Leer el libro UNMAKING HUNTER KENNEDY

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Leer el libro UNMAKING HUNTER KENNEDY
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español y quiere incentivar a los lectores a leer libros que las editoriales no han
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de la editorial, sino que el trabajo se realiza de fans a fans, pura y exclusivamente
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por amor a la lectura.
Moderadoras:
Kensha
Traducción:
kensha
Vafitv
Polilla
Auroo_J
PaulaMayfair
jhosel
Nanami27
Isane33✰
Vettina
Helen1
Karou!
AntoD
Rihano
Katiliz94
Nicolsmile
Aleponce
Totitov
AlejaCardona0214
QueenDelC
Mais020291
Carmen Gomez
Sherliin
leonia
RoChIiI
lalaemk
Bazzinga
btaalejandra
Ireenml
Vanehz
Lyricalgirl
Yuya
Izzy
.Hariel.
Klarlissa
Cr!sly
Rockwood
Kirara7
Dracanea
Elizzen
Fher_n_n
jo
Jhos
Corrección:
Jeyd3
Miss_ale
QueenDelC
Mir
AntoD
Ireenml
Amalfii
Yuya
Iska
ManuM
Recopilación:
ManuM
Revisión:
Marce Doyle*
Diseño:
3
francatemartu & PaulaMayfair
Página
Mafernanda28
Julieta_arg
Mishy
MaryJane♥
La BoHeMiK
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Créditos
Capítulo 23
Índice
Capítulo 24
Sinopsis
Capítulo 25
Capítulo 1
Capítulo 26
Capítulo 2
Capítulo 27
Capítulo 3
Capítulo 28
Capítulo 4
Capítulo 29
Capítulo 5
Capítulo 30
Capítulo 6
Capítulo 31
Capítulo 7
Capítulo 32
Capítulo 8
Capítulo 33
Capítulo 9
Capítulo 34
Capítulo 10
Capítulo 35
Capítulo 11
Capítulo 36
Capítulo 12
Capítulo 37
Capítulo 13
Capítulo 38
Capítulo 14
Capítulo 39
Capítulo 15
Capítulo 40
Capítulo 16
Capítulo 41
Capítulo 17
Capítulo 42
Capítulo 18
Capítulo 43
Capítulo 19
Sobre la Autora
Capítulo 20
Capítulo 21
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Capítulo 22
Después de un accidente de coche ―un evento que considera una broma que salió
mal― la estrella del pop, Hunter Kennedy se vio obligado a esconderse con su tía
en un pequeño pueblo de Colorado. Se supone que debe descansar, sanar sus
cicatrices y asistir a la escuela secundaria hasta que la prensa se calme. Pero él sólo
quiere volver a trabajar.
Peor aún, la chica que le ha sido asignada para hacer de él un friki es una de las
principales friki. Vere Roth es una enana parlante, un tornado de rubor y un
completo desastre social. Él nunca ha conocido a una chica que nunca ha besado,
cree en el romance y piensa que Hunter es un “buen” hombre.
Lo gracioso es... que Hunter se siente agradable alrededor de Vere, porque ella es
su primera amiga de verdad. También parece que no puede dejar de compartir sus
secretos o mantenerla fuera de su corazón. Sabiendo que nunca merecería a una
chica tan dulce como Vere, se resigna a la zona de amigos, y ayuda a su nueva
mejor amiga con su cambio de imagen propia.
Ella lo tortura diariamente para ridículos consejos sobre la forma de enganchar a
un chico para el romance de su vida. Un tipo que Hunter piensa que es totalmente
incorrecto para Vere, y por desgracia, uno que ha tomado nota de la
transformación de ella. Cuando Vere le pide a su mejor amigo un consejo de besos,
Hunter no puede resistir...
Y ahí es cuando las cosas se salen de control... Romance de secundaria, el primer
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amor, el dulce romance.
Ataúd negro brillante
Traducido por kensha
Corregido por Mafernanda28
1:50 A.M.
―M
aldición. Ella llegó temprano. ―Hunter Kennedy tragó un
nudo de temor mientras observaba a la serpiente de su
madre en la limosina a lo largo del reciento exterior.
Empujó su iPhone dentro de su bolsillo y se cubrió el malestar con una sonrisa
forzada hacia Barry, su terapeuta―. Nunca llega temprano.
―Eso es bueno. ―Sonrió Barry otra vez―. Demuestra responsabilidad.
―Demuestra que no quiere perderse la disparatada oportunidad de echarme otra
vez. Además si la mujer llega tarde, tendría que llevarme a casa, ¿verdad?
Barry no respondió. Era también dueño de este lujoso y cercado hospital para
adolescentes. Los dos sabían que casa no era una opción. En cambio, Hunter se
dirigía a la segunda fase de la mierda de su madre, Plan de crianza de Hollywood:
el chico se porta mal, pagar por terapia, ignorarlo, luego convencer a los demás
para esconder la ropa sucia.
Esconderlo.
Como si seis semanas encerrado en ese lugar no fueran suficientes.
Su columna vertebral se encendió con piel de gallina. Se puso la horrible sudadera
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con capucha blanca y plateada que ella había enviado antes para que él la usara,
asegurándose de que las mangas fueran lo suficientemente largas para cubrir sus
muñecas.
No es necesario recordar a mamá lo que me tiene aquí. Es momento para seguirle la
corriente como dije que haría. No es que no haya algún lugar para huir.
La limosina se había detenido en la ornamentada primera puerta. La puerta que
“mantenía las apariencias” porque no contaba con alambrado o guardias armados.
Las otras dos puertas tomarían más tiempo gracias a la revisión del auto, chequear
su identificación, rayos x de metal… Todo eso era basura de la seguridad
residencial del que este lugar parecía tan orgulloso.
Tomaría un rato.
A media que la puerta se abría, un fuerte zumbido mecánico aumentó,
absorbiendo todo el aire a su alrededor. Resonó en la amplia escalinata de mármol
donde esperaban.
―Amigo. Esa cosa se está muriendo. ―Hunter parpadeó, dándose cuenta que el
ruido no estaba solo en su cabeza. Su origen era una figura de bronce esculpida por
encima del pórtico dónde se suponía se leía: Falconer Hope Residential Solutions.
Ahora, debido a las bombillas quemadas, solo una parte de la primera palabra se
encendió.
Se leía: l-oner, l-oner, l-oner1...
Muy. Apropiado.
―Supongo que esperé demasiado tiempo para llamar a alguien que lo reparar.
―Barry, lucía feliz de tener algo para hacer, saltó en unas plantas adosadas para
echar un vistazo.
Hunter se acomodó contra un pilar de mármol, molesto de que su atuendo lo
cegara. Cuando él había sacado el traje blanco de la bolsa, su piel se había retorcido
con el solo pensamiento de ponérselo.
L-oner: se refiere al hecho de que “Falconer” no se lee bien, y que además la palabra “loner” en
ingles significa “solitario”.
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Pero el traje también había llegado con una nota escrita con grandes garabatos de
su madre: Hunter. Asegúrate de llevar puesto todo lo que hay en este bolso. Todo. Por
favor.
Entonces, ese era el porqué estaba tratando de probar que era un buen muchacho,
y el porqué su madre raramente decía “por favor”, que Hunter se había,
obedientemente, comprimido en los jeans blancos, demasiado apretados y afilados
―como siempre― desde las pantorrillas hasta los tobillos.
Tenía capas en la camisa estampada plateada junto a la humillante larga cadena
que contaba con una espada medieval colgando del tamaño de un puño. Colgaba
hacia abajo a juego con la correa de cota de malla2. La espada actuó como un
péndulo medidor puntiagudo. Su madre probablemente había comprado la cosa a
propósito porque perforaba sus genitales cada vez que se movía. Hunter incluso
había jalado la parte superior de la porquería de bóxer plateado para probar que él
se había puesto todo.
Todo. Como ella lo había ordenado.
¿Cereza pastel en el puto guardarropa? Zapatillas blancas que clasificaban peor
que los boxers. Porque estas tenían girly3 y ¡suelas brillantes! El nombre de su
banda, GuardeRobe, había sido cosido en el talón y sobre los dedos del pie con hilo
de plata. Para no ser menos, los increíbles cordones tenían pintados de arriba
abajo sus iniciales en letras pequeñas: HK, HK, HK, HK.
Todo con en uno, brillante, mierda chispeante.
Tan desordenado. ¿Que habían estado pensando los diseñadores?
Estar vestido como un épico culo no era nada nuevo para Hunter. Las opciones de
ropa nunca fueron su especialidad. Pero usar las opciones de su vestuario sin
pelear mantenían a su mamá feliz.
Y hoy, ese era el objetivo de Hunter.
Correa de cota: Conocida también como carreas echa de cadenas.
Girly: Del inglés “cosas de chicas”.
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Además, el traje de pesadilla dio a Hunter una pizca de esperanza. ¿Por qué si no
iba a vestirse para el trabajo? El traje era una buena señal de que su madre podría
haber cambiado de opinión.
Por favor. Por favor. Por favor.
Hunter aspiró una gran bocanada. El aire fresco de la noche sorprendió a sus
pulmones.
Se había olvidado de respirar de nuevo. Si había aprendido algo bueno en este
lugar era que tenía que recordar, no importa que, simplemente respirar.
Barry golpeó su mano en una caja electrónica detrás del letrero, logrando aquietar
el zumbido. Cuando salió de entre los arbustos dijo: ―Esa cosa va a costar una
fortuna arreglarla.
Barry parecía cansado. Hunter estaba seguro de que el pobre tipo no estaba
acostumbrado a estar despierto tantas horas como él.
―Supongo que esto es todo, ¿eh? ―dijo Hunter, tratando de distraer a ambos de la
tensión de la espera―. Ha sido... interesante.
Barry sonrió.
―Siento que hayamos tenido que soltarte en la oscuridad de esta manera. Este no
es nuestro procedimiento normal. Pero tu madre dijo...
―Tiene razón. ―Hunter echó otra mirada a la limo, observando a los guardias en
la puerta dos, que revisaban la cajuela―. Los paparazzi hubieran estado por todo
este lugar. Me sorprende que ninguno de sus empleados filtrara que yo estaba
aquí.
―Hemos construido nuestra reputación en la discreción. Son todos seleccionados
y pagados muy bien para que no digan nada. Es por eso que los padres de todo el
mundo nos eligen para ayudar a sus hijos. Lamento que no pudieras haber
participado en algunas sesiones del grupo. Sé que te hubiera gustado.
―Sí. Es una lástima. ―Hunter asintió con la cabeza como si estuviera totalmente
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de acuerdo. No tenía sentido lastimar los sentimientos de Barry a estas alturas. Las
sesiones de llanto y abrazo de Barry no estaban en la lista de deseos de Hunter―.
Tal vez en otra ocasión ―añadió, lanzando una mirada irónica a Barry.
Barry le dio una mirada.
―Esperemos que no. Voy a extrañarte, Hunter. De verdad. Pero no quiero volver a
verte... Si sabes a lo que me refiero.
Hunter sonrió.
―Sí. Lo mismo para ti, amigo. Y gracias por curarme.
Barry le dio un pequeño abrazo de amigos que Hunter devolvió. ―Nunca he dicho
que te curaras. La depresión no un tiene interruptor de apagado. No me obligues a
dar una conferencia de nuevo aquí, porque lo haré.
―Trabajo en eso. Me sé el discurso. ―Hunter empujó su mano en la mata de
cabello que golpeaba su frente ya que no había sido cortado en un largo tiempo―.
¿Me estás cobrando por esta hora extra de terapia?
―Por supuesto que estoy cobrando. Doble, para gastos a deshora si mantienes un
registro.
―Me gusta que nunca pretendas que las cosas no son cuestión de dinero.
―Hunter bostezó.
Barry frunció el ceño, colocando una mano suavemente en el brazo de Hunter.
―Me pagan bien porque soy bueno en lo que hago. Al igual que te pagan bien por
cantar y tocar la guitarra. No todo el mundo quiere usarte, hijo. Necesitas cambiar
tu visión sobre eso.
Hunter se encogió de hombros. ―Si encuentro las verdaderas pruebas de tu teoría,
reconsideraré mis ideas. Pero desde mi punto, es la opinión que he estado
siguiendo siempre.
―Esa visión es la que tu mamá está tratando de cambiar enviándote a Colorado.
Tu realidad está sesgada. Necesitas ir por el buen camino. Esta vez vas a darte la
oportunidad de analizar tus sentimientos reales. Tratar de hacer amigos sinceros.
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Del tipo sin condiciones.
―Por favor. Es una idea imposible. ―Hunter pateó contra los escalones―. ¡Ir por
el buen camino mi culo! Ella me quiere encerrado bajo llave. Deberías ver el mapa
de satélite del pueblo de Monument. Está en medio de un montón de árboles.
Apuesto a que todos los que viven allí tienen una hoja de hierba entre sus dientes.
¡Y es probablemente la clase de hierba que no puedes ni fumar!
Hunter se paseó a lo largo del pórtico. Con Barry siguiéndolo.
―Vivir fuera de Hollywood es la única manera en la que serás capaz de averiguar
cómo se siente ser normal. Nunca has conocido otra cosa diferente.
―¡Olvida lo normal! Todo podría haber terminado cuando regrese. Maldición.
Nadie parece preocuparse por lo que quiero. ¿Cómo podría ser alguna vez normal
después de la vida que he vivido? La que me he propuesto seguir viviendo tan
pronto como mamá deje de estar enojada conmigo.
―Lo que puedo decir, no viviste mucho tu vida. Solo trabajabas.
―Me encanta trabajar. ¿Y qué? Es mi consuelo. ―Hunter sacudió su cabeza―.Y
además, no he visitado a mi tía Nan desde que tenía ocho. ¿Creo que debe estar
como en los… setenta ahora? ¿Incluso me recuerda... me quiere en su casa?
Barry asintió.
―Setenta y dos. Está muy contenta de tenerte para el año escolar. Tu madre me lo
dijo.
―¿Has hablado con ella sobre esto? ―susurró Hunter sintiendo su garganta
cerrarse―. ¿Cuándo y por qué habló contigo y nunca conmigo?
―Me dijo que es demasiado pronto. No está lista.
―¿Y le creíste? ―estalló Hunter― ¿Crees que la ley de silencio de mamá se trata
de una broma idiota que hice en la casa hace seis semanas?
―Creía que habíamos dejado de referirnos a ello como una broma.
―Sí, sí ―Fulminó Hunter, cambiando de tema―. Esa mujer no me habla sobre
algo real desde que mi padrastro corrió con mi fondo de alimenticio a Florida hace
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dos años con la practicante o asistente personal. O quien sea que fuera.
―Mencionaste eso, sé que te causa dolor.
―Bueno, no es como piensas. ―Hunter parpadeó―. Mamá realmente se puso
furiosa cuando descubrió que la practicante también había estado personalmente
ayudándome en todos los sentidos. ―Hunter sonrió al ver la expresión en el rostro
de Barry.
―No.
―Sí ―afirmó Hunter―. Como dos veces a la semana en nuestro Jacuzzi y por toda
la casa. Mamá dejó de hablarme cuando le dije que extrañaba a la chica más de lo
que echaba de menos tener a ese tipo alrededor fingiendo ser mi papá. Porque
todavía la extraño... O lo que podía hacer con su boca, de todos modos.
―Santa mierda. ―Barry, que casi nunca se veía sorprendido, ahora lo hacía―.
¿Por qué no me dijiste todo eso?
Hunter se encogió de hombros.
―Supongo que mantendría a mi primera chica para mí mismo. Te hablé de las
masas de chicas después. ¿Cómo una historia retorcida sobre mi vida sexual haría
que mi "archivo de salud mental" fuese mejor? Por lo menos llegas a ver que no
puedo ser normal. Nunca hice amigos normales.
―Sí, puedes. ―Barry extendió sus brazos lejos―. Ésta chica debe estar en prisión.
Lo que hiciste, Hunter. Lo que hiciste. Eras un chico hace dos años. Mierda, aun
estás solo en los diecisiete.
Hunter se encogió de hombros otra vez y encontró la mirada de Barry.
―Era lo suficientemente viejo para participar voluntariamente. No voy a mentir.
Me encantó. Pensé que la amaba ―se burló―, ella estaba en los diecisiete. Mi
perverso padrastro fue lo suficiente inteligente como para esperar hasta que ella se
hizo mayor de edad para llevársela. Me desanimó totalmente cuando se fue así, sin
embargo. No tenía ni idea…
―¡Vaya! Siento mucho que pasaras por eso.
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Hunter hizo una mueca.
―Ella intentó mantener las cosas conmigo. La rechacé. En ese entonces odiaba
compartir mis juguetes.
―¿Los compartes ahora? ―preguntó Barry, incrementando de vuelta la voz
calmada de médico, pero el hombre no podía ocultar sus ojos saltones o la
expresión horrorizada.
―No. Todavía no me gusta compartir. Simplemente he dejado de jugar con
juguetes peligrosos. Mamá les pagó a ambos toneladas para que nunca estuvieran
en contacto conmigo otra vez. La asistente abandonó al perdedor el día siguiente
de recibir el cheque. Toma algunas notas si es necesario ―deparó Hunter.
Barry negó con su cabeza.
―Tú y tu mama han pasado por tantas cosas. Sé que ella también está viendo a su
propio terapeuta. Hablará contigo cuando se enderece a sí misma, pero
probablemente no antes.
―Lo que sea. ―Hunter fulminó con la mirada a la limosina, todavía estacionada
en la segunda puerta―. Si me veo obligado a ir a Colorado hoy, he terminado con
ella. Y no voy a estar con el teléfono esperando a que mamá llame. Aprendí hace
mucho tiempo a no creer en las promesas de esa mujer. Mi agente jura que va a
sacarme del contrato del juez en las próximas semanas.
―Por suerte, tu madre se aseguró de que el acuerdo sea sólido como una roca:
informó a Colorado después de que te liberaron, o informó al centro de detención
juvenil. Es para todo el año escolar así tu agente quiera o no.
Hunter cruzó sus brazos.
―Martin es una fuerza con quien puedo contar. Va a ganar por mí. Ya lo verás.
―Hijo, necesitas descansar. Es fundamental. ―Barry había atrapado su mirada―.
Yo pensaría dos veces sobre las intenciones de Martin. ¿No ves que está en esto por
dinero?
Hunter suspiró.
―Lo sé. ―Echó una mirada a la limo―. Pero al menos él cumple sus promesas. Lo
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logrará. Y como dije antes, ¿no todo el mundo está en esto por el dinero?
―enfrentó Hunter, ocultando su verdadero pánico acerca de su situación. Si
Martin no podía convencer a su madre para cambiar de opinión pronto, Hunter
estaría atascado.
Atascado en Colorado.
Su propia madre había puesto cargos enormes de vandalismo contra él. Entre su
destrozado coche y el daño que Hunter había hecho a la casa, había arruinado
aproximadamente un millón de dólares en esas cosas.
$240 mil costó solo de su destrozado Porsche 911.
¡Pero había sido su Porsche!
¡Su casa! Su puerta de entrada, su alfombra de seda, su estúpida antigua fuente
Italiana. ¡Todo pagado con el dinero que había ganado! Se había ofrecido a
remplazar todas esas cosas.
Lamentablemente, nada de eso le había importado al juez. Cada artículo que
Hunter había destrozado estaba a nombre de su madre. Lo habían clavado a la
pared con ese único hecho. El juez había creído también la historia melodramática
de su madre que su hijo podría “recuperarse mejor”, mientras fuera forzado a
tomarse un descanso lejos del ojo público. ¡Y en otro estado!
Barry dejó escapar un largo suspiro al ver la tercera puerta dejar pasar la limosina
en la entrada interior.
―Bueno estoy contento de que no tengas más opción. Por tu bien, Hunter. No por
el dinero.
Hunter no respondió. Ambos sabían que a Barry habían cobrado $865 por hora
para pasar el rato con él todo este tiempo.
Su limosina finalmente se estacionó. Recordándole a Hunter un brillante y negro
ataúd con ruedas.
Para mi funeral.
―¿Vas a estar bien? ―preguntó Barry, como si sintiera que el corazón de Hunter
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no podía decidir si debería retroceder o dejar de latir por completo.
―Ojalá lo supiera.
Barry rompió el contacto visual con Hunter y deslizó su mano a través de su escaso
pelo entrecano. Su expresión fluyo nerviosa. Hunter no podía culpar al hombre. Su
madre aterroriza a todo el mundo.
―Toma un día a la vez, hijo. Una hora. ―Barry estaba balbuceando ahora―.
Llámame si necesitas hablar. Necesitas tiempo. Tiempo.
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―Sí, tiempo para conseguir mis propios abogados.
Tonto y Estúpido Enamoramiento
Traducido por Vafitv y Polilla
Corregido por Julieta_Arg
―¿E
n serio? Este formulario me hace sentir como una adicta a las
drogas. ―Vere Roth garabateó su nombre completo en la línea
de la firma en la parte inferior del contrato de Palmer Divide
High “Tolerancia cero” a las drogas y al Alcohol―. Tomé medicina para el dolor de
cabeza de mi casillero antes de venir aquí. De acuerdo con el número siete, creo
que debería informar a la policía. O… ¿al director?
Vere miró a su mejor amiga, Jenna, antes de fruncir de nuevo el ceño en el
formulario.
―En realidad, ahora que te he dicho acerca de esta “ingestión de drogas”, ¡debes
reportarlo o afrontar tu propia suspensión!
―Si tan solo pudiera tener tanta suerte. ―Jenna revoloteó sus pestañas detrás de
sus gafas de montura negra, y los lentes hipster4.
Sus gafas tenían lentes claros y sin ninguna prescripción en absoluto, pero eran
muy lindas. Vere añadió una fecha, puso de lado el formulario y recogió el
siguiente.
Hipster: Es Una Subcultura Contemporánea. Ser Hipster es ser una persona, con intereses no muy
comunes a los de la mayoría de gente, no sigue la moda ni la cultura, simplemente se va por la
música alternativa o el cine independiente. Los caracteriza sus Grandes gafas.
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―Formulario del Anuario de pedidos. ¡¡Sip!! ¡Finalmente llegaremos a tener las
imágenes más grandes! Y vamos a estar cerca de la parte delantera del libro. ¡No
puedo esperar por eso! Tendremos. Un Gran. Tiempo. ¡Es tan impresionante!
―Gran tiempo, sí. Aunque insignificante. ¿Y por qué estás leyendo los estúpidos
formularios de inscripción? Solo tienes que rellenarlos y firmar.
Jenna pasaba su pila de formularios, doblándolos, garabateando su nombre en las
líneas inferiores y dejando cada uno sin mirar.
―Jenna te estás perdiendo la mita de las líneas de información del formulario.
¿Hola? Esto es solo la Semana del Espiritual5 y ya estás fallando.
―Tengo un plan unido a esto. ―Jenna tiró de sus trenzas rubias detrás de su
espalda y ajustó el cuello Peter pan6 de su camisa de-regreso-a-clase a cuadros
rojos y botones bajos―. Voy a exagerar en estos formularios haciendo pasar por
toda una drogadicta para ver cuánto tiempo se necesita para que alguien me llame
a la oficina.
―¿Qué? ¿Por qué?
Jenna sonrió, sus ojos verdes brillaron con picardía.
―Tal vez salga en algún concurso el próximo mes. ¡Tal vez por un par de días! Y
para tu información, no hay notas esta semana, tú, lameculos agrada-maestros.
―Me reiría de ese comentario si esta habitación no estuviera tan calurosa. Necesito
cada gota de crédito adicional que pueda conseguir. Si solo pudiera contar con las
notas perfectas en Biología ―gimió Vere y flexionó sus dedos antes de firmar el
último de su pila utilizando con el método de Jenna.
Era algo sobre deportes y actividades extracurriculares. Un nuevo responsable
para un plan de lesión de seguridad para todos los estudiantes en deportes, clubes
o del consejo estudiantil. Ella y Jenna hicieron lo del club de Drama. No eran el
centro de atención o algo loco como eso.
Semana del Espíritu: muchas de las escuelas secundarias de Estados Unidos tiene semanas
espíritu. Es una semana en la que las escuelas tratan de incrementar el ánimo en las escuelas y con
frecuencia se lleva a cabo alrededor del Homecoming u otros eventos escolares.
6 Cuello Peter pan: también conocido como cuello sobre puesto, o cuello estilo babero.
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Ellas organizaban la tecnología en el escenario.
Escenografía, vestuario, luces, sonidos, efectos especiales y accesorios, todo
mientras usaba el traje negro de “invisibles” que venía con el trabajo. El celular de
Vere zumbó contra la mesa.
―¿Quién se atreve a enviarte un mensaje texto aparte de mí? ―Jenna movió las
cejas―. Quiero decir, ¿quién osa enviarte un jodido texto?
―Mi mamá. ―Vere dirigió la pantalla para que Jenna pudiera leer:
VERE, VERE ¿ESTÁS AHÍ?
Jenna se rio.
―¿Y no puedes jodidamente decirle a tu mamá que no te mande mensajes de
texto en la escuela?
Vere hizo una mueca.
―Jenna. No me gusta tu nueva personalidad “friki de la calle”. Suena y pareces…
―Vere se detuvo, mirando el traje de Jenna con una sonrisa afectuosa―… como
una hello kitty hipster, cruzada con perra dramática.
Jenna sonrió.
―Lo sé. Soy ahhhsombrosa y linda, ¿eh? Y todavía ando con una chica que está
luciendo los pantalones vaqueros de su papá reducidos a pantalones cortos del
1987. OTRA VEZ. Combinada con una monstruosa sudadera con la capucha sucia
de su hermano mayor. OTRA VEZ. ¿Más el mismo moño marrón torsido? Un
aspecto al que te has aferrado desde el octavo grado. Al menos todo mi traje se
puede encontrar en una revista.
―Por favor. Sabes que amas mi aspecto. Y como alguien que realmente te ama,
reclamo el derecho de vetar la falsificación y maldición de las cosas.
Jenna sonrió.
―Tal vez tengas razón. Voy a jodidamente replantear mi jodida boca sucia. Pero es
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tan jodidamente divertido sentirse como una chica mala.
―No estás ni un poquito cerca de lo malo si no puedes decir la verdadera palabra.
Páralo jodidamente. Esto va a ser contraproducente y nos obligará a caer a un
estatus socialmente todavía más bajo.
―¿Hay uno más bajo que el nuestro? ―Jenna sonrió.
El celular de Vere sonó de nuevo. Lo sacó de debajo de la mesa para que ella y
Jenna pudieran leer el siguiente texto en conjunto:
¿VERE? ¿ESTÁS LEYENDO ESTOS? ¿ESTÁS AHÍ?
Vere escribió en su celular:
Mamá. Por Dios. ¿Qué pasa?
El celular sonó por tercera vez, justo cuando pulsó enviar.
TÚ Y CHARLIE VENGAN DIRECTAMENTE A CASA. PROYECTO PARA
DISCUTIR. ALGUIEN PARA CONOCER. TODO EL FIN DE SEMANA. EN EL
LAGO. NO HAGAN PLANES. NINGUNO. Y NO LE DIGAS A JENNA, ELLA NO
PUEDE VENIR. LO SIENTO CARIÑO. NI SIQUIERAS LO INTENTES. NO.
Jenna frunció el ceño.
―Tu mamá es una psicópata con mayúscula. ¿No sabe que en el texto está
constantemente gritando? ¿Qué significa lo del proyecto? ¿Y por qué no quiere que
vaya? Es un fin de semana de TRES días. Eso duele donde la curita no puede tocar.
―Su ceño se convirtió en un puchero mientras añadía―: Tu madre siempre quiere
que vaya al lago. ―Jenna apoyó su barbilla en un puño―. La última vez ella tenía
a alguien para que conocieras, ustedes tenían a ese chico de Ucrania de
intercambio para las vacaciones de primavera. ¿Recuerdas?
―Como podría olvidarlo. Gracias a Dios fue solo por dos semanas.
Sus miradas se encontraron, y ambas sonrieron y dijeron:
―Lexi. No era SEXY.
Soltaron una carcajada de nuevo.
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―Tu texto suena funesto ―agregó Jenna.
Vere tocó con su pluma sobre el escritorio.
―Uh. Presiento que Charlie sigue con alguna cosa de la iglesia repartiendo
galletas. ¿Recuerdas cuando nos hizo usar guantes blancos y cuando nos
quedamos vigilando las mantas un fin de semana debido a la competencia de
acolchado? ―Vere se estremeció.
Jenna recogió sus papeles en un montón arrugado pero luego los dejó caer con un
grito corto.
―Alerta. Alerta. El Deseo. Acaba de entrar en nuestro espacio aéreo.
Ella había pegado sus ojos en un punto más allá de la cabeza de Vere.
Vere se atragantó. Todo el aire fue aspirado de sus pulmones.
Jenna bajó su voz, hablando a través de una sonrisa: ―Y el verano fue bueno para
él. YUM. ¡Me encanta el bronceado de los chicos! ¡Amo a los chicos! y ¡OMG! Él
está con la mayor parte del equipo de futbol. Varsity7. Equipo. De futbol.
Vere alcanzó su mano para comprobar su moño, enderezó la espalda, pero no se
giró a mirar.
―Si haces una escena, te voy a matar. Que tan cerca está él y… ugh. ―Puso su
mano por encima de su acelerado corazón―. ¿Por qué los seniors están aquí con
nosotros? Pensé que estábamos a salvo. Lo he comprobado. Se inscribieron de dos
a cuatro.
―Los juniors y todos los deportistas están ahora aquí. ―Ella movió sus cejas―.
También revisé. Tienen algún tipo de asamblea de información. Él está en el campo
sobre la siguiente fila de mesas. Estás a salvo. Nunca nos detectará en esta lata de
sardinas.
―¿Debería mirar? ¿Vale la pena dar la vuelta?
Vere había visto a Curtis ayer en su propio porche delantero. Porque el chico había
sido el mejor amigo de su hermano desde el jardín de infancia. Había estado
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Varsity: grupo deportivo que representa a un colegio o Universidad.
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fascinante en su nuevo corte de pelo. Así de cautivada, ella se había escondido en
su habitación sintiéndose enferma durante dos horas.
¿Soy la única en el mundo entero con un flechazo que le hace mal físicamente?
Jenna se encogió de hombros, tiró de nuevo sus trenzas largas alrededor y le dio
una mirada de lastima.
―Te avisaré si hace algo que valga la pena como para hacerte cambiar de color y
tartamudear, ¿bien?
―Gracias ―dijo Vere, tratando sin éxito de encontrar el reflejo de Curtis en los
ojos bien abiertos de Jenna, pero incluso esa acción le hacia dar calambres
estomacales y le envió un hormigueo de advertencia hasta la parte posterior del
cuello.
No es necesario encender mis mejillas a rojo explosivo para el entretenimiento de todos.
Estúpido sonrojo.
Vere no fue muy normal cuando llegó a la escuela. Pero había aprendido que si
trabajaba duro (a veces muy duro), podría tener las calificaciones y conseguir los
objetivos que quería.
Así que, había tomado esa idea y la había aplicado a su problema de sonrojarse.
Solo que, el mundo (y su rostro) se rehusaban a cooperar.
Lo que funciona en un área, falla en otras.
Donde Curtis estaba preocupado, Vere había estudiado, investigado, y seguido
todas las reglas. Pero cuando él estaba cerca, ella no podía sacudir su salud,
manual de timidez crónica y ansiedad social.
Conocía esos términos, porque había buscado cientos de veces, investigando por la
cura que la ayudaría. Había probado libros de texto y cualquier sitio web de
psicología que pudiera encontrar. En mayor parte, Vere había descubierto que era
un caso clásico. Una persona quien era simplemente tímida y quien se ponía roja
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por eso. No era la gran cosa.
Vere había también detallado que su timidez incrementaría en lo que era llamado
ansiedad social cuando estaba rodeada de chicos ―tipos― que no conocía muy bien.
Totalmente normal para su edad también. Y, una condición que se desvanecía una
vez conociera mejor a los chicos.
De nuevo, todo normal.
Sin embargo lo que golpeaba fuera de la realidad era cómo la ansiedad social de
Vere se disparaba a niveles incontrolables cuando pensaba que estaba enamorada
de un chico.
Con ustedes: Curtis Wishford. Su flechazo de siempre.
El único tipo por el que Vere siempre se había preocupado.
Como si su amor platónico pudiera leer sus pensamientos, la risa estridente de
Curtis se disparó en algún lugar detrás de ella. En respuesta, las mejillas de Vere se
encendieron con una sensación de ardor rojo nuevamente.
Estúpido. Tonto. Flechazo.
Se encorvó en su taburete del laboratorio lo más bajo posible, alejándose aún más
mientras trabajaba para enfriar las ardientes puntas de sus orejas en esa habitación
a dos mil grados.
Solo tendría que sobrevivir cuarenta minutos de este dolor y luego podría escapar.
Por favor… Por favor... NO dejes que me vea.
Antes del flechazo, Vere, Curtis, Charlie y Jenna solían ser inseparables. Todos
eran vecinos. Sus padres eran amigos cercanos desde antes de que cualquiera de
ellos hubiera nacido. Eso significaba que había álbumes llenos con fotos de todos
ellos babeándose mientras estaban en pañales.
Desde ahí, habían cambiado a peleas de espadas, pasteles de lodo, disfrazarse,
batalla militares, habían decorado cientos de galletas, pasado el tiempo en la
piscina del barrio y caminado juntos a la escuela el primer día, todo eso.
Todos juntos.
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Siempre. Cada. Año.
Pero todo lo normal de pasar el rato y las conversaciones normales entre Curtis y
Vere habían terminado completamente en la escuela media.
Muerto. Doblemente muerto. Frente a todos.
Esto era gracias a dos cosas: 1. El séptimo grado y 2. “El incidente”.
El séptimo grado fue cuando Vere había decidido que tenía un verdadero
enamoramiento por Curtis Wishford. En su clásico estilo, había tomado su flechazo
hacia su usual alto nivel de excitación y compromiso. Su cosa de “el trabajo duro
siempre da sus frutos” estaba fuera de control en ese entonces.
Peor, había promovido su flechazo para incluir visiones de grandeza. (Un término
que también había aprendido de lo sitios web de psicología en línea.) Las personas
que hacían eso eran generalmente también marcadas como locas.
Pero todos están locos en séptimo grado.
A la anciana edad de doce, Vere decidió que estaba enamorada de Curtis, un
enorme, obsesivo, mega amor de séptimo grado.
Había escrito su nombre en su carpeta, tenía innumerables diarios llenos con
páginas y páginas de cosas como: Gwenivere Juliet Wishford, o Vere Juliet
Wishford, o Sra. Vere Wishford.
Se había inventado los nombres de sus hijos (Claire y Mara). Planeado sus enteras
vidas futuras, incluyendo sus carreras combinadas como famosos veterinarios que
salvan perros y gatos.
Ugh. Locura de la escuela media.
Vere sintió la parte trasera de su cuello calentarse de nuevo, recordando cuan
demente había estado en esos años.
La evidencia de esos cuadernos había sido quemada en la chimenea familiar en
una pijamada. Una noche que pasó llorando, debido a la cosa número dos. El
famoso “incidente”.
Jenna aún lo llama: “El Incidente Que No Debe Ser Nombrado.”
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Como, el Voldemort personal de Vere.
Ella y Charlie lo llamaron un triste momento fuera de control que nadie le
permitiría olvidar. Si tenía consejos que pasar a otras chicas de secundaria rumbo a
su “primer amor”, diría directamente: no noquear al chico que amas frente a todos;
y sus padres.
Desde ese día, su timidez alrededor de Curtis había crecido constantemente para
peor. El chico estaba siempre alrededor también. Casi tan inevitable como las
risitas y los comentarios maliciosos que habían seguido a Vere año tras año.
Debido a Charlie, Curtis siempre estaba es su propia casa.
Ella se había vuelto tan épica con su sonrojo público y su truco de tartamudeo, que
ningún otro chico parecía mirarla dos veces. Tal vez era porque ella simplemente
se mantenía lejos de ellos.
Lo cual estaba bien. No le interesaban otros chicos.
Todavía estoy enamorada de Curtis Wishford, ¡así es! Y está yendo bien. Curtis y yo… Oh
sí… Muy bien…
Vere colocó su cabeza sobre sus brazos, tratando de ver si podía captar un vistazo
de sus pies debajo de las mesas. Se había convertido en una maestra evadiendo a
Curtis entre tanto lo admiraba desde lejos. Si él estaba con Charlie, Vere podía ser
encontrada escondiéndose en su habitación. Sintiéndose mareada.
Mareada, pero desesperadamente pegando su oreja en la puerta mientras
escuchaba por los sonidos de la voz de Curtis flotar arriba desde el sótano.
Vere también había perfeccionado espiar a través de la grieta de la cortina, así
podía observar a Curtis revisar el motor de su auto, o lanzar el balón de fútbol
alrededor de la yarda con Charlie, si ellos estaban afuera.
Si ellos se encontraban en la cocina o haciendo tarea en la mesa del comedor, ella
podía escuchar su voz perfectamente sentándose en el descanso de la escalera,
pretendiendo leer en el asiento de la ventana.
Curtis tenía la voz de barítono más hermosa. Además de una fuerte risa viajera que
lo distinguía de los otros amigos de Charlie.
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Curtis no podía ser mejor.
No en los respiraderos de su casa, de todos modos. Y no en su corazón. Nunca.
No tenía problema admitiendo que su situación la hacía patética. Y sí, bien. Había
llegado a niveles seriamente bajos de acoso en cuanto a Curtis se refería.
¿Pero realmente es acoso si el chico viene siempre a mi casa? ¿Pasa el rato en mi patio
delantero? ¿Holgazanea en mi sótano y cena con mi familia, en mi mesa?
Creo que no.
No era como si Vere tuviera planes para asechar en su casillero. O conducir a su
casa y deliberadamente tratara de estar cara a cara con su flechazo como otras
chicas hacían con los de ellas.
Luego del “incidente”, Curtis había hecho las cosas fáciles para ella.
Él había dominado el arte de ignorar educadamente a la hermana menor de su
mejor amigo. Nunca era grosero o severo, solo dolorosa y completamente distante.
También estaba la parte donde el chico siempre tenía una fresca (intercambiada
cada dos meses) novia a su lado.
Sí… eso ayuda. Ouch. Ayuda mucho… Al menos está soltero esta semana. Eso es algo.
Suspiró, balanceando su pie bajo la silla, deseando que pudiera al menos escuchar
su voz una vez más sobre el ruido en aumento en la habitación. Vere había sido
bastante buena en mantener sus sentimientos escondidos por todos estos años;
detrás de sus constantemente mejillas en llamas, eso era todo.
Solo Jenna y Charlie conocían su más profundo secreto acerca de enamoramiento.
Cuan incapacitante su timidez y ansiedad se había vuelto alrededor se Curtis,
cuanto ella simplemente anhelaba que el chico tomara alguna mágica poción para
olvidar, y se enamorara de ella de regreso.
Si solo...
A Vere no le importaba. Las cartas que había repartido en séptimo año habían sido
jugadas muy mal para ella. Y frente a demasiadas personas. Todo lo que le
quedaba era incomodidad y su incurable flechazo. Al menos su sonrojo crónico
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significaba que no estaba muerta.
Eso también significaba que seguía enamorada del chico más lindo de toda la
escuela. El sentimiento de estar enamorada era mejor que cualquier otra cosa, de
todos modos.
Aún si él no sentía lo mismo, nadie le podía quitar como se sentía ella. Quizás,
cuando Curtis se fuera a la universidad el próximo año, sus sonrojos finalizarían
de un vez. Pero Vere anhelaba secretamente que le quedaran algunas mariposas
aleteando en su corazón cuando pensara en él.
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Estúpido. Tonto. Flechazo.
Negro Café italiano
Traducido por Auroo_J
Corregido por Mir
L
a puerta del pasajero de la limusina se abrió antes de que el chofer pudiese
dar la vuelta, sorprendiendo tanto a Hunter como a Barry.
Su madre, un borrón de seda lavanda, bolsas de la compra y ruidosos
tacones, corrió hacia ellos.
―Hunter... ¡Por Dios! Has perdido una tonelada de peso. Ah, y ese pelo largo...
mmh. Podría ser algo bueno. ―Lo miró de arriba abajo, pero se mantuvo a
distancia, como si fuera contagioso.
―¿Eso es todo lo que puedes decirme? ¿En serio? ¿En serio? ―Hunter trató de
mirarla a los ojos, pero los de ella parecían pegados a sus zapatos.
―Tienes el atuendo a la perfección. ―Asintió con la cabeza.
Hunter se tensó, mientras esperaba, preguntándose cuál sería su próxima línea,
maldición, esperando por cualquier próxima línea.
Como de costumbre, no se involucraba mucho. Sin decir otra palabra, se volvió a
sus anchas, lanzando sus ojos azul láser hacia Barry.
―Barry. Querido ―comenzó ella.
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Parpadeo. Parpadeo. Parpadeo.
Nadie podía resistirse a su madre cuando ella batía sus pestañas.
―Necesito un baño… uno con un lavabo. Lo que tengo que hacerle a Hunter
podría volverse desagradable.
La expresión de Barry cambió de un leal Golden Retriever a un Yorkie nervioso.
―No tengo mucho personal a esta hora. ¿Cuán desagradable?
La mamá de Hunter buscó profundamente en una bolsa de plástico marcada como
SuperDrug Center. Sacó una caja cuadrada y dorada con la foto de una hermosa
mujer en ella y se la lanzó a Hunter, todavía sin encontrar su mirada.
Hunter leyó las palabras doradas y brillantes en la parte superior de la caja en voz
alta:
―Tinte permanente Venus para el cabello: Café italiano negro. ¿Qué demo...?
Su madre se había acercado a Barry como si tuviera miedo de que Hunter pudiese
enloquecer. Pero Hunter no iba a involucrarse tampoco. No esta vez. Nunca otra
vez.
Dos podían jugar su juego.
Cuando la evidente falta de respuesta de Hunter hizo que el aire fuese espeso e
incómodo entre ellos, la madre de Hunter cabeceó nerviosamente hacia la caja. Con
una extraña captura de su voz, por fin le habló de nuevo a Barry.
―Hunter nunca ha tenido el pelo oscuro antes. Él tiene que hacer el vuelo a
Denver sin ser visto. Nosotros, Martin y yo… ―Hizo una pausa, finalmente
mirando la cara de Hunter antes de continuar―: Hemos modificado nuestro plan.
―¿En qué sentido? ―preguntó Barry.
―Hunter tiene que estar disfrazado. A partir de ahora, bueno, en el aeropuerto,
eso es. Entonces va a mantener su disfraz mientras que esté en Colorado. Vamos a
“deshacerlo”. Hemos trabajado duro para asegurarnos que la prensa no se entere
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de dónde ha estado Hunter, ni a dónde va. ¿Qué te parece?
―¿Disfrazado? Bueno. ¡Genial! ―Barry parpadeó hacia su madre como si hubiera
sido hipnotizado otra vez―. Tiene mucho sentido. Sin la prensa husmeando,
Hunter podría tener la oportunidad de descansar mucho más. Me encanta la idea.
Hunter miró perplejo a los dos, sintiendo como si el hormigón debajo de sus pies
hubiera simplemente desaparecido, pero se las arregló para mantener su cara seria
y su boca cerrada.
¿Disfrazado? ¿WTF8?
Manteniendo su cara completamente impasible, Hunter miró a su madre y se dio
cuenta de que no se debería haber molestado. Su cara de póquer era tan buena
como la de él. Estaba muerta… en el reflejo de su expresión plácida y tranquila.
Demonios, ella se la había enseñado después de que su verdadero padre había
fallecido cuando tenía seis años y él había tenido que mantenerlos.
―Nunca dejes que te vean molesto, Hunter. Sin importar qué, mantén tu cara muy bien
―solía decir cuando tenía diez años y obtuvo sus primeros trabajos haciendo
comerciales―. Vas a ser despedido por la más mínima rabieta. No lo podemos permitir.
Tendríamos que volver al apartamento. ¿Lo entiendes, Hunter? Ahora que ya no tenemos a
papá, solo somos tú y yo. ¿Entiendes lo serio que es esto?
Hunter trató de forzarla a bajar la mirada.
Ella ni siquiera parpadeó.
Él había heredado sus mismos ojos, la misma piel pálida que contrastaba con sus
cejas oscuras y su mismo rostro fotogénico. Pero a diferencia del pelo rebelde de
Hunter, su madre llevaba su melena rubia platinada planchada y muy por debajo
de los hombros. En esos momentos, sus energéticos ojos azules la hacían parecer
una malvada reina de hielo.
Una que nunca había oído la palabra "no" de nadie en su vida. Y una que no se
convencer aunque Hunter se quebrara y chillara.
Cosa que él no iba a hacer. Nunca. No a ella.
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WTF: What the fuck? Que significa “¿Qué carajos?”
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Hunter había pensado que iba a llegar a pedir perdón, o por lo menos se le daría la
oportunidad de decir algo. Pero ahora, analizando la sombría determinación en el
rostro de su madre, se daba cuenta que tratar de hacerla cambiar de opinión era
inútil.
Esto era un hecho.
Su voz irrumpió en su cabeza: ¿Entiendes lo serio que es esto?
Hunter miró hacia otro lado. Lo comprendía. Lo entendía.
Dejó escapar un largo suspiro e inspiró otro. Esta situación era culpa suya.
Realmente lo había echado a perder. Había llevado las cosas entre él y su mamá
demasiado lejos. Y luego las había llevado más lejos. Había hecho algo realmente
estúpido, algo aterrador. Incluso lo asustaba a él.
Sacó sus manos de los puños de la manga.
Su madre estaba, evidentemente, todavía enojada. Y él no iba a gemir y llorar, o
preguntarle cuánto tiempo haría falta para que lo perdonara. Esto hacía las cosas
bastante parejas, ya que Hunter no podía imaginar perdonarla por enviarlo lejos.
Con el cabello teñido.
Una vez más. ¡W.T.F!
―Vamos a hacerlo entonces, ¿de acuerdo? ―dijo, cuando Hunter todavía no
había… no podía… responder.
Su cabeza había empezado a latir con fuerza. Él no podía de respirar porque sus
pulmones se habían vuelto de plomo puro. Tiró del cuello de la sudadera con
capucha blanca. La cosa lo estaba ahogando como el infierno.
Su madre ya había subido los escalones de mármol. Las puertas corredizas del
hospital silbaron y se abrieron, en espera de su entrada.
―Voy a necesitar algunas toallas ―le dijo a Barry, que la había seguido escaleras
arriba como un perrito fiel.
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Hunter no culpaba al hombre por cambiar de bando.
Su madre tenía una magia importante. Les lavaba el cerebro a las personas con
guiños azules. Al parecer, la gente decía que Hunter también podía hacerlo. Pero él
no quería hacerlo. Odiaba a las personas que manipulan a los demás como su
madre lo hacía.
Él solo quería que lo dejaran solo. Generalmente...
Hunter giró la caja de tinte de cabello en sus manos. Era curiosamente pesada. Su
misterioso contenido suelto se movía y golpeaba en su interior.
¿Estaba realmente Martin de acuerdo con esto? ¿Por qué?
Era algo importante meterse con la marca GuardeRobe. Se necesitaría algún tipo
de aprobación por parte de la empresa. Hunter era el simbólico chico rubio en la
banda.
¡No se puede solo “des-rubiar” al chico rubio! ¿Se puede?
Además, ¡esta basura era de una farmacia! ¿No debería su estilista estar
involucrado? Hunter se volvió ajeno como siempre lo hacía cuando estaba
estresado. La chica de ojos marrones en la caja parecía mirarlo directamente.
Se veía tan viva. Amigable. Como alguien con quien podía hablar.
Café italiano negro… Café italiano negro... es un color agradable.
Sólido. Oscuro.
¿El color se refiere a los granos de café o a la bebida elaborada?
De cualquier manera, es oscuro como el infierno... casi negro en comparación con el rubio...
El zumbido de la señal rota volvió y le llenó la cabeza entera. Su cuerpo se puso
caliente y tembloroso, y Hunter pensó que podría auto-combustionar.
Café italiano negro. Colorado. Todo esto se había echado a perder...
―¡Hunter!
Sus piernas arrancaron en respuesta automática con el sonido de la voz de su
mamá. Subió las escaleras, pero su mirada permaneció fija en la modelo en la caja.
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Su pequeña media sonrisa... los amables ojos marrones y profundos.
Se imaginaba que su expresión alentadora era solo para él.
Puedes hacer esto. Tú puedes. Es como otro cambio de vestuario. Has tenido millones de
ellos. No es gran cosa.
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―Date prisa. El proceso requiere tiempo y me niego a llegar tarde al aeropuerto.
Sexy comedor de papitas
Traducido por PaulaMayfair
Corregido por Mafernanda28
J
enna dejó escapar un largo suspiro de ensueño. Sus ojos estaban fijos todavía
por encima del hombro de Vere. ―¿Cómo es posible que todo nuestro equipo
de fútbol esté tan caliente? Incluso Charlie se ve caliente esta mañana. Es una
pena que no está aquí.
Vere contuvo el aliento y dio un codazo enorme al brazo de Jenna. ―OMD9. No
bromees sobre mi hermano. Me hace vomitar.
Jenna se echó a reír. ―Sabes cómo adoro el look de deportista. Cualquier chico en
uniforme me gusta. ―Se encogió de hombros―. Incluso, a la luz adecuada me
gusta tu hermano.
―Ew. Eew y EW.
Jenna se echó a reír. ―Vamos a volver a mirar a tu Curtis. Juro que el chico tomó
vitaminas calientes esta mañana y le funcionaron de verdad.
―¡Cállate! Alguien va a escucharte. Y él no es mío. Ni nada parecido. ―Vere se
atragantó con una risita.
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OMD: Oh Mi Dios (OMG: Oh My God).
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―Bueno, hoy tiene una nueva camiseta de fútbol también. Mmm. Mmm. Mmm.
Número siete. Como en, "Siete, el número de la suerte”. Y es tu Curtis. Un poco, de
todos modos. Simplemente no lo sabe. Por eso es tan afortunado.
El teléfono de Vere vibró en el escritorio de nuevo.
VERE. ¿RECIBISTE MI ÚLTIMO TEXTO? ESTO ES IMPORTANTE. PROMETE
QUE VENDRÁS DIRECTAMENTE A CASA.
El teléfono volvió a sonar:
¡YUHU!
Y de nuevo:
VERE. ESTE PROYECTO ES SERIO.
Vere texteó-gritó de nuevo:
OK. LO TENGO. DEJA DE TEXTEARME EN LA ESCUELA. NO QUIERO
PROBLEMAS.
―Esta es la primera vez que he visto “yuhu” en una pantalla de texto. ―Jenna
apoyó sus falsas gafas en la frente―. Escalofriante. Pero creo que voy a usarlo. Tal
vez y me deja ir a la cabina para el Día del Trabajo en dos semanas. ¿Puedo? ¿Iré?
¿Yo? Elígeme.
―Por supuesto. Eso es un hecho. Nunca te lo has perdido desde tu nacimiento.
―Díselo a tu mamá. Ella prácticamente se ha olvidado de mí ―se quejó Jenna,
releyendo los textos Vere―, suena positivamente loca. No puedo esperar para que
me hables sobre el proyecto.
―Tal vez voy a morir de calor antes de que tenga que averiguarlo.
―Santo Dios. Tal vez ya estamos muertas. Tal vez estamos en el cielo. ―Una
sonrisa amplia de admiración se propagó en el rostro de Jenna mientras estaba
distraída otra vez por los futbolistas―. ¿Cómo pueden los chicos comer papitas
viéndose como en cámara lenta de comercial del masticar perfecto? Me gustaría ser
lo suficientemente valiente como para filmar esto en mi iPhone. Repetición
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instantánea... Sería tan bueno.
―Eso es cruel, y lo sabes. O... ¿vale la pena mirar? ―Vere tragó.
―Es posible. Curtis compartió la bolsa. Ahora están todos “sexy comedores de
papitas”. Este es un día increíble. ¡Me siento como que estoy soñando! ¿De cuál
debo estar enamorada este año? ¿Puedo tener un enamoramiento por todos ellos?
―Detente. Sabes que no puedo mirar. También sabes que morirías si alguno de
esos futbolistas te mirara.
―Moriría feliz.
Vere sintió sus propias mejillas ruborizarse.
La expresión de Jenna se tornó tonta.
―¿Crees que nos pedirán ir a la graduación de este año? ¿Quiero decir baile de
graduación?
―¿Puedes imaginarlo siquiera? ―Vere ahogó otra risita.
―Si es así... estoy teniendo una fiesta de graduación. Invitando al equipo de fútbol,
y sirviendo solo patatas fritas. Maíz, papas ―¡diablos!― ¡incluso pretzels10! Chicos
de Fútbol comiendo todo tipo de papitas, con esmoquin, en una fiesta. Es mi nueva
fantasía. Es tan perfecto. Vere,vale la pena. Gira. ¡MIRA!
Vere se giró, localizando a Curtis inmediatamente en medio de las risas, relajado
en el grupo de chicos envueltos en los colores de la escuela: naranja y negro.
Sip. Perfecto. Número siete... y... suspiro.
―Alguien debería darles a todos un A+ por masticar ―susurró Vere.
Todo giró a un movimiento lento de Vere, momentos imaginarios…
¿Cómo no podría?
Con su pelo rubio sol y rizado, sus pómulos angulares. Dios... y los hombros cuadrados, la
barbilla cuadrada, la frente cuadrada. Ahh hermoso chico.
Y Jenna tenía razón acerca de las nuevas camisetas. Tan linda.
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Pretzels: un pretzel es un tipo de galleta o bollo horneado, y retorcido en forma de lazo.
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Muy apuesto. Una vez más. Todavía. Siempre.
El chico era perfecto.
Tortura perfecta. UGH.
Y sí, tengo las mejillas en fuego, porque no puedo borrar la imagen de mí dando vueltas
alrededor y alrededor en los brazos de Curtis como su futura cita de graduación.
―Wow ―susurró Vere otra vez cuando las mariposas surgiendo de su garganta
dejaron escapar más palabras―. Me encanta cuando no se afeita. Él tiene esa
varonil piel de lija en todo el mentón hoy. Se ve algo así como un tipo ciclista y un
atleta combinados. ¿Sabes? Todo chico malo chico bueno... y...
Y Curtis es un bailarín perfecto. No rectificado. Él me acerca. Cara a cara. Así que puede
correr su mejilla contra mi oído. Susurra lo mucho que le gusta mi vestido. Y yo...
Luego, cepilla un beso suave en mis labios.
Apoyo la cabeza contra su hombro amplio y cálido. Sus brazos me envuelven con más
fuerza, y me siento segura... tan feliz. Bailamos y bailamos bajo las luces bajas hasta que...
Jenna metió la cara en la línea de visión de Vere.
―La intervención comienza ahora. No vaya más cerca de la luz, pequeña polilla.
Vas a quemarte. No debería haberte dicho que miraras. Soy la peor amiga. Apesto.
ÉL APESTA. Mira hacia mi, Vere, no a él. ¿De acuerdo? Vamos. Mueve esos ojos
grandes y marrones por aquí. En mí. Aquí mismo. ―Chasqueó sus dedos y agitó
las manos delante de la cara de Vere.
―No. Lo nuestro todavía podría pasar. Tal vez ―musitó Vere, quitando la mirada
de Curtis. Pero no podía dejar de imaginar cómo podría sentirse tener sus brazos
alrededor de ella.
―¿Te he dicho que apesto como amiga todavía? Lo siento mucho. Tenemos que
encontrar a otro chico para que tengas un flechazo este año. Lo haremos.
Mientras las mariposas y los sueños se alejaban flotando, el corazón de Vere se
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sentía como si estuviera hecho de arcilla húmeda.
―No quiero otro flechazo. Éste casi me ha matado. ―Completamente abatida
ahora, Vere encontró la mirada de Jenna―. ¿Puedes imaginarlo, ir a la fiesta de
graduación Senior con él? Sería tan impresionante. Si tan sólo pudiera.
―No. Es el sueño imposible. Verificación de la realidad: los bailes escolares no son
para nosotras. Especialmente bailes de graduación. No, a menos que ambas
ganemos uno de esos concursos de cambio de imagen en el que eres de repente
fabulosa. O, a menos que tu hermano cabree a tu madre hasta el punto en que se
vea obligado a tomarnos como sus citas, eso es. ―Jenna arrugó la frente
pensativamente―. Lo qué podría no ser tan mala idea... A Charlie le vendrían bien
algunos chaperones, ¿no te parece?
―¿Qué? Jenna. UGH. ―Vere miró a los brillantes ojos verdes de su amiga―.
¿Quieres que te de un puñetazo?
Jenna sonrió, dejando escapar un suspiro que sonó aliviado. ―Esa es la chica que
conozco. Sabía que la idea te haría aterrizar. Casi te pierdo.
Vere se frotó los ojos con las dos manos. ―Demasiado tarde. No me siento muy
bien. Te dije que hablar de Charlie me pone enferma.
―Enferma de Curtis. Sabes que es eso. ¿Perdóname por traerlo a foco?
Vere asintió con la cabeza que comenzó a dar vueltas. Cada vez que soñaba
demasiado con Curtis pasaba esto.
Necesitaba una manera de detener su enamoramiento. ¿Pero cómo?
―Te ves extra pálida. ¿Necesitas un poco de agua? ¿Aire? ―Jenna miró alrededor
de la habitación―. ¿Por qué piensan comenzar la escuela a mediados de agosto, sin
aire acondicionado, en una escuela de cristal es una buena idea? Debería llamar a los
periodistas acerca de esto. ―Ella frunció el ceño al conjunto de Vere―. ¿Por qué
llevas esa sudadera con capucha tan grande?
―Estaba frío esta mañana. Y sólo tengo una camiseta fina aquí bajo la ropa ―se
quejó Vere―. No puedo quitármela.
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―Hazlo.
―No. No soy del tipo medio desnuda en escuela. Dame tu camisa impresionante,
y tú caminas alrededor en ropa interior. Te lo juro, Jenna, mi cabeza está realmente
girando en la dirección opuesta a la del resto de mi cuerpo.
Vere suspiró y apoyó la cabeza en las manos, deseando por una brisa que soplara a
través de la larga hilera de ventanas abiertas. Ni una rama, ni una aguja se movió
en la sombra de los pinos en el patio de almuerzo. Con sólo mirar a los árboles
inmóviles hizo su temperatura corporal saltar diez grados.
Jenna tenía razón. La sudadera con capucha tenía que irse.
Porque si no lo hacía, se desmayaría delante de todos. Ella conseguiría rodar fuera
de aquí en una camilla.
¿Y no sería la manera perfecta para mí, la infame Vere Roth, empezar mi tercer año de
secundaria?
Incidente Número Dos: Se noquea a SÍ MISMA.
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No. No. No.
Loco no es sexy
Traducido por Jo, Jhosel & Fher_n_n
Corregido por Mir
―H
unter. Estamos en el aeropuerto.
Hunter se sacudió y se despertó. Se había forzado a
dormir durante el largo camino. Dormir (o pretender
dormir) era lo que hacía cuando no quería lidiar con
la mierda. Y eso era lo que había sido este viaje.
Una. Completa. Mierda.
Cerrar sus ojos era también más fácil que “no hablarle” a su mamá. Más seguro
que provocar pelea también. Bostezó y se estiró, actuando como si todavía no le
importara que ella se negara a hablarle. Ni en Falconer mientras le arruinaba el
color de su cabello, ni una vez en todo este maldito esfuerzo que había hecho
intentando despertarlo. Él intentó provocarla de nuevo, esperando que tuviera un
traspié y dijera algo.
―¿Qué es lo que sigue en tu psicótico y ridículo plan?
―Ponte este sombrero. No podemos dejar que una mecha de tu nuevo cabello se
muestre ―dijo ella, su voz era tan cerrada como su expresión.
―¿Por qué? El color oscuro como que hace que mis ojos resalten, ¿no crees? ―Los
intentos de broma de Hunter con tono despreocupado salieron como croares de
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rana.
Peor, su garganta intentó cerrarse completamente cuando se dio cuenta de que
había una enorme multitud de prensa esperando donde la limosina había
estacionado.
¿En serio?
Su mamá observó mientras él se ponía el sombrero blanco tejido, luego ella movió
cada mecha de su nuevo cabello. ―No dejes que este sombrero se deslice o todo el
plan puede arruinarse. No estás oficialmente disfrazado todavía. ¿Está bien?
―Tú y esto. ―Hizo gestos a la multitud afuera―. Apestan mucho.
―Solo sígueme. Martin y los chicos están esperando. Toma estos lentes de sol y
este bolso a juego, también. ―Le pasó un par de lentes muy oscuros con borde
blanco HK y un bolso mal fabricado de cordón ajustable. Con brillos sobre los dos
accesorios.
Hunter estaba agradecido por los lentes porque amaba esconderse detrás de todos
los lentes oscuros. Se los puso y miró hacia afuera de la ventana. ―¿Por qué y
cómo el publicista arregló una conferencia de prensa a esta hora, en este pequeño
aeropuerto?
―Todo es parte de un plan mayor. No menciones Falconer o Colorado. Has estado
en París. ¿Está bien? Eso es todo lo que necesitas saber por ahora.
―Bien. París. Listo. ―La cabeza de Hunter latió por el esfuerzo que tomaba
mantener su expresión tranquila; pero entonces se rompió―. Jesús, Mamá. Dime un
poco más. Siento que me estás enviando a ciegas.
―Lo estoy. ―La mirada de su mamá atrapó la suya.
Pensó que en sus ojos vio un poco de arrepentimiento… o tristeza… ¿o qué? Esta
era definitivamente una expresión que no reconocía. Se veía casi desesperada.
También pensó por un momento que podría decir algo real, algo que le permitiría
a Hunter una oportunidad de quebrarse y rogarle no seguir con esto.
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El conductor abrió la puerta, distrayéndolos a ambos.
―No lo arruines, Hunter. ―Su voz implacable se volvió más fría mientras
continuaba―: No tienes idea de cuán importante es esto. ―Salió lentamente,
actuando como si esto fuera algún tipo de evento con alfombra roja.
Hunter siguió su guía pero no pudo resistir más especulaciones.
―¿Importante? ¿Quieres decir importante para tu cuenta bancaria?
Ella respondió tan discretamente sobre su hombro que él casi no escuchó: ―Este
plan es sobre ti. Sobre hacer esto bien. Solo sigue la corriente. Y por una vez en tu
vida, por favor quédate callado. Compórtate. No me crees, pero sé qué es lo mejor.
―¿No es un poco tarde para que te presentes como candidata para la Mejor Madre
del Año? ―murmuró él.
―Sí. Lo es. ―Se congeló y miró hacia atrás, atrapando y sosteniendo su mirada.
Mierda. Está visiblemente temblando.
¡Temblando un montón!
¿No debería ser yo el que estuviera temblando ahora?
―Ten un buen viaje. Por favor intenta apegarte al plan. Sin importar cuán difícil
parezca. ―Su voz se quebró―. Por favor.
Él levantó sus cejas mientras ella se alejaba.
¿Qué carajos? ¿Su mamá acababa de estar de acuerdo con él?
¿Había estado llorando?
Antes de que pudiera procesar más, parte del séquito de Hunter: su publicista,
manager y tres corpulentos guardaespaldas que él no reconoció, emergieron de
otra limosina que estaba esperando y se movieron a su alrededor.
―¡Hunter! ―La voz de su agente se elevó de una multitud adelante mientras la
espalda de su mamá era tragada en la muchedumbre―. ¡Hunter! ¡Por acá!
Martin, junto con su banda de amigos, Royce y Adam, había sido atrapado contra
las ventanas por un gentío de reporteros cerca de la entrada. Estaban arrinconados,
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pero seguramente rodeados por sus propios guardaespaldas.
Martin saltó arriba y abajo, moviendo sus brazos.
―Hunter Kennedy. ¡Estamos por acá!
Hunter retrocedió levemente antes de contenerse.
Su pulso se aceleró mientras la emocionada energía de la multitud, además de los
ojos y las cámaras de la codiciosa prensa se impulsaron hacia él. La puerta cerrada
de su limosina bloqueaba cualquier posibilidad de retirada.
Tomó solo segundos que Hunter fuera envuelto en las luces y la presión de la masa
de paparazzi. A algunos los reconoció detrás de sus enormes lentes y a otros no.
Se congeló y cuadró sus hombros, escondiendo otra flama de pánico. Martin sabía
que Hunter odiaba ser acosado, aun así el tipo nunca se había detenido de
señalarlo a la prensa.
Hunter forzó la expresión que había practicado, tranquila y despreocupada.
Sigue la corriente y compórtate.
Y por supuesto, recuerda respirar.
―¡Hunter! ¡Hunter Kennedy! ¡Hunter! Por acá. Ven acá ―gritó un hombre―.
¡Hunter!
Otra voz, esta vez una mujer, llamó desde los clics, empujando el cúmulo de
prensa.
―¿Cuándo volviste de París? ¿Cuánto tiempo estuviste allá?
Hunter sonrió mostrando su sonrisa más grande. Al menos estos bastardos todavía
no parecían tener una pista de dónde había estado realmente.
Una ventaja.
Se mantuvo ocupado con su bolso plateado como si no hubiera escuchado ninguna
pregunta.
―¿Es ese atuendo uno de los nuevos HK Originals?
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Hunter sabía que era seguro responder.
―Sí. Mira los nuevos zapatos.
Los fotógrafos inmediatamente apuntaron sus cámaras hacia abajo y tomaron fotos
de las extravagantes exhibiciones a juego como si fueran extraños objetos de arte.
―Hunter, Hunter, date la vuelta. Solo una toma, por aquí. ¡Aquí! ¡Aquí! ¡Hunter!
Hunter se giró, posó, sonrió y volvió a girar.
―¡Chicos! ―gritó Martin de nuevo. Su fuerte acento neoyorkino se arrastró sobre
la multitud―. Déjenlo pasar hacia el resto de la banda para que podamos entrar.
Les daremos a todos la oportunidad de buenas tomas y tal vez un meet and greet11
antes de que pasemos seguridad.
Los fotógrafos se separaron, y Hunter se dirigió hacia Martin, Royce y Adam.
Ambos llevaban atuendos similares, blancos y ridículos con accesorios plateados.
Se veían tensos, cansados. Y tan estúpidamente brillantes como él. Mientras
caminaban hacia adentro, Hunter intentó hacer que se soltaran.
―Lindo guardarropas, copo de nieve. ¿Tus bóxers pican tanto como los míos?
Royce puso mala cara, aparentemente no entretenido, pero Adam le dio una
sonrisa irónica, casi pesarosa.
Antes de que cualquiera pudiera responder algo, un número de nuevos
espectadores vio el caos y se amontonó alrededor también, deteniendo su
progreso. La nueva gente era mayormente personal curioso del aeropuerto y
ejecutivos de aspecto cansado. Los gerentes con jets privados y trabajadores no
estaban en su público objetivo.
A esta hora de la mañana su núcleo de fans, las chicas de secundaria y
universitarias estarían dormidas, y no en el aeropuerto Van Nuys Regional,
localizado justo fuera de Los Angeles. Esto quería decir que no serían sofocados
por una masa de chicas gritando y llorando.
Una segunda ventaja.
Meet and greet: es cuando un grupo pequeño de fans es llevado con la banda para que se tomen
fotos, les autografíen recuerdos, les den regalos o hablen con ellos.
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Después de todo su tiempo solo dentro de las silenciosas habitaciones de Falconer,
Hunter no estaba listo para enfrentar ningún griterío. Y, aún en un buen día, las
chicas llorando simplemente lo aterraban.
Martin se veía más que complacido con la cobertura de prensa.
Normalmente, Hunter intentaba evitar a todos los fotógrafos y parásitos de
chismes, pero no quería arruinar esto. GuardeRobe probablemente necesitaba
ponerse al día con fotos para compensar su ausencia.
Hunter quería hacerlo todo bien, hacer que los chicos y Martin entendieran que
estaba completamente a bordo. Si tenían algún tipo de plan en marcha, echarlo a
perder en frente de las cámaras significaría muerte súbita. Así que, trabajó para
actuar su papel.
Junto con los chicos, sonrió, se quitó los lentes de sol, firmó algunos autógrafos,
coqueteó con la cámara y evitó las extrañas preguntas sobre París.
Royce y Adam las manejaban. Divagando sobre cuanto habían amado ver la Torre
Eiffel. Royce también respondió que Hunter se había perdido de salir mucho en
París ¿por una gripe intestinal?
Buena cubierta.
Tenía perfecto sentido que crearan prensa a mitad del mundo para alejar la
atención de la verdadera patética ubicación de Hunter.
Su visión se empañó en una gruesa bruma. Barry le había dicho una y otra vez que
estaba lo suficientemente bien para seguir adelante, pero Hunter no se sentía lo
suficientemente bien en ese momento. Ni siquiera cerca. Quería correr de vuelta a
Falconer y meterse de nuevo en la pequeña y silenciosa habitación de hospital que
creyó que odiaba.
Mierda.
Los rostros en la multitud pulsaban frente a Hunter. Tragó, se empujó el gorro
tejido y revisó las mangas en su capucha. Cuando la inevitable pregunta de “qué es
lo siguiente en lo que estás trabajando” salió, Hunter se las arregló para dar otra
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sonrisa falsa y apuntó a Martin quien finalmente se unió a ellos.
―GuardeRobe está volviendo al estudio ―respondió Martin, usando su suave voz
de narrador―. No verán mucho de la banda hasta la primavera. Estamos a punto
de ir por un tiempo a Nueva York y nos pondremos a trabajar. Tenemos un nuevo
álbum que entregar.
Hunter se preguntó vagamente si los chicos iban a estar en Nueva York realmente.
Si así era, se imaginó que sufrir y atravesar el tiempo de descanso con su mamá en
zonas alejadas parecía un poco menos terrible. Martin era un imbécil esclavizador
cuando tenían que pagar por tiempo en el estudio. Además trabajar en un estudio
requería una enorme concentración y energía. Hunter admitía que podría no tener
ninguna de esas a bordo. No esta semana, de todas formas. Su mirada se empañó
más. Rompió en un sudor frío mientras sus pensamientos se internalizaban.
Pero… espera. Si GuardeRobe tiene planeado tiempo en el estudio en Nueva York, ¿quién
escribirá las letras? Yo las escribo.
¿Alguien ha considerado eso?
Intentando no enloquecer abiertamente, buscó alrededor a su mamá.
Todos los signos de su posible momento de llanto se habían ido. Estaba parada
lejos en el fondo, de brazos cruzados, observándolo. Una bola de furia se hinchó en
su pecho. ¿Por qué se había guardado todos estos detalles?
Debería haber insistido. Rogado más.
Pero había estado demasiado ocupado en pretender que no le importaba. Además,
nunca había tenido que pedir nada antes.
La gente ―su mamá sobre todos― siempre le había dicho todo lo que necesitaba
saber. Le habían dicho qué usar, dónde ir, cómo pararse, qué comer, cuándo
cantar, qué decir, y más importante ¡qué demonios estaba ocurriendo!
Hunter pasó su mano por su pulsante sien izquierda. Estaba obligado y
determinado a seguir el juego. No podía permitirse más errores. Tenía que
probarle a su mamá, demonios, a todos ellos, que lo sentía.
Esta podría ser su última oportunidad para conseguir que esas personas creyeran
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eso. Hunter continuó comprobaba su gorra para estar seguro que se quedara en su
lugar, ocultando el maldito cabello teñido, esperando que su mamá notara sus
esfuerzos.
En cuestión de minutos, Martin había empujado hábilmente al grupo entero,
menos a los reporteros y los viajeros de negocios, a través de la seguridad y dentro
del Club de Diamantes de Aerolíneas Ages.
Una vez aislado en la parte de atrás, Martin guió a Hunter para que consiguiera un
bocado para comer.
Sintiéndose completamente hueco y vacío, observó a Martin acompañar a su
madre y a los chicos a la esquina lejana de la gran habitación. Aparentemente no lo
querían en su conversación.
¿Debería tratar de escuchar a escondidas?
Hunter no tenía ninguna escusa para seguirlos que no incluyera chillar, gritar y
arrojar cosas. Ese comportamiento no ayudaría a su causa. Trató de hacerlo una
vez en Falconer y terminó con horas de terapia adicional en el diván de Barry.
Caminó para agarrar una bandeja del aparador. No era una hazaña fácil, ya que
sus manos estaban temblando y todavía apenas podía ver claramente.
Esta enredada situación se enderezaría si pudiera hacerme respetar. Tiene que hacerlo.
Soy Hunter Kennedy por el amor de Dios.
Sin mí, ninguno de ellos puede pagar sus cuentas, ¿verdad?
¿Verdad?
Hunter tragó, empujando tanto aire como podía mantener.
Tiempo y paciencia es todo lo que esto tomará.
Se giró hacia el pequeño bufet, forzando sus ojos a enfocarse en la comida. Llenó
un plato con puré de garbanzos, pan de pita, aceitunas griegas, queso Feta, uvas y
agarró una botella de agua.
La comida favorita de su madre baja en caloría, alta en proteínas, incluso para el
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desayuno.
Sintiéndose un poco más en control, Hunter se quitó el colgante de la malvada
espada medieval antes de sentarse. Disparó una mirada a un chico rubio alto y de
apariencia familiar que estaba comiendo aparte de los guardaespaldas y del resto
de su séquito. Todas y cada una de las personas en la habitación parecían estar
evitando la mirada de Hunter excepto este chico.
El chico en realidad no parecía tener problema en reunir su mirada o mirar como
un fan con los ojos abiertos.
Hunter sacudió su cabeza, tratando de ubicarlo.
Lo he visto antes. ¿Tal vez es el hijo de alguien? ¿Sobrino?
Podía ser un nuevo interno. ¿Uno que no había recibido el MEMORANDUM DE
IGNORA A HUNTER de hoy?
El chico tenía sus codos apoyados en la mesa caoba de conferencia. Estaba
demoliendo un gran plato de comida que contenía solo uvas rojas y galletas.
El chico hizo un movimiento al plato de Hunter.
―¿Qué es toda esa basura? Me asusta comerla, así que solo tomé lo que reconocí.
―Sonrió. Tenía pegado un gran pedazo de piel de uva en su diente del frente
haciéndolo parecer como un campesino aporreado.
Hunter le dio su propia sonrisa y ladeó su cabeza, todavía tratando de ubicar al
chico.
―Es comida Griega. Puré de garbanzos, ¿queso de cabra? ―Señaló al diente del
chico―. Amigo… tienes algo pegado justo allí…
El chico se ruborizó ligeramente y limpió su diente con una servilleta.
―Oh. Gracias. Eres Hunter Kennedy.
―Sí. Sí, soy yo. ―Hunter trató de ocultar una mueca. No era culpa de ese chico
conocerlo en el peor día de su vida.
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―Un placer conocerte finalmente.
―Gracias. ―Hunter suspiró, esperando que el chico no quisiera seguir hablando, o
peor, que le firmara autógrafos. Antes de que pudiera hacer un escape educado, el
chico se estiró a través de la mesa y recogió el colgante de Hunter.
Dejó la cadena colgando entre ellos y giró la espada hasta que se convirtió en un
remolino borroso.
―Esto es bonito.
Hunter bufó.
―Y afilado. Ten cuidado.
―Creo que se supone que debemos cambiar atuendo pronto. Voy a tomar el avión
a Nueva York con GuardeRobe, pero tú tienes que entregar el atuendo primero.
―Su sonrisa dentuda casi cegó a Hunter―. ¡Nueva York! No puedo esperar. He
oído que es tan asombroso. ¿Qué talla de zapato tienes? ―El chico empujó tres
galletas dentro de su boca y continuó―: Espero que once, porque esas nuevas
zapatillas son adorables. Estoy mentalizado que voy a tenerlas.
Hunter tosió. Una aceituna se había alojado en la parte posterior de su garganta. Se
forzó a bajarla y miró al chico, tratando de procesar lo que acababa de oír.
―Si te parece bien, quiero decir. No necesitas que te las devuelva, ¿cierto?
La sonrisa del chico era ahora tan grande que Hunter se preguntaba si se caería de
su rostro.
El chico balbuceó:
―¿Puedo quedarme con esa gorra también? ―Estudió la cabeza de Hunter y su
sonrisa vaciló cuando Hunter todavía no respondía―. Si no te importa. ¡Es tan
genial como este colgante! ―Dejó caer la cadena sobre su cuello.
Hunter parpadeó, incapaz de responder, respirar o pensar.
―Me dejaron quedarme los otros trajes así que… solo pensé que…
Hunter se agarró a los lados de su silla para recuperar el equilibrio de su mente
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que giraba fuera de control.
Diablos. De ninguna manera.
DE NINGUNA MANERA.
¡Me han reemplazado!
Hunter no podía creer que su vida se había transformado en esto.
Consciente de que la habitación acababa de quedar completamente en silencio,
Hunter destrabó sus manos y agarró un puñado de uvas.
Las metió metódicamente dentro de su boca una a la vez y fijó su expresión en
modo extremo para prensa. Se concentró en masticar, deglutir y desear que el
zumbido de furia en su cabeza se disipara.
Disparó otra mirada encapuchada a la multitud en la esquina y notó que todo el
mundo se había girado para mirarlo, excepto su mamá.
Ella estaba obviamente pretendiendo no notar el intercambio.
Típico.
Su vida entera estaba girando fuera de control por su estúpida necesidad de
castigarlo y la mujer ni siquiera tenía el coraje de volver a mirarlo.
Tengo que pensar. Mierda. Tengo que respirar.
Dejó que el aire entrara por su nariz y metió otra uva, mordiendo la piel. Sabía
como a sucia.
El esfuerzo para tragarla casi lo logró, pero sabía que estaba ganando cuando se las
arregló para introducir otra, masticar, tragar de nuevo y agregar más respiración.
Hunter examinó al chico de pies a cabeza. Él lucía casi exactamente como él.
Como yo solía lucir hace seis semanas con el cabello rubio más corto. Menos la estúpida
sonrisa come mierda, por supuesto.
El chico tiene demasiados malditos dientes.
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―Amigo. ¿Hunter? ¿Estamos bien? ―preguntó, frunciendo el ceño.
Hunter sintió que sus piernas comenzaban a temblar, pero se las arregló para
lograr una sonrisa y un asentimiento.
―Solo muero de hambre ―murmuró―. Sabes cómo es esto.
―Oh, sí. Yo también. ¡Tenemos tanto en común! ―El chico le disparó otra enorme
sonrisa―. ¡Siempre tengo hambre también!
Hunter le disparó a Martin una mirada desesperada.
Martin asintió, pero no hizo ningún movimiento para acercarse a hablar sobre esto.
Hunter decidió que no iba a hacer lo que ellos probablemente esperaban que
hiciera.
De ninguna manera iba a estallar. Ni siquiera un poco.
Aunque tuviera todo el derecho.
Tomó otra gran respiración y miró de nuevo al ridículo chico frente a él y le dio su
propia sonrisa.
Una falsa sonrisa idiota que hacía juego con la sonrisa del otro chico. Una que le
dolía tanto que sentía como el interior de sus mejillas se rompía hasta su alma.
―Amigo. Puedes quedarte con todo el equipo. Para siempre. Mis zapatos son talla
once. ¿Están pagándote mucho?
―¡Toneladas! Es el mejor trato que podría haber tenido. Gracias por el… umm…
trabajo… y el viaje a París también.
―¿Tú en verdad fuiste a París? ―El corazón de Hunter cayó. Se sorprendió de que
aún pudiera ser sorprendido.
―Sí. Yo y los chicos. Cuando tú estabas… ¿enfermo? ¿No te lo dijeron? ―El chico
rubio señaló con la cabeza a Royce y Adam.
Hunter negó.
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―No. No lo hicieron.
―Tuve que quedarme mayormente en el hotel, pero fue adorable. Tan de lujo. Y
me consiguieron todo lo que quería; servicio a la habitación, video juegos,
películas, pastas Francesas, cualquier cosa, incluso vino. ¡No hay límite de edad
para beber allí!
―Cierto. Qué suerte la tuya. ―Hunter se preguntó cuánto tiempo había pasado
desde que descubrió el servicio a la habitación ilimitado o la accesibilidad al
excitante alcohol.
Estudió al chico de cerca.
Mierda. Mi gemelo. Color de ojos, no tan azules. Todo lo demás... exacto. Excepto por la
parte que él tiene, demasiados dientes.
―Esta actuación pagará más que mi universidad o cualquier cosa que quiera hacer
el próximo año. Es fácil de actuar también. Sin líneas que aprender. Todo lo que
tengo que hacer es mantener mi rostro hacia abajo, usar linda ropa y no hablar.
―Bueno, al menos uno de nosotros tiene un futuro sólido ―dijo Hunter, odiando
el haber sido incapaz de ocultar el tono de desolación en su voz.
El tipo se dio cuenta, y al menos tuvo la gracia de disminuir la sonrisa a un ceño
sincero.
―Oh. Cierto. Bueno, lo siento sobre, tú sabes… ¿que estés enfermo? Pero me
dijeron que no era, mortal, ¿o demasiado importante? ¿No es así?
―Al parecer es más serio de lo que originalmente todos pensamos ―se las arregló
para decir Hunter.
―Oh. En verdad lo siento. ―Se inclinó más a través de la mesa y continuó―: Me
encanta totalmente GuardeRobe. Es un honor ayudarte. En serio. Espero que no
tengas que pasar nada doloroso como cirugías. O… bueno… espero que haya
algún tipo de lado bueno para ti.
―¿Eres siempre así de locuaz? ―Hunter aflojó sus puños.
―¡Sí! Lo soy. Ni nombre es…
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―¡No! No lo hagas. ―Hunter se puso de pie abruptamente, recogiendo su plato.
El chico se sentó hacia atrás, sorprendido.
―No quiero saber tu nombre. Sería demasiado raro. Lo siento. No puedo.
―Oh. De acuerdo. Seguro.
El chico al menos había dejado de sonreír.
―¿Deberíamos… terminar con esto? ―Hunter hizo un gesto a las señales de baño
detrás de ellos mientras una oleada de cansancio extremo lo golpeó fuerte en el
pecho.
Su cuerpo se sentía como si pesara cientos de kilos. No tenía ni idea de cómo hizo
para llegar al otro lado de la habitación.
Y entonces, estaba hecho.
Habían cambiado todo excepto sus bóxers.
A decir verdad, Hunter no podía haber estado más feliz de descartar aquel
atuendo blanco y plateado del infierno por los sencillos Levis, una camisa blanca y
su arrugada camiseta manga larga azul claro con botones. Todo le fue como un
guante. La rara gorra de patinador había sido reemplazada por una descolorida,
negra y púrpura de Sacramento Kings. Las ofensivas zapatillas blancas habían sido
ascendidas a chancletas de surfista de lona roja oscura en la parte superior.
Hunter tiró nerviosamente de los puños de la camisa. Las mangas eran lo
suficientemente largas para hacer el truco.
Después de que se cambiaron, volvieron a la mesa donde los compañeros de banda
de Hunter ahora estaban sentados y comiendo.
A diferencia de antes, todo el mundo estaba mirando abiertamente, pero todos
parecían nerviosos.
¡¡¿QUÉ CREEN?!! ¡TRAIDORES!
¡TAMBIEN ESTOY UN POCO NERVIOSO!
Hunter quería gritar. Volcar mesas. Arrojar una silla o dos.
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Pero no lo hizo.
En su lugar, le dio a Adam los cinco y se sentó como si esto “no fuera gran cosa”.
Royce no habló, solo comió su puré de garbanzos y apartó la mirada de él como si
estuviera molesto. Y Royce se suponía era su mejor amigo. A decir verdad, a pesar
de lo que las revistas decían, rara vez pasaban el rato juntos cuando no estaban
trabajando.
No podía culparlos por estar enojados. Su salida estaba arriesgando todo sus
puestos de trabajo también.
―Amigo. ¿Cómo estás manejando… todo esto? ―preguntó Adam, haciendo una
mueca ante el nuevo atuendo de Hunter.
―¿Qué crees? ―evadió él―. Díganme que a ustedes no se les ocurrió este ridículo
plan.
―¡Por supuesto que no! ―susurró Adam―. Solo mejórate, o vuelve a casa pronto.
Es tan raro sin ti. Odiamos a tu suplente. Es un completo títere. Ni siquiera
podemos ser malos con el chico, porque te hace sentir como si hubieras pateado a
un cachorro. Él es tan malditamente amable y agradable. ―Adam se estremeció.
Hunter esbozó una pequeña sonrisa.
Royce finalmente se unió:
―Ellos no nos dejaban llamarte o escribirte un correo electrónico. Ni una sola vez.
―¿Por qué? ¡Lo sabía! Maldición Martin y mamá. Lo siento por todo esto, chicos.
Yo realmente he arruinado las cosas. ―Hunter ajustó su gorra.
―Martin dijo que si te dejábamos solo, te ayudaría a… recuperarte. Ya sabes, tener
una cierta distancia de nosotros. Así que... ¿te sientes bien? ¿Fuerte, o mejor, o… lo
que sea? ―agregó Royce.
―Sí. Estoy bien. No sé por qué hice toda esa mierda. Ustedes tienen que hablar con
mi mamá. Decirle que estoy bien. He manejado las cosas tan mal. Eso es todo. Ella
no quiere hablar conmigo. Si tienen la oportunidad, háganle saber que lo siento. A
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ver si ustedes pueden llegar a ella. Solo quiero volver a trabajar.
Eso fue todo lo que logró decir antes de que ellos fueran arrastrados por Martin. En
cuestión de segundos su agente estaba de vuelta en la mesa, justo cuando Hunter
era golpeado con otro muro de agotamiento.
Trató de concentrarse, pero se sentía como si los labios de Martin hubieran sido
separados de su rostro. La voz monótona zumbando hacia él sonaba como un
robot con las pilas agotadas.
―Gracias por no volverte loco. Tengo un montón que decir y poco tiempo. ―Fue
todo lo que Hunter escuchó con claridad.
Se centró en hacer una lista mental de las palabras de Martin para poder
recordarlas más tarde, cuando pudiera pensar.
1. Llega a Colorado y oculta tu identidad a toda costa, la prensa NO puede saber.
Chequeado. La prensa no puede enterarse. Ya estoy en eso.
2. No le digas a nadie acerca de que pasaste tiempo en Falconer, o los detalles de lo
que te hiciste.
Como si fuera a sacar un anuncio en el periódico sobre algo de eso.
3. Crema cicatrizante. Usa un montón de crema cicatrizante.
¿Qué? ¿Qué?
Martin empujó una enorme bolsa de papel marrón bajo su cara.
Hunter asintió con la cabeza justo a tiempo cuando Martín le preguntó si se
aplicaría la crema tres veces al día. Logró una respiración profunda y se internó de
nuevo en la extraña e imposible conversación a tiempo para oír la última frase de
Martin.
―Con suerte se desvanecerán, hombre. Esta receta hace milagros. ―Martin sonrió
expectante a Hunter.
―Eso es lo que pensaba cuando me tragué todos los antidepresivos de mamá.
―ofreció Hunter―. Milagros. ¿Sabes?
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Cuando Martin se sonrojó, Hunter supo que había dicho algo equivocado.
Lo que sea. ¿Qué debería haber dicho exactamente?
Nunca más. Mierda.
―Entonces, tu tía Nan será la única fuera de nuestro círculo privado que sabe al
respecto ―finalizó Martin.
―¿Sobre la crema cicatrizante?
La cara de Martin cambió de rojo a púrpura, y bajó la voz aún más.
―El suicidio… el intento de suicidio, ¡maldita sea! ¡La rampa al infierno! Tuvimos que
decirle a Nan, en caso de que necesites más… ayuda. ¿Alguien con quien hablar?
Puedes llamar a Barry directamente en cualquier momento. O bien, tu tía puede
encontrarte un psiquiatra local.
―No voy a necesitar más ayuda. No intenté terminarme. No lo hice. No soy esa
persona.
―Lo eras esa noche.
―No sabes nada. ―Hunter desvió la mirada. Martin nunca le había hablado así.
Como si ya no estuvieran en el mismo equipo―. Fui yo quien se tomó todas esas
pastillas. Además del vino. Nunca había sido golpeado así antes. Una mala pelea
entre mamá y yo, además de algunas megas estupideces de mi parte hechas para
una travesura echada a perder ―insistió Hunter―. Estoy bien ahora, y estaba
bastante bien, entonces ―afrontó Hunter―. Pregúntale a Barry, que me va a
respaldar. Solo necesitaba supervisión mientras amainaba los antidepresivos que
no debería haber estado tomando. Tienes que salvarme.
―Créeme. Estoy en ello. Solo dame un poco más de tiempo para tratar de trabajar
en tu madre―. Martin se inclinó aún más cerca―. Mira. Hunter. Este secreto, en el
que hemos trabajado tan duro para montar, es condenadamente más que serio. No
puedes desviarte del plan. Tienes que acertar cada marca, o todo se va a perder.
―Lo sé. Lo sé. No voy a molestar a mamá. Y no voy a dejar que nadie sepa quién
soy. ¿No te fijaste cómo no estrangulé a mi reemplazo o me afeité este cabello
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teñido? Estoy haciendo mi parte. ¿Cuál es tu problema?
―Eso es solo la mitad. ―La voz de Martin se volvió aún más implacable―. El
tema del auto, los cargos por vandalismo, si eso sale en la prensa, todo es
comercializable. Es el patrón de actividad de una estrella de rock. Pero tu
reputación no sobrevivirá este asunto de cortarse.
La voz de Hunter era fría.
―Yo no soy un cortador. Me corté. Una vez.
Martin se encogió de hombros.
―Como quieras llamarlo. No puede salir a la prensa. Y nunca, nunca puedes
volver a hacerlo.
―Cristo. ¡Basta! No tengo deseos de volver a hacerlo. ¿Qué parte de la foto no
entiendes?
Los ojos de Martin se redujeron entrecerrando la mirada. Agarró el hombro de
Hunter. Fuerte.
―Loco no es sexy. Y seguro que no va a vender discos en iTunes. Esa es MI foto.
¿Lo entiendes?
―Lo entiendo. ―Hunter arrancó su hombro fuera de las manos de Martin, incapaz
de sentir nada excepto las palabras del bastardo chocando contra su cabeza.
Loco no es sexy. Loco, loco, loco...
Mierda... ¿es eso lo que todos piensan de mí ahora?
Aparentemente satisfecho, Martin suavizó su tono.
―Si no puedo lograr que tu mamá te deje volver pronto, voy a ejecutar mi plan B.
Asegúrate de que tu teléfono esté cargado todo el tiempo. Comprueba mis
mensajes de texto y correos electrónicos al menos una vez al día. Ignora los demás.
Voy a crear una dirección de correo electrónico especial para lo que dure. Te la
enviaré por mensaje de texto esta tarde. No llames a tu mamá. Déjame encargarme
de esa loca mujer. Correos electrónicos o mensajes de texto. Hagas lo que lo hagas,
no contactes al resto de la banda.
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―Está bien.
―Vas a ser un chico llamado Dustin McHugh. Recuerda, realmente no te has “ido”
de acuerdo con nosotros. Tan pronto como llegue a convencer a tu madre de que
cambie de opinión, puedes volver. ¿De acuerdo? Podría tomar unas pocas
semanas. Tal vez más, pero con suerte no mucho.
Hunter asintió, finalmente encontrando la mirada de su mamá a través de la
habitación. Ella estaba simplemente de pie, con los brazos cruzados. ¿Siquiera se
acercaría a decir adiós? ¿Quería él que lo hiciera? Hunter se quedó en blanco de
nuevo.
¿Todo esto realmente se caía de esta manera?
Su cuerpo no podía, no quería moverse. Hunter solo podía mirar al chico con el
atuendo blanco, a la expresión cerrada de su madre, a la forma que Royce y Adam
estaban mirando la pared, a lo ridículo que lucía Martin en estos momentos.
Loco no es sexy...
Dios. Me duele el pecho. Mucho.
Respira. Respira. Recuerda respirar.
Aspiró algo de aire.
Martin lo sacudió.
―Hunter. Te ves como si hubieras visto un fantasma. Has llegado tan lejos.
Colorado no va a ser para siempre. Necesito que estés calmado. Tú eres la banda.
Sin ti GuardeRobe está frita. Enloqueces para siempre y todos estamos
desempleados.
―Martin, ¿estás seguro? ―Hunter tragó saliva, casi desmayándose por el esfuerzo
que le tomó aspirar otra bocanada de aire―. Parece como si tuvieras la banda y
todo bien manejado. GuardeRobe está completamente intacta y está justo ahí. ―Él
sacudió la cabeza con indignación hacia el falso Hunter, quien actualmente estaba
admirando sus zapatos nuevos como si fueran lo mejor que había he visto en su
vida.
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―Cristo. Esto es basura total. ―Hunter apuntó sus ojos de nuevo a Martin.
―El chico es solo para paseos en limusina y fotos de paparazzi. Humo y espejos,
hombre. Ni siquiera puede cantar. ―Martin le entregó un billete de avión, una
tarjeta de crédito y una delgada tarjeta laminada que decía “Escuela Secundaria
Ridge Palmer”.
Todos ellos llevaban el nombre, Dustin McHugh.
―Mierda. ―Hunter miró a las tarjetas―. ¿De verdad?
―Sí. Tu identificación de la escuela. Y no te olvides de firmar la tarjeta de crédito
con el nombre correcto. Memorízalo como tuyo.
―Odio mi nuevo nombre. Es… totalmente triste. Esta foto no soy yo en absoluto.
―Ese es el punto. SER otra persona. Cualquiera. Espera que me contacte contigo.
Ni siquiera pienses en tocar una guitarra o cantar en público tampoco. No hagas
nada, excepto esconderte, ir a la escuela y descansar.
―Dime de nuevo. No va a ser por mucho tiempo ―susurró Hunter.
―No va a ser por mucho tiempo. Le pedimos un gran favor a la superintendente
del distrito escolar. Por suerte, ella es una gran fan. Logró que el director de la
escuela estuviera completamente a bordo. La tarjeta de crédito es solo para ropa,
un mejor disfraz y suministros de emergencia. Tu tía Nan ha involucrado a otra
familia, algunos chicos, para ayudarte a mézclate. Los chicos también han
prometido llevarte por los alrededores. ¿Algo más?
―Nop. ―Hunter miró de nuevo a la implacable espalda de su mamá.
―Voy a necesitar que intercambies tu mochila también. ―Martin sostuvo hacia él
una mochila de lona azul marino―. Tienes dos bolsos de viajes marcados con el
nombre Dustin McHugh que hacen juego con esto. No te olvides de recogerlos
cuando aterrices.
Hunter guardó en su bolsillo las tarjetas y empujó la bolsa con la crema cicatrizante
en el bolsillo principal de la nueva mochila. Sus otras dos pertenencias las trató con
más cuidado. Puso su iPhone encima de la caja plana de coloración para el pelo,
asegurándose de que la sonriente modelo de ojos marrones estuviera con la cara
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hacia arriba mientras cerraba la cremallera en el bolsillo delantero.
Entregó la mochila blanca y plata con la incrustación HK sin encontrarse con la
mirada de Martin.
Él había terminado de hablar.
―El vuelo es de dos horas. Puerta A36. No dejes el Club de la Aerolínea durante al
menos una hora. No hables con cualquiera que entre en aquí después de que nos
vayamos. Come un poco más de comida. Parece que la necesitas. ―Martin lo miró
de arriba abajo―. Tal vez puedas levantar algunas pesas mientras estás allí, ¿eh?
Tu tía Nan estará esperando en la salida de pasajeros en el aeropuerto de Denver.
Me comunicaré tan pronto como pueda. Lo prometo.
Y eso fue todo… para él de cualquier modo.
En cuestión de segundos todo el grupo se precipitó por la puerta.
Martin iba adelante, llamando la atención con su voz de trueno y empujando a
Adam y a Royce al frente. Su mamá caminaba detrás del falso Hunter Kennedy,
jugando con su sombrero, pelo y gafas de sol.
Ella miró una vez hacia atrás, con expresión aún ilegible, antes de ser tragada por
los flashes de las cámaras y el ruido de una nueva multitud formándose en la
terminal.
Hunter flotaba fuera de su cuerpo, y muy profundamente en su propia cabeza
mientras la opaca puerta de cristal se cerraba con un susurro.
Finalmente se había sentado, mirando primero a los puntos azul, negro y gris en la
alfombra fuertemente tejida. Y luego, a sus dedos del pie flexionándose en sus
nuevas chancletas.
Exactamente una hora más tarde, había entrado inadvertido a su puerta y subido a
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su avión.
Howie Rutherford apesta
Traducido por Nanami27 y kensha
Corregido por Mishy
―E
stá bien. ¡Silencio! ―El Sr Peterson, el profesor de química,
embarrilado en un laboratorio lleno de gente sosteniendo
papel resma―. Dije, silencio.
Sonaba tan acalorado e irritado como se sentía Vere.
―Quiero el Formulario de conmoción cerebral encima de sus pilas. Tienen que ser
ingresadas en la base de datos de la oficina hoy o no se les permitirá participar en
la asamblea. Los Formularios de conmoción cerebral ENCIMA. Ahora dejen de tontear
aquí y tengan sus papeles completados.
Vere se volvió hacia la pared para sacarse la sudadera con capucha. En lugar del
gracioso movimiento que habría hecho con sus brazos, se enredó y quedó atrapada
por su moño de doble peso.
La sudadera con capucha no se había movido ni arriba ni abajo.
Con la cara completamente envuelta en algodón negro, recorrió su apaciguado
cerebro, tratando de hacer un balance de la situación.
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No todo está perdido.
Mi cami12 al menos es lindo, y del sentimiento de las cosas, no se ha subido. GRACIAS
DIOS.
Ella luchó más duro. Al menos veinte cabellos de bebé en la base de su cuello se
salieron por sus esfuerzos.
―Ay. Uuuf.
Su cabeza le dio más vueltas. Era ella o el moño.
Bien. El moño.
Tiró tan duro como pudo. Más cabellos se salieron.
―¡Ay! Jenna, ayuda. Por favor. ¡Ayuda! ¡Ayuda!
En segundos su sudadera con capucha se levantó, y luego salió.
Vere jadeó en dos largas respiraciones.
―Otro minuto más y un nuevo episodio de fracaso épico habría coronado mi lista.
Gracias ―dijo ella, volviéndose con una sonrisa.
―No hay problema. No puedo resistirme cuando las chicas lindas piden ayuda.
Curtis Wishford estaba de pie frente a ella, sosteniendo su arrugada sudadera.
―Um ―se las arregló Vere, ahogando de regreso las restantes sílabas: bla-durd-yahbla.
Curtis parecía estar reprimiendo una sonrisa mientras entregaba la sudadera.
―Vere, estoy bromeando. Sabía que tú estabas allí abajo.
¿De qué está bromeando?
¿Soy linda o no?
Quizás estoy en un tótem tan bajo, ¿que él no me considera una verdadera chica?
Bla. Bla. Bla. Dug-bla.
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Cami: top de tiras
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Curtis continuó:
―Y no te preocupes. Nadie te vio metida en la sudadera. No tendrás que
actualizar tu lista. ―Se rió entre dientes―. ¿Realmente tienes una lista? ―añadió.
Vere parpadeó. Y parpadeó. Y parpadeó. Y parpadeó.
OMG13. Intenta hablar. Intenta.
―Uh… sí. Quiero decir, no. No lo hago. Es broma. Pensé que eras Jenna. ―Vere
sentía arder la parte posterior de su cuello. Su estómago había comenzado a
retorcerse y dar vueltas.
―Oh. ―Él cambió de pies―. No pondrías una lista como esa más allá de ti, sin
embargo. Siempre pareces estar tomando pequeñas notas.
―Necesito notas extra de estudio, algunas veces.
―Yo también. Hago tarjetas de memoria.
―¿Lo haces?
Su mirada era cálida.
―Es un secreto.
―Bien. ―Rió ella, mordiendo su labio inferior para mantener su boca de caer
abierta de nuevo. Miró rápidamente alrededor por Jenna. Ella parecía haberse
desvanecido.
Cuando Curtis no dijo nada más, Vere se arriesgó a otra mirada de su rostro.
Sus ojos son tan agradables de cerca. Mitad verdes y mitad marrones con todo tipo de
manchas brillantes en ellos.
Parece más alto. ¡Está usando colonia! Mmm…
―Así que… gracias por salvarme. ―Se las arregló finalmente y apartó la mirada,
preguntándose si lo había mirado al rostro por mucho rato.
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OMG (en inglés): en español quiere decir “Oh, por Dios”.
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―Claro. ―Cuando él no se movió, Vere entró en un extraño y flotante túnel del
tiempo. Se conectó a la tierra enfocándose en el silbido en sus zapatillas de deporte
negras.
Avanza ahora, zapatillas deportivas. Aléjate. Por favor.
Cuando las zapatillas de deporte no se movieron, Vere se ocupó a sí misma
empujando la sudorosa sudadera dentro de su bolso.
Sus pies se volvieron finalmente; pero antes de que ella se diera cuenta de lo que
estaba pasando, su moño se deslizó a un lado y se deshizo completamente.
―Guau. ―Las zapatillas de Curtis volvieron de regreso.
―Sí. Lo sé. Soy un desastre ―dijo Vere, lanzándole una mirada a través de su
cabello antes de mirar hacia abajo mientras sus mejillas comenzaban a dolerle y
quemarle incluso más.
―No. Tienes un cabello hermoso. Nunca noté que había crecido tanto. Realmente,
realmente largo.
Su voz era suave. Amable. ¿Admirativa?
¿Acaba de llamar a mi cabello hermoso?
Recuperó su cinta de cabello y lo sujetó en la masa de cabello, tratando de ponerlo
todo junto de nuevo, ahora aterrada de mirarlo a la cara.
Por favor, no permitas que se ría de mí. Cualquier cosa menos eso.
Cuando él no dijo nada más, Vere se forzó a hablar hacia sus zapatillas de nuevo.
―Mi cabello, es difícil de manejar, así que… yo… uh, lo uso recogido.
Probablemente debería cortarlo.
Rápidamente apretujó su cabello de vuelta en un moño, deseando haber dicho algo
más. Cualquier cosa. Pero se dio una palmadita mental en la espalda, sorprendida
de haber dicho alguna palabra inteligible en absoluto.
―Yo no cortaría algo tan hermoso. Deberías usarlo suelto más. Es una agradable
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vista de ti. Diferente.
Vere se encontró con su mirada.
Un segundo cumplido, ¿y ninguna observación sarcástica o de broma?
¿Era esta una verdadera conversación sucediendo aquí?
Respóndele. ¡Respóndele!
―Oh. Gracias. Sí, quizás. ―Esta vez fue fácil sonreírle. Hasta que él sonrió de
vuelta, ¡e hizo colapsar sus pulmones!
―Genial. Amo el cabello largo en las chicas. Es mi favorito.
See dio cuenta de que era su turno para hablar de nuevo.
―El tuyo es lindo, también, no tan largo, y muy brillante. Geniales risos negros, y
todo eso también.
Tonto. La cosa más tonta que he dicho jamás.
Curtis le dio una mirada extraña como si confirmara sus pensamientos.
Ella tuvo que recuperarse, rápido.
―Atractivo. No lindo, claro. Es atractivo. Y un cabello oscuro, corto y negro como
el tuyo es mi favorito en los chicos también. Así que… sí.
Incluso más tonto.
―¿Lo es? ―se rió.
Mordió su labio inferior, preguntándose si él ahora pensaba que estaba loca. Todo
su estómago dio vueltas arriba y debajo de su corazón antes de caer de nuevo a sus
rodillas.
Oh, por favor aléjate, Curtis Wishford. Posiblemente no puedo pensar en alguna otra cosa
que decir. No puedo respirar más, ¡y no puedo irme porque este es mi asiento!
Por favor. Sólo. Vete.
Pero no lo hizo.
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Todavía sonriendo, cruzó sus brazos como si quisiera quedarse más tiempo.
―Charlie dice que tu mamá consiguió un gran proyecto para ustedes dos este fin
de semana. Espero que te deje libre para la fogata del sábado por la noche. ¿Has
pensado en ir? ¿Cómo es que nunca vienes a las cosas de la escuela?
¿Qué? ¿Está pidiéndome que venga a la fogata? ¿O quiere que admita que moriría si
tuviera que hablar con gente, con él, en “las cosas de la escuela”?
Se encogió de hombros, concentrándose en responder sus preguntas en oraciones
completas esta vez.
―No podemos hacer la fogata. Mamá va a hacernos ir al lago. Pero… hago algunas
cosas de la escuela. Cosas de drama mayormente.
―Oh, cierto. Ahí es donde te ocultas. Siempre ayudando en la logística.
―Lo sé. ―Asintió Vere, golpeándole todo un nuevo nivel de doloroso y abrasador
rubor en la parte superior de sus oídos―. Lo alzaste con Charlie. Me dijo que se
divirtieron ―ella disimuló.
Curtis no pareció notar sus orejas porque estaba estudiando atentamente su cami.
¡Qué había en su cami!
¿Quizá está tratando de revisar si mis pechos llenan mi cami? Ayuda, torpe. ¿Dónde
diablos esta Jenna? Necesito un rescate.
Con horror, vio cómo sus ojos viajaban más abajo entonces retrocedió. No parecía
rechazarla.
¡Su mirada parecía casi apreciativa!
Pero entonces, un destello en sus ojos le dio el impulso de coquetearle. Y le
coqueteó realmente duro.
El calor más el estrés de él hablando conmigo debe estar haciéndome demente. Como si fuera
alguna vez a coquetear con Curtis Wishford públicamente otra vez. Incluso si lo merecía.
Lo cual podría en este momento… si no se detiene.
Buscó consuelo en el hecho de que ella y Jenna habían hecho exactamente lo
mismo a Curtis por años. Secretamente lo miraba de arriba a abajo, en cualquier
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oportunidad que tenía. Comiendo papas fritas, soñando con conversaciones del
baile de graduación era un panorama de años y años de inapropiadas miradas más
comentarios sobre este chico.
Karma en acción. ¿Pero por qué no paraba de mirarme todavía? Si él no ponía fin a esta
locura, lo haría yo. Curtis y yo sabemos que no nos hablábamos el uno al otro. ¿Por qué
rompía las reglas?
―¿Tus piernas siempre han sido de ese largo?
―Desde el séptimo grado ―le recordó, agarrando su carpeta sujetándola en frente
de ella como un escudo.
―Séptimo grado se siente como historia antigua para mí.
―Ojala… ―comenzó, pero entonces cambió de opinión. No tenía sentido
continuar con esa frase. Apartó la mirada, decidida, esta vez, nunca miraría hacia
atrás a su hermoso rostro.
―Vere, eres tan… ―Curtis se detuvo en medio de la frase cuando Howie
Rutherford, compañero de equipo, se paró y tiró su taburete, distrayendo a todos
en el aula.
―¡Sr. Peterson! ―llamó Howie.
¿Soy tan qué? ¡¿Tan qué?!
Vere rechinó sus dientes y descubrió que no quería que terminara su frase.
Podía imaginar lo que estaba pensando: Tan desesperada. ¿Tan rosa y roja? Tan
extraña. ¿Tan cuestionada en todos los sentidos?
―¡Sr. Peterson! ―exclamó Howie otra vez. Era uno de esos chicos que no sabían
hablar, sólo gritar.
―¿Qué es, Howie?
―Va a tener que dar un formulario extra de contusión cerebral a Curtis Wishford y
tal vez a Vere Roth también.
―¿Por qué? ―El Sr. Peterson suspiró golpeando su pie. Todo el mundo estaba
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acostumbrado a las payasadas de Howie en el aula.
