Peregrinación a Santuarios de Umbría y Alto Lacio Peregrinación a

Transcripción

Peregrinación a Santuarios de Umbría y Alto Lacio Peregrinación a
Real Oratorio del Caballero de Gracia
Peregrinación
a Santuarios de
Umbría y Alto Lacio
— Del 30 de abril al 7 de mayo de 2016 —
En la madrugada del sábado día 30 de abril salíamos de Barajas con destino
a Roma, Umbría y Alto Lacio, además de Loreto, en las Marcas.
El sábado siguiente, 7 de mayo, a las 23,30 de la noche aterrizábamos
de nuevo en Barajas habiendo cumplido satisfactoriamente nuestro objetivo.
Han sido intensos, de gran contenido espiritual, histórico y artístico,
de los que recogeremos en las páginas de estos boletines algunos recuerdos.
Una información detallada sería muy extensa. Como ya contábamos previamente con
muchos datos por escrito que nos facilitó Fernando, y otras cosas para
no “agotarnos” tampoco nosotros al recoger tantos recuerdos.
1. ROMA / 2. ASÍS / 3. CASCIA y SPOLETO /
4. LORETO / 5. GUBIO, LA VERNA y PERUGIA /
6. COLLEVALENZA, ORVIETO, VITERBO y
SAN MARTINO AL CIMINO / 7. VALLE DE RIETI:
GRECCIO, FONTE COLOMBO, POGGIOBUSTONE
y LA FORESTA / 8. ROMA
Peregrinación a Santuarios de Umbría y Alto Lacio
1. ROMA
Primer día – Sábado 30 de abril
Entrada a San Calixto.
Catacumbas de San Calixto
Tras recoger los equipajes en el aeropuerto nos
dirigimos a las Catacumbas de San Calixto, donde tuvimos la Misa. Inicialmente estaba previsto visitar las de
San Sebastián, que están al lado de estas.
Anna, la guía, nos dio algunos datos de estas extensas catacumbas, con sus 20 kilómetros de recorridos,
15 hectáreas de extensión, 4 plantas, una profundidad
superior a los 20 metros, y casi medio millón de enterramientos; entre ellos, 16 Papas.
Las catacumbas de San Calixto son, por tanto, un
cementerio, que se encuentran al oeste de la Vía Appia
Antica, después de la iglesia del “Quo Vadis?”. Reciben
su nombre del diácono San Calixto, designado a prin-
cipios del siglo III por el Papa Ceferino como administrador del cementerio. De ese modo, las catacumbas
de San Calixto se convirtieron en el cementerio oficial
de la Iglesia de Roma.
El cementerio subterráneo consta de distintas
áreas. Las Criptas de Lucina y la zona llamada de los
Papas y de Santa Cecilia son los núcleos más antiguos
(siglo II).
Los primeros cristianos vivían en medio de una
sociedad mayoritariamente pagana y hostil. Desde la
persecución de Nerón (64 después de Cristo) se consideraba que su religión era “una superstición extraña
e ilegal”. Los paganos desconfiaban de los cristianos y
se mantenían a distancia, sospechaban de ellos y los
acusaban de los peores delitos. Los perseguían, los
Llegada a las catacumbas.
encarcelaban y los condenaban al destierro o a la
muerte.
Como no podían profesar abiertamente su fe, los
cristianos se valían de símbolos que pintaban en los
muros de las catacumbas y, con mayor frecuencia,
grababan en las lápidas de mármol que cerraban las
tumbas.
El Buen Pastor con la oveja sobre los hombros
representa a Cristo salvador y al alma que ha salvado.
Este símbolo se encuentra con frecuencia en los frescos, en los relieves de los sarcófagos, en las estatuas,
así como grabado sobre las tumbas.
La orante: esta figura, representada con los brazos
abiertos, es símbolo del alma que vive ya en la paz
divina.
El monograma de Cristo está formado por dos letras
del alfabeto griego: la X (ji) y la P (ro) superpuestas. Son
las dos primeras letras de la palabra griega “Christòs”
(Jristós), es decir, Cristo. Este monograma, puesto en
una tumba, indicaba que el difunto era cristiano.
El pez en griego se dice “IXTHYS” (Ijzys). Puestas
en vertical, estas letras forman un acróstico: “Iesús
Jristós, Zeú Yiós, Sotér” = Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador. Acróstico es una palabra griega que significa la
primera letra de cada línea o párrafo. Es un símbolo
muy difundido de Cristo, emblema y compendio de la
fe cristiana.
