Las hOT`miBas "culonas" en la histoT`ia y el folkloT`e

Transcripción

Las hOT`miBas "culonas" en la histoT`ia y el folkloT`e
Las hOT'miBas "culonas"
en la histoT'ia y el folkloT'e
Por:
HORAClO RODRIGUEZ PLATA
Las honnigas santandereanas, que constituyen desde inmemoriales tiempos delicioso y nutritivo regalo del paladar para buena
parte de los colombianos y de no pocos extranjeros qne cada día
las apetecen más, tienen también su propia historia y están directamente relacionadas con mny interesantes aspectos folklóricos de
la región donde exclusivamente resolvieron acogerse.
Esta variedad de hymenóptero, de color amarillo oscuro, cabeza gruesa, tórax delgado y abdomen extraordinariamente abultado con relación al resto de su cuerpo, provista de fuertes tenazas
y cuatro alas vistosas, cuya descripción entomológica y manera de
vivir no es del caso tratar en este escrito, es originaria únicamente
de una bien delimitada región del actual Departamento de Santander que comprende los Municipios de Bucaramanga, Barichara,
Chima, Charalá, Floridablanca, Galán, Girón, Guadalupe, Guapotá,
Lebrija, Los Santos, Oiba, Páramo, Palmas del Socorro, Palmar,
Piedecuesta, San Gil, Simacota, Socorro, Suaita y Zapatoca. En
ninguna otra comarca del Departamento se encuentran ni han
podido aclimatarse, como tampoco en otra parte del país ni del
exterior a donde interesadas personas han tratado de llevarlas
con fines de aprovechamiento. Es por tanto la región que señoreó
el Emperador indígena de Guanentá, el tercero en civilización que
en nuestro país encontraron los españoles, la única en que habitan
estos animalitos sui géneris, tan compenetrados con las costumbres
de sus pobladores.
Una hormiga más o menos semejante a la culona santandereana se encuentra en algunas regiones de los Llanos Orientales
.y de la Comisaría del Vaupés donde igualmente es apreciada y
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comida por los nativos. En el Vaupés los indígenas la comen cruda
y según pude comprobarlo no sale de los hormigueros por ciclos
determinados y cuando hace fuerte sol después de la lluvia como
en Santander, sino que vuela durante todo el año.
Grande sorpresa fue para los peninsulares cuando las huestes
de Martín Galeano, allá por el año de 1540, recorrieron por primera
vez las regiones de Guanentá y encontraron que los naturales de
ellas tenian por alimentación principal, al par de la yuca y del
maiz, unos pequeños insectos. a los cuales les daban el nombre de
ucopricó", y que son las suculentas hormigas "culonas".
Las "copricó" en la historia.
Sobre el particular relata el propio Epítome del Adelantado
don Gonzalo Jiménez de Quesada, al parecer escrito en 1555, lo
siguiente: "Entre dos ríos caudalosos (el Suárez o Saravita y el
Chicamocha) en unas montañas, (hay) una provincia de gentes no
muy pequeñas, cuyo mantenimiento no era otra cosa sino hormigas
y dellas hazen pan para comer, amasándolas. De las cuales hormigas
hay muy grande abundancia en la mesma provincia y las crían
en corrales para este efecto y los corrales son unos atajos hechos
de hojas anchas, (conque rodean el hormiguero). Y ansí hay alli,
en aquella provincia, diversidad de hormigas, unas grandes y otras
pequeñas"
1,
Esto de los corrales o cercados a que se refiere el descubridor
del Nuevo Reino de Granada es una noticia que me ha parecido por
demás curiosa, pues nunca he observado que a los hormigueros los
delimiten las gentes como para darles un carácter de propiedad
privada, pues que en-los actuales y anteriores tiempos han sido para
beneficio de quien quiera cosecharlos sin que dueño de predio alguno,
según costumbre, estorbe a las gentes su aprovechamiento. Empero,
la noticia de Jiménez de Quesada la confirma Fray Pedro Simón
en sus "Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme",
cuando relata que en la Mesa de Géridas (hoy Municipio de Los
Santos), los indígenas tenían multitud de hormigueros cercados que
les habían sido adj udicados en propiedad particular por su cacique,
y que de ellos disponían con amplia libertad. Pero acaso la noticia
más curiosa sobre esta costumbre indígena es la que trae un extraordinario documento que hace algunos años encontré en nuestro
1
Ximénez de Quesada. Epítome. Revista del Instituto de Cultura. Hispánica.
