James Wolfensohn - INCAE Business School

Transcripción

James Wolfensohn - INCAE Business School
James Wolfensohn
Presidente del Banco Mundial
James Wolfensohn
Presidente del Banco Mundial
Curriculum
Es el noveno presidente del Banco
Mundial desde 1946, quien estableció su
carrera como un banquero de
inversión
internacional
con
un
involucramiento paralelo en temas de
desarrollo y el ambiente global. Nacido
en Australia en 1933, graduado en
University of Sydney y Master del
Graduate School of Business de Harvard,
ha tenido una exitosa carrera
profesional.
Ha promovido la reducción sostenible de
la pobreza al centro de la misión del
Banco Mundial y ha enfocado el trabajo
de la institución en el apoyo de los
esfuerzos de la comunidad internacional
en realizar los United Nationals
Millenium Development Goals. Las
metas llaman a reducir por la mitad la
pobreza extrema y crear mejoras
sustantivas en la salud y educación en los
países en desarrollo por el año 2015.
Walking the Talk 62
¡Muchas gracias! distinguidos invitados y Stephan.
Permítanme decir ante todo, Sr. Ex-Presidente Arias,
que me sentí profundamente conmovido por sus
comentarios y en algún momento deberíamos hablar
respecto al asunto de la condicionalidad en relación
con el gasto de defensa. Y si puedo contar con su
colaboración con los cinco países para ayudarme a
establecer esa política en el Banco, con placer y
entusiasmo trataré de introducir ese tipo de programa.
Para decirlo brevemente, hoy día en el mundo no solo
se están transfiriendo US$29.000 millones. El total del
gasto mundial en defensa es de US$800.000
millones, de los cuales US$200.000 millones se
gastan en los países en desarrollo y US$600.000
millones en los países desarrollados. Solo el
presupuesto de Estados Unidos puede llegar a
US$400.000 millones.
La asistencia al desarrollo en el extranjero es de
US$50.000 millones, de modo que el desequilibrio en
relación con el mal uso de los recursos es enorme y
creo que todos nosotros le estamos muy agradecidos
por las iniciativas que usted ha tomado consistentemente en este asunto y puedo asegurarle que la
gerencia lo apoya en forma total. Posteriormente,
podemos hablar de políticas y usted me puede dar
algunas lecciones. Y como nunca he sido presidente
de algun país, necesito su ayuda y anhelaré recibirla.
Hoy día en el mundo no solo se están
transfiriendo US$29.000 millones.
El total de gastos mundiales en defensa
es de US$800.000 millones, de los
cuales US$200.000 millones se gastan
en los países en desarrollo y
US$600.000 millones en los países
desarrollados. Solo el presupuesto de
Estados Unidos puede llegar a
US$400.000 millones.
La asistencia al desarrollo en el
extranjero es de US$50.000 millones, de
modo que el desequilibrio en relación
con el mal uso de los recursos es enorme
Permítanme decir que la razón por la que vine aquí fue
por respeto a este Instituto y a este país pero, en
particular, por respeto a alguien a quien he conocido
por muchos, muchos años.
Por alguna casualidad me llegué a asociar en 1957
con un miembro de la familia de Stephan, quien
posteriormente llegó a ser mi mejor amigo en mi boda
y que me demostró la extraordinaria eficiencia que
tiene la familia Schmidheiny acompañándome en mi
luna de miel. Yo subí al avión y allí estaba Tony y
yo pensé: “Estos Schmidheiny tienen buenas
perspectivas” aunque solo era un primo. En esa época
conocí a tu padre, Max, y a tu tío Ernst, y tuve el
privilegio de conocerte cuando tenías doce años,
ciertamente conocía a Thomas, a Stephan, a Alexander
y a Marietta, con quienes pasé más tarde mucho
tiempo. Y permítaseme decir lo alegre que estoy de
que Alex esté hoy aquí y lo complacido que me sentí al
James Wolfensohn, Banco Mundial y Stephan Schmidheiny
saber que Gina ya está siguiendo tus pasos en Suiza.
Pero esta familia era realmente extraordinaria porque
cuando me fui de luna de miel y luego tuve la
oportunidad de obtener un empleo útil tras graduarme
de la Harvard Business School y haber trabajado un
poco en algunos países en desarrollo, descubrí que el
asunto con los Schmidheiny no era fácil. Yo estaba
comprometido laboralmente con el Holderbank, que es
un negocio relacionado, y donde el mismo Schmidheiny
dijo: “Bien, será un muy buen trabajo para ti. Permitirá
que tú y Elaine echen raíces”. Y luego me dijeron que
debía empezar a las siete de la mañana y que la
planta estaba a hora y media de distancia de Zurich.
De modo que me hallé en plena luna de miel
levantándome a las 5:30 de la mañana para ir a
trabajar para esta magnífica familia y desarrollé una
nueva técnica que no he usado mucho desde
entonces, que es sentarse en el escritorio con el pie
junto a la puerta, a dormir. Y si alguien viene y le
golpea el pie uno despierta y dice “Grazie”. Así que
aprendí mucho de los Schmidheiny, quiero que lo
sepan.
Y eso pudo ser la clave de cualquier éxito que yo haya
tenido. Estoy muy agradecido, Stephan, contigo y con
tu familia por estas lecciones de ser práctico al papel
de un joven recién casado.
Walking the Talk 63
James Wolfensohn, Banco Mundial y Stephan Schmidheiny
Pero lo que vi de ahí en adelante fue el surgimiento de
alguien que ya no tenía doce años pero que se
convirtió, en un sentido muy real, en un líder global que
combinaba cosas muy notables: un sentido de valores
que había aprendido de su familia y una independencia
que evocaba de su trabajo en Brasil y Sudáfrica y de su
trabajo con un asistente de su padre, viajando por el
mundo. Y él unió el sentido de valores desarrollado por
sí mismo y el que surgió de su familia, un sentido de
valores que lo llevó a los negocios y al sector social, y
un sentido de empresarialismo y luego un enorme
desafío.
Un desafío cuando tomó Eternit y descubrió que era
una empresa de asbesto y se enfrentó con el asunto
de la vida humana y el reto que entonces no se
demostró que se hubiera comprobado. A los 29 años,
él decidió que la vida humana era aún más importante
que el riesgo y, ante el profundo asombro de todos los
miembros de su familia y de muchos que trabajaban
con él, anunció que no se haría más negocio con el
asbesto.
