Capítul 1 : Leo en Dudelange . Luxemburgo Kätti , la rata está

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Capítul 1 : Leo en Dudelange . Luxemburgo Kätti , la rata está
Capítul 1 : Leo en Dudelange . Luxemburgo
Kätti , la rata está sentada en la biblioteca de la escuela de Strutzbierg, en Dudelange,
mirando todos los libros que tienen. Ella los ha leído todos y piensa que es hora de
adquirir nuevos libros para la biblioteca.
Así que decide ir a Diderich, una librería en Esch, para ver que nuevos libros tienen
disponibles para aumentar la biblioteca.
En el autobús que va a casa, pasa por la escuela de Boudersberg y piensa:
“ ¡Qué escuela tan bonita, y qué patio tan grande! “ .
Entonces ve algo caer de la ventana más alta de la escuela.
En la siguiente parada, Kätti , sale del autobús y vuelve al patio de Boudersberg, para
encontrar el libro que ha caído.
Cuando llega allí, ve que Leo, el ratón de biblioteca, de la escuela de Boudersberg, ya
ha recogido el libro. Leo está quitándole el polvo y comprobando si tienen algún daño,
así que no se da cuenta de que Kätti está allí hasta que dice:
“ Hola, Leo, ¿Qué pasa aquí?, ¿Estás tirando los libros viejos? “
Leo sonríe a su amiga.
” Hola, Kätti .Llegas en el momento oportuno. Estaba limpiando y ordenando la
biblioteca de la escuela cuando Joffer Ninette entró, y me asusté tanto que se me cayó el
libro por la ventana. Si me ayudas a limpiar, podemos acabar antes. Tenemos que
darnos prisa ya que la escuela ha empezado y los niños quieren tomar prestados algunos
libros”.
Cuando menciona la palabra biblioteca, Kätti agudiza el oído.
“Ayudaré y veré la biblioteca de la escuela de Boudersberg. Nunca he estado allí antes
para ver sus libros”.
Leo lleva a Kätti al ático de la escuela. Joffer Ninette no está, pero no ha cerrado el
armario de los libros. Kätti mira a su alrededor y ve muchos libros que no ha leído.
Leo, que nunca ha visto dentro del armario , los mira todos.
¡”Oh Kätti ven!, mira todos estos periódicos, están en diferentes idiomas”.
Los dos ratones emplean horas mirando los periódicos, intentando entender los distintos
idiomas en que están escritos. Leen hasta que la luz languidece. Entonces, Kátti
pregunta:
“¿Quién ha escrito todos estos artículos periodísticos?”
“Normalmente está escrito en la última página. Echemos un vistazo”, -dice Leo -. “Hay
muchas direcciones de escuelas de Europa, Alemania, Francia, Luxemburgo, Italia,
Polonia e incluso Estonia. ¿Crees que ellos también tienen bibliotecas de escuela?, ¿por
qué no vamos y lo vemos?, podemos encontrar muchos libros que no conocemos, y en
distintas lenguas”.
Kätti no está segura de la idea. Ella es una rata de casa, y dice en voz baja:
“No, no me gusta viajar demasiado, ¡debes de ir tú sólo! .Recuerda escribirme sobre tus
experiencias cuando viajes por Europa. Yo cuidaré la biblioteca de la escuela aquí en
Dudelange”.
Leo está algo triste de oír que viajará solo, pero dice:
“De acuerdo, me pondré en camino ahora mismo a Kaiserslautern”.
Capítulo 2 : Leo en Kaiserslautern . Alemania
Es muy temprano. Leo guarda en la mochila su libro favorito. Después viaja a
Kaiserslautern. Una vez allí, Leo va a la escuela de primaria de Fischerrück. Leo sabe
que el ratón de biblioteca en Kaiseslautern se llama Barbarroja. “Barro” es el apodo del
famoso emperador Barbarroja. Era el gobernante del Sacro Imperio Romano.
Leo sabe que Barbarroja es una palabra de origen italiano que significa barba roja.
Ahora Leo está deseando conocer a Barbarroja.
Pero, ¿dónde encontrarlo? Leo se sorprende al llegar a la escuela. Pero no se detiene.
Leo pregunta a un par de niños:
“¿Dónde puedo encontrar a Barro?”
“¡Oh, él estará probablemente en la biblioteca. Es su lugar favorito. Síguenos que te
vamos a llevar a la biblioteca!”. Ellos llevan a Leo a la biblioteca.
En silencio, y con timidez, Leo entra en la biblioteca. Las paredes están llenas de
estanterías con infinidad de libros: novelas, álbumes de fotos, libros de estudio, de arte,
cuentos de hadas… Luego, descubre a Barro. Barro está sentado en el suelo de espaldas
a Leo, completamente absorto leyendo un libro y no se da cuenta de que tiene un
visitante.
Con cuidado Leo se sienta junto a Barro. Barro se sobresalta y mira con sorpresa.
“¿Quién eres tú?”, -pregunta-. “¡Me has asustado!”.
“Lo siento”- responde Leo-. “Me llamo Leo, y soy un ratón de biblioteca. He oído
hablar mucho de ti y quería conocerte. ¿Qué estás leyendo?”- le pregunta Leo con
curiosidad-.
“Este es mi libro favorito de Barbarroja. Leyendas, cuentos y baladas del emperador
Federico Barbarroja y los Hohenstaufen. ¡Me gusta tanto leer este libro! ¿Puedo leerte
una leyenda…?”
“¡Oh si!, por favor. Estoy muy emocionado”,- dice Leo-.
Los dos ratones se sientan cómodamente y Barro comienza a leer en voz alta la leyenda
de Barbarroja:
“El Kyffhäuser es una cadena montañosa en la frontera del estado alemán de Turingia y
Sajonia-Anhalt. Se encuentra en el extremo sur de la región de Harz. Sus dimensiones
son de 19 km de largo 7 y km. de ancho.
Durante la Tercera Cruzada el emperador perdió la vida trágicamente en 1190: se ahogó
en el rio Selef en Asía Menor.
Según la leyenda, Barbarroja no está muerto, sino que duerme en una cámara oculta
debajo de la montaña del Kyffhäuser, sentado sobre una mesa grande de piedra, rodeado
de todos sus caballeros y escuderos. Supuestamente, a lo largo de estos siglos, su barba
ha crecido tanto que rodea la mesa. Dicen que Barbarroja se encuentra sujetando su
cabeza entre sus manos y asiente con ella. Su barba no deja de crecer alrededor de la
mesa, y ya la ha rodeado dos veces. Y si la rodea una tercera vez, entonces el rey se
despertará.
En el fondo de la montaña su escudo está incrustado en un árbol seco, que, en un futuro,
florecerá. Algunos dicen que lo han visto despierto. Y que en una ocasión Barbarroja
preguntó a un pastor, que estaba tocado una agradable melodía, ¿siguen los cuervos
volando alrededor de la montaña?, y como el pastor le respondió que sí, dijo: Entonces
tengo que dormir cien años más.
Debajo de la montaña todo es espléndido y radiante con oro y piedras preciosas y,
aunque se trata de una caverna subterránea, está tan iluminada como el día más soleado.
Tiene unos árboles y arbustos magníficos, y por el centro de este paraíso, fluye un
arroyo. Si coges un puñado de barro de ese arroyo se convertirá en oro puro.
Dice la leyenda que cuando los cuervos dejen de volar alrededor de la montaña,
Barbarroja se despertará y devolverá a Alemania su antigua grandeza ”.
“Mira. He aquí la imagen del emperador dormido”.
Barro muestra la imagen de su libro a Leo. Leo mira la foto fascinado.
“Lo ves, este es el emperador dormido, susurra Barro con reverencia”. “¿Me puedes
leer otra historia?, es muy emocionante” -le pide LeoBarro no duda un segundo. Él hojea su libro y descubre la siguiente leyenda
comenzando a leer de nuevo:
“El lucio en el Kaiserwoog”
“Desde 1152 hasta el año 1158 Federico I Barbarroja fue rey, y desde 1155 emperador
del Sacro Imperio Romano-Germánico. Como uno de sus baluartes Barbarroja
construyó como su residencia, el palacio imperial de Kaiserslautern, motivo por el que
más tarde se conocería a la ciudad por ese nombre: Kaiserslautern. El castillo estaba
rodeado de un foso ancho, artificialmente extendido a un estanque de peces de gran
tamaño, un Woog. Por eso ese estanque se llamó Kaiserwoog.
El día 6 de noviembre de 1497, se realizó una extraña captura en Kaiserwoog. Se
capturó un lucio que media 19 zapatos de longitud y pesaba 350 libras. La junta informó
de que antes de la construcción del castillo no había peces en Kaiserslautern. El lucio
dicen que llevaba un anillo de cobre y una cadena de oro con pequeñas letras. El lucio
fue llevado a Heidelberg y allí se lo comieron en la casa del alcalde Felipe. El anillo con
la inscripción se mantuvo mucho tiempo en la cámara del tesoro de Palacio y rezaba así:
_Este anillo y este collar pertenecieron a la cabeza de un reo que pusieron sobre una
pica hace 267 años_.
El pez se ha mantenido en el escudo de la ciudad de Kaiserslautern. Y esta es la leyenda
del lucio en Kaiserwoog.”
De repente, Barro, cierra el libro.
“¡Leo, tengo una idea!”,- gritó con entusiasmo-, “¡Vamos, te voy a mostrar algo!”.
Barro, saltando, tomó de la mano a Leo y salieron corriendo por la puerta de la
biblioteca hacia el bosque. Allí, rodaron colina abajo junto a palos y piedras. De
repente, Barro se detuvo. Se da cuenta de que Leo necesita descansar. Los dos ratones
permanecen allí sin aliento.
“¡Mira, es el rio Vogelwood!”, -jadeó Barro-. “¡También nosotros tenemos un pez woog
lo mismo que el Kaiserwoog!”.
Leo ve el hermoso woog. Las aguas están tranquilas y son de color azul turquesa. Los
rayos del sol brillan en el agua. De repente, Leo, roza a Barro ligeramente con el codo.
“¡Mira!” le susurra emocionado. “¡Hay algo flotando en el estanque! Es como una
caja”.
Sin dudarlo, los dos jóvenes ratones cogen la barcaza que se encuentra en la orilla del
Vogelwood. Juntos comienzan a tirar de la cuerda y a adentrarse en el rio. Una vez que
llegaron a la caja, Leo y Barro necesitaron todas sus fuerzas para sacar la caja del agua:
“Hau, Ruck, Hau, Ruck, ¡Hurra, lo logramos! “
La caja va a parar a la barcaza. Y, en efecto, se trata del cofre de un antiguo tesoro.
“¡Ábrelo!”- manda Leo a Barro terriblemente excitado-.
