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Transcripción

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1. Introducción. 1:1-7
Sabemos muy poco de la vida de Joel. Su padre se llamaba Petuel, el cual puso a su hijo un nombre
que significa “Yahweh es Dios” que es toda una confesión de fe, por lo que debía ser un hombre
piadoso. No se menciona el lugar de su nacimiento ni tampoco la educación que recibió. Sin embargo,
el libro muestra que tenía una gran capacidad para la escritura y esto es indicio de haber recibido una
esmerada educación pues está escrito en un estilo claro, brillante, vigoroso, lleno de figuras de
lenguaje y expresiones dramáticas. Por el texto podemos suponer que de joven presenció la invasión
de una terrible plaga de langostas, ya que como hemos leído hace de ella el tema del primer capítulo
y la base que ilustra el resto del libro. (Esta plaga no sirve para poner fecha al libro, porque hubo
muchas en Palestina a lo largo de los siglos. En la obra Historia Natural, Instituto Gallach, Barcelona,
1929, vol. 2, pp. 152-156, se describe el impacto de las plagas de langostas en estos términos: “No es
preciso acudir a la antigüedad en busca de datos referentes a los daños de las langostas, pues sus
plagas han sido muy frecuentes en épocas más cercanas a nosotros. En 1835, China fue devastada por
los Acrídidos. Los campos quedaron pelados; las cosechas almacenadas y encerradas en las granjas,
consumidas en gran parte; los habitantes aterrados huían de todos los lugares en dirección a las
montañas. En casi toda España, en años más recientes, 1900 a 1901, se evaluó la superficie infestada
en 214.000 hectáreas, repartidas en numerosas provincias. De 1910 a 1912, la plaga fue también muy
enorme en los Estados Unidos, los daños producidos han sido muy considerables en varias ocasiones,
pero sobre todo en 1874, año en que hubo una de las invasiones más desastrosas de que existe
recuerdo en la historia de aquella nación”. También en 1915 hubo otra en Palestina). Así como había
castigado Dios a Israel con esta terrible plaga, en el futuro les daría un correctivo mayor cuando
viniere del norte una nación que les invadiría. El libro trata de la venida del día del juicio, porque el
pueblo había ofendido a Dios pecando gravemente. El honor de Dios demandaba una reparación y
era necesario que el pueblo se entregase a la oración, al ayuno y al arrepentimiento, si querían escapar
de la ira venidera.
2. Trasfondo histórico
El período central del ministerio de Joel ha de situarse cuando Atalía (hija de Acab y nieta de Omri)
usurpó el trono a la muerte de su hijo Ocozías. Joram, el esposo de Atalía había muerto mucho antes,
cuando “Yahweh lo hirió con una enfermedad incurable en los intestinos “(2 Cr. 21:18-19). Ocozías
reinó solo un año y halló la muerte en su visita a Israel y fue entonces cuando Atalía se apoderó del
trono de Judá, después de matar a todos sus nietos para poder reinar legalmente. Pero algo le falló a
la malvada hija de Jezabel, pues uno de sus nietos, Joás, se salvó de la matanza y reinó posteriormente
(2 R. 11:1-16, 2 Cr. 22:10-23:15). Joás se salvó gracias a su tía Josabá o Josabet (según lo leamos en
Reyes o en Crónicas), hermana de Ocozías que escondió al niño de un año y a su nodriza en uno de
los dormitorios. Cuando cumplió siete años se organizó un complot para hacerle rey promovido por
el sumo sacerdote Joiada, marido de Josabá. Cuando todo estuvo a punto, Joás su presentado en el
templo y coronado rey. Pero Atalía se dio cuenta y fue al templo. Al ver al rey exclamó “¡traición!
