La medicina en Mexicali 1914-2014 - Eventos Anteriores
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La medicina en Mexicali 1914-2014 - Eventos Anteriores
Revista de historia regional de Mexicali y su valle Año VII, núm. 24, abril-junio de 2014 niversidad Aut noma de aja ali ornia La medicina en Mexicali 1914-2014 El Castillo R.C.B. 1949. En la esquina de la calle cuarta y avenida Querétaro en el barrio de Pueblo Nuevo se construyó un castillo de estructura de acero y recubrimiento de ladrillo rojo. Es probable que su construcción la hayan realizado algunos años antes. En el año de 1950 el gobierno del territorio norte de Baja California construyó en la manzana que se observa vacía, el tanque elevado para la introducción de agua potable a esta colonia. 2009. Así lucía el castillo, antes de que el sismo ocurrido en Mexicali el 4 de abril de 2010 lo dañara en lo referente a las torres. En la actualidad, ya sin las torres, en su interior se encuentra un museo de historia de Mexicali. 2 Índice El Castillo RCB 4 interior portada Editorial Sergio Noriega Verdugo 3 Los pioneros de la medicina en el Valle de Mexicali Rosalba Dueñas Toledo 4 15 El seguro grande Antonio J.D. Olvera Flores 15 La Farmacia en servicio más antigua de Mexicali Gerardo Sánchez Benavides 18 18 20 La medicina en Mexicali Rubén Castro Bojórquez 20 La anestesiología en Mexicali Francisco Estrada Montaño 32 La resonancia del cine bajacaliforniano en Estados Unidos Gabriel Trujillo Muñoz 35 Barcos de vapor en el Río Colorado 1852-1877 Jimmy Griffin 43 Estación Delta y la familia Espinoza Lamarque Jimmy Griffin 50 35 Libros, reseñas y comentarios Sergio Noriega Verdugo 43 55 Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali,A.C.” RCB interior contraportada Foto de portada: 1968. Edificio de hospitalización del Instituto Mexicano del Seguro Social en Mexicali. El IMSS se creó en 1943 y en Mexicali inició sus operaciones en 1958. Las principales instalaciones se inauguraron en Mexicali el 21 de mayo de 1961. Esta unidad actualmente lleva el nombre de “Doctor Humberto Torres Sanginés”. 1 El Río El Río es una publicación trimestral de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A.C. en coedición con la Universidad Autónoma de Baja California para la divulgación histórica regional sobre el municipio de Mexicali, Baja California, México. Tiraje 1 100 ejemplares. Directorio Universidad Autónoma de Baja California r elipe ua ea Veláz uez RECTOR Mtro icardo agnino Moreno SECRETARIO GENERAL r Miguel ngel Mart nez o ero VICERRECTOR CAMPUS MEXICALI r Al redo li uenrostro e allos COORDINADOR GENERAL DEL CESU-UABC Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A.C. Lorenzo Hurtado Valenzuela PRESIDENTE Jorge Núñez Verdugo VICEPRESIDENTE Miguel Angel Lino Olvera SECRETARIO Lizardo López Mendoza TESORERO PRESIDENTA HONORARIA VITALICIA Yolanda Sánchez Ogás Revista El Río DIRECTOR Y DISEÑADOR: u n astro o ór uez COORDINADOR DE FOTOGRAFÍA: arlos Manuel e es Moreno COMITÉ EDITORIAL: Luz Mercedes López arrera u n astro o ór uez Miguel ngel Lino Olvera Sergio Noriega Verdugo Lorenzo Hurtado Valenzuela Miguel ste an Valenzuela o les CAPTURA atalina o as Monzón Liliana Yadira a oada Villa DIGITALIZACIÓN Y APOYO TIPOGRÁFICO L dia oronel Yáñez REVISIÓN: Luz Mercedes López arrera APOYO LOGÍSTICO Mar a oncepción Ortiz Aguilar la orada en CESU-UABC INVITACIÓN La Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali”, A.C. invita a todas las personas amantes de la historia, aficionados o expertos, a asistir a sus reuniones y, de ser el caso, a formar parte de ella como socios activos. Las sesiones se llevan a cabo todos los miércoles a las 17:30 horas en la Sala Junta de Gobierno del Centro de Estudios Sobre la Universidad de la UABC, ubicado en la planta baja del edificio de Investigación y Posgrado en bulevar Benito Juárez. Teléfonos: (686) 566 9592 y (686) 841 2076 Las fotografías utilizadas en la elaboración de esta revista pertenecen a las colecciones de: Archivo Histórico del Estado de Baja California • Archivo Histórico del Municipio de Mexicali • Instituto de Investigaciones Culturales UABC Museo • Centro de Estudios Sobre la Universidad (CESU-UABC) • Instituto Municipal de Investigación y Planeación Urbana de Mexicali (IMIP)• Colecciones particulares de Marcos Buruel, Rubén Castro Bojórquez, Javier Galván, Jimmy Griffin, Beatriz Limón, Carlos Reyes, Yolanda Sánchez Ogás, Gerardo Sánchez, Austreberto Silva, Martín Tamayo y Esteban Valenzuela. Esta revista se distribuye gratuitamente. Si desea obtener un ejemplar, puede solicitarlo en las oficinas del CESU-UABC o con cualquier miembro de la Sociedad. 2 F!e!j!u!p!s!j!b!m La tierra y el agua L as raíces de nuestra cultura están ligadas a la tierra que pisamos. La geografía es parte de nuestra identidad, la clase de pueblo que somos es producto de nuestra lucha por sobrevivir. El carácter de nuestra gente venida de diversos lugares se encuentra esculpido por el deseo de vivir aquí. Nuestra historia es corta, apenas poco más de un siglo; Mexicali nació en los albores del siglo veinte. Nuestros indígenas primitivos no pudieron más que sobrevivir en esta inhóspita región. El llamado desierto sonorense no daba suficiente para comer. No obstante, sus suelos eran fértiles, pues las inundaciones del caudaloso Río Colorado dejaron aluvión de arcilla y limo a lo largo de miles de años. Pero la tierra, privada de lluvia, produjo una flora natural raquítica, consistente de plantas desérticas como el mezquite, palo fierro y arbustos, ninguna de mucho valor. Sin embargo, la canalización del Río Colorado dio a los valles Imperial y Mexicali la oportunidad de producir riqueza, y ello fue el detonante de nuestro desarrollo. Claro está que la agricultura regional requirió primero desmontar las tierras y nivelarlas. El agua tenía que ser conducida por canales para regar las parcelas. Primero hubo que crear infraestructura hidráulica capaz de sostener agricultura permanente. Después llegaron el ferrocarril y los caminos. Además de la inversión que todo esto representó, provocó la inmigración de personas de otros estados, como Baja California Sur y Sonora, y de otros países como de Estados Unidos y China. Las primeras personas que llegaron a Mexicali, aunque materialmente pobres, no sólo proporcionaron la mano de obra para transformar el desierto, sino también las habilidades, conocimientos, hábitos y costumbres. ¿Cómo pensaban, cuáles eran sus preocupaciones y sus esperanzas de alcanzar la felicidad? No sabemos, pero a pesar todas de sus limitaciones, cualquiera que estas hayan sido, ayudaron a conformar la cultura que ahora consideramos nuestra. La tierra nos identifica, somos de aquí, aunque hayamos llegado de otros lados. La tierra con el agua engendró cultivos que nos proporcionaron un nivel de riqueza no desdeñable. Aquí trabajaron nuestros padres. Aquí se han formado nuestros hijos y sus descendientes. Aquí es donde pertenecemos. La vida se hizo posible aquí por el agua. El agua hizo posible una agricultura de riego de gran escala, importante para todos nosotros y para Baja California. Pero el agua también se ha convertido en sostén de nuestra ganadería, de nuestra pesca, así como de nuestra industria y, por supuesto, de nuestros servicios. Tanto el crecimiento poblacional como el económico han aumentado su consumo de este valioso recurso. Su cantidad demandada es creciente pero su disponibilidad, sujeta al ciclo hidrológico, es limitada. Estamos conminados a sacrificar unos usos por otros. Seguimos aquí junto a la tierra y dependientes del agua, aunque el clima desértico sea el mismo. Estas tierra y agua que llamamos nuestras, constituyen el patrimonio formado a través de la historia, por ello confronta a esta generación a administrarlas mejor. Sergio Noriega Verdugo 3 Los pioneros de la medicina en el valle de Mexicali* Introducción ntes de que los médicos arribaran a Mexicali en la segunda década de fundada (1911-1920), las enfermedades y partos eran atendidos por chamanes, curanderos de los pueblos primitivos. El chamán tuvo presencia importante en todo el estado de Baja California, su influencia sobre los grupos de pobladores era tan fuerte que constituyó un obstáculo para la penetración religiosa; durante las epidemias aprovecharon la ocasión para esparcir la versión de que todas aquellas calamidades eran debidas nada menos que a los misioneros y a la nueva religión. El primer brote de viruela se presentó de 1709 a 1717; la mortandad de indios y españoles se inició en proporciones alarmantes. Posteriormente, de 1742 a 1748, especialmente en el sur, las epidemias aniquilaron cinco sextas partes de la población indígena; estas epidemias fueron: el gálico, mal venéreo importado de Asia por los galeones de Manila, las viruelas y el sarampión. Los chamanes tenían conocimientos de hierbas medicinales y con ellas hacían algunas curaciones pasmosas, pero lo que usaban generalmente era el zumo del tabaco, aplicándolo sobre llagas, heridas y contusiones. Igualmente, en cualquier parte doliente aplicaban unas ligaduras de cordeles muy apretados para que el humor no pasara a la parte sana. También aplicaban tizones encendidos a la parte doliente, motivo por el cual todos estaban señalados con cicatrices en los brazos, piernas y muslos. En los libros investigados se presenta un lapso en el que ningún hecho histórico relacionado con la medicina es mencionado. Es hasta 1887 cuando se inicia el poblamiento y se abrieron las calles de Ensenada, de acuerdo con el plano que trazó el Ing. Richard J. Stephens, se menciona que A Rosalba Dueñas T.** existía atención médica a cargo de un médico extranjero, el doctor Peterson (noruego) médico del puerto y propietario de la Droguería Americana; delegado de Sanidad durante el gobierno de Celso Vega 1903-1911. Los médicos registrados en Ensenada, hasta 1904, eran el Dr. B.H. Peterson, el Dr. C.H. Power y el Dr. L. Goldachmledt. En 1906, se menciona la construcción de un hospital al mando de médicos extranjeros. En 1915, Ensenada dejó de ser capital de la entidad, pasando a ser Mexicali. La fecha oficial de la fundación de Tijuana se considera que fue el 11 de julio de 1889, por haberse terminado los litigios de posesión de las tierras por los Argüello; y es hasta 1924 cuando se reporta la existencia de un hospital militar, un hospital civil y tres buenos sanatorios particulares, durante el gobierno de la presidencia de don Abelardo L. Rodríguez, exgobernador de Baja California; anterior a esto la atención médica de acuerdo con los relatos de viejos residentes, era solicitada hasta la Alta California, mediante el recorrido de un día. En Tecate también se levantó en forma oficial el mapa de la Colonia Militar en 1892, con una población 150 colonos. En 1907 se inicia la construcción del Ferrocarril San DiegoArizona, obra terminada hasta 1919; esta obra permitió la atención médica en ciudades del sur de California. En Algodones, considerado como poblado pionero del valle de Mexicali, la atención médica se daba en la ciudad de Yuma, según nos platicó la Sra. Catalina Martínez viuda de Ochoa, residente del lugar que dio constancia diciendo: “nací en Yuma, ya que por estos rumbos no había doctores”. Mexicali Una vez comentado generalidades de la atención médica en los diferentes poblados del estado de Baja California llegamos así al punto clave y de interés de nuestra investigación: El valle Este artículo es producto de la investigación que realizó la doctora Rosalba Dueñas Toledo en los años de 1986 a 1993. Su investigación es mucho más amplia: comprende los datos históricos de Baja California y Mexicali, el ejercicio de la medicina antes de los médicos y el ejercicio profesional de los médicos que arribaron desde el inicio de Mexicali hasta las décadas de 1940. El Rio retoma exclusivamente esta última parte. ** Nativa de Mexicali, Baja California, hija del doctor Francisco Dueñas Montes (diputado Constituyente de Baja California y también nativo de Baja California (1908). Estudió la carrera de medicina en la Universidad de Guadalajara y la ejerció por más de 40 años en Mexicali. Su especialidad es Pediatría * 4 de Mexicali. No hay acta de nacimiento de nuestra ciudad. Mexicali nació bajo el influjo de los canales de riego como las plantas silvestres, a la buena de Dios. En 1904 cruza la frontera y llega el primer ferrocarril a Mexicali, el InterCalifornia. En el censo general de habitantes de 1910, Mexicali contaba apenas con 462 habitantes en una superficie limitada y con unas cuantas calles. Los primeros médicos, los primeros hospitales El primero de enero de 1915, siendo gobernador el coronel Esteban Cantú se forma el primer Ayuntamiento de Mexicali presidido por Francisco L. Montejano quien nombró al primer médico municipal: el Dr. Ignacio Roel, con sueldo en 15 pesos diarios. Nacido en Monterrey y egresado de dicha Universidad, el doctor Roel fue designado médico municipal en 1915, y electo para el Congreso Constituyente como diputado federal en 1916. Regidor del Ayuntamiento de Mexicali en 1918 y director del Hospital Municipal en 1920. Posteriormente, se estableció en Puerto Peñasco en 1940. El 22 de junio de 1915 pasa el Ayuntamiento a manos de Francisco Bórquez, y como programa de trabajo estableció: la construcción de la Escuela Cuauhtémoc, del rastro de la ciudad y la construcción del Hospital Municipal, que aún sin terminarse del todo comenzó a prestar sus servicios y se legisló el reglamento interior para su funcionamiento. Este Hospital Municipal se construyó donde hoy se ubica el Parque de Constitución. Estaba hecho de dos pabellones entre las calles Zuazua y Mina a la altura donde desemboca la calle México. Abarcaba un poco más de la manzana; enseguida de él estaba el Hospital Militar en las calles de Aldama y Zuazua; posteriormente, fue transformado en Casa y Hospital del Agrarista para los servicios ejidales, en el gobierno del coronel Sánchez Taboada. En ese mismo lugar, entre Aldama e Hidalgo, estaba el anfiteatro o descanso y en la otra esquina el pabellón de los tuberculosos, que contaba con seis camas, dos departamentos con una ventanilla por donde se alimentaba a los enfermos. Esta unidad funcionó hasta 1929. Tenemos conocimiento también del Hospital Chino ubicado por la calle Altamirano, fundado en 1911. En este hospital se atendía toda clase de enfermos tanto chinos como de la población en general. Después, estos servicios fueron exclusivos de los chinos al ser fundado el Hospital Municipal, que prestó mejores servicios gracias a la designación como médico interno del doctor Manuel Monter, quien realizó una labor muy meritoria. Nacido en Hidalgo, egresó de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); excelente cirujano, hombre de principios, fue presidente de la Asociación China, y médico de los chinos de dicho hospital, donde fue iniciador. En 1919 le tocó atender la epidemia de gripa que arrasó con aproximadamente 900 chinos, y otro tanto de la población. El doctor Manuel Monter fungió también como subdirector del Hospital Municipal en 1920, siendo director el Dr. Ignacio Roel. En 1925 formó parte del 1918. Dr. Ignacio Roel. Doctor Federico Cota. 1922. Dr. Enrique D. Flores. 5 Doctor Fausto García Merino. Doctor Gastón Salazar Cárdenas. consejo municipal como regidor. Médico legista, narraba haber practicado la primera autopsia debajo de un mezquite. El anfiteatro del Hospital Civil de Mexicali llevaba su nombre. También ejerció como médico de la Compañía Jabonera del Pacífico por muchos años, desde 1925 que fue fundada; tenía su consultorio en la Botica Guadalupe de Francisco Siqueiros, ubicada en Reforma y Bravo. Médico hipocrático, se le recuerda recorriendo a pie las calles con su maletín en mano y jamás negó sus servicios, que en muchas ocasiones los otorgó gratuitamente. En 1918 el Ayuntamiento de Mexicali bajo nuevas autoridades dispone: Apertura de nuevas calles, servicios de agua y luz, mejoras en la cárcel municipal; construcción de un nuevo pabellón, legalización de inmigrantes chinos, mejoras importantes al Hospital Municipal, una sala de operaciones, gabinetes de desinfección indispensables con motivo de la epidemia que azotaba la región, así como botiquín y farmacia a cargo del Sr. Enrique C. Olea. En 1920, durante la gestión de Enrique Mérida como presidente municipal de Mexicali, entre las obras que realizó mejoras al Hospital Municipal, y se nombró administrador a José Castillo. En 1922, cambio de gobierno del Distrito Norte de la Baja California, y toma posesión como gobernador el general José Inocente Lugo. Nombra director del Hospital Municipal al doctor Enrique D. Flores, nacido en Chiquilistlán, Jalisco, el 9 de octubre de 1875. El Dr. Flores cursó sus estudios en 6 Doctor Pedro Loyola Lucq. la Universidad de Guadalajara. Hombre íntegro, altruista. El presidente de México León de la Barra le otorgó el grado de teniente coronel del Ejército Mexicano. Primeramente llegó a Ensenada como médico militar, donde conoció al coronel Cantú en 1911. Se radicó en Mexicali en 1915. Fue el médico del Ferrocarril Inter-California; prestó sus servicios a los cucapá; atendió a los campesinos en la “huelga de los sentados” en 1937; instaló el primer sanatorio particular, en terreno enfrente del parque Héroes de Chapultepec en 1936, en avenida Madero casi esquina con Altamirano. Años después, el colegio médico, le pone su nombre al Colegio de Profesionistas en 1945. El doctor Flores instala también la primera botica, “Mexicali” frente a la Escuela Cuauhtémoc. Ahí mismo, en la planta alta de la farmacia, confecciona un pequeño hospital particular. El 2 de noviembre de 1923 recibe el gobierno del Distrito el Gral. Abelardo L. Rodríguez, durante su gestión ocupa la presidencia municipal don Rafael Rosas, que preocupado por mejorar la atención médica coloca a concurso la realización de mejoras al Hospital Municipal. El camino nacional que construyó el coronel Esteban Cantú en 1917 y que unió a Mexicali, Tecate y Tijuana (Zaragoza), pasaba en su recorrido por el Campo Alaska, instalación construida durante el gobierno del Gral. Abelardo L. Rodríguez quien utilizó como Casa de Gobierno para escapar de las altas temperaturas en el verano. En los años subsecuentes, los edificios de la Casa de Gobierno y el cuartel militar del mismo Campo Alaska (hoy Rumorosa), fueron convertidos en Hospital Público para enfermos tuberculosos y dementes, estos enfermos años más tarde, fueron trasladados, los psiquiátricos a Guanajuato y los tuberculosos a Huipulco, Distrito Federal. En 1924 se organiza una sociedad de médicos donde participan los doctores: Enrique D. Flores, J.E. Graner, J. Manuel Gama, Prisciliano Estrada (cubano) y Manuel Monter. Así la atención médica en la naciente población de Mexicali fue atendida por médicos egresados de las principales universidades del país, a saber: Doctor Bernardo Bátiz, egresado de la Universidad de Guadalajara, jefe de Salubridad del Distrito en 1930. Inicialmente fungió también como cónsul en Caléxico. Posteriormente fue embajador de México en Japón en 1937. Consultaba en avenida Madero núm. 240. Doctor Rafael Bátiz, hermano de Bernardo. Egresó de la Universidad de Guadalajara. Fungió como director del Hospital Mexicali en 1936 por seis meses. Permaneció en Mexicali por aproximadamente dos años. El doctor Federico Cota nació en La Paz, Baja California, Sur. Llegó a Mexicali en 1917. Después de ser jefe político del Territorio Sur, ejerció como uno de los primeros médicos en Mexicali, en donde fue director de la Campaña Antivariolosa. Miembro de la Comisión de Salubridad Municipal en 1922. Murió en Mexicali en 1935. El doctor Enrique Osornio nació en Querétaro al fin del Imperio de Maximiliano (1864-1867). Referido como de los primeros médicos del Hospital Municipal de Mexicali, cursó la carrera de Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Fue amigo y médico de Doctor Francisco Dueñas Montes. cabecera de los presidentes: Plutarco Elías Calles, Emilio Portes Gil, Abelardo L. Rodríguez, Álvaro Obregón, al que le amputó el brazo al ser herido en combate en Celaya. Al Dr. Osornio se le debe la fundación de la Escuela Médico Militar de la que fue director. Falleció el 1º de abril de 1945, a su muerte le sobrevivían sus hijos el Dr. Servando Osornio Camarena (radicó en Tijuana), doctor Felipe Osornio, y el senador y cónsul Javier Osornio Camarena. Dr. Hipólito Jáuregui. Mencionado como propietario de una farmacia en 1920, en Juárez y Altamirano. Médico militar. 