Heredando las Promesas - iglesiaemanuelsion.org
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HEREDANDO LAS PROMESAS Siguiendo los pasos de Abraham Rev. Daniel G. Caram Título en castellano: “Heredando las promesas: siguiendo los pasos de Abraham” Título original: “Inheriting the Promises: folowing in the steps of Abraham” Registrado © Rev. Daniel G. Caram, septiembre 2003. Libro de texto de Zion Christian University usado con permiso. Todos los derechos reservados. Traducción al castellano: equipo de trabajo IBJ-Guatemala. Edición en castellano: equipo de trabajo IBJ-Guatemala. Foto de portada: Galaxia M81 © NASA 1999 Quisiéramos reconocer la colaboración de: Mary Humphreys, por su eficiencia en la edición de la versión en inglés; Jeremy Kropf, por su eficiencia en el formato de la edición en inglés; y el equipo de trabajo de IBJ-Guatemala, por su trabajo en la versión en español. Primera impresión: noviembre 2007. Segunda impresión, marzo 2009. Impreso en los EE.UU. A menos que se indique lo contrario todas las citas son tomadas de la Santa Biblia, versión Reina-Valera © 1960 propiedad de Sociedadesa Bíblicas Unidas. Para mayor información o copias adicionales, por favor diríjase a: Zion Christian Publishers P.O. Box 70 Waverly, New York 14892 Teléfono: 607-565-2801 Fax: 607-565-3329 www.zionfellowship.org ISBN 1-59665-235-7 ÍNDICE Prólogo Mapa del mundo de Abraham El llamamiento de Abraham Deja tierra y parentela A la tierra que te mostraré Inician las promesas Bendición y maldición Desciende a Canaán Siquem y More Consagra el lugar del encuentro Abraham se desvía hacia Egipto Lot se separa de Abram Ve por la tierra Hebrón Batalla con los reyes Melquisedec El galardón de Abram El pacto Abrahámico Agar e Ismael Se le cambia el nombre a Abram Pacto sobre la circuncisión El heredero debe llegar a través de Sara Tres visitantes celestiales Intercesión de Abraham Abraham probado nuevamente a través de Sara Llega el Isaac prometido Ismael se burla de Isaac Abraham ofrece a su único hijo 10 11 15 21 25 35 41 45 53 59 69 77 81 85 93 99 109 117 125 133 139 143 147 157 165 169 177 Sacrificar a nuestro Isaac El lugar de la sepultura En busca de una esposa para Isaac Cetura Abraham muere: lleno de años Conclusión Dedicatoria 189 191 197 203 205 5 PRÓLOGO Un verdadero modelo de fe “Que por fe … alcanzaron promesas” (He. 11:33). El versículo anterior nos dice que la fe es el principal medio a través del cual las promesas de Dios son reclamadas. Con este pensamiento en mente, vamos a examinar al hombre a quien se le llama “el padre de la fe” (Ro. 4:11-16). Por supuesto, ese hombre es Abraham y fue contado como uno que heredó la promesa. La vida de Abraham ilustra el verdadero modelo para heredar las promesas de Dios. Él es un prototipo (modelo) para los hijos de la fe. Su caminata nos mostrará cómo, también nosotros, podemos heredar las promesas y las bendiciones. Se dice de Abraham: “Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa” (He. 6:15). ¿Cuántas promesas dejamos sin reclamar, debido al error de no permitir que la palabra de la promesa nos pruebe? La sociedad cristiana de hoy está siendo invadida por una mentalidad conocida como “fácil adquisición-ismo”: no hay ningún costo, ninguna inversión, ningún precio a pagar. ¡Solamente reclámelo, es suyo! Súbitamente, tenemos una generación que puede saltar de Egipto a la Tierra Prometida, sin pasar por la prueba del desierto. Difícilmente, sea este el modelo que encontramos en las Sagradas Escrituras. 6 Heredando las promesas Hasta que la fe llega a ser visible “Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa” (Ga. 3:29). Sí, legítimamente podemos decir que estamos llamados a heredar una bendición a través de Abraham. Podríamos citar Gálatas 3:14 y decir: “las bendiciones de Abraham me pertenecen”. Teóricamente, somos llamados, pero algo que usualmente pasamos por alto, es que existen ciertas condiciones que debemos cumplir antes de recibir esa promesa. Jesús dijo: “Porque muchos son llamados, y pocos escogidos” (Mt. 22:14). ¿Qué significa: muchos son llamados, y pocos escogidos? Simplemente significa que una cosa es ser llamados, y otra, estar capacitados. El profeta Isaías declaró que somos hechos aptos en el horno de la aflicción. En otras palabras, somos hechos aptos por medio de la prueba de nuestra fe. “He aquí te he purificado, y no como a plata; te he escogido en horno de aflicción” (Is. 48:10). Ser escogidos va asociado con pasar la prueba. Seguir las pisadas de la fe En lo físico, Israel puede reclamar ser los herederos del padre Abraham, pero en lo espiritual, sus vidas no llegaron a estar a la altura de la vida del fiel Abraham. Israel tuvo muy poco fruto espiritual, y sus vidas tuvieron poca similitud con la de Abraham. Fue por esto que Juan el Bautista dijo: “Dios puede levantar descendencia a Abraham aun de estas piedras” (Mt. 3:9). Abraham es el padre espiritual de aquellos que siguen sus pasos: Heredando las promesas 7 “Y padre de la circuncisión, para los que no solamente son de la circuncisión, sino que también siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado. Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe” (Ro. 4:12-13). La promesa a Abraham tenía que ver con su descendencia: somos su simiente si caminamos en las pisadas de la fe de Abraham. Esto es lo que se llama “la justicia de la fe”. Abraham no solamente creyó, sino que también practicó lo que Dios dijo. Él activó su fe por medio de la obediencia. Llamados, escogidos y fieles La vida de Abraham es un ejemplo de alguien que ha sido llamado, escogido y encontrado fiel. A lo largo de este libro, vamos a considerar estos tres aspectos de la caminata cristiana. No Abraham es suficiente ser llamados y pudo escogidos, ¡es el final de la carrera vislumbrar lo que cuenta! Muchos no la algo eterno, terminan: no llegan al final siendo y esa visión fieles. El prerrequisito para reinar consumió con Cristo en el Milenio se toda su vida. encuentra en Apocalipsis 17:14: “Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y escogidos y fieles” (LBLA). 8 Heredando las promesas Perspectiva La vida de Abraham nos ayuda (a la Iglesia) a poner la vida en la perspectiva correcta. Abraham pudo vislumbrar algo eterno, y esa visión consumió toda su vida. Se dice de Abraham: “Porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios” (He. 11:10). La ciudad que Abraham pudo ver desde lejos, no era terrenal; era una ciudad celestial, y abarcaba a toda su simiente espiritual. Él sabía que el verdadero Reino era el celestial, aun cuando muchas de las promesas tenían relación con el ámbito físico, (las promesas físicas van a llegar a ser una realidad en el Milenio). Pero en cuanto a su estadía sobre la tierra, él estaba destinado a ser un extraño y un peregrino; sentando un precedente para la simiente espiritual que estaba por venir, (ver He. 11:13 y 1 P. 2:11). Las mayores promesas serán cumplidas por los descendientes de Abraham El alcance total de las promesas que se le dieron a Abraham, fue recibido solamente en una medida simbólica. Esto queda claramente establecido en Hebreos 11:13: “Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra”. También se nos dice en Hebreos 11:39-40: “Y todos éstos, habiendo obtenido aprobación por su fe, no Heredando las promesas 9 recibieron la promesa, porque Dios había provisto algo mejor para nosotros, a fin de que ellos no fueran hechos perfectos sin nosotros” (LBLA). Nuestros padres espirituales vieron todo esto desde lejos. ¡Estaban convencidos de su validez, vivieron sus vidas a la luz de esa visión, y les fue contado como que si lo hubieran alcanzado! Sin embargo, es por medio de la Iglesia que la visión va a completarse: “…a fin de que ellos no fueran hechos perfectos sin nosotros”. ¡Es por medio de la Iglesia que esta visión va a consumarse! De hecho, el propio Maestro probó este punto cuando dijo: “Aun mayores que éstas hará …” ¡Es la gloriosa Iglesia de los tiempos del fin la que va a cumplir las obras de fe y la que va a constituir la ciudad que Abraham vio desde lejos! He escrito este pequeño comentario con este pensamiento en mente: que por medio de las lecciones espirituales, demostradas en los pasos fieles de Abraham, nosotros también podamos recibir esas promesas, y entrar a lo que el padre Abraham vio a lo lejos. ¡Amén! “Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para alcanzar la plena seguridad de la esperanza, a fin de que no seáis indolentes, sino imitadores de los que mediante la fe y la paciencia heredan las promesas” (Hebreos 6:11-12) 10 Heredando las promesas 11 EL LLAMAMIENTO DE ABRAHAM Génesis 12:1 “Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré”. De Ur Aunque estamos comenzando nuestro viaje en el capítulo doce en un sitio llamado Harán, en realidad, el viaje de Abram comenzó a una distancia bastante lejana al sur de Harán, en un lugar llamado Ur, en la tierra de los caldeos (mejor conocida como Babilonia). Al principio de esta aventura (Gn. 11:31) pareciera como que Taré (el padre de Abram) era quien encabezaba esta expedición. Sin embargo, en el Nuevo Testamento, se nos dice claramente que Dios llamó a Abraham desde Ur: “Y él dijo: Varones hermanos y padres, oíd: El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán, y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela, y ven a la tierra que yo te mostraré” (Hch. 7:2-3; ver también Neh. 9:7; Jos. 24:3). 12 Heredando las promesas El nacimiento de una visión Observe los versículos citados arriba, y note que el llamado y la visión le fueron dados exclusivamente a Abraham. También tomemos en cuenta lo que el profeta Isaías dijo con respecto al llamamiento de Abraham: “Mirad a Abraham vuestro padre, y a Sara que os dio a luz; porque cuando no era más que uno solo lo llamé, y lo bendije y lo multipliqué” (Is. 51:2). De esto se trata la elección. No tiene nada que ver con la genealogía. Dios nos llama en Su presciencia. Él sabe lo que vamos a hacer si se nos da la oportunidad. Debe comprenderse claramente, que Dios estaba dando origen a una visión que era únicamente para Abraham. Es Dios Quien elige nuestras heredades (Sal. 47:4). El resto de la familia de Abraham no compartió esta visión, y esto nos ayuda a entender que cierto precio viene unido con la visión. El patriarca José es un buen ejemplo de alguien que pagó el precio por su visión: sus hermanos lo persiguieron por esto. El Nuevo Testamento nos dice que Abraham buscaba la ciudad que no estaba hecha por manos (He. 11:10). No se nos dice (en sí), en qué punto de la vida de Abraham nació la visión. Talvez sucedió cuando se le dijo a Abraham que mirara hacia arriba, para ver si podía contar las estrellas (Gn. 15:5). De cualquier forma, algo eterno nació en el espíritu de Abraham desde el llamado inicial. Jesús comparó al Reino con un tesoro escondido en un campo: “Además, el reino de los cielos es semejante a un Heredando las promesas 13 tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo“ (Mt. 13:44). Aquí tenemos a un hombre que agarra la visión de algo eterno: el Reino espiritual. Luego, vende todo por esa visión, ¡y esa visión consume su vida! Hace muchos años el Señor me despertó con una visión. No puedo definir la visión, excepto que sabía que la mano del Señor había venido sobre mí para Su propósito eterno, y ese pensamiento consumió cada día de mi vida. Como el peregrino de la historia de John Bunyan, que cada día estaba absorto con el llamado celestial. Heredando las promesas 15 DEJA TIERRA Y PARENTELA Génesis 12:1 “… vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre…“ Vete de tu tierra: las implicaciones espirituales Para Abram, el llamado fue literal: “Vete de tu tierra”. Sin embargo, puede que para nosotros el llamado tenga otros cauces; permítame explicarle: la diferencia principal entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, es la diferencia entre lo físico y lo espiritual. El Antiguo Testamento era físico: Circuncisión física Viaje físico Herencia física Descendencia física Armas físicas Batallas físicas Templo físico Sacerdocio físico Sacrificios físicos… El Nuevo Testamento cambia a términos espirituales: Circuncisión espiritual Viaje espiritual (caminata de fe) Herencia espiritual Descendencia espiritual Armas espirituales Batallas espirituales Templo espiritual Sacerdocio espiritual Sacrificios espirituales… Aun cuando el Antiguo Testamento funcionaba en el ámbito de lo tangible, fue tipo y sombra del ámbito espiritual. 16 Heredando las promesas Refiriéndose al Antiguo Testamento, el apóstol Pablo dijo en 1 Corintios 10:11: “Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos”. La palabra ejemplo, significa tipo. El Antiguo Testamento fue el tipo; el Nuevo Testamento es el antitipo. Por lo tanto, la connotación principal que queremos recibir de la caminata de Abraham, son las implicaciones espirituales. Para nosotros, “vete de tu tierra”, puede significar separarse del mundo. En la Escritura, Egipto es un tipo del mundo, y se nos exhorta a no conformarnos, o a no amar el mundo (el sistema del mundo). Babilonia es una figura de la falsa religión; por lo tanto, salir de Babilonia puede significar separarnos de nuestra antigua religión. De hecho, Ur era un famoso centro del ocultismo y de la adoración a la luna. La connotación literal Asimismo, debo señalar que el llamado a dejar la tierra también puede ser verdaderamente literal. Esto puede comprenderse en el llamado misionero. Muchas veces, Dios llama a las personas a dejar su tierra natal para servirlo a Él en tierras extranjeras. Hemos sabido de algunos queridos hermanos que, virtualmente, han pasado gran parte de su vida en otro país. Sí, hay un precio a pagar, ¡pero las ganancias eternas son tan grandes! Que nosotros, como el apóstol Pablo, seamos capaces de decir: “No fui desobediente a la visión celestial” (Hch. 26:19, LBLA). Heredando las promesas 17 Las estadísticas nos muestran que el 92% de los misioneros que empiezan el primer año nunca terminan su carrera, ¡ni regresan al campo misionero! Y de la casa de tu padre Obviamente, hay una razón para que se le diga a Abram que se separe de su parentela y de la casa de su padre. Primero, ellos no compartían la visión de Abraham, (confirmaremos esto más adelante en este estudio). Segundo, la casa de su padre era idólatra. Aunque en Génesis no se nos dice esto de manera específica, se nos dice en otros pasajes. Por ejemplo: “Y dijo Josué a todo el pueblo: Así dice Jehová, Dios de Israel: Vuestros padres habitaron antiguamente al otro lado del río, esto es, Taré, padre de Abraham y de Nacor; y servían a dioses extraños. Y yo tomé a vuestro padre Abraham del otro lado del río, y lo traje por toda la tierra de Canaán, y aumenté su descendencia, y le di Isaac” (Jos. 24:2-3). Abram no solamente fue llamado a salir de Babilonia, sino también de su familia, porque ellos eran idólatras. La Escritura hace especial énfasis en unas pocas personas que cortaron con los lazos idólatras de sus padres. Gedeón destruyó los dioses de su padre (Jue. 6:27-32). Asa no permitió que su madre reinara debido a su idolatría (1 R. 15:13). Rut dejó su tierra, su familia y sus dioses (Rt 1:15-16). 18 Heredando las promesas Ídolos familiares En el cristianismo, hay mezclada mucha más idolatría de la que podemos pensar (tanto natural como espiritualmente). Hace algunos años, estaba predicando en una iglesia de una aldea de Guatemala. Al concluir el servicio, hice una invitación al altar; y, mientras lo hacía, me sentí impulsado a preguntar a las personas si estaban libres de la idolatría anterior. Me sorprendí de lo que sucedió. La mayor parte de las personas comenzó a llorar, y respondió viniendo al frente. Después, supe que cuando los jesuitas evangelizaron esa área siglos atrás, permitieron que los indígenas conservaran sus ídolos. En otros países, el catolicismo está muy mezclado con otras pequeñas deidades, las cuales se les permite incluir en sus días festivos, etc. Estos indígenas se habían convertido al pentecostalismo y, aparentemente, aún creían que podían conservar sus dioses ancestrales. ¡Éste es un problema en muchos países! Eventualmente, a menos que espiritualmente nos separemos de ellas por completo, que las evidenciemos, etc., las falsas religiones de nuestra familia van a corromper nuestra vida y ministerio, y hasta nuestro lugar eterno. Conozco a un hombre que amaba nuestra iglesia. Él amaba las verdades que predicábamos; sin embargo, su esposa era una firme católica y él no fue capaz de pagar el precio de romper con la religión familiar. Lamentablemente, hoy él acompaña a su esposa a su Babilonia espiritual. Heredando las promesas 19 Conocimos a otro hombre que ciertamente tenía un ministerio muy influyente; pero de alguna manera, nunca se desconectó de las creencias mormonas de su madre. Más tarde en su ministerio, se involucró mucho con las genealogías (como hacen los mormones). Esto manchó todo su ministerio. Mientras tengamos ídolos en nuestra vida, nunca podremos servir, o seguir de todo corazón al Señor nuestro Dios. Eventualmente, hasta el estar unidos a una familia que sirve a otros dioses (religiones) va a afectar nuestra relación con Dios. ¡Debe haber una clara condena, un rompimiento en el espíritu! No estoy apoyando el romper lazos con la familia, queremos ver salvos a nuestros familiares. Pero no debemos atarnos por su persuasión. No estoy tratando de minimizar el precio; a menudo su familia lo rechaza debido a su fe. Acabo de regresar de un país en el cual estuve tratando sobre este preciso tema. La dama que estaba traduciendo comenzó a llorar, su familia la había rechazado por su fe. Aunque en los Estados Unidos no nos vemos muy afectados por la religión de nuestras familias, en algunas naciones, dejar la religión significa ser excluidos de la familia. Parte de la cruz incluye a la familia El tema de la familia clasifica a las personas desde el principio. Invariablemente, el llamado de Dios va a amenazar nuestros lazos familiares en alguna medida. Jesús dijo: “No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque 20 Heredando las promesas he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí” (Mt. 10:34-38). La espada, es la Palabra de Dios que separa a aquellos que van a continuar conociéndolo, de aquellos que no lo harán. Todo esto trata sobre relaciones familiares. También observemos que no solamente somos probados con respecto a nuestros padres, sino también con respecto a nuestros hijos. Con frecuencia las personas pasan el primer obstáculo, sufren el rechazo de sus padres; pero después, cuando sus hijos están en contra de ellos, ceden. En la sociedad actual, a menudo los padres sufren por causa de la justicia a manos de sus propios hijos, los cuales no quieren apartarse del mundo. Deseamos honrar a nuestro padre y a nuestra madre, pero si la elección está entre honrar a Dios o a nuestros padres, debemos honrar a Dios. A Abram se le ordenó dejar a su parentela y la casa de su padre. Heredando las promesas 21 A LA TIERRA QUE TE MOSTRARÉ Génesis 12:1 “… a la tierra que te mostraré”. La verdadera fe da un paso Que excelente concepto de fe presenta esto. Dios habló, Abram creyó y por lo tanto dio un paso. Me contaron sobre cierto maestro de un seminario que se especializaba en dar principios, (no hay nada malo con los principios, en tanto no ensombrezcan lo que Dios está diciendo). Este maestro les estaba diciendo a sus seguidores, que nunca deberían dar un paso hasta que ciertas cosas sucedieran. Él le dio a sus seguidores una lista de cosas que debían suceder antes… debían tener el dinero suficiente, la casa correcta, el colegio correcto, etc. La verdadera fe a menudo requiere que nosotros avancemos cuando aún no hay nada que se pueda divisar: “Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba” (He. 11:8). La fe no siempre es por vista Él fue llamado. Él obedeció sin saber todo lo que involucraba. Esto es lo que llamamos “la obediencia de la fe”. No siempre sabemos lo que involucra. Podemos ver 22 Heredando las promesas el final, pero no todas las etapas que están en medio. Como aprenderemos de la caminata de Abraham, hay una visión progresiva. Como dijo el salmista: “… en tu luz veremos la luz” (Sal. 36:9). Esto significa que, a medida que caminemos en la verdad del presente o en la luz del presente, más luz nos será dada. ¡La senda del justo aumenta en la luz! Cuando los discípulos le preguntaron a Jesús: “¿Dónde moras?” Él les respondió: “Venid y ved” (Jn. 1:38-39). Jesús nunca hizo alguna promesa con respecto a facilidades, cheque de pago, programa de retiro, etc. Seguir al Maestro iba a ser una caminata de fe. ¡Aquellos jóvenes discípulos no tenían idea de lo que eso involucraba, excepto que creían en Uno que los había llamado! Al principio, no siempre tenemos el cuadro completo. Es sobre los pasos que están en medio, de lo que se trata la caminata de fe. Lo que distinguió a los obreros de la hora undécima en la parábola, fue que ellos no habían llegado a ningún acuerdo con el dueño de la viña, (Mt. 20). Simplemente creyeron que su señor sería justo. Los otros habían acordado un precio. Muchos de los que son llamados insisten en ciertos beneficios, pero en la eternidad, se están vendiendo por muy poco. La fe involucra riesgo Hay otro hermoso salmo que describe el riesgo de dar un paso: “Los que descienden al mar en naves, Y hacen negocio en las muchas aguas, Ellos han visto las obras de Jehová, Y sus maravillas en las profundidades” Heredando las promesas 23 (Sal. 107:23-24). Al continuar con este Salmo, vemos que los marineros enfrentan muchos problemas, pero al final, llegan a la morada deseada. Podemos conformarnos con ser “cristianos que se quedan en la orilla” y nunca ver la mano de Dios moverse. O, podemos obedecer la voz de Dios y lanzarnos a lo profundo (lo desconocido) y ver los milagros de Dios. Estemos advertidos de escuchar a Dios hablar antes de lanzarnos. ¡Antes de salir de la barca, como señal, Pedro le pidió al Maestro que le diera la orden de ir hacia Él! El nombre Abram significa “Padre Exaltado”, y hablaremos acerca de su nombre en el momento que éste es cambiado a Abraham. También la tierra física, prometida a Abraham, será estudiada en capítulos posteriores. 25 INICIAN LAS PROMESAS Génesis 12:2 “Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición”. Y haré de ti una nación grande Como vamos a aprender a través de este viaje, las primeras promesas dadas a Abraham, no solamente fueron reconfirmadas, sino también magnificadas. Abram tal vez no comprendió al principio las implicaciones espirituales de estas promesas; sin embargo, creo que después de un tiempo, las comprendió en su totalidad. La gran nación iba a ser una nación singular, compuesta por personas de muchas naciones, quienes nacieron en ella por fe. ¡Estamos describiendo la Iglesia! Pedro llamó a la Iglesia: “Linaje escogido, real sacerdocio… ” (1 P. 2:9). Abram fue llamado a ser el progenitor de una multitud de personas. Esta verdad va a ser ampliada varias veces, pero por el momento consideremos algunos hechos: Abram tenía 75 años (Gn. 12:4). No tenía hijos, y continuaría así por muchos años más. Esto es lo que hace a nuestro Dios tan maravilloso. ¡Él llama a las cosas que no son como si lo fuesen! Pablo establece este punto en particular: “(Como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el 26 Heredando las promesas cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen” (Ro. 4:17). ¡Dios llama las cosas como deben ser! Dios sabe el final desde el principio; por lo tanto lo dice así: “Que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero” (Is. 40:6). Dios predestina nuestras vidas de acuerdo a Su presciencia sobre nosotros. ¡Él sabe lo que vamos a hacer si se nos da la oportunidad; Él sabe quien va a aprovechar Su gracia! Nuestro Señor llamó a Pedro “una roca”, muchos años antes de que esto fuera realidad. Esta “gran nación” habría de venir físicamente por medio de Abraham y de sus herederos. Físicamente, hemos visto al Israel natural durante cerca de 2,000 años. Pero luego, el Cristo nacería de la simiente de Abraham, y por la fe en Él muchas naciones habrían de incorporarse a esta “familia de la fe”. A lo largo de este estudio vamos a diferenciar entre el Israel natural y el Israel espiritual. Las mayores promesas son para el Israel espiritual, tal vez exceptuando a aquellos santos del Antiguo Testamento, quienes fueron contados como que ya habían entrado a ellas (He. 11:13). Nuestro vínculo con Abraham “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham” (Mt. 1:1). Estamos vinculados a Abraham por medio de la fe en el Hijo de Abraham: el Señor Jesucristo. Heredando las promesas 27 “Para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu” (Ga. 3:14). Por medio de la fe en Cristo, también nos convertimos en herederos del padre Abraham. Gálatas 3:14 nos ayuda a entender mejor la intención de Génesis12:3: “Y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”. El linaje de Abraham iba a producir al Cristo, por medio del Cual, todas las naciones de la tierra serían bendecidas. También debemos tomar nota del hecho de que, en cualquier momento en el que a Abraham se le pide rendir algo, o entregar algo, ¡obtiene algo mucho mayor! Deja tu nación… Dios promete una nación mayor. Deja tu familia…Dios promete una familia mayor. Muchas veces los cristianos piensan: “Oh, el precio es tan alto”. La verdad del asunto es que ¡los beneficios son mucho mayores! Como dijo Pablo: “… no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Ro. 8:18). Debemos tomar nota del hecho de que, en cualquier momento en el que a Abraham se le pide rendir algo, o entregar algo, ¡obtiene algo mucho mayor! Otro pasaje digno de ser considerado es el Salmo 45:10: “Oye, hija, y mira, e inclina tu oído; Olvida tu pueblo, y la casa de tu padre”. Aquí hay una exhortación a alguien a quien el Señor desea bendecir. Se le pide que deje la casa de su padre. Pero, ¿cuál es el beneficio de esta transacción? “En lugar de tus padres serán tus hijos, A quienes harás príncipes en toda la tierra” (Sal. 45:16). 28 Heredando las promesas Una de las promesas a Abraham fue que reyes iban a salir de sus lomos. ¿No es éste el deseo del verdadero misionero: levantar reyes y sacerdotes alrededor de la tierra? Te bendeciré Habiendo crecido en un ambiente pentecostal, a menudo estaba confundido acerca de qué quería decir “bendición”. Podía ver gente que se sacudía, se agitaba, corría, saltaba o hablaba sin sentido, y luego otros decían: “Oh, ellos fueron bendecidos”. Bueno, estoy seguro de que algo había bendecido su alma; pero yo mismo, no estaba tan convencido de que era esa la bendición que ansiaba tener. Muchos años han transcurrido desde aquellos días, y he llegado a comprender que la bendición que Dios le prometió a Abraham, fue más que un estremecimiento o un sentimiento de euforia. La bendición que estudiamos aquí entra más en la categoría de “una unción”. Hay muchas clases de unción, pero para ahorrarnos una larga explicación sobre el tema, permítame dirigirme a algunas referencias bíblicas y comentarlas brevemente. La bendición común Hay una bendición general sobre aquellos que son la verdadera simiente espiritual de Abraham. Esa bendición afecta nuestra casa, y puede llegar a afectar la ciudad en donde vivimos, o hasta la misma nación. Estados Unidos ha sido conocida como una nación cristiana, y hemos experimentado bendiciones por encima de todas las demás naciones. En otras naciones, la gente puede Heredando las promesas 29 reconocer a un estadounidense porque es alegre, libre y su rostro es brillante. Estados Unidos ha sido bendecido por el Evangelio y por su apoyo a la simiente natural de Abraham: Israel. Desafortunadamente, Estados Unidos ha llegado a ser muy profano, y ya no impone el respeto que una vez impuso. También va a perder la bendición, como la perdieron los pueblos de la antigüedad cuando se apartaron de Dios. Estados Unidos será juzgado y restaurado. “Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová, El pueblo que él escogió como heredad para sí” (Sal. 33:12). “Por la bendición de los rectos la ciudad será engrandecida…” (Pro. 11:11). “Y aconteció que desde cuando le dio el encargo de su casa y de todo lo que tenía, Jehová bendijo la casa del egipcio a causa de José, y la bendición de Jehová estaba sobre todo lo que tenía, así en casa como en el campo” (Gn. 39:5). Ser probado por la promesa Debemos poner atención en el hecho de que la vida de José tenía una bendición, a pesar de que en realidad él era un siervo, y no había entrado a “La Bendición” que Dios tenía reservada para él. El versículo anterior expresa con exactitud mi punto. Hay una diferencia entre tener una bendición imputada y tener una bendición impartida. 