¡Traición!” Joiada ordenó que la sacaran fuera y la mataran. El reinado de Joás fue bueno, pero no
tanto por sus méritos como por los de Joiada, quien realmente gobernó durante la minoría de edad
del rey. Inició una reforma religiosa destruyendo toda la idolatría introducida por Atalía, como el
templo de Baal-Melqart, sus altares y sus imágenes. Se dio muerte a Matán, el sacerdote de Baal, y
se restableció de nuevo el culto a Yahweh según estaba prescrito en la ley de Moisés, aunque
quedaron algunos lugares altos en funcionamiento. Años más tarde, llegado a su mayoría de edad,
Joás mandó que se reparase el templo que había resultado dañado por Atalía y sus hijos (2 Cr. 24:7).
Mientras Joiada estuvo en vida, Joás permaneció fiel a Dios, pero a su muerte, el rey se dejó aconsejar
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por otros que estaban a favor de restaurar el culto de Baal-Melqart y su esposa Aserá y las imágenes
esculpidas (2 Cr. 24:17-18). Fue entonces cuando tuvo lugar el apedreamiento del profeta Zacarías,
hijo del sacerdote Joiada, no el que escribió el libro que lleva su nombre, puesto que este era hijo de
Berequías (Zac. 1:1) y además entre ambos median más de 300 años de diferencia. Aquí tenemos un
problema al que todavía no se ha hallado solución: en Mt. 23:35, Jesús se refiere a un Zacarías que
fue muerto entre en templo y el altar, como hijo de Berequías, (en Lucas 11:51 se omite el nombre
de Berequías) pero que era el hijo de Joiada, que murió así, porque el otro profeta no murió de esta
manera ¿Cómo dar respuesta satisfactoria a esta contradicción? Existen dos conjeturas: a) que se trate
de un añadido, cosa improbable pues el texto mateano es auténtico; b) que el Zacarías asesinado
tuviera un abuelo que se llamase Berequías (extremo no confirmado, es solo suposición) y conforme
a la costumbre de Israel, a veces se nombra a uno como hijo de alguien, cuando en realidad no es el
padre, sino el abuelo, como hemos visto más arriba con Atalía. Sin embargo, el sentido de las palabras
de Jesús es claro: se refiere al primer y último mártir de Israel mencionados en el AT (Abel y
Zacarías), pues el canon judío se cierra con 2º Crónicas. Joel vivió durante este tumultuoso tiempo.
Estaría informado de la desnaturalizada acción de Atalía al matar a sus nietos, su perverso gobierno
y la introducción de la idolatría. Pero también sentiría alivio cuando Joás fue coronado rey.
3. Fecha
A diferencia de otros profetas, como por ejemplo Oseas, Joel no nos da ninguna indicación clara para
conocer cuando profetizó, de manera que tenemos que deducirla por los detalles que el libro
proporciona. Hay disparidad de criterios a la hora de poner fecha a este libro: los eruditos
conservadores se inclinan, en general, por una fecha antigua dentro del reinado de Joás (835-796
a.C.), mientras que los liberales adoptan una fecha tardía, como tienen por norma, después del exilio.
Pero entonces eliminan el elemento predictivo de la profecía y lo convierten en historia. Sin embargo,
hay razones para determinar una fecha antigua:
3.1. Los enemigos de Judá. Menciona concretamente a Tiro y Sidón al norte (3:4); Filistea al
oeste (3:4); Egipto al sudeste (3:19) y Edom al sur (3:19). En cambio no nombra a Asiria, ni
Babilonia ni Persia, imperios que fueron sucesivamente enemigos de Judá y que en el caso de
haber profetizado después del exilio los habría citado. Por tanto, esto sugiere una fecha
temprana.
3.2. El canon del AT. Para eso es importante señalar que Joel se encuentra entre los primeros
seis profetas menores (recordemos que en el canon hebreo es un solo libro) y esto sugiere una
fecha temprana Si Joel se hubiera escrito con posteridad al exilio, estaría al final de la lista
junto a los tres últimos y no al principio.
No añadimos más razones por ser muy técnicas, ni tampoco las de los liberales y como se rebaten.
