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4° Encuentro Nacional y Latinoamericano: La Universidad como Obje...
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IV Encuentro Nacional Y I Latinoamericano:
"La Universidad Como Objeto De Investigación"
7, 8 Y 9 De Octubre De 2004 - Tucumán, Argentina
"90° Aniversario De La Universidad Nacional De Tucumán"
Ejes Temáticos:
Haga click en el titulo para entrar al índice correspondiente
Eje 1: Gobierno y Poder en la Universidad.
Eje 2: Economía y Financiamiento.
Eje 3: Investigación del cambio institucional y curricular.
Eje 4: Investigación, Ciencia y Transferencia.
Eje 5: Universidad y Trabajo.
Eje 6: Historia de la Universidad: instituciones, disciplinas,
comunidades científicas y sujetos.
Eje 7: Investigación sobre el impacto de los procesos de
evaluación institucional.
Eje 8: La institución y los actores.
Coordinación General
Pedro Krotsch Alicia Villagra de Burgos
Comisión Organizadora por la U.N.T.
María Clotilde Yapur Susana Maidana
Manuela Toranzos de Pérez María del Carmen Gil
Ivonne Bianco de Scanavino María Celia Bravo
María Dolores Ameijde Leonor Vela de Lecuona
Héctor Caldelari Hugo Ferullo
Marta Pesa
Desarrollado por Editorial Magna - Tel: 4232208
[email protected]
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Genealogía De La Identidad Institucional De Profesores De La Universidad
Nacional Autónoma De Mexico: Su Anclaje En La Universidad De Los 60
Eje Temático: La Institución Y Los Actores
Autores: Monique Landesmann Segall; Patricia Covarrubias Papahiu; Hortensia Hickman Rodríguez y Gustavo Parra
Facultad de Estudios Superiores Iztacala, UNAM, México
E-mail: [email protected] - [email protected] - [email protected] - [email protected]
Palabras claves: identidad institucional, académicos, culturas
La larga huelga de nueve meses iniciada en 1999 y que paralizó la más importante universidad de México puso en evidencia la profunda
crisis y vulnerabilidad de dicha institución. Uno de los síntomas más desconcertantes de dicha crisis ha sido un aparente cambio de
interés colectivo y sentido de pertenencia de los actores con respecto a la institución, que contrasta notablemente con las
manifestaciones cohesionadas de defensa de la misma en el otro gran movimiento estudiantil de 1968.
Nuestro interés de hoy está en comprender y dar cuenta, para el caso de los académicos, de los cambios que se han producido en su
vínculo con la universidad y de su identidad institucional justamente en el periodo que transcurre entre estos dos grandes movimientos
parteaguas de la historia de la UNAM.
Entendemos a la identidad institucional como la subjetivación diferenciada de los complejos simbólicos e imaginarios de la institución
(Giménez, 1997). Compartimos al respecto las perspectivas teóricas de Lidia Fernández (1996) y Eduardo Remedi (1997) cuando
reconocen en ella las formas como los sujetos construyen su subjetividad en determinados espacios vividos, como sentido de pertenencia
colectiva, consignificados compartidos, memoria colectiva, mitos fundacionales, lenguajes, estilos de vida y sistemas de
comportamientos. En este sentido trabajamos con la noción de identidad institucional colectiva. También somos solidarios de la
perspectiva del sociólogo francés Claude Dubar (1991), cuando plantea a la identidad como la articulación entre una dimensión
biográfica, una trayectoria y una dimensión relacional que se juega en cada uno de los sistemas de acción o espacios institucionales de
vida de los sujetos.
Por lo anterior, los relatos de vida de los académicos de distintas generaciones constituyen nuestra principal estrategia metodológica.
Hoy trabajamos la construcción de la identidad institucional de académicos al momento de suprimer ingreso a la UNAM,en la Escuela
Nacional Preparatoria (ENP), a finales de los años sesenta, cuando aún eran estudiantes.
