guía de consejos para padres

Transcripción

guía de consejos para padres
GUÍA DE CONSEJOS
PARA PADRES
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ÍNDICE
1. ES HORA DE APRENDER
Preparar el aprendizaje......................................................................................................................................... 3
Programa de estimulación..................................................................................................................................... 4
2. ¿QUIÉN ERES?
Identidad.............................................................................................................................................................. 5
Autoestima........................................................................................................................................................... 6
3. ¿ESTÁS SEGURO?
Confianza............................................................................................................................................................. 7
Seguridad............................................................................................................................................................. 8
4. ¿TE ATREVES?
Autonomía............................................................................................................................................................ 9
Responsabilidad.................................................................................................................................................... 10
5. ¿QUÉ QUIERES?
Automotivación..................................................................................................................................................... 11
Generosidad......................................................................................................................................................... 12
6.¡ORGANÍZATE!
Orden................................................................................................................................................................... 13
Organización........................................................................................................................................................ 14
7.¡SUPÉRATE!
Constancia........................................................................................................................................................... 15
Esfuerzo............................................................................................................................................................... 16
8. ¡TODO BAJO CONTROL!
Pautas de comportamiento.................................................................................................................................... 17
Autocontrol........................................................................................................................................................... 18
9. ¡TÚ PRIMERO!
Respeto................................................................................................................................................................ 19
Urbanidad............................................................................................................................................................. 20
10.¿CONECTADOS?
Interactuar............................................................................................................................................................ 21
Prever.................................................................................................................................................................. 22
11.¿CÓMO DICES?
Expresar............................................................................................................................................................... 23
Comunicar............................................................................................................................................................ 24
12.¿ENTRE TODOS?
Compañerismo y compartir.................................................................................................................................... 25
Convivir................................................................................................................................................................ 26
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01.
Preparar el aprendizaje
ES HORA DE APRENDER
El aprendizaje de su hijo se inicia en el momento de nacer cuando empieza a conocer el mundo,
a su familia, a su entorno… y a sí mismo. Crecer es aprender a vivir y en estos primeros años de
vida su crecimiento depende de cómo se le estimule y del cariño que reciba. Será la mejor base
para su futuro.
OBJETIVOS
¿QUÉ HACER?
El niño necesita aprender a interpretar lo que pasa a
su alrededor, y para ello requiere del desarrollo de
todos sus sentidos de una forma
equilibrada: el oído,
la vista, el tacto,
el olfato y el gusto
serán los medios
que le ayudarán a
saber cómo es el
mundo que le rodea
para que después él
pueda desenvolverse
con seguridad en él.
El dominio del cuerpo y del habla es esencial
para su desarrollo como persona y la maduración
de su sistema nervioso. No sólo le permitirá moverse
con agilidad, sino que controlará perfectamente las
acciones más delicadas y complejas con sus manos,
como la escritura o la expresión a través de gestos.
Su hijo debe adquirir en sus primeros años unos
hábitos de alimentación, higiene, descanso, orden... que le acompañarán toda su vida. Le ayudarán
a sentirse seguro ante el mundo con el que deberá
interactuar y a estructurar su forma de pensar.
Conocer que existen límites y normas que seguir
es imprescindible para que en el futuro el niño pueda
integrarse en la sociedad, facilitando así la convivencia. Transmitirle estas normas es una muestra de
estimación que le ayudará toda su vida.
Aproveche tanto como pueda el tiempo que
esté con su hijo, simplemente jugando. Todos
los juegos son momentos de aprendizaje. Intente
que sean ricos en variedad de estímulos: intente
ejercitar todos los sentidos, no deje de abrir ninguna
de sus ventanas al mundo para poder captar e
interpretar toda la información que le llegue de su
entorno.
Acompañe a su hijo en sus movimientos aunque no sepa realizarlos, háblele aunque no le
entienda… Es la forma más rica de ayudarle en
su crecimiento. La maduración de la motricidad del
niño pasa por unas etapas que pueden ser más
o menos largas, pero todas ellas son importantes
porque van a ayudarle a conocer su propio cuerpo y, con ello, a sí mismo. No tenga prisas, sólo
acompáñele.
Establezca unas pautas muy claras en las
actividades de su rutina diaria: unos horarios
para comer, dormir, etc. Y mantenga siempre una
secuencia de acciones lógica como puede ser jugar
y ordenar el juego antes de pasar a otro, lavarse las
manos antes de ir a comer, etc.
Fije normas claras, concretas y razonables.
Haga que su hijo las conozca primero, y después,
decida cómo
actuar. Él debe
saber que no
seguirlas tiene
consecuencias:
aunque monte
rabietas, manténgase firme.
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01.
Programa de
estimulación
ES HORA DE APRENDER
El desarrollo de las capacidades del bebé aumenta progresivamente a partir del momento de nacer según los estímulos que recibe. Estimular implica impulsar y propiciar el aprendizaje, y para
ello usted necesita saber cómo puede hacerlo. La obra le explica qué debe trabajar y le ofrece
recursos para ello.
Objetivos
¿QUÉ HACER?
Un programa de estimulación es uno de los principales
métodos para desarrollar las capacidades intelectuales
del niño en el momento en el que mayor potencialidad
de aprender tiene. Prepara el cerebro de su hijo para el
aprendizaje futuro en sus principales áreas:
Realicen juntos una sesión tres veces al día, de
lunes a viernes.
La capacidad visual, que estimulará su curiosidad y
adquirirá información que, con el tiempo, relacionará
entre sí.
La capacidad lingüística, para fomentar su capacidad de reconocer palabras y entender lo que
significan.
La capacidad auditiva, que favorecerá su percepción
y decodificación del lenguaje musical y de los sonidos,
ritmos, etc.
La capacidad lógica-matemática, que le ayudará
a conocer y distinguir entre cifra (símbolo) y número
(cantidad real), y comprender las operaciones matemáticas básicas.
Sentado junto a su hijo, mostrándole afectividad
e ilusión por el momento que comparten, empiece la sesión.
Realice solo las repeticiones estipuladas, no
más. La novedad atrae su interés y la asimilación inmediata del contenido no es el principal
objetivo.
En las audiciones de música clásica o moderna,
puede aprovechar para intentar seguir el ritmo o
bailar con su hijo.
Todas las sesiones se desarrollan cono un juego
rápido y divertido y siempre deben acabar con
una felicitación hacia su hijo
Un programa de estimulación se organiza en
cortas sesiones diarias
en las que se proyectan
unidades de información
o Bits. Estos pequeños
estímulos, utilizados con
la frecuencia, intensidad
y duración adecuada,
le ayudarán a potenciar
las áreas básicas del cerebro además de ejercitar su
memoria, ampliar el lenguaje y establecer relaciones
entre diferentes conceptos, capacidades esenciales
para el futuro de su hijo.
Las unidades de información o Bits se pueden presentar de muchas formas: como imágenes, palabras,
puntos, sonidos,… y la combinación de ellas.
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W33X
02.
Identidad
¿QUIÉN ERES?
La identidad es la conciencia que el niño tiene de sí mismo, tanto a nivel físico como psicológico.
Cada persona tiene unos rasgos propios que la diferencian de las demás, dándole una identidad
que la distingue del grupo y la identifica. La hacen única.
Objetivos
¿QUÉ HACER?
Su hijo debe reconocerse para conocerse, aceptarse y valorarse, así podrá sentirse a gusto consigo
mismo, sentimiento que influye directamente en la
autoestima.
Hable con su hijo sobre cómo es él físicamente.
Describan su cara y su cuerpo. Hagan comparaciones entre él y otros miembros de la familia. Con ello
su hijo tomará conciencia de su identidad física y de
lo que le une a su familia.
Su hijo debe saber
que los rasgos que
hacen diferentes a
las personas pueden
ser físicos, que
vienen dados por la
herencia genética;
psicológicos, que
serían el carácter, los
sentimientos, las actitudes, las aptitudes,
etc.; y socioculturales, relacionados con
el entorno: familia,
amigos, modo de
vida, etc. Analicen
juntos estos aspectos. Su hijo los comprenderá y apreciará.
Ayúdele a averiguar quién es y porqué. Es importante que su hijo se vea como parte de un grupo, un
miembro con unos rasgos que lo identifican y distinguen de los demás. Su hijo debe reconocerse, tomar
conciencia de su yo, cómo es su entorno, qué hace,
qué siente, cómo manifiesta sus emociones. Así descubrirá qué elementos crean su identidad, se sentirá
orgulloso de ellos y aprenderá a reconocer, diferenciar
y respetar a los demás.
Su hijo debe estar contento consigo mismo, de
cómo es, de aquello que lo distingue y lo hace único.
De este modo su autoestima aumentará y se reforzará,
afrontando el reto del aprendizaje con una actitud más
positiva, productiva y eficaz.
