http://es.geocities.com/ojelwilber/index.htm ESPIRITUALIDAD

Transcripción

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ESPIRITUALIDAD
Toda la obra de Wilber, desde el primer libro, trata el tema de la espiritualidad.
Destacarían principalmente "La conciencia sin fronteras", "Gracia y Coraje", "El
ojo del Espíritu" y "Diario".
EL ESPECTRO DE LA CONCIENCIA: UN MODELO QUE INCLUYE LA
ESPIRITUALIDAD por Sergio Moreno
El ejercicio capital del Testigo por Sergio Moreno
PSICOLOGÍA (Viene de la sección psicología)
7. Psíquico
El nivel psíquico es un estadio de transición entre la realidad ordinaria (sensoriomotora,
racional y existencial) y los dominios transpersonales. En este estadio una persona
puede disolver provisionalmente la sensación de identidad separada (ego o centauro) y
experimentar el misticismo natural, la identificación con el mundo ordinario. El
individuo descubre que no forma parte de la naturaleza sino que la naturaleza forma
parte de él y entonces comienza a tratar a la naturaleza del mismo modo que trata a sus
propios órganos.
Patología: patología psíquica.
Modalidad de tratamiento: El camino del yogui (principiante).
8. Sutil
El nivel sutil hace referencia a aquellos procesos que son más sutiles que la conciencia
vigílica ordinaria, las iluminaciones y los sonidos interiores. Este es el misticismo teísta,
porque implica nuestra propia forma arquetípica, la unión con Dios o con la Diosa.
Patología: patología sutil.
Modalidad de tratamiento: El camino del santo.
9. Causal
El nivel causal es un estadio de absorción, de cesación sin manifestación. Este estado
suele equipararse al estadio de sueño profundo sin sueños, sin embargo este estado no es
mero vacío, por el contrario se experimenta como la plenitud más completa, una
plenitud que ninguna manifestación puede llegar a contener.
Se le llama causal porque es la causa de todas las otras dimensiones. Se puede decir que
dimanan de la Vacuidad, pero también se le puede llamar Dios, Diosa, Tao, Brahman.
Patología: patología causal.
Modalidad de tratamiento: El camino del sabio.
No-dual
Lo causal termina dando paso a lo no dual y el mistivicmo sin forma se convierte en
misticismo no dual.
Este no sería el último nivel sino la Esencia misma de todos los niveles.
ANTROPOLOGÍA (Viene de la sección antropología)
Hemos visto los distintos estadios por los que ha atravesado la humanidad. Sin
embargo, hay que separar la conciencia promedio alcanzada por la mayoría de los
individuos, de los niveles de conciencia alcanzados por los individuos más avanzados
de cada estadio.
Mágico.
La media de la población utilizaban el pensamiento mágico ritual y fetichista para
mantener alejada a la muerte.
Los chamanes alcanzaron el nivel psíquico. Tuvieron un vislumbre del alma
supraconsciente.
Mítico.
La población media recurría a los ritos sacrificiales para apaciguar a la Gran Madre y
para escapar de la muerte.
Los auténticos sacerdotes y santos vislumbraron el reino sutil y a la Gran Diosa única
que refleja la verdad metafísica "Todo es Uno".
Mítico-Racional.
La mayoría de la población rezó y se postró ante dios padre como un intento de asegurar
la inmortalidad y de la liberación de la culpa.
Ciertos sabios aceptaron la muerte del ego y comenzaron la transformación hacia los
dominio supraconscientes. Tanto Buda como Cristo morían a la sensación de identidad
separada para resucitar en la conciencia de Unidad Última. Alacanzaron el causal y el
no-dual.
FILOSOFÍA (Viene de la sección filosofía)
La idea predominante de la premodernidad ha sido La Gran Cadena del Ser (Materia,
Cuerpo, Mente, Alma y Espíritu). El Dios en quien creían era un Dios ultramundano, no
alcanzable en vida.
La modernidad trajo consigo la diferenciación pero también la disociación y el colapso
del Kosmos. Existieron varios intentos de recuperar al Espíritu pero finalmente fue
negado. Se tiró el agua de la bañera con el precioso bebé dentro.
