Ljubljana (La ciudad del dragón)

Transcripción

Ljubljana (La ciudad del dragón)
Ljubljana
(La ciudad del dragón)
También conocido como Antigua Ljubljana, el impresionante casco antiguo de la ciudad se
encuentra entre una colina coronada con un castillo y el río Ljubljanica que fluye
suavemente.
No perderse:
El castillo
El barrio viejo
El mercado central o Trznica
Los Puentes
La Catedral de San Nicolás
La iglesia franciscana
Un paseo por el río
Los Jardines del Tivoli
Los museos de la ciudad: el Museo de la Ciudad, la Galería Nacional y el Museo de la
Historia Moderna.
Ljubljana, la desconocida y coqueta capital de
Eslovenia, fundada en época romana, se
encuentra situada entre los Alpes y el mar
Mediterráneo y está bañada por dos ríos, el
Ljubljanica y el Sava.
Es una pequeña ciudad (276.000 hab) de plazas
alargadas, donde se vive una vida tranquila,
adornada de un cuidado patrimonio monumental
–entre el que sobresale su Castillo y sus iglesias
medievales-, puentes que en varios tramos
enlazan las dos orillas del río, plazas recoletas y,
sobre todo, callejones en los que se esconden agradables cafeterías con mesas dispuestas
al aire libre, donde comer buenísimos pasteles en las terrazas, cervecerías, numerosos
músicos callejeros y cuidadas tiendas donde ir recalando a cada paso.
Apenas ha sufrido durante los conflictos bélicos en la zona, preservando una buena oferta
monumental, conjugando a la perfección viejos edificios renacentistas y góticos,
monumentos barrocos y art - nouveau, junto a la huella de una de sus figuras insignes: el
arquitecto Joze Plecnik (1872-1957), un mago de la combinación de estilos que importó a
su pequeña ciudad lo mejor de la Viena de los Habsburgo. Plecnick diseño los grandes
sectores de la ciudad, los bordes del rió Ljubljanica o la pirámide en el barrio medieval de
Trnovo.
Gracias a Pelnick y su sentido de patria, el orden impera en esta capital, pero lo que más
llama la atención es la limpieza que hay por todas partes. Es impensable encontrar un
papel por el suelo y parece que todo se ha construido con sumo cuidado. Es una de esas
ciudades por las que da gusto pasear.
Es una ciudad muy acogedora llena de plazas perfectamente cuidadas con preciosas
fuentes. La gente es hospitalaria, siempre te intenta ayudar.
Una de las partes más bonitas de la ciudad es la ribera del río Ljubljanica. Pasa por el
centro de Liubliana y posee varios puentes que parecen salidos de un cuento infantil. En
la ribera hay multitud de restaurantes y bares que están decorados con un gran estilo y
ponen terrazas en cuanto sale el sol.
Es recomendable llevar calzado cómodo porque tiene muchas cuestas y apetece caminar,
sin prisas, subir por una orilla del río y bajar por la otra. Cruzar un puente, meterse en
una callejuela y volver a salir al río. Olvidar el plano pues los nombres son imposibles de
memorizar.
A pesar de ser una ciudad pequeña, tiene mucho por descubrir: desde grandes plazas y
avenidas con monumentales edificios hasta las estrechas callejuelas medievales. La Plaza
del Congreso con la Universidad y la Filarmónica, la Plaza de la Revolución Francesa, la
Plaza de la República donde se halla el Parlamento. También Museos, Parques, el
Zoológico, el Jardín Botánico …
El castillo
Nos regala unas vistas de Ljubljana impresionantes. Desde allí se divisa la ciudad al
completo, con sus 5 puentes, y las montañas que la rodean.
Para subir al castillo, se puede llegar andando, por el camino diseñado por Plečnik y que
parte de la plaza Gornji, y continua entre cafés, tiendas de ropa, estatuas de dragones, y
calles de piedra empinadas, o bien en funicular desde la plaza Krekov. También se puede
coger la excursión guiada que hace un tren turístico que sale de la plaza central. Este tren
para en la cima del monte donde se encuentra el castillo para que te des una vuelta por
él y te vuelve a bajar.
Construido y reconstruido en numerosas ocasiones a lo largo de la historia, el castillo fue
comprado en el 1905 por la ciudad de Ljubljana. Ese mismo año empezó a funcionar
como prisión hasta el 1960 que fue readaptado. Ahora se utiliza para dar conciertos de
música. La torre acoge un museo virtual que hace una presentación 3D de la historia de
la ciudad.
