las competencias básicas

Transcripción

las competencias básicas
LAS COMPETENCIAS BÁSICAS
Claves y propuestas para su desarrollo en
los centros
Por Amparo Escamilla González
Editorial GRAÓ
Primera Edición:
junio 2008
Barcelona (España)
Este material se
utiliza con fines
exclusivamente didácticos.
Índice
Presentación……………………………………………………………………………………………..9
1. Siete interrogantes de partida que condicionan el desarrollo
de un enfoque competencial………………………………………………………………………...11
¿Está fundamentada su importancia o son otra «novedad»
más de la nueva legislación que pronto pasara de moda? ………………………………………..11
¿Qué papel desempeñan en los nuevos programas? ……………………………………………..13
¿Cómo quedan vinculadas a las áreas y materias? ………………………………………………..14
¿Cómo afectan a los documentos de centro? ………………………………………………………15
¿Son algo realmente nuevo, o ya formaban parte de nuestra práctica? ………………………...16
¿Cómo podemos concretar estas competencias en nuestro trabajo? ……………………………17
¿Son las destrezas operativas un peligro para una enseñanza
orientada al desarrollo de competencias? ¿Las desvirtúan? ……………………………………...19
2. Las competencias básicas: fundamentación, concepto y topología……………………..21
Introducción……………………………………………………………………………………………...21
Cuestiones de base. Fundamentación………………………………………………………………..21
Competencia, un término polisémico…………………………………………………………………27
Concepto…………………………………………………………………………………………………28
Características…………………………………………………………………………………………..30
Ventajas y oportunidades del enfoque competencial……………………………………………….37
Riesgos y dificultades que hay que prever…………………………………………………………...39
Tipos de competencias…………………………………………………………………………………43
En síntesis……………………………………………………………………………………………….48
3. Análisis de las competencias básicas. Concepto y características. Dimensiones
y relaciones con los contenidos de las áreas y materias del currículo……………………..51
Introducción……………………………………………………………………………………………...51
La competencia lingüística……………………………………………………………………………..52
La competencia matemática…………………………………………………………………………...61
La competencia en conocimiento e interacción con el mundo físico……………………………...69
La competencia en tratamiento de la información y competencia digital…………………………76
La competencia social y ciudadana…………………………………………………………………...86
La competencia cultural y artística…………………………………………………………………….93
La competencia para aprender a aprender…………………………………………………………100
La competencia en autonomía e iniciativa personal……………………………………………….109
En síntesis……………………………………………………………………………………………...119
4. El desarrollo de las competencias básicas. El proyecto educativo y
sus concreciones del currículo oficial. Las programaciones de aula……………………...121
Introducción…………………………………………………………………………………………….121
Las competencias en los proyectos educativos. Propuestas……………………………………..122
Las concreciones curriculares de segundo nivel o proyectos
curriculares de etapa. Estrategias para integrar las competencias………………………………129
Estrategias para formular y definir las competencias específicas
en los documentos de centro y de etapa……………………………………………………………136
Relación de las competencias con cada elemento curricular: objetivos,
contenidos, recursos metodológicos y criterios de evaluación…………………………………...141
Las competencias en la planificación de aula………………………………………………………146
Sugerencias y herramientas para llevar las competencias a la práctica………………………..161
El libro fórum como canalizador de una estrategia para integrar diferentes competencias…..166
En síntesis……………………………………………………………………………………………...170
Referencias bibliográficas………………………………………………………………………….171
Glosario de términos esenciales………………………………………………………………….173
Anexo 1. Educación infantil: competencias específicas y operativas.
Propuestas. Ana Rosa Lagares Gaitán…………………………………………………………….177
Conocimiento de sí mismo y autonomía personal………………………………………….177
Los lenguajes: comunicación y representación……………………………………………..179
Conocimiento del medio……………………………………………………………………….183
Anexo 2. Educación primaria: competencias específicas y operativas.
Propuestas. Lourdes García Rodríguez……………………………………………………………187
Conocimiento del medio. Segundo ciclo……………………………………………………..187
Lengua castellana y literatura. Segundo ciclo………………………………………………189
Anexo 3. Educación primaria: competencias específicas y operativas.
Propuestas. Olga Martín Carrasquilla………………………………………………………………191
Conocimiento del medio. Segundo ciclo……………………………………………………..191
Matemáticas. Segundo ciclo…………………………………………………………………..192
Educación artística: plástica. Segundo ciclo………………………………………………...194
Anexo 4. Educación primaria: competencias específicas y operativas.
Propuestas. Jesús Parra Montero…………………………………………………………………..197
Educación artística: música. Tercer ciclo……………………………………………………197
Anexo 5. Educación secundaria obligatoria: competencias específicas y operativas.
Propuestas. Lourdes García Rodríguez……………………………………………………………201
Ciencias sociales. Geografía e historia. Cursos segundo, tercero y cuarto……………..201
Lengua castellana y literatura. Cuarto curso………………………………………………..203
Anexo 6. Educación secundaria obligatoria: competencias específicas y operativas.
Propuestas. Olga Martín Carrasquilla………………………………………………………………205
Ciencias de la naturaleza. Segundo curso…………………………………………………..205
Biología y geología. Tercer curso…………………………………………………………….207
Física y química. Cuarto curso………………………………………………………………..209
Matemáticas. Cuarto curso. …………………………………………………………………..211
Tecnología. Segundo y/o tercer curso……………………………………………………….213
Anexo 7. Educación secundaria obligatoria: competencias específicas y operativas.
Propuestas. Jesús Parra Montero…………………………………………………………………..215
Cultura clásica…………………………………………………………………………………..215
Educación ético-cívica. Cuarto curso………………………………………………………...217
2
Las competencias básicas: fundamentación,
concepto y tipología
Introducción
La importancia que se está concediendo a las competencias básicas desde
diferentes instancias, organismos y sectores ha suscitado reflexiones y debates de gran
interés relacionados con su sentido y su finalidad.
Gran parte de la polémica la ha generado su procedencia. La atención que el mundo
de la economía y la empresa ha volcado sobre ellas ha originado algunas suspicacias
sobre su intención y, en consecuencia, sobre el valor y las repercusiones que podría
tener su traslado al mundo educativo. También ha contribuido a este recelo el hecho de
que a su creciente notoriedad hayan colaborado, de manera muy destacada, distintos
tipos de evaluaciones como la IEA (International Association for Educational
Achievement) en Estados Unidos y el Proyecto PISA (Programme for International
Student Assesment) de la OCDE.
Todo ello nos ha llevado a plantear un estudio sobre el valor que puedan tener las
competencias como elemento del currículo. Realizaremos este estudio desde la
perspectiva de las que ya vienen siendo consideradas sus vías de fundamentación
esencial. Después de tratar el concepto de competencias y la polisemia que conlleva,
perfilaremos más a fondo su trazado y analizaremos sus características.
Este recorrido nos permitirá emitir algunas valoraciones sobre sus ventajas y sobre
sus riesgos. En toda esta fase de nuestro trabajo queremos destacar el hecho de que,
frente a nominalismos y cuestiones relativas a la forma que pueden condicionar la
aceptación y el compromiso en el desarrollo de este enfoque, consideramos esencial
atender al por qué y al qué, es decir, a los contenidos esenciales y a los valores que su
cultivo sistemático puede traer consigo.
Cuestiones de base. Fundamentación
Como cualquier otro elemento del currículo (como ya apuntábamos en el capitulo
1), el impulso que las competencias básicas pueden y deben recibir ha de estar
fundamentado desde distintas perspectivas: psicológica, sociológica, epistemológica y
pedagógica. La contribución de cada una de ellas no ha de entenderse de forma aislada,
sino interdependiente. Por ello, aunque empleemos esta vía analítica, debemos
considerar que sus relaciones son manifiestas. Comenzaremos mostrando el perfil básico
de esta línea de argumentación, y a lo largo de los distintos capítulos de este libro iremos
profundizando y matizando el significado de cada una de estas fuentes.
Fundamentación psicológica
Las competencias son un tipo de capacidad: la vinculada al saber hacer. Todo
trabajo educativo que estimule, que oriente, que funcionalice, que intente potenciar
cualquier tipo de acción (mental, verbal, social, motriz O psicomotriz) será esencial en la
organización y reorganización de las experiencias educativas y en los aprendizajes que
de ellas se desprendan.
El concepto de capacidad alude al poder para desarrollar acciones en sentido
amplio. Así, cada competencia estará conformada por con juntos de habilidades que, a su
vez, se materializan en destrezas más operativas.
Estas observaciones son necesarias para la determinación de las pautas que,
gradualmente, nos pem1itiran' concretar las competencias básicas en competencias
especificas, y éstas en competencias operativas 0 concretas para, de este modo,
sistematizar el trabajo y hacer posible su estimulo y desarrollo en el aula.