7 Doctor Francisco Cañedo Lizárraga. Nació en Mazatlán, Sinaloa en 1909. Médico por la UNAM y la especialidad de Pediatría en el Hospital Infantil de la ciudad de México. Ejerció su profesión en forma particular. En 1953 fue candidato a gobernador del estado de Baja California por el Partido Acción Nacional. Doctor Ernesto Zenteno F. Nació en San José de Gracia, Sinaloa en 1906. Médico por la UNAM. Ocupó el cargo de Delegado de Gobierno en Ensenada. Ejerció su profesión en Mexicali en forma particular. Se dedicó también al comercio local, contrajo matrimonio con la Srita. Rosario Soto. Formando una familia que echó raíces en Mexicali. Doctor Vallejo Arizmendi. Médico del Hospital Municipal. Enfermó severamente, por lo cual fue internado en la Castañeda de México. Cirujano plástico recordado con cariño por sus compañeros. En 1927 se elige como presidente del Consejo Municipal al médico Carlos Dávila, que preside al Consejo para construcción del Hospital Civil de Mexicali en 1927, del cual fue su primer director. Egresado de la UNAM, especialista en otorrinolaringología, surtió de instrumental al hospital para atención de los problemas inherentes a su especialidad. Posteriormente decide trasladarse a radicar a Tijuana. El vicepresidente del Consejo Municipal fue Antonio E. Banuet, que entre otros de los puntos que se establecieron fue la planta de agua en los terrenos que circundaban las calles F y G y las avenidas Lerdo y Zaragoza, que en 1954 fueron cedidos al IMSS donde se instaló años después su clínica central. En el año de 1929 el general Abelardo L. Rodríguez entrega el gobierno al coronel José Ma. Tapia, quien desempeñó el cargo en el Distrito Norte de 1930-1931. En este último año el Distrito Norte pasa a ser Territorio Norte con una población de 16 000 habitantes. 8 Doctor Rodolfo de las Fuentes Rodríguez. Nació en Saltillo, Coahuila en 1917, médico de la UNAM. Arribó a Baja California en 1946, laboró en el poblado de Cuervos (hoy Ciudad Morelos) donde fue director de la Clínica número 3 del IMSS. El 7 de noviembre 1931 toma posesión como primer gobernador del Territorio Norte, el general Agustín Olachea Avilés, de 1931 a 1932, para regresar de nuevo en 1935; siendo presidente de la república el general Lázaro Cárdenas. Doctor Fausto García Merino. Es nombrado director del Hospital Civil de Mexicali en el año de 1931. Anteriormente se desempeñó como director de la Escuela de Medicina de la Universidad de Guadalajara en 1927. Director del Hospital de La Paz, Baja California, Sur, en 1930. Posteriormente se dirigió a Ensenada y de ahí a Mexicali, en 1931, donde ocupó el puesto de director del Hospital Civil por seis años, de 1931 a 1937, traído al territorio por el Gral. Agustín Olachea. El doctor García Merino logró en poco tiempo una reputación envidiable, no solo por su capacidad profesional, sino por sus rasgos de altruismo. Refería: Hacía un intenso calor y los recorridos los mitigaba, llevando una buena ración de cerveza helada en el carro. Por aquellos días las medicinas eran muy pocas, los antitérmicos y los analgésicos los preparábamos en las boticas. Para prevenir las infecciones nos sujetábamos a la aplicación de antisépticos. Lo Doctor Alfonso Sánchez Martínez. Nació en la ciudad de México, D.F. en el año de 1919. Médico por la UNAM. Radicó en Baja California desde 1973. Se estableció primero en Tecate, donde fue médico de la Cervecería Tecate. Se especializó en cirugía en Estados Unidos de Norteamérica. Se instaló en Mexicali en 1952. Director del Hospital Civil. Laboró en el IMSS y ejerció su profesión en forma particular. Doctor Salvador Pérez Álvarez. Nació en Tehuantepec, Oaxaca, en 1903. Médico por la UNAM. Llegó a Mexicali en 1948. Ejerció la profesión en forma particular, en su especialidad que fue la pediatría. único que se conocía en 1930, eran las sulfas y seguir al pie de la letra las reglas de Lister. El calor era infernal, los más pudientes tenían sótanos en sus casas, pues bajo el suelo el aire de los abanicos era más fresco. Las enfermedades más incidentes eran las intestinales y las insolaciones. Él tenía su consultorio particular en avenida Madero núm. 215. Edificio García. También instaló en ese lugar la Botica la Nacional. Doctor Mario Flores Hernández. Nació en Guadalajara, Jalisco. Egresó de la Universidad de Guadalajara. Llegó a Mexicali en 1927, para salir a París a especializarse. Subdirector del Hospital Mexicali, siendo director el Dr. García Merino. Amante de la literatura y de carácter pintoresco. Operaba conjuntamente con el Dr. Merino. El doctor Merino fue literato, catedrático de la Escuela Superior de Pedagogía de 1966 a 1968. Decidió radicar en Guadalajara. En 1937 asume el gobierno del Territorio Norte, el teniente coronel Rodolfo Sánchez Taboada, mismo que ejerce hasta 1944. El 20 de marzo de 1937 se coloca el primer clavo del Ferrocarril Sonora-Baja California, que costara tantas Doctor Alfredo Martínez Manatou. Nació en Ciudad Victoria, Tamaulipas en 1916. Médico por la UNAM. Radicó en Mexicali desde 1941. Jefe de los Servicios Médicos de la SCOP. Miembro de la Comisión Local Electoral en 1952. Ejerció la profesión libremente. Fungió como agente de la Lotería Nacional por más de 30 años. vidas durante su construcción, entre las que mencionamos los perdidos en el desierto: Ing. Jorge López Collada, José Sánchez Islas, Jesús Torres Burciaga y Gustavo Sotelo. Así como también la segunda tragedia producida por el descarrilamiento de los armones donde se trasladaba a los trabajadores una vez concluida su faena, que ocasionó multitud de fracturados y muertos. Estos acontecimientos movilizaron a los ocho médicos que ejercían en la ciudad en ese tiempo; los accidentados fueron unos atendidos en el Sanatorio Central propiedad del doctor Dueñas y otros en un pequeño hotel frente a la Cervecería Maya, rentado con ese propósito. (Avenidas Madero y Melgar). El Dr. Joaquín Galván de la Garza nació en Tamaulipas, egresado de la UNAM. Estuvo en Mexicali desde 1932 para trasladarse posteriormente a residir en Tijuana. Consultaba en Madero, número235, en cuyo segundo piso tenía cuartos de hospitalización y sala de operaciones, llamado Sanatorio Central, lugar donde fue practicada la primera cesárea, según refiere el Doctor Flores. En el año de 1933 cambió de residencia a Tijuana y vendió dicho sanatorio al doctor Dueñas. El Dr. Gastón H. Salazar Cárdenas nació en Ciudad Victoria, Tamaulipas el 20 de octubre de 1909. Egresado de la 9 1929. Foto aérea de los límites de la ciudad en ese año. Vista hacia el este. Sobresale el Hospital Civil, arriba y a la izquierda. Destacan también el terreno donde años después se construyó la Secundaria 18. Asimismo, se observa: el edificio de la Colorado, Palacio de Gobierno (hoy Rectoría), Jardín de niños Federico Froebel, Escuela Primaria Benito Juárez, planta de agua y a la extrema derecha, a lo lejos serpentea el dren 134 (el barranco). UNAM en 1934. Refiere su llegada en ese mismo año, estimulado Debido al intenso calor, en el hospital se operaba a partir por el doctor Galván quien le dijo “Tierra que promete”. Llega con el nombramiento de director del Centro de Higiene Infantil. Fue director del Hospital Civil de Mexicali en 1938, durante su administración se consiguieron reformas tales como refrigeración, instalación de 60 camas y 60 colchones, batería de cocina y ampliación de pabellones, con donaciones de la Mueblería Monterrey, los bancos Mexicali Pacífico. La Jabonera del Pacífico donó el aparato de rayos X. El doctor Salazar fue jefe de Servicios Ejidales de 1937 a 1970. Jefe de los Servicios de Médicos de 1941 a 1962. Delegado de Salubridad Federal del Ferrocarril Sonora-Baja California en construcción. Refiere que a su llegada de las 4:00 a.m., tenían un solo abanico, delante del cual se Mexicali contaba con 18 mil habitantes aproximadamente, con calles bien trazadas, diferenciación entre comercio y viviendas; como enfermedades predominaban la tifoidea, la deshidratación y las insolaciones. El agua que se cargaba en unos pozos llamados reservorios, cuyos filtros estaban hechos a base de piedras. En la parte oriente se encontraban tres tanques de 200 metros de largo, y de ahí pasaban a canales abiertos hacia la bomba de agua para que por rebosamiento se distribuyera a la ciudad. 10 colocaba un gran trozo de hielo. Los sueros eran preparados; no había anestesiólogo, y las suturas se realizaban con el hilo negro de la cadena #30. El doctor Salazar fue ampliamente conocido y reconocido por su gran labor. El Dr. Pedro Loyola Lucq nació en Querétaro; egresó de la UNAM en 1937 y en ese año llega a Mexicali a realizar su servicio social en el Hospital Ejidal, antes Municipal, durante el gobierno del coronel Rodolfo Sánchez Taboada. Estableció su consultorio en el barrio chino, “La Chinesca”. Fue médico de cabecera del coronel Rodolfo Sánchez Taboada, al salir del gobierno, parte con él a México, para retornar a Ensenada en 1939, como director del Hospital Civil. El Dr. Fausto A. Ramírez arribó a Mexicali en marzo de 1937, en compañía del Dr. Bernabé Barreto, y en esta ciudad establecen su consultorio en el edificio Guajardo, frente a la Escuela Cuauhtémoc. El doctor Ramírez nació en Guadalajara, Jalisco, y egresó de la Universidad de Guadalajara en 1935. Él narra: “El calor era intenso e insoportable, por lo que teníamos que dormir en la azotea, no existían aún los coolers”. A su llegada a Mexicali se celebraba la “Huelga de los sentados”, evento de pequeños propietarios agrícolas durante el movimiento de 1937. Así también, fue encomendado para dar asistencia médica a los centros de salud ubicados en La Rumorosa. Fue delegado de Salubridad 1939-1940. En 1940 formó parte del Comité Pro Formación del Estado de Baja California. Trabajó como meritorio varios años en el Hospital Mexicali. Fue formador de la Unión de Médicos, presidida por el Dr. Elihú Gutiérrez, que a la postre originó la fundación del IMSS durante 1958 y 1959. Jubilado del IMSS a los 65 años de edad y con trece de servicio. Miembro participante de la Fundación de la Facultad de Medicina donde impartió por varios años la cátedra de propedéutica médica y también fungió como subdirector. El Dr. Francisco Dueñas Montes participó dentro del grupo inicial de la medicina en el valle de Mexicali, por lo que formó parte del grupo pionero de médicos de nuestro municipio. Nació en Mexicali, el 21 de noviembre de 1908; cuando la población no rebasaba los 1 500 habitantes, tomando en cuenta los residentes en las zonas rurales. Procedente de una familia nativa de El Rosario, Baja California, pequeña y pintoresca ranchería, ubicada al sur de San Quintín, fundada por los misioneros dominicos en 1774. Egresado de la primera generación de la Escuela Cuauhtémoc. Becado por el entonces gobernador del Territorio Norte, general Abelardo L. Rodríguez, para hacer sus estudios en la Escuela Nacional de Maestros. Una vez terminados sus estudios de maestro normalista, ingresa a la UNAM, de donde egresa en 1936. Comisionado por el Dr. Baz, es enviado para realizar su servicio social al valle de Mexicali, en el Hospital Mexicali en calidad de subdirector, siendo director el Dr. Rafael Bátiz. Regresa a instalar su residencia en Mexicali, y una vez más ocupa el cargo de subdirector, siendo director en esta ocasión el Dr. Gastón H. Salazar, médico del Tribunal de Menores, Escolar y de la cárcel pública de Mexicali, así como de la Compañía de Terrenos y Aguas. Consultaba en Av. Madero núm. 235, donde se hace propietario del Sanatorio Central, comprado al doctor Galván cuando este cambió de residencia. Comisionado para el embalsamiento de los cadáveres del Ing. López Collada y acompañantes en la tragedia del Ferrocarril Sonora-Baja California durante su construcción. Asimismo, años después, atendió a los Doctores Francisco y Ricardo Díaz Ruiz Esparza. Originarios del estado de Jalisco donde nacieron en 1918 y 1912 respectivamente. Médicos de la Universidad de Guadalajara, llegaron a Baja California en 1941, fundaron la Clínica Ruiz Esparza y posteriormente El Sanatorio Sagrado Corazón de Jesús. Formaron familias de profundas raíces en Mexicali. 1960. Doctores: Agustín Hernández Reyes, Santos Silva Cota y Mario Flores (Foto Colección Dr. Pérez Madrigal). 1970. De izquierda a derecha, Doctores: Víctor Gutiérrez Sánchez, Enrique Sánchez Zarazua y Santos Silva Cota (Foto Colección Dr. Pérez Madrigal). 11 1964. Reunión informal de Médicos del IMSS: De izquierda a derecha: Santos Silva Cota, Galdino Santana Gallo, Camarena de la Rosa, Ceballos Nava, Ramón Paz Ramírez y Gildardo Aceves (foto Colección Dr. Pérez Madrigal). 1963. Reunión de médicos del IMSS en el restaurante chino Victoria de la ciudad de Mexicali. En la foto de izquierda a derecha, primera fila: Socorro Acosta de García de espalda, químico Roberto García, Ramiro Bermúdez Alegría, Santos Silva Cota, Ramón Contreras; Gabriel Hurtado, no identificado, Ramón Paz, no identificado y Agustín Reyes Hernández. Segunda fila: Humberto Cota Agramont, Amador Zenteno Orantes, Joel Cruz A., Germán García Zepeda, no identificado, no identificado, Ramiro López Beltrán, Doctor Argumedo y Julio Prado. 12 heridos del descarrilamiento de los armones del mismo ferrocarril en 1942 construye el Sanatorio Dueñas en la antigua Escuela Japonesa, desocupada en la segunda Guerra Mundial. Fue fundador de la Asociación de GinecoObstetricia y de la Asociación Mexicana para el estudio de la esterilidad. Profesor emérito de la UABC. Director del Instituto de Investigaciones Históricas del Estado. Entre los años 1940 a 1950, el crecimiento demográfico fue de 280% de 44 399 a 226 861 habitantes. De 1944 a 1947 se suceden en la gubernatura del territorio general Juan Felipe Rico Islas, Sr. Alberto Aldrete, quien entrega la gubernatura al Lic. Alfonso García González. En 1948 se inaugura el Ferrocarril Sonora-Baja California, por el presidente Miguel Alemán. En ese año se forma el Comité Pro-Estado, cuyo representante en Mexicali fue el Dr. Francisco Dueñas Montes. En 1952, el Territorio Norte de la Baja California se transforma en estado 29, siendo el primer gobernador el Lic. Braulio Maldonado Sández. Hasta aquí hemos relatado la presencia en el municipio de los médicos que arribaron antes del año de 1940. A partir de esa década se intensificó la llegada de médicos recién egresados, comisionados unos a los servicios ejidales, y otros al Hospital Municipal, así como a prestar servicios médicos particulares, entre los que se cuentan: Mario Núñez Bassó, Enrique Sánchez Zarazúa, Galdino Santana Gallo, Elihú Gutiérrez, Ramiro Bermúdez Alegría, Guridi, Ricardo y Francisco Díaz Ruiz Esparza, Enrique y Arturo Díaz Montes, Víctor Manuel y Gamaliel Gutiérrez Sánchez, Solorio Pastelín, Ernesto Zenteno Orantes, Gustavo Sotelo, Manuel Vázquez Gómez, Alfredo y Federico Martínez Manatou, Salvador Pérez Álvarez, Francisco Cañedo Lizárraga, Alfredo Urías Villarino, Esteban Vargas Barreto, Raúl Lozano Villarreal. Así como los médicos llegaron y se fueron instalando en consultorios, también crearon algunas boticas, farmacias y centros de salud: Botica Guadalupe, entre Bravo y Reforma número 1915, propietario Francisco Siqueiros; Botica Mexicana, en calle Morelos y Madero, propietario Simón Pedro Anguiano; Hospital del Ferrocarril, en calle G y Madero; Botica Unión, propietario Francisco L. Rodríguez; Botica Pueblo Nuevo, ubicada en 5ta y Guanajuato; Clínica Ruiz Esparza y Botica Baja California, ubicada en Madero núm. 390. 1920. Hospital Municipal en avenida Zuazua, primera sección de Mexicali. 1920. Hospital Militar, anexo al Hospital Municipal en la avenida Zuazua. 1945. Consultorio del doctor Dueñas Montes en avenida Madero entre calles Morelos y México. 13 1928. ista del Hospital Civil de Mexicali. Construido en el periodo del gobernador Abelardo L. Rodríguez, se ubicó en calle Guillermo Prieto entre las avenidas Reforma y bregón, donde hoy (2 14), se encuentra la Escuela de Enfermería de la UABC. 193 .Botica Guadalupe de Francisco Si ueiros ubicada en la es uina de Avenida Reforma y calle Bravo. 19 1.El Hospital Civil de Mexicali, construido en 192 , con frente a la calle Guillermo Prieto entre las avenidas Reforma y bregón, atrás del Palacio de Gobierno (hoy Rectoría). 195 . Consultorio del doctor Zenteno en el callejón Chinesca. Zona de la Chinesca, de avenida Reforma a avenida Juárez, entre las calles Azueta y Altamirano. El Instituto Mexicano del Seguro Social se instituyó en México en 1954. Inició operaciones en Mexicali en 1958 en las instalaciones del Sanatorio Sagrado Corazón, comprado a los doctores Ricardo y Francisco Díaz Ruiz Esparza, ubicado en avenida Pino Suárez y calzada Justo Sierra, donde hoy se ubica la escuela primaria y en 1961 el presidente de México Adolfo López Mateos pone en servicio el Centro Hospitalario del IMSS en esta ciudad, ubicado entre las avenidas Lerdo y Zaragoza y calles F y G. Datos aportados por el Instituto de Investigaciones Históricas del Estado “Pablo L. Martínez”. Archivos. Mexicali, B.C. 1986. Documentos para la Historia de Baja California. Notas y apuntes de Jorge D. Flores. Herrera Carrillo, Pablo. (1932) Historia del valle de Mexicali. Edición particular. L. Martínez, Pablo (1956). Historia de Baja California. Libros Mexicano, México, D.F. Piñera Ramírez, David. (1983). Panorama Histórico de Baja California. Colectivo UABC. Entrevistas personales a: Pedro F. Pérez y Ramírez “Peritus”, 1985. Mariano Sánchez Castro, 1986. Bertha Catalina Flores, 1986. Dr. Francisco Dueñas Montes, 1986. Dr. Gastón H. Salazar, 1986. Dr. Sergio García Ibarbuen, 1986. Dr. Fausto A. Ramírez, 1986. Lic. Leonor Maldonado Meza. Referencias: Aguirre Bernal, Celso. (1966). Compendio Histórico Biográfico de Mexicali. Edición particular. Compañía Mexicana de Terrenos del Río colorado, S.A. (1958). Colonización del valle de Mexicali. 