La posmodernidad descubrió que el mundo no está dado, no está predeterminado y debe
ser interpretado. Aparecen dos tipos de posmodernismo, el constructivismo radical
(como el mundo no está predeterminado, las distintas culturas lo han construido
arbitrariamente) y el posmodernismo más comedido (el mundo y la visión del mundo no
están completamente predeterminadas sino que se desarrollan históricamente. Su interés
se centra en investigar la historia real y el desarrollo de estas visiones del mundo, no
como una serie de movimientos arbitrarios, sino como una pauta evolutiva gobernada
por las mismas corrientes de la evolución. Este es el enfoque de Wilber). Pero a este
último movimiento le faltó una práctica para su filosofía.
Esto dejó a los dos hijos del mundo chato, el ego y el eco.
En el lado del ego hay muchos individuos que tienen intuición del Alma del Mundo
(psíquico) e incluso superior, pero lo interpreta sólo desde el cuadrante superior
izquierdo, o sea, del interior individual. Este tipo de interpretación no nos dará jamás
una imagen adecuada de los tipos de comunidad, de servicio social y de actividad
cultural propios de las formas intersubjetivas del Espíritu. Tampoco nos dara los
cambios en las infraestructuras tecnoeconómicas del Espíritu.
En el lado del eco los individuos interpretarán estas intuiciones desde los cuadrante
inferior derecho, en el lenguaje del ello. Reducen así al Espíritu a un gran sistema
interrelacionado. Pero ignora toda profundidad y sigue con la visión chata del mundo.
Deberíamos de tener en cuenta a los cuatro cuadrantes y a todos los niveles. Para llevar
esto a cabo necesitamos una auténtica PIT (Práctica integral transformadora)
RELIGIÓN
La religión de cada nivel sería muy distinta (exotérica-exterior, esotérica-interior). En
"Un Dios sociable" describe los distintos tipos de religiones. En "Después del Edén"
se puede ver cómo la humanidad ha hecho frente a la muerte creando todo tipo de
religiones.
MEDITACIÓN
EL ESPECTRO DE LA CONCIENCIA: UN MODELO QUE INCLUYE LA
ESPIRITUALIDAD
Hasta la aparición de su primera obra (El espectro de la conciencia) no existía un
modelo psicológico que, no solo se apoyara en los conocimientos aportados por la
comunidad científica occidental, así como, en los obtenidos a partir de las grandes
tradiciones espirituales, sino que, además, encarara de una forma convincente y
prometedora las difíciles contradicciones que parecían surgir en el intento.
La espiritualidad, aunque no es una disciplina exclusivamente oriental, ha sido siempre
el motivo central de los estudios orientales acerca de la conciencia, constituyendo
también su propia fuente inspiradora. De hecho, Ken Wilber, en este libro, usa como
referente básico de la espiritualidad los enfoques orientales del estudio de la conciencia,
pero sin limitarse, por ello, únicamente a los mismos. Sin embargo, salvo muchas e
importantes excepciones, el consenso general de la comunidad científica occidental ha
calificado a la mente oriental, y al misticismo en general y sus manifestaciones- de
regresiva, primitiva, o en el mejor de los casos, débil. Según psicoanalistas como Franz
Alexander:
Similitudes entre las regresiones esquizofrénicas y la práctica del Yoga y el Zen, indican
la tendencia general de las culturas orientales a retraerse hacia el interior de uno mismo,
ante una realidad social y física abrumadoramente dificil.
La dificultad se agrava todavía más cuando, a su vez, el filósofo oriental acusa al
materialismo científico occidental de ser la forma más basta de ilusión, ignorancia y
carencia espiritual, llegando incluso a ridiculizar el intento de establecer un ego sano
por parte de la psicología occidental, teniendo en cuenta que cualquier forma de ego es
causa de sufrimiento desde el punto de vista oriental. Pero como señala Wilber:
Aunque desde su nivel de conciencia tengan razón, incluso desde el punto de vista
hindú, la vida es un ciclo de involución y evolución del yo absoluto, y se reconoce que,
la mayoría de nosotros viviremos como un jivatman, o ego aislado (aunque ilusorio),
enfrentado a un universo desconocido. Es precisamente en dichos casos en los que las
psicoterapias occidentales pueden ofrecer una liberación por lo menos parcial del
sufrimiento que supone el hecho de vivir como jivatman y no hay razón para no
utilizarlas en dichos casos.
