite profundizar en el conocimiento
lingüístico para enseñar la asignatura de Lengua Castellana?
COMPETENCIAS ESPECÍFICAS
 Comprendo con plena claridad y de manera crítica las principales corrientes
teóricas de la Semántica Lingüística como parte de mi formación como docente
de Lengua Castellana.
 Explico con suficiencia los principios teóricos que sustentan a cada una de las
distintas perspectivas de estudio del significado.
 Ubico a la Semántica dentro del campo de estudio de la Lingüística y la
relaciono con las otras disciplinas de estudio del lenguaje.
ACCIONES PARA CONSTRUIR CONOCIMIENTO
ACTIVIDAD PREVIA: Trabajo Individual
Esta actividad está relacionada con el proceso de exploración de conocimientos previos
sobre los contenidos de la presente unidad; por lo anterior es conveniente que usted
antes de leer esta unidad:
Responda las siguientes preguntas:
1. ¿Qué estudia la Lingüística?
2. ¿De qué forma se relaciona la Lingüística con los otros campos del
conocimiento?
3. ¿Qué es el signo lingüístico?
4. Realice un dibujo donde explique las partes del signo lingüístico
5. ¿Cómo cree usted que se relaciona la Semántica con las otras disciplinas
lingüísticas?
6. ¿Por qué cree usted que es importante la asignatura de Semántica desde su
labor docente?
TRABAJO EN GRUPO
1. Lea atentamente la Unidad N° 1, relacione la información consignada en las
preguntas de la actividad previa con la ofrecida en la unidad. Reelabórelas y
compártalas con sus compañeros de clase.
2. Después de la lectura de la Unidad N° 1, realice un vocabulario con las
principales teoría y términos de la disciplina semántica. Sea conciso en las
definiciones.
3. Organizados en CIPA, realice a partir de elementos de la cotidianidad ejemplos
sobre cada una de las perspectivas de estudio del signo lingüístico.
4. Organizados en CIPA, expliquen el siguiente enunciado:
“El acuerdo sobre la definición extensional de Semántica y Pragmática puede
considerarse relativamente fácil. Sin embargo, su definición intencional o comprensiva
ha sido y todavía es materia de controversia para semánticos, pragmáticos y filósofos
del lenguaje. Dado, además, que ambas se ocupan del estudio del significado, la
cuestión de la delimitación de cada una de ellas se plantea como un único problema:
cada una debe delimitarse con respecto a la otra; no cabe delimitarlas de manera
independiente” (Korta, 2001-2002, p. 186).
1.1.
BREVE RESEÑA HISTÓRICA DE LA SEMÁNTICA
¿Qué bello libro no se compondría contando la vida y las aventuras de una palabra?
Balzac.
Los orígenes de la Semántica, como disciplina lingüística, se remontan hasta la Grecia
Antigua. Sin embargo, ha sido mucho el tiempo que ha transcurrido para que pudiera
encontrar un lugar consistente dentro de las Ciencias del Lenguaje. Inicialmente se le
vinculó con la Etimología, definida esta como el estudio del origen de las palabras
(Ullman, 1962).
Uno de los primeros momentos en el que se intentó hacer un análisis semántico nos
ubica en los diálogos platónicos. La discusión planteada en las páginas del Crátilo o del
Lenguaje, entre naturalistas y convencionalistas viene a ser la primera reflexión sobre
el significado de las palabras. El diálogo plantea una discusión entre Crátilo y
Hermógenes y versa sobre la exactitud de los nombres para referirse a las cosas, con
la diferencia de que para Crátilo los nombres son exactos por naturaleza, es decir, que
existe una relación entre el sonido de las palabras y su sentido, mientras que para
Hermógenes estos son exactos por ‘pacto y consenso’.
Junto al trabajo de Platón, se destaca en la antigüedad lo aportado por Aristóteles en la
Poética y la Retórica. Aristóteles explicaba el cambio semántico a partir del uso de las
metáforas. Asimismo, realizó una clasificación de estas, ampliada posteriormente por
Quintiliano, la cual fue crucial en la tradición retórica y sirvió de base para la posterior
disciplina semántica.
En el siglo I a. c., J. C. Varrón escribió la gramática latina e instituyó la Etimología como
una de las tres divisiones esenciales de los estudios sobre la lengua, junto con la
Morfología y la Sintaxis. Durante la edad media no hubo mayor reflexión lingüística y
solo hasta la publicación de la Gramática Castellana (1492) por Elio Antonio de Nebrija,
se despertó un interés fervoroso por reconocer el origen de las lenguas romances para
dignificarlas y darles el mismo estatus gozado hasta el momento por el latín y el griego.
Muchos de estos estudios, enmarcados todos dentro de la tradición etimológica,
permanecieron acientíficos hasta los inicios del siglo XIX (Fernández Jaén, 2007). No
obstante, esos primeros esbozos sobre el estudio del significado constituyeron la
mayoría de los temas de que tratará la posterior disciplina semántica moderna (Ullman,
1962).
El nacimiento de la Semántica en el siglo XIX se vio favorecido por dos factores en
particular. El primero de ellos fue el surgimiento de la Filología Comparada, y más
ampliamente de la Lingüística Científica. Así, en Francia se usó por primera vez el
término ‘la linguistique’ en 1826 y once años más tarde en Inglaterra se usaría la
palabra ‘linguistics’ para referirse al mismo campo de estudio (Ullman, 1962).
En estos primeros años, el interés de los investigadores se centraba en el estudio de
los cambios fonéticos y gramaticales dentro de las lenguas. Y solo cuando se hizo
necesario, se empezó a explorar el aspecto semántico del lenguaje. El segundo factor
fue la influencia del Romanticismo a la literatura de la época. “Los románticos tenían un
interés inmenso y universal por las palabras que se extendían desde lo arcaico hasta lo
exótico, y que incluían los dialectos de los campesinos y la jerga de los bajos fondos”
(Ullman, 1962, pp. 5-6).
Dada su relación con la Etimología, la primera perspectiva semántica fue
eminentemente histórica. El primer autor en iniciar el estudio del significado de las
palabras fue el erudito clásico C. Chr. Reisig en 1825. Reisig instituyó en sus lecciones
universitarias el estudio de la ‘semasiología’, concebida como una disciplina histórica
que intentaría establecer los principios que rigen el desarrollo de la significación
(Ullman, 1962). El trabajo de Reisig denominado Vorlesungen über lateinische
Sprachwissenschaft, solo se publicó póstumamente en 1839.
En 1883, Michel Bréal publicó un artículo en una revista de estudios clásicos en que
planteaba los principios de la nueva disciplina semántica y de paso la bautizaba tal
como la conocemos hasta hoy:
“El estudio al que invitamos al lector a seguirnos es de una especie tan nueva que ni siquiera ha
recibido nombre todavía. En efecto, es sobre el cuerpo y la forma de las palabras en donde la
mayoría de los lingüistas han ejercido su sagacidad: las leyes que rigen la transformación del
sentido, la elección de expresiones nuevas, el nacimiento y la muerte de las locuciones han
quedado en la sombra o no han sido indicadas más que de pasada. Como este estudio merece
tener un nombre, lo llamaremos la semántica, es decir, la ciencia de las significaciones” (Ullman,
1962, p. 8).
En las primeras tres décadas del siglo XX, la Semántica logró, gradualmente,
emanciparse de los principios de la Retórica y la Etimología para construir su propio
campo disciplinar y lograr la plena comprensión de los procesos de significación al
interior de las palabras. Para ello, se alimentó de disciplinas cercanas como la
Filosofía, la Psicología, la Sociología y la Historia de la Civilización. En 1913 K. Nyrop
en su obra Grammaire historique de la langue Française, incluyó, a pesar de que no
existían las herramientas y técnicas necesarias para identificar las tendencias de una
lengua en particular, un volumen sobre Semántica.
Este periodo termina en 1931 con la publicación de la obra del filólogo sueco, Gustav
Stern, llamada Meaning and Change Meaning with special references to the English
Language. En esta obra el autor hacía una clasificación puramente empírica de los
cambios semánticos y establecía la relación de la Semántica con los entonces
recientes avances en otros campos de la Lingüística y la Psicología.
Antes de esto, se había publicado póstumamente el Curso de Lingüística General
(1916) de Ferdinand de Saussure. El suizo rompió con la tendencia historicista del
estudio de la lengua y propuso dos formas distintas para su comprensión y estudio: una
descriptiva o sincrónica, que estudia la lengua en un momento determinado, ignorando
sus antecedentes; y otra histórica o diacrónica que estudia la evolución y cambio de los
distintos elementos que la conforman. Otro aporte importante de Saussure fue el hecho
de visualizar la lengua como una totalidad organizada o Gestalt, en la que existe una
relación de interdependencia entre los elementos que la conforman. “Esta visión de la
lengua como un sistema de elementos interdependientes, yace en la raíz de lo que ha
llegado a conocerse como Lingüística Estructural” (Ullman, 1962, p, 10).
La primera iniciativa de incluir los principios de la Lingüística Estructural saussureana al
estudio del significado se la debemos a Trier. Este profesor alemán esbozó por primera
vez la ‘Teoría de los Campos Semánticos’ de una forma más o menos aproximada a
como se conoce hoy en día. Después de esto, se estableció la denominada Semántica
Estructural como corriente de estudio del significado, caracterizada por realizar análisis
eminentemente descriptivos de la estructura interna de las palabras (Ullmam, 1962).
Además de eso, la Semántica Estructural buscaba “explicar el mantenimiento, la
aparición, la desaparición y la modificación a lo largo de la historia de una lengua, de
las oposiciones léxicas distintivas” (Coseriu, 1977, p. 43).
Las nuevas tendencias dentro de la Semántica, sobrevenidas en la década del
ochenta, se enmarcan dentro de lo que se ha denominado Semántica Cognitiva o
conceptual, por un lado; y las relaciones entre Semántica y Pragmática, y Semántica y
Estudios del discurso, por el otro. En tanto tradicionalmente se le ha relacionado con la
Etimología, la Semántica ha estado muy vinculada con el significado de las palabras.
Sin embargo, los últimos intentos explicativos han intentado desvincularla de la
Lexicología y se ha establecido la preocupación por reconocer la semántica global de la
oración y el texto.
Las preocupaciones, en este sentido, han estado relacionadas con comprender cómo
el significado global de un texto no se explica a partir de los significados locales de las
palabras, sino a partir de las relaciones entre cada uno de los niveles de la lengua
(fonético-fonológico, morfosintáctico y léxico-semántico) y los elementos del contexto
extralingüístico en el que se encuentra inmerso el lector-oyente. En la figura N° 1
presentamos las principales corrientes y escuelas de la Semántica.
Figura N° 1. Escuelas y corrientes semántica (tomado de Martínez, 2003, p. 124)
1.2.
¿QUÉ ESTUDIA LA SEMÁNTICA?
La Semántica se entiende como la disciplina científica cuyo objeto es el estudio del
significado del signo lingüístico (Beristáin, 1995, p. 436). Dependiendo de la
perspectiva teórica desde donde se emprenda el estudio del significado, este va a ser
uno de los planos del signo lingüístico. Quiere decir esto que, en cuanto al signo se
refiere, no existe una forma única de comprenderlo. Así las cosas, nos proponemos en
esta segunda parte de la unidad esbozar las principales perspectivas desde donde se
ha estudiado el signo lingüístico para comprender mejor el objeto de estudio de la
Semántica.
Figura N° 2. El signo lingüístico según Saussure.
Saussure fue el primero en definir el signo lingüístico como la unión del significante (el
representante) y el significado (lo representado). De esta forma, las relaciones de
significación 2 vienen mediadas por la unión entre ambos planos. El signo lingüístico,
desde la perspectiva saussureana, no relaciona un nombre con la cosa en sí, sino un
El concepto de significación también ha merecido debates al interior de la semántica. Saussure la define
como la relación de presuposición recíproca entre el significado y el significante. Esta relación se da al
interior del signo lingüístico, por lo que hace que significante y significado no se puedan separar y
mantengan una relación de interdependencia. Para Hjelmslev, la significación es la sustancia del
contenido, esto es, el referente extralingüístico o paradigma ideológico manifestado en la lengua. Ducrot
y Todorov (1974) definen la significación como la propiedad que poseen los signos con la cual pueden
mantener relaciones con otros signos para construir frases por medio de la articulación semánticamente
de los semas a partir de sus semejanzas.
2
concepto de la cosa (el significado) con la imagen acústica (el significante). Esta
imagen acústica no es el sonido material propiamente dicho, sino su huella psíquica.
Para Saussure, el signo lingüístico es arbitrario e inmotivado, puesto que no existe una
relación unívoca entre el significante y el significado. Así, por ejemplo, el significado
‘casa’ se puede expresar con distintos significantes, como ocurre en cada lengua
natural.
El valor de un signo es relativo a la existencia de otros signos que se oponen a él. Por
tanto, “los signos de una lengua se definen unos con relación a otros.” (Ducrot &
Todorov, 1974, p. 121). Un signo es tal, en la medida que es comprendido, aceptado y
utilizado por todos los miembros de una comunidad.
El signo lingüístico no es inmutable, pues con el transcurrir del tiempo su significante o
su significado pueden cambiar. Así por ejemplo, el significante ‘caballero’ ha ido
cambiando su significado de “persona que cabalga o va a caballo” por “persona de
consideración y buen porte”.
El signo lingüístico para Hjelmslev se entiende desde dos principios básicos que
provienen de Saussure: el primero de ellos, la lengua no es sustancia, sino forma; y el
segundo, toda lengua es a la vez expresión y contenido (Ducrot y Todorov, 1974).
Estos dos principios explican el signo lingüístico desde la Glosemática, como denominó
Hjelmslev su corriente lingüística.
En efecto, cuando este autor establece, al igual que Saussure, que la lengua es forma
antes que contenido, tiene claro que las diferencias semánticas no son suficientes para
diferenciar una lengua de otra. Ejemplo de ello es que las formas ‘puerta’ y ‘door’ se
refieren a la misma imagen psíquica. El signo lingüístico para Hjelmslev se establece
por la relación entre el plano de la expresión (lo que Saussure denomina significante) y
el plano del contenido (el significado según Saussure). El signo para Hjelmslev es una
unidad de expresión a la que está ligado un contenido (Beristáin, 1995).
Figura N° 3. El signo lingüístico según Hjelmslev.
Para Peirce el signo representa algo que está en lugar de ese algo, no sustituyéndolo,
sino mediando entre los objetos del mundo y sus intérpretes. Ese algo representado
por el signo se llama objeto. Un signo es signo en la medida que exista un interpretante
que lo entienda como signo. Nada es un signo para sí solo. Contraria a la concepción
diádica de Saussure (significante/significado), Peirce entiende el signo como una
entidad de tres partes. La concepción triádica peirceana define el signo como aquello
determinado por otra cosa, el objeto, que crea un efecto (el interpretante) sobre un
objeto. Para Peirce, el proceso de significación está constituido por tres elementos
esenciales:
-
El ‘representamen’: que es la cosa en sí, diferente de otras, con cualidades
materiales que la distingan; es el mismo signo.