Hablen sobre el carácter, las actitudes, las
aptitudes y los sentimientos. Hagan una lista
con los rasgos del carácter de su hijo, de su comportamiento y de sus capacidades, incluyan datos
positivos y negativos. Su hijo debe percibir que todo
ello forma su identidad. Pregúntele sobre los sentimientos. ¿Cómo se siente en diferentes situaciones? Insístale en la necesidad de expresar
y exteriorizar sus sentimientos.
Analicen cómo es su habitación, su colegio,
sus amigos, su ciudad... Compare su mundo con
el de niños de otras culturas. Su hijo verá que esto
también son rasgos que intervienen en su identidad.
Por ejemplo: si hubiese nacido en otro país, su
idioma sería otro.
Invite a su hijo a
que se compare con
sus amigos. Las comparaciones pueden ser
sobre el físico,
el carácter, el comportamiento, las aptitudes...
Por ejemplo: uno de sus
amigos se suele enfadar
con mucha facilidad,
otro amigo juega a
fútbol muy bien, etc.
Su hijo se dará cuenta de que es diferente a sus
amigos y que sus amigos también son diferentes
entre sí. Todos tienen su propia identidad.
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02.
Autoestima
¿QUIÉN ERES?
La autoestima es la valoración que uno hace de sí mismo, cómo se siente uno con su propia persona. Es un sentimiento personal y subjetivo. Lo importante es cómo se ve el niño, cómo se siente
con sus pensamientos y cómo a partir de ello funciona en la vida.
Objetivos
¿QUÉ HACER?
Su hijo debe conocerse y aceptarse
para creer en sí
mismo, en su valía
personal y en
sus capacidades. La
seguridad,
la confianza,
el entusiasmo y
la voluntad que
el niño ponga en
la realización de
cualquier tarea depende de su estado
de ánimo
y su confianza.
Anime a su hijo y valore sus esfuerzos por
pequeños que estos sean. Para desarrollar su autoestima, su hijo debe sentirse querido y respetado.
La afectividad es la base de cualquier crecimiento:
la efectividad de cualquier aprendizaje está en la
afectividad que recibe el niño.
Trabajen el respeto y la estima hacia el otro: su
hijo aprenderá a ganar el aprecio de los demás, si
él es el primero en generar confianza y respetar a
quien le rodea. Se aprende a respetar y se fomenta
la confianza a partir de los modelos que se viven:
mostrar interés por los otros, demostrar que las
otras personas nos importan, cooperar, saber jugar
en equipo, etc.
El primer paso para conseguir autoestima es el autoconocimiento: tomar conciencia de quién es y
de las características que lo definen y conocer los
rasgos propios que conforman su identidad, así como
valorar las habilidades y aceptar e intentar mejorar las
debilidades.
El niño tiene que ser consciente de que el afecto y la
estima de los otros le ayudarán a quererse más y a
valorarse mejor. Por eso es importante que se preocupe por los demás y los respete. La manera como estos
le ven influye en su autoestima porque muchas veces
nos vemos a través de los ojos de las personas que
nos rodean.
Otro aspecto a tener en cuenta es el sentimiento de
eficacia en aquello que hacemos, los resultados
de nuestras acciones, la satisfacción de lograr los
propios retos. Es importante reforzar ese sentimiento
en su hijo y alabarle siempre que lo merezca.
Hágale sentirse
capaz de lograr sus
metas. Así el niño irá
ganando confianza en
sí mismo, su actitud
será más positiva y
aumentará su interés
por fijarse metas. Del
mismo modo que le
resultará más sencillo
relacionarse con los
demás, quererlos y
respetarlos.
Haga que se plantee retos, como por ejemplo:
abrocharse los botones, los zapatos, comer solo,
etc. Las dificultades, el esfuerzo, el éxito y el
fracaso harán que aumente su autoestima. Quítele importancia si no logra resolver lo planteado,
valore su esfuerzo y anímelo a seguir intentándolo.
Insístale en que la importancia de los retos está en
enfrentarse a ellos con seguridad.
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03.
Confianza
¿ESTÁS SEGURO?
La confianza es el sentimiento que permite al niño creer en sus propias cualidades y capacidades.
Se construye a partir del conocimiento que él va teniendo de sí mismo y de la aprobación, respeto
y apoyo que recibe de los demás que le permiten sentirse capaz de alcanzar sus objetivos.
Objetivos
¿QUÉ HACER?
Su hijo debe sentirse capaz de alcanzar metas
porque es lo que le hará mejorar y le motivará a
actuar ante las dificultades. Si piensa que es capaz
de conseguir sus objetivos, aprende a sobrellevar
frustraciones y a superar equivocaciones sin desfallecer. Debe intentar controlar sus temores para que no
aumenten y para que no se conviertan en elementos
que fomentan su fragilidad ante las dificultades.
Relativice los fallos y ayúdele a encontrar
alternativas cuando su hijo cometa un error o se
equivoque. Ante un obstáculo, anímelo a no perder
de vista el objetivo y a buscar otra opción que
pueda llevarle a alcanzarlo.
Ayúdele a reconocer y valorar a quienes lo quieren
y a quienes trabajan por su bienestar para que
pueda sentirse seguro, protegido y amparado; para
que no habite en el miedo ni sienta como amenazantes las acciones de los otros.
Haga que sea consciente de sus circunstancias,
que se sitúe en las situaciones de una manera más
abierta. Su hijo debe entender que querer hacer algo
implica una apuesta y que nada garantiza el éxito,
nada elimina totalmente los riesgos, pero si actúa y
piensa en las circunstancias que le rodean, tendrá
más posibilidades de éxito.
Su hijo debe comprender que la única manera de
encarar el futuro es con optimismo. El deseo verdadero y el optimismo no son sólo antecedentes de la
acción, sino que influyen directamente en el resultado
de la misma.
Proponga a su hijo nuevos planes o actividades
que pueden realizar. Hágale ver las ventajas que
tiene participar en ellos explicándole los objetivos
de la experiencia. Procure que se sienta acompañado y señálele las desventajas que puede tener el
hecho de perderse nuevas vivencias.
Ayúdele a entender la diferencia entre lo que
depende de él y lo que no. Ante un nuevo reto,
explíquele qué consecuencias dependen de su
esfuerzo y responsabilidad y qué cosas no están
en sus manos. Así aprenderá a saber hasta dónde
puede llegar, a valorar lo que él ha conseguido y a
aceptar sus limitaciones sin perder la confianza en
sí mismo.
Inste a su hijo a
darse cuenta de
que, generalmente, la
confianza va relacionada directamente con el
trabajo, el esfuerzo y
la disciplina. Ponga
ejemplos propios y ajenos,
demuéstrele que no basta
con confiar en que las cosas pasen. Debe aprender
que su actitud, su responsabilidad, actuación y
entusiasmo harán posible
que suceda lo que desea.
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03.
Seguridad
¿ESTÁS SEGURO?
La seguridad es el sentimiento de tranquilidad que contrarresta el presentimiento de peligro o de
fracaso. La inseguridad magnifica los obstáculos y las limitaciones con las que el niño se encuentra durante su desarrollo. Sentirse seguro es básico para que pueda actuar y buscar alternativas.
Objetivos
¿QUÉ HACER?
Su hijo debe diferenciar entre lo que conlleva
realmente peligro y lo que no. Debe preguntarse
ante qué debe sentir miedo y qué cosas son ideas
infundadas. Encontrar si sus temores son o no justificados le ayuda a diferenciar el miedo del recelo.
Ayúdele a ser capaz de controlar la angustia y la
ansiedad aprendiendo a conocer qué es lo que le
asusta. Los temores, si no tienen una causa precisa, hacen que las amenazas aumenten y harán que
tenga la constante sensación de que corre peligro
hasta impedirle pensar y actuar con normalidad.
Haga que reconozca y sea consciente de sus
limitaciones. Busquen pequeñas soluciones que
le ayuden a superarlas
parcialmente. Para buscar
cómo vencer una situación
que fomenta su inseguridad primero debe aceptarse sin complejos. Para que
esté tranquilo ante algo
que no domina y no se
reduzcan sus verdaderas
posibilidades, busquen
elementos que le generen
seguridad.
Hable con su hijo sobre lo que es real y sobre lo
que es fantasía: desmitifique los personajes que le
aterrorizan. Cuando lean un cuento o vean una película, explíquele que hay personajes o situaciones
que no existen, que se crean para provocar miedo.
Disminuya su carácter aterrador y razonen juntos.
Aliente a su hijo a percibir la oscuridad como un
juego. Ayúdele a comprender que sin la oscuridad
y el silencio de la noche no se podría descansar.