La construcción de la identidad institucional de nuestros académicos, al momento de su incorporación a la UNAM, se da en el
entrecruzamiento de varias culturas: la experiencial de los sujetos, la institucional académica y extra- académica y la cultura social más
próxima a sus espacios de vida. Dicho entrecruzamiento adquiere rasgos específicos en este momento de su trayectoria, contribuyendo a
formaciones identitarias particulares debido por una parte, a la edad de los futuros académicos que en este momento atraviesan por la
adolescencia, y por otra, por el contexto y la coyuntura político social y culturaldel 68, y la relación particular que se da en este momento
entre la universidad y dicho medio social.
La cultura experiencial
La cultura experiencial trata, según Peréz Gómez (1998), de la peculiar configuración de significados y comportamientos que alumnos y
alumnas han elaborado de forma particular, inducidos por su contexto en su vida previa y paralela a la escuela mediante los intercambios
con el medio familiar y social que rodea su existencia, pero mediados por su experiencia biográfica y sus trayectorias. La cultura
experiencial de los estudiantes - futuros académicos- sirve de plataforma esencial para la construcción de la identidad institucional. Es en
continuidad y ruptura con la cultura experiencial construida en la familia, en el grupo social, en el barrio y en la escuela como se
construye dicha identidad.
Las reconstrucciones biográficas de los académicos y sus trayectorias socio-familiares se constituyen en valiosos referentes de la
construcción de la cultura experiencial, particularmente los relacionados a la cultura familiar, que implican la constitución de
disposiciones previas con respecto a los estudios o a la universidad. En este sentido, nuestros académicos podrían fácilmente entrar en la
categoría de “los nadie que son nada” elaborada por Susana García Salord (1998) con base en las trayectorias de algunos de los
académicos de la UNAM estudiados por ella, y que formaron parte del 70% del grupo ocupacional que ingresan al oficio académico a
principios de los 70 y son los primeros de sus familias en hacer estudios universitarios (Gil, et. al, 1994); clases medias en ascenso en la
mayoría de los casos, pero cuyos itinerarios reconstruidos mediante los relatos de vida evidencian las diversas tácticas (De Certeau,
2000) y estrategias (Bourdieu, ) de mutación social, todas precarias y atravesadas por novelas familiares (Freud) y desplazamientos
múltiples (sociales, culturales, geográficos, en García Salord, 1998).
Para entender la génesis dedisposiciones favorables a la construcción de identificaciones institucionales hemos seguido particularmente el
hilo de la construcción intergeneracional del capital cultural en sus dos dimensiones: institucionalizado e interiorizado (Bourdieu). En el
grupo de académicos que hoy vamos a considerar, todos preparatorianos de la UNAM, observamos que desde la generación de los
abuelos empieza, aunque sea de manera azarosa, la lenta construcción del capital cultural que posibilitará la reconversión social de las
familias y el acceso a la educación superior. Una acumulación lograda gracias a una migración temprana a la ciudad de México que
favorecerá por una parte, una cierta estabilidad laboral y un mínimo de estabilidad económica, y por otra, la posibilidad de invertir en
escuelas, en educación y en la construcción de habitus culturales: lectura, música y museos; habitus pensados como disposiciones, como
potencialidad, como propensión a consumir y disfrutar de la cultura, que posteriormente se actualizarán, ampliarán y profundizarán
durante los estudios universitarios, contribuyendo así a la construcción de anclajes identitarios. Por otra parte, la llegada temprana a la
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Ciudad de México favorece los desplazamientos culturales familiares, contribuyendo a la transformación de los valores conservadores y
machistas de la mayoría de las familias de origen provinciano. También el contacto con la cultura urbana y en el contexto del intercambio
político entre el Estado mexicano y losdiversos grupos sociales (Gil et al, ), la educación superior va a constituir una meta apreciada para
las familias de los académicos a fin delograr mejores oportunidades laborales, salarios y ascenso social.