-
El objeto o fundamento a que el ‘representamen’ se refiere.
-
El interpretante, que es el efecto que el signo produce en la mente del intérprete.
Figura N° 4. El signo según Peirce.
1.3.
SEMÁNTICA ESTRUCTURAL
El estructuralismo como tal fue un sistema de pensamiento del siglo XX que influyó
sobre muchas disciplinas académicas. Estudios de corte estructuralista encontramos
en las Ciencias Sociales, la Lingüística, la Semiótica y la Crítica Literaria. Para Lyons
(1997), la Semántica Estructural es fundamentalmente la semántica lingüística
estructuralista, que conforma, junto con la fonología estructuralista y la sintaxis
estructuralista, el mayor campo de estudio de las Ciencias del Lenguaje durante el siglo
XX. Quiere decir ello, que la Semántica Estructural se vale de los principios del
estructuralismo, en tanto corriente de pensamiento, para estudiar el significado de,
fundamentalmente, las palabras.
Lo anterior permite suponer que la Semántica Estructural es fundamentalmente la
Semántica Léxica, es decir, el estudio del significado de las palabras a través de sus
relaciones de oposición y asociación.
La Semántica Estructural ocupó un lugar de privilegio dentro del estudio semántico
durante la segunda década del siglo XX. Sus postulados sirvieron para reconocer
aspectos asociados a las palabras. Lyons (1997) reconoce como paradójico el hecho
de que se asocie la Semántica Estructural con lo puramente léxico, toda vez que “uno
de los aspectos más básicos y generales de la lingüística estructural es que las lenguas
son sistemas integrados, subsistemas componentes (o niveles) que –en el ámbito
gramatical, él léxico y el fonológico– son interdependientes” (p. 131), por lo que no
sería común presumir que no se puede realizar un estudio del léxico sin recurrir a
elementos gramaticales.
Ahora bien, tal reduccionismo se debe, según Lyons, al hecho de que en sus primeros
años la Semántica como tal, se restringió al campo léxico. El estudio semántico de
cuestiones más amplias que la palabra, como el significado de la oración, era abordado
por la sintaxis y la morfología. De esta forma, el interés por el estudio semántico del
léxico fue abordado por la Semántica léxica estructural.
La Semántica Estructural también se ha preocupado por las relaciones paradigmáticas
y sintagmáticas de una palabra. En efecto, toda caracterización de las unidades
significativas, sean léxicas o gramaticales, merecen ser estudiadas dentro de la
Semántica Estructural, puesto que la lengua se entiende como un sistema en el que
ninguna de sus unidades se encuentran aisladas. Las relaciones paradigmáticas tienen
en cuenta aquellos elementos que hubieran podido aparecer en el discurso y que se
encuentran ausentes. Las relaciones sintagmáticas toman los elementos patentes del
discurso con los que una palabra sostiene una relación de solidaridad y
complementariedad. En la siguiente oración vemos como la palabra ‘camisa’ entra en
relación paradigmática con las palabras ‘corbata’ y ‘pantaloneta’:
De igual forma, ‘camisa’ también entra en una relación sintagmática con el resto de la
oración, puesto que no podemos decir ‘compre un camisa’ o ‘compre unos camisas’ ni
mucho menos ‘cociné una camisa’
La Semántica Estructural se inclina con más asiduidad por la perspectiva paradigmática
para establecer las relaciones de oposición y complementariedad. Bernard Pottier
estableció los conceptos de sema y semema para desentrañar las relaciones
semánticas paradigmáticas de una palabra.
El sema se define como “el rasgo semántico pertinente, es decir, la unidad mínima de
significación” (Beristáin, 1995, p. 435). El sema representa en el plano del contenido lo
que el fema (rasgo fónico pertinente) representa en el plano de la expresión. Un sema
es un rasgo distintivo de un semema, es decir, el conjunto de semas conforman un
semema. Un ejemplo clásico de ello es el semema ‘silla’ que tiene cuatro semas
básicos: ‘con respaldo’, ‘tiene patas’, ‘para una persona’, ‘para sentarse’. “El semema
es una unidad de contenido que puede corresponder en un contexto dado, y para
producir un efecto de sentido, a un lexema” (Beristáin, 1995, p. 435), esto es a una
palabra. Más adelante ampliaremos estos conceptos, al tiempo que diferenciaremos
entre ellos. De igual forma veremos como de estos dos conceptos básicos se deprende
la teoría de los Campos semánticos.
En conclusión, la Semántica Estructural se caracteriza fundamentalmente porque ha
puesto toda su atención en “la distribución de las palabras y su reflejo en su significado,
de una parte; y a la organización de varias palabras formando un sistema de
oposiciones, un paradigma o grupo de paradigmas, de otra” (Rodríguez Adrados, 1971,
p. 14).
1.4.
SEMÁNTICA COGNITIVA
La Semántica Cognitiva se circunscribe dentro de la corriente de estudio denominada
Lingüística Cognitiva que “concibe el lenguaje como un fenómeno integrado dentro de
las capacidades cognitivas humanas” (Ibarretxe-Antuñano y Valenzuela, 2012, p.1).
Los orígenes de la Lingüística cognitiva se encuentran inicialmente en la obra de Noam
Chomsky, Estructuras sintácticas. Antes de Chomsky, cualquier aproximación científica
de corte mentalista se hacía desde el conductismo, por lo que se consideraba la
utilización de los constructos mentales como terrenos poco seguros para la
comprensión de la psiquis humana, siendo solo aceptadas, por observables y medibles,
las asociaciones entre estímulo y respuesta propias del conductismo. Chomsky logró
demostrar que no era posible explicar comportamientos humanos tan complejos como
el lenguaje, sin recurrir a los constructos mentales.
De igual forma, Chomsky propuso una teoría del lenguaje en la que explicaba que la
facultad lingüística humana es netamente sintáctica, puesto que el hombre, a partir de
un número finito de elementos lingüísticos, las palabras, podía construir una infinidad
de enunciados. La Teoría Generativa de Chomsky proponía una gramática universal de
carácter mentalista.
Si bien el generativismo chomskiano proponía un modelo sintáctico del lenguaje
bastante coherente y riguroso, obviaba algunos aspectos fundamentales del lenguaje
considerados imprescindibles para un estudio lingüístico, tales como los aspectos
culturales, históricos, psicológicos, sociales o estilísticos (Ibarretxe-Antuñano y
Valenzuela, 2012). Asimismo, el generativismo rechazaba el estudio de la dimensión
semántica del lenguaje, lo que terminó por generar una nueva corriente de estudio
lingüístico, en la que se abordaba el estudio de la semántica desde la dimensión
cognitiva del hombre. Unos de esos primeros intentos fueron propuestos, bajo el rótulo
de Semántica cognitiva, por George Lakoff, James McCawley y John Ross.
La Lingüística Cognitiva parte del reconocimiento de la importancia de la semántica
para comprender como el hombre configura los significados. Esta nueva corriente
utiliza el concepto de corporeización, entendido como la motivación e influencia que la
experiencia física, social y cultural tiene en el lenguaje, para explicar como el
significado es por un lado social y por el otro mental:
“El significado lingüístico se considera una manifestación de la estructura conceptual, de las
representaciones mentales que el hablante tiene de la realidad. Dicha estructura conceptual
emerge de la experiencia corpórea con el mundo que nos rodea y tiene sentido gracias a dicha
experiencia. Así pues, la semántica cognitiva se interesa por las relaciones existentes entre
nuestra experiencia corpórea, nuestra experiencia social, la cognición humana y el lenguaje”
(Cifuentes Férez, 2012).
Lo anterior se explica, por ejemplo, a partir de la valoración que determinados grupos
sociales le dan a conceptos como la muerte, la cual puede ser percibida y entendida
como final, transición o cambio.
Muñoz Gutiérrez (2006) recoge los principales postulados de la Semántica Cognitiva de
la siguiente forma:
•
La razón no es mera abstracción, sino que surge de la experiencia corporal. Los
procesos cognitivos no solo le permiten al hombre percibir la realidad, también
crean el sistema conceptual y los métodos racionales.
•
La razón está en constante evolución gracias a que se vale de la percepción e
inferencia de la realidad corporal. De igual forma, la razón no se tiende como
una instancia literal, sino metafórica.
•
La mente humana no se entiende como un reflejo de la naturaleza y los
conceptos que esta crea no se deben ver como representaciones internas de la
de la realidad exterior. Los conceptos reflejan la naturaleza corporal de la gente.
•
El significado se entiende como un resultado. “Nada tiene significado en sí
mismo, sino que el significado se deriva de la experiencia del funcionamiento de
un determinado ser en un medio determinado” (p. 14)
•
Por medio del significado podemos comprender nuestra realidad. “Una oración
se comprende si los significados son directamente significativos” (p. 14).
Finalmente, la Semántica Cognitiva ha abordado ampliamente figuras retóricas como la
metáfora y la metonimia. Desde esta perspectiva, tanto la metáfora como la metonimia
no son meros artificios estilísticos, sino recursos cognitivos encargados de “activar la
motivación semántica que une lengua y realidad y permite dar forma a los significados
y a las estructuras” (Fernández Jaén, 2007, p. 51).
1.5.
SEMÁNTICA Y PRAGMÁTICA. PROBLEMAS ACTUALES
Cuando se trata del estudio del significado, los teóricos lo han hecho a partir de dos
perspectivas teóricas distintas: la Semántica y la Pragmática; la primera de mayor
tradición teórica que la segunda. La Pragmática nació como una colcha de retazos de
la Sintaxis y la Semántica; en un comienzo de le vio como una especie de basurero
donde se vertían los desechos teóricos de cuestiones que dentro de la Lingüística
Estructural y la Generativa estaban sin resolver.
La Pragmática surge a partir de los postulados de Austin y Searle sobre los actos de
habla y las máximas conversacionales de Grice. En un comienzo la línea entre
Semántica y Pragmática estaba claramente definida. La Semántica se encarga del
estudio del significado interno, esto es, el significado al margen de la información
contextual y de las intenciones de los hablantes; y la Pragmática abordaba el estudio
del significado acudiendo a estos elementos para explicar el significado de los actos
comunicativos. Sin embargo, tal como afirma Korta (2001-2002, p. 188), “los problemas
de demarcación entre Semántica y Pragmática surgen, pues, una vez se comienzan a
elaborar las teorías pragmáticas actuales, que penetran en parte del terreno ocupado
tradicionalmente por las teorías semánticas”.
Para Sentis (1999), el decir que ambas disciplinas se encargan de estudiar el
significado sirve como eje delimitador de ambas disciplinas. La semántica estudia el
significado desde una perspectiva diádica, asumiéndolo desde la inmanencia de la
lengua, ignorando la situación comunicativa del hablante y el oyente, mientras que la
Pragmática plantea una relación triádica entre los usuarios, la lengua y las situaciones
comunicativas.
Korta (2001-2002, p. 187) recoge una serie de distinciones entre pragmática y
semántica y las expone a manera de enunciados, pero, advierte el autor, que estas,
aunque se han establecido desde una u otra teoría, son insuficientes para comprender
las diferencias y semejanzas entre Semántica y Pragmática. Se presentan a
continuación de manera sucinta, dado el carácter introductorio de este módulo:
a) significado literal versus no-literal
b) significado veritativo-condicional versus no veritativo condicional
c) significado convencional versus no-convencional
d) significado semántico versus significado del hablante
e) significado no-contextual versus contextual
f) significado versus uso
g) lo dicho versus lo implicado
h) significado versus fuerza
i) significado oracional versus significado proferencial
Con todo, la Pragmática ha ido ganando espacio dentro de los estudios lingüísticos,
toda vez que los procesos comunicativos se han complejizado y ha surgido, desde
finales del siglo XX, un cambio en las perspectivas de estudio de la lengua donde los
factores extralingüístico son tan importantes como los eminentemente lingüísticos.
ACTIVIDAD
1. Realice un cuadro sinóptico en donde consigne cada uno de los momentos de la
historia de la Semántica.
2. Realice un ensayo de mínimo cinco páginas sobre los principales postulados de la
Pragmática.
Amplíe la información sobre la teoría de los actos de habla y las
máximas conversacionales. Dé ejemplos de estas a partir de expresiones
coloquiales.
3. Lea el siguiente párrafo:
“Desde donde Winston se hallaba, podía leerse, adheridos sobre su blanca
fachada en letras de elegante forma, las tres consignas del partido:
LA GUERRA ES LA PAZ
LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD
LA IGNORANCIA ES LA FUERZA”
(1984, George Orwell)
Realice ahora un ejercicio de análisis semántico desde las perspectivas estructural y
cognitiva. ¿Qué elementos tendría en cuenta en ambos análisis?
RESUMEN DE LA UNIDAD
El término Semántica, como disciplina lingüística encargada del estudio del significado
fue propuesto en 1883 por Michel Bréal en un artículo en donde también planteaba
algunas de las tereas que debía acometer la nueva disciplina. Desde entonces la
Semántica se ha convertido en una herramienta poderosa para explicar el significado
dentro del lenguaje. Aunque en un principio estuvo ligada a la retórica, a la etimología y
después a la lexicología, la Semántica ha logrado emanciparse de estas ciencias y ha
construido su propio campo disciplinar. Para ello, se ha valido de disciplinas cercanas
como la filosofía, la psicología, la sociología y la historia de la civilización.
Con los aportes de Ferdinand de Saussure, la Semántica logró por fin consolidarse
dentro de las Ciencias del Lenguaje; sin embargo, los primeros intentos de relacionar la
Lingüística Estructural con la Semántica se lo debemos a Trier, quien propuso la
denominada ‘teoría de los campos semánticos’.
Tradicionalmente se ha definido la Semántica como la disciplina lingüística que se
encarga de estudiar el significado de las distintas estructuras de una lengua, desde los
lexemas hasta el discurso. Ahora bien, desde los comienzos mismos de la lingüística
como ciencia, se ha generado un debate sobre el significado y el signo lingüístico.
Para Saussure y Hjelmslev, el signo lingüístico es diádico, para Peirce es triádico. En la
actualidad se acepta que el signo lingüístico es la suma de un referente, un significado
y un significante; no obstante, esta discusión resulta importante tanto para lingüistas
como para semióticos.
Son varias las perspectivas desde las que se ha estudiado el significado. En un
comienzo la Semántica Estructural ocupó un lugar de privilegio gracias a que sus
postulados sirvieron para reconocer aspectos asociados a las palabras. A partir de
conceptos como complementariedad y oposición, la Lingüística Estructural ha
desarrollado una serie de postulados que han ayudado a desentrañar el significado de
las palabras en el plano paradigmático.