Bogotá, diciembre de 1962. Vol. 111, página 58.
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Archivo Histórico Nacional. Se trata del Informe que a la Real
Audiencia de Santafé rinde en el año de 1627 el Licenciado don
Gaspar Lesmes de Espinosa sobre una visita que se le había ordenado practicar en las Encomiendas y Parroquias de la comprensión de la provincia de Guane o Guanentá. Tras de hacer minucioso
relato estadístico de la región en sus aspectos demográficos, económicos y sociales, descripción de caminos y poblados, y algunos otros
pormenores que le permiten aconsejar a la Audiencia una serie
de importantes medidas administrativas, el Licenciado, en relato
que transcribe acomodándolo en parte al lenguaje actual, dice:
"En la región de Butaregua y Chanchón (hoy municipios de San
Gil y Socorro) encuéntranse numerosas colonias de unas hormigas que comen con mucho agrado los naturales y tostándolas las
conservan en unos calabazos de manera que hacen provisión por
muchos meses. Los dichos hormigueros encuéntranse cada uno
cercado con cercas de hojas de palma y es cada uno propiedad particular del indio cabeza de familia más cercano al lugar, pues el
cacique o jefe de la comarca los ha adjudicado y cada año que
nacen nuevos hormigueros el dicho cacique hace el repartimiento,
en propiedad familiar, para que cada hogar los aproveche. Dichos
hormigueros de que los indios mucho gustan y también los vecinos
blancos, son muy estimados", Relata también el Licenciado Lesmes
de Espinosa que se han presentado conflictos, pues los españoles
quieren quitar a los indígenas el aprovechamiento de los dichos
hormigueros. Confirma por tanto este documento de 1627 la noticia ,dada por Jiménez de Quesada de 72 años antes, saca valedero
igualmente el relato del Padre Simón, y nos convence de un caso
en verdad curioso como es el de que los hormigueros en aquellas
regiones constituyen el único motivo de propiedad individual dentro del régimen comunitario que prevaleció dentro de la organización indígena. He ahí un hecho interesante para el estudio de la
historia de la propiedad privada en Colombia.
UCopri": Unir;
"Co": Cosa de comer.
De acuerdo con informaciones tradicionales, que estimo muy
verídicas, los indígenas de Chanchón (hoy Municipio del Socorro)
que tan grande predilección tuvieron por la hormiga culona, según
el cronista franciscano atrás citado, la llamaban "copricó", nombre que traducido del idioma guane, como resulta de investigación
hecha por don Víctor Martínez ViIlalba, equivale a "alimento
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E!B:"lOTECJI
nupcial" o "comida matrimonial", pues "copri" signifIca unir,
amarrar, agarrar y u co" cosa de comer, comida, alimento, etc.
Veamos cómo esto es valedero según escribió Fray Pedro Simón
en sus ya citadas "Noticias Historiales", tomo n, página 176 de
la edición bogotana de 1891 hecha por la casa editorial de don
Medardo Rivas: "Ya la necesidad iba forzando a los soldados que
se diesen a buscar comidas, de que hallaron bien pocas y tan desusadas que no las habían oído decir, cuanto más gustándolas, porque eran unas tortas de casabe de yuca amasadas, con hormigas
gruesas aludas, de que hay harta abundancia en aquellos llanos y
sierras, donde por ser las tierras tan ruines y estériles para maíces,
les fue fuerza la necesidad a comer estas tortas que para los indios
10 son, añadiéndoles para darles más sabor de las mismas hormic
gas tostadas en unas callanas o cazuelas de barro, con que pasan
su vida hasta llegarla a cien años, con que podemos advertir cuántos quitan de los nuestros las varias invenciones de potajes y
comidas compuestas que (en España) ha inventado la madre gula,
madre de tantos hijos y madrastra de nuestra salud y vida, pues
tanto nos la cercena gustándola y fatigándola con tan grasientos
comistrajes, pues sólo el simple manjar de unas raíces y hormigas
les acrecientan un año sobre otro a estos pobres indios hasta llegarlos a más de ciento y al cabo mueren sin enfermedades".