Acompáñelo a experimentar sensaciones en la
oscuridad y en el silencio: si ve que nada cambia
cuando apaga la luz respecto a lo que veía anteriormente, le dará seguridad.
Su hijo debe asumir que
algunas veces se gana
y otras se pierde. Debe
comprender que a pesar de que algunas veces las
cosas no salen como quisiera, no debe desmoralizarse ni perder la seguridad de que la próxima vez
puede salir bien. Debe enfrentarse a sus retos con
firmeza y convicción.
Analicen juntos qué produce miedo y qué es
un peligro. Hable con él sobre el significado del
peligro. Explíquele situaciones en las que es posible
que suceda algún mal. También háblele de lugares,
pasos, obstáculos o personas que aumentan la
inminencia del daño.
Hable con él de las situaciones en las que se
siente inseguro. Muéstrele que esta sensación es
normal en ocasiones poniendo ejemplos de usted
mismo. Luego busquen pequeñas soluciones o trucos que le pueden ayudar a superarla. Por ejemplo,
si siente miedo de hablar ante toda la clase, que
centre su mirada en un amigo, etc.
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04.
Autonomía
¿TE ATREVES?
La autonomía es la cualidad indispensable que debe adquirir el niño para que, en ciertas cosas,
no dependa de nadie. Poco a poco su hijo conocerá sus posibilidades y progresivamente ganará
independencia. Con ello conseguirá consolidar una conducta estable para el resto de su vida.
Objetivos
¿QUÉ HACER?
Su hijo debe conocer su
cuerpo y sus habilidades. Debe ser consciente
de cómo percibe el mundo
y para qué le sirve cada
parte de su cuerpo. Con
ello aprenderá cómo
y cuándo usarlo para
conseguir lo que quiere.
Por ejemplo: en la cabeza
tiene sus ojos, sus oídos,
etc. que le sirven para
percibir el mundo que
le rodea. Si conoce sus
facultades podrá empezar
a actuar y a valerse por sí
mismo.
Haga que su hijo localice e identifique las
partes del cuerpo. Después ayúdele a relacionarlas con sus actividades cotidianas. Pregúntele,
por ejemplo, para qué puede utilizar las manos, el
oído, etc. Pídale que muestre qué puede hacer con
las diferentes partes de su cuerpo.
Realice con su hijo juegos-ejercicios de locomoción, como arrastrarse, trepar; de equilibrio,
como permanecer de pie, levantando una pierna
flexionada al frente; de coordinación, como saltar
cruzando las piernas y los brazos; y de ritmo,
como movimientos con acompañamiento musical.
Ayúdele a aprender a gobernar sus movimientos.
Es importante que adquiera coordinación, equilibrio y
control de su motricidad para que realice con éxito las
acciones que quiere y necesita para sus actividades
cotidianas: lavarse los dientes, peinarse, correr, saltar,
etc.
Inste a su hijo a pensar, a tomar decisiones y a
actuar. Debe comenzar a reflexionar, a calcular
y a considerar alternativas para conseguir hacer
elecciones razonadas y actuar de manera prudente,
pensando en las consecuencias. Le ayudará a asumir
equivocaciones, a aprender de sus errores y a
buscar soluciones.
Analice con su hijo sus deseos y elecciones.
Cuando le pida algo, pregúntele por qué lo quiere
y para qué. Ofrézcale siempre, como mínimo,
dos alternativas a elegir. Valoren las ventajas y
desventajas que conlleva cada opción. Luego,
déjelo decidir por sí mismo aunque se equivoque
(si no comporta peligro). Si después modifica su
elección, haga que razone el cambio e ínstele a
ser consecuente con su decisión.
Asigne a su hijo tareas individuales. Propóngale
actividades en soledad en diferentes espacios de
la casa. Por ejemplo,
recoger su habitación
o hacer en ella los
deberes, lavarse las
manos en el baño, etc.
Plantee nuevos retos y
celebre su realización.
Su hijo debe realizar actividades por sí mismo.
Poco a poco debe acostumbrarse a no pedir
ayuda para tareas como recoger los juguetes, vestirse, atarse los zapatos, etc. Debe esforzarse para
conseguir por sus propios medios los objetivos que se
marque.
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04.
¿TE ATREVES?
Responsabilidad
La responsabilidad es la capacidad de elegir libre y conscientemente los principios que regirán
su conducta. Al asumir compromisos, el niño aprende a reconocer y aceptar las consecuencias de
sus actos. Es importante que se haga cargo de las repercusiones de sus acciones.
Objetivos
¿QUÉ HACER?
Su hijo debe cumplir con las tareas asignadas. Por
ello, el niño necesita asumir cuáles son e intentar realizarlas lo mejor posible. Esto conlleva que si adquiere
un compromiso se acostumbre a terminar las tareas
comenzadas y pueda sentir la satisfacción personal de
haberlas realizado.
Establezca para su
hijo tareas concretas dentro de
su rutina diaria.
Hágalo primero
en relación a
los hábitos de
la alimentación,
la higiene, el orden
y el sueño. Que no
haya que llamarlo
dos veces para comer. Que se lave y se cepille
los dientes. Que ordene sus juguetes y coloque la
ropa sucia en la cesta.
Acostumbrarle a
la necesidad de
buscar medios
para llevar a
término las tareas
y para sortear los
obstáculos es básico para consolidar
su sentido de la
responsabilidad.
Evite permanentes
justificaciones por
el incumplimiento
de sus responsabilidades: debe
aprender a sobreponerse ante las dificultades y no
abandonar sin haber buscado soluciones.
Aprender a gestionar el tiempo es fundamental. Su
hijo debe tomar conciencia sobre sí mismo y adquirir
el hábito de calcular cuánto tiempo le toma hacer algo
y de cuánto dispone. Así logrará cumplir con todas
las tareas que se le asignen dejando tiempo para la
diversión.
Su hijo debe comprender que hay una relación
entre los actos y las consecuencias y que las repercusiones de lo que decide o hace pueden afectar a él o a
los demás. Hacer sus tareas o no, realizarlas a tiempo o
dejarlas para después, decir la verdad o mentir…: todo
conlleva consecuencias.
Establezca el orden de prioridades de las
tareas que su hijo debe realizar dialogándolo con
él. Explíquele con claridad en qué consisten. Si lo
ve necesario, ayúdele a ponerlas por escrito o con
dibujos. Pregúntele si lo ha comprendido todo.
Pídale resultados y no acepte excusas.
Pídale que planifique su tiempo. Hagan una lista de lo que debe o quiere hacer y vean de cuánto
tiempo disponen. Haga que asigne un tiempo a
cada actividad. Coloque en su habitación un reloj
y enséñele las horas. Ayúdele a comprender que
el tiempo es limitado y que no debe desperdiciarlo.
Hágale sentir las consecuencias de sus actos.
Si cumple con sus responsabilidades reconozca
su logro. Si no lo hace, corríjalo. Evalúe con él las
repercusiones de lo que hace. Resalte y demuestre las consecuencias de aquellos comportamientos que para usted no tienen ninguna justificación
como es el caso de mentir, por ejemplo.
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05.
¿QUÉ QUIERES?
Automotivación
La automotivación es una actitud que dispone al niño a plantearse objetivos y a luchar por ellos.
Nace del deseo de conseguir hacer, sentir o tener algo. Un niño motivado se siente capaz de hacer frente a los retos y obstáculos y tolera, enfrenta y supera con más facilidad
los contratiempos.
Objetivos
¿QUÉ HACER?
Su hijo debe entender
que estar motivado
para conseguir algo
depende de uno
mismo. Los objetivos
no vienen marcados
por otras personas
sino que resultan de
una actitud individual
que ayuda a plantearse retos y metas
personales que determinan su forma de
actuar. Él mismo debe
definir qué le motiva:
por eso hablamos de automotivación.
Háblele a su hijo sobre personas que han
superado dificultades extraordinarias, como
discapacidades físicas, sin permitir que éstas se
convirtieran en un obstáculo para la consecución
de sus objetivos. A través de modelos de superación ayudará a que su hijo tome conciencia de
sus potencialidades y de cómo puede superar sus
propias dificultades.
Inste a su hijo a buscar cosas que lo inciten a
actuar, que le ilusionen. Que se dé cuenta de que
siempre hay algo que puede interesarle. Háblele de
cómo una actitud dinámica le ayudará a ser mejor, a
aprender a superar retos y, por ello, le permitirá experimentar la satisfacción personal de conseguirlo.
Invite a su hijo a fijarse metas elevadas que
tengan posibilidad de fracaso. No permita que
abandone, así aprenderá a ser persistente y a
aceptar la derrota. Con el mismo entusiasmo,
propóngale tareas que, en principio, no sean tan
gratificantes. Esto le ayudará a percibir el valor
del esfuerzo y a encontrar satisfacciones en las
cosas sencillas.
