James Wolfensohn - INCAE Business School
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James Wolfensohn - INCAE Business School
James Wolfensohn Presidente del Banco Mundial James Wolfensohn Presidente del Banco Mundial Curriculum Es el noveno presidente del Banco Mundial desde 1946, quien estableció su carrera como un banquero de inversión internacional con un involucramiento paralelo en temas de desarrollo y el ambiente global. Nacido en Australia en 1933, graduado en University of Sydney y Master del Graduate School of Business de Harvard, ha tenido una exitosa carrera profesional. Ha promovido la reducción sostenible de la pobreza al centro de la misión del Banco Mundial y ha enfocado el trabajo de la institución en el apoyo de los esfuerzos de la comunidad internacional en realizar los United Nationals Millenium Development Goals. Las metas llaman a reducir por la mitad la pobreza extrema y crear mejoras sustantivas en la salud y educación en los países en desarrollo por el año 2015. Walking the Talk 62 ¡Muchas gracias! distinguidos invitados y Stephan. Permítanme decir ante todo, Sr. Ex-Presidente Arias, que me sentí profundamente conmovido por sus comentarios y en algún momento deberíamos hablar respecto al asunto de la condicionalidad en relación con el gasto de defensa. Y si puedo contar con su colaboración con los cinco países para ayudarme a establecer esa política en el Banco, con placer y entusiasmo trataré de introducir ese tipo de programa. Para decirlo brevemente, hoy día en el mundo no solo se están transfiriendo US$29.000 millones. El total del gasto mundial en defensa es de US$800.000 millones, de los cuales US$200.000 millones se gastan en los países en desarrollo y US$600.000 millones en los países desarrollados. Solo el presupuesto de Estados Unidos puede llegar a US$400.000 millones. La asistencia al desarrollo en el extranjero es de US$50.000 millones, de modo que el desequilibrio en relación con el mal uso de los recursos es enorme y creo que todos nosotros le estamos muy agradecidos por las iniciativas que usted ha tomado consistentemente en este asunto y puedo asegurarle que la gerencia lo apoya en forma total. Posteriormente, podemos hablar de políticas y usted me puede dar algunas lecciones. Y como nunca he sido presidente de algun país, necesito su ayuda y anhelaré recibirla. Hoy día en el mundo no solo se están transfiriendo US$29.000 millones. El total de gastos mundiales en defensa es de US$800.000 millones, de los cuales US$200.000 millones se gastan en los países en desarrollo y US$600.000 millones en los países desarrollados. Solo el presupuesto de Estados Unidos puede llegar a US$400.000 millones. La asistencia al desarrollo en el extranjero es de US$50.000 millones, de modo que el desequilibrio en relación con el mal uso de los recursos es enorme Permítanme decir que la razón por la que vine aquí fue por respeto a este Instituto y a este país pero, en particular, por respeto a alguien a quien he conocido por muchos, muchos años. Por alguna casualidad me llegué a asociar en 1957 con un miembro de la familia de Stephan, quien posteriormente llegó a ser mi mejor amigo en mi boda y que me demostró la extraordinaria eficiencia que tiene la familia Schmidheiny acompañándome en mi luna de miel. Yo subí al avión y allí estaba Tony y yo pensé: “Estos Schmidheiny tienen buenas perspectivas” aunque solo era un primo. En esa época conocí a tu padre, Max, y a tu tío Ernst, y tuve el privilegio de conocerte cuando tenías doce años, ciertamente conocía a Thomas, a Stephan, a Alexander y a Marietta, con quienes pasé más tarde mucho tiempo. Y permítaseme decir lo alegre que estoy de que Alex esté hoy aquí y lo complacido que me sentí al James Wolfensohn, Banco Mundial y Stephan Schmidheiny saber que Gina ya está siguiendo tus pasos en Suiza. Pero esta familia era realmente extraordinaria porque cuando me fui de luna de miel y luego tuve la oportunidad de obtener un empleo útil tras graduarme de la Harvard Business School y haber trabajado un poco en algunos países en desarrollo, descubrí que el asunto con los Schmidheiny no era fácil. Yo estaba comprometido laboralmente con el Holderbank, que es un negocio relacionado, y donde el mismo Schmidheiny dijo: “Bien, será un muy buen trabajo para ti. Permitirá que tú y Elaine echen raíces”. Y luego me dijeron que debía empezar a las siete de la mañana y que la planta estaba a hora y media de distancia de Zurich. De modo que me hallé en plena luna de miel levantándome a las 5:30 de la mañana para ir a trabajar para esta magnífica familia y desarrollé una nueva técnica que no he usado mucho desde entonces, que es sentarse en el escritorio con el pie junto a la puerta, a dormir. Y si alguien viene y le golpea el pie uno despierta y dice “Grazie”. Así que aprendí mucho de los Schmidheiny, quiero que lo sepan. Y eso pudo ser la clave de cualquier éxito que yo haya tenido. Estoy muy agradecido, Stephan, contigo y con tu familia por estas lecciones de ser práctico al papel de un joven recién casado. Walking the Talk 63 James Wolfensohn, Banco Mundial y Stephan Schmidheiny Pero lo que vi de ahí en adelante fue el surgimiento de alguien que ya no tenía doce años pero que se convirtió, en un sentido muy real, en un líder global que combinaba cosas muy notables: un sentido de valores que había aprendido de su familia y una independencia que evocaba de su trabajo en Brasil y Sudáfrica y de su trabajo con un asistente de su padre, viajando por el mundo. Y él unió el sentido de valores desarrollado por sí mismo y el que surgió de su familia, un sentido de valores que lo llevó a los negocios y al sector social, y un sentido de empresarialismo y luego un enorme desafío. Un desafío cuando tomó Eternit y descubrió que era una empresa de asbesto y se enfrentó con el asunto de la vida humana y el reto que entonces no se demostró que se hubiera comprobado. A los 29 años, él decidió que la vida humana era aún más importante que el riesgo y, ante el profundo asombro de todos los miembros de su familia y de muchos que trabajaban con él, anunció que no se haría más negocio con el asbesto. Y alguien preguntó: “¿Cómo se hace cemento de asbesto sin asbesto?”