Es un hecho comprobado estadísticamente que en las regiones
de Santander donde se consumen como alimento las hormigas culonas hay un elevado índice de longevidad.
Y tan cierto es esto que don Víctor Martínez ViIlalba, un
distinguido industrial santandereano que a sus múltiples y meritorias actividades añadió la de una ej emplar dedicación de medio
siglo al estudio de las costumbres de las hormigas "culonas", escribió que a principios de este siglo habia obtenido de "Ñor Fermín", viejo y curtido campesino que vivió en vecindario de la
ciudad del Socorro, muy interesantes informaciones sobre los indios guanes y en particular sobre las hormigas. Al respecto dice
el señor Martínez ViIlalba: eÑor Fermín, que por esa época tendría
unos noventa años y nosotros unos catorce, nos decía que todo lo que
nos contaba de los indios lo supo por boca de su "taita Anselmo",
quien murió u puay" de casi un siglo, y su Utaita" lo supo de su
abuelo de quien también decía habia muerto muy entrado en años.
"Ñor Fermín" era pues poseedor de una tradición de poco más o
menos 200 a 250 años, posiblemente desde 1700~. Y agrega el paciente observador: eEsta hormiga que sale únicamente de su hormíguero o colonia todos los años por la época del tíempo de la
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Cuaresma, antes de la Semana Santa, y su salida última que por
abundancia la llaman "salida de desova", se sucede el día Jueves de
la Ascensión, cuando Jesús subió a los Cielos (coincidencia ésta que
hasta el momento actual, persona alguna no ha podido dar una explicación), eran cogidas y recogidas por los aborígenes, tostadas en
losas delgadas de piedra (lajas) y almacenadas en "cunas" de calabazos o troncos huecos, para consumirlas posteriormente en las principales fiestas a sus dioses, con grandes libaciones de chicha y maíz
mascado, bebida ésta que fabricaban masticando el maíz y
mezclando esa masa con agua que endulzaban con jugos de frutas,
miel de abejas de árbol y zumo de la misma caña del maíz, dejándola fermentar en tarros de guadua, vasijas de barro o troncos
ahuecados de madera del llamado "cedro calentano", madera ésta
que da un delicioso aroma.
"Copricó" para los futuros contrayentes.
• Teniendo los aborígenes, de quienes nos venimos ocupando,
los Chanchones y Tamacaras, un gran concepto del poder alimenticio de las hormigas "culonas", era entre ellos un regalo predilecto
para los enfermos, palúdicos, etc., pero de una manera especialísima
para los novios o futuros contrayentes, pues el hombre para saber
como asunto definitivo si su "adorado tormento" lo quería, atalayaba con cierta anticipación el camino o lugar por donde ella pasaría, y así, como quien no quiere la cosa, le dejaba a la orilla
del camino, colgando de un arbolito, una cunadita de "hormigas".
Si la muchacha las recogía y llegaba con ellas al bohío y las mostraba, se formaba la gran algarabía de gusto para felicitarlos, y
luego celebrar el matrimonio, que debía hacerse en la próxima
"luna llena" en su primera noche de salida, en una explanada como
de una hectárea, en donde reunidos el Cacique, los padres de los
novios y los demás aborígenes, los novios se situaban en una extremidad; de donde a la voz del Cacique, la novia salía corriendo por
el centro para que la alcanzara el novio. i Y cómo son las cosas de
la naturaleza humana! Cuenta la tradición de "Ñ'or Fermín", que
la novia corría "menudita" y el novio a grandes '''zancadas'', capturándola así muy fácilmente.
"Durante la fiesta matrimonial, la pareja de recién casados
eran obsequiados principalmente con "hormigas culonas" para su
"chol" (luna en lengua guane). SI.1 luna de mil, pues tenían la
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firme creencia de ·que alimentándose la pareja en ese lapso con
"hormigas culonas", sus hijos salían muy fuertes y vigorosos~ 2.
También el Beneficiado de Tunja don Juan de Castellanos, en
sus "Elegias", tomo IV, página 221, edición de la Presidencia de
la República de Colombia, cuando describe la conquista de la provincia de Guane, se ocupa de las hormigas, así:
"Buscaron pues allí mantenimiento;
pero nunca se pudo hallar grano,
sino tortas algunas de casabe
con hormigas aladas amasadas,
que solas y tostadas ansí-mismo,
suelen camellas en algunas partes;
y al tiempo de tostaBas en sus tiestos
huelen como quesillos asaderos".