Vere cerró sus ojos con Curtis y abrazó su carpeta más apretada.
Su corazón oficialmente había dejado de latir hace un segundo.
Curtis le disparó una media sonrisa, una que no podía ocultar su pena obvia.
Lamentando desmallarse si él se aproximara a ella en absoluto.
El aula creció silenciosa cuando Howie continuó:
―¿Las personas que CAUSAN la conmoción cerebral tienen que firmar el
formulario, o es sola la persona que RECIVE el daño verdadero?
Howie había devuelto una mirada inocente al Sr. Peterson, quien concentró su
atención en Vere y Curtis.
Vere se figuró que no había remedio para alguien que se ruboriza a negro. Trató de
que no le importara que hubiera llegado a esta situación extrema y con una
audiencia máxima.
No podía hacer nada sobre eso, pero al menos podía mantener su cara seria.
―Te odio, Howie Rutherford ―Vere lo confrontó justo antes de morder el interior
de sus mejillas.
Duro.
Howie sonrió.
―¿Vere? ¿Curtis? ¿Tienen… o no tienen el formulario de Conmoción cerebral?
―El Sr. Peterson agitó los formularios en el aire.
Toda la cháchara cesó. Todos los ojos en la sala giraron hacia ellos.
―Eres tan inepto, Howie. ―Curtis puso sus manos sobre la mesa de Vere,
frunciendo el ceño hacia su amigo―. Déjalo ir ―añadió, lanzó a Vere una mirada
ilegible.
Algunos estudiantes bromearon tranquilamente.
―Howie, tienes dos segundos para explicarte ―bramó el Sr. Peterson―. O los tres
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pueden alcanzar la oficina del director.
―Curtis necesita una de esos formularios en caso de que Vere le dé un cabezazo
otra vez. ―Howie balanceó su cabeza como un pollo para el efecto―. Fuera de
lugar, Curtis. Ella es peligrosa. Tenemos un juego en dos semanas.
Todo el sitio estalló en risas.
Jenna se materializó fuera del mar de rostros que miraban fijamente, su expresión
consternada. Levantó dos heladas, goteantes botellas de agua.
―No dejes que te vean sudar ―susurró, deslizándose en su asiento. Siempre la
protectora de Vere, lanzó a Curtis y entonces a Howie su deslumbrante mirada de
estas-invadiendo-el-espacio-de-mi–mejor amiga.
Para hacer el momento más memorable, una gota de sudor se deslizó fuera de la
cabeza de Vere y golpeó la mano de Curtis.
Perfecto.
Vere robó un vistazo a Curtis a través de sus pestañas. Bajo el resplandor de Jenna,
su sonrisa se había desteñido a una mueca afligida. Se retiró a su asiento, frotando
el dorso de su mano en su camisa.
Intentando siempre ser el encantador Curtis Wishford: FRACASO.
―Oh, Sr. Peterson. No dejé a Vere herirme. Me da miedo ―lloriqueó Howie,
burlonamente encogiéndose en su asiento.
Vere apartó la vista del mar de rostros mirándola fijamente y torció un mechón de
su pelo en la base de su cuello, como memorizando cada rasguño grabado en la
superficie de su mesa del laboratorio.
Más risas estallaron y entonces, susurraron.
Imaginó que los pocos chicos que no habían oído hablar de ella y Curtis se estaban
rellenando en los detalles. Miró otra vez hacia Curtis que había escogido ignorar la
escena entera. Estaba afanosamente firmando su montón de formularios como si el
mundo hubiera desaparecido a su alrededor.
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¿Quién podría culparlo?
Vere puso su mejor cara de poker y tiró medio encogimiento de hombros a Jenna,
pero no podía encontrar la mirada de su mejor amiga por mucho tiempo.
Agradeciendo la botella de agua porque le dio algo que hacer mientras que todo el
mundo continuaba mirándola fijamente, Vere lo abrió y tomó un largo trago.
No importa cuánta agua tragó, el nudo en su garganta no se quitaba.
Su teléfono zumbó y vibró contra el escritorio.
VERE ASEGÚRATE DE QUE CHARLIE REGRESE A CASA CONTIGO. SÓLO.
RUCUÉRDALO. NO PIERDAN EL TIEMPO. REALMENTE NECESITO QUE
ESTÉN LISTOS PARA AYUDARME.
―Señorita Roth. ¿Está usted mensajeando? Puede traer ese teléfono aquí. Se lo
devolveré después de que recoja y clasifique los formularios para mí.
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―Sí, Sr. Peterson.
Aterrizaje
Traducido por Isane33
Corregido por MaryJane
―A
uxiliares de vuelo, por favor preparen para el aterrizaje. ―El
capitán interrumpió los pensamientos de Hunter mientras el
avión volaba en círculos en las afueras de Denver para evitar
algunos nubarrones gigantes.
Dejó descansar la frente en la ventana oval, mirando un pequeño grupo de
rascacielos de la ciudad y cruces de carreteras enmarcadas por un lado por una
larga franja de montañas distantes, agradecido por el par de gafas de sol
deportivas, sencillas y aburridas que su "gemelo impostor" le había dado.
La locura no es sexy. La locura no es sexy.
Las palabras de Martin continuaban consumiendo sus pensamientos.
¿Estoy loco? No. No. Barry dijo que no lo estaba. Lo dijo más de una vez y él es un
profesional.
―¿Señor? Señor. Joven.
Hunter saltó y se alejó de la ventana, tratando de hacerse desaparecer en su
asiento. Una mujer con una bufanda roja y traje azul marino se quedó mirándolo
expectante.
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Su estómago se contrajo con miedo puro.
¿Me reconoce? ¿Qué se supone que debo hacer? Tengo cero guardaespaldas. Por favor, no
dejes que me acosen. Por favor, sin gritos.
Miró a su alrededor buscando un esfero.
Tal vez ella sólo quiere un autógrafo. Podría pedirle que no lo diga. Suplicaré. Después de
hoy, me vendría bien no esperar para suplicar.
El hombre que estaba junto a él le golpeó el brazo.
―Ella quiere tu basura, amigo.
―Y necesita sacar el respaldo de su asiento de la posición reclinable. ―Parpadeó
como si pensara que fuera un idiota.
―Oh. Cierto. Claro. ―Sacó una lata de refresco, servilletas y su taza de plástico
aplastada del bolsillo del asiento. Se lo ofreció a la mujer para que lo tomara,
arriesgándose a respirar.
―Tíralo en la bolsa, por favor. ―Sacudió la bolsa de basura blanca.
―Cierto. ―Hunter se estiró y lanzó su pila en el saco.
Ella se alejó de mal humor.
El hombre negó con la cabeza.
―Apuesto a que vive sola.
―¿Tú crees? ―Ellos compartieron una sonrisa.
Después de que le habían entregado el bocadillo y la bebida, Hunter había
determinado que sus compañeros de asiento no eran fans de GuardeRobe. Cuando
nadie más a su alrededor le había dado una segunda mirada, se había relajado lo
suficiente como para acurrucarse contra la ventana y dormir.
Ahora el chico de al lado estaba empacando su computadora portátil y la mujer en
el asiento del pasillo acababa de colocar su Kindle en una genial bolsa de
cachemira.
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¡Ambos todavía parecían felizmente despreocupados de él!
Hunter se maravilló por la idea de que habían estado sentados junto a él durante
dos horas y no sabían nada ―pensaron nada― sobre él. ¡La azafata en realidad lo
había menospreciado!
Hunter hizo una cuenta regresiva. Habían pasado por lo menos cinco horas desde
que había sido reconocido. Esta era una especie de récord.
Por alguna razón, de repente quería este disfraz para celebrar. Al menos por un
rato. Era genial en cierto modo ser uno de los muchos sin nombre y sin rostro.
La señora en el asiento del pasillo se inclinó sobre el tipo del medio para mirar por
la ventana. Hunter tuvo que armarse de valor para pestañear. Odiaba cuando los
extraños se acercaban demasiado.
―Estas malditas tormentas en la tarde. Va a ser agitada la bajada. ¿De vuelta a
casa? ―Ella se inclinó hacia atrás, siguió mirándolo con curiosidad, pero no de una
manera que le amenazaba.
Fue muy genial.
―Más o menos. ¿Tú? ―respondió él, tratando de mantener la voz más tranquila
de lo normal.
―Denver es mi hogar. He estado en viaje de negocios. ¿Dónde está el hogar para
ti?
―Uh... Monument. ―La palabra sonaba extraña en la lengua de Hunter―. Me voy
a mudar allí a vivir con mi tía. No la he visto desde que era pequeño. ¿Lo conoce?
―Yo lo llamo Pequeña Siberia ―dijo el hombre en el asiento del medio.
La dama sonrió.
―Es hermoso, pero siempre tienes nieve adicional durante el invierno. Tienen una
linda ciudad bastante grande en estos días, sin embargo. Hermosas vistas del Pico
Peak.
―Oh. —Hunter trató de recordar la ciudad de nuevo, pero sólo podía visualizar la
cara sonriente de su tía Nan. En realidad no podía esperar para verla. Tal vez
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conseguir uno de sus abrazos. Nunca pudo olvidar aquellos.
El avión rebotó y se sacudió. Se movió rápidamente por el borde de una de las
nubes gigantes. Todo tembló y el equipaje de mano se movió por encima.
¿Por qué la gente junto a mí parece tan tranquila?
Rayos de sol de color amarillo blancuzco, brillaban a través de las ventanas en el
otro lado del avión. Hunter se agarró a los lados de su asiento mientras el avión
rebotaba de nuevo.
Esta vez, no había ninguna nube para culpar de la turbulencia.
―¿Es este un aterrizaje normal, o debería estar nervioso justo ahora? ―Se
atragantó
―Esto es bastante normal para el transcurso de finales del verano. ¿Tienes un
nombre? ―El hombre le tendió la mano.
Hunter asintió.
Sintiéndose como un fraude total, soltó su mano derecha del abrazo de muerte que
tenía en el reposabrazos y le dio a la mano extendida del hombre una sacudida
corta. Tenía el extraño impulso de sonreír, probablemente porque estaba a punto
de mentirle a este tipo, por lo que medio contuvo el aliento y esbozó la sonrisa.
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―Soy... Dustin. Dustin McHugh.
Pánico a la vista
Traducido por Vettina y helen1
Corregido por La BoHeMiK
V
ere cerró de golpe la puerta mosquitera.
―¡Mamá! Charlie me dejó. Me senté en el estacionamiento por veinte
minutos esperando y esperando, y él nunca apareció ni llamó. Tuve
que conducir a casa, ¡sola!
El grito de su hermano estalló en sus tímpanos cuando él cerró de golpe justo
después de ella.
―¡Falso! Le envié un mensaje de texto durante el último período pero ella no
reviso su teléfono. ¡Tome un aventón con Curtis! Estábamos justo detrás de ella en
la camioneta, así que técnicamente nunca estuvo sola.
Vere lo miró lanzando balas de fuego hacia los ojos de su hermano.
―¿Lo oyes? ¡Mamá! Acaba de admitir que desobedeció.
Charlie se rio y bajó su voz.
―Beso, beso. No estés toda enojada. Curtis se fue. Pero no antes de preguntar
sobre ti. ¿Qué pasa con eso?
―Cállate ―Vere lo empujó―. No soy una idiota. En realidad estoy segura de que
no va a mencionar mi nombre nuevamente. ―Colgó su mochila en uno de los
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ganchos de la habitación.
―Vere. Honestamente. Él lo hizo. Lo que sea que pasó hoy lo tenía todo cursi y
extraño. Un poco escalofriante.
Charlie parpadeó sus grandes ojos castaños inocentemente ―ojos que coincidían
con los de ella― antes de tirar su sudadera y mochila en un montón en el suelo.
―También me preguntó si estabas saliendo con alguien. Ha. Sí como no.
Vere negó con la cabeza y le dio su mirada más mordaz, negándose a dejarlo que la
molestara acerca de su amor platónico.
―¡Mamá! Charlie es demasiado tacaño para llamarme de su celular y los mensajes
de texto en la escuela tienen un retraso realmente largo. ¡Y él lo sabe!
―Sólo tengo ocho cientos de texto y de tiempo en minutos de llamada cada mes.
Comprados por mí y no presupuestado para ti ―susurró Charlie al caminar junto
a ella, dirigiéndose a la nevera.
Ella lo siguió, agarrando el jugo de naranja primero.
―¿En serio? ¿Es por eso que no me mandaste un mensaje?
―Sí, en serio ―Charlie tomó la caja de jugo justo de su mano, la abrió y tomó cinco
enormes tragos―. No estoy hecho de dinero. ―Chasqueó los labios y babeó en el
pico como si estuviera besándose con ella o algo así. Charlie era famoso por este
movimiento―. Mmm. Mmm. Mi jugo.
―Eres tan asqueroso. ―Ocultó una sonrisa.
―Lo sé, ¿cierto? ―Sonrió.
La puerta del refrigerador estaba abierta completamente mientras Charlie sostenía
la caja, movió sus cejas ridículamente, y la invitó a tomarla.
―¿Quieres un poco? Ya he terminado.
―¡Mamá! ―Vere llegó alrededor de él y sacó una botella de agua fría―. ¡Charlie
ha contaminado todo el cartón de jugo!
―¡Chicos! Vengan aquí, por favor ―La voz de su mamá viajo hacia dentro desde
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la sala de estar.
―¡Vamos! ―Vere hizo un movimiento hacia Charlie―. Después de ti, hermano
mayor.
―Infiernos no. Tú ve primero. Averigua que demoniaco proyecto tiene ella en
mente e infórmalo. ―Charlie se sumergió en una gran bolsa de pretzels.
―¿Parezco estúpida?
Charlie agitó sus pestañas.
―¿De verdad quieres que responda eso? Porque lo haré.
Rodó sus ojos.
Él tragó ruidosamente lo último del jugo y puso cinco pretzels en su boca.
―¿Lista? ―dijo escupiendo trozos de pretzel seco de su boca a propósito.
―Acordemos permanecer juntos. No importa lo que sea.
―Hecho. ―Más polvo de pretzel voló en todas direcciones.
Vere estaba a punto romper a reír. El tipo podía asquerosamente, tener el encanto
de enojar a cualquiera, incluso a ella.
Se dirigieron en fila india hacia el frente de la casa.
―¡Oye, mamá! ―gritó Charlie por el pasillo―. Vere intentó conseguir un novio
hoy. Howie me dijo que se le propuso completamente a Curtis en el laboratorio de
ciencias. Ella se puso toda roja y púrpura. Ofreció cronometrarlo y arrastrarlo de
vuelta a su cueva. ¡Incluso logró que su teléfono fuera puesto en un periodo de
prueba! ―Se rio.
―¡Mentiras! Rumores ―jadeó Vere, horrorizada de como había hecho el ridículo y
de que la noticia se había esparcido ya.
Lo más probable es que eso es sobre lo que él y Curtis habían estado hablando
durante el viaje a casa, no sobre ella. No sobre si ella estaba saliendo con alguien,
eso es seguro.
―Deja de molestarme sobre Curtis. Sabes que he jurado que no me gustaría más.
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En serio. ―Se lanzó sobre su espalda y golpeó sus hombros.
―Por favor ―ululó Charlie, asegurando sus piernas―. A pesar de que la primera
sesión de besos fracasó, y aunque no me crees; e incluso aunque creo que está loco
por considerarte, estoy bastante positivo de que el chico está siguiéndote en el
radar de enamoramiento. Hoy él si me pregunto acerca de ti en un nivel serio. ¡Él
lo hizo!
Vere conectó un buen golpe de karate entre sus omóplatos, pero su hermano era
tan grande que ni siquiera se inmutó.
―Sólo deja de hablar de él. No es gracioso. Sabes que estoy destrozada en lo que a
él se refiere. Incluso si preguntó, no va a suceder.
Su hermano se detuvo y habló por encima de su hombro.
―Desearía que no pensaras eso de ti misma. Sólo necesitas un poco de práctica.
Curtis me dijo que tuvieron toda una conversación esta tarde. Una linda
conversación. Vomité cuando la describió.
Dejó de golpearlo, y trató de mantener su júbilo ―su esperanza― fuera de su voz.
―¿Honestamente? ¿Lo hizo? ―susurró.
―Lo hizo. Tienes potencial, pero primero tienes que creer que tienes potencial.
Voy a ayudarte a trabajar en esto. Y después te haré vomitar por venganza.
Charlie atrapó sus piernas más fuertemente y la agarró para que no pudiera
escapar, llevándola acuestas en caballito para alcanzar el vestíbulo más amplio. Se
dispararon hacia la sala de estar como un tornado. Vere agarró los hombros de
Charlie, luchando para mantener el equilibrio.
Su mirada primero se posó en su vecina Nan, luego en el enorme ceño fruncido de
desaprobación de su madre. En el siguiente giro, se fijó en un chico que no
reconocía y estaba sentado en el sofá. ¿Usando gafas de sol? Un giro más y había
observado un gorro negro, cabello castaño oscuro, y que la estaba mirando. A ellos.
A menos que él tuviera los ojos cerrados detrás de las gafas, que lo dudaba
teniendo en cuenta del espectáculo que ella y Charlie habían creado.
―Bájame ―pronunció ella al oído de Charlie. Este, ajeno a la compañía, no dejaba
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de girar.
En su siguiente giro, Vere alcanzo a ver brevemente la cara del chico, que era bien
parecido e incluso mareada no le pasó desapercibido. Y sintió en sus mejillas un
cosquilleo, pero el rubor se disipó instantáneamente gracias a Charlie, que había
empezado a girar tan rápido que perdió la pista de toda la sala. Mantuvo su voz
firme, en un intento de mantenerse tranquila.
―Eh, ¿mamá? ¿En cualquier momento que quieras intervenir? ¿Castigarlo
permanentemente? ¿Quitarle sus privilegios de auto y dármelos a mí?
―Eh, mamá. ―Charlie giró más rápido e imitó a Vere con su propia voz
femenina―. ¿En cualquier momento que desee intervenir y ayudar a Vere con sus
habilidades para los hombres? He decidido lanzarla a la sociedad popular.
―¿Quieres decir habilidades como yo lanzándote a la alfombra? ―Vere agarró sus
orejas y jalo.
Charlie gruñó y cayó al suelo. Ella aterrizó mareada, en un montón triunfante
sobre su espalda.
―Tristemente, estos son mis hijos. Vere, Charlie, conozcan a Dustin McHugh.
Dustin es él es sobrino de Nan. Y se está mudando aquí. ¿No es eso bueno chicos?
―El tono de su mamá había cambiado a brillante Mary Poppins cuando
continuó―: Y Dustin es nuestro proyecto. Él comenzará la escuela contigo el
martes después del fin de semana de tres días. Va a necesitar nuestra ayuda para
adaptarse.
Charlie, todavía boca abajo, gimió.
―Soy yo quien necesita un ajuste. Vere casi me mata. Dañó mi espalda con sus
rodillas huesudas. Bájate. Alguien llame a una ambulancia.
Vere cavó profundamente su rodilla en la espalda de Charlie cuando trepó fuera
de su hermano y se tambaleó hacia una silla.
―Vaya. Me mareó ―murmuró.
El chico nuevo se rió.
Ella le disparó una mirada y sus ojos se encontraron. Esta vez, Vere no perdió el
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enfoque. Se quitó sus gafas de sol y tuvo que contener un jadeo. Los ojos del chico
eran de un azul tan deslumbrante y cegador que la desorientaron. Sintió la parte
posterior de su cuello hormiguear.
Por Dios. No es bien parecido. Es tan guapo que podría desmayarme.
Antes de que pudiera tener un segundo vistazo, él se giró y bajó la visera de su
gorra de béisbol. Se quedó sentada e hizo un esfuerzo por controlar el cosquilleo
que se extendía rápidamente desde su cuello hasta sus mejillas, pero continuó
mirando curiosamente a Dustin.
Nan se puso de pie, bloqueando su vista mientras ayudaba al chillón de Charlie a
ponerse de pie y luego se inclinó para abrazar Vere.
―Ustedes dos siempre me hacen sonreír ―dijo Nan, antes de girarse para dirigirse
a su sobrino―. Vere y Charlie darán inicio a este plan de deshacerlo en marcha.
También serán grandes amigos para ti.
―En serio. Pues bien. Es bueno conocerlos, supongo ―dijo, cruzando sus brazos
frente a él y agachándose aún más bajo en su gorra.
Vere se puso en alerta. Su voz había sido súper suave. Baja. Tenía la sensación de
que el chico sonaba como si fuera mayor que ellos; pero eso no era lo que había
causado que Vere hiciera una pausa.
Había sonado... aburrido. Y posiblemente, sarcástico. ¿Arrogante? O… ¿estaba algo
así como molesto?
Ella miró alrededor de Nan, esperando por otro vistazo a la cara del chico, pero
todavía estaba encorvado, con los brazos cruzados, escondido en su gorra.
¿También tuvo la extraña sensación de que el chico quería acurrucarse en una bola
y se esconderse?
¿Qué diablos?
―No hay que levantar una bandera muy pronto aquí, tía Nan, pero estos dos
podrían necesitar su propio deshacer. O, cambio de imagen. Míralos. ―Echó un
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vistazo a Vere―. Ellos no parecen capaces de ayudarme.
Vere disparó a su madre una mirada de “que quiere decir eso”, pero su mamá no
le prestaba ninguna atención a Vere. En cambio, estaba señalando a Nan con algún
tipo de lenguaje de signos extraños, y las dos se veían más que nerviosas.
Algo pasa. Grande.
Charlie se acercó al chico con su pavoneo de desafío de hombre a hombre. Vere se
dio cuenta que a su hermano no le había gustado el último comentario del chico o
tampoco su tono de su voz.
―Supongo que es un placer conocerte también ―dijo Charlie, dejando su propio
tono sarcástico.
El chico se levantó y sacudió la mano que le ofrecía Charlie. Se había movido con
suave gracia, atlética y parecía tener unas dos pulgadas más alto que los seis pies
de Charlie.
―Tenemos algunas cosas que decirles ―saltó la mamá de Vere.
―¿Quieres decir que no lo saben? ¿No tienen ni idea? Me dijeron que estaban
completamente abordo ―dijo Dustin. Se había alejado de Charlie. Ella pensó que
había visto un vistazo fugaz de pánico cruzar sus facciones antes de que él cerrara
los ojos.
Charlie lo siguió, para no darle al chico ni una pulgada.
Dustin continuó―: Esto es ridículo. Tía Nan, señora Roth, sin ofender, pero no
quiero hacer esto. No con… ellos. En absoluto.
―No tienes otra opción ―dijo Nan con suavidad.
―¿En qué? ―Vere frunció el ceño―. ¿Qué?
Dustin podría ser alto y guapo ―y el sobrino de una mujer que toda la familia
amaba― pero definitivamente este chico estaba actuando como un bicho raro. Ella
estaba a punto de abordar el hecho de que también podría ser un idiota, pero su
hermano no le dio una oportunidad.
Él dejó escapar un silbido seguido por―: Oh. Mi. Dios. Eres… eres… oh… no…
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¡mierda! ¡Hombre! ¡Santa mierda! Hooombre.
Charlie se lanzó entonces a una corriente de balbuceo chillidos, ininteligibles y
maldiciones al azar. Vere sólo podía mirar mientras observaba a Charlie saltar
arriba y abajo como un pollo graznando. Él terminó con―: ¡Mierda santa! ¡Mierda
santa! ¡Amigo, amigo, amigo! Oh Dios mío, amigo. Estoy muriendo aquí. ¿Qué
mierda está pasando?
La barbilla de Vere cayó al suelo. Le disparó a Charlie una mirada interrogadora,
antes de ver a Dustin para calibrar su reacción a la locura de su hermano. Pero
Dustin parecía no tener ninguna reacción en absoluto.
¡Ninguna! Cero.
Simplemente se quedó allí enfrentándolo directamente. Mirando a Charlie como si
fuera un insecto molesto, chirriante.
―Estoy vaya. ¡Vaya! Esto es tan malditamente fantástico. Mierda santa.
―Charlie. ¡Cuida tu boca! ―gritó su mamá finalmente.
―Déjanos explicar ―agregó Nan.
Vere se volteó para mirar a Dustin. Su ultra brillante mirada azul había quemado
hacia ella como si esperaba a que hiciera algo similar también. Fue entonces
cuando vio la expresión cruzar en su rostro de nuevo.
Sí. ¡Pánico absoluto! ¿Qué le pasa a este chico?
―Oh. Dios. Mío ―Charlie comenzó de nuevo―. ¡Oh Dios mío!
¿Qué le pasa al idiota de mi hermano?
―¡Esta es la cosa más absolutamente fantástica! ¡No, mierda! ¡No Mierda! ¡Amigo!
¡Tan asombroso!
Dustin se quitó la gorra y se pasó la mano por el pelo. Bonito cabello, grueso y
ondulado. Su máscara cayó de nuevo y ella captó sus hombros cayendo un poco.
Se veía casi desinflado… y ¿algo triste? Vere lanzó una mirada a Nan. Ella se veía
triste también. ¡Y su mamá parecía que podía desmayarse!
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Pobre Dustin McHugh. Pobre mamá y Nan. Deben pensar lo peor.
Ella y Charlie habían sido tan groseros: discutiendo, gritando, luchando y ¿ahora
Charlie se había perdido? Vere tenía que arreglarlo antes de que ambos fueran
atrapados. No iba a perder los privilegios del carro en la primera semana de clases.
Incluso si este Dustin McHugh podría ser algún tipo de triste, extraño… tonto.
Es hora de volver a iniciar la cortesía.
Vere revisó su moño y se obligó a caminar hacia Dustin. Un rubor intenso puso
calor en su cara.
Y ¿qué? No es como si pudiera cambiar el color de mis mejillas. Voy a terminar con
esto.
¿Las puntas de sus orejas quemaban mientras iba por ello?
―En… Encantada de conocerte, Dustin. Estaré encantada de darte una vuelta por
nuestra escuela. Lo que tú y Nan piensen que necesiten. Sé que parecemos poco
fiables, pero no lo somos. Nosotros te podemos ayudar. Sinceramente. ―Añadió lo
que esperaba fuera un gesto alentador de asentir.
Por desgracia, ese movimiento tenía el moño flotando por todo el lugar en la parte
superior de su cabeza. Con la esperanza de que se sostuviera, le tendió una mano
temblorosa y le dio su sonrisa amistosa, mientras miraba a la cara de este Dustin
McHugh. Y se aturdió con su propia vista.
Este tipo está más allá, sobre la cima. ¡Impresionante! Como un modelo real. Un
modelo sin poros, con pestañas realmente largas y una sexy, carnosa boca de
hombre. Con hombros anchos y lindos bíceps. Y él está realmente bronceado. Y…
y… los ojos… Vaya. En serio. Vaya.
Ella tragó saliva. ¡Lo que sea! El chico es tan hermoso que era anormal.
Si ella no se muerde el labio superior para mantener bajo control el rubor, su
mandíbula se habría abierto ampliamente mientras asimilaba su perfección.
Mentón cuadrado, pómulos y los músculos… ¿Les era permitido a los chicos ser
tan bellos?
Su mano tembló delante de él como un pollo de goma. Sus ojos recorrieron el
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moño y luego su rostro, antes de que él se apartara como si ella lo hubiera
quemado. Ese mismo destello de pánico atravesó su mirada antes de que él se
encogiera.
Puf. Puf. Puf. Él se encogió totalmente. ¡Lo hizo!
Vere metió la mano detrás de su espalda. Quería morir. Si tuviera cualquier duda
que no era un completo veneno para los chicos, acababa de ser borrada
instantáneamente por la respuesta de este chico.
Yo repelo a todos los chicos. Ahora tengo pruebas. ¡Prueba! Espera a que Jenna lo oiga.
¿Quizá necesito un desodorante diferente?
Se pasó la lengua por los dientes.
¿O pasta de dientes?
―Vere… ¡Que idiota! ―Charlie se disolvió en un ataque de risa―. Es despistada.
¡Y no tiene idea de quién eres!
―¿Qué quieres decir? ¿Te he visto antes? Yo no creo… ―Frunció el ceño a Dustin,
a continuación, a Charlie.
―Charlie. Tómalo con calma ―dijo Nan.
El dolor de cabeza de Vere de la tarde regresó con toda su fuerza. Había pensado
que el día no podía empeorar. Al menos el sobrino de Nan había igualado los
puntos groseros para que su madre no agitara descaradamente la mano delante de
todo el mundo. Y uno mejor, el Sr. Bonito había logrado hacerla enojar demasiado
para ruborizarse. Sus mejillas, cuello, orejas rojas y calientes se desvanecieron de
nuevo a lo normal.
Porque no me importan ni un poco los chicos guapos y groseros.
―En serio, mamá, Nan ¿puedes explicarnos? ―preguntó Charlie.
Vere se cruzó de brazos.
―Sí ―añadió ella, asegurándose que sonaba irritada y molesta, como si su tiempo
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se estaba malgastando.
Porque lo estaba. Debería estar arriba llamando a Jenna para decirle que Curtis habló con
Charlie sobre mí. ¡Tengo cosas que hacer!
Captó los ojos de Dustin y lo fulminó con la mirada, recordándose a sí misma de
nuevo que no estaba en absoluto afectada por su aspecto o herida por lo que hizo.
Si él la miraba horrorosamente de arriba abajo como Curtis había hecho esta tarde,
no detendría los golpes. Curtis podía ver todo lo que quería, pero este hombre no
tiene ningún derecho de mirarla fijamente.
Solo haz la prueba amigo. Adelante. Pruébalo.
Intensificó su mirada. Miró el moño deslizándose, pero se negó a romper su
mirada.
―Puedes dejar de mirarme en cualquier momento ―susurró ella.
―Eres tú… mirándome fijamente ―respondió en voz baja, como si totalmente
entendía exactamente lo hermoso que era.
―¡No lo estoy! No me quedo mirando a los chicos. ¿Qué eres? ¿Un loco?
Sus oscuras cejas arqueadas se dispararon como si ella lo hubiera sorprendido.
―¿Verdad? Es posible que lo esté.
―Bueno únete al club y luego ponte en línea. ―Rodó los ojos―. Toda nuestra
familia es una locura, si no lo has averiguado ya.
Un lado de su labio se torció en una pequeña sonrisa.
―Todavía estás mirando.
―Eres tú ―devolvió.
Sintiéndose como una tonta y mentirosa, lo miró más duro. Era un callejón sin
salida, y estaba decidida a ganar. Juntó las cejas y añadió frunciendo el ceño. Él
esbozó una pequeña sonrisa.
―¡Gracioso! Vere, ¿realmente no lo reconoces? ―La voz de Charlie, estaba a diez
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decibelios más fuerte de lo normal, se estaba poniendo realmente muy molesto.
Charlie se volvió y gritó de nuevo―. ¡Chico realmente rockeas! Tengo todas tus
canciones en mi iPod.
¿Canciones? ¿Canciones?
―Estoy contento de saber que eres un fan —respondió el chico inexpresivamente,
sonando como si estuviera en un extraño piloto automático. Su mirada nunca
vaciló del escepticismo y se mantuvo firme en la de Vere.
Vere trató de igualar la expresión de Dustin como una burla, pero fracasó. Por
alguna razón, sus intentos para burlarse de él le habían hecho sonreír más
ampliamente. Triplicó su ceño fruncido. Él triplicó la sonrisa.
―Vere ―Charlie se interpuso entre ellos, rompiendo la mirada―. Es Hunter
Kennedy ―gritó Charlie de nuevo―. Hunter Kennedy. El cantante principal de
GuardeRobe. ¡DUH! Y está en Monument, Colorado.
Se volvió hacia Hunter y se puso demasiado cerca de la cara del tipo.
―¡Santa mierda! ¡Hunter Kennedy! ¡Amigo, estás en nuestra sala de estar! ¿El resto
de la banda, también? ―Charlie miró alrededor de la habitación como un loco,
todavía insistiendo―. Esto es imposible. Nan, ¿Cómo puedes ser tía de Hunter
Kennedy? ¿Acaso todos ganamos algo? ¿Es esto para MTV? ¿Dónde están las
cámaras ocultas?
Vere frunció el ceño y miró a alrededor de Charlie mientras trataba de poner el
tipo delante de ella como el rubio, de corte limpio, cantante de banda de chicos que
había visto varias veces en la televisión. Charlie tenía un póster de GuardeRobe,
pero sinceramente no reconocía a este niño como el impresionante chico rubio,
sosteniendo una guitarra, en la puerta del armario de Charlie.
Cuando él había tenido esa mirada de pánico antes, lo había hecho parecer tan real,
pero Hunter Kennedy no era una persona real. ¿Lo era? No en su mundo.
―Este no es un programa de televisión, Charlie. ―Nan sacudió la cabeza―. Soy la
tía abuela de Hunter. No le digo a la gente acerca de él. Demasiadas peticiones
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extraños de favores ―agregó.
—Ni siquiera se parece a Hunter Kennedy —Vere se volvió hacia atrás de él—. ¿Tú
no, ya sabes? ¿Lo eres? ¿Eres realmente él?
―Al parecer ya no ―respondió sonando muy cínico de nuevo―. Se supone que
sólo me conozcan como Dustin McHugh. Por lo tanto, debe ser fácil de olvidar la
famosa parte de mí de inmediato. Porque ese es el objetivo aquí. Vamos a
intentarlo de nuevo. Repite conmigo: Mucho gusto, Dustin McHugh.
Su sarcasmo había vuelto con toda su fuerza.
―Está bien ―Vere cruzó los brazos e hizo todo lo posible para copiar su sarcástica
molestia, boca torcida y voz ultra baja―. Encantada de conocerte, Dustin McHugh.
¿Feliz?
―¿La verdad? Más feliz de lo que estaba hace unos minutos ―contestó,
sonriendo―. Porque me has estado matando de la risa.
―Fantástico. ―Rodó sus ojos.
Fue entonces que Vere se dio cuenta de que había estado hablando con este tipo sin
todo su tartamudeo habitual y rareza general de cambio de color. De alguna
manera se las había arreglado para mantener los nervios bajo control. Pero, ¿cómo?
¿Debido a que la había hecho enojar? ¿Al imaginar que estaba hablando con el
poster en la habitación de Charlie?
¿Debido a que toda esta situación es tan ridículamente extraña?
―¿Por qué estás aquí, y no con tu banda? ―Continuó con otra pregunta, probando
la situación y sus reacciones ante él.
―¿Y por qué nos necesitas a todos para usar un nombre falso? ―añadió Charlie―.
¿Es por eso que tu pelo es marrón?
―Yo… yo necesito. ―Él rompió la mirada con Vere y miró a Nan.
Nan asintió.
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―Díles ―animó ella.
Él cruzó al otro lado de la habitación, pero se mantuvo de espaldas a ellos. El
silencio se prolongó mientras sus manos se movían suavemente sobre las fotos de
la familia que recubren la parte superior de su piano vertical.
―Me metí en algunos problemas en Los Angeles. Mi madre piensa que tengo que
estar aquí… para descansar. Ella y mi agente creen que no puedo hacerlo bien si la
gente y los periodistas están pululando alrededor de mí como Hunter Kennedy.
Se dio la vuelta para enfrentarlos. La mirada en sus ojos parecía tan triste que hizo
que su corazón se apretara. Vere sintió que no estaba mintiendo, pero él también
parecía estar ocultando parte de la verdad.
Hunter continuó:
―Decidieron que lo mejor que podía hacer era pasar el rato en Colorado así podría
ser una especie… de deshacerme. Ya sabes, ¿completamente disfrazado? Tía Nan
no puede coordinar la educación en casa y la tutoría que iba a necesitar, por lo que
voy a asistir a su escuela secundaria hasta que me dejen volver a casa. Lo cuál
debería ser pronto. Pienso yo.
Su mirada azul brillante encontró la suya otra vez.
Dios. Pero el color de sus ojos es irreal. Completamente. No. Real.
En esta ocasión, le pareció ver pura desolación escondida allí. Su corazón se
retorció de nuevo y borró cualquier nuevo impulso de rubor. A pesar de su fama y
su bella cara, parecía muy triste. Él continuó con una voz alegre que no coincidía
con lo que ella vio en sus ojos.
―Así que, sí. Ustedes dos se supone que también me den la vuelta por ahí y pasen
el rato conmigo, así pueda mezclarme mejor.
―¡¿Tú nos ofreciste para hacer qué?! ―interrumpió Charlie―. ¡Maldita sea mamá!
Es genial conocer a este tipo y todo eso, pero tenemos vidas reales que vivir aquí
y…
―No. Detente. Ni una palabra más de tu sucia boca, jovencito. ¡Me empujaste a mi
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límite!
Mamá tomó el brazo de Charlie en un agarre de muerte. Ella y Nan lo sacaron al
pasillo.
―Hunter, Vere, ya regresamos.
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Charlie iba a caer. Muy abajo.
Gnomos y plantas rodadoras
Traducido por Karou!
Corregido por AntoD
―E
stás mirando otra vez ―dijo ella por fin, pero esta vez, su
voz parecía forzada. Tensa, como si de repente tuviera que
esforzarse para hablar con él, ahora que estaban solos.
Peor, ella estaba en lo cierto.
La había estado mirando. Principalmente a su boca. Le gustaba el modo en que se
mordía el labio superior de vez en cuando.
―Bien. Entiendo. Me atrapaste. Lo siento ―dijo Hunter, pero continuó mirándola,
a pesar de su evidente incomodidad.
Demonios.
No podía dejar de mirar a esta chica. No desde que había entrado en la habitación
dando vueltas detrás de su hermano. En este momento, sería imposible para él
desviar la mirada porque sus palabras habían causado que ella se sonrojara de
nuevo.
De cerca, el efecto convirtió ligeramente sus mejillas pecosas y redondas como
manzanas ―por no mencionar prácticamente cada centímetro de su piel― a un
rosa fascinante. También había hecho que sus grandes ojos marrones oscuros
parecieran más profundos y luminosos.
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La chica era bonita, con ese rostro rosado.
―¿Podrías parar? ―Movió los pies.
Él fue por la honestidad de nuevo. ―Lo intentaré, pero, ¡tus mejillas! Te hace ver
como un pequeño gnomo.
Su comentario hizo que ella lo fulminara con la mirada de nuevo.
Nunca había sido mirado de esa forma por una chica antes. Sin contar a su mamá,
por supuesto, pero esta chica era, obviamente, mucho más encantadora que su
madre.
No pudo evitar burlarse otra vez. —Es sólo que tú eres tan interesante de ver.
Reprimió una carcajada cuando ella se puso aún más roja.
Sus ojos se cerraron con esa carcajada.
―Volvamos a ti, chico raro de la banda. Tú eres el que vino de otro planeta, no yo.
Pero no esperes que me desmaye a tus pies. Si éste es tu intento de coquetear, no
avanzarás mucho con las chicas de por aquí.
―Ooh. Rasguñas ―bromeó de nuevo, riendo.
En lugar de agregar ese efecto rosa que Hunter había estado esperando, el color fue
de otra manera.
El rubor parecía aparecer y desaparecer.
Desaparecía, cuando se molestaba.
Aparecía, todos los otros segundos.
Divertido.
La Sra. Roth y Nan regresaron de vuelta con Charlie.
―Hunter…emm…Dustin, tenemos el tema de la conducción resuelto. Considere a
éstos dos, sus dispuestos chóferes. Es una orden directa, no una declaración.
Hunter le lanzó una mirada de disculpa a Charlie. La expresión tensa del chico lo
marcó como si estuviera reacio a participar en deshacer su mierda. Hunter
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comprendió que podría ser difícil para Charlie tener en la escuela un chico nuevo
merodeando en su último año. De cualquier manera, la Sra. Roth debió haberlo
amenazado con algo enorme para hacerlo cumplir con seriedad.
Hunter pudo relacionar. Las madres eran una fuerza que pocos podían superar.
―Una vez que ellos superen el shock de esto, actuarán normalidad ―añadió la
señora Roth.
―Lo siento ―dijo Charlie―. Actué como un imbécil. Pero no esperen que mi
hermana pequeña actúe con normalidad, nunca.
Hunter sonrió a Vere, que seguía mirando.
―Lo normal es aburrido en mi planeta. ―Trasladó su atención a Charlie―. Y mi
nombre es Dustin McHugh. Por favor. ¿Qué tal si tú y yo comenzamos de nuevo?
Lo siento si he quedado como…
―¿Un idiota? ―terminó Charlie por él.
―Charlie Owen Roth, si pronuncias una maldición más o le dices otra grosería al
pobre Hunter… ―La señora Roth se había vuelto tan roja como su hija.
―Está bien, señora Roth. Yo era completamente un títere cuando lo conocí. Y lo
siento. He estado muy cansado planeando mi traslado hacia Colorado. Puede
imaginar que el día de hoy no está en la cima de mi lista de los diez.
―Y le gritaste en la cara, Charlie ―dijo Vere.
Hunter se mordió el labio. ¿La chica gnomo lo estaba defendiendo?
―Podemos encontrar una manera en que yo sea un impacto menor en la vida de
ambos. No voy a tratar de salir contigo si no es fácil ni natural, ¿de acuerdo?
Charlie pareció relajarse.
―Te lo agradezco. Me disculpo de nuevo. Pasé de gritarte a dejar caer la bola en tu
situación. Así que, sin gritarte en la cara, Dustin, es bueno conocerte de nuevo. De
verdad. O... lo que sea. ―Charlie se sonrojó y se metió las manos en los bolsillos.
El chico estaba nervioso como el infierno, le recordó a Martin.
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Para Hunter, nervioso significaba difícil de confiar.
Hunter asintió.
―Gracias... estamos bien. No eres el primer admirador en perderse así en mí. He
tenido muchos peores.
―¿Los has tenido? ―preguntó Vere.
―Nunca querrán saber. No hablemos de esas cosas. Historias acerca de quién se
supone que NO soy, deben salir de nuestro objetivo. Sólo quiero que piensen que
soy otro chico, como ustedes. Si eso es posible ―eludió Hunter―. Nan, tiene
razón, estoy seguro de que no puedo hacer esto sin ustedes.
―No lo sé... ―Charlie negó con la cabeza, con una expresión de aún no estar
convencido.
―Mamá, ¿por qué no nos contaste todo esto sobre él, antes? ―preguntó Vere, su
expresión también pasando a lo escéptico.
―Su identidad debe permanecer en secreto. Nan y yo nos conocemos desde hace
un mes. No quería decírselos antes en caso de que uno de ustedes metiera la pata.
―Bueno, demasiado tarde para optar por morder ―murmuró Charlie en voz
baja―. Esta no es una tarea pequeña para llevarla a cabo de una vez, largo fin de
semana.
La Sra. Roth, recompensó a Charlie con otra mirada de “pagará el infierno”.
Su tía Nan se acercó y tomó la mano de Charlie.
―Por favor, Charlie. Necesitamos tu ayuda.
Charlie se movió incómodo.
―Lo sé. Estoy dentro... sí va a funcionar, y aunque no lo haga, lo intentaré. ―Él
esquivó la mirada de su madre―. Sobre todo porque no quiero ser asesinado.
Hunter se distrajo otra vez por Vere. Su mano derecha flotaba en un gesto grácil,
un gesto inconsciente, que ella utilizaba para comprobar el moño de su Sombrerero
Loco. Un gesto al que Hunter ya estaba acostumbrado. Era un movimiento
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ejecutado por la chica, como un reloj, cada cinco minutos.
―Lo intentaremos... pero, ¿qué vamos a intentar...? ―Su voz se fue apagando
suavemente, tirando de sus delicadas cejas juntas, frunciendo el ceño mientras lo
examinaba de pies a cabeza durante otro largo momento.
―¿Cuánto mides? ―preguntó ella, por fin. Su mirada deteniéndose en los ojos de
Hunter.
―Un metro, noventa y dos ―contestó, reprimiendo una sonrisa a su nuevo tono
“todo negocios”.
―¿En qué año? ―añadió Charlie.
―Él va a estar en la clase junior, a pesar de que es de la edad de Charlie. Pensamos
que el intercambio también ayudaría a ocultarlo. ―La señora Roth se dirigió a
Hunter―. Estarás en todos los cursos básicos del nivel superior, así que no te
preocupes por aburrirte.
Hunter contuvo un gemido, siguiendo la expresión de Vere, penetrando sus ojos
mientras ellos se movían alrededor de su cara. Él notó que ella se había dado
cuenta de su descontento frente a su nuevo "status subalterno".
Vere volvió a hablar:
―¿Tú quieres que ocultemos a éste, de metro noventa y dos, de manera
magníficamente positiva, famosa estrella de rock, que tiene los ojos azules como
una bebida deportiva, por cierto, y que luce absolutamente perfecto, en Palmer
Divide High? ¿En este pueblo? ¿En mi clase junior?
―Sí ―respondió la señora Roth―. ¿Por qué es un concepto difícil de comprender
para ti?
―Debido a que los chicos que lucen así ―señaló con el dedo―, no vienen a esta
ciudad. Además de la cara, es demasiado alto, ¡y tiene la postura de algunos
bailarines rusos! ¿Y no te das cuenta de su voz?
―¿Qué le pasa a mi voz? ―Hunter frunció el ceño.
―Es toda grave y, maravillosamente súper varonil ―moduló en voz baja, tratando
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de sonar como él.
Charlie soltó una carcajada, y Hunter tuvo que reprimir la suya.
―¡Nadie suena así! Mamá, tía Nan, no funcionará. No hay forma de que él nunca,
nunca, nunca vaya a mezclarse…Y su... ya saben... sus hombros son anchos, está
bronceado y se ve fuerte como Superman... y...
―¿Algo más? ¿Debería darme vuelta?
Hunter le dirigió una sonrisa, esperando otro sonrojo, pero en su lugar, atrajo una
mirada feroz de Charlie.
Vere alzó los brazos. ―Y él es un pescador de halagos, ¡ególatra, para colmo!
Hunter se echó a reír.
―Vaya. No lo soy. Lo juro. ―Se echó a reír de nuevo.
Vere le lanzó una mirada que decía que ella no le creía del todo, mientras apretaba
la banda elástica en su moño gigante.
Él se echó a reír una vez más, incapaz de detenerse.
Maldita sea, pero ella es tan graciosa.
Esta situación absurda había ido mucho más allá de la locura. Y las singulares
travesuras de esta Vere Roth, eran el glaseado sobre su porción de pastel.
Hunter, realmente, nunca había salido con una chica de su misma edad que no se
había familiarizado con su música, o por lo menos obsesionado/impresionado,
hasta el punto de hablar maravillas sobre su estatus de estrella.
Después de once años en el ojo del público, daba por sentado que todo tipo de
adolescente sabía quién era. Vere era de un nivel completamente nuevo. Ni
siquiera lo había reconocido al principio. Se preguntó si ella alguna vez había
escuchado la música de GuardeRobe. Demonios, hace cinco minutos había actuado
como si no quisiera estar en la misma habitación que él. Ahora estaba sentada aquí,
llamándolo ardiente y odiosamente engreído en la misma frase.
¡Una novedad totalmente entretenida!
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Charlie fue el próximo en tomar la palabra:
―Vere tiene razón. Sólo mírenlo. Será un imán de atención.
―No es imposible. ―La voz de la señora Roth era tensa―. Tenemos cuatro días
para averiguarlo. Quiero que todos ustedes encuentren un verdadero disfraz y lo
lleven de compras ahora mismo. Podemos enseñarle a hablar de otra manera,
¿balbuceando, quizás? ¿Y, Hunter?
Ella frunció el ceño. ―¿Crees que puedes aprender a encorvarte? Vere está en lo
cierto, sobre el tema de la postura. Destacas.
―Voy a hacer mi mejor esfuerzo. ―Hunter se encogió.
La Sra. Roth continuó:
―Yo pensaba que él podía salir con la ropa prestada de Charlie, pero ahora veo
que no va a funcionar. Él necesita algo menos convencional. Algo ―muchas
cosas― para hacerlo mucho menos atractivo. Llévenlo a una tienda en algún lugar,
pero NO a una en el centro comercial.
―No puedo estar en el comercial. ―Charlie retrocedió―. Mamá, Curtis está en
camino. No puedes esperar que me echen del equipo por este proyecto. Si pierdo
me envían a la banca. Amigo, yo te ayudo con el encorvamiento o lo que sea más
tarde. Nos encontraremos en la cabaña. ¿Trato?
―Te llevaría ―dijo la tía Nan―. Pero mi artritis no me deja caminar mucho. No
tengo ni idea de lo que debe elegir así que sólo voy a recoger nuestras cosas y, ¿los
encuentro allí?
Hunter se encogió de hombros, de repente deseando poder correr y dormir
durante un año. Toda esta cortesía forzada lo agotaba. Ellos no querían hacer esto,
y tampoco él.
―Lo siento por tantos problemas ―dijo sintiéndose más que un inepto.
La expresión de la señora Roth vaciló.
―¿Vere? ¿Crees puedas llevarlo tú sola?
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―Uh... ―respondió ella.
―También voy a necesitar conseguir algunas cosas para llevar a la cabaña. Tú
sabrás mejor que yo, qué es lo que él necesita para mezclarse de la mejor manera
en la escuela. También tienes buenos instintos para la actuación y los disfraces.
Todas esas cosas que haces en la escuela, van a tener que venir a jugar aquí.
La conmoción se registró en la cara de Vere, luego un indicio de miedo apareció en
sus ojos saltones, antes de que le devolviera la mirada y se pusiera completamente
rosa y torpe de nuevo.
―¿Vere? ¿Cielo? ¿Qué te parece? ―dijo la señora Roth.
Vere no respondió.
Era como si no pudiera responder.
―Mamá. Vere no puede simplemente ir y ¡llevar a un chico extraño de compras!
―dijo Charlie, obviamente tratando de cubrir el silencio de Vere.
Hunter fue golpeado de nuevo por el vínculo que parecía existir entre los dos
hermanos, y cómo amaban y respetaban a su madre. De las fotos que había visto
en fila en el piano, parecía que eran perfectos, hechos para la televisión, la familia
de cuatro miembros. El tipo de su clase, siempre aparecían en shows, NewtNet. Él
sólo podía imaginar a su padre como el tipo ultra alegre, cortando el césped,
sirviendo la barbacoa, un amistoso estereotipo.
¿Quién sabía que familias como está realmente existían? Bizarro.
La Sra. Roth parecía como si podría matar a Charlie de nuevo.
―No es un extraño, es el sobrino de Nan. Los hemos presentado, y Dios mío,
conocemos a Nan desde hace tanto tiempo, que este chico bien podría ser su
primo.
―¡Mamá! En serio. Es un completo desconocido. ¡Y podría ser una especie de niña
jugando a enredarnos! ―Charlie empuño sus manos en los costados―. ¡Y no
necesitamos ningún primo más!
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¿En serio? Bueno, ¡yo tampoco quiero otros malditos primos!
El griterío aumentó, y la cabeza de Hunter estaba a punto de colapsar. Por mucho
que él encontrara a Vere interesante, ya era hora de dejar las cosas claras.
Hunter alzó las manos en alto en señal de rendición. ―Bien. Deténganse. ¡Esperen!
¡Todo el mundo simplemente relájese!
Todos dejaron de discutir y lo miraron.
―Miren. Esta conversación es ridícula. Sin ánimos de ofender. ―Lanzó a Vere un
encogimiento de hombros antes de continuar con una voz más controlada―. Estoy
acostumbrado a las chicas que son... bueno... más... emm. Digamos que las de patas
de palo, alimentadas con leche de plantas rodadoras no son mi tipo. No están ni
siquiera en mi radar. No estoy desesperado, ¡Jesús!
Charlie se echó a reír, y Hunter se sintió mal por ese comentario, ya que causó que
Vere se sonrojara de nuevo. También, su boca se había quedado abierta, en lo que
parecía estar en shock.
―¿Cómo me has llamado? Yo debería… ¡DIOS!
¿Cuál era su problema? La niña debía estar loca.
Tan loca como yo.
Hunter, otra vez, no podía apartar los ojos de la sonrojada cara de Vere, tratando
de entenderla. Puede que ella no fuera capaz de hablar, pero él podía decir que
estaba enojada, eso era seguro.
Charlie exclamó riendo:
―Sólo puedo imaginar el tipo de chicas al que estás acostumbrado. Vere te
golpearía si tratas de hacer un movimiento con ella. Es famosa por eso.
Vere pareció atragantarse. Luego balbuceó.
―Charlie, tú, jódete. Simplemente, no vayas allí. Sólo detente. Detente...
Vere finalmente pareció recuperar su control y dirigió una pequeña bola de la
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muerte con el ceño fruncido a todos en la sala.
―No. Ofendas. Retrocede. Pero puedo cuidar de mí misma. Sin dudas, puedo
arrastrar a este estropeado príncipe del rock and roll a comprar ropa fea y llevarlo
a la cabaña del lago sin ser agredida o ¡embarazada!
La Sra. Roth se quedó sin aliento.
Hunter se tragó otra carcajada enorme.
Vere se volvió hacia Hunter y frunció la boca en otro de sus encantadores intentos
de media mueca. Respiraba con todo divertido. Soplando el aire dentro y fuera
como si acabara de correr muy lejos.
―Deberías ser muy afortunado, Sr. Modelo de Portada de Revista, para captar mí
atención. ¡Tú tampoco eres mi tipo! Estoy acostumbrada a los chicos que no
requieren tanta atención y aseo personal. Eres el último hombre en la tierra a por el
que alguna vez iría. No estoy desesperada o interesada en los chicos guapos. Por lo
tanto, sí.
La mirada de Hunter se enredó con la de Vere. Tenía la sensación de que ella no
podía apartar la mirada de él, como él no podía dejar de mirarla.
—Y, y… yo no me fijaría dos veces en ti, en… tu… bien… tú sabes… todo de… ti.
Y todo eso.
Él la salvó.
―Está bien. Bien. ¡Tú ganas! Touché de nuevo. Me alegro de que se entienda. Si
estamos destinados a estar saliendo juntos, ayudará a la situación tomar en cuenta
a todos los implicados: no somos el tipo del otro.
―Bien. Genial. Que conste en acta. No, en absoluto. Y jamás ―añadió Vere,
rodando sus ojos.
―Eso va para ti también, Charlie ―bromeó Hunter―. Todos vamos a aceptar ser
sólo amigos, con cero rarezas. ¿De acuerdo?
Charlie soltó un bufido.
—Por supuesto. Insta-amigos de una de las estrellas del rock más famoso del
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mundo. Cero rarezas. Entendido. Y tú no eres mi tipo tampoco, amigo.
Todos ellos asintieron a eso. El humor de Vere pareció desvanecerse tan rápido
como había llegado. Él cruzó sus brazos con fuerza contra su pecho. Se obligó a
dejar de mirar cómo los ojos de Vere se arrugaban en los bordes cuando se reía.
Demandando a su cerebro dejar de notar que realmente le gustaba el sonido de su
risa...
Él se apartó de ella y fingió examinar los detalles de la sala mientras un extraño
aluvión de mariposas, fuera de lugar, arrebataban alrededor de su estómago como
si alguien hubiera barajado cartas allí. Todo en la habitación se volvió borroso. Él
nunca tuvo mariposas, al igual que nunca miraba dos veces a las chicas como Vere.
Infiernos. Pero la has visto más de dos veces...
Y demonios... pareces tener un contenedor lleno de mariposas en estos momentos.
Probablemente sean sólo nervios. Nada más que eso. Si él pudiera hacer una
apuesta, hubiera puesto doscientos hacia el lado que decía que ella probablemente
nunca había sido besada.
Su cabeza comenzó a latir con fuerza.
¡Me llamó un chico guapo! La chica ni siquiera me conoce, pero piensa que lo hace.
Mierda. Juro que estoy mareado. Esto tiene que ser parte de ese mal de altura del
que la tía Nan me habló.
Se dio la vuelta y estudió la fina capa de pecas en el puente de la nariz de Vere,
intentando analizar lo que le llamó la atención con tanta fuerza. La niña podría ser
una junior, pero parecía más joven, en comparación con las chicas que él había
conocido, incluso con las suaves manchas de sombra de ojos y rimel que ella lucía.
¿Quizás simplemente estaba fascinado porque todo el aspecto de Vere imitaba a
una muñeca bobblehead14 de piernas largas y ojos grandes,
escondida en una
sudadera con capucha gigante?
¿Quién no miraría eso?
No hay necesidad de asustarse si encuentras a una persona muy divertida.
Muñeca Bobblehead: es un tipo de muñeca con la cabeza conectada al cuerpo por un resorte, de
modo que al tocar la muñeca, hará que la cabeza se tambaleé. En algunos países se los conoce como
“Cabezones”.
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No es mi tipo. Ni en un millón de años. Pero muy atractiva de ver. Eso no es un
crimen.
Como para confirmar sus pensamientos, ella se ajustó el increíble moño y subió sus
pantalones cortos de nuevo. Era todo lo que podía hacer para no volver a
escucharse reír como un tonto.
Por lo menos contener la risa aligeró el peso en su corazón. También era una
ventaja pensar que Vere, además de su herido y tan unido hermano, aseguraría
que su tiempo aquí no iba a ser aburrido.
―Los chicos van a estar aquí pronto. Déjanos saber a dónde vas a llevarlo, Vere.
Tengo que cambiarme para la práctica.
―Él tiene razón. No tenemos mucho tiempo. ¿Cuál es tu plan? ―añadió la Sra.
Roth.
Vere había adoptado el cómico personaje de negocios de nuevo. ―Quiero llevarlo
a la oficina de papá primero. Creo que él puede darnos un empujón con el disfraz.
―Yo ya había pensado en eso también. ―La señora Roth asintió―. Ve allí
primero. Papá ya está trabajando en algunas ideas.
Hunter dejó que el ruido y la imposible conversación en la sala se desvanecieran
mientras agarraba su mochila y sacaba su teléfono. El marcador de la batería estaba
completo.
Lo había configurado para que vibrara, pero hasta ahora, nadie había enviado
mensajes de texto.
No había mensajes de correo electrónico tampoco. Supuso que no habría ninguna
llamada de teléfono de los chicos. Todavía no, de todos modos. Probablemente
ellos sólo estaban consiguiendo acomodarse en alguna casa alquilada o
adquiriendo una planta de hotel en Nueva York. Eso siempre tomaba tiempo...
Vere se adelantó con expresión reservada.
―Oh, tengo algunas buenas ideas ahora. ¿Prometes que me dejarás elegir el tema
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general de tu cambio de imagen? Sin discusiones.
Él guardó su teléfono y trató de concentrarse en otra cosa que no fueran sus ojos,
que parecían brillar más que cualquiers que hubiese visto en una chica.
―¿Tienes un tema? ―Se las apañó, preguntándose si realmente, ¿iba a dejar que
este desastre virgen escogiera su ropa y lo llevara por ahí?
―Sí. Pero tendrás que confiar en mí. ―Ella se cruzó de brazos, esperando.
Él no lo hizo, pero le dio la respuesta que pensaba que ella quería. Sobre todo
porque esperaba que le provocara una sonrisa.
―Está bien. Confío en ti.
Funcionó. La sonrisa de Vere hacía juego con sus ojos.
Abierta, feliz y nada más.
Lo que significa que estaba genial que ella no pareciera querer o esperar, nada de
él en absoluto.
Voy a dejar que Vere Roth me lleve directamente al infierno si ella sigue
sonriéndome de esta manera.
Él le devolvió la sonrisa. No pudo evitarlo.
Era como si su felicidad ―irreprimible― lo contagiara. No era como si fuera a
comenzar a saltar alrededor o algo así como ella parecía hacer, pero se dio cuenta
que se sentía tranquilo a su alrededor. Por lo menos, seguro.
Esa sensación se sentía lo suficientemente diferente como para hacerle creer que
esta experiencia no podría aplastarlo. También le hizo preguntarse si debería tratar
de confiar en ella. Si la posibilidad de ser amigos ―y nada más― con alguien de su
edad podría ser una realidad.
Él se la daría, le daría a ella una oportunidad. Quizás.
Además, él no quería pensar en cómo disfrazarse solo. No había ninguna razón
para luchar contra esto. Acababa de enrollarse con todo. Vio lo que venía después.
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Como dijo Barry. Una hora a la vez.
―¿Por qué tenemos que ir a ver a tu papá? ¿Es dueño de una tienda de ropa?
―preguntó por fin, tratando de captar un fragmento de la conversación volando
sobre su cabeza.
―Bueno, como he dicho... ―Ella dio un paso hacia adelante.
Él tuvo que bloquear las rodillas para no alejarse. Cualquier posibilidad de
concentrarse, se deshizo en pedazos cuando captó un poco del aroma de Vere.
¿Flores o lavanda o… salvia? Demonios, no tengo ni una maldita pista. Huele a
amistosa alegría... sea lo que sea… lo que sea ella...
Todos parecían estar hablando al mismo tiempo. Hunter aspiró el aire alrededor de
Vere, distrayéndose con ella por completo, con su relajada sonrisa de "bienvenida"
asegurada en su rostro.
Vere charlaba. Los ojos de Hunter se habían trabado en la curva de su labio
superior otra vez. Ella se mordía ligeramente, cada vez que hacía una pausa en su
discurso.
Debe estar preocupada cuando hace eso.
¡¿Está preocupada por mí?!
Su pecho se tensó ante la idea.
Ella ni siquiera me conoce... y por lo que puedo decir, aquí nadie está siendo
pagado. ¿Pueden realmente ser tan agradables?
Ella dejó de hablar y parpadeó expectante, todavía mordiendo ese maldito labio.
Hunter lanzó una mirada alrededor de la habitación. Todo el mundo parecía estar
esperando su respuesta. Se cruzó de brazos y escondió sus puños cerrados debajo
de los brazos, obligándose a volver a la conversación.
―Muy bien, suena como un buen plan. ―Parpadeó, y añadió con una sonrisa
convincente―. Haré lo que me recomendaron.
Cuando todos se lo quedaron mirando, como si estuvieran sorprendidos por su
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respuesta tan jovial, se concentró en lo que sabía que tenía que hacer a
continuación. Ir de compras con Vere, luego encontrarse con el resto en la cabaña
más tarde.
―Y gracias, a todos. Por ayudarme. Sra. Roth, estoy realmente ansioso por ver esta
cabaña del lago y pasar el rato en las montañas. Creo que me vendría bien unos
verdaderos días de escondite. Pase lo que pase, es muy amable de su parte
recibirme ―agregó, usando su voz más educada.
Todos ellos sólo parpadearon hacia él, como si se hubiera comido el perro de la
familia o algo así. ¿Estas personas incluso tienen un perro de la familia?
Probablemente lo hacen. Un lindo y perfecto Golden Retriever o algo así.
Él se encogió de hombros.
―¿Qué? Comencemos. ¿Dónde está el coche?
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Eso funcionó. Todo el mundo se movió a la vez.
Mintiéndole a Jenna
Traducido por AntoD
Corregido por Jeyd3
V
ere se dirigió a su cuarto para reunir suficientes cosas para el fin de
semana largo. Marcó el número de Jenna en su celular mientras corría
escaleras arriba.
―¡Oh Dios Mío! ¿Qué es el PROYECTO? ―gritó Jenna tan pronto como se conectó
la llamada. Ella nunca respondía con un simple “hola”―. ¿Te has recuperado de tu
día?
Vere eligió ignorar la segunda pregunta porque no había manera de recuperarse
de este día. ¡No con Charlie jurando que Curtis Wishford había preguntado por
ella en el nivel de enamoramiento! Y no con una famosa estrella de rock esperando
por ella en el piso de abajo ¿en alguna parte?
Este día había explotado fuera de toda realidad normal.
―El proyecto no es un intercambio de estudiantes. Para nada. Es peor. Es…uh, el
sobrino de Nan. Se mudó con ella.
―¿Nan tiene un sobrino?
―Comienza la escuela con nosotros el martes. Te lo mencioné a ti, ¿creo? ¿Lo
recuerdas? ―Vere rodó los ojos para ella misma en el espejo del baño.
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Que las mentiras comiencen.
―¿Lo hiciste? ―Jenna suspiró, sonando ofendida―. ¿Cómo es él?
¡¡¿Oh, casi exactamente como Hunter Kennedy?!!
Vere reprimió una risita, metiendo su cepillo de dientes en su mochila de fin de
semana, y respondió:
―No lo sé todavía. Sabes cómo es. Es difícil romper el hielo al principio. Incómodo
en su mayoría.
Al menos, algo de lo que había dicho no era completamente una mentira. El
corazón de Vere se aceleró y luego se contrajo. Retorciéndose con culpa.
Las mejores amigas le cuentan a las mejores amigas cuando una estrella de rock se
muda a la puerta de al lado, ¿no? GuardeRobe era una de las tantas bandas de rock
que Jenna seguía como una religión.
¡Ella probablemente seguía a Hunter Kennedy en Twitter! Si Jenna alguna vez
descubría que Vere le había ocultado esta información, ella haría que la reacción de
Charlie hacia Hunter Kennedy pareciera tranquila e insignificante.
También me asesinaría. No me volvería a hablar de nuevo. NUNCA. Lo cual sería
fácil, porque yo estaría muerta desde la parte en donde ella me asesina.
―¿Has insistido con tu mamá para que ceda y me deje conducir a la cabaña? ¿Al
menos durante la noche del domingo? ―se quejó Jenna―. Es un fin de semana tan
largo.
―No. Lo tienes prohibido. Mamá está convencida de que Charlie y yo vamos a ser
los nuevos mejores amigos de este chico. Ese es el proyecto. Quiere que nos
relacionemos con él, sin la distracción de cualquier otro amigo. Dice que tú y yo
podríamos desaparecer e ignorarlo. Probablemente es cierto.
―Bah. Qué lástima. ¿Tú? ¿Relacionándote con un chico? ¿Tu madre ha olvidado
exactamente quién eres? ¿El chico es sexy, por lo menos? ¿Cuál es su nombre?
―Dustin. Dustin McHugh.
―Suena sexy. Sexy apellido escocés. ―El tono de Jenna se volvió esperanzado.
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Vere rió.
―Sí. Acerca de eso. Deberías verlo tú misma. Él no es… tu tipo. Y él de seguro no
es mi tipo. ―Resopló, sin necesidad de fingir la molestia en su tono, recordando
como él la había llamado gnomo de planta rodadora―. Es más como…
―Es feo. Admítelo.
―No feo, solo diferente. Un poco alto. Pareció agradable una vez que pasamos la
tensa introducción. Charlie no está de acuerdo, sin embargo. Él y mamá tuvieron
una pelea sobre que la presencia de Dustin arruinará el precioso último año de
escuela de Charlie.
―Gah. El chico debe ser horrible si tu hermano tuvo que luchar.
Vere eludió las mentiras otra vez.
―Sea como sea que luzca, creo que sería bueno para mí tratar de hacerme amiga
de él. Ya sabes, para tener un mejor amigo hombre.
―¿Hablas en serio?
―Sí. Quizás me ayude a superar mi problema. Y podríamos usarlo como un tipo
de guardaespaldas. Mm… él será bueno para eso.
Suspiró.
―¿Qué podría hacer un guardaespaldas por nosotras? ¿Luchar con nuestros
novios invisibles?
Vere rió.
―Por supuesto. Los novios invisibles pueden ponerse fuera de control.
―Mmm. ―Vere podía oír el puchero en el tono de Jenna―. Como si necesitaras
otros amigos diferentes a MÍ. Eres afortunada que no me siento celosa. Puedo
darme cuenta por el sonido de tu voz que hablas en serio acerca de su potencial, y
que él es un total raro odioso al cual probablemente nunca querrás más de lo que
me quieres a mí.
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―Hey. Eso no es agradable. Ni siquiera lo has conocido aún.
―Bien. Pero me reservo el derecho de vetar a este nuevo amigo. Ya tenemos
suficientes problemas tratando de ser buena onda sin contar con tu adopción de un
caso de caridad social en nuestras vidas. Tus padres y Nan no esperarán que
estemos con él todo el tiempo, ¿verdad?
―Sí. Ellos esperan que pasemos el tiempo con él. Con suerte, él será semi-buena
onda, porque yo no voy a herir los sentimientos de Nan, o los de él. Nan dice que
estará aquí por todo el año, pero Dustin insinuó que podría quedarse solo por un
par de semanas. No estoy segura de su problema exactamente, pero voy a
descubrirlo.
―Ugh. Hazlo. Y dile a tu mamá que apesta por no dejarme ir ―se quejó Jenna otra
vez.
―Lo siento. ―Vere estaba sorprendida de lo rápido que Jenna había comprado la
idea de Dustin McHugh el posible fenómeno. Tal vez todos los demás harán lo
mismo.
Sacó un pequeño bolso del armario del pasillo, agarró su traje de baño del estante
del baño, algunas de sus sudaderas favoritas y empujó la pila entera dentro de la
mochila.
―¿Qué harás sin mí?
―Voy a sentarme aquí sola, a comer helado, gelatina, galletitas y, a robarle las
provisiones de Skittles15 a mi hermano menor hasta que regreses. Dile eso a tu
madre, ¿podrías? Si me convierto en diabética este fin de semana, es su culpa.
Vere le plantó una última línea a Jenna:
―Solo no llames a todo el mundo diciéndoles que Dustin McHugh es un feo
perdedor. Dale una oportunidad. No todo el mundo puede ser completamente…
normal… ¿sabes?
―Pfff. NO me haces sentir mejor con respecto a él.
Vere sonrió y continuó:
Skittles: es una marca de caramelos masticables de fruta producida y comercializada por Mars,
Incorporated.
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―Estoy tratando de tener una mente abierta. Sin embargo, el chico me lleva fuera
de mi zona de comodidad.
―Oh, Dios. Ahora estás haciendo que me asuste hasta la mierda. No voy a salir
con él. Esto no está sucediéndonos.
Vere se mordió el labio para detener una risilla. Jenna tenía habilidades épicas para
las redes de chismes. Esta información la mandaría por todo Facebook y a
textolandia con charlas que se esparcirían rápidamente.
Bajando las escaleras, Vere añadió:
―Recuerda. Lo que está DENTRO de la persona es lo que cuenta.
―No en nuestra secundaria ―resopló Jenna―. Dile a Charlie que él también
apesta, y que no me extrañe ―agregó ella.
―Como siempre. Estoy segura que Charlie tendrá el corazón roto por no verte
durante todo el fin de semana ―dijo ella en voz alta. Su hermano estaba en el
pasillo trasero preparando el conjunto de su equipo de fútbol.
―¿Qué? ―frunció el ceño.
―Jenna dice “Hola” y “no la extrañes mucho”.
Charlie levantó su labio superior en una mueca de disgusto.
―Dile a esa chica que aún tienen algunos lugares en la escuela especial para raros,
y que debería ir allí y dejar de acosarme.
―¡Escuché eso! ―se rió Jenna, completamente sin ofenderse―. Tu hermano quiere
salir conmigo.
Charlie se detuvo.
―¿Qué dijo?
―Algo acerca de que tú sabes que la quieres.
Charlie respondió con una ronda de sonoras y dramáticas arcadas.
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Jenna, escuchándolo, rió más fuerte.
―Es un imbécil. Voy a morir sin ti, Vere. Escríbeme cuando regreses a la ciudad.
―Lo prometo.
Charlie se entrometió con un susurro.
―Regrésale la llamada a la rara después ―dijo, sabiendo que Jenna lo escucharía.
―¿Me llamó RARA? ―Vere mantuvo el teléfono lejos de su oído para que Charlie
pudiera escuchar―. ¡Escuché eso, feo atleta cabeza de huevo!
Él se detuvo y rodó sus ojos hacia el teléfono mientras le daba a Vere un gracioso y
conspirador meneo de cejas. Habló con una voz realmente tranquila:
―Dustin ha estado en el auto, esperando todo este tiempo. Si se mete contigo, di la
palabra y está muerto. ¿De acuerdo? No me importa si es famoso. Lo destrozaré.
―Cállate. ¡Y cállate! ―dijo Vere, rodando los ojos por los interminables impulsos
sobreprotectores de Charlie.
―¿Me estás diciendo que me calle? ―chilló la voz de Jenna.
Vere volvió a su teléfono.
―No. No a ti. A Charlie. Debo irme. Te llamo cuando pueda. Lo prometo. ―Miró
al impaciente Charlie y no pudo resistirse―. Oh. Y Charlie dice, “adiós hermosa”.
Colgó rápidamente antes de que Jenna pudiera escuchar a Charlie gritar:
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―YO NO DIJE ESO. ¡Dije, ADIÓS RARA, eso fue lo que dije!
Mi nuevo mejor amigo
Traducido por rihano
Corregido por Miss_ale
V
ere se encaminó al garaje y lanzó su bolsa en la parte de atrás del nuevo y
blanco Volkswagen Escarabajo que ella y Charlie compartían.
Dustin McHugh estaba ahí, sentado, con la espalda recta. Mientras Vere
entraba, se dio cuenta de que el tipo era tan grande que parecía llenar cada
centímetro de espacio dentro del carro.
―Espero que no haya tardado mucho tiempo ―sonrió―. ¿Puedes tratar de
agacharte? No quiero que nadie consiga un buen vistazo de ti hasta que estés listo,
o arreglado, o…
―Arruinado.
―Sí. Arruinado.
―Ése es el término oficial.
La sonrisa de Vere vaciló ante el tono oscuro de su voz.
―Estoy segura de que esto va a ser de lo más divertido. ¿Por qué te ves tan
aterrorizado?
―¿Tal vez porque pareces estar demasiado emocionada de congelar el pastel que
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marca el final de mi vida?
―Oh. ¿De eso se trata? Lo siento. Es solo que me encanta hacer disfraces, eso es
todo. Supongo que no pensé lo que esto significaba para ti…
Dustin parpadeó, pareciendo ignorar lo que ella había dicho. Pero Vere tuvo la
sensación de que él quería que cambiara de tema.
Él miró las manos de ella sobre el volante mientras habló…
―O, tal vez, simplemente tengo miedo de ti. ¿Estás segura que eres lo
suficientemente mayor para conducir?
―Ja. Ja. Ahora, agáchate.
Dustin trató de deslizarse hacia abajo, pero sus rodillas golpearon la guantera.
―Creo que estás ocultando el hecho de que estás feliz por hacer esto.
―¿Qué? ―Sus mejillas se sonrojaron.
―Te vi reírte cuando tu mamá te pidió que fueras de compras conmigo.
Ah. Imagínate.
¿Cómo podía explicarle los comentarios anteriores de su hermano, y su bloqueo,
sin sonar como un caso mental completo? Trató con la verdad.
―Eso no fue acerca de tu persona. Es… no salgo mucho sola. Quiero decir, no
salgo a menudo con chicos. Sola. Los chicos usualmente me ponen… ah…
Aterrorizada, ruborizada, sentir vértigo, querer vomitar, tartamudear, dejar de respirar,
dejar caer cosas, morir por dentro y no vamos a olvidar los cabezazos que le doy a la gente al
punto de necesitar hospitalización.
―Nerviosa ―terminó de decir―. Soy… tímida… o lo que sea. Algunas veces me
río, eso fue lo que viste.
Asintió como si ya hubiera hecho su propia pila de presunciones sobre ella.
―Tú pareces estar relativamente bien saliendo conmigo ahora. ¿Te pongo más
nerviosa que la mayoría de los chicos?
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―No. Menos, en realidad. ―Sonrió de nuevo.
Dustin rió.
―Bueno, maldición chica. Esta es la primera vez. ¿Qué demonios? ¿Por qué?
―Creo que es porque, en mi mente. He decidido creer para siempre que tú no eres
un tipo real.
Él levantó sus cejas.
Ella sonrió más, y siguió:
―No, en serio, de todos modos. No lo eres para mí. No que eso sea ofensivo. Sé,
por supuesto, que eres una persona y todo eso. Pero para mí, estoy determinada a
creer que eres un tipo falso. Dustin McHugh. ―Ahora se sentía estúpida―. ¿Tiene
eso algún sentido?
Él se rió de nuevo, moviéndose en su asiento.
―Sí. Es perfecto, en realidad. No me siento real. Ni siquiera para mí mismo.
¿Creerías que ellos, mi mamá y mi agente, contrataron a un doble para mí? ¿Un
tipo que pasea por ahí y sale con la banda mientras estoy aquí?
Ella parpadeó.
―Vaya. Eso es extraño.
Él hizo una mueca.
―Debiste haberlo visto de cerca. Mi gemelo perfecto. Completamente extraño.
―¿Casi tan extraño como tú teniendo que venir aquí y disfrazarte para poder ir a
mi secundaria? ―preguntó suavemente, su corazón retorciéndose mientras lo
observó tratar de enmascarar sus emociones.
―¿Tú crees? ―Dustin negó con la cabeza y dejó escapar un largo suspiro.
Vere hizo lo mismo, captando de nuevo que la mirada de Dustin se oscurecía.
Este chico se suponía que era de la edad de Charlie, solo un año mayor de lo que
ella era, pero de repente parecía anciano en comparación. Dejó que sus manos
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cayeron del volante.
―Dios, lo siento tanto…
―No lo estés. Es mi culpa. Las cosas en mi vida se salieron de control. No importa
cuánto no quiero estar aquí, creo que necesito este descanso. Para lo que valga, no
lo estoy odiando tanto como pensé que lo haría.
Frunció el ceño, mordiendo su labio superior, sin estar segura de que decir.
Él siguió:
―Me gusta tu idea de pretender que no soy real. Trataré de hacer lo mismo. Creo
que hará más fácil para mí el pasar por todo esto.
―¿Seguro que no lastimé tus sentimientos?
―Sí. ―Jugó con su tapasol―. ¿Siempre eres así de entretenida?
―No estoy segura de lo que quieres decir.
Se echó a reír de nuevo.
―¿Estás riéndote de mí?
Dustin se rió más.
―No. En absoluto. Sólo me haces reír. Con sinceridad, no sé por qué. Sin embargo,
me encuentro deseando poder leer tus pensamientos.
―Bueno, estoy muy contenta de que no puedas. Y de regreso a ti, chico falso del
planeta Los Ángeles. Estoy segura que también
me encantaría leer tus
pensamientos.
Dustin hizo una mueca.
―Ja ―añadió―. Asusta pensar eso, ¿eh? ―Vere empujó el botón del control sobre
el tapasol, el cual abrió la puerta del garaje. Un hormigueo revelador corrió por su
columna, mientras un rubor amenazaba con cubrirla. Si el chico leyera sus
pensamientos, habría corrido rápido y lejos de ella cuando averiguara el desastre
total que era ella.
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Mientras tanto, estaba atorado con ella.
Falso. Papel. Cartel. Tipo.
Con falsos, plásticos, ojos azules.
Eso pareció funcionar para calmar el sonrojo, hasta que le lanzó otra mirada y su
atención se clavó en el pulso muy real que latía rápidamente en el costado del
cuello de Dustin.
Su aliento quedó atrapado.
Maldición. Estás en un carro con un chico que respira y vive. ¡Un HUNTER KENNEDY
que respira y vive! No. Un Dustin McHugh vivo, falso y que respira. No lo estropees. Lo
estás haciendo bien.
Dejó salir una respiración lenta, y agarró el volante. Cerrando sus ojos para
mantener la cabeza en su lugar, deseó poder tener algo de control. Mientras
tomaba una respiración profunda se dio cuenta que había un extraño olor viniendo
de él.
Dios. Estás oliendo a un supuesto chico.
¡Santo Dios, estás oliendo a Hunter Kennedy!
Él es Dustin McHugh. No un tipo real.
Solo un chico que va a ser tu amigo. Eso es todo. Un amigo.
―Por favor no me digas que manejas con los ojos cerrados ―dijo, arrastrando las
palabras.
Reaccionó instantáneamente al sarcasmo de su baja y retumbante voz, y supo que
iba a estar bien. Abrió sus ojos y arrugó la nariz.
―¿Hueles como a… químicos? ―preguntó, buscando una manera de molestarlo,
una forma de dejar de sonrojarse.
Asintió.
―Tinte para el cabello. Hace unas pocas horas tenía el cabello rubio. ―Jaló los
rizos de cabello marrón que estaban cerca de la base de su cuello―. Sin embargo,
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creo que se ve bien. Encaja con el nuevo yo, ¿no crees?
―Oh. Seguro. Me gusta. Sí ―dijo a la ligera, fingiendo que su respuesta no había
causado que su corazón se retorciera, que el aire no saliera de sus pulmones.
Pobre tipo. Solo podía imaginar la serie de eventos que lo había llevado a sentarse
en este carro, contando con ella para ayudarlo. Poniendo el carro en reversa,
retrocedió, y casi se desmayó.
Curtis Wishford y ese estúpido de Howie Rutheford estaban inclinados sobre el
capó de la camioneta roja de Curtis, usando sus uniformes de práctica y esperando
por Charlie.
―¡Oh, no! ―murmuró antes de que pudiera detenerse. Como una adicta, Vere se
había estirado en su asiento para tratar de obtener una mejor vista de Curtis. No
podía conseguir suficiente de él.
Y súmale al nuevo uniforme de práctica también. Suspiro.
Los chicos que usaban almohadillas para los hombros, tacos y pantalones de fútbol
funcionaban para ella. Toda su cara se sonrojó sin freno hasta volverse de un
brillante rojo cereza. Desvió la mirada, dándose cuenta que le había dado a Dustin
McHugh asientos de primera fila a su estilo de vida personal de anhelar a Curtis.
Así que. Suspira. Suspira. Y suspira. Curtis lo vale.
―¿Los conoces? ―preguntó Dustin.
―Amigos de Charlie. Son muy unidos ―eludió Vere. Se las arregló para aplastar
las mariposas corriendo alrededor de su estómago mientras los recuerdos de la
tarde entraban a raudales.
¿Realmente Curtis preguntó por mí? ¿De verdad?
―Mira hacia la calle, en caso de que ellos te reconozcan. ¿Estás preocupado de que
puedan hacerlo?
Dustin observó a los chicos desde debajo del borde de su gorra.
―No. ¿Lo estás tú? ¿Preocupada por mí? ―se encontró con su mirada―.
Agradable de tu parte el preocuparte, chica gnomo. ―Sonrió
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Puso en blanco sus ojos, molesta de que él la hiciera sonrojar.
―Estoy segura de que ellos no harán conexión. ¿Quién esperaría que yo, de toda la
gente, estuviera sentada en un carro con el cantante principal de GuardeRobe?
―No yo, eso es seguro.
Vere le lanzó una rápida mirada fulminante.
Quería decirle que podría ser mucho peor, pero sabía de hecho que no sería una
declaración verdadera. La idea de ellos dos compartiendo incluso el mismo espacio
sobre la tierra, era tan ridícula.
¡Pero esa idea hizo que Vere se diera cuenta que disfrazar a este chico, en verdad,
podía funcionar! Nadie siquiera creería que Hunter Kennedy se había mudado a
Monument, Colorado y estaba saliendo con ella.
¡Nunca! ¡No si había un señuelo, paseando por Nueva York!
―En serio. Escóndete un poco más, por favor… de algún modo ―susurró, su
corazón estaba acelerado―. Te guste o no, estás atascado conmigo.
―No necesitas susurrar ―susurró en respuesta con una pequeña sonrisa
burlona―. Ellos no pueden oírnos. Y creo que me gusta la parte donde estoy
atascado contigo. Solo que no todas las otras partes de mi situación.
―Por favor. No necesitas mentir. La verdad no lastimará mis sentimientos.
Él encontró su mirada y sonrió antes de mirar descaradamente de regreso hacia
Curtis y Howie.
―Sin embargo, el de cabello oscuro parece muy interesante, ¿verdad?
―Vigila tu ego ―dijo sarcásticamente Vere―. Ese es Curtis. Él, como todos los
otros irreflexivos, borregos, fanáticos de la música, ama GuardeRobe. Así que por
favor. ¡APARTATE!
―Trabajo como 90 horas a la semana en lo de GuardeRobe. No te mentiré, pero si
vas a insultar constantemente el trabajo de mi vida, ¿tal vez deberías mentirme?
―Dustin suspiró y dirigió su mirada hacia Curtis y Howie.
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El corazón de Vere se retorcido de nuevo.
―Lo siento. Fue una declaración completamente innecesaria. Por favor, no te
molestes. Ya no haré más eso. Lo prometo. Estoy nerviosa, y cuando estoy nerviosa
digo cosas locas y desconsideradas. ¿Me perdonas?
―Perdonada. ―Los hombros de Hunter se encogieron, y se apartó de ella un poco
más―. Además, ese tipo no estaba mirándome. Estaba tratando de llamar tu
atención.
―¡¿De verdad?! ―Accidentalmente piso los frenos e hizo sacudir el carro hasta
detenerse patinando.
Dustin se encogió en su asiento y le lanzó una mirada acusadora.
Vere atrapó un vistazo en el espejo lateral que Curtis y Howie estaban sonriéndole.
―Lo siento de nuevo. ―Le lanzó otra sonrisa de disculpa al ahora muy pálido
Dustin―. Retroceder es lo único que hago mal al volante. Juro que puedo manejar
hacia delante sin ningún problema.
―Oh. Mi. Dios. Vamos a esperar que sea así.
Soltó los frenos, dejando que el carro continuara rodando hacia atrás por la calzada
inclinada, mientras observaba a Curtis. ¡Él tenía su mirada puesta en ella!
¡Sí!
Con el pulso subiendo a seis billones de latidos por minuto, Vere se las arregló
para retroceder lo suficiente para voltear su cabeza, sonreír, y saludar a Curtis,
como si no hubiera hecho una completa tonta de sí misma en frente de él a solo
horas antes.
Se desvió un poco cuando Curtis sonrió y la saludó en respuesta.
¡Fue todo un éxito! De algún modo…
Vere mantuvo fijo el volante, sonrió una vez al costado de la cabeza de Dustin, y se
alejó manejando, preguntándose si Curtis había tomado nota del hecho de que ella
en verdad tenía a un chico en el carro con ella.
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¿Qué de genial sería poner a Curtis un poquito celoso?
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Ja. Imagínate…
Conducción Peligrosa
Traducido por kensha y SOS por Cr!sly y Rockwood
Corregido por QueendelC
H
unter trató de entender la escena a su alrededor.
Por fin parecían estar cerca de la interestatal que los sacaría del
interminable, retorcido y setentero barrio donde vivían Vere y Nan.
Habían estado conduciendo ―o Vere había estado dando
volantazos― por veinte minutos. Cada giro en el camino mostraba casas
alardeando de su propio prado. Había pequeños senderos de tierra roja en todas
partes. Podría jurar que vio por lo menos diez conejos. Reales, salvajes, conejos,
comiendo en los jardines delanteros. Incluso un par de siervos.
El lugar era como si la Tierra de los Teletubbies se uniera a los suburbios y las
montañas.
―Oh… creo que ya puedes dejar de esconder tu cara. ―Vere parecía estar
luchando por iniciar una conversación otra vez.
―Perdón. Estaba divagando. No me estaba escondiendo, solo checaba el paisaje.
Mi estado zombi es una de mis muchas cualidades paparazzi enseñadas por la
vida. Si me quedo muy callado tienes que traerme de vuelta. ―Se giró hacia
delante en su asiento y la miró por el rabillo del ojo.
―Entiendo. Algunas veces yo también necesito ser traída de vuelta ―murmuró
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ella, mordiéndose el labio superior otra vez.
¿Ahora qué le preocupa?
―No es algo malo, divagar. ¿Cierto? ―Hunter mantuvo su tono cálido y su
expresión apacible, pero cuando ella no respondió se puso un poco nervioso. El
auto salió de las curvas de la carretera mientras la tensión de ella parecía
incrementarse. Si ella agarraba el volante con más fuerza iba a explotar y
convertirse en polvo.
Pensó que si lograba mantenerla hablando, ella se relajaría. Y tal vez no los matara.
Intentó una vez más iniciar una conversación.
―Tu madre me dijo que Charlie y tú me llevarán y traerán al colegio, ¿y a las
funciones de la escuela? ¿Exactamente qué es una función de la escuela?
―preguntó él, luchando por mantener su tono apacible.
―¿Ella realmente los llamo así? ―Vere hizo una mueca―. Lo hace sonar tan
clínico. Bailes, reuniones de clubs y juegos de fútbol, todo este tipo de cosas.
¡Amarás las funciones de la escuela! ¡Son la mejor parte de la escuela porque no
involucran la escuela!
Hunter sonrió cuando su brillante entusiasmo volvió lleno de fuerza. No importa
cuán simpática fuera con eso, él no quería que ella pensara que se uniría a su grupo
súper optimista pronto.
Contestó con cuidado.
―Dejaré pasar esas cosas. Ser conducido a todos lados como un niño pequeño ya
es suficientemente humillante.
Ella asintió.
―Te entiendo. Estoy tan agradecida de que Charlie y yo tengamos carro. ―Le
echó un vistazo y luego volvió a mirar la carretera―. Nunca aprendiste a conducir,
¿eh? ¿Es porque eres tan elegante y famoso y tienes una limusina? Deberías estar
acostumbrado a ser llevado a todos lados. No te avergüences ―añadió―. Tal vez
puedas obtener tu licencia mientras estés aquí. ¿O necesitas que te enseñe a andar
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en bicicleta primero?
Él reprimió una carcajada, disfrutando que ella no ocultaba su desprecio por su
estilo de vida en Los Ángeles. Le dijo algo de la verdad: ―No tengo una licencia
porque fue revocada. Y sí, tengo un chofer y una limusina. Pero puedo conducir.
Estoy aquí en Colorado por un… accidente de auto.
―Oh. Vaya. ―Frunció el ceño.
―Sí. Un gran “vaya”. Además de necesitar descansar, mi madre me tiene
secuestrado aquí en Colorado porque ella está enojada por el daño que le hice a mi
auto y también a nuestra casa. También me está castigando por cosas de otra
broma que hice.
―¿Cómo qué?
Su corazón se encogió mientras decidía qué contarle.
―Participé en lo que algunos podrían llamar una noche de borrachera de
estupidez adolescente. Los términos legales que el abogado de mi madre me dijo
fueron “imprudente puesta en peligro” y “vandalismo”, entre otras cosas. ―Había
mantenido su voz deliberadamente seria mientras continuó―: Suficiente sobre mí.
Escuchemos un poco más sobre ti. Tu madre me dijo que realmente te llamas
Gwenivere.
Vere rodó los ojos.
―Sí. Está realmente orgullosa de mi extraño nombre ―añadió en tono burlón,
porque sabía que eso la alejaría. De él, más que nada.
―Gwenivere, mi linda chofer gnomo. Me encanta el Rey Arturo y Shakespeare,
por cierto. Gwenivere es un nombre tan clásico. Apoyo a tu mamá. ¿Pero por qué
no te llaman Gwen?
En lugar de hacerla sonrojarse como pensó que haría, lo recompensó con una de
sus miradas enojadas.
―Nadie se burla de mi nombre. Soy Vere porque a mi madre le gustó más. ¿Qué
eres? ¿Una clase de experto en literatura?
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―Sí. Es mi materia favorita. La poesía, especialmente.
Ella alzó las cejas, sorprendida.
―Esto es bueno. Jenna y yo necesitamos un amigo que nos ayude a estudiar Lit 16.
Y no creas que no me doy cuenta de que estás intentando de cambiar el tema lejos
de cosas más profundas.
―No estoy cambiando el tema, te dije lo que podía sobre mí. ―Hunter intentó
desviarse del tema, jalándose las mangas, preguntándose cuánto más debería
contarle.
―Sólo me dijiste lo justo para volverme curiosa. Continúa con tu historia.
Era agradable soltar algunos de sus secretos, pero le había prometido a Martin
silencio absoluto. Aparte de que acababa de conocer a esta chica. No tenía sentido
que dijera cosas que no le ha dicho a Barry. Aunque esas cosas estuvieran en la
punta de su lengua y listas para caer como una cascada de “demasiada
información”.
Además, no quería que Vere creyera que debía sentir aún más pena por él. O peor
aún, que pensara que estaba loco. Bastantes personas ya tenían esa suposición.
―Hazme preguntas y veré si las puedo responder ―dijo finalmente. Figurando
que podría esquivar la verdad cuando fuera necesario.
―Está bien. Si hiciste todo ese extremo vandalismo, ¿no deberías estar en la cárcel
en lugar de aquí? No soy idiota, ¿sabes? Alcancé a escuchar a mamá mencionar
que algo de alcohol estuvo involucrado. ¿Estás jugando conmigo?
Para cubrirse, él pretendió estar ofendido.
―Guau. ¿Un poco entrometida, no? Yo no tengo una DUI17, si eso es lo que
piensas. Bebí un poco de vino luego de lo que pasó con el auto. Después. Y esto.
―Señaló los bosques fuera de la ventana―. Es mi cárcel, Gwenivere. Tú eres mi
carcelera.
Lit: abreviación para Literatura.
DUI: Multa por conducir bajo los efectos del alcohol o drogas.
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Se burló de ella con su nombre completo para distraerla otra vez, y funcionó
porque le dirigió una rápida mirada antes de volver la vista a la carretera.
Continuó.
―Mi tiempo aquí es parte de mi acuerdo judicial. Tengo que ir a tu aburrida
escuela. Peor aún, no tengo permitido trabajar. Es una situación jodida con la que
no estoy feliz y eso es todo. Ahora ya lo sabes todo. No más preguntas. Lo poco
que deje fuera es entre mi madre y yo. Y no es de tu incumbencia. ¿Entendido?
Volvió a mirar por la ventana.
―Está bien. Charlie se la vive quejándose de que soy muy entrometida. Supongo
que no es fácil para ti decirme la verdad, así que gracias por decirme lo que hiciste.
Perdona si soné algo grosera otra vez. ¡Sigo haciéndote eso!
Parecía tan arrepentida que Hunter se sintió culpable de que ella fuera quien se
estuviera disculpando.
―No fuiste grosera. ―Suspiró―. Yo lo fui.
―No. Yo. Creo que he sido algo grosera contigo desde que nos conocimos. ―Su
voz se suavizó―. Usualmente no soy así. Es algo sobre tu “yo” rock-star lo que me
molesta. Tengo la extraña necesidad de tratarte como trato a Charlie.
―¿Con nada de respeto?
Ella rió. ―Sí, tal vez. No sé lo que es, pero me siento demasiado cómoda a tu
alrededor.
―Bueno… siento lo mismo ―admitió―. Y recuerda, no hay un “yo” rock-star. Soy
Dustin. Dustin McHugh. Una vez que te acostumbres a esa idea, posiblemente no
necesitarás odiarme tanto ―bromeó, pero inmediatamente se arrepintió. Se dio
cuenta de que la había puesto nerviosa.
―Que amiga voy a ser. Si ya te tengo pensando que te odio, cuando, como dije,
estoy bastante segura de que es lo contrario… ―La frase se había desvanecido con
otra risa de auto-menosprecio, el color rojo de sus mejillas reinando en lo alto e
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inundando el resto de su rostro.
―¿Piensas que vamos a ser amigos? ―preguntó él.
Entonces su expresión vaciló, como esperando a que estableciera una lista de
reglas.
―Oh... bueno... vamos a pasar mucho tiempo juntos. Pensé que, eventualmente,
llegaríamos a ser amigos. Quiero decir. Sí. ―Su mirada era de confusión―. Así es
como funciona. ¿Verdad?
Hunter no sabía que decir. Esto estaba fuera de su área de conocimientos.
Su rostro lucía doblemente abrumado. Y no de la manera adorable a la que ya se
había acostumbrado. Se sentía muy mal por haberlo causado, porque ella
realmente lucía como que podría morir dentro de su propia piel.
Peor aún, había afectado su velocidad. Su conducción había dado vueltas en
espiral fuera de control a media que zumbaba hacia la rampa de salida hacia el
desnivel sin bajar la velocidad.
―Me refiero. Me refiero… yo… pensé que nos estábamos llevando bien. Y
también… yo… pensé que nosotros… ―Parecía estar bloqueada ahí, ¡mirando el
camino sin darse cuenta de que los iba a matar a ambos al salir disparada a través
de la señal de alto en la parte superior del desnivel!
De ninguna manera iba a morir en una extraña intersección de Colorado.
Habló rápidamente para proteger a ambos.
―¡Vere! Por supuesto. Por supuesto que nos llevamos bien. Es sólo que no tengo
muchos amigos. O cualquier amigo fuera de mi banda… amigos que sean chicas,
eso es seguro. Es por eso que me detuve. No tengo ni idea de cómo actuar, eso es
todo.
Hunter sacudió su cabeza, preguntándose porque le había dicho la verdad.
―Oh. ¡Oh! ¡Excelente! ―Ella tomó una respiración profunda y le sonrió mientras
rodaba el auto hacia una parada segura―. Pensé que no querías, ¿sabes? Conmigo.
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Lo que está bien porque eres todo famoso y yo sólo soy yo.
Suspiró. ―¿Qué tal que eres posiblemente increíble y yo sólo soy un idiota? Y no
soy famoso. ¿Recuerdas? Tendrás que parar de dejar pasar comentarios como ese.
―Claro. Yo, posiblemente increíble. Tú, un idiota don nadie. Todo esto me hace
sentir como loca. ―Giró hacia la izquierda y aceleró hacia el tráfico.
Su corazón dio una doble voltereta. Sobre todo porque ella era increíblemente
linda en ese momento, y podía jurar que iba a ¡embestir su auto contra la
camioneta que estaba directamente en frente de ellos!
―Jesús. ¡Vere! ¿Podrías por favor mirar lo que estás haciendo? ¡Más despacio! Eres
peligrosa en la carretera.
Se separó del otro vehículo, y Hunter pudo respirar otra vez. Le dirigió una mirada
preocupada.
―No tenías que gritar. ―Hizo un puchero―. La culpa de que conduzca tan mal no
es mía. Es tuya.
―¿Qué? Tienes que estar bromeando. Me juraste que eras buena en esto.
Se detuvo en un semáforo en rojo y se volvió para mirarlo.
―Mira. Debes saber que tus ojos realmente distraen, y me sigues mirando.
Además, nunca antes había hablado con alguien que suene como un locutor de
cortos de películas. Tu voz es tan genial. Estoy segura de que lo sabes.
Probablemente es parte de tu fama. Pero aquí en este auto es inquietante, porque
tengo esta sensación de que repentinamente podrías comenzar con alguna frase…
―Agravó su voz―. Como… En un mundo muy, muy lejano…
Se rió todo el camino hacia su vientre.
―Eres más que hilarante. Lo sabes, ¿verdad?
La luz cambio a verde y avanzaron.
―Lo he escuchado antes, pero no te emociones. Tus cumplidos no te llevarán a
ningún lado conmigo, cantante. No importa lo bonita que sea tu cara para los
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demás, no es real para mí. A pesar de que me sobresalte de vez en cuando, debes
saber que mi corazón está tomado. Así que más allá de la voz, no me afectas ni un
poco.
―Tú lo has dicho. Esa parte sobre ti es un gran alivio en realidad. Y lo mismo para
mí también ―mintió.
―¡Sí, cómo no! ¿Cuántas veces vas a traer a colación que no soy tu tipo? No me
importa nada. Por Dios. Te llamaré si alguna vez consigo implantes, tiño mi pelo
platinado, empiezo a usar tacones de aguja, trajes de cuero rojos con cremallera y
me alquilo por dinero en efectivo.
Se rió otra vez.
―Venga. Dame algo de crédito. Sólo la mitad de las actrices porno con las que he
salido lucían así. La otra mitad vestía trajes de cuero verdes y eran pelirrojas, no
rubias. Además, nunca tuve que pagar. ―Hizo una mueca.
Soltó un grito ahogado como si le creyera totalmente. ―¿De verdad? ¿Estrellas
Porno?
―No. ¡Demonios, no! Nunca he salido con alguien remotamente similar a tu
ridícula descripción.
―Bueno, bien. Me asustaste.
―Me asustó que lo creyeras. Es refrescante pasar el rato contigo ―añadió,
contemplando su perfil.
Ella le dirigió una mirada escéptica.
―¿Por qué?
―No me tomas en serio. Me gusta. Si alguna vez parezco estar a la defensiva,
debes saber que es un reflejo. Quizá me has estado tratando como a Charlie, pero
he estado tratándote como a un reportero entrometido. En cuanto a que no eres mi
tipo y yo no soy el tuyo… dejemos eso. Es lo que es. Pero eso no significa que no
podamos pasar el rato. Quiero que seamos amigos. ―Arqueó las cejas―. Si estás
dispuesta a tomarme, con mi pasado, voz y todo.
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Se detuvo para hacer más grave su voz.
―Podría ser una ventaja para ti. En un mundo donde los conejitos corren salvajes...
―Finalizó en su mejor imitación de voz de cortos de películas.
Ella se rió. ―En serio. Podrías ser tan famoso.
―Lo soy. ¿Recuerdas?
Ella se ruborizó.
―¿Finalmente lo olvidé, y ahora deseas que lo recuerde? Escoge uno.
Los dos se rieron.
―¿Tregua final? ―añadió él, fingiendo no darse cuenta de su rubor.
Mantuvo su rostro apartado.
―Tregua. ¿Hablabas en serio sobre la cosa de ser amigos? Nunca he sido amiga
con un chico tampoco. Probablemente termine metiendo la pata, así que estás
advertido también.
Su respuesta ha sido tan silenciosa que Hunter se preguntó si había dicho algo
para empezar. Tal vez estaba dándole una salida, una manera de retirar la oferta.
Podía sentir que esto era realmente importante. Ahora que había pasado un poco
más de tiempo con ella, Hunter no pensaba que era capaz de herir los sentimientos
de esta chica, no apropósito.
―Si nos equivocamos, no importará.
―¿Por qué?
―Porque no existo realmente ―dijo con más confianza de la que sintió.
―Sí. He estado insistiendo en ese hecho. Parece ser mucho más fácil comunicarse
con los chicos falsos que con los reales.
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―¿De veras? ―se rió―. Bien.
―Si es enserio, acepto. Tú, Dustin Mchugh, persona falsa recién nacida, puedes ser
mi BGF18. Mi Mejor Amigo, aquí y en la escuela. ¡Mientras existas en Colorado!
Sacudió su cabeza, perplejo.
―Suena como cargo verdaderamente horrible.
―Vamos… El estatus de BGF es increíble. Compartiremos secretos, consejos,
chismes sobre chicas… y chicos… y esas cosas. ―Sus ojos estaban brillantes de
nuevo.
―¿Se permiten los consejos de moda? ―Miró sus shorts.
―Tal vez. ―Lo fulminó con la mirada―. ¡Después de que haya terminado de
“deshacerte” en un olvidado social!
Sonrió.
―Cuenta conmigo. ¿No se supone que debemos jurar con el dedo meñique y
sellarlo? ―Fue premiado con otro de sus graciosos medio rodar de ojos mientras le
explicaba―: Estaba en la grabación de una película para televisión donde hicieron
eso. ¿No es eso lo que los “verdaderos-mejores-amigos” hacen?
―Si tuviéramos diez. Tienes un punto de vista mezclado del mundo, ¿no?
―Sonrió, y pudo decir que estaba realmente satisfecha con su pacto tentativo.
―Sí. Acostúmbrate a él. Es la raíz de mis problemas. Ni siquiera estoy cerca de lo
normal.
―Eres bastante normal.
Sonrió, volteándose hacia el paisaje. Mientras conducían, Hunter se dio cuenta de
que este era el primer silencio cómodo que había tenido con otra persona en
mucho tiempo.
***
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BGF: (Best Girl/Guy Friend) Mejor Amigo.
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Se detuvieron en un edificio de oficinas de ladrillo de tres pisos. Vere aparcó el
auto en el estacionamiento lleno hasta la mitad, apagó el motor y se volvió hacia él.
―Antes de que salgamos, tengo un montón de preguntas. Preguntas de trabajo, de
desarmado.
Él encontró su mirada muerta.
―Bien. Dispara.
―Bueno. ―Se sonrojó ligeramente―. Um... Estas son preguntas muy incómodas...
Él reprimió una sonrisa.
―Pregúntame cualquier cosa. Vamos. Te juro que no me avergüenzo fácilmente.
Tragó saliva y se precipitó en una ráfaga, como lo había hecho antes.
―Está bien. Bueno. Primero. Los ojos. Me imagino que estás usando lentes de
contacto de color. Sólo las muñecas, el mar Caribe y las banditas resplandecientes
tienen ese loco color azul puro. Segundo. Tus pestañas... ¿son falsas? Leí en una
revista que muchas estrellas tienen pestañas postizas colocadas de alguna manera,
con pegamento que puede cegarlos, ¡o pegar sus ojos para siempre si se coloca mal!
Si ese es el caso, esas cosas plumadas tienen que irse. Y el bronceado. ¿Es el spray?
Todo lo falso se tiene que ir. Por favor, confiesa todo lo que en tu persona sea de
plástico, lavable y, esperemos, removible.
Sacudió la cabeza y se tragó su deseo de estallar en risas.
Tenía que estar bromeando.
―Las pestañas son reales. El color es genuino. El bronceado lo adquirí con cuidado
en una terraza, con sol real. Aunque, sin lugar a dudas, estas notando mis mejores
atractivos.
Cuando ella lo miró le hizo un guiño para que supiera que estaba bromeando.
―Dios, eres tan creído ―tartamudeó―. Esa cosa del ego va a tener que parar. ¡Así
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como la desconcertante cuestión esa de guiñar el ojo! ¡Cielos!
Alzó las cejas porque en realidad sonaba algo enojada.
―Lo juro. No soy un creído. ¿Por qué piensas eso?
―Solo la gente creída habla de sus “atractivos”.
Parpadeó. ―Ah, ya veo. Lo siento si di a entender eso. Si pudieras ver ese
comentario desde mi punto de vista, tal vez lo entenderías.
―Te estoy escuchando. ―Se cruzó de brazos.
―Ya te percataste de los ojos y la voz, pero eso no es todo. Mira, yo tengo sitios
web enteros dedicados únicamente a mi cabello. Y bueno, está mi altura, mi
melodiosa voz, mi increíble talento musical y no te olvides de mis bíceps
perfectamente esculpidos, los hombros anchos, abdomen marcado, y trasero.
Su mandíbula cayó.
Él se encogió de hombros, trabajando para hacerla entender.
―Hay montajes enteros en YouTube sincronizando fotos de mi trasero con música.
No tomo ningún crédito por ello. Mi mamá ha estado pagándome un entrenador
durante años. Ah, y mi abdomen ganó un Premio de Fan Choice llamado
“SixPackAttack”. Tres años seguidos.
Cerró la boca como si a duras penas se pudiese contener, levantó una de sus
arqueadas cejas y rodó los ojos.
―¿Qué? ¿En serio no me crees? ―Levantó a medias su camisa para que pudiera
echar un vistazo a un perfectamente plano estómago, al mejor estilo tabla de
lavar―. ¿Quieres darle un golpe con tu puño? Es sólido.
―¡No! No. ¡Y no! ―Logró formular―. ¡Oh, Dios mío! Baja esa camisa. OH DIOS
MÍO. ―Ahogó una risa embarazosa―. Y la parte en la que no eres creído
comienza... Umm... ¿Cuándo? ¿Quién dice cosas como esas? Eres un completo
fanfarrón.
―No lo soy ―protestó―. Estoy enumerando mis atractivos. Tú también lo hiciste.
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Justo ahora. ¡Aunque nunca nadie había mencionado mis pestañas! Mi manager y
mi mamá chequean mis “productos”, tomando notas y sugiriendo cambios cada
año.
―¡Increíble!
Él asintió.
―No soy creído acerca de esas cosas. De hecho, me siento muy desconectado de
mí mismo en el nivel de cualidades, diablos, en todos los niveles. Considero que
todos los pedacitos de mí son como un montón de piezas de vehículos
especializados. La gente está obsesionada con cada elemento individual, pero
nunca va más allá. Me burlo de todo esto, supongo.
―¿Este es tu intento de burlarte de ello?
―Sí.