Y alguien preguntó: “¿Cómo se hace cemento de
asbesto sin asbesto?”. Creo que alguien dijo que era
como hacer agua seca.
Walking the Talk 64
Y él soportó toda la presión del mundo y, sin embargo,
diversificó esta empresa, salió del negocio principal.
Tuvo las agallas para hacerlo a esa edad y lo que
surgió, todos lo sabemos, en términos del negocio que
desarrolló en Europa, en Hong Kong y, desde luego,
en Latinoamérica.
Así que fue un enorme paso y lo excepcional es que
esta persona salió del negocio del asbesto antes de
que la Unión Europea lo ordenara u otros comentaran
al respecto. Quien dio esencialmente el primer paso es
ahora sujeto de críticas en algunos países y, Stephan,
una de las razones por las que vine aquí es para
decirte que creo que eres extraordinario y que eres un
líder y que mereces el elogio, el apoyo y el afecto de
todos por las medidas que has tomado.
Pero éste no era solo un líder ordinario. Me pareció
cautivador leer este libro cuando venía en el avión y
también sumamente esclarecedor en términos de
entender un poco mejor a Stephan. De hecho, él dice
que escribió el libro para educarnos a todos nosotros.
Pero dice que trató de trabajar simultáneamente en
dos actividades en las que usualmente se ocupan dos
tipos de personas. “Por un lado, quería permanecer
activo en los negocios y aumentar los rendimientos de
las empresas y, por el otro, quería apoyar el cambio
social”. Y aquí está lo significativo: ambas actividades
Peter Fuchs de VIVA, James Wolfensohn, Banco Mundial y Stephan Schmidheiny
debían basarse en la misma visión y en los mismos
valores. “Yo también quería aplicar las mismas
herramientas y estándares profesionales para optimizar
la creatividad, la eficiencia y la eficacia”. Y ese es el
distintivo del liderazgo de Stephan en ambos campos.
Y algo que, de nuevo, está ahora escrito en la historia,
el trabajo que hizo al tratar primeramente, a través de
Fundes, de apoyar la pequeña y mediana empresa, su
trabajo posterior en AVINA y su trabajo en el World
Business Council, así como su trabajo en la Cumbre
de Río y ahora este acto de generosidad –verdaderamente notable– en términos de hacer esta enorme
donación a VIVA. Ésta no es la tendencia usual de un
empresario. Ésta no es la reunión usual para agradecer
a alguien por una donación. Yo he reunido mucho
dinero en Estados Unidos y he estado en muchas
reuniones para agradecer a la gente por sus
donaciones. Esto es más que gratitud por una
donación, por significativa que ésta sea. Éste es el
reconocimiento de algo mucho más grande porque
creo que la contribución de Stephan es más que
monetaria. Creo que él ha comprendido una serie de
cosas que muy pocas personas han logrado entender.
Alguien que él envió, a Brasil y a la Ciudad de México
cuando estaba interesado en el asunto de lo que él
podía hacer para ayudar en el desarrollo, regresó con
la grave conclusión, y él la cita: “Los problemas son de
tal magnitud, es decir, la pobreza, nunca se pueden
resolver con dinero, ni siquiera con todo su dinero.
Usted podría ayudar a algunas personas a llevar una
vida más fácil y digna pero la mayor parte de la gente
seguirá siendo pobre y el número de pobres continuará aumentando”.
Y esta lección es algo que nuestra institución y toda
institución que trata con el desarrollo debe aprender:
que el asunto de la pobreza y el asunto del desarrollo
no es solo cuestión de dinero. Lo que se busca no es
caridad. Lo que se busca es oportunidades y el
verdadero desafío que Stephan identificó muy al
principio fue que, para satisfacer las enormes
necesidades del desarrollo de equidad, de justicia
social y del ambiente, es necesario tener una
respuesta sistémica que permita aumentar, que
permita hacer las cosas no por sentirse bien respecto
a un proyecto particular, sino dando una respuesta
sistémica que se pueda usar para incrementar un
método exitoso y lograr el compromiso de las personas
que pueden producir cambio.
Los estudios que hemos hecho en el Banco de 60.000
pobres de 60 países, nos permitieron entender, en un
estudio llamado Voces de los Pobres, que lo que
preocupaba a los pobres era exactamente lo mismo
que preocupaba a los ricos. Querían seguridad.
Esto es más que gratitud por una donación, por
significativa que ésta sea. Éste es el reconocimiento
de algo mucho más grande porque creo que la
contribución de Stephan es más que monetaria. Creo
que él ha comprendido una serie de cosas que muy
pocas personas han logrado entender. Walking the Talk 65
Walking
the Talk
Walking the Talk 66
La pregunta que se planteó en la Asamblea del Milenio fue: “Cuáles son realmente los
asuntos que son importantes para que progresemos?”. Y algo nada sorprendente, todos
los líderes del mundo inscritos dijeron que el asunto más importante es el problema de
la desigualdad y la pobreza. Y presentaron metas para el milenio, muchos de ellos
expresándose en términos altamente morales respecto a la necesidad de abordar el
asunto de la pobreza, la educación, la igualdad de géneros y el ambiente y
establecieron buenas metas para el año 2015.
Querían oportunidades para sus hijos. Las mujeres no
querían ser agredidas. Ellas quieren oportunidades de
igualdad en términos de género. Quieren voz. Quieren
una oportunidad. Y algo nada sorprendente, también
dicen que respecto a sus problemas y a cómo salir de
ellos saben más que cualquier asesor.
Esto es responsabilidad y éstas son las personas a las
que necesitamos llegar. Aprendimos muy claramente
que nuestra tarea, en términos del Banco, solo puede
tener éxito si se nos unen las personas con quienes
buscamos trabajar, las personas a las que queremos
ayudar. Porque, a menos que se dé participación a la
comunidad de personas pobres, o a la gente en
desarrollo, o a la gente que tiene aspiraciones, no hay
oportunidad de hacer las cosas desde arriba. Y creo
que algo portentoso y extraordinariamente innovador
en ese momento fue el reconocimiento de Stephan de
que, al usar los paradigmas de negocios, los
paradigmas del empresarialismo, sería posible dotar de
poder a las personas para que produjeran el cambio.
