LA HISTORIA DEL VINO, LIGADA AL CONDADO DE HUELVA, LA

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LA HISTORIA DEL VINO, LIGADA AL CONDADO DE HUELVA, LA
LA HISTORIA DEL VINO, LIGADA AL CONDADO DE HUELVA,
LA CULTURA DE LA VID.
Por la afinidad existente entre la vid y el hombre, ningún cultivo ha sellado
con tan acusada personalidad a las tierras que le fueron propias, a los
hombres y mujeres que a ella se entregaron, como el cultivo de la vid.
Pintura mural egipcia del siglo XV ac, tumba de Nakht, Tebas
La vid portadora de uvas, vitis vinífera, tiene un origen local impreciso, se
atribuye al Cáucaso Meridional, entre Turquía, Armenia e Irán. En
cualquier caso está científicamente demostrada la presencia de plantas
cercanas al género botánico VITIS, como antepasadas de las actuales
viníferas, en el occidente europeo durante el periodo micénico en la Era
Terciaria, bajo la forma praevinífera; de ella, en el transcurso de los siglos,
han ido evolucionando las distintas variedades afincadas en las diferentes
zonas vitícolas. La historia de la viña se encuentra así, desde la más remota
antigüedad, ligada a la de la mitología oriental.
El dato más vetusto de que disponemos para pensar en el cultivo de la vid,
en nuestra provincia, se remonta hacia los finales del tercer milenio en
Mazagón, concretamente en "la laguna de Las Madres". Ello según los
estudios realizados por expertos paleobotánicos, sobre la base de la gran
concentración de polen detectada. Es a partir de estos estudios y dado el
desacuerdo existente entre los investigadores sobre la introducción de la
vitis vinífera en nuestra provincia, cuando deberíamos plantearnos el origen
de nuestra viticultura, enlazando con la presencia fenicia donde se posee
una mayor información.
Hacia el S. VIII a.C. el cultivo de la vid era conocido en la Península
Ibérica, introducido por los mercaderes de Tiro como regalo a sus amigos
de Tartessos. Existen vestigios que lo demuestran, como las ánforas y
jarras utilizadas para el transporte, o las acuñaciones de monedas de la
época romano-republicana, de la Bética romana, con representaciones de
Sarmientos con sus pámpanos y racimos de uvas, siendo las más antiguas
de 120-90 a.C., todo ello no debe extrañarnos, dada la alta consideración
que gozaba el cultivo de la vid desde los puntos de vista agrario-social
Si efectuamos un ligero estudio de los tratados de agricultura que los
romanos nos han legado, como es la obra de Lucio Junio Moderato
Columela, mediados del S. I a.C., su tratado de agricultura "De los trabajos
del campo", libros I al XII, seguido del tratado "De los árboles", nos
daremos cuenta de la importancia que se le da en la época romana al
cultivo de la vid. Sirva como muestra los capítulos dedicados a la tierra de
viñas; Columela las divide en cretosi, rabulosi y palustres. Un estudio con
detenimiento de su obra nos permite pensar que, a juzgar por las
características que atribuye a estas tierras, se trata de los tres tipos que hoy
conocemos como albarizas, arenas y barros respectivamente; lo que
indica, igualmente, la pervivencia de determinados tipos de tierra desde la
época hasta nuestros días para el cultivo de la vid.
CAMPOS DE CULTIVO PARA EL VINO MÁS VIEJO DE OCCIDENTE.
A través de excavaciones arqueológicas que se están realizando en la
ciudad de Huelva, es posible que se pueda demostrar la existencia de la
producción de vino más antigua de la Península Ibérica.
La noticia no es haber localizado estructuras monumentales tales como
fortalezas, palacios o templos, sino unos restos muy modestos que, sin
embargo, tienen tremendas implicaciones a la hora de explicar las
conductas sociales, políticas y económicas de las gentes que habitaron la
ciudad de Huelva hace más o menos tres mil años, y sus relaciones con el
mundo mediterráneo. En lo que hasta ahora había sido parte del ruedo de la
ciudad, dedicado a la explotación agrícola tradicional, nuevos hallazgos
arqueológicos muestran que entonces también esas tierras tenían un uso
similar. Junto a restos de cabañas, silos y tumbas prehistóricos, se están
investigando otras huellas que conforman alineaciones rojizas que tapizan
las suaves colinas, cortándose entre ellas, superponiéndose o adosándose.
Tan sólo son los restos de antiguas zanjas excavadas en el subsuelo, que
unas veces alcanzan centenas de metros sin interrupción, otras su trazado es
discontinuo y, a veces, se trata únicamente de la alineación de pequeños
rectángulos dispuestos con un ritmo homogéneo. La comparación con las
diferentes formas de cultivo de la vid que se conocen en la zona, aunque
estemos a la espera de los correspondientes análisis físicos y químicos
especializados, permiten concluir que ese era el tipo de explotación, a
escala casi industrial, realizado en esos campos protohistóricos entre los
siglos X al V antes de Cristo.
Por ello, desde ahora, cuando llenemos un vaso con vino para celebrar un
acuerdo importante, cerrar un negocio o, simplemente, beber con
moderación en una reunión de amigos, no estaremos siguiendo una moda
adquirida en el seno de la sociedad globalizada en el que inscribe la del
siglo XXI, sino que, por contra, repetimos una ceremonia social que ya
estaba presente en este entorno de la Ría de Huelva hace tres mil años, el
gesto habitual de unas gentes que si bien en el siglo VI antes de Cristo su
poder adquisitivo les permitió importar elegantes copas de los mejores
talleres cerámicos de la Grecia arcaica, unos siglos antes, en otras copas
locales no menos elegantes, bebieron el rojo vino producido a partir de la
vid cultivada aquí, en sus propios campos, como están mostrando estas
huellas milagrosamente conservadas en las colinas del entorno de la actual
ciudad de Huelva.
Acerquémonos en el tiempo a los inicios de la actual riqueza vitícola de
nuestra provincia, que se remonta a los comedios del S. XIV. Por aquél
entonces se produjo en toda Andalucía una general inquietud repobladora,
sobre todo después de la batalla del Salado. Uno de los principales
repobladores, en sus dominios, fue el maestre de la Orden de Calatrava don
Juan Núñez; que repobló lugares de su Orden en el Aljarafe Sevillano y fue
el principal repoblador de viñas de Villalba del Alcor, en nuestra provincia,
con carta y fuero de población otorgada en 1327.