De pronto, la barcaza empezó a moverse. Algo extraño estaba sucediendo. El agua del
rio ya no era de cristal azul claro y turquesa. Era muy verde y turbia, y empezó a
burbujear. Las burbujas de aire subían hasta la superficie y por todas partes se producían
remolinos que iban creciendo de tamaño.
“Estos remolinos son peligrosos , - exclamó Leo.- Pueden arrastrar la barcaza mar
adentro.”
“Este es el duende, -gritó Barro-. Está furioso porque hemos encontrado el cofre del
tesoro. Tenemos que irnos”.
Leo tiene que gritar con todas sus fuerzas por el estruendo de los remolinos y las
burbujas. El Vogelwoog se ha vuelto salvaje, y la barcaza con remos, con Leo y Barro
dentro es agitada por las olas.
Con todas sus fuerzas, los ratones remaron hacia la orilla, cada vez más rápidamente,
hasta que al final lo lograron. En el último minuto se habían escapado de la vorágine
salvaje. Leo y Barro saltaron al agua para sacar la barcaza a tierra.
¡Nunca antes habían sido tan ágiles! Esa fue una gran aventura. Barro, de rodillas, está
temblando tanto que tiene que sentarse en el suelo. Leo sacó el cofre del tesoro de la
barcaza y se sentó junto a Barro.
“Vamos, abre el cofre,- dice Barro-. Después de la aventura tengo curiosidad sobre qué
clase de tesoro es el que hemos encontrado”.
Con todas sus fuerzas Leo abre la tapa del baúl. Barro está emocionado. Leo saca un
mapa del tesoro del cofre. Desenrolla el mapa y lee la tarjeta.
“¡Déjame verlo!”
Barro, curioso, se inclina sobre el mapa del tesoro. Leo lee las letras pequeñas:
“Embárcate en una nueva aventura para encontrar el castillo de Mehlingen”.
“¿Mehlingen? He oído ese nombre antes… Bien, eso también es una escuela que hoy ha
aparecido en los periódicos. Creo que debemos continuar”. -Dice Leo-.
Barro y Leo se miran el uno al otro.
“¡Hemos vivido una gran aventura!. Voy a volver a la escuela y la voy a escribir”, -dice
Barro-.
Los dos jóvenes ratones se dicen adiós. De regreso a la escuela Barro piensa:
“¿Qué clase de tesoro descubrirá Leo en su visita a Mehlingen?”.
Capítulo 3 : Leo en Melhingen . Alemania
Después de que los ratones se separaran, Leo se pone en camino hacia
Mehlingen. Barro le ha explicado con exactitud dónde está la parada del autobús. Así
que Leo se dirige hacia el parque atravesando la ciudad de Kaiserslautern. A lo lejos ve
el ayuntamiento que tiene 84 metros de altura. Sale de la ciudad y pasa por el TeatroPalatinado, por la fuente del emperador, siguiendo siempre la carretera principal
conocida como el antiguo “Camino del Emperador”, porque la mandó construir
Napoleón en el siglo XIX y que va desde Paris a Maguncia.
El autobús pasa por el parque PRE, en donde estaba el cuartel general francés. Hoy en
día allí hay salas de cine, un mercado de muebles grandes, oficinas y muchas casas.
Luego, el camino se desvía por un bosque y pasa por el lado de algunas casas y un
hotel. Al cabo de pocos kilómetros el tráfico va aumentando. Leo, subido en la segunda
planta del autobús ve las casas y un corral de caballos.
“Esto debe ser ya Fröhnerhof, -piensa-. ¡Mira que se lo dije a Barro!, ¡Este es un buen
momento para ir a Mehlingen! Yo voy a estar allí, y espero encontrar el castillo y el
tesoro”.
Más adelante, después de haber pasado Fröhnerhof, ya se puede ver Mehlingen en la
parte derecha de los campos. La parte izquierda es un bosque.
“Este debe ser el pulmón de Mehlingen”
Tal y como le dijo Barro. Estos son los páramos más grandes al sur de Alemania que,
durante muchas décadas, fueron un campo de entrenamiento militar.
El autobús se detuvo en una señal de tráfico y Leo se dispuso a salir. Allí no se veía
ningún castillo en kilómetros a la redonda.
“¿Tendré que preguntar a alguien?”- pensó LeoDirigiéndose a las inmediaciones del supermercado, a la zona de estacionamiento,
donde hay muchos coches.
“Los adultos siempre lo saben todo”- pensó-.
Leo habla con mucha educación a las personas y les pregunta sobre el castillo de
Mehlingen. También les enseña el mapa del tesoro que había sacado del Vogelwood
junto a Barro. Pero nadie de los adultos sabe algo de un castillo en Mehlingen. Algunos
hasta se ríen de él. Leo está confundido. Tal vez el mapa del tesoro sea ficticio. Tal vez
alguien le ha gastado una broma de mal gusto y se está riendo de Barro y de él. Leo está
enfadado. Al final de la carretera, al lado derecho, hay dos grandes edificios. Uno nuevo
y otro viejo. En medio, hay un patio grande con la mitad de un barco.
“¡Qué curioso, un barco partido por la mitad!, ¿dónde estará el resto?”- piensa Leo-.
En ese preciso momento suena una campana en los dos edificios y muchos niños salen
al patio. Ahora Leo lo entiende todo: esta es la escuela de primaria de Mehlingen.
Leo se esconde detrás de la barandilla y observa lo que está pasando en el patio de la
escuela. De repente, unos cuantos niños muy sorprendidos están de pie delante de él.
“¡Quien eres tú?”- le preguntan-.
“Yo soy Leo un ratón de biblioteca. ¿Y de dónde eres y qué haces aquí?” -le vuelven a
preguntar los niños.
Leo les responde contándoles lo que ha visto hasta ahora y, por supuesto, lo del mapa
del tesoro. En realidad, no quiere decirles nada del mapa porque teme que los niños se
rían de él.
“¡Un castillo en Mehlingen!”,- exclaman los niños-.
“¡Ojalá no les hubiera dicho nada!- piensa Leo-, ahora se van a reír de mí.”
Sin embargo los niños se miran entre sí y, de repente, una niña grita con voz fuerte:
“¡Claro!, ¡Tenemos un castillo en Mehlingen!”,- mientras que los otros niños la miran
con curiosidad.- “Pensad en esto: ¡CASTILLO!, ¿dónde tenemos un castillo?”
“¡Y bien!”- Inquieren los niños.
Entonces la niña señala con el dedo un viejo edificio.
“¡Claro, es cierto, por supuesto que tenemos un castillo!”,- gritan todos los niños. “Leo, vamos, te enseñaremos nuestro castillo”.
Ellos acompañan a Leo rodeándolo entre todos, y suben a la primera planta del viejo
edificio. Se detienen enfrente de una gran puerta y dicen con solemnidad:
“¡Aquí está nuestro castillo!”, - mientras que los niños ríen a carcajadas-.
En cambio, Leo no ve ningún castillo, solamente una puerta grande. Él no entiende ni
una palabra de lo que pasa. Para él un castillo es algo diferente. Los niños abren la
puerta y Leo lo entiende todo: es una biblioteca. De hecho tiene forma de castillo. Un
castillo real de la lectura, con muros, almenas, escaleras y muchos libros. ¡El mapa del
tesoro no mintió! Incluso los adultos no lo saben todo, pensó Leo.
“Leo, tenemos que volver a nuestras clases, que ya ha sonado la campana. Diviértete en
nuestro castillo de lecturas. ¡Hasta luego!”, -dicen los niños, despidiéndose de él-.
Leo mira a su alrededor y ve que hay muchos libros y muchos ordenadores. De repente,
oye un ruido detrás de él. Sorprendido, Leo se vuelve lentamente. Detrás de él hay un
ratón... ¡ambos se miran con curiosidad!.
“¿Quién eres tú?”, -le pregunta el ratón desconocido a Leo-.
“Yo soy Leo, un ratón de biblioteca, y vengo desde Luxemburgo. ¿Y tú?”.
“Mi nombre es Mehli, y vivo aquí en este castillo de la lectura. Leo es un nombre muy
hermoso. ¿Qué estás haciendo aquí?”.
Entonces Leo cuenta a Mehli su historia, el porqué ha dejado Dudelange y de su
aventura en Kaiserslautern.
“Si. Tienes doblemente razón”,- dice Mehli,- “Aquí está el castillo, y en la escuela
tenemos los periódicos del día. ¡Bienvenido a mi castillo!”.
“¿Qué haces aquí?”, -pregunta Leo con curiosidad. “Yo vivo aquí en el castillo de la Lectura. Me Tienen permitido leer los libros que más
me gustan. En este momento estoy leyendo un cuento de hadas”, -le responde Mehli-.
“¿Un cuento de hadas?, ¿pero son aburridos, no?”,- dice Leo-.
“Eso es lo que también pensaba yo al principio. Pero no es cierto, las historias son
realmente emocionantes. De hecho, acabo de empezar a leerlos porque he leído que los
cuentos de los hermanos Grimm tienen más de doscientos años de antigüedad. Y pienso
que si estos cuentos son tan antiguos y los niños los siguen leyendo, es porque deben de
ser muy buenos, ¿verdad?”.
“Llevas razón”,- dijo Leo- “¿Qué cuento de hadas estás leyendo ahora mismo?”.
“Hoy he empezado con el de Caperucita Roja. Vamos a leerlo juntos”.
Mehli, todavía no lee tan bien como Leo, así que le pide a Leo que si quiere él leer el
libro. Leo le dice que sí, y juntos van hacia la estantería donde se encuentra el libro.
Entonces Leo ve algo en la pared muy parecido a un botón.
“¿Qué es eso?”- pregunta Leo-.
“No tengo ni idea, siempre ha estado ahí”- responde Mehli-.
Antes de terminar de hablar Mehli, Leo ya había pulsado el botón. De repente se oyen
crujidos y chirridos y ven como se abre una puerta secreta que hay en la pared. Los dos,
sorprendidos, pero picados por la curiosidad, dan un paso adelante. De repente, el suelo
se abre bajo sus pies y caen dentro de una enorme habitación. Cuando se levantan, se
percatan con horror de que la puerta se ha cerrado y no pueden salir.
“¿Dónde está la puerta, y cómo vamos a volver?, ¿En dónde estamos?, ¿Cómo
podemos ver aquí?, todo está oscuro”- dicen los dos ratones al mismo tiempo-.
Miran a su alrededor y ven que hay piruletas gigantes colgando de los árboles, que el
suelo está hecho de chocolate, y que hay un intenso y delicioso olor a mazapán. Como
no pueden volver atrás, los dos ratones deciden seguir el camino hasta llegar a una casa
que está hecha de jengibre y galletas. Con mucho cuidado llaman a la puerta porque
está hecha de azúcar. Una niña con una gorra roja, les abre.
“¡Caperucita roja!”- exclama Mehli sorprendida-.
“Sí, ese es mi nombre, ¿cómo lo sabes?”-le pregunta ella-.
