agaete, el valle y la aldea de san nicolás

Transcripción

agaete, el valle y la aldea de san nicolás
AGAETE, EL VALLE
Y
LA ALDEA DE SAN NICOLÁS:
HISTORIAS COMUNES
Texto completo de la conferencia impartida
por Francisco Suárez Moreno,
el 9 de junio de 2016, en El Valle de Agaete
Edita Infonortedigital.com
Gáldar, 2016
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Señoras y señores, buenas noches:
Todos los pueblos de Gran Canaria tienen nexos históricos comunes, sobre todo los más cercanos. De
ello, por invitación de la Comisión de Fiestas de esta localidad del Valle de Agaete, haremos hoy una exposición histórica y de recuerdos personales de esas conexiones, a lo largo del tiempo entre las gentes de
los municipios de La Aldea y Agaete, que tanta sangre en común llevan en sus venas, con especial mención a El Valle, en la medida de nuestros conocimientos y del espacio que conlleva este tipo de exposición oral.
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I
Los heredamientos de los hermanos Lugo
en Agaete y La Aldea
SIGLOS XV-XVI
Estamos ante un ingenio único hoy por ser excavado con técnicas arqueológicas modernas y reconstruida su tecnología hidráulica como vemos en las imágenes adjuntas de Arqueocanaria. Tiempos después, no
sabemos aún cómo y por qué aparece el citado Pedro
Fernández de Lugo como sueño del primer heredamiento de tierras y aguas de La Aldea, donde también
instala un pequeño ingenio azucarero cuyos datos
técnicos y lugar de emplazamiento desconocemos por
ahora. Y así comienza la historia común de Agaete y La
Aldea cuando, entre finales del siglo XV y principios
del XVI, se inicia el desarrollo económico en la Isla, en
el marco de una economía mercantil internacional
que tiene en los valles de Agaete y La Aldea un mismo
denominador común: posesión de tierras y aguas en
una misma familia que en pocos años venden sus
propiedades; el cultivo de la caña dulce para la producción azucarera en los ingenios, a lo que debemos
unir la explotación maderera de los pinares circundantes de Tamadaba y La Aldea con mano de obra esclava
y algunos asalariados.
Después de la Conquista de Gran Canaria fueron
gentes de armas o de dinero partícipes de la empresa guerrera los que recibieron de la Corona, a través
del Gobernador Pedro de Vera, tierras y aguas,
además de canarios esclavizados por ellos.
Entre los receptores de tierras y aguas en Agaete
y La Aldea, respectivamente, estaban Alonso
Fernández de Lugo (conquistador y gobernador de
Tenerife y La Palma) y su hermano Pedro Fernández
Señorino de Lugo (comerciante y financiero de la
Conquista). Es por ello que encontramos el primer
ingenio azucarero de Agaete, hacia 1486-1487 levantado por Alonso Fernández de Lugo, en el primigenio Heredamiento de Agaete, con la ayuda monetaria de su hermano, que vivía en Sevilla, el citado
Pedro Fernández Señorino de Lugo.
Estamos ante un ingenio azucarero levantado en
La Candelaria que se movía para la trituración de la
cañadulce con el agua que en gran cantidad venía
entonces de El Valle y cumbres.
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Recreación del
ingenio azucarero de
La Candelaria,
Agaete.
Imagen del Cabildo
de Gran Canaria,
realizada por
Arqueocanaria.
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II
La Parroquia de Agaete
En cuanto a las jurisdicciones parroquiales porque en
lo civil la isla tiene una sola administración municipal, la del Cabildo; la comarca oeste y parte de la
cumbre, desde Agaete a Artenara y La Aldea había
quedado enmarcada dentro de la jurisdicción parroquial de Santiago de Gáldar hasta que, como hemos
dicho, tempranamente.
La jurisdicción parroquial de La Concepción de
Agaete se creó, separada de Gáldar, en 1515 y luego
se convirtió con beneficio en 1523.
En aquel siglo los escasos vecinos que poblaban
el valle de La Aldea parece que se hallaban vinculados a la parroquia de Agaete, hasta que se creara la
Parroquia de Nuestra Señora del Socorro de Tejeda.
Y es que desde Agaete, tras las visitas obispales se
canalizaban órdenes, como así consta en su archivo
parroquial, sobre determinados mandatos para los
aldeanos, dictados por los obispos fray Juan de Alzolara, en 1570 (cumplimiento de deberes) y por Hernando de Rueda en 1583 (orden para el traslado de
la ermita de San Nicolás desde la playa al fondo del
valle).
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III
Otras relaciones antiguas
SIGLOS XVI-XVIII
de enero de 1677 empezará a funcionar como parroquia independiente tras segregarse de la Vega,
con una amplia jurisdicción que abarca toda la zona
de La Aldea y Mogán. Antes, parece de poco sentido
común que los vecinos de La Aldea acudieran a la
parroquia de la Vega (Santa Brígida), teniendo la de
Agaete a mitad de camino. Y La Aldea se separa de
Tejeda en 1742.
En este tiempo era propietario del cortijo de El
Hoyo-Tocodomán (La Aldea), Juan Medina, natural
de Agaete, quien hacia 1570 grava estas tierras con
un tributo perpetuo de tres doblas y media a favor
de la iglesia de la Concepción (Agaete).
Una parte de esta propiedad, la zona de Tocodomán, pasaría en 1653, por operación de compra, a
otro vecino de Agaete, Manuel Melo. Este se asentará con su familia en el pueblo y sus descendientes,
los Melo conformarán, empezando por Jacobo Melo,
alcalde en 1677, parte de la burguesía rural que
encabezará demandas sociales y participará en los
litigios sociales contra la Casa de Nava-Grimón.