4. Estructura
Se trata de una profecía dura que habla de juicio y eso no es agradable. Pero también anuncia la
restauración del pueblo de Dios.Si examinamos a vuelo de pájaro todo el libro nos podemos hacer
una idea de su contenido.Está estructurado en cuatro partes diferenciadas.
4.1. La primera anuncia una plaga de langostas que tipifica el juicio de Dios y prefigura una
futura invasión de los caldeos (1:1-20).
a) Descripción de la plaga (vv.3-8)
b) Consecuencias de la plaga (vv.9-20)
4.2 En la segunda, tras el anuncio de juicio sigue una llamada al arrepentimiento con la
promesa de que Dios hará misericordia (2:1-17).
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a) Características del día de Yahweh (vv.1-11)
b) Objetivos del día de Yahweh (vv.12-17)
4.3. La tercera pregona las promesas de lluvias de bendición que incluye el anuncio del
derramamiento del Espíritu al final de los tiempos (2:18-32).
a) Restauración de la tierra (vv. 18-27)
b) Restauración del pueblo (vv. 28-32)
4.4. La cuarta y última describe el triunfo final de Dios en el día del juicio de Yahweh (3:121).
a) Juicio de las naciones (vv. 1-15)
b) Salvación del pueblo de Dios (vv.16-21)
5. Anuncio de la devastación (vv.1-20).
La profecía se dirige a los ancianos, los dirigentes del pueblo, al no haber rey, (recordemos que Joás
era un niño) pero también al pueblo para anunciar el juicio de Dios (vv.1-2).
5.1. La plaga de langostas (vv.3-8) Aunque se emplean cuatro palabras diferentes, no se
refiere a cuatro plagas distintas, sino que cada nombre de insecto es otra manera de designar
a la langosta, pues en hebreo hay nueve palabras diferentes para “langosta”. Los acrídidos,
conocidos popularmente como langostas o saltamontes, son una familia de insectos ortópteros
caracterizados por su gran facilidad para migrar de un sitio a otro y, en determinadas
circunstancias, reproducirse muy rápidamente llegando a formar devastadoras plagas. Esto se
evidencia por la destrucción que causarán en las viñas después de haberse tragado las hojas
y las cortezas de los árboles. Probablemente está en relación directa a la mención de los
borrachos y los que beben vino, porque se les terminará el elemento que les daba alegría.
5.2. Consecuencias de la plaga (vv.9-20). La devastación que se anuncia afectará
prácticamente a toda la vida de Judá empezando por el templo que carecerá de lo
imprescindible para ofrecer culto a Dios. El campo que es el medio de producción más
importante para ellos perderá las cosechas. Los árboles que proveían de fruta a la población
se quedarán secos. De ahí que el profeta haga un llamamiento al arrepentimiento y al ayuno
empezando por los sacerdotes, los dirigentes y todo el pueblo de Judá. La única salida que les
queda es clamar a Yahweh. Todas estas desgracias forman parte de los juicios temporales de
Dios que anticipan el día de Yahweh. El cumplimiento tuvo lugar con la invasión caldea si
creemos que el libro fue escrito en el siglo IX a.C. Si le damos una fecha más tardía, entonces
se trataría de los griegos. Tanto si lo entendemos de una manera como de otra el juicio de
Dios está presente.
Aplicación: Los juicios parciales de Dios en la historia tienen como objetivo el
arrepentimiento del pueblo de Dios y apuntan a un juicio todavía más severo en el futuro. El
pecado del pueblo de Dios afecta a todos sus componentes e impide el culto a Dios.
Pensamiento anónimo: “A veces vemos más a través de una lágrima que a través de un
telescopio.
6. El día de Yahweh (2:1-17)
Con la frase “el día de Yahweh”, la Biblia describe la intervención final de Dios en la historia humana.