. Creo que alguien dijo que era como hacer agua seca. Walking the Talk 64 Y él soportó toda la presión del mundo y, sin embargo, diversificó esta empresa, salió del negocio principal. Tuvo las agallas para hacerlo a esa edad y lo que surgió, todos lo sabemos, en términos del negocio que desarrolló en Europa, en Hong Kong y, desde luego, en Latinoamérica. Así que fue un enorme paso y lo excepcional es que esta persona salió del negocio del asbesto antes de que la Unión Europea lo ordenara u otros comentaran al respecto. Quien dio esencialmente el primer paso es ahora sujeto de críticas en algunos países y, Stephan, una de las razones por las que vine aquí es para decirte que creo que eres extraordinario y que eres un líder y que mereces el elogio, el apoyo y el afecto de todos por las medidas que has tomado. Pero éste no era solo un líder ordinario. Me pareció cautivador leer este libro cuando venía en el avión y también sumamente esclarecedor en términos de entender un poco mejor a Stephan. De hecho, él dice que escribió el libro para educarnos a todos nosotros. Pero dice que trató de trabajar simultáneamente en dos actividades en las que usualmente se ocupan dos tipos de personas. “Por un lado, quería permanecer activo en los negocios y aumentar los rendimientos de las empresas y, por el otro, quería apoyar el cambio social”. Y aquí está lo significativo: ambas actividades Peter Fuchs de VIVA, James Wolfensohn, Banco Mundial y Stephan Schmidheiny debían basarse en la misma visión y en los mismos valores. “Yo también quería aplicar las mismas herramientas y estándares profesionales para optimizar la creatividad, la eficiencia y la eficacia”. Y ese es el distintivo del liderazgo de Stephan en ambos campos. Y algo que, de nuevo, está ahora escrito en la historia, el trabajo que hizo al tratar primeramente, a través de Fundes, de apoyar la pequeña y mediana empresa, su trabajo posterior en AVINA y su trabajo en el World Business Council, así como su trabajo en la Cumbre de Río y ahora este acto de generosidad –verdaderamente notable– en términos de hacer esta enorme donación a VIVA. Ésta no es la tendencia usual de un empresario. Ésta no es la reunión usual para agradecer a alguien por una donación. Yo he reunido mucho dinero en Estados Unidos y he estado en muchas reuniones para agradecer a la gente por sus donaciones. Esto es más que gratitud por una donación, por significativa que ésta sea. Éste es el reconocimiento de algo mucho más grande porque creo que la contribución de Stephan es más que monetaria. Creo que él ha comprendido una serie de cosas que muy pocas personas han logrado entender. Alguien que él envió, a Brasil y a la Ciudad de México cuando estaba interesado en el asunto de lo que él podía hacer para ayudar en el desarrollo, regresó con la grave conclusión, y él la cita: “Los problemas son de tal magnitud, es decir, la pobreza, nunca se pueden resolver con dinero, ni siquiera con todo su dinero. Usted podría ayudar a algunas personas a llevar una vida más fácil y digna pero la mayor parte de la gente seguirá siendo pobre y el número de pobres continuará aumentando”. Y esta lección es algo que nuestra institución y toda institución que trata con el desarrollo debe aprender: que el asunto de la pobreza y el asunto del desarrollo no es solo cuestión de dinero. Lo que se busca no es caridad. Lo que se busca es oportunidades y el verdadero desafío que Stephan identificó muy al principio fue que, para satisfacer las enormes necesidades del desarrollo de equidad, de justicia social y del ambiente, es necesario tener una respuesta sistémica que permita aumentar, que permita hacer las cosas no por sentirse bien respecto a un proyecto particular, sino dando una respuesta sistémica que se pueda usar para incrementar un método exitoso y lograr el compromiso de las personas que pueden producir cambio. Los estudios que hemos hecho en el Banco de 60.000 pobres de 60 países, nos permitieron entender, en un estudio llamado Voces de los Pobres, que lo que preocupaba a los pobres era exactamente lo mismo que preocupaba a los ricos. Querían seguridad. Esto es más que gratitud por una donación, por significativa que ésta sea. Éste es el reconocimiento de algo mucho más grande porque creo que la contribución de Stephan es más que monetaria. Creo que él ha comprendido una serie de cosas que muy pocas personas han logrado entender. Walking the Talk 65 Walking the Talk Walking the Talk 66 La pregunta que se planteó en la Asamblea del Milenio fue: “Cuáles son realmente los asuntos que son importantes para que progresemos?”. Y algo nada sorprendente, todos los líderes del mundo inscritos dijeron que el asunto más importante es el problema de la desigualdad y la pobreza. Y presentaron metas para el milenio, muchos de ellos expresándose en términos altamente morales respecto a la necesidad de abordar el asunto de la pobreza, la educación, la igualdad de géneros y el ambiente y establecieron buenas metas para el año 2015. Querían oportunidades para sus hijos. Las mujeres no querían ser agredidas. Ellas quieren oportunidades de igualdad en términos de género. Quieren voz. Quieren una oportunidad. Y algo nada sorprendente, también dicen que respecto a sus problemas y a cómo salir de ellos saben más que cualquier asesor. Esto es responsabilidad y éstas son las personas a las que necesitamos llegar. Aprendimos muy claramente que nuestra tarea, en términos del Banco, solo puede tener éxito si se nos unen las personas con quienes buscamos trabajar, las personas a las que queremos ayudar. Porque, a menos que se dé participación a la comunidad de personas pobres, o a la gente en desarrollo, o a la gente que tiene aspiraciones, no hay oportunidad de hacer las cosas desde arriba. Y creo que algo