fabulaciones y arrieros en las montañas de buey arriba bolero a

Transcripción

fabulaciones y arrieros en las montañas de buey arriba bolero a
BAYAMO, GRANMA, JUNIO DE 2015
PERIÓDICO CULTURAL DE LA PROVINCIA DE GRANMA
ISSN 2409-1960
FABULACIONES Y ARRIEROS EN LAS MONTAÑAS DE BUEY ARRIBA
Aldo Daniel Naranjo
Rafael Martínez Árias
El décimo tercer Encuentro de arrieros y fabulaciones serranas, celebrado anualmente entre los días 22 y 24
de junio, volverá a llenar de tradición
y colorido las montañas del municipio
granmense de Buey Arriba.
Convertido en un espacio de reflexión
acerca del manejo y salvaguardia del
Patrimonio Cultural Inmaterial, el
evento genera intercambios académicos
donde se presentan ponencias sobre los
arrieros y el medio ambiente, los diversos contextos de la arriería, la gestión
cultural en espacios serranos y el turismo de naturaleza o ecológico.
Auspiciado por el Centro Provincial
de Patrimonio Cultural y los museos
de Buey Arriba y el Manuel Muñoz
Cedeño, de Bayamo, el encuentro rendirá homenaje en esta ocasión al comandante del Ejército Rebelde, Reginaldo
Mora Pérez, recientemente fallecido,
quien se desempeñó como arriero en la
Sierra Maestra.
Cada año, resulta de gran emoción
para nativos e invitados participar en la
cabalgata en mulo por los senderos que
conducen al museo de La Otilia, oír los
acordes del cubanísimo órgano Estrellas de Cuba, reposar o dormir en una
hamaca, degustar el puerco asado en
púa y celebrar el tradicional día de San
Juan con un típico baño al amanecer en
las aguas del serpenteante río Buey.
Ferias de arrieros, competencias de
carga y descarga de sacos de café, técnicas de herraje o sobre adiestramiento
de las bestias, incluidas las tradicionales
corridas de cintas, son algunos de los
atractivos del encuentro.
El ritual del colado del café atrae
también la atención de los curiosos,
pues incluye el proceso completo: tostado, triturado a golpe de pilón, filtrado por el colador de tela y, finalmente, es servido para degustar en jícaras
(recipientes confeccionados con el fruto
de la güira cimarrona.)
Otro de los momentos cumbres es el
espacio dedicado a escuchar, narrados
por los campesinos y sus familiares, los
cuentos de aparecidos, memoria oral
surgida a lo largo del diario bregar por
las montañas.
El Encuentro de arrieros y fabulaciones
serranas es, además, marco ideal para
apreciar la artesanía popular y regocijarse con los talentos locales, entre ellos
los grupos Son los que Son, Abril, Minas,
y los conjuntos Colibrí y Barba, de danza
y teatro, en ese orden.
Admirado y esperado por todos, el
evento muestra la diversidad cultural y
la auténtica oralidad del serrano, cargada de lo mítico y real, lo histórico y
legendario, lo transitorio y permanente.
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LA TÁCTICA DEL ÑÁNGARA
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ENTREVISTA
UNA MIRADA AL FESTIVAL AL SUR ESTA LA POESÍA
6
EL TOQUE DEL MES
OPINAR, SÍ; ¿POR QUÉ NO? Y CRITICAR TAMBIÉN
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VUELTA DE CAMPANA
OLGA PORTUONDO ZÚÑIGA
12
DE PRIMERA COLADA
¿QUIÉNES SOMOS?
EL CAMPANAZO
Jennie Fonseca Ríos, directora de Patrimonio Cultural en Granma y estudiosa
de las tradiciones del territorio, señala
que los mitos y fabulaciones presentes
en las comunidades serranas, los contextos campesinos con sus costumbres
propias y las cualidades y circunstancias
de los arrieros, son arterias vitales de la
identidad cubana.
BOLERO A MANOS LLENAS
La sede de la filial granmense de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac),
acogerá del 17 al 18 de junio el evento provincial Mi Bolero, dedicado al género homónimo.
Lilian López Acuña, relacionista pública de la citada institución cultural, informó a La Campana
que esta nueva edición estará dedicada a festejar el aniversario 20 del estreno del tema Amor
a manos llenas, de los compositores bayameses Abel Guerrero Castro y Julio C. Ochoa. La cita
contará con invitados especiales como el solista Simón Roberto, de Camagüey, César Gutiérrez, de Manzanillo, así como otros intérpretes de Granma, entre ellos Idanis Ortiz, Joel Ferrá,
Dayana Batista, Yudenia Manso, Gretel Tamame, Kenia Sánchez y el quinteto Ébano.
Agregó que será impartida además la conferencia El Bolero en Granma, programada para
el 18 de junio, a las 10 am, en la propia sede de la Uneac, a cargo de la especialista del Centro
Provincial de la Música, Noida González. López Acuña comentó que en Granma, y en toda Cuba,
existe una amplia tradición en la interpretación del Bolero, considerado uno de los géneros más
bellos del mundo, razón por la cual las autoridades culturales del país realizan importantes
esfuerzos para mantenerlo vivo y lozano. (LC)
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LA CAMPANA
JUNIO DE 2015
GRANDANZA: 15 AÑOS DE ENTREGA
Gleidys Rivas Hidalgo
La danza es una manifestación del arte
que se caracteriza por poseer una visualidad extraordinaria: la protagonizan
bailarines que tienen un notable dominio
de su cuerpo. Ella muestra en sí misma
un mundo mágico, lleno de emociones y
sensaciones inesperadas.
Para el espectador resulta maravilloso
disfrutar de esos movimientos notoriamente hermosos, detrás de los cuales, lo
sabemos, existe un esfuerzo a veces sobrehumano para dominar los secretos y técnicas
de un arte que, como pocos, aspira siempre
a la perfección. Con esa alta aspiración
existe en la provincia de Granma la compañía Grandanza. Su director fundador, Félix
Inocencio Carballo Elizalde, bailarín, coreógrafo y rumbero de pura cepa, celebra este
año, junto a su colectivo, las quince primaveras de aquel sueño inicial.
Para reseñar a cabalidad los logros de
Grandanza, es preciso conocer sus raíces.
Primero, las ambiciones artísticas de su
director rebasaron la escena, y al madurar
en su trabajo crea un proyecto de danza
en la casa de cultura 20 de Octubre. Tal
colectivo no solo se centraba en realizar
espectáculos danzarios, sino que incluyó entre sus objetivos la preparación de
estudiantes e instructores que aspiraban a
estudios superiores, convirtiéndose así en
una escuela que guió y formó a muchos
artistas. Tiempo después, luego de una
labor coreográfica estimable, el grupo
atraviesa por un proceso evaluativo y es
aprobado como compañía profesional,
respaldado directamente por el Consejo
Provincial de las Artes Escénicas.
Entonces se oficializa con el nombre
de Grandanza, y comienza a participar
en importantes eventos por todo el país,
algunos con carácter internacional. Como
en sus inicios, persiste en la compañía el
interés constante por la superación de
sus miembros; así, han recibido talleres y
seminarios impartidos por personalidades
de la cultura como Corina Mestre, Sylvina
Fabart (Premio Nacional de Danza 2014),
Eduardo Rivero, de la Cía. Danza del
Caribe, entre otros.
Con meritorias intervenciones en
la televisión granmense, así como en
notorios espacios culturales, Grandanza mantiene un discurso coreográfico
enfocado hacia lo contemporáneo, fusionando componentes de los bailes tradicionales cubanos y de otros países; aunque
también incursiona en otros patrones de
la danza a nivel mundial.
Asimismo, realiza giras anuales por la
provincia y colabora asiduamente con
otros colectivos, especialmente con la
Guerrilla de Teatreros, llevando el arte
danzario a los lugares más intrincados de
la Sierra Maestra y también con el reconocido conjunto artístico integral Korimakao.
Grandanza cuenta con un amplio repertorio activo en el cual destacan las obras:
Mujer buscando su intimidad, Aislamiento, Vagabundo, Sombra, Civilización, Un
hombre solo en un calle oscura, Chicos
Malos, Cabaret, Fin de Semana en casa,
Elegua Cuenta y Reflejos, su último estreno.
Su línea temática, algo evidente en
los propios títulos mencionados, abarca
temáticas sociales que reflejan conflictos cotidianos, entre ellos la violencia
de género.
Luego de 15 años de creación, deseamos que Grandanza continúe cosechando
éxitos y aportando creatividad, profesionalismo y talento para bien de la cultura
granmense y cubana.
¿QUIÉNES SOMOS?
Edgardo Hinginio
¿Proyectamos siempre la imagen
exacta de lo que somos? ¿Actuamos
en consecuencia con la idea personal
de lo que creemos ser? Al final de este
texto espero que usted haya descubierto razones para responder a mis
preguntas, por supuesto, si lo entiende preciso y, fundamentalmente, si es
artista...
La identidad es un tema que los investigadores
contemporáneos
tratan
como a una de las mayores problemáticas sociales, pero casi siempre
se aprecia desde el desarraigo del
hombre ante la historia y los contextos que le tocó vivir, en el intento de
preservar lo mejor de lo que ha creado
y se ha constituido como tradición.
Pocas veces, los estudiosos asumen el
reto de analizar la identidad desde una
perspectiva integral del hombre en sí,
naturalmente, no como una enfermedad social sino por el real comportamiento del individuo, es decir, el
hombre cara a cara y mano a mano
con su propio yo. Este tampoco es mi
propósito, solo quiero comentarles que
a mí, el tema me lo propuso nuestra
programación cultural. Así, para el
ojo sagaz, al asistir a los diferentes
espacios y eventos es posible percatarse del bajo nivel de identidad que
poseen nuestros artistas y del grado
de conocimiento de sí mismos, pero no
desde su arte, que lo es en su atributo
principal, sino desde su participación
activa en dichos eventos.
Un recital de poesía, la inauguración
de una exposición de artes plásticas,
un concierto musical, una obra de
teatro, una peña dedicada a cualquier
tema, se hace especialmente para el
disfrute estético de todos los tipos de
públicos. Pero resulta penoso observar que algunos de estos espacios —
conformadores del ambiente propicio
para que los artistas se encuentren y
compartan— se conviertan en contextos vacíos.
Holguín, Camagüey, Villa Clara y La
Habana poseen contextos culturales
dignos de imitar. Los que hemos podido
visitarlos sabemos que allí los artistas
se mueven en busca del acontecimiento cultural y se unen al público en una
amalgama de seres amantes del disfrute estético. No importa los kilómetros
que deban recorrer ni los “grandes”
problemas a resolver, ellos sencillamente van y cumplen su rol.
En nuestra provincia no siempre ocurre
así. En la mayoría de las manifestaciones
artísticas existen las mismas carencias de
participación en espacios. En los escritores es casi nula, no sé si el problema se
deba a la situación que enfrenta desde
hace años la institución que los representa, y este hecho influya en la voluntad y
en el compromiso de los implicados. En los
músicos también he notado escasa participación. En las Artes Plásticas, sin embargo, no está tan arraigado este fenómeno. Por lo general, se les ve reunidos en
espacios y exposiciones, y le siguen, de
cerca, los actores y actrices en presentaciones de obras de teatros y espectáculos.
Es apremiante buscar alternativas y tomar
conciencia del compromiso de ser artista,
de pensar y actuar como tal en todos los
ámbitos de la vida, especialmente entre los
jóvenes creadores.
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LA CAMPANA
JUNIO DE 2015
LA TÁCTICA DEL ÑÁNGARA*
David Tamayo González
René Reyes es extremadamente modesto, no cree merecer honores por su trabajo.
Recientemente renunció a ir a una ciudad
del África donde le pagarían muy bien, pero
donde sus nietos no estarían para alegrar cada
tarde. Atesora un repertorio de premios. Me
confesó que el más querido es la sonrisa que le
regalan los niños de la Sierra Maestra cuando
actúa para ellos en los secaderos de café.
Nos habíamos quedado en su estancia en
Manzanillo. Le dejamos trabajando en la
primera Casa de Cultura fundada en Cuba.
¿Qué pasó después?
“En el año 76 necesitaban profesores en la
Escuela de Instructores de Arte en el Caney de
las Mercedes. Y allá me fui, a impartir clases
de dirección teatral y de expresión corporal.