Por tanto, el reconocimiento de la metodología era
importante, pero también lo que era importante al
expandir él la noción del cambio, no solo el cambio
financiero sino también el cambio social, es que las dos
cosas fueran muy unidas. Él tuvo la sabiduría
necesaria para reconocer que Ashoka tenía un
paradigma que valía la pena usar y no consideró, como
tanta gente considera en los negocios, que uno mismo
debe inventarlo todo para que tenga valor.
De este modo, Stephan no solo brindó liderazgo, sino
que tomó prestado y estableció sociedades y vínculos
y, nuevamente en mi opinión, éste fue un notable logro,
al punto que en la Corporación Financiera Internacional (CFI) ahora se le pagan honorarios a Stephan.
Pagar honorarios a Stephan para poder tomar sus
ideas y usarlas en Sudáfrica, en África. Quisiera que
todos ustedes supieran eso. Él es todavía comercial.
Pero la idea es sensacional y en CFI estamos
emocionados de tener la oportunidad de colaborar con
él en esta iniciativa particular.
Pero permítaseme dejar por un momento a Stephan y
decir lo que creo que es importante hoy. Los problemas
que estamos enfrentando en nuestra institución son
los mismos que enfrentan todos ustedes, y muchos de
ustedes provienen de lo que se llama entre comillas “el
mundo en desarrollo”. Ese es un mundo donde están
5.000 millones de los 6.000 millones de habitantes del
planeta y esos 5.000 millones tienen poco menos del
20% del ingreso o la riqueza, mientras que los otros
1.000 millones tienen poco más del 80% de esa
riqueza.
Walking the Talk 67
James Wolfensohn, Banco Mundial
Esta mañana, el Sr. Hernando De Soto señaló que esa
estadística podría ser incorrecta si le diéramos
reconocimiento financiero a la riqueza de los pobres y
la dejáramos desenvolverse. Pero incluso si eso se
hace, todavía es poco en términos de la economía
global de US$32 billones en la que operamos. Una vez
dicho eso, la pregunta que se planteó en la Asamblea
del Milenio fue: “¿Cuáles son realmente los asuntos
que son importantes para que progresemos?”. Y algo
nada sorprendente, todos los líderes del mundo
inscritos dijeron que el asunto más importante es el
problema de la desigualdad y la pobreza. Y
presentaron metas para el milenio, muchos de ellos
expresándose en términos altamente morales
respecto a la necesidad de abordar el asunto de la
pobreza, la educación, la igualdad de géneros y el
ambiente y establecieron buenas metas para el año
2015. Yo tuve la oportunidad de volver a leer hace
poco muchos de los discursos y son conmovedores. Y
los discursos posteriores pronunciados en Monterrey y
en Johannesburgo respecto a cómo se iba a hacer
esto son igualmente conmovedores.
Y hubo, de hecho, hubo una sugerencia práctica de
que el mundo debía dividirse de modo que los líderes
de los países en desarrollo se ocuparan, tal como se
mencionó esta mañana, de la mecánica de crear
capacidad, de tener sistemas judiciales que funcionen,
Walking the Talk 68
de contar con sistemas financieros operativos, de
combatir la corrupción, de crear gobernabilidad y eso
es lo que debían hacer como precondiciones para el
desarrollo. Y que, por su parte, los países ricos
respondieran ayudando a crear capacidad en esas
naciones, a aumentar la asistencia al desarrollo y a
abrir mercados para el comercio. Y en estos dos
últimos años hemos llegado a un punto de significativa
reevaluación y, si se me permite decirlo, de
significativo reconocimiento de que si esas nobles
declaraciones fueran ciertas en el año 2000 y en
Monterrey y Johannesburgo, si fueran verdad,
entonces estamos haciendo muy poco por darles
seguimiento.
Y empezamos con el desequilibrio del que habló el
Ex-Presidente Arias. Regresando a la época de la
Cumbre de Río, aquí creamos una expectativa de 0,7%
del PIB como lo dijo mi amigo Björn esta mañana. Eso
sería hoy US$170.000 millones por año cuando la
cifra es US$55.000 millones. Ese es el 0,7% de los
US$26.000 millones del PIB de los países
desarrollados. Por tanto, incluso con esa estimación,
nos faltan US$120.000 millones. Pero lo absurdo es
que, cuando se considera el asunto de cómo estamos
abordando estos problemas, vemos la cifra a la que se
refirió el Ex-Presidente Arias: se están gastando
US$800.000 millones en defensa y más de
El mundo rico crecerá en 50 millones.
Europa será más pequeña, como lo
sabemos hoy, y más vieja. La migración se
convertirá en el problema principal y el
agua, Por tanto, si esto es un problema hoy,
es un enorme problema que viene. Y es un
problema que se concentra en dos cosas:
equidad y pobreza.
James Wolfensohn, Banco Mundial
US$300.000 millones en subsidios agrícolas para el
beneficio de unos cuantos.
Marte está cerca de nosotros. Si un marciano viniera
aquí y leyera lo que dijimos en la Cumbre del Milenio y
luego observara lo que estamos haciendo regresaría a
su nave espacial y volvería a Marte a decir que todos
estamos locos. Este asunto de desequilibrio, este
asunto de fijación de prioridades existe y se debe
abordar. Desdichadamente, en el ciclo político del
mundo desarrollado de hoy, los problemas
internacionales tales como existen en la actualidad no
son adecuadamente reconocidos como problemas
nacionales. Las personas se eligen con base en los
problemas nacionales y eso es absurdo por dos
razones. La primera y más obvia es que, cuando yo
crecía, la gente hablaba del mundo desarrollado y el
mundo en desarrollo como si hubiera un muro entre
ellos. A mí se me educó con esa base y las personas
que salían del mundo en desarrollo eran una especie
de pioneros y buenas personas, crédulos o lo que
fueran. Y sus padres esperaban que regresaran y
fueran abogados o entraran a un banco de inversión,
seguros tras la pared.
