una mirada del corazón “Conmigo lo hicisteis”....
Transcripción
una mirada del corazón “Conmigo lo hicisteis”....
Formación. 30 de Octubre del 2009 Espiritualidad de la comunión significa ante todo: una mirada del corazón sobre todo hacia el misterio de la Trinidad que habita en nosotros, y cuya luz ha de ser reconocida también en el rostro de los hermanos que están a nuestro lado. *************** “Oh prójimo mío!, yo te amo, yo te quiero por mil razones. Te amo porque Dios quiere que te ame. Te amo porque Dios me lo manda. Te amo porque Dios te ama. Te amo porque eres creado por Dios a su imagen y para el cielo. Te amo porque eres redimido por la sangre de Jesucristo. Te amo por lo mucho que Jesucristo ha hecho y sufrido por ti; y en prueba del amor que te tengo, haré y sufriré por ti todas las penas y trabajos, hasta la muerte, si es menester. Te amo porque eres amado de María Santísima, mi queridísima Madre. Te amo porque eres amado de los ángeles y santos del cielo. Te amo, y por amor, te libraré de los pecados y de las penas del infierno. Te amo, y por amor te instruiré y enseñaré los males de los que te has de apartar, y las virtudes que has de practicar, y te acompañaré por los caminos de las obras buenas y del cielo”. (P. Claret. “Autobiografía”, n. 448. • ¿Cuales son los motivos que más te mueven para amar, servir y hacer algo por los demás? • ¿Estás convencido/a de que Dios te quiere? ¿De dónde te brota el convencimiento de que eres amado por Dios? • Resalta la frase del P. Claret que más te guste y que te gustaría sentir y vivir. Mateo 25:31-40: “Cuando venga el Hijo del hom bre rodeado de esplendor y de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones se reunirán delante de él, y él separará a unos de otros com o el pastor separa las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda Y dirá el Rey a los de su derecha: ‘Venid vosotros, los que m i Padre ha bendecido: recibid el reino que se os ha preparado desde la creación del m undo. Porque tuve ham bre y m e disteis de com er, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y m e recibisteis, anduve sin ropa y m e vestisteis, caí enferm o y m e visitasteis, estuve en la cárcel y vinisteis a verm e. Entonces los justos preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vim os ham briento y te dim os de com er, o sediento y te dim os de beber? ¿O cuándo te vim os forastero y te recibim os, o falto de ropa y te vestim os? ¿O cuándo te vim os enfermo o en la cárcel, y fuim os a verte?’ El Rey les contestará: ‘Os aseguro que todo lo que hicisteis por uno de estos hermanos m íos m ás hum ildes, conm igo lo hicisteis” “Conmigo lo hicisteis”....... ¿Qué eco tiene esta frase en ti en estos momentos? Hermandad del Huerto. Formación 2009-10 -5- PADRE DIOS: Quiero aprender de ti. Cómo amas, cómo nos miras a cada uno con esa mezcla de preocupación, orgullo e intimidad. Cómo esperas tanto de cada uno, y pides sin exigir, llamas sin obligar, ofreces sin imponer. Ayúdame a cuidar a otros. A mirar a los otros, y sentir siempre respeto, cercanía, ternura. Enséñame a preocuparme por lo que a otros inquieta; a amar con la libertad de quien busca siempre lo mejor para el semejante. Enséñame a cuidar, curar, dar, atender, abrazar... PADRE DIOS. Unas experiencias En una ocasión, por la tarde, un hombre vino a nuestra casa para contarnos el caso de una familia hindú de ocho hijos. No habían comido desde hacía ya varios días. Nos pedía que hiciéramos algo por ellos. De modo que tomé algo de arroz y me fui a verlos. Vi cómo brillaban los ojos de los niños a causa del hambre. La madre tomó el arroz de mis manos, lo dividió en dos partes y salió. Cuando regresó le pregunté qué había hecho con una de las dos raciones de arroz. Me respondió: "Ellos también tienen hambre". Sabía que los vecinos de la puerta de al lado, los musulmanes, tenían hambre. Quedé más sorprendida de su preocupación por los demás que por la acción en sí misma. En general, cuando sufrimos y cuando nos encontramos en una grave necesidad no pensamos en los demás. Por el contrario, esta mujer m aravillosa, débil, pues no había comido desde hacía varios días, había tenido el valor de amar y de dar a los demás, tenía el valor de compartir. Frecuentemente me preguntan cuándo terminará el hambre en el mundo. Y yo respondo: "Cuando tú y yo aprendamos a compartir". Cuanto más tenemos, menos damos. Cuanto menos tenemos, más podemos dar. En una ocasión, en Calcuta, no teníamos azúcar para nuestros niños. Sin saber cómo, un niño de cuatro años había oído decir que la Madre Teresa se había quedado sin azúcar. Se fue a su casa y les dijo a sus padres que no comería azúcar durante tres días para dárselo a la Madre Teresa. Sus padres lo trajeron a nuestra casa: entre sus manitas tenía una pequeña botella de azúcar, lo que no había comido. Aquel pequeño me enseño a amar. Lo más importante no es lo que damos, sino el amor que ponemos al dar. Los santos son los que han procurado hacer realidad: “Conmigo lo hicisteis......“Estoy aquí abajo......” Hermandad del Huerto. Formación 2009-10 -6-