Se encogió de hombros, mirando mientras una oleada de expresiones cruzaba su
rostro, desde horrorizada a confundida.
―¿No es gracioso? ―preguntó finalmente.
Entonces ella se rió. ―Supongo. No sé. Debe ser muy extraño que tu cuerpo sea
cortado en pedazos y convertido en sitios web, ¿eh?
―Es mi vida.
―Creo que estoy empezando a entenderte un poco. Pero tienes que saberlo, ¡Tu
perspectiva está completamente torcida! Podrías ser una persona con graves
problemas psicológicos.
Él sonrió y la miró a los ojos. ―Confía en mí, no es una posibilidad. Es un hecho
del que deberías ser consciente sobre mí.
Ella le devolvió la sonrisa.
―Quién sabría que tenemos algo en común. ¡No te preocupes, estás en buena
compañía, BGF! Yo también estoy bastante arruinada.
―Por favor. Soy un desastre total en comparación con la buena y linda chica que
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eres tú. Sólo has arañado la superficie sobre mí. La información sobre mí sólo
puede ir va cuesta abajo desde aquí ―añadió, tanteando el terreno en su reacción a
esa pequeña verdad.
―Duh. Estás asumiendo que creo tu extraña y triste historia. No hay manera de
que puedas ser más lamentable que yo. Tus cualidades ya te ponen un escalón más
arriba por defecto.
―Me gustaría estar en desacuerdo, pero umm.... ―Miró su sudadera con capucha,
dirigiéndole una mirada escéptica, esperando que no pudiese ver a través de él lo
atractiva que pensaba que era.
Ella le creyó.
―Está bien. Espera. No vamos a iniciar una lista de los atractivos que no tengo.
Extendió la mano y jugueteó distraídamente con los botones del estéreo,
preguntándose por qué sería tan dura consigo misma, pero lo dejó pasar. No era su
lugar empezar a llamar a esta chica bonita, así que cambió de tema.
―No sé por qué estoy tratando de darte explicaciones. Creo que me sentiría mejor
si pudiéramos volver a empezar todo esto, contigo creyendo que yo no soy un
completo idiota, ¿te parece?
―Bien. No voy a saltarte a la garganta por comentarios creídos sobre ti mismo al
azar, sin darte el beneficio de “pobre estrella juvenil criada por los lobos”. Pero vas
a tener que mantener toda tu ropa puesta, ¿de acuerdo?
Se echó a reír, dedicándole una sonrisa burlona.
―Está bien. Tú también, en ese caso. Estamos en la zona de sólo amigos.
Ella sacudió la cabeza.
―Dios. Sí, Dustin McHugh. ―Sonrió y le hizo un gesto al edificio en frente de
ellos―. Este es el edificio de mi papá. Vamos a entrar
Hunter encontró un pequeño cartel que decía: “Ortodoncia Roth” y se asustó.
―¡¿Tu papá es dentista?! ¿Qué estás planeando? Diablos, no. Ni hablar. Yo no voy
a entrar ahí. Vas a tener que sacarme a rastras de este coche. ¿Qué vas a hacer?
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¿Extraerme un diente y convertirme en un palurdo?
Ella se rió de nuevo, una carcajada de puro sol que se encontró deseando que
durase más tiempo.
―Esto es Colorado, idiota. No hay palurdos por aquí, sólo vaqueros y hippies.
―¿En serio? ¿Ninguno? ―Frunció el ceño.
―De veras. ―Extendió sus brazos hacia arriba―. Para un chico que se supone que
conoce el mundo, seguro que parece que nunca has estado fuera de tu propio patio
trasero. ¿No estabas escuchando en mi casa? ¡Te dijimos que mi papá era un
ortodontista!
Ella se mordió el labio superior.
Él apartó la mirada de su rostro.
No, no estaba escuchando en tu casa, porque estaba comiéndome con los ojos tu lista de
adorables atractivos, como el completo IDIOTA que juré no ser. Ahora, como tu
proclamado BGF, no parece ser que pueda quitar mis ojos de tus labios. Así que por favor
deja de masticar tu regordete y deseable labio superior porque es una distracción tan grande
como el infierno.
Vere continuó, sin esperar a que contestara, y afortunadamente dejó de morderse
el labio.
―Tenemos que hacer algo grande con esa sonrisa ridículamente perfecta.
Atractivo número uno, o veinte, o dondequiera que lo hayas colocado en esa
retorcida lista tuya. Si no podemos ocultar esa línea de perfección resplandeciente
entonces el disfraz entero se hundirá. Como dijiste, tu sonrisa es la materia de los
sueños de niñas adolescentes, ¡así que tenemos que convertirla en una pesadilla!
―Oh, bueno, eso me hace sentir mucho mejor. ―Suspiró.
Ella frunció el ceño. ―Oye, no te preocupes. Papá no va a lastimarte. Sólo va a
ponerte un enorme y horrible retenedor, eso es todo. Cuando terminemos, te voy a
comprar una malteada para animarte.
―¿Cómo sabes que voy a necesitar que me levanten el ánimo? ―Por alguna razón,
su simpatía había causado que ese maldito dolor regresara a alguna parte detrás de
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su corazón.
―Has necesitado que te animen desde que nos conocimos. He estado mirando tu
cara triste toda la tarde. ―Su tono había cambiado a uno de ánimo adulador, y su
sonrisa le recordó respirar.
―Las cosas podrían ponerse un poco peor antes de mejorar. Pero... es como que...
ya no vas a estar solo nunca más ―agregó.
¿Qué va a empeorar?
¿El dolor retorciéndose en mi pecho, o la extraña manera que siento como si de repente no
pudiese respirar sin ti ayudándome?
Parpadeó, sintiéndose aturdido. Agradecido que no hubiese dicho eso, y más
agradecido de que sabía que ella de verdad quería decir cada palabra.
Dejó escapar una risa enigmática.
―Estaré bien. Pero te recordaré ese batido. No he tenido uno desde que tenía diez
años. Estoy pensando que a Dustin McHugh se le permiten ingerir más calorías de
las que a Hunter Kennedy alguna vez pudo.
―Esa es la cosa más deprimente que jamás he oído a nadie decir. ―Tenía los ojos
muy solemnes y pensativos cuando le lanzó otra sonrisa simpática―. Por suerte,
mi BGF Dustin ama los batidos. Se rumorea que siempre lo ha hecho. ¿Confías en
mí?
―Tal vez lo haga ―respondió con una sonrisa que llegó hasta su alma.
Tomó otra respiración profunda y dejó que una pequeña parte de su corazón fuera
jalada hacia sus profundos ojos marrones.
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Tal vez lo haga.
Comprando con la princesa del infierno
Traducido por Katiliz94
Corregido por Mafernanda28
S
i Hunter no estuviese convencido de que había aterrizado en otro planeta
después del encuentro con el “alegre papa dentista” de Vere (quien le ayudó
a ordenar un, infernal, retenedor de neón verde), la señal pintada por todo
Ricks Western Emporio& Feed Supply centrado en su nueva realidad trabajada
para bien.
La señal parecía ser pintada a mano y se leía: Calidad de Vestir en el Rancho
Western, Avena, Esgrima, Gabinetes de Cocina, Alimentos, Herramientas y
Suministros Generales de Arreos.
La señal del conducto vendado era la mejor señal más larga de todas: “POR
FAVOR LLEVATE TÚ PROPIO ABONO”, es “GRATIS”.
Diablos. Voy a ir a comprar al infierno. El infierno que vende caca.
―Vamos a ir por la puerta trasera.
―¿Por la pila de estiércol? ―Hunter tembló.
―Sí. Sígueme y permanece cerca. Tú armario será épico viniendo de aquí. ―Vere
le empujó hacia delante.
Comprar con la princesa del infierno.
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Hunter se había forzado a no arrastrar los pies.
El Emporio de Rick se ubicaba en una gigantesca granja de metal del tamaño de un
mega centro comercial. Un edificio, Vere le había informado orgullosamente, del
que una vez había sido el quita nieves del estado en una unidad de
almacenamiento en los setentas.
Parecía como si todas las cosas podrían colapsar en cualquier momento. Vere le
condujo a través de una amplia y metálica puerta de granero, y después le
introdujo por un gigantesco pasillo que se jactaba de cada posible tipo de producto
de agricultura de gallina que jamás hubiese visto.
Comida de gallina, y alimento de gallina, gallineros, y lavado de gallina, sin
mencionar, ¿ropa de cama de gallinas y vitaminas de gallinas?
Hunter se congelo frente a algunos sombreros, camisetas, y pegatinas de
parachoques en los que se leía: “Consigue tus polluelos de Rick”.
―Vaya. ¿Es aquí donde los chicos van cuando salen?
Vere sacudió la cabeza. ―En primavera, se venden gallinas bebes de Rick.
Armaron toda la parte trasera de la tienda con pequeños climatizados bolígrafos
cerrados con unos borrosos pollitos pequeños en ellos. Tenían montones de razas.
De todos los colores. Incluso patos y crías de gansos. A veces te permiten
observarles salir del cascaron. Es demasiado genial cuando eso está sucediendo. Te
traeré en Abril, si lo hago antes. Este lugar es adictivo.
No. tú eres adictiva.
Sonrió, escondiendo ese pensamiento en un pequeño ruedo de ojos.
Camino hacia delante y miro a la derecha, después a la izquierda, al final del
pasillo.
―Espera aquí. Voy a hacer una revisión de la multitud. —Irrumpió en el gran
pasillo de delante.
Hunter amaba la forma en la que los ojos de ella habían estado brillando cuando
había hablado sobre los pollitos. Era como si a Vere Roth le divirtiese todo en el
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mundo entero hasta algún tipo de altura máxima.
Casi se había asustado por los melocotones frescos en los batidos que habían
tomado.
Hunter admitió que los melocotones del último verano eran mejores de lo habitual,
pero estaba de acuerdo con Vere de que habían sido “más que perfectos”.
―Todo despejado. ―Saltó de regreso al pasillo, con el moño balanceándose
alrededor.
―He decidido que necesito una de esas camisetas de pollitos ―dijo él,
preguntándose cuando sería capaz de parar de mirarla. Con el tiempo conseguiría
acostumbrarse a ella, ¿verdad?
―Van a venderse cuando los pollitos estén saliendo del cascaron. ¿Podemos
esperar?
―No estaré aquí. Si todo va bien, podría estar en casa en unas pocas semanas
―recordó el.
―Oh, ¿pero quizá no? ¿Tal vez las cosas llevarán más tiempo? Hay algo más para
ver. ―La luz de sus ojos se atenúa, y su mano se escabulle hacia arriba para
enderezar su moño.
Él se sintió mal por arruinar su emoción.
Por un momento, deseo que pudiese regresar aquí con ella. Mayormente sólo para
que pudiese observar sus gesticulaciones ante las crías de animales. Probablemente
habría estado más linda ese día. Pero era Abril cuando las últimas canciones para
el álbum se necesitarían… así que… para entonces él tendría una vida fuera de
aquí.
―No creo que deba arriesgarme. Ahora debo tener una de esas magníficas
camisetas. Para los recuerdos, y para mi nueva persona. Dustin McHugh ama los
polluelos.
Coge una de tamaño XL y trata de centrar la conversación de regreso a la tarea en
cuestión.
―Quizá pueda ir disfrazado de chico agricultor o un granjero o… diablos…
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¿siquiera los llamáis chicos agricultores? ―terminó, sintiéndose desorientado.
Ella se ríe.
―Chicos, ¿quiénes viven en las granjas? ¿Qué hay de los agricultores?
―Cierto. Duh. Perdí la razón.
Ella volvió a reírse y el corazón de él salto. Se apartó como para estudiar la
exhibición de alimento de la gallina mientras ella charlaba detrás de él. ―De
ninguna forma serás capaz de enfrentarte a un disfraz de granjero. Muchas
personas te contaran los detalles. Los niños agrícolas conocen el equipamiento de
la granja por dentro y por fuera.
―¿Qué quieres decir?
―Lo mismo que tu familia que criaba gallinas.
Ella balanceo su amplio brazo como la presentadora de un programa de juegos
entorno al altar.
―Conocerás cada único producto aquí por el corazón. Y, para entonces tenías seis.
Si tu familia plantaba trigo, serías capaz de hablar sobre las sequias, las estaciones,
los camiones, la cosecha, los pesticidas y todo sobre Jhon Feere. ¿Me sigues?
Hunter se encogió de hombros, pretendiendo que estaba en una junta no quería
permitir que no tenía pruebas de quien podría ser Jhon Feere.
―Podía montar caballos. ¿Sería vaquero?
―¡Ja! Ojala. El dato reforzado en eso es incluso peor. Además, los vaqueros son
calientes. Realmente calientes. Estas intentando ser real ¿NO? ―Arrugo la nariz y
le miro de arriba abajo―. Vestirte en botas de vaqueros de seis pies y un sombrero,
incluso con el nuevo anticipo, serías un modelo de pretexto para todas las chicas
de tu vecindario de tener sus propios caballos.
―Mierda. ¿Hay muchos de esos?
―Toneladas. La mitad de nuestro país esta zonificado para los caballos. Además,
los productos y las habilidades necesarias para el conocimiento ecuestre serían
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épicos. No tienes mucho tiempo para memorizar cosas. Y lo apuesto ―Le lanzo
una engreída mirada burlona―. No tienes lo que se necesita para sentarse en un
caballo sin enloquecer.
Hunter se estremeció.
―Olvidé que los vaqueros van de la mano con los caballos. Por favor, di que tu
familia no tiene caballos. Por favor, di que no tienes que montar caballos. En
realidad tengo miedo de los animales de ganado. Vacas, cabras en miniaturas,
cerdos, e incluso algunos perros me vuelven loco. Cuando era niño, me puse como
loco en un zoológico de mascotas. No es mi momento de más orgullo.
Vere sacudió la cabeza y rio.
―No a los caballos. Demasiado caro. En verano, somos aficionados al lago de la
montaña. A pasear en barcos, a pescar, a esquiar, todo ese tipo de cosas. En
invierno, esquiamos.
Hunter hizo una mueca. Mayormente debido a que no quería fomentar una
invitación a cualquiera de las actividades que ella hubiese escuchado. Era un chico
de ciudad, y quería permanecer como un chico de ciudad.
Vere sacó su té de “Rick Chicks” de las manos de él. ―Vamos a la sección general
de ropa y comenzamos ahí. Esa camiseta está dándome una buena idea. Vamos.
Sólo están abiertas durante otros cuarenta minutes.
Le condujo junto a los canales de alimentos, gigantes cubos de agua, extraños
comederos de cabras y toda una sección de vallas de cerdos antes de llevarle a
través de otro pasillo iluminado y a lo que era aparentemente el área de ropa.
Designado por la valla partida del tren de madera rodeando la sección. La entrada
en esa sección alardeaba de dos troncos, tallados a mano, sosteniendo un cartel de
madera de pino que se había quemado para parecer una marca. Se leía: “Prendas
de vestir”.
Hunter miro salvajemente a los estantes.
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―¡Que mierda! No puedes estar en serio.
Vere se había helado en la entrada y estaba escaneando su rostro. Sus cejas se
habían dispuesto hacia abajo, causando un pequeño pliegue en el centro de su
frente. Hablo en un bajo ―casi desesperante sonoro― susurro.
―Baja la voz, y sí, voy en serio. Aquí tienen un montón de opciones. ¿Si alguien se
acerca, giraras la cabeza y bajaras esa gorra? ¿De acuerdo?
―Jesús, está bien. ¿Por qué estás descontrolándote?
―Tus… los malditos ojos… parecen un rayo de luna o un láser de luz debajo de
esas luces. ―Se detuvo y sacudió la cabeza.
Hunter bromeo.
―¿Es esta tu manera de volver a llamarme guapo? No te preocupes, tengo gafas de
sol. ―Rio, sacándolas―. Irónicamente, los láseres de luz azul son para los chicos
buenos. No permitas que el color te engañe.
―Oh, cállate, ¿vale? ―Le dio alcance, de manera que se acercó demasiado y le
miro a los ojos mientras que él no podía para de mirar la pequeña línea de batido
de melocotón corriendo cerca de ese endemoniado perfecto labio superior.
―Te aseguro que aun puedo ver el color detrás de tus gafas de sol. No van a ser
unos cristales de ojos lo bastante oscuros. Vamos a tener que pagar el doble y
probablemente la orden especial de una bolsa de basura para que cubra toda tu
cara.
―Quizá si somos afortunados ahogaríamos a la muerte y después, ¿no tendríamos
que hacer esto?
―No bromees con cosas como esta. No. Nunca. ―Aspiro con un respiro,
aparentemente su furia evaporándose tan rápido como vino―. Lo siento. Estoy
siendo totalmente formal contigo otra vez. ¿Qué hay de que tú me haces actuar
como una loca?
A salvo detrás de las gafas, Hunter volvió a disparar una mirada de deseo ante esa
línea de batido de melocotón.
―No eres tú. Soy yo. Normalmente vuelvo locas a las personas. Voy a parar de
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hostigarte. Lo estoy hacienda a propósito. Parare.
―Bien. ―Ella acechó hacia adelante e hizo un gesto hacia las ropas―. Este lugar
vende ropa especializada en ranchos. No es barato. También podemos alcanzar la
próxima tienda de segunda mano para mantener los costes bajos. Vas a necesitar
zapatos, y todo. Si es demasiado, mi madre y mi padre compraran las gafas, estoy
segura. Y Papá nunca te dejará pagar por el anticipo, así que estas bien ahí.
―¿Qué?
Ella frunció el ceño.
—Este proyecto va a destrozarte.
Sacudió la cabeza hacia ella con asombro. Ninguna chica antes se había
preocupado por el gastando dinero. La mayoría había esperado que el gastaría
mucho, y la mayor parte en ellos. ¡Además, ella había pagado sus batidos!
Hunter disfruto de ese nuevo y desconocido sentimiento. Ahora Vere estaba
cuidándole en lugar de observándole como hacían los demás. Le gustaba. Ella.
Mucho.
―Mira. Soy bueno para el dinero, ¿vale? Consigo pagos. Toneladas.
―Oh… sí. Duh.
Sin pensar, él alargó la mano y alcanzó la de ella.
Ella se congeló.
Él podía sentir su brazo tensarse, así que aflojó su agarre pero no la dejó marchar.
―Vere. Um. Tienes algo en la cara. ―La giró hacia el tan suave como posiblemente
pudo. Sintió que la había asustado, pero ahora que se había comprometido tendría
que seguir adelante, o ella pensaría que era un monstruo por cogerla de la mano
así. Extendió la mano hacia adelante para limpiar la línea de helado, resistiendo la
tentación de explorar la forma de su labio superior con su pulgar.
—¿Comida en mi cara? ¿No podías haberlo mencionado antes? Soy un desastre.
Ella cerró los ojos pero no antes de que Hunter leyese la pura mortificación
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disparando a través de las profundidades marrón verdosas de sus ojos.
―Una pequeña línea de batido que no te hace gritar desastre. Habrías echo lo
mismo por mí, ¿verdad? También soy un desastre. ―Señaló el lugar donde un
trozo entero de melocotón había golpeado y dejado una marca. ―Mira la mancha
sobre mi camisa.
Ella abrió un ojo y encontró el lugar, viéndose relajada cuando confirmó que él no
estaba mintiendo, y después lo cerró de nuevo mientras el quitaba el seco helado
de su labio superior.
―Ayudar a las personas con comida en la cara es la marca de una persona
agradable, ¿sabes? Esto podría arruinar tu reputación.
―Eso ocurre después de que la tienda de batidos permanezca en la tienda de
batidos. ―Ella no respondió, así que él continúo―. ¿Por qué cierras los ojos todo el
rato? ―Preguntó, estudiando la curva marrón jengibre de sus pestañas.
Con los ojos todavía cerrados, ella hizo una mueca.
―Estoy intentando no sonrojarme. En caso de que no lo hayas notado, mi cara, de
vez en cuando, se enciende. Especialmente en extremadas situaciones incomodas.
COMO ESTA.
Hunter la dejó ir y dio un paso atrás. ―Me gusta cuando cambias de color. Es
encantador.
―Cállate. Prometiste no provocarme. ―Abrió los ojos, su expresión disparando
balas, y cruzó los brazos frente a sí―. Con suerte, cuando me pones histérica, no
sucede. ¡Y llamar al enrojecimiento encantador me pone histérica! Es cualquier
cosa menos eso. Ahora vamos a regresar al tema del dinero. ¿Cuánto vas a pagar?
Tragó saliva, intentando no recordar el suave tacto de su piel.
―Tengo un enorme presupuesto para este desasimiento y una tarjeta de crédito
para inicializar. No quiero que te preocupes por mí. Por eso. Dios. Nunca por eso.
―No puedo evitarlo. Si eres mi amigo, voy a preocuparme por cada pedacito de ti.
La ventaja de estar en mi zona de amigos. Solo en ese caso, nos aferraremos a los
estantes de venta cuando podamos. ¿De acuerdo?
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Hunter rio.
―Nunca he visto un estante de venta. ¿En realidad pusieron las pequeñas
pegatinas rojas para mostrar el precio que ha sido marcado más bajo, o eso es solo
en Televisión?
―Vaya. En verdad eres despistado, ¿verdad?
Rio en voz alta, incapaz de parar debido a que ¡ella solía usar sus propios
pensamientos sobre ella, de vuelta a él!
―¿Cómo tú, una chica que aparentemente nunca ha dado un paso fuera de
Colorado, cree que soy despistado?
―Pues sí. He estado en Utah, Kansas, Idaho, Nuevo México y Disneyland,
perdedor.
Él rio más alto lo cual parecía enloquecerla otra vez.
―¿Qué? Para de reír tan alto. La voz. Duh. ¡Alguien va a notarte antes de que estés
bien disfrazado! Nada de esto es gracioso, y estamos agotando el tiempo. ―Se
detuvo y miró―. Y… también he estado en Michigan, para una boda, así que no
me hagas derrumbarte.
Él no podía controlar la siguiente carcajada que brotó. Dejó que le envolviese. Se
sentía tan impresionante para darle rienda suelta. Por alguna razón, salir con Vere
le había hecho feliz. Mejor, no podía recordarse teniendo esto más divertido,
nunca. Ahora con las manos en las caderas, entornó los ojos y miró como si
quisiera tener una batalla.
―Totalmente estás haciendo esto a propósito. ¿En realidad necesitas la atención de
esos extraños malos?
Ella jaló la visera de la gorra hacia abajo a medio camino de su nariz mientras le
arrastraba por el brazo a toda velocidad hacia la parte trasera de la sección de ropa.
―Ningún otro sonido alto saldrá de tu boca hasta después de que tengamos lo de
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tu disfraz resuelto.
Despistado
Traducido por nicolsmile
Corregido por Julieta_Arg
C
omo una broma, Vere levantó una camisa naranja occidental marca
RodeoDare. Una con cachemira púrpura y una franja blanca desde las axilas
hacia las mangas, con botones de diamantes de imitación y flecos en toda
la parte trasera también.
―¿Qué tal ésta? ―susurró ella con una mirada que advertía que él susurrara de
vuelta. Dustin parpadeó una vez y miró la camisa, su rostro imperturbable.
―Soy talla extra grande. Esa es muy pequeña. ¿Tienen otra talla?
Su perfectamente contrito susurro significaba que estaba aparentemente
intentando apaciguarla antes de su ataque de risa. Pero su carencia de respuesta a
la fea camisa la asombró.
―Estoy bromeando acerca de la camisa, ¿no te das cuenta? ―siseó.
―No. No me doy cuenta. No bromees. Elige lo que pienses que sea apropiado.
¿Esa camisa no es una buena opción? A mí me parece buen material de disfraz.
Dejó la graciosa camisa de rodeo de vuelta en el estante y se sintió culpable por
intentar molestarlo.
―Despistado. Como dije. ―Él negó con la cabeza y ella vio el humor volver a su
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mirada―. Ni siquiera comiences de nuevo. ¿Qué tal escoger lo que tú usas?
Comencemos con algunas cosas que te atraigan. Luego podemos construir desde
ahí.
Cautelosamente tocó algunas de las demás camisas en el estante.
―Hmm. No lo sé. Nunca he elegido mi propia ropa.
Lucía perplejo por las diferentes opciones y ella podía ver confusión y desconcierto
en su cara.
―¿Nunca?
―Nop. Tengo un comprador personal. Las cosas aparecen en mi cuarto. Mi mamá
y mi estilista deciden qué conjunto va en mi cada día.
―Vaya. ¡Eres como un príncipe persa!
―Ni siquiera. No tengo una harén y peor aún, ni mayordomo ni asistencia que me
ayude a entrar en feos trajes con cremalleras que eligen para mí.
Ella volteó los ojos y señaló un conjunto de camisas de franela con botones.
―¿Te gustan esas?
Él se encogió de hombros sin siquiera darle una mirada a las camisas.
―¿Me gustan si te gustan?
Vere se derribó de nuevo. ¡Él no tenía ninguna opinión! Acerca de nada, o al
menos no parecía saber cómo expresarla. Vere levantó una mano para comprobar
su moño, apretando la liga para que no se soltara. Lo atrapó mirándola intrigado
en cómo se hacía el moño o algo, y casi tuvo otro ataque de rubor. Miró hacia otra
parte, avergonzada, recordando el sentimiento de su mano en su labio superior y
la otra sosteniendo la de ella mientras él limpiaba el helado.
Su estómago se llenó de pequeñas mariposas.
Ugh. Enfócate. Mata las mariposas. Esas no eran manos reales, solo las manos de tu nuevo
mejor amigo hombre. Perfectamente apropiado que él haya limpiado el helado de tu cara.
Los amigos no dejan a sus amigos tener comida en la cara.
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―Tendremos que convertir esto en un juego ―Vere.
Compró la playera de “Rick’s Chick” y la puso frente a él.
―¿Qué te recuerda esta playera?
―¿Chicas? Y no del tipo que son bebés.
―Ja. Ja. ―Ella suspiró, pretendiendo que no era gracioso―. Si vieras a un chico
usando esto, más el retenedor que ordenaste, ¿entonces qué pensarías?
―¿Extremo pero intrigantemente idiota?
―¡Exactamente lo que pensé! Es una buena idea, ¿no?
Él sonrió, riéndose un poco. ―Supongo que no hay productos específicos que
tenga que memorizar para darle calidad, ¿ah?
―Nop. Idiotas son idiotas. ¡Todo está en la percepción de los demás! Quiero que
escojas qué tipo de idiota quieres ser. Puedes hacer que esto sea divertido, como
estar en una obra. Dustin McHugh es tu personaje, y vas a tener que vivir en sus
pantalones y caminar en sus zapatos, por así decirlo. Así que comienza con
pantalones.
Sus cejas se levantaron y lucía un poco sorprendido.
―¿Qué? Chica, me estás asustando. ¡Deja de hablar de mis pantalones!
Vere suspiró y volteó los ojos por dos. ―¿Ves mis niveles de paciencia yéndose?
¿Qué tipo de pantalones quieres usar por las próximas semanas?
Él alejó la mirada. ―Vere. No puedo hacer esto. Solo escoge algunos pantalones de
idiota para mí. ―Se sacó la capucha y pasó una mano por su cabello.
―Nop. Quiero que tú elijas. Recorre. Ve qué hay y anda con tu primer sentimiento
en el estómago.
―¿No me vas a ayudar nada?
Lucía lamentable y perdido, pero Vere se mantuvo firme.
―Estoy aquí para asegurarme de que sea lo que elijas encaje perfectamente con los
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límites de un idiota, eso es todo. El resto dependerá de ti. Es como mi profesora de
drama dice: Sé el personaje, nunca dejes que el personaje sea tú ―bromeó―. Eso es
mala actuación.
―¿Tengo que ser todo lo idiota que pueda ser? ―intentó él.
Su turno. ―Hamlet: ser idiota o no serlo, esa es la cuestión.
Ella sonrió orgullosamente, pensando en otra.
―¡La ropa a menudo proclama al hombre!
Él rió.
―Hamlet nuevamente, pero esta vez con acento británico: Aunque esto sea locura,
sigue teniendo método en ella.
―No estabas mintiendo sobre aprobar Literatura.
Compartieron una sonrisa.
―¿Y quién conoce a Hamlet tan bien? ¡Idiotas como yo! ―Sonrió más
ampliamente.
Ella le respondió:
―¡Sí! ¡Mi BGF es un increíble chico que cita a Hamlet! Tendrás que usar ese acento
con mi mejor amiga Jenna, también. ¡No puedo esperar a ver su cara cuando uses
ese acento! ―rió.
Después de eso, Hunter pareció dirigirse a los estantes de ropa con un propósito.
Vagó hasta que finalmente se detuvo en seco frente a una muestra de ropa “Tough
Mountain”.
Sosteniendo un par de dorados y pesados pantalones de lona con grandes y
cuadrados bolsillos delanteros y una gran brújula cosida en el cinturón, él sonrió.
―Mis tripas me dicen que estos son los pantalones dentro de los cuales quiero
vivir por las siguientes semanas.
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Vere se acercó para conseguir una mejor vista y tuvo que reír.
―Oh, sí. Estás totalmente interesado en algo. —Leyó la etiqueta de Tough
Mountain en voz alta―. Ropa de lona de peso pesado. Cosida con los mismos
patrones usados por los pioneros pero con la tecnología moderna para el hombre de
hoy.
―¡El hombre idiota de hoy!
―¿Cuál es la tecnología? ―preguntó ella.
―¿La brújula? ―Frunció el ceño―. ¿Quizás esos botones gigantes?
Ella revisó vestidores de varios overoles, pantalones, chaquetas, chalecos y shorts.
Todos en los cuatro colores distintivos de Tough Mountain: café, dorado, naranjo y
color salmón.
―Es perfecto. En serio. Es todo cosas para trabajadores de rancho o leñadores.
Creo que los de los postes telefónicos los usan, los bomberos, ¡y esos tipos que
arreglan los agujeros de las carreteras!
―Traducción, ¿ningún adolescente humano sería atrapado muertos en estas cosas?
Ella asintió.
―Exacto. Tan increíble.
―¡Compraré uno de cada color! Tendré una brújula con cada prenda. ―Dustin
tocó uno de los pesados bolsillos de uno de los chalecos―. Mira todos los lugares
para gadgets, los cierres metálicos, y la doble costura en todas partes. ¡Lucen a
prueba de balas! Tengo que admitir esto, pero de hecho lo amo, ¡y lo digo enserio!
Algo de esto se vería tan genial en el escenario.
―Shh. No hables de eso. Es bastante genial, pero en todas las maneras incorrectas
de la secundaria. ―Vere frunció el ceño, sabiendo que también era bastante caro,
pero no dijo nada sobre eso. Tendría que confiar en lo que él dijo sobre el dinero.
Dustin levantó algunos overoles anaranjados de trabajador de carretera y los dejó
caer sobre su cabeza, haciéndolos bambolearse bajo su cuerpo. Dio vuelta la
etiqueta, su sonrisa radiante con lo que lucía como una risa tonta―. Viene con una
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garantía de diez años. ¿Quién usa ropa con garantía?
―Mi súper idiota mejor amigo, Dustin. Él es quien. ¿Ahora, cuál es tu talla? Solo
tenemos veinte minutos restantes para recolectar el resto y pagar.
―Soy treinta y dos en la cintura, treinta y seis de largo en los pantalones. Playeras
XL. Me probaré un par. Si están bien, llevaremos el resto sin probármelo.
Usualmente soy de un ajuste sencillo.
Ella asintió, tomando un par de shorts de lona número treinta y dos. Él eligió
algunos de los chalecos de pesca.
―Ahora. Camisas. Elige ―dijo ella.
―Me gustaron esas a cuadros que me mostraste antes. ―Volvieron a las camisas
de franela y él comenzó algunas de las camisas con botones en varios colores.
―Todas estas son de manga larga. Necesitas algunas de manga corta también.
Tenemos un mes y algo de calor restantes.
―Nunca, no me importa. A Dustin McHugh solo le gustan las camisas de franela
de mangas largas. Siempre. Y por siempre.
―No. De ninguna manera. Nuestra escuela es un horno. Casi me da una insolación
esta tarde.
―Dijiste que yo elegía. Solo me gustan estas camisas. Además, ¿no es de idiota
vestirse fuera de temporada? ―Sonrió en grande y ella se sintió un poco mareada.
―Sí. Bueno, es tu funeral.
Él se encogió de hombros felizmente. ―Hagamos que los cuadros, la lona y las
brújulas sean mis marcas registradas. Dustin McHugh. Todo a cuadros. Todo
Lona. Todo el tiempo. Y nunca estaré perdido. Qué dices tú, ¿jurado de idiotas?
―Aprobado total. Tomaré accesorios adicionales, gorras de camionero, sweaters
grumosos, ese tipo de cosas.
―¿Qué es exactamente un sweater grumosos? Soy un chico de capuchas.
―Las capuchas son parte del pasado. Mi BGF, solo usa sweaters de hombre viejo
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con grandes botones. Y para mover las cosas un poco, posiblemente un chaleco de
abuelo tejido a mano. ―Ella rió, atrapándole la vista, sonriendo más ampliamente
cuando él sonrió de vuelta y rió con ella.
―Diablos no. Quiero estar muy lejos de aquí antes de tener que usar tejidos de
lana sombría.
Se dirigieron a los probadores.
―Dustin McHugh, este nuevo guardarropa te enviará derecho a la insignificancia
en la escuela.
―Ah, mi sueño haciéndose realidad.
―No estamos listos. Lo siguiente es calzado, calcetines, ropa interior y algunos
útiles escolares de bicho raro. Creo que Tough Mountain hace algunas mochilas.
¡Estarás perfectamente combinado!
Ella hizo gestos hacia la pared trasera que contenía los accesorios.
―¿Qué tal la mochila con el silbato de seguridad?
Él se paró frente a ella. Sus ojos encendidos con entusiasmo.
―No es lo suficientemente idiota. ¿Y te diste cuenta? NO BRÚJULA. Muévete.
¡Veo una que me gusta!
Después de eso, Dustin comenzó a elegir cosas de derecha a izquierda como si
estuviesen recogiendo piedras, o buscando monedas de un centavo, y
añadiéndolas en la creciente pila en el mostrador. Ella intentó convencerlo una vez
más de comprar algunas camisas más livianas, pero él se negó.
Bueno, todos tienen algo.
Jenna odia todas las cosas de color rojo. A mí no me gustan los aros. Y Charlie solo usa
camisetas deportivas. ¿Cuál es la diferencia si Dustin McHugh ama las camisas de manga
larga?
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Quizás es algo bueno.
Ella sabía de primera mano que los idiotas estaban muy orgullosos de su extraña
apariencia y conjuntos. Tendría que entrenarlo en cómo ser extra presumido en su
nuevo cambio y su nuevo ser en público.
Cuando ella estuviera lista con él, cualquier insulto hacia su persona sería tomado
como un gran cumplido. Hacía que los matones se volvieran salvajes de
frustración. Esto siempre llevaba a una reacción marginada. Aunque a largo
tiempo, le aseguraría tener una permanente y extra sólida etiqueta friki.
Una vez que la etiqueta se mantuviera, Dustin sería etiquetado. Intocable y sin
citas (hasta que fuera aceptado en la universidad donde ella estaba segura que los
idiotas eran supremos).
¿No lo eran?
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Seguramente lo esperaba, o iba a pasar el resto de su vida sola.
Lealtad, confianza y un corte de cabello
Traducido por Aleponce
Corregido por AntoD
T
res horas después, de un viaje al centro de optometría del SuperMart y un
largo viaje en auto, Hunter y Vere hicieron su camino a la cabaña de la
Familia Roth.
―Oh. No. No lo hiciste. ―Charlie estalló en carcajadas mientras abría la puerta―.
¡Botas de trabajo! No tiene precio.
Amigo.
―Vas a ser brutalizado con esos.
―¡Lo sé! ―Hunter bajó sus bolsas de compras en la entrada y zapateó sus botas,
completamente entusiasmado―. Amo estas cosas. Demasiado, así que las tenía
que comprar.
Vere se empujó dentro detrás de él, sus brazos también llenos a rebosar con una
carga de su guardarropa de nueva marca.
―Sólo tenían del color anaranjado en su talla. ¿No son magníficamente
horrorosos? ―Hunter no se perdió la mirada de Charlie sistemáticamente
buscando la cara de su hermana como si revisara si ella estaba bien ―segura― o
algo.
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¿Qué?
Charlie parecía satisfecho con lo que vio en la expresión sonriente de su hermana y
pareció relajarse.
Después de una corta pausa Charlie habló otra vez.
―Y como dije, no pudo ser terminado. Ustedes dos se la han quitado.
Posiblemente fueron muy lejos. Las botas son un desastre.
Hunter trató de permanecer concentrado en las botas y en Charlie para olvidarse
de su estómago gruñendo.
―Puedes reír todo lo que quieras pero apostaré a que estas botas comenzarán una
tendencia. Ya verán. Las llevaré a casa y las usaré en el escenario.
―Sí, hasta entonces, esos bastardos te van a consolidar en el más bajo estrato social
de toda nuestra escuela. ―Charlie se acercó más y pateó la punta de una de las
botas y sacudió su cabeza.
―¿Punta de metal para los dedos del pie?
―¡En caso de que se me caiga un libro en el pié!
Hunter sonrió ampliamente. Charlie escudriñó el resto de él.
―Déjame adivinar. ¿Los lentes en esos anteojos de nerd automáticamente se tiñen
incluso más oscuros cuando caminas en el sol? ―Se echó a reír otra vez―.
Perfecto, te conviertes en un horrible, tipo que vende celulares mezclado con el
tipo quien es todo del Salvaje Oeste. O no, espera. Lo tengo. ¡Tú eres Paul Bunyan
conoce a Waldo!
―¿Genial, eh? Los lentes se hacen oscuros incluso cuando estoy debajo de luces
normales. ―Hunter anunció con orgullo.
―El chico del centro de optometría nos vendió el modelo de muestra porque le
dijimos que tenía una enorme alergia a los rayos solares UV y que perdí mis
anteojos en el avión.
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Vere suspiró.
―Me sentí mal porque le mentí demasiado. Primero nos iba a hacer espera cinco o
siete días. Cuando dijo eso, le lloriqueé encima, entonces más que nada le juré que
Hunter se quedaría ciego al terminar el fin de semana.
―¿Lo hiciste? ―preguntó Charlie.
Hunter asintió. ―Oh, ella lo hizo. El chico se dobló en dos segundos. Estuvo de
acuerdo que era una emergencia para proteger mis ojos, pero ambos sabemos que
es porque no podría soportar ver a la pequeña hada llorar.
Vere golpeó su antebrazo.
Hunter siguió.
―Vere cree que estos lentes estarán casi negros en la cafetería de la escuela y en los
pasillos también. ¿Ustedes qué creen?
Charlie asintió con aprobación.
―Brutal. Ella lo pilló. El lugar es una sala de exposición con tragaluz de los
malditos ochentas. Vere, eres una artista.
―Oye. Escogí mucho de este atuendo ―protestó Hunter.
―El sigue siendo extremadamente alto y notorio. ―Charlie frunció el ceño.
―Sí, pero un enorme idiota todavía es un idiota. Es un estado universal de ser.
―Vere puso su montón de bolsas en el piso.
―Esperen hasta ver su nuevo andar. Y eso no es ni la mitad. Papá aceptó un
retenedor de brillantes mega amplios cables y cruzado-doble. Llega el sábado por
FedEx todo el camino desde Atlanta. Los envíos por la noche son tan geniales, ¿eh?
¿Cómo lo hacen?
La mirada de Hunter quedó atrapada en su feliz sonrisa, cautivado nuevamente
por su ilimitado entusiasmo sobre cosas pequeñas. ¿Quién se emociona por los
servicios de correo? El extraño sentimiento extrasensorial de esta mañana
repentinamente regresó acompañado con un dolor de cabeza masivo. El estaba
golpeando una pared, y repentinamente se sintió cansado como de doscientos
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años. Cada hueso en su cuerpo dolía, pero se dio cuenta que era prácticamente
dolor con alivio. ¿Alivió que nadie lo había identificado? O, ¿era alivio que este
plan podría realmente funcionar? Captó un olorcillo de lo que esperaba que fuera
la cena. Olía como el paraíso puro. El batido había estado genial, pero ahora él
necesitaba comida. Y con suerte, pronto, una cama.
Estas personas hacían que las demandas de Martin en su tiempo parecieran fáciles.
Charlie lanzó su muy grande cuerpo de jugador de fútbol para sentarse en las una
de las sillas que conducían a las escaleras.
―Amigo. Tengo una solicitud antes de que esto vaya más lejos.
―Rayos. ―Hunter se tensó, esperando. Odiaba la palabra “solicitud”, tanto como
odiaba las palabras “favor”, “pedir prestado” y “conferencia de prensa”.
―Cuando estés este año de gira, me das tu autógrafo en cada camisa GuardeRobe y
mochila que tenga. Tiene que estar firmada, para mi mejor amigo, Charlie. Y
aceptó no delatarte por millones de dólares al Media Chanel Today. Tengo que
tener algo para comprobar que estuviste aquí después de lo sucedió, ¿trato?
El poco aire que Hunter le quedaba en su pecho silbó fuera de sus pulmones.
―Claro. No hay problema. Si mantienes tu boca cerrada.
Respira. Respira. Recuerda respirar.
Charlie siguió balbuceando.
―Me pregunto, ¿cuánto efectivo me pagarían por esta historia? ¿Alguien me
creería si les dijera que Hunter Kennedy está en mi casa del lago ahora mismo?
Charile rió entre dientes, Hunter tragó, molesto con él mismo.
Esto es lo que pasa cuando bajas tu guardia.
Sintió la amplia mirada de Vere en él, pero no quería mirar. No quería ver su cara
cambiar mientras ella especulaba lo que podría conseguir de él. Su corazón se
arrugó en una bola apretada de plomo.
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¿Qué querrá?
Cuán rápido había olvidado que estos dos niños eran como todos los demás. La
gente nueva siempre quería un pedazo de él. Algo para llevar. Ni siquiera había
estado ahí un día y ya había comenzado.
―Dustin, ¡él no va en serio! ―Vere puso su pequeña mano en su brazo y le dio un
pequeño apretón, permitiéndole sacar una respiración larga y completa.
―Charlie es la persona más leal, lo sé. Se define a sí mismo por eso. Si tienes su
palabra, la tienes para siempre. El sólo finge que es un idiota. Le hemos prometido
a nuestra mamá, a Nan, y ahora a ti. Créeme, lo último que alguna vez haríamos es
revelar tu identidad falsa. No después de que lo hemos prometido. No después de
este trabajo duro. Juramos protegerte y lo haremos. ―Su expresión tenía creciente
fiereza y seriedad.
―Retráctate, Charlie. Dustin no tiene idea que estás bromeando, y ¡es
completamente grosero lo que dijiste! ¡Somos amigos ahora! Jesús.
Charlie se paró de un salto y jaló a Vere en una suave headlock, apuntando sus
nudillos en su coronilla antes de dejarla ir. Vere sonrió con el inusual trato.
―Amigo. Dustin. Eso fue grosero de mi parte. Me disculpo ―dijo Charlie,
sonrojándose ligeramente―. Nunca te delataría, y bueno... ¿qué puedo decir? Soy
un asno. Lo siento
Hunter suspiró. Lentamente entrando en confianza con el gran zoquete. Si Vere lo
amaba, debe de ser genial. En algún lado. De alguna forma. Tal vez necesitaba
relajarse y darle a Charlie una oportunidad real.
―No. No hay problema. Claro que les conseguiré a ambos cualquier basura de los
GuardeRobe que quieran. Firmado a mis mejores amigos. Lo prometo
Charlie sonrió, y Hunter le devolvió la sonrisa. ¡Y casi se sentía sincera!
―Vamos, ustedes no molesten al pobre Dustin por un rato ―dijo la Sra. Roth,
viniendo de la cocina.
Por favor déjala salvarme.
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Ella dio un paso al frente y lo miró de cerca a su cara.
―Ya luces muy diferente, y completamente disfrazado.
―Gracias. ―Hunter había querido decir gracias por decirles que no me
molestaran, pero estaba satisfecho con su elogio. La Sra. Roth parecía entender que
estaba cansado y sintiéndose realmente apagado en ese momento.
―¿Alguien te ha dicho lo buen chico que eres, jovencito? ―Le dio un rápido
abrazo, y él no tenía urgencia de alejarla.
―Solía hacer lo que la gente me dice que haga ―respondió Hunter con honestidad
mientras la olía. Podría jurar que la Sra. Roth olía como el pan recién horneado y
cálidas mantas.
―Esto es muy abrumador para todos, ¿cierto? ―Retrocedió un paso, entonces
pudo ver sus ojos. Él le dio una media sonrisa. Sus preguntas eran del tipo que él
sabía que no tenía que responder.
Lindo.
La Sra. Roth continuó.
―Tu tía Nan está en la cocina. Te trajo otras cosas. Mañana te dejaremos dormir
adentro, y entonces, te meteremos en algo de luz solar. La parte difícil ha
terminado. Estos tres días de fin de semana te darás tiempo extra para descansar
―Frunció el ceño―. Aprende cómo encorvarte mejor, disfraza tu voz y bueno...
Trataremos de hacértelo tan divertido como sea posible mientras resolvemos todo
esto. ¿De acuerdo?
Hunter asintió.
―Espero que te haya gustado el lugar. ¿Haces excursión?
―Ahora tengo una nueva marca de zapatos. Vere me hizo comprarlas ―evadió―.
Genial. Entonces haces excursión. ¿Quién tiene hambre? Charlie, muéstrale la
habitación de huéspedes, Vere, lávate las manos, vas a compartir con Nan. La cena
es en cinco minutos.
―Papá dijo que estaría aquí para las nueve ―Vere le lanzó una sonrisa a Hunter y
llevó a su mamá a la habitación de al lado, diciendo―. Después de la cena, Hunter
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me va a dejar deshacer su corte de cabello un poco. ¿Tenemos algunas tijeras
desafiladas y espantosas? ―Miró sobre su hombro y le disparó una última sonrisa
de suficiencia.
―Amigo, ¿vienes? ―Charlie llamó, a la mitad del camino de las amplias escaleras
de pino.
―Voy justo detrás de ti ―mintió.
Porque sin la feliz energía de Vere llevando el ritmo junto a él, estaba encontrando
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muy difícil caminar por él mismo.
Sin retorno
Traducido por totitov
Corregido por MaryJane♥
E
l golpeteo de su puerta lo despertó.
―Dustin, amigo. Vamos a hacer senderismo. ¿Te vas a pasar todo el día
durmiendo? ¡Dustin!
Dustin. ¿Quién demonios es Dustin?
Su cabeza, pesada y sin fuerza debido a que estaba dormido, no se movía. Su
cuerpo entero se había convertido en un ladrillo.
―Dustin ―insistió Charlie desde el otro lado de la puerta.
La realidad lo golpeó como una bofetada en la cara, haciendo que se despertara
por completo.
―Sí. Iré. Dame dos minutos.
Rodó de la cama y cogió la camisa de manga larga con motivos y estampado
escocés que combinaba tres colores: azul, verde y blanco, que había dejado en el
suelo. Se la puso encima de su camiseta interior blanca, dedicando unos minutos
extra a comprobar que el puño de la camisa estaba firmemente abrochado
alrededor de sus muñecas, cogiendo a continuación el móvil.
La batería estaba completamente cargada, pero al igual que la noche anterior, no
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había señal.
―Aún en el infierno ―murmuró entre dientes, claramente molesto. Martin podía
haber enviado el mensaje de texto, pero como consecuencia de la falta de señal,
nada había llegado en todo el fin de semana.
Se preguntó si iba suponer un fastidio para Martin no haber respondido a su
mensaje, lo que le hizo preguntarse a su vez si su madre o alguno de los chicos lo
echaban de menos. Como si eso importara.
Todavía, desde hacía semanas, ninguno lo había echado de menos. A lo mejor no
habían sido informados de que se había ido.
Al percibir su reflejo en el espejo, se sintió realmente extraño.
Mierda. ¿Ese soy yo?
Alzó el brazo y pasó la mano por el corte de pelo que le había hecho Vere,
deteniéndose con los dedos en las zonas que habían quedado desiguales, coloreado
con pegotes más oscuros cerca de su frente. Vere le había atacado la noche pasada
con unas retorcidas tijeras. Había intentado mantener el largo del cabello, pero
ahora lucía como si el pelo se hubiera quedado atascado en una licuadora.
Peor, mientras miraba abajo, recordó todo aquello que había intentado olvidar.
Había usado tightie-whities19, y por si fuera poco, no había otra opción en su
guardarropa.
El día anterior, Vere le había convencido para añadir los tightie-whities a su
guardarropa, todo ello mientras soltaba esa risita tan adorable, su irresistible risa.
Y él había estado encantado de comprar tres paquetes de esa maldita y ridícula
cosa solamente para que se siguiera riendo.
Las palabras de Vere continuaban sonando en su cabeza, "Tienes que transformarte
completamente, por dentro y por fuera, o sino nadie se lo creerá. La ropa interior que
usan los geeks hará que no olvides quien eres cuando estés solo."
En ese momento sonaba bien.
Tightie-whities: Son unos calzoncillos tipo slip, que se usan sobre todo para practicar deportes,
puesto que sirve de apoyo o para ocultar una erección.
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Estiró la cinta elástica de la ropa interior y la soltó, haciendo que sonara contra su
estómago, y meneó el trasero delante del espejo. Paró cuando vio el destrozo que
había hecho Vere con la parte de atrás de su pelo.
Pasando la mano por el corte desigual.
―¡Mierda! Esta chica es una amenaza.
¿Voy a ir a hacer senderismo con unos tightie-whities y pantalones cortos de lona? Con el
pelo mal cortado, gafas de superfriki, esta camisa escocesa y un montón de brújulas.
Seguramente sí, no es que tuviera un plan mejor para este día...
Con un suspiro resignado, se puso sus nuevos pantalones cortos marrones, se
ajustó la brújula al gancho de la hebilla del cinturón y metió el móvil en uno de los
bolsillos por si más tarde recibiera señal.
Se puso las gafas de montura negra. La claridad que se colaba en la habitación
desde la ventana hizo que los cristales se volvieran completamente negros, pero
sorprendentemente veía bien con ellas. Con el sol de la mañana se veía aún más
feas que la noche anterior, pero escondían el color de sus ojos perfectamente bien.
Echó un vistazo más de cerca, satisfecho de que no se vieran sus ojos.
―Dustin McHugh, eres un jodido cabrón.
Sonrió, y su corazón se iluminó por un momento. Quizás fuera divertido ser otra
persona durante algún tiempo.
Cogió sus nuevos zapatos de senderismo, y un par de calcetines izquierdos que
Vere había jurado que eran para senderismo únicamente, puesto que podían
absorber el sudor de sus pies.
Les arrancó la etiqueta de descuento y se los puso.
El reloj del vestidor marcaba las 11:08. Nunca antes había dormido hasta tan tarde.
De hecho, siempre le costaba dormir más de seis horas seguidas.
―Nunca más ―murmuró―. Yo, Dustin McHugh un adolescente normal con una
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horrible ropa interior, dormiré hasta tan tarde. ―Rió y empujó su gorra de los
Sacramento Kings, bajando la visera hasta que tocó las gafas, exactamente como
Vere y él habían acordado la noche anterior que escondía mejor su cara.
El olor a sirope de arce impregnó el aire.
¿Tortitas? ¿Gofres? ¡Tostadas Francesas!
Oh, por favor.
Independientemente de lo que él pudiera decir, la señora Roth era la mejor
cocinera del mundo. Si la cena de la noche anterior solo había sido "algo rápido
para comer", no podía esperar a probar la cena que había sido tan dura de elaborar
de hoy.
Su estómago activó el modo "rugido", comprobó sus muñequeras por última vez.
Senderismo. Mierda. Espero no morir en el bosque.
Su estómago rugió de nuevo.
Oh sí, el aroma del sirope es muy buena señal.
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Dustin abrió la puerta y se dirigió hacia el pasillo.
Trabajando en la exposición a los chicos
Traducido por AlejaCardona0214
Corregido por La BoHeMiK
V
ere caminó hacia la mesa con una sonrisa de satisfacción. Esta mañana, el
lago había alcanzado su definición de perfecto. El agua había sido tan
clara, reflejando las primeras hojas amarillas-doradas del álamo. Y,
después del largo caluroso verano, había alcanzado su temperatura principal. Lo
cual significaba que sería apta para nadar hasta la primera nevada. Con un poco de
optimismo eso no sucedería hasta después de que fuera el día del trabajo en un par
de semanas.
Ella movió su mandíbula bajándola.
Había sonreído tanto esta mañana y ayer, que los lados de su boca picaban. No lo
podía evitar. Pensó en la reacción de Dustin a la manada de ciervos que había en la
entrada de la cabaña la noche anterior y tuvo que reírse de nuevo en voz alta.
El chico había cambiado de manera positiva.
Negándose a salir fuera del auto. Él le dijo que nunca antes había visto un
verdadero venado en “lo salvaje”. Como si el camino de entrada pudiera ser
descrito alguna vez como salvaje. ¡Ja!
Espera hasta que su nuevo Mejor Amigo viera el oso cruzar el campo de futbol de
su escuela. Su barrio también contaba con más venados que aquí en el lago.
Monument tenía la misma altura, el mismo paisaje que la propiedad del lago,
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menos el lago y las lindas viejas cabañas, por supuesto.
Pero Dustin probablemente no sabía eso. Él tenía la impresión de que ahora mismo
estaban en “lo alto de las montañas”.
Vere sonrió de nuevo al recordar a Dustin acicalándose en el espejo de Rick. El tipo
había sido malditamente gracioso.
Exposición a un chico. 20 puntos.
Debería agradecerle. Decirle cuanto me ayudo. Pero ¿cómo?
El objeto de su gratitud estaba sentado en el porche, amarrando sus nuevos
zapatos de senderismo.
Vere se sentó en el escalón debajo del suyo y miro hacia arriba, mientras amarraba
su moño mojado con una liga más fuerte. El pánico de antes volvió por un
momento, pero después de un rápido recordatorio de que este era solamente Dustin
McHugh, se estableció e inició la conversación con su simple y normal.
—Hola.
Dustin se detuvo y sonrió. ¡Ni siquiera un rubor o una cosquilla en las mejillas!
—Hola. Te perdiste los waffles.
—Horas antes, había conseguido algunos. ¡Por cierto, te ves bien! —Sonrió hacia él.
¡Oh, qué día tan maravilloso! Estoy casi curada. Ni. Siquiera. Me. He. Ruborizado.
—No tan bien, espero —Dustin frunció el ceño, preocupado.
Ella rio.
—¿Estás buscando cumplidos tan rápido? Me refiero a que estás bien en el sentido
de terriblemente perfecto idiota.
Vere reviso sus mejillas con sus dedos. ¿Cómo podía no tener un rubor asomando
por el horizonte? Su cordura había estado completamente intacta, no se había caído
o había hecho una tonta de sí misma. También se las había arreglado para
permanecer en el tema.
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Charlie estaba en lo correcto. ¡La exposición a este chico funciono!
Hunter volvió a amarrarse los cordones.
—¿Dónde estabas?
—Nadando —ella apunto hacia atrás—. ¿Nadas?
Él parpadeo, sorprendido.
—No en un lago. Jamás. ¿No te parece muy extraño, todos esos peces, las tortugas
y las plantas viscosas? —preguntó.
—Es un lago con fondo de arena… granito erosionado. Definitivamente hay peces,
pero no cosas viscosas. No hay tortugas o ranas viviendo ahí. No es un estanque
por el amor de Dios. Es un lago.
—¿Hay alguna diferencia? —Se veía tan escéptico, que ella se rio.
—Oh. Sí, hombre —ella frunció el ceño—. No te compramos un traje de baño.
Puedes tomar prestado uno de Charlie. Estoy segura que podemos nadar después
de la caminata, y lo verás por ti mismo.
Se veía positivamente petrificado.
—Nunca en la vida. Creo que la caminata será lo suficientemente “cerca de la
naturaleza” por un día, gracias.
Ella rio. Charlie salió al porche con una botella de protector solar.
—Échate un poco. A menos que quieras estar rojo-cangrejo después.
—¿Por qué? —preguntó Dustin—. Ya estoy lo suficientemente bronceado. El
último lugar en el que estuve tenía esta increíble terraza en la que me bronceaba
todos los días.
Vere bufó.
—El sol de Colorado viene con un secreto perverso. Quemara dentro de tus…
Miró hacia arriba para observar su reacción a la información que ella estaba a
punto de soltar, pero sus lentes, ahora negros de tomar el sol, habían oscurecido
sus ojos. La imposibilidad de ver su mirada para burlarse, la decepcionaba más de
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lo que ella podría decir.
Dustin se cruzó de brazos con el ceño fruncido.
—¿El sol quemará dentro de mi qué?
—Oh, eh —Vere se recompuso—. Las quemaduras solares en las altas alturas son
cosas legendarias. Tu realmente no quieres una, eso es todo —terminó sin
convicción. Ella esparció un poco de protector solar a través de su nariz, tomo un
gran chorro para sus piernas y le ofreció la botella a Dustin.
Charlie notó las gafas de Dustin también.
—Vaya, tus lentes parecen tinta. Ese es un efecto increíblemente espantoso.
Difícilmente recuerdo quien eras ayer.
—Bien. Era eso lo que esperábamos, ¿no? —Dustin esparció protector en la parte
posterior de su cuello y después en la cara.
—Nadie en la escuela jamás se dará cuenta —Charlie añadió, sacudiendo su
cabeza—. Increíble.
—¿Qué tengo que hacer exactamente mientras estoy en su escuela? Quiero decir,
aparte de ir a las clases y todo eso.
—¿Qué habilidades tienes? ¿Otras aparte de estar quieto, sonreír y verte todo
famoso, quiero decir? —preguntó Charlie haciendo una cara hacia él.
—Supongo que las obvias. No puedo hacer nada para arruinar mi cubierta. No me
dejarían traer la guitarra, y Martin, mi agente, me hizo prometer no cantar o estar
en el escenario.
El corazón de Vere se encogió.
—¡Eso apesta!
Dustin parpadeó.
—No es gran cosa. No pretendo estar aquí lo suficiente para que eso importe. Soy
un genio en memorizar cosas. Guiones, poemas, cualquier cosa.
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—¿Solo eso? ¿No hay deportes? —preguntó Charlie.
—Nunca he sido capaz de jugar deportes. No queremos herir a la mercancía
contratada. Hago yoga y máquinas de peso. No pesas libres. Muy peligrosas.
—Mierda. Eres una causa perdida —dijo Charlie.
Vere se apoyó en los escalones.
—Ilumínate Charlie. Todo lo que puedes hacer es agarrar un balón marrón, correr
rápido y noquear a las personas.
Charlie negó con la cabeza.
—No me hagas empezar con tu falta de habilidades ―Y para Dustin añadió—: Vas
a ser uno de esos imbéciles del teatro.
—¡Las personas de teatro no son imbéciles! Ustedes los atletas lo son, imbéciles.
Además, si vamos a estar con él alrededor, bien podría unirse a algo. De cualquier
manera, también tiene que esperar por nosotros después de la escuela. ¿Qué dices?
¿Te unirás?
Hunter sacudió su cabeza.
—Usualmente hago el trabajo de la escuela solo. Los tutores chequean mi trabajo y
me ponen a prueban. No me uniré a nada.
—¿Así que te enseñan en casa? —preguntó Vere.
—Estudio escolarizado. Algo así como una escuela en casa.
—¿Has estado alguna vez en una escuela real? —preguntó Charlie.
—No desde cuarto grado. No lo recuerdo mucho. Cuando tenía nueve tuve un
comercial de cereales. Los… ¿Happy Pops? Pagaban bastante bien así que mamá
me sacó de la escuela e inicie las tutorías
—¡OMG! ¡OMG! ¿Eres el chico de los Happy Pops? —chilló Vere—. Esto es tan
estupendo. Amaba los Happy Pops. ¡Todavía consigo Happy Pops en mi
cumpleaños! ¡Es tan genial!
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Dustin hizo una mueca y negó con la cabeza, mirando a Charlie.
—¿Está tratando de torturarme a propósito? GuardeRobe vendió seis millones de
álbumes solamente en los Estados Unidos, y ella solo me reconoce dos días
después por su amor a un cereal que puede ser toxico. Amigo. Siento tanto tu
dolor. Tu hermana es increíble.
Charlie se rio larga y fuertemente. —Sí. Soy consciente de ello.
—Oigan, Happy Pops está fortificado con 12 vitaminas y minerales —Vere
protestó, cruzándose de brazos.
Charlie se encogió.
―Te lo dije. Sin esperanzas. ¿Qué más has hecho que podamos conocer?
Dustin suspiró y miró hacia arriba como si esta conversación le doliera.
—Desde ahí estuve en una novela. ¿St. Clair Town? ¿La conocen?
—Yo no —dijo Charlie.
—Yo sí —sonrió Vere—. Oh mi dios. ¡Tú debes ser el hijo enfermizo y perdido del
doctor Lamber! ¡Ahhh! ¡Estoy muriendo!
Dustin frunció el ceño, pero Vere podía decir que él estaba escondiendo su sonrisa.
—Sí. Y afortunadamente, el chico se murió una temporada después porque esa
parte apestaba. El trabajo en Club Newt Network Kids empezó después de eso, así
que nunca volví a la escuela.
—Recuerdo esa cosa de Kids-Club. ¿Cuán extraño era eso? Los hicieron usar las
mismas medias por un tiempo —dijo Charlie
—No tanto. Aún estoy en ello, sindicaciones, repeticiones en varios canales
nacionales y en redes de cable canadienses. Mi contrato no es hasta dentro de otros
tres años. Era lo que hacía. Lo que hago. Hasta ahora, quiero decir.
—¿Pero qué hay de GuardeRobe? ¿Cómo surgió eso? —preguntó Charlie.
—GuardeRobe se puso en marcha a través del programa de Newt Network para
adolescentes. La mayoría de las personas no hacen esa conexión, pero todas están
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comprometidas con la compañía matriz. Es una gran, entrelazada e incestuosa
máquina. ¿Esto es alguna clase de entrevista? Siento que estoy en un tribunal de
periodistas agresivos.
—Oh, lo siento —masculló Charlie, no tan presumido—. Solamente tenía
curiosidad.
—Sí, tenemos curiosidad —dijo Vere, manteniendo su propia lista de preguntas en
silencio.
De igual manera, no pudo evitar estar impresionada. Él era realmente inteligente, y
como ayer, tenía la sensación de que era mucho mayor que diecisiete.
Probablemente tuvo que crecer más rápido. Ahora podía ver porque seguía
llamándola despistada.
De acuerdo a él, el mundo del cual provenía, ella ni siquiera había nacido todavía.
Aunque, Vere no lo envidiaba. Ella no quería crecer. No hasta el punto en el cual
tienes que hablar de sindicaciones y compañías matrices o lo que sea que fuera.
—Es una vida malditamente rara la que tienes comparada con la nuestra —añadió
Charlie, con tono de disculpa.
—¿Tú crees? Bien, es todo lo que conozco, así que no es rara para mí —Hizo un
gesto hacia los arboles de alrededor—. Creo que las caminatas y nadar en lagos es
dos veces más raro.
—Bien, mi Dustin McHugh es un gran caminante, y eventualmente nadara en el
lago —Vere sonrió, optando por el cambio de tema—. Así que vamos. Necesito
una “lista de cosas que hicimos” para contarle a mi amiga Jenna.
—Sí. Si alguien te va a reconocer, será ella. Esa chica está loca por GuardeRobe, una
loca en general.
—Oye. Ella está más allá de increíble, graciosa y perfecta. Eres demasiado estúpido
para notarlo —Vere defendió a su mejor amiga antes de volverse hacia Dustin—.
Sin embargo, te lo advierto, Jenna una maniática de la web, amante de la música. Si
alguien pondrá a prueba tu disfraz, será ella.
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Dustin negó con la cabeza.
—No puedo esperar. —Sonaba preocupado, pero Vere no podía saberlo con
claridad, porque no podía ver sus ojos.
Uff. Odio tanto sus gafas de sol.
—Espero que Dustin pueda mantenerse con nosotros en esta caminata. Viniendo
desde el nivel del mar, podría ser que él se deshidrate, enferme por el mal de
altura… Tal vez deberíamos tratar de ir por un camino más fácil —advirtió
Charlie.
Vere frunció el ceño.
—Oh, había olvidado eso. ¿Crees que estará bien? —Vere se puso de pie en un
salto y puso su mano en la frente de Dustin—. ¿Te duele la cabeza? ¿Te es difícil
respirar?
—Eh, sí y sí. Si quieres saberlo —Dustin sonrió antes de continuar—. Pero podría
tener que ver contigo y esta ridícula conversación.
Charlie puso los ojos en blanco.
—Ella te está tratando como una mascota, ¿lo notaste?
—¡No lo estoy haciendo! Estaré de vuelta en un momento con más agua, solo por si
acaso.
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Y Vere corrió a la casa.
Promesas, promesas
Traducido por QueenDelC y SOS por kensha
Corregido SOS por Ireenml
L
os dos la vieron irse. Dustin sintió una fría corriente de aire cuando ella
apartó la mano de su frente. Cuando la puerta de mosquitero se cerró de
golpe, lo inundó de nuevo ese extraño sentimiento de anoche. Era como si
él no pudiera funcionar si Vere no estaba justo a su lado.
Se sacudió esa sensación, tomó la botella de bloqueador solar y untó un poco en
sus pantorrillas, esperando que Charlie no notara su distracción.
Charlie rompió el incómodo silencio.
―¿Somos bastante aburridos comparado con lo que estás acostumbrado, eh?
Dustin negó con la cabeza.
―En realidad no. Toda tu familia es genial. Aunque, posiblemente son la gente
más normal que he conocido. No voy a mentir, no eres lo que yo estoy
acostumbrado. Siempre hemos sido mi mamá y yo. Mi mamá es…un poco fría.
Después de que mi verdadero papá murió, ella y yo empezamos a trabajar juntos.
Se convirtió en mi jefa por muchos años. Y así, se confundieron las líneas para que
ella se comportara como mi madre y para que yo me comportara como su hijo.
Suspiró, recordando como lloraba al irse a dormir algunas interminables noches, y
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su mamá lloraba también. Pero entonces ella le ordenaría que permaneciera
despierto en cenas y eventos como largas ceremonias de premiación a las que eran
invitados ―continuó:
―Tu mamá, no sé, es una mamá tan real. Cocinando y doblando la ropa sin
alguien contratado para ayudarla. Y tu papá fue realmente fabuloso por quedarse
hasta tarde para ordenar ese retenedor para mí. En cuanto a Vere, ella es…
Charlie no lo dejó terminar,
―Escucha. Antes de que vuelva, tengo que ser franco contigo sobre mi hermana.
El hecho de que pueda hablar contigo como lo hace, nunca le ha sucedido antes.
―Sip. Lo mencionó. No lo entiendo ―dijo, rindiéndose con el protector solar.
―Ella piensa que es un verdadero bicho raro, como descompuesta. Pero no lo está.
Es muy tímida, o sensible. Algo le provoca estos ataques de ansiedad social.
Chicos, fiestas cualquier cosa normal donde las personas están pasando el rato,
parece que lo desata. Tartamudea, cambia de colores o algo peor.
―He visto algo de eso.
Charlie asintió.
―Algunas veces puede controlarse, pero otras veces… se convierte en un desastre
total. Y no estaba bromeando sobre la “mascota”. Está actuando como si fueras
algún tipo de regalo en su vida. Es raro.
―¿Ella está qué? Lo que sea. No es gran cosa. Estoy feliz de ser su mascota,
supongo. Por un tiempo.
Charlie lo fulminó con la mirada mientras deslizaba sus dedos por su cabello rubio
oscuro.
―¿Ella me dijo que ustedes iban a ser “amigos”? ¿De verdad? ¿Lo serás?
―¿A qué te refieres? ¿Y qué si somos amigos? Quizás sea algo bueno.
―No quiero sonar como un idiota otra vez, pero… necesito que tú sepas que mi
hermana tiene una forma de establecer enormes lazos con la gente, eso es todo.
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―Charlie se paraba alternativamente en sus pies, pareciendo sumamente
incómodo―. No puedo permitir que estés tratando de conquistarla, mientras estés
aquí. Si la tocas o la lastimas, de alguna manera, te juro que te mato.
―¡Oye! ¿Qué diablos? Pensé que estábamos de acuerdo en eso. No voy a querer
conquistar a esa chica. Ni siquiera sé cómo atravesar todo ese asunto de los novios
y toda su “virginal” falta de conocimiento al respecto. ¡Vamos! No es mi tipo.
Nunca. No va a suceder.
Charlie puso rígidos sus hombros.
―Si ella piensa que son “amigos”, Vere podría ponerse boba. No quiero que te
aproveches de la situación. Mi hermana es totalmente estúpida a veces, y muy
impulsiva y… dulce y… podrías fácilmente… mierda, no sé lo que estoy diciendo.
Charlie lo miró directamente a los ojos. El propósito de Charlie era transparente
para él.
―Dame un respiro. No vamos a ser “mejores amigos de verdad”. Tener pijamadas,
reírnos y compartir secretos hasta que de repente nos encontremos besándonos. Si
eso es lo que piensas, entonces estás demente. Me cae bien. Es una chica muy
agradable. Eso es todo. ―Se quitó su gorra y dobló la visera para darle una mejor
forma.
―Te lo dije ayer, Vere… es… como ninguna otra chica que haya conocido. Pero en
todas las formas equivocadas, si sabes lo que quiero decir. Puedes dejar de
preocuparte. Aun cuando se lanzara hacia mí, atraparía esa pelota y la regresaría.
Soy bastante experimentado en evitar a las chicas. Además, ella ha dejado claro
que no está interesada en GuardeRobe o en mí de esa manera. Demonios. No, para
nada.
―Está bien. Está bien. Mejor. Además, tienes razón sobre que ella no está
interesada en ti. Vere está enamorada de mi amigo Curtis. Siempre lo ha estado. Él
es también mi mejor amigo. ―Charlie pareció relajarse después de eso. Le dirigió
una sonrisa y sacudió la cabeza―. Apuesto a que tienes algunas historias de
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chicas, eh?
―Sip. Pero no es mi estilo ir por ahí contándolas. Y si quieres saberlo, jugar con
chicas fáciles que te tratan como un pedazo de carne, te empieza a aburrir muy
rápido.
―Cierto ―Charlie resopló―. Seguro que me encantaría tener la oportunidad de
descubrirlo por mí mismo. Bastardo suertudo. ―Le dirigió a Dustin una mirada de
complicidad―. Sin embargo, ¿no me culpas por sacar el tema? Tuve que
mencionarlo. Es mi deber como hermano.
Dustin negó con su cabeza.
―Haría lo mismo si tuviera una hermana que anda con un chico como yo 24/7, eso
sin duda.
―Hombre, yo cambiaría de vida contigo de inmediato.
―Terminarías cansado de ello. ―Dustin se encogió de hombros―. Tu familia es
tan estable. A veces desearía poder tener una vida diferente, una familia en la que
cuiden unos de otros, ir a una cabaña todo el tiempo. ―Dustin bajó por la escalera
y se sentó en el último escalón.
Charlie tomó su mochila mientras lo seguía, bajando la voz.
―Hablando de mi cuidando a Vere, y ahora que estamos bien, espero que puedas
ser capaz de ayudarme con algo. Para Vere, quiero decir.
―Jesús. Pensé que la conversación acerca de tu hermana había terminado. Acabas
de decirme que permanezca endemoniadamente lejos de ella.
Charlie se echó a reír.
―Y ahora que has prometido hacerlo, estoy alistando tu estadía en nuestro grupo
familiar.
Dustin parpadeó, pero no respondió porque él no quería de ninguna manera estar
en el grupo familiar. Tenía bastantes problemas propios. El silencio se extendió
entre ellos.
―¿Así que no quieres ayudar? ―Ahora Charlie lucía tan incómodo, que Dustin no
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tenía el corazón para frenarlo como quería. Además, tenía un poco de curiosidad.
―Por supuesto que quiero ayudar ―mintió.
―Creo que Vere moriría de felicidad si Curtis la invitara a salir. Lamentablemente,
ella no puede incluso intercambiar más de unas cuantas palabras con él. No sin
ponerse toda roja, derribando las lámparas y sacudiéndose como una psicópata
delante de él, eso es. Ha sido así durante años entre ellos.
―¿Está bien? ―dijo Dustin, casi riendo mientras se imaginaba a Vere haciendo
todas esas cosas―. Solamente que no veo tiene que ver conmigo el enamoramiento
de tu hermana.
―Bueno, es una posibilidad muy remota de que Curtis se interesaría Vere, pero
voy a enviar un par de pistas para él. Dale tu aprobación. Vere va a necesitar una
gran ayuda antes de que siquiera tenga una oportunidad con Curtis.
―Todavía estoy esperando a que vayas al grano.
―Tú eres el ayudante. ―Charlie enrojeció y miró sobre su hombro a la puerta de
mosquitero cerrada―. Mira. Como he dicho, hasta ahora, eres el primer chico con
el que ella ha sido capaz de hablar que no sea un maestro o pariente. ¿Puedes
seguir trabajando con ella? ¿Conseguir sacarla de su caparazón un poco más? Yo
manejaré las cosas desde el otro lado. Conseguiré arreglarle algo con Curtis.
¡Juntos, podemos asegurarla con un novio real para fin del mes!
Dustin puso sus ojos en blanco agradecido por los lentes. No sabía por qué se
sentía medio cabreado de repente.
―Creo que estás loco. Vere no necesita mi ayuda, o la ayuda de nadie. Está muy
bien. Adorable, divertida y genial, así es ella. Si “tu hombre” Curtis no puede ver
el encanto de una chica que tira las lámparas, ¿tal vez sea un idiota?
Charlie le lanzó una mirada inmutable.
―Tío. Curtis es genial. Él y Vere tienen un pasado largo y enredado. No tienes ni
idea. Vas a entender más cuando veas cómo es para ella cuando está en frente del
chico. Es una escena brutal. Se ahoga en su timidez. La ansiedad la congela
completamente. Necesita esta ayuda. Todo el mundo se mete con ella sobre eso.
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Caray, a veces incluso yo no puedo resistirlo.
Charlie se incorporó y se apoyó en el barandal de la escalera, bajando su voz a un
susurro.
―Ella ya está convencida de que vas a ayudarla a curarse; ¿por qué no sacarla la
superficie ahora que te ha catalogado como su “escalofriante mejor amigo”?
Dustin se ahogó y luego se echó a reír.
―Cristo. ¿Te ha dicho sobre mi nuevo, tonto apodo?
Charlie asintió.
―Sip. Ella está comprometida contigo, Dustin. Y para mi hermana, eso significa
mucho.
Dustin se inclinó hacia atrás contra los escalones y suspiró, cruzando las manos
detrás de su cabeza.
―¿Por qué tengo la impresión de que desearías que fuera alguien más el que
pudiera ayudar a tu hermana? ¿Me equivoco?
Charlie le lanzó una mirada disgustada.
―Por supuesto que me gustaría que pudieras ser otra persona, alguien más
“normal”. Una vez más, ¿me culpas? Caíste del cielo en lo que a nosotros respecta.
Y ahora, después de solo dos días, Vere se comporta muy platicadora y feliz
cuando tú estás. Me ha preocupado como el infierno.
―¿Por qué? Tienes mi promesa. Voy a tratarla como de cristal.
Charlie lo miró a los ojos.
―Si mañana te fueras, no me importaría un comino. Pero a Vere le importaría.
Conozco a mi hermana. No me gustaría que alguna de tus tonterías le afectara.
Tiene suficientes problemas sin que tu mierda de alta exposición la haga más
miserable. Cuando te vayas, sal de su mundo con cuidado. Todavía tenemos que
vivir aquí después de que tú te vayas. Por favor no la quiebres, a ningún nivel. Ella
es algo frágil. El tipo de persona que podrías lastimar, bueno…”para siempre”.
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¿Me entiendes?
―Sí. ―Dustin tragó saliva. Odiaba escuchar la verdad sobre sí mismo. Entonces se
dio cuenta lo mucho que su presencia aquí realmente afectaba, y podría afectar, a
todos.
―Gracias por la honestidad. ―Suspiró―. Haré mi mejor esfuerzo para no tratar a
la ligera la participación de la familia Roth en mi modo de vida de mierda ―dijo
calmadamente, mirando a los ojos a Charlie―.Y tienes razón, tengo una carga de
mierda más grande de que te puedas imaginar. No tiraré nada de eso aquí
permanentemente. Lo prometo. ―No pudo evitar de sentirse humillado por lo que
todos ya han hecho por él.
Mierda.
Se imaginó a Vere encogiéndose frente al acoso de la prensa. Luego a la tía Nan
con su paso lento, tratando de escapar de la multitud y se estremeció. De repente,
su disfraz, que funcionara, realmente importaba. Y no para él. Si no para ellos.
―Ayudaré a Vere. De cualquier forma que pueda. Dime lo que necesitas, como
vaya surgiendo. Yo podría preguntarle directamente lo que piensa que ella
necesita. Eso podría ser más fácil.
Charlie hizo una mueca, y luego se echó a reír.
―Va a estar feo. Pero sí, directo es mejor. Pregúntale acerca de algo llamado “el
incidente”. Aunque va a saltar. Va a tener miedo.
Se encogió de hombros.
―No tengo nada que perder, y según tú, ella tiene todo que ganar. Estaré feliz de
ayudar. Siento que ya le debo un montón. Demonios, le debo a toda tu familia por
ayudarme, especialmente a Vere. Así que… gracias por siquiera tratar conmigo.
Charlie asintió solemnemente.
―Genial. Bien. Me alegro que entiendas. ―Charlie dejó escapar una larga
bocanada de aire―. Vamos a dejar de hablar de esto. No voy a abrazarte, chico, así
que no me lo pidas. Y no te atrevas a intentarlo, tampoco. Eres demasiado feo en
esa vestimenta para siquiera tocarte.
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―Lo que sea. ―Dustin soltó una risita sofocada. El tipo era divertido.
Charlie sonrió y empujó el hombro de Dustin.
Charlie se rió cuando Dustin lo empujó de vuelta.
―Ya sabes que una vez que la escuela esté abierta, nuestra amistad se concreta a
las noches y fines de semana. Y solo cuando cero testigos estén presentes. Voy a
tener que maltratarte en público el martes y todos los días después para hacerlo
creíble, IDIOTA.
―Qué bien ―sonrió Dustin―. Esperemos que este disfraz funcione.
―Tío, “nadie” va a saber quién eres. Lo prometo. Y… no te preocupes, no dejaré
que nadie te intimide demasiado.
―Por eso, gracias por su protección Sr. Atleta popular, pero creo que puedo
cuidarme solo. Sin embargo, estaré esperando tu ridículo en el futuro.
Dustin saltó hacia atrás para subir los escalones y caminó a lo largo del porche.
―Ve el nuevo paso. El encorvamiento estaba matando a mi espalda, así que
encontramos una manera de destacar mi altura con el peor efecto.
Se pavoneó, pero con su cuerpo rígido y recto, manteniendo su cabeza alta, quizá
demasiado arriba, como si fuera un robot en alguna clase de alfombra roja.
―Aún tengo que practicar un poco.
Charlie soltó una carcajada.
―Oh, no. Para nada. Es perfecto. Eres un tipo raro y estirado. Una vez que te
pongan ese retenedor ―balbuceó Charlie con otra risotada―, ¡ni siquiera tú
podrás reconocerte!
―Ya no me reconozco. Es un tanto divertido ser alguien más. ―Le regresó una
sonrisa y respiró profundo.
Vere regresó corriendo al porche, acarreando cuatro chorreantes botellas de agua.
La orilla de su demasiado grande y sin forma, camiseta gris estaba empapada,
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igual que la mitad de sus shorts del traje de baño que aún llevaba puesto.
―Siento que demorara tanto. Papá tuvo que sacar estos del almacén. Me detuve a
lavarlos y llenarlos hasta el tope con hielo. Dustin, esta va a ser la mejor agua que
hayas probado. Sólo espera.” ¡La mejor!” ¡Es del pozo de allá atrás!
Sus mejillas estaban sonrojadas. Y parecía como irradiar luz pura. Agregándole al
efecto había pequeños mechones de rizos rubios, alborotados como un rayo de sol
alrededor de su rostro.
Su pecho se puso tenso al verla. Dustin parpadeó, medio atontado. Algo había
cambiado con ella y en él. Se sentía mareado y hueco. Como si hubiera sido
inyectado con helio. Muy parecido a lo que él había sentido ayer.
Pero también se sentía mejor. Mucho mejor. Como si finalmente hubiera aterrizado
con los pies en este universo vuelto de cabeza, a los lados y de reversa. Quizá era
porque ahora se llamaba a sí mismo “Dustin” dentro de su cabeza, y se sentía
perfecto. Y también era genial que todos los demás lo estuvieran llamando
“Dustin”.
O, tal vez la sensación tenía más que ver con la sonriente chica que estaba parada
frente a él. Una chica que creía que los duraznos, y los polluelos, y ahora el agua
simple, eran “las mejores cosas del mundo”.
¡Demonios! ¿Había estado tan hermosa hace un par de minutos?
Quizá se sentía así de bien porque Vere obviamente creía que su nuevo mejor
amigo, “Dustin”, estaría de acuerdo con su emoción sobre cómo todo lo ordinario
era en realidad extraordinario.
¿Era por eso que no podía apartar la vista de su brillante perfil? ¿Su sonrisa? O
quizá era porque estaba feliz de que eso de ser “amigos” parecía estar funcionando
entre ellos.
Sólo amigos… sólo amigos… pero demonios….
Estoy sintiendo mucho más de lo que los amigos sentirían.
Quizá debería llamar a Barry al Falconer para averiguar qué rayos estaba pasando
por su cabeza ahora mismo. Barry diría inmediatamente con entusiasmo: ―¡Vaya!
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Estás teniendo un “sentimiento”. ¡Finalmente, un “sentimiento” real!
¿Pero qué sentimiento es este? Demonios… no algo de lo que quiera hablar con Barry, eso
es seguro.
Volteó a ver a Vere de nuevo, y su corazón se congeló, volviendo a palpitar el
doble de rápido. Ella volteó hacia él sonriendo y su corazón casi se detuvo.
Mierda. ¿Me estoy empezando a enamorar de esta chica? ¿Es eso lo que es?
Lo descartó como imposible. Se imaginó que la amistad con una chica debería
sentirse cerca a que dicha chica le gustara. Ya que nunca antes había conocido a
una chica que fuera solamente su “amiga”, simplemente debía estar confundido.
Lo que pasaba con los latidos de su corazón era gratitud hacia Vere.
Le debía a esta chica la primera probada de felicidad pura que había sentido en
años. Sus sentimientos, volviéndose todos cursis como ahora, debían ser por su
amistad correspondiéndole a ella. Perderían intensidad conforme se acostumbrara
a ella, a este lugar, y a su nuevo yo.
Charlie lo veía con detenimiento.
¿Podría notar el otro chico que todo lo que le acababa de decir de Vere, “que no
fuera su tipo”, se había transformado en una completa mentira? ¿Qué ahora tenía
un nuevo tipo? ¿Qué todo lo que él quería era besar el adorable labio superior de
Vere Roth justo ahora?
Dustin sacudió la cabeza para aclararla.
Podría ser el recién nacido, Dustin McHugh, pero por suerte, aún tenía el modo
máscara-para-los-medios de Hunter Kennedy trabajando para él. No podía olvidar
que le pertenecía el torcido y hastiado corazón de Hunter Kennedy debajo de esta
maldita camisa de cuadros.
No importaba lo que estaba sintiendo por Vere Roth. A esta chica le gustaba
alguien más. Había prometido ser su amigo. Y eso era todo lo que su corazón y su
mente tenían espacio para alojar. Además, ella era demasiado inocente para un
chico como él.
Entonces ella se movió más cerca de él. Podía oler el protector solar mezclado con
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salvia y lavanda saliendo de su cálida piel. Se sintió extremadamente culpable por
siquiera pensar en ella. Como si necesitara ir directo a la iglesia y rogar por perdón.
Y justo ahora.
Ella miró su rostro.
―Dustin, te ves algo sonrojado. Vas a morir por el calor y ni siquiera hemos
comenzado la caminata. Y me refiero a “MORIR”.
―Todo el mundo muere, Vere ―la evadió, cruzando sus brazos en caso de que de
repente se volviera loco y tratara de tocarla.
Ella se acercó más.
―Vamos. Sabes de lo que estoy hablando. Quítate esa camisa de manga larga. Por
favor, o voy a tener que quitártela yo misma.
No acaba de decir eso. Mierda. Y doble mierda.
Se fue a la defensiva.
―Ni siquiera te me acerques, duendecilla loca. Preocúpate por tu propia camisa, si
así es como llamas a esa gigante y aguada bata de dormir con la que planeas ir a
caminar.
―Oye. Es la vieja camisa de la universidad de papá, y es increíble.
―Tus palabras, no las mías.
Charlie rió, alejándose de los escalones del porche.
―Él la etiquetó, Vere. Vas a tener que dejar de usar todas las prendas de la pila de
caridad de papá.
La mirada de Vere nunca dejó su rostro.
―Sé que estás tratando de cambiar el tema, Dustin. Dame la camisa. Son
cuestiones de seguridad personal. De verdad. No seas tan terco.
Él se alejó, tomó su mochila y se dirigió hacia el camino, siguiendo a Charlie.
―La camisa se queda. Entiérrame con ella. ¿Siempre es así de mandona?
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―preguntó a Charlie
―No tienes ni idea ―respondió Charlie.
La mente de Dustin se había vuelto loca con imágenes de los delicados dedos de
Vere desabrochando los botones de la camisa. Surgió sangre en todas las áreas a
donde no debería. Por suerte, la pesada lona de sus shorts, y el hecho de que
estaban caminando en una sola fila, ocultó todo eso.
¿Pero cómo voy a ocultar el hecho de que creo que realmente me gusta esta chica?
Detrás de tus gafas oscuras, idiota. Ella nunca lo sabrá.
¿Qué tan difícil puede ser? Ya no estarás en un par de semanas.
Vive con el sentimiento. Está bien, y te hace sentir vivo.
Él puso una mano sobre su galopante corazón.
¿Lo hace? Porque me siento como si también pudiera morir en cualquier momento.
―¡Espera! ―llamó Vere―. Tus piernas son demasiado largas. Si caminamos así de
rápido no podemos hablar o buscar rocas geniales.
Él aminoró el paso a pesar de que quería correr lo más rápido posible en la
dirección opuesta. Cuando ella los alcanzó, medio jadeante, ya había recuperado
su control.
―¿Prometes no romper mi camisa?
Ella puso los ojos en blanco, y lo golpeó suavemente en el hombro.
―Lo prometo. Pero para que lo sepas, estás siendo un estúpido.
Él hizo una mueca.
―Aún estás, indirectamente, rompiendo mi camisa.
―¡Bien! ―Comenzó a caminar a su lado―. ¿Entonces, de qué deberíamos hablar?
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Hunter la miró fijamente y suspiró.
―De acuerdo con Charlie, en algún momento el día de hoy, deberíamos hablar
sobre un chico llamado “¿Curtis Wishford?” Charlie piensa que puedo ayudarte
con él.
Se sonrojó tan de inmediato que él se sintió mal por traer el tema a colación.
―¿Qué? ¡¿Qué?! ―dijo con la voz entrecortada, su mirada frenética―. Charlie…
Oh, por Dios… ¡Te voy a matar! ―gritó.
Charlie desapareció a la vuelta de una curva en el camino, y Vere le lanzó a Dustin
otra mirada enojada.
―¿Qué dijo sobre Curtis y yo? ¿Qué mentiras soltó Charlie?
Dustin se encogió de hombros.
―Muchísimas. Pero no las suficientes.
Concentrándose en sus pisadas conforme el camino se volvía cada vez más
empinado, veía cómo el polvo se posaba sobre sus zapatos para caminar. Los hacía
parecer no tan nuevos. Como si esta no fuera su primera vez en el bosque.
Ella lo sobresaltó cuando juntó sus manos para hacer un pequeño megáfono.
―¡Charlie… apestas! Oh, por Dios, ¿qué le dijiste?
No hubo respuesta de Charlie. Sólo la saludó con la mano mientras llegaba a otra
curva cerrada arriba de ellos.
―Vamos. ¿Qué tan difícil podría ser platicar sobre este Curtis con tu nuevo mejor
amigo? ―Trató de persuadirla.
Vere hizo un sonido de tos ahogada, y su rostro se enrojeció aún más.
―¡No! ¡No! No es el momento ni el lugar apropiado. Estamos caminando.
―Entonces ella dejó de caminar, bloqueándole el paso.
―Ejem. Ya no estamos caminando. ¿Lo notaste?
―¿Por qué tienes que usar esa voz conmigo? ―Ella cruzó los brazos y pestañeó
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hacia él acusadoramente.
―No estaba usando ninguna voz. Vas a tener que acostumbrarte a ella, supongo.
Viene conmigo adondequiera que vaya.
Él sonrió y se quitó las gafas para secarse el sudor del puente de su nariz, y limpió
el empañamiento de los lentes con su camisa. Hizo una pausa, atrapando su
mirada.
Cuando ella no se movió, se inclinó hacia ella, escaneando su rostro en busca de
alguna respuesta. Ella parecía estar esforzándose mucho para respirar. Se mantuvo
quieto y actuó como si su comportamiento fuera completamente normal. Entendía
perfectamente cuán horrible era cuando simplemente tratas de respirar y las
personas se niegan a esperar a que suceda.
¿Es esto a lo que se refería Charlie con que Vere tenía ataques de ansiedad?
¿Podría yo haberlo provocado con un par de simples preguntas?
―¿Vere? ―preguntó con suavidad.
Los ojos de ella se abrieron tan grandes y redondos, justo como un ciervo que
hubieran captado con las luces del auto la noche anterior. La chica estaba a
kilómetros de distancia de él en este momento y no mostraba signos de regresar.
Charlie no estaba bromeando.
Esto tiene que ser brutal si le sucede en público, y de seguro espantaría a cualquier chico.
Chicos que fueran posibles idiotas, eso es.
Vere hizo el mismo sonido sofocado y parpadeó como si estuviera comenzando
todo de nuevo. Su rostro había alcanzado un rojo orozuz y su chongo se había
deslizado hacia un lado.
Al contrario de otras veces, las manos de Vere se mantuvieron extrañamente
quietas a sus lados mientras que su expresión iba de dudosa, a confiada, a
completamente alterada.
Demonios. Pero es tan adorable así.
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La chica me rompe el corazón.
La garganta de Dustin se secó. Tenía la repentina urgencia de abrazarla…
Arreglarle el chongo. Cualquier cosa que la ayudara a salir de esto. Pero no le
estaba permitido. Y después del momento de ayer en el que se tomaron de las
manos, además de la admisión de hoy de que le gustaba secretamente, ya no
confiaba en sí mismo para estar cerca de ella.
Trató de hablar de nuevo, aun pretendiendo que su lapsus era perfectamente
normal.
―Entonces. ¿Estábamos con el tema de Curtis? ―dijo claramente el nombre del
chico, para recordarse a sí mismo del chico que a ella le gustaba en verdad. Y
prosiguió―: Tu enamorado. ¿Podríamos, por favor, encontrar algunas maneras en
las que te pueda ayudar?
Con lo que pareció un enorme esfuerzo, ella finalmente se movió, y comenzó a
caminar. ¡Después a correr! ¡Lejos de él!
Gracioso.
Pensó que ella había pronunciado, “Quizá-no-lo-sé-probablemente-tal-vez”,
mientras salía huyendo aún más lejos.
Cuando ella alcanzó toda su velocidad, su voz se volvió más clara. Fue entonces
cuando le gritó.
―Después de que mate a mi hermano. Tal vez.
Ahora Charlie se encontraba tres recodos por delante de Dustin. Probablemente
corriendo por su vida. ¡El chico debió haber sabido desde el principio que Vere iba
a ir por él y por eso se adelantó tanto!
Dustin sonrió.
Cuando Vere alcanzó la curva más alta, se detuvo para gritar.
―TE ODIO, CHARLIE ROTH. MUCHÍSIMO. LA VENGANZA YA VIENE.
APESTAS.
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Charlie le gritó desde más adelante.
―Te amo, hermanita. ¡Es por tu bien! Comienza por decirle sobre “EL
INCIDENTE”.
Ella jadeó. Congelándose de nuevo.
Dustin la miró mientras ella se detenía en su lugar una curva directamente por
delante.
Él levantó las cejas.
―¿El incidente? Suena tan épico. ¿Alguna idea de lo que tu mamá empacó para
nuestro almuerzo? ¿Ya mencioné lo mucho que aprecio la cocina de tu mamá?
―¡CÁLLATE! ―gritó entrecortadamente.
Dustin no estaba seguro de si le estaba hablando a él o a Charlie.
Lucía tan alterada y enojada, que no le iba a preguntar. Luego miró
amenazadoramente a Dustin y agregó: ―Por favor… ponte las gafas de nuevo.
¡Vas-a-broncearte-los-ojos! ¡Dios!
Aún estaba echando humo para sí mientras se alejaba dando pisotones.
Él alcanzó a escuchar algo sobre sus ojos luciendo como Gatorade azul de nuevo.
Dustin se volvió a colocar las gafas y bajó la visera de la gorra, mirando cómo los
delgados brazos de Vere lanzaban puñetazos mientras se echaba a correr de nuevo
cuando llegó a la siguiente curva.
Charlie ya no estaba ni cerca. Vere nunca lo alcanzaría.
Dustin llegó a la segunda curva, tratando de recuperar el aliento. Algo imposible,
ya que la primera curva había estado endiabladamente inclinada.
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Además, se estaba riendo demasiado como para moverse aún más.
El incidente reconsiderado
Traducido por Bazzinga
Corregido por Jeyd3
C
on la excursión abandonada a mitad del camino, ellos habían parado para
comer el almuerzo en una roca inclinada. Vere, compadeciéndose del
sobrecalentado Dustin (y porque ella había CORRIDO estúpidamente por
el sendero) había jurado que estaba demasiado cansada, y demasiado hambrienta
para ir más lejos.
Porque era verdad.
Ninguno de los chicos había discutido con ella sobre eso.
―Vamos, Vere. Di que ya no estás enfadada ―declaró Charlie, comiéndose la
mitad de su sándwich de pavo en tres grandes mordidas.
―No estoy enfada. Estoy completamente humillada. ―Vere miró a Dustin, quien
también estaba engullendo su sándwich sin masticar, pero por suerte, sin la parte
de hablar con la boca llena.
―Sí, vamos. No te avergüences. Toma ventaja de la situación. Entiendo tu
completo desprecio por mí, y mi carrera hace que sea más fácil que hables
conmigo. Así que habla.
―Eso no es cierto. Respeto totalmente a los músicos. Simplemente odio GuardeRobe
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y...
―Tranquila… ―Dustin arrugó la nariz―. Nunca has escuchado ninguna de sus
canciones. ¿Cómo puedes odiar tan impresionante música?
―Fanfarrón. ―Vere sonrió, finalmente relajándose bajo su amable y cálida mirada.
Charlie le habló a Dustin.
―Amigo. No se trata de la música. Ella odia GuardeRobe simplemente porque a mí
me gusta GuardeRobe. Es una cosa de hermanos. Cuando uno de nosotros anuncia
que le gusta algo, el otro entonces tiene que jurar odiarlo por siempre.
―¿Eso es cierto? ―Dustin frunció el ceño―. ¿Ustedes hacen eso, chicos? ¿Es
normal en las familias?
―Sí. Comportamiento universal. ―Vere asintió―. Me he negado a escuchar
GuardeRobe por dos años. Así que culpa a Charlie por mi desdén. Es su culpa por
descubrir la banda primero. ―Vere sacudió la cabeza, un poco avergonzada por la
aplastadora mirada de Dustin.
―Maldición, eso es un lío. Si te ayudo a ganar este Curtis Wishford, entonces mi
pago es que escuches al menos una o dos canciones. Si no puedes soportar la
música, entonces lee las letras. ¿Trato?
Vere ocultó una sonrisa.
―Esa petición cruza la línea que fue hecha años atrás cuando Charlie cortó el
cabello de mis muñecas y las vistió con sus atuendos de GI Joe. No creo que pueda
estar de acuerdo ―mintió, jurando escuchar cada canción que GuardeRobe haya
escrito cuando llegara a casa.
―¿Hiciste eso? Comiquísimo. ―Tomó una manzana de su bolsa de almuerzo y la
sostuvo en lo alto―. ¿Cómo conocía tu madre mi favorita? Granny Smith manda.
―Tomó un gran bocado―. Siempre he querido cortarle el cabello a una muñeca.
Lástima que nunca tuve una hermana. ―Sonrió con aprobación hacia Charlie.
Vere lo fulminó con la mirada.
―¡Traidor! Yo, escuchando GuardeRobe, nunca sucederá a menos que tú y Charlie
se memoricen mis canciones favoritas de Katy Perry. Y palabra por palabra
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después de esa declaración.
―Ya está hecho. ―Dustin sonrió―. Soy un gran fan.
Charlie asintió. ―Estoy en el club de fans de KatyKat, a diferencia de ti. Impostora.
―Continuó Charlie―. Volviendo al tema que nos incumbe. El incidente. Escúpelo,
o lo haré yo. ¿No quieres estar curada? Este chico se está ofreciendo para ayudar,
así que deja de exagerar.
Vere apartó la mirada de ambos mientras las puntas de sus orejas se ponían rojas.
―Si cuento esta historia, tú, Charlie Roth nunca, jamás podrás burlarte de nuevo
por ello. ―Se volvió hacia Dustin―. Y tú, Dustin McHugh, nunca podrás empezar a
burlarte de mí. ¿Entendido?
Charlie asintió solemnemente.
―Lo juro, desde hoy en adelante. No más burlas sobre Curtis o "el incidente".
Todos los demás temas están aún abiertos, ¿cierto? Si es así, lo prometo.
Dustin se mordió el labio inferior como si quisiera reírse y contestó:
―También lo prometo.
Vere tomó una larga y temblorosa respiración. ―Bien. He querido estar con Curtis
Wishford desde que tenía la edad suficiente como para saber qué significaba la
palabra novia. Antes de eso, simplemente quería casarme con él al estilo príncipe y
princesa.
Charlie puso los ojos en blanco.
―Odié vivir en la habitación cruzando el pasillo todos esos años. Ella cantaba las
canciones más estúpidas.
―Lo que sea. Tus batallas de tiroteos con saliva eran peores.
Dustin rió.
―Volvamos a Curtis, por favor.
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Vere continuó.
―Antes de eso, quería jugar a la casita con Curtis y pasarle galletitas de plástico.
Algo que hacía a menudo, porque siempre jugábamos “a la casita” juntos, mucho
antes de que las cosas se volvieran realmente incómodas.
―¿Y jugar a la casita no es incómodo? ―Charlie soltó un bufido.
Vere le lanzó una mirada fulminante.
―¡Lo prometiste!
Charlie levantó sus manos y jadeó.
―Lo sé. Lo sé. Solo que no es fácil. ―Se dobló y dio la vuelta, sacudiendo los
hombros, hasta que se le escapó una carcajada.
Dustin también empezó a reír.
Vere se levantó y le tiró su manzana a Charlie. Falló su tiro y rebotó en la cabeza de
Dustin en su lugar. Ambos chicos saltaron para salir de su camino, riendo
incontrolablemente.
―Galletas de p-p-plástico. Ella no está bromeando. ―Charlie se atragantó,
sosteniendo su estómago―. Jugábamos a la casita todo el tiempo.
―Aah. Detente. No más detalles. ―Dustin seguía riendo, se quitó las gafas y frotó
sus ojos.
―¡USTEDES APESTAN! ¿Por qué siquiera lo intento? Y, Dustin, si este eres tú,
enseñándome autocontrol después de AÑOS de clases de actuación, ¡ahora todos
sabemos por qué no has recibido un premio de actuación! Tienes trabajo que hacer.
Pareció que ese insulto ni siquiera tocó a Dustin, él rió más fuerte.
―Tiene dos premios Mega-Music. ¿Eso no es suficiente? ―dijo Charlie.
―¿Los tienes? ―Vere, parpadeó hacia Dustin, mientras contemplaba tirarle
piedras a Charlie.
―No tengo ningún premio. Soy solo Dustin. Charlie, deja de mencionar toda esa
mierda. ―Él encontró la mirada de Vere y rió nuevamente.
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―Ugh. Dejen de reírse de mí ―Vere exclamó.
―No. ¡No! ―Dustin rió más fuerte―. Lo juro, no me estoy riendo de ti. Me reí de
Charlie, porque es tan gracioso intentando no reírse. Lo juro. La cara del chico me
parte de risa.
―Y yo solamente comencé a reírme porque recordé la vez que Curtis realmente
comió una de esas galletas de plástico. Luego, recordé, que esa galleta fue la
primera vez que enviaste a Curtis a la sala de emergencias. ―Charlie puso sus ojos
grandes y redondos―. ¡El incidente fue la segunda vez!
―Había olvidado eso. ―Vere sacudió su cabeza.
―¡Vere, tú eres su atracción fatal! ―Charlie se dobló, aullando de nuevo.
Incluso Vere tuvo que romper en risas por eso.
―Me alegro de que hayas llevado la cuenta. Por favor no pases esta información a
alguien fuera de nosotros tres, idiota. No hay necesidad de que las personas en la
escuela sepan.
Vere se encontró con los ojos sonrientes de Dustin, y se dio cuenta de que el color
simple y azul eléctrico ya casi no la sorprendía en lo absoluto.
―Curtis solía comer todo. Comió rocas de nuestro jardín del frente una vez
―explicó ella―. Algo de corteza de árbol también, y cada moneda de veinticinco
centavos que pudiera encontrar. ―Se rió―. Ese niño siempre se dirigía al hospital
por cosas como esas.
―¿Estás segura de que quieres estar con este chico? Él suena... discapacitado.
―Dustin hizo una mueca.
Vere sonrió nuevamente.
―Él es increíble.
Dustin arqueó una ceja.
―Por supuesto que lo es.
―Y agradable. Y más que apuesto. Y sí, estoy segura de que quiero estar con él. He
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estado enamorada de él desde siempre.
Dustin suspiró.
―Bien, bien, siempre y cuando tengas fija tu meta.
―La tengo.
―Entonces dime sobre esta cosa del incidente. ¿Qué podría ser lo que está
manteniéndolos a los dos, ultra-lindos y espeluznantes tortolitos, separados?
Todos se sentaron de nuevo. Vere apoyó su espalda contra la roca. Miró a Charlie,
esperando por ayuda.
Charlie suspiró y comenzó por ella.
―Fue en una barbacoa de verano en el barrio. En séptimo grado. Todos los que
conocíamos estaban ahí. Casi toda la escuela media, prácticamente.
―Y los padres de todos. No los olvidemos. ―Vere se estremeció―. Si vas a tener
un incidente grave, nunca debes tenerlo frente a tus padres. Porque ellos
reaccionan de forma exagerada, ¿cierto? Especialmente si hay mucha sangre.
Dustin asintió como si entendiera perfectamente, lo que le dio el coraje a ella de
continuar.
―Bueno, tenía esta mejor amiga en ese entonces. Kristen Hodjwick. Solo que ella
no era realmente mi amiga... ¿tiene sentido? Ella era como una "amienemiga".
Buena por fuera, ¿mala el resto del tiempo?
Charlie frunció el ceño.
―Amigo. Ella sigue siendo brutal. Como una siniestra y manipuladora lavadora
de cerebros. Esta chica ha echado su maleficio en la mitad del equipo de fútbol. La
conocerás. Ten miedo. Mucho miedo.
Vere continuó.
―Kristen y yo, con otras chicas, habíamos hecho esta fiesta de pijamas la noche
antes. Se supone que todas compartiríamos nuestros más profundos y oscuros
secretos.
Y
estúpidamente,
fui
primero.
Dije
todo.
Acerca
de
cuán
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desesperadamente enamorada estaba de Curtis. Incluso les conté sobre la forma en
la que hacía "tarea" cada noche, escribiendo su nombre en mi diario, y cómo no
podía totalmente esperar a que viniera a ver a Charlie. Todo.
―Maldita sea. ―Charlie sonrió―. Siempre me pregunté qué estabas escribiendo.
Las chicas son personas tan perturbadoras. ―Charlie frunció la nariz.
―Continúa, no es nada. Aún no veo cómo esto fue algo importante ―dijo Dustin.
―Oh, solo espera, no has llegado al juego de Verdad o Reto. ―Charlie se movió
para sentarse en la roca junto a Vere.
―Sí. ―Vere llevó sus rodillas hasta su pecho―. Ahí es donde todo fue mal. Todas
nos habíamos acurrucado en el lado de la casa a jugar. Kristen me escogió. Y fui lo
suficientemente estúpida para elegir reto porque pensé que me haría admitir que
me gustaba Curtis en frente a toda la escuela si elegía verdad.
―Tiene sentido. Entonces, ¿cuál fue el reto? ―preguntó Dustin.
―Kristen me golpeó con uno peor. Me retó a BESAR a Curtis Wishford. En frente
de todos.
―¿Suena como la perfecta oportunidad para comenzar algo en la dirección
correcta?
―Sí, si no eres Vere, y no estás en el séptimo grado. ―Charlie se rió entre dientes.
Dustin le dio a Vere una mirada tranquilizadora.
―Dime el resto. ¿Qué hiciste?
Ella tragó, recordando.
―Primero estaba emocionada, ¿cierto? Tan feliz. Había esperado por este
momento toda mi vida. Practicado con mi almohada miles de veces.
Charlie hizo una mueca, obviamente reprimiendo otra carcajada. ―Por favor.
Evita más detalles raros. Lo juro por Dios, he perdido el interés de incluso husmear
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en tus diarios si ese es el drama que hay en ellos.
Vere le disparó una mirada a su hermano, antes de echarle un vistazo a Dustin a
través de sus pestañas. Si Dustin estaba a punto de reír o disgustarse, no lo mostró,
así que siguió hablando.
―Y Curtis, bueno no parecía estar en contra de la idea del beso. Estaba sonriendo y
actuando bien al respecto. Así que... sí…
Vere sintió su rostro finalmente ponerse caliente.
Miró lejos de los ojos de Dustin y se concentró en los puntos negros en la roca bajo
sus manos antes de continuar. ―Todos hicieron un círculo a nuestro alrededor,
mayormente para que los padres no pudieran ver. Y mientras me acercaba, seguía
mirando sus labios y pensando sobre finalmente besar a mi Curtis. Luego cambió a
una ansiedad total. Me molestó que Kristen revelara esta cosa privada y secreta. Y
así que dejé de moverme. ―Levantó la mirada―. Porque todos me estaban
mirando, era como si no pudiera moverme.
Dustin sacudió la cabeza.
―Wow. Incómodo.
―Sí. Ella se congeló enserio con la boca apretada y sus ojos saltones ―añadió
Charlie.
Vere se precipitó:
―Cuando dejé de moverme, Curtis decidió hacerlo. Vino a mí rápido, lo que me
hizo enloquecer totalmente y perder el balance. Mis manos se volvieron locas y lo
golpeé tan fuerte en la cabeza que en realidad se cayó.
―Barbilla, en realidad. Ella golpeó su barbilla. Con un cerrado y rápido puño
―dijo Charlie―. Un perfecto gancho al mentón.
―¡Woah, tú no lo hiciste! ―Las cejas de Dustin se elevaron.
Vere asintió. Apenas podía tragar, ni mucho menos finalizar la historia.
Charlie continuó por ella.