Según avanza el siglo XVII, La Aldea se vinculará a
la jurisdicción religiosa de Tejeda la que el primero
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IV
Antiguo Régimen
tiempo de pleitos socioagrarios y
estrechas relaciones con Tenerife
SIGLO XVIII Y PRINCIPIOS DEL XX
El Valle aporta no solo sus aguas sino su producción agrícola de autoconsumo y frutales con destino
a los mercados del Noroeste y de Santa Cruz de Tenerife. Hacia 1735 ya moraban en este lugar unas 30
casas de familia que podían sumar poco mas de 100
habitantes (18% de Agaete), además de ser punto de
paso del camino real que desde Agaete subía a la
cumbre por El Sao, hasta lugares como Barranco
Hondo con 30 familias o Artenara con 40, casi todas
en casas-cueva. Más allá, hacia La Aldea, en El Risco
vivían 12 familias.
Entonces se había generado un hambre de tierra
que afectaba a la propiedad del común y a los bienes
realengos y las grandes propiedades crecen a costa
de los bienes públicos limítrofes.
En la segunda mitad del siglo XVIII los pueblos de
Agaete y La Aldea van a experimentar una expansión
económica y demográfica en base a la explotación
agraria, en el marco de un orden económico insular
que avanzaba progresivamente hacia tendencias
más mercantiles, teniendo ambos pueblos a sus
puertos de mar en enlace directo con Santa Cruz de
Tenerife.
Al finalizar este siglo el pueblo de Agaete contaba
con 1.399 habitantes en un espacio de regadío de
450 fanegadas, mientras que La Aldea ya se le igualaba con sus 1.337 habitantes, en una zona de gran
potencial agrario de 1.000 fanegadas de regadío y
1.800 de secano.
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Todo ello representaba una trama de litigios de
naturaleza diferente, que generaba la intervención
de los corregidores, la Real Audiencia, los fiscales y
los representantes de estos pueblos frente al poder
de la terratenencia.
En Agaete, los vecinos venían demandado desde
finales del siglo XVII a las familias Castillo y Manrique
por extender sus posesiones a costa de las tierras
públicas. En 1787 se produce una revuelta campesina dirigida una burguesía rural que también deseaba
participar en el proceso de apropiación de los bienes
comunales. Ante esta demanda se acordó por el
Consejo de Castilla su reparto entre los vecinos que,
carentes de tierras, poseyeran yuntas y aperos de
labranza propios.
Igual planteamiento se da en La Aldea con la Casa
de Nava-Grimón aunque lleva un proceso más complicado por la extensión de aquel fundo y el carácter
de medianeros perpetuos que tenían los vecinos
dentro de este mayorazgo, además de la virulencia
social que generan estos con amotinamientos y procesos judiciales llegados hasta la propia capital del
reino.
Las relaciones entre La Aldea y Agaete fueron cada vez más intensas por mar. Así el velero Nuestra
Señora de las Nieves, en 1819, que era propiedad del
aldeano Antonio Almeida Ramos traficaba por esta
costa sobre todo con madera y leña de nuestros
montes.
El lado negativo de la mar fue la presencia de piratas y corsarios. Las milicias de La Aldea tienen que
rechazar a tiro de fusil, hacia 1743-1745 un desembarco inglés.
En ese mismo tiempo, en el puerto de Las Nieves
se presenta una escuadra de cuatro barcos corsarios
ingleses, que había apresado dos balandras francesas y dos barcos canarios en la punta de Anaga, y
pretendió hacer aguada, siendo rechazada.
Entre Agaete y La Aldea funcionaba dependiendo
del Regimiento de Guía una compañía de milicias
que a veces abarca los dos pueblos y a veces aparecen como dos compañías separadas.
Pescadores canarios. Acuarela de Alfred Diston, principios
del siglo XIX (Tenerife). Propiedad de Universidad de Yale.
Gran Bretaña. Estampa similar, por esta época, a la de
la Costa Noroeste de Gran Canaria
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V
En la crisis del siglo XIX
independencia con respecto al aún único ayuntamiento o Cabildo de la Isla. Esto se logra, como en el
resto de los pueblos importantes, hacia 1836, con la
nueva legislación liberal, cuando se conforman los
ayuntamientos modernos, donde Agaete tiene algún
problema de lindes con Artenara por la banda de El
Risco.
El pueblo de Agaete, de los 2.542 habitantes que
sumaba a mitad del siglo XIX, pasa, a principios del
XX. a 2.835; mientras que La Aldea lo hace de 1.334
a 1.860 habitantes.
El Valle cuenta con casi 40 casas de familia que
sumaban exactamente 260 habitantes (el 13 % del
municipio), en el primer padrón municipal de 1836,
para experimentar una ligera subida hasta principios
del siglo XX pues a pesar de tener un crecimiento
natural positivo, la emigración a Cuba era alta como
Durante la primera mitad del siglo XIX se vive en
Canarias una profunda crisis económica que retrae el
crecimiento de sus pueblos. Los tiempos cambian, el
sistema político antiguo cede paso al régimen liberal,
pero los ricos siguen ricos y los pobres más pobres.
La momentánea inyección económica que supuso el
cultivo de la cochinilla, de lo que se beneficiaron
algunos propietarios de Agaete, no palió los males
de una población con bajo poder adquisitivo, analfabeta, incomunicada y sometida a una odiosa presión
fiscal.
Los decretos de la Cortes de Cádiz sobre la creación de ayuntamientos constitucionales, en 1812,
propició que tanto Agaete como La Aldea adquirieran dicho rango sobre los territorios de su jurisdicción religiosa y de alcaldía real pero no se logra la
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todos los pueblos. No encontramos aún trasvase
migratorio importante entre este lugar y La Aldea
como ejemplo ponemos que en el padrón de 1836
solo una mujer que aquí vivía era natural de La Aldea
y en el padrón municipal de ese mismo año de este
último pueblo no consta ningún nacido en Agaete,
por lo que aún no hay movimientos de trasvase migratorio entre ambos.
