Ven encuadernadores auge en la última década

Transcripción

Ven encuadernadores auge en la última década
11
reforma.com/cultura
Música
de Francia
INBA y la Embajada de
(!) ElFrancia
invitan al concierto
de Ensamble Intercontemporain,
fundado en 1979 por Pierre Boulez.
Hoy, 19:00 horas, Bellas Artes.
Sábado. 17 de Noviembre del 2007. [email protected] / Tel. 5628 7170 / Editor: Jaime Reyes
Ven encuadernadores auge en la última década
Botón de muestra
Rescatan en México
el arte de vestir libros
Cada libro adquiere una
personalidad propia tras ser
encuadernado artísticamente.
Martín Farfán
d Obra: Libro en blanco.
d Técnica: En piel con motivos rituales
huicholes, peyotes repujados, fondo
corrugado, marco y lagartijas en relieve,
guardas pintadas a mano.
d Taller Farfán Encuadernadores:
www.paginasprodigy.com/mfarfan
TERCERA GENERACIÓN.-Martín Farfán continúa el oficio que inició su abuelo, Jesús Farfán, en el siglo 19 y adoptó también su padre, Juan Farfán. Aquí, en su taller de la Colonia Portales.
d Aunque cada vez
hay más personas
que aprenden el oficio,
la clientela es reducida
Sin perder el hilo
Yanireth Israde
Todo importa: la costura, los cantos,
las esquinas y protuberancias, las hojas guardas, los ornamentos...
En un libro encuadernado artísticamente cada detalle cuenta, porque
la obra debe fascinar antes de acercarse a ella y proveer deleite también cuando se instala entre las manos de un lector.
Estos volúmenes se distinguen
por la originalidad de su vestido, su
factura artesanal, aspectos como el
meticuloso decorado de los cantos
y otras características que convierten al texto en una pieza única, a diferencia de los libros facturados industrialmente y en serie.
En la última década este oficio
ha experimentado un despertar en
México, con el trabajo de especialistas como Martín Farfán, Dulce María
Luna, Salvador Reyes, Rodrigo Ortega, Martha Romero y Luis Enríquez.
Cada uno desde su trinchera
mantiene viva esta antigua labor, que
según Emilio Brugalla, uno de los
encuadernadores más prominentes
del siglo 20 en España, tiene por misión asegurar la integridad de un libro, facilitar su lectura y “magnificar”
el pensamiento escrito.
Suman un puñado las personas y
grupos que continúan en el País una
tradición que registró su apogeo en
el 19, siglo en el que, de acuerdo con
Manuel Romero de Terreros, proliferaron los talleres independientes porque las casas impresoras resultaron
insuficientes ante la afición de los pobladores por las “pastas lujosas”.
El abuelo de Farfán, por ejemplo,
estableció su taller en 1888, tras más
de una década como aprendiz.
“Mi papá fue encuadernador, todos sus hermanos también, al igual
que todos mis hermanos”, cuenta en
su taller de la colonia Portales, rodeado de pieles de diversas texturas y colores, herramientas de trabajo y utensilio de ornamento, como los hierros
Héctor García
Taller Tierra de Libros
d Obra: “Harry Potter y el misterio
del príncipe”, de J. K. Rowling
d Técnica: Encuadernación en piel de
ternera, nervios falsos y tapas montadas.
d Taller Amoxtlalpan Tierra de libros:
http://www.tierradelibros.com.mx/
d Dulce María Luna fue premiada este año en la Bienal Mundial de
Decenas, quizá cientos de carretes de hilo cáñamo utilizó Dulce María Luna en la encuadernación de Cuentos de mamá Oca,
de Charles Perrault, en un trabajo que le valió el “Premio de la Villa St Rémy lès Chevreuse” en la
9 Bienal Mundial de Encuadernación de Arte, en septiembre pasado.
Es la primera vez que México obtiene un galardón en el certamen. Un año invirtió en la obra.
Cada hilo fue pegado individualmente, las cabezadas están te-
jidas a mano y los cantos se labraron también a mano. Para esta propuesta, eligió una tradición
mexicana: el dibujo con estambre
adherido con cera de campeche,
propio de la cultura huichol, y papel amate, para elaborar el dibujo
y las guardas. En lugar de estambre, se emplearon materiales de la
encuadernación como el hilo cáñamo y pegamento blanco.
El taller de Luna se llama
“Encuadernación La Antigua”. Su
página web es http://www.encuadernacionlaantigua.com.
Rodrigo Ortega
d Obra: “Rubaïyat”, de Omar Jaïyam
d Técnica: Plena piel teñida a mano
en color magenta, cartera enlazada
y decoración de Gofrado.
d Hispanoamérica. Artes del Libro:
www.artesdellibro.com
Encuadernación de Arte, con sede en Francia.
para dorar (florones, carretillas, paletas o labores, etc).
Luna también se entrenó en el
taller de su padre, quien sigue activo.
Salvador Reyes, fundador de Amoxtlalpan, aprendió esta labor en España, mientras Rodrigo Ortega llegó a la
encuadernación artística por el camino de las artes plásticas.
De hecho sostiene, apegado a los
principios de Brugalla, que la encuadernación es “un oficio que deviene
arte plástico y como tal susceptible al
análisis de sus formas en total equilibrio de sus contenidos”.
Creativa, original, técnicamente