En el S. XVIII encontramos, hasta la fecha, la clave para definir nuestro
sector vitícola; para ello contamos con el Catastro de Ensenada, magna
obra de mediados del siglo, que ha servido de base para numerosos
estudios.
La tierra llana y la zona del Condado eran en este siglo comarcas de
especial significación vitivinícola. De los datos del Catastro se desprende
que los centros dedicados al cultivo de la vid se agrupaban en torno a dos
ejes, uno occidental con base en Moguer formados por el propio y por los
municipios de Palos, Beas y Lucena; y otro central cuya base sería
Manzanilla y su radio de acción, los municipios de Chucena, Villalba, La
Palma, Almonte, Bonares, Bollullos y Rociana. Además de los citados,
tenían pagos cultivados de viñedos Trigueros, I. Cristina, La Redondela,
Cartaya, Sanlúcar de Guadiana, Gibraleón, Aracena, Los Marines y
Arroyomolinos de León. En la segunda mitad del S. XVIII, en 1752, el
número de lagares, lagareta, vigas y otros medios de exprimir uvas era en
el conjunto de la provincia de 639, destacando Moguer con 140 lagares.
El Catastro de Ensenada, 1751, nos señala entonces la existencia de 7.485
fanegas, es decir unas 3.200 ha. de vid, según valor aproximado de la
fanega. Situando aproximadamente el 60% del viñedo y más del 50% de
las prensas en Manzanilla, Moguer y los municipios de: La Palma,
Almonte, Bollullos y Rociana.
A partir de 1870, la superficie de viñedo tenderá a crecer en toda España
iniciándose la edad de oro del viñedo y del vino, que durará hasta finales
del S. XIX. Así, el viñedo en la provincia de Huelva con menos de 6.000
ha, en 1870, se sitúa en 6.221 ha, en 1887; 7.754 ha, en 1889 y 10.128 ha,
en 1900. Triste fecha en que hizo su aparición la FILOXERA, provocada
por el temible insecto phyloxera vastratis, que viene del griego phylón
"hoja" y xeros "seca".
LA FILOXERA comenzó la destrucción del viñedo español en 1875, fecha
en la que se detectó el primer foco en la provincia de Málaga, en la viña
"Lagar de la Indiana" propiedad de don Enrique Molina Y aunque ello no
se reconoció oficialmente hasta 1888. La invasión prosiguió de forma
concéntrica, iniciándose en el litoral y avanzando a las zonas del interior.
En los inicios del siglo, 1900, se detecta el primer brote en nuestra
provincia, concretamente en San Juan, Mayo 1900, transportada por barco
desde la provincia de Cádiz, que tenía sus viñedos infectados desde 1895.
En el verano de 1900 se extiende a Trigueros y Beas, en el otoño ataca a los
de Bollullos, La Palma, Almonte y Rociana. Y en los albores de 1908, se
detectan los ataques del temido insecto en Moguer y Palos, alcanzando a
finales de octubre los municipios de Villalba y Bonares. Al año siguiente,
1909, se detecta en Lucena, Niebla, Manzanilla y Chucena.
Una vez pasado el trance filoxérico dejó arrasadas, en nuestra provincia,
entre el 50% y el 60% del viñedo, siendo afectadas todas las variedades.
Resistiendo, no obstante las adversas circunstancias, la zalema, que sufrió
unos daños estimados sólo en el 7% de su plantación y la listán de Huelva
(hoy Listán del Condado), cuyos daños se estimaron entre el 15 y el 20%.
Ello, se estima, fue la causa de que las posteriores plantaciones para cubrir
marras se efectuasen con vides de la variedad zalema, de ahí su predominio
actual. Así, en 1910, se plantaron sobre patrones americanos 4.400 ha,
asentándose su núcleo mayoritario en La Palma, Bollullos del Condado,
Almonte y Rociana. En 1922, en el Condado de Huelva, se contabilizaban
alrededor de 14.000 ha.; en 1966, un total de 22.000 ha, superficie que
permanece estable hasta 1972, cuando se comienza a percibir un ligero
descenso que se ha incrementado hasta nuestros días con las 4.580 ha.
Actuales, de las que 975 ha., corresponden a uvas tintas..
Y antes de adentrarnos en el mundo del vino, llega la vendimia, puente
que une los largos meses de inquietud del viticultor con la trémula
ilusión del vinicultor. Instante solemne en que la uva, hija mimada del
sol y la tierra, que tuvo a la lluvia por bautista y por padrino el trabajo
de los jornaleros, entrega su virginal inocencia al lagarero para
convertirse en vino. Nuestro insigne poeta moguereño Juan Ramón
Jiménez, dijo de los vinos del Condado con esa delicadeza que le
caracterizaba... “Es como si el sol se nos donara en líquida
hermosura”.
LA CULTURA DEL VINO.
Decimos, dentro de la diversidad existente para descifrar símbolos y
enigmas, que …"el vino representa la juventud y la vida eterna, así como
la embriaguez de lo sagrado, cantado por los líricos griegos y persas", lo
que no cabe duda es de que se trata de una criatura adorada y adorable,
desde los más remotos tiempos.
En la provincia de Huelva es difícil establecer una fecha a partir de la cual
se inicia la elaboración del vino. Existen inicios culturales de la elaboración
de vinos en el sur de Hispania, en la provincia Bética, con antelación a la
presencia romana pero, no cabe duda, de que es a partir de la
colonización
fenicia,
cuando se encuentran datos sobre la
elaboración de vinos y su comercio. Es a finales del S.VIII a.C., con el
hallazgo de los envases, ánforas, de distintos tipos y capacidades cuando se
puede decir que, en toda la zona costera, existía una producción lo
suficientemente catalogada que exigía su envasado en estos recipientes
especialmente adecuado para su mercadeo.
El vino, en el periodo grecorromano, era considerado como uno de los
principales índices de desarrollo cultural, así lo estableció Estrabón, autor
griego de la época de Augusto, en su modelo de geografía que fijó una
clase de relación de igualdad, entre "vino y civilización".