Posteriormente la Semántica Cognitiva pudo encontrar su lugar para explicar el
significado desde una perspectiva mentalista, gracias a los cambios que hubo al interior
de la Lingüística y que fueron originados por la obra de Noam Chomsky. La Semántica
Cognitiva se ha interesado desde sus orígenes por las relaciones existentes entre
nuestra experiencia corpórea, nuestra experiencia social, la cognición humana y el
lenguaje.
Los últimos intentos explicativos de la semántica la han intentado desvincular de la
lexicología y se ha establecido la preocupación por reconocer la semántica global del
texto. Las preocupaciones, en este sentido, han estado relacionadas con comprender
cómo el significado global de un texto no se explica a partir de los significados locales
de las palabras, sino a partir de las relaciones entre cada uno de los niveles de la
lengua.
AUTOEVALUACIÓN
A continuación se presentan una serie de preguntas para que el estudiante las
responda a manera de autoevaluación, y así compruebe los conocimientos adquiridos
en el estudio de la unidad.
1. Los orígenes de la Semántica la relacionan con la Etimología, la Retórica y la
Lexicografía; esto se manifestó por la preeminencia con la que la Semántica
estudió las palabras sobre cualquier otro nivel de la lengua. ¿Cuáles serían los
puntos sobre los que se sustentó esta primera forma de estudio del Significado?
2. Con el surgimiento de la Lingüística Científica se sentaron las bases para
empezar a formular una ciencia del significado. ¿Cuáles serían las principales
tareas que tendría la Semántica del siglo XIX?
3. Saussure propuso dos formas distintas para estudiar una lengua: una sincrónica
y otra diacrónica. ¿Cómo se relaciona este posicionamiento teórico con los
principios que orientaron a las Semántica Estructural?
4. ¿Cuáles son las diferencias y semejanzas de las concepciones del signo
lingüístico según Saussure, Hjelmslev y Peirce?
5. Explique con sus propias palabras los conceptos de significante, significado y
significación. Ofrezca ejemplos ilustrativos.
6. ¿Cuáles son las principales diferencias entre la Semántica Estructural y la
Cognitiva?
7. ¿Por qué se dice que la Semántica y la Pragmática son disciplinas
complementarias en el estudio del significado?
Unidad 2
SEMÁNTICA
LÉXICA
PRESENTACIÓN
En esta segunda unidad estudiaremos el significado de las palabras; para ello
recurrimos a algunos principios de la llamada Semántica Léxica. No obstante, hemos
vinculado en esta unidad ciertos aspectos teóricos de la Semántica Composicional o
Semántica de la oración para brindarle al estudiante herramientas teóricas, más allá de
las habituales, que le permitan aproximarse a los distintos niveles lingüísticos en los
que se estudia el significado. El objetivo fundamental de esta unidad es ofrecer al
estudiante de la Licenciatura en Educación Básica énfasis en Lengua Castellana e
Idioma extranjero (Inglés) las herramientas teórico-prácticas para la enseñanza de la
semántica desde una perspectiva lexical.
Como ya lo dijimos, en la primera parte de la unidad se establecerán las diferencias
conceptuales entre Semántica Léxica y Semántica Composicional. Para ello, partimos
de la idea de que el significado se construye en las oraciones de forma distinta a como
lo hace en el léxico y, por tanto, es necesario establecer una serie de principios para
analizar semánticamente las estructuras oracionales. Asimismo, dentro de la
Semántica Léxica, se aclara conceptualmente los términos lexema y palabra.
La segunda parte de la unidad N° 2 la dedicaremos a estudiar la naturaleza del signo
lingüístico. Para ello, abordamos brevemente las distintas teorías que, desde diferentes
vertientes de estudio, se han encargado de estudiar el significado. Finalizamos esta
parte estableciendo las diferencias entre los conceptos clásicos de significado
denotativo y significado connotativo.
En el tercer aparatado de esta unidad se estudiará el fenómeno de la ambigüedad
léxica. Para ello sometemos a discusión los tres fenómenos léxico en los cuales se
manifiesta de la ambigüedad, tales como la homonimia, la polisemia y la vaguedad.
Seguimos, en el cuarto apartado de esta unidad, con las distintas relaciones que se
dan al interior del significado. La sinonimia, la hiponimia e hiperonimia, la meronimia y
la antonimia se estudiarán en esta parte y se establecerán subclasificaciones dentro de
cada una de ellas.
Finalmente los apartados cinco y seis los dedicamos al estudio de la teoría de los
campos semánticos y las principales causas por las que se presenta el cambio
semántico.
Esta unidad se fortalece no solo por la riqueza teórica, sino por la utilización de
ejemplos que ilustran cada fenómeno del significado léxico. Con todo, consideramos
necesario que el estudiante indague con mayor profundidad cada uno de los conceptos
aquí esbozados y recoja ejemplos que pongan en contexto los fenómenos de la
Semántica Léxica.
PROBLEMA
¿Qué elementos teórico-prácticos nos ayudan a reconocer el significado del léxico y
para qué me sirve, desde el punto de vista de las competencias en el área de Lengua
Castellana, estudiar los fenómenos semánticos asociados a él?
COMPETENCIAS ESPECÍFICAS
 Reconozco de manera críticos los principios en los que se sustenta la Semántica
Léxica y la Semántica Composicional para reconocer las principales corrientes
del estudio semántico.
 Identifico y diferencio los distintos fenómenos asociados al significado léxico,
tales como la sinonimia, la homonimia, la hiponimia y la meronimia, entre otros al
tiempo que demuestro en qué consiste cada uno de ellos a partir de ejemplos
ilustrativos.
 Enriquezco mi vocabulario a partir de la aplicación de cada uno de los
fenómenos asociados al significado léxico.
 Ofrezco ejemplos propios del lenguaje coloquial de fenómenos asociados a la
teoría de los campos semánticos y el cambio léxico.
ACCIONES PARA CONSTRUIR CONOCIMIENTO
ACTIVIDAD PREVIA: Trabajo Individual
Esta actividad está relacionada con el proceso de exploración de conocimientos previos
sobre los contenidos de la presente unidad; por lo anterior, es conveniente que usted
antes de leer esta unidad:
Responda las siguientes preguntas.
1. ¿Qué relación encuentra en las siguientes palabras: albañil, carpintero,
futbolista, policía, soldado? Argumente su respuesta.
2. Lea los siguientes pares de palabras: resumen-síntesis, pesadez-aburrimiento,
frenético-demente. ¿Cree usted que significan lo mismo?
3. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua define la palabra ‘hueso’ de la
siguiente forma:
i. Hueso: 1. m. Cada una de las piezas duras que forman el
esqueleto de los vertebrados.
Ahora bien, cómo explica la utilización de esta palabra en la siguiente oración:
‘Ese carro no lo compres porque es un hueso’. Argumente su respuesta.
4. ¿Por qué crees que es importante conocer y manejar el vocabulario de una
lengua?
TRABAJO EN GRUPO
5. Lea atentamente la Unidad N° 2, relacione la información consignada en las
preguntas de la actividad previa con la ofrecida en esta unidad. Reelabórelas y
compártalas con sus compañeros de clase.
6. Después de la lectura de la Unidad N° 2, realice un vocabulario con los
principales términos asociados a la Semántica Léxica. Sea conciso en las
definiciones y ofrezca ejemplos.
7. Organizados en CIPA construyan oraciones con las siguientes palabras
homónimas; para ello es necesario que conozca su significado y los contextos
donde se usan. Diga además en cuáles pares de palabras se presenta
homonimia absoluta y en cuáles parcial:
a. Huya – hulla
b. Alagar- halagar
c. Arte – harte
d. Ato – hato
e. Ribera – rivera
f. Cabila – cavila
g. Hierro – yerro
h. Olla – hoya
i.
Gallo – gayo
j. Rayo – rallo
8. Organizados en CIPA, expliquen con sus propias palabras el sentido del
siguiente fragmento:
“Un campo semántico es un microsistema capaz de reflejar en un corto espacio la gran
complejidad de la lengua. El campo semántico es un continuo significativo que se
distribuye entre los términos de oposiciones contiguas e inmediatas. A menudo se
habla indistintamente de campo semántico y campo léxico, pero conviene precisar que
no son exactamente lo mismo. El campo semántico tiene una referencia más estricta
que el campo léxico, ya que el campo onomasiológico no deja de ser también campo
léxico. Campo léxico es, pues, un hiperónimo de dos cohipónimos: el campo semántico
y el campo onomasiológico (García-Hernández, 1998a, 29, 30, 31, citado por Martínez,
2003, p.118)”.
2.1.
SEMÁNTICA LÉXICA Y SEMÁNTICA COMPOSICIONAL
En la Unidad N° 1 vimos como la primera forma de estudio del significado estuvo
dedicada al análisis lexical. Sin embargo, en la medida que la disciplina fue
encontrando herramientas explicativas, pudo emprender el estudio de unidades más
amplias que la palabra. De la Semántica Estructural, predominantemente lexical, se
pasó a una Semántica de la oración gracias a que los lingüistas se encontraron con
problemas como la conformación semántica de las oraciones y proposiciones de una
lengua. La Semántica léxica, por ejemplo, proponía dividir a las palabras en semas
para explicar la organización de su estructura sígnica. A su vez, los semas permitían
reconocer la existencia de campos semánticos. Veamos un ejemplo:
Carro
Moto
Bicicleta
Burro
+Motor
+Motor
-Motor
-Motor
+Asiento
+Asiento
+Asiento
+Asiento
+Ruedas
+Ruedas
+Ruedas
-Ruedas
En el ejemplo anterior, vemos como los cuatro lexemas están organizados dentro del
campo semántico Medios de transporte. Ahora bien, cuando nos encontramos con
expresiones más amplias que la palabra ¿Podemos proponer el mismo análisis? Por
ejemplo:
•
¿Cuáles son los semas de ‘Los niños están protegidos por la ley’?
•
¿A qué campo léxico pertenece la oración: ‘Estudiar no es una obligación, sino
un deber’?
Lo anterior fue lo llevó a los lingüistas a proponer dos formas distintas de análisis
semántico: la Semántica Léxica, es decir, aquella que se encarga del estudio
semántico de los lexemas (palabras) y la Semántica Composicional que se encarga de
estudiar el significado de morfemas cuando dan lugar a secuencias complejas
(oraciones, expresiones). En la Unidad N° 3 veremos cómo actuales perspectivas de
análisis semántico se han propuesto estudiar el significado discursivo, entendiendo la
noción de discurso como una unidad del lenguaje más amplia que la palabra y la
oración; por el momento abordamos brevemente algunos puntos esenciales de la
Semántica Composicional propuesta por Escandell Vidal (2004), para, posteriormente,
concentrarnos en los elementos esenciales de la Semántica Léxica, objetivo esencial
de esta unidad.
En palabras de Escandell Vidal (2004) la Semántica Composicional se encarga de “dar
cuenta del significado de un conjunto de expresiones complejas que resulta infinito”. La
principal diferencia con respecto a la Semántica Léxica es que mientras las palabras de
una lengua, aunque amplias, conforman un conjunto finito y delimitado, las expresiones
complejas, objeto de análisis de la Semántica Composicional, no se pueden delimitar
ni, por tanto, realizar estudios abarcables.
La Semántica Composicional estudia la relación entre sintaxis y semántica, y cómo la
primera se proyecta sobre la segunda. Además de eso, cómo contribuyen las distintas
unidades que conforman las estructuras sintácticas en el significado de las expresiones
complejas (Escandell Vidal, 2004). En ese sentido, Escandell Vidal propone dos
principios básicos para realizar el análisis semántico composicional: la ‘productividad
gramatical’ y la ‘hipótesis de la composicionalidad’.
La productividad gramatical hace referencia a la capacidad combinatoria de las reglas
de un sistema lingüístico. Este principio se basa en dos propiedades de la gramática de
las lenguas: la existencia de un número finito de reglas de construcción sintáctica y la
posibilidad de poder implementar las reglas de forma recursiva. De esta forma, el
significado de las expresiones complejas obedece, en parte, a la estructura sintáctica.
Tanto las reglas sintácticas como el conocimiento léxico están dentro del campo de
conocimiento de los hablantes de una lengua. Las estructuras complejas lingüísticas
están sometidas a uno proceso de gramaticalidad, si obedecen a las reglas de
construcción sintáctica o de agramaticalidad si no respetan determinada regla. En el
caso del español podemos mencionar como reglas sintácticas básicas la forma: Det +
N (a) en los sintagmas nominales; o la forma: O= SN+SV (b) para la conformación de
oraciones simples, lo que permite a los hablantes del español reconocer las estructuras
gramaticalmente correctas.
a. La casa
*Casa la
b. Los gatos caminan los techos.
*Perros los ladran la en noche.
El principio de composicionalidad establece que el significado de una expresión
compleja se puede desentrañar a partir del significado de las unidades más simples
que la componen y de la relación sintáctica que entre ellas se establecen. Este principio
establece tres supuestos:
•
El significado de una expresión compleja está completamente determinado por
los significados de sus constituyentes.
•
El significado de una expresión compleja es completamente predecible a través
de reglas generales a partir de los significados de sus constituyentes.
•
Cada constituyente gramatical tiene un significado que contribuye al significado
del todo.
Por medio de estos dos principios es factible comprender cómo opera el significado al
interior de las oraciones y las proposiciones. Un análisis desde la Semántica
Composicional recurre a cuestiones como los conectores, los verbos y la modalidad
para explicar la complejidad del significado al interior de las oraciones.
La Semántica Léxica, como se ha repetido en varias ocasiones, se encarga de estudiar
el significado de las palabras o lexemas. Dentro de las tareas desarrolladas por la
Semántica Léxica están: caracterizar el significado de las palabras; establecer las
distintas relaciones de significado entre palabras; dar cuenta de las características de
los significados de las palabras; establecer los cambios semánticos de las palabras a
partir de los contextos lingüísticos en los que se usan; y determinar los motivos por los
cuales se presenta el cambio semántico y explicarlos.
Antes de entrar a entender algunos fenómenos del significado lexical, nos permitimos
hacer una aclaración en cuanto a las diferencias conceptuales entre ‘palabra’ y
‘lexema’.
Hasta este punto hemos usado indistintamente la palabra ‘palabra’ y la palabra ‘lexema’
para hacer referencia a la unidad lingüística objeto de estudio de la Semántica Léxica;
no obstante, ambos términos no significan lo mismo y, por tanto, es deber en este
momento empezar a hacer la debida clarificación terminológica.
Tradicionalmente se ha definido la palabra como la unión de un significante con un
significado que fonológicamente es independiente en la cadena hablada. La diferencia
entre ‘palabra’ y ‘lexema’ viene dada en primer lugar porque el primer término se atiene
a formas y no a expresiones (contenido). El lexema, por su parte, se entiende como la
unidad de significado que subyace a las palabras. Lyons (1997, p. 76) cita un
esclarecedor ejemplo para establecer las diferencias:
¿Si él está en lo cierto y yo estoy equivocado ambos estaremos en un apuro?