No obstante conocemos, según avanza el siglo
XIX, algunas familias que de Agaete se establecen en
La Aldea, por citar una la hacemos con Basilio Martín
Palmés cuyo hijo José Martín Viera será alcalde en
1874, dirigente vecinal en los pleitos contra el marqués de Villanueva del Prado Armas y procesado
como instigador de la conspiración mortal contra el
Secretario municipal (1876). Su nieto, Juan Francisco
León Martín, será el primer maestro titulado natural
de este pueblo, en 1878, activista también contra el
poder de la terratenencia local. Y, una hija suya se
casa con el vecino de Agaete, Francisco del Pino
Medina, maestro de instrucción pública en La Aldea
y secretario municipal, entre finales del siglo XIX y
principios del XX.
Otra familia que procedente de El Hornillo de
Agaete, entonces con 14 familias en sus casas-cueva,
se establece en La Aldea y deja una larga descendencia es la de José Manuel Armas Cabrera, así como
otras más de Agaete pueblo como los Álamo, Jiménez…
De La Aldea también se trasladan gentes a Agaete; así Pedro León Llarena va destinado a la escuela
de El Valle, a principios del siglo XX, o una rama de
los Suárez de La Aldea se establece en Agaete; todo
ello dentro del contexto del amor y casorios y de las
ofertas de trabajo. O vemos casos de compras de
tierras, el mayor lote es el que adquiere el gran propietario de Agaete Antonio de Armas, al Estado: los
extensos cortijos de Tasarte, Tasartico y Guguy, en el
contexto de la desamortización hacia 1870, lo que le
convierte en el mayor propietario de La Aldea.
Antonio de Armas Jiménez, agaetense que se convierte hacia
1874, en gran latifundista de eriales en la comarca
del Soroeste. La Aldea.
Extraída de Santana Suarez:
http://agaetemipasion.blogspot.com.es/2016/04/el-motinde-agaete-durante-la.htmln
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VI
En el capitalismo agrario y en
la época dorada del cabotaje
(1880-1940)
A principios del XX se fue afianzando en Canarias el
capitalismo agrario nacido en el siglo anterior, primero había sido los cultivos de caña dulce para la
industria del azúcar, ron y alcoholes y, luego, las
papas, tomates y plátanos. En Agaete el citado Antonio de Armas crea una pequeña fábrica de azúcar y
ron con los cultivos de caña sembrada desde la costa
hasta el Valle hasta que poco antes de la Primera
Guerra Mundial los cultivos de plataneras y algunos
tomateros los desplazó cerrándose la fábrica y su
pequeño alambique de ron, marca Egrot yendo a
destilar primero a El Hornillo de Acusa Verde y luego
a la célebre fábrica de Ron de La Aldea; en fin, las
vueltas que dan por nuestra comarca no solo la gente sino las máquinas fabriles.
En este contexto, el cabotaje marítimo se encontró con su época dorada, en la que participa activamente la burguesía de Agaete y las relaciones
entre los puertos de las Nieves y La Aldea continúan
estrechas. Es cuando estos dos pueblos experimentan un gran desarrollo económico y demográfico.
Incluso generan festejos similares que con el tiempo
se transforman en una rica y peculiar tradición
común como es la transformación de sus enramas
para las fiestas patronales en un nuevo formato: las
Bajadas de la Rama con banda de música y papahuevos.
Estos actos festivos están relacionadas con las
enramadas de caminos, plazas, santos, vírgenes e
iglesias en vísperas de las fiestas patronales de tiem-11-
pos modernos, cuando se crean las primeras bandas
de música (segunda mitad del siglo XIX), y estas animan el jolgorio de la traída o bajada de la Rama desde los pinares, cuya primera referencia escrita en El
Valle la tenemos de 1906, con música y papagüevos,
lo que viene a coincidir casi con la construcción de la
ermita a principios del siglo (1902).
En La Aldea la primera Bajada de la Rama la tenemos de 1901 y abajo en Agaete unas décadas
antes: hacia 1867 con el formato de animación musical con banda de música. Más atrás no hay datos
escritos y si los hubiera en su momento pues nos
alegraríamos mucho. Por ahora no podemos afirmar
lo que históricamente no consta y no se puede demostrar y menos defender "tradiciones inventadas"
como es caso de las "ronerías".
En 1930 la población de Agaete alcanzaba los
4.208 habitantes a lo que se acercaba La Aldea con
3.351. Pero la Guerra Civil española primero y la
Mundial después venían a truncar este desarrollo
económico a la par que finalizaban las obras de la
carretera que unía ambos pueblos acabando con el
cabotaje histórico y la febril actividad de sus históricos puertos.
Agaete y el nexo de comunicaciones con La Aldea.
Así, entre 1900 y 1945 varias familias de pequeños navieros de Agaete participan de este negocio
marino. En la década de 1930 la naviera de Trujillo
Álamo se hace con una flotilla de vapores para cubrir
un amplio espacio marítimo que alcanza la costa
africana. Esta la componían viejos vapores como los
Esperanto, Consuelo de Huidobre, Alejandro y San
Carlos, este último hundido por el submarino alemán
U-37, el 20 de diciembre de 1940, frente a la costa
de Fuerteventura (SANTANA SUÁREZ, 2016). Y, uno de
los últimos veleros de Agaete en recalar por el puerto de La Aldea es La Luz (velero que traía el célebre
reparto de alimentos básicos en los años del racionamiento) que era propiedad del padre del pintor
Pepe Dámaso.
