Como el chocolate - Colorado State University

Transcripción

Como el chocolate - Colorado State University
Como el chocolate
“Eres como el chocolate”, me dijo Mrs. Zamora, ayudante de mi maestra de primer
grado. Esas simples palabras se han quedado conmigo por más de quince años. En aquel
entonces, esas palabras me sirvieron de consuelo; ahora me sirven de motivación.
Era un día como cualquier otro. Acabé mi almuerzo y me fui al recreo con mis dos
amigos, Philip y David. Philip era uno de los niños más famosos de la escuela por ser
muy inteligente y atlético. David era lo contrario de Philip. David era quizás el niño más
gordo de la escuela y solamente le importaba hablar de sus carritos. Sin embargo, algo
que los dos compartían era el color de su piel. Philip y David eran blancos como la nieve
mientras que yo era moreno.
Estábamos los tres pateando un balón de futbol, cuando se arrimó un grupo de
niños. Todos estos niños por cierto hablaban muy bien el inglés. Eran anglosajones, o
como nosotros decíamos “gabachos”. “Do you guys want to play hide and seek with us?”,
preguntó uno de ellos. El inglés de David y el mío no eran muy buenos, así que Philip nos
interpretó. “Preguntó que si queremos jugar a las escondidas”. “Dile que sí”, respondió
David con una voz nerviosa. Philip le dijo que sí y ya estaba todo en orden para que
empezara el juego cuando de repente uno de los gabachos se volteó hacia mí y me dijo
varias palabras. Yo no le entendí nada, pero me di cuenta que todos se estaban riendo,
incluyendo Philip, así que David y yo nos unimos a la risa sin tener idea de lo que había
dicho. “Quizás me dijo un chiste”, pensé hacia mis adentros. La sonrisa en mi cara no
duró mucho tiempo. Le pregunté a Philip qué fue lo que había dicho el “gabacho”. “Dice
que tú no puedes jugar porque eres como el color de…”. Había sido discriminado por el
color de mi piel. Es más, había sido comparado con el excremento. La sonrisa que tenía
en mi rostro rápidamente desapareció.
Con el pesar del mundo sobre mis hombros, lentamente caminé hacia los
columpios. Quería sollozar, pero no podía porque papá me había dicho que los niños no
lloraban. Eso era para las niñas. Philip y David me siguieron sin decir nada, pero yo les
dije que se fueran a jugar con los “gabachos”. Yo no quería que me vieran llorar así que
Philip y David me dejaron solo. Pasé varios minutos sentado en el columpio mirando a
los niños jugar. Un coctel de emociones y pensamientos pasaban por mi mente como el
enojo y la tristeza profunda que me empezaba a ahogar por adentro con mis propias
lágrimas. No aguantaba las ganas de llorar así que pedí permiso para ir al baño a la
maestra del recreo. Arrastré mis piernas hacia la escuela y abrí la puerta pesada de la
entrada.
Estaba caminando en el pasillo principal de la escuela cuando salió Mrs. Zamora
de un salón. “Hola, Eduardo, ¿cómo estás? Te miras un poco triste”, me dijo con una voz
cariñosa. Con un nudo en la garganta, le empecé a contar lo que había sucedido. Al
terminar de contarle lo que había pasado, Mrs. Zamora solamente sonrió y dijo: “No les
hagas caso, mijo, solamente tienen celos. Espera aquí; tengo algo para ti”, me dijo
mientras se metía al salón de nuevo. Pocos segundos después salió Mrs. Zamora con su
mano derecha en un puño. “Pon tu mano hacia afuera”, me susurró. Puse mi mano hacia
afuera y Mrs. Zamora abrió su puño en la palma de mi mano y apareció un Hershey’s
Kiss. “Tú no eres excremento, Eduardo, tú eres como el chocolate”, me dijo Mrs. Zamora
con una sonrisa en su rostro. Nunca en mi vida había disfrutado tanto un chocolate como
ese día.
Edward Pinto is a first generation Mexican American from Quincy, Washington. He is
currently a student at Central Washington University where he pursues a major in Spanish
Education and a minor in Sociology. From a young age Edward discovered his love for
writing. It was, and continues to be, a place where he could tell his stories, a place where
he could express his emotions. He hopes that his writings will be capable of capturing the
souls of the readers, making them reflect on their own experiences. He is the recipient of
the Washington Association for Language Teaching EXCEL Grant (2014) and the Paul
Lauzier Scholarship (2014) for residents of Grant County, Washington.

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