Guerras Calchaquies

Transcripción

Guerras Calchaquies
GUERRAS CALCHAQUÍES
Las Guerras Calchaquíes (1630-1667)
Las guerras calchaquíes constituyen el capítulo apasionante de la historia del Tucumán, en ella
se mezclaron la valentía y la ferocidad de ambos bandos, pues fue una guerra sin cuartel.
Pese al constante avance del conquistador en los diversos planos, político, económico,
religioso y cultural, hacia principios del siglo XVII la configuración de los pueblos aborígenes no
había sufrido grandes modificaciones.
La zona del Valle Calchaquí habitada por un importante número de nativos, que se mostraron
reacios a convertirse al cristianismo y someterse a la dominación socio-política expresada bajo
la forma de encomienda. Frente a esta situación los gobernadores optaron por la política de no
agresión recíproca, la cual funcionó hasta 1630. El nuevo gobernador Felipe de Albornoz
desconoció la idiosincrasia indígena y la política desarrollada con el indio hasta ese momento.
El pensamiento Albornoz difería de sus antecesores pues consideraba fundamental poner en
obediencia a los indios y permitir su evangelización para luego emprender la empresa de
fundar una ciudad en el valle calchaquí.
Guerras
Calchaquíes
Phoca PDF
Los motivos del Gran Alzamiento Calchaquí
Según las crónicas del padre Lozano, el cacique de Hualfín, Chelemin envió una comisión al
mando de su hijo a Santiago a saludar al nuevo gobernador Albornoz, en circunstancias poco
claras, el gobernador mandó a azotar y cortar el pelo, dicha acción fue considerada un gran
agravio. El ultraje fue la causa inmediata del Gran Alzamiento organizado por Chelemin y
propagado por la región diaguita, no sin antes concertar alianzas con otros pueblos indígenas
desde el Valle Fértil y Atiles, en el sur hasta la ciudad de Salta.
El gran alzamiento se inicio a mediados de julio de 1630, cuando los indios del pueblo de
Malcachisco atacaron la estancia, mataron a todas las personas mayores y llevaron cautivas a
las hijas de Urbina y Fajardo, y luego se volvieron contra el pueblo de Atapsia, amigo de los
españoles. Frente a los sucesos el gobernador Albornoz, dispuso la organización de tropas
para sofocar las revuelta. Hizo una primera incursión por Salta y logró contener la rebelión,
siguiendo con sus planes, fundó un Fuerte que llamó Nuestra Señora de Guadalupe de
calchaquí, en el sitio donde estaba emplazado el Barco II y Córdoba de Calchaquí. El fuerte
solo duró dos años de asedio constante para luego ser despoblado definitivamente.
En el norte, el cacique Chelemín arremetió contra la ciudad de San Juan Bautista de la Paz, se
apoderó de la toma de agua y esto colocó a los vecinos de Londres en grave aprieto, Cabrera
salió con su gente para recuperar el agua, pero no lograron quebrar la resistencia de los indios.
Agobiados por las circunstancias el general Luis de Cabrera resolvió evacuar la ciudad y
trasladar su población a La Rioja. La victoria de Chelemín puso bajo su dominio toda la
jurisdicción de Londres y conmocionó a los indios de La Rioja, especialmente a las
parcialidades del Valle de Famatina caracterizados por su gran número y belicosidad. Cuando
Cabrera llegó a La Rioja los famatinas tenían cercada a la ciudad.
La guerra era mucho grave de lo que Albornoz suponía, la situación se tornaba cada vez más
preocupante. Frente a ello el gobernador resolvió pedir ayuda a su colega de Chile, desde
donde llegaron dos compañías al mando de Juan de Adaro de Arrazola, quien junto a Luis de
Cabrera emprendieron una campaña militar a fin de castigar a los sublevados en cuyo y reducir
a los famatinas y sus aliados. De las acciones realizadas en primera instancia se obtuvieron
victorias parciales, pues los indios lograban reagruparse con rapidez y continuar con la
resistencia. Sin embargo esa resistencia fue finalmente quebrada logrando someter a los
rebeldes y culminar con el alzamiento en la jurisdicción riojana.
Hacia el oeste la situación era distinta, el indio seguía en pie de guerra, producto de ello la
ciudad de Londres se había perdido. Las quejas de los vecinos de las pocas ciudades en pie
frente de la campaña contra los rebeldes. La campaña de Cabrera en una primera etapa fue
exitosa pero no decisiva.
En la frontera sur, Chelemín controlaba Tinogasta, Andalgalá y Belén con firme adhesión de los
hualfines, andalgalas y abaucanes, en la frontera norte, tierra de los tombolones y pacciocas, la
prematura retirada del licenciado Ulloa había dejado la guerra sin definición.
Para 1634 ante el fallecimiento inesperado del nuevo gobernador Oviedo, la Audiencia de La
Plata designó nuevamente gobernador al Licenciado Albornoz. Un año después se reiniciaron
las hostilidades. El gobernador trazó un nuevo plan de acción e incursionó el territorio por Salta,
acompañado por el teniente gobernador de Londres, Pedro Ramírez de Contreras. Mientras
esto ocurría Chelemín atacó sorpresivamente Famatina y luego se replegaron hacia el norte.
Las tropas españolas al mando de Ramírez de Contreras persiguieron a las de Chelemín en
una guerra sin cuartel por más de dos años, periodo en el cual redujo a los indios nuevamente
sublevados de Pomán, Famatina y el Valle Vicioso. En esa operación Ramírez tomó prisioneros
a cuatro caciques e hizo ahorcar al responsable del alzamiento en Machigasta. Para pacificar a
los indios de Andalgalá y Guazán fundó el fuerte de San Felipe de Andalgalá.
Continuando con sus planes incursionó en el valle de Hualfín junto a sus tropas conformadas
por españoles e indios amigos y consiguió apresar al gran caudillo Chelemín. El cacique
responsable del alzamiento calchaquí fue condenado a muerte, ahorcado y descuartizado en
su propio pueblo. Su cabeza fue clavada luego en el rollo de justicia de La Rioja y su brazo
derecho en la picota de la ciudad reedificada de Londres de Pomán, en señal de escarmiento.
Frente a esta situación los hualfines despoblaron sus tierras y se refugiaron en Ingamana al sur
del valle Calchaquí, territorio que permanecía sin conquistar.
Para 1635, el alzamiento había sido aplacado, solo quedaron en pie los indios refugiados en
Ingamana, que fueron sometidos finalmente al año siguiente, luego de una acertada guerra de
desgaste planificada por Albornoz. El hambre y el frío obligaron a los indios a dar la paz y
acogerse a la clemencia que se les ofrecía y que estaba prevista en las instrucciones dadas por
las autoridades del Virreinato. Los indios fueron perdonados con la condición de someterse
político y espiritual.
Segunda Guerra Calchaquí
El segundo conflicto se inicia, cuando aparece en escena hacia 1657 el andaluz Pedro de
Bohórquez Girón en compañía de su mujer a quien presentaba como Kolla o emperatriz.
Bohórquez se presentó ante las autoridades españolas como alguien capaz de dirigir a los
indios y lograr que estos le revelen la localización de minas que los españoles tanto codiciaban,
logrando así la autorización para portar el título de Inca. Supo ganarse también la confianza de
los misioneros jesuitas a quienes prometió traer a los indómitos calchaquíes a los pies del
cristianismo. Bohórquez gozaba de prestigio entre los indígenas, muestra de ello es el
recibimiento que tuvo por parte de las tribus que poblaban la región cuando entró en el valle
Calchaquí.
Un año después el escenario cambió radicalmente, la paz fue quebrada producto de las
desinteligencias y desavenencias en el proceder con respecto al falso inca “Bohórquez”. El
nuevo Virrey del Perú, conde de Alba Liste, anoticiado de los sucesos del Tucumán y las
tratativas con el falso inca, ordenó al gobernador Mercado dejar sin efecto las mismas, apresar
a Bohórquez y remitirlo prisionero a la Audiencia de Charcas. Como las gestiones de Mercado
fracasaron, el virrey envió al licenciado Retuerta a negociar con el falso inca. Antes de que
Retuerta negociara, las tribus del Norte atacaron el fuerte de San Bernardo, cerca de Salta. El
ataque se dio al amanecer del 23 de septiembre de 1658, y fue replegado por las tropas del
Phoca PDF
gobernador. La guerra se había iniciado y las parcialidades convocadas, Famatina, Valle
Vicioso y Aimogasta, los Paccipas, Amoyamba, acudieron pronto a Calchaquí.
Mientras tanto, Bohórquez acudió a la cita con Retuerta, acompañado de un grupo de indios,
se rindió el 1º de abril de 1659. Sin embargo los indios continuaron peleando por seis años
más y durante 1666 y 1667 se produjeron algunas correrías, que dejaron como saldo
numerosos prisioneros. Para 1667 los indios habían sido derrotados, desterrados y entregados
por pieza a los capitanes. El capítulo definitivo de la guerra se cerró con la perfeccionada
práctica del desarraigo, los Quilmes, el grupo más numeroso y belicoso fueron trasladados al
puerto de Buenos Aires donde se formó con ellos el reducto de Quilmes, que dio origen a la
ciudad actual del mismo nombre. Así los valles quedaron prácticamente despoblados.
FUENTES CONSULTADAS:
• SORIA, Manuel: Fechas Catamarqueñas (tomo I-II); Ed. Propaganda, Catamarca, 1920.
• BRIZUELA DEL MORAL, Félix. A. Historia de la organización territorial de Catamarca (SIGLOS XVI, XVII, XVIII, XIX y XX).
Ed. Universidad Nacional de Catamarca. 1988.
• OLMOS, Rosa Ramón. Historia de Catamarca. Ed. La Unión Catamarca. 1992.
• SCHICKENDANTZ, Federico, LAFONE QUEVEDO - Samuel - Escritos Económicos”. Ed. Edicosa. 1994.
• BAZÁN, Raúl Armando. Historia de Catamarca. Buenos Aires. Ed. Plus Ultra. 1996.
• LARROUY, Antonio; SORIA, Manuel. Autonomía de Catamarca. Homenaje en su primer centenario 1821-1921. Ed. Sarquis.
2004.
• MOLINA, Raúl Arnaldo. Catamarca. Cinco Siglo de Historia y de Cultura. Ed. Color 2007.
• Cartas Orgánicas de los Departamentos Belén, Tinogasta, Recreo, Fray Mamerto Esquiú, Santa María, Capital, Valle Viejo,
Andalgalá. 2010.
Phoca PDF

Documentos relacionados