La apuestade estos grupos familiares, que inician su proceso de urbanizaciónen los años 40, está en los estudios y la construcción de
capital cultural institucionalizado e incorporado. Por las trayectorias familiares, dondeson excepcionales los miembros de las familias que
hayan pisado el suelo universitario, la universidad es una institución poco conocida. En los sesenta, en la Ciudad de México, las dos
únicas instituciones de educación superior públicas son la UNAM y elInstituto Politécnico Nacional (IPN). Este último, más orientado a las
carreras técnicas y a atender grupos sociales más desfavorecidos, y carece del prestigio de la UNAM para las familias de los académicos.
En la mayoría de las veces la UNAM es la única posibilidad para realizar estudios superiores; no hay, para la mayoría de los casos
estudiados, una objetiva elección institucional. Es excepcional encontrar una representación específica de la institución antes del ingreso.
La cultura social
El ingreso de los académicos a la Escuela Nacional Preparatoria de la UNAM ocurre entre 1967 y 1970, un momento que es parteaguas
en la historia del país y de la UNAM, que en nuestro concepto va a inscribir su huella en las biografías e identidades de los futuros
académicos. El movimiento de 1968, tanto en su dimensión sociopolítica como cultural constituye el marco y la marca fundamentales de
la experiencia preparatoriana de nuestros académicos. El movimiento se presentifica tanto al interior de la universidad, pues se trata de
un movimiento estudiantil que ahí nace, como en el ámbito nacional en la relación conflictiva que se da con el estado y las fuerzas
sociales. Cada uno de estos escenarios tiene una dinámica y conflictiva propia. Sin embargo, justamente la difícil delimitación de
fronteras entre la institución y su contexto va a caracterizar este momento y la subjetividad de los actores universitarios.
De las polémicas que aún se dan con respecto a las causas del movimiento (Letras Libres, Zolov, 2002), y tomando en cuenta algunos
signos de los discursos de los entrevistados, registramos primero la gran importancia del movimiento contracultural que tuviera
expresión privilegiada en el rock. Eric Zolov (2002) documenta cómo el rock´n roll introdujo un cuestionamiento al orden social
quereverberó en la sociedad mexicana en la persona de los “rebeldes sin causa” anunciando la nueva cultura juvenil. El rock constituyó
un referente, un indicador de valores cosmopolitas que fueron particularmente atrayentes para los jóvenes de las clases medias en
ascenso como las de nuestros académicos. Dicha contracultura constituyó un fuerte anclaje identitario para algunos de nuestros jóvenes
estudiantes. Así, para Flor la “vida de desenfreno”, las “fiestas reventadas donde la gente consumía mota”, el “novio de pelo largo y de
motocicleta como James Dean”, era como estar al “este del paraíso”. La metáfora no era gratuita después de su asistencia asidua al cine
que se convirtió en un referente fundamentalde su itinerario cultural. También lo fue entonces el psicoanálisis, que tenía una presencia
fuerte en el Centro Universitario Cultural (CUC)que colinda con elcircuito escolar de la Ciudad Universitaria, donde la UNAM vino a
establecerse en los años 50. El CUC -de padresmaristas-, era un importante centro de difusión de cine y cultura, al que acudían los
estudiantes universitarios, aunque no era parte de la Universidad. Del mismo modo para Pepe, ya desde la secundaria había un
mundoafuera, en donde descubrió la música y empezó “a hacer muchas cosas que no debían de hacerse según la sociedad de aquél
entonces”; probó la mariguana por primera vez y pertenecía a una pandilla violenta. Al terminar la secundaria su madrina le da a escoger
entre una moto o un órgano y elige el órgano; la música se convierte entonces en una actividad fundamental para él. Se deja también
crecer el pelo; la moda era el ser”. jipi , paz y amor”. Gorgonio empieza a leer cuestiones místicas, Lobsang Rampa, Herman Hesse, Se
involucra en “la música de los Beatles, la forma de vestir…..”hay un movimiento que, de una u otra forma, a uno lo absorbe como
esponja y entonces su idea del mundo cambia mucho….incluso tiene coqueteos con otras cosas, incluso con las mismas drogas”.