El casco antiguo
El casco antiguo visto desde el Castillo
La mejor forma de
adentrarse en las calles
de Ljubljana es buscando
la huella del arquitecto
Joze Plecnik, un mago de
la combinación de estilos
que importó a su
pequeña ciudad lo mejor
de la Viena imperial.
Paseando por el barrio
viejo es inevitable
comparar la capital
eslovena con otras
ciudades europeas. Ljubljana recuerda a Praga por su pasado medieval y por las
reformas. Se parece a Viena por los edificios construidos durante el imperio austriaco de
los Habsburgo. Con Salzburgo, la unen los colores pastel de sus templos católicos, como
la rosada Iglesia Franciscana de la Anunciación. La semejanza con Ámsterdam, se tiene
que buscar en el continuo tránsito fluvial de embarcaciones recreativas y de mercancías.
El mercado central o Trznica
Es una de las obras fundamentales de
Plecnik. El edificio parece un palacio noble
construido expresamente para acoger
suntuosas fiestas. Bajo su alargada
columnata neoclásica se ofrecen todo tipo
de productos.
Otro lugar de abastecimiento muy popular
es la Plaza Vodnikov, junto al río
Ljubljanica.
Los Puentes
El puente de los zapateros
El puente de los Dragones
La ciudad se ordena en torno al río
y cinco puentes: los Tres Puentes,
el puente de los Zapateros y el
puente de los Dragones.
Eslovenia ni forma parte de la
Europa Central, ni se la puede
situar en la Europa de los Balcanes.
Este pequeño país tiene un carácter propio, cuya fuerza está magníficamente
representada por los cuatro dragones que guardan las esquinas del puente Zmajski. La
relación del monstruo mitológico
con la capital eslovena tiene su
origen en una antigua historia: el
héroe griego Jasón.
El puente Zmajski fue construido en
1901 para conmemorar el cuarenta
aniversario de la coronación de
Francisco José como emperador
austrohúngaro.
El Triple Puente, una de las mayores obras maestras de Plečnik, completa el viejo puente
de 1842 con dos puentes peatonales laterales.
La Catedral de San Nicolás (todos los días 6:00-12:00 y 15:00 a 18:00)
Fue construida originalmente en el
siglo XIII en honor a San Nicolás,
patrono de los pescadores y
barqueros. Su estructura barroca
actual data de 1701, construida
según los planos del arquitecto
romano y jesuita Andrea Pozzo y
decorada con los frescos ilusionistas
de Giulio Quaglio y Langus, un altar
de Robba, y un espléndido órgano de
tubos.
La cúpula fue añadida en 1841 por el
arquitecto esloveno Gregor Macek y
pintada por Matevž Langus entre los
años 1843 y 1844. Entre los vestigios de la iglesia anterior encontramos una dovela gótica
con la cabeza de Cristo, a la derecha de la entrada principal, y una Piedad gótica de
medianos del siglo XV, ubicada en el nicho de la fachada sur.
El escultor esloveno contemporáneo Mirsad Begic esculpió la historia de la diócesis de
Liubliana en la puerta lateral de bronce de la catedral en honor de la visita del papa a
Liubliana en 1996. La puerta principal hecha de bronce, representa los 1.250 años de
cristianismo en el país.
Iglesia franciscana de la Anunciación
La iglesia que hoy podemos contemplar fue construida entre 1646 y 1660 y es la tercera
en importancia de la capital. Fue construida por los agustinos, que vivían en el interior
hasta el final del siglo XVIII. Debido a la inestabilidad financiera, la fachada fue terminada
en 1700. Hoy el frente nos recuerda el famoso Il Gesu, de Roma.
Más tarde, la iglesia pasó a manos de los franciscanos, de los que toma su nombre y
color. Ellos fueron cambiando su aspecto hasta el siglo XIX.
Un típico interior barroco albergaba una capilla de Loreto de Santa María, pero sólo hasta
mediados del siglo XVIII, cuando se oculta por el gran altar de Francesco Robba, el
escultor. Los frescos fueron dibujados por Matevz Langus en la mitad del siglo XIX y la
bóveda fue pintada en 1936 por Matej Strnen.
La iglesia actual sufrió una remodelación posterior al terremoto de 1895.