Hagan una lista de actividades que le interesen: tareas en la casa, actividades académicas
o deportivas, juegos… Aunque el aburrimiento
en ciertos momentos es una gran herramienta de
aprendizaje, no permita que su hijo pase demasiado tiempo sin hacer nada. Él mismo debe ver
qué es lo que le motiva o impulsa a actuar.
Ayúdele a comprender la diferencia entre un capricho pasajero y un propósito firme. Es importante
que aprenda a reconocer sus deseos, que entienda
que para realizarlos debe hacer un esfuerzo y que su
satisfacción no siempre es inmediata: debe aprender a
esperar.
Su hijo debe ejercitar el interés y la curiosidad y
aprender a tolerar las pequeñas frustraciones. La
falta de interés por las cosas no le impulsa a continuar
ante los obstáculos. Cuando sufre un revés al intentar
conseguir algo, debe superar el sentimiento de frustración y crear nuevos motivos para luchar por ello.
Inste a su hijo a hacerse preguntas,
a investigar. Que
aproveche cualquier
momento para buscar
respuestas: cómo cree
que funcionan las cosas,
por qué piensa que pasa
algo, qué haría él en determinadas situaciones...
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05.
¿QUÉ QUIERES?
Generosidad
La generosidad es un hábito que induce a una persona a ayudar e intentar entender a los demás.
Se adquiere al motivarse por el bien común. La generosidad no es sólo económica o material,
puede también ser el reflejo del interés y dedicación de tiempo o trabajo para otros sin esperar
recompensa.
Objetivos
¿QUÉ HACER?
Valorar y reconocer a los demás es el primer paso
para llegar a ser generoso. Su hijo debe aprender a
aceptar las diferencias de las personas
y a respetar la diversidad de opiniones y maneras
de pensar.
Discrepe con él
intencionadamente
sobre algún tema.
Dele razones y haga
que las escuche y
acepte. Invítelo a participar en decisiones
y pídale que primero
piense en lo que cree
mejor para todos y
por qué; después,
pregúntele qué es lo que él querría. Analicen juntos
si existen desacuerdos y por qué.
El aprendizaje de aceptar la diferencia puede comenzar por casa.
Su hijo debe moderar sus deseos e intereses puramente individuales para poder aprender a pensar
más en los otros. Promover en él el sentido colectivo
requiere estimular su interés y su disposición de
actuar por y para el beneficio de
los demás.
Valorar lo que los
demás hacen por
él le ayudará a
ser agradecido.
Por ello debe enseñarle a reconocer
qué es lo que los
demás hacen por
él y a examinar lo
que él hace por
los otros. Porque
la generosidad no
sólo se basa en
dar, sino también
en saber recibir.
Por consiguiente,
aprender a ser agradecido supone que se ha aprendido a identificar cuándo los otros han sido generosos con nosotros.
Ayúdele a ser consciente de su entorno porque la
generosidad no se muestra sólo directamente a las
personas, sino también cuidando el mundo que le
rodea y que comparte con todos. Promueva en él la
sensibilidad por la naturaleza y su reconocimiento a
lo que ella le proporciona.
Anímelo a hacer algo por alguien: para comenzar, debe aprender a estar atento a las necesidades
de los otros. Ayúdele a descubrir situaciones en
las que puede hacer algo por ayudar, que piense
cómo podría hacer que alguien estuviera satisfecho, acompáñelo en la búsqueda de maneras para
hacerlo y, luego, impúlsele a actuar.
Haga que responda con acciones de gratitud
cuando alguien haga algo por él. Si sus abuelos
le han cuidado algún día, anímelo a llamarles. Si
alguien le hace un regalo o un favor, insístale en
dar las gracias o en pensar qué puede hacer para
agradecérselo. Ayúdele a sentirse afortunado por lo
que tiene.
Invítelo a hacer actividades en las que contribuya a la conservación del medioambiente.
Piensen juntos qué puede ayudar a cuidar de la
naturaleza y cómo, si no la cuida, puede afectar a
otros seres vivos.
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06.
¡ORGANÍZATE!
Orden
El orden es la capacidad fundamental de saber situar o colocar los objetos o los acontecimientos
siguiendo un criterio establecido, sea de lugar, tiempo, etc. Este hábito es esencial para que el
niño se sienta seguro, sepa mantener en orden las cosas y sus pensamientos y, con ello, facilitar
la convivencia.
Objetivos
¿QUÉ HACER?
Su hijo tiene que comprender que hay un orden
natural y otro creado, que se establece. Debe
asumir que hay una secuencia natural inalterable en
los acontecimientos de la vida, como es el paso del día
a la noche o el proceso de crecer de todos los seres vivos. Hay también un orden establecido por la sociedad,
unas normas, para hacer posible la convivencia.
Haga que observe procesos naturales y que los
relacione con el tiempo. Miren cómo crece una
planta desde la semilla o resalte los cambios físicos
que él mismo experimenta y relaciónenlos con su
edad: registren los centímetros que crece o comparen el pie que calza a medida que pasa el tiempo.
Utilice las situaciones de la vida cotidiana para
promover la adquisición de los criterios básicos
del orden. Pídale ayuda para colocar las cosas de
la compra. Haga que en su habitación disponga de
un lugar para cada cosa, pero deje que él establezca el criterio de distribución.
El niño necesita adquirir esta capacidad y por eso debe
entender cómo se establece el orden material
dentro de un espacio. Saber colocar las cosas en el
lugar adecuado significa que sabe establecer criterios
y aplicarlos en su vida cotidiana y que comprende
conceptos como distribución y ubicación.
Su hijo debe aceptar que hay un orden en los sucesos, un momento para cada cosa. Este es el primer
paso para aprender los hábitos de alimentación, de
higiene y de descanso. Hay unos horarios para comer,
unos momentos en los que asearse y unas horas para
dormir.
Haga que el niño piense en las acciones marcadas por el horario como comer, lavarse, estudiar
o dormir y en qué orden debe hacerlas. Ayúdele a
establecer rutinas de orden personal como ducharse después de hacer deporte, cepillarse los dientes
después de comer, etc. Con ello, su hijo tomará
conciencia del tiempo y de su relación con los
procesos y actividades.
Demuestre a su hijo las ventajas de cuidar sus
cosas y a sí mismo: si lo hace, le durarán más; si
las ordena, las encontrará sin perder tiempo… Del
mismo modo, la ropa y
su aspecto transmiten
tranquilidad a las otras
personas: su aspecto
puede mostrar desorden
o cuidado y control.
Enseñe al niño la importancia del orden personal: el
saber cuidar de sus cosas, de su aspecto y de su
vestuario. Debe procurar siempre ir limpio y ordenado
atendiendo a su higiene personal y al cuidado de su
ropa.
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06.
¡ORGANÍZATE!
Organización
La organización es la actitud que impulsa a trazar un plan para la consecución de un objetivo.
Aprender a organizar significa saber distribuir adecuadamente los medios personales y materiales con los que cuenta, asignándoles a cada uno una función determinada para conseguir la meta.
Objetivos
¿QUÉ HACER?
Su hijo debe aprender a ordenar sus ideas, porque
tenerlas claras es lo que le permitirá plantearse un
objetivo. Debe tener en cuenta todos los datos posibles e incrementar su capacidad de observación y
de decidir qué es lo que quiere. Necesita aprender
a mantener en orden su cabeza para ser eficaz en lo
que se proponga y saber organizarse.
Anímelo a contar
cosas y pregúntele por qué quiere
algo, si está
seguro, cuándo,
cómo lo va a
hacer… Ayúdele a
ordenar sus ideas
con preguntas
como por qué,
para qué, cuándo, dónde, con quién y
procure que las respuestas sean resultado de la
reflexión como ejercicio para que su hijo obtenga
orden mental.
Necesita discernir qué hacer y qué pasos realizar
para conseguir su objetivo: debe saber establecer
qué actividades pueden ayudarle. Para ello puede
basarse en sus propias experiencias pasadas, en
las de otras personas o en su capacidad de hacer
hipótesis: ¿qué podría pasar si hace algo concreto?
El niño tiene que saber establecer un orden en las
actividades que ha decidido que podrían ayudarle a
conseguir el objetivo. Es decir, debe planificar y ser
dueño de su tiempo, saber secuenciar sus actividades.
Como persona debe conocer de qué recursos
dispone que le puedan ayudar a conseguir su
objetivo y también
tener en cuenta
qué personas y
objetos le pueden
servir de apoyo.
A la vez debe
prever qué puede
necesitar en ese
camino hacia
su objetivo para
utilizarlos adecuadamente.