Acaso este olor peculiar de las hormigas a que se refiere Castellanos y que según nuestros campesinos santandereanos es esencialmente afrodisíaco, produjo la siguiente copla muy popular en
la región de Suaita:
"Uuuf ... ¡Qué muchacha mi Dios!
Qué bueno huele su aroma,
me parece estar comiendo
la rica hormiga culona".
Las "culonas"
y la
terapéutica.
Otra cualidad de estas simpáticas hormigas, que he podido
observar entre los .campesinos de la región socorrana, es la de que
no sólo sirven como alimento sino también como medicina. En
efecto, y para darle mayor autoridad a mi observación, transcribo
lo que dice el ya citado señor 1vIartínez Villalba sobre las costumbres de los indígenas de la región de Guane: .También usaban las
hormigas de que nos venimos ocupando, finamente molidas, para
usarlas en forma de cataplasmas sobre el ombligo o en parches
sobre las sienes, detrás de las orejas, solas o revueltas con "caraña" y "otova", que en sus intercambios comerciales obtenían de
los aborígenes del Op6n~. Personalmente he visto hace algunos
años el uso de estas cataplasmas, especialmente para el dolor de
~
V1ctor Martinez VilIalba. "Vida de la. Hormigaa Culona.. SClntC:I1UUl"ecmu".
. Buearamanga, 1964, páginas 15 y ss.
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cabeza. Precisamente. refiriéndole en días pasados al ilustrado
entomólogo doctor Luis Maria Murillo esta costumbre, me dio una
explicación satisfactoria. Se trata de que esta variedad de hormiga,
"Atta Sp. Colona", según la nomenclatura científica que me dio' el
profesor Murillo, posee una propiedad analgésica. Me dice el doctor
Murillo que hace algunos años una persona de Colombia envió a
un familiar suyo, estudiante en Bélgica, un paquete de hormigas
que no fue entregado a su destinatario porque el merciólogo de la
aduana de Bruselas 10 consideró como un elemento extraño y acaso
un peligroso contrabando de estupefacientes, pues al practicar el
análisis químico se presentó una reacción de cocaína. Hubo una
reclamación diplomática, y el paquete regresó a Colombia. Llamado el doctor Murillo por el Ministerio de Relaciones Exteriores,
practicó a las hormigas del mismo paquete un análisis similar al
del merciólogo belga, y le dio el mismo resultado. Sorprendido,
llamó al profesor Antonio María Barriga Villalba, y ambos hicierO)l un análisis exhaustivo. Les dio una reacción semejante a la
cocaína, aunque naturalmente, pudieron comprobarlo, no era el
alcaloide de origen vegetal, pero sí un analgésico de iguales propiedades y de origen animal. He ahí confirmado científicamente
el por qué los indígenas guanes, al decir de "1<'or Fermín" y los
actuales campesinos santandereanos, utilizan a la culona como
remedio para los dolores !le cabeza, de oídos y de estómago.
Que el comer hormigas hermosea a las muchachas, lo dicen
las siguientes coplas muy populares en Santander:
Un consejo ma~istral
en la época moderna
a las mujeres de hoy
aquí Be lo voy a dar.
No se unten pomaditas
ni cosméticos y tal
para mantener la piel
en forma primaveral.
Déjense de dietas feas
que las puede adelgazar,
volverlas como un chamizQ
de una manera brutal.
Ni hacer la gimnasia sueca
de "palante U y de "patrás",
como las palmas de coco
movidas "puel" hur~cán.
Cuando llegue la Cuaresma
hagan buena provisión
de las sabrosas "hormigas"
que hacen su mejor salida
el "Jueves de la Ascensión".
Guárdenlas bien guardaditas
en cajitas de cartón
lipa" comerlas todo el ajio
con gusto y flsatisjacción".
y verán el resultado
si aprenden bien la lección;
que tendrán lindo su cuerpo
y alegre su corazón.
Delgaditas de cintura
y de busto lo mejor
y "que armonice sabroso
con la parte posterior.
;""'55 =
La organización de las "Culonas".
