Huellas de servicio y adoracion en Betania
Transcripción
Huellas de servicio y adoracion en Betania
Huellas de servicio y adoración en Betania María, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. Marta se preocupaba con muchos quehaceres…” (Lc. 10:39-40). INTRODUCCIÓN En la aldea de Betania, un suburbio de Jerusalén, nuestro Señor Jesús disfrutaba de la hospitalidad de una familia muy especial para él, una familia compuesta por tres hermanos: Marta, María y Lázaro. Parece que Marta era la hermana mayor, porque en el v. 38 se nos dice que Marta recibió a Jesús «en su casa». Nuestro foco de atención lo pondremos en las hermanas que conformaban un dúo fascinante, muy diferentes en muchos aspectos, pero idénticas en un asunto esencial: su amor por el Señor. DEFINICIÓN Al introducirnos en el accionar de estas mujeres de Betania, será necesario definir dos conceptos que abordaremos. • Servicio, (quehaceres). La palabra griega utilizada es “diakonia”, que es un concepto que sirve para identificar la solidaridad radical con todo aquel que sufre y la búsqueda de su liberación integral por amor. • Adoración, acto mediante el cual se expresa reverencia, respeto, honor, amor y obediencia a Dios. En el AT se utiliza la palabra “shachah” para indicar esa actitud, con la connotación de postrarse, arrodillarse, inclinarse. En el NT el término es “proskusneo”, que es reverenciar a una persona. También se utiliza para referirse a la oración, intercesión, alabanza, reconocimiento. HUELLAS DE SERVICIO Marta fue una noble y piadosa mujer con un corazón de sierva y una extraordinaria capacidad de trabajo. Por lo general resalta en los lectores de la Biblia el incidente entre Marta y María descrito por Lucas (cáp. 10), sin embargo, no debemos desconocer que para esta mujer, Jesús era un Huésped Celestial, cuya presencia debía honrar, en aquel instante. Los servicios domésticos constituían, para la joven afanosa, un elemento impostergable. El Señor respetó, cariñosamente la inmadurez de la joven, amonestándole con la intención de orientar su servicio correctamente: “Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas”. La gentil amonestación de Jesús tuvo su efecto edificador en ella, demostrando que el servicio al Señor es muy necesario también, siempre que no se pierda de vista, que el centro del servicio es, Dios y no los intereses propios. Es fácil cometer el error de servir a la obra en vez de servir al Señor de la obra. En Juan cáp. 12 encontramos a Marta sirviendo con alegría de corazón. El esmero y dedicación de Marta por atender al Señor son huellas imborrables en la vida de aquel que está dispuesto a servir. 1 Encuentro de Señoritas JIUMP 2010 El Señor enseñó la manera en la que podemos hoy dejar huellas de servicio, el ejemplo lo encontramos en Mateo 25:42-46 “…Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.” HUELLAS DE ADORACIÓN María era igualmente noble, se caracterizaba por una inusual predisposición a la adoración al Hijo de Dios cada vez que este era recibido como huésped en su casa. Ella estaba tan pendiente a los pensamientos de Jesús, que retenía cada una de sus enseñanzas. Escuchar y adorar era, en esos momentos, el mejor uso para las energías, llegando a comprender el corazón amoroso de su Salvador. Esta actitud nos demuestra que el tiempo que ella dedicó a los pies de Jesús le sirvió para recibir la correcta enseñanza de cómo adorar. Incluso en el momento de duelo por la muerte de Lázaro, ella tiene la misma actitud: “María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies…” (Jn. 11:32). El acto más hermoso de adoración de María fue, ungir los pies de su Señor. Lo más probable es que Jesús les relató el episodio acontecido al inicio de su ministerio en casa de un fariseo, donde una mujer ungió sus pies con perfume (Lc. 7:36-50). María había aprendido exactamente como demostrar su gratitud al Señor, y en un acto muy similar a lo sucedido, ella repite el acto de ungir sus pies (Jn. 12). Esto es el fruto de su buena disposición de permanecer sentada escuchando la palabra de Dios, reflexionar en ella y estar dispuesta a adorar con corazón sincero. El gesto de María no tendría sentido si no fuera fruto del conocimiento personal de su opción por Cristo. El adorar a Cristo debe tener sentido en todas partes: en casa, en la iglesia, en la sociedad, porque los mismos gestos tienen diferente contenido, porque es una opción ofrecida a Jesucristo nuestro Señor por amor a Él. CONCLUSIÓN Muchos tienden a distinguir a Marta como «la mujer práctica», y a María como «la mujer espiritual». Sin embargo, las Escrituras indican que igualmente Marta se sentó a los pies de Jesús y que también María servía. Ambas mujeres revelan singulares dones espirituales, por medio de los cuales servían amorosamente a Dios. Las dos nos recuerdan la importancia de balancear la devoción personal con los deberes prácticos. Estos no son hechos irreconciliables en la vida del cristiano, y nunca debiéramos contraponerlos uno contra el otro. APLICACIÓN Lo que importa más que el tipo de servicio, es el corazón detrás de ese servicio. Una mala disposición arruina el regalo que dejamos sobre el altar para Dios. Pidámosle al Señor que las huellas de estas mujeres en Betania tengan eco en nuestras vidas. Las acciones que realicemos por nuestro Señor dependerán significativamente de la actitud en su obra, entonces, nuestro SERVICIO y ADORACIÓN sea como la mujer que ve a su Señor, se une a Él, se acerca a Él y lo experimenta personalmente para bendición. 2 Encuentro de Señoritas JIUMP 2010