panoptico_31_14_nov_..

Transcripción

panoptico_31_14_nov_..
U
n día común y corriente en la vida de
cualquier persona funcional: la primera
conexión con la realidad perceptible se
da abruptamente; el sonido intermitente del
despertador retrae de las visiones oníricas y hace
sacar uno de los pies fuera de la cama. La siguiente
idea es lograr que el cuerpo responda mediante un
buen regaderazo. Llegando al espacio productivo
(trabajo, escuela, empresa, facultad, secretaría
y las instituciones que se te ocurran) cae uno en
la cuenta que los procesos mentales aún cargan
con el obvio sopor de las ocho de la mañana, por
consiguiente, se necesita una pequeña ayudita: un
café bien cargado que potencializa el accionar.
A las doce del día, después de que el efecto del
café ha desaparecido y se empieza a sentir ese
concepto contemporáneo de hastío llamado estrés,
es más que necesario un poco de estímulo relajante:
un buen cigarro que anuncia al cuerpo la hora de
la comida. A las cinco de la tarde, integrado una
vez más a las actividades productivas, la pesadez
en los ojos y el hormigueo en el cuello, nos revela
que el cuerpo y la mente se quedan sin ganas, sin
fuerzas. Pero tranquilo, aún faltan algunas horas
para dejar de ser funcional, entonces, un poco
de líquido revitalizante ayudará, y qué mejor si
es un buen estimulante: 600 mililitros de azúcar
y cafeína mezclada, etiquetada con un atractivo
color rojo.
PRÓXIMAMENTE
ESPERA LOS EVENTOS
POR NUESTRO
SEGUNDO
ANIVERSARIO
CICLO DE CINE - 22-24 NOV
CONFERENCIA - 24 DE NOV
GRAN FIESTA PANÓPTICA
1 DE DICIEMBRE
Las siete de la noche, por fin. En el caso más
funcional posible, este estándar de individuo
necesitará de más café para finalizar las
tareas pendientes; de lo contrario, quizá sólo se
siente frente a la TV para buscar ese momento
enervante que antecede a la hora de dormir, el
último atisbo de alienación en el día con Javier
Alatorre. Finalmente, se regresa a donde se inició
en el día; se busca un último estímulo, aunque no
sea este el que cumpla el fin buscado: un poco de
leche caliente que despierte el sueño, a pesar de
haberlo negado durante todo el día, a pesar de
la aparente contradicción.
Lo interesante aquí no es el concepto de
funcionalidad implícito, ni los placebos que
buscamos o las drogas que utilizamos, sino más
bien, la obvia idea que trato de presentar. Desde
que nacemos (con una nalgada), en el proceso de
aprendizaje (la tesis estímulo-respuesta que matiza
toda nuestra vida educativa prácticamente), hasta
la aparente irrelevancia que tiene el regaderazo
por las mañanas. Nos encontramos sumergidos en
una vida social e individual repleta de estímulos:
somos funcionales en base a estímulos, con sentidos
que se asocian a estímulos, estímulos, estímulos.
Y nuestro desenvolvimiento en la vida se ve
condicionado por un universo de estímulos (físicos,
psíquicos, sociales, del tipo que se te ocurran) que
operan continuamente como motor vital. Son parte
de nosotros, los creamos, aceptamos, compramos,
internalizamos, reproducimos, los necesitamos.
Nos anteceden, son nuestra cultura y, como tal,
están sometidos, en cierta medida, a una lógica
capitalista de funcionalidad (lógica que determina
desde la organización de la UAQ, pasando por el
actuar del gobierno federal, hasta las relaciones
familiares de autoridad), donde aquel estímulo
que no es rentable, que no genera la acumulación
de un capital, que no es productivo ni beneficioso
a la ética y moral correspondiente a esa lógica, es
negado, segregado, omitido, carente de sentido,
nombrado como disfuncional y, debido que se
sale de esta visión reduccionista y rígida de “la
vida normal”, atenta contra esta misma: es el mal
materializado, la improductividad, la falta de
normas, la decadencia, la muerte.
Entonces, la marihuana (Cannabis Sativa, mota,
maría, hierba, café o lo que se te ocurra)
es una droga estimulante vegetal que es
políticamente incorrecta, socialmente inaceptada,
económicamente no rentable y culturalmente
inapropiada. Aquí se haya la tesis de arranque
para la explicación de muchos de los problemas
sociales que giran en torno a la marihuana, y
también la idea inicial de las posibles soluciones a
dichos problemas. Por consiguiente, la marihuana
aparece ya no con todas las connotaciones negativas
que le cuelga la lógica, moral y ética capitalista,
tampoco pretendo vestirla positivamente. Lo que
intento es una observación fría y objetiva de lo
que es en realidad la marihuana, las drogas y los
estímulos (lo que son y lo que representan) para la
vida social humana.
Por tanto, la Cannabis es uno más de los muchos
estímulos que hay y que buscamos para continuar,
resistir, acentuar, sobrellevar, matizar, aclarar,
acortar y alentar nuestra concepción de la vida.
El problema con los estímulos es que siempre hay
efectos colaterales y, lo queramos o no, a fin de
cuentas, tendremos que asumir las consecuencias
negativas que contienen, sin pasar por alto los
obvios hechos positivos de cualquier estímulo que
utilicemos.
El peso moral y ético que conlleva
la destrucción (en cualquier área,
en cualquier sentido o dimensión, al
final es eso, destrucción; el asunto de
comprenderla y asumirla con conciencia
corresponde a otro tema) del humano
por sí mismo mediante la utilización
de drogas (que, como ya dije, las hay
en todos lados y en todas formas, en
función o en sustancia, son parte de
la vida diaria) y otros centenares de
medios, recae en nosotros mismos.
Mucho se podrá debatir sobre el
devenir y la funcionalidad de la
marihuana, se podrá, o no, aceptar
socialmente, se despenalizará; en
casos extraordinarios se legalizara,
incluso se construirán subculturas que la
tengan como parte del eje ideológico
de ciertos y peculiares grupos. Se
cocinarán miles de pastelillos mágicos,
pero al final, son los consumidores
los que deciden de qué manera
utilizarla, orientada hacia qué fines,
con qué pretensión y bajo qué
normas. La banalización, trivialidad,
sobredimensión,
sobreestimación,
incluso, la adicción y el sentido mismo
de la marihuana, se encuentra en
las acciones concretas que desata
el liar un porro. En los estados de
conciencia que buscas estimular, los
espacios de ocio que pretendas llenar,
los momentos altamente reflexivos
que pretendas encontrar o la simple
embriaguez que quieras sentir.
Tengamos siempre en cuenta que somos
seres pensantes, sensibles y humanos,
antes que superfluos consumidores
o entes “funcionales” que solamente
“operan” bajo ciertos “incentivos” para
determinados intereses. Empecemos
por quitar en nosotros mismos las
condiciones alienantes de los estímulos.
A fin de cuentas, eres tú quien decide
darse las tres, ¿o no?
S
ea la energía incontrolada,
el desequilibrio espiritual
o la patología somatizada, el
ser humano busca adentrarse
para la cura de sus dolencias
y pesares. Es la búsqueda
por la armonía del cuerpo
conocida como salud la que
ha originado las llamadas
“Medicinas
Alternativas”,
las cuales -en el transcurrir
del tiempo- formulan esa
necesidad y deseo por
desenmarañar el terreno del
dolor y el sufrimiento que
aqueja al cuerpo humano;
éstas han hecho volcar una
serie de conocimientos
ancestrales,
terapias
y
maneras de alivio basadas en
el gran libro de la naturaleza
y, así, no sólo acabar con la
patología sino equilibrar
el espíritu, el cuerpo y la
mente, en nuestro caminar y
con lo que nos rodea.