―Vere lucía como un tornado de puños, rodillas y codos. Curtis estaba justo en la
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posición perfecta para ser derribado. Había estado un poco encorvado, porque
Vere era diminuta. También había fruncido los labios a lo grande. Había cerrado
sus ojos justo antes de que Vere fuera ¡SLAM, BAM, KA-POW!
Charlie hizo su mejor imitación de Vere ese día, y Vere no pudo ni siquiera
culparlo por un movimiento.
Finalmente pudo hablar de nuevo. ―Y no olvidemos. Esto sucedió. Frente. A.
Todos.
Dustin dejó escapar un silbido largo y bajo. ―Entonces, ¿cómo sacaste la sangre?
―Curtis se golpeó todo el rostro con una piedra enorme del jardín cuando cayó.
―Se encogió de hombros.
―¿No jodas? ―Dustin miró a Charlie por una confirmación.
Él asintió. ―Noqueado. La sangre chorreando en todas partes. Desde donde su
rostro golpeó la roca.
Vere suspiró. ―Kristen fue la primera, y la más fuerte en gritar. Todos y los padres
de todos vinieron corriendo, por su puesto.
Charlie intervino de nuevo: ―Todo el tiempo Kristen aullaba: “VERE LO HIZO.
VERE LO MATÓ. Pobre Curtis intentó besarla y ella enloqueció y nos atacó a todos. ¡Vere
golpeó a Curtis como una maníaca!
―¡De ninguna manera!
―Sí. ―Charlie hizo una mueca.
―Entonces, ¿Vere y Kristen no fueron más amigas después de eso? ―preguntó
Dustin.
Vere atrapó a Charlie ocultando una mirada de lástima mientras asentía. ―Esa
chica no necesita amigos. De alguna forma, le lavó el cerebro a Curtis y luego salió
con él hasta el fin del primer año. Casi mató nuestra hermano-amistad por
siempre.
Dustin dejó escapar un largo silbido.
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―Maa-lo. Más allá de malo.
Vere levantó la mirada y le dio a Dustin un encogimiento de hombros resignado.
―Resultó que, a Kristen le había gustado Curtis todo el tiempo. Ella había estado
muy celosa luego de la fiesta de pijamas. Como que planeó toda la cosa para
deshacerse de mí. ―Ella suspiró de nuevo―. Todo vale en la guerra y el amor,
supongo.
―Peor, Curtis tuvo los ojos con moretones por meses. Todos se burlaban de él aún
más que de Vere ―añadió Charlie.
―Sé que eso hizo que me odiara. Mi acto de sonrojarme y tartamudear comenzó
poco después. Nunca se detuvo. Obviamente. ¿Piensas que hay esperanzas para
mí? ―preguntó.
Dustin asintió.
―Ayer, todos pensamos que no podías deshacerme. ―Se puso nuevamente sus
gafas―. Y mira cómo me he cambiado. Si podemos colarme en tu escuela, entonces
cambiar las cosas entre Curtis y tú será pan comido. Déjame arreglar esto.
Atravesar mi primera semana en la escuela y volveré con un plan. Me gustaría
observarlos a los dos en acción antes de solidificar algo, ¿entendido?
―Sí. Está bien. ―Ella alcanzó su mochila y pasó las botellas de agua.
Dustin y Charlie tomaron una cada uno y en segundos se bebieron la mitad de
cada botella.
―Maldición, esa es buena agua. Como dijiste Vere ―Charlie sonrió, bajando por el
sendero―. Vamos a casa.
Dustin estaba parpadeando a su botella de agua medio vacía y finalmente encontró
la mirada de Vere. Él lucía un poco aturdido.
―Es cierto. La mejor agua en el mundo entero. ¡Maldición!
Vere le sonrió, completamente feliz de haber mantenido, lo que ella estaba segura
que era, ¡la conversación más larga que alguna vez haya tenido con un chico
además de Charlie!
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Dustin negó con la cabeza.
―¿Por qué estas de pie ahí, sonriéndome de esa forma?
―No lo sé. Supongo que es porque estoy tan feliz de que hayas llegado a nuestra
casa, a nuestras vidas.
Él suspiró y pareció tensarse.
―¿Qué? ¿Dije algo malo? Ahora sabes toda mi historia, y ni siquiera me has
juzgado, así que debemos estar en niveles de confianza oficiales ahora. ¿No puedo
estar feliz de tener un nuevo amigo? ―Ella frunció el ceño.
Él miró al cielo.
―Demonios. No lo sé. No quiero ser aguafiestas, pero ¿podrías por favor intentar
recordar que no estoy exactamente emocionado de estar aquí? Esto no es solo sobre
ti.
―Oh. Cierto. ―Tragó saliva―. Por supuesto.
Él suavizó su tono. ―Sé que dije que te ayudaría, pero odio ser usado. Quizás soy
yo, siendo paranoico, pero siento que de alguna forma, en algún lugar, quieres
hacer eso antes de que todo esto termine. Estás actuando como si todos
estuviéramos inscritos en algún tipo de campamento feliz. No quería nada de esto.
Fui obligado a venir aquí.
El corazón de Vere se retorció.
Sacudió su cabeza, casi chocando contra él mientras pasaba frente a ella para
comenzar a recorrer el camino detrás de Charlie.
―Dustin, espera. Lo siento. Tienes razón. Te estaba usando. Supongo que aún sigo
haciéndolo. ―Su voz tembló mientras su garganta se apretaba―. Apesto.
―¡Mierda! Eso no es lo que quise decir, y tú no apestas.
Se detuvo y dio la vuelta, su enorme cuerpo bloqueando completamente el camino.
―Por favor no hagas esa cara, como si estuvieras a punto de llorar.
Ella inhaló.
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―¿Qué cara? Dios. Quiero entenderte, eso es todo.
―Bueno, estaba intentando ser honesto. Decirte cómo me siento. Solamente, salió
mal. Soy terrible hablando sobre sentimientos. Mi terapeuta dijo que debería
intentar hacerlo más a menudo. Obviamente fallé.
Ella mantuvo la mirada en sus pies, tratando de concentrarse en lo que él acababa
de decir.
―¿Tienes un terapeuta?
Metió un dedo bajo la barbilla de ella y levantó su rostro. Ella podía ver su
expresión horrorizada reflejada en sus lentes oscuros. ―Todos en Los Ángeles
tienen un terapeuta.
―Por favor. No soy estúpida. No lo tienen.
Se encogió de hombros y cerró su expresión.
―Vere, déjame empezar de nuevo. Sé que no me estás usando. Tú no eres de ese
tipo. Y ahora, me he ofrecido para ayudar así puedo culparme solamente a mí
mismo si las cosas se ponen raras.
―Te ofreciste porque nosotros te obligamos. ¡Y he estado usándote! Todo el tiempo
mientras practicaba hablarte sin sonrojarme. Hice eso sin tu conocimiento.
―Bueno, yo te usé para que me ayudaras a pensar en un disfraz.
―Yo quería ayudarte. ―Ella frunció el ceño.
―Sí, pero no quería que lo hicieras. No en lo absoluto. No al principio. Y no es
como si te estuvieran pagando por todas estas horas haciendo de niñera. ―Alejó
su mano del rostro de ella y sus ojos se oscurecieron―. Espera. ¿Mierda? ¿Te están
pagando?
Ella parpadeó.
―No. ¿Qué está mal contigo?
―Vere. ¿No lo entiendes? Todo está mal. He dejado mi hogar, mi banda, mi
carrera, y está el asunto de mi “doble” por el que preocuparse. Además, no puedo
contactar con mi agente. Se supone que este tipo va a decirme cuándo terminará
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toda esta locura.
Ella se estremeció. ―Lo siento. Me enfadé. No pensé.
―No lo sabías.
―Él terminó su agua y se colgó la mochila.
―¿Qué hay de tu madre? ¿No te dirá ella cuándo volverás a casa?
Comenzaron a caminar juntos lentamente.
―Mamá y yo no estamos en términos de hablarnos o escribirnos. Ni siquiera cerca.
―Oh. Ahora que lo sacaste todo, supongo que pudo haber parecido que estaba
bailando un poco sobre tu tumba, ¿verdad? ―Ella dijo, intentando sin éxito ocultar
la pena en su voz―. No sé todavía cómo actuar a tu alrededor.
―Vere, no hay mucho más que saber además de que soy la cosa más cercana al
lado oscuro que alguna vez conocerás. Por lo que no sé cómo actuar a tu alrededor
tampoco.
―Por favor. No me lo creo. Si eres representante del lado oscuro, ¡entonces es
probablemente un lugar genial!
Él río.
―Esto es a lo que me refiero. Solamente tú encontrarías algo bueno que decir
acerca del mundo derritiéndose en magma. Eres como un rayo de luz fortuito.
Iluminando todo en cada dirección. Apenas puedo seguirte el ritmo en medio de la
otra mierda con la que estoy lidiando en mi cabeza. Supongo que tú, ese brillo, solo
me asustó.
Ella asintió.
―Lo entiendo. Soy abrumadora. Charlie jura diariamente que lo agoto. Mis padres
también lo dicen. Intentaré calmarme hasta que te acostumbres a mí.
―No lo hagas. Me gusta cómo eres. Pero si me pongo de mal humor o actúo
extrañamente, se trata de mí, no de ti. Estoy lidiando con mi propia basura
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personal y no quiero herir tus sentimientos. ¿Está bien?
―Bien. Y gracias por decirme todo esto. Por ser completamente honesto. ―Antes
de que diera un paso adelante donde el camino se reducía a una sola fila, ella tomó
su brazo―. Espera. ―De repente estaba plenamente consciente de que su toque
había causado que los músculos de él se tensaran.
Tiene un montón de músculos. Y un antebrazo muy grande.
De tocar la guitarra probablemente...
Tristemente, ese pensamiento encendió sus mejillas de rojo.
―Uh, así que... sí. Si quieres echarte atrás. Si todo se pone demasiado incómodo,
estoy segura de que puedo hacer que Curtis me note por mí misma. Realmente no
necesito tu ayuda ―mintió, conteniendo la respiración.
Cuando él no contestó, solo miró su mano, ella lo dejó ir y se precipitó:
―Bien. Está bien. Sí te necesito. No será extraño. Intentaré tranquilizarme. Lo
prometo. Pero... ¿quizás podemos hacer más sesiones de "practicar charlas" antes
de que bajemos la colina el lunes? ¿Hablar de temas reales de chicos y chicas?
Tenemos dos días enteros para curarme antes de que la escuela reabra el martes.
Quiero que este año, que yo, sea diferente.
Él alzó sus cejas alto.
―¿Prometes llevarme a la ciudad mañana para que pueda intentar encontrar una
red para mi teléfono?
―Claro. Por supuesto, pero no te hagas ilusiones. ―Ella estabilizó su peinado
antes de que se cayera de lado―. Por favor, di sí al resto de las cosas.
Él sonrió suavemente, como si de alguna forma ella lo hubiese divertido
nuevamente.
―No me necesitas, Vere. ¿Pero cómo puedo negarme cuando me lo preguntas así?
No estoy echándome atrás. Mientras esté aquí, Dustin McHugh es tu chico para
practicar. O, lo que necesites que sea hasta que despiertes y me botes.
Ella dejó escapar un gran suspiro y sonrió.
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―Como si pudiera. ¿Puedes imaginarme haciendo eso?
―Sí. ―Él sonrió―. Puedo.
Ella rió y rodó sus ojos.
La voz de Charlie vino de muy abajo. ―Perdedores. ¿Qué ESTÁN haciendo?
Vamos. Quiero ir a nadar.
Vere le disparó a Dustin una mirada esperanzada.
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―Nunca en la vida. ¡No nadaré en ese lago!
La Primera prueba
Traducido por Vafitv y AntoD
Corregido por Miss_ale
―¿E
sta es la CIUDAD? ―gimió Dustin―. Parece un set de
película. Y no uno bueno.
―Las ventanas del auto todavía están abiertas. ¡Shhh!
―ordenó Vere. Su rostro se volvió ligeramente pálido.
―¿Esta es mi metrópoli prometida de Buena Park? ¡La calle principal todavía es un
camino de tierra! ¿Cómo? ¿Por qué? ―Metió su mano en el bolsillo para sacar su
celular. La falta de barras le había horrorizado y decepcionado enormemente―.
¡Maldita sea! No hay signos de red en absoluto. ¿Cómo pueden lugares como éste
todavía existir?
Vere negó con la cabeza mientras ambos salieron de su VW.
―Te lo advertí. Anímate. Cumple las promesas ―agregó―. La sociedad histórica
reconstruyó los paseos para que realmente puedas conseguir la vieja sensación del
oeste. ¿Te gusta?
―Solo porque te gusta ―respondió Dustin, haciendo que Vere sonriera. Su nueva
actividad favorita―. Hasta ahora nadie parece notarme ―dijo, comprobando los
turistas―. Están mirándote a ti y a tu atuendo épico.
―Sí. Lo sé. Los estoy distrayendo.
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―¿Eso es lo que estás haciendo? ―Dustin se echó a reír.
―Duh. Sí. ―Vere jaló su camiseta―. Este atuendo no fue un accidente. Lo uso
para alejar de ti la atención de la gente.
Dustin se echó a reír, la examinó. Vere llevaba lo que parecía ser un viejo jersey de
fútbol de Charlie. Mucho antes de que ella lo conociera, debe de haber pensado
que era una buena idea teñir la monstruosa cosa en púrpura. Al igual que todas
sus otras ropas, este tragó su pequeño cuerpo.
Había “emparejado” la cosa con un jean capri, los cuales solo podía ver debajo de
la camisa que le daba a las rodillas. Porque, sí, el jersey púrpura era ASÍ de
enorme. Añadido a su estilo un moño, unas zapatillas de neón, y el efecto general
era un uniforme de payaso de circo.
Corrió delante de él y escudriñó la calle.
―¿Estás nervioso? ¿Me siento nerviosa? Quédate detrás de mí.
Una adorable y nerviosa payasa de circo que piensa que necesita protegerme.
Se fijó como el senderismo y su tiempo en el lago habían resaltado el color jengibre
de las pecas en sus pómulos. Ahora igualaban las puntas rojizas de su rizado
cabello y los mechones que siempre escapaban de su moño. Nunca se cansó de
mirarlos ondular alrededor de su expresivo rostro.
Vere miró rápidamente a su alrededor una vez más, sus labios en una línea recta
por la tensión.
―Quedémonos cerca del auto durante un rato, por si acaso. Recuerda, esto es solo
una prueba. Un ensayo general.
Dustin trató de aligerar el ambiente imitando la voz de American Broad Casters20:
―Esto es solo una prueba. Esto es SOLO una prueba.
Vere se quedó sin aliento, se volvió y le tapó golpe la boca de golpe.
―Y, por favor, habla en susurros hasta que consigamos la voz planeada. ¡¿Estás
loco?!
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American Broad Caster: Es una de las cuatro más grandes cadenas televisivas de radiodifusión
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comercial en los Estados Unidos.
Dustin le sonrió.
―Lo siento ―dijo sobre su mano.
Ella frunció el ceño.
―Y borra esa sonrisa hasta que mi papá te arregle el disfraz mañana. Lo
prometiste. Caminemos alrededor. No hables. No rías. Nos vamos a casa y
volveremos a ajustar el disfraz de ser necesario. ¿Que está mal con tu memoria?
―Muy bien. Mueve tu mano.
―No hasta que pueda sentir tu sonrisa desaparecer. ―Hizo más presión con la
pequeña mano en su boca.
―No puedo. Me estás lastimando ahora mismo. ―Se rió detrás de su palma.
―¡Basta! No empieces. Mantén esa voz en secreto, junto con todos los otros
increíbles atractivos, ¿de acuerdo? ―Poco a poco le quitó su mano.
Dustin se inclinó hacia adelante y susurro:
―Sigues
mencionado
los
atractivos,
fanática.
Creo
que
me
encuentras
increíblemente atractivo y eso te está matando.
Ella empujo su hombro, ya que comenzaron a bajar hacia el paseo.
―¡A un cadáver lo encontrarías atractivo y lo sabes! Es la selección natural
humana. Los dos somos de la misma especie. Estoy obligada a reaccionar ante lo
que la biología estableció muy bien en ti. Detén la búsqueda de más elogios para
mí. No voy a decir ni uno. Las personas aprecian el cómo te ves ―Hizo una pausa
y lo examinó.
―¿Si? ―Contuvo su sonrisa en una expresión serena.
―Bueno… todos ustedes deben estar boquiabiertos de su propia belleza en el
espejo cada mañana. ¿Cierto? Eso es lo que yo haría si tuviera tu rostro.
―¿Estás llamándome hermoso ahora? Diciendo más elogios, justo cuando juraste
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que nunca lo harías. ¿Quieres que me convierta permanentemente en un engreído?
―No. Se trata de datos personales, como dijiste. Una parte de tu paquete de
marketing. Y te olvidas de bajar tu voz otra vez ―dijo entre dientes.
Él se rio, situado en la pequeña trampa para turistas. La ciudad contaba con las
siguientes desagradablemente tiendas pintorescas: Soda shop, tienda de juguetes,
librería, tienda de antigüedades, tienda de madera, la tienda de Taffy, el Wild West
Saloon y un museo.
Dustin intentó mantener la calma cuando familias e incluso un montón de niñas
adolescente le pasaban.
Vere no estaba tan bien. Podía jurar que en realidad estaba conteniendo la
respiración hasta que las chicas se giraron en la esquina, que tomo mucho tiempo.
―Me siento como si estuviéramos en una película de espías ―susurro él.
―¿Verdad? ―jadeó, exhalando respiraciones profundas.
―Gracias por hacer la prueba conmigo. ¿Dónde primero? ―susurró en una voz
sumamente baja mientras se movía un poco más cerca de ella.
―No lo sé. ¿La tienda de antigüedades? Está justo aquí. ―Sacudió su cabeza hacia
la ventana―. Y es el único con una amplia puerta en caso de que atraigas una
multitud. Va en línea recta hacia mi auto.
―Wow. Cuentas con excelentes habilidades de paparazzi. Antes de entrar, voy a
probar algo. Mira. ―Dustin valientemente se quedó mirando a la siguiente chica
adolescente que caminaba con su familia.
Vere tiró de su brazo.
―No lo hagas. No hagas eso. No estoy lista. No estás listo. Detén la prueba.
Interrumpe la prueba. ¡Por favor! ―Entró en pánico, y lo arrastró hacia la oscura y
fría entrada de la tienda de antigüedades.
Se quitó sus gafas para poder ver mejor su cara, estaba respirando como si acabara
de correr dos millas y se veía estresada, tenía ganas de envolverla en sus brazos,
pero en su lugar recogió una de sus manos.
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Mierda. Realmente está temblando. ¿No debería ser yo el que tiembla?
―Vere. Está bien. El disfraz funciona. Todo está bien. Estoy bien.
Ella apretó su mano de nuevo, con fuerza. ―Lo sé. Lo sé. ¿Pero qué si… alguien
te… reconoce? ―Continuó, susurrando―: ¿Cómo vamos a lograrlo en la escuela?
Esto va a ser imposible.
Hunter se encogió de hombros.
―Tengo que lograrlo, no tú. Y estaba muy bien allí afuera. Mi encubrimiento está
obligado a desmoronarse con el tiempo.
―Espero que no. ―Frunció el ceño―. Hemos trabajado muy duro.
Él soltó su mano.
―Voy a aguantar tanto tiempo como pueda, supongo. Después de eso, quién sabe
lo que va a pasarme.
―No quiero averiguarlo. Espero que funcione por un tiempo muy largo. No
quiero que vuelvas a casa. ―Movió su mano con gracia hasta comprobar su moño.
El color se agrupó en sus mejillas mientras se mordía el labio para ocultar su
preocupación.
La miró, disfrutando de su duendecilla cara en forma de corazón, memorizando la
forma en que su labio se tuerce ligeramente hacia abajo cuando estaba triste y feliz
las otras veces.
Pero solo se curva por un lado. Linda. Muy linda.
Tuvo que forzar sus dedos para no extender la mano y tocar aquel punto.
Forzó sus manos para no agarrarla y tratar de besar la torcedura triste en la otra
dirección. Sin embargo, sabía que completamente la asustaría.
Maldita sea mi enamoramiento. Estoy totalmente asustado. Ella piensa que somos de la
misma especie, pero los buitres no se hacen amigos de los colibríes.
―Me mantendré en contacto después. Puedes visitarme, con Charlie y Nan. Si no
estoy demasiado ocupado. ―No podía mirarle sus ojos.
Sabía que sería imposible mantener contacto con ella después de que se fuera a
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casa. Era lo mejor. No quería que nadie de aquí viera su otra vida.
Ella se puso roja por su escrutinio, pero pareció recuperarse un poco, porque le
arrojó una pequeña ojeada. Era como si supiera que él había estado mintiendo.
―Por supuesto que nos mantendremos en contacto. Sé que solo han pasado tres
días, pero probablemente ya te preguntas cómo es que sobreviviste diecisiete años
sin mí, ¿tengo razón?
Su tono había sido tan autocrítico que respondió sin pensar: ―Sip. Casi no lo hacía
antes de conocerte. ―Tiró de sus mangas y se cruzó de brazos rápidamente,
girando sus muñecas bajo su extrañamente adolorido corazón.
―¿Puedo ayudarlos? ―Una mujer mayor, de cabello gris salió del cuarto de atrás
de la tienda de antigüedades.
―¿Está bien si miramos en la parte trasera? Quiero mostrarle algo a mi amigo
―preguntó Vere.
La mujer sonrió.
―Claro, cariño. Sólo toquen la campana si me necesitan. ―Desapareció dentro de
la habitación trasera de nuevo.
Vere lo guió, pasando algunos viejos triciclos, pupitres individuales de madera, y
alrededor de una alta torre de libros viejos, apilados muy juntos en estantes.
Mientras pasaban junto a un ventilador, Dustin fue golpeado por una cálida ola de
su limpio aroma a lavanda y salvia. Se mezclaba con el polvo de este lugar, más el
chicle de menta que ella había estado mascando nerviosamente desde que
aparcaron el auto.
Respiraba de ella, como si Vere fuera agua y él hubiera estado en una especie de
larga y terrible sequía.
―Mira. ―Ella apuntó a una pared lejana―. Sobre el gancho.
Sus ojos escanearon a través del caótico desastre.
―Es una guitarra antigua ―dijo él, colocando sus gafas en el bolsillo delantero de
su camisa. Sus dedos se cerraron en anticipación, mientras avanzaba para sacar la
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guitarra de la pared y examinaba el cuello.
Dustin dejó salir un largo y apreciativo suspiro.
―Una Strat21. Golpeada y maltratada, pero ni un poco deformada. Sin cuerdas…
pero, diablos. Es una belleza.
Ella se acercó más, detrás de él.
―¿Es una buena guitarra? Estás sonriendo como si lo fuera.
Él le dio la vuelta, y le lanzó una sonrisa.
―Sí, es asombrosa. ¡Las antiguas Strats son una de las mejores guitarras del
mundo! ―Se rió y le echó otra mirada, preguntándose si habría notado que de
repente sonaba ridículo y mareado como ella lo hacía. Pero ésta no era una
deliciosa botella de agua fría. ¡Era una Strat!
Dustin miró que los ojos de Vere estaban clavados en la guitarra.
―Bonita incrustación de perlas en las cosas retorcidas.
―Se llaman sintonizadores. Y éstos son lujosos. La madera se parece al Álamo. El
cuello está hecho de Palisandro. ―Sintió que le miraba sus manos mientras
recorrían las curvas del dorso y los lados de la guitarra―. ¡Algunos rasguños
severos pero ni una fisura! Asombroso. Sólo necesita cuerdas y un amplificador.
¿Cuánto tiempo ha estado esta cosa aquí atrás?
Vere se encogió de hombros.
―Tanto como puedo recordar. ¿Puedo comprarla para ti? ¿La quieres? ¿Te
ayudaría?
Su garganta se cerró y sintió que sus rodillas comenzaban a temblar.
―¿Ayudarme con qué?
―¿Ayudarte a no parecer tan triste? Explicaste ayer algo sobre tu estrés. Todo lo
que dejaste atrás. Creo que hay más. Parecido a… ¿cómo puedes simplemente
dejar atrás a tus guitarras? Dijiste que antes de venir aquí trabajabas ochenta horas
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Strat: La Fender Stratocaster, comúnmente conocida como Strat, es un modelo de guitarra
eléctrica diseñada por Leo Fender en 1954 que sigue fabricándose en la actualidad.
a la semana. Pero, ¿cómo puedes hacerlo sin una guitarra? ¿No estás
enloqueciéndote?
Parpadeó, aturdido. Sorprendido de que ella parecía memorizar todo lo que él
había dicho. Más asombrado, de que había sido tan perceptiva sobre todo lo que él
no dijo.
Puso una sonrisa falsa.
―No me mal entiendas. Me conmueve que te preocupes. Pero prometí no
acercarme a ninguna guitarra mientras esté aquí. Acabo de cruzar la línea jugando
con esta vieja guitarra. No puedo distraerme. Si nos encadenamos a este bebé,
bueno, estaré tentado a… ―Miró a sus labios―. Tentado a ir con todo y perder el
control. Tocaría desde las azoteas y jamás lo dejaría.
―Es por eso que deberías tenerla.
Su corazón se retorció con anhelo mientras la miró a la cara.
―Si eso sucede, pequeña amiga, no será bueno para ninguno de nosotros. Me
dijiste que querías que me quede por un tiempo. Y lo creas o no, estoy
malditamente curioso por probar tu secundaria después de salir contigo. Eso
significa, disfrazado y controlado. Esta guitarra nos sacaría de curso. ¿Lo
entiendes? ―susurró.
Ella extendió las anchas mangas púrpuras en sus brazos.
―¡Sí, pero las promesas están hechas para romperse!
―¿Lo están? ―Frunció el ceño, considerando la enorme promesa entre él y
Charlie―. No estoy de acuerdo. Estoy sobre todo siendo honorable. Mi mamá y
mis compañeros de la banda, están realmente enojados conmigo. Necesito
demostrarles que lo lamento. Es en parte del porqué estoy aquí. Tengo que
apegarme al plan que ellos han establecido. Por lo menos, por un tiempo. Hice la
promesa, la mantendré.
―Pero, ¿qué si la promesa significa la vida o la muerte? ¿Qué hay de la felicidad?
¿Salvando tu alma? Si todo eso está en juego, entonces las promesas necesitan ser
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rotas.
―Vere, nada está en juego. No a ese nivel.
Se acercó más. Él podía leer la excitación en sus ojos.
―Deberías mirar cómo te ves sosteniendo esa cosa. Como si ya fuera tuya. ―Echó
una mirada alrededor―. No hay espejos aquí para que te mires, pero lo juro, la
guitarra se ve perfecta cuando la sostienes en tus manos. Como si de alguna forma
conocieras cada parte de ella, incluso cómo suena.
―Sí, bueno, he tenido miles de guitarras, así que eso es fácil.
―No. Lo juro. Esta guitarra quiere pertenecerte, incluso ahora, que la sostienes
frente a ti. ¡Es como si los dos estuvieran bailando! ―Sonrió―. ¿No crees que
merezca la pena romper una promesa más?
―Um… no soy de los que ponen sus sentimientos y emociones sobre un objeto
inanimado. Eso es raro.
Vere pisoteó fuerte. ―Bueno, yo sí. Otros ejemplos, entonces. ―Respiraba,
soplando los rizos que se le escapaban de la frente.
―¿Tenemos que hacerlo? ―Hizo una mueca, deseando que ella pudiera detenerse.
―Ahora mismo te ves como cuando yo consigo un libro nuevo. O, cuando es la
noche de estreno de una obra y ellos acaban de apagar las luces. Tus ojos se ven
como si ellos se hubieran metido a ese perfecto momento. Ese segundo aliento,
cuando das vuelta la primera página, o cuando el público en el teatro se mantiene
en silencio y el telón no se ha abierto aún. Tu cara, mientras sostienes esa guitarra,
es un haz total de dichosa esperanza. No hay algo más perfecto que eso.
―Para ti, Vere. No para mí. No soy como tú.
―Puedo ver que sí ―insistió, todavía defendiéndolo, a pesar de que él estaba
deliberadamente malentendiéndola―. Si tú, agarrando una vieja guitarra, obtienes
esa expresión que estoy viendo ahora en tu cara, sólo puedo imaginar cómo te
verás si la tocas. ¿No lo entiendes? Eres la persona más afortunada del mundo que
ya descubrió qué es lo que ama. Y serás, posiblemente, la persona más estúpida en
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el mundo, si no te aferras a ella.
―Estás demente ―suspiró, fingiendo que sus palabras no habían tenido mucho
sentido. No habían hecho que se moviera. No habían hecho que sus manos se
cerraran desesperadamente en el cuello de la guitarra como si fuera un bote
salvavidas y él se estuviera ahogando.
―No lo estoy. ―Un pequeño y obstinado gesto dejó su barbilla completamente
recta y ella se sonrojó. La primera vez que lo hacía así desde ayer―. Puedo decir
que la guitarra hace cantar a tu corazón, y que tocarla te hará feliz. ¿No quieres
eso? Apuesto a que si tu mamá o tu agente te vieran sosteniendo ésta Strat,
retirarían la estúpida promesa que te obligaron a hacer. Te dejarán romper la
promesa y…
―No. ¡Basta! ―Nombrar a su madre y a Martin le dio la nota de realidad que él
necesitaba.
Aflojó su agarre, para voltear la guitarra una vez más.
―Quizás tienes razón acerca de lo mucho que quiero esta cosa vieja. Pero deja de
molestarme. No puedo tenerla.
―¿No puedes o no quieres?
―Ambas. ¡Vere! Maldita sea. ¡Sólo retrocede! Tú no lo entiendes.
Vere se estremeció.
Se sintió realmente mal, porque pensó que ella podría llorar o algo. Con una voz
más suave, dijo:
―Estoy aquí en Colorado, para obtener claridad. Para vivir una vida diferente.
Para pensar en las cosas. Demonios, no lo sé, en realidad. Pero lo que sí sé, es que se
supone que estoy escondiéndome y haciendo exactamente lo que mi mamá y mi
agente me enviaron aquí a hacer. Tengo que convertirme en otra persona por un
tiempo. Por dentro y por fuera, justo como me ayudas a ser. Y creo que podría
gustarme.
―Sí, pero…
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Negó con la cabeza, deteniéndola.
―Me preocupa que haya una posibilidad de perder a quién estoy intentado ser si
comienzo a tocar la guitarra. Cualquier guitarra.
―Bueno, a mí me preocupa que te pierdas a ti mismo si no lo haces.
―Mi decisión pesa, Vere. Apeguémonos al plan. Dustin McHugh no sabe tocar la
guitarra. ¿De acuerdo? ―Colgó la Strat en el gancho de nuevo, tratando de que no
le importara que su tono le hubiera sacado a ella la luz de sus ojos.
Ella negó con la cabeza, claramente aún en desacuerdo.
Él la miró.
Temiendo que comenzara de nuevo, agregó:
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―Ni. Una. Nota.
Temas incómodos: A++
Traducido por PaulaMayfair, Jhos y SOS por Izzy y kensha
Corregido por QueenDelC
―¿N
adie más quiere bajar con Nan y conmigo? ―El papá de Vere
salió al porche seguido por Nan. Sus apretados, grises y
blancos rizos de siempre estaban ligeramente revueltos. Lucía
años más joven sin sus gafas puestas.
Vere la saludó con una sonrisa, mientras trataba de sofocar un largo bostezo.
―¿Alguien? ―Su papá intentó otra vez.
Nadie respondió.
Vere se había tumbado al lado de Charlie y Dustin en una de las seis sillas
Adirondack22 en la doble fachada del mirador del porche acristalado 23. Era el lugar
favorito de reunión en la cabaña en las mañanas de todos. Esta mañana no fue la
excepción.
―No puedo creer que tenemos que cerrar este lugar en dos semanas. ¿Cómo pudo
el Día del Trabajador pasársenos tan rápido? Es tan triste. ―Vere se sentó.
―Lo que es triste es que las Escuelas Públicas de Colorado nos hacen empezar a la
mitad de Agosto. Eso es lo que es triste ―murmuró Charlie.
Adirondack: Es una sencilla silla de madera rústica para el uso al aire libre.
En inglés original, “sun porch” es una estructura generalmente construida sobre la ladera de una
casa que permite disfrutar de los alrededores del paisaje mientras se está al abrigo de las
inclemencias del tiempo como la lluvia y el viento.
22
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23
―¿Qué ocurre con ustedes tres? ―Nan miró las siluetas echadas de Charlie y
Dustin.
Dustin se quitó sus gafas y las colocó en su bolsillo mientras frotó sus ojos y gimió.
―La Sra. Roth nos forzó a comer segundas porciones de quiche de tocino24 y
muffins de fresas. Ya no estoy digiriendo, he muerto.
―Ah. Bueno. Eso lo explica. Tu madre nos acaba de atacar con las últimas tostadas
francesas de camino hasta aquí. Por lo que veo de ustedes tres, pienso que deben
tomar una caminata más antes de que se vayan.
―Buena idea. ¿Quién se apunta? ―Vere luchó fuera de su asiento y se levantó.
―Yo voy. Necesito ver si puedo conseguir que mis piernas trabajen. Nada
extremo. Por favor. ―Dustin arrastró su alto y desgarbado cuerpo hacia delante y
miró a sus pies, como si no pudiera moverse otro centímetro.
―Espera. ―Tía Nan caminó frente a Dustin―. Tengo algo para ti. De tu mamá
―Le entregó una carta. Dustin la tomó y miró a su tía, su ceja levantada en señal
de pregunta.
―Es una carta.
―Eso es obvio, Tía Nan. ¿De quién? ―Dustin parpadeó.
―Tu mamá.
Dustin rápidamente la devolvió. ―Quédatela. No voy a ser manipulado desde
lejos. No estoy interesado. ¿Puedes enviarla de vuelta?
Todos parecían ser incapaces de despegar sus ojos del sobre en las manos de Nan.
Su papá tosió, vagando hacia la ventana, pretendiendo admirar la vista.
Quiche de tocino: Tipo de tarta salada derivada de la cocina francesa. Se elabora principalmente
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con una preparación de huevos batidos y crema de leche fresca y espesa (denominada migaine),
mezclada con verduras cortadas, y/o productos cárnicos (tocino, jamón en tacos), con la que se
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rellena un molde de masa quebrada (hojaldre).
―La pondré en tu escritorio. ¿Está bien? Prometí asegurarme de que la tuvieras en
cuando llegaras aquí, pero me olvidé. Entrega completada. Oficialmente, y en
presencia de testigos. ―Nan suspiró cuando Dustin parecía tomar mucho tiempo
para encontrarse con su mirada―. ¿Está bien?
―Lo que sea. Bien. Si hablas con ella, dile que no voy a abrirla. ―Dustin echó una
mirada a su tía y luego desvió la vista, pero no antes de que Vere notara un
centelleo de dolor en sus ojos.
Su papá tosió otra vez.
Charlie parecía haberse vuelto a dormir, pero no engañó a Vere. Su hermano
evitaba toda dificultad fingiendo dormir.
Vere tenía que decir algo antes de que su padre volviera a toser.
―Caminata. Vamos, entonces. Pero tú escoges la ruta, Dustin. No quiero lastimarte
esta vez.
Dustin estiró una pierna hacia adelante y se encogió, causando que Vere se riera.
―Dos días más tarde, y aún es divertido ―bromeó, pero él no respondió. Sus ojos
estaban fijos en Nan mientras regresaba hacia la parte principal de la cabaña.
Charlie se puso de pie y se estiró.
―Voy contigo, papá. Este es más del tiempo de calidad en familia que puedo
soportar. Vere, Dustin, ha sido… raro. ―Guiñó un ojo, pero Vere podía decir que
aún estaba incómodo con ella saliendo sola con Dustin.
―Extraño, pero divertido ―añadió Charlie―. Papá, dame un segundo para
agarrar mis cosas.
Dustin agarro una de las mochilas que el Sr. Roth había amontonado en el porche y
se dirigió al auto para ayudarle a cargar.
―Sr. Roth, ya le dije esto a su esposa, pero… gracias por todo lo de este fin de
semana. El lugar, la comida, el retenedor. Toda su ayuda fue increíble.
―Eso me recuerda, hijo. Pásate después en la noche y acomodaremos
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correctamente esa cosa. Lo recogeré en la oficina de camino a casa.
Vere los siguió con su hielera, sonriendo todo el camino a espaldas de Dustin.
El chico es realmente lindo. Y servicial.
Lado oscuro. Estoy tan segura.
Hoy llevaba hacia atrás la gorra de camionero de poliéster verde. Como si supiera
que lo estaba mirando, se volvió y le dirigió una sonrisa presumida. Sus ojos en el
sol, un salvaje destello de luz azul fue en su dirección.
¿Cuándo esas cosas pararán de sacar el aire fuera de mis pulmones?
Negó con su cabeza, mirándolo caminar hacia ella. Tendría que recordarle que no
usara la gorra de esa manera porque mostraba demasiado de su frente
perfectamente rectangular.
Y, por supuesto, “otro” recordatorio de mantener sus gafas puestas. Si traía el
asunto ahora, le acusaría de “admirarlo” otra vez así que en lugar de eso dijo:
―¿Cómo puedes no estar muriendo del calor con esas mangas largar? Eres tan
terco.
―¿Terco como tú, quizás? ―Hizo una mueca―. ¿Podrías, por favor, dejar de
criticar mis increíbles camisas? Amo estas cosas.
Frunció el ceño en la evidente línea de sudor que se había formado en su frente.
―Nunca te entenderé.
―No deberías intentarlo. ―Le dirigió una mirada mientras su padre amontonaba
las mochilas en la cajuela, llenándola hasta el borde.
Vere frunció el ceño y arrastró la hielera hacia el lado del auto.
Su papá estaba haciendo la voz de “hombre-a-hombre”.
―Ha sido un placer llegar a conocerte, hijo. Espero que regreses el próximo fin de
semana para el primer plano. ―Su padre asintió hacia Vere―. No se tarden
demasiado. Asegúrense de que el lugar esté cerrado si mamá y Nan se han ido
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cuando regresen de su caminata.
―Está bien. ―Vere aventó la hielera en el asiento trasero―. Llevaré a Dustin
alrededor del sendero del lago. Ya podemos irnos. ―Sacó la cabeza del auto y
cerró la puerta―. ¿Qué dices, “BGF”?
Dustin miro a su alrededor.
―¿Sin suministros? ¿No necesitamos botellas de agua o protector solar? ¿Una
mochila llena de comida? ¿Qué tal algunas pistolas enormes en caso de que nos
encontremos con alguna clase de vida salvaje? ―Lucía más que un poco nervioso.
Su fobia a la naturaleza era tan adorable.
Dustin y su papá rodearon de regreso y recogieron las últimas bolsas. Alejó su
mirada mientras se acercaba de nuevo.
¿Estoy engañando a Curtis porque realmente me gusta la forma en la que Dustin McHugh
flexiona su espalda cuando recoge cosas pesadas?
―¿Qué? ¿Pasa algo malo?
Todo su rostro se llenó de un hormigueo a medida que él se acercaba.
―No. Es solo que creo que después de todo este increíble progreso, estoy teniendo
una recaída total. Me siento un tanto tímida al ir de excursión contigo a solas.
―¡Volvemos a los ingeniosos comentarios sarcásticos! Puedes hacer esto. Ayer me
llevaste a la ciudad “tú sola”, y tuvimos una discusión y todo.
Lo siguió por detrás mientras acomodaba las últimas mochilas junto al auto.
―Sí, bueno. Discutir es fácil y hoy apenas y te estoy odiando.
―Puedo arreglar eso haciéndote enojar. ¿Ayudaría? ―Se echó a reír.
Ella asintió, mirando a su barbilla. De cerca tenía esta linda barba rubia apenas
saliendo. Al contrario total del oscuro vello de Curtis, pero igualmente atractivo. Y
algo que tendrían que arreglar. Chicos con barba rubia no tenían cabello oscuro.
Suerte que sus cejas y pestañas fueran insólitamente oscuras. Era la manera de la
naturaleza de hacer que sus ojos resaltaran en su rostro para que los ojos de otros
chicos parecieran aburridos, por supuesto.
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Tragó saliva.
¿De qué estábamos hablando…?
¿Acaso su mente acababa de quedar en blanco a causa de la barba del chico más
músculos de espalda más el pensar en oscuras pestañas?
Vere Roth, curando las inestabilidades de ansiedad. Día tres: FY sólo MÍRENLO. Lo que sea. Dejen que el rubor ataque con toda su fuerza.
No puede ser evitado. No estoy muerta, ¿verdad?
Esperaba que no lo notara, pero ¿cómo no podría? Ya estaba en el nivel donde le
hormiguea el cráneo. Las orejas ardiendo.
Debe verse como una idiota.
Dustin tocó sus mejillas, como para tomarle el pelo un poco.
Ugh. Se dio cuenta.
Él le dirigió una mirada extraña y meneó la cabeza y sonrió.
―Regresa al mundo, pequeña chica gnomo. ¿Qué hay con nuestros suministros
para la caminata? Sr. Roth, ¿tiene algún protector solar con usted?
El papá de Vere rió entre dientes, sin advertir el ataque de rubor de Vere.
―No necesitarás ninguno si sólo van a caminar por el sendereo del lago. Está lleno
de sombra y es corto.
Molesta consigo misma y con él por llamarla chica gnomo otra vez, agarró el brazo
de Dustin y lo jaló para mantenerlo a su paso.
―¡Adiós, papá! Vamos. El sendero del lago comienza poco más allá.
―¿Tan cerca?
―Si hubieras ido a nadar “una vez”, gallina de ciudad, lo sabrías. Es sólo un
kilómetro y medio alrededor de la orilla del lago y es plano como un hotcake.
Él tuvo que agacharse bajo las ramas.
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―Espero que todo el recorrido no sea así. No soy un “hobbit” como tú.
―Ja. Ja. Se ensancha en el lago. Ya casi estamos allí.
―Lo que sea.
―Oye. ¿Estamos peleando otra vez? ―Ella se detuvo y él volteó para enfrentarla.
―Pensé que querías que te hiciera discutir. ―Se quitó la gorra y pasó su mano a
través de su abundante cabello―. No me estoy dando a entender. Me siento
totalmente apagado. Estresado de nuevo. Pienso que no quiero volver a casa de la
Tía Nan. Hace que la idea de la escuela, este disfraz, parezcan muy reales.
Vere dirigió una mirada hacia su rostro.
―¿O, tal vez no quieres enfrentar la carta?
Él suspiró.
―Esa cosa es tan del estilo de mi mamá. Manejar nuestra relación, o la falta de ella,
con algunas palabras desconectadas. Sé que esperar en ese sobre. No tengo
intención de leerla. Estoy seguro de que son líneas y líneas de su sentimiento
sumergido de culpa, una triste historia de mierda. Tengo mucho más miedo de ir a
tu homogeneizada escuela preparatoria mañana que de esa carta.
―También es tu escuela. No te abandonaremos cuando suenen las campanas.
―Espero que no.
Él estaba tratando de fanfarronear, pero ella sabía que debía estar volviéndose
loco. Después del viaje de ayer a la ciudad, no le gustaría cambiar de lugar con él.
Caminaron a través de los árboles y giraron hacia el muelle de madera. La
superficie del pequeño lago brillaba con suavidad en la luz de la mañana.
Reflejaba los brillantes árboles de álamo amarillos, montañas, nubes y altos pinos
en la distancia.
―Vaya. Este lugar es una postal viva.
―La roca plana cerca del muelle es mi lugar favorito para dormir una siesta.
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―¿Dónde?
―Bueno, en realidad está detrás de ese enorme arbusto. Alcanzas a ver su borde.
―Vere señaló la punta de una roca de granito, muy bien escondida a lo lejos al
lado del muelle―. El muelle es donde vamos a zambullirnos.
―Oh no. No hay un "nosotros". Nunca.
Ella frunció el ceño. ―Hay un buen pedazo profundo del lado izquierdo. La
próxima vez que vengamos “vas” a nadar.
―¿Ves? Testaruda. Dustin McHugh no nada.
―Enfocada y determinada. ―Vere sonrió, burlándose de él―. “Mi” Dustin
McHugh sí nada.
Él negó con la cabeza. ―Molesta y enfocada en una sola cosa.
―Charlie siempre dice que mi incapacidad para perder el enfoque es lo que me
pone toda asustada, sobre todo en cuanto a Curtis Wishford se refiere.
―¿Por qué?
―Dice que tengo a Curtis en una especie de pedestal, que sólo es un chico, como
cualquier otro. Trato de verlo así, pero no puedo. Está demasiado agrandado en mi
propia mente. ¿Tú qué piensas?
Dustin miró al cielo y pensó durante un largo momento.
―No te he visto con este pedazo de perfección masculina, ni lo he conocido, pero
tu hermano podría estar en lo cierto sobre el origen de tu comportamiento.
Habían llegado al muelle y Dustin subió a él con un gemido. Se inclinó y frotó su
pantorrilla.
―¿Te importa si sólo nos sentamos y ponemos los pies en el agua en lugar de
caminar?
―Me encantaría. Desearía tener mi traje de baño. ―Vere se sentó y se quitó los
zapatos y calcetines. Dustin hizo lo mismo.
Ella puso los pies en el agua, pero Dustin mantuvo los suyos justo por encima de la
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superficie. La miró y frunció el ceño.
―Uh. ¿Qué estás haciendo? ―preguntó ella, sintiendo su corazón burbujear de
risa.
―Si un sólo pez mordisquea mis pies voy a perder toda la testosterona y gritaré
como una niña pequeña justo delante tuyo. No lo harán, ¿cierto?
―¡No! ―sonrió.
Sostuvo sus pies aún más arriba.
―Y juras que no hay tortugas mordedoras aquí. ¿Ni una sola rana? Me aterrorizan
todos los anfibios.
Vere se rió abiertamente, se inclinó hacia adelante y empujó una de sus rodillas y
luego la otra hasta que sus pies estaban en el agua.
―Vamos, relájate. Te mantendré a salvo. Soy una experta domadora de peces,
¿sabes?
―¿Por qué siento como si no pudiera hacer nada en Colorado sin tu ayuda? ―La
miró directo a los ojos, y Vere sintió sus mejillas sonrojarse con toda su fuerza.
―Uh. ¿Porque no puedes? ―Se encogió de hombros―. Podría mudarme a Los
Angeles y pretender ser una estrella de rock con muchos menos ataques de histeria
de los que tú tienes aquí fingiendo ser normal.
―Eso crees. Te tendría llorando en tu primera barra de sushi. Lidio con pescado
“crudo” y wasabi. No durarías ni un día como una estrella de rock. Me gustaría
verte caminar a través de un club nocturno. Manejar Ibiza, o multitudes en Times
Square en la víspera de Año Nuevo, para el caso.
―Está bien. Tú ganas. No sé ni qué tipo de comida es Ibiza.
Él sonrió.
―Es una isla. Frente a la costa de España, donde la gente festeja, y festeja, y
después festeja un poco más. Nuestra banda ha ido a tocar allí los dos últimos
veranos. En España, los restaurantes no abren hasta las 9 de la noche y los clubes
nocturnos no se llenan hasta después de la medianoche. Mucho después de tu hora
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de dormir.
Vere miró sus dedos moverse en el agua.
―Aún te hace parecer inútil para mí.
Él se había relajado y se apoyó en sus brazos. Los ojos de Vere se clavaron en
donde su camisa se había estirado sobre su torso.
Santa madre de todo lo precioso.
Supera los atractivos. Supera los atractivos.
Es un abdomen de acero galardonado ¿Y QUÉ? Supéralo.
Sólo es tu amigo. Tu Dustin McHugh.
Piensa en Curtis.
―El agua es más caliente de lo que pensé que sería. No está mal ―dijo probando
sus pies. Haciendo olas pequeñas.
Cuando no respondió, la miró y ella se dio cuenta de que todavía estaba mirándolo
fijamente… a su abdomen, a sus brazos. A su todo.
Piensa en Curtis. Curtis... Curtis...
―¿Teniendo un momento difícil de nuevo? Vamos Vere, solo soy yo.
Ella asintió.
―Cierto. Lo sé. Sólo que de repente te ves diferente. Como... más descansado y la
comida de mamá debe haberte servido de algo. Y no estás usando el disfraz. Sólo
con el sombrero verde y la camisa a cuadros, bueno, te ves completamente…
―Tranquila, chica. Guárdalo para Curtis, ¿podrías? Ya lo he oído antes. Sé que soy
bonito. ¿Recuerdas? Ya me lo dijiste.
Ella frunció el ceño, molesta de sentir de nuevo como si él pudiera leer su mente.
―Por favor. Iba a decir que de un aspecto normal, eso es todo.
Él se echó a reír, el sol capturando cómo la sonrisa iluminaba sus brillantes ojos.
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―Normal, eh. Lo que sea que eso signifique.
Curtis... Curtis... Curtis...
Ella continuó:
―Por supuesto. Y sabes que no me podía importar menos tu “hermosura”
―mintió, apartando su mirada del pulso que latía en la base de su cuello.
Él hizo una mueca.
─Lo has dejado bastante claro. Así que dime, entonces. Si el “aspecto” es la última
cosa que notas en un chico, entonces, ¿cuál es la primera?
Vere también se apoyó en sus brazos, fingiendo estudiar el agua. Dejó que sus pies
chapotearan frente de ella, obligando a su voz a permanecer calmada.
―Noto que sea lindo. Agradable.
―Dios. Puaj. ―Se estremeció―. Así que el tal Curtis Wishford... ¿es una especie de
persona extraordinariamente dulce, abre puertas, palea nieve, bueno, “agradable”?
Ella sonrió, pensando en Curtis había hecho que su estómago diera vueltas.
―No estoy segura de si es agradable… no a ese nivel. Siempre ha sido lindo
conmigo. Creo que es agradable, y quiero que sea agradable. Lleno de cosas
agradables. ¿Eso cuenta?
Dustin resopló y quitó el peso de sus brazos para reposar plano sobre su espalda.
Cruzó las manos detrás de su cabeza y cerró los ojos.
―Chicas. Todas son iguales. Sólo quieren imaginar que alguien es algo, sin
siquiera conocerlo primero.
―¿Qué quieres decir con eso? ―Vere se sintió desairada.
Él se encogió de hombros.
Vere lo presionó a que continuara.
―Vamos. Dame la información de chico. Probablemente has tenido un montón de
experiencia. ¿Te metías… te metes… con groupies y así?
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Él se dio la vuelta y le dirigió una mirada cautelosa.
―La tengo. Sí.
Ella sintió que sus ojos se abrieron como platos.
―¿Las groupies realmente hacen lo que dicen que hacen las groupies?
―Sí, y más.
―Vaya. ¿Alguna vez has tenido una novia?
―Nop.
―¡Qué! ¿Cómo puede ser posible? Eres definitivamente material perfecto para
novio. Creo que estás lleno de... ―Apartó la mirada de los músculos de su
abdomen por tercera vez y contempló su rostro perfectamente esculpido―. Lleno
de… cosas agradables, entre otras cosas.
―Ten cuidado. Mi ego, ¿recuerdas? Prefiero la imagen de chico malo y reservado
en la que he trabajado tan duro para conseguir.
Se rieron juntos.
Después de una larga pausa, él añadió:
―Ni siquiera has tenido un novio. Y creo que eres definitivamente material
perfecto para novia, sin embargo, estás soltera. ―Abrió los ojos y la miró
solemnemente―. Posiblemente quizá tienes demasiado de la cosa esa de ser una
linda persona. Podría ser por eso. Los asusta.
Ella no se ruborizó, porque obviamente el chico estaba mintiendo.
―Oh, cállate. ¡Sí, cómo no! Nunca me han preguntado mi número. Aunque una
vez, este increíble chico guapísimo me pidió el número de Jenna. Eso fue divertido.
―Criminal. ―Dustin suspiró y miró hacia el cielo―. Parece imposible. Una chica
como tú debería estar llena de citas.
El corazón de Vere dio un pequeño extraño vuelco.
―Ugh. Volvamos a ti. Dime por qué nunca has tenido una novia. Es lo justo. Sabes
todo sobre mis citas y situaciones sociales desastrosas. ¿Por qué nunca has tenido
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una novia real?
―Nunca he pensado en el “por qué”.
―Piénsalo ahora. ¿Cuál fue el problema con todas esas chicas? ¿No eran bonitas, o
lindas, o… qué?
―El problema no fue por el sexo. Nunca es eso. ―Sonrió, maliciosamente.
Vere sintió que todo su rostro enrojecía. Pero incluso un muñeco de nieve se habría
sonrojado y fundido instantáneamente con la mirada que tenía en los ojos. No hizo
caso de su fanfarronería.
―Si estás tratando de hacerme sonrojar y cambiar de tema, no voy a hacerlo.
Adelante. Estábamos en el tema de tú acostándote con chicas y "por qué".
―Maldita sea. Bien. Hmmm. ―Soltó un largo suspiro―. No puedo negar que toda
la atención de las chicas no fuera increíble al principio. Y fue bueno para mi
educación, para decir lo menos. ―Le dirigió una sonrisa divertida y luego miró de
nuevo hacia el cielo―. A un chico le gusta saber que lo tiene todo junto y
funcionando con suficiente exceso. Además del talento para complacer, si sabes a
lo que me refiero. ―Terminó con un guiño.
Vere se rió de eso.
―Ja. Estoy segura. ―Se las arregló para contenerse a pesar de que estaba
muriendo por dentro.
Le dio una pequeña risa autocrítica como para que pensara que ella se burlaba de
él.
―¿Qué? Tengo habilidades. ¿Qué con eso?
―Dios. Estás tan lleno de ti mismo. ¿Alguien realmente te dijo eso?
―Tranquila. Tú preguntaste. Y voy a hacerte saber, mis habilidades han sido
felicitadas más de una vez.
―Uh. ¿Guácala? ―Se rió de nuevo y le golpeó el hombro―. ¡No lo hace menos
divertido!
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―La asistente de mi padrastro dijo la mayoría, y eso fue hace un par de años atrás.
―Vaya. ¿En serio? ¿Cuándo tenías 15 años?
Él asintió.
―¿Estás tratando de escandalizarme o simplemente asustarme?
―¿Las dos? Si vamos a ser amigos al menos debes saber que no estaba bromeando
acerca de las cosas oscuras.
Vere rió pero se había vuelto un tanto incómodo. Una vez más, tenía la sensación
de que él pensaba que iba a burlarse de él.
―Lo que sea. Esa asistente estaba en el lado oscuro. ¡No tú! ¿No debería estar en la
cárcel?
―No, ella tenía diecisiete años en ese momento. Cumplió los dieciocho años, me
dejó y se fue con mi padrastro. Mamá le paga para que no se contacte conmigo. No
es que yo quiera que lo haga. La asistente es cosa del pasado.
―Por Dios... y ¡guau! ―Quería aligerar el estado de ánimo, así que utilizó una voz
más suave para que no se diera cuenta lo turbada que estaba por su historia. Esto,
además de todas las otras cosas que le había dicho, era demasiado―. ¿Cómo podía
esa asistente saber tanto y ser tan joven?
Dustin le dirigió una mirada irónica, notando su tono de broma.
―No tengo idea. Mírate. Dieciséis y sólo te has besado con una almohada. ¿No es
esa tu reivindicación a la fama?
―Oye. Está bien, ya va. Eso me dolió, y también a mi almohada.
Sonrió tan ampliamente que casi la cegó, luego se mordió el labio inferior como si
estuviera reprimiendo una risa.
―Como sea. ―Tuvo que apartar la mirada. Su sonrisa había provocado una clase
de dolor en su pecho. De pronto comprendió que él era un experto en ocultar su
dolor detrás de una enorme máscara.
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―Todos sabemos que estoy atrás. Muy atrás ―añadió, ocultando su propio dolor.
La miró y contempló con una expresión solemne. Como si supiera que las cosas se
estaban tornando demasiado tristes y serias, le dirigió una sonrisa de suficiencia.
―Siéntete libre de hacerme saber si alguna vez necesitas un mejor amigo o
consejos en ese tema. ¿Tal vez estás haciendo algunas cosas mal con tu almohada?
―Le dio otra mirada desafiante y un meneo cejas cómico―. El instructor Dustin
está aquí para servir.
―¡Por favor! Hice muy feliz a esa almohada. Y no vas a creer la cantidad de
plumas que puso en mi oído. Aún lo hace, y no la he besado en más de un año. No
eres el único con mega-habilidades ―bromeó, sorprendida de ni siquiera sentirse
avergonzada por esta conversación.
Mejor, ¡ni se había ruborizado cuando le guiñó un ojo!
La cura había vuelto.
Su corazón se elevó con el conocimiento de que ella confiaba en que él no fuera allí.
―Curtis te patearía el trasero si te escuchara.
―Ya veremos. Llámame después de que él te invite a salir, y pondré una fecha
para la pelea. El chico debería patear el trasero de tu almohada, en cualquier caso.
No el mío. No soy una amenaza. Le deseo suerte.
―Como sea para ti también. Espero que tu siguiente groupie sea "LINDA". Lo que
lleva la conversación de vuelta a ti. ―Sonrió.
Él gimió.
―No. ¿No podemos parar? ¿No ha sido suficiente práctica todavía?
―Nop. Cuéntame un poco sobre lo que piensas de las “chicas”. En términos
generales, digo. Si de verdad eres mi instructor, entonces sigue hablando. Necesito
esta visión masculina. Dijiste que podía preguntarte cualquier cosa.
Dustin rodó sobre su lado y la miró.
Tenía la extraña sensación de que estaba mirando a sus labios.
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―Dios. No de este tema ―dijo.
―Sí ―exigió ella―. Por favor. Necesito saber lo que pasa en la cabeza de los chicos
para que pueda cambiar. Charlie casi no me dice nada, ya sabes.
Él negó con la cabeza.
―¿Por qué crees que necesitas cambiar? Eres estupenda así y...
Su pétrea, decidida, mirada tuvo que haberle detenido porque él negó con la
cabeza de nuevo y suspiró mientras se recostaba de nuevo desviando la mirada.
―Bien. Tengo algunas ideas acerca de ti y Curtis… y lo que no está funcionando.
Ella se quedó sin aliento.
―¿En serio? Empieza... habla... ¿¡qué!?
―¿Sabes lo que dijo Charlie? ¿Acerca de ti poniendo a Curtis en un pedestal, y
cómo no deberías hacerlo? Hay mucho de eso.
El corazón de Vere voló. No podía creer lo genial que era esto. Estaba a treinta
centímetros de un chico, hablando sobre chicas, y novios, y besarse, y la vida. Y se
sentía normal.
Podía escuchar los pies de Dustin chapoteando en el agua en algún lugar cerca de
donde estaban los suyos, pero no quería correr el riesgo de mirarle. Su estómago
dio otro pequeño vuelco.
Él continuó:
―Sólo puedo hablar por mí, pero me he pasado una justa parte del tiempo en los
pedestales de las fans.
―Me lo imagino, pero... ¿no es genial ser admirado?
―No, y sí. Pero todo eso del pedestal, muerde. Las chicas, esas que me tienen en
ese pedestal, son todas iguales. Incluso se ven raras. Asustan. Son sus ojos en su
mayoría. Siento como si pudiera detectar este hambriento, vidrioso, emocionado
brillo cuando me miran. Me dan ganas de arrastrarme fuera de mi piel. Es el tipo
equivocado de emoción. Es muy extraño, pero harían todo lo que les pidiera hacer
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cuando son así. Es como un balde de agua fría.
―¿Por qué? Pensé que a todos los chicos les encantaba cuando las chicas eran
fáciles… o lo que sea.
―Me tomó mucho tiempo darse cuenta de eso. Lo extraño viene del hecho de que
las chicas no se encuentran conmigo, se encuentran con quién se “imaginan” que
soy, ¿sabes?
Vere asintió y cerró los ojos, disfrutando del sonido de su retumbante voz que
flotaba hacia ella.
―Sí. He hecho eso. Mirar fijamente posters de chicos, o personajes de películas e
imaginar totalmente como serian si estuvieran conmigo. Todo el mundo lo hace. Es
lo que los fans hacen.
―Sí, pero la adoración de los fans es imposible de cumplir. Nadie puede ser tan
perfecto. Así que si no tienes a este tipo Wishford en un pedestal, tal vez estás
haciendo ese extraño "comportamiento fan" con él. Si es así, puede hacer que sea
difícil que puedas tener una verdadera conversación con él y… por eso te pasmas.
Eso es lo que mis fans hacen. Simplemente gritan, lloran, y balbucean algo así
como “oooh-mi-Dios-te-amo-tanto” y actúan como locas cuando me conocen.
―Imposible. He conocido a Curtis desde siempre. Estoy segura de que no estoy
imaginando cómo es. Ya lo sé. Él es el chico perfecto para mí. ¿Eso es ponerlo en
un pedestal? ―Abrió los ojos y esperó su respuesta.
Dustin se encogió de hombros.
―Todas las niñas, con las que he logrado estar cerca de alguna forma, parecen
tener esa tonta idea de cuento de hadas. Todas se imaginan, universalmente, que
eran LA CHICA de la que me iba a enamorar, simplemente porque habíamos
llegado a intimar. Ellas actuaban como si fuera a empezar a llamarlas o a enviarles
correos electrónicos todos los días al llegar a casa después de ya sabes.... ¿Por qué
las chicas hacen eso?
―No sé. Debe ser algo preconcebido. Puedo confirmar que Jenna y yo somos
tontas soñadoras sobre las estrellas de cine. Es como si Leonardo DiCaprio fuera 25
años más joven, y me conociera… estoy segura de que caería enamorado de mí a
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230
primera vista.
―Eres una persona retorcida. ¡Leo es más viejo que tu papá!
―Pero no en la nueva versión de Romeo y Julieta. Ahí siempre será joven. Y me
ama. A MÍ ―bromeó, pero después se puso seria―. Lo siento. Adelante. Dime.
¿Cómo es entonces, desde tu punto de vista si la persona famosa no cae en
enamorada del fan adorador?
―Yo sólo puedo hablar por mí. Pero... después de un rato, toda la escena de las
chicas adorándome, me aburría. Sabía que no iba a enamorarme de ninguna de
ellas. Lo más que he pasado con una chica del backstage fue por unas pocas horas.
Nos encerramos en un armario de limpieza y ella tenía tanta energía que
nosotros...
―Está bien, entrenador. TMI25. No des los detalles. Siento haber preguntado.
Él se echó a reír.
―No quiero ser responsable de llevarte de una calificación G a una R.
Ella frunció el ceño ante el sarcasmo en su voz, y fue recompensada con su una
mirada juguetona de brillantes ojos azules.
―Oye. Soy por lo menos del tipo PG-13.
Se echó a reír de nuevo.
―La definición oficial de PG-13 incluye un lenguaje grosero, besos y no has
cruzado ninguno de esos límite. ¿Alguna vez has usado lenguaje soez? ―preguntó
con una severa, voz cómica.
―Sí. Por supuesto. Y sólo porque no he hecho “cosas” no significa que no sepa de
eso. Leo libros. Y veo MTV. Películas.
Levantó muy alto una ceja.
―Oh, no importa. Deja de tratar de cambiar el… el… “maldito” tema ―dijo en un
intento de demostrar que podía maldecir.
231
TMI: En inglés: “Too much information”, “demasiada información”.
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Sus mejillas se habían sonrojado para volverla un fraude total, y él se rió entre
dientes.
―Ugh. ―Se dio la vuelta por la frustración y él se rió más fuerte.
―Apuesto a que le diste alas a algunas de esas chicas. ―Ya intuía que él
probablemente no lo había hecho, pero quería cavar en él un poco por
avergonzarla.
―No. No lo hice. Me aseguré de que las chicas que estaban “dispuestas” también
fueran conscientes de que no las llamaría después. Lo deje muy claro.
―Ew. Eso es raro y espeluznante. Especialmente la parte donde las chicas todavía
seguían esperanzadas de que siguieras teniendo sexo con ellas después de que les
dijeras todo eso.
―Bueno, lo hicieron. Pero me sentí mal por ello, así que al igual que seis meses
antes yo...
Se detuvo, miró hacia otro lado y tomó una profunda respiración, que sonó casi
temblorosa antes de continuar: ―Seis meses antes de venir aquí, había dejado de
salir con chicas. Renuncié a ellas. Renuncié a tratar de tener una conexión con
alguien. Había trabajado muchas horas. Y las cosas con mi mamá... me cansé. Me
convertí en una especie de ermitaño.
Vere lo miró mientras reajustaba su chongo para poder descansar su cabeza sobre
el muelle.
―Todo este cuento de tu historia de citas, o la falta de tal como tú lo llamarías, me
hace regresar a esa idea que tengo de ti en la que eres de otro planeta.
―Lo soy. Comparado contigo, soy un hastiado, de negro corazón, oscuro, frío, hijo
de puta. Esa es la verdad. Me siento como un cierto tipo de expoliador de la
inocencia, incluso por pasar el rato contigo y contarte mis historias.
Ella le echó un vistazo y él la miraba como si creyera lo que acababa de decir.
―Oh, por favor. A menos que me vayas a decir que en secreto eres un vampiro y
tu pudiente, hermosa familia está escondiéndose en el bosque preguntándose el
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por qué no me has mordido, puedes dejar tu "soy un tipo malo" para alguien más.
No me estás engañando. Creo que solo tienes miedo, como yo. Como cualquiera, es
normal, “todos” tienen miedo. Simplemente no le diste oportunidad a ninguna de
esas chicas de ser tu novia.
―Escúchame bien, no es una fachada. Nunca fui a ninguna de esas citas en busca
de una novia. Sólo quería follar. Eso es todo. No quería, hoy no quiero, jamás,
quiero una novia.
Ella se sonrojó de nuevo.
―Pero, ¿por qué?
―Para mí, una novia es solo otra persona que quiere que actúe para ellas de
alguna manera. Al final de mis días, no creo que me quede alguna actuación.
Después del sexo, es un maldito problema mantener una conversación con alguna
de ellas.
―¿QUÉ? ―Vere se enderezó y puso sus piernas debajo de ella, entrecruzándose.
Lo miró. No se había movido―. ¡No estabas inspirado! ¿Me pregunto si todos los
chicos piensan eso?
Dustin se estiró y se sentó.
―No lo sé. Tal vez conozcas a chicos que vienen de un lugar más normal. Todo lo
que sé es que los novios se suponen que deben ser capaces de hacer felices a sus
novias por más de una hora. No tengo esa capacidad.
―Duh. ¡Y duuuuh! La tienes. Todo el mundo la tiene. ―Tenía la extraña urgencia
de golpearlo, así que se quitó el chingo y lo rehízo en su lugar normal para
mantener las manos ocupadas. No podía golpearlo así nada más, sin importar lo
estúpido que él sonara―. ¿Esto es lo que pasa por las cabezas de los chicos?
―despotricó.
¡Espera que tuviera a Charlie a solas para confirmar sus pensamientos sobre este
tema! ¡Espera a que le diga a Jenna!
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Lanzó sus brazos al aire, tratando de no gritar.
―Pero, pero… tener una novia, ser una pareja, y todo eso… se supone que no se
debe sentir como trabajo o como una imposición. Se supone que solo tiene que
pasar, fácil y natural. ¿No es así? ¿Porque lo hiciste sonar así?
Él frunció el ceño.
―¿Sonar cómo? Sólo estaba siendo honesto. “Maldición”, chica, tú me preguntaste.
Te dije lo que pude.
―Lo haces sonar vacío. Hueco. Terrible. Y tan… frío. Perdiste todo el romance.
Dustin sacudió su cabeza.
―Dios. “Romance”. Tenías que ir ahí. Romance son todas las perturbadas fantasías
de las chicas que involucran flores, y poesía, y pilas de mierda falsa. Yo, “los
chicos”, no sabemos cómo lidiar con todo eso. Cualquiera que lo hace “vaya” que
está fingiendo. Cualquier chica que cae por eso… Me dan pena, ¡porque son
víctimas de la publicidad!
―¿Qué? ¿Qué? ―espetó Vere―. Si hay flores y cosas lindas, es porque las parejas
se interesan el uno por el otro y quieren hacer cosas lindas para mostrar su amor
“al” otro. No es una obligación. Y sobre la poesía, ¡eres un compositor de
canciones! ¿Acaso las millones de canciones de amor en el planeta no son reales?
Maldición.
―GuardeRobe no tiene ninguna canción de amor. Pero no sabrías eso, ¿o sí?
Ella jadeó, y su corazón se retorció dolorosamente.
―¡Bueno, ahí lo tienes! Otra razón para que “no” me guste tu banda. Me siento
mal por ti. Es una completa pérdida de una banda si no cantan canciones de amor,
¡así que ahí lo tienes! ―disparó sus palabras de regreso a él―. Creo… si sólo has
tenido polvos, entonces te has perdido todas las cosas buenas y dulces. ¿Qué hay
con los besos de todos los días? ¿Y besarse en el sofá? ¿O sostenerse de la mano
donde ni siquiera se besan pero solamente están soñando despiertos los dos?
Él se sentó también.
―¿Es eso lo que tu almohada te enseñó? ¿O todo esto viene de tus libros y
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películas favoritas?
Vere lanzó enormes balas en sus estúpidos ojos azules.
―¿Qué hay sobre las mariposas en tu estómago? ¿Los chicos no tienen mariposas,
al menos? Vamos. Sé que esas son reales para mí porque las he sentido. Por favor,
di que son reales para los chicos.
Su mirada se unió a la de ella en una manera confusa, enmarañada y medio
molesto y él retiró la vista. Cuando no respondió, sólo miró al lago, sintió sus
mejillas ruborizarse.
Se preguntó si no había lastimado sus sentimientos.
―Yo… no debería haber gritado.
Su voz sonó ronca, sarcástica, y de alguna forma perdida cuando finalmente se
giró de regreso a ella.
―Puedo confirmar la existencia de mariposas en los chicos. Pero no es algo que
anuncio. ¿De acuerdo?
―Bueno… eso es algo ―dijo en voz baja, saliendo de ella toda la pelea.
Vere puso sus tenis junto a ella, incapaz de mantener sus pensamientos en orden
cuando un enorme ataque de rubor apareció. Trató de hablar a través de él.
―Vaya. Esta cosa del “BGF” es una revelación total. Quién lo diría. Bueno, no sé
nada sobre chicos, tienes razón. Y… supongo que lamento haber preguntado.
Aunque me alegra que me dieras un vistazo de la realidad. Tal vez soy como esas
chicas groupies. Demasiado atrapada en las versiones de cuentos de hadas del
amor.
―Vere… Yo…
No pudo detenerse a sí misma.
―No. Es bueno para mí escuchar esto. Necesito un amigo como tú. Mira,
mariposas son la única cosa que he sentido en cuanto a romance y chicos. Y en su
mayoría, tienes razón. Las he descubierto en libros y películas… y en el elenco de
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Teen Wolf. ―Le dirigió una tímida sonrisa―. No voy a mentir. Lo que estoy
tratando de decir es… que amo esas mariposas. Las busco sin cesar. Reales o no,
tengo para imaginar que me van a llevar a algo real. Y asombroso.
Vere podía sentir su rubor profundizarse pero no pudo detener su boca para dejar
de moverse.
―Tal vez creo en toda esta basura porque soy una idiota total. Una real. No como
tú, “pretendiendo” ser un idiota. No entenderías cómo se siente eso. He vivido tu
disfraz infernal cada día y es permanente.
―Vere, no eres una idiota. Ni siquiera cerca. Sólo eres tímida.
―Lo que sea. No estoy avergonzada de eso. Y ser tímida me pone de igual en la
categoría de nerd idiota y excluida. Si de verdad vamos a ser amigos las siguientes
semanas o meses, entonces necesitas “entender” esto sobre mí.
Él negó con la cabeza.
―No. No digas nada. Sólo me has visto y conocido aquí. Pero allí afuera, ¿de
regreso en el mundo real? Sé lo que soy, “mis atractivos”, al igual que tú. No tengo
un sombrero mágico y anteojos que sacar donde regreso a ser “fabulosa”. No
puedo detener la respiración de una habitación entera de personas sólo con el color
de mis ojos. Soy yo quien se desmayó y avergonzó a sí misma porque vi el color de
sus ojos. ¿Me entiendes?
―¿Entonces por qué eso te hace sonar tan molesta? ¿Estás molesta conmigo por
cómo me veo? ¿Por tratar de ser totalmente honesto desde mi corazón?
Ella se encogió de hombros.
―No. Por supuesto que no. Solo estoy molesta porque pensé que estaba esperando
por algún chico que creyera en el romance. Si alguna vez lo encuentro, bueno,
entonces… le va a llevar un largo tiempo conseguir que salga de ese desmayo
antes de que pueda incluso encontrar mis labios para plantar un primer beso en
ellos.
―Vere… no quise decir…
―No. Déjame terminar. ¿Y si espero, y creo que he encontrado a ese chico, y él
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resulta pensar exactamente como “tú” en el fondo? Y si ese chico solo quiere
dormir conmigo y “pretende” ser feliz por darme rosas. ¡¡¿Y hace toda esa mierda
de romance con ese objetivo en particular y no por… por amor y mariposas?!!
Entonces he estado esperando todo este tiempo, ¿y para qué? Tal vez… yo…
―De acuerdo. Voy a detenerte allí, antes de que quemes un fusible.
Su voz baja la aterrizo.
Toma una respiración profunda, aliviada de que interrumpiera su charla
interminable.
También había hecho eso ayer.
Era como si él comprendiera que ella no podía detenerse cuando se ponía así, y de
alguna manera sabía exactamente cómo ayudar.
Ella parpadeó en su dirección y trató de repasar lo que acababa de decir frente a él.
Con suerte nada demasiado humillante se le habría escapado. Le dirigió una
sonrisa de disculpa y muy agradecida. Tenía que admitir que era lindo tener un
amigo que no la juzgar por explotar así.
―Gracias. Lo perdí.
―Sí. Pero en parte es mi culpa. Inundé tu cerebro con mi vida loca, y te puse así.
―Sonrió de regreso y amablemente sin señalar a su todavía flameante rostro.
―¿Lo hiciste? Bueno, entonces sí, todo es tu culpa, fastidioso idiota rompedor de
burbujas de romance.
Él movió un pequeño mechón de pelo fuera de sus ojos.
―No sé qué es real cuando se trata de amor y romance. Nunca tuve ninguno, ¿de
acuerdo? Pero sé que no reconocería las cosas dulces de la que hablas incluso si es
un autobús atropellándome. Mi exposición está demasiado sesgada. Estoy
permanentemente roto en esa área.
Dustin sacó sus pies fuera del agua. Se hizo hacia atrás y extendió sus piernas para
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secarlas al sol.
―Tu… no probada versión de lo que debería ser salir con alguien suena mucho
mejor a lo que he estado haciendo. Mi consejo de “BGF” para ti es seguir adelante
y creer. Estoy seguro que estoy equivocado.
―Por el bien de todo el universo, espero que así sea, “Sr. Vader”.
Él sonrió, y le dirigió una mirada de reojo.
―Estoy feliz de que finalmente me creas. Después de esto, creo que hemos pasado
las formalidades. Por favor, llámame Darth.
Ni siquiera pudo reír porque su expresión parecía demasiado triste.
Sintió una absoluta pena por el chico sentado junto a ella. Parecía tan solitario. Le
acaba de decir demasiado sobre sí mismo, que se sentía como si lo conociera desde
hacer mucho tiempo.
―Tus pies están todos arrugados —le dijo a él.
—Los tuyos también. Son tan pequeños comparados a los míos. ―Su voz se había
vuelto silenciosa.
Vere volvió la mirada a su rostro de nuevo. Se inclinó de lado y golpeó su brazo
con el hombro.
―Mira. Si no tengo tiempo para decirlo antes de mañana, solo quiero que sepas
que este fin de semana y todo el tiempo que has puesto en… hablarme y ayudarme
con… mi asunto… significa mucho.
Él rió, mientras se ponía los calcetines y zapatos.
―Vere. Ha sido un placer. En serio. Eres quien merece recibir las gracias, por
ayudarme a vestirme y ocultarme. En verdad eres una persona asombrosa… para
ser una idiota.
Él se puso de pie y cuando ella terminó con sus zapatos, la ayudó a ponerse de pie.
―También eres genial ―dijo ella―. A pesar de la parte donde probablemente
deberías mantenerte con un terapeuta por siempre ―agregó, arrojándole una
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ligera sonrisa para que supiera que estaba bromeando.
―Oh, lo haré. ―Sonrió.
Estaba tan llena con esta extraña gratitud hacia él que cuando se giró para verla de
frente ella sólo necesitaba abrazarlo.
Así que lo hizo.
―Uff. ―Dustin titubeó―. Gracias. Creo.
La sensación de los cálidos rayos de sol que habían calentado su playera, mezclada
con su olor a jabón fresco la envolvió. Su pecho era tan sólido. Podía sentir su
corazón latiendo cerca de su oído.
Él la abrazó de regreso por un segundo… o, ¿fueron muchos segundos?
Escuchó cientos de ligeros latidos acelerados dentro de su pecho antes de que él la
alejara.
Debieron haber sido muchos segundos.
TORPE. Con suerte no lo notó.
Ugh. ¿Qué era lo que iba a notar? Era solo un abrazo. Eso es todo.
Mortificada, evitó su mirada por completo y caminó adelante para que no pudiera
ver sus flameantes mejillas. Mientras saltaba fuera del muelle eligió una voz frívola
y segura en caso que él notara que algo estaba raro.
Porque nada está raro. Nada.
―Vamos, mi Dustin McHugh, vamos a casa.
―¿Puedes hacerme un favor? ―preguntó desde atrás.
―Claro.
―Deja de llamarme “mi” Dustin McHugh. Es sólo que… es una distracción.
―¿Lo es? Claro. Seguro. Lo siento. ―Se detuvo y se giró para mirarlo con el ceño
fruncido, sintiéndose triste por su petición. Y luego en verdad lo miró. Su gorra
estaba mal acomodada y su malamente cortado cabello se había convertido en
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ondas espesas, oscuras y curveadas.
De alguna manera, eso lo hacía parecer incluso más guapo que la primera vez que
lo había visto con su corte de cabello de salón elegante. Su perfecta mandíbula era
más pronunciada gracias a un leve bronceado y al hecho de que sus labios estaban
todos serios y fruncidos.
Cuando el avanzó sin problemas por el camino, menos su practicada forma de
caminar como idiota, su Dustin McHugh lucía ligeramente como una pantera de
ojos azules.
Si las panteras tuvieran ojos azules… y… demás.
Todavía puedo llamarlo “mio” dentro de mi cabeza.
Porque él es algo así como… mío…
―¿Puedes hacerme un favor a cambio? ―Su voz se quebró. Tenía que mirar hacia
arriba para encontrar su mirada, mientras él cerraba la distancia entre ellos.
Se detuvo frente a ella y rápidamente puso sus brazos detrás de su espalda. Tal vez
estaba asustado de lo que lo abrazara de nuevo.
―Cualquier cosa, como dije. Pídeme cualquier cosa. ―Su voz parecía diferente,
gravemente profunda igual que siempre, pero sonó un poco cauteloso y
ligeramente perplejo. Su mirada parecía estar viajando sobre su rostro entero. Tuvo
la extraña sensación de que había estado mirando sus labios como ella había estado
mirando los suyos.
Bueno, ya no miraré sus perfectos labios nunca más, eso es seguro.
Su corazón golpeó extrañamente contra su pecho, y se dio cuenta de que tenía la
piel de gallina en los brazos. Como si su propio cuerpo y cerebro la traicionaran,
ella estaba inundada con una erupción de mariposas en su estómago.
Apretó sus brazos sobre su estómago.
Esas no son mariposas reales.
Vienen con su paquete, umm, sus… atractivos.
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Esta es una respuesta totalmente normal.
Uhg. No son mariposas reales. Di algo, Vere.
Vere tuvo la sensación que esta vez él no iba a sacarla de apuros si ella lo perdía.
―¿Podrías… ponerte tus gafas y gorro para el camino de regreso? Tú, menos el
disfraz, también me distrae. No quiero ser tan peligroso de regreso.
Él levanto sus cejas y sacudió la cabeza.
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―Bien. Sí. Claro. Los usaré desde ahora.
Conejillo de Indias
Traducción SOS por Izzy, Nanami27 y Mais020291
Corregido SOS por Amalfii
D
ustin se inclinó en el asiento trasero del VW de Vere y Charlie. Estaban en
un largo tramo de carretera que Charlie había llamado "el 105". Al
parecer, el instituto estaba en algún lugar a lo largo de este tramo. Por lo
que podía ver, no había nada más que árboles, colinas y hierba alta. AUT26 no el
instituto, eso era seguro.
Bien podría estar en un episodio moderno de la Pequeña Casa en la Pradera.
Su teléfono se iluminó a tiempo. 7:10 PM.
Acceso a su correo electrónico de nuevo y volvió a cargar todos los mensajes
nuevos.
Nada.
La caja de mensajes de texto todavía mostraba un mensaje, que le fue enviado la
tarde del viernes a las 5:43 PM, de Martin, casi al mismo tiempo que había estado
conduciendo por la colina hacia la cabaña con Vere.
AUT: Abreviatura en inglés de Association of University Teachers, traducido al español como
26
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242
Asociación de los Profesores de Universidad.
Contenía sólo la nueva información de su dirección de correo electrónico además
de la contraseña de la bandeja de entrada, como prometió.
Si Dustin quería ponerse en contacto con su agente se suponía que debía de enviar
un correo electrónico o un texto a [email protected].
Martin dijo que podía hacer lo mismo con: [email protected]. Eran ineptos con
las direcciones de correo electrónico
Martin amaba el zumo recién hecho y su Maxi Juicer27. Estaba obsesionado con eso.
Lo bebía 24/7. Debió haber estado bebiendo jugo en Nueva York cuando las había
inventado.
Dustin recargó el correo otra vez.
Aún nada.
Él entendió que su madre no iba a enviarle un correo electrónico. Era evidente que
ella quería que leyera su asquerosa carta, se conmoviera y la llamara. Pero como él
había prometido, no había tocado aún esa cosa. Bueno, no más allá de mirar en el
cajón que estaba al lado de su cama y tomar nota de que no estaba allí, por
supuesto.
Tal vez esperaba demasiado de Martin y los chicos. Todo el mundo probablemente
estaba ocupado y distraído consiguiendo que la banda se instalara en Nueva York.
Consiguiendo que todos se situaran en el estudio. Encerrando al extraño hombre
impostor.
Eso tenía que ser.
Habían pasado sólo cuatro días.
Sólo cuatro días, pero por alguna razón, se sentía como si hubiera pasado toda una
vida.
Levantó la vista.
243
Maxi-Juicer: Marca de exprimidores de jugos.
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27
Vere se sentó en el asiento del pasajero frente a él, mordiéndose el labio superior
silenciosamente mientras Charlie conducía. El largo camino que conducía a
ninguna parte todavía parecía extenderse delante de ellos en interminables curvas.
¿Dónde está la maldita escuela de todos modos?
Incapaz de mirar una vez más la carretera —o al maldito labio superior de Vere—
se apresuró a escribir un mensaje de correo electrónico a Martin:
Yo28, NYJuice.
¿Dónde estás? ¡Hoy es el primer día de escuela!
No quiero ir. Sácame de esto lo antes posible.
Por favor. Antes de que me vuelva loco
No ha habido ninguna señal en toda la semana. ¿No hay mensajes tuyos o de mamá?
¿WTF?
FYI29, estoy escondido en Dorkland.
Yo + gafas + retenedor + un nuevo, sorprendente e inventado ceceo.
Los planes van bien. Nadie lo sabe. La ayuda de la familia es genial. Los niños que me
ayudan son geniales también.
Grandes esperanzas, mi cubierta va a mantenerse.
¿Dónde estás? Dile a Mamá que llamé a Nan. ¿Está mamá contigo en Nueva York o
aún está en California? Te escribiré después.
RESPONDEME.
Yo: En inglés es una dirección informal o título, para aquel cuyo nombre no es conocido por otro.
29
FYI: Abreviatura de “For Your Information”, traducido al español como “Para Tu Información”.
Página
28
244
Dustin McHugh.
Dustin metió el teléfono en el bolsillo de sus pantalones de lona. El bolsillo estaba
situado por encima de la rodilla, no en uno de los dos bolsillos rectangulares de las
rodillas. ¡Hay muchos bolsillos!
Tenía que conseguir algunas cosas más idiotas para llenarlos.
PEZ30 dispensadores de dulces, una calculadora, regla, toneladas de lápices, tal vez
incluso un sacapuntas y su propia grapadora. Tal vez debería sugerir otro viaje de
compras. Podía imaginar la cara de Vere iluminándose mientras escogían más
accesorios para su disfraz.
Cuando levantó la cabeza, se encontró con los ojos de Vere, que se había volteado
en su asiento y le estaba mirando.
―¿Cómo estás? ―preguntó ella, con los enormes ojos marrones cargados de
preocupación.
Dustin le dio su mejor sonrisa para mostrar su gigante retenedor.
―Geeenial.
Vere soltó una risita.
―Esa cosa es tan...
―Ssssorprendente, lo sé.
Ella se rió de nuevo, e incluso Charlie esbozó una sonrisa.
Dustin pasó la lengua por el retenedor en el paladar de su boca. Se sentía extraño,
como si le hubieran pegado el fondo derretido de una botella de agua de plástico
en la boca o algo así. Lo odiaba, pero lo amaba porque hacía reír a Vere cada vez
que lo miraba. Cada vez que hablaba.
Ya sabía que le gustaba hacer reír a Vere, por lo que había llegado a la conclusión
de mostrárselo cada vez que tuviera una oportunidad.
PEZ: Es una marca austriaca de caramelos con forma de pequeña tableta rectangular seca.
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245
30
El papá de Vere había corrido el hilo por la parte delantera como cualquier
retenedor normal, pero después había añadido un segundo hilo, tan grande que se
retorcía y atravesaba sobre el primero, lo que daba la apariencia de aparato de
ortodoncia. Realmente parecía como si hubiera comido un montón de latas de
refresco. Puesto que no era necesario que los hilos fueran tan apretados, eran sólo
ligeramente incómodos.
Vere había terminado de enviar mensajes de texto en su teléfono y después se
volvió de nuevo hacia él con su más seria expresión.
―Escucha. Estamos a sólo dos minutos de Jenna. Va a encontrarse con nosotros en
el estacionamiento.
Charlie habló con una voz perfecta y malvada de un espía ruso: ―Si no se deja
engañar, debemos abandonar el experimento e incorporarla. O mejor aún,
debemos asesinarla...
―¡Charlie! ¡Cállate! ¿Por qué siempre tienes que tomar las cosas demasiado lejos?
―protestó Vere.
Dustin no podía dejar de meter su cuchara:
―Ella hará lo que nosotros digamos, o va a lamentarlo.
Era más fácil reírse de la situación que enfrentar la verdadera tensión de todo.
Vere rodó los ojos.
―De acuerdo raritos. Paren. La necesitamos. Jenna es nuestro canario en la cueva,
nuestro papel tornasol, nuestro conejillo de indias adolescente. Si pilla incluso un
poco, de lo que estoy pensado, en ese momento le contamos todo. Jenna es segura.
No se lo dirá a nadie. Podía gritar y bailar alrededor peor que Charlie. Pero con el
tiempo, después de que le quitáramos la cinta adhesiva en la cual nos habíamos
visto obligados a envolverla, va a relajarse y simplemente va a ser un dolor en el
culo todo el año. Pero ella no va a descubrirlo.
Dustin tragó.
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―Genial. No puedo esperar a conocerla.
―Dios. Amigo. Ella es rara, como he dicho. Buena suerte con esa chica ―añadió
Charlie mientras él se dio vuelta en un largo camino de entrada que conducía a un
enorme estacionamiento―. Vere tiene razón sin embargo, es leal a la causa, pero
espero como el infierno y de regreso que no se dé cuenta. Había ido de visita,
incluso más de lo que ya lo hace.
―Tienes tanta suerte de estar conduciendo en estos momentos. Cuando te de un
puñetazo más tarde, sabrás por qué ―dijo Vere, dando una rápida mirada a
Charlie, y después―: Ahí está la escuela.
Dustin contempló el largo edificio de dos pisos de ladrillo. Las altas ventanas
formadas por cada una de las esquinas del edificio. Vio las luces del cielo
uniformemente moteados que corrían a todo lo largo de la cubierta metálica del
techo inclinado, brillando bajo el sol. El centro del edificio se ocultaba detrás de los
pinos plantados en frente de la escuela, pero podía ver todo el frente de ello estaba
hecho de cristal. Sus nuevos ojos serían negros como la noche allí.
Pero... maldita sea, el lugar es enorme.
Dustin miró las hileras e hileras de aparcamientos vacíos que se llenaban de una
manera ordenada, mientras esperaban su turno para aparcar.
―Supongo que debería haber preguntado esto antes, pero, ¿cuántos niños vienen a
esta monstruosidad?
―Casi tres mil ―contestó Vere.
―¿Toda esta gente vive aquí?
―Este es el único instituto del que vienen de cuatro diferentes ciudades. Todos
tenemos nuestras propias secundarias, pero compartimos un solo instituto. Pensé
que te había advertido.
―No. Pero nunca he sido bueno en hacer preguntas sobre cosas. Tengo la mala
costumbre de adivinar y suponer cosas. Es una de mis metas mientras estoy aquí,
solo hacer preguntas ―dijo secamente. Hizo una mueca al recordar el asno que
había sido cuando él había asumido que su madre lo llevaba a casa desde el
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aeropuerto la semana pasada y no para hacerle venir aquí.
Vere interrumpió sus pensamientos.
―Recuerda, los dos tenemos tu número de móvil y tú los nuestros. Voy a tener el
mío en vibrador. Si necesitas ser rescatado, envíame un texto primero y luego
escóndete aquí en el estacionamiento. Te encontraré. Llámame si necesitas salir
corriendo.
―¡Qué! ―Dustin frunció el ceño.
Vere parpadeó, como si se tratara de una conversación perfectamente normal.
―Hay algunos buenos lugares para esconderse en el bosque detrás de la escuela,
sólo memoriza los que están cerca ti para que así puedas enviarnos un texto y
podamos encontrarte.
―Si llegas tan lejos, amigo ―Charlie se rió. También estaba encontrando esto muy
entretenido.
―No. ¿En serio? ―tragó Dustin, haciendo retroceder la imagen de toda la escuela
persiguiéndolo por autógrafos. Pero podría suceder. Ya había ocurrido. Pero
también había recibido el apoyo de guardaespaldas y había tenido una limusina
esperando. ¡No por pinos!
―¡Ahí está! ―Vere apuntó a una chica rubia, larguirucha, con gafas de sol
sofisticadas, apoyándose contra la puerta trasera de un reciente modelo Honda
blanco.
Dustin miró a Jenna mientras el coche se deslizaba hacia ella en la lenta línea del
tráfico. No parecía tan temible como Vere y Charlie la habían descrito. Eso era
algo, al menos.
Tenía la misma, saludable falta de maquillaje, como lo hacía Vere. Pero, a
diferencia de Vere, el atuendo de Jenna y su cabello estaban a la moda. Lindos
pantalones vaqueros, sandalias y una chaqueta azul de moda que resaltaba su
linda figura. Ella parecía normal, incluso. Dustin se sintió mal inmediatamente por
ese pensamiento y se arriesgó a darle una mirada a Vere en el asiento delantero.
Estaba muy ocupada agarrando sus cosas, y mordiendo su labio.
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Su adorable labio superior. El labio ligeramente torcido...
Dios. Me estoy volviendo loco por el estrés. Eso tiene que ser el motivo por el que no me
puedo quitar la atracción de este tornado de chica.
Ella se volvió de repente en su asiento y lo atrapó mirándola.
Dustin sabía que era fácil mantener una cara seria detrás de sus gafas oscuras
porque se había pasado horas practicando frente al espejo anoche. Simplemente se
mantuvo inmóvil, pasivo y mantuvo su rostro inexpresivo. Esperando que no se
diera cuenta de que su corazón estaba a punto de saltar fuera de su pecho.
―No te olvides de sonreír, eso distrae de tu perfecta barbilla ―susurró Vere
cuando abrió la puerta y sacó las piernas del carro.
―¿Piensas que mi barbilla es perfecta? ―preguntó rápidamente, sabiendo que el
comentario haría que Vere hiciera una pausa y le respondiera la insolencia.
―¡Gah! ¿Recuerdas? Mi Dustin, quiero decir ―Le sostuvo la mirada, viéndose
culpable y continúo―: Dustin McHugh no es un atascado ególatra ―La voz de
Vere carecía de su mordacidad habitual.
―Amigo ―Charlie llamó la atención de Dustin en el espejo―. Recuerda. No paso
el rato contigo, nunca voy a estar contigo, y odio verme obligado a pasar el fin de
semana contigo. Sólo te tolero por cortesía a mi hermana y mi vecina, Nan. Es todo,
niño tonto, ni siquiera te acerques a mí.
―Entendido. No me acercaré ―Dustin sonrió falsamente―. Incluso si pudiera.
Dustin no está a gusto con deportistas engreídos.
Charlie le devolvió la sonrisa.
―Buena suerte ―Se volvió hacia su hermana―. Vere, si es un fiasco, llévalo con
Nan. Déjame saber el problema. Si se trata de una oportunidad, muy bien. Me
reuniré con ustedes después de la escuela. Si se trata de bombas.... ―Tragó
saliva―. Buena suerte, amigo.
―Charlie ―Dustin llamó en voz baja mientras Charlie abrió la puerta―. Lo
aprecio. Todo esto.
Charlie miró hacia atrás rápidamente de nuevo, con un asentimiento
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imperceptible, salió disparado de su asiento.
―¡Hey, loca! ―gritó a Jenna, y se fue sin mirar atrás.
―¡Hey, perdedor! ―gritó Jenna detrás de él―. ¿Me extrañaste?
―Como un cadáver extraña a la peste ―disparó Charlie en respuesta, uniéndose a
un grupo de chicos en suéteres naranjas.
―Desearía no tener que salir de este carro ―murmuró él.
―Lo sé ―susurró Vere―. Va a estar bien. Estaré contigo.
Dustin sonrió. No era fácil mantener el retenedor fuera de vista, y él quería que
viera su verdadera sonrisa. Quería que supiera que estaba más que feliz de tenerla
cuidándolo.
Demonios. Quizás soy un inútil.
―Gracias, chica gnomo, mejor amiga. ―Él sonrió, tragándose un nudo de miedo
en la parte trasera de su garganta.
Sus grandes ojos se suavizaron, y ella le dio una media sonrisa.
―Recuerda, soy yo, quién está agradecida contigo, mejor amigo. Ambos estamos
en juicio hoy. ―Señaló sus mejillas―. ¡Y mira! ¡Cero rosa!
―Sí. Lo estás haciendo genial. ―Él miró sus pequeñas y delicadas manos alzadas
como mariposa para comprobar su moño.
―No me he sonrojado ni una vez desde que hablamos en el muelle del lago. Creo
que tu conversación de temas extremos me desensibilizó seriamente. Me siento
como… como… ¡que puedo hablar de cualquier cosa con cualquier chico ahora!
―Sonrió.
―Practica con tu almohada primero, ¿eh? Solo por si acaso ―bromeó él.
―Sí, sí. ¡Lo que sea! Ahora deja de intentar posponer las cosas. Estoy dándote dos
minutos para salir de este carro ―ordenó y desapareció fuera de su asiento,
golpeando la puerta, pero no antes de que él hubiera visto toda la parte trasera de
su cuello volverse rosa brillante. Ella corrió y abrazó a Jenna, e inmediatamente
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empezaron a cuchichear.
Dustin dejó a su mirada quedarse en Vere a través de la ventana. Hoy, ella había
usado una falda larga, hippie de cachemir. Lo había descombinado con otra
sudadera gigante, bajo la cual podía ver una enorme y blanca camiseta asomarse
cerca de sus rodillas.
¿Y ella se burla de mí por las camisetas manga larga?
La pequeña hipócrita parecía positivamente engullida, como una pequeña
guerrera, ocultándose en su gigante armadura de algodón. Su extraña combinación
de conjuntos era algo por lo que había comenzado verdaderamente a esperar.
Él escuchó su voz emocionada mientras se elevaba lentamente como si lo sacudiera
a la acción.
―Es agradable, como dije, Jenna. Súper agradable.
Dustin ocultó una sonrisa. La chica realmente estaba burlándose de él.
―Ya obtuvo puntos contra él por robarte todo el fin de semana. Es mejor que sea el
doble de agradable. ―Jenna sacudió sus trenzas y se volvió hacia el carro.
―Hey. Dale una oportunidad.
―Lo haré, lo haré ―refunfuñó—. ¿Qué estás haciendo? Amigo. Dustin, ¿vas a
salir?
Vere soltó a borbotones.
―Espera hasta que veas la revelación de mi chico en acción. Puedo hablar con él y
casi siempre, ¡no hay sonrojo! Él está curándome. Espera hasta que nos veas juntos.
Él revisó nerviosamente su teléfono de nuevo. Todo bien y preparado para vibrar
en caso de que cualquier mensaje llegue. Abrió la puerta y agarró su mochila
Tough Mountain del asiento.
Su pecho estaba tan apretado que pensó que podría explotar, y luego recordó:
respira, respira, respira.
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Diablos, contrólate.
Saliendo lentamente, lanzó sus pesadas botas de trabajo para que se estrellaran en
la negra parte superior. El gigante aporreo ruidoso, le dio coraje para salir
totalmente del carro.
―Jenna Riley, la chica más genial alguna vez vista, conoce a Dustin McHugh. Él es
el sobrino de Nan, mi nuevo mejor amigo, y el miembro más nuevo de nuestra
clase junior. ―La voz de Vere había sonado rígida. Incluso robótica.
Eso está poniéndome menos nervioso. Gracias, mejor amiga.
Dustin le disparó una mirada, luego encaró la muerta cara de Jenna.
Hazlo, conejito de prueba. Hazlo.
Jenna debe haber notado la voz hermética de Vere también, porque la mirada que
le dio a Vere era medio aterrada, medio divertida. ¿Quizás también encontró las
payasadas de Vere Roth divertidas?
Si es así, podrían incluso ser cercanos.
―Hey ―dijo ella.
―Hey ―se las arregló Dustin.
―Todo el camino desde California, ¿eh? ¿Cuánto te gusta hasta ahora? ―Ella lo
miró de arriba abajo.
Dustin miró hacia Vere. Ella estaba detrás de Jenna, dándole una gran sonrisa y
señalando hacia su boca.
Él rápidamente estrechó su amplia sonrisa y descubrió el retenedor a Jenna.
―Me gusta. Musshos átboless.
El conejito de prueba no contestó.
Ella estaba demasiado ocupada inmutándose y luego intentando ocultar la mirada
de horror en su rostro.
Dustin había empezado a sudar. Mucho.
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―Y sshimplemente me encanta el excursionismo ―añadió.
Él sabía que sonaba tan tonto como parecía, pero no podía ser evitado. Se estaba
volviendo loco. Intentó sonreír aún más.
Vamos retenedores, no me fallen ahora.
Jenna, como si finalmente se enfocara en su retenedor, ejecutó un encogimiento a
cuerpo completo mientras miraba hacia su cara. Para su crédito, ella finalmente se
las arregló para empastar una falsa sonrisa como una rápida recuperación.
Dustin podía ver a Vere riéndose por la esquina de sus ojos. Si la situación no fuera
tan malditamente seria, también se habría reído.
Demonios. ¿Cómo puede este jodido acuerdo ser mi propia vida?
―¿Qué demonios? ―Jenna se adelantó y agarró la brújula cosida al chaleco de
lona que él había elegido para hoy. El chaleco combinaba con sus pantalones de
lona naranja en exactamente la manera equivocada.
―¿Te gustan las brújulassth?
―Nunca pensé sobre ello. ―Jenna frunció el ceño―. ¿Tú… tú… um, eres una
especie de pescador profesional, o cazador de ciervos, o… algo? ―preguntó Jenna,
revolviendo sus trenzas sobre su espalda y acercándose un poco.
―No.
Era todo lo que Dustin podía hacer, no dar un paso atrás cada vez que ella daba un
paso más cerca.
―¿Vives en un rancho? ―Jenna casi estaba cara a cara con él ahora. Se inclinó más
cerca como si estuviera estudiándolo, ¡estudiando sus lentes!―. Algo tiene que
explicar esa vestimenta. ¡Hombre! ¡Oh, hombre! Lo tengo. Te pareces a… hmmm.
Justo como… ¡sagrada MIERDA!
Dustin contuvo el aliento.
Demonios. Se acabó.
Él miró a Vere para ver si mostraba algún signo de pánico; su sonrisa había vuelto
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a plástica y parecía un poco grapada, pero a punto de caer.
Había sacado sus llaves del carro y tenía su pulgar en el desbloqueador de alarma.
¡Mierda! Nada bueno. Nada bueno. Son solo diez pies desde aquí hacia la puerta
de pasajero…
Dustin luchó para responder a Jenna.
―Nop. No caballos, no cacería. Soy de Bakerssthhfield, California. Essthe es solo el
atuendo normal en casa… supongo. ―Miró de nuevo a Vere. Se habían decidido
por Bakersfield esta mañana.
Quizás había sido una elección pobre.
Jenna ignoró lo que había dicho.
―Amigo. De verdad. ¡Vere! ¿DE VERDAD? ―Caminó alrededor de él, y miró
hacia Vere, y luego de nuevo hacia él antes de hablar otra vez―. En serio, no
quiero ser ofensiva, pero ustedes… ambos están bromeándome, ¿no? He estado en
Bakersfield. De ninguna manera ellos usan estas cosas ahí. DE NINGUNA
MANERA, y nunca a propósito.
―¡Jenna! ―La voz de Vere contenía una nota más alta de alarma.
Dustin dio un paso atrás. No se sentía nada bien.
―Pero, Vere. ¿No puedes verlo? Él es… es… la viva imagen… de… de…
El canario, el conejito de prueba, ahora la malvada, mala Jenna Riley onduló sus
manos en el aire, y luego apuntó directamente hacia él.
―¡Lo tengo! Él es… ¡justo como esa genial banda de los ochentas, DEVO! Claro.
¡Gafas de nerd y todo! ¿Cómo es que tú no lo viste?
―¿Quizás porque no nací en los ochentas y no comencé a escuchar música hasta el
año dos mil? ―La voz de Vere era temblorosa, pero Jenna no pareció notarlo.
Ella prosiguió.
―Vamos. ¡Todos conocen esa banda! ¿Es el grupo con esas botas y demasiados
combinados atuendos, polvo radioactivo luciendo en la cremallera de sus trajes?
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Aunque, creo que usaban amarillo, o era blanco…
Vere negó con la cabeza.
―No. No los conozco.
―Dios, Vere. ¡Eres una filistea! ―gritó Jenna.
Dustin aspiró una profunda respiración.
―Conozco la banda. ¿Tu punto sobre ellos…?
Jenna se encogió de hombros.
―Ningún punto. Solo buscando razones de POR QUÉ estás usando este atuendo
demente. Por favor, sí que eres un fan.
―Soy un fan, realmentthe. Sshi. ―DEVO era una de sus bandas inspiradoras
favoritas. No es de extrañar que se hubiera sentido atraído por los trajes color
naranja y botas grandes.
Ella agarró su camiseta sin mangas que lo hacían verse importante, dibujando una
mueca.
―Lo siento. ―Parpadeó, agarrándose a su camiseta aún más fuerte―. Pero de
nuevo, ¿qué pasa con la franela?
―¡Jenna! ―jadeó Vere―. Estás siendo grosera.
―Bien, quizás lo estoy, ¿pero qué DEMONIOS?
Dustin cruzó rápidamente sus manos frente a él, protegiendo sus muñecas. Se
había forzado a sí mismo a no acobardarse mientras el conejito de prueba
continuaba tirando de su camiseta.
―Hmm… el gabán te hace parecer un poco punk, así como en los ochentas… tan
confuso. Tan sobre asaltante… tan mal. Sin embargo, me gusta un poco. ―Se
volvió hacia Vere, y tiró alegremente de los extremos de sus trenzas―. Aunque, ni
siquiera sé cómo etiquetarlo.
―Entonces no lo hagas ―se ahogó Dustin, contiendo de nuevo una risa de
absoluto alivio.
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Esta chica Jenna es un poco genial.
Jenna era un tipo de rollo porque aún estaba hablándole y él no había escuchado
las últimas diez cosas que habían salido de su boca.
―¿No te estás derritiendo en ese atuendo? Eres un blanco fácil para el agotamiento
por calor si crees que vas a usar este traje en nuestra escuela.
―¡Jenna! Vas a herir sus sentimientos ―amonestó Vere.
―No tanto como está lastimando mis ojos. No podemos permitirle entrar así. No
importa cuán absurdo/genial, y estoy a favor de ello, ¡no podemos permitirle
entrar así!
Dustin capturó la mirada de Vere. Ella estaba sonriendo ahora. Esta vez era su
buena y feliz sonrisa.
―Dustin, no la escuches. Puedes entrar como quieras, ser quien quieras ser. Quiero
decir, quién ERES.
La sonrisa aliviada de Vere había crecido tanto que él hizo brillar su sonrisa con
retenedor en respuesta.
Vere se rió alto.
Jenna parecía encontrar nada de esto divertido.
―Vamos. Será asesinado a la vista. Dios, pobre chico. ―dijo a Dustin―. Vere no es
la persona para aconsejarte sobre qué usar por aquí. Toma mi sugerencia y al
menos deja la cosa del bolsillo del chaleco en el carro. Diablos, incluso la camiseta
de gabán. Quita todo eso. ¡Oh no! ¿Es esa una segunda brújula en tus pantalones?
Hora de iniciar la caminata, y la conversación.
Dustin encaró a Jenna y se inclinó en una profunda reverencia mientras trabajaba
su mejor acento inglés.
―Mi querida señorita, Jenna. ¿Te atreves a ofenderme, o me acabassh de hacer el
mássh alto cumplido?
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―¿Yo… eh… qué? ―Se ruborizó Jenna―. No quise ofenderte, es solo…
―¡Alto! ―Dustin interrumpió y se levantó de su reverencia, agradecido de ver que
tenía la completa atención de Jenna.
Arriesgó una mirada hacia Vere.
Ella tenía sus brazos envueltos alrededor de su cintura y estaba intentando no
reírse de nuevo.
―Me refiero a tu comentario sobre la banda, DEVO. Es mi favorita ―continuó
él―. Si conoces esa banda, es la más inusual a los conocidos. No hay muchos de
nuestra edad que sean tan avanzados en sus gustos musicales. Por favor,
permíteme, por adelantado, invitarte a ser mi pareja de promoción.
―Eh. ¿No? ―Jenna le hizo un parpadeo extraño a Vere como si compartieran una
especie de lenguaje secreto―. ¿Es una broma? ¿Me estás BROMEANDO? ¿Estoy
siendo filmada ahora mismo?
Dustin notó que Vere estaba intentando ignorar a Jenna porque ella alejó la
mirada. Jenna pisoteó su pie justo entonces, enojada al ser ignorada.
Sí. Lenguaje secreto de chicas.
Tiempo de terminar esto. Él tomó la mano de Jenna y la alzó rápidamente, besando
la parte trasera de ésta.
―Es una invitación abierta.
Jenna quitó su mano con un arranque.
―Pídeme ir a la fiesta de promoción de nuevo, y no seremos amigos. ¿Trato?
―Trato. ―Él sonrió, atenuando el balbuceo―. Y sólo estaba bromeando.