Posteriormente, agrega que:
La inmensa mayoría de la gente, especialmente en la sociedad occidental, no está
preparada, dispuesta o capacitada para seguir una experiencia mística, ni es conveniente
empujarla a dicha aventura.
La Tesis que Wilber expone en su primer trabajo consiste en considerar a la conciencia,
en un sentido estrictamente metafórico, como un espectro formado por distintos niveles,
al igual que la radiación electromagnética constituye una gama de ondas de distinta
longitud, frecuencia y energía, tal como puede comprobarse, por ejemplo, al observar el
arco iris. Así, en el caso de que distintos abordajes de la conciencia utilicen diferentes
hipótesis de trabajo, instrumentos, y medios, es muy probable que acaben conectando
con distintos niveles del espectro, como ocurriría, sí diversos investigadores de la
radiación usaran distintos técnicas experimentales en sus estudios respectivos, llegando
a resultados diferentes. Actualmente, esto último no representaría ningún problema para
los científicos, ya que serían conscientes de estar tratando con el mismo fenómeno
físico, pero desde ángulos diferentes.
Concretamente, en lo que concierne a la espiritualidad, este modelo permite aprovechar
su profundo valor psicológico en armonía con los conocimientos aportados por los
enfoques considerados como ortodoxos.
De forma genérica, Ken Wilber concluye que, si bien los enfoques orientales intentan
trascender el sueño del yo, los occidentales tratan de repararlo para evitar que el sueño
se convierta en una pesadilla. Añade que, éstos últimos pueden ser utilizados como
preparación preliminar y ayuda complementaria, ya que todo método encaminado a
producir relajación y reducción de tensión favorece la experiencia mística, citando
ejemplos como el de Susuki en el San Francisco Zen Center, donde se patrocinaban
seminarios de conciencia sensorial.
El conocimiento espiritual
En principio, parece natural advertir que en todo proceso de conocimiento es
imprescindible la presencia de un sujeto conocedor frente a un objeto que represente lo
conocido. Esto, a su vez, implica que el sujeto permanece ajeno a lo conocido, ya que,
en tanto que observador, no puede formar parte de lo que va a ser observado. Además,
en el caso de que quisiéramos conocer al observador, no habría más remedio que
convertirlo, dentro de lo posible, en un objeto de conocimiento, para lo cual, se requiere,
entre otras cosas, un segundo sujeto capaz de poder observarlo. (Para ver como sucede
esto último, ir a la parte dedicada a la forma del desarrollo de la sección de psicología)
Por lo que se ve, estamos atrapados en un círculo vicioso sin solución, ya que,
esencialmente, nos encontramos otra vez en la misma situación y ante el mismo
problema; a saber, un nuevo observador separado de aquello que observa. Esto, es lo
que se conoce como el dualismo sujeto-objeto, o en términos más técnicos, el dualismo
epistemológico, del que básicamente se desprenden el resto de dualismos, algunos de
los cuales, son analizados por Wilber en el capítulo titulado Dos modos de saber, en
donde dice:
No obstante, es curioso que este tipo de conocimiento dualista según el cual el universo
se divide en sujeto y objeto (así como verdad y mentira, bueno y malo, etcétera)
constituya la base fundamental de la filosofía, la teología y la ciencia en occidente.
Sin embargo, Ken Wilber, también nos recuerda que ha existido un consenso filosófico
de alcance universal denominado Filosofía Perenne afirmando que es posible
experimentar una forma de conocimiento que está libre de dualismos, un modo de saber
no dual, el cual constituye el auténtico conocimiento espiritual.
El ejercicio capital del Testigo
He hablado de la conciencia testigo que persiste a través de la vigilia, el sueño y el
sueño profundo. Pero el Testigo está completamente presente en cualquier estado de
conciencia, incluyendo el estado de conciencia en el que ustedes se hallan en este
mismo instante. De modo que trataré -eso es, al menos, lo que pretendo- de inducirles
ese estado recurriendo a lo que se conoce con el nombre de instrucciones para señalar.
Pero no aspiro a que entren en un estado diferente de conciencia, en un estado alterado
de conciencia, en un estado no ordinario, sino que, por el contrario, voy a señalar algo
que ya está sucediendo, de manera ordinaria y natural, en el estado en el que se
encuentran ahora mismo.
Comenzaremos cobrando simplemente conciencia del mundo que nos rodea.