Otros símbolos son la paloma, el Alfa y la Omega,
el ancla, el ave fénix, etc.
En la homilía de la Santa Misa se recordó la importancia de los mártires, como “semilla de cristianos”;
también en nuestros días. Y se pidió por la paz entre
todos los hombres, independientemente de sus creencias religiosas.
En las Catacumbas San Calixto.
Santa Misa en San Calixto.
Basílica de San Pablo Extramuros.
San Pablo Extramuros
A continuación nos dirigimos a la Basílica de San
Pablo Extramuros. Allí ganamos el primer jubileo de
estos días. Nos llamó la atención las medidas de seguridad que se han tomado en todas las basílicas y santuarios importantes: la entrada está custodiada por
soldados del ejército para evitar atentados.
La Basílica de San Pablo Extramuros es una de las
cuatro basílicas mayores católicas —junto con San
Pedro, San Juan de Letrán y Santa María la Mayor— y
una de las cinco iglesias consideradas como las más
antiguas de Roma (las cuatro anteriores y la basílica
de San Lorenzo Extramuros). Es la segunda basílica
mayor, de Roma, después de San Pedro, de la que
dista 11 kilómetros. Según la tradición es el lugar
donde el apóstol Pablo fue enterrado. La basílica
representa al arte paleocristiano.
En esta necrópolis fue enterrado San Pablo después
de haber sido ejecutado en tiempos de la persecución
neroniana que siguió al incendio de Roma del 64. Según
algunas teorías, tanto él como San Pedro habrían sufrido martirio ese mismo año. Eusebio de Cesarea, en
cambio, sostiene que ambos murieron en el 67.
Más tarde, sobre ese lugar, objeto de continua
peregrinación desde el siglo I, el emperador romano
Constantino (306–337) creó una pequeña basílica, a
dos kilómetros de la muralla Aureliana que circundaba
Roma, saliendo por la puerta de san Pablo, de lo que
resulta su nombre: fuori le mura (fuera de los muros,
extramuros). Este edificio ha de incluirse en la serie de
basílicas construidas por el emperador dentro pero
sobre todo fuera de la ciudad, y fue la segunda fundación constantiniana en el tiempo, después de la catedral dedicada al Santo Salvador (la actual Basílica de
San Juan de Letrán). Fue consagrado en noviembre de
324 por el papa Silvestre I.
La Basílica de los tres emperadores
La pequeña construcción constantiniana debió
parecer inadecuada a los emperadores que le sucedieron, sobre todo desde la óptica de una revitalización
de la figura de Pablo durante el período de la tetrarquía. Resultaba minúscula, sobre todo si se la comparaba con la Basílica de San Pedro. Por ello fue destruida para dar lugar a una gran basílica con cinco naves,
más parecida a la basílica vaticana.
Delante de San Pablo Extramuros.
Bajo el reinado conjunto de los emperadores Teodosio I (379–395), Graciano (367–383) y Valentiniano
II (375–392) fue erigida la basílica cuya estructura permanecerá en pie hasta el desastroso incendio de 1823.
Esta basílica tenía al Este la Vía Ostiense (la carretera
hacia Ostia) por lo que hubo que extenderla hacia el
Oeste, hacia el río Tíber, cambiando diametralmente la
orientación. La entrada se colocó hacia el río Tíber, en
lugar de hacia la Vía Ostiense, y esta es la orientación
actual, utilizando la actual basílica parte de las estructuras murales que sobrevivieron al incendio.
En 384, Valentiniano II decidió el inicio de los trabajos, como da prueba una carta dirigida por el empe-
Claustro de San Pablo Extramuros.
rador al prefecto de la ciudad de Roma, Salustio, que
se encargaba del estudio de los trabajos. Este edificio
se llama “Teodosiano”, aunque fue terminado bajo
Honorio. Fue construido por Cirade, llamado “Profesor
Mechanicus” que proyectó un plan de cinco naves y
un pórtico con cuatro 4 arcos. El papa Siricio consagró
el edificio.
Adiciones posteriores, como el arco triunfal sobre
columnas monumentales y el espléndido mosaico que
lo decoraba, se atribuyen respectivamente a las restauraciones efectuadas por Gala Placidia (390–450) y
otras intervenciones del papa León I el Magno
(440–461). Gala Placidia, hija de Teodosio y esposa de
Ante la tumba de San Pablo.