Junto a la iglesia se encuentra el monasterio franciscano, que data del siglo XIII, famoso
por su biblioteca, que contiene más de 70.000 libros, muchos de ellos incunables y
manuscritos medievales. Fundado en 1233, el monasterio estuvo inicialmente situado en
la plaza, para trasladarse a la ubicación actual durante las reformas de finales del siglo
XVII.
Un paseo por el río
Las embarcaciones turísticas que zarpan de la Plaza Presernov, en el casco antiguo,
ofrecen una perspectiva distinta de la ciudad: su cara fluvial, con los palacios e iglesias
reflejándose en las aguas.
Los barcos navegan hacia los barrios de Krakovo y Trnovo, separados por el Canal
Gradascia. El encanto de Krakovo reside en el aire medieval de sus callejuelas y casas,
algunas todavía con un huerto en el jardín. De camino a Trnovo, se encuentra la muralla
romana (siglo I aC), hoy reconvertida en un recódromo urbano muy popular. Trnovo
posee un conjunto de calles que sorprenden por la mezcla de estilos arquitectónicos.
Los Jardines del Tivoli
Un lugar ideal para un descanso.
Los museos
Tiene una nutrida lista de galerías de arte y diferentes museos, algo que sin duda, hará
las delicias de los amantes de la cultura.
Destacan:
El Museo de la Ciudad (M-D 10:00 18:00), se aloja en una antigua mansión de la calle
Auersperg. La transformación del edificio y la restauración de sus interiores merecen una
visita.
La Galería Nacional (M-D 10:00 a 18:00), ubicada en un espantoso edificio de la era
soviética, acoge una interesante exposición de los impresionistas eslovenos entre los que
se encuentra: Iván Croar e Ivana Koblica.
El feísimo edificio color rosa chicle que aloja la colección del Museo de la Historia Moderna
(M-D 10:00 a 18:00) desmerece la curiosa exposición del interior que explica la historia de
la ciudad durante el siglo XX.
El Museo Nacional (Narodni muzej
Slovenije), ubicado en un palacio neorenacentista del siglo XIX, exactamente
de 1821. Su colección cuenta con obras
que representan la historia de los
eslovenos así como un conjunto de
inscripciones latinas que probablemente
se remontan a la época romana e incluso
una momia del antiguo Egipto. La pieza
mas valorada de este lugar es una flauta
del Neandertal que data de
aproximadamente unos 47.000 años.
Fachada del Museo Nacional de Eslovenia
El plano
Excursiones
En apenas 20.256 km2 (la mitad de Suiza y más pequeña que Sicilia) convergen las
crestas orientales de los Alpes y el sistema dinárico, la costa norte del Adriático, el
Sistema Montañoso de Krast (Carso) con sus grutas y ríos subterráneos, zonas de colinas
cubiertas en parte por viñedos, el bolsón de Ljubljana, los valles de los ríos Soca, Drava,
Sava, Mura y otros y la llanura de Panonia.
Cumbres rocosas descienden hacia los bosques y campos de pastoreo, el pedregoso Kras
con sus típicas borrascas limita con llanuras cuidadosamente cultivadas; en el sur hay aún
bosques casi impenetrables y numerosos ríos y arroyos irrigan la tierra.
Las excursiones planteadas van a permitir hacerse una buena idea de este país, viajando
desde el Adriático hasta Maribor y subiendo a los Alpes Julianos.
1. Cuevas de Postojna y Castillo de Predjama
Las cuevas de Postojna http://www.postojnska-jama.si/eng/
En el suroeste de Eslovenia, a 57 km de la capital del país, se halla la ciudad de Postojna,
famosa por su cueva. En el subsuelo de esta pequeña localidad se encuentra una caverna
con formaciones rocosas de hace 70 millones de años. Son las segundas cuevas más
grandes de Europa con 20 km de canales escarpados por el río Pivka. Abierta todo el año,
se recorre con guía durante una hora y media. Las galerías tienen una temperatura de 8º
C, por lo que es aconsejable llevar una prenda de abrigo.
Un tren te lleva a toda velocidad por el interior de las cuevas, recorriendo los primeros 3,5
km y parando a mitad de recorrido en la Gruta Antigua, la primera galería de estalactitas
y estalagmitas (antes los visitantes utilizaban calesines). Allí, a los pies del llamado monte
Calvario, el tren queda esperando el regreso de los viajeros, para llevarles a la salida.