Pero el 11 de setiembre y el hecho de que estemos
vinculados en tantas otras formas, significa que ese
muro desapareció, si es que alguna vez existió y, al
mirar al mundo, al considerar el nivel de
interdependencia, que yo personalmente creo que es
el verdadero significado de la globalización,
descubrimos sin sorprendernos que, ya sea el
ambiente del que Björn y sus colegas y otros hablaron
es una fuerza de enlace, o las finanzas, o el comercio,
o las drogas, o el crimen, o la migración o las guerras
contra el terrorismo.
Hoy todos estos problemas son solo uno y el mundo es
simplemente un solo lugar y tenemos que pensar en el
planeta, no solo en un país o una región. Pero esta
comprensión planetaria no existe. No se mencionará
más que por un minuto o dos en las elecciones
presidenciales, estoy seguro. No se menciona en los
asuntos de liderazgo en el Partido Laborista en
Inglaterra. Sin embargo, el problema es real para todos
y además no es estático.
En los próximos veinticinco años el mundo pasará de
6.000 millones a 8.000 millones y de éstos solo 50
millones no estarán en los países en desarrollo. Para
los años 2025-2030, dependiendo de a cuáles
demógrafos les crea usted, el mundo tendrá 8.000
millones de personas, de los cuales 7.000 millones
estarán en los países en desarrollo.
Walking the Talk 69
Walking
the Talk
James Wolfensohn del Banco Mundial
El mundo rico crecerá en 50 millones. Europa será más
pequeña, como lo sabemos hoy, y más vieja. La
migración y el agua se convertirán en los problemas
principales. Pero si uno quisiera acertar con otro
negocio ese sería el de la migración y, de hecho, hoy, al
hablar de números, la repatriación de las ganancias
desde el extranjero acaba de alcanzar US$80.000
millones, US$80.000 millones contra las cifras que se
dieron esta mañana respecto a inversión extranjera en
el exterior, que ahora andan en aproximadamente
US$140.000 millones y la asistencia al desarrollo, que
es aproximadamente de US$55.000 millones.
Por tanto, si esto es un problema hoy, es un enorme
problema que viene. Y es un problema que se
concentra en dos cosas: equidad y pobreza. A partir de
la equidad y la pobreza uno puede ver los problemas
del terrorismo, de la inestabilidad y de la paz. ¿Y por
qué les estoy ofreciendo este trasfondo? Porque no
creo en este momento que los gobiernos resuelvan
este problema. Aunque pudieran, deben unirse
mediante nuevos puentes de comprensión y nuevas
personas para trabajar en los problemas, una
combinación de las corporaciones, la sociedad civil y
las instituciones internacionales.
Reconocer que el hecho de dotar de
poder al sector privado, a la sociedad
civil y –más allá de los empresarios– a
los pobres, mediante puentes de
comprensión y de colaboración, es el
elemento crucial en el logro de una
mayor estabilidad y más equidad en
nuestro planeta.
una Cumbre del Milenio, como hemos visto. Lo que se
necesita es el tipo de trabajo que puede ser hecho por
gente como nosotros que se une y por líderes como
Stephan que señalan el camino. Espero que esto le
indique el camino a muchos otros empresarios exitosos
en este país y en el extranjero. Porque estoy seguro de
que Stephan no querría que ésta fuera la última
donación en términos de la obra con la que él sueña.
Por tanto, hoy estamos aquí no solo para honrar a un
hombre, algo que ciertamente debemos hacer, sino
para reconocer que el hecho de dotar de poder al
sector privado, a la sociedad civil y –más allá de los
empresarios– a los pobres, mediante puentes de
comprensión y de colaboración, es el elemento crucial
en el logro de una mayor estabilidad y más equidad en
nuestro planeta.
La razón por la que vine fue a ver a Stephan, pero el
significado más profundo de mi venida fue
agradecerle por ese liderazgo y decir que todos
tenemos el deber de apoyarlo en su labor porque ésta
también nos necesita a todos para que los sueños de
Stephan se hagan realidad.
¡Muchas gracias!
Porque no es posible hacerlo desde arriba y ni siquiera
mediante decisiones tomadas por los presidentes en
Walking the Talk 70
Stephan Schmidheiny
Invitado de Honor
Curriculum
Presidente
Honorario del Consejo
Empresarial Mundial para el Desarrollo
Sostenible y autor del best seller Changing
Course: A Global Business Perspective on
Development.
Exitoso empresario que enfocó sus
intereses de negocios en América Latina y
pionero de la responsabilidad social
corporativa. Ha sido miembro del consejo
directivo de empresas como ABB, Leica,
Nestlé, Swatch, UBS, General Motors,
AIG, y el Canal de Panamá. Su trabajo en
organizaciones sin fines de lucro lo ligan
como fundador de FUNDES y AVINA y
además ha sido miembro del consejo
directivo del IIE, Endeavor y fue Consejero
Principal del Secretario General de la
Conferencia de las Naciones Unidas para
el Medio Ambiente y el Desarrollo de Río
de Janeiro. Ha recibido numerosos
premios y distinciones, se destacan los
doctorados Honoris Causa otorgados por
el INCAE, Yale University, Rollins College y
la Universidad Católica Andrés Bello.
Stephan Schmidheiny
Queridos amigos, me siento un poco triste en este
momento, porque lamentablemente estamos llegando
al final del día que, obviamente, sería insuficiente decir
que es uno de los puntos más prominentes de mi vida.
Es el punto más prominente de mi carrera empresarial.
En cierto modo, es la conclusión de esta carrera en la
mejor forma que yo podría imaginar. Y es una ocasión
en la que difícilmente podría pensar que yo pudiera
resumir todo lo que tuviera que decir en dos palabras:
¡Muchas gracias!
Muchas gracias por estar conmigo en este
trascendental día, por venir desde tan lejos, por
prepararse mentalmente para este evento, por
celebrar, por hacer el esfuerzo de venir. Muchas
gracias por su buen ánimo y por cerrar filas, en cierta
manera, en un esfuerzo hacia una causa común.
Muchas gracias por todo eso. En algún punto de
nuestras vidas hemos sido aliados, hemos sido socios,
hemos llegado a ser amigos. De hecho, hoy fue
extraordinario oír a todos los oradores relatar algunas
de nuestras experiencias. Algunas no tan estupendas,
como las piedras en los riñones. Y otras en las
que preferimos pensar. Y esta mañana se nos permitió
pasar por alto el protocolo y no mencionar aquí a las
personas en forma individual. Pero luego reflexioné
que debía pensar cuál es la persona que está en este
salón a quien antes he conocido y con quien recuerdo
en forma consciente que tuve un contacto personal
que puedo documentar.