Esto se ha convertido en
la disyuntiva principal con
lo que conocemos como
Medicina Tradicional al
pensar que carece del rigor
científico; sin embargo,
las raíces que nutren a
toda ciencia llevan el
entendimiento del hombre
con la naturaleza.
Es el entendimiento de
sí mismo lo que se hace
medicina, es el deseo de
interiorizar lo que nos cura,
es la manera de expresarlo
lo que alivia, y la manera de
compartir medicina lo que
genera armonía.
E
n la antesala del Segundo Aniversario
de Suplemento Panóptico y en el
inicio de nuestro tercer año como una
publicación que ha buscado la integración
de todos los enfoques posibles, así como
una vinculación directa con los grupos
que están interesados en expresarse
mediante formatos no tan rígidos, damos
la bienvenida al lector que tiene en sus
páginas este número dedicado a la
Medicina Alternativa y a la Marihuana.
N
ace en Dénver, California, uno
de los más grandes artistas
del hip-hop experimental y de la
música electrónica en general, Josh
Davis mundialmente conocido
como DJ Shadow. Nace el primero
de enero del ‘72, Josh empezó su
carrera musical como DJ para la
cadena KDVS. Ese período fue uno de los más importantes
en el desarrollo del estilo hip hop experimental, asociada al
sello discográfico Solesides en California. “Endtroducing...”
es uno de los mejores albunes que podrás escuchar
(según varias revistas como la Time, DJ Concept, o Slant
Magazine). Los únicos instrumentos que utilizó para crear
esta pieza maestra fue el sampler AKAI MPC60 12-bit, un
par de tornamesas, y una que otra checada con el Pro Tools,
generando así, un disco que extrae muestras de jazz, funk,
psicodelía, y hip-hop, todo con una sola herramienta: los
samples. Un album que representa todo lo que es el trabajo
de un DJ, escuchar cambiar, reconstruir, transformar.
A
hleuchatistas es una banda
de origen estadounidense
formada en el 2003, y conformada
por Derek Poteat, Sean Dail y
Shane Perlowin. “The Same and
the Other” fue un álbum lanzado
en el 2004 bajo el sello Noreaster
Failed Industries pero no fue hasta
2008 que re-apareció bajo el sello de Jonh Zorn, Tzadik
Recordings dándole un reconocimiento internacional.
La música de “Same and the Other” no es otra sino una
forma de un math-rock maquiavélico, crujiente, osado por
melodías feroces, agresivas y políticamente enardesidas
a medida que crean una atmósfera exhaustas de un rock
instrumental violento y complejo. Sin mucha necesidad de
intelectualizarlo Ahleuchatistas (pronúnciese ‘aluchatistas’)
es una agrupación para disfrutarse una y otra vez.
llamaron a los dioses de las alturas y
de las cavernas para que aliviaran sus
males. Lo que no sabían los hombres es
que el dolor y el desgarramiento es algo
inherente a la vida; aquel no siente dolor
es alguien que está al borde de la muerte
pues se ha desprendido de su cuerpo.
Los dioses fueron el alimento perfecto
para calmar las dolencias de los hombres;
los dioses fueron esos entes espirituales
que solucionan hasta la vida eterna,
más allá de la muerte; son la misma
enfermedad, tal como un círculo vicioso,
el que se acerca no puede salir de ese
trauma que lo envenena… un placebo.
En un principio fue el hombre, después
devinieron las enfermedades y los
cataclismos. Con el cuerpo materializado
en carne, surgieron los traumas y los
inevitables dolores físicos. Unos se
trasformaron en otros y viceversa. Fue
tanto el dolor que la mente quedó casi
estática; fueron tantos los sentimientos
que enfermó al cuerpo. La mala conducta
de los hombres impropios se tradujo en la
mala conciencia de los incautos.
Luego vino la ciencia, que trajo el
cuchillo para abrir cuerpos y escindirlos
en pedazos aún más pequeños; venía
equipada con químicos tan potentes
como para dormir a elefantes de diez
metros con tan sólo un pinchazo. Se
fabricaron los aparatos más sofisticados
para desentrañar las enfermedades más
recónditas, y se crearon teorías científicas
para describir las enfermedades
mentales, aquellas que no se ven.
El remedio lo encontraron en la naturaleza,
en lo las plantas, flores, raíces, en el
polvo de las rocas; luego esto no bastó,
Toda una parafernalia surrealista: la
naturaleza, los dioses y la ciencia. Esto
ha funcionado para mitigar los males que
acongojan la existencia misma de la raza
humana. Suplemento Panóptico, por tanto,
ha decidido tratar en este número el tema
de la naturaleza como un mecanismo de
remedio y, por otro lado, la marihuana
como un acto de libertad e independencia
y, a su vez, una señal de protesta.
Por un lado la Medicina Alternativa y,
por otro, la Marihuana, que tienen un
punto de anclaje muy parecido entre la
sociedad, ya que las dos, una dentro de
otra, son formas alternativas de ver las
cosas; aquellas personas que consumen
la planta milenaria alucinógena no
precisamente con fines médicos, están
haciendo uso legítimo del “derecho al
caos”, están experimentado con sustancias
psicoactivas que revolucionan sus ideas y
que los hace plasmar productos culturales
únicos; el derecho de hacer lo que quiero
(o necesito) sin molestar ni dañar a nadie.
La Marihuana, más allá de la Medina
Alternativa, como un estimulante (al igual
que el café, el cigarrillo o el alcohol) que
hace sostenible los males de una sociedad
cada vez más viciada dentro del vicio de
su propia destrucción, una forma que se
establece entre lo ilegal y legal, entre el
deber ser y el querer ser… una dicotomía
que enfrenta al hombre a tomar una
decisión y a visualizar el mundo de otra
manera.
¿
Me embrujo con tu aliento enervante especie.
Tus ideas hurtadas por mí,
son voces que se apagan
y se prenden entre satisfacciones
que se acercan a la felicidad.
Intensa maldad no existes.
A pesar de que te aprendí y te siento,
no pienso nunca realmente en ti,
te fecundas como flores envolventes
de olores exquisitos,
sólo cercanos a la paz... cercanos a la ignorancia.
Distancias hermosas:
¡Tiren eternos vacíos sobre mí!
extravíen y pierdan mis remordimientos
que datan de días enseñados,
aprendidos mecánicamente!
Por qué no empezar por el final?
¿Cómo es que un texto está escrito
por varios? Como dicen Gilles
Deleuze y Félix Guattari, al principio de
Rizoma: “Como cada uno de nosotros
era varios, en total ya éramos muchos”
(Deleuze, Guattari, 2008, p.9). Una
planta no concentra o jerarquiza
interpretaciones, por el contario
experimenta en la conexión, en la
heterogeneidad, en la multiplicidad,
en la ruptura asignificante del rizoma.
Se experimenta como conexión con
otras cosas. Un libro, un cuerpo, una
planta como rizoma no se interpreta,
se experimenta. Ruptura asignificante,
cuarto principio del rizoma, “un
rizoma puede ser roto, interrumpido
en cualquier parte, pero siempre
recomienza según esta o aquella de
sus líneas, y según otras” (Deleuze,
Guattari, 2008, p.22). En el rizoma
cualquier punto puede ser conectado
con cualquier otro. De esta manera,
la asignificancia es un proceso de
desterritorialización, una línea de fuga.