portentoso y extraordinariamente innovador en ese momento fue el reconocimiento de Stephan de que, al usar los paradigmas de negocios, los paradigmas del empresarialismo, sería posible dotar de poder a las personas para que produjeran el cambio. Por tanto, el reconocimiento de la metodología era importante, pero también lo que era importante al expandir él la noción del cambio, no solo el cambio financiero sino también el cambio social, es que las dos cosas fueran muy unidas. Él tuvo la sabiduría necesaria para reconocer que Ashoka tenía un paradigma que valía la pena usar y no consideró, como tanta gente considera en los negocios, que uno mismo debe inventarlo todo para que tenga valor. De este modo, Stephan no solo brindó liderazgo, sino que tomó prestado y estableció sociedades y vínculos y, nuevamente en mi opinión, éste fue un notable logro, al punto que en la Corporación Financiera Internacional (CFI) ahora se le pagan honorarios a Stephan. Pagar honorarios a Stephan para poder tomar sus ideas y usarlas en Sudáfrica, en África. Quisiera que todos ustedes supieran eso. Él es todavía comercial. Pero la idea es sensacional y en CFI estamos emocionados de tener la oportunidad de colaborar con él en esta iniciativa particular. Pero permítaseme dejar por un momento a Stephan y decir lo que creo que es importante hoy. Los problemas que estamos enfrentando en nuestra institución son los mismos que enfrentan todos ustedes, y muchos de ustedes provienen de lo que se llama entre comillas “el mundo en desarrollo”. Ese es un mundo donde están 5.000 millones de los 6.000 millones de habitantes del planeta y esos 5.000 millones tienen poco menos del 20% del ingreso o la riqueza, mientras que los otros 1.000 millones tienen poco más del 80% de esa riqueza. Walking the Talk 67 James Wolfensohn, Banco Mundial Esta mañana, el Sr. Hernando De Soto señaló que esa estadística podría ser incorrecta si le diéramos reconocimiento financiero a la riqueza de los pobres y la dejáramos desenvolverse. Pero incluso si eso se hace, todavía es poco en términos de la economía global de US$32 billones en la que operamos. Una vez dicho eso, la pregunta que se planteó en la Asamblea del Milenio fue: “¿Cuáles son realmente los asuntos que son importantes para que progresemos?”. Y algo nada sorprendente, todos los líderes del mundo inscritos dijeron que el asunto más importante es el problema de la desigualdad y la pobreza. Y presentaron metas para el milenio, muchos de ellos expresándose en términos altamente morales respecto a la necesidad de abordar el asunto de la pobreza, la educación, la igualdad de géneros y el ambiente y establecieron buenas metas para el año 2015. Yo tuve la oportunidad de volver a leer hace poco muchos de los discursos y son conmovedores. Y los discursos posteriores pronunciados en Monterrey y en Johannesburgo respecto a cómo se iba a hacer esto son igualmente conmovedores. Y hubo, de hecho, hubo una sugerencia práctica de que el mundo debía dividirse de modo que los líderes de los países en desarrollo se ocuparan, tal como se mencionó esta mañana, de la mecánica de crear capacidad, de tener sistemas judiciales que funcionen, Walking the Talk 68 de contar con sistemas financieros operativos, de combatir la corrupción, de crear gobernabilidad y eso es lo que debían hacer como precondiciones para el desarrollo. Y que, por su parte, los países ricos respondieran ayudando a crear capacidad en esas naciones, a aumentar la asistencia al desarrollo y a abrir mercados para el comercio. Y en estos dos últimos años hemos llegado a un punto de significativa reevaluación y, si se me permite decirlo, de significativo reconocimiento de que si esas nobles declaraciones fueran ciertas en el año 2000 y en Monterrey y Johannesburgo, si fueran verdad, entonces estamos haciendo muy poco por darles seguimiento. Y empezamos con el desequilibrio del que habló el Ex-Presidente Arias. Regresando a la época de la Cumbre de Río, aquí creamos una expectativa de 0,7% del PIB como lo dijo mi amigo Björn esta mañana. Eso sería hoy US$170.000 millones por año cuando la cifra es US$55.000 millones. Ese es el 0,7% de los US$26.000 millones del PIB de los países desarrollados. Por tanto, incluso con esa estimación, nos faltan US$120.000 millones. Pero lo absurdo es que, cuando se considera el asunto de cómo estamos abordando estos problemas, vemos la cifra a la que se refirió el Ex-Presidente Arias: se están gastando US$800.000 millones en defensa y más de El mundo rico crecerá en 50 millones. Europa será más pequeña, como lo sabemos hoy, y más vieja. La migración se convertirá en el problema principal y el agua, Por tanto, si esto es un problema hoy, es un enorme problema que viene. Y es un problema que se concentra en dos cosas: equidad y pobreza. James Wolfensohn, Banco Mundial US$300.000 millones en subsidios agrícolas para el beneficio de unos cuantos. Marte está cerca de nosotros. Si un marciano viniera aquí y leyera lo que dijimos en la Cumbre del Milenio y luego observara lo que estamos haciendo regresaría a su nave espacial y volvería a Marte a decir que todos estamos locos. Este asunto de desequilibrio, este asunto de fijación de prioridades existe y se debe abordar. Desdichadamente, en el ciclo político del mundo desarrollado de hoy, los problemas internacionales tales como existen en la actualidad no son adecuadamente reconocidos como problemas nacionales. Las personas se eligen con base en los problemas nacionales y eso es absurdo por dos razones. La primera y más obvia es que, cuando yo crecía, la gente hablaba del mundo desarrollado y el mundo en desarrollo como si hubiera un muro entre ellos. A mí se me educó con esa base y las personas que salían del mundo en desarrollo eran una especie de pioneros y buenas personas, crédulos o lo que fueran. Y sus padres esperaban que regresaran y fueran abogados o entraran a un banco de inversión, seguros tras la pared. Pero el 11 de setiembre y el hecho de que estemos