A principios del siglo XX comienzan a establecerse
en la playa de La Aldea la familia del Puerto de las
Nieves, seña Dolores Arbelo (1862-1858) y Cristóbal
Martín (1859-1956 conocidos como los Conejos,
quienes generen prolija descendencia de más de 200
miembros que hoy nuclea la población marinera de
La Aldea.
Aparte sangre familiar de Las Nieves se llevó a La
Playa de La Aldea, costumbres y técnicas de pesca
tradicional, aunque marineros antiguos de La Aldea y
de Las Nieves compartían un mismo espacio marítimo. Así, por citar un ejemplo, el canto de la morena,
de uno y otro lugar es el mismo en letra y tonalidad
musical (GARCÍA ÁLAMO, 2010: 108-109).
El mar principal línea de comunicación y común actividad económica
Los medios de comunicación mejoran desde finales
del siglo XIX hasta después de la Primera Guerra
Mundial. Se construyen muelles en Sardina (1870),
en Las Nieves (1875) u en La Aldea (1901). La carretera del Norte llega a Agaete hacia 1901. Y en el
puerto de Las Nieves encontramos el desarrollo de
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Arriba: Puerto de Las Nieves, imagen de Teodor Maisch a finales de la
década de 1920 (imagen de FEDAC). Se inserta una imagen del vapor
San Carlos, hundido por un submarino alemán en 1940 (imagen tomada de Pedro Socorro (2010).
Abajo el Puerto de La Aldea, hacia 1934, imagen tomada
de Suárez Moreno, 2016.
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en varios anuncios de prensa1, a unos 200 metros de
las tres piletas de baño ubicadas en una oquedad,
revestidas de azulejos, preexistentes desde décadas
atrás (un bien patrimonial histórico que debería
protegerse y recuperarse aunque no fluya agua para
el Turismo Cultural y para recuperar La Memoria del
Lugar). Fue un acontecimiento celebrado en toda la
Isla y adonde llegaban mucha gente de la burguesía
canaria a descansar y a curarse de dolencias y de
problemas dermatológicos. Incluso desde La Aldea
llegaron a ir grupos de familias y amigos como esta
imagen que les pongo de principios de los años
treinta.
Su éxito promovió la competencia hotelera. Al
declararse de utilidad pública entre 1928-1929 estas
aguas curativas de Los Berrazales se levanta, poco
más abajo —mejor que yo lo saben ustedes— el
Hotel Guayarmina que abre en 1930 por iniciativa de
la familia de Juan Suárez y debajo se construye el
Balneario al año siguiente, para poquito después
debajo del Balneario, en 1931, por iniciativa de los
Álamos para luego empezar a funcionar la embotelladora con fines comerciales. Estos dos establecimientos hotelero-balneario como lo fue el de Azuaje,
entre otros, sirvió hasta avanzado el siglo como punto de Luna de Miel para tantas parejas canarias, en
un lugar como este de verde encanto paisajístico
como el de los cuentos de hadas.
Agaete villa cultural y centro económico
A principios del siglo XX, Agaete inicia una nueva
expansión económica y demográfica. Estuvo propiciada por los cultivos ya mencionados de exportación primero caña dulce para la cita pequeña industria azucarera y alcoholera de los Armas y luego los
plátanos, junto a la mencionada actividad marina, la
llegada de la carretera general del Norte al Puerto de
Las Nieves y un turismo promocionado entre ingleses con el reclamo del Balneario y "Hotel Salud" de
Los Berrazales.
Antes de la Primera Guerra Mundial ya contaba
Agaete con telégrafo, centro social y recreativo,
banda de música, una docena de tiendas, un médico
y botica, nueve modistas y un sastre, relojería y seis
zapaterías una de las cuales se transformó en la
fábrica de calzados Armas Nuez. Además había generado un foco cultural de literatos canarios atraídos
por el médico titular, el poeta Tomás Morales médico al que acudía la gente de La Aldea y de los campos cercanos.
Hagamos una breve referencia (a algo que ustedes deben conocer mejor que yo, sobre todo quien
investiga este tema Javier Gil Pérez), sobre el balneario y sus célebres aguas curativas de Los Berrazales.
Estas, de contenido minero-medicinal ferruginosas,
ya habían sido descubiertas y utilizadas con fines
curativos desde 1883, adonde llegaba un primer
turismo de salud que se alojaba en casas cuevas
cercanas. El Hotel Salud luego Casa de San Pablo tal
como hoy lo conocemos se inauguró en abril de
1923, con 60 habitaciones disponibles, según consta
1
La Provincia: 17 de julio de 1923, p. 3. (crónica sobre la apertura y
características del nuevo hotel y los baños cercanos).
Diario de Las Palmas: 24 de mayo de 1923, 8 de junio de 1925. etc.
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Arriba: Un grupo de aldeanos en el Hotel Salud, en 1934. Fotografía de Leopoldo Ojeda.
Abajo: Fábrica de Calzados Armas. Imagen extraída de
Ayala, 2013.
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Tras la crisis mundial de 1929, ostensible hacia
1932-1933 en la agricultura, se observa con mayor
crudeza la realidad social de un pueblo donde aún se
mantenían, aunque fraccionados, los viejos latifundios de propietarios absentistas y residentes fuera
del municipio. Los bienes comunales habían sido
acaparados esta clase tanto en los procesos desamortizadores anteriores como por usurpaciones.
