Más que Vencedores - iglesiaemanuelsion.org
Transcripción
Más que Vencedores - iglesiaemanuelsion.org
Más Que Vencedores Una Exposición del Libro de Romanos DR. BRIAN J. BAILEY Título original: “More Than Conquerors” Título en español: “Más que Vencedores” Registrado © 2001 Brian J. Bailey Libro de Texto de Zion Christian University Usado con permiso. Todos los derechos reservados. Traducción: Equipo de traducción de Honduras Edición de la tercera impresión: IBJ - Guatemala Segunda Impresión: 2004 Tercera Impresión: mayo 2007 Cuarta impresión: Diciembre 2009, NY, USA Impreso en los EE.UU. Todas las citas bíblicas de este libro han sido tomadas de la versión Reina-Valera en su revisión de 1960, © 1960 Sociedades Bíblicas Unidas a menos que se indique lo contrario, Para mayor información o copias adicionales, diríjase a: Zion Christian Publishers P.O. Box 70 Waverly, New York 14892 Teléfono: 607-565-2801 Fax: 607-565-3329 www.zionfellowship.org ISBN # 1-890381-08-X D EDICATORIA Al Señor y Salvador Jesucristo, el poderoso Vencedor. También, a mi amada esposa Audrey, quien por la gracia del Señor, fue más que vencedora a través de todos sus años de padecimiento AGRADECIMIENTOS Al equipo de traducción de Honduras, que realizó la traducción al español y la corrección de pruebas de la versión en español. A Kevin Womack y Sarah Humphreys por su excelente colaboración al formato final de la primera edición de este libro. A Patty de Gularte y el equipo de trabajo de IBJ Guatemala, por su ayuda en la revisión final y corrección del manuscrito para la tercera impresión. Equipo Editorial de ZCP: Carla Borges, David Kropf, Justin y Sarah Kropf, Edgar Monroy, Raquel Pineda, Suzanne Ying. Deseamos extender nuestro agradecimiento a todas esas personas queridas, pues sin sus muchas horas de inestimable ayuda este libro no hubiera sido posible. Estamos verdaderamente agradecidos por su diligencia, creatividad y excelencia en la compilación de este libro para la gloria de Dios. Índice Prefacio 7 Paternidad Literaria y Antecedentes 9 Introducción (1:1-17) 11 Parte 1 La ira de Dios (1:18 - 3:20) 37 Parte 2 La justicia de Dios (3:21 - 5:21) 69 Parte 3 La vida de Dios (6:1 - 8:39) 119 Parte 4 La elección de Dios (9:1 - 11:36) 163 Parte 5 El culto a Dios (12:1-21) 221 Parte 6 El reino de Dios (13:1-14:23) 243 Parte 7 La paciencia, la esperanza y el poder de Dios (15:1-16:27) 271 Más que vencedores 7 PREFACIO Presentamos esta obra con la finalidad de que ustedes tengan una mejor comprensión de las complejidades del Libro de Romanos, epístola llamada: “la obra maestra del Nuevo Testamento”. Al comienzo de cada sección aparece un bosquejo de ella, seguido de una exposición sencilla pero intensa de la epístola, en un formato fácil de leer. Esperamos que la lectura de este libro sea una bendición que guíe a los lectores a través de estudios subsiguientes, y pueda aun ayudarles a enseñar esta epístola a otros. ¡Que Dios los bendiga! Dr. Brian J. Bailey Más que vencedores 9 PATERNIDAD LITERARIA Y ANTECEDENTES La epístola a los romanos fue escrita por el apóstol Pablo desde Corinto, Grecia, en la primavera del año 58 d.C., en su tercer viaje misionero (Hch. 20:2-3). Fue durante la efímera Época de oro en que Nerón se convirtió en emperador, tras la muerte de Claudio, en el año 54 d.C. En los albores de su reinado, Nerón hizo despliegue de gran habilidad y de muchas virtudes. Se distinguía por su generosidad y clemencia, y gobernaba con moderación. Sin embargo, alrededor del año 59 d.C., su vanidad, egoísmo y crueldad, fueron evidentes para todos. Dio muerte a su madre, a sus asesores principales, Séneca y Burrus, y a muchos miembros de la nobleza, para apoderarse de sus fortunas. Su hermanastro Británica, quien legítimamente le precedía en el trono, fue asesinado antes. En el año 64, dos tercios de la ciudad de Roma fueron destruidos por el fuego. Luego de ser declarado enemigo público, huyó de Roma y se suicidó (el 9 de junio del año 68 d.C.). En ese tiempo, los españoles influían en la historia y literatura romanas. Ésta pudo ser la razón de que Pablo haya querido visitar España después de su anhelado viaje a Roma (Ro.15:24-28). Tras haber completado su tercer viaje misionero (ver Hch. 18:23 -21:16; años 54-58 d.C.), Pablo hizo una última visita a Jerusalén en junio del año 58 d.C. Habiendo sido rechazado allí, permaneció en Cesarea custodiado por 10 Romanos guardas romanos, desde el verano del 58 hasta el otoño del 60 d.C. Luego hizo su travesía a Roma (otoño del 60 hasta primavera del 61), y naufragó en el trayecto. Pablo llegó a Roma como prisionero, y pasó dos años en una casa que alquiló (61-63 d.C.). Estando en Roma, escribió Efesios, Colosenses, Filemón y Filipenses. Nerón lo puso en libertad a principios del año 63, pero en el año 67 d.C., Pablo fue nuevamente arrestado y ejecutado bajo el mando de Nerón (mayo-junio 68). Roma no sólo era llamada: “la gloria del imperio”; también era llamada: “la cloaca de las naciones”. Era una ciudad construida sobre siete montes, y así se le nombra en Apocalipsis 17:9, 18. Por mucho tiempo, Pablo había querido ir a Roma, pero esto no le fue posible sino hasta el final de su vida. Este viaje fue una bendición para nosotros, porque si el apóstol lo hubiera realizado antes, probablemente no tendríamos esta “obra maestra del Nuevo Testamento”. Más que vencedores 11 Introducción 1:1 - 1:17 EL PROPÓSITO DEL MINISTERIO 1) 1:5 Llevar a los hombres a la obediencia de la fe. 2) 1:11 Comunicar algún don espiritual. 3) 1:13 Tener fruto que permanezca (ref. Jn. 15:16). 4) 1:14 Predicar con la actitud de un deudor que cancela una deuda. 5) 1:16a Predicar como alguien que no se avergüenza del Evangelio. 6) 1:16b Predicar en el poder de Dios para salvar a los que creen. 7) 1:17 Recalcar que “el justo por su fe vivirá” (Hab. 2:4). En la época en que se produjo el Nuevo Testamento, era muy normal que el autor de una carta anunciara su nombre desde el principio. A diferencia de lo que se hace en nuestros días, todos colocaban su nombre en la introducción y no al final. Ése era el formato en los tiempos neotestamentarios. 12 Romanos Capítulo uno 1:1 - Pablo se presenta de esta manera: “Pablo, siervo de Jesucristo”. La palabra “siervo” puede equivocarnos en la actualidad, porque un siervo tiene ciertos derechos. Sin embargo, “siervo” en aquella época significaba esclavo. Pablo era un esclavo de Jesucristo. Esto lo entendían los romanos en especial, porque en los días del apóstol Pablo había alrededor de sesenta millones de esclavos en el Imperio Romano. Un esclavo no tenía absolutamente ningún derecho porque le pertenecía a su amo. El amo tenía potestad sobre la vida o la muerte del esclavo. Podía inflingirle cualquier clase de castigo sin que el esclavo tuviese recurso alguno. El amo tenía pleno control. Así consideraba Pablo su relación con el Señor Jesucristo. Él era el esclavo de Cristo, quien poseía todos los derechos sobre su persona. También nosotros debemos tener ese nivel de consagración y entrega al Señor Jesucristo. Nuestros derechos deben estar rendidos a Él. Ya no debemos andar por nuestra propia cuenta, tomando decisiones independientemente de Él. Hemos sido llamados a entregar nuestras vidas por completo a Cristo, quien tiene toda la autoridad sobre nosotros. Realmente, nuestras vidas le pertenecen a Cristo (Ap. 4:11). La siguiente frase que Pablo usa es “llamado a ser apóstol”. También nosotros debemos conocer nuestro llamado, nuestro ministerio. El apóstol Pablo deja muy en claro que él conocía su llamado. Él era apóstol. En 2 Co. 12:12, Pablo declara: “Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, Más que vencedores 13 por señales, prodigios y milagros”. Es importante que entendamos exactamente cuál es nuestro ministerio. Un apóstol es uno que funda obras, pero que también debe manifestar el poder de Dios. Un profeta es uno que oye la voz de Dios y tiene visiones y sueños. Tiene cierta autoridad para guiar los destinos de personas, iglesias y naciones. Un evangelista es una persona cuyo ministerio es ganar almas. Un pastor es uno que vela por el rebaño, y su preocupación en la vida es cuidar de las ovejas. Un maestro es alguien que debe procurar entender los misterios de Dios, y ser capaz de explicarlos en forma sencilla y ordenada. Un apóstol puede abarcar los otros cuatro ministerios. Sin embargo, es de suma importancia conocer nuestro propio ministerio. Por lo general, nuestro llamado se manifiesta desde la juventud temprana, y es evidente a otros. Yo recuerdo mi primer viaje a Francia cuando tenía aproximadamente veintiséis años de edad. Yo era un novato en el campo misionero y no hablaba perfectamente el francés. Ahora bien, nunca me he considerado maestro, pero los demás pastores simplemente me rodearon, y dijeron: “Enséñanos”. Yo no podía creerlo. Hoy en día, parece que nuestra organización entera es una comunidad de enseñanza. Tenemos el privilegio de instruir a pastores alrededor del mundo. Ése parece ser el distintivo de nuestra comunidad. Además, los individuos que se nos acercan son maestros. Prácticamente cada semana tenemos seminarios en alguna parte del mundo, para instruir a ministros. Ciertamente, un verdadero ministerio de enseñanza conduce a Sion. El tema de Sion es la santidad, su tema es 14 Romanos Cristo, y su tema es buscar a Dios sin cesar para que Sus misterios se nos desplieguen de manera fresca y novedosa. Debemos conocer nuestro ministerio, sin embargo, éste es a menudo muy notorio a los demás. Yo nunca me he considerado maestro, pero otros han dicho: “Oh, usted es un maestro”. A ustedes les pasará lo mismo. Otros también reconocerán su ministerio. Si su llamado es a ser esposas de pastores, verán cómo otras mujeres se aglomeran a su alrededor con sus problemas. En mi opinión, ser esposa de pastor es uno de los ministerios más difíciles del mundo. Si ustedes son evangelistas, se encontrarán automáticamente testificando y ganando almas. Si son pastores, serán como una mamá gallina. Querrán cobijar a la gente bajo sus alas; es algo que les nace. Pablo dijo también que estaba “apartado para el evangelio de Dios”. No sólo debemos asumir la posición de un esclavo, y entender nuestra vocación y ministerio particular, sino que debemos ser dedicados. Pablo se entregó de todo corazón. Sin embargo, muchas personas cuya entrega no es absoluta, poseen una diversidad de intereses. “Separación” significa dedicación absoluta al Evangelio. Pablo tuvo que separarse de sus antiguas enseñanzas farisaicas. El ministerio no puede ser dirigido por la mente natural. Debemos estar separados de nuestros viejos estilos de vida, enseñanzas y formas de pensar. Viendo hacia atrás, puedo recordar haber visto muchos fracasos. Son tantas las personas que comenzaron bien su vida cristiana o su ministerio, pero son relativamente pocas las que han acabado la carrera. Jesús dijo: “Muchos son llamados, mas pocos escogidos”. Comúnmente, la causa del fracaso está en Más que vencedores 15 los tres puntos que discutimos en el versículo 1:1. Repasémoslos una vez más. Punto 1: es asumir la posición de un esclavo, alguien que no tiene derechos. Muchas personas arruinan sus vidas por tener un espíritu exigente: “¡Yo necesito esto y aquello! Mis condiciones deben ser mejores”. Punto 2: es entender nuestro ministerio. Debemos conocer nuestro ministerio y el llamado que Dios nos ha hecho. Pablo no sólo fue llamado a ser apóstol, él fue específicamente llamado a propagar el Evangelio en aquellos lugares en que Cristo no había sido predicado. Nosotros tenemos que saber a qué región y con qué propósito exclusivo nos ha llamado Dios. Él escoge; no nosotros. Y recuerden esto: entre la primera banca y el púlpito, hay un golfo que nadie puede cruzar. Solamente Dios puede poner a una persona en el púlpito. Es de suma importancia conocer el llamado que Dios nos ha hecho. Seremos recompensados sólo por ese llamado, y recibiremos gracia sólo para realizar ese llamado, no otro. Si tratamos de apoderarnos de un ministerio que Dios no nos ha dado, no habrá gracia ni unción para realizarlo, y fallaremos vergonzosamente. Punto 3: es estar comprometidos completamente con el llamado de Dios. Es estar “separados para el Evangelio de Dios”. Debemos estar completamente comprometidos con el llamado, y no tener una diversidad de intereses. Quizá sea necesario separarnos de nuestra casa paterna a fin de cumplir nuestro llamado, tal como Abraham fue separado (Gn. 12:1). Una persona puede poseer una o dos 16 Romanos de las tres condiciones indispensables: 1. Tener un corazón con actitud de siervo, 2. Conocer su llamado, y 3. Estar comprometido con el llamado. Sin embargo, para cumplir el llamado que Dios ha puesto sobre nuestras vidas, debemos llenar las tres condiciones. 1:2 - Ahora Pablo procede a desarrollar este Evangelio: “Que [Dios] había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras”. El Evangelio se origina con Dios. Todo lo que tiene sus orígenes en Dios, aguantará la prueba del tiempo. Por lo tanto, es bueno comprobar el origen de toda cosa, para asegurarnos de que fue iniciada por Dios. Con frecuencia la gente inicia obras, pero éstas no han nacido de Dios y Él no las bendice ni las sostiene. A lo largo de las Escrituras, el Evangelio de Jesucristo ha sido anunciado con mucha claridad. En Génesis 3:21, el mismo Señor vistió a Adán: “Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió”. Este es el principio del mensaje del Evangelio. Alguno tendría que morir para vestirnos. El derramamiento de sangre fue necesario para presentar pieles que cubrieran a Adán y Eva. En Génesis 15:6 tenemos la idea de ser contados por justos por medio de la fe. Más adelante veremos esto también en el capítulo 4 de Romanos. En Éxodo 12:3 está la sangre del cordero pascual preservando a los creyentes de la muerte y del juicio. El capítulo 53 de Isaías revela al Señor como el Cordero de Dios. En Jeremías 33:8 y Ezequiel 11:19; 36:25-26, está la promesa de un Nuevo Pacto que escribe las leyes de Dios en las tablas de carne de nuestros corazones. Más que vencedores 17 Debemos recordar la totalidad del mensaje del Evangelio. El Evangelio no consiste solamente en la salvación. El Evangelio de Dios es para escribir los Diez Mandamientos (las leyes de Dios) en las tablas de carne de nuestros corazones, para que de corazón obedezcamos las leyes de Dios y para poder ser Sus hijos e hijas. En lo natural, un hijo o hija tiene las características de sus padres. Por consiguiente, debemos tener las características de Dios. ¿Cómo es Dios? Él es santo. Así que, nosotros debemos ser santos, y esto supone que Sus leyes estén escritas en nuestros corazones (Jer. 31:33). 1:3 - “Acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo”. El objetivo del Evangelio es: “Cristo en nosotros”. Cristo plenamente formado en nosotros es la esperanza del Evangelio. La morada de Dios en el Antiguo Testamento fue primero el Tabernáculo de Moisés y luego el Templo de Salomón, en el cual Dios habitaba en un santuario de piedra. Hoy, el Evangelio es Cristo habitando en Sus templos vivientes. Nosotros somos los templos del Espíritu Santo. Cuando ustedes piensan en un templo, ¿qué se imaginan? Un templo es un lugar santo; es un lugar santificado, separado y apartado para el servicio a Dios. Por lo tanto, ¿cómo deberían estar nuestros cuerpos? Nuestros cuerpos deberían estar apartados para el servicio a Dios, consagrados y llenos de Dios. El propósito de un templo, o de un tabernáculo, no es solamente tener cuatro paredes para decir: “Esto está consagrado a Dios”, sino que esas cuatro paredes deben ser la habitación de Dios, llenas de Él y de Su gloria. “Acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne”. Aquí vemos la doble 18 Romanos naturaleza de Jesús. Como humano, procedía de la simiente de David. En otras palabras, Jesús recibió Su cuerpo físico de la genealogía de David. Su cuerpo se hizo de la sustancia de María, quien también descendía de David. Sin embargo, Su espíritu era divino y eterno. El milagro de la encarnación hizo a Jesús Dios y hombre simultáneamente. Aquí quiero señalar otro detalle. David tuvo una revelación del Evangelio de Cristo durante la era de la ley. El Salmo 40:6-8 lo aclara: “Sacrificio y ofrenda no te agrada; has abierto mis oídos; holocausto y expiación no has demandado. Entonces dije: He aquí, vengo; en el rollo del libro está escrito de mí; el hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón”. David tuvo una revelación del Evangelio. El Evangelio no consiste en ritos externos ni en sacrificios, sino en un sacrificio vivo. Es tener las leyes de Dios escritas en nuestros corazones. Es tener para Dios un corazón dócil, atento y obediente. 1:4 - “Que fue declarado Hijo de Dios con poder”. Aparte de ser el Hijo del Hombre, de la simiente de David, Cristo era también el Hijo de Dios, lo cual se confirmó con Su resurrección de entre los muertos. Jesucristo fue declarado Hijo de Dios “según el espíritu de santidad”. Esta pequeña frase, “el espíritu de santidad”, no aparece en ningún otro lugar de las Escrituras. No deberíamos hacer una doctrina del “espíritu de santidad”. Es simplemente el Espíritu Santo. Es para enfatizar que Cristo está apartado; Él es diferente; Él está separado del pecado; Él está ligado a Dios, el único santo. ¿Cómo se le declara Hijo de Dios? Se nos dice que “por la resurrección de entre los muertos”. Más que vencedores 19 En 1 Corintios 15, Pablo escribe extensamente sobre la importancia de la resurrección. Hubo un problema en la Iglesia neotestamentaria que se expone en 1 Corintios 15:12. “Pero si se predica a Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?” Algunas personas del Nuevo Testamento decían: “No hay resurrección”. Eran como los saduceos, que tampoco creían en la resurrección. Sin embargo, la verdad fundamental del Evangelio es la resurrección de Cristo: “Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados” (1 Co. 15:13-17). Es de suma importancia entender que la resurrección de Cristo es el tema central del Evangelio. Esto es lo que separa al cristianismo de cualquier otra religión. Ninguna otra religión puede reclamar que su líder resucitó, y ésa es la razón de que tengamos tanta confianza. Un poco más adelante en el libro de Romanos, Pablo explica en mayor detalle la resurrección de Jesús. 1:5 - “Y por quien recibimos la gracia y el apostolado”. Es de Cristo de quien recibimos gracia y apostolado, o cualquier otro ministerio. La gracia y el ministerio van juntos. En Efesios 4:7, Pablo dice: “Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo”. 20 Romanos Ahora, de acuerdo con nuestro don ministerial, hay gracia o capacitación divina de parte de Dios, que nos permite funcionar en ese ministerio. Por esta razón no podemos salirnos de nuestro ministerio. También debemos saber qué cosa en especial deberíamos estar haciendo, porque junto con el llamado hay unción y gracia de parte de Dios para cumplirlo. ¿Y cuál es el propósito del ministerio? Es producir “obediencia a la fe en todas las naciones”. Hay solamente un Evangelio, y es el mismo para todos. Hay sólo una Iglesia, y las leyes de Dios son iguales para cada nación. No existe una norma para un país y otra norma para otro país. El mensaje de Pablo era el mismo en cada nación (1 Co. 4:17; Ex.12:49). Por consiguiente, debemos distinguir la diferencia entre costumbres permisibles y una cultura contraria a las leyes de Dios. En algunos países existe la costumbre de tener varias esposas. Este estilo de vida diferente, no es permisible, porque viola la Ley moral de Dios. Cuando el Señor Jesucristo enseñó a Sus discípulos a orar, los instruyó para que dijesen: “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”. Nosotros sabemos que la voluntad de Dios se hace en los cielos. En la tierra, Él desea que Su voluntad se haga en nuestras vidas individuales. La idea de “obediencia a la fe en todas las naciones” es que Dios quiere que el Evangelio se predique en cada país, y que cada país llegue a obedecer el Evangelio. Hay una tendencia a creer que el Evangelio de Jesucristo sólo está ligado al mundo occidental, cuando en realidad en el principio tuvo su mayor ímpetu en el Oriente: Turquía, Galacia, Grecia y Roma. Más que vencedores 21 1:6 - “Entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser de Jesucristo”. A los que están llamados por Dios a ser los escogidos, Dios los conoce desde antes de la fundación del mundo. No obstante, debemos diferenciar entre llamados, escogidos y fieles (Mt. 20:16; Ap. 17:14; Jn. 15:16; Ef. 1:4). Muchos son llamados o invitados a una relación y ministerio, pero para ser escogidos debemos calificar. Luego, debemos continuar siendo fieles. 1:7 - “A todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos”. En el griego original, el significado no es el de “llamados a ser santos”, sino “llamados santos”. Esta es una verdad muy importante, porque el vocablo griego hagios significa santos. Nosotros somos llamados “santos”. Esto sucede instantáneamente en nuestro nuevo nacimiento, pero es también un desarrollo progresivo. Debemos entender la Palabra de Dios en este aspecto. Al reflexionar sobre Levítico 27:28, podemos entender lo que el apóstol Pablo está tratando de comunicar aquí. “Pero no se venderá ni se rescatará ninguna cosa consagrada, que alguno hubiese dedicado a Jehová; de todo lo que tuviere, de hombres y animales, y de las tierras de su posesión, todo lo consagrado será cosa santísima para Jehová”. Debemos entender el significado de la santidad. Debemos entenderlo porque se aplica a otros muchos aspectos de la gracia y los dones de Dios. La santidad es tanto instantánea como progresiva. La idea de Levítico 27:28 es que cuando el antiguo israelita quería expresarle a Dios su gozo, reverencia y gratitud, lo podía hacer dándole un obsequio. 22 Romanos Quizá le diera un jarrón a Dios en señal de agradecimiento. Se lo entregaría al sacerdote. En el momento en que el sacerdote aceptaba el jarrón, éste se volvía santo. Se volvía santo porque el sacerdote lo recibía en nombre de Dios. Se convertía en el jarrón de Dios. Por consiguiente, todo aquello que le pertenece a Dios, se vuelve santo automáticamente. El jarrón no cambia en forma alguna. No adquiere de repente un aura. No se ilumina de repente con oro. No. Es el mismo. Pero ha cambiado en el sentido de que es propiedad de Dios, y por ello se ha vuelto santo. De igual manera, cuando nosotros entregamos a Cristo nuestras vidas, nos volvemos santos automáticamente, porque le pertenecemos a Dios. Por supuesto, Su santidad debe realizar una obra transformadora en nosotros. Más adelante desarrollaremos este concepto en más detalle. Todo el libro de Romanos depende de que entendamos nuestra posición en Cristo y cómo Dios nos contempla. Tan pronto como aceptamos a Jesús como nuestro Salvador, nos volvemos santos. Es porque somos propiedad de Dios. Cristo mora en nuestro interior. En el momento en que somos salvos, le pertenecemos a Dios y nos volvemos santos. Por esta razón se nos llama santos al convertirnos. Sin embargo, esa santidad debe también forjarse en nosotros. Gran parte de la doctrina de Romanos está ligada a la comprensión de esta verdad. En el versículo siete, Pablo sigue diciendo: “Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”. Éste era un saludo común en los días del Nuevo Testamento. Equivalía a decir: “Dios te dé capacitación divina y fuerza para soportar todas tus adversidades”. Pablo se dirige a Más que vencedores 23 “todos los que estáis en Roma”. En Roma, la Iglesia era de mártires. En general, la Iglesia primitiva experimentó una gran tribulación, y si la Iglesia primitiva conoció tribulación, podemos tener la seguridad de que la Iglesia de los últimos días conocerá la misma clase de aflicciones. De hecho, no tenemos que trasladarnos hasta el fin de los tiempos, porque la mayoría de nosotros está en alguna forma de tribulación o presión ahora mismo. Una mujer de Dios dijo: ¿Conoce usted a alguien que no esté pasando por una prueba? Cuando lo medité por un momento, cada persona en que pude pensar estaba atravesando alguna grave dificultad en su vida. Es por eso que para triunfar necesitamos de la gracia que nos capacita. No importa qué clase de prueba estén ustedes atravesando, hay una gracia que concuerda perfectamente con ella. Con las epístolas de Pedro, el Señor le explicó y mostró a mi esposa este pensamiento y esta verdad. Pedro habla de diversas tentaciones pero también de una gracia multiforme (1 P. 1:6, 4:10). “Multiforme” denota una gama de tonalidades o colores. El Señor habló a mi esposa, diciéndole: “Para cada diferente color de tribulación, tengo el color exacto de gracia que concuerda, y éste te capacitará para triunfar en cada prueba”. Por lo tanto, debemos esperar ansiosamente la tonalidad exacta de gracia para nuestra prueba especial, porque estamos llamados a triunfar rotundamente. A medida que observemos el libro de Romanos, descubriremos que Dios ha hecho preparativos para que seamos “más que vencedores”. En cada prueba, Dios ha decretado que seamos los victoriosos. Por consiguiente, 24 Romanos no debemos rendirnos, porque estamos llamados a triunfar en nuestras circunstancias. David declaró: “Domina en medio de tus enemigos” (Sal. 110:2). ¿Cómo triunfamos? No es con nuestra propia fuerza, sino con la gracia de Dios que nos capacita. “Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”. Además de ser necesaria para tener victoria, la gracia es necesaria para tener paz. El apóstol Pablo lo aclara en Romanos 16:20: “Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies”. La paz nos capacita para no ser turbados por pensamientos, palabras y temores. Y el Dios de paz nos santifica por completo: espíritu, alma y cuerpo (ver 1 Ts. 5:23). La paz de Dios nos hace aptos para vencer a Satanás; y es esa paz la que nos faculta para ser santificados. 1:8 - “Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros”. Ésta es una verdad que tiene mucha importancia, especialmente para los pastores y las personas de la congregación. Dar gracias a Dios por todos los creyentes es una gracia y un distintivo de madurez cristiana. Un pastor debe dar gracias a Dios por cada miembro de su congregación, porque ellos han sido escogidos por la mano del Señor. Para apreciar el aporte de cada creyente a la eficacia y desarrollo del Cuerpo de Cristo, (compare Filipenses 1:3; Colosenses 1:3; 1 Tesalonicenses 1:2). La gratitud es una virtud que debe ser altamente apreciada y cultivada. Debemos tener una victoria personal con cada miembro del conglomerado eclesiástico (Fil. 1:3). Más que vencedores 25 Hace muchos años, estábamos en cierto lugar en donde todo marchaba de maravilla. La gente que nos rodeaba era adorable, a excepción de una persona. Le dijimos al Señor (al igual que otros más): “Señor, si tan sólo este individuo no estuviera aquí, todo sería como el cielo en la tierra. Señor, por favor, quítalo”. Y el Señor contestó: “No, Yo quiero que me agradezcan por este hombre, porque él está haciendo más por ustedes que todas las otras personas”. Tuve que reconocer lo cierto de eso, porque me tocaba estar en la oficina de él casi dos veces por semana, y tenía que orar dos o tres horas antes de visitarlo, para poder controlar mi espíritu. Describiéndolo con bondad, él era un Saúl. Él no era un buen hombre. Le consumían los celos y la envidia, y estaba constantemente en contra mía (y no sólo en contra mía, sino en contra de otros). Empecé a comprender que él realmente me estaba ayudando. Él estaba perfeccionando mi vida de oración, y me garantizaba el ser lleno del Espíritu de Dios por lo menos dos veces a la semana, cuando lo veía. Como pastores, debemos ganar la victoria dando gracias continuamente a Dios por cada miembro de la congregación. Recuerdo a un querido pastor que oraba: “Señor, quiero que en nuestros corazones Tú desarrolles y perfecciones el amor”. Debemos tener mucho cuidado con nuestra forma de orar, porque Dios oye nuestras oraciones. Esa oración fue dicha un domingo por la mañana. Parecía tan buena, tan maravillosa, tan espiritual, y todos contestaron: “Amén”. A la semana siguiente, el pastor estaba parado a la puerta del santuario, saludando a la gente que entraba, como de costumbre. Entonces notó a un hombre. 26 Romanos El pastor vio a este extraño ser caminando por la calle, y pensó: “Indudablemente, lleva otro rumbo”. De repente, para su horror, este sujeto comenzó a subir la escalinata de la iglesia: “¿Es usted el pastor?” La respuesta regresó en voz baja: “Si, yo soy el pastor”. Entonces este raro hombre dijo: “Me gustaría venir a su iglesia”. Inmediatamente el pastor se defendió: “Oh no, usted no necesita venir a nuestra iglesia. ¿Ve usted aquella iglesia que está más allá en esta misma calle? A esa iglesia pertenece usted, allí se sentirá en su propia casa”. Él dijo: “No, yo quiero asistir a su iglesia”. El pastor era de muy baja estatura y este hombre era sumamente alto. Ya que lo dominaba con su tamaño, el pastor no fue capaz físicamente de impedirle la entrada. Y además de la insistencia, al pastor le agobiaba el olor que despedía aquel cuerpo. De nuevo le dijo: “Yo le aseguro que nuestra iglesia no es la de su tipo. Usted debería ir a aquella de más allá en esta misma calle. Mire, desde aquí se divisa”. El extraño respondió: “Pastor, yo me siento guiado a venir a su iglesia”. Y entró directamente a la iglesia y se sentó en la banca. El pastor pensó: ¿Qué le pasará ahora a nuestra iglesia? ¿Qué cosa habré hecho yo para merecer esto? Este hombre no sólo parecía un desquiciado, sino que lo era espiritualmente y en todo sentido posible. Pues bien, comenzó a “desquiciar” a otros miembros de la congregación, hasta que todos sintieron que ya era el momento de orar para que el sujeto se fuera a la iglesia de más allá, lugar al que pertenecía junto a otros desquiciados. Sin embargo, Él no vino solamente a quedarse durante Más que vencedores 27 todo ese culto, sino que regresó al culto nocturno, y también al culto entre semana, y regresó al del domingo siguiente. Desesperado, el pastor consultó al Señor: “Señor, ¿qué harás al respecto?” Y el Señor dijo: “¿No me pediste que te perfeccionara en el amor?” Él contestó: “Sí, Señor, yo estaba esperando una inmensa unción”. El Señor dijo: “Este hombre desarrollará mi amor en tu corazón porque lo vas a amar”. Para hacer corta esta historia, realmente sí se desarrolló amor de parte del pastor hacia este extraño hombre, quien, a propósito, cambió por causa del amor. De hecho, se convirtió en un miembro activo de la iglesia. Lo que estoy tratando de comunicar es esto: “Doy gracias a mi Dios con respecto a todos vosotros”. Como pastor y como congregación, debemos estar agradecidos por cada persona que Él escoge colocar en nuestra iglesia. Dios no sólo escoge al pastor, también le selecciona los miembros de su congregación. “De que vuestra fe se divulga por todo el mundo”. Pablo le da un enorme voto de confianza a la iglesia de Roma. Un gran flujo de fe provenía de esta iglesia romana. Era conocida en todo el mundo (el Imperio Romano); por consiguiente, debió ser una iglesia verdaderamente ferviente. Era una Iglesia que testificaba. Sus miembros no escondían su luz bajo un almud. 1:9 - “Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones”. Pablo era un hombre que oraba fervientemente y con frecuencia. 28 Romanos Él conocía a muchos miembros de esa congregación. Además, conocía a algunos líderes de la iglesia porque había sido responsable de su conversión en otras partes del mundo, antes de que ellos retornaran a Roma. 1:10 - “Rogando que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros”. Yo creo que Pablo no imaginaba su arribo a Roma, ya que llegó a esa ciudad como prisionero varios años después. Dios nos hace llegar a los lugares que Él desea, pero no es siempre en la forma que nosotros escogemos o esperamos. Pablo escribía esto desde Corinto, pero su “próspero viaje” no fue según sus expectativas. A veces sentimos que debemos ir a cierto lugar y que la distancia más corta entre dos puntos es una línea recta, pero el camino de Dios puede ser totalmente distinto. Asimismo, cuando Dios nos llama a un lugar determinado, Él no siempre lo quiere inmediatamente. Todos los viajes deben hacerse en la voluntad de Dios. Algunos ministros consideran que la única clave es viajar. Sin embargo, debemos viajar con propósito y desplazarnos solamente en el tiempo de Dios, no sea que vayamos de aquí para allá como un pollo sin cabeza. 1:11 - “Porque deseo veros, para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados”. El deber de un ministro es comunicar los dones espirituales. Los dones espirituales confirman y fortalecen a la Iglesia. Asimismo, establecen al individuo. Los dones espirituales ayudan a la persona a estar arraigada y cimentada en Dios. Un don absorbe la concentración de una persona, y la inspira a buscar a Dios para que su don se desarrolle. Los pastores, los líderes, y los maestros de escuela dominical, Más que vencedores 29 deben procurar comunicar los dones espirituales. Los dones espirituales son dados para edificar al individuo y a la Iglesia (1 Co. 12:7). Es muy importante tener un fluir en lenguas, un fluir en interpretación, y un fluir del espíritu de profecía. Así como éstos, todos los otros dones (tales como el de palabra de sabiduría, palabra de conocimiento, y discernimiento de espíritus) son extremadamente necesarios. 1:12 - “Esto es, para ser mutuamente confortados por la fe que nos es común a vosotros y a mí”. Cuando ustedes salgan a ministrar en otros lugares, vayan con la expectativa de ser también ministrados y bendecidos (Pr. 11:25). Dios no solamente los usará para bendecir a otros, sino que ustedes recibirán algo de ellos en el ámbito de la fe. Cuando se juntan, los cristianos se ministran mutuamente en la más santa fe. Un hombre no puede vivir en aislamiento. Un carbón encendido que se aparta de los otros carbones ardientes, se apaga y ennegrece. Un cristiano debe ir adonde estén otros seguidores fervientes de Cristo. Nos necesitamos unos a otros para mantenernos brillando con el fuego del Espíritu. No se recluyan ustedes con leños muertos, porque acabarán muertos. Un árbol solitario será arrancado por los vientos, pero un árbol dentro del bosque, está protegido por todos los demás. 1:13 - “Pero no quiero, hermanos, que ignoréis que muchas veces me he propuesto ir a vosotros (pero hasta ahora he sido estorbado), para tener también entre vosotros algún fruto, como entre los demás gentiles”. La gente dice: “si la voluntad de Dios hubiese sido que Pablo 30 Romanos fuera a Roma, se le habría abierto el camino. Si Dios nos envía a algún lugar, no habrá problemas”. Esta forma de pensar es refutable. Pablo es el hombre modelo de la Iglesia, es alguien levantado por Dios para ser el maestro de la Iglesia. Juntamente con Jesús y el Espíritu Santo, Pablo es el maestro de la Iglesia. Él es la pauta. Por consiguiente, lo que vemos en la vida de Pablo debe estar bien. Intentó varias veces ir a Roma pero no pudo. Se le presentaron obstáculos. Sin embargo, podemos agradecer a Dios el que Pablo haya sido estorbado para ir a Roma, porque de lo contrario no tendríamos la epístola romana. Al impedírsele llegar a Roma, se le permitió a Pablo llevar a cabo eficazmente su ministerio en otros lugares. En la época de Pablo, Roma era el centro del mundo. Todos los caminos llevaban a Roma y Roma influía en el imperio; de modo que, naturalmente, Pablo deseaba ir allá. No obstante, lo motivaba un imperioso deseo de tener fruto entre las naciones. Isaías 32:20 dice “sembráis junto a todas las aguas”. Pablo dijo: “Para tener también entre vosotros algún fruto”. Nuestro deseo debe ser que nuestras ramas se extiendan por encima del muro, para tener fruto no sólo en nuestra Iglesia local sino en otras naciones. Ya sea a través de ofrendas, o de publicaciones, o de apoyo a personas de nuestra congregación que tienen un llamado al campo misionero, o aun viajar allá nosotros mismos, todo pastor debe desear tener fruto entre las naciones. Más que vencedores 31 1:14 - “A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor”. Pablo tomó la posición de un deudor. Él tenía una deuda con otros, y debía saldarla (1 Co. 9:16). Pablo recibió de Dios inmensas verdades y revelaciones, las cuales habían rescatado su alma de la destrucción; por lo tanto, se sentía comprometido a compartir con los demás estas verdades redentoras. También nosotros hemos recibido algo de Dios, y estamos comprometidos a dar a los demás lo que sabemos. Esta debe ser nuestra actitud. Quizá hemos asistido al instituto bíblico y estudiado la Palabra de Dios mucho más que otros. Bueno, eso nos coloca en una posición de deudores. Le debemos algo a los demás. Cuanto más tenemos, más debemos, y más responsables somos de compartir eso con otros. Nunca debemos quedarnos con lo que tenemos, siempre debemos dar. Una de las cualidades claves del Evangelio de Cristo, se encuentra en Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito”. Si tenemos amor, debemos dar en todo aspecto. 1:15 - “Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma”. Pablo está diciendo que ha estado en muchos países, pero que también necesita ir a Roma. Él estaba dispuesto a gastar todas su fuerzas en predicar el Evangelio. Pablo dijo: “Estoy listo”. Compare esto con una mente dispuesta en 2 Corintios 8:12. Dios toma en cuenta nuestras intenciones, nuestra disposición de ir, y no necesariamente nuestra capacidad para ir. 32 Romanos 1:16 - “Porque no me avergüenzo del evangelio de Cristo”. Los cristianos, jóvenes y viejos, tienen que sobreponerse a esa sensación de vergüenza vinculada con el Evangelio. Ciertamente, el escarnio está ligado al Evangelio. De hecho, en cada generación, Dios hace que el escarnio esté asociado con algún aspecto específico de la verdad. Cuando entramos en algunas iglesias, si creeremos en una vida santa, somos objeto de burla y afrenta. En otras iglesias, nos desprecian si creemos en los dones espirituales. Nos ridiculizan si defendemos la vida en familia. Existe cierta vergüenza del Evangelio, la cual no podemos evadir, pero no debemos avergonzarnos de lo que Dios nos ha dado. “Porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”. Hay un poder asociado con cada verdad. Cada verdad tiene el poder de libertar a las personas en esa área específica; pero ellas tienen que creer. La clave es: “a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego”. 1:17 - “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”. Quiero recalcar el versículo diecisiete por un momento, porque en él hay una importante verdad, y es el hecho de que la justicia y la fe son tanto instantáneas como progresivas. Somos instantáneamente contados por justos cuando creemos en el Señor Jesús como nuestro Salvador. Sin embargo, hay una justicia progresiva que Dios desea no sólo atribuirnos, sino impartirnos. Llega por medio de la fe. La fe y la justicia están intrínsecamente ligadas. Más que vencedores 33 No podemos ser contados por justos si no creemos en el Evangelio. Pero cada vez que Dios nos habla y respondemos con una actitud de fe, nos es atribuida más de la justicia de Dios. La justicia debe ser uno de los temas de nuestra vida. ¿Cómo llenarnos de la justicia de Dios? Es por fe y para fe. Ante todo, Dios pregunta: ¿Crees que Cristo murió por tus pecados? Nosotros respondemos: “Sí”. Y por nuestra respuesta a la verdad, Dios nos atribuye Su justicia. Además, hay una sensación de justicia acerca del bautismo. Juan el Bautista no quería bautizar a Jesús cuando dijo: “Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?” La contestación de Jesús en Mateo 3:15 es muy importante. Él dijo: “Deja ahora. Porque así conviene que cumplamos toda justicia”. El someternos al bautismo en agua es también un acto y un paso de justicia. Por fe creemos que Dios quiere que nos bauticemos en agua; por lo tanto, obedecemos. Rendirnos al bautismo del Espíritu Santo es también un acto de justicia. Cada paso de nuestra vida cristiana es un acto de justicia. Cada vez que esperamos nuevas experiencias en Dios, es un acto de justicia. Al prepararnos para el ministerio, algunos compañeros se burlarán de nosotros cuando hablemos del bautismo en el Espíritu Santo. Yo asistí a tres institutos bíblicos cuando era estudiante. En uno de ellos, no creían en el bautismo del Espíritu Santo, y tuve momentos muy difíciles en ese lugar. Estando allí, el Señor me hizo una advertencia tomada de Éxodo 23:1: “No admitirás falso rumor. No te concertarás con el impío para ser testigo falso”. Yo sabía en qué se apoyaban ellos y sabía en qué debía apoyarme yo. Si no 34 Romanos hablamos rectamente acerca de cualquier aspecto de la Palabra de Dios, seremos testigos falsos. No debemos concertarnos con personas que se mofan de ciertas partes de la Palabra de Dios. La situación se volvió tan tensa en ese instituto bíblico que fui llamado a la oficina del director. Una vez allí, el director me dijo: “Oigo que usted ha estado hablando sobre el bautismo del Espíritu Santo. Todos aquí creemos en el bautismo del Espíritu, pero no creemos en hablar en lenguas”. Allí estaba yo, un cristiano nuevo, sentado frente al director del instituto bíblico, el cual en ese tiempo era un hombre muy conocido en Inglaterra. Entonces, de repente, sentí la unción y dije: ¿Es el hablar en lenguas de Dios, o de Satanás?” Ustedes hubieran visto al hombre, estaba atrapado. Atrapado, no por mí, sino por Dios. Fue pillado. Si decía: “Es de Dios”, yo hubiera replicado: “¿Por qué ustedes no lo predican?” Sin embargo, eso significaba negar el credo de su denominación. Si él negaba lo que ellos creían, podía perder su cargo en el instituto. Él sabía la verdad, porque había intercambiado púlpitos y pilas bautismales con un pastor pentecostal célebre en Inglaterra. De manera que se encontraba atrapado, y ustedes lo hubieran visto. Yo nunca había contemplado a nadie con esa cara. Parecía desfallecer. Mientras tomaba la decisión, inclinó su cabeza y dijo: “El hablar en lenguas es del diablo”. Yo comprendí que en ese momento él supo que había cometido el pecado imperdonable. Había blasfemado contra el Espíritu Santo. Yo dije: “Entonces yo no puedo permanecer en este instituto bíblico”. Él dijo: “Yo lo entiendo”. Más que vencedores 35 El dirigente de la denominación me había recomendado asistir a ese instituto. El director preguntó: “¿Qué le diré al dirigente? Él confía mucho en usted. Él lo recomendó. Usted no se puede ir”. Yo contesté: “Dígale lo que yo le dije. Dígale que yo creo que hablar en lenguas es la evidencia inicial del bautismo del Espíritu Santo. Él entenderá. Eso lo exonerará a usted ante él, pero no ante Dios”. Por lo tanto, Dios nos colocará en posiciones, no sólo en el mundo sino en la Iglesia. A veces se mofarán de nuestra orientación, pero no debemos concertarnos con los impíos para ser testigos falsos. A este nivel, la introducción de Pablo cesa. El versículo diecisiete será el tema principal. Es una cita de Habacuc 2:4: “El justo por su fe vivirá”. Éste es el tema no sólo de Romanos, sino de todo el Evangelio de Jesucristo. Es también el tema de todo el Antiguo Testamento en sí, porque San Agustín dijo: “El Nuevo Testamento está oculto en el Antiguo Testamento, y el Antiguo Testamento está revelado en el Nuevo Testamento”. Por la gracia de Dios, veremos ahora al Apóstol Pablo desarrollando esta verdad una y otra vez, que “el justo por su fe vivirá”. Más que vencedores 37 Parte 1 1:18 - 3:20 LA IRA DE DIOS A. La ira de Dios sobre el mundo pagano (1:18-32) 1) La revelación de la ira de Dios (1:18), que es un acto verdadero y continuo de furor divino. 2) El motivo de la ira de Dios (1:19-23) es que los hombres, habiendo conocido a Dios, no le glorificaron. 3) El resultado de la ira de Dios (1:24-32), “entregados” por Dios a: a) Inmundicia (1:24) - fornicación y adulterio. b) Homosexualidad y lesbianismo (1:26). c) Una mente reprobada (1:28), incapaz de juzgar con sensatez. B. La ira de Dios sobre los judíos porque: (2:1 - 3:8) 1) Juzgaron a otros mientras ellos mismos cometían los mismos pecados (2:1-9). 2) No hay acepción de personas para con Dios (2:10-16). 3) Por causa de ellos, los gentiles blasfemaron contra Dios (2:17-29). 38 Romanos 4) Dios no podría ser el juez del mundo si no juzgara a Su propio pueblo (3:1-8; ref: 1 P. 4:17). C. La ira de Dios sobre todo el mundo porque: (3:9-20) 1) No hay justo, ni aun uno (3:10). 2) Todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios (3:23). Más que vencedores 39 1:18 - “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”. Pablo está sacando a luz una verdad muy importante. Se está refiriendo a personas que conocen la verdad y que, sin embargo, no proceden con rectitud. Por supuesto, aquí condenará a toda la nación judía, pero esta verdad también es aplicable a nosotros los de la Iglesia de hoy. Muchos conocen la verdad, pero no quieren caminar en la luz de la verdad: “Que detienen con injusticia la verdad” alude a los cristianos, porque sólo ellos acostumbran leer la Palabra de Dios y la conocen. Debemos practicar lo que predicamos. 1:19-20 - “Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó”. Hasta cierto punto, Pablo le está hablando a la humanidad entera, ya que dice en el versículo veinte: “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”. La ira de Dios es un flujo verdadero y continuo de desaprobación divina hacia toda impiedad. Lo que significa que todo aquello que se opone a la naturaleza divina, todo lo que contradice la naturaleza de Dios, merece la desaprobación e ira de Dios. Pero lo que Pablo quiere recalcar, es que Dios puede ser conocido. Por lo tanto, en vista de que las cosas eternas se pueden entender a través de todo lo visible de la creación, la humanidad entera no tiene excusa. Dios puede ser conocido por las cosas que Él creó. Esto se menciona en el Salmo 19:1-3: 40 Romanos “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra declara sabiduría. No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz”. El salmista esta diciendo que el Evangelio está en las estrellas. El Evangelio está en cada cosa creada. En el Universo existe un sentido de perfecto orden. No existe nada por casualidad. En todo está la obra de un Creador omnisciente. En todo lo que Dios ha creado está una revelación de Dios mismo. El día y la noche se suceden en perfecta armonía. El sol se levanta en el oriente y se oculta en el occidente, y las estrellas se mantienen en sus cursos. Salomón habló de árboles, bestias y aves. Todo ello revela la verdad divina (1 R. 4:33). En cierto sentido, los capítulos 38 al 41 del libro de Job, tienen la misma connotación. Dios ha puesto en nosotros una conciencia, para que ella nos diga qué es lo correcto y qué no lo es. 1:21 - “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido”. Romanos 1:21-32 se titula “El descenso”. Es quitar a Dios del trono e instalar en él a nuestro ego. Esto es lo que sucede cuando los hombres no reconocen a Dios. Se vuelven soberbios y las tinieblas entran en sus espíritus. Se les apaga su luz. Éstos están “siempre aprendiendo, pero nunca llegan al conocimiento de la verdad”. Poncio Pilato preguntó: “¿Cuál es la verdad?” Jesús respondió: “Yo soy la verdad”. Él es la luz. Más que vencedores 41 “Pues habiendo conocido a Dios” sugiere que desde los tiempos de Caín, y luego desde los tiempos de Cam posteriores al diluvio, todas estas personas conocieron a Dios. En la torre de Babel, todos sabían acerca de Dios pero no le reconocían. “No le glorificaron como a Dios”. El pecador, en vez de ver hacia fuera, alzando los ojos hacia Dios para honrarlo, glorificarlo y darle gracias por la creación, ve sus propios pensamientos, opiniones y conjeturas. “Ni le dieron gracias”. Es muy importante producir personas agradecidas. Cuando somos agradecidos hay una atmósfera que hace que nuestros espíritus se abran para recibir de Dios. La gratitud precede a la alabanza. En consecuencia, al dar gracias a Dios creamos un ambiente de alabanza. Es peligroso comenzar un servicio de alabanza sin un corazón agradecido, porque se vuelve mecánico. El agradecimiento es reconocer que hemos recibido algo de parte de otro. Al dar gracias a Dios, estamos reconociendo y aceptando que todas nuestras bendiciones vienen de Él, y esto crea una dependencia de Él. “Señor, todo lo que yo tengo y lo que tendré, proviene de Ti”. Cuando no somos agradecidos, entra la soberbia. Con la soberbia, el corazón se entenebrece con engaño (Abdías 1:3). La gente que se menciona en Romanos 1:21, por ser desagradecida, cayó en toda clase de necedad y soberbia. Necesitamos recordar que el primer paso a la caída es ser desagradecidos. Muchas iglesias, en lugar de dar gracias a Dios, proclaman que sus bendiciones son el resultado de sus obras. Luego profesan ser sabios, pero en realidad, se han hecho necios. 42 Romanos 1:22 - “Profesando ser sabios se hicieron necios”. Dios dijo: “Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos” (1 Co. 1:19,20,27). Si alguna vez ustedes han conversado con profesores de psicología y filosofía, se deben de haber sorprendido ante las necedades que cuentan sobre la creación y la forma en que el hombre sencillamente evolucionó. ¡Qué locura! “Profesando ser sabios se hicieron necios”. 1:23 - “Y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles”. Entonces, en el mundo pagano, tenemos el espíritu de idolatría. La idolatría también proviene de la falta de gratitud. Les recomiendo la lectura de Isaías. Isaías 44:15-20 reprende la necedad del hombre en cortar un árbol, hacer con la mitad una imagen y usar la otra como combustible de la fogata. ¡Ésa es una completa insensatez! Se inclina ante una parte del leño y dice: “Tú eres mi Dios, tú eres mi creador”. ¡Qué necedad! Sin embargo, viajamos a muchas regiones del mundo hoy en día, y vemos ídolos por doquier. ¿Cómo pueden esos ídolos mudos ser dioses? (Vea el Salmo 96:5; 97:7; 1 Co. 10:20). Cualquiera que rinde culto a los ídolos, a los demonios adora. 1:24 - “Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos”. Este versículo es muy importante porque se repite tres veces. “Dios los entregó”. Cuando el hombre degrada a Dios, Dios degrada al hombre. Algo que encontramos en las religiones paganas, es que los que rinden culto a ídolos, Más que vencedores 43 se han dado a la inmoralidad. Esto ocurre en la Iglesia también. A veces, Dios ha entregado congregaciones enteras a la inmundicia. A los escarnecedores Él los entrega a la inmoralidad. 1:25-27 - “Ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas”. El descenso continúa. Dios los entregó por segunda vez. Los entregó no sólo a la inmoralidad y a la lujuria, sino a “pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío”. Dios es quien entrega a las personas al lesbianismo y a la homosexualidad. A veces se ora por un homosexual y él no obtiene ninguna liberación. Es porque no se ha tocado la raíz del problema. Y recordemos, hay un juicio corporal para esta clase de pecado. Dios ha introducido el SIDA. Éste es parte de “la retribución debida a su extravío”. La de los Estados Unidos de América es una condición calamitosa, pues el presidente avala ese estilo de vida. A los homosexuales Dios los ha entregado a la sodomía porque sus mentes y corazones no son para Él. La homosexualidad es juicio de Dios. El lesbianismo es juicio de Dios. No es un estilo de vida alternativo, es un pecado, y el pecador no tiene derechos. No existe tal cosa como 44 Romanos “derechos del homosexual”; es pecado. He aquí lo que dice el hermano del Señor Jesucristo al respecto. “Como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno” (Judas 1:7). Este es el propio hermano del Señor. Él dice que recordemos a Sodoma y Gomorra. Ellas son un ejemplo de sufrir el castigo del fuego eterno para mostrarnos lo que Dios piensa acerca de la homosexualidad y el lesbianismo. Tales personas acaban en el lago de fuego. A los homosexuales les digo esto: primero, reconozcan su pecado. Luego, asistan a la iglesia y el pastor orará por su liberación. 