Walking the Talk 71
Walking
the Talk
Marlene de Estrella del INCAE y Stephan Schmidheiny
Busqué en mis archivos y sorprendentemente hallé un
documento que yo sabía que existía pero no sabía que
todavía estaba allí. Me lo envió una de las personas
presentes el 28 de marzo de 1972, hace ya bastantes
años. Yo estaba entonces por graduarme de la
escuela de derecho y estaba considerando qué hacer.
Recibí la carta: “Estimado Stephan, gracias por tu
carta, etc. Nos encantaría tenerte entre nosotros el año
entrante y espero con interés discutir esto contigo la
próxima vez que nos reunamos. Mientras tanto, puedes
estar seguro de que tienes un puesto en firme con
nosotros y podemos hablar luego sobre los detalles.
Recibe como siempre nuestros mejores deseos. James
D. Wolfensohn, Presidente de J. Henry Schroders
Banking Corporation. Jim: de esto hace ya mucho
tiempo. Fue la primera oferta de trabajo que recibí y,
francamente, James, no me creerías si te dijera hoy
que hubo momentos de mi vida, y de hecho, años de mi
vida, cuando solo deseé una cosa: haber aceptado tu
oferta en vez de enfrentar el desafío que mencionaste
de tratar con el asbesto, luchando por salir yo mismo y
por sacar a mi grupo de ese problema, una difícil
batalla que tuve que librar yo solo contra
todos. Así que sé que me perdonarás por no haber
aceptado ese puesto. Fue mi culpa no haber acudido
a ti.
Pues bien, mis queridos amigos, creo que hoy ha sido
un excelente día para evaluar muchas cosas, muchas
Walking the Talk 72
magníficas cosas que están sucediendo: historias de
éxito, logros, nuevas ideas, nuevas iniciativas, asimismo
algunos fracasos, algunos errores de los cuales
aprender. Y creo que ambas cosas son igualmente
importantes. De hecho, durante uno de los recesos
para café, Stanley Motta tuvo lo que yo creo que es una
magnífica idea. Y ciertamente quisiera desafiar a
INCAE a acogerla. La idea es que, quizás dentro de
más o menos un año, organicemos otro simposio con
historias de éxito, poniendo de relieve cosas que han
ocurrido en Centroamérica y más allá, en las
condiciones más difíciles y desafiantes, donde los
empresarios y líderes han tenido el valor, la
imaginación, la creatividad y el liderazgo y la energía
para hacer que las cosas ocurran y para crear
excelencia. Incluso en los países más pobres y en las
circunstancias más miserables encontramos los
mayores ejemplos de excelencia. Creo que valdría la
pena, porque hablamos mucho de pobreza, de
degradación ambiental, de corrupción, en fin, de todos
estos problemas. Debemos hablar también de las
cosas buenas. Y eso es parte de lo que tratamos de
hacer cuando salimos y buscamos a aquéllos con
quienes AVINA quiere unir fuerzas. En cierto modo, la
creación de VIVA y el anuncio de esta donación hoy
concluye una fase de proyecto que duró desde el fin de
Río. Es un proyecto que yo concebí al final de Río. En
cierta manera ustedes pueden llamarme ingenuo al
decir esto, y en retrospectiva, probablemente fui
ingenuo, pero yo creí mucho de lo que las personas
Walking the Talk 73
Walking
the Talk
Walking the Talk 74
Stephan Schmidheiny
dijeron en Río: jefes de estado, líderes de gobierno,
jefes ejecutivos, organizaciones no gubernamentales.
Yo creí que ellos eran serios cuando hablaban de
nuevos paradigmas de desarrollo, de dotar de poder a
las personas, de abrir los mercados, etcétera, etcétera.
Nosotros oímos todas esas magníficas promesas. Y
eran maravillosas.
ésta es la parte del mundo donde mi familia ha estado
haciendo negocio por más de sesenta años. Yo mismo
viví mis experiencias más maravillosas en los días en
que era más joven viajando por todo el continente, de
modo que era claro que yo iba a hacerlo en
Latinoamérica. Y yo decidí desarrollar una iniciativa que
básicamente respondiera a cuatro criterios.
Pues bien, diez años más tarde sabemos que ha
ocurrido mucho menos de lo que pensábamos que
debía ocurrir. De hecho, en muchas formas, si vemos el
mundo actual –tal como lo conocemos, y estoy
pensando en una evaluación muy sobria, no una
extrapolación pesimista de tendencias, solo lo que
vemos hoy– creo que de muchas maneras es mucho
peor de lo que hace diez años en Río se habría
llamado el peor escenario. Esa es la realidad y,
nuevamente, temo que América Latina sea un buen
ejemplo. ¡Pero esa es la razón por la que estamos aquí!
Lo llamamos “el mar de miseria” y la misión de AVINA
es crear islas de esperanza en ese mar de miseria, y
ese es un extraordinario desafío. Yo estuve entre los
asistentes a la cumbre de Río que tomaron en serio
esos mensajes, fui lo suficientemente ingenuo para
hacerlo. Creí que deberíamos hacerlo, hacer lo que
dijimos, al menos tratar, hacer lo mejor, echar algo a
andar, y decidí que yo quería tratar de hacer algo
siguiendo esos lineamientos de desarrollo sostenible,
iniciar un proyecto, y hacerlo en Latinoamérica. Porque
Primero que todo, debía ser una iniciativa práctica,
totalmente práctica, nada iluso. Debía ser algo que
realmente se relacionara con la vida cotidiana de los
hombres y las mujeres del continente, algo que tuviera
significado para la forma en que ellos viven.
Segundo, enfatizaría la ecoeficiencia, obviamente,
porque la ecoeficiencia era nuestra principal
contribución –verdadera– al proceso. Al tratar de cubrir
esa brecha ha sido una noción clásica, casi axiomática,
que los negocios tienen necesariamente que destruir el
ambiente, y que a menos que uno destruya el
ambiente nunca va a ganar dinero. Tratamos de cubrir
la brecha y descubrimos el común denominador de
eficiencia y, desde luego, ante todo en mi negocio.