Piensen juntos qué pasos debe seguir para
conseguir algo. Enumeren las actividades que
necesita realizar anteriormente. Por ejemplo,
para salir a jugar con sus amigos, debe quedar
con ellos a una hora, los deberes deben estar
hechos, necesita coger la pelota, prever si hará
frío o no, etc.
Elabore con él un horario con las actividades
del día. No se lo imponga, permítale decidir el orden y así las cumplirá con más agrado. Si quiere
ver un programa de televisión a una hora, debe
planificar cuándo va a hacer los deberes, etc.
Coloque el horario en un lugar visible. Ayúdele
a marcarse objetivos realistas y así aprenderá a
establecer prioridades.
Pregúntele qué piensa que puede necesitar
antes de hacer cualquier cosa. No le diga las
respuestas, que él mismo se dé cuenta y responda. Del mismo modo, los juegos en equipo o los
objetivos en grupo le ayudarán a aprender que no
está solo para conseguirlos.
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07.
Constancia
¡SUPÉRATE!
La constancia es la actitud que debe adoptar el niño para perseverar, a pesar de los obstáculos,
hasta llegar a sus metas. Una persona constante reafirma su determinación, combate el desaliento y el miedo, busca cómo superar la frustración
y mira hacia el futuro con esperanza.
Objetivos
¿QUÉ HACER?
Su hijo debe ser
capaz de motivarse por lo que
él mismo quiere
conseguir. Debe
tener la fuerza de
voluntad suficiente
para comprometerse con interés
con todo aquello
que se ha propuesto hacer.
Debe erradicar los
caprichos momentáneos, las excusas y las lamentaciones como
mecanismos para evitar esforzarse.
Ayúdele a explicar por qué debe o quiere hacer
algo y a establecer claramente cuál es su objetivo. Si su hijo tiene claro lo que quiere conseguir,
se sentirá motivado para hacerlo. Pregúntele qué
hará si tiene un contratiempo y así podrá evaluar si
es un capricho o si es perseverante en sus deseos.
Saber esforzarse de forma continuada es esencial
para poder afrontar con éxito la vida. El niño necesita
aprender a perseverar para conseguir algo haciendo
todo lo que está en sus manos, por sí mismo, y superando las pequeñas frustraciones u obstáculos para
continuar intentándolo.
El niño tiene que ejercitar la paciencia. Debe aprender a no desesperar esperando siempre resultados
inmediatos. Debe hacer las cosas paso a paso y por
partes, aprendiendo a tolerar los fracasos y siendo
capaz de ser paciente ante las gratificaciones y los
resultados.
Es necesario que su hijo intente superarse a sí
mismo. Debe procurar hacer cada vez mejor las cosas
marcándose como punto de partida la búsqueda de su
propia satisfacción y no el triunfo sobre los otros. Si lo
hace, conseguirá una mayor independencia y no perderá de vista sus objetivos porque están en él mismo.
Haga que aprenda el hábito de esforzarse
acompañándolo. No permita que deje las cosas sin
terminar porque surja una dificultad, por cansancio
o porque se agobie. Haga que continúe. Celebren
los pequeños avances, pero no permita que celebre
antes de tiempo los triunfos porque puede conllevar
mayores frustraciones.
Propóngale pequeños proyectos, colecciones,
deportes, etc. que requieran constancia y
paciencia porque el resultado sólo se percibe con el
tiempo. Ayúdele a comprender que paso a paso se
consiguen las cosas.
Inste a su hijo a ponerse a prueba y a intentar superarse a
sí mismo y no en
comparación con
los demás. Aproveche las actividades
cotidianas para que
reconozca el alcance
de sus capacidades.
Propóngale tareas individuales adaptadas
a sus posibilidades:
aumente el número
de tareas y la duración de las mismas
progresivamente.
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07.
¡SUPÉRATE!
Esfuerzo
El esfuerzo es el resultado de aceptar que para alcanzar un objetivo se debe trabajar duro y mantener el ánimo. Para ello se necesita tener un motivo claro y desarrollar la fuerza de voluntad y un
gran afán de superación. El valor del esfuerzo es esencial para conseguir cualquier cosa.
Objetivos
¿QUÉ HACER?
Su hijo debe desarrollar la propia voluntad y experimentar la perseverancia. Debe sentir la necesidad
de esforzarse para conseguir metas en la vida, motivarse con cosas concretas. Si crece sin haber luchado
por las pequeñas cosas cotidianas, terminará siendo
un adulto perezoso, débil, desordenado, inconstante,
caprichoso e incapaz de ejecutar tareas seriamente
y de cumplir los objetivos que se proponga en la
vida.
Plantee objetivos
concretos a corto
plazo y también
proyectos que se
prolonguen un cierto
tiempo. Procure que
acabe lo empezado.
Cuando quiera algo,
haga que realice antes
algunas tareas para
que se demore la
satisfacción de aquel
deseo y relacione la
consecución del mismo
con el esfuerzo.
El niño necesita experimentar la exigencia y la
disciplina para fortalecer su voluntad. Incúlquele el
valor de las cosas y la necesidad de seguir unas
normas. Debe comprender que alcanzar una buena
convivencia y bienestar sólo puede conseguirse con
trabajo y siguiendo unas reglas.
Su hijo debe adquirir dominio de sí mismo y
aprender a evitar que el miedo le paralice. Debe
habituarse a comprometerse y a saber que debe hacer
todo lo posible para responder ante las dificultades que
pueden aparecer durante el proceso.
Sentir satisfacción por su constancia y empeño es
la mejor forma de adquirir el valor del esfuerzo. El
cumplimiento de un objetivo obtenido por sus propios
medios, por el trabajo bien hecho y por su propia
fuerza servirá a su hijo como motivación para afrontar
nuevos retos.
Haga que su hijo vaya asumiendo responsabilidades acordes a su edad desde pequeño. Sea
firme y exíjale su cumplimiento.
La disciplina se irá convirtiendo en autoexigencia,
esencial para fortalecer su fuerza de voluntad.
Establezcan conjuntamente compromisos que
deberán ser respetados por ambas partes.
Ayúdele a que estas metas sean realistas, pero
una vez aceptadas, no lo sobreproteja evitándole
dificultades, pues se acostumbrará a una vida
cómoda sin aprender a hacer esfuerzo alguno ni
responder a sus compromisos.
Comparta con él su satisfacción cada vez que
consiga algo, no escatime en el reconocimiento de sus logros y, principalmente, favorezca su autosatisfacción ante los resultados de
su esfuerzo. Pregúntele si está orgulloso, porque
debe aprender a valorar por sí mismo si ha hecho
todo lo posible para conseguir la meta.
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08.
Pautas de
comportamiento
¡TODO BAJO CONTROL!
Seguir unas pautas de comportamiento adecuadas es la demostración de que su hijo sabe cuáles
son las normas y límites en su actuación. Estos principios esenciales producirán en el niño sentimientos de seguridad y control que harán que respete la autoridad de los padres.
Objetivos
¿QUÉ HACER?
Su hijo debe saber qué se espera de él y cuándo
debe o puede hacer algo. Conocer los límites y las
reglas le permite tener unas guías de comportamiento.
A partir de ellas podrá decidir cómo actuar: con autocontrol y disciplina o no.
Dé instrucciones firmes, claras y específicas
e intente razonarlas. Formule sus demandas de
manera positiva y de forma sencilla. Utilice un tono
de voz adecuado pero serio y consistente. No modifique su criterio, manténgase firme.
Un niño tiene que asumir la autoridad de padres,
profesores, personas mayores… reconociendo que
su propósito básico es enseñarle cómo debe comportarse y cómo debe hacer las cosas. Su hijo debe
prestar atención a las instrucciones y comprender que
si escucha, será escuchado y que lo que se requiere
de él no es por capricho: siempre hay alguna razón.
Cuando le dé una
orden a su hijo,
hágale sentir que
usted es quien
guía y dirige. Sin
embargo, muéstrese
amable. Evite largas
explicaciones y expóngale el motivo de
la orden. Intente que
la asuma como una
manera de prevenir
situaciones arriesgadas. Si lo logra, él se sentirá
más animado a obedecer las normas. Del mismo
modo, no desautorice delante de su hijo decisiones
de maestros, médicos, etc.
Para evitar comportamientos inadecuados necesita
aprender a controlar sus acciones
y reacciones.
Ínstelo a ejercitar
el control de sus
emociones y a que
se tome con calma
la realización de sus
obligaciones y tareas. Es bueno que
se pregunte la razón
de las mismas, por
ello es deseable que
conozca los efectos
que produce no seguir las pautas establecidas.
Su hijo debe aceptar que las reglas no son siempre
las mismas para todas las personas ni en todos
los lugares, porque depende de las obligaciones y
derechos de cada persona, además de las circunstancias. Debe aprender a asumir las suyas.