Los importantes caudales de agua que fluían de
los heredamientos de El Valle a El Sao y parte superior de esta cuenca comenzaron a desviarse hacia la
zona de las plataneras de Gáldar-Guía, sobre todo
hacia 1930, por un alza de precios del mercado del
agua controlado por la Comunidad de Regantes del
Norte. Lo que tuvo una oposición muy dura por parte del farmacéutico de Agaete Fernando Egea que
recibió por ello constantes y contrastadas amenazas
de muerte, quien en 1936 sería nombrado Delegado
de Gobierno de la Zona Norte por las nuevas autoridades del Frente Popular.
Lo saben ustedes o se lo habrán oído a sus mayores: estos trasvases de agua para las plataneras del
Norte se realizaron en detrimento de los regantes
minifundistas de El Valle de Agaete cuyas fértiles
tierras perdieron la capacidad productiva cuando
había comenzado a diversificarse con la introducción
de productos tropicales como el café. Como consecuencia de este cúmulo de circunstancias negativas
para la agricultura local, la tasa de desempleo se
situó en un 30% de la población activa.
En el marco democrático del régimen republicano, en 1932 se crea la Sociedad de Oficios Varios de
Agaete, como sección de la Federación Obrera, que
en 1936 alcanza la cifra de 500 afiliados. Esta organización obrera lleva a cabo en el pueblo un activo
movimiento social de lucha contra el paro y mantiene otros frentes como la defensa del agua, el contencioso de los bienes comunales, la jornada de
ocho horas y a seis pesetas, la abolición del esquirolaje, etc. Tendrá consecuencias represivas en 19361938, con mucho luto para las familias de El Valle.
La relación de Agaete con La Aldea es ahora más
intensa, como punto de paso, tanto por el camino
real y una carretera ya en construcción, como por el
puerto de las Nieves y las fondas acogen a los vecinos en tránsito hacia Las Palmas.
Se intercambian familias de uno y otro pueblo,
propietarios de Agaete compran tierras y desarrollan
negocios en La Aldea como Basilio Álamo con un
gran comercio, el comerciante de cochinilla Matías
García (los Machitos), que adquiere varias propiedades y más tarde lo harán empresarios del tomate
como Manuel y Sebastián Álamo (Chanito Vallejo),
entre otros muchos, como la nueva maestra de La
Plaza, doña Leocadia Sosa, natural de Agaete.
dea. Se empieza en 1924 y finaliza en 1958, aunque
se abre paso, en 1939, en precario e intermitente
por las obras hasta 1949. En agosto de 1939 la vía
fue abierta a la fuerza por el ayuntamiento de La
Aldea.
La carretera Agaete-La Aldea (1894-1958)
La carretera con Agaete fue una reivindicación histórica de La Aldea. En 1894 se inician los estudios del
trazado partiendo desde Agaete con varias alternativas por la quebradura del terreno.
En 1917, después de muchos estudios, se establecen cuatro trozos para su ejecución: 1º, AgaeteDegollada de La Palma; 2º, Degollada de La Palma-El
Risco; 3º, El Risco-Tirma y 4º, Tirma-Playa de La Al-
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El golpe militar: intento de resistencia republicana y
represión en Agaete y La Aldea
Tras el golpe militar de 18 de julio de 1936 se vivieron momentos trascendentales en los puertos de
Sardina, Agaete y La Aldea: resistencia, bombardeo y
desembarcos desde el buque Arcila, rendición de los
ayuntamientos… Desde el puerto de Las Nieves, la
resistencia republicana dirigida por el citado farmacéutico de Agaete y Delegado de Gobierno en la zona
Norte, Fernando Egea, había llevado a cabo por mar
varias acciones. La falúa, que efectuaba el servicio
diario de pasajeros desde Mogán y La Aldea al puerto de Las Nieves, fue requisada por éste el lunes 20.
Y en ella, desde Las Nieves, se llevaron a cabo
operaciones de control y observación por toda costa
Norte hasta Las Palmas, en los momentos de fuerte
tensión por el golpe y la posterior huida de los
máximos responsables de la resistencia en el Norte,
cuando los militares controlaron la situación.
Dos de los marineros de esta falúa eran aldeanos,
Juan María y Francisco Ramos Sánchez; este último
nos contó, entre otras aventuras, cómo trasladaron
a La Aldea a Egea para traerse la dinamita de la
rretera en construcción, sin conseguirlo y cómo la
abandonaron cuando, a primera hora de la madrugada del miércoles 22 de julio, la embarcación partió
rumbo Sur, con el propósito de doblar la isla y llegar
al Continente, llevando a bordo a Fernando Egea,
Herminia dos Santos (su esposa), Eduardo Suárez
Morales (diputado comunista) y Pedro Delgado Quesada (consejero del Cabildo). Frente a Tasartico, el
patrón (único marinero que ya quedaba en ella),
simuló una avería y desembarcó a los tripulantes en
aquella playa. Luego fueron capturados, el viernes
24 de julio, por fuerzas del guardacostas Alcira que
cañoneó la zona donde se escondían hasta lograr su
entrega.
En plena guerra comienza la represión mortal
contra gente de izquierdas o en su caso contra obreros mal vistos por amos de Agaete, mientras que los
vecinos de mismas circunstancias sociopolíticas de
La Aldea se libraban de la muerte por no haber carretera.
La tradición oral asegura que, en la playa de Las
Nieves, en una de las trágicas noches de sacadas de
las casas (probablemente la del 4 abril de 1937, cuyo
saldo fue la desaparición, de 27 vecinos de Agaete y
13 de Gáldar) se hallaba la falúa de Graciliano a punto de partir para La Aldea con varios falangistas al
objeto de detener a vecinos de aquel pueblo, para
según algunas fuentes consultadas «ser apotalados
en alta mar». Pero un falangista de Agaete, Sebastián Álamo, con buenas relaciones en La Aldea,
abortó la operación.