Déjame confesarte algo: a mí me encanta el
magisterio. Te obliga a prepararte, y eso es
muy bueno. En el 78 la escuela se traslada
para El Yarey. Allí me hacen jefe de cátedra
de la especialidad de Teatro.”
¿Cuándo retorna entonces a Bayamo?
“En el 79 se había creado el Colectivo Teatral
Granma, y me proponen dirigirlo. Pero no
acepté, y preferí quedarme como instructor de
teatro. Tiempo después me ofrecen el cargo
de Metodólogo Provincial de Teatro, y tomé
el reto. Estuve once años. Durante ese tiempo,
no dejé de superarme ni perdí contacto con
la realidad teatral: estudié dirección artística en La Habana y creé el Encuentro Provincial de Teatro Paco Alfonso, en Jiguaní. Más
adelante, y durante ocho años, fui nombrado
presidente del Consejo Provincial de las Artes
Escénicas. Es en el desempeño de ese cargo
que fundo la Guerrilla de Teatreros.”
Un paso importantísimo en su vida profesional ¿cómo surge la idea?
“El derrumbe del campo socialista y el
Período Especial que lo acompañó fueron
terribles para los artistas. La gente se desanimó. No había materiales para trabajar y el
público no asistía a las funciones. ¿Quién se
iba a preocupar por el teatro con las dificultades que había? En cierto momento me dicen:
“¡René hay que hacer algo!” Se me ocurre
una idea, no para hacerla en Bayamo, sino
en las montañas, como hicieron los rebeldes
que se alzaron en la Sierra. Digo: “vamos a
hacer una brigada artística y vámonos para
las lomas.” Se lo propongo a Nolberto Reyes,
mi hermano, y me dice: “¡Tú estás loco. Ya los
que se iban a alzar se alzaron!” Me quedé
meditando sobre eso. Poco tiempo después
convoco a Juan González Fiffe, a Jesús Rueda,
a mi hermano y a Carlos Bonagas, director
del Guiñol. Nos sentamos en el parquecito de
la sala teatro José Joaquín Palma a conversar sobre ese tema. Logré entusiasmarlos,
y empezaron a proponer esto y lo otro:
“¡Señores, vamos a meterle mano!”
Es decir que había otros “dementes” en
el mundo del teatro.
“Sin dudas. Bonagas grabó la idea y funda
la Cruzada Teatral de Guantánamo. Jesús
Rueda estuvo de acuerdo conmigo. Fiffe y el
grupo Andante me siguieron. Ellos jugaron
un papel predominante en los primeros años
del proyecto y para la supervivencia de la
Guerrilla, para que la idea sobreviviera y se
desarrollara. Artistas del Guiñol y del Colectivo Teatral Granma también participaron.
Nolberto se incorporó después. La Guerrilla fue arrastrando gente, persuadiendo,
motivando, al extremo de que después todo
el mundo quería integrarse. El primer recorrido inició en Las Coloradas hasta Las Mercedes, el 20 de marzo de 1992. Duró 15 días.
Fuimos a pie. No había carros. Cultura nos dio
un saco de arroz, un saco de frijoles y un poco
de azúcar. Lo demás teníamos que conseguirlo por allá con las cooperativas y los campesinos. Así arrancamos, y sobrevivimos.
¿Y el nombre, cuándo surge?
“No tengo claro si fue en el primer recorrido o en el segundo. Yo iba leyendo un libro
de Manuel Galich, un autor guatemalteco,
escritor y director de teatro, y en la lectura
veo, por primera vez, la palabra “teatreros”.
Me llamó la atención. Ese vocablo no se
usaba. Así se me ocurrió unirlo a “guerrilla”
a “guerrilleros”, pues el proyecto se inspiró
un poco en los combatientes que hicieron la
Revolución en la Sierra. Entonces quedó así,
Guerrilla de Teatreros.”
En estos años: ¿cuáles son los principales
aportes que la Guerrilla ha hecho al trabajo comunitario, al trabajo con los públicos?
“Nosotros surgimos sin grandes pretensiones. Éramos solo una brigada artística más.
Pero todo cambió cuando comenzamos
a recorrer estas tierras. Estuvimos los diez
primeros años a pie. Ahora no me explico
cómo lo hicimos. Lo cierto es que encontramos un público prácticamente virgen, pues
llegábamos a lugares donde los niños, al ver
los títeres y los muñecos de Andante, salían
corriendo, espantados. Conociendo esa realidad, y lo que hemos logrado, te das cuenta
que lo que hacemos posee un valor humano
extraordinario, social, cultural, educativo y
político. De algún modo, hemos llevado el
mensaje de la Revolución a las montañas.
En aquellos años iniciales la población no
tenía una apreciación de las artes. Al principio, junto a los grupos de teatro, llevábamos a los poetas campesinos Argelio
Torres y Mariano Hernández. Pero entendimos que debíamos ampliar los horizontes. El propio público, paulatinamente,
pedía más. A lo largo de estos años, hemos
ofrecido a esos pobladores un bien inestimable: la posibilidad de disfrutar del arte,
de comprenderlo y apreciarlo.”
¿Crees que el arte es una herramienta
educativa?
“Sí. Resulta un instrumento práctico,
hermoso y esencial. Él trasmite ideas, nociones vitales, sensibilidad, humanismo…”
Sé que se emociona con facilidad. ¿Por
qué se ve llorar a René Reyes durante
algunos espectáculos?
“Es que hay imágenes que tocan el alma.
Me impresiono, por ejemplo, cuando
actuamos en los secaderos de café, sitios
que retratan la Sierra en su esplendor y
en su complejidad. Veo a las mujeres con
los niños en brazos, pequeñitos, y pienso
que si no existiéramos nosotros nadie iría
a actuar para ellos. Es algo fuerte. En mi
casa guardo, como un tesoro, gran cantidad de cartas de agradecimiento escritas a
mano por los campesinos. Algunas, nos las
leen cuando llegamos a sus comunidades.
Y lloro de orgullo y de emoción. ¡Qué le
voy a hacer!”
Maestro, ¿a cuántas personas hay que
agradecer por brindar su talento y apoyo
a lo largo de 24 años?
“¡Imagínate, pasan de quinientos! La
mayoría, artistas, que han subido a las
lomas a sacrificarse junto a nosotros, a
dormir en el suelo y pasar vicisitudes que
ponen en riesgo la salud y la vida. No se
pueden mencionar de golpe porque son
muchos, de Granma, de otras provincias
y de otros países. Lo han hecho desinteresadamente, sin que medien aumentos de
salario ni pagos especiales. Eso se hace por
puro corazón, por amor a esos seres que
viven en las lomas cubanas, y guardan lo
más puro y sencillo de la nación cubana.
Los escenarios son el portal de una tienda,
la sombra de un árbol, el camino real,
los bailarines, a veces, danzan sobre las
piedras, pero bailan…”
Eso no tiene precio…
“No. No lo tiene. Una vez, un director
de cultura me dijo: “¡René, estas gastando mucho dinero!” Qué ingenuidad,
pensé. Cualquiera se da cuenta que lo
que hacemos no hay dinero que
pueda pagarlo.
Hay que agradecer también a los campesinos de la serranía, a los delegados de
consejos populares, promotores comunitarios y autoridades culturales y políticas.
Todos tienen un espacio importante en
nuestra obra.”
A la vuelta de cincuenta años de vida
artística, qué significan para ti los muchos
reconocimientos obtenidos por el trabajo
con la Guerrilla de Teatreros?
“Con toda honestidad, te aseguro que
no hemos trabajado para premios. ¿Por
qué los obtenemos? Se trata, en primer
lugar, de resultados. El impacto social de
la Guerrilla ha sido inmenso, especialmente en la Sierra Maestra. Allí, hemos hecho
obra útil. No hay premio como ese.”
A tu juicio, ¿cuáles son los más importantes?
“Los Zapaticos de Rosa, que otorga
la Sociedad Cultural José Martí, quien
también nos premió, al proyecto y a mí,
con el reconocimiento La Utilidad de la
Virtud. Tenemos también el nacional de
Cultura Comunitaria, el de los CDR y el del
convenio Andrés Bello, de Colombia.”
Ese premio incluía dinero, y sé que sobre
ello hay una historia jocosa, relacionada
con un pan. Cuénteme como fue.
“Es cierto. No recibí el dinero en Colombia. Cuando regresé a Bayamo, indago
sobre el particular pero me informan que
fue imposible transferirlo, pues todos los
bancos eran sucursales yanquis y cobraban el 30 por ciento de interés. Decidieron entregármelo, personalmente, en
La Habana. Allá fui. Sirvió de testigo un
viceministro cubano. Yo tenía pasaje de
regreso para esa misma noche y arranco para la terminal con aquel dineral.
Imagínate, en la calzada, todo el mundo
me parecía sospechoso. Entonces veo una
panadería. Compró una barra de pan y me
escondo en un callejón. Le saqué la tripa al
pan e introduje los dólares. Entonces me
sentí más seguro.”
Esa fue una estrategia de guerrillero en
la ciudad.
“Cómo no. Pura guerrilla. Cuando me
monté en la guagua, no dormí en toda
la noche abrazando aquel pan. Llego a
casa y le digo a mi mujer: “Mira lo que
te traje de La Habana.” Ella, mohína,
pregunta: “¿Un pan?” Y yo respondo
eufórico: ¡Ábrelo para que veas 10 mil
dólares, pues al seguro es la primera vez,
y también la última!”
La Guerrilla de Teatreros ha sido también
un núcleo de formación de artistas ¿Cómo
prosigue este proceso?
“Cuando surge el proyecto, la idea fue
integrar artistas de varios colectivos.
Después hay una segunda etapa donde
estos grupos se retiran, pues era un trabajo complejo y sostenido. Empiezo entonces
a traer conjuntos de otras provincias. En el
2002, el gobierno me aprueba un proyecto
financiado y tengo la posibilidad de hacer
una plantilla propia. Lanzo una convocatoria y capto alrededor de 30 jóvenes,
algunos eran trabajadores, otros no. Con
ese núcleo iniciamos una nueva etapa.
Empezamos hablando de su familia,
terminemos entonces con ella: ¿cómo perciben sus familiares el trabajo de René Reyes?
“Hay una persona que ha sido vital para
poder llegar donde he llegado. Es precisamente aquella linda campesina que
conocí en El Caney de las Mercedes. De ella
recibo pocos elogios, pero todo el apoyo
del mundo. Nunca me ha faltado nada
que dependa de ella para desarrollar mi
trabajo y mi arte. Me ha dado además una
familia bellísima: cuatro hijos inmejorables, y estos, a su vez, 9 nietos, 8 varones
y una hembrita. Son nuestra felicidad. La
hembra es como mis ojos. Se llama Amelia,
igual que mi abuela materna. A veces,
llego del trabajo agobiado, maltrecho, y
los nietos me quitan todo eso. Su alegría,
sus risas y juegos me alegran limpiamente
el corazón. Son también muy respetuosos
y, por demás, ya hay tres que son artistas.
¿Qué te parece?”
Habíamos conversado durante dos horas
y quince minutos. Nos merecíamos un par
de cervezas y lo invité a tomarlas. Entre
sorbo y sorbo, pensaba que aun no tenía
título para este trabajo. Al salir, me confesó el amigo:
— ¿Recuerdas cuando dije que había ido
a Holguín vestido de alfabetizador, con el
pelo largo y lleno de collares?”
— Si— contesté.
— Lo hice para fastidiar a mi abuelo. Él no
simpatizaba con la Revolución. Y me decía
algo cómico: “Tú eres ñángara, ñángara”.
O sea, que era comunista, revolucionario.
— ¡Amigo! — confesé—. ¡Por ahí va el
título! Entonces ¿ñángara hasta la muerte?
— Creo que sí—respondió. Y nos despedimos. Yo me quedé pensando: “Este señor
artista lucha por lo que quiere. Es una
buena táctica.” Entonces el título, definitivamente, alumbro en mi cabeza: “¡Eso
es!”, exclamé: ¡La táctica, la táctica del
Ñángara!