Pida a su hijo que piense de nuevo si lo que
está haciendo es correcto para que se responsabilice de sus actos. Dele la oportunidad para
repensar su comportamiento. Si observa que su hijo
está desbordado por alguna emoción, intente que
se tranquilice porque sólo entonces será capaz de
saber si es adecuado lo que está haciendo.
Ayude a su hijo a reconocer qué comportamientos son incorrectos o no según el lugar o
circunstancias. Por ejemplo, enséñele que jugar
no está mal, pero que hacerlo en clase es inoportuno. Dele razones y verá como lo comprenderá.
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08.
¡TODO BAJO CONTROL!
Autocontrol
El autocontrol es la capacidad del niño para saber cómo y cuándo actuar o demostrar sus emociones. Esta aptitud posibilita a su hijo el dominio de sus propios impulsos y reacciones. Al controlarse puede pensar cómo expresar mejor sus sentimientos y conseguir el respeto de los demás.
Objetivos
¿QUÉ HACER?
Su hijo debe desarrollar el control de sus impulsos
y comprender que no siempre puede decir
o hacer lo que quiere. De esta forma contribuirá a
crear una atmósfera de convivencia más agradable
para todos.
Invite a su hijo a
sentir la sensación
de poder y control
sobre sí mismo.
Sugiérale que cuente
hasta diez antes de
reaccionar cuando
sienta que una de
sus emociones lo
supera. No pierda
oportunidades para
acompañarlo en este ejercicio. Exprésele su satisfacción cada vez que lo consiga.
El niño necesita saber reflexionar sobre sus reacciones y actuaciones para poder mejorar aquéllas que
no considere positivas. Ayúdelo a comparar entre las
consecuencias desagradables de los momentos en que
ha perdido el control y los momentos en los que ha
logrado mantenerlo. Al pensar en ello, su hijo comprenderá que el diálogo y la negociación son métodos
más eficaces que las rabietas.
Su hijo debe aprender a evitar conductas agresivas
o exageradas que sólo empeoran las cosas. Debe
aprender a reaccionar con calma y a comprender que
ser extremadamente emocional le impedirá relacionarse eficazmente. Es esencial que el niño aprenda a
dominar sus sentimientos e instintos para que aprenda
a canalizarlos de forma positiva.
Ponerse en el lugar de los demás es básico para que
de mayor su hijo pueda relacionarse positivamente. Si lo
hace, sabrá comportarse de un modo adecuado con
los demás y reaccionará controlada y responsablemente ante situaciones y conductas externas que le disgusten.
Promueva en su hijo la reflexión y el diálogo
sobre cómo han actuado, sin recriminaciones.
Hable con él. Intente expresar qué es lo que usted
ha hecho mal, busquen conjuntamente la mejor
manera de expresar lo que siente o de conseguir
lo que desea, usando la palabra y moderando sus
acciones. Pídale que intente explicarle con tranquilidad lo que le pasa y hágale sentir que lo entiende.
No sea permisivo con la agresividad. Ayúdele
a ser consciente de que no debe responder nunca
con actitudes agresivas y aplique los límites con
firmeza. Pídale inmediatamente que abandone dicho
comportamiento y haga que se retire a reflexionar
un momento a solas. No le dé opciones.
Presente a su hijo un modelo de cómo tratar
a los demás. La familia y el trato en casa son el
ejemplo de actitudes, de disciplina y de comportamiento más relevante para el niño. No tolere
palabras o acciones dañinas. Promueva actividades
y juegos que fomenten la empatía y las relaciones
positivas.
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09.
Respeto
¡TÚ PRIMERO!
El respeto se basa en valores esenciales como la tolerancia, la consideración y la sinceridad. En
su hijo debe manifestarse como la capacidad de aceptar, comprender y cuidar a las personas y al
mundo que le rodea. Una persona considerada es respetada a la vez por los demás.
Objetivos
¿QUÉ HACER?
Su hijo necesita empezar por respetarse a sí mismo.
El respeto comienza por reconocerse como una persona única y especial. Tiene que aprender a quererse
y a valorarse tal y como es. Su propia aceptación le
permitirá experimentar el verdadero autorrespeto, el
primero y más importante.
Promueva en su hijo el amor propio. Haga que
valore sus propias cualidades. Sin embargo, recuérdele que amarse a sí mismo es también aceptar
sus limitaciones y debilidades e intentar mejorarlas.
Ayúdele a entender que es más importante sentirse
satisfecho de él mismo que intentar ser perfecto a
ojos de los demás.
El niño debe reconocer también el valor de las
demás personas: aceptarlas como son, apreciarlas
y tratarlas adecuadamente. Este reconocimiento le
garantizará una base segura en sus buenas relaciones
con los demás. Anímelo a valorar la individualidad y a
apreciar la diversidad. Enséñele a tratar con educación a todo el mundo, sin distinciones.
Pida a su hijo que piense qué quieren y sienten
los demás y por qué. Aprender a ponerse en el
papel del otro le impulsará a aceptar opiniones
diferentes y a respetar a todo el mundo. Incúlquele
sinceridad y tolerancia. No permita que se burle de
los demás o que haga bromas pesadas a nadie.
Demuestre al niño como el conocimiento fruto
de la experiencia es de gran valor. Por ejemplo, a
través de la historia de los objetos puede mostrarle
que ahora puede disfrutar de muchas cosas que
antes no existían. Fomente las relaciones afectivas
con sus abuelos porque aprenderá mucho de ellos.
La consideración por los mayores y por las
tradiciones es otro aspecto importante. Su hijo debe
valorar la experiencia y la riqueza de las costumbres
entendiendo que en ellas está la memoria de lo que
él no ha vivido y que por lo tanto tiene mucho que
aprender de esas vivencias.
Establezca en casa sistemas para la recolección
y separación de la basura para que aprenda a
reciclar. Cree hábitos sistemáticos de
ahorro de agua y de
energía. Pídale que
apague las luces que
no utilice, que cierre
el grifo del lavabo
mientras se cepilla
los dientes, etc.
Su hijo debe entender la necesidad de cuidar el
entorno. Evitar hacer daño a los animales, no hacer
cosas que alteren el equilibrio de la naturaleza... Debe
ser consciente de que su actuación es básica para
mantener ese equilibrio.
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09.
¡TÚ PRIMERO!
Urbanidad
La urbanidad es la disposición de actuar siempre correctamente y con cortesía en el trato con los
demás. Para ello deben aceptarse unas normas y convenciones socialmente establecidas e intentar actuar con respeto y civismo. Es esencial para adaptarse a la vida en sociedad.
Objetivos
¿QUÉ HACER?
Su hijo necesita conocer y entender las normas
de urbanidad. Éstas le ayudarán a desarrollar su
autocontrol y le proporcionarán oportunidades para
contribuir en la formación de un ambiente de convivencia más agradable para todos.
Muestre a su hijo que las normas de urbanidad no son iguales en todas partes y que debe
adaptarse a ellas. Aproveche los viajes y las visitas
a otras casas para fomentar la observación y el
aprendizaje: hay diferentes maneras de saludarse,
formas de vestir, etc. Haga que las ponga en práctica.
Asimismo tiene que aprender a comportarse
adecuadamente y a tener buenos modales. Debe
acostumbrarse a respetar las normas cívicas y a utilizar el sentido común para saber cómo puede actuar
dependiendo del lugar y de las circunstancias. De ese
modo su relación con los demás será más apacible.
Enseñe a su niño a guardar las formas y a tratar
con deferencia a los demás. Practique con él los
buenos modales en la calle, en las tiendas, en la
mesa, etc. Haga que se acostumbre a utilizar palabras amables para saludar, para despedirse, para
pedir un favor y para dar las gracias.
Promueva que su hijo se acostumbre a hablar
en un tono adecuado y a responder de manera
educada. Enséñele actitudes como ceder el paso y
el asiento en el tren o hablar de usted a las personas mayores. Pídale que responda adecuadamente
al teléfono utilizando palabras agradables y un tono
de voz moderado.
El niño debe evitar conductas molestas para los
demás y aprender a ser discreto y prudente. Debe
comportarse cortésmente y con educación, cuidando
siempre sus modales y sus palabras. Fomentar la
empatía hacia los demás ayudará a su hijo a comprender que ciertas formas de actuar o de decir la cosas
pueden herir los sentimientos del otro.
Haga que el niño tome consciencia del impacto
de sus acciones en el entorno. Para ello, pregúntele qué pasaría si todo el mundo hiciese lo mismo:
qué pasaría si nadie recogiera los papeles, si todo
el mundo gritara, si pisara las plantas del parque...
Debe aprender a prever las consecuencias.
El valor de cuidar el entorno que comparte con las
otras personas debe adquirirse. Su hijo debe conocer y poner en práctica las normas que se establecen
para contribuir al cuidado de la ciudad o pueblo donde
vive. Ser cívico no solo es respetar el entorno, sino
también cuidarlo.