14 El Seguro grande Antonio J. D. Olvera Flores* O ficialmente denominada por el IMSS como Clínica 32, este inmueble ha sido conocido como “el seguro grande” y desde su inauguración ha servido a miles de mexicalenses y ha hecho de esa avenida Lerdo un punto referenciado por casi toda la población. Mi contacto con Mexicali se inició en 1980 cuando, procedente de la ciudad de México, fui asignado a esta región para realizar mi año de internado rotatorio de pregrado. Era estudiante de medicina y como parte de mis estudios debía de alejarme de aquella maravilla que es la Ciudad Universitaria de la UNAM, e iniciar un nuevo ciclo de formación para practicar todo lo aprendido en aulas y demostrar que mi preparación académica podría servir a una población en auge y necesitada de servicios de salud pública. Mi traslado a Mexicali fue en autobús, y al llegar a la Central Camionera le pedí al taxista que me llevara directamente al Seguro Social. Tenía que reportarme con el director médico en turno y disponerme a realizar mi práctica universitaria. Con cierto asombro, el taxista me preguntó si me llevaría “al seguro grande” o al “seguro de Pueblo Nuevo”. Yo, sin saber, solo atiné a decirle que me llevara al seguro que tiene hospital y, dicho esto, el taxista tomó rumbo hacia la colonia Nueva, parando justo enfrente de la entrada de ambulancias en lo que se conoce como el área de urgencias. Resulta curioso cómo, hoy en día, se le sigue nombrando a esta clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) como “el seguro grande”. Este término ha sido usado porque los mexicalenses han visto en este complejo hospitalario enormes edificios, amplios pasillos, plazas internas y mucha gente sirviendo a otra gente. Como parte relevante, esta Clínica 32, posee edificios muy altos para una ciudad que no se distinguía, en los años de 1960 por la abundancia de inmuebles similares. Quizás por eso el mote popular de “el seguro grande”. Y 1961. El 21 de mayo de 1961 el Presidente de México licenciado Adolfo López Mateos inauguró las instalaciones del IMSS. En la foto el presídium y al fondo el edificio principal de hospitalización. En el presidium, el presidente saludando. A su derecha el Ing. Eligio Esquivel Méndez, gobernador del estado. A su izquierda Benito Coquet, director general del IMSS y Federico Martínez Manatou, presidente municipal del Mexicali, B.C. * Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A. C. 15 1961. El presídium. El presidente Adolfo López Mateos, el director general de IMSS, Benito Coquet, El presidente municipal Dr. Federico Martínez Manatou. Al fondo del edificio principal del IMSS. Recorrido por las instalaciones. cómo no lo iba a ser. Todo el conjunto ocupa un polígono que limita hacia el norte con la avenida Lerdo, al sur con la avenida Zaragoza, al este la calle G y al oeste la calle F; con una superficie de casi una hectárea y con todos los espacios diseñados para la armonía y para el servicio al público. Es oportuno señalar que hacia 1930, en este predio se encontraba la primera planta potabilizadora de agua, en donde existía un tanque elevado y que durante muchos años marcó el límite urbano de Mexicali. 16 El crecimiento de la mancha urbana obligó la construcción de una nueva planta potabilizadora, decidiendo el sitio en la nueva zona de las colonias Pro-Hogar, lugar donde miles de familias habían conseguido un terreno con un pie de casa. Allí se construyó la nueva planta potabilizadora; la que sería inaugurada en la misma gira del presidente López Mateos. Con este proyecto en desarrollo, el predio de la primera planta potabilizadora quedaría disponible para la construcción de lo que sería el “seguro grande”. Llegado el año de 1959 fungía como delegado regional del IMSS en Baja California el señor Alfonso Murillo, bajo cuya administración se iniciaron los trabajos de construcción de la obra en el mes de septiembre, siendo su planeación y realización, un diseño constructivo de ingenieros y arquitectos mexicanos. En esos años el director general del IMSS era el licenciado Benito Coquet, quien tenía como jefe del Departamento de Inmuebles y Construcción al arquitecto Alejandro Prieto; al frente del ejecutivo estatal estaba el gobernador Eligio Esquivel Méndez. En el proyecto se concretó la instalación de un potente equipo de aire acondicionado, planta de tratamiento de agua, sistemas hidroneumáticos, incinerador de basura, lavandería, subestación eléctrica y otros mecanismos que lo hacían un hospital de primer orden. En ese entonces el complejo contaba con 106 camas, 21 cunas y seis incubadoras en el área de maternidad. En clínica el “seguro grande” atendía con doce consultorios de medicina general equipados con modernas mesas de exploración, negatoscopio, estuche de diagnóstico, escritorio y sillas para los pacientes. En el área de especialidades se equiparon consultorios de pediatría, ginecología, urología, gastroenterología, cardiología, otorrinolaringología, oftalmología, neumología, ortopedia traumatología, obstetricia y cirugía general. También se incluyó la especialidad de cirugía reparadora, conocida hoy en día como cirugía plástica y reconstructiva. En este “seguro grande”, el servicio incluía modernísimos consultorios dentales, dotados de equipo e instrumental propios para el diagnóstico, tratamiento y la aplicación de métodos odontológicos para la prevención y atención de la salud bucal en la población. En complemento a los servicios de medicina esta clínica se equipó con un laboratorio clínico que contaba con el instrumental más moderno en la región. También se le dotaron de nuevos métodos y técnicas de análisis, 1961. Recorrido del presidente López Mateos por las instalaciones de IMSS. En la foto: Dr. Bermúdez Alegría, una enfermera, el presidente, Benito Coquet, Dr. Humberto Torres Sanginés con bata y de espalda. 1961. El presidente Adolfo López Mateos develando la placa de inauguración, le acompaña el Ing. Eligio Esquivel Méndez, gobernador del estado. favoreciendo un servicio de diagnóstico clínico más certero y en beneficio de la política de salud pública del régimen. Asimismo, los quirófanos eran de primera línea y estaban diseñados con las más modernas líneas del trabajo de cirugía. Instrumental, mobiliario y elementos de apoyo para los trabajos de cirugía, estaban siempre disponibles para el cirujano en turno y para su equipo de trabajo. La parte de prevención, diagnóstico y tratamiento clínico estuvieron cuidados en el diseño de este complejo hospitalario pero, algo muy importante, en el proyecto arquitectónico se incluyó un amplio teatro, ya que la labor del IMSS también se circunscribe en las acciones de bienestar y promoción social, para lo cual este espacio, de moderno diseño y finos acabados en madera, contaba con 400 butacas, aire acondicionado, escenario, iluminación, tramoya y camerinos; elementos que favorecieron la difusión y cultura en un Mexicali necesitado de expresiones artísticas de primer orden. Además del teatro, se contó con salas de capacitación y salones de actividades que difundieron cursos de corte y confección, danza, cocina, cultura física, higiene, nutrición, guitarra, decoración y alfabetización, entre otras actividades de formación práctica y de rehabilitación para la población derechohabiente. En los años subsecuentes, el crecimiento de la población propició la ampliación en las instalaciones del “seguro grande”. Esto generó una expansión del complejo hacia el predio ubicado al este de la calle G, donde se construyó el área de especialidades materno infantiles; de donde seguramente gran parte de los cachanillas recibieron la tradicional y necesaria nalgada para oxigenarse los pulmones al momento de nacer. Muchos estudiantes de medicina han practicado en ese “Seguro grande”, al igual que numerosos médicos han ocupado sus consultorios y han dejado escuela y buenos recuerdos por su dedicación al servicio en las artes de Hipócrates. En este caso se encuentra el Dr. Austreberto Silva, también egresado de la UNAM, quien durante 28 años laboró como cirujano dentista en los consultorios del IMSS y quien vivió una elocuente anécdota. Se sabe que en la primavera de 1961 durante la gira de trabajo por Mexicali, el presidente López Mateos inaugura este “seguro grande” y al momento de pasar por los flamantes nuevos consultorios el joven Dr. Silva fue saludado de mano por el señor presidente, ese momento fue registrado por en una fotografía de prensa. Al comentar este hecho en casa, la mamá del joven Austreberto tuvo a bien sugerirle el sabio consejo: “esas son las amistades que debes tener hijo mío”. Bibliografía: Revista BC Magazine, julio de 1961. 17 La farmacia en servicio más antigua en Mexicali Gerardo Sánchez Benavídez* E n el barrio de Pueblo Nuevo en Mexicali se encuentra la farmacia con más antigüedad al servicio de los cachanillas, en ella se detuvo el tiempo y la nostalgia inmediatamente se hace presente; se encuentra casi igual desde su apertura en la década de 1930. En el presente artículo les relatamos su origen y desarrollo. En 1906 el presidente Porfirio Díaz comisiona al profesor Francisco Rodríguez a Santa Rosalía para hacerse cargo de una nueva escuela primaria, en ella laboró varios años. En el año de 1914 el profesor Rodríguez recibe invitación para integrarse al Distrito Norte de la Baja California. El coronel Esteban Cantú, preocupado por la educación, seleccionó a quien consideró más idóneo para estos menesteres; cuando vio el currículum del profesor Rodríguez inmediatamente mandó por él, quien de inmediato se trasladó a Mexicali; esto fue en diciembre de 1914. Ante los vastos conocimientos de diversas disciplinas, aparte de la educación, el profesor Rodríguez intervino en diferentes actividades del gobierno, donde inclusive se convierte en pagador de la tropa cantuista, a la vez que participa en diversas acciones sociales de la comunidad. El profesor Rodríguez había adquirido conocimientos sobre farmacología en la Universidad de Colima, mismos que le sirvieron para poner en servicio en 1932 una botica en Pueblo Nuevo, y así poder ayudar a las personas de escasos recursos. Como reguero de pólvora la gente sabe de este lugar, y empiezan a llegar de todos los rincones de Mexicali. El cobro de la consulta y de los medicamentos eran bajos, regularmente los pacientes de condición humilde no pagaban la consulta médica. * Todos los servicios eran asesorados por el doctor Jesús Grijalva, que se le había unido al profesor al poco tiempo de abrir la farmacia, el doctor Grijalva, a su vez, era profesor de la Escuela Primaria Cuauhtémoc; ambos personajes fueron muy estimados por los mexicalenses que les reconocían su labor. Entre las consultas, así como las curaciones y los medicamentos elaborados en la botica, Francisco Rodríguez y Jesús Grijalva realizaban su labor comunitaria. En 1949 se integra al equipo de la botica el químico farmacéutico egresado de la Universidad de Guadalajara Juan Bartold, de origen alemán, con él se reforzó la calidad y variedad de los medicamentos que ahí se expedían. Diez años después, Bartold cambia su residencia a la ciudad de Tijuana, por la avenida Revolución y abre la Farmacia Maya. En 1965, el doctor Jesús Grijalva se va a radicar al Valle de las Palmas en Tecate, donde continuó su labor altruista como lo hacía en Pueblo Nuevo. Otro colaborador que contrató el profesor Rodríguez fue el joven Aarón Noyola, quien nació en 1936 en Tampico, Tamaulipas. De temprana edad, Aarón Noyola se familiariza con lo farmacéutico por convivencias familiares con el matrimonio formado por Manuel Sifuentes y Agustina Hernández, ambos químicos-farmacéuticos, aquí es donde Noyola adquiere conocimientos que a futuro serían muy valiosos para su profesión. Él llegó a Mexicali en 1950, a la edad de 14 años buscando a su papá, para llevárselo a Tampico de donde este último salió a Estados Unidos a trabajar para después venir a vivir aquí. Ante la negativa de su padre de regresar, Aarón decidió acompañarlo a radicar a Mexicali. Miembro de la sociedad de historia “Centenario de Mexicali” A. C., y colaborador e investigador del Grupo Cuervos a través de la Historia. 18 1932. Profesor Francisco Rodríguez. 1968. Nueva Farmacia Unión. Ubicada en calle Quinta y avenida Guanajuato. Barrio de Pueblo Nuevo. Cierto día, al darse cuenta de la elevada afluencia de gente a la farmacia, solicitó trabajo como auxiliar químico farmacéutico, lo atendió el profesor Rodríguez, quien sorprendido por la juventud del solicitante e incrédulo de sus conocimientos en el área de la farmacología, le aplicó un examen verbal de cómo preparar medicamentos, entre los cuales estaban la elaboración de pomada para hongos, para rozaduras, para sarna y para piojos; gotas para los ojos y oídos y contra la gastritis. Al contestar positivamente todo, el profesor Rodríguez preguntó: ¡Cuándo puedes empezar?, y el joven Noyola: ¡Ahora mismo! Y el joven fue a su casa a recoger una bata; regresó de inmediato, y le entregaron una serie de recetas para elaborar de inmediato. Al ver el trabajo efectivo y eficaz de Aarón, el profesor decide apoyarlo a estudiar electrónica por correspondencia. Lo inscribe en la Hemphill School de los Angeles California, a donde iría esporádicamente a recoger material de estudio y evaluaciones. Sin descuidar los estudios, Aarón continuó en la botica y ante el rápido aprendizaje, el profesor envió al joven a un examen a la Secretaría de Salubridad, con el farmacéutico Miguel de Alba, este le aplica una evaluación de 50 fórmulas para preparar, don Miguel de Alba suspende a la vigésima fórmula el examen, y le da un permiso a nivel estado para laborar como auxiliar de químico farmacobiólogo. La botica continuó en servicio normalmente, hasta que en 1967 el profesor Rodríguez fallece en la ciudad de Tijuana. El pesar de la comunidad mexicalense fue grande, el pionero, el gran personaje, el gran amigo, el magnífico ser humano, ya no estaría pendiente de su gente en la calle Quinta y avenida Guanajuato del barrio de Pueblo Nuevo. 2014. Aarón Noyola, farmacéutico. Al poco tiempo del fallecimiento del profesor, se presenta la profesora María Petra Rodríguez, hermana del profesor Rodríguez y radicada en Tijuana, hace llegar el testamento universal donde Aarón Noyola es el beneficiario. Ese mismo año reglamenta, como era debido, la botica y la hace llamar Farmacia Nueva Unión, el señor Noyola también habría de heredar el espíritu de servicio al prójimo. Hoy en día continúan llegando personas de escasos recursos solicitándole apoyo, negado por otras instituciones; Noyola los atiende, si el caso es más complicado, cierra la farmacia y en su inseparable compañero, su viejo pick up, los lleva al Centro de Salud, los canaliza con Blanquita para que ella vea la forma en que el doctor Rafael Aragón le apoye con el servicio. En las tardes, en el viejo Pueblo Nuevo, afuera de la farmacia es muy común que Aarón Noyola intente enseñar a tocar guitarra a vecinos del lugar. La farmacia está prácticamente igual que hace 60 años, se aprecia el dispensario médico, con instrumental muy viejo; en el recetario se puede observar, matrices, probetas, morteros, balanza de granatería, sales químicas, aceites, esencias, entre otras cosas. En el área de atención las viejas maderas sostienen los cristales que protegen el medicamento y otro tipo de mercancía que ofrece la farmacia. Por difícil de creer, eventualmente se ve al señor Aarón Noyola que continúa preparando medicamentos. A pesar de la delincuencia, los impuestos y requerimientos tributarios, y ante la entrada de negocios dedicados a este ramo, la farmacia en forma limitada y con productos básicos de este género, continúa en servicio en el mismo lugar donde el profesor Francisco Rodríguez Hernández la fundara en 1932. 19 La medicina en Mexicali Rubén Castro Bojórquez* Mexicali de 1900 a 1910 n los inicios del siglo XX llegaron los primeros pobladores a habitar lo que sería posteriormente la ciudad de Mexicali, provenientes de lugares donde el trabajo era escaso o, sencillamente no lo había, como fueron Real del Castillo, El Álamo, El Mármol, Ensenada y Algodones, principalmente, y lo hicieron en busca del empleo que ofrecían las compañías estadounidenses que construían canales y compuertas en lo que sería posteriormente el Valle Imperial. Todos ellos se vinieron a la “buena de Dios”, sin seguridad de encontrar trabajo, menos dónde vivir y qué comer, pero, además, expuestos a las diversas enfermedades y sin la posibilidad de que al presentárseles alguna contingencia podrían encontrar un médico, hospital o medicinas. Así sucedió, cuando menos por los primeros diez años de nuestra ciudad. Podemos afirmar que desde 1900 hasta 1911, posterior al movimiento magonista, no radicaba en Mexicali ningún médico. Los pobladores estaban expuestos a solucionar las enfermedades con remedios caseros o regresarse a Ensenada, donde desde fines del siglo XIX, uno o dos médicos atendían a los habitantes de ese municipio. Los pobladores de El Río1 tuvieron la oportunidad de atenderse con los primeros médicos que llegaron al Valle Imperial: En 1902, el Dr. J.W. Oakley llegó a Brawley, California; en 1904, los doctores Griffin y W.T. Heffernan, a Calexico Ca., en 1905 el doctor F.W. Peterson a El Centro, E Ca., En 1906 el doctor G.A. Swan a Seely; y así durante esa primera década de 1900 a 1910 se tiene constancia de que arribaron a radicar al Valle Imperial más de diez médicos a los diferentes poblados (Tout, 1931). Hay que tener presente que en los primeros años del siglo XX no existían los antibióticos (1940) ni la mayoría de vacunas que hoy en día existen: tuberculosis (1922), poliomielitis (1954), sarampión (1960), tétanos (1970), tosferina (1970), difteria (1962), rubeola (1962). Además: tifus, cólera, fiebre amarilla y hepatitis B. Asimismo, los métodos para mitigar el dolor y anestesiar a los pacientes en las cirugías eran muy rudimentarios. Recién se había iniciado la aplicación de cloroformo y los antisépticos. Mexicali de 1910 a 1950 En esta edición de la revista El Río, la doctora Rosalba Dueñas Toledo describe con detalle lo sucedido en los años de 1910 a 1950 en lo referente al arribo de los considerados pioneros de la medicina en el municipio de Mexicali. Es importante destacar que muchos de los médicos pioneros pronto cambiaron de residencia, pero aquellos que se asentaron en forma definitiva en Mexicali y formaron una familia, trascendieron más allá de la década de 1950, hasta entrados los años de 1980. Además de los que se mencionan en el artículo de la doctora Dueñas, como son los doctores: Fausto García Merino, Gastón H. Salazar, Fausto A. Ramírez y Francisco Dueñas Montes, es importante resaltar la labor que desarrollaron algunos otros: Mario Núñez Basso instaló * Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A. C. 1 En los orígenes de Mexicali, uno de los nombres con que se le conoció era El Río otro fue Laguna Cameron. 