―¿Acaso no es fantásticamente adorable? ―Vere elevó la voz―. ¿No ves por qué
lo he adoptado? Realmente. Me lo quedaré para siempre. Con un poco más de
convencimiento, él va a unirse al club del drama con nosotras.
Jenna estaba ocupadamente limpiándose el beso de la parte de atrás de su mano en
sus pantalones vaqueros.
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Preocupada de haber ido demasiado lejos, pronto le bajo un escalón.
―Oh, y el balbuceo puede desvanecerse si trabajo duro en ello ―agregó, ya
notando que podía olvidarse de ello de vez en cuando―. Y, realmente no tengo un
acento inglés ―agregó, siendo tonto a propósito.
―¡Oh mi Dios, Duh! ―Jenna soltó una carcajada―. Aunque eres un buen actor.
Dustin sabía que ella se la había ganado cuando él vio que Jenna había cambiado
su mirada en una media sonrisa.
―Suerte que mi mejor amiga piense que eres increíble, o te golpearía en el
estómago por ese beso en la mano. No más besos Sr. Los Ochenta Son Geniales.
Eso fue volcarse sobre el acoso más alto y asqueroso. Y no más charlas como si
hubieses recién salido de una feria renacentista. Eso debe de detenerse, ahora
mismo.
Dustin sonrió.
―Claro. Lo entiendo. Lo siento. Cuando estoy nervioso siempre hago eso.
Vere explotó en un ataque de risas.
―Detente. Me estás matando.
Él podía decir que Vere tenía acerca de dos millones de cosas más que decir, pero
las estaba sosteniendo. ¡De hecho esto era algo divertido! No podía esperar a
intentar rarezas al azar en la siguiente ronda de personas.
Caminaron hacia una larga acera, dirigiéndose al colegio. Entre los minutos
estuvieron en un congestionado patio delantero, lleno de adolescentes de
secundaria. Él se quitó el sombrero. Las personas lo estaban viendo.
Toneladas de ojos curiosos, mirándolo directamente. Pensó que se acostumbraría a
ser observado. Pero esto era salvaje. Todos estaban mirando, pero pretendiendo no
hacerlo. Era la primera vez que no era observado, por lo menos, como cualquier
admirador o adoración.
Lo que estaba obteniendo ahora, era simplemente mala energía.
Su estómago se retorció. Tal vez debió de haber tomado más desayuno. Dustin se
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movió un paso más cercano a Vere, mientras el ritmo de su corazón se volvió loco.
―No sé si estoy listo para esto.
Él le lanzó una mirada, intentando mantener el miedo fuera de su voz, y esperaba
que sus lentes escondieran su expresión.
―No te preocupes. No te están mirando a ti, sino a las botas, los lentes, y el hecho
que estás saliendo con la chica más idiota de todo el colegio, yo. Es sólo que no ha
terminado. Ya lo verás.
Dustin le dio una mirada afilada, pero ella pareció completamente impávida.
―¿Por qué siempre dices esas cosas sobre ti misma?
―Porque es la verdad ―respondió con simpleza.
Con la multitud olvidada, el pánico de Dustin se deslizó mientras se distrajo con la
actitud de Vere.
¿Por qué se veía tan cómoda vendiéndose como una marginada?
―No lo es. Eres increíble.
Ella arqueó una mirada graciosa hacia él y sacudió su cabeza.
―Realmente no me conoces. No como lo hacen ellos. Tristemente, te guste o no,
soy la chica más estúpida en este colegio. Me he ganado ese título.
Dustin abrió la boca para lanzar una réplica, pero Vere se agarró de su brazo. Su
mano se veía como una especie de vicio en su camisa mientras palidecía.
―Genial ―susurró―. Kristen Hodjwick. Armas listas y escudos en alto. Este juego
está por ponerse serio.
Vere se quedó pegada en el tiempo, con la sonrisa falsa que había tenido más
temprano con Jenna.
―¿Qué juego? ―preguntó Jenna.
―¿El de la vida? ―respondió Vere, y le lanzó una mirada de disculpa a Dustin por
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casi arruinar todo por decir mucho.
Una pequeña morena se acercó, seguida de una pandilla de chicas bien vestidas, y
con mucho maquillaje. Se estaban riendo y susurrando una a la otra. Una tuvo la
audacia de apuntar directamente hacia Dustin y reír.
Bueno, perfecto. Es lo que quería.
Ciertamente no estaban corriendo, gritando y pidiendo autógrafos, así que tenía
que ser algo bueno, ¿verdad? Dustin tomó un gran respiro.
Segunda ronda. Aquí vamos.
―Oye, Vere. ¿Quién ese chico alto con los lentes oscuros? ―preguntó Kristen, sus
ojos nunca dejando a Dustin. Su tono había sido menos que adulatorio. Estaba
usando un traje de porrista, y su cabello estaba cortado en una forma perfecta, en
un estilo de un dibujo de un triángulo al revés.
Dustin bajó la mirada hacia la morena. Ella no era linda o fea, pero al lado de Vere,
Kristen pasaba por él como planamente aburrida. Aunque la chica tenía talento.
Había dominado la acción de ignorar a Vere mientras le hablaba al mismo tiempo.
Ella le recordaba la forma de hablar de un productor de álbum, o aún peor, un
estudio contable.
Dustin reconoció su nombre del “incidente” de Vere. La Srta. Kristen H
probablemente no estaba aquí para darle la bienvenida o jugar bien.
―Su nombre es Dustin ―dijo Vere―. Dustin McHugh.
Dustin le ofreció su mano a Kristen para sacudirla, pero la chica cruzó sus brazos,
claramente no con humor para sacudir manos.
―Él es nuevo. Sobrino de mi vecino ―agregó Vere.
―Oh. Nuestros nombres casi riman ―dijo Dustin, trayendo una mirada de
sorpresa de Kristen.
―¿Vere te enseñó cómo vestirte o algo? ―preguntó Kristen en voz alta, mientras
miraba toda su vestimenta.
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Las chicas detrás de ella se rieron.
Dustin le lanzó una mirada de preocupación a Vere, pensando que sus
sentimientos serían dolidos.
Vere se abrazó a su gigante sudadera y se hizo un bollo como para mostrar que no
le importada, mientras lanzaba dagas a Kristen.
Dustin le dio a Kristen la misma inclinación baja que le había dado a Jenna, menos
el beso en la mano, y el acento inglés.
―Un placer conocerte. Me vestí por mí mismo. Pero si quieres ayudarme… ¡En
cualquier momento!
Kristen Hodjwick juntó sus labios; ni siquiera intentó ocultar el horror en su
reverencia, o lo que él le había ofrecido.
Esto iba a ponerse bueno.
Él había decidido malinterpretar el interés de Kristen como coqueteo. Él le
coqueteó de vuelta.
―Soy de Bakersfield, Cal-I. Forn. I.A. ―Le guiñó el ojo―. ¿Kristtteeen, verdad?
Kristen hizo una perfecta cara como si hubiera chupado limón amargo, y rodó sus
ojos.
―Eh. Sí. Es Kristen. ―Se echó el pelo hacia atrás y continuó con voz burlona―. Yo
sugiiierroo que memorices mi nombre. Sólo quería ver de cerca al nuevo novio de
Vere.
Dustin se jactó en frente de Kristen.
―Oh. Ella no es mi novia. Cómo si pudiera seer tan suertudo. ¿Pero me puedes
dar tu número? ―Enderezó su chaleco y le dio su sonrisa con los frenillos puestos.
Inmediatamente Vere empezó a toser.
Dustin sabía que no faltaba mucho para que ella empiece a reírse de nuevo. Se
forzó a sí mismo a no mirarla porque sus propios labios estaban torciéndose.
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Mientras tanto, Kristen Hodjwick de hecho había jadeado ante su pregunta.
―Tan asqueroso. ―Su voz se volvió ácida―. No malinterpretes mi curiosidad por
hacer amigos, porque definitivamente he visto suficiente de ti. Suficiente por todo
el resto del año. ―Echó su pelo hacia atrás de nuevo. Era tan recto que hizo esta
pequeña loca vuelta que se veía justamente como un golpe en la cara.
Sí. Ella tenía talento.
Unos cuantos años más y podría aplicar a un trabajo como contador de
Hollywood. Era un alivio que Kristen estuviera afirmando que no miraría de
nuevo a Dustin, porque él estaba sonriendo de oreja a oreja.
Caray. Completamente ridículo.
No podía imaginarse este disfrazado trabajo mejor.
―Oh, pero…. ¡Kristen, espera! ―llamó, imposible de resistirse.
Kristen alzó su mano para silenciarlo sin darse la vuelta.
Esto hizo que se ganara otra sólida ronda de risas de las chicas que esperaban que
regrese. Para ellas, anunciaba:
―Nunca pensé que podía existir una friki versión masculina de Vere Roth, pero
estaba equivocada. Dicen que todos tienen una pareja perfecta en alguna parte de
la tierra, y ahora voy a creerlo. ―Lanzó una mirada a su pose―. Chicas, deberían
echarle un vistazo de cerca a este chico.
―Eww. No va a suceder ―dijo una.
―Sí. Tomaremos tu palabras ―se burló otra.
Vere y Dustin se disolvieron en risas.
Jenna, sin entender la felicidad absoluta de los dos, había cruzado sus brazos como
si estuviera resistiendo las ganas de lanzar golpes. Su mirada venenosa contra la
espalda de Kristen Hodjwicks, podría haber empezado un incendio.
Dustin estaba contento de tener a Jenna en su equipo, y observó a su nueva aliada,
apretar los puños. Como si ella se hubiera dado cuenta que Vere no la asistiría en
su confrontación, y sacudiendo su cabeza viéndose de algún modo aturdida, llamó
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a las chicas.
―Sí. Bueno. Kristen Hodjwick, la perfecta pareja para ti es… es… tu mamá.
Kristen se volteó y rió.
―Oh. Lindo. La última vez que escuché eso, estaba en tercer grado. ¡Estúpida!
―Maldita sea ―susurró Jenna, para que sólo nosotros tres escucháramos―.
Kristen tiene razón. Merezco eso. ¿Quién dice, “tu mamá”? Soy muy tonta.
Se veía tan indefensa y enojada que Dustin rió entre dientes.
―Eres genial, como Vere prometió.
La risa de Vere empezó de nuevo, sus largos ojos marrones destellando pura
felicidad ante ellos.
Jenna la fulminó con la mirada.
―¿Qué hay de malo contigo? Te has vuelto loca. ―Para Dustin, agregó―:
Usualmente Vere está a cargo de excelentes respuestas cuando no está delirando.
Obviamente no son mi punto fuerte. Vere. Deja de reírte.
―Lo siento. Una vez que una explosión de emoción empieza, es difícil detenerse.
Vere se colocó entre él y Jenna, y chocó la parte superior de su brazo con su
hombro. Sus ojos estaban llenos de alegría. Rió una vez más, y él sintió como si los
huecos que había estado cargando en su corazón de algún modo habían sido
llenados con su amistad.
Con su… sólo su…
―Lo hemos hecho mejor amiga ―dijo él con suavidad.
―Oh sí. Lo hemos hecho ―remarcó Jenna, aun no entendiendo mientras se
dirigían hacia la puerta―. Hemos sellado nuestro destino.
―Tiene razón. Espero que no estuvieras esperando hacer otros amigos además de
nosotros dos ―agregó Vere.
Dustin tomó un gran respiro y sonrió a su nueva banda formada. Se sentía…
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ligeramente… increíble.
―¿Por qué necesitaría hacer eso? Estoy bien con ustedes dos. Pero, por otro lado,
yo podría ser mucho para una larga carga social. No hay resentimientos si deciden
contarla y correr después de lo de hoy.
Jenna cruzó sus brazos sobre su pecho.
―Podemos decidir eso después. Y si intentas deshacerte de nosotras, te
acecharemos o algo. Me gustas un poquito, o me gustan las brújulas. ¡Así que estás
atascado aquí!
Un fuerte pito electrónico cortó a través del aire.
Dustin se estremeció y miró nerviosamente a Vere.
―Primer timbre. Tenemos diez minutos para ir a clase ―explicó Vere.
Dustin sonrió y alzó sus labios en respuesta, por encima de su sonrisa con frenillos.
Vere rió de nuevo y rodó sus ojos.
Jenna hizo una mueca.
―¿Supongo que no hay forma que te quites los frenillos y sólo lo uses en casa?
―preguntó ella, su expresión con esperanza.
―Oye, ahora essss la nueva tecnología. El dentiissta dijo que todos mis dientes se
sssepararán si no los mantengo puestos.
―Pero nuestros ojos podrían separarse si no te los quitas…
―Jenna, ¿le puedes dar un respiro? Acaba de conocerte. Puedes trabajar en su
aspecto físico después ―dijo Vere alegremente―. Sígueme Dustin. Te llevaré a la
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oficina.
Invisible
Traducido por Isane33
Corregido por Julieta_Arg
D
ustin miró su paquete de inscripción. Vere y Jenna hacía tiempo que lo
habían dejado solo en la recepción con una mujer con aspecto de cabra
llamada Sr. Ferriter. Ella ahora lo guiaba. Cada uno de sus pasos
resonaban como cascos, clac, clac, clac-clac-clac, todo el camino a una larga mesa en
el cuarto de atrás.
Le dio un enorme montón de inesperados formularios para llenar para la dispensa
de la seguridad escolar. Él también tenía un manual de estudiante, un formulario
de inscripción y un folleto que tenía notas adhesivas amarillas por todas partes. La
Sra. Ferriter le había dicho que las notas adhesivas designaban las clases que
habían sido marcadas como llenas y que no estaba inscrito en cualquiera de ellas.
Había otros dos estudiantes de inscripción tardía llenando su papeleo, pero
después de sólo una mirada superficial, lo habían positivamente ignorado.
Excelente señal de éxito.
La Sra. Ferriter lo había dirigido para elegir algo que ellos llamaban “Clases
avanzadas” para sus clases fundamentales: matemáticas, ciencia, literatura e
historia.
Sus calificaciones y resultados de exámenes que habían sido enviados permitían
eso, lo que sea que eso significara. Él eligió obedientemente Trig. II, Física, Inglés
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Literatura e Historia Medieval, todo dentro de la categoría de clases avanzadas.
Dustin dejó escapar un gran suspiro ruidoso a propósito y rápidamente miró al
chico sentado a su lado.
El chico no levantó la vista.
La chica que había apodado “chica permanentemente enojada” le lanzó una
mirada desde el otro lado de la mesa.
¡Increíble!
Una oleada de carcajadas surgió en el pecho de Dustin, pero se las arregló para
mantenerla dentro.
¡Este nuevo factor de invisibilidad adolescente tenía que ser la mejor sensación del
mundo! Golpeó la pluma sobre la mesa y probó su más estúpido silbido mientras
se volvía de nuevo a sus formularios. Cuando le echó una ojeada a sus opciones de
cursos electivos, teatro era la única opción disponible. Vere sería feliz por lo
menos.
Además, estaba seguro que no iba a tomar cualquiera de las clases de educación
física. Mangas cortas y vestuarios no funcionarían.
―Disculpa. Tú, el del chaleco feo. Detén el silbido un momento ―ordenó la chica
permanentemente enojada. Cuando él la miró por segunda vez, ella hizo una
mueca y puso los ojos en blanco mientras sacudía sus pantalones con una mueca
de desprecio.
¡Punto para la tela!
El tipo al lado de él había terminado su pila de papeleo y parecía estar evaluando
abiertamente su atuendo con una mueca también.
Dustin intentó de nuevo.
―Essshtos formularios son un gran problema, ¿eh?
El chico levantó una ceja con lo que parecía desprecio absoluto. Se echó hacia atrás
en su silla, dio un ligero resoplido y sacudió la cabeza cuando captó las botas de
Dustin.
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―¿Qué eres? Una especie de innato ―preguntó, por fin.
Dustin dejó de silbar. Era su turno de no contestar.
A pesar de que era casi imposible de hacer, dejó caer su sonrisa y se alejó, actuando
todo triste.
Volvió a mirar a la chica permanentemente enojada pero se encontró de nuevo con
el rostro hostil y cerrado.
Cristo. Estos chicos tienen cero sentido del humor.
Su sensación inicial de euforia huyó, dejando… ¿Qué?
¿Estaba avergonzado de repente? ¿Perdiendo la compostura? ¿Sumamente
incómodo?
Sí.
Pero, también se sentía bastante bien, a pesar de eso. Respiró profundamente,
imaginando la reacción feliz de Vere con esta noticia. Dustin McHugh lo había
hecho. Nadie quería un pedazo de él. Este horario de la escuela secundaria era fácil
comparado a sus habituales 20 horas días y noches. Nadie le tomó fotos o lo agarró
al azar tampoco. Diablos, estos chicos ni siquiera querían estar cerca de él. Su
corazón se retorció un poco, pensando en sus fans. Su banda, grabando canciones
en Nueva York en estos momentos.
Tal vez esta no era la mejor sensación del mundo.
Se imaginó entrando en un aula llena de chicos igual que estos dos durante unos
pocos y cortos minutos. No todos podían ser así de jodidamente groseros. ¿O sí?
Se distrajo y se quedó mirando el formulario frente a él e hizo un círculo con una
marca profunda con su bolígrafo alrededor de las palabras que decían: “Drama
300/400 solo alumnos de penúltimo y último año”. El único curso en el folleto para
los grados superiores. Vere se habría inscrito en esta misma clase.
Porque si todo el mundo lo iba a tratar como basura invisible, necesitaba
reabastecerse con su mejor amiga y pronto.
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Por favor. Por favor. Por favor.
¿Cuál es esa línea de canto? “¿Si eres amado por solo una, entonces no puedes ser
rechazado?”
No... Eso no es cierto... ¿Y quién la canta?
Además yo la cambiaría a: "Si amas solo a una, pero ella no lo sabe... “
―Joven. Sr. McHugh.
Clac. Clac-clac-clac. Clac.
El rostro de la Sra. Ferriter se cernía sobre su hombro mientras una nube de
perfume barato asaltaba sus sentidos. Cuando Dustin levantó la mirada, el rostro
de la Sra. Ferriter se había vuelto aún más parecido a una cabra.
¿Acaso sus ojos pequeños y brillantes parecen un poco desaprobadores o son los pelos en su
barbilla los que me están volviendo loco?
―Al director Sloan le gustaría hablar contigo acerca de tu expediente.
El corazón de Dustin se hundió en su estómago. Echó un vistazo a su cara
buscando una pista sobre el significado de sus palabras.
Tal vez ella lo sabía. Tal vez todos sabían quién era.
Por favor. Por favor. No dejes que sepa.
La Sra. Ferriter recogió sus papeles.
―¿Ustedes dos terminaron? ―Movió la cabeza bruscamente hacia los otros chicos.
Ellos rápidamente recogieron sus cosas―. Bien. Todos síganme. ―Agitó una mano
carnosa hacia Dustin―. Tú. Dirígete dos puertas al sur. La oficina de la esquina.
Después de que hayas terminado, voy a tener tu horario de clases impreso.
***
―Sr. McHugh, por favor pase. Cierre la puerta. ―La voz desaprobadora y severa
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del director Sloan, le tomó por sorpresa mientras estaba parado en el pasillo.
Dustin entró en la oficina y miró con recelo al hombre sentado detrás de un
enorme escritorio de roble. El director parecía ser más viejo que el tiempo. Tenía
gafas de montura metálica dorada, lucía la camisa más increíble de color beige de
poliéster resaltada por una corbata azul eléctrico. El director Sloan tenía un
expediente abierto. No levantó la vista mientras estudiaba su contenido.
―Acércate, hijo. ¿Qué quieres decir?
El corazón de Dustin se le aceleró a paso ligero.
¿Qué debo decir?
El silencio era siempre su mejor opción cuando se presentaba con gente peligrosa,
pero en este caso, abrió con:
―¿Eh… Encantado de conocerlo, señor?
Dustin movió los pies, con el corazón latiendo rápidamente. ¿Sabía este tipo quién
era o no? Volvió a pensar en el jueves en el aeropuerto. ¿Qué habían dicho Martin
y su madre sobre el distrito escolar? ¿Era esta persona que había hecho el favor?
Dustin registró su cerebro, pero no pudo recordar.
¿Por qué no le habían enviado por correo electrónico al menos algún tipo de recordatorio
acerca de toda esta mierda?
―No sé en qué estás metido, Dustin McHugh, pero tu expediente vino a mí desde
muy alto. La única vez que tuvimos algo tan inusual y este secreto fue cuando la
familia de un chico estaba en el programa de protección de testigos, allá en el
noventa y siete.
Dustin abrió la boca para decir que él no era un testigo federal, pero el tipo levantó
la mano y lo detuvo.
―No quiero saber. ¿Lo entiendes? Por tu seguridad y la seguridad de la escuela,
no se me permite preguntar. Así que no me lo digas. Mis preocupaciones se
encuentran en otras áreas. La única información a la que he estado al tanto es a tu
afición por el vandalismo y conducción temeraria. Ah y fuente de peligro personal.
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También tengo una nota aquí acerca de tu posible depresión. Si estas deprimido,
Dustin, tenemos asesoramiento psicológico disponible. En cuanto a lo demás,
tengo que advertirte que no va a suceder aquí. Así que. ¿Es así? ¿Estás deprimido?
―No, señor. ―Dustin casi se atragantó con las palabras.
―¿Vas a requerir asesoramiento psicológico en este momento? Tu expediente dice
que estás viviendo con tu tía abuela como tutora. La voy a llamar para decirle que
hemos tenido esta conversación. Tengo que devolver este formulario al distrito
esta mañana para demostrar que hablamos.
Dustin dejó escapar un suspiro de alivio. No tenía ni idea de cómo Martin había
logrado ocultar su identidad pero estaba, en ese momento, realmente agradecido
por las habilidades de su agente.
―¿Entonces ese es un definitivo “no” para el asesoramiento psicológico?
―preguntó de nuevo.
―Tuve un psiquiatra en mi… donde vivía. Me dijo que solo necesitaba un
psiquiatra si quería uno. No quiero. Voy a negarme a ir, si alguien intenta que lo
haga. ―Dustin odiaba que tuviera que justificarse con este tipo, pero esto tenía que
ser mejor que ser descubierto―. Honestamente puedo decirle que estoy
empezando a darme cuenta de que desde que llegué a Colorado, nunca he sido
más feliz. En serio.
―Bien. Bien. Esperemos que siga así. Déjame saber si necesitas algo. ―El director
estaba ocupado rellenando un formulario de color naranja con el nombre de
Dustin McHugh escrito en mayúsculas en la parte superior―. Las otras travesuras
no serán toleradas. ¿Tienes eso bajo control?
―Sí, señor. La familia Roth me está ayudando. Los chicos, hermano y hermana, me
traerán a… uh, a… ―usó las palabras de la señora Roth―, aquí y a todas las
funciones de la escuela.
―¿Charlie Roth? En serio. Interesante. ―El director rascó su oreja y escribió más
en la parte inferior del formulario mientras soltaba la lengua―. Charlie es un
jugador de fútbol muy bueno. Ese chico tiene la cabeza muy bien puesta. Espero
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encontrarle una buena beca este año. No sabía que tenía una hermana.
―Vere. El nombre de su hermana es Vere. Vere Roth. Es una estudiante de
penúltimo año. ―Por alguna razón molestó a Dustin que el director no supiera el
nombre de Vere.
El director Sloan no había oído una palabra de lo que había dicho.
―Está bien. Mientras lo dejemos claro, McHugh.
―Está claro.
El director bajó su bolígrafo y miró directamente a Dustin por primera vez.
―Eres un chico alto. Pero no pareces estar muy orientado a los deportes. Sin
embargo, te diré que nuestro equipo de baloncesto está siempre buscando…
―¡Drama! ―Dustin no pudo evitar interrumpir. Apenas podía creer que el
director había caído en su factor idiota.
El tipo era un idiota total.
―Voy a unirme al club de teatro, señor. ―Le mostró su retenedor, que le valió la
supuesta y esperada mirada con los ojos entornados con desdén. Dustin sonrió aún
más y tenía ganas de reír, porque su nuevo poder para horrorizar a la gente era
más que impresionante.
―Sí. Sí. Drama ―suspiró el director y miró hacia otro lado como si no pudiera
soportar ver la sonrisa de Dustin. Él pareció perder todo interés por Dustin y echó
un vistazo a su reloj―. No pierdas más tiempo, hijo. Sal. Debes ser capaz de llegar
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al segundo período.
La clase de teatro sólo se pone mejor
Traducido por carmen gomez y SOS por Klarlissa y QueenDelC
Corregido por yuya
S
éptimo periodo. Última clase del día.
Vere comprobó la hora en su teléfono. Diez minutos temprano.
Clase de teatro, seguida por el Club de Teatro.
Sra. VanDeWirth, seguida de más Sra. VanDeWirth.
El tema favorito de Vere de todos-los-tiempos, combinado con su maestra favorita.
Pura perfección.
Este año, Vere tenía la intención de ser directora de escena, o directora de
iluminación. Como alumna de último año, tendría una mejor oportunidad de
conseguir algunas responsabilidades reales tras bastidores.
Vere empujó las puertas del auditorio para abrirlas. Amaba como olía dentro, algo
de polvo, algo de moho, y todo lo demás pura magia. Esta parte del Palmer Divide
High había existido desde 1967. El teatro todavía ostentaba los originales asientos
de terciopelo rojos, ahora aplastados y luciendo un desteñido color rosa. Seguían
siendo fuertes con sus espaldas e interiores metálicos, y Vere amaba cómo sonaba
el crujido de los muelles en los asientos cuando te sentabas por primera vez.
Los suelos eran de cemento excepto el escenario que estaba hecho de pino color
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claro. Hoy, las enormes, pesadas cortinas rojas estaban abiertas, exponiendo el
escenario que ahora tenía una tonelada de estudiantes esperando que la clase
comenzara.
¿Por qué pensó que sería la única que querría llegar temprano?
La financiación de la escuela había recortado las horas de la Sra. VanDeWirth. Para
compensar, combinaron las clases de teatro de junior y sénior en una gran clase.
Debido al tamaño, habían dado instrucciones de reunirse ahí en lugar de en la
clase de la Sra. VanDeWirth.
La confianza de Vere flaqueó cuando vio cuanta gente estaba sentada de piernas
cruzadas o tirados alrededor del suelo del escenario. ¿Cómo destacaría en una
clase de este tamaño?
Vere se apartó silenciosamente de la multitud y se sentó en el suelo. Tenía que
haber al menos cuarenta personas más allí haciendo cola a través de las puertas
laterales.
Su estómago gruñó. Rebuscó en su bolsillo, buscando un tentempié.
―Eh, Vere.
Una familiar voz grave de barítono le retumbó desde arriba. Se sobresaltó, sacó su
cabeza de la mochila, y comprobó su moño mientras se esforzaba en tragarse todo
el palito de pretzel31 que acababa de meterse en la boca.
Se retorció y miro hacia arriba. Muy, muy arriba. Su mirada pasó por un par de
piernas bronceadas en unos shorts color caqui descoloridos por el sol. Después
recorrió una imposible camisa blanca y una perfectamente esculpida clavícula y
mentón. Su mirada hizo todo el camino hasta un par de perfectos ojos verdes con
pestañas negras como la medianoche.
Entonces murió.
―Uh. Hola, Curtis ―jadeó, demasiado rápido.
El palito del pretzel estaba ahora asfixiando la parte trasera de su garganta con
polvo seco y sal picándole.
Pretzel: tipo de galleta salada
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―Me llevó un rato encontrarte en esta multitud ―dijo él―. Debería saber que
tenía que comprobar primero las esquinas oscuras de la habitación. ―Sonrío.
―Sí. Las esquinas. ―Tomó una respiración profunda y se esforzó por tragar el
nudo que ahora impedía que su pretzel bajara―. ¿Estás perdido? Esto está lejos del
gimnasio ―dijo, finalmente.
Su único consuelo era que su cabeza no estaba atascada en una camisa esta vez. Se
limpió la boca, preguntándose si había esparcido algunos pedazos de comida hacia
él por accidente.
―No lo sé. ―Curtis Wishford sonrió, cruzando los brazos. Un movimiento que
mostró por completo sus lindos bíceps.
Su sonrisa, con hoyuelos perfectos en el rostro amenazó con hacer a Vere morirse
otra vez. Si eso era posible cuando ya estaba muerta.
Muerta y mirándolo boquiabierta como una idiota
Ayuda. Ayuda. Alguien que me ayude a pensar algo perfecto que decir.
Grillos. Grillos. Grillos.
Que alguien me ayude. He sido hipnotizada. ¡Por grillos!
La mandíbula de Curtis se movió continuamente mientras masticaba un pedazo de
chicle como si tuviera su propio ritmo.
Un brillante chicle, amarillo-neón.
Rebotó alrededor de su boca, dos mascadas a la derecha, una a la izquierda y de
regreso.
Chasquido. Crujido. Y mascada.
Genial. ¿Quién se queda mirando un chicle? Gente muerta. Ellos lo hacen.
―Umm. Charlie nunca viene por aquí, así que...
―No estoy buscando a Charlie. ¿Te importa si me siento?
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Sus cejas se elevaron tanto que las sintió casi disparar por encima de su frente.
Pero consiguió asentir.
Dejó caer un cuaderno junto a su mochila y se sentó. Justo al lado de ella.
―Me inscribí en esta clase por capricho ―dijo.
―¿Lo hiciste?
¿Esto realmente estaba pasando? ¿Podría manejar esto?
Obviamente NO.
Vamos Vere.
Practicaste todo el fin de semana. Lo tienes.
Tomó una respiración profunda y puso su cerebro en marcha.
―Te gustará. Me encanta esta clase. ―Él estaba mirando directamente a sus ojos,
pero se sintió demasiado enferma para sostenerle la mirada, así que la desvió y
señalo los asientos de la audiencia—. Me encanta este auditorio y
la Sra.
VanDeWirth.
Oh Dios mío. Creo que temblé en un falsete esa oración entera. Por favor no le dejes decir
nada. Por favor…
―Sé que lo haces. ―Estiro sus piernas y se inclinó hacia atrás.
―¿Lo sabes? ―preguntó, completamente distraída por el hecho de que Curtis
Wishford olía a un especiado sudor caliente. Debió haber estado ejercitándose.
Siempre estaba ejercitándose o a punto de ejercitarse.
No era un mal olor. Pero quizás tampoco era un buen olor.
Ja. Espera a que le cuente a Jenna esto.
―Sí. Hablas sobre teatro todo el tiempo cuando estoy en el almuerzo y esas cosas.
Admiró sus largas piernas musculosas extendidas frente a ambos. Vello oscuro
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cubría sus pantorrillas y lo que podía ver de sus muslos.
Vere tenía sus piernas entrecruzadas, metidas bajo su larga falda. Sus delgadas
piernas lisas se verían raras junto a sus abultadas y magulladas enormes espinillas
de fútbol, ¿no? Curtis Wishford siempre parecía tan cómodo dentro de su propio
cuerpo. ¿Cómo podría lograr que algo de su confianza se le contagiara?
Sigue hablándole. Puedes hacer esto.
―Así que... ¿sabes algo más que me guste? ―Se las arregló y se sorprendió incluso
con su siguiente movimiento: sonrió.
―Espero hacerlo. ―Le sonrió de vuelta, ¡con lo que parecía una calmada,
interesada y coqueta sonrisa!
¿Estaba esta conversación yendo tan bien porque las luces del escenario estaban solo a la
mitad?
Tal vez era el largo fin de semana de práctica que tuvo con Charlie y Dustin, o tal
vez sí estaba realmente muerta.
De cualquier forma, ¡Vere tenía el control frente a Curtis por primera vez en años!
No podía creerlo. Ni siquiera había empezado a ruborizarse.
¡Oh, gracias, Dustin McHugh!
Continuó Curtis:
―Me inscribí en Teatro porque Charlie me dijo que sería el mejor lugar para
localizarte una vez al día y así podríamos pasar el rato.
―¿Qué? ―Demasiado para controlar.
Sus mejillas pasaron de cero a dos billones en el medidor rosa en menos de un
segundo.
Eso tenía que ser un record.
―Me escuchaste. Estaba pensando que podríamos pasar el rato un poco.
Comprobó su moño otra vez y se enfocó en obtener aire. Colocó sus manos sobre el
suelo del escenario y se preguntó si el torbellino creado por sus pulmones vacíos
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eventualmente la absorbería a través del escenario y dentro del foso de la orquesta.
Respira Vere, respira. No lo pongas en un pedestal.
―¿A qué te refieres con pasar el rato, exactamente? ―chirrió.
Por fortuna, Curtis no pareció notar su malestar. Había estado trazando un
pequeño nudo en la madera todo el tiempo y no había mirado hacia arriba.
Espera. ¿Curtis parecía un poco nervioso?
―Bueno, no lo sé. Sólo tuve la urgencia de salir contigo. Traté de hablarlo la
semana pasada pero Howie arruinó mi magia/atracción. Estoy muy ocupado
después de la escuela con el futbol y tú eres tan... tímida a mi lado. ―Curtis detuvo
su mano y miro hacia arriba. ¡Miro hacia arriba y justo hacia ella!
Dios. Dios. ¿Por qué tienes que ser tan hermoso?
Vere cerró rápido su boca porque se había abierto bastante en ese momento.
Él se pasó una mano por su cabello.
―Esperaba que te gustara la idea. ¿Te molesta?
―¿Está Charlie sometiéndote a esto por algo? ―Le dirigió una mueca sospechosa.
Tendría que enfrentar esto como algo divertido hasta que pudiera tener una idea
de su grado de importancia—. Sólo quiero que sepas que, el apartamento de
Charlie estalló así que lo que sea que te haya ofrecido, él tiene que pagarme a mí
primero doscientos dólares.
Curtis rió.
―Nadie está detrás de esto excepto yo. Charlie sólo me dio su bendición, si eso
cuenta. Desearía haber tenido el valor para hacer esto el año pasado. Realmente he
estado enamorado de ti desde hace tiempo.
Vere se aseguró de que su voz fuera seca y excesivamente escéptica.
―¿En serio? ―Alzó sus cejas y frunció dos veces su ceño mientras lo nivelaba con
su mirada de “no-te-metas-conmigo”.
―Te estás ruborizando, Vere, así que o te gusta la idea, o la odias. ¿Cuál es?
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Vere arriesgó una mirada más a los ojos de Curtis.
Verdaderamente, esto no parecía ser un chiste.
Vere. ¡Di algo!
No puedo. Los grillos regresaron.
Cuando su silencio se estiró en un problema obvio, Curtis miró hacia abajo y
jugueteó con el borde de su cuaderno.
―Si no estás interesada en esto, en mí quiero decir, dejo esta clase. No hay
problema.
―¡No! ―jadeó, arrastrando sus palabras fuera—. ¡Me gusta la idea! Quiero decir,
que es buena… una gran idea. Y genial. Sería realmente genial, ya sabes… sólo
pasar el rato una vez al día… aquí. Parece un lugar seguro para hacer eso. No es
como si necesitara estar a salvo de ti.
Se rió, con sus ojos sonriéndole calurosamente.
―Oh, yo no diría eso, una vez que planto mi declaración, mis chicas nunca están
seguras. ―Le dirigió una extraña mirada de soslayo como si quizá él lamentara lo
que le acababa de decir, o lamentara lo que ella acababa de decir.
¿Escuché bien? ¿A qué se refería con “mis chicas”? ¿Y por qué el plural?
Para. Para de darle vueltas a este momento.
Esperaste por esto mucho tiempo. No lo sobre-analices.
Y deja de mirarlo embobada como si él fuera la Estatua de la Libertad y tú acabaras de
llegar en barco a América.
Impulsó sus labios para que se movieran, para decir cualquier cosa, para
rescatarse. Cuando no se movieron, no pudo detener el movimiento de su boca,
por segunda vez.
―En cuanto a que yo esté interesada en ti, bueno, tendrías que estar en coma o
ciego para no notar que he estado enamorada de ti. Y desde que tenía seis. Lo
sabías.
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Sus ojos se abrieron con asombro.
―Bueno... yo... no estaba seguro y...
Ella no lo dejó terminar.
―Demonios, todos saben eso. Lo que quiero decir es, si no lo he dicho bien o
claramente, entonces oficialmente, sí. Es una gran idea. Me gustaría… me
encantaría tener la oportunidad de conocerte mejor. Aquí… aquí dentro y… en
todas partes… ¿sabes?
¿Por qué rayos acabas de admitir todo eso?
¿Aquí dentro y EN TODAS PARTES?
Esperemos que ÉL no sobre-analice eso. UMM.
INCOMODO. INCOMODO. INCOMODO.
Su memoria había regresado, y reprodujo la escena entera con avance rápido en su
mente.
Umm.
Podría haber sido mucho menos obvio simplemente arrancarte el corazón.
Pegarlo en un plato.
¿Qué tal meter un par de tachuelas y clavarlas bajo su zapato? Este chico ahora tiene todo
el poder para machacarte.
Miro hacia arriba a través de sus pestañas. Él estaba simplemente parpadeando
hacia ella y masticando su chicle amarillo. Curtis tragó con fuerza, y levantó su
mano para acariciar su mentón. Su sexy, pose ardiente de “chico pensando” casi la
hizo rendirse. Su mirada buscó su cara, y ella actuó como si no lo hubiera notado.
No mires hacia arriba. Simplemente no lo hagas. ¿Pero él se había tragado ese chicle?
Quería moverse desesperadamente o mejor, correr.
De alguna manera se contuvo. Si Curtis no iba a responder a lo que acaba de decir,
bueno, no iba a decir ni una palabra más. Su camión de bomberos rojo fuego,
ruborizando todo su cuerpo, estaba haciendo un buen trabajo proclamando su
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vergüenza.
Fingió aún más el estar mirando su regazo, pero su mirada viajó de sus rodillas
hasta sus perfectamente musculados muslos de futbolista. ¿Cómo podía no
mirarlos de nuevo? Eran el doble de anchos que los suyos y nunca había estado tan
cerca de ella antes.
Hasta sus rodillas eran una preciosidad.
Vere se obligó a apartar la mirada y fingió interés en sus propias rodillas. Cerró los
ojos por un segundo y los abrió, pero no ayudó. Curtis aún no había dicho nada y
probablemente no iba a decir nada.
El silencio se había extendido hasta el punto de que no habría manera de que ella
se recuperara de este momento.
Nunca. Nunca. Nunca.
Y entonces, algo increíble sucedió.
Curtis Wishford, la principal estrella mariscal de campo, y el más perfecto de todos
los chicos, extendió la mano y giró su barbilla hacia él.
Entonces fue cuando todos y todo en todo el auditorio simplemente
desaparecieron. El ruido, los estudiantes pululando alrededor, la Sra. VanDeWirth
bajando del escenario, todo ello se desvaneció a negro. Ella y Curtis se convirtieron
en las dos únicas personas sentadas en el centro del escenario.
Miró hacia la derecha a sus hermosos ojos verdes y se sentía bastante bien. Ningún
cuerpo temblaba. ¡Ningún puño apretado a la espera de golpearle y sus acaloradas
mejillas empezaban a enfriarse!
¡Dejo constancia, que esto está ocurriendo en frente de todo el mundo!
Ambos somos todavía conscientes, y no hay nada de sangre. ¡También, nada de vehículos de
emergencia siendo llamados para este momento! ¡Hurra!
Sonrió y le pellizcó la nariz.
―Lo has dicho perfectamente, y era justo lo que quería oír. Cómo fuiste tan
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honesta, voy a poner las cartas boca arriba. Yo, tomando teatro, es mi lamentable
intento para hacerte saber lo mismo. He estado todo este tiempo contigo, también.
Y mucho antes de que me noquearas.
―¿Lo hiciste? ¿Has? ¿Estás? ¿En serio? ―Ella se frotó la nariz, él lo había puesto
bastante difícil. Qué embarazoso. Esto tenía que ser algún tipo de alucinación.
Él asintió con la cabeza, con una expresión todavía sincera. Le tocó la punta de la
nariz por segunda vez con su acción más perfecta, su dedo de gran tamaño.
―Podemos comenzar despacio. Amigos. Pasando el rato. Sin presión.
―Perfecto. Despacio. Despacio es perfecto.
¡Como tú!
―Te necesito para enseñarme cómo funciona esta clase. También espero que
puedas guardarme un secreto.
―Guardo muchos secretos. Soy buena en eso. ―Vere tragó saliva y logró una
media sonrisa, pensando de repente en Dustin.
Él le dedicó su sonrisa “de todos los americanos”, y le guiñó un ojo.
―En serio. Entonces te cambio uno de mis secretos por uno de los tuyos.
―Puede ser. Primero tú ―desafió ella y ¡le devolvió el guiño! Oh Dios Mío. Esto es
coqueteo.
Esta soy YO coqueteando con Curtis Wishford. ¡Y estoy lo bastante segura de que este es
Curtis Wishford coqueteando conmigo!
Curtis Wishford se inclinó. Su aliento a chicle se trasladó a los mechones de pelo
que le cubría su oreja. Ella se quedó mirando sus labios, pero no en modo de beso,
estaba esperando que masticara. Por Dios. ¡Creo que se tragó el chicle!
―Estoy muerto de miedo de parecer un completo idiota aquí ―dijo.
Vere se inclinó hacia atrás y lo miró directamente a los ojos. Podía sentir sus
mejillas y la parte superior de sus orejas cosquillearon para calentarse de nuevo,
pero no le importaba. Su corazón amenazaba con saltar fuera de su pecho en
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treinta direcciones diferentes.
Una vez más, ¡esto no se sentía a nada parecido a uno de sus momentos de ansiedad!
Este sentimiento tenía que venir de las mariposas. Eso o que se hubiera tragado
una pequeña granada y hubiera explotado.
―Ahora tú. Un secreto ―susurró, manteniendo su cara, entrecerrando los ojos
para escanear su mirada.
―Estoy muerta de miedo de que este momento pueda ser un sueño ―susurró ella.
―No lo es. ―Curtis sonrió, con una expresión expectante. Echó un vistazo por
encima del hombro e hizo una mueca―. Hmm. Sueño o pesadilla... de mí. Odio
tener que competir por tu atención.
―Ja. Como si alguna vez lo hicieras. ―Vere parpadeó. El mundo se estrelló de
nuevo, tan rápido que la desorientaba.
Curtis se volvió e hizo un gesto hacia el otro extremo del escenario.
―Tu séquito ha llegado. Debería haber sabido que iban a estar aquí. ¿Por qué creo
que quisiera que todo esto fuera para mí?
Dustin McHugh había entrado delante y al centro haciendo "el camino". Vere pudo
ver la cabeza rubia de Jenna moviéndose detrás. Dustin se labró un buen camino
por medio de los chicos sentados en el escenario.
Era como la división del Mar Rojo ya que la gente se alejó de él. Encogiéndose lejos
de él, en realidad. ¡Evitando todo contacto con los ojos y todo!
Saludó a todos y todas las personas que accidentalmente le daba la media mirada
con su nueva plástica y metálica tonta sonrisa y un sonoro: —Hola. Soy
Dussttthhin.
No tiene precio.
Por la forma en la mayoría de los chicos estaban actuando, Vere podría decir que el
disfraz estaba funcionando mejor que bien.
Jenna, distraída como siempre despreciando a los demás, y al hecho de que estaba
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colgada de Hunter Kennedy, saltó hacia adelante, parloteando alegremente.
Ah. Deben de haberse unido.
―Charlie me contó todo acerca del chico nuevo. Oí que es una amenaza. En cuanto
a Jenna Riley, ¿cuándo se dará cuenta de que sus trenzas son ridículas?
Vere miró de reojo a Curtis.
¿Qué quiso decir? ¿Por qué diría una cosa así?
―Me encantan esas trenzas. Y Dustin es impresionante. Ya lo verás. ―Ella
defendió a sus amigos, saludando con la mano para que pudieran verla. ¡No podía
esperar a que llegaran Dustin y Jenna simplemente para decirles todo lo que Curtis
le había dicho! Con la clase a punto de comenzar, tuvo que llamar su atención―.
¡Dustin, Jenna! ¡Por aquí! ―Ella agitó los brazos. Dustin asintió, levantó su dedo
índice para que esperara, y luego señaló hacia la Sra. VanDeWirth.
Cuando ella lo reconoció con su mejor giro de ojos, él contraatacó con el destello
de la ortodoncia.
Vere no podía dejar de reír.
―Mierda. ¿Has visto esa sonrisa? Charlie también mencionó que es horrible
―gimió Curtis.
―Sí. Pobre chico ―dijo Vere, tratando de sonar sombría al imaginarse la
verdadera sonrisa de Dustin. Quería reírse a carcajadas―. Él es, sin embargo,
súper agradable. Y el sobrino de Nan por lo que tenemos que incluirle ―añadió
alegremente―. ¿Qué más te dijo Charlie?
―Ninguno de nosotros puede meterse con él porque tu hermano siente lástima
por él.
―¡Vamos! Somos buenos amigos ahora. No es tan malo.
Curtis hizo una mueca.
―Sí es tan malo. Míralo. El tipo tiene suerte de que tú y Charlie lo tienen bajo
vigilancia porque hay algo en él. Algo que en cierto modo hace que quiera patearle
el culo.
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Vere frunció el ceño.
―No sabía que tenías un sentido del humor tan extraño.
―No lo tengo ―dijo Curtis mientras desvió la miraba de Dustin y la atrapó en un
mar de sus ojos verdes cielo―. Me pregunto ¿qué está haciendo aquí?
―¡Tal vez se inscribió en esta clase! ―Vere sabía que su voz sonaba demasiado
excitada, pero no podía evitarlo. Si él estuviera aquí, entonces estaría cerca para
ayudarle a mantener la calma si ella lo necesitaba.
Dustin había pasado acompañado de Jenna para saludar a la Sra. VanDeWirth
quien revisó su lista y asintió.
Curtis suspiró.
―Parece que lo hizo.
Dustin sacudía frenéticamente la mano de la Sra. VanDeWirth. La pobre mujer se
veía un poco borrosa a causa del movimiento.
Vere rió de nuevo. Cómo deseaba escuchar lo que Dustin le estaba diciendo.
―Va a ser el consentido de la maestra. ¿Tiene que ser tan ridículo y amigable?
―Supongo que sólo es su personalidad.
―¿Cuál es su problema? ¿Actúa o algo?
Vere miró a Curtis. Su expresión parecía bastante tranquila pero se preguntaba por
qué había sonado tan molesto.
―No estoy segura ―eludió Vere―. Me dijo que odia el teatro, y cosas cómo el club
de teatro así que es una sorpresa verlo.
—En serio ―dijo Curtis con una mirada ilegible. Pasó el lado de su dedo índice por
la mejilla de ella―. Bueno, quizá tiene la misma idea que yo.
El estómago de Vere dio un vuelco.
―Imposible. Sólo somos amigos. Y además… ―Dirigió una mirada hacia
Dustin―. No tiene oportunidad comparado contigo.
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―Ah. Eres muy dulce. ―Curtis sonrió.
Vere le devolvió la sonrisa. Trató de concentrarse en Curtis pero no podía
contenerse de seguir el progreso de Dustin.
Curtis tomó uno de los mechones que se le habían escapado y frunció el ceño
cuando ella se movió hacia un lado para poder ver mejor a Dustin. No había
manera de explicarle al ahora ceñudo Curtis que simplemente tenía que ver a su
protegido hacer sus andares de empollón de nuevo.
Algún día ella podría contárselo todo. Algún día se reirán de esto. Curtis estaba
actuando casi como si estuviera celoso.
Imagina.
E imaginar fue lo que ella hizo: la fiesta de bienvenida, animando en los partidos
de fútbol, el Baile Formal de Invierno, su primer beso en algún lugar, y por su
puesto… si todo iba bien, ¡el Baile de Graduación!
Jenna y yo estaríamos relajándonos antes de todos los bailes de la escuela después
de todo. Haría que Curtis le consiguiera a alguien con quien salir, ¡o yo no iría!
Vere se abrazó.
Quizá debería calmarse. Aún tenía que convencerlo de alguna manera de que de
verdad le gustara primero. Era un camino difícil el pasar de la etapa de “amigos”.
Aún había una enorme posibilidad de que “el incidente” apareciera de nuevo. Él
podría cambiar de opinión sobre esto.
Tenía que buscar una manera de que realmente le gustara, gustarle de verdad.
Como novia. Y una que durara más que su usual periodo de prueba de dos meses.
Toda la idea estaba haciendo que le doliera la cabeza.
Mientras tanto, sólo tenía que cuidar de Dustin. ¿Cómo no hacerlo? Tenía que
agradecerle a su BGF por todo lo que había sido capaz de decirle a Curtis hoy.
Su corazón estalló de orgullo por ella y por el éxito de Dustin. Podía decir que
Dustin la miraba directamente mientras él cruzaba el resto del escenario. Por la
baja iluminación sus gafas apenas eran de un ligero gris. Podía ver sus ojos
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brillando detrás de los cristales con su secreto compartido.
Él parecía estar a punto de echarse a reír.
Vere le sonrió, preguntándose si alguna vez se había sentido así de feliz.
A++ con un crédito extra como bono para ambos.
Regresó su sonrisa más brillante hacia Curtis, sobre todo para comprobar si de
verdad seguía sentado ahí.
Vaya. Ahí sigue. Cruzado de piernas, ¡y haciendo estallar una bomba de un nuevo chicle
amarillo! Voy a tener que decirle que no es una buena idea tragarse esas cosas.
Dustin llegó hasta ellos.
Sus botas hacían más ruido en el escenario que una estampida de elefantes. Se
acomodó demasiado cerca y se quedó ahí de pie actuando todo indefenso y
confundido. Sostuvo todas sus cosas en una desorganizada pila delante de él.
Jenna lo siguió de cerca, poniéndose a un lado de Vere. Le dirigió una mirada
rápida a Curtis y se le abrieron los ojos cuando se dio cuenta con quién había
estado sentada Vere todo este tiempo. Se encontró con la mirada silenciosa de Vere
que decía “¡qué-diablos!”.
Vere pronto le dirigió su sutil “medio-rodeo-de-ojos” más una rápida sonrisa de
lado. Traducción: “Lo sé. Y ¡OH. POR. DIOS!”.
Dustin dejó todas sus cosas en el centro de su pequeño círculo y tomo el lugar del
otro lado de Vere cerrando el espacio entre ella y Curtis.
―Tú debes ser Curttissh Witsshford ―dijo―. Vere me ha hablado de ti.
Vere jadeó y tuvo que morderse el labio.
Dios. ¿Es que Dustin no sabía cuándo detenerse?
Casi explotó en un ataque de risitas. Se contuvo lo suficiente para recobrarse y
mirar a Curtis dirigirle una mirada de disgusto a Dustin. Ni siquiera podía culpar
al chico. Curtis había sido enterrado en los papeles sueltos de Dustin y más
rarezas. Era como si Dustin hubiera tirado todo encima de Curtis a propósito.
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Curtis quitó la mochila de Dustin de sus piernas.
―Bueno, Charlie me ha contado todo sobre ti. Y tal parece, que no estaba
mintiendo ―dijo Curtis, dirigiendo a Dustin una risa enigmática y maliciosa
―¡Oh! Graccciassh. Charlie ha sshido tan genial.
Vere contuvo otra enorme carcajada, porque había captado la mirada de Dustin a
través de sus gafas. Se dio cuenta de que él se preguntaba qué era exactamente lo
que había dicho Charlie sobre él.
Dustin estaba absolutamente glorioso en este momento. Solidificando su
permanente, y públicamente desempeñado, estatus de idiota, todo mientras
sonreía como un tonto. Se alejó de Curtis de rodillas, murmurando “Lo siento,
perdón” a todos a su alrededor mientras recogía sus cosas. Podía decir por su voz
que Dustin también trataba de no reírse.
Curtis capturó la mirada de Vere al poner su brazo sobre su hombro y atrayéndola
hacia él. También se inclinó, acomodándose tan cerca cómo podía de ella y
golpeándola con su hermosa sonrisa.
Olvidándose de Dustin, ahogó un suspiro y le sonrió de regreso mirando sus ojos.
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287
¡Sí!
BGF es mejor que nada
Traducido SOS por QueenDelC
Corregido por MaryJane♥
De: [email protected]
Para: [email protected]
Asunto: Aguanta
Una semana completa sin ti y me arrepiento de haberte dejado subir a ese avión.
Siento la respuesta tardía de mi parte. Ha sido una locura. Y sobre sacarte de ahí,
trabajamos en eso. Parece que no podemos hacer una cita con el juez. No es tan fácil
ubicarlo desde este lado de Nueva York.
Una vez que la banda esté acomodada regresaré a L.A. para conseguir esa cita.
Ojalá tu mamá fuera de más ayuda.
Saludos,
Martin
S
oltó su teléfono sobre su mesa de noche con disgusto.
Ni de broma iba a responder el email de Martin. Ese bastardo necesitaba
marcarle a él.
Se levantó de la cama y abrió las cortinas para revisar si venía el auto de
Vere. Había prometido llevarlo a caminar. Aparentemente, había un lugar metido
en un vecindario cerca con una senda que Vere se “moría” por mostrarle.
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Una que tenía un montón de “rocas con formas geniales”.
De hecho, ella había nombrado al vecindario como el que tenía “¡La mejor y más
increíble pila de rocas en forma de corazón del mundo!”.
Pensó en su enorme sonrisa mientras ella había seguido hablando sobre las rocas,
cuando él sólo medio escuchaba, preguntándose cuántos vecindarios en Colorado
alardeaban de sus propios tramos para caminar. ¿Acaso los promotores de bienes
raíces no entendían que los espacios abiertos eran lotes perfectos, buenos y
vendibles?
Doble por el lote que tiene la mina de rocas en forma de corazón. Se rió por lo bajo
consigo mismo. Este lugar era tan extraño comparado con Los Ángeles, Nueva
York, París, el mundo real.
Claro que no le iba a decir a ella que no quería ir.
Porque, después de sus descripciones, y a pesar del hecho de que no quería hacer
otra larga caminata, de verdad quería ver a Vere dando saltitos, emocionándose y
hablando efusivamente sobre las rocas.
¿Quién no querría estar ahí para eso?
Abrió la ventana un par de centímetros para escuchar su bocina cuando llegara.
Regresando a su cama, suspiró, contemplando lo rápido que pasaban los días.
El email de Martin se había sentido como una fuerte bofetada en el rostro. Le
recordaba su vida real. Su antigua vida.
Casi había olvidado todo en sólo un par de días.
Incluso se había olvidado de sí mismo. Por completo.
Y voy a seguir estando olvidado.
Justo ahora, no quiero ser nada, o nadie, más un chico que está esperando por su mejor
amiga.
Eso es todo. Y ese soy yo.
También admitió que le gustaba la escuela. Merodear por la cafetería y los jardines
de la escuela llenos con cientos y cientos de chicos, chicos que no gritaban o hacían
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una multitud a su alrededor, era realmente genial.
Las clases con sus bancos alineados, llenos de más chicos también había sido una
novedad. La clase de teatro ahora era su favorita.
No porque le gustara mirar las escenas y sketches, pero porque amaba ver a Vere
amado su clase de teatro. El auditorio era obviamente una droga para ella. El área
detrás de bastidores parecía el lugar en donde se permitía brillar con absoluta
confianza. Al igual que las luces que amaba acomodar en el escenario para hacer
las cosas más brillantes, todo el ambiente iluminaba a Vere de la misma manera.
Por dentro y por fuera. Desde luego, este hecho la hacía aún más bella de lo que
normalmente era.
Para él, al menos.
Moño, shorts flojos, y esos enormes ojos cafés y todo. La chica había comenzado a
atontarlo con una simple sonrisa, o una de sus pequeñas miradas. Y todos los días.
Mientras ella salía, esperando a que Curtis la notara más.
Hizo una mueca ante ese pensamiento. Sin tan solo Vere estuviera mirando a todos
en la clase de teatro con sus ojos brillando, los bordes de sus mejillas sonrojados,
buscando encontrar un vistazo de él.
De seguro él no la haría esperar. Si pudiera cambiar de lugares con Curtis, haría
todo en su poder para hacerla suya. Para siempre.
Pero no era Curtis. Era el inepto BGF.
Y estaba funcionando bien para ambos propósitos. No era que Vere no pareciera
feliz de tenerlo cerca todo el tiempo. Maldición, parecía querer salir con él más y
más.
Pero en todas las peores formas posibles.
Si tan solo me quisiera de la manera correcta.
¿Pero, quiero eso? ¿De verdad?
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Soltó un largo y molesto suspiro.
No es como si va a cambiar de gustos con Curtis y andar de la mano públicamente conmigo
en mis pantalones llenos de bolsillos. El suicidio social nunca fue su plan. Curtis Wishford
es su plan…
Trató de imaginar un escenario en su otra vida. Caminando en L.A. con Vere,
presentándosela a la banda, su séquito. Mostrándole su monstruosamente enorme,
pero vacía casa y se puso nervioso.
Demonios, no. Además, ese lugar absorbería la vida de sus ojos. Una vez que
supiera todo sobre nuestra familia, sobre mí… simplemente no querrá encajar ahí.
El estúpido estatus de BGF es todo lo que voy a obtener. Además, ¿quién sería para
Vere en California? La misma persona que soy para ella aquí en Colorado: No.
Curtis. De alguna manera lo dejó claro esta semana, junto con decirme cada
segundo de su vida amorosa. Su adorable, hilarante vida amorosa…
Escuchar por trozos del pasado de Vere y familia ultra normal se había vuelto
parte de su rutina diaria. Su diversión secreta, pero cada vez más, su tortura
privada entre más conocía de ella.
Porque comienzo a adorar cada pequeña y loca cosa que hace. La chica puede
hacer un pie desde cero. ¿Y viene a pasar el rato con la tía Nan para ver televisión y
tejer? TEJER. ¡De verdad me está haciendo un sombrero! ¿Quién hace esa clase de
cosas de abuela? La chica más adorable del mundo, eso es.
Sabía, de hecho, que la opinión de Vere sobre la clase de teatro había subido este
año. Vere se lo había dicho hacia horas antes de camino a casa.
¿Por qué?
Le dirigió una sonrisa cínica al ventilador en el techo.
Porque Vere le cuenta todo a su mejor amigo.
Por mucho que amara mirarla sonreír y ser feliz, comenzaba a comprender, muy
dentro de sí, que había una posibilidad de que esta cosa del BGF eventualmente lo
aplastara. Que aplastara su corazón al menos, mientras la relación de Vere con el
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Sr. Idiota-ford crecía más fuerte al tiempo que se veía forzado a observar.
Y está sucediendo. Lentamente, y de seguro, justo frente a sus ojos. Curtis se
encantaba cada vez más con Vere a cada segundo.
¿Cómo no hacerlo?
Para agregar sal a la herida, Dustin ni siquiera podía mostrarse. Tocar la guitarra,
escribirle una canción a Vere, actuar sus partes asignadas de la manera en la que él
quería actuarlas, o al menos buscar el lugar protagónico del musical. De hecho
estaba reprobando la clase de teatro porque había jurado que le tenía miedo al
escenario y se había negado a presentar tres sketches seguidos. Estaba atorado.
Tratando de no llamar la atención. ¡Como si importara! Tenía menos “juego” que
un sapo. Vere lo trataba como si ni siquiera pudiera recordar que había sido
alguien más aparte de Dustin el idiota, su BGF-esclavo. Peor, a la fecha, Vere le
había dicho cada insoportable detalle de sus interacciones MENTALES con Curtis.
Todo. Y luego, lo había bombardeado con preguntas de chicas y mejores amigos
como:
Lo que Curtis seguramente quería decir cuando le guiñó el ojo esa vez. O,
si debería mandarle un mensaje de texto. Qué debería enviarle si fuera lo
suficientemente valiente. O por qué Curtis aún no le preguntaba su número, y por
lo tanto, quizá era inapropiado enviarle un mensaje. (¡Porque había robado su
número del teléfono de Charlie hace dos años!)
MALDICIÓN.
Había comenzado como algo divertido, y estaba feliz de tratar y ayudarla a
interpretar las movidas de Curtis. Pero después de unos días de eso, todo se había
salido fuera de control.
Sobre todo porque Curtis no tenía ninguna movida. Además de ser insufrible, eso
es. ¡Pero Vere parecía nunca notar esa parte sobre el chico!
Él era totalmente inadecuado para ella.
Hoy había sido un ejemplo épico. Ella había estado toda asustada sobre el
almuerzo porque Curtis pareció distraído justo frente a ella. Sólo así, fingiendo no
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estar interesado.
Ella seguía preguntando: “¿Crees que es una MALA SEÑAL? ¿Crees que terminó
antes de haber empezado? ¿Mi oportunidad está arruinada?”
Tuvo que morder el interior de sus mejillas.
Sobre todo para no terminar gritando: “EL MALDITO BASTARDO NO ESTABA
DISTRAÍDO. CURTIS ALCANZÓ A VER PARTE DE TU SOSTÉN CUANDO TE
AGACHASTE. ¡LO PUSISTE EN COMA!”
En lugar de eso, murmuró una respuesta inútil, de mejor amigo que sonó como:
―Estoy seguro de que no fue nada. Le gustas, de verdad, de verdad, de verdad
que sí.
Maldición. Me había puesto a MÍ en coma.
¿Quién diría que Vere Roth usaba un montón de encaje debajo de todas esas sudaderas?
Demonios… pero, amo a una chica con encaje también…
Para agregar aún un poco más de sal a todo, Vere hablaba efusiva y
constantemente que su “exposición a los chicos” y los consejos de BGF estaban
funcionando. No podía huir del hecho de que toda esta horrible pesadilla era su
maldita culpa.
Suya y de Charlie.
Incluso había acordado con Charlie que las cosas no podían ser mejores. Vere había
salido de su escondite esta semana, y Curtis lo había notado. Notado demasiado,
de hecho.
Como sea. Bien. Lo que sea que quieran. Mis relaciones son cortas. No tengo derecho de
estar enfadado. Al menos no con Vere, Charlie o incluso Curtis.
Se dio la vuelta para poder tomar su teléfono. Se le quedó viendo hasta que su
cabeza dio vueltas. ¿Debería conectarse de nuevo y re-leer el email de Martin?
¿Debería sólo llamar al chico?
Sacó el número de Martin de su lista de contactos. La pantalla se iluminó.
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Listo. Tecléalo. Tecléalo y llama.
Martin dijo que nada de llamadas directas. Sólo por si acaso.
¿Sólo en caso de que qué?
Miró fijamente el número en la pantalla hasta que se volvió negra.
¿Una llamada podría atraer al comando de medios rastreadores de llamadas y
estrellas pop? Y si lo hacía, ¿serían capaces de localizarlo en este pueblo olvidado
por Dios? ¿Y qué si lo hacían? Quizá podría dejar un mensaje rápido. Rogarle que
le diera una fecha límite para toda esta locura.
Eso era todo lo que necesitaba. Para poder contenerse, los sentimientos demasiado
grandes sobre su enamoramiento, si pudiera mentalizarse a cuando todo esto
terminara, se sentiría más calmado.
En lugar de motivarlo a marcar, su corazón dio un vuelco ante ese pensamiento. Sí,
su enamoramiento era doloroso, pero también era el mejor sentimiento que había
tenido jamás. Y no podía imaginarse cuán vacío estaría si llegara a cesar. Si Martin
lo llamaba a casa, entonces tendría que terminar. En un pánico repentino, le marcó
rápidamente a Vere.
―¿Hola? ¡OH POR DIOS, Dustin! ―Su parloteo lo hizo sentir mejor de
inmediato―. Voy tarde. Estaba viendo ese increíble programa sobre cómo DaVinci
pudo haberse comunicado con, o posiblemente fuera, un alien. ¡Todas las señales
están ocultas en sus pinturas! TAN GENIAL. Estaré ahí cuanto antes.
Él sonrió.
―No puedo esperar a oír sobre eso. Ahora apúrate.
Cuando colgó, la batería parpadeaba una advertencia.
La señal de carga se volvió de verde a roja, justo cuando tenía la enorme urgencia
de hacer una segunda llamada. De marcarle a su mamá. Ansiaba el sonido de su
voz. Incluso si ella aún estuviera molesta con él.
Y esa sensación lo asustaba hasta los huesos mucho más de lo que su
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enamoramiento con Vere Roth lo hacía.
¿Y si su mamá aún no lo había perdonado? ¿Y si todavía se negaba a hablar con él?
Su corazón explotó con ese pensamiento. No saber se sentía mejor que la
posibilidad de que ambos no volvieran a hablar nunca más.
Lanzó su teléfono al cajón junto con la carta de su mamá. Escuchó el sonido del
auto de Vere afuera.
Como sea. No soy el chico con la vida revuelta.
Soy Dustin McHugh, pasando el rato en casa.
¡Un chico que camina, y ama la clase de teatro, y ahora es, oficialmente, un huérfano que
vive con su tía!
Un huérfano sin teléfono celular, porque no lo voy a recargar, o a levantar esa cosa de
nuevo.
Si a otras personas no les gustaba eso, entonces podían aparecerse aquí en Colorado con sus
ideas sobre quién soy y qué es lo que hago.
Pero por ahora, era suficiente con esto, porque era la única cosa que se sentía bien
y real y a gusto.
Vere tocó la bocina y elevó la música del radio del auto. Para su sorpresa, estaba
escuchando… ¿GuardeRobe?
Sonrió, se puso su retenedor, tomó sus gafas, uno de sus chalecos, una gorra de
camionero y se apresuró hacia el recibidor.
¿GuardeRobe y Vere? ¿Enserio?
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Sería un paseo interesante.
Roca con forma de Corazón
Traducido SOS por Kirara7
Corregido por La BoHeMiK
―B
ueno, empieza a buscar, este es el lugar donde
encontré las mejores cosas.
Ellos conducen a las afueras del Monumento hacia
Falcon Canyon Open Space. Vere y Dustin se habían
detenido atrás del área de parqueo, hasta que
alcanzaron un arroyo seco que corría paralelo al sendero principal.
―También aquí puedes encontrar la mejor madera petrificada. La cual se
desvanece en las inesperadas inundaciones.
Él frunció el ceño al cielo nublado.
―¿Inesperadas inundaciones? Deberíamos estar parados aquí. ¿Qué si está
lloviendo en el Pico Pikes?
―Buena pregunta señor Dustin, “La naturaleza es segura”.
Vere lo tomo de los hombros e hizo que mirara la montaña en cuestión. Ninguna
nube flotaba cerca de la montaña. Él se quitó sus gafas y le dio una sonrisa
avergonzada.
―Bien. ¿Pero qué hay con la posibilidad de que una gran manada de leones de
montaña nos ataquen desde todos esos arbustos? No creo que debamos alejarnos
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del camino.
―Deja de mirar los arbustos. Ojos sobre la arena. Es perfectamente seguro aquí.
Busca el material en las protuberancias de la arena color marrón. Estos se
erosionan en impresionantes sedimentos de hierro. Entrena tus ojos para buscar
cualquier cosa que tenga la apariencia de canicas o pelotas cubiertas de arena. Son
fáciles de evadir y son tan…
―¿Impresionantes? ―Dustin se rio, llegando a su lado―. Estoy buscando. Para
mí, todas parecen rocas normales.
―No… ya verás. Sigue caminando y mirando hacia abajo. Y… ¡allí! ¡Oh por Dios
hay una con forma de corazón!
Ella camino hacia el frente y recogió el cuarzo blanco con forma de corazón.
―Mira la parte de abajo, tiene forma triangular con grumos. Arriba… dos
protuberancias conectadas por una pequeña “v” ¡haciéndolo ver como un corazón!
Ella sonrió y se lo entregó.
―Ahora que has visto uno, los buscaras para siempre. Son adictivos.
Hunter movió la roca en sus manos
―Diablos, tiene forma de corazón.
―¿Dudaste de mi sobre este lugar? Tengo cientos de estas en un recipiente de mi
habitación.
―Nunca he visto tu habitación, ¿está permitido? ―le preguntó, alejándose antes
de que ella pudiese ver si lo decía enserio o estaba bromeando.
―Si quieres. Es normal. Con afiches, basura, pero si planeas ir, necesito que me
avises con diez minutos de anticipación.
―¿Por qué? ¿Tienes que quitar todos tus afiches secretos de GuardeRobe? ¿Y fotos
mías enmarcadas?
Ella lo golpeó en el hombro.
―No.
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―Ah, lastima.
Él sonrió pero por alguna razón su voz no parecía tan relajada como de costumbre.
―Estoy muy orgullosa del afiche de GuardeRobe que tengo allí ―agregó.
―¿Qué?
―Sí, lo robé de la parte de atrás del armario de Charlie. El chico no tiene idea de
que ahora es mío. Tenía que tenerlo. Es una cosa sobre amistad y lealtad. ―Dejó de
lado la parte acerca de cómo le gustaba tener los ojos azules de Dustin sonriéndole
solamente a ella―. Pero en caso de que no lo hayas notado, me he convertido un
poco en una “fangirl”. Sé que lo dije cuando veníamos para acá, pero lamento
haberme burlado de la música, es realmente buena. ¡Increíble, en realidad!
Él negó con la cabeza, su mirada era difícil de leer.
―¿Y Fangirl para ti… que significa exactamente? ¿Les estas twitteando,
acosándolos, amigos en Facebook de cada uno de los miembros de la banda?
Ella frunció el ceño.
―Oh… uh ¿robe el afiche? He escuchado el último álbum seis veces y creo que
una vez conocí al líder ―Lo miró―. ¿Es suficiente?
―Ni. De. Cerca, llámame cuando estés enviado alguna foto tuya, te ayudaré a
escoger unas. Algunas chicas tratan de enviar las de ellas sin ropa, no
recomendaría eso.
―Sí. No va a pasar. ―Lo golpeó de nuevo, más duro―. Mi Dustin Mchugh le tiene
fobia al estar desnudo ―bromeó―. No se ducha o va al baño, sin sus camisas a
cuadros toda abotonada hasta arriba.
Él se rio.
―Es cierto, me baño con las camisas puestas, ahorra jabón.
Él le entrego la roca, pero ella negó con la cabeza. Explorando el suelo en busca de
otra.
―Guárdala, es tu primera. Si seguimos haciendo esto tendrás varias cuando vayas
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a casa.
―¿Ya te aburriste de mí?
Vere lo miro, sorprendida por su tenso tono.
―¿Qué? No, por supuesto que no ¿es lo que quieres no? ¿Ir a casa?
―Lo que quiero es…
Su teléfono sonó contra la pierna, el sonido de las trompetas salía de su bolsillo.
Ella sintió que sus mejillas se volvían moradas.
―¡Oh, por Dios! ¡Es Curtis! Él me envió un mensaje. Le di un tono especial y…
―Las trompetas sonaron de nuevo. El corazón de Vere se disparó―. ¡Finalmente!
Hunter se puso sus gafas de nuevo.
―¿Qué dijo?
Ambos miraron al mismo tiempo la pantalla y leyeron: “Hola”.
Ella miró a Dustin.
―Esto es serio, ¿qué debería decir? Empieza a darme un consejo. Rápido.
Dustin sonrió.
―¿Podrías intentar enviarle: “Hola”? ―Se encogió de hombros.
Vere lo miró.
―¿Sólo “Hola”? ¿O debería escribirle “Hola” y una sonrisa?
―Oh por Dios mujer, dame el teléfono. No vamos hacer esto. Es hora de cerrar
algo de este trato.
Escribió rápidamente: “Hola. ¿Vas a venir?”
―Santa madre. No acabas de hacer eso. ―Vere tomo su teléfono de vuelta.
Curtis le envió un mensaje: “Si, tu hermano me invito para la cena ¿no te dijo?”
Dustin resopló.
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―Él estaría primero por la comida.
―Siempre cena en nuestra casa, es normal ―Vere lo defendió, mirando mal a
Dustin―. ¿Qué te pasa?
―Lo siento, supongo que estoy cansado.
Ella escribió: “Sí, supongo que te veré allí” en su teléfono. Y luego cuando las
trompetas se apagaron en respuesta ella se alejó de Dustin para que no pudiera ver
y escribió algo más.
―Vere estaba bromeando, ¿qué se están diciendo?
―Él traerá los duraznos del árbol de su mama. ¡Le dije que nos haría algunos
batidos! ―sonrío―. A él le gustara eso, ¿no crees?
―Sería un tonto si no le gustara. ―Negó con la cabeza y pateó la arena en el seco
arroyo.
―Las rocas normalmente no están enterradas tan profundamente ―dijo mientras
él se movió lejos de ella―. Esto me está matando. Por qué no me contesta.
―¡Mira esto! ¡Encontré una! ―Dustin sostenía una pequeña roca blanca.
Vere se acercó y examino la roca.
―Sí, un perfecto corazón. ¿Ves? te dije que eran increi…
La trompeta sonó de nuevo. Vere se rio, alejando la mirada de Dustin mientras él le
fruncía el ceño a su teléfono.
―Será mejor que le cambie el tono, es demasiado, lo sé. Deja de mirarme mal.
―Abrió las configuraciones, todavía riéndose, cambio el tono y leyó el siguiente
mensaje.
―¿Él quiere saber si vendrás a cenar?
Dustin alzó una ceja.
Ella le sonrió.
―¡Deberías! sabes que a mi mamá no le importara. Batidos de durazno, tu
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favoritos.
―No
―¿Estás seguro? ―Frunció el ceño, preguntándose sobre su tono de voz.
―Sí. ―Él tomo su mano, presionando la pequeña roca es su palma antes de
continuar―: tengo tareas que hacer y estoy luchando contra un malestar de
estómago. Además de calambres por todos lados.
Ella cerró sus dedos alrededor de la roca, mordiéndose el labio con preocupación.
―¿Entonces deberíamos irnos? ¿Por qué no me dijiste?
―Se han estado yendo y viniendo durante la semana.
Él se volvió pero no antes de que ella viera una expresión de verdadero dolor en su
rostro.
―Pobre de ti.
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―Sí. De cualquier manera, tú querías estar lista. Así que vámonos.
Lo que realmente pasó
Traducido por Rihano, Sherliin, Rockwood e Isane33 y SOS por Helen1
Corregido por Ireenml
De: [email protected]
A: [email protected]
Asunto: Quédate ahí.
Hola, estoy escribiendo esto sobre la marcha.
Desearía poder despedir a tu impostor. Él se ha vuelto un picapleitos.
Temo que si lo corto ahora, le contaría de nuestro trato a la prensa. Pequeña mierda.
Le di un aumento y una tarjeta de crédito para calmarlo. Todo este asunto me está
produciendo una úlcera.
Antes de que colgara de nuevo, tu mamá me dijo que estabas bien. Estoy contento de
oír las nuevas, pero, ¿pueden ustedes dos dejar de charlar? La factura del teléfono
celular muestra que ella ha llamado a Colorado todos los días. En ocasiones dos veces.
Pensé que dije que ninguna llamada directa.
¿Tuviste tiempo para escribir algo de música o las letras al menos? Envíame por
correo electrónico cualquier cosa que tengas. Pronto vamos a comenzar con el
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material de la reserva, pero se acabará rápido. Te necesitamos. Más de lo que crees.
Continúa de bajo perfil. Nada se ha filtrado aún. No puedo creer que esté
funcionando. Otra semana y estoy de regreso en Los Ángeles. LO JURO. Te tendré
permanentemente en casa para Acción de Gracias.
Eso o, tendré una embolia. Ya que parece que estás hablando con tu madre tanto,
¿puedes convencerla de que por favor atienda mis llamadas de nuevo?
Han sido dos días de ley del hielo. Necesito hablar con ella. Cualquiera que sea el
juego que ustedes están jugando, me ha hecho perder mi sentido del humor.
Tenemos los contratos. Dile a tu mamá eso. ¡Tenemos los contratos y yo no aprecio
que tú y tu tía me estén fastidiando!
Martin
Qué demonios. ¿Qué quiso decir con que mamá había llamado aquí?
Habían pasado tres días y un fin de semana entero desde el último correo
electrónico de Martin.
Desde la noche en la que Vere y él habían ido de excursión y ella había hecho
malteadas de durazno para Curtis. Hechas a mano, probablemente cortados a
mano, frescas malteadas de durazno, ¡que no eran para él!
Aún peor, apenas había visto a Vere o a Charlie en todo el fin de semana. Ellos
habían ido al juego de fútbol americano del sábado. El domingo, le dijeron que
“tenían algo que hacer”.
También, ambos habían estado actuando en verdad extraño.
Quiere decir: ellos habían querido algo de tiempo sin él. Más que probablemente
para que pudieran pasarlo “con Curtis”. En lo que se sentía como algún tipo de
“premio de consolación”, Vere había medio prometido que ella lo llevaría a la
caminata con las rocas de nuevo esta tarde.
Después de que ella le había dejado claro que su tiempo con su “mejor amigo”
ahora dependía todo del horario de Curtis. También Jenna había estado
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quejándose algo acerca de esa situación hoy.
Al menos, él no era el único sufriendo.
Se obligó a pensar en el correo electrónico de Martin. Su mente había estado
girando tanto sobre el progreso de Vere con Curtis, que él prácticamente se había
olvidado de su reemplazo.
Bueno, si el falso ÉL estaba causando estragos en Nueva York, entonces las cosas
probablemente estarían funcionando bien. No extrañaba nada de ese escenario en
este punto. Secretamente esperaba que el chico fuera atrapado en un cuarto de
hotel con doscientas bailarinas exóticas desnudas, o que alguien se daría cuenta
que el chico no era ÉL.
¡Mierda! Que la prensa nos ejecute a todos.
¡Martin lo merecía por contratar a ese tipo y salir con este plan idiota!
No había sido capaz de resistir revisar su teléfono. Cargó la cosa solo lo suficiente
para ver sus correos. Pero ahora arrancó el cargador de la pared. Estaba molesto
consigo mismo por no ser lo suficientemente fuerte para dejar el teléfono en paz.
Se rodó y abrió violentamente el cajón superior de su mesa de noche, alcanzando a
ver la caja doblada de tinte para el cabello que había traído desde Falconer,
destellando desde la parte de atrás del cajón.
La mujer en la caja le sonreía como siempre. Le dio vuelta para tapar su cara, lanzó
su teléfono ahí de nuevo y sacó el tubo medio usado de crema cicatrizante del
bolso que Martin le había dado en el aeropuerto.
Vertió un poco de la brillante crema verde sobre su dedo y diligentemente la frotó
en cada muñeca mientras evaluaba su auto infligido daño.
Una gruesa, casi luminosa, línea rosa claro aún era muy visible en cada muñeca. La
mayoría del furioso color rojo había desaparecido. Las líneas habían disminuido de
ancho, pero no mucho.
Él odiaba mirarlas. Quería que desaparecieran.
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Se fueran.
Añadió un poco más de crema por si acaso y frotó esa también. ¡Ningún correo de
Royce y Adam!
Nada. Nada en absoluto, Demonios, incluso algunos chistes enviados, o esos
anuncios que prometían hacer tu pene más grande habrían sido fabulosos en este
momento.
Y faltaba una eternidad para Acción de Gracias. ¿Qué pasaba con este mes, o con
Octubre, por lo menos? Ellos habían prometido que sería pronto. Acción de
Gracias no era pronto.
Se sentó en el borde de la cama y descansó su cabeza en sus manos mientras
miraba con furia la mesa de noche. Desde ese momento decidió dejar el estúpido
teléfono móvil muerto, sin importar qué. Sin revisiones obsesivas, sin llamar a
Vere esta vez.
Nada de eso.
Él necesitaba ser capaz de pasar por esto solo.
Un suave toque combinado con la voz de la tía Nan vino desde el otro lado de su
puerta.
―¿Estás ahí? He estado limpiando el armario de ropa de cama y tengo algo…
Él saltó de la cama y abrió la puerta de golpe.
Su extraordinariamente rápida aparición la había sobresaltado porque ella había
saltado hacia atrás.
―Oh bien. Ahí estás…. he conseguido…
No le dio oportunidad de terminar.
―¿Mi mamá ha estado llamándote todos los días?
Ella parpadeó detrás de sus lentes, hablando por encima de los dobleces de un
blanco edredón.
―Sí. Ella llama. Algunas veces hasta dos veces.
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―¿Qué demonios? ―Atónito, Dustin se congeló y solo podía mirarla a los ojos.
La tía Nan se movió sobre sus pies, una señal de que ella necesitaba sentarse, o que
estaba nerviosa.
―Ella no quería que tú supieras.
Él tomó el edredón de sus manos y se hizo a un lado para dejarla pasar al cuarto.
Ella señaló al edredón.
―Eso es para ti. A pesar del largo verano indio que estamos teniendo, va a
comenzar a enfriar bastante en la noche.
―¿Eso fue todo? ¿Ahora estamos regresando a hablar del clima? Creo que debería
dejarlo claro. ―Dustin cruzó el cuarto y arrojó el edredón sobre su cama mientras
continuaba―. ¿Qué demonios? ¿Qué demonios está haciendo mi mamá
llamándote todos los días? ¿De qué demonios habla ella, y por qué demonios no
me habías dicho? ―dijo él, su voz fría como hielo.
La tía Nan hizo una mueca de dolor y frunció el ceño mientras ella prácticamente
lo atropellaba con sus zapatillas.
―Te agradeceré que no uses lenguaje grosero en esta casa o me hables de esa
forma, jovencito.
―Lo siento ―dijo, sintiéndose mal por hacerla enojar.
Asintió y entrecerró los ojos hacia él, haciendo que las líneas de su sonrisa se
vieran profundas. Era imposible permanecer molesto con esta mujer. ¿Por qué él
debería? Nada de esto era culpa de ella.
―No sabía que las llamadas que tu mamá me hacía eran un problema. Pensé que
tú sabías que nosotras hablábamos. Tu mamá lo insinuó bastante.
Dustin estaba dejando que el fuego saliera de su voz.
―Yo ni siquiera he tenido una llamada, ni un correo, o incluso un asqueroso
mensaje de texto de mi mamá, y ella ha estado llamándote cada día.
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Nan suspiró.
―No sabía eso. Ella ha llamado para saber de ti. Para ver si estás bien. Deprimido.
Triste. Si vas a recaer. Cualquiera de esas. Le digo diariamente que estás bien y
feliz, así ella vivirá tranquila sus días. ¿Has leído la carta?
―No. ¿No ves? Esa mujer le gusta jugar. Ella está jugando conmigo con esa carta y
yo me rehúso a jugar. ¿Por qué nunca te hemos visitado en tanto tiempo si ustedes
dos eran tan cercanas?
―Ustedes solían hacerlo. Creo que viniste aquí al menos dos veces al año hasta
que tuviste seis. Tristemente, parece que no lo recuerdas pero yo sí. Tu mamá
protege mucho sus sentimientos. Ella siempre ha sido una persona muy privada.
No es su estilo hablar de cosas que te ocasionarían dolor. Lo que pasó con la
muerte de tu papá… traerlo a colación te lastimaría, estoy segura.
―Tal vez no tocar el tema en absoluto ha sido peor. Quién sabe. ―Alejó la mirada
de sus demasiado amables ojos, mientras su garganta amenazaba con hincharse.
―Como una madre, ella te ha cobijado. Tampoco nunca permite a nadie entrar en
su cabeza con respecto a tu padre, a menos que confíe en ellos por completo.
―Correcto. Entonces eso sería la razón por la que nunca me habla. Soy el primero
en su lista de indignos de confianza. ―No pudo esconder el tono sarcástico en su
voz.
―No. Ella está protegiéndote. Y a mí. Y a su propio corazón roto, estoy segura.
Él puso los ojos en blanco. ―Tú debes valer mucho dinero si ella está cuidando de
ti también. ¿La tienes en tu testamento o algo así?
―Tranquilo. Tu mamá compró esta casa para mí. Si ella está en mi testamento es
solo para devolver el apoyo que le di a ella después de que tu verdadero padre
murió.
―¿Hace cuántos años compró esta casa? ―Tenía que saberlo.
―Hace seis años.
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Se encogió de hombros, forzando para tragar el bulto en su garganta.
―Si lo meditas, entonces, ¿en realidad no compré yo esta casa para ti? Todo era mi
dinero, mi tiempo en frente de la cámara. Todo el dinero de mi mamá viene de mí.
―Esta conversación es totalmente inapropiada, pero te voy a complacer. ―Sonaba
ligeramente molesta de nuevo. No la culpaba; era un tema burdo. Pero el dinero
siempre era burdo, ¿no?
―Era de mi conocimiento que tu mamá ganaba su propio sueldo. Ella se ha
llevado al borde del agotamiento como tu representante. Hasta que tú pudiste
permitirte un séquito mayor, ella trabajó 80 horas a la semana o más. No puedes
negar eso. ―Nan suspiró y pareció desmoronarse―. Sabes que no estás siendo
justo.
―Quizá. ―Miró hacia otro lado―. Pero hablemos de lo que es “justo”. ¿Fue justo
de su parte sacar ese salario inflado de mi espalda? Nunca pedí esta carrera,
simplemente sucedió.
―Tú nunca, ni una vez le dijiste a alguien que querías parar. Pensé que te gustaba.
¿Quieres parar? ¿Ahora?
Esa pregunta lo derribó.
―No lo sé. ―No tenía idea de cómo responder eso. Pasó su mano a través de su
cabello, tratando desesperadamente de asimilarlo―. Me gusta cuando la gente es
conmovida por mi música. Nunca he considerado parar como una opción. No
puedo dejar a mi banda. Ellos cuentan conmigo. Al igual que Martin y mamá. Si
paro, entonces, ¿cómo ganarían dinero? ¿Qué hay de los otros chicos?
―Encontrarán algo más que hacer. Estaban bien antes de que triunfaras en grande,
estarán bien después.
Él paró y la miró escépticamente.
―¿Lo estarán? Me lo pregunto.
Sabía que era un hecho que Martin y su mamá se derrumbarían si dejaba de
trabajar. Ninguno de los dos sabía nada más que trabajar con él. Y Royce y
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Adam… ¿Les importaría?
―No debes saber la historia completa de tu mamá. ¿Nunca te ha dicho como
empezó todo? ¿Tú trabajando en vez de ella? ¿No recuerdas? ―Nan se quitó los
lentes y se restregó los ojos. Se los volvió a poner y encontró su mirada.
―No.
―Tu padre… cuando él… murió, no dejó mucho detrás. Tú le habías rogado a tu
mamá para estar en la TV desde el momento en que fuiste capaz de hablar. Así
que, en un capricho te llevó a una agencia de talentos. Te contrataron, te hicieron
una sesión de fotos que fueron enviadas el mismo día. Fue solo cuestión de días y
¡poof!, filmaste ese comercial de cereales. Estábamos tan orgullosos de ti.
―Sí. He oído las historias. Solo recuerdo comer el cereal. Mamá nunca me había
dejado comer cereal con azúcar antes de ese trabajo. Después, repentinamente
podía tener cualquier cosa que quisiera. Porque yo pagaba todo, ¿verdad? No
podía decir que “no”.
―Absolutamente no ―replicó Nan―. Es realmente difícil decirle que “no” a un
niño cuyo padre acaba de fallecer. Todos nosotros solo queríamos que fueras feliz
así que lo echamos a perder. Tu carrera no fue por el dinero. No al principio. Les
dio a los dos algo grande que hacer para poder estar ocupados y olvidar lo mucho
que extrañaban a tu papá.
Su corazón se retorció, y susurró.
―Cuando pienso en él… No recuerdo su cara, pero sí recuerdo lo mucho que dolió
simplemente tenerlo un día y que se fue al siguiente… simplemente ya no estaba
ahí.
Nan asintió.
―Imagina cómo se sintió tu mamá. Tu papá fue el amor de su vida.
Imaginó a su mamá en un lugar que nunca consideró. Trató de pensar en cómo
había sido, más joven, feliz y completamente enamorada.
Cómo se sentía por Vere ahora mismo flotó por su mente.
Aunque se acababan de conocer, y ni siquiera estaban cerca de estar
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“enamorados”, su amistad con ella era la comparación más cercana que tenía.
Visualizó más adelante. Imaginándolos estando juntos por años y cómo se sentiría
si Vere muriera repentinamente. Pero era imposible quedarse con eso. Al instante,
un dolor abrasador causado con solo pensar en que Vere no estaría alrededor casi
implosionó su alma.
―Mierda ―murmuró, mientras una ola de carne de gallina cubrió su brazo y se
movió por toda su columna vertebral―. Mamá debió sentirse tan sola.
Aterrorizada.
Nan suspiró.
―Quedó completamente sola con un pequeño niño quien creía que ella podía
manejar las cosas. Después, ella no podía soportar ser apartada de ti. Otro factor
decisivo para permitir tu carrera. Tu trabajo los mantenía a los dos juntos cada
minuto.
―Pero más adelante… no debió haber dejado en mis manos el hacer todo el
dinero. Sentí totalmente la presión desde niño, aún la siento.
―Quizá. Pero no había manera que tu mamá pudiera predecir la cantidad de
dinero que hacías tan fácilmente por dramatizar frente a una cámara. No sin
ponerte en una escuela de tiempo completo o conseguirte una niñera. Sin embargo,
ninguno de nosotros estábamos preparados para tu fama, o lo que te ha hecho.
Pateó sus pies en la alfombra. ―La fama no me ha hecho nada. Ha sido genial.
Todo es sobre ella. Ni siquiera deja que me disculpe.
―De nuevo. Está tratando de protegerte. ―Nan negó con la cabeza―. No me
compete discutir nada de esto. No sin ella aquí para defenderse. Para explicar la
historia completa.
―Pero por supuesto ―resopló con disgusto―. Esa mujer nunca está aquí. ¿No
entiendes el patrón? Nunca está aquí para dar explicaciones y nunca está aquí para
mí, eso es absolutamente seguro. Estás totalmente equivocada con ella.
Se levantó y caminó hacia el escritorio para recoger sus gafas y su retenedor dental
y los metió en su bolsillo. Una oleada de ira, frustración y una inexplicable
desolación se disparó a través de él. Tan pronto como Vere llegara, él saldría
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huyendo. Si ella llegaba…
Por favor. Por favor. Por favor.
Sus pulmones se habían apretado por la falta de aire. Casi había olvidado ese
sentimiento. Miró de nuevo hacia afuera de la ventana. Para su decepción el VW
blanco no estaba a la vista para rescatarlo.
Dejó surgir su ira.
―Mamá usa el dinero de mi carrera para que ella pueda vivir como la maldita y
totalmente despreocupada de la vida, reina del hielo. Hace amigos, los deja amarla
y después abandona a todos a los que haya conocido.
Se alejó de la ventana y le disparó una mirada desafiante a Nan que la retó a
disentir.
―Ahora que he crecido para ser la completamente loca molestia, me está
abandonando también.
―Ella tiene miedo de que pienses eso. Solo puedo jurar que no es su intención.
―¿Oh, de verdad? ¿La mujer tiene una intención? ¿En cuánto a mí? Déjame
adivinar. ¿Arruinar mi vida? ¿No? Entonces su intención debe ser quitarme la
única cosa que amo que me queda. Mi música. Estoy tan enojado con ella. ¿Cómo
puede hacer que me quede aquí, castigado en Colorado así? Apesta. ¿No entiendes
lo que es para mí? Ya ni siquiera sé quién diablos soy.
Nan hizo una mueca.
―¿Tan malo es que seas Dustin?
No quería herir sus sentimientos.
―No. Tristemente, es asombroso. Todos tratan al “nuevo yo” como a una persona
en lugar de un frágil fenómeno generador de dinero. ¿A quién no le gustaría eso?
En cuanto a vivir aquí. ―Paró y miró alrededor de la cómoda habitación y de
regreso a su gentil, amorosa tía―. Es agradable, perfecto y también tú. ¿Está bien?
Ella sonrió. Continuó con esa suave, llena de amor voz que había usado todo el día
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con él.
―Es bastante obvio para mí que hay un hombre atrapado dentro de ti luchando
por respirar. Déjame darte un consejo. Los hombres adultos, hablan. No tanto
como una mujer, pero hablan. Abre los pulmones.
―Bien. ¿Entonces puedo decirte lo que pasó esa noche? ―Tenía miedo de
encontrar su mirada―. ¿Lo que hice? ¿Toda la historia?
―He estado esperando a que me lo digas.
―Son unos detalles horripilantes. No puedo soportar que estés gritándome.
Ella asintió.
―Lo intentaré.
***
Él se paró, tiró de la silla a lado de su tía y se sentó con el respaldo hacia atrás para
apoyarse. Contuvo una respiración dolorosa.
―Cuando destrocé el carro contra la puerta frontal… ―Se detuvo―, mamá estaba
arriba ignorándome como siempre. Después de que peleamos ella apenas puede
esperar para tomar su siguiente antidepresivo. ¿Sabías que está tomándolos?
¿Surge esa situación cuando te llama? ¿O simplemente hablan del clima?
―No. Sí lo sabía. Ella se pone realmente triste cuando ustedes dos pelean. Los
antidepresivos, como sabes, son algo que tu mamá ha necesitado para funcionar
desde que tu padre murió.
―Sí. Lo sé. Hemos hablado sobre eso. La medicación realmente la ayuda. Me
alegra que los esté tomando. La alternativa pudiera ser, que yo no tenga ningún
progenitor, creo.
―Podrías tener razón. Tristemente, la depresión corre en nuestra familia.
Dustin descansó su barbilla en su brazo y le lanzó una mirada sorprendida a su tía.
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–―No sabía eso. ¿De los dos lados?
Nan asintió.
―Tu mamá lamenta haberte enviado a Colorado, pero eso que me cuentas es la
razón principal por la que se asustó. Sintió que no tenía otra opción. Algún día
tendrás que creer en ella.
―Algún día ella va a tener que decirme “exactamente” eso, o no seré capaz de
hacerlo―. Encontró la calmada y quieta mirada de su tía Nan.
Asintió como si estuviera de acuerdo.
―Dime que pasó.
Tomó aliento.
―No sé por qué hice lo que hice. Hasta hoy, aún no tengo ninguna respuesta del
porqué. Todo lo que sé es que empecé a sentirme deprimido. Muy deprimido.
Sentía como que no tenía a nadie con quién hablarlo. Rayos, no es como que
quisiera admitir con nadie que tenía un problema. Estaba avergonzado de eso.
―Mucha gente se siente así.
―Así es como se me ocurrió la brillante idea de manejar todo por mí mismo. Esa
semana tomé a escondidas algunos antidepresivos de mamá. Pensando que me
ayudarían a sentirme mejor. Como el Advil lo hace cuando tengo dolor de cabeza.
La botella decía una al día. Así que tomé dos.
―Hunter. No voy a darte un sermón acerca de tomar el medicamento de alguien
más. Obviamente sabes que estuviste mal al hacerlo. Y que fue peligroso.
Le lanzó a su tía una mirada mortificada.
―¡Ya sé! Tristemente, esa semana, tenía mucho sentido para mí. Me sentía tan
desesperado. Había tomado dos al día por cerca de 6 días seguidos. En lugar de
hacerme sentir mejor, me habían hecho sentir más plano, como un cartón plano,
bidimensional, por dentro y por fuera. Pensé que quizá solamente necesitaba más.
Para ponerlo en marcha o algo. Esa noche, cuando todo se vino abajo, había
tomado un puñado entero, todo de una sola vez. De nuevo, fue mi culpa. Pero he
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pagado por ello.
Él no encontró su mirada esta vez.
―Mierda. Aún estoy tan avergonzado.
―No lo estés ―dijo―. Continúa si puedes.
―Sí puedo. De hecho, se siente bien decirte todo esto. ―Suspiró―. Entonces,
esperé, como toda una hora para sentir algo diferente dentro de mí después de que
tomé las últimas píldoras. Pero cuando no pasó nada, decidí pensar en otra cosa
que me levantara el ánimo. Ahí es donde el Porsche entró en juego. Mamá y yo
acabábamos de pelear. Ni siquiera recuerdo sobre qué. Ella había dicho que no
podía salir de la propiedad. Así que yo empecé a conducir el Porsche alrededor y
alrededor de la zona de aparcamiento cerrada y en torno a esa gran fuente en
nuestro pórtico. ¿La conoces?
―He visto fotos. Es encantadora.
―Era encantadora. ―Sacudió la cabeza―. Enorme. La parte superior era en
realidad una especie de falso poli-mármol. Gracias a Dios, o podría haberme
matado cuando cayó sobre el techo del carro.
Lanzó otra mirada avergonzada a su tía para ver si ella lo estaba juzgando o era
despectiva.
No lo estaba. No, en absoluto. Sólo triste.
Continuó:
―Era divertido darle la vuelta a la fuente. Y eso es lo que estaba haciendo.
Dándole la vuelta, como a 60 o 65 km por hora. Apretadas, rápidas vueltas que
hacían bombear mi adrenalina. Vueltas y vueltas hasta que golpeé la estúpida cosa.
Estaba tan sorprendido cuando mamá no vino afuera para ver que era el ruido,
que colapsé. Fue entonces cuando conduje todo el maldito Porsche por las escaleras
y lo incrusté en la puerta de entrada.
―Estabas realmente deprimido.
―Creo que en ese momento, yo estaba enojado. Pero sí, también deprimido. Yo
había alcanzado ese estado en el que nada me importaba ya. Y nada me parecía
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escandaloso, como conducir mi carro a través de la puerta principal, esa idea me
había parecido totalmente legítima. Lo que es peor, ya nada me hacía reír. O llorar.
Lo más cercano que puedo describir a la sensación que tuve esa noche es que de
repente todo, y quiero decir todo, parecía hastiarme endemoniadamente.
Dustin tomó otro aliento profundo y miró de nuevo a la tía Nan. Ella solo estaba
escuchando. Su rostro aún no manifestaba ningún juicio. Se sentó allí, simplemente
esperando a que continuara. Y amándolo, sin importar nada. Podía decir eso a
ciencia cierta.
Se encogió de hombros.
―Está bien. Lo diré de nuevo. Estaba deprimido. Quería dejar de sentir la "nada"
que no podía sacudirme. ―Puso los ojos en blanco y negó con la cabeza―. Estaba
tan perdido.
Ella frunció el ceño.
―Suena como que estabas tan solo.
―Sí. Pero también era terco. Debería haber intentado hablar con mi mamá. Decirle
cómo me estaba sintiendo. Admitir que había metido la pata y que había tomado
un montón de sus medicamentos. Pero en cambio, me tomé todo el vino. Sólo
quería dormir. Así es como mamá maneja la vida cuando la enloquece, así que
pensé que le daría una oportunidad. Pero por supuesto no pude dormir. Y, de
alguna manera, terminé cortándome.
Nan frunció el ceño.
―No puedo creer que hayas ido tan lejos. Tus cicatrices son tan grandes.
Se secó los ojos.
―Lo sé. Pero no profundas. Arañazos en su mayoría. ―Jadeó e hizo una pausa―.
Mierda. Me preocupaba que descargar todo esto me haría llorar. Odio llorar.
―Sorbió algunas lágrimas.
Tía Nan puso su brazo alrededor de él.
―Estaba tan feliz cuando me enteré de que las heridas que te infligiste no eran
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graves, que te habías detenido.
―Sí, me detuve. Barry, todos ustedes, ven lo que hice como un intento de suicidio.
Pero yo no quería morir. Yo solo quería que mi mamá me oyera. Que viniera a
buscarme. Que viera que yo estaba triste. Para que me ayudara, supongo. Pero
simplemente yo no era capaz de decirle lo que necesitaba. Y bien, ahora entiendo
que ella no podía leer mi mente. ―Se limpió los ojos de nuevo―. Pero yo no lo
entendía entonces. Estoy tan enojado conmigo mismo. ¿Qué estaba mal conmigo
que no podía simplemente decirle? Que yo no tenía la capacidad para pedirle
nada.
―A nadie le gusta pedir ayuda. No eres el único en eso.
Él le dio una sonrisa de agradecimiento. ―He aprendido por las malas, que eso es
importante, demonios, incluso si tienes que rogar.
Ella continuó.
―Tienes que perdonarte. Admitir que la vida que estabas viviendo no era normal.
Estabas tan aislado. Parece que no tenías otros amigos a quien llamar. O nadie a tu
alrededor que tomaría un tiempo para darse cuenta de lo triste que estabas. Solo
puedo imaginar la respuesta insensible que tu agente te habría dado si le hubieras
dicho ―gruñó, poniendo los ojos en blanco.
Hunter parpadeó.
―¿Conoces a Martin?
―Tu mamá me cuenta acerca de él. ―Miró hacia otro lado.
―Tienes razón, Martin habría pensado que estaba lloriqueando. Pero es difícil no
culparme a mí mismo. Después de vivir aquí, sé que, yo estaba mucho más que
solo en casa. Eso es seguro. Me sentaba en esa cocina por tanto tiempo, totalmente
solo. Me quedaba mirando mi propia sangre, completamente borracho y estúpido
sabiendo todo el tiempo que había cometido otro error épico. Pero yo había
cometido tantos. En lugar de tratar con ello como debería haber hecho, envolví mis
brazos en toallas de cocina, y luego lloré hasta que el vino hizo efecto. Me quedé
dormido allí así. ―Dustin sacó un suspiro tembloroso, su corazón se sentía pesado,
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pero más ligero de lo que había estado en mucho tiempo.
―Oh. ―Tía Nan tragó saliva, alisando la colcha de la cama debajo de sus manos―.
Creo que esto va a hacerme llorar de nuevo ahora mismo.
Él se movió de su silla y se sentó a su lado en la cama para darle un rápido abrazo.
―No te atrevas. Por favor. No voy a ser capaz de llevarte a través del resto de esta
historia. Y quiero hacerlo. Tengo que terminar.
Ella asintió con la cabeza y tomó una respiración profunda, obviamente tratando
de mantenerse calmada.
Mantuvo su voz ligera, esperando que ella no explotara. Se apresuró para
terminar, con ganas de hacerle entender que él y las cosas, eran diferentes ahora.
―¿Entiendes lo que estoy diciendo sobre todo esto? Yo no tenía esa intención.
Morir es lo último que tengo en mi mente. Pero, tengo que asumir que por una
noche, bailé con la idea de suicidarme. Y estuve demasiado cerca.
―Sí. Lo estuviste. ―Sorbió la nariz―. Nos asustaste mucho a todos.
Su corazón se retorció, y las lágrimas amenazaron con ahogarlo en una cascada.
―Tía Nan, por favor créeme. Puedo asegurar que nunca voy a ir por ese camino de
nuevo. Me asusté endemoniadamente también.
Ella dejó escapar un profundo suspiro que sonó aliviado.
―¿Estás seguro? ¿Cómo lo sabes?
―Por lo menos he aprendido que tengo el poder para controlar mi propia energía.
¿Ya sabes, retroceder cuando se pone demasiado oscuro?
Ella asintió con la cabeza.
―No entiendo.
―Antes, no sabía que podía ser tan fuerte. Seguía esperando que otros me
“hicieran” feliz. Esperando que las cosas que compraba me trajeran la felicidad.
Aunque, juro que mi Porsche me hizo feliz por un rato ―disparó a Nan una tímida
sonrisa―. O casi...
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―¿Tan feliz que decidiste destruirlo?
―Sí, demonios. Porque en ese día, me sentí traicionado por mi propio auto.
Cómo... ¡Cómo se atrevía ese increíble vehículo a no ser capaz de hacerme feliz!
Por lo menos, ahora entiendo que era simplemente una víctima de marketing. Sólo
yo puedo hacerme feliz.
Tía Nan hizo una mueca.
―Se supone que debo bailar extra feliz en este momento, de acuerdo con el jabón
para la ropa con fragancia fresca que uso. Pero hasta ahora, estos pies ni siquiera
han comenzado a moverse.
Él sonrió, feliz de que ella parecía entender lo que estaba diciendo.
―No tenía ni idea de lo mucho que estaba tratando de encontrar mi felicidad de
las fuentes equivocadas. Para mí, cuando estoy triste por lo general es porque estoy
fuera de foco. Dejo que otros tengan mi poder. Ahora, pienso en hacer lo mejor que
puedo. ¿Tiene esto algún sentido? No puedo controlar a los demás, pero puedo
controlarme y lo que produzco… lo que permito entrar.
Se dio unos golpecitos en la cabeza.
―Cuando vaya a casa, tampoco nadie va a darme órdenes, nunca más. No a
menos que quiera ser mandado. Voy a vivir la vida a mi manera. Solo voy a hacer,
vestir, cantar y ser lo que me haga sentir orgulloso. Solo pasar el rato con gente que
está allí realmente por mí. Definitivamente, no estaba haciendo eso. Yo era el títere
de mamá y Martin. Sé que en parte, era por eso por lo que me puse tan triste. Estoy
harto de decir “sí” todo el tiempo.
Ella asintió.
―Muy bien.
―Desde que he sido Dustin, he aprendido que si quiero permanecer feliz, depende
de mí. No siempre es fácil de hacer, especialmente cuando estoy atrapado viviendo
la vida como un mega-idiota. Falconer trató de enseñarme eso, pero el vivir aquí
me ha demostrado que es completamente cierto. Me siento mal por lo que hice,
pero a pesar de los océanos de mierda que todavía tengo que limpiar y lidiar, estoy
contento conmigo mismo ahora. Estoy listo para seguir adelante y hacer las cosas
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bien.
Ella se puso de pie junto a él y lo abrazó con fuerza.
―Me alegro de que me dijeras todo esto. Me gusta saber que estás bien.
Él le devolvió el abrazo y se apartó.
―Lo estoy. ¿Podrías decirle a mi mamá esta información? Estoy listo para volver al
trabajo. Estoy perdido aquí haciendo cosas locas en vez de hacer lo que amo.
¡Cosas que no significan nada! ¡Cosas que están haciéndome perder el tiempo!
―¿Estás seguro sobre eso? Pareces estar disfrutando mucho aquí.
―¡Tía Nan! Tengo que ir a una reunión obligatoria con un consejero universitario
la semana que viene. Universidad. ¿Yo?
Los ojos de Nan se agrandaron.
―¿Has pensado en ello?
―¿Por qué tengo que ir allí? Ya tengo un trabajo con el que gano dinero.
―No lo sé. Puedes ser uno de los afortunados. ¿De los que van a la universidad
porque quieren aprender? Quizás hay otras cosas que quieras explorar, además de
la industria del entretenimiento. La universidad es lo máximo. Incluso más
divertida que la escuela preparatoria.
―La escuela no es divertida de ningún modo ―mintió―. Por lo que he visto, es
una extraña forma de tortura.
―¿Por qué no te relajas por un tiempo y tratas simplemente de disfrutar la
experiencia. Pasar el año aquí, como tu mamá quiere. Deja de luchar tanto para
volver a casa.
Dustin la miró y parpadeó.
―Mira. Te amo. Pero tienes que saber que tan pronto como tenga mi boleto, me
voy. ¡No quiero disfrutar nada de esto! Solo quiero ser libre. Esta es toda mi vida
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en pausa. ¡No hay manera de que quiera pasar todo el año escolar aquí!
―Hay que llamar a tu madre. Tendría que haber hablado contigo acerca de sus
planes e ideas en torno a que te quedes aquí. Hay mucho más que esto que no
entiendes. Por lo menos mira la carta que tu madre mandó.
Caminó y sacó la carta de su madre fuera del cajón y se la entregó a la tía Nan.
―Ella tiene que venir aquí y decírmelo en la cara. Me niego a leer esto a menos que
ella y yo estemos en la misma residencia. Quizás eso haga que envíe a alguien a
por mí.
Tía Nan tomó el sobre.
―Se lo diré.
Se acercó a la ventana y vio el VW blanco de Vere aparcado enfrente de la casa.
―No pasara mucho tiempo ahora. Ellos comenzarán a extrañar el dinero pronto. O
ella o Martin tendrán que sacarme de aquí. Así de simple. Sólo que a partir de
ahora, voy a dejar que ellos hagan el trabajo.
Ella sacudió la cabeza.