1:28 - “Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen”. Una mente reprobada es una mente incapaz de juzgar con sensatez. Esta es la tercera vez que Dios entrega a la gente. Dios entrega a la gente a una mente reprobada después que todas las advertencias han sido desatendidas. Esto se menciona con mucho énfasis en Ezequiel 20:24-25: “Porque no pusieron por obra mis decretos, sino que desecharon mis estatutos y profanaron mis días de reposo, y tras los ídolos de sus padres se les fueron los ojos. Por eso yo también les di estatutos que no eran buenos, y decretos por los cuales no podrían vivir”. ¿De dónde provienen las falsas doctrinas? Provienen de demonios que Dios ha enviado. Ésta es la razón por la Más que vencedores 45 cual algunas iglesias tienen doctrinas horribles. El Señor las ha “entregado” a una mente reprobada por no haber guardado las leyes de Dios. Burlarse de Dios es un asunto serio, sumamente serio. En los últimos días, Dios enviará abundante falsedad. Las personas creerán en la mentira porque no aman la verdad, pero se deleitarán en la injusticia (2 Ts. 2:11-12). En este caso, la abundante falsedad (de los últimos días), es el Anticristo. Otra vez están aquí los tres pasos hacia abajo: Primero, Dios entrega a la gente a la inmoralidad. Al persistir hombres y mujeres en rechazar a Dios, Él los entrega a “pasiones vergonzosas” (el lesbianismo y la homosexualidad). Cuando Dios es rechazado, Él los entrega a una mente reprobada, incapaz de juzgar con sensatez. El resultado es 1:29-32, que todo su cuerpo se llena de lo siguiente: 1:29-32 - “Estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican”. He aquí, entonces, la ira de Dios entregando a la gente. Primero, a la inmoralidad, luego a la homosexualidad, y luego a una mente que es incapaz de juzgar con sensatez. Por lo tanto, clamemos a Dios: “Oh Dios, concédenos llevar una vida santa”. 46 Romanos Capítulo dos 2:1 - “Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas a otro, pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo”. Hay un comentario que me gustaría hacer aquí al principio, de modo que podamos entender el tema que Pablo está desarrollando en el capítulo dos. Tiene que ver con un aspecto específico de las personas culpables. Los culpables son muy dados a juzgar la más leve imperfección de las ideas, palabras o actitudes de los justos. Es característico, y es también un hecho de la vida, que las personas culpables son muy dadas a juzgar y a criticar a los justos. Con eso en mente, llegamos al versículo uno: “Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas a otro, pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo”. Este punto es muy interesante, porque la gente que es muy dada a juzgar a los demás, hace exactamente lo mismo que censura. Descubrimos que alguien que juzga o critica a otro por hacer determinada cosa, está casi siempre haciendo lo mismo. A esto se debe que sea juzgador y que encuentre en la gente defectos que nadie más parece ver. El versículo uno es sumamente importante porque este tipo de persona puede hacer que nos culpemos a nosotros mismos. En situaciones muy inocentes, ella puede ver error (ref. Mt. 7:15). 2:2 - “Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad”. Pablo está diciendo que el juicio de Dios está contra los que así se conducen. Esto es muy importante. Los juicios de Dios Más que vencedores 47 son conforme a verdad. No hay parcialidad en Dios. Él no hace acepción de personas (Hch. 10:34). 2:3 - “¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios?” Esto es algo que he visto repetidas veces en los cuarenta años que llevo en el ministerio. Los cristianos que pecan continuamente son de la opinión de que jamás los descubrirán, y de que están en una categoría diferente. Ellos creen que Dios los tratará como “excepciones” y que hará caso omiso de su pecado. He visto esto en pastores una y otra vez. Pastores que predican que no debemos hacer esto y aquello, y, sin embargo, lo están haciendo ellos mismos. Creen estar en una categoría diferente. Creen ser una excepción. Situaciones así se han dado con frecuencia, y a estos individuos he tenido que decirles después: ¿Creían que se iban a salir con la suya? Ellos contestaron: “¡Sí! Nosotros no pensábamos que nos iban a descubrir. Creímos que esto estaría encubierto, que le causaría a Dios una sonrisa porque, al fin y al cabo, somos pastores. Somos especiales”. Esto es lo que Pablo está desarrollando en el capítulo dos, especialmente con la nación judía. 2:4 - “¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?” Raras veces he visto a un alto mando de la Iglesia descubierto de inmediato. Mi experiencia ha sido que cuando una persona peca, ello pasa desapercibido por un período de uno a tres años. Durante todo el tiempo, están creyendo que todo está bien, 48 Romanos pero lo que está sucediendo realmente es el versículo cuatro. Dios, en Su benignidad, paciencia y longanimidad, está esperando que ellos se arrepientan. Puedo pensar en varios pastores de diferentes países, que han cometido adulterio. No fue sólo un hecho, sino un continuo estilo de vida. En lugar de volverse a Dios, continuaron, y creyeron que todo estaría bien. Pero, por lo general, en un lapso de tres años, eso sale a la superficie. Todo ese tiempo Dios estuvo esperando que ellos se arrepintieran, pero no lo hicieron. Mi deseo es que pongamos una atención esmerada a los versículos uno al cuatro. 2:5 - “Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios”. La razón por la cual la gente no se arrepiente es por creer que se saldrá con la suya, y también porque ama lo que está haciendo. Me he dado cuenta de que en casi toda situación, la razón del adulterio ha sido que la esposa del pastor es culpable, no de adulterio, sino de desamor, le ha faltado comprensión. Ella no ha sido una verdadera ayuda idónea. Como resultado, su crítica ha destruido el cariño de él por ella. Por esta causa, el hombre ha continuado en su pecado prefiriendo la otra compañía. Todo el tiempo Dios estuvo buscando el arrepentimiento. Mas por su dureza y su corazón no arrepentido, han cosechado ira y juicio, como lo menciona el versículo seis: “Él pagará a cada uno conforme a sus obras”. 2:6 - “El cual pagará a cada uno conforme a sus obras”. No debemos olvidar que esta verdad se encuentra en toda la Biblia. He aquí algunos versículos: Gá. 6:7; 2 Co. 5:10; Más que vencedores 49 He. 4:12-13; Ap. 22-12. Todos seremos juzgados conforme a nuestras obras. 2:7 - “Vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad”. La gloria es la presencia manifiesta de Dios con la cual Él nos envolverá. La honra significa ser reconocido por Dios, ser levantado por Él (Sal. 3:3; 113:7-8). La inmortalidad es la vida eterna. Éstas son dadas a los que perseveran pacientemente en hacer el bien. 2:8-9 - “Pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego”. Aun los predicadores de la santidad que caen en pecado, se vuelven contenciosos y discuten en contra de los mismos valores que una vez defendieron. Hace muchos años, siendo yo copastor en Francia, el pastor de la iglesia era el líder espiritual del país en aquel entonces. Él era un hombre piadoso y espiritual. Después, yo me fui a otro país y él a otro pueblo. No conozco todos los detalles, pero este varón cayó en pecado. Transcurrió un lapso aproximado de tres a cuatro años, para que Dios levantara la tapa y todo quedase expuesto. Su esposa se arrepintió porque, hasta cierto punto, ella lo había enviado en esa dirección con sus actitudes, aunque yo no le resto a él responsabilidad. Como disciplina, se le exigió abandonar la iglesia mayor y regresar a la iglesia que había pastoreado cuando yo era su copastor en ese lugar. Tuvo que sentarse con la congregación, y así lo hizo por cierto tiempo. 50 Romanos Sin embargo, a diferencia del rey David, él nunca retornó a Dios. Ser descubierto es una cosa, y arrepentirse y tocar a Dios, es otra. Él nunca tocó a Dios. Por el contrario, se suicidó. Muchos años después, estando yo en tránsito por ese pueblo, lo vi allí. (Vi allí el espíritu del difunto). Las personas que se suicidan no se alejan de la escena de su crimen. El suicidio no es jamás una salida. A menudo tienen que permanecer allí por un período de años, y ¡ay, la angustia que yo vi en su rostro! He tenido amistades personales que han caído en adulterio. En ciertas ocasiones, me ha tocado estar cerca de los acontecimientos. Son tan dolorosos. He visto tales tragedias, por lo tanto, quiero que todos eviten estas tentaciones. Yo no quiero que ustedes coqueteen con la tentación, porque sé que ha derribado a muchos, incluso a hombres fuertes, como lo declara Proverbios 7:25-27. Y ciertamente, también han caído mujeres. 2:10 - “Pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego”. Qué maravillosa es la paz que Dios concede a quienes proceden con justicia (Jn. 14:27). La gloria envuelve a los justos; y Dios los levanta en alto con honra. 2:11 - “Porque no hay acepción de personas para con Dios”. No hay acepción de personas para quienes andan en pecado. El ministerio no nos salva, ni tampoco una posición. Ni siquiera nos salva el ser cristianos (Mt. 7:21-23). Lo que nos salva es continuar en la Luz (1 Jn. 1:7-9). Más que vencedores 51 2:12 - “Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados”. Paganos o cristianos, ambos perecerán si no se arrepienten. 2:13 - “Porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados”. No son los que asisten a la iglesia y escuchan la Ley los justificados, sino los que la obedecen. Quiero hacer hincapié en lo que dijo Jesús en Mateo 5:19: “De manera que cualquiera que quebrantare uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos”. Cristo no se está refiriendo a los mandamientos mayores aquí, Él se está refiriendo a los menores. Pero yo puedo decirle esto, el adulterio no es uno de los mandamientos menores. Deja una mancha que jamás se borra. Por esta razón quiero advertirle acerca de este pecado. No es para condenar, es sólo que he visto los resultados. Yo predico extensamente acerca de la vida de David. Aunque David fue rehabilitado, la deshonra que quedó nunca fue quitada. ¡Cuánto mejor es no caer! Cuando yo estudiaba en el instituto bíblico, visité una iglesia que estaba llena de pecadores. (Me refiero a pecadores redimidos). Había un resplandor en los rostros de todos cuando saltaban, agradecidos con Dios por redimirlos del pecado. Uno en especial, saltó y dijo: “Le doy gracias a Dios por haberme guardado de caer”. Ésa es la actitud del apóstol Pedro al decir que nosotros somos 52 Romanos “guardados por el poder de Dios” (1 P. 1:5). No somos guardados por esfuerzo propio. Las personas que no están protegidas por Dios caen en el abismo de la inmoralidad cuando constantemente ofenden al Señor: “Fosa profunda es la boca de la mujer extraña; aquel contra el cual Jehová estuviere airado caerá en ella”(Pr. 22:14; ver también: Ec. 7:26). 2:14-15 - “Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos”. No toda nación conoce las leyes de Dios, pero cada individuo tiene una conciencia. La mayoría de las personas no puede recitar los Diez Mandamientos, pero en su corazón los conoce. Todo hombre conoce la Ley. ¿Por qué? Porque tiene una conciencia que le indica el bien y el mal. Todos saben que matar, robar, mentir y cometer adulterio es malo. Las personas sin Ley, sin las Escrituras, que viven por la ley de sus conciencias y hacen lo que ordena la ley, serán más justificadas que los que conocen la Ley (la luz, las Escrituras) y no la acatan. Esto no significa que vivir por la ley de la conciencia puede salvar a alguien. Pablo simplemente está diciendo que el hombre será juzgado de acuerdo con la medida de luz que tiene. Aquéllos que tienen la luz pero no la obedecen, tendrán un juicio mayor que los que sin luz viven por la ley de sus conciencias. Más que vencedores 53 Había en Nueva Zelandia una esposa de pastor que cayó en falta y vivía con un “hippie”. Ella condujo a este hippie al Señor, pero también descubrió que estaba encinta. En su desesperación, esta pareja recorrió todo el país preguntando a los pastores: “¿Nos debemos casar?” Todos los pastores dijeron: “Sí”. Vinieron a nosotros, y el sujeto dijo: “Aún quisiera oír de usted si esto está bien”. La muchacha me expresó: “Ah, no vaya a ponerse a citar la Biblia porque yo sé lo que usted va a decir”. Entonces, sentí decirles: “Regresen en tres días”. En el intervalo le pregunté al Señor lo que debía hablar, y Él dijo: “Pásamelos a Mí”. Tres días más tarde nos reunimos con ellos y ellos dijeron: “Y bien, ¿ha oído de Dios?” Yo le contesté: “Dios dijo que debíamos pasárselos a Él”. Sus rostros se tornaron blancos como sábanas porque sabían que algo se aproximaba. Impusimos manos sobre ellos y los entregamos a Dios con estas palabras: “Recuerden, ustedes nos dijeron que harían lo que les indicásemos”. Esto es lo que Dios hizo: los separó. El joven no pudo soportarla; ella no pudo soportarlo a él, y su preñez fue interrumpida por Dios. Pocos años después, estuve en la ceremonia de ordenación de él. De hecho, tuve el honor de ordenarlo como pastor después de haberse casado en el extranjero con otra chica. A él le estaba yendo muy bien. Pasado un tiempo, cuando regresé a Nueva Zelandia, aquella misma joven se me acercó y le pregunté: “¿Cómo le va?” Ella respondió: “Regresé con mi esposo. Pensé que usted esperaba que yo hiciera eso”. Yo dije: “Sí”. ¿Y saben ustedes lo que 54 Romanos Dios hizo por ella? Ella y su esposo tuvieron un niño propio, y a ella le fue restituido el gozo de la salvación en una forma maravillosa. Asimismo, Dios le dio muchos cantos, gran parte de los cuales cantamos hoy. Cuando procedemos correctamente, hay fruto. Ustedes tienen que retornar a Dios y hacer lo que Dios dice que es correcto. Lo que quiero poner en relieve es esto: La conciencia del hippie que se acababa de convertir fue renovada. Él sintió que no era correcto casarse con esa muchacha, aunque ella tratara de persuadirlo para que hiciese lo contrario. 2:16 - “En el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio”. A cada uno de nosotros Dios lo juzgará. Todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. Si alguna vez ustedes han visto al Señor, saben que Sus ojos atraviesan a una persona. No hay nada oculto para Él (He. 4:13). 2:17-20 - “He aquí, tú tienes el sobrenombre de judío, y te apoyas en la ley, y te glorías en Dios, y conoces su voluntad, e instruido por la ley apruebas lo mejor, y confías en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas”. El apóstol Pablo está ahora tratando con los judíos. Hubo muchos judíos en la iglesia de Roma. Eran maestros que afirmaban que la Ley era buena. Estaban seguros de ser guías de los ciegos y luz de los que estaban en tinieblas. “Instructor de los indoctos, maestro de niños, que tienes en la ley la forma de la ciencia y de la verdad”. Eran maestros, guías, instructores, conocían la verdad y se la enseñaban a otros, pero no la practicaban. Más que vencedores 55 2:21-23 - “Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas? Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de los ídolos, ¿cometes sacrilegio? Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios?” Sin duda alguna, a quien debo enseñarle es a mi propia persona. Debemos ser genuinos y ser lo que enseñamos. Yo no quiero ser una cosa en el púlpito y otra cosa afuera. Así nunca podría vivir conmigo mismo. Para mí, lo más importante es tener las verdades que predico forjadas primeramente en mi propia vida. Al preguntarle a mucha gente qué es lo correcto, ellas nos lo dirán. Pero si indagamos más a fondo, para ver si están practicando lo que creen que es correcto, dirán que son una excepción y que Dios entiende. Esto es más común de lo que nos imaginamos. Yo pienso que debemos ser veraces en nuestros hogares. Yo pienso que debemos ser genuinos. Nuestra casa debe ser un lugar de paz y de justicia. Debemos estar en armonía con nuestro cónyuge. Debemos tener la presencia de Dios y hablarnos y tratarnos como si estuviésemos en la iglesia. Esto no debe ser una representación ni una farsa, debe ser un estilo de vida. Habiendo visitado muchos países, he observado a muchos pastores y a sus esposas, ellos son una cosa en la iglesia y otra en sus casas. Hay contienda, desavenencia y todo lo demás que no es correcto. Sin embargo, debemos comprender que Dios no permitirá que esto permanezca. Ahora bien, en algunos casos yo les garantizo que sólo una de las partes es la culpable. John Wesley es un ejemplo. 56 Romanos Si alguien fue santo, ése fue él, y su esposa era como un diablillo. Él era una excepción. Él hacía todo lo que podía. Estoy hablando de los casos en donde los dos están mal. F.B. Mayers es otro ejemplo. Tuve la oportunidad de conocer a una dama que vivió en su casa. Lo que trato de resaltar es que al casarse con un pastor, la mujer debe ser genuina, y así debe ser el pastor. Conozco muchas esposas de pastores cuya cruz es su esposo, porque él es de una manera en el púlpito y de otra afuera, y prácticamente atraviesan el infierno por esa razón. En mi opinión, deberíamos acudir al Señor para tener la pareja de su elección. John Wesley sin duda cometió un error. La esposa de William Carey tampoco tenía nada de santa. En verdad creo que debemos buscar a Dios ardientemente. Por esto nosotros tendemos a darle tanta importancia al matrimonio y a la familia. No estamos dándoles simples reglas y normas. Estamos diciéndoles: “Escojan la pareja correcta”. Uno de los sueños de una joven es casarse. El vestido de novia cuesta una fortuna, pero sólo es usado por una hora o dos. Después, reina la realidad. Se han acercado a mí muchachas con ojos llorosos, aun en la luna de miel, con el corazón destrozado a causa de la incompatibilidad. Es por eso que yo digo que la voluntad de Dios es lo que más importa. Se trata de casarse con la persona que Dios elija, alguien con la misma visión. Que piensa lo mismo, habla lo mismo, y realmente siente lo mismo. Cuando a uno le da sed, el otro también tiene sed. Son tan afines que uno comienza una frase y el otro la termina. Uno va a decir algo, y el otro lo dice primero. Son uno. Así fue Más que vencedores 57 como Dios lo planificó. Mi corazón rechaza los matrimonios hipócritas. Lo que me preocupa seriamente es el hecho de que nosotros reproducimos seres semejantes. Hay una historia de cierto instituto bíblico que no podía entender por qué estaba produciendo ateos. Nadie lo divulgaba, pero en el personal docente, cuatro eran ateos. Por consiguiente, no se trata de lo que decimos, sino de lo que somos. Reproducimos lo que somos. 2:24 - “Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros”. La caída de un prominente ministro hace caer a decenas de miles de personas. Cuando un pastor cae, muchos oyen el comentario. Cuando David cayó, su caída hizo que los enemigos del Señor blasfemaran (2 S. 12:14). Cuando uno de los tele-evangelistas cayó, conocí a una mujer que abandonó la iglesia. Ella dijo: “No puedo continuar después de haber visto semejante hipocresía”. Estaba equivocada, por supuesto. El que cayó estaba equivocado. Pero yo le diré esto, es asombroso lo que sucede. No vivimos para nosotros mismos ni morimos para nosotros mismos. El nombre de Dios es blasfemado en todas partes y la caída es enorme por causa de la hipocresía. 2:25 - “Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión”. Pablo les estaba diciendo a los judíos que la circuncisión era una señal del pacto con Dios; pero que al quebrantar la Ley, la 58 Romanos circuncisión se invalidaba. El rito de la circuncisión sólo es válido si observamos la Ley. Permítaseme decir simplemente que ser miembros de una iglesia, el nuevo nacimiento, y los bautismos, pueden ser totalmente invalidados si no guardamos los mandamientos de Dios (Mt. 7:21-23). Solamente conservaremos el favor de Dios si perseveramos en andar en la Luz. 2:26 - “Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión?” Pablo está diciendo que si los incircuncisos (los gentiles) guardan la Ley, son contados como circuncisos. Por lo tanto, lo que cuenta no es la forma exterior. 2:27 - “Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te condenará a ti, que con la letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley”. Los incircuncisos (gentiles) que guardan la Ley, juzgarán a los circuncisos (judíos) que no la guardan. En el juicio, Sodoma y Gomorra juzgarán a Capernaún (los judíos) que tuvieron una mayor luz. También Nínive estará juzgando a los fariseos (Mt. 12:38-41). Con esto no decimos que Sodoma y Nínive sean salvas. Estamos diciendo simplemente que los que tienen una mayor luz tienen un mayor juicio cuando desobedecen. 2:28-29 - “Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres sino de Dios”. He aquí la Más que vencedores 59 única clase de circuncisión que aprovecha. Es la circuncisión del corazón, en espíritu. La circuncisión física de nada aprovecha. La circuncisión espiritual es cortar nuestra naturaleza congénita y fracasada. Trata con aquello que traemos de nacimiento, por medio de la Palabra de Dios. Este proceso de la espada de Dios en nuestras vidas es de operación continua. Necesitamos que nuestra “naturalidad” sea cortada. Debemos acoger la espada en nuestras vidas. No podemos oponernos a la espada si queremos ser enteramente libres de nuestra naturaleza caída. Cuando estuvimos en Nueva Zelandia hace varios años, fuimos despertados a las tres de la mañana por dos ángeles que estaban al pie de nuestra cama. Uno era muy alto y en su mano derecha sostenía una espada, en la punta de la cual estaba la palabra: “Circuncisión”. El otro, un ángel más bajo, tenía una cinta que desde el hombro le cruzaba el pecho, con esta inscripción: “El ejecutor”. Los ángeles no hablaron, pero el Espíritu Santo habló a mi corazón, diciendo: “He venido a circuncidar a mi pueblo. Los que me permitan hacerlo, participarán de mis bendiciones adicionales. Pero los que se nieguen a dejar que Yo los separe de sus pecados, a ellos enviaré el otro ángel que ejecutará mi voluntad”. La mañana siguiente, hablé de esa experiencia en el contexto de David y Betsabé. Se podía oír la caída de un alfiler. Cientos de personas se acercaron al altar para reconsagrar sus vidas a Dios, poniendo sus corazones delante de Él y pidiéndole que se los circuncidara. Sin embargo, otras no lo hicieron. 60 Romanos Sólo unos pocos días después, Dios comenzó a moverse en juicio. Un conocido cristiano, relativamente joven y saludable, cayó muerto. Otro, a quien en repetidas ocasiones habíamos amonestado por su propensión a hablar demasiado, salió disparado de su bicicleta por el aire. De toda su anatomía, aterrizó de boca. “El Ejecutor”, había señalado el problema. Amados, pongamos atención a la advertencia y busquemos diligentemente al Señor, para que pueda cumplir la buena promesa que dio al decir: “Y circuncidará Jehová tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas”. (Dt. 30:6). ¿Por qué hemos de encontrarnos con “El ejecutor” Enfrentemos la circuncisión del corazón y obtengamos todas las bendiciones del Señor. Capítulo tres 3:1-2 - ¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión? Hemos llegado al capítulo tres, pero aún estamos en la Parte I: “La ira de Dios”. Por lo cual, comenzamos con una interrogante. Hacer esta pregunta es muy natural después del capítulo 2:2829: “¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión?” El apóstol Pablo responde: “Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios”. Pablo está diciendo que la ventaja de ser judío es que él tiene toda la historia de la nación detrás de sí. Los oráculos o palabras de Dios fueron dados a sus patriarcas, a Moisés Más que vencedores 61 y a los profetas. Esto lo desarrollaremos detalladamente en el capítulo 9. 3:3 - Pablo continúa: “¿Pues qué si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios?” El hecho de que algunos no creyeran, no anula la fidelidad de Dios. En el segundo libro de Reyes 7:17-20, uno de los príncipes del rey no creyó el mensaje divino acerca de una inminente liberación de la hambruna. La incredulidad de este príncipe respecto al fin de la hambruna no impidió que la Palabra de Dios se cumpliese. Pablo está diciendo que si algunos no andan rectamente, ¿destruirá eso el mensaje? ¡La respuesta es no! Esto es algo que debemos recordar, ya que durante nuestra existencia estaremos cerca de personas que una vez anduvieron rectamente y luego se descarriaron. ¿Qué efecto tendrá eso en ustedes o en mí? Algunas personas son destruidas por ello, pero si para nosotros el vivir es Cristo, la gente no nos afecta. Cuando una persona se aleja después de haber predicado la Palabra con poder, eso no invalida el mensaje. Se me han acercado muchas personas confundidas, diciendo: “Oí predicar y profetizar a cierto hombre, y lo vi imponer manos sobre los enfermos, y orar por otros para que recibieran el bautismo del Espíritu Santo, sin embargo, él estaba llevando una vida contraria a la Palabra. ¿Anula eso las sanidades, las profecías y las otras obras que él realizaba?” No, porque es la Palabra de Dios la que permanece, no el mensajero. Dios es capaz de hacer uso de toda clase de personas y de hablar por medio de ellas. Sean ustedes capaces de recibir 62 Romanos la Palabra de Dios por medio de cualquier canal que Dios dé. A veces, Dios ha escogido hablarme a través de personas que yo he descartado, y con una buena razón. Ellas eran como “Balaam”, pero tenían Palabra del Señor para mí. 3:4 - “De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus palabras, y venzas cuando fueres juzgado”. Pablo está citando el Salmo 51:4, que es una oración de David. David reconoció su pecado, para que Dios pudiera ser hallado justo al hablar, y justificado cuando le juzgara. 3:5-6 - “Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos?” A veces, cuando un hombre vive inicuamente, ello realmente realza la justicia de Dios. Pone de manifiesto el contraste. “¿Será injusto Dios que da castigo?” Si esa persona que vive inicuamente contrasta con la justicia de Dios, ¿es Dios injusto por juzgar a esa persona? Oh no, ciertamente no. “En ninguna manera; de otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo?” Obviamente, Dios debe juzgar primeramente al pecador de la casa de la fe. Si no, ¿cómo sería Dios capaz de juzgar al mundo? El juicio debe comenzar por la casa de Dios (1 P. 4:17). No podemos siquiera imputarle injusticia a Dios. Dios es perfectamente justo e imparcial. A veces, nuestra falta de conocimiento de Su sistema, crea preguntas, pero esto se debe a que no vemos el cuadro completo, como Él lo ve. Diciendo que una situación no es justa, realmente estamos diciendo que Dios no es justo. Nuestra mente natural dice: Más que vencedores 63 “No es justo”. Por consiguiente, debemos pedirle a Dios que nos muestre la situación como Él la ve. Esto hará que estemos de acuerdo con Dios cuando la veamos finalmente desde Su punto de vista. De otro modo, entrará la amargura y tomaremos partido contra Dios. Recuerde que Oseas 4:6 dice: “Mi pueblo perece por falta de conocimiento”. 3:7 - “Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aún soy juzgado como pecador?” En comparación, la justicia de Dios se establece por nuestra injusticia. Su fidelidad se ve con más claridad por nuestra infidelidad. Su veracidad acentúa la falsedad del hombre. La verdad de Dios hace eso. A veces, un hombre descarriado como Saúl, da énfasis a uno recto como David. Por lo tanto, surge la pregunta: ¿por qué debe ser juzgado Saúl como pecador? Después de todo, él estaba siendo usado por Dios para realizar algo en David. Pero, espere, ese no es todo el cuadro, ¿verdad? Saúl era malo. Saúl fue juzgado por sus transgresiones, no por ser usado por Dios para realizar algo en la vida de David. “Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó”. Este tema puede ser visto aun en la Caída. El amor de Dios fue demostrado al entregar a Su propio Hijo amado. Esto nunca se habría manifestado de no haber habido pecado, sin embargo, esto no exonera el pecado. John Calvin falsamente aseveró que Dios necesita del pecado para manifestar Su sabiduría. Un problema le permite a Dios la oportunidad de revelar Su sabiduría y verdad; sin embargo, Dios no necesita del pecado para hacer esto. Dios nunca es el autor del pecado. 64 Romanos 3:8 - “¿Y por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos, cuya condenación es justa, afirman que nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes?” Los adversarios de Pablo proclamaban que él decía: “Hagamos males para que vengan bienes”. Los que condenan ese dicho hacen bien en condenarlo. Muchas personas dicen que el fin justifica los medios. En otras palabras, si hacemos lo malo, quizá eso haga que Dios actúe. Dios puede actuar, pero será para nuestra propia ruina. Ellos tratan de arrinconar a Dios, pero no les funciona porque Dios es mayor que el rincón. 3:9 - “¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado”. Esto es lo que Dios quiere que entendamos; todos, judíos o gentiles, estamos bajo pecado. Los judíos no tienen una puerta trasera para entrar al cielo. Israel es apóstata hoy, y Dios aun los juzgará por crucificar al Señor de la gloria. La tierra de Israel será limpiada por haber derramado Su sangre inocente (Jl. 3:21). La moneda siempre tiene dos lados. En la actualidad, los judíos están bajo juicio, pero después volverán a Su amado. En 3:10-18, Pablo presentará una serie de citas de varias porciones del Antiguo Testamento, y sólo daremos sentido general de los versículos. Las citas provienen fundamentalmente de la Septuaginta (versión griega del Antiguo Testamento), y a veces Pablo las amplía, las modifica, las abrevia, combina dos o más pasajes, o las adapta a su gusto. Por lo tanto, a veces sólo podemos adivinar de dónde provienen sus referencias. Más que vencedores 65 3:10 - “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno”. Esta es una cita del Salmo 14:1,3. 3:11 - “No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios”. Esta es una cita del Salmo 14:2. 3:12 - “Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”. Esta es una adaptación de Isaías 53:6; 14:3. 3:13 - “Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios”. Esto es del Salmo 5:9; 140:3. 3:14-16 - “Su boca está llena de maldición y de amargura”. Esto es del Salmo 10:7. “Sus pies se apresuran para derramar sangre” (Is. 59:7-8). “Quebranto y desventura hay en sus caminos”, del Salmo 36:1. 3:17 - “Y no conocieron camino de paz” (Is. 59:8). 3:18 - “No hay temor de Dios delante de sus ojos”. Esto también viene del Salmo 36:1. 3:19 - “Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios”. Pablo se está dirigiendo a los creyentes judíos en Roma. Éste es el propósito de la Ley. Pablo nos dará dos definiciones claras de la Ley. He aquí un propósito de la Ley: “que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios”. Ése es uno de los propósitos de la Ley. Cuando 66 Romanos contemplamos la Ley, vemos que nadie está a la altura de ella. Todos hemos pecado. ¿Por qué dio Dios la Ley? ¡Para que todo el mundo fuese hallado culpable! Por lo cual no podemos agradar a Dios por medio de legalismos. Solamente lo podemos agradar al acoger Su gracia en nuestras vidas, la cual nos capacitará para hacer lo correcto. 3:20 - “Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él”. Nadie ha guardado la ley, pero la Ley tiene otro propósito. El propósito de la Ley es revelar el pecado: “Porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado”. La Ley nos da el conocimiento del pecado en nuestros corazones. La Ley nos muestra nuestra falta (Ro. 4:15). En resumen, podríamos decir esto: Los judíos tenían la Ley y no la guardaban. Los gentiles no tenían la Ley, pero tenían la ley de la conciencia. Ellos violaron la Ley de la conciencia. Por ende, todos los hombres, judíos y gentiles, son culpables y están bajo la ley del pecado. Todos los hombres necesitan un Salvador. No sólo necesitamos un Salvador, sino que necesitamos continuar andando en la Luz después de recibir a Jesús como nuestro Salvador. Quizá un poco de experiencia ayude a reforzar esta verdad. Hace muchos años estuvimos en Suiza, y un anciano de una iglesia preguntó si podía traernos a uno de los diáconos para aconsejarlo. Dijimos que sí prontamente, y cuando llegaron nos contaron la siguiente historia. El diácono había estado queriendo justificar sus actos después de haberle sido infiel a su esposa, que estaba en Más que vencedores 67 un sanatorio mental. Lo hacía citando equivocadamente las palabras de Pablo en su carta a los Corintios. Sin embargo, una noche tuvo una visión. En esta visión él estaba en una fila de hombres que comparecían uno por uno ante un trono sobre el cual estaba sentado un ángel. Cada hombre, al llegar su turno de pararse ante el trono para rendir cuenta de su vida, caía estrepitosamente al suelo y luego era atado y arrojado en el infierno. Finalmente, el diácono llegó a ser el penúltimo en la fila, con sólo un hombre más delante de él, el cual se volteó y le dijo: “Yo no tengo que preocuparme, mi vida fue correcta”. Pero cuando llegó su turno, él, también, cayó estrepitosamente y fue atado y arrojado en el infierno. Entonces se detuvo la visión. Al terminar el diácono de relatar estos sucesos, tanto el anciano como yo le hicimos solemnes advertencias de enmendar sus caminos. Dijimos: “Tú estás en compañía de personas que son puras ante sus propios ojos, pero que no son rectas ante Dios”. Un año más tarde, recibí una llamada del anciano. El diácono había muerto repentinamente en la noche. Pregunté por su estado espiritual. El anciano contestó que durante los seis meses posteriores a nuestra conversación, el diácono había enmendado sus caminos, pero luego había caído nuevamente en sus antiguos pecados. El anciano y yo sabíamos que la visión había sido cumplida y que el diácono había llegado al tribunal y, como sucedió con los demás, fue hallado falto. Oh amados, hagan caso de estas advertencias. No somos cristianos externamente. El poseer un cargo en la iglesia 68 Romanos o haber tenido una experiencia en el pasado, no nos salva. Lo único que nos salva es andar firmemente en luz como Él está en luz. Solamente entonces la sangre de Jesucristo (continuamente) nos limpia de toda iniquidad (1 Jn. 1:7). Ser constantemente lavados en la sangre del Cordero es lo que nos salvará en el día del juicio. “Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (He. 9:27). Esto concluye la Parte I: “La ira de Dios”. Esta sección ordena que toda boca se cierre. Ha determinado que todo el mundo es culpable delante de Dios y sin excusa. La siguiente sección, “La justicia de Dios” le abre al hombre una maravillosa puerta de esperanza de perdón y remisión. Más que vencedores 69 Parte 2 3:21 - 5:21 LA JUSTICIA DE DIOS I. NUESTRA NECESIDAD DE JUSTIFICACIÓN A. El método divino de justificación (3:21-31). El versículo 21 es el tema central del libro. De hecho, es el tema de toda la Biblia. El versículo 21 recoge la idea expresada en 1:17. 1) La justificación es aparte de la ley (3.21a). La justicia de Dios que da a los hombres una postura acepta delante de Dios, en ninguna manera depende de la Ley y no se gana cumpliendo sus estipulaciones. 2) La justificación es por la fe en Jesucristo (3:22). La fe descansa sobre la obra consumada de Cristo. 3) La justificación es gratuita (3:24). Al creyente no le cuesta nada. 4) El precio de la justificación-la muerte del Hijo de Dios. Al pagar Cristo, muriendo en la cruz en nuestro lugar, somos redimidos o liberados de nuestros pecados. 70 Romanos 5) La justificación se debe al amor y bondad de Dios. Cristo es nuestra propiciación. Él quitó nuestras ofensas (3:25). 6) La justificación excluye la jactancia. Es por fe, no por obras (3:27). 7) La justificación es requerida por judíos y gentiles igualmente. Todo el mundo es culpable delante de Dios (3:28-30). II. LA PROVISIÓN DE DIOS PARA NUESTRA FALTA A. La Ley se establece sobre la base firme de un sacrificio más excelente que los del Antiguo Testamento (3:31). (He. 10:10; 8:6; 9:23,24,28; 10:14). B. Ejemplos del Antiguo Testamento: 1) Abraham (Gn. 15:6). 2) Confirmación por David (Sal. 32:1). El gozo de un pecador que ha sido perdonado. 3) La justificación de Abraham, no confirmada por el rito de la circuncisión (4:9-12). 4) La justificación de Abraham aparte de la Ley (4:13-17). 5) La fe de Abraham, típica de la caminata de un cristiano (4:17-25). Más que vencedores 71 C. El fruto de ser justificado: 1) 2) 3) 4) 5) 6) 7) 8) Paz con Dios (5:1). Gozo (5:2). Esperanza (5:2, 4). Gloria (5:2). Paciencia. Firmeza. Amor. Certeza de ser salvo de la ira. D. La justificación basada totalmente en la obra de Cristo (5:12-21): 1) El pecado entró a través de la desobediencia de Adán (5:14). 2) La muerte reina por causa del pecado (5:14). 3) La gracia y la justicia vienen por medio de Cristo (5:15-17). 4) Esto trae vida eterna (5:18-21). Ahora llegamos a la solución de Dios para un mundo pecador y perdido. En la Parte I, el objetivo de Pablo era probar que todos han pecado. Eso lo repite en el versículo veintitrés: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. Todo el mundo, judío o gentil, necesita un Salvador. Ahora llegamos a la solución de Dios, la cual es la provisión de Dios y Su forma de justificar a los perdidos porque no hay ni un solo justo. 72 Romanos 3:21 - “Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas”. La justicia de Dios es revelada, mas no por medio de la Ley. Sin embargo, fue predicha en la Ley y en los profetas. Ahora, esta es una verdad sumamente importante. Solamente hay un Evangelio y éste fluye desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo Testamento, porque fue en los días de la ley que Dios declaró la justificación por medio de la fe. Moisés manifestó en Deuteronomio 30:11-14: “Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos? Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos? Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas”. Esto es algo que Pablo desarrollará en Romanos 10:10 cuando diga: “Con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”. Moisés ya dijo lo mismo en Deuteronomio. Hay otros ejemplos. En Isaías 46:13: “Haré que se acerque mi justicia; no se alejará, y mi salvación no se detendrá. Y pondré salvación en Sion, y mi gloria en Israel”. Dios declaró hace mucho tiempo: “Haré que se acerque a ti mi justicia”. Habacuc 2:4 afirma claramente: “El justo por su fe vivirá” (ver también Jer. 23:6; Is. 54:17b). 3:22 - “La justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia”. Más que vencedores 73 La justicia que Pablo explicará es por la fe en Jesucristo. Esto lo esclarece muy bien Habacuc: “El justo por su fe vivirá” (Hab. 2:4; Gá. 2:16; 3:22). 3:23 - “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. ¿Qué significa “todos pecaron?” Significa que todos los que estaban en Adán pecaron, lo que incluye a toda la raza humana. Ésta es una verdad que Pablo repetirá. Debemos entender que verdaderamente estábamos en Adán cuando él pecó. Después, nosotros, personalmente, hemos pecado y estamos destituidos de la gloria de Dios. ¿Qué significa “estar destituidos de la gloria de Dios”? Me gustaría sugerir cuatro cosas. 1.) Significa “no dar la gloria debida al nombre de Dios en toda circunstancia; no glorificarle ni hacer lo que genera alabanzas para Él”. En Lucas 17:15, 18, el leproso regresó para darle gloria a Dios por su milagro de sanidad. (Ver también Hch. 12:23; Ro. 4:20; 1 Co. 10:31; 2 Co. 4:15; Fil. 1:11; 2:11; 1 Ts. 2:6; Ap. 4:9; 4:11; 11:13; 14:7; 16:9). 2.) Estar destituidos de la gloria de Dios significa “no recibir la gloria, la honra o la aprobación que Dios concede” (ver Jn. 5:41; 5:44, 8:50; 12:43; Ro. 2:7; 2:10; He. 3:3; 1P. 1:7; 2 P. 1:17). 3.) Estar destituidos de la gloria de Dios significa “no calificar para reflejar la gloria de Dios, o no permitirnos a nosotros mismos alcanzar la madurez y ser conformados a su imagen” (ver 1 Co. 11:7; 2 Co. 3:18; 8:23). 74 Romanos 4.) Estar destituidos de la gloria de Dios significa “no participar de la gloria consumada que será otorgada a los santos en la Segunda Venida de Cristo (Ro. 5:2; 8:18; 8:21; 1 Co. 2:7; 15:43; 2 Co. 3:18; 4:17; 2 Ts. 1:10; 2 Ti. 2:10; He. 2:10; 1 P. 5:1; 5:4). 3:24 - “Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”. Ahora Pablo nos dirá cómo nosotros, que hemos pecado y estamos destituidos de la gloria de Dios, podemos ser justificados. La ley es por medio de las obras. Es por esfuerzo propio. Pero no hay salvación en la ley porque nadie puede guardar la ley. Por lo tanto, ¿cuál es el remedio de Dios? Es justificarnos por Su gracia (Ef. 2.8). Somos justificados por Su favor. ¿Cómo? “Mediante la redención que es en Cristo Jesús”. ¿Cómo puede Él redimirnos por medio de Jesús? Debemos recordar que Dios es un Dios justo. Él no puede hacer las cosas unilateralmente y simplemente decidir hacer algo, porque debe hacer prevalecer la justicia. Él es el juez, y como tal, no puede simplemente perdonar a alguien. Él debe tener bases para perdonar. La justificación es declarar a un hombre sin culpa. En sentido negativo, se le declara justo al declarársele no culpable. Sin embargo, un juez debe tener bases sobre las cuales eximir a un criminal de su culpabilidad. 3:25 - Hablando de Jesucristo: “A quien Dios puso como propiciación” (ver 1 Jn. 2:2). Propiciación es una palabra grande; pero nosotros tenemos que entender el significado. La propiciación es realmente un sacrificio para aplacar o calmar a un dios ofendido. Dios, por virtud de Su santidad, Más que vencedores 75 debe ofenderse con nuestra conducta. Él no puede simplemente pasar algo por alto. Como líderes espirituales, esto es lo que hemos de vigilar. No podemos simplemente pasar por alto las cosas. Los problemas tienen que ser afrontados y combatidos. Por Su santidad, Dios debe ofenderse con nuestros pecados. Él tiene que ser calmado. Sin embargo, lo interesante es que Él mismo ha proporcionado el sacrificio que lo calme. Ese sacrificio es Su propio Hijo. Jesús no solamente aplaca la ira de Dios, sino que también quita el pecado. El pecado no puede permanecer, porque si permanece, Dios estará continuamente airado. Debe ser quitado. “A quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados”. Dios lo ha hecho todo. Tenemos que presentar el Evangelio con exactitud. Algunas personas describen a un Dios enojado y a Cristo apaciguándolo. En un sentido eso es verdad, pero en otro sentido, es Dios el que ha dado el sacrificio. Nosotros tenemos que entender eso. Tenemos que presentar a Dios como un Dios de ira porque, de hecho, Él debe airarse ante el pecado. Sin embargo, debemos presentar el otro lado de Dios, quien compasivamente, paga el precio para apaciguarse. Después de todo, Él pagó un enorme precio; dio a Su Hijo Unigénito. La escena descrita por Isaías es tan maravillosa cuando oímos a Dios clamar: “¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?” Aunque la pregunta estaba dirigida a Isaías, 76 Romanos tuvo lugar en el cielo. Todos los ángeles estuvieron presentes, y aunque tenían voluntad de ir, ninguno era apto para hacerlo. Fue el Hijo de Dios quien se puso de pie en ese momento, se despojó de Su manto, y dijo: “Heme aquí, envíame a Mí”. Entonces el Padre dijo: “Ve”. Lo notable aquí es que Dios sabía todo esto antes de crear al hombre. Al crear al hombre, Él entendió que eso le costaría Su propio Hijo. Dios creó al hombre por causa de Su juicio sobre Lucifer y sus ángeles caídos. Cuando Lucifer fue derrocado y juzgado, lanzó una acusación contra Dios, diciendo: “Tú no eres misericordioso”. Sin embargo, Dios no podía ser misericordioso con los ángeles porque ellos habían pecado a pesar de la inmensa luz que tenían. Por consiguiente, Dios tuvo que demostrar Su misericordia; y la manera en que la demostró fue creando al hombre, por quien Su Hijo habría de morir. Debemos recordar que Dios sabía todo esto desde antes de hacerlo. Así, vemos también la majestad de Dios cuando dijo: “¿A quién enviaremos, y quién irá por nosotros?” Vemos, además, el amor de Dios en que “de tal manera amó Dios al mundo”. Vemos la misericordia de Dios, la bondad de Dios, y la paciencia de Dios al dar a Su Hijo Unigénito. El Padre sabía que el único que podía responder a ese llamado era Su Hijo. Los que tienen hijos conocen la congoja de verlos sufrir. Eso quebranta. Sin embargo, cuando nuestros seres queridos sufren, no es porque nosotros queramos que sufran. Pero Cristo sufrió porque Dios Padre quiso que Más que vencedores 77 sufriera (Is. 53:10). No deberíamos olvidar que este es un sufrimiento eterno, porque el Padre siempre ve esos pies y manos que Él horadó. Él recuerda siempre ese costado que traspasó. ¿Por qué lo traspasó? Porque nos amó, ése fue el precio del amor. 3:26 - “Con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús”. Dios quería justificar, pero no podía justificar si no tenía bases para justificar, lo que significaba que Él tendría que pagar el precio. ¿Quién estuvo en la cruz? Pablo dice que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo. ¿Quién murió en la cruz? Ciertamente, Jesús murió en la cruz, pero en cierto sentido el Padre debió sufrir enormemente en esa cruz. No que Él fuera el crucificado, sino en el sentido de que vio a Su Hijo en la cruz. 3:27 - “¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida”. ¿Cómo jactarnos si vemos lo que el Padre y el Hijo han provisto? La salvación no puede ganarse, sin embargo, el hombre debe responder a ella. Joel 2:32 declara: “Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo”. Dios está diciendo que si un hombre simplemente invoca el nombre de Jesús sin hacer nada, puede ser salvo. No se salva por obras. Le basta decir: “Señor, sálvame”. Es increíble que Dios acepte un reconocimiento sencillo y sincero. 3:28 - “Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley”. Ésta es la única forma de ser salvos. Si no, Cristo jamás hubiese venido (Gá. 2:21). 78 Romanos 3:29 - “¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, también Dios de los gentiles”. Dios es Dios de circuncisos e incircuncisos. Abraham fue declarado justo, aún siendo incircunciso, porque creyó a Dios. 3:30 - “Porque Dios es uno, y él justificará por la fe a los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de la incircuncisión”. Tanto los judíos como los gentiles han obtenido justificación de la misma manera: por la fe en Cristo. 3:31 - “¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley”. Nunca debemos olvidar esto. Todo el propósito del Nuevo Testamento es confirmar la Ley. Está confirmada, no en tablas de piedra, sino que está escrita sobre las tablas de carne de nuestros corazones. Nunca debemos olvidar que el sacrificio de Cristo es para capacitarnos para cumplir la Ley. En el capítulo ocho veremos cómo eso sucede. Nosotros no podemos ser justificados por la Ley, sin embargo, la Ley tampoco se abroga. Estamos llamados a cumplir la Ley. Pero sólo la puede cumplir una persona nacida de nuevo. Jesús mismo dijo en Mateo 5:17: “No he venido para abrogar la ley, sino para cumplirla. Capítulo cuatro En el capítulo cuatro, el apóstol Pablo da una ilustración de las vidas de Abraham y David, para demostrar que la Ley está establecida sobre la base firme de un sacrificio más excelente que los del Antiguo Testamento. Más que vencedores 79 4:1 - “¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne?” ¿Qué debemos pensar que descubrió Abraham acerca del asunto que se discute? Abraham ahora se convierte en nuestro ejemplo para entender la doctrina de la justificación que es por fe. Abraham es nuestro padre, y de acuerdo con las Escrituras, heredamos las bendiciones de nuestro progenitor. ¿Cómo, pues, fue justificado Abraham? ¿Fue justificado por obras? 4:2 - “Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios”. 4:3 - “Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia”. ¿Qué dice la Escritura acerca de la justificación de Abraham? Dice simplemente: “Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia”. Pablo está citando Génesis 15:6. Abraham simplemente creyó lo que Dios le dijo. Él creyó en la Palabra de Dios, en Su carácter. (El creer es una actitud, una condición del corazón). Esto nos lleva nuevamente al tema de Romanos 1:17, que dice que la justicia de Dios se revela por fe y para fe. Pablo está manifestando que para el creyente hay una revelación progresiva de la justicia de Dios. Cada vez que Dios nos habla y respondemos en obediencia y fe, recibimos un fresco suministro de Su justicia. Por esta razón debemos vivir sobre la base de toda Palabra que sale de la boca de Dios (Mt. 4:4; Dt. 8:3). Nuestra vida entera debe ser un permanente creer en la Palabra de Dios. Cuando perseveramos en creer la Palabra de Dios, eso nos es contado por justicia. 80 Romanos Quizá Dios le diga: “Voy a hacerte pastor de cierta ciudad”. Cuando Dios nos habla y le creemos, Él lo cuenta por justicia. Es una condición del corazón, es una relación. Los israelitas que salieron de Egipto hicieron lo contrario. No le creyeron a Dios. Dios prometió darles la tierra de Canaán. Ellos confesaron: “Nosotros no somos capaces, Dios no es capaz”. Ellos no recibieron justicia atribuida. Lo que Dios está buscando es la respuesta de nuestro corazón. Cuando Dios habla, Él quiere que estemos de acuerdo con Él y digamos: “Yo creo que Tú puedes hacerlo”. A medida que avanzamos en la vida, las cosas que Dios nos habla son mayores y más imposibles. La justicia es una vida de tomarle a Dios Su Palabra. La justicia de Dios fluye a nuestras vidas cada vez que decimos que “sí”. Ésta es la vida de la fe. La justicia de Dios se revela por fe y para fe. 4:4 - “Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda”. Si estamos trabajando para un hombre, él está obligado a pagarnos. Sin embargo, haciéndolo a la manera de Dios, no es por nuestras obras. Somos justificados por la fe. Se da una recompensa por algo que hemos hecho, pero aquí no se ha hecho nada. Es solamente gracia. Si Abraham hubiera alcanzado la justificación a través de obras, Dios habría estado en deuda con él. 4:5 - “Mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia”. Dios contó a Abraham por justo, debido a su fe en lo que Dios le había Más que vencedores 81 dicho, no a sus obras. Dios simplemente está diciendo: “Yo no quiero que trabajes para esto, Yo quiero que creas. Si tú crees, te contaré por justo”. En este asunto, la moneda tiene dos caras. La primera cara: “ninguna obra, solamente fe”. La segunda cara implica lo que Santiago señala al decir: “la fe se perfecciona por las obras” (Stg. 2:21-23). Martín Lutero creía que la epístola de Santiago no era inspirada. Santiago estaba diciendo simplemente que si le creemos a Dios, haremos lo que Él dice. Nuestras obras perfeccionan la fe. Después de creerle a Dios, debemos dar el siguiente paso para obtener la clave. Nuestra fe se perfecciona cuando actuamos basándonos en lo que Dios dice, y ésas son obras. 