Muchas otras cosas podríamos decir sobre la historia de la
honniga culona y sobre sus múltiples propiedades en el aspecto
de la curanderia popular, más como el tiempo debe ser corto, me
ocuparé en seguida, con prudente brevedad, del léxico propio aplicado a estos animalitos por el campesino santandereano:
CULONA: Nombre popular que se da a la hormiga madre o
reina y que es la única comestible.
MONTARAZ: Nombre que se da a una honniga semejante a la
culona, procedente del mismo hormiguero, que sale únicamente de
noche y que anuncia el vuelo de la culona en el dia siguiente.
CABEZÓN: Nombre que se aplica al macho provisto de fuertes
tenazas y que hace guardia del hormiguero especialmente en la
salida de las reinas, formando círculo en derredor de los conductos
de salida. Es animal temible, que ataca sin vacilación a hombres
y animales produciendo heridas con sus tenazas. Pero esta herida
tiene la particularidad de que nunca se infecta.
ARRIERA: Acuciosa trabajadora que acarrea los alimentos
hasta el hormiguero y provee las despensas. Es interesante anotar
que los pedacitos de hojas o ligeros tallos, que almacenan las hormigas, no son su alimento. Son la base que, dentro de un determinado
ambiente de humedad, sirve para que nazcan minújlculos hongos,
con los cuales se alimentan.
CORTERA: Hormiga que corta las hojas de los árboles y las
bota a las arrieras para que las lleven al honniguero. Están encargadas también de desbrozar y construir caminos o carreteras, y del
servicio de comunicaciones.
PADROTE: Macho con alas que tiene la función de fecundar a
las culonas o reinas durante el vuelo nupcial.
PERRITO: Se da este nombre a la culona que después del vuelo
nupcial y ya fecundada, regresa a la tierra y se quita las alas
mediante un movimiento de oscilación semejante al que uno hace
para cortar un alambre o una lata. Desprovista de éstas, horada
la tierra e inicia una nueva colonia.
CHINITAS: Nombre que se da una hormiga alada más pequeña
y cuyas función es anunciar el vuelo de las culonas.
ARQUITECTAS: Variedad de hormiga encargada de construir
las celdas, túneles, respiraderos, salidas, desagües, etc.
NODRIZAS: Las encargadas de alimentar a la reina y a las
larvas.
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Copas 'Y anécdotas.
La peculiaridad de la forma del cuerpo de la hormiga culona,
extraordinariamente abultada en su abdomen, le ha dado desde
tiempo inmemorial un nombre caracteristico que, aunque muy
castizo, no es el momento de repetirlo tan a menudo. Claro que en
torno a esta caracteristica existen infinidad de dichos, cuentos y
anécdotas muy graciosas. Oigamos algunas coplas populares:
En el otro "lao u del do
suspiraba una hormiguita
y en el suspiro decía
Santa Bárbara bendita.
Cuando paso por tu casa
yo me encaramo en la loma,
para mirarte tu cuerpo
como de hormiga culona.
Delgaditn de cintura
y de una elegante forma
que al tostarlo en fino tiesto
daría 8U mejor aroma.
Se quejaba de su cuerpo
una vieja cuarentona
pues siempre se alimentó
comiendo hormiga culona.
Si quieres estar alegre
y tomar la vida en broma
métase sus aguardientes
y coma hormiga culona.
Un viejo santandereano
tan felino como el gato
se comía sus culoncitas
para así pasar el rato.
Al mirarte caminar
mis ojos se me asoma
el caminar enervante:
el de la hormiga culona.
&
Como en alguna ocasión, en la plaza de Bucaramanga, alguna
señora le pidiera rebaja a una ventera en un negocio de hormigas,
y ésta no la quisiera complacer, la señora le dijo que entonces le
vendiera tan sólo las cabecitas. La ventera le contestó:
ULa honniguita de aquí de Santander
y perdone le diga con franqueza,
se cotiza igual que a la mujer:
por lo demás ... y no por la cabeza".