*Segunda parte y final
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LA CAMPANA
JUNIO DE 2015
BANDA DE CONCIERTOS DE JIGUANÍ: CIEN AÑOS DE MÚSICA
Esteban Rivero Fajardo
Jiguaní ha sido y es plaza fuerte en el
desarrollo artístico en general, y en particular el musical: desde hace más de cien
años cuenta con su Banda Municipal de
Conciertos. Pero también, desde mediados
del siglo pasado y hasta sus postrimerías,
fue punto de referencia nacional debido a
las bandas rítmicas infantiles, juveniles y de
adultos, todas pertenecientes al Movimiento de Artistas Aficionados.
Según acta del ayuntamiento local, Folio I-1904, en el año 1903 se oficializa la Banda
de conciertos jiguanisera, contando inicialmente con 18 músicos
En ese mismo año llegan hasta Cacocún,
actual provincia de Holguín, los instrumentos procedentes de la capital del país, y hasta
esa zona del norte oriental cubano van a
caballo, a recogerlos, los propios músicos.
Su primer director fue el bayamés Pedro
Céspedes, quien se dio a la tarea de adiestrar
a los noveles talentos, escogiendo un repertorio que incluía danzones, pasodobles,
entre otros géneros y ritmos. Por aquella
época inició la tradición jiguanicera de la
llamada Retreta, en el parque municipal.
Entre los entusiastas locales que apoyaron la creación, funcionamiento y adiestramiento del personal de la Banda, destacaron Constantino Pérez y José Rosario.
Algún tiempo después, Antonio María
Batista, también procedente de Bayamo,
asume la dirección del joven colectivo y,
sobre todo, se ocupa de la preparación
técnica de los miembros y de fomentar
una cantera de jóvenes con inquietudes artísticas y aptitudes para la carrera
musical. Posteriormente, Batista se traslada a Santiago de Cuba y, llegado de la
misma ciudad, se instala en Jiguaní el violinista Ricardo Castellanos. Lo acompañaba
su esposa, virtuosa del piano, quien de
inmediato comienza a impartir clases del
citado instrumento.
A principios de la década del 30, Ricardo Castellanos se integra a la Banda de
Conciertos, y dado el amplio dominio
musical y la creatividad y entusiasmo que
le caracterizaban, forma un piquete bailable que gozó de gran popularidad entre
los jiguaniceros.
Por entonces, el colectivo se nutre de
talentosos jóvenes, entre ellos José Figueredo (Pepe Jorge), Alberto García, Lolo Castellanos, Luis Felipe Cabrera (Fifi), Humberto
Jorge, Luz Piña, Angelino Zayas, Hamilton
Barcaz y Miguel Milanés, entre otros.
Para el año 1933, el entonces alcalde
municipal José Torrez (padre del mártir
revolucionario, Vicente Torrez), decreta el
pago de 500 pesos anuales, (suma alta para
la época), para el salario de los músicos.
Miguel Milanés, quien ya despuntaba
como prometedor músico, realiza un viaje
por Cárdenas, Matanzas y La Habana y al
regresar, trae consigo numerosos instrumentos musicales, comenzando a impartir
clases de música en la sala de su hermano
Rabelito, (esquina de las calles General José
Reyes Arencibia y José Martí). Allí, entre los
músicos, se crean dos grupos de opinión;
uno donde prevalece el deseo de que continúe funcionando la Banda (convertida en
orquesta bajo la dirección de Castellanos, y
que solo tocaba danzones), y otro donde se
abogaba por una agrupación más abarcadora y con mayor desarrollo. Finalmente,
se impuso el segundo grupo, eligiendo a
Miguel Milanés como director, dado su
dominio técnico y profesional, superior al
de Castellanos. El santiaguero, disgusta-
do por tal decisión, regresó poco tiempo
después a su tierra natal.
Bajo la dirección de Milanés, la Banda
inicia una nueva época, contando ya con
clarinete, saxofón, trompetas, trombón,
bombardino, corno, bombo, platillos y
redoblante. Los músicos fueron José Figueredo (Pepe Jorge), Everardo Figueredo
González, Luis Cutiño, Juan Vallines, Ramón
Reyes Rodríguez, Luis Felipe Cabrera (Fifi),
Hamilton Barcaz, José Figueredo (Pepecito,
hijo), Cequi Milanés, Conrado Santiesteban Castillo (Benito), Juan de Dios Castillo,
Miguelín Milanés, Luis Constantino Pérez,
y Lolo Castellanos. Esa plantilla entró en
vigencia en el año 1934.
No obstante, en 1949, al fallecer en un
accidente el alcalde del territorio, Kike
Oliva, ocurren algunos cambios en tal
plantilla. Corresponde sustituir al fallecido alcalde en el cargo al entonces presidente del Cuerpo de Consejos, Alberto
García, miembro del Partido Socialista
Popular y también músico. Sin embargo, es impuesto en el cargo Wilfredo
Oliva, hermano del fallecido, y ante tal
atropello el director de la Banda, Miguel
Milanés, protesta públicamente y es
cesanteado, hecho que provoca la renuncia de varios de los músicos. Milanés no
regresa a su puesto, pero resulta innegable la calidad técnica y la estricta disciplina que logró imponer a los miembros de
la agrupación. Poco después, es nombrado como nuevo director José Figueredo
Jorge (Pepe Jorge), cargo que mantiene
hasta 1968. En ese año, nefasto para el
colectivo y producto de una evaluación
técnica que arrojó pobres resultados, la
Banda desaparece del panorama musical
jiguanicero, resurgiendo en 1980 bajo la
batuta de Francisco Santiesteban Castillo (Paquito), con un amplio dominio
musical y una noción estricta de la disciplina y la profesionalidad.
Desde entonces, la Banda Municipal
jiguanicera participa en diversos eventos
competitivos o como invitada, tanto a
nivel municipal como provincial, en jornadas de la Cultura, carnavales y cuanto
acontecimiento político y social ameri-
te su presencia. En la actualidad, es un
honor para los músicos que la integran
haber tomado parte en actividades junto a
similares instituciones de Bayamo, Manzanillo, Holguín, Palma Soriano y del Ejército
Oriental, entre otras.
A través de su historia, en la Banda
Municipal de Conciertos de Jiguaní se
han formado prestigiosos artistas, entre
ellos; Ney Milanés (hijo de Miguel) y actual
director de la Banda del Estado Mayor del
Minfar. Aníbal Quezada O´conor, director de la banda del Ejército en Matanzas,
Manuel Martínez Santiesteban, clarinete y trompeta de esa misma agrupación,
así como Pablo Fuentes, subdirector de la
Banda del Ejército Oriental.
Otros reconocidos músicos formados en su
seno son: Norman Milanés Jorge, pianista,
compositor, instrumentista y arreglista, director de orquestas de conciertos del Teatro
Lírico Nacional, y Antonio Vargas Reytor,
director de la Banda Municipal de Holguín.
Se agregan al listado de músicos que
dieron sus primeros pasos en la Banda
jiguanicera, Wenceslao Vargas Remón,
director de una agrupación de música
popular en Pinar del Río y Feliciano
Gómez (Pachú), trompetista de la Orquesta de Roberto Faz.
Igualmente, en algún momento fueron
parte de la centenaria y prestigiosa institución, Eudaldo Bringuez, (trompetista), José
Diéguez (Jabao), percusión, Héctor Figueredo Pérez, (Corno, Banda de Bayamo),
Emerson Figueredo Hung (Corno), Noel
Milanés y Pedro Pérez (Tuba), Juan Vargas,
Daniel Jorge, Juan Jorge Pérez y Juan
Carlos Quezada (clarinetes).
También Miguelín Milanés, saxofonista
integrante de la orquesta de Beny Moré,
director musical del Cabaret Tropicana y
del hotel Riviera, Norka Milanés, profesora
de piano en la Escuela Provincial de Arte,
Víctor Quezada Santiesteban (Pilingo),
director de coros, y reconocido nacionalmente como director de bandas rítmicas.
Así, otras prestigiosas agrupaciones
como la Original de Manzanillo, Los
Taínos, de Santiago de Cuba y la Orquesta
Nacional de Música Moderna, han contado en algún momento con músicos formados en la centenaria Banda de Conciertos
de Jiguaní.
En primer plano Víctor Quezada (Pilingo), destacado director de bandas rítmicas
Actuación de la Banda Municipal de Jiguaní
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LA CAMPANA
JUNIO DE 2015
XXII COLOQUIO DE LITERATURA: ASCENDER Y CREAR
Opiniones sobre el Coloquio
Rafael J. Rodríguez Pérez
Otra vez, sobreponiéndose discreto y
hermoso al “susto” de no ser celebrado dentro de la espectacular Fiesta de la
Cubanía, y ocupar una fecha más modesta, el XXII Coloquio de Literatura bayamés
demostró que tales “tropiezos” no
menguan las ganas de ascender y crear.
Así, entre los días 5 y 7 de junio, en los
salones de la histórica Biblioteca Provincial
1868, investigadores, periodistas, escritores, historiadores y amantes de la literatura en general, se dieron cita para coloquiar
sobre temas trascendentes de la nación
cubana, especialmente sobre la Literatura
realizada en campaña.
Auspiciado por la Sociedad Cultural
José Martí, el evento contó con invitados de alto nivel, entre ellos la Lic.
Mayra Beatriz Martínez, investigadora
del Centro de Estudios Martianos, quien
tuvo a su cargo la conferencia inaugural, titulada Diarios de campaña de José
Martí: La voz de todos.
El programa incluyó además los trabajos Análisis estético de la cubierta de la
nueva edición del Diario de campaña de
José Martí, de Elaysi Rosabal, Páginas
del Diario de campaña de José Martí:
una mirada desde el cine a la literatura de campaña, de Reynier Rodríguez,
ambos de Santiago de Cuba, Épica
y humor en la lira criolla, del escritor espirituano Juan Eduardo Bernal
Echemendía , y La obra de Benjamín
desde su diario de campaña, a cargo
de la Dra. Diurki Madrigal León, de la
Universidad de Granma.
Este nuevo capítulo del Coloquio, que
compartió espacios con la XIV edición del
Encuentro científico bibliotecológico, contó
también con la presencia del poeta y ensayista trinitario Juan Lázaro Besada, quien
impartió la conferencia Poesía Revolucionaria en las Guerras de Independencia.
Los asistentes disfrutaron además
del panel Historia y vidas cotidianas a
través de los diarios de campaña, protagonizado por especialistas de la Casa
de la Nacionalidad Cubana, así como de
un interesante texto sobre la colección
personal del mambí de la Guerra del 95,
Nilo Alomá, papelería de inmenso valor
histórico que, al decir de sus autores
Alejandro Portales y Haydee Gómez,
aparecieron “misteriosamente” en el
Archivo Provincial de Bayamo.
Otras múltiples actividades matizaron
el encuentro, entre ellas la presentación
de los dos últimos números de la revista
literaria Noria, de Santiago de Cuba, y de
las publicaciones del Centro de Comunicación Cultural Ventana Sur: el número 15
de la revista homónima, el 44 del periódico La Campana, y las últimas ediciones del
boletín promocional La Palma del Auriga,
el suplemento infantil La Chiringa y la
revista Papalote.
Juan Lázaro Besada (Poeta y ensayista):
Este coloquio tiene tres cosas impresionantes: la primera es el lugar donde se celebra:
un cubano que ame a su país no puede dejar
de amar a Bayamo, porque la nación cubana
nació aquí. En segundo lugar la posibilidad de
intercambiar con investigadores de todo el
país, fundamentalmente de la región oriental, que vienen a mostrarnos un visón distinta,
pero no menos profunda de nuestra cultura.
Y la tercera, es que lucha por rescatar algo
que los cubanos no podemos perder jamás: el
amor y el compromiso con la nación.
Diurkis Madrigal (Investigadora): El
Coloquio de Literatura nos permite socializar cuestiones desconocidas a la luz de las
investigaciones y los estudios históricos. En la
actualidad, es significativo y pertinente, pues
sabemos que la historia marca pautas importantes desde la literatura (…).
Elaisis Rosabal Sierra (Promotora de la
Sociedad Cultural José Martí, Santiago de
Cuba): El Coloquio es un espacio importante,
que invita a la lectura y a la reflexión. Creo que
aun está muy cerrado, y debe ser promocionado y abierto a más personas, sobre todo a los
jóvenes. Una cosa es bien clara, un evento así no
debe perderse.