En nuestra provincia, al igual que el resto de las comarcas vitivinícolas,
existe una CULTURA DEL VINO; pero no sólo por formar parte de la
trilogía básica de los cultivos mediterráneos: vid, olivo y cereales; o
signifique una de las bases de nuestra economía, sino por su papel social y
por haberse constituido en torno al cultivo de la vid y de la elaboración del
vino una cultura muy peculiar, derivada del trabajo, enseres y utensilios
que se utilizaban en las faenas del campo y de la bodega.
El doctor don Antonio Jacobo del Barco y Gafca, en 1775, afirma que
fueron los de Tiro quiénes dieron a conocer nuestros vinos, pues los
Fenicios..."habían apreciado las excelentes cualidades de los vinos de
Huelva", exportándolos a los países mediterráneos, con los que mantenían
excelentes relaciones comerciales.
Aún existen en nuestra provincia pequeñas bodegas familiares; algunas
conservan lagares, a la antigua usanza, donde se realiza el ritual de rítmicos
compases, ataviados de botas con tachuelas o de suela de goma dura, de la
pisa o pisar de la uva. Hoy día, en el léxico de la geografía dialectal, en
estas zonas, se usan los vocablos pisador y lagarero, para distinguir las dos
formas tradicionales de extraer el zumo de uva o mosto.
Como se ha mencionado, en el apartado de la vid, los datos más remotos
del Condado datan de los comedios del S. XIV. Tras la batalla del Salado,
se produjo una incesante repoblación de viñas, siendo uno de los
principales artífices don Juan Núñez, Maestre de la Orden de Calatrava.
Este siglo supuso para la comarca vinícola, un periodo de grandes cambios
políticos, administrativos y sociales; los pueblos se reparten en diversos
señoríos. Así Villalba pasó con La Palma y Palos a don Alvar Pérez de
Guzmán, en 1379. Moguer, desde 1323, era de los Jofre Tenorio. Almonte,
pasó a ser de los Medina Sidonia. Rociana, Bonares, Trigueros, Beas y
Villarrasa entraron en el verdadero Condado de Niebla. Bollullos, que
también pertenecía al Señorío de los Medina Sidonia, no entró en el
Condado de Niebla, es cuando comenzó a llevar su apellido de "Par" que lo
distingue del resto de poblaciones de la actual comarca. Conviene aclarar
que el término "par", es decir "junto a", fue frecuentemente usado por
nuestros clásicos. Chucena, era Señorío territorial de los Ribera, y
Manzanilla e Hinojos, eran tierra de Sevilla.
A pesar de estos cambios, cada uno de los señores repoblaron y
acrecentaron sus señoríos, lo que atrajo nuevos pobladores con franquicias
y privilegios. De esta manera doña Elvira de Ayala, viuda de don Alvar
Pérez de Guzmán e hija del canciller don Pedro López de Ayala, consiguió
que Enrique III otorgase "Privilegio de Feria", en el mes de septiembre, a
su villa de La Palma del Condado. Y como estamos en ella le voy a dedicar
unas notas a esta bella ciudad del vino La Palma del Condado, cuyas
tradiciones están históricamente consagradas al cultivo de la vid, con sus
bodegas, obtenido siempre esos excepcionales caldos, que les invito a
recordar.
Transcurría el estío de 1961, cuando se inaugura la primera edición de “La
Fiesta de la Vendimia y Feria de La Palma del Condado”, celebrándose, la
misma, con un acto de exaltación al vino, cuyo primer reinado recae sobre
Dª. Josefina Carlota Morales López- Huici, hija
del acreditado y antiguo exportador de vinos de la localidad D. Carlos
Morales Fontán, y nieta, del fundador, en La Palma del Condado, de la
primera Bodega exportadora de la zona, el inolvidable D. Carlos Mauricio
Morales Sevil.
Todo lo anterior me sirve de prólogo para, con todo respeto y cariño,
nombrar a una serie de personas, para mí Caballeros y Damas de la
inexistente, pero que deberíamos darle forma, ORDEN DEL VINO DEL
CONDADO. Y que desde hace dos siglos fueron escrupulosos criadores de
selectos vinos Finos, Olorosos, Amontillados, dulces, Vermuts, Coñac
(Brandy), Vinagres y otros derivados del vino. Citaremos, para empezar,
nombres inolvidables como D. Antonio Soldán y Sotelo, D. Trinidad Díaz
Rañón, D. José Pérez Lagares, D. Manuel Pérez Soldán, D. Nicolás
Gómez Rull, D. Pedro Verdier, D. Enrique Estenave, Dª. Asunción
González (viuda de Ozagón), y un largo etcétera. Y cómo no citar la
gratitud, que todos debemos guardar, a otros tres nombres insignes del
negocio vinatero como D. Carlos M. Morales, D. Miguel Pichardo Lepe y
D. Julián Espinosa Escolar. Trabajadores incansables, magníficos
organizadores que con sus caldos de máxima calidad, consiguieron llevar el
nombre de La Palma del Condado, y por lo tanto, el de nuestro Condado
vitivinícola, hasta los más recónditos lugares de España y del extranjero.
Sirva como botón de muestra lo siguiente:
BODEGAS PICHARDO, S.L. Fundadas en 1895, por D. Miguel Pichardo
Lepe. Sus instalaciones contaban con cuatro grandes bodegas o naves “El
Molino”, en ella existía ese rincón mimado llamado “la sacristía”, “El
Cine”, “La Cerca” y “La Vinagrera”, como su nombre indica dedicada a la
elaboración y crianza del vinagre. Siendo sus marcas inolvidables: Fino
Raboconejo, Fino Pichardo y Fino Chiquito. El Pasto suave y los olorosos
Solera Pichardo y Solera Selecta. En la gama de los amontillados
destacaban Los Palmas; dulces y quinados; moscateles, como el Moscatel
Naranja. Entre los quinados gozaban de prestigio Palma Quina y Quinado
San Miguel. Mención aparte merece su prestigioso VERMUT
PICHARDO, una de las primeras marcas nacionales y, para los curiosos,
decirles que su etiqueta ha sido, sino plagiada, si estudiada con
meticulosidad por una marca de gran prestigio hoy día.
HIJOS DE CARLOS M. MORALES, S.L Fundadas en 1882, D. Carlos
Mauricio Morales Sevil y D. Federico Loewenthal, bajo la razón social de
“LOEWENTHAL Y MORALES”, pasando a la razón social citada al inicio
en 1887. En un principio se dedicó a la crianza y exportación de vinos del
País, Málaga, Madeira y Oporto, Vinagres, Vermuts y coñacs, siendo, por
lo tanto, la bodega más antigua de nuestro CONDADO.