En realidad, la literatura sobre las hormigas culonas es bastante escasa. No obstante, de ellas se han ocupado, fuera de los
autores citados, el General Francisco Javier Vergara y Velasco en
en su "Nueva Geografía de Colombia"; don Manuel Ancízar en la
"Peregrinación de Alpha", y en deliciosas crónicas, ya picarescas
ora costumbristas, Joaquín Quijano Mantilla, Jaime Barrera Parra,
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Juan Cristóbal Martínez, Camilo Forero Reyes y Armando Gómez
Latorre. Pero sin duda alguna el mejor trabajo publicado hasta hoy
sobre las hormigas santandereanas es el de don Víctor Martínez
Villalba, ya citado, titulado "Vida de las hormigas culonas santandereanas", precioso folleto de setenta páginas en el que se estudia
con método y como producto de observación experimental de cerca
de 50 años, la vida de estos animales en forma hasta hoy insuperada.
Del escritor Gómez Latorre, leo el siguiente párrafo:
"La proximidad de la aparición de las hormigas está condicionada a dos fenómenos: a la intensidad solar después de abun,.
dantes lluvias y a la aparición de bandadas de gorriones que hoy
los campesinos llaman 'aviones', que revoloteando sobre los hormigueros son indicio inequívoco de que bien pronto millones de aquellos
insectos emprenderán el vuelo; entonces ocurre un maravilloso
cuadro de costumbres: los pueblos y las veredas se alborotan, los
chicos no van a la escuela, y todo el mundo se vuelca sobre los
potreros y vallados, con alguna vasija lista para la obtención de
las hormigas; estallan discusiones y peleas por la posesión de los
hormigueros, y no hay quien no presente picaduras o pies sangrantes, pues para cogerlas es necesario meterse entre el hormiguero y
luchar contra los 'cabezones', que armados de fuertes tenazas
defienden a las hembras hasta morir; luego en totumas, cucuruchos
hechos de hojas de maíz, calabazas o tiestos, se van vendiendo en las
tiendas, mercados o casas de familia".
Por mi parte confieso ahora que uno de los más gratos recuerdos de mi niñez es el de aquellos felices días en que, pese a las
advertencias de la maestra, me escapaba de la escuela para gozoso,
con otros compañeros, correr la aventura de la cogienda de las
hormigas en los potreros de Majavita o Barirí, vecinos a mi pueblo
Socorrano. Sudoroso, asoleado, con las ropas y las carnes hechas
girones, regresaba triunfante a la casa paterna. Dos o tres libras
de culonas eran el producto de la clandestina expedición. Mis padres,
comprensivos, sin embargo no podían menos, en guarda de la
disciplina, de hacerme alguna discreta amonestación, que desde
luego me entraba por un oído y me salía por el otro. Y qué agradable es recordar aquellas horas, cuando ya adolescente, me llegaban
al colegio bogotano, donde interno estudiaba, los maravilloso comisas
de hormigas que mi madre siempre solícita y vigilante me enviaba.
Ya viejo, he vuelto a coger hormigas, acompañado de mis hijos y
también de mis amigos. He regresado muchas veces a ser un chi.
quilla, para tornar a los potreros de antaño a coger eso sí menos
hormigas que antes, pero aeaso a gozar más con ese reencuentro
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conmigo mismo y a entender el significado de ese multicolor espectáculo llamado la cogienda colectiva.
El campesino santandereano dice que "en marzo cogienda de
culonas y no hay trabajo; en mayo por estar exterminando los
hormigueros no puede trabajar; en junio por estárselas comiendo
no le interesa el oficio; en septiembre hace las siembras para que
en noviembre se las coman las hormigas, y en enero se dedica a
atender a la mujer que, víctima de la anterior cosecha, ha aumentado el hogar con otra culoncita".
En 1941 se discutió en la Asamblea de Santander un proyecto
de Ordenanza presentado por el Secretario de Agricultura, sobre
una campaña oficial para la erradicación de los hormigueros que
tanto daño causan a las sementeras en aquel Departamento. Los
diputados se dividieron en culonos y anticulonos. Más importancia
tuvieron entonces las hormigas que la situación política, la crisis
económica y las noticias de la guerra mundial. Yo formé parte del
banco culono. Era que había descubierto por aquellos días que,
además de las muchas cualidades que tienen las hormigas, ellas, más
avisadas que el gobierno, construyen un largo conducto subterráneo
por donde escapan presurosas cuando advierten el peligro. Mi conclusión fue la de que, en razón de la fantástica multiplicación de
estos simpáticos y también dañinos animalitos, a los cuales persiguen el gobierno, la Caja Agraria, los osos hormigueros y los gorriones, si los santandereanos no se las comen ellas terminarían por
comerse a los santandereanos.
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