Los pasajeros descienden para continuar a pie, atravesando un puente, llamado Ruso
porque fue construido durante la Primera guerra mundial por los prisioneros rusos, y
sorprenderse con la galería de Las Bellas Grutas. Tres salas la componen. Las formaciones
rocosas son de color rojo y blanco, gracias a los minerales que alimentan la tierra.
En el paseo, se observan las estalactitas y estalagmitas formadas por la filtración de
aguas calizas carbonatadas. Son tan delgadas que, tan sólo con rozarlas con un dedo, se
pueden fracturar.
Lo especial de estas grutas es que ellas constituyen un ecosistema único en su género
donde ha encontrado su hábitat natural el "proteus anguinus" un animal adaptado a la
eterna oscuridad subterránea, de 30 cm. de longitud y sin ojos. Carece de pigmentación
protectora, algo que en la oscuridad no le serviría de nada, por lo que el color de su piel
es muy parecida al de la raza humana blanca. En tiempos, por la luz del río subterráneo
que recorre las grutas, fue considerado por los habitantes del lugar como el cachorro de
un dragón.
Estos animales, expuestos a la iluminación colocada para los turistas, se vuelven más
oscuros. Han sido encontrados algunos ejemplares completamente negros y con ojos que
funcionan como si a menudo vinieran a la superficie en busca de nutrientes.
Este pequeño animal y la presencia también de un escarabajo perfectamente adaptado a
la oscura vida subterránea ha dado a luz a una nueva y fascinadora ciencia, la
espeleobiologia que ha descubierto luego otras 200 especies de animales típicos de las
cuevas carsiche.
Al final se encuentra la Sala de Conciertos, un espacio con capacidad para 10 mil
personas. Allí se escucha, durante 20 minutos, música clásica mientras se proyectan
imágenes de arqueólogos e ingenieros descubriendo la caverna. La concentración de
vibración y ruido hacen un espacio único para la música y el canto.
Al salir, se bordea un camino pintoresco de 9 km desde la gruta de Postojna hasta el
castillo de Predjama, que sigue el recorrido del rio Pivka.
Los arqueólogos han descubierto restos humanos de hace 150 mil años y de la edad de
piedra. Aseguran que es la cultura mas antigua de Europa del sur.
El Castillo de Predjama
( www.postojna.si )
Esta fortaleza medieval es uno de los alicientes de la localidad de Postojna, 50 km al sur
de Ljubljana. Se encuentra a 9 kilómetros de las cuevas, construido sobre un acantilado.
El castillo, construido en el S XII, se caracteriza por estar incrustado en las rocas de una
montaña, dificultando de esta forma los ataques. Es una especie de madriguera
construida audazmente en medio de un cavidad de 123 metros de altura, sobre un
despeñadero, donde tiene entradas el arroyo Lovke.
Obra maestra de ingenio y de astucia medieval para situar un hogar seguro en un entorno
peligroso natural. Los nichos y huecos en el techo y en las paredes, modelados por
remolinos de agua, muestran que la galería fue formada por una fuerte corriente de agua,
ornamentadas con incrustaciones calcáreas.
Cuando restauraron el castillo en el año de 1990, encontraron bajo tierra, en el sótano,
un tesoro del siglo XVI, que permanece en el museo nacional de Liubliana.
Tiene una cárcel, una sala de torturas, una bodega de vino, la caballeriza, varios túneles
de escape, áticos en las torres de defensa, una capilla, el cuarto del cura, la cocina con
fogón abierto, una sala de justicia, la perrera, el archivo, la sala de caballeros, varios
balcones, atalayas y puentes levadizos.
2. Maribor y Ptuj
Maribor ( www.visitmaribor.si , www.maribor-pohorje.si )
Desde Ljubljana la
distancia a Maribor
por carretera es de
unos 130 km.
Maribor es la
segunda ciudad
más importante de
Eslovenia y capital
de la región de la
Baja Estiria, y rivaliza con Ljubljana en muchos aspectos. No son ni mucho menos
equiparables, ya que son ciudades completamente opuestas pero ambas presentan
grandes atractivos y muchas razones para visitarlas. Este año de 2012 es Capital Europea
de la Cultura.
En este viaje se puede comprobar porque a Eslovenia la llaman el “tesoro verde de
Europa” (los bosques representan el 60% de la superficie de este país) ya que a ambos
lados de la carretera se vislumbraban grandes extensiones de prados, viñedos y bosques.