vinculados en tantas otras formas, significa que ese muro desapareció, si es que alguna vez existió y, al mirar al mundo, al considerar el nivel de interdependencia, que yo personalmente creo que es el verdadero significado de la globalización, descubrimos sin sorprendernos que, ya sea el ambiente del que Björn y sus colegas y otros hablaron es una fuerza de enlace, o las finanzas, o el comercio, o las drogas, o el crimen, o la migración o las guerras contra el terrorismo. Hoy todos estos problemas son solo uno y el mundo es simplemente un solo lugar y tenemos que pensar en el planeta, no solo en un país o una región. Pero esta comprensión planetaria no existe. No se mencionará más que por un minuto o dos en las elecciones presidenciales, estoy seguro. No se menciona en los asuntos de liderazgo en el Partido Laborista en Inglaterra. Sin embargo, el problema es real para todos y además no es estático. En los próximos veinticinco años el mundo pasará de 6.000 millones a 8.000 millones y de éstos solo 50 millones no estarán en los países en desarrollo. Para los años 2025-2030, dependiendo de a cuáles demógrafos les crea usted, el mundo tendrá 8.000 millones de personas, de los cuales 7.000 millones estarán en los países en desarrollo. Walking the Talk 69 Walking the Talk James Wolfensohn del Banco Mundial El mundo rico crecerá en 50 millones. Europa será más pequeña, como lo sabemos hoy, y más vieja. La migración y el agua se convertirán en los problemas principales. Pero si uno quisiera acertar con otro negocio ese sería el de la migración y, de hecho, hoy, al hablar de números, la repatriación de las ganancias desde el extranjero acaba de alcanzar US$80.000 millones, US$80.000 millones contra las cifras que se dieron esta mañana respecto a inversión extranjera en el exterior, que ahora andan en aproximadamente US$140.000 millones y la asistencia al desarrollo, que es aproximadamente de US$55.000 millones. Por tanto, si esto es un problema hoy, es un enorme problema que viene. Y es un problema que se concentra en dos cosas: equidad y pobreza. A partir de la equidad y la pobreza uno puede ver los problemas del terrorismo, de la inestabilidad y de la paz. ¿Y por qué les estoy ofreciendo este trasfondo? Porque no creo en este momento que los gobiernos resuelvan este problema. Aunque pudieran, deben unirse mediante nuevos puentes de comprensión y nuevas personas para trabajar en los problemas, una combinación de las corporaciones, la sociedad civil y las instituciones internacionales. Reconocer que el hecho de dotar de poder al sector privado, a la sociedad civil y –más allá de los empresarios– a los pobres, mediante puentes de comprensión y de colaboración, es el elemento crucial en el logro de una mayor estabilidad y más equidad en nuestro planeta. una Cumbre del Milenio, como hemos visto. Lo que se necesita es el tipo de trabajo que puede ser hecho por gente como nosotros que se une y por líderes como Stephan que señalan el camino. Espero que esto le indique el camino a muchos otros empresarios exitosos en este país y en el extranjero. Porque estoy seguro de que Stephan no querría que ésta fuera la última donación en términos de la obra con la que él sueña. Por tanto, hoy estamos aquí no solo para honrar a un hombre, algo que ciertamente debemos hacer, sino para reconocer que el hecho de dotar de poder al sector privado, a la sociedad civil y –más allá de los empresarios– a los pobres, mediante puentes de comprensión y de colaboración, es el elemento crucial en el logro de una mayor estabilidad y más equidad en nuestro planeta. La razón por la que vine fue a ver a Stephan, pero el significado más profundo de mi venida fue agradecerle por ese liderazgo y decir que todos tenemos el deber de apoyarlo en su labor porque ésta también nos necesita a todos para que los sueños de Stephan se hagan realidad. ¡Muchas gracias! Porque no es posible hacerlo desde arriba y ni siquiera mediante decisiones tomadas por los presidentes en Walking the Talk 70 Stephan Schmidheiny Invitado de Honor Curriculum Presidente Honorario del Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible y autor del best seller Changing Course: A Global Business Perspective on Development. Exitoso empresario que enfocó sus intereses de negocios en América Latina y pionero de la responsabilidad social corporativa. Ha sido miembro del consejo directivo de empresas como ABB, Leica, Nestlé, Swatch, UBS, General Motors, AIG, y el Canal de Panamá. Su trabajo en organizaciones sin fines de lucro lo ligan como fundador de FUNDES y AVINA y además ha sido miembro del consejo directivo del IIE, Endeavor y fue Consejero Principal del Secretario General de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo de Río de Janeiro. Ha recibido numerosos premios y distinciones, se destacan los doctorados Honoris Causa otorgados por el INCAE, Yale University, Rollins College y la Universidad Católica Andrés Bello. Stephan Schmidheiny Queridos amigos, me siento un poco triste en este momento, porque lamentablemente estamos llegando al final del día que, obviamente, sería insuficiente decir que es uno de los puntos más prominentes de mi vida. Es el punto más prominente de mi carrera empresarial. En cierto modo, es la conclusión de esta carrera en la mejor forma que yo podría imaginar. Y es una ocasión en la que difícilmente podría pensar que yo pudiera resumir todo lo que tuviera que decir en dos palabras: ¡Muchas gracias! Muchas gracias por estar conmigo en este trascendental día, por venir desde tan lejos, por prepararse mentalmente para este evento, por celebrar, por hacer el esfuerzo de venir. Muchas gracias por su buen ánimo y por cerrar filas, en cierta manera, en un esfuerzo hacia una causa común. Muchas gracias por todo eso. En algún punto de nuestras vidas hemos sido aliados, hemos sido socios, hemos llegado a ser amigos. De hecho, hoy fue extraordinario oír a todos los oradores relatar algunas de nuestras experiencias. Algunas no tan