Algunos en Judá, entendían que esta intervención divina era para castigar a sus enemigos y liberarles
del yugo de sus opresores. Pero los profetas corrigieron esta idea haciéndoles ver que ellos no estaban
exentos de la ira de Dios por cuanto habían pecado y necesitaban arrepentirse.
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6.1. Características del día de Yahweh (vv. 1-11). El profeta anuncia la proximidad de este
día. Es habitual que los profetas contemplen los acontecimientos futuros como si su
manifestación fuese inmediata. En otras ocasiones es al revés, hablan en pasado sobre hechos
todavía por venir. El día de Yahweh es un día de tinieblas y oscuridad, porque la luz siempre
se asocia con la salvación y las tinieblas con el juicio. No podemos pasar por alto que el
trasfondo sigue siendo la plaga de langostas, el juicio que Dios traerá sobre Judá por medio
de un pueblo fuerte y grande, muy probablemente el imperio babilónico. Así mismo, es un día
terrible e insoportable porque no afectará solamente a la tierra, sino que conmoverá al universo
entero. Todas las fuerzas de la creación estarán al servicio del Señor cuya actuación será
crucial para juzgar con justicia. Por su naturaleza, el alcance no será únicamente local, sino
universal.
6.2. Objetivos del día de Yahweh (12-17). El primero y principal es que el pueblo se convierta
al Señor de todo corazón. El corazón para los hebreos concierne al intelecto y no a las
emociones, aunque las incluye. Volverse a Dios de corazón es una respuesta de la voluntad
al requerimiento divino o una actitud de la mente. La base es la misericordia divina por la que
puede ofrecer el perdón de los pecados al que se arrepiente. La exteriorización de su
arrepentimiento se muestra por medio del ayuno al que está convocado todo el pueblo sin
exclusión de edad ni sexo.
Aplicación: El día de Yahweh llegó a Judá cuando fue castigado y deportado a Babilonia.
Nosotros esperamos este día con la manifestación de nuestro Señor Jesucristo en su retorno
glorioso, pero en tanto que hijos de Dios ya no habrá ninguna condenación al haber creído en
él (Ro. 8:1), pero para los impíos e incrédulos será un día terrible de condenación eterna.
Estamos convocados a proclamar a todos los hombres que se vuelvan a Dios, pues aún
estamos en el tiempo de la gracia. Pensamiento anónimo: Dios a veces tiene que hacernos caer
de espaldas para que miremos hacia arriba.
7. Restauración de la tierra y el pueblo (2:18-32)
El Creador de todas las cosas tiene cuidado de la tierra a la que restaurará lo destruido por la langosta.
Asimismo, el Creador del hombre, una vez este se ha arrepentido de sus pecados, le mostrará su gracia
perdonándole.
7.1. Restauración de la tierra (vv.18-27). El pecado no afectó solamente a la raza humana,
sino también a la creación, participando de la maldición de la humanidad caída. Cuando Dios
perdona a su pueblo, la maldición se vuelve en bendición y la tierra es restaurada
produciendo todo tipo de frutos. La descripción que tenemos en este pasaje traspasa las
fronteras de Judá y señala escatológicamente a la restauración de los cielos nuevos y la tierra
nueva (21). Un día asociado a nuestra propia restauración, es decir, resurrección, en que
veremos una creación renovada y participaremos de las bendiciones de Dios de una manera
plena.
7.2. Restauración del pueblo (28-32). Las bendiciones de la tierra se agradecían a Dios en la
fiesta de Pentecostés donde eran ofrecidas las primicias de una cosecha que se esperaba
abundante. De ahí que en dicha fiesta se produjera el derramamiento del Espíritu Santo. Los
frutos de la tierra se relacionan con el futuro en que el Espíritu Santo sería derramado sobre
toda carne sin discriminación de sexo, edad o condición social. Este hecho señalará el
principio de los tiempos del fin o como Pedro especificó “los postreros días”. Los profetas
del AT contemplan la era mesiánica como la última de la historia en la que se incluían tanto
la inauguración como la consumación sin distinguirlas. Esto mismo hace Joel; al
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derramamiento del Espíritu Santo siguen grandes señales cósmicas, aunque en la realidad
estarán separadas por siglos. Aplicación: nuestra falta de perspectiva profética afecta a la
visión de una tierra nueva. Los cristianos deberíamos ser los más interesados en la protección
del medio ambiente y los máximos defensores de la naturaleza con nuestro ejemplo y
testimonio. Pensamiento: “La doctrina de la nueva tierra debería darnos esperanza, valor y
optimismo en estos días de desesperanza general “(Anthony Hoeckema).