SegúnZolov, muchos de los valores basados en el movimiento contracultural permearon la revuelta estudiantil. También Luís González
de Alba (2003), uno de lideres del movimiento de 1968, señala que “había algo no ideológico en la movilización política: los estudiantes
salieron para romper su propia cárcel: acabar con el país de sacristía y de cacique priista; acabar con las prohibiciones en cine, música,
teatro, el pelo largo…Se trataba de una protesta contra el padre –presidente, el padre cacique y padre sacristán-” (p. 44). Sin embargo,
según el antiguo líder, si primero fue la demanda de mayor libertad para los estudiantes, también a los jóvenes les movió la agresión vil
al Instituto Polítécnico Nacional y a la Escuela Nacional Preparatoria por parte de los granaderos del Distrito Federal. Agresión que se
agudizó posteriormente con la destrucción con un bazookazo de la puerta principal de la ENP No. 1 y, posteriormente con la ocupación de
las instalaciones universitarias por parte del ejército. Agresión por parte del Estado que tuvo múltiples formas de realización que no
corresponden en este momento describir, pero con amplias implicaciones para nuestro objeto de estudio al connotar una fuerte
desvalorización social de la institución universitaria, tanto por parte del Estado como de los medios masivos de comunicación que se
dedicaron a denigrar la institución durante todo el movimiento. Aunque entre la sociedad y la universidad se establecieron vasos
comunicantes, nos fue necesario, tal como lo plantea Luis González de Alba, enfocar los reflectores al interior de la institución y sobre los
propios estudiantes para entender lo que pasaba en el recinto de la preparatoria, y de qué manera estos movimientos y acontecimientos
inscribieron su historia en los cuerpos, las mentalidades e identidades estudiantiles.
La cultura institucional
En 1868 se inaugura la Escuela Nacional Preparatoria como parte de un proyecto del entonces presidente Benito Juárez tendiente a
fortalecer una auténtica conciencia republicana e impulsar los ideales liberales y laicos sobre la ideología conservadora y clerical
imperantes (González Cárdenas, 1972). La obra de su primer Rector Gabino Barreda, convierte a la institución en el centro cultural más
importante del país. Reunió como profesores a una elite intelectual de gran prestigio y jugó un papel histórico en las postrimerías del
porfiriato. La preparatoria fue considerada por algunos como precursora de la revolución de 1910 y el Alma mater de la Universidad
Nacional de México inaugurada en el mismo año. Lo anterior constituye el mito fundador de la ENP. Su principal plantel fue el Colegio de
San Ildefonso, ubicado en el centro histórico de la Ciudad de México. Desde 1923, cuando se crea el plantel No.2, se multiplicaron las
escuelas del sistema preparatoriano que hoy cuenta con nueve unidades distribuidas en el espacio geográfico metropolitano. Es
necesario enfatizar que la mayor expansión se dio durante el rectorado de Ignacio Chávez (1961-1966), cuando se inauguraron los
planteles 4, 6, 7, 8 y 9. Las Escuelas, según González Cárdenas, se dotaron con los más recientes adelantos científicos y con flamantes y
hermosos edificios, espaciosas bibliotecas y salas de lectura, grandes campos deportivos con gimnasios y albercas, excelentes
laboratorios, auditorios y teatros. Situación que contrastaba notablemente con las preparatorias del centro -1, 2 y 3- que eranedificios
más viejos y austeros, a juicio de uno de nuestros académicos. Durante el rectorado de Chávez se realizaron reformas a los planes de
estudios y a los reglamentos generales de exámenes para los egresados de la preparatoria. La expansión del sistema contribuyó a crear
un cuello de botella para el ingreso al ciclo profesional y un problema de sobrepoblación escolar en este nivel.