Reynier Rodríguez Pérez (Poeta e investigador): Es mi primera vez en el Coloquio, y
me parece un encuentro necesario, pues tiene
que ver con la lectura, con el conocimiento de
la historia y con la difusión del pensamiento
martiano. Es meritorio, además, en el sentido
que se hace desde los modestos recursos del
sistema de bibliotecas, que no son muchos, y
sin embargo se realiza con una gran dignidad
y con invitados de primer nivel.
ECOS DE UN COLOQUIO DE CAMPAÑA
Juan Lázaro Besada Toledo
Ogsmande Lescayllers
Bajo la molesta pero refrescante
presencia de una lluvia pertinaz, Bayamo
acogió la XXII edición del Coloquio de
Literatura que organiza la filial provincial de la Sociedad Cultural José Martí en
Granma, con el apoyo de la Biblioteca
Provincial 1868.
Este año, el evento revistió una característica singular, pues estuvo dedicado a la
literatura de campaña, la cual permitió a
los asistentes un hermoso y fecundo acercamiento a muchos documentos y autores
cubanos que, durante nuestras guerras por
la independencia contra España, fueron no
solo combatientes, sino cronistas de estas
heroicas gestas.
El coctel de bienvenida se celebró en la
Casa de la Trova y los asistentes pudieron
dialogar en un ambiente de franca amistad,
rasgo característico de los bayameses,
quienes son anfitriones perfectos, generosos y afables.
La penúltima noche, en la propia sede
de la Biblioteca 1868 se disfrutó de una
hermosa y fructífera velada de poesía, en
la cual unieron sus voces Lucía Muñoz,
excelente conductora, Reynier Rodríguez,
Juan Eduardo Bernal y Juan Lázaro Besada,
quienes leyeron numerosos poemas y
regalaron a los asistentes lo mejor de sus
creaciones.
Un momento singular lo constituyó una
actividad en un barrio, durante la cual se
presentó el libro Martí. Eros y mujer. Revisi-
tando el canon otra vez, de Mayra Beatriz
Martínez, con la asistencia de numeroso
público y de los participantes del Coloquio.
Durante el desarrollo del evento, la
constante presencia de los directivos de
la editorial provincial, quienes prestaron su valioso concurso para el éxito,
fue una nota de colorido. Además, la
Biblioteca acogió, al mismo tiempo, un
evento de Bibliotecología, lo que propició, durante los yantares comunes, un
diálogo fluido entre los participantes de
ambos eventos.
Una vez más, Bayamo probó ser un
territorio fecundo para los intercambios
intelectuales que buscan un mejor conocimiento de nuestra cultura e historia. La
ciudad, limpia y acogedora, abrió sus
puertas y el corazón de sus habitantes a
quienes intervinimos en este banquete de
la inteligencia y puede sentirse orgullosa
de los resultados.
Palabras aparte, un obligado reconocimiento para Teófila Acea, la infatigable presidenta de la Filial Provincial
de la Sociedad Cultural José Martí en
Granma. Su energía y preocupación,
unidas a una simpatía personal contagiosa, fueron factores decisivos para
el exitoso desarrollo del Coloquio. Los
que participamos, nos aprestamos ya a
trabajar para el del año venidero, que
será dedicado a la figura del escritor
José Soler Puig.
Bayamo no es solamente la cuna de la
nacionalidad cubana. Lo es también de
la simpatía, el buen humor y la afabi-
lidad. Estar en ella, recorrer sus calles,
hablar con sus habitantes, es respirar
un amor por Cuba que la hace singular.
No importa viajar a ella en un confortable avión, en un ómnibus interprovincial, o
en coche; lo realmente valioso es conocerla, respirar sus aires de acendrada cubanía,
intercambiar con sus investigadores, escritores y habitantes, vivir a plenitud ese
amor raigal que nos compromete más con
nuestra patria.
Este Coloquio de Literatura hace cierto el
apotegma martiano “Pensar es servir”, porque
durante su celebración pensamos juntos en
Cuba, ayudando a su engrandecimiento.
Gracias, Bayamo, por acogernos con tanto
cariño. Tú nos ayudas a nutrir nuestro compromiso con la patria, su historia y su cultura.
Los investigadores Miguel Antonio Muñoz López y Mayra Beatriz Martínez
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LA CAMPANA
JUNIODE 2015
UNA MIRADA AL FESTIVAL AL SUR ESTÁ LA POESÍA
Gustavo Ramírez Vargas
Rafael Martínez Árias
El festival literario Al sur está la
poesía, despunta en su mayoría de edad
al cumplirse los primeros 23 años de
existencia. Más de cinco centenares de
poetas y artistas han renovado la vitalidad de un encuentro que destaca, no
por la breve participación de escritores
foráneos que le confieren la condición
de internacional, sino por la organización y efectividad con que se ha cumplido el programa, sellado desde sus inicios
en tres días y cuatro noches saturadas de
la mejor lírica de la Isla.
Al sur está la poesía, ha dejado de
pertenecer al grupo Sur y al municipio
de Pilón para convertirse en un festival
de la poesía universal, a pesar de la tan
llevada y traída fatalidad geográfica y de
la escasa divulgación que durante años
ha tenido este vital intercambio cultural entre pobladores y poetas, entre el
hombre común y el arte de los versos.
Así, ha despegado definitivamente
hacia el lugar promisorio y luminoso donde siempre debió estar, en su
calidad de primer evento que llevó la
poesía hasta los sitios más insospecha-
dos y logró que los habitantes de las
comunidades más modestas se identificaran con ella y sus autores.
La edición anterior logró influencias
positivas entre los poetas visitantes
(nacionales y extranjeros), lo que asegura una definición especial del evento
que lo ubica en un estadio inmediatamente superior sin que el brillo de las
estrellas nos impida ver el cielo.
El homenaje a poetas de las provincias orientales avala una trayectoria
de comprensión, de experiencias, y la
sumatoria de decantaciones que propician al festival un compromiso con la
literatura, la poesía y los habitantes de las
comunidades, destinatarios de un proceso
positivo para la colectividad.
Soy juez y parte de un espacio que
durante dos décadas se ha movido
entre afinidades y detracciones. Por
ello expongo de manera pública los
mecanismos que a veces movieron
el Festival en sentido circunstancial,
romántico y hasta doloroso. Sin embargo, haber sobrevivido significa que
hemos logrado legitimar la poesía en
la comunidad. Hoy, Al sur… ha jerarquizado sus espacios y con la contribución de las autoridades políticas y
culturales se ha reorganizado y reconstituido como un espacio cultural de
Granma, que inició su despegue internacional con la complicidad de quienes
han visualizado la verdadera utilidad
de la poesía.
Poetas invitados al Festival Internacional de La Habana participaron en ediciones anteriores del Al Sur está la poesía
LOS HOMENAJEADOS
Gustavo Ramírez Vargas
Carlos D. Montejo Matamoros
Todos los días hay una historia que
contar. De los seres humanos, los árboles
y hasta de los hoteles del sur. Historias
sencillas de los que viajan de barrio en
barrio hasta que se encuentran con El
Poeta, mirándolo como el maestro a
Margarita. Te ven con ojos de carnicero,
de capitán o de cualquier hijo de… vecino
que se pregunta ¿para qué sirve tener un
poeta en el barrio?, que además se llama
Gustavo, que viaja todos los días en los
mismos camiones, se junta con gente
extraña y después con los poetas que
vienen al Festival todos los años, porque
dicen que él también es culpable de su
existencia y su vigencia, y se ha propuesto
llevar el himno de la poesía a todos los
sitios de este pueblo. Por eso este año le
harán un homenaje, porque alguna vez
soñó ser poeta, periodista y maestro,
hasta que se inventó un espacio del sur
en el que pudiera navegar con otros
remeros del verso y se construyó esta
barca de sueños en la que siguen bogando los hacedores de la poesía acústica o
doméstica, como la calificó el poeta Pablo
Armando Fernández.
¿Qué puedo decir?...soy uno de los
homenajeados.
Gustavo Ramírez Vargas
Carlos Esquivel Guerra (Elia, 1967).
Poeta colombiano de Las Tunas que en
nuestro país, en el espacio que la literatura
le reserva a los escritores para ser conocidos
y reconocidos, ocupa un gran sillón. Todos
saben quién es, pues camina avalado por la
publicación de una veintena de títulos como
resultado de su prolifera producción literaria.
Celebrado también por sus notables
epigramas (que le han provocado no pocas
contrariedades) causándole también regocijo y paz interior. Este poeta de la “guerra” y
de la “irreverencia” asegura que Dios nació
en la cama seis /a las once menos cuarto.
A nosotros, los que no podemos concebir
un poema épico y trascendente, nos satis-
face que existan esos epigramas y este
poeta que por otra parte es el amigo que
deseamos tener para que nos cuente ¿Por
qué siempre habrá una mina?
Poeta de estatura gigantesca, apareció
entre los del sur a finales del pasado siglo
XX y su empatìa con los organizadores le
granjeó el derecho de retornar cada año a
encontrarse con el paisaje cálido de Pilón y
con los poetas que hacen posible cada una
de esas ediciones.
Por eso, cuando festejamos la edición
XXIII, será homenajeado como uno de
los que más ha contribuido a la consecución de este Festival de la poesía y de
los poetas.
Carlos Esquivel Guerra
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LA CAMPANA
JUNIO DE 2015
CHEVO NUESTRO: Y CARCAJADA
A RITMO DE PENSAMIENTO
Rafael J. Rodríguez Pérez
Di Dlbert Reyes Rodríguez
Los cubanos tenemos fama universal de
personas alegres. Y esa verdad desanda
por el mundo habitando en canciones, en
leyendas o en versos, pero, sobre todo,
en el calor humano de estos seres de Isla,
cuya sangre mestiza supo reconcentrar las
profundas esencias del continente blanco,
del continente negro y la magia poderosa del mar. De esas sabrosas confluencias
nació “la mezcla perfecta”, tal como reza
el slogan del célebre aguardiente Mulata.
Por cierto, basta mirar a una de esas bellezas criollas para saber que los cubanos, más
que aparentarlo, merecen ser felices. La
mayoría lo intenta. Por eso nos agarramos
al humor, combatiéndolo todo a carcajadas.
El haber aprendido a reír, haciendo guasa
de las miserias propias, es un signo inequívoco de la sabiduría cubana.
Esos saberes exclusivos convergen aquí,
y se dispersan o recaen, casi puros, sobre
algunas personas. Admiramos y amamos a
aquellos que nos hacen reír, volviéndonos
la vida más ligera. Ello explica, sin derecho
de réplica, el hechizo y profundo cariño,
sobre todo en su pueblo natal, hacia
aquel que se catalogara a sí mismo como
un “traficante del humor”: Raúl Eusebio
Gutiérrez Saborit, conocido por todos
como Chevo, un hombre tan modesto y
genial que no tuvo que salir de Niquero
para alegrar corazones cubanos, a lo largo
y ancho de una Isla que aprendió a respetarlo a través de su arte, su innegable
talento y su probada calidad humana. En
sus caricaturas vive Cuba; a veces jocosa y
preocupada, otras irónica y desnuda, pero
jamás vendida o derrotada.
Tener entre nosotros todavía, con sus
ochenta años cumplidos, a este genio risueño y perspicaz, resulta un privilegio. Que
me recibiera en su casa, en el mismo lugar
donde nació en un febrero de 1935, y tan
cerca del mar que se pueden escuchar sus
suspiros, se ha convertido para mí en un
timbre de gloria.
Chevo tiene cara de indio taíno. Habla bajo
y sentido; y en la forma sencilla de su boca
descubrí de inmediato la clásica expresión del
jodedor criollo, pero con un donaire y una
fineza natural que apenas se puede describir. Fluidos, como los trazos de sus propios
dibujos, se desgranan los chistes de su boca,
y es una fiesta oírlo, enlazando sucesos con
una inteligencia que se afina y florece ante
los ojos. He aquí un ejemplo: a un comentario mío, al estilo de la “vida esta dura”,
me respondió en el acto: “joven, eso ya no
es problema: para ablandarla nos dieron las
ollas de tres válvulas.” Eso es arte del bueno.