De lo que ocurrió aquí, sobre todo en La Vecindad, qué contarles que ustedes no sepan. De ello no
hay que olvidar claro que sí y difundir para que no
vuelva a ocurrir pero sin odio histórico. Una frase de
un intelectual que apoyó aquel golpe de estado y
luego se arrepintió, Miguel de Unamuno, lo dijo bien
claro: «miremos más que somos padres de nuestro
porvenir que no hijos de nuestro pasado». Ahora el
respeto a la memoria de aquellos desaparecidos, la
recuperación de sus restos para que descansen donde quieran sus familias, el objetivamente porqué de
su tragedia, etc. es y deberá ser siempre sagrado.
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Arriba mapa de focos de resistencia republicana al
Golpe Militar de 1936 y líneas del intento de evasión de las autoridades republicanas
(del autor).
Abajo. Imagen del punto exacto del barranco del
Balo (Tasartico), con recreación de la estampa del
cañonero Alcira, desde donde bombardeó a las
autoridades republicanas allí atrincheradas.
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VII
La nueva expansión de los tomateros (1947-1960)
Primera oleada migratoria expansiva
de Agaete a La Aldea
Los años cuarenta de la posguerra española y la
Guerra Mundial generan una fuerte recesión
económica, hambre y escasez de recursos. Las playas
de La Aldea y Agaete se fortifican ante la amenaza
de invasión aliada. Continúan los enlaces por mar del
puerto de La Aldea con Agaete y Las Palmas a través
de unas gabarras de la casa Miller tiradas por remolcadores.
En estos años se acentúan las relaciones deportivas entre los equipos de fútbol de La Aldea y Agaete,
iniciadas en la década anterior. Y empezó a crearse
diferencias a nivel colectivo entre estos dos pueblos,
cuando paradójicamente mayor relación económicosocial y de sangre empezaban a tener, pues se iniciaba después de 1947, un fuerte movimiento migra-
torio de familias de Agaete hacia la oferta de trabajo
de los tomateros (de familias enteras a trabajar de
medianeros en la tierra) y almacenes de empaquetado de La Aldea (sobre todo de mano de obra femenina), cuando el pueblo de La Aldea protagonizaba el mayor crecimiento de su historia tras la consolidación del capitalismo agrario del tomate, mientras
que Agaete se estancaba económicamente.
Y llegamos a los años dorados del tomate. De las
250 fanegadas de tomateros que se cultivaba en La
Aldea hacia 1930 se llega en el año 1960 a mil lo que
se traduce en una explosión demográfica cuantificada entre los 3.351 habitantes de 1930 a los 9.000 de
1960, con mucha sangre de familias naturales de
Agaete pueblo que se quedaba con solo 5.000 habi-19-
tantes. Muchas es estas familias son llevadas a La
Aldea por empresarios del tomate de Agaete que se
establecen allí con fincas y almacenes de empaquetado, como los Sebastián Álamo o los hermanos
Francisco y Manuel Álamo (los Manrrillas), entre
otras las Vega, del Rosario, Santana, Álamo, Suárez,
Jiménez, del Rosario, Barroso, Santana, González,
García etc. que conforman la primera oleada de
emigrantes (1940-1960).
Otros empresarios de Agaete instalan recibos de
tomates en La Aldea como fue el caso, entre otros
del célebre Juan González, el Morro. Mayor importancia va a tener el papel de la empresa líder del
tomate en La Aldea, los Rodríguez Quintana que
cultivan en El Risco y atraen a sus nuevas plantaciones de Furel y Las Tabladas a decenas de familias de
El Valle, Agaete y El Risco (los Bosa, Suárez, Jiménez,
Sosa, Vega, etc.) en lo que denominamos con la segunda oleada migratoria de Agaete a La Aldea entre
1960 y 1970.
Casi toda esa masa de emigrantes de Agaete de
primera y segunda oleada migratoria fija su residencia en este pueblo y se integra plenamente en la
sociedad aldeana a través de enlaces matrimoniales.
Algunos participan de lleno en las competiciones
deportivas locales ente los que destacamos a Alberto
Álamo como entrenador.
En el campo de la música sucede algo parecido
en este tiempo de la posguerra, pero con menor
intensidad que en el deporte; por citar dos ejemplos
de cada pueblo lo hacemos con el aldeano Tomás
León Afonso director primero de la banda de La Aldea y más tarde de la de Agaete donde se había
casado y Manuel Santana el Sueco de Agaete en la
Banda de La Aldea.
Por último reflejamos alguna curiosidad etnográfica, desde el punto de vista de La Aldea, que nos ha
llamado atención sobre la forma de ser de los vecinos de Agaete, aparte sus dones colectivos de alegría, ingenio, vivacidad, solidaridad… Una es su singular expresión oral, cadenciosa casi cantada que en
los últimos tiempos se ha diluido y otra es la tradición del sobrenombre, preciso y con garbo, de lo
cual oíamos, en los coches de hora, cuando parábamos en este pueblo, en ruta hacia Las Palmas, en los
años cincuenta y sesenta: lo que a propósito lo
hemos reflejado a lo largo de esta exposición, como
los Conejos, marineros; los Manrrillas, Vallejo… los
Machitos… empresarios; los Palancas, las Canarias,
la Perica…
Áreas de cultivos de tomateros en la parte baja del valle de
La Aldea, hacia 1950, que cobijó a muchas familias de Agaete, El Valle y El Risco, al contrato de medias y de aparecería,
así como en los almacenes de empaquetado, algunos de
propietarios de Agaete.
-20-
IX
Últimos acontecimientos y recapitulación
1970-2001
La economía de La Aldea dentro del capitalismo de la
exportación se orienta en los últimos años del siglo
XX hacia el régimen cooperativista con los grandes
problemas que el sector tomatero empezó a tener
en los mercados europeos, manteniendo una población de 7.400 a 8.400 habitantes; Agaete pierde el
sector agrícola y se sitúa entre los 5.200 y 5.842
habitantes actuales, como pueblo dormitorio, sin
adelantos en su economía.