“Es una larga historia, ¿me puedes decir en dónde estamos?”.
“Bueno, estáis en el país de las hadas, que está muy, muy lejos de los demás mundos”,
-contesta Caperucita-.
“¿Y quién vive aquí?”- pregunta Leo, bastante asustado-.
“Bueno, aquí viven Hansel y Gretel. Allí, detrás de los setos de espinos habita la Bella
Durmiente. Rapunzel vive en aquella torre tan alta de allá al fondo. En la sala de
conciertos residen los músicos de la ciudad de Bremen. Mi abuelita, el cazador y la
bruja viven en el asilo.El lobo feroz campea por este hermoso jardín. Aquí cerca, están
los enanitos, que me parecen que son siete.Allí, en aquel castillo, vive una loca que
siempre está hablando con su espejo mágico; ¡ah! Y en esa fuente vive una rana que
piensa que es un príncipe. ¡Fíjate que disparate!”, -se ríe Caperucita-.
“¿Y quién vive en aquel bosque de allí?”-pregunta Mehli -.
Caperucita deja inmediatamente de reír y dice en voz muy baja:
“Allí vive un personaje muy extraño. Nadie lo conoce y, además, siempre está volando
en una alfombra alrededor de un fuego y haciendo conjuros. Pero, decidme, ¿De dónde
venís vosotros?, nunca os he visto antes por aquí”.
Leo y Mehli deciden contarle a Caperucita la historia de la puerta secreta que
desapareció de repente. Desgraciadamente Caperucita no puede ayudarles a salir, pero
se le ocurre que quizá la mujer que vive en el castillo y habla con el espejo sí que, a lo
mejor, puede ayudarles, porque el espejo lo sabe todo. Caperucita ,por último, les
aconseja:
“Debéis tener mucho cuidado porque habréis de atravesar el bosque. Tomad mi cesta.
En ella tengo comida y bebida”.
Leo y Mehli dicen adiós a Caperucita Roja y toman el camino del bosque. Pero el
bosque está muy oscuro y si quieren llegar al castillo deben armarse de valor y
atravesarlo. Los dos ratoncitos se cogen de la mano y sin atreverse casi ni a respirar,
deciden en voz baja que deben continuar. De repente, a través de los árboles, ven un
pequeño fuego. Con mucha cautela se acercan y descubren al extraño hombre que les
dijo Caperucita Roja. El hombrecillo se sube a la alfombra, murmura algunas palabras
ininteligibles, y la alfombra empieza a dar vueltas alrededor del fuego.
“¡Una alfombra voladora! -le dice Mehli en voz baja a Leo-. ¡Si tuviéramos nosotros
una podríamos volver al castillo de la lectura!, ¡Una alfombra puede ir a cualquier
parte!”.
“¿Cómo sabes eso, Mehli?”- le pregunta Leo-.
“Bueno, a partir de los cuentos de hadas. Pero no solamente en los cuentos de los
hermanos Grimm, también hay otros cuentos de hadas”- contesta Mehli-.
“¿Y cómo podríamos hacernos de la alfombra?, ¿te atreverías a preguntarle al
hombrecillo?”.
“No. No me atrevo”,-dijo Mehli-.
“Yo tampoco”- susurró Leo-.
Poco a poco se fueron acercando para poder oír lo que decía el hombrecillo:
“¡Nadie conoce mi juego
Rumpelstiltskin es mi nombre
La alfombra voladora es mía
Pero si mi nombre adivinas
La alfombra tuya seria
Nadie conoce mi juego
Rumpelstilskin es mi nombre!”.
Mehli y Leo se miran incrédulos:
“Es nuestra oportunidad”, -exclaman ambos al unísono-.
Los dos gritan a la vez:
“¡Hola Rumpelstilskin!”.
La alfombra voladora, al oír el nombre, se para de repente y el hombrecillo se cae al
suelo. Sorprendido del batacazo, se frota las posaderas y mirando alrededor suyo se
pregunta:
“¿Hay alguien que sabe mi nombre?”.
“Sí, lo sabemos”- gritan Leo y Mehli a la vez, mientras que se van acercando al fuego-.
“¿Cómo sabéis mi nombre?, ¡Nadie sabe mi nombre!, ¿Quiénes sois vosotros?”pregunta Rumpelstilskin-.
“Somos Mehli y Leo, y te hemos estado oyendo todo lo que has dicho”,- le contestan
los ratoncitos-.
“Maldita sea. Ahora la hermosa alfombra voladora os pertenece a vosotros, y yo tendré
que volver a saltar a la pata coja alrededor de mí fuego. ¡Era tan fácil volar!, pero
bueno, ya se acabó todo. ¿Sabéis que está alfombra es como un coche mágico?”.
“Si. Lo sabemos”- le contesta Mehli- “y con ella vamos a volar de vuelta a nuestro
castillo de la lectura. Vamos Leo”.
Después de contarle a Rumpelstiltskin su aventura, éste les da algo de comer y de beber
para su viaje de regreso. Leo y Mehli se suben a la alfombra y le dicen que quieren
volver al castillo de los cuentos. Allí, en la pared está la puerta secreta esperándolos
para devolverlos al mundo de la realidad.
“Ha sido una aventura estupenda, pero suficiente para mí”, -dice riéndose Mehl-i.
“¡Mira, hay una nota pegada en la alfombra!, ¿Puedes leerla, Leo?”.
Leo trata de leer la nota, en la que está escrito: “alfombra voladora de Eskisehir”.
“¿Eskisehir?, ¿Dónde está eso?. ¡Espera, que tengo algunos atlas en mi biblioteca y
vamos a descubrir en dónde está Eskisehir!, ¡Está en Turquia!” -dice Mehl-i.
Leo reflexiona,
“… en realidad estoy visitando las escuelas que aparecen en los periódicos pero, ¿Por
qué no dar un rodeo por Eskisehir?, ¿Quieres venir conmigo, Mehli?”,- pregunta Leo-.
Mehli duda por un instante, y le contesta:
“Mejor no. Una aventura es suficiente para mí. Prefiero quedarme en la escuela con los
niños. Pero prometo escribir lo que hemos visto”.
Leo está muy de acuerdo. Ellos embalan la cesta de Caperucita Roja, se abrazan y se
dicen adiós. Leo se sube a la alfombra,
“Y ahora a Eskisehir”.
Mientras se va, unas lágrimas se escapan de sus ojos.
Mehli está triste porque Leo se ha ido, pero sabe que le va a escribir. Entonces coge un
cuento de los hermanos Grimm de la estantería, se sienta en el banco y empieza a leer.
Algunas de las cosas que le sucedieron en el país de las hadas le parecieron muy
extrañas, y por eso tiene que volver a leerlo para comprenderlo mejor.
Capítulo 4 : Leo en Eskisehir . Turquía
Leo, Yok Yok y las caras sonrientes
Leo tiene un largo viaje desde Mehlingen hasta aterrizar con su alfombra voladora en
Turquía. Cuando Leo abre los ojos ve que un sol brillante está derritiendo lentamente la
nieve del suelo. Leo se percata de que el rio Porsuk, que está helado, empieza a
derretirse por el sol. Entonces se pone en pie, toma su mochila llena de libros y decide
explorar esta bella ciudad. Sin embargo, podría ser que necesitara una guía. Mientras
que él está pensando en qué hacer, se encuentra cara a cara con Yok yok.
Probablemente, está linda ratita podría ser su nueva amiga aquí en Eskisehir, en
Turquía, razona Leo.
Cuando se ven, el sol brilla intensamente, como si también el sol se diera cuenta de que
esta nueva amistad será muy importante para los dos ratones.
Yokyok y Leo se sonrien y dan los buenos días. Yok yok tiene prisa y le pregunta a
Leo:
“¿Quieres venir conmigo al lugar dónde trabajo?, es una tienda de libros de segunda
mano”.
Yok yok piensa que quizá podría pedir té caliente para Leo que tiene mucho frio debido
a las bajas temperaturas.
Juntos empiezan a caminar a lo largo del rio Porsuk que divide la ciudad en dos y desde
donde puede contemplarse un hermoso paisaje. Mientras caminan, Yok yok le habla a
Leo sobre la ciudad y su trabajo en la librería.
Cuando entran en la tienda de libros de segunda mano, Yok yok apila los libros y los va
ordenando. Entre tanto, Leo echa un vistazo a su alrededor y examina con atención los
libros que hay allí, porque le encanta leer mucho. Mientras que Yok yok y Leo están en
la tienda, entran cinco hermosas mujeres. Las mujeres dicen que son maestras en una
escuela de primaria y que vienen a la tienda con la intención de llevarse algunos libros
para la biblioteca de su escuela. Dicen:
“Estamos pensando hacer una biblioteca en nuestra escuela”.
Las cinco mujeres logran captar el interés de Leo con sus actitudes y su
intención de conseguir libros para promover el interés de los niños por la lectura. Leo
piensa que “tal vez ésta sería una buena oportunidad para lograr su objetivo”. Leo no
quiere perder esta oportunidad y decide presentarse a las cinco muchachas. Ellas se
llaman Setenay, Selen, Yasemin, Aishe e Hillal. Leo les cuenta su sueño, y ellas,
después, le cuentan en qué consiste su proyecto que, básicamente, se fundamenta en
leer, y le dicen que estarían muy agradecidas si Leo pudiera formar parte de su
proyecto.
Las cinco mujeres han decidido implantar una biblioteca en su escuela, y que sea
perfecta. Ellas necesitan libros para su biblioteca, y Yok yok decide contribuir con
algunos de los libros de la tienda.
Así acaba de empezar una nueva aventura.
Leo, Yokyok y las cinco mujeres escogen para la biblioteca un gran número de libros
todo el mundo y cien libros clásicos de Turquía, que suelen ser muy recomendados para
los estudiantes. Entre todos crean un auténtico tesoro de libros que incluyen los más
agradables y los mejores.
Leo esta deseando reunirse con los niños y enseñarles este inmenso tesoro. Después de
elegir los libros adecuados van a la escuela. Al llegar, el director de la escuela, Suha, les
sale al encuentro. El director les dice:
“Estoy muy contento del hecho de que tanto Yok yok, como Leo y todos los miembros
de la escuela, vayan a trabajar juntos en nuestra biblioteca”.
Después suben a una habitación destinada a albergar la biblioteca y comparten sus ideas
sobre lo que pueden hacer. Yok yok y Leo empiezan a conocer a los estudiantes de la
escuela y, cuánto más hablan del proyecto, más piensan que ha sido una gran idea
organizar la biblioteca y ayudarles a conseguirlo.
Leo emprende su aventura caminando por los alrededores de la escuela. Leo empieza a
sentir curiosidad por saber quién es el hombre cuya fotografía esta en todos los muros
de la escuela, incluso en las paredes de las aulas, y en casi todas partes de la ciudad.