¿Quién lo duda? Mi risa sorprendida acalló
por un rato los suspiros del mar.
En la nariz ganchuda y el brillo lejano de los
ojos percibí también, nítidamente, la férrea
voluntad del ser humano y del artista que
lucha contra una enfermedad que lo desgasta: Mal de Parkinson. Pero él no se desalienta
ni se rinde. Para empezar, no deja de crear. Me
confesó, como quien dice un verso milagroso
con palabras sencillas, que cuando se concentra para pintar el temblor de las manos se
detiene, la mente se despeja y el corazón se
alinea con la pluma. De esa magia resuelta y
cotidiana nace al menos una obra diaria.
Chevo ama a Niquero. Solo una vez, muy
joven, intentó abandonarlo para probar
suerte en la capital. Pero en aquella
época “la República estaba hundida en
Eusebio Saborit (Chevo) muestra sus caricaturas
la miseria. A los diez días volví, y no me
quedaron más ganas de emigrar.”
Antes de la Revolución y de convertirse en lo que es: uno de los más destacados humoristas gráficos cubanos, Chevo
ejerció varios oficios, entre ellos limpiabotas, zapatero, panadero, retranquero del
Central Azucarero y chofer. Paso a paso, con
la misma paciencia de las olas caribes que
lo vieron crecer, Chevo nutrió su vocación
creadora: ese “vicio” tremendo de pintar.
“Desde niño me encantaban las caricaturas. Veía muchos “muñequitos” que
venían en suplementos de periódicos de la
época, entre ellos El mundo y El diario de la
Marina. También influyó mucho un primo
mío que dibujaba. Era analfabeto, pero sus
creaciones eran maravillosas. Tenía el don, y
yo lo admiraba mucho. (…) Con la Revolución, empezaron las oportunidades. Salieron convocatorias gráficas. Participé y gané.
Así empecé a colaborar, en algunos por
más de treinta años, con revistas y periódicos cubanos como Verde Olivo, Palante, Bohemia y La Demajagua, publicando
también, esporádicamente, en medios de
México, Alemania, Francia, Bélgica, Japón,
Turquía e Italia, entre otros.”
(…) Así, Cuba fue conociendo a Chevo,
pues obtuve algunos galardones y participé
en varias exposiciones y salones, dentro y
fuera del país. Una vez, incluso en un lugar
tan lejano como Turquía, estuvieron mis
obras expuestas. Nunca pude viajar a ninguno de esos sitios, pues debía financiarme,
y no tuve con qué. Eso no me amargó en
lo absoluto. Creo que logré lo principal: la
gente me quiere y valora mi obra. Eso me
da una gran satisfacción. Logré publicar dos
libros, Humor Chevo (2001) y La vida en risa
(2005), ambos por ediciones Bayamo. Hace
poco, algún amigo hizo por ahí la cuenta,
y pasan de cuarenta los premios y mencionen que avalan mi trabajo… Pero el mejor
regalo es, y seguirá siendo, el respeto y
cariño de la gente.”
Este es Chevo, un gigante creador que
pinta y sueña en su natal Niquero, del cual
ha sido declarado Hijo Ilustre. Un pueblo
musical y alegre como pocos, abrazado
a su mar, del cual me dijo el poeta amigo
Alexander Besú, citando unas palabras que
le oyó al propio Chevo: “San Antonio de los
Baños es la capital del humorismo cubano,
porque Niquero queda demasiado lejos.”
De esa savia se alimenta el Maestro, de esa
alegría, reparte, con ese amor, transfigurado en arte, nos ayuda a vivir, a puro pensamiento y carcajada.
8
LA CAMPANA
JUNIO DE 2015
LA MAGIA DISTINTA
QUE NECESITA LA CUBA INTRINCADA
Osviel Castro Medel
Carlos D. Montejo Matamoros
Es seguro que el mago Ampudia no llegue
a tener nunca la misma cantidad de seguidores que el supertelevisado David Copperfield, ni la espectacularidad de Harry Houdini (1874-1926), aquel famoso escapista que
logró zafarse miles de veces de camisas de
fuerza, cadenas con candados, esposas y
ataduras de cuerdas.
Sin embargo, César Reyes Ampudia —su
nombre completo— pudiera darse en el
pecho o en el sombrero, porque practica
de abril en abril otro tipo de magia, aquella
que late sin trucos en comunidades, barrios,
hogares que luchan todavía contra soledades largas y olvidos lamentables.
Sucede que, por idea suya, decenas de
magos, payasos y malabaristas de distintas
provincias cubanas se van cada año a caseríos
y poblados rurales de la llanura del Cauto, a
sacar palomas y estrellas de la chistera para
regalárselas a sus humildes pobladores,
quienes siempre han deseado una chispa de
diversión que les espolee la vida.
Ese proyecto liderado por Ampudia y
apoyado por las autoridades de Río Cauto y
de Granma desde 1991, que ha sido cobijado con el nombre de Magia de abril, nos
describe al pequeño cuya mirada se encandila frente a la actuación del ventrílocuo
que aun no había visto por la televisión,
porque en su barrio descampado la corriente eléctrica todavía llega por una planta y
en esas horas nocturnas ese niño generalmente está durmiendo.
Nos describe la sonrisa pícara de la joven
que vio desaparecer y aparecer el sombrero
soleado de su esposo, el mismo que durante los días de Magia... se apartó del trago
con que a menudo pretendió engañar el
cansancio nacido de la siembra del arroz y
el aburrimiento tradicional.
Pero Magia de abril desnuda, también,
cuánta fuerza poseen el arte y la cultura,
motores capaces de estimular a los que se
desganaron alguna vez porque no arreglaban el camino; o porque el consultorio aun
no tiene dentro todo lo que se idealizó;
o porque el círculo social ya no funciona
como antes.
Viendo cuánta alegría consiguen despertar los que actúan en Magia... uno aquilata
mejor el alma de esos magos, cuyos mensajes esporádicos en ocasiones superan el
papel de algunas instituciones, que no llegaron a esos lugares, vencidas por el acomodo,
la rutina, la justificación de la lejanía…
Mirando las secuelas encomiables de ese
evento comunitario —que este año fue
desdichadamente recortado—, y el ardor
que despierta en niños y jóvenes de nuestra
«ruralidad» más intrincada, uno percibe
LA CULTURA EN EL TIEMPO
Ogsmande Lescayllers
La cultura cubana surge del nexo entre
la naturaleza y el hombre. Su origen
se pierde en la noche de los tiempos,
cuando los primeros pobladores llegados al archipiélago, dejaron sus huellas
sobre la tierra, o sacudieron la primera
rama que hallaron a su paso. Ese acto,
aun sin caracterizar, marca el comienzo
de la acción creada, consciente o inconscientemente, por aquellos que a lo largo
del tiempo fueron delineando nuestro
modo de pensar y actuar; nuestra forma
de ser y ser vistos; de observar y ser
observados, de mostrarnos, ante los ojos
de los demás, como lo que somos: una
nación mestiza sobrevenida de la mezcla
entre aborígenes, españoles, africanos, franceses, chinos y, en fin, todo un
espectro racial de acrisolados elementos.
Nuestra identidad, nos la dio la tierra.
Está marcada o signada por los olores,
colores, calores, sabores y la exuberancia del Caribe; todos ellos conforman la
hibridación de lo que en nuestra lengua
podíamos llamar un delicioso ajiaco,
compuesto por los mejores ingredientes
de la especie humana.
La elaboración de objetos devenidos de
la mano del sujeto creador, o la fecundación de obras útiles o lúdicas, que
servían y sirven como indicadores, para,
desde una perspectiva histórico-dialéctica mostrar el grado de desarrollo alcanzado por los distintos grupos o colectividades humanas, que en eras sucesivas
se asentaron en el territorio, nos dan la
medida de cómo fueron los individuos
que pasaron por aquí en otros tiempos.
El largo y lento período conocido como
Comunidad Primitiva, del cual tenemos
muy pocas evidencias gráficas, y escaso
conocimiento de cómo fue su evolución en
el archipiélago, no invalida la realidad de
su existencia, ni deja de ser menos interesante que otras etapas de las que tenemos
abundante material informativo, y como
ha de colegirse, sobrada información.
La acción o gestación cultural de un
pueblo o nación, no se mide por el
número o la calidad de esta. En la cultura, independientemente de la obra
que se nos muestra, prima también su
espíritu. De ahí que, en la huella, por
lo general, podamos encontrar formas y
fórmulas que, intencional o metafóricamente, nos revelan un mundo de cosas.
El primer acto cultural sobre la tierra
surgió con la aparición del primer
César Reyes Ampudia
que hacen falta muchos más intentos como
este pues la Cuba anónima y profunda que
con regularidad no desemboca a los medios
de comunicación requiere oxigenarse espiritual y materialmente con mayor frecuencia
de la que han impuesto las circunstancias.
Y se llega a la irrebatible conclusión de
que esa Cuba intrincada, que solo puede
soñar con realizarse en el socialismo, necesita que nos esforcemos más y mejor por ella
aun cuando acariciarla y examinarla suponga quijotadas.
Se sopesa la huella de Magia de abril
y uno piensa —poniendo a un lado las
enormes diferencias— en las dimensiones humanistas del proyecto de Silvio
Rodríguez por los barrios habaneros, de
la Cruzada teatral en las montañas de
Guantánamo, de la Guerrilla de Teatreros
por lomas y llanos de Granma… Y al final
termina viajando al apotegma de Martí
que vincula de modo indisoluble la libertad y la cultura.
Al final se aplaude hasta el infinito ese
otro tipo de magia y uno queda con el
deseo de que permanezca más allá de la
actuación de una noche o una tarde roja,
más allá de la añorada primavera de abril.
hombre y, con este, los horizontes cifrados en la memoria de la humanidad, de
la que extraemos cada día, tesis, teorías
o conclusiones diversas.
El origen y evolución de la Cultura
Cubana no es distinto ni ajeno al procedimiento de las demás culturas del mundo.
Quizás, el ritmo de su crecimiento y la
praxis de su desarrollo, sean los que la
hacen distinta a la de otros pueblos del
planeta; pero el hecho que la identifica
como cultura, sigue la misma trayectoria
de todas las demás. Su acontecer es como
el de la vida: gestación, nacimiento,
acción y muerte. Desde luego, allí donde
hay valores auténticos, la realidad tiende
a perdurar o eternizarse en la memoria
de los hombres y en el tiempo.
No sólo hacemos la cultura. La cultura también nos hace a nosotros. De esa
acción reflexiva y dialéctica surgen los
valores o patrones que nos caracterizan;
los que marcan o cifran nuestra identidad como ciudadanos, pueblo, o nación.
Lo diverso en la nuestra, como en
cualquier otra cultura sobre la tierra,
son las manifestaciones, los géneros
y, hasta cierto punto, las herramientas
con las que se labora. El pensamiento,
en tanto fluir de ideas, puede ir delante o detrás, generalmente por razones
tecnológicas o por imperativos sociológicos de orden económico, pero el acto
creador al no tener fronteras, puede
aparecer y florecer en cualquier parte,
ajeno al maniqueo de las instituciones
o los apadrinamientos de orden político y mercantilista.
La Cultura Cubana, como cualquiera
otra en el mundo, se origina y va dirigida,
por diversos canales a las masas: lector,
espectador, oyente y receptor. Aunque a
en ocasiones vaya en volantas, abandonada por las instituciones y los hombres,
porque, en determinando momento,
solemos olvidarnos de nuestro olvido.
Nuestra raíz, como nación, está
formada por un crisol de pueblos, por
lo general devenidos de otras partes.
Cada alma llegada a esta tierra traía
con ella el germen de su cultura y, al
aclimatarse e interrelacionarse con la
aquí existente, la asumió o fue asumida, hasta formar, mediante un largo
proceso de gestación y decantación de
valores, la esencia de lo que es.
Lo que nos identifica culturalmente
como nación no es el hecho de haber
sido aborigen, español, africano, u
originarios de otras latitudes geográficas. Nuestra esencia y razón de ser nos
las da la tierra: los ecos y las voces que
venimos escuchando desde el vientre
de nuestras madres. El aire que respiramos y la luz que, además de la del sol,
obtenemos en prenda de la naturaleza, la idea que de ella se tiene, y que
recibimos como legado.