Los problemas del sector agrario de La Aldea empiezan a ser graves a principios de los noventa con la
comercialización del tomate en los mercados europeos. El pueblo se manifiesta en masa e inicia la
madrugada del 11 de julio de 1992, una caminata
colectica de tres días hacía Las Palmas, la Marcha del
Tomate. Al atardecer entra en Agaete con la intención de pernoctar allí, como lo hacían antes los viajeros de a pie de barco y se encontró con una sorpresa
mayúscula: todo el pueblo con su alcalde y corporación al frente, los recibía, con banda de música incluida, entre mil aplausos y lágrimas de ambas colectividades; se borraban aún más viejas rivalidades
para entrar en la dinámica de la hermandad y concordia que, el sentido común, impone a los pueblos
vecinos. Esta unión se sella, nuevamente en Agaete,
el 6 de agosto de 1993, con la emocionante inauguración de la Glorieta de La Aldea, por los alcaldes y
corporaciones municipales de ambos pueblos, iniciativa que luego se correspondería con la nominación
de una calle de La Aldea con el nombre de Agaete.
-21-
Invernaderos de los Rodríguez Quintana en Las Tabladas en los años setenta del siglo pasado.
-22-
Arriba: Infografía (Grafcan, 2013), del
valle de La Aldea con puntos de ubicación de cuarterías de aparceros:
La Punta, zona tomatera de Armando Romero, luego CAUCE; La Casa Nueva
y Velázquez.
El Sabinal, Los Azulejos y Las Tabladas
, por un lado del Barranco
y Las de La Plaza y El Pinillo, en el margen izquierdo, zona de el pueblo todas
de Los Rodríguez Quintana.
Abajo perspectiva área (Canarias 7) del
valle de La Aldea, cuando entre 1980 y
1900 se cubre de invernaderos. En cuadro rojo y en imagen sobrepuesta, las
cuarterías más importantes de La Aldea:
Las Tabladas.
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El apunte personal (1969-1997)
Queda poco más que contar, de lo mucho que ha
habido y no se ha contado, desde la perspectiva
global entre estos dos municipios hermanos o vecinos aunque sus fronteras no se toquen, quizás ustedes esperaban una historia más directa entre el Valle
de Agaete, en concreto, con La Aldea como municipio. Ello lo vamos a hacer desde una perspectiva
distinta a la de la ciencia histórica: desde las vivencias personales como maestro que imparte la docencia en zonas de La Aldea en tiempos de la aparcería
del tomate, en aquellos años donde más gente de
Agaete casco, de El Valle y de El Risco de Agaete
llega a La Aldea. Y si bien es cierto que esta gente
fue a mejorar su situación económica allá, a matar el
hambre podíamos decir o se dice, también es cierto
que gracias a ellos las empresas salieron adelante
más en aquellos años del capitalismo salvaje donde
el empresario explotaba sin control a sus trabajadores, cosa que por desgracia, cuando más se han ido
consolidando los derechos sociales y las libertades se
repite la historia, con la desgracia de que la misma
clase pobre los vota y los mantiene en el poder.
Conocimos hace más de 45 años, entre finales de
los años sesenta y principios de los setenta a tantas
familias del Valle de Agaete. Las visité personalmente en sus residencias de temporadas, las cuarterías,
para hacer el censo de alfabetización. Me recorrí,
entre 1968 y 1969 las cuarterías de La Punta donde
vivían los apareceros de la Casa Nueva, Armando
Romero, mas tarde Cauce, don Juan Marrero, El
Médico… para ofrecer a jóvenes y adultos la enseñanza para adultos en el nuevo centro de El Cruce.
No los recuerdo a todos pero sí que entre otras estaban las familias de los Suárez, Santana, Jiménez,
Sosa… de los que guardo el recuerdo de sus facciones, algunos de sus nombres y hasta de su caligrafía,
sus conocimientos escasos que tuve que mejorar con
esfuerzo porque eran muchos; en clases de hasta 40
alumnos, en turnos de dos horas y que, les confieso,
no me sentí satisfecho en lograr mucho, porque más
no podía. No sé cómo me recordarán si es que me
recuerdan que yo sí los tengo presente como muy
buena gente.
El centro de adultos de El Cruce se pasa en 1969
a Las Tabladas, entonces la población escolar y juvenil de toda La Aldea, en el contexto del desarrollo
tecnológico de los tomateros y otras hortalizas, era
mucha para los centros de enseñanza creados. Las
autoridades educativas me encomiendan la labor de
dedicar dos horas a la escuela de niños y niñas de Las
Tabladas para desdoblarla por la tarde con los niños
y niñas más pequeñas, para enseñarles a leer, escribir y contar-calcular-razonar y luego por la tarde
noche dedicarme a los mayores que desearan completar sus estudios, tras terminar su faena de trabajo. Todos se me matricularon y casi todos eran de El
Valle, algunos de El Risco, de Gáldar, del Campo, etc.
Sus edades estaban comprendidas entre los 14 y 30
años.
Estábamos ante la propiedad agraria de tomateros y hortalizas más importante del municipio gestionada por los Rodríguez Quintana, con cuarterías
en El Sabinal, Los Azulejos y Las Tabladas, donde
entre uno de sus encargados era Juan Vega, Agarrapito, quien debió ayudar a familias de El Valle a en-
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contrar trabajo en Las Tabladas. Si intentamos nombrarlos a todos los que conocí en las cuarterías de
Las Tabladas, El Pinillo y otros lugares, casi todas de
la empresa Rodríguez Quintana lo haré sin equivocarme al 90%, pero para evitar ese olvido del 10 %.
no lo hacemos.