Aún recuerdan, y así me lo ha transmitido un lugareño, la visita a las
instalaciones de la bodega de S.A. Real el Senerísimo Señor Infante D.
Carlos de Borbón, en 1922.
Comentando sus productos, cabe decir que sus vinagres puros de vinos
criados por el procedimiento del soleraje, es decir a fuerza de años, fueron
reconocidos y demandados por todos los consumidores españoles, incluido
los mejores fabricantes de conservas, por su insuperable calidad, paladar y
aromas. Sus marcas más acreditadas y conocidas eran Fino Rociero, Fino
La Rábida, Amontillado Morales, Oloroso Carlos Mauricio, Coñac Viejo
Rábida y Coñac Viejísimo “LUIS FELIPE”. Todas ellas han quedado en el
recuerdo, excepto el Coñac, hoy por imposición legal Brandy, “LUIS
FELIPE”, la gran especialidad de la casa, que siguen elaborando con el
mismo esmero y cariño otra bodega palmerina BODEGAS RUBIO,
propiedad de D. Fernando y D. José Luis Rubio Millán, que junto al resto
de su familia deseo felicitar, desde estas páginas, por haber recuperado para
La Palma y para el Condado una marca y un producto del que todos nos
sentimos orgullosos, y un cariñoso recuerdo y reservado tributo a Pepe Luis
Rubio y familia, por la reciente pérdida de un ser irrepetible..
Pero siguiendo con la ruta de las bodegas palmerinas, cómo no citar a:
HIJOS DE JULIÁN ESPINOSA S.R.C., aún recuerdo esa nave de crianza
enorme en forma de herradura, sus acreditados vinos, coñac y, sobre todo
su Ponche Espinosa, el más prestigiado del territorio nacional. RAFAEL
SALAS, fundada por D. Rafael Salas López, Alcalde La Palma y
Presidente de la Excma. Diputación, encomienda de la Orden de Cisneros,
personalidad a la que no tuve el gusto de conocer, aunque sí a su sucesor
D. Rafael Salas Pérez, al que le dedico otro cariñoso homenaje, destacaban
su Solera Salas, marca registrada, el más acreditado vino fino del Condado,
como rezaba en sus anuncios publicitarios, de los que aún guardo ejemplar.
BODEGAS SORIANO, fundadas en 1923, y bajo la dirección de D.
Fernando Soriano González, elaboraba vinos finos, soleras, mistelas,
moscateles, vermuts y vinagres, siendo recordada su Solera Soriano. JOSÉ
MARÍA CASTIZO PINTO, del que recordamos sus Soleras Rumbosa y
Presumida, sus excelentes vinos finos, su Oloroso Añejo, Moscatel Pasas y
su Coñac Selecto. CASA SOLDÁN S.R.C., entre sus elaborados
destacaban vinos finos, olorosos, amontillados, vinagres, coñac, quinados y
vermut. A. GENOVÉS, fundada en 1930, por el valenciano D. Agustín
Genovés Barberá y su hermano D. Adolfo. De D. Agustín hay que recordar
que con sus periódicas visitas en los años 1934 y 1935, al entonces
Ministro de Agricultura, Excmo. Sr. Del RIO, consiguió el primer Decreto
sobre la fabricación de vinagres que fue aprobado por el Presidente del
Consejo de Ministros D. ALEJANDRO LERROUX, y publicado en la
GACETA de 1 de junio de 1935, Decreto de 31 de mayo de 1935, por
aquél entonces convirtiéndose en el “Estatuto del vino”. Articulista e
investigador admirado por Ingenieros Agrónomos y Personalidades de la
época de la talla de Feduchy, Xandri, García de Angulo y otros. Siendo
Capataz de Honor en la III edición de la Fiesta de la Vendimia del
Condado. Desde aquí le envío un cariñoso saludo al único sucesor de la
saga que conocí D. Adolfo Genovés. Entre sus productos destacaban sus
vinos finos y amontillados y, sobre todo, sus vinagres especiales. C.
CALERO CALERO “BODEGAS CALERO”, elaboraba y comercializaba
vinos Solera Olorosa y Solera Calero 15º, Moscatel de Pasas, vinagres,
ginebras y su Coñac Especial. BODEGAS TORO S.R.C., eran curiosas las
recuas de bestias cargadas con serones repletos de uva en un día de
vendimia, elaboraba y comercializaba vinos de todo tipo, vinagres,
aguardientes y licores; aún guardo una botella de su afamado coñac,
cuando aún se podía citar con ese término. JOSÉ MIGUEL ESPINOSA,
con su nave San Julián de 110 m. de longitud, aún se recuerda como
amaneció el patio de la bodega “el cortinal” en la nevada del día 2 de
febrero de 1954, elaboraba acreditados vinos y coñac. JOSÉ CEPEDA
ROJAS, Cosechero-Exportador de vinos finos y vinagres.
Hasta aquí una remembranza de lo que fue La palma del Condado. Quiero
pedir disculpas si el olvido me ha jugado la mala pasada de haber dejado en
el tintero y no he recordado algún prócer. A los fallecidos que Dios los
tenga en su regazo y descansen en paz.
En la actualidad, en La Palma vinatera, quedan de las citadas: BODEGAS
RUBIO. Otras más noveles, como cosechero, Hijo de D. MANUEL TEBA
CEPEDA. Creándose, en 1957, como centro recolector de los viticultores
del pueblo y para una mejor defensa en la venta de sus productos la
COOPERATIVA DE VINO NUESTRA SEÑORA DE LA GUÍA, S.C.A.,
que toma el nombre de la Santísima Patrona de la localidad y, por ende, de
todos los agricultores palmerinos, VINAGRES TORREPALMA, S.L.,
creada en 1982, y BODEGAS INFANTE, la más reciente que data de
principio de los años noventa.
Hecho el breve inciso, seguimos con los comedios del S.XIV. La
producción de vinos de la provincia de Huelva alcanza tal cantidad y
calidad que invade, en proporciones desmesuradas, el comercio de Sevilla.
hasta tal punto que la ciudad hizo nuevas ordenanzas del vino, con el fin
de proteger a los de su tierra, sancionadas por Enrique II, en 1375. En las
mismas se prohíbe la entrada en Sevilla de vinos de Almonte, La Palma,
Villalba y Bollullos, así como de cualquier otro que no perteneciera a la
tierra de Sevilla.