4:6-7 - “Como también David habla de la biena-venturanza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos” (Sal. 32:1-2). David no trabajó para obtener su perdón. David fue perdonado por la gracia de Dios. ¿Cómo se cubren los pecados de una persona? Por medio del sacrificio de sangre. David escribió siete salmos de contrición después de su pecado con Betsabé y del asesinato de Urías. Sus pecados e iniquidades fueron perdonados, y debido a este perdón, él irá al cielo. Sin embargo, como consecuencia de su pecado, hubo también quince juicios en su vida terrenal posterior. 4:8 - “Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado”. Bendito es el hombre a quien Dios no 82 Romanos incrimina de pecado. En otras palabras, significa que la pizarra queda limpia. 4:9 - “¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para los de la circuncisión, o también para los de la incircuncisión?” Pablo razona: “¿Es esta fe de Abraham sólo para los circuncisos?” En el Nuevo Testamento había dos grupos de personas, los judíos y los gentiles. La mentalidad era siempre que la salvación le pertenecía a los judíos. De hecho, Jesús lo dijo en Juan 4:22. Sin embargo, el apóstol Pablo, al iniciar la era neotestamentaria, tuvo que tomar en cuenta a los gentiles. Por lo tanto, él pregunta: “¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para los de la circuncisión, o también para los de la incircuncisión? Porque decimos que a Abraham le fue contada la fe por justicia”. 4:10 - “¿Cómo, pues, le fue contada? ¿Estando en la circuncisión, o en la incircuncisión? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión”. Abraham fue contado por justo por medio de la fe. ¿Cómo le fue contada la fe? ¿Estando circuncidado o estando incircunciso? ¿Tenía Abraham la circuncisión cuando fue contado por justo? No, aún estaba incircunciso. Por consiguiente, los gentiles están incluidos, porque Abraham aún estaba incircunciso. La justificación de Abraham fue independiente de la circuncisión. La justificación no estaba limitada al rito de la circuncisión. Abraham estaba incircunciso cuando fue justificado. Ciertamente, Abraham es un padre para todos los que siguen los pasos de la fe. Más que vencedores 83 4:11 - “Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia”. La circuncisión es solamente una señal o sello de la justicia de la fe. Los israelitas circuncidaban a sus hijos porque creían en el pacto que Dios hizo con Abraham. Cuando un judío se circuncidaba, era porque Abraham se circuncidó. Abraham se circuncidó porque creyó lo que Dios le había hablado. La circuncisión era una señal de la justicia que llega por medio de la fe. Esto es muy importante, hablando espiritualmente, porque la consecuencia de nuestra certidumbre, es un corazón circunciso. Debemos permitir que Dios corte todas esas cosas que traemos al nacer. Abraham creyó a Dios, y después se circuncidó. Por eso, en la vida real, todo cristiano debe ser guiado a la circuncisión del corazón. 4:12 - “Y padre de la circuncisión, para los que no solamente son de la circuncisión, sino que también siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado”. Pablo habla con un lenguaje muy difuso. Aun el apóstol Pedro dijo: “nuestro amado hermano Pablo dice cosas difíciles de entender” (ver 2 P. 3:16). Creo que él debió hablar con más sencillez, pero aquí se refiere a que Abraham es padre de los circuncidados, y también de los incircuncisos que siguen las pisadas de la fe. 4:13 - “Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe”. Dios no le dijo a Abraham: 84 Romanos “Guarda esta ley, y te haré heredero del mundo”. Por el contrario, le dijo: “Esto es lo que Yo haré por ti. Créelo y acontecerá”. Creer es el paso inicial de la salvación. Después, hay una caminata de fe que nos mantiene en la luz. ¿Pero, aparte de creer, qué otra cosa tuvo que hacer Abraham? Tuvo que ofrecer a su hijo Isaac y para esto fue necesario otro paso de fe. ¿En qué creyó realmente Abraham cuando las Escrituras afirman que: “Abraham creyó a Dios”? Esta historia aparece en Génesis 15:1-6. Abraham no tenía hijos cuando el Señor lo sacó de su carpa y le mostró las estrellas y el universo, diciéndole: “Así será tu simiente en multitud”. Abraham creyó lo que Dios le dijo, y le fue contado por justicia. Por lo tanto, Abraham se convirtió en heredero del mundo, porque de Abraham proceden todos los fieles. La simiente de Abraham es Cristo y todos los que le pertenecen a Cristo. Cada creyente se convierte en hijo de Abraham cuando es de Cristo. Esto se explica en Gálatas 3:16. Abraham fue heredero del mundo. ¡Qué eminente posición! ¿Cómo la obtuvo? ¿Guardando la Ley? No, la Ley aún no había sido dada. Él fue heredero del mundo por medio de la justicia de la fe. 4:14 - “Porque si los que son de la ley son los herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa”. Pablo está diciendo: Si por guardar la Ley, las personas se convierten en herederas, inútil es la fe. 4:15 - “Pues la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión”. ¿Qué hace la ley? Suscita la Más que vencedores 85 ira. Revela cuán desobedientes somos. La ley nos hace transgresores sin ningún poder para cambiar. Los rótulos de “No fumar” vuelven a los fumadores transgresores. Los rótulos no ofrecen ningún poder para dejar de fumar. ¿Qué sucede cuando al llegar ustedes al instituto bíblico se les ordena estar en su dormitorio a las 10:30? ¿Qué es lo que eso suscita? Suscita cierta ira. “Yo no quiero estar en mi dormitorio a las 10:30. ¿Por qué debo estar a las 10:30 en mi dormitorio? Soy mayor de veintiún años; y aunque fuera menor, yo tengo mis derechos. No tengo que estar en mi dormitorio a las 10:30. Mis padres nunca me exigieron estar en mi dormitorio a las 10:30”. Se les dice a los estudiantes que esto es por su propio bien, aunque quizá no lo crean. Sin embargo, ésa es la ley. ¿Y qué hace? La ley obra en lo profundo de nuestro interior. ¿Suscita gozo? No, en absoluto. Suscita algo de ira, pero luego la persona se sobrepone y retorna de inmediato a la santidad, estoy seguro. “Pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión”. Si no hubiera ningún reglamento que les exigiera estar en su dormitorio a las 10:30, y ustedes permanecieran despiertos hasta la medianoche, estarían libres de transgresión. Pero debido a la existencia de una ley, ustedes se convierten en pequeños transgresores si no están en su dormitorio a las 10:30. Por consiguiente, la ley no existe realmente para ser alabada. Lamentablemente, necesitamos tener leyes. Cuando iniciamos el instituto bíblico, lo íbamos a tener libre de leyes. Este tipo de sistema solamente duró unas pocas semanas, porque nos dimos cuenta de que había que introducir la ley. Creímos que cada cual sería un santo 86 Romanos y andaría en el Espíritu, y que todos ocuparían su respectivo lugar. Sin embargo, eso no funcionó del todo. Por lo tanto, debe haber ley. “Donde no hay ley, no hay transgresión”. ¿Qué es lo que produce realmente la ley? La ley realmente produce ira. La ley produce transgresores. Nos muestra lo que tenemos en el corazón. 4:16 - “Por tanto, es por fe, [obviamente, la ley no puede hacerlo] para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia”. Es por fe. Y la razón por la cual Dios elige usar la fe como medio de salvación y de cualquier otra bendición, es que esto debe depender únicamente de la gracia de Dios. La fe es un don; por consiguiente, es por gracia (Ef. 2:8). “No solamente para la que es de la ley; sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros”. Pablo continúa recalcando que Abraham es el padre de todos nosotros. Él es nuestro padre espiritual. Abraham fue justificado por la fe; por lo tanto, nosotros tenemos que ser justificados por la fe para estar en el reino de Dios. 4:17 - “Como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes”. Abraham no era solamente el padre de Israel, sino de muchas naciones. Todo cristiano es hijo de Abraham. “Delante de Dios, a quien creyó”. Abraham creyó lo que Dios dijo. “El cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen”. Abraham tuvo que creer que Dios era capaz de dar vida a los muertos, porque su cuerpo realmente estaba como muerto para engendrar hijos a su edad. Esta es la manera en que Dios obra. Dios llama a existencia las cosas que no son, y debemos creerle a Dios. La Palabra de Dios es creadora. Más que vencedores 87 Cuando ustedes hablan proféticamente la Palabra de Dios, ella crea. 4:18 - “Él creyó en esperanza contra esperanza”. Si nosotros somos los hijos e hijas de Abraham, tendremos que pasar por circunstancias semejantes a las de Abraham. Tendremos que creer en esperanza contra esperanza. Por esta razón tenemos que vivir basándonos en las promesas de Dios, no sobre la base de nuestras circunstancias. La justicia resulta de creer lo que Dios nos ha prometido. Algunas de esas promesas parecerán imposibles, y las veremos como que si nada pudiese convertirlas en realidad, excepto Dios. “Oh Señor Dios, Tú has hecho los cielos y la tierra por tu gran poder, y no hay nada demasiado difícil para Ti”. En la vida, estaremos muchas veces en esa situación. Yo recuerdo cuando estábamos alrededor de una estufa en una pequeña iglesia en una casa, que pastoreábamos. Parecía que las cosas iban de mal en peor. Mi esposa y yo solíamos sentarnos alrededor de esta pequeña estufa, y mientras orábamos, Dios derramaba sobre nosotros el espíritu de profecía. Dios dijo: “Ustedes irán alrededor del mundo”. De hecho, hasta nos dijo por qué ruta viajaríamos. Parecía imposible. Nos fuimos de esa iglesia y todo empeoró. Pero llegó el día en que fuimos alrededor del mundo exactamente como Dios lo había dicho. La vida nuestra ha estado en las cimas de los montes y luego en las hondonadas de los valles. Algunos montes han sido muy altos y algunos valles han sido muy bajos. Sin embargo, en nuestras experiencias de valle, Dios ha 88 Romanos seguido hablando, y ha dicho: “Yo haré esto y aquello para ustedes”. Nuestra respuesta ha sido: “Gracias, Señor; creemos”. En otra ocasión, pasamos por una experiencia en la que carecíamos de dinero. El Señor comenzó a hablar: “Voy a enviarlos a Australia”. Residíamos en la costa occidental de los Estados Unidos de América, y no conocíamos a nadie en Australia. Por fe, obtuvimos libros relativos a Australia y empezamos a inquirir del Señor sobre este asunto. Así que, en el buen tiempo de Dios, recorrimos Australia. Yo quiero animarlos y recordarles que esta es la vida de Abraham. Dios nos habla, y lo que nos dice es una imposibilidad. Él nunca nos habla en una forma en que nosotros mismos podamos hacer que sucedan las cosas. Tiene que ser un milagro. Vemos a Abraham, quien contra esperanza tuvo que creer que su descendencia se convertiría en una multitud, cuando su esposa y él eran demasiado ancianos para producir algún hijo. 4:19-20 - “Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto...” No debemos considerar nuestros propios recursos. Más bien, debemos pensar en los recursos de Dios. Otra cosa que no debemos considerar son las circunstancias, porque éstas nos harán perder la fe. Si comenzamos a ver las circunstancias, nuestra fe se irá. “Siendo de casi cien años, o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios”. Abraham no fue vencido por las circunstancias. Él dijo: “Yo creo en Ti, Señor. Tú lo dijiste y yo lo creo”. Honramos a Dios con nuestra fe. Esta calidad de espíritu es un deleite para el corazón de Dios. Nuestras actitudes Más que vencedores 89 en la vida son de suma importancia. La nuestra debe ser una vida entera de decir “sí” a Dios, y esto no sólo al momento de la conversión. Debemos vivir nuestras vidas basándonos en cada Palabra que sale de la boca de Dios. Al presente, Dios está dándonos promesas frescas y nuevas a mi esposa y a mí, aunque en lo natural todo parece imposible debido a la parálisis de ella. Con todo, creemos que Dios hará lo que dijo. No podemos dudar, por incredulidad, de las promesas de Dios, sino que debemos “fortalecernos en fe, dando gloria a Dios”. ¿Cuándo debemos dar gloria a Dios? Isaías dice que “glorifiquemos a Dios a través de los fuegos”. Estando en la cima del monte es fácil dar gloria a Dios y decir: “Aleluya”. Pero en la oscuridad, en el horno de aflicción, es en donde Dios nos manda decir: “Amén Señor, creemos”. 4:21 - “Plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido”. Esto es lo que Dios quiere, un corazón plenamente convencido. Si Dios nos dice algo al corazón o nos hace promesas, Él es poderoso para realizarlo todo, aunque parezca imposible. 4:22 - “Por lo cual también su fe le fue contada por justicia”. Abraham fue contado por justo porque creyó firmemente en lo que Dios le había dicho. Esto es lo que estoy tratando de recalcar. La justicia es instantánea y progresiva. Nosotros somos contados por justos progresivamente, cuando creemos sin cesar en lo que Dios nos dice. La justicia de Dios se revela “por fe y para fe”. 90 Romanos 4:23-24 - “Y no solamente con respecto a él se escribió que le fue contada”. Lo que Dios hizo por Abraham no estaba escrito para beneficio suyo únicamente, sino para nosotros. Vea el versículo veinticuatro, “sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada”. ¿Qué cosa nos será atribuida? ¡La justicia de Dios nos será atribuida! 4:25 - ¿En qué tenemos que creer? ¿Tenemos que creer que tendremos un hijo a los cien años de edad? No, eso fue solamente para Abraham. Porque nosotros, tenemos que creer inicialmente “en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación”. Nosotros tenemos que creer que Jesús fue entregado a la muerte por la voluntad predeterminada de Dios, antes de la fundación del mundo, por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación. Tenemos que creer en la resurrección de Cristo, y que Cristo murió por nuestros pecados. Éste es nuestro paso inicial en la vida de fe. Es el requisito para que se nos atribuya inicialmente la justicia. Observemos a nuestro padre Abraham. Él tuvo que creerle a Dios en otros asuntos también. Por ejemplo, cuando ofreció a su hijo Isaac como holocausto, tuvo que creer que Dios lo resucitaría. En nuestras vidas, nosotros también tendremos que creerle a Dios para muchas cosas, pero haciéndolo, glorificaremos a Dios. Nuestra justicia será progresiva. Nuestra fe será progresiva. Romanos 1:17 dice: “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe”. No es solamente un acto inicial. Es una revelación progresiva de la justicia de Dios por fe y para fe, y de experiencia en experiencia. Más que vencedores 91 Capítulo cinco Ya hemos visto el tema “La ira de Dios”. Dios tiene que airarse con el pecado por la naturaleza misma de Su santidad. La santidad debe enojarse contra el pecado. Por lo tanto, para que Dios nos recibiera, Él debía de tener un sacrificio. Ese sacrificio fue el Señor Jesús que aplacó la ira justa de un Dios santo. Él no sólo resolvió el pecado, sino que lo quitó. Entonces, el sacrificio de Cristo, que realmente fue provisto por Dios Padre, apaciguó Su ira divina y también quitó el pecado. La manera en que eso se realizó aparece también enunciada en la parte final del capítulo tres de Romanos, y también en el capítulo cuatro. Dios ha provisto un medio de justificación, y de tener acceso a Él, a través de la muerte de Su propio Hijo, Jesucristo. Tanto a judíos como a gentiles, Él les ha concedido este medio de perdón y de acercamiento, por el acto de la fe. Esta fe no proviene de nosotros, es un don de Dios. Viendo Efesios 2:8, resulta claro que todo procede de Dios: “Porque por gracia sois salvos”. Es por la abundante bondad de Dios, que Él suministró a Cristo y Su sacrificio. Es por Su bondad que Él nos revela Sus verdades. Somos salvos “por fe”, una fe que no procede de nosotros. Esta fe no procede de ninguna emoción nuestra. No procede de nuestra voluntad; es un don de Dios. No es “por obras, para que nadie se gloríe” (Ef. 2:9). La salvación es por la fe, y esa fe es un don de Dios que nos capacita para creer en la obra redentora de Jesucristo en el Calvario. 92 Romanos 5:1 - “Justificados, pues, por la fe”. Justificados significa ser llevados a una relación correcta o a una posición correcta con Dios. Debo enfatizar nuevamente, que todas las experiencias espirituales son instantáneas y progresivas. Hay un acto instantáneo de salvación. Hay un acto instantáneo por el cual somos justificados por medio de la fe, pero hay una obra progresiva de justificación, la cual nos lleva a una posición correcta con Dios. En el idioma inglés, la idea de ser justificados por medio de la fe puede ilustrarse con una máquina de escribir. La justificación progresiva puede entenderse con el ejemplo de una máquina impresora. Cuando escribimos con una máquina de escribir, la columna izquierda del papel se ve completamente recta, pero la columna derecha es dispareja y zigzagueante. Un renglón sobresale, el siguiente renglón es corto, y así sucesivamente. Cuando le mostramos esto a un tipógrafo, él empareja la otra columna renglón por renglón. Él no hace una impresión desigual. Él endereza el lado derecho para que quede tan rectilíneo como el izquierdo. En tipografía, esto se llama el acto de justificar. Esta aclaración nos ayuda a entender el proceso de justificación que realiza Dios en nuestras vidas. Él nos justifica instantáneamente en el nuevo nacimiento, pero entonces hay una obra progresiva de justificación por medio de la cual somos justificados renglón por renglón, como lo dice Isaías 28:10. Dios quiere hacer una obra redentora más profunda en nuestro ser. Él desea enderezar o justificarnos de tal manera, que nos volvamos tan rectos como el Señor Jesús. Su vida es perfectamente recta, por eso no podemos tener una meta inferior a la perfección. Más que vencedores 93 Sería insensato creer que Dios pudiera estar satisfecho con algo inferior a la perfección. El Señor Jesucristo mismo dijo: “Sed, pues, perfectos, como vuestro Padre en los cielos es perfecto”. Así, la perfección debe ser nuestra meta. Además, se nos dice en el Antiguo Testamento, y Pedro lo dice de nuevo en el Nuevo Testamento: “Sed santos, porque yo soy santo”. La santidad y la perfección son metas. La santidad es la separación del pecado (el mundo, la carne y el diablo), y estar ligados a Dios, el Único que es santo. La perfección debe también entenderse a la luz de la palabra griega teleios. Teleios (perfecto) significa ser maduros y enteramente aptos para la tarea. Por consiguiente, cuando Cristo dijo “sed perfectos”, Él quiso decir: “Sed totalmente aptos para la tarea que habéis sido enviados a realizar en el mundo”. Por esta razón debemos permitir que Dios continúe enderezando y modificando nuestras vidas. Debemos ser perfectos y totalmente aptos para nuestra tarea. “Justificados, pues, por la fe”. Éste es un proceso continuo, y se lleva a cabo según perseveremos en responder a lo que Dios está señalando en nuestras vidas. Recordemos, la justicia de Dios se revela por fe y para fe, de una experiencia a otra. Debemos estar dispuestos a permitir que Dios nos enderece renglón por renglón, que señale los problemas de nuestras vidas con el fin de enderezarnos o justificarnos. A menudo, después de convertirnos, el clamor de nuestro corazón es: “Oh Dios, trata con este aspecto de mi vida”. 94 Romanos Decimos: “Señor, por favor, yo no puedo seguir si Tú no combates esto en mi vida. Quiero ser genuino, Señor, ¿pero cómo puedo serlo con este problema (o problemas) en mi vida?” Sin embargo, Dios, el artífice y creador divino, es el que decide por qué renglón empezar a justificarnos. Él actúa siguiendo Su propio orden, no el nuestro. Él sabe qué cosa desatará el siguiente renglón. A veces empieza por problemas que consideramos insignificantes. ¿Por qué se ocupa de éstos? Porque Él tiene Su proyecto y sabe lo que está haciendo. “Tenemos paz para con Dios”. Cuando Él señala un aspecto de nuestras vidas, debemos reconocerlo: “Sí, Señor, así es. Yo quiero rendirte este aspecto de mi vida. Lo puedes prolongar, o lo puedes truncar”. Al proceder de esta manera, tenemos paz para con Dios. La paz depende de que nos rindamos al Señor, renglón por renglón. Mientras nos rindamos a este proceso, tendremos paz para con Dios. Sin embargo, los cristianos no tienen paz para con Dios cuando se rebelan, pasan por alto, o rechazan lo que Dios está señalando. Cuando recibimos a Cristo como nuestro salvador, tenemos instantáneamente justificación y paz para con Dios. Luego, hay una obra progresiva de justificación, y la consecuencia de ese sometimiento progresivo a Dios, es una paz cada vez más intensa para con Él. Dios tiene Su propio orden para lidiar con los problemas de nuestras vidas. Él no toca todas las cosas a un tiempo. A veces tenemos que soportar una maldad en otra persona, o aun en nosotros mismos, hasta que Dios trata con ella. Esto desarrolla paciencia. Paciencia es soportar la maldad que existe en la vida de una persona, hasta que Dios la Más que vencedores 95 combate. Dios tiene Su orden. Esto es muy importante al aconsejar a otros. No podemos salirnos del orden de Dios, porque podríamos oprimir a una persona. Al trabajar con personas, es importante tener el espíritu de consejo para decirles únicamente lo que Dios desea comunicarles en ese preciso momento. Hay que combatir el renglón que el Señor quiere combatir. No basta con citarles las Escrituras. Debemos preguntarle a Dios qué es lo que quiere decirle al receptor del consejo, porque aun si nuestra recomendación es congruente con la Palabra de Dios, podríamos destruir a un individuo. 5:2 - “Por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes”. No solamente necesitamos gracia para creer en Jesucristo como nuestro salvador, sino que la necesitamos para atravesar las pruebas que son necesarias para purificarnos y enderezarnos. Es por fe que tenemos acceso a esta gracia. El apóstol Pablo lo expone vigorosamente en Hebreos 4:14-15: “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”. Jesús entiende nuestras batallas externas e internas, habiéndole dado Dios un cuerpo humano para que pudiese ser tentado. Él no podía ser tentado en Su condición de glorioso Hijo de Dios. Dios no puede ser tentado. Pero Él era también el Hijo del hombre, y como el Hijo del hombre, sí podía ser tentado. Jesús fue tentado en todas las formas que lo somos nosotros. Por lo tanto, cualquiera que sea 96 Romanos nuestra tentación o batalla personal, ya sea en la carne, el alma, las emociones, o el espíritu, Jesús ha pasado por todo eso. Así, Pablo continúa en Hebreos 4:16: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. La gracia no es solamente el favor divino, la gracia es también la capacitación divina. Es fuerza. Como ya lo he dicho, Dios le aclaró muy bien a mi esposa que existe una gracia multiforme para las multiformes tentaciones. El término multiforme significa “una variedad de tonalidades”. Para cada tonalidad de tentación, hay una tonalidad exacta de gracia equivalente. Es por fe que tenemos acceso a esta capacitación y fuerza divina con la cual vencemos defectos y tentaciones. “Y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios”. Nuestra alegría está en la esperanza puesta delante de nosotros. ¿Cuál es esta esperanza que tenemos por delante? Nuestra esperanza es que Dios nos llevará a la gloria y que consumará en nosotros la obra total de la redención. 5:3 - “Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia”. Pablo está viendo que la tribulación se aproxima por el camino, y él sale corriendo a abrazarla, conociendo plenamente las cualidades eternas que ella forjará en su ser. El principio de la vida cristiana es difícil. Tan pronto como recibimos a Cristo como nuestro salvador, tenemos la Más que vencedores 97 impresión de que la vida será un lecho de rosas. Sí, nuestras vidas tienden a mejorar. Tenemos paz y seguridad. Dios vela por nosotros. Estamos escapando del juicio y del infierno, y vamos al cielo. Además, tenemos un Consolador, el Espíritu Santo, que camina a nuestro lado. Sin embargo, la tribulación llega también, especialmente si recibimos un alto llamado en el reino de Dios. Él Señor disciplina y azota a todo el que recibe por hijo (He. 12:6). La preparación requerida es enorme. Por consiguiente, hay tribulación. Tribulación significa “presión”. El hermano terrenal del Señor, Santiago, lo expresa enérgicamente: “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” (Stg. 1:2-4). Santiago había entrado en la misma posición espiritual que Pablo, en donde podía gloriarse o regocijarse en la tribulación. También nosotros necesitamos llegar a ese lugar, porque las tribulaciones forjarán en nosotros la paciencia. La paciencia o aguante, tiene dos lados. La paciencia es una cualidad que acepta serenamente las pruebas. El otro lado de la paciencia es su habilidad para soportar y no rendirse en medio de una prueba. Mientras toco este tema, quiero expresar que nunca debemos tomar las decisiones y alternativas más importantes cuando estemos en pruebas oscuras. Al aconsejar, hemos visto que las personas que toman 98 Romanos decisiones importantes cuando se encuentran en medio de la tribulación, tienden a escoger mal. Invariablemente, cuando estamos en una prueba oscura, el corazón desmaya y vemos que la grama es más verde al otro lado de la verja. En otras palabras, todo es mejor y más llevadero en el patio ajeno, mas no en el lugar en que nos encontramos en el momento. Nunca da resultado desplazarse a otro lugar, porque si nos salimos del corral de Dios y desertamos, Dios nos puede soltar; Él puede dejarnos ir. He conocido muchas personas que han abandonado todo y se han salido ellas mismas de las pruebas de Dios. De pronto sienten como si la carga les ha sido levantada, y tienen la falsa impresión de que ahora disfrutan de una bendición que antes no conocían. En realidad, están disfrutando la bendición de esa planicie que han escogido en el monte de Dios, es allí en donde se quedarán por el resto de sus vidas. Debemos dejar que Dios nos saque a Su tiempo, cuando haya terminado con nosotros. Si nos salimos de la disciplina de Dios, o desertamos la tribulación de Dios incorrectamente, si nos soltamos por empeño propio, estaremos sellando nuestra posición para toda la eternidad. Estaremos sellando para la eternidad la planicie espiritual sobre la cual moraremos. Esto se aplica especialmente a la elección de una pareja nupcial. En el matrimonio nosotros tomamos nuestras decisiones; establecemos nuestras planicies eternas. Mi esposa y yo estuvimos aconsejando a alguien en un instituto bíblico, y es sorprendente que en el instituto Más que vencedores 99 bíblico el interés principal es el matrimonio. Particularmente, en este instituto bíblico, uno de los estudiantes me llamó por teléfono alrededor de las seis de la mañana, y dijo: “Necesito verlo inmediatamente. Es algo muy importante”. Bueno, yo pensé que era una situación tan urgente que no podía esperar ni un solo momento. Por lo tanto, le dije: “Está bien, puedes venir a verme”. Por merced, le tomó de cinco a diez minutos llegar a verme, y, durante ese lapso, el Señor habló. El Señor dijo: “Él viene porque quiere casarse con cierta chica y te preguntará si puede casarse con ella. Tú le dirás que puede hacerlo, pero que si lo hace estará en la carretera de abajo. Sin embargo, si no se casa con esta chica y espera a la que Yo le he escogido, irá por la carretera de arriba”. Momentos más tarde, esta cara espléndida y vivaz apareció en la puerta, y yo le di la bienvenida a mi apartamento. Pensé ser cortés y preguntarle a qué había venido. Él dijo: “Yo siento que debo casarme con cierta chica. ¿Está bien eso? ¿Puedo casarme con ella?” Verán ustedes, ellos tenían la idea de que si recibían mi aprobación, todo estaría bien. Por eso, le dije: “Oh, sí”. Su rostro se iluminó. Pero agregué: “Dios me habló y dijo que si la tomas a ella, estarás en la carretera de abajo, pero si esperas a la chica de Dios, estarás en la carretera de arriba”. Hundiéndosele el corazón, respondió: “¿Pero, aun así, yo podría casarme con ella, verdad?” Yo dije: “Sí, puedes casarte con esta chica pero estarás en la carretera de abajo”. Él se fue y tomó la decisión de casarse con la muchacha. Él no me pidió oficiar la ceremonia, pero sí se casó con ella. Este joven tenía el llamado de Dios a un ministerio 100 Romanos importante, pero terminó en un ministerio sumamente inferior. Muchos años después, yo estaba predicando en cierta iglesia y di este ejemplo, no sabiendo que ellos dos estaban en la congregación. Después, pregunté qué estaban haciendo ellos. Todo lo que hacían era colaborar en la iglesia, aunque Dios a él lo había llamado a ser pastor. Por consiguiente, quiero aclarar muy bien que no es sabio tomar decisiones importantes apresuradamente, en especial cuando estamos en una prueba oscura, y, sobre todo, en el campo matrimonial. 5:4 - “Y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza”. La experiencia produce esperanza. La fe se basa en oír una Palabra de Dios (Ro. 10:17), pero la esperanza se desarrolla cuando no tenemos ninguna Palabra de Dios y aprendemos a confiar en Su carácter. A veces tenemos que pasar por oscuridades y carecemos de luz (Is. 50:1011). No obstante, tenemos que fiarnos del carácter de Dios, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación. Nada toma el lugar de la experiencia. Las anotaciones escritas no pueden tomar el lugar de la experiencia. Nosotros nos enriquecemos por medio de la experiencia. La esperanza procede de la experiencia. Procuremos, por la gracia de Dios, triunfar en cada situación. Si fallamos, debemos pedirle perdón a Dios, arreglar las cosas, y proseguir. Cuando un cristiano carece de esperanza, es por su poca experiencia. Cuanto más crecemos en edad, más esperanza tenemos. Las experiencias pasadas nos dan esperanza para el futuro. La experiencia es muy importante, porque cuando la Más que vencedores 101 tenemos, hay por lo menos dos cosas a nuestro favor. Primero, tenemos para compartir con los demás algo que les produce vida. Segundo, la experiencia nos fortalece igualmente a nosotros en medio de una prueba, pues podemos ver hacia atrás y reconocer la mano fiel de Dios. Las pruebas tienden a repetirse, pero cada vez lo hacen con más intensidad. Cuando nosotros hemos tenido una prueba, por lo general ésta se repite años después. Haber experimentado algo en el pasado, nos produce esperanza. La experiencia genera esperanza: una confianza en que el Dios que me sacó de la prueba anterior, también me sacará de ésta. Cada prueba es más difícil que las anteriores. De hecho, cuando pasamos victoriosamente por una prueba, estamos calificando para una prueba mayor. (Ver los capítulos 1 y 2 de Job). A través de todo, el fruto apacible de justicia se está forjando en nuestras vidas. 5:5 - “Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”. La esperanza quita la vergüenza que a veces sentimos en una prueba. Asimismo, el fruto de triunfar en medio de nuestra prueba nos hace tomar cada vez más conciencia del amor de Dios en nuestros corazones. A medida que la esperanza aumenta, aumenta igualmente el amor de Dios en nuestras vidas. El amor es nuestra meta. El amor es el vínculo perfecto (Col. 3:14). Debemos recordar los tres pasos de 1 Corintios 13:13 que son: la fe, la esperanza y el amor. El mayor de ellos es el amor. 102 Romanos Como lo dice Pablo, nuestro objetivo es: “conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seamos llenos de toda la plenitud de Dios” (Ef. 3:19). Todo creyente debe desear estar arraigado y cimentado en amor para ser capaz de comprender cuál sea la longitud, la profundidad, la altura y la anchura del amor de Dios, para que seamos llenos de toda la plenitud de Dios (ver Ef. 3:17-18). Éste es el camino a la vida. Estos primeros cinco versículos del capítulo cinco de Romanos, nos dan las claves de la perfección. El proceso es doloroso y difícil. Es un tiempo en que tenemos que clamar constantemente: “Oh Dios, dame gracia”. Sin embargo, lo que las pruebas producen en nuestros corazones es prodigioso. Producen amor, y ese amor es tan fuerte que puede vencer cualquier adversidad y ataque del enemigo. En la vida cristiana, y especialmente en el ministerio, somos constantemente atacados. Nos atacan los que nos odian. Nos atacan los que nos envidian. Nos atacan los que tienen celos de nosotros. Nos atacan no sólo los mundanos, sino los cristianos. Sería más fácil ser atacados solamente por los mundanos. Cuando somos pastores, somos atacados por otros pastores. ¿Cómo vencer y vivir por encima de todo esto? Guardando nuestros corazones como lo ordena Proverbios 4:23: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”. Vencemos por medio del amor. El amor vence al odio. El amor vence a los celos. El amor vence a la envidia. El amor vence al temor: “Porque el verdadero amor echa fuera el temor” (1 Jn. 4:18). Cuando llegan estos ataques, Más que vencedores 103 tratan de inspirar temor, pero el perfecto amor echa afuera todo ese temor. ¡Alabado sea el Señor! 5:6 - “Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos”. ¿Cómo sabemos que Dios nos amó? Simplemente porque cuando éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. Cuando estábamos sin fuerzas ni recursos interiores para echar fuera las ataduras de los pecados y de los malos hábitos, Cristo nos rescató. Éste es un bello pensamiento. Cristo murió por nosotros antes de que naciésemos, antes de que tuviésemos algún concepto de la salvación. Hemos tenido que familiarizarnos con el hecho de que Cristo ya murió por nuestros pecados. Hubo en Inglaterra una buena chica que asistía a la iglesia, y juntamente con su hermana, se convirtió en una famosa novelista del siglo pasado. Siendo fieles en asistir a la iglesia, una de las hermanas dijo: “¡Oh, si tan sólo yo pudiese cargar sobre mí todo el pecado del mundo y me hundiera en ese lago que está allá, llevando conmigo todos los pecados de la gente! Oh, ¿no sería maravilloso? Yo estaría dispuesta a hacerlo”. Entonces, otra persona del grupo, dijo: “Oh, pero alguien ya lo hizo, ese alguien es Jesucristo”. Aunque desde pequeña la habían criado asistiendo a la escuela dominical y a la iglesia, no sabía que Jesús ya había realizado eso. Cristo ha tomado nuestro pecado y lo ha sepultado en el mar del olvido. Yo creo que es hermosa la forma en que el profeta Miqueas expresa esta verdad: “Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, 104 Romanos y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados” (Mi. 7:19). Esta jovencita quería hundirse en el lago llevándose consigo todos los pecados del mundo, pero vean ustedes lo que Dios ha hecho. Él ha arrojado todos nuestros pecados en las profundidades del mar. Nosotros no conocemos siquiera las profundidades que alcanza el mar en ciertos lugares. Hablando metafóricamente, alcanza profundidades grandes, sumamente grandes, y es allí donde se encuentran nuestros pecados. 5:7 - “Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno”. En las fuerzas armadas, se nos enseña a dar la vida por los amigos. Por ejemplo, si un individuo tiene la ametralladora y el enemigo se aproxima, todos esperan que se quede en su puesto hasta que todos sus camaradas puedan ser evacuados. En el aire, cuando alguno de los aviones de su escuadrón es golpeado, el individuo debe cubrirlo y volar sobre él, recibiendo el ataque de los aviones enemigos para que su amigo logre saltar en paracaídas hacia la seguridad. Le puede costar la vida, pero así está enseñado. Lo mismo sucede con nosotros, a veces daríamos la vida por un justo, o por nuestros amigos. 5:8 - “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Aquel que era el más agradable, murió por los desagradables. De esa manera Dios demostró su amor por nosotros. Él no murió por los justos; murió por pecadores como ustedes y yo. Más que vencedores 105 5:9 - “Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira”. Por lo tanto, si siendo nosotros pecadores, Cristo murió para librarnos de las retribuciones justas, cuánto más seremos salvos de las retribuciones justas ahora que estamos justificados. Estamos justificados por su sangre. Estamos siendo llevados a una posición correcta mediante Su sangre. Por consiguiente, seremos salvos de la ira de Dios a través de Cristo. Nunca debemos olvidar esto. Cristo habló mucho más acerca del infierno que acerca del cielo. Él habló más acerca de los tormentos del malvado que acerca de los deleites del justo. Juan 3:16 dice: “que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. “No se pierda” resalta la idea de ser librado del tormento eterno. 5:10 - “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo”. Nosotros no nos consideramos enemigos de Dios. Sin embargo, si pecamos estamos en enemistad (en antagonismo, en discrepancia, en contradicción con) un Dios santo. Consecuentemente, somos enemigos, enemigos que fuimos reconciliados con Dios por la muerte de Su Hijo. ¿Quién hizo la reconciliación? Fue realmente Dios Padre el que hizo la reconciliación por medio de Su Hijo. Debemos ver el profundo amor de Dios Padre, el cual quiso entregar a su único Hijo. “Mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida”. Pablo continúa con su razonamiento. Si cuando éramos enemigos fuimos justificados y reconciliados, 106 Romanos cuánto más ahora que hemos sido reconciliados, seremos salvos por Su vida. La reconciliación no es solamente instantánea, sino progresiva. Hay actos progresivos de reconciliación, mediante los cuales cada parte de nuestra naturaleza es transformada, de manera que lleguemos a ser plenamente conformados a la naturaleza divina. 5:11 - “Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación”. Nosotros tenemos el gran privilegio de regocijarnos y de tener el gozo de Jesús en la presencia de Dios. Éste es el gran contraste entre el pecador de Romanos 3:19: “cuya boca será silenciada”, y aquellos que son justificados, quienes se pueden gloriar en la presencia del Padre. Nosotros hemos fallado; hemos sido destituidos de la gloria de Dios. Pero una vez redimidos, no sólo somos llevados a una posición correcta con Dios, sino que también podemos regocijarnos delante del tribunal. Oh, cuánta diferencia hay entre salvos y no salvos. Judas 1:24 dice: “Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría”. Debemos ver en dónde acaba la redención. Acaba presentándonos sin mancha delante de Dios, mas ello exige un desarrollo progresivo. “Por quien hemos recibido ahora la reconciliación”. (La versión King James de la Biblia en inglés dice: Por quien hemos recibido ahora la propiciación). Propiciación significa “satisfacción”. Su objetivo es cubrir completamente el mal hecho. Debe haber propiciación, o Más que vencedores 107 cobertura, para nuestras ofensas. ¿Cómo puede un Dios justo declararnos justos a nosotros? Un Dios santo debe tener alguna base sobre la cual declararnos libres de nuestra deuda o justificados de nuestra culpabilidad. Un juez no puede libertar a un ladrón que ha robado $10,000 a menos que alguien supla los $10,000. Alguien debe decir: “Aquí está, yo pagaré los $10,000”. ¡Eso es precisamente lo que hizo Jesús! Él fue la propiciación, y cubrió nuestra deuda. Él “satisfizo” el problema de nuestra deuda y cubrió una multitud de pecados nuestros. Ahora vamos a examinar otra gran verdad de la Palabra de Dios, aunque es algo difícil de entender. En el capítulo 5:12-21, se nos presentarán dos hombres: el primer Adán y el segundo Adán, el cual es Cristo (ref. 1 Co. 15:22, 45). Estos dos hombres trajeron algo al mundo, y hay una enorme bendición cuando se les entiende correctamente. LOS DOS HOMBRES 5:12 - “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte”. Debido a su caída y desobediencia, Adán introdujo el pecado en el mundo. También introdujo la muerte, porque la muerte sólo puede reinar a través del pecado. Quizá preguntemos: “¿Cómo pudo Cristo morir si Él era sin pecado?” Él no pudo haber muerto sino hasta que hubo bebido de la copa en Getsemaní. Fue allí en donde pidió: “Que pase de mí esta copa, si es posible”. Él sabía lo que había en esa copa. Estaba llena de los pecados del mundo. Al beber de la copa de la iniquidad, Aquel que no conoció pecado se hizo pecado. Solamente de esa 108 Romanos forma pudo morir, porque la muerte no tiene ningún poder a menos que exista pecado”. “Así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”. Debemos entender la doctrina del pecado original. Aunque un bebé no ha hecho ni el bien ni el mal, está sujeto a la muerte. ¿Por qué es esto así? Un bebé es pecador debido a que nació con una naturaleza de pecado. El rey David expone esto en el Salmo 51:5: “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre”. David, siendo profeta, estaba hablando proféticamente acerca del pecado original. 5:13 - “Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley no se inculpa de pecado”. Antes de Moisés, no había ley. Desde Adán hasta Moisés no hubo ley escrita. Donde no hay ley, no se puede inculpar de pecado. Es sólo cuando alguien legisla, que el pecado puede imputarse por haber infringido la ley. Entonces, ¿cómo pudo reinar la muerte? ¿Cómo pudo morir la gente desde Adán hasta Moisés si no había ley? 5:14 - “No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir”. ¿Por qué reinó la muerte desde Adán hasta Moisés y hasta ahora? Porque cada cual nace pecador. Adán es figura, o símbolo, de otro Adán venidero, el segundo Adán—Cristo. El hecho de que la muerte haya reinado desde Adán prueba que el pecado original ha infectado a todas las personas desde Adán. Aunque no hubo ley desde Adán hasta Moisés, todos tenían la ley de la conciencia (2:12-15), y la violaron. Más que vencedores 109 5:15 - “Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo”. El acto de desobediencia de un solo hombre, Adán, hizo que muchos se convirtieran en pecadores. Cuánto más, entonces, la obediencia de Uno, el segundo Adán, hizo justos a muchos. Si un hombre pudo introducir el pecado en el mundo por un acto de desobediencia, cuánto más puede el Justo producir gracia. Por consiguiente, la gracia es más poderosa que el pecado, el bien es más poderoso que el mal. Pablo confirma esto nuevamente en 1 Corintios 15:21-22: “Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo (el segundo Adán) todos serán vivificados”. 5:16 - “Y con el don no sucede como en el caso de aquel uno que pecó; porque ciertamente el juicio vino a causa de un solo pecado para condenación, pero el don vino a causa de muchas transgresiones para justificación”. Un acto de desobediencia introdujo el pecado y la muerte en el mundo. Sin embargo, el don de Cristo cubre no sólo un pecado, sino muchos. No podemos comparar el don gratuito del segundo Adán con la ofensa del primer Adán. El don de Dios no es como el resultado de la ofensa de Adán. El juicio que produjo aquel pecado, fue la condenación que recayó en todos. Pero el don del segundo Adán fue la justificación de muchos pecados y transgresiones. 110 Romanos 5:17 - “Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte”. La transgresión de un hombre fue suficiente para permitir que la muerte reinara sobre toda la raza humana. Si eso es cierto, el apóstol Pablo está diciendo: “Mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia”. ¿Por qué dice: “los que reciben la abundancia de la gracia”? Porque nosotros tenemos una abundancia de transgresiones que necesitan ser cubiertas. Por esta razón es tan importante buscar a Dios para recibir gracia para cada pecado. La clave para reinar en la vida, es recibir una gracia abundante. Si una persona recibe gracia solamente para salvación, no reinará. El requisito para reinar es una gracia abundante que lidie con cada pecado y atadura de nuestras vidas. Necesitamos una intensa gracia que nos permita triunfar en cada prueba, con el fin de convertirnos en “más que vencedores”. “La abundancia de la gracia y del don de la justicia”. Es imprescindible entender lo que Pablo quiso decir con: “el don de la justicia”. En el Salmo 24:3-4, se hace la pregunta: “¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? [Y se contesta:] El limpio de manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosas vanas, ni jurado con engaño”. He aquí alguien muy necesitado, que se ha arrodillado delante de Dios y lo ha buscado con muchas lágrimas y angustia de corazón, antes de que se cree en su interior un corazón limpio. A este hombre llega la respuesta de Dios Más que vencedores 111 en el Salmo 24:5. “Él recibirá bendición de Jehová, y justicia del Dios de salvación”. Hay una vasta diferencia entre ser contado por justo y ser hecho justo. Esto último se le concede al individuo de corazón puro. El Señor Jesucristo lo expone con mucha claridad en Mateo 5:6, donde dice: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”. Esta clase de justicia se le da únicamente a quienes tienen hambre y sed de ella. Es una verdadera vestidura de justicia, como lo muestra Apocalipsis 19:7-8. Una cosa es ser contado por justo (justicia atribuida), y otra cosa muy diferente es ser hecho justo. Ser hecho justo requiere tiempo y muchos actos de obediencia. Además, la gracia tiene dos lados. Hay una gracia que cubre toda iniquidad, gracia que lidia específicamente con cada pecado de nuestras vidas. Pero existe también la idea de una gracia impartida (capacitación divina) para atravesar cada prueba que Dios considera necesaria para nuestra purificación. Para reinar con Cristo es necesaria la justicia impartida (no atribuida) y la gracia abundante. El reinar tiene un doble aspecto. Reinamos sobre nuestras circunstancias presentes, pero también reinamos como reyes y sacerdotes con Cristo en el reinado de mil años. Hay un reinado en vida, como lo explica Isaías: “Caminarás sobre las alturas de la tierra”. Dios quiere llevarnos a un nivel en donde reinemos en esta vida como Él lo hizo. Sin embargo, está la idea de gobernar y reinar en el Milenio. En Apocalipsis 20:6, dice: “Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que 112 Romanos serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años”. Está el otro lado de reinar, reinar en el Milenio, y luego reinar en la eternidad. ¿Cuál es el requisito? ¡Que debemos volvernos santos! La verdad presente de Romanos 5:17 “Mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia”. La palabra reinar está ligada a un rey. Un rey denota victoria, poder, dominio y autoridad. Nosotros estamos llamados a reinar en la vida como reyes (1 Co. 15:57; 2 Co. 2:14). Se espera que el cristiano triunfe y sea victorioso en cada situación que Dios lo ubica. Es una actitud del corazón. Él tiene que ser como un rey que cabalga hacia la batalla: “En tu gloria sé prosperado; cabalga sobre palabra de verdad, de humildad y de justicia, y tu diestra te enseñará cosas terribles” (Sal. 45:4; ver Sal. 110:2). La manera de reinar en la vida es recibiendo el don de la justicia, y la gracia de Dios. Como ya lo hemos mencionado, la justicia impartida es mayor que la justicia atribuida. Somos contados por justos inmediatamente al convertirnos, aunque no seamos justos y tengamos muchos problemas en nuestro vivir. A medida que le permitimos a Dios obrar en nuestras vidas, somos hechos justos. Debemos recibir una gracia abundante para reinar. Para cada atadura y pecado particular, hay gracia. Donde abunda el pecado, puede sobreabundar la gracia (Ro. 5:20-21). Más que vencedores 113 Además, la gracia es necesaria para ser capaces de atravesar los fuegos afinadores que Dios juzga necesarios para nuestra purificación y perfeccionamiento. La actitud correcta en las pruebas nos permite recibir la abundancia de la gracia para soportar y triunfar en medio de ellas. Audrey, mi querida esposa, estaba en el cuarto de recuperación del hospital después de una operación quirúrgica de dieciocho horas. Allí, fue tratada con suma rudeza por una de las enfermeras. Cuando iba a quejarse con el Señor, Él le habló, diciendo: “Reconoce otra oportunidad mía de mostrarte mi gracia”. La capacidad de ver una prueba o tribulación como si fuera una oportunidad, es determinante ya sea para amargarnos o para mejorarnos. La oportunidad abre las compuertas de la gracia. La clave es verla como la oportunidad de Dios. Cuando estábamos en las Islas Camerún en Africa Occidental, fuimos invitados a un seminario en un pueblito de una isla pesquera, lejos de la costa. El arribo a ese lugar era verdaderamente una ardua jornada. Significaba viajar en mar abierto, en canoas muy cargadas. Durante esa época, el viaje era sumamente peligroso, pues otras canoas habían zozobrado y muchos se habían ahogado. Asimismo, las condiciones en el pueblo eran muy difíciles. Sin embargo, el Señor habló con Audrey y dijo: “Yo he provisto fardos de gracia para cada imprevisto, de manera que tú puedas triunfar en todas las situaciones”. En una ocasión en los Estados Unidos, un carro lleno de inmigrantes ilegales había ocasionado un daño enorme a nuestro vehículo estacionado. La respuesta del Señor fue 114 Romanos ésta: “Pídanme que les capacite para sufrir con gozo el despojo de sus bienes” (ver Hebreos 10:34). Si dejamos de apropiarnos de la gracia disponible, uno de los peligros es que una situación adversa se vuelva insuperable. Cuando eso ocurre, el resentimiento nos invade, y contagiamos a muchos otros. Prestemos atención a la advertencia que nos dice que no permitamos que una raíz de amargura brote en el huerto de nuestros corazones, contaminando así a muchos (He. 12:15). Recordemos que en una situación no podemos nunca permanecer neutrales. O mejoramos, o nos amargamos, todo depende de la respuesta que demos a la gracia que está disponible a través de Jesucristo (He. 4:16). 5:18 - “Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida”. De nuevo, tenemos aquí la comparación de los dos Adanes. El primer Adán trajo juicio a través de su transgresión. Pero Cristo trajo “el don gratuito de la justificación de vida a todos los hombres”. Uno trajo muerte y condenación, el otro trajo libertad gloriosa y justicia a todos los que le reciben. 5:19 - “Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos”. Nosotros nacimos pecadores; no nos convertimos en pecadores. Esta verdad debe recalcarse; es fundamental. ¿Por qué pecamos? Porque somos pecadores. Es natural que pequemos porque nacimos Más que vencedores 115 pecadores, y traemos una naturaleza de pecado desde nuestro nacimiento. No somos pecadores porque pecamos. El anterior razonamiento puede resumirse de la siguiente manera: Estábamos en Adán cuando él pecó. Por lo tanto, nosotros pecamos en Adán y nos volvimos pecadores. Ahora hemos aceptado a Cristo (el segundo Adán), y ahora estamos en Cristo. Hemos nacido de nuevo, no de simiente corruptible. En nosotros está Cristo, el cual es nuestro hombre nuevo. Esta parte nuestra no puede pecar (1 Jn. 3:9). En cada circunstancia, nosotros escogemos manifestar ya sea al hombre viejo que peca, o al hombre nuevo que triunfa. 