—Tía Nan, voy a salir. Vere ha estado esperando todo este tiempo. Gracias por
escuchar.
***
Cuando pasó a través de la puerta se quedó paralizado, completamente tomado
por sorpresa. Vere estaba apoyada contra la pared, justo afuera de su puerta,
respirando con dificultad. Ella tenía sus brazos alrededor de un paquete gigante y
voluminoso, envuelto en papel de periódico con un moño naranja hecho de
estambre en la parte superior.
Ella lo miró directamente a los ojos y negó con la cabeza. Sus ojos eran luminosos,
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enormes y llenos de lágrimas.
Se le hizo a él un nudo en el estómago. Se dio cuenta de que ella no estaba
respirando con dificultad, solo estaba llorando a todo pulmón, y sabía por qué.
Diablos.
―¿Escuchaste todo? ―Su voz había salido entrecortada.
―Sí ―sollozó―. Absolutamente todo.
Se sentía como si le hubieran dado un puñetazo. Contuvo el aliento, por si acaso.
Estaba desesperadamente asustado de que respirar doliese más que nunca en este
momento, y él no quería asociar ese sentimiento con Vere.
No ella. Nunca.
―Lo siento. ―Sus palabras salieron de prisa llorando. Su rostro se había inundado
de color desde hace mucho tiempo.
―Yo... esperé afuera. Y cuando no saliste, pensé en echar un vistazo. La puerta
principal estaba abierta. Tengo un regalo para ti. Es un regalo de agradecimiento.
Por todo lo que has hecho para ayudarme. Ya sabes, por la cuestión del mejor
amigo. ―Las lágrimas habían empezado a correr por su rostro y su voz temblaba,
pero siguió―. Charlie me prestó la mitad del dinero. Fuimos juntos a la tienda de
antigüedades. Lo compramos el domingo. Todavía necesitas un amplificador.
Ella jadeó.
―Él también pensó que era una buena idea. Ahora que todos somos amigos. Y
ahora que estoy práctica y totalmente... curada. Creemos que es necesario que
tengas esto.
Ahora las lágrimas se derramaban sin control, como un río.
Él no se movió ni respondió. No pudo.
Vere susurró entre lágrimas.
―Sé que dijiste que no la querías, pero también sé que estás mintiendo. Vas a tener
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que arreglártelas… oh, cielos. Tómala.
Ella se tambaleó hacia delante y metió el paquete en sus brazos justo cuando la tía
Nan salía al pasillo.
La tía Nan le dio a Vere una sonrisa pequeña y triste.
―Más secretos para agregar a tu coctel, Vere. ¿Puedes encargarte de anotar uno
más? Es mucho pedir. Incluso tus padres no saben estas cosas privadas.
Vere se pasó el dorso de la mano contra la nariz y sorbió ruidosamente.
―Sí. Por supuesto. No lo haré, no lo haría. ―Le lanzó una mirada desesperada―.
Nunca lo diría. Entiendo. Lo siento por lo que hice. Por lo que te hiciste. ―Sus ojos
se cerraron por un rápido segundo.
Dustin utilizó ese momento para conseguir finalmente una respiración profunda y
afortunadamente, sin dolor. Cuando Vere volvió a abrir los ojos, las lágrimas
seguían saliendo, pero lo miró directamente por un segundo antes de que su rostro
se sonrojara por segunda vez. Ella no apartó la mirada, en cambio, continuó, su
mirada se enredaba con la suya mientras su voz alcanzaba un tono frenético.
―Nan. Dustin. Por favor. No quise escuchar a escondidas, pero luego no pude
dejar de escuchar.
Ella se movió hacia atrás y adelante de un pie a otro, incapaz de hacer su habitual
paso en el estrecho pasillo.
―Fue terrible de mi parte. No sé por qué. Solo me quedé aquí. No puedo creer por
lo que has atravesado. ―Lo miró a los ojos―. Todos somos un grupo de niños de
preescolar en comparación contigo, ¿no es así? ―Dio un largo suspiro tembloroso
y sacudió la cabeza, su expresión se había vuelto casi acusatoria―. Tú… has sido
tan generoso. Durante todo este tiempo, ayudándome a trabajar en mis pobres
problemas insignificantes. Soy una bebé tan egoísta. No puedo creer como he
estado actuando contigo acerca de mi estúpido enamoramiento. Como si fuera la
cosa más épica e importante en todo el mundo. ¿Mientras que todo este tiempo,
todo este tiempo, tenías todo esto en mente? ―Abrió los brazos en el aire.
―Vere. Está bien ―comenzó.
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Ella se precipitó.
―Lo siento si no querías que supiera. Y ahora… ―Estalló en una ronda de sollozos
conmovedores―. Ahora lo sé. Lo sé. Y eso es todo. No puedo deshacer lo que hice.
No puedo dejar de escuchar tu historia en mi cabeza. Totalmente, totalmente,
totalmente, escuché a escondidas y estoy tan...
―Detente. ¡Detente! ―dijo él, mirando a su tía.
Vere contuvo el aliento y dejó de hablar.
Pero no de llorar.
―Vere. Está bien. No es el fin del mundo ―agregó Nan.
El pecho de él se contrajo, viendo las lágrimas bajando por las mejillas de Vere.
Sabía que ella necesitaba ayuda cuando se ponía tan nerviosa. Ahora se sentía
culpable por no intervenir antes. Ahora estaba dos mil veces peor de lo que había
estado en la cabaña ese primer fin de semana. Estaba tan conmovido por sus
lágrimas, que también para él estaba siendo difícil permanecer calmado. Tenía que
hacer que dejara de llorar. Hacer que se sienta mejor. Antes de que ella perdiera el
conocimiento o algo así.
¿Y ella cree que está curada?
Ahora, la chica no puede estar de un color más rojo brillante, trágicamente adorable.
―Vere. No estoy enojado ―inició con voz alta sobre su respiración entrecortada y
sollozos―. En realidad es un alivio que lo sepas todo. Yo soy el que lo siente.
―¿Qué? ―dijo ella sin aliento.
―¿No lo ves? Siento que ahora, a tus ojos… ―Se detuvo, casi perdiéndose en las
amplias profundidades castañas de su empatía pura antes de continuar con una
voz mucho más suave―. Odio que vayas a pensar que estoy mucho más arruinado
de lo que pensabas que estaba ayer.
Ella jadeó.
―Escuché lo que dijiste. No estás arruinado para nada. En todo caso, suenas más
evolucionado y correcto que cualquiera que conozca. ¡Ya estás listo para ir a
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programas de entrevistas y hablar ante chicos en las escuelas secundarias!
Él negó con la cabeza.
―Ni de cerca.
Vere secó sus ahora hinchados ojos y sus húmedas mejillas con la manga mientras
continuaba:
―Si te hace sentir mejor, ya no creo que seas una especie de chico fiestero y
mimado. Eso es lo que pensé de ti ayer. En realidad, te respeto ahora ―terminó
con una doble aspiración.
Su cuerpo se estremeció, mientras tomaba más aire.
Ella le lanzó una mirada culpable.
―Um. No, ¡espera!
¿Había un fin para su ternura?
―Espero.
―También te respeté un poco ayer, ¿de acuerdo? Sólo estoy alterada... lo que me
hace decir tonterías. Ya sabes cómo soy... ―Se limpió la cara contra su propio
hombro.
Nop. Definitivamente no tiene fin.
―Sí. Sé cómo eres. ―Él soltó una risita y se permitió respirar a pleno pulmón. Sus
pulmones se llenaron con una mezcla embriagadora de flores, agua salada y ella.
Tuvo el impulso de tomar su rostro entre las manos y limpiar las lágrimas que
seguían amenazando con derramarse de sus ojos. También estaba desesperado por
plantar un beso en cada una de sus mejillas de color rojo rubí y luego en sus labios.
Por suerte, el paquete gigante en sus brazos le salvó de quedar como un tonto
frente a ella y su tía Nan.
El hecho de que ella le había traído un regalo, ¡este regalo!
Maldita sea, cómo me conoce. Y maldita sea cuánto la amo por eso.
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Demasiado.
Esto fue suficiente para casi desatar otra ronda de lágrimas incómodas en él. Trató
de apartar su mente y su corazón de ella, obteniendo control con un largo suspiro.
Bromear aquí está bien.
En
estos
momentos,
mejor
tenerla
espetando
enojada
que
mirándome
profundamente a los ojos.
Y si ella no deja de masticar ese condenado labio superior...
―Ahora vas a dejar de molestarme por las largas mangas de mis camisas. ¿Sabes?
¿Incluso cuando hace calor? ―Sonrió.
Ella sostuvo su mirada y jadeó.
Parecía tirar de él directamente hacia su alma y luego regresarlo afuera de nuevo
como una banda de goma. Estalló en una nueva oleada de sollozos, y salió
disparada por las escaleras sin mirar atrás ni una sola vez.
Sus sollozos se hacían más fuertes mientras más lejos corría.
La puerta principal se cerró de golpe y el VW arrancó afuera.
Él pudo oír su auto exactamente una casa más allá, apagar el motor, cerrar de
golpe la puerta del coche y hacer lo mismo con la puerta principal de ella.
Sollozando todo el tiempo.
Miró impotente a la tía Nan, que no parecía estar conmocionada por la apresurada
retirada de Vere.
―¿Algún consejo sobre lo que los hombres adultos hacen en esta situación?
Ella se encogió de hombros y le dio una pequeña sonrisa.
―Espera a que vuelva. Lo hará. Mientras tanto, abre esa cosa. ―Hizo un gesto
hacia el voluminoso paquete en sus manos―. Me muero de la curiosidad.
―No tengo que hacerlo. Sé lo que es. ―Su corazón se aceleró y se llenó de una
inexplicable sensación de gratitud y emoción. Probó el peso y las curvas suaves del
mal envuelto regalo de Vere―. Es una guitarra. Ella me compró una fabulosa y
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vieja guitarra.
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Más favores y, ¿qué demonios?
Traducido por Leonia
Corregido por Jeyd3
Para: [email protected]
De: [email protected]
Tema: ¿Qué demonios? ¿Dónde estás?
Martin: Más vale que haya una buena excusa para esta tontería de cero
comunicación. Para ser honesto, pensé que te había dicho que este sería mi último
email. Esta vez, es de verdad.
¿POR QUÉ? 1. Estoy enojado, y, 2. Tengo exámenes de mitad de período en el
horizonte.
¿LO COMPRENDES, BASTARDO?
LOS EXÁMENES DE MITAD DE PERÍODO, quieren decir que he estado aquí por
mucho tiempo.
Si me quieres, aparécete o llámame directamente porque estoy CANSADO de
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chequear mi celular como tu pequeño esclavo.
Si te importa, tengo una canción nueva lista. He estado practicando mucho aquí con
una vieja guitarra mientras me escondo en mi habitación.
Creo que es tiempo de que GuardeRobe se expanda en la arena de las canciones de
amor. Estoy trabajando en “La” Menor. Te enviaría los acordes si no apestaras tanto.
Estoy pensando en una canción lenta. Agregando un violonchelo.
Una gran balada de amor. TE CAMBIARÉ ESTA CANCIÓN POR MI VIDA DE
NUEVO EN ORDEN. Sabes que la quieres.
Saludos, idiota. ¿Qué demonios?
DUSTIN (a punto de perder los estribos) McAYUDAme
***
―Tú. Chico Idiota.
Dustin se apartó de su casillero, sorprendido de encontrar su espalda rodeada de
jugadores de fútbol semi-hostiles.
Charlie dio un paso al frente y les dio a sus amigos una sonrisa rejalada mientras
avanzaba para cerrar el casillero de Dustin de un golpe.
Fuerte.
Curtis Wishford se adelantó como para unirse a Charlie, pero él le lanzó alguna
silenciosa orden ejecutada al elevar el mentón hacia el techo en lo que Dustin había
llamado el universal, Palmer Ridge High, saludo de los deportistas.
―Los alcanzo más tarde, chicos ―dijo Charlie y miró enfáticamente a la manada
de sus amigos―. Tengo que hablar con la mascota de Vere.
Curtis recibió el mensaje y le devolvió el saludo de deportistas con su propio
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asentimiento de chico genial y se marchó con los otros.
Dustin se podía dar cuenta que el chico no estaba contento de ser excluido de la
conversación, pero sabía de estar en la misma clase de teatro que Curtis, que el
tonto evitaba cualquier cosa que pudiera causar una escena.
Cuando el equipo estaba fuera del área de audición, Charlie se apoyó sobre su
hombro izquierdo contra un casillero cerrado para darle la espalda a sus
compañeros que se retiraban.
―Lamento el golpe. No querría que ninguno de nosotros se saliera de su
personaje.
Dustin lo miró y decidió permanecer en silencio.
Esperando para ver si este perro ladraría o mordería.
Había sido un viaje en auto silencioso esa mañana entre todos ellos, por lo que
estaba seguro de que Charlie estaba afectado debido a ello.
Pues haz fila. Tía Nan dijo que Vere volvería, me hablaría, pero hasta ahora parece
que ella ni siquiera podía mirarme a los ojos.
¿Por qué?
―¿Qué demonios le hiciste a mi hermana ayer?
―Nada. Me dio la guitarra. Dijo que tú la ayudaste a comprarla. Lindo gesto, por
cierto, de parte de los dos. Tía Nan me va a llevar a comprar un amplificador esta
tarde.
Dustin puso su mejor sonrisa sincera y se preguntó si se veía sincera con el gran
retenedor. No había practicado esta mirada en el espejo todavía.
―Parecía como si Vere hubiese estado llorando. Su cara estaba toda hinchada.
¿Sabes algo al respecto de eso?
―¿No es que las chicas lloran por todo? Sal de mi casillero, amigo. Necesito sacar
otro libro.
Charlie accedió y se apoyó en la siguiente fila. Dustin reabrió su casillero
rápidamente. Estaba aliviado de que ahora podía esconder su cara detrás de la
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puerta abierta.
―Vere no llora casi nunca. Además de eso habló de ti toda la noche durante la
cena. Sin parar, de cuán condenadamente agradable eres. Luego puso GuardeRobe
en los altavoces de su computadora toda la noche. Y no dijo ni una sola palabra
sobre ella y Curtis en lo absoluto. Era por demás extraño. Era una sicótica
temperamental. ¿Seguro que no sabes por qué?
―Ni idea. ¿Quizás tuvo una pelea con Curtis? ―evadió―. Aunque estoy
sorprendido de que piense que soy agradable. Espero que eso no se sepa en la
escuela. ―Dustin rodó los ojos hacia Charlie, aunque secretamente estaba
eufórico―. Mira, supongo que la hizo muy feliz darme esa guitarra o algo. Parecía
no poder hablar cuando me la entregó.
Charlie asintió.
―Ella se pondría toda sentimental por algo así.
―De nuevo, doblemente genial de ustedes por pensar en ello. Es buena, por cierto.
Me encanta. Estoy emocionado de estar tocando de nuevo. Gracias.
Charlie sonrió, parecía relajarse como si hubiese creído las negaciones de Dustin.
―Totalmente idea de ella. Solo acepté por razones personales. Sería una tragedia si
ciertos talentos musicales en mi banda favorita, se salieran de práctica o algo así.
No me hagas guiñarte un ojo. Sabes a lo que me refiero.
Dustin tenía que reírse.
―Sí, por favor no guiñes ―dijo, adentrándose en su casillero cuando Charlie río,
atrayendo la atención de algunos espectadores.
Dustin habló a Charlie por detrás de la puerta del casillero.
―¿Algo más?
―Sí. Otro favor. Un gran favor.
―Dispara. ―Dustin hizo una pausa.
―¿Puedes mantener a Jenna Riley lejos de Vere y Curtis en la clase de teatro? Y
hablando de eso, esfúmate tú también. Mi hombre Curtis dice que no ha tenido
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oportunidad de estar solo con Vere gracias a ustedes dos acosadores.
Dustin tragó.
―Seguro. Veré qué puedo hacer.
―Bien. También necesito que vengas al lago el fin de semana. Estoy seguro que no
tienes planes para el Día de Trabajo, ¿verdad? Mi mamá te invitó a través de Vere
anoche. De seguro te lo dirá, pero en caso de que no lo haga, considérate avisado.
Y considera también trabajar más en Jenna Riley.
―¿Qué?
Charlie sonrío.
―Siempre invitamos a nuestros amigos por una última vez y para ayudar con el
cierre de la cabaña por el invierno. Lo que significa que la temida Jenna estará
presente. Obviamente he invitado a Curtis. Iremos luego de la línea de goleo de
fútbol el sábado por la tarde. Tristemente, tendrás que estar con mis padres y las
tontas mellizas durante el viaje y todo el día del sábado hasta que lleguemos.
―Estoy acostumbrado a ellos. ―El estómago de Dustin rugió mientras se
imaginaba la cabaña y la comida de la señora Roth―. Siempre y cuando tu madre
esté a cargo de la comida. Estoy dentro. ¿Empaca bocadillos para el viaje en auto?
―De nuevo, el punto de que vengas no es que te atiborres y tengas lecciones de
cocina con mi madre. Espero que crees suficiente distracción. Ya sabes, suficiente
como para ocupar a Jenna.
―Amigo. ¿No estarás sugiriendo que yo… trate de coquetear con ella?
―¡Demonios, no! Esa chica es una rara total. Por el amor de Dios. No puedo ni
siquiera imaginarme coquetear con ella. ―Tembló cómicamente y arrugó su cara
en una expresión horrorizada―. Estaba pensando algo acorde a los nerds,
¿Torneos de Uno, Ajedrez o algo? Lo que sea que le interese a ella en estos días.
Solo mantenla ocupada y distraída para que Vere pueda tener una oportunidad de
hacer algunas excursiones, salir, SOLA, sin USTEDES DOS y con Curtis.
―Ay. ¿Por qué no puedes hacer tú la tarea de Jenna? Tú la conoces mejor.
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Charlie parpadeó. Su cara palideció.
―Si intento distraer a Jenna por tanto tiempo se hará ideas raras de que me gusta.
No necesito una acosadora, gracias. Además mis padres, ellos siempre tratan de
sugerir que salga con ella. Imagínate. ―Tembló de nuevo y miró a Dustin de arriba
abajo―. Dudo que tus atenciones le aceleren mucho el pulso. Tú, viéndote así, te
mantiene seguro.
―Genial. ¿Se tsupone que eso me hará sentir como un ganador? Porque eso
latstima mis tsentimientos. ―Dustin sonrió y le hizo una cara a Charlie.
Charlie se rió de nuevo.
―Hey. Tú suplicaste para perder tu mojo. Usa tu estado lamentable para el bien.
―Bien. Demonios. Lo que sea que tú y Vere quieran.
―Este fin de semana determinará el éxito o el fracaso de Vere con Curtis. El tipo
no tiene largos períodos de atención, si sabes a los que me refiero.
Dustin rechinó los dientes, odiando completamente a Curtis Wishford mientras
Charlie seguía.
―Las porristas ya han marcado a Curtis como jugoso, soltero y presa fácil. Han
estado rondando. Una de las chicas se le tiró encima en el vestuario la semana
pasada. No lo culparía si decide ir por algo más fácil. Algunas de esas chicas son
muy sexys. Estoy pensando en conseguirme mi propia novia porrista dentro de
poco. Es tiempo de enrollarse en la fiesta de bienvenida. ―Le guiñó a Dustin junto
con una sonrisa presumida.
Dustin tenía el deseo de derribar de un golpe a Charlie allí mismo, pero sabía que
solo estaba deseando poder moler a golpes a Curtis.
¿Cómo podía querer Charlie que su propia hermana saliera con semejante idiota?
¿Y quién no tendría un largo período de atención cuando se trataba de Vere?
Lo que sea.
Lo que sea que hiciera feliz a Vere, sin importar cuánto doliese.
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―Así que, ¿entendido?
Él suspiró y asintió.
―Sabes que haré lo correcto para la situación.
Charlie sonrió y dejó de lado todas las reglas de la popularidad para darle una
palmada en el hombro de tonto y vestido a cuadros de Dustin.
―Amigo. Te lo agradezco. Eres verdaderamente real.
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―¿Lo soy?
Sueños hechos realidad
Traducido por RoChIiI
Corregido por Miss_ale
―¿Q
ué dices, Vere? ―preguntó Curtis.
―¿Mmm?
Vere buscó en el escenario a Dustin y Jenna. Llegaban
totalmente tarde. Quería encontrar a Dustin solo, para
disculparse y preguntarle si le había gustado la guitarra.
Deseó haber regresado la noche anterior una vez que se había calmado, pero estaba
demasiado avergonzada por lo que había hecho.
Y luego, cuando estuvieron juntos en el coche esta mañana, había frustrado sus
posibilidades porque sintió ganas de llorar de nuevo cuando vio su cara.
Además, ¿qué podrían haber dicho delante de Charlie?
―Así que, ¿quieres?
―¿Qué? ―preguntó Vere.
Curtis estaba a su izquierda, tocando distraídamente su rodilla con un dedo. Había
hecho eso todos los días en clase, pero hoy había aumentado sus movimientos.
Unos minutos antes había dibujado pequeño deliciosos círculos por toda su rodilla.
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Le había dejado la piel de gallina, pero ahora era un golpeteo molesto sin fin.
No podía concentrarse, no tenía ni idea en qué estaba tratando de concentrarse.
¿Dónde están esos chicos? No deberían llegar tarde.
―Vere, estoy tratando de invitarte a salir.
Vere cerró la mano sobre la de él para detener el golpeteo, y luego trató que
pareciera como si hubiera tenido la intención de tomar su mano en su lugar.
¿Como si buscara y tomara la mano de Curtis en público? Su corazón revoloteó
ante el pensamiento, ¡porque era exactamente lo que había hecho! Ahora estaban
tomados de la mano, todo gracias a ella.
O al estúpido golpeteo...
Curtis sonrió, su expresión ahora de mentecato.
Fue una que había llegado a reconocer como su confiada mirada de “sé que me
amas.”
Le había gustado esa mirada la semana pasada, pero por alguna razón, hoy, estaba
jugando con su extraño estado de ánimo. Miró a su alrededor una vez más por su
amigos. Ellos serían capaces de calmar su mala actitud a una buena.
La expresión de Curtis cambió a un medio ceño fruncido.
―Voy a decir esto una vez más, distraída. Te estoy pidiendo ir a la bienvenida. ¿El
baile? ¿Irías conmigo al baile?
―¡¿El baile de bienvenida?!
Sueño hecho realidad. ¡Sueño hecho realidad! Voy a un baile de la escuela, por fin. Y con un
sénior. Y CON CURTIS. PELLÍZCAME.
―Es en dos semanas. Di que irás.
―¿En serio? ―preguntó, retorciendo y pellizcando su propio brazo por si acaso
esto podría ser un sueño.
―¡Sí! ¡No puedo esperar a verte en un pequeño vestido ajustado, zapatos de tacón,
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y sin el moño! ―Sonrió hacia ella―. ¿Finalmente llevaras el pelo suelto para mí?
―Sí. ¡Sí! ―Le sonrió―. Por supuesto. Me encantaría, encantaría, encantaría ir
contigo. ¡Esto va a ser increíble! ¡Sí!
―¡Me encanta, encanta, encanta que dijeras que sí! ―dijo, imitándola con una voz
de bebé cómica y un poco espeluznante.
Vere sonrió.
Debido a que era un poco gracioso... una clase de…
Levantó la mano para comprobar su moño, pero se detuvo a medio camino,
sintiéndose extraña por ello, y metió la mano devuelta en la de él
Curtis no se propasó por traer a colación mi pelo, ¿verdad?
Y había querido uno de esos vestidos con una fluida falda en forma de A. Pero supongo que
podría buscar un ajustado vestido en su lugar.
Pero... no...
Vere. NO repienses esto. ¡Curtis Wishford te pidió ir al baile! SÉ FELIZ.
Es un hecho evidente que su actual peinado era... único y posiblemente poco digno
para un baile. Y esos vestidos súper ajustados realmente estaban de moda. Tal vez
Curtis conoce la moda y le gusta hablar de ello. Ella lo conocía poco. Tomaría
tiempo antes de que entendiesen lo que el otro quería decir.
―¿Puedes bailar? ―preguntó ella, tratando de bromear.
―Entre otras cosas. ―Le dio a su mano un apretón vigoroso, casi doloroso.
Cuándo alzó la vista tenía esa sonrisa sabionda en su rostro de nuevo y esta vez le
añadió un guiño.
Vere le devolvió la sonrisa, pero dejó caer la mano.
No había necesidad de que tuviera los dedos rotos hasta la noche del baile, además
su mano era demasiado caliente. Casi sudorosa.
Vere lamentó de repente haberle dicho a Curtis lo mucho que realmente le gustaba
aquel primer día. Por suerte, él le había dicho las mismas cosas así que no debería
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ser ningún problema.
Pero ahora, pensando en ello, deseo poder rehacerlo. Tendría que haber esperado
para decir todas esas cosas, porque entonces, él podría haber esperado para
inventar esa sonrisa de "cosa segura."
Y diablos, tal vez no la había inventado. Tal vez le sonreía igual a todas sus “otras
citas de baile”.
Se rió de sus pensamientos. ¿Cuál era el gran problema? Ella era su cosa segura. Y
estaba orgullosa de ello, ¿no? Había esperado prácticamente toda su vida a que la
invitara a salir, así que, ¿por qué no podía ser feliz por eso ahora que su momento
finalmente había llegado? Sin embargo, los sueños hechos realidad no deberían
hacerte sentir tan irritable. Debía estar cansada.
―Va a ser genial, eh, y divertido verte todo arreglado también ―añadió sin
convicción.
Vere oyó el eco de la risa de Jenna por todo el escenario. Miró alrededor y vio a
Jenna cerca de la puerta.
Nunca se sentaba allí. ¡Nunca!
¡Ese lado del escenario fue relegado para estudiantes de primer año!
Otra ronda de risa atrajo su mirada a Dustin, que se sentaba al lado de Jenna.
Parecía estar entreteniendo a todo el grupo, incluyendo a la Sra. VanDeWirth con
algunas de sus travesuras.
¿Qué diablos están haciendo?
―Parece que te tengo toda para mi hoy. A lo mejor se quedan por allí todo el
semestre.
Curtis movió su mochila y la de ella para un lado. Se acercó más y bajó su voz.
―Espero tener algunas posibilidades de estar a solas contigo en la cabaña este fin
de semana. Podría ser un buen hábito para poner en marcha, tú y yo, solos.
―Curtis se acercó y dibujó un par de pequeños círculos en su rodilla de nuevo.
Vere sonrió a eso y contuvo el aliento. Le había dado escalofríos. Ahora tenía la
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piel de gallina en todos lados.
―Sí ―susurró―. A solas parece divertido ―añadió, su corazón llenándose de
dudas.
Curtis movió la mano más arriba y la desplazó a la cara interna de su muslo. Vere
pensó que podría morir. Su corazón había dado tantos saltos en los últimos
segundos que se preguntó si estaba teniendo un ataque al corazón. Tal vez por eso
también se sentía un poco extraña y en pánico, y muy avergonzada de repente.
¿Había alguien mirándolos?
Se sonrojó, pero no importó, ya que era la primera vez en días que se ruborizaba
ante Curtis.
¡Y en este caso es totalmente apropiado!
―¿Um... como que esta sala está demasiado llena de gente para hacer eso? ―Miró
profundamente a los ojos verde hierba de Curtis. ¿Por qué parecía como si de
alguna manera él disfrutara de su malestar?
―Relájate, Vere. No voy a morderte ―murmuró mientras se acercaba más. Su
dedo dando vueltas lentamente no había dejado de girar en su muslo―. Por eso,
como he dicho, tenemos que pasar más tiempo a solas.
―Sí. Estoy de acuerdo. ―Echó un vistazo a sus hermosos labios y se preguntó
cómo sería finalmente darle un beso de verdad. Su corazón se precipitó en su
garganta, y su mente se escabulló de pánico.
¿Besarlo? ¿Besarlo? ¿BESARLO? NO puedo. Simplemente NO PUEDO.
¿Qué pasa si me resbalo y lo noqueo de nuevo o algo así? ¡¡Ahhh!!
No había manera de que pudiera confiar en sí misma para tratar de tocar sus labios
con los suyos. Sabía en su interior que realmente seguía siendo un lío embarazoso
en lo que a él concernía, especialmente en la parte de besarlo. Sólo pensando en
ello, y en el estúpido “incidente” la tenía temblando. Un paso a la vez, Vere. No
pienses en besar todavía.
Sólo mantén la calma y disfruta de la piel de gallina. Te gusta eso...
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Piel de gallina, ser invitada al baile de bienvenida y círculos en mi muslo: A++
Besos, más tarde. Una prueba a la vez. Estoy pasándolo bastante bien hoy.
Apartó la mirada de la cara de Curtis y se concentró en cambio en las cortas y
gruesas ondas que componían sus perfectamente recortadas patillas. Curtis tenía
un pelo increíble.
Casi tan lindo como el de Dustin...
Se tragó un bulto extraño en su garganta y movió un perfecto rizo negro de la
frente de Curtis. Se aferró a su dedo.
Tuvo que trabajar por un segundo para desenredarlo sin hacerle daño.
―Lo siento ―agregó cuando no pudo, y él hizo una mueca.
Las risas del otro lado del escenario habían alcanzado un nuevo nivel de hilaridad.
Ambos miraron para ver a Dustin y a Jenna realizando algún extraño baile tipo
mímica.
Hasta la Sra. VanDeWirth estaba divirtiéndose.
Vere deseó poder oírlos, ser parte de ello.
El rizo que había movido cayó de vuelta hacia abajo.
―No extraño para nada a esos dos ahora ―dijo Curtis reanudando los círculos en
su otra rodilla. Ella miró por última vez hacia sus amigos y luego de nuevo a su
cita para el baile y sonrió.
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―Yo tampoco ―mintió.
Nadando en el lago
Traducido SOS por Rockwood y Kensha
Corregido por QueenDelC
D
ustin McHugh había aterrizado de nuevo en el cielo.
En el cielo de la comida de la señora Roth.
Se sentía como en casa en la cabaña de la familia Roth. Como si
realmente perteneciese aquí. Le habían dado su antigua habitación.
Tía Nan dijo que se iba a quedar para ponerse al día en podar su jardín, pero él
sabía que probablemente quería un fin de semana de paz sin un grupo de
adolescentes en su casa.
Dustin había engullido sin dudar los famosos bagels rellenos de jalapeño, queso
crema, chili verde tostado y huevos revueltos de la señora Roth. Tan malditamente
buenos y satisfactorios. Sobre todo porque la señora Roth había dejado una nota en
el plato. Sólo para él.
Para nuestro querido, Dustin. Come. Hay jugo fresco en la nevera.
Había guardado el papelito y hecho exactamente como indicaba, comer hasta que
le había dolido el estómago.
El cielo. Definitivamente. El Cielo.
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Y la señora Roth es mi verdadero ángel guardián.
Habían llegado la noche anterior. Jenna y Vere probablemente habían ido al lago
para nadar. Era todo lo que habían hablado en el camino. Eso es, antes de que
Jenna Riley, quien había tomado el asiento central, se quedase dormida en su
regazo.
Había babeado sobre él durante la última hora del viaje.
Por lo menos había divertido a Vere, quien se había reído cada cinco minutos.
La chica tenía la risa más dulce.
Asumió que el Sr. y la Sra. Roth habían ido por una larga caminata, haciendo lo
que ellos llamaban “catorcear”.
Vere había explicado que el término significaba una caminata que involucraba a un
pico de 14.000 pies (o más). Dustin había optado por no participar, jurando que
necesitaba un descanso adicional. Charlie y el “perfecto” Curtis, también habían
desistido de la caminata, y todavía estaban durmiendo arriba. Había tratado de
leer en el porche cubierto, pero bajo el sol de la mañana se había convertido en una
sauna. Deseó haber traído su guitarra, pero la había dejado en casa.
No quería que Curtis o Jenna supiesen que podía tocar tan bien, y cuando tenía
una hermosa Strat en sus manos, no podía resistirse a simplemente tocar bien.
Después de dar vueltas en el interior por una buena media hora, fue corriendo a su
habitación y se puso el traje de baño que Charlie le había prestado la última vez.
Decidió caminar por el circuito del lago en busca de Jenna y Vere. Y tal vez nadar o
enfriarse rápidamente.
Tal vez.
No le tomó mucho tiempo para localizar la ruta que Vere le había mostrado ese
primer fin de semana. A los pocos minutos había llegado a la orilla del pequeño y
brillante lago.
Echó un vistazo delante y registro el muelle vacío.
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Perfecto. Estoy solo.
Se dirigió hacia él, se quitó la camisa a cuadros, camiseta, los zapatos y se quedó
mirando el agua ondulando por la brisa.
Tal vez nadar no es una buena idea. Quizás protector solar primero.
Metió su retenedor y anteojos en su camisa en el suelo, y cogió la botella de
protector solar, untándose un poco mientras contemplaba la oscura agua de nuevo.
Odiaba no poder ver el fondo. En una piscina, siempre podía ver el fondo.
Pero esto... Diablos...
Vio cómo una viscosa planta de agua y algunas hojas secas marrones flotaban
sobre la superficie hasta que se deslizaron silenciosas bajo el muelle.
Espeluznante.
Se estremeció y miró al otro lado. A lo lejos, un gran pez, una trucha posiblemente,
saltó fuera del agua y giró antes de salpicar al caer.
¡Doblemente espeluznante!
De ninguna manera voy a entrar... ¡De ninguna manera!
Un movimiento y un borrón de color le llamaron su atención a la izquierda del
muelle detrás de un gran roble con matorrales. Contuvo la respiración.
El lago, el muelle, las montañas en la distancia, todo se torció en una mancha
grisácea, volviéndose fuera de foco a excepción de la visión de Vere, que parecía
estar dormida, tendida sobre la roca plana oculta que se adentraba en el lago.
Su sudadera gigante se había convertido en una almohada. Su cabello, suelto, caía
desordenadamente sobre la roca y todo a su alrededor. Tenía la más extraña
sensación de déjà vu.
¿Había soñado con esto? ¿O “éste” es el sueño?
Negó con la cabeza ligeramente en un intento de corregir sus pensamientos, de
enderezar el universo que ahora giraba bajo sus pies.
¿Cómo podría Vere simplemente estar aquí sola? ¿Era seguro? ¿Dónde estaba Jenna? ¿La
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chica no temía ser golpeada por un pez volador?
Su claridad regresó, mientras su mirada se movía sobre el resto de ella.
Maldición.
Este no era el desastre de la moda, el traje de baño de pesadilla de una sola pieza
que había esperado del que Vere fuese dueña.
¡Llevaba un bikini rojo oscuro! Un muy pequeño, y muy de moda, bikini rojo
oscuro increíblemente sexy.
Bebió de la vista de ella. Le quedaba hermoso. ¡Se moría por echar un vistazo más
de cerca a lo que parecía un ombligo perfecto, sin duda de forma ovalada,
escondido en su súper bonito, plano y bronceado vientre!
La parte inferior de su bikini atado con un moño en cada lado.
Se ajustaba perfectamente sobre sus caderas como si hubiese sido hecho a medida,
sólo para ella. Observó sus largas y delgadas piernas, que no parecían en absoluto
torpes con esto.
No. No en este traje. ¿Un bikini es considerado como traje?
Diablos.
Sintió toda su sangre agolpándose en su traje de baño.
Apartó un repentino sentimiento de culpa por su atracción incontrolable hacia ella.
¿Quién podría culparlo?
¿Cómo podía la visión de ella, o de cualquier chica para el caso, tendida en un
bikini “no” desarmarlo por completo? Era un chico, ¿verdad? Y ella era una chica.
Una hermosa chica en una bikini.
Y no había visto eso en un muy largo tiempo.
Lamentablemente, ella no era cualquier chica. No tenía derecho a pensar en ella
así. Tenía que recordarlo, pero ¿cómo?
Ya había hecho explotar su corazón la semana pasada con el regalo de la guitarra
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¡y ahora acababa de hacerle perder la cabeza simplemente tomando una siesta!
¿No entendía que el pequeño soplo de aire de su dulce boca le había roto en diez
millones de piezas de desesperado anhelo?
Te ves como un tonto buscando aire en estos momentos. Componte, idiota.
Miró a su alrededor.
¿A quién le importa? La chica de mis sueños es la única por aquí y está dormida, no
mirándome. Y no es como si vaya a tener la oportunidad de verla así de nuevo. Voy a mirar
lo que necesite y, luego, añadiré el recuerdo a mi “lista de Cosas Tortuosas que Nunca
Podré Explorar Más a Fondo Acerca de Vere Roth”. Y listo.
Miró alrededor otra vez, pero entonces regresó a Vere.
Amigo. Necesitas alejarte. Ahora mismo. Salir de aquí inmediatamente. Debes dejarla
dormir en paz...
La repentina palpitación simultánea que se había puesto en marcha en su cabeza,
combinada con lo que estaba sucediendo en su traje de baño, debía haberle robado
la mitad de su cerebro.
Un minuto más. Sólo un poquito más...
Ella suspiró en su sueño, un sonido que robó su capacidad para moverse una
pulgada más.
Necesitaba un momento para reunir su… control. Pero demonios con su top del bikini… y
maldito yo por ser un debilucho… y demonios ese top del bikini DE NUEVO… y cómo lo
llena de esa manera.
¿Quién lo sabría?
Si un oso, o un búfalo, o un león de montaña habría salido del bosque en ese
momento, no sería capaz de correr o incluso intentar salvar a Vere. Era él quien
necesitaba ser salvado ahora. Tragó saliva y estiró la cabeza hacia adelante y tragó
otra vez. Era una locura. Ahora estaba mirándola ávidamente como un
escalofriante acosador ―y no podía― no se detendría.
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Pero su piel...
Sólo había visto su cara y cuello, quizás sus brazos, y rodillas, pero esto ―ésta
chica― con “ésta piel”, toda dispuesta a ser besada por el sol. ¿Además de cada
cremosa curva de ella? ¿Y todo en una sola mirada?
Una hebra de cabello dorado había sido atrapada en la brisa y se había posado en
sus pechos antes de agitarse y se quedar atrapara entre sus labios.
Labios que nunca habían sido besados. Recuerda eso, amigo.
Recuerda eso.
Su propia realidad vino de vuelta a su alrededor. Los hechos eran que estaba a
millones de kilómetros de distancia de alguna vez poder hacer contacto o merecer
el tipo de dulzura que era parte de Vere Roth.
Se obligó a apartar la mirada.
Sabía sin duda que la quería, pero no era su usual acostumbrada, tipo de necesidad
física. Quería lo que no podía tener. Quería que ella fuera suya, como, su novia.
Quería el derecho de “amarla”.
Pensó en lo que ella le había dicho antes en este mismo muelle. Cómo todo se
supone que es “fácil y simple y lleno de mariposas”.
Se había burlado de ella entonces, pero ahora admitió la verdad. Había sentido las
malditas mariposas desde el primer momento en que la había visto.
Así que, bien. Existen para él y en grandes cantidades.
En cuanto a la parte más fácil. Eso no lo era tanto.
No por su vida, y no por él. La miró y negó con la cabeza. ¿Podría alguna vez
decirle cuánto estaba sintiendo por ella? ¿Estaba admitiendo que estaba
completamente enamorado de ella? Y, si esto era amor, debía detenerlo.
Era lo suficientemente malo que casi la besara enfrente de tu tía Nan cuando le
había entregado la guitarra; pero ahora tenía este sentimiento que su corazón
podía explotar. Estallar.
Como sea, las personas no se enamoran sólo en un par de semanas, ¿cierto? Elimina la idea
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de amor desde tu cabeza.
Ella quiere a Curtis. Ustedes dos son amigos, eso es todo.
Supéralo y sé feliz de que tengas la oportunidad de conocer a ésta chica, para empezar.
Prefieres tenerla como amiga en el final en lugar de nada.
Nada, él sabía a ciencia cierta, no valía la pena.
Pero demonios...
Quería besar su labio superior primero.
El que lo volvía loco cada día cuando se lo mordía. Y entonces besaría su labio
inferior, porque a ese pobre labio le faltaba urgente atención. Y nuevamente,
después de un largo rato de más besos, la haría reír, y besaría las risas de su boca.
Después de eso, vería si podía intentar convencerla para sacar esa parte superior
del bikini y... tal vez...
¿Tal vez qué? Idiota.
Se pondría como loca. Toma tu fantasía monstruosa y aléjate.
Al darse la vuelta, totalmente sacudido ahora, accidentalmente tiró la botella de
protector solar. La botella golpeó duro, tan fuerte como un tambor metálico,
rodando a través del muelle, brincando duro el resto del camino.
Vere se estiró y su mirada se encontró con la suya.
Karma.
¡Había sido un tonto al pensar que podría salirse con la suya después de
convertirse en un inseguro imbécil, acosador, un gigante leñador mientras comía
con los ojos a una inocente e ignorante chica!
Maldición, no. Ahora tenía que pagar.
En lugar de conmoción, miedo, o sorpresa, Vere simplemente se sentó apoyada en
su codo, frotó sus soñolientos ojos marrones, bostezó, sonrió y dijo: ―Hey. ¡Sí!
Estás aquí.
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Trató de no gemir en voz alta.
Ahora estaba en verdadero dolor físico. Peor aún, ¡ella estaba a punto de darse
cuenta porqué! Porque sólo había duplicado el problema en su traje de baño con su
hermosa sonrisa.
¡Maldición!
―Pensé que eras demasiado gallina para intentar esto ―agregó. Su voz salió toda
ronca y sexy. Sus ojos estaban cargados de sueño. ¡Un trozo de cabello se deslizó
sobre su hombro, rizándose alrededor de sus bronceadas caderas!
¡Enredándose en los pequeños moños del bikini rojo!
Más que caliente. ¡Mierda!
Sabía que iba a morir, o al menos ir al infierno por todos y cada uno de los seis mil
pensamientos retorcidos que brincando a través de su cerebro ahora mismo.
No podía contestarle. Sólo parpadear como un tonto.
―Debo haberme quedado dormida. Necesito cambiarme de lado o me voy a
quemar. ―Se acostó sobre su estómago, totalmente a gusto frente a él, y sin darse
cuenta de su extrema incomodidad.
Mientras colocó su cabeza sobre sus brazos y encontró su mirada otra vez, algunos
de sus cabellos se deslizaron fuera de la roca y se extendieron como un ventilador
de rizos flotantes justo abajo de la superficie del agua.
¡Lucía como una sirena de verdad!
La masa restante de cabello cubría alrededor de sus hombros y caía por su espalda,
los extremos descansando justo encima de su cintura donde sus dedos deseaban
tocar.
―¿Qué? ―preguntó, probablemente deslizándose en el hecho de que no había
pronunciado ni una sola palabra―. Es tan caliente, ¿verdad?
El karma era increíblemente cruel.
Rápidamente, sin pensarlo dos veces, tomó una bocanada de aire y saltó en el lago.
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Se dejó hundir lentamente bajo la superficie.
La helada agua oscura lo calmó por dentro y por fuera.
Plantas, peces y otras criaturas del lago ya no lo asustaban.
Expulsó cada onza de aliento de sus pulmones y abrió los ojos. Disfrutando el
silencio bajo el agua, observó cómo sus burbujas de aire subían, reventando en la
superficie.
Notó el brillante cielo azul de Colorado por encima al contemplar sus nuevas
fobias: chicas gnomo, sirenas y el amor imposible.
Como si fuera una señal, Vere se zambulló en el agua, lo agarró del brazo y tiró de
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él hacia arriba.
Lenguaje de chicos
Traducido SOS por Dracanea, yuya, Rockwood & Lalaemk
Corregido por Julieta_Arg
―¡U
GH! ―gritó Vere, tratando de recuperar el aliento―. ¿Por qué
los chicos siempre contienen el aliento bajo el agua durante el
mayor tiempo posible? ¡Charlie lo hace! ¡Mi papá lo hace!
¡Todos los chicos que he conocido lo hacen! Los chicos aspiran cuando nadan.
Ella y Dustin fueron pisando el agua uno frente al otro. Ella se apartó el pelo
pesado, húmedo de la cara. No había tenido tiempo de recogérselo antes de saltar
cuando Dustin no salió a la superficie ―en lo que ella considera― un momento
adecuado para que subiera.
―Es lo que ustedes hacen. ¿Qué puedo decir? ―Dustin se echó a reír, pero no era
su costumbre, risa fácil. Sonaba forzada.
―No es gracioso. ―Ella frunció el ceño, escaneando su cara para ver si estaba bien.
Se sintió aliviada cuando añadió su habitual sonrisa pícara, pero se dio cuenta de
que no llevaba el retén o las gafas.
Cómo se había olvidado ―cómo había perdido― su verdadera sonrisa y su
verdadero rostro hermoso para instalar sobre la parte superior los sombreros feos
que llevaba. Se sentía tan a gusto con él. ¿Cuándo había comenzado a tomar sus
sorprendentes miradas por sentado? O... ¿lo había hecho ella...? Porque ahora él
era tan increíblemente impresionante con gotas de agua sobre él, ella estaba segura
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de que no lo daba por sentado.
Entonces es hermoso.
Así que me di cuenta.
¿Y qué? No puedo apagar mis ojos, ¿no?
―La primera vez que contengo mi respiración en un lago sin embargo. ―Su voz
sonaba más normal entonces. ¿Se había imaginado la tensión en ella?―. Yo no
estuve allí abajo tanto tiempo ―agregó.
Ella le tomó la mano, lo llenó de agua y lo salpicó.
―Estuviste demasiado. Apuesto a sabías que me asustó. ―Le echó de nuevo, esta
vez más fuerte para demostrar que hablaba en serio sobre la parte asustada.
Sus ojos de repente le parecieron más azules de lo que recordaba. ¿Tal vez era el
cielo, lo que refleja en el lago con el sol brillante? O tal vez era porque él parecía
estar mirándola muy fijamente a los ojos.
Nadó más y examinó todo su rostro.
―Tu pelo parece estar destiñéndose un poco por todas partes. ¿Es posible que
desees colorarlo de nuevo pronto, antes de que sus raíces crezcan? ―dijo
finalmente, cuando se dio cuenta que había mirado demasiado tiempo de nuevo.
―Sí. Está en mi lista. He estado escondiéndolo sin parar. No te preocupes.
―Sacudió el pelo mojado.
Vere estaba lo suficientemente cerca para llegar a más y mover un, filamento largo
y húmedo de sus ojos.
―Yo podría cortarlo de nuevo ―dijo ella con aire ausente.
―Espera ―sonrió―, vas a tener que repetir el movimiento en un segundo. No soy
el mejor nadador... así que tengo mis manos para mantenerme flotando. ―Él
sacudió su pelo otra vez, deliberadamente rociándole la cara con el agua de su
cabello.
Ella se echó a reír, y amablemente movió el pedazo rebelde de cabello castaño
oscuro nuevo. Le gustaba la forma en que se quedó dónde estaba, justo donde ella
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lo puso.
―Gracias. ¿Dónde está tu ayudante? ―preguntó.
―Jenna está con mis padres. Ella quería achacarse otra montaña para la temporada
de escalada. ―Vere negó con la cabeza, incapaz de no seguir estudiando los
ángulos y planos de su rostro, recordando la primera vez que lo había visto.
Pensó que era malditamente una buena cosa el que Jenna había decidido ir a la
caminata con sus padres porque, duh y santa vaca. No podían disimular este tipo
en este lago.
Peor aún, antes de que Dustin hubiera saltado, la mirada de Vere se había pegado
en su “galardonado paquete de seis” como un bicho raro mirando.
¡Ding-dingity-ding!
¡Y el primer premio es para el Sr. WOW! ¿Has visto esa inmersión en el muelle?
Tampoco había perdido sus perfectos, musculosos bíceps y hombros. Y las
piernas... ¡Y todo de él!
¡Bienes estúpidos! Por Dios.
Fomentar este tipo de tiro en un traje de baño y nadar había sido una muy mala
idea. Jenna habría marcado toda esa perfección muscular de inmediato. Ella habría
comenzado a hacer preguntas. Se habría arrojado a sus brazos. ¡O peor!
Mega-bala esquivada.
Vere trató de borrar la imagen de sus activos perfectos de su mente mientras se
burlaba de él, nadando alrededor de un círculo con su mejor golpe lateral.
Él se dio la vuelta, junto con ella, manteniendo los hombros bajo el agua, pero
girando junto con sus movimientos, frente a ella todo el tiempo. Su mirada era
pensativa. Una expresión que nunca había visto antes, y ella pensó que había visto
todas.
Se preguntó si él iba a mencionar su ataque de llanto y espionaje. Ellos todavía no
habían hablado de eso, así que sabía que era inevitable.
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¿Significa su mirada: “conversación incómoda que viene a continuación”?
Con la esperanza de evitarla, le salpicó con un gran arco de agua y nadó hacia atrás
lejos de él.
Sus cejas se alzaron.
―Oh. Oh quieres jugar eso, ¿verdad?
―Sí. ―Porque Vere podía manejar mucho mejor la forma en que su corazón se
sentía cuando pensaba en él estando triste por mucho tiempo sin amigos. Y
añadió―: Pero cuidado. Si te enredas conmigo estás perdido. He sido entrenada
por Charlie en este deporte.
Se volvió rápidamente y golpeó la superficie del lago con un golpe de mano a agua
perfecta. Levantó la cabeza, muerto, con un montón de aerosol.
―¡Oh... no, no lo hiciste! ―Nadó tras ella y salpicó su espalda, con fuerza.
Vere respondió con su épica, inundación al agua.
―¡Ja!
Tosió, se atragantó y no podía salir de ella.
―¿Quieres contener la respiración tanto tiempo, ¿por qué no empiezas de nuevo
ahora? ―bromeó, dejando al chico sin aliento mientras ella cambiaba de posición
para la gran final.
Mientras se limpiaba el agua de la cara, Vere puso todo su brazo contra el agua y lo
mantuvo rígido, excavando sólo en la superficie del agua para crear una ola
perfecta, mini-marea. Se levantó cerca de tres pies y lo lució en la derecha de la
boca, lo que le ahogó de nuevo.
Parecía tan sorprendido mientras se limpiaba la cara por segunda vez que no
podía dejar de reír.
―¿Qué? ¿No pensaste que podía hacer eso? ―Ella se rió de nuevo―. ¿Estás listo
para otro? Empieza a contener la respiración, chico de ciudad.
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Guerra de agua divertida: A + +
Dustin enarcó las cejas altas, pero en lugar de tomar represalias como había
esperado, él respiró hondo y se dejó caer hacia abajo en el agua oscura.
Bien. Puedo esperar. No me va a alcanzar dos veces. No cuentes, Vere. No le dejes ganar.
¿Cuántos segundos han pasado?
Ella nadó hacia donde había desaparecido, y miró a su alrededor en busca de
algún reflejo del traje de baño o de piel pálida bajo la superficie.
Nada.
―Idiota. ¡Sube! ―gritó al agua.
¿Se estaba dirigiendo hacia ella para sorprenderla, atacarla para hundirla por
detrás? Si es así, lo agarraría. Charlie inventó ese juego, y ella siempre le ganaba.
Se sumergió a una profundidad dónde pudiera alcanzarle, pero de nuevo, no
estaba allí. ¿Por qué esto siempre tiene que asustarla tanto? Reapareció y frunció el
ceño.
―Dustin McHugh, si crees que me estás asustando… bueno lo estás. Tú ganas. ¿De
acuerdo? ¡TÚ GANAS! ―gritó. Vere miró fijamente buscando más allá del lago
para asegurarse de que no había salido a la superficie por algún otro lugar.
―Dustin. ―El corazón de Vere se aceleraba mientras el pánico se establecía en ella.
Tomó aire tanto como le fuera posible y se hundió de nuevo. Esta vez, ella nadaba
en un largo y profundo círculo. Sus manos se extendieron a través del agua en
todas las direcciones, pero solamente entraron en contacto con el agua. Sus
pulmones se sentían como si fueran a estallar, pero se quedó abajo, con los ojos
bien abiertos en el agua turbia, en busca de cualquier rastro de él.
Grandes brazos, muy cálidos rodearon su cintura por detrás. Sabía que era él, sano
y salvo, y probablemente pensando que todo esto era muy divertido.
Se relajó con alivio y dejó que la tirara hacia arriba.
Abrió la boca para una enorme bocanada de aire mientras salía a la superficie y se
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volvió para matarlo.
Él no bajó los brazos cuando ella se agarró desesperadamente a sus antebrazos
para apoyarse, flotando en el agua con él.
―Nadador débil, mi culo. ¡Apestas!
―Tú me dijiste que empezara a aguantar la respiración, por lo que sólo hice lo que
me pediste. ―Su mirada era brillante e ilegible. Se quedó en silencio, y ella se
sintió devorada por un momento en la intensidad de su mirada.
―¿No me oíste llamarte? ¿Qué diablos tratabas de hacer? ¿Matarte? ―Miró hacia
abajo y se dio cuenta de que sus manos estaban sobre las cicatrices de sus muñecas.
Ella abrió la boca y lo miró a la cara, inmediatamente lamentando lo que había
dicho tan a la ligera. Se dio cuenta de la expresión de su rostro, pensó que estaba
reaccionando mal a sus cicatrices.
Sintió que él trataba de alejar sus muñecas de ella.
―¡No! ―Su voz tembló― Por favor. Espera. ―Se aferró a sus muñecas apretando
más. ¿Qué se suponía que iba a decirle después de que lo había jodido tanto, otra
vez? Ella respiró hondo―. Lo siento. No quise decir eso. No quería. Tú sabes que
siempre hablo demasiado rápido y, cuando abro la boca, no fue tu culpa, fue por
mi culpa siempre tan estúpida. Y así…
Su garganta se estaba cerrando, y dejó de pedalear en el agua. Sus manos eran
suaves y sorprendentemente cálidas alrededor de su cintura. Las lágrimas habían
llenado cada una de sus extremidades. Apenas podía moverse.
―Vere. No lo hagas. ―Su voz era muy baja. Demasiado suave. El agua, corriendo
sobre las piedras, mientras sentía que él, también, estaba conteniendo las
lágrimas―. No digas que lo sientes por mí. Sé lo que quieres decir. Está bien. Por
favor, no llores más. No por mí, no sobre las malditas cicatrices que yo me hice.
―No lo hago.
Ambos sabían que era una mentira.
Vere se dejó caer sobre él en peso muerto. Él les llevó nadando un poco hacia la
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orilla hasta que pudieran tocar fondo, pero no la soltó.
No podía mirar su cara, así que en su lugar, quitó sus brazos de su cintura y los
llevó a la superficie y los mantuvo allí apenas bajo el agua. Ella dejó que sus dedos
trazaran líneas irregulares cruzando hacia atrás y adelante.
No lo retiró, pero podía sentirle temblar ante sus toques. Se sentía bien saber que
confiaba en ella en esto. Con esta parte de él.
Finalmente habló, con sus dedos todavía en la parte más ancha de sus cicatrices.
―Me alegro de que no tuvieras éxito en esto, o incluso te acercaras. No puedo
imaginarme no conocerte. ―Sorbió un mar de lágrimas, y le susurró―: Desde que
oí tu historia… He tenido un terrible reflejo de cómo podría haber pasado. Sigo
pensando que tú no estarías… no estarías en este mundo. Y es por eso que no he
sido capaz de hablar contigo sobre ello. No puedo imaginarlo, y cuando lo hago…
Dios. Como que lo lanzo hacia fuera.
―No puedo imaginármelo tampoco.
Su voz flotaba suavemente sobre su cabeza, provocando un escalofrío desde la
espalda hasta su cuello.
Él continuó:
―Sobre todo porque nunca te hubiera conocido. No quiero sonar como un idiota
cursi, pero realmente quiero que sepas lo mucho que has significado para mí.
Ella levantó la vista, sus ojos aún cargados de lágrimas contenidas. Su rostro era
tan sincero.
―Me encanta ser amiga tuya. Tanto…
―Sí… lo sé. Me alegra cuando estás feliz.
Él miró hacia otro lado y tomó una de sus manos encajando sus dedos con los de
ella. Estaban palma con palma. Hizo lo mismo con la otra. Le dio a sus manos un
pequeño apretón y se sentía muy bien, perfecto. Podía jurar que sintió cómo su
pulso conectaba con el de ella a través de sus palmas.
―Pobre de ti. Tu pobre madre. Toda esa noche suena como si hubiera sido un caos
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total.
―Sí. Me gustaría poder volver atrás. Mi mamá no entró en la de sala de estar hasta
horas después. Mi intento de suicidio lame-culos no estaba cerca de cortar una
arteria, pero supongo que había una gran cantidad de sangre en el suelo. No lo
recuerdo con claridad.
Ella mantuvo sus manos con las suyas, pero giró sus muñecas para mirarlas de
nuevo. Quería que él supiera ―sintiera― que no necesitaba esconderse de ella.
―¿Qué recuerdas?
―Solo recuerdo la voz súper cabreada de mi madre, gritando por el pasillo. Había
encontrado el coche atascado en la puerta principal. Estaba en mitad de gritos, algo
sobre cómo yo nunca iba a volver a conducir. Y cómo iba a tener que limpiar el
desastre que había hecho sin su ayuda esta vez.
―Suena como el típico discurso de madre estándar. Tendría que haberte anclado a
la tierra para vivir. ―Vere le miró a los ojos.
―Ella lo hizo. ¿Te acuerdas? ―Le dirigió una mirada que era mitad sonrisa, mitad
mueca―. La voz de mi madre esa noche dejó una impresión permanente en mi
cerebro. Como si no pudiera olvidar una palabra o cómo sonaba.
―Puedo imaginármelo. ¿Estabas muy borracho?
Él se encogió de hombros.
―Supongo. Derramé la mayor parte de la segunda botella de vino,
afortunadamente. O me habría dormido sobre mi propio vómito. Por lo menos no
caí tan bajo como eso. Sigo diciéndome que deben existir un par de niveles más
bajos de la escalera que el lugar en el que encajé aquella noche. También uso esos
peldaños imaginarios como un recordatorio de que hay gente mucho peor de lo
que yo estoy. Personas con muchas más cicatrices que las mías para soportar.
Depresiones de las que no son tan fáciles salir. Mi madre, ella tiene que tomar
medicamentos para tratar su depresión cada día.
―¿Por qué?
―Desde que mi padre murió, las ha tomado y es lo que realmente le funciona. Nan
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me dijo que las depresiones corren en nuestra familia. Tengo suerte, en realidad.
Suerte que sé ahora, y que puedo rastrear si esto vuelve. ―Su mirada azul se clavó
en ella―. Suerte de que también estoy vivo, por supuesto.
Vere sintió en sus ojos como si acabara de sacar lo más profundo de su corazón. Él
era tan complicado, una persona solitaria, sin embargo, parecía haberla dejado
entrar, y se sentía fenomenal estar allí.
Se tragó un pequeño bulto que le subía por la garganta.
―Puedo ayudarte a controlarlo. Reportarme cada semana. Pareces estar bien
ahora. Para mí, de todos modos.
―Sí, bueno... Estoy bien ahora. ―Sonrió―. Estoy feliz de que alguien además de
mí y mi terapeuta sobre-pagado haya llegado a la misma conclusión. Pero no borra
lo que pasó esa noche.
―No. No lo hace. Pero ya terminó.
―Todo menos la parte entre mi mamá y yo ha terminado. Ella y yo aún estamos
tan desconectados.
―¿Pero no para siempre?
―Quizás. Cuando finalmente descubrió lo que había hecho, llamó a Martin. Entró
y manejó todo. Ya se había encargado del auto accidentado antes del amanecer, y
una nueva puerta instalada antes de las 10 am del día siguiente. El resto fue
sorpresivo. ¡Mi mamá tenía su maldito propio equipo de médicos en mi fallido
suicidio/colapso nervioso! ¡Martin ordenó a los médicos privados venir a la casa
para evaluarme, pero era mi mamá quien necesitaba más ayuda!
Vere suspiró.
―Las madres... son mamás. Supongo que tiene sentido. Mi mamá haría lo mismo.
Se encogió de hombros.
―Porque no era crítico, más allá de necesitar algunos puntos de sutura, ellos,
Mamá y Martin, me enviaron a la residencia la noche siguiente. Estuve allí durante
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seis semanas antes de venir aquí.
―Dios. No me puedo imaginar estar lejos de mi mamá durante tanto tiempo, pero
me alegro de que fueses. Me alegro de que te ayudasen.
―Lo hicieron. Mucho. Mi terapeuta... él era increíble. Me enseñó mucho. Si tan
solo hubiera pedido ver a alguien antes de llegar a estar tan deprimido.
―No mires hacia atrás y lo que podrías haber hecho. No lo sabías, pero ahora lo
haces. ―Ella apretó su agarre sobre sus brazos―. ¿Has hablado con tu madre?
―Nop. ―Negó con la cabeza y le disparó una sonrisa irónica―. La última vez que
la vi, quiero decir antes de que me clavase en la pared y luego me dejara en el
aeropuerto, un equipo de médicos pagados-para-ser-mudos de Martin la estaban
medicándola con algún tipo de Valium. ¿Lo entiendes? Todavía no he digerido esa
escena. Todo lo demás, he sido capaz de procesarlo. Pero eso... no sé dónde
ponerlo, ¿sabes? O a ella. ¿Dónde pongo mi madre después de una noche así?
Después de que me obligase a venir aquí en contra de mi voluntad. Por lo demás,
¿dónde encajo yo mismo?
―Simplemente donde estás. Ahora mismo. En este justo momento. Eso es todo lo
que realmente cuenta. ¿No lo crees? Tú estás aquí y estás nadando conmigo.
Él sonrió, pero no respondió.
Ella le devolvió la sonrisa.
―Todo lo demás; no dejes que importe. ―Ella sonrió aún más, tratando de
convencerlo. A ella misma. Todo el tiempo su corazón sufría por él―. Todo se
arreglará solo. Un respiro a la vez. Es todo lo que podemos controlar, ¿eh?
Él apretó suavemente su agarre en sus manos otra vez.
―Ese es el secreto, ¿no es así? Barry dijo lo mismo. Un momento a la vez. Si lo
retengo, entonces todo parece fácil. Sé que si pienso en los días y días por delante,
el tratar con mi mamá, y mi futuro que es actualmente un enorme signo de
interrogación, entonces sé que estoy en el lugar equivocado.
―¿Por qué? ¿Cómo sabes eso?
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Él sonrió suavemente hacia ella.
―Porque es exactamente lo que estaba pensando la noche en que me corté.
Vere lo miró, y el miedo se estrelló contra su pecho.
Era en ese momento tan hermoso y tan triste que no podía sostenerle la mirada.
Ella miró sus manos entrelazadas y poco a poco tiró de las suyas a las él, haciendo
surgir sus cicatrices desde el agua a la luz del sol.
―Júralo. Júrame que nunca volverás a intentarlo.
―Lo juro. Ni siquiera voy a aguantar la respiración en frente de ti mientras te
comprometas a nunca preocuparte por mí así otra vez.
―¿Cómo puedes estar seguro de que no volverá a pasar? ―¡Reprimió las ganas de
gritarle para hacerlo prometérselo y prometérselo y prometérselo!
Él trató de retirar los brazos de nuevo, pero ella se aferró rápido, mirando sus
cicatrices.
Golpeó suavemente su frente contra la de ella, y le susurró:
―Porque ahora... me gustan los batidos de melocotón y la más fría e
impresionante agua.
―¿Qué? ―Levantó la vista.
Él asintió.
―Ya me has oído. También he empezado a buscar ridículas piedras en forma de
corazón por todos lados. Y empecé a coleccionar guitarras antiguas. Tengo cosas
que hacer, chica. Toneladas de momentos increíbles y alucinantes para atravesar.
Tengo este momento contigo, y el siguiente. Oh, aquí viene ya ¡el siguiente!
―Sonrió―. ¿Ves? Ya lo tengo controlado.
Ella se echó a reír, sonriéndole.
―Bien. Vale. Bien.
La mirada de él la atrajo de nuevo. Sintió su dolor, pero también vio calidez y
tranquilidad dentro de las transparentes profundidades.
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No estaba mintiendo acerca de estar bien.
Él continuó, con la misma voz baja, feliz:
―Además, te lo he jurado a ti, pequeña mejor amiga. Y cumplo mis promesas.
Nunca más. Solo estas tontas cicatrices permanecen. Tristemente, las tendré para
siempre.
El alivio la inundó.
―Las cicatrices no son tontas. Son una parte de tu pasado. ¿Y qué? Todo el mundo
tiene cicatrices, solo que no son tan visibles como las tuyas.
―Es cierto ―dijo, no sonando convencido.
Impulsivamente acercó una de sus muñecas a los labios y le dio un suave beso allí,
y luego hizo lo mismo con la otra.
―Listo. ¿Ves? Mucho mejor. Los dos estamos completamente curados.
Debido a que había prometido que no iba a llorar sobre él cómo había hecho el otro
día, se sumergió a sí misma fuera de sus brazos y se alejó nadando. Cuando salió a
la superficie unos diez metros más lejos, no miró hacia atrás, en lugar de eso se
giró y nadó hacia el muelle.
Oh... Ayuda.
Charlie se encontraba en su traje de baño en el extremo más alejado del muelle, con
los brazos cruzados. Curtis estaba llegando por la curva en el camino.
Afortunadamente, él seguía estando un buen número de metros detrás de su
hermano.
¿Charlie los había visto?
¿Por qué había besado sus muñecas de esa manera? Probablemente era una cosa que no
debía hacer. Pero se había sentido tan correcto...
―¿Qué han estado haciendo? ―llamó Charlie.
Podía decir por su voz que él trataba de no parecer súper cabreado.
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Oh, él nos vio.
Pero ellos no habían estado haciendo nada. Así que podía calmarse. No había nada sobre lo
que pudiese estar cabreado.
―Nadando. ¿Qué parece? ―Vere salió del agua.
―¿No sé? ¿Qué parece? ―Charlie cruzó la longitud del muelle en dos segundos y
habló de forma que solo ella pudiese oír―. ¿Ese bastardo se metió contigo o algo
así? Me pareció verlos a ustedes dos todo menos... ¡Diablos! Vere, ¿estás llorando?
―No seas ridículo. Estábamos nadando. Perdiendo el tiempo, eso es todo. No
estoy llorando. Estoy mojada y tenía mis ojos abiertos bajo el agua.
―Mentirosa. Lloras como una fuente ―susurró.
―Charlie. No lo hagas. No es lo que crees. Tú no entiendes ―susurró ella.
Curtis llegó al muelle a su propio ritmo, y los interrumpió con un largo silbido que
dolorosamente perforó los pensamientos de Vere.
Dolor de cabeza instantáneo. ¿Por qué es tan ruidoso?
―Mira lo que Vere ha estado escondiendo. ¡Hola chica caliente! ¿Puedes acercar
ese bikini un poco más? ―Curtis se acercó contoneándose, esbozando una
pequeña sonrisa espeluznante. Parecía haberse perdido el hecho de que estaba a
punto de perder la calma, y de que ella y Charlie estaban a punto de tener una
gran pelea.
Este chico parecía no percatarse de mucho.
Ella pensó que en este caso era algo bueno.
Curtis volvió a silbar.
―Guau. Vere, me estás matando con ese sexy, traje rojo.
Ella le lanzó a Curtis una sonrisa vergonzosa.
Toda la situación, especialmente Charlie actuando tan extrañamente, había
comenzado un buen ataque anormal de ruborizarse.
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―Oh... sí... um... gracias.
Vere se secó los ojos mientras un par de lágrimas más al azar intentaban escapar.
Curtis aún no parecía darse cuenta de su malestar. En su lugar, solo la miró y la
miró. La hacía sentir muy nerviosa, como si estuviera desnuda o algo así.
Vere evitó tanto su mirada como la de Charlie mientras miraba alrededor
buscando algo para cubrirse. La toalla de Dustin estaba justo a sus pies, por lo que
rápidamente la agarró y se la puso.
¿Por qué tenía que darse cuenta de lo segura que la hacía sentir? Y también, ¿lo
grandioso que olía? El olor de Dustin flotó alrededor de su piel, entrando por sus
poros a través de la toalla calentada por el sol.
Mientras se envolvía, se dio cuenta de que la camisa a cuadros de Dustin estaba a
sus pies. Peor aún, su retenedor y gafas se habían caído. Esto no era nada bueno.
Tenía que llevarle las cosas a él.
―Aquí Dustin ―dijo en voz alta, con voz urgente. Él había nadado hasta el
muelle, pero se había mantenido en silencio. Afortunadamente había mantenido
oculta su cara al lado del muelle. Ella se los entregó.
―Gracias. ―Dustin tenía las gafas y el retenedor nuevamente en menos de un
segundo. Vere no se perdió la mirada de pánico.
―¿Te importa si tomo prestada la toalla? ―Mantuvo la espalda contra su hermano
y Curtis, pretendiendo hacer una conversación, mientras empujaba la gorra. Su voz
era todavía un poco inestable, pero pensó que sonaba bastante casual. Le lanzó una
mirada a Curtis.
¿Él había visto la cara de Dustin con claridad?
Probablemente no. Él le estaba mirando las piernas y el trasero.
―Con mucho gusto ―respondió Dustin con una sonrisa forzada―. Pero puedes
tomar esa. ¿De esa roca? ―Hizo un gesto hacia la toalla en la roca donde ella había
estado durmiendo.
Vere se sonrojó de nuevo y miró nerviosamente hacia atrás a Curtis. Ella había
puesto su propia sonrisa forzada.
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―Por supuesto. Espera.
Curtis tenía esa estúpida sonrisa lobuna en su rostro. Mientras ella pasaba, le dio
un guiño.
Vere luchó por ignorarlos a los tres.
Era difícil hacerlo cuando sentía como si estuvieran haciéndole agujeros ardientes
por diferentes razones. Subió la roca y regresó tan rápido como pudo, y sostuvo la
toalla en alto, lanzándole a Dustin una mirada de apresúrate. Tratando de mantener
la atención de Curtis, acomodó su cabello en un lado y pretendió exprimir el agua
de su cola de caballo, para que así pudiera ayudar a que Dustin se escondiera una
vez que saliera del agua.
Vislumbrando las cicatrices en las muñecas de Dustin mientras rápidamente se
abotonaba la camisa a cuadros, ella se las arregló para mantener el control de una
nueva oleada de lágrimas y sus latidos hiperactivos.
Él parecía comprender su estrés, y por lo tanto se movió tan rápido como pudo.
Antes de que hubiera subido por completo, ella le lanzó la toalla sobre sus
abdominales. Él sonrió con agradecimiento, trabajando para enterrarse en su toalla
y disfraz.
A Vere le tomó un segundo para ajustar la toalla de Dustin para que sus perfectos
hombros y clavícula estuvieran escondidos en donde su camisa no estaba
abotonada. Ella miró nerviosamente a Charlie, que no había dejado de lanzarle
miradas de muerte a Dustin.
Vere trató de distraer la atención de Cutis fuera de Dustin. Se bajó de un salto y se
dirigió de nuevo hacia su roca para tomar el sol. Tomó la liga de su cabello y su
sudadera abandonada. En cuestión de segundos, tenía el pelo atado hacia arriba en
un moño y se sintió mucho mejor.
Los ojos de Curtis no la dejaron ni una vez.
Gracias a DIOS, como que le gusto.
―Aww. Vere. Mantén ese lindo cabello abajo. ¿Has terminado de nadar? ―gimió
Curtis, su voz lanzando relámpagos a su dolor de cabeza―. Charlie y yo
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estábamos por entrar, y esperaba, por lo menos, que te quedaras y nos vieras.
―Yo… yo pasaré el rato con ustedes, pero he terminado de nadar.
―Bueno, estoy regresando, terminé totalmente.
Dustin se encogió de hombros, su voz sonaba extraña otra vez, probablemente
nervioso por ser atrapado sin su disfraz. Recogió su protector solar. Vere pudo ver
que él tenía cuidado de mantener las muñecas hacia adentro. Si tan solo pudiera
ayudarlo a hacer los botones...
―Sí, has terminado. ―El tono de Charlie era amenazante―. Maldita sea, has
terminado. Tú, ¡idiota!
―Cuidado con aclarar lo que quieres decir, tú pomposo, ridículo, idiota. —Dustin
regresó el gruñido de Charlie.
―Oh, lo aclararé. ―Charlie se movió y golpeó a Dustin en la cara. La cabeza de
Dustin azotó hacia atrás y las gafas salieron volando. Puso sus manos sobre los
ojos expuestos, girando su cara lejos de Curtis.
―¡Charlie! ―gritó Vere―. ¡Alto! ―Se arrastró de vuelta al muelle. Corriendo para
recoger las gafas de Dustin y entregárselas nuevamente. Uno de los lentes se había
quebrado por el impacto. Dustin rápidamente se los puso de nuevo.
Vere había tragado su corazón.
―¿Por qué le pegaste?
―Él sabe por qué.
―Lo que sea. No lo sé. ―Dustin se frotó la barbilla.
―Amigo ―dijo Curtis―. ¿Cuál es el problema? ¿Por qué le pegaste?
Dustin encaró a Charlie. Se veía molesto, pero por suerte no parecía que iba a
golpear a Charlie o atacarlo de nuevo.
Él suspiró antes de hablar mientras se enderezaba la gorra con la mano libre.
―Nada. Nada está pasando. Tú estás totalmente fuera de lugar, Charlie. Te lo dije.
Ella no es mi tipo. En absoluto. NUNCA. Somos amigos. SOLO AMIGOS.
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Vere se quedó sin aliento.
―¿Qué? ¿Esto es acerca de mí y Dustin? ―Se sentía como si todo el aire hubiera
sido expulsado por las palabras de Dustin. Su corazón se apretó en una bola
increíblemente apretada y ahora no podía discernir si el sentimiento provenía
porque Charlie había golpeado a Dustin o por la afirmación de Dustin, otra vez,
que ella no era su tipo. Ella seguía girando, se colocó entre Charlie y Dustin solo
para asegurarse de que los golpes ya no salieran volando.
―Charlie. Has perdido la cabeza. Y Dustin, lo que sea. Como si me importa un
bledo que no soy tu tipo. Me gusta Curtis. ―Ella le lanzó una mirada. Sin
necesidad de hacerle saber lo mucho que había herido sus sentimientos―. Lo
siento mucho, Curtis. No quiero que pienses que todo se ha terminado. Porque no
lo es.
―¿Qué? ―Curtis tenía el ceño fruncido y, ¡posiblemente tratando de ver por la
parte delantera de la toalla!―. Por supuesto que te gusto, especialmente por
encima de este cretino. ¡Finalmente lo estás diciendo en voz alta!
Charlie todavía tenía su mano cerrada, como si quisiera golpear a Dustin nuevo.
―Solo quería que todo estuviera claro. Eso es todo. ―Curtis finalmente pareció
entrar en esto, y movió su mirada de Vere a Dustin―. Vere, si este idiota te engañó
justo bajo mi nariz, yo seré el que dé el siguiente golpe, muchas gracias.
―Buen hombre, Curtis. ―Charlie le sonrió a su amigo―. Creo que está arreglado
ahora.
―Ustedes dos perdedores, ¡neandertales! Dustin es mi amigo. Como él dijo. ¡Eso es
todo! Estábamos nadando. Si ustedes dos no pueden manejar el que seamos
amigos, entonces pueden besarse. No pasa nada además de eso.
Vere no podía hacer contacto visual con Dustin.
No pasa nada, además, sólo besé sus muñecas como un bicho raro. Dios. ¿Por qué has hecho
eso, Vere?
―Bien. Porque si hay algo, nuestro amigo Dustin estaría tan acabado. Sabes lo que
quiero decir. ¿No, amigo? ―Charlie y Dustin no habían despegado la mirada ni
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una sola vez.
―Come mierda, amigo ―murmuró Dustin.
Vere finalmente se dio cuenta de que Charlie amenazaba con arruinar la cubierta
de Dustin justo frente a Curtis. ¿Y para qué? Estaba actuando como si los hubiera
atrapado besándose, ¡y qué! Era su decisión con quien se besaba. ¡Charlie no era el
policía de besos!
Casi tuvo que reír ante la dirección de sus pensamientos. Todo esto los estaba
poniendo locos a todos. Eso tenía que ser.
―Charlie. Es mejor que te disculpes ahora, o le diré a mamá.
―Tal vez quiero que le digas a mamá, Vere. ¿Qué DEMONIOS?
―No. TÚ, Charlie. ¿QUÉ DEMONIOS, TÚ? Discúlpate.
Charlie suavizó su tono y habló con Dustin con los dientes apretados y su voz llena
de veneno sarcástico.
―Siento haberte golpeado, amigo. Me pareció ver algo que aparentemente no vi.
No me culpas, ¿verdad, amigo? Apuesto que si las posiciones se invirtieran,
habrías hecho lo mismo.
Vere estaba demasiado conmocionada para hablar. Charlie nunca había actuado
así, al menos no delante de ella. ¿Por qué sonaba tan malvado? Ella sabía que de
alguna manera había cruzado encima de la tierra de hombres. Y era seguro que no
hablaba esa lengua aquí.
Lo que a continuación dijo Dustin la sorprendió aún más.
―No. No te culpo. Esperemos que esta sea la última vez que tengas que traer esto
a colación. ―Dustin frotó la gota de sangre que se formaba en su labio, y dejó caer
su mano.
Su voz no mantenía ningún enojo, y por alguna razón, ella tuvo la impresión de
que Dustin estaba resignado acerca de algo repentinamente.
Ella le echó un vistazo a Curtis que se había convertido en una especie de copia de
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Charlie, un robot.
―Lo siento Curtis, estoy muy molesta con mi hermano para pasar el rato. Te veré
de nuevo en la cabaña. ―Vere empujó duro en el pecho de Charlie y él dio un paso
atrás.
Él no iba a encontrarse con su mirada. Bueno. Esperanzadamente él fuera bueno y
estuviera avergonzado por actuar como un fenómeno. Vere empujó a Dustin con el
hombro.
Afortunadamente, él parecía entender. Como si hubiera despertado de un extraño
trance, se subió en el muelle y caminó delante de ella a lo largo del sendero que
llevaba a la cabaña.
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Ella siguió en silencio. No había nada que decir.
Amor, odio, cielo e infierno
Traducido por QueenDelC, yuya y SOS por Elizzen
Corregido SOS por Iska
D
ustin no podía creer lo rápido que su cielo se había convertido en un
completo infierno. Había sobrevivido al tiempo de "pasar el rato" por la
tarde, fingiendo dormir la siesta bajo el sol en el porche con todos los
demás.
Y pretendiendo que nada había cambiado, o que estaba mal.
¡Pero todo había cambiado! ¡Ahora todo estaba más allá de lo retorcido y malo!
Se las había apañado con la mentira que le habían dicho a la señora Roth sobre sus
gafas rompiéndose en una roca. Por suerte, el puño de Charlie había conectado con
su mandíbula, por lo que no era mucho más que un moretón. Incluso sufrió a
Jenna, ayudándolo a asegurar el agrietado centro de sus gafas con una gorda masa
de cinta adhesiva blanca mientras que todo el mundo (excepto Vere) se reía del
ridículo efecto-empollón.
Dustin había sobrevivido el viaje al taller del señor Roth junto con Charlie y Curtis.
Ayudó a limpiarlo. Ayudó a guardar las sillas de la terraza, canoas, remos y una
barbacoa para el invierno sin otra pelea. Pero ahora, con el sol completamente
escondido, el señor Roth avivando el último fuego en la antigua chimenea de roca
y el maldito celo picando el puente de su nariz, Dustin se estaba cayendo en
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pedazos.
Se habían reunido de nuevo en la sala de estar. Algunos tumbados en los suaves
sofás, algunos en la trenzada alfombrada, para digerir la cena más deliciosa que
había comido jamás. Ahora todos estaban esperando a que se enfriase la famosa
tarta de “terciopelo rojo" de la señora Roth.
Había revivido los suaves labios de Vere en sus muñecas tantas veces y aun así no
podía dejar de imaginárselo. También había reanalizado cada segundo de ella
mientras él y Charlie habían luchado en el muelle. Sus expresiones habían caído de
su cara como pétalos arrancados de una flor.
Estaba su sorpresa inicial por el puñetazo que le había dado Charlie. Después el
adorable flash de la verdadera preocupación cuando le devolvió las gafas rotas.
Ella había estado tan cabreada con Charlie, seguida por su obvia frustración por
toda la escena.
Pero lo que más le angustió cuando analizó las cosas era el destello de su expresión
justo después de que hubiera afirmado ―una vez más― que ella no era su tipo.
Por un momento, sin duda, sus ojos le habían dicho que ella había creído y
aceptado lo que había dicho como una regla. Si solo pudiera tener la libertad de
decirle la maldita verdad. Ella merecía saber y creer que era la chica más hermosa
en el mundo entero. Por dentro y por fuera.
Quería lanzar su libro a la otra punta de la habitación por la frustración. Sus brazos
se estremecieron con el recuerdo de abrazar a Vere en el agua. Ahora él solo quería
abrazarla de nuevo.
Infiernos. ¿Qué le había hecho a la chica besar mis muñecas así? ¿Era posible que también
sintiera algo por mí?
Si admitía que lo hacía, ¿iba yo a decirle la verdad?
¿Decirle que estoy enamorado de ella?
¿Cuál sería el punto? Solo podía ofrecerle una aventura hasta que me fuera. Inaceptable. E
inapropiado. Yo nunca le pediría eso. Nunca. Y, de todos modos, ella no me quiere.
Suspiró de puro tormento y lanzó una mirada a Charlie.
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El chico se la devolvió sin ocultar para nada su enojo.
¿Cuánto tiempo había estado el chico mirándole así?
Resignado, miró hacia abajo a su libro. Cualquier intento de una conexión más
profunda con Vere rompería las reglas que había aceptado como parte de este
juego. Una de esas reglas era no herir ni meterse con el corazón o el alma de Vere.
Cualquier intento de acercarse a ella al nivel que ansiaba su corazón le haría daño
al final.
Curtis Wishford, con el pelo todavía húmedo por la ducha que había tomado antes
de la cena, se escabulló al lado de Vere, quien descansaba de espaldas al fuego.
Dustin miró a Curtis a través de sus agrietadas lentes.
Con la luz del fuego roja y dorada reflejándose en el cabello del tipo, Dustin no
podía dejar de imaginarse dos cuernos negros creciendo de la parte superior de su
gigante cabeza. Todo lo que necesitaba el falso idiota era un tridente y una cola
para completar su look de diablo.
¿Alguien más ha apreciado el parecido?
Como para demostrar que su pensamiento estaba muerto, Curtis agarró la mano
de Vere en un gesto posesivo y disparó a Dustin una sonrisa de superioridad que,
por supuesto, nadie más vio.
Dustin apartó la mirada.
Lo que sea.
Si esto es el infierno entonces, por supuesto, la chica a la que amo está saliendo con el
diablo.
PORQUE ES EL INFIERNO.
Señor Roth, el Diablo está sosteniendo la mano de su hija. Ahora sería un buen momento
para dar el paso y golpear al chico con el atizador.
Cuando no pasó nada, Dustin solo se encorvó más en su libro.
La voz de Curtis cortó la habitación.
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―Qué dices, querida Vere. ¿Estás preparada para un paseo a la luz de la luna por
el lago? ―Evidentemente estaba intentando ser todo suave y susurrante, pero a
Dustin le sonaba como un megáfono. El chico no tenía ninguna sutileza.
Dustin solo tenía que mirar arriba otra vez.
Maldita sea. Las mejillas de Vere habían tomado esa bonita sombra de color rosa
que tanto le gustaba.
―Claro, Curtis. Suena increíble ―respondió ella.
Dustin cerró de golpe su libro, consiguiendo otra gran mirada asesina de Charlie.
Vamos, idiota. Sigue adelante y dame un puñetazo justo aquí, pero TAMBIÉN voy a ir a
una caminata nocturna en estos momentos. Diablos, si voy a ir.
―¿Puedo ir? Nunca he visto el lago de noche ―dijo rápidamente Dustin.
—Oh. Yo también quiero ir ―irrumpió Jenna―. Me vendría bien un paseo. Me
muero de sobrecarga por el Pollo Alfredo. ―Parecía derretirse fuera del sofá
mientras se ponía de pie y dio unas palmaditas en su estómago―. Señora Roth,
este fin de semana me ha hecho un poco... rechoncha.
La señora Roth sonrió.
Dustin sonrió doblemente a Jenna.
Vamos, Jenna. En estos momentos te quiero.
Su mirada se encontró con la de Charlie, sabiendo lo que quería el chico. Esperaba
que él convenciera a Jenna para mantenerla alejada de Curtis y Vere, pero después
de lo que pasó en el muelle Charlie debería saberlo mejor.
Se han acabado todos los favores, ojete. Haz tu propio trabajo sucio.
Se tocó el punto sensible a lo largo de su mandíbula y se preguntó brevemente si él
y Charlie seguían siendo amigos.
¿Lo habíamos sido alguna vez?
Todo esto parecía demasiado extraño. Si Curtis necesitaba hacer un movimiento
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con Vere, tendría que jugar por sí mismo.
Los pensamientos de Dustin lo pusieron de pie.
―¿Charlie, no vienes? ―se burló.
Un reto directo ardió de la mirada de Charlie.
―Ni de broma. Ustedes que estan en “parejas” deberían ir. Me sentiría como el
quinto en discordia.
Jenna le dirigió a Dustin una mirada extraña, casi pesarosa.
―Uh… Dustin… Yo…
Dustin hizo una mueca.
Touché, Charlie.
Dustin intervino con rapidez para interrumpir a Jenna:
―Si estamos hablando de parejas, entonces yo debería ser quien se quede. ―Hizo
una pausa, regresando el reto de Charlie con una pequeña sonrisa.
―¿Qué? ¿Por qué? ―preguntó Jenna.
―Jenna, a Charlie le gustas. Me lo contó todo. No quiero estar en su lista negra por
meterme con una chica que considera “de su territorio”.
―¿QUÉ? ―intervino Charlie.
Dustin continuó:
―Ustedes dos deberían ir. Con Curtis y Vere.
Charlie convirtió sus manos en puños y dio un paso hacia Dustin. Dustin también
empuñó sus manos.
Éntrale. Solo dale. Estoy tan dispuesto a golpear a alguien justo ahora.
El Sr. Roth bajó su iPad.
―Bueno, vaya. ¡Si esto no es nada nuevo! ―Les dirigió una sonrisa a todos.
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―Charlie, si se te ocurre empezar algo... ―gritó Vere, mirando fijamente los puños
de su hermano.
―Bueno. Ahora ya lo has hecho ―dijo Jena.
―¿Hecho qué? ―preguntó Vere.
Dustin le sonrió a Charlie, pero no fue una sonrisa sincera.
Todo este asunto estaba fuera de control. ¿Por qué no podía simplemente hacerse a
un lado y no preocuparse? Vere quería estar con Curtis. Debería dejar que
sucediera. ¡Y ahora la pobre de Jenna podría salir lastimada porque no podía dejar
de inventar historias falsas sobre vidas falsas!
La Sra. Roth salvó todo cuando intervino:
―Charlie, no necesitas apenarte. Qué dulce. Papá y yo siempre lo sospechamos.
¿Ya le pediste a Jenna que te acompañara al baile?
La boca de Vere estaba completamente abierta.
―Charlie… Jenna, ¿siquiera es cierto?
Era tan típico de Vere creer cosas como esta. La chica era tan crédula.
Buscó en el fondo de su mente una manera de aprovechar la situación y arreglar lo
que había comenzado sin dejar que nada de eso se estrellara contra los
sentimientos de Jenna.
Jenna no le dio oportunidad. Habló de nuevo:
―Basta. Está bien… solo deteneos. ―Levantó su mano y señaló a Charlie―. Ya
puedes sentarte y relajar esos puños, Sr. Testosterona. Primero, Dustin y yo solo
somos amigos. ―Le sonrió a Dustin, y prosiguió―: Sr. y Sra. Roth, estoy segura de
que están contentos de que esto finalmente salga a la luz, pero Charlie y yo NO
vamos a estar juntos. No es un secreto que le guste a Charlie. Siempre lo ha hecho,
pero no hay manera alguna de que vaya al baile con él. Ni siquiera si me lo rogara.
―¿Pero qué dem… ah? ―tartamudeó Charlie.
La mandíbula de Dustin se abrió tanto que pudo haber golpeado el suelo.
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―¿Y sobre caminar por el lago como una “pareja”? No estoy tan segura. ―Movió
sus siempre presentes trenzas rubias hacia atrás y observó de manera solemne a
Charlie.
―¿Oh? ¿Por qué? ―preguntó la Sra. Roth, mirando a su marido.
―¿Qué? ―preguntaron Vere y Dustin al mismo tiempo.
―Sí. ¿De qué estás hablando, Jenna? ―Charlie se las arregló para hablar.
Jenna levantó su mano de nuevo y volvió su atención hacia los adultos de la
familia.
―Sra. Roth, sin ofender a su hijo, pero espero casarme con Charlie Roth algún día.
Si me lleva al baile, creo que sería demasiado rápido. Desarreglaría mis planes. No
lo tengo en mi calendario de citas sino hasta después de la universidad.
Charlie se tiró sobre el sofá. Su expresión se había pasmado como si quisiera salir
corriendo de la habitación. Su boca abierta era igual a la de Dustin, solo que quizás
un poco más abierta.
Se había abierto tanto que enormes murciélagos habrían podido entrar volando en
ella.
―Jenna, enserio. Eres la persona más retorcida que he conocido jamás, y… y…
yo… qué demonios ―balbuceó Charlie. Era un intento desesperado de arreglar las
cosas, pero no había funcionado. El chico estaba tratando de actuar como si no
pasara nada, pero lo había perdido hacia como dos minutos.
Dustin se dio cuenta con alegría de que Charlie estaba actuando exactamente igual
que Vere. Su tartamudeo era hilarante, y la cara del chico se había vuelto de un rojo
como de betabel.
Bueno, quién lo diría.
Dustin murmuró lo suficientemente fuerte para que todos lo escucharan:
―Dicen que del amor al odio hay solo un paso. Vaya. Interesante. ―Se rió.
La Sra. Roth parecía estar aguantando su propia risa.
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―Bueno, Jenna, supongo que está bien esperar. Si piensas que es lo mejor.
Charlie balbuceó y movió sus brazos desde el otro lado de la habitación.
―Tienes que estar bromeando, mamá. No me gusta Jenna. Y es la última persona
en el mundo entero con la que elegiría casarme, mucho menos llevar al BAILE.
¡DIOS, SÁLVAME!
Jenna suspiró como si no le importara en lo más mínimo lo que Charlie tuviera que
decir al respecto, y continuó:
―Charlie, no es el chico quien elige. Y yo ya te elegí.
―Mamá. Vere. Hagan que pare ―gimió Charlie. Su rostro se había vuelto aún más
rojo.
―Amigo, te ves como un dulce rojo. ―Curtis se rió también―. ¡Apuesto a que de
verdad te gusta!
Dustin le dirigió una mirada a Vere, preguntándose si ella sabría sobre esto, pero
parecía tan sorprendida como todos los demás.
―Estadísticamente, Charlie ―anunció Jenna, con una calma absoluta―, el chico
usualmente es el que PREGUNTA, con el anillo. Eventualmente, tendrás que dar
un paso adelante. Así que, sí. ―Se encogió de hombros―. Aunque preguntaras, no
voy a ir al baile contigo. Espero que eso no lastime tus sentimientos.
―¡No te invité a NINGÚN baile! ¿Qué demonios?
―Quizás al baile de fin de curso, pero ya veremos. ―Le guiñó el ojo.
Vere soltó una risita y unió su mirada a la de Dustin, quien estaba teniendo sus
propias dificultades para mantener su risa a raya.
Curtis se rió más fuerte.
―Llama a la policía. Papá, dame las llaves del coche. Los sacaré de aquí ―gritó
Charlie.
―Eres muy divertido. ―Se rió Jenna―. Esa es una de las razones por las que me
gustas ―añadió, volviéndose hacia el señor Roth―. El sentido del humor es muy
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importante. ―Ella sonrió.
―¿Cómo se te ocurrió la idea de “las chicas eligen”? ―preguntó el Sr. Roth.
―Un experimento social del año pasado. Estuve estudiando a unos doscientos
padres. Sus matrimonios terminaron en La Gran D32 si fue el hombre quien eligió a
la chica. Es prácticamente un hecho científico que los chicos no saben cómo
seleccionar con calidad un compañero permanente. Todo lo que tienes que hacer es
comparar temporadas atrás de The Bachelor contra The Bachelorette. ¡Cada vez que el
hombre elige, la pareja fracasa a lo grande!
El Sr. y la Sra. Roth se echaron reír junto con Vere, Curtis y Dustin.
El Sr. Roth le hizo una seña a Charlie.
―Está bien, hijo. Tu mamá me escogió y le hice la pregunta. Puede haber algo en
eso. Podría ser que también fracases. Ruégale que reconsidere lo de la fiesta de
bienvenida.
―Dios. ¡No la animéis! ―gritó Charlie.
―Supongo que podría pasear por el lago contigo, Charlie, siempre y cuando no me
confundas con una cita o hagas nada malo. ―Jenna inclinó la cabeza hacia un lado
y parpadeó.
―¿Nada malo?¿Desfavorable? Mierda. ¡Ni siquiera sé lo que eso significa!
―Es por eso que no saldré contigo hasta después de la universidad. Tu
vocabulario está a años detrás del mío. El sentido del humor es bueno, pero tu
temperamento es demasiado… bomba de tiempo. Estoy en cierto modo esperando
a que te pongas al día, aquí. ―Jenna se dio un golpecito en la frente y ganó otra
ronda de risas de todos los presentes.
Charlie se echó el pelo hacia atrás con ambas manos.
―Vere, llévala lejos o te juro que voy a…
―No tanto insulto ―continuó Jenna―. Me gustaría que tu interior coincidiera con
tu exterior. ―Ella se sonrojó ligeramente―. Si quieres saberlo, te encuentro tan
bello por fuera, Charlie. Más lindo que a nadie.
La Gran D: Se refiere al divorcio.
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―Bahfah, ¿qué? ―tartamudeó Charlie―. Orden de alejamiento. ¡Necesito una
orden de alejamiento! ¿Nadie ve que ella da miedo?
Jenna se echó a reír, sin ofenderse.
―Está bien. Voy a pasear contigo por el lago. Eso sí, no trates de tomar mi mano.
Dustin casi sintió lástima por el tipo. ¡Ahora se había vuelto aún más rojo que Vere!
―Creo que esssssooooo essssssss tannnnnn dulce ―agregó Dustin, incapaz de
resistir echar un poco de sal al asunto―. ¡Vamosssssssss!
El Sr. Roth puso la parrilla encima de la chimenea y acudió al rescate de su hijo.
―Ustedes los jóvenes nos han inspirado como carabinas. Vamos todos a dar un
paseo por el lago, ¿de acuerdo? Charlie, parece como si necesitaras un poco de aire.
¡Ventaja!
―Buena idea, papá. ―Vere parecía respirar con alivio, probablemente asumiendo
que si sus padres estaban juntos él y Charlie no podrían mover mierda otra vez.
Dustin esperaba lo mismo.
Curtis no se veía exactamente contento con la situación, pero parecía estar
siguiendo adelante, dos pasos atrás de la conversación. Sin lucha o personalidad,
como de costumbre.
El ser un poco lento era lo único que le gustaba a Dustin de Curtis.
Mientras Dustin pasó a Charlie por su camino a través de la sala de estar, Charlie
le lanzó una mirada que podría haberlo convertido en piedra.
Charlie, a diferencia de Curtis, era al menos un oponente inteligente válido. La
expresión del chico en ese momento prometió venganza absoluta.
Dustin sonrió, incapaz de ocultar su alegría.
Por lo menos ya no estoy solo camino al infierno.
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Habló bajo de modo que solo Charlie pudiera oírle:
―¿Qué? ¿No te alegras de que te haya elegido para casarse? Debería ser un alivio,
amigo. Ahora puedes concentrarte en otras cosas.
Dustin esquivó el pie levantado de Charlie en el último segundo y saltó sobre él
con otra sonrisa.
―Guau. Cuidado con los pies, amigo. No puedo veeerrrr muy bien con
esstasssssssssss gafas rotas, ¿recuerdas?
Charlie se alejó, con sus hombros tan rígidos que parecía a punto de estallar.
Bien. Ahora los dos nos sentimos casi igual.
Con ganas de matar a alguien, pero sin poder.
La señora Roth gritó desde la cocina.
―Pasen por aquí antes de salir. El pastel se está enfriando, en rodajas y listo para el
camino.
Dustin tragó una tercera sonrisa mientras seguía a Charlie a la cocina.
La señora Roth entregó a cada uno de ellos enormes rebanadas de pastel caliente.
Dustin mordió la suya, poniendo sus ojos en blanco de pura felicidad.
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Al menos el infierno tenía una gran comida.
Manteniendo su atención
Traducido por QueenDelC
Corregido por MaryJane
―V
ere. ¿Qué te molesta? Sácalo. No has hablado en los últimos
treinta minutos. Ya tuve suficiente de este ambiente silencioso.
Háblame. Quizá pueda ayudar ―dijo Dustin.
Vere suspiró y apoyó los hombros sobre el asiento del conductor. Estiró por
completo los brazos hasta el volante y agitó los dedos.
―Lo siento. Ando distraída.
―Sólo unos minutos más. Shhh. Mamá… por favor ―balbuceó Jenna desde el
asiento trasero antes de caer dormida de nuevo.
Dustin se volvió a mirar el asiento de atrás.
―Me encanta Jenna Riley. Es graciosa. Y la mejor amiga del mundo, ¿eh?
―Es perfecta, aun estando dormida ―afirmó Vere, mirando a su amiga por el
espejo retrovisor―. Ha tenido narcolepsia automovilística desde que era pequeña.
Solía quedarse dormida en el autobús de la escuela todos los días durante la
secundaria.
―No tenías que traerme temprano, ¿sabes? Podría haber traído a reparar las gafas
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mañana con la tía Nan. Hubiera sido la excusa perfecta para faltar a la escuela.
―Lo sé, pero quería salir de ahí. Simplemente no puedo ver a Charlie. Estoy tan
enojada con él. Me pregunto si arruiné todo con Curtis el otro día. Todo se siente
tan… incómodo.
―¿Tú crees? Imagina cómo me siento con esta cinta blanca entre mis ojos.
Doblemente incómodo. ―Se quitó las gafas y masajeó el puente de su nariz―. Otra
hora y esta cinta me dará salpullido.
Vere se aseguró de censurar sus palabras sólo en caso de que Jenna las escuchara.
―Dios. Lo siento tanto. Por desgracia, creo que nuestra rápida retirada complicará
más las cosas entre Curtis y yo. Probablemente se dará cuenta que no estoy tan
enamorada en él.
―¿Quizá ni siquiera lo estés?
Se rió pero mantuvo sus ojos en el camino.
―Hola. Sí lo estoy. Es sólo que Curtis me pone toda nerviosa y agitada. Es difícil
andar con él por largos ratos. Como que me cansa porque estoy tan preocupada de
que de pronto no ya no le guste. ¿Sabes a lo que me refiero?
―Sí. Supongo. ―Dustin estaba dándole vueltas a sus gafas con las manos, pero
había volteado su rostro hacia la ventana.
Ya casi estaban en la base de la colina y las afueras de Manitou Springs, el pequeño
pueblo que llevaba hacia una extensión más grande de Colorado Springs.
―Dustin. Tengo un favor que pedirte. No puedes decir no, porque ya me has
ayudado tanto…
―Dispara. Lo que sea.
―¿Podrías ayudarme… así como a elegir un vestido para el baile, como el vestido
PERFECTO para el baile? Y, entretanto, mientras espero por el baile… tengo como
ganas de hacerme un cambio de look. Creo que si luciera más bonita entonces
Curtis no se aburriría conmigo. No sé. Sólo quiero que él diga “Wow”, mantener
su atención. El baile es en dos semanas. Ya que sabes tanto de moda, lo que es más
popular, ¿te importaría darme algunos consejos adicionales? ¿Y quizá que fuera
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hoy? ¿En el centro comercial?
Dustin soltó un bufido y cruzó los brazos.
―¿Crees que no lo puedo hacer? ¿Como si no tuviera suficiente material con el que
trabajar? ―Su corazón palpitaba con fuerza contra su pecho. Esperaba que fuera
honesto con ella sobre todo esto.
Dustin bufó otra vez y se volvió a mirarla. Parecía como si quisiera decir algo más
pero en lugar de eso, respiró profundo y sacudió la cabeza.
―Te menosprecias. Tú haces que todos digan “Wow” y mantienes la atención de
todos los que te conocen. ¿No sabes eso?
―Sí. Pero estoy cansada de asustar gente. Estoy harta de ser “wow excéntrica” y
sólo quiero ser igual a todos. ―Quitó una mano del volante y la llevó al cabello―.
Creo que el moño se tiene que ir.
―Eres tan testaruda. Me encanta ese chongo. Es más que perfecto. Es tu marca
personal. ―Sus ojos fueron hacia él y sonrió―. No te puedo imaginar sin él.
―Bueno, eres el único. Gracias por ser tan agradable. No sé cómo sobreviví un día
en mi vida sin ti como amigo. ―Sacudió la cabeza y salió de la carretera y hacia el
Academy Boulevard, un ocupado camino de seis carriles.
―Deja de decirme así. No soy tan “agradable”. Y esa palabra me molesta. Apesta.
Me hace querer romper cosas. Encontrar maneras para probar que no soy lindo.
―Está bien. Malvado. Lo que sea. ―Se rió―. Después de que hayamos dejado tus
gafas probablemente tomará un par de horas antes de que podamos recogerlas. Así
que, ¿podrías ayudarme, así como hoy? ¿Ahora? ¿Elige un lindo vestido conmigo
al menos?
Él soltó un largo suspiro.
―Te ayudaré a hacer lo que sea. Cualquier cosa, Vere. Lo que sea que te pueda
hacer feliz. Sólo tienes que pedirlo. Si es Curtis lo que quieres, bueno… lo tendrás.
Maldición, ya lo tienes pero simplemente no lo crees. ―Su voz se fue haciendo más
baja al tiempo que sus ojos escaneaban su rostro.
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―Sí, claro. Curtis puede tener cualquier chica que quiera en nuestra escuela.
―Eso es lo que crees, pero no es cierto. Además, está haciéndolo bastante obvio
que está detrás de ti. ―Dustin volteó al asiento de atrás para ver a Jenna―. Me
ayudaste… con, “tú sabes qué”. ―Jaló su camisa a cuadros―. Me encantaría ser
capaz de recompensártelo. Mi mamá, a ella le gusta la moda. Es una de las pocas
cosas de las que hablamos sin pelear. No tendré problema para elegir un buen
vestido para ti… y otras cosas.
―¡Sí! ―Vere detuvo el auto en una intersección, esperando su turno para
maniobrarlo en el estacionamiento del Centro Comercial Chapel Hills―. ¿Cómo es
ella, tu mamá? Nunca hablas sobre ella… me refiero a, ¿cómo es ella como
persona?
―Es hermosa. ―Dustin se encogió de hombros.
―¿Pero es agradable? ¿Qué hobbies tiene?
―¿Esa palabra de nuevo? ―Hizo una mueca―. Como dije, realmente no nos
llevamos bien. No sabría sobre sus hobbies. No hemos hablado desde que he
estado aquí.
―Vaya. ¿Por qué?
―No lo sé. ―El tosco tono de Dustin hizo que su corazón diera un vuelco.
―Mi mamá se moriría si no habláramos por una semana o más. Apuesto a que tu
mamá está triste. Realmente triste por eso.
―Quizá. Pero también lo estaba yo.
―¡Dijiste “estaba”! ¿Ya no estás triste?
―Creí que habíamos cubierto ese tema cuando nadamos.
Vere se detuvo en una plaza de estacionamiento y apagó el motor. Ninguno hizo
un movimiento para salir del auto.
―Sí. Ya sé. Ya sé.
Siento su rostro sonrojarse ligeramente cuando no pudo entender su oscurecida
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expresión.
Por favor no traigas a colación el incómodo beso en tu muñeca. Por favor…
―Deberías llamarla. ―Regresó a parlotear, para sacarlos del tema del lago―.
¿Quizá la extrañas?
―Sí, quizás. ―Dustin se quitó la gorra y pasó los dedos entre su cabello―. Vaya
que está caluroso acá. Este verano indio es extraño. Pensé que se supone que
nevaba en Colorado. Cof, cof. Suficiente de hablar de mi madre.
Ella se rió.
―Ya va. Te escuché.
Se estiró y tiró de un grueso mechón de su cabello.
―Tienes que oscurecer tu cabello de nuevo ―susurró―. Sin esa gorra puedo ver
metros y metros de lindos reflejos rubios saliendo de él. Dime que no son
naturales.
―Lo son. ¿Celosa de nuevo?
―Tomas por hecho lo que tienes. Sí, estoy celosa. Todo el mundo está celoso. Es
injusto cuán naturalmente atractivo resultaste. Seguiría, pero no puedo tenerte
todo creído de nuevo.
―Calla. Y tú, entonces, toma lo que tienes y juega con eso. Sabes que tu propia
lista de atractivos es de un kilómetro entero.
―Sí… sí… tengo un par. ―Sus oídos comenzaron a calentarse―. Quizá. Algo así.
Pero es difícil levantar mi confianza después de esconder todo estos años detrás de
mis mejillas rojas.
Él asintió, pareciendo entender.
―Confía en mí, no tomará mucho el tirar ese último muro de sudaderas bajo el
que te escondes. Todo está ahí, Vere. Ya verás. Al final del día lo tendremos bajo
control.
Vere miró por el espejo retrovisor. Afortunadamente las piernas de Jenna no se
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habían movido ni un centímetro, y había comenzado a roncar. Vere se dio cuenta
de que no debió haber mencionado el teñido del cabello. Puso su dedo sobre su
boca y le hizo una mueca a Dustin para mostrar que acababa de meter la pata.
Él se rió, miró hacia atrás y se puso la gorra de nuevo.
―Essffta bien. Está dorrffmida. ―Puso una enorme sonrisa tonta y ella soltó una
risita.
―Entonces… como sea. ―Hizo una pausa y sus ojos, aún oscuros e indescifrables,
volvieron hacia el rostro de ella de nuevo―. El tal Curtis… siendo tu novio.
¿Realmente te va a hacer feliz? ¿Es lo que de verdad quieres, sin dudarlo?
Sintió mariposas en su estómago.
―Si funciona. ¡SÍ! Y claro que tengo dudas. Como, quiero saber que él está seguro
sobre mí. Para algo a largo plazo. Eso es muy importante. No quiero ser como esas
otras chicas con las que sólo sale un par de veces. Quiero un romance de cuento de
hadas. Justo ahora, creo que simplemente tiene curiosidad, pero no está
comprometido. Eso es normal, ¿cierto? Él y yo… sólo estamos empezando.
Conociéndonos mejor…
―Sí. Funcionará. Hmm. ―Estudió su cabello, frunciendo el ceño―. Mientras
estamos aquí, ¿qué me dirías si te llevo a uno de los salones de belleza? Pero yo les
digo lo que tienen que hacer a los encargados.
Su corazón se contrajo.
―¿Cortar mi cabello? Quizá…
―No demasiado. Un despunte. Para crear algo de movimiento en tus pómulos y la
línea de tu barbilla, ¿para enmarcar tu rostro? ¿Unas cuantas luces alrededor de tu
coronilla?
―Ugh. ¿Qué es mi línea de barbilla? No quiero ningún movimiento ahí. ¿O sí?
¿Me ayudará? ¿Debería confiar en ti?
Dustin ignoró sus preguntas, sonriendo como si ahora tuviera un enorme plan en
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mente.