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Al ocupar la rectoría en 1967 el Dr. Barros Sierra, y según él mismo señala, existía en la UNAM un sistema educativo obsoleto sobre todo
en cuanto a la falta de libertades constitucionales - había un personal de vigilancia con comportamiento policiaco, corrupción estudiantil y
ausencia de debates -, y como nuevo rectorrestablece un ambiente de discusión política y académica. Sin embargo, la política del Estado
ya era agresiva hacia la Universidad; por una parte había fuertes problemas de restricción de los subsidios y por otra,ésta era presa de
agresiones de distintos grupos de choque; los porros que eran alentados desde afuera o mediante presiones por parte del Estado, tenían
una actividad francamente insoportable al interior de la Universidad y muy particularmente enlas preparatorias (Barros Sierra, 1993).
Es en este contexto que nuestros futuros académicos ingresan a los distintos planteles de la ENP. Lo que hoy registran de la cultura
institucional pasada, nos sirvió de referente para un primer anclaje de la identidad institucional, que va a variar con la cultura
experiencial construida a lo largo de su trayectoria social y familiar, y de manera significativa con el clima institucional de cada una de
las preparatorias que era diferente entre sí. Por otra parte, también entraron a jugar, a veces de manera antagónica, dos principales
facetas o momentos del movimiento estudiantil del 68: la festiva, representada por la contracultura juvenil contestataria, y la violenta y
represiva, personificada por el Estado. Finalmente, el momento de ingreso a la Preparatoria se constituye como otro elemento
diferenciador de la cultura institucional, que para nosotros es un referente esencial en la construcción de la identidad. En efecto, el
movimiento político de 1968 atraviesa brutalmente la cultura institucional instaurando un antes y un después. Por lo anterior, la
construcción de las subjetividades será tributaria, de manera significativa, del momento en cada sujeto ingresa a la preparatoria.
“Al este del paraíso”
Para varios de los estudiantes, particularmente aquellos que venían de escuelas privadastradicionales, el ingreso a la preparatoria causa
un impacto profundo; una revelación: “para mi es descubrir que el mundo existe y que yo nunca lo había visto”. Las instalaciones eran
“espectaculares”, “maravilla de las maravillas, esto es el paraíso”. Lo más valorado era “un ambiente de normas flexibles, de mayor
libertad, donde se podía fumar, tomar decisiones autónomas, asistir o no a clases si no se quería, no usar uniformes; la puerta no tenía
vigilancia. La prepa significó mucha apertura en todos los sentidos”. En las preparatorias habían permeado las nuevas culturas juveniles
de los 60´: festivales de rock en la prepa 7, tocadas en la ciudad universitaria, espectáculos culturales en la prepa 8, entre otros. En el
Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) de la UNAM, se proyectaban “Rebelde sin causa” y “Al este del paraíso”, cine
de Fellini y otras películas que eran ya iconos culturales. El CUC complementaba la labor universitaria al proponer nuevos valores
culturales a los jóvenes mediante el cine, la literatura, el psicoanálisis, la filosofía y la música.
Los procesos de socialización al interior de la preparatoria eran muy significativos; no era sorprendente como fenómeno propio de la
adolescencia. En esta época era altamente valorada la heterogeneidad social que reinaba al interior de la institución: “Había una
universalidad de población, igual se podía estar con el peor y más violento ratero, porque a lo mejor ese estaba con los porros, pero
podías a lo mejor estar con el hijo del intelectual, todos mezclados ahí. Te podías mezclar con la niña más ‘pija’ y al mismo tiempo con la
más humilde. Entonces eras roquero, o eras fresa o eras comunista”.En la prepa 8, Frida que había hecho toda su escolaridad en escuela
de monjas, empieza a participar en discusiones con sus compañeros de cuestiones religiosas y políticas en la antesala del movimiento.