Pregunta
y se entera de que era un turco otomano, oficial del ejército, estadista
revolucionario, escritor y presidente de Turquía. Éste hombre hizo reformas muy
importantes que han modernizado Turquía y entre otras cosas, la educación. A Leo le
impresiona está información. Así que Yok yok se dispone a hablarle a su amigo Leo de
este personaje llamado Ataturk. Entre otras cosas, Yok yok le dice a Leo que la escuela
lleva el nombre de un personaje histórico muy importante, Alí Fuat Cebesoy, que fue
uno de los comandantes de la Guerra de la Victoria y gran amigo de Ataturk. También
fue uno de los presidentes de la Gran Asamblea Nacional Turca. Después de haber oído
esta explicación a su amiga, la ratoncita Yokyok, Leo esta orgulloso de estar en la
escuela y de trabajar con ellos.
Leo y Yok yok comienzan su trabajo de limpieza pintando las paredes inferiores
de la biblioteca con pinturas de colores. Después, ordenan los libros y se sienten muy
felices al pensar en lo bonito y agradable que ha quedado la biblioteca. Ambos piensan
que, a partir de ahora, los estudiantes de este colegio vivirán grandes aventuras, lo
mismo que los estudiantes de todo el mundo.
El deseo de Leo se convierte en realidad. Para Leo es un verdadero placer ver el
brillo en los ojos de los estudiantes que leen aquellos libros.
Leo y Yok yok estan muy felices y parecen satisfechos de haber podido ayudar a
esta escuela. Leo, mientras pasea por la biblioteca, coge un libro de una de las
estanterías y dice a los niños:
“Deseo leéroslo en voz alta ¿puedo?”.
La maestra Aishe que estaba allí, le dice a Leo:
“¿Por qué no nos vamos al castillo de los cuentos de hadas y lees ese libro allí?, puede
ser más agradable”.
Leo, Yok yok, los profesores y los estudiantes van al castillo de los cuentos de hadas.
Allí ven las Odunpazan que son casas que cuentan la increíble historia de Eskisehir.
Entonces Leo les dice:
“Quisiera comprar recuerdos para mis amigos Katti, Barro, Mehli y, por supuesto,
Yokyok”.
Todos asienten y se ponen en camino hacia Atlihan Hand art Bazaar y al museo de arte
del vidrio. Leo compra joyas hechas de espuma de mar a Katti, Mehli y Yok yok, y
llaveros, para Barro. Leo se siente muy feliz porque puede comprar regalos para sus
amigos de Luxemburgo, Kaiserslautern, Mehlingen y Turquía.
Después de esta visita a Eskisehir, llegan al castillo de los cuentos de hadas. En
el castillo Leo coge un libro de cuentos llamado, “Historias de Nasreddin Hodja”. Él
esta interesado en ese libro y pregunta a Yok yok acerca de quién era Nasreddin Hodja.
Yokyok le responde que Nasreddin Hodja era una figura satírica además de un hombre
sabio y filósofo. Es muy recordado por sus historias y anécdotas que, a la vez de
divertidas, son también morales. Leo lee algunas historias de Hodja a los estudiantes
que lo escuchan con placer y mucha atención, pero a la vez muy tristes porque Leo se va
a marchar.
Leo embarca en un buque pirata anclado cerca del castillo de los cuentos de
hadas, muy feliz de tener tantos amigos estudiantes tan alegres. Al partir desde
Eskisehir a Bar-le-Duc, Leo esta muy contento porque ha ayudado a los maestros de
colegio Alí Fuat Cebesoy a tener una muy buena biblioteca.
Capítulo 5 : Leo en Bar-le-Duc . Francia
Leo ,Gustave y la pintura milagrosa
Leo parte de Eskisehir navegando a bordo de un bonito barco pirata sobre unas aguas
claras y azules, y bajo un hermoso y brillante sol.
El viaje es muy triste para Leo, porque echa de menos a sus amigos, y recuerda con
nostalgia todo lo que ha visto desde que salió de Luxemburgo, pero ahora espera tener
de nuevo muchas aventuras tan emocionantes como las que ha vivido hasta ahora.
Su barco pirata navega tranquilamente por el mar Mediterráneo rumbo a Francia con
Leo en cubierta disfrutando del placer de sentir el sol y el viento en su cara, hasta llegar
a su destino, al puerto de Sète, en el sur de Francia.
Sète es una ciudad hermosa en donde un barco puede navegar a través del canal real.
Muchos artistas han hecho famosa esta ciudad, como es el caso del gran poeta y cantaautor Georges Brassens.
Después de haber descubierto esta «isla singular» (que es el nombre con el que se
conoce a la ciudad), Leo ha de ir a la estación del tren para ir a Bar-le-Duc. Es un viaje
largo y tedioso porque debe hacer transbordo en París, lo que es una verdadera lástima,
ya que tendrá que abandonar el barco pirata.
Por fin, Leo llega a la estación de Bar-le-Duc. Allí, al bajarse del tren puede ver en la
sala de espera como muchos viajeros entran y salen a través de dos grandes puertas de
cristal. Así que, con mucha disposición, se dirige a un grupo de personas que están
esperando el autobús en frente de la estación, y les pregunta que dónde está la escuela
Bradfer (que es el nombre que Leo ha encontrado en los periódicos que hay en la
estación). Ellos le contestan que la escuela está al otro lado de la calle, dentro de un
parque con leones.
Leo empieza a andar y a mirar los edificios del otro lado de la calle. Pero no encuentra
el colegio entre lo que eran sólo casas y apartamentos. Sigue caminando por la acera
hasta llegar frente a un gran edificio con un patio. Cruza el paso de cebra, empuja la
verja y entra. Y allí, efectivamente, hay: ¡cuatro leones! Ha llegado a la Escuela
Bradfer.
Leo se acerca a los leones que están hechos de bronce, y son fríos y tienen los ojos
azules. El colegio, a esta hora, está vacío, por lo que el pequeño ratón decide
entretenerse jugando con los leones. Leo se pone a saltar sobre ellos, aferrándose a sus
cuellos y dejándose deslizar sobre sus lomos. De pronto ,Leo decide que ya es suficiente
diversión y se acerca a una puerta blanca que hay detrás de la verja. Leo mira a través
de una de las ventanas del colegio y ve colgado en la pared un mapa de Europa con
etiquetas de cada uno de los países que ha visitado e ¡incluso con recortes de periódicos
de Turquía y de España!
A Leo le pica la curiosidad. Lo primero que puede ver es la foto de cada uno de los
niños de la escuela dentro de su marco correspondiente. Al fondo hay una puerta blanca.
De repente, la puerta se abre y unas voces llaman a Leo. ¡Son niños! Leo, presa del
miedo, se queda escondido detrás de la puerta. En ese momento, una niña se acerca a él:
“¿Qué estás haciendo aquí? “- le pregunta.
“Tenía miedo al ver abrirse la puerta”-, le responde Leo.
“Sí, pero ¿Qué estás haciendo en nuestra escuela?”, -insiste la niña.
Así que a Leo no le queda más remedio que contarlo todo: su trabajo en Dudelange, el
Woog en Kaiserslautern, el castillo de Mehlingen, la alfombra voladora, la biblioteca en
la que él ayudó a instalar en Eskisehir y finalmente, su viaje a Bar-le-Duc gracias a los
periódicos.
“Sí recuerdo esos periódicos. Creo que todavía tenemos algunos en nuestra biblioteca”.
- dice la niña-.
“¿Puedo ver esos diarios y también vuestra biblioteca? ¡Me encanta leer libros nuevos!”
- contesta Leo.
“¡Claro! Pero ahora tengo que reunirme con mi maestro. ¡Sigue a los ratones! “
“¡Qué siga a los ratones! Pero, ¿Qué ratones? “
Leo abre otra puerta blanca y ve que hay muchos ratones de tela que marcan un camino
especial para llegar a la biblioteca.
Leo sigue los ratoncitos que los estudiantes han trabajado y colgado en la pared, sube
dos plantas y llega a una gran habitación. Allí hay tres puertas: una tiene un letrero en el
que está escrito: clase de segundo, otra no tiene ningún signo y finalmente, al fondo,
hay una puerta con un enorme poster de ratones con un letrero que reza: "biblioteca".
“ ¡Por fin, ya estoy en la biblioteca!”
Leo empuja la puerta y entra en la biblioteca.¡ Allí hay muchos estantes llenos de
libros!
De repente, oye un grito detrás de él:
¡¡¡Leo!!!
Es su primo francés Gustave. Con la emoción Gustave salta sobre Leo y ambos caen al
suelo.
“¿Qué estás haciendo aquí?”, - le pregunta Leo al levantarse.
“Yo trabajo aquí desde noviembre, primo. Había mucho trabajo por hacer! Y tú, ¿qué
haces aquí? “
Y Leo cuenta otra vez todas sus aventuras.
“¡Vaya! ¿Has venido a descubrir nuevos libros? ¡Eso está bien! Ven, te voy a enseñar la
biblioteca! Mira, los estamos reorganizando todos! Aquí van las novelas, allí la poesía.
En aquellos estantes tenemos álbumes, libros de arte, de ciencias, de historia... ¿Qué
estás leyendo ahora, Leo?” –pregunta Gustave.
“Estoy leyendo una guía sobre la ciudad. Estoy tratando de saber un poco más sobre
Bar-le-Duc puesto que acabo de llegar.”
Gustave, muy feliz de volver a ver a su primo, le dice:
“¡Ven Leo, vamos a leer juntos este libro sobre Bar-Le-Duc! Así podremos descubrir
muchas cosas increíbles. ¡Mira este es el parque del Ayuntamiento! Hay un “templete”
para los músicos! Qué hermoso es, dan ganas de venir para ver a las orquestas tocando y
a la gente bailar! ¡Y fíjate en esa estatua! Se construyó en honor de los hermanos
Michaux que nacieron en Bar-le-Duc. Ellos inventaron el velocípedo que es el
antepasado de la bicicleta”. - Le explica Gustave.
“¡Oh, qué hermoso edificio se ve allá a lo lejos! “- Exclama Leo.
“Es el castillo de Marbeaumont. Fue construido en 1903 y es un monumento histórico!
Está en el inicio de lo que se conoce como “la Ruta Sagrada”, porque lleva al lugar en
dónde se dio la batalla de Verdun durante la Primera Guerra Mundial. Allí, el primer
ministro Clémenceau, recibía al mariscal Petain, ya que lo utilizaban como cuartel
militar. Hoy en día es la biblioteca de la ciudad.”
“¡Vaya, cómo me gustaría ver ese castillo! ¡Debe de tener muchísimos libros!”- dice
Leo.
“Sí, creo que los alumnos de esta escuela a veces van a la biblioteca para descubrir
libros nuevos. “
“¡Vamos a verla! ¿Sabes cómo ir?”
“Sí, creo. No está lejos”.