Hay muchos verdes campos cultivados con lúpulo, ingrediente fundamental de la cerveza
(pivo en muchos países del Este)
La ciudad universitaria de Maribor es una localidad fácil de recorrer a pie. Su centro
histórico lo forman la Plaza de la Libertad y la Plaza Mayor, donde se concentran la
mayoría de monumentos más importantes de la ciudad. En la Plaza de la Libertad está la
iglesia franciscana, la bodega Vinag
(la más antigua de Maribor y la
quinta más grande de Europa) y el
Monumento Conmemorativo NOB,
punto de encuentro de los
habitantes de Maribor que lo llaman
cariñosamente Kojak porque les
recuerda a la cabeza del afamado
detective que interpretara en la
pequeña pantalla el gran Telly
Savalas.
Desde la Plaza de la Libertad, desde
la cual se divisa el imponente Castillo renacentista del siglo XV (Mariborski Grad) que
acoge en la actualidad el museo regional (Pokrajinski muzeum), se accede directamente a
la Plaza Mayor donde está el Ayuntamiento de la ciudad y se alza la Columna de la Peste.
Éste es un buen punto de
partida para recorrer las
calles de Maribor y
dirigirse a Lent, barrio
histórico de la urbe
eslovena que está ubicado
a orillas del río Drava y
que acoge el famoso y
multicultural Festival de
Lent, que hace vibrar a la
ciudad en verano con
ritmos de todo el mundo.
Antes de llegar a la orilla del Drava, visitar la Catedral de Maribor, ubicada en el barrio
austro-húngaro concretamente en la Plaza Slomšek y, si tienen la oportunidad, subir
hasta el campanario
porque las vistas que
se tienen de la ciudad
son impagables. En
esta plaza también se
encuentra la
Universidad de
Maribor, creada en el
año 1972.
Una vez en la orilla del
río Drava, hay que
visitar Stara trta, el verdadero símbolo de la ciudad. Se trata de la vid más antigua del
mundo (tiene aproximadamente unos 400 años de antigüedad) y es, sin duda, uno de
los lugares más visitados y fotografiados de Maribor. Esta viña ha sobrevivido a lo largo
de los años no sólo a las enfermedades propias de esta planta sino a innumerables
hechos históricos que
pusieron en peligro su
existencia. Por este
motivo, los habitantes de
Maribor le construyeron
una casa (Hisa Stare trte)
y ubicaron en la misma un
museo.
Aquí sería un buen
momento para hacer un
alto en el camino y
sentarse en una de las
muchas terrazas que hay a lo largo del río Drava mientras se saborea un excelente vino
blanco esloveno. También se puede hacer un crucero fluvial a lo largo del Drava para
admirar el barrio judío de Maribor y las torres defensivas de la ciudad desde otra
perspectiva.
Como no podía ser
de otra manera
teniendo en cuenta
que en Maribor está
la vid más antigua
del mundo, en esta
ciudad eslovena la
cultura del vino está
presente en muchos
lugares. Las laderas
de la sierra de
Pohorje, que abraza a esta localidad, están llenas de vides, de cuyos frutos se extrae el
mosto con el que elabora un inigualable
vino blanco.
Pueden visitarse algunas de las bodegas
de Maribor como Vinag, que les
sorprenderá por sus dimensiones, o la
histórica Meranovo que fue creada en el
siglo XIX por el patrón viticultor de
Estiria, el Archiduque Johann de Estiria,
que compró una finca en la cima del
monte Prinčev donde plantó viñedos y estableció la primera escuela de viticultura.
El vino esloveno se saborea mejor con la gastronomía local. Probar los embutidos de
Stajerska, el pan casero, la sopa de gallina, entrante en la mayoría de comidas, y la
tortilla pohorska omleta.
Además del vino blanco, es muy recomendable degustar el zumo de manzana natural que
se sirve en la mayoría de restaurantes de la localidad.
Maribor es conocida como ciudad del deporte y por haber acogido un gran número de
eventos deportivos internacionales. Acoge cada año la Copa del Mundo de esquí femenino
que tiene lugar desde hace
más de cuatro décadas en
la sierra de Pohorje.
En este sentido, Maribor
está rodeada de zonas
verdes y espacios naturales
que se pueden disfrutar en
cualquier época del año. En
las laderas de la
mencionada Pohorje se
pueden practicar todo tipo de deportes al aire libre además de gozar de una intensa
jornada de sensaciones extremas en su Parque de Adrenalina o en el Bike Park.