Tercero, debía concentrarse mucho en el liderazgo,
porque yo concluí que, en ese momento –viajando por
todo el mundo, pasando más noches en aviones de las
que yo quisiera pensar– que se contaba con el capital,
el conocimiento y muchas cosas. Con mucha
Walking the Talk 75
Walking
the Talk
Walking the Talk 76
Stephan Schmidheiny
frecuencia, el cuello de botella no era nada de eso; el
cuello de botella era el liderazgo, sutil empresarialismo,
y es por eso que el énfasis en muy gran medida se
debía poner aquí.
Cuarto, debía facilitar la colaboración entre sectores de
la sociedad que tradicionalmente se han encontrado en
campos opuestos: organizaciones no gubernamentales, gobiernos y empresas.
De cualquier modo, teniendo presente, este proyecto,
obviamente yo enfrenté el primer desafío: vivir lo que
predico en mi propia empresa. Mi propio grupo de
negocios en Latinoamérica acababa de salir de una
reestructuración muy profunda debido a la situación
del asbesto. De hecho, en muchas formas, tuvimos que
comenzar desde cero a principios de los 90. Nos
demandó un enorme esfuerzo, y esfuerzos de años de
formulación de estrategia, conceptualización de
políticas empresariales, inversiones y, no por ser lo
último es lo menos importante, una nueva gerencia,
bajo el liderazgo de Julio Moura con sede en
Latinoamérica. Empezamos a reconstruir el grupo, y me
alegra decir que ahora estamos en un punto donde
podemos esperar ansiosamente un ritmo más
sostenido de crecimiento y expansión mientras
hacemos todas las otras cosas buenas.
Ahora bien, aunque la parte empresarial ha sido un
elemento básico de mi iniciativa, han habido otros
asuntos aparte del campo de la oferta y la demanda
que han estado muy cerca de mi corazón. Y para este
fin, conceptualicé, formé, establecí y dirigí
la
Fundación AVINA y, lo digo muy en serio, empecé
literalmente de cero. Erica fue la persona que se citó
que fue a México y regresó con ese informe. Y entre
Erica y Frank Gulich, quien está aquí, abrieron la
pequeña oficina de Miami y empezaron a averiguar
cómo podíamos hacer lo que pensábamos hacer.
Experimentamos y descubrimos a Ashoka y
aprendimos mucho de Ashoka y los demás y creo que,
con el tiempo, desarrollamos una relación mutuamente
enriquecedora. Algo muy importante, tal como Jim
Wolfensohn lo mencionó, ¿por qué tratar de alcanzar
objetivos sin fines de lucro? Siempre que parecía tener
sentido, traté de aplicar la experiencia que había
acumulado durante –para entonces– mi carrera de 20
años como empresario; traté de mantenerme fiel a lo
que había aprendido y lo que sabía hacer.
De este modo, AVINA se concibió como una fundación
empresarial, enfatizando la inversión a largo plazo
nuestras donaciones, a las que llamamos inversiones
más bien que donaciones. Insistimos en objetivos
claramente definidos, medición de resultados
comparándolos con los objetivos, mientras que vemos
un constante aumento en la eficiencia global gracias a
Walking the Talk 77
Walking
the Talk
Walking the Talk 78
John Danilovich, Embajador de los Estados Unidos y Erica Knie
de MARVIVA
nuestro aprendizaje institucionalizado. Hemos
trabajado con los líderes de la sociedad civil, del
entorno académico y de las instituciones
internacionales en lo que llamamos empresas
conjuntas; empresas conjuntas en las que obviamente
nuestros socios desempeñan el papel gerencial y
nosotros estamos allí para ayudarlos a ejecutar lo que
ellos hacen en una mejor forma, con mayor
volumen, más rapidez y con mejores conexiones. Eso
es básicamente lo que tratamos de conseguir. Tras
casi una década de desarrollo, AVINA ha logrado
ahora el alcance deseado, llegando a la mayoría de
lugares del continente y en una amplia gama de
asuntos. Entre las organizaciones empresariales y
filantrópicas que existen y que se han desarrollado,
gradualmente llegué a darme cuenta de que faltaba un
eslabón. Más bien, llegué a darme cuenta de que yo, en
mi propia persona, era el único vínculo existente entre
las dos y, como lo dijo Sushmita, ese vínculo es
importante pero, de algún modo, tiene que ser más que
las dos mitades de un hombre, y así fue realmente
como tuve la idea de crear a VIVA.
En muchas formas, los mundos de los negocios y la
filantropía siguen lógicas diferentes, pero yo encontré
un sorprendente número de desafíos comunes en las
estructuras, la organización, las herramientas
gerenciales, los procedimientos y los modos de hacer
las cosas, y eso claramente implicaba un tremendo
potencial de sinergia entre ambos, una sinergia que
comúnmente no es vista ni reconocida por aquéllos
que, como nos ocurre a todos nosotros, vivimos en uno
de estos mundos o en el otro. De este modo,
obviamente me dediqué a buscar esas sinergias y a
aprovecharlas. Concluí que, una VIsión compartida y un
conjunto de VAlores (VI-VA) mutuamente respetados,
eran lo mínimo que tendrían que compartir mis
actividades filantrópicas y de negocios y VIVA iba a ser
ese vínculo más allá de mi persona, de mis
capacidades individuales y –espero– más allá de mi
vida. Pero –nuevamente– al tratar de diseñar a VIVA,
no quedé realmente satisfecho con los modelos que
encontré. Hice grandes esfuerzos buscando
situaciones donde la gente tratara de unir, de un modo
u otro, los negocios con la filantropía. Y hay
básicamente dos modelos clásicos: o bien se tiene una
empresa, propiedad de una fundación y que, por tanto,
tiene un fondo patrimonial, o se tiene una corporación
que tiene una fundación filantrópica. Y consideré que
hay demasiadas desventajas en cualquiera de los dos
modelos; no voy a entrar en detalles pero no quedé
satisfecho. Así que me puse a buscar un método que
hiciera que ambas partes se encontraran en un punto
medio, con una distribución equitativa de privilegios y
responsabilidades entre ambas. Eso es crear un
sentido de verdadera sociedad, más bien que de
dependencia mutua. En términos simples, esa es la
forma más fácil en que puedo explicar, lo que es VIVA.