Villa Claudia, Cádiz, España
9
LA CAMPANA
JUNIO DE 2015
OPINAR, SÍ; ¿POR QUÉ NO?
VUELTA
DE
CAMPANA
Y CRITICAR TAMBIÉN
DE
a la adulonería. ¿Cómo se sentiría la seño
X a sabiendas de que su niña no marca
dentro de los parámetros europeos de
belleza que nos han inculcado? Si usted
no tiene nada que decir, mejor, muérdase la lengua, decía un maestro mío de la
secundaria básica.
Honestamente, creo en la sinceridad y
en la transparencia, pero sé que es difícil
ser transparente cuando muchos pretenden vivir de la adulonería y hacen suyo
el síndrome avestruz ante las cosas mal
hechas y creen, como esta ave, que el
mundo va a cambiar o que nada le va a
pasar si se oculta bajo tierra, pero lo cierto
es que el efecto boomerang también
funciona contra ellos.
Hace solo unos días conversaba con un
colega del arte. Me hablaba de varias
cosas que, según él, andaban mal. Cuando
le dije que planteara sus preocupaciones
en el lugar indicado, me dijo de golpe:
“¡Y que me machaque el macartismo!”
Me quedé estupefacto con aquello.
Seguí pensando y me decidí a preguntarles a varias personas sobre ese criterio y,
lamentablemente, fueron muchos los que
pensaban igual e incluso me hablaban de
una lista negra que no era oficial, pero
que según ellos se creaba en la mentalidad de los jefes que veían amenazados sus
intereses o sus puntos de vistas “irrefutables”. Creo que quien tenga buen sentido y buenas intenciones no debe eludir,
jamás, la crítica, y el que no los tenga,
tampoco, pues cualquier opinión nos
alerta o enriquece. ¿No se percatan los
criticados que pueden hacerse mejores
a sí mismos tanto en la vida como en las
labores si aprenden a escuchar?
Sé que a veces es duro entregarte a un
trabajo con las mejores intenciones y que
venga alguien de afuera a decirte luego
que eso es de una forma o de otra. Hoy
estamos rodeados de males que traen
consigo la modernidad y las necesidades.
La modernidad tienta a algunos hasta el
punto de convertirlos en seres atados al
consumo bajo cualquier condición, sea
decorosa o no. Hay quienes son capaces de
traicionarse a sí mismos y olvidan el camino
de la rectitud, olvidan que “el que busca
ser recto y leal, encuentra vida y honor. A
veces, el honor no está en una medalla ni
un diploma o un reconocimiento público,
sino en la satisfacción del deber cumplido
con honradez. Entréguese a su trabajo con
pasión y escuche a los demás.
Las necesidades, por otro lado, traen
consigo una serie de problemas más diversos. Uno de ellos es el de poner a dirigir
a personas de buena voluntad en lugares
que no son los adecuados para ellos y de
ahí las imprecisiones y descalabros. Otra
cara de las necesidades se da desde lo
económico: un grupo que por dinero le
vende el alma a lo que sea; incluso personas que son aparentemente justas o que
desean o dicen serlo, se dejan llevar por
la tentación del dinero y viven una doble
vida: la vida moneda, o sea, de dos caras.
Hace unos meses, escuché a un amigo decir
que no todo el que asiste al culto es buen
cristiano y eso me dio una luz para estas
reflexiones, pues comencé, a pesar de mi
edad, a ver otras cosas de mi medio. Nunca
se ha vivido suficiente como para haberlo
visto todo.
En el camino de la crítica usted se
encuentra con quien dice que usted no
es nadie para criticar porque usted no
sabe nada de eso, sin dejar siquiera que
el zapatero mire al menos los zapatos.
Otros están cometiendo un error y no sé
si por pasión o por testarudos, si alguien
se le acerca a sugerirles algo o a hacer
cualquier crítica noble, se deshacen en
justificaciones. De ese modo, el que fue
de buena fe a sugerir, se aparta, jamás
habla del asunto y el error crece. Y si
el Jefe no es conocedor de la materia,
el error se propaga por inocencia o
ignorancia. Nos acostumbramos al disparate y hacemos del error parte de nuestra
cultura cotidiana. Sobre la justificación,
la prostitución y el carácter hay una
buena frase: tómela y propáguela.
Es cierto que hay cosas que duelen
mucho, como bien dice usted, Director,
pero es que los que están para ayudar
a curar esas dolencias son los que, a
veces, se suman al síndrome avestruz.
Unos porque les gusta la loa, otros
porque están involucrados en los males
que trae consigo el dinero, y los otros…
por ignorancia. Si de verdad existiese
el macartismo en estos predios, que me
pongan en la lista, pero no me voy a
quedar callado cuando piense que estoy
denunciando males que afectan a todos.
Como dice el proverbio: “Vale más
hombre sabio que hombre fuerte; vale
más el saber que el poder…” Compañero director: a mí también me resulta muy
difícil no opinar. Lo único que le deseo
es que lluevan artículos sobre el tema, al
extremo que no le quede espacio para
publicarlos; aunque estén en contra de lo
que digo: quisiera escuchar a los demás.
Nuca es tarde para aprender.
EL QUE HABLA ÚLTIMO…
de los jugadores pasan el balón inadvertidamente, como lo más natural del mundo. No son
todos los que guardan el papelito en su bolso
y miran con sentimiento cuando otro lo lanza.
Y digo mira porque si se atreve a decirle algo a
un cooperante de la antihigiene, ese sujeto es
capaz de comérselo o de ignorarlo como a un
insecto. ¿Pero, adonde han ido a parar los cestos
para basura que proliferaban en la ciudad?
Sarcásticamente, un amigo me comentó: se
fueron para Santiago…
La situación no está dada por la cantidad de
recursos que le den a un gobierno u otro; la
situación es otra… la inconstancia, la insensibilidad y como hubiese dicho un viejo amigo
manzanillero: la falta de fijador. Él siempre
decía que los cubanos no teníamos buen fijador
porque en Cuba no había ballenas para obtener
el ámbar gris y que por eso actuábamos con
“arrancada de caballo viejo”, cada vez que nos
daban un fuetazo. Me resisto a creer en esa
teoría y pienso que nos afecta la falta de sistematicidad de algunos dirigentes en preservar lo
bueno que le deja su antecesor. La sistematicidad del jefe.
Las obras de arte que un día colmaron la ciudad
han ido deteriorándose y la mano de los depredadores ha contribuido a ello, y no pasa nada.
Ya usted puede entrar a un restaurante y ver a
personas semi-vestidas, con un escándalo ensordecedor. No creo que el hecho de ser mujer
exima a algunas, por muy agraciadas y bien
dotadas que estén, para entrar en calentico y
chancletas a un restaurante, o a un hombre,
por mucho calor (o dinero) que tenga, en
camiseta. Ese es un acto de irrespeto. Es curioso:
usted va a la Plaza de la Patria en las noches de
sábado, a comer al aire libre, como en picnic, y
las personas andan con tremendo derroche de
elegancia. ¿Será que el que está al revés soy yo?
¿Adónde se han ido los agentes del orden
e inspectores que velaban por la belleza y la
armonía? Hay cosas que no se pueden dejar a la
espontaneidad. Deje su propia casa a la espontaneidad a ver qué pasa… Aquellas personas gritando de una esquina a otra, aquellos
asediadores que no dejan avanzar al turista por
la calle, aquellos carteles de mal gusto hechos
como dios pintó a perico, los establecimientos
desabastecidos en horas tempranas, la grosería
y la chabacanería en algunos gastronómicos…
todo eso es triste. Recientemente pude presenciar a una mujer dándole un escándalo a otra
en medio del Paseo con los improperios y las
palabras obscenas más rebuscadas y soeces que
se hayan escuchado. Fue frente a la llamada
tiendecita de la merma. No conozco la razón
de semejante show de anticultura ciudadana, con derroche de chusmería. Lo cierto es
que todos pasaban, miraban, comentaban
bajito… pero ni un agente del orden público.
Diga usted ¿qué le habría pasado al ciudadano
común que hubiese tratado de interceder?
Los granmenses, y sobre todo los bayameses,
somos referente eterno de la nación cuando
de patriotismo se habla. Un día no muy lejano
fuimos orgullo de la nación como referente
cultural y culinario, gracias al trabajo que entre
todos hicimos. ¿Por qué permitir que la abulia
de algunos y la haraganería de otros, conjuntamente con la insensibilidad de unos pocos,
hagan que todo eso se pierda?
Esta es mi opinión. Por aquí también va
nuestra cultura. No sé si me contestará el director u otra persona, pero estoy convencido de
que esta no será la última palabra.
Juan Ramírez Martínez
Opinar, a mi juicio, no tiene nada que ver
con criticar, aunque a veces las fronteras
de ambas posiciones se cruzan y hay que
ser muy juicioso y responsable para poder
ajustarse a uno de los dos conceptos. La
opinión y la crítica pueden ser artífices
de la mejoría humana si son bien intencionadas. Del mismo modo pueden ser
nocivas si se cargan de malevolencia y de
otros males que desgraciadamente conviven en el alma de muchas personas. Pues
bien, acepto el reto y voy a opinar sobre
la disyuntiva que ofrece como conflicto
nuestro director editorial.
Hace un tiempo atrás, mi nietecita de
siete años de edad llega de la escuela y
me dice: “Abuelo, que hipócritas son las
personas mayores.” Le pregunto por qué y
ni corta ni perezosa añade: “Hoy, cuando
esperaba a mi mamá, llegó la de una niña
de mi aula y estaba allí la seño X con su
hija y la madre de mi amiguita le dijo:
“¿Esa es su hija? ¡Ay qué linda!” Y siguió
diciendo cosas. Los niños que estábamos
allí nos quedamos mirando porque la niña
es fea, abuelito, fea…!”
Esta anécdota pinta de cuerpo entero
la forma en que comenzamos a sembrar
valores negativos en los infantes gracias
Juan Ramírez Martínez
El que habla último, generalmente, es el Jefe,
sea en el trabajo, en el núcleo familiar o en
cualquier tipo de agrupación humana, pues en
la sociedad tiene la responsabilidad de concluir
o dar la orientación final luego de haber analizado los diversos puntos de vista de los que le
antecedieron en la palabra. Esto no siempre
se presenta así, pero es lo más común. Traigo
a colación estas observaciones porque acabo
de descubrir otra: ser director de una revista
de polémicas te da la oportunidad de tener y
escribir la última palabra, lo digo por experiencia propia. Sin embargo, es satisfactorio saber
que te pueden dar una próxima oportunidad
para continuar con el debate, y sobre todas las
cosas, poder constatar que esas contradicciones
han generado pensamiento social y desarrollo
en los lectores. Si no está usted al tanto de los
antecedentes de este trabajo le invito a leer la
sección A vuelta de campana, de nuestra publicación del mes de marzo 2015.
En materia de crítica el mundo es muy rico,
y de opiniones, más todavía. Por esa razón no
voy a seguir hablando de la cultura de las extravagancias ni nada por el estilo pues persisto e
insisto en mis ideas. Dejo a mi director con su
última palabra y lamento desilusionar a los
lectores que esperaban una “contrarréplica”.
Esas cosas que dije fueron catalogadas como
extravagantes en el pasado siglo XX, hoy él
y quizás también usted, si es joven, las miran,
como jóvenes al fin, desde la óptica del Siglo
XXI y les parecen irrisorias porque no las sufrieron. En fin, hoy deseo hablar de otro asunto: de
“dinamitación” de culturas emergentes y ojalá
que hoy tampoco tenga yo la última palabra.
No sé por qué razón a muchas personas les
cuesta trabajo reconocer públicamete el esplendor estético que tuvo la ciudad de Bayamo
hace unos años atrás, e incluso mencionar el
nombre de quien fuese el artífice de esas obras
(solo intelectualmente, porque todo lo hizo
el pueblo) se convierte como en una especie
de tabú que hasta yo estoy hablando de él
sin mencionarlo, igualito que como decía mi
abuela: “¡Santísimo, muchacho, no menciones eso”! Olvidamos la máxima martiana que
nos advierte que honrar, honra. Nadie es igual
a nadie ni puede tener las mismas capacidades de otros, eso está claro. Pero sí debemos
honrar y tratar de preservar lo bueno que se
haya hecho en beneficio del pueblo. Tal vez
hoy no tengamos ni produzcamos la misma
cantidad de recursos, pero se trata de preservar, conservar, proteger lo hecho. En el periodo que menciono, indudablemente, nuestra
cultura sufrió un cambio para bien. ¿Qué nos
queda de la cultura que se generó en Granma,
especialmente en Bayamo?