Ptuj, tesoro del milenio
Ptuj, la población más antigua de Eslovenia, es una ciudad con solera y cuenta con un
patrimonio arqueológico y arquitectónico muy rico (por algo dicen de Ptuj que es una
ciudad-museo). Te encuentras con numerosos monumentos, iglesias y monasterios que
las civilizaciones que en ella vivieron fueron dejando como legado.
Tuvo en la época romana su
periodo más próspero. La llamada
Colonia Ulpia Trajana Poetovio, en
honor al emperador Trajano quien
le concedió status de ciudad, fue
uno de los enclaves más
importantes del Imperio Romano.
De hecho, Vespasiano fue elegido
emperador en Ptuj allá por el siglo
I. Pero con el ocaso de Roma, Ptuj
cayó en manos de los hunos y no
volvió a levantar cabeza hasta el siglo X que recupera su estatus de ciudad. Aunque la
influencia romana se puede palpar por los innumerables restos arqueológicos que quedan
(cabe recordar que durante esa época Ptuj contaba con más de 40.000 habitantes), el
aspecto que tiene en la
actualidad se gestó durante
la Edad Media. El
monumento mas
representativo de esta época
es el Orfeo, una piedra
lapidaria del siglo II.
Ptuj, la Pettau alemana,
tiene su más típica y bella
estampa en su castillo que
domina impasible la ciudad bañada por el río Drava. Allí es el momento adecuado para
coger fuerzas y subir al Castillo de Ptuj, cuya visita se aconseja porque cuenta con
colecciones de arte gótico y barroco muy interesantes. A mí me gustó especialmente la
colección de vestidos y objetos dedicados al Carnaval de Kurent. Merece la pena, además,
la vista que desde el Castillo de tiene de toda la ciudad.
El castillo es el que más merece la pena
visitar de todos los que hay en
Eslovenia. Es muy grande, hay muchas
exposiciones diferentes: de
instrumentos de música, etnográfica,
etc. También hay muchas salas
decoradas con muebles de época,
pinturas, y esculturas.
Patio del castillo
Ptuj es pequeño. Se tarda unas tres
horas en ver todo el centro histórico.
Desde el Orfeo, custodiado por la
Torre de la Ciudad, el Teatro y la
Casa Rotovz, donde se ubicaba el
antiguo Ayuntamiento, se puede
bajar por la calle Murkova hasta
llegar a la plaza Mestni, donde está
el Ayuntamiento, ubicado en un bello
edificio neogótico. Frente al Ayuntamiento está la columna de San Florian, santo muy
popular en los países centroeuropeos. Desde la plaza Mestni se puede tomar la calle
Krempljeva que nos lleva a la Plaza Minoritski, donde se encuentra un monasterio
minorita del siglo XIII. Desde el monasterio es muy fácil llegar al río Drava desde donde
se tienen las mejores vistas del castillo de Ptuj. Volviendo sobre los pasos, se retorna por
la calle Jadranska hasta el Orfeo, punto de inicio del recorrido.
Desde el Orfeo y por la calle Prešernova, donde tenía lugar el mercado durante la época
medieval, pueden verse varios monumentos como el llamado “Pequeño Castillo” o el
Monasterio de los Dominicos, cuya fachada de color rosa es totalmente característica.
3. Bled, Bohing y Triglav
Bled (www.bled.si)
A 62 km al norte de la capital se halla Bled, un pueblo de tradición balnearia, enclavado
en la orilla de un lago. Su mayor atracción es el lago, que, sin duda, es uno de los lugares
más bellos de Eslovenia. Ubicada en una isla, en el centro del lago está la iglesia de la
Asunción.
Isla del lago de Bled y, al fondo, el castillo
Tito fué un enamorado de Bled y
de Eslovenia en general (el
mariscal falleció en Ljubljana en
el año 1980). Tuvo una de sus
más bellas residencias a orillas
del lago. Hoy es el Hotel Villa
Bled. En su terraza exterior, hoy
reconvertida en un restaurante,
se tienen unas magníficas vistas
de la pequeña isla que se
encuentra en medio del lago. La
gran sala de cine (Tito era un
gran amante del séptimo arte)
se ha reconvertido en un inmenso comedor.