Contemplen el cielo, relajen su mente y permitan que se funda con el cielo. Observen
las nubes que flotan el cielo y dense cuenta que eso no les exige el menor esfuerzo. Su
conciencia presente, la conciencia en que esas nubes están flotando, es muy simple, muy
sencilla, muy fácil y muy espontánea. Adviertan simplemente que existe una conciencia
sin esfuerzo de las nubes. Y lo mismo podríamos decir con respecto a esos árboles, esos
pájaros y aquellas piedras. Ustedes pueden observarlo sencillamente sin realizar
esfuerzo alguno.
Contemplen ahora las sensaciones que aparecen en su propio cuerpo. Ustedes pueden
ser conscientes de cualquier sensación corporal que se presente, tal vez la sensación de
presión en la zona en que están sentados, quizás un leve calor en la zona del estómago o
una tensión en la nuca. Pero aún cuando la sensación sea de tensión, ustedes pueden ser
fácilmente conscientes de ella. Estas sensaciones aparecen en su conciencia presente y
esa conciencia es muy sencilla, muy fácil, muy espontánea, y no requiere esfuerzo
alguno. Ustedes simplemente observan sin realizar esfuerzo.
Observen ahora los pensamientos que aparecen en su mente. Tal vez puedan darse
cuenta de la aparición espontánea en su conciencia de imágenes, símbolos, conceptos,
deseos, esperanzas, y miedos. Son pensamientos que emergen, permanecen durante un
rato y terminan desapareciendo. Los pensamientos y sentimientos aparecen en su
conciencia presente de un modo muy simple, muy fácil y muy espontáneo. Y ustedes se
dedican simplemente a observarlos sin realizar esfuerzo alguno.
Dense ahora cuenta de que, si pueden ver el discurrir de las nubes, es porque ustedes no
son esas nubes sino el testigo que las contempla. Dense cuenta de que, si pueden
experimentar las sensaciones corporales, es porque ustedes no son esas sensaciones sino
el testigo que las contempla. Dense también cuenta de que si pueden ver el discurrir de
los pensamientos, es porque ustedes no son esos pensamientos sino el testigo que los
contempla. De manera espontánea y natural, todas esas cosas emergen en su conciencia
presente sin que tengan que hacer el menor esfuerzo.
¿Quiénes son, pues, ustedes? Ustedes no son ninguno de los objetos que se hallan fuera,
ninguna de las sensaciones, ninguno del os pensamientos; ustedes no son ninguna de
esas cosas, sino la consciencia sin esfuerzo que las contempla. ¿Quiénes o qué son
ustedes?
Ahora pregúntense a sí mismos: Yo tengo sentimientos, pero no soy esos sentimientos.
¿Quién soy yo? Yo tengo pensamientos, pero no soy esos pensamientos. ¿Quién soy yo?
Yo tengo deseos, pero no soy esos deseos. ¿Quién soy yo?
Ahora den un paso atrás hacia la fuente de su conciencia, den un paso hacia el Testigo y
descansen en Él. Y repítanse: Yo no soy objetos, ni sensaciones, ni deseos, ni
pensamientos.
Y aquí es donde la gente suele cometer un gran error, porque creen que, cuando
descansen en el Testigo, van a ver o sentir algo muy especial. Pero el asunto es que, en
tal caso, uno no ve nada raro porque, si viera algo, eso no sería más que otro objeto, otra
sensación, otro sentimiento, otro pensamiento u otra imagen. Pero todos ésos son
objetos, todos ellos son lo que usted no es.
No, cuando uno descansa en el Testigo y comprende que no es los objetos, los
sentimientos ni los pensamientos- lo único que percibe es una sensación de Libertad,
una sensación de Liberación de la identificación con los pequeños objetos finitos, con
su pequeño cuerpo, con su pequeña mente y su pequeño ego, todos los cuales son
objetos que pueden verse y, en consecuencia, no pueden ser el verdadero Vidente, el
verdadero Yo, el verdadero Testigo, que es lo que ustedes realmente son.
De modo que, en tal caso, ustedes no verán nada en particular. Todo lo que aparezca
estará bien. Las nubes flotan en el cielo, las sensaciones se mueven en el cuerpo, los
pensamientos discurren por la mente y uno puede contemplar todo eso sin necesidad de
hacer el menor de los esfuerzos.