Como en cualquier objetivo que precisemos, las competencias deberán considerar el
nivel de desarrollo (capacidad-competencia y conocimientos previos de los alumnos en el
periodo educativo en el que trabajemos) para potenciar nuevos niveles de desarrollo. De
esta manera, cobran sentido las directrices que han trazado diversos organismos (OCDE,
Parlamento y Consejo europeos) respecto a la consideración de las competencias como
elemento de referencia para el aprendizaje permanente.
Podemos y debemos estimular el desarrollo de competencias desde los primeros
momentos de la existencia, pues son una clave del desarrollo a lo largo de toda la vida.
Serán distintos los contenidos a los que se apliquen (mas concretos o más abstractos,
más globales o más específicos) y pueden variar, asimismo, las competencias que se
prioricen según se transformen, definan o redefinan las necesidades e intereses de los
sujetos y del medio en que se desenvuelvan.
Añadiremos, por ultimo, que las competencias -que como hemos dicho evolucionan
y se construyen (también se estancan o experimentan retrocesos)- pueden y deben ser
objeto de enseñanza-aprendizaje. Desde la psicología de la educación, y su carácter
fundamentalmente descriptivo, se estudiaran las cualidades que los entornos educativos
y los sujetos que actúen como mediadores pueden reunir. Desde los trabajos,
fundamentalmente prescriptivos, de la psicología de la instrucción (disciplina preocupada
por el cómo) se abordarán los procesos de aprendizaje necesarios para que los sujetos
puedan seleccionar, estructurar, interpretar, integrar, aplicar e innovar por medio de las
destrezas y habilidades que les llevarán a la adquisición gradual de la competencia.
De este modo, comprobamos que un enfoque educativo basado en competencias
supone y exige considerar conocimientos de la psicología de la educación, de la psicología
de la instrucción y de la psicología evolutiva, entre otras disciplinas psicológicas.
Fundamentación sociológica
La justificación de un planteamiento curricular que integre una orientación hacia el
desarrollo de competencias está íntimamente relacionado con la toma de conciencia de
que la educación que se ha llevado a cabo en contextos educativos institucionales ha sido
y sigue siendo prioritariamente académica; no siempre facilita la proyección de lo
aprendido a la vida sociofamiliar ni a la laboral (Garagorri; Pérez Gómez; Coll; Moya;
Zabala y Arnau).
La educación “formal” ha defendido, esencialmente, el valor intrínseco del saber. En
ocasiones ha llegado a mostrarlo contrapuesto a connotaciones de valor propedéuticas
(saberes que preparan para otros saberes, tramos educativos, puente para otros
tramos). Esta educación formal, tradicional y reduccionista, también ha mostrado, sobre
todo, el saber contrario al valor funcional (práctico y aplicado).
Esta polarización, esta dicotomía, la entendemos estéril. Las connotaciones de valor
propedéutico y funcional de las competencias no entran en pugna con el valor intrínseco;
muy al contrario, lo redefinen, lo enriquecen. Para «saber hacer», es indispensable
«saber». El saber no debe agotar su valor en sí mismo: puede y debe ponerse al servicio
de su uso.
Pérez Gómez (2007) señala que vivimos en una sociedad que plantea al sistema
educativo demandas distintas de las tradicionales; en todos los ciudadanos estas
demandas se encuentran relacionadas con el desarrollo de la capacidad de aprender a
aprender a lo largo de toda la vida. Así, destaca que el problema no es la cantidad de
información que los niños y jóvenes reciben, sino su calidad para transformarla en
conocimiento y poder aplicarla a diferentes situaciones y contextos.
Zabala y Arnau (2007), en la misma línea, subrayan que uno de los principios
fundamentales de la enseñanza de las competencias es el de enseñar a «leer»
situaciones cercanas a la realidad desde su complejidad y, por lo tanto, aprender a saber
interpretar en la complejidad. Ello implica que la realidad objeto de estudio no sea
simplificada y que, consecuentemente, se presente con el mayor numero de variables
que potencien las capacidades del alumnado.
El marco de referencia europeo de competencias clave (diciembre de 2006) justifica
su propia selección desde la perspectiva de su necesidad para la realización personal,
inclusión social y empleo en una sociedad del conocimiento en la que serán
«herramientas de referencia» (AA. VV., 2007, p.51).
En definitiva, las competencias clave y básicas, concretadas y desarrolladas en
competencias específicas permitirán a los alumnos y alumnas un conocimiento,
desenvolvimiento, ajuste y adaptación más eficaz a los entornos familiares, sociales y
académicos, a la vez que tienden también una mirada hacia los profesionales.
De esta manera, entendemos que la aplicación es una vía de continuidad natural
que procede del conocimiento y la comprensión, y que debe mirar, ineludiblemente, a la
evaluación de lo aprendido y a su empleo innovador y creativo en distintos tipos de
situaciones. Todo ello, además de atender a demandas sociales, es exponente de
desarrollo personal.
Fundamentación epistemológica
Los diferentes trabajos que se han, desarrollado sobre competencias las muestran
ya referidas a ámbitos de conocimiento delimitados. Como todo saber que se esta
definiendo, se muestra dinámico yen construcción; también, en muchas ocasiones,
objeto de debate. Independientemente de matices, podemos llegar a un marco de
acuerdo sobre competencias que atienda a lo esencial; el trazado de los elementos
complementarios puede quedar sujeto al desarrollo y a la interpretación correspondiente
al ejercicio del principio de autonomía del que gozan centros y profesores.
La identificación del marco de acuerdo ya se ha logrado. No podemos dejar de lado
que, en definitiva, las que presentaremos más adelante como competencias clave en las
recomendaciones europeas -llamadas competencias básicas en España y competencias
esenciales tanto en el Proyecto DeSeCo de la OCDE como en el Proyecto Tuningson
exponentes de grados de consenso notabilísimos respecto a prioridades educativas.
En el capítulo 3, mostraremos un bosquejo del dominio de cada competencia básica
con sus dimensiones y propuestas de contenidos. Conjugada como información de base
puede ayudar a que centros y profesores redefinan cada territorio competencial a la luz
de sus conocimientos, experiencias y necesidades.
También en el capítulo 3, y con el mismo propósito, realizamos un análisis de
determinadas áreas y materias que muestra los vínculos más significativos que estas
pueden establecer con las diferentes competencias. Podrá apreciarse que la relación
entre algunas como ciencias sociales, geografía e historia o ética es sustantiva respecto a
competencias como la social y ciudadana. También presentaremos ejemplos que
evidenciaran que el tratamiento globalizador e interdisciplinario, que debe presidir el
trabajo educativo, se enriquece con la perspectiva de relación que aporta cada
competencia al vincularse con cada área o materia.
No cabe duda de que, en el inicio de un camino que nos lleve a desarrollar
competencias, puede resultar arduo determinar situaciones de relación entre todas las
materias con todas las competencias o, al menos, con un número muy significativo de
ellas. No obstante, comprobaremos que es un trabajo estimulante, que nos ayuda a
vislumbrar horizontes enriquecedores y que dan lugar a prácticas educativas más
estimulantes.
Así, por ejemplo, diremos que ciencias sociales, geografía e historia necesitan,
emplean y, por tanto, ejercitan y estimulan las siguientes competencias:
• Lingüística, tratamiento de la información y digital y aprender a aprender,
por medio de coloquios, diálogos y debates sobre la multiplicidad de factores
y consecuencias de diferentes acontecimientos históricos. Búsqueda de
información, selección y tratamiento, por medio de técnicas de análisis y
síntesis y sirviéndose, además, de diferentes lenguajes (verbal, plástico y
visual) y fuentes (impresas y digitales).
• Matemática, a través del empleo de sus formas de razonamiento lógico, su
lenguaje y sus contenidos de procedimiento: el tiempo y su medida, el
espacio y su representación, la probabilidad y la certeza, los gráficos, la
geometría y su presencia en arquitectura y arte.
• Social y ciudadana y cultural y artística, mediante el estudio de los principios
y normas que regulan o han regulado las relaciones entre grupos, los logros
y realizaciones de las distintas manifestaciones culturales y artísticas y los
valores éticos y estéticos.
• Conocimiento e interacción con el mundo físico y natural, al abordar trabajos
sobre territorio, paisaje y su influencia en los sucesos sociohistóricos.
•
Autonomía e iniciativa personal, integrando las aportaciones de las
anteriores y enseñando a extraer valoraciones sobre hechos y sucesos,
conociendo su influencia en la sociedad actual; destacando la necesidad de
desarrollar una conciencia critica personal respecto alas pautas sociales y
alas formas de pensar y actuar.
La delimitación del dominio epistemológico de cada competencia también se ve
favorecida por el análisis de las diferentes topologías que distintos autores y organismos
han venido presentando. Las ocho competencias que, con algunos matices
diferenciadores, muestran los programas aprobados en España y las recomendaciones de
la Unión Europea trazan una perspectiva de análisis y diferenciación que exige, por
nuestra parte, trabajo y reflexión para determinar los vínculos intercompetenciales.