Era tal el prestigio que había ganado el vino de
Manzanilla por su finura, elegancia y calidad que, por ser además de tierra
de Sevilla, se le intenta proteger con exenciones y ordenanzas fiscales,
librándoles de pagar alcabala por introducir sus vinos en la ciudad. Ello no
impidió que, en menor cantidad, siguiesen entrando en Sevilla los vinos de
Villalba, La Palma, Almonte y Bollullos, entre otros.
Un hecho destacable de la época fue la floración de señoríos, por doquier,
que se reparten la tierra, entre la cabeza del reino, Sevilla, y las casas
nobles. De acuerdo con un censo del S. XVIII, en 1780, de los setenta y dos
núcleos de Huelva, el mayor número pertenecen al Rey; 21 al Ducado de
Medina Sidonia; 11 al Conde de Altamira; 6 al Duque de Béjar; 3 al
Marqués de Astorga; 3 a Gregorio del Valle y un municipio se reparten
entre el Conde de Cantillana, Duque de Medinasidonia, Conde de
Montijo, Miranda, Marqués de Premio Real y don Bernardino Jurado.
Retornamos, de nuevo, a los inicios del Condado de Niebla que se crea en
1369 por don Juan Alonso de Guzmán, en él entraron los términos
municipales de Trigueros, Beas, Rociana, Villarrasa, Bonares, Calañas,
Alájar con el campo del Andévalo, la Alcaría de Juan Pérez, Facanías
(Valverde), El Portichuelo y Paymogo. Según Amador de los Rios, en su
obra "España sus monumentos y artes. Su naturaleza e historia". Pero no
entraron inicialmente, Bollullos, La Palma, Villalba, Manzanilla, Chucena,
Almonte, Hinojos, Lucena, San Juan, Moguer, Palos y Gibraleón; que con
los anteriores citados de Trigueros, Beas, Rociana, Villarrasa, Bonares y la
propia Niebla, forman los dieciocho términos de la zona amparada por la
DD. OO. "Condado de Huelva" y ”Vinagres Condado de Huelva”.
De ahí la disputa entre Juan Infante-Galán Zambrano y otros autores del
Condado que consideraron a Niebla, en su día, Capital de la Comarca
vitivinícola, y en realidad nunca lo fue, aunque con el transcurso del tiempo
haya cedido su apellido "Condal". El mismo Juan Infante-Galán comenta
en sus escritos inéditos... "Esta comarca vinícola, que ahora con evidente
inexactitud, llaman el Condado".
En los pueblos del arco costero que va de Sagres a Palos de la Fra., se crea
un ambiente propicio a los grandes descubrimientos geográficos del S.XV,
debido, entre otros factores, al creciente comercio de los vinos de la zona.
Los vinos en sus más diversos tipos, como el romanía, llegaban desde los
puertos del Odiel y del Tinto, Palos y Moguer, a los puertos de gran parte
del norte de Europa e Inglaterra. Así, vinos finos de Manzanilla se
exportaron, en el S.XV, a los puertos ingleses y de los Países Bajos, a
través del Puerto de Moguer.
Con el descubrimiento de las Indias, floreció el comercio de vinos de
nuestra zona, de tal manera que en un periodo inferior a diez años, se
plantaron nuevos campos de vid, y consecuentemente un auge de la
industria y el comercio vinatero. Se comenzaron a cuidar mejor los vinos,
que hasta entonces se exportaban en rama; se investigan otros vinos más
finos y elegantes, se mima la crianza, es el descubrimiento del manzanilla.
No cabe duda de que el vino que llevó la primera flotilla descubridora
mandada por Colón era de Palos de la Fra. y parece ser que "los Niños"
llevaron, también, vino de su Moguer, el viejo ALOQUE o ALOJA, según
autor. Ello no debe extrañar dada la tradición vitivinícola y marinera de la
zona que comentamos.
Juan Infante-Galán, excelente historiador de los vinos del Condado,
afirmaba que en 1504 Américo Vespuccio, acompañado de Vicente Yáñez
Pinzón, estuvieron en Villalba del Alcor para proveer de vinos sus naves.
No olvidemos que "la primera partida documentada de vino que hizo la
carrera de Indias fue de veintiséis arrobas, comprada a razón de treinta y
cuatro maravedís la arroba, en Villalba del Alcor, por el mes de enero de
1502". Partió de Sevilla el trece de febrero de dicho año en la flota que
llevó a frey Nicolás de Ovando a la isla de Haití, rebautizada La Española.
Infante-Galán tenía registradas más de quince mil partidas de vinos con
destino a América‚ desde el primer viaje de Colón hasta el siglo XVII. Una
de ellas corresponde al vino que embarcó Magallanes para su histórico
viaje y que fue adquirido en la localidad onubense de Manzanilla. Como en
las provincias limítrofes, la verde mancha de la viña se fue haciendo cada
vez más extensa.
El comercio con las Indias llega a su máximo esplendor en el S. XVI. Sería
interesante, aunque no hemos podido recopilar aún la documentación,
referir, los datos concretos de la visita de don Miguel de Cervantes a
Manzanilla en las vendimias de 1591 a 1593.
Cervantes, fue recaudador en el Condado. En su primera visita a
Manzanilla, finales de 1591. La ciudad del vino quedó inmortalizada, por
el buen conocimiento que, por lo expuesto, debería tener Don Miguel de
los caldos condales. ¿Escribiría el elogio a Góngora ante un vaso de
filosófico vino condal?, me pregunto…
"Aquel que tiene de escribir la llave,
con gracia y agudeza en tanto estremo,
que su ygual en el orbe no se sabe
es Don Luis de Góngora, a quién temo
agraviar en mis cortas alabanzas,
aunque las suba al grado más supremo".
Fino, sutil y culto bebedor, debió ser Don Luis:
" que yo mas quiero pasar
del golfo de mi lagar
la blanca o roja corriente,
y ríase la gente."
Haciendo un paréntesis convendría recordar a Jorge De´Angeli, cuando nos
dice “El vino es algo de lo que se habla, luego se le observa, se olfatea, se
toma y se vuelve hablar del mismo”.