20 Dr. Gustavo Arévalo Gardoqui (1918-1965). Nació en México, D.F. Médico militar. Arribó a Mexicali en 1944. Laboró en la zona militar, Hospital Civil, Telefónica, Médico de Bancos, Primer Jefe de Servicios Médicos del IMSS, todo en Mexicali. Diputado federal. Doctor Raúl Lozano Villarreal. Nació en Monterrey, Nuevo León, llegó a Baja California en 1951. Laboró en el Hospital Civil y en el IMSS. Presidente del Patronato de la Cruz Roja. Colaboró en la Fundación del Instituto Auditivo Oral creado por el Sr. César Prieto. Participó en muchas otras ayudas sociales a la población. el Sanatorio Santa Catalina en los años de 1950, ubicado en Reforma y calle K, Francisco y Ricardo Díaz Ruiz Esparza instalaron el consultorio Sagrado Corazón, que por muchos años se ubicó en avenida Reforma entre México y Bravo; Alfredo y Federico Martínez Manatou que participaron en el desarrollo político del municipio de Mexicali donde Federico fue presidente municipal; Francisco Cañedo Lizárraga que participó como candidato a gobernador por el Partido Acción Nacional en el año de 1953. Mexicali de 1950 a 1980 Los mexicalenses que vivieron los años de las décadas de 1950, 1960, 1970 vieron suceder un sinnúmero de acontecimientos que transformaron a Mexicali, a saber: crecimiento de la población, desarrollo urbanístico, incremento productivo agrícola, inicio de la industria maquiladora, creación del estado y municipios, formación de instituciones como la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) y otras; comunicación de todo el estado con el centro del país, equipamiento urbano: hospitales, escuelas, centros recreativos y culturales e incremento de los servicios públicos. En lo referente al proceso histórico de la medicina en Mexicali, nos parece importante relatar varios sucesos: Doctor Jorge Rodríguez Ordoñez. Nació en Venustiano Carranza, Chiapas, en 1918. Médico por la UNAM. Radicó en Mexicali desde 1955. Ejerció su especialidad de internista en forma particular. Fungió como jefe de Servicios Coordinados de la Secretaría de Salubridad y Asistencia en Mexicali. 1) Incremento de la inmigración de médicos al municipio, sustentada en la construcción de las comunicaciones que integraron a nuestro estado con el centro del país, sobre todo la terminación del Ferrocarril Sonora-Baja California en 1948 y la conexión por carretera de Mexicali a Santa Ana, Sonora, en 1959. 2) El éxodo de jóvenes nativos que emigraron a ciudades como México, D.F., Guadalajara, Jal., Morelia, Michoacán, Monterrey, Nuevo Léon, y Hermosillo, Sonora, principalmente durante los años de 1940 a 1970. 3) Instalación de las clínicas del Instituto Mexicano del Seguro Social a partir de 1958. 4) Creación de la Escuela de Medicina en la Universidad Autónoma de Baja California en 1971 y, 5) La afluencia de médicos especialistas en todas las áreas de la medicina. Incremento de inmigración de médicos En la década de los años de 1950 se habían consolidado: El Hospital Civil de Mexicali, ubicado en calle Guillermo Prieto entre avenidas Reforma y Obregón, Sanatorio Sagrado Corazón de los doctores Díaz Ruiz Esparza, ubicado primeramente en avenida Pino Suárez y calzada 21 Doctor Federico Martínez Manatou. Justo Sierra, y posteriormente se cambió a avenida Reforma, entre calles México y Bravo. Sanatorio Dueñas primero y Santa María después, propiedad del doctor Francisco Dueñas, ubicado en Madero y calle México, Consultorio Santa Catalina del doctor Mario Núñez Basso ubicado en avenida Reforma y calle K, así como otros pequeños hospitales en Pueblo Nuevo y otros rumbos de la ciudad. A partir de esta década arribaron los doctores: Santos Silva Cota, Alfredo García Padilla, Los hermanos Héctor y Humberto Torres Sanginés, Jorge Rodríguez Ordóñez, Manuel Muñiz Duarte, Pablo Humberto Ontiveros, Buenaventura Aranda Reyes (fungió como director de Asistencia Pública del Estado), Manuel Contreras León (en Mexicali desde 1952. Poeta y artista de teatro), Alfredo Martínez Martínez, Leonardo Sepúlveda Escalante, Arcadio Chacón Mendoza, José Mayagoitia Gómez, Juan Cortez Núñez, Francisco Oliva Tenorio, Arnulfo Quintero (quien fue médico de la Delegación de la Secretaría de Recursos Hidráulicos) Jorge Alcántara Ayala, Alfredo Quiñones Lavander, Gustavo Arévalo Gardoqui (fungió como jefe de Servicios Médicos del (IMSS en 1960), Rafael Luque Bórquez, Alfonso Sánchez Martínez, Manuel Sánchez Escárcega, Raúl de la Torre, Héctor Cruz Ramírez, Raúl Espinoza Bojórquez, Mario Luna Pérez, Manuel Durazo Moreno, Héctor Manuel Quintero, César Bendímez, Heliodoro Osuna, Germán García Zepeda, Ramiro Blancarte, Ramón Paz, Martín Orduño, Luis Carrillo Díaz, Santos del Prado, Fernando Posada, Carlos Walther (fungió como médico de la Compañía Jabonera del Pacífico), Alejandro Calderón, Roberto Guridi, Librado Reyes, Luis España Ontiveros, Carlos Acuña Zamora, José Barreiro Curtada, Rafael Beltrán del Río, Agustín Hernández Reyes, Luis Montaño Ramírez, Benjamín Curiel, Héctor Cortez Aponte, Gilberto Valenzuela y otros que se escaparon de la investigación y de nuestra memoria. 1980. Dr. José Mayagoitia Gómez. Leonardo Sepúlveda Escalante. 22 Dentro de los médicos mencionados, destacamos la trayectoria de algunos de ellos: El doctor Humberto Torres Sanginés nació en Tijuana, B.C., en 1926. Médico por la Universidad de Guadalajara, fungió como director general del Instituto Mexicano del Seguro Social en Baja California en los años de 1960, director de la Escuela de Medicina de la UABC en Mexicali por más de 25 años, y altruista cirujano al servicio de los deportistas y ciudadanos de escasos recursos. La clínica principal del IMSS en Mexicali, lleva su nombre. Falleció en 1976. El doctor Arcadio Chacón Mendoza nació en el estado de Michoacán. Fungió como director de la Escuela de Enfermería de la UABC (1967-1973) y como presidente del Consejo Municipal de Mexicali en 1970. Radicó en Mexicali desde 1952, fue médico del Hospital SCOP. El doctor Ramón Paz Ramírez fungió como director fundador de la Escuela de Medicina de la UABC, 1971-1973, y como Jefe de Enseñanza del IMSS en Mexicali por muchos años. Los doctores Germán García Zepeda y Heliodoro Ozuna atendieron a los deportistas de todas las disciplinas por varios años. Los doctores Gamaliel Gutiérrez Sánchez (1957-1967), Alfredo Santaella Grosso (1973-1980) y José Mayagoitia Gómez (19801988) fungieron como directores de la Escuela de Enfermería de la Universidad Autónoma de Baja California. El doctor Raúl Espinoza Bojórquez, nativo de Mexicali (1934-2008). Partió en 1951 a estudiar medicina en la UNAM, México, D.F., regresó en 1959 a su ciudad natal, ejerciendo una medicina social principalmente a los más desprotegidos por casi 50 años. Fue de los primeros médicos que se incorporaron al IMSS, en 1960, como médico general. El doctor Santos Silva Cota. (1921-2011). Nativo de Baja California, estudio su carrera en la UNAM, México, D.F., se especializó en Patología, ya mayor estudió una maestría en el CICESE. Laboró en la UABC durante 53 años y fue su rector de 1959 a 1966. Recibió múltiples reconocimientos por sus aportaciones a la sociedad. En la década de 1950 arribaron a Mexicali muchos médicos egresados el Instituto Politécnico Nacional, que ideológicamente habían abrevado las ideas socialistas del creador del Politécnico, general Lázaro Cárdenas, algunos de ellos se radicaron en Mexicali, pero la gran mayoría optó por atender a la población en los poblados del valle de Mexicali. Sobresalen de este grupo los doctores: Julio Prado, Rogelio Ferman Martínez, Luis Licea Luna, Rafael López Cortez, Dr. Mata y la doctora Socorro Acosta de García. Con el paso de los años el doctor Julio Prado permaneció siendo de izquierda y lideró en múltiples ocasiones a organizaciones políticas del barrio de Pueblo Nuevo; el doctor Licea Luna, después de trabajar algunos años en el valle, se radicó en Mexicali y se convirtió en el empresario más exitoso del ramo Santos Silva Cota. de farmacias con sus boticas Reforma; la doctora Socorro Acosta de García, médico familiar del IMSS, se dedicó a la política en el PRI y logró ser diputada local en los años de 1970; el doctor Rogelio Ferman dirigió por muchos años los centros de salud que instaló la Secretaría de Salubridad y Asistencia (SSA) en Mexicali y su valle. Éxodo de estudiantes El anhelo de los jóvenes mexicalenses por estudiar una carrera profesional se presentó desde el momento que concluyeron 23 1967. Dr. Rafael Soto Blanco. 1985. Dr. Andrés Camou Calderón. su escuela primaria, y al no ofrecerles en esta ciudad la oportunidad de continuar sus estudios, voltearon hacia las ciudades del centro del país donde ya existían universidades principalmente México, D.F. y Guadalajara, Jalisco. El ejemplo más representativo lo tenemos en el doctor Francisco Dueñas Montes, nacido en Mexicali en 1908, egresado de la primera generación de la Escuela Cuauhtémoc, obtuvo una beca que le otorgó el general Abelardo L. Rodríguez para realizar los estudios de profesor normalista en México, D.F., una vez obtenido el título de maestro continuó sus estudios de medicina en la UNAM, concluyéndolas en 1935. La odisea que tuvo que realizar Francisco Dueñas Montes para trasladarse de Mexicali a la ciudad de México, comprendía viajar en tren de esta ciudad a Yuma, Arizona en el Ferrocarril Inter California, de ahí continuar hasta Nogales y tomar el Ferrocarril del Pacífico que lo llevaría a su destino. El viaje se realizaba entre seis y ocho días, y así lo hicieron los jóvenes que se aventuraron a realizar sus sueños durante todos esos años hasta 1940 cuando se terminó el tramo de Mexicali-Peñasco del Ferrocarril Sonora-Baja California. Durante todo un periodo que culminó con la fundación de la Escuela Secundaria Agrícola en 1933, la odisea relatada se repitió por algunos jóvenes, que al término de su escuela primaria, se aventuraron a continuar sus estudios en las ciudades de México, D.F. y Guadalajara, Jalisco. 24 1967. Dr. Armando Armenta Vivanco. El año de 1933 establece un hito en la educación en Mexicali, los niños-jóvenes ya podían estudiar secundaria en Mexicali, y aspirar a continuar sus estudios profesionales en el centro del país. Esto sucedió hasta el año de 1954, que se creó la Escuela de Preparatoria del Estado de Mexicali, lo que acortó el tiempo de permanencia fuera de su terruño. Lo anterior propició que paulatinamente se fuese incrementando el número de jóvenes que emigraban a estudiar su carrera profesional y muchos de ellos optaron por medicina. En la generación 1952-1955 de la Escuela Secundaria Federal núm. 18, hoy 18 de marzo, egresamos 118 jóvenes de los cuales el 50% nos trasladamos a otra ciudad a estudiar una carrera profesional y específicamente nueve de ellos optaron por la carrera de médico cirujano y partero. Cuando se fueron construyendo otras vías de comunicación el traslado de Mexicali a México, D.F., se fue haciendo más ágil. En el año de 1948 se inaugura el último tramo de Peñasco a Benjamín Hill del Ferrocarril Sonora Baja California, lo que facilitó la comunicación. En 1959 se terminó de construir la carretera Mexicali-Santa Ana, Sonora, conectándose por carretera y ferrocarril al centro del país. Es oportuno señalar que el incremento de jóvenes que emigraron a estudiar una carrera profesional fue en aumento conforme se facilitaba el estudio de niveles superiores y se mejoraron las vías de comunicación. Podemos afirmar que si en la década de los años de 1920 fueron pocos los jóvenes que se animaron a esta aventura, la década de 1930 con la creación de la Escuela Secundaria Agrícola produjo un incremento de este proceso. En los años de 1940, al mejorar y facilitar las comunicaciones hubo necesariamente otro aumento. Asimismo, los años de 1950, con la creación de la Escuela Preparatoria y la continuación del mejoramiento de las comunicaciones, se puede afirmar que esta década tuvo mayor porcentaje de jóvenes que viajaron a las ciudades del centro del país a estudiar su profesión. En el año de 1957 se crea la UABC, y en 1961 el Cetys Universidad. A pesar de que la oferta de carreras profesionales fue escasa en ambas instituciones, su creación aminoró el éxodo de jóvenes, pero aquellos que deseaban estudiar la carrera de medicina, continuaron formándose como médicos en México y en Guadalajara, hasta 1971 que se crea la Escuela de Medicina en la UABC en Mexicali. Durante estos años (de 1930 a 1971), de los cientos de mexicalenses que emigraron a estudiar medicina a las ciudades del centro del país, más de la mitad no regresaron a su tierra natal, fueron absorbidos por las instituciones de salud del país, el IMSS y la Secretaría de Salud (SSA). Solo como ejemplo: de mi generación 1952-1955 de la Escuela Secundaria Federal núm. 18, de los nueve que se formaron como médicos, solo tres regresaron a ejercer a Mexicali, Abdon Ayala Chávez, Elvira Banuet Sanders y Salvador Talamantes Figueroa, los otros seis los absorbió el Distrito Federal. El Instituto Mexicano del Seguro Social En el año de 1954 el presidente Adolfo Ruiz Cortines creó el Instituto Mexicano del Seguro Social, cuyo objetivo principal sería el cuidado de la salud de todos los trabajadores del 1980. Dr. Humberto Torres Sanginés. sector privado. Rápidamente el IMSS inició lo necesario para dar atención médica en todo el país, en Mexicali compró y acondicionó en 1958 el Sanatorio Sagrado Corazón, de los doctores Francisco y Ricardo Díaz Ruiz Esparza que se encontraba ubicado en la avenida Pino Suárez y Calzada Justo Sierra (en ese entonces carretera a San Felipe). De igual forma en ese año obtuvo en donación por parte del estado un terreno de aproximadamente dos hectáreas que se ubica entre las calles F y G y las avenidas Lerdo y Zaragoza; en ese predio funcionó por más de 30 años la planta de agua de la ciudad: canal de ingreso del agua, lagunas de 25 cuartos, consultorios médicos, etcétera. Además se anexaron oficinas administrativas, auditorio y edificio de actividades de promoción de la salud, cultural y recreativa. Estas instalaciones las inauguró el presidente Adolfo López Mateos el 21 de mayo de 1961, con la presencia del director general del IMSS, Benito Coquet y el gobernador del estado Ing Eligio Esquivel Méndez. El primer director en Mexicali lo fue el senador y coronel Elihu Gutiérrez, quien nació en Pachuca, Hidalgo en 1912. Arribó a Mexicali en 1937. En esos años, el IMSS contaba con un excelente departamento de diseño arquitectónico, lo que dio por resultado un conjunto de edificios funcional al servicio de la población mexicalense. Además de construir la clínica principal en Mexicali, el IMSS construyó unidades para Tijuana, Ensenada, Tecate y, lo más importante, centros de salud en los principales poblados del valle de Mexicali. La creación de las instalaciones médicas en Mexicali y su valle trajo aparejada la urgente necesidad de médicos generales y de todas las especialidades, lo que ocasionó una 1976. Jaime Enrique Hurtado de Mendoza, durante su graduación. Fue promotor de la creación intensa inmigración de médicos. de la Escuela de Medicina de la UABC. Anestesiólogo, Subdirector y Director de la Escuela de Medicina y Vicerrector de la UABC. Se pensionó del Seguro Social en el año 2000 (foto Colección Desde 1958 en adelante, se Dr. Pérez Madrigal). radicaron en Mexicali muchos médicos que estudiaron en: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto sedimentación y almacenaje, cuarto de máquinas y tanque Politécnico Nacional, Universidad de Guadalajara, elevado. La Planta de agua se reubicó en la construida en la Universidad Autónoma de Guadalajara, Universidad avenida Culiacán y Plan de Ayutla en la colonia Pro-Hogar, Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y otras más. En 1959 inició la construcción del Centro Hospitalario, De los médicos que arribaron a trabajar en Mexicali, misma que realizó la empresa Compañía Mexicana de en el Seguro Social, en Servicios Coordinados de Salud Construcciones Reforma, que comprende el edificio del hospital Pública , a ejercer la medicina particular en los años de con todos los adelantos tecnológicos médicos, quirófanos, 26 1960 a 1970 podemos mencionar entre otros a los doctores: Carlos de la Barrera, Rafael Soto Blanco, Andrés Soto Rivera, Víctor Novoa, Rolando Dipp Varela, Guillermo Figueroa (hijo del ilustre maestro Lusiglo Figueroa), Manuel Avendaño Samano, Víctor Torres Nevárez, Luis Jamieson Esparza, Francisco Arqueta, Óscar Camarena de la Rosa, Armando Armenta Vivanco, Manuel Chacón, Baltazar Martínez Vázquez, Ramiro Gaxiola Salcido, Sergio Roa Albor, Gilberto Valenzuela, Alfredo Gruel Culebro, Rodolfo Andrade, Ramiro Blancarte, Ramón Paz, José Ramírez Román, Refugio Macías Ruvalcaba, Rosalba Dueñas Toledo, Lauro Amezcua Delgado, José Antonio Ordoñez Calderón, Antonio Méndez, los hermanos Ramón y Jorge González Guerra, Ricardo Rocha , Adolfo Torres Lara, Andrés Camou, Alfredo Santaella, Roberto Pérez López, Sergio García Ibargüén, Cipriano Aguilar, Julio Francisco Estrada González, Angélica Yadira Acosta, y considero que algunos otros más que escaparon a mi memoria. La Escuela de Medicina de la UABC En junio de 1971, un grupo de egresados de la Preparatoria Mexicali de la UABC encabezados por Jaime Hurtado de Mendoza y Rodolfo Villaseñor demandan al rector Lic. Rafael Soto Gil la creación de la Escuela de Medicina. Las autoridades universitarias iniciaron las gestiones necesarias ante el secretario de Salud del gobierno federal y ante las Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES). Las gestiones fueron exitosas, y el 27 de septiembre de 1971 se acuerda la creación de la escuela. Los jóvenes demandantes deseaban que las clases se iniciaran de inmediato, pero la complejidad de crear laboratorios, anfiteatro y aulas retrasó el inicio hasta el mes de enero de 1972. El 24 de noviembre de 1971 el Ing. Luis López Moctezuma tomó posesión como rector por el periodo 1971-1975, y de inmediato se dio la tarea de encontrar solución a los problemas presentados en el inicio de clases en la escuela, nombró director al doctor Ramón Paz Ramírez, que fungía como jefe de Enseñanza del IMSS. Las primeras clases se impartieron en aulas del mismo Seguro Social, y la materia de anatomía y laboratorios, en instalaciones acondicionadas en espacio cedido por la Escuela de Enfermería ubicada en Obregón y Julián Carrillo. 