Walking the Talk 79
La lógica empresarial tiende a ser vertical y lineal, y responde a una secuencia
temporal rápida. La lógica social, es más bien horizontal e interrelacionada y se
define a partir de planteamientos de largo plazo.
VIVA está haciendo lo que yo he estado haciendo
hasta ahora. Por un lado, va a ser la propietaria, la
dueña de la empresa y hará lo que la dueña debe
hacer: brindar orientación estratégica, ser una
interlocutora de la junta directiva, ayudar a la junta
directiva a desarrollar ideas, poner en tela de duda sus
ideas y, desde luego, ejercer cierta función de
supervisión. Por otro lado, esa es la otra parte que yo
he estado haciendo durante el último año, desafiar a la
Fundación, a AVINA, a la mejora continua de modo que
merezcan recibir el dinero que esperamos que la
empresa produzca. Y desde luego, al hacerlo, facilitar el
contacto y ayudar a ambas organizaciones a encontrar
medios de trabajar juntas mientras son administradas
de maneras totalmente independientes, cada una en
sus propias formas y de acuerdo con sus criterios
específicos, que son inherentemente típicos de las empresas o de la filantropía, pero uniendo fuerzas
para lograr el objetivo común, siempre que tenga
sentido.
Bien, creo que la donación que se anuncia hoy
representa un regalo personal de una magnitud que,
según los estándares mundiales es considerable y
ciertamente lo es más según los estándares
latinoamericanos. Por tanto, no es sorprendente que la
gente me pregunte por mis motivos. He aprendido que,
en ausencia de una respuesta estándar, plausible,
común, la gente se empieza a cuestionar mis planes
Walking the Talk 80
personales y a especular respecto a mis verdaderos
motivos. Y admito muy francamente que éste es un
desafío que aún no he podido dominar. Créanme
cuando digo que no ando en busca de prestigio
personal, de elogios, de la aclamación del público ni de
ser conocido como un miembro especialmente valioso
de la sociedad humana, eso no es parte de mis
ambiciones. Y mucho menos algunas esperanzas más
trascendentales, como que yo pueda comprar un
boleto de primera clase al más allá. Creo que la
verdadera razón para mi dilema es el hecho de que, en
mi opinión, en lo profundo de mi alma, el paso que
estoy dando en la cosa más obvia y la de más
sentido común que puedo hacer. Es solo un paso más
en la ruta que he estado recorriendo por 20 años y en
la que he tenido el privilegio de contar con excelentes
compañeros. Eso me lleva al punto de tener la
oportunidad de hacer lo que estoy haciendo. Pero,
como nosotros sabemos, el sentido común es el menos
común de todos los sentidos, y con mucha frecuencia
lo obvio es lo más difícil de explicar. Por tanto, veo que
mi desafío probablemente va a estar ahí por algún
tiempo en el futuro.
Muy sinceramente, debo decir hoy ante todos ustedes
que creo que ésta es una oportunidad única y también
lo es la posibilidad de tomar una decisión así. En los 30
años en que he estado trabajando como empresario,
he experimentado muchos altibajos, estuve a punto de
Walking the Talk 81
Walking
the Talk
quedar en bancarrota y, luego, he tenido éxito más allá
de mis mayores sueños y expectativas. Puesto que
arriesgué mi propio capital, el éxito me llegó en la
forma de riqueza personal; esa es una de las
consecuencias del capitalismo. Ahora bien, la riqueza
es algo que la mayoría de las personas parece estar
tratando de alcanzar, Puede volverse contra nosotros
con una pregunta bastante persistente: ¿Con qué
propósito? ¿Para qué fin?
generación más joven podría ser mucho menos que
una verdadera bendición. Así que, en vista de esto, y
observando ejemplos que tengo alrededor de personas
adineradas, de familias, de personas acaudaladas que
van envejeciendo, concluí que optaría por una cuarta
opción: quería dar un buen uso a mi riqueza durante el
tiempo de mi vida activa. Y ésta puede ser la más
estricta de esas opciones. No sorprende, por tanto, que
pocos parezcan sentirse tentados a seguir esta ruta.
Hay tres respuestas comunes a esta pregunta. Y aquí
me atrevo a decir que hablo con la autoridad de una
considerable experiencia personal. Primero, se puede
gastar la riqueza en el propio placer personal pero, a
partir de cierto nivel, la ley de los rendimientos
decrecientes empieza a hacerse sentir con mucha
fuerza y eso puede ocurrir mucho antes de lo que uno
esperaría. Dos, se puede estar impulsado por el
desafío de que, cuanto más crece la riqueza, más
difícil, y supuestamente más satisfactorio, se vuelve el
hecho de seguir haciéndola aumentar para siempre.
Ahora bien, esta actitud todavía no define un
verdadero propósito; simplemente sugiere que adquirir
riqueza sin fin es un fin en sí mismo. Por tanto,
tampoco es una respuesta convincente. Tercero, se
puede transferir la riqueza a los herederos, suponiendo
que se tenga herederos que estén interesados en
tomarla, crear o continuar una dinastía familiar –que
puede ser una aspiración muy loable– pero
francamente, y de nuevo, hablo con base en mi
experiencia personal, la riqueza que recibe la
Tuve que emplear años de esfuerzos personales, de
análisis, de formulación de estrategia, de examen de
conciencia y de experimentación, para descubrir y
definir el propósito de mi riqueza y para establecer y
poner en marcha una organización que fuera capaz de
seguir en forma eficaz este propósito. Eso es
básicamente lo que he estado haciendo durante los
últimos siete años. Y me atrevo a decir que es
extraordinario poder expresar que, de acuerdo con mis
objetivos personales y mis criterios, he tenido mucho
éxito, lo que significa que ahora puedo sentarme y
descansar. En términos prácticos, eso quiere decir que
le he pedido a otros que asuman la responsabilidad
que yo he tenido por casi tres décadas. Puedo
situarme a distancia de las operaciones cotidianas y
observar, compartir y ofrecer consultoría, en cualquier
momento en que las personas deseen consultar
conmigo. En cuanto a mí, quiero planear, quiero
mantener mi propia visión, expandirme y evolucionar y,
desde luego, estoy anuente –y deseoso– de compartir
mis ideas y mis experiencias con quienes estén
Walking the Talk 82
Stephan Schmidheiny
interesados y con los que crean que pueden
beneficiarse de ello. Ahora bien, cuando digo que he
tenido éxito, obviamente soy culpable de una
simplificación muy egocéntrica. Lo que realmente
quiero decir es que he tenido la inmensa fortuna de
haber estado rodeado de gente capaz y con una
apasionada dedicación, que ha trabajado arduamente
por adoptar mis visionarias ideas –a menudo vagas–
de modo que funcionen en la práctica. Miles y miles de
colegas, socios y aliados, han hecho posible que yo
hable de nuestros logros comunes y –al hacerlo– hoy
puedo hablar de éxito y sin duda ustedes, que hoy se
encuentran aquí conmigo, son los primeros a quienes
me dirijo al darles las gracias por eso.