5:20 - “Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase”. ¿Cuál es el propósito de la Ley? El propósito de la Ley es revelar el pecado. Nosotros desconocemos lo que hay en nuestros corazones, hasta que la Ley llega. Hasta que alguien hace un precepto, no sabemos lo que hay en nuestros corazones. Hasta que llega una circunstancia, no sabemos lo que hay en nuestros corazones. El propósito de la Ley es revelar lo que hay en nuestros corazones. El propósito es que el pecado abunde, de modo que podamos ver y convencernos de nuestra naturaleza pecadora. Yo recuerdo a un pastor que cometió un error y le dijo al Señor: “Qué raro, yo no soy así”. El Señor le respondió: “Sí, eres así, y mucho. Hiciste eso porque está en tu corazón”. “Mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia”. El pecado entró en el mundo por un acto, y todos fuimos 116 Romanos hechos pecadores. Sin embargo, la gracia que trajo el Señor Jesucristo fue más abundante que el pecado que trajo el pecador. Entonces, Pablo pudo decir: “Cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia”. Podríamos razonar: “Pero pastor, usted no conoce ni la familia, ni el trasfondo, ni las circunstancias de donde procedo”. Hace algunos años, tuve un reto semejante en otro país. Me reclamaban: “Usted es inglés, usted tiene un trasfondo protestante, usted ha llevado una vida diferente. Nosotros no queremos que predique el mismo Evangelio que predicaba en Inglaterra. Usted no puede esperar que vivamos esa clase de Evangelio”. Me dijeron: “Usted tiene un trasfondo evangélico. Es normal que piense de ese modo, pero ese no es nuestro trasfondo. El nuestro es ateo. Nuestra nación rechazó a Dios hace siglos, y usted no puede esperar que recibamos esa clase de Evangelio. Solamente queremos predicar la salvación por fe y que Jesús sana. Queremos predicar el bautismo en agua y el bautismo en el Espíritu Santo, pero no podemos predicar la santidad”. En esa época yo era muy joven y estaba muy confundido. Fue un tiempo en que yo era el único de mi país en esa nación, y puedo decirles que me sentía sumamente solo. (Cuando nos sintamos solos, salgamos en busca de un lugar para platicar con Dios). Entonces, dije: “Señor, ¿de qué se trata todo esto?” Dios dijo: “Hay un solo Evangelio. No importa qué nacionalidad tengas, el mensaje es el mismo”. Nadie puede decir ante el trono de Dios: “Yo vengo de cierta nación; por lo tanto usted tiene que aceptar mis normas como inferiores”. Dios dijo: “¡No! Yo tengo Más que vencedores 117 un solo Evangelio” (ver Éxodo 12:49). Ciertamente, su trasfondo es diferente, pero donde abunda el pecado, sobreabunda la gracia. No habrá excusas ante el trono de Dios. A los hombres de todas partes se les pide perfección y santidad. 5:21 - “Para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro”. La gracia y la justicia están ligadas entre sí. Es imprescindible que entendamos esto. Primero, la gracia de Dios se extiende a nosotros y somos contados por justos. En segundo lugar, la gracia nos hace justos progresivamente. Somos justificados progresivamente, así como el margen derecho de un papel es justificado por un tipógrafo. Nosotros debemos ser tan rectos como el Señor Jesucristo. Renglón tras renglón, Él quiere enderezarnos de modo que seamos rectos como el Hijo de Dios. ¿Parece esto imposible? La Palabra de Dios dice que es muy posible ser presentado sin mancha delante del trono de Dios. Si tenemos alguna otra norma, estamos negando el poder de la sangre de Cristo. Si tenemos alguna otra norma, estamos negando el poder de Dios Padre. Si tenemos alguna otra norma, realmente estamos negando el Evangelio del Señor Jesucristo. El Evangelio tiene el poder de presentarnos sin mancha delante del trono de gloria con gran alegría. Esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe (1 Jn. 5:4). Más que vencedores 119 Parte 3 6:1—8:39 LA VIDA DE DIOS A. Una vida de santidad (Gobernada por tres palabras). 1) Saber por experiencia (6:6), que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con Cristo, lo que lleva a la declaración de Gálatas 2:20: “Con Cristo estoy juntamente crucificado”. 2) Considerar (6:11), asumir una posición basándonos en esta experiencia de “saber”. 3) Presentar (6:13-19), presentar nuestros miembros a la justicia, no al pecado, lo cual se logra haciendo morir las obras del cuerpo (6:13). Para hacer morir la fornicación (Col. 3:5). Que el pecado no reine más en vuestros cuerpos mortales. Ya no le permitáis más al pecado reinar. Ya no presentéis más vuestros miembros al pecado. Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la impotente Ley, sino bajo la “gracia” que significa capacitación divina (6:14). Por servir al pecado recibimos la muerte como nuestra paga; pero por servir a la santidad y a la justicia, recibimos la vida eterna (6:23). 120 Romanos El capítulo seis explica que somos libres del pecado, pero el siete explica que somos libres de la impotente Ley. B. Libres de la Ley (Capítulo 7). 1) Ejemplo del matrimonio. Una mujer es libre de su marido cuando éste muere. En Cristo, nosotros morimos a la ley y estamos unidos a Cristo, nuestro nuevo esposo. (No podemos estar casados simultáneamente con un pacto viejo y con un pacto nuevo). 2) Propósito de la Ley. a) Revelar el pecado (7:7) b) Despertar el pecado (7:8-11). Las prohibiciones tienden a despertar el deseo de hacer lo prohibido. 3) La intensa batalla por la santidad. 1 Corintios 9:27: ”Sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”. C. Andar en el Espíritu (Capítulo 8). 1) (8:1-13) He aquí una vida de santidad. La Ley no pudo producir justicia porque tenía que depender de la carne pecadora. Cristo quebrantó el poder del pecado; y los que andan en el Espíritu y son guiados por el Espíritu, cumplen ahora la justicia de la ley, siendo dirigidos y orientados por la mente Más que vencedores 121 de Cristo. Por lo tanto, somos capacitados para realizar las buenas obras que Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Ef. 2:10). 2) (8:14-18) Este andar produce hijos maduros, los cuales heredan la gloria. Ver también Hebreos 2:10. 3) (8:19-27) La creación y las criaturas aguardan la liberación de la esclavitud de la corrupción, liberación por la cual el Espíritu, a través de nosotros, tiene labores de parto. 4) (8:28-39) Esta vida en el Espíritu nos hace ser “más que vencedores” en cada circunstancia, aun en la muerte. 122 Romanos Capítulo seis Al llegar a Romanos seis, vamos a continuar con el mismo tema: que Dios no está satisfecho con sólo perdonar a una persona. Él quiere que el pecador sea totalmente transformado a Su propia imagen. El capítulo seis comienza con una pregunta que se ha formulado en todas las generaciones de la Era de la Iglesia. 6:1 - “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?” En general, la Iglesia tiende a decir: “Bueno, somos salvos, justificados, perdonados, contados por justos, y hasta allí podemos llegar. Tendremos experiencias en las alturas del monte, y luego caeremos. Entonces, ascenderemos otra vez, y caeremos nuevamente”. Yo he conocido iglesias enteras que creen que esto es todo lo que es posible. Pablo dice algo muy diferente en Romanos 6:2. 6:2 - “En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” Desarrollaremos esta idea de estar “muertos al pecado”. Simbólicamente, el pensamiento de “muertos al pecado” tiene su origen en las aguas del bautismo. Pablo explicará esto en los versículos 3 y 4. 6:3-4 - “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”. El bautismo en agua Más que vencedores 123 tiene esta connotación, que al entrar en las aguas bautismales y cubrirnos ellas, somos sepultados juntamente con Cristo. Por consiguiente, morimos a nosotros mismos. Nuestra salida de las aguas significa que andaremos en vida nueva con Cristo. El acto de bautizarse en agua expresa alegóricamente que nos estamos identificando con la sepultura de Cristo. Luego, ciertamente, debemos recordar que debemos emerger de las aguas. 6:5 - “Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección”. Entonces, vemos que el bautismo en agua es un símbolo. Algo sucede cuando una persona es bautizada en agua. ¡El bautismo en agua es poderoso! Rompe muchas ataduras. Corta muchos vínculos denominacionales y tradicionalistas. Hay que entender y participar del bautismo en agua en un acto de fe, creyendo que Dios romperá los lazos con Egipto, o con el mundo. El bautismo es un acto de buena conciencia (1 P. 3:21). No arranca la inmundicia de la carne, sino que declara nuestras intenciones de salir de Egipto y de seguir al Señor. El bautismo en agua es símbolo del paso por el mar Rojo. Esto separó de Egipto al pueblo de Dios. También destruyó las fuerzas externas que trataban de regresarlos a Egipto. Cuando emergemos de las aguas bautismales, somos muy parecidos a los hijos de Israel que cruzaron el mar Rojo. Ellos estaban fuera de Egipto, pero Egipto no estaba fuera de ellos. El bautismo en agua tiene esta connotación, que estamos fuera del mundo, pero el mundo no está fuera de nosotros. El bautismo en agua produce cierta liberación 124 Romanos de vínculos y pecados pasados. También lidia hasta cierto punto, con las fuerzas externas que tratan de regresarnos al mundo. Sin embargo, el bautismo en agua es solamente parte de la respuesta. Es símbolo de algo mucho mayor. Por consiguiente, debemos ver, por la gracia de Dios, cómo podemos participar de la experiencia de la victoria sobre el pecado. Yo creo que la respuesta se encuentra en el versículo 6. 6:6 - “Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre [o vieja naturaleza] fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido [dejándolo impotente], a fin de que no sirvamos más al pecado”. Esta palabra “sabiendo”, en griego significa “conocer por experiencia”. No es un conocimiento académico sino un “conocimiento a fondo, a través de una experiencia directa”. “Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con él”. En el griego original, aparece en tiempo pasado. Romanos 6:6 es un versículo muy importante. Un maestro a menudo enseña sobre la base de experiencias personales, y, en mis primeros años, el Señor me dio una maravillosa experiencia de Romanos 6:6. Hace muchos años, cuando yo era pastor, el Señor comenzó a tratar conmigo con respecto al capítulo seis, versículo uno: “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera”. Luego, el Señor comenzó a hablar específicamente acerca de ciertas cosas de mi vida: “¿Rendirías esto? ¿Rendirías aquello? Algunas cosas eran muy sencillas; pero para rendir otras se requería mucha gracia. Finalmente, Dios dijo: “¿Me darías tu Más que vencedores 125 esposa?” Eso yo no lo podía hacer, porque me daba cuenta de que había algo involucrado allí. Yo dije: “Señor, no puedo”. Dios fue muy bondadoso. Solamente sonrió. Unos días más tarde, estábamos en una reunión de avivamiento. Después de la reunión, me acerqué para recibir oración, y mientras oraban por mí, caí en el Espíritu. No me podía mover. Estaba sobre el piso; todos me veían, y de nuevo el Señor dijo: “¿Estás dispuesto a dejar ir a tu esposa? ¿Quién la ama más: tú o Yo?” Yo le dije: “Tú, Señor”. Entonces Él dijo: “¿Quién tiene más poder para cuidarla, tú o Yo?” Yo no me podía mover en el piso y dije: “Bueno, Tú”. Él dijo: “Suéltala para Mí, deja que sea mía”. En ese momento yo tuve la gracia para hacerlo. Esta decisión ha sido muy costosa, porque desde entonces Dios ha pasado a mi esposa por épocas muy difíciles. El punto es que yo fui capaz de soltarla para Dios, porque la gracia me fue impartida. Pocos días más tarde, alrededor de las diez de la mañana, yo estaba en mi oficina de la parroquia. El Espíritu de Dios entró en el recinto. En una visión, vi a Cristo en la cruz, pero yo lo veía desde atrás. Entonces fui tomado en el Espíritu y colgué de la cruz con Cristo. Yo estaba en Cristo, viendo a las multitudes a través de sus ojos. En ese momento aprecié de una forma novedosa el versículo que dice: “Sabiendo que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él”. Comprendí entonces que cuando Cristo estaba en la cruz, nuestro viejo hombre (o vieja naturaleza) colgaba también de la cruz con Él. Cuando Adán pecó, todos nosotros estábamos en Adán y 126 Romanos pecamos también. Asimismo, cuando Cristo estaba en la cruz, nosotros estábamos en Cristo en la cruz juntamente con él. En la visión vi a la gente abajo. Estaban burlándose de Él, pero eso no tenía ningún impacto. Yo estaba en Cristo sobre la cruz. La visión cesó y me encontré nuevamente en mi oficina, de pie. Entonces, vi el velo. Estaba rasgado de arriba abajo. Supe en ese momento lo que el velo representaba. El velo, su carne, es la vida crucificada. Estar crucificado con Cristo nos mete detrás del velo (He. 10:20). En ese momento yo sentí que el Espíritu recorrió poderosamente hasta lo más recóndito de mi ser, recorrió, recorrió y recorrió. De repente, de mi boca salieron las palabras de Gálatas 2:20: “Con Cristo estoy juntamente crucificado”. La paz y el alivio que llegaron a mi alma fueron indescriptibles. Esa fue mi experiencia de Romanos 6:6. Obviamente, la experiencia suya y la mía no son iguales. Sin embargo, es fundamental encontrarnos con Dios, y saber realmente que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con Cristo. Esto tiene que ser una revelación y un conocimiento basado en la experiencia. Ustedes no necesitan que les suceda algo como lo mío, pero sí necesitan “saber” por experiencia o por revelación, que nuestro viejo hombre fue crucificado con Él. Cristo en la cruz ha provisto para nuestra vieja naturaleza. Nuestra vieja naturaleza fue crucificada juntamente con Él. Sin embargo, debemos tener, de una forma u otra, una revelación de esto para recibir su beneficio. Más que vencedores 127 Si Dios me ha dado experiencias y visiones auténticas, es por la sencilla razón de que una persona con una experiencia no está a merced de otra que sólo tiene una teoría. Por eso, soy capaz de apreciar y enseñar lo que es la vida crucificada. A partir de esa experiencia instantánea, y Romanos 6:6 es una experiencia instantánea, tenemos que movernos a una experiencia progresiva. 6:7-8 - “Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él”. Debemos entender que el bautismo en agua es un símbolo, pero esta experiencia de “saber” es algo diferente. La manera en que podríamos ilustrar esto es basándonos en el viaje de los hijos de Israel. En el viaje de Israel, hubo dos cuerpos de agua, el mar Rojo y el río Jordán. Ambos se abrieron sobrenaturalmente para el paso de Israel. El mar Rojo es símbolo del bautismo en agua. Israel fue redimido por la sangre del cordero y salió de Egipto. Llegaron a través del mar Rojo (el bautismo en agua), pero en todo su viaje por el desierto quisieron regresar a Egipto cada vez que hubo una prueba. Estaban fuera de Egipto, pero Egipto no estaba fuera de ellos. Luego, llegaron al Jordán, y en el Jordán las aguas se dividieron exactamente como las del mar Rojo. Esta vez, ellos arrojaron doce piedras dentro del agua, y sacaron de ella otras doce. Hace muchos años yo estaba en Israel, y hay una parte del Jordán en donde ambas riveras le pertenecen a Israel. El Señor me habló, diciendo: “Quiero que físicamente 128 Romanos camines cruzando el Jordán”. Obedeciendo al Señor, hice según Sus palabras. Entonces Él dijo: “Esta es la circuncisión de corazón, esta es la vida crucificada”. Por consiguiente, el paso a través del Jordán es símbolo de saber que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con Cristo. Cruzar el Jordán es la experiencia de Romanos 6:6. 6:9-10 - “Sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive”. El pensamiento aquí es que nosotros también caminaremos en vida nueva cuando hayamos alcanzado nuestra experiencia de “saber” que estamos crucificados juntamente con Cristo. 6:11 - “Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro”. Cada vez que enfrentemos la tentación, podemos considerar que estamos muertos al pecado. Sin embargo, no podemos considerar si primero no “sabemos”. Solamente podemos considerar basándonos en hechos. Cuando consideramos, tenemos poder. Por lo tanto, debe haber una diaria consideración frente a las tentaciones, que reafirme nuestra posición de que estamos crucificados juntamente con Cristo. Hay un “diario morir” que se menciona en 1 Corintios 15:31. Sin embargo, debemos primero experimentar el “saber”, para considerar, o darlo por hecho. Lamentablemente, cuando las personas se encuentran luchando contra alguna falta, hay quienes tienden a decirles Más que vencedores 129 que se consideren muertas al pecado. Mas no se puede considerar esto como un hecho sin antes haber tenido la experiencia de “saber” del capítulo 6:6. Lo mismo ocurre con el dinero. No podemos firmar un cheque y considerar que tenemos el dinero en el banco, si no sabemos que tenemos el dinero en el banco. 6:12 - “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias”. Entonces, cada vez que hay tentación, yo sé que estoy muerto, y cuento que estoy muerto, por lo cual no tengo que ceder. “No reine, pues, el pecado”. Se convierte en una decisión, nuestra decisión. Antes de “saber” y de “considerar”, casi no teníamos alternativa; pero ahora tenemos el poder de decidirnos por la santidad. 6:13 - “Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia”. Aquí hay un nuevo poder disponible. Cuando “sabemos”, entonces podemos “considerar”, y así decidimos a qué vamos a “presentarnos”. Aun cuando Cristo estaba en la cruz, le gritaban: “Desciende de la cruz”. Él tenía el poder para descender. Nosotros podemos quitarnos de la cruz. Pero lo más importante es que no presentemos nuestros miembros a la iniquidad, sino que se los rindamos a Dios. En otras palabras, debemos permitir que Cristo se apodere de nuestras vidas. 130 Romanos Ahora, como ya lo he declarado, debemos ser llevados a nuestro propio Jordán individual, por la gracia de Dios. Por un momento, sigamos pensando en el viaje de los hijos de Israel. Después de cruzar el Jordán, llegaron a Gilgal. Gilgal fue un lugar de circuncisión, en donde el cuchillo cortó la carne. En ese momento, ¿qué dijo Dios en Josué 5:9? “Hoy he quitado de vosotros el oprobio de Egipto; por lo cual el nombre de aquel lugar fue llamado Gilgal, hasta hoy”. En ese momento en Gilgal, cuando se sometieron a la circuncisión, ya no tenían ningún deseo de regresar a Egipto. El deseo fue quitado de ellos. No volvieron a ser los mismos. Ahora, de igual manera, Dios desea que realicemos nuestro paso por el Jordán y que lleguemos a la circuncisión de corazón. Dios quiere llevarnos a nuestro propio Jordán. Él quiere llevarnos a la experiencia de Romanos 6:6. Esa es una experiencia instantánea; pero enseguida Él quiere cortar progresivamente las partes internas de nuestras vidas. La circuncisión es el camino a la victoria. Sin embargo, este proceso es totalmente de Dios, porque sólo Él hace la circuncisión, no nosotros. Se aclara muy bien en Deuteronomio 30:6 que solamente Dios puede realizar esta operación: “Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas”. 6:14 - “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia”. No estamos Más que vencedores 131 bajo la impotente Ley. La Ley no tiene poder. No estamos bajo un sistema de lo permitido y lo prohibido. Reina la gracia, no la Ley. La gracia nos está dando poder. ¿De dónde obtiene el pecado su poder? Esto es algo que expusimos en Romanos cinco. El pecado sólo tiene poder por causa de la Ley. Donde no hay Ley, no hay pecado. Por lo tanto, necesitamos ser libertados de la Ley. Indiscutiblemente, la única persona que está libre de la Ley es un difunto. Por eso, tenemos que morir espiritualmente para quedar libres de la Ley de lo permitido y lo prohibido. 6:15 - “¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia?” Muchas iglesias han caído en ese error. Dicen: “Nosotros no estamos bajo la Ley; estamos bajo la gracia. Por lo tanto, no importa cómo vivamos. La gracia lo cubre todo”. ¡Oh, qué erróneo es eso! Todo el propósito de estar crucificados es que cumplamos la justicia de la Ley (8:4). 6:16 - “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?” ¿Qué dijo el Señor Jesucristo acerca de esto? “Todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado” (Jn. 8:34). Recibamos la solemne advertencia de que si vivimos deliberadamente en pecado, habiendo Dios hecho tal provisión para darnos la victoria sobre el pecado, no habitaremos en su casa para siempre. Jesús continúa en Juan 8:35: “Y el esclavo no queda en la casa para siempre, el hijo sí queda para siempre”. 132 Romanos Tras habernos confrontado Dios con estas verdades, y habiendo nosotros escogido deliberadamente el pecado y no la gracia, llega un momento en que Él crea un tropiezo si perseveramos en el pecado (Ez. 3:20). Algo puede suceder en la Iglesia, se dan las circunstancias y algo nos ofende, y el propósito es sacarnos de la casa. Permítame recomendarle el estudio del capítulo tres de Ezequiel, pues es una impresionante verdad. Estamos tratando con el Dios viviente, y Dios nos dice exactamente lo que hace. “De nuevo, si el justo se apartare de su justicia e hiciere maldad, y pusiere yo tropiezo delante de él, él morirá, porque tú no le amonestaste; en su pecado morirá, y sus justicias que había hecho no vendrán en memoria”. No se equivoquen ustedes, ¡Dios no levanta tropiezos en su iglesia! El propósito del tropiezo es ofender, es Dios dándole un pretexto al individuo para irse. “El esclavo del pecado no continuará en la casa para siempre”. Éste es un asunto muy serio. Puede aplicarse a una persona, a una iglesia o a una congregación, el caso es que los individuos son eliminados del conglomerado. Ciertamente, un “tropiezo” puede también implicar, como punto de vista culminante, que la persona pierda el cielo. 6:17 - “Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados”. Nosotros debemos obedecer “de corazón” esta forma de doctrina que los capítulos cinco y seis nos enuncian. El Señor Jesucristo habló sobre el tema de la doctrina en Juan 7:16-17. ¿Cómo podemos saber si una doctrina es Más que vencedores 133 correcta? Jesús nos mostró la manera de determinar qué es verdad y qué es error. “Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta”. Por lo tanto, si estamos dispuestos a hacer la voluntad de Dios, sabremos si la doctrina es correcta o errónea. Luego, el Señor continúa en Juan 8:32: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. La verdad que Dios nos entrega, actúa en nosotros y nos liberta. 6:18 - “Y libertados del pecado (la idea de ser “libertados” es un proceso), vinisteis a ser siervos de la justicia”. Dios debe “hacernos” libres del pecado, de modo que podamos ser siervos de la justicia. 6:19 - “Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia”. Cuando éramos pecadores en el mundo, rendíamos nuestros miembros a la ira y nos airábamos más y más. Nosotros debemos morir a la ira, y rendir nuestros miembros a la justicia, para santidad. La justicia conduce a la santidad. Debemos ser llenos de la justicia de Dios, y de la justicia debemos ser conducidos a la santidad. Hay una diferencia entre la justicia y la santidad. Lot fue justo mas no santo. Él no estaba separado del mundo. Su corazón se fue hacia Sodoma y Gomorra, aunque no las aprobaba. Un hombre santo se separa. Es importante que entendamos la diferencia entre justicia y santidad. El justo, aunque no 134 Romanos apruebe las cosas malas, a menudo tendrá relación con ellas. No se separará de ellas, pero un santo sí lo hará. 6:20 - “Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia”. Al pecador no le preocupa la justicia. 6:21 - “¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte”. El fin del pecado es la muerte. Nosotros pereceremos si perseveramos en el pecado. 6:22 - “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado”. Pablo lo repite, y lo repite, y lo repite. “Libertados del pecado”. Libertados del pecado significa libres de pecado. No podemos discutirlo de ninguna otra manera. Cuando él dice libres de pecado, es que estamos libres de pecado. No podemos decir que somos libres de la ira si todavía estamos airados. Pablo dice que podemos ser libres. El fumar es otro ejemplo. O estamos atados por el tabaquismo, o estamos libres. Lo mismo se aplica al alcoholismo y a todos los demás pecados. Debemos entender que hay libertad para cada pecado individual. Toda atadura puede romperse. No podemos decir que Dios solamente nos liberta del tabaquismo, o nos liberta de la ira. No, nosotros podemos encontrar libertad para todo pecado. “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna”. ¿Ven ustedes cuántas veces menciona Pablo la santidad? Esa es la meta ¿no es cierto? Más que vencedores 135 6:23 - “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. Si perseveramos en el pecado, la paga es la muerte; pero el don de Dios es vida eterna a través del sacrificio de nuestro Señor Jesucristo. Capítulo siete En el capítulo siete, Pablo enfatiza este concepto de ser “libertado de la Ley”. Entender esto es muy importante, porque el pecado es activado por la Ley. Si no hay precepto o Ley, no hay pecado. Sin embargo, tan pronto como introducimos una regla, ésta revela lo que hay en nuestros corazones. Tal vez estemos sentados por fuera, pero aún de pie por dentro. Como ya lo hemos mencionado, el propósito de la Ley es revelar el pecado. Sin la Ley, no hay pecado, porque nuestra obediencia no es cuestionada. 7:1 - “¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los que conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que éste vive?” Esto está muy claro. Vivimos en sociedad, y la sociedad tiene leyes. Tenemos que obedecer estas leyes. Todas las leyes naturales rigen; todas las leyes gubernamentales rigen. Sin embargo, en cuanto una persona muere, es libertada de la ley. 7:2 - “Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido”. Ahora, esto está muy claro, ¿no es cierto? Cuando el esposo dice: “Iremos hacia 136 Romanos la derecha”, la esposa va hacia la derecha. Cuando el esposo dice: “Iremos hacia la izquierda”, la esposa va hacia la izquierda. Si el esposo dice: “Viviremos en Kentucky”, la esposa vive en Kentucky. ¿Por qué? Porque ella está sujeta por la ley de su marido. Cuando el esposo dice: “Por favor, ponte este vestido”, la esposa se lo pone. No estoy tratando de disuadir a las solteras para que no se casen, sino que estoy tratando de recalcar que la mujer está sujeta por la ley de su esposo mientras éste vive. “Pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido”. Ya ella no tiene que obedecer más a su esposo, porque éste está muerto. 7:3 - “Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera”. Una mujer no puede estar casada con dos hombres simultáneamente. “Pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera”. Pablo da una simple ilustración del matrimonio para desarrollar una verdad espiritual sumamente importante. 7:4 - “Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo”. Cuando pasamos por las aguas del bautismo, eso fue simbólico. Cuando estábamos en Cristo, crucificados, eso fue una realidad. Nosotros tenemos que considerar que estamos muertos a la Ley. Estamos muertos a las leyes espirituales, “para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos”. Esto es importante porque muchísimas personas tratan de perfeccionase a sí mismas mediante la Ley y estar casadas con la Ley, pero eso no lo podemos hacer. En la realidad de estar crucificados con Cristo, tenemos que morir a la Más que vencedores 137 Ley, volvernos a Cristo y casarnos con Él, “a fin de que llevemos fruto para Dios”. 7:5 - “Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones [o deseos] pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros”. Observen esto con mucha atención. “Las pasiones pecaminosas que eran por la ley [el pecado cobra vida con la ley] obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte”. Podemos ver muy claramente que el propósito de la Ley es revelar el pecado. 7:6 - “Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra”. El tema aquí es que no estamos bajo la Ley. Estamos muertos a todas las leyes ceremoniales. En el capítulo ocho de Romanos veremos que cuando andamos en el Espíritu, cumplimos la justicia de la Ley. La Ley solamente revela el pecado. Si todavía estamos bajo la Ley, todo lo que está sucediendo es una revelación y una creación de pecado. “De modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra”. Algunas denominaciones son gobernadas por la letra. Tienen sus propias normas y reglamentos para tratar de producir santidad, pero todo lo que producen es más pecado y esclavitud. 7:7 - “¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? (No, la ley no es pecado). En ninguna manera. (La ley es perfectamente buena). Pero yo no conocí el pecado sino 138 Romanos por la ley”. Nuestra lógica natural podría deducir que la Ley es perversa. Pablo quiere corregir esto. La Ley es esencial. Sin la Ley, nosotros no sabemos que somos pecadores. No conocemos el alcance de nuestra naturaleza pecadora. La Ley revela el pecado. Por eso es esencial tener la Ley. “Porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás”. El apóstol Pablo está dando una ilustración tomada de su propia vida. Él tenía un problema con la codicia, y no se dio cuenta de ello sino hasta que llegó a la Ley, y la Ley dijo: “No codiciarás”. 7:8 - “Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia (iniquidad); porque sin la ley el pecado está muerto”. No hay pecado sin la Ley. El pecado cobra vida por medio de la Ley. Nuestra vieja naturaleza se despierta por la Ley. Sin la Ley, el pecado está muerto; está adormecido. Todo está bien antes de que surja una ley o precepto. Una ley acentúa nuestra rebelión y nuestra iniquidad. Un niño pequeño que saca una galleta de un recipiente de galletas, no está pecando sino hasta que su madre dice: “No las tomarás”. El mandamiento no le quita el deseo de meter la mano en el recipiente, todo lo que hace es convertirlo en un pequeño pecador. 7:9 - “Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí”. Esto no significa que Pablo no haya sido un pecador anteriormente. Todos nacemos pecadores. Sin embargo, el pecado revive cuando llega la Ley, y produce muerte. Más que vencedores 139 7:10 - “Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte”. El propósito de los diez mandamientos y de la ley ceremonial era producir vida. No obstante, la Ley no puede producir vida, porque solamente despierta el pecado en nuestras vidas. Los diez mandamientos son buenos y pueden producir vida si los guardamos; pero producen muerte en el alma no regenerada, ya que nadie tiene el poder para guardarlos. 7:11 - “Porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató”. El pecado utiliza la Ley para reafirmarse. El pecado adquiere de la Ley su poder. Cuanto más normas y reglamentos haya en su iglesia, más inicuos serán los miembros de ella. La Ley realmente crea el pecado. Muchas jóvenes harían cualquier cosa por casarse con la persona que quieren. Sin embargo, después de casada, una joven de repente descubre que las cosas son diferentes. El esposo dice: “Haremos esto”, y la chica no quiere hacerlo. Súbitamente, se da cuenta de lo que tiene por dentro, y emanan toda clase de actitudes. Si es cristiana, sabe que tiene que obedecer a su esposo, pero el problema es que tiene todas estas cosas en su interior que hacen que no quiera obedecer. Por lo tanto, ella encubre eso con alguna forma de espiritualidad, diciendo: “Oh, debo sujetarme”, o algo así. A menudo, es después de habernos casado que descubrimos cómo son verdaderamente las personas. ¡Lo sabio es descubrirlo antes! Por esta razón hay contienda en los hogares. El esposo dice simplemente: “No me gusta 140 Romanos ese vestido”. Por lo general, cuando el esposo dice eso, la esposa no quiere ponerse el vestido. Sin embargo, a veces sí quiere ponérselo y ello crea toda clase de explosiones. Pero antes, todo estaba bien, porque no había Ley. 7:12 - “De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno”. La Ley, si se guarda, producirá santidad. El problema es que la Ley no ofrece poder para guardarla. En el matrimonio, el esposo puede no tener la razón, y esa situación es realmente una cruz. A mí han acudido señoras diciendo: “Yo quiero obedecer a mi esposo pero él nunca tiene la razón”. A veces, cuando estoy dándoles consejo, he tenido que reconocer que el esposo está equivocado, y he tenido que decirle: “Usted está equivocado. Escuche a su esposa, quizá ella esté oyendo a Dios”. La situación ideal en el matrimonio es tener el concepto del triángulo isósceles. La cabeza es Cristo en la cúspide, y el esposo y la esposa están abajo. Cuanto más se acercan marido y mujer a Cristo, más se acercan entre sí. La sabiduría en el matrimonio es ser tres (Dios, esposo y esposa), y no dos. Antes de tomar una decisión, el marido debe estar seguro de que su decisión es en Dios; de lo contrario, ello provocará un pecado innecesario en su esposa. 7:13 - “¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso”. ¿Cuál es el propósito de la Ley? El propósito de la Ley es revelar lo que hay realmente en nuestra naturaleza interior. Como Más que vencedores 141 ya lo he dicho, esto ocurre en el matrimonio. De repente, la joven descubre lo que tiene por dentro, cuando tiene que sujetarse a la ley de su marido. 7:14-15 - “Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero”. He aquí el problema: la Ley es espiritual, mas nosotros, carnales. Este es el enorme conflicto. Nosotros queremos hacer lo correcto, pero hay otra ley interior que quiere hacer otra cosa. La gente dice con frecuencia: “Yo no quiero ser como soy”. Y en ello está el conflicto. 7:16 - “Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena”. Pablo está reconociendo que la Ley es buena, que el problema se localiza en una naturaleza pecadora. El pecado puede ser tan poderoso, que aun sabiendo nosotros que algo es indebido, lo hacemos de todas maneras, porque tiene tanto poder. Eso es lo que el apóstol Pablo está diciendo aquí. 7:17 - “De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí”. ¿Quién está haciendo el mal? No soy yo, sino el pecado. Aun en contra de nuestra voluntad, hacemos ciertas cosas. Pablo está diciendo: “Yo no quiero ser como soy; yo no quiero hacer lo que estoy haciendo”. Esta es la posición de Pablo: “Yo reconozco que la Ley es buena y santa. Yo quiero cumplir la Ley, pero encuentro dentro de mí algo que quiere hacer lo malo. No lo hago yo, sino la naturaleza pecadora”. La voluntad del apóstol Pablo quiere hacer lo bueno. El problema está en el cuerpo, en la naturaleza pecadora de sus miembros. 142 Romanos Otro problema es este: si la voluntad está controlada por otro, tiene que haber una liberación. Algunas personas voluntariamente hacen lo malo. A veces, alguien más controla su voluntad. Pablo está hablando acerca del que quiere hacer el bien, pero descubre que no puede. 7:18 - “Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien”. Nosotros tenemos que reconocer que en nuestra carne no mora el bien. Nuestra carne está sublevada. “Porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo”. En Filemón 1:6, se nos dice: “Para que la participación de tu fe sea eficaz en el conocimiento de todo bien que está en vosotros por Cristo Jesús”. Hay bien en nuestro interior, porque Cristo está en nosotros. El mal está también presente por la naturaleza pecadora. 7:19 - “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago”. He allí el conflicto. “Yo no quiero ser como soy. Yo quiero hacer lo correcto, y no puedo hacer lo que quiero debido a esta naturaleza pecadora”. 7:20 - “Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí”. Tenemos que comprender que el pecado es muy poderoso. Puede tomar el control, y forzar a una persona a hacer lo que ésta no quiere hacer. 7:21 - “Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí”. Pablo está diciendo que hay dos leyes, dos naturalezas. Expone esto en el versículo veintitrés: “Pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente”. En mi mente quiero Más que vencedores 143 hacer ciertas cosas, quiero hacer lo que Dios quiere. Pero encuentro otra ley, otro poder en mi cuerpo, el cual quiere hacer lo contrario. 7:22 - “Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios”. Pablo está diciendo: “El Cristo que está en mi interior, el hombre espiritual, quiere hacer lo correcto, pero entonces, esta otra ley que está en mi carne, quiere hacer algo diferente”. 7:23 - “Pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros”. Otra vez tenemos aquí las dos naturalezas. La ley del pecado puede ser tan poderosa que puede vencer a la ley de nuestras mentes. 7:24 - “¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?” Este es el problema que tenemos en nuestros cuerpos, en nuestros miembros. El acto mismo de nacer de la raza caída de Adán, nos hace pecadores con una naturaleza pecadora. Requerimos liberación, este es el único camino a la libertad. Hay dos hombres, los dos Adanes. Está el hombre viejo y está el hombre nuevo. Están el primer Adán y el segundo Adán, y los dos están en pugna. Pablo pregunta: ¿Quién me librará? ¿Quién nos librará de nuestro cuerpo natural de muerte? Entonces llega el grito de victoria: “Dios lo hará, por medio de Jesucristo”. 7:25 - “Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado”. La victoria viene a través de saber, considerar y presentarnos a la justicia, 144 Romanos cuyo proceso se facilita andando en el Espíritu. Por lo tanto, la clave se encuentra en Romanos 8:1. Es andar conforme al Espíritu, para no satisfacer los deseos de la carne. “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”. He aquí la clave: es saber, considerar y presentar nuestros miembros a la justicia por la gracia de Dios. Es un proceso. En Romanos 8:13, tenemos que mortificar o hacer morir las obras de nuestro cuerpo. Mortificar significa privar. Viene de la palabra francesa que significa dar muerte, pero implica hacerlo mediante privación. Hay muchas formas de morir. Podemos morir por decapitación, o por otros medios. Mas otra forma de morir es privando a nuestros cuerpos de alimento y ejercicio. Al hacerlo, nuestros cuerpos se debilitan y mueren. Espiritualmente, esta es la clave para hacer morir las obras de la carne. Esto es lo que significa mortificar las obras de la carne por el Espíritu. Significa no alimentarlas. ¿Cómo alimentamos el pecado? Podemos alimentar el pecado de cinco maneras, a través de cinco puertas (o sea, por medio de nuestros cinco sentidos). Podemos mirar las cosas que estimulan el pecado. Podemos escuchar las cosas que estimulan el pecado. Incluso podemos oler las cosas que estimulan el pecado. Podemos tocar las cosas que estimulan el pecado. Podemos saborear las cosas que estimulan el pecado. Además, podemos hablar y meditar sobre las cosas que estimulan el pecado. Más que vencedores 145 Asimismo, cuanto más ejercitemos el cuerpo natural, más fuertes se volverán los miembros. Cuanto más levantemos pesas, más fuertes se volverán nuestros músculos. Cuanto menos nos ejercitemos, más débiles se pondrán. Por lo tanto, la clave es hacer morir por medio de saber, considerar y presentar, de modo que el pecado se debilite cada vez más. En el capítulo tres de Colosenses, Pablo establece una diferencia entre dos grupos de pecados. En Colosenses 3:5, Pablo habla acerca de un grupo de pecados: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría”. Estas cosas tienen mucho poder y hay que hacerlas morir, como ya he explicado. Sin embargo, hay otro grupo de pecados en el versículo ocho, que pueden ser dejados. En el idioma original, “dejar” significa quitarse una vestidura. “Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca”. Estas pueden ser “dejadas” mediante el poder de Dios. Las demás, las mortificamos o hacemos morir paulatinamente. Son batallas. Llegamos ahora al capítulo ocho, en el cual veremos la vida nueva en el Espíritu. Veremos la victoria sobre el pecado en el sentido más completo. Veremos la voluntad de Dios y la justicia de la Ley. 146 Romanos Capítulo ocho En el capítulo ocho tenemos lo que se llama “La vida en el Espíritu”. Se basa en el saber, considerar y presentar de los capítulos seis y siete. Saber (por experiencia y por revelación) significa que estamos crucificados con Cristo, y que nuestro viejo hombre está en la cruz. Considerar: es contarlo por hecho. Ello mantiene al viejo hombre en la cruz. Nosotros tenemos que considerarlo por hecho porque ese cuerpo de pecado está todavía vibrante en la cruz. Presentar: cada vez que consideramos que nuestro viejo hombre está en la cruz, y permitimos que la gracia reine para rendir nuestros miembros a la justicia, nuestro viejo hombre se debilita. Entramos ahora en esa vida de victoria del capítulo ocho. 8:1 - “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”. La clave no es solamente ser llenos del Espíritu, sino andar en el Espíritu. Es estar revestidos del Espíritu Santo, de modo que el Espíritu Santo nos dirija y guíe en todo aspecto de nuestras vidas. 8:2 - “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte”. El poner énfasis en la vida ahuyenta la muerte. Nosotros debemos especializarnos en la vida. Al estar revestidos del Espíritu de Dios, Él nos conduce a toda verdad. Él convertirá esa verdad en una realidad para nosotros, y también nos guiará por sendas de justicia de modo que no sucumbamos ante el pecado. Más que vencedores 147 8:3 - “Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne”. Nosotros no debemos nunca desvalorizar la Ley, porque la Ley de Dios es buena y es santa. Sin embargo, la Ley no podía producir santidad, debido a la debilidad de nuestra carne. “Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne”. Cristo vino en carne para poner la carne en la cruz. Esto es muy importante. Por esta razón la humanidad de Cristo es esencial. Él vino en carne para poner esa carne en la cruz. Nosotros estamos en Cristo, y eso significa que nuestra carne fue puesta en la cruz. Si Cristo no hubiese ido a la cruz, eso no hubiera sido posible. Pero nosotros estábamos “en Él” en la cruz. Cristo puso carne en la cruz. Esta es la grandeza de la crucifixión de Cristo. La cruz logró muchas cosas, pero ésta es una de las cosas principales que se lograron en el Calvario. La cruz condenó al pecado en la carne. 8:4 - “Para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”. Todo el propósito de la enseñanza es que se cumpla la Ley. ¿Pero de qué manera se cumple la Ley? No se cumple por medio de la carne, sino andando en el Espíritu. La justicia de la Ley tiene que cumplirse. La Ley no puede ser desacreditada. La Ley es buena y es santa. La diferencia entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, es simplemente ésta: en el Antiguo Testamento la Ley era externa, pero en el Nuevo Testamento la Ley se escribe en las tablas de carne de 148 Romanos nuestros corazones. Con nuestros corazones cumplimos la Ley de Dios, estando revestidos con el Espíritu Santo y siendo guiados y dirigidos por Él en todo tiempo, aun en los asuntos menores. Yo creo que es importante inmiscuir a Dios en cada detalle de nuestras vidas. Es un proceso. No tenemos un éxito permanente porque llegar a conocer la voz de Dios toma tiempo. Él no dijo: “Mis corderos conocen Mi voz”. Él dijo: “Mis ovejas la conocen”. Una cierta madurez debe forjarse; pero a medida que aprendemos a andar en el Espíritu, dejaremos de satisfacer los deseos de la carne. 8:5 - “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne”. Si nosotros escogemos permanecer en la carne, satisfaremos los deseos de la carne. “Pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu”. Si procuramos ser guiados y dirigidos por el Espíritu, satisfaremos los deseos del Espíritu. El tema de los versículos 5 y 6 es el andar. Tenemos el poder de andar en el Espíritu en virtud de “saber”. 8:6 - “Porque el ocuparse de la carne es muerte”. Como lo veremos en 12:2, la clave está en nuestras mentes. Somos transformados mediante la renovación de nuestro entendimiento. “Pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz”. La mayor parte de las batallas está en la mente. Muchas batallas se ganan o se pierden en la mente. Aquí es en donde se origina la mayoría de las cosas. 8:7 - “Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden”. Por lo tanto, como dice Pablo, es Más que vencedores 149 necesario tener la mente de Cristo. Tenemos que estar ataviados de su mente. 8:8 - “Y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios”. Si nosotros andamos y pensamos según la carne, no podemos agradar a Dios. El hombre (o mujer) que es guiado por una mente carnal, no puede agradar a Dios. 8:9 - “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él”. Como cristianos, todos tenemos el potencial para andar en el Espíritu, porque internamente tenemos el Espíritu de Dios. Al reflexionar sobre la expresión: “andar en el Espíritu”, recordemos que el Espíritu Santo dirige, pero que Satanás controla. El movimiento discipular de las décadas recientes, se equivocó. El Espíritu es muy tierno; Él dirige. Satanás controla y avasalla. El vasallaje y el control no son de Dios. El Espíritu dirige tiernamente (Sal. 23:2; Is. 63:13; Is. 40:11). 8:10 - “Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia”. No debemos olvidar nunca a estos dos: al hombre viejo y al hombre nuevo. Es muy importante entender que siempre tenemos la carne. En la cruz, la carne estaba presente, pero se debilitaba cada vez más. Sin embargo, siempre está presente. Es importante entender que la carne no ha sido descartada; sino que ha quedado inoperante. Siempre puede ser reavivada. Lamentablemente, esta es la razón de que algunos hayan 150 Romanos permitido que las “obras muertas” resurjan. En cada decisión que enfrentemos, tenemos que elegir quién se manifestará, el hombre viejo o el hombre nuevo. Cuando el hombre viejo no se manifiesta ni ejercita, se va debilitando más y más, hasta el punto de no tener fuerza para hacer nada. 8:11 - “Y si el Espíritu que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros”. Nuestros cuerpos pueden ser vivificados por el Espíritu Santo. Ellos son vigorizados por el Espíritu Santo, para obedecer al Espíritu Santo. 8:12 - “Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne”. No estamos obligados a vivir según la carne. 8:13 - “Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis”. Siempre tenemos esa alternativa. ¿Viviremos conforme a la carne? ¿Dejaremos que la carne se manifieste? ¿O por la gracia de Dios, resolveremos vivir en el Espíritu, siendo ataviados y guiados por el Espíritu? Al elegir andar en el Espíritu, estamos haciendo morir las obras de la carne por el poder del Espíritu (Col. 3:5). 8:14 - “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios”. En este versículo, el idioma griego original presenta el concepto de los hijos maduros de Dios. Allí es a donde todos queremos llegar Más que vencedores 151 al ser guiados por el Espíritu Santo. Los hijos maduros de Dios (versículos 14 al 18), son los que heredan la gloria (He. 2:10). Hay una madurez que se gana al andar en el Espíritu. Los que andan en el Espíritu son los verdaderos hijos de Dios. En la vida dirigida por el Espíritu caminamos con corazones abiertos al Señor. Estamos conscientes de andar obedeciéndole, y hacemos caso de sus pequeñas llamadas de atención. 8:15 - “Porque no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!”. ¿Cuál es el “espíritu de adopción?” En los tiempos neotestamentarios, la adopción era fácil de entender porque se practicaba a menudo en el imperio romano. Debemos entender la adopción debido a que el contexto del Nuevo Testamento se produjo en la época romana. Era principalmente la gente adinerada la que practicaba la adopción. El patrón o amo tomaba la decisión de adoptar porque sus tierras eran tan extensas y sus bienes eran tan numerosos. Quizá tendría un hijo varón, pero podía ver que ese hijo único iba a necesitar ayuda para administrar su peculio. Por lo tanto, enviaba sus criados a recorrer las aldeas aledañas, para que seleccionaran muchachos jóvenes, tal vez de doce años en adelante, con habilidades que los facultaran para gobernar. Los criados regresarían a informar al patrón que en cierta aldea había un joven con potencial. El amo iría entonces a darle una mirada al muchacho. Si estimaba que éste calificaba, hacía un contrato con su padre. 152 Romanos El amo le diría al padre: “Yo le puedo ofrecer a su hijo una vida mejor de la que usted jamás le daría. ¿Está usted dispuesto a vendérmelo, de manera que él deje de ser su hijo y pase a ser mi hijo?” El padre contemplaría y pensaría: “Es verdad. Yo nunca podría darle a mi hijo esa clase de vida. Yo lo estaría privando de algo si no lo dejara ir”. Por eso, hablando en general, los padres estarían de acuerdo. Ellos venderían a sus hijos a un hombre pudiente, y el acuerdo se sellaba, habitualmente ante siete testigos. Se pagaba una cantidad de dinero, comúnmente en oro. Entonces el vástago se convertía en el hijo adoptivo del hombre rico. Los emperadores romanos estaban acostumbrados a este recurso. Nerón era el hijo adoptivo de Claudio. Por eso se convirtió en emperador. Eso es lo que somos nosotros; somos hijos adoptivos. Solamente hay un Hijo de Dios, aquel que vino del Padre. Pero nosotros somos adoptados. ¿Nos fue bien, no es cierto? Fuimos adoptados por un buen Padre y fíjense en lo que vamos a heredar. Sin embargo, hay algo más que debemos recordar acerca de la adopción, y si hacemos caso omiso de este punto, perderemos una de las verdades cardinales acerca de la adopción. El muchacho era traído a cualquier edad que el amo eligiese. Cuando era traído a la casa, moría a su antiguo hogar y adquiría vida para su nuevo domicilio. Él llamaba a su amo “padre”. Luego, pasaba por un largo adiestramiento para el nuevo puesto de convertirse en coheredero con el primogénito. No todos los hijos Más que vencedores 153 adoptivos triunfaban, y entonces recibían posiciones inferiores. Sin embargo, cuando el patrón estimaba que este hijo adoptivo era competente, éste se convertía en coheredero del verdadero hijo. Una fiesta se hacía en esa ocasión para celebrar la mayoría de edad de su hijo, que no era forzosamente al cumplir los veinte años. Podía ser a los treinta, e incluso después. Y así sucede también con nosotros. 8:16-17 - “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo”. Quisiera recalcar que sólo somos coherederos si hemos llegado a calificar para esa posición. Los romanos habrían entendido esto con mucha facilidad. Sin embargo, para nosotros no es tan fácil porque nuestro sistema de adopción es diferente. Aquí se aclara: “herederos de Dios y coherederos con Cristo, si”. Aquí hay una condición. ¿Cuál es la condición? “Si es que padecemos juntamente con él”. En la medida que suframos, en esa misma medida reinaremos. Si calificamos para las profundas experiencias de valle, es con el propósito de ser preparados para un rango muy alto en el reino. La clave radica en el sufrimiento. Yo quiero repetir esto. Nosotros somos: “coherederos...si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados”. En la medida que los padecimientos de Cristo se forjen en nosotros, en esa misma medida reinaremos con Cristo. 8:18 - “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada”. El grado de 154 Romanos padecimiento determina el grado de gloria. Pablo dijo que el grado de gloria, los galardones eternos que están en juego, son mucho mayores que los sufrimientos que experimentamos aquí. 8:19 - “Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios”. Habrá un tiempo en que los hijos maduros “colocados” se manifestarán y toda la creación será libertada de su esclavitud. 