La sociedad no se contradice según
paradigmas; lo social se fuga, fluye, se
escapa por todas partes. Estas líneas de
fuga constituyen un rizoma, a propósito
de la conexión con las plantas. Es
importante reconocer el poder del
discurso actual, el de un capitalismo
del desastre del siglo XXI, respecto
a gestionar los ilegalismos, desde
paradigmas, como el de la enfermedad,
Y ¡A mirar el mundo de caricias
y a mirar el mundo de caos,
a mirar este mundo!
Disfruta tu espacio
desde el mismo punto
donde enajenaciones
se codean con el cuadro de ideas vivas.
¡Plásmalo!
Aunque tus ojos se llenen de cicatrices.
¿
Porqué a pesar de que hoy en día el
padecimiento de enfermedades como
el cancer, la diabetes, la hipertención o
el tabaquismo cobran miles de vidas
al año, no se ha concretado un cambio
real en nuestros estilos de vida desde las
políticas de salud pública?
La respuesta es simple y todos la
sabemos, ese cambio no se ha dado del
todo debido a los intereses económicos
que fluctuan por debado de los servicios
de salud (ya sean públicos o privados),
donde la industria farmacéutica, la
industria alimenticia, las agencias
aseguradoras y claro, las tabacaleras,
se disputan un gran motín de millones
mientras que la salud de la mayor parte
de las personas es puesta en jaque.
No hay otra manera de explicar el hecho
de que un inhalador para los pulmones
cueste 120 dólares en EUA, donde la
privatización de los servicios de salud es
total, y que en Cuba, donde los servicios
de salud son enteramente gratuitos,
tenga un costo de 5 centavos de dolar,
tal y como lo mostró Michael Moore
en el documental Sicko. Así mismo, no
hay otra manera de explicar el hecho de
que apesar de que se disparó al obesidad
infantil en nuestro país y se tuvo la
intención de reformar el consumo de
el de la comunicación, el de la seguridad.
La idea es alejarnos del centro, del
paradigma actual de la marihuana y
conectarnos con lo múltiple del rizoma.
Las plantas son conexión, devenir,
desterritorialización y territorialización.
La planta, en este caso la marihuana
como rizoma, conecta con intensidades
de distintos tiempos y espacios. Sin
concentrarnos ni jerarquizar, la idea
es la conexión posible por un devenir
planta del humano y un devenir
humano de la planta. Las plantas son
siempre conexión, conexión con otras
intensidades, con otros agenciamientos.
Como un libro rizoma: “…en un libro
no hay nada que comprender, tan sólo
hay que preguntarse con qué funciona,
en conexión con qué hacer pasar o no
intensidades, en qué multiplicidades
introduce y metamorfosea la suya”
(Deleuze, Guattari, 2008, p.2). Con
esto es posible pensar, repensar o
despensar lo social como algo que
se fuga, que se escapa por todas
partes de una maquinaria productiva
(político-económica-significancia),
desde el devenir planta del humano. El
cuerpo social ha sido parte de procesos
históricos de normalización, en la
actualidad es parte de una suerte de
gestión internacional de los ilegalismos.
Más allá del paradigma, la pregunta es
en relación al rizoma, en: ¿en conexión
con qué la planta hace pasar o no
intensidades?, ¿en qué multiplicidades
chatarra en escuelas primarias, el asuntó
quedó al final en eso, sólo un intento.
Algo alarmante es que a partir de los
inventos industriales y la utilización
de nuevos materiales se han detonado
nuevas y más enfermedades (como en
el caso del cáncer) y sin embargo, no
se cuenta aún con una relación formal
difundida masivamente que reporte los
efectos negativos en el cuerpo humano
que causan ciertas subtancias de uso
habitual en productos cotidianos.
Resulta inadmisible el hecho de que
se lucre con la salud de millones de
personas a costa de la ignorancia de una
mayoría conformista o despistada.
El conocimiento del cuerpo y su
funcionamiento ha sido reemplazado
por un abuso y dependecia
de
medicamentos. La medicina tradicional
está cada vez más comprometida con las
organizaciones lucrativas que la definen
(a raíz de la visión mercantilista) y no con
el paciente ni con la curación del cuerpo
humano. De ahí se origina la oposición
estre la medicina alópata y las otras
formas de medicina como la homeópata,
la herbolaria o la medicina alternativa,
en el hecho de que estas últimas intentan
recuperar un conocimiento funcional del
cuerpo que nos permita curarnos sin la
necesidad de atascarnos de pastillas.
introduce? Las plantas, como rizoma,
es el en principio de conexión; tal
vez, los demás principios del rizoma
no conecten con las plantas, pero sí
con las plantas como rizoma, con un
devenir planta del humano y un devenir
humano de la planta. No es cuestión
de interpretación, la experimentación
con las plantas ha sido y es una
posibilidad de desterritorialización y de
territorialización en la que el cuerpo y
el cuerpo social, escapan de sí mismos,
por todas partes. Una cronología de
lo anacrónico, las conexiones y las
intensidades siempre son históricas
pero atemporales. Los procesos de
desterritorialización y territorialización,
humano-planta, planta-humano; las
plantas como rizoma dependen de
la tierra, el aire, el agua y el fuego. Lo
interesante es que el rizoma no tiene
centro y puede conectarse con cualquier
lugar. En este sentido, las plantas como
rizoma, como conectividad múltiple,
contribuyen a que el cuerpo escape…
y se abre a los principios de conexión,
heterogeneidad, multiplicidad y de
ruptura asignificante. “En un rizoma no
hay puntos o posiciones, como ocurre
en una estructura, un árbol o una raíz.
En un rizoma sólo hay líneas” (Deleuze,
Guattari, 2008, p.20).
BIBLIOGRAFÍA:
Deleuze y Guattari, F. (2008), Rizoma,
Editorial Pre-textos: España.
Internet: http://bibliocdd.6te.net
N
uestra vida cotidiana está compuesta por
enormes dosis de utilidad y eficiencia, pero
no basta con eso, ya que también procuramos
darle sentido a las cosas, siendo así, la realidad se nos
muestra como atractiva o desagradable de vivirla;
la realidad se muestra también en su dimensión
eminentemente afectiva. Pablo Fernández (1999)
menciona que la afectividad es una actitud que
acompaña todo lo que pensamos, una imagen que no
se puede mencionar pero que subyace y sostiene al
discurso; por lo tanto, es aquella parte de la realidad
que antecede y/o excede al lenguaje. Igualmente, los
afectos son la parte sustancial de los motivos, valores,
significados, aspiraciones
y desilusiones de las
colectividades. De lo
anterior, consideramos
que hay mucho que
decir al respecto de
la afectividad en las
acciones colectivas, y
en el caso específico
que inspiró estas letras:
de una movilización
estudiantil.
Recuperando
los
aportes
teóricos
de
Alberto Melucci (1999),
entendemos la acción
colectiva
como
el
resultado de la interacción entre objetivos, recursos
y límites guiados por una orientación intencional
dentro de un sistema de acción que es multipolar, ya
que, cuando la gente actúa colectivamente, entran en
juego relaciones internas
y externas producto
de una construcción
cultural. Por lo tanto, lo
que va a permitir la acción
es la capacidad de los
actores para definirse a sí
mismos y a su campo de
acción; si las personas no
tuvieran la capacidad de
identificarse, de definirse
a sí mismas frente a una
situación, de identificar
a los culpables de ésta;
la injusticia no se podría
percibir como tal. De esta
manera, el autor sostiene
que en la construcción
interactiva y comunicativa de la acción colectiva, los
investigadores no podemos seguir evitando preguntar
por las inversiones emocionales presentes en estos
fenómenos sociales.