El Proyecto DeSeCo de la OCDE y los Proyectos Tuning y Alfatuning (competencias
para la educación superior en Europa e Iberoamérica, respectivamente) presentan las
competencias desde una alternativa más integradora que la determinada en las claves de
la Unión Europea o en las básicas en España. Se trata de las que han venido
reconociéndose como competencias esenciales. Entre ellas se encuentran identificadas
las competencias instrumentales, sociales y sistémicas u holísticas. Ello permite
vislumbrar nuevos horizontes de relación e, incluso, de jerarquización.
De esta manera, la competencia comunicativa y la competencia matemática, por
ejemplo, pueden ser consideradas clave desde su carácter instrumental, pero, sin duda,
otras competencias como aprender a aprender o autonomía e iniciativa personal sugieren
y desprenden una conexión más clara con propósitos y metas más amplias, y horizontes
más generosos. Lejos de tener un exclusivo carácter teórico de valor intrínseco, este tipo
de análisis también lo tienen funcional: ayudaran a determinar proyectos educativos y
programaciones de aula con una selección de contenidos, métodos, actuaciones e
instrumentos de evaluación más fundamentados y enriquecedores.
Fundamentación pedagógica
Las diferentes disciplinas que componen el ámbito de las ciencias de la educación
nos proporcionan elementos de información que justifican la necesidad de tratar
competencias.
La teoría del currículo lo incluye entre sus elementos básicos y a ello da respuesta
la legislación educativa; la normativa de desarrollo curricular identifica sus conceptos y
sus ámbitos de trabajo. Las recomendaciones del Parlamento y el Consejo de diciembre
de 2006 establecen el marco europeo de referencia.
La filosofía de la educación, la sociología de la educación y la educación comparada
pueden mostrarnos que el enfoque competencial se encuentra boy fundamentado y
articulado en las diferentes medidas políticas de calidad y equidad en todos los ciclos y
niveles de un número de Estados significativo y creciente.
Al ser las competencias un elemento de desarrollo e identificación de un tipo de
objetivos (los que se vinculan a la aplicación, en sus distintas connotaciones), está
fundamentado desde la didáctica. Esta disciplina ayudara a determinar marcos de
referencia para su concreción, contextualización y relación con los otros elementos
curriculares. La psicología de la instrucción, complementaria de la anterior, estudiara los
procesos psicológicos que pueden y deben ser desarrollados por las diferentes
competencias. Didáctica y psicología de la instrucción podrán ayudar a delimitar técnicas
y tipos de tareas para enseñar a aprender y para evaluar competencias.
Otras ciencias como la organización de centros y la psicología de la educación
pueden ayudar a dibujar propuestas de trabajo para el desarrollo de competencias que
expresen una labor de equipo del profesorado basado en la exigencia de un trabajo de
continuidad y equilibrio entre ciclos. La mediación de un profesor (que debe tener como
referente de su trabajo competencias profesionales bien definidas) y la articulación de un
con junto de recursos humanos, ambientales, materiales y metodológicos es esencial en
la determinación de las claves para el desarrollo del enfoque competencial.
Competencia, un termino polisémico
Diferentes autores (Pérez Gómez, 2007; Coll, 2007; Garagorri, 2007; Tobón y
otros, 2006) coinciden en destacar el problema de polisemia que afecta a este vocablo.
Concretamente Garagorri alude a los que lo califican de concepto «baúl», y Pérez Gómez
(2007, p. 10) se refiere a ello como «campo semántico brumoso».
Tobón y otros (2006, p. 35) señalan que el termino «competencia» viene del latín
cum y petere 'capacidad para concurrir, coincidir en la dirección'. En sí significan poder
seguir el paso, capacidad de seguir en una trayectoria definida: una situación de
comparación directa y situada en un momento determinado. Estos autores explican que
en la actualidad este término se emplea con tres significados diferentes:
• Correspondencia o atribución. Alude a las facultades o funciones de un
determinado órgano: coordinar actividades académicas es competencia del
jefe de estudios.
• Pugna, enfrentamiento. Acepción ligada al terreno de las confrontaciones
deportivas o laborales: compiten por ganar un campeonato, entran en
competencia por conseguir un mercado.
• Aptitud, adecuación, idoneidad, cualificación o eficiencia. Concepción más
reciente que las anteriores y que se encuentra muy próxima al empleo que
se le está dando en educación.
También mencionan, al igual que Marina y Bemabeu (2007), el empleo que
Chomsky hace en lingüística del vocablo, donde se entiende como una facultad innata y
se distingue de actuación. La actitud de diferenciación y cautela que debemos mostrar
respecto a este empleo en lingüística ha de ser claro, ya que nosotros lo entendemos de
manera bien distinta. Mantendremos que el concepto encerrado en este vocablo posee
características singulares (que expondremos más adelante) que aportan matices
significativos relacionados con la idea de dinamicidad, flexibilidad y educabilidad de la
competencia.
Es necesario llegar a un acuerdo de base en la delimitación del terreno conceptual
de las competencias. Debemos intentar conseguirlo, al menos, respecto a sus
características centrales. La justificación de esta necesidad la explican Tobón y otros
(2006) en razón de que las competencias aportan elementos para superar algunas
carencias muy importantes de la educación tradicional. Tales carencias pueden
sintetizarse de la siguiente forma:
• Énfasis en la transmisión de conocimientos «acabados», sin incidir en los
procesos de construcción tan necesarios en una sociedad en permanente
cambio y en la que es esencial «aprender a aprender».
• Insuficiente vinculación interdisciplinaria entre ámbitos de conocimientos.
• Escaso trabajo en equipo entre profesores.
• Empleo de sistemas de evaluación autoritarios, rígidos y con baja
pertinencia.
Concepto
El Proyecto DeSeCo entiende por competencia la capacidad para responder con
éxito a exigencias complejas en un contexto particular, movilizando conocimientos y
aptitudes cognitivas y practicas, y componentes sociales y comportamentales como
actitudes, emociones, valores y motivaciones (Rychen y Salganik, 2006). La
funcionalidad de los aprendizajes supone tener en cuenta que las competencias van más
allá de la adquisición de conocimientos relacionados con las materias típicamente
enseñadas en las escuelas. Para ello, la enseñanza ha de estar contextualizada en
situaciones cercanas a la vida de los alumnos. La funcionalidad se logra cuando estos se
dan cuenta de que el aprendizaje en la escuela les es útil para poder comprender mejor
el mundo que les rodea e intervenir en el.
En línea con algunos de los puntos de reflexión que contienen el informe DeSeCo,
las recomendaciones del Parlamento y el Consejo Europeos y la normativa curricular
determinada en España (Administración central y autonómica), Zabala y Arnau (2007, p.
31) aportan y sintetizan una perspectiva muy clara con la que aproximamos a la
delimitación del concepto:
La competencia ha de identificar aquello que necesita cualquier persona para dar
respuesta a los problemas con los que se enfrentará a lo largo de su vida. Supondrá
una intervención eficaz en los diferentes ámbitos de la vida mediante acciones en
las que se movilizan, al mismo tiempo y de manera interrelacionada, componentes
actitudinales, procedimentales y conceptuales.
Estos dos autores recogen en la publicación citada un estudio de diferentes tipos de
definiciones sobre competencias e identifican algunas como propias del ámbito
profesional y otras como propias del ámbito educativo. Nos ayudan también a apreciar el
carácter semántico o estructural de distintas definiciones y sintetizan los resultados del
análisis comparativo que llegan a efectuar.
Tobón y otros (2006) sostienen que las competencias son procesos complejos de
desempeño con idoneidad en determinados contextos, teniendo como base la
responsabilidad.
Para determinar el carácter y el papel que las competencias básicas poseen, las
definimos como el componente esencial del currículo que supone su consideración como
referente para organizar los procesos de enseñanza-aprendizaje y su evaluación. Las
competencias son capacidades relacionadas, de manera prioritaria, con el saber hacer; la
consideración de funcionalidad y practicidad de la competencia no la reduce a un carácter
meramente mecánico; el saber hacer posee, también, una dimensión de carácter teóricocomprensivo (componentes, claves, tareas, formas de resolución) y, también una
dimensión de carácter actitudinal (que permite disponer el bagaje de conocimientos, su
movilización y la valoración de las opciones).
Suponen, por su complejidad, un elemento de formación al que hay que acercarse,
de manera convergente (desde distintas áreas, materias y módulos) y gradual
(desde distintos momentos y situaciones de aprendizaje -cursos, etapas niveles-).
De esta manera, se reconoce su carácter integrador sobre distintos tipos de
contenido (no son habilidades o destrezas especificas) y constituye un factor
nuclear para el desarrollo de propuestas globalizadoras o interdisciplinarias.
(Escamilla, Lagares y García Fraile, 2006, p. 112)
En esta definición mostramos los elementos esenciales que caracterizan la
competencia básica: elemento esencial del currículo, su condición de núcleo de referencia
para desarrollos más concretos, el carácter de significatividad para integrar contenidos,
la coherencia vertical y horizontal que aporta y su complementariedad e
interdependencia con las dimensiones teórico-conceptual y actitudinal.