30 Heredando las promesas La bendición impartida le es dada a aquellos que han permitido que la promesa los pruebe. Considere lo que se dice sobre José: “Envió un varón delante de ellos; A José, que fue vendido por siervo. Afligieron sus pies con grillos; En cárcel fue puesta su persona. Hasta la hora que se cumplió su palabra, El dicho de Jehová le probó” (Sal. 105:17-19). José fue probado por la misma promesa que Dios le dio, y nosotros seremos probados de igual forma. ¡Siempre hay una prueba abrasadora que contradice nuestra visión y nuestra fe! Abraham disfrutó de ciertas bendiciones mientras viajaba por el Camino Real, pero transcurrió un tiempo considerable antes de que llegara la bendición real (o promesa). Primero, la vida de Abraham estaba siendo tratada y probada. El modelo está tan claro en la Escritura. Dios le dijo a Israel: “Te introduciré a una tierra que fluye leche y miel”. A pesar de esto, hubo diez pruebas específicas antes de que ellos llegaran allí, y la mayoría de la generación antigua no entró: “Todos los que vieron mi gloria y mis señales que he hecho en Egipto y en el desierto, y me han tentado ya diez veces, y no han oído mi voz, no verán la tierra de la cual juré a sus padres; no, ninguno de los que me han irritado la verá” (Nm. 14:22-23). Podríamos pensar que esto fue en el Antiguo Testamento y que ahora el patrón ha cambiado. Sin embargo, esto no es lo que el apóstol Pablo afirmó. Escuche ahora lo que el apóstol dijo al respecto en Hebreos 4:1: “Temamos, pues, Heredando las promesas 31 no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado”. Pablo estaba advirtiendo a la Iglesia del error de Israel. ¡Cada generación tiene factores únicos que la distinguen! Las verdaderas promesas de Dios son condicionales. De hecho, varias veces en Hebreos capítulos 2 al 4, Pablo hace énfasis en la palabra “si...”. ¡Aquí tenemos una pequeña palabra que deberíamos tomar en cuenta cuando se hacen promesas! ¿Por qué necesitamos la bendición? Veamos varias razones del por qué necesitamos esta bendición. Primero, necesitamos tener la bendición de Dios sobre nuestras vidas para proclamar el Evangelio plenamente. El salmista dijo: “Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga; Haga resplandecer su rostro sobre nosotros; [Selah] Para que sea conocido en la tierra tu camino, En todas las naciones tu salvación” (Sal. 67:1-2). Algunos del pueblo de Dios (especialmente los ministros), han corrompido la bendición, al construir un imperio sobre la tierra para sí mismos. El salmista lo tenía claro: “Bendícenos, para que podamos llevar a todas las naciones tu salvación”. Siempre tengamos en mente que la visión del padre Abraham estaba puesta en lo eterno, no en lo terrenal. Heredando las promesas 32 u Para que podamos servir plenamente Necesitamos tener bendición de Dios para que podamos promover el Evangelio plenamente. Muchas veces, estamos restringidos debido a las finanzas o a la falta de personas que ayuden. La cosecha está verdaderamente madura, y hay clamor desde muchos lugares (como el clamor de los macedonios), “¡vengan y ayúdennos!” Al escribir esto, no estoy simplemente tratando de ser poético; somos invitados a muchas naciones, naciones que están clamando por maestros, y aún así, tenemos medios limitados para poder alcanzarlas. Para poder servir al Maestro, también necesitamos tener bendición en el área de nuestra salud. Que Dios nos bendiga con Su fortaleza, hasta que terminemos con nuestro deber en la tierra. Me gusta la manera en la que el anciano salmista puso esto en el Salmo 71:18: “Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, Hasta que anuncie tu poder a la posteridad, Y tu potencia a todos los que han de venir”. ¡Qué hermoso deseo: finalizar la carrera, manifestando el poder de Dios a su generación! u Para reinar Segundo, necesitamos la bendición de Dios para reinar en el Milenio. Debemos comprender que aquéllos que van a reinar en la siguiente dispensación (el Milenio: 1,000 años), son los vencedores. Juan establece este hecho en Apocalipsis 20:6 “Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años”. Heredando las promesas 33 No a todos los creyentes les será otorgada la inmortalidad durante el Milenio, y tampoco van a reinar sobre la tierra. Ellos van a vivir el tiempo que se les ha asignado, pero no van a recibir la inmortalidad sino hasta el juicio del “Gran Trono Blanco”, al final del Milenio (ver Ap.20:7-15). David dijo: “Porque los benditos de él heredarán la tierra” (Sal. 37:22). Que seamos aquellos que claman por la abundancia de gracia y el don de la justicia, y para que podamos calificar para ser parte del bendito reino de Cristo, (ver también Ro. 5:17 y Sal. 24:3-5). Y hacer tu nombre grande Aún estamos viendo el versículo 2 del capítulo 12. ¿Qué significa tener un nombre grande? En el Salmo 45:17, el Señor hace una promesa a aquellos que dejaron la casa de su padre para adorarlo a Él solamente: “Haré perpetua la memoria de tu nombre en todas las generaciones…” En el ámbito celestial hay muchos honores. Como dijo Pablo, van a diferir como las estrellas. Una cosa es segura: vamos a ser conocidos por lo que hayamos sido (o lo que no hayamos sido), y esos méritos siempre van a adornar nuestras vestiduras y nuestra corona. De hecho, algunos no tienen coronas, y lo único que pueden demandar es perdón. Lo que estoy diciendo es que están los que han vencido y han terminado su carrera, y los que no. Considere lo que Jesús dijo al respecto: “De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que 34 Heredando las promesas los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos” (Mt. 5:19). Alguien compartió una visión de las columnas del cielo, éstas tienen esculpidas los rostros de los santos que han vencido en la vida: ¡son eternos! (ver Ap.3:12). 35 BENDICIÓN Y MALDICIÓN Génesis 12:3 “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”. El ascenso y la caída de las naciones Esta promesa en particular no sólo concierne a la descendencia natural de Abraham, sino también se refiere a la simiente espiritual (la Iglesia). Invariablemente, los pueblos que odian a Israel también odian a la Iglesia. En esta generación que precede a la Segunda Venida de Cristo y al reinado milenial, hemos visto a nación tras nación obtener su independencia: la razón de esto es que ellos puedan optar (como nación) para el “Gran Día del Señor”. Las naciones que odian a Israel, van a hacer alianza en contra de ésta y serán juzgadas en Su venida. “Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad. Después saldrá Jehová y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla. Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos…” (Zac. 14:2-4) 36 Heredando las promesas La forma en que las naciones de la tierra tratan a la simiente de Abraham (Israel), determina su propio futuro como nación. Cuando el Señor regresa, separa las naciones como un pastor separa las ovejas de las cabras. Las naciones cabra, son las naciones que se oponen a Israel. Las naciones oveja están a favor de Israel. Ésa es una razón por la que, hasta la fecha, Dios ha bendecido a los Estados Unidos de América. Aun en el Milenio, las naciones cabra resienten el justo gobierno de Cristo con Sus santos. A pesar de esto, deben someterse a Su reino, o dejará de llover: “Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos. Y acontecerá que los de las familias de la tierra que no subieren a Jerusalén para adorar al Rey, Jehová de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia. Y si la familia de Egipto no subiere y no viniere, sobre ellos no habrá lluvia; vendrá la plaga con que Jehová herirá las naciones que no subieren a celebrar la fiesta de los tabernáculos. Esta será la pena del pecado de Egipto, y del pecado de todas las naciones que no subieren para celebrar la fiesta de los tabernáculos” (Zac. 16:16-19). ¡Las naciones que maldicen la simiente de Abraham, no solamente maldicen a Israel sino maldicen a Cristo, Quien es simiente de Abraham, y maldicen a la Iglesia, que es simiente de Abraham! u Estados Unidos de América, junio 2003 Mientras estoy trabajando en este manuscrito, nuestro presidente ha estado en el Medio Oriente, tratando de Heredando las promesas 37 iniciar su “ruta hacia la paz”. Esencialmente, esta ruta hacia la paz va a dividir la tierra de Israel. Va a forzar a Israel a retirarse de tierra que le fue dada a Israel por un pacto (Gn. 15). También va a ayudar a establecer a un pueblo que maldice a Israel y se rehúsan a reconocer su derecho de existir. Básicamente, nuestro apoyo a Israel ha sido la última cuerda para nuestra salvación como nación. Estamos maduros para el juicio, y este falso esfuerzo para la paz va a venir a ser nuestra muerte. El asenso y la caída de las naciones depende de Génesis 12:3. Serán benditas en ti todas las familias de la tierra Como previamente hemos establecido, e, indudablemente vamos a repetir varias veces, la genealogía de Abraham iba a producir al Cristo por medio del cual todas las naciones podrán ser benditas (ver Gá. 3:14). Nuestra fe en Cristo nos vincula con el padre Abraham. Venimos a ser herederos de las promesas hechas a Abraham por medio de la fe en Cristo, el cual fue hijo de Abraham. ¡De hecho, las promesas más grandes son para la simiente espiritual: aquellos que nacieron de la fe! (se dará una explicación más completa sobre este punto cuando lleguemos al nacimiento de Isaac). De cada nación Dios está tomando para Sí Mismo personas de cada nación que van a conocer la ejemplaridad de esta santa familia. 38 Heredando las promesas Podemos vislumbrar esto en el libro de Apocalipsis en el capítulo 5:9-10: “Porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”. Hasta Cristo, la salvación era exclusivamente para los judíos, o para aquellos que, por medio de una ceremonia, se convertían en judíos (prosélitos). Aun la iglesia primitiva tuvo disputas sobre este punto. En realidad, fue años antes de que la iglesia del principio aceptara a los gentiles. Jesús les dijo a los judíos piadosos de Su tiempo (aquellos que habían puesto su confianza en el árbol genealógico), que muchos que no eran de Israel habrían de sentarse en el reino con el padre Abraham: “Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mt. 8:11-12). La bendición del cristianismo Algunas veces nuestros jóvenes no se dan cuenta de la bendición de estar en un hogar cristiano (aun en algunos de los más agitados). Muchos de ellos envidian al mundo; envidian a otras familias que parecen tener más cosas. Envidian la falsa libertad de los otros jóvenes, etc. Como dijo Salomón: “la juventud es vanidad”. Animemos a nuestros jóvenes a mantener su vista en lo eterno. Este mundo pasará y sus modas también. Heredando las promesas 39 Sin ninguna ayuda, mi madre nos sacó adelante a “tres hermanos”. Ella era una devota cristiana, pero éramos muy pobres. Ella trabajaba ganando un salario mínimo. No teníamos auto, teníamos que caminar al supermercado para ayudar a traer los comestibles a casa. Yo sentía vergüenza de mi ropa, de mis zapatos y de nuestra casa. A menudo había peleas en nuestro hogar porque no había supervisión. Visto desde afuera, no había mucha bendición en nuestro hogar. Pero mi madre nos enseñó sobre las calles de oro, y nos enseñó sobre una mejor nación a la cual ella añoraba ir. Y cuando ardíamos en fiebre y no había doctor, ella ponía su mano sobre nuestras cabezas y oraba; y cuando nos desviábamos del camino, ella oraba ¡y nuestro Padre Celestial nos corregía a tiempo! No, aparentemente parecía que no teníamos mucha bendición. Pero en retrospectiva, no cambiaría mi lugar con nadie en el mundo. Oh, quisiera trasladar el espíritu de esto a nuestra presente generación. Miro con tristeza como muchos eligen la manera del mundo. Muchos arruinan sus vidas buscando la falsa bendición que el mundo ofrece. Sí, algunos son restaurados cuando tocan fondo (como el pródigo). ¡Pero otros terminan en el infierno! Serán benditas en ti todas las familias de la tierra. ¡Todas las familias pueden ser benditas a través de nuestro Señor Jesucristo! Heredando las promesas 41 DESCIENDE A CANAÁN Génesis 12:4 “Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán”. Aparentemente, Abram había llegado hasta Harán y había estado allí por algún tiempo. Tal vez, no fue sino hasta la muerte de su padre Taré (Gn. 11:32), que Dios habló a Abram nuevamente. Algunas veces, existe cierto espíritu de patriarcado que debe romperse para liberar a las personas. También notamos en este relato que “Lot” (el sobrino de Abram), se unió a la compañía de Abram. Lot no compartía la misma visión de Abraham, pero aun así, el Señor permite que gente que no comparte nuestra visión viaje con nosotros hasta cierto punto. A menudo, es con el propósito de esclarecer quién es quién. Ningún pastor busca la división en una iglesia, pero si su iglesia tiene la visión de los caminos más altos de Dios, ¡inevitablemente vendrá una división! Abram tenía 75 años cuando dejó Harán. El número 75 no es un número completo, lo cual nos dice que Dios iba a hacer una obra en Abraham antes de que la promesa fuera cumplida. Abraham tenía 100 años cuando la promesa llegó. También debemos notar que Abraham tenía 175 años cuando murió. Por lo tanto, desde el primer registro de su edad (75), estamos viendo 100 años de su vida. ¡El número 100 significa plenitud! 42 Heredando las promesas Como veremos, los lugares por los que Abraham hubo de caminar, nos dirán algo de su “caminata en el Espíritu”. De Harán hacia Canaán Génesis 12:5 “Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron”. Bajar un paso Harán significa “el que habita en la montaña”. Canaán significa “lugar bajo”, o, como algunos lo traducen “humillación”. En este primer tramo del viaje, inmediatamente somos atacados por un extraño fenómeno. ¡Pareciera como que vamos hacia abajo! Cuando comenzamos a caminar en el Espíritu, cuando empezamos a seguir al Señor, parece como que estamos dando un paso hacia abajo. Repentinamente iniciamos esta caminata de fe, y ya estamos siendo humillados. Puede ser que estemos dejando un buen trabajo, una buena casa o alguna posición. Pero en realidad, estos son medios para subir más. La forma para subir es bajar. Estoy seguro de que, ante los demás, los primeros discípulos parecieron ridículos cuando abandonaron el negocio de pesca de sus padres para seguir: ¿quién sabe Heredando las promesas 43 qué? El mundo observa asombrado y proclama cuán absurdos debemos ser. Haría falta tiempo para relatar todas las historias de creyentes que respondieron al llamado, solamente para parecer un fracaso. Un hombre iba en camino a su trabajo a decirle a su jefe que renunciaba a su puesto para pastorear una pequeña iglesia. Al entrar a la oficina, su jefe le dijo: “Ralph, le tenemos buenas noticias: ¡vamos a triplicar su salario!” Ahora, eso solamente sucede cuando el Señor lo está llamando… La prueba de nuestra fe Cuando el Señor lo está llamando a subir, a menudo, antes deberá descender un profundo valle. Hace muchos años, sentí que la mano de Dios estaba sobre un hombre de mi congregación, y la mañana de un domingo, durante el servicio, comencé a profetizar sobre él. Cuando empecé a profetizar, me dije a mí mismo, “Dios mío, ¿qué estoy diciendo?” Yo estaba prediciendo un desastre y un despojamiento que iban a venir a su vida. Afortunadamente, terminó de buena forma, pero yo estaba asustado de las palabras que estaban saliendo de mi boca. Al continuar buscando al Señor, podemos esperar ser probados en toda palabra que Dios nos ha da. Como el salmista afirma: “Porque tú nos probaste, oh Dios; Nos ensayaste como se afina la plata. Nos metiste en la red; Pusiste sobre nuestros lomos pesada carga. Hiciste cabalgar hombres sobre nuestra cabeza; Pasamos por el fuego y por el agua, Y nos sacaste a abundancia” (Sal. 66:10-12). 44 Heredando las promesas ¡José tuvo visiones del trono, pero fue vendido como siervo! Esa promesa de Dios debe haberlo ridiculizado durante mucho tiempo. ¡Debemos aferrarnos a lo que Dios dice! Heredando las promesas 45 SIQUEM Y MORE Génesis 12:6 “Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra”. Siquem: el hombro Ahora, Abram llega a Siquem. Siquem es el mismo lugar que Sichem, y significa “hombro”N.T.. A menudo, esta caminata en el Espíritu es llamada “la escuela del Espíritu”. La escuela del Espíritu nos enseña ciertas cosas que no podemos aprender en un seminario. El llamado a la paternidad es el llamado a la responsabilidad. Es el llamado a llevar la carga del débil. Aquí es donde llegamos a comprender nuestro “Siquem” u “hombro”: ¡cuando ponemos nuestro hombro para la carga! Preparándonos para el servicio El hombro derecho era la porción del sacrificio para el sacerdocio, lo cual nos dice que el ministro debe soportar la carga de la congregación (Lv. 7:32-34). Se dice de la tribu de Isacar, que ellos fueron siervos porque la tierra era digna de servir: “Y vio que el descanso era bueno, y que la tierra era deleitosa; Y bajó su hombro para llevar, Y sirvió en tributo” (Gn. 49:15). A propósito, Cristo es llamado “el Siervo”. 46 Heredando las promesas La Escritura dice proféticamente de Cristo: “Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposará sobre sus hombros..” (Is. 9:6, LBLA). Por muchos años, nuestro Señor trabajó en una carpintería y fue responsable de Su madre, Sus cuatro hermanos y Sus hermanas. No se nos dice a qué edad murió José (el padrastro de Jesús). Sin embargo, la Escritura es clara en que Jesús estaba al cuidado de Su madre, porque Él era el mayor. El llamado al ministerio significa servicio y arduo trabajo. Significa volverse siervo. Significa llevar una carga pesada. A menudo, ministros y líderes colapsan debido a la presión. Algunos de ellos nunca estuvieron expuestos a un trabajo duro o a exigencias sobre sus vidas. Jesús dio la siguiente parábola para ilustrar qué significa el verdadero discipulado. Solamente hemos hecho lo que debíamos hacer “¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, luego le dice: Pasa, siéntate a la mesa? ¿No le dice más bien: Prepárame la cena, cíñete, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después de esto, come y bebe tú? ¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no. Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos” (Lc. 17:7-10). Heredando las promesas 47 Jesús estaba preparando a Sus discípulos para servir a Dios: trabajo duro, sin agradecimiento y poco reconocimiento o recompensa por su labor. Entonces, con nuestra actitud de “únicamente he hecho lo que debía hacer…”, solamente recargamos la labor del discípulo. Si seguimos el ministerio de Cristo de 3 años y medio (especialmente en el Evangelio de Marcos), encontramos que el discípulo tenía poco tiempo libre. Después de estar ministrando todo el día, tenían que sentar a la congregación y servirla. ¡Que podamos adaptar esta mentalidad a nuestro llamado a la paternidad, y entonces, no seremos defraudados! Por muchos años, mi hermano menor (quien también es un ministro) y yo trabajamos en fincas. Trabajábamos por un pequeño sueldo, escasas comodidades y una gran cantidad de abuso verbal. ¿Por qué nos quedamos allí? En cierta forma estábamos atrapados, pero por encima de eso, queríamos probar que éramos hombres y que podíamos asumirlo. Sí, era vanidad y orgullo; pero la verdad del asunto era que nuestro Padre Celestial nos tenía allí para librarnos de problemas ¡y para enseñarnos a poner el hombro para la carga! El papel de padre Básicamente, el Reino se divide en tres grupos, y esto queda claro a través de la Escritura. La distribución del Tabernáculo claramente divide el Reino en tres grupos: El Atrio El Lugar Santo El Lugar Santísimo los niños pequeños. los jóvenes. los padres. 48 Heredando las promesas El apóstol Pablo lo presenta de esta manera: “Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres” (1 Co. 4:15). Hoy, la abrumadora necesidad de la iglesia en todo el mundo es la paternidad. Hay muchos rumores, muchas doctrinas son proclamadas, pero… ¡poder escuchar el claro sonido de un padre: uno que ha experimentado el mensaje! Dios estaba preparando a Abram para ser un ejemplo de un verdadero Padre. Escuchemos lo que el Espíritu está diciendo con respecto a nuestro Siquem: nuestro lugar de trabajo. Más aún, ¡esforcémonos en poner nuestro hombro para la carga y que podamos ser fieles hasta en las tareas más pequeñas! Ser fieles en nuestras responsabilidades en el trabajo o en el hogar, nos está capacitando para ser material útil en el Reino. El encino de More: el maestro Algunas traducciones interpretan la palabra “encino” como roble: el roble de More. El nombre “More” significa maestro. No se nos dice cuanto habitó Abram en More. Sin embargo, sí sabemos que More fue una parte muy significativa del viaje, porque Abram edificó un altar allí; por lo tanto, era un lugar de consagración. Lo que debemos retener de la estadía de Abram en More, es el aspecto del maestro. Una parte integral de la paternidad es que un padre es un maestro. Un padre debe tener las respuestas para sus hijos naturales y/o espirituales. Un padre entrena a sus hijos para que puedan irse. De hecho, ésta es una de las razones por las Heredando las promesas 49 que Dios escogió a Abraham para ser su modelo. Después se dice de Abraham: “Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él” (Gn. 18:19). El alumno es tan bueno como su maestro Si nos estamos preguntando qué tiene que ver la enseñanza con la herencia, la pregunta se responde en el versículo anterior. La verdadera herencia son las personas. Lo único que podemos presentar al Señor en la próxima vida es la gente que Dios nos ha dado por herencia. ¿Qué clase de personas le vamos a presentar al Señor? ¿Se han preparado para presentarse en el palacio del Rey? La preocupación de Pablo era presentar hijos e hijas que hubiesen llegado a la plenitud, perfeccionados por la gracia de Dios. ¡Por eso el apóstol instruyó a sus hijos, por eso el apóstol corrigió a sus hijos! La herencia puede continuar solamente si nuestros hijos están caminando en la verdad. Si queremos fruto que permanezca, tenemos que enseñar a nuestros hijos los caminos de Dios, y ¡tenemos que corregirlos! Los 10,000 maestros de Corinto debieron haber estado pasando por alto todos los flagrantes pecados que estaban siendo cometidos. ¡El verdadero padre los corrigió! Si queremos fruto que permanezca, tenemos que enseñar a nuestros hijos los caminos de Dios, y ¡tenemos que corregirlos! 50 Heredando las promesas “El estableció testimonio en Jacob, Y puso ley en Israel, La cual mandó a nuestros padres Que la notificasen a sus hijos; Para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; Y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos” (Sal. 78:5-6). ¿Qué hace a un buen maestro? Abraham estaba tomando este concepto desde el principio de su viaje. ¿Qué hace a un buen maestro? Un buen maestro es alguien que ya ha resuelto los dilemas de su propio corazón. Se ha encontrado con Dios y ha hallado las respuestas. Aprendemos por medio del estudio, y nunca debemos dejar de estudiar; pero nunca entendemos realmente las Escrituras, sino hasta que atravesamos ciertas experiencias en la vida. Después que hemos pasado nuestro “More”, tenemos lecciones que podemos impartir a nuestra descendencia. Hace más de treinta años, pasé por una experiencia en mi vida, que fue como si Dios abriera mi oído y mi corazón a Su Palabra. Fue como si, del cielo, hubiera venido sobre mí un apremio. Me despertaba temprano en la mañana; muchas veces estaba sentado ante mi escritorio a las 3:00 de la mañana. Oh, la Palabra era tan real, tan preciosa. Todas las mañanas estaba bebiendo de la fuente, bajo un cielo sin nubes. Me estaba alimentando del maná de Su abundante provisión. Sí, también tenía una familia y tenía que ir a trabajar cada mañana. Pero, durante ese tiempo y punto específico de mi vida, estaba acampando en More. Heredando las promesas 51 Sin duda, todo el viaje es una experiencia de aprendizaje; pero también atravesamos experiencias únicas, y las lecciones obtenidas de estas experiencias, se convierten en el mensaje de nuestra vida. Pablo dijo haber tenido una experiencia así cuando fue apartado por un tiempo en Arabia (ver Gá. 1:17). Como ministros, debemos enseñar, pero para enseñar, debemos estudiar y aprender continuamente. El ministerio de maestro es el ministerio principal de los días del fin, y Dios desea levantar verdaderos padres espirituales que puedan instruir a las multitudes. ¡Los milagros son importantes, pero el propósito de los milagros, básicamente es crear la plataforma para el ministerio de la Palabra! ¡Si queremos heredar las naciones, primero debemos enseñarle a las naciones! 53 CONSAGRA EL LUGAR DEL ENCUENTRO Génesis 12:7 “Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido”. Aquel a quien el Señor se le aparece ¡Cuando tenemos un encuentro nuevo con el Señor, lo que queremos es construir allí un altar de consagración! He predicado durante 30 años, y en el transcurso de éstos, he conocido un buen número de ministros. A muchos los considero mis colegas y mis homónimos. Por otra parte, hay ministros a los que Dios les habla cara a cara. Cuando Dios se le aparece una y otra vez a uno de Sus siervos, yo no lo considero como un ministro ordinario. ¡Cuando tenemos un encuentro nuevo con el Señor, lo que queremos es construir allí un altar de consagración! La diferencia entre Aarón y los otros levitas, era la diferencia entre ministrar en el Atrio y ministrar detrás del velo (Nm. 16). Estoy enfatizando estas cosas para que podamos ver la grandeza del hombre Abraham. Cristo se apareció a Abraham, y Abraham se regocijó de ver el día (vamos a examinar esto nuevamente). 