Barrington Moore (1989)
menciona que sin los fuertes sentimientos morales
de indignación, los seres humanos no actuarían
en contra del orden social. Así, la historia de todas
las luchas políticas refleja el choque de pasiones,
convicciones y sistemas de creencias.
Pablo Fernández (1994) sostiene que existe una
geometría política de los afectos, en donde la
afectividad tendría una función de conservación,
de destrucción y de creación en las colectividades.
Trataré de explicarlo esto un poco más con el caso
de la movilización estudiantil que ocurrió en la
Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ). A
inicios del 2008, estudiantes de diferentes facultades
se organizaron en contra del aumento de cuotas de
inscripción y trámites administrativos, así como de la
implementación de las Credenciales Inteligentes en la
UAQ .
Los estudiantes reconocieron que la forma en que estas
medidas se implementaron fue de manera arbitraria,
ya que se enteraron de éstas al momento de realizar
sus pagos o de solicitar sus credenciales. En un inicio,
sin conocer las causas y posibles consecuencias de este
evento inesperado, los estudiantes reaccionaron con
enojo ante los hechos, como lo expresó uno de ellos:
“y sin la experiencia de saber qué proceso estábamos
abriendo, qué estábamos haciendo. Simplemente fue
el encabronamiento de esa injusticia” (Entrevista a
uno de los integrantes de esta movilización, marzo
2010). De esta manera, el enojo, la rabia, el coraje,
aparecieron como afectos conservadores, ya que
detectaron que algo andaba mal y sirvieron como
una advertencia ante la aparición de una injusticia.
La afectividad conservadora permite denunciar
situaciones que ponen en riesgo los lazos sociales.
Los aumentos realizados por las autoridades
universitarias y la firma de un convenio con el
banco Santander para implementar las Credenciales
Inteligentes, significaron medidas tendientes a la
privatización de la universidad pública. El acceso
de muchos aspirantes se vería amenazado por
cuestiones económicas; también, la autonomía era
puesta en peligro, ya que estas acciones representaron
una más de las medidas a las que la Universidad se
somete constantemente para acceder a recursos
extraordinarios. Así, una de las razones principales de
los estudiantes para movilizarse fue la preocupación
por los otros y por defender un proyecto de
universidad que percibían como suyo; con el cual se
identificaban.
En los primeros momentos de la movilización, el
hecho de ver a otros sintiendo lo mismo, la misma
preocupación y el mismo encabronamiento, fue
fundamental para la organización. Como lo expresó
una estudiante:
“Y se siente en ese momento y es algo como
básicamente indescriptible, ¿no? Sí, no sé cómo
se llame, no se puede definir esa emoción que se
siente al estar trabajando con personas que están
sintiendo lo mismo en ese momento y que éramos
así todos como un corazonsote sintiendo eso por
lo que queríamos hacer” (Entrevista a uno de los
integrantes de la movilización, abril 2010).
La identificación de un sentimiento que es compartido
con otros, la identificación de los culpables de un
agravio y el compartir la idea de que es necesario
hacer algo al respecto, forman parte de la afectividad
conservadora, aquella que permite mantener unida
a una colectividad y que impide que el poder la
rompa. La afectividad conservadora, sería entonces
un contrapoder. Por otra parte, los sentimientos
alineados con la afectividad destructiva son
aquellos relacionados con el poder. Si bien el
poder es necesario para fundar colectividades,
paradójicamente las pone constantemente en
peligro al vigilar el cuidado de sus creaciones;
la más de las veces, por la fuerza y llegando al
extremo de hacerlas desaparecer.
En el caso de la movilización, el hecho de que los
estudiantes tuvieran una posición de desventaja en
términos de fuerzas con las autoridades universitarias,
marcó todo el desarrollo de la movilización; hechos como
la intimidación, el hostigamiento y la deslegitimación de
sus demandas a través de los medios de comunicación,
fueron elementos que determinaron en gran medida el
desánimo en la organización. Sumando los conflictos
que siempre existen en toda organización, el que el
tiempo y las formas fueran dictados por las autoridades,
minó las acciones de los estudiantes; añadiendo también
el miedo. Sin embargo, también surgieron ideas de
actuar de acuerdo a los propios tiempos y formas, de
utilizar otras vías que no fueran los espacios de acción
y representación instituidos. Aunque cabe mencionar
que pareciera que la duración de estas experiencias
siempre es muy corta, que sus resultados o “madurez”
nunca dejan verse o que estas movilizaciones son casi
siempre terminadas por la fuerza: con la represión.
educación pública, también significó un freno a la
mirada privada de la vida universitaria que se expresa en
la lógica del mercado y que exige que en la universidad
“los estudiantes se dediquen [sólo] a estudiar, los
maestros a enseñar, los investigadores a investigar y los
administradores a administrar” (Carrizales, 2001, p.64).
Por otra parte, retomamos la idea de que las acciones
colectivas tienen distintos momentos: momentos
de visibilidad y momentos de latencia. Como lo
plantea Melucci (1999), la visibilidad es el momento
en que las acciones se hacen públicas y la latencia, el
momento en que se crean las redes y los vínculos en
las movilizaciones. Así, después de que los estudiantes
protestaron públicamente en el II Informe del Rector y
sus demandas llegaron a más sectores de la población,
su movilización fue vista por más gente y las autoridades
se vieron obligadas a responder algo. De esta manera,
Rectoría decidió echar marcha atrás a los aumentos,
devolver el dinero a los estudiantes que ya habían
pagado, y estableció de manera opcional el uso de las
Credenciales. Con esta respuesta, algunos consideraron
satisfechas las demandas, otros, consideraron que se
había cortado el impulso que comenzaba a crear una
organización estudiantil y, que de nuevo, la solución y
las formas estuvieron puestas del lado de los fuertes.
Cabe señalar que la mayoría de los estudiantes que
participaron pertenecían a carreras del área de
Humanidades, en donde los contenidos que se estudian
suelen ser de tipo crítico y reflexivo. Asimismo, algunos
de éstos conocían experiencias de organización a través
de amigos o familiares. Sin embargo, además de estas
particularidades, consideramos que la conciencia
causada por el agravio fue determinante para que ellos se
movilizaran, en donde fue necesario no sólo reconocer
“lo injusto” de una situación, sino poder sentirlo; y aún
más determinante fue poder sentir esa injusticia con
otros. Sobre una conciencia surgida del agravio, Sergio
Rodríguez menciona que ésta es distinta a la conciencia
que surge de las contradicciones económicas, de la
conciencia reivindicativa o de la conciencia que surge
de la preparación intelectual. Lo característico de esta
conciencia es que nace de vivir un agravio y de enfrentar
la injusticia, es algo que se siente en la piel, como algo
que me sucedió o le sucedió a alguien cercano, que
se expresa en la pérdida del miedo al poder y sus
instituciones.
Entendiendo a la acción colectiva en estos momentos
de visibilidad y latencia, esta movilización no continuó,
pero se formaron redes entre los estudiantes y también
colectivos que comenzaron a trabajar, en su mayoría,
fuera de la Universidad. Una estudiante comentó
sobre la organización: “Y no que no nos reunamos
quiere decir que haya muerto, creo que está dormido,
creo que está en coma, ya lleva mucho rato, pero en
cualquier momento yo siento que va a volver a emerger”
(Entrevista a uno de los integrantes de la movilización,
abril 2010).
Por otra parte, cabe mencionar que ante el sentimiento
de tristeza generado por el fin de una colectividad,
existe siempre una posibilidad, justo al lado de esa
melancolía está la esperanza. El hecho de sentir que
no se alcanzaron los objetivos, de que algo falta, hizo
que varios de estos estudiantes continuaran haciendo
acciones. Como lo menciona Fernández (1994): en
el fondo de la melancolía se encuentra la creación,
el conocimiento, el amor, la necesidad de crear
una nueva colectividad ante la desgracia de haber
perdido la propia. Estamos hablando entonces, de
una afectividad creadora.