estupendas, como las piedras en los riñones. Y otras en las que preferimos pensar. Y esta mañana se nos permitió pasar por alto el protocolo y no mencionar aquí a las personas en forma individual. Pero luego reflexioné que debía pensar cuál es la persona que está en este salón a quien antes he conocido y con quien recuerdo en forma consciente que tuve un contacto personal que puedo documentar. Walking the Talk 71 Walking the Talk Marlene de Estrella del INCAE y Stephan Schmidheiny Busqué en mis archivos y sorprendentemente hallé un documento que yo sabía que existía pero no sabía que todavía estaba allí. Me lo envió una de las personas presentes el 28 de marzo de 1972, hace ya bastantes años. Yo estaba entonces por graduarme de la escuela de derecho y estaba considerando qué hacer. Recibí la carta: “Estimado Stephan, gracias por tu carta, etc. Nos encantaría tenerte entre nosotros el año entrante y espero con interés discutir esto contigo la próxima vez que nos reunamos. Mientras tanto, puedes estar seguro de que tienes un puesto en firme con nosotros y podemos hablar luego sobre los detalles. Recibe como siempre nuestros mejores deseos. James D. Wolfensohn, Presidente de J. Henry Schroders Banking Corporation. Jim: de esto hace ya mucho tiempo. Fue la primera oferta de trabajo que recibí y, francamente, James, no me creerías si te dijera hoy que hubo momentos de mi vida, y de hecho, años de mi vida, cuando solo deseé una cosa: haber aceptado tu oferta en vez de enfrentar el desafío que mencionaste de tratar con el asbesto, luchando por salir yo mismo y por sacar a mi grupo de ese problema, una difícil batalla que tuve que librar yo solo contra todos. Así que sé que me perdonarás por no haber aceptado ese puesto. Fue mi culpa no haber acudido a ti. Pues bien, mis queridos amigos, creo que hoy ha sido un excelente día para evaluar muchas cosas, muchas Walking the Talk 72 magníficas cosas que están sucediendo: historias de éxito, logros, nuevas ideas, nuevas iniciativas, asimismo algunos fracasos, algunos errores de los cuales aprender. Y creo que ambas cosas son igualmente importantes. De hecho, durante uno de los recesos para café, Stanley Motta tuvo lo que yo creo que es una magnífica idea. Y ciertamente quisiera desafiar a INCAE a acogerla. La idea es que, quizás dentro de más o menos un año, organicemos otro simposio con historias de éxito, poniendo de relieve cosas que han ocurrido en Centroamérica y más allá, en las condiciones más difíciles y desafiantes, donde los empresarios y líderes han tenido el valor, la imaginación, la creatividad y el liderazgo y la energía para hacer que las cosas ocurran y para crear excelencia. Incluso en los países más pobres y en las circunstancias más miserables encontramos los mayores ejemplos de excelencia. Creo que valdría la pena, porque hablamos mucho de pobreza, de degradación ambiental, de corrupción, en fin, de todos estos problemas. Debemos hablar también de las cosas buenas. Y eso es parte de lo que tratamos de hacer cuando salimos y buscamos a aquéllos con quienes AVINA quiere unir fuerzas. En cierto modo, la creación de VIVA y el anuncio de esta donación hoy concluye una fase de proyecto que duró desde el fin de Río. Es un proyecto que yo concebí al final de Río. En cierta manera ustedes pueden llamarme ingenuo al decir esto, y en retrospectiva, probablemente fui ingenuo, pero yo creí mucho de lo que las personas Walking the Talk 73 Walking the Talk Walking the Talk 74 Stephan Schmidheiny dijeron en Río: jefes de estado, líderes de gobierno, jefes ejecutivos, organizaciones no gubernamentales. Yo creí que ellos eran serios cuando hablaban de nuevos paradigmas de desarrollo, de dotar de poder a las personas, de abrir los mercados, etcétera, etcétera. Nosotros oímos todas esas magníficas promesas. Y eran maravillosas. ésta es la parte del mundo donde mi familia ha estado haciendo negocio por más de sesenta años. Yo mismo viví mis experiencias más maravillosas en los días en que era más joven viajando por todo el continente, de modo que era claro que yo iba a hacerlo en Latinoamérica. Y yo decidí desarrollar una iniciativa que básicamente respondiera a cuatro criterios. Pues bien, diez años más tarde sabemos que ha ocurrido mucho menos de lo que pensábamos que debía ocurrir. De hecho, en muchas formas, si vemos el mundo actual –tal como lo conocemos, y estoy pensando en una evaluación muy sobria, no una extrapolación pesimista de tendencias, solo lo que vemos hoy– creo que de muchas maneras es mucho peor de lo que hace diez años en Río se habría llamado el peor escenario. Esa es la realidad y, nuevamente, temo que América Latina sea un buen ejemplo. ¡Pero esa es la razón por la que estamos aquí! Lo llamamos “el mar de miseria” y la misión de AVINA es crear islas de esperanza en ese mar de miseria, y ese es un extraordinario desafío. Yo estuve entre los asistentes a la cumbre de Río que tomaron en serio esos mensajes, fui lo suficientemente ingenuo para hacerlo. Creí que deberíamos hacerlo, hacer lo que dijimos, al menos tratar, hacer lo mejor, echar algo a andar, y decidí que yo quería tratar de hacer algo siguiendo esos lineamientos de desarrollo sostenible, iniciar un proyecto, y hacerlo en Latinoamérica. Porque Primero que todo, debía ser una iniciativa práctica, totalmente práctica, nada iluso. Debía ser algo que realmente se relacionara con la vida cotidiana de los hombres y las mujeres del continente, algo que tuviera significado para la forma en que ellos viven. Segundo, enfatizaría la ecoeficiencia, obviamente, porque la ecoeficiencia era nuestra principal contribución –verdadera– al proceso. Al tratar de cubrir esa brecha ha sido una noción clásica, casi axiomática, que los negocios tienen necesariamente que destruir el ambiente, y que a menos que uno destruya el ambiente nunca va a ganar dinero. Tratamos de cubrir la brecha y descubrimos el común denominador de eficiencia y, desde luego, ante todo en mi negocio. Tercero, debía