De este modo, si nos preguntamos cuántas palabras, en tanto formas, hay en la
oración anterior, podemos decir sin mayor asomo de duda que hay quince palabras; sin
embargo, cuando hacemos la misma pregunta atendiendo a los lexemas en tanto
expresiones, decirmos que hay 13 palabras, toda vez que está, estoy y estaremos,
significan lo mismo (estar). Un lexema se ha asociado con cada una de las entradas
(lemas) que aparecen en los diccionarios. De igual forma, en tanto expresiones,
podemos encontrar lexemas que tengan más de una la palabra; como en los siguientes
ejemplos:
•
Meter la pata= equivocarse
•
Estirar la pata= morirse
•
Echar un ojo= avisar
Por lo anterior, podemos concluir que:
Lexema ≠ palabra
2.2.
NATURALEZA DEL SIGNIFICADO LÉXICO.
Cuando entramos en el terreno del significado de las palabras los teóricos han utilizado
históricamente distintas teorías que pretenden explicar cómo opera la significación en
la mente del individuo y cómo este logra dar significado a las palabras y a los objetos.
Estas teorías son, fundamentalmente, la teoría referencialista o denotacional y la teoría
ideacional o representacional. Veamos en qué consiste cada una de ellas con sus
respectivos pros y contras al momento de constatarlas con la realidad lingüística.
2.2.1. Teoría referencialista o denotacional.
Cuando nos encontramos con palabras como ‘mesa’ o ‘carro’ el significado de estas se
puede explicar a partir de las teorías referencialistas, las cuales asocian el significado
de las palabras con un referente concreto, es decir, con los objetos, cualidades y
situaciones del mundo exterior. Las teorías referencialistas explican el significado de
las palabras de la siguiente forma:
Figura N° 5. El significado según la teoría referencialista
Las teorías referencialistas explican el significado desde dos formulaciones más o
menos aproximadas. La primera, un tanto simple, considera que el significado de una
expresión es aquello a lo que esa expresión se refiere; la segunda, una versión más
sofisticada, afirma que el significado de una expresión debe identificarse con la relación
entre la expresión y su referente (extensión) (Alston, 1974, citado por Gutiérrez
Ordóñez, 1981, p.108).
Los defensores de las teorías referencialistas se fundamentan esencialmente en el
aprendizaje de la lengua por parte de los niños. Para los referencialistas “el infante
llega al significado a través de la ostensión de objetos, de donde concluyen que el
significado no puede ser otra cosa que el objeto mismo” (Gutiérrez Ordóñez, 1981,
p.108).
Sin embargo, esta teoría presenta grandes problemas cuando vemos que algunas
palabras no encuentran un referente ostensible dentro de la realidad. Tal es el caso de
sustantivos abstractos como ‘caridad’, ‘amor’; o de personajes ficticios como ‘Don
Quijote’, ‘Gregorio Samsa’ o ‘Aureliano Buendía’. Asimismo, se pueden encontrar
expresiones distintas que se refieren a un mismo objeto, pero cuyo significado es
distinto, como el clásico ejemplo de las expresiones ‘El manco de Lepanto’, ‘El autor del
Quijote’, cuyo referente es ‘Miguel de Cervantes’.
2.2.2. Teoría ideacional o representacional
La teoría ideacional o representacional considera que el significado no es una
representación de la realidad, sino un concepto. De esta forma, se entiende que la
construcción del significado se da por la relación entre las palabras y los conceptos
(ideas) o representaciones mentales, las cuales son primero que la adquisición de una
lengua. Los conceptos se relacionan con la realidad a partir de la identificación de un
conjunto de rasgos o propiedades compartidas (intensión o sentido) (Moreno Quibén,
2007)
Esta teoría también tiene sus detractores, toda vez que “las ideas por sí mismas,
constituyen un objeto inaccesible a la experimentación científica”. De igual forma,
“desde una perspectiva lingüística, se puede objetar que la identificación del significado
con las ideas (y fijar la primacía de estas sobre aquel) es salirse del marco de
referencia en el que se mueven los análisis lingüísticos” (Gutiérrez Ordóñez, 1981,
p.110).
2.2.3. Otras teorías del significado
Además de las mencionadas anteriormente, Lyons (1997, pp. 64-5) recoge otras
teorías que explican el significado, aunque advierte que ninguna de ellas es
satisfactoria como modelo amplio y empíricamente bien justificado de la Semántica
lingüística, no obstante, afirma este autor, cada una de ellas ha contribuido a explicar y
elaborar, de manera más o menos precisa, una teoría del significado. Dentro de estas
otras teorías tenemos:
•
La teoría conductista: el significado de una expresión es tanto el estímulo que
lo evoca como la respuesta evocada o la combinación de ambos en
ocasiones de expresión particulares.
•
La teoría del significado en el uso: el significado de una expresión, si no es
idéntico a su uso en la lengua, está determinado por él.
•
La teoría verificacionista: el significado de una expresión, si tiene alguno, está
determinado por la verificabilidad de las oraciones o proposiciones que la
contienen.
•
La teoría de condiciones de verdad: el significado de una expresión consiste
en su contribución a las condiciones de verdad de las oraciones que la
contienen.
2.2.4. Denotación y connotación
Pasemos ahora a revisar dos conceptos clásicos dentro del estudio del significado
lexical: Denotación y connotación. La denotación se entiende como el significado
primario y objetivo de las palabras que es común a todos los hablantes de una lengua.
La denotación plantea la coincidencia entre el conjunto de semas de las palabras y su
referente, razón por la cual Lyons (1997) la asocia con las teorías referencialistas:
Ejemplo: /árbol/ = ‘vegetal’, ‘gran tamaño’, ‘tronco leñoso’...
Las relaciones de denotación consisten en la correspondencia entre los referentes del
mundo exterior y las palabras que en ellas existe. La denotación también se ha
asociado con la definición primera del diccionario:
‘Perro: m. Mamífero doméstico de la familia de los cánidos, de tamaño, forma y
pelaje muy diversos, según las razas. Tiene olfato muy fino y es inteligente y
muy leal al hombre.’
La denotación no se establece por la relación entre un significante y un significado, sino
entre el signo y su referente. No se trata de la relación entre la cadena sonora o gráfica
‘perro’ ligada al sentido ‘perro’, sino la palabra ‘perro’ ligado a los ‘perros reales’ (Ducrot
y Todorov, 1974).
La connotación se entiende como el significado subjetivo del hablante y está asociado
a las circunstancias en las cuales se enmarca determinado enunciado. Se refiere al
significado secundario de una palabra. El proceso de connotación surge cuando a los
semas que constituyen el significado denotativo a conceptual del semema de un
lexema se adicionan o substraen ciertos rasgos semánticos que corresponden con las
propiedades adicionales que las emociones encuentran en el referente para crear un
nuevo significado. Por ejemplo, del lexema ‘perro’, se han extraído determinados
semas para crear un nuevo significado, un significado connotativo:
‘Perro: fig. Persona despreciable.’
La connotación, a diferencia de la denotación, aparece en el proceso discursivo. En
palabras de Beristáin (1995, p. 112) “cuando la expresión mesa (significante y
significado, es decir, el signo completo) nos hace evocar por asociación de ideas, en un
contexto, un segundo significado, estamos ante un ejemplo de connotación”.
Ejemplos:
Colgó el jamón con un gancho (Instrumento corvo y por lo común puntiagudo en
uno o ambos extremos).
b) hay personas con gancho (son atractivas).
c) le metió un gancho que lo dejó inconsciente (golpe en boxeo).
d) metió la canasta de gancho (con arqueo de brazo)
e) le echó un gancho a tiempo (le ayudó)
f) en el grupo hacía de gancho (de enlace o engarce) (Cervera Rodríguez, 2011,
p. 43).
2.3.
AMBIGÜEDAD LÉXICA
La ambigüedad se define como fenómeno del sentido que se ubica del lado del oyente.
Pertenece al nivel de la significación, no de la denotación ni de la designación. Una
palabra es ambigua cuando, fuera de todo contexto, puede tener dos o más
significados distintos. Toda ambigüedad supone una disyunción entre dos o más
comunicados (Gutiérrez Ordóñez, 1981). Lyons (1997) propone dos tipos de
ambigüedad: una léxica y otra gramatical. Para explicar sus diferencias, propone el
siguiente ejemplo:
No cree que podemos con esta herramienta
En la oración anterior la ambigüedad léxica se presenta porque su ambigüedad
depende de una diferencia del significado léxico de la forma ‘podemos’ que es
parcialmente homónima de los verbos ‘poder’ y ‘podar’. Y es gramaticalmente ambigua
porque su ambigüedad depende de la no equivalencia gramatical de ‘podemos’,
‘podéis’, ‘podamos’ y ‘podáis’ interpretados como formas de ‘poder’ o como formas de
‘podar’, pertinentes semánticamente dentro de la oración. La ambigüedad de presenta
básicamente por tres fenómenos: la homonimia, la polisemia y la vaguedad.
2.3.1. Homonimia
La homonimia se define como el fenómeno que se produce cuando hay igualdad o
confluencia en una misma forma de dos (o más) palabras con significados diferentes y
no relacionados entre sí (Moreno Quibén, 2007, p. 12). A este tipo de palabras se les
denomina homónimos. Lyons (1997) establece dos tipos de homonimia: una absoluta y
una parcial.
Las condiciones para que se presente homonimia absoluta son las siguientes:
a. Tendrán significados no relacionados entre sí, es decir, que los lexemas no
compartirán semas.
b. Todas las formas han de ser idénticas.
c. Las formas idénticas han de ser gramaticalmente equivalentes.
Podemos citar como ejemplos de homonimia absoluta los siguientes ejemplos clásicos:
Banco: m. Asiento con respaldo o sin él, en que pueden sentarse varias
personas.
Banco: Instutición financiera
Llama: f. Masa gaseosa en combustión, que se eleva de los cuerpos que arden y
despide luz de vario color.
Llama: f. Mamífero rumiante, variedad doméstica del guanaco, del cual solo se
diferencia en ser algo menor.
Banda: f. Cinta ancha o tafetán de colores determinados que se lleva atravesada
desde un hombro al costado opuesto.
Banda: f. Grupo de gente armada.
Las condiciones para que se presente la homonimia parcial son las siguientes (Moreno
Quibén, 2007):
a. Cuando cada uno de los significados pertenece a una categoría gramatical
diferente.
 bajo: adjetivo: ‘de poca altura’
 bajo: nombre: ‘dobladillo de la ropa’
 bajo: preposición: ‘en lugar inferior a’
 bajo: verbo bajar: 1ª persona de singular del presente de indicativo
b. Cuando hay diferencias en la segmentación en morfemas.
 Bajo: adjetivo: ‘de poca altura’ baj-o/a Lexema + morfema de género
 Bajo: nombre: ‘dobladillo de la ropa’ bajo Lexema
 Bajo: preposición: ‘en lugar inferior a’ bajo Lexema
 Bajo: verbo bajar: 1ª persona de singular del presente de indicativo
baj-o Lexema + morfema de persona, tiempo y número.
c. Cuando la misma forma se combina con diferentes morfemas de género o de
número:
 El clave: ‘instrumento musical de teclado con cuerdas percutidas por
picos de pluma’
 La clave: ‘código de signos convenidos para la transmisión de
mensajes secretos’
 El mañana: ‘tiempo futuro’
 La mañana: ‘tiempo transcurrido desde que amanece hasta el
mediodía’.
Las palabras homónimas se han clasificado tradicionalmente en dos formas:
a. Homónimos homógrafos homófonos: Identidad en el nivel fónico y en el nivel
ortográfico. Como en el par: llama – llama
b. Los homónimos homófonos no homógrafos: son aquellos en los que hay
identidad fónica, pero no gráfica. Como en los pares: tubo- tuvo y horca –orca
2.3.2. Polisemia
Este fenómeno se da a raíz de la diversificación del significado de una palabra. Así,
para que exista polisemia debe existir una relación entre los significados de un mismo
lexema (Gómez López, 2002). Un ejemplo clásico de ello es la palabra ‘pluma’ que
designa ‘cada una de las piezas de que está cubierto el cuerpo de las aves’ y que al ser
utilizadas convenientemente para escribir, terminó cambiando su significado a ‘el
instrumento con el que en la actualidad se escribe’. Lyons (1997) establece dos
criterios para diferenciar la polisemia de la homonimia: la etimología y la relación de
significados. De esta forma, si las palabras no tienen ningún vínculo histórico o no
comparten semas podemos decir que estamos frente a una palabra polisémica.
Moreno Quibén (2007, p. 14) establece unas causas por las cuales se presenta la
polisemia, entre las que tenemos:
a. Designación de nuevos objetos
 pluma
a. ‘Cada una de las piezas de que está cubierto el cuerpo de las aves’
b. ‘Pluma de ave que, cortada convenientemente, servía para escribir’
c. ‘instrumento de escritura’
b. Especialización en un ámbito
 anillo: aro pequeño
a. Astronomía: ‘formación celeste que circunda determinados planetas’
b. Botánica: ‘cada uno de los círculos leñosos concéntricos que forman el
tronco de un árbol’
c. Química: ‘estructura molecular formada por una cadena cerrada de
átomos’
c. Usos figurados
 pluma
a. ‘Estilo o manera de escribir’: Tiene muy buena pluma.
b. ‘Escritor’: Es la mejor pluma de su tiempo.
2.3.3. Vaguedad
Partiendo de Taylor (1989), Gómez López (2002, p. 77) define la vaguedad como una
“propiedad referencial de todo signo, por lo tanto no se plantea solamente a la hora de
distinguir varios significados de un mismo signo, sino también para cada significado
particular y por lo tanto en los casos de monosemia”. La vaguedad consiste, entonces,
en la posibilidad que tiene un lexema de hacer referencia a una diversidad de
significados.
Gutiérrez Ordóñez (1981) afirma que términos comúnmente utilizados son vagos, toda
vez que no existe una escala para referirse a ellos. Tal es el caso de los pares nuevo –
viejo, rápido – lento, frío – caliente, en los cuales no hay límites establecidos para
diferenciar niveles entre ellos. Lo anterior se puede explicar con el siguiente ejemplo:
a. Medellín es una ciudad fría (en comparación con Barranquilla).
b. Medellín es una ciudad caliente (en comparación con Tunja).
2.4.
RELACIONES DE SENTIDO
Una palabra como ‘perro’ se encuentra semánticamente relacionada como otras como
‘animal’, ‘galgo’, ‘canino’, ‘labrador’. Estas relaciones entre lexemas o expresiones
léxicas es lo que se conoce como relaciones de sentido. Dentro de las relaciones de
sentido
tenemos,
entre
otras,
la
sinonimia
y
la
hiponimia.
Más
adelante
profundizaremos en cada una de ellas. Por lo pronto sigamos profundizando en el
concepto de sentido.