Llegando a las conclusiones, es necesario reconocer
la importancia de acciones como las que realizaron
estos estudiantes. Esta movilización representó un
alto al avance de las políticas privatizadoras en la
Los estudiantes mostraron que conservan capacidad de
crítica y asombro ante las circunstancias que suceden al
interior de la Universidad y también reconocieron como
una injusticia o un agravio la arbitrariedad y el hecho de
que las medidas implementadas perjudicarían a otros
jóvenes. Por lo tanto, estas acciones significaron volver
necesaria e interesante la participación estudiantil al
interior de la UAQ: para continuar con los ejercicios
de democratización de la institución , para advertir a la
autoridad de que los estudiantes aún pueden organizarse
y para ser solidarios con otros que aspiran a entrar a la
Universidad.
“Esa conciencia tiene la característica específica de ser
mucho más explosiva, porque no depende de nadie
en particular, ni de un partido, ni de un sindicato,
ni de un intelectual. Le pertenece completamente
al agraviado, a la agraviada. Es mucho más fácil de
extenderse, en tanto que nace de las entrañas mismas
del pueblo” (Rodríguez, 2010, p.12).
Asimismo, a la luz de una perspectiva centrada
en la afectividad, esta movilización plantea varias
interrogantes acerca de las formas de participación
en la acción colectiva, concretamente sobre la acción
frente al poder y la capacidad de que otros se sumen
a las iniciativas. Al respecto, la mayoría de las veces los
actores colectivos se encuentran en desventaja respecto
a los medios, los recursos y las fuerzas. De igual manera,
la vía privilegiada para la resolución de conflictos en
una forma pacífica: el diálogo, que parece no ser una
salida viable debido a la desconfianza legítima que se
han ganado los interlocutores que se encuentran en las
condiciones más ventajosas o de poder. Entonces, ¿por
dónde la acción?
Un camino posible podemos encontrarlo en lo que
Fernández (1999) plantea acerca del contrapoder
como afectividad que conserva la colectividad y que
impide que el poder rompa sus límites. El contrapoder
no es un trabajo de contraataque, ya que equivaldría
a funcionar de la misma forma que el poder; el
contrapoder es resistencia. Este mismo autor plantea
que los sentimientos que se alinean en esta trayectoria
son aparentemente pasivos, o por lo menos inofensivos:
la paciencia, la resignación, el humor. La paciencia
contribuye a que las acciones puedan adquirir su ritmo
y temporalidad propia, la resignación significa aceptar
la renuncia al poder y el humor funciona como un
mecanismo que desactiva al poder, porque burla su
presencia. También al mismo tiempo que se resiste, se
puede crear.
Gustavo Esteva menciona que la resistencia tiene que
aparecer como un trabajo bello, digno y divertido. Bello,
en el sentido de que la participación y la construcción
de condiciones más justas es una tarea que nunca
termina, que jamás estará completa y que obliga a
siempre caminar hacia ella (Fernández, 1999). Digno, al
reconocer que los esfuerzos por lograr condiciones más
justas, son valiosos y necesarios, a pesar de que para la
mayoría, parezcan esfuerzos inútiles o causas perdidas.
Cabe recordar que la dignidad como una imagen de
alto contenido estético, permite a la gente andar con la
frente en alto. Y la acción como algo divertido, sería la
consecuencia de disfrutar lo que se ha elegido hacer.
En suma, la mirada desde lo afectivo permite poner
especial atención en la necesidad y la importancia de
cuidar el deseo y las ganas de hacer las cosas, lo cual,
resulta igual, o más necesario, que cuidar la preparación
teórica, ideológica o práctica dentro de una acción
colectiva. Ya que se tiene que sentir y querer que
el mundo sea otro para poder construir caminos y
atreverse a caminar en ellos.
BIBLIOGRAFÍA
CARRIZALES C. (2001). Paisajes universitarios.
México: Ed. Praxis.
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geometría política. Comportamiento, 3(2), 99-111.
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FERNÁNDEZ, P. (1999). La afectividad colectiva.
México: Alfaguara.
MELUCCI, A. (1999). Acción colectiva, vida cotidiana y
democracia. México: El Colegio de México.
MOORE, B. (1989). La injusticia: bases sociales de
la obediencia y la rebelión. México: Universidad Nacional
Autónoma de México.
RODRÍGUEZ, S. (2010). Lo nuevo, lo verdaderamente
nuevo. Rebeldía, (72), 6- 19.
C
omencemos con un poco de datos
generales; botánicamente está
clasificada dentro de la familia
Cannabaceae y el género Cannabis. Se
diferencian al menos tres especies: C.
sativa, C. indica y C. ruderalis. El Cannabis
se ha convertido en una de las plantas más
difundidas y diversificadas, ya sea que
crezca de forma silvestre o como planta
cultivada, por todo el mundo con una
gran variedad de climas y suelos. Entre los
usos más comunes, su cáñamo se utiliza
para fibras para textiles, papel y cuerdas;
sus semillas son utilizadas como alimento
para pájaros (también de humanos); su
aceite para fabricar jabón y encender
lámparas, barnices y pinturas, y claro, no
está por demás mencionar que tiene un
gran uso medicinal. Para aquellos que no
lo han notado, la planta de Cannabis tiene
dos sexos aunque separados, es decir,
hay plantas masculinas y femeninas. Los
componentes químicos responsables de
los bellos efectos tóxicos y medicinales se
encuentran principalmente en una resina
exudad por las flores femeninas para
proteger a las flores del calor y preservar la
humedad (Grinspoon & Bakalar 1997).
La planta de mariguana contiene más de
460 sustancias conocidas, de las cuales,
más de 60 tienen la estructura típica de
los cannabinoides (carbono-21). El único
cannabinoide altamente psicoactivo, y que
se encuentra en gran concentración en la
resina, es el tetrahidrocannabinol, también
conocido como delta-1-THC y delta-9THC (Mehling, 2003). A diferencias de los
compuestos extraídos de otras plantas,
los cannabinoides no tienen nitrógeno
en sus estructuras, son alcoholes, no
alcaloides. Muchas de sus propiedades
farmacológicas son atribuidas a que estos
alcoholes son liposolubles, lo que conlleva
a una rápida absorción y acumulación en las
membranas celulares (NetzahualcoyotziPiedra et al., 2009). El THC fue sintetizado
por primera vez los años 60, y tres décadas
después se describieron receptores en
el cerebro, después fueron clonados y
los cannabinoides endógenos fueron
aislados e identificados (Zuardi et al.,
2011). ¿Esto qué nos quiere decir? Que
existe una versión propia del cuerpo
de THC. El sistema endocannabinoide
es el responsable de modular las
respuestas al dolor, mantenernos
lejos de los recuerdos innecesarios
(memoria a corto plazos), regulación de
la respuesta inmune, entre otros. Este
sistema se compone principalmente por
los lípidos N-araquidoniletanolamida y
2-araquidonilglicerol, el primero conocido
como anandamida; palabra proveniente
del sánscrito que significa “bendición
interior” (Netzahualcoyotzi-Piedra et al.,
2009).