El declive del puerto de Sevilla a finales del S. XVII y el traslado de la
Casa de Contratación a Cádiz, en los inicios del S. XVIII, llevaría
consigo una grave crisis en el comercio de los vinos de nuestra zona. Cádiz
no ofrece las mismas ventajas fiscales y los costes del transporte aumentan,
por lo que los comerciantes del Condado deciden reunirse en un nuevo
puerto de partida, el puerto de Moguer se convierte a partir del S. XVIII en
la salida principal de los vinos de la zona. El Catastro del Marqués de
Ensenada censa, por aquel entonces, cincuenta y nueve comerciantes de
vinos.
En los archivos municipales de Villalba del Alcor y Manzanilla consta que
el vino de la comarca era transportado en botas, sobre carros, en el río
Tinto, y allí pasaban a bordo de grandes barcazas que lo llevaban al puerto
de Moguer. Allí, sobre goletas y fragatas, partían con destino a regiones
del norte de España e Inglaterra y a la vez se iba acrecentando el destino
hacia municipios de la provincia hermana de Cádiz. Sin embargo los
vinos de Manzanilla buscaron otra vía hacia Cádiz, las botas se
transportaban en carretas hasta el embarcadero del caño de siete suertes, en
el término de Aznalcázar, desde donde partían a Sanlúcar de Barrameda.
A finales del S. XVIII llegan a nuestra comarca comerciantes de otras
zonas que perduraron hasta mediados del S.XIX, la mayoría de
ellos riojanos. En este periodo es cuando llegan a San Juan los Santa María,
a Villalba los Blascos, a Bollullos los Penillos, los Ariza y, procedentes de
Sevilla, los Nebles, a Moguer los Jiménez, de quienes nacería nuestro
universal poeta moguereño, Juan Ramón.
Con ellos comienza un periodo de auge de las destilerías artesanales; así, en
1845, Bollullos tenía 12 alambiques y Moguer poseía cuatro máquinas para
fabricación de aguardientes de vino.
A comienzos del S. XIX, Sanlúcar de Barrameda fue además la capital de
una provincia creada por Godoy, que comprendía, entre otros, al municipio
de Manzanilla, hoy perteneciente a la provincia de Huelva, que le vendía
toda su producción. Este dato, que puede pasar desapercibido, junto con lo
comentado anteriormente, para nosotros es bastante interesante pues
explicaría de alguna manera que "el fino de los finos" - la manzanilla - haya
llevado su nombre desde su pueblo de origen, Manzanilla, hasta Sanlúcar
de Barrameda. Entiendo que esto levante polémicas, pero es la historia y
que cada cual la interprete, aunque poseo documentación que lo demuestra,
entiendo no es el lugar.
La producción de la provincia de Huelva, cifrada en un total de 30.000
botas, se repartían a finales del S.XIX, en 1882, en:
8.000 botas para consumo local,
11.000 botas para el comercio exterior,
7.000 botas para exportar a las colonias de América, y
4.000 botas de vinos con destino a destilación o vinagrería.
Entre 1880 y 1900, por el puerto de Huelva salen anualmente unos quince
millones de litros de la zona del Condado, con destino principal a Francia.
Alcanzándose la principal cifra en 1890 de treinta y ocho millones de litros,
cargados por ferrocarril en La Palma, que recogía junto a su producción, la
de Bollullos, Almonte y Rociana.
Finalizada la 1ª guerra mundial, Francia abre de nuevo sus mercados y el
ferrocarril se convierte en el principal eje de comunicaciones. Es entonces
cuando La Palma conocerá su máximo esplendor, comienzan los contactos
comerciales con las Firmas francesas y la compra, por parte de los
franceses, de grandes partidas de vino. Sin embargo Manzanilla y en parte
Villalba, Chucena e Hinojos, no ceden a la presión de los precios franceses,
y envían sus vinos, a mejor precio, a la zona hermana de la provincia de
Cádiz que son más exigentes, que los franceses, en la búsqueda de calidad.
Y así, desde un punto de vista antropológico, hemos realizado un ligero
recorrido histórico del desarrollo del sector vitivinícola en nuestra
provincia, más centrado en los términos de nuestras Denominaciones de
Origen.
Y, al igual que el sol candente de septiembre, endulza con su luz los
racimos que van gestando esa líquida hermosura que nacerá en
vendimia. En nosotros - del botón al pámpano, a la vid en ciernes, al
dorado racimo - se ha ido formando ese hijo de la tierra, sangre
vertida, gozada y sufrida y, al fin, olvidada como la vida misma que es
el VINO DEL CONDADO DE HUELVA.
LA DENOMINACIÓN DE ORIGEN.
Antecedentes: Estación Enológica.
En la sesión plenaria del Ayuntamiento de Moguer, celebrada el 8 de abril
de 1914, se trata –entre otros puntos- de iniciar los trámites y solicitar la
instalación de una Estación Enológica en Moguer, con la posibilidad de
cesión por parte del citado municipio del Vivero Municipal y un local
adecuado dentro de la población.
Por acuerdo plenario del Ayuntamiento de Moguer, sesión celebrada el 24
de diciembre de 1915 (el año coincide con el que aparece en uno de los
azulejos de la fachada), se concedió para la construcción de dicho edificio,
Estación Enológica, la cantidad de 2.250 pesetas, toda vez la falta de
fondos existentes para proseguir con las obras, a pesar de las
contribuciones realizadas por los pueblos del partido judicial de Moguer.
Dicho edificio se construyó en el solar del antiguo hospital del Corpus
Christi, no afectando a su capilla gótico-mudéjar. Posteriormente, en sesión
plenaria celebrada el 9 de septiembre de 1917, se cede oficialmente al
Estado el edificio propiedad municipal, situado en la calle Sagasta nº 17
(actual calle Andalucía), en el solar que ocupa hoy el teatro Felipe
Godínez. De aquel edificio que fue Estación Enológica se conserva sólo la
primitiva fachada de estilo historicista, fechada en 1915, que repetidamente
ha sido atribuida a Aníbal González, y que actualmente se halla integrada
en el mismo, dando acceso al citado teatro. Asimismo se cedieron al Estado
los terrenos al sitio denominado los aguardientes, que sirvió como campo
de experimentación y demostración, cumpliendo de este modo con lo
acordado en la sesión plenaria anterior, autorizándose al Sr. Alcalde a
realizar la cesión y entrega oficial del edificio y terreno citado.
