HUELLAS . LIENZOS AL SOL Después de llegar
Transcripción
HUELLAS . LIENZOS AL SOL Después de llegar
HUELLAS. LIENZOS AL SOL Después de llegar de un viaje a la isla de Elba donde pinté a manera de diario ocho lienzos de pequeño formato, regresé a Berlín en un febrero muy blanco y frio, helado y nuboso. Y fue camino a mi estudio en Kreuzberg que decidí colgar de un alambre atravesado, en un parque, las ocho pinturas. De lejos me recordaban algunas calles en la costa donde cuelgan a secar la ropa en los balcones. Berlín, 1984. ANARQUÍA EN BERLIN Llegué a Berlín por primera vez en marzo del 83. era una ciudad amurallada con miles de graffiti punks y personas que vestían cuero negro. Un amigo sueco me llevo a conocer Kreuzberg, el barrio turco que sería mi barrio durante los siguientes cinco años. Traía conmigo unos dibujos de Beatriz González impresos en papel periódico, a manera de cartel. Decidimos pegarlos por la ciudad en medio de tantos graffiti y avisos. Los primeros los comencé a pegar sobre una pared de una de las “casas ocupadas” por punks y anarquistas berlineses. Al poco rato bajó una alemana de pelo lima y mirada inquisidora, quería saber que iba a pegar sobre su muro. En mi incipiente alemán le expliqué que venia de Colombia y quería pegar ésos dibujos. Miró los dibujos, me miró de pies a cabeza y se entró cerrando la puerta sin decir nada. Kreuzberg, 1983. CONSTELACIÓN En agosto de 1993 participé de una residencia de artistas en Matne, noreste de E. U. Un sitio idílico de bosques de pino alrededor de una laguna. Los estudios quedan en una loma, después de un camino llamado el Luna Trail hechos por un artista. Las noches desde Luna Trail son muy estrelladas. Me sumergí en los mapas celestes hasta localizar algunas estrellas y constelaciones. Por las mañanas, cruzaba en el bosque troncos de árboles muertos haciendo estructuras que representaban estrellas, y así, alrededor de este sendero, reproduce una pequeña constelación en la tierra. Skowkegan. VIOLÍN EN LA ARENA Un día soleado en Nueva York, a comienzos de la primavera, decidimos con un amigo israelí recorrer el barrio ruso a la orilla de Lorng Island en Brighton Beach. Llevamos asientos, palos pintados y un violín. El día era templado, pero la arena y el mar guardaban aún la temperatura del invierno. Yo arme los palos haciendo equilibrio formando una pirámide. Él colocó un asiento a la orilla del mar, y el violín ensamblado sobre los palos. Mirábamos cómo la neblina formaba una nube densa sobre la arena. Me habló de su infancia en la antigua Unión Soviética y su migración a Israel. De pronto una nube fue rodeando el ensamblaje y la silueta del violín se fue configurando. NY 1993 ALI BABA Y LOS 40 LADRONES En Buchara recorrí todas las calles que mis pies permitían. Era una ciudad vacía, con pasadizos y ruinas, que a veces me hacía sentir en un escenario. Cerca al local de un joyero, a la salida del Bazar me encontré con un portón que conducía a un patio enorme rodeado de cúpulas y recintos totalmente desolados. Subí unas escaleras y miré al otro lado del patio, vi un camello de dos lomos, peludo y, por su aspecto, viejo. Volví la mirada al patio y recordé la historia de Alí Baba y los 40 ladrones. Decidí entonces hacer un cúmulo de siete piedras hasta completar 40. los deje regados en el patio bajo la mirada curiosa de unos niños. Después de unas semanas encontré un amigo americano que venia de la India y me contó cómo era costumbre en ellos… Buchara 1994