Este es un día para celebrar, ciertamente lo es para mí
pero –definitivamente– es un momento para expresar
mis más genuinas y profundas gracias. Me siento
verdaderamente privilegiado de emprender un
proyecto tan extraordinario. Me siento profundamente
recompensado por la calidad de las personas que han
compartido mis visiones, mis valores, y que están
dispuestas y deseosas de vivir conmigo lo que predico.
Y me siento motivado por la oportunidad de establecer
la base de sostenibilidad financiera de esta
organización, cuya misión es precisamente promover
formas sostenibles de desarrollo.
Pese a la magnitud de lo que hemos emprendido y a
los esfuerzos que hemos puesto en nuestra causa día
con día, VIVA y yo no salvaremos a Latinoamérica.
Afortunadamente, no estamos obligados a hacerlo. Tal
como lo expresó en sus propias palabras uno de mis
amigos jesuitas: Dios no espera que salves el mundo,
pero sí espera que emplees tu vida y tus esfuerzos de
tal modo que hagas un aporte útil en la dirección
correcta. Y creo que los que trabajamos, sea en el área
empresarial o en la filantrópica, podemos salir e ir a
laborar cada día con la gratificante sensación de que
estamos haciendo un aporte inteligente, útil e
importante en la dirección correcta.
Como ya lo ha indicado Jim –y esa es una prueba de
que nos hemos conocido durante una cantidad de
años, él me conoce– éste podría no ser el fin de mi
carrera, en algunos sentidos. Ciertamente no es el fin
de mis ambiciones, porque en cierta forma mis
esperanzas van mucho más allá de lo que VIVA pueda
lograr, en el mejor de los casos, por sí misma. Mi
verdadero gran plan, mi verdadera gran esperanza es
que VIVA se vuelva contagiosa y contagie a otros que,
en cierto modo, tienen el privilegio de contar con la
oportunidad, no de copiar lo que estoy haciendo, sino
de sentirse inspirados a tomar sus propias iniciativas.
De vez en cuando me entusiasmo –soñando
despierto– pensando que VIVA será percibida cada vez
más por otros como una iniciativa útil, exitosa y
profundamente gratificante. Y en mi sueño, algunos de
los que están en situaciones comparables con la mía
se sentirían inspirados por lo que ven. Ellos desarrollarían sus propias iniciativas y harían sus propios aportes
útiles. Y entonces sería realmente concebible que, en
conjunto, los miles de socios y aliados, trabajando
arduamente todos los días a lo largo y ancho del
continente a favor de nuestra causa común,
pudiéramos cambiar el curso del desarrollo de
Latinoamérica. Podríamos hacer que todos los
hombres y mujeres vivieran vidas dignificadas y
emplearan sus esfuerzos en la búsqueda de
oportunidades reales y, al hacerlo, vivieran en armonía
con su ambiente natural.
de la quinta década de mi vida? Bueno, en esto soy
egoísta. Porque al hacer lo que estoy haciendo, a mi
edad actual, tengo la oportunidad de experimentar
durante mi vida el hecho de que VIVA efectivamente se
vuelva contagiosa y que otros se sientan inspirados y
unan sus fuerzas a las nuestras. Y eso, creo yo, es una
perspectiva prometedora y ciertamente será una
recompensa muy por encima de cualquier cosa que yo
haya disfrutado mientras me encontraba ocupado en
moldear mi propio proyecto: VIVA.
Queridos amigos, sé que algunos de ustedes, y
muchos otros, consideran que el paso que he dado es
algo prematuro. Estadísticamente, tengo la expectativa
de disfrutar de algunos años más de vida útil, quizá
diez, quince años de vida activa, así que, ¿por qué
debería yo hacer lo que estoy haciendo ahora, a mitad
¡Muchísimas gracias!
Walking the Talk 84
"Stephan Schmidheiny ha sido un pionero, no solo en enunciar la idea de la
responsabilidad social corporativa, sino en tomar medidas para hacerla realidad. Él ha
promovido las sociedades entre el mundo corporativo y el mundo de la filantropía,
combinando la capacidad con los ideales para crear un futuro en Latinoamérica
basado en la justicia social y en un ambiente saludable. VIVA y la Fundación AVINA
son modelos para otros y constituyen un ejemplo de su visión creativa en acción. En
nombre del Banco Mundial me complace decir que los apoyamos y esperamos que su
alianza sea el modelo que inspire a otros, tanto en Latinoamérica como en todo el
mundo".
James D. Wolfensohn
Presidente del Banco Mundial
El INCAE agradece a GrupoNueva y Avina su colaboración al ceder recursos gráficos para la elaboración de este documento
Fotografías:
Simposio y GrupoNueva:
Gloria Calderón
Avina:
Christopher Pillitz
Redacción y Edición
Marlene de Estrella
INCAE
Diseño y Producción
Designio
Impresión
Lithografía e Imprena Lehman
Walking the talk
El Fideicomiso VIVA es una nueva iniciativa que establece una
tendencia. VIVA crea un modelo original y sostenible de
filantropía que vincula eficazmente el desempeño
empresarial con la promoción del empresarialismo
social en Latinoamérica.
En un momento en que todos estamos buscando
nuevas soluciones a problemas antiguos, VIVA forja
una alianza innovadora y duradera entre la empresa
y la filantropía sostenible; entre la competitividad
empresarial y el empresarialismo social y el liderazgo;
entre el desempeño empresarial y la innovación social y
entre el empresarialismo, la filantropía y el desarrollo.
www.incae.ac.cr

Documentos relacionados