Fotografía de la inauguración de la Estación Enológica de Moguer.
Archivo con relación de personas que aparecen en la foto anterior.
Falta en esta relación el nombre completo del ingeniero director de la Estación, sólo he podido
averiguar que se llamaba Eladio, y era funcionario adscrito al Ministerio de Agricultura.
(Fueste: Archivo Histórico Municipal de Moguer A.H.M.Mo., Colección fotográfica.
Todo lo anterior se hizo con la intención de velar por la calidad de los vinos
y ayudar a su promoción, siendo la Denominación de Origen reconocida en
1933, mediante Ley de 26 de mayo de 1933, decretada y sancionada por el
Presidente de la II República Española (Gaceta de Madrid – Núm. 155, de
4 de junio de 1933), Niceto Alcalá-Zamora y Torres. La misma da fuerza
de Ley, con las modificaciones que a continuación se expresan, a los
Decretos de 8 de septiembre de 1932 (Gaceta de Madrid de 13 de
septiembre de 1932)), relativo al Estatuto del Vino; de 4 de noviembre de
1932 (Gaceta de Madrid de 5 de noviembre de 1932) por el que se
constituye el Instituto Nacional del Vino; de 28 de enero de 1933 (Gaceta
de Madrid de del 31 de enero de 1933) y de 14 del mismo mes y año
(Gaceta de Madrid de 17 enero de 1933), fijando las normas para el
funcionamiento del citado Instituto y de la Organización Corporativa de los
intereses vitivinícolas y alcoholeros. La citada Ley añade al párrafo
primero del artículo 34 del Decreto de 8 de septiembre de 1932, entre otras
Denominaciones de Origen, la de HUELVA. Posteriormente, mediante
Orden del Ministerio de Agricultura de 4 de diciembre de 1933 (Gaceta de
Madrid – Núm. 340, de 6 de diciembre de 1933), se dispone la constitución
del Consejo Regulador de la Denominación de Origen “HUELVA”,
presidido por el Ingeniero Director de la Estación de Viticultura y Enología
de Moguer, con el encargo –entre otros- de elaborar el Reglamento para el
funcionamiento del citado Consejo Regulador y de la inspección y
vigilancia del régimen de la Denominación de origen.
Toda nuestra historia ha hecho que nuestro actual Consejo Regulador, por Resolución de 18 de octubre de
2007, fuese reconocido y se le otorgase la Placa al Mérito Agrario, Pesquero y Alimentario, Sección
Mérito Alimentario en su categoría de PLATA, dado en Madrid con las firmas de S.M. el Rey Juan
Carlos I, la Ministra de Agricultura, Pesca y Alimentación en calidad de Gran Canciller de la Orden,
siendo el mismo refrendado por el Secretario de Orden, tomando razón el Contador de la misma.
.
Pero no fue hasta 1962 cuando se creó el Consejo Regulador de la
Denominación de Origen “Huelva”, por Orden Ministerial de 10 de mayo
de 1962 (B.O. del E. de 02.06.62), derogando la Orden ministerial de 4 de
diciembre de 1933, con la tarea fundamental, aparte de conseguir la
integración de todos los sectores implicados, empeño nada fácil, del estudio
y elaboración, de acuerdo con las normas legales de entonces, de elaborar
el Reglamento por el que se regiría la Denominación de Origen. Así se
llega a la aprobación del primer Reglamento de la Denominación de Origen
“HUELVA”, por Orden del Ministerio de Agricultura de 27 de diciembre
de 1963 (Sección Vino, Boletín Gaceta de 16.01.63, Nº 14), marcándose
desde el inicio dos metas fundamentales: controlar, al máximo posible, toda
la cadena productiva desde el inicio hasta la comercialización, y velar por
el prestigio y calidad de los vinos amparados por la Denominación de
Origen. Siendo su presidente el Ingeniero Jefe de la Jefatura Agronómica
de Huelva del Ministerio de Agricultura Don Salvador Trevijano.
Autorización plantación de viñedo, firmada por Don Salvador Trevijano.
Posteriormente por Orden Ministerial de 18 de mayo de 1976, se producen
las primeras modificaciones al Reglamento de 1963, entre las que
destacaría el nombre de la propia Denominación de Origen, pasando a
denominarse definitivamente “Condado de Huelva”. Así llegamos a la
Orden Ministerial de 1 de agosto de 1979. (B.O.E. de 11.09.79, Nº 218),
que deroga las dos anteriores y, a su vez, aprueba la nueva Reglamentación
de la Denominación de Origen “Condado de Huelva” y de su Consejo
Regulador. Una vez transferidas las competencias en materia de
Denominaciones de Origen a la Junta de Andalucía, en 1999, se modifica
nuevamente nuestro Reglamento por Orden de la Consejería de Agricultura
y Pesca de 16 de febrero de 1999. Finalmente por Orden de la Consejería
de Agricultura y Pesca de 31 de julio de 2002. (BOJA de 24 de agosto de
2002. Nº 99), se aprueba el vigente Reglamento de las Denominaciones de
Origen “CONDADO DE HUELVA” y “VINAGRE DEL CONDADO DE
HUELVA” y de su Consejo Regulador.
Y por Orden de 19 de marzo de 2009, de la Consejería de Agricultura y
Pesca de la Junta de Andalucía, Boja nº 16, se publica el vigente
Reglamento de las Denominaciones de Origen “Condado de Huelva” y
“Vinagre Condado de Huelva”. Entre las novedades que se incorporan
destacar:
*Los vinos tintos (joven, vino de la cosecha del año, crianza, reserva y
gran reserva, dependiendo cada categoría del tiempo de crianza y método
de envejecimiento).
*Variedades de
Chardonnay.
uva
Blanca:
Colombard,
Sauvignon
Blanc
y
*Variedades de uvas tintas: Syrah, Tempranillo, Merlot, Cabernet
Sauvignon y Cabernet Franc.
*Se introduce el término municipal de Gibraleón en la zona de crianza de
las Denominaciones de Origen.
*Nuevos tipos de vinagres agridulces del Condado, se incorporan en su
proceso de envejecimiento, con vinos generosos de licor, concretamente
Pedro Ximénez y Moscatel.