El lago está rodeado de mansiones que la mayoría ahora son hoteles de lujo. Es una
población de poco más de 5.000 habitantes, pero que se multiplica por muchos más en
verano, ya que el lago se utiliza
para bañarse, alquilar barquitas
o de base para hacer muchas
excursiones por la zona.
A la isla de Bled se accede
mediante unas barcas
conducidas por remeros. Este
oficio pasa de generación en
generación por lo que ser el
portador de una barca en el lago
de Bled es un privilegio que tan
sólo tienen unos pocos afortunados.
Ubicado a los pies del Parque Nacional de Triglav, el único parque nacional de Eslovenia,
Bled es un lugar increíble del que se puede disfrutar tanto en invierno como en verano.
Desde su castillo (en esloveno Grad), del siglo XI, el más antiguo del país, se tienen unas
de las vistas más increíbles que jamás haya visto. No vale la pena la visita del castillo
porque no queda casi nada y lo único que hay son muchas tiendas de recuerdos, de
vinos, o un restaurante.
Hay muchas parejas que eligen este lugar de ensueño para casarse.
Bohing y Triglav
Bled es su lago más famoso, pero Bohinj desprende muchísimo más encanto. Es un lago
que está a unos 26 km de Bled y que está mucho menos masificado porque tiene menos
infraestructuras.
Bohinj está en el Parque Nacional Triglav ( www.tnp.si )-con una extensión de 84.805
hectáreas- en el que se puede
subir al monte que le da nombre
(2.864 metros) objetivo de
montañeros, o visitar sus cascadas.
Dentro de sus límites nacen los
ríos Soca y Sava.
Desde Bohing sale un teleférico
que va al monte Vogel, un mirador
excelente. Sale cada media hora y
cuesta 10 € por persona. Hay
varios restaurantes en la cima del
monte.
A 4 km de allí está la Vintgar Gorge. Se visita más de 1,5 km de garganta. El paseíto es
agradable y al final está la cascada de Savica de 60 metros de altura, la cascada más
famosa y visitada en Eslovenia. Hay un camino que en algunos tramos puede ser
resbaladizo, con lo que es mejor ir bien calzado.
De los numerosos afluentes del lago de Bohinj el más
importante es el Savica. Sus aguas salen a la
superficie desde los lagos del Triglav en la pared del
Komarča,
deslizándose a través de un declive inclinado de 38 m
de largo y luego cae casi en forma vertical a una
profundidad de 51 m. En un punto emerge una
cascada más pequeña que cae 25 metros a un pozo
de agua. Las dos cascadas crean un salto doble en
forma de letra A.
4. Piran (www.piran.si)
Se halla 117 km al suroeste de
la capital y es uno de los
enclaves más encantadores de
la costa del mar Adriático,
declarado Ciudad Monumental
Protegida. Es una ciudad
costera que se extiende a lo
largo de la Península de Piran.
El pueblo es realmente bonito, reconstruido conservando el trazado y edificios de la
época en que perteneció a Venecia. Es una joya de la arquitectura gótica veneciana, con
callejones llenos de encanto. Aún tiene
bastantes trozos de la murallas
medievales, formadas por dos muros
paralelos construidos entre los siglos VII y
XVI, en pie y lo puedes visitar caminando
un trecho por encima de ellas.
Entre sus casas adosadas y sus calles
estrechas aparecen numerosas obras de
arte. La más visible y famosa es la iglesia
de San Jorge (Cerkev Sv. Jurija), el patrón
de Piran, con su alto campanario
construido por G. di Nodari y B. Torra en el
siglo XVII.
Entre los monumentos y otros curiosidades
destacan también la Casa Veneciana (Benečanka), la de Tartini (Tartinijeva hiša), el
Palacio de Justicia (Sodna palača), el Ayuntamiento (Občinska palača), el Museo Marítimo
de Sergej Mašera (Pomorski muzej Sergej Mašera), el de Salinas (Muzej solinarstva) y la
Galería de Piran (Mestna galerija Piran).
En el centro de la plaza principal o
de Tartini se levanta una estatua de
bronce del violinista y compositor
Giuseppe Tartini, que nació en
Piran.
Es aconsejable pasear por el barrio
marinero, lleno de restaurantes.
No hay playas en el sentido que
nosotros las conocemos, con arena,
etc, sino que hay unas plataformas
de cemento y la gente pone encima
las toallas. Para entrar al agua van
con unas zapatillas especiales
porque no es que haya piedras sino
pedruscos.

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