Hoy veo con tristeza como se han ido perdiendo los hábitos de limpieza en la ciudad. En el
paseo se ven residuos de comida, latas de refrescos, de cervezas, papeles y demás cosas convertidas en pelotas de fútbol, y la inmensa mayoría
10
LA CAMPANA
JUNIO DE 2015
RESPETO AL ARTE DE LAS NARICES ROJAS
Héctor Luis Leyva Cedeño
Desde los años cuarenta y cincuenta del
pasado siglo ya nuestra isla era una plaza casi
obligatoria para las temporadas que ofrecían
importantes compañías circenses de América latina y otras partes del mundo, lo cual
fue un motor impulsor para la proliferación
de esos pintorescos personajes conocidos
como payasos. Tras el triunfo revolucionario y
la creación de las escuelas de arte y la escuela nacional de circo, este oficio, que parecía
condenado a una existencia nómada y miserable, se revaloriza, y los payasos son tratados
como verdaderos artistas.
En los últimos tiempos hemos sido testigos de
un resurgir de este arte, para bien de las tablas
cubanas y muy especialmente para goce del
público infantil. Actualmente la mayoría de las
agrupaciones de teatro para niños tienen en su
repertorio algún espectáculo de clowns. Pese a
las carencias, muchos de nuestros actores han
logrado devolverles a sus personajes el colorido
y la visualidad de antaño en cuanto a vestuario y maquillaje. El boom de los payasos no es
solo apreciable en el ámbito escénico, también
se les puede ver animando fiestas infantiles y
en todo tipo de centros o actividades recreativas que involucren a los pequeños. Hasta aquí
nada nuevo, estos cómicos se ganan el pan de
manera más o menos igual a sus antepasados
desde los tiempos de la Grecia antigua. Miles
de años han servido a los comediantes, arlequines, bufones y trotamundos para perfeccionar una técnica, una presencia, y por qué no,
una ética que han sabido legar celosamente a
través de generaciones hasta nuestros
días. No pocos actores que dedicaron
su vida a esta modalidad han dejado
constancia en sus memorias del nivel
de entrega y sacrificio requeridos
para dominar el arte de las narices
rojas: Joe Jackson jr, importante artista
circense expresó en una ocasión: “Mi padre
hizo el mismo número durante cincuenta y
cinco años, yo llevo haciéndolo cuarenta y
nueve…y tengo la sensación de que el número
lo estoy aprendiendo ahora.”
Siento que esta tradición se rompe cuando
personas sin ningún tipo de vocación o sensi-
bilidad y casi siempre motivados por
fines económicos, hacen un mal uso de
ella, en ocasiones desconociendo totalmente las más elementales técnicas de
animación y acciones lúdicas. Los antipayasos son, a mi juicio, aquellos que aun
cobrando como si pertenecieran a la
nómina del Circo del Sol, brindan pobres
“espectáculos”, en los cuales, en lugar
de interactuar a través de adivinanzas,
trabalenguas, juegos tradicionales y
canciones infantiles, se deleitan
haciendo chistes de mal gusto,
burlándose y ridiculizado a
alguien del público, o haciendo la famosas competencias de
baile de reggaeton.
En todas las épocas han existido pésimos intérpretes o imitadores, culpables en gran medida de la coulrofobia (miedo a los payasos) que sufren
algunas personas, especialmente los niños
pequeños. Por eso es responsabilidad de
los adultos conocer de antemano el buen
desempeño de sus contratados.
En la actualidad, pareciera que muchos se
creen con la capacidad de estar en los zapatos
del payaso. Varios programas de televisión
han adoptado al personaje como un imán de
teleaudiencia sin que el actor sepa o pueda
explotar al máximo las potencialidades que
este le brinda. Clowns fuera de contextos, sin
justificación ni dramaturgia que terminan
siendo, en el mejor de los casos, animadores
o locutores disfrazados. Lo mismo sucede en
nuestra realidad más cercana con activistas
del deporte y la recreación, magos, músicos y
escritores, quienes con buena intención pero
sin aptitudes se escudan en el colorido traje
solo para asegurarse la asistencia y atención
del público hacia sus actividades. ¿Resultado
final? Niños decepcionados por la incapacidad del intérprete, que se marchan insatisfechos ante “payasos” que solo saben cantar,
leer, o hacer pequeños trucos. “Zapatero,
a tu zapatos”: los niños intuyen que un
buen payaso es en sí mismo la conjunción
de muchas disciplinas, y de muchas artes
mezcladas con exactitud y, sobre todo, con
buen gusto.
PREMIAN EN JIGUANÍ CONCURSO NACIONAL DE PLÁSTICA INFANTIL
Esteban Rivero Fajardo
Con la presencia de las principales autoridades culturales de la provincia, y cientos
de niños participantes, fueron dados a
conocer en Jiguaní, su sede habitual, los
premios y menciones de la vigésima edición
del Salón Nacional de Plástica Infantil De
donde crece la palma.
El certamen, que este año recepcionó
miles de obras nacidas del sentimiento
infantil hacia José Martí, rindió homenaje al más universal de los cubanos en el
aniversario 120 de su caída en combate, en
Dos Ríos, Jiguaní.
Durante la ceremonia, en el Parque de la
Revolución del municipio, fueron entregadas 15 menciones correspondientes a
los tres niveles competitivos. Por segundo año, mereció reconocimiento Alejandro Frías Coma, niño de 9 años de edad y
estudiante de tercer grado de la Enseñanza Especial, del granmense municipio de
Río Cauto.
Por su parte, fueron premiados Kevin
Hernández Rodríguez, (Matanzas) Liszt
Quezada Reyes, de Bayamo y Sofía Perdomo Gutiérrez (Matanzas), de 4, 6 y 8 años
de edad, respectivamente.
De 9, 10 y 11 años, y en ese orden,
también recibieron premios; de Holguín,
Yenifer Santos Fonseca, Flavio Espinosa
Pérez (Villa Clara), así como Yenifer Iznaga
Cruz, de Santi Espíritus.
Los restantes premiados y entre las
edades de 12 a 17 años, fueron Daniel
Padrón Díaz (Pinar del Río), Dariel Victoria Gonzáles, (Mayabeque) y Antonio
Quintero Lambert, de San Antonio del
Sur, Guantánamo.
Entre los pioneros que recibieron
mención, destacó la jiguanicera Liadné
Villalobos Espinosa, de 9 años de edad.
El Salón Nacional de Plástica Infantil De
donde crece la palma, es el más importante
concurso de su tipo en la Isla, y vio la luz
en 1995 como parte de las actividades por
el centenario de la caída combate de José
Martí. La idea original partió de Feliciano
Escobedo Batista, director de la galería
municipal de arte Benito Granda Parada,
sede permanente del evento.
11
LA CAMPANA
JUNIO DE 2015
EFRAÍN SOCARRÁS: PINTAR UNA ILUSIÓN, ESCARBAR EN UN SUEÑO
Ogsmande Lescayllers
Cuando uno se encuentra por las calles
de Bayamo, la Ciudad Monumento Nacional, con Efraín Socarrás, ni remotamente se
imagina cuántos universos confluyen en su
cabeza. Cuántos mundos dispares y diversos
se enhorquetan debajo de sus tupidas cejas,
ni hasta dónde sus pasos y su imaginación
han ido penetrando sobre el lienzo. Socarrás
pinta los imaginarios cotidianos. No se siente
huérfano ante Portocarrero o Wilfredo Lam
y piensa que Rembrandt, Goya o Gauguin
les son tan válidos como Picasso o Dalí, de los
cuales cree no tener nada, pero eso sí, algo le
debe a todos.
Humilde, franco, sincero, siempre preocupado por lo que hace, por lo que está haciendo o por lo que quiere hacer. Sueña, como
todo artista, por ese gran día de su obra, no
el suyo, que según él ya es bastante haber
nacido en esta isla y, sobre todo, ver sus
primeras luces en esta insurrecta y genuina
ciudad de Bayamo, donde cada rincón le es
propicio al creador para plasmar su arte.
A mis preguntas, que van en búsqueda
de la complicidad, responde taxativamente
como si todo lo tuviera meditado anticipadamente. De la misma forma que se expresa
con el pincel lo hace con la palabra, de ese
connubio milagroso de la expresión le viene
el conglomerado de obras que lentamente
me va mostrando y dialogando sobre ellas
como hace un padre con sus hijos.
— ¿Por qué pintor?
—Porque es la mejor forma de expresarme, de ir formateando paulatinamente mi
existencia.
— ¿Cuándo llegó Socarrás a la pintura?
— Desde que nací.
— ¿Se puede nacer siendo pintor?
—Sí.
—Explíqueme eso.
—Aunque uno no lo sepa, la magia y la
lógica de los sentidos te van diciendo lo que
eres o serás en la vida, pero el hecho de ser
te hace diferenciar entre una realidad real
y una realidad plástica o aparente. Aunque
para mí ambas cosas son lo mismo, porque de
un modo u otro se complementan.
— ¿Cuáles son tus temas plásticamente
hablando, si es que los tienes o los prefieres?
—Cualquier tema me sirve siempre y
cuando me motive.
— ¿Pero imagino que tendrás alguno o
algunos de tu preferencia?
—En realidad mi tema preferido es la sociedad, y digo sociedad porque de una u otra
forma abarca la cuestión humana, es decir,
el rastro de sus huellas: las marcas que deja
en el tiempo, sus sueños, la diversidad de
sus sentimientos. Creo que sin sentimientos,
nobles y puros, el hombre sería un fracaso.
—Usted es graduado de San Alejandro,
toda una institución. Háblame un poco de su
trayectoria y sus profesores.
—Fue todo un batallar, pues desde
que tengo uso de razón he ido aprendiendo las diversas formas de expresar
mis sentimientos. Desde casa, mi bella
escuelita primaria, mi abrupto barrio, mi
conglomerado familiar, la vocacional de
Bayamo, San Alejandro en La Habana,
Tejada en Santiago de Cuba y, sobre
todo, las oportunidades que he tenido
en mi camino: he bebido en la sabia de
grandes maestros.
—De todas estas escuelas, ¿ cuál fue la más
provechosa para usted?
—San Alejandro, sin dudas; porque me dio
la oportunidad de conocer un mundo docente muy diferente y óptimo para mí. Lo demás
fue algo complementario para mis intereses
artísticos.
— ¿Qué es para Efraín Socarrás la técnica?
— La considero el medio, la herramienta que nos permite expresarnos a nuestro
antojo.
— ¿Si no existiera el pincel ni el lienzo con
qué y en qué pintaría?
—Con lo que sea, sobre la tierra, incluso en
el aire.
— ¿Dónde le gustaría exponer tu obra?
—Donde haya mayor publicidad.
— ¿Cuándo me habla de publicidad se
refiere al público, a la promoción, o a la
propaganda?
—Considero que la obra está hecha
para ser vista y dialogar con ella. Para ser
observada, criticada y, como es natural,
expuesta y consumida. Un museo es un
contexto grandilocuente, lo mismo que
una galería, salvando las funciones de
ambos, pero también estos sitios suelen
ser fríos, encajonados, incómodos; y la
obra debe bailar, reinar a su antojo. En
estos tiempos los medios nos permiten
abarcar una mayor cantidad de receptores capaces de observar o no lo que uno
hace. Los detractores también son parte
de ese juego.
—Usted fue durante muchos años profesor
de Artes Plásticas. ¿Cómo ve, en la actualidad,
esta manifestación de las artes en la provincia
Granma?
—Hasta hace poco fue buena, pero las cosas
han cambiado y no para bien. En la actualidad
tenemos un gran bache. No se cuidó lo alcanzado años atrás. A las cosas hay que darles seguimiento porque de lo contrario ocurre lo que
está ocurriendo hoy.
— ¿Cuánto tiempo dedica a su obra?
—No es medible. Yo mismo no sé del tiempo
que dispongo para ello.