Al intentar definir la competencia de forma sintética (en este mismo capitulo y,
complementariamente, en el capítulo 4 trataremos sus grados o niveles de concreción)
es imprescindible que nos planteemos sus características, sus posibilidades y sus riesgos.
Así, recordaremos que hall despertado algunas reticencias relacionadas con la idea de
eficacia e idoneidad que el concepto lleva aparejado. Encontramos una reflexión de gran
calado en Fullan:
El cambio educativo productivo esta lleno de paradojas y de componentes
considerados generalmente poco relacionados entre sí. Cuidado y competencia,
equidad y excelencia, el desarrollo social y el económico no se excluyen
mutuamente.
Por el contrario, hay que conciliar estas tensiones para crear nuevas y poderosas
fuerzas de crecimiento y desarrollo. (Citado por Fullan, en AA. VV., 2007, p. 6)
Es por ello que entendemos la competencia como un saber orientado a la acción
eficaz, fundamentado en una integración dinámica de conocimientos y valores, y
desarrollado mediante tipos de tare as que permiten una adaptación ajustada y
constructiva a diferentes situaciones en distintos contextos.
De esta manera, destacamos en nuestra definición los siguientes com ponentes:
• La caracterización esencial de la competencia como saber que mira a la
acción, pero que ha de estar solidamente basado en conocimientos teóricos
e inspirado en principios y valores.
• Que se trata de un saber complejo porque es una forma de respuesta eficaz
que, a partir del conocimiento y la comprensión, también contempla la
evaluación y la adecuación a valores y normas. Requiere, pues, la
movilización y la construcción dinámica de múltiples elementos: saber hacer,
saber cómo hacerlo, tener la voluntad de hacerlo y de hacerlo de acuerdo
con unos principios.
•
•
Que la eficacia y la calidad se manifiestan en forma de adaptación ajustada,
constructiva y crítica, por lo que destacamos la idea de formación en
términos de implicación activa y personal en un contexto social.
Por último, que esas señas de identidad: personalización, eficacia y calidad,
toman cuerpo en el desempeño de los distintos tipos de tareas (no una
concreción o respuesta cerrada), son transferibles a diferentes contextos
(como el académico, el familiar, el social o el profesional) y en distintas
situaciones, pues cada uno de estos contextos favorece y muestra
alternativas y circunstancias muy variadas ( colaboración, diálogo, debate,
negociación, relaciones formales, situaciones distendidas, momentos de
gestación de proyectos, de desarrollo o evaluación, etc.).
Características
La delimitación del concepto de competencia nos acerca en forma de síntesis a la
comprensión de su significado. No obstante, trabajar con las competencias entendiendo
su pleno sentido, y acceder a esos necesarios acuerdos para desarrollarlas en los centros
y en las aulas exige que profundicemos en el análisis de sus rasgos más significativos.
Tobón y otros (2006, pp. 42-44) recogen en su definición tres componentes
esenciales: complejidad, idoneidad y responsabilidad, y los desarrollan de un modo muy
claro:
• Procesos complejos de desempeño. En las competencias se aborda el
desempeño de manera integral, como un tejido sistémico y no fragmentado,
teniendo como referencia la realización de actividades y la resolución de
problemas de diferentes contextos (disciplinarios, sociales, ambientales,
científicos y laborales). Para ello se articula de forma sistémica la dimensión
afectivo-motivacional (actitudes y valores) con la dimensión cognoscitiva
(conocimientos factuales, conceptos, teorías y habilidades cognitivas) y la
dimensión actuacional (habilidades procedimentales y técnicas).
Es por ello que las competencias son mucho más que un «saber hacer en
contexto», pues van más allá del plano de la actuación e implican
compromiso, disposición a hacer las cosas con calidad, raciocinio, manejo de
una fundamentación conceptual y comprensión.
• Idoneidad. Se trata del segundo componente central de la definición
propuesta; se refiere a tener en cuenta indicadores de desempeño con el fin
de determinar la calidad con la cual se realiza una actividad o se resuelve un
problema. Generalmente, los indicadores de desempeño hacen referencia a
aspectos como efectividad y pertinencia.
• Responsabilidad. Este componente central supone un aspecto nuevo de la
definición, pues generalmente esta ausente de las definiciones del término
«competencia». Significa que en toda actuación, en todo tipo de contexto y
ante cualquier finalidad que se tenga, el ser humano debe reflexionar si es
apropiado o no, de acuerdo con sus valores y la sociedad, llevar a cabo la
actuación, y una vez la ha llevado a cabo, evaluar tanto las posibles
consecuencias negativas, como los posibles perjuicios a si mismo y a otras
personas, corregir y reparar sus errores y aprender a evitarlos en el futuro.
Por ello, no podemos hablar de una persona competente si no tiene como
centro de su vida la responsabilidad.
En esta misma línea que supone reconocer la complejidad de las competencias y la
integración de factores cognitivos, de valoración y funcionales, Coll (2007), desde una
perspectiva más analítica y apoyándose en valoraciones de la Comisión Europea y el
informe DeSeCo, explica algunos de los componentes característicos de la competencia:
• Respuesta a las exigencias individuales o sociales, o para realizar tipos de
actividades o tareas.
• Combinación de habilidades prácticas y cognitivas interrelacionadas,
conocimientos (incluyendo el conocimiento tácito), motivación, valores,
actitudes, emociones y otros elementos sociales y de comportamiento que
pueden ser movilizados conjuntamente para actuar de manera eficaz.
Destaca el aspecto actitudinal, la inclusión de la disposición para aprender,
además del saber cómo.
• Multifuncionalidad y transferencia de los conocimientos.
Pérez Gómez (2007, pp. 11-13) subraya un matiz particularmente destacable:
identifica las competencias como capacidades para afrontar demandas externas o
desarrollar actividades y proyectos de manera satisfactoria en contextos complejos, e
implica dimensiones cognitivas, habilidades prácticas, actitudes, valores y emociones.
Asimismo, destaca que se trata de un concepto muy similar al definido por Schön ( 1983
y 1987) como «característico de los profesionales reflexivos». Un «conocimiento
práctico» que implica:
• Conocimiento en la acción.
• Conocimiento para la acción.
• Conocimiento sobre la acción.
Esto supone una perspectiva alejada de la orientación conductista, peligro que como
algunos han señalado, puede acechar en una deficiente comprensión y aplicación de las
competencias. Pérez Gómez señala la «complejidad de la estructura interna-de las
competencias», es decir, el con junto de atributos mentales que sustentan la capacidad y
la voluntad de acción de los sujetos en las diferentes situaciones y contextos.
El mismo autor destaca como características esenciales de las competencias
básicas:
• El carácter holístico e integrador, contextual, reflexivo, creativo y evolutivo.
• La dimensión ética. Las competencias se nutren de las actitudes, valores y
compromisos que los sujetos van adoptando a lo largo de la vida.
Finalmente, al referimos alas competencias básicas también queremos subrayar su
vinculaci6n con el principio de equidad, destacado, entre otros, por Zabala y Arnau
(2007) y por Bolivar y Moya (2007, p. 11). En la publicación de estos últimos se expone
que, específicamente, las competencias básicas suponen determinar los aprendizajes
fundamentales que debe adquirir todo el alumnado, pero especialmente aquellos que
están en riesgo de exclusión o vulnerabilidad social. De este modo, defienden la relación
entre competencias básicas y el principio de equidad, y ponen de manifiesto el valor que
puede tener el trabajo de desentrañar los aprendizajes esenciales para incidir, de forma
especial en este tipo de alumnado, y compensar, de esta manera, las carencias con las
que muchos de ellos acceden y se enfrentan a los contextos académicos.
Así pues, a través del estudio de las aportaciones de los autores y obras citadas
podemos llegara determinar las que, a nuestro juicio, son las principales «notas de
identidad» de las competencias básicas o clave. Más adelante, cuando estudiemos la
tipología de las competencias apuntaremos los matices de diferenciación entre carácter
básico o clave (primordial) y carácter esencial (fundamental, medular y vertebrador).
Como características de las competencias estudiaremos su complejidad, potencial
reflexivo, idoneidad, responsabilidad, educabilidad y evolución, integración (vinculación
con los enfoques globalizador e interdisciplinariedad y sus correspondientes matices),
adaptación al contexto, creatividad e innovación (véase el cuadro 2).
Evolución y educabilidad
Las competencias, como cualquier capacidad, dependen de factores vinculados a la
dotación personal que se va manifestando de acuerdo con las características de los
periodos evolutivos y que puede ser impulsada o entorpecida por los estímulos
educativos y la forma en que el sujeto los seleccione, procese, organice e integre (Mayer,
2000). Se trata de una perspectiva contextual-interaccionista, inspirada en las
Coordenadas del enfoque del ciclo vital: transformación y cambios a lo largo de toda la
vida. Para apoyar nuestra visión de educabilidad de las competencias, pueden servirnos
las palabras de Gardner (2001, p. 45) para referirse a las inteligencias-capacidades como
«un potencial biopsicológico que se puede activar en un marco cultural para resolver
problemas que tienen valor para una cultura». Este mismo autor (2004, p. 65) afirma:
Las representaciones mentales no están dadas al nacer ni se «congelan» por así
decirlo, en el momento de su adopción. Se pueden reformar, recrear, reconstruir,
transformar, combinar, alterar y desautorizar. En pocas palabras, están en nuestra
mente y también en nuestras manos.