8:20 - “Porque la creación fue sujeta a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza”. Esta es una verdad muy interesante. Todas las aves cantan en tono menor. La música de Israel está toda en menor. Por lo tanto, ¿quién querrá imitar a los israelitas? ¿En qué tono está la iglesia? Está en modo mayor. Por eso no se enrede con la música israelita, porque no queremos estar en su esclavitud, queremos ser libres. Por el pecado de Adán, toda la creación de Dios quedó sujeta a la caída y a la esclavitud, especialmente después del diluvio. La creación, como nosotros la conocemos, es nada, comparada con la época prediluviana o con el tiempo en que Adán estuvo en la tierra. Toda la creación está sufriendo debido al pecado del hombre. Sin embargo, todo esto cambiará. Ahora, si observamos cuidadosamente, veremos que la “manifestación de los hijos de Dios” sólo puede tener lugar cuando Cristo regrese y establezca su reinado de mil años. Entonces, toda la creación cambiará también. Lamentablemente, se ha insistido mucho en la “manifestación de los hijos de Dios”, pero si ponemos Más que vencedores 155 atención, es claro que toda la creación cambiará también en ese momento. Por consiguiente, esto sólo puede suceder en la Segunda Venida del Señor. La creación que conocemos, no será cambiada sino hasta el Milenio. 8:21-22 - “Porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora”. Hay un gemido en la creación. Casi lo podemos oír cuando paseamos por el bosque y nos acercamos a la naturaleza. Casi se puede sentir la emisión de ese gemido. 8:23 - “Y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu”. No lo olvidemos, todo lo que tenemos son las “primicias”. Por lo tanto, la plenitud está por ser heredada. “Nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo”. Llegará el día en que todo nuestro cuerpo se renovará. Yo he visto literalmente a los ángeles caminar, y ellos andan en una libertad no conocida por nosotros. La gente al morir experimenta en su cuerpo espiritual ese bello movimiento y esa libertad. Llegará el día en que Dios redima nuestros cuerpos. La redención de nuestros cuerpos tiene lugar en la venida del Señor. La redención no estará completa sino hasta que recibamos nuestros nuevos cuerpos. 8:24 - “Porque en esperanza fuimos salvos, pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que 156 Romanos alguno ve, ¿a qué esperarlo?” No vemos estas cosas con los ojos físicos. De hecho, todo empeora, mas debido a la esperanza, sabemos que las cosas cambiarán. 8:25 - “Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos”. Tenemos que ejercitar la paciencia hasta que Dios haya realizado todo lo que se ha propuesto. Entonces, todo lo que está escrito tendrá lugar con seguridad. Se llevará a cabo la restauración de todas las cosas de que hablaron los profetas (Hch. 3:21). 8:26 - “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. Esta es la oración de intercesión. La oración de intercesión es muy parecida a la labor de parto. El apóstol Pablo expone esto en Gálatas 4:19: “Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros”. El hablar en lenguas no es intercesión. La intercesión se parece a la labor de parto de una mujer, y a sus gemidos durante el alumbramiento. Cuando entramos en intercesión, nos llegan los gemidos, y no existen palabras que puedan expresar el clamor del Espíritu. A veces se nos presenta esta clase de dolores de parto. La mujer experimenta los dolores de parto cuando es tiempo de que el bebé nazca. Los dolores no deben presentársele antes de que el bebé esté formado, porque ello traería a luz algo que no está listo. Los dolores de parto del Espíritu se presentan cuando todo está listo, y cuando aquello que debe nacer está perfecto. A veces decimos: “Oh Señor, yo quiero tener labor de Más que vencedores 157 parto en el Espíritu”. Sin embargo, no podemos tener dolores de parto sino hasta que lo que ha de nacer esté listo. A través de los años, a menudo hemos visto cosas que “nacieron” antes de estar listas, y ¡ay! cuánta tristeza y pena. Iglesias, obras, confraternidades, y cualquier cosa que estemos por hacer, deben estar esmeradamente preparadas antes de que se presenten los dolores de parto del Espíritu y sean dadas a luz. 8:27 - “Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos”. Aquí la idea de intercesión puede significar “ruegos”. Nosotros debemos permitir que el Espíritu Santo ore a través de nosotros con más frecuencia, porque el Espíritu de Dios ora conforme a la voluntad de Dios y Él será oído. Por esta razón, incluso en nuestras devociones privadas, necesitamos adorar al Señor y entrar en el Espíritu. Así podremos orar conforme al Espíritu. Debemos orar con profecía, porque esas cosas sucederán. 8:28 - “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. Cuando murió mi suegro, mi esposa sostenía a su padre en brazos, porque él había sufrido un colapso. Ella preguntaba: “¿Por qué, Señor?” El Señor respondió: “¡Romanos 8:28 funciona todo el tiempo o no funciona del todo!” Hay dos requisitos para que todas las cosas ayuden a bien. Los requisitos son sumamente importantes. Esta promesa se le hizo a los que aman a Dios y a los que son llamados. 158 Romanos Podríamos también emplear aquí la analogía de un pastel. Hay muchos ingredientes en un pastel. A un pastel incluso le ponemos sal, pero la sal en sí no es agradable. Algunos de los ingredientes que Dios pone en nuestras vidas pueden ser muy dolorosos, pero es cuando todos “trabajan juntos” que se produce algo maravilloso. 8:29 - “Porque a los que antes conoció, también los predestinó”. Denominaciones enteras se han extraviado por causa de la predestinación. Dios no predestina a un individuo a la vida eterna y a otro al juicio eterno. Este versículo no sugiere de ninguna manera y en ningún sentido, que Él predestina a algunos al infierno y a otros al cielo. La predestinación tiene sus raíces en la presciencia de Dios. La presciencia viene primero. El orden aquí es importante. La iglesia presbiteriana se fundó en torno a este versículo. Cuando estudiamos la predestinación, es la presciencia de Dios la que antecede. Dios sabe lo que cada persona hará. Dios sabe quién responderá a la salvación. Por lo tanto, Él predestina a los que sabe que responderán a la salvación. ¿Y a qué están predestinados éstos? Están predestinados a “ser conformados a la imagen de su Hijo”. De acuerdo con el conocimiento que Dios tiene de nuestra respuesta, él dispone pruebas para nosotros, de manera que éstas nos produzcan internamente una mayor medida del carácter de Cristo. 8:30 - “Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó”. El llamamiento de Dios está basado en la presciencia de Dios. Jesús dijo: Más que vencedores 159 “Muchos son llamados, y pocos escogidos”. Los que son llamados tienen la capacidad de responder, pero no todo el que es llamado responde. Del mismo modo, algunos que responden, después renuncian. A esto se debe que unas personas sean llamadas a ciertas obras, y otras personas sean llamadas a algo diferente. No es por favoritismo. Dios no tiene favoritos. Dios simplemente sabe de antemano quién puede responder o está dispuesto a ello. Cuanto más envejecemos, más nos damos cuenta de que Dios lo hace todo. Por consiguiente, nuestro llamamiento se basa en la presciencia de Dios. “Y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó”. El llamamiento viene primero. Después de llamar, Él justifica. Luego nos glorifica, vistiéndonos de Su Espíritu. Tratemos de resumirlo. La presciencia viene primero. Dios sabe de antemano lo que el hombre hará y quién responderá a Su llamamiento. Basada en la presciencia, llega la predestinación o plan de Dios. Luego, Él hace el llamamiento. El llamamiento no es el primer paso. La presciencia de Dios viene primero, luego el plan de Dios o predestinación. Luego, el llamamiento. Ahora, con el llamamiento que es para salvación, Él nos justifica o nos endereza con el fin de glorificarnos. 8:31 - “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” Este versículo se refiere a quienes están llamados conforme a Su plan. Nosotros estamos llamados a la victoria, nuestra victoria ha sido dispuesta. Con Dios no podemos fallar. 160 Romanos 8:32 - “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” Dios proveerá todo lo que necesitemos para la vida y la piedad. Él proveerá todo lo que necesitemos para vencer y llevar a cabo lo que Él ha planificado para nuestras vidas. Nada es comparable a lo que ya nos ha dado, Su propio Hijo. Cristo no puede compararse con las cosas materiales. Por lo tanto, si Dios ya nos ha dado a Cristo, ciertamente nos dará todo lo que necesitemos. 8:33 - “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica”. Hay un bello versículo que concuerda con esto en Isaías 54:17: “Y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová”. 8:34 - “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros”. Además de que tenemos al Espíritu Santo que intercede por nosotros, tenemos también a Cristo, que ruega a nuestro favor. Cristo está intercediendo por nosotros para llevarnos a la perfección. 8:35, 38-39 - “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Porque estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”. Más que vencedores 161 He aquí una lista de diecisiete cosas que no pueden separarnos del amor de Cristo. La vida de Cristo en nuestro interior nos mantiene campantes como una boya en mar revuelto. Siempre flotamos y permanecemos rectos debido a que Su vida está en nuestro interior. No obstante, Gálatas 5:19-21 presenta otra lista que contiene diecisiete pecados que nos separan del amor de Dios. 8:36 - “Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero”. Como cristianos, debemos pasar duras penalidades, pero siempre debemos clamar por gracia para pasar por ellas. Ésta es la clave. El Salmo 84:6 se refiere a atravesar el valle de lágrimas, o valle de Baca. Debemos convertir ese preciso lugar en manantiales de vida, introduciendo vida en el valle del pesar. Cada situación que vivimos, cada aflicción que atravesamos, tiene el propósito de hacernos “más que vencedores”. Dios quiere dar un giro a las situaciones oscuras que parecen imposibles, y provocar el surgimiento de vida. Más que vencedores 163 Parte 4 9:1 - 11:36 LA ELECCIÓN DE DIOS I. Los privilegios de Israel se transfieren a la iglesia (9:4-5). A. B. C. D. E. F. G. La adopción. La gloria. Los pactos. La promulgación de la Ley. El culto a Dios. Las promesas. Los patriarcas. La elección de Dios y el destino eterno de pueblos y naciones, depende de Su presciencia (Ro. 8:29). II. Los judíos perdieron su derecho a ser elegidos. Los judíos perdieron su derecho a ser elegidos porque no lo procuraron por fe. Ellos desconocieron la justicia de Dios y buscaron establecer su propia justicia (Ro. 9:32 -10:3). 164 Romanos III. La justicia del creyente se manifiesta a través de la fe. La justicia del creyente se manifiesta creyendo con el corazón y confesando con la boca. Solamente esto produce salvación (Ro. 10:10, 13). IV. La importancia de testificar y predicar. La fe viene por el oír la palabra de Dios, de ahí la importancia de testificar y predicar (10:13-21). V. Todo el remanente de Israel será salvo. El remanente de Israel será salvo en la Segunda Venida de Cristo (11:1-36). Más que vencedores 165 Capítulo nueve 9:1-3 - “Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. Porque deseara yo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne”. En el capítulo nueve, el apóstol Pablo nos derrama su corazón. Éste gran dolor de corazón que brotaba del inmenso amor de Pablo hacia su pueblo, es realmente el afecto que un líder tiene por aquellos que están bajo su responsabilidad. En Éxodo 32:31-32 encontramos nuevamente el mismo pensamiento cuando Moisés suplicó la misericordia de Dios para los hijos de Israel, aunque éstos habían pecado gravemente: “Entonces volvió Moisés a Jehová, y dijo: Te ruego, pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro, que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito”. He aquí un ejemplo perfecto del gran amor que un líder tiene por su gente. Esta verdad se ve en las vidas de Moisés, David, Pablo y Jesús. Jesús puso Su vida por Su gente. “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” (Jn. 15:13). El sentimiento de amor que el pastor tiene por sus ovejas, lo llevará a arriesgar su vida por ellas. David persiguió al león y al oso, exponiendo su vida por amor al rebaño. Este es el verdadero amor de Dios por Su pueblo. Por supuesto, el amor de Dios se ve en que Jesús puso Su vida por nosotros. Debemos pedirle a Dios ese mismo amor que nos hace estar dispuestos a poner la vida 166 Romanos por nuestras congregaciones, o por los otros miembros de la Iglesia. 9:4-5 - “Que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas, de quienes son los patriarcas”. En el versículo cuatro tenemos los llamados “siete privilegios dados a Israel”. A estos privilegios solamente les daremos una mirada, porque por sí solos serían objeto de un curso completo. 1. LA ADOPCIÓN: Primeramente, está la adopción que ya mencionamos un poco antes, en el capítulo ocho. Israel era la nación adoptiva de Dios. Los israelitas eran hijos por adopción. Hay sólo un Hijo verdadero, el Señor Jesucristo, pero Israel era adoptado. Ellos se veían a sí mismos como hijos de Dios porque Él los había adoptado. En el Imperio Romano se entendía muy bien la adopción. El propósito de la adopción no era solamente trasladar a un niño de una familia a otra para que tuviese una vida mejor, sino que se tomaba un niño de otra familia y se le adiestraba para calificar como futuro coheredero con un hijo legítimo del padre. Esta verdad acerca de la adopción nunca se nos debe olvidar. Nosotros somos adoptados por Dios con un propósito muy importante. Somos adoptados para gobernar y reinar con Jesucristo y tener responsabilidades en Su reino, no sólo aquí en la tierra, sino por toda la eternidad. Consecuentemente, la adopción está asociada con la autoridad y la responsabilidad. Nadie debe recibir un cargo Más que vencedores 167 o responsabilidades, sino hasta que demuestre su competencia y fidelidad. Por esta razón, Pablo le dijo a Timoteo que los ancianos y diáconos deben ser primero sometidos a prueba (1 Ti. 3:10). Por lo tanto, debemos tener el cuidado de entender que hemos sido adoptados. Sin embargo, a partir de ese momento, hay un período de instrucción, disciplina y adversidad, para comprobar si calificamos para ser coherederos con Cristo. 2. LA GLORIA: El segundo privilegio que Israel heredó fue la gloria de Dios. La gloria de Dios se manifestó en forma de luz, como la vemos especialmente cuando se efectuó el viaje de Israel desde Egipto hasta la Tierra Prometida. De hecho, la gloria de Dios es la presencia misma de Dios. Residió sobre el Tabernáculo de Moisés, y luego, de manera muy peculiar, se manifestó en la vida de Moisés, a tal grado que los hijos de Israel no podían mirar su rostro. La gloria que Moisés experimentó es para la Iglesia de los últimos días. Pablo se refiere a esta gloria, diciendo: “Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del Espíritu?” (2 Co. 3:7-8). Pablo está diciendo que la Iglesia de los últimos días conocerá la gloria de Dios en manifestaciones visibles, no sólo en la congregación como Israel la conoció, sino también como la conoció Moisés, personalmente. Yo creo que nosotros veremos fielmente el rostro del pueblo de Dios brillar con la gloria de Dios en estos días finales. En 168 Romanos Isaías 60:1-2, se nos dice: “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti”. Esto es muy explícito. A medida que la oscuridad aumenta en el mundo, culminando con el Anticristo, debemos esperar que la gloria del Señor se manifieste visiblemente en las congregaciones. Esto se confirma en Isaías 4:5. “Y creará Jehová sobre toda la morada del monte de Sion, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas; porque sobre toda gloria habrá un dosel”. En tiempos pasados hemos vislumbrado esta gloria cubriendo ciertas congregaciones. Yo creo que en los últimos días esta nube de gloria cubrirá las congregaciones que asciendan al monte de Sion. También creo, basándome en Isaías 60:1-3 y en 2 Corintios 3:7-8, que podemos esperar que la gloria visible de Dios se manifieste sobre el rostro del pueblo de Dios en estos últimos días. ¿Cuándo será eso? Será cuando una densa oscuridad cubra la tierra. Nosotros somos como las estrellas. Las estrellas aparecen cuando es de noche. Entre más negra es la noche, más brillan las estrellas. De la manera en que se aproxima la noche, se aproxima también la gloria. ¡Alabado sea el Señor! 3. LOS PACTOS: La tercera bendición y privilegio que disfrutó Israel fueron los pactos. Hubo pacto con Adán, Noé, Abraham, Moisés y David. En el Antiguo Testamento estos fueron los pactos dados a los hijos de Israel. Dios se obligó por medio de pactos. Él le hizo promesas maravillosas a Israel. En el Antiguo Testamento, Dios prometió un Nuevo Pacto que permitiría que Él escribiese Más que vencedores 169 Sus leyes sobre las tablas de carne de nuestros corazones. Israel perdió el derecho a estos pactos juntamente con los otros privilegios que ahora se le han otorgado a la Iglesia. Sin embargo, cuando Israel retorne al Señor en los últimos días, sus bendiciones y promesas le serán restituidas. 4. LA PROMULGACIÓN DE LA LEY: Otro privilegio que Israel tuvo fue que la Ley le fue promulgada. A ellos se les encomendaron los oráculos de Dios. Ellos tuvieron acceso a la sabiduría de Dios y a Sus caminos porque tenían la luz de la Palabra de Dios. En Deuteronomio 4:6, se nos dice que el guardar la Ley era su sabiduría: “Guardadlos, pues, y ponedlos por obra (esto es, los pactos y las leyes de Dios); porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todo estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta”. Éste es el privilegio de la Iglesia: tener sabiduría y entendimiento de las leyes de Dios que están siendo escritas en las tablas de carne de nuestros corazones. La sabiduría procede de la Ley y de guardar los estatutos. Además de manifestarse por medio de Moisés, la sabiduría se manifestó por medio de Salomón. Éste último era tan sabio, que venían de todas las naciones para escuchar la sabiduría de Dios a través de Salomón. Yo creo que en los últimos días, la iglesia instruirá a las naciones y las orientará. Esto se confirma en Daniel 11:33: “Y los sabios del pueblo instruirán a muchos”. Aún hoy, esto se está cumpliendo hasta cierto punto. Muchos líderes de naciones acuden a siervos de Dios buscando consejo. Del mismo modo, Isaías 60:3 dice: - 170 Romanos “Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento”. 5. EL CULTO A DIOS: El “culto a Dios” fue el quinto privilegio que Dios le dio a Israel. En Éxodo 19:6, Dios le prometió a Israel cuando cruzaban el desierto y se acercaban al monte de Sion: “Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa”. El propósito de Dios era que ellos fuesen un reino de sacerdotes; sin embargo, la nación entera perdió el sacerdocio a causa de su desobediencia. Únicamente los de la tribu de Leví llegaron a sacerdotes, y la tribu de Judá heredó la monarquía. No obstante, en Su bondad, Dios le ha adjudicado a la Iglesia todos estos privilegios. De manera que leemos en 1 Pedro 2:5: “Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo”. En el versículo nueve, Pedro nos dice otra vez: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. Apocalipsis 5:10 vuelve a enfatizar esta verdad: “Y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes” (ver también Ap. 1:6). Nuevamente se menciona en Apocalipsis 20:6: “Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años”. En el Nuevo Testamento nuestro sacerdocio no es según el orden de Leví, sino según Más que vencedores 171 el orden de Melquisedec. Nuestro sacerdocio no cesa con la muerte, como el de Leví. Nuestro sacerdocio es perpetuo. Para el creyente neotestamentario, el culto a Dios es un real sacerdocio. 6. LAS PROMESAS: A Israel se le dieron muchas promesas, pero como punto de referencia seleccionaré solamente una que se encuentra en Deuteronomio 28:1-14: “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán” (Dt. 28:1-2). El propósito de Dios es bendecir a Su Iglesia. Él anhelaba bendecir a Israel. De hecho, Él quería bendecirlo de tal manera que la bendición los alcanzara y los sobrecogiera. He aquí algunas de las bendiciones: “Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo. Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas” (Dt. 28:3-4). El versículo cinco es para quienes aman las compras: “Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar”. Para mí, el hacer compras es una cruz. Obviamente, el Señor creó a los compradores, porque aquí Él pronuncia una bendición sobre ellos. Lo que para algunos hombres es una cruz, es un deleite para las damas. Un ministro de Dios hizo esta declaración: “Sin las damas, cesaría el comercio”. 7. LOS PATRIARCAS: El séptimo privilegio era que Israel tenía a los patriarcas. Los israelitas tenían a Abraham, 172 Romanos Isaac y Jacob como sus progenitores, y eran herederos de todas las bendiciones y promesas dadas a éstos. Sin embargo, Israel entendía ante todo que Dios era su padre. Las Escrituras retratan a un padre como el protector de sus hijos. Un padre debe adoptar la actitud de que los hijos cometen errores y de que él tiene que vivir con esas equivocaciones. Un padre tiene que remediar los errores de sus hijos, y también olvidarlos. Esto es muy importante. Un padre debe tener un olvido santo. Él no puede vivir enumerando constantemente todas las manías y faltas de sus hijos. El olvido es el camino a la bendición, como se ve en la vida de José. Ésta es una verdad muy importante y sumamente esencial en lo que corresponde a la paternidad. En Génesis 41:51, José le dio a su primogénito el nombre de Manasés, diciendo: “Dios me hizo olvidar todo mi trabajo, y toda la casa de mi padre”. Manasés significa “olvido”. José olvidó todo lo que sus hermanos habían hecho en su contra. Un padre debe tener este olvido santo. En un sentido muy auténtico, Dios fue un padre para Israel. A Dios se le consideraba un padre amoroso, un padre misericordioso, y un padre que olvida. Esto se expone en Miqueas 7:19b: “Y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados”. Por consiguiente, cuando Israel pensaba en sus patriarcas, de inmediato pensaba en Dios como su padre. Además de considerar a Jesús como nuestro hermano mayor, nosotros necesitamos considerar a Dios como nuestro padre. Yo creo que le causamos un pesar a Dios Padre cuando lo ignoramos y no pensamos en Él. Más que vencedores 173 Es muy difícil para algunas personas pensar en Dios como su padre, porque han tenido problemas con sus padres terrenales. ¿Qué clase de imagen tenemos nosotros de nuestro padre? Si es una buena imagen, entonces también nuestra imagen de Dios es buena. Si la imagen de nuestro padre es cruel, violenta, iracunda y descontrolada, así veremos a Dios Padre. Esto es algo que debemos vencer. Nuestras mentes deben ser lavadas de los malos recuerdos de nuestros padres, y debemos considerar a Dios Padre como el perfecto progenitor. Dios no era el único padre de Israel, Abraham también lo era. De hecho, ellos le llamaban Padre Abraham. Así como un hijo hereda las pertenencias de su padre, así nosotros heredamos lo que pertenece a nuestro Padre Celestial. Por Su gracia, heredamos Su reino. Además, heredamos las posesiones de Abraham porque somos sus hijos espirituales. Quiero resumir esto en sólo unas pocas palabras. La promesa dada a Abraham fue ésta: “De cierto te bendeciré, y multiplicaré” (Gn. 22:17). Ésta es la promesa que heredamos. Dios nos bendecirá porque Abraham es nuestro padre, y nos multiplicará. Yo creo que ésta es la voluntad de Dios. Siendo los hijos obedientes y fieles de Abraham, Dios nos bendecirá ciertamente, y ciertamente nos multiplicará. Éstas son las bendiciones que Israel perdió y que la Iglesia heredó. 9:5 - “De quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén”. Cristo descendía de Israel. Cristo el Rey, sería la bendición final de Israel, pero Israel lo rechazó y Él se convirtió en la Luz de los gentiles. 174 Romanos Nosotros heredamos todas estas bendiciones porque Israel fue cortado, pero después será restaurado. 9:6 - “No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas”. Aquí vamos a desarrollar una verdad muy importante. Vamos a incursionar en la vida de Abraham. Abraham tuvo muchos hijos cuyo número no sabemos con exactitud. Podríamos pensar que sólo tuvo dos hijos, pero tuvo muchos otros también. Su primogénito fue Ismael, nacido de Agar. Más tarde, tuvo a Isaac. Luego tuvo por lo menos otros seis hijos con Cetura, su tercera esposa. Asimismo, tuvo otras concubinas y con ellas una multitud de hijos. Por lo tanto, Abraham tuvo muchos hijos, y en el versículo siete, el apóstol Pablo señala un detalle muy importante. 9:7 - “Ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia”. Hoy en día, en el Medio Oriente, muchos de los países árabes consideran a Abraham su legítimo padre. Ellos son verdaderamente su simiente física. Sin embargo, no son su simiente espiritual porque Dios escogió a Isaac, diciendo: “En Isaac te será llamada descendencia” (Gn. 21:12). 9:8 - “Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes”. He aquí una verdad muy importante: ”los hijos según la promesa”. ¿Quién fue el hijo de la promesa? ¡Fue Isaac! No fue Ismael ni ninguno de los otros hijos. Más que vencedores 175 9:9 - “Porque la palabra de la promesa es esta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo”. Dios visitó a Sara como lo había prometido. Ella dio a luz milagrosamente. Sara era estéril, pero Dios le dio un hijo en su ancianidad a través de un milagro. ¿Por qué esperó Dios hasta que Abraham y Sara estuviesen demasiado viejos para tener un hijo? Porque Isaac es símbolo de Cristo y de Su simiente. Las simientes de Cristo nacen todas milagrosamente por el Espíritu de Dios. Nosotros nacemos de nuevo por el Espíritu. Esto es lo que nos hace hijos de Dios y de la simiente prometida. El nacimiento de Isaac requirió fe; requirió un milagro. Isaac no podía ser producido por obras o por esfuerzo humano. 9:9-12 - “Porque la palabra de la promesa es esta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo. Y no sólo esto, sino también cuando Rebeca concibió de uno, de Isaac nuestro padre (pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama), se le dijo: El mayor servirá al menor”. El apóstol Pablo se está refiriendo a Génesis 25:22-23. Rebeca tenía dos niños en su vientre, y ellos empezaron a batallar el uno contra el otro, aún antes de nacer. Con esta lucha llevándose a cabo en sus entrañas, ella inquirió del Señor: ¿Para qué vivo yo? Él respondió: “Dos naciones hay en tu seno, y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas; el un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, y el mayor servirá al menor”. Expresándolo en otras palabras, esto es lo que Dios le estaba diciendo a Rebeca: 176 Romanos “En tu vientre hay gemelos, pero el mayor [el que salga primero] servirá al menor”. Cualquiera diría: “¿Fue eso justo? Después de todo, antes de nacer ya estaban determinados sus destinos, y por eso el primogénito no tuvo esperanzas”. Sin embargo, eso no es verdad en absoluto. Dios puede hacer esta clase de afirmaciones debido a Su presciencia. Dios sabía exactamente lo que Jacob, el menor, haría. Dios sabía de antemano que Jacob se adheriría a las promesas y pactos de Abraham. También Dios sabía previamente que Esaú los aborrecería. Por lo tanto, el Señor declaró: “El mayor servirá al menor”. Dios determinó que Jacob gobernara sobre su hermano mayor Esaú, y más tarde sobre Edom (Edom está compuesta de los descendientes de Esaú). Asimismo, Dios pudo decir: “A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí”. 9:13 - “Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí”. Pablo está citando Malaquías 1:2-3. Surge la pregunta: “¿Cómo pudo Dios decir semejante cosa?” ¿Es Dios parcial? ¿Tiene predilectos? ¡Por supuesto que no! Dios no había predestinado a Esaú para ser malo y a Jacob para ser bueno. ¡No! Él simplemente conocía de antemano las decisiones de estos dos hermanos. Debido a Su presciencia, Dios puede declarar algo antes de que tenga lugar, pues lo ve como que si ya ha ocurrido. Por esta razón Dios puede profetizar y declarar lo que no es, como si fuese. Y por Su presciencia, conoce exactamente lo que sucederá. La doctrina de la elección por gracia radica en Romanos 8:29: “Porque a los que antes conoció, también los predestinó”. A continuación se listan las razones por las Más que vencedores 177 cuales Dios rechazó a Esaú, las cuales Él conocía por Su presciencia: a) b) c) d) Violó todo afecto natural (Amós 1:11). Continuamente guardó rencor contra su hermano. Fue un fornicario (He. 12:16). Fue un profano. Por una porción de comida vendió su primogenitura. Aborreció las promesas de Dios. e) Por su falta de perdón hacia Jacob, no encontró oportunidad para el arrepentimiento (Mt. 18:35). Jacob era un hombre con un corazón inclinado a Dios, a pesar de la carnalidad de su juventud. Jacob era un hombre que le dijo a Dios: “No te dejaré, si no me bendices” (Gn. 32.:26). Él se convirtió en Israel: “un príncipe con Dios”. Finalmente, en su muerte se convirtió en Jesurún o “el enderezado” (Dt. 33:5, 26; Is. 44:2). 9:14 - “¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera”. Muchas personas contemplan estos versículos y dicen: “Esto no es justo. Dios es injusto”. Pero cuando entendemos la Palabra de Dios y las razones que Dios tuvo para hablar de ese modo, vemos con claridad que Dios simplemente está declarando las cosas por Su presciencia. 9:15-16 - “Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia”. Pablo dice que es a través de la misericordia de Dios que se cumplen Sus propósitos para nuestras vidas. No es a través 178 Romanos del tenaz esfuerzo de nuestra voluntad. Por lo tanto, vivimos por la gracia de Dios, la misericordia de Dios y la compasión de Dios. 9:17 - “Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado en toda la tierra”. Pablo está citando Éxodo 9:16. Existen personas que dicen: “Pobre de Faraón, no tuvo alternativa”. La gente cree que hombres como Faraón, Pilato o Judas, fueron simples peones controlados y sujetos a la voluntad de otro. “Pobre Poncio Pilato, pobre Judas, pobre Faraón”. Sin embargo, para poder tener la verdad completa, tenemos que estudiar las vidas de estos hombres. ¿Cómo eran? Faraón y su padre cometieron genocidio. Uno de los genocidios más horrendos que jamás se haya registrado en la historia del hombre, fue el asesinato de niños varones por orden de Faraón. Faraón era también un verdadero tirano. Por lo tanto, Dios tenía todo el derecho para levantarlo y endurecer su corazón con el fin de enviar las diez plagas sobre Egipto. Fue muy natural que Dios levantara a un hombre tan perverso que se negaba a autorizar la salida del pueblo, para así poder derramar sobre Egipto el juicio que merecía. ¿Y qué de Poncio Pilato? Algunos enseñan que Poncio Pilato no tuvo mas alternativa que ordenar la crucifixión de Jesús. ¿Pero que clase de hombre era Poncio Pilato? Era un juez sumamente cruel e injusto. Él mezcló la sangre de los galileos con los sacrificios de ellos (Lc. 13:1). Cometió sacrilegio y asesinato. Cuando estudiamos la vida Más que vencedores 179 de Poncio Pilato, el haber enviado a Cristo a la cruz fue sólo el final de una larga lista de atrocidades que ya había perpetrado. Luego, la gente dice: “Pobre Judas”. El Salmo 109:6-15 es un juicio profetizado por el rey David contra Judas. Él era ladrón y le gustaba maldecir. Él no valoró la unción derramada sobre él ni el poder que recibió. Judas no mostró misericordia, sino que persiguió al afligido y menesteroso, al quebrantado de corazón para darle muerte (Sal. 109:1617). Judas era maligno. Toda su vida estuvo llena de maldad. Tampoco sus padres fueron personas de bien (Sal. 109:14). A él se le dieron oportunidades que muy pocas personas habían tenido. Judas recibió el privilegio de caminar con Jesús, oyendo de primera mano sus enseñanzas y viendo Su gloria y milagros. El Señor le dijo a Capernaum: “Si Sodoma y Gomorra hubiesen visto los mismos milagros que viste tú, se habrían arrepentido”. Sin embargo, Judas los vio todos. Él incluso obró milagros, pero no valoró la bendición del Señor. 9:18 - “De manera que de quien quiere tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece”. Recordemos, Dios nunca endurece a los hombres buenos. Cuando Dios declara que un hombre (o una mujer) es una vasija de ira, y que otro es una vasija de misericordia, hay una razón muy importante para ello. Hay un patrón de conducta detrás de todo esto. El rey David lo expuso muy bellamente en el Salmo 18:25-26 y nos ayuda a entender por qué Dios es misericordioso con algunos pero no con otros. “Con el misericordioso te mostrarás misericordioso, y recto para con el hombre íntegro. Limpio te mostrarás para con el 180 Romanos limpio, y severo serás para con el perverso”. Dios tratará con nosotros según las inclinaciones o disposiciones de nuestros corazones. Si somos misericordiosos, Dios nos mostrará misericordia. El Señor Jesucristo dijo: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”. Hay una razón para que algunos no alcancen misericordia. A medida que estudiamos la Palabra de Dios, podemos ver fácilmente que lo que Dios afirma acerca de Esaú, Faraón y los demás, se justifica. ¿Por qué? Porque estas eran personas malignas. Esaú era un fornicario. Era un hombre que despreciaba las cosas de Dios. Por consiguiente, Dios dijo: “lo aborrecí”. Aunque Jacob era un engañador, respetaba las cosas de Dios en lo profundo del corazón. Por eso Dios lo amó. Y al que Dios ama, disciplina. Entonces, Dios lo pasó por pruebas y tribulaciones, enviándolo a casa del tío Labán para corregirlo. ¿Por qué se muestra Dios misericordioso con algunos, pero a otros endurece? En el Salmo 18:26, David dijo: “Severo serás para con el perverso”. Dicho de otro modo: “Dios actuará con nosotros en base a nuestro comportamiento”. Esto es lo que hemos estado tratando de recalcar. Cuando ponemos los pies en la senda de la justicia, Dios hace que andemos en Sus caminos (Ez. 36:27). Cuando clamamos a Dios: “¡Cámbiame! Señor, hazme recto”, descubrimos que Dios hace que andemos por Sus veredas. Pero si nos volvemos engañadores, haciéndonos acompañar de los malos, Dios nos establecerá en esa dirección. Cuando Dios advierte, y advierte, y advierte, Él finalmente confirma a un hombre en la decisión que ha tomado. Más que vencedores 181 Hemos visto a muchos que han traspasado un límite, mas allá del cual ya no hay vuelta atrás. Dios los ha confirmado en sus decisiones. Por esta razón nosotros debemos tomar buenas decisiones. Debemos tener como metas: el amor, la sabiduría y la santidad. Quizá seamos como Jacob. Quizá procedamos de un trasfondo de engaño y tengamos un sinnúmero de problemas en nuestras vidas. Nuestro pasado no importa si hemos resuelto ser diferentes y clamamos a Dios: “Señor, cambia a la persona que soy”. Puede ser que tengamos una vida llena de tribulaciones y pruebas, pero el desenlace del asunto será bueno. 9:19 - “Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? Porque ¿quién ha resistido a su voluntad?”. Pablo estaba adelantándose a lo que algunas personas dirían al oír sus enseñanzas sobre la elección, las cuales se encuentran en el capítulo nueve de Romanos. El problema era que ellos no tenían realmente un conocimiento de los caminos de Dios. Cuando nosotros entendemos los caminos de Dios, sabemos que Dios tiene buenas razones para todos Sus hechos. 9:20 - “Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?” Los inicuos no pueden quejarse porque ellos han tomado su propia decisión acerca de cómo quieren ser moldeados. 9:21 - “¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?” En el caso de Esaú y Jacob, Dios formó a cada uno según lo que su corazón deseaba. 182 Romanos 9:22-23 - “¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria...” Dios usa los vasos de ira para perfeccionar a los vasos de misericordia. Antes de la creación, Dios había predeterminado usar ambos vasos. Los vasos de ira se necesitan para perfeccionar a los vasos de misericordia. Dios necesitaba un vaso de ira como Faraón. Necesitaba un hombre que con corazón obstinado impidiera la salida del pueblo, así Dios podría ejecutar las diez plagas y mostrar Su inmensa gracia y bondad hacia los vasos de misericordia, los israelitas. En el transcurso de nuestra existencia, seremos a veces colocados junto a vasos de ira. Todo el propósito de hacernos morar junto a un vaso de ira es que Dios pueda derramar una gracia especial en nuestras vidas. De ese modo seremos capacitados para recibir bendiciones que normalmente no hubiéramos podido recibir. Todo vaso de misericordia tiene su propio vaso de ira que lo ayuda a perfeccionarse. Jacob tuvo a Esaú y a Labán que lo perfeccionaron. David tuvo a Saúl, Ahitofel y Absalón para perfeccionarlo. Ana tuvo a Penina, y Sara tuvo a Agar para forjar una profunda obra de gracia en sus vidas. Todos queremos ver milagros y sanidades. Amados, ¿cómo podemos tener un milagro si no tenemos una necesidad? ¿Cómo podemos tener una sanidad si no estamos enfermos? Para poder ver la mano de Dios en acción, debemos tener una necesidad creada. Para eso son los Más que vencedores 183 vasos de ira. Al final, los vasos de ira son destinados a la destrucción, porque voluntariamente hacen estas cosas. Lamentablemente, los vasos de ira no sólo están en el mundo, algunos de ellos se encuentran en la Iglesia. Nunca vemos a alguien caer simplemente en el pecado. Existe esta pequeña frase: “Fulano simplemente cayó en pecado”. Dios le habló a mi esposa con mucha claridad, diciendo: “No, eso no es cierto en absoluto. La senda que Yo he escogido para cada persona es una senda de justicia. Si esa persona comienza a salirse de este camino y toma otro, yo le pongo obstáculo, tras obstáculo, tras obstáculo. Si voluntariamente esta persona se abre paso a través de cada impedimento y transgrede todo control, será establecida en el camino que ha escogido. No podrá salirse de él”. ¿Ven ustedes lo que estoy señalando? La gente no cae simplemente en el pecado, sino que ha determinado caer. Se ha conducido necia y deliberadamente. Ha violado cada advertencia de la Palabra de Dios, cada advertencia del Espíritu Santo, y cada advertencia que Dios le daba por medio de otros. 9:23 - “Y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria”. Aquí vemos la gloria que Dios derrama sobre los justos usando a los inicuos para perfeccionarlos. Los vasos de ira se llenan más y más, y los vasos de misericordia se llenan más y más. Cuando ambos están desbordantes, Dios interviene. El vaso de ira es cortado, y el vaso de misericordia es promovido. 9:24-25 - “A los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los 184 Romanos gentiles. Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, y a la no amada, amada”. Esto se profetizó en Oseas 1:10. Expone el hecho de que Dios salvará a los gentiles. Un antiguo arzobispo de Canterbury, cabeza de la iglesia anglicana, hizo esta declaración en su discurso de instalación: “Yo tuve un sueño, y en él vi un laberinto. Vi personas dentro de este laberinto, tratando de hallar el camino al centro. Ellas veían para acá y para allá, pero no podían llegar al centro. Entonces, vi de repente a algunos que desde afuera se precipitaron a entrar y dieron directamente con el centro”. El arzobispo no dio la interpretación, pero ésta es muy clara. Muchos miembros de la Iglesia no hallarán el camino porque sus corazones no son íntegros, pero cuando llegue el avivamiento, los de afuera llegarán directamente al centro. Esto es exactamente lo que pasó en el Siglo I. Israel anduvo a tientas en el laberinto, incapaz de reconocer a Cristo, mas cuando el Evangelio le fue ofrecido a los gentiles, éstos fueron directamente a Cristo. Israel lo rechazó, pero los gentiles lo aceptaron. 9:26 - “Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, allí serán llamados hijos del Dios viviente”. Esto se refiere a la restauración de Israel. Israel está cortado, pero Israel será nuevamente restaurado cuando el Señor regrese. 9:27 - “También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan Más que vencedores 185 sólo el remanente será salvo” (ver Is. 10:22). A lo largo del período de los gentiles, siempre un remanente de Israel ha sido salvo. Dios siempre tiene un remanente. Israel está cortado como nación, pero cuando viajamos alrededor del mundo, y aun en el Israel actual, hay iglesias que le rinden culto a Jesús como el Mesías. Es interesante que cuando les preguntamos: “¿Cómo llegaron ustedes a conocer a Jesús como el Mesías? Muchos de ellos responden: “Él se me apareció”. 9:28 - “Porque el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra en justicia y con prontitud”. Lo que para Dios es “prontitud” para nosotros es lentitud. Pero de todos modos, Dios hará una obra relativamente breve si pensamos en la eternidad. 9:29 - “Y como antes dijo Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado descendencia, como Sodoma habríamos venido a ser, y a Gomorra seríamos semejantes” (ver Is. 1:9). Ciertamente, Israel merecía el repudio. Sin embargo, en Oseas 11:9 se encuentra uno de los versículos más bellos de la Palabra de Dios tocante al amor y compasión de Dios por Israel. En todo el libro de Oseas se enumeran todos los pecados de Israel. Israel era culpable de cada pecado posible: “Entre tanto, mi pueblo está adherido a la rebelión contra mí; aunque me llaman el Altísimo, ninguno absolutamente me quiere enaltecer” (Os. 11:7). Mas en los versículos 8 y 9, Dios da la más ligera pero grandiosa excusa para no desistir completamente de Israel, diciendo: “¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te 186 Romanos entregaré yo, Israel? ¿Cómo podré yo hacerte como Adma, o ponerte como Zeboim? [dos pequeñas poblaciones que existían cuando Sodoma y Gomorra fueron destruidas]. Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión. No ejecutaré el ardor de mi ira, ni volveré para destruir a Efraín. [Señor, ¿por qué no destruyes a Israel después de todos sus pecados? Todo lo que Dios puede decir es:] Porque Dios soy, y no hombre” . El hombre habría destruido a Israel, pero Dios no puede por ser Dios. Él es un Dios de misericordia: “el Santo en medio de ti; y no entraré en la ciudad [para destruirla]”. ¿Por qué no desiste Dios de Israel? Porque es Dios, y no hombre. 9:30-32 - “¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por fe; mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo”. Israel no obedeció las reglas. Ellos tenían sus propios preceptos y su propia mentalidad. Ellos acudían a Dios bajo sus propios términos, y eso no fue aceptado por Dios. Las reglas de Dios eran estas: la justicia es por fe, es por relación. Israel dijo: “Nosotros tendremos nuestros propios preceptos, nosotros nos acercaremos a Dios a nuestra manera, y nosotros decimos que la justicia es por la Ley”. Dios dispuso que la fe fuera nuestro medio de justificación, no las obras, para que nadie se gloríe. Por lo tanto, el acercarse a Dios en sus propios términos, era soberbia de Más que vencedores 187 parte de Israel. La soberbia siempre nos derriba. Fue la incredulidad de Israel, al no recibir la justicia de Dios por fe en Cristo, lo que hizo que Dios los cortara. En Deuteronomio 32:21, Moisés ya les había advertido que serían cortados. Por consiguiente, Dios levantó a Cristo para ser piedra de tropiezo a Israel, como lo declaró en Isaías 8:14. El propósito de una piedra de tropiezo es sacar a los inicuos del camino del Señor, como lo menciona Ezequiel 3:20. ¿Quién fue la piedra de tropiezo? ¡Fue Jesucristo! Porque no obedecieron a Dios, porque no corrieron según las reglas, Dios los sacó del camino, colocando un tropezadero delante de ellos. Cristo vino como tropezadero. Ellos esperaban a un gran caudillo, uno que fuese cabeza de ejércitos, general de generales, capitán de las huestes del Señor. A éste esperaban. Lamentablemente, ellos acogerán al individuo equivocado cuando éste aparezca en nuestra generación. Uno habrá que se presentará en su propio nombre y será “el rey del norte”: el Anticristo. Éste es aquel en quien Israel pondrá los ojos buscando liberación. Sin embargo, el único que podía verdaderamente libertarlos era el Cordero de Dios, Aquel que ellos rechazaron y crucificaron. 9:33 - “Como está escrito: He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída; y el que creyere en él, no será avergonzado”. En parte, Jesús fue enviado para sacar del camino a los inicuos de Israel, y para convertirse en luz de los gentiles (Is. 49:6). Los que creen en Él nunca serán avergonzados. 188 Romanos Capítulo diez 10:1-3 - “Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación. Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia. Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios”. Pablo continúa con el estribillo que empezó en el capítulo nueve, en donde habla de su gran amor y deseo de que Israel sea salvo. En el versículo dos, declara: “Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia”. Nosotros podemos tener celo de hacer cosas para Dios, pero si no procedemos según Sus reglas y según Su voluntad, lo que hagamos será nulo y vano. Israel tenía un enorme celo por la Ley, pero no conforme a la justicia de Dios. Ellos no hicieron caso de la justicia de Dios que proviene de la fe en Cristo. Trataron de establecer su propia justicia. Este problema no le atañe exclusivamente a Israel, sino que se encuentra generalizado en el mundo eclesiástico. Muchos miembros de la Iglesia buscan establecer su propia justicia, y por ello no se han sometido a la justicia de Dios. Me quedaría corto tratando de recalcar la importancia de esto, ya que muchos cristianos caen en este lazo. Nosotros debemos someternos a la voluntad de Dios para ser aprobados por Él. Dios podría decirnos: “Mi voluntad para ti es que hagas esto y aquello”. Y nosotros no podríamos responder: “No, yo para Ti quiero hacer algo diferente”. Procediendo así descubriríamos al final de nuestras vidas Más que vencedores 189 que todas nuestras obras fueron vanas y que ningún galardón nos está reservado. La gente quiere trabajar para Dios y hacer algo para Dios, pero en sus propios términos. Nosotros no podemos escoger la clase de ministerio que queremos, ni decidir en dónde queremos servirle. Debemos jugar siguiendo las reglas de Dios, no las nuestras. Si no, perderemos en el juego de la vida. Israel trató de acercarse a Dios a su manera. El pueblo era desconocedor de la justicia de Dios. Israel fue destruido, porque le faltó conocimiento (Os. 4:6). Éste es un problema que existe en la Iglesia hoy. Debemos tener conocimiento de los caminos de Dios para poder complacerlo. 10:4 - “Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree”. Cristo ha cumplido la Ley de la justicia. Él es la justicia que procede de fe, de la cual leemos en el versículo seis. Pablo está demostrando la diferencia entre Israel y los gentiles. Israel no se sometió a la justicia de Dios, la justicia que procede de fe en Cristo. Los gentiles aceptaron a Jesús y esto los capacitó para llegar a ser justos. El argumento de Pablo estriba en que el hombre no puede establecer la justicia por medio de la Ley. Cristo es el fin de la Ley. Solamente Él cumplió la Ley y faculta a los que lo aceptan para cumplir la Ley. Por consiguiente, esta justicia procede de fe en Cristo. Recibimos la justicia de Dios a través de la fe en Jesucristo. Es por gracia. La carne no puede producir la justicia de Dios. Estamos llegando a la médula misma del problema, el problema 190 Romanos de la soberbia. Dios ha dispuesto que nadie se jacte en Su presencia (1 Co. 1:29). Abraham no fue justificado por obras. Si hubiese sido justificado por obras habría tenido algo de que jactarse. Por eso, Dios ha dispuesto que la justificación sea por gracia por medio de la fe. Así, nadie tiene nada de qué gloriarse. Solamente nos podemos gloriar de la cruz. Aun después de la salvación, nosotros no podemos cumplir la Ley. Sólo podemos cumplir la Ley por fe, por relación, al estar unidos a Aquel que cumplió la Ley y recibir de Su poder. Es andando en el Espíritu que cumplimos la Ley y no satisfacemos los deseos de la carne. No podemos cumplir la Ley creando nuestras propias reglas y preceptos. La esencia del problema se remonta a épocas anteriores a la fundación del mundo, a un asunto entre Dios y Satanás. Es el problema de la soberbia. Satanás dijo: “Yo puedo hacer las cosas mejor que Dios”. Satanás quiso usurpar el trono y ser como el Altísimo. Quiso tomar el Universo a su cargo, y Dios tuvo que destituirlo por su locura. Por consiguiente, antes de los inicios del mundo, tenemos la batalla de la soberbia, la cual cree poder hacer las cosas mejor que Dios. Éste también es el problema de la humanidad. El hombre cree que su método es mejor que el de Dios. No sometiéndose a la justicia de Dios, procura establecer su propia justicia. Éste fue el problema de Israel. Por consiguiente, Dios expulsó a Satanás de su elevada posición a causa de la soberbia. Sin embargo, en los últimos días de esta Era de la Iglesia, Dios le dará a Satanás una oportunidad de gobernar el mundo por tres años y Más que vencedores 191 medio. El razonamiento del Padre es éste: “Mi Hijo se sometió a Mí, y por Mi Espíritu cumplió Mi voluntad durante tres años y medio. Satanás, tú tendrás una oportunidad igual, presentándote con forma humana por tres años y medio, y veremos qué haces”. Por supuesto, ya sabemos lo que hará. Isaías 14:17 nos dice que él “pondrá el mundo como un desierto, y asolará sus ciudades”. A través de su hombre, el Anticristo, Satanás llevará al mundo al caos y a la destrucción. Esto es porque nadie, ni hombre ni ángel, puede dirigir el reino de Dios con sabiduría o esfuerzo propio. Solamente puede ser dirigido por medio de la gracia de Dios que nos capacita, y por el Espíritu de Dios. Ésta es la médula misma del asunto. Se elige entre la manera de Dios y la manera del hombre. Por lo tanto, debemos ser muy terminantes en el asunto de la santidad, porque la santidad sólo se alcanza acercándose de la manera prescrita por Dios, y no según nuestro propio método. Cuando Cristo fue a la cruz, ello fue la antítesis de la soberbia. Fue la humillación total. El Humilde destruyó al “soberbio”. El Sometido destruyó al “obstinado”. El Cordero se sometió a la voluntad del Padre, y en ese momento, Cristo destruyó toda la soberbia de Satanás. Todos los demonios también lo saben. Un demonio alzando la voz, dijo: “Si hubiésemos ganado en la cruz, habríamos ganado todo”. Todos los demonios saben lo que pasó en la cruz. La idea de que Satanás no lo sabe, es necia. Satanás se sentaba al lado de Dios en los cielos. Él conocía todos los detalles de esta creación e hizo cuanto estuvo en su poder para echarla a perder. Él triunfó en Adán, pero falló en el Segundo Adán. Él falló con el 192 Romanos Esposo, por eso ahora quiere a la Esposa, y fallará con ella también. Dios logrará tener un pueblo que lo ame únicamente por voluntad propia. 10:5 - “Porque de la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas”. Esta es una cita de Levítico 18:5 y Deuteronomio 6:25. El problema de la Ley radicaba en que nadie era capaz de guardarla a causa de la debilidad de la carne. 