Todo eso aparece espontáneamente en su consciencia presente sin realizar esfuerzo
alguno. Y esa consciencia testigo no es nada concreto que pueda ver sino una inmensa
sensación de Libertad la Vacuidad pura- en la que emerge el mundo manifiesto. Usted
es esa Libertad, esa Apertura, esa Vacuidad y no cualquier cosa que emerja en ella.
Descansando en ese Testigo vacío y libre, adviertan ahora que las nubes están
apareciendo en el inmenso espacio de su consciencia. Las nubes emergen dentro de
ustedes, ustedes pueden degustar las nubes, ustedes son uno con las nubes, que se hallan
tan próximas que es como si estuvieran desde este lado de su piel. El cielo y su
conciencia son uno y todas las cosas que hay en el cielo están flotando en el interior de
su conciencia. Y todo eso se halla tan próximo que pueden besar el sol y tragarse las
montañas. Según el zen, cuando dentro y fuera dejan de ser dos, cuando sujeto y objeto
son no dos, cuando el observador y lo observado se tornan Un Solo Sabor, uno puede
beberse el océano Pacífico de un solo trago; y ésa es la cosa más fácil del mundo. ¿Se
dan cuenta de ello?
Recomendaciones
En el camino de conduce a Un Solo Sabor, las personas suelen incurrir en dos tipos de
errores. El primero de ellos se refiere a lo que ocurre cuando uno establece contacto con
el Testigo, mientras que el segundo afecta al paso que conduce desde el Testigo a Un
Solo Sabor.
Veamos. Existe la creencia de que en el momento en que uno establece contacto con el
Testigo (con el Yo-Yo) verá algo muy especial. Pero lo cierto es que, en ese momento,
uno no ve nada sino que simplemente contempla todo lo que aparece, porque uno no es
algo que pueda verse sino el Vidente puro y vacío. Las luces, la beatitud y las visiones
súbitas no son más que objetos y, en consecuencia, no tienen nada que ver con el
Testigo, y aunque, finalmente, en Un Solo Sabor uno se convierta en todo lo que ve, no
se puede empezar tratando de hacer eso tratando de ver la Verdad- por que ese mismo
intento obstaculizaría su emergencia. Es por ello que tenemos que partir de ( yo no soy
esto, yo no soy eso).
De modo que el primer error impide la presencia del Testigo tratando de convertirlo en
un objeto que pueda ser apresado, cuando lo cierto es que es el Vidente de todo cuanto
aparece y sólo puede ser experimentado en tanto que sustrato de Libertad y Liberación
de todos los objetos.
Descansando en esa Libertad y Vacuidad en la contemplación ecuánime de todo lo que
emerge se dará cuenta de que el yo separado (o ego) aparece en su conciencia como
cualquier otra cosa. Y eso es algo que usted puede sentir del mismo que puede sentir sus
piernas, una mesa, una piedra o sus propios pies.
La contracción sobre uno mismo se experimenta como una tensión interior que, a
menudo, se halla localizada detrás de los ojos y se ancla en forma de una leve tensión
muscular en todo el cuerpo mente. Es una sensación de contracción frente al mundo,
una ligera tensión que afecta a la totalidad del cuerpomente. Es una sensación de
contracción frente al mundo, una ligera tensión que afecta a la totalidad del cuerpo.
Advierta, simplemente, esa tensión.
Cuando uno descansa en el Testigo vació y se percata de esa contracción sobre uno
mismo supone erróneamente que, para pasar finalmente desde el Testigo hasta Un Solo
Sabor, tiene que desembarazarse de ella (liberarse del ego). Y ése es el segundo error,
un error que no hace más que fortalecer la tensión.
Nosotros creemos que la contracción sobre uno mismo oculta o eclipsa el Espíritu
cuando, de hecho como ocurre con cualquier Forma del universo- no es más que otra de
sus resplandecientes manifestaciones. Todas las Formas incluida la forma del ego- no
son más que Vacuidad. Es más, el único que quiere desembarazarse del ego es el propio
ego. El Espíritu ama todo lo que emerge tal cual es. El testigo ama el ego, porque el
Testigo es la mente espejo ecuánime que refleja y abraza con la misma aceptación todo
cuanto aparece.