Así pues, el impulso a las competencias como conocimiento e interacción con el
mundo físico-natural, razonamiento matemático o aprender a aprender deberá trazarse,
por ejemplo, en los primeros cursos de la educación primaria a partir de vías intuitivas,
concretas, procediendo de lo simple a lo complejo, de lo próximo a lo remoto y de lo
global sincrético a lo analítico estructurado. En la educación secundaria pueden
emplearse vías que supongan armonizar y flexibilizar planteamientos inductivos y
deductivos, formulación de hipótesis, búsqueda de procedimientos de causalidad
múltiple, etc.
En definitiva, las competencias se desarrollan, perfeccionan y amplían (o se
deterioran y restringen por falta de esfuerzo, estímulos, oportunidades o condiciones
favorables) a lo largo de la vida.
Complejidad
El saber hacer no puede concebirse de manera aislada respecto al conocimiento
(social, lingüístico, científico-técnico, artístico o una combinación de todos ellos) que le
sirve de base, a los procedimientos para llevarlo al efecto (de orden mental, motor,
psicomotor e integrados), a las emociones que lo condicionan, a la voluntad de querer
actuar y a los valores que han de servirle de guía (estéticos, sociales y personales).
Integración
Además de aunar una tipología de contenidos variada por su estructura (conceptos,
procedimientos, actitudes, valores y normas), el desarrollo de las competencias básicas
permite, exige y potencia el dialogo entre contenidos de distintas materias y áreas que
se encuentran, en ocasiones, excesivamente atomizados.
De esta manera, el enfoque competencial potencia las vías de globalización e
interdisciplinariedad y, al tiempo, se vera enriquecido en los próximos años cuando su
cultivo permita captar y desarrollar las relaciones y los vínculos intercompetenciales,
identificando que competencias son más , instrumentales, de que manera algunos
procedimientos de la competencia lingüística amplían el sentido y la funcionalidad de
competencias como la social y ciudadana o iniciativa y autonomía personal, entre otras
cuestiones.
Idoneidad
El punto de referencia de la «acción» competente es el hacer de calidad, ajustado,
efectivo, pertinente y resolutivo respecto a distintos tipos de problemas. Naturalmente,
reiteramos que esta es una característica que se toma como punto de referencia. Cuando
expusimos como características evolución y educabilidad, dejábamos patente la idea de
proceso. Los niveles de idoneidad para hacer frente a situaciones complejas podrán ir
concretándose en criterios de evaluación e indicadores de desempeño para distintas
situaciones y niveles de progreso a lo largo de periodos educativos y fases vitales.
Adaptación al contexto
Las competencias básicas se relacionan con campos de acción que resuelven
problemas en situaciones determinadas. Recordaremos que esta idea, de respuesta
ajustada no deja de lado (muy al contrario, la requiere) la característica de complejidad
de la competencia. En los diferentes contextos (académicos, sociales, familiares y
profesionales) tendremos que resolver diferentes tipos de problemas (de conocimiento,
de relación interpersonal, de planificación y de valoración) que pondrán en juego
distintos tipos de contenidos (artísticos y estéticos, verbales, científicos y técnicos).
• En definitiva, la adaptación significa combinación y articulación de recursos:
• En diferentes medios.
• Para resolver diferentes tipos de problemas.
• Con soluciones que integren conocimientos y estrategias de resolución de
problemas.
Reflexión
La requieren para conseguir armonizar las intenciones, las posibilidades y
limitaciones de la acción con las características de cada contexto. La referencia al
conocimiento práctico no se reduce al dominio de destrezas motrices de carácter
mecánico, ya que también existen destrezas motrices complejas y destrezas aplicadas
que suponen asimismo procedimientos intelectuales y comunicativos. Como
apuntábamos anteriormente, nosotros aludiremos a un conocimiento práctico que
supone:
• Conocimiento en la acción, aplicación integrada de aprendizajes de distinto
tipo, muchos de ellos complejos.
• Conocimiento para la acción, ejercicio de procesos mentales como
comprensión, planificación y aplicación.
•
Conocimiento sobre la acci6n, empleo y desarrollo de habilidades
metacognitivas, evaluaci6n de procesos y productos, de dificultades y de
oportunidades.
Creatividad, innovación
La posibilidad de transferir saberes te6ricos y prácticos de fomla ajustada a
distintos problemas en diferentes contextos lleva consigo un proceso de adaptaci6n
creativa, de innovaci6n de flexibilidad, que será tanto más necesario cuanto más
complejos sean el problema y las situaciones.
Por ejemplo, es evidente que el ejercicio sistematizado de la habilidad para exponer
oralmente contenidos de un ámbito de conocimientos determinado (en el desarrollo de la
competencia lingüística) se vera claramente reforzado en tanto que su cultivo exija al
alumno buscar y seleccionar información, organizarla pensando en el tipo de audiencia,
preparar recursos de apoyo a la exposición oral, imaginar el espacio en el que se
desarrollará la comunicación y ejercitarse. Pero todos sabemos que surgen problemas:
las audiencias cambian y no plantean siempre las preguntas que habíamos previsto, los
recursos tecnológicos de apoyo o no están disponibles o fallan, entre otras circunstancias
imprevistas. Resolver ese tipo de problemas requiere poner gradualmente en juego
habilidades que enriquecerán la competencia.
Responsabilidad
Las acciones deben estar basadas en una reflexión sobre si son o no apropiadas
para si y para otros. Una proyección educativa debe tener siempre presente la educación
en valores. Los objetivos en educación han de llevar siempre implícita la idea de
desarrollo, progreso, mejora o perfección.
De forma consciente hemos dejado esta característica para el final, porque la
consideramos como una culminación de la valoración que hemos ido incorporando al
análisis de cada una de las notas señaladas. Como tipo de capacidad, las competencias
deben tener sobre todo un valor intrínseco, además del propedéutico y el funcional. Las
aceptaremos como directriz del desarrollo en tanto que supongan evolución y equilibrio
en el desarrollo de la personalidad, y su ejercicio se ajuste a una educación
fundamentada en valores personales y sociales.
Cada una de estas características redefine el sentido de las restantes, no se pueden
entender si no es en permanente diálogo.
Ventajas y oportunidades del enfoque competencial
Este apartado, como el siguiente (problemas e inconvenientes), matiza y extrae
valoraciones sobre las características de las competencias que acabamos de exponer.
Subrayamos, además, que las ventajas que vamos a abordar hay que entenderlas en
tanto que oportunidades. Su traducción a los contextos educativos dependerá de la
madurez de nuestro conocimiento sobre su significado, y de nuestro esfuerzo porque su
comprensión equilibrada se traduzca en acuerdos de los equipos de profesores para su
desarrollo e integración en el currículo.
Garagorri (2007) ya nos advierte del problema que podría suponer, la sustitución o
la introducción del término, sin más; ello, en principio, no tiene ninguna virtualidad
mágica de mejora educativa. A no ser que ese cambio lleve detrás un nuevo marco de
conceptos y principios que traduzcan propósitos de fondo y de calado, y acciones
planificadas y bien orientadas.
Tobón y otros (2006) exponen el valor del enfoque competencial en el marco de la
gestión de calidad. Entre las posibilidades que ellos identifican, destacamos:
• Docencia enfocada al desempeño de funciones de diversa naturaleza
(técnicas, sociales).
• Establecimiento de metas claras y planes pertinentes de formación.
• Evaluación integral y criterial del aprendizaje.
• Parámetros para facilitar el reconocimiento, validación y homologación de los
aprendizajes.
Tenemos que señalar con firmeza que las significativas ventajas del enfoque por
competencias se hallan en su valor potencial para ser algo más que un elemento medular
de aprendizajes instrumentales. Su verdadera riqueza reside en su poder para
seleccionar e integrar conocimientos de distinta naturaleza y complejidad, para
ordenarlos, para contribuir al desarrollo de diferentes tipos de capacidad, incluso las más
complejas y holísticas.
Puntualmente, podemos afirmar que interpretar correctamente su significado y
disponer las acciones oportunas viene a significar: potenciar el estudio de diferentes
contextos, superar un foco de referencia puramente instrumental, integrar contenidos de
distinto tipo, orientar el trabajo educativo hacia elementos de referencia esencial,
favorecer la convergencia del trabajo educativo, promover y exigir el trabajo en equipo,
contemplar la formación para afrontar nuevas tareas y vincularse al desarrollo de
habilidades metacognitivas.
La oportunidad, la riqueza y el trabajo que
conlleva el estudio de diferentes contextos
Todo el trabajo educativo sistematizado, todos los procesos de enseñanzaaprendizaje que definan cuidadosamente los trabajos orientados a la adquisición de
competencias deberán analizar las características de los enclaves en los que se adquieren
las competencias y de aquellos en los que podrían aplicarse, y tendrán que determinar
las oportunidades y las limitaciones derivadas de esos contextos. Todo ese trabajo puede
aportar una enorme riqueza al desarrollo del principio de equidad.