concentrarse mucho en el liderazgo, porque yo concluí que, en ese momento –viajando por todo el mundo, pasando más noches en aviones de las que yo quisiera pensar– que se contaba con el capital, el conocimiento y muchas cosas. Con mucha Walking the Talk 75 Walking the Talk Walking the Talk 76 Stephan Schmidheiny frecuencia, el cuello de botella no era nada de eso; el cuello de botella era el liderazgo, sutil empresarialismo, y es por eso que el énfasis en muy gran medida se debía poner aquí. Cuarto, debía facilitar la colaboración entre sectores de la sociedad que tradicionalmente se han encontrado en campos opuestos: organizaciones no gubernamentales, gobiernos y empresas. De cualquier modo, teniendo presente, este proyecto, obviamente yo enfrenté el primer desafío: vivir lo que predico en mi propia empresa. Mi propio grupo de negocios en Latinoamérica acababa de salir de una reestructuración muy profunda debido a la situación del asbesto. De hecho, en muchas formas, tuvimos que comenzar desde cero a principios de los 90. Nos demandó un enorme esfuerzo, y esfuerzos de años de formulación de estrategia, conceptualización de políticas empresariales, inversiones y, no por ser lo último es lo menos importante, una nueva gerencia, bajo el liderazgo de Julio Moura con sede en Latinoamérica. Empezamos a reconstruir el grupo, y me alegra decir que ahora estamos en un punto donde podemos esperar ansiosamente un ritmo más sostenido de crecimiento y expansión mientras hacemos todas las otras cosas buenas. Ahora bien, aunque la parte empresarial ha sido un elemento básico de mi iniciativa, han habido otros asuntos aparte del campo de la oferta y la demanda que han estado muy cerca de mi corazón. Y para este fin, conceptualicé, formé, establecí y dirigí la Fundación AVINA y, lo digo muy en serio, empecé literalmente de cero. Erica fue la persona que se citó que fue a México y regresó con ese informe. Y entre Erica y Frank Gulich, quien está aquí, abrieron la pequeña oficina de Miami y empezaron a averiguar cómo podíamos hacer lo que pensábamos hacer. Experimentamos y descubrimos a Ashoka y aprendimos mucho de Ashoka y los demás y creo que, con el tiempo, desarrollamos una relación mutuamente enriquecedora. Algo muy importante, tal como Jim Wolfensohn lo mencionó, ¿por qué tratar de alcanzar objetivos sin fines de lucro? Siempre que parecía tener sentido, traté de aplicar la experiencia que había acumulado durante –para entonces– mi carrera de 20 años como empresario; traté de mantenerme fiel a lo que había aprendido y lo que sabía hacer. De este modo, AVINA se concibió como una fundación empresarial, enfatizando la inversión a largo plazo nuestras donaciones, a las que llamamos inversiones más bien que donaciones. Insistimos en objetivos claramente definidos, medición de resultados comparándolos con los objetivos, mientras que vemos un constante aumento en la eficiencia global gracias a Walking the Talk 77 Walking the Talk Walking the Talk 78 John Danilovich, Embajador de los Estados Unidos y Erica Knie de MARVIVA nuestro aprendizaje institucionalizado. Hemos trabajado con los líderes de la sociedad civil, del entorno académico y de las instituciones internacionales en lo que llamamos empresas conjuntas; empresas conjuntas en las que obviamente nuestros socios desempeñan el papel gerencial y nosotros estamos allí para ayudarlos a ejecutar lo que ellos hacen en una mejor forma, con mayor volumen, más rapidez y con mejores conexiones. Eso es básicamente lo que tratamos de conseguir. Tras casi una década de desarrollo, AVINA ha logrado ahora el alcance deseado, llegando a la mayoría de lugares del continente y en una amplia gama de asuntos. Entre las organizaciones empresariales y filantrópicas que existen y que se han desarrollado, gradualmente llegué a darme cuenta de que faltaba un eslabón. Más bien, llegué a darme cuenta de que yo, en mi propia persona, era el único vínculo existente entre las dos y, como lo dijo Sushmita, ese vínculo es importante pero, de algún modo, tiene que ser más que las dos mitades de un hombre, y así fue realmente como tuve la idea de crear a VIVA. En muchas formas, los mundos de los negocios y la filantropía siguen lógicas diferentes, pero yo encontré un sorprendente número de desafíos comunes en las estructuras, la organización, las herramientas gerenciales, los procedimientos y los modos de hacer las cosas, y eso claramente implicaba un tremendo potencial de sinergia entre ambos, una sinergia que comúnmente no es vista ni reconocida por aquéllos que, como nos ocurre a todos nosotros, vivimos en uno de estos mundos o en el otro. De este modo, obviamente me dediqué a buscar esas sinergias y a aprovecharlas. Concluí que, una VIsión compartida y un conjunto de VAlores (VI-VA) mutuamente respetados, eran lo mínimo que tendrían que compartir mis actividades filantrópicas y de negocios y VIVA iba a ser ese vínculo más allá de mi persona, de mis capacidades individuales y –espero– más allá de mi vida. Pero –nuevamente– al tratar de diseñar a VIVA, no quedé realmente satisfecho con los modelos que encontré. Hice grandes esfuerzos buscando situaciones donde la gente tratara de unir, de un modo u otro, los negocios con la filantropía. Y hay básicamente dos modelos clásicos: o bien se tiene una empresa, propiedad de una fundación y que, por tanto, tiene un fondo patrimonial, o se tiene una corporación que tiene una fundación filantrópica. Y consideré que hay demasiadas desventajas en cualquiera de los dos modelos; no voy a entrar en detalles pero no quedé satisfecho. Así que me puse a buscar un método que hiciera que ambas partes se encontraran en un punto medio, con una distribución equitativa de privilegios y responsabilidades entre ambas. Eso es crear un sentido de verdadera sociedad, más bien que de dependencia mutua. En términos simples, esa es la forma más fácil en que puedo explicar, lo que es VIVA. Walking the Talk 79 La lógica empresarial tiende a ser vertical y lineal, y