En Las Tabladas trabajamos con ellos para mejorar las fiestas patronales de Fátima, con actividades
culturales y deportivas, por lo que esta etapa de mi
docencia, unos 3 años, ha sido de las más recordadas. Aprendí de los mayores muchos cuentos de
gente de El Valle y El Risco como los trabajos en el
Pinar, su fervor a su Fiesta de San Pedro y de sus
duras condiciones del trabajo que poco después con
la llegada de la Democracia comenzó a mejorar.
Como cronista de prensa tenemos otra experiencia, la de conocer directamente la problemática laboral del campo y la aparcería, protagonizadas por
estas familias, entre 1982 y 1985. Y me refiero a las
primera huelgas de la aparcería, reivindicaciones
sociales gracias a las cuales pudieron controlar el
pesaje, la tara, mejorar los beneficios, etc. Esto hizo
que pudieran mejorar sus beneficios a costa de mucho sudor y ahorrar para al menos hacer sus casas
en el pueblo de La Aldea donde muchos se quedan
para siempre o en sus lugares de origen.
Volví a contactar de lleno con estas familias
cuando se movilizaron en la larga agonía de la quiebra de la empresa de los Rodríguez Quintana. En
1994 hay un conflicto laboral de las empaquetadoras
tras la integración de los Rodríguez en COPAISAN,
con huelga y concentración en la Degollada de El
Palomar (Las Tabladas) 20 de noviembre de 1995;
luego pasa el problema en 1996-1997, en la quiebra
total de la empresa, que no hace frente a los pagos y
salarios atrasados ya en los años 90 y principios de
este siglo, con varias huelgas indefinidas y concentraciones indefinidas de día y noche de protesta en
Las Tabladas. Un enredo socio-laboral con pagos e
indemnizaciones aún pendientes.
Mucho les he hablado, mucho les habré contado
y mucho más habré dejado atrás.
Gracias.
Imagen de la primera huelga de los aparceros de La Aldea. En el Barranquillo
de La Plaza (concentración). 1983.
Fotografía del autor.
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X
Fuentes de información
FUENTES IMPRESAS Y DIGITALES:
FUENTES PERIODÍSTICAS
AGUIAR GONZÁLEZ, Sergio (2013): Las Fiestas de La Rama a
través de La Prensa. Edic. Bienmesabe.org.
Diario de Las Palmas:
24 de mayo de 1923
22 de junio de 1923
8 de abril de 1925
25 de julio de 1929, p. 145
La Provincia:
17 de julio de 1923, p. 3
Canarias 7
11 de abril de 1975
<http://www.bienmesabe.org/noticia/2013/Septiembre/72698-lasfiestas-con-rama-en-gran-canaria-a-traves-de-la-prensa-de-sergioaguiar> (c. 06-VI-2016).
AYALA, Marisol (2013):«Las botas de Agaete», en
<http://www.marisolayala.com/las-botas-de-agaete/>
(c. 06-VI-2016).
GAMBÍN GARCÍA, Mariano: El Ingenio de Agaete. Oro dulce en
Gran Canaria a comienzo del siglo XVI (I y II). Santa Cruz de
Tenerife, 2008, pp. 43-50,57-86 (Tomo I) y 41-53 (Tomo II).
GARCÍA ÁLAMO, José Antonio (2008): Flores del Faneque. Cancionero popular de Agaete. Editor: Maximiano Trapero. Edición: Grupo
Jucarne. El Museo Canario. Fundación Pepe Dámaso. Las Palmas
de Gran Canaria. CD, melodía nº 86; pp. 109.
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MARTÍN SANTIAGO: Felipe Enrique: «El poder y la acumulación de la
propiedad en Gran Canaria durante el siglo XUX: los de Armas de
Agaete», en
<http://myslide.es/documents/el-poder-y-la-acumulacion-de-lapropiedad-en-gran-canaria-en-el-xix.html.< (c. 06-VI-2016).
«La industria del calzado en Agaete: Zapatos Armas, 100% cuero», en Infonortedigital.com
<http://www.infonortedigital.com/imprimir.php?id=52501>.
SUÁREZ MORENO, Francisco: «Síntesis del común histórico de los
pueblos de Agaete y La Aldea de San Nicolás», en folleto
Inauguración de la Glorieta de La Aldea, 6 de agosto de 1993.
Villa de Agaete. Ayuntamiento de Agaete.
SANTANA SUAREZ, José Ramón. Blog, Historias de Agaete.
Varios artículos entre otros:
<http://agaetemipasion.blogspot.com.es/2016/04/el-motin-deagaete-durante-la.html>.
<http://agaetemipasion.blogspot.com.es/2016_05_29_archive.h
tml>.
Í DEM: Crónicas de Canarias, nº 5, Junta de Cronistas Oficiales
de Canarias. Las Palmas de de Gran Canaria, 2009, pp. 15-31.
Í DEM: «Correlación histórico social entre Agaete y La Aldea»,
en Crónicas de Canarias, nº 5, Junta de Cronistas Oficiales de
Canarias. Las Palmas de de Gran Canaria, 2009, pp. 15-31.
Í DEM: Guerra Civil. Golpe y represalias en el Poniente de Gran
Canaria. Colección Textos Universitarios. Anroat. Las Palmas
de Gran Canaria.
Í DEM: Apuntes históricos sobre la Costa Noroeste de Gran
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SOCORRO, P. «Vapor hundido a cañonazos», en el periódico Levante. También en:
<http://nauticajonkepa.wordpress.com/2010/02/03/un-vaporhundido-a-canonazos/>.
Infonortedigital.com
Gáldar 2016
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