Leo y Gustave salen de la escuela y vuelven a pasar otra vez al lado de los leones.
Leo le pregunta:
“¿De quién es esa estatua? “
“Se trata de Ernest Bradfer. Es el fundador de esta escuela. Él era un herrero y quería
que los hijos de sus trabajadores tuvieran un lugar en donde pudieran aprender. Por eso
esculpió estos leones.”
“¡Me encanta esta historia de los leones! “
Salen de la escuela y cruzan el puente que hay sobre la vía del tren, para empezar a ver,
a lo lejos y, entre los árboles, el hermoso castillo Marbeaumont. El castillo es bellísimo
rodeado de todo un paisaje de color verde.
Los dos ratones entran en el castillo y ven una maravillosa biblioteca dentro de un
enorme espacio inundado de luz. Son miles de libros repartidos en tres plantas. Una
verdadera cueva de Alí Babá para nuestras dos ratas de biblioteca. Los dos primos se
sientan cómodamente en un rincón del castillo y empiezan a leer todo lo que
encuentran.
Después de algunas horas, Gustave levanta la vista y se percata de que quedan pocas
personas en la biblioteca. ¡Es extraño! Todavía es temprano. Leo también se da cuenta
al salir de su ensimismamiento y pregunta:
“¿Qué pasa? “
“Todo el mundo se ha ido! Mira estamos casi solos!” - contesta Gustave .
“Sí, tienes razón, es raro”
Entonces, los dos ratones se levantan y van a preguntarle a la bibliotecaria a la entrada
del castillo.
“Buenas tardes, señora, ¿está cerrando? “
“¡No! Aún es muy pronto ¿Por qué lo preguntáis? “
“Porque la biblioteca está casi vacía!”
“¡Ah ya! No os preocupéis. Es por la Fiesta del Renacimiento. Todo el mundo se ha ido
al casco antiguo del pueblo para verla.
“¡Qué buena idea, vamos a conocerla!”- dice Gustave.
“Si, vámonos”-. responde Leo.
Después de que la bibliotecaria les explica cómo pueden ir al festival, Leo y Gustave
salen a la carrera.
Tienen que subir una gran cuesta para llegar al lugar de la fiesta, pero poco a poco se
oye el murmullo de la multitud, la agitación y la música
“¡Mira está todo el pueblo aquí reunido!”- dice Leo y Gustave asiente.
“ ¡Bienvenidos amigos!”
Al instante se les acerca un personaje medieval: un trovador.
“ ¿Es vuestro primer festival, verdad?” –
Los dos ratones asienten.
“¡Venid conmigo! Mi nombre es Ferrarino. Yo os voy a mostrar el mundo de la Fiesta
del Renacimiento.Todo sucede aquí, en el casco antiguo de Bar-le-Duc, porque muchas
casas de este barrio datan del Renacimiento y, a menudo, son monumentos históricos.
Tenemos un mercado medieval, tal y como se hacía en el pasado. Todo el mundo va
caracterizado de la época. Es el desfile de todos los disfraces. Y, por supuesto, en ella
van los acróbatas, los payasos y todo tipo de artistas callejeros que animan la ciudad con
sus actuaciones. ¡¡¡Es nuestra fiesta!!! “
“¡Este ambiente es maravilloso! Y además es un lugar excepcional para entender la vida
tal y como era en el Renacimiento.” - exclama Leo -. Gracias Gustave por enseñarme
todas estas cosas.
“Y ese hombre, ¿qué está haciendo?” - Pregunta Gustave.
“Está reproduciendo una obra de Leonardo da Vinci.-contesta Ferrarino-.
Leonardo da Vinci es el hombre más famoso del Renacimiento. Fue pintor, escultor,
científico, arquitecto, inventor brillante y muchas otras cosas. ¿Sabíais que dibujó un
helicóptero casi cinco siglos antes de que fuera inventado?
“Este cuadro es hermoso!”- Dice con admiración Leo.
“¡Es la Gioconda! Uno de los cuadros más famosos de Leonardo de Vinci. Todo el
mundo admira el gran misterio que contiene esta pintura: la sonrisa de la Mona Lisa.
Pero tengo que dejaros. Hay mucha gente para divertirse y me necesitan.¡ Goodbye my
friends! “
Y Ferrarino se aleja alegre calle abajo.
¡Qué personaje!- dice Leo admirado.
De pronto le surge una pregunta para el pintor, pero Leonardo está hablando con una
pareja joven que quiere comprar uno de sus cuadros.
“¡Pssst! Psst!
Leo y Gustave miran hacia atrás para ver quién les está llamado la atención, pero todos
están de fiesta.
“¡¡¡Aquí!!! “
Los dos primos no dan crédito a lo que ven sus ojos: Es el cuadro de la Mona Lisa la
que está hablando con ellos.
“Acercaos. Os voy a contar mi secreto. No es un gran misterio, sencillamente estoy
esperando un bebé, y por eso es por lo que estoy así de sonriente. Admito que mi
sonrisa la pintó Leonardo muy bien y soy famosa gracias a eso. Pero creo que es una
pena que la gente hable solamente de mí. Leonardo ¡ha hecho tantas cosas bonitas!:
dibujos, esculturas, frescos, invenciones… y así muchas más cosas. ¡Él era un genio! “”
Pero, ¿dónde podríamos ver todas sus obras?”- pregunta Leo.
“Casi en todas las ciudades del mundo. En Washington, Londres, Roma, San
Petersburgo, Florencia... Yo estoy en París, en el museo del Louvre con algunas otras
obras suyas. Pero si queréis mi opinión, las más interesantes están en Milán. Es normal,
porque Leonardo era italiano”.
¿Milán”? ¡Pero si esa ciudad está al lado de la escuela que quiero visitar! ¡Estupendo!
Tengo que irme! Me voy a Milán a descubrir más cosas sobre Leonardo. Iré a Bettola.
Allí es donde está la siguiente escuela que tengo que visitar, según he leído los
periódicos”. -decide Leo.
Se vuelve hacia su primo y le dice:
“¡Por favor, Gustave ven conmigo! “
“¡No puedo! Responde Gustave. Tengo mucho trabajo que hacer aquí. Tenemos que
actualizarlo todo y somos muy pocas personas para hacerlo”.
Leo se queda triste, pero muy conmovido por esta nueva aventura que acaba de vivir.
De pronto piensa:
... Pero, “¿cómo voy ir?” No tengo ningún barco, ni alfombra y estoy cansado de viaja
en tren.”
“A lo mejor puedo ayudarte. Dice Mona Lisa. Rápido, el pintor está terminando de
hablar con la joven pareja. ¿Sabéis dónde está la escuela Bradfer / St Jean - Baptiste? “pregunta Mona Lisa.
“Por supuesto”-. Responden los dos ratones al unisonó.
“Así que ya conocéis a los leones. Pues id a ver al que se lame la pata. Y mientras que
lo acariciáis, decidle: "ponme en el camino para vivir nuevas aventuras”; entonces, el se
despertará y te concederá todos los deseos que quieras. ¡Hemos hecho tantos viajes
juntos! Saludadlo de mi parte.”
Leo y Gustave le dan las gracias a la Mona Lisa, y se encaminan hacia la escuela.
Al llegar al parque, Leo se acerca al león que está lamiéndose la pata,
lo acaricia y le dice:
“Ponme en el camino para vivir nuevas aventuras”.
En ese momento sucede algo increíble. El león gira la cabeza hacia Leo y le contesta:
“Hola Leo, Mona me habló de ti. ¿Quieres ir a Milán y después a Bettola es eso cierto?”
“¡Sí! ¡Eso es! Por favor, llévame allí”
“De acuerdo, hacía mucho tiempo que no vivía una aventura. !Sube a mi espalda!”
Leo se abraza a su primo Gustave antes de subirse los lomos del león.
“ ¡Adiós primo! Cuida de esta escuela y algún día yo te contaré todas mis aventuras.
Volveremos a vernos pronto, ok? “
“Sí Leo, nos vemos pronto. ¡Buen viaje! Espero que vivas muchas aventuras.” dice
Gustave.
Entonces Leo salta sobre la espalda del león.
“ ¿A la biblioteca?”- Pregunta el león.
“¡A la biblioteca!- responde Leo-. Vámonos”.
Y los dos compañeros se alejan para vivir nuevas aventuras.
Capítulo 6 : Bettola . Italia
Istituto Comprensivo Bettola
Por fin Leo, montado sobre su amigo el león, puede ver un gran cartel donde pone
"Milán" y todo el barrio que rodea a su catedral, que parece más bien un castillo. El león
estaba muy sorprendido de ver ese edificio enorme y lleno de torres:
"¡Un castillo!", gritó.
Pero Leo le responde de inmediato:
“No, no lo es! Es la catedral de esta ciudad. ¡Vamos a ir a visitarla!”
Desde el cielo ellos ven toda la ciudad y van siguiendo una ruta como si fueran turistas.
Después, deciden dar un paseo caminando hasta el centro de la ciudad y admirar los
escaparates atiborrados de elegante moda italiana; luego se dirigen hacia “Santa María
de las Gracias”, en cuyo comedor, hay una pintura de Leonardo de Vinci, que reproduce
“La Última Cena de Jesús”, pintada entre los años 1495 y 1498. Leo y el león,
extasiados y felices deciden terminar su gira en Milán con una última parada en "El
Museo de la Ciencia y Tecnología". Es un bello edificio que data de 1500, que
primeramente fue un monasterio, y posteriormente transformado en museo en los
primeros años del siglo XX y, en donde se exhiben las reproducciones de las máquinas
ideadas por el gran Leonardo. Leo, impaciente, entra en una de esas habitaciones y
empieza a explicar al león algunos de los 130 modelos tan raros que hay allí.
"¡Tú sabes un montón de cosas!" Le dice el león a Leo, que le contesta:
"Cuando alguien lee mucho puede aprender un montón de cosas nuevas e interesantes"
Leo se decide ir a pedirle permiso a la directora del centro para poder hacer una réplica
del "tornillo de aire" (helicóptero), en el laboratorio del museo. Cuando Leo ha
terminado su trabajo, su amigo, el león alado, le pregunta si puede volver a su amada
escuela "Bradfer", en Bar-le-Duc. Leo lo lamenta mucho, pero entiende que el león esté
cansado y acepta su marcha.
Leo decide dar una vuelta en su helicóptero, y ¡zas! muy pronto se encuentra en Bettola,
en el barrio de Colón, en donde hay una gran estatua del famoso explorador Cristóbal
Colón (en italiano, Cristóforo Colombo).