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10.
¿CONECTADOS?
Interactuar
Interactuar con las personas y nuestro entorno es una acción que hacemos de forma natural. Ser
consciente de cómo nos relacionamos con lo que nos rodea es importante para aprender cómo lo
que hacemos puede influir en los otros. Es el primer paso para adaptarse a la vida adulta.
Objetivos
¿QUÉ HACER?
Su hijo debe
comprender su
relación con el
mundo y con
los demás. Debe
saber que sus
actos influyen en
quienes le rodean,
asumiendo que, a
su vez, los de los
demás influyen en
él. Comprender
que vivimos en
una interacción constante le ayudará a socializarse de
manera responsable.
Explique a su hijo que las cosas que hace
pueden influir en otras personas: póngale
ejemplos cercanos a él que le permitan analizar las
consecuencias de sus actos. Por ejemplo, hable
con él acerca de lo que sucede cuando alguien tira
un papel en el suelo o de cómo se siente si una
persona no le hace caso.
Otra práctica que debe inculcar en su hijo es el diálogo como base fundamental de su comunicación. Si
comprende que dialogar consiste en intercambiar distintos puntos de vista, respetando el turno de palabra
y aquellas opiniones contrarias a la suya, aprenderá
a lograr el acercamiento entre posturas y tenderá
siempre a alcanzar acuerdos.
Enséñele a decir no con amabilidad, delicadeza y de forma razonada. Haga el ejercicio usted
mismo con él: cuando le niegue algo, explíquele
el porqué y hágale sentir que su decisión no tiene
nada que ver con el afecto. Si lo aprende de usted,
no tendrá temor de aplicarlo con los demás.
El niño debe sentirse capaz de decir no cuando lo
considere conveniente. Debe entender que para
llevarse bien con sus amigos no es necesario decir
sí a todo. Si aprende a hacerlo, afirmará su propia
identidad y se preparará para, en el futuro, negarse
ante propuestas inadecuadas y ser responsable de sus
decisiones.
Su hijo debe aprender a relativizar ciertas situaciones. Al aprender a dar la importancia necesaria a
las cosas, su hijo aprenderá también a reaccionar de
manera moderada, evitando sentimientos de tristeza,
temor, rabia o alegría exagerada. Porque saber relacionarse también es saber reaccionar.
Demuestre con ejemplos cómo lo que dice
influye en los demás. No sólo debe aprender
a respetar la opinión de los otros, sino también
cómo debe decir las cosas: si habla gritando o con
agresividad, la otra persona responderá igual. Pida
a su hijo que hable con tranquilidad y que escuche
pacientemente a los otros.
Ayude al niño a tomarse con serenidad las
situaciones:
no siempre
depende de uno
el que salgan
bien las cosas.
Analicen juntos
una situación
que no ha salido
como él quería,
piensen qué ha podido influir en los resultados
negativos, qué podía haber hecho mejor... No debe
enfadarse porque no ha salido, sino ver qué puede
hacer para que salga bien la próxima vez.
21
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10.
¿CONECTADOS?
Prever
Prever es la capacidad de pensar con anticipación qué puede pasar. Esta habilidad proporcionará
al niño seguridad y confianza en la realización de sus actividades porque conseguirá mejores resultados y surgirán menos imprevistos. Es un primer paso hacia la autonomía y la independencia.
Objetivos
¿QUÉ HACER?
Su hijo debe acostumbrarse a pensar antes de actuar para disponer de los mecanismos necesarios para
prevenir posibles daños propios o hacia los demás.
Para ello necesita aprender a pensar en las posibles
consecuencias de sus actos y de sus palabras.
Haga que su
hijo piense qué
puede pasar
antes de hacer
o decir algo.
Ínstelo a ponerse
en el lugar de
los otros y pídale
que analice si los
posibles resultados son los que
él quiere conseguir. Pensar qué
es lo que realmente quiere le ayudará a decidir qué
hacer para conseguirlo.
Debe tener en cuenta la experiencia. Tiene que
aprender de lo que vive y de lo que ve y desarrollar una
actitud crítica frente a las cosas. Así sabrá discernir
qué opciones tiene y elegir lo más conveniente para
él. Es importante que el niño aprenda, poco a poco, de
sus propios errores. Tomando decisiones por sí solo
valorará mejor los pros y los contras de cada una de
ellas.
Es elemental que aprenda a ser observador, a reconocer los indicios y a saber hacer suposiciones.
Debe desarrollar
la habilidad de
ver e interpretar
las señales que
transmiten los
demás o que se
sospechan en
ciertas ocasiones.
Así desarrollará
también la habilidad de anticiparse
a los hechos.
Su hijo debe reconocer qué supone un riesgo y
acostumbrarse a actuar con prudencia. Tiene
que comprender que siendo temerario lo único que
consigue es exponerse o exponer a otras personas a
peligros innecesarios.
Reflexionen juntos después de alguna experiencia, propia o ajena, buena o difícil. Impúlselo a
reproducir dichas circunstancias mediante recuerdos e ideas y a que analice lo sucedido. Aprenderá
así a mirar con perspectiva y descubrirá qué puede
hacer de cara al futuro.
Deje que su hijo piense por sí mismo: no piense
ni decida todo por él. Enséñele a hacer conjeturas
y suposiciones a partir de las señales, pistas o indicios con los que cuente. Invítelo a tomar decisiones
e iniciativas. Capacítelo para que él mismo vea qué
opciones tiene y elija qué hacer y cómo hacerlo:
permita que se equivoque.
Hable con su hijo sobre lo que significa el peligro y también sobre lo que significa hacer daño.
Enséñele que siempre se corren riesgos y que no
siempre son físicos sino que también pueden ser
emocionales. No permita actitudes pasivas e ínstelo
a actuar siempre con ánimo, pensando en sí mismo
y en los demás.
22
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11.
Expresar
¿CÓMO DICES?
Expresar es la capacidad de exteriorizar con palabras, gestos, etc. lo que uno siente o piensa.
Desarrollar esta destreza comporta que el niño sepa identificar sus emociones y comunicarlas a
los demás. Poder decir lo que siente le ayudará a crecer más seguro de sí mismo y a relacionarse
mejor.
Objetivos
¿QUÉ HACER?
Su hijo necesita reconocer sus sentimientos y ser
consciente de ellos. Debe aprender a diferenciar
entre sus sentimientos de amor, alegría, tristeza, rabia
o miedo y saber que es normal sentirlos y que debe
aprender a exteriorizarlos.
Intente que su hijo describa sus sentimientos cuando detecte que su estado de ánimo ha
cambiado. Ayúdelo a identificar esos sentimientos
y a expresarlos con preguntas que planteen una
dicotomía: ¿crees que estás triste o enfadado?,
¿te ha asustado algo o estás sorprendido?, etc.
También tendrá que conocer diferentes maneras de
expresarse para que encuentre la mejor forma de
manifestar sus pensamientos. Debe comprender la
importancia que tiene para él poder expresarse, pues
solo así logrará desarrollar una vida emocional equilibrada. Necesita saber cómo decir lo que piensa para
superar malentendidos, tensiones, etc.
Es importante que el niño asuma sus sentimientos y
pensamientos como propios e individuales. Tiene
que comprender que no todo el mundo piensa lo mismo que él, que algo que es importante para él puede
no serlo para los demás o viceversa… Por eso debe
procurar ser cuidadoso con la manera de expresarse.
Su hijo debe aprender a respetar las formas de
expresión distintas a la suya. Debe permitir a los
demás que exterioricen sus sentimientos a pesar de
que no los comparta. No puede tener prejuicios sin
antes escuchar lo que el otro tiene que decir y debe
estar atento para buscar acuerdos y ver cómo superar
las diferencias de opinión.
Ayúdelo a desbloquearse.
Si su hijo no puede hablar en un
momento determinado sobre lo
que siente, háblele con suavidad,
regálele miradas cómplices
y no le presione. Si
las circunstancias lo permiten, dele
un abrazo, una señal de apoyo.
Busque el mejor momento, aunque
sea otro día, para hablar con tranquilidad sobre ello.
Escuche con toda la atención cuando el niño
explique lo que piensa porque estimulará su
seguridad para expresarse. No le interrumpa si no
es para mostrar interés. No por ello debe darle la
razón en todo: exprese sus puntos de desacuerdo,
explíquele por qué lo hace… Aprenderá de usted.
Haga que su hijo se pregunte cómo debe sentirse una u otra persona en una situación determinada: ínstelo a expresar interés por los demás. Por
ejemplo, procure que aprenda a preguntar a alguien
si está triste o enfadado y aliéntelo también a dar
ánimos cuando vea a alguien decaído.
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11.