Honorio, añadió el mosaico del arco de triunfo, que se
rehará entre los siglos VIII y IX. Por su parte, el papa
León I ordenó la realización de los tondos con retratos
papales que recorrían todas las arcadas de la nave
central; algunos de ellos, que sobrevivieron al incendio, se conservan en la Raccolta de Rossi, en el antiguo monasterio, junto a otros restaurados a lo largo de
los siglos. Hoy en día pueden verse estos retratos, en
Interior de San Pablo Extramuros.
un friso que se extiende sobre las columnas que separan las cuatro naves y pasillos. A León el Grande se
atribuye también la elevación del transepto, para lo
cual fue necesario subir el lugar devocional correspondiente a la tumba del apóstol.
De la antigua basílica sólo queda la porción interior
del ábside con el arco triunfal y los mosaicos de este
último.
San Pablo Extramuros, interior.
De la Basílica de Gregorio Magno al siglo XIX
Bajo el pontificado de Gregorio Magno (590–604)
la basílica fue modificada drásticamente. El nivel del
pavimento se subió, sobre todo en el sector presbiterial, para realizar el altar directamente sobre la tumba
de Pablo. Una operación similar se hizo en la Basílica
de San Pedro. De este modo se pudo realizar también
una confesión, esto es, un pequeño acceso puesto
bajo el nivel del transepto, desde donde podía accederse a la tumba del apóstol.
La basílica fue saqueada por los lombardos en 739.
Las papas continuaron siendo generosos con el
monasterio; la basílica resultó nuevamente dañada
durante las invasiones sarracenas del siglo IX, siendo
saqueada en 847. Por este motivo, el papa Juan VIII
(820–882) fortificó la basílica, el monasterio, y los alojamientos de los campesinos, formando la ciudad de
Joannispolis, que aún era recordada en el siglo XIII.
En 937, cuando San Odón de Cluny fue a Roma,
Alberico II de Spoleto, patricio romano, confió el
monasterio y la basílica a su congregación y Odón
nombró a Balduino de Monte Cassino.
El papa Gregorio VII (h. 1020–1085) fue abad del
monasterio y en su época Pantaleone de Amalfi presentó las puertas de bronce de la basílica mayor, que
fueron ejecutadas por artistas de Constantinopla.
El gracioso claustro del monasterio se erigió entre
1220 y 1241.
La basílica se enriqueció con un baldaquino realizado en 1285 por Arnolfo di Cambio. A este siglo
pertenecen también los mosaicos del ábside. La
sacristía contiene una bella estatua del papa Bonifacio IX (1356–1404). El papa Martín V (h.
1368–1431) lo confió a los monjes de la Congregación de Monte Cassino. Entonces se convirtió en una
abadía territorial o abadía nullius. La jurisdicción de
abad se extendió sobre los distritos de Civitella San
Paolo, Leprignano y Nazzano, todos los cuales formaban parroquias; la parroquia de San Pablo en
Roma, sin embargo, queda bajo la jurisdicción del
cardenal vicario.
La estructura de la basílica no sufrió ulteriores cambios hasta el papado de Sixto V (1585–1590), el cual,
aparte de desmantelar algunas estructuras en torno al
altar, hizo descubrir la confesión gregoriana creando
una confesión descubierta, que permaneció así hasta
el incendio. Esta confesión estaba orientada hacia el
ábside, al contrario de la actual, orientada hacia las
naves.
Desde 1215 hasta 1964 fue la sede del Patriarca
Latino de Alejandría.
A lo largo de la nave están los medallones de todos
los Papas, desde San Pedro al Papa Francisco. Nos
fijamos en particular en Urbano VII, Juan Bautista Castagna, con el que el Caballero de Gracia estuvo más
de 30 años; entre otros sitios en la Nunciatura de
España.
Subida a la Escala Santa.
La Escala Santa
Antes de comer subimos por la Escala Santa; algunos de rodillas.
Esta escalera fue mandada traer por Santa Helena,
madre de Constantino I, en el año 326, del palacio de
Poncio Pilato en Jerusalén, ya que ésta es por la que
Jesús de Nazaret subió el Viernes Santo al palacio para
ser juzgado. Este aspecto hizo considerarla como un
icono de veneración, conocido por algunos como el
lugar más santo de Roma y del mundo. El actual edificio donde se encuentra la Escalera Santa, fue mandado
construir por Sixto V entre los años 1586–1589 como
acceso al Sancta Sanctorum, que contiene la imagen
de Santissimi Salvatore Acheiropoieton que quiere
decir no pintado por mano humana, el cual en ciertas
ocasiones solía ser sacado en procesión. Se le añadieron al edificio otras cuatro escalinatas facilitando así la
afluencia de fieles. Flanqueando la base de las escalinatas se encuentran dos esculturas alegóricas de la
Pasión, que representan el beso de Judas Iscariote y
Pilatos entregando a Jesús.