54 Heredando las promesas A tu descendencia daré… Una vez más, se le confirma a Abraham la promesa concerniente a su descendencia (Abraham aún no tenía hijos). Continuemos teniendo en mente, que el mayor cumplimiento de la promesa sería en “la descendencia”. ¡Eso nos incluye! No obstante, el aspecto físico de esas promesas se aplicaba básicamente al Israel natural, por ejemplo, la promesa de la tierra. Estudiaremos la tierra en capítulos siguientes; y como veremos, Dios puso límites muy específicos. Es interesante que aún hoy (4,000 años después), los enemigos de Israel siguen contendiendo por la tierra que Dios le prometió a la descendencia de Abraham. ¡Hasta que llega a cumplirse, el enemigo nunca cesa de desafiar la promesa de Dios! Israel únicamente reclamó una pequeña parte de la posesión prometida, y después fue expulsada de ella. Obviamente, habrá un cumplimiento futuro de esa promesa en el Milenio. Nuestra singular herencia Nuestro Señor aún hace promesas con respecto a la tierra. Dios hasta promete naciones (espiritualmente) a aquellos que Lo agraden. El apóstol Pablo reclamó naciones para las cuales él fue una luz (Hch. 13:47). Podemos pensar en varios misioneros a los que les fueron dadas naciones específicas como herencia. Por ejemplo, a Adoniram Judson le fue dada Birmania, a William Carrie le fue dada India… Ciertamente, hay otros que también tienen su Heredando las promesas 55 herencia en esos lugares. Sin embargo, Dios es muy preciso en cuanto a la herencia, y no podemos asumir nada. He enseñado en varios países y creo que Dios nos dará una herencia allí; no obstante, no me atrevo a reclamar esos países como herencia única para mí, pues esas naciones les han sido prometidas a otros. Y edificó allí un altar Abraham fue conocido por sus altares. Parecía como si Abraham se movía de altar en altar. El altar es el lugar de unión con Dios, no solamente en el Antiguo Testamento (recuerde que Abraham fue antes de la Ley). El apóstol Pablo dijo: “Tenemos un altar, del cual no tienen derecho de comer los que sirven al tabernáculo” (He.13:10). Los judíos únicamente podían encontrarse con Dios en el altar, el cual estaba en Atrio Exterior de su Santuario. Pero Pablo dijo que nosotros tenemos un altar del cual los (incrédulos) judíos no pueden participar. Los judíos únicamente podían acercarse a Dios por medio de un sacrificio. No es diferente para nosotros. Únicamente podemos llegar a Dios por medio de nuestro sacrificio “hecho una vez para siempre”: el Señor Jesucristo. Solamente podemos acercarnos por medio de la sangre derramada por nuestro Salvador; solamente podemos acercarnos a través del velo de Su carne crucificada (ver He. 10:19-20). Sí, tenemos un altar, pero éste es invisible. Llegamos por medio de la sangre, pero ésta es invisible. Los judíos no pueden ver este altar porque éste tiene la forma de una cruz, y es invisible. Heredando las promesas 56 El altar es el lugar donde nos encontramos con Dios. Veamos algunas cosas que se llevan a cabo en el altar: · · · · · · La reconciliación. La comunión. La adoración. El sacrificio. La consagración. La decisión. Ofrezcámosle a Dios continuamente El altar es un lugar donde nos consagramos nuevamente al Señor. Siempre que el Señor nos hable de nuevo, necesitamos ir a nuestro altar privado y consagrarnos otra vez. Es por esto que en la iglesia hacemos llamados al altar. Le da al pueblo de Dios la oportunidad de humillarse y tratar con el problema, o con cualquier cosa que el Señor esté hablando. Siempre que el Abraham fue antes de la Ley. Él no Señor nos estaba confinado a un lugar de hable de adoración, como lo estaban los nuevo, judíos (quienes estaban bajo la necesitamos ir Ley). Pero, a dondequiera que él a nuestro altar iba, edificaba un altar, (ésta es una privado y buena ideología del Nuevo consagrarnos Testamento). Abraham fue un otra vez. sacerdote. Nosotros, en el Nuevo Testamento, también somos llamados a ser sacerdotes. Somos llamados a ofrecer sacrificios espirituales por medio de Jesucristo, nuestro Sacrificio “hecho una vez Heredando las promesas 57 para siempre”. Si queremos heredar la buena tierra, continuamente ofrezcamos sacrificios de alabanza y acción de gracias (He. 13:15). Cuando damos alabanza y gracias a nuestro Dios, estamos diciendo: ¡sí Señor, creo! Esto mantiene toda amargura fuera de nuestros corazones. Fue exactamente por esto que Israel falló. Ellos no sirvieron con gozo y tampoco fueron agradecidos. Siempre tendremos victoria sobre circunstancias si ofrecemos sacrificios de alabanza y acción de gracias. No siempre es fácil, ¡pero la fe se libera cuando damos gracias! Después que el Señor habló con Abraham, ¡él se consagró nuevamente en el altar! Hay lugares en donde nos hemos encontrado con Dios, y estos llegan a ser sagrados para nosotros. ¡Tenemos un altar a donde otros no pueden acudir! Heredando las promesas 59 ABRAM SE DESVÍA HACIA EGIPTO Entre Bet-el y Hai Génesis 12:8 “Luego se pasó de allí a un monte al oriente de Bet-el, y plantó su tienda, teniendo a Bet-el al occidente y Hai al oriente; y edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová”. El hecho que Abraham edifica un altar entre dos lugares, nos dice que ese fue un lugar de decisión. Cuidadosamente note los dos lugares en medio de los cuales se encontraba Abraham: Bet-el significa “la casa de Dios”. Hai significa “el mundo”. Hai también puede significar “montón en ruinas”. Probado en el lugar donde se unen los dos caminos En este momento, Abraham está (espiritualmente) entre la Iglesia y el mundo. Es lamentable que los hijos de Dios estén, tan a menudo, acampando entre estos dos lugares. Muchos de la generación cristiana de hoy (2003) no pueden ser distinguidos de los del mundo. Ellos se ven como los del mundo, hablan como los del mundo, piensan como 60 Heredando las promesas los del mundo e imitan a los del mundo. El profeta Elías confrontó a Israel en este asunto cuando dijo: “¿Hasta cuándo vacilaréis entre dos opiniones…?” Es un hecho que todos los hijos de Dios beben ser probados en esos momentos de decisión. Cuando mi madre era una adolecente de unos 17 años, ella luchaba contra las atracciones del mundo (¡Sí, había tentaciones aún en 1934!). Sin embargo, el Señor le habló y le dijo: “procurad hacer firme vuestra vocación y elección”. Entonces, mi madre lo puso en el altar ahí mismo y ¡su vida cambió! Desciende a Egipto Génesis 12:9-10 “Y Abram partió de allí, caminando y yendo hacia el Neguev. Hubo entonces hambre en la tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el hambre en la tierra”. El simbolismo de Egipto En la Escritura, Egipto simboliza el mundo. En su tiempo, Egipto fue la nación más poderosa y opulenta de la tierra. Egipto fue el poder que mantuvo a los hijos de Dios en esclavitud por muchas generaciones. Pero también, Egipto fue levantado para ilustrar el poder de Dios y los propósitos de Dios. Dios quebrantó el poder de Egipto y liberó a Su pueblo de su dominio. Por supuesto, todos conocemos la historia del Éxodo. Israel experimentó la salvación en Egipto. Experimentaron Heredando las promesas 61 allí la Pascua (1 Co. 5:7); y esto inició el viaje hacia la Tierra Prometida. ¡El pueblo de Dios debía dejar Egipto inmediatamente, para no regresar! Todo el escenario iba a servir, para siempre, como una alegoría para la Iglesia (ver 1 Co. 10:1-11). Busca la ayuda de Egipto Al estudiar la historia de la descendencia de Abraham, es sorprendente ver cuántas veces Israel buscó regresar a Egipto, o buscar la ayuda de Egipto. Considere lo que el profeta Isaías dijo al pueblo en su tiempo: “¡Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado! Que se apartan para descender a Egipto, y no han preguntado de mi boca; para fortalecerse con la fuerza de Faraón, y poner su esperanza en la sombra de Egipto” (Is. 30:1-2). “¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová!” (Is. 31:1). Es un hecho desafortunado que, a menudo, los cristianos se vuelven al mundo cuando están en problemas. Aunque es cierto que, a veces, debemos emplear la ayuda de instituciones o profesionales del mundo, tal como un médico o un abogado, el problema está en que los buscamos a ellos antes de buscar al Señor. Ése fue el caso del rey Asa: 62 Heredando las promesas “En el año treinta y nueve de su reinado, Asa enfermó gravemente de los pies, y en su enfermedad no buscó a Jehová, sino a los médicos” (2 Cr. 16:12). Un cristiano nunca debe recurrir a un siquiatra, ya que es una cobertura extraña. Hubo entonces hambre en la tierra Regresando a nuestro texto (Gn. 12:9-10), parece que Abram permitió que las circunstancias se impusieran debido a la hambruna. Como recordará, Abram acampó en medio de dos creencias, pero ahora está descendiendo a Egipto (el mundo) para sustento. Estoy seguro que Abram no entendió el significado espiritual de Egipto; aun así, su desvío hacia allí nos enseña unas lecciones muy importantes. Se cometieron, al menos, tres errores al ir a Egipto: 1. Abram casi pierde a su esposa allí. 2. Agar fue adquirida en Egipto (Gn. 16:1). 3. Ciertamente, Lot y su familia se debilitaron por el esplendor de Egipto. ¡También debemos notar el hecho de que Abram no edificó un altar en Egipto! Apartarse del Espíritu El presidente de nuestra junta, nos cuenta una historia sobre la gran depresión en Gales (la primera parte del siglo XX). Gales estaba sufriendo grandes dificultades económicas, y Heredando las promesas 63 al mismo tiempo, Inglaterra estaba prosperando. El Señor habló proféticamente a los cristianos pentecostales en Gales y les dijo que no se fueran, sino que confiaran en Él. Aun así, muchos de ellos se fueron a Inglaterra, donde encontraron buenos trabajos. Mientras tanto, los que se quedaron experimentaron milagros de provisión, similares al milagro de la viuda cuya tinaja nunca quedaba vacía (1 R. 17:16). Los cristianos que se quedaron, en conformidad con la Palabra, fueron bendecidos. ¡Los cristianos que se fueron a Inglaterra, no percibieron a Dios! Debemos ser muy cuidadosos en los días por venir y prestar atención a las lecciones de la Palabra de Dios. Habrá muchas circunstancias que retarán nuestra fe. Si permitimos que las circunstancias manden, vamos a dejar de percibir a Dios. No estoy diciendo que nunca habrá un tiempo en el cual debamos establecernos nuevamente o usar los recursos de Egipto, etc. La sagrada familia huyó a Egipto. Jacob fue a Egipto a cumplir los propósitos de Dios. Pero, primero, busquemos la voluntad del Maestro. La esposa de Abram Génesis 12:11-20 “Y aconteció que cuando estaba para entrar en Egipto, dijo a Sarai su mujer: He aquí, ahora conozco que eres mujer de hermoso aspecto; y cuando te vean los egipcios, dirán: Su mujer es; y me matarán a mí, y a ti te reservarán la vida. Ahora, pues, dí que eres mi 64 Heredando las promesas hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti. Y aconteció que cuando entró Abram en Egipto, los egipcios vieron que la mujer era hermosa en gran manera. También la vieron los príncipes de Faraón, y la alabaron dela nte de él; y fue llevada la mujer a casa de Faraón. E hizo bien a Abram por causa de ella; y él tuvo ovejas, vacas, asnos, siervos, criadas, asnas y camellos. Mas Jehová hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai mujer de Abram. Entonces Faraón llamó a Abram, y le dijo: ¿Qué es esto que has hecho conmigo? ¿Por qué no me declaraste que era tu mujer? ¿Por qué dijiste: Es mi hermana, poniéndome en ocasión de tomarla para mí por mujer? Ahora, pues, he aquí tu mujer; tómala, y vete. Entonces Faraón dio orden a su gente acerca de Abram; y le acompañaron, y a su mujer, con todo lo que tenía”. Temor y racionalización Primeramente note que, cuando Abram se salió de la voluntad de Dios, parece como que cierto temor y racionalización invadieron su pensamiento. Abram le dice a Sarai que diga que ella es su hermana, lo cual era una mentira a medias. Abram y Sarai tenían el mismo padre. Por supuesto, fue porque Abram temió que los egipcios tomaran a Sarai y lo mataran a él. Sarai tenía 65 años cuando dejó Harán, y aún era una mujer muy hermosa, (Dios estaba preservando a esta grandiosa pareja para que se cumpliera Su Palabra). El temor se puede introducir en nuestro corazón cuando nos salimos del camino. El temor inmoviliza la fe. Heredando las promesas 65 Abraham estaba permitiendo que el temor le impidiera creer lo que Dios había dicho (¡la promesa de Dios aún no se había cumplido!) Recuerdo una historia que alguien contó una vez, sobre ir a un parque de diversiones al cual le habían prohibido ir. Tuvo miedo en el momento en que puso un pie en el parque, y, conforme transcurría el día, tuvo más miedo. El punto culminante fue en la montaña rusa, en donde tuvo tanto terror, que se puso de rodillas (mientras estaba en movimiento) y se arrepintió. ¡Él hizo nuevos votos al Señor de no regresar nunca! Esta racionalización permitió que la esposa de Abram fuera tomada por Faraón. En consecuencia, este incidente irritó a la casa de Faraón. Trajo plagas a la casa de Faraón, “Grandes Plagas”. El Señor le estaba mostrando a Abraham: “¡Yo pude haberte preservado!” Debe haber un progreso en la fe, un madurar de la fe en la vida de uno, antes que la promesa llegue. ¡La fe comienza como una semilla de mostaza, pero debe de crecer! Faraón reprende a Abram ¡Después, Faraón reprendió a Abram y le mandó que se fuera! Realmente es una bofetada cuando somos reprendidos por el mundo. ¡Hiere cuando nosotros, que somos los que representamos el estándar de la justicia de Dios, necesitamos ser corregidos por el mundo! Recuerdo un incidente en mi propia vida, cuando un hombre del mundo me reprendió de tal manera ¡que fue como una bofetada de Dios! 66 Heredando las promesas Otra cosa que debemos ver de este incidente es que, cuando fallamos una prueba, a menudo seremos probados otra vez en lo mismo (ver el capítulo 20, la historia se repite). El hijo de Abraham, Isaac, también fue probado en una situación casi idéntica en Génesis 26. Eso nos dice que, cuando fallamos una prueba, a menudo esas pruebas pasan a nuestros hijos. ¡Eso es aterrador! De regreso a Bet-el y Hai Génesis 13:1-4 “Subió, pues, Abram de Egipto hacia el Neguev, él y su mujer, con todo lo que tenía, y con él Lot. Y Abram era riquísimo en ganado, en plata y en oro. Y volvió por sus jornadas desde el Neguev hacia Bet-el, hasta el lugar donde había estado antes su tienda entre Bet-el y Hai, al lugar del altar que había hecho allí antes; e invocó allí Abram el nombre de Jehová”. Un rodeo completo Creo que deberíamos observar cuidadosamente, que Abram había estado dando un rodeo. Él solamente dio una vuelta completa, y regresó exactamente al mismo lugar del cual había partido, entre Bet-el y Hai. Abram se había desviado bajando a Egipto, pero en Su misericordia, Dios trae a Abram de regreso al altar desde el cual se había desviado. Una vez, un ministro estaba relatando un incidente parecido en su vida. El Señor había traído a este hombre a cierto lugar; y luego, durante la noche, el Señor comenzó a mostrarle varios problemas que había allí. En la mañana, Heredando las promesas 67 él dijo: “¡Gracias Señor, puedo ver que me estás advirtiendo sobre este lugar, así que me iré!” Un año después, estaba de regreso en el mismo lugar. El Señor dijo: “¡Te mostré este lugar para prepararte, ahora quédate!” Estas cosas están registradas en la Escritura para librarnos de cometer los mismos errores. Dios preserva al justo. Como dice la Escritura, el justo puede caer siete veces, pero Dios lo volverá a levantar. ¡Abraham era justo, y el Señor no iba a permitir que él fallara en Egipto! Egipto debe probarnos a todos No es para contradecir lo que acabamos de decir, pero todos debemos pasar por Egipto. Todos debemos ser probados por los encantos de Egipto. Como el peregrino de la historia épica de John Bunyan, todos debemos pasar por nuestra “Feria de las Vanidades”. El problema es que muchos peregrinos nunca logran salir de esa feria. La Escritura cita un ejemplo de esto en 2 Timoteo 4:10: “porque Demas me ha desamparado, amando este mundo…” Muchos ministros fallan debido al amor por el mundo. El materialismo y los placeres del mundo, a menudo seducen a aquellos que se desvían hacia Egipto, ¡y nunca regresan! No améis al mundo Demas fue engañado por los encantos de la feria, pero estudiemos otro peregrino que sí logró salir: “Por la fe 68 Heredando las promesas Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón” (He. 11:24-26). Moisés rechazó los encantos del mundo. Él tenía sus ojos sobre el Reino eterno (invisible). Mantengamos también nuestros ojos en el Reino que no tiene fin. “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Jn. 2:15-17). Hacia el lugar del altar Ciertamente, Abraham había tomado un desvío, pero Dios, misericordiosamente, trajo a Abraham de regreso al lugar desde el cual se había desviado, y allí él se consagró nuevamente al Señor. Heredando las promesas 69 LOT SE SEPARA DE ABRAM Génesis 13:5-7 “También Lot, que andaba con Abram, tenía ovejas, vacas y tiendas. Y la tierra no era suficiente para que habitasen juntos, pues sus posesiones eran muchas, y no podían morar en un mismo lugar. Y hubo contienda entre los pastores del ganado de Abram y los pastores del ganado de Lot; y el cananeo y el ferezeo habitaban entonces en la tierra”. Dos visiones Abram y Lot representan dos visiones diferentes. Son como dos pastores diferentes que guían dos rebaños diferentes, y al final, debe haber una separación. Es como dijo el profeta Amós: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Am. 3:3). Hasta cierto punto, los cristianos pueden caminar juntos; pueden estar de acuerdo en ciertos fundamentos de fe. Pero cuando uno de ellos (como Abram), tiene la visión de los propósitos más altos de Dios, ¡habrá separación! Durante el movimiento carismático (que comenzó cerca de 1966), se hacía bastante énfasis en la unidad. El bautismo en el Espíritu Santo era el denominador común, y creyentes de todo trasfondo denominacional se unían para adorar. A esto le llamamos (escrituralmente), “la unidad del Espíritu” (Ef. 4:3). 70 Heredando las promesas En esta atmósfera, puede existir una coexistencia y una cierta armonía entre los hermanos. ¡Pero ésta no es la unidad final! La verdadera unidad La verdadera unidad no es la idea de tolerarnos y estar de acuerdo uno con otro aquí en la tierra. Verdadera unidad es cuando el pueblo de Dios está de acuerdo con el cielo. Cristo es descrito como la Piedra Angular. El edificio debe tomar sus medidas a partir de “La Piedra”. Dios está buscando un pueblo santo que esté de acuerdo con Él: ¡aquellos que obedecen y hacen! Cristo está buscando a aquellos que van a ser moldeados conforme a Su doctrina. Estoy recordando una pequeña parábola en Isaías, que confirma mi opinión: “Echarán mano de un hombre siete mujeres en aquel tiempo, diciendo: Nosotras comeremos de nuestro pan, y nos vestiremos de nuestras ropas; solamente permítenos llevar tu nombre, quita nuestro oprobio” (Is. 4:1). Aquí tenemos una ilustración de la Iglesia (dividida). A las siete mujeres las vamos a llamar denominaciones. Todas ellas se agarran de un hombre: Cristo. Todas ellas quieren llevar Su nombre: cristianos. Pero todas ellas quieren comer su propio pan: doctrina. Todas ellas quieren usar sus propias ropas: su propia justicia. Nuestro Padre Celestial va a presentarle a Su Hijo una Esposa gloriosa. Ella va a estar en total unidad, en total Heredando las promesas 71 acuerdo con el Señor Jesucristo. Ella ha agarrado la visión de lo eterno: ¡ella ha vendido todo para ser esa Esposa! (ver Ap. 19:7-8). Hubo una contienda Nuestro Señor permite que Sus hijos viajen juntos por un tiempo con el propósito de formar bandos. Estos dos campamentos habían llegado a la total madurez, y sabían bien a qué bando pertenecían. Espiritualmente, siempre existirán los hijos de Lot y los hijos de Abraham. Los hijos de Lot no comparten las mismas convicciones de Abraham, y se van a inclinar hacia Lot. Los verdaderos hijos de Abraham van a orientar sus pasos hacia Abraham. Vendrán cismas y doctrinas que dividirán los campamentos (1 Co. 11:19). · Lot representa a los cristianos del mundo, cuya única preocupación son las cosas de esta vida (muchos de ellos resienten el mensaje de la santidad). · Abraham representa al verdadero peregrino, que está buscando el mejor país y la ciudad que vendrán. Sepárate de nosotros Génesis 13:8-9 “Entonces Abram dijo a Lot: No haya ahora altercado entre nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos. ¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda”. 72 Heredando las promesas Abraham reconoció que la contienda entre los dos campamentos no era un asunto reconciliable. Lo que los separó fue la visión. De mi experiencia puedo decir que, después que las personas han escuchado su mensaje (por un tiempo), o lo reciben o lo rechazan: ¡no se puede convencer a la gente a hacer algo! Abram sabía que tenía que haber una separación. Hace muchos años, me encontraba en una reunión de pastores, en la que un pastor estaba pidiendo consejo respecto a una desavenencia en su iglesia. Este pastor era el pastor adjunto (el pastor también estaba presente), y definitivamente, estaban fluyendo dos corrientes en esa iglesia. La pregunta era: “¿Debemos separarnos?”. Inmediatamente, algunos de los hermanos carismáticos comenzaron a arremeter con palabras de amor y unidad. No obstante, en mi espíritu, no pude estar de acuerdo con ese consejo, y por lo tanto, aconsejé que se separaran. Bueno, no supe qué sucedió con el amor y la unidad de esa reunión, pero si las miradas pudieran matar, ¡hoy no estaría aquí! (a propósito, los pastores siguieron mi consejo). Elige tú Aquí está el espíritu de padre: “No contendamos. Elige tú”. Aquí hay una lección que nuestro padre espiritual (nuestro pastor) nos enseñó: cuando otros eligen, será Dios. No podemos cometer un error cuando permitimos que otros escojan primero. Es el fuerte el que puede permitir que otros escojan el mejor cuarto: la mejor vista, etc. Si usted va a la derecha, yo iré a la izquierda. Heredando las promesas 73 Es realmente el Señor Quien separa las ovejas de las cabras (Mt. 25). Las cabras no aceptan el mensaje de la cruz: morir a sí mismo. Las ovejas aceptarán el verdadero mensaje de la cruz. Divisiones en la Iglesia Una vez fui a un seminario en donde uno de los temas era “divisiones en la Iglesia” (cómo reconciliar diferencias, traer unidad, etc.). Y, quiero decir que estoy de acuerdo con esta teología. De hecho, Pablo atendió esta clase de problemas en Corinto, y aun en la iglesia filipense. En Filipo, Pablo tuvo que tratar con dos mujeres, cuya contienda estaba afectando a toda la Iglesia (Fil. 4:2). Sin embargo, aquí no nos estamos refiriendo a eso. Nos referimos a dos corrientes diferentes, dos ideologías diferentes dentro de la entidad local. Hace 20 años, tuvimos en la iglesia una división muy grande, y aprendimos de ésta, algunas lecciones imborrables. Fue una prueba terrible, pero sabíamos que Dios estaba quitando personas que no eran auténticas. Después de veinte años, puedo volver atrás y reflexionar sobre los que se fueron. Si se hubieran ido para continuar en el Señor, o para hacer algo para Dios, yo habría puesto en tela de juicio mi punto de vista, pero no fue ese el caso. No sé de ninguna de las 44 personas que se fueron que continuaran en el Señor. ¡Muchos de ellos están en el campamento de Lot, o peor! Antes que finalice la Era de la Iglesia, habrá una gran separación del trigo y la cizaña. Por favor no malinterprete lo que estoy diciendo; ¡Lot no se fue al infierno, pero su fin fue muy triste! 74 Heredando las promesas Lot escoge con sus ojos Génesis 13:10-11 “Y alzó Lot sus ojos, y vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección de Zoar, antes que destruyese Jehová a Sodoma y a Gomorra. Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán; y se fue Lot hacia el oriente, y se apartaron el uno del otro”. Lot eligió con sus ojos aquello que tenía la apariencia de ser como “el huerto de Jehová”. Otra vez, notemos la diferencia entre las dos visiones: la visión de Abraham estaba dirigida hacia el cielo. Él miró las cosas a través de los ojos del Espíritu. La visión de Lot estaba en las cosas de este mundo. Como dijo el apóstol Juan: “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo” (1 Jn. 2:16). También recordemos que todo el tiempo que Lot permaneció con Abraham, fue rico y bendecido. Pero como el tiempo lo dirá, Lot solamente escapó con su vida (salvación). Lot habita entre pecadores Génesis 13:12-13 “Abram acampó en la tierra de Canaán, en tanto que Lot habitó en las ciudades de la llanura, y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma. Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera”. Heredando las promesas 75 ¡Lot es el típico cristiano que no tolera el pecado, pero que no tiene el poder para condenarlo! ¡No es suficiente con amar la justicia! ¡También debemos odiar la iniquidad! Salomón amaba al Señor, pero también amaba otras cosas. Lot pasó por alto muchas obscenidades por estar en Sodoma. Oh, a él no le gusta eso, simplemente no puede impedirlo ni alejarse. “Los que amáis a Jehová, aborreced el mal; El guarda las almas de sus santos; De mano de los impíos los libra” (Sal. 97:10). “Has amado la justicia y aborrecido la maldad; Por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros” (Sal. 45:7). “¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen, Y me enardezco contra tus enemigos? Los aborrezco por completo; Los tengo por enemigos” (Sal. 139:21-22). ¡Estamos estudiando al que hereda las promesas! Alza ahora tus ojos Génesis 13:14-16 “Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre. Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada”. · Lot: alzó sus ojos. Perspectiva humana. · Abram: Dios dijo: “alza ahora tus ojos…” Perspectiva celestial. 76 Heredando las promesas La promesa se intensifica Para nosotros es muy importante darnos cuenta que, no fue sino hasta después de que Lot se separó, que Dios habló nuevamente. La razón por la que Dios esperó hasta que Lot se hubiera ido, fue porque Dios no destinó estas promesas para Lot. ¡También note que ahora Dios habla con una mayor unción! “Mira hacia todas direcciones, esta tierra es tuya y de tus descendientes para siempre”. También debemos ver que, mientras el viaje continúa, las promesas se van incrementando continuamente. En este pasaje, la promesa es tener una descendencia como el polvo. El polvo habla de la simiente natural de Abraham. Después, las estrellas se van a incorporar a la promesa, hablando de la simiente espiritual. El Señor pasa años El Señor pasa años perfeccionando el perfeccionando fruto que Él quiere reproducir. El el fruto que Señor le dijo a Adán: “¡Fructificad y Él quiere multiplicaos!” La primera reproducir. preocupación de nuestro Señor, es que llevemos fruto digno de reproducirse (fruto del Espíritu Santo). El Señor no quería que Abram se multiplicara mientras Lot estuviera allí. ¡Es por esto que Dios poda Su Iglesia antes que llegue el avivamiento! Además, debemos notar que fue muchos años antes de que Abram viera los primeros frutos de esa promesa. Debemos apreciar las promesas que Dios da con el pasar de los años. Dios reconfirma, y hasta incrementa las promesas; pero, a menudo, ¡somos probados por muchos años de ver que no se hacen realidad! Heredando las promesas 77 VÉ POR LA TIERRA Génesis 13:17 “Levántate, vé por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré”. “Levántate y vé…” Muchas veces, se requiere una acción física para activar nuestra fe. La vida de Abraham fue una larga caminata, pero Abraham sabía que la tierra sobre la que caminó estaba siendo reclamada para futuras generaciones. De todo esto trata la fe. Es la sustancia de las cosas que se esperan, la evidencia de las cosas que no se ven. No había ni una pizca de evidencia de que la tierra realmente iba a ser de él, ¡excepto que Dios habló y Abraham creyó! “Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa” (He. 11:9). La promesa fue reiterada por Moisés Cada lugar en el que Abraham puso su pie, le fue prometido a él y a su descendencia. De hecho, cerca de 500 años más tarde, cuando ya estaban por entrar a Canaán, Moisés reiteró esa promesa a los herederos de Abraham: “Todo lugar que pisare la planta de vuestro pie será vuestro; desde el desierto hasta el Líbano, desde el río Eufrates hasta el mar occidental será vuestro territorio” (Dt. 11:24). 78 Heredando las promesas Podrá notar que los límites mencionados en Deuteronomio, se extienden mucho más allá de lo que realmente reclamó Israel. También podrá notar, por el pacto que Dios hizo después con Abraham en Génesis 15:18, que Israel solamente reclamó un pequeño pedazo del pastel: “En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates”. La tierra que se le prometió a Abraham se extiende desde el Eufrates hasta Egipto. ¡Abraham caminó por esa tierra! En el Milenio, toda esa tierra va a pertenecer a Israel. La caminata de fe Dios aún le habla a la simiente espiritual de Abraham, y algunas veces es referente a la tierra. Hemos escuchado algunos testimonios de creyentes que sintieron que Dios les habló respecto a ciertos territorios geográficos. Talvez se les dijo que los recorrieran, o que fueran a ciertos rincones de la ciudad, o talvez a una montaña que dominara la nación, etc. Fue aquí que ellos reclamaron ese territorio como herencia para Cristo. Dios desea que Su pueblo posea la tierra. Algunas veces, el Señor habla particularmente respecto a un país o países. Pero, debe quedar claro que el privilegio de reclamar algo así, no es algo a lo que tenemos derecho por simple voluntad humana. “¡Oh, reclamé esta ciudad por fe!” Dios nos elige nuestra heredad (Sal. 47:4). Ciertamente, no hay nada de malo en orar por estos lugares, y usualmente, las personas que oran tendrán una heredad en ellos. Heredando las promesas 79 La herencia no es por elección múltiple Sin embargo, el verdadero llamado misionero no es por elección múltiple: “Bueno, creo que iré a Columbia y seré un misionero allí…” Número uno, Dios no acepta la ofrenda, y, número dos, no hay gracia para el llamado. Moisés le dijo a Israel que no debían tocar ciertos territorios porque no tenían ninguna herencia allí (en ese tiempo). “En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates” (Dt. 2:5; también vea el versículo 9). Moisés también advirtió a Israel respecto al lugar en donde iban a ofrecer su sacrificio: “Cuídate de no ofrecer tus holocaustos en cualquier lugar que vieres; sino que en el lugar que Jehová escogiere, en una de tus tribus, allí ofrecerás tus holocaustos, y allí harás todo lo que yo te mando” (Dt. 12:13-14). Espiritualmente, no tenemos el derecho de ofrecer nuestras vidas en cualquier parte que queramos, sino solamente en el lugar que Dios escoge para nosotros. En realidad, podemos estar trabajando en vano si estamos fuera de la voluntad de Dios. Logos y rhema Tracemos correctamente la Palabra. La Palabra escrita es lo que generalmente conocemos como “logos”. Leemos el “logos” y lo estudiamos, y nos alimenta y edifica. Pero hay otra palabra que describe a la Palabra, y ésa es “rhema”. El “rhema” es la Palabra hablada. Es esa la Palabra de la cual debemos vivir: 80 Heredando las promesas “El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra (rhema) que sale de la boca de Dios” (Mt. 4:4). El “rhema” es la Palabra vivificada. Es la Palabra que Dios habla específicamente a nuestra alma. Sí, toda la Palabra de Dios es verdad; sin embargo, eso no nos da la libertad de reclamar o aplicar indiscriminadamente un versículo donde sea necesario. No podemos reclamar una liberación si Dios está hablando de cautividad. No podemos declarar vida cuando Dios está diciendo: “¡Pon tus cosas en orden, te voy a llevar a casa!” En este punto, ¡muchos queridos creyentes tienen problemas cuando reclaman la Palabra y Dios no la ha hablado! Además quiero establecer que Dios quiere dar a Su pueblo una herencia en muchos lugares, aun cuando nunca hayan salido de su ciudad natal. Al apoyar y orar fielmente por las naciones que el Señor ha puesto en sus corazones, allí habrá una valiosa herencia para ellos. La verdadera vida cristiana es un peregrinaje y una caminata de fe: ¡aun si nunca dejamos nuestra ciudad! Una promesa para los vencedores: “Pídeme, y te daré por herencia las naciones” (Sal. 2:8). Heredando las promesas 81 HEBRÓN Génesis 13:18 “Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí altar a Jehová”. Mamre, que es Hebrón, era conocido por sus encinos. Tiene la connotación de sanidad y esplendor. Aquí tenemos el pensamiento de 3 Juan, donde él dice: “Que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”. Dios estaba haciendo algo en Abraham, y le estaban siendo entregados dinero y salud. El significado espiritual de Hebrón Hebrón es importante porque siempre sería el punto de retorno o base de Abraham. De hecho, Hebrón sería el sepulcro de ambos, Abraham y Sara. Hebrón significa “amistad”. Hay mucha historia vinculada con Hebrón. Hebrón, después, llegó a ser la capital de Judá y el lugar de la segunda y la tercera unción de David. Pero, por el momento, reflexionemos en los eventos más recientes. Después de la separación de Lot y su campamento, Dios intensifica la promesa y lleva al campamento de Abram a Hebrón, que significa “amistad”. En realidad, ¡Dios está llevando a Abraham a un grado mayor de amistad! La verdadera amistad está establecida en la luz y la verdad (1 Jn. 1:7). 