Gigiotto, asomado a la ventana de la biblioteca de la escuela de secundaria, ve aparcado
en la plaza el helicóptero, pero no ve a Leo a bordo. Por fin, al cabo de un rato, llegó
Leo y Gigiotto salió a recibirlo. Después de tomarse un aperitivo basado en "bortellina"
y queso de Bettola, Gigiotto lleva a Leo a conocer a los estudiantes de la escuela de
primaria y luego, cruzando el puente sobre el río Nure -que divide el pueblo en dos
barrios-, llegan a la escuela de secundaria. Gigiotto le muestra el tablón Comenius, que
está a la entrada de la escuela y, en seguida, lo sube al primer piso, donde está la
biblioteca recién renovada, y en dónde Leo puede conseguir una copia de la revista de la
escuela. Mientras que Leo está leyendo la revista, pregunta:
“¿Por qué hay una estatua de Cristóbal Colón en la plaza? “
Gigiotto le explica que, para algunos historiadores, los orígenes de la familia de este
famoso explorador provienen de este pueblo, y Leo, picado por la curiosidad, desea
visitarlo.
Mientras tanto, Leo le pide a Gigiotto poder ver una foto de la clase de 1B durante la
ceremonia de restauración de la Torre del pueblo en Pradello, en el barrio de Colón.
Como uno de los estudiantes vive en Pradello, Gigiotto y Leo invitan a toda la clase a ir
con ellos para hacer una excursión a ese lugar. De regreso, los estudiantes y Gigiotto
llevan a Leo a ver las ruinas de un horno romano cerca de la aldea, y luego la Torre
Farnesio. Cuando vuelven con los estudiantes al colegio, los dos ratones se despiden
cariñosamente de los alumnos, porque tienen que ir a visitar a las otras escuelas y ponen
rumbo a Farini con su helicóptero.
Ambos ratones sobrevuelan el pequeño pueblo de Farini y aterrizan en el patio de la
escuela lleva el nombre del pintor Bruzzi Stefano. Un estudiante, al ver a los dos
ratones, grita:
“¡Ya llegaron! ¡Vamos a darles la bienvenida! “
Todo el mundo baja corriendo al patio. Después de los saludos y las presentaciones,
llevan a Gigiotto y a Leo a la biblioteca y les explican su particularidad: y es que,
aunque la biblioteca esté en la escuela, curiosamente está gestionada por voluntarios que
tramita el ayuntamiento. Leo se siente atraído, sobre todo, por los libros antiguos.
Después se encamina hacia un estante de clásicos italianos y comienza la lectura de
algunos de los títulos más interesantes. Los estudiantes, de vez en cuando, hacen para
Leo un breve resumen de algunas historias: "Los Novios" de Alessandro Manzoni, “La
Divina Comedia" de Dante Alighieri, "El vizconde reducido a la mitad" de Italo
Calvino, "Pinocho" de Carlo Collodi.... Gigiotto está muy satisfecho.
Se va haciendo la hora de irse hacia Groppallo, pero antes Gigiotto decide llevar a Leo a
la playa de “la corriente”, allí hay grandes piedras negras volcánicas que están alrededor
de un estanque natural de gran belleza, donde la temperatura es muy buena, y deciden
darse un baño. Después van a comerse un plato típico de esta zona llamado “pastel de
papas”.
"¡Están llegando.... están llegando... por fin están llegando!", gritan los habitantes de
Groppallo, que se habían reunido frente al restaurante Salini.
Los alumnos de la escuela se van perdiendo. En la última curva, el ratón Leo y
Gigiotto están rebasando a la maestra Luisa, que se había unido a ellos durante el
camino montada en su bicicleta de marca. Gigiotto va pedaleando y encabeza la carrera
durante siete kilómetros seguidos, entonces, entre todos deciden hacer una parada para
disfrutar de una deliciosa comida consistente en un plato de salami ofrecido por el
cocinero del colegio. Y luego, ¡el sprint final hasta la escuela!
En el patio de la escuela, no hay niños que esperen a los ratones, pero a ellos no les
importa. Gigiotto le explica al ratón Leo que, durante el año escolar, a cada estudiante
que lee mucho, como premio, y por arte de magia, los pueden nombrar honorables
"ratones de biblioteca" cada vez que quieran. El ratón Leo se regocija por la noticia
cuándo de pronto ve a muchos ratones:
“¡Cuántos amigos! Los ratones que sean estudiantes que se presenten”,- dice Leo.
Ellos se presentan. Allí están: Steve, el ratón sabio; la bella ratita Cam; Mat, el ratón
tranquilo, y otro ratón muy desagradable; las ratitas inglesas Daisy y Cloe; Dav el ratón
cartógrafo; Sab y Mar, los ratones eruditos y, por último, Alex, Karl y Lar, los ratones
vanidosos. Todos entran juntos en la escuela infantil: …y… ¡Qué sorpresa! El corazón
de Leo le late cada vez más deprisa. El aula se ha convertido de repente en una fiesta de
colores, pero Leo es atraído de una forma muy particular por unos extraños libros que
han escrito los estudiantes. En este momento, se suben al piso de arriba en donde hay
una pequeña biblioteca cuyo lema es:
"SAPO QUE LEE SE CONVIERTE EN REY".
Leo se siente feliz. Se relame los bigotes y piensa:
“He leído un montón de libros, así que voy a convertirme al menos en un príncipe”.
Entonces se arrulla sobre un suave cojín azul hasta que se duerme. Cuando despierta, le
cuenta a todo el mundo su sueño:
"Soñé que fui hasta la parte alta del pueblo: la iglesia había desaparecido y en su lugar
había un castillo y, allí cerca, se encontraban un montón de gente trabajando con sus
herramientas pequeñas piedras de esteatita y fabricando pequeñas bolas muy bonitas
para formar collares y rosarios llamativos que parecían antiguos. De pronto creí que
había viajado al pasado. Pero, todavía más, también vi dos monedas: una pieza de plata
de la época de Conrado “el Sálico”, y otra de plata antigua de Piacenza, de la época de
Conrado III. ¡Qué sueño tan extraño! "
“No fue nada extraño tú sueño", le respondió sabiamente el ratón Gigiotto. "En el siglo
XI hubo allí un castillo y un taller para la elaboración de esteatitas. Se sabe porque se
han realizado excavaciones arqueológicas efectuados por el profesor Ghiretti, ayudado
por mi abuelo y otros voluntarios, que lo han dado a conocer. Pero ahora vamos a ver el
museo del colegio. Si quieres te llevo a ver las distintas salas del museo.
Leo le responde: “Pero.... me gustaría ver esa excavación, ¿crees que es posible?”
Una tropa de pequeños ratones comienza a subir la cuesta de "Castellaro" y llegan con
la lengua fuera y la respiración entrecortada, hasta las excavaciones. Leo observa todo
muy interesado, no sólo lo que está bajo sus pies, sino también la hermosa vista que
desde allí hay del valle. Pero ha llegado el momento de pasar a la Escuela de Ferriere, la
última escala de su viaje por Italia.
Leo y Gigiotto consiguen dos motos y hacen el viaje por carretera hasta alcanzar
Ferriere. Llegan a la antigua plaza del Ayuntamiento, y se dan un baño en la fuente
situada en el centro de la plaza.
“Oh, necesitaba refrescarme...!”- dice Leo.
Gigiotto se ocupa en escurrir y secar la ropa, mientras que Leo se dedica a contemplar el
paisaje montañoso que los rodea. Gigiotto le insta:
"¡Vamos! Tenemos muchos lugares que visitar aquí en Alta Val Nure".
"Ok”, ¿por dónde podemos empezar", contesta Leo.
Gigiotto invita a subir a Leo a una camioneta que les ha prestado Carlo Labati, para que
puedan subir al museo minero. Los dos ratones se encaminan hacia las viejas minas
situadas en Pomarolo Ferriere. Mientras van subiendo, Leo mira el paisaje y se detiene
en la montaña Magna.
“¡Ya hemos llegado, baja!", le grita Gigiotto.
Los dos ratones llegan al museo y, una vez que se han puesto sus cascos, se dirigen a la
mina: el lugar está oscuro, las piedras son frías y húmedas y, a lo lejos, parecen oír
voces que vienen del pasado: son lamentos y quejas de antiguos mineros. Pero no es así,
lo que oyen es el sonido del arroyo "Grondana" que es en donde se lavaban las piedras y
se separaban del hierro, para poder venderlo.
El aire fresco de la noche invita a los dos ratones a marcharse. Desde allí, Leo ve
algunas banderas europeas colgadas en lo alto de un edificio cercano:
¿De qué edificio están colgadas esas banderas? Me gustaría verlas de cerca! ¿Es
posible?”.
"Gigiotto se entusiasma por la pregunta y le responde:
"¡Por supuesto! Se trata de la "Mountain House", la “casa del mundo”, es un lugar
donde todos los niños y niñas de todos los países del mundo se dan cita durante las
vacaciones de verano para hacer intercambios culturales".
"Pero eso es fantástico!", dice Leo asombrado.
Ambos subieron raudos a la camioneta y, en un abrir y cerrar de ojos, dejaron atrás la
“Mountain House” y ya se encontraban en el centro turístico, frente a la “Casa Roja”
muy cercana a la escuela. El edificio es imponente. En las paredes hay colgados algunos
mosaicos y dibujos pintados por niños y niñas de varios países: Turquía, Rumania,
Uzbekistán, China, Hungría, Francia, India, Albania, Georgia, Kamchatka, Rusia,
Luxemburgo y México. En el interior, cada esquina representa un país diferente en el
estilo, en la cultura y las costumbres.
"¡Dios mío!", gritó Leo totalmente asombrado. "Yo no creía que el edificio fuera tan
hermoso!" "Debería volver aquí el verano que viene! ¡Qué maravilla! Y prorrumpió en
un gran aplauso.
“Recuerda Leo,... basta una llamada telefónica”, responde Gigiotto.
Está oscureciendo y el aire fresco de la Ferriere, les despierta el apetito. Leo probó
algunos productos locales típicos (salami, bacon, queso y un buen vaso de vino tinto),
los dos ratones, después de cenar y de mala gana, se dicen adiós, ¡hasta la próxima!,
después de beberse el último vaso de "Bargnolino", Leo se monta en la camioneta y
pone rumbo a Opole, en Polonia.
Capítulo 7 : Leo en Opole . Polonia
Leonek, Leo y el fantasma de Opole
Dos pequeñas colas asoman bajo el tronco de un viejo roble. Ambas colas pertenecen a
Leo y a su primo polaco, Leonek. Los dos ratones han decidido pararse a descansar,
justamente debajo del viejo roble, en su larga caminata a través de Opole. Leo, el
trotamundos, mientras viajaba por Europa, soñaba con poder encontrar a su primo y así
visitar su ciudad natal durante un tiempo. Leo llega a Opole después de su fantástica
estancia en Italia. Sabiendo eso, Leonek ha planeado y preparado todo cuidadosamente.
Los dos animales tienen una animada charla mientras deambulan por Opole.
“ Fue una idea muy buena venirte a Opole en junio. Nosotros vamos a poder ver uno de
los conciertos del Festival Nacional de la Canción Polaca. Por eso, a Opole se la conoce
como “la capital de la Canción polaca” “ - dice Leonek.