El sentido de un lexema es su configuración o estructura sémica. Para Lyons (1997),
sentido y denotación están asociados, puesto que son nociones interdependientes que
están en relación inversa: ‘animal’ denota una clase mayor que ‘perro’, pero el sentido
de ‘perro’ incluye el sentido de ‘animal’ por su grado de especificidad. El sentido,
entonces, se entiende como el “conjunto o red de relaciones de sentido que se
mantienen entre dicha expresión y otra cualquiera de la misma lengua” (p. 107).
Veamos a continuación las principales relaciones de sentido existentes entre lexemas.
2.4.1. Sinonimia
Tradicionalmente se ha definido la sinonimia como el fenómeno en el que dos palabras
tienen el mismo significado. Ya se sabe que no hay dos lexemas con significados
iguales salvo aquellos que son variantes sintácticas (grande-gran), variantes de acento
(periodo-período), variantes derivativas (centellear-centellar) o variantes gráficas
(obscuro-oscuro).
Los sinónimos no solo se dan en el plano de los lexemas, sino también en el plano de
las expresiones léxicas. Así, es posible que “expresiones léxicamente simples tengan
el mismo significado que expresiones léxicamente complejas” (Lyons, 1997, p. 87). La
sinonimia es un asunto tanto de identidad como de semejanza entre lexemas.
La sinonimia puede ser de tres tipos: cuasisinonimia, sinonimia absoluta y sinonimia
parcial (Lyons, 1997, Moreno Quibén, 2007). Veamos en qué consiste cada una:
a. Cuasisinonimia: la mayoría de las expresiones que aparecen en el diccionario
son cuasisinónimas, es decir, aquellas expresiones que son más o menos
semejantes en su significado, pero no idénticas. Estas expresiones, aunque
comparten un núcleo semántico común se diferencias por distintos motivos
como el dialecto, el registro social, la profesión, entre otros. Como ejemplos de
cuasisinonimia tenemos los pares ‘bruma-neblina’, ‘riachelo-arroyo’, ‘Inmersiónzambullida’.
b. Sinonimia absoluta: la sinonimia absoluta se considera muy rara, salvo que se
mencionen como ejemplo expresiones léxicamente compuestas. Lyons (1997, p.
88), establece tres criterios básicos para que exista sinonimia absoluta.
 Todos los significados de las palabras tienen que ser idénticos.
 Deben ser sinónimos en todos los contextos posibles.
 Son semánticamente equivalentes.
c. Sinonimia parcial: Cuando dos expresiones no cumplen una de las anteriores
condiciones de la sinonimia absoluta, se considera que existe sinonimia parcial.
La sinonimia parcial no se puede confundir con la cuasisinonimia.
Podemos mencionar como ejemplos de sinonimia absoluta los pares ‘esdrújulaparoxítona’ y ‘fútbol-balompié’. Como ejemplos de sinonimia parcial se pueden
considerar los pares ‘gordo-obeso’ y ‘alto-elevado’.
2.4.2. Inclusión: hiponimia/hiperonimia
La hiponimia es una relación que aparece entre distintos lexemas. La hiponimia y la
hiperonimia pertenecen a relaciones de inclusión entre conjuntos y subconjuntos o
entre clases y subclases. Al conjunto incluyente o clase incluyente lo denominamos
hiperónimo y al conjunto o clase incluida lo denominamos hipónimos.
Figura N° 6. Flor y sus hipónimos
Lyons (1997, p. 151) define la hiponimia como una relación de entrañamiento, en tanto
una expresión implica necesariamente a otra. Lyons explica la hiponimia de la siguiente
forma: una expresión, f, es un hipónimo de otra expresión, g, si, y solo sí, f entraña g:
es decir:
Así, ‘perro’ entraña ‘animal’. Dada una proposición p que contiene ‘perro’, la sustitución
de ‘perro’ por ‘animal’ en p dará otra proposición q entrañada por p. O sea:
Veo un perro (p), entonces,Veo un animal (q)
2.4.3. Inclusión: Meronimia
La meronimia se define como una correspondencia léxica de la relación de la parte con
el todo. Pertenece a las relaciones de inclusión de individuos. Así, cuando decimos que
‘ojos’ es una parte de la ‘cara’, entonces, ‘cara’ es un holónimo de ‘ojos’, y ‘ojos’ un
merónimo de ‘cara’.
La meronimia se diferencia de la hiponimia en que la primera implica relaciones de
inclusión entre el todo y la parte de un mismo individuo; de tal forma que no se puede
hablar de subclases o subconjuntos.
2.4.4. Exclusión: antonimia
La antonimia pertenece a las relaciones de exclusión. Esta relaciones se establecen en
razón de la oposición entre dos terminos, sean estos graduables o no. La antonimia
pertecene a los opuestos graduables y se definen tradicionalmente como palabras con
significado contrario. En tanto opuestos graduables, los antónimos admiten términos
medios. Los antónimos se clasifican de la siguiente forma:
a. Antónimos polares: en el que dos proposiciones no pueden ser verdaderas
simultáneamente. Pueden incluir modificadores de grado como muy, bastante…
Uno de los términos se considera positivo y el otro negativo.
 Esta cama es larga, entonces, esta cama no es corta.
 Esta cama no es larga, entonces, esta cama es corta.
b. Antónimos equipolentes o escalares: la oposición se manifiesta en la presencia
de dos propiedades positivas distintas. Se refieren a las sensaciones perceptivas
o emociones: frío/caliente, dulce/salado, triste/alegre.
c. Antónimos inversos o relacionales: expresan una relación vista desde
perspectivas opuestas: encima/debajo; comprar/vender; preceder/ seguir.
d. Antónimos reversos: los antónimos reversos son opuestos direccionales
basadas en un movimiento real o figurado: entrar/salir; abrir/cerrar; atar/desatar.
2.5.
LA TEORÍA DE LOS CAMPOS SEMÁNTICOS
En varios momentos de este módulo hemos hecho mención de algunos aspectos de la
teoría de los campos semánticos o campos léxicos. Dijimos que el concepto de campo
semántico fue desarrollado por el alemán J. Trier en 1931. En su obra, en la que
estudió el sistema conceptual de entendimiento entre 1200 y 1300 en Alemania, Trier
advierte que “Las palabras emparentadas conceptualmente forman entre sí y con la
palabra pronunciada un todo articulado, una estructura, que se puede llamar campo
léxico o campo lingüístico de signos” (Citado por Martínez, 2003, p. 105).
A Trier le corresponde el mérito de haber incluido la teoría de los campos semánticos
dentro del análisis lingüístico. Por tal motivo que se le considera el padre de la
Semántica Estructural.
La teoría de los campos semánticos es la base de todo el armazón teórico de la
Semántica Estructural. Esta teoría traslada al ámbito del significado algunos supuestos
aplicados al análisis fonológico, tales como el estudio de los rasgos distintivos por
medio de los cuales se obtienen sistemas de oposición binarias. Coseriu define el
campo léxico como:
una estructura paradigmática primaria del léxico; más aún: es, en este dominio, la estructura
paradigmática por excelencia. Puede definirse como ‘paradigma constituido por unidades léxicas
de contenido («lexemas») que se reparten una zona de significación continua común y se
encuentran en oposición inmediata unas con otras (Citado por Martínez, 2003, p. 114)
Dentro de la teoría de los campos semánticos han surgido algunos conceptos básicos
para el estudio del significado léxico. Veamos algunos, advirtiendo que ya los hemos
mencionado anteriormente:
Sema: Rasgo mínimo de significación que permite establecer oposiciones
funcionales o discrimativas.
Semema: el conjunto de semas de una lexema.
Lexema: la realización morfosintáctica de un semema.
Semantema: los semas obtenidos mediante metodos paradigmáticos como ‘con
respaldo, cuatro patas, de terciopelo’, . . . Básicamente, la información
lexicográfica del lexema.
Archisemema: conjunto de rasgos comunes a todos los sememas analizados.
Un análisis semántico desde la teoría de los campos semánticos busca reconocer la
intersección y oposición de los semas de varios lexemas. Es clásico dentro de esta
teoría proponer el análisis semántico siguiente:
S1: respaldo
S2: para una
persona
S3: para sentarse
S4: con brazos
S5: material
rígido
Sillón
+
+
+
+
-
Sofá
+
-
+
+
-
Mecedora
+
+
+
+
-
Banco
-
+
+
-
+
2.6.
EL CAMBIO SEMÁNTICO
En otro apartado de este trabajo dijimos que el signo lingüístico no es inmutable y que
pueden presentarse cambios en su significante o significado. En su momento pusimos
el ejemplo del lexema ‘caballero’ que se utilizaba como sinónimo de ‘jinete’, es decir,
aquel que ‘cabalga o va a caballo’. También en otro momento recurrimos a la palabra
‘pluma’, con la que se designaba inicialmente a las piezas que cubren a las aves y hoy
también se designa a la herramienta para escribir. El cambio semántico es la prueba
más contundente de que la lengua es un producto social.
Todo cambio semántico parte de la decisión de un individuo o grupo de individuos que,
por necesidades de nombrar realidades nuevas o por cuestiones sociales o expresivas,
decide utilizar determinada expresión, apartándose de las convenciones generales.
Los cambios se pueden desarrollar de forma más o menos lenta en la medida en que
no exista una necesidad para nombrar realidades, así, cuando aparece un invento
tecnológico es muy fácil que el cambio se generalice.
Los cambios semánticos se dan por dintisntos motivos. Aquí los mencionamos
brevemente:
a. Causas fonéticas: evolución fonética divergente de un mismo étimo.
 capitalis → capital vs caudal
 cathedra → cátedra vs. cadera.
b. Etimología popular: los hablantes no son conscientes del origen etimológico de
las palabras y pueden reunir en un mismo significante distintos étimos.
 vagabundo → vagamundo ⇒ mundis
c. Causas históricas: Las causas históricas afectan de manera indirecta al sistema
de la lengua. El cambio en la designación o referencia con la aparición de
nuevos objetos hace que estos se bautizen con palabras ya existentes mediante
la percepción de algún tipo de extensión.
 átomo → constituyente de la materia
d. Causas sociales: el cambio de significado puede surgir también mediante una
especialización de un término a partir de su uso en un lenguaje de especialidad.
 laborare → trabajar → labrar
 conventus congressus → reunión → convento congreso
El caso contrario también es posible mediante una generalización.
 arribar → llegar a la playa → llegar
e. Causas psicológicas: las causas psicológicas hacen referencia a la influencia de
motivos emocionales o expresivos en el significado de las palabras. Las causas
psicológicas están vinculadas con el tabú y los eufemismos.
 Discapacitado → inválido
 Tercera edad → ancianos
ACTIVIDAD
1. Caracteriza las diferencias de significado de la palabra ‘columna’ en las
siguientes expresiones. Diga si se trata de un caso de homonimia o de
polisemia. Razona tu respuesta.
a. columna del edificio
b. página a tres columnas
c. la columna de Manuel Rivas
2. Busque los significados denotativos y connotativos de las siguientes palabras.
Explique cómo opera la connotación en cada una de ellas.
a. Quijote.
b. Cantinflada
c. Bomba
d. Pollo
e. Pato
3. Explique las diferencias de sentido expresadas por los mismos adjetivos en las
siguientes palabras:
a. Buen profesor – Profesor Bueno
b. Viejo amigo – Amigo viejo
c. Bendito hijo – Hijo bendito
4. En las siguientes oraciones la palabra ‘cola’ aparece en contextos distintos.
Señale en cuál de ellas hay polisemia y en cuál homonimia. Justifica cada una
de las respuestas.
a. la cola del gato
b. Esta chica tiene una cola de caballo
c. A la cometa le falta cola
d. Chavo, ¿me puedes menear la cola?
e. Al asesino de la cola del cine no le gustó El Padrino II
5. La palabra ‘cuñado’ (, da) es una palabra vaga porque tiene dos significados
simultáneos. El DRAE la define como “Hermano o hermana del marido respecto
de la mujer, y hermano o hermana de la mujer respecto del marido”.
Considerando la siguiente oración: ‘Elsa no es mi cuñada sino mi cuñada’, en
una situación en la que efectivamente Elsa es mi cuñada. Explica por qué se
trata de un enunciado semánticamente incoherente.
6. Justifica si los siguientes pares están en relación de hiponimia / hiperonimia. En
caso afirmativo señala los correspondientes hipónimo e hiperónimo.
a. Adolescente: persona
b. Hombre: padre
d. Apartamento: vivienda
e. Zapatilla: calzado
7. Señala si los siguientes pares establecen relación de meronimia.
a. mano: vena
b. huevo: tortilla
c. botella: corcho
d. oveja: rebaño
8. Señala el tipo de antonimia expresada por los siguientes pares.
a. contento: acongojado
b. cerca: lejos
c. grueso: fino
d. beneficioso: Perjudicial
RESUMEN DE LA UNIDAD
Hemos opuesto la Semántica Léxica a la Semántica Composicional, entendiendo la
primera como aquella que se encarga del estudio semántico de los lexemas (palabras)
y la segunda como aquella que se encarga de estudiar el significado de morfemas
cuando dan lugar a secuencias complejas (oraciones, expresiones), para emprender el
estudio del significado léxico.
Dentro de las tareas propuestas por la Semántica Léxica tenemos: establecer las
distintas relaciones de significado de las palabras, estudiar las características de los
significados de las palabras y determinar las causas de los cambios semánticos, entre
otros. De esto se desprende una serie de fenómenos que estudian el significado de las
palabras.
En esta unidad hemos establecido la diferencia conceptual entre ‘palabra’ y ‘lexema’. El
primer término se entiende en tanto hace referencia a forma y el segundo a contenido.
El lexema se entiende como la unidad de significado que subyace a las palabras. Así
las cosas, podemos encontrar lexemas que tengan más de una la palabra.
El significado léxico ha sido estudiado desde distintas perspectivas teóricas de distintos
campos del conocimiento humano. En esta unidad profundizamos en las teorías
referencialista e ideacional del significado. La primera asocia el significado de las
palabras con un referente concreto, es decir, con los objetos, cualidades y situaciones
del mundo exterior; y la segunda, considera que el significado no es una representación
de la realidad, sino un concepto.
También se abordó en esta unidad la clásica dualidad entre denotación/connotación.
Estos fenómenos léxicos se corresponden con algunos de los principios de las mismas
teorías del significado.
Posteriormente, se revisó el concepto de ambigüedad léxica, entendido como un
fenómeno de sentido que trata sobre la interpretación y significación que un hablanteoyente hace de los signos. Dentro de los fenómenos asociados a la ambigüedad léxica
tenemos la homonimia, la polisemia y la vaguedad.
En el plano de la significación, como en el plano sintáctico, decimos que las palabras
establecen relaciones. Una relación de sentido se entendió como las correspondencias
de las configuraciones y estructuras sémicas entre las palabras. Los fenómenos
asociados a las relaciones de sentido más comúnmente estudiados son la sinonimia, la
hiponimia/hiperonimia, la meronimia y la antonimia.