82 Heredando las promesas Si recordamos la escena de la Última Cena, no fue sino hasta que el sembrador de discordia fue removido del grupo, que Jesús les dio Su nuevo mandamiento de “ámense unos a otros”. El campamento de Abram estaba en armonía y unidad. De paso, este campamento debía contar con cientos de personas en este momento. Grados de amistad Hay muchos grados de amistad dentro del Reino. Hubo muchos que siguieron a Jesús por distintas razones. Estaba el grupo del “Atrio”. Básicamente, ellos seguían a Jesús por el pan, los peces y los milagros. Estaba el grupo del “Lugar Santo”, quienes Lo presionaban para escuchar la Palabra (Lc. 5:1). Pero también estaba la invitación para el círculo íntimo, el círculo del “Lugar Santísimo”. La invitación que encontramos en Juan es para entrar al círculo íntimo: “Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido” (1 Jn. 1:3-4). ¡Deseamos formar parte del círculo íntimo! Hace muchos años, mi esposa y yo tuvimos amistad con cierto grupo de creyentes que no abrazaban la doctrina del bautismo en el Espíritu Santo y de hablar en otras lenguas. Estuvimos felices allí por un tiempo, pero luego, el Señor dijo: “¡Muévanse!” Bueno, pareció como que habíamos perdido a todos nuestros amigos cristianos, ¡y básicamente así había sido! Pero después, cierto hermano Heredando las promesas 83 nos dio una palabra, que Dios nos llevaría a tener una mayor amistad con los creyentes. Ciertamente, esa “mayor” amistad nos conectaría con personas alrededor del mundo. ¡Y se cumplió! Unidad de los hermanos También debemos observar varios eventos más, los cuales tuvieron lugar en Hebrón. Aquí, David fue ungido como rey sobre Judá, la cual fue su segunda unción. Siete años después, él fue ungido por tercera vez como rey sobre todo Israel (ver 2 S. 2:4 y 5:3). La tercera unción simboliza la unción para ir “detrás del velo”. Fue en el tiempo de esta tercera unción, que Israel se unió como un hombre y que declararon ser carne y hueso de David. De hecho, se piensa que el Salmo 133 se inspiró en este incidente en Hebrón. El Salmo 133 es un salmo de unidad, y ciertamente, su concepción pudo haber tenido lugar aquí. Debemos apreciar el significado de “llegar a Hebrón”. Simboliza amistad y unidad verdaderas. La unidad de los hermanos es comparada a la unción que había sobre Aarón. Ésta fue la unción que le permitió al Sumo Sacerdote entrar al Lugar Santísimo. Fue en este momento de gran unidad y unción, que David tomó la última fortaleza, la fortaleza de Sion. Hasta ese tiempo, era un fuerte de los jebuseos y la última fortaleza que quedaba en la tierra. Interesante, los jebuseos representan a los que siembran discordia, ¡y requirió la unción de los hermanos en unidad el echarlos fuera! Es 84 Heredando las promesas por esto que la verdadera amistad es importante. ¡Era el poder de la Iglesia primitiva! “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía! Es como el buen óleo sobre la cabeza, El cual desciende sobre la barba, La barba de Aarón, Y baja hasta el borde de sus vestiduras; Como el rocío de Hermón, Que desciende sobre los montes de Sion; Porque allí envía Jehová bendición, Y vida eterna” (Sal. 133:1-3). Hebrón fue la base de Abraham, y ahora podemos comprender porqué Caleb deseaba esa montaña: “Por tanto, Hebrón vino a ser heredad de Caleb hijo de Jefone cenezeo, hasta hoy, por cuanto había seguido cumplidamente a Jehová Dios de Israel” (Jos. 14:14). Debe haber una separación antes que llegue la verdadera unidad, ¡pero después, Dios nos enviará gente que es genuina! 85 BATALLA CON LOS REYES En el relato de Génesis 14:1-17, el rey Quedorlaomer, junto a otros tres reyes, conquistó y controló varias ciudades de Canaán, incluyendo Sodoma las ciudades de la llanura, (por lo menos tres de los cuatro reyes eran de Babilonia; probablemente Tidal era un rey hitita). En el treceavo año de este dominio, las naciones cananeas se rebelaron contra Quedorlaomer. Entonces, Quedorlaomer regresó con sus aliados y destruyó, por lo menos, diez de sus ciudades, las cuales incluían Sodoma y las ciudades de la llanura. Después de la batalla, muchos fueron tomados cautivos, y Lot fue llevado junto con los otros. Las ciudades de la llanura incluían Sodoma, Gomorra, Adma, Zeboim y Zoar. ¡Ahora, allí se encuentra el mar Muerto! Peleando las batallas del Señor Génesis 14:14 “En cuanto Abram supo que su sobrino estaba cautivo, convocó a 318 hombres adiestrados que habían nacido en su casa y persiguió a los invasores hasta Dan” (NVI). Quiero examinar algunas verdades que podemos recoger de esta porción de la Escritura. Primeramente, la batalla es parte de nuestro entrenamiento y de nuestro llamamiento. ¡No hay ni un solo creyente coronado en 86 Heredando las promesas gloria, que no haya ganado esa corona sin pelear la buena batalla de la fe! Aun nuestro Señor Jesucristo dijo (en esencia), que serían los violentos quienes tomarían el Reino (Mt. 11:12). Esta batalla, a la cual somos llamados, es espiritual: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Ef. 6:12). Los santos del Antiguo Testamento peleaban contra carne y sangre, pero fue para enseñarnos los principios de la batalla espiritual. Los objetivos son los mismos: ¡quebrantar el dominio del enemigo! Hay un enemigo que mantiene cautivos a muchos hijos de Dios, o a aquellos predestinados a ser hijos de Dios. Este mismo enemigo desafía los propósitos de Dios y busca alejarnos de ese propósito. La buena batalla Cuando vemos la grandeza de la herencia que Dios tiene para nosotros, también debemos darnos cuenta que ésta no vendrá sin ¡No hay ni un un precio. La herencia prometida solo creyente peleará en contra nuestra hasta que coronado en tengamos el dominio. El modelo es gloria, que no claro en el Antiguo Testamento. haya ganado Israel tuvo que pelear su camino esa corona sin hacia la posesión prometida. Pero pelear la también es verdad en el Nuevo buena batalla Testamento. ¡Pablo no ganó esas de la fe! naciones gentiles sin una batalla Heredando las promesas 87 tremenda! De hecho, en un lugar Pablo describe la batalla como “siendo presionados sin medida… más allá de toda fuerza”. “Esta comisión te confío, hijo Timoteo, conforme a las profecías que antes se hicieron en cuanto a ti, a fin de que por ellas pelees la buena batalla” (1 Ti. 1:18, LBLA). Nuestra batalla es espiritual. ¡También nosotros debemos pelear con reyes, (principados demoníacos)! Si queremos ser parte del ejército que sigue a Cristo sobre caballos blancos, debemos aprender la batalla espiritual aquí en la tierra, durante nuestro peregrinaje terrenal. 2 Crónicas 20:1-29, nos da unas tácticas esenciales de batalla espiritual. En esta porción, encontrará, por lo menos, diez principios de batalla espiritual. También debiéramos notar que, en la oración de Josafat acerca de la batalla por venir, Josafat invoca la intervención de Dios sobre la base que esta tierra le pertenece a la simiente de Abraham, ¡quien era el amigo de Dios! (2 Cr. 20:7). Ganando batallas personales Se dice de David, que él peleó las batallas del Señor (1 S. 25:28), pero David no empezó sólo peleando las batallas del Señor. Comenzó ganando victorias personales en su propia vida. Él sabía lo que el Señor podía hacer en la contienda con ambos, el león y el oso (tanto el león como 88 Heredando las promesas el oso, son tipos de espíritus malignos). Primero, David experimentó la unción en su vida personal. Él experimentó la unción al adorar. Experimentó la unción en sus dedos mientras alejaba los espíritus depresivos que estaban sobre Saúl: “Bendito sea Jehová, mi roca, Quien adiestra mis manos para la batalla, Y mis dedos para la guerra” (Sal. 144:1). ¿Ejemplos de victorias personales? Para un creyente nuevo esto podría ser muy variado. Unos tienen que batallar para ser libres de la música rock, o del vicio. Para algunos, es obtener la victoria sobre ciertas relaciones… Y siempre están las muchas pasiones que pelean contra el alma (Stg. 4:1). Entrenados para la batalla Nuestro Señor y Capitán, requiere que Sus santos estén entrenados para la batalla, más allá de la esfera de sólo “mantenerse en el puesto”. Cristo desea un pueblo que va a estar capacitado para pelear por los redimidos. ¡Para liberar a los cautivos y dejar en libertad a los oprimidos! El Señor busca tener un pueblo que sea experto en la guerra, y que pueda pelear Sus batallas sobre la tierra. Por extraño que parezca, Dios permite que ciertos enemigos existan en nuestras vidas con el propósito de enseñarnos cómo ser vencedores. Vea los siguientes versículos: “Estas, pues, son las naciones que dejó Jehová para probar con ellas a Israel, a todos aquellos que no habían conocido todas las guerras de Canaán; solamente para que el linaje Heredando las promesas 89 de los hijos de Israel conociese la guerra, para que la enseñasen a los que antes no la habían conocido” (Jue. 3:1-2). El cielo pelea cuando nosotros peleamos En el libro de los Jueces, encontramos una escena muy interesante. La batalla en el cielo dependía de la batalla en la tierra. Cuando los santos peleaban sobre la tierra, el cielo estaba peleando desde arriba: “Vinieron reyes y pelearon; Entonces pelearon los reyes de Canaán, En Taanac, junto a las aguas de Meguido, Mas no llevaron ganancia alguna de dinero. Desde los cielos pelearon las estrellas; Desde sus órbitas pelearon contra Sísara” (Jue. 5:19-20). Armando a nuestros criados adiestrados Como líderes, y como padres espirituales, debemos entrenar a nuestros siervos leales (nuestra congregación) a pelear. Debemos entrenarlos en el arte de la batalla espiritual. Debemos equiparlos con el armamento mencionado en Efesios 6:10-18. También podrá darse cuenta, en nuestro versículo de texto, que estos criados habían nacido en la casa de Abram: “Y armó a sus criados, los nacidos en su casa”. Cuando emprendemos batallas espirituales serias, no queremos, tras nosotros, soldados que tengan un corazón dividido, sino que preferimos a aquellos que han nacido 90 Heredando las promesas en nuestra casa (iglesia). En otras palabras, aquellos que tienen nuestra visión, aquellos enseñados y entrenados en nuestro campamento. El rey Amasías fue reprobado por el profeta en este preciso punto. Él había contratado a Efraín para que lo ayudara en la batalla (Efraín representa al creyente con corazón dividido). El Señor dijo: “Yo no estoy con Efraín” (2 Cr. 25:7). También recuerde que el ejército de Gedeón fue reducido a 300 hombres piadosos. Trescientos dieciocho El número trescientos dieciocho, también revela un aspecto de los guerreros de Abram: el número trescientos dieciocho se compone de dos números: el número trescientos y el número dieciocho. Trescientos significa “caminar con Dios” (Gn. 5:22). El número dieciocho habla de fuerza. Dieciocho codos era la altura de las dos columnas principales del templo de Salomón. Por lo tanto, a partir de esta figura, podemos concluir que este grupo de guerreros era fuerte en el Señor; eran justos y estaban en armonía con el cielo. El príncipe guerrero Génesis 14:15-17 “Y cayó sobre ellos de noche, él y sus siervos, y les atacó, y les fue siguiendo hasta Hoba al norte de Damasco. Y recobró todos los bienes, y también a Lot su pariente y sus bienes, y a las mujeres y demás gente. Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey”. Heredando las promesas 91 En Génesis 23:6, Abraham es llamado “príncipe de Dios”. También es proclamado “poseedor de los cielos y de la tierra” en Génesis 14:19. Verdaderamente, Abraham era un rey, y en un sentido, es el rey quien sale a la guerra con los reyes (ver 2 S. 11:1). ¿Estamos extrayendo una pequeña sinopsis de nuestro llamamiento en Abraham, nuestro padre espiritual y progenitor? Llamados a ser reyes Por un momento, meditemos en este pensamiento de “rey”. Parte de nuestro llamamiento en el Nuevo Testamento es reinar: “Y los has hecho un reino y sacerdotes para nuestro Dios; y reinarán sobre la tierra” (Ap. 5:10). Note la palabra “hecho”. No nacemos allí, sino que de eso se trata el proceso de elección. Dios nos eligió para Su propósito, y aseguramos ese llamamiento y esa elección sometiéndonos a caminar en el Espíritu. Al caminar en la senda que Dios tiene para nuestra vida, somos moldeados y formados para encajar en ese propósito. Parte de nuestro entrenamiento para ser reyes, está en el arte de la guerra. ¡Abraham fue un príncipe guerrero, y prevaleció sobre una fuerza muy superior! Aunque el recuento de esta batalla no está registrado, pienso que es seguro decir que una alianza que dominó un territorio tan grande como Quedorlaomer fue mucho mayor (numéricamente). Aun en las batallas espirituales que enfrentamos hoy, generalmente estamos enfrentando algo mucho mayor que nosotros. Pero, no son las cantidades o las estadísticas las 92 Heredando las promesas que deberían ser nuestra verdadera preocupación. La cuestión es si Dios está o no de nuestra parte. El Señor se muestra fuerte a aquellos cuyos corazones son perfectos hacia Él. ¡La victoria de Abraham prueba este punto! Él regresó de esta batalla con todos los despojos y todos los cautivos. Fue evidente para el mundo Quién estaba de su lado, y todos los reyes tuvieron que reconocer al “príncipe guerrero”. Dios da este honor a Sus santos “Regocíjense los santos por su gloria, Y canten aun sobre sus camas. Exalten a Dios con sus gargantas, Y espadas de dos filos en sus manos, Para ejecutar venganza entre las naciones, Y castigo entre los pueblos; Para aprisionar a sus reyes con grillos, Y a sus nobles con cadenas de hierro; Para ejecutar en ellos el juicio decretado; Gloria será esto para todos sus santos. Aleluya” (Sal. 149:5-9). Repaso Para concluir este episodio, revisemos las lecciones que hemos aprendido: Como líderes, primero debemos experimentar algunas victorias personales en nuestra propia vida. ¡Luego, debemos enseñar a nuestros siervos leales a pelear la buena batalla! Seremos llamados en repetidas ocasiones, a pelear las batallas de los hijos de Dios. De hecho, a menudo, David y sus hombres fueron llamados para liberar a otros, aun cuando estaban siendo perseguidos. ¡Mientras hacemos el viaje de peregrinos por la vida, también estemos dispuestos a salvar a los oprimidos y a aquellos seducidos por el enemigo! ¡Amén! Heredando las promesas 93 MELQUISEDEC Génesis 14:18 “Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino”. La persona de Melquisedec Después de la batalla con Quedorlaomer, los reyes cananeos salieron a honrar a Abraham; y en medio de ellos había un personaje (dignatario) de Jerusalén, muy inusual. Se nos presenta, ahora, al misterioso rey/sacerdote de Salem (Jeru-Salem). Melquisedec es una figura de Cristo. Según Pablo, en el libro de Hebreos, capítulos 5 al 7, es también una figura del sacerdocio del Nuevo Testamento. Hay cierta mística en lo referente a la persona de Melquisedec, debido a su origen un tanto ambiguo, y a su final algo incierto (como el mismo apóstol sugiere en Hebreos 7:3). Pablo espiritualizó en el hecho que Cristo no tiene principio ni fin, pero que es como Melquisedec “¡un sacerdote por siempre!” Los judíos eran escrupulosos con las genealogías. De acuerdo con la Ley, todo se calculaba conforme al linaje sanguíneo. Pablo estaba trazando una analogía entre Cristo y Melquisedec: ¡Melquisedec era un rey/sacerdote, pero no había registro de su descendencia o de su fin! Melquisedec es mencionado solamente en 94 Heredando las promesas otra ocasión en el Antiguo Testamento (Sal. 110), y esto es profético de nuestro Señor Jesucristo. Es un hecho histórico que, en tiempos de Abraham, los reyes en Jeru-Salem eran electos. Melquisedec le sirve la comunión a Abram “Sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino”. Melquisedec (figurativamente) sirve la comunión por primera vez a Abram: sacó el pan y el vino. Cuando Cristo sirvió la comunión por vez primera, interpretó estos símbolos para nosotros: · El pan: simboliza la relación correcta con el hombre. · El vino: (sangre), simboliza la relación correcta con Dios. Lo que este misterioso rey/sacerdote estaba diciendo a Abraham (simbólicamente), era que él estaba en armonía con Dios y con los hombres. Abram le acababa de rendir un gran servicio a la humanidad. Había roto el yugo opresor del enemigo y había regresado a todos los cautivos. Más aún, Abram tenía el favor de los cielos. ¡Cuando estamos en relación correcta con Dios y con los hombres, hay una gran bendición cuando participamos de los símbolos! Heredando las promesas 95 La bendición de la comunión Génesis 14:19 “Y bendíjole, y dijo: Bendito sea Abram del Dios alto, poseedor de los cielos y de la tierra” (RV 1909). Debido a la posición de Abram con Dios y con los hombres, es este momento el propicio para que una bendición sea conferida durante esta comunión: ahora, Melquisedec bendice a Abram. En realidad, éste es el único servicio donde nosotros somos los recipientes. Hay una impartición en el servicio de la comunión; cuando yo sirvo, me gusta pronunciar una bendición sobre los participantes. Pablo afirma que hay una bendición en la copa de la comunión: “La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?” (1 Co.10:16). Bendito sea Abram del Dios Alto, poseedor de los cielos y de la tierra Qué privilegio tan maravilloso es seguir los pasos de Abraham. Éste es el llamado de la simiente de Abraham: poseer el cielo y la tierra. De hecho, el llamado original de Adán era dominar y sojuzgar la tierra. Por supuesto, sabemos que Adán perdió la autoridad y la corona; pero puede Después de cada batalla, hay algo que se gana en el espíritu: siempre hay un enriquecimiento 96 Heredando las promesas ser recuperada por medio de la simiente de Abraham: ¡esto es, por medio de nuestro Señor Jesucristo! Después de cada batalla, hay algo que se gana en el espíritu: siempre hay un enriquecimiento (ver 1 Cr. 18:11). En tiempos antiguos, el rey vencido perdía su corona ante el vencedor. Talvez no siempre vemos esto, pero en el trono, ¡será reconocido! Abram paga el diezmo al rey y sacerdote Génesis 14:20 “Y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo”. Primero, observe que Melquisedec atribuye la victoria de Abraham al Dios Altísimo. Dios pelea por aquellos que ponen su confianza en Él. Segundo, Abram paga a Melquisedec, el diezmo de todos los bienes recuperados. El apóstol Pablo también hace referencia a este incidente en Hebreos 7:4-10. Aun cuando la grandeza de Abram era mucha, el que le diera el diezmo al rey/sacerdote de Jerusalén hace que la figura de Melquisedec sea aún más grande. Aun cuando la grandeza de Abram era mucha, el hecho de que la figura de Melquisedec lo bendijera, estableció que el rey/ sacerdote ¡era el más grande de los dos! Por supuesto, ¡lo que hay que recalcar es que Melquisedec fue un tipo del Señor Jesucristo, Quien es mayor que Abraham! Heredando las promesas 97 El criterio de dar Pareciera que a través de esta pequeña escena, el padre Abraham está sentando un precedente para dar al Señor. El diezmo ha sido siempre la norma de dar para la obra del Señor. Diezmo significa un décimo (1/10), que también se traduce como “culto racional”. Aunque algunos hijos de Dios nos dirían que no estamos bajo la Ley, el apóstol Pablo nos dice claramente que el diezmo es la norma del Nuevo Testamento, y usa a Abraham para probar el punto. Abraham fue antes de la Ley, y él diezmó. Jacob fue antes de la Ley, y diezmó (Gn. 28:22). De hecho, el sacerdocio del Antiguo Testamento diezmó (figurativamente) en Abraham, quien fue antes de la Ley. “Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos; porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro” (He. 7:9-10). Puntos a considerar sobre Melquisedec · Melquisedec es mencionado en el Antiguo Testamento, solamente en Génesis 14:18-20 y en el Salmo 110. · Melquisedec fue un hombre muy real, no un ser celestial. · Él fue el rey/sacerdote de Jeru-salem. · No tenía genealogía. · En tiempos de Abraham, los reyes eran elegidos en Jeru-salem. · Poéticamente se le llama “el rey de Salem, rey de paz”. 98 Heredando las promesas · Poéticamente se le llama “rey de justicia”. Melquisedec significa “rey de justicia” (ver He. 7:1-2). · Le sirvió la comunión a Abraham. · Bendijo a Abraham. · Abraham pagó el diezmo a Melquisedec. · Melquisedec es un tipo del Señor Jesucristo. 99 EL GALARDÓN DE ABRAM Génesis 14:21-24 “Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram: Dame las personas, y toma para ti los bienes. Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, que desde un hilo hasta una correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, para que no digas: Yo enriquecí a Abram; excepto solamente lo que comieron los jóvenes, y la parte de los varones que fueron conmigo, Aner, Escol y Mamre, los cuales tomarán su parte”. Después de la batalla, a Abram se le ofrecieron todos los despojos que recobró. Abraham libera sin cobrar “… desde un hilo… nada tomaré… para que no digas: Yo enriquecí a Abram”. Abraham rechaza cualquier remuneración porque el hombre podría decir: “¡Hemos hecho rico a Abraham!” Aquí tenemos una pequeña porción de la Escritura a la cual, algunos ministerios de “liberación”, deberían prestar atención. A menudo vemos ministros que cobran por sus servicios: “Envíe una donación y oraremos por su necesidad”. Ciertamente, ¡los ministros que cobran por sus servicios no pueden decir: “El hombre no me ha hecho rico!” Cuando un ministro 100 Heredando las promesas recibe su recompensa de los hombres, ¡se está descalificando a sí mismo de la recompensa eterna! Abraham liberó a los cautivos ¡sin cobrar! Esto nos recuerda al pastor de Dios en Isaías 45:13: “Yo lo desperté en justicia, y enderezaré todos sus caminos; él edificará mi ciudad, y soltará mis cautivos, no por precio ni por dones, dice Jehová de los ejércitos”. Si queremos cobrar por los dones que Dios nos ha dado sin costo, ya hemos tenido nuestra recompensa. Por lo tanto, sigamos en los pasos del fiel Abraham. Abraham vio la recompensa mayor: la verdadera herencia. Los tres hermanos amorreos que se mencionan: Aner, Escol y Mamre, eran obviamente hombres que amaban a Abram y que, indudablemente, se habían convertido al Dios de Abram. Como el mismo Señor dijo: “El que no es conmigo, contra mí es” (Mt. 12:30). Abram dijo, permítanles tomar su parte. Reflexión Tomemos un momento y reflexionemos sobre lo que acaba de suceder: Abram había vencido recientemente a los reyes de Babilonia. El rey/sacerdote de Salem, acababa de honrar al piadoso Abram delante de los reyes de la llanura. Todo el comité de recepción fue testigo de lo que Dios acababa de hacer (15-20 años antes de su destrucción). La fuerza motivadora de Sodoma y Gomorra eran la codicia y la avaricia (materialismo). Abram rechazó todas Heredando las promesas 101 sus recompensas materiales, a excepción de una décima parte, la cual diezmó al sacerdote del Dios Altísimo, y aún ésta sirvió como testimonio para estos hombres malvados. Aún más, Lot debió haberse estado preguntando: “¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué estoy viviendo con esta malvada muchedumbre?” El galardón Génesis 15:1 “DESPUÉS de estas cosas fué la palabra de Jehová á Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón sobremanera grande” (RV 1909). Mantengamos en mente que Abram acababa de rechazar una vasta cantidad de la riqueza de este mundo. Ahora, el Señor habla en una visión y dice: “yo soy tu escudo, y tu galardón sobremanera grande”. Qué visión tan maravillosa se está desarrollando en este viaje de Abraham. Considere lo que ha trascendido hasta aquí: Abram dejó su tierra ¡Dios lo estaba llevando a una mejor nación! Abram dejó su familia ¡Dios le promete una familia más grande! ¡Dios lo lleva a Hebrón, un lugar de mayor comunión! Dios dijo: “¡Yo soy tu Galardón Sobremanera Grande!” Abram rompe su comunión con Lot Abram rechaza las recompensas del mundo 102 Heredando las promesas Los tres niveles El Reino de Dios siempre es revelado en “tres niveles” o tres divisiones, como las tres divisiones en el escenario del Tabernáculo. Es lo mismo con los galardones. Existen (si podemos decir) tres niveles de galardones en el Reino: · El Atrio Exterior (galardón): Jesús dijo que si un hombre da solamente un vaso de agua en Mi Nombre, no perderá su recompensa. Los hijos de Dios son recompensados por los más pequeños actos de bondad en Su Nombre. · El Lugar Santo (galardón grande): Jesús dijo que hay un gran galardón para aquéllos que sufren por causa de Su Nombre. David dijo que, hay gran galardón en guardar Sus mandamientos. · El Lugar Santísimo (galardón sobremanera grande): ¡El galardón sobremanera grande es ganar al Mismo Cristo! Ganar a Cristo Cuando pensamos de qué trata toda la herencia, ¿no es ganar a Cristo? Si ganamos a Cristo, ¡lo ganamos todo! ¿No era éste el principal deseo del apóstol Pablo? “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo” (Fil. 3:8). Heredando las promesas 103 “El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo” (Ap. 21:7). El vencedor gana a Cristo, y si gana a Cristo lo gana todo; y Dios será su Padre y él será Su hijo. En el Antiguo Testamento, la tribu de Leví estaba separada para el sacerdocio. La tribu de Leví no tenía una herencia como las otras tribus, porque el Señor era su especial herencia. En el Nuevo Testamento somos llamados a ser un reino de sacerdotes, no obstante, el mayor de los premios es ganar a Cristo. “Yo soy… tu galardón sobremanera grande”. ¿Cómo podemos medir tal declaración? Abraham ganó a Cristo, y el Señor también le promete ser su escudo. En otras palabras, nada puede tocar a Abraham sin tener que pasar a través de su escudo invencible: el Mismo Señor. El heredero Génesis 15:2-3 “Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno ¡Si no Eliezer? Dijo también Abram: Mira reproducimos que no me has dado prole, y he aquí hijos que será mi heredero un esclavo espirituales, nacido en mi casa”. entonces no vamos a tener No creo que Abraham haya percibido nada que todo el impacto de lo que el Señor le presentarle al acababa de decir. A menudo, no Señor en Su podemos captar la grandeza de lo trono! primero que dice el Señor. Requiere 104 Heredando las promesas digerirlo un poco. Así que Abram responde: “Ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer”. Abram aún está preocupado por las promesas que no se han cumplido con el pasar de los años. En la parte semítica del mundo, ésta es aún la principal preocupación de cada patriarca: tener un hijo, o un heredero. Ésta pareciera una simple declaración, pero si no hay un heredero, se termina el linaje familiar. Lo mismo es verdad en el ámbito espiritual. ¡Si no reproducimos hijos espirituales, entonces no vamos a tener nada que presentarle al Señor en Su trono! O, si nuestra presente generación o descendencia, no es santa, no van a continuar divulgando el Reino. Reforcemos este punto por una promesa dada a Isaías: “Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre” (Is. 59:21). Vemos aquí una verdad que se repite a través de la Escritura: reproduciremos (espiritualmente) en nuestros descendientes, el don único que Dios nos ha dado. Tal vez ese don sea en el área de la fe, o la sanidad, o en el área de la enseñanza, o en lo profético, o aun en la música. El manto y la bendición que se nos han impartido, serán transmitidos a nuestros hijos espirituales. Smith Wigglesworth fue célebre por sus hechos de fe; y todos sus descendientes espirituales eran de la misma mentalidad y del mismo espíritu. ¡Dios quiere bendecir Heredando las promesas 105 a las naciones a través de la simiente santa que reproducimos! La promesa es reiterada y ensanchada Génesis 15:4-5 “Pero he aquí que la palabra del Señor vino a él, diciendo: Tu heredero no será éste, sino uno que saldrá de tus entrañas, él será tu heredero. Lo llevó fuera, y [le] dijo: Ahora mira al cielo y cuenta las estrellas, si te es posible contarlas. Y le dijo: Así será tu descendencia” (LBLA). El Señor responde a la pregunta de Abram y le dice: “Eliezer no será tu heredero, sino uno que saldrá de tus entrañas será tu heredero”. Luego, el Señor invita a Abram a salir de su tienda y ver los cielos, (hay ciertos ambientes que proveen un panorama de los cielos más grande que otros; y estoy seguro que éste debe haber sido uno de esos. ¡El cielo nocturno debe haber sido espectacular!) “Si te es posible contarlas…” A propósito, esta fue la inspiración para nuestra portada. Si comparamos esta promesa con la última promesa de Génesis 13:16, notaremos una leve rectificación. La última promesa fue “una descendencia como el polvo de la tierra”. Ahora, el Señor está hablando de las estrellas del cielo. Claramente, hay dos grupos diferentes en estas promesas; en otras palabras, el Israel natural y el Israel espiritual: · La simiente física: de la tierra. · La simiente espiritual: del cielo. 