Ven Señor Jesús…

Transcripción

Ven Señor Jesús…
Ven Señor Jesús…
Adviento 2013
1° Domingo de Adviento: 1 de diciembre
2° Domingo de Adviento: 8 de diciembre
3° Domingo de Adviento: 15 de diciembre
4° Domingo de Adviento: 22 de diciembre
El significado de Adviento
La palabra “Adventus” significa “venida”. En el lenguaje cristiano se refiere a la venida
de Jesucristo.
La liturgia de la Iglesia da el nombre de Adviento a las cuatro semanas que preceden a
la Navidad y constituyen una oportunidad para experimentar el arrepentimiento sincero
y alimentarnos en la esperanza.
El tiempo de Adviento es un período privilegiado de triple finalidad para los cristianos
ya que nos invita a recordar el pasado, nos impulsa a vivir el presente y preparar el
futuro.
“Recordar el pasado” implica celebrar y contemplar el nacimiento de Jesús en Belén.
El Señor ya vino a nosotros. Esta fue su venida en la carne, lleno de humildad y
pobreza. Vino como uno de nosotros, hombre entre los hombres. Esta fue Su primera
venida.
“Vivir el presente” refiere a sentir en nuestra vida diaria la "presencia de Jesucristo"
en nosotros y, a través de nosotros, en el mundo entero. Consiste en vivir siempre
vigilantes, caminando por los caminos del Señor, en la justicia y en el amor.
”Preparar el futuro” consiste en el preparación para la Parusía, o segunda venida de
Jesucristo, en la "majestad de su gloria". Entonces vendrá como Señor y como Juez
de todas las naciones y premiará con el Cielo a los que han creído en Él, vivido como
hijos fieles del Padre y hermanos buenos de los demás. Esperamos con fe su venida
gloriosa que nos traerá la salvación y la vida eterna sin sufrimientos.
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En este tiempo de Adviento es imprescindible volver
nuestra mirada hacia María, la Madre de nuestro Señor, la
que con su “Si” confiado nos abrió la puerta de la
salvación acogiendo en su seno, en su primera venida, al
Verbo de Dios. Ella es, a su vez, quien nos enseña a vivir
un presente lleno de significado, pleno de amor, de
acuerdo a la enseñanza de Jesús. María es también quien
nos prepara, fortaleciendo nuestra fe, en la espera de su
Hijo quien vendrá lleno de gloria al final de los tiempos.
María es, sin lugar a dudas, la imagen perfecta del
Adviento.
El origen de este tiempo litúrgico
Sobre el origen del adviento es preciso remontarse al siglo IV. El Concilio de Zaragoza
(año 380) ya habla de un tiempo preparatorio a la navidad, que comprende el período
que inicia el 17 de diciembre, es decir, ocho días antes de la gran fiesta del nacimiento
de Jesús y se extiende hasta el día 6 de enero, festividad de Reyes, y obliga a los
cristianos a asistir todos los días a las reuniones eclesiales.
Años más tarde, en Francia, San Gregorio de Tours, menciona un período de ayuno a
celebrar a partir del día 11 de diciembre, lo que confirió al adviento un carácter
marcadamente penitencial.
Progresivamente, según se fue enriqueciendo de contenido teológico el memorial de la
“nativitas domini”, se le fue confiriendo al adviento un carácter de auténtica liturgia.
San León magno, Obispo de Roma en el siglo V, predicó el misterio de la Navidad
como una preparación para la Pascua: el pesebre es premonición de la cruz y la
llegada del Mesías, asumiendo la humanidad, es evocación de la segunda venida del
Señor, revestido de poder y gloria.
Decálogo esencial
1.- Adviento es una palabra de etimología latina, que significa “venida”.
2.- Adviento es el tiempo litúrgico compuesto por las cuatro semanas que preceden a
la Navidad como tiempo para la preparación al Nacimiento del Señor.
3.- El adviento tiene como color litúrgico al morado que significa penitencia y
conversión, en este caso, transidas de esperanza ante la inminente venida del Señor.
4.- El adviento es un periodo de tiempo privilegiado para los cristianos ya se nos invita
a recordar el pasado, vivir el presente y preparar el futuro.
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5.- El adviento es memoria del misterio de gracia del nacimiento de Jesucristo. Es
memoria de la encarnación. Es memoria de las maravillas que Dios hace en favor de
los hombres. Es memoria de la primera venida del Señor. El adviento es historia viva.
6.- El adviento es llamada vivir el presente de nuestra vida cristiana comprometida y a
experimentar y testimoniar la presencia de Jesucristo entre nosotros, con nosotros, por
nosotros. El adviento nos interpela a vivir siempre vigilantes, caminando por los
caminos del Señor en la justicia y en el amor. El adviento es presencia encarnada del
cristiano, que cada vez que hace el bien, reactualiza la encarnación y la natividad de
Jesucristo.
7.- El adviento prepara y anticipa el futuro. Es una invitación a preparar la segunda y
definitiva venida de Jesucristo, ya en la “majestad de su gloria”. Vendrá como Señor y
como Juez. El adviento nos hace proclamar la fe en su venida gloriosa y nos ayuda a
prepararnos a ella. El adviento es vida futura, es Reino, es escatología.
8.- El adviento es tiempo para la revisión de la propia vida a la luz de vida de
Jesucristo, a la luz de las promesas bíblicas y mesiánicas. El adviento es tiempo para
el examen de conciencia continuado, arrepentido y agradecido.
9.- El adviento es proyección de vida nueva, de conversión permanente, del cielo
nuevo y de la tierra nueva, que sólo se logran con el esfuerzo diario de cada uno.
10.- El adviento es el tiempo de María de Nazaret que esperó, que confío en la palabra
de Dios, que se dejó acampar por El y en quien floreció y alumbró el Salvador de
mundo.
Oración de Adviento
Ven Señor y sálvanos,
de nuestra ceguera para descubrirte presente,
de nuestra pereza para caminar contigo,
de nuestra excusas para alejarnos de Ti.
Ven Señor y sálvanos,
de nuestra dureza para comprender las Escrituras,
de nuestras luchas por los primeros puestos,
de nuestra desconfianza en la semilla del Reino.
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Ven Señor y sálvanos,
de nuestra comodidad puesta como valor primordial,
de nuestra falta de comprensión hacia los otros,
de nuestro egoísmo disimulado.
Ven Señor y sálvanos,
de los dioses que nos hemos fabricado,
de la rutina que nos aprisiona,
de nuestra miras pequeñas.
Ven Señor y sálvanos,
Dios salvador nuestro, Dios amigo nuestro,
Dios anunciado por Jesús.
Amén.
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