Superar un foco de referencia puramente instrumental
La selección fundamentada y consensuada de competencias básicas se preocupa
por identificar, elegir y organizar aprendizajes escolares de gran valor y proyección para
la vida. Su consideración como medio para el desarrollo de grandes principios, no debe
hacemos olvidar (como destacaremos en el estudio de los tipos de competencias) que
entre ellas también se dan unos criterios de jerarquización. En la cúspide se sitúan
aprender a aprender e iniciativa y autonomía personal.
Integrar contenidos de distinto tipo
Las competencias son conjuntos de saberes -o “paquetes multifuncionales" como
las denominan, entre otros autores, Coll (2007)- orientados a la acción. Debido a ello,
conjugan datos, conceptos y principios con distintos tipos de procedimientos (indagación,
causalidad múltiple, resolución de problemas, expresión, etc.). Además, requieren y
estimulan a la vez complejos actitudinales, de referentes normativos y de valoración
personal. Aportan, en definitiva, una nueva mirada a la identificación e integración de las
diferentes dimensiones del contenido.
Orientar el trabajo educativo hacia elementos de referencia esencial
A partir de investigaciones, evaluaciones y debates, las competencias están
suponiendo un marco de consenso educativo en distintos estados, continentes,
instituciones y organismos internacionales. Se adoptan acuerdos básicos que pueden
constituir referentes nucleares para diferentes programas llevados a cabo en esa
diversidad de marcos.
Tales acuerdos pueden ser validos para distintas etapas de la vida y, por su
importancia, pueden y deben ser afrontados desde diferentes ámbitos del currículo. Los
centros y los profesores podrán después, en sus proyectos educativos, trazar las vías
idóneas en cada contexto y en función de sus prioridades derivadas del estudio de sus
limitaciones y posibilidades.
Favorecen la convergencia del trabajo educativo
Las competencias van a suponer un elemento medular. A ellas se puede acceder
desde distintas áreas y materias (facilitan conexiones globalizadoras e interdisciplinarias)
desde diferentes proyectos educativos y desde distintos ciclos.
Promueven y exigen el trabajo en equipo
La exigencia de compartir núcleos de referencia desde las áreas y materias implica
que el profesorado debe dialogar, debatir y acordar lo esencial. Significa trazar proyectos
conjuntos y delimitar recursos didácticos comunes. Los propósitos esenciales, los núcleos
de referencia deberán ser conocidos y compartidos por las familias.
Contemplan la formación para afrontar nuevas tareas
Las competencias, al concretarse en habilidades y destrezas, preparan para la
resolución de tareas específicas, pero esto no es un fin. Muy al contrario, es un medio.
Los procesos de aprendizaje no pueden limitarse a identificar, seleccionar, conocer,
comprender y aplicar en contextos académicos similares. Desde un enfoque competencial
se puede y se debe estimular la aplicación de lo trabajado a la vida, la valoración de esos
trabajos y el asumir nuevos retos que supongan ir más allá de lo aprendido. Las
competencias más complejas estimulan la creatividad y la innovación.
Se vinculan al desarrollo de habilidades metacognitivas
Aprender a aprender, una de las competencias reconocidas como básicas que,
además, se apoya en los instrumentos aportados por otras competencias, exige el
desarrollo de un conjunto de habilidades vinculadas al conocimiento de los propios
procesos y productos cognitivos: cómo evoluciono mejor, cómo y dónde me encuentro
con dificultades, por qué y cómo las supero. Así, distintas competencias se relacionan con
la iniciativa y autonomía personal: reflexión sobre las posibilidades y dificultades propias
y determinación de estrategias apropiadas a las características de las situaciones.
En conjunto, sopesando los argumentos de valor, queremos señalar que, junto al
principio de equidad que destacamos en primer lugar, la integración de estas otras
razones nos llevan al principio de calidad. Debemos apostar por cualquier orientación
educativa que nos permita armonizar y equilibrar calidad y equidad.
Riesgos y dificultades que hoy que prever
Son muchos los autores (tales como Coll, Pérez Gómez y Garagorri) que se
preguntan acerca del autentico valor de las competencias tras su llamativa y poderosa
irrupción en el ámbito de la definición de la política educativa y curricular. Efectivamente,
estamos demasiado acostumbrados a desembarcos de nuevas propuestas que se
presentan como la solución a complejos problemas educativos. Pronto se aprecia que
algunas de esas propuestas no eran sino cambios en la figuración que nuevos estrenos
han venido a desautorizar. Los nominalismos a los que estamos acostumbrados tejen
redes de falsas esperanzas y dan al traste con la ilusión y el compromiso de muchos.
Tenemos que luchar porque este tipo de situaciones no se repitan con tanta frecuencia y
a tan altos costes.
¿Cuáles serían los principales riesgos que entrañaría o afectarían a este enfoque?
Sin duda, Como se desprende de los análisis que hemos presentado, nuestra opinión es
que el problema no está en el enfoque en sí sino en su deficiente interpretación y, en
consecuencia, mal empleo.
En cualquier caso, consideramos que los riesgos de esta mala comprensión y uso
Son significativos en términos de desaprovechamiento de un elemento que puede ser un
factor importante de ayuda para conseguir mayores cotas de calidad y equidad. La
deficiente interpretación puede restar inquietud, energía e ilusión al trabajo que
educadores y, en ocasiones familias, pudieran emprender. Por ello, es preciso destacar
estos riesgos y alertar respecto a los posibles problemas.
No comprender de forma adecuada su sentido, no profundizar en los argumentos
que las fundamentan puede llevar a desvirtuarlas. De esta manera, entre los problemas
que podría acarrear un pobre y desnaturalizado desarrollo de las competencias podemos
señalar: desarrollar prácticas no fundamentadas, organizar todos los procesos de
enseñanza-aprendizaje alrededor de trabajos prácticos, no llegar a un acuerdo y
consenso entre profesores respecto a las prioridades y los medios para llevarlas a la
práctica, desvirtuar la prioridad del enfoque y reducir la definición de los elementos del
currículo a términos de competencia.
Desarrollo de prácticas no fundamentadas
El enfoque competencial nace de la critica fundamentada a situaciones educativas
excesivamente atomizadas en torno a contenidos académicos de naturaleza teórica. En
lugar de considerarse como medios, tales contenidos han sido confundidos y presentados
como fines. La nueva propuesta no puede consistir en un viaje al polo opuesto. La
práctica se tiene que construir sobre pilares sólidos: ha de partir del conocimiento y la
comprensión.
Organización de todos los procesos de enseñanza-aprendizaje alrededor de
trabajos prácticos
Esta objeción se encuentra íntimamente ligada a la anterior. El matiz se encuentra
en que, en algunas ocasiones, en esta situación cabria respetar la importancia de la
teoría, pero su trabajo sistemático se descuidaría en los centros. Podrá ser algo así
como: «Eso lo estudiáis por vuestra cuenta» (que, por supuesto, es una opción válida en
muchas ocasiones). Pero las decisiones educativas deben basarse en la reflexión y la
planificación, deben ser rigurosas en los planteamientos, deben determinar de forma
ajustada el grado de dificultad de los elementos conceptuales y procedimentales y, solo
entonces, determinar que se trabaja de forma apoyada o dirigida directamente por el
profesor y que se deja para conseguir a través de la exploración personal o en grupo de
los alumnos,
Determinadas prácticas pueden llevarse a cabo fuera del horario lectivo y algunos
conocimientos teóricos requieren explicación organizada, cuidadosa y pausada, y a la
inversa.
Falta de acuerdo y consenso entre profesores respecto a las prioridades en
competencias y los medios para llevarlas a la práctica
Los compromisos entre profesores, en relación con lo que se considera esencial en
un contexto y los medios para garantizar su materialización, son exigencias para
garantizar que no se den lagunas ni redundancias.
El acceso a puntos de convergencia exige diálogo, empatía, asertividad,
generosidad y practica de trabajo en equipo. El trabajo en los centros no ha favorecido
siempre el encuentro y el intercambio entre profesores, más complicada aun es la
comunicación entre profesionales de distintas especialidades, requisito exigido en el
enfoque competencial. Tendremos que esforzamos por intercambiar conocimientos e
intentar ser más objetivos respecto a las prioridades. Habrá que revisar esos contenidos,
cuya relevancia se había considerado inapelable, a la luz de los referentes que nos están
aportando estudios sólidos, a veces provenientes de organismos internacionales en los
que si parece que algunos han sido capaces de llegar a esas revisiones y reformular los
marcos de referencia.
En enseñanza tenemos una asignatura pendiente que vamos a llamar, ahora,
competencia. Preguntémonos:
• ¿Podemos transmitir una competencia social y ciudadana sin dialogar,
negociar, ceder o acordar?