Pero el ego decide jugar al juego de desembarazarse de sí mismo porque, mientras tanto,
seguirá existiendo (¿quién, sino, está jugando?). Como dijera Chung Tzu hace ya mucho
tiempo: ¿No es acaso el deseo de librarse del ego una manifestación del ego?.
El ego no es más que una tensión sutil y usted no puede recurrir a la tensión para
librarse de la tensión porque, en tal caso, terminaría con dos tensiones en lugar de una.
El ego es una manifestación perfecta de lo Divino y funciona mejor descansando en
Libertad que tratando de desembarazarse de él, lo cual, dicho sea de paso, no hace sino
aumentar su contracción.
¿Cuál es, entonces, la práctica adecuada? Cuando usted descanse en el Testigo, cuando
usted descanse en el Yo-Yo, cuando usted descanse en la Vacuidad, preste atención
simplemente la contracción sobre sí mismo. Descanse en el Testigo y advierta esa
contracción porque, para sentir esa contracción, para contemplarla, deberá haberse
desidentificado y, en consecuencia, liberado de ella. Entonces, usted estará mirando
desde la posición del Testigo que siempre se halla libre de todos los objetos.
De modo que descanse en el Testigo y percátese de la contracción sobre sí mismo,
exactamente del mismo modo en que puede sentir la silla en la que se sienta, la tierra o
las nubes que flotan en el cielo. Los pensamientos flotan en la mente, las sensaciones
flotan en el cuerpo, la contracción sobre sí mismo sobrevuela en su consciencia y usted
contempla todo eso de un modo espontáneo y ecuánime.
En ese estado simple, cómodo y sin esfuerzo, no está tratando de desembarazarse de la
contracción sino sencillamente sintiéndola, y mientras esté descansando en el Testigo o
Vacuidad que es, Un Solo Sabor podrá resplandecer con más facilidad. No hay nada que
uno pueda hacer para provocar (o causar) Un Solo Sabor, por que, Un Solo Sabor no es
el resultado de acciones temporales, siempre está completando presente y uno nunca se
ha alejado de él.
Lo máximo que uno puede hacer por vía del esfuerzo temporal, es evitar estos dos
grandes errores. No trate, pues, de ver al Testigo como un objeto, sino que descanse
simplemente en Él en tanto que Vidente, ni trate tampoco de desembarazarse del ego
sino que dedíquese, simplemente, a percibirlo. De ese modo, se colocará al borde del
abismo de su Rostro Original.
Descanse en el Testigo y dése cuenta de la contracción sobre usted mismo: ése es
precisamente el ámbito en que Un Solo Sabor puede resplandecer con más intensidad.
Pero no lo haga para conseguir esto o aquello, sino de un modo espontáneo durante todo
el día y toda la noche, permaneciendo de pie al borde de su más sorprendente
reconocimiento.
Estos serían los pasos a dar:
Descanse en el Testigo y experimente la contracción en sí mismo, y cuando lo haga,
dése cuenta de que el Testigo no es la contracción, sino que es consciente de ella. El
Testigo está libre de la contracción... y usted es el Testigo.
En tanto que Testigo, usted se halla libre de la contracción en sí mismo. Descanse en esa
Libertad, Apertura, Vacuidad y Liberación. Experimente esa contracción y déjela ser,
del mismo modo que permite la existencia de cualquier otro tipo de sensación. No trate
de librarse de las nubes, los arboles o el ego sino permítales ser mientras permanece
relajado en el espacio abierto de Libertad que usted es.
En ese espacio de Libertad y de un modo espontáneo- uno puede advertir que la
sensación de Libertad carece de interior y de exterior, de centro y periferia. Los
pensamientos flotan en esta Libertad, el cielo flota en esta Libertad, el mundo emana de
esta Libertad y usted es Eso. El cielo es su cabeza, el aire su respiración, la tierra su piel,
y todo ello de un modo inmediato e íntimo. Cuando uno descansa en esta Libertad, que
es Plenitud infinita, se convierte en la totalidad del Mundo.
Éste es el mundo de Un Solo Sabor, un mundo que no tiene ni dentro ni fuera, sujeto y
objeto, aquí ni fuera de aquí; un mundo que carece de origen y de final, de objetivos y
de medios, de camino y de meta. Ésta, como dijo Ramana Maharshi, es la verdad
última.

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