Querida tia maruja, primero que nada quiero felicitarte, y darte las
Transcripción
Querida tia maruja, primero que nada quiero felicitarte, y darte las
Presentación libro : Poemar.Reñaca, 31 de Mayo 2002.- Muy buenas tardes: Querida tía Maruja: En primer lugar quiero felicitarte muy sinceramente por tu libro “Poemar” y darte las gracias por haber pensado en mi para su presentación. No siempre el título de una obra señala lo que su autor quiso escribir, es decir, lo que éste quisiera que el lector encontrara en sus páginas. En este caso, sin embargo, Poemar resume, sintetiza y exalta –yo diría con precisión náutica- el sentido de los versos que lo integran. Pienso tía, que una de las descripciones más certeras de lo que es Chile, se debe a Benjamín Subercaseaux, ese gran escritor que definió a nuestro país, paradójicamente, como una tierra de océano. No es casual que el primer europeo que vio a Chile fuera Magallanes. Más tarde, O”Higgins, Zenteno y Portales, al edificar los cimientos de la República, nunca perdieron de vista que el destino de esta patria nueva y nuestra, estaba en el dominio del mar. La historia no hizo sino confirmar esa intuición. Desde Cochrane hasta nuestro días, hombres valientes y visionarios como Blanco Encalada, William Rebolledo, Prat y los suyos, Riveros, Latorre y Montt consolidaron la presencia chilena en el Pacífico, legando a las futuras generaciones de marinos una continuidad, una tradición y un espíritu que –en las últimas décadas del siglo XX- representó con hidalguía el almirante José Toribio Merino. El amor al mar, a la patria y a la vocación marinera es lo que los unió y lo que NOS une esta tarde a quienes aquí estamos para conocer este libro. En efecto, los versos que componen POEMAR reflejan con especial sensibilidad una vivencia, una experiencia, una biografía entrañablemente unida a la inmensidad del mar, a la gloriosa tradición de nuestra marina de guerra y a los más profundos sentimientos de la familia naval. Y es que, María de la Luz Clavel Fuller - mi querida tía Maruja- es hija, mujer, madre y abuela de marinos. Desde siempre, su paisaje vital fueron ciudades como Valparaíso, Viña, Punta Arenas, lugares abiertos que permiten ver la línea del horizonte, donde cielo y mar confluyen. Sus afectos, sus amores, su entorno más íntimo tienen, por otra parte, la huella profunda de los navegantes, de sus travesías, aventuras y desafíos que ella ha sabido hacer suya, a través de su poemario. No me es difícil hablar de ti, tía Maruja. Nuestra familia tiene algo de clan, de tribu , cuyo toqui indiscutido fue, sin duda, mi abuelo Lautaro, tu padre. Su gallarda prestancia y hombría, la ejemplar coherencia de su vida y la intensidad de su vocación náutica, fue trasmitida de manera natural y con inmensa sabiduría a su círculo más cercano, haciéndonos comprender la nobleza que subyace detrás de la carrera naval, el orgullo de ser marino y el valor de consagrar la vida al servicio de nuestra patria, más allá de cualquier conveniencia o consideración personal. Esos valores que él representó están presentes, uno a uno, en las páginas de Poemar y tú tienes el gran mérito de haberlos rescatado y hecho nuestros permitiendo que se solidifiquen en nuestra memoria y en la memoria de los que nos siguen. La verdad tía, es que no te imagino casada con alguien que no hubiera sido marino. En la travesía de tu propia vida, te embarcaste muy joven con un hombre de mar. Junto a Luis Mansilla - el tío Chino- formaste una familia que heredó esa exigente tradición, un modo de vida, y la prolongó en el tiempo. Tu hogar ha sido el puerto en el que hasta hoy desembarcan hijos y nietos, hermanas y sobrinos y tú, el ancla de sus afectos más profundos. Me han conmovido e impresionado tus versos. Yo encuentro que tiene un innegable valor llevar al papel lo que se tiene en el corazón. No soy crítica literaria. Lo mío – tú lo sabes- es la historia, que, con todo, no se aleja demasiado de la poesía en cuanto es un oficio que intenta desentrañar en último término las motivaciones, los sentimientos, acciones y aspiraciones que mueven a cada ser humano en el tiempo y conocer las instituciones en las que vuelcan sus mejores afanes. Leer tus versos me ha acercado y ayudado a valorar más aún las dimensiones esenciales de la vida : el amor, la familia, y el patriotismo, esa virtud que reflejas con tanta pasión en tu poesía y que le ha dado unidad, significado y sentido no sólo a tu quehacer literario, sino a todas tus actividades, entre las cuales tu voluntariado en Coanil, es sólo una muestra. Por otra parte, al leer tus versos, no he podido dejar de recordar con mucha fuerza a mi padre, a mi hermano Jorge y a su hijos – también marinos- y cuyos ideales siento latir en estas páginas. No basta con tener ganas, aptitud y manejo del idioma para transformar en imágenes lo que nos sugiere el sentimiento; hay que tener además ideas, convicciones y disciplina, porque no es fácil escribir un libro. Tú reúnes todas estas cualidades y muchas más, entre ellas tener una enorme generosidad para abrir tu intimidad y hacernos partícipe de tu creación. Para terminar, quiero señalar que me siento feliz de estar aquí en este momento, que sé, que para ti tía, como para toda la familia, es motivo de legítimo orgullo. Te acompañan aquí tus hermanas Silvia y Violeta, tus hijos, nietos, sobrinos y amigos, todos los cuales te miramos con admiración y como un gran ejemplo a seguir. Pero creo además, que te acompañan hoy los que ya se fueron pero que de uno u otro modo están en Poemar: el abuelito Lautaro, mi querida abuelita Toya –cuna, alma y faro de todos nosotros- el tío Chino, inspirador de la mayoría de tus versos, amigo y camarada de mi padre, y sostén de los míos cuando él tempranamente nos dejó. Sé que ellos, desde donde están, sonríen y son los primeros en iniciar los aplausos con que ingresas al club de los poetas. Muchas Gracias.-