A partir de la teoría de los campos semánticos, los lingüistas han desarrollado no solo
un método de estudio del significado lexical, sino una terminología propia del campo
lexical y semántico. La teoría de los campos semánticos es por antonomasia la
Semántica Lexical. Por medio de esta teoría se estudian las relaciones de oposición y
complementariedad entre los lexemas. Los conceptos de sema, semema y lexema son
básicos dentro de esta teoría.
AUTOEVALUACIÓN
A continuación se presentan una serie de preguntas para que el estudiante las
responda a manera de autoevaluación, y así compruebe los conocimientos adquiridos
en el estudio de la unidad.
1. En un cuadro comparativo registre similitudes y diferencias entre la Semántica
Léxica y la Semántica Composicional. Si es posible indague sobre más aspectos
al respecto.
2. El tabú y los eufemismos se enmarcan dentro de las causas psicológicas del
cambio semántico. Indague sobre estos dos fenómenos y ofrezca ejemplo de
cada uno de ellos.
3. Las teorías referencialistas asocian el significado de las palabras con un
referente concreto. Teniendo en cuenta lo anterior, ¿Qué dificultades tendría
esta teoría para explicar el significado de las siguientes palabras?: Amor, entre,
destino.
4. Busque ejemplos ilustrativos sobre cada una de las causas del Cambio
Semántico.
5. La teoría ideacional o representacional considera que el significado no es una
representación de la realidad, sino que es un concepto, ¿Cómo se relaciona esta
teoría con la concepción del signo según Peirce?
6. ¿De qué forma se relaciona la teoría de los campos semánticos con la
Semántica Estructural?
Unidad 3
SEMÁNTICA
DISCURSIVA
PRESENTACIÓN
En la presente unidad estudiaremos lo concerniente a la Semántica Discursiva, la cual
se encarga, como es obvio, de estudiar el significado en el seno del discurso.
Inicialmente, hemos abordado la distinción entre texto y discurso para que el estudiante
pueda tener claridad conceptual en cuanto al uso de uno y otro término. El objetivo de
esta unidad es ofrecer al estudiante de la Licenciatura en Educación Básica énfasis en
Lengua Castellana e Idioma extranjero (Inglés) las herramientas teórico-prácticas para
la enseñanza de la Semántica desde una perspectiva discursiva, sobre todo en lo
concerniente a aquellas unidades del discurso susceptibles de análisis semántico.
Esta unidad se encuentra dividida en tres apartados claramente definidos en los que el
estudiante podrá reconocer los elementos teórico-prácticos más importante de la
Semántica Discursiva.
En la primera parte de la unidad abordaremos la distinción entre texto y discurso,
entendiendo el primero como una instancia puramente lingüística, tradicionalmente
opuesta a la conversación. El discurso, por su parte, se entiende desde una
perspectiva eminentemente contextual e interactiva.
La segunda parte de esta unidad versará sobre las tareas y objetivos de la Semántica
Discursiva. Abordamos este momento de la unidad a partir de los postulados de Van
Dijk, como principal referente, el cual propone como tarea fundamental de la Semántica
Discursiva analizar la forma cómo se construye el significado a partir de las
proposiciones.
La tercera y última parte tratará sobre algunas estructuras discursivas susceptibles de
análisis semántico. En esta parte, predominantemente introductoria, reconoceremos
como
esenciales
el
estudio
de
las
macroestructuras
semánticas,
las
macroproposiciones y las nociones de tópico y comento para saber cómo opera el
significado al interior del discurso.
PROBLEMA
¿De qué forma el reconocimiento de las estructuras discursivas facilita la comprensión
de la significación en el discurso y para qué me sirve desde mi formación disciplinar,
pedagógica e investigativa, la comprensión del significado discursivo?
COMPETENCIAS ESPECÍFICAS
 Reconozco las diferencias entre texto y discurso y los confronto con mis
conocimientos sobre Semántica Léxica y Semántica Composicional.
 Identifico los principales objetivos de la Semántica Discursiva y los aplico en
talleres.
 Realizo talleres de comprensión y análisis semántico discursivo en los que
reconozco elementos como las macroestructuras semánticas y las estructuras
tópicas a partir de textos periodísticos y narrativos.
 Produzco textos en los que reconozco las diferentes estructuras discursivas.
ACCIONES PARA CONSTRUIR CONOCIMIENTO
ACTIVIDAD PREVIA: Trabajo Individual
Esta actividad está relacionada con el proceso de exploración de conocimientos previos
sobre los contenidos de la presente unidad; por lo anterior es conveniente que usted
antes de leer esta unidad:
Responda las siguientes preguntas.
1. ¿Qué entiende usted por texto y discurso? ¿Cree usted son significan lo mismo?
Argumente su respuesta.
2. ¿Para qué cree usted que sirve reconocer el significado discursivo?
3. ¿Cómo cree usted que conceptos de la comprensión textual, tales como la
cohesión y la coherencia, ayudan a desentrañar el significado en el discurso?
4. ¿De qué forma cree usted que lo visto en las unidades anteriores me sirven de
base para analizar el significado en el discurso?
TRABAJO EN GRUPO
9. Lea atentamente la Unidad N° 3, relacione la información consignada en las
preguntas de la actividad previa con la ofrecida en la unidad. Reelabórelas y
compártalas con sus compañeros de clase.
10. Después de la lectura de la Unidad N° 3, realice un vocabulario con los
principales términos asociados a la Semántica Discursiva. Sea conciso en las
definiciones y busque ejemplos explicativos.
11. Organizados en CIPA, expliquen, en un ensayo no menor a cinco cuartillas, el
sentido del siguiente fragmento:
Nuestro conocimiento del uso de la lengua nos dice también que un discurso no tiene
un solo tema o asunto sino posiblemente una secuencia de temas o asuntos, que se
expresan también en un resumen del discurso. Esto hace que sea posible tener temas
aún más "altos", de manera que se obtienen varios niveles de macroestructuras, cada
uno derivado del nivel inmediatamente inferior, por las mismas macrorreglas. De hecho,
entonces, es posible tener un tema de un párrafo, de una página, o de un capitulo, así
como de un libro entero, según el nivel de "globalidad" que se escoja para caracterizar
el contenido del discurso” (van Dijk, 1980, p. 47).
12. Organizados en CIPA, escoja un texto cualquiera y plantee un análisis de las
macroestructuras semánticas a partir de la idea planteada en el fragmento
anterior.
13. Organizados en CIPA, indaguen con mayor profundidad el concepto de
‘Contexto’.
3.1. TEXTO Y DISCURSO
Esta parte de la Unidad N° 3 se encargará de dar respuesta a los cuestionamientos
conceptuales sobre las nociones de texto y discurso y las diferencias que entre ellas
existen. Y al mismo tiempo nos introduciremos al terreno del estudio del significado
discursivo. Advertimos que los conceptos que aquí se manejan no se tienen como
universales y es factible encontrar variantes entre un autor y otro. Lo que proponemos
aquí es hacer una breve introducción sobre la relación entre los Estudios del Discurso,
junto con las nociones de discurso y texto, y la Semántica Discursiva.
En apartados anteriores hemos mencionado someramente que el discurso se entiende
como una entidad superior a la palabra y a la oración, y que, por tanto, también es
factible realizar análisis semántico del discurso. Tradicionalmente se ha asumido que el
discurso, en tanto estructuras formales, son entidades que se forman a partir de la
unión de varios párrafos; y a su vez los párrafos se forman por medio de la unión de un
conjunto de oraciones. No obstante, la Lingüística Textual y el Análisis del Discurso han
demostrado que las relaciones sintácticas y semánticas operan de forma distinta dentro
del discurso.
Quiere decir lo anterior que los métodos utilizados dentro de la Semántica Léxica y la
Semántica Composicional no son apropiados para aplicarlos dentro del discurso porque
“el significado global de un texto (o si se quiere la información que contiene) resulta
superior a la suma de las significaciones de las frases que lo componen” (Lozano et al,
2007, p. 36). En efecto, el análisis del discurso, ha encontrado nuevas posibilidades
analíticas para comprender cómo se produce el significado dentro del discurso.
Empecemos entonces a dilucidar los alcances conceptuales de dos términos
comúnmente utilizados como sinónimos, en los que subyacen claras diferencias.
Tradicionalmente la noción de texto se ha utilizado para designar a los productos
escritos del lenguaje. En ese sentido, texto sería lo contrario a conversación. El primero
pertenecería al plano de la escritura y el segundo al plano de la oralidad. Ahora bien,
estás dos definiciones han quedado subsumidas en una sola, toda vez que se ha
comprendido que la lengua se explica mejor en razón del uso que los hablantes hacen
de ella.
En el uso no solo están presentes palabras, sino también todo un acervo de creencias,
sensaciones y pensamientos de los hablantes. Por ello, es que estos dos productos
puramente lingüísticos se explicarían mejor desde la noción de discurso propuesta por
la perspectiva de los Estudios del Discurso (o Análisis del Discurso).
Van Dijk (2000) reconoce que la noción de discurso puede resultar difícil de definir,
debido a que el término se ha usado comúnmente dentro de las ciencias humanas, las
ciencias sociales y hasta por los medios de comunicación. Estos últimos, por ejemplo,
han usado el término discurso de forma arbitraria. Tenemos entonces que es común
escuchar en la prensa, la expresión ‘discurso presidencial’ entendido, en este contexto,
como las prácticas orales del lenguaje. También es común encontrarse con
expresiones como ‘el discurso de la izquierda’, en referencia a la serie de principios
filosóficos e ideológicos que sustentan este sistema de pensamiento.
Estas dos utilizaciones del término discurso, hechas desde el sentido común tienen en
cuenta el lenguaje desde el uso que hacen los hablantes. Desde aquí parten los
Estudios del Discurso, pero anexan otras preocupaciones como: quien utiliza el
lenguaje, cómo lo utiliza, por qué lo utiliza, cuándo lo utiliza.
Los Estudios del Discurso reconocen que las prácticas comunicativas cotidianas son
sucesos complejos donde prima la interacción. En palabras de van Dijk (2000, p. 24)
esta perspectiva se “encarga de estudiar el texto y la conversación en contexto”. El
discurso de entiende, entonces, desde tres dimensiones básicas: el uso del lenguaje, la
comunicación de creencias y la interacción social.
Figura N° 7. Estructuras del discurso en su contexto interaccional y social. (Adaptado de van Dijk, 2008, p. 217)
Cuando se integra la cognición, la interacción social y el uso lingüístico es necesario
recurrir a la multidisciplinariedad para poder comprender eficazmente el discurso. El
Análisis del Discurso, entonces, se vale de metodologías y principios teóricos de
ciencias y disciplinas como la Etnografía, la Semiótica, la Sociolingüística, la
Pragmática, la Etnometodología, la Psicología Cognitiva y la Psicología Social, los
estudios de la comunicación e incluso, la Historiografía. Todas estas ciencias brindan
sus miradas, sus métodos y sus teorías para hacer de los Estudios del Discurso una
perspectiva de estudio de gran relevancia en la sociedad actual.
El hecho de que se integren múltiples disciplinas y campos de estudio dentro del
Análisis del Discurso, hace que no exista una sola forma de entender el discurso. Por
ello, existen distintas escuelas que, desde sus propios intereses, han emprendido el
estudio del discurso. Sin embargo, se puede precisar como principio común a todas
estas escuelas el “interés prácticamente excluyente por la conversación y los textos tal
como estos ocurren”. Mientras las investigaciones en Lingüística formal construyen sus
teorías a partir de una selección de ejemplos, en el Análisis del Discurso “se prefieren
ejemplos o corpus de "datos reales", como grabaciones de vídeo o audio de
conversaciones o textos concretos extraídos de los medios masivos de comunicación o
del ámbito educativo” (van Dijk, 2000, p. 58).
3.2. ¿DE QUÉ SE ENCARGA LA SEMÁNTICA DISCURSIVA?
Decir que la Semántica Discursiva se encarga del significado en el seno del discurso es
una tautología. Aunque, en efecto, la Semántica Discursiva entiende cómo opera el
significado en el discurso. Ahora bien, puesto que definimos el discurso como una
instancia en la que entroncan tres dimensiones básicas –el lenguaje, la cognición y la
sociedad –la Semántica Discursiva entiende que el significado se encuentra presente
en el discurso a partir de estos tres elementos. De lo anterior tenemos que:
La Semántica Discursiva parte de la concepción del discurso como totalidad lingüística
desglosable en frases entre las cuales se tiende una solidaridad que permite que el
significado actúe en el plano global. Entre estas frases se establecen relaciones de
coherencia y conectividad. Los conectivos son los encargados de ordenar las frases y
las proposiciones como un ‘todo’. Para estudiar el significado discursivo es menester
tener en cuenta “no sólo el significado de las estructuras más allá del límite de la frase,
sino también las posibilidades de dependencia del discurso –significado de palabras,
frases, cláusulas y oraciones y sus relaciones mutuas” (van Dijk, 2008, p. 220). El
significado opera dentro del discurso de forma distinta a como lo hace dentro de, por
ejemplo, la oración, de esta forma:
Los “mismos” significados pueden ser expresados en categorías sintácticas diferentes de un
alcance variable, dependiendo de las restricciones contextuales, por ejemplo, aquellas que
definen un estilo o unas condiciones pragmáticas. A diferencia de las oraciones semánticas, el
discurso semántico representa todo tipo de significados del texto y del habla (van Dijk, 2008, p.
220).
La Semántica Discursiva no se limita a estudiar el significado dentro del texto, sino que
acude a referentes o extensiones, para ello, se vale de elementos referenciales dentro
del discurso como los pronombres los cuales pueden hacer mención a elementos que
están fuera del discurso y que pueden ser reales o imaginarios. En ese sentido, la
Semántica del Discurso entronca directamente como la Pragmática y con la Cognición
Social.
Todo estudio del significado en el seno del discurso debe tener en cuenta la relación
entre la cognición individual y la cognición social, por lo que se dice que todo estudio
del significado discursivo acude a explicaciones mentalistas para comprender cómo
operan las estructuras lingüísticas en el proceso de significación, en tanto proceso que
ocurre en la mente. En ese sentido, “los objetos mentales, tales como los significados,
el conocimiento, las actitudes e ideologías pueden ser compartidas por miembros de
grupos, comunidades o culturas, y son por lo tanto sociales” (van Dijk, 2008, p. 219).
Por lo anterior, es que el mismo van Dijk (1980a) afirma que una de las tareas de la
semántica del discurso es indagar por la forma cómo se organiza la referencia entre las
frases. Así, en el discurso se puede presentar que las frases hagan referencia a uno o
varios referentes externos. “Las relaciones interclausales e intersentenciales no se
basan sólo en significados (intensionales), sino también en la referencia” (p. 82).
