los mandatos argumentales o frenadores

Transcripción

los mandatos argumentales o frenadores
Escuela de Técnicas Psico Homeopáticas
LOS MANDATOS ARGUMENTALES O FRENADORES
Son las conductas reiteradas de los padres o sustitutos
internalizadas en tu Niño interno (en forma de imágenes), verdaderas
órdenes internas con base en que “inconscientemente” viviste al
comienzo para no perder la protección y aceptación de tus padres. Hay
mandatos positivos (si nó no estaríamos vivos) y negativos. Se hace
necesario conocer los negativos para nuestro bienestar.
La parte Adulta del Niño (AN) o Pequeño Profesor
Para que puedas comprender lo que sigue es necesario que te
adelante alguna información sobre la parte adulta de tu niño interior;
podemos adelantar que es tu parte ingeniosa. La que capta en pocos
instantes y de un modo intuitivo y empático las características de las
personas que se acercan a ti, pudiendo decir sobre ellas “me gusta” o
“no me gusta” sin que en un principio te expliques exactamente por
qué.
En lo que denominamos pequeño profesor residen la intuición, la
astucia, la capacidad de ser creativo y de poder motivarte por algo.
También es allí donde residen ciertas capacidades deshonestas por las
cuales puedes captar qué tienes que hacer para manipular o pasarle a
alguien un problema que es tuyo.
De allí la importancia del
conocimiento de esta parte, para lograr un crecimiento positivo.
Para resumir diremos que la parte adulta de nuestro niño interno
es tal vez el Estado del yo menos consciente, el menos utilizado por ti,
pero que de algún modo es tu parte de acción más importante después
de tu Niño Natural, pues en él residen tu capacidad intuitiva, creativa,
dadora de vida y de sobrevivencia.
Allí es donde se encuentran en estado de potencia o de acción
dos importantes disparadores de tu conducta en cada momento, a los
que denominaremos La Batería OK y La Batería no OK. Son dos
verdaderos trampolines para tus conductas OK o no OK, según cual esté
más cargado.
Esto ocurre porque cuando tú eras niño, o mejor aún cuando
eras bebé, tenías insoslayables necesidades biológicas primarias, tales
como alimento, agua, abrigo y estímulos (físicos y afectivos), que si no
hubieran sido satisfechos de alguna manera, no estarías leyendo esto,
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pues hubieras muerto irremediablemente. Los estímulos, de alguna
manera, fueron administrados por las personas que te criaron y se llama
hambre de estímulos a la necesidad básica de éstos. De acuerdo a
como te fueron administrados, así será tu modalidad para
proveerte de ellos en la actualidad.
Lo primero que debes tomar en cuenta es que durante tus
primeras etapas de vida dependías casi exclusivamente de una sola
fuente para aprovisionarte de esos estímulos, tu grupo familiar primario,
tu papá, tu mamá, tu abuelito, tus hermanitos y todo aquel que de
algún modo influyó en tu desarrollo durante tu niñez.
Lógicamente, durante el periodo en que transcurrió tu infancia,
tú no pudiste ni elegir ni evaluar la positividad o negatividad de los
estímulos a los que estabas expuesto, y como fundamentalmente los
necesitabas para vivir, no tuviste otra salida que aceptar
incondicionalmente los que llegaban a ti. Ello implica que para poder
sentirte vivo debiste adaptarte o someterte a las exigencias y al
ambiente existentes en ese momento a tu alrededor.
Ello también determinó el hecho de que hayas ido adquiriendo
visceralmente (como formando parte de tu cuerpo) una selectiva
predilección precisamente por el mismo tipo de estímulos que aprendiste
a obtener en esa época, que fuesen OK o no OK, pero que si no evalúas,
y por supuesto re-decides, esa loca preferencia te acompañará durante
el resto de tu vida.
La decisión
Cuando las esperanzas innatas de un jovencito en orden a la
protección para desarrollarse como él quiera no son satisfechas,
entonces se presenta la adopción de un libreto. Para el niño, es como si
fuerzas extrañas estuvieran aplicando una fuerte presión en contra de
su crecimiento; a menos que él ceda a esas presiones, la vida se torna
extremadamente difícil. De este modo se fuerza al niño a que abdique
su derecho de nacimiento; y él lo lleva a cabo reajustando sus
esperanzas y deseos (desviándolo así del camino marcado por los
deseos del alma, de acuerdo a la filosofía del Dr. Bach), para que
encajen en la situación. Este proceso es un punto decisivo en el
desarrollo de los libretos y se denomina la decisión.