1950. Botica Royal en la avenida Juárez de la Zona de la Chinesca. Mexicali, B.C. 1950. Botica Regis de la familia Padilla, ubicada en la esquina de Reforma y Morelos, frente a la Catedral de Mexicali. 1991. Visita al Hospital General de Mexicali del presidente de México, Lic. Carlos Salinas de Gortari, a su derecha el doctor Óscar del Real Mora y a su izquierda Doctor Cipriano Aguilar (foto Colección Dr. Pérez Madrigal). 27 1962. En la foto de izquierda a derecha. De pie, doctores: Jorge Villa García, Mercado Aguilera, Galdino Santana Gallo, Alfredo Quiño Héctor Torres Sanginés, Armando Armenta Vivanco, Gilberto Armenta Gamez, Mario Chacón Cárdenas, Alberto Estrada, Carlos de la Barr Sentados, doctores: Federico Rivera, Sergio Fernando Aguilera, Raúl de la Torre, Enrique Sánchez Zarazúa, Santos Silva Cota, Mario Flores, Ag Jorge González Guerra, odontólogo Salvador Farah, no identificado y odont Es ese espacio se instaló en tiempo récord un laboratorio múltiple, sala de anatomía y anfiteatro para la conservación de cadáveres que utilizaron los alumnos en sus prácticas. La primera generación fue de 72 alumnos y las siguientes de 110 alumnos. Con la creación de la carrera de medicina, al siguiente año 1972-1973 más de 200 alumnos presionaron al rector para que aceptara a todos, cosa que era imposible porque no había campos médicos para todos. El conflicto ocasionó la renuncia del Dr. Ramón Paz Ramírez y en su lugar fue nombrado el doctor Humberto Torres Sanginés. En el ciclo escolar 1972-1973, el cupo se amplió a 110 estudiantes, misma cifra que se mantuvo por más de veinte años. El doctor Torres dirigió la Escuela por el resto de su vida, poco más de 27 años. Nunca la escuela volvió a tener problemas y se convirtió por muchos años como una de las mejores del país. (Con base en los resultados del examen de especialización, mismo que aprobaban los egresados en un 28 porcentaje muy alto. Por más de cinco ocasiones la Escuela obtuvo el primer lugar). En el año de 1972 el gobierno del estado presidido ya por el Lic. Milton Castellanos Everardo como gobernador (1971-1977) donó a la UABC terreno de aproximadamente 5000 m2 en el desarrollo del Centro Cívico y Comercial de Mexicali, que iniciaba su construcción, terreno adjunto donde se construía el nuevo Hospital General de la ciudad perteneciente a la Secretaría de Salubridad y Asistencia. En él se construyó el edificio de dos pisos con laboratorios, sala de anatomía, bodega de farmacia, aulas, anfiteatro y administración; inaugurado en septiembre de 1973. Con los años se construyeron otros edificios hasta completar los necesarios para un funcionamiento eficiente de la Escuela. A partir de la Administración del doctor Torres, fungió como subdirector el doctor Fausto E. Ramírez hasta su jubilación, siendo sustituido por el doctor Jaime Hurtado de Mendoza, quien a la muerte del doctor Humberto Torres ones Lavander, Miguel Tellez, Rafael Soto Blanco, Raúl Espinoza, Germán García Zepeda, Javier Acosta Flores, Alberto Pérez Carlos, rera, Fernando Posada Urias, Víctor Gutiérrez Sánchez, Luis Jamieson, Ángel Luna Flores, no identificado, Mario Vela Pérez y Joel Cruz A. gustín Hernández Reyes, Alfonso Álvarez, no identificado, Ricardo Ochoa López Portillo, Salvador Victorica Lamadrid, Francisco Oliva Tenorio, tólogo Autreberto Silva Olivares (foto Colección Austreberto Silva Olivares). Sanginés, asumió la dirección de la Escuela. Él fue el primer egresado que ostentó el cargo de director de la Escuela de Medicina de la Universidad. Desde su creación la Escuela de Medicina ha formado médicos por casi 42 años, los que posterior a sus especializaciones se han radicado en su gran mayoría en su ciudad natal. En la actualidad Baja California no solo tiene el gran privilegio de contar con Escuela de Medicina en Mexicali, sino que también Tijuana, Ensenada y Valle de las Palmas, ofertan la carrera en sus respectivas unidades universitarias de la UABC. Los médicos especialistas A partir de los años de 1950 Mexicali se benefició con aquellos médicos que siendo originalmente médicos generales, optaron por especializarse en áreas como: pediatría, ginecoobstetricia, otorrinolaringólogo, cirugía, anestesiología, traumatología y Patología principalmente. Con el arribo del IMSS en 1958, la construcción y operación del Hospital General en 1972, del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) en 1976, la creación e inicio de operaciones del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales del Gobierno y Municipio del Estado de Baja California (Issstecali) y la ampliación del IMSS con su clínica de especialidades en 1970, el arribo de médicos con especialidades se incrementó. Muchos de los médicos que hemos mencionado ya eran especialistas en las diferentes áreas de la medicina. En los últimos 35 años cientos de médicos especialistas egresados de UABC, o de otras universidades, se ha radicado en nuestra ciudad atendiendo a la población de todo el municipio de Mexicali y del sur de California (Valle Imperial). Mencionarlos a todos ellos sería un ejercicio de memoria imposible, pero deseo traer a la mente a los que han destacado en los últimos años: cardiólogos: Leonardo Monge Rangel, Adrián Medina y Armando Padilla; 29 1966. Visita a las instalaciones del IMSS, En primera fila de izquierda a derecha: Doctor Santos Silva Cota, jefe de Servicio Médico del IMSS, Ingeniero Raúl Sánchez Díaz, gobernador del estado, doctor Ignacio Morones Prieto, director general del IMSS; doctora Socorro Acosta de García, diputada del Congreso del Estado, doctor Humberto Torres Sanginés, delegado regional del IMSS. José María Chemalo Rodríguez Mérida, presidente municipal de Mexicali (foto Colección Dr. Pérez Madrigal). pediatras: Carlos de la Barrera y Roberto Prince Vélez; gastroenterólogos: Fernando Núñez Verdugo (hijo del doctor Núñez Basso), René Arroyo de Anda, Jose Antonio Ordoñez Calderón y José Antonio Olivares; ginecoobstetras: Jorge Casellas Moreno, Lourdes Ante Téllez, Gabriela Bermúdez Ahumada, Miguel Padilla Mateus y Ricardo Llamas García; ortopedistas: Humberto Torres Ortega y Humberto Torres Valdez; oftalmólogos: Guillermo Trejo Dosal, Roberto Aguilar, Mariano y Alfonso Curiel, Antonio Méndez y Jorge y Salvador Aguirre Muñoz; urólogos; Rogelio Sánchez Limón, Ismael Ávila, Felipe Zárate Carrillo y Germán García Ceballos; nefrólogos: Manuel Avendaño García; oncólogos: Celia Soto Collins; cirujanos oncólogos: Rafael Estrada Cervantes; alergólogos: Juan Valente Mérida y Raúl Ibrarra Caldera; anestesiólogos: Jaime Hurtado de Mendoza; anestesiólogos y terapeutas 30 del dolor: Hugo Martínez Espinoza; internistas: Mario Lomelí, Jorge Olivares Esquer y Jesús López Carrizoza; cirujano bariátrico: José Alberto Aceves Díaz; neurólogos: Héctor Chaparro Maldonado y Andres Félix Sacuchi; neurocirujanos: Ricardo Flores Escamilla, Javier Alcántar Enríquez, Roberto Hernández Peña y Antonio Bramasco Avilez; neumólogo: Marcos A. Loustanau A.; médico del deporte: Armando Barak; cirujanos: Gilberto Sánchez Limón y Sergio Romo Barraza; geriatra: Héctor A. Gallego R.; médicos homeópatas: Rigoberto López Villarreal y Antonio Torres Monroy; nutriólogos: Julio César Mora y Sergio Dipp Félix; otorrinolaringólogos: Jesús Avelar Morales, Víctor Novoa, Jesús Martínez Pichardo; radiólogos: Xavier de la Barrera Figueroa, Carlos A. Medina Salmón, José Ignacio Muñoz Torres; psiquiatras: Gloria de la Garza Márquez; proctólogos: 1973. Terrenos del actual Centro Cívico y Comercial de Mexicali, desarrollado durante la gubernatura de Milton Castellanos Everardo. La Escuela de Medicina de la UABC fue el primer edificio terminado y ocupado. Destacan también en primer plano El Palacio Federal en Construcción y al Fondo el Hospital General de Mexicali en construcción. De la hoy calzada Independencia, apenas se nota su trazo. Vale la pena señalar las primeras farmacias y boticas que funcionaron en Mexicali: Botica Juárez del doctor Enrique D. Flores, ubicada en Madero y Altamirano, Botica Guadalupe de Francisco Siqueiros, ubicada en Bravo y Reforma; botica Mexicali del doctor Bernabé Barreto, ubicada en Obregón y alfabetización (hoy Peritus); botica Nacional del doctor García Merino, en Madero 215; botica Mexicana de Simón Pedro Anguiano, en Morelos 106-B; botica Unión de Francisco Rodríguez, en Quinta y Guanajuato; botica Pueblo Nuevo; botica Hidalgo en Azueta 170; botica Cruz Roja, en Madero 420, botica Baja California de los doctores Ruiz Esparza, en Madero 390. Referencias Aguirre Bernal, C. (1966). Compendio Histórico-Biográfico de Mexicali. 15391966. Edición Particular. ——. (1990). Compendio HistóricoBiográfico de Mexicali. II. Actualizado hasta 1990. Castro Bojórquez, R. (2006). Hacia una nueva universidad 1979-1983, en David Piñera Ramírez, Los primeros años de Educación superior en Baja California 1957-2007. Dueñas Toledo, R. (1993). Los Pioneros 1978. El Hospital General a la derecha y el Hospital del ISSSTE a la izquierda. de la medicina en el valle de Mexicali. Los dos funcionando en todos sus aspectos. Ubicados en la esquina de la calle del Hospital y Calzada Independencia. Mexicali. Cuadernos de Enlace Educativo y Cultural. Fuentes Rodríguez, A. (1950). Personalidades del estado de Baja California. Edición del autor. Ramiro Gaxiola Salcido; artritis y osteoporosis: Fidencio Hernández Tirado, H. (1966). Baja California y sus HomCons Molina; dermatólogos: Rodolfo Villaseñor Bórquez, bres. Mexicali. Editorial de Anza. José Pérez Madrigal y Marco A. Bojórquez. Soto Rivera, A. (2012). Memorias de un desmemoriado. (La Puedo decir que lista más larga que la anterior, solo vida de un médico). Mexicali: UABC. el directorio telefónico, pero la relación de médicos Tout, Otis B. (1931). The First Thirty Year. 1901-1931. An especialistas nos demuestra el avance que ha tenido Account of the Principal Events of the History of the Imnuestra ciudad en los aspectos de atención a la salud de perial Valley, San Diego. Autor. sus habitantes. 31 La anestesiología en Mexicali* Francisco Estrada Montaño** L a medicina nace con el conocimiento de las propiedades de las plantas (herbolaria) y del cuerpo humano, y dentro del campo de la medicina tenemos a quienes practicaron la cirugía primitiva, destacándose la trepanación, así como incrustaciones y amputaciones. Cabe decir, que a estas intervenciones les sucedían dolores intensos que con el tiempo fueron controlados gracias a la ingestión de zumo de plantas que causaban adormecimiento, o borrachera sedante, más o menos prologadas, que permitieron evitar el dolor en sus diversas manifestaciones. De la uva de la mandrágora, y del toloache a la cocaína, hay siglos de investigaciones que han permitido llegar a clínicas del dolor, pasando por la delicada especialidad de la anestesiología, que da seguridad en toda intervención quirúrgica, y esto gracias a los avances y descubrimientos técnico-científicos, en la inhaloterapia y propiedad de los gases, medicamentos y máquinas utilizadas por los anestesiólogos en todos los quirófanos del mundo, que son médicos clínicos experimentados en operaciones quirúrgicas de audacia inimaginable. El descubrimiento del éter significó un cambio radical en la cirugía, después de varios experimentos demostrados en las sociedades médicas del siglo XIX, y su aplicación es demostrada por William Thomas Green Morton en el hospital de Boston, Massachussets, el 16 de octubre de 1846. Se tuvieron muchas experiencias que dejaron informes sobre los alcances obtenidos con la inhalación de vapor del éter, en pacientes intervenidos quirúrgicamente. En América Latina, en marzo de 1847, el doctor Vicente Antonio de Castro, pionero en Cuba de la anestesiología, usa el éter tomando en cuenta la información difundida por Green Morton en Boston, como lo hiciera también en Montevideo, Uruguay, el 2 de mayo de 1847, el doctor Patricio Ramos al amputar el brazo a un artillero herido. En Mérida Yucatán, México, el 15 de junio de 1847, el doctor Matilde Sansores amputa el brazo a un hombre; el 30 de noviembre de 1847, en Guatemala, el doctor José Luna Arbizu, amputa un dedo de la mano a un obrero, en el Hospital General de la ciudad de Guatemala, Guatemala. De esta manera, el éter cumplía con su principal finalidad: hacer posible la intervención quirúrgica suprimiendo la angustia del dolor mediante la anestesia. Del éter se pasó al cloroformo, y posteriormente aparecen los bloqueos regionales, ya que el descubrimiento de la novocaína ofreció grandes ventajas para los anestesiólogos. El pentotal sódico, el fentanil, las benzodiacepinas y demás relajantes musculares, así como los bloqueos permiten excelencias anestesiológicas, gracias a los experimentos que todo anestesiólogo tiende a realizar para darle mayor seguridad al paciente y evitarle secuelas propias de los estados clínico-quirúrgicos que deja toda intervención, han sido superados por los anestesiólogos actuales. Entre la búsqueda de los colegas anestesiólogos, está la de lograr una óptima relajación en el estado anestésico, para que no se complique la intervención del cirujano, para después alcanzar un despertar placentero, como de un sueño agradable, mientras las funciones vitales y la conciencia se restablece y la recuperación llegue sin complicaciones y desde luego, que está en manos del anestesiólogo especializado, que permiten hacer realidad los sueños de los hombres en los albores de la humanidad, la de tener en las manos milagrosas el prodigio de los dioses para mitigar el dolor humano. Antes de tener un hospital, Mexicali vio la llegada de médicos que se instalaron en casas que acondicionaron como hogar y consultorio a la vez, en donde se consultaba a los enfermos que temerosos acudían a los facultativos. * El presente artículo está sustentado en notas tomadas del libro: Breve historia de la Anestesiología en Mexicali, cuya autora es la doctora L. Yusvisaret Palmer M. ** Miembro de la Sociedad de Historia Centenario de Mexicali, A.C. 32 Ante el crecimiento de la población y para no tener la necesidad de ser atendidos en hospitales en el lado estadunidense, adonde acudían gran parte de las mujeres grávidas, las autoridades municipales de Mexicali pensaron en la construcción de un hospital. El primer Ayuntamiento de Mexicali, en 1915, nombra al primer médico municipal, dicho nombramiento recae en la persona del doctor Ignacio Roel. En 1916, durante el Segundo Ayuntamiento, con el señor Francisco Bórquez al frente, se da inició a la construcción del primer hospital municipal de Mexicali y se nombra como primer director al doctor Manuel Monter. Durante la municipalidad de 1918, al hospital se le construye la sala para cirugías de acuerdo con las circunstancias de la época; todo lo anterior bajo la dirección del doctor Manuel Monter. Para entonces ejercían su profesión de médicos los doctores: Hipólito Jáuregui, Federico Cota y Rafael Limón Medina, quienes junto con el director Ignacio Roel y Manuel Monter atendían a la población mexicalense. Diversas opiniones y anécdotas valiosas de médicos que nos antecedieron en el ejercicio de la noble profesión permiten enriquecer este documento, entre estos cultos facultativos tenemos al doctor Francisco Dueñas Montes, primer médico nativo de Mexicali y al doctor Alfredo Martínez Martínez, primer anestesiólogo quien llega a Mexicali en el año de 1947. Para hablar de anestesiología, necesitamos referirnos a cirujanos destacados de los nosocomios que funcionaban desde las primeras décadas de nuestra ciudad. En el año de 1947 llega a Mexicali un grupo de médicos, entre ellos el Dr. Alfredo Martínez Martínez; la ciudad de Mexicali contaba con 35,000 habitantes; con un hospital general que se denominaba Hospital Civil, se ubicaba en la manzana que hoy ocupa la Escuela de Enfermería de la UABC, en avenida Obregón y calle Guillermo Prieto. Este hospital construido en el año de 1927 contaba con tres salas; sala de medicina general para mujeres, sala general para hombres en donde se atendían toda clase de pacientes; sala de obstetricia, sala de pediatría, Rayos X, laboratorio, farmacia, cuartos privados, quirófano, sala de expulsión obstétrica y un anexo donde se encamaban a los enfermos provenientes de la cárcel pública; asimismo, contaba con ambulancia, y muchas de las veces a los pacientes se les trasladaba en vehículos proporcionados por las autoridades policiacas. Existían, además, dos pequeños hospitales, uno era el Hospital Ejidal y el otro el Hospital SCOP, ambos desaparecidos. También existían dos clínicas particulares, una era la de los doctores Díaz Ruiz Esparza, el Sanatorio Sagrado Corazón, en la avenida Reforma, y el otro el Sanatorio Dueñas, propiedad del doctor Francisco Dueñas Montes, en la avenida Madero. Ejercían la profesión varios médicos que se distinguieron como cirujanos, entre ellos citaré a los doctores: Rafael Bátiz, Mario Flores, Raúl Merino, Gastón Salazar, Joaquín Galván, Francisco Dueñas Montes, Martín Orduño, Luis Franco, Ramón González Guerra, Víctor Slim, Alfredo Martínez Manatou, director del Hospital SCOP, Muñoz Flores, director del Hospital Ejidal, Santos Silva Cota (rector de la Universidad Autónoma de Baja California 1959-1966), Roberto Muñoz López, Carlos Dacosta Gómez, Arcadio Chacón Mendoza, Humberto Torres Sanginés (quien fuera Delegado del IMSS en Baja California). Se realizaba cirugía general, urgencias, histerectomías subtotales, cesáreas corporales no segmentarias, neumotórax, extra pleurales, hernias, toracoplastias, amigdalotomías sin saturar el nicho amigdalino, esta se hacía con anestesia local, con la secuela de hemorragias en el paciente. El método anestésico era bastante primitivo, a base de éter, y sin intubación traqueal, hecho que por demás está decirlo, era el que se practicaba en todo el país, inclusive en muchos lugares de Estados Unidos de América. Poco tiempo después empezaron a saturar el nicho amigdalino los doctores Gustavo Arévalo, Carlos Walter Meade, Carlos Dacosta Gómez, Martín Orduño, Héctor Torres Sanginés y Arcadio Chacón Mendoza quienes además realizaban cirugía general, ginecología, traumatología y oftalmología. El doctor Enrique Sánchez Zarazúa era el cirujano del Hospital SCOP, y el doctor Manuel Vásquez Gómez, del Hospital General. La cirugía pulmonar para la tuberculosis se empezó en 1949, cuando se dominó la técnica de entubar que practicaban los doctores Eliú Gutiérrez, Manuel Muñiz Duarte y Alberto Pérez Carlo. Con la constante experimentación de los anestesiólogos, los cirujanos operan con toda seguridad y menos riesgo para los pacientes, sin dejar de reconocer que en los primeros tiempos las anestesias generales eran administradas por enfermeras entrenadas para esa finalidad, pero los bloqueos para amígdalas o subaracnoideos eran los mismos cirujanos 33 los que se encargaban de efectuar el bloqueo