3.3. ELEMENTOS DE ANÁLISIS DE LA SEMÁNTICA DISCURSIVA
3.3.1. Macroestructuras semánticas
Según Van Dijk (1980b) un texto se puede sintetizar por medio del estudio de las
macroestructuras semánticas que representan globalmente los elementos más
importantes dentro del mismo. Una macroestructura, entendida como el tema principal,
siempre responde a la cuestión sobre el contenido general de un texto y constituye un
elemento fundamental en su comprensión. Van Dijk afirma que en un trabajo de
análisis discursivo es fundamental realizar inicialmente una clasificación de los temas
principales, puesto que así, no solo se delimita un corpus de trabajo, sino que se
controlan elementos del discurso y de su análisis.
Van Dijk entiende el texto como una estructura, por tanto, existen más allá de las
palabras y las oraciones formas susceptibles de análisis. Las macroestructuras
semánticas constituyen las instancias globales donde se incrustan las otras unidades
del texto. De esta forma, entre las palabras y oraciones encontramos una serie de
proposiciones y macroproposiciones las cuales resumen las distintas ideas propuestas
por el autor.
Figura N° 8. Relaciones entre proposiciones, macroproposiciones y macroestructuras semánticas.
Las macroproposiciones, entendidas como subtemas, constituyen unidades más
pequeñas que las macroestructuras. El lector las construye a partir del reconocimiento
de una serie de proposiciones, que se forman por las oraciones y los enunciados, y que
precisan los sentidos locales de un texto. Un análisis de las macroestructuras debe
tener en cuenta la coherencia global y local de un texto; en otras palabras, más allá de
actuar intuitivamente e inferir los significados globales, el analista del discurso debe
virar hacia las macroproposiciones, las proposiciones, las oraciones, los significados
implícitos y explícitos, el léxico, entre otras estructuras del texto, para identificar la
macroestructura textual.
A pesar de que las macroestructuras no se encuentran en la superficie textual,
instancias como el título, el resumen o las conclusiones pueden dar idea al lector del
tema principal de un texto.
Tanto en las macroestructuras como en las macroproposiciones gravitan importantes
elementos cognitivos, por lo que de allí deviene su importancia dentro del análisis
discursivo. En efecto, podemos encontrar en las macroproposiciones de un texto, los
principios y objetivos que un autor considera importantes.
Una teoría de las macroestructuras ayuda al reconocimiento de los temas generales de
un texto, los cuales, sin estar manifestados en la superficie textual, se pueden
determinar a partir de la delimitación de varias macroproposiciones. Más allá de esto,
podemos precisar que tanto en las macroproposiciones como en las macroestructuras
semánticas, se puede encontrar una carga cognitiva importante. Es decir, en la
construcción y desconstrucción de un texto, opera el sistema cognitivo del autor, esto
es, el conjunto de creencias, conocimiento y opiniones que forman su campo cognitivo
e ideológico.
La forma en que los significados operan dentro del texto, se empieza a observar a partir
de un análisis de las macroestructuras y macroproposiciones. Un análisis de este tipo
también permite reconocer a los sujetos que entran en conflicto dentro de un discurso.
Saber determinar cuáles son las macroestructuras y las macroproposiciones requiere,
por parte del analista, no solo capacidad de inferencia, sino el reconocimiento del
sistema ideológico del autor-escritor, como el contexto en el que se inserta determinada
práctica discursiva. También en la definición de las macroestructuras semánticas juega
un papel importante la objetividad del investigador.
3.3.2. Tópico y comento
La noción de tópico-comento 3 se ha usado recientemente en el análisis de la
información de las oraciones. Tópico y comento se han identificado con la información
3
La noción de tópico-comento, como la define van Dijk, se utilizó para analizar la estructura informativa
de las oraciones. Dependiendo del autor, puede encontrase esta discusión bajo la denominación de temarema, presuposición-foco, tópico-foco. Se entiende el primer elemento como ‘aquello delo que se dice
‘dada’ y la información ‘nueva’ en una oración respectivamente. El tópico se considera
aquella información que el lector-oyente ya conoce con anterioridad y el comento la
información nueva que se entiende en razón del tópico. En la Semántica Discursiva,
estas nociones se pueden definir en términos de proposiciones y conjunto de
proposiciones que se analizan en términos semánticos y pragmáticos, si bien se
formalizan en estructuras sintácticas.
Para van Dijk, las categorías de tópico-comento no pueden ser categorías sintácticas,
tales como sujeto y predicado, sino que deben tener una naturaleza semántica. “La
distinción tópico-comento es esencialmente una estructura que se relaciona con los
referentes de los sintagmas” (van Dijk, 1980, p. 188). Un sintagma de cualquier tipo
puede ser un tópico si se le ha identificado con un valor de expresiones dentro de
proposiciones precedentes, sean estas explícitas o implícitas.
El tópico dentro del discurso se asigna a los elementos contextuales, estén o no
manifestados al interior de aquel. Los tópicos no solo denotan objetos (nombres), sino
también propiedades, relaciones, hechos o posibles funciones. Los comentos estarán
en relación con esos objetos, propiedades y hechos conocidos.
El tópico en el discurso se relaciona con la dimensión cognitiva de los hablantes en la
medida que al momento de la comunicación se activa en la mente de los hablantes la
información contextual conocida para poder comprender la información nueva (el
comento). En palabras de van Dijk (1980, p. 183):
“La topicalización de ciertos sintagmas es probablemente un proceso por el cual el conocimiento
de ciertos individuos es puesto en primer plano, por ejemplo, llevado desde recuerdos
largamente almacenados a la memoria actualizada, en la que la llegada de información
establecida puede combinarse con la llegada de nueva información”
algo’ o ‘punto de partida para el discurso ulterior’ y el segundo elemento como ‘lo que se dice de ello’.
Otros, como ya lo dijimos, entienden esta dicotomía como ‘información vieja/información nueva’.
Dentro del discurso, las relaciones de tópico-comento no siempre se dan de manera
explícita. Así, cuando leemos un texto o escuchamos una conversación, las frases
introductorias no siempre se considerarán un tópico, en la medida que es difícil que
nuestra mente pueda relacionar esta información con los conocimientos previos. En
ese sentido, van Dijk utiliza la noción de introducción de tópico, para definir aquella
información que nos presenta una situación general sobre un tema dentro de un
discurso. Esto es lo que suele ocurrir cuando, por ejemplo, leemos una pieza literaria
donde los personajes, el tiempo y las situaciones son planteadas como una novedad.
ACTIVIDAD
1. Lea con atención el texto ‘La utilidad de la luna’ del escritor colombiano William
Ospina y a partir de él realice un análisis de la macroestructura semántica y los
tópico y comentos que usted considere que existen en el texto. Utilice para este
análisis cuadros sinópticos, figuras o tablas para graficar la información.
LA UTILIDAD DE LA LUNA 4
Por William Ospina.
Sabemos que al llegar a su exilio en la isla de Jersey, en 1852, Victor Hugo exclamó: “Miraré el
mar”, y que Francois su hijo le respondió: “Yo traduciré a Shakespeare”. Borges ha dicho que
en ese diálogo está implícita la vastedad del mar y la vastedad de Shakespeare. Sin saberlo,
ambos estaban formulando de nuevo la comparación audaz que está en el soneto “Al abrir por
primera vez el Homero de Chapman”, donde John Keats relaciona el descubrimiento de un libro
con el descubrimiento de un mar. Aunque el joven Keats, que no tuvo tiempo de leer mucho,
haya confundido en su poema a Balboa con Cortés, quizás porque pensaba menos en un
hombre que en un arquetipo del explorador de mundos, la humanidad le ha perdonado su error
y ha preferido recordar la metáfora: el hombre que se asoma por primera vez a un libro es
como el descubridor que ve aparecer el océano Pacífico, en silencio, desde una cumbre del
Darién.
El niño recibió por primera vez el libro en la voz de un anciano. Había en ese relato tierras
fantásticas, ladrones, hombres que se transformaban en perros, mujeres que se convertían en
yeguas, polemistas capaces de encerrar en una alforja a todo Egipto con sus camellos, sus
pirámides y el inmenso desierto.
Eran tiempos de guerra y aquel libro oral de los atardeceres era un refugio contra la rudeza del
mundo, una prueba de que en la vida no sólo hay crueldad sino también belleza, milagro y
salvación. El anciano creía darle un cuento, pero el niño recibió una llave, con la que abriría
4
Tomado de ElEspectador.com, octubre, 24 de 2013.
después las bibliotecas. Para leer, lo primero que se requiere es la necesidad de escapar hacia
otros mundos, la necesidad de soñar despiertos.
Después un maestro con el que nunca había hablado puso en sus manos otro libro, hecho de
papel y de tinta, pero al cerrarlo el muchacho no recordaba haber visto renglones llenos de
letras sino un joven que intentaba volar desde un tejado, un hombre que jugaba a las cartas
con el diablo, unas montañas llenas de historias.
Aprendió que los libros son objetos mágicos. Basta abrir uno, y ya estamos en el tren de
Varsovia que se dirige a todo vapor a San Petersburgo, viendo cómo conversan unos
aristócratas empobrecidos; basta abrir otro y ya estamos a bordo de un barco perseguido por
un dios; o en un viaje hacia el centro de la tierra, o en un castillo que tiene la forma de una
calavera; o en una ciénaga donde hay un perro endemoniado.
Se preguntó por qué una de las primeras cosas que atrapan a los seres humanos son las
historias de terror. No ha de faltar Edgar Allan Poe en el camino. Pero es que el mundo es
esencialmente un sitio peligroso, y tal vez sea necesario vacunarse temprano contra el
espanto, aplicándose unas pequeñas dosis.
Cuando alguien dijo que no se les deben contar cuentos de hadas a los niños porque los
hacen sufrir, Chesterton respondió que lo que nos enseñan los cuentos no es que existe el
miedo sino que es posible triunfar sobre él, que los peligros unen a los seres humanos, que el
dolor despierta en nosotros la compasión, que los débiles pueden triunfar sobre los fuertes, que
los fuertes deben luchar contra su propia fortaleza, que si algo nos da libertad y capacidad de
resistir son las flores de la imaginación.
Hoy se piensa que los libros son mercancías: pero en realidad son lámparas en las que pueden
estar guardados unos genios imprevisibles. Y aunque no toda lámpara tiene genio, lo que brota
de ellos también depende de lo que hay en el alma del hombre que frota la lámpara. Porque
leer de verdad no es consumir sino crear, y a menudo son los lectores quienes les revelan a los
autores qué fue lo que en realidad escribieron.
El autor no es dueño del sentido de lo que ha escrito. Un creador escribe, no para comunicar
algo que ya sabía, sino para descubrir algo que ignoraba. Al acto de escribir lo llamamos
creación porque se espera que en ese proceso surjan cosas nuevas, que el autor sea el primer
sorprendido con ellas. Paul Valery dijo que el ser humano “es absurdo por lo que busca y es
grande por lo que encuentra”, y Franz Kafka dijo algo aún más perturbador: “El que busca no
halla, pero el que no busca es hallado”.
Un escritor no tiene que saber plenamente qué es lo que ha hecho, pero debe tener la certeza
de que lo hizo con rigor, con responsabilidad y con pasión. Cervantes podía creer que estaba
contando apenas la fábula divertida de un hombre que enloquece después de leer muchos
libros y que se lanza a vivir aventuras que sólo ocurren en su imaginación, pero no llevaríamos
cuatro siglos extrayendo de ese libro toda clase de enseñanzas, descubriendo en sus palabras
uno de los más complejos retratos de la humanidad, si Cervantes no hubiera puesto en el libro
toda su capacidad creadora, su energía vital, la necesidad de darle a su vida un rumbo y un
sentido.
Los editores saben que el que imprime un libro imprime un enigma. Acaso sea posible lograr
con ciertos libros un éxito inmediato, pero se necesita criterio y conocimiento profundo de la
humanidad para saber si un libro permanecerá entre los seres humanos porque es necesario.
Borges dijo que Cervantes, para huir de los reinos de la mitología, les opuso la seca realidad de
Castilla, pero que su libro convirtió la seca realidad de Castilla en mitología. La historia y el
mundo son de hierro y de piedra, pero, unas generaciones después, los hechos ya son otros y
el mundo también. La aplastante realidad, que parecía prometida a la duración y a lo eterno:
Carlomagno, Carlos V, Napoleón, Hitler, la Segunda Guerra Mundial, el Imperio Británico, la
Unión Soviética, las grandes revoluciones, todo se vuelve fantasmal e intangible. Si queremos
volver a tener noticias de su grandeza, tendremos que buscarla en los libros.
Hay libros que ayudan a ver hechos, libros que ayudan a entenderlos y libros que ayudan a
vivirlos. Crónicas periodísticas, relatos históricos, novelas: esta edad juega a disolver las
fronteras entre los géneros. Juega a concebir un libro que sea crónica, relato y novela, y que a
esa conjunción podamos llamarla poesía. Tal vez en ese sentido hablaba Eliot de las
diferencias entre la información, el conocimiento y la sabiduría.
Sabemos que todo libro es ficción, porque la realidad no es verbal. La realidad es infinita y
simultánea, y convertir esa complejidad en el hilo sucesivo de un relato parece una mera
simplificación. Pretender que toda Roma desplomándose está en el libro de Gibbon parecería
un delirio. Y sin embargo cuando leemos ese libro, tenemos la nítida impresión de que estamos
viendo a Roma, minuciosa y poderosa, viviendo y desplomándose. Entonces comprendemos
que la ficción no es lo contrario de la realidad sino que puede ser su síntesis.
Hay autores en los que todo parece nuevo y revelador, un continente apareciendo ante los ojos
de los exploradores, un volcán arrojando magmas desconocidos. Pero también dijo Borges que
todo lo nuevo arroja luz sobre sus precursores: cuando aparece Joyce descubrimos ciertas
aventuras de Dickens, cuando aparece Borges descubrimos ciertas audacias de Chatterton,
cuando aparece la Ilíada de Chapman descubrimos una metáfora nueva para la aventura de
Balboa.
Pero hay que saber que el que compra un libro todavía no es su dueño. Que un libro sea el
más vendido es buena noticia para el autor y los editores, pero todavía no es un triunfo para la
humanidad. Podría ser mejor noticia saber cuál es el libro más prestado.
Hubo edades en que los libros no eran en absoluto mercancías. Cuando el mítico Homero
moduló la Ilíada y la Odisea, no se les podía prohibir a los rapsodas que memorizaran los libros
y los recitaran ante los auditorios en las ciudades griegas.
Es más: leyendo el diálogo de Platón Ion o de la poesía, he sentido el asombro de descubrir
que en Grecia no sólo se consideraba poeta al que creaba un libro sino también al que se lo
apropiaba. El rapsoda afirma que sólo Homero lo conmueve y lo inspira: de modo que para ser
rapsoda también se necesita inspiración. El poeta creador se apoderaba mágicamente del alma
del rapsoda y lo convertía en su médium.
Los libros se trasmitían de un modo oral, y era un triunfo que mucha gente se apropiara de
ellos. Ello nos lleva a pensar que el proceso de apropiación de un libro es complejo: el
verdadero dueño de un libro no es el que lo compra sino el que lo lee, y el verdadero poseedor
de los libros no es el que más libros lee sino el que los lee mejor.