10:6-8 - “Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo); o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos). Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos”. Pablo está citando a Moisés en Deuteronomio 30:12-14. Cristo es la Palabra. Ese es uno de Sus títulos, y Él está en nuestro corazón y en nuestra boca cuando le confesamos delante de los hombres. Esto se expone en Romanos 10:9-10. 10:9-10 - “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”. Se necesitan dos cosas para la salvación: confesar con la boca y creer con el corazón. No basta con creer con el corazón. Lo que sella nuestra experiencia salvadora es la confesión de nuestra boca. No debemos ser creyentes secretos como Nicodemo (Jn. 3:2; 12:42; 19:39). Debemos testificar de Cristo públicamente, con corazones llenos de fe y sin vergüenza. Más que vencedores 193 10:11 - “Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado”. Una y otra vez Dios recalca que la salvación es por la fe en Cristo, no por obras. Por consiguiente, Cristo puede decir en Juan 14:6: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí”. Él es la puerta del aprisco. No hay otro camino al reino de los cielos (ver Jn. 10:1-9; Hch. 4:11-12). 10:12 - “Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan”. Judíos y gentiles han llegado de la misma manera. Cristo, y solamente Cristo, es el Salvador del mundo. La única forma de ser justificados del pecado es creyendo en el Salvador con el corazón, y declarando con nuestras bocas esa certidumbre. 10:13 - “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”. Pablo está citando a Joel 2:32. Volvamos atrás, a Joel 2:28-32 para ver el contexto: “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas, vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová. Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado”. 194 Romanos El pensamiento contenido en Joel 2:28-32, particularmente para los últimos días, es que en los tiempos de desgracia, Dios dice: “Solamente invóquenme, y Yo les salvaré”. Estos versículos son para personas que se encuentran al borde de la eternidad. No es que deseemos conversiones en el lecho de muerte; preferimos toda una vida dedicada a Dios. Sin embargo, nos sentimos muy agradecidos cuando la gente echa mano de la vida eterna al dar su último resuello. Recuerdo a un conocido hermano residente en Sudáfrica al cual amábamos mucho. En el gobierno sudafricano, él era un antiguo servidor de la comunidad que luego pasó a morar con el Señor. Según recuerdo, era el presidente local de la FRATERNIDAD DE HOMBRES DE NEGOCIOS DEL EVANGELIO COMPLETO. Al igual que muchos sudafricanos, era dueño de una finca y en ella había construido un enorme granero en el que todos los jueves se celebraban reuniones. Tuvimos el privilegio de ir allí y ver cómo el Espíritu Santo se derramaba en una forma muy generosa. Pasamos un tiempo maravilloso con ellos. Este querido hombre tenía un hijo que no seguía las sendas del Señor. El padre oraba con dolores de parto y suplicaba repetidas veces delante de Dios para que su hijo fuese salvo. Entonces, el hijo pasó por un terrible divorcio. Fue muy triste. Después de eso, le dio cáncer y recayó más y más, al grado de quedar confinado a una cama de hospital. En una ocasión, su padre fue a visitarlo y le dijo: “Hijo, ¿no regresarás al Señor?” El joven había conocido al Señor en su niñez. Con todos los ruegos y oraciones de su padre, él efectivamente regresó al Señor en su lecho de muerte. Más que vencedores 195 Lo que él le contó a su padre fue asombroso. Le dijo: “Papá, el Señor me ha mostrado que iré al cielo, pero que ninguna recompensa me espera allí. Tú tendrás una maravillosa herencia en el cielo porque has vivido para Dios”. Nos sentimos sumamente agradecidos cuando las personas hacen las paces con Dios en sus lechos de muerte, encontrando la vida eterna. Sin embargo, lo que quiero señalar es esto: ¿qué recompensa tendremos al llegar al cielo? El hijo que acabamos de mencionar no tenía herencia. Apenas logró entrar. Él no tenía fruto qué mostrar por su vida. Él obtuvo poca o ninguna recompensa. Las palabras de: “Bien, buen siervo y fiel”, las puede decir Dios solamente a quienes han llevado una vida de obediencia a la voluntad de Dios. 10:14 - “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quién les predique?” Aquí vemos la necesidad de predicar. Las personas necesitan un predicador. Alguien tiene que decirles y señalarles el camino de vida. Es tan importante dar a todos la oportunidad de oír el Evangelio y que desde jóvenes puedan abrazar a Cristo y todas las verdades que hay en la Palabra de Dios, las cuales transforman vidas. Esto les dará la oportunidad de llevar una vida piadosa, de manera que por la gracia de Dios puedan tener una hermosa herencia en toda la eternidad. 10:15 - “¿Y cómo predicarán si no fueren enviados?” Todos nosotros debemos testificar, pero algunos estamos 196 Romanos soberanamente llamados a predicar el Evangelio. El apóstol Pablo dijo: “Ay de mí si no predico el Evangelio”. Pablo fue separado por Dios para predicar el Evangelio de Cristo. Nosotros solamente podemos predicar si Dios nos ha enviado. En Isaías 6:8, el Señor dijo: “¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?í” Entonces, Isaías respondió: “Heme aquí, envíame a mí”. Envíame a mí. Nosotros no podemos ir si Dios no nos envía. Es de suma importancia entender que es la soberanía de Dios la que nos envía. Tal vez al ver una necesidad alarmante sintamos deseos de desplazarnos hacia un lugar determinado. Sin embargo, debemos tener la humildad de ponernos delante de Dios, diciéndole: “Señor, si ésta es tu voluntad, envíame a mí”. Él pudiera decir: “Ve”. Él pudiera decir: “No, he elegido otro lugar para ti”, o “he elegido a alguien más para esta tarea”. ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! En Efesios 6:15, Pablo dijo que debemos calzar nuestros pies con el Evangelio de la paz. Debemos caminar solamente por la senda a la que Dios nos envía, ya sea que se encuentre en África, Indonesia, Filipinas, India, Europa, o en cualquier otra parte. Qué gloriosos serán nuestros pies cuando llevemos el Evangelio de Jesucristo. El mensaje que demos producirá paz. 10:16 - “Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?” Lo asombroso de esto es que en algunos países el Más que vencedores 197 Evangelio se ha predicado año tras año, década tras década, siglo tras siglo. Algunos han oído el Evangelio desde la época de Cristo, pero no han respondido. Vemos que Dios no quiere que ninguno se pierda sino que todos procedan al arrepentimiento, sin embargo, el hombre tiene libre albedrío para elegir. Algunos aceptan el mensaje del Evangelio, y otros no (Hch. 28:24). 10:17 - “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. Tenemos que entender que somos salvos por medio de la fe, y la fe se genera al oír la Palabra de Dios. Por esta razón, debemos constantemente predicar la Palabra de Dios, pues al hacerlo estamos permitiendo que la fe se genere en los corazones de nuestros oyentes. 10:18 - “Pero digo: ¿No han oído? Antes bien, por toda la tierra ha salido la voz de ellos, y hasta los fines de la tierra sus palabras”. El Evangelio ha sido dado con sencillez a Israel y al mundo. Pablo está regresando a lo que dijo en Romanos 1:19-20: “Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, [esto es, en sus conciencias] pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”. En cierto sentido, el Evangelio está escondido en la naturaleza; está por doquier. Nuestros ojos tienen que abrirse a Él. Salomón expuso las verdades escondidas en la naturaleza (1 R. 4:32-33). El Salmo 19:1 dice: “Los cielos cuentan la gloria de Dios”. El mensaje del Evangelio y la creación están entretejidos. Existe verdad divina en todo lo que Dios ha creado. 198 Romanos 10:19 - “También digo: ¿No ha conocido esto Israel? Primeramente Moisés dice: Yo os provocaré a celos con un pueblo que no es pueblo; con pueblo insensato os provocaré a ira”. Antes de que los israelitas entrasen en la tierra prometida, se les dijo por medio de Moisés que Dios se volvería hacia otro pueblo, la Iglesia gentil, para provocarlos a celos (Dt. 32:21). Pero con todo, no creyeron. Lo interesante es que quienes más apoyan a Israel el día de hoy, son las naciones cristianas. Los responsables de sostener la industria turística de Israel hoy, son los cristianos. “¿No ha conocido esto Israel? Primeramente Moisés dice: Yo os provocaré a celos con un pueblo que no es pueblo; con pueblo insensato os provocaré a ira”. Dios le advirtió a Israel que levantaría otra nación. ¿Quiénes integran esta otra nación? Nosotros, la Iglesia, somos esa nación. Pedro nos llama “pueblo santo, linaje escogido [o atesorado]” porque la Iglesia está conformada por un pueblo de cada nación debajo del cielo (ver 1 Pedro 2:9). 10:20 - “E Isaías dice resueltamente: Fui hallado de los que no me buscaban; me manifesté a los que no preguntaban por mí”. Esto es muy cierto; Dios llegó a los gentiles que no le buscaban. También es muy cierto que en épocas de avivamiento, personas que nunca buscaban a Dios son atraídas a la Iglesia: “Me manifesté a los que no preguntaban por mí”, aquí Pablo está citando Isaías 65:1-2. 10:21 - “Pero acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde y contradictor”. Dios extendió Sus manos a los israelitas, enviándoles Sus Más que vencedores 199 profetas y hombres justos, pero Israel no quiso prestar atención. A pesar de ser los elegidos de Dios, no quisieron prestar atención. Finalmente, la persona de Cristo les fue puesta como tropezadero. Ellos tropezaron en Él y lo rechazaron. Por lo tanto, Israel fue cortado, y el Evangelio se difundió a los gentiles, un pueblo que no le buscaba. Éste es el sentido del capítulo diez. Dios les había advertido de antemano a los Israelitas, que los separaría, provocándolos a celos. Todo el propósito de estos celos era simplemente hacerlos retornar a Dios, lo cual harán cuando Cristo regrese, como se ve en el capítulo once. Capítulo once 11:1-2 - “Digo, pues, ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció”. En el capítulo once llegamos nuevamente al tema de la elección por medio de la presciencia. Debemos poner la presciencia al comienzo de toda doctrina. La presciencia antecede a la doctrina. Cuando asimilamos esto, todo lo demás encaja fácilmente y se vuelve claro. Si no ponemos la presciencia de Dios primero, todas las otras doctrinas se vuelven inconcebibles. La presciencia de Dios ha determinado todas las cosas. Hemos dicho con antelación que Dios cortó a Israel como nación y que la reemplazó con ese “linaje escogido” conformado por muchas naciones, el cual evidentemente es la Iglesia. Sin embargo, debemos recordar que los doce 200 Romanos apóstoles del Cordero eran todos judíos. El derramamiento inicial del Espíritu Santo en el día de Pentecostés cayó sobre todos los judíos, no sobre los gentiles. Pablo está diciendo que Dios no ha desechado al pueblo que antes conoció, y hace referencia a fieles israelitas. La presciencia nos ayuda a comprender la predestinación y la elección. Dios siempre ha tenido un remanente de creyentes judíos, aunque la nación como un todo le rechazara. Por medio de Su presciencia, Él supo con antelación que los doce apóstoles acogerían a Cristo. Sabía que una muchedumbre de israelitas recibiría a Cristo, de manera que los que aceptaron a Cristo no fueron desechados. Luego tenemos el clásico ejemplo del mismo Pablo. Siendo fariseo de fariseos y oponiéndose poderosamente a la Iglesia, Dios sabía que al abrírsele a Pablo los ojos, abrazaría sinceramente el Evangelio. El Señor sabía que el mismo celo que Pablo tenía por la Ley, lo usaría para la divulgación del Evangelio. La presciencia de Dios es importante en extremo. En las Escrituras se ve ampliamente Su presciencia. Él la usa para declarar lo que acontecerá en el día del juicio. Dirigiéndose a Capernaum, dijo: “Si Sodoma y Gomorra hubiesen visto los milagros que tú has visto, se habrían arrepentido en polvo y ceniza. Por lo tanto, ellas te juzgarán en el día del juicio”. El juicio eterno está basado también en la presciencia que Dios tiene de lo que hubiésemos hecho nosotros de haber tenido una mayor luz. Por lo tanto, en todos los sentidos, el juicio es perfecto, ya sea sobre esta tierra o en la eternidad. Más que vencedores 201 Sodoma y Gomorra no fueron contadas por dignas de tener una mayor luz, porque ellas rechazaron la verdad que les fue presentada en la persona del justo Lot. Sodoma y Gomorra fueron juzgadas y enviadas al infierno, pero Capernaum estaba en peor estado porque tuvo más luz. Esta ciudad rechazó la Luz del mundo, el Mesías. Entender estas verdades es muy importante. ¿Por qué no concede Dios una mayor luz a algunas personas? Simplemente porque sabe lo que hemos hecho con lo que ya recibimos. Para algunos, hubiera sido mejor no haber conocido el camino. Algunos retroceden, habiendo conocido el camino. Son como un perro que vuelve a su vómito. En su misericordia, Dios a veces encubre de los individuos la verdad. Si ellos recibieran la verdad, sólo perseverarían por un período de tiempo, y luego resbalarían. Como resultado, su eternidad sería peor (2 P. 2:20-22). Vemos la grandeza de Dios cuando estudiamos estas verdades. Vemos cuán perfectos son su conocimiento y su juicio, y ello nos llena de asombro y admiración. Sin embargo, nos llena al mismo tiempo de amor porque sabemos que todo es sumamente recto. 11:2b-4 - “¿O no sabéis qué dice de Elías la Escritura, cómo invoca a Dios contra Israel, diciendo: Señor, a tus profetas han dado muerte; y tus altares han derribado; y sólo yo he quedado, y procuran matarme? Pero ¿qué le dice la divina respuesta? Me he reservado siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal” (ver 1 R. 19:10,14,18). La primera doctrina que Pablo 202 Romanos señala en el capítulo 11 es la del remanente. Es una verdad que fluye en toda la Palabra de Dios. Cuando Dios juzga a Su pueblo, siempre deja a unos pocos fieles. Éstos son los que le transmiten el mensaje a la siguiente generación. En otras palabras, Dios está diciendo: “Yo siempre concedo gracia a algunos, de manera que siempre haya un remanente. Siempre habrá algunos que me sigan de todo corazón”. Pablo está diciendo que, aunque Israel fue separado como nación por haber rechazado a Cristo, en Su presciencia Dios sabía cuáles israelitas aceptarían el mensaje, y éstos no fueron cortados. De igual manera, en la época de Elías, cuando el profeta pensó que era el único siervo de Dios, Dios le dijo que había reservado siete mil que habían permanecido fieles. Siete mil es el número de años desde Adán hasta el fin del Milenio. Siete mil no es solamente una cifra propiamente dicha, sino que simboliza el período de siete mil años del hombre sobre la tierra. Dios está diciendo: “Yo siempre he reservado unos pocos testigos fieles en cada generación de la vida del hombre sobre la tierra”. 11:5 - “Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia”. Pablo está hablando de un remanente de Israel, pero podríamos continuar diciendo que a través de la Era de la Iglesia, siempre hubo un remanente que poseyó la verdad. Al estudiar la historia de la Iglesia, descubrimos que siempre hubo un remanente que fue fiel a Dios. Siempre ha existido un remanente fiel que ha sido preservado por gracia. Ésta es la “elección de la gracia”. Más que vencedores 203 Hace algunos años, el Señor me llevó en visión al cielo. Allí, sentado sobre una loma en el cielo, en un terreno cubierto de césped, estaba el Señor, y yo a Sus pies. Todo lo que me dijo fue una palabra: “Gracia, gracia, gracia”. Por muchos días, esta visión estuvo yendo y viniendo, pero el Señor siempre me decía una palabra: “Gracia”. Dios quería recalcar que todo es por gracia. Somos salvos por la gracia, somos guardados por gracia, y cada progreso en la vida cristiana es por gracia. Cualquier cosa que Dios haga con nosotros, o cualquier forma en que nos use, es por gracia. Es sólo por Su gracia que podemos ser guardados fieles en esta generación en que la iniquidad abunda y el amor de muchos se ha enfriado. Abraham experimentó el temor de una gran oscuridad cuando Dios hizo un pacto con él, dándole la tierra de Canaán (Gn. 15:12-21). En ciertas ocasiones de mi vida, he sentido manifiestamente que sobre mí reposa el temor de una gran oscuridad. Antes de que Dios realice algo fresco en nuestras vidas, o antes de que nos ramifique hacia algo nuevo, experimentamos el temor de una gran oscuridad. Esta “oscuridad” nos vuelve conscientes de nuestra nulidad. Nos sentimos completamente desvalidos. Comprendemos cuánto dependemos de Dios para que cualquiera de Sus promesas se cumpla. El propósito del temor de una gran oscuridad es convencernos de que somos incapaces de hacer algo, pero que Dios sí lo hará. Al contemplar nuestro pasado, vemos que es Dios el Autor de todo. Nosotros habríamos seguido un camino, pero Dios en Su gracia, nos forzó a seguir otra senda, una que conducía a la vida y a la felicidad. 204 Romanos 11:6 - “Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra”. La capacidad de ver la verdad, la capacidad de ser guardados del descarrío, depende únicamente de la gracia de Dios. Quiero enfatizar esto porque nuestras vidas dependen enormemente de la gracia de Dios. Es muy importante clamar a Dios por gracia en cada situación que estemos por enfrentar. Debemos orar: “Señor, concédeme gracia para que se cumpla lo que Tú has dispuesto”. 11:7 - “¿Qué pues? Lo que buscaba Israel, no lo ha alcanzado; pero los escogidos sí lo han alcanzado, y los demás fueron endurecidos”. Aquí debemos hacer una pausa momentánea. Israel no obtuvo lo que buscaba. Los israelitas buscaban la salvación. Buscaban la justicia de Dios, pero no según los preceptos que decían: “El justo vivirá por su fe”. Por consiguiente, los escogidos sí la obtuvieron. Los que no alcanzaron la elección de gracia fueron espiritualmente cegados por Dios, tal como los escribas y fariseos de la época de Jesús. Éstos fueron aturdidos espiritualmente porque con sus labios honraban a Dios, pero su corazón estaba lejos de Él (Is. 29:10). La “elección” son los gentiles que han sido seleccionados por Dios para entrar en el lugar que debió ocupar Israel. Por eso, para que el Evangelio se predicase a quienes Dios sabía que lo aceptarían, los demás fueron cegados. Dios ciega a la gente. Dios cegó a toda la nación de Israel, con excepción de un “remanente” que recibió y respondió al Nuevo Pacto. Más que vencedores 205 Lo que hace esto tan pavoroso es que se aplica a la Iglesia. La Iglesia aguarda un nuevo mover de Dios, pero en cada avivamiento, nos enfrentamos a la misma situación. Hay quienes lo aceptan (los elegidos lo reciben) y el resto es cegado, a pesar de que todos oyen el mismo mensaje. El Señor Jesucristo fue interrogado en ese sentido cuando estuvo en la tierra. Le preguntaron: “¿Por qué hablas en parábolas?” Su respuesta aclaró muy bien Su razón de hablar en parábolas. Él dijo: “A vosotros os es dado [a los elegidos, a los discípulos] entender, pero a [los demás] no les es dado”. En estos términos, vemos cuán temible es Dios. O da gracia, o no da gracia; sin embargo, siempre existe una razón. Esto nos regresa al Salmo 18:25 en donde David exclama: “Te mostrarás recto para con el hombre íntegro”. Por esta razón es preciso que le permitamos a Dios trabajar en cada aspecto de nuestras vidas. Es de vital importancia que las cosas que hagamos sean honestas, para que hallemos gracia a los ojos de Dios. De esta manera calificaremos para un ascenso en el reino de Dios. De lo contrario, seremos cegados e incapaces de aceptar más verdad. Seremos descartados y colocados en iglesias que no tienen la intención de avanzar. Dios nos colocará en círculos de personas y congregaciones con ideas similares a las nuestras, y rehuiremos crecer en luz. Es algo pavoroso. 11:8 - “Como está escrito: Dios les dio espíritu de estupor, ojos con que no vean y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy”. Pablo está citando Isaías 6:10. Aquí, la idea 206 Romanos de adormecimiento no significa sueño natural, sino sueño espiritual, de tal manera que el espíritu del hombre no se despierta ni se anima frente a las cosas de Dios. “Ojos con que no vean” se refiere a los ojos de nuestro entendimiento, incapaces de contemplar las verdades dentro de la Palabra de Dios. “Oídos con que no oigan” son oídos que oyen las mismas cosas que los demás, pero sin comprender su significado. He estado en iglesias que han pecado contra Dios, y que cayeron bajo el juicio de Isaías 59:9-10. En estas iglesias, la cabeza de uno simplemente da vueltas y se pierde el sentido. A veces, Dios abre nuestros ojos y podemos ver un espíritu de ceguera mental sobre la gente. Esto es precisamente lo que le sucedió a Israel. Israel fue cegado a causa de su iniquidad. A las iglesias y a los creyentes que no caminan rectamente, Dios los juzga con ceguera. Él les da estatutos que no son buenos (Ez. 20:25). Por lo tanto, las doctrinas falsas pueden ser juicios enviados de parte de Dios sobre los desobedientes. 11:9-10 - “Y David dice: Sea vuelto su convite en trampa y en red, en tropezadero y en retribución; sean oscurecidos sus ojos para que no vean, y agóbiales la espalda para siempre”. Pablo está citando las palabras de David en el Salmo 69:22-23, usadas para demostrar los frutos del endurecimiento divino. David conocía el corazón de Dios. En el Salmo 40:6, declaró: “Sacrificio y ofrenda no te agrada”. Todos así lo hacían; e incluso Dios había dispuesto que se siguiera esta práctica. Sin embargo, David dijo: “Yo sé que esto Más que vencedores 207 no es lo que Tú quieres”. ¿Cómo supo David que esto no era lo que Dios quería? He aquí la clave: “Has abierto mis oídos”. Dios abrió los oídos de David para que oyese qué cosa verdaderamente agradaba a Dios. ¡Cuánto necesitamos clamar: “Señor, abre mis oídos, abre mi corazón para que yo ciertamente pueda oír lo que Tú deseas, y lo que quieres que yo haga, y lo que quieres que haga la iglesia o la congregación”. Lo interesante de esto es que cuando Dios da una visión y habla novedosamente, los que no han caminado en rectitud o han hecho otras concesiones, son los que más se le oponen. Sus ojos están cegados, sus oídos cerrados, y ellos retroceden. No solamente rechazan el mensaje, sino que tenazmente se oponen a quienes lo reciben y avanzan. A los israelitas no les bastaba con hacer caso omiso del mensaje cristiano, sino que combatían a cualquiera que lo aceptara y hallara la vida. Cuando las personas han rechazado la verdad, no dejan en paz a quienes sí la han aceptado. Con vehemencia se les oponen. ¿A qué se debe esto? La respuesta está en Romanos 10:19. Dios los maldice con el espíritu de celos. Antes de cruzar el Jordán, Dios le dijo a Israel: “Yo te provocaré a celos”. Dios no dejó a los israelitas solos, diciendo: “Los he cegado y les cerré los oídos para que no vean la verdad; ustedes no pueden recibir la verdad a causa de sus malos caminos”. No, Dios hizo algo más. Él los juzgó con un espíritu de celos, por eso se ensañaban contra los que aceptaban la verdad. 208 Romanos El ejemplo clásico de esto lo tenemos en Saúl y David. Saúl no obedecía a Dios, y cualquiera diría que Saúl dejaría en paz a David. ¡Oh, pero ése no es el caso jamás! Cuando la unción se fue de Saúl, fue reemplazada por un espíritu de celos. Ese espíritu de celos se negaba a proporcionarle paz a Saúl. Saúl tenía que contradecir a David. Por consiguiente, vemos que el juicio no consiste solamente en ceguera e incapacidad para ver. ¡No! También la unción y la luz que el individuo tuvo alguna vez, son reemplazadas por un espíritu de celos, el cual ataca siempre a quienes quieren avanzar con Dios. 11:12 - “Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plena restauración?” Siempre ha existido un “remanente creyente” de Israel, pero como nación ha sido cegado. Israel ha sido cegado pero no para su destrucción total, sino para abrir la puerta, de modo que Dios pueda enviar el Evangelio a los gentiles. La caída de Israel hizo posible que los gentiles participaran de las bendiciones, provocando a Israel a celos, para que regresaran al Señor. El regreso de los judíos al Señor en la Segunda Venida de Cristo será una enorme bendición para el mundo. Ahora Pablo hablará, al igual que todos los profetas que lo precedieron, acerca de la restauración de Israel. 11:13-14 - “Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo soy apóstol a los gentiles, honro mi ministerio, por si en alguna manera pueda provocar a celos a los de mi sangre, y hacer salvos a algunos de ellos”. Los celos son la clave. Si bien Pablo es apóstol a los gentiles, en su corazón tiene un deseo vehemente hacia su propio pueblo, Más que vencedores 209 Israel. Pablo quiere provocar a celos y envidia a los israelitas para que algunos de ellos vuelvan al Señor y sean salvos. 11:15 - “Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos?” Lo que Pablo está diciendo es esto: “La exclusión, o rechazo de Israel, le permitió a Dios mostrar a los gentiles la luz del Evangelio. Sin embargo, cuando vuelvan al Señor y sean restaurados en la Segunda Venida de Cristo, cuán gloriosa bendición será esto para el mundo”. Será como vida sacada de la muerte. Al ser rechazado el Evangelio por Israel, Cristo se convirtió en luz de los gentiles. Su padre lo había enviado para congregar a la casa de Israel. Sin embargo, Isaías predijo que Cristo no tendría éxito en Su misión inicial de traer a Israel de regreso a Dios. El Padre comprendió esto de antemano y dijo a Su Hijo: “También te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra” (ver Isaías 49:5-6). 11:16 - “Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas”. Ahora Pablo desarrolla la idea del olivo y sus ramas. 11:17 - “Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo...” Este olivo es Israel. Algunas ramas fueron desgajadas por Dios, el divino labrador, y en su lugar Él injertó a los gentiles como ramas de un olivo silvestre. Por lo tanto, ahora participamos de la plenitud y 210 Romanos bendiciones de Israel (ver Efesios 2:19). Esto es contrario a la naturaleza. Se injerta una rama buena en un árbol deficiente, procurando producir buenos frutos. Pero aquí tenemos lo contrario. Tenemos las ramas silvestres de un olivo silvestre (los gentiles). Algunas de las ramas naturales de Israel han sido cortadas, y en su lugar, Dios ha injertado a los gentiles. Nosotros hemos sido injertados en Israel. Pablo se extiende hasta denominar a la Iglesia el “Israel de Dios” en Gálatas 6:16. En Efesios 2:19, Pablo deja muy claro que ya no somos extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Hemos sido metidos en la casa de Israel. Esto puede verse en el libro de Apocalipsis, donde las puertas de la santa ciudad reciben los nombres de las doce tribus de Israel. Para poder entrar en la ciudad, cada creyente debe pasar por una de estas puertas israelitas. Hemos sido injertados en el Israel espiritual. Somos ramas. Algunas ramas han sido desgajadas. Nuestro padre espiritual no es un gentil; nuestro padre espiritual es Abraham. En Gálatas 3:29, Pablo expone esto con mucha claridad: “Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa”. Por ser Abraham nuestro padre espiritual, predicamos el Antiguo Testamento porque el Antiguo Testamento es nuestro. Estamos injertados en las promesas de Dios. Abraham, Isaac y Jacob son nuestros padres. Todos los profetas vaticinaron lo que nos sobrevendría a los gentiles. Asimismo, en el libro de Hechos de los apóstoles, Esteban menciona a la “iglesia del desierto”. Verdaderamente, todas Más que vencedores 211 las cosas escritas en otros tiempos se escribieron para nosotros. Nosotros somos el Israel de Dios. 11:18 - “No te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti”. Nosotros somos uno con Israel, pero, aun así, debemos ser prudentes. No debemos tener una actitud jactanciosa contra Israel. Nosotros no estamos sustentando a Israel, Israel nos sustenta a nosotros. Nosotros hemos sido injertados en Israel. 11:19 - “Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado”. Si, algunas ramas fueron desgajadas, pero no todas. El Nuevo Testamento fue escrito principalmente por autores judíos. Mateo era judío. Marcos ciertamente era judío. Juan era judío. Pablo era de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos. Santiago y Judas eran hermanos del Señor. Pedro nunca comió nada común e inmundo desde su juventud. Él era judío. Lucas es el único del cual no tenemos una certeza absoluta. Prácticamente todo el Nuevo Testamento es judío. Estamos abrazando las bendiciones de Israel. Estamos injertados en Israel. El Libro en el cual nos apoyamos fue escrito por judíos. Por consiguiente, le damos gracias a Dios por Israel. Como la profecía de Noé lo dijo, hemos venido como Jafet a habitar en las tiendas de Sem, el cual es Israel (Gn. 9:27). 11:20 - “Bien, por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme”. Estamos en pie sólo por la fe, e incluso nuestra fe es un regalo de Dios. Pablo advierte: “No te ensoberbezcas, sino teme”. Por nosotros mismos somos incapaces de guardarnos; es el poder de Dios el que nos guarda. Pablo 212 Romanos nos dice en 1 Corintios 15:10, que somos lo que somos por la gracia de Dios. ¡Oh, cuánto deberíamos magnificar Su gracia! ¡Cuánto deberíamos magnificar Su fe! ¡Cuánto deberíamos agradecer a nuestro Padre Celestial el haber sido tan bondadoso desde la fundación del mundo como para contemplarnos, llamarnos, y darnos gracia para responder a Su llamamiento, para ser los escogidos de Dios! 11:21 - “Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará”. Pablo exhorta a los gentiles a andar en humildad, porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, tampoco a nosotros nos perdonará si dejamos de andar en Su bondad por fe. En Juan 15:1-2 el Señor dijo claramente que Él es la vid y que su Padre es el labrador. “Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará”. ¿Por qué quitó Dios a Israel? Era una nación que no producía fruto. ¿Recuerdan ustedes cómo maldijo la higuera antes de la crucifixión? La higuera es símbolo de Israel, y cuando la encontró sin fruto, la maldijo. Al maldecir a la higuera, estaba maldiciendo a Israel por su infecundidad. Todo el propósito de una rama es producir fruto. Oh, nos conceda Jesús gracia para producir fruto que produzca al treinta, sesenta y ciento por uno. Lo glorificamos al ser fructíferos. Tengamos mucho cuidado. Cualquiera que diga: “Una vez salvo, eres siempre salvo” no ha leído correctamente la Palabra de Dios. Israel fue cortado porque no producía fruto. Entonces, ¿por qué nos injertó Dios a nosotros en Israel? Porque Dios quería frutos. Hemos sido injertados por un solo propósito y es para producir fruto. Si no producimos fruto, sufriremos el mismo destino que Israel. Más que vencedores 213 Por lo tanto, debemos ser ramas fructíferas. Si no, seremos podados como ramas muertas, y arrojados al fuego. 11:22 - “Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que creyeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado”. Jesús deja muy en claro que las ramas improductivas serán “cortadas”. El mismo pensamiento que Pablo elabora en Romanos 11 es enunciado por Jesús en Juan 15:1-9: “Permaneced en mí y yo en vosotros...porque separados de mí nada podéis hacer”. La rama no puede dar ningún fruto si no permanece en la vid. No podemos dar fruto si no permanecemos en Cristo, con la vida de Cristo permaneciendo en nosotros. ¿Qué quiere decir él con “permanecer en Cristo?” Significa que la rama debe permanecer en la vid, lo cual es posible por medio de la obediencia. Cristo dijo: “Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor” (Jn. 15:10). Por consiguiente, debemos guardar los Diez Mandamientos; debemos permanecer en Él. ¿Cómo, entonces, permanece Cristo en nosotros? Esto ocurre cuando Su Palabra permanece en nosotros. 11:23 - “Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar”. Habrá un arrepentimiento nacional en Israel, y Dios injertará nuevamente las ramas naturales que se arrepientan. Pablo está diciendo que si Israel vuelve a Dios, será injertada de nuevo. 11:24 - “Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en 214 Romanos el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?” Obviamente, Dios acercará otra vez a Israel hacia sí mismo, y les dará espíritu de arrepentimiento. Habrá una restauración de Israel. Como condición, se requiere un corazón creyente que se acerque a Dios de la manera señalada por Él. 11:25 - “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos”. Lo que Dios está haciendo en el mundo hoy es un misterio. Él ya trajo de nuevo a Israel a su propia tierra, de acuerdo con el capítulo treinta de Jeremías. Los congregó de nuevo como preparación para la tribulación, y como preparación para la Segunda Venida del Señor, ocasión en que ellos se volverán a Él. Por lo tanto, podemos ver que el tiempo se acorta. “Que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles”. Dice: “endurecimiento en parte”. Es sólo en parte porque hay muchos judíos que sí creen. ¿Por cuánto tiempo estará Israel ciego como nación? Hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles, hasta que haya entrado cada gentil, conforme a la elección por gracia. La maldición que hay sobre Israel continuará hasta que todos los gentiles que han sido predestinados a vida eterna hayan entrado. Hay un número específico que debe entrar. Ciertamente, sólo Dios conoce este número, pero cuando esta cifra esté completa, las cosas cambiarán. El tiempo Más que vencedores 215 de los gentiles cesa con el regreso de Cristo. Jerusalén todavía tiene que ser hollada por los gentiles durante los últimos 42 meses de la Era de la Iglesia (Ap. 11:2). 11:26 - “Y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad”. Pablo se está refiriendo a lo dicho por Isaías 59:20 (ver también Isaías 45:25; Salmo 14:7). Israel como nación regresará a Dios como un solo hombre en la Segunda Venida de Cristo. Jesús descenderá al monte de los Olivos y dirá: “Ved ahora que yo, yo soy” (Dt. 32:39). Esta conversación se menciona con toda claridad en la Palabra de Dios. Los defensores de Jerusalén contestarán: “Éste es nuestro Dios, le hemos esperado” y lo aceptarán (Is. 25:9). Entonces, ellos verán Sus manos y dirán: “¿Qué heridas son estas en tus manos? Y él responderá: Con ellas fui herido en casa de mis amigos” (Zac. 13:6). Luego Dios derramará el espíritu de gracia y de oración sobre los defensores de Israel y sobre los judíos de todo el mundo que para este momento estarán retornando, y llorarán con amargura como alguien que llora por la muerte de su hijo unigénito (Zac. 12:10; 14:4). 11:27 - “Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados”. Dios quitará sus pecados en un día, como lo dice Zacarías 3:9; 13:1. 11:28 - “Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros”. El repudio de Israel hacia Dios ha sido usado para bendecirnos a nosotros. Le permitió a Dios traer avivamiento a los gentiles. La Iglesia 216 Romanos experimentará el mayor avivamiento que el mundo ha conocido. La Iglesia alcanzará la plenitud, la gloria, la pureza, y será sin mancha ni arruga (Ef. 5:25-27). Esto sucederá antes de la aparición de Cristo sobre el monte de los Olivos, antes de que Israel vuelva a Dios. Por eso, en la actualidad son enemigos por causa de nosotros. “Pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres”. Esto es algo que Dios nos aclaró muy bien a mi esposa y a mí hace varios años. Estábamos en Jordania, en donde habíamos visto un pequeño avivamiento y estábamos inmensamente bendecidos. Había en ese lugar una preciosa unción. Entonces tuvimos que partir rumbo a Israel. Cruzamos el puente Allenby y llegamos a las casetas aduaneras. Los soldados de la aduana fueron muy bruscos y hostiles. Ellos comenzaron a vaciar nuestras valijas, pero cuando dijeron que mi linterna de mano era una bomba, mi nivel de santificación cayó lo más bajo que podía caer. Con eso me bastó. Yo dije: “Que venga un oficial; esto es mucha tontería”. Yo estaba sumamente decepcionado de los israelitas, y por el momento mis pensamientos no eran solidarios. Sin embargo, esa noche, cuando llegamos al monte de los Olivos y nos registramos en el hotel, la presencia de Dios llegó, y Él comenzó a hacer tronar estas palabras en mi corazón: “Yo amo a Israel. Yo amo a Israel. Yo amo a Israel”. Esto es lo que quiero señalar: por la elección, Israel es amado. Cuando Dios habla, siempre es sabio ponerse de acuerdo con Él de inmediato. Por lo tanto, dije: “Yo también amo a Israel, Señor”. Entonces el Señor comenzó a mostrarme las cosas que le sucederán Más que vencedores 217 a Israel en estos últimos días. Desde esa fecha, algunas de ellas ya han acontecido. “Pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres”. Por consiguiente, cada nación que se una a Israel en este tiempo, será bendita porque se coloca bajo el pacto de Abraham. Dios le dijo a Abraham: “Bendeciré a los que te bendigan. Maldeciré a los que te maldigan”. Maldición caerá sobre toda nación que esté hoy contra Israel, porque Israel (aunque se encuentra en la actualidad en un estado de rechazo) es amada por Dios por elección. Cristo hará que los israelitas vuelvan a Él. ¿Por qué? (v29). 11:29 - “Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios”. Los dones y el llamamiento de Dios permanecen para siempre. Esto significa que se cumplirá el propósito fundamental de Dios para Israel. Acontecerá lo que Dios le ha predestinado a Israel a causa de Su presciencia. Los israelitas serán poderosamente restaurados y bienaventurados. 11:30 - “Pues como vosotros también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos”. En tiempos pasados, los gentiles fueron desobedientes e incrédulos, pero ahora, a través de la desobediencia de Israel, Dios nos ha mostrado Su gran salvación y misericordia. Hemos podido recibir el Evangelio porque ellos lo rechazaron. 11:31 - “Así también éstos ahora han sido desobedientes, para que por la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen misericordia”. A través de la 218 Romanos misericordia de la Iglesia, Israel será restaurado. Es muy interesante que toda nación cristiana procura ayudar a Israel. Billones de dólares son anualmente avalados a Israel, principalmente por los Estados Unidos de América. Israel no podría sobrevivir sin recibir el respaldo de una coalición de garantes. Éste es un ejemplo de los cristianos que le muestran misericordia a Israel, y nosotros ciertamente le debemos todo a Israel. Ellos nos han dado la luz. 11:32 - “Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos”. En Su bondad, Dios le ha permitido a Israel seguir por la senda de incredulidad que ha escogido, para así poder tener misericordia de todas las otras naciones del mundo. Por causa de la senda de incredulidad que Israel escogió, Dios pudo volverse a los gentiles. Sin embargo, Su llamamiento original permanece sobre Israel. Verdaderamente, Israel será restaurado en la Segunda Venida de Cristo. De cualquier modo, debemos ser sumamente cuidadosos en este aspecto de la restauración de Israel. Circulan muchas enseñanzas que dicen que Israel será restaurado y que triunfará. Sí, Israel será restaurado, pero hasta que el Señor vuelva. En la actualidad, los israelitas se encuentran en la incredulidad, y como nación Dios los ha echado fuera. No existe otro camino para Israel aparte del camino de la fe. No existen dos puertas para entrar en el cielo. Existe solamente una puerta, la cual es Cristo (Jn. 10:9). No seamos más judíos que los judíos. En la actualidad hay muchos cristianos tratando de volverse judíos, en lugar Más que vencedores 219 de volver cristianos a los judíos. Recordemos que los judíos están bajo juicio. Como nación, se encuentran de momento fuera del reino, no están en él. 11:33 - “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” Los caminos de Dios siempre son más altos que los nuestros (Is. 55:8-9). La benevolencia de Dios se demuestra al permitir que Israel siga en la senda de incredulidad que escogió, hasta que se haya alcanzado la plenitud de los gentiles. 11:34-35 - “Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado?” (Ref. Is. 40:13-14). Pablo está diciendo, en otras palabras, que todas estas cosas han sido hechas a través del buen consejo de Dios, a la voluntad de Dios, y ¿quién puede decirle a Dios qué cosa debe hacer? 11:36- “Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén”. Pablo concluye esta postura acerca de la elección de gracia, diciendo que todas las cosas fueron creadas por Dios y para Su satisfacción, como lo declara el apóstol Juan en Apocalipsis 4:11. Cuanto más estudiamos la Palabra de Dios, y cuanto más Dios nos abre Su verdad, más nos maravillamos y clamamos como en Ap. 4:11: “Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas”. 220 Romanos Nosotros fuimos creados y elegidos para satisfacer a Dios. Por esta razón debemos estar cien por ciento entregados a Dios en todo lo que hacemos. Oh, qué bondadoso es Dios al injertarnos en la raíz de Israel para que podamos ser partícipes de las bendiciones de Abraham. Acerca de Abraham, Él dijo: “Te haré padre de muchas naciones”. Por lo tanto, el padre Abraham tiene hijos de cada nación. Nosotros somos los hijos de Israel, somos los hijos de Isaac, somos los hijos de Abraham. Demos gracias a Dios por Su benevolencia en abrir nuestros ojos a Su verdad y a Sí mismo. Conduzcámonos como dignos de la gracia que Él nos ha dado. Amén. Más que vencedores 221 Parte 5 12:1 - 21 EL CULTO A DIOS I. EL FUNDAMENTO DEL CULTO A DIOS (12:1-3) A) Consagración personal. a) El cuerpo, santificado. b) La mente, renovada (ref. Sal. 1:2; He. 5:14). B) El espíritu humilde (Fil. 2:3-8). II. El CUERPO DE MÚLTIPLES MIEMBROS (12:4-5) (ref. 1 Corintios 12:12-27). III.LOS DONES Y LLAMAMIENTOS DE DIOS (12:6-8) A) Dones, concedidos por el Espíritu Santo (1 Co. 12:7-11). B) Llamamientos y ministerios, dados por Cristo (Ef. 4:11). IV. LA EXHORTACIÓN A SERVIR CON AMOR (12:9-21) A) A los de adentro (12:9-13). B) A los de afuera (12:14-21). 222 Romanos Capítulo doce 12:1 - “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”. La palabra ruego es un vocablo sumamente fuerte en el idioma original. Es una palabra de desesperación. Es usada acerca del esclavo que está siendo azotado de muerte, y ruega misericordia a su amo para que le perdone la vida. Pablo usa esta palabra para instarnos a presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios. Hemos titulado esta sección: “EL CULTO A DIOS”. En el capítulo nueve, uno de los privilegios que Israel tenía y que perdió, fue que ellos debían celebrar el culto a Dios. Esto significaba que tenían el privilegio de ser reyes y sacerdotes. En el Antiguo Testamento, los sacerdotes ofrecían sacrificios que habían sido lavados ritualmente, pero las víctimas eran los cuerpos de toros y machos cabríos. En el Nuevo Testamento no estamos bajo la ley levítica. Nuestro sacerdocio no viene de Leví, sino de Melquisedec. Nuestro sacerdocio es de un orden superior. Nosotros nos volvemos un sacrificio. El Señor Jesucristo fue un Sacerdote según el orden de Melquisedec. El sacrificio que Melquisedec ofreció cuando conoció a Abraham en el capítulo catorce de Génesis, fue pan y vino (Gn. 14:17-20). El pan y el vino son un símbolo de la comunión; simbolizaban el cuerpo y sangre del Señor Jesucristo siendo ofrecidos. En Hebreos 10:5 está escrito acerca de Cristo: “Me Más que vencedores 223 preparaste cuerpo”. Por consiguiente, el Señor Jesucristo ofreció Su cuerpo. Él presentó Su cuerpo en sacrificio vivo a Su Padre. Este pensamiento es muy importante, porque así como el Sumo Sacerdote ofreció Su cuerpo, nosotros también debemos ofrecer el nuestro. Es una consagración total, una ofrenda total de nuestro ser. El apóstol Pablo nos advierte que sólo podemos realizar esto por medio de la misericordia de Dios. En Hebreos 9:14 Pablo declaró que Cristo se ofreció a sí mismo [mediante el poder del] Espíritu eterno. Cristo estaba envuelto en el Espíritu Santo, y a través del poder y misericordia del Espíritu Santo fue capaz de ofrecer Su cuerpo sin mancha a Dios. Es sólo mediante la misericordia de Dios que nosotros también podemos hacer lo mismo. Hay un detalle que debemos entender con suma claridad. Jesucristo, como cabeza del Cuerpo, cabeza de la iglesia, se ofreció en sacrificio sin mancha. Él fue santo, inocente, impoluto y apartado de los pecadores (He. 7:26). Como fue la cabeza, así debe ser el cuerpo. Es totalmente posible que nosotros también nos convirtamos en un sacrificio sin mancha. Pablo da amplias pruebas de esto: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (1 Ts. 5:23). Ésta es santificación total. ¿Cuál es entonces nuestro culto racional? El culto a Dios es el cumplimiento del oficio sacerdotal. Para un hombre 224 Romanos o mujer, el culto a Dios es ser un sacerdote convertido en sacrificio sin mancha, que asimismo conduce a otros a la santificación del espíritu, alma y cuerpo. Pedro dice que debemos “ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (1 P. 2:5). Esto incluye un sacrificio vivo de nuestros cuerpos, disciplinados y libres de toda clase de impureza moral (1 Ts. 4:3). El Señor Jesucristo también expone el tema de los sacrificios espirituales cuando dice: “Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en Espíritu y en verdad: porque el Padre tales adoradores busca que le adoren”. Entonces, por medio de las misericordias de Dios, debemos presentar nuestro espíritu, alma y cuerpo a Él, ofreciéndole esos sacrificios espirituales que son para Él una grata fragancia. En toda la Palabra de Dios, son muchos los versículos que evidencian que nosotros debemos ser como sacrificios vivos, santos y agradables a Dios que es nuestro culto racional. Esta es la norma exigida a todo hijo de Dios. 12:2 - “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. El Señor Jesucristo fue santo, inocente y apartado de los pecadores. Debe existir una separación de este mundo y debemos ser transformados. Esta transformación comienza con la renovación de nuestro entendimiento, mediante un cambio en la forma de pensar. Nuestras mentes controlan nuestras vidas Más que vencedores 225 espirituales. Pedro nos indica ceñir los lomos de nuestro entendimiento (1 P. 1:13). La renovación de nuestro entendimiento es una verdad muy importante, y el Salmo 1 es de gran ayuda para este tema. Leamos el Salmo 1:1. “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado”. He aquí un hombre apartado de los pecadores. Este es el lado negativo. El versículo dos es el lado positivo: “Sino que en la ley de Jehová está su delicia y en su ley medita de día y de noche” (Sal. 1:2). Dios no sólo prometió escribir Sus leyes en nuestros corazones, sino en nuestras mentes. Nosotros somos transformados a medida que la Palabra de Dios renueva nuestras mentes. Recordemos que una idea produce un estilo de vida y nos conduce a cierto lugar. De ahí la importancia de una mente cambiada. Debemos examinar nuestras meditaciones para ver si son puras, justas y de buen nombre. Filipenses 4:8 nos proporciona ocho formas de someter a prueba nuestra vida pensante. Una vez tuve una visión de una senda que conducía hasta un oído. Al final de la senda había pequeños demonios, sin embargo, en la senda había ocho puertas que ellos debían atravesar. Nosotros tenemos que inspeccionar nuestros pensamientos en cada una de estas ocho puertas. Si un pensamiento pasa a través de las ocho puertas, se volverá parte nuestra. Estas puertas coinciden con Filipenses 4:8. La primera puerta es: “Todo lo que es verdadero”. ¿Es verdadero el pensamiento? La segunda puerta es: “Todo lo honesto”, y así sucesivamente. 226 Romanos Nosotros necesitamos una mente indagadora. Debemos centrar nuestros afectos y pensamientos en las cosas de arriba (Col. 3:2). Debemos tener una mente que podamos fijar. La mente es como un reflector. En 2 Timoteo 2:15, recibimos una exhortación al estudio: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”. Por lo tanto, la simple meditación en la Palabra de Dios no es suficiente; debemos estudiarla. El estudio y el ejercicio de nuestros sentidos espirituales (He. 5:14) nos permite usar bien la palabra de verdad, y, por la gracia de Dios, podemos “comprobar cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Por consiguiente, nuestros cuerpos y mentes deben estar enteramente consagrados a Dios. Dios puede presentarnos sin mancha cuando nos volvemos ese sacrificio vivo. Un sacrificio vivo ofrece alabanzas espirituales a Dios, y nuestra vida entera debe ser una alabanza para el Señor. 12:3 - “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno”. En el versículo tres hay otro paso. En el culto a Dios, otro requisito previo es la humildad. Una de las razones principales para que haya desunión es la soberbia. Cada persona tiene una alta opinión de sí misma. La humildad es la clave de la unidad. De momento, me gustaría pensar en un piano. En el ámbito de la humildad, las teclas del piano representan una verdad Más que vencedores 227 muy bella en lo que respecta al culto a Dios. Cada una de estas teclas es capaz de emitir una nota, pero las teclas permanecen inactivas y no hacen nada en absoluto hasta que el pianista se sienta y golpea una nota. Esa nota específica emite su sonido, y juntamente con las otras notas compone un acorde. Pero cuán discordante sería el que todas las notas de repente sonaran a una. Sería terrible. Así sucede con el Cuerpo de Cristo. A veces, el Cuerpo de Cristo es muy discordante porque cada cual está tratando de hacer algo al mismo tiempo. ¡Qué esencial es conocer nuestro lugar, y ser guiados por el Espíritu para tener una perfecta armonía! Éste es el tema que el apóstol Pablo desarrollará en el versículo cuatro. Somos miembros de un Cuerpo, y el pueblo de Dios debe tener la humildad de esperar hasta que Dios desee moverse sobre cada uno de sus miembros. De lo contrario, tendremos caos. 12:4-5 - “Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros” (Ref. 1 Co. 12:14-31). Por consiguiente, nos necesitamos los unos a los otros. En lo físico, es esencial que cada parte de nuestro cuerpo humano esté controlada por la mente, o por la cabeza. Lamentablemente, existen cuerpos que no están controlados por la cabeza. Cuando estuvimos en Sudáfrica, el Señor le dio a mi esposa la visión de un niño afectado de parálisis cerebral. Un niño con problemas de parálisis cerebral tiene una gran actividad en sus miembros, sin embargo, sus movimientos no están 228 Romanos controlados por la mente. Entonces, como resultado, hay mucha actividad, pero ninguna consecución. Como miembros integrantes del Cuerpo de Cristo, nos hemos propuesto ejecutar la voluntad de Dios sobre la tierra. Esto solamente es posible cuando estamos bajo el control de la mente de Cristo. Debemos movernos todos juntos de acuerdo con la mente de Él, no la nuestra. Al examinar el cuerpo humano, entendemos esta verdad. Una pierna no puede decidir ir a la derecha, y la otra, a la izquierda. Una pierna no puede caminar hacia delante y la otra hacia atrás. El cuerpo no iría a ningún lado. Los miembros deben estar controlados por la mente. Al darle a mi esposa la visión del niño con parálisis cerebral, el Señor dijo: “Esto se asemeja a mi Iglesia de hoy. Hay abundancia de actividad, pero ningún rendimiento”. Debemos ser muy cuidadosos de estar bajo el control del Espíritu Santo con el fin de ser productivos y no sólo activos. Dios le dijo a mi esposa: “La actividad no es productividad”. Otro detalle importante acerca del cuerpo humano recalcado por Pablo en el capítulo doce de 1 Corintios, es que cada miembro tiene su propia función particular. La función de cada miembro no es igual. El ojo es capaz de ver, como lo expone Pablo en 1 Corintios 12:17, pero no de oír. Si todo el cuerpo fuese ojo, y si cada miembro pudiese ver, el cuerpo no sería muy útil. Cada miembro es necesario. Algunos de los miembros más importantes del cuerpo ni siquiera se ven, están encubiertos. Más que vencedores 229 Es muy importante que sepamos quiénes somos en el Cuerpo de Cristo. Debemos conocer nuestro ministerio, y debemos conocer nuestro lugar. Es esencial que no tratemos de ser algo que no somos. Cada miembro tiene una función importante en el Cuerpo de Cristo. Lo fundamental es que cada miembro ejerza su propia función. Lo que es cierto acerca del cuerpo humano lo es también acerca del Cuerpo de Cristo. Para que el Cuerpo sea edificado, cada miembro debe ejercer su propia función especial. Había una pareja que tenía dos hijos varones. A los chicos se les asignaron obligaciones cuando los padres salieron de la ciudad. A uno se le encargó arreglar las camas; el otro tenía que recoger las hojas del jardín. El segundo joven, que tenía que quitar las hojas del patio, ayudó a su hermano a arreglar las camas. Los padres recompensaron al primer hijo por arreglar las camas. Pero el otro muchacho no recibió ninguna gratificación porque a él no se le había pedido que arreglase las camas, sino que juntase las hojas con el rastrillo. Así sucede espiritualmente. Dios no nos recompensará por hacer la tarea de otro. Estemos seguros de estar cumpliendo con nuestro propio trabajo. Además, debemos aprender a aceptarnos. Dios nos hizo y nos escogió para ser lo que somos. A cada cual le ha dado ciertos talentos. En la creación no hay ningún parecido entre un pájaro y un venado. Las naranjas y las patatas no tienen nada en común. Dios, en Su infinita sabiduría, ha hecho una variedad. El problema que existe en la Iglesia es la autoaceptación. La gente observa a los demás y quiere 230 Romanos asemejárseles. Desenvolvámonos de la manera que Dios ha dispuesto para nuestras vidas y no tratemos de ser como alguien más. En el versículo seis, Pablo enumera algunos de los diversos aspectos de los ministerios y funciones del cuerpo de Cristo. Ante todo, se refiere a los dones del Espíritu. 