―Podemos hacer que arreglen tus cejas también y una clásica manicura francesa.
Eso debería durar bien hasta que tengas que re-hacerlas para el baile. Mi mamá
jura que el francés queda con todo.
―Uh. De verdad que sabes sobre cosas muy al azar, ¿verdad? Aceptaré todo
menos lo de las uñas. Odio el olor del esmalte.
―Lo que sea. Entonces las uñas no, pequeña hippie. Aunque si quieres sacar esto
adelante, querrás conseguir algunos cambios de ropa para llevar hasta el día del
baile.
―Está bien, sí… buena idea.
―Pero no arreglarás las cosas con Curtis sólo con la ropa.
―Ya sé… pero al menos lo estoy intentando.
―Tendrás que llamarlo o al menos enviarle un mensaje esta noche. Algo corto y
dulce con la indirecta de una “promesa”. Entonces tú entras y lo pasmas por
completo cuando esté junto a su casillero mañana. No le tomará mucho tiempo
olvidar que lo botaste hoy cuando termine contigo.
―Oh, por favor. No eres un mago.
―Sólo espera. Lo soy. Si aún no te ha robado ningún otro afortunado, Curtis caerá
en todo esto asunto de hacerte su novia en cuestión de días. Te haremos tan
irresistible que tendrá miedo de perderte. Entonces estarás lista y feliz por el resto
del año… hasta que entres en razón y lo botes ―agregó.
―Ja. Ja. ¡Sí CLARO! Pero… yo… Mi presupuesto no es mucho. Vamos a tener que
comprar con inteligencia.
―No te voy a ayudar a menos que aceptes que toda esta cosa del cambio del look
correrá por mi cuenta. Algo así como un “gracias” por todo lo que has hecho por
mí. Un regalo. Una compensación por la guitarra que tú y Charlie no debieron
haberme comprado.
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―Quizá…
―Tómalo y ámalo. Yo lo hice. Realmente me encantó. Tu sabes que sí. ―Su
expresión se suavizó―. He estado escribiendo algunas canciones nuevas.
Ella sonrió.
―¿Tal vez toques alguna para mí?
―Seguro. Tal vez.
―Acepto tu oferta, pero no vayas a exagerar, ¿de acuerdo? Voy a pagarte todo
eventualmente, o no podré vivir con mi conciencia. Los cambios de look son caros.
―Lo tengo cubierto. No te preocupes por eso.
―¿Cambio de look? ¿Alguien dijo cambio de look? ―Jenna se sentó en el asiento
trasero―. ¿Vamos a darle a Dustin un cambio de look? ¡Vaya que lo necesita!
¡Amigo, tengo que ayudar!
Vere sintió que se tensaba su sonrisa. Con suerte no había escuchado nada sobre el
disfraz de Dustin.
―No a “él”. A mí.
Dustin se volvió a poner las gafas, dándose vuelta en su asiento y dándole una
sonrisa con el retenedor.
―Jenna Riley, me insshultas. Soy el rey de los cambios de look. Tengo un tío en
Los Ángeles que es esshtilista. Y mi mamá, es un tanto adicta a la moda, asshí que
me ofrecí para ayudar a Vere.
Jenna se frotó los ojos y parpadeó, finalmente mirando a su alrededor.
―¿Estamos en el centro comercial?
Vere negó con la cabeza. Genial.
―Sí, dormilona. Esperando a que despiertes.
―¿También me cambiarás el look a mí?
―Claro. Ahora vengan, estoy cansado de mirarlas a través de estas estúpidas gafas
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rotas.
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Creando mi propio fin
Traducido por Bazzinga y btaalejandra
Corregido por La BoHeMiK
―S
anto Dios ―murmuró Dustin en voz baja mientras miraba las
transformaciones de Vere y Jenna. Estaban sentadas juntas en las
sillas del salón. La estilista estaba terminando el secado de Jenna.
Vere parecía aturdida. Sus ojos estaban muy abiertos, mirando el espejo. La frente
no había perdido sus preocupadas arrugas mientras veía su reflejo.
Él dio un paso atrás, más lejos de la visión, preguntándose, ¿qué demonios había
hecho? La atención de Curtis Wishford estaba a punto de ser atrapada por un lapso
muy muy largo. Largo en Vere Roth.
Suspiró, resignado. Quizás fue lo mejor.
Se había superado a sí mismo con este trato. Esperaba que Vere y Curtis se
enamoraran locamente uno del otro y lo dejaran solo después de eso.
Infiernos.
No tenía idea de cómo hablarle. La chica que llego a conocer había desaparecido
completamente, ¡y era su culpa! Esta Vere lucía como de veinticinco e incluso como
de dieciséis, todo al mismo tiempo. Ella era tan bella sentada allí luciendo
preocupada y tan increíblemente hermosa que el corazón de Dustin se retorció.
―Dios. Ayuda. No hay forma de que vaya a la escuela luciendo así ―chilló Vere a
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Jenna.
―¿Por qué? Luces como una chica dorada o una brillante muñeca Barbie Malibú
―dijo Jenna―. Esos reflejos son tan geniales. Yo soy la que se ve como la
conductora de un noticiero. ¿Por qué fui por el look francés? Pensé que francés
quería decir "Euro-sexy" pero no creo que esté preparada para la gran ciudad.
Tomará hasta el verano para que crezca mi accesible longitud de Anne of Green
Gables33.
Ella tiró de los extremos de su ahora, corto cabello por los hombros.
―Espero que todavía se pueda trenzar.
Vere se removió en su asiento.
―¿Debería golpearte por llamarme Barbie? Y te ves genial, Jenna. Mira. Tus
pómulos son tan perfectos ahora. El flequillo muestra el ángulo de tus ojos. Estás
impresionante, y es suficientemente largo para tus trenzas.
―Ok, bien. Soy adorable, es cierto ―Hizo una mueca―. Y Barbie es hermosa de la
cabeza a los pies. Fue un honesto cumplido ―Jenna movió sus cejas―. Tienes que
admitirlo, las cejas enceradas son impresionantes. Lucimos como si tuviéramos
alas de hada. ¿Quién sabía que todas las modelos de las revistas hacían esto?
Siempre pensé que simplemente tenían ojos especiales de modelo. Creía que era
algo extra, la sombra de ojos para engrosarlos o un montón de color perfectamente
aplicado, ¡que hacia lucir sus ojos tan geniales! Nunca hubiera hecho la conexión.
Soy adicta a este look.
―Todas las imágenes necesitan un marco ―dijo la estilista.
―Sí, lo hacen. Estaré aquí de nuevo con mis veinte dólares tan pronto como estos
bebes intenten crecer de nuevo. Con razón las personas crecen y consiguen trabajos
reales. Es para pagar por las cejas y cortes de cabello. ¡Míranos!
Vere giró su cabeza hacia un lado, sus pestañas revolotearon y movió sus cejas
imitando a Jenna en el espejo.
Anne of Green Gables: es un libro escrito por la canadiense Lucy Maud Montgomery y publicado
33
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por primera vez en 1908.
―Sí. ¿Cierto? ¡Cejas: 20 puntos! ―dijo Vere, atrapando la vista del reflejo de
Dustin.
Ella le dio una mirada acusadora.
―¿Cuánto tiempo has estado ahí viéndonos ser vanidosas y ridículas?
Dustin se acercó, sus manos cargadas con bolsas de compras.
―Lo suficiente. Te gusta lo que ves, ¿eh? ―Tuvo que obligarse a sí mismo a
mantener su rostro impasible. Al menos la voz que venía de la boca de esa
hermosa mujer sonaba como la de Vere.
―¿Qué piensas? ―Vere le dirigió una mirada preocupada―. ¿Lo amas u odias?
Lo odio. Lo odio. Lo odio.
Dustin vaciló. Deseó poder gritarle sus sentimientos. Pero también entendió que
este pequeño cambio de imagen la enviaría más lejos de él de lo que podría haber
imaginado que iría. Y mañana, en la escuela, ella iría lejos. Él tenía que dejarla, y
aunque doliera, este era el único camino apropiado para ambos.
―Vere. Me encanta. Es justo lo que querías, y encaja en ti a la perfección. Intenta
acostumbrarte.
Como yo lo haré.
Vere sonrió a su reflejo mientras él continuaba.
―Esto detendrá a Curtis en seco. Habrá una completa alineación para ustedes
mañana. Será un baño de sangre. Ustedes dos están tan hermosas ahora mismo.
―Él había incluido a Jenna en esa declaración, pero sus ojos nunca dejaron los de
Vere.
Jenna sonrió.
―¡Oh, eso quiero, y gracias!
Vere no dijo nada, pero Dustin notó que el aumento de preocupación había dejado
su frente. Eso fue respuesta suficiente. Ella le creyó, y solo eso puso una venda en
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su adolorido corazón.
―¿Qué hay en las bolsas, comprador? ―preguntó Jenna.
―¿Qué creen que hice con mi tiempo y su talla de ropa? He arreglado sus
guardarropas.
―¿Todo eso para nosotras? ¿Robaste un banco? ―Jenna sonrió.
Dustin podía decir que Vere no estaba complacida. Mirando hacia abajo, al gran
desastre de bolsas, se dio cuenta de que probablemente, él había llamado mucho la
atención hacia sí mismo con este trato.
Los chicos de Bakersfield podrían no tener esta cantidad de dinero para gastar.
―Sí. Robé un banco. Por supuesto que no. Tengo un... fondo de fidecomiso que se
va a desperdiciar ―dijo utilizando la despreocupada bravuconería que había
aprendido de Vere―. Decidí que no quería discutir con ustedes dos sobre quien
pagaba por que, ni quería discutir sobre moda o gustos, porque soy el jefe de este
cambio de imagen. Dentro de estas bolsas encontrarán sus futuros como bellezas
populares. Hasta un vestido de bienvenida para cada una de ustedes.
―¡Guau! ¡Vaya! ―Jenna aplaudió.
Vere se mordió el labio e inclinó su cabeza a un lado.
―Dustin. Esto es demasiado.
Jena hizo girar su silla dando vueltas y vueltas con alegría no disimulada hasta que
la estilista la detuvo.
―Eso es asombroso. ¡Te amo, Daddy Warbucks34! Pero no voy a ir al baile de
bienvenida, ¿recuerdas?
―Cualquier cosa que no te guste, devuélvela. Los recibos están todos ahí.
Dustin se encontró con la mirada afligida de Vere y se dio cuenta de que tenía que
salir de allí. La estilista había terminado con Vere rociándola con una niebla de gel
en aerosol. Sus pensamientos fueron drenados de él como agua.
Daddy Warbucks: Alguien que es lo suficientemente rico como para pagar los gastos de otra
34
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persona.
Tomó un profundo respiro. Tuvo que detenerse y mirar fijamente todo de nuevo.
―Eso debería bastar para ambas ―dijo la estilista. Alcanzándole un recibo.
También para evitar discusiones, él había pagado antes salir de camino a las
tiendas.
―Haré que mi mamá te devuelva el dinero por la mayoría de esto, Dustin. Ella se
ha estado ofreciendo para hacer esto conmigo por años ―Vere se levantó, se sacó
la capa de la estilista y la colocó sobre la silla.
―Sí, yo también. Estaba necesitando un corte de pelo ―agregó Jenna.
―Lo que sea ―Dustin se las arregló para sonar tranquilo y sereno, pero estaba
desesperadamente consiente de que su cerebro estaba por apagarse.
El glorioso cabello de Vere, cerca de cuatro centímetros más cortó ahora, y cortado
para enmarcar su rostro, se deslizó a través de su espalda y hombros en una
cascada seca de brillantes reflejos dorados. La estilista no había añadido mucho
color, solo lo suficiente para hacer que los ojos marrones de Vere resaltaran y
presumieran las manchas verdes escondidas en sus profundidades.
Definitivamente ahora no estaban escondidas.
Diablos.
Suspiró y dio un respiro sintiendo como si respirara clavos. Pensó que podía
manejar estar cerca de Vere y tranquilamente admirarla desde la distancia. Pero
con ella luciendo así, y desperdiciándolo todo en Curtis, la cosa de amigos iba a ser
imposible.
Su corazón dolía, todo dolía. Esto había ido demasiado lejos.
No creía que pudiera estar más con ella, no sin causar una escena o haciendo el
ridículo de sí mismo. Sus pulmones se endurecieron como si se hubieran
convertido en una asfixiante abrazadera.
Vere sin darse cuenta de su terrible inquietud, sacó su goma para el cabello y
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rápidamente empujó la masa brillante y con reflejos de nuevo en su moño.
―Ahí ―suspiró con aparente alivio y se giró para enfrentarlo con una sonrisa―.
Eso se siente mejor.
―¡Dios mío! ―dijo Dustin accidentalmente en voz alta.
No lo pudo evitar. Los reflejos resaltaban a través de la coronilla, sus recientes
moldeadas y arqueadas cejas realzaban su usual aspecto de duende haciéndola
¡excesivamente preciosa! Su moño ya no era un salvaje y desequilibrado racimo
amontonado. Este impresionante moño que se hizo encima, había enmarcado al
instante su rostro con mechones de pelo que eran ahora demasiado cortos para ser
atrapados en las banditas de goma. Algunos bucles más largos y suaves, habían
caído y ahora se enroscaban suavemente contra la parte posterior de su cuello.
―Guau ―Jenna hizo eco sus pensamientos―. Vere. No puedes siquiera
esconderte más en tu moño. Ahora luces justo como una Princesa Barbie.
Vere se volvió hacia el espejo como para analizar lo que ellos habían dicho.
Dustin lamentaba la pérdida de su linda, ruborizada chica enana y su ausente
moño enmarañado.
No había forma de que Dustin estuviera en la escuela mañana para ver su debut.
Acababa de desarrollar un caso enorme de la gripe del corazón roto.
Jenna saltó de su silla.
―Ahora muéstrame que hay en esas bolsas. Me estoy muriendo.
―No te acerques. ¡Tan solo quédate atrás! ―Dustin casi se rio porque había
querido decir esas palabras para Vere quien ni siquiera lo estaba viendo, o
moviéndose.
Supuso que estaba a pocos segundos de perder la cabeza.
Vere se dio vuelta hacia él, sorprendida.
Dustin miró rápidamente para otro lado e hizo gesto hacia las bolsas para cubrir su
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arrebato.
―Eh. Ustedes dos tendrán que echar un vistazo al botín por su cuenta. Ya he
terminado con el centro comercial. Tengo que volver por… unas cosas. He llamado
a Nan. Estará reuniéndose conmigo enfrente en unos… cinco minutos ―mintió.
Mierda. Le va a llevar una eternidad manejar hasta aquí.
―Ustedes tendrán que terminar sin mí. Perdón, debería haberles avisado
―agregó.
Vere levantó su ahora, perfecta ceja que distrae, como si hubiera sentido que algo
estaba mal.
¡Bueno está muy mal! ¡Muy! ¡Muy! ¡Mal!
―Oh. Sí se siente como que estuvimos aquí por horas ―dijo Vere.
―Tres horas y catorce minutos, para ser exactos ―se ahogó, con su corazón
acelerado.
Mierda. ¿Por qué dije eso? Sueno como que me estoy volviendo loco.
Oh. Lo que sea. Lo estoy.
―Una cosa más acerca de los vestidos ―trató de encubrirse―. En caso de que me
olvide ―No podía quitar su mirada de la de Vere.
―¿Qué? ―preguntó Jenna, mientras saltaba arriba y abajo enfrente de las bolsas―.
Oh mi Dios. ¡Vestidos!
Dustin rompió la mirada y forzó a sus ojos a mantenerse en Jenna.
―El vestido de color crema. Yo… eh… lo elegí para Vere. Va a hacer que sus ojos
brillen. El verde mar es tuyo, Jenna. Debería hacer lo mismo ―agregó, tragando el
bulto en su garganta.
No podía entender la respuesta de Jenna. Ella se había zambullido chillando en
una de las bolsas de la tienda por departamento.
Sin embargo, no tenía que levantar la vista para saber que Vere había escuchado.
¿A quién le importa? Se sentía como un completo idiota.
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Un idiota enamorado. Diablos. Eso es lo que soy.
Un idiota enamorado, sin un transporte a casa.
El bulto regresó a su garganta. Por primera vez en mucho tiempo se dio cuenta que
se había olvidado de respirar.
Sin otra palabra, alzó una silenciosa mano hacia ellas y salió del salón.
***
Cuando Dustin llegó finalmente a casa tres horas después, pasó la tarde solo en su
cuarto limpiando. Decidió verificar su teléfono, pero el cajón de su mesita de noche
estaba atorado.
La ahora atascada, caja de cartón de tinte para el cabello y sus viejos pasajes de
avión de Los Ángeles a Denver eran los culpables bloqueando la entrada. Tuvo
que presionar hacia abajo y romper la caja por la mitad para descalzar el cajón.
Mirando fijamente al rostro destrozado del modelo al fondo de su cubo de basura,
leyó las palabras: “negro café italiano” mientras pasaba sus dedos por el cabello.
No había hecho teñir su propio pelo en el salón, porque no quería que Jenna lo
cuestionase acerca de que necesitaba hacer eso.
Tal vez mañana, le preguntaría a su tía Nan que le consiguiera una nueva caja de
esta porquería. Podía teñirlo de nuevo él mismo en el baño y estar listo para ir el
martes. Tal vez. Pero más que nada, él simplemente no quería teñir más su pelo.
La única cosa que quedaba en su cajón era su una vez amado celular.
Lo enchufó a la pared y esperó que tuviera suficiente energía para prenderse.
Resopló cuando notó su bandeja de entrada y las alertas que le avisaban que ahora
tenía alrededor de 32 nuevos mensajes de texto e emails combinados. A simple
vista parecía como si todos hubieran sido enviados por Martin durante la semana.
No iba a leer nada de su adulación, y falsa mierda. En cambio, hizo lo que Martin
le había pedido que no hiciera.
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Llamó directamente al número de su madre. Era hora.
Su buzón de voz saltó sin sonar una vez. No había esperado que respondiera. Su
madre era una reina del filtrado de llamadas.
En vez de colgar, escuchó, como una persona hambrienta por algo de comida, la
educada áspera voz de su mamá en la contestadora: “Hola. Se ha contactado con
Molly Kennedy. Por favor deje un mensaje y me pondré de inmediato en contacto con
usted”.
Cuando el teléfono hizo bip habló sin pensar.
―Eh. Mamá. Soy yo. Estoy bien. Preguntándome cómo estás. A mí… si tienes algo
de tiempo… de seguro me gustaría si vinieras a aquí. Estaría bien, ya sabes, verte.
A Nan le encantaría… y te extraño. Quiero verte. Hablar, cara a cara. Quiero que
sepas que lo lamento. Lo lamento por todo y sé que tú también.
Cuando terminó, colgó y desenchufó el teléfono rápidamente. Era tentador entrar
en los emails y en los mensajes de texto, pero no quería sentirse peor de lo que ya
lo hacía. Sabía en cierta manera, que toda esa basura sin leer se añadiría a su
angustia.
Lo que fuera que hubiera ahí, había llegado demasiado tarde. En este punto, a él
verdaderamente no le importaba nada de su viejo mundo, aparte de arreglar las
cosas entre él y su mamá, y continuar con su vida. En sus términos.
Mañana borraría todo sin siquiera abrir uno.
Volvió a dejar el teléfono y agarró su guitarra. Movió el amplificador a volumen
bajo, y tocó, inventando otra triste, dulce, canción que no escribió.
No podía.
Esta, cómo todas las demás, era sobre Vere y como lucía hoy, ayer, y la primera vez
que la vio.
Cómo lo hacía sentir.
La letra fluía hacía él tan simple como la lluvia cayendo del cielo. Era una de las
mejores cosas que jamás había elaborado. Intentó disuadirse de sus sentimientos,
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del dolor en su corazón e ignorar completamente la palabra amor.
Pero a medida que tocaba y tocaba, dejando a los tonos sombríos llenar la
habitación, cantó todo lo que no era suficientemente valiente como para decir en
palabras. A sí mismo, a su mamá y a su alma.
Dejó a sus dedos vagar por las cuerdas, y le permitió a su corazón volar alto todo el
camino hasta amar a Vere como no le estaba permitido amarla cara a cara. No era
suficiente, nunca sería suficiente. Pero era algo.
Cuando su habitación oscureció, supo que había fallado miserablemente una vez
más en formular un plan sobre cómo arreglar las cosas. Su estómago rugió así que
finalmente se levantó y bajó para sumarse a tía Nan para la cena.
Esperaría hasta después de que comieran para sacar a colación como creía que no
se estaba sintiendo muy bien. Se sentaría con la tía Nan y miraría su show favorito
de remodelación de casas. Mencionaría como se sentía un poco sudoroso y
mareado.
Luego iría arriba demasiado temprano para dormir.
Lo tendría todo preparado, así cuando no fuera a la escuela mañana por la
mañana, tía Nan le creería cuando le dijera que estaba enfermo e incapaz de salir
de la cama.
No era que estuviera actuando como un mal perdedor. No era eso.
Sí que se sentía enfermo, porque hace horas su corazón se había arrugado en una
pelota. Un suceso, ahora estaba seguro, había causado a la “cosa esa” de dejar de
latir por completo.
De verdad.
¡No va a desaparecer por la mañana, eso es seguro! Y no va a ponerse mejor viendo a Vere
ir detrás de otro chico.
Tomará un condenado tiempo.
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Un maldito, largo tiempo. Conmigo, enfermo. En la cama.
Se necesitan indicaciones para la fiesta
Traducido SOS por Ireenml
Corregido SOS por ManuM
V
ere subió las escaleras corriendo. Tenía diez minutos para cepillarse los
dientes y encontrar una enorme cantidad de valor.
Dustin iba a llegar en diez, para “con suerte” ayudarle con su más
reciente sesión de instrucción sobre interacción con chicos. Esta lección, si Dustin
acaso accedía, iba a ser extraordinaria.
Era la más importante de todas.
Gracias a Dios mamá y papá están fuera esta tarde jugando en un torneo de tenis.
Ella se detuvo enfrente del espejo y tragó saliva mientras tomaba al cepillo de
dientes. ¿En verdad tenía el valor para hacer esto? Sí lo tenía. Era solamente
Dustin. “Su Dustin McHugh”. No debería estar nerviosa por pedirle nada. Él había
dicho exactamente eso desde que empezó su amistad.
“Pídeme lo que quieras, Vere”, dijo.
Y ella sabía que lo decía en serio. La ayudaría con todo lo demás todo el tiempo,
¿Por qué no con esto? Si tan solo hubiera tenido más tiempo para hablar con él
sobre su loco plan. Pero no lo había visto en toda la semana. Con la fiesta a la que
había sido invitada (junto con Curtis y todos los demas) acechando en unas
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cuantas horas, ¡había llegado al punto de ahora o nunca!
Dustin había faltado a la escuela el lunes, martes y miércoles. Al inicio de la
semana había llamado a la casa de Nan. Dustin le había dicho que estaba
demasiado enfermo para verla. Le ordenó que no fuera a verlo. Ella intentó una
vez, pero Nan le dijo que él no podía ni siquiera levantarse de la cama.
El jueves, Dustin fue a la escuela, pero cada vez que ella lo alcanzaba a ver, parecía
que él iba en la dirección opuesta.
Podía jurar que el chico se había vuelto sordo o algo.
Lo mismo había pasado el viernes. Ella imaginó que estaba reintegrándose a las
clases. Poniéndose al corriente con el trabajo que no hizo. Además, él había
empezado a hacer otros amigos aparte de ella. Un punto que él aclaró cuando por
fin lo alcanzó el viernes en la tarde y él le dijo que iba al cine con “otros amigos”.
Todavía le dolía un poco que no le hubiera pedido que lo acompañara también,
porque había pasado casi una semana entera desde pasaron tiempo juntos
Demasiado para ellos que, después de todo, eran tan buenos amigos.
Vere tomó el hilo dental. Mientras usaba el hilo en cada diente, admitió que era en
parte culpable de algo de esto. Ella había tenido una semana tan buena. Sus
transformaciones habían causado un gran revuelo. Vere y Jenna sintieron como si
hubieran entrado en otro mundo.
Dustin sí que sabía lo que hacía. Ellas habían sido abrumadas con tanta atención
que Vere se había comportado como un niño en una dulcería, coqueteando y
hablando abiertamente con tantos chicos diferentes a los que nunca antes les habría
hablado. Era divertido ser tan… notada. ¡Tan fabuloso creer en sí misma y tener
confianza real!
Hacia el fin de la semana, especialmente en la tarde del viernes, Vere solo había
querido ponerse una sudadera vieja de Charlie, sujetarse el pelo en una coleta, y
regresar a su vida invisible de antes.
Lo cual es exactamente lo que ella había hecho toda la noche anterior y esta larga
mañana de sábado.
Había sido suficiente para rejuvenecerla, y con la fiesta acechando, había
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empezado a caer en pánico.
Pensaba en esta noche, y en su semana con Curtis.
Desde el lunes, Curtis se había vuelto como loco por ella. Había amado que a él le
gustaba su nueva imagen. No quedaba ninguna duda en su mente que el chico no
tenía ojos solo para ella.
Haber solidificado eso se sentía genial. Él la había colmado de atenciones y
cumplidos.
También
había
reclamado
su
derecho
sobre
ella
mirando
amenazadoramente a cualquier chico que creyera que podría estar coqueteando
con ella. Esa parte había sido un sueño hecho realidad.
Solo que el sueño no era como había imaginado que sería. Todos esos lindos
golpecitos en la rodilla y los círculos que hacía en sus piernas, y esas miradas
ardientes extrañas habían escalado un poco demasiado para el gusto de Vere. Al
punto que había empezado a hacerla sentir repulsión con solo pensar en ello.
En él.
Asumió que eran nervios y anticipación por el próximo nivel. Que bochornoso que
su siguiente nivel era solo besarse. Todo mundo ya había pasado eso, así que no
tenía idea por qué ella aún tenía miedo. No fue como si él estuviera tratando de
meter mano en su blusa o algo. Había sido un caballero. Uno irritante y ruidoso
que dejaba claro lo que quería, a pesar de todo. Quizá su nerviosismo era fastidioso
a su vez para él.
De cualquier modo, ella no podía sacudirse un nuevo sentimiento que tenía por
Curtis. Un sentimiento que no podía siquiera definir. Este sentimiento la tenía
haciendo que su corazón acelerara cada vez que él estaba cerca, pero no de forma
buena. De hecho, había sentido la necesidad de saltarse la clase de teatro. ¿Quién
se salta clases porque estaba a punto de pasar al siguiente nivel con el chico de sus
sueños?
No era como que ella siquiera lo considerara. Mientras la semana se acababa, la
necesidad de saltarse la clase de teatro había crecido. Curtis parecía haberse
convertido en un pulpo. Le habían crecido manos extra, y éstas siempre estaban
sobre ella.
Página
400
¡Y mientras estaban enfrente de todos!
Tendría que hablar con él sobre todo esas DPA35, pronto.
Todo su toqueteo y miradas lujuriosas y el bloqueo de esas malditas manos habían
jugado un papel importante en por qué ella se sentía tan exhausta.
Creía que tenía que acostumbrarse a esas manos en cierta medida si iba a ser su
novia de verdad.
Y ella sí quería ser eso, pero solo si él podía moderarse.
Había sido invitada a sentarse con Curtis en la mesa de los atletas populares y las
novias de los atletas en la cafetería. ¡Jenna había sido incluida también! Los ataques
de rubor y timidez de Vere parecían estarse convirtiendo rápidamente en un mal
recuerdo.
¡No se había puesto roja en días!
Para completar todo, Kristen Hodjwick había sido tan amable toda la semana que
había empezado a medio a asustar a Vere aún más.
Kristen había invitado a Vere a la “Fiesta del Sábado” que había estado
organizando. En su casa.
Como esta noche. ¡Como en la casa de Kristen Hodjwick! ¡Increíble!
Vere no había pasado el tiempo en un radio de cinco millas de Kristen desde el día
del “incidente”. Esta noche va a ser tan extraña, pero maravillosa.
¡Porque significa que todo está en el pasado! ¡Y que tengo un futuro! Finalmente.
Curtis y Charlie habían estado de acuerdo en “encontrarlas ahí”. La casa de Kristen
era la única sobre una calle cerrada. Charlie tendría el auto para que él y Curtis
pudieran regresar a tiempo en la tarde de una práctica de futbol, ella y Jenna
caminarían a la fiesta y todos regresarían juntos a casa en el auto.
Las cosas habían estado muy extrañas entre Jenna y Charlie desde el discurso de
casamiento de Jenna allá en la cabaña. Hoy había sido el primer día que Charlie y
Jenna había pasado de un silencio de muerte en la escuela a hablar un poco. Tal
vez todo iba a pasar al olvido y regresar al estado normal entre todos ellos.
401
DPA: Del inglés “Public Displays of Affection” que significa “Muestras Publicas de Afecto”.
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35
Ella tenía esa esperanza. Quería que todo simplemente se sintiera normal, incluso
entre ella y Curtis. Tenía cinco horas y ventidos minutos para prepararse.
Era una regla sobreentendida que al ir a esta fiesta de futbolistas y encontrar a
Curtis ahí haría o rompería su identidad como una pareja pública viva y real. Esta
noche, esperaba besar a Curtis, por lo menos una vez. ¡Para reclamar su derecho
sobre él, su propio chico!
¿Qué tan genial sería eso?
El hecho que él la estaría llevando al baile de Bienvenida el próximo fin de semana
no era suficiente para hacer que su relación fuera firmemente notada. El beso,
enfrente de todos, los pondría a los dos oficialmente en Facebook.
¡Lo cual todavía no eran! Porque se negó a enviarle la solicitud de “relación” antes,
y hasta ahora, él no le ha enviado una a ella.
UGH ¿Por qué?
Quizá él estaba esperando esta noche también. Por su pasado, debido al
“incidente”, todos estarían observando. Observando doblemente para ver si ella
hacía un desastre.
Vere tragó saliva. Su corazón se aceleró en pánico al pensar en ello.
Esto es por qué ella había llamado a Dustin para que fuera a verla.
Había decidido que necesitaba tener una especie de seguro contra su pasado de
besos con convulsiones para que no pareciera una idiota de nuevo enfrente de todo
el mundo.
Tenía que practicar primero. Adquirir cierta experiencia.
Y estaba dispuesta a rogar a Dustin para que la ayudara.
Vere echó a reír nerviosamente cuando pensó en eso. Soltó más risitas de nuevo.
¿A quién más podría ella pedir o confiar lo suficiente con esto? Con suerte, él
aceptaría. Él sabía todo sobre ella. Entendería totalmente su petición. Nadie la
hacía sentir más segura o cómoda con problemas extraños y complicados sobre
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chicos.
Y eso exactamente es lo que era besar.
Extraño y complicado.
Con Dustin, este tópico parecería sencillo.
Vere suspiró ante la locura de todo eso y caminó hacia su habitación. Se sentó en la
orilla de su cama, pendiente del timbre de la puerta. Ahogó otra risita nerviosa
mientras miraba sus manos.
Rezaba con todo su ser que pudiera lograr un beso sin mandar al pobre BGF a
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emergencias de un hospital.
Sólo un beso
Traducido por AntoD
Corregido por Jeyd3
―¿B
esarte? ¿Quieres que te bese? ―Dustin se sacó las gafas y casi se
atraganta con el pedazo de manzana verde ahora atascado en el
fondo de su garganta. Tosió y se paseó por todo el sótano de la
familia Roth, tratando de sacar el pedazo de manzana. Cuando se liberó, mantuvo
su rostro inexpresivo y se volteó hacia Vere―. Creí que me dijiste que esto era algo
importante.
Estaba agradecido por el fresco y ácido jugo de la manzana, porque su boca entera
se había secado como arena. No dijo nada más, siguió masticando, con cara de
póquer a toda marcha, y esperó a que ella continuara.
¿Por qué demonios estuve de acuerdo en venir aquí?
Ella parecía tan seria al teléfono.
Había dicho por favor, y no puedo resistirme cuando ella dice eso.
Y diablos, pero yo quería verla. Mucho. Ese es el porqué.
Él había caído por la línea “sólo necesito un poco de ayuda, no tomará mucho tiempo”. Él
había jurado mantenerse lejos de Vere, pero aquí estaba. Deshaciendo todo el duro
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trabajo que había hecho para intentar superarla.
Las mejillas de Vere estaban de un rojo brillante. Se daba cuenta que ella sabía que
era una petición completamente loca, pero su mirada se mantenía seria y
esperanzada.
Condenadamente muy esperanzada.
Diablos, no, pequeña amiga. Ya no puedo jugar contigo.
―Es importante. Besar es realmente importante. Soy un fracaso comprobado en
eso. Solo quiero asegurarme que lo tengo bajo control antes de esta noche.
Dustin trató de mantener la calma. Tomó otra gigante mordida de manzana. Debía
mantener esto sencillo. Ella no podía estar hablando en serio.
―Debería haber sabido que algo estaba sucediendo cuando echaste a Charlie de
aquí. ¿No te sientes mal mintiéndole a tu propio hermano?
Vere parpadeó hacia él como si se hubiera sobresaltado. ―No mentí. Le dije que
íbamos a repasar algunos consejos sobre cómo sobrellevar esta fiesta. Eso es
verdad. La parte sobre que no lo quería mirándome y haciéndome sentir
avergonzada, también es verdad. Así que no mentí. Necesito consejos, muchos
consejos sobre besos, y consejos de fiestas. Y además, él necesita prepararse para su
juego del sábado.
―He estado en muchas fiestas, y soy feliz de aconsejarte sobre eso, pero has
fundido un fusible con la petición del beso. Déjalo ir. Si quieres algo de
entrenamiento sobre las cosas obvias, podemos hacer eso. Pero solo eso, ¿de
acuerdo?
―Cosas obvias. De acuerdo. ―Ella soltó el aire, asintiendo cómicamente.
Obviamente más que nerviosa―. ¿Cómo a qué te refieres?
―Primero. No te emborraches. No fumes nada.
―Duh. ¿Quién eres, mi padre? Eso es fácil. Yo no bebo. Ni siquiera tenemos
veintiuno. Seriamente dudo que alguien fuera a beber en la casa de los Hodjwick.
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¿Y quién sigue fumando cigarrillos? Es tan asqueroso.
Dustin negó con la cabeza. ―Eres tan anticuada. No estaba hablando sobre
cigarrillos, y si tú de verdad crees que nadie va a beber en una fiesta de secundaria
un sábado a la noche, entonces eres demasiado bebé para salir de tu propia casa.
―De acuerdo. No tienes por qué ser tan gruñón ―Ella se encogió de hombros―.
Bueno, al menos espero que no estén bebiendo allí. ¿Qué tal eso?
―Despistado. Ingenuo, como tú ―respondió. Se sentiría mil veces mejor si
pudiera convencerla de no ir a esta fiesta. Valía la pena un intento, así que
continuó―: Si no quieres estar borracha, evita todas las bebidas que saben y se ven
como jugo de frutas, o que son demasiado buenas para ser reales. Podrían estar
adulteradas. El hecho que no sepas ni siquiera estas cosas me hace recomendarte,
otra vez, que no vayas.
Vere cruzó los brazos sobre su pecho. Sus mejillas habían cambiado un poco de
color y brillaban de un color rosa más claro.
Dustin podía darse cuenta que era por enojo esta vez, no un sonrojo.
―Oh, voy a ir, tramposo. Así que, quizás soy una ingenua. Bien. Es mi primera
fiesta. Tengo que aprender de alguna forma. Preferiría que simplemente me lo
dijeras, así no cometo ningún humillante error. ¿Qué más hay en tu lista de cosas
obvias?
La mente de Dustin giraba. Al menos esta conversación parecía hacerla olvidar el
hecho de que le había pedido que la besara.
Peor, ¡le pidió que la besara en el mismo tono que pediría prestado un bolígrafo!
Sus palabras bombardearon su cráneo tan alto que él perdió el hilo de sus
pensamientos, reproduciéndolos de nuevo: “Me estaba preguntando si pudieras
besarme. ¿Sabes? Solo una vez para practicar, antes de que bese a alguien real”.
¿A qué diablos se refería ella con eso, alguien real? ¿En serio?
Dustin recorrió sus pensamientos por un par más de obvias reglas para fiestas, y
esperó que ella no detectara que estaba a punto de enloquecer.
―Uhh ―deliberó―. Nunca debes dejar una bebida sola. Llévala contigo al baño. Si
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la olvidas, entonces tira lo que queda y busca una nueva. Lo digo en serio. Hazlo
siempre. También, siguiendo el mismo tema, asegúrate de conseguir tus propias
bebidas. Nunca, nunca, aceptes una bebida de alguien en el que no confíes
completamente, y aun así, consigue tus propios tragos.
―Vaya. ¿Muy paranoico? Quizás estas reglas son solo para las grandes ciudades.
―Vere arrugó su nariz. Distraídamente sacó dos bandas para el cabello de su
bolsillo y ató su cabello suelto en un moño.
Él no había visto el moño en toda la semana. El jueves y el viernes, cuando la había
estado evitando, notó que ella llevaba el pelo suelto cada segundo. Probablemente
para Curtis.
Dustin sacudió su cabeza, asombrado de que ella pudiera sentirse tan cómoda a su
alrededor, cuando él podía difícilmente mirarla sin que su piel quisiera
incendiarse.
―Realmente deberías mirar más noticas nocturnas. Todo lo que te estoy diciendo
aplica más a los suburbios y a los pueblos pequeños que a las ciudades. Estas cosas
son básicas. ¿Cómo puedes no saberlas?
―No lo sé. Simplemente dímelo todo, y por favor no olvides la parte del porqué.
Sabes que tengo que saber el porqué.
Su mano derecha subió en esa inconsciente manera que él amaba, mientras ella
daba una revisión final a su moño.
Dios, como he extrañado su rostro. Su voz… El maldito y lindo moño.
Dustin pensó que creando una semana entera de distancia entre ellos habría
frenado alguno de sus sentimientos hacia ella, pero no lo había hecho. Sus ansias
de estar alrededor de Vere parecían haberse duplicado. Él miró a la suave línea de
su cuello y observó cómo los mechones de cabello recientemente cortados bailaban
alrededor de su frente.
Él se comprometió a mantener su voz firme y sarcástica. No había necesidad de
que ella supiera el poder que tenía sobre él.
―Mantienes tu bebida contigo porque, niña, es demasiado fácil introducir drogas
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o algo por el estilo en el trago de alguien. Sucede todo el tiempo. Las chicas se
ponen súper borrachas, catatónicas, lo que sea, dependiendo la droga elegida, y
bueno… sabes el resto.
Vere elevó sus cejas muy alto.
―De acuerdo. Entendí. Mantener mi trago conmigo. Listo. ¿Algo más de ese nivel
que debería saber?
Él le dio otro mordisco a su manzana, masticando mientras contemplaba qué era lo
siguiente que le iba a decir.
―Nunca sigas a un chico escaleras arriba, donde están las habitaciones, a menos
que estés totalmente preparada para probar las camas, o ver a otras personas
probando las camas.
―Como si fuera a hacerlo.
―Podrías. Las líneas de halagos de los chicos suenan algo así: “Hey, hay mucho
ruido aquí abajo, busquemos una habitación donde podamos hablar.”
―¿En serio? ¿Esa es una línea? Supongo que estaría tentada si un chico que me
gusta me dice algo así.
Dustin rió.
―Tú especialmente caerías por esa, Srta. Habladora. Los chicos saben que las
chicas aman hablar. Los adolescentes que tienen un par de cervezas encima en una
fiesta, incluso los sobrios, realmente nunca quieren hablar. ¿Lo entiendes? Nunca.
―Cielos. Lo entiendo.
―No solo las habitaciones de arriba son las peligrosas. Aléjate de los despachos,
cuartos de lavado, porches traseros y de los autos estacionados. ¿De acuerdo?
―Bien. Entendido. Quedarse con la multitud, evitar todas las habitaciones
tranquilas, aferrarme a mi trago, y no confiar en nadie. ―Vere rió.
El sonido de su dulce risa
hizo que su corazón comenzara a correr
incontrolablemente. Él no pudo evitar lanzarle una pequeña sonrisa. Se la imaginó
con una sudadera gigante y pantalones cortos sueltos, agarrando una lata de
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gaseosa, tirando dagas con la mirada a todos en la habitación. Al mismo tiempo,
estaría preguntándose por qué la mitad del equipo de fútbol parecía estar mareado
y actuando raro.
Cuando la miraba, realmente mirandola, sabía que la chica hermosa confiada en
frente de él, no encajaba con la Vere en la que estaba pensando, en lo más mínimo.
Ella llevaba una fresca blusa blanca abierta al cuello. El estilo clásico mostraba sus
delicadas clavículas, y él no podía apartar la mirada del dulce latido de su pulso en
la base de su garganta.
Una blusa sin mangas y con encaje prácticamente le guiñaba un ojo, cerca de
donde ella había dejado de abrocharse los botones de la blusa en la parte superior.
Le guiñó de nuevo, como para mostrar lo perfectamente que acentuaba la curva de
sus, oh tan perfectos…
¡Diablos! Amigo. Detente.
Ella lo está haciendo, justo aquí. Ahora mismo. Ella va a tener que luchar para
sacarse a los chicos de encima esta noche. Otros chicos. ¡EL afortunado, bastardo,
idiota OTRO chico! Mierda.
Pero él parecía no poder apartar la mirada hasta que no admirara el resto de ella.
Su corta falda negra se veía sexy, se meneaba ligeramente cada vez que ella se
movía. Algo de tela transparente en el dobladillo mostraba sus largas y delgadas
piernas. Ella llevaba sus nuevos zapatos negros, que combinaban también. El
conjunto entero era adorable. No demasiado elegante, pero decía que ella
definitivamente iba a un lugar especial.
La ropa también había sido elegida por él.
Para ayudarla. Él sacudió su cabeza, tratando de despejarse.
Para ayudarla.
Apégate a la tarea. Sé amigo de esta chica. Es lo que ella quiere…
―Te ves genial, Vere ―dijo él, sinceramente de corazón―. Simplemente estás
hermosa ―agregó antes de poder retractarse.
Ella se sonrojó de un rojo fuego, y él rápidamente intentó recuperarse con lo que
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esperó fuera un gesto aburrido. ―Quiero decir, eras hermosa antes. Supongo que
lo que estoy diciendo es que me encanta como armaste el atuendo. Y esta noche…
todo debería salir bien. Va a ser como quieres que sea. Perfecto. Estoy seguro de
eso.
―Todo es gracias a ti ―dijo ella, sus mejillas cambiaron al adorable tono rosado
que siempre hacia que su pecho se apretara―. El vestido de bienvenida es
exagerado, por cierto. No sé cómo voy a llevarlo puesto el próximo fin de semana
con expresión seria.
―¿A qué te refieres? ―Dustin estaba ligeramente ofendido―. El vestido es
hermoso.
―Hermoso, sí, pero también es demasiado lindo, demasiado elegante para mí. No
sé cómo voy a lograrlo alguna vez.
―Dame un respiro. No hay nada que no puedas lograr. Nada ―Su voz se quebró.
―Gracias ―dijo, su mirada se encontró con la de él, llena de sinceridad y amor.
Pero él podía darse cuenta que era el estúpido, tipo de amor de “mejor amigo”.
Demonios, chica. ¡No me mires de esa forma!
―Emm. Sabes que no podría haber llegado hasta aquí sin ti ―agregó ella―, ni de
cerca.
―Ajá. ―Él discimuló un fuerte suspiro mordiendo su manzana de nuevo.
Girándola y masticando como si estuviera hambriento, y esta manzana fuera la
cosa más importante en el mundo para él justo ahora.
Él miró a su camisa a cuadros y su mierda de pantalones de tela, sin perderse la
ironía de su propio pobre atuendo y mala actitud, al lado de la radiante perfección
de Vere.
Él daría cualquier cosa para ir a esa fiesta. Para tratar de arruinar toda la noche.
Cómo odiaba el pensamiento de Curtis, incluso tocándola.
Y esta noche, parecía como si Vere iba a dejarlo hacer más que eso.
Dustin terminó su manzana y arrojó el centro por la habitación a un cubo de
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basura en la esquina.
―¡Canasta!
Sonrió, pero sus mejillas dolían por el esfuerzo. Aumentó la falsa sonrisa. Solo que,
se sintió un poco estúpido cuando ella no sonrió como normalmente lo hacía. Se
dio cuenta de que no se había puesto su retenedor todavía.
Buscó en su bolsillo la maldita cosa, agarró sus gafas de la mesa del costado,
mientras continuaba.
―De todos modos, buena suerte. Llego tarde y… eso ―mintió―. Tengo que
prepararme para ir… emm… a mis propios lugares.
Hizo su camino hacia las escaleras, sacudiendo la cabeza por su estupidez.
―No, espera. ¿Qué hay sobre el asunto del beso? ―La voz de Vere sonaba tan
desesperaba―. Dijiste que me ayudarías.
Él no iba a mirarla a la cara.
―Puedes manejarlo por tu cuenta. Como dije, estoy fuera.
―Esa es la cuestión. No puedo. No puedo manejarlo y tú lo sabes. Solo un beso,
por favor. Necesito saber si voy a enloquecer. ¿Qué pasa si no puedo hacerlo? ¿Qué
pasa si cuando llegue el momento lo arruino todo? Tengo que saberlo.
Él debería haber seguido caminando. Debería haber escapado por esa escalera con
alfombra marrón como si sus pies estuvieran en llamas. En su lugar, se detuvo y
realmente consideró su primera y última petición.
Si aceptaba, sería absolutamente un imbécil.
Y un idiota. Eso era muy obvio.
Pero ya había estado siendo un imbécil antes, y un idiota desde que se permitió
enamorarse de esta asombrosa chica.
¿Por qué detener el tren de la estupidez ahora?
Su corazón se aceleró. Se quitó su gorra de beisbol y metió dentro de ella su
retenedor y sus gafas. Sus entrañas se revolvían con duda. Preocupación.
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Excitación.
Ella me pidió esto. ELLA ME LO PIDIÓ A MÍ…
Diablos, ella me está suplicando. Y es su primer beso.
Considerando la situación… ¿es tan malo querer ser parte de eso? ¿Simplemente
querer SER el primer beso de Vere Roth?
Y, oh, cuanto lo quiero. A ella.
Él conocía lo suficiente a Vere para entender que ella se pondría toda cursi por su
primer beso. Quizás no hoy, pero eventualmente.
El primer beso era algo que todo el mundo recordaba.
Algo inestimable.
Ella pensaría en ello. Lo recordaría y se daría cuenta que el corazón de él estuvo
conectado con su corazón todo el tiempo.
Aun si no merecía el beso, incluso si era un beso robado a expensas de otro chico, a
él ya no le importaba. Él sabía que tendría este especial beso, por siempre, entre
Vere y él. Y desde que no iba a conseguir nada más, esto tendría que ser suficiente.
Un recuerdo para él también. Uno que nada, ni nadie nunca podría quitarle.
Se sentía mal, pero malditamente correcto.
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Él prometió hacer este beso tan bueno como pudiera.
Estropeando todo: A++
Traducido por Auroo_J y SOS por Yuya
Corregido por Miss_ale
D
ustin colocó sus cosas en la mesita de al lado del sofá, cerca de donde
había estado de pie.
Vere se ruborizó cuando pareció que él la estudiaba como si esperara a
que cambiara de opinión.
Maldición. Demasiado para mantener la calma. Después de todo, estoy pidiéndole a un
chico muy atractivo que me bese. Un rubor o dos no están fuera de lugar, incluso si somos
los mejores amigos. ¡Y no voy a cambiar de opinión! Él puede hacer cualquier cara que
quiera para tratar de disuadirme. Necesito este beso.
―Vaya. Tu cabello. Es casi rubio otra vez ―dijo Vere. Su cabello había crecido un
poco, y con el marrón oscuro rápidamente desvaneciendo era del color exacto de la
melena de un león. Un efecto impresionante combinado con sus ojos como rayos
láser.
―Sí. No he tenido la oportunidad de oscurecerlo de nuevo. ―Le lanzó una especie
de mirada dolida y se cruzó de brazos―. No hablemos de tonterías. Hagamos
esto. ¿Dónde quieres el beso?
―¿Eh… en los labios está bien? Ya sabes... sólo un beso estándar. ―Se encogió de
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hombros.
Por Dios. Esto es más difícil de lo que había imaginado.
¿Está escondiendo una sonrisa? Si se ríe ahora, voy a morir.
―Duh. Ya había sospechado eso.
―Ugh. ¿Qué quieres decir, entonces? ¿Ves? No puedo hacer esto. Soy un desastre
total.
Dustin frunció el ceño y sacudió la cabeza.
―Quiero decir que vamos a tener que preparar el escenario. ¿Cómo te gustaría que
fuera? ¿Sentados, de pie, en el interior, al aire libre? ¿Has imaginado cómo esto va
a ir?
Vere parpadeó.
―¿Las personas piensa sobre eso? Pensé que eso solo sucedía.
―Los hombres tienden a pre-planear un buen primer beso. Esto hace que sea más
fácil. Algunos momentos básicos para un beso son fáciles de predecir. Al igual que,
después de la cita en el coche. O bien, el clásico final del programa de televisión
adolescente: detrás de las gradas de fútbol. O bien, el famoso de la vieja escuela:
besar a la chica en la puerta principal justo antes que el padre encienda la luz. Ya
sabes.
―¿Has hecho eso? ¿Planearlo? ¿Besar chicas en el porche?
―Bueno, no. En realidad nunca he tenido la necesidad de planificar uno. Por lo
general, sólo me acerco o ataco. Como sea que quieras llamarlo. Pero me imagino
que si yo estuviera buscando una novia, mi primer beso requeriría una planificación
seria. Querría que fuera difícil de olvidar.
―Oh. Eso está bien. Es bueno saber que los chicos son tan… lindos.
―No digas eso. ―Frunció el ceño, su mirada indescifrable y sombría.
―Lindo. Lindo. Lindo. Es tan divertido burlarse de ti. ―Vere sonrió mientras
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hacía otra cara. Se echó a reír, y él también, por fin.
Su rubor se había detenido. Habían regresado a sus bromas normales, dándole
coraje para seguir adelante.
―Está bien. Bueno, ya que eres el chico, y dices que los chicos planean, entonces,
¿vamos a ir a un escenario típico?
―Sí. Sí. Creo que ya lo tengo, pero por lo menos elige el momento para simularlo,
así puedo encargarme de todo lo demás.
Vere se paseó nerviosamente detrás de la longitud del sofá, enfrentándose a su
centro de entretenimiento en el sótano. Estaba teniendo un momento difícil para
mirarlo, porque parecía muy alto, de repente.
―Está bien. Te puedo dar un punto de partida. Digamos que será un beso del tipo
“al final de la cita”. Me gusta la idea de que sea oscuro. Decide apartir de ahí. En el
supuesto auto, o en el supuesto porche delantero. ―Sus mejillas ardían mientras
continuaba―: Pero, de nuevo, siempre oscuro. Así que cuando me vuelva en un
montón de colores él no se dará cuenta de cuántos.
Vere cruzó la habitación y encendió las luces a nivel bajo.
―¿Por qué le importaría a alguien? Eres tan linda cuando te sonrojas ―dijo
Dustin, siguiéndola por la parte de atrás del sofá.
―No lo es. Luzco estúpida, y mi cara parece quemada. Y lo recalcaste de nuevo.
Todo esto es muy vergonzoso. ―Vere se empujó sobre el alto respaldo del sofá y
dejó que sus piernas colgaran mientras pateaba el sofá con sus pies..
Todavía no había sido capaz de encontrar la mirada de Dustin.
―Puede que tengas razón ―murmuró, golpeando el sofá más duro―. No debería
haberte pedido que hicieras esto. Lo siento. Dios. ¿Tu estómago todavía está todo
desordenado? No te he visto en toda la semana y ahora estoy actuando como loca
y…
―No te quieras zafar de esto ahora ―la interrumpió―. Voy a guiarte, por lo que
no tendrás miedo. ―Dustin vino y se puso delante de ella. Vere relajó sus piernas
para no darle una patada.
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No parecía tan alto ahora que estaba sentada más alto.
Su amable voz baja la había calmado. Cuando le lanzó una mirada a su rostro,
parecía tan sincero.
―Está bien ―logró decir―. Bueno... ¿qué podemos hacer?
―En primer lugar, vamos a volver a imaginar nuestra cita perfecta. La hemos
pasado genial en la fiesta. Bailamos un poco, pero todo el rato estamos en el patio
trasero lleno de gente, estuvimos sentados juntos, de la mano y hablando. Horas de
solo tú y yo, hablando de cualquier cosa hasta que nos olvidamos de que
estábamos en una fiesta.
―Oh. Claro. Me encanta. De verdad. ―Sonrió, le gustaba la forma en que los ojos
de Dustin se arrugaban en los lados cuando él le devolvía la sonrisa.
Dustin cogió su mano y le dio la vuelta. Dejó que sus dedos se deslizan entre los de
ella y la sostuvo exactamente cómo la había sostenido cuando habían estado
nadando en el lago. El lado de la boca de él subiendo en una pequeña sonrisa.
―¿Sabes qué? Hablamos tanto tiempo que tu toque de queda casi se no pasó. ¿A
qué hora sería? ―Su voz de alguna manera había flotado sobre ella y en ella.
―A las Once. ―Tragó Vere. Podía imaginar el momento. Cerró los ojos por un
segundo y construyó la escena. Hizo que todo sonará tan genial... perderse en la
multitud... de la mano, de esta manera. Y su mano era tan suave.
―Está bien. ―La miró a los ojos―. Vamos a hacer esto. Son las 10:52. Te he llevado
a casa y he estado esperando toda la noche por la oportunidad de darte un beso en
el porche. ¿Bien?
Ella asintió con la cabeza.
―Y estoy nerviosa.
Dios. Muy nerviosa.
Vere continuó: ―Debido a que la cita fue tan bien, ¿y tal vez, estoy esperando ese
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beso? Como si estuviera esperando uno. Y quiero que me invites a salir de nuevo.
―Sí. Estoy nervioso, también, un poco. ―Su voz se había disminuido―. Es
nuestro primer beso, después de todo. ―Se acercó y metió un mechón de pelo que
se había escapado detrás de la oreja.
Sus rodillas chocaron con las de él, y tuvo que agarrarse del sofá para evitar caer
hacia atrás.
―Yo, eh, no tengo el moño en la fiesta. ―Vere arrugó la nariz, pero cuando
levantó la vista él estaba mirando su pelo y su corazón dio un gran salto
anormal―. ¿Debo soltarlo?
―Me encanta el moño. Déjalo. Ese detalle no debe importa de todos modos,
porque al final del día, justo antes de que yo te bese, debería estar viéndote a los
labios.
Oh Dios. Él está mirando mis labios.
―Cierto. Miraré eso. La señal de mirar a los labios. Creo que lo he hecho un par de
veces, incluso. Pero nunca llevó a un beso. Antes de irme, voy a tratar de practicar
mucho en el espejo la “añoranza de labios”.
Dustin rió profundamente y pasó un dedo por la parte superior de la boca de ella.
Su toque le envió escalofríos de chispas en la parte posterior de su cuello.
―Tienes los labios en forma de corazón en una cara en forma de corazón. ¿Alguien
te lo ha dicho? Éste, el labio superior, podría volver loco a un hombre.
―No seas tonto. ―Vere sintió el rubor hormigueando de la cabeza a los pies―.
Estás rompiendo mi concentración. ¿Debo mirar a tus labios todo el tiempo, o
debería cerrar los ojos, o qué? ―Ahora se estaba volviendo loca oficialmente. Vere
se apoderó de la parte superior del sofá con más fuerza.
―¿Qué haces con tus manos? ¿Por qué están allí? ―preguntó, retrocediendo
lentamente.
―Me preocupa que podría golpearte. Estoy un poco fuera de balance y gritando
por dentro, si quieres saberlo.
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Sonrió, con su ligera mirada cálida azul y, por suerte, no juzgándola en absoluto.
―Prueba con esto. Pon tus manos en mis hombros o cuello. Entonces no serás
capaz de hacerme daño. Solo en caso de que comiences a golpear.
¿Cómo rayos puede parecer tan relajado?
Vere inhaló una respiración profunda.
―Buena idea. Mis manos en tus hombros o cuello. Lo tengo.
Soltó el sofá para llegar a él, pero perdió el equilibrio.
Dustin dio un paso más cerca y suavemente colocó sus brazos alrededor de su
cintura. Se puso de pie entre sus rodillas, y se sintió repentinamente demasiado
cerca de ella.
―Gracias por no reírte de mí otra vez. Eso ayuda. ―El hormigueo en las mejillas
de Vere aumentó. Lo ignoró y se agarró a sus hombros, tratando de mantener el
equilibrio sin lucir demasiado como un idiota.
Los hombros de Dustin eran demasiado anchos para que encontrara un agarre
estable, por lo que se aferró a sus brazos en su lugar.
―¿Cómo va esto? ―Levantó la vista.
―Mucho mejor. Por ahora.
Vere volvió a respirar hondo y asintió.
―Esto se siente bien para mí. ¿Se siente bien para ti?
―Sí. Pasamos esta parte. ―Su voz se había vuelto ronca y su sonrisa de alguna
manera llegó a su alma.
―Deja esa sonrisa. Siempre los estas presumiendo sin tu retenedor.
―Y tú siempre estas celosa de mis bienes. Ahora, ¿dónde estábamos?
Vere sentía tan rara agarrándolo de esta manera.
―Estoy con mis manos en tus hombros, mirando fijamente tus labios. ―Tragó
saliva―. Estabas mirando fijamente mis labios en respuesta. Y me preguntaba si
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debía cerrar los ojos.
Vere no podía dejar de mirar a sus labios de nuevo, y su corazón dio otro salto.
Estaban completos, y magníficos, y LOS LABIOS, y ellos iban a besarla, y ella
realmente estaba deseando que llegara.
Abrazo Pre-beso: A++ Y UNO ENORME OMG.
―Así que... ¿qué? ¿Cierro los ojos, o no?
Dustin tomó un largo suspiro y miró al techo.
―Cierto. ¿Cerrar los ojos? Vas a tener que decidir que a medida que avanzo. Algo
en los besos tiene que ser espontáneo. ¿Estás lista?
Él apretó sus brazos alrededor de ella, y Vere se llenó de un extraño y terrible
ataque de timidez.
―Lista ―su voz vaciló.
Cuando él acercó su cara, ella dejó caer la barbilla y miró a su camisa.
El beso no sucedió.
Peor aún, ya no podía mirar hacia arriba.
Bueno, al menos no lo había noqueado. Y por lo menos no lo había noqueado por
completo. En su mayor parte se trataba de una victoria total, porque ella no se
estaba poniendo morada o parloteando como una tonta. Nada de eso.
Él quitó una de sus manos de su cintura y arrastró su dedo por su mejilla hasta que
se detuvo en la barbilla. Levantó su cara hasta que su magnífica mirada azul claro
se encontró con la suya. Su cara estaba a centímetros de la de ella ahora.
El chico era demasiado perfecto.
¿Por qué siento que no puedo respirar? Estoy segura de que eso es normal. Estoy segura de
que eso es normal. Sólo quédate quieta. No le pegues. Todo esto es normal...
Recordó que Curtis había hecho este movimiento una vez, pero no se había sentido
para nada así de gentil. Su corazón no había sentido dolor tampoco.
Pero, ¿por qué mi corazón duele tanto, de repente? Peor aún, ¿Por qué mis estúpidos ojos
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sienten que van a brotar lágrimas en este momento?
―Vere. ―Su nombre sonaba perfecto, saliendo en su susurro―. ¿Tienes alguna
idea de lo hermosa que eres?
Ella negó con la cabeza.
―Por favor, no me hagas sonrojar. Ahora no. Estoy tratando de ser muy seria.
―Tú, nosotros, no tenemos que hacer esto, ya sabes ―dijo, su voz preocupada,
mientras su mirada parecía buscar sus ojos como si acabara de ver que ella podría
estar empezando a llorar―. Demonios. Probablemente no debería...
La conocía demasiado bien. Y era tan, malditamente, lindo.
Si no podía besar a este chico guapo, lindo y seguro, nunca sería capaz de besar a
nadie. Dobló su resolución.
―No. Quiero hacerlo. Es sólo que, ¿me besaras primero? No sé qué hacer, ¿de
acuerdo?
―Por supuesto. ―Dio a su cabeza un ligero movimiento, pero su sonrisa la calentó
hasta los pies―. Pero... quiero que sepas que ya no estoy seguro de lo que debo
hacer. No contigo.
Podía escuchar su habitual tono autocrítico en el borde de su voz, pero estaba
demasiado nerviosa para preguntarle lo que había querido decir.
Se sentía correcto cerrar sus ojos, así que lo hizo. Quería esconderse de la
intensidad de su mirada. Se las arregló para mantenerse sentada en la parte trasera
del sofá, y se obligó a no dejar caer su barbilla o a darse la vuelta.
Le pedía a Dios que no pareciera demasiado estúpida al estar medio frunciendo el
ceño y esperando.
Sus manos, siempre amables, habían subido en silencio bajo su barbilla, y después
la había tocado a lo largo de las mejillas.
Ella instintivamente, se inclinó hacia adelante, y cuando su boca le besó primero
sólo el labio superior, la sorprendió.
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Pero se sentía cálido, seguro, suave y muy dulce. Maravilloso.
Apretó los labios más fuerte, más bajo. Tomando ambos labios contra los suyos con
la más tentativa presión.
Vere presionó de nuevo, y él profundizó el beso.
¡Las chispas se dispararon directamente de la parte posterior de su cuello hasta los
pies, y directo a la parte superior de su cabeza!
OH MI DIOS. Estoy besando a un chico. ¡Y él sabe como una fresca manzana Granny
Smith! Y es… umm… se siente tan… guau…
Sus manos dejaron sus mejillas mientras sus brazos se acercaron completamente a
su alrededor dándole un abrazo real, y los brazos de ella se deslizaron fácilmente
alrededor de su espalda. Su cuerpo pegado al de ella y el olor de su impresionante
frescor a jabón le rodeaba… mientras sus labios se movían con suavidad y dulzura.
La envió por encima de las expectativas preconcebidas.
Esto es genial.
Besando: no hay nota lo suficientemente alta. ¡Simplemente, fantástico!
Su corazón palpitaba. Por ahora había miles y miles de mariposas revoloteando.
Las manzanas se acababan de convertir en su nueva comida favorita. Sus brazos
estaban cubiertos por piel de gallina y las mariposas se trasladaron formando una
revuelta a lo largo de su estómago y sus pulmones.
Ella abrió los ojos y se arriesgó a mirar a la cara bellamente esculpida, y luego miró
a sus labios medio sonrientes, preguntándose cómo algo tan simple como los labios
podrían hacerla sentir esto increíble.
Ella le sonrió y le miró a los ojos.
Él se apartó un poco y le dio una extraña mirada de preocupación.
―¿Qué? ¿No fue bueno?
Ni siquiera le importaba que él pensara que era un bicho raro. Su sonrisa se
convirtió en una amplia sonrisa. No podía haber dejado de sonreír para nada en
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ese momento.
―¿Qué? No, fue perfecto. ¿Podemos hacerlo otra vez? Sólo una vez más… ¿para
averiguar la ubicación de los labios?
Sin esperar a que respondiera, se inclino hacia delante y posó sus labios de nuevo
en los de él. Abrió la boca un poco y empujó su lengua, golpeando contra su
sonrisa. ¡Sonrisas con sabor a manzana!
Él se quedó sin aliento y pudo sentir como aumentaba su tensión.
Dios. Tal vez eso no se hacía.
Tal vez debería haber preguntado primero.
Sacó la lengua fuera y trató de besarlo normal otra vez. Lo había visto una y mil
veces en la pantalla grande, y ahora lo estaba haciendo. ¡Y ese sabor a manzana
estaba más allá de todo lo que ella había imaginado!
Hormigueo extra.
No es de extrañar que esos labios con el sabor deseado se salieran de los márgenes.
Él gimió y finalmente le devolvió el beso. El movimiento de sus labios fue un poco
más fuerte esta vez.
Ella abrió la boca ligeramente bajo su suave presión incitándola. Su lengua salió de
sus labios, se arremolinó alrededor de su boca y luego retrocedió.
GUAUUU…
¡Eso fue muy raro, pero agradable!
¡Un beso francés fue su segundo beso!
No está mal. ¿Por qué Jenna lo llamó repugnante el año pasado?
Así que es… extrañamente impresionante.
Sintiéndose valiente, decidió copiar el movimiento de su beso francés para
probarlo. Inclinó la boca hacia un lado y dejó que su lengua rodara en su boca. Sus
labios se movían con mucha suavidad sobre los de ella y sus brazos la atrajeron
más cerca. Tenía la sensación de que ambos estaban respirando el mismo aire
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exactamente al mismo tiempo.
¡Es posible que sea una besadora nata!
No pasó mucho antes de que la cabeza de Vere girara en círculos salvajes de
nuevo. Se relajó, dejándose arrastrar.
Ella se convirtió en agua, fuego y calor. Una persona que nunca había conocido
antes. Se aferró a él con tanta fuerza como pudo porque su columna se había
derretido. Vere no podía concentrarse en nada concreto más allá de la absoluta
perfecta sensación de estar en estos brazos, encerrada en este perfecto,
interminable, beso con sus cálidas y suaves manos que trabajan su camino hasta la
cintura, encendiendo fuego por donde quiera que le tocaban.
Se besaron y se besaron y se besaron y se besaron hasta que la habitación se volvió
más borrosa.
Hasta que él se apartó rápidamente, dándole la espalda.
―Dios. Lo siento ―dijo él, mientras se pasaba la mano por el pelo. No se dio la
vuelta―. Estoy perdiendo el control.
Su respiración era tan irregular como la de ella.
Vere se alegró de que no la estaba mirando, porque la repentina pérdida de
contacto y las absolutas explosiones estallando en su cabeza la hicieron caer hacia
atrás, sobre el sofá.
Clásico.
Ni siquiera me importa.
Nunca me importará más… sólo voy a quedarme aquí para siempre sin importarme.
Puso las piernas en línea recta y se quedó allí tendida de espaldas y miró, todavía
desorientada, al ventilador del techo girando lentamente. Oyó su voz como si
viniera de lejos.
―Vere. ¿Te golpeé de nuevo? Mierda. ¡Lo siento mucho! ¿Te asustaste de algo?
―¿Lo sientes, por qué? ―Exhaló soñadoramente, volviendo a la verdadera
conciencia―. ¡Besar es impresionante! Y por supuesto que no me asusta. ¿Cómo
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pudiste?
Él dio la vuelta a la parte delantera del sofá y se dejó caer sobre sus rodillas a su
lado. Su expresión parecía torturada.
―He tenido un montón de besos… pero nunca uno se ha sentido así.
―¿Qué quieres decir? ¿Era una autentica profesional en comparación con todas las
demás? ―Vere se puso de lado y lo miró, todavía se sentía como si no tuviera
huesos en todo el cuerpo.
―No. Por supuesto que no. ―Sacudió la cabeza, riendo un poco―. Fuiste un
desastre en un primer momento, si quieres una autentica crítica. Pero después, has
descubierto la cosa con la lengua. Entonces… entonces, sí. Te concedo en exclusiva
la autentica profesional.
Ella frunció los labios.
―Hey. Podrías mentir un poco, si quieres. No noté nada malo al principio. Pero…
bueno, guau. Lo siento si no soy tan buena en eso.
―Vere. Estuviste perfecta, incluso cuando no sabías lo que estabas haciendo.
Perfectamente bonita y, mierda, lo que quiero decir es, que ese beso, tú y yo, lo qué
pasó, había algo más. Algo especial. ¿No lo sientes?
―No lo sé. ¿Cuántas veces te tengo que decir que me gustó? ¿Estás buscando más
elogios?
Se acercó a ella y la miró a los ojos, como si buscara algo. Su mirada se había vuelto
intensa, y la estaba poniendo nerviosa. Apenas lo reconoció de repente, pero su
mirada también la hacía sentir como si ella debiese besarlo otra vez.
Pero eso sería totalmente inapropiado, ¿no?
La clase ha terminado, Vere, DUH.
―No. Lo digo en serio. No iba a decirte nada, pero después de ese beso, tengo por
lo menos que intentarlo. ―Dustin tragó.
―¿Decirme qué? ¿Intentar qué?
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―Estoy enamorado de ti.
Su corazón se encogió.
―¿Qué? No bromees. No sobre eso.
―Te estoy hablando de verdad, de rodillas, desde el fondo de mi corazón, ESTOY
enamorado de ti, Vere. Ese beso me impactó. Sé que sientes algo también, algo más
por mí. ¿No es así?
Vere se sentó. Su cabeza le daba vueltas por la confusión, y sus miembros se
sintieron súbitamente temblorosos.
―¿Cómo puedes decir eso? No hay manera de que estás enamorado de mí. Nos
besamos, eso es todo. Fue genial, pero no puede haber amor. Por Dios.
―Yo creo que sí. Me he sentido de esta manera mucho antes de que nos
besáramos. No te lo iba a decir por lo de Curtis, y porque me iré pronto. No quería
que las cosas de nuestra amistad se arruinaran.
―Bueno, están arruinadas ahora. ―Vere puso los ojos en blanco.
Tenía que estar bromeando.
―Acéptalo. ¡Me pediste que te besara!
―Sí, bueno, ¡acabas de añadirlo! SEÑOR.
―Créeme. Soy totalmente sincero. Sé que podría haber esperado demasiado
tiempo para tocar el tema. Pero… no voy a ser capaz de vivir conmigo mismo si no
lo hago, por lo menos tratar de convencerte de mis sentimientos. No después de
ese beso. No después de cómo se arregló todo mi corazón.
―Creo que has perdido la cabeza. ―Vere sacudió la cabeza.
―Dame una oportunidad. No vayas después con Curtis. Él no es el adecuado para
ti. Además, ¿cómo puedes siquiera pensar en él ahora?
―Fácil. Porque yo estaba pensando en él antes de ese beso. Es por eso que te llamé
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para que me ayudaras, ¿recuerdas?
―Sí, pero ¿qué estás pensando ahora? ¿El beso no te cambió de opinión? ¿Por lo
menos te creará alguna duda? ―Sus mejillas se habían empezado a volverse un
poco de color rosa.
Sus cejas se alzaron. ALTO.
¡El hombre está sonrojándose! Habla en serio.
Vere no sabía qué sentir o qué pensar, así que se enojó en su lugar.
―¡Pero tú eres Hunter Kennedy! El Hunter Kennedy. Como si se te olvidara por
completo esa parte. ¿Hola? ¿Tú llenas los estadios de fútbol enteros? ¿Personas que
se tiran del pelo por conseguir sus entradas en primera fila de miles de dólares? No
me habrías mirado siquiera dos veces hace tres semanas. Y tú me lo has dicho más
de una vez. ¿Te acuerdas? ¡Porque yo lo hago!
Suspiró y sacudió la cabeza. Su mirada vaciló, pero no pudo abandonar su cara.
―Sí, pero tú me conociste como Dustin McHugh. Y no he dejado de mirarte o de
desear estar cerca de ti desde el momento en que te conocí. ¿Qué me dices?
―Eso fue porque mamá y Nan nos hicieron pasar el rato juntos. Entonces, sí, nos
hicimos amigos. Eso es todo. Lo dejaste claro. ―Abrió los brazos―. Dustin
McHugh, él es, tú eres, mi mejor amigo. Umm. Sé que eres uno de los mejores
amigos que he tenido. ―Levantó la voz en señal de frustración total―. Es por eso
que salimos. Es por eso que te llamé y te confié ESTO. Es por eso que podemos
hablar tan fácilmente, sobre todo. Tú eres agradable conmigo y yo soy agradable
contigo. Somos amigos. Amigos que congenian bien. No puede haber amor.
―¡No me llames así! ¡Y no estoy jugando! ―gritó―. ¡Estoy enamorado! ¡De ti¡
Simple y llanamente. Y sé que sientes algo. ¡De lo contrario, ese beso no te habría
golpeado como lo hizo!
―¡Bueno, no es que tenga ninguna comparación! ―Vere se levantó, pasó junto a él,
y volvió a caminar alrededor del sofá. Sentía que necesitaba un poco de distancia
entre ellos―. ¿Cómo puedes decir algo de esto? Sabes que me gusta Curtis. Y
desde antes y siempre. Nosotros sólo hemos compartimos un par de semanas y dos
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besos.
―Es mucho más que dos besos. Creo que quieres al hombre equivocado. ―Se
puso de pie y la miró. Podía jurar que su bella voz baja había temblado.
Su corazón se retorció en una bola.
―Pero no puedo quererte. Ni siquiera sé quién eres. Si siento algo por ti más allá
de la amistad, o si sientes algo por mí, entonces no puede ser real.
Él alzó las manos.
―Es real. Yo sé lo que es. ¿Por qué dices que no lo es? ¿No puedes tratar de
apostar en esto?
Por Dios. Totalmente no lo entendía.
―¿Apostar con quién? ―le preguntó en voz baja―. Sólo conozco un poco de
Hunter Kennedy. Y Dustin McHugh es un hombre que hicimos juntos. Un
personaje. Al igual que en un libro. El beso fue genial. Lo admitiré hasta que me
muera. Pero sabes que tiene grandes habilidades en esa área. Así que no hay
manera de que ambos sintamos algo como el amor por ese beso. ―Su corazón se
retorció de nuevo―. De ninguna manera. Porque por mucho que no sepa quién
eres, ¡tengo menos idea aún de lo que es el amor!
―Estás mintiendo ―dijo―. Tienes que estar haciéndolo.
―No lo hago. ―Vere tomó su moño para apretarlo. Se le habían caído mechones
por los gritos, por no hablar de su posterior caída en el sofá.
Voy a derrumbarlo. Luego veremos.
―Bien ―dijo ella―. Sé que es un hecho que Hunter Kennedy nunca sentiría algo
por una chica como yo, nunca. Lo ha dicho más de una vez. Y si Dustin McHugh
dice que está enamorado de mí, ¿qué significa eso? ¿Para mí? Dustin McHugh es
ficticio, y ha dejado claro públicamente que no soy su tipo tampoco. Entonces,
¿dónde me deja eso? En serio. Piensa en ello.
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Su expresión se oscureció.
―Si realmente crees eso. Si no tienes sentimientos por mí más allá del afecto
normal, entonces… bésame de nuevo. Adelante. Bésame otra vez, mírame a los
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ojos y dime que no sientes nada. Te reto.
Por el bien de la práctica
Traducido por Vanehz
Corregido por QueenDelC
V
ere levantó la cabeza de golpe y le dirigió su mejor rodada de ojos.
―Bien. Por el bien de la práctica, lo haré. Verás que estoy en lo cierto.
Sólo te emocionaste por el momento, eso fue todo. ―Vere caminó
resuelta hacia él.
¿Qué tan difícil podía ser?
Se detuvo y levantó la mirada a su rostro tan perfecto y entonces fijó los ojos en sus
labios.
Tristemente, fue entonces cuando su mente entró en coma.
Estaba obsesionada con ellos.
Vaya. ¿Este era su tercer beso? Quizás era su decimotercer beso.
De alguna forma ella perdió la cuenta en ese segundo round. Quizás él estaba en lo
correcto sobre que ya se habían besado más de dos veces. ¿Cómo divide uno un
beso realmente largo? Como, ¿cuándo empieza un beso y termina otro?
Vere pasó saliva y le hizo una cara. Él ni siquiera sonrió, o encogió o miró
fulminante.
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Todo su rostro ahora estaba completamente ilegible.
Sintiéndose ridícula porque había estado mirándola hacia abajo todo este tiempo,
actuando como una fría pieza de mármol. Y ella había estado mirándolo hacia
arriba por cerca de doscientos minutos, ¡hipnotizada por sus labios!
Como una rarita.
A pesar de lo que ÉL dijo, oficialmente, con el propósito de hacer una lista acerca de esto
algún día en mi diario, cuento esto como mi tercer beso.
El primero fue… el primero. Él besándome.
Y el segundo, fui yo besándolo de vuelta.
Y ahora, este “reto de besos”. Como en NOSOTROS, besándonos el uno al otro.
¡Por el bien de la práctica!
Tiempo de recuperarte, Vere.
¡Di algo! Di algo o corre.
Vere respiró profundo, cerró sus ojos por un rápido segundo y se forzó a soltar
algunas palabras.
―Primero coloca las manos.
Genial. Soné como un robot.
Dustin arqueó una ceja y cruzó los brazos sobre su pecho como si pensara
hacérselo difícil.
Haz como si nada. Tú puedes, hazlo.
―Dije, primero las manos. ―Ésta vez su voz sonó un poco más normal. Señaló sus
brazos cruzados―. Sobre mis hombros si eres tan amable, así no me haces daño.
Dustin sacó sus manos y las sujetó firmemente sobre sus hombros.
―¿Quieres que cierre los ojos? ―preguntó.
¿Ahora quién era el robot?
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El chico tenía una increíble cara de poker. Deseaba algo de su talento.
―Sí ―respondió. Al menos si se sonrojaba, el no vería―. Ahora, inclínate un poco
hacia abajo, eres demasiado alto.
Obedientemente, cerró los ojos y se inclinó hacia adelante.
Vere sintió un ataque de ansiedad instalándose. Su corazón palpitó tan fuerte que
estaba segura que él podía oírlo. Sintió puro alivio de que sus ojos estuvieran
cerrados. Eso le daba el tiempo para componerse y poner su propia cara de poker.
O un rostro arrugado36. UGH. CONCENTRACIÓN.
Le mostraría que este era un simple y llano beso y nada más.
La parte de los “sentimientos” no era “para nada” para ellos.
Ellos eran amigos. Se daría cuenta de ello tarde o temprano.
Dado que sus brazos ya estaban sobre sus hombros, ella cuidadosamente envolvió
los suyos alrededor de su cintura y presionó sus labios profundamente contra los
suyos. Fue por todo; presión, labios medio abiertos luego del contacto inicial. Para
mantenerse en buen camino, le dijo a su lengua que buscara ese sabor a manzana
otra vez.
Sip. Ahí estaba, aunque tristemente… estaba desvaneciéndose.
Pensó que no lo estaba haciendo tan mal cuando la boca de él se abrió en respuesta
y empezó a besarla de vuelta. Y vaya que la besó.
Su agarre se relajó en sus hombros, y tiró de ella en su abrazo.
Ella no pudo evitar moverse incluso más cerca después de eso, porque él tenía esta
forma tan genial de medio soportar su peso con los brazos. Se relajó y le permitió a
sus manos viajar hacia su cabello.
Sus brazos se sentían tan maravillosos envueltos alrededor de ella de ese modo.
Trató de mantenerse concentrada.
Amor. Sentimientos especiales. Como si los hubiera.
Rostro arrugado: En inglés, “poker”, rostro en blanco, y “pucker”, arrugado, tienen sonidos
36
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similares.
Sus últimos pensamientos conscientes fueron que todos los chicos probablemente
tenían grandes y fuertes brazos que podían estirarse justo de este modo alrededor
de ella. Y labios suaves que se sentían como si dieran exactamente lo mismo que
ella tomaba. Esa también debía ser una cosa normal. Por supuesto, “cuán increíble
olía un chico” no tenía nada que ver con “sentimientos especiales”.
Jabón fresco era un olor simple. NO un sentimiento. Incluso si oía perfectamente.
Absolutamente perfecto…
Vere estaba perdida en el beso. Flotó todo el camino hacia la luna y de regreso esta
vez. Se separó para tomar aliento casi desmayándose porque repentinamente él
estaba besando el lado de su oído y su sien. Entonces besó la suave línea que
bajaba por su cuello.
Vaya. Los besos en el cuello eran geniales.
Tenía que intentarlo también, así que gentilmente besó el punto en el cuello donde
su corazón palpitaba entre sus clavículas. Él tenía una piel increíblemente suave,
justo allí.
Sintió sus manos moverse por su espalda y lentamente subir por su cintura. Dios,
pero ella amaba cómo se sentían sus manos sobre su…
¿Qué estaba pasando? Tenía que detener esto, pero no quería.
Sólo uno más… uno más… así el verá… así el entenderá… así ella podría saber también…
Se irguió sobre las puntas de sus pies y besó otra vez su hermosa boca.
Suavemente.
Todo su centro quemó contra él mientras sus lenguas se encontraron de nuevo.
Ésta vez, de alguna manera lo conocía. La extraña incomodidad había
desaparecido.
Eso, él, ellos, se sentía completamente correcto.
No tuvo conocimiento por cuánto se estuvieron besando luego de eso, pero
posiblemente para siempre ya había pasado sobre ellos.
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Se irguió, mirándola a los ojos y soltándola.
Vere retrocedió. Su corazón se sentía pesado y su mirada reverberaba en el pulso
palpitando en su cuello. Ya lo le quedaba aire en su cuerpo. Sus rodillas temblaban,
y las mariposas de su estómago habían volado para bloquear su visión y llenar su
cabeza de ruido.
Cualquier pensamiento claro ahora era imposible.
Él dijo:
―Si no tienes nada que decir, me iré.
Confundida y sacudida, un nudo se había formado en la parte trasera de su
garganta. Hablar era ahora imposible, ¿él no podía ver eso?
Necesitaba tiempo para pensar.
¿Cómo se suponía que supiera cómo definir algo de esto cuando no había tenido
otros besos más que el suyo?
Así que, SÍ, bien. Sentí algo maravilloso. Especial.
¿Eso lo hacía ser amor? ¿Un beso era razón suficiente para que ambos perdieran la
cabeza y trataran de cambiar todo en sus vidas? Su corazón dolía ante ese
pensamiento.
No. Él es Hunter Kennedy. Ni siquiera lo conozco, y no puede estar en serio con una chica
como yo… incluso lo había dicho… tantas veces.
Vere sabía que necesitaba ser práctica por ambos. Ella operaba con hechos, y los
hechos la sacarían de eso. Luchó por mantener su voz sin que se quebrara.
―Tengo que regirme por lo que dije antes. Dustin McHugh no es real. Ambos
sabemos que es verdad. No sé qué más decirle a Hunter Kennedy ―Se detuvo con
un indiferente encogimiento de hombros―. Simplemente no sé…
Sus ojos lucían divertidos, diferentes. De alguna forma se habían vuelto de un azul
más oscuro. Antes de que pudiera mirar otra vez, él se puso sus gafas y la gorra.
―¿Por qué creí que tu, de entre toda la gente, no me usaría como todos los demás?
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―Su voz sonaba dura, horriblemente fría.
―Te ofreciste. Yo no…
―¿No lo hiciste? ―Se enganchó el retenedor en el bolsillo de su camisa―. Lo que
sea. Es lo mejor.
Vere miró al techo.
No más palabras podrían venir ahora. Si algo de aire fresco tocaba la parte trasera
de su garganta, empezaría a llorar. Su comentario era simplemente razonable ya
que estaban tratando con los hechos.
Acabo de usarlo. Apesto.
―Estabas en lo cierto sobre los besos. Perdí la cabeza después de uno tan largo,
tiempo de sequía. Me retracto. No hay nada allí, como dijiste. Ahora estamos a
mano. Me ayudaste. Te ayudé. Aunque la cosa de la amistad ha terminado. Gracias
por la… diversión. ―Bajó su gorra y la miró antes de girarse―. Buena suerte con
Curtis.
―¿Qué DEMONIOS está pasando aquí? ―La voz de Charlie explotó en la
habitación.
Vere levantó la mirada y jadeó, sorprendida por la intrusión de su hermano. El aire
frío atacó su garganta, haciendo que las lágrimas llenaran sus ojos. Se esforzó por
contenerlas.
Charlie estaba parado en la base de las escaleras con sus brazos cruzados.
―Amigo. No creas que no sé que acabas de hacer un movimiento con mi hermana.
Te vi besándola.
―¿Cuánto tiempo has estado allí? ―Dustin le hizo una mueca a Vere―. Otro chico
Roth espiando conversaciones privadas. Debe ser crónico ―dijo, su voz cargada de
pura contención.
El alma de Vere se desmoronó en pedazos. Encontró su mirada con la de Charlie y
sacudió la cabeza en advertencia. No sobreviviría a otra pelea entre ellos.
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Afortunadamente, Charlie no lo golpeó.
―Muévete. No le hice nada a Vere que no me pidiera. Pregúntale. O, quizás
apruebas esta parte de su ridículo plan.
Dustin empujó a Charlie fuera de su camino y bajó las escaleras de dos en dos, sin
una mirada hacia atrás.
―¿Qué viste? ―preguntó ella, después de que ambos oyeran cómo se cerraba la
puerta trasera.
―Sólo a los dos, de lleno, besándose, ¡Vere! ¿De qué fue todo eso? Me fui para ser
educado, pero cuando no oí nada, regresé a tiempo para ver el final de su pequeña
pelea. Me alegra que estuvieran peleando y no algo más, o ese chico estaría muerto
en este momento. ¿En qué estaban pensando? ¿De verdad le pediste que te besara?
―¡Maldición! Estás loco, ¿lo sabías?
Asintió. Más lágrimas brotaron.
―¿Qué hay de Curtis? ¿Qué pasará si descubre que besaste a otro chico?
―Curtis y yo seguimos. No ha cambiado nada. De alguna forma lo hice por él.
―Hizo una mueca―. Estaba siendo estúpida. ―Vere lloró abiertamente ahora―.
No hables. No le digas a nadie. Por favor.
―¿Más llanto? Ese chico te ha convertido en una persona loca. ¿Desde cuándo
lloras todo el tiempo? ―gritó Charlie, pero su abrazo decía que la amaba. Mantuvo
sus brazos alrededor de ella mientras lloraba sobre la parte delantera de su camisa.
Agregó―: Aún así, golpearé a la estrella de pop, si quieres que lo haga. Sólo por
hacerte llorar. OTRA VEZ.
―Oh, cállate. No lo harás. Él no me hizo llorar. Sólo lloro porque… No lo sé.
Porque me gusta llorar ―sollozó Vere otra vez, ahora agarrando a Charlie como si
en ello se le fuera la vida. Dejó fluir sus lágrimas.
―Lo que sea. Ese chico está oficialmente en mi lista negra ―murmuró Charlie,
dándole torpes palmaditas en su espalda―. No estará más en este mundo, eso es
condenadamente seguro.
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Vere secó las lágrimas de su rostro y levantó la mirada.
―Sólo quédate fuera de esto, Charlie. Estaba ayudando, lo juro. Todo esto es por
mi estupidez… mi culpa. Creo que lo conduje a esto. Déjalo en paz. Yo, yo, yo…
sólo… ―jadeó buscando aire y empezó a sollozar otra vez―. ¡Bien!
Deseaba poder explicar lo que Hunter le había dicho. Decirle a Charlie sobre la
vida de Hunter. Cuán deprimido y solo había estado. Cómo había dicho que la
amaba.
Pero no sabía por dónde empezar. ¿Cómo podía hablar de algo ―alguien― si ni
siquiera se entendía a sí misma?
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Además, tenía una fiesta a la que ir.
Gente que se extraña, cosas que se olvidan
Traducido por Lyricalgirl
Corregido por Julieta_Arg
F
ue pateando el suelo en el jardín de los Roth mientras volvía a la casa de
su tía.
Todo lo que Vere había dicho había dado directo en el clavo.
¿Cómo demonios podía esperar que Vere quisiera estar con él si ni
siquiera era una persona de verdad? ¿Cuándo ya no tenía idea de quién era? ¿Era
él Hunter Kennedy, la perturbada estrella pop de Los Ángeles?
Por supuesto que no. Sé que ya no soy esa persona.
¿Pero realmente soy cualquier chico geek normal? ¿Un chico que acaba de besarse con una
chica creyendo que tenía una chance con ella y fue rechazado?
Por supuesto que no de nuevo.
No soy eso tampoco… Pero te acaba de ocurrir así que… Mierda. ¿Qué significa eso?
¿Era él simplemente la persona más desquiciada en el mundo?
¿Eres Hunter Kennedy o eres Dustin McHugh?
Mientras entraba por el porche delantero, se dio vuelta y se sentó en el escalón más
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alto, contemplando el atardecer naranja purpúreo. Descansó sus codos sobre sus
rodillas y dejó que sus manos soportaran la imposiblemente pesada carga de su
cabeza.
No podía creer cuanto se había enamorado de Vere, sin mencionar cómo había
expuesto vulnerablemente su corazón allí. Cuan duramente ella lo había
destrozado, aun cuando había estado en lo correcto.
No podía soportar que se hubiera dejado a sí mismo ponerse en tan vulnerable
posición. No era típico de él plantarse sin defensas.
El rechazo ―rechazo real― era mucho más doloroso que cualquier otra cosa por la
que hubiera pasado en toda su vida. Alejó las imágenes de su cabeza de los
increíbles besos que habían compartido. Cómo se había sentido tan perfecto tener a
Vere en sus brazos.
Se merecía la desolación que estaba sintiendo ahora mismo.
Él se había expuesto y se lo había merecido.
No debería haberla besado. Nunca debería haber jugado a ser Dustin tan
profundamente…
Al menos ella lo había ayudado a ver que tenía una cosa aun más perturbadora
que considerar ahora. Antes de poder siquiera reconocer cuan terriblemente Vere
había roto su corazón, tenía que lidiar con la realidad que era él mismo.
Según Vere, Dustin McHugh no era real.
Según él, Hunter Kennedy ―el antiguo Hunter Kennedy― ya no era real tampoco.
Demonios. La chica estaba en todo el derecho de decir lo que dijo.
¿Eres Hunter Kennedy o eres Dustin McHugh?
Hunter suspiró, sin querer admitir lo que lo asustaba mayormente: No podía
descartar el constante pensamiento de que no era nadie.
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Nadie en lo absoluto.
La luz del porche se encendió y la puerta detrás de él se abrió. Pero no se dio la
vuelta. La tía Nan probablemente estaba preguntándose qué estaba pasando. Con
suerte estaba haciendo algún tipo de increíble comida.
Quien sea que fuera, él realmente estaba con mucha hambre.
Se levantó y enderezó rápidamente, pero mantuvo su espalda a la puerta, tratando
de recomponerse. No quería que ella se preocupara o lo atrapara a punto de llorar
como un bebe.
―Ya entro. Dame un segundo, ¿sí?
La puerta se cerró y estuvo agradecido de que no hubiera visto su cara. Iba a tener
que esconderse detrás de sus anteojos hasta que lograra recomponerse.
―¿Hunter?
Él se tensó y sostuvo su respiración. ¿Había imaginado esa voz? Miró fijamente
hacia delante y sacudió su cabeza.
―Hunter. Hunter Kennedy. ¿Puedo por lo menos obtener un abrazo?
―¡¿Mamá?! ―Se dio la vuelta para encontrarse con una mamá muy diferente
parada junto a la puerta. Se había cortado el pelo y vestía jeans.
Mamá nunca usa jeans, ¿verdad? ¿Estoy soñando?
―Lo siento ―dijo ella―. Tienes que saber por favor que lo siento. ―Sus ojos se
veían enormes y muy azules debajo de las luces de la galería. La disculpa en ellos
parecía ser tan real que su corazón se hinchó de esperanza.
Hunter se quitó los anteojos para mirarla mejor mientras se acercaba a ella. Un
poco más de esa humedad que había tenido en los ojos había vuelto.
Mierda. Era inevitable.
Se lanzó hacia su mamá y le dio el abrazó más grande que jamás le había dado a
nadie en su vida.
―Recibiste mi mensaje ―susurró él, sin importarle que tal vez se estuviera
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aferrando a ella.
―Sí. ―Ella se sorbía las lágrimas, aferrándome también―. Empaqué esa noche.
Tenía que verte, siento que me haya tomado toda la semana poder arreglar las
cosas con Martin y… otras cosas. ―Ella envolvió los brazos alrededor de él
fuertemente.
―Te he extrañado tanto. Dios. Mamá, cómo te extrañe. ―Él dejó que las lágrimas
fluyeran, tan agradecido de saber que al menos aún era el hijo de alguien.
Resolvería el resto pronto.
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―También te he extrañado Hunter. También te extrañé.
Decir la verdad
Traducido por yuya y Nanami27
Corregido por MaryJane
L
e llevó a Vere una hora entera dejar de llorar. Luego le llevó otra hora para
que sus estúpidos ojos rojos se deshincharan, y tardó otros treinta y dos
minutos más para dejar de pensar en todas las cosas locas que Dustin, o…
Hunter… le había dicho y reunir todo su coraje para llegar a esa fiesta. Es por eso
que había hecho a Kristen llegar un poco tarde.
Pero la gente popular generalmente llegaban tarde, y eso es lo que somos ahora, ¿verdad?
Popular. Súper popular.
¿A pesar de que yo no quiero estar aquí? ¿Aunque tenga ganas de volver a casa y llorar un
poco más?
PUF.
Vere intentó psicoanalizarse. Estaba aquí ahora, y todo iba a estar bien. Todo se
solventaría en el momento en que viera a Curtis. Sólo la visión de él pondría eso en
orden. Ella lo sabía.
Gracias a lo que pasó entre ella y su ex-BGF, ella tenía el mejor plan de todos para
besar a Curtis esa noche.
Tengo que saber...
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Tengo que saber... ¿qué?
Perdió su tren de pensamiento y se imaginó besando a Curtis. Tenía que saber algo
acerca de cómo sus brazos se sentían a su alrededor.
Sí, eso es. Voy a analizar cómo se sienten sus brazos a mí alrededor. Cómo encajan sus
labios contra los míos… y comparar. ¿Comparar su beso a los mejores besos que nunca
llegaré a tener de nuevo? Oh Dios mío. ¿Nunca más?
Vere tragó saliva y puso la mano sobre su corazón acelerado. Sintió que se
empezaba a ruborizarse.
Jenna golpeó el pie nerviosamente contra la madera recién pintada en el porche
delantero de la Hodjwick.
―Está bien. Así que… sí… ¿realmente vamos a entrar en esta casa de locos?
―preguntó Jenna.
La música resonaba desde la ventana abierta del comedor. Apenas podían oírse
hablar en este porche. El ruido en el interior tenía que ser ensordecedor.
―Por supuesto. Podemos hacer esto. Vamos. ―Vere tocó el timbre de la puerta,
pero nadie vino.
Jenna puso los ojos en blanco.
―Somos unas idiotas. Estoy segura de que vas a entrar, o lo que sea. ―Empujó la
puerta y ésta se abrió por completo.
El lugar estaba lleno hasta arriba. Vasos de plástico y superficiales charcos de
derramamientos cubrían el suelo de la entrada. Los ojos de Vere se agrandaron. El
Sr. y la Sra. Hodjwick estaban fuera de la ciudad (o atados en el sótano), ya que, de
ninguna manera, hubieran permitido una fiesta como esta. Le echo un vistazo a
una gran masa de personas en el salón principal. El equipo de fútbol entero parecía
(chicos y chicas) que estaban abarrotados en los formales sofás de terciopelo,
lanzando cuartos de dólar en una mesa de café para que pudieran saltar y aterrizar
en las tazas.
―Sí. Bastante intimidante. ―Los ojos de Jenna parecían platillos. El equipo de
fútbol entero estaba desparramado en el cuarto de estar del Sr. Hodjwick , mientras
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todos se agolpaban alrededor de la pantalla plana, viendo un juego.
Los ojos de Vere se giraron más que los de Jenna, cuando vieron a Howie
Rutherford sentado con las piernas cruzadas en el centro de la mesa del Sr.
Hodjwick, bebiendo una cerveza.
Por Dios. Finge desinterés, Vere. Imagina que has visto todo antes.
Jenna se perdió a la derecha de la multitud cuando Vere encontró a Curtis bailando
con lo que parecía ser un poco borracha, Kristen Hodjwick.
Vaya. Vaya. Y vaya.
Le llevó a Vere sólo tres segundos darse cuenta de que no quería estar con Curtis
Wishford. No, en absoluto. Ni un poco. Entendió con una claridad casi dolorosa lo
que ya había sospechado cuando estaba en el porche delantero. ¡Que totalmente lo
había jodido! Acababa de herir el chico por el que realmente se preocupaba y
estaba ahora sin duda frente al hombre equivocado. Kristen se había movido para
bailar demasiado cerca de Curtis. Ella miró a Vere y saltó lejos mientras Curtis la
empujó sin miramientos a un lado cuando descubrió a Vere mirándolos.
―Oye nena. Mi Vere se ve caliente como la noche ―gritó Curtis por encima de sus
pulmones―. ¡Vamos a bailar!
¡Sí, cómo no! ¿Realmente me llamó “nena”?
Tenía que salir de ahí. AHORA.
Vere evitó el contacto visual con Curtis y se alejó. Tal vez sólo podía irse y crearle
alguna excusa mañana. Ella no creía que pudiera incluso hablar con él ahora
mismo, y mucho menos bailar con este tipo. Su corazón se quedó atrapado en su
garganta. Antes de que pudiera apretarse a través de la multitud, Curtis la agarró
de la mano y tiró de ella en un torpe, ridículo baile.
―Oye, ¿ya no me ves? Llegas tarde. ¿Qué ha pasado?
Vere fingió una sonrisa.
―Lo siento. Me entretuve.
Besuqueándome con otro chico.
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¿Besuqueándome a lo grande con Hunter Kennedy?
Aaaah. Un chico con el que realmente quiero hacer más, creo.
Miró a Curtis y se preguntó cómo diablos iba a salir de esto. Curtis era el mismo
chico moreno de hermosos ojos verdes… que siempre había conocido. Y parecía
genuinamente contento de que ella estuviera allí. Junto a él. Pero en este momento,
el tipo le recordaba a un gran labrador retriever. Amable, baboso, bastante lindo…
pero demasiado lento.
Y de nuevo, no para mí.
―Estoy muy contento de que lo hicieras. Realmente te extrañé. ―Sonrió.
Ella asintió, sintiéndose súper culpable.
―Am, gracias. ―Tenía que encontrar una manera de deshacerse de él sin herir sus
sentimientos.
No era culpa de Curtis que ella estuviera tan trastornada. Que ella hubiera
cambiado de idea. Él sólo había sido él mismo con ella… así que no le debía culpar
por eso.
Ella era la que pulsaba el interruptor.
Su mente se desbocaba por un plan que no vendría, bailó con él sin entusiasmo. Él
no parecía darse cuenta de que no estaba en sí, porque tenía los ojos cerrados y
cantaba junto a la canción a viva voz ¡mientras la estrechaba en torno a un extraño
baile de traseros!
―Me encanta bailar contigo ―gritó.
Ella asintió y esbozó una sonrisa falsa. El pobre tipo no tenía idea de estaba a
punto huir de él. Él meneo su baile de trasero hacia ella, invitándola a menarse.
Vaya. Eh. AGRRR. ¡Nunca!
Vere lo eludió y obligó a sus hombros volver frente a ella.
Él sonrió de nuevo.
―Te guardé una cerveza, pero has tardado tanto que me la tuve que beber por ti
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―gritó, tirando de ella hacia sí―. Mmm. Te sientes bien. Te ves muy bonita. ―La
agarró por la cintura y metió la cara entre el pelo y su cuello y respiró
monstruosamente―. Y hombre, qué bien hueles.
¡Doble… Eh!
―No lo hagas. Tengo que decirte algo. ―Trabajó para despegar sus manos
carnosas de su espalda. Si supiera lo lejos en la lista de agradable que acababa de
volar―. No soy bonita.
Por Dios. Acabo de besuquearme con otro chico. Nadie que es BONITO hace cosas por el
estilo. Y estoy a punto de DEJARTE.
Sacudió la cabeza para tratar de aclarar sus pensamientos.
¿Estás abandonando al caliente jugador de fútbol que está contigo legítimamente en
sociedad? No está en nuestras páginas de Facebook todavía… así que… tal vez sólo quiere
que seamos amigos. Sí… voy a intentar antes de que hable…
―Ah, pero eres tan-tan agradable. Agradable a la vista, agradable al tacto. ―Había
apretado los brazos alrededor de su cintura de nuevo―. Agradable para bailar y
agradable para estar. Así, toda mía.
Vere trabajó para ocultar su mueca de frustración.
Tanto para el plan A.
La música cambió a una canción lenta y más parejas se emparejaron al lado de
ellos. Él la atrajo hacia sí y su frente golpeó dolorosamente contra su barbilla.
Vere sintió su carácter ascendente.
―Curtis. Escucha. ―Lo intentó de nuevo, jurando nunca decir la palabra
"agradable" a nadie. ¡Esa palabra la hizo contraerse después de todo!
Se
cortés, Vere.
Habrías pagado dinero para que
él
te hablara
así
ayer.
Miró a su alrededor, agarrando sus brazos para llamar su atención.
―Curtis, está muy ruidoso aquí dentro y realmente necesito hablar contigo. En
privado. Solos.
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Él sonrió y tenía esa expresión tonta de “sé-que-tu-me-amas-cariño”.
―Estoy de acuerdo. Me profundizas. Podemos ir arriba. O tengo el monovolumen
de mi madre en la puerta. ―Le guiñó un ojo.
Reprimió un pequeño impulso para un seco empujón.
Aaaah. Aaaaaaaah. ¡No! ¡No! ¡No!
La inesperada fiesta está progresando. Fallos en los marcadores del partido 101.
―No. Eso no es lo que quiero decir. Realmente QUIERO hablar. ―Ella le devolvió
la mirada y la sostuvo.
―Oh, yo tampoco puedo ni siquiera esperar a estar a solas. ¿Qué tal si empezamos
a hablar ahora mismo, aquí mismo, delante de todos?
―Umm. ¿De acuerdo? ―Tal vez podría llevarlo a cabo en esta multitud. Alzó la
voz―. Quiero decirles que yo… ¡POR DIOS!
Vere miró a tiempo para esquivar la cabeza hacia un lado.
¡Curtis había tratado de plantarle un beso!
Seducir y dar el cambiazo no funciona.
¡ABORTAR conversación! ¡ABORTAR conversación!
Vere se retorció en sus brazos y trató de desbloquear su mortal-baile-apretado.
Gracias a Dios que no tendría que repetir este pegajoso baile con él la próxima
semana.
Debido a que en la fiesta de bienvenida estaría lejos. MUY LEJOS. OCULTA.
―Eh. ¿Por qué tan nerviosa? ―La arrastró hacia él de nuevo―. Vamos.
Muéstrame lo que tienes. Vamos a hacer esto oficial.
―No. ¿En serio? NO. Sólo quiero hablar. Por favor.
―Te va a gustar. Te lo garantizo. Después hablaremos. Eres tan adorable y tan
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ardiente ahora. Vamos.
Vere miró salvajemente alrededor. Las parejas bailando en un agolpamiento en
todas direcciones. Detrás de ellos, un mar de balbuceos sin fin, bebiendo, gritando,
los chicos de la escuela secundaria apretados en los laterales de la habitación.
Jenna apareció a la vista a la vez que Curtis intentó tirar de ella más aún. Vere le
lanzo a Jenna su más desesperado gesto de “ayuda sagrada” antes de que la
perdiera de vista.
Todavía no había visto a Charlie. Su hermano le ayudaría. ¿Dónde estaba?
―Vamos, Vere, no seas tan condenadamente tímida. Eres mi novia ahora ―dijo,
poco convincente, haciendo pucheros, con voz de bebé mientras inclinaba la
cabeza hacia abajo, esforzándose por alcanzar otro beso.
―Eso es de lo que quiero hablar. ―Vere giró su cabeza fuera de su alcance. Se
había esforzado por liberar sus brazos y lo empujó hacia atrás.
―Yo también. ¿No es por eso que estás aquí? ¿Para hacerlo oficial? ―Curtis
frunció el ceño.
―Vere. Vere. Me siento enferma. Nos tenemos que ir. ―Jenna, su verdadera
heroína, había forzado su camino a través de la multitud e intentaba un valiente y
maravilloso rescate.
Vere le lanzó el parpadeo de “BFF te quiero”.
Jenna le guiñó el ojo de vuelta justo antes de que se aferrara a su estómago y se
inclinara con un increíblemente realista, aullido de dolor.
―Vere, tienes que ayudarme a salir a la calle. Me falta el aire. Así que… MAREO.
―Jenna había gritado la segunda parte de su actuación a viva voz justo cuando la
canción terminaba.
Había atraído tanto la atención que Vere ni siquiera tuvo que fingir estar
sorprendida mientras parpadeaba estúpidamente a su amiga.
Como si Jenna sintiera que no había marcha atrás, mantuvo su rostro bajo control,
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y gimió aún más fuerte.
―¿Alguien tiene un poco de agua o el hielo? Oh... Basta… ―Ella tropezó y medio
se desplomó en el suelo.
La nota de Teatro de Jenna: A + +
Unos chicos se acercaron para ver si podían ayudar y bloquearon la opinión de
Vere.
―Curtis. Déjame ir. Tengo que sacarla fuera. Ella va a vomitar. Lo puedo decir. La
conozco.
Curtis finalmente dejó de bailar pero en vez de dejarla ir, él apretó con más fuerza.
―¿No puede encontrar tu amiga otra niñera? Está totalmente bien. Mira. Otras
personas la pueden ayudar.
Vere miró. Había tres chicos arrodillados alrededor de Jenna.
―No creo que pueda moverme ―se quejó Jenna―. ¡Vere! ¡Que alguien me
encuentre a VERE!
―Pensé que querías hablar conmigo ―dijo Curtis.
―Curtis, es mi amiga. Necesita mi ayuda. ¿Qué te pasa? ―La cabeza de Vere latía.
¿Por qué Curtis sonaba como un quejica? Lo intentó de nuevo para salir de su
abrazo. El tipo era demasiado fuerte.
Su ritmo cardíaco se aceleró. Y no en el buen sentido.
―Espero que este no sea un patrón para ustedes. Sólo quiero salir contigo. No se
trata de un acuerdo global. ―La miró a los ojos, pero no hizo ningún movimiento
para dejarla ir.
―¿Realmente acabas de decir eso? ―preguntó Vere, su mente volviéndose loca al
rojo vivo.
―Sí, lo hice. ¿Hola? Tierra a Vere. Si vas a tener un novio real, entonces vas a tener
que renunciar a pasar el rato con tu séquito tonto 24/7. Espero que pases el rato
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conmigo. Sólo conmigo. Mucho.
―Oh, de verdad. ―Vere cerró los ojos en un último esfuerzo para mantener la
calma, pero era demasiado tarde.
Vio las manchas. Pequeños puntos quemando detrás de sus párpados, y cuando
los abrió, Curtis Wishford estaba justo en el medio de esos puntos. Todavía estaba
hablando como un idiota, y él estaba demasiado cerca de su rostro.
Ella no podía creer que hubiera sido tan estúpida. ¿Por qué había venido a la
fiesta? Se alejó y retorció contra el abrazo de Curtis.
Por favor, no dejes que sea demasiado tarde para disculparme.
Por favor, déjalo perdonarme. Por favor...
―Vamos, Vere, no seas toda SPM37. Ahora que somos una pareja, esperaba
enterrar algunos de nuestro séptimo grado burlándose esta noche. Quiero darte un
beso delante de todos. Un beso a tu novio antes de ir. Se buena.
Él la llevó hacia adelante, con una expresión determinada.
Vere se fijó en sus labios hinchados y gigantes, mientras sobresalían obscenamente
de su rostro en su totalidad fruncido. Y su imaginación se hizo cargo. Él era
exactamente como un gran pescado apestoso.
¡Un gigante, manoseador, pescado-perro-labrador!
Vere se retorció en pánico y gritó hasta la parte superior de sus pulmones.
―¡Dije que no! Al igual que nunca. No somos una pareja. Yo no soy tu novia, no
voy a ir al baile contigo. Y DEJA de llamarme buena. DE -JA-ME IR.