De igual manera, el nuevo Reglamento de las DD OO, establece una
separación definida de los Órganos de Gestión y de Control. En
cumplimiento de la normativa comunitaria (R. CE nº 479/2008, de 29 de
abril, OCM del mercado vitivinícola y demás disposiciones que la
desarrollan), estatal (Ley 24/2003, de 10 de julio, de la Viña y del Vino) y
autonómica (Ley 10/2007, de 26 de noviembre, de Protección del Origen y
la Calidad de los Vinos de Andalucía)
Ello viene a completar y diversificar la gama de productos ya amparados, a
saber:
A) VINOS.
A.1.Blancos: Grado alcohólico natural mínimo de 10 % Vol.
1.1. Condado de Huelva Joven. Entre 10 % vol. y 12 % vol., y riguroso
control de temperatura de fermentación.
1.2. Condado de Huelva. Entre 10 % vol. y 14,5 % vol., y fermentación
tradicional.
1.3. Condado de Huelva Tradicional. Son los anteriores, sometidos a un
proceso de envejecimiento tradicional mínimo de un año.
A.2. Blancos Generosos: Graduación alcohólica natural mínima de 10,5 %
Vol. Sometidos a crianza mínima de tres años biológica o “en flor” en los
Pálidos (Finos) y biológica y oxidativa en los Viejos (Olorosos).
2.1. Condado Pálido (fino). Grado alcohólico comprendido entre 15 % vol.
y 17 % vol.
2.2. Condado Viejo (Oloroso). Grado alcohólico comprendido entre 15 %
vol. y 22 % vol.
2.3. Generosos de licor. Graduación comprendida entre 15 % vol. y 22 %
vol., siempre con un grado volumétrico total no inferior a 17,5 % vol. y
sometidos a un proceso mínimo de envejecimiento de 24 meses.
Tradicionalmente comercializados como: Pale Dry, Pale Cream, Médium y
Cream.
2.4. Dulces naturales.
2.4.1. Pedro Ximenez. Grado alcohólico no inferior a 15 % vol., elaborado
a partir de uvas P.X. expuestas al sol para su pasificación y con un
contenido mínimo de azúcar residual de 150 gr/l.
2.4.2. Moscatel. Elaborados con uvas exclusivas de esta variedad, con
grado alcohólico adquirido no inferior a 15 % vol., previamente expuestas
al sol para su pasificación.
2.5. Vinos de licor.
2.5.1. Mistela. Obtenido de la mezcla de de mosto de uva parcialmente
fermentado y vino, con una graduación alcohólica adquirida no inferior no
inferior a 15 % vol. ni superior a 22 % vol.
A.3. Tintos: Con una graduación alcohólica mínima de 11,5 % vol. y los
“reservas” y “gran reserva” de 12 % vol.
3.1. Cosecha y añada. Estas indicaciones se aplicarán a los vinos
elaborados con uva recolectada en el año que se mencione y que no se haya
mezclado con vinos de otras cosechas.
3.2. Crianza. Envejecimiento mínimo de 24 meses, contados a partir del 1
de noviembre del año de vendimia, de los que al menos 6 meses serán
envejecidos en barricas de madera de roble.
3.3. Reserva. Envejecimiento mínimo de 36 meses, con un mínimo
meses en barricas de roble y en botellas el resto de dicho periodo.
de 12
3.4. Gran Reserva. Envejecimiento mínimo de 24 meses en barricas de
roble, seguido de un periodo mínimo de envejecimiento en botella de 36
meses.
B) VINAGRES de VINO.
B.1. Vinagre Condado de Huelva. Es un producto obtenido por
acetificación de vino sano, genuino, con una óptima elaboración partiendo
de vino amparado por la Denominación de Origen “Condado de Huelva”,
este parámetro es lo que le confiere singularidad a nuestros vinagres, con
una escrupulosa trazabilidad desde la vid a la botella.
B.2. Vinagre Viejo Condado de Huelva. Se obtiene partiendo del anterior y
según crianza y envejecimiento obtenemos tres tipos:
B.2.1. Solera. Crianza y envejecimiento por el sistema de criadera y soleras
durante un tiempo superior a 6 meses e inferior a 1 año.
B.2.2. Reserva. Igual, pero durante un tiempo superior a 1 año.
B.2.3. Añada. Igual, pero con una crianza superior a 3 años
Nuestras Variedades de Vid tradicionales cultivadas son: Zalema,
Palomino Fino, Listán de Huelva, Garrido Fino, Pedro Ximénez y
Moscatel.
A las que se añaden las nuevas variedades de uva Blancas y
Tintas mencionadas con anterioridad.
Por último y lo más reciente es el reconocimiento de la nueva
Denominación de Origen de “Vino Naranja del Condado de Huelva”, por el
Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino, mediante
Resolución de 25 de agosto de 2011, de la Dirección General de Industria y
Mercados Alimentarios, por la que se publica la Orden de 6 de julio de
2011, de la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía, por
la que se reconoce el nivel de protección de vino aromatizado con
Denominación de Origen al «Vino Naranja del Condado de Huelva» y se
publica su correspondiente, publicada en el BOE Núm. 219, del lunes 12 de
septiembre de 2011. Pero de ello hablaremos en la próxima ponencia, sobre Vinos Especiales.
Me vais a permitir que termine con AVICEA, médico iraní del siglo XI, en
una de sus citas magistrales nos comenta: “El vino es amigo del sabio y
enemigo del borracho. Es amargo y útil como el consejo del filósofo,
está permitido a las gentes y prohibido a los imbéciles, empuja al
estúpido hacia las tinieblas y guía al sabio hacia Dios”. En realidad no
hay nada más que darle de beber a un estúpido, para darse cuenta de
cuánto lo es.
De esta manera, caminando por nuestros sentidos he intentado descubrirles
que mi amor por nuestros vinos no puede desarrollarse en torno a otra idea
que la amistad y su cultura. Sí, porque el vino es cultura o no será más que
otra bebida alcohólica. Es por ello que los enemigos del vino son los que no
lo conocen.
La Palma del Cdo. (Huelva), a dos de noviembre de 2011.
Manuel Infante.
Pte. C.R. DD.OO. “Condado de Huelva”,
“Vinagres Condado de Huelva” y “Vino
Naranja Condado de Huelva”..

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