8. El juicio en el valle de la decisión (3:1-21)
El valle de la decisión o de Josafat, no se trata de una designación geográfica, sino que por el
significado de nombre Josafat (Yahweh ha juzgado) señala un lugar en el que Dios juzgará de
acuerdo con la expresión “me sentaré para juzgar”. Las naciones paganas recibirán el pago por el
trato desconsiderado que han dispensado al pueblo de Dios y este será librado del yugo que pesaba
sobre él. .
8.1. Juicio de las naciones (vv.1-15). El retorno de la cautividad del reino del sur cobra una
dimensión escatológica por el significado que sugieren las palabras imprecisas “en aquellos
días” y “en aquel tiempo”.Dios reúne a las naciones para actuar como Juez. Algunas personas
niegan la existencia de Dios porque según ellas debería castigar a los responsables de cometer
injusticias en este mundo. Pero no se dan cuenta que Dios es soberano y paciente, lento para
la ira y grande en misericordia. Cuando él decida que el tiempo de la gracia se ha acabado,
intervendrá con poder y todo el mundo deberá comparecer ante él para ser juzgado. Los
pueblos que habían actuado de manera inhumana contra Judá deberán comparecer ante el
tribunal divino y sus pecados puestos al descubierto: desde el desprecio de la dignidad
humana, pasando por la rapiña y terminando en la venganza.
8.2. Salvación del pueblo de Dios (vv.16-21). Es la otra cara de la moneda, al contemplar al
pueblo de Dios. El rugido del león es un modismo (hebraísmo) que expresa el juicio de
Yahweh desde Sión. El pueblo de Dios no debe temer porque Yahweh es su esperanza y ellos
le conocerán de manera íntima y personal. El lugar donde habita el Señor es santo y de ahí
que el monte y la ciudad también lo sean. El profeta usa diversas figuras para mostrar las
bendiciones del estado eterno, como anteriormente en 2:1-15 había hecho con otras para
exponer el juicio final. La destilación de los montes y collados o las aguas que fluyen del
templo, deben ser tomadas simbólicamente como expresión de la plenitud de vida en la misma
presencia del Señor. La abundancia de aguas en los arroyos, es signo de fertilidad. Esta parte
tiene un paralelo con Ap. 22:1-5 de un paraíso recobrado. Aplicación: Todas las guerras,
antiguas y modernas ponen de relieve la capacidad del hombre para hacer el mal. Además, en
las mismas guerras se dan situaciones inverosímiles cuando los hombres actúan de manera
inhumana. Notemos que el libro de Joel termina con un canto de triunfo: “Y Yahweh morará
en Sión”.
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APÉNDICE
LOS POSTREROS DÍAS
El profeta Joel había anunciado el derramamiento del Espíritu Santo y Pedro toma la cita de la versión de los
Setenta, en lugar del texto hebreo, aunque con algunas variantes. Por ejemplo, tanto en el texto hebreo como
en el griego dice: “después de esto” y en el mensaje de Pedro recogido por Lucas tenemos: “y en los postreros
días”. Esta frase es habitual en el NT juntamente con sus sinónimos. Se refiere al período de tiempo que va
desde la venida de Cristo en humillación hasta su regreso en la consumación de todas las cosas. El tiempo
en la Biblia es lineal y desde la perspectiva del AT vendría un tiempo que sería el último de la historia. Este
es el tiempo que vivimos a partir de la encarnación del Hijo de Dios y demás hechos relacionados con la
obra e Cristo, entre los que se encuentra el derramamiento del Espíritu Santo.