— ¿Cómo se promociona?
—Esa es una ardua y triste labor. Siempre ha
sido un reto en mi trayectoria artística, pero me
da fuerzas para seguir en busca de esa lejana
lucecita que, presiento, algún día alcanzaré y
haré mía.
— ¿Le interesa el llamado Mercado del Arte?
—Sí.
— ¿Por qué?
—Porque me permite vivir, aunque eso
no me demuestra en absoluto la integridad de una obra ni de su autor. Cierto es
que la historia nos ha demostrado que
muchas de las grandes obras universales
han sido por encargo o algo parecido y
se mantienen desafiantes y victoriosas a
pesar de algunos ingenuos detractores.
— Qué influencias cree oportunas en su obra.
—Creo que de cualquiera. Eso no me
atormenta. Es parte de la realidad de la vida.
Simplemente llega. Se impone y la acatamos
queramos o no.
— ¿Qué espera del mañana, plásticamente
hablando?
—Que me sigan oyendo aunque ya no exista.
CRUCIGRAMA DE LA
GRAN ARQUITECTA
“Ahora la gente vive en casas grandes,
con puertas, ventanas… pero hace miles
de años los hombres no vivían así… ”
José Martí
Yamey González Escalona
Como arquitecta de su propia casa se
enfrenta al mundo la camagüeyana Legna
Rodríguez Iglesias con una colección de
poemas escogidos por ella y que el azar
convierte en mole prominente. A ellos
tendremos que acudir para conocer las
interioridades de una mujer descarnada, sin
temor a lo profano ni a la “autodestrucción”.
Hay quien dice que autores como Legna
Rodríguez, olvidan que la poesía responde
ante todo a los principios de la belleza y la
armonía. No creo buena idea discutir acerca
de los presupuestos estéticos de la actualidad,
sobre todo porque existe una gran incertidumbre alrededor de estos temas, pero sí quiero
exponer mi opinión acerca de la poesía, sí, la
poesía de Legna Rodríguez Iglesias.
La armonía no se encuentra solo en el
decir, ni en el cómo, sino en la consonancia
con una filosofía de vida y con un momento histórico-social. La verdadera poesía
siempre será bella, aunque el autor decida
escribirle a una carroña o a Buster Keaton,
que busca por el bosque a su novia: una
verdadera vaca. Encuentro en los versos
de La gran arquitecta una profunda ironía
hacia la sociedad y los tiempos que corren;
también la convicción de que siendo
efímera la vida y la huellas humanas sobre
la tierra, la poesía ha de servirle, al menos,
para eructar su abulia, su propensión al
descaro y al desparpajo lingüístico.
Hay rebeldía en los versos de Legna, fiel
exponente de una generación que creció con
intervalos de periodos que siempre han sido
especiales y en los que la literatura pasó del
miedo a la incertidumbre y ahora a la discusión
encarnizada sobre cualquier asunto: el sexo,
las políticas, la moral, la realización personal
y profesional. Se nos proponen textos que
trascienden las inquietudes personales y que
ironizan acerca de los grandes temas de la
literatura y de la sociedad cubana actual. Mi
enemigo es imperialista —comienza como
una burla el poema Los enemigos— donde
claramente trasluce esa realidad signada por
las relaciones políticas con el capitalismo que
tanto han coqueteado con la vida de generaciones de cubanos. El miedo de cualquier
mujer/es enamorarse de su enemigo —concluye el mismo texto, que no puede considerarse
“subversivo”, sino válida analogía de la coyun-
tura política actual con las relaciones entre las
mujeres y la naturaleza masculina.
Imagino a la autora rompiendo los cánones
de mujer que medita con el filo de sus versos
y su exposición personal: lo necesario para
mostrar su filosofía de vida en la que si tuviera
que ser un hombre, sería una mujer, y si tuviera/ que dejar de ser/ todas las cosas del mundo/
para ser algo de otro mundo/ sería una mujer.
Una mujer que piensa, que ve más allá de su
nariz y a la que ni el tiempo, ni los avatares de
la cotidianidad podrán arrancarle la felicidad de
tenerse a sí misma, el peligro de encontrar un
novio hembra, o el descaro de masturbarse con
su dedo preferido antes de salir a enfrentarse a
un país que se mete en todo, hasta en su sopa.
En mi opinión —facultada por un amor
entrañable hacia la literatura— es válida la
visión de la irreverente Legna, así como el
tempo, el ritmo y hasta la insolencia natural del
verso libre. Cada escritor —como cada lector—
tiene la posibilidad y el derecho de afiliarse
a la corriente literaria o de pensamiento que
prefiera; valorar como inferior o errado lo que
no comprende, decir de ello que carece de
armonía o de belleza siempre será una falta de
tacto y de respeto hacia la obra ajena.
Quizás, nadie pensó que la poesía tomaría
estos rumbos que propone la autora, como
tampoco Martí podía calcular cómo serían
las casas del futuro, solo es cierto que según
pasa el tiempo todo debe cambiar, Mi casa
—dice Legna— es un hombre/ mi casa es
una mujer/ tanto uno como el otro son mi
casa/ el tiempo y el espacio…mi casa es mi
vida/ y mi muerte…// Con esta definición
todo el género humano comienza a vivir
dentro de ella y viceversa. Precisamente con
el poema La casa, abre Legna el sendero de
esta notable selección, galardonada con el
premio Wolsan-CubaPoesía 2013. Con él,
se borran los espacios para contradecir o
ignorar a una creadora que, sin dudas, es la
gran arquitecta de sí misma y de sus versos.
12
LA CAMPANA
JUNIO DE 2015
De Primera COLADA
Destacada
investigadora, historiadora, ensayista
y profesora cubana. Ostenta numerosos premios y
condecoraciones, entre ellos
la Distinción por la Cultura
Nacional y el Premio Nacional de Ciencias Sociales y
Humanísticas 2010. Actualmente es historiadora de la
Ciudad de Santiago de Cuba.
Sonia Virgen Pérez Mojena, primera secretaria del PCC de Granma, reconoce a la destacada intelectual
Olga Portuondo Zúñiga
Entrevistador: Domingo Cuza Pedrera
Carlos D. Montejo Matamoros
Nací en Camagüey. Toda mi familia
por parte de madre es de allá. Al año
y medio me llevaron para Santiago
de Cuba, donde he vivido el resto de
mi vida; así que más que camagüeyana soy santiaguera. Mi papá es de una
familia santiaguera muy antigua que
llegó al Oriente cubano en el siglo XVII,
formando un clan muy fuerte y numeroso que fue posesionándose económicamente. El papá de Omara también es
de Santiago, igual que Serafín Portuondo, José Antonio Portuondo, Fernando Portuondo, Octaviano Portuondo,
todos son historiadores. Al parecer, hay
algo con este apellido que propicia el
estudio y conocimiento de la historia.
Empecé a estudiar en una escuelita de
paga. Después me llevaron a un colegio
bautista cerca de mi casa, pero era muy
rigurosa y me escapaba. Tenía 5 años y
no estaba acostumbrada a esa disciplina. En esa escuela conocí a Frank País.
Recuerdo que en una ocasión conversó y me habló sobre la importancia
del estudio. Luego me pusieron en un
colegio donde no podía escaparme,
tenía un rigor militar y me llevaban y
traían en guagua. Este colegio era de
los hermanos Ibarra, que venían de la
herencia de los Bosch, grandes educadores santiagueros.
Después del triunfo de la Revolución
cerraron los colegios privados. Hice el
quinto año de bachillerato en el Instituto de Segunda enseñanza y al terminar matriculé Letras. En el año 72 iba a
estudiar Filosofía y Letras, pero se hace
la reforma universitaria del año 72 y,
afortunadamente, se crea la Escuela de
Letras y la de Historia. Decido matricular esta última. En enero del 73 ingreso
en la Universidad de Oriente.
Antes del 59 eran los abogados los
que estudiaban esta especialidad, pero
la Revolución abre las puertas para que
todos, incluidas las mujeres, pudieran
estudiar la asignatura.
(…) Muchas personas me han inspirado. Tuvimos muy cerca en aquellos
años a grandes historiadores como
José Luciano Franco, Julio Le Riverend
y Manuel Moreno Fraginals, entre
otros. Ellos nos enseñaron muchas de
sus cualidades como historiadores; de
hecho, Julio Le Riverend fue el tutor
de mi tesis de doctorado. Era una gran
persona. Fraginals nos enseñó que para
ser historiador hay que saber escribir,
aproximarse cada vez más a lo que
hacen los literatos, ser más atractivos,
sin que eso implique caer en la ficción.
(…) Comencé a trabajar como profesora en la universidad siendo estudiante. Este año he cumplido 50 años de
docencia. Inicié dando clases de Historia de la Antigüedad. Nunca me he
arrepentido, porque me aportó una
cultura extraordinaria en cuanto al
comportamiento de los hombres.
(…) En el
centenario
de la Guerra
del 68 surgió
la posibilidad
de
publicar
unas
cartas
que
había
escrito
un
mambí a su esposa radicada en Jamaica. Ella era sobrina de Carlos Manuel
de Céspedes. Ese fue mi primer trabajo
y se volvió una gran experiencia. Luego
salieron dos ediciones más, tituladas
Cartas familiares. Aprendí muchísimo
en el trabajo editorial junto a Ricardo
Repilado, El Repi, como le decíamos.
Realmente, al acometer cualquier
investigación, no hay que tenerlo
miedo al resultado. La verdad siempre
es
revolucionaria.
Por
ejemplo:
cuando estaba escribiendo el libro de
la Virgen de la Caridad muchas personas se acercaron para preguntarme
por qué escogía ese tema, cuando
habían tantos por investigar. Respondí sencillamente que quería investigar los primeros siglos para entender
el proceso de formación de identi-
dad nacional, pues, ¿por qué negar
el papel aborigen? ¿Por qué trabajar
la presencia africana solo en el siglo
XIX? Hay que conocer todo eso para
conocer el proceso de mestizaje.
A veces surgen problemas con lo que se
descubre, pues algunas personas se resisten a cambiar lo ya establecido, aun con
la evidencia frente a los ojos. Un ejemplo
de ello es el caso de Marcos Maceo, el
padre de los Maceo, del que siempre se
dijo había nacido en Venezuela, pero
nosotros encontramos que en realidad
fue en Santiago de Cuba, pues en la
parroquia de Santo Tomás hallamos la
hoja de servicio de Marcos, y allí explicita su lugar de nacimiento.
El historiador, si lo es de verdad trabaja el pasado, pero siempre pensando
en el presente y en el futuro. Nunca
trabajará construyendo ese pasado en
función de lo que tiene en su presente, pero no puede desligarse de él. Por
eso subrayamos el hecho de que cada
generación tiene su historia y su punto
de vista en función de su presente, y lo
que considera debe ser su futuro.
(…) Estoy contenta de vivir esta época
y de estudiar la historia para servir a mi
generación en función de mi generación. Hoy tenemos que hacer un trabajo más elaborado, atendiendo a los
instrumentos científicos actuales. Ello
responde a que ha habido un cambio
en la historiografía: no se trabaja
exclusivamente la historia política, ni
las grandes personalidades; sino que se
hace a partir de elementos de antropología cultural, historia de la cultura, psicología y análisis sociológicos.
Es complejo, pero si no lo hacemos las
investigaciones pierden su valor.
CAMPANEROS
PERIÓDICO CULTURAL DE LA PROVINCIA DE GRANMA
NO.47/JUNIO DE 2015
DIRECTOR
Manuel Álvarez Vázquez
DISEÑO ORIGINAL
Kenia Caridad Guerra Vega
DIRECTOR EDITORIAL
Edgardo Hinginio
DISEÑO
Yauri Ginarte Aliaga
EDICIÓN / CORRECCIÓN
Rafael J. Rodríguez Pérez
RELACIONES PÚBLICAS
Lucy Milanés García
REDACCIÓN
Centro de Comunicación Cultural
Ventana Sur
General García 166 A, Esq A Luz
Vázquez Y Moreno, Bayamo,
Granma.
SITIO WEB
http:www.ventanasur.cult.cu
TELÉFONO
(23) 41-1112
IMPRESIÓN
Poligráfico de Holguín (ARGRAF)
E-MAIL
[email protected]

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