106 Heredando las promesas Añorando el cumpli miento Es sorprendente cómo el Señor continuamente da testimonio de las promesas que Él ha hecho, ¡aunque la promesa parezca demorar, demorar y demorar! Algunas veces, los años pasan, y nos preguntamos si esas promesas aún están en el ámbito de lo posible. Entonces, nos encontramos en un lugar donde somos desconocidos y alguien, proféticamente, reconfirma la promesa. Las promesas tienden a burlarse de nosotros, ¡no que sea la promesa quien se burle, sino que el enemigo usa esa promesa para tratar de probarnos que ésta no tiene validez! Creo que el mayor clamor dentro de nuestro hombre espiritual es ser fructífero. En la Escritura, la “mujer estéril” representa el clamor profundo del alma: “¡Oh quiero fruto, mucho fruto… almas que sean tocadas para Tu reino, Señor!” ¡Todas las ilustraciones de la mujer estéril en la Escritura, representan a quien ha pasado años “sin ver!” Ella ha pasado años siendo humillada y sin dar a luz la vida que tan desesperadamente desea. Sin embargo, cuando esa promesa se cumple, y ella da a luz a ese “hijo varón”, ¡ese hijo usualmente afecta a la nación o a las naciones! (espiritualmente, ¡estamos hablando de dar a luz al Cristo que tenemos dentro!) Canta, oh estéril, canta Isaías ilustra a la mujer estéril en Isaías 54:1: “Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto; porque Heredando las promesas 107 más son los hijos de la desamparada que los de la casada, ha dicho Jehová”. El apóstol Pablo cita este versículo en el libro de Gálatas en referencia a la simiente prometida de Abraham: el Isaac. Luego, desarrolla esto hacia la descendencia espiritual: la Iglesia. “Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; Prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; Porque más son los hijos de la desolada, que de la que tiene marido. Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa” (Ga. 4:27-28). ¿Cómo puede la estéril dar a luz más hijos que la casada? ¿Cómo puede la desolada y aquellas que nunca han tenido dolores de parto, dar a luz más hijos? La respuesta es “hijos espirituales”. Pablo está hablando de los hijos nacidos por medio de la fe. Isaac nació a través de un acto de fe. Nacemos al Reino y somos hijos de Abraham, por medio de un acto de fe. En el Reino hay quienes nunca se han casado, pero que tienen miles de hijos en su haber. Hay parejas que nunca han tenido un hijo en lo natural, pero espiritualmente tienen un sinnúmero de hijos: ¡como las estrellas del cielo! Canta, oh estéril. ¡Éste es un acto de fe: cantar antes de que llegue la promesa! Y Abram creyó a Dios Génesis 15:6 “Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia”. 108 Heredando las promesas Abraham fue declarado justo porque, simplemente, creyó lo que Dios dijo. Este pasaje del Antiguo Testamento inspiró tanto a Pablo, que lo incorporó como punto fundamental de la teología del Nuevo Testamento. De hecho, Pablo cita este versículo para establecer una parte integral de la doctrina de la salvación: “la justificación sin obras”. “Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” (Ro. 4:3-5). La salvación viene por un acto de fe. Somos declarados justos sobre la base que creemos en el Señor Jesús, Quien es nuestra justicia. Esto es llamado justicia imputada. ¡La justicia dice “sí” a Dios! 109 EL PACTO ABRAHÁMICO Génesis 15:7-21 Génesis 15:7-8 “Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra. Y él respondió: Señor Jehová, ¿en qué conoceré que la he de heredar?” Continúa el diálogo que empezó entre el Señor y Abraham en el versículo uno de este capítulo. El Señor vuelve a afirmar Su promesa con respecto a la tierra, y Abram responde diciendo: “¿Cómo conoceré que la he de heredar?” Estoy seguro de que algunos interpretarían esta declaración como duda o incredulidad. Pero no creo que haya sido en modo alguno, más que la respuesta de María con el ángel de la anunciación: “¿Cómo será esto?” ¿Habrá alguna señal? ¿Cómo se hará? El convenio Génesis 15:9-10 “Y le dijo: Tráeme una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un carnero de tres años, una tórtola también, y un palomino. Y tomó él todo esto, y los partió por la mitad, y puso cada mitad una enfrente de la otra; mas no partió las aves”. 110 Heredando las promesas Lo que estaba a punto de suceder, era una transacción habitual en esos días. Cuando dos personas se disponían a hacer un acuerdo o un pacto, generalmente tomaban un becerro y lo partían por mitad; luego, las dos partes que celebraban el acuerdo, caminaban entre las dos mitades. Jeremías alude a esta práctica en Jeremías 34:18-19: “Y entregaré a los hombres que traspasaron mi pacto, que no han llevado a efecto las palabras del pacto que celebraron en mi presencia, dividiendo en dos partes el becerro y pasando por medio de ellas; a los príncipes de Judá y a los príncipes de Jerusalén, a los oficiales y a los sacerdotes y a todo el pueblo de la tierra, que pasaron entre las partes del becerro”. Abram sabía muy bien que Dios estaba por hacer un pacto con él. De hecho, Dios iba a confirmar Su promesa con un pacto. Sin embargo, esta transacción iba a ser diferente de cualquiera que Abram hubiese conocido. Dios iba a mostrarle a Abram que el verdadero acuerdo era entre el Padre y el Hijo, haciendo así la promesa inmutable. Entonces, el Señor da instrucciones muy específicas a Abram, con respecto a los animales que iban a ser usados. Significado de los sacrificios Es importante que veamos el significado de los animales usados en este ritual. Abraham está antes de la Ley levítica; sin embargo, estos animales fueron usados después, en los sacrificios levíticos, y son interpretados para nosotros en la Ley. · La becerra: habla de purificación del pecado, pecado pasivo (Nm. 19). Somos responsables del pecado pasivo. Heredando las promesas 111 El pecado pasivo incluye pecados que se cometieron sin intención, ¡o el pecado de no hacer nada! (ver Stg. 4:17). · El carnero: habla de consagración (Ex. 29). Consagración significa separación. Dios demanda de nosotros cierta separación, si queremos ser santos. Hay mucha mezcla en el pueblo de Dios (1 P. 2:11-12). · La cabra: habla de pecar por ignorancia (Nm. 15:27). Algunos hijos de Dios son culpables de pecados de los cuales no están concientes (la ignorancia no es una excusa). La razón de la ignorancia es porque, o no les han enseñado la Ley, o porque no les importa conocerla, (Ro. 3:20). · La tórtola: habla del holocausto (ley de la primera mención, Lv. 1:14). El holocausto habla de compromiso. Romanos 12:1-2 da una analogía del Nuevo Testamento. El primer mandamiento es amarás al Señor tu Dios con todo… · El palomino: habla de la ofrenda por el pecado (Lv. 5:7). La ofrenda por el pecado trata con la naturaleza de pecado. Dios quiere que conozcamos la provisión completa de la cruz y la victoria sobre la naturaleza de pecado. La victoria sobre el pecado no significa erradicación de la naturaleza de pecado, sino más bien, dominio sobre ella (Ro. 6:14). Debemos cumplir las ofrendas para llegar a la plenitud de Dios. Estos sacrificios representan áreas donde Dios trata con nosotros, a lo largo de este viaje de peregrino. Históricamente, Cristo cumplió estas ofrendas en Su sacrificio “hecho de una vez para siempre”. Espiritualmente, nosotros vamos a cumplirlos al 112 Heredando las promesas caminar en el Espíritu, al rendirnos al Espíritu; y venceremos por medio del poder del Espíritu. Como dijo Pablo: “¡Puedo hacer todas las cosas por medio de Cristo que me fortalece!” El temor de una grande oscuridad Génesis 15:12 “Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él”. Después que Abram dispuso los animales sacrificados, una grande oscuridad cayó sobre él. Hemos escuchado esta experiencia descrita por un ministro que, en realidad, tuvo una experiencia similar; sin embargo, pienso que, hasta cierto grado, todos hemos experimentado esto (hablando en lo natural): caer en un sueño profundo, semejante al estupor, en el cual todo es tan negro y uno se siente tan impotente. Una vez experimenté esto, estando en un sueño profundo y oscuro; creí haber escuchado ladrones que entraban a la casa, pero fui totalmente incapaz de levantarme o despertarme. Perecía como si Abram había caído en coma, pero éste era un coma dado por Dios, ¡porque el Señor le iba a enseñar a Abraham su impotencia en este pacto! Éste iba a ser un pacto a convenir entre el Padre y el Hijo. En este pacto, Abram iba a ser como un espectador. Heredando las promesas 113 Predicción de los 400 años en Egipto Génesis 15:13-13 “Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza. Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez. Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí”. Ahora, el Señor empieza a mostrarle a Abram su final, y el destino de su descendencia. La simiente de Abram pasaría 400 años en Egipto. Ellos iban a experimentar los rigores y la aflicción de morar en Egipto (el mundo). Pero luego, en la cuarta generación, saldrían con mucha riqueza. ¡Esto nos dice que nada sucede por simple casualidad a la simiente escogida de Dios! Generaciones de la cosecha Veamos cuidadosamente el versículo dieciséis: “porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí”. Dios permite que la maldad madure antes que Su juicio venga de lleno. Es como la parábola de la cizaña y el trigo. Primero deben madurar, volverse completamente visibles por lo que son. ¡Éstas son personas que han escogido plenamente ser malas, y el juicio de Dios será completo y justificable! ¡La generación del fin será una generación de cosecha, tanto de buenos como de malos! La cosecha de la tierra está completamente madura (Ap. 14:18-19). Heredando las promesas 114 Incidentalmente, en el análisis final, la herencia de los malos va a ser heredada por los hijos de Dios. Pasando por en medio de las partes Génesis 15:17-18 “Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos. En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates”. Aquí hay un versículo muy importante. El horno humeante y la antorcha de fuego, son metáforas de Dios Padre y Dios Hijo: El horno humeante: La antorcha de fuego: Dios Padre. Dios Hijo. El significado de este convenio es que el Padre y el Hijo se pusieron de acuerdo en este pacto. Ellos pasaron entre las partes. Abraham estaba en un profundo sueño y era incapaz de cumplir con cualquier parte de este pacto. Dios Padre y Dios Hijo serían la fuerza capacitadota, y “Ellos” lo realizarían. Esto nos muestra la inmutabilidad del pacto que Dios hizo con Abram y su simiente. No malinterpretemos el designio de esta promesa “garantizada” a Abram. Como nos lo muestran los versículos anteriores, Dios conoce el final desde el principio. El Señor declaró lo que le sucedería a Israel antes de que Heredando las promesas 115 alguno de ellos hubiese nacido. Dios le hizo promesas inalterables a Abram, debido a Su presciencia sobre él: “Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él” (Gn. 18:19). Desde el Eufrates hasta el río de Egipto Un pacto, ésta fue la respuesta del Señor a Abram con respecto a su pregunta sobre heredar la tierra. También debemos darnos cuenta que, la extensión de tierra prometida a Abram y a su simente, nunca ha llegado a ser totalmente una realidad. Aún más, la tierra física ha sido prometida a su simiente física: el Israel natural. Hoy, el tema de la tierra en el Medio Oriente es un motivo de violenta contención. Los enemigos de Israel contienden por la tierra porque están peleando en contra de la promesa de Dios. Al final, Abraham y su simiente heredarán el paquete completo: ¡desde el Eufrates hasta el río de Egipto! 117 AGAR E ISMAEL Génesis 16:1-16, nos da una imagen de lo que puede suceder cuando tratamos de hacer que las promesas se cumplan en nuestra propia fuerza. En este capítulo, tenemos la ya familiar historia de Abraham y Sarai, en la cual ellos buscaban cumplir la Palabra de Dios por medio de la inspiración humana. Hay muchas nociones que podemos obtener de los errores de nuestros padres espirituales, ¡saquemos ventaja de ellos! Una vez, estaba aconsejando a un joven que le echaba la culpa de todos sus males a los errores de sus padres. Él dijo: “mis padres eran cristianos y todo lo que tenían eran problemas, por lo tanto, no vale la pena ser cristiano”. Le dije: “¿qué aprendiste de los errores de tus padres?” Él dijo: “¡aprendí a no cometerlos!” Le dije: “¡bueno, entonces tú deberías ser un cristiano exitoso!” (no es literal). Tratando de cumplir la promesa en la carne Génesis 16:1-3 “Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar. Dijo entonces Sarai a Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al 118 Heredando las promesas ruego de Sarai. Y Sarai mujer de Abram tomó a Agar su sierva egipcia, al cabo de diez años que había habitado Abram en la tierra de Canaán, y la dio por mujer a Abram su marido”. Han pasado más de diez años desde que dejaron Harán, y Sarai tiene ahora cerca de 75 años. Ahora, le parece a Sarai (por lo menos en su propia mente), que ella no es el medio a través del cual el heredero prometido va a venir. Entonces, Sarai ofrece a su esclava “Agar”, como una esposa substituta. En otras palabras, para que ella pueda tener hijos a través de Agar. Examinemos varias cosas sobre este incidente: Primero, éste no era un acto de inmoralidad. Durante el periodo de los patriarcas, y aún durante la Era de la Ley, era legítimo que hubiera provisión para más de una esposa (el Antiguo Pacto era un pacto inferior). Usted puede recordar que Jacob tuvo varias esposas y concubinas. Era permitido en aquel tiempo. Segundo, podemos comprender la lógica de esto; el Señor había declarado que esta simiente prometida saldría de los lomos de Abram. Nada se había dicho con respecto a Sarai. Bueno, ¿tal vez el Señor quiere decir…? ¿Cuán a menudo tratamos de interpretar lo que Dios quería decir? En esto es donde, verdaderamente, debemos separar el alma y el Espíritu. Nuestra alma desea desesperadamente ver ese cumplimiento, y algunas veces, permitimos a nuestro intelecto humano que nos dé la respuesta. Heredando las promesas 119 Avivando nuestro propio fuego Escuchemos lo que el profeta dijo acerca de esto: “¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios. He aquí que todos vosotros encendéis fuego, y os rodeáis de teas; andad a la luz de vuestro fuego, y de las teas que encendisteis. De mi mano os vendrá esto; en dolor seréis sepultados” (Is. 50:10-11). Aquí está el siervo del Señor, quien obedece la voz de su Señor, pero que luego se encuentra a sí mismo en un lugar de oscuridad, sin ninguna luz. Realmente, éste no es un caso inusual; el verdadero siervo va a experimentar una situación similar. La pregunta es, ¿vamos a confiar y esperar a que Dios hable, o vamos a dar nuestra propia solución? Si tratamos de crear nuestra propia luz, para que podamos encontrar nuestra propia salida, como dijo el profeta: “De mi mano os vendrá esto; en dolor seréis sepultados”. Agar concibe Génesis 16:4-5 “Y él se llegó a Agar, la cual concibió; y cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora. Entonces Sarai dijo a Abram: Mi afrenta sea sobre ti; yo te di mi sierva por mujer, y viéndose encinta, me mira con desprecio; juzgue Jehová entre tú y yo”. Luego que Agar concibe, empieza a despreciar a su señora. De hecho, se volvió muy despectiva: “Dios me ha honrado 120 Heredando las promesas sobre ti… Dios me ha reivindicado…Tú eres estéril, y yo llevo al heredero prometido…” Entonces, Sara se da cuenta que ha cometido un gran error, y que ella había planeado esto en su propio espíritu. Hay varias lecciones que podemos obtener de todo este relato. Pero, por el momento, este incidente nos ayuda a comprender la diferencia entre un acto que nace de la carne, y un acto que nace del Espíritu. Hay proyectos cristianos que nacen de la carne. El que nace de la carne no tiene una promesa real. Analogías del tiempo presente Permítanme ilustrar una pequeña analogía Sara/Agar, del tiempo presente. A menudo, en la Escritura la mujer representa a la Iglesia, o diferentes iglesias. Aquí hay una iglesia (Sara). Tiene una promesa, pero aún no se ha hecho realidad. En otras palabras, es estéril y no ha visto el cumplimiento. Mientras tanto, a esta iglesia (Sara), se le encomienda predicar y enseñar a otros. Ellos siembran la semilla en muchos lugares (en otras naciones), y en consecuencia, algunas de esas obras son bendecidas y crecen mucho más que “Sara”, la iglesia que les enseñó. Entonces, ¡ellos voltean a ver a la iglesia Sara y dicen: “¿Quién es usted? Tenemos más que usted!” También puedo pensar en varios ministros que concuerdan con esta analogía: uno es un verdadero padre, y es un hombre con grandes promesas. Él imparte su sabiduría y su espíritu a un joven, que llega a ser muy fructífero. Después de un tiempo de éxito, el ministro joven mira Heredando las promesas 121 con desdén a su padre espiritual (aquel que le enseñó todo lo que sabe) pensando: “¿Quién es usted? ¡Tengo más de lo que usted tiene!” Debemos ser muy cuidadosos al reconocer que Dios da y Dios quita. ¡El ministro (Agar), perdió todo lo que tenía! Agar huye de Sarai Mientras esta escena continúa, (versículos 6-14), Sarai trata con mucha aspereza a Agar. Entonces, Agar huye al desierto, donde es visitada por un ángel. El ángel consuela a Agar y le dice que regrese y se someta a su señora. El ángel también le dice a Agar que su hijo debe llamarse “Ismael”, y que él también llegará a ser multitud de pueblos. Debemos comprender que Dios cuidó de Agar, a pesar de las circunstancias (en un sentido, Agar era una víctima, y Dios comprende esas situaciones). Pero, también es importante ver que la promesa no se iba a cumplir a través de una esclava, sino a través de Sara. El nacimiento de Ismael Génesis 16:16 “Era Abram de edad de ochenta y seis años, cuando Agar dio a luz a Ismael”. “Dar a luz a un Ismael” ha llegado a ser una expresión proverbial que básicamente significa: “¡Fue un error!” Cuando nos salimos del Espíritu nos atamos a cometer errores, y algunos de esos errores se quedan como un recordatorio. Los “Ismael” no se van. Los descendientes de Ismael aún existen, y hasta el día de hoy pelean contra Israel. 122 Heredando las promesas Las iglesias Ismael Hay iglesias Ismael. Son hijos de Abraham (salvos), pero tienen una promesa pequeña, o no la tienen. Éstas son obras que no nacieron del Espíritu. Existen, pero todo lo que pueden producir o reproducir, son otros ismaelitas. A propósito, más tarde, los ismaelitas llegaron a ser conocidos por tener un pendiente de oro en la oreja (Jue. 8:24). Hay muchos ejemplos de “obras Ismael”, pero supongo que una ilustración será útil: existen ciertas organizaciones de iglesias que están fundamentadas y basadas en la psicología. La psicología no proviene de Espíritu Santo; viene del espíritu humano. Hay cristianos que están en la psicología, pero no existe tal cosa como “psicología cristiana”. La psicología no puede romper yugos o ataduras; ¡en el mejor de los casos, solamente puede hacer un arreglo temporal! Es un Ismael que no puede producir algún fruto eterno. A menudo hay largas épocas de silencio, años de (aparente) repetición que hasta retan nuestra fe. Años de silencio Abraham tenía 86 años cuando nació Ismael. Pasarían otros trece años antes que el Señor volviera a hablarle (Gn. 17:1). De este relato debemos entender que a menudo hay largas épocas de silencio, años de (aparente) repetición que hasta retan nuestra fe. Y luego, siempre está la tentación de regresar, tal vez regresar Heredando las promesas 123 a un Harán, o regresar a la familia, o a amigos, o a la antigua iglesia donde nacimos. Pablo describe el viaje del peregrino en Hebreos 11:15-16: “Pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad”. Qué hermoso espíritu poseían estos peregrinos. No anhelaban volver a casa, o regresar; sino anhelaban la ciudad celestial. ¡Anhelaban ver el cumplimiento de la promesa! 125 SE LE CAMBIA EL NOMBRE A ABRAM Génesis 17:1 “Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto”. Anda delante y se perfecto Ahora, han pasado trece años desde el nacimiento de Ismael. Es el año noventa y nueve de Abram, y el Señor se aparece a Abram A un y dice: “anda delante de mí y sé agricultor, perfecto”. El mensaje con el que nos le toma encontramos, concerniente a la vida de muchos Abram, es que Abram es “el fruto de años muestra”. Es como dijo el apóstol perfeccionar Pablo: “Si las primicias son santas, (lo la especie que sigue también es santo). A un que desea agricultor, le toma muchos años reproducir. perfeccionar la especie que desea reproducir. La palabra usada para “perfeccionar”, tiene el sentido de ser “sin mancha”. Esta palabra también tiene el sentido de ser completo. Eventualmente, la caminata de fe nos guiará a circunstancias que revelen una naturaleza que Dios quiere 126 Heredando las promesas enmendar. El hecho de que el número trece sea revelado en este relato, nos dice que, verdaderamente, Dios estaba haciendo una obra de expiación en la vida de Abram. “Trece” habla de expiación. Dios estaba ordenando perfección en la caminata de Abram, y eso nos dice que ¡podemos ser perfectos cuando caminamos delante de Dios en obediencia! El apóstol Pablo afirma esto en 1 Juan 1:7: “Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”. Nuestro Señor Jesucristo demandó perfección, y el Nuevo Pacto provee el poder (la gracia) para hacerlo. La perfección que Jesús demandó (telios), es en relación al crecimiento. Conforme continuamos caminando en la luz, o en la verdad presente, podemos ser perfectos. Abram se convierte en Abraham Génesis 17:2-5 “Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera. Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo: He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes. Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes”. Una vez más, el Señor afirma Su pacto con Abram. Más aún, Él intensifica la promesa. Te multiplicaré Heredando las promesas 127 en gran manera. Continúe teniendo en mente que a Abram se le ha reafirmado esto por 24 años (¡eso nos ayuda algunas veces!). Un cambio de naturaleza Sino que será tu nombre Abraham. ¿Qué es tan significativo en un cambio de nombre? Un nombre es una revelación del carácter de una persona. Cuando el Señor le da a alguien un nuevo nombre, ¡Él está haciendo una declaración concerniente a quién es él o ella! Un cambio de nombre indica una nueva posición en Dios. Cuando el nombre de Jacob fue cambiado a Israel, él también experimentó un cambio de carácter. Jacob significa “torcido”, pero Jacob prevaleció con Dios y se convirtió en Israel, ¡un príncipe! Pero ese no es el final de la historia. También se le dio otro nombre “poético” después de su muerte. Es llamado Jesurún, que significa “hecho recto” (ver Dt. 32:16 y 33:26). Esto también es una promesa al vencedor: “y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe” (Ap. 2:17). Este cambio de nombre no solamente nos indica que Abraham fue un vencedor, sino también que algo fue obrado en su vida. Elegido Abram significa “padre enaltecido”. Abraham significa “padre de multitudes”. Ahora, Abraham había cambiado de “llamado” a “escogido”. Él había calificado para ser 128 Heredando las promesas el progenitor de las naciones. Alguien dijo una vez que la Iglesia actual carecía de “padres”. Pablo dijo: “¡aunque ustedes tienen 10,000 ayos, tienen pocos padres!” Dios quiere que progresemos para convertirnos en padres espirituales, aquellos dignos de ser reproducidos, (a propósito, ¡fue en el siguiente año que el heredero prometido le llegó a Abraham!). Como recordará, trazamos la diferencia entre ser llamados, ser escogidos y ser fieles. También los adecuamos con las tres divisiones del Tabernáculo. Abraham acababa de pasar por trece (13=expiación) años de silencioso perfeccionamiento. Ahora, el Señor se encuentra con él, renueva (intensifica) las promesas y cambia su nombre. También veremos que, es en este tiempo, que a Abraham le es dado el pacto de la circuncisión. Circuncisión (espiritualmente) habla del nuevo corazón. Reyes saldrán de ti Génesis 17:6 “Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti”. Naciones saldrán de ti, y reyes saldrán de ti. Primero consideremos este pensamiento de reyes. Muchos reyes surgieron de la simiente de Abraham: el rey David y el gran rey Salomón, y los que siguieron de ese linaje. Pero ninguno se puede comparar al Rey que iba a nacer de María virgen, quien también era de la simiente de Abraham. El Evangelio de Mateo comienza: “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham”. Heredando las promesas 129 El Rey de Reyes, y el Señor de Señores se permitió a Sí Mismo nacer a través de la simiente de Abraham. Aunque Cristo nunca usó una corona, ni se sentó en un trono durante Su comisión terrenal, Él estuvo completamente al mando. Ciertamente, ¡Él reinó sobre la vida y la muerte! Somos llamados a ser reyes La simiente espiritual de Abraham está también llamada reinar en esta vida y en la próxima. Pablo lo puso así: “… mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia” (Ro. 5:17). Reinar en esta vida es el prerrequisito para reinar en la siguiente. Aquellos que reciban abundancia de gracia y el don de justicia, reinarán. Van a triunfar sobre el mundo (1 Jn. 5:4). La gran comisión es enseñar a todas las naciones, hacer que las naciones comprendan su herencia en Cristo. De hecho, Pablo declaró esto en Hechos 20:32. Parte de la herencia es el llamado a ser reyes y sacerdotes. Espiritualmente, hay mucho de lo cual apropiarse para cumplir el llamado. Ésta es la responsabilidad de la Iglesia: necesitamos preparar a nuestros hijos espirituales para su llamamiento real. El libro de Daniel nos da una idea de la clase de instrucción que es demandada: “Muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey…” (Dn. 1:4). 