“Me han dicho que tiene un nuevo y hermoso anfiteatro. -contesta Leo.
“ Sí, nuestro anfiteatro da una grata impresión a todos. Y, aparte de la fiesta, aquí tienen
lugar un montón de eventos interesantes. De camino hacia el anfiteatro, te voy a mostrar
nuestra avenida de las estrellas. Los músicos polacos más famosos tienen sus estrellas
conmemorativas aquí, de forma que han dejado impresas las huellas de las palmas de
sus manos sobre el pavimento. Espero que disfrutes del concierto de hoy” -añade
Leonek.
Leo ha disfrutado con el festival que, este año, ha sido particularmente exitoso. A pesar
de lo tarde que se les ha hecho, los dos primos decid dar un paseo bajo las estrellas de
una noche luminosa y cálida. Van caminando a lo largo de los nuevos bulevares del
canal de Młynówka. Estos bulevares están muy bien iluminados y tienen cierto parecido
con la famosa ciudad italiana de Venecia. La gente tiene la impresión de que las casas
"crecen" en el agua. Después de la caminata, Leo se vuelve a su rincón en la biblioteca
de la escuela y, lleno de impresiones agradables, se duerme rápidamente.
Al día siguiente, después de desayunar, se ponen a andar camino al centro de la ciudad.
Leonek quiere mostrar a su primo la “Piast Tower”, el monumento más famoso y
valioso de Opole. En el camino, pueden ver las viejas casas del mercado y el
ayuntamiento construido sobre el modelo del palacio Vecchio de Florencia. Cuando
llegan al Piast Tower, el símbolo más famoso de Opole, Leonek le cuenta a Leo su
historia:
“ Esta torre fue construida en el siglo XIV y funciona como un puesto de guardia. Este
edificio es una parte que pertenecía al castillo de un príncipe de la dinastía Piast,
antiguos gobernantes polacos. “
“¡Vamos arriba!, subamos a la torre. Hay un montón de pasillos estrechos y escaleras
empinadas para subir, pero nuestro esfuerzo se verá recompensado con la hermosa vista
de Opole, perfectamente visible desde la terraza superior.”
“¡Muy bien! ¡Vamos, entonces!”
Leo estaba muy ansioso por subir
Al llegar a lo alto de la torre descansaron y pudieron admirar la pintoresca vista que
desde la cima se podía ver. Al cabo de un rato, Leo preguntó:
“ ¿Conoces alguna leyenda relacionada con este lugar? Todas las viejas torres, castillos
y palacios tienen sus leyendas.”
- “Por supuesto –respondió Leonek-. Precisamente, el lugar en donde estás parado es
testigo mudo de muchos acontecimientos dramáticos. La gente ha hablado de ellos
durante años. ¡Escucha!”:
“A unos 20 km de Opole, hay un pequeño pueblo, llamado Strzelce Opolskie.
Allí vivía en el siglo XVI una familia de un príncipe muy rico y respetado. Los
príncipes tuvieron una hija a la que llamaron Ofka que era hermosa, caprichosa,
mimada, y por tanto, estropeada. Cuando creció, los nobles y príncipes poderosos y
ricos se fueron acercando al castillo porque querían casarse con Ofka. Pero la princesa
solía burlarse de sus pretendientes y les mandaba cosas imposibles para satisfacerla. Por
ejemplo, uno de los galanes tenía que llevar un cubo con agua escoltado por un dragón
de siete de cabezas; otro tenía que traer manzanas de oro de un iceberg. Algunos
jóvenes valientes, murieron durante el cumplimiento de las tareas.
Un día, el príncipe Juan “el Bueno” del castillo de Opole, famoso por ser un gran mago,
se dirigió a los padres de Ofka. El príncipe, probablemente usando su poder mágico,
puso un hechizo sobre la bella dama, y ella aceptó su propuesta de matrimonio. Un mes
más tarde, ya comprometida, Juan el Bueno le dio a Ofka un anillo de esmeraldas. La
pareja de novios decidieron casarse justo al terminar el verano. Pero, cuando todo
estuvo preparado, un día antes de la boda, Ofka rompió con el príncipe Juan.
Probablemente, el poder del hechizo del príncipe dejó de surtir efecto. Se quitó el anillo
de esmeraldas y lo arrojó desde lo alto de la torre del castillo. El anillo desapareció y
nadie lo buscó. El príncipe, muy enojado, dejó a Ofka prisionera, de por vida, en la
prisión de la torre. Después de eso, ni Ofka volvió a enamorarse, ni el príncipe Juan
volvió a casarse.
Todas las noches de verano, el fantasma de Ofka se aparece en la parte superior de la
torre. La gente dice que ella protege a Opole de los desastres que ella misma causó. Por
culpa de ella, al no dejar descendencia, la familia Piast desapareció de Opole, y tampoco
el príncipe Juan “el Bueno” tuvo descendientes. En 1532, después de su muerte, el
principado de Opole pasó a ser propiedad de Fernando de Habsburgo, un rey
Checoslovaco.
En cada luna llena de verano, Ofka aparece dando vueltas alrededor de la torre del
castillo y, exactamente a medianoche, arroja el anillo de compromiso de esmeralda.
Supuestamente, todos los hombres que dicen ser valientes y que no tienen miedo a los
fantasmas deben encontrar el anillo y dárselo a sus novias. La leyenda dice que entonces
vivirán muy felices y comerán perdices”.
“ Me has dejado impresionado con la leyenda. Es interesantísima. Voy a tratar de
encontrar el anillo si nos podemos quedar un rato más.” - dice Leo.
“ Pues no hay tiempo. Así que lo mejor es que vuelvas el año que viene. Tal vez,
tengamos suerte y podamos encontrar el anillo juntos” - le contesta Leonek.
Los dos ratones bajan las escaleras de la torre. Tienen una deliciosa cena esperándoles
en un restaurante cercano, el “Dumplings Silesian”, a base de rollitos de col roja, una
comida típica de la región. Después de la cena, los primos regresan a la biblioteca. Y es
que Leo tiene que prepararse para su viaje a Estonia. Su primo estonio está esperando,
impaciente, su visita.
Capítulo 8:
Leo en Mooste . Estonia
Leo ha aterrizado en Estonia, dentro del bolso de mano de una señora. El viaje desde
Polonia ha sido larguísimo y agotador pero, por fin está aquí, en la capital de Estonia.
Así que Leo se pregunta: ¿por qué no darme un paseo por el Tallin antiguo y ver las
fachadas de las casas y sus estrechas y sinuosas calles? De pronto Leo ve un edificio
que, a primera vista, le llama la atención. En su fachada hay un gran cartel donde se
puede leer: “Centro de literatura de los niños de Estonia”.
“¡Oh!, parece que se trata de una biblioteca, ¡mi lugar favorito!, piensa leo. No puedo
pasar por aquí sin echar un vistazo a su interior.” (http://www.eltk.ee/).
La casa es muy acogedora, espaciosa y luminosa. Y, como es natural en una biblioteca,
hay muchos libros. En la primera planta los hay grandes y pequeños, con y sin
imágenes, viejos y nuevos, libros para niños y libros para adolescentes. En el segundo
piso, en cambio, hay una habitación totalmente diferente a la anterior, porque hay sillas
pintadas en distintos colores.
“ ¿Por qué lo de las sillas?”- le pregunta Leo con curiosidad a la amable bibliotecaria.
Ella le responde que han sido pintadas por varios artistas estonios ya que todos ellos
son muy buenos amigos de la biblioteca.
“¡Eso es genial!”, contesta Leo.
La mujer le enseña una exposición de libros antiguos, que son bastante interesantes,
pero en cambio, los libros modernos son más hermosos, tienen ilustraciones más
coloridas y textos con diferentes niveles de dificultad. Leo está sorprendido porque no
puede leer los libros antiguos. Las letras de esos libros son muy diferentes a las de hoy
en día.
“ ¡Si pudiera dibujar como los artistas de Estonia!”- suspira Leo.
Al salir de la biblioteca Leo ve a un grupo de niños que pasan por delante de él, y decide
seguirlos. Y ha tenido suerte, porque los niños entran en el museo de títeres de Estonia.
(http://www.nuku.ee//muuseum/). Aquello no es una simple exhibición de muñecas y
marionetas, sino que los visitantes que lo deseen pueden conocer la historia de las
marionetas del teatro y ver a los pequeños "actores" y "actrices" en distintos momentos
teatrales con sus trajes. También se pueden coger las marionetas y hacer
representaciones con ellas. Leo no quiere abandonar este edificio por nada del mundo,
pero empieza a sentir mucha hambre y decide irse a cenar.
Pero algo asombroso le acaba de ocurrir: ¡En la calle le están esperando tres personajes
salidos de un libro ilustrado por el artista estonio Edgar Valter!
Los tres personajes son alegres y amables. Son Mossbeard, Kingpool (que significa
medio zapato) y Muff, a los que todos los niños de Estonia quieren muchísimo.
“Somos reales”,- le dice medio zapato, que parece estar muy orgulloso de que los dedos
de sus pies estén fuera de sus zapatos-. “Pero no tenemos apenas tiempo de charlar
contigo porque tenemos que irnos a Mooste. Vamos a tomarnos unos y helados y
partimos, porque ¿sabéis una cosa?”
“Si, lo sabemos, que somos huéspedes de honor en el carnaval de los libros que se va a
celebrar en Mooste.” dice Muff.
“¿Mooste? ese nombre me resulta familiar... ¿No es ese un pueblecito situado al sudeste
de Estonia?, porque si es así, yo tengo un amigo que vive allí y me invitó a ir a su casa.
¿Sabeis, se llama Otto, y es otro pequeño ratón de biblioteca,”- dice Leo.
“Por supuesto, que hemos oído hablar de él. Es el mayor lector de libros que he
conocido jamás. ¡Anda! Toma este gran helado, y subamos al coche. ¡No tenemos
tiempo que perder! “- responde Mossbeard.
Estaba ya anocheciendo cuando Muff detuvo su auto frente a una magnifica casa de
campo en Mooste. Las ventanas de la mansión estaban todas iluminadas y sonaba una
música muy alegre. El carnaval había empezado ya. Otto se sintió felicísimo al conocer
que Leo acababa de llegar por fin a Mooste. Otto le presentó a todos los niños de la
fiesta y que vestían unos trajes típicos, que eran preciosos y muy coloridos.
“Mira, esta chica con el vestido a rayas, es Sipsik, mi chica favorita. Ese otro muchacho,
con el pelo sucio, ropa desaliñada y pequeños cuernos es Nukitsamees (baches). Y ese
chico con el pelo muy largo es Pokus, pertenece a un grupo de personas que, en su
mayoría, viven en los páramos. Esa otra chica alegre y disfrazada de perro es Lotte, y
probablemente es el personaje más popular en los libros de Estonia ahora. Su historia ha
sido llevaba al teatro al menos en tres obras distintas.”