Cannabidiol y Tetrahidrocannabidiol
Aunque el THC es el compuesto en mayor
cantidad en la marihuana y es el responsable
de los efectos psicoactivos, otros estudios
han demostrado la participación de
otro alcohol: el cannabidiol, que puede
constituir hasta un 40 por ciento de los
extractos de cannabis. Algunos estudios
han demostrado efectos antagonistas
de estas dos sustancias administradas
simultáneamente. El THC induce un estado
de euforia (risa espontánea), analgesia,
ansiedad y pánico, mientras que el CBD,
parece moderar esos efectos del THC con
un efecto ansiolítico (Zuardi et al., 2011) y
se le ha atribuido un papel neuroprotector,
al comprobar su acción antioxidante en las
neuronas (Marín-Aguayo, 2001), he ahí su
uso en la esclerosis múltiple y Alzheimer.
María en México
La planta de Cannabis spp., fue introducida
en los virreinatos de Perú y de México
por los conquistadores españoles, y en
Canadá y Estados Unidos por los colonos
francés e ingleses. La planta fue usada
principalmente para la obtención de
fibras, y sus propiedades psicoactivas
fueron descubiertas posteriormente. Pasó
de ser una planta con interés económico
a ser una planta de uso recreativo y para
fines religiosos. Pero en enero de 1920, en
una sesión de Consejo de Salud, la planta
fue condenada como “una de las manías
más perniciosas de nuestro pueblo”. En
los años 40 en nuestro país ya se iniciaba
la lucha contra el uso de la marihuana y
se encontraba a la “vanguardia” junto con
Estados Unidos, que abogaba contra el uso
de la cocaína y opioides (NetzahualcoyotziPiedra et al., 2009) Con un poco de
estadísticas, la Encuesta Nacional de
Adicciones describe que en el 2008, 4.2
millones de mexicanos entre 12 y 65 años
consumen marihuana. La marihuana ha
ocupado los primeros puestos en esta
encuesta desde 1988. Ahora, la pregunta
es: ¿dejará la población de consumir a pesar
de todos los regímenes prohibicionistas
habidos y por haber, cuando la mariguana
se cultiva y se consume desde hace ya
10 mil años, mucho antes que Jesucristo
naciera?
Netzahualcoyotzi-Piedra C., Muñoz-Arenas G.,
Martínez-García I., Florán- Garduño B., Limón-Perez
D. La Marihuana y el sistema endocanabinoide: de sus
efectos recreativos a la terapéutica. Revisón Biomédica
2009; 20:128-153. Disponible en: http://www.
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Zuardi A.W., Crippa J.A.S., Hallak J.E.C., Moreira
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constituent, as an antipsychotic drug. Braz J Med Biol
Res [serial on the Internet]. 2006 Apr [cited 2011
Oct 31] ; 39(4): 421-429. Available from: http://www.
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Grinspoon L., Bakalar J. B. 1997. Marihuana: La
medicina prohibida. 1° ed. Yale University. España.
Mehling R. 2003. “Marijuana”. 1° ed. Chelsea House
Publishers. United States of America.
Marlín-Aguayo C., “Cannabinoides”. BMJ, Vol.
323(7303); julio 2001: 13-16.
Me agrada escuchar que mi cerebro es más pequeño que el del hombre, porque así al menos cabe en todas partes.
Me agrada que me digan que carezco de lógica, porque entonces puedo crear una menos fría y más vital.
Me agrada que me digan que soy vanidosa, porque puedo mirarme al espejo sin sentir culpa alguna.
Me agrada que me digan que soy emotiva, porque puedo llorar y reír a gusto.
Me agrada que me digan que soy histérica, porque entonces puedo lanzar los platos a la cabeza
de quien intente hacerme daño.
Me gusta que me llamen bruja, porque así puedo cambiar la dirección de los vientos a mi favor.
Me gusta que me llamen demonio, porque puedo quemar el lecho donde me abusan.
Me gusta que me llamen puta, porque entonces puedo hacer el amor con quien me plazca.
Me gusta que me digan débil, porque me recuerdan que la unión hace la fuerza.
Me gusta que me digan chismosa, porque nada de lo humano me será ajeno.
Pero lo que más agradezco, lo que más me agrada, lo que más me gusta y lo que me hace más feliz,
es que me digan loca, porque entonces ninguna libertad me será negada.
Una y mil veces me quemó la Inquisición y aprendí a nacer de las cenizas.
Me encerraron en un harén y no dejé de reír.
Me pusieron un cinturón de castidad y adquirí las artes de un cerrajero.
Cargué fardos de leña y me hice más fuerte.
Me pusieron velos en la cara y aprendí a mirar con Otros ojos.
Me despertaron los niños a medianoche y aprendí a mantenerme en vigilia.
No me enviaron a la escuela y aprendí a pensar por mi cuenta.
Transporté cántaros de agua y supe mantener el equilibrio.
Pasé días bordando y tejiendo, y mis manos aprendieron a ser más exactas que las de un cirujano.
Segué trigo y coseché maíz, me quitaron la comida, pero aprendí a vivir con hambre.
Me sacrificaron a los dioses y a los hombres, pero aprendí a valorar un beso con amor.
Me golpearon y perdí los dientes, pero me volvieron a crecer y alcé la voz aún más fuerte.
Me asesinaron y me ultrajaron, pero volví a nacer.
Me quitaron a mis hijos, pero procreé lágrimas de coraje.
Con tanta fortaleza acumulada, con tantas habilidades y destrezas aprendidas, mujer, si lo intentas...
¡Puedes volver el mundo al revés!
U
n escabroso sentimiento
de felicidad, estertóreo,
casi nulo y turgente
como la noche que se alza en el
horizonte, se esparce por todo
mi cuerpo cuanto te acercas.
Si es la noche, si eres tú, si es
ambas cosas, tendrá que pasar
-irremediablemente- entre los
dedos que te alcanzan como
los años. Los recovecos más
profundos son los de tus ojos, el
laberinto más entrañado es el de
tu ombligo y te alzas como una
esfinge, mitad humana, mitad
bestia. Todos los sentimientos
vienen cuajados con la esencia
del primer animal que se
acercó a nuestro nacimiento.
Las sombras hurgan entre
mis fantasmas. Libremente
cohabito con ellos. Son tan
dulces y transparentes, parecen
algodones de azúcar. La mejor
fuente para llegar a ellos es
escurriéndose, como si uno
fuera un mar, una herida abierta
que nunca se cierra. Rajados
de par en par, por eso estamos
abiertos, por eso sufrimos las
intemperies. Te acuestas y te
dibujan los bordes de tu cuerpo
los pliegues de las sábanas; un
emancipado instante, fuera toda
de realidad, porque en tus ojos
se dibuja la crueldad de los que
saben amar.
Como un río derramado entre
la selva húmeda donde se alzan
con altivez los árboles frondosos
que no fueron arrastrados por
las corrientes de las primeras
lluvias; como el palo seco que se
aferra a una tierra árida y resiste
los embates del viento; como
unos labios que no dejan de besar
incesantemente la roca pulida
por el sol. Así, tierna y dura, te
nueves entre este mundo. Sabes
menester de las caricias, sabes
de la humedad indispensable
en tu entrepierna. Ay de ti que
flotas entre los años, como un
ánima en pena buscando refugio
entre la arena. Te sabes siempre
recta y siempre dispuesta. Has
aprendido que lo único que
se puede saciar fácilmente es
el odio del otro. Su oquedad
intrínseca, nauseabunda… un
decoro, el lirio que se abre con
la caricia de la abeja.
¿Qué has aprendido durante
todos esos años? Te dicen
que has desperdiciado tu
tiempo, otros con una rabieta
y una mueca de zozobra en
la comisura de la boca, entre
sentimientos oscuros y lascivos,
te vaticinan un mundo entre
aguas, donde los heliotropos
pierden su color violáceo. Sabes
que volarás igual que un pez
en las montañas regresando al
origen, donde todo comenzó.