• ¿Podemos enseñar a los alumnos a aprender a aprender si permanecemos
inmóviles en nuestros “puestos seguros" de conocimiento, amparando
nuestros miedos en la débil trinchera de lo que hasta ahora sabíamos y
perdiendo más tiempo en buscar argumentos de “defensa preventiva" de
nuestras posiciones, antes que abrimos a conocer otras propuestas?
• ¿Es ese un estilo de profesor del siglo XXI?
• ¿Quiénes van a ayudar a los alumnos a enfrentarse a los cambios en el
saber?
Desvirtuación de la prioridad del enfoque
La orientación al desarrollo de competencias busca la capacitación para
desenvolverse en diferentes ámbitos. Ello exige un proceso continuo de trabajo que
procedente de la competencia general vaya a la especifica y de esta a la operativa sin
deja de mirar el propósito común. Una mirada centrada exclusivamente en rígidas
destrezas operativas perdería el referente de base y dificultaría la aludida preparación
para el desenvolvimiento en distintos marcos. En este sentido, Monereo y Pozo (2007)
señalan que ser competente es algo más que ser hábil en la ejecución de tareas; ser
competente es ser capaz de afrontar, a partir de las habilidades adquiridas, nuevas
tareas o retos que supongan ir más allá de lo aprendido.
Reducir la definición de los elementos del currículo a términos de competencia
El currículo esta compuesto por una serie de elementos interrelacionados e
interdependientes. Las competencias básicas son núcleos de referencia global. Las
competencias generales, específicas y operativas serán tipos de objetivos que necesitan
contenidos oportunos para su desarrollo, recursos metodo1ógicos, personales y
materiales apropiados, propuestas de experiencias de enseñanza-aprendizaje y criterios
e indicadores de evaluación con los instrumentos de registro oportunos (véase el cuadro
3).
Las competencias señalan un punto de acuerdo, un tipo de objetivo. No eliminan ni
excluyen parcialmente los otros elementos. La planificación sistemática y rigurosa nos
lleva a tomar en consideración preferente algo que antes pertenecía a la aplicación y
voluntad de algunos profesores y centros, pero ello no significa descartar u olvidar los
otros elementos. Se trata de buscar el equilibrio con las «nuevas incorporaciones».
TIPOS DE COMPETENCIAS
La determinación de una tipología o clasificación de competencias podemos hacerla
en función de diferentes criterios, y su diferenciación nos permite arbitrar alternativas
para trabajar con ellas en situaciones precisas. No obstante, apreciaremos que, como en
todo conocimiento, el análisis debe ser complementario de la síntesis; tras la
diferenciación, las integraremos y vincularemos en la práctica.
Podemos estudiar las competencias atendiendo al:
• Ámbito o dominio de referencia.
• Sentido o carácter.
• Grado o nivel de generalidad-concreción.
Competencias en función de su ámbito o dominio de referencia
La aprobación de los currículos que desarrollan la LOE identifica explícitamente para
los ciclos de primaria y secundaria obligatoria ocho competencias que se reconocen como
básicas.
El concepto de currículo incluye ahora las competencias como elemento, y se refiere
a los niveles y ciclos regulados por la ley. Por ello, los tramos de infantil y bachillerato (el
currículo de FP sí alude a ellas) deben incorporar, al menos en su desarrollo (decretos de
los gobiernos autonómicos o centros), la identificación de esas competencias que ahora
están recogidas de forma implícita y que, por su similitud con las europeas, deben ser
referencias medulares para el aprendizaje a lo largo de la vida.
Las competencias identificadas como básicas son las siguientes:
• Comunicación lingüística.
• Matemática.
• Conocimiento e interacción con el mundo físico.
• Tratamiento de la información y digital.
• Social y ciudadana.
• Cultural y artística.
• Aprender a aprender.
• Autonomía e iniciativa personal.
Estas ocho competencias se presentan con algunos marices de diferenciación en
algunas comunidades (entre ellas, Andalucía y el País Vasco) en lo que respecta a su
denominación o a su ordenación. Castilla la Mancha ha incorporado una novena, la
competencia emocional. Pero, en conjunto, son los núcleos de referencia en nuestro
sistema y en nuestros centros. Las emplearemos, con su número identificativo, como
referencia de base convencional a lo largo de este trabajo.
Estas competencias básicas están muy relacionadas con las ocho competencias
clave para el aprendizaje permanente identificadas por el Parlamento y Consejo europeos
en diciembre del 2006. En Europa, el Consejo de Lisboa (marzo del 2000) determino un
marco de referencia para definir las nuevas cualificaciones básicas que debe proporcionar
el aprendizaje permanente. Los Consejos de Estocolmo (2001) y de Barcelona (2002)
establecieron los futuros objetivos de los sistemas de educación y formación europeos, y
elaboraron un programa de trabajo (Educación y Formación 2010). Entre los objetivos se
incluyen el desarrollo de capacidades para la sociedad del conocimiento y otros más
específicos (idiomas, desarrollo de la iniciativa y potenciación de la dimensión europea en
la educación). El informe conjunto que el Consejo y la Comisión adoptaron en el 2004
sugiere el desarrollo de referencias y principios europeos comunes y da prioridad al
marco de competencias clave. El Pacto Europeo para la Juventud en el 2005 destaco la
necesidad de favorecer el desarrollo de una base común de competencias. Finalmente,
las recomendaciones del Parlamento y Consejo europeos del 2006, mencionadas
anteriormente, identificaron ocho competencias clave para el aprendizaje permanente:
• Comunicación en lengua materna
• Comunicación en lenguas extranjeras.
• Competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología.
• Competencia digital.
• Aprender a aprender.
• Competencias interpersonales y cívicas.
• Espíritu emprendedor.
• Expresión cultural.
Si hacemos un análisis comparativo entre las dos propuestas, vemos que las
competencias claves de la UE distinguen dos tipos de competencia lingüística (materna y
extranjera). Integran la matemática con el conocimiento del mundo científico y técnico.
La competencia artística y cultural destaca su virtualidad comunicativa o expresiva. La
competencia que las recomendaciones presentan como séptima (espíritu emprendedor),
en España se muestra como iniciativa y autonomía personal.
Desde nuestra perspectiva, la nueva denominación de esta competencia en nuestro
Estado nos parece más acertada: avala más su carácter formativo y dibuja mejor su
intención. También nos parece que unificar las lenguas en una competencia lingüística
puede ser más conveniente, pues las dimensiones o habilidades serán las mismas.
Finalmente, desglosar y hacer competencias diferenciadas en algunos contenidos y
razonamientos matemáticos y de conocimiento e interacción con el mundo físico nos
parece útil para no sobrecargar en demasía esos ámbitos, y presentar referentes más
operativos para inspirar tipos de tareas.
Sin embargo, estamos más de acuerdo con la forma determinante con la que se hall
presentado en la Unión Europea: claves para el aprendizaje a lo largo de la vida. En
España, aunque la denominación de básicas no tendría por qué significar circunscripción
a la escolaridad obligatoria (dado que básico puede ser entendido como clave o
fundamental), lo cierto es que la misma definición de los decretos de currículo y la no
incorporación de estas competencias por parte de la Administración central a los ciclos de
infantil y bachillerato esta sembrando de no pocas dudas un ámbito de trabajo que
debería haber mostrado más claridad en esta primera fase de incorporación al concepto
de currículo.
Recordamos, no obstante, que las comunidades y los centros disponen de
autonomía para contextualizar y adaptar estas propuestas, y por lo tanto, para
incorporarlas explícitamente a sus programas. Sobran, como hemos podido apreciar en
este capitulo, argumentos fundados para hacerlo.
Competencias en función de su sentido o su carácter
La búsqueda de acuerdos en torno a competencias ha llevado a diferentes tipos de
organismos a identificarlas. En este sentido ha estado trabajando la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). DeSeCo es el nombre del Proyecto de la
OCDE encargado de definir y seleccionar las competencias consideradas «esenciales para
la vida de las personas y el buen funcionamiento de la sociedad». Fue dado a conocer en
2005 y presenta un singular interés para los educadores.
El proyecto busca definir no todas las múltiples competencias que son necesarias
para actuar en la sociedad sino aquellas que pueden considerarse esenciales, que se
llaman key competences o competencias claves. Estas deben reunir tres características
fundamentales:
• Contribuir a producir resultados valorados por el individuo y la sociedad.
• Ayudar a las personas a abordar demandas importantes en una variedad de
contextos específicos.
• Ser relevantes no solo para los especialistas sino para todas las personas.
Los tres tipos de competencias que destaca, de carácter más sintético que las
definidas en España y la UE, son:
• Utilizar instrumentos de forma interactiva.
• Actuar en grupos heterogéneos.
• Actuar de forma autónoma.
Pero no solo en organismos de coordinación política, económica y social hallamos
preocupación por definir y elaborar proyectos en tomo a las competencias, también las
universidades están dejando patente esta inquietud.