La decisión del libreto se toma cuando el jovencito, aplicando
todos sus recursos de adaptación, modificadas sus esperanzas y
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expectativas, trata de alinearlas al par de las realidades de la situación
de su hogar.
El tiempo de la decisión
La edad en que se toma la decisión varía de una persona en otra.
En una vida que se desarrolla normalmente, una decisión de tanta
importancia como es la opción por la propia identidad y por las metas
que uno habrá de perseguir, debería tomarse lo suficientemente tarde
en la vida como para que cierta medida de conocimiento pudiera
apoyar la opción. En una situación en que el jovencito no se encuentra
bajo ninguna presión irracional, las decisiones importantes sobre la vida
no ocurrirán antes de la adolescencia.
Un libreto es el resultado de una decisión que es tanto
prematura como forzada, porque se hace bajo presión y por lo mismo,
mucho antes que la decisión pueda tomarse debidamente.
La decisión es tan buena y tan viable como son los
conocimientos y la destreza del Pequeño Profesor al tiempo de tomar la
decisión. El PF actúa en un nivel distinto de lógica, percepción y
conocimiento del que tiene el adulto de la persona mayor. Además, el
estado de PF se ve obligado a actuar con datos incompletos debido a sus
fuentes limitadas de información.
En general, mientras más joven sea la persona que está
tomando la decisión, más probable será que el PF haya actuado
basándose en datos incompletos y lógica imperfecta.
La forma de la decisión
Se refiere a la postura con la que nacen los niños al mundo como
a una actitud de “confianza básica”.
La confianza básica nace de un estado de cosas en que el infante
está concorde con él. Esto aparece con mayor claridad cuando la madre
y el hijo se influyen entre sí más fundamentalmente, como en el acto de
estar ella amamantando al niño; más fundamental todavía en la
mutualidad de la madre y el hijo in útero (o sea cuando ella lo lleva en
su seno).
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Los elementos terapéuticos de la Psicología Transaccional
describirán este sentimiento de confianza básica como la primera de las
cuatro posturas existenciales que una determinada persona puede
asumir. Las cuatro posturas son: “Yo estoy bien, tú estás bien”, “Yo no
estoy bien, tú estás bien”, “Yo estoy bien, tú no estás bien”, “Yo no
estoy bien, tú no estás bien”.
La postura original “Yo estoy bien, tú estas bien”, está enraizada
en la mutualidad biológica de la madre y el hijo, que origina la respuesta
incondicional de la madre a las necesidades del niño.
Esta postura de confianza básica “Yo estoy bien, tú estás bien”
es a la que el infante tiende a adaptarse. El único motivo por el cual el
jovencito renuncia a esta postura para cambiarla por la de “Yo no estoy
bien” o “Tú no estás bien” o ambas, es que la mutualidad primaria
original se interrumpe y que la protección que en un principio le fue
dada incondicionalmente (cuando menos in útero) es retirada.
La inseguridad de una protección incierta y bajo condiciones
conduce al jovencito a la conclusión de que él no es bueno, o la madre
no es buena, o ambas no son buenas. Huelga decir que no se llega a
esta decisión sin lucha.
Posiciones existenciales
Denominaremos a este concepto posición, porque desde ella y
sobre ella cimentaste todas las conductas por medio de las cuales te
relacionas con el mundo que te rodea. Existencial, porque de no
modificarla te acompañará durante toda tu existencia, y que si es no
OK, categorizará tu modo de actuar en cada relación y en cada instante
bajo el supuesto irreal de lo que tú creer SER hasta el último minuto de
tu vida.
Como punto de partida te es esencial poder identificar cual es tu
Posición Existencial (PE) y cuántas clases más existen fuera de la tuya.
Esto favorecerá notablemente la comprensión de todas las diferentes
posibilidades de relaciones y de conflictos entre tú y los demás, y de qué
hacer para mejorarlas cuando sea necesario.
Empezaremos por llevarte de la mano para que descubras por
qué tienes determinada PE, para que tomes conciencia de cómo hacer
para mantenerla, y qué conviene que hagas para salir de ella cuando te
sea perniciosa.
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Si la PE desde la cual actúas es no OK, ella es solo la
consecuencia de una decisión infantil que tomaste fuera de una
verdadera perspectiva de la realidad, cuando eras muy pequeño para
verla tal cual es.
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