Desde 1967 decide dejar de asistir a la iglesia. Para Flor, las relaciones con los pares cambian con respecto a la secundaria, pues
reconoce que ahora se trataba de relaciones con “compañeros”, “no tenía que ser la amiga cercana, la mugre y uña de alguien para ser
su amiga, me podía relacionar con los hombres sin pensar que iban a hacer una conquista, sino compañeros”.
En 1967, la presencia de los porros ya es registrada en la Preparatoria 8 a la que asistía Frida, para quien en ese momento eran “un
alma de dios”:asaltaban camiones de refrescos y de “Sabritas” para la convivencia del día del niño, cometían actos vandálicos en otra
escuela, pero protegían a las mujeres; asaltaban a los autobuses pero los usaban para llevar a las mujeres salvaguardadas hasta su
destino. No sabemos si esta versión edulcorada de los porros es producto de lavisión idílica de la prepa por parte de Frida o si
efectivamente los porros cambiaron de comportamiento después del 68. Pero aún así, para ella dicho grupo no empañó de violencia las
relaciones sociales al interior de la prepa antes del 68.
La cultura académica - que remite a las actividades del salón de clase, los contenidos de enseñanza, el currículo escolar, las relaciones
con los maestros -, no tuvo entonces un peso tan significativo para la construcción de la identificación institucional de nuestros sujetos.
La enseñanza en la preparatoria era tradicionalista. Sin embargo, como ya era propio de la institución desde el momento mismo de su
creación, la presencia de maestros de prestigio jugó a menudo un papel clave en la construcción del lazo institucional y a veces en
relación con la cultura social. Si bien, no había un reconocimiento a la planta docente en general, siempre algún maestro llegó a ocupar
un rol relevante en la identificación con la institución. Algunos de esos maestros eran reconocidos como prestigiados autores de libros de
texto como Agustín Mateos Muñoz, autor de Etimologías Grecolatinas o Gabriel López Chiñez, poeta oaxaqueño que socializa la
Guelaguetza, entre otros. El enfoque que daban a sus clases llegó a ser significativo para la construcción de identificaciones hacia ciertas
disciplinas. Así, Flor recuerda a su maestro de ética por el libro que había escrito para su materia, que introducía una nueva visión de la
historia; también organizaba un seminario que abría la lectura de los textos literarios clásicos; y recomendaba a sus alumnos ver
películas de Fellini para ser discutidas posteriormente en la clase. En este sentido, el maestro contribuía a establecer vasos comunicantes
entre la cultura institucional y la cultura social.
En este primer momento de ingreso a la preparatoria, y principalmente antes del movimiento político del 68, hay evidencias de la
construcción de una fuerte identidad institucional. Las identificaciones se expresan tanto a través de las representaciones de la
institución con fuertes componentes imaginarios: “es el paraíso”, como a través de los distintos actos de pertenencia (Dubar, 1991) que
objetivan el apego institucional entre los que podemos mencionar la apropiación de los símbolos institucionales - el himno y la “goya”
universitaria -, la presencia prolongada en la institución hubiera o no clases, la participación en todas las actividades que ahí se daban y
el reconocimiento de la institución comomediación fundamental entre el sujeto y el mundo, sustituyendo el lugar previo y limitante que
ocupaba la familia. En este sentido, la institución ya empieza a configurarse como una institución de vida (Enriquez, 1989).
El vínculo con ésta se vuelve muy significativo en la medida en que permite autoidentificaciones positivas para los sujetos. Frida, por
ejemplo, reconoce la “transformación espectacular que se da en ella a partir de su llegada a la universidad”. Gorgonio confiesa cuan
impactante fue para él la experiencia preparatoriana que produjo un cambio total de estilo de vida.