Desde la Declaración de Bolonia (1999) se esta trabajando en Europa para delimitar
un espacio europeo de enseñanza superior para el año 2010. Tal espacio requiere un
sistema de titulaciones comparables, y el Proyecto Tuning (2003) esta sirviendo de
referencia para muchas universidades. Este proyecto ha tenido una larga andadura y no
solo se ha extendido por todo el ámbito universitario europeo en el que están implicadas
más de doscientas universidades -Villa y Poblete (2007, p. 9) afirman que la Universidad
de Deusto y la de Groningen (Holanda) lideraron desde su inicio-, sino que se esta
desarrollando en otros continentes como Latinoamérica (Alfa Tuning) y pronto se iniciará
en Asia e India.
Desde este modelo (Garagorri, 2007) se determina un sistema de competencias
como lenguaje común para describir los «objetivos de los títulos y planes de estudio, así
como la referencia para la evaluación de los resultados del alumnado». La Agencia
Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) ha tornado como base la
propuesta Tuning para la formulación de las competencias transversales de las nuevas
titulaciones en las universidades españolas.
En la propuesta Tuning se identifican tres grandes categorías competenciales:
• Instrumentales.
• Interpersonales.
• Sistémicas.
Las competencias instrumentales poseen carácter de medio y engloban habilidades
y destrezas cognitivas y motóricas. Las interpersonales suponen habilidades y destrezas
de relación, comunicación y colaboración. Las sistémicas, que suponen distintos grados
de desarrollo en las anteriores, tienen un carácter holístico e implican combinar distintos
tipos de habilidad, sensibilidad y creatividad. Se expresan en la capacidad para
desenvolverse autónomamente, para serenar iniciativas, diseñar y evaluar proyectos y
tomar decisiones.
Podemos encontrar en la propuesta de la OCDE yen la del Proyecto Tuning claras
similitudes. Las dos, además, se nos presentan con un marcado carácter sintético. Se
trata, a nuestro juicio, de una formula que organiza, que identifica lo esencial. En cierto
sentido supone jerarquización de acuerdo con propósitos educativos al establecer:
• En primer lugar, los medios.
• Después, otros referentes más complejos que requieren los anteriores (la
cooperación exige comunicación).
• Finalmente, los de mayor alcance por su deseo de contribuir a un desarrollo
educativo que potencie la autonomía en las distintas esferas de la vida y
coordine metas personales y colectivas.
Competencias en función de su nivel o grado de generalidad-concreción
En esta propuesta integraríamos las anteriores competencias con el propósito de
trazar una línea que sirviera de marco de referencia a los trabajos que, deben
desarrollarse en los centros. En ella nos apoyaremos en el ultimo capitulo para trazar las
líneas de integración del enfoque competencial en los proyectos educativos y
curriculares. Expondremos las siguientes competencias: esenciales, básicas o claves,
generales, específicas y operativas.
Competencias esenciales
Poseen un carácter medular. Son los núcleos de referencia más sintéticos. Pueden
servir de guía para definir los grandes principios de la dirección metodológica y
organizativa en una institución. La delimitación del Proyecto Tuning nos parece de gran
utilidad.
Propuesta: instrumental, interpersonal y sistémica.
Competencias básicas o claves
Han sido identificadas por las disposiciones legales de carácter curricular (o por las
recomendaciones, en el caso europeo). Son marcos de referencia de carácter más
analítico que las anteriores. Permiten establecer un dialogo más próximo con las áreas y
las materias.
En esta publicación, cuando nos referimos a ellas, incluso circunscribiéndonos alas
recogidas en la normativa curricular aprobada en España, emplearemos indistintamente
la caracterización de básicas o claves; eso si, sin identificar, en ningún caso el concepto
de competencia básica como referencia directa y limitada al marco de la escolaridad
obligatoria.
Propuesta: lingüística (1), matemática (2), conocimiento e interacción con el mundo
físico y natural (3), tratamiento de la información y competencia digital (4), social y
ciudadana (5), cultural y artística (6), aprender a aprender (7), iniciativa y autonomía
personal (8).
Competencias generales
Enunciados en términos de objetivo que atienden al desarrollo de capacidades
relacionadas con el saber hacer. La capacidad es el poder o potencialidad de llevar a cabo
distintos tipos de acciones apropiadas para resolver problemas en diferentes situaciones.
Tendrán un marcado carácter transversal y serán punto de referencia para distintas
áreas y materias, y en distintos cursos. Se las reconoce, también como transversales o
generativas.
Propuestas: identificar información significativa en distintas fuentes; diseñar
proyectos personales.
Competencias específicas
Serán enunciados que muestren habilidades generales que se sitúan en el dominio
de referencia de distintas áreas y materias.
Propuesta: identificar información significativa en materiales impresos relacionada
con la salud.
Competencias operativas
Enunciados que identifican destrezas que alcanzar, objetivos que se deben
conseguir y desarrollar en plazos relativamente próximos, y en situaciones de
enseñanza-aprendizaje concretas.
Propuesta: reconocer, en distintos tipos de materiales impresos (bibliografía
especializada, general y prensa), conceptos esenciales y datos de relevancia relacionados
con la alimentación.
En el capítulo 4 presentaremos algunas sugerencias abiertas para ayudar a definir
propuestas de competencias generales, específicas y operativas en los proyectos y
programaciones. En el anexo mostraremos propuestas para distintas situaciones, áreas y
materias. Apuntamos aquí que los grados o niveles de generalidad-concreción se han de
en tender de manera flexible. Se trata de poder contar con elementos que favorezcan la
ordenación, pero podernos arbitrar formulas intermedias en función de nuestras
necesidades y prioridades. Algunas competencias «específicas» (véanse propuestas en el
anexo), pueden concretarse más para «forzar» su carácter orientador respecto a las
prácticas de aula. La tecnología didáctica pretende y debe cooperar con pautas flexibles,
no encorsetar los criterios que cada centro y grupo de profesores pueda necesitar (véase
el cuadro 4).
En síntesis
En un mundo en el que los procesos de globalización afectan a la cultura, a la
economía y al trabajo, se hacen necesarios algunos ejes o puntos de referencia comunes
desde el punto de vista educativo.
La identificación de competencias básicas o claves como núcleos de referencia para
distintos marcos y contextos (ciclos, centros, comunidades, estados, continentes)
constituye un reto para los organismos e instituciones que trazan directrices en políticas
educativas. Las competencias esenciales, clave o básicas que se van negociando y
definiendo en distintos marcos (Espacios de Educación Superior, Unían Europea, OCDE,
entre otros) son el exponente y resultado del tipo de propósitos y acuerdos educativos
que hoy resultan imprescindibles.
Consideramos que la aceptación del enfoque competencial debe estar regulada por
unos principios:
• Búsqueda de consenso en tomo al concepto y las características de base de
las competencias en sus distintas acepciones) tipologías (atendiendo a los
dominios de desarrollo y al nivel de generalización-concreción).
• Identificación de marcos de acuerdo respecto al papel que las áreas y
materias desempeñarán en su puesta en práctica.
• Esfuerzo y determinación por buscar diálogo y equilibrio entre la forma que
adoptan y la esencia de lo que persiguen. Respecto a la forma, se requerirá
delimitar mejor los territorios conceptuales de capacidad, habilidad y
destreza, y como transmitirlos en proyectos de centro y de aula. Respecto a
la esencia, debemos considerar que esta forma es un medio para conseguir
un fin, la forma no puede desvirtuar ni distraer respecto a su propósito
esencial: contribuir a un desarrollo equilibrado. En definitiva, se trata de
conceder a la tecnología didáctica el papel que le corresponde
verdaderamente (planificar de forma clara, sistemática y coherente), y a la
filosofía de la educación el suyo (determinar que tipo de persona queremos
ayudar a formar y a que vertiente de desarrollo queremos contribuir).
Desde esta perspectiva, sin perder jamás de vista sus posibles riesgos, pero
observando siempre sus posibilidades, debemos cooperar a la construcción, en los
próximos años, de las medidas necesarias para el desarrollo de este enfoque. Este
esfuerzo se justifica por el valor que entraña para el cumplimiento de tres prioridades
que consideramos necesarias en el mundo en que vivimos, y que van a tomar cuerpo en
proyectos educativos que atienden a un principio de equidad conforme a criterios de
calidad. Así, las competencias:
•
Al fomentar los aprendizajes significativos han de atender a las necesidades
y demandas equilibradas del saber académico (contenidos fundamentados,
rigurosos y actualizados) y del saber aplicado en diferentes contextos
(sociales, familiares y profesionales).
• .Estimulan distintos tipos de capacidad: unas de carácter más instrumental
(matemática, digital), otras de carácter sociorrelacional (social y ciudadana)
y otras de carácter sistémico y holístico (aprender a aprender). Ello exige
trabajar las competencias atendiendo a las necesidades y posibilidades de
todos los alumnos con el fin de estimular nuevos niveles de desarrollo.
• Potencian un estilo de aprendizaje y formación permanente (en distintas
ciclos de educación formal yen distintos momentos y situaciones de la vida).
Así pues, las competencias han de ser, para constituir una apuesta de valor firme,
síntesis de grandes coordenadas de principio: equidad, equilibrio, continuidad y calidad.

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