12:6 - “De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe”. En el capítulo catorce de 1 Corintios, Pablo expresa que todos debemos procurar fluir en profecía. Sin embargo, cuando tenemos el don de la profecía, recibimos esa aptitud al instante pero se nos va desarrollando progresivamente. La profecía se desarrolla de acuerdo con la fe. A medida que aumenta la fe, también aumenta la calidad y profundidad de la profecía. Debemos buscar el rostro de Dios y esperar en Él para que el don de la profecía se desarrolle. Con una intensa profecía, lo oculto del corazón humano se hace manifiesto, como lo dice 1 Corintios 14:22-25, y la gente declara que verdaderamente Dios está entre nosotros. 12:7 - “O si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza”. Es nuestra responsabilidad esperar en Dios y estudiar para cumplir el ministerio que Dios nos ha dado. Para desarrollar nuestro ministerio tenemos que dedicarle tiempo a la presencia de Dios. Comenzar un ministerio es como nacer. Nacemos como bebés, pero luego tenemos que crecer y desarrollarnos. Del mismo modo, debemos desarrollarnos en el ámbito ministerial. Nuestro objetivo Más que vencedores 231 es crecer hasta alcanzar la madurez; porque no queremos permanecer en la etapa infantil del ministerio. “O el que enseña, en la enseñanza”. La enseñanza es uno de los ministerios más difíciles, porque es el que más tarda en desarrollarse. Un maestro debe estudiar constantemente. Un evangelista puede salir adelante con diez sermones, suponiendo que sólo permanece diez noches en un determinado lugar, pero un maestro jamás saldría adelante con eso. En mi propia vida, tengo que estudiar prácticamente todos los días porque hay tanto que aprender. Nuestro maestro es el Espíritu Santo. El Señor Jesucristo dijo que el Espíritu nos guiaría a toda verdad: “Porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios” (1 Co. 2:10). Ésta es la reflexión de una búsqueda progresiva. El Espíritu Santo está escudriñando progresivamente las cosas que le pertenecen a Dios para revelárnoslas. Cristo prometió que el Espíritu Santo nos guiaría a toda verdad. Sin embargo, Efesios 2:7 sugiere que necesitaríamos toda la eternidad para entender la verdad de Dios. Pablo dice que “en los siglos venideros” Dios revelará a los santos las abundantes riquezas de Su gracia. Daniel profetizó de nuestros días, diciendo: “la ciencia aumentará”. La ciencia está dando saltos asombrosos hoy en día. Cuando yo era estudiante, aprendí que el átomo es la partícula más diminuta e indivisible de la naturaleza. Cuando se nos pidió contestar esa pregunta en el examen, así tuve que responder. Ahora el átomo ha sido dividido. Yo vi la primera generación de computadoras. Cuando 232 Romanos empecé, ocupaban prácticamente todo el cuarto y era necesario mucho tiempo para resolver una ecuación matemática. Hoy tenemos computadoras que aunque son sumamente pequeñas, pueden realizar la labor mucho más rápido. El apóstol Pablo dijo: “Primero lo natural, luego lo espiritual”. En la vida física, tenemos que estudiar constantemente. Por ejemplo, en el campo de la computación tenemos siempre que mantener actualizados nuestros conocimientos de esa materia. En el ámbito del Espíritu, sucede lo mismo. El hombre que entiende de computación es aquel que se ha aplicado al estudio de la electrónica y de la informática. Así sucede en lo espiritual, pues David dice: “en tu luz, veremos la luz”. Cuando aplicamos nuestros corazones al estudio de la Palabra de Dios, aumenta nuestro entendimiento y se nos concede más y más conocimiento. El Señor Jesucristo aclaró esto muy bien. Las leyes del reino de Dios se declaran en Sus parábolas. Él dijo: “Al que tiene, le será dado, y tendrá más”. Cuanto más estudiemos una ciencia determinada, más se expandirá nuestra mente, y más capaz será de profundizar en el estudio de esa disciplina. Esto también es cierto en la esfera del Espíritu. Sea cual sea la disciplina del Espíritu a que nos dediquemos, esa área se desarrollará. Si nos entregamos a la profecía, la profecía se expandirá y se desarrollará en nuestras vidas. Al practicar el hablar en lenguas, recibiremos más lenguas. Al ejercitar los dones de sanidad, habrá más proyección de sanidad. Lo mismo Más que vencedores 233 sucede con la enseñanza: “Al que tiene, le será dado, y tendrá más”. Si hacemos uso de lo que Dios nos ha dado, Él nos dará más. En el campo de la enseñanza, el profeta Moisés expuso un detalle muy importante en Deuteronomio 29:29: “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre”. Dios le ha puesto límites a ciertas áreas del conocimiento. Por esta razón el rey David asumió una actitud de humildad, diciendo: “No anduve en grandezas, ni en cosas demasiado sublimes para mí” (Sal. 131:1). Hay ciertas cosas que Dios no quiere que sepamos. Pablo dijo que cuando estuvo en el tercer cielo vio cosas que no le era lícito manifestar sobre la tierra. Hasta cierto punto, Dios ha limitado nuestro conocimiento sobre la tierra. Sin embargo, todavía no hemos agotado el conocimiento que Dios ha puesto a nuestro alcance sobre la tierra. Cuando llegamos al cielo hay un aprendizaje constante, un aumento constante de nuestro conocimiento de Dios. Aun así, nunca lo “sabremos todo”. De hecho, cuanto más sabemos, más comprendemos que no sabemos. Hace un par de años, yo estaba en tránsito por Singapur y mi equipaje necesitó ser inspeccionado por una muchacha que era oficial de aduana. Al tener ella que levantar una de las valijas para colocarla sobre su escritorio, casi no pudo moverla y preguntó: “¿Qué tiene usted allí?” Yo dije: “Éstos son mis libros”. Ella quedó viendo mis canas y dijo: “¿Qué? ¿Todavía está estudiando a su edad?” Yo respondí: “Oh sí, y lo haré eternamente”. 234 Romanos 12:8 - “El que exhorta, en la exhortación”. La palabra exhortar significa “animar”. He aquí un maravilloso ministerio: el de alentar a otros. Este ministerio es igual al del Espíritu Santo. Él es el Consolador y el Animador del pueblo de Dios. Tenemos que esperar a que ese ministerio se desarrolle. “El que reparte, con liberalidad”. En 2 Corintios 8:5, el apóstol Pablo ofrece una Ley espiritual acerca del dar. En Grecia, las iglesias de Macedonia habían dado y sacrificado de su pobreza. Pablo dijo que “a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios”. Primeramente se dieron al Señor, y luego al ministerio del cual se alimentaban. He aquí tres pasos del dar que son agradables a Dios. Primero, tenemos que ofrecernos nosotros mismos al Señor, con gozo y alegría, porque Dios ama al dador alegre. En segundo lugar, debemos ofrecernos a nuestro pastor e iglesia local. En tercer lugar, nuestras ofrendas monetarias deben canalizarse a través de nuestra iglesia local hacia el campo misionero u obra que Dios haya indicado. Estos tres pasos son muy importantes para presentar un sacrificio agradable a Dios en el ámbito de las ofrendas. Debemos hacerlo con liberalidad. (Nota del Traductor: La versión King James de la Biblia dice “Hacerlo con sencillez”) O sea, con sinceridad, no dejando que la mano derecha sepa lo que la izquierda está haciendo. “El que preside, con solicitud”. “Preside” denota administración. El rey David dijo al final de su vida: “El Espíritu de Jehová ha hablado por mí, y su palabra ha Más que vencedores 235 estado en mi lengua. El Dios de Israel ha dicho, me habló la Roca de Israel: Habrá un justo que gobierne entre los hombres, que gobierne en el temor de Dios” (2 S. 23:2-3). Un pastor tiene que conocer el estado de su rebaño. Un pastor debe indagar diligentemente cómo anda su pueblo. Debe organizar su iglesia en grupos, de manera que cada individuo esté protegido y sea tomado en cuenta. “El que hace misericordia, con alegría”. La misericordia no existe solamente en el ámbito del perdón. Más que eso, se la vincula siempre con las buenas obras. A veces en la Iglesia estamos socorriendo constantemente a una determinada persona que siempre está enferma, o que siempre está deprimida, o que siempre está necesitada, pero debemos ayudarla con alegría. Dios quiere un sacrificio hecho con alegría. 12:9 - “El amor sea sin fingimiento [sin parcialidad]. Aborreced lo malo, seguid lo bueno”. El amor y el odio van juntos. Si amamos a Dios, debemos aborrecer el mal. Debemos apartarnos de todo lo que es malo (ver el Salmo 45:7). 12:10 - “Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros”. Es sumamente importante que exista una atmósfera de amor en nuestras iglesias. Al entrar en ellas, las personas necesitan sentirse amadas, deseadas y en su casa. “En cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros”. Aprendamos a dar a los demás su lugar y a estimarlos como superiores a nosotros mismos (Fil. 2:3). Además de que éste es un remedio para la envidia, también es una clave para la 236 Romanos unidad. Démosles espacio a los demás. Por ejemplo, debemos dar espacio a otros para que profeticen. No tenemos que hacerlo siempre nosotros. Prefiramos a los demás. Obviamente, en cualquier asunto podemos exagerar. Recuerdo una convención para delegados de misiones en el exterior. Caminando por el pasillo habíamos cincuenta personas, y al final se encontraba una puerta. Era muy divertido pues el primero abría la puerta y le daba la pasada al siguiente. Ése se quedaba en el otro lado de la puerta y le cedía la pasada al tercero. El tercero se quedaba en el otro lado, y le cedía el paso al cuarto. Y nadie podía pasar por esa puerta. Todos eran pastores y cada uno tenía la motivación de dejar que otro lo antecediera. Finalmente, llegamos a la conclusión de que alguno tenía que entrar. Los que cuidan el rebaño están acostumbrados a dejar que las ovejas entren primero. A veces eso puede exagerarse, pero así es el corazón de un pastor. En cuanto a preferencia y honra, él antepone a los demás a sí mismo. 12:11 - “En lo que requiere diligencia, no perezosos”. Los negocios están vinculados a la Iglesia. Por lo tanto, necesitamos tener en ella hombres de negocios y administradores competentes. Se requiere una ardua labor para que los libros contables estén al día y que el presupuesto se establezca en orden, de tal manera que el pastor en una sola revisión pueda ver el renglón final y tome decisiones. Los ministros desperdician mucho el tiempo. Un pastor debe reservar toda su mañana para dedicarle tiempo a Dios. Si no le dedica tiempo a Dios, descubrirá que al llegar al Más que vencedores 237 púlpito, no tendrá nada de parte de Dios para la gente. Dios debe tener la prioridad. El propósito de dedicarle tiempo a Dios es oír lo que Él quiere decir al pueblo. Un pastor no debe regalar su mañana. Debe tratar de madrugar y entregarse en las primeras horas a la devoción al Señor. Entonces, cuando el Señor hable, las cosas se ejecutarán. Un ministro debe tener un espacio de tiempo reservado para Dios. Debe venir de Dios ante el pueblo. No debe sentarse en su oficina a soñar despierto. Si ustedes tienen una iglesia pequeña y tienen que trabajar, sean diligentes en su trabajo. No corran detrás de la gente. Tengan una iglesia bien disciplinada. Los diáconos pueden encargarse de las necesidades físicas de la gente; los ancianos pueden encargarse de sus necesidades espirituales. El pastor debe cuidar de las preguntas que nadie más puede responder. “Fervientes en espíritu, sirviendo al Señor”. Espiritualmente, no debemos imitar a los efesios. Los efesios se ocupaban en todas las cosas, pero habían dejado su primer amor (Ap. 2:2-4). Nosotros debemos ser fervientes en espíritu hacia el Señor, sirviéndolo. 12:12 - “Gozosos en la esperanza”. La esperanza crea un espíritu de regocijo. Por consiguiente, debemos ejercitarnos frecuentemente en aquello que el Señor nos hace esperar. Esto producirá gozo en nuestras almas. Clamemos al Señor por resistencia en las pruebas para que pasemos victoriosamente por ellas. Cuando la paciencia ha hecho su obra perfecta, seremos perfectos y completos; nada nos faltará. 238 Romanos Nosotros debemos mantener siempre un espíritu de regocijo. Debemos siempre tener las esperanzas puestas en algo venidero. La esperanza se abre paso cuando obtenemos promesas. Debemos ser personas que constantemente están obteniendo promesas de Dios. Al ver hacia atrás, a lo que Dios ya ha realizado, tenemos en el futuro una brillante esperanza de promesas que se cumplen. “Sufridos en la tribulación”. Esto significa tener un espíritu tranquilo, aceptar la tribulación de manera pacífica. “Constantes en la oración”. Una vez le preguntaron a Charles Spurgeon: “Pastor Spurgeon, ¿cuánto tiempo dedica usted a la oración?” Él dijo: “Yo no oro más de diez minutos, pero no pasan diez minutos sin que esté orando otra vez”. Nuestra vida espiritual depende de una continua vida de oración. Hagamos lo que hagamos, nuestros espíritus deben estar en comunicación con Dios, orando y adorándole. 12:13 - “Compartiendo para las necesidades de los santos”. Es tan importante entender que la Iglesia Primitiva consideraba uno de sus principales deberes y ministerios, el satisfacer las necesidades de los pobres. “Practicando la hospitalidad”. Debemos orar: “Oh Señor, permíteme tener un cuarto adicional en la casa, o un aposento anexo a la iglesia, para que siempre tengamos los brazos abiertos para recibir a los que están de paso o que tienen necesidad de un refugio”. Pedro Más que vencedores 239 nos aconseja hospedarnos los unos a los otros sin murmuraciones (1 P. 4:9). La hospitalidad debe brindarse con alegría. 12:14 - “Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis”. Esta debe ser nuestra actitud hacia quienes nos acosan. Jesús dijo: “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros” (Mt. 5:10-12). Mantener esta actitud cuando somos perseguidos y calumniados nos hace bien. La actitud correcta en medio de la adversidad produce un espíritu de regocijo. Se nos llena el corazón de gratitud y tenemos un corazón ferviente. Eso nos hace olvidar lo que la gente ha dicho en contra nuestra, y nos hace ascender en el reino. Por lo tanto, tengamos las actitudes correctas. Triunfemos sobre nuestros enemigos, bendiciéndolos. Dios los usa para perfeccionarnos. Por eso debemos estar agradecidos con ellos. 12:15 - “Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran”. Pablo nos indica animar a toda la gente sin importar en que nivel se encuentran de momento. Si alguien está en un nivel de júbilo, debemos animarlo y ayudar a que el fuego arda con más luminosidad, 240 Romanos regocijándonos con él. Por ejemplo, cuando dos se van a casar, todos corren a su alrededor y se alegran con ellos. También dice el versículo: “llorad con los que lloran”. Debemos acompañar a quienes atraviesan valles oscuros, condoliéndonos santamente junto a ellos. Sin embargo, solamente podemos brindarles consuelo en la medida en que nosotros mismos hayamos sido consolados y reconfortados por Dios en nuestras propias vidas. Dios nos hace pasar por situaciones dolorosas para que podamos sacar consuelo del Espíritu Santo. Luego, con ese consuelo, somos capaces de consolar a otros (2 Co. 1:3-4). 12:16 - “Unánimes entre vosotros”. Es muy importante que todos tengamos la mente de Cristo. Cada individuo no puede irse por su propio rumbo. Somos un cuerpo y debemos tener la misma visión y la misma mente. Esto también se aplica al hogar. En muchas casas, esposos y esposas están en conflicto. El esposo dice una cosa y la esposa lo contradice; o viceversa. Sencillamente, no podemos vivir así. Cuando mi esposa y yo tenemos que tomar decisiones, si no estamos de acuerdo, acudimos al Señor y oramos hasta que los tres estamos unánimes. Aunque el esposo sea la cabeza del hogar, siempre existe la posibilidad de que esté equivocado y de que la esposa pueda tener la razón. “No altivos, sino asociándoos con los humildes”. Debemos recordar que Dios puede hablar a través de cualquiera. Por lo tanto, debemos ser espiritualmente condescendientes para escuchar a las personas de bajos recursos. Pablo exhorta: “No seas sabio en tu propia Más que vencedores 241 opinión”. Recordemos que Dios habló a través de una mula y Balaam no le prestó atención. 12:17 - “No paguéis a nadie mal por mal [ref. Pr. 24:29] procurad lo bueno delante de todos los hombres”. Si la gente nos hace mal, no debemos responder de la misma manera. A toda persona debemos hacerle siempre el bien. Una y otra vez el Señor ha tratado conmigo acerca de este asunto. Cuando alguien se me presenta, yo debo pensar solamente en el mayor bienestar de esa persona. “Procurad lo bueno delante de todos los hombres”. Además de ser honestos a los ojos de Dios, debemos también hacer correctamente todo a los ojos de los hombres. 12:18 - “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres”. En Hebreos 12:14, Pablo nos exhorta a seguir la paz y a procurarla. En Efesios 4:2-3, él repite este mismo pensamiento: “Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz”. Pablo está diciendo que con toda la fuerza que tenemos dentro, debemos procurar estar en paz con todos los hombres. Esto requiere esfuerzo. 12:19 - “No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”. Cuando los enemigos se levantan en contra nuestra, la gente que nos rodea dice: “¿Y ustedes, por qué no hacen nada?” No, no debemos. La venganza es prerrogativa de Dios únicamente. 242 Romanos 12:20 - “Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza”. Devolvamos siempre bien por mal. Especialicémonos en la benignidad. Cuando demostramos benignidad, ello le despeja a Dios el camino para tratar con nuestros oponentes. 12:21 - “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”. ¿Cuál es la clave para ser victorioso cuando las personas nos atacan? La clave es hacerles el bien. Francamente, el culto a Dios implica tener un cuerpo y una mente consagrados a Dios. Es ser un sacerdote, es ser un sacrificio vivo según el orden de Melquisedec. Más que vencedores 243 Parte 6 13:1 - 14:23 EL REINO DE DIOS I. EL MANDATO A HONRAR A LA AUTORIDAD 13:1-7 A. El Estado: una institución ordenada por Dios, 13:1-2. B. Su ministerio de justicia, 13:3-4 (ref. 1 P. 2:14; Tito 3:1) C. Estarle sujetos por causa de la conciencia 13:5-7. II. El AMAR LA RECTITUD (un estilo de vida) 13:8-10 A. Pagar las deudas 13:8. B. Mandamientos relacionados con nuestro prójimo 13:9. C. El mandato a amar el cumplimiento de la ley 13:10 (ref. Mt. 22:40). III.PREPARÁNDONOS PARA EL INMINENTE REGRESO DEL REY 13:11-14 A. B. C. D. E. F. Conocer los tiempos 13:11. Desechar el pecado 13:12 (ref. Col. 3:8). Vestir la armadura (ref. Ef. 6:12). Andar honestamente 13:13 (Mt. 24:49; Pr. 29:18). Qué cosas “ponerse” 13:14 (ref. Col. 3:10-15). Qué cosas “dejar” (los deseos de la carne, Col. 3:5-9). 244 Romanos IV. PROBLEMAS ENTRE CREYENTES FUERTES Y CREYENTES DÉBILES 14:1-16 A. Advertencias contra emitir juicios y usar el conocimiento para ofender a un hermano más débil 14:1-14 (ref. 1 Co. 8:9). B. Un ruego a andar conforme al amor 14:15-16 (ref. 1 Co. 10:23-31). V. LOS FRUTOS DEL REINO 14:17-23 La justicia, la paz, el gozo y la fe. Más que vencedores 245 Capítulo trece El tema de los capítulos trece y catorce de Romanos es: “El reino de Dios”. Ante todo, Pablo nos presenta nuestras obligaciones para con el Estado. Se nos instruye a honrar a todas las autoridades. Debemos reconocer que Dios pone los gobernantes de cada nación. Los siervos de Dios deben honrar a cualquiera que esté en el poder, y esto se aplica a todo presidente. 13:1 - “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas”. Así que, basados en Romanos 13:1, debemos concluir que en todo Estado es Dios quien coloca en posiciones de autoridad la gente de Su elección. Dios es soberano y siempre tiene la última palabra en todas las cosas. El corazón del rey Nabucodonosor estaba lleno de soberbia. Él creía que su poder y gloria provenían de sí mismo (Dn. 4:30). Dios humilló a Nabucodonosor convirtiéndolo en animal por siete años. Fue despojado de su trono real y se volvió como las bestias del campo por siete años, hasta que comprendió algo. Nabucodonosor aprendió que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien Él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres (Dn. 4:17, 25, 32, 37). Él aprendió que el más vil de los hombres, era él mismo. Cuando el apóstol Pablo escribía esta epístola a la iglesia de Roma, había emperadores en el trono. De hecho, de los primeros diez u once emperadores, sólo uno no fue 246 Romanos homosexual. Ellos eran los más viles de los hombres. En la época en que se escribió esta epístola, Nerón era emperador. Sin embargo, el apóstol Pablo (reiterando lo que los santos vigilantes decretaron en Daniel), afirmó claramente que Dios es quien escoge a todos los líderes de este mundo. Nosotros pensamos que en una democracia es nuestro voto el que escoge, pero es Dios el que determina qué individuo estará en el poder. Cuando Dios quiere cambiar el rumbo, Él cambia el gobierno. Esto no significa necesariamente que pone a un hombre mejor, porque Daniel 4:17 dice: “Él constituye sobre el reino al más bajo de los hombres”. Al estudiar la historia de Israel, descubrimos que Dios les dio a Jeroboam como su primer rey. Éste fue el peor de todos los reyes. Jeroboam, hijo de Nebat, fue el primer rey de las diez tribus rebeldes del reino del norte de Israel. Dios le dijo: “Te he levantado”. En Su sabiduría, Dios coloca en el poder a las personas de Su elección, para su propósito, y para lo que Él quiere llevar a cabo. Lo asombroso es que el pueblo obtiene los gobernantes que merece. Indicador de la condición del pueblo es el que está a la cabeza de un Estado. Estuvimos en California hace unos cuantos años. Acabábamos de regresar del África. Mientras estábamos en Sacramento, Dios me dio una visión de noche. Antes de disertar en una conferencia, vi una nube negra sobre Sacramento, y ésta estaba llena de demonios. En la visión, yo comprendí que estos demonios estaban por ser desatados sobre el estado de California. Yo no sabía qué Más que vencedores 247 cosa había pasado, pero más tarde me dijeron que el gobernador había suscrito recientemente una declaración en la cual permitía la homosexualidad. Realmente, él había soltado ese espíritu por todo el estado. ¿Qué creen ustedes que ocurrirá en los Estados Unidos de América, ahora que el presidente ha firmado un decreto en el cual se permite la homosexualidad en las fuerzas armadas? La persona que está al mando tiene poder para desatar el Espíritu de Dios para bien, o el espíritu de Satanás para mal. Dios me dio un mensaje esa noche y yo lo declaré en Sacramento. Él dijo: “El proceder del gobernador es censurable y él tendrá que responder ante Mí por lo que ha hecho”. Los gobernantes tienen una mayor condenación que el resto del pueblo, cuando obran mal. Mas nosotros tenemos que respetarlos por causa de su posición. Pablo dijo: “No hay poder sino el de Dios” (ver el Salmo 47:8). Sobre algunos países está un gobernante malvado (Lc. 4:5-6), pero sobre éste está el trono de Dios. Dios está en control. Hace muchos años, yo quería obtener visa para un país comunista, pero me fue denegada. Al salir de la embajada, el Señor me mostró el oscuro poder que gobernaba ese país, pero por encima de él estaba el trono de Dios. En esa ocasión, el Señor dijo: “Apela ante mi trono”. Yo hice así. Entonces Él me indicó ir a otro consulado, y allí me dieron la visa. Alabado sea el Señor, nuestro Dios reina. Dios controla a los líderes. Él tiene autoridad sobre todos los espíritus malignos. Su trono es superior a cualquier 248 Romanos cosa. Así que, por estar Dios sobre todas las cosas, debemos someternos a las autoridades. Al hacerlo, nos estamos sometiendo a Dios. El apóstol Pedro dijo “honrad al rey”, y conste que el emperador en esa época era un hombre sumamente perverso. La única excepción a esta regla se da cuando los preceptos del hombre se oponen a la Palabra de Dios. Tomamos nuevamente nuestro ejemplo del libro de Daniel, el cual desobedeció el mandato del rey de no orar. Él oró abiertamente a Dios contra la disposición monárquica. 13:2 - “De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos”. Esto debe entenderse con claridad. Nosotros tenemos que obedecer las leyes del país o estado. Sin embargo, como lo expuso Daniel, cuando la ley humana infringe la divina, debemos obedecer la Ley más excelsa. El rey Darío suscribió un edicto prohibiendo a toda persona que orase o hiciese una petición a cualquier dios. El móvil que tenían los promotores de esta legislación, era encarcelar a Daniel y arrojarlo a la cueva de los leones. Cuando Daniel oyó que se prohibía el ofrecer oraciones, oró abiertamente en dirección a Jerusalén, declarando su fe. La Ley de Dios antecede a la ley del hombre. No obstante, nosotros debemos enaltecer las leyes del país siempre y cuando éstas no invaliden los estatutos de Dios. “De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos”. Más que vencedores 249 13:3 - “Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella”. Es un hecho interesante que aun los inicuos respetan el bien en lo profundo de su ser. Y los demonios, que se han entregado a sí mismos al mal, respetan no obstante, a los hombres buenos e íntegros. 13:4 - “Porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo”. Por consiguiente, tenemos que obedecer las leyes de la nación. 13:5 - “Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia”. Quisiera referirme a lo que el apóstol Pedro dice al respecto. En el capítulo dos de 1 Pedro, él habla con bastante proliferación acerca del ámbito de la autoridad. El apóstol Pedro repite el tema de Pablo, diciendo: “Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien. Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos”. La Iglesia debe obedecer las leyes de la nación. En los días en que Pedro escribió su primera epístola, Nerón era el emperador, y Pedro dice: “Honrad al rey” (1 P. 2:17). Por lo cual es muy obvio que no debemos hablar mal de los gobernantes. En lugar de eso, debemos orar por ellos. 250 Romanos “Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia”. Nuestra conciencia sólo puede mantenerse clara cuando guardamos las leyes de la nación. Las leyes difieren en algunos países. Por ejemplo, en los Estados Unidos de América se maneja por el lado derecho de la carretera, mientras que en Inglaterra, por el lado izquierdo. Indiscutiblemente, tenemos que obedecer las reglas para no ocasionar una calamidad. Es importante entender que debemos obedecer las leyes de cada nación específica. Para nosotros es a menudo un enredo viajar de nación en nación, porque lo que es lícito en un país, no lo es en otro. Especialmente en los campos de las operaciones monetarias hay conflicto y confusión. Sin embargo, tenemos que obedecer las leyes particulares de cada nación. 13:6 - “Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo”. En otras palabras, debemos pagar nuestros impuestos. El mismo Jesús pagó impuestos (Mt. 22:21). 13:7 - “Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra”. Tenemos la orden de honrar la posición que los líderes ocupan. 13:8 - “No debáis a nadie nada”. Esto es algo que los cristianos deben aprender. El mundo está atestado de pequeñas “tarjetas plásticas” que inducen a la gente a hacerse de deudas colosales. Es malo estar endeudado, a Más que vencedores 251 menos que Dios nos esté probando en este sentido. En estos casos, debemos confiar en Él. Sin embargo, por principio, debemos mantenernos libres de deudas. Las deudas son como ruedas de molino alrededor de nuestros cuellos. Las iglesias y congregaciones deben buscar el rostro del Señor para estar libres de deudas, porque éstas tienen un enorme impacto sobre la vida espiritual. Las iglesias con deudas pesadas tienen una nube oscura sobre ellas. Con mucha frecuencia, todo lo que se predica desde sus púlpitos es dar, dar, dar. Yo creo que nosotros podemos alcanzar ese nivel en Dios en el cual existe un libre flujo de ingresos cuando lo necesitamos. Cada vez que Dios nos indica hacer algo, Él suple los fondos a medida que le obedecemos, aunque de momento no los tengamos. Nuestra organización compró esta propiedad y edificios, prácticamente sin dinero. Nosotros en esa época no teníamos nada, pero Dios dijo: “Firmen”. Desde entonces, hemos tenido dinero para efectuar cada pago. Dios lo ha pagado todo en un año. Antes de que comenzáramos ese año, Dios me dijo que construyéramos anexos, incluso cuando el edificio principal no se había terminado de pagar. Eso significaba otros cien mil dólares. Si yo no hubiera obedecido a Dios inicialmente, Él no habría suministrado los fondos. Completamos el segundo edificio, y Dios sufragó todos los gastos. A veces enfrentamos pruebas de fe. Mas debemos estar plenamente seguros de haber oído correctamente a Dios. 252 Romanos “No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley”. En sentido negativo, debemos permanecer fuera de deudas. En sentido positivo, debemos amarnos los unos a los otros. El que ama a los demás ha cumplido la Ley. En el versículo nueve, Pablo desarrolla una verdad importante acerca del amor verdadero. 13:9 - “Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Es evidente que Cristo y todos los autores del Nuevo Testamento, enaltecieron los Diez Mandamientos (Mt. 19:16-19). Los primeros cuatro tocan nuestra obligación hacia Dios; los últimos seis implican nuestra obligación hacia nuestro prójimo. Pablo dice que todo está incluido en este único concepto: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Todos los mandamientos ilustran el amor. 13:10 - “El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor”. El amor no es ofensivo. El apóstol Juan dijo: “El que ama no es tropiezo para su prójimo”. Algunos llevan esto demasiado lejos y dicen: “El amor todo lo cubre”. Sin embargo, el verdadero amor no comete adulterio, no roba, no mata, no miente, no codicia ni habla falso testimonio. Todo lo cual es odio. Pablo define el verdadero amor en 1 Corintios 13. De los quince puntos que Pablo utiliza para describir el amor, ocho son negativos, y siete son positivos. Jesús dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Jn. 14:15). Más que vencedores 253 13:11 - “Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño” (Ref. Ef. 5:14-17; 1 Ts. 5:6-8). Es fácil vivir en un estado de sopor, insensibles a lo que acontece a nuestro alrededor. Debemos librarnos de lo que no es básico, y especializarnos en el amor verdadero. Me gustaría recomendarles Efesios 3:17-19: “Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor”. Debemos procurar estar arraigados y cimentados en amor, para que todo lo que hagamos sea motivado por el amor. En el versículo dieciocho, Pablo continúa: “...seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios”. Crecer en el amor divino es la clave para estar llenos de la plenitud de Dios. El amor es el vínculo perfecto (Col. 3:14). “Porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos”. Aquí en los Estados Unidos de América, todos hemos oído ese dicho: “Hoy es el primer día del resto de tu vida”. ¿Cuántos de nosotros sabemos cuánto tiempo nos queda aún por vivir? Hay muchos que con una apariencia saludable han muerto a una edad muy temprana. La vida es como una carrera. En los juegos olímpicos hay carreras de diversas longitudes. Está la de 100 metros, que es muy corta. La persona tiene que poner todo su empeño en hacer esa carrera. La siguiente es la de 400 metros, en ella la persona debe marcar el paso, pero es una carrera corta. Luego está la de 254 Romanos los 1,500 metros. En ella la persona debe marcar el paso, pero siempre es relativamente corta y se completa en un tiempo sumamente breve. Y está la de una milla. Una milla es una distancia razonable, pero en esta generación se completa en menos de cuatro minutos. Por último está el agotador maratón de 26 millas. Éstas son como las carreras de la vida. Para algunos de nosotros, la carrera de nuestra vida puede ser muy corta. Tuvimos en Suiza una alumna del instituto bíblico en esas condiciones, con sólo veintidós años de edad, su carrera fue breve. Ella tenía un llamado al campo misionero, mas se enfermó de gravedad. Entonces Dios me dio una visión de ella ataviada de blanco. La llevamos al médico, quien le diagnosticó Leucemia. Poco después, Dios se la llevó. A escasos veintidós años de edad, Dios se la llevó y otra persona tomó su llamado. Al leer los avisos obituarios, me sorprende ver que muchos de los fallecidos eran personas jóvenes. Por lo tanto, debemos sacar el mayor provecho del tiempo y de las oportunidades. 13:12 - “La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz”. Antes de la Segunda Venida del Señor, la Iglesia tiene múltiples cosas por hacer, y ya no queda mucho tiempo en esta dispensación. El avivamiento debe venir a la Iglesia, para que ésta pueda alcanzar la madurez y la gloria. La Iglesia debe hacer “mayores obras” que las hechas por el Señor Jesucristo (Jn. 14:12). En algunos países hay trenes que corren a más de 150 millas por hora. Las aeronaves abarcan más de 600 millas Más que vencedores 255 por hora. La velocidad de todo ha aumentado, y esto se debe a que estamos en los últimos días. Daniel dice que la gente “correrá de aquí para allá”. Si en el ámbito físico la rapidez de movimiento es un distintivo de los días finales, entonces la Iglesia necesita comenzar a moverse espiritualmente. “Vistámonos las armas de la luz”. Debemos recordar que hasta el retorno de Jesús, habrá siempre una terrible batalla entre los principados y las potestades en las regiones celestes. Así que, necesitaremos permanentemente vestirnos la armadura de Dios que se nos presenta en Efesios 6:12-17. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes: “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes”. Son muchas las personas que se rinden por causa de las enormes presiones y tentaciones. Viendo hacia atrás, a mis cuarenta años de servicio, pienso en tantos amigos del ministerio e iglesias que han empezado muy bien, pero que han fracasado en su gran mayoría. Nuestras iglesias estarían repletas hoy en día, si todos los que nacen de nuevo permanecieran en la carrera. Muchísimos han oído el Evangelio y han respondido en sus años de juventud. Pero ahora ya tienen treinta, cuarenta, cincuenta, sesenta y setenta años de edad y, habiéndose endurecido, no tienen comunión con Dios y se encuentran camino al juicio. 256 Romanos Muchos empiezan bien, pero pocos acaban la carrera. Las bajas son enormes. Por consiguiente, tenemos que ponernos toda la armadura de Dios para poder estar firmes. Las piezas de la armadura se enumeran en Efesios 6:1417. Pablo menciona la importancia de la verdad, que tengamos nuestros lomos ceñidos con la verdad. David dijo que Dios desea la verdad en lo íntimo. Permítanme suplicarles no leer simplemente la Palabra, sino dejar que la verdad y la sabiduría de Dios penetren hasta lo más íntimo de su ser, de modo que se conviertan en parte de ustedes. Es así como ustedes estarán firmes. 13:13 - “Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia”. Nosotros podríamos decir: “Esas cosas son propias del mundo”. Sí, pero también son propias de la Iglesia. Infinidad de veces descubrimos a miembros de la Iglesia que viven como el diablo durante seis días, y luego intentan vivir como santos en el día séptimo. ¿Y qué decir de las “contiendas y envidia”? ¿Hay contienda y envidia en su casa, o borracheras? Yo he conocido a muchos predicadores que han cedido ante el alcoholismo. No los estoy condenando; simplemente estoy afirmando un hecho. Nos haría bien recordar las palabras de San Agustín, el cual dijo: “La abstinencia es más fácil que la templanza”. La clave es no tocar. 13:14 - “Sino vestíos del Señor Jesucristo” (ver también Col. 3:12). He aquí el concepto de estar vestido de Cristo. Ésta es la forma de vivir sintiéndolo a Él alrededor y sobre nosotros. “Y no proveáis para los deseos de la carne”. Muchas personas caminan con Dios por un tiempo y luego Más que vencedores 257 fracasan. Son como Salomón, el cual entregó su corazón a todos los placeres y al final de su vida fue un anciano triste, henchido de amargura, dolor y angustia. El “Progreso del Peregrino” de John Bunyan, se ha convertido en el segundo libro más vendido del mundo, después de la Biblia. Bunyan recibió una serie de visiones que describían la caminata terrenal de un creyente. En estas visiones, el intérprete le mostró cosas de suma importancia que Bunyan necesitaba entender al empezar su nueva vida como cristiano. El intérprete lo condujo a una habitación y allí vio una jaula de hierro. Dentro de la jaula de hierro estaba un hombre joven, y John Bunyan se volvió hacia el intérprete para preguntar: “¿Qué significa esto?” El intérprete contestó: “Pregúntale a él y te lo dirá”. Bunyan indagó: “Señor, ¿por qué está usted dentro de esta jaula de hierro? ¿Por qué es usted tan infeliz?” El hombre joven dentro de la jaula de hierro le respondió así: “Una vez fui un testigo ardiente de Jesucristo, y creí que mi eternidad estaría colmada de ricas recompensas. Personas a mi alrededor me elogiaban y creían también que yo obtendría grandes galardones en los cielos debido a mi vida y testimonio. Sin embargo, me volví flojo. No presté atención. Permití que se apoderaran de mí cosillas y pecadillos. Me di pequeños gustos que con el tiempo pasaron a ser cosas mayores que me dominaron. Me convertí en un pecador, y no acudí al Señor antes de morir”. 258 Romanos ¡Oh, cuánto debemos recordar esto! ¡Cuánto debemos abrazar la cruz y clamar por hambre y sed de justicia todos los días de nuestra vida! No debemos recrearnos en los placeres de este mundo. Tampoco debemos tentar al diablo. Si no nos apartamos de los inicuos, ellos nos harán sucumbir y perderemos esa inmensa recompensa que Dios nos ha deparado. Éstas son las amonestaciones de Pablo en el capítulo trece. Capítulo catorce El capítulo catorce le da seguimiento a nuestro tema del reino de Dios. En este capítulo hay verdades muy importantes que debe mos observar cuidadosamente. Quizá deberíamos resumirlas diciendo que atañen a las creencias o convicciones personales que tenemos en materia de comida. Este capítulo comprende los alimentos lícitos y los prohibidos. En el versículo uno, Pablo empieza diciendo: 14:1 - “Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones”. Hay ciertas cosas que no interfieren excesivamente con nuestra fe en Jesucristo, pero que sí pueden ser un tropiezo si no tenemos cuidado. No nos mezclemos en alegatos sobre comida y bebida, porque los creyentes débiles pueden ser destruidos. Uno de los problemas de la época del apóstol Pablo era la comida sacrificada a los ídolos. Surge la pregunta: ¿Podemos comer de lo sacrificado a los ídolos? 1 Corintios 8:1-13 concuerda con esto. En países como Tailandia e Más que vencedores 259 India, se le ha ofrecido todo a los ídolos. Pablo nos dice que la tierra es del Señor y que cuando se ora en Su nombre por los alimentos, esto los santifica. 14:2 - “Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres”. Pablo reconoce que hay diferentes creencias en el ámbito de la alimentación. Algunas personas comen legumbres porque piensan que son más nutritivas que la carne. Algunas carnes, como la de cerdo, no son tan buenas para la salud. Otros, comen sólo legumbres por creer que agradan a Dios al no ingerir carne (1 Co. 10:23-24). 14:3 - “El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido”. Algunos creen que no se debe comer carne, y algunos creen que sí. No es una opinión la que Pablo está dando aquí. Él nos está diciendo cómo tratar con personas de distinto parecer. Siempre que alguien se ocupa en lo lícito y en lo prohibido, en asuntos superficiales y no en las doctrinas verdaderas de Cristo, eso produce crítica, juicio, menosprecio y orgullo espiritual. Cuando la persona se embrolla en lo lícito y en lo prohibido, la Ley genera pecado y obra ira. El gran peligro es que cuando nos negamos algo, debemos tener la plena seguridad de que es Dios el que así lo exige. Si no es Dios, podemos incurrir en crítica, amargura, celos, hipocresía y un corazón endurecido. 14:4 - “¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme”. Pablo está tocando el tema de juzgarnos los unos a los 260 Romanos otros. Pablo no quiere que nos estanquemos en la rutina de juzgar. Es pecado ser personas dictaminadoras. Debemos recordar que tratándose de cristianos, todos son siervos de Dios. Dios tiene la responsabilidad de tratar con Sus siervos, no nosotros. Es Dios quien tiene la capacidad de hacer que el siervo esté firme. 14:5 - “Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente”. Ahora Pablo se está refiriendo a la observancia de los días. En esto da mucha amplitud. Recordemos que Pablo es el maestro de la Iglesia y que esta Palabra es inspirada por Dios. Algunos creen en guardar el sábado como día de reposo. Esto se relaciona con el cuarto mandamiento que dice: “Acuérdate del día de reposo”. 14:6 - “El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace”. En el versículo seis, el apóstol Pablo no contiende ni alega sobre qué día observar. Algunos se sienten perfectamente libres no guardando el sábado como día de reposo, porque creen que el domingo es el día del Señor. Muchos observan el domingo por haber sido la mañana en que resucitó el Salvador. Sin embargo, otros tienen diferentes opiniones. Indiscutiblemente, lo importante es que esas creencias no empañen nuestra relación con el Señor. A propósito de los alimentos, Pablo continúa: “El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios”. Éste es un asunto de la conciencia individual. Algunos Más que vencedores 261 creen que no deben comer una cosa en particular, otros piensan que tienen libertad de comerlo todo. Pablo está diciendo: “Éste es un asunto de conciencia personal. En cada caso ellos le están dando gracias al Señor”. No debemos ir nunca en contra de nuestras conciencias, porque ello sería pecado. No debemos estar excesivamente preocupados por la comida o la bebida, porque el reino de Dios es justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Lo único que se prohibe comer es sangre y ahogado (Hechos 15:20). 14:7 - “Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí”. En esto es que debemos tener cuidado. Nuestras propias creencias causan impacto en los demás. Debemos cuidar de que lo que creemos, o lo que no creemos, no haga tropezar ni ofenda a otro hermano en Cristo. Obviamente, nuestra vida causa impacto en la gente. En términos conservadores, se estima que un pastor influye sobre diez mil personas durante su vida. Aun en una zona remota, su influencia es mucho mayor de lo que podemos imaginar. Su influencia es como un guijarro lanzado a un lago, que forma ondulaciones prácticamente interminables. Los criterios y las decisiones de un ministro de Dios, influirán sobre un número de personas superior al que él dirige sus sermones. 14:8 - “Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos”. Mientras vivimos en esta tierra, le pertenecemos a Dios; y cuando morimos, le pertenecemos al Señor. 262 Romanos 14:9 - “Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven”. Sea cual sea nuestro estado, ya en los cielos, ya en la tierra, debemos estar envueltos y vestidos del Señor Jesucristo, y viviendo para Él. 14:10 - “Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo” (Ref. 2 Co. 5:10). Pablo está diciendo que es una gran insensatez incurrir en estas charlas ociosas, porque engendrarán contienda. 14:11-12 - “Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí”. Todos tenemos que dar cuenta al Señor de nuestras propias acciones. 14:13 - “Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano”. Por lo tanto, nuestra conducta con respecto a la observancia de los días, y nuestra conducta en cuanto a la comida, no debe estar tan gobernada por lo que creemos, sino por lo que otro cree. 14:14 - “Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo”. Pablo se está refiriendo a los alimentos. Espiritualmente, Pablo había encontrado liberación a tal grado que podía decir: “Dios creó todas las cosas, y si yo le doy gracias por ellas, todo lo que coma estará santificado y bendecido por Él”. Más que vencedores 263 Éste era un verdadero problema en la Iglesia del Nuevo Testamento porque los comestibles que se vendían en las plazas de mercado eran ofrecidos a los ídolos. La pregunta era y es: “¿Podemos comer de lo ofrecido a los ídolos?” Cuando se visitan ciertos países, hay que expulsar el incienso antes de entrar a los restaurantes, porque toda la comida ha sido ofrecida a los ídolos. ¿Diremos entonces: “Esto se ha ofrecido a los ídolos y por eso no lo puedo comer”? Pablo se refiere a este tema con claridad: “Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios. Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios” (1 Co. 8:4-6). Pablo quita toda atención de los ídolos y la centra en Dios. Pablo está diciendo que lo comamos o no, eso no nos hace mejores delante de Dios. Pero si está presente un hermano que sabe que la comida se ha ofrecido a un ídolo y se ofenderá si la comemos, entonces no debemos ingerirla. Realmente, en algunos países nos moriríamos de hambre si no comiéramos lo sacrificado a ídolos. Por lo tanto, ¿qué se hace? Simplemente, se ora sobre los alimentos y se santifican éstos al Dios viviente y verdadero. En ese momento la comida queda limpia a la vista de Dios y del hombre. “Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un lugar de ídolos, la conciencia de 264 Romanos aquel que es débil, ¿no será estimulada a comer de lo sacrificado a los ídolos? Y por el conocimiento tuyo, se perderá el hermano débil por quien Cristo murió” (1 Co.8:10-11). Si nosotros participamos de estas viandas sabiendo que está bien, y un hermano más débil cree que está mal, y come creyendo que está mal, entonces hemos agraviado su conciencia. Debemos evitar esto a toda costa. Esto es lo que Pablo explica en Romanos 14:14: “Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es”. Lo que Pablo está diciendo es: “Conforme a tu fe te sea hecho”. Si creemos que no debemos comer algo, y luego lo comemos, es pecado. 14:15 - “Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió”. Imagínense que están en un determinado restaurante con un hermano que no cree que cierta comida se deba comer. Tal vez ustedes se sientan perfectamente libres de comerla. Delante de Dios ustedes están libres, pero no lo están delante de su hermano. Con sus acciones, ustedes lo destruirían. En algunas situaciones quizá nos sintamos perfectamente libres delante de Dios para hacer algo, pero con ello ofenderíamos a alguien. Por consiguiente, debemos ser benévolos y considerados con nuestros hermanos. Quiero explicar hasta dónde puede llegar esto. Yo tengo una pluma fuente. Si yo me pusiera esta pluma fuente en Más que vencedores 265 el bolsillo exterior y visitara cierto país, ofendería a la gente, porque a su parecer eso no es santo. Ellos creen que siempre debemos portar nuestras plumas en los bolsillos interiores. Yo estoy plenamente persuadido de que el llevar mi pluma fuente por fuera, no cambia mi relación con Dios. Tengo plena libertad delante de Dios para llevar mi pluma de esa manera. Eso ciertamente no afecta mi conciencia; e indiscutiblemente no afecta mi posición ante Dios. Yo no percibo ninguna diferencia en el Espíritu si pongo mi pluma adentro o afuera. Pero en algunos países, si la llevo por fuera, sería declarado profano a los ojos de algunos. ¿Entonces, dónde la llevo? Por dentro. Para las damas, los viajes son una experiencia particularmente emocionante. En una iglesia se cree que las damas deben vestirse de cierta manera. ¿Saben ustedes que la santidad gira siempre en torno a lo que se ponen las mujeres? Es todo un espectáculo el de las damas. No puedo entrar de lleno en el tema porque se complica demasiado. En algunas partes, las mujeres tienen que vestir de cierto modo, y, al hacerlo, son consideradas santas. Cuando visitamos la siguiente iglesia, allí tienen un código de vestir diferente. Se trata solamente de estatutos exteriores. Pero si el vestido no se ajusta a las reglas de cada congregación, les seremos ofensivos. Es muy importante que hagamos lo que ellas desean. En algunos países, no se debe estar calzado al predicar. Eso lo encuentro muy difícil, dado que me duelen los pies si estoy parado y descalzo por cualquier lapso prolongado de tiempo tratando de predicar. Pero tengo que predicar 266 Romanos con pies dolientes porque si predico con los zapatos puestos, ofenderé a todos. Otras personas insisten en que cada quien deje los zapatos afuera de la iglesia, y hay todo un rimero de zapatos en la parte exterior del templo. ¿Ven ustedes lo que quiero señalar? Si no nos amoldamos a las creencias de los demás, los ofendemos y contristamos sus conciencias. Ellos son tentados a hacer lo que hacemos, pero no creen lo mismo que nosotros, y por eso estamos agraviando a aquellos por quienes Cristo murió. De hecho, el apóstol Pablo se atreve a decir en el versículo quince que por nuestra “libertad” alguien se puede perder. 