En esta época en que nos tiraniza la estadística: quién vende más libros, quién lee más libros,
quién tiene más libros, quién lee más rápido, no sólo conviene hallar respuestas sino cambiar
de preguntas.
Sin duda ha de ser difícil empezar a leer, cuando vivimos en esto que ahora llaman la sociedad
de la información. Porque hay que contrariar al menos tres males conjugados: la telaraña de las
desdichas cósmicas que vierten sobre nosotros día y noche los informativos, la avalancha de
datos que circulan sin contexto, y la sensación de que los hechos no tienen causa, una
sensación nacida del puro frenesí de la actualidad, de una suerte de síndrome del presente
puro.
Nuestra época nos crea la ilusión de que hay que saberlo todo, pero igual nos impone el deber
inmediato de olvidarlo: nos contagia la alarma ante el presente y la irresponsabilidad ante el
pasado. Esta época multicultural es Babel por el hormigueo de sus textos y sus
muchedumbres, pero es Alejandría por esa doble tendencia de acumulación y de olvido.
También fue Kafka quien dijo en su clásico tono sombrío que no estamos construyendo la torre
sino el pozo de Babel.
Hay un ritmo de la lectura que parece condicionado por las urgencias de la época, pero es
preciso recordar que hay otro ritmo que depende del texto mismo, y otro ritmo que depende de
la atención del lector. Es cierto que hay libros cuya lectura casi no nos permite detenernos,
porque los gobiernan la intriga, el encadenamiento de los hechos, la sospecha, la curiosidad, la
necesidad de un desenlace; pero hay textos cuyo secreto se libera lentamente, como esos
sabores que se expanden y se demoran en el paladar, como esos licores que tardan en obrar
su efecto.
Y en cuanto a la velocidad, que es uno de los dioses más crueles de la época, más vale
desconfiar. Montaigne decía que el brío de un potro no se mide por su velocidad sino por su
capacidad de parar en seco. También podemos decir que la sabiduría de un lector no sólo está
en saber avanzar sino en saber detenerse.
Leer es como viajar. Una de las ineptitudes del turismo consiste en que sus protagonistas
aspiran a regresar siendo los mismos que eran al partir. El viaje es otra cosa, y Derek Walcott
tiene razón en su discurso de Estocolmo, cuando dice que el viajero, a diferencia del turista, es
el que entra en contacto con el mundo al que visita, que no busca sólo una presurosa fotografía
para su colección, o un recuerdo pintoresco, sino que se atreve a vivir ese mundo, y hasta
corre el riesgo de llegar a pertenecerle.
En su poema El viaje, Baudelaire afirmó que los verdaderos viajeros son aquellos que parten
por partir. También dice que son una fortuna esos viajes en los que el objetivo se desplaza y se
aleja. Y en otro poema, Puesta de sol romántica, declara: “Pero persigo en vano a un dios que
se retira”. Esa idea de una isla que se aleja a medida que avanzamos hacia ella, de un objetivo
que se desplaza, la idea de que lo que busca el viajero es algo que también va de viaje, puede
corresponder a una idea de la lectura distinta de la que suele proponernos nuestra costumbre.
La lectura ha tenido muchas veces en las iglesias y en los estados enemigos feroces. Pero
sentimos el temor de que los dos más cordiales enemigos de la lectura terminen siendo la
industria editorial y la academia. Cordiales, porque no hay duda de que están muy interesados
en que la gente entre en contacto con los libros, pero enemigos, porque no se dan cuenta de
que su interés primordial no es siempre la aventura de leer.
La industria editorial en nuestras sociedades, al mismo tiempo que pone el énfasis en la venta
de libros, debería ponerlo también en la multiplicación de las experiencias de lectura. A
diferencia de las sociedades opulentas, donde los peligros son otros, ¿no está contribuyendo
aquí la sociedad de consumo a dificultar ese ejercicio mágico de apropiación del libro por los
lectores? Quiero decir que en ninguna parte es tan urgente poner los libros al alcance de los
seres humanos, como prioridad de un modelo de civilización.
Cuando acceder al libro es sobre todo una dificultad, ¿por qué quejarnos de que la gente esté
leyendo menos? Si en países como España la caída en la venta, y quizás en la lectura de
libros, coincide con la crisis económica y social, con la disminución de los recursos, es fácil
entender lo que ocurre en sociedades donde lo normal es la crisis. Y ello debería sugerir
nuevas estrategias de publicación y divulgación.
Sería absurdo, además de inútil, pretender que la industria editorial renuncie al orden comercial
que la define, que se dedique a subsidiar a los que no tienen recursos: pero no sobraría que
situándose en el contexto de sociedades pobres o empobrecidas, no se limitara a ofrecer libros
sólo a quienes pueden comprarlos, y se ingeniara la manera de hacerlos accesibles para
muchos que los desean y los necesitan.
¿Quién no se ha privado de comprar un libro exclusivamente porque aunque todas las
potencias del alma lo anhelaban, “la flaca bolsa de irónica aritmética” como la llamó León de
Greiff, no podía responder al desafío? ¿Tienen que resignarse las sociedades a la injusticia de
que muchos que anhelan un libro por su belleza, su poder, su elegancia editorial o su
refinamiento estético, tengan que privarse del placer, porque no alcanzan los recursos?
Sé que tengo, como todos los escritores, el deber de rechazar la piratería de libros, aunque en
el fondo no veo a la industria editorial tan alarmada con ese fenómeno. Acaso sabe que los que
compran libros piratas no son los mismos que compran libros legales, que el target, como lo
llaman los publicistas, es distinto, y que no hay en realidad competencia.
Pero la piratería sólo se acabará cuando los libros se hagan para todos, pensando en la
capacidad adquisitiva de todos. No podemos hacer libros costosísimos y censurar a las
comunidades pobres ansiosas de leer, que se resignan a réplicas defectuosas, a versiones
degradadas del original.
Hay aquí un conflicto estimulante para la imaginación. Cuando se habla de la crisis de la
lectura, más que de una indiferencia de los lectores, estamos hablando de la falta de un
compromiso profundo de los estados, las dirigencias culturales y la industria editorial, para
responder a las necesidades de una sociedad.
También he hablado de la academia. Nadie duda del desvelo de los maestros por lograr que
sus alumnos lean. Pero muy a menudo utilizan unos mecanismos que pueden ser fatales:
volver la lectura obligatoria, o imponerle una finalidad demasiado precisa. Yo no creo ser un
gran lector: soy un lector que disfruta con ciertos libros, y que no puede vivir sin leer, y sobre
todo sin releer, lo que le gusta. Pertenezco al curioso género del lector que no siempre logra
terminar los libros, pero que no puede dejar de leer todo el día toda clase de cosas.
Y para ser ese lector desordenado pero apasionado, caprichoso pero laborioso, nada me ayudó
tanto como no haber considerado nunca la lectura una obligación. Nunca he leído un libro sólo
porque fuera importante, nunca lo terminé porque fuera un deber hacerlo. Al comienzo leía los
libros que llegaban a mis manos: con los años he aprendido a buscarlos. Incluso tengo una
teoría un poco estrafalaria acerca de que ciertos libros se las ingenian para llegar a ciertos
lectores. Los libros de Hermann Hesse, por ejemplo, tenían en otro tiempo, y quizás la
conservan, la curiosa capacidad de caer siempre en las manos de los muchachos de catorce
años y perturbarles la vida.
Me gusta más que sean los libros los que encuentren a los lectores y los lectores los que
encuentren los libros, como en un juego de azar ligeramente dirigido, y no que se imponga
toscamente la obligación. Todo requiere sutileza, todo requiere una pequeña fracción de
misterio: y las pesadas obligaciones no suelen tener lo uno ni lo otro. Más eficaz es el contagio,
más poderosa es la tentación. Más sutil era el padre de Emily Dickinson que le regalaba libros
a su hija con la recomendación de que no los leyera, para que no perturbaran su espíritu. Y tal
vez más misteriosa era la iglesia católica que volvió tan populares a Voltaire y a Vargas Vila por
el curioso camino de prohibir su lectura.
Cervantes decía que su voracidad de lector lo hacía leer hasta los papeles que encontraba en
las calles, y no deja de ser conmovedor tratar de imaginar qué clase de papeles podían ser los
que se encontraban por las calles en un mundo como la España del siglo XVI, tan escasa en
papel comparada con nuestra época, y con una imprenta tan recientemente inventada. Igual
tenemos la anécdota de Chesterton, quien una vez subió a un tren para viajar de Londres a
alguna ciudad de provincia, y sólo cuando el tren echó a andar comprendió trágicamente que
no llevaba nada qué leer. Se entretuvo un rato leyendo en las paredes del vagón las placas que
informaban sobre la locomotora, los talleres y las fechas de fabricación. Finalmente, por suerte,
encontró en sus bolsillos, que tienen fama de haber sido vastos y hospitalarios, el prospecto de
una medicina, y tuvo suficiente material de lectura para no enloquecer hasta la siguiente
parada. Los entiendo, porque la lectura, siendo tantas cosas tan altas y tan profundas, es
también un vicio, y es acaso, en esta tremenda edad de adicciones, la más noble y salvadora
de las adicciones humanas.
Ya he dicho que hoy hay muchas cosas que conspiran contra la lectura; la manía superficial de
la información, el espacio saturado de textos imperativos, ciertas pantallas en las que el
fantasma del mundo irrumpe a cada rato proponiéndonos cambiar de ocupación. Y los
maestros saben como nadie de esa dificultad contemporánea, porque aprender a leer es
aprender a estar solo, a menudo aprender a estar quieto, aprender a dialogar consigo mismo,
aprender a abandonar la multiplicidad de las inquietudes de la mente, la divagación
fragmentaria, y acceder a concentrarse, a seguir el curso de una idea, de una trama, de una
intriga, de una argumentación, de una fantasía.
Leer, como viajar, es desprenderse de la orilla habitual a la que se pertenece, y que se cree
conocer, y avanzar hacia un objetivo que se desplaza, que cambia a medida que avanzamos,
es caminar hacia un dios que se retira. Con ello quiero decir que no podemos saber de
antemano lo que buscamos; que es un mal maestro el que cree saber todo lo que va a
encontrar una persona en un libro, y también el que cree que en un libro todas las personas
encuentran lo mismo.
Una vida de fragmentarias pero intensas lecturas me ha enseñado que leer en realidad es
leerse, que lo que se encuentra en los libros, no sólo de ficción sino en textos que
aparentemente contienen verdades más objetivas, depende mucho del lector. El autor nos
ofrece una partitura; el lector es un intérprete, que pone la ejecución, la manera y la música.
Creo que cuando terminamos de leer un libro no sólo hemos conocido al autor sino que nos
conocemos un poco más a nosotros mismos.
Creo que es importante que no sepamos de antemano lo que vamos a hallar, y se equivoca el
jurado que piensa que es posible saber enseguida qué aprendió el lector. Porque memorizar
los textos no siempre supone un aprendizaje. Hay lecturas que sólo liberan sus consecuencias
mucho tiempo después del momento en que cerramos el libro. Una lectura verdadera no es un
momento de la vida: es algo que permanece, cuyo sabor no nos abandona, cuyas revelaciones
son graduales o tardías, algo que sigue en nosotros, creciendo y transformándose.
Por eso es grave y estéril que se pretenda imponerle a la lectura unas finalidades demasiado
limitadas. Deberíamos ser capaces con frecuencia, como decía Baudelaire, de partir sólo por
partir, de leer sólo por leer. Responder al utilitarismo y a la manía de instrumentalizarlo todo,
atendiendo al sentido del verso de Lugones:
Y la luna servía para mirarla mucho.
No tenemos que preguntarnos siempre para qué leemos. Tampoco tenemos que saber siempre
para qué vivimos, para qué amamos. Leer debería ser una de esas cosas que se justifican por
sí mismas. Eso no significa que no nos dé grandes frutos, significa que no deberíamos
subordinar el placer de las músicas verbales, de las fábulas, de las tramas, de los conjuros, de
los pensamientos, a una finalidad, a un propósito siempre consciente; más bien deberíamos
permitir que la lectura obre en nosotros su trabajo secreto.
RESUMEN DE LA UNIDAD
La unidad N° 3 inició aclarando conceptualmente las nociones de texto y discurso para
posteriormente entrar a estudiar cómo se construye el significado en el discurso.
Tradicionalmente un texto se ha opuesto a la conversación, siendo el primero de
carácter escrito y el segundo de carácter oral. Si bien, esto no es tan exacto, podemos
decir que tal oposición ha quedado delimitada en la noción de discurso, toda vez que
los actos comunicativos no son solo actos lingüísticos, sino que se corresponden con la
realidad contextual de los hablantes.
La lengua, entonces, se explica mejor en razón del uso que hacen los hablantes de
ella. Es por lo anterior que los Estudios del Discurso (también llamado Análisis del
Discurso), como perspectiva de estudio, tienen su lugar ganado dentro de las ciencias
que se encargan de estudiar la comunicación y el discurso.
Van Dijk, define esta perspectiva desde la multidisciplinariedad, al comprender el
discurso desde tres dimensiones básicas: el lenguaje en uso, la cognición y la
interacción social. Un discurso no simplemente un conjunto de palabras sino que en él
están presentes elementos de la cognición individual y social.
El estudio del significado discursivo parte de la concepción del discurso como totalidad
lingüística desglosable en frases entre las cuales se tiende una solidaridad que permite
que el significado actúe en el plano global. Para el estudio del significado discursivo se
deben tener en cuenta las estructuras más allá de las frases y las relaciones entre
palabras, frases y clausulas.
Van Dijk propone una serie de estructuras dentro del discurso que pueden servir para
reconocer el significado discursivo. Nosotros hemos seleccionado las dos que pueden
resultar más importantes: las macroestructuras semánticas y los tópicos y comentos.
Las macroestructuras semánticas siempre responden a la cuestión sobre el contenido
general de un texto y constituye un elemento fundamental en su comprensión. El tópico
y comento se relacionan con la dimensión cognitiva de los hablantes y permiten
reconocer cómo estos estructuran la información en el discurso semántica y
pragmáticamente.
AUTOEVALUACIÓN
A continuación se presentan una serie de preguntas para que el estudiante las
responda a manera de autoevaluación, y así compruebe los conocimientos adquiridos
en el estudio de la unidad.
1. Defina las nociones de texto, conversación, discurso y contexto.
2. ¿Cuáles son los objetivos de la Semántica Discursiva?
3. ¿En qué consisten las macroestructuras semánticas y diga qué función cumplen
en un estudio del significado discursivo?
4. ¿Cuál es la función de las nociones de tópico y comento en el estudio del
significado discursivo?
5. ¿Cuáles son las diferencias y semejanzas entre Semántica Léxica, Semántica
Composicional y Semántica Discursiva?
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