Un azul celeste como manto
te baña de lágrimas. Dicen
que tienes la carne demasiado
blanda, como un mazapán, que
te pueden hacer daño fácilmente
no porque seas mujer sino de
leche. Los que rozan la piel
de tu alargado cuello con su
lengua y te estrujan las nalgas
sin delicada soltura, los que
muerden tu pezón un poco más
de lo permitido por el suspiro
obsceno, los que amamantas
con tu saliva seca, los que miras
a través de una cortina de agua
desdibujando sus formas y los
que te quieren coger, todos,
absolutamente todos, merecen
tu desprecio… y no hay mayor
desprecio que el olvido.
Te sabes piedra de dos filos.
Un delicado instante apenas.
Alargas la mirada y la mano
no alcanza; cuando caminas,
¿pasas y vas dejando todas las
cosas, o las cosas pasan sobre
ti y te van dejando? No eres
tan importante como piensas;
te sabes de piedra y los que te
comen adivinan el polvo de tu
constitución. Te imaginas dura,
sin daño alguno y no puedes ver
las talladuras, la forma de lo que
han querido que fueras. Buscas
entre tus dedos el menor indicio
de lo que vas dejando de ser.
Miras atrás, adelante, por todos
lados, por arriba y por abajo…
no te encuentras, has mutado en
otra cosa, algo fácil de degustar.
Tal vez en algo así -como lo dice
Buñuel- “en ese oscuro objeto
deseo”. Lo más oscuro que
tiene el deseo es aquello donde
nunca entra el sol, ya sea una
cueva subterránea o un corazón
henchido de violencia o ese
resquicio más profundo de tu
cuerpo, donde se agolpan todas
las miradas.
La fragilidad con que te
despojas de todo lo que nutre
tu delicadeza, te has vuelto
tierra, un signo de lo que ya
no pudo ser. Has quedado
como un aborto porque
merecías más de ti misma
y, sin embargo, permaneces
encomiablemente petrificada,
por eso: piedra tallada. ¿Qué
miran de ti que no encuentran
en otras personas?, ¿te lo has
preguntado?
Seguramente
estarán buscando la desdicha,
no alcanzas para más. La
felicidad es inexorablemente
fugaz: apenas la ves y se deshace.
Como un monte tapizado de
orquídeas o como una alfombra
de jacarandas te confundes
entre cada una de ellas, eres
idéntica, hasta con la misma
fragancia, la misma textura,
pero cientos, miles, voltearán
hacia ti. Mirarán detenidamente
tu cabello y lo confundirán con
el sereno de la mañana, cuando
te instales ya de pronto bajo la
niebla espesa, entre una bruma
cegadora, podrán aún observar
el contorno grácil de tus caderas
y el brillo intenso de tu mirada.
Una ninfa, ¡no!, no pensarán en
una ninfa. Intuirán la muerte;
cuando algo inesperadamente
nos arrebata lo que somos.
Preámbulo
Se podía haber dicho otra cosa cuando la
señora Watts estaba ahí, al lado de la cama.
Cuando volteaba a ver unos ojos con la luz
apagada esperando algo de entusiasmo
aún fuera en el mismo fondo de ellos. No
encontró ningún brillo y prendió la luz al
momento que dijo:
-¡Señor Saga!
Él se quedó en su orilla de la cama, quieto,
diminuto.
Saga Lanhuit no encontraba ninguna
palabra para explicar lo que en el interior
sentía, por su lengua se escurrían imágenes
muy absurdas, pero para Watts nada
placenteras. Se volvió loco. Pasivamente
en el exterior y enloquecido por dentro,
diminuto. Aquel lugar lo recibió no hace
mucho tiempo, él permanecía ahí desde
entonces. El transporte en el que viajó
hasta ese sitio fue el de la señora Watts.
Durante su estancia el cuarto nunca perdió
la magia hasta esa noche. Los cuadros y
los adornos en las paredes; los huecos con
figuras y piedras; pero sobre todo la señora
Watts con todas esas historias que contar
y escribir.
I
Las dos cabezas se llenaban con planes al
sentir las pataditas provenientes de aquella
envoltura en creciente.
¡Muchísima ilusión en la creación! ¡Tanto
amor que había y se formaba en los fluidos!
Era aceite contrastante de las torrentes
logrando la inesperada mezcla heterogénea,
bendita mezcla acrecentándose entre las
manos de placenta que no aprietan pero
tampoco acceden a liberar la pureza. La
envoltura de la envoltura sigue creciendo
hasta que finalmente vence toda oposición,
viene una luz a descubrir senderos repletos
de voces desconcertantes y, al mismo
tiempo, seductoras para la conciencia en
blanco desplegándose por primera vez.
Ella, en este preciso momento, es un cesto al
cual comienzan a lanzar desorientaciones.
-Shhht, shh, shhht! ¡Ya no leas lo que
estás leyendo! ¡Ya no escuches lo que
estás escuchando! ¡Ya no veas lo que ves!
¡Cállate los ojos! ¡Cierra el libro! ¡Apaga
el discman! ¡Desconecta lo conectado!
¡Observa al frente que el comedor se llenó
de gente!
-Viene por ti Saga, no puedes quedarte-,
decían dos personas al momento que lo
tomaban cada uno por un brazo llevándole
hacia la puerta de salida. La señora W los
miraba, decía que lo sentía mucho pero
que ella nada podía hacer.
El espejo lleno empieza a ser partido, se
alinea el polvo, se dobla un billete y se
apura por el poro que te quieres chingar.
Ya se fue el Sr. Saga. En el lugar donde está
piensa en la Sra. Watts:
Una chela, un whisky. Otro día. Con
todo el tiempo para hacerlo y para hacer
muchas otras cosas más. Una pila, un
foco; una llama encendida, envoltura de
conversación, corazón y oídos, y orejas…
Quedarse sin heridas fue imposible.
Nuestro personaje principal no iba a creer
que la estancia en ese lugar se reconoce
sólo por el recorrido que hacen sus ojos,
ahí mismo, aunque aprecien lo que ven, no
es suficiente. ¡Prende tu radio! ¡Establece
las coordenadas precisas! El transporte
por donde viajan las ondas nos puede
desconectar. ¡Mírame! ¡Viajemos juntos!
Ella sólo sonríe, un abismo se extiende sin
respuesta al llamado.
-Gracias por estar aquí- dice al momento
que ve sus ojos vacíos. -No te engañes, te
quiero, no te fugues, no te paranoiquees,
confía en mí. Te quiero Saga. Y así será-.
Mi papá nos tenía, nos depositó en mamá
y ella nos portó durante nueve meses.
Tuvimos un lazo muy especial, una fusión.
Todos sabíamos que desde siempre éramos
algo diferente, no éramos mamá, no éramos
papá. Nos portaban y transportaban, pero
algo de personalidad nos separaba, el
vínculo resultaba eterno, sin embargo,
cada cual tenía su laberinto secreto.
Y heme aquí, sentado al fondo de esta
mesa rectangular, con la mirada perdida,
sintiendo cómo se termina todo, pero
incapaz de verlo y aceptarlo por completo.
Con la actitud de me voy hasta que me
corran. Sólo bebo y no escucho cómo
ella pide dinero prestado para
la raspadita, ya que quiere
terminar con esa voz interior
que le habla y le habla.
L
legué a San Cristóbal de las Casas,
Chiapas; quería establecerme allá.