14:15 - “Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió”. Si yo usara zapatos en alguna de estas iglesias, realmente estaría destruyendo a alguno de los creyentes más jóvenes. Asimismo, eso sucedería en materia de comida. En algunos países no piensan nada acerca de comerse un helado el domingo, pero, en otro país, al hacerlo hemos violado sus normas y estatutos y casi hemos cometido sacrilegio. Por lo tanto, debemos averiguar cuándo se puede y no se puede comer un helado. Estoy presentando estos detalles porque, aunque parezcan boberías, son muy serios, ya que podemos destruir la fe de un hermano o hermana. 14:16 - “No sea, pues, vituperado vuestro bien”. Es correcto creer que podemos comer lo que queramos el domingo. Pero si vamos a un lugar en donde los demás creen que ciertas cosas no se pueden comer el domingo, o Más que vencedores 267 en un día de iglesia, entonces, en ese caso, lo que para nosotros es bueno, es vituperado. Ellos nos vituperarán si lo hacemos. No sea, pues, vituperado vuestro bien. Simplemente, hagamos lo mismo que ellos. 14:17 - Así es como Pablo lo resume: “Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo”. No nos enredemos en discusiones acerca de lo que podemos y no podemos hacer. En lugar de eso, debemos simplemente amoldarnos a lo que la iglesia o país cree. Lo que verdaderamente importa es la justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Éstas son las cosas que importan, no las otras. 14:18-19 - “Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres. Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación”. Concentrémonos en el Evangelio de Jesucristo, y no nos involucremos demasiado en estas otras cosas. No obstante, si estamos en una iglesia que tiene ciertas costumbres, por favor amoldémonos a sus costumbres, porque si no, destruiremos a los cristianos que están en ella. 14:20 - “No destruyas la obra de Dios por causa de la comida”. Tal vez ustedes digan: “Tenemos una conciencia abierta; en nuestra conciencia tenemos perfecta paz si comemos carne”. Pero si el hermano que está sentado al lado suyo cree que no se puede comer carne, ustedes destruirían la obra de Dios en él, si comen carne. Así que, no deben comer carne ni hacer uso de su libertad en presencia de él. 268 Romanos “Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come”. Cuidemos mucho de no ofender las creencias de otros. No debemos agradarnos a nosotros mismos, así como Cristo no lo hizo (Ro. 15:3). A mi parecer, esto concierne el asunto del vestido. De hecho, concierne todo lo que hacemos. 14:21 - “Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que su hermano tropiece, o se ofenda o se debilite”. Así que, siempre que comamos o bebamos, tengamos la plena seguridad de no estar ofendiendo a nadie en la mesa. 14:22 - “¿Tienes tu fe? Tenla para contigo delante de Dios”. Puede que ustedes digan: “Nosotros tenemos fe en que podemos hacer esto, sabemos que Dios nos acepta y que a Él no le importa si lo hacemos”. Eso está bien. Pero Pablo dice: “Guarden eso para sí mismos, piensen en los demás”. “Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba”. Un espectador que contemple lo que ustedes hacen, y enseguida les imite, se condenaría a sí mismo. Aunque ustedes estén comiendo con una conciencia clara, él no lo estaría, y caería bajo condenación. 14:23 - “Pero el que duda sobre lo que come, es condenado”. Si estamos comiendo algo dudando de si ello está bien o mal ante Dios, estamos condenándonos a nosotros mismos por no estar comiendo con fe. Por consiguiente, Pablo dice: “y todo lo que no proviene de fe, es pecado”. Esto es muy importante. Todo lo que Más que vencedores 269 hagamos, debemos creer que lo estamos haciendo bien. Así que, debemos comer con una conciencia clara. Si hay algo en nuestros corazones de lo cual no estamos seguros, aunque otro sí lo esté haciendo, no lo debemos hacer, porque perjudicaría nuestras conciencias. Debemos entender que el capítulo catorce sólo se refiere a comer, beber y observar días y costumbres. No está hablando de las leyes morales de Dios. En cuanto a costumbres y convicciones respecto a comida y observancia de días, hay amplitud. Dios permite diferencias. Pero cuanto tocamos el tema de las leyes morales de Dios, no hay amplitud. Sus leyes morales son iguales para todos en cualquier nación. En los asuntos morales no puede haber ninguna tolerancia en absoluto. En el capítulo catorce de Romanos, el apóstol Pablo no está hablando de los Diez Mandamientos. Se está refiriendo a estatutos externos y tradiciones de hombres a las cuales debemos adherirnos para no ofender ni destruir a otro hermano o hermana en Cristo. En el Nuevo Testamento tenemos el privilegio de comer de todo. Sin embargo, debemos mostrar cierta sabiduría aquí, porque lo que comemos afecta nuestra naturaleza y disposición. En algunos países la gente ingiere una gran cantidad de carne de cerdo y de sangre, y el temperamento de esas personas es aburrido. Las personas que ingieren mariscos que se alimentan de la basura del mar, tienen también problemas con su naturaleza. Siempre existe una razón para cada mandamiento de la Palabra de Dios. Asimismo, las bebidas fuertes incitan a las pasiones. Por lo tanto, ejercitemos la templanza. Más que vencedores 271 Parte 7 15:1 - 16:27 LA PACIENCIA, LA ESPERANZA Y EL PODER DE DIOS I. LA PACIENCIA: Aguantar A. Para producir unidad. 1. 2. 3. 4. Soportando las flaquezas de los débiles (15:1). No agradándonos a nosotros mismos (15:1). Siendo todos de un mismo sentir (15:5-6). Recibiéndonos los unos a los otros (15:7). B. Para amonestarnos los unos a los otros. 1. Estando llenos de bondad (15:14). 2. Estando llenos de todo conocimiento (15:14). II. LA ESPERANZA A. Tres fuentes principales de esperanza. 1. Las experiencias pasadas. 2. Las promesas de Dios. 3. Las Escrituras. 272 Romanos B. Resultados de haber recibido la esperanza. 1. Estar llenos de gozo (15:13). 2. Estar llenos de paz (15:13). III.EL PODER A. Comunicar dones espirituales a Su iglesia (ref. Ro.1:11). B. Con potencia de señales y prodigios, hacer que la gente obedezca de palabra y de obra (15:18-19). C. Ministrar con abundancia de la bendición del Evangelio (15:29). D. Aplastar a Satanás, capacitados con la paz de Dios (16:20). Más que vencedores 273 Capítulo quince Teniendo en mente el tema del capítulo catorce, el apóstol Pablo continúa: 15:1-2 - “Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos”. Esto es de suma importancia. Nosotros, los fuertes en la fe, creemos que nuestra relación con Dios no se malogrará si ingerimos ciertos alimentos. Creemos que al orar por la carne que se ha ofrecido a los ídolos ésta queda santificada y podemos participar de ella con una conciencia pura. Quizá seamos fuertes en la fe, pero debemos soportar las flaquezas de los débiles en la fe. Es nuestro deber agradarlos a ellos y no a nosotros mismos. Por eso dice: “Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación”. Es nuestra responsabilidad moral edificar a nuestros semejantes. Nosotros debemos edificar a los otros miembros del Cuerpo de Cristo y no destruirlos con la libertad que Dios nos ha dado. Debemos ser fuertes como el padre que se compadece de su hijo (Sal. 103:13), y como un papá que cede ante los deseos de un chiquillo. Así debemos ser hacia aquellos que son débiles en la fe. Por la gracia de Dios, debemos procurar eliminar disputas sometiéndonos los unos a los otros, y a veces esto significa someterse a algunas de estas trivialidades. 15:3 - “Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito: Los vituperios de los que te 274 Romanos vituperaban, cayeron sobre mí”. En Su diario vivir, Cristo desinteresadamente cedió a la voluntad de Su Padre. Él siempre pensó primeramente en los demás, desechando Sus propios deseos. 15:4 - “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza”. El apóstol Pablo se está refiriendo ahora a las cosas que fueron escritas en el Antiguo Testamento. Los libros del Nuevo Testamento no fueron recopilados ni canonizados sino hasta en el año 400 d.C. Pero lo que él está diciendo comprende todas las Escrituras, naturalmente. Él dice que las Escrituras son para consolarnos y darnos esperanza. La esperanza es importante en extremo. Yo quiero recalcar que nosotros debemos tener esperanza. La esperanza se funda principalmente sobre tres cosas: las experiencias pasadas, las promesas de Dios y las Escrituras. Las experiencias pasadas en que Dios nos rescató de dificultades que enfrentábamos, nos dan esperanza cuando tenemos una nueva dificultad, prueba o tribulación. Vemos hacia atrás y decimos: “El Dios que me libertó en aquel entonces, es poderoso para libertarme ahora”. Hebreos 11:33 habla de aquellos que alcanzaron promesas. Yo les suplicaría a ustedes que tocaran a Dios para alcanzar promesas en sus vidas, porque las promesas de Dios producen esperanza. La esperanza trae una inmensa fuerza a nuestro espíritu, alma y cuerpo. Da salud a todo nuestro ser. Produce gozo y un corazón contento que hace bien Más que vencedores 275 como una medicina. Cuando Dios nos da una promesa y la acogemos, ella produce esperanza, pero también gozo, el cual es nuestra fortaleza. Es importante recordar estas tres fuentes principales de esperanza: las Escrituras, nuestras experiencias pasadas y el obtener las promesas. 15:5 - “Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús”. Quisiera concentrarme por un momento en varios títulos de Dios. Aquí se le llama “el Dios de la paciencia y de la consolación”. Asimismo, en 2 Corintios 1:3 se le llama: “el Dios de toda consolación”. ¿Qué es la paciencia? La paciencia puede desglosarse en dos puntos principales. En el griego original la palabra paciencia usada en Romanos 15:5 es“hupomone”, que significa “soportar con gozo”. La paciencia tiene esta connotación: no se rinde. Para no rendirnos, nosotros necesitamos que este aspecto de la paciencia de Dios se forje en nuesto corazón. Frecuentemente los líderes mundiales son interrogados así: “¿Cuás es para used, como líder, la cualidad más importante?” Esta pregunta se la hicieron a William Pitt, un primer ministro británico muy célebre en el siglo XVIII. Él contestó: “La paciencia, la resistencia”. Nunca nos debemos rendir. Winston Churchill pronució un poderoso discurso, y todo lo que hizo fue repetir tres palabras: “Nunca se rindan; nunca se rindan; ninca se rindan”. Ustedes tendrían que ser Winston Churchill para pronunciar un discurso compuesto solamente de tres palabras. Él lo podía hacer con todas las entonaciones y modulaciones posibles de la voz humana. Él dijo: “Nunca se rindan; nunca se rindan; nunca 276 Romanos se rindan”. Después de la quinta repetición, los concurrentes estaban vivamente sacudidos y, puestos en pie, lo vitoreaban. Éste es un aspecto de la paciencia. El otro aspecto de la paciencia podría definirse como “tranquilidad o serenidad en la tribulación”. Es estar en calma, con una santa aceptación de las circunstancias. Estamos hablando de una persona que no se turba en una prueba. El Dios de la paciencia es un Dios de serenidad. Éstos son los dos aspectos de la paciencia. Él es también el Dios de toda consolación (2 Co. 1:3). Pablo continúa en el versículo cuatro: “El cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios”. Una de las cosas más importantes en el ministerio es la consejería. Como consejeros, no sólo tenemos que procurar orientar a los demás, sino consolar a quienes están atravesando circunstancias difíciles. En la vida existe la máxima de que sólo podemos dar lo que tenemos. Sólo podemos dar cien dólares, si tenemos cien dólares. Si sólo tenemos diez dólares, no podemos satisfacer la necesidad de alquien que necesita más. Entonces, ¿cómo podemos consolar a alguien sin antes haber sido consolados nosotros? A veces el propósito de atravesar pruebas es recibir el consuelo de Dios, para que análogamente podamos dar a otros ese consuelo. El versículo cinco dice: “Porque de la manera que abundan Más que vencedores 277 en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación”. A veces la consolación tiene la connotación de recompensas, de bendiciones.Cuando un padre ve que su hijo ha aprobado un examen para el cual ha estudiado muchas horas, con seguridad lo recompensa por su esfuerzo. De la misma forma, cuando competimos en una carrera, debemos enfrentarnos intensamente, pero hay una recompensa por llegar primero. Y así sucede con Dios. Dios nos consuela cuando hemos aprobado con éxito los sufrimientos que Él ha dispuesto. Él nos saca a un lugar de abundancia, como dice en el Salmo 66:12. Con Dios, siempre hay consolación. En inglés tenemos un dicho para alguien que quizá no haya recibido el primer premio. A esta persona se le otorga lo que denominamos un “premio de consolación”. Me sorprende en las reuniones de señoras cómo todas reciben un premio, un premio de entrada o de cualquier otra clase. ¡Tal vez es porque necesitan mucha consolación! Ellas se consuelan por haber asistido, o se consuelan por no haber recibido el primer premio. Con Dios, siempre hay consolación. Él es el Dios de la paciencia y de la consolación. Por Su paciencia y consolación para con nosotros, Él nos da la capacidad de “ser entre nosotros de un mismo sentir según Cristo Jesús”. Así como Dios es para nosotros un Dios de paciencia y de consolación, así nosotros debemos ser pacientes y consolarnos los unos a los otros. Por esta razón es tan 278 Romanos importante conocer los nombres de Dios, porque ellos nos abren las riquezas de Su gracia. Cuando conocemos al Dios de la paciencia, eso nos abre la puerta de la tesorería de la paciencia y obtenemos los tesoros de ella. Sucede exactamente lo mismo con la consolación, la misericordia, la esperanza, la paz y todos los otros nombres del Señor. cuando conocemos a Sus nombres por experiencia y por revelación, nos volvemos partícipes de Sus tesoros y podemos dárselos a los demás. 15:6 - “Para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”. Toda la idea aquí es que estemos unánimes porque somos miembros de un Cuerpo. A menudo encontramos al apóstol Pablo exhortando a todos los creyentes a que estén unánimes, así como se lo exigió a las dos damas que aparecen en Filipenses 4:2. Es importante que en una casa haya unidad. En una Iglesia tenemos que estar unánimes, de lo contrario hay discrepancia y nadie puede avanzar en Dios. En la unidad se glorifica a Dios, y allí envía Jehová Su bendición (Sal. 133:1-3). En los primeros capítulos de Hechos, el Espíritu Santo se derramó sobre todos los que estaban unánimes en un solo sentir. 15:7 - “Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios”. La capacidad de aceptar a las personas es una de las más excelsas señales de espiritualidad. A quienes Cristo ha aceptado, nosotros debemos aceptar también. A menudo tendemos a poner barreras entre los demás cristianos, pero si Cristo los ha recibido, nosotros también los debemos recibir. Éste es uno de los graves peligros de la Iglesia que Más que vencedores 279 nosotros debemos vencer. Permitamos que Dios ensanche nuestros corazones de modo que en ellos tengamos lugar para muchos creyentes. 15:8 - “Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres”. Por ser de la circuncisión, Cristo pudo hacer efectivas las promesas hechas a los judíos. Él confirmó las promesas hechas a los padres, tales como Abraham, Isaac, Jacob y David. Sobre todo, Él tenía la circuncisión de corazón. De hecho, a Él se le llama “el Verbo de Dios”. Sus palabras circuncidan los corazones de los creyentes dispuestos, capacitándolos para participar de todas las promesas hechas a nuestros padres espirituales en el Antiguo Testamento. Antiguamente, Israel no pudo entrar en la tierra de Canaán, su herencia, sin antes circuncidarse (Jos. 5:2-7). El creyente no puede participar de las promesas de Dios ni de Su herencia, si no le permite a Dios circuncidarle el corazón y el espíritu (Ro. 2:28-29). 15:9 - “Y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito: Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles, y cantaré a tu nombre”. Esto es tan hermoso. Él está citando una porción del Salmo 18:49. Una de las grandes promesas del libro de Isaías, es que Jesús sería luz de las naciones (Is. 49:6; 42:6). ¿Qué fue lo que desató Jesús sobre las naciones? Él desató todas las promesas hechas a los patriarcas referente a los gentiles. En una de esas promesas, Dios le dijo a Abraham: “De cierto te bendeciré”. Por lo tanto, las bendiciones de Abraham caen sobre los gentiles. Estudiemos las diversas 280 Romanos promesas hechas a los padres en el Antiguo Testamento, porque se vuelven nuestras promesas cuando permitimos que Dios nos circuncide el corazón. 15:10 - “Y otra vez dice: Alegraos, gentiles, con su pueblo”. Debido a que Dios ha incorporado a los gentiles a las promesas divinas, somos uno con los santos creyentes de Israel. Pablo recalca el tema de que los gentiles adorarán al Señor con el Israel creyente, usando Deuteronomio 32:43 como su autoridad. 15:11 - “Y otra vez: Alabad al Señor todos los gentiles, y magnificadle todos los pueblos”. ¿Por qué? Porque Dios, a través de Cristo, ha incorporado a los gentiles a las promesas de Israel. Pablo ahora cita del Salmo 117:1, que todas las naciones adorarán al Señor. 15:12 - “Y otra vez dice Isaías: Estará la raíz de Isaí, y el que se levantará a regir los gentiles; los gentiles esperarán en él”. Ahora Pablo cita Isaías 11:1, en donde las Escrituras declaran que la raíz de Isaí, o sea, el Hijo más excelso de David, el Señor Jesucristo, reinará sobre los gentiles, quienes pondrán en Él su confianza. Aquí, de nuevo, se prometía que los gentiles participarían de las promesas de Israel. 15:13 - “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo”. He aquí otro título de Dios: “El Dios de esperanza”. Cuando pensamos en Dios, pensamos en Su santidad y poder. Sin embargo, otro aspecto de Dios es la abundancia. El Dios de esperanza realmente significa: “Aquel que abunda en esperanza”. La esperanza se basa en el carácter de Dios, en Su naturaleza. Nos apoyamos en quien es Él, Más que vencedores 281 en Su fidelidad, bondad, clemencia y misericordia. Debemos ser personas de esperanza, llenas de paz y de gozo. “Os llene de todo gozo y paz en el creer”. El gozo y la paz son el fruto de la esperanza. La esperanza trae gozo y paz. ¿De qué manera trae gozo la esperanza? La esperanza contempla que las cosas cambiarán para mejorar; es una anticipación de lo venidero. ¿Cómo produce paz la esperanza? Por medio de la confianza y de la calma interior. A pesar de las dificultades en que estamos, sabemos que Dios lo solucionará todo. La esperanza produce esto en nosotros cuando creemos en Sus promesas. “Para que abundéis en esperanza”. No se trata de tener esperanza para una o dos cosillas, sino esperanza que abunde en nosotros. Debemos pensar que Él es un Dios de abundante esperanza, y esa esperanza debe abundar en nosotros. Al abundar en nosotros la esperanza, también lo harán el gozo y la paz. Fluyen como un río. Dios quiere que seamos un pueblo gozoso, ¿pero cómo nos convertimos en un pueblo gozoso? Regocijándonos con la abundancia de la esperanza que tenemos, esperanza en que Dios nos sacará de nuestras dificultades, y en que nos sacará a abundancia, como lo dice en el Salmo 66:12. Yo recuerdo cuántas promesas me hizo Dios cuando yo era un joven del instituto bíblico. Esas promesas parecían tan imposibles; sin embargo, eran tan reales. Ahora han comenzado a efectuarse. Ustedes deben recordar las promesas que Dios les ha hecho, y no dejar que se escapen como a través de vasos resquebrajados. Yo les aseguro que las promesas que Dios les dé, Él las llevará a cabo 282 Romanos cuando ustedes le crean. Las promesas nos dan tanta esperanza, tanta paz, tanto gozo. 15:14 - “Pero estoy seguro de vosotros, hermanos míos, de que vosotros mismos estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de tal manera que podéis amonestaros los unos a los otros”. Otra cosa que debemos procurar, es estar llenos de bondad. Cuando Dios descendió sobre el monte Sinaí y le habló a Moisés, Él proclamó: “¡Jehová! ¡Jehová! Fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad”. Él está lleno de bondad y desea que nosotros estemos llenos de Su bondad. Bondad significa “incapacidad de hacer algo malo”. Cuando estemos aconsejando a personas, nuestros pensamientos deben estar llenos de los mejores propósitos eternos para ellas. Cada vez que estemos en contacto con personas, ya sea que les estemos hablando o brindándoles cuidados, nuestras palabras y obras deben estar orientadas a su mayor beneficio. Además, debemos estar llenos de conocimiento. Pablo dice: “llenos de todo conocimiento”. El conocimiento es muy importante: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn. 8:32). Entre más verdad o conocimiento tenemos, más libertad y entendimiento tenemos. Entonces estamos aptos para ayudarnos los unos a los otros. 15:15 - “Mas os he escrito, hermanos, en parte con atrevimiento, como para haceros recordar, por la gracia que de Dios me es dada”. Pablo recibió gracia especial para ministrar, y habilidad especial para usar correctamente Más que vencedores 283 la Palabra de Dios. Como ministros de Dios (pastores, esposas de pastores, misioneros, ancianos o diáconos), debemos recordar que hemos recibido gracia para ayudar a los demás. Esta gracia no está destinada a nosotros mismos, sino a los demás. Debe haber un flujo del Espíritu a través de nosotros, para ayudar a los demás. 15:16 - “Para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo”. Las gracias y unciones de Dios que fluyen a través de nosotros, las recibimos para el perfeccionamiento de los santos, para la obra del ministerio, para la edificación del Cuerpo de Cristo (Ef. 4:11-12). Todo don que Dios nos ha dado debe fluir de nosotros hacia los demás con el único propósito de llevarlos a la madurez. Los gentiles iban a ser la ofrenda que daría gozo al apóstol Pablo. El gozo de un pastor es poder ofrecerle al Señor una congregación madura, saludable y llena de bondad, amor, gozo y paz. Éste es el gozo de un pastor. El gozo es su pueblo (Fil. 4:1; 1 Ts. 2:19-20). ¿Qué clase de Iglesia le ofreceremos al Señor? Hace un tiempo, tuve un amigo a quien el Señor dijo: “Quiero que me ofrezcas tu esposa”. Él contestó: “No puedo, Señor. Ella está llena de amargura, celos y envidia”. Él tenía toda una lista de detalles negativos acerca de su esposa. Y el Señor le dijo: “Te daré un año para que le ministres a ella, para que me la puedas ofrecer como una ofrenda agradable”. 284 Romanos Un líder muy famoso que ya está con el Señor, dijo: “Mi objetivo es mantener a mi congregación en el nivel de niños, para que siempre dependan de mí y soliciten mis consejos”. Sé de otro ministro muy conocido, a quien Dios le dijo: “Lo único que estás produciendo son bebés”. ¡Esto no debe suceder! Nosotros debemos producir santos maduros para que la ofrenda de nuestras iglesias sea aceptable y de grata fragancia delante del Señor. ¿Cuál es el gozo de un ministro? ¿Cuál es nuestro gozo? Es llevar a otros a la madurez. Es ver el gozo y el placer en el rostro del Señor Jesucristo cuando Él contemple a quienes recibieron nuestra ministración por su gracia, personas a quienes llevamos a un nivel aceptable de madurez en Cristo. Siempre recordemos esto. 15:17-18 - “Tengo, pues, de qué gloriarme en Cristo Jesús en lo que a Dios se refiere. Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras”. Existe en la Iglesia el peligro de jactarse y recibir crédito por obras que no son nuestras. Muchas iglesias se adjudican el mismo misionero, y muchos misioneros se adjudican la misma iglesia. Hay predicadores que rinden informes acerca de la obra de otras personas como si fuese suya (ref. 2 Co. 10:16). Pablo no se está acreditando el trabajo de otro. Éste es un asunto de honestidad. Cuando la gente manipula el rebaño para que éste se le acerque, al final, quien recibe el galardón, es aquel a quien se le encomendaron inicialmente las ovejas. Más que vencedores 285 15:19-20 - “Con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo. Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno”. En el ámbito de lo sobrenatural, necesitamos un gran paso adelante. En nuestras iglesias debe haber sanidades y señales que siguen. La Palabra de Dios debe confirmarse con lo sobrenatural. Pablo fundaba sus iglesias con demostraciones de lo sobrenatural. Pablo hacía hincapié en que su política era predicar donde Cristo no era conocido. En el Salmo 2:8, se nos ordena pedirle al Señor las naciones por herencia, y, como posesión nuestra, los confines de la tierra. Pablo no se gloriaba en lo que otro ya le había preparado (2 Co. 10:16). Sin embargo, nosotros necesitamos equilibrar el tema un poco, porque esto no sugiere que hay que salir a empezar una nueva obra. Pablo no está diciendo que tenemos que meternos en territorio virgen a empezar una nueva obra porque si no nuestro trabajo no vale. Esto no es verdad en absoluto (1 Co. 3:5-11). 15:21 - “Sino, como está escrito: Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán; y los que nunca han oído de él, entenderán” (ref. Is. 52:15). Pablo era pionero en ir a quienes no tenían conocimiento de Cristo, y establecía iglesias entre ellos. 286 Romanos 15:22 - “Por esta causa me he visto impedido muchas veces de ir a vosotros”. Pablo fue impedido por Satanás en numerosas ocasiones, porque estaba ganando territorio en el reino de las tinieblas. Anteriormente, Pablo había querido visitar Roma en diversas oportunidades, pero había sido estorbado. 15:23 - “Pero ahora, no teniendo más campo en estas regiones, y deseando desde hace muchos años ir a vosotros”. En su espíritu, Pablo obviamente sentía que tenía un llamado a visitar Roma. Sin embargo, era un asunto de tiempo. Él había acabado su ministerio en Macedonia y sabía que allí su tiempo se había terminado. De igual manera, hay para nosotros un tiempo para todo. Es importante no sólo ir a un lugar en el tiempo del Señor, sino también partir en Su tiempo. Pablo sabía que su tiempo en Macedonia había concluido. 15:24 - “Cuando vaya a España, iré a vosotros”. En esa época, muchos líderes del Imperio Romano eran españoles. Muchos de los grandes maestros y de los filósofos de Roma, como Séneca, eran españoles. Pablo quería llevar el Evangelio de Cristo a España, lo cual creemos que hizo una vez libertado por Nerón tras su primer encarcelamiento. “Iré a vosotros [en Roma]; porque espero veros al pasar, y ser encaminado allá por vosotros”. Naturalmente, él no se daba cuenta de que sería llevado a Roma como prisionero, mas durante ese tiempo en Roma escribió todas Más que vencedores 287 las epístolas carcelarias, y fue un tiempo muy fructífero. 15:25 - “Mas ahora voy a Jerusalén para ministrar a los santos”. Después de su tercer viaje misionero, Pablo regresó con dinero para los pobres de Jerusalén, de las ofrendas de las diversas iglesias que había establecido. 15:26 - “Porque Macedonia y Acaya [que es Grecia] tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén”. Pablo fue elegido para entregarla. 15:27 - “Pues les pareció bueno, y son deudores a ellos; porque si los gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales, deben también ellos ministrarles de los materiales”. Pablo está diciendo que los gentiles fueron enriquecidos espiritualmente por los judíos. Por lo tanto, debían servir a los judíos en los bienes naturales. En nuestra época, ello significa que una iglesia debe cuidar de su pastor. 15:28 - “Así que, cuando haya concluido esto, y les haya entregado este fruto, pasaré entre vosotros rumbo a España”. Pablo proyectaba visitar Jerusalén llevando ayuda para los santos pobres. Luego, quería ir a Roma, y continuar hacia España. El profeta Agabo le había advertido a Pablo, y también el Espíritu por doquier, que no fuese a Jerusalén, pero él insistió en ir de todos modos (Hch. 21:10-13). Él hubiese enviado a alguien más a Jerusalén para no entrar en la ciudad, porque cuando lo hizo, fue capturado. De allí, fue enviado a Roma como prisionero. 288 Romanos 15:29 - “Y sé que cuando vaya a vosotros, llegaré con abundancia de la bendición del evangelio de Cristo”. Cuando nos inviten a cualquier iglesia, primeramente dediquemos tiempo a buscar la bendición de Dios, de manera que podamos ir con la abundancia de Su bendición para derramarla sobre la gente. ¡Qué importante es que estemos ungidos al ministrar, y llevemos el mensaje de Dios con la demostración del poder de Su Espíritu! 15:30 - “Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios”. Pablo estaba muy consciente de que para salir adelante necesitaba de las oraciones de las iglesias. Para un ministro es muy importante requerir la oración de los demás, ya que él está en el propio frente de batalla. Zacarías 13:7 dice: “Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas”. Por consiguiente, las ovejas deben orar frecuentemente para que el pastor no sea herido y destruido, lo cual dispersaría el rebaño. 15:31 - “Para que sea librado de los rebeldes que están en Judea, y que la ofrenda de mi servicio a los santos en Jerusalén sea acepta”. Pablo estaba muy consciente del inmenso peligro que estaba por enfrentar en Jerusalén y en Judea. No debió ir; se lo advirtieron en numerosas ocasiones. A veces, Pablo era un poco obstinado, ¿pero quién podía criticar a un hombre que había hecho tanto? 15:32 - “Para que con gozo llegue a vosotros por la voluntad de Dios, y que sea recreado juntamente con Más que vencedores 289 vosotros”. Pablo sabía muy bien que dondequiera que fuera, no sólo llevaría bendición, sino que él a su vez sería refrescado por la gente. A mi parecer, esto es lo que debemos esperar cuando ministramos. 15:33 - “Y el Dios de paz sea con todos vosotros. Amén”. Pablo concluye el cuerpo principal de la epístola con la bendición de que el Dios de paz esté con ellos. En la época neotestamentaria, los saludos siempre comenzaban con “Gracia y paz a vosotros”. Pablo menciona la paz que sobrepasa todo entendimiento. El Señor Jesucristo dijo: “Mi paz os dejo, la paz os doy, Yo no la doy como el mundo la da”. El concepto mundano de paz es que todo esté organizado y en sosiego, pero el concepto divino de paz es muy diferente. La paz de Dios es esa bella tranquilidad y calma de espíritu que no se ve afectada ni por la dificultad ni por el alboroto circundante. Es serenidad interior. Capítulo dieciséis Hemos llegado al capítulo dieciséis, el último del libro de Romanos, y aquí hay una serie de pequeñas verdades interesantes. Básicamente, es un capítulo que está lleno de saludos, pero de ellos podemos aprender mucho. Primero, Pablo comienza por el versículo uno: 16:1 - “Os recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea”. Cencrea era uno de los puertos de Corinto. La historia de la Iglesia nos relata que la Iglesia Primitiva hizo amplio uso de 290 Romanos mujeres en el ministerio, en especial en el papel de diaconisas. A Febe se le encomendó entregar a la iglesia de Roma, esta importantísima epístola a los Romanos. 16:2 - “Que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa en que necesite de vosotros; porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo”. Aquí se le estaba dando una magnífica recomendación a esta dama, y el apóstol Pablo quería asegurarse de que la iglesia de Roma cuidaría de ella adecuadamente y proveería para todas sus necesidades. En la antigüedad, las cartas de recomendación eran comunes para aquellos que viajaban a poblaciones desconocidas. Pablo escribe presentando a Febe de Cencrea, del puerto de Corinto, mujer célebre por socorrer a los demás, incluyéndolo a él mismo. En sus otras epístolas, Pablo menciona “cartas de recomendación”. Hay muchas personas que viajan ministrando de iglesia en iglesia. Es obvio que cuando no conocemos a alguien, pero conocemos al pastor o siervo de Dios que lo recomienda, ello nos salvaguarda. El apóstol Pablo era muy conocido en Roma. Su buen informe acerca de Febe, ayudó a ésta a ser aceptada allí. Es esencial que los predicadores itinerantes no conocidos, sean recomendados por quienes sí lo son. Esto nos salvaguarda de hospedar a oradores y ministros que no deberíamos invitar a la iglesia. Hay muchos asalariados que van de congregación en congregación tratando de vivir a expensas de la iglesia. El apóstol Pablo tuvo que señalar este problema en su carta a Timoteo, diciendo que sólo ciertas personas debían Más que vencedores 291 ser subvencionadas por la iglesia. Existen algunas personas que nunca han trabajado en la vida, que después de hacerse cristianos tienden a creer que la iglesia es una sociedad de benevolencia que atenderá sus necesidades. Este no es el caso. La Iglesia debe cuidar de los que lo merecen, de aquellos que genuinamente tienen necesidad. 16:3 - “Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús”. Priscila y Aquila eran maestros. Eran un equipo de marido y mujer, muy querido por el apóstol Pablo. En un buen sentido, la esposa se menciona primero, lo cual sugiere que Priscila tenía el ministerio dominante. Nosotros debemos ser abiertos cuando Dios le concede a una mujer un ministerio. Sin embargo, debemos mantener la relación entre los esposos en su orden adecuado. La relación conyugal se debe mantener saludable. No queremos ni competitividad ni legalismo. Ellos fueron los responsables de colocar en la dirección correcta al profeta Apolos, enseñándole verdades más profundas (ver Hch. 18:24-26). Priscila y Aquila eran muy conocidos en los días del Nuevo Testamento. Pablo escribió su primera epístola a los Corintios desde la casa de Aquila y Priscila. En el versículo cuatro, Pablo los ensalza de esta manera: 16:4 - “Que expusieron su vida por mí; a los cuales no sólo yo doy gracias, sino también todas las iglesias de los gentiles”. Esta pareja de cónyuges viajaba por doquier. Se cree que su domicilio principal era Roma. Habían sido expulsados de Roma en los días de Claudio César juntamente con todos los otros judíos, y por lo tanto, se habían encontrado con Pablo en otros lugares (Hch. 18:1-3). Ellos eran una pareja muy agradable; un lindo equipo de 292 Romanos marido y mujer. Es muy raro encontrar en la Palabra de Dios una pareja de esposos que junta reciba reconocimiento. Es obvio que ellos fluían en armonía y que todos los veían como uno solo. El esposo de Febe no se menciona y no sabemos cuál era la situación de ella. 16:5-6 - “Saludad también a la iglesia de su casa”. La iglesia de Roma no consistía solamente de una congregación. Se componía de muchas congregaciones que se reunían en varias casas. Pablo le enviaba un saludo a una congregación que se reunía en la casa de Aquila y Priscila. A veces, todas las congregaciones se juntaban en una sola asamblea. Enseguida, Pablo da una lista de otras personas por quienes desea ser recordado: “Saludad a Epeneto, amado mío, que es el primer fruto de Acaya para Cristo. Saludad a María, la cual ha trabajado mucho entre vosotros”. Epeneto es un personaje interesante. Pablo le llama “el primer fruto de Acaya para Cristo”. Él fue el primer convertido de Pablo en Grecia. Después, Epeneto vino a Roma. Creo que es muy interesante el que la Iglesia de los días del Nuevo Testamento viajara tanto. A mi parecer, estamos retornando a aquellos días, y las iglesias y las congregaciones viajarán extensamente. Esto es bueno, porque las congregaciones se enriquecen al recibir miembros de otras agrupaciones.Pablo continúa saludando a otros: 16:7 - “Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y mis compañeros de prisiones [en otras palabras, judíos], los cuales son muy estimados entre los apóstoles”. Nosotros debemos recordar que los apóstoles de los Más que vencedores 293 tiempos neotestamentarios no eran sólo los doce originales, juntamente con Pablo, Silas y Apolos. Había muchos otros más, y algunos, eminentes. Así como hoy existen muchos ministros, pero algunos logran descollar más que otros, porque han esperado con mayor diligencia por su ministerio y llamado. A continuación, Pablo saluda a otros colaboradores suyos, amados en el Señor: 16:8-10 - “Saludad a Amplias, amado mío en el Señor. Saludad a Urbano, nuestro colaborador en Cristo Jesús, y a Estaquis, amado mío. Saludad a Apeles, aprobado en Cristo. Saludad a los de la casa de Aristóbulo”. Las diversas frases que Pablo utiliza son de mucho interés. En el versículo diez dice: “Saludad a Apeles, aprobado en Cristo”. Esta es una alabanza muy hermosa. Apeles era alguien de demostrada capacidad y había sido aprobado por Cristo. Luego dice: “Saludad a los de la casa de Aristóbulo”. Esta era otra congregación que se reunía en una casa. Aquí se trataba de la casa de Aristóbulo. 16:11 - Pablo saluda nuevamente a otros parientes, otros judíos. “Saludad a Herodión, mi pariente. Saludad a los de la casa de Narciso, los cuales están en el Señor”. Así que, vemos otra vez que había muchas iglesias en las casas. 16:12 - “Saludad a Trifena y a Trifosa, las cuales trabajan en el Señor. Saludad a la amada Pérsida, la cual ha trabajado mucho en el Señor”. Pablo le atribuyó diferentes alabanzas a gente variada. Algunos eran “amados”, como Lucas, el médico amado, mientras que otros eran considerados “obreros”. 294 Romanos 16:13 - “Saludad a Rufo, escogido en el Señor; y a su madre y mía”. La madre de Rufo era para Pablo como una madre espiritual. Cuando tenemos que abandonar casas, tierras, amigos y familiares por el amor a Cristo, somos recompensados al ciento por uno (Mr. 10:28-30). A pesar de que Pablo no había estado nunca en Roma, conocía a un sorprendente número de personas allí. ¿Cómo pudo suceder esto? Se debía a que en la época del Nuevo Testamento, los viajes eran muy seguros. Roma gobernaba el mundo conocido. No existían las barreras aduaneras. La gente podía desplazarse con libertad. Las carreteras estaban en buenas condiciones y eran seguras. Por causa del comercio, se viajaba constantemente. Muchos cristianos viajaban de iglesia en iglesia, y toda esta gente de Roma ya conocía al apóstol Pablo. Indiscutiblemente, había allí numerosas casas (o iglesias) que ya habían absorbido sus enseñanzas. 16:16 - “Saludaos los unos a los otros con ósculo santo”. Yo recomiendo la práctica de que los hombres abracen a los hombres, y las mujeres a las mujeres. No es sabio cruzar los límites del género, porque pueden suscitarse problemas serios con individuos más vulnerables a la tentación. “Os saludan las iglesias de Cristo”. Pablo le escribió a los Romanos desde Corinto. Cencrea era una ciudad marítima en el puerto oriental de Corinto. Todas las numerosas iglesias locales de esa región, enviaban sus saludos a la iglesia de Roma. Febe, la portadora de la epístola romana, era de Cencrea. Más que vencedores 295 Había una pluralidad de otras congregaciones en Corinto y en sus alrededores. No se reunían todas en un solo edificio amplio. Se estima que durante los días de Pablo en Corinto, sesenta mil personas aceptaron al Señor. Eso es aproximadamente el diez por ciento de la ciudad. Esta gente no se reunía en un solo lugar, sino que visitaba diversas casas. Se repartían en varias congregaciones. Por lo tanto, él literalmente quiso decir “las iglesias” de Cristo os saludan. 16:17 - “Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos”. Hay una diferencia entre el capítulo catorce y este mandato a apartarse definitivamente de creyentes insubordinados. En el capítulo catorce, Pablo expresa tolerancia hacia otros creyentes, pero aquí el caso es diferente y mucho más serio. Cuando los israelitas entraron en la tierra de Canaán, debieron arrojar a siete naciones enemigas, y los últimos adversarios a vencer, fueron los jebuseos. Basándonos en Proverbios 6:16-17, los siete enemigos se interpretan como las “siete cosas que Dios aborrece”. El séptimo enemigo es el que siembra discordia y división entre hermanos. El Señor aborrece en forma especial la siembra de discordia, y a nosotros se nos recomienda evitar a quienes son sembradores de discordia, porque un espíritu maligno está mezclado en esto. La discordia pone a un individuo contra otro, siendo que la unificación es toda la idea de la Iglesia. Por consiguiente, tenemos que evitar y sacar a quienes causan división. No hay otra manera. La Iglesia del Nuevo Testamento estaba plagada de divisionistas y los apóstoles 296 Romanos tuvieron que ser muy firmes al respecto. Incluso Juan, el apóstol del amor, fue muy explícito en sus tres epístolas en cuanto a este tema. 16:18 - “Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos”. Es asombroso que los causantes de división tienen una enorme capacidad de oratoria. Tratan de hacer que lo negro parezca blanco, y lo blanco negro. Amados, si algún día ustedes se convierten en pastores, o en ancianos de la iglesia, les diré que verán que eso acontece por ciclos. Con intervalos de pocos años, verán una epidemia de divisionistas, y los engañadizos se dejan embaucar por estas personas y causan alboroto en la iglesia. Estos individuos que causan división no se presentan con cuernos y un tridente. Llegan como ángeles de luz, como dice Pablo. Necesitamos acercarnos intensamente al Señor y recibir discernimiento para saber quién es quién. Los que causan división se preocupan por sí mismos. Hay una pugna por el poder. Por lo general, ellos quieren promoverse; quieren ser los líderes en lugar de aquellos que Dios ha nombrado. O tal vez lo hagan para tratar de conseguir dinero u otros beneficios de la gente. Ellos sirven a sus propios vientres. Todo lo que hacen es para el ego. Sus motivaciones son corruptas. Salomón dijo: “No hay nada nuevo debajo del sol”. Éste, que era un problema en los días del Nuevo Testamento, también es un problema en nuestra época. Más que vencedores 297 16:19 - “Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos”. Es verdaderamente maravilloso que se nos conozca por la obediencia. El centurión romano era conocido por su obediencia (Mt. 8:9). Roma era el centro del imperio y el cuartel general del ejército romano. Roma inculcaba la obediencia y la autoridad, y los cristianos romanos eran también célebres por la obediencia. Al principio del capítulo uno, Pablo hablaba del hecho de que la fe de la iglesia romana era conocida en todo el imperio. Ésta era una iglesia maravillosa, pero aun así, necesitaba a Pablo. “Así que me gozo de vosotros; pero quiero que seáis sabios para el bien e ingenuos para el mal”. Roma era la gloria del imperio, pero también la cloaca de las naciones. Era un lugar terrible. Tenía magníficos edificios, pero en las calles se había generalizado todo vicio conocido por la humanidad. Y por eso Pablo dijo: “Quiero que seáis sabios para el bien e ingenuos para el mal”. San Agustín se oponía a los deportes ejecutados por gladiadores, en los cuales luchaban hombres hasta matarse mutuamente. Roma tenía anhelo de sangre. Debemos siempre especializarnos en lo positivo. No se entreguen ustedes al estudio de religiones falsas. Sólo concéntrense en la luz. Las personas que estudian el mal y los métodos satánicos, siempre se meten en problemas. Aun con la gente que tiene graves dificultades, manténganse ustedes positivos. En una iglesia existen dos maneras de enfrentar los problemas. Podemos concentrarnos en lo negativo y en todo lo que marcha mal, o podemos obtener para la iglesia una palabra 298 Romanos positiva de parte de Dios, que levante a sus miembros. El primer método los mantiene en el hoyo. El segundo, los coloca en una nueva ruta. Nosotros debemos alentar a la gente; especialmente en el matrimonio. 16:20 - “Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros”. Esto no se refiere solamente a los tiempos del fin en que Satanás será atado, conforme a Apocalipsis 20. Se refiere a un triunfo personal sobre Satanás que Dios quiere que tengamos cada uno de nosotros. No se trata del Dios de guerra, sino del Dios de paz que aplastará a Satanás bajo nuestros pies. ¡La paz es muy poderosa! Satanás no tiene reposo. En Job 1:7 el Señor le preguntó a Satanás: “¿De dónde vienes?” Él contestó: “De rodear la tierra y de andar por ella”. Esto es indicativo de su naturaleza atormentada e intranquila. ¿Qué es lo que nos permite triunfar sobre él? ¡Es la paz! ¿Recuerdan ustedes el relato que hacen los evangelios acerca de la tormenta en alta mar? Los discípulos estaban aterrorizados, y con nerviosismo despertaron al Señor. Neciamente lo acusaron: “¿No tienes cuidado que perecemos?” El Príncipe de Paz, puesto en pie, le habló a la tormenta y al embravecido mar, diciendo: ¡Paz! ¡Enmudece! Es la paz de Dios la que destruye a Satanás. La paz de Dios es una divina calma que no puede ser perturbada por los temores y acusaciones de Satanás. Cuando la paz de Dios nos envuelve, se santifica por completo nuestro espíritu, alma y cuerpo. El Dios de paz los santifica (1 Ts. 5:23). Es la paz de Dios la que vence al maligno y aplasta a Satanás bajo nuestros pies. Más que vencedores 299 En los versículos 21 al 23, Pablo enumera a las personas que se le han unido para enviar saludos a los cristianos de Roma. 16:21-22 - “Os saludan Timoteo mi colaborador, y Lucio, Jasón y Sosípater, mis parientes”. En el versículo veintidós, Pablo da el nombre del secretario que caligrafió la epístola a los romanos. En esos días, era común emplear secretarios. Esto se ve también en 1 Pedro 5:12. “Yo Tercio, que escribí la epístola, os saludo en el Señor”. El estilo en que se escribieron estas epístolas es muy interesante. Jeremías tuvo también su propio secretario personal, Baruc. Encontramos esto en Jeremías 36:4, 32. La palabra profética salía de la boca de Jeremías y Baruc la anotaba. La gente tenía secretarios o escribas en los días del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento, ellos escribían palabra por palabra lo que los autores pronunciaban por el Espíritu. La unción profética y la revelación emanaban del Apóstol Pablo. Nadie hubiera podido escribir de esta manera. Las frases en griego del Nuevo Testamento y en hebreo del Antiguo Testamento, tienen disposiciones matemáticas que el hombre jamás hubiera podido elaborar. Nadie puede escribir así; eso tuvo que provenir de la manifestación divina del Espíritu. La unción caía sobre los autores, y, mientras hablaban proféticamente, sus secretarios registraban cada palabra. 16:23 - “Os saluda Gayo, hospedador mío y de toda la iglesia. Os saluda Erasto, tesorero de la ciudad, y el 300 Romanos hermano Cuarto”. Una cantidad de personas influyentes enviaban sus saludos desde Corinto a los romanos. Erasto, miembro de la cámara, siendo el tesorero de esa ciudad, era el funcionario principal de ella. Erasto se había convertido allí en Corinto. 16:24-25 - “La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros”. Amén. [En el versículo veinticinco, Pablo toma de nuevo la palabra.] Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos”. Pablo era el intérprete supremo del Nuevo Pacto. Él tuvo el privilegio de entender y divulgar todas las verdades del Evangelio a la Iglesia. Éstas le habían sido encomendadas por el Espíritu Santo para nosotros (Ef. 3:1-10). Estos misterios y verdades habían sido prometidos previamente por los profetas del Antiguo Testamento. Dentro de estas verdades encubiertas, que ahora han sido expuestas, se encuentran los secretos de la redención. Los profetas de antaño ansiaban ver y conocer los misterios de la plena redención. Pero no se les revelaron ni siquiera a ellos, sino que permanecieron ocultos en el Antiguo Testamento. Pedro nos habla de que es una redención que aun los ángeles anhelan contemplar (1 P. 1:10-12). Los hombres y mujeres devotos y piadosos de la antigüedad, pudieron ver que Dios estaba por revelar algo nuevo, y todos deseaban verlo (Lc. 2:38). El Señor Jesucristo dijo: “Bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen...muchos Más que vencedores 301 profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron” (Mt. 13:16-17). Ellos no tuvieron el privilegio de saber. Qué gran prerrogativa la nuestra, que vivimos en los días del Nuevo Testamento y tenemos los misterios de Cristo expuestos y revelados a nosotros. Los misterios de la redención, guardados en secreto desde los inicios del mundo y escondidos del hombre por cuatro mil años, fueron hechos públicos por la lengua del apóstol Pablo divinamente inspirado, y Tercio los anotó. 16:26 - “Pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe”. Antes de la Segunda Venida de Cristo, solamente Israel poseía la Ley, aunque había prosélitos de otros países que adoptaron la fe judaica. En aquel entonces, Dios sólo obraba a través de la nación judía. Sin embargo, sus profetas profetizaban que los gentiles glorificarían y rendirían culto a Dios por Su bondad para con ellos. Y fue por medio de Pablo, el apóstol de los gentiles, que estas bendiciones y verdades de Dios les fueron descubiertas a ellos. 16:27 - “Al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén”. El único y sabio Dios ha glorificado y magnificado Sus verdades y Su naturaleza a través de un singular canal, Jesucristo. A su vez, Jesucristo se las ha revelado a Su pueblo. ¿Cómo sabemos nosotros acerca de Dios? Él se reveló por medio de Su único Hijo, Jesucristo, el cual también reveló estas 302 Romanos maravillosas verdades sobre Su persona, por conducto de Sus apóstoles. Ahora llegamos al último “Amén” del apóstol Pablo. ¡Qué libro tan maravilloso y cuánto se lo agradecemos a Dios! Yo recomiendo que cada uno de nosotros no esté simplemente satisfecho con este estudio de la epístola a los romanos, sino que profundice repetidas veces en él toda su vida, porque es rico en extremo. En el interior de esta epístola, se nos ofrecen muchos tesoros que nos facultarán para ser sabios y obedientes a la fe, y para ser testigos fervientes del Evangelio de Jesucristo dondequiera que Él nos envíe. ¡Amén! Más que vencedores 303 Libros por el Dr. Brian J. Bailey Comentarios sobre los libros de la Biblia Génesis: El libro de los orígenes Fiestas y Ofrendas, el libro de Levítico Rut: La novia gentil de Cristo Las tres casas de Esther Salmos I: Capítulos 1-50 Salmos II: Capítulos 51-100 Salmos III: Capítulos 101-150 El libro de lamentaciones El carro del trono de Dios: Una exposición del libro de Ezequiel Daniel Profetas Menores I: La restauración de los caídos (Oseas) Profetas Menores II: Joel – Sofonías Profetas Menores III: Hageo – Zacarías El Evangelio de Mateo El Evangelio de Juan El Evangelio de Lucas Romanos: Más que vencedores Soldados de Cristo: Una exposición de la epístola de Pablo a los Efesios Dando en el blanco: Una exposición de la epístola a los Filipenses Colosenses y Filemón: La Senda de la Santidad Hebreos: Detrás del velo La Era de la Restauración Las dos Sabidurías: La epístola de Santiago Las Epístolas de Juan Apocalipsis 304 Romanos Otros libros Conozca su Biblia El Viaje de Israel El Tabernáculo de Moisés Estudios sobre las vidas de David y Salomón Pilares de la fe El Espíritu Santo La Cruz y la Resurrección de Cristo La vida de Cristo La Segunda Venida: Una exposición de la Segunda Venida del Señor Liderazgo Los Nombres de Dios Maestros de Justicia La Preparación para el Avivamiento Para mayor información o copias adicionales diríjase a esta dirección: Zion Christian Publishers PO Box 70 Waverly, NY 14892 Sin cargo: 1-877-768-7466 Fax: (607) 565- 3329 Website: www.zionfellowship.org/zcpublishers/ Dirección electrónica: [email protected]