Comunicar
¿CÓMO DICES?
Comunicar es la acción de transmitir de manera clara y acertada un sentimiento, una opinión o
una idea. Mejorar esta capacidad proporcionará a su hijo fluidez en el trato con los demás, le
permitirá entenderles y hacerse entender por ellos y le ayudará a estar preparado para el futuro.
OBJETIVOS
¿QUÉ HACER?
Su hijo debe saber establecer criterios a la hora
de explicar algo: qué es lo que quiere decir, cuáles
son los elementos esenciales para que los demás le
entiendan… Tiene que acostumbrarse a clasificar
las cosas de las que habla. De esta manera creará
mensajes con contenidos precisos y sabrá transmitirlos
apropiadamente.
Haga que su
hijo aprenda a
escuchar y a
reflexionar: para
saber explicar,
primero hay que
saber atender.
Promueva en él
el hábito de
conversar sobre
cosas acordes a
su edad y adecuadas a sus preferencias. Anímele
a preguntar, a contrastar opiniones, a cuestionar lo
que no entiende… Enséñele a ser oportuno en sus
intervenciones.
Es muy importante que pueda ser capaz de explicarse con claridad y hacerse entender, ordenando
las ideas para poder expresarlas. Debe habituarse a
manifestar estas ideas paso a paso y de forma clara.
Es esencial aprender a dominar el lenguaje verbal
y escrito a través de la selección de las palabras que
utiliza y de una correcta pronunciación y escritura. El
niño debe buscar las palabras adecuadas y educar su
tono de voz para reforzar sus mensajes.
Ayude a su hijo a tener conciencia de todos los
recursos de los que dispone para comunicarse.
Debe saber que, además de las palabras, la ropa que
usa, su manera de moverse o los gestos que hace son
instrumentos que transmiten información sobre su
personalidad o estado de ánimo. Ser consciente de ello
le ayudará a sentirse más seguro.
Enseñe a su hijo herramientas para ordenar los
mensajes que quiere comunicar. Por ejemplo,
sugiera que se haga preguntas básicas como por
qué, cómo, cuándo, dónde, para qué, etc. Estas
preguntas ayudan a estructurar el mensaje.
Vocalice y pronuncie correctamente cuando le
hable o cuando lea con él, cuidando el tono de voz
ya que el niño aprende por imitación. Cuando su
hijo comience a leer, insista en la buena pronunciación de las palabras y, en las conversaciones
cotidianas, haga que controle el volumen de su voz.
Hagan juegos de observación para que sea consciente de la importancia de su lenguaje corporal.
Por ejemplo, haga que observe sus propios gestos.
¿Qué gestos hace cuando está enfadado? ¿Y cuáles
cuando está feliz? Hable también con él sobre su
ropa y su aspecto. ¿Qué piensa que transmite?
Evite hacer comparaciones y crear estereotipos.
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12.
Compañerismo
y Compartir
¿ENTRE TODOS?
El compañerismo implica un sentimiento de grupo y un espíritu de cooperación que impulsa al
niño a ayudar, a acoger y a defender fines comunes con otros. Compartir es la capacidad de dar
lo que tenemos y de participar. Ambas son esenciales para la creación de vínculos sólidos.
Objetivos
¿QUÉ HACER?
Su hijo debe aprender a establecer verdaderas
relaciones de compañerismo y amistad y tiene
que ser consciente del compromiso personal que ello
conlleva. Así podrá aprender a implicarse sincera y
honestamente con los demás en cualquier tipo de
actividad u objetivo común.
Haga que su hijo asuma su rol de compañero y
amigo con responsabilidad. Si forma parte de un
grupo, exíjale el cumplimiento de sus compromisos.
Por ejemplo, muéstrele qué pasa cuando en un juego en equipo como el fútbol alguien no hace lo que
se espera de él: ¿qué podrá hacer el mejor jugador
del mundo si el portero no hace su trabajo?
Pregunte al niño qué cree que sus amigos esperan de él o de una situación para acostumbrarle
a pensar en los otros. ¿Qué le gusta a…? ¿Qué
espera su amigo que haga? Se dará cuenta de que
él forma parte de varios grupos: la familia, la clase,
el grupo de teatro....
El niño debe aprender a reconocer las necesidades
y deseos de los demás. Si los tiene en cuenta, será
mejor compañero y también los demás contarán con
él. Si comparte los deseos y las cosas, se sentirá mejor
y le aportará muchos beneficios. Debe participar en
actividades grupales y ser capaz de repartir y compartir
entre varios pensando en el beneficio de todos.
Pensar en los otros y no sólo en uno mismo, querer
el bien de todos, es el primer paso para conseguir ser
buen compañero. Aunque no todos los compañeros
de juegos y de colegio serán sus amigos, su hijo debe
comprender que juntos conforman un equipo o un
grupo.
Poco a poco, su hijo tendrá que saber evitar los
sentimientos de celos o envidia. Debe aprender a
compartir los afectos y sus pertenencias sin miedo y
comprender que así como a él le gustan muchas cosas
por igual o quiere a muchas personas, el cariño de los
demás tampoco es exclusivo para una persona.
Inventen juntos actividades para realizar en
compañía de otros. Impúlselo a participar en su
preparación y a que piense qué puede hacer cada
uno sabiendo qué les gusta hacer a las personas
a las que invitará y qué cosas puede compartir
con ellas.
Demuestre al niño que se puede querer a muchas personas y que no por amar mucho a alguien se deja de querer a los demás. Por mucho
que quiera a su papá, no querrá menos a su mamá:
¿por qué tener celos? Lo mismo sucede con las
cosas: le gustan
tanto el chocolate
como las galletas,
por igual. Somos
capaces de
querer por igual a
varias personas.
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12.
Convivir
¿ENTRE TODOS?
Convivir significa vivir en compañía de otros. Saber compartir un mismo espacio sin molestar,
ayudándose mutuamente, siempre con respeto. La convivencia es un elemento básico para que
de mayor pueda compartir y disfrutar de su vida y sus experiencias personales o profesionales
con los otros.
Objetivos
¿QUÉ HACER?
Su hijo debe aprender a diferenciar entre lo que es
colectivo y lo que es individual. Tiene que preguntarse qué espacios debe compartir, qué es de todos
y cuáles son propiamente suyos. Teniendo clara esta
idea le será más fácil adaptarse a la convivencia.
Jueguen a
adivinar con
quien comparte un espacio
o una cosa.
Por ejemplo, el
parque, el patio
del colegio, la
sala de estar…
Muestre a su
hijo las posibles consecuencias que producen las
actitudes egoístas en estos espacios: ensuciar su
parque, desordenar la sala, etc. Ínstelo a pensar y
a actuar teniendo en cuenta a las personas con las
que los comparte.
Es muy importante que su hijo aprenda a utilizar el
diálogo para evitar conflictos. Sin embargo, cuando
se encuentre ante un problema debe aprender también
a buscar soluciones para llegar a acuerdos.
Otra actitud que el niño debe asimilar es la de evitar
hacer juicios y crearse opiniones negativas sobre
los demás de antemano y sin el conocimiento necesario. Necesita aprender a informarse, a analizar la
información de la que dispone y a desarrollar actitudes
y aptitudes que lo capaciten como ciudadano crítico
dentro de la sociedad en la que convive.
Ante una situación de conflicto, pida que cada
uno exponga su punto de vista. Antes de llegar
a una discusión pueden hacer, por ejemplo, una
lista de los puntos de acuerdo y los de desacuerdo.
Establezca negociaciones e intenten llegar a pactos
a partir de los puntos en común.
Haga que su hijo escuche y reciba con respeto
las aportaciones que realizan los demás. Aproveche actividades colectivas para intercambiar opiniones: hablen de qué piensan los otros, busquen
los porqués de sus propias opiniones… Intenten
comprender a los demás,
no juzgarlos.
Su hijo tiene que aceptar y reconocer que todas las
personas pueden aportar algo a la convivencia. Es
necesaria la participación y la libre expresión de todos.
Debe saber ejercer y defender sus derechos sin reducir
o limitar los de los demás para conseguir una convivencia apacible y tranquila.
Asegúrese de que el niño tiene claras sus obligaciones para que pueda cumplirlas haciendo
una lista si es necesario. Debe cumplir con sus
deberes y así podrá ejercer sus derechos siempre
que respete los derechos de los otros. Por ejemplo, puede escuchar música siempre y cuando no
moleste a nadie.
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¿Cómo desearíamos que
fueran nuestros hijos?
¿Valientes o cobardes?
¿Optimistas o pesimistas?
¿Activos o pasivos?
¿Creativos o rutinarios?
¿Resistentes o vulnerables?
¿Con tendencia a la alegría o a la depresión?
“... todo esto se puede educar."
José Antonio Marina
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