responde a una secuencia temporal rápida. La lógica social, es más bien horizontal e interrelacionada y se define a partir de planteamientos de largo plazo. VIVA está haciendo lo que yo he estado haciendo hasta ahora. Por un lado, va a ser la propietaria, la dueña de la empresa y hará lo que la dueña debe hacer: brindar orientación estratégica, ser una interlocutora de la junta directiva, ayudar a la junta directiva a desarrollar ideas, poner en tela de duda sus ideas y, desde luego, ejercer cierta función de supervisión. Por otro lado, esa es la otra parte que yo he estado haciendo durante el último año, desafiar a la Fundación, a AVINA, a la mejora continua de modo que merezcan recibir el dinero que esperamos que la empresa produzca. Y desde luego, al hacerlo, facilitar el contacto y ayudar a ambas organizaciones a encontrar medios de trabajar juntas mientras son administradas de maneras totalmente independientes, cada una en sus propias formas y de acuerdo con sus criterios específicos, que son inherentemente típicos de las empresas o de la filantropía, pero uniendo fuerzas para lograr el objetivo común, siempre que tenga sentido. Bien, creo que la donación que se anuncia hoy representa un regalo personal de una magnitud que, según los estándares mundiales es considerable y ciertamente lo es más según los estándares latinoamericanos. Por tanto, no es sorprendente que la gente me pregunte por mis motivos. He aprendido que, en ausencia de una respuesta estándar, plausible, común, la gente se empieza a cuestionar mis planes Walking the Talk 80 personales y a especular respecto a mis verdaderos motivos. Y admito muy francamente que éste es un desafío que aún no he podido dominar. Créanme cuando digo que no ando en busca de prestigio personal, de elogios, de la aclamación del público ni de ser conocido como un miembro especialmente valioso de la sociedad humana, eso no es parte de mis ambiciones. Y mucho menos algunas esperanzas más trascendentales, como que yo pueda comprar un boleto de primera clase al más allá. Creo que la verdadera razón para mi dilema es el hecho de que, en mi opinión, en lo profundo de mi alma, el paso que estoy dando en la cosa más obvia y la de más sentido común que puedo hacer. Es solo un paso más en la ruta que he estado recorriendo por 20 años y en la que he tenido el privilegio de contar con excelentes compañeros. Eso me lleva al punto de tener la oportunidad de hacer lo que estoy haciendo. Pero, como nosotros sabemos, el sentido común es el menos común de todos los sentidos, y con mucha frecuencia lo obvio es lo más difícil de explicar. Por tanto, veo que mi desafío probablemente va a estar ahí por algún tiempo en el futuro. Muy sinceramente, debo decir hoy ante todos ustedes que creo que ésta es una oportunidad única y también lo es la posibilidad de tomar una decisión así. En los 30 años en que he estado trabajando como empresario, he experimentado muchos altibajos, estuve a punto de Walking the Talk 81 Walking the Talk quedar en bancarrota y, luego, he tenido éxito más allá de mis mayores sueños y expectativas. Puesto que arriesgué mi propio capital, el éxito me llegó en la forma de riqueza personal; esa es una de las consecuencias del capitalismo. Ahora bien, la riqueza es algo que la mayoría de las personas parece estar tratando de alcanzar, Puede volverse contra nosotros con una pregunta bastante persistente: ¿Con qué propósito? ¿Para qué fin? generación más joven podría ser mucho menos que una verdadera bendición. Así que, en vista de esto, y observando ejemplos que tengo alrededor de personas adineradas, de familias, de personas acaudaladas que van envejeciendo, concluí que optaría por una cuarta opción: quería dar un buen uso a mi riqueza durante el tiempo de mi vida activa. Y ésta puede ser la más estricta de esas opciones. No sorprende, por tanto, que pocos parezcan sentirse tentados a seguir esta ruta. Hay tres respuestas comunes a esta pregunta. Y aquí me atrevo a decir que hablo con la autoridad de una considerable experiencia personal. Primero, se puede gastar la riqueza en el propio placer personal pero, a partir de cierto nivel, la ley de los rendimientos decrecientes empieza a hacerse sentir con mucha fuerza y eso puede ocurrir mucho antes de lo que uno esperaría. Dos, se puede estar impulsado por el desafío de que, cuanto más crece la riqueza, más difícil, y supuestamente más satisfactorio, se vuelve el hecho de seguir haciéndola aumentar para siempre. Ahora bien, esta actitud todavía no define un verdadero propósito; simplemente sugiere que adquirir riqueza sin fin es un fin en sí mismo. Por tanto, tampoco es una respuesta convincente. Tercero, se puede transferir la riqueza a los herederos, suponiendo que se tenga herederos que estén interesados en tomarla, crear o continuar una dinastía familiar –que puede ser una aspiración muy loable– pero francamente, y de nuevo, hablo con base en mi experiencia personal, la riqueza que recibe la Tuve que emplear años de esfuerzos personales, de análisis, de formulación de estrategia, de examen de conciencia y de experimentación, para descubrir y definir el propósito de mi riqueza y para establecer y poner en marcha una organización que fuera capaz de seguir en forma eficaz este propósito. Eso es básicamente lo que he estado haciendo durante los últimos siete años. Y me atrevo a decir que es extraordinario poder expresar que, de acuerdo con mis objetivos personales y mis criterios, he tenido mucho éxito, lo que significa que ahora puedo sentarme y descansar. En términos prácticos, eso quiere decir que le he pedido a otros que asuman la responsabilidad que yo he tenido por casi tres décadas. Puedo situarme a distancia de las operaciones cotidianas y observar, compartir y ofrecer consultoría, en cualquier momento en que las personas deseen consultar conmigo. En cuanto a mí, quiero planear, quiero mantener mi propia visión, expandirme y evolucionar y, desde luego, estoy anuente –y deseoso– de compartir