Otra variante se halla en la frase “derramaré de mi Espíritu” que procede de la Septuaginta, mientras que
en hebreo dice: “derramaré mi Espíritu”. Para Meyer se trata de una expresión de partición, es decir, que
de la plenitud del Espíritu, Dios da a cada uno cierta medida, según sus necesidades, su capacidad o su
vocación. Esto estaría en consonancia con Ro. 8:23 y Ef. 1:14. De paso hay que añadir que el verbo derramar
denota la abundancia del don del Espíritu y toda carne indica la universalidad de la acción detallada en la
frase siguiente. Mientras en el AT el Espíritu era derramado sobre unos pocos de forma selectiva, en el NT
se derrama sobre todos los creyentes. Notemos una nueva variante: el original hebreo se refiere a los siervos
y las siervas, mientras en la versión griega se añade los posesivos “mis” siervos y “mis” siervas. Por la obra
del Espíritu Santo, los siervos y las siervas pueden volverse en servidores de Dios. Finalmente, la expresión
“y profetizarán”, no se halla ni en el hebreo ni el griego del texto de Joel.
Examinada la profecía en conjunto resaltan los aspectos siguientes:
a) La universalidad del derramamiento del Espíritu.
b) Sin distinción alguna en cuanto a edad, sexo y clase social.
c) Los más aspectos más sobresalientes se concretan en el don de la profecía, que consiste en
hablar de parte de Dios. Cualquier mensaje nuevo no podía ser aceptado sin el sello apostólico
(Jn. 16:13). Por tanto, profetizar, debemos entenderlo como dar un mensaje de parte de Dios
en conformidad a lo que está revelado.
d) Los prodigios y las señales se relacionan con el día del Señor y su objetivo era conducir a los
oyentes al arrepentimiento.
e) La promesa de salvación para todo el que invocare el nombre del Señor.
1. El día del Señor
Esta frase es un concepto escatológico que aparece en el AT que lo mismo puede ser visto como un
día futuro pero cercano en el que Dios destruirá repentinamente a los enemigos de Israel, como un
día escatológico final de juicio y salvación. En otras ocasiones aparecen juntos en una misma
profecía, un día lejano y otros cercano (Is. 13), pero lo más habitual es que esta expresión señale un
día al final de los tiempos y como en esta profecía acompañado de señales y relacionado con la
salvación. En algunos pasajes del AT se conecta con los cielos nuevos y la tierra nueva, especialmente
en Isaías. Dice George Ladd: “la idea bíblica de redención siempre incluye la tierra. El pensamiento
hebreo vio una unidad esencial entre el hombre y la naturaleza. Los profetas no consideran la tierra
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como un mero teatro indiferente en el cual el hombre lleva a cabo su tarea normal, sino como una
expresión de la gloria divina. El AT en ningún lugar propone la esperanza de una redención
incorpórea, inmaterial, puramente “espiritual”, tal como lo hizo el pensamiento griego. La tierra es
por decreto divino, el escenario de la existencia humana. La tierra ha sido además, involucrada en los
males que el pecado ha ocasionado. Existe una interrelación entre la naturaleza y la vida moral del
hombre; por tanto, la tierra ha de compartir también la redención final de Dios” (Ro. 8:20-23).
2. La invocación del nombre del Señor
De acuerdo con el infinitivo epikaleo “invocar” que es uno de los sinónimos que se podía usar,
significa “llamar sobre”, es decir, llamar a favor de uno mismo (Cf. Hch. 7:59), una invocación
reconociendo a alguien –en este caso a Cristo como Señor- y adorándole, con todo lo que el nombre
implica: autoridad, carácter, majestad, poder y excelencia. Allí donde en el AT dice Yahweh, en el
NT se aplica a Cristo como Señor.
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