con una elevada cantidad de fracasos y morbilidad. Los únicos médicos que aplicaban anestesia con éxito, eran el doctor Slim en el Hospital SCOP, y el doctor Francisco Díaz Ruiz Esparza en su clínica particular, mientras que el Dr. Dueñas en su sanatorio tenía un técnico en laboratorio con conocimientos empíricos sobre anestesia. El doctor Alfredo Martínez Martínez nos cuenta que él se había aficionado a la anestesia dos años antes de terminar la carrera de médico y recibió un curso teórico práctico, dado que le gustaba practicar de la anestesia. En Guadalajara él daba las anestesias por las noches en el Hospital Civil y en la Cruz Verde de la capital jalisciense. Otro anestésico es la pantocaína hiperbárica; de esta conoció de su uso el doctor Martínez en el Hospital de la Merced, “Mercy Hospital” de San Diego California, en donde los médicos, anestesiólogos, con muy buena disposición, colaboraban dando información y asesoría para que todo médico mejorara sus sistemas clínicos. El Hospital General de Mexicali contaba con una máquina bastante aceptable, que incluso tenía óxido nitroso y ciclopropano, lo único malo es que estos compuestos eran muy caros, sobre todo la succinilcolina, con todos sus inconvenientes ya conocidos. Los vómitos provocados por el éter en el transoperatorio, causaban problemas a los cirujanos y en el postoperatorio inmediato frecuentemente ocasionaba eventración, broncoaspiraciones y lesiones hepáticas en pacientes que eran entubados e intervenidos varias veces. La evolución de la anestesia se debe a mejores maquinas, excelentes anestesiólogos y mejores monitores, mejor práctica del equipo humano, y especialmente a investigaciones y tecnologías en la especialización. Hay que tener presente que un médico anestesiólogo por más inteligente y hábil que lo sea, si no se actualiza constantemente a través de los medios conocidos, se vuelve obsoleto. La Sociedad Médica de Anestesiología en Mexicali se fundó en el mes de agosto de 1962, con seis anestesiólogos, y cuando ya se contaba con 16 miembros, se transformó en Colegio el 19 de febrero de 1979. En 1990 ya se contaba con 55 anestesiólogos colegiados. Considero importante enumerar a los médicos anestesiólogos que de 1947 a 1990 en la ciudad de Mexicali han ejercido su especialidad. Ellos son los doctores y doctoras: 34 Alfredo Martínez Martínez (1947), José López González (1949), Ramiro López Beltrán (1954), César Maldonado Cervantes (1958), Óscar Sierra Álvarez, Fortino Barragán Cano y Carlos Mena Martínez (1962), Rodolfo Sánchez Calvo (1966), Alfredo Santaella Grosso (1967), Jesús Guzmán Sandoval y Manuel Sandoval Virgen (1970), Daniel Chávez Bravo (1971), Juan Agustín Santos, Cristóbal Capiz Ángeles y Adela López Corral (1974), Pablo Chee Rodríguez (1975), Idolina Caballero Tapia y Teodoro Robles López (1976), Luis del Castillo M. y Roberto López Beltrán (1977), Ignacio Alcocer Maycotte, Héctor Fernández Méndez, Gorgonio Federico Hernández Manríquez y Víctor Wisar Lugo (1978), 1979 Gerardo Aguirre Mora, Luis Guerrero Delgado, Miguel Ángel Martínez Santillán y Servando Simental Parra (1979), Eduardo Álvarez Padilla (1980), Irma López Lamas y Jaime Hurtado de Mendoza (1981), Juvenal Barbosa Macías, Alfonso Camacho Castellanos, Francisco López Espinoza, Javier Márquez Córdova, Yolanda Orduño Torres, Abrahán Ramírez Macíel y Joel Terríquez Rodríguez (1982), Ernesto Hernández Coria (1983), Enrique Contla del Río, Javier Fuentes Hernández, Andrés Gutiérrez Calleros, Alejandro López Lugo, Salvador Ortega y Jesús Manuel Valdez Tachiquín (1984), 1985 Ignacio Betán González, y Armando González Álvarez (1985), Patricia Figueroa Prado, Ramón Gastélum Esquivel, Eloy Hernández Sarroza, Lidia Navarijo, Graciela Orduño Torres y Ramiro Marrón Valencia (1986), Juan José Alcántar Félix, Prisciliano Bernal Juárez, José Hernández Lozano, Jacobo Limón López, Héctor Pacheco Godínez, Alejandro Quintana Corona, Gabriela Reyes Gutiérrez y Octavio Rodríguez Julio (1987), Martha Elena Bañuelos Quintero, Pedro Elías Baltazar, Genoveva Burgueño Aguilar, José Antonio Benítez Almazán, Caballero Camú, Mario Chang, Rosa Martha Garrido Limón, Reyna Isabel Gaxiola Gastélum, Fredy Hernández Villatoro, Juan Ramón Olivas Félix y María Ana Meneses Imay (1988), L. Yusvisaret Palmer Morales, Guadalupe Díaz Cázarez, Rodolfo Pérez Morales, Florencio Briceño Valdivia (1989), Víctor Fuentes García, Alfredo Olachea Estrada, Aarón Pacheco Juárez, y Gustavo Yescas Contreras (1990). Fuente consultada Palmer Morales, L. Yusvisaret. (1990). Breve Historia de la Anestesiología en Mexicali. Edición particular. La resonancia del cine bajacaliforniano en Estados Unidos: 1926-1930 G racias a la meticulosa labor de Rogelio Agrasánchez, quien ha reunido un extenso material hemerográfico en su obra Viaje redondo: El cine mudo mexicano en los Estados Unidos 1900-1930 (Archivo fílmico Agrasánchez, 2013), podemos estudiar el impacto del cine mudo bajacaliforniano en nuestro vecino del norte, especialmente en la ciudad de Los Ángeles, un centro urbano con un público interesado, por la amplia presencia de la comunidad mexicoamericana residente allí, en ver películas mexicanas con las que se sentían identificados en sus personajes, valores, tramas y escenarios, muchas de los cuales no eran cintas producidas o filmadas en la ciudad de México (faltaban muchos años para que los estudios Churubusco monopolizaran la producción del séptimo arte), sino en la frontera norte del país, específicamente en la ciudad de Mexicali, en donde la figura del sonorense Rafael Corella, empresario de salas de cine en la capital del Distrito Norte de la Baja California, destacaría en esa titánica tarea. Para entender la situación de nuestra entidad en las primeras décadas del siglo XX como protagonista del cine de Hollywood hay que entender que la frontera era vista como una región depravada, donde todos los pecados se cometían en plena vía pública. Para los puritanos estadounidenses, la frontera mexicana y los propios mexicanos eran demonios que tentaban a los “inocentes” ciudadanos americanos que caían en sus garras. El cine de Hollywood magnificó esta percepción distorsionada de la frontera y, en especial, de las ciudades fronterizas bajacalifornianas al exhibirlas como lugares de placeres sin fin, de escandalosas conductas Gabriel Trujillo Muñoz* individuales y colectivas frente al temple moral del american way of life. Bajo esta premisa por demás sesgada y parcial, poco podían hacer los bajacalifornianos mismos, excepto soportar con estoicismo el vendaval de críticas, algunas fundadas y otras no, que formaban parte de una campaña moralista en tiempos de fricciones de todo tipo —políticas, sociales, culturales— que se daban entre ambos países y, sobre todo, a partir de la Revolución Mexicana que poco o nada les gustó a las autoridades del otro lado. En muchos sentidos, Baja California siempre ha servido, al menos para Hollywood y su perspectiva cinematográfica, como una realidad aparte y al mismo tiempo colindante con Estados Unidos y sus habitantes. Baja California es el territorio donde el malhechor puede refugiarse y ejercer su venganza o salir impune. Territorio de la fuga y la escapatoria como Road movie clásica. O escenario truculento, como en Mexicali Rose (1929), una de las primeras cintas sonoras bajo la dirección de Erle C. Kenton y con Barbara Stanwyck como protagonista, en que el mundo fronterizo se nos presenta como una muchacha seductora que no se detiene ante nadie ni nada. O en Bordertown (1935), filme de Archie Mayo y con Paul Muni y Bette Davies como antagonistas, que es el escaparate de un Mexicali en plena ley seca y casinos funcionando las 24 horas del día. Mundo de vivales y tiburones al acecho, de ruletas girando y mujeres fatales rondando por las ganancias. Para contrarrestar esta serie de producciones, hubo muchos intentos por parte de la prensa escrita de Baja California, incluyendo folletos y libros que daban a conocer las maravillas de nuestra entidad en aquellos tiempos y el espíritu progresista * Poeta, narrador y ensayista mexicalense. 35 de sus respectivas comunidades, tratando de hacer a un lado que, en realidad, Baja California era un espacio abierto para que los estadounidenses vinieran a divertirse cuando en su propia tierra no podían, por acatamiento de la ley seca, tomar bebidas alcohólicas. Pero los intentos de la prensa escrita no fueron suficientes y ante este dilema de mostrar que el Distrito Norte no era sólo vicio sino trabajo y construcción, esfuerzo y sacrificio, es que surge Rafael Corella como el pionero de la cinematografía bajacaliforniana, dando inicio a una nueva etapa de los medios de comunicación entre nosotros. Corella había llegado en la segunda década del siglo XX a Mexicali y había trabajado en esta población fronteriza como empresario de pompas fúnebres. Con el clima extremoso y las difíciles condiciones de vida de esta zona desértica, al parecer a su negocio le fue muy bien y siempre tuvo una numerosa clientela a su disposición. Pero a Corella lo que de verdad le interesaba era el cine como espectáculo. Pronto se dedicó a la exhibición de películas, que sólo se conseguían al otro lado y, para ser más precisos, en la ciudad de Los Ángeles, California. Sus visitas a esta ciudad lo pusieron en contacto directo con la industria cinematográfica y lo convirtieron en una figura bien relacionada con todos sus participantes. Corella se percató de las grandes posibilidades que implicaba el cine para difundir mensajes a la sociedad. El cine no era sólo entretenimiento y glamour, sino un vehículo de ideas, un instrumento para enseñar cosas propias, un medio para divulgar la otra cara de nuestra nación. Lo más significativo es que don Rafael vio que tenía todos los recursos a su alcance para cumplir con tales propósitos y más con la ubicación de Mexicali a una cuantas horas de viaje de Hollywood. Para 1924, ya con Abelardo L. Rodríguez, un sonorense como él, en el gobierno de Baja California, sus sueños comenzaron a tomar forma al ser apoyados por las autoridades del Distrito Norte. Su primera aventura como productor-director fue hacer películas documentales sobre las maravillas naturales y humanas de este lado de la frontera. Y al mostrarlas en Mexicali, Corella descubrió que muchos de los espectadores de estas cintas eran mexicanos que vivían al otro lado. Que había un mercado local para sus filmes en la frontera, no quedaba duda. Pero ahora contemplaba un mercado mayor: el de la población mexicoamericana del otro lado, para quienes sus mensajes nacionalistas y su interés por mostrar en sus cintas otra faceta del país eran su principal atractivo. 36 Por años Corella fue conocido en Los Ángeles, California, por mantener a su Teatro Iris, en Mexicali, bien abastecido de cintas de Hollywood para el público hispanoparlante de ambos lados de la línea fronteriza. Pero en 1926, Corella venía a la meca del cine como productor cinematográfico para obtener la difusión adecuada de sus propias películas. Sus contactos en la industria del cine ahora le servían para conseguir técnicos, cámaras y actores para sus filmes, al mismo tiempo que le abrían las salas angelinas para estrenar sus cintas. Era un negocio redondo con una implicación más allá de lo meramente comercial: la intención de don Rafael era hacer de sus películas un manifiesto público de lo que sentían los mexicanos fronterizos, una proclama visual sobre lo que era ser bajacaliforniano, mexicalense, en una región próspera e industriosa en todos los sentidos, pero asediada por la leyenda negra del vicio y el desenfreno, leyenda que se afanaba la prensa anglosajona californiana en dar vuelo por sus intereses contrarios al régimen de la revolución mexicana. Según la investigación de Agrasánchez, la primera vez que el nombre de Rafael Corella sale a relucir en relación con el cine y a la ciudad de Los Ángeles es en 1926. Hablamos de una época en que la prensa angelina se mostraba interesada en los pasos que daba la comunidad mexicana por hacer películas que no deformaran la realidad del país, en tiempos en que las cintas estadounidenses sólo mostraban conflictos armados y lugares de vicio. Entre estos interesados se encontraba Guillermo Calles. Y entonces, en un reportaje para El Heraldo de México (6-III-1926), enviado desde Mexicali, la ciudad capital del Distrito Norte de la Baja California, se informaba que el 3 de marzo fue todo un triunfo la exhibición de La Baja California. Asistió el Sr. Gral. Rodríguez. Ayer se exhibió en el Teatro Iris (propiedad de Corella) la revista nacional (noticiero de acontecimientos contemporáneos y sucesos relevantes) La Baja California, que en los últimos días produjo gran entusiasmo debido a que en dicho filme puede verse el verdadero progreso a que ha llegado el Distrito Norte, y que tanto Tijuana como Mexicali no viven del vicio. Es una de las películas mejor logradas hasta el día. Cada parte está presidida de un prólogo según la región que va a desfilar, y así Ensenada tiene una puesta de sol tan magníficamente lograda, que el público aplaudía desde el principio; a Ensenada sigue Tecate, luego Tijuana, la parte mejor detallada es la que se refiere a Mexicali y a la Colonia 1927. Escena película Raza de bronce filmada en Mexicali. Productor Rafael Corella. Puente blanco sobre el Río Nuevo. también una explosión de alegría el capítulo Cómo sería Mexicali en 1950. Es una Nueva York en miniatura que fue muy celebrada”. Al término de la presentación, Rafael Corella como productor-director, Robert Turnball como camarógrafo y Orestes Franco como autor de los títulos, recibieron “numerosas felicitaciones por la oportuna exhibición de La Baja California en los momentos en que está fresca aún la tinta de los periódicos en que se ha calumniado a Tijuana y Mexicali”. Esta percepción de defensa de México volvió a manifestarse cuando el propio Orestes Franco publicó (El Heraldo de México, 13-III-1926) en la columna “Cinematográficas” un artículo titulado “La Baja California. Película nacionalista”, en donde afirmaba que Progreso, en donde aparece una escuela destinada a los niños de la colonia; la despepitadora Progreso, en donde el público los violentos ataques por el Examiner a Tijuana, Mexicali observa todas las labores del algodón, desde la pizca hasta las y al general Rodríguez, dieron a la película de Corella toda pacas listas para su exportación, así como los molinos de harina la grandeza de una vigorosa reivindicación. Así, La Baja y caña de azúcar, dan idea del progreso a que se ha llegado en California ya no es la simple, aunque hermosa revista nacional, los dos años de gobierno del general Rodríguez. sino la tremenda bofetada que en pleno rostro reciben los calumniadores de los pueblos fronterizos. Por lo que se aprecia que esta película fue filmada a fines de 1925. Como se ve, La Baja California es una cinta de propaganda del gobierno de Abelardo L. Rodríguez (19231929), que además incluye Y esta campaña propagandista de esta película pronto pasó a la prensa angelina en general. Para el 26 de marzo, en el diario Los Angeles Times (de público anglosajón) se da a conocer una gacetilla en inglés (probablemente pagada por el gobierno del Distrito Norte) que anunciaba a La Baja California como una escenas verificadas con motivo de la celebración de las fiestas patrias en que el general Rodríguez obsequió a todo el pueblo cinta mexicana que comenzará a exhibirse en Los Ángeles la con una gran barbacoa, en que no menos de 3,000 personas próxima semana, representa a la Baja California como tierra de se hayan colocadas en larguísimas mesas improvisadas, hay ciudades progresistas y ranchos en desarrollo, donde hombres escenas chuscas en las que la concurrencia rio a carcajadas. respetables de negocios trabajan duro y donde los amables habitantes tienen escuelas, bibliotecas públicas y centros de Y entonces viene la sorpresa, pues el relator anónimo asegura que La Baja California fue, al menos en su parte final, una cinta de ciencia ficción con efectos especiales, quizás una de las primeras hechas en México: “Produjo costura. La película ha sido producida, según se nos comunicó, para contraponer una imagen de verdad a ciertas versiones mal intencionadas y perversas que los mexicanos dicen que provienen de algunos periódicos. La primera función de estreno será en el 37 Teatro Estella, frente a la Plaza, el próximo domingo y permanecerá allí toda la semana. La película fue dirigida por Rafael Corella de Mexicali y aparece así bajo la guía de la Pacific Coast Theatres Inc. Dos días después, ya estrenada, en El Heraldo de México (28-III1926), Salvador Gonzalo Becerra, crítico teatral, afirmaba que La Baja California, “debido al esfuerzo de Corella, ha logrado un lisonjero recibimiento de parte de la colonia mexicana local”. Meses más tarde, en el mismo periódico y con fecha del 2 de junio, se decía que Desde ayer se encuentra en esta ciudad el conocido hombre de negocios 1927. Escena película “Raza de bronce” filmada en Mexicali. Productor Rafael Corella. Residencia en avenida Obregón entre calles C y D. don Rafael Corella, quien viene a Cinelandia (así era conocida la ciudad de Los Ángeles) a terminar ciertos asuntos relacionados con sus Raza de bronce será filmada en Mexicali. Don Rafael Corella, actividades de productor cinematográfico. Corella trae una nueva con la cooperación de grupos obreros y fuerzas militares, película que se titula Anáhuac y que acaba de impresionar en Baja desarrollará una de las más importantes películas mexicanas. California. el conocido empresario permanecerá en esta ciudad Si la cinematografía que apenas se encuentra en pañales en hasta el próximo viernes por la mañana, pero antes contratará la ciudad de México ha sido un fracaso desde largo, no puede con algunas de las empresas locales su película A través de Sonora. decirse lo mismo de la que comienza a brotar en la Baja California, donde el productor Rafael Corella ha logrado la Pero lo importante aquí es que en los días que pasó en Los Ángeles se estrenó El indio yaqui, la cinta dirigida e interpretada por Guillermo Calles, actor de películas de Hollywood, casi siempre en papeles de indio o de villano, quien también estaba buscando hacer filmes con sus propios recursos. Probablemente Corella y Calles se conocieron entonces, dándose cuenta de sus intereses en común: hacer cine y hacerlo por su cuenta y riesgo como una forma de reivindicar a México y a los mexicanos frente a la avalancha de cintas de Hollywood que sólo mostraban la parte licenciosa y violenta de la raza de bronce. Así, unos meses después, El Heraldo de México (7-XI1926) daba la primicia de que se consolidaba la producción cinematográfica en Baja California, pues 38 filmación de dos o tres obras que han sido bien aceptadas en los mercados con el nombre de Corella Productions. Ahora tiene en proyecto la filmación de un