“Bueno, pequeño ratón, es hora de que disfrutes de la fiesta, porque es muy tarde y los
niños se tienen que ir a casa pronto. Ha llegado el momento de irse a la cama.”
Otto vive en la biblioteca de la escuela Mooste. Su habitación es pequeña y posee
algunos libros de consulta y varios diccionarios. A Otto le encanta vivir allí. Tiene una
cama pequeña y mullida de sábanas suaves y calientes en un rincón de la habitación.
Pero hoy se va a ir a dormir al sofá, porque la cama esta noche es para su querido amigo
Leo.
Es medianoche. Otto duerme profundamente, pero Leo no puede conciliar el sueño.
Tantas emociones se arremolinan en su cabeza que no le dejan descansar. Por eso, en el
silencio de la noche, Leo oye unos ruidos extraños, y ve como algo se mueve. Presta
atención por un instante y ve cómo se va abriendo lentamente la puerta del armario: un
hombre joven y una bella dama, vestidos de blanco salen en silencio del armario. La
dama es muy elegante y tiene un pelo largo, oscuro y hermoso. Los personajes no
andan, sino que parecen flotar en el aire. Leo ya sabe que suele haber fantasmas en las
casas antiguas y en los castillos. Pero Leo no les tiene miedo. Corre rápidamente hacía
la cama de Otto y lo despierta. Otto nunca había visto antes a estos fantasmas a pesar de
que ya lleva varios meses viviendo en la biblioteca.
Leo se atreve a encararse al fantasma y, entonces, el joven caballero empieza a hablar:
"Mi nombre es Ghert, soy de descendencia noble, hijo y nieto de barones. Todo sucedió
hace unos doscientos años atrás. En aquellos días había una tradición en nuestro país
que consistía en que el hijo de mayor edad debía heredar la propiedad principal de su
padre. Mi tío Magnus era su hijo mayor, pero como no era un hombre decente, mi
abuelo decidió dejarme a mí, que era su nieto, toda su herencia. Yo me haría cargo de
ella al acabar mi servicio militar, más o menos al cumplir los 25 años de edad. Mi tío
Magnus, que vivía en Alemania con su familia, me invitó un día a una cacería de osos.
Aquella noche, al acabar la cacería, todos volvieron a la casa menos yo, porque me
encontraron muerto en el bosque. Mi tío Magnus me había disparado oculto detrás de un
árbol. “
Ghert se detiene un momento al contar su triste historia y prosigue:
"Tuve una novia que me quería mucho y habíamos decidido casarnos aquí en Mooste.
Cuando se enteró de que me habían matado, decidió no casarse con nadie y vivir sola
hasta el final de su vida. Ahora, que los dos estamos muertos, podemos vivir juntos
como fantasmas para siempre. Muy pocas personas pueden vernos. Nosotros estamos
aquí casi todo el tiempo y podemos ver como todas aquellas personas que estudian y
leen son felices”.
Entonces, Lucy, la dama fantasma dice:
"Sabemos que usted, Leo, ha visitado un montón de países. Nosotros no podemos salir
de nuestra casa. Por favor, sea usted tan amable de contarnos cosas acerca de sus
muchos viajes. Estoy segura de que Otto también está interesado en escucharlo.”
Entonces Leo empieza a contarles como han sido sus viajes desde que salió de
Luxemburgo, luego Alemania, Italia, Turquía, Francia y Polonia. Nadie puede dormir
esa noche, porque además, nadie quiere dormir esa noche. Es una noche maravillosa que
será recordada durante muchísimo tiempo por todos.
Cuando los primeros rayos de luz entran en la habitación, a nuestros personajes les ha
rendido el sueño. Como es sábado, nadie les va a molestar. La biblioteca está vacía y no
hay niños corriendo y gritando como hacen en los recreos.
Leo les dice que mañana tiene que continuar su viaje a España. Pero les promete volver
a reunirse con ellos lo más pronto posible, para volver a contarse las historias y sus
nuevas aventuras.
Capítulo 9 : Leo en Serón . España.
Cuando Leo llega a Madrid…..
Leo llega a Madrid, que es la capital de España, y se va inmediatamente a ver a los
reyes, a D. Juan Carlos y a Doña Sofía, que se encontraban en el hospital de la Paz,
operando a su majestad .. Leo les pregunta a sus majestades dónde se encuentra el
pueblo de Serón, porque le han dicho que estan haciendo un colegio nuevo y deben
ordenar su biblioteca, y él es un entusiasta de las bibliotecas. Don Juan Carlos es muy
espléndido con Leo y no solamente le contesta, si no que le cede su coche y un chofer
para trasladarlo a Serón. Sin embargo Leo tiene una gran sorpresa en medio del camino,
pues en Granada lo suben en un globo y va volando hasta Serón.
Los niños de Serón están celebrando ese día la Carrera Solidaria en el pabellón de
deportes. concretamente están recogiendo alimentos para atender las necesidades de los
más pobres.
El globo desciende sobre el césped del campo de fútbol ante la mirada atenta y
asombrada de los niños. Entre los numerosos niños hay una ratoncita que lo está
esperando. Leo le preguntó cómo se llama.
“Me llamo Reme. ¿quieres ayudarnos con la carrera solidaria? Aquí tenemos un puesto
donde vendemos piedras solidarias. Son piedras que hemos dibujado y coloreado”.
“Encantado de ayudar. ¿En dónde ayudo?”,- dice Leo.
“Puedes poner las piedras solidarias en las mesas y colocar el precio de cada una. Es un
euro por piedra”.- le responde Reme.
Al acabar la Carrera Solidaria Leo pregunta si podían ir a visitar la biblioteca del
colegio. Reme le contesta muy triste que no tienen colegio, que el nuevo lo están
construyendo, pero todavía no lo han terminado.
“No importa”-dice Leo. “He visitado muchos países y tengo muchas ideas que aportar a
tu biblioteca. Deberás de prestar atención y escribir todas las cosas que te voy a decir
para que no se te olviden”.
“Pero tenemos una pequeña biblioteca en nuestros pabellones. Ven, vamos a ordenarla”,
le contesta Reme.
“Estupendo, vamos”. Dice con energía Leo.
En la biblioteca encuentran el Rincón de Comenius y todas las cosas que los maestros
habían ido incorporando. Allí Leo se reconoce en las historias que hablan de él y los
países que ha visitado. Ordenando libros se encuentra con el Quijote.
“Este libro es extraordinario. He oído mucho hablar de él”.- dice Leo.
“Si. Es muy importante. A su autor lo comparan con Shakespeare. Para nosotros es un
símbolo nacional. Igual que en nuestro pueblo tenemos un artista que es muy importante
en su casa a la hora de comer”. dice Reme.
“Me gustaría leerlo”. ¿Puedo?,- pregunta Leo.
“Claro, para eso están los libros, para leerlos”, -contesta Reme.
Al cabo de un rato, Reme llama a Leo:
“¡Es hora de comer!”
“Uff, ya tenía hambre, ¡ha sido un día agotador!”, -dice Leo.
“Vamos a hacernos unos bocadillos de jamón con aceite. Es lo más típico que tenemos
en Serón. Hay muchas industrias”
.
“¿Y por qué vamos a comer bocadillos?”, -pregunta incrédulo Leo.
“Porque vamos a visitar el Calar Alto. Que es un observatorio astronómico que
tenemos aquí. Es un proyecto hispano-alemán que lleva funcionando muchos años”. dice Reme.
“¿Y se pueden ver las estrellas?”, pregunta Leo.
“Y los planetas y la constelación que lleva tu nombre: Leo”. responde Reme.
Al día siguiente van a visitar el Castillo. Luego, bajan a la Iglesia a ver sus pinturas.
Más tarde, vieron algunos paisajes típicos del Almanzora y la Sierra.
Alguien le da un aviso a Leo.
“Te están esperando en el helipuerto de Serón para llevarte a Luxemburgo”.
“¿Cómo?, dice incrédulo Leo.
“Si. Hay una ratita llamada Kätti, que dice que ha venido a recogerte”.
Leo se despide de Reme y de todos los amigos que ha hecho en Serón.
“Hasta pronto. Prometo que un día volveré”.
Y Leo se sube al helicóptero prometiendo volver un día a Serón.
Capítulo final
Leo nunca ha volado en un helicóptero antes. Está muy emocionado, pero también tiene
un poco de miedo.
"Katti debe estar realmente loca! Para enviar un helicóptero después de que esto me
gusta "- Leo se ríe. "Me pregunto qué pasa ahí en la casa?"
Leo no está preocupado,sólo un poco excitado. Pronto el helicóptero aterriza y Leo ve
que un taxi le espera cerca del campo de aviación. Allá se ve a la derecha su dulce
hogar.
"Qué extraño! Las ventanas de mi casa están oscuras ¿Dónde está Katti? ¿Ha sucedido
algo malo?”
Leo abre la puerta y sale corriendo por las escaleras, pero antes de que sea capaz de
encender las luces, muchas voces, gritan:
"¡Sorpresa!"
Luces de colores producen destellos en la habitación , brillantes globos flotan en el aire.
En la mesa de la cena, Leo de repente ve una gran tarta con las velas y los alimentos
favoritos de los ratones.
"Feliz cumpleaños, querido Leo!"
Los invitados cantan. Él no puede creer lo que ve en un principio, cuando alcanza a
ver los nueve ratones en su sala de estar. Están todos sus nuevos amigos que ha
conocido en su largo viaje: Barro, Mehli, Yokyok, Gustave, Gigiotto, Leonek, Otto y
Reme, y su encantadora Kätti, por supuesto.
“¡Dios mío!”
Leo ha estado muy ocupado viajando .Él ha olvidado completamente su cumpleaños!
Resulta que los ratones de biblioteca se han mantenido en contacto unos con otros y han
decidido hacer una fiesta para Leo, cuyo largo viaje ha terminado con éxito. Se las han
arreglado para hacerle una sorpresa maravillosa .
Leo no esperaba nada de eso. Esta fiesta es una brillante oportunidad para que todos
ellos se conozcan de cerca.¡ Los ratones de biblioteca siempre deben permanecer juntos!
Todos se han comprometido a cumplir en el futuro. Aquí están. Todos los ratones del
proyecto Comenius juntos! Pueden celebrarlo y hacer planes para convertir sus
bibliotecas en lugares preferidos por los niños y los adultos.
Esta alegre fiesta continúa hasta el amanecer. Leo habla de sus aventuras una y otra
vez, comen y beben, y mueven sus colas en bailando en circulo.
¡ Leo está tan,tan encantado! Él es muy afortunado de tener un montón de amigos
magníficos! Se duerme en su acogedora cama, con una amplia sonrisa en su rostro.
"Este , Oeste, …. Estar en casa es lo mejor!", Piensa felizmente..

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