130 Heredando las promesas De cada tribu El presidente de nuestra junta, relata un incidente que tuvo lugar mientras él estaba en una parte muy primitiva de África. Parecía que estaba teniendo dificultad al tratar de impartir algunas de las verdades más profundas de la Palabra de Dios. La tentación era ceñirse únicamente a lo básico, y comentar superficialmente las cosas más profundas. Durante la noche, el Señor comenzó a hablar: “He provisto para que cada linaje, tribu y lengua sean reyes y sacerdotes. Debes enseñar las verdades más profundas, para que ellos puedan entender el llamado” (no es literal). Aún nos estamos refiriendo a nuestro versículo de texto (versículo 6), acerca de los reyes que saldrían de Abraham. Nosotros estamos incluidos en esa promesa, y aun así, debemos cerciorarnos de nuestro llamado y elección. Que sea éste también nuestro deseo, preparar un pueblo para el trono: “En lugar de tus padres serán tus hijos, A quienes harás príncipes en toda la tierra. Haré perpetua la memoria de tu nombre en todas las generaciones…” (Sal. 45:16-17). El pacto de Dios es reafirmado a la simiente de Abraham Génesis 17:7 “Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti”. Heredando las promesas 131 Más tarde, el Señor confirmó estas promesas a Isaac y a Jacob, y las reiteró a las generaciones siguientes. En el versículo ocho, Dios también confirma a Sus descendientes las promesas acerca de la tierra. Estos pocos versículos nos ayudan a comprender algo acerca de las promesas o palabras proféticas que se hablan sobre nuestras vidas. Parte de la promesa dada a Abraham nos afecta. Algunas de las cosas que se hablan sobre nosotros pueden ser de largo alcance, aun fuera de nuestra presente dispensación. En la Escritura, encontraremos promesas dadas a personas, quienes nunca verían el cumplimiento en sus días. Algunas de las promesas dadas a Abraham se extienden a la Era de la Iglesia, y otras al Milenio y más adelante. Por lo tanto, ¡es posible recibir una promesa de Dios que no se haga realidad sino hasta la siguiente era! 133 EL PACTO DE LA CIRCUNCISIÓN Génesis 17:9-14 Al reflexionar sobre el pacto previo que Dios hizo con Abraham (Gn. 15:8-21), “El Pacto Abrahámico”, recordamos que fue un pacto que se acordó entre el Padre y el Hijo. Fundamentalmente, Abraham estuvo allí para atestiguar este pacto, el cual, básicamente se refería a la tierra prometida. Pero ahora, Dios le va a dar a Abraham otro pacto, el cual él y sus hijos deben guardar: “El Pacto de la Circuncisión”. Génesis 17:10-14 “Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros. Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros. Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje. Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado por tu dinero; y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo. Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella persona será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto”. 134 Heredando las promesas Debe ser guardado durante generaciones Ahora, el Señor da a Abraham un pacto que él y sus hijos deben guardar a través de las generaciones. El pacto de la circuncisión sería el sello del campamento de Abraham. Todo hijo debía ser circuncidado para poder ser receptor de las continuas bendiciones que son prometidas. El acto físico de la circuncisión, es básicamente cortar la carne inmunda. Las implicaciones espirituales Los judíos pusieron gran interés en el aspecto físico de este pacto, pero no fueron así de meticulosos en las implicaciones espirituales del mismo. Aun en el Antiguo Testamento, los profetas trataron de iluminar a Israel al respecto. Veamos varios pasajes: “Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz” (Dt. 10:16). “Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas” (Dt. 30:6). “Circuncidaos a Jehová, y quitad el prepucio de vuestro corazón, varones de Judá y moradores de Jerusalén; no sea que mi ira salga como fuego, y se encienda y no haya quien la apague, por la maldad de vuestras obras” (Jer. 4:4). Heredando las promesas 135 Estos profetas también hablaron sobre labios incircuncisos y oídos incircuncisos (ver Ex. 6:12 y Hch. 7:51). El profeta Isaías dijo: “soy hombre de labios inmundos, y habito en medio de un pueblo de labios inmundos”. ¡Creo que podemos captar el mensaje aquí! Las promesas de Dios son para los de la circuncisión, y como veremos, ¡esto también incluye a los creyentes del Nuevo Testamento! Los incircuncisos no pueden heredar junto con los verdaderos hijos de Abraham, ¡aquellos que siguen en los pasos de fe de Abraham! “Aquella persona será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto”. La familia de Lot no estaba circuncidada, ¡él es un buen ejemplo del cristiano carnal, o de aquellos que no van a heredar junto con Abraham! Muchos de los judíos basaron su salvación en el acto físico de la circuncisión, pensando: “Estamos en el Reino. Por nacimiento, somos hijos de Abraham”. Juan el Bautista dijo esto: “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras” (Mt. 3:8-9). La verdadera circuncisión La verdadera circuncisión ha sido y siempre será la gente que es real, que adora a Dios en espíritu y verdad. Pablo dijo esto en Filipenses 3:3 “Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne”. 136 Heredando las promesas También debemos observar que el teólogo dijo en Romanos 2:28-29 “Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios”. Dentro del Reino, hay muchos que son incircuncisos (espiritualmente). La iglesia de Corinto disuelve toda duda sobre ese punto. Ellos eran “carnales”. Carnal significa lascivo, terreno y sensual. A menos que el pueblo de Dios permita que la espada del Espíritu circuncide sus corazones, no puede heredar la bendición de Abraham. La circuncisión no sucede en la salvación Cuando nacemos de nuevo, somos “salvos”; y, básicamente, nuestra salvación reside en el hecho que hemos sido perdonados. Sin embargo, no tenemos un corazón nuevo. De hecho, rápidamente descubrimos que en nuestras vidas, hay muchas áreas que necesitan ser crucificadas o sometidas a muerte. De nuevo, de esto es de lo que se trata la caminata en el Espíritu. El Señor nos guía a circunstancias que exponen una naturaleza que debe ser sometida a muerte. Tenemos convicción por medio de Su Palabra y de Su Espíritu. Un niño recién nacido debía ser circuncidado al octavo día. El número ocho habla de “nueva vida” o “nuevo comienzo”. También habla de resurrección y del mundo Heredando las promesas 137 que está por venir. Ésa fue la visión de Abraham, y la señal de la circuncisión lo capacitó para esa visión. La analogía espiritual que vislumbramos de esto, es que no somos circuncidados cuando nacemos (nacemos de nuevo). La circuncisión viene después del nuevo nacimiento. Es un proceso continuo de cortar de nuestro corazón la vieja naturaleza, o las obras de la carne, con la espada del Espíritu, la cual es la Palabra de Dios. ¡Aquellos que se someten a la circuncisión espiritual, son los que tienen una visión de la eternidad! Una generación de incircuncisos Lo primero que Josué hizo después de conducir a Israel a través del Jordán, fue llevarlos a Gilgal, donde todos fueron circuncidados. Básicamente, la generación joven, al completo (aquellos que nacieron en el desierto), fueron circuncidados (ver Jos. 5). De igual forma, vivimos en una generación de cristiandad a la cual (en su mayoría), nunca le ha sido enseñado el mensaje de la “vida crucificada”, o el mensaje de la circuncisión del corazón. Indudablemente, será necesario un gran avivamiento para que se abra el corazón del pueblo de Dios y escuche el mensaje. En realidad, de esto se trata todo el Nuevo Testamento: el mensaje del nuevo corazón y el nuevo espíritu. Una vez más, ¡no sucede en la salvación, es un acto del Espíritu Santo conforme nos rendimos a Él! “Porque este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días- declara el Señor-. Pondré mi ley 138 Heredando las promesas dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo” (Jer. 31:33, LBLA). “Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré; Y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo” (He. 8:10). ¡El Israel natural no verá el cumplimiento de esta promesa sino hasta el Milenio, pero para la Iglesia, la promesa es ahora! El Nuevo Pacto, es la realidad del corazón circuncidado. 139 EL HEREDERO DEBE LLEGAR A TRAVÉS DE SARA Génesis 17:15-21 Génesis 17:15 “Dijo también Dios a Abraham: A Sarai tu mujer no la llamarás Sarai, mas Sara será su nombre”. Éste fue, definitivamente, el punto decisivo más importante en las vidas de Abraham y Sara. El hecho que ambos habían tenido un cambio de nombres, nos dice que Dios había hecho algo en sus vidas. Sarai, significa “princesa”. Sara, significa “reina”. Una reina tiene una posición mayor que la que tiene una princesa. Más aún, con este cambio de nombres, ¡Sara debe haber tenido una renovación de su juventud, porque, ahora, el Señor pronuncia una concepción! ¡Ellos deben haber sido una pareja muy bien parecida! Recuerde que Sara es un tipo de la Iglesia fructífera, la estéril que reprodujo multitudes (ver Gá. 4:23-24). Sara será la madre Génesis 17:16-17 “Y la bendeciré, y también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella. Entonces 140 Heredando las promesas Abraham se postró sobre su rostro, y se rió, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de concebir?” Cuando Abraham escucha que el niño vendrá por medio de su esposa de noventa años de edad, ríe dentro de su corazón. Ciertamente, esta risa no es una risa burlona, más bien, una risa de fe, una risa de asombro y sorpresa. Era una risa de “demasiado bueno para ser verdad”. Abraham cree, pero solamente quiere que el Señor lo vuelva a decir. No se equivoque con respecto a este incidente. Abraham creyó que podía suceder. “Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino se fortaleció en fe, dando gloria a Dios…” “(Como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen. El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido” (Ro. 4:17-21). Asimismo, en este relato debemos notar que Sara también iba a convertirse en un tipo de madre para toda la descendencia de Abraham. El apóstol Pedro usa a Sara Heredando las promesas 141 como un modelo para las hijas espirituales de Abraham. La característica principal que Pedro le atribuye a Sara es “mansedumbre” (1 P. 3:4-6). La mansedumbre es la cualidad que acepta la voluntad de Dios, ¡sea ésta buena o mala! A la mansedumbre no le asusta aceptar el camino que Dios ha escogido, porque el manso sabe que todas las cosas obran a bien para aquellos que Lo aman. Su nombre será llamado Isaac Génesis 17:19 “Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; (Esto es, Risa) y confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él”. Nuevamente, el Señor declara que el heredero prometido llegaría a través de Sara, e incluso lo llama Isaac. Isaac significa “¡risa!”. A menudo, pasamos años sin ver ninguna evidencia de lo que Dios ha dicho. A veces, la promesa llega al punto de lo imposible (naturalmente hablando). Hasta nos lamentamos y sentimos el dolor dentro de nuestro corazón, ¿hasta cuándo, hasta cuándo, hasta cuándo? Hace muchos años yo estaba pasando por cierta fase de este viaje de peregrino, y me estaba lamentando. Miraba alrededor, y parecía que toda la gente se reía, lo cual no ayudaba a la condición en que me encontraba. Entonces, escuché al Señor hablando varios versículos a mi corazón: “¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! porque tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis” (Lc. 6:25). 142 Heredando las promesas “Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis” (Lc. 6:21). Cuando la promesa llega, habrá gran risa. ¡Una risa santa hace temblar el campo enemigo! ¡Isaac estaba llegando! En Isaac y en su simiente Las promesas y los pactos debían cumplirse a través de Isaac y su simiente. Debemos abrazar por completo esta verdad, porque Isaac representa la descendencia espiritual, los hijos nacidos de la fe. Esto será expuesto más ampliamente después de que veamos el nacimiento de Isaac. También quiero puntualizar que, en el Antiguo Testamento, hubo santos que fueron contados como si hubiesen entrado. Al concluir este capítulo (versículos 20-27), el Señor le dice a Abraham que Sara dará a luz el próximo año. El Señor también habla con respecto a Ismael. Ismael también se convertirá en una gran nación (las tribus de Ismael aún están aquí, pero persiguen a Israel). Entonces, de acuerdo con el pacto, Abraham ordena a toda su familia que se circuncide. 143 TRES VISITANTES CELESTIALES Génesis capítulo 18 En el capítulo dieciocho, Abraham es visitado por tres seres celestiales. Uno de ellos es el Hijo de Dios (esta visitación tiene lugar cerca de tres meses después de la última visita, en el capítulo diecisiete). Esta vez, el Señor asume una forma corpórea. En el libro de Hebreos se nos advierte de no olvidarnos de la hospitalidad: porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles, (ver He. 13:2). Hubo varias razones para esta visita: · Proclamar vida en la matriz de Sara. · Informar a Abraham sobre lo que Él pretendía hacer en Sodoma, para que Abraham pudiese interceder por los pocos que serían salvos. Génesis 18:1-3 “Después le apareció Jehová en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día. Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él; y cuando los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a 144 Heredando las promesas recibirlos, y se postró en tierra, y dijo: Señor, si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo”. El Señor asume una forma corpórea Abraham reconoció inmediatamente al Señor y Le rogó que Se quedara. El Señor Jesús hizo una referencia a esto en Juan 8:56-58: “Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó. Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy”. Los encuentros que tenemos con el Señor (el encuentro ante el altar, los encuentros personales donde Dios nos habla) son transformadores. Mientras más Lo conocemos, más nos parecemos a Él. Abraham y Sara proceden a hospedar a sus visitantes (versículos 4-8). Ahora el Señor habla con respecto a Sara: Génesis 18:10-12 “Entonces dijo: De cierto volveré a ti; y según el tiempo de la vida, he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo. Y Sara escuchaba a la puerta de la tienda, que estaba detrás de él. Y Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada; y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres. Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo”. Heredando las promesas 145 El temor y la fe afligen a Sara El Señor proclama vida en la matriz de Sara, y Sara se ríe para sus adentros. ¡Es sorprendente cuántos incidentes similares registra la Escritura, en los cuales Dios escuchaba lo que los hombres decían en sus corazones! Muchas veces Jesús señaló cosas que las personas estaban pensando dentro de sí mismas. Entonces, Sara se pone temerosa cuando el Señor desafía su risa (versículos13-15), y la niega. Bueno, ella no se rió de forma audible; no podía ser escuchada, excepto por Aquel que estaba proclamando vida dentro de su matriz. Sin importar la motivación de la risa silenciosa de Sara, cuando el Señor desafió esa risa, ¡su corazón debió haber comenzado a sentir con ímpetu no solamente temor, sino también fe! El “capítulo de la fe” de Hebreos, dice esto con respecto a Sara: “Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y El Señor como la arena innumerable que está espera, a a la orilla del mar” (He. 11:11-12). menudo, hasta que es La palabra creativa imposible que el hombre se tome el crédito, Génesis 18:14 “¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado y entonces, volveré a ti, y según el tiempo de la ¡Él se mueve! vida, Sara tendrá un hijo”. 146 Heredando las promesas ¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Esta declaración se repite varias veces en el capítulo 32 de Jeremías. El Señor espera, a menudo, hasta que es imposible que el hombre se tome el crédito, y entonces, ¡Él se mueve! Éste es uno de los temas de Pablo a los corintios. Dios, a propósito, escoge los caminos y las formas para hacer que las cosas sucedan, para que “ninguna carne se gloríe”. La Palabra del Señor es creativa. Nuestro Señor llama las cosas como serán, aun si no lo son. Uno de los célebres predicadores del siglo diecinueve, viajaba por barco de Inglaterra a Canadá. Aunque el clima tormentoso los había atrasado casi un día, el predicador proclamó que el Señor había dicho que la nave arribaría en tiempo. El capitán declaró que eso era imposible. ¡El capitán estaba asombrado cuando, unas horas después, llegaron a tiempo al puerto! Reiteremos Romanos 4:17: “(Como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen”. 147 LA INTERCESIÓN DE ABRAHAM Génesis 18:17-33 Parte de nuestro desarrollo, como reyes/sacerdotes, es que debemos saber algo del ministerio de intercesión. Básicamente, el ministerio del sacerdote es interceder en favor de otros. Aunque el Señor puede hacer cualquier cosa que Él desee, Él busca personas sobre la tierra, a quienes Él pueda revelar Su voluntad, para que ellos puedan interceder como corresponda. Ezequiel 22:30 establece este punto. El Señor revela Sus intenciones para Sodoma Génesis 18:17 “Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer?” Este episodio es una continuación de la visita de los tres extranjeros celestiales. La Escritura declara que Dios no hará nada antes de revelar Sus intenciones a Sus profetas (ver Am. 3:7). Casualmente, Abraham también es llamado profeta en Génesis 20:7. Además, Abraham es llamado “amigo de Dios” en 2 Crónicas 20:7, y en Santiago 2:23. El mismo Señor Jesús 148 Heredando las promesas dijo a Sus discípulos: “Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer” (Jn. 15:15). El punto aquí es que un amigo conoce la voluntad del Padre. En otras palabras, el Señor está diciendo: “no puedo esconder Mis propósitos de mi amigo Abraham”. Génesis 18:18-19 “¿Habiendo de ser Abraham en una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las gentes de la tierra? Porque yo lo he conocido, sé que mandará á sus hijos y á su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él” (RV 1909). Porque Yo lo he conocido “Porque Yo lo he conocido…” Yo conozco su carácter, Yo conozco su consagración, ¡y sé que él ordenará a su casa que guarde mis caminos! Pongamos atención a la última oración del versículo 19: “Para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él”. Esta declaración es el verdadero latir de este comentario referente a “Heredando las Promesas”. Las mayores promesas dadas a Abraham, no iban a cumplirse durante su vida. Iban a cumplirse a través de sus “fieles” hijos (tanto hijos naturales como espirituales). Estas promesas iniciaron en la presciencia de Dios acerca de Abraham. “¡Yo lo conozco… él mandará a su casa!” Heredando las promesas 149 Fue por esto que falló la casa de Elí. Él se rehusó a corregir a sus hijos, y no cumplió con las responsabilidades de su ministerio. La promesa continúa a través de nuestros hijos. Como padres o ministros, la promesa continúa a través de nuestros descendientes naturales o espirituales. El verdadero amor corrige y disciplina. Si nuestros hijos naturales o espirituales no maduran para ser padres y madres espirituales ¡hemos perdido! ¡No van a reproducir la simiente santa! Intercesión por Sodoma Génesis 18:20 “Entonces Jehová le dijo: Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo”. El Señor está listo para destruir Sodoma y sus naciones hermanas por su maldad, pero Dios quiere que Abraham lo sepa. El Señor quiere que Abraham Le suplique por los pocos que han de ser salvos. La verdadera intercesión está basada en el conocimiento de la voluntad de Dios, y éste viene por medio de una relación. Hay algo que se desarrolla en el corazón de un padre o líder, por medio de la oración intercesora. Nuestro Mismo Señor hizo intercesión por los transgresores (Is. 53:12). Abraham sabía que su (tibio) sobrino y familia, aún vivían en Sodoma. Talvez, si Abraham no hubiese sido la clase de hombre que era, su actitud pudo haber sido “bueno, ¡el Señor le dio la oportunidad de dejar ese lugar una vez! Arriesgamos la vida para rescatarlos. ¿No entendieron el mensaje?” ¿Cuán a menudo, nosotros los ministros, adoptamos esa filosofía? 150 Heredando las promesas El Señor le dijo a Moisés que se apartara porque Él iba a borrar a Israel del mapa. El Señor dijo: “Ahora, pues, déjame que se encienda mi ira en ellos, y los consuma; y de ti yo haré una nación grande” (Ex. 32:10). Solamente a un verdadero padre se le puede confiar una posición así. Moisés puso su vida en peligro para “pararse en la brecha” por Israel (otras referencias sobre el tema: Ex. 32:32; Nm. 16:46-48 y Ez. 22:30). Génesis 18:22 “Y se apartaron de allí los varones, y fueron hacia Sodoma; pero Abraham estaba aún delante de Jehová”. Dos de los ángeles se fueron para inspeccionar Sodoma, pero Abraham continúa ante el Señor. Abraham suplica 7 veces por los justos Génesis 18:23-25 “Y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío? Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás también y no perdonarás al lugar por amor a los cincuenta justos que estén dentro de él? Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?”. Abraham comienza a suplicar por las almas de los justos en Sodoma, y luego se vuelve específico: “¿Perdonarás la ciudad por amor a los cincuenta?” El Señor dijo que Él perdonaría. En los versículos siguientes (26-33), Heredando las promesas 151 Abraham continúa suplicando. El Señor dijo que perdonaría la ciudad por diez almas justas. Arrebatándolos del fuego La pequeña epístola de Judas, hace referencia a la destrucción de Sodoma y Gomorra en el versículo siete. Judas continúa citándolos como un ejemplo eterno de aquellos que viven vidas impías. Pero también notemos Judas versículos 22 y 23, los cuales también podrían referirse a Sodoma o a aquellos que, espiritualmente, viven en Sodoma: “Y tened misericordia de algunos que dudan; a otros, salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por la carne” (LBLA). Literalmente, Abraham estaba arrebatando del fuego a ese pueblo, por medio de su intercesión. Cristianismo tibio El capítulo diecinueve de Génesis, relata la visita del ángel a Sodoma, el rescate de Lot y la destrucción de las ciudades de la llanura. Todo el relato de Lot es un verdadero mensaje evangelista. De hecho, Jesús usa el ejemplo de la familia de Lot (viviendo en Sodoma), para ilustrar una analogía de los días del fin. Gran juicio vendrá en los días del fin, y si los justos escasamente escapan, ¿dónde estarán el pecador y el impío? La historia de Lot también tiene implicaciones más profundas. Lot representa una corriente, dentro del cristianismo, que va a ser salva “como por fuego”. Lot 152 Heredando las promesas fue llamado justo (2 P. 2:7-8), fue un hombre salvo, pero no aborreció la maldad. Lot no fue santo. Lot fue el tipo de cristiano que podía pasar por alto una gran cantidad de indecencia para disfrutar “una vida mejor”. Oh, él fue hostigado por la maldad que había allí. Aborrecía escucharlos tomar el nombre del Señor en vano, mientras miraba su programa favorito. Se consternaba por las escenas que aparecían en la pantalla, ¡pero no lo suficiente como para apagarla e irse! En resumen, Lot representa al que no se compromete: al cristiano tibio. La intervención de Abraham salvó a Lot del fuego eterno, pero Lot terminó llevándose únicamente lo que tenía puesto. Como dijo el apóstol a los corintios: “… si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego” (1 Co. 3:15). Esto se refiere al cristiano cuyas obras son ¡madera, heno y hojarasca! La destrucción de Sodoma y Gomorra Génesis 19:15-16 “Y al rayar el alba, los ángeles daban prisa a Lot, diciendo: Levántate, toma tu mujer, y tus dos hijas que se hallan aquí, para que no perezcas en el castigo de la ciudad. Y deteniéndose él, los varones asieron de su mano, y de la mano de su mujer y de las manos de sus dos hijas, según la misericordia de Jehová para con él; y lo sacaron y lo pusieron fuera de la ciudad”. Y deteniéndose él… Lot y lo que quedaba de su familia debían ser trasladados fuera de la ciudad. Pareciera como que Lot no comprendió totalmente que estaban parados al Heredando las promesas 153 borde del infierno. El nombre Lot significa “velo” o “cubierta”. Ciertamente, Lot tenía un velo sobre su corazón y sobre su mente. Génesis 19:24 “Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos”. Sodoma sirve como ejemplo para todo tiempo. Hasta este día, las palabras sodomía y sodomita, nos recuerdan la degeneración y la perversión moral de Sodoma. Éste será el fin de los malos, ¡el fuego eterno! Si tan sólo nuestros jóvenes pudieran ver el amargo final de aquellos que aman los caminos del mundo. Recientemente, una de mis ovejas se fue al mundo. Ella era como un becerro saliendo del establo: retozando y jugueteando con el mundo con gran placer. ¡Oh, si ella pudiera considerar su fin! Abraham mira hacia Sodoma Génesis 19:28-29 “Y miró hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la tierra de aquella llanura miró; y he aquí que el humo subía de la tierra como el humo de un horno. Así, cuando destruyó Dios las ciudades de la llanura, Dios se acordó de Abraham, y envió fuera a Lot de en medio de la destrucción, al asolar las ciudades donde Lot estaba”. La intervención de Abraham salvó a Lot y a sus dos hijas, pero la esposa de Lot se volteó para ver Sodoma, en contra de la orden de los ángeles (versículo 26). La esposa de 154 Heredando las promesas Lot amaba tanto al mundo, que, cuando miró hacia atrás, fue inmortalizada en una columna de sal. Si amamos el mundo, ¡entonces no amamos al Padre! Jesús dijo: “recuerden a la esposa de Lot” (Lc. 17:32). El final de Lot Lot ilustra a muchos cristianos que llegan al final de la vida sin nada. Una vez, alguien contó la historia de un hombre que se apartó de los principios bíblicos que le habían enseñado y dedicó su vida a hacer dinero. Sin embargo, en la mitad de su vida, fue golpeado con una enfermedad que le costó la vida. Antes de morir, con lágrimas en los ojos confesó: “¡he sido perdonado, pero no voy a tener nada en el otro lado!” Considere lo que Lot perdió: · Económicamente, Lot perdió todo. Escapó con lo que tenía puesto. Ahora, debía comenzar de nuevo. Cuando aún viajaba con Abraham, Lot era un hombre acaudalado. · Lot perdió parte de su familia en los engaños de Sodoma. · Lot perdió su testimonio al vivir en Sodoma. No tuvo poder para convencer a sus propios yernos del juicio amenazador. · ¡La esposa de Lot fue cristalizada en una columna de sal al desobedecer a los ángeles! Heredando las promesas 155 · La descendencia de Lot (por medio del incesto), Moab y Ben-ammi, fueron los padres de los moabitas y los amonitas. Más tarde, estas dos naciones llegaron a ser enemigas de la raza de Abraham (sin fruto espiritual Dt. 23:3). · Espiritualmente, Lot ilustra al cristiano incircunciso que llega al final de su vida sin nada. No formarán parte de la “Iglesia gloriosa” que es arrebatada. No formarán parte del reino milenial de Cristo. ¡No tendrán ninguna herencia en esta vida o en la siguiente! (son salvos, como por fuego). No se engañen Quiero hacer un comentario final sobre Lot. Lot fue un hombre justo, pero era débil y no tenía mucho carácter. Por favor, no interprete que este relato quiere decir que podemos pecar, y que solamente perderemos nuestra recompensa. ¡Los pecadores se van al infierno! Los descarriados se van al infierno, ¡a menos que se arrepientan! Por favor, no interprete que este relato quiere decir que podemos pecar, y que solamente perderemos nuestra recompensa. ¡Los pecadores se van al infierno! Los descarriados se van al infierno, ¡a menos que se arrepientan! 