mis ideas y mis experiencias con quienes estén Walking the Talk 82 Stephan Schmidheiny interesados y con los que crean que pueden beneficiarse de ello. Ahora bien, cuando digo que he tenido éxito, obviamente soy culpable de una simplificación muy egocéntrica. Lo que realmente quiero decir es que he tenido la inmensa fortuna de haber estado rodeado de gente capaz y con una apasionada dedicación, que ha trabajado arduamente por adoptar mis visionarias ideas –a menudo vagas– de modo que funcionen en la práctica. Miles y miles de colegas, socios y aliados, han hecho posible que yo hable de nuestros logros comunes y –al hacerlo– hoy puedo hablar de éxito y sin duda ustedes, que hoy se encuentran aquí conmigo, son los primeros a quienes me dirijo al darles las gracias por eso. Este es un día para celebrar, ciertamente lo es para mí pero –definitivamente– es un momento para expresar mis más genuinas y profundas gracias. Me siento verdaderamente privilegiado de emprender un proyecto tan extraordinario. Me siento profundamente recompensado por la calidad de las personas que han compartido mis visiones, mis valores, y que están dispuestas y deseosas de vivir conmigo lo que predico. Y me siento motivado por la oportunidad de establecer la base de sostenibilidad financiera de esta organización, cuya misión es precisamente promover formas sostenibles de desarrollo. Pese a la magnitud de lo que hemos emprendido y a los esfuerzos que hemos puesto en nuestra causa día con día, VIVA y yo no salvaremos a Latinoamérica. Afortunadamente, no estamos obligados a hacerlo. Tal como lo expresó en sus propias palabras uno de mis amigos jesuitas: Dios no espera que salves el mundo, pero sí espera que emplees tu vida y tus esfuerzos de tal modo que hagas un aporte útil en la dirección correcta. Y creo que los que trabajamos, sea en el área empresarial o en la filantrópica, podemos salir e ir a laborar cada día con la gratificante sensación de que estamos haciendo un aporte inteligente, útil e importante en la dirección correcta. Como ya lo ha indicado Jim –y esa es una prueba de que nos hemos conocido durante una cantidad de años, él me conoce– éste podría no ser el fin de mi carrera, en algunos sentidos. Ciertamente no es el fin de mis ambiciones, porque en cierta forma mis esperanzas van mucho más allá de lo que VIVA pueda lograr, en el mejor de los casos, por sí misma. Mi verdadero gran plan, mi verdadera gran esperanza es que VIVA se vuelva contagiosa y contagie a otros que, en cierto modo, tienen el privilegio de contar con la oportunidad, no de copiar lo que estoy haciendo, sino de sentirse inspirados a tomar sus propias iniciativas. De vez en cuando me entusiasmo –soñando despierto– pensando que VIVA será percibida cada vez más por otros como una iniciativa útil, exitosa y profundamente gratificante. Y en mi sueño, algunos de los que están en situaciones comparables con la mía se sentirían inspirados por lo que ven. Ellos desarrollarían sus propias iniciativas y harían sus propios aportes útiles. Y entonces sería realmente concebible que, en conjunto, los miles de socios y aliados, trabajando arduamente todos los días a lo largo y ancho del continente a favor de nuestra causa común, pudiéramos cambiar el curso del desarrollo de Latinoamérica. Podríamos hacer que todos los hombres y mujeres vivieran vidas dignificadas y emplearan sus esfuerzos en la búsqueda de oportunidades reales y, al hacerlo, vivieran en armonía con su ambiente natural. de la quinta década de mi vida? Bueno, en esto soy egoísta. Porque al hacer lo que estoy haciendo, a mi edad actual, tengo la oportunidad de experimentar durante mi vida el hecho de que VIVA efectivamente se vuelva contagiosa y que otros se sientan inspirados y unan sus fuerzas a las nuestras. Y eso, creo yo, es una perspectiva prometedora y ciertamente será una recompensa muy por encima de cualquier cosa que yo haya disfrutado mientras me encontraba ocupado en moldear mi propio proyecto: VIVA. Queridos amigos, sé que algunos de ustedes, y muchos otros, consideran que el paso que he dado es algo prematuro. Estadísticamente, tengo la expectativa de disfrutar de algunos años más de vida útil, quizá diez, quince años de vida activa, así que, ¿por qué debería yo hacer lo que estoy haciendo ahora, a mitad ¡Muchísimas gracias! Walking the Talk 84 "Stephan Schmidheiny ha sido un pionero, no solo en enunciar la idea de la responsabilidad social corporativa, sino en tomar medidas para hacerla realidad. Él ha promovido las sociedades entre el mundo corporativo y el mundo de la filantropía, combinando la capacidad con los ideales para crear un futuro en Latinoamérica basado en la justicia social y en un ambiente saludable. VIVA y la Fundación AVINA son modelos para otros y constituyen un ejemplo de su visión creativa en acción. En nombre del Banco Mundial me complace decir que los apoyamos y esperamos que su alianza sea el modelo que inspire a otros, tanto en Latinoamérica como en todo el mundo". James D. Wolfensohn Presidente del Banco Mundial El INCAE agradece a GrupoNueva y Avina su colaboración al ceder recursos gráficos para la elaboración de este documento Fotografías: Simposio y GrupoNueva: Gloria Calderón Avina: Christopher Pillitz Redacción y Edición Marlene de Estrella INCAE Diseño y Producción Designio Impresión Lithografía e Imprena Lehman Walking the talk El Fideicomiso VIVA es una nueva iniciativa que establece una tendencia. VIVA crea un modelo original y sostenible de filantropía que vincula eficazmente el desempeño empresarial con la promoción del empresarialismo social en Latinoamérica. En un momento en que todos estamos buscando nuevas soluciones a problemas antiguos, VIVA forja una alianza innovadora y duradera entre la empresa y la filantropía sostenible; entre la competitividad empresarial y el empresarialismo social y el liderazgo; entre el desempeño empresarial y la innovación social y entre el empresarialismo, la filantropía y el desarrollo. www.incae.ac.cr