Llevaba poco dinero, pero un puñado de
ilusiones y ganas de encontrar un trabajo para
poder rentar un cuarto de los que allá hay de 60
varos la noche. Anduve caminando, buscando
un restaurante, un bar, un cyber o hasta una
panadería donde solicitaran personal. No era
la primera vez que iba a San Cris, por eso me
movía con mayor facilidad. El chiste es que ese
día no encontré nada porque me decían que
mis dreads y mi apariencia fachosa no me
servían para la imagen de los negocios.
E
l frenesí y movimiento
incesante de los tiempos
actuales repercuten de
variadas
maneras
en
nuestra existencia. Física,
mental y espiritualmente
estamos propensos a caer
presas de alguno de los
males que azotan diaria e
incansablemente
nuestro
camino. Definida de manera
tradicional, una enfermedad
es un estado de alteración, en
el que se rompe el equilibrio
y buen funcionamiento de
algún sistema u organismo.
Por lo que se puede concluir
que estamos rodeados (quizá
sea más apropiado decir,
Ese dinero que traía rascándole chido me
alcanzaba fácil para tres días de renta y para
comer un poco. Cuando quisiera sacar para
las chelas me pondría a vender las revistas
-un proyecto literario que había echado a
andar con un camarada-. Eso sólo mientras
no encontrara trabajo. En las noches rolaba
por los bares El Cirko, el Madre Tierra, el
Independencia y otros que están por la misma
zona. Ahí cambiaba mis revistas por chelas
o no faltaba que morro ya bien pedo me las
invitaba. Un día me encontré con un camarada
artesano de Morelia, le di asilo en mi depa. Al
día siguiente el morro se lanzó para Ciudad
Antigua, Guatemala; me dejó unos collares
para venderlos y eso me hizo paro porque
saqué la renta para otros dos días más.
invadidos) de patologías en
todos los ámbitos de los que
somos parte. Actualmente
existen
enfermedades
devastadoras
para
las
cuales no se han generado
tratamientos que logren
erradicarlas (o al menos eso
nos comentan), refiriendo
a la cuestión meramente
física. Sin embargo, sabemos
que existen, conocemos
sus síntomas y, de una u
otra forma, se hacen notar...
¿Y qué tal que estamos
enfermos y ni siquiera nos
damos cuenta?¿ Qué tal que
la enfermedad más peligrosa
es aquella que nos consume
“
día a día sin siquiera
darnos
por
enterados?
Quizá algunos estamos
enfermos de indiferencia,
de
conformismo,
de
pasivismo, de falta de
criterio, de mediocridad,
de “quejumbrismo”, de falta
de acción, de carencia de
empatía, etc. ¿Cómo tratar
estas patologías cuando
por todos lados se nos
bombardea con placebos
que nos desvían la atención
y nos hacen creer en un ideal
premeditado y pretensioso
de salud y de éxito? Como
expresa la famosa frase: el
primer paso es aceptarlo.
La prohibición hizo al tráfico
de marihuana más atractivo y
rentable, alentó la criminalidad y
la corrupción en todos los niveles.
Dada esta situación, la polémica no
puede reducirse a la guerra contra
la marihuana o la permisividad. Hay
que tomar por fin el toro por las
astas: cómo puede implementarse
la legalización. Para poner fin a la
guerra inútil, perniciosa y egoísta que
los países consumidores inflingen a
los productores. El problema es una
cuestión fundamental ética y política,
que sólo puede definirse claramente
mediante un acuerdo internacional”
Esa noche, platicando con el gerente del bar
El Cirko, me dijo que me podía dar chamba,
pero que me presentara al día siguiente con mi
solicitud, antes de que se abriera el bar, para
arreglar todo el rollo. Así quedamos, ya me veía
trabajando de mesero y me puse a pistear chela
tras chela: “Al fin ya voy a ganar mi varo” -pensé.
Y que me agarra la peda, y con los toques de
mota que me pongo loco, no supe ni como se
armó de pronto el desmadre, volaban sillas de
un lado a otro, botellas, ceniceros, cualquier
cosa y que me pega un madrazo un cabrón
y que le entro, dos tres putazos por aquí dos
tres putazos por acá. Después de un rato cayó
la poli y a varios morros se los cargaron, yo
alcancé a salir del lugar.
Al día siguiente el gerente del bar me mandó
a la chingada. El problema ahora era que me
había quedado sin dinero por andar de pistoalegre. ¡Valió madre el asunto! Ese día la señora
de la renta iba ir por el dinero. Me salí tempra
con mis revistas, a ver si vendía unas aunque
sólo fuera para sacar los 60 varos del día, pero
esas madres ni se vendían, era más efectivo
cambiarlas por chelas. Fui con un conocido de
ahí de San Cris, a ver si me prestaba dinero.
Lo topé en su casa, me prestó varo para la
renta de una semana con la condición de que
nos hiciéramos socios para vender galletas
de mota. Desde ese momento me empezó
a ir poca madre, claro que las primeras dos
semanas, mientras conectaba a la banda, no
salía chido la venta, pero de ahí en adelante
traía el puro varo. Las galletas rolaban en todos
los bares, en los tokines, las fiestas, los raves,
vendíamos también por encargos y hasta en
el mercado. Era toda una red de vendedores y
distribuidores de galletas de mota; la banda las
conocía como las verdehalago.
Después de más de un mes allá, ya tenía banda
con la que se hacían las fiestas. Traía una
morra bien chida, de Monterrey, se llamaba
Luisa, era un desmadre, le entraba duro a
la mota. Con ella le bailábamos bien recios
las cumbiancheras en el Madre Tierra. Nos
lanzábamos a los rituales del jikuri y todo el
pedo. Para ese tiempo ya rentábamos una casa
con otros tres compas -dos morras francesas
y el otro era de guanatos-. Una noche que
teníamos fiesta en la casa llegaron todos los
camaradas, se hizo un desmadre, liberación
sexual, todos quemando ganja, el reggae hasta
el amanecer.
Cuando desperté me puse dizque a recoger la
basura, las botellas y que me doy cuenta que
el mueble donde tenía guardado el paquete de
cien verdehalagos estaba entre abierto ¡Puta
madre, se comieron las galletas! ¡No mames!
Creo que hasta yo había comido en la noche
y ni cuenta me di. ¿Qué iba a hacer ahora?
El compa iba a ir por ellas al medio día ¡Vale
madre!
Cuando el morro se enteró se encabronó,
me dijo que me daba chance hasta la noche
para pagarle. Mi vieja y yo juntamos un varo
durante la tarde y se lo llevamos. El morro
se prendió más y me dijo que en la mañana
le diera el resto o se mancharían con los dos
¡Chale! Pensaba en cómo se podía acabar este
sueño así. Definitivamente no teníamos manera
de conseguir el dinero en tan poco tiempo. Le
dije a Luisa que me iba ir a Guatemala con
mi compa el artesano mientras se calmaba el
asunto, que si me acompañaba o qué onda- Y
simón, nos fuimos los dos a Ciudad Antigua.
En Guatemala estuvimos tres días, casi ni
salíamos. El pedo era que allá había conectes
con los galleteros y de alguna manera se
enteraron que ahí estábamos, no sabíamos
qué hacer. Un día me topé con dos tiradores,
ya me tenían bien checado, me la hicieron de
pedo y se armó la gresca, ya me andaban dando
baje y me les desafané casi milagrosamente. Le
platiqué a Luisa de todo el desmadre y que me
quería ir de ahí, pero esta vez antes de que
yo le preguntara ella me dijo que no se iría
conmigo, que ella quería una vida más relajada,
sin pedos. La morra se fue a Oaxaca con unas
amigas que andan recias en el desmadre de los
viaje hongo y yo, sin otra opción, me regresé
a Morelia, en donde ahora tengo mi propio
negocio de galletas de mota.

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