bien resuelta, la encuadernación artística siempre es artesanal, coinciden
los entrevistados, pues todo se trabaja
manualmente, desde la costura hasta el labrado de cantos o el teñido de
las hojas guardas.
Sin embargo un libro manufacturado manualmente no necesariamente es artístico, aclara Farfán: se necesita un acabado, una apuesta estética.
Como un amante
La encuadernación, señala Luna, implica hacerle un vestido al libro y ayudarle a que camine a través del tiempo. El “atuendo” puede ser de tela,
papel o piel y con ésta, a su vez, es posible hacer repujados, relieves, corrugados o manipular tanto como la inventiva y la técnica lo permitan.
“Esa vestimenta debe de ser adecuada al libro y también reversible, es
decir que en algún momento puedas
quitársela y ponerle otra, para que siga caminando”.
“Se debe además entender muy
bien la mecánica del libro”, recomienda Reyes.
“Por qué se abre así, por qué no
se abre más, o cómo se podría abrir
más, que función tiene el lomo, o las
tensiones, que en un mediano plazo
implican una rotura”.
“Hay algo, o mucho, de física”,
pondera.
Este aspecto, a juicio de Reyes,
no lo toman en cuenta las editoriales, y ese es un factor que desalienta la lectura.
“Es curioso, porque en las campañas de promoción no se incluye como
debiera a la industria editorial, que
entrega libros de hojas sueltas, pegados con cola; son difíciles de abrir, tienes que utilizar las dos manos, es incómodo, a veces una batalla”.
Pero no sólo la túnica de un libro
puede cautivar, sino la confección de
ésta, aduce Luna.
“(El libro) es como un amante, le
haces todo lo que quieres, estableces
una relación muy estrecha porque
estás mucho tiempo con él, lo tienes
que entender. Hay libros cuyos papeles no te invitan a tocarlos, pero hay
otros que te seducen por su olor y se
te antoja encuadernarlos”.
Un volumen bien encuadernado, explica Farfán, no solamente debe ser durable y proteger las hojas, sino también agradable.
“Tiene que haber una comunión
entre tú y el libro, no debes sentirte impactado, ni asustado ni rebasado por la encuadernación, sino sentir ganas de tocarlo, de leerlo, de estar con él”.
Si bien el renacimiento de este oficio en México se expresa en la
cantidad de talleres, cursos y en algunos casos exposiciones, la clientela es reducida, coinciden los entrevistados.
Farfán ha encuadernado, a todo
lujo, desde la edición completa de El
Pantera, hasta un Lavado de sangre
(estudio genealógico) del siglo 17.
“Las dos fueron encuadernaciones muy finas, estampadas con oro de
22 kilates, doradas a mano, las pieles
estuvieron también jaspeadas a mano, con tinta que aquí fabricamos”,
ilustra.
Primordialmente son los bibliófilos quienes solicitan este tipo de servicios, pero en realidad muy pocos
están dispuestos a invertir en un trabajo de esta naturaleza, que exige varias horas de empeño, e incluso labores de restauración (en los cuadernillos, el lomo o las hojas), mientras la
concepción de la hechura puede demorarse meses, pues además es preciso familiarizarse con el contenido.
Si el texto no se conoce, previene Reyes, ocurren experiencias como la de un compañero suyo que encuadernó El mago de Viena, de Sergio Pitol.
“Decidió leerlo hasta que estuviera encuadernado. Hizo un traba-
jo muy bonito y estampó unas imágenes de Viena –la catedral, la plaza–
y resulta que el mago no es de Viena,
sino un personaje de la calle de Viena,
de aquí de Coyoacán”, relata.
En un trabajo sencillo el precio
puede partir de 150 ó 200 pesos, pero
en una encuadernación artística aumenta significativamente hasta 5 mil,
10 mil pesos o más, refieren.
“Se paga muy barata. Yo puedo
cobrar una encuadernación en 5 mil
pesos, pero esa misma encuadernación, en Estados Unidos, se paga en 5
mil dólares”, compara Farfán.
Una de las opciones que los encuadernadores han encontrado para sobrevivir es la hechura de libretas blancas manufacturadas artísticamente, estuches o, en el caso de
Luna, creaciones como un blok erótico (con preservativos incluidos) o
una libreta abanico.
Zanjar los problemas de este oficio precisa un auge en las artes del libro, reflexiona Ortega.
“Para lograrlo se necesitan núcleos que concentren el ‘saber hacer’
y reanimen al libro no solo como soporte del texto, sino antes bien como
un reflejo vivo e integral de la época
en que fue producido”.
Conoce paso a paso el proceso
de encuadernar libros.
d fotogalería
Martha Romero
d Obra: “Signos de admiración”,
de Jorge F. Hernández
d Técnica: Entera en papel con
mosaicos en papel. Cabezadas de tela
y guardas de papel Ingres.
d Taller El Maromero:
http://www.el-maromero.com.mx
Luis Enríquez
d Obra: “Ideas. Casas”, de Fernando
de Haro y Omar Fuentes.
d Técnica: Entera en piel de caballo,
mosaico en relieve en tela pintada a
mano. Canto decorado.
d Taller El Maromero:
http://www.el-maromero.com.mx

Documentos relacionados