hermoso argumento titulado Raza de bronce, original del culto escritor Alfonso Tovar y con la cooperación artística de algunos elementos de Cinelandia, ya peritos y duchos en la materia. Entre estos contamos en primer término al veterano de la cinematografía Guillermo Calles. No pasará mucho tiempo para que se vea el resultado de esta aventura cinematográfica del dúo Corella-Calles. Para el 27 de febrero de 1927, Los Angeles Times reseña Raza de bronce, diciendo que esta producción mexicana fue aclamada y que esta cinta puede ser artistas de la localidad y actores profesionales con experiencia en el cine de Hollywood. Lo mismo que La Baja California, la ayuda por parte del gobierno del Distrito Norte fue fundamental para la realización de Raza de bronce. Por eso continúa diciendo El Heraldo de México que El general Rodríguez, gobernador del Distrito Norte, dio todo su apoyo a la producción y en una ocasión permitió que 200 tropas del Batallón 21 ayudaran a filmar una de las más sensacionales escenas en donde los aventureros se 1920. Avenida Reforma entre calles Azueta y Altamirano, donde se ubicaba el Cine Iris. Un incendio lo destruyó en 1923. Se reconstruyó, otro incendio lo destruyó en 1945. Fue reconstruido. Funcionó hasta entrados los años sesentas. considerada una de las mejores que se han hecho en el país. Recientemente exhibida por la compañía cinematográfica Francisco M. Corella, la cual tuvo su estreno en el Teatro Iris, propiedad de los productores. La presentación atrajo a la más impresionante multitud que se haya visto, según se dice. Varias personas de Hollywood que trabajan en la industria de cine fueron invitadas a la premier. Entre ella estaba Bavid Briederman, representando a la Warner Brothers, quien dijo que era una de las mejores películas mexicanas”. enfrentaban a los obreros, indios y campesinos, los cuales pelearon por defender la Baja California y se anuncia a los lectores que “Raza de bronce será exhibida muy pronto en Los Ángeles y en algunas poblaciones del sur de California, y se enviará a la ciudad de México y otras ciudades importantes”. Cosa que ocurrirá con unas copias para el público hispanoparlante y otras copias para el público anglosajón bajo el título de The Bronze Race, pero en ambos formatos la publicidad dirá: “Absolutamente diferente a todo lo que haya usted visto”. Para el 2 de abril, El Heraldo de México anuncia que esta cinta se exhibirá a partir del 4 de abril y la recomienda, pues En esta reseña se señala que la trama hay la seguridad de que nuestro público gustará de la obra por presenta los enfrentamientos que hubo en los comienzos de Baja encerrar mucho romanticismo, tanto dentro de lo meramente California, cuando varios grupos de aventureros trataron de patriótico como en el terreno donde emplea sus armas Cupido. apoderarse del territorio, deslumbrados por las leyendas sobre La obra tiene momentos muy interesantes. En las escenas de las riquezas que contaban los pescadores y mineros de esos guerra, muy bien logradas por cierto, se puede apreciar la tiempos (probablemente basadas en la incursión filibustera de magnífica disciplina de las tropas que forman parte del 21º William Walker de 1853). Amor, emociones, el egoísmo de un Batallón de infantería de la guarnición de Mexicali. En la villano al querer casarse con la heroína, y el constante batallar película referida se ve desde luego el amplio conocimiento de del héroe (Guillermo Calles) por conseguir un final feliz, son Guillermo Calles a lo que se refiere a técnica cinematográfica. parte de la película. La mayoría de las escenas de Raza de bronce fueron tomadas en los alrededores de Mexicali y en edificios públicos y casas particulares, a la vez que fueron empleados Sin embargo, por ser una cinta al estilo de El indio yaqui (1926), la anterior cinta de Calles en papel protagónico, hay que pensar que Raza de bronce adolece de un maniqueísmo nacionalista, de una trama de héroes y villanos acartonados. 39 1948. Vista general del Cinema Curto. Ubicado en avenida Reforma entre calles Morelos y México. Zona centro. Ya un año antes, el crítico Armando Vargas (El Heraldo de México, 6-VI-1926) advertía que Calles cometió un grave error al hacer un cine esquemático, estereotipado, donde sólo aparecen “los personajes del héroe, el traidor y el bufón, y sin más mujeres que la moral y la inmoral, según se conduzcan con su sexo”. Lo que decía Vargas es que Calles sólo había invertido los papeles de las películas de Hollywood, donde los mexicanos son los malos y los estadounidenses los héroes salvadores. En el cine de Calles, ahora eran los estadounidenses los villanos y los héroes salvadores los mexicanos, quitándoles toda complejidad y toda profundidad a sus películas. Meses después, El Heraldo de México (9-IX-1927) anuncia a Raza de bronce en el Teatro México a partir del 12 de octubre, cinta a la que ya se le llama “la famosa película mexicana, película (que) siempre constituye un acontecimiento en cualquier teatro que se presenta”. Es importante señalar aquí que Raza de bronce queda como la película que eligen los distribuidores angelinos para exhibir en las fiestas patrias de México (16 de septiembre, 20 de noviembre, 5 de mayo y también el 12 de octubre por el día del descubrimiento de 40 América por Cristóbal Colón), ya que su temática y su trama patriótica, con fuertes tintes melodramáticos, la hace idónea para pasar en estos aniversarios y conmemoraciones. Para 1928, más que Rafael Corella es Guillermo Calles quien sigue apareciendo en la sección de espectáculos de los diarios. El 8 de marzo, en El Heraldo de México, Rafael Ybarra informa que asistió al preestreno de Sol de gloria en el Teatro México, la nueva película de Calles que había sido filmada en California y Baja California. Ybarra dice que quedó sumamente impresionado: Es una película sencilla, sin muchos personajes y con un argumento bien definido. Sin tratar de hacer comparaciones con las películas que producen algunas casas de la ciudad de México y que hasta la fecha han sido un fracaso en su factura por la falta de tecnicismo y de sentido común, la película de Calles la colocamos en un nivel superior, máxime si tomamos en cuenta la falta de elementos y otras dificultades con que ha luchado”. Ybarra indica que en el puerto de Ensenada se hicieron “las escenas que se refieren a los combates entre bandidos y federales. 1932. Boda de Luis Castro López y Amada Bojórquez Apodaca. Sus padrinos fueron don Rafael Corella y su esposa Viula. Luis trabajó con don Rafael desde los doce años en el cine Iris, hasta que construyó e instaló la primera radiodifusora de todo el noroeste de México en 1932. La estación XEAO. Rafael Corella Beltrán nació en Guaymas, Sonora, el 6 de marzo de 1883. En septiembre de 1916 llegó a Mexicali. Fue regidor del Ayuntamiento en 1920 y 1921, productor de películas y empresario del cine iris de esta ciudad. En el periódico La opinión (23-III-1928) se afirma que Calles “como director, autor y protagonista de la cinta se superó a sí mismo”. Y en este mismo periódico, pero el 12 de abril del mismo año, se da a conocer una “función de honor y beneficio para los principales intérpretes de Sol de gloria” en el Teatro México, donde todos ellos recibieron abundantes aplausos y felicitaciones por una cinta que se anuncia llena de “intriga, amor, combates, fusilamiento, naufragio, cocodrilos hambrientos y voraces tiburones, panoramas del México bello y mil detalles emocionantes contiene esta portentosa película, incluyendo la explosión de un barco que se va a pique”, lo que significa que, en comparación del guion de Alfonso Tovar para Raza de bronce, el guion de Calles para Sol de gloria hizo de esta producción un filme truculento, de suspenso y acción. Para el primero de junio de 1928, La opinión, en la columna de Gabriel Navarro, avisa que “tan luego como vuelva de Ensenada, Baja California, a donde fue a exhibir su última película, Sol de gloria, el director y actor Guillermo Calles se prepara a filmar una cinta cuyo argumento será mexicano”, solo que ya no será filmada en el Distrito Norte, ni en Mexicali o Ensenada, sino en el estado de Sonora. Rafael Corella, mientras tanto, seguirá presente en Los Ángeles con Raza de bronce, que volverá a petición del público a exhibirse en el Teatro México el 14 y 15 de octubre de 1928, mientras que Sol de gloria regresará a esta misma sala en mayo de 1929. Pero Raza de bronce cuenta con un público fiel y en el Teatro Estella vuelve a presentarse el 16 de septiembre de 1930, anunciada como “una película monumental” que los mexicanos deben ver 41 cuando el gobierno del general Abelardo L. Rodríguez tuvo que enfrentar la rebelión escobarista en Sonora a principios de 1929 y, sobre todo, cuando el propio general dejó el gobierno del Distrito Norte a fines de ese mismo año. Sin tal padrino, Corella se dedicó a ser sólo un empresario de salas de cine, mientras que Calles se fue a trabajar a la ciudad de México. El sueño de una industria 1948. Entrada principal del Cinema Curto. cinematográfica moderna, fronteriza, sólo duró unos pocos años, pero dejó una marca permanente en todos los que trabajaron en ella y en todos los dentro del marco conmemorativo de la independencia que acudieron a ver sus películas. Al menos estos agraciados nacional. Para entonces, tanto El indio yaqui, Raza de espectadores tuvieron mejor fortuna que nosotros, ya que bronce y Sol de gloria son considerados cintas clásicas del pudieron disfrutar películas que hoy se encuentran perdidas cine mexicano fronterizo, que según nota anónima de La y de las que únicamente conservamos unas cuantas fotos prensa de San Antonio, Texas, “harían honor a cualquier fijas, como las que el acucioso Rogelio Agrasánchez ha director de fuste”. rescatado en su Viaje redondo. Es notorio que las grandes producciones cinematográficas Son esas imágenes y los comentarios periodísticos de la de Rafael Corella, que abarcan de 1924 a 1927 (a través de época, los vestigios sobrevivientes de una quimera fronteriza Sonora, La Baja California, Anáhuac y Raza de bronce), que aún hoy nos fascina, que aún hoy sigue siendo un misterio así como las películas de Guillermo Calles (como El indio por resolver, una serie de mundos por descubrir. yaqui y Sol de gloria) se mantuvieron por años en las salas de cine de aquellas ciudades que contaban con grandes Bibliografía básica poblaciones de origen mexicano al otro lado. Sólo con Agrasánchez, Rogelio, Guillermo Calles. (2010). A Biography la llegada del cine sonoro estas cintas, como el resto del of the Actor and Mexican Pioneer. McFarland & Company, cine mudo, fueron desplazadas del gusto del público. Pero Inc. Publishers. Jefferson, California del Norte. el cine bajacaliforniano tuvo su época de oro por estas (2013). Viaje redondo: El cine mudo mexicano en los Estados fechas y cumplió a cabalidad su cometido: recordarle a los Unidos 1900-1930, Archivo fílmico Agrasánchez. compatriotas que vivían en Estados Unidos que México era Trujillo Muñoz, Gabriel. (2010). Tan cerca de Hollywood. más que sus escándalos, matanzas y vicios. Cine, televisión y video en Baja California. Mexicali Baja Lamentablemente este breve periodo productivo de la California, Universidad Autónoma de Baja California. cinematografía bajacaliforniana, mexicalense, terminó 42 Barcos de vapor en el Río Colorado, 1852-1877 E n la revista El Río, número 22 publicamos el artículo “Barcos de vapor en el Río ColoradoAntecedentes y los primeros años”, y en esa ocasión hablamos de que al terminar la guerra entre México y Estados Unidos, y la línea divisoria fuera trazada, Estados Unidos estableció el campamento militar Yuma en el margen derecho del Río Colorado, en la colina donde los padres franciscanos Francisco Garcés y Juan Antonio Barreneche habían fundado la misión La Concepción y donde en julio de 1781 los dos fueron asesinados por los indígenas yumas. El mayor Sammuel P. Heintzelman, comandante de ese campamento, no tardó en descubrir que era imposible surtir sus tropas desde San Diego con mulas y carretones, y esa fue la motivación principal para la introducción de barcos de vapor en el Colorado. Hablamos también de las dificultades encontradas, debidas principalmente a la casi completa ignorancia de ese río en la delta mexicana. No obstante esos problemas, en diciembre de 1852 el primer vapor, el Tío Sam, llegó al campamento Yuma. Para 1855, George Johnson y sus socios tenían dos vapores operando en el Río Colorado: el General Jesup de 32 metros de largo con motor de 50 hp y el Colorado de 36.5 metros de largo con motor de 80 hp. Esas naves hacían el viaje redondo de Yuma a la desembocadura, donde recibían carga de barcos de alta mar que habían entrado al golfo y subieron hasta la entrada a la desembocadura. La mayoría de esos barcos, fueran veleros o de vapor, salieron de San Francisco e hicieron un recorrido a puertos mexicanos como La Paz, Guaymas, Mazatlán y, quizás, a otros. Jimmy Griffin* Para la elaboración de este artículo, nuevamente recurrimos al libro, Steamboats on the Colorado River de Richard F. Lingenfelter, que es la mejor referencia que encontramos sobre esa época. George Johnson fue un buen administrador y entre otras cosas había localizado “puertos” sobre los bordos del río donde sus barcos podían atracar de noche, ya que las barras de arena en el lecho del río y los troncos de árboles, que a veces venían arrastrados por las corrientes, hacían muy peligroso navegar de noche. Fue muy difícil saber dónde estaban las barras de arena ya que el río traía una cantidad enorme de azolve y las corrientes provocaban que estas crecieran o disminuyeran, cambiando su posición constantemente. En esos “puertos” había personas que manejaban depósitos de leña que compraban a los indígenas cucapá, quienes la cortaban en los bosques de álamo y sauce que abundaba en las áreas cercanas al Colorado, y otras regadas por el río. Hay indicios de que los cucapá estaban aprendiendo rápidamente oficios ribereños en los barcos y puertos, y es probable que algunos de ellos estuvieran encargados de la leña. En esos años la mayoría de los pobladores sabían poco sobre el Río Colorado arriba de Yuma, sobre todo, desconocían hasta dónde era navegable. El mismo George Johnson persuadió a la legislatura de California a promover una exploración en barco. El Departamento de Guerra de Estados Unidos tenía interés en explorar el Colorado por varias razones, incluyendo el saber si podían enviar tropas a Utah por el Río Colorado, en caso de que se presentare un conflicto armado con los mormones. * Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A. C. 43 El vapor Gila botado al Río Colorado en 1873, fue el primer barco construido en el astillero del Puerto Isabel, y fue el barco que más tiempo estuvo en servicio, más de 25 años en el río. De manera que, en el verano de 1857 nombraron al teniente Joseph C. Ives para organizar una expedición militar y científica con la condición de que debía de estar en la desembocadura del río a más tardar el primer día de diciembre de 1857, para que coincidiera en la época en que el río se encuentra bajo y puede presentar más problemas de navegación; de esa manera se probaría su viabilidad durante todo el año. El teniente había recibido una oferta de George Johnson, la cual consistía en rentar uno de sus barcos para transportar la expedición, pero el teniente Ives consideraba que la renta era muy cara, y optó por tener un barco de fierro fabricado en Filadelfia. Fue un vapor chico, de 15 metros de largo y hecho en secciones para poder mandarlo en barco por el Atlántico hasta Panamá para que cruzara el istmo en ferrocarril (recién abierto, en 1855) y el Pacífico en otro barco hasta San Francisco. Salió de Nueva York el 20 de agosto acompañado por el señor Carrol, mecánico y calderista. Una vez en San Francisco, el teniente Ives organizó y equipó la expedición que estaba dividida en tres secciones: la primera liderada por el doctor Newberry, saldría de San Diego con recuas de mulas para cruzar el desierto hasta Yuma; la segunda, dirigida por el señor Taylor, saldría del fuerte Tejón cerca de Los Ángeles para seguir la ruta del desierto, también con recuas de mulas; y en la goleta, Monterrey, la tercera sección que consistía en el teniente Ives, el señor Carrol y ocho hombres más, acompañarían a la nave desmantelada hasta la desembocadura del Río Colorado. 