Vere no supo cómo sus brazos se soltaron. Simplemente sintió la parte posterior de
su puño entrar en contacto directo con la barbilla de Curtis.
Sorprendido, él la soltó, se tambaleó hacia atrás y tropezó con sus propios pies
grandes.
¿O eran patas?
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SPM: Síndrome pre-menstrual.
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Vere se sentía como Jack el Gigante Asesino mientras Curtis volvió a tropezar, y
cayó en medio de la sala de estar de Kristen Hodjwick.
―Mis amigos no son tontos ―terminó, pero nadie la escuchó, sobre todo no
Curtis, que había sido tragado por una pared de asombro, gritando a personas.
Jenna, habiendo efectuado la recuperación más rápida del mundo, pasó por
encima al igual que la sala estalló en carcajadas.
―Oh. Dios.
Vere se agarró a ella por ayuda.
―¿Cuál puerta está más cerca? ¿Frontal o la trasera? ―susurró Vere.
―Ninguna. Estamos atrapadas en un mar de repugnantes borrachos. ―Jenna
parpadeó―. Mi única palabra para ti, y por lo que ha pasado es, ¡¿POR QUÉ?!
―susurró Jenna por lo bajo―: Lo diré de nuevo. ¡Por qué! ¿Por qué? ¿Por quéééée?
Vere se aferró a Jenna como si fuera un salvavidas. ¿Cómo podía hacer que Jenna
entendiera? Ella optó por la verdad:
―Tengo que ir a casa. Creo que, no, lo sé. Estoy enamorada de Hunter Kennedy.
¡Es por eso! ―Sonrió Vere.
―¡¿Qué?! ―Jenna se movió para encarar a Vere. Jenna se había vuelto
completamente pálida y parecía estar tratando de analizar las pupilas de Vere―.
Dime que no es eso. Dime que te has vuelto loca. Dime que estás borracha, incluso.
Pero no me digas que golpeaste a Curtis Wishford, ¿porque estás enamorada de
una estrella del pop en la televisión? ―siseó Jenna―. Ni siquiera te gusta
GuardeRobe.
Vere se rió mucho y duro entonces. Su voz se había elevado y vuelto risueña.
―No es cierto. Los AMO ahora. Sé cada canción que escribieron de memoria. ¿No
lo ves? Estoy enamorada de Hunter Kennedy. ¡Toda al revés, enamorada de
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Hunter Kennedy! Incluso lo hice con él, desde hace mucho tiempo.
―En tus sueños, ¿tal vez? Deja de hablar así. Me estás asustando. La gente puede
oír. ―La expresión de Jenna se había vuelto tan asustada que Vere no pudo evitar
estallar en otro ataque de risa.
―Oh. Dios. Lo sé. Suena tan mal. ―Vere puso las dos manos sobre su cara y trató
de despejar la cabeza, preguntándose cómo ella nunca podría explicar
esto. Si alguna vez lo podía explicar. Se había olvidado de que todo esto fue
supusiera que fuera un secreto.
―¿Qué diablos Hunter Kennedy tiene que ver con tu vida real? ―Jenna puso su
mano sobre la frente de Vere―. ¿Estás enferma? Yo sé lo que es esto. Es alucinar.
¿Fumaste algo, o tomaste alguna pastilla en esta fiesta? Tal vez alguien te puso
algo.
―Jenna. No. Él es tan genial. Y dulce. Y solía ser tan triste. Y lo hice con él, y me
dijo que me amaba. ―Ella se ruborizó―. Y él es muy, muy, muy, muy bueno
besando.
El ruido en la habitación creció increíblemente ruidoso, la gente alrededor de ellas
aún más. Howie Rutherford estaba de pie sobre la mesa en el estudio de los
Hodjwick. Estaba gritando y gritando mientras se esforzaba para obtener una
mejor visión de Curtis, que seguía tumbado en el suelo.
Vere se encogió, mirando el cuerpo inmóvil de Curtis.
―Oh, no. ¿Lo noqueé? ¿En serio?
Jenna asintió. ―Sip. Yo creo que sí.
―Vere por fin lo ha hecho. Ella mató a Curtis ―gritó Howie―. Te lo advertí.
Kristen Hodjwick estaba vertiendo agua fría sobre la cabeza de Curtis.
―Howie, apestas ―Jenna gritó con frustración completa en su voz llena de pánico.
Todo el mundo se echó a reír aún más.
Vere rió también, lo que causó que Jenna mirara dos veces con más hincapié en su
nombre. Por lo menos (sin contar a Jenna por supuesto) todos encontraron el salto
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de Vere al agujero negro del olvido social, divertido.
―¿Crees que debería llamar una ambulancia para Curtis?
―No. Mira. Se está moviendo. ―Jenna se agarró a su brazo.
Curtis se incorporó y se frotó la barbilla mientras miraba confundido y hería con
los ojos como dagas a Vere.
Ella se sintió muy culpable. Se disculparía con él ahora mismo si pudiera pasar a
través de la multitud hacia él. Si no hubiera sido tan tonto hace unos minutos.
―Tenemos que salir de aquí. ―Vere se mordió el labio, tratando sin éxito de hacer
retroceder otro ataque de risa al azar―. Oh Dios mío. Es un poco gracioso, ¿no?
Que lo noqueara de nuevo…
¿Delante de todos? ¡JA!
Jenna empujó a Vere hacia la puerta.
―No hables con nadie. Podrías estar drogada. He leído acerca de esto. ¿Crees que
vas a tener un ataque o algo importante como eso? ¿Las paredes se están
derritiendo? ¿Has comido alguna cosa como setas?
―No. Por supuesto que no. Nada de derretirse. ¡No hay setas! ―Su corazón se
apretó―. Pero, Jenna... ¡estoy completamente enamorada de Hunter Kennedy! ¿Me
has oído? Oh Dios mío. ¿Cómo pude no haberlo sabido? ―susurró Vere―. Lo amo
tanto.
Jenna volvió y le lanzó otra mirada de preocupación. Su tono de voz era muy
suave.
―Sí. Te escucho. Y yo estoy locamente enamorada de Harry Potter y Peeta
Mellark. Quédate conmigo. ¿De acuerdo? Estoy aquí. Siento tu amor. Ahora siente
el mío y empieza a caminar.
―Eres una buena amiga. No vas a creer lo que le dije. Le dije a Hunter Kennedy
que ni siquiera existía. ¿Por qué dije eso? Él es el único hombre en mi vida que
alguna vez ha sido real. ¡A quién siempre le he gustado, por mí!
La imagen del rostro destrozado de su mejor amigo le vino a la mente.
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―Tengo que hablar con él. Oh, Dios. ―Vere empezó a llorar―. Y él me besó...
Jenna... fue tan maravilloso. Lo fue.
―Por supuesto que sí. Ya dijiste eso. No llores. ―Jenna estaba empujándola hacia
la puerta.
Vere lloró con más fuerza mientras repetía lo que él le había dicho a ella. Había
sido tan honesto. Había mostrado todo su corazón. Cada centímetro de él mientras
estaba sentado junto a ella y mirándola a los ojos. Se quedó inmóvil, encogiéndose
ante la memoria, sobre todo en el recuerdo de cómo lo había rechazado.
¡El chico había estado de rodillas! ¿No se supone que es lo más romántico que un hombre
podía hacer?
Vere gimió y se llevó la mano a la cabeza, mientras la habitación se desvaneció en
una horrible, niebla negra.
―Apesto. Soy la peor. Él nunca me perdonará. ―Gimió y sus lágrimas fluyeron
sin control por sus mejillas―. Oh. Oh, no. ¿Qué he hecho? ¿Cómo voy a pedir
disculpas? ¿Cómo lo haré? Jenna, me quiero morir.
Jenna lentamente la empujó cerca, no entendía la angustia de Vere.
―Estoy bastante segura de que no hay manera de volver atrás con Curtis después
de esto. Y él no se merece una disculpa por la forma en que estaba manoseándote.
Ahora sigue moviendo los pies. Un paso por delante de otro. Si el suelo parece
estar derritiéndose, no es real... caminar a través de él.
―¿Te he dicho que te amo? ―Vere sollozó abiertamente ahora, arrastrando los
pies poco a poco mientras respiraba con dificultad. Jenna tenía todo el derecho de
pensar que se había vuelto loca.
Si los sentimientos de Hunter eran incluso la mitad tan fuertes como la
implosionante y desesperada locura atroz que sentía apretando su corazón en este
mismo segundo, Vere pensó que se había enamorado totalmente de él. Ella
esperaba que él la dejara explicarse. Vere levantó la vista y se dio cuenta de la
habitación, finalmente se había calmado y todo el mundo estaba mirándola.
Viéndola llorar como una idiota.
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Todavía peor, aún estaba en la sala de Kristen Hodjwick.
Se sentía como si estuviera en un sueño muy extraño. Vere jadeó en busca de aire y
trató de hacerse con el control sobre sus lágrimas.
―¿Qué voy a hacer?
Jenna la tomó la mano.
―Te tengo.
Kristen Hodjwick marchó directamente hacia arriba y bloqueó su camino.
―¿Estoy segura de que ustedes dos no tienen que ser invitadas a salir? No puedo
creer que empezaras a golpear gente en mi fiesta, Vere. ―Ella lanzó una mueca
Jenna sosteniendo la mano de Vere―. Oh Dios mío. Ambas son, semejantes
FENÓMENOS.
Jenna intervino.
―Lo que sea, vaca. Considéranos ya desaparecidas.
―¡De ninguna manera! ¡No puede ser! ¡Amigos! Charlie Roth está en la TV. ¡Parece
que está de pie en su jardín! ―Howie chilló desde el estudio―. Algo debe haber
pasado. ¡Hay coches de policía y todo!
El corazón de Vere cayó a su estómago. Ella y Jenna se asomaron al estudio ante la
pantalla plana de tamaño gigante en la pared trasera. Vere vio a Charlie
entrecerrando los ojos lejos de veinte micrófonos mientras era entrevistado por el
periodista local de noticias de la televisión.
―¿Por qué Charlie estaría en la tele? Se supone que esté en esta fiesta ―susurró
Jenna.
Todo el cuerpo de Vere se llenó de pavor. Ella tiró de la mano de Jenna lo más
fuerte que pudo.
―¡No, mierda! ―gritó Howie―. Está hablando de Dustin. ¡Dustin McHugh es
realmente Hunter Kennedy! Charlie ha estado ocultándolo en equipo. Es toda una
historia acerca del cantante principal de GuardeRobe viviendo disfrazado en nuestra
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ciudad. ¡Al lado de la familia Roth! ¡Y va a nuestra escuela! ¡No, MIERDA! ¡Dustin
McHugh es Hunter Kennedy! ¿Alguno de ustedes sabe de esto? ¡Santa Madre de
Dios! Debemos ir más allá. ¿Quién sabía de esto?
Tomó un segundo para que todos en la sala giraran la cabeza para buscar a Vere y
Jenna.
Pero ya se habían ido. Hace mucho.
***
―Será mejor que hables tan rápido mientras estamos a punto de correr, Vere Roth.
Si crees que alguna vez voy a perdonarte por mantener este secreto de mí, ¡piensa
de nuevo! ―Jenna siseó en un máximo susurro. Ahora se estaban arrastrando tan
rápido como podían, las cabezas bajas, a través de patio de Hodjwick, en dirección
a la puerta principal.
Vere no podía hablar de nuevo. Se sentía tan enferma.
¡Charlie había volado la cubierta de Hunter! Su sobreprotector hermano, buscando
venganza había tirado todo por la borda.
¿Podría ser esta noche incluso peor?
Y todo por culpa de ella.
Jenna continuó con su rabieta:
―Lo único que te salva ante todo esto es que tengo la oportunidad de
comercializarte ahora. Voy a ser la nueva mejor amiga de Hunter Kennedy. ¡Si lo
hiciste con él, y dice que te ama, entonces eres su novia!
Llegaron a la acera de enfrente y comenzaron a correr.
Jenna continuó:
―¡Esto significa que tiene una vacante en el departamento de mejores amigos, al
igual que yo! Oh Dios mío. ¡Soy LA NUEVA MEJOR AMIGA de Hunter Kennedy!
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OH. DIOS. MÍO. ¡Aaaaahh!
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Malos entendidos
Traducción por Isane33, Izzy y SOS por Izzy
Corregido por La BoHeMiK
H
unter, Nan y su madre acababan de terminar la cena. Había sido extraño
al principio tener a su madre sentada en la mesa, pero hacia el final de la
comida, admitió que se sentía muy bien de que hubiera venido. Se
levantó y recogió sus platos para llevarlos al lavabo.
―Tía Nan, ¿te importa si mamá y yo limpiamos?
Nan sonrió, entendiendo el punto.
―No, en absoluto. Tengo mucho trabajo que hacer arriba.
La madre de Hunter se puso de pie, tomó su plato y sonrió.
―Gracias, Nan. Gracias por todo, la cena, por permitir que Hunter se quedara
aquí, por todo lo que has hecho.
Nan agitó su brazo desde la puerta de la acogedora cocina.
―Detente. Somos familia. No hay necesidad de dar gracias. Ustedes dos tengan
una buena charla.
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Ellos la miraron en silencio mientras se dirigía por el pasillo.
―Hunter, te ves muy bien. Realmente bien. Me alegra ver que has subido un poco
de peso ―La madre de Hunter le alborotó el cabello―. El color marrón te queda.
Cuando seas mayor, apuesto a que este, probablemente, será tú color real.
―Sí. Me gusta ―Sonrió―. Sin embargo, las gafas y los retenedores apestan. ¿Qué
le pasó a tu cabello? Y para el caso, ¿por qué estás tan informal, al estilo Colorado?
―Hunter se bebió el último sorbo de su agua cuando se inclinó sobre el mostrador.
―He estado reorganizando mi armario. Replanteándome todo realmente.
Necesitaba un cambio.
Estaba muy ocupada recogiendo los cubiertos restantes, quitando los platos de la
mesa y llevándoselos.
―Bueno, no sé cómo se ve un ama de casa urbana en Los Ángeles, pero ten por
seguro de que encajaras perfectamente en esta ciudad con ese atuendo. No vas en
serio, ¿verdad? Así no eres tú.
Hunter abrió el lavaplatos y comenzó a ponerlo en marcha mientras ella le pasaba
los platos.
―¿Qué pasa si he venido aquí con la esperanza de no volver a Los Ángeles por
bastante tiempo? Quiero quedarme, por el resto del año. Aquí, contigo y Nan.
―Oh, no. No lo hagas. Tú y yo no encajamos aquí. Estoy harto de esta ciudad, de
este disfraz, de todo. Me está matando. Quiero volver. De vuelta al trabajo.
―Nan dijo que tenías amigos. Me dijo que te habías adaptado bien y que te gustó
―Ella frunció el ceño. Esa expresión de "mamá preocupada" era algo que había
olvidado.
Hunter agarro una esponja y se acercó para limpiar la mesa. Su mamá podía leerlo
tan bien, como él podía leerle a ella. No quería que ella le mirara tan cerca, no esta
noche.
―Fue divertido por un tiempo ―comenzó―. En cuanto a los amigos, estoy en
cero. ¿Espero que tú llegada signifique que tienes buenas noticias para mí?
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¿Renunció a los cargos? ¿Vas a dejar que vuelva?
―¿Quieres decir que no has hablado con Martin o los chicos? Estoy sorprendida
―Sus ojos estaban muy abiertos―. Supuse que sabías todo y que habías decidido
que mi idea no era tan mala. Cuando llamaste y me pediste que viniera… la forma
en que me abrazaste afuera… pensé… ―Negó con la cabeza―. Pensé que lo
sabías. Pensé que finalmente habías leído la carta.
Hunter se detuvo y se volvió hacia ella.
―No. Le dije a Nan que te la devolviera.
―Oh, Dios. No lo sabes ―suspiró―. Supongo que se puede añadir a mi lista de
meteduras de pata, porque realmente lo hice esta vez.
―¿Saber qué? ¿Cómo diablos se supone que voy a saber algo si no me has llamado
ni una vez. ―Tres meses de frustración se soltaron como una tormenta en su
pecho. Se sentó en la mesa y puso los pies sobre una silla―. ¿Por qué no? ¿Por qué
no pudiste llamarme en todo este tiempo? ¿Por qué no me visitaste en Falconer?
―Lo hice a propósito. No fui porque quería que tuvieras un poco de espacio. Para
averiguar algunas cosas por tu cuenta y… porque pensé que no querrías
escucharme.
―Estoy escuchando ahora, mamá. Me estás volviendo loco. Comienza a hablar
―El corazón de Hunter latía sin control contra su caja torácica, pero se echó hacia
atrás y fingió su expresión más relajada.
Su madre tragó saliva, y se volvió hacia los platos.
―Yo... saboteé a Martin. Me negué a que dejara los cargos. Puse todo esto en
marcha mientras estabas en Falconer. Tu terapeuta y yo estábamos convencidos de
que necesitabas este cambio. Es muy poco convencional y turbia, la forma en que
no te dijimos todos los detalles con exactitud, pero si pudieses entender por qué...
―Pero Martin dijo… pensé… que estaba aquí para esconderme de la prensa, para
mantener mi reputación limpia. Eso es lo que también pensó Martin.
―Eso es lo que yo quería que los dos pensaran.
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―Pero, ¿por qué Colorado? ¿Por qué el disfraz? No entiendo.
―Te envié aquí para que pudieras esconderte de ti mismo.
―¿Qué?
―La fama de Hunter Kennedy te había convertido en una máquina de la sociedad.
Una vez que GuardeRobe se hizo popular, sentía como si no pudiera encontrarte.
Era como si te estuvieras escondiendo. Y cada día te cerrabas más a mí. Te estabas
perdiendo a ti mismo.
―Eso es estúpido. Estaba allí todo el tiempo. Vivimos en la misma casa. Fuiste tú
quien se escondió, no yo.
Ella frotó con fuerza una olla, pero todavía no se dio la vuelta.
―Tienes razón. Lo estaba. Tenía miedo de hacer un cambio. Pensé que, con el
tiempo, tú y tu fama tendrían un tiempo fuera. Finalmente. Estaba esperando por
algo a parte de mí para hacer esa llamada. Para que así tú y yo pudiéramos seguir
con nuestras vidas normales.
―¿Querías que tuviera un tiempo fuera? ¿Quién dijo eso? ―Hunter negó con la
cabeza.
―Martin me dijo que cada niño estrella tenía una especie de "fecha de Caducidad"
donde los fans de pronto se cansan de ellos y siguen adelante. Yo le creí. Pero
entonces GuardeRobe comenzó y llegó a ser grande. Y te encantó. Te encantaba la
música que formaba parte de ello. No sabía qué hacer para reducir la velocidad.
Cuando Barry mencionó que podría servir un largo descanso, éste parecía ser un
buen plan. Pensé, que si funcionaba, podría salvarte de ti mismo ―Se acercó y se
sentó a la mesa junto a él viéndose totalmente decaída.
―¿Salvarme de mí mismo? Tienes que estar bromeando ―Confundido, Hunter se
levantó para alejarse de ella y pasearse por la habitación―. Tienes cerca de dos
minutos para explicarme por qué pensaste que algo de esto era una buena idea
antes de que me largue de aquí para siempre.
―Hunter, por favor. Trata de entender. Nuestra comunicación no era buena. No
hubieras hablado conmigo. Puedes estar seguro de que no habrías hecho caso a
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mis consejos. Pensé que te estaba perdiendo. Perderte realmente.
―Oh, ya me has perdido del todo. Toda esta experiencia me ha hecho perder la
maldita cabeza. Es eso lo que querías, porque está todavía en curso. Justo aquí,
justo ahora, doscientas células cerebrales simplemente quemadas.
Ella dio unos golpecitos con los dedos sobre la mesa.
―Pensé que si venías aquí como Hunter Kennedy, la superestrella, te quedarías
atrapado en toda la publicidad que te rodea. Nunca tendrías el tiempo o la
oportunidad de descubrir quién eres realmente.
―Tu plan ha fracasado desde el primer día. Este acuerdo ha hecho un lío con mi
cabeza, tanto, que siento que sé menos de mí mismo con cada maldito segundo. Ya
no tengo ni idea de lo que es real. Ahora me pregunto si hasta tengo una madre,
porque una verdadera madre le no haría algo así a su hijo.
Eso había llegado a ella. Se movió incómoda y se alisó el pelo detrás de las orejas,
algo que su madre siempre hacía cuando estaba a punto de llorar. Enderezó los
hombros.
―Una verdadera madre hace lo que sea necesario para mantener a su hijo seguro.
Intervenir y enviarte aquí, fue mi intento de eso. Sólo lamento que me tomó mucho
tiempo darme cuenta de que tenía que luchar por ti. Nunca debí dejar de firmaras
el contrato con GuardeRobe.
―¿Así que ahora piensas que puedes alejarlo de mí? Está equivocada, señora.
Acabas de confesarme que querías matar mi carrera. Si realmente tengo que,
terminar el año aquí por lo que has hecho, GuardeRobe ha terminado. Y eso
significará que he terminado. O que tendré un tiempo ¡FUERA!
Ella asintió con la cabeza.
―Puede ser. Probablemente. Aún lo espero.
Él arrojó los brazos.
―¿Cómo conseguiste que Martin estuviera de acuerdo con esto? ¿Por qué no he
oído de él desde tu maldito sabotaje? ―Saltó fuera de la mesa y se dirigió a la
puerta―. Estoy afuera. Voy a llamarlo.
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Ella saltó de su silla y le bloqueó el paso.
―Lo engañé. Le hice creer que estaba haciendo todo lo posible para ayudarte a
volver a Los Ángeles. De hecho, tengo que darle crédito a Martin por formar parte
de ello. Vino con la última pieza del rompecabezas para mí. Él inventó la idea del
disfraz. Una vez que estuve en casa, sabía que tendrías una oportunidad aquí.
Cuando se encontró con su mirada supo que era cierto.
―Déjame ver si entiendo. ¿Realmente no tenía que venir aquí? Me mentiste, nos
tomaste por tontos, y arruinaste mi carrera a propósito. ¿Eso es todo?
―No. Bueno, sí. Si lo pones de esa manera. Si sólo hubieras leído la carta…
El golpeteo en la cabeza de Hunter había comenzado a disminuir. Trabajó duro
para entender todo lo que ella había dicho. Trató de estar en sus zapatos como la
tía Nan había sugerido que hiciera, pero esto era muy difícil de manejar.
―¿Qué había en esa carta que hubiera podido hacer una maldita diferencia entre
nosotros?
Suspiró.
―Pensé que iba a perderte, como perdí a tu padre. La carta que te dejé era sobre él.
Cómo murió.
Su madre se quedó sin aliento y carraspeó, conteniendo las lágrimas.
―Sigue hablando si puedes. Es hora de que nosotros hagamos esto.
Ella asintió con la cabeza, tomando otra respiración.
―Estoy sorprendida de haberle ganado a Martin. Sé que va a venir. Debe estar
volviéndose loco, especialmente si ninguno de nosotros le devuelve sus llamadas.
Tía Nan me dijo que apagaste tu móvil. Ese movimiento le compró a mi plan una
semana más.
―Espero que Martin esté volviéndose loco. Espero como el infierno que ya este de
camino. ¡Porque necesito un verdadero rescate de ti y tu locura! ―gritó Hunter―.
¿Por qué diablos no me llamó, aquí? ¡Tenía el número!
―Martin llamó aquí. Mucho. Nan ha estado lidiando con él ―dijo―. Ella odia a
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esa clase de chicos. No nos culpes demasiado.
―¿Tía Nan...? ―Hunter no podía respirar. Todo su cuerpo dolía―. Voy a culpar a
quien me dé la gana. Ahora háblame de papá. ¿Qué pasó con mi verdadero padre?
―La voz de Hunter falló.
Su madre le miró a los ojos.
―Se suicidó. No puedo probarlo, pero creo que lo hizo. Se deprimió muchísimo y
se emborrachó al igual que tú ―Ella parpadeó, conteniendo las lágrimas―. Salió
conduciendo y estrelló su coche contra un árbol. Creo ―Se quedó sin aliento―.
Cuando destrozaste tu Porsche y te encontré herido y borracho… ―Ella se ahogó
en un sollozo―. Me volví loca. Hice lo que tenía que hacer. Sentí que tenía que
salvarte…
―Mamá… no… no lo hice. De acuerdo. Lo hice. Yo lo hice ―Hunter negó con la
cabeza y miró hacia otro lado, incapaz de mirarla a los ojos. Las palabras de su
madre se derramaron sobre él.
De repente entendió. La entendió. Entendió por qué las cosas habían llegado a
estar tan estropeadas entre ellos.
Ella continuó:
―Martin descubrió todo esto la semana pasada, justo cuando me llamaste. Cuando
me pediste que viniera, pensé que habías leído la carta. Y que lo sabías. Esperaba
que hubieras hecho tu elección, y que me estuvieras invitando a quedarme para
siempre. Supongo que debería haberte llamado primero. Lo siento. Simplemente
compré un billete de avión y vine. No estaba pensando. Sólo quería verte.
Abrazarte.
Hunter se arriesgó a mirar profundamente en sus ojos. Ella era sincera. Estaba
asustada. Y tan triste como él había estado todo el tiempo. También tenía enormes
ojeras debajo los ojos como si no hubiera dormido mucho… en meses. Ahora
comprendió de dónde había venido ella, pero eso todavía no le hacía sentir algo
menos enredado. No hizo lo que hizo, ¿no?
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O… ¿sí?
Era su madre, después de todo. Una madre, protegiendo a su hijo de la mejor
manera que sabía. La tía Nan era todo lo que él y su madre habían tenido. Tenía
sentido que ella lo hubiera enviado aquí.
Su garganta se apretó y sus ojos se humedecieron con sus lágrimas sin derramar.
―Debiste contarme. Debiste hablar conmigo sobre el posible intento de suicidio de
papá hace años. Debimos haber hablado sobre él. Sobre lo que pasó conmigo y la
rehabilitación hace dos años.
Ella asintió.
—Nunca supe cómo sacar el tema de tu papá. Pensé que te lastimaría. Así como la
rehabilitación… Y esa asquerosa basura con la que me casé. Lo siento, pero no era
el tema más fácil de sacar a colación. Además estuviste de gira ese año completo
―Suspiró―. Pensé que no me escucharías.
―Creo que probablemente no lo habría hecho. Después de que me abandonaste,
estaba tan enojado con todo.
Hunter dejó salir una gran respiración y se sentó en la mesa. Su furia había
desaparecido completamente dejando detrás un sentimiento crudo, pero tenía que
reconocer que ese era un sentimiento completo en lugar del vacío que
generalmente sentía cuando hablaba con su mamá.
Apoyó la cabeza en una mano y se encontró con la mirada de su mamá.
―No tienes idea de cuan absurdo y anormal ha sido mi vida, haciéndome pasar
por “Dustin McHugh”.
Hunter tomó una respiración profunda, intentando de asimilar la información que
su madre le había dado, en cierto modo ordenandola en su cabeza.
―No tienes idea de cuan inquietante y atemorizante es tu agente cuando está
enojado. En todo este tiempo sólo he estado a unos pasos por delante de él,
jugando este juego desde el otro lado. También ha sido un infierno para mí.
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―¿A qué te refieres, cuando dices que pensabas que había “elegido”?
Su mamá suspiró y se sentó cerca de él. Ella estaba tomando respiraciones
pequeñas y bajas, obviamente todavía tratando de no llorar.
―Cuando Martin aparezca, probablemente tendrá a su abogado con él, o por lo
menos, algunos papeles de emancipación para que firmes. Ha estado trabajando en
ellos desde el día en que descubrió mi plan. Si quieres que yo los firme, no lo
impugnaré.
Hunter negó con la cabeza.
―Mamá. Él ha estado trabajando en eso desde Falconer. Intentó hacerme firmar ago hace tiempo.
―Oh ―Ella palideció―. Creo que lo he subestimado. Debería haber entendido
cuán difícil sería para ti ser un impostor a largo plazo. Estoy feliz que de conseguí
hablar contigo antes de que él llegará acá. Puedo imaginar cómo Martin podría
haber torcido la historia y hacerme ver como mala de la historia.
Hunter asintió pensando en eso.
Martin habría hecho parecer a su mamá una psicópata. Una que seguramente
habría llevado a su verdadero padre a su muerte. Tristemente, Hunter,
probablemente habría creído en Martin por encima de su madre. Pero ya no más.
No después de hoy. Él tenía su parte en eso.
―Bueno, por lo menos nos estamos comunicando de nuevo ―dijo él
calmadamente―. Incluso si ese plan apestaba totalmente.
―¿Entiendes por qué lo hice? ¿Por qué tenía tanto miedo?
―Sí. Y mierda, estoy enojado por eso, pero entiendo porque fuiste tan lejos.
También entiendo lo difícil que sería sacar a colación el posible suicidio acerca de
un padre que casi ni puedo recordar. Nunca hemos hablado sobre cosas profundas
como esa. Esa sería una conversación de mierda entre nosotros. Era un niño… así
que sí.
Ella asintió y alejó su cabello de los ojos.
―Pero ya no eres un niño. ¿O sí? ―Sonrió de manera nerviosa―. ¿Cuándo sucedió
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eso?
Él le dio una pequeña sonrisa y movió su cabello de regreso abajo.
―Es un desarrollo reciente. Tu derrotado plan en cierto modo funcionó. Tengo una
completa perspectiva diferente de la vida. Aunque sin embargo sólo han pasado
unas pocas semanas, este lugar me ha cambiado.
―¿En serio? ¿Lo hizo? ―Sus ojos se llenaron con esperanza. Felicidad y lo que
parecía alivio.
Hunter asintió.
―Partes de mí. Sí. ¿Realmente firmarías esos papeles de emancipación?
¿Simplemente me dejarías ir así?
―No quiero dejarte ir nunca. Sin embargo, quizás es tiempo para admitir que no
soy muy buena cuidándote. Después de esta última metedura de pata, estoy
pensando que te ganaste el derecho de tomar tus propias decisiones. En este punto,
sólo quiero lo que tú quieres. Te apoyaré. Pero tienes que pensarlo. Elige tu solo.
Casi tienes dieciocho.
―¿Por qué ahora me siento de cincuenta? ―dijo Hunter con un bufido.
―Creo que nuestros años en Los Ángeles han sido como años de perro, ¿eh? Ellos
te han hecho envejecer rápido ―Ella miró hacia arriba, todavía pareciendo
realmente desamparada.
Hunter sólo quería que ella sonriera, esa misma sonrisa que ella le había dado en el
porche hace una hora.
―Sabes, si tengo cincuenta, entonces eso te hace como de trescientos cincuenta,
¿cierto?
Ella le sonrió, pero él pudo ver las lágrimas llenando sus ojos.
―Lo sé. Lo sé. Me siento más vieja que eso. Dios, Los siento tanto. ¿Me
perdonarás?
Demonios. Fracaso total. De nuevo.
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Fracaso en comunicarme con las mujeres.
Dejó salir un largo y fuerte suspiro, incapaz de no pensar en Vere, llorando de la
misma manera cuando él trató de hacer una broma en el momento equivocado.
Hunter se levantó. No podía estar sentado y mirar a su mamá llorar. Tampoco
estaba muy listo para ir a la gran conversación y disculpas que necesitaban salir de
él. Necesitaba tiempo para pensar.
Un nudo se formó en su garganta. Tenía que salir de allí. Hunter asintió de nuevo
y apartó la mirada.
—¿Eh? Creo que mejor voy a enchufar mi celular, leer los mensajes de Martin. Oír
su parte de esto.
Su mamá asintió.
―Sí. Por favor haz eso. Es sólo lo justo
***
Hunter caminó por el pasillo, fue a su habitación para sacar el teléfono y lo
conectó. Su mente estaba volando de nuevo a Vere. Deseando poder hablar con
ella. Escuchar lo que pensaba de todo esto. Sin pensar, él bajó rápidamente
escaleras y puso su mano en el pomo de la puerta.
El reloj de la sala daba las diez y media.
¿Podría estar ella ya en casa? ¿Siquiera estaría de acuerdo a verme?
Probablemente está besándose con Curtis en estos momentos, idiota.
Dejó caer la mano del pomo.
La fiesta probablemente está mejorando, no decayendo.
Un suave y tentativo tamborileo en la puerta lo sobresaltó. Se detuvo y comenzó de
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nuevo. ¡Alguien estaba tocando la puerta!
Su corazón se aceleró. ¿Quién más podía ser salvo ella? ¡Quizás había estado
pensando la misma cosa! Que ella quería verlo. Que ellos necesitaban discutir a
fondo las cosas un poco más.
El tamborileo se volvió más insistente, y se convirtió en un golpe fuerte y alto.
―No la abras Hunter. Es tarde. Déjame abrirla ―gritó su tía por las escaleras,
sonando agitada―. Solo estoy buscando una bata. ¡No la abras! ―gritó ella.
Hunter lanzó una mirada de asombro hacia las escaleras.
Su tía Nan estaba obsesionada con los allanamientos de moradas. Probablemente
estaba buscando su bate de beisbol para llevarlo hasta allí. Era pasada su hora de
dormir. Nadie tocaba la puerta después de las ocho.
―Ya lo tengo. Probablemente es Vere ―le gritó a ella.
Luego el teléfono sonó. Hunter tenía que reírse. ¿Más caos? Nadie llamaba después
de las nueve. Nadie en este pueblo.
Tal vez también era Vere. ¡Llamando desde su celular mientras estaba en el porche!
―Sólo voy contestar esa llamada y estaré allí. No abras esa puerta sin mí ―gritó
Nan de nuevo desde lo alto de las escaleras.
El golpeteo continuó.
Tenía que ser Vere. La chica no tenía paciencia.
―¡Ya lo tengo, no te preocupes! ―Hunter rio pensando en el dulce rostro de
duendecillo todo fruncido y enojado porque él estaba tomando demasiado tiempo.
Abrió de un tirón la puerta.
Cegadores flashes de luz se apoderaron de él. Sorprendido, se llevó las manos al
frente de la cara mientras pensaba que había sido descubierto. Cada ápice de aire
zumbaba fuera de sus pulmones.
―¡Es él! ¡Está aquí! Hunter. Hunter Kennedy. Por acá, voltea por acá. Solo una foto.
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¡Hunter!
Más flashes y alguien encendió un ruidoso generador que hiso un foco en el
porche.
Hunter no estaba completamente preparado para la vista del césped frontal de su
tía con cincuenta reporteros. Sin mencionar que el vecindario completo había
venido a mirar la casa.
Hunter se dio cuenta de que no estaba llevando parte de su disfraz. Sin lentes, sin
gorra y su retenedor estaba escaleras arriba en el baño, descansando en un plato de
enjuague bucal. Su camisa a cuadros había sido arrojada, abandonada en su cama.
Sólo vestía un pantalón de tela y una camiseta gris.
Se sentía totalmente expuesto.
Las preguntas fueron lanzadas a él como balas. Sentía todas y cada una darle en el
pecho, quitándole más de su respiración, mientras los flashes de la cámara lo
mantenían congelado.
―¿Es cierto que estas escondiéndote aquí disfrazado como un nerd?
―¿Realmente estas asistiendo a la secundaria Palmer Divide?
―Déjanos entrar.
―¿Por qué estás aquí? ¿Dejaste GuardeRobe?
Un hombre se apresuró en el porche y disparó aproximadamente veinte fotos con
una rápida velocidad de su obturador38.
―¿Quién es Dustin McHugh? ―gritó mientras peleaba contra el montón de
paparazzi, todos empujando para tomar la misma foto.
Hunter se las arregló para cerrar la boca y lanzar su mejor sonrisa para los medios.
―Sólo visitando a mi tía. Un pequeño tiempo familiar, eso es todo. Amigos, no sé
porque es todo este alboroto ―Hunter hizo un pequeño gesto con la mano y trató
de cerrar la puerta, pero estaba bloqueada por un tipo grande que tenía al menos
Obturador: Dispositivo mecánico de la cámara fotográfica por el que se controla el tiempo de
exposición de la película a la luz.
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38
siete cámaras colgando de su cuello. Él había metido su bota en el marco de la
puerta, tomándole fotos implacablemente.
El hombre apretó la cámara en la cara de Hunter y él sintió que se ahogaba. Tenía
la extraña sensación de que en realidad se podría desmayar porque realmente no
podía respirar con normalidad en estos momentos. La sensación de ardor en el
pecho le dolía tanto, que amenazaba con devorarlo.
Infierno. Me había olvidado…
Hunter se dio cuenta, en ese momento, que no lo había olvidado. En realidad,
nunca pensó en todo esto de una manera coherente. Ya que antes, de alguna
manera, esto lo aislaba. Sin embargo, ahora estaba pensando en eso.
Y lo odiaba, desde el fondo de su corazón.
Se quedó quieto e hizo algo que aprendió de ver a Vere hacer frente a sus ataques
de pánico. Cerró los ojos. Después de un momento, ya no tenía que obligarse a
respirar. Oyó el ruido de las cámaras a su alrededor. Sonaba como un campo de
batalla dentro de un videojuego, y él era el objetivo.
Abrió los ojos y movió la cabeza del molesto culo del paparazzi frente a él.
Que empiece el juego.
―Gente, un paso atrás. Ya les di sus fotos, ahora vuelvan al infierno.
El hombre se acercó más tomando foto tras foto, mientras las preguntas
continuaron disparando contra él.
―¿Es cierto que usted ha estado en problemas con la ley?
―Los registros policiales del condado de Los Ángeles muestran un informe de
vandalismo y un coche destrozado fuera de su casa hace algunas semanas atrás.
¿Fuiste tú?
―¿Puede añadir algo al rumor de que ha intentado suicidarse? ¿Qué dice sobre
eso? Tírame un hueso, amigo. No he vendido una buena historia en semanas.
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El chico molesto del porche se acercó más, su mirada hambrienta, casi salvaje.
Hunter se dio cuenta de que las preguntas ya no dolían en absoluto. Solo eran
preguntas. Preguntas por ser respondidas, e iba a elegir a las que iba a responder, y
cuáles serían las respuestas.
Respiró hondo y miró hacia atrás. Su madre al igual que la tía Nan, al oír la
conmoción que había dejado en el pasillo, vinieron a toda velocidad por las
escaleras.
Y sí, ella tiene un bate de béisbol.
Se sentía genial tener a su familia de pie detrás de él.
Hunter tuvo que disimular una sonrisa al escuchar a su tía hablando a mil por
hora.
―Maldito grabador de televisión. Si de nuevo no hubiera estado viendo esa serie
de los vampiros, hubiera visto esto en las noticias. Y, si no fuera tan
condenadamente vieja, hubiera oído la conmoción afuera. Hazte a un lado, Hunter.
Déjame sacar a estos bastardos de nuestra propiedad.
Se dio cuenta de que el hombre con las cámaras había tomado por lo menos,
cincuenta fotos de las cicatrices en sus muñecas. Quien sabría lo que las otras fotos
habían tomado.
La multitud de la prensa se hizo más fuerte.
―¡Hunter! Dinos si es verdad. ¡Has intentado suicidarte! Vemos las cicatrices. ¿Por
qué esa mujer está sosteniendo un bate?
Moviéndose en frente de Nan para bloquearla de la vista, Hunter habló con su tía a
través de su sonrisa.
―Baja el bate, tía Nan. Creo que hay que ir con un loco de la familia a la vez.
Él echó un vistazo hacia su tía. Ella asintió con la cabeza y puso el bate detrás de
ella.
Su madre dio un paso hacia adelante como si fuera a decir algo a la prensa.
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―Deja que yo me ocupe de esto, mamá. Ya lo tengo.
Ella asintió con la cabeza y también dio un paso atrás.
Hunter se abrió paso entre el tipo desagradable que tenía demasiadas cámaras y
salió al porche. El aire de la noche enfrío sus pulmones y obtuvo una mejor vista de
la multitud. No podía faltar, Charlie Roth que estaba de pie en el centro, con los
brazos cruzados y una sonrisa satisfecha en el rostro.
Traidor.
Charlie lo miró a los ojos y le dio a Hunter el saludo de “la barbilla en el aire”. Él se
lo regresó con su mejor mirada de "perdedor".
Obviamente Charlie, quería saber exactamente cómo se había volado la cubierta de
Hunter.
Hunter hizo una mueca, sin querer admitir lo mucho que lastimaba eso. Charlie le
había advertido que se mantuviera alejado de Vere, y él había roto su promesa.
Hunter no culpó al tipo. Pero tampoco le importaba un comino lo que Charlie
pensara. De lo único que se arrepentía era que había metido la pata en su intento
de ser honesto con Vere y de cómo la perdió en el proceso.
La chica nunca me va a perdonar. Me aproveché de la situación… de nuestra amistad… y
no jugué limpio.
Le debo a esa chica la mayor de las disculpas.
¿Pero Charlie? Bueno, que me bese el culo.
Hunter no estaría repartiendo disculpas por estar enamorado. Infierno. El chico le
había hecho un favor y ni siquiera lo sabía. Más resuelto que nunca a hablar con la
prensa, Hunter alzó las dos manos y no hizo nada para ocultar sus cicatrices. Él
puso su mejor sonrisa para la sesión de fotos.
―Me han encontrado. No estoy seguro de cómo ―Lanzó una mirada a Charlie
antes de añadir―: Sí. Estas son cicatrices en mis muñecas. No tengo nada que
ocultar. Ahora que las han visto, quiero hacer una declaración de prensa para
todos ustedes. Pronto.
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Todo el mundo en el césped, en la calle y en el camino de entrada se calmó.
La boca de Charlie se abrió, e incluso desde esta distancia Hunter vio como el chico
palideció visiblemente.
Así es, hijo de puta. No hay nada que ocultar. Ya no más.
Hunter mantuvo sus manos en alto. Una vez más, asegurándose que sus cicatrices
estaban bien y verdaderamente visibles bajo las brillantes luces.
―Hasta que mi declaración esté organizada, o si necesitan más detalles sobre mi
vida aquí en Colorado, voy a pedirles que dirijan sus preguntas a uno de mis
mejores amigos aquí, Charlie Roth ―dijo Hunter, usando una voz mordaz que
decía lo contrario, al tiempo que señalaba con el dedo índice a Charlie―. Confío en
él totalmente para hablar por mí. Él cree que me conoce muy bien, y siempre ha
querido un poco de atención, así que espero que le den una oportunidad.
Charlie giro la cabeza como buscando una vía de escape.
¡JA!. Me encantaría verte tratar de huir de este grupo.
Si la situación no apestara tanto, Hunter pensó que esto podría ser muy divertido
para verlo. Hunter le lanzó a Charlie su sonrisa más amplia y saludó. Algunos
paparazzi ya había alcanzado el pobre diablo.
Bien. Vamos a comenzar la emboscada.
Hunter continuó:
—Mientras tanto, todos ustedes están de pie en el jardín de mi tía. Si pudieran por
favor… ―él tragó saliva.
Como si fuera una señal, una larga limusina negra se detuvo detrás del circo
mediático bloqueando la calle.
¡Mierda!. ¡Simplemente perfecto! Tiene que ser Martin.
Él negó con la cabeza y casi tuvo que reír.
Hunter contó en su cabeza: 5. 4. 3. 2. 1.
La multitud se movió y, algunos de los espectadores adolescentes al final de la
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calle comenzaron a gritar mientras ellos, también, veían la limusina.
Su madre no había estado haciendo que nada de esto llegara tan lejos. Sólo Martin
sería capaz de orquestar un espectáculo como este en un barrio tranquilo. El
conductor abrió la puerta y su agente salió, seguido por dos chicos que se veían
familiares.
No puede ser. ¿Trajo a Adán y Royce a Colorado? ¿Qué jodido nuevo juego era este?
Hunter echó un vistazo para ver si alguien más salía de la limusina.
Afortunadamente, no había ni rastro del falso Hunter Kennedy.
Si Martin llevó a la banda a través de todo esto, no era menos que un monstruo.
Entonces Martin había querido quitar su cubierta, con este gran momento del truco
de la limusina. ¿Quién no se hubiera dado cuenta de la limusina y GuardeRobe en
esta ciudad?
Martin probablemente había twitteado la llegada y llamando a algunos de los
paparazzi aquí antes de tiempo, lo que explicaría la monstruosa multitud. Charlie
probablemente sólo era responsable de la camioneta del noticiero local.
Se sentía muy bien saber que no tendría que ocultar más sus cicatrices. Su "locura"
estaba a la intemperie, y ni siquiera le importaba. La oficina corporativa en
NewtNet tendría que tomarlo o dejarlo como estaba.
Hunter negó con la cabeza en resignación. Tenía que planear sus siguientes
movimientos. Mientras tanto, Martin podría ser la próxima víctima para congelar a
los molestos parásitos de la prensa.
―Oh, Dios mío, ¡es el resto de la banda! ¡GuardeRobe está aquí! ¡Ahí mismo! ―gritó
una chica, luego otra, luego otra. La mitad del cuerpo estudiantil del instituto
había inundado la calle. El público y los paparazzi corrieron en torno a la limusina.
Hunter hizo un gesto a Charlie, quien había sido dejado en el polvo por la prensa.
Bastardo con suerte, por ahora lo tuvo fácil. Pero volverán. Vas a ver cómo es, amigo.
Hunter se dio la vuelta y cerró la puerta con llave, pero no antes de presenciar
como Martin y la banda, necesitaban mover su culo de nuevo a la limusina por
seguridad.
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Diablos, sí. ¡Colorado tiene unos maravillosos y dedicados fans!
Hunter tuvo el impulso más extraño de sonreír a su madre, así que lo hizo.
―Espera a que Martin se entere de que he dicho todo. Les tomará por lo menos,
treinta minutos llegar a la puerta principal. Sólo me gustaría poder escuchar la
serie de mentiras, mientras salen de su boca.
―Tal vez deberíamos encender el televisor para que podamos verlo ―La tía Nan
apretó los puños, como si quisiera batalla.
―Estoy orgullosa de ti, Hunter ―agregó su mamá. Lo abrazó y él se lo devolvió.
Ambos sonrieron a su tía que había vuelto a meter el bate de béisbol en el armario
del pasillo.
―Voy a mantener esto aquí en caso de que necesite darle un par de golpes a ese tal
Martin ―dijo mientras murmuraba con la cabeza todavía en el armario.
Hunter caminó dirigiéndose hasta los pies de las escaleras.
―Mamá, todavía tengo que pensar un poco. ¿Podrías poner un alto en empacar
tus maletas por un poco de tiempo? Necesito un poco de tiempo antes de que me
enfrente a Martin y los chicos. Por favor no dejes que entren. Dile que puede llevar
a los chicos a un hotel. Eso debería dispersar un poco a la prensa. Dile que voy a
hablar con él mañana. Ni un segundo antes.
―Me encantaría ―Ella se veía feliz, muy feliz.
―Seré la primera en decirle a Martin que no se le permite entrar en esta casa ―Tía
Nan reabrió el armario del pasillo tan rápido como lo cerró.
―Sin bates de béisbol, ¿de acuerdo? Martin no debe ser odiado por ser el mejor del
negocio. Lo podría necesitar algún día.
―Bah. Hablas por ti mismo ―Tía Nan lo fulminó con la mirada, pero cerró el
armario y dejó el bate adentro.
―¿Qué quieres decir con que algún día? ―Su madre frunció el ceño.
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Hunter respiró hondo y soltó el aire.
―Tal vez ustedes me pueden ayudar para llegar con la forma correcta de decirle a
Martin y a los chicos, que me voy a quedar aquí. Sólo voy a trabajar durante los
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veranos. Al menos, durante la escuela secundaria, y tal vez incluso la universidad.
Muy poco, muy tarde
Traducido por Hariel y Karou!
Corregido SOS por Ireenml
―L
o sé. Lo sé. Soy mala. Malísima y tienes toda la razón al estar
furiosa conmigo. Pero tienes que saber que mis padres me
hicieron jurar no decir nada. No tenía permitido decirte nada
sobre Hunter.
Vere y Jenna se detuvieron para tomar un respiro en los columpios del parque del
vecindario, cerca de la esquina de la calle sin salida de Vere. Después de la loca
carrera de la infernal fiesta de Hodjwick, este era el lugar perfecto para preguntar y
meter de nuevo su cerebro en su cabeza.
Sin mencionar el hacer entender a Jenna. —Pero. PERO VIVÍA AL LADO. ¡VA A
LA CABAÑA! JUEGA A LAS CARTAS CONMIGO. AAHHH. AHHAHHAHH.
Vere se sentó en el columpio. También tenía que poner en orden sus pensamientos
antes de matar a Charlie por llamar a la prensa.
Esperar a que mi Mamá escuche lo que Charlie reveló de Hunter.
Dios. Esperar a que Charlie responda y le cuente a Mamá que estaba
completamente liada con Hunter. Lo que sea. No estaba avergonzada del
besuqueo. Estaba avergonzada de ser la peor amiga del mundo.
De abandonarlo. De negarme a escucharlo.
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¡De ser completa, total y absolutamente estúpida!
Jenna siguió su ejemplo y se sentó en el columpio al lado suyo. Había estado
balbuceando y maldiciendo todo el camino hasta allí y obviamente ella aún
necesitaba ordenar sus pensamientos.
―¿Hunter Kennedy? ¿Era Hunter Kennedy todo este tiempo, y nunca lo supe?
Jenna jadeó, tomando un respiro. Silbó bajo y arrastró los pies por la tierra bajo el
columpio.
―¡Tú. Te. Liaste. Con. Hunter Kennedy! Pellíscame, por favor. ¡Dios mío! ―Se rió
tontamente―. ¡Oh, mi Dios! Tú. En la fiesta. Diciendo todas esas cosas. ―Se volvió
a reír.
―Pellíscame de vuelta. ¡SÍ! ―Vere puso los ojos en blanco, tomó impulso y
empezó a balancearse―. Él no era precisamente Hunter Kennedy cuando lo besé.
Él era sólo un chico genial. Ya sabes, ¿un amigo?
―¿BESASTE a Hunter Kennedy, pero lo llamas “sólo un chico”? ¿NO oyes lo que
estas diciendo? Es una locura.
―Sí… pero una vez que empezamos a besarnos, nunca mencionó su nombre.
―SÍ, CLARO, PORQUE TENÍAS TUS LABIOS PEGADOS A LOS SUYOS. OH
DIOS MÍO. OH DIOS MÍO. OH. DIOS. ¡Aaaahhhhha!
Vere paró de balancearse hasta detenerse y volteó la cabeza para mirar a su amiga
quien ahora lucía una gran y boba sonrisa. Vere continuó: ―Uh. ¿Vas a gritarme
por mentirte? Si es así, acaba de una vez. Y olvídate de a quien besé. Necesito a mi
mejor amiga de vuelta para que me ayude a idear un plan, por favor.
―¿Gritarte? ¿Estás loca? ¡Voy a abrazarte! Esta tiene que ser definitivamente la
cosa más increíble que nos ha pasado nunca. A mí, a ti, a todo este pueblo. OH
DIOS MÍO. ¡Charlie estaba en las NOTICIAS! ¡Tu casa estaba en las noticias!
Jenna bajó de un salto del columpio y dio vueltas en círculos delante de Vere.
―Tendremos ofertas de libros, sesiones de fotos, tú y yo en las portadas de esas
revistas de chismes. Tal vez consigamos nuestro propio reality show. Esto va ser
genial. ¡Estaremos en televisión! ¡Iremos a los Video Music Awards! ¡Aaah! OH MI
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DIOS.
―Oh no. No haremos nada de eso. Simplemente sometamos a votación eso ahora
mismo. Además, Charlie ya nos hizo polvo hasta el punto de ser considerado un
amigo de mierda. Mantén la calma. Inténtalo.
Jenna puso ambas manos en la cabeza. ―SANTOS CIELOS. CHARLIE ES AMIGO
DE HUNTER KENNEDY. OH DIOS MIO. ¡OH DIOS MIO! Soy amiga de HUNTER
KENNEDY. ¡OH POR DIOS! ¡Ahh! ¡Aaaahaha! ―Dio vueltas y vueltas―. Mi
corazón está latiendo tan rápido, Vere. Voy a morir. Lo. Amo. Tanto.
Vere suspiró.
―Jenna. Detente. Quítate esas ganas. Sin raras conductas, sin tratos con dudosos
diarios, sin cámaras digitales ocultas en tu nariz. Nada. Cualquier idea que estés
poniendo en marcha en esa pequeña y retorcida cabeza, acaba con ella ahora
mismo. No traicionaremos su confianza.
―Bien. No lo traicionaremos. A menos que mi mejor amigo, Hunter, esté de
acuerdo y quiera hacer un reality show.
―Suenas como una loca, ¿sabes?
Jenna dio saltitos.
―¿Cómo puedes siquiera llamarme loca después de esta noche? Pensé que habías
perdido la razón en la fiesta. Algo así como un brote psicótico. Fuiste declarada
demente justo delante de toda la escuela. Cuando comenzaste a reírte, estaba
segura que habías sido poseída.
Jenna imitó a Vere.
―”Yo… yo… yo creo que estoy enamorada de Hunter Kennedy” ―dijo con los
ojos casi saliéndose de sus órbitas y los brazos abiertos―. ¡Dijiste todo eso,
mientras Curtis estaba tendido sobre su espalda, y yo fingía un calambre! Ha…
Ambas se partieron de risa y se cayeron en la arena.
―Oh, me duele la barriga. Para de hacerme pensar en eso. Ni siquiera puedo ir
allí. Lo siento. Hice algo para perderlo ―dijo con voz entrecortada, mirando
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fijamente el oscuro cielo.
―Has estado casi un mes acostumbrándote a la idea de “Vivir al lado de Hunter
Kennedy”. Yo acabo de asimilarlo. ―Jenna cruzó los brazos detrás de la cabeza―.
¡Oh. Dios. Mío! ¡Ah!
Vere negó con la cabeza. ―El tiempo está corriendo, fangirl.
―Un poco de paciencia. Aún no. ―Jenna le dio una gran sonrisa―. ¿Podemos
simplemente hablar de cómo el fin de semana pasado fui a la cabaña del lago y
jugé a las cartas con el cantante de GuardeRobe? Y luego me pagó el corte de
cabello, me dio consejos sobre maquillaje y nos escogió un guardarropa completo
nuevo a ambas. ¡Incluyendo un vestido para la fiesta de bienvenida para cada una
de nosotras! Por favor sólo déjame gritar o hacer algo. ¡Por favor!
Vere sonrió a Jenna. Era tan graciosa.
―Es mala idea gritar en el parque en sábado por la noche. Creo que hemos
llamado demasiada atención sobre nosotras esta noche.
―No me metas en tus líos, ESTAMOS igual. No me volví loca con el mariscal de
campo estrella porque he estado saliendo con el cantante de GuardeRobe. Oh Dios.
¡Oh Dios mío! ¡Besaste al cantante de GuardeRobe! ―Jenna la miró con asombro―.
¿Cómo es posible que no te estés muriendo de vergüenza ahora mismo?
Vere se sonrojó hasta los pies. ¿Tenía que mencionar los besos? Su corazón dio un
vuelco. Se puso de pie y volvió a los columpios.
―Vamos. Necesito algunos buenos consejos. Necesito encontrar la manera de
arreglar las cosas y no puedo hacerlo hasta que te tranquilices ―confesó Vere―. Te
necesito. Vuelve. ¿Y qué si es una estrella de rock? No me importa nada de eso. Él
es solo un chico normal para mí. Y para ti. Sólo trata de no pensar en otras cosas y
ayúdame a encontrar la forma de disculparme.
Jenna se volvió a sentar en el columpio al lado de Vere.
―¿No me estás ocultando otros secretos, o sí? ¿Tus padres no son agentes
secretos? Si es así, mátame ahora, por que no creo que nuestra amistad sea capaz
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de soportar algo como esto dos veces.
―No. Es todo. ―Jenna la miró con recelo―. Ya que estamos hablando de este
tema, ¿qué hay de ti? Tú me sorprendiste el fin de semana con todo eso de “Me
caso con Charlie”. Así que no actúes toda engreída. Tu relación secreta con mi
hermano tiene tanta importancia como la cosa con Hunter Kennedy. Así que si hay
algo más sobre eso, dilo ya.
Jenna suspiró.
―Bueno. Algo de eso ha cambiado. Tal vez Charlie y yo no nos casemos.
―¡Bien! ¿Finalmente te diste cuenta de lo odioso que es? ―Vere suspiró aliviada.
―No. Yo eh, vine ayer. Y tú saliste con tu madre. Y como debes saber, besé a
Charlie en tu cocina. Un súper beso. Un beso MUY LARGO.
Vere se cubrió las orejas con las manos.
―OH… DIOS. ¡NO!
Jenna asintió.
―El calendario de mi matrimonio está hecho pedazos pero por lo menos Charlie
me llevará a la fiesta de bienvenida. Íbamos a sorprenderte a ti y a Curtis con una
cita doble hasta que tú arruisnaste todo.
―¡Por Dios! ¡Detente! Uuggghhh. ―El ánimo de Vere cayó por los suelos―. Es tu
turno de decir que has estado bebiendo, que inventaste todo esto. Vamos. ―Vere
hizo una mueca―. Esto no puede estar pasándome a mí.
―Es verdad. De hecho estamos saliendo. No puedo mantener las manos fuera de
ese chico. ¡Mmm! YO. Tu hermano besa como un…
―Ugh. Uuuuggggghhh. ―Vere empujó el columpio de Jenna lejos del suyo―.
Ugh. Ugh. Uuggghh. ¡Esto es pasarse de la raya!
―¡Oye! No grites en el parque. ―Jenna puso los ojos en blanco.
―No compartirás ningún detalle más conmigo de este tema, nunca. ―Vere se
estremeció―. En serio. Tú más Charlie, es la peor cosa que pueda imaginar. Espero
que ustedes dos rompan, y pronto. Mientras tanto podemos volver a mi PRIMERA
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pesadilla, ¿por favor? ¡Por Dios!
Jenna se encogió de hombros.
―Tú preguntaste. Te lo dije. Bueno… ¡Volvamos al asunto de Hunter Kennedy!
―Jenna la miró embobada―. OH DIOS MÍO, VERE. ¿Cómo podemos incluso
hablar de él? Él y tú. ¡Es HUNTER KENNEDY y ha estado viviendo en la casa de al
lado!
Vere apretó los dientes.
―Ugh. Pon eso a un lado. Solamente pon atención a los jodidos hechos. Mi ex
hermano (quien es ahora tu ligue/cita para la fiesta de bienvenida y posible novio)
simplemente desenmascaró al único chico que me ha gustado, a mí, y es en serio.
―Explícate, continúa ―dijo Jenna.
―Este chico resulta ser perfecto para mí salvo por la parte en la que es una estrella
de rock y yo…ya sabes… soy yo.
Jenna la miró con asombro.
―Sí, pero dijiste que a él le gustaba esa parte de ti.
El corazón de Vere se apretó.
―Y lo ignoré totalmente cuando me dijo que estaba enamorado de mí. AMOR.
Jenna. Él habló de AMOR.
Jenna negó con la cabeza, pero afortunadamente se mantuvo en silencio.
―Quiero disculparme. Pero después de la forma en que lo traté, y después de
cómo Charlie lo traicionó, él podría estar de regreso a Los Ángeles. Oh. Y puede
estar odiándome porque lo llamé un... don nadie. ―El corazón de Vere se apretó y
su garganta se cerró.
Jenna arrugó la nariz.
―Así que, ¿no te importa si haces el ridículo intentando volver con él?
―No puedo acabar más abajo en la escala del “ridículo” después de esta noche. ¿A
quien le importa que tan estúpida me vea o actúe? Esto es real. Lo amo. Necesito
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disculparme. Se merece que al menos lo intente.
―Bien, entonces voy a ayudarte a conseguirlo siempre y cuando seas consciente de
lo que podría costarte, socialmente hablando. ¡Oh-Dios-mío! ¡Vas a ir tras Hunter
Kennedy!
Jenna chilló y rió tontamente una última vez.
Vere suspiró, sintiéndose desolada.
―Si no funciona voy a morirme por tener roto el corazón y serás la que recoja
todas las piezas.
Jenna suspiró y revisó la hora en su celular.
―Tenemos excactamente cuarenta minutos antes de que te castiguen por llegar
tarde a casa. Lo usaremos como nuestro límite de tiempo.
Vere asintió.
―Una descarga de adrenalina podría simplemente evitar que me paralice y sufra
un ataque de timidez. ¿Qué podemos hacer en cuarenta minutos? ―preguntó
Vere.
―Treinta y nueve. Primero vamos a regresar corriendo.
Bajaron de un salto de los columpios y comenzaron a trotar.
―Iremos directamente a la casa de Nan y tocaremos la puerta. La honestidad es lo
más rápido. Practica diciendo, “Lo siento. Lo siento. Lo siento, también te amo”.
¿Puedes hacer eso?
―Sí. Sí puedo. ―Vere se sonrojó mucho mientras se imaginaba diciendo esa
última parte a Hunter.
Se volvieron hacia el callejón sin salida de Vere y se detuvieron. Todo el mundo
parecía estar teniendo una fiesta que duraría toda la noche justo frente a su casa.
Eso era más de lo que había esperado. Conocía la furgoneta del noticiero local y
unos pocos de los otros que estaban por allí pero lo que estaban viendo era una
locura.
Frenesí en los medios al arruinar una identidad secreta: A++ para Charlie Roth, el idiota
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apuñalador de espaldas.
Había por lo menos diez camiones de medios de comunicación, algunos incluso
desde Denver. Quizás.
¿Charlie no había sido la única fuga? El final de su calle estaba cargado con
reflectores y coches de policía, junto con lo que parecía cada persona de su escuela
secundaria.
Todo esto llenaba el óvalo del callejón sin salida a rebosar. La mayor concentración
de personas pululaba justo en frente de la casa de Nan y se desbordaban en su
patio.
Una súper larga, ultra brillante, limo negra, se alejó de la multitud y se puso
delante de ellos, mientras la multitud gritaba y seguía su salida. Vere trató de ver
en las ventanas oscuras cuándo su corazón se hundió.
Cuando llegó a la esquina donde se encontraban, se giró a la derecha sin siquiera
parar a la señal de stop.
―Por Dios. Jenna. Llegamos demasiado tarde. Creo que me voy a morir. Si él
estaba allí, debió habernos visto. Está fuera de aquí. Así que por mí. Supongo que
me lo merezco.
Jenna le dio un rápido abrazo.
―No sabes eso. Estamos a treinta minutos. Eso que es. Vamos al menos a tratar de
llegar a la puerta.
Un coche de la policía se detuvo junto a ellas.
―Ustedes niñas, tienen que ir a casa. Este callejón sin salida está cerrado.
―Pero, oficial. Yo vivo allí. ―Vere señaló su casa que ahora parecía casi a dos
millones de kilómetros de distancia. Ella sólo quería meterse en la cama y llorar
largo y tendido.
―Claro que sí. ¿Crees que nací ayer? ―se burló el policía―. Ahora sigue adelante.
―Espera. No estoy mintiendo ―insistió Vere.
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―Pruébalo y te llevaré lo más cerca que pueda.
―Oh, gracias, señor ―Jenna gesticulo, rescatando a Vere de “hablar como Vere”
cuando entregó al oficial su licencia de conducir.
Él suspiró y se la devolvió. Parecía como si quisiera que él no hubiera prometido
llevarlas más cerca.
―Suban. ¿Ustedes dos conocen esta banda GuardeRobe? Las cosas deberán
establecerse ahora que han sido expulsados. Qué pesadilla. Esos adolescentes
gritando, estallaron mis tímpanos.
―¡GuardeRobe rocks! ―dijo Jenna, mientras saltaba en el asiento trasero. El oficial
procedió a parpadear sus luces y despejar un camino por el medio de la multitud.
―Ya se ha ido ¿no? ―Vere preguntó a medias, tratando de no llorar―. Vi que la
limusina. ¿Acaso él manejó?
―No, esa limusina llevó el resto de la banda a la ciudad. El cantante, está todavía
aquí en la calle. Con su familia. Los otros chicos han ido a un hotel local. Yo no
esperaría que las cosas se calmen en Monument por un tiempo.
El corazón de Vere se disparó. Ella se agarró a la pierna de Jenna y le dirigió una
mirada cuando ella comenzó a masticar nerviosamente su labio.
―Todavía tengo una oportunidad ―susurró.
Había una docena de policías de dotación de una línea de cinta amarilla de
"Precaución" que separaba a la multitud de todas las casas del callejón. A medida
que el coche patrulla se deslizó a través de la multitud, Vere vio a Charlie muy
frustrado, tratando de escapar de un par de camarógrafos y reporteros.
―¡Oficial! Por favor, pare. Ese es mi hermano. ¿Puede ir con nosotros? Estoy
segura de que nuestros padres están volviendose locos. Los veo en el porche
delantero. Probablemente buscándonos.
El hombre suspiró y se detuvo.
―Voy a tener que caminar desde aquí, de todos modos. Vayan a buscarlo, las voy
a ver a través de este lío. ―Vere saltó del coche con Jenna justo detrás de ella―.
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¡Charlie! ¡Charlie! ¡Por aquí!
Charlie volvió ante el sonido de su voz, pero la mirada que le dio no era buena. Era
una especie de mirada de advertencia, como para decirle a Vere que corriera. Vere
notó vagamente que Kristen Hodjwick y sus amigos estaban cada uno frente a
diferentes cámaras de los noticieros. Ellos debían tener todo lo de la fiesta y
conducido hasta aquí.
¿Qué diablos querría las noticias con Kristen? Por lo demás, parecía que por lo
menos la mitad de la clase joven estaba de pie delante de alguna cámara. ¿Estaban
todos conseguiendo ser entrevistados?
Vere trató de ignorar el caos y miró hacia la habitación de Hunter. Las luces
estaban apagadas pero podía jurar que vio luces parpadeantes de la TV. ¿Se lo
había imaginado o la cortina se había movido?
Hunter. Mírame. ¡Por favor, sal y mírame!
Vere saludó frenéticamente hacia la casa por si acaso. Su corazón se hundió cuando
se dio cuenta que ella era ahora simplemente una de las cerca de doscientas
(mucho más bonito) niñas, saludando a la ventana detrás de la línea policial.
Ugh. Nunca me va a ver, porque no me está buscando. Después de la forma en que
lo traté, depende de mí llegar a él, creo.
Actuar como una groupie idiota, no iba a ayudar. Ella dejó caer la mano,
avergonzada, y sintió un cosquilleo en las mejillas.
Vere miró a los dos policías que hablaban el uno al otro en el jardín delantero de
Nan y luego su mirada viajó a los dos policías que custodiaban la puerta de
entrada.
―Nunca llegaremos allí ―susurró Jenna, haciéndose eco de sus pensamientos.
―¡Ahí están! Esas son Vere y Jenna ―Kristen chilló cuándo Charlie llegó hasta
ellos―. ¡Deben haber sabido todo el tiempo!
El oficial se estaba impacientando.
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―Vamos, chicas, no tengo todo el día. ¿Por qué todos apuntan a ustedes dos?
―Vere. ¿Vere Roth? ―La voz de un desconocido llamó por su nombre―. Una foto
si no te importa, señorita Roth.
Vere giró la cabeza para mirar a su espalda.
―¿Qué? ―Un flash se disparó, cegándola.
―Uh-oh ―Jenna se apoderó de su brazo. Un enjambre de personas, las luces y la
escalada de ruido subió hacia ellos.
El oficial gritó.
―No sé lo que está pasando, pero los tres vuelvan al coche patrulla, ahora mismo.
Los tres retrocedieron mientras el oficial levantó las manos para detener a los
periodistas. Él pidió refuerzos por el walkie-talkie.
En segundos, el oficial fue devorado por un mar de cámaras parpadeando y
aplastado por los periodistas. Jenna, Vere, y Charlie saltaron al asiento trasero del
coche patrulla y se agacharon abajo.
―No digas nada a ninguno de ellos
Charlie susurró. ―¿Alguno de ustedes responderá a alguna pregunta de esos
locos. Toda la escuela ha sido entrevistada y saben que tu y Jenna eran los únicos
amigos de Hunter. Quieren su historia. Diablos, quieren saber todo sobre nosotros.
Los reporteros mecían el coche patrulla. Vere no creyó que el policía fuera a volver.
Vere miró a Charlie.
―Nosotros no somos las que delatamos a un amigo. Jódete, Charlie. Tú totalmente
apestas. ¿Por qué lo hiciste?
―Yo no entiendo. Él siguió haciéndote llorar, así que pensé que había roto tu
corazón. Pensé que esto sería deshacerse de él, por ti.
Charlie parecía muy preocupado.
―No tenía ni idea de que era al contrario. Tú totalmente te obstinaste hoy
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¿verdad? Es por eso que estaba tan enojado. ―Charlie se rió entre dientes―. Le
rompiste el corazón. ¿Cómo iba a predecir eso cuando yo había estado trabajando
muy duro para asegurarme de que no rompiera el tuyo?
Ella asintió con la cabeza.
―No lo hice… yo… yo estaba en negación y perdí la cabeza… o no sé qué.
―He oído que eliminaste a Curtis, también. Estás en una especie de movimiento
destrozador de chicos ―gruñó Charlie―. Pobre Curtis. Apuesto a que no lo vio
venir. El tipo nunca me hablará de nuevo.
Vere hizo una mueca, su tono de disculpa también.
―Bateé a Curtis porque me gusta Hunter. Y Curtis no quiso escuchar o tomar su
carne, monoseándome. ¿Qué otra cosa se supone que debía hacer? ―Vere se
estremeció, recordando―. El tipo es un pulpo.
Charlie se encogió de hombros.
―Pensaba que ustedes dos estaban saliendo. ¿Sabías que Kristen Hodjwick me ha
estado volviendo loco hablando mierda sobre ti? ―Charlie negó con la cabeza―.
Así que... ¿por qué estabas llorando después de que lo besaras?
―Porque él me dijo que me amaba y porque yo estaba toda asustada.
―No. ¿Dejó caer la bomba y lo rompiste?
―¡Deja de decir eso! No es mi culpa reaccionar de forma exagerada a todo,
Charlie. Lo tengo todo resuelto ahora. Y ni siquiera puedo hablar con el tipo. Y ES
TU CULPA. Si no te quisiera tanto, yo te odiara a lo grande.
Charlie silbó por lo bajo.
―Pensé que se había aprovechado totalmente de ti. Lo siento, pero él es un
hombre y sé cómo son los chicos. Después de ver a los dos besándose, supuse lo
peor de él. Lo siento. Me eché a perder. Te quiero de vuelta, por cierto.
Vere hizo una mueca.
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―Ya lo sé. Te perdono, pero Hunter no debería.
―No me digas. Vi las enormes cicatrices en sus muñecas. ¿Por qué no me dijiste
que había todas esas otras cosas que están pasando? ¿Lo sabías?
Vere asintió.
―Si. Hablamos de ello en el lago un montón. Justo antes de que golpearas el
infierno fuera de él.
―Mierda. Apesto. ―Charlie le dio el dedo medio al reportero que estaba tratando
de tomar una foto de ellos tendido sobre el capó del coche patrulla.
Miró a Jenna.
―¿Cómo manejas todo esto, preciosa?
―Awww. ―Jenna disparo a Charlie una mirada suave con ojos de cachorro.
Vere empujó su brazo, pero tuvo que sonreír ante eso.
―Oh, ¡cállate! EW. Eeeew.
Golpeó la puerta y trató de abrirla a pesar de que sabía que el asiento de atrás
tendría algún tipo de "prisionero de bloqueo de seguridad policíaca" en él. Y así
fue.
―Estamos atrapados en este coche ¿a alguien siquiera le importa? Ella golpeó el
vidrio de nuevo.
Charlie no la había oído. Él estaba haciendo ojitos a Jenna. Se había dosificado a
Jenna con su guiño “varonil” y Jenna fue en realidad muy efusiva hacia él.
Eew. Esto va a tomar algún tiempo serio acostumbrarse.
UGH. Jenna ha perdido la razón.
Charlie niveló a Vere con su mirada más seria.
―¿Crees que Hunter hablará contigo después de lo que hice? ¿Y después de lo que
le dijiste? ―El corazón de Vere dejó de caer al centro de la tierra. Ella negó con la
cabeza―. Es probablemente demasiado tarde para salvar algo, ya sea para
nosotros o cualquiera de los dos, pero quiero decirle que lo siento. Se lo debo, por
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lo menos. Y tú también. Éramos sus amigos.
―Yo fui como un culo. Él me odiará para siempre. Puso un poco de venganza
haciendo que esos perros se echaran sobre mí, sin embargo ―dijo Charlie con una
sonrisa triste―. Lo que es peor, mamá y papá me van a dar el infernal discurso
“decepcionados de ti, hijo”. ―Charlie rodó los ojos―. Dios, cómo odio ese
discurso.
Jenna puso su brazo alrededor de Charlie. ―No es demasiado tarde. Hunter era tu
buen amigo. Él también estaba enamorado de Vere hace tan sólo unas horas. Estoy
segura de que todavía lo estan. Sólo tenemos que conseguir que estén en el mismo
cuarto, menos todo esto. ―Jenna agitó su brazo a la escena de la multitud fuera del
coche.
―¿Alguna idea? ―preguntó Charlie.
Vere se asomó, pero no pudo ver nada más que las lentes de la cámara a presión en
la ventana. Rebuscó en su bolsillo, sacó sus fieles gomas y hábilmente empujó su
pelo en un moño.
―Tengo un plan, pero podría marcarme como un idiota para siempre.
―¿Hola, como si eso es algo nuevo? ―bromeó Charlie.
El oficial de policía se había hecho a través de la multitud y estaba a punto de abrir
sus puertas.
―Tenemos exactamente doce minutos hasta el toque de queda. ¿Quién quiere
correr? ―transmitió Jenna
Charlie se inclinó hacia delante.
―Hogar, dulce hogar, allá vamos. Ustedes dos métanse detrás de mí. Voy a usar
una entrada completa si alguien se interpone en nuestro camino, sin contar a la
policía, por supuesto ―agregó.
El oficial se inclinó y tocó a la ventana como si quisiera advertir que estuvieran
listos.
―Chicos. Si todavía tenemos doce minutos, entonces dirijámonos a la casa de
Hunter. Esto no es algo que quiero dejar para adelante. Me refiero a hablar con él
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en este momento.
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La puerta se abrió de par en par, y ellos escaparon hacia la casa de Nan.
Presentaciones
Traducido por Hariel, Rihano y Klarlissa
Corregido por Jeyd3
H
unter había leído sistemáticamente cada email de Martin.
Su agente había hecho un trabajo perfecto pintando a su mamá como a
una madre negligente y mata carreras. Si él hubiera estado con el ánimo
de antes, cuando estaba enojado sobre todo, y furioso con ella, podría haberse
tragado los planes de Martin.
Se habría ido manejando con Martin y los chicos sin mirar atrás ni una sola vez. Ni
a este pueblo, ni a su mamá y es posible que ni siquiera mirara a su tía Nan o a
Vere.
Su corazón se apretó al pensar en eso.
Fiel a su palabra, su tía no había dejado que Martin, Royce o Adam entraran a la
casa. Después de gritar mucho, y de que Hunter se rehusara a aparecer, se
marcharon en la limosina. Él había estado de pie al lado de la ventana,
observándolos partir.
Aún podía llamar a Martin y hacer que regresara. Sería muy fácil pedir una tregua
entre su agente y su mamá.
Si eso es lo que quiero.
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Pero no lo es.
Había decidido que todavía quería quedarse. Terminar el año. Para bien o para
mal. Si Vere no quería ser parte de eso, lo entendería. Demonios, se lo merecía.
Nunca debió de haberla desafiado con ese último beso.
Contempló la locura en la calle desde una gran abertura en la cortina, mientras
escuchaba el reporte monótono de las noticias en la televisión de su dormitorio.
No le tomaría mucho tiempo a este circo aburrirse de su historia. Especialmente
una vez que se dieran cuenta que se quedaría aquí por un largo tiempo. El pueblo
se acostumbraría a él, los chicos de la escuela lo superarían, y así podría
simplemente seguir con sus tareas y pasar el rato como antes. Esperemos.
Y sin el guardarropa, los lentes y el estúpido retenedor. No estaba seguro de cómo
resultarían las cosas con Vere, pero no quería solamente darse por vencido con
ella… con ellos.
Incluso si la chica solamente quería que fueran amigos. Será suficiente. Tendrá que ser
suficiente. Tomaré lo que pueda conseguir, sin cruzar la línea nunca más. Incluso si eso me
mata.
Y me matará. Oh, diablos… lo hará
No podía sacarse de la cabeza su último beso. Lo había vuelto loco. No podía
tampoco sacarse de la cabeza su primer beso… o el segundo… o cómo se sentía
ella en sus brazos… o cuanto quería cientos de besos más.
Por favor. Por favor. Por favor. Que esté pensando en lo mismo que yo.
Que cambie de opinión.
Había estado parado junto a la ventana de su dormitorio por lo que parecían horas,
buscando una señal de ella y observando con prepotencia a Charlie ser molestado
por la prensa. La estación local se había trasladado para seguir la primicia sin
descansos como si él fuera alguna clase de criminal escondido en su casa con
rehenes.
Cuando escuchó la voz de Kristen Hodjwick salir al aire, le pidió a su mamá, quien
había llegado para pasar el rato con él, que subiera el volumen. La insoportable
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animadora comenzó con sus típicas mentiras, con cómo es que Kristen había sabido
el secreto de Hunter Kennedy todo este tiempo, y que ellos eran buenos amigos. ¡Ella
incluso tuvo el descaro de mencionar que le había pedido su número telefónico
una vez!
Hunter sonrió con desdén ante eso, recordando su frío desprecio en su primer día
cuando él ceceó y escupió sobre ella.
Cuando el reportero le preguntó a Kristen sobre Vere, ella comentó que, lo más
probable era que a Vere ni siquiera le gustaran los chicos “de ese modo” y que ese era el
porqué ella no había notado que Hunter Kennedy estaba viviendo al lado.
Al reportero le había encantado eso.
Riendo y concordando con Kristen, porque, “¿quién no notaría a una estrella de
rock viviendo al lado?”
Una protectora actitud surgió de Hunter por Vere, la cual casi le hizo romper los
dientes. Cuando Kristen había sonreído con perverso deleite a la cámara, contando
al reportero que Vere era “una especie de bicho raro en todo el pueblo al fin y al
cabo”, Hunter había querido matarla.
Pero entonces Kristen añadió:
―Más temprano, esta misma noche, ¡Vere Roth le dio un puñetazo al mariscal de
campo de la escuela simplemente porque él había intentado besarla! Así que, ¿qué
te dice eso?
El corazón de Hunter se disparó.
―¿Escuchaste eso, mamá? ―preguntó Hunter, su corazón acelerándose al doble―.
¿Ella dijo que Vere le dio un puñetazo al mariscal de campo? ―Sus pulmones se
inundaron de mariposas―. No lo inventé en mi cabeza, ¿o sí? Dime que también
escuchaste eso, por favor.
―Creo que eso es lo que ella dijo. ―Su madre balanceó las piernas al lado de la
cama y se incorporó.
Hunter corrió desde donde estaba viendo la grabación del video en su ventana.
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Buscó entre la multitud por una nueva señal de Vere.
―¿Quién es esta Vere Roth?
―Ella es mi amiga. Diablos, ella es mi todo.
―¿Pensé que habías dicho que no tenías amigos? ¿Así que es tu novia? ―Su mamá
frunció el ceño, obviamente confundida.
―Solía ser mi amiga. Estoy esperando que ahora, ella pudiera ser mi novia
―respondió Hunter, buscando desesperadamente entre cada uno de los rostros de
la multitud mientras continuaba―, además, ella tiene todo el derecho de odiarme.
Así que no estoy seguro.
―Bien. No preguntaré. ―Su mamá frunció el ceño.
―Es complicado. ―Hunter no había apartado los ojos de la calle desde ese punto
en adelante. Su mamá se cansó de esperar a que se diera por vencido y se fue a su
dormitorio a cambiarse para dormir. Él se negó incluso a darse la vuelta y decir
“buenas noches”, por si acaso.
Cuando finalmente divisó a Vere, señalando su casa, su corazón casi explotó. La
chica era simplemente adorable. La observó mirar a todas las chicas alrededor de
ella, y no pasó por alto su momento de duda. Casi podía leer su mente cuando su
rostro se ruborizaba con obvia vergüenza cuando se dio cuenta que ella era una de
las muchas chicas haciendo fila para llegar a él.
Él se preguntó, ¿cómo es que ella no podía entender que no había chica en el mundo que se
comparara con ella? ¿No lo había dejado claro cuando él desnudó su alma ante ella después
de que se besaron? Se lo diría otra vez, y otra vez hasta que ella lo creyera… después
de que se disculpara y la besara, por supuesto.
La prensa localizó a Vere y Jenna, y se creó un tumulto de personas alrededor de
ellas. Charlie intentó esquivarlos, pero no estaba funcionando. Observó cómo
Jenna, Charlie y Vere se precipitaban a la seguridad de un carro de policía abierto.
Él salió disparado al recibidor.
―¡Nan! Mamá. Veo a Vere. Voy a salir a alcanzarla.
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―Hunter. No. Esa no es una buena idea ―gritó su mamá.
Había corrido por las escaleras y salido por la puerta principal sin pensar en un
plan apropiado. Solamente había llegado hasta la cinta amarilla y ahora estaba de
pie atrapado dentro de ella. La prensa y la creciente multitud de los fans de
GuardeRobe se empujaban contra él, pidiendo fotos y autógrafos a gritos.
Se esforzó por mantener una cara neutral.
¿Por qué demonios pensé que podía llegar a ella y rescatarla del coche patrulla? Ahí va mi
acto de caballero con su brillante armadura.
¡No podía ni siquiera ver a Vere o al coche patrulla a través de la multitud!
―Muchacho. ¡Sr. Kennedy! ―gritó un oficial―. Va a causar un disturbio. Vuelva a
su casa.
―Lo siento, señor. No puedo hacer eso. Aún no ―respondió a gritos, escaneando
los rostros en la muchedumbre que eran iluminados por las luces de la furgoneta
de las noticias.
Lo primero que vio fue su cabello recogido en un moño, y luego a un fornido
policía abriendo paso a Vere, Charlie y Jenna entre la multitud.
Su madre y su tía habían salido corriendo tras él, ambas en sus batas de baño. Les
dio una sonrisa de agradecimiento, fijándose en las manos de Nan para asegurarse
de que la mujer hubiera mantenido su promesa y dejado el bate de béisbol dentro.
―Hunter, ¿qué estás haciendo? ―siseó su mamá.
―No lo sé. Siguiendo mi corazón supongo. Y ella está aquí afuera. ¿No lo ves?
Tengo que llegar a ella. Ahora.
Hunter siguió avanzando, sin quitar la vista del espléndido moño de Vere, y se
hizo camino hasta el centro de la multitud.
―Hunter. Hunter. ¡Por aquí! Sonríe hacia aquí ―gritó un reportero, justo frente a
su rostro.
―Oooh. ¡Hunter! Hunter Kennedy está justo aquí. Te amo. ¡HUNTER TE AMO
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MUCHÍSIMO! ―El sonido de los gritos de las chicas saturaron sus oídos.
La cabeza de Hunter estaba a punto de estallar mientras sus fanáticas se
arremolinaban mucho más cerca de él. Esto era demasiado. Hunter quería derribar
de un golpe al reportero y silenciar a los gritones con una manguera de incendios o
algo parecido, sin embargo no tenía nada que pudiera detenerlos.
Su primer impulso era dar un puñetazo a todos y todo aquello que lo estuviera
separando de Vere, pero se contuvo. Respiró profundo y controló su
temperamento.
Los medios de comunicación y los fanáticos que estaban allí venían de otro
mundo.
Actuaban bajo otras reglas.
Tenía que recordarlo y jugar bajo esas reglas adecuadamente o perdería. Les sonrió
cuando se dio cuenta que sí tenía algo que podía usar para detener todo. Se tenía a
él mismo. Podía usar estas reglas para su beneficio, pero para hacerlo bien,
necesitaba tener a la prensa de su lado, y rápido.
Miró hacia Vere y se percató que ella, Jenna y Charlie también estaban rodeados.
Le preocupaba que Jenna pudiera reaccionar exageradamente al bombardeo de
preguntas de la prensa. O que Vere pudiera ponerse muy tímida y sufriera uno de
sus ataques de balbuceos. Aún peor, que Charlie hiciera algo mucho más estúpido
que Vere, si sentía que su hermana estaba siendo amenazada. Y entonces todo
estaría perdido para Hunter, porque Charlie fácilmente podría lanzar puñetazos a
cualquiera y haría que lo arrestaran.
¡Se veía como si Jenna ya hubiera comenzado! Parecía estar pinchando con el dedo
a un oficial una y otra vez en el pecho mientras gritaba, y los paparazzi que
estaban en la parte de atrás habían comenzado a tomar algunas fotos de la obvia
rabieta de Jenna.
Esto no era bueno.
Sus amigos no tenían idea de cómo jugar este juego. Demonios. Había querido que
esta reunión con Vere fuera muy diferente a esto, más privada sin lugar a dudas.
Pero ahora que él la tenía a la vista no iba a dejarla ir de nuevo.
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Comienza el juego. Es tiempo de lanzar los dados.
―Chicos. Chicos ―habló rápido y muy fuerte para que los zombis de los medios
más cercanos a él se concentraran y callaran―. Ustedes tienen que ayudarme. Mi
cita para el baile de bienvenida está parada justo por ahí. ―Apuntó hacia Vere.
Algunos de los reporteros voltearon sus cámaras.
―¿Dónde? ¿Cuál? ¿Baile de bienvenida? ¿En serio?
―La linda chica con el moño. No sabe que es mi cita porque no le he preguntado
todavía y eso es porque no puedo llegar hasta ella. Si me dejan pasar, prometo
esperar hasta que tengan todo su equipo y cámaras encendidas para preguntarle.
¿Qué dicen? ¿Ayudan a un chico a conseguir una cita y a mover a algunas de estas
fanáticas por mí? Si lo hacen, la historia es suya.
Los paparazzi asintieron, colocándose en posición. Ellos rápidamente crearon crear
un largo pasaje en dirección a Vere.
Hunter se dirigió a través de ellos y miró justo a tiempo para ver a uno de los
oficiales llevando a Jenna y a Vere hacia el Sr. y la Sra. Roth, quienes habían salido
para pararse en su césped. Obviamente estaban esperando para recoger a sus
desobedientes hijos. Un segundo oficial tenía a Charlie en lo que parecía una
dolorosa llave de brazo y Hunter, por primera vez, finalmente fue capaz de cruzar
miradas con Vere.
Cuando ella lo vio, redobló sus esfuerzos para soltarse del oficial.
―¡Hunter! ―Se retorció desesperadamente contra el brazo gigante que la retenía.
Él estaba eufórico, observando sus esfuerzos para llegar a él.
¡Maldición, pero la chica sí quiere verme!
―¡Espere! ―gritó Hunter mientras la apertura se ensanchaba más. Él fue capaz de
liberarse y correr―. ¡Por favor! Déjelos quedarse. ―La prensa se colocó detrás de
él mientras llegaba hasta Vere y Charlie justo cuando estaban siendo llevados más
allá de la cinta de la policía que separaba a la multitud del jardín frontal de los
Roth―. Por favor. Déjeme hablar con mis amigos. Si eso es lo que son todavía
―terminó Hunter, lanzándole a cada uno una mirada preocupada.
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Charlie se ruborizó.
―Amigos o no, tenemos que conseguir que vuelva el orden a este vecindario. Sr.
Kennedy, regrese a su residencia ―gritó el oficial.
―Hunter, sentimos tanto todo esto ―dijo la Sra. Roth―. Oficial, ¿podemos por
favor hablar con él? ¿Solo por un momento?
Vere, Charlie y Jenna se voltearon. Hunter le lanzó una sonrisa agradecida a la Sra.
Roth.
―Si ustedes me permitieran, oficiales, tengo algunas cosas que decir. Les prometí a
estos reporteros que no los excluiría. De cualquier manera quiero que todos
escuchen lo que tengo que decir. Una vez que ellos consigan esta historia, se van a
ir.
El oficial tomó nota de las cámaras de noticias rodando y se movió a un lado,
asegurándose de que iba a estar en la toma. Hunter casi tuvo que reírse de eso.
―Tiene dos minutos, Sr. Kennedy ―dijo el hombre, enderezando su espalda y
arreglándose para la cámara.
Hunter asintió en agradecimiento y caminó hacia Vere y tomó una de sus manos.
La pequeña sonrisa que ella le dio inundó su corazón de felicidad.
―¿Todos listos y rodando? ―preguntó a la prensa, esperando mientras algunos
movían sus equipos y encontraban una buena ubicación.
Él fue recompensado con una risa y varias sonrisas de los paparazzi mientras
lograban acomodarse.
Ellos estaban comiendo de su mano, gracias a Dios.
Dustin estaba complacido de ver que su mamá y la tía Nan habían logrado salir al
frente de la multitud y serían capaces de oír lo que iba a decir.
Asintió una vez hacia su mamá para demostrarle que estaba bien, porque parecía
muy preocupada y asustada. Ella se lo regresó con una sonrisa temblorosa y un
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pequeño y confuso movimiento de cabeza, pero no se movió para intervenir.
―Primero, a toda la familia Roth. Quiero públicamente darles las gracias por
ayudarme a completar mi disfraz, y mostrarme los alrededores de este pueblo y la
escuela.
Hunter señaló a cada persona y la prensa se aseguró de que todos ellos fueran
fotografiados.
―Este es Charlie, Vere y el Sr. y la Sra. Roth, y mi amiga Jenna. Ellos de alguna
forma me adoptaron, y ayudaron a esconderme en este pueblo como un chico
llamado Dustin McHugh. Nunca antes he sentido tanto amor y aceptación de parte
de extraños. Esta familia es lo máximo. Y ni siquiera empecé con lo de la deliciosa
comida. ―Le hizo un guiño a una resplandeciente Sra. Roth.
Hunter no podía creer que esto estuviera funcionando tan bien.
La multitud se había vuelto tan silenciosa que él sintió como si estuviera en un set
de filmación.
No podía creer que todas estas personas quisieran oír tanto su historia que se
sentarían aquí en la mitad de la noche y escucharan esto. Él los miro a todos
frenéticamente y casi entró en pánico pero sabía que tenía que seguir. Si querían
escuchar, él hablaría. Le lanzó a su tía una sonrisa.
Eso es lo que los verdaderos hombres hacían, ¿verdad? Hablaban.
Le dio una mirada a los luminosos y enormes ojos de Vere para sacar valentía,
tomó una respiración profunda y apuntó hacia Vere, Charlie y Jenna de nuevo.
―Estos tres son mis mejores amigos aquí y, si deben saberlo, mis únicos amigos
verdaderos. Alguien más que diga lo contrario ha estado mintiendo.
Hunter miró a la parte de atrás de la multitud y notó que la mayoría de la clase de
segundo que él podía ver no encontraba su mirada.
Toma eso, Kristen Hodjwick, donde sea que estés.
Hunter giró hacia la gente en frente de él.
―De verdad espero que estos tres aún sean mis amigos después de que todos
ustedes dejen el pueblo. No me lo estropeen al fastidiarlos tanto que ellos me
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odien, ¿por favor?
Unos pocos reporteros tuvieron la gracia de reírse ante su comentario.
Jenna resplandecía, y Hunter encontró su mirada con la de Vere.
En sus ojos se había encendido esa chispa más grande que la vida. Él podía sentir
que ella quería decirle algo pero estaba tomando respiración tras respiración.
Tratando de no llorar.
Él le guiñó y le dio un apretón a su mano.
―Valor, hermosa ―le susurró, acercándose.
Charlie susurró:
―Amigo, lo siento. Siento mucho haber arruinado tu cubierta. No entendía.
―Por favor, sin disculpas. Creo que después de esta noche vamos a estar
nivelados. ―En una voz más baja él continuó―: tú me hiciste un favor, amigo.
Confía en mí, mi agente ya había reventado mi cubierta aún peor. Toda esta gente
no está aquí por la llamada telefónica que hiciste a las noticias locales. Lo explicaré
todo más tarde.
Los ojos de Charlie se ensancharon con alivio mientras Hunter seguía, sin querer
que la prensa se distrajera.
―Tengo más que decir, si a todos ustedes no les importa. La mayoría acerca de mi
disfraz. Y la razón por la que estaba escondido aquí usando un nombre diferente.
Después de eso, tengo una pregunta más seria para mi mejor amiga, Vere. ―Él
miró al Sr. y la Sra. Roth y luego intencionalmente a Charlie antes de añadir―. Si
tengo sus bendiciones.
Charlie asintió, la Sra. Roth sonrió, y el Sr. Roth le lanzó una pequeña y cortante
mueca no aprobatoria.
Maldición. Convenceré al Sr. Roth más tarde.
Hunter se dio vuelta y tomó la otra mano de Vere.
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Las cámaras se volvieron frenéticas.
Él podía sentirla temblando así que se inclinó y susurró solo para que ella pudiera
escuchar.
―Si lloras en este momento, yo voy a perder el valor. ¿Estás bien?
Ella asintió.
―Bien. ―Hunter jaló a Vere hacia adelante y la volvió a presentar a la prensa con
su brazo alrededor de su hombro―. Todos, esta es Vere. Ellas es probablemente la
chica más dulce de la secundaria Palmer Divide, definitivamente la más hermosa.
―Él dejó que su voz bajara un poco y encontró su mirada―. Hoy tuvimos una
pequeña pelea, pero hasta ayer éramos los mejores amigos. Espero que este evento
de prensa pueda registrarnos reconciliándonos.
Vere se ruborizó y trató de alejarse de las cámaras en su cara. ―Vamos. No
necesito ponerme color rojo camión de bomberos para todo el país ―susurró ella,
presionando su cabeza en su hombro.
―Planeta. Él UK-Daily está en frente y al centro ―bromeó. Estaba aliviado de ver
que sus lágrimas habían cedido―. Ella también es humilde y muy, muy tímida.
Por favor, tómenlo con calma con esta chica y retrocedan.
Las cámaras se movieron hacia atrás.
Vere le disparó una mirada.
―¿Por qué tenías que decir eso?
Le sonrió a su cara seria.
―Porque lo eres. Y amo esa parte de ti.
Ella se sonrojó aún más.
―Estoy seguro de que pueden ver por qué no voy a ocultar que estoy loco por esta
chica. Casi la pierdo por otro tipo por no decirle mis sentimientos mucho antes. Tal
vez si lo digo en frente de todos ustedes, podremos imprimirlo, ella lo leerá y
finalmente me creerá.
―¿Casi la perdiste por el mariscal de campo de la secundaria? ―preguntó alguien.
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La multitud estalló en un arrebato de preguntas y gritos incomprensibles.
Hunter levantó su mano y el ruido se detuvo. ―Sí. Casi la pierdo. Traté de decirle
cómo me sentía esta tarde, pero salió mal porque cuando finalmente lo confesé, no
nos habíamos conocido oficialmente. Hice un desastre de todo.
―¿A qué te refieres con eso, Hunter? Has estado aquí casi por un mes. Dijiste que
conociste a los Roth el primer día. Ellos estuvieron enterados de todo el asunto del
disfraz ―contestó un hombre.
Hunter tragó saliva.
―Sí, bueno... les pedí desde el primer día que pensara en mí como Dustin McHugh.
Como solo otro chico como ella. Así es como todos aquí me conocían y me
trataban. Hice lo mismo en mi propia cabeza. Estuve equivocado en llevar mi
disfraz tan lejos.
Las cámaras de video se acercaron. Tantas luces relampaguearon hacia ellos que
Hunter estaba temporalmente cegado. Vere cerró los ojos. Todo se desvaneció y él
concentró toda su energía en ella.
Ella jaló su mano, y él podía decir que ella solo quería correr para su casa. Todo
mientras sus mejillas flameaban con ese adorable color rosa.
―¿Te has vuelto loco? ―susurró ella finalmente―. ¿Qué estás haciendo con todas
estas cámaras? ¿Y conmigo?
Él habló solo para ella.
―Antes de que prosigamos. Antes de que pase un minuto más, voy a presentarme
contigo. Justo aquí, justo ahora, en frente de todo el planeta.
―¿Qué? ―Vere miró nerviosamente a su alrededor. Y, con un movimiento que él
había aprendido a amar más que nunca, ella estiró su brazo y comprobó
inconscientemente su moño―. Hunter. No necesitas hacer esto. Sé quién eres. Fui
una tonta. Y lo siento. Ahora lo entiendo. Los sentimientos son reales. Eres más
que real. Solo quiero hablar contigo lejos de aquí. ―Los mechones de color rubio
dorado y marrón de su pelo enmarcaban su rostro y bailaban alrededor de su parte
favorita en la parte posterior de su cuello mientras negaba con la cabeza.
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Dios, pero no puedo esperar para poner mis manos en esos pequeños rizos.
Hunter no se perdió el hecho de que los periodistas estaban fijos en ella. Ellos
vieron lo que él vio, que incluso con su moño desordenado y con la cara manchada
por las lágrimas, esta chica era simplemente fascinante. Ella ya había encantado a
todos frente ella con su tranquilo rubor.
Movió su boca cerca de su oído, atrayendo el olor floral de ella hacia su nariz
mientras trataba de explicar:
―Quiero que todos los demás también sepan quién soy, incluyéndome a mí.
Ayúdenme con esto. Es algo que necesito hacer. No voy a hacer que te quedes si
absolutamente no quieres, pero tengo que terminar esto. Cuando estás conmigo,
Vere, siento que no hay nada que no pueda hacer. ¿Quédate por mí? ¿Por favor?
―Bien. Por ti. ―Ella sonrió a medias y se escondió un poco más debajo de su
brazo. Se aferró a él fuertemente a medida que arqueaba las cejas―. Pero no me
sueltes, o me dejes sola en esta multitud. Sino saldremos rápido de aquí.
Otra oleada de color rosa flameó en sus mejillas y él clavo sus ojos en sus labios.
Ella estaba mordiéndose nerviosamente el labio superior de nuevo.
Maldición. Ese. Adorable. Labio.
―Mierda. Ahora, ¿por dónde estaba? ―pronunció Hunter, dándose cuenta de que
realmente había olvidado todo, menos su dulce boca.
―Estabas presentándote a todos nosotros y avergonzándome ―susurró ella.
Se dio cuenta de que ella estaba tratando de recuperar su valentía.
Él le sonrió.
Vere inclinó la cabeza hacia un lado y arrugó la nariz.
Su estómago se llenó de mariposas. No lo pudo evitar.
Era el turno de Hunter para temblar. Sintió su brazo tembloroso contra sus
hombros. Se sacudió y enderezó sus pensamientos. Pero mantuvo la mirada fija en
los ojos de ella.
―Vere. Soy Hunter Kennedy. Algo de esto ya lo sabes, otras cosas no. Soy un tipo
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que estaba tan perdido y deprimido que me asusté y traté de hacerme daño porque
me sentía tan decaído. Fui un completo imbécil con mi mamá, y estrellé un Porsche
contra mi propio porche delantero. Choqué lo suficientemente duro como para
hacerme daño también. Por suerte, no fue grave.
Vere enarcó las cejas y frunció el ceño, pero no dijo nada. No tenía que hacerlo.
Las lágrimas se habían reunido en el interior de sus ojos.
―Permítanme comenzar de nuevo. Soy Hunter Kennedy. Probablemente voy a
pasar el resto de mi vida demostrando a mi mamá, mi tía, mis amigos, y fanáticos
que estoy bien, que ya no estoy triste. Que realmente lo siento por no acercarme y
pedir ayuda en lugar de tomar las cosas demasiado lejos. Ir a un lugar al que nunca
quería ir.
Buscó entre la multitud hasta que su mirada cayó sobre su madre y su tía Nan. Le
complació notar que ambas estaban con él y escuchaban su disculpa. Vere puso su
brazo alrededor de su cintura, atrayendo la mirada hacia ella.
Siempre de regreso hacia esta chica increíble.
―Estabas triste. Nada de eso fue tu culpa…
―Ya lo sé. Pero también estaba viviendo una vida muy extraña, cerrada y egoísta.
―Tú eres cualquier cosa menos egoísta. No digas eso de ti mismo.
Él negó con la cabeza.
―Hoy fui egoísta, cuando me pediste que te besara. En lugar de alejarme, como
debería haberlo hecho, no pude. ―Tragó saliva y se pasó la mano libre por el pelo
antes de continuar―. Yo quería ser tu primer beso. Sabía que incluso si nunca me
volvías a hablar, por lo menos posiblemente me recordarías más que a Curtis.
¿Ves? Egoísta.
Las cámaras dispararon, y la multitud se quedó en silencio mientras los paparazzi
se acercaban aún más con sus grabadoras digitales para recoger cada palabra, cada
parpadeo que él y Vere emitían.
―Wow. Bien. Necesitaré tiempo para pensar sobre eso. ―Vere se sonrojó, su
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mirada desconcertada y complacida, todo al mismo tiempo.
Hunter tuvo que apartar la mirada de ella o estaría a punto de ser egoísta otra vez
y besarla allí mismo.
Echó un vistazo a la multitud sintiéndose de pronto perdido y confundido, pero la
presión del brazo suave de Vere trajo su mirada de vuelta hacia ella y de nuevo,
encontró su centro.
Empezó de nuevo, esta vez hablando a la prensa de frente. ―Soy Hunter Kennedy,
y lo más importante que quiero que todos sepan es que en Los Angeles me puse
muy triste. Tomé algunas decisiones terribles que casi terminaron con mi vida.
Él les sonrió a las cámaras, ahora con su característica sonrisa sobreactuada. ―Pero
ahora, estoy bien. No estoy avergonzado de lo que hice, ni voy a ocultar cómo me
sentí porque creo que podría ayudar a otros el saber por lo que pasé. Estoy
contento de estar vivo y muy agradecido de que mis intentos de suicidio hayan
fallado.
Vere ahogó un sollozo.
―Dios. Hunter. Nosotros también estamos agradecidos.
Él la miró y le limpió una lágrima. ―Quiero quedarme y terminar la escuela
secundaria aquí, en Colorado.
―¡Sí quieres! ―Ella sonrió―. ¿En serio?
―Espero que mi agente y la banda esperen por mí, pero voy a entender si no
pueden. Pero tengo que hacer lo que es correcto para mí, y quedarme aquí. ―Tiró
de Vere apretándola contra él antes de continuar―. Se siente bien.
Los medios de comunicación estallaron en una nueva ronda de caos frenético.
Todo el mundo parecía estar en movimiento y gritando preguntas incoherentes
mientras se presionaban aún más cerca de Hunter y Vere.
―Eso es suficiente. Has dicho lo suficiente ―Vere insistió sobre el ruido.
Él la interrumpió poniendo su dedo suavemente, muy suavemente en sus labios.
―Quiero estar seguro de que todos entendemos. Incluyéndome a mí mismo.
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Incluyendo a mi familia, y la tuya.
La multitud calló de nuevo. Apartó la vista de Vere y continuó de frente hacia la
multitud.
―Vere, hasta que llegué aquí, y te conocí, no entendía que era más que el cantante
principal de una banda. Estaba tan cerrado, ni siquiera podía escoger mis
calcetines, ¿recuerdas?
Los flashes de cámaras y los susurros incrementaron en torno a ellos de nuevo.
Ella asintió con la cabeza.
―Tú fuiste la primera persona que me hizo darme cuenta de que tenía que
empezar a elegir otra vez o nunca sería feliz. Así que gracias por eso.
Ella sacudió la cabeza, pero la interrumpió antes de que pudiera hablar―:
Déjenme decirlo una vez más. Esto es para ti, Vere. ―Él sonrió.
Ella se puso de color rosa brillante de nuevo.
―Soy Hunter Kennedy. Real, de carne y hueso. Solo un chico normal, con un
trabajo de locos que se encuentra actualmente en espera. Estaba fingiendo ser otra
persona; pero nuestra amistad era, es, completamente real. Me encanta la música,
la poesía, la clase de teatro, excursionismo, nadar en lagos y pasar cada minuto
libre hablando contigo.
Ella jadeó y se mordió el labio inferior. Él se dio cuenta de que ella estaba a punto
de llorar.
―No llores ―suplicó―. Tengo que terminar. Por primera vez en mi vida, amo y
comprendo a la persona que veo cuando me miro en un espejo. Es la misma
persona que veo reflejada en tus hermosos ojos. Se trata simplemente de mí. Y me
aprecio de la manera en que tú me aprecias. Como soy. Con cicatrices, con una voz
demasiado baja, siempre con hambre y todo lo demás en el medio.
Ella sonrió y él supo que ella entendía por completo lo que quería decir.
―Este es un regalo que tú me ayudaste a encontrar. No creo que alguna vez vaya a
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ser capaz de pagarte por mostrármelo.
―Tú… no necesitas… nunca… y sabes que… tú… solo… tú… ―jadeó y sacudió la
cabeza. Él se dio cuenta de que su timidez no la permitía continuar. Sus ojos
retenían una maraña de palabras que él sabía que ella quería gritar en su defensa.
Maldita sea, pero ella es tan linda así.
Se movió a un lado, y tomó sus dos manos entre las suyas de nuevo.
―Sé que es demasiado para ti escuchar todo esto en una sola noche. Pero tengo
que decirlo de nuevo. Me he enamorado completamente de ti, Vere. Estoy cansado
de esconderlo y fingir. Espero que por lo menos puedas arriesgarte y salir
conmigo. Y que me puedas llegar a conocer como Hunter Kennedy. Una vez me
dijiste que podría ser material para un novio perfecto. Espero que pueda ser más
fácil de lo que pensaba. También me estoy dando cuenta de que las cosas dulces y
románticas en las que crees podrían ser el camino a seguir para nosotros.
Vere sonrió aún más, pareciendo retomar algo de control.
Él soltó una de sus manos y recorrió con el dorso de su dedo su mejilla ardiente.
―Entonces, ¿qué dices? ¿A pesar de que nos acabamos de conocer? ¿E incluso con
mi vida loca? ¿Me considerarías a mí, tu amigo, que quiere ser mucho más que eso,
como tu cita para el baile de bienvenida?
Vere asintió.
―Me encantaría ir contigo. Pero… no… ¡espera!
Hunter se detuvo. Su corazón dejó de latir.
―Pero, ¿qué?
Él y la multitud que esperaba se quedaron completamente en silencio.
―¿Qué? Me estás matando. ¿Qué? ―Él apretó el agarre de sus manos y miró sus
grandes ojos marrones―. No cambies de opinión. Por favor.
Ella arqueó las cejas y gestionó una sonrisa pícara de desafío. ―Bueno... mm.
¿Cuál es tu nombre, de nuevo? ¿Dijiste que eras Hunter? ¿Hunter Kennedy?
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Todos se rieron, incluido él.
Hunter la tomó en un abrazo y giró, desesperado por tener sus brazos
completamente alrededor de ella mientras respondía a su pregunta:
―Sí, sí, sí y ¡sí! Hunter Kennedy. Ese soy yo.
Vere, ahora sonriendo locamente, lo sorprendió cuando le dio un rápido y suave
beso justo en los labios cuando la puso en el suelo.
No pudo evitar besarla de nuevo por un largo tiempo mientras que la multitud
alentaba.
¿La mejor parte? A Vere no parecía importarle que se estuvieran besando delante
de todo el mundo.
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Y los padres de todos.
Anne Eliot es una escritora de novelas de
adolecentes y adultos jóvenes de tiempo
completo. Cree en el destino, el predestinaje
y cómo se siente enamorarse. Su tema
favorito para escribir es el “primer beso”.
Almost
es
una
de
sus
novelas
más
reconocidas.
Sus veranos están llenos de reuniones
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familiares, comidas, gritos y muchos viajes.
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