“ Tierra de nadie”
Sin que podamos delimitar claramente en qué medidalas diferencias de subjetivaciones son producto de experiencias culturales previas
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distintas o de un desfase en el ingreso a la universidad, es un hecho reconocido, no sólo en las entrevistas sino también en la literatura,
que el movimiento político tuvo un fuerte impacto en la cultura institucional y en sus sujetos. La violencia y represiónse instaura
entonces no solamente en las calles de la ciudad, pero también al interior de la institución con la ocupación militar de las instalaciones y
con la actuación más violenta de los porros. Dicha transición es mas observable en el caso de Frida quien ingresa en 1967 a la
Preparatoria y para quien los porros eran primero “unas almas de dios” y después del 1968 se vuelven grupos de control. Una transición
en la cual ella, niña de clase media, de colegios de monjas y reina de la simpatía de su prepa,, empieza a participar en asambleas, “sin
conciencia política, sin saber nada de marxismo, ni de análisis político, ni de nada y entonces empieza a verse permeada por los
acontecimientos”. Presenciar el secuestro deun estudiante, vivir a dos pasos del IPN y escuchar las tiroteos que asesinaron a los
estudiantes el día del asalto porlas fuerzas de orden al casco de Santo Tomás, observar al día siguiente las manchas de sangre en el
pavimento, van contribuyendo a la constitución del trauma. “A partir de este momento, conozco la violencia oficial, a partir de este
momento me interesa la política, a partir de ese momento se define lo que sería después”. El trauma va a constituir una dimensión
fundante de su identidad como universitaria y como ser humano.
Pepe ya había presenciado la violencia del 68, una violencia que ya no quería ver de cerca, cuando siendoalumno dela secundaria asistíaa
la prepa 7 con sus amigos. Para él ya nohay evidencias en losaños 70, cuando ingresa a la prepa No. 1, de la imagen idílica que nos
reportan Flor y Frida. La prepa entonces era un “nido de ratas”, “era muy aguerrida, muy violenta, a pesar de los festivales de rock que
ahí se daban”. Había las novatadas donde “te pintaban, te vejaban, te cortaban el pelo…. estuvieron jode y jode quitándote el dinero;
¡aquello era horroroso!”. Así también lo confirma Gorgonio: “en la prepa convivíanlos pachecos que eran paz y amor; los porros que eran
violentos pero que respetaban a los pachecos, que no les afectaban y les vendían mota y, finalmente, los del MURO ( Movimiento
Universitario de Renovación Orientadora) que era un movimiento igualmente violento de extrema derecha. Para sobrevivir había
entonces que hacer alianzas”. Pepe toca el armónica con los pachecos y Gorgonio coyunturalmente tiene que hacer alianza con los
porros.
Para Pepe, en ese momento en la prepa todo era permisivo. Era una especie de “tierra de nadie”, pero una tierra de nadie que permitía
una universalidad de la población. Todo se confrontaba ahí mismo, en la misma institución y todos convivían con todos.
Al igual que Frida, la niña del Colegio de monjas, Pepe va construyendo una conciencia política. Participa de las manifestaciones
posteriores al 68; lee libros sobre marxismo y sobre los Tupamaros. Sin embargo, nunca se plantea la posibilidad de pertenecer a un
partido político. Su identidad principal es ser universitario. Y frente a la agresión de las fuerzas del orden y del Estado, de los grupos de
derecha como el MURO, se consolidó en él un fuerte sentido de pertenencia institucional: “defender la escuela, defender tu universidad, o
si llegaba la policía se decía lo mismo. Era como una especie de sentimiento de barrio heredado y digamos estigmatizado hacia la
institución”.
La experiencia de la preparatoria, entre 1967 y 1971, se presenta como fundamental para la construcción de una primera identidad
institucional de los futuros académicos de la UNAM. Una identidad que implica la construcción de un fuerte vínculo con la institución,
anclada sobre los proyectos de reconversión social de los padres mediante la construcción del capital cultural institucionalizado e
incorporado, sobre la emergencia de una contracultura juvenil contestataria de los modos de ser y de pensar de sus padres y del
autoritarismo del Estado y sobre el trauma, la represión y la violencia que se escenificó en el corazón mismo de la universidad.
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