Desde 1723 está forrada de madera de nogal, para
protegerla del desgaste producido por la continua
subida de peregrinos que devotamente suben de rodillas como ejercicio penitencial en un momento de
recogimiento y oración. En este recubrimiento se pue-
Parte superior de la Escala Santa.
den ver espacios protegidos por cristal en lo que al
parecer eran restos de sangre de Jesucristo.
San Juan de Letrán
Después de comer en un restaurante cercano, visitamos la Basílica de San Juan de Letrán, entrando por
la plaza posterior, pues la entrada principal estaba
cerrada por los preparativos de un concierto musical
que tendría lugar al día siguiente.
La Archibasílica del Salvador y de los santos Juan
Bautista y Juan Evangelista, más conocida como Archibasílica de San Juan de Letrán es la catedral de la diócesis de Roma, donde se encuentra la sede episcopal
del obispo de Roma (el papa). Está dedicada a Cristo
Salvador, sin embargo es más conocida con el nombre
de San Juan, por estar dedicada a los dos santos principales que llevan este nombre.
El nombre oficial es Archibasílica Sanctissimi Salvatoris, es la más antigua y la de rango más alto entre
las cuatro basílicas mayores o papales de Roma, y
tiene el título honorífico de «Omnium urbis et orbis
ecclesiarum mater et caput» (madre y cabeza de toda
las iglesias de la ciudad de Roma y de toda la tierra),
por ser la sede episcopal del primado de todos los
obispos, el papa. Fue consagrada por el papa San Silvestre en el año 324.
Basílica de San Juan de Letrán.
La Archibasílica surge en el siglo III en tierras de
los Lateranos, noble familia romana caída en desgracia
bajo Nerón, cuya propiedad pasó por tanto al dominio
imperial. El palacio pasó a manos de Constantino I
cuando se casó con su segunda mujer, Fausta, hermana de Majencio, y era conocido con el nombre de
Interior de San Juan de Letrán.
Domus Faustae. Por tanto, Constantino era su propietario cuando ganó la batalla del Puente Milvio (contra
Majencio), en el 312.
La tradición cristiana indica que los terrenos y la
residencia de los Lateranos fueron donados al obispo
de Roma (la fecha de la donación no es segura pero
fachada se encuentran estatuas de Cristo, los santos
Juanes (el Evangelista y el Bautista) y los Apóstoles. La
fachada fue reformada en el siglo XVIII, siguiendo el
estilo de la de San Pedro, por el arquitecto Alessandro Galilei.
Ya en el interior, destacan las monumentales estatuas de los doce apóstoles de la nave central. Bajo el
altar mayor está enterrado el papa Martín V, bajo
cuyo pontificado se abrió por primera vez la Puerta
Santa en esta basílica. El ara de este altar es una losa
que, según la tradición, es la misma que usaban san
Pedro y los primeros papas al celebrar la misa. Sobre
el altar hay un baldaquino con un relicario en el que
se conservan las cabezas de san Pedro y san Pablo.
En el fondo del ábside está la cátedra, el trono episcopal del obispo de Roma, hecho de mármol y
mosaicos.
Traslado a Asís
Entrada de San Juan de Letrán.
debería ser durante el pontificado del papa Melquíades), en señal de gratitud del emperador a Cristo, que
apareciéndosele durante el sueño, le había hecho vencer en la batalla del Puente Milvio.
La actual basílica es de estilo barroco, fruto de una
radical transformación de Francesco Borromini en el
siglo XVII; de época anterior se conservan los magníficos mosaicos del ábside, el ciborio gótico y el
pavimento de estilo cosmatesco. En lo alto de la
Vista desde el hotel, en Asís.
A media tarde salimos para Asís, donde llegamos
con tiempo suficiente para instalarnos en las habitaciones y cenar. Después, fuimos a descansar, pues
habíamos comenzado el día hacia las 3 de la madrugada, y al día siguiente nos esperaba una nueva jornada.
En el hotel Domus Pacis hay un oratorio con el Santísimo, que visitamos con frecuencia estos días para
rezar un rato antes de comenzar el día, o antes de ir a
dormir. Nuestro conductor este día y mañana ha sido
Giovanni. Aquí pernoctaremos 5 noches. l

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