44 Ahí, el Monterrey fue metido en un ramal del Colorado donde quedó varado a propósito para descargar las piezas del vapor. En esas desoladas tierras, secas solo en tiempo de baja marea, armaron el barco al que le pusieron el nombre Explorer. El 17 de septiembre entró una marea lo suficiente alta para poner a flote el Monterrey y llegaron los barcos de Johnson para recibir la carga que traía. Ives, por recomendación de Johnson, contrató al muy experimentado capitán Robinson para ser piloto del Explorer. Para el 30 de diciembre de 1857 habían terminado la nave, probaron la caldera y el motor y empacaron abordo sus suministros y equipo, justo para cuando entró la marea que cubrió toda el área; con esto el Explorer llegó a ser el cuarto vapor en las aguas del Río Colorado. Mientras tanto, Johnson, resentido porque no le rentaron uno de sus barcos, había decidido hacer su propia exploración río arriba sin avisar al teniente Ives. Al darse cuenta de ese intento, el comandante del Fuerte Yuma, al tanto del posible problema con los mormones, exigía a Johnson llevar al teniente James L. White y 15 soldados con él en el General Jesup, para así tener información de primera mano sobre el río. Llevaba también aproximadamente quince civiles armados, incluyendo el viejo trampero Paulino Weaver y el cacique yuma Lae-as-no-com conocido como Pascual. Cuando el Explorer llegó al Fuerte Yuma después de algunos problemas, el General Jesup ya estaba río arriba y el teniente Ives estaba muy sorprendido con esa noticia que desilusionó a él y a su gente. El Explorer, que los indígenas llamaron en broma el barco chiquito, tenía cuatro vigas en el exterior del casco para reforzar el fondo que había resultado muy débil para sostener el peso de la caldera. Esas vigías instaladas a última hora, más el exceso de peso que tenía que transportar, lo hacía bajar en el agua más que el Jesup, lo que provocaba problemas con barras de arena y otros obstáculos con más frecuencia. Para el teniente Ives y su gente fue muy penoso que el vapor se atascara en plena vista del fuerte, y tuvieron que pasar la primera noche varados a vista de todos. Johnson había llevado provisión para 25 días y aunque él encontró el río muy parecido al delta, su progreso fue lento porque tenía que cortar leña. Pasaron por largos valles de álamos, sauces y mezquites y de vez en cuando vieron siembras de maíz, frijol y melones, y las rancherías de los indígenas mojave. Ya se estaban acabando los suministros, cuando encontraron las primeras pequeñas cataratas en el río, y aunque las podían haber pasado, Johnson decidió regresar al Fuerte Yuma, debido a la falta de provisiones; pero primero, él y el teniente White fueron más arriba en un bote. Llegaron a un lugar donde, según ellos, podían ver unos 65 kilómetros del río sin obstrucción y concluyeron, equivocadamente, que estaban a unos 120 km de donde el Río Virgen desembocaba en el Colorado. Basado en esa conclusión ellos supusieron que habían mostrado qué barcos de vapor podían llegar cerca de los pueblos mormones. Satisfechos con esa conclusión iniciaron su regreso a Yuma. Al día siguiente, cuando se detuvieron para juntar leña fueron sorprendidos al encontrar al teniente Edward F. Beale con sus tropas y los camellos con que estaba experimentando el ejército. Beale, sorprendido, pero contento de ver un vapor, les pidió que le cruzaran los camellos ya que estos no querían nadar. Johnson les hizo el favor. En el Explorer, el Teniente Ives venía muy despacio, atascándose frecuentemente. El barco tenía demasiada gente a bordo y venían muy cansados, pero se reanimaron cuando se encontraron con el Jesup el día 30 de enero. Sorprendentemente, la gente de las dos embarcaciones celebró el encuentro, cambiaron información y se despidieron amigablemente. El regreso de Johnson no se encontraba sin problemas ya que el Gral. Jesup chocó con un peñón antes de llegar al fuerte y se hundió en aguas de menos de un metro de profundidad. En unos dos días lograron reparar y reflotarlo para continuar río abajo sin otro incidente. Con todo y las dificultades que tuvo el teniente Ives, el Explorer logró subir unos 65 km más río arriba que Johnson y a 805 km. de la desembocadura. Paró al chocar violentamente con un peñasco sumergido, tirando algunas personas al agua y haciendo daños al Explorer. A ese farallón, Ives puso el nombre de Explorer Rock, y declaró ese lugar el límite de navegación para los vapores. Ese nombre del peñasco aparece en algunos mapas de la época. Mientras Carrol reparaba el barco, Ives mandó una partida para explorar una ruta al Camino Mormón, él y Robinson fueron más arriba en un bote llegando al lugar después nombrado Las Vegas Wash (un arroyo) que por error pensaban que era el Río Virgen. Ives había regresado a una persona con Johnson para dar instrucciones al Dr. Newberry y el Sr. Taylor de traer más provisiones con las recuas de mulas y mientras esperaba su llegada hizo un campamento en Cruce Beale donde Johnson El pueblo de Yuma (antes Arizona City), circa de 1865. Al otro lado del río se aprecia el Fuerte Yuma. se había encontrado con ese teniente y los camellos. Estando Ives ahí, llegaron Thales Haskell y Jacob Hamblin disfrazados de inmigrantes, pero fueron reconocidos como espías de los mormones. Estaban tratando de saber si venían tropas federales en camino para atacar sus asentamientos. Tanto el gobierno federal como los mormones temían un conflicto, pero afortunadamente los políticos en Washington y los líderes mormones llegaron a una solución pacífica y los temores de las dos partes se disiparon. Cuando llegaron las recuas, Ives fue con ellos para continuar exploraciones por tierra más al norte y el capitán Robinson regresó el Explorer al fuerte Yuma. Más adelante lo compró Johnson en $1,000.00, no para usarlo, sino para proteger su monopolio en el Río Colorado. Curiosamente, la imagen de ese barco, el peor diseño de todos, ha sido el más publicado. Su viaje por dos mares y por un tren transcontinental fue único. Años más tarde, en 1930, el casco de acero del Explorer fue descubierto en la delta y una fotografía de estos restos fue presentada en el libro, The Colorado River Delta, de Godfrey Sykes, publicado en 1937. Ives no regresó al Fuerte Yuma, y el reporte que hizo el teniente White más una carta larga escrita por Johnson y publicada en el Herald de San Francisco le quitaron mucha de la fama que él anticipaba recibir por su reporte de la expedición. El 20 de abril de 1859, el teniente coronel William Hoffman estableció el fuerte Mojave cerca de donde el teniente Beale había cruzado su camellos. La seguridad 45 Mapa del Río Colorado en el delta mexicano en los años 1860-1877. Los puertos indicados son donde los barcos de vapor anclaban de noche para evitar problemas de navegación. Ahí cargaban leñas para sus calderas y a veces subían o bajaban pssajeros y flete. Este mapa tiene algunos errores. 1. Indica que el Río Nuevo salió del Colorado rumbo a la laguna de los volcanes. Los ramales del Colorado que descargaban en esa laguna fueron el río Paredones y el río de Las Abejas. El Río Nuevo nació en esa laguna y fluyó hacia el norte rumbo a la depresión Saltón. 2. El lugar marcado Pooles Landin gestaba sobre el río Colorado con los otros puertos y después cambiaron su nombre a Puerto Lerdo. que ofrecía ese nuevo fuerte atraía a un mayor número de nuevos residentes y los barcos de Johnson recibían notable aumento de fletes y pasajeros. Con sus vapores, el Gral. Jesup y el Colorado, y su buena organización, Johnson por un buen tiempo dio buen servicio. Él y sus socios se enriquecían, pero con las noticias de las exploraciones río arriba llegaría mucha gente a Yuma,1 entre ellos gambusinos, comerciantes, agricultores y otros, que empezaron a poblar la región. No tardaron en descubrir depósitos de plata, cobre y oro en numerosos sitios. Las noticias de estos depósitos atrajeron a la gente y los pueblos fueron creciendo alrededor de esos lugares. Yuma también crecía a pasos agigantados y con ese aumento de población la demanda para transporte de mercancías, equipo minero y comestible incrementaba rápidamente. Aunque Johnson reemplazó su barco, el viejo Colorado, que entonces tenía seis años en el río, con el Colorado IIque fue 1 un poco más grande pero tenía el mismo motor, no anticipó que tanto el volumen de flete aumentaría y la mercancía se acumularía en la desembocadura, en Yuma y en los nuevos asentamientos. Su falta de servicio fue severamente criticado y desde Yuma mandaron un joven político, Samuel Adams, a San Francisco para promover un competidor. Adams recibió mucho apoyo y hasta contribuciones de los comerciantes y las agencias de los barcos que hacían viajes a la desembocadura. Ese interés y apoyo incentivó a Thomas E. Trueworthy a organizar la empresa Unión Line, y en febrero de 1864, Trueworthy mandó el capitán Charles C. Overman en el vapor Esmeralda jalando la barcaza Victoria, al Río Colorado. El vapor era más chico que los de Johnson pero tenía un motor de mayor potencia y podía jalar fácilmente una barcaza de 100 toneladas. Instalaron la barcaza Victoria como una bodega flotante en el desemboque, pero el “burro” o pleamar lo destruyó en poco tiempo. Mientras tanto, construyeron otra barcaza, la Black Crook para usar en el Colorado. A principios de mayo de 1864, Trueworthy llevó el Esmeralda, jalando la Black Crook, río arriba por primera vez. Aun jalando la barcaza cargada, estableció un récord de recorrer los 242 kilómetros del estuario hasta Yuma en tres días y ocho horas. Más adelante, hicieron otra barcaza con el curioso nombre Pumpkin seed (Semilla de calabaza), pero en 1867 este se inundó con una carga de fierro. Otro competidor, la Philadelphia Silver and Copper Mining Company, decidió entrar en el negocio para transportar los productos de sus minas río arriba de Yuma, y a la vez ofrecer servicio al público. En San Francisco construyeron el barco, Nina Tilden, 97 pies de largo con capacidad de 120 toneladas, fue rápido y de poco calado. El capitán George B. Gorman lo condujo hasta la desembocadura y lo puso en servicio en septiembre de 1864. No solo transportaba mineral de sus propias minas, en cada puerto ofrecía comprar mineral en lotes de 10 toneladas de otras minas. Mientras tanto, para competir, Johnson había encargado otro vapor, El Mohave que entró en servicio en julio con el capitán Polhamas. En 1865, Johnson consiguió dos barcazas que nombró, con mucha imaginación, números 2 y 3. El nombre Yuma fue asumido en 1873 por el pueblo en la margen izquierda del Colorado que hasta entonces fue conocido como Arizona City. Para entonces de ahí salieron casi diariamente carretones y diligencias cargados con mercancías traídas en barcos rumbo a Phoenix y Tucson y otros pueblos. Fue nombrado capital de condado en 1870 y la prisión territorial fue establecida ahí en 1876. 46 Al aumentar de dos a cinco barcos, la falta de vapores en el río pasó a convertirse en exceso, contando vapores y barcazas, se había acrecentado casi cinco veces. Una guerra feroz se desarrolló en la desembocadura. Johnson, para proteger la carga que tenía acumulada la llevó unas millas arriba al puerto Gridiron2 donde los competidores no podían tocarla. Él había comprado la mayoría de los depósitos de leña y sus rivales tuvieron que organizar sus propias fuentes. (Gridiron y algunos otros estaban en territorio mexicano, entonces, ¿a quién los compró?) Como no había suficiente carga para tener todo su equipo trabajando, Johnson y sus competidores buscaban el negocio de los mormones de Utah, quienes estaban fleteando con mulas y bueyes jalando grandes carretones o “trenes” de estos entre Los Ángeles y Salt Lake City, a un costo de $3, 000, 000 al año. Johnson les ofreció servicio hasta el Cañón Dorado (unos kilómetros río abajo de la actual presa Hoover) cuando el río traía suficiente agua y hasta Hardyville, unos cuantos kilómetros más abajo, cuando el río traía menos. Trueworthy les ofreció entregar su carga en Las Vegas Wash (arroyo), aproximadamente 65 kilómetros río arriba de Cañón Dorado. Los mormones aceptaron las dos ofertas y su líder, Brigham Young, quien había soñado por años con una salida al mar, dio instrucciones de construir el puerto de Callville cerca de la desembocadura del Río Virgen, río arriba de la actual ciudad de Las Vegas. En 1865 no lograron llegar a ese nuevo puerto porque el agua del río estaba muy baja. Siguieron tratando en 1866 cuando el río traía más agua y el Esmeralda con una barcaza tuvo éxito, pero tomó demasiado tiempo. Para entonces, la empresa de Trueworthy no tenía capital para seguir adelante. Los barcos fueron embargados y permanecieron anclados en Yuma por más de un año. El otro competidor salió del negocio y con el tiempo Johnson compró todos los barcos. La época de competencia en el Río Colorado había acabado. En diciembre de 1869, Johnson y sus dos socios organizaron una nueva empresa, la Colorado Steam El Mohave II botado en 1876 fue el segundo y último barco fabricado en Puerto Isabel. Fue el barco más grande del río y el único con dos chimeneas. Fue muy popular para excursiones como esta fiesta del primero de mayo de la escuela en Yuma. Navigation Company. Para entonces tenían cuatro vapores, Colorado II, Mojave, Nina Tilden, y el nuevo Cocapah II, hecho en marzo de 1867. Tenían media docena de barcazas, Black Crook, White Fawn, Yuma, números 1, 2, 3. En la primavera de 1865, William H. Pierson, en su goleta Isabel descubrió una ciénaga o entrada del mar en la costa sonorense frente a la isla Montague. Cuatro o cinco kilómetros adentro de esta ciénaga, el burro era mucho menos severo que en el río, de manera que los barcos de alta mar podían anclar y transferir su carga con más seguridad.3 Otros cuatro kilómetros adentro, la ciénaga era más ancha y la empresa de Johnson hizo los diques y compuertas necesarios para convertir un área en un astillero rústico donde podían aislar del agua los barcos y barcazas para poder repararlos y mantenerlos. El capitán Robinson estaba encargado de todo, pero la vida en ese puerto solitario no era apropiada para su esposa y su bebé, de manera que en 1873, después de 20 años en el Río Colorado, se fue a trabajar a un gran lago al norte de San Francisco. Utilizaron el nombre de la goleta de Pierson para nombrar el Puerto Isabel4 y al astillero le pusieron el equivalente en inglés, Shipyard. Nos dice Lingenfelter; Se me hacía curioso ese nombre porque me parecía que tenía nada que ver con un río o atracadero. La traducción común es parrilla o plancha, aunque su uso más común actualmente en Estados Unidos es para nombre del campo de futbol americano. En el Pequeño Larousse, español-Inglés, English-Spanish, una de las definiciones es carenero o varadero (lugar donde varan o carenan las embarcaciones para repararlas); en el diccionario Durvan de la lengua Española (1964), la definición es carenar… mar. Reparar completamente el barco. De ahí suponemos: carenero. Según el mismo diccionario Durvan, el equivalente en inglés es careen, palabra que se usa para nombrar la acción de acostar una nave en la playa, por la razón que sea. Quizás ese término era común entre los marineros de aquel entonces. 3 Existe la duda si todos los barcos de alta mar fueron descargados dentro las aguas del puerto porque en un lugar Lingenfelter dice que fueron descargados en frente del puerto, es decir en el canal entre el puerto y la isla Montague. Especulamos que algunos necesitaban agua más profunda que la del puerto. 4 En un mapa oficial de la ciudad de Caléxico, del año 1920, aparece ese puerto con el nombre Alexandria. 2 47 El barco de alta mar, Montana parecido a los otros dos de Johnson y socios, el Newberneldaho. Este último lo compraron cuando el Montana se incendió y varó cerca de Guaymas, siendo completamente destruido. La ruta de estos barcos fue de San Francisco a puertos mexicanos como La Paz, Mazatlán, Guaymas y Puerto Isabel. Una villa de regular tamaño creció en tierras mexicanas. En una sola línea había: carpintería, herrería, las oficinas de la empresa, cocina, comedor, carnicería, bodega, un par de casitas y el viejo vapor Cocopah, ya en tierra firme, servía de dormitorio para los trabajadores. Atrás de estas construcciones había corrales y cubiertas para puercos y gallinas. Cuando un barco estaba siendo reparado había mucha actividad, los carpinteros, calafateadores, torneros, caldereros, pintores y hojalateros cubrían la nave. Con el astillero fue más fácil mantener los barcos de manera que solo dos nuevos fueron construidos ahí. El primero fue el Gila, terminado por el capitán Robinson en 1873. Con capacidad de 236 toneladas, medía 45 metros de largo y 9.45 metros de ancho, solo requería 42 centímetros de agua para flotar. Fue el barco más durable en el Colorado operando por 25 años antes de ser reconstruido y renombrado, Cochan, y con ese nombre operó otros 10 años. Fue retirado al fin en 1909, cuando el Río Colorado fue cerrado a navegación con la construcción de la presa Laguna unos pocos kilómetros río arriba de Yuma. El otro vapor construido en el astillero de Puerto Isabel fue el Mohave II, terminado en febrero de 1876, era el único en el río con dos chimeneas. Tenía casi las mismas medidas que el Gila pero solo necesitaba 30 centímetros de agua para flotarlo que le facilitaba poder ir más río arriba y entrar en algunas ciénagas donde las demás embarcaciones no podían. Con el capitán Jack Mellon al timón, el Gila hizo 20 recorridos hasta la boca de Río Virgen, casi 1,000 kilómetros 48 de la embocadura del Río Colorado y así estableció el límite verdadero de navegación. En 1871, la Colorado Steam Navigation Company tuvo su momento de crecimiento más importante cuando compraron el Newbern, un vapor de alta mar y abrieron una ruta directa de San Francisco al Puerto Isabel donde sus propios vapores del río recibían los pasajeros y la carga. Ese barco, hecho en Brooklyn, Nueva York en 1852, tenía capacidad de 943 toneladas, un motor de 375 HP, y medía 60 metros de largo. Inició viajes mensuales al río el 2 de julio de 1871, recorriendo los 3381 kilómetros en doce días, aproximadamente la mitad del tiempo promedio anterior. Gracias a la economía de tiempo que ofrecía tuvo mucho éxito, y dos años después la empresa compró el Montana de 1 004 toneladas. Ese barco tuvo mala suerte, primero se varó en el golfo de California y fue jalado a San Francisco para su reparación. Estuvo en servicio de nuevo, por solo tres meses, cuando se incendió cerca de Guaymas y se varó nuevamente, con pérdida total. La compañía no se desanimó y compró el Idaho, casi el mismo tamaño. En los años de 1870 transportaban más de 100 pasajeros al mes; el costo era de 90 dólares con cabina y 40 dólares en cubierta de San Francisco a Yuma, o viceversa. Tuvieron algunos años de operación relativamente tranquilo y con muchas ganancias, pero en el horizonte estaba el ferrocarril Southern Pacific que empezó a extender su vía desde Los Ángeles a Yuma, con la intención de seguir hasta El Paso, Texas y más allá. Con la experiencia adquirida, Johnson y sus socios anticiparon los efectos que podía tener, vendieron sus barcos a una compañía asociada con el Southern Pacific con excepción del vapor de alta mar, el Newbern. Los socios, Alfredo Wilcox y John Bermingham los compraron y ellos organizaron la empresa, California & Mexican Steamship Line para dar servicio con el Newbern entre San Francisco y los puertos de La Paz, Mazatlán y Guaymas con buenos resultados. Johnson se retiró a su rancho en California donde criaba caballos de carrera. La primera locomotora cruzó el puente de Yuma el 30 de septiembre de 1877 y los efectos se notaron casi de inmediato. Con el tren, el flete podía llegar de Los Ángeles en tres días y los pasajeros en menos tiempo y con tarifas más bajas. El movimiento entre Puerto Isabel y Yuma casi dejó de existir y el tráfico de barcos río arriba, mermó. No tardaron en cerrar Puerto Isabel. Todo fue desmantelado, y los materiales que estaban en buenas condiciones fueron traídos para usarse en Yuma. Todos los negocios de Yuma fueron afectados, y como consecuencia de ello, la población, que había llegado a unas 1500 personas (alrededor de la mitad eran sonorenses y yaquis), bajó a unas quinientas. No encontramos evidencia de que el Gobierno mexicano haya dado permiso para establecer el Puerto Isabel o que cobraran derechos aduanales por la mercancía manejada allí. Aunque antes de establecer ese puerto, dicen que Johnson descargó los barcos a medio río sin tocar suelo para evitar pagar los impuestos mexicanos. No hay duda de que en la ciudad de México sabían del movimiento de vapores en el río, y en 1874 mandaron al ingeniero Jacobo Blanco para hacer una inspección del río y la delta. Su reporte fue completo e importante aunque no sabemos cómo lo recibió el gobierno federal y qué acción tomó. Como nota histórica, agregamos que la colonia Lerdo fue establecida en 1874 por el general Guillermo Andrade y socios, a unos 129 kilómetros río arriba del Puerto Isabel. Las mareas altas llegaban casi hasta la mesa donde estaba situado ese pueblo. Lingenfelter describe la colonia así: “… aparte de unas rancherías Cocopah no había señales de vida en el río hasta llegar a puerto Lerdo… ahí arriba de una mesa estaba un pueblito agradable con eucaliptos por las calles y unos 70 habitantes…”. Aviso sobre la