157 ABRAHAM PROBADO OTRA VEZ POR MEDIO DE SARA Génesis 20:1-18 En esta caminata de peregrinos hay una progresión. Dios quiere llevarnos hacia delante y hacia arriba, y hacia una mayor percepción de Su naturaleza y carácter. Como Pablo dijo: “a la justicia, para santificación” (Ro. 6:19, LBLA). En el capítulo 20, parece que el Señor va a tratar con Abraham en un asunto que afectará a la descendencia que pronto llegará. La prueba Génesis 20:1 “De allí partió Abraham a la tierra del Neguev, y acampó entre Cades y Shur, y habitó como forastero en Gerar”. Al comenzar el capítulo veinte, continuemos teniendo en mente que Abraham tiene 99 años. Sara tiene 89/90 años, y el Señor ha dicho que en el siguiente año, Sara dará a luz al Isaac (debe haber sucedido una verdadera renovación en la juventud de ambos). Una vez más, vemos que Abraham está acampando entre dos lugares. Generalmente, esto indica una prueba. Cades 158 Heredando las promesas significa “santo o consagrado”. Shur significa “una muralla”. Es casi como si Dios está confrontando a Abraham en algo. Sara es tomada Génesis 20:2 “Y dijo Abraham de Sara su mujer: Es mi hermana. Y Abimelec rey de Gerar envió y tomó a Sara”. Parece que Abraham está siendo confrontado nuevamente en algo en lo que había fallado en Egipto 24 años antes (Gn. 12:11-20). ¡Es misericordia de Dios el no permitir salirnos con la nuestra! Sin embargo, me gustaría sugerir varias razones por las que Dios permitió esta prueba: Primero, cuando fallamos una prueba, a menudo nuestro Señor nos da otra oportunidad para poder redimirnos. Las circunstancias de esta prueba son casi idénticas a la anterior. Segundo, creo que el Señor estaba permitiendo que esto sucediera justo antes de la concepción de Isaac. ¿Por qué? Para corregir una imperfección en Abraham, que hubiera podido pasar a la siguiente generación. Si Abraham hubiese pasado esta prueba, nunca se habría repetido en Isaac. Vamos a encontrar que, invariablemente, nuestra descendencia será probada en las mismas pruebas que nosotros fallamos (ver Gn. 26:6-7). En la concepción, los hijos toman la naturaleza del padre. Heredando las promesas 159 Abimelec toma a Sara En defensa de Abraham, permítanme decir que seriamente dudo que Abraham alguna vez haya soñado que el rayo caería dos veces en el mismo lugar. Aunque esto ya había sucedido una vez en Egipto, estoy seguro que Abraham pensó: “bueno, esta vez ellos van a creer que ella es mi hermana y se quedará así; y si preguntan sobre ella, seguiremos con el plan B… haremos una salida rápida…” (ella era su medio hermana). Sara tenía 90 años. ¡Esto, en sí, era un testimonio que Dios estaba haciendo algo! ¿Cuántos hombres tienen que preocuparse por su esposa de noventa años, porque ella es muy atractiva? La Iglesia de los días del fin será renovada Un número de creyentes ha tenido visiones de la Iglesia de los tiempos del fin. Lo que ellos encontraron de extraordinario, fue que todos los hijos de Dios estaban tan jóvenes y llenos de gozo. Es el gozo del Señor el que nos da fortaleza. O, como dice Proverbios: “El corazón alegre es buena medicina”. ¡Hace que los huesos florezcan! Dios trata con Abimelec Génesis 20:3-5 “Pero Dios vino a Abimelec en un sueño de noche, y le dijo: He aquí, eres hombre muerto por razón de la mujer que has tomado, pues está casada. Mas 160 Heredando las promesas Abimelec no se había acercado a ella, y dijo: Señor, ¿destruirás a una nación aunque [sea] inocente? ¿No me dijo él mismo: “Es mi hermana”? Y ella también dijo: “Es mi hermano”. En la integridad de mi corazón y con manos inocentes yo he hecho esto” (LBLA). Dios trata con Abimelec por tomar a la esposa de Abraham. El Señor dijo: “Este hombre es profeta. Devuélvele su esposa o morirás” (versículo 7). Este incidente nos recuerda lo que el salmista escribió en el Salmo105:12-15: “Cuando ellos eran pocos en número, Y forasteros en ella, Y andaban de nación en nación, De un reino a otro pueblo, No consintió que nadie los agraviase, Y por causa de ellos castigó a los reyes. No toquéis, dijo, a mis ungidos, Ni hagáis mal a mis profetas”. Dios censuró reyes por causa de Sus escogidos. Él dijo: “¡No hagáis mal a mis profetas!” Dios reprendió a Abimelec, pero en cierto sentido, Abimelec reprendió a Abraham y a Sara por su falsa apariencia. Dios está en todo lugar Génesis 20:11 “Y Abraham respondió: Porque dije para mí: Ciertamente no hay temor de Dios en este lugar, y me matarán por causa de mi mujer”. La respuesta de Abraham a Abimelec fue: “Yo no pensé que el temor de Dios estuviera aquí”. En un sentido, debemos ser generosos en nuestra apreciación sobre esta situación. En todo el mundo el asunto era “proceda bajo su propio riesgo”. No había una ley establecida sobre Heredando las promesas 161 la tierra, aparte de la ley de la conciencia. Sin embargo, pongamos atención a la lección aquí: ¡Dios está en todo lugar, contemplando lo bueno y lo malo! (Pr. 15:3). Dios ya había probado ese punto en Egipto, hacía 24 años. Sara es reprendida Así, Abimelec devolvió a Sara, y temió en gran manera porque el Señor había proclamado estériles las matrices de todas las mujeres de la casa de Abimelec (versículos 17-18). Génesis 20:16 “Y á Sara dijo: He aquí he dado mil monedas de plata á tu hermano; mira que él te es por velo de ojos para todos los que están contigo, y para con todos: así fué reprendida” (RV 1909). Abimelec hasta le da una pequeña ofrenda de paz a Abraham: para cubrir su ofensa. A Sara le dijo: “Él es para ti como un velo”. De esta manera, Sara también es reprendida. Este pequeño versículo nos ayuda a comprender acerca de qué está hablando Pablo en 1 Corintios 11:10. La mujer necesita permanecer bajo la cobertura del esposo, bajo autoridad. Esa cobertura fue removida cuando Sara accedió a decir que era la hermana de Abraham. Cuando una mujer camina con su esposo, limita a que otros hombres la estén mirando, (cuando un matrimonio está en el orden correcto, el esposo transmite una cobertura protectora sobre su esposa). 162 Heredando las promesas Una esposa debe obedecer a su esposo, a menos que … El hecho que Sara haya sido reprendida por esto, nos dice que las mujeres no deberían andar en conformidad con su esposo en asuntos que son contrarios a las normas de Dios, ¡o incluso en contra de su propia conciencia! ¡Una vez más, quiero decir que es una bofetada en la cara cuando el mundo nos corrige! Una vez un abogado me regañó, ¡y nunca lo he olvidado! Estoy seguro que este incidente hizo que Abraham escudriñara su alma. Cuando miro hacia atrás, recuerdo circunstancias similares en mi vida (esto es, situaciones que no fueron expuestas a la verdadera luz). Esas pequeñas sacudidas desafiaron mi corazón para no permitir que se repitieran. Debemos ver esta clase de tratos como misericordia de Dios, ¡para perfeccionarnos y hacernos santos! No es una buena señal el que Dios permita que las personas continúen y se salgan con las suyas. ¡Es bendición de Dios cuando Él es celoso con nuestra vida! (ver Cnt. 8:6). Abraham y Sara en la eternidad Abraham y Sara están colocados sobre pedestales muy altos en la eternidad. Aun el Nuevo Testamento los alaba como nuestro Padre y nuestra Madre espiritual. Algún día nos sentaremos con ellos, y ellos sabrán nuestros nombres, esto es, si somos la verdadera simiente y hemos continuado caminando en sus pasos de fe. Digo esto porque he escuchado a hijos de Dios haciendo comentarios muy Heredando las promesas 163 críticos acerca de ellos. Pensemos de ellos como si fueran nuestros padres. Si bien pueden haber cometido unos pocos errores, ¡éstos pueden verse relativamente pequeños en comparación con los que nosotros hemos cometido! ¿Cuántas personas conoce usted que sean llamadas “el amigo de Dios”? 165 LLEGA EL ISAAC PROMETIDO Génesis 21:1-5 “Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como había hablado. Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho. Y llamó Abraham el nombre de su hijo que le nació, que le dio a luz Sara, Isaac. Y circuncidó Abraham a su hijo Isaac de ocho días, como Dios le había mandado. Y era Abraham de cien años cuando nació Isaac su hijo”. El hijo de la vejez En este texto hay varias cosas que quisiera examinar. Primero, Dios guarda Sus promesas. A pesar de su edad, a pesar de su incapacidad física para que esto sucediera, Dios lo dijo, ellos creyeron, ¡y eso es suficiente! Hay una pequeña línea de un coro que cantamos a veces, que dice: “Dios se especializa en cosas que parecen imposibles, y Él puede hacer lo que ningún otro poder puede”. Cien Abraham tenía 100 años cuando Isaac nació. El número 100 tiene gran significado en la Escritura. Habla de plenitud, integridad o perfección. El mismo Jesús dio una ilustración de la cosecha del treinta, sesenta y ciento por uno, (Mt. 13; Mc. 4). Estos tres números pueden 166 Heredando las promesas también compararse con las tres divisiones del Tabernáculo. Cien es la medida de la superficie del Lugar Santísimo. El Señor reprodujo a Abraham cuando éste alcanzó la posición de “fruto de calidad”. Además, vamos a notar que el hijo prometido, Isaac, ¡también reproduce un ciento por uno! De hecho, él es el único registrado en la Escritura como uno que dio el ciento por uno (Gn. 26:12). Se ha dicho que los hijos que nacen de último (hijos de la vejez), generalmente tienen las mejores cualidades porque ha habido una mayor madurez en sus padres. Una de las primeras leyes en Génesis, es que toda especie se reproduce semejante a sí misma. Estas leyes también se aplican en lo espiritual. Un joven ministro desea ver un gran crecimiento en su rebaño; sin embargo, no se da cuenta que solamente va a reproducirse a sí mismo (espiritualmente). Así que la pregunta es, ¿qué es lo que él va a reproducir? Ésta es la razón por la cual Dios permite que ciertos ministros sean estériles por muchos años. Él está esperando que ellos lleguen a una madurez digna de imitarse. La Iglesia debe ver la bendición del ciento por uno Isaac representa a los hijos de la fe, o a los hijos de la promesa, llamados Iglesia. Recuerde que las mayores promesas van a ser realizadas a través de los descendientes; esto también nos dice que la Iglesia debe producir el ciento por uno. Creo que la Iglesia de los tiempos del fin va a segar la cosecha del ciento por uno. Los campos han estado Heredando las promesas 167 creciendo a través de los siglos, y estarán maduros en este último tiempo: “Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa”. Nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa (Gá. 4:28). Veinticinco años La Escritura registra que Abraham tenía 75 años cuando dejó Harán. Eso llama nuestra atención, ya que pasaron veinticinco años hasta el cumplimiento. En realidad, podemos encontrar varias interpretaciones del número veinticinco. El sacerdote comenzaba a esperar su ministerio a la edad de veinticinco, y su ministerio era, principalmente, de una naturaleza inferior. Su servicio era en el Atrio Exterior, hasta que tenía cincuenta años (veinticinco años). A la edad de cincuenta años era promovido para servir en el santuario. El número veinticinco puede significar “nuevo orden”. El número veinticinco también puede significar la obra de la gracia: 5 x 5=25, puesto que el número cinco significa gracia. Podríamos decir que Isaac representa el nuevo orden (ver Nm. 8:24-26). Dios me ha hecho reír Génesis 21:6 “Entonces dijo Sara: Dios me ha hecho reir, y cualquiera que lo oyere, se reirá conmigo”. La verdadera promesa es para los desolados, aquellos que han sido hechos estériles por Dios. Al estudiar la situación de la mujer estéril en la Escritura, siempre va a encontrar que fue Dios Quien permitió esa esterilidad. Como se 168 Heredando las promesas afirmó con anterioridad, la mujer generalmente es un tipo de la Iglesia. El Señor permite que venga la esterilidad para producir el clamor correcto del corazón, en otras palabras, un clamor para producir los propósitos reales de Dios. Ana es una ilustración clásica (1 S. 1:1-11). Sara también es representada como la mujer estéril que da a luz a los hijos verdaderos en Gálatas 4:22-28 (estudiaremos esto otra vez). Ahora, Sara se ríe, y todo el campamento ríe de gozo. El Mismo Señor debe tener bastante sentido del humor. El hecho que iban a llamar Isaac (risa) a su hijo, nos dice el final de la historia. Al final, las personas que han permitido que Dios trate con sus vidas, estarán riendo y cantando. Como dijo el salmista: “Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sion, Seremos como los que sueñan. Entonces nuestra boca se llenará de risa, Y nuestra lengua de alabanza; Entonces dirán entre las naciones: Grandes cosas ha hecho Jehová con éstos” (Sal. 126:1-2). 169 ISMAEL SE BURLA DE ISAAC Génesis 21:8-10 “Y creció el niño, y fue destetado; e hizo Abraham gran banquete el día que fue destetado Isaac. Y vio Sara que el hijo de Agar la egipcia, el cual ésta le había dado a luz a Abraham, se burlaba de su hijo Isaac. Por tanto, dijo a Abraham: Echa a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de heredar con Isaac mi hijo”. Los hijos de la carne contra los hijos del Espíritu Aparentemente, pasaron unos años entre el versículo siete y el versículo ocho. Tal vez, Isaac tenía entre 3 y 5 años. Mientras Abraham ofrecía una pequeña celebración para Isaac, Sara sorprendió a Ismael burlándose del pequeño heredero. Sara estaba enfurecida ante el incidente y le dice a Abraham: “Echa a esta sierva y a su hijo”. Éste es un importante pasaje de la Escritura. ¡El que nació de la carne se burla del que nació del Espíritu! Pablo nos da la interpretación de esto en Gálatas 4:22-24: “Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre. Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa. Lo 170 Heredando las promesas cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar”. En los versículos siguientes de Gálatas, Pablo nos muestra claramente que estas dos mujeres representan dos pactos. Agar: el Antiguo Pacto e Ismael. Sara: el Nuevo Pacto e Isaac. “Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa. Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora. Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre. De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre” (Ga. 4:28-31). Obviamente, los hijos nacidos de la carne también pueden incluir a la gente del mundo, pero en el texto de Gálatas (versículos 22-31), Pablo claramente clasifica a Ismael como una figura de la simiente natural de Abraham. En esencia, Israel natural perseguirá a Israel espiritual: la Iglesia. Ciertamente, el libro de Hechos será testigo de esto. Los judíos (la simiente natural), persiguieron a la Iglesia Primitiva, la cual es la simiente espiritual. El movimiento cristiano/mesiánico En la última década, ha estado creciendo un movimiento que, básicamente, se denomina a sí mismo “cristiano/ Heredando las promesas 171 mesiánico”. Especialmente, he observado grandes concentraciones de ellos en Centro América. Creen en Jesús, pero han incluido mucho del judaísmo en su adoración. Guardan las leyes sabáticas y los días festivos. También han incorporado en su doctrina, leyes ceremoniales y costumbres. Hasta cantan y danzan cantos en tono menor (con un sabor judío). Este movimiento se puede comparar con los judaizantes del primer siglo, quienes básicamente mutilaron las iglesias de Galacia. Estos judaizantes trataban de llevar a la Iglesia Primitiva, de regreso a la ley ceremonial. Pablo nos dice muy claramente, que la ley de ceremonias fue clavada en la cruz: “Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz” (Col. 2:14). “Aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz” (Ef. 2:15). Quiero puntualizar que no estamos hablando de las leyes morales. Jesús vino a magnificar las leyes morales. El Sermón del Monte prueba ese punto. Fueron las ordenanzas ceremoniales las que fueron clavadas en la cruz. Echar a la sierva Sara puede haber parecido algo ruda al querer que Abraham echara a la sierva y a su hijo, pero de acuerdo a 172 Heredando las promesas Pablo, ¡ella sí que estaba en el Espíritu! La sierva era una figura del Antiguo Pacto, que estaba esclavizado a muchas reglas y costumbres religiosas. Ismael era una figura de la simiente natural de Israel. Las promesas verdaderas son para Isaac, no para Ismael: “Porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre”. Sí, Israel natural es restaurado en el fin. Dios les renueva Su amor y les trae bendición. Sin embargo, las promesas reales no son para Israel, sino para la Iglesia, y ésta por supuesto, incluye a los judíos convertidos. “Esto es: no los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes” (Ro. 9:8). Ahora nosotros, hermanos, como lo fue Isaac, somos los hijos de la promesa. Pablo no les dio muchos ánimos a los gálatas que se debilitaban a sí mismos con una gran cantidad de ordenanzas religiosas que ya habían sido abolidas. Aun hoy, dentro del cristianismo hay sectas que cargan una gran cantidad de exceso de equipaje. El equipaje de la religión pueden ser tradiciones, rituales, liturgia y varias reglas hechas por el hombre. Algunos han canonizado estas ordenanzas entre sus creencias. ¿Me lastimarán estas cosas? ¿Me lastimarán estas cosas? La salvación es por la fe en la sangre derramada de Jesús. Puede ser que estas cosas no nos quiten nuestra salvación (a menos que confiemos en que ellas nos salvan). ¡Sin embargo, nos van a lastimar! Traerán esclavitud a nuestras vidas. Algunas de estas (tradiciones) son idolatría; van a estorbar nuestra fe y nos Heredando las promesas 173 robarán cualquier recompensa eterna que podamos tener. Raquel, (una de las esposas de Jacob) no fue enterrada junto con los otros patriarcas y sus esposas. Ella era una idólatra y fue quitada de la doble porción (trataré de desarrollar esto más completamente cuando lleguemos a “el lugar del entierro”). En la iglesia católica hay personas que son salvas, pero pueden perder cualquier recompensa que pudieran tener debido a la adoración a los santos (a menos que se arrepientan, Col. 2:18). ¡Algunos hasta pueden perder su salvación si ponen en los santos su fe para ser salvos! ¡Expulsemos a la esclava, que es la religión! Génesis 21:11 “Este dicho pareció grave en gran manera a Abraham a causa de su hijo”. Seguramente, Abraham se lamentó por este incidente, pero también se afligió por la sugerencia de echar a Ismael. Después de todo, Abraham era su padre natural, y estoy seguro que tenía fuertes sentimientos hacia su hijo. Génesis 21:12-13 “Entonces dijo Dios a Abraham: No te parezca grave a causa del muchacho y de tu sierva; en todo lo que te dijere Sara, oye su voz, porque en Isaac te será llamada descendencia. Y también del hijo de la sierva haré una nación, porque es tu descendiente”. Realmente, el Señor tenía que hablar sobre esta situación. No creo que Abraham hubiese sacado a Ismael a menos que Dios le hubiese hablado. El Señor dijo: “oye su voz”. El Señor dijo: “haré una gran nación de Ismael, ¡pero la 174 Heredando las promesas promesa es para Isaac! Después, Ismael fue el padre de doce príncipes que llegaron a ser naciones (algunas de las tribus arábigas vienen de Ismael, ver Gn. 25:12-16). En los versículos siguientes (14-21), Abraham envía fuera a Ismael y a Agar, quien casi fallece como resultado de esto. Pero Dios los observaba tiernamente, así como aún cuida de Israel. Los tratos de Abraham con los filisteos A través del resto del capítulo 21, Abraham continúa en la tierra de los filisteos. Es interesante que se da una contienda entre Abraham y los filisteos a causa de un pozo. Cuatro mil años han pasado, y los palestinos (filisteos) aún contienden con Israel por la tierra. El término moderno para filisteo es “palestino”. Entonces, Abraham cava otro pozo, y llega a un acuerdo con el rey de los filisteos acerca del pozo: Génesis 21:30-31 “Y él respondió: Que estas siete corderas tomarás de mi mano, para que me sirvan de testimonio de que yo cavé este pozo. Por esto llamó a aquel lugar Beerseba; porque allí juraron ambos”. Beerseba significa “el pozo del testimonio”. Abraham procede a plantar un tamarisco allí. Beerseba llegó a ser muy conocida en la Escritura, de hecho, aún hoy existe allí una ciudad. Algunos traducen Beerseba como “el séptimo pozo”. Abraham fue conocido por haber cavado Heredando las promesas 175 varios pozos (Gn. 26:15). Los pozos hablan de la salvación, ¡y nosotros también debemos excavar los pozos de salvación dondequiera que vamos! (¡tenemos este pozo del testimonio dentro de nosotros!). 177 ABRAHAM OFRECE A SU ÚNICO HIJO Génesis 22:1-17 Génesis 22:1 “Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí”. La gran prueba La vida cristiana se compone de pequeñas pruebas y circunstancias que (en realidad) nos están preparando para la gran prueba: la que realmente cuenta y que afectará nuestra posición eterna. Es como el colegio; aprendemos y somos evaluados durante todo el año, pero el examen final es el que cuenta. Israel reprobó La vida las primeras nueve pruebas en el cristiana se desierto; por lo tanto, era natural que compone de iban a fallar en la décima. ¡La última pequeñas fue la que los descalificó! pruebas y circunstancias Génesis 22:2 “Y dijo: Toma ahora que nos están tu hijo, tu único, Isaac, a quien preparando amas, y vete a tierra de Moriah, y para la gran ofrécelo allí en holocausto sobre prueba. uno de los montes que yo te diré”. 178 Heredando las promesas Figura del Calvario Sin duda, este relato es el mejor tipo o presagio del Calvario, que usted encontrará en la Escritura. El padre debe dar a su único y amado hijo como sacrificio. Note que el Señor solamente reconoce al heredero de la promesa como el hijo verdadero (tu único hijo). Este hecho habría se cumpliría literalmente (2,000 años después), cuando Dios el Padre dio a Su único Hijo como sacrificio por nuestros pecados. También debemos notar que, las montañas de Moriah, son los montes que constituyen Jerusalén y los montes que la rodean. Algunos especulan que este incidente tuvo lugar en el Gólgota, el mismo monte sobre el cual Cristo fue ofrecido. Génesis 22:4-6 “Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos. Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros. Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos junto”. Al tercer día… Estoy seguro que Abraham estuvo angustiado los “tres días” que viajaron hacia el monte. Pero, el hecho que los tres días sean mencionados, nos recuerda que Cristo se levantó en el tercer día, y, como vamos a ver, Abraham recibe a su hijo de regreso de los muertos en el tercer día (en figura). Vamos a regresar Note la declaración de fe de Abraham: “volveremos a vosotros”. Abraham creyó que iban a regresar juntos, que Heredando las promesas 179 Dios levantaría a Isaac de los muertos. El apóstol prueba esto en Hebreos 11:17-19: “Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir”. La edad que tenía el “muchacho” es dejada a mucha especulación. Algunos han conjeturado que tenía 40 años. En realidad, Isaac perdió a su madre cuando tenía 37 años, y eso sucedió tiempo después de este evento. Así que, obviamente, tenía menos de 40 años. Algunos han especulado que tenía 33, la edad de Cristo cuando fue crucificado. El término “muchacho” ciertamente se extiende hasta avanzada la adolescencia, porque a David se le llamó muchacho cuando mató a Goliat. Yo mismo, favorecería la idea de que Isaac estaba en los últimos años de adolescencia, talvez cercano a la edad en que empiezan a gozar plenamente de los derechos de hijo (20). Creo que con el fin de cumplir el tipo, Isaac tenía el poder de resistirse a lo que su padre estaba a punto de hacer, pero él accedió a hacer la voluntad de su padre. También observe que la leña fue colocada sobre Isaac: “Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo”. Como sabemos, el madero también fue colocado sobre nuestro Señor Jesucristo para que Él la cargara cuando subía al monte. 180 Heredando las promesas El Padre hizo el mayor sacrificio Todas las promesas de toda una vida estaban personificadas (contenidas) en este hijo prometido. Abraham había esperado mucho tiempo al heredero prometido, había invertido su vida en este único hijo. Ciertamente, todas las promesas están contenidas en este hijo único, y ahora el Señor dice: “¡Ofrécelo!” Hablamos de conocer el corazón del Padre, ¡nadie pudo conocer el corazón de Dios el Padre de la forma en que lo hizo Abraham! Dios el Padre, hizo el mayor sacrificio. Dios “Se” proveerá de cordero Génesis 22:7-8 “Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto? Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos”. Cuando Isaac pregunta acerca del sacrificio, Abraham responde con otra declaración de fe: “Dios se proveerá de cordero”. Esto no solamente apuntaba hacia el Calvario, donde sería inmolado el Cordero de los pecadores, sino también apuntaba al hecho de que “el Mismo” Dios el Hijo, sería el Cordero. “De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado” (He. 9:26). Heredando las promesas 181 “Que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo” (He. 7:27). El sacrificio es impuesto Génesis 22:9-10 “Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña. Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo”. El hijo es atado sobre el altar como sacrificio. También Cristo fue clavado en el madero. Esta escena nos recuerda lo que el salmista dijo en el Salmo 118:27: “Jehová es Dios, y nos ha dado luz; Atad víctimas con cuerdas a los cuernos del altar”. Realmente, este salmo es una referencia a la llegada del Señor a Jerusalén para morir. Cuando no estamos dispuestos a atar el sacrificio en el altar, invariablemente vamos a tratar de volver a tomarlo. El altar puede involucrar gente, circunstancias, un deseo personal y hasta la propia voluntad. Pero si no está atado con cuerdas de compromiso, con facilidad podremos romper nuestro compromiso. Fácilmente nos regresaremos del campo misionero, o buscaremos renovar una relación, etc. Génesis 22:11 “Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí”. 182 Heredando las promesas Seguramente, si el Señor no le hubiese hablado dos veces, Abraham habría inmolado a su hijo: “¡Abraham, Abraham!” El Señor no quería que le pasara nada al hijo de Abraham, ¡era una prueba! Jehová: el que provee Génesis 22:12-14 “Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único. Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto”. En este monte, Abraham tuvo una revelación del Señor. “Jehová-Jireh” es uno de los siete nombres del Señor. Significa: “el Señor provee”. Aquí, un aspecto de la naturaleza de Dios. Él provee para todas Un aspecto nuestras necesidades. “Nada me faltará”. de la Una cosa es saber esto en teoría, pero es naturaleza otra cosa ver la realidad de esto. de Dios. Ciertamente Dios proveyó un cordero Él provee en este monte, y este monte pudo haber para todas sido el mismo monte donde el Señor Se nuestras proveyó del único Cordero aceptable: necesidades. el Señor Jesucristo. Heredando las promesas 183 El Señor hace un juramento Génesis 22:15-18 “Y llamó el ángel de Jehová a Abraham segunda vez desde el cielo, y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz”. Después de que Abraham probó su obediencia ofreciendo a su único y amado hijo, ahora el Señor hace un juramento. Si pudiera visualizar esta escena, podría imaginar que el Señor hizo este juramento con gran intensidad y volumen. Casi puedo ver al Señor gritando: “SEGURO HE JURADO POR MÍ MISMO… Porque no me has rehusado a tu único hijo…” Es como si el Señor estuviera diciendo: “Debido a que no Me has rehusado lo mejor de ti, Yo no voy a retenerte lo mejor de Mí”. Entonces, el Señor incrementa las promesas de bendición y multiplicación: hijos tan numerosos como las estrellas (la simiente espiritual), y como la arena del mar (simiente natural). Pienso que también podemos decir que después de esta prueba, Abraham pasó el tercer requisito para reinar: “¡ser fiel!” Recuerde los tres requisitos: llamados, escogidos y fieles. 184 Heredando las promesas Tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos En este juramento se incluye también una promesa adicional: “Tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos”. Queremos citar las palabras de Jesús, las cuales nos dicen que las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia. Esa es una posición defensiva. Pero en el sentido más real de la promesa, nosotros debemos cumplir la posición ofensiva (asalto): “El reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan” (Mt. 11:12). La Iglesia debe poseer las puertas y las fortalezas de los enemigos. Israel cumplió esto (en figura) cuando entró a su Tierra Prometida. ¡Pero la Iglesia también debe cumplir esto; la Iglesia de los días del fin será triunfante! La bendición del Evangelio Observemos también el versículo dieciocho: “En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra”. El apóstol Pablo interpreta esta declaración como “predicar el Evangelio a toda nación”. “Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham” (Gá. 3:8-9). Fue por medio de la descendencia de Abraham que las naciones serían benditas. Verdaderamente, Israel (como Heredando las promesas 185 nación) fue bendecida mientras caminó en los pasos de Abraham. Sin embargo, este versículo no iba a comenzar a cumplirse sino hasta que viniera la simiente prometida de Abraham: ¡el Señor Jesucristo! Una vez más, recurrimos al gran teólogo Pablo para una explicación: “Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo” (Ga. 3:16). En otras palabras, las verdaderas promesas se iban a cumplir a través del Cristo. Todas las naciones podían ser receptoras de las bendiciones de Abraham por medio del Cristo, Quien era de la familia natural de Abraham: a través de Isaac, a través de Jacob y a través de David. “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Ro. 8:32). Dios el Padre, nos dio lo más querido y lo mejor en la persona de Su propio Hijo. Cualquier otra cosa sería como nada, en comparación. ¡Es un gran honor y privilegio ser parte de esta familia Real. Que nuestra caminata sea digna del llamado! La inmutabilidad del juramento Quisiera volver a enfatizar la magnitud del juramento que Dios le hizo a Abraham. Ese juramento nos concierne, ¡porque somos llamados a ser herederos de esa promesa! Pablo usa la palabra “inmutabilidad”. El término “inmutable” significa que no se puede alterar (no puede cambiar). Veamos: 186 Heredando las promesas “Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo, diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente” (He. 6:13-14). “Porque los hombres ciertamente juran por uno mayor que ellos, y para ellos el fin de toda controversia es el juramento para confirmación. Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento” (He. 6:16-17). A los herederos de la promesa Dios quería mostrar la inmutabilidad de Su juramento, y debido a que no podía jurar por alguien mayor, juró por Sí Mismo: “De cierto te bendeciré…” ¡Dios juró por Sí Mismo, para que (nosotros) los herederos de la promesa, estemos completamente seguros de que Él lo va a hacer! No creo que la Iglesia, en ningún momento de su historia, haya visto la plenitud de la bendición tal como fue prometida. Tal vez, la Iglesia primitiva lo pudo probar por anticipado, pero nuestro Padre reserva el mejor vino para el final. ¡Oh, que podamos (por la gracia de Dios), ser contados dignos de participar de las grandes cosas que Dios tiene reservadas para la simiente escogida del linaje de Israel: La Iglesia! En figura · El padre sacrifica a su amado hijo único. · Es enviado a un monte en las afueras de Jerusalén. Heredando las promesas · · · · · 187 El hijo tuvo que cargar la madera hacia el monte. Después él fue colocado sobre la madera. El hijo se somete al evento. El padre cree que su hijo se levantará de la muerte. Las naciones del mundo son benditas a través de este acto de obediencia. El perfeccionamiento de nuestra fe Para concluir este episodio, considere lo que el apóstol Santiago dijo en referencia a este evento: “¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?” (Stg. 2:21-22). Previamente, hemos comentado sobre la “justicia de la fe”. Abraham simplemente le creyó a Dios con respecto al heredero prometido, y le fue contado por justicia. Pablo usó este texto (Gn. 15:6) en el libro a los Romanos, para establecer su doctrina de salvación: justificación sin obras (Ro. 4:3). Ahora, Santiago usa el sacrificio de Abraham, para enfatizar el “perfeccionamiento de nuestra fe”: por obras. · Somos salvos por simple fe, ¡no se aceptan las obras! · Nuestra fe es perfeccionada en nuestras obras, ¡se requiere de obediencia! 189 SACRIFICAR A NUESTRO ISAAC En esta caminata de fe, nosotros (en algún lugar y tiempo) vamos a tener que sacrificar a nuestro “Isaac”. Vamos a tener que renunciar a algo que nos es muy cercano y muy querido. Recientemente, un amigo nuestro dijo que Dios había tratado con él con respecto a “soltar a su Isaac” para servir a tiempo completo en otra parte. Este pastor tenía a un anciano muy querido, a quien no quería soltar. Pero eso es relativamente pequeño, en comparación a lo que algunos deben sacrificar. Alguien contó una historia de un hombre que trabajó por años, entregándose a un trabajo que él sintió que el Señor le había prometido. Entonces, cuando por fin estaba prosperando el trabajo, el Señor le dijo: “¡Ahora, sacrifícalo!” Como entiendo esta historia es que, después que el hombre entregó su “Isaac”, Dios lo llevó hacia un lugar mucho más grande. Sin embargo, no debemos pensar que siempre resulta de esta manera. Pero va a haber un “Isaac”, y el resultado está en las manos de la providencia, la providencia divina. Dios trató con otro hombre en cuanto a entregar a su esposa. Él sabía que ésta no iba a ser una prueba ordinaria. Sabía que era su Isaac, y tuvo mucha dificultad para sacrificarla. ¡El Señor se llevó a su esposa con Él! ¡No podemos solamente suponer que vamos a recuperar a nuestro Isaac! A menudo implica un gran precio, ¡y aquellos que son grandes en el cielo han sacrificado un Isaac! Heredando las promesas 190 La ecuación Hay un antiguo himno titulado La cruz no es mayor que Su gracia. Cuando miramos lo que hemos perdido a la luz de lo que hemos ganado, no hay comparación. No obstante, algunas cosas solamente pueden ser recompensadas en el cielo. Tal vez, deberíamos considerar nuevamente la ecuación de lo que Abraham perdió comparado con lo que ganó: Comparación de lo que Abraham perdió con lo que ganó: Abraham dejó su país Tuvo un buen nombre. Dejó su familia. Dios lo estaba llevando a un mejor país. Dios le dio un mejor nombre. Dios le dio una familia más grande. Se separó de Lot. Dios lo llevó a Hebrón, un lugar de mayor compañerismo, y de mayores promesas. Rechazó los Dios dijo: “Yo soy tu galardón galardones del mundo sobremanera grande”. (de los reyes) cuando rescató a Lot. Entregó a su único Dios le da las naciones de la tierra. hijo. Muchas de las promesas dadas a Abraham todavía no han sido cumplidas. Génesis 22:19 “Y volvió Abraham a sus siervos, y se levantaron y se fueron juntos a Beerseba; y habitó Abraham en Beerseba”. Abraham regresa a Beerseba, donde había levantado un altar. Años después, Isaac regresa a Beerseba (el pozo del testimonio), y allí, Dios le confirma el pacto. Heredando las promesas 191 EL LUGAR DE LA SEPULTURA La muerte de Sara Génesis 23:1-2 “Fue la vida de Sara ciento veintisiete años; tantos fueron los años de la vida de Sara. Y murió Sara en Quiriat-arba, que es Hebrón, en la tierra de Canaán; y vino Abraham a hacer duelo por Sara, y a llorarla”. En el capítulo veintitrés, muere la esposa de Abraham y éste debe buscar un lugar para sepultarla. Continúe teniendo en mente que Abraham y Sara solamente eran peregrinos pasando por una tierra que aún no era suya. Como el escritor de Hebreos dijo: “Habitando en la tierra de la promesa, como extranjeros…” La importancia del lugar de sepultura El lugar de sepultura tiene gran importancia en la Escritura. Ciertamente, vamos a encontrar que muchos de los santos del Antiguo Testamento, fueron muy específicos con respecto al lugar de su sepultura. Jacob hizo que José prometiera enterrarlo en el lugar de sus padres (Abraham e Isaac). José también dio una orden con respecto a sus huesos: “Por la fe José, al morir, mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio mandamiento acerca de sus huesos” (He. 11:22). 192 Heredando las promesas José no quería que sus huesos se quedaran en Egipto; él quería resucitar en la tierra de la promesa (pasarían otros 400 años antes que sacaran sus huesos de Egipto). Aún más, durante el tiempo de los reyes de Judá, encontramos que algunos reyes fueron específicamente sepultados en el “sepulcro de los reyes”, y otros no. Todos los reyes piadosos fueron sepultados en el sepulcro de los reyes, indicando que ellos reinarían en el Milenio. Hay un mensaje en el lugar de la sepultura. Tal vez el nombre del lugar denota algo con valor eterno. Tal vez dice cómo fue su final. Como dijo Salomón: “En el lugar que el árbol cayere, allí quedará”. En otras palabras, el lugar donde terminamos puede ser una revelación de nuestra futura porción. También puede ser el lugar de nuestra futura heredad. Hemos conocido misioneros que querían ser sepultados en la tierra de su heredad. Macpela: la doble porción El capítulo veintitrés, básicamente comprende el campo y la cueva que Abraham compró para lugar de sepultura. Contemplemos algunas de estas verdades. Primero, el nombre del lugar: Génesis 23:19-20 “Después de esto sepultó Abraham a Sara su mujer en la cueva de la heredad de Macpela al oriente de Mamre, que es Hebrón, en la tierra de Canaán. Y quedó la heredad y la cueva que en ella había, de Abraham, como una posesión para sepultura, recibida de los hijos de Het”. Heredando las promesas 193 Abraham sepulta a Sara en la cueva de Macpela. Macpela significa “el doble”. Esta cueva representa la doble porción. En la eternidad habrá quienes merecerán la doble porción. En el cielo hay un libro de los que han alcanzado la bendición del primogénito: ¡la doble porción! (ref. Sal. 87:5-6 y He. 12:22-23). Isaías también menciona a aquellos que segarán “el doble” (Is. 61:7). Job también alcanzó la doble porción después de su horrenda prueba; y hay otros como José, que calificaron para el doble. ¡Por favor, note que todas estas personas pagaron un gran precio! Más tarde, Abraham es sepultado aquí, en Macpela. También fueron sepultados aquí Isaac y Rebeca, Jacob y Lea (pero no Raquel): los tres patriarcas, con quienes Dios reconfirmó Su pacto (y sus esposas) fueron contados por dignos de ser sepultados aquí. ¡Ellos recibieron la doble porción! Raquel quedó descalificada Previamente, mencioné que Raquel (una de las esposas de Jacob) no fue sepultada aquí. Raquel era idólatra (Gn. 31:32), y fue desheredada de las promesas dadas a la santa familia. Oh, eran solamente pequeños dioses, pero Raquel transmitió algo a su descendencia, y más tarde, Efraín (el reino del Norte) llegó a ser bastante idólatra. Hay muchas cosas que pueden descalificarnos de una gran herencia. Juan nos advierte que no perdamos el galardón y la corona: “Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo” (2 Jn. 1:8). 194 Heredando las promesas “He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona” (Ap. 3:11). La meta Jacob fue insistente en que lo sacaran de Egipto para ser sepultado en Macpela. ¡Él vio la importancia espiritual de Macpela! (casualmente, este monumento aún existe en Hebrón). Pero permítanme volver a enfatizar en el peso de lo que se está diciendo aquí. ¡Lo que cuenta es cómo llegamos a la meta! Todo el énfasis de este relato, es hacernos conscientes de que, lo que importa, es cómo terminamos esta carrera. El apóstol Pablo dijo: “He terminado mi carrera… por lo demás me está reservada la corona...” Para obtener la corona, debemos terminar el asunto para el cual Dios nos puso aquí. Quiero animarlo: ¡si usted aún no sabe el propósito por el cual está aquí, comience a buscar a Dios por ese propósito! Hebrón Que es Hebrón, en la tierra de Canaán. Hebrón era muy especial para Abraham. Representa el lugar de verdadero compañerismo, la unidad de los hermanos. Más tarde, llegaría a ser el lugar de la segunda y la tercera unción de David. Los creyentes deben experimentar la segunda y la tercera unción para poder reinar en el Milenio. No dije para ser salvos, sino para reinar. Los que están con Cristo han sido llamados, escogidos y fieles (Ap. 17:14). Heredando las promesas Primera unción: Segunda unción: Tercera unción: 195 ser llamado. ser escogido. ser encontrado fiel. Pagar el precio Abraham quería comprar este lugar como terreno para su sepultura, pero debido a que los hititas (hijos de Het) respetaban tanto a Abraham, querían darle el terreno y la cueva (versículos 3-20). No obstante, Abraham insistió en pagar el precio completo. ¡Esto refuerza el hecho de que hay un precio a pagar para terminar como un vencedor! En la caminata de Abraham, no hay atajos ni precios de oferta. Ciertamente, Proverbios nos dice que una herencia que se adquiere de prisa, ¡no tardará! (Pr. 20:21). Abraham insistió en pagar el precio completo de 400 siclos. Al observar la primera mención del número “400”, vemos que significa “aflicción”. ¡Israel iba a ser afligida 400 años! Pero como dijo el salmista: “Muchas son las aflicciones del justo, Pero de todas ellas le librará Jehová” (Sal. 34:19). El número “400” también puede significar plenitud (4x100), o puede significar testigo universal (cuatro significa universal: los cuatro vientos, los cuatro Evangelios, etc.) Ciertamente, ¡el nombre de Abraham aún es conocido por toda la tierra! 197 EN BUSCA DE UNA ESPOSA PARA ISAAC Génesis capítulo 24 Al comenzar el capítulo 24, Abraham está preocupado en buscar una esposa para Isaac. Isaac tiene cerca de cuarenta años en este momento (Gn. 25:20), y él es el siguiente progenitor de la simiente santa. También, mantengamos en mente que ellos aún están viviendo entre los cananeos, y Abraham no quiere que su hijo se una en yugo desigual con una extranjera (ver 2 Co. 6:14). La misión del mayordomo Génesis 24:1-3 “Era Abraham ya viejo, y bien avanzado en años; y Jehová había bendecido a Abraham en todo. Y dijo Abraham a un criado suyo, el más viejo de su casa, que era el que gobernaba en todo lo que tenía: Pon ahora tu mano debajo de mi muslo, y te juramentaré por Jehová, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito”. La costumbre usual en esos días era que el padre arreglara el matrimonio. Sin embargo, en este caso, Abraham le da la comisión a su mayordomo (con un juramento) de que 198 Heredando las promesas encuentre una esposa para su hijo, (el mayordomo en este escenario, es casi un tipo del Espíritu Santo). Fue Dios quien le dio esposa a Adán, y es Dios Quien encuentra una buena esposa para Sus hijos. La misión del mayordomo, en todo este capítulo, es encontrar la esposa correcta. “La casa y las riquezas son herencia de los padres; Mas de Jehová la mujer prudente” (Pr. 19:14). El desastre de un yugo desigual Abraham, conociendo que las promesas se iban a cumplir a través de su descendencia, está muy preocupado por que Isaac no se case con una de las habitantes impías de Canaán. Ésta debe ser una preocupación, no sólo de los padres, sino también del ministro. No podemos permitir que nuestros hijos espirituales se casen con cualquiera. Un mal matrimonio debilita la simiente santa y, eventualmente, anula las promesas. Éste fue uno de los mayores problemas en la era de la restauración. La simiente santa se estaba uniendo en matrimonio con los forasteros y extranjeros del reino. Sólo la mitad de sus hijos podían hablar la lengua de los judíos (Neh. 13:24, LBLA). En otras palabras, sus hijos perdieron la visión. Uno de los peores desastres en la historia de Israel, comenzó con el matrimonio entre el linaje de los reyes devotos de Judá y los reyes impíos del Norte (2 Cr. 22:2-4). Éste arruinó el Reino. Malaquías, quien fue uno de los profetas en la era de la restauración, dijo esto con respecto al matrimonio: “¿No Heredando las promesas 199 hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba una descendencia para Dios”. El propósito del matrimonio es producir una simiente para Dios (Mal. 2:15). Es por esto que es imperativo que la esposa esté unida a la visión de su esposo. Si un joven tiene un llamado sobre su vida, no es suficiente con que simplemente busque a una joven que sea cristiana. ¡Ella debe tener el mismo nivel de compromiso! Casi invariablemente, una esposa desviará a su esposo de su llamado, si no está unida a él en éste. Dios creó a Eva para que ayudara a Adán a cumplir su tarea: “Haré una ayuda idónea para él”. Sara fue conocida por su disposición de seguir a Abraham y de ser su ayuda. Esposos y esposas están unidos para ser coherederos (1 P. 3:6-7). Guárdate que mi hijo no regrese… Génesis 24:4-6 “Sino que irás a mi tierra y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo Isaac. El criado le respondió: Quizá la mujer no querrá venir en pos de mí a esta tierra. ¿Volveré, pues, tu hijo a la tierra de donde saliste? Y Abraham le dijo: Guárdate que no vuelvas a mi hijo allá”. Guárdate de que mi hijo no vaya de regreso al lugar de donde venimos. Esto es reiterado en los versículos 8 y 9: “Y si la mujer no quisiere venir en pos de ti, serás libre de este mi juramento; solamente que no vuelvas allá a mi hijo”. El tiempo de los patriarcas hasta David, fue un tiempo de peregrinaje. Si Isaac regresaba a la tierra que su padre había dejado, todo el plan y propósito de Dios se 200 Heredando las promesas habría frustrado. Hubiera estado retrocediendo (una digresión). Este peregrinaje es siempre progresivo. Una de las cualidades de la esposa tenía que ser esta: tenía que estar dispuesta a dejar su tierra y su familia para ir con Isaac. La tarea del mayordomo era regresar a la familia de la cual Abraham había salido (en realidad, ésta era la descendencia piadosa que procedía de Noé, por medio del linaje de Set). La misión del mayordomo (un tipo del Espíritu Santo), era encontrar una joven que encajara con el criterio de “La Esposa”. Las cualidades de la esposa Este es un capítulo algo largo, así que vamos a resumir las cualidades que el ministro encontró en la “futura la esposa”: · · · · · · · · · · Era del linaje santo. Fue guiada por el Espíritu Santo (versículos 13-14). Era muy hermosa: una belleza santa (versículo 16). Era virgen (pureza, versículo 16). Era trabajadora (versículos 19-20). Estaba dispuesta a ir más allá de lo que se le pedía (versículos 19-20). Era hospitalaria (versículo 25). Estaba dispuesta a dejar su familia y su tierra (versículo 58). No dudó en ir, aunque su familia quería retenerla diez días (una prueba, versículo 55). Ella es un tipo de la Esposa de Cristo. Heredando las promesas 201 Me iré Génesis 24:58 “Entonces llamaron a Rebeca, y le dijeron: ¿Te irás con este hombre? Y ella dijo: Me iré” (LBLA). Dios le había concedido al mayordomo de Abraham muchas señales, al guiarlo hacia esta joven. Sin embargo, hay un versículo que quisiera examinar con respecto a esta guianza: “Y dijo: Bendito sea Jehová, Dios de mi amo Abraham, que no apartó de mi amo su misericordia y su verdad, guiándome Jehová en el camino a casa de los hermanos de mi amo” (Gn. 24:27). “Guiándome Jehová en el camino…” Ésta es una maravillosa inspiración para guianza. Algunos tienen la idea que solamente tienen que sentarse y el Señor les traerá todo a la puerta de su casa. Es como buscar trabajo: usted tiene que movilizarse antes de que el Señor lo guíe allí. Tiene que haber cierto esfuerzo de nuestra parte: “Guiándome en el camino…” El Señor dijo: “Si me buscan, me encontrarán”. Génesis 24:59-61 “Y enviaron a su hermana Rebeca y a su nodriza con el siervo de Abraham y sus hombres. Y bendijeron a Rebeca, y le dijeron: Que tú, hermana nuestra, te conviertas en millares de miríadas, y posean tus descendientes la puerta de los que los aborrecen. Y se levantó Rebeca con sus doncellas y, montadas en los camellos, siguieron al hombre. El siervo, pues, tomó a Rebeca y partió” (LBLA). Ahora, Rebeca está por convertirse en la siguiente madre que va a continuar la simiente santa de la estirpe de 202 Heredando las promesas Abraham. Espero que podamos apreciar el mensaje impartido en este capítulo y a través de este comentario. Si la descendencia no es buena, las promesas no son efectivas. Cada generación debe producir hijos piadosos para que puedan reproducirse en generaciones sucesivas. ¡Más aún, las esposas que tomen nuestros hijos o las van a lograr o las van a truncar! 203 CETURA Génesis25:1-5 Descendencia en el Milenio Génesis 25:1 “Abraham tomó otra mujer, cuyo nombre era Cetura”. Tiempo después de la muerte de Sara, Abraham toma a otra mujer, cuyo nombre es “Cetura”. Cetura es también una figura, así como lo fueron las dos esposas anteriores. Al igual que Sara y Agar, ella representa una dispensación: · Agar: el Antiguo Pacto. · Sara: el Nuevo Pacto. · Cetura: el Milenio. Los descendientes de Agar representan la simiente natural de Israel. Los descendientes de Sara representan la simiente espiritual de Israel: la Iglesia. Los descendientes de Cetura representan la simiente de Abraham que nace durante el Milenio. Cetura le dio a Abraham seis hijos (versículo 2), que también llegaron a ser grandes naciones. Debemos recordar que durante el reinado de 1,000 años de Cristo, aun hay muchos mortales vivos (y reproduciéndose) sobre la tierra. 204 Heredando las promesas Isaac aún posee la mayor herencia Génesis 25:5-6 “Y Abraham dio todo cuanto tenía a Isaac. Pero a los hijos de sus concubinas dio Abraham dones, y los envió lejos de Isaac su hijo, mientras él vivía, hacia el oriente, a la tierra oriental”. Los otros hijos recibieron dones y fueron enviados lejos, ¡pero Isaac recibió todo! La herencia prometida a la simiente espiritual, excede todo lo que herede el Israel natural, y hasta lo de los descendientes nacidos durante la siguiente dispensación. ¿Por qué es esto? Porque la Iglesia ha pagado un precio mayor al de aquellos que nacen en el Milenio. Una buena comparación serían David y Salomón. David tipifica la Era de la Iglesia, y a uno que pelea las batallas del Señor. Salomón tipifica la Era Milenial, que es un reino de paz y prosperidad. Durante el Milenio, Satanás ha sido atado, y la tierra ha sido limpiada de sus legiones demoníacas. Por lo tanto, no existe la misma tentación. ¡Aquellos nacidos en el Milenio, no tendrán que luchar las mismas batallas que la Iglesia ha tenido que pelear! (sin embargo, en el Milenio aún existirá el pecado). ¡Todos los de la simiente de Abraham, los hijos de la fe, los nacidos y perfeccionados durante la Era de la Iglesia, tienen las más grandes promesas! Quiero nuevamente exhortarnos a que insistamos en conocer a Cristo. Algunos se conforman con estar relacionados con Abraham y tener unos pocos dones. ¡Ésa no es la máxima visión! Hemos conocido ministros que tenían dones maravillosos, y aun así, su vida no reflejaba a Cristo, la Simiente prometida. Estamos llamados a “ser como Él”. 205 ABRAHAM MUERE LLENO DE AÑOS Génesis 25:7-9 “Y estos fueron los días que vivió Abraham: ciento setenta y cinco años. Y exhaló el espíritu, y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de años, y fue unido a su pueblo. Y lo sepultaron Isaac e Ismael sus hijos en la cueva de Macpela, en la heredad de Efrón hijo de Zohar heteo, que está enfrente de Mamre”. Abraham muere a los 175 años. Considerando la verdad numérica de su muerte, recordaremos que la primera mención de la edad de Abraham fue en Harán, y tenía 75 años. Abraham comenzó a caminar totalmente con Dios, a los 75 años, después de la muerte de su padre. Por lo tanto, el número 100 es el número que ejemplifica su vida. De hecho, Abraham tenía 100 cuando llegó el prometido Isaac. Perfección Cien, habla de plenitud y perfección. ¡La frase “lleno de años” se traduce como “completamente satisfecho con los años” o “gratamente satisfecho con los años!” Verdaderamente, la vida de Abraham tuvo pruebas y tribulaciones, pero en el análisis general, la vida de Abraham estuvo llena de días gratos, ¡“completamente satisfecho con la vida!” Es agradable caminar con el Señor 206 Heredando las promesas Jesucristo. ¡Es un camino grato, y podemos alcanzar el final de nuestra vida completamente satisfechos! Como canta el himno del ayer: “Más agradable con el pasar de los años…” Abraham había sido perfeccionado, y sus pasos establecen el ejemplo para los hijos de la promesa. Observe la respuesta de Jesús a Pedro cuando éste le dijo: “Señor, lo hemos dejado todo…” “Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna” (Mc. 10:29-30). Quiero resaltar que si la vida fuera sólo bendición, nunca podríamos conocer a Cristo. ¡Debe haber persecuciones dispersas a lo largo de este camino, para mantenernos caminando cerca de nuestro Señor! La sepultura de Abraham en Macpela, nos dice que calificó para la doble porción, y eso nos dice que lo mejor está aún por venir (en la conclusión, vamos a estudiar más sobre el estado eterno de Abraham). La exhortación final de Abraham Aunque Abraham murió 2,000 años antes de Cristo; Cristo nos permite escuchar una exhortación más: “Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste Heredando las promesas 207 tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado” (Lc. 16:25). Lo trágico de esta declaración, es que Abraham le estaba hablando a uno de sus hijos quien estaba en el infierno. ¡Es triste que muchos hijos de Abraham estén buscando sus bienes en esta vida, y descalificándose de la herencia que es eterna! En algunos casos, ¡ellos se están descalificando de la misma vida eterna! (a propósito, ¡ésta no fue una parábola!). La caminata del peregrino La vida de Abraham nos ha mostrado en dónde debería estar nuestro verdadero énfasis. Por esa razón, concluimos este episodio resaltando algunas de las lecciones que hemos aprendido: · · · · · · · · · · La vida cristiana es un peregrinaje, ¡una caminata de fe! El verdadero peregrino tiene una visión. El verdadero peregrino anhela otra nación, y ésta es celestial. La caminata del verdadero peregrino es hacia delante, sin regresar. El verdadero peregrino debe de poner el hombro para trabajar. El verdadero peregrino debe ser un estudioso de los caminos de Dios. El verdadero peregrino se debe separar del mundo. El verdadero peregrino sólo puede caminar con aquellos que tienen la misma visión. El verdadero peregrino debe pelear las batallas del Señor. El verdadero peregrino debe ser un salvador para los que están a lo largo del camino de la vida. · La vida del peregrino es una vida de sacrificio y devoción. · El verdadero peregrino es aquel cuyo corazón está circuncidado. · El verdadero peregrino tiene una promesa. · El verdadero peregrino verá cumplidas esas promesas. · ¡El verdadero peregrino conocerá ese “gozo inefable”! · El verdadero peregrino va a experimentar las agradables enramadas, las deleitables montañas y la “tierra de Beula”. · En su viaje, el verdadero peregrino va a encontrar (por momentos) a su Señor. · La senda del peregrino es una senda de justicia, paz y bendición. · Al verdadero peregrino le espera una gran herencia. · El verdadero peregrino formará parte de la Iglesia de los primogénitos, ¡la Iglesia de la doble porción! A menudo, la gente nos dice que es difícil ser cristiano, pero por experiencia personal, y por observación personal, ¡puedo decir que es más difícil ser pecador! Querido amigo, ¡escoja la senda que conduce a la vida! 209 CONCLUSIÓN Indudablemente, Abraham verá cumplidas las promesas en el Milenio, y por toda la eternidad. Además, si somos fieles, también nosotros tendremos la oportunidad de formar parte de ese cumplimiento. Lo que hace este estudio tan fascinante, es que nosotros (la Iglesia) figuramos en la conclusión de la visión de Abraham. · La verdadera Iglesia es la de la circuncisión (Ro. 2:28-29). · La verdadera Iglesia tiene la “promesa de Isaac” (Ro. 9:7-8). · La verdadera Iglesia representa a los hijos de la promesa (He. 6:13). · La verdadera Iglesia es la simiente prometida de Abraham (Ro. 2:28-29). · La verdadera Iglesia debe cumplir la visión del padre Abraham (He. 11:39-40). La arena: la simiente terrenal (Israel). Las estrellas: la simiente espiritual (la Iglesia). Abraham los vio en figura Lo que Abraham vio desde lejos, solamente fue una sombra de las cosas por venir. Abraham solamente las obtuvo en una medida simbólica, o en figura. Él nunca 210 Heredando las promesas vio la “manifestación exterior” de lo prometido. Como declara el autor de Hebreos: “Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra” (He. 11:13). Le fue contado a Abraham (por fe) como si hubiera entrado, y aún así, él nunca vio la realidad de las cosas que se esperan, porque él sólo las vio en visión: “Y todos éstos, habiendo obtenido aprobación por su fe, no recibieron la promesa, porque Dios había provisto algo mejor para nosotros, a fin de que ellos no fueran hechos perfectos sin nosotros” (He. 11:29-30, LBLA). Debemos completar las obras de la fe Todos éstos murieron en fe y fueron contados como si hubieran obtenido, y sin embargo, nosotros debemos concluir su visión. Debemos entrar a las cosas que nuestros padres vieron desde lejos. Como lo declara la última oración de Hebreos once: “Ellos no fueran hechos perfectos (completos) sin nosotros” . Nosotros (la Iglesia) debemos ver la bendición del ciento por uno. ¡La Iglesia debe ver la cosecha de los tiempos del fin, la multiplicación, y, ciertamente, la caída de las puertas del enemigo! Es la Iglesia de los días del fin la que debe cumplir la gran comisión (Mt. 24:14). ¡Nuestro Señor va a tener un pueblo que en el fin aparece y hace las obras de Abraham! (ver Jn. 8:39). Heredando las promesas 211 Que captemos una fresca visión “A fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas. Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo, diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente. Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa. Porque los hombres ciertamente juran por uno mayor que ellos, y para ellos el fin de toda controversia es el juramento para confirmación. Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento” (He. 6:12-17). Las promesas hechas a Abraham y a sus herederos fueron inmutables. El Señor juró por Sí Mismo que Él las cumpliría. ¡Oh, queremos formar parte de esto! Queremos ser de la verdadera circuncisión que camina en el Espíritu. Aquellos que no solamente son llamados, sino también escogidos y encontrados fieles, como lo fue nuestro padre Abraham. En estos últimos días, el Señor ha reservado la plenitud de las bendiciones para los verdaderos herederos de la promesa. ¡Qué nosotros (por la gracia de Dios) formemos parte de la gloriosa Ciudad que Abraham vio. Amén! RECONOCIMIENTO Después de estudiar la vida de Abraham, he llegado a apreciar aún más a mi propio padre espiritual, quien no solamente es mi padre espiritual, sino un padre de naciones y reyes. ¡Su influencia y fidelidad sobre la tierra, literalmente ha sostenido en su curso a la Iglesia de nuestro tiempo! En mi opinión (y no estoy solo) ¡el Dr. Brian Bailey es el hombre más grande de nuestra generación! Él nos ha impartido a nosotros (sus hijos) la clave del conocimiento y el ejemplo personal, por medio de los cuales perfilar nuestras vidas. Para obtener más información o ejemplares adicionales, diríjase a: Los EE. UU. Zion Fellowship International PO Box 70 Waverly, NY 14892 Tel: (607) 565-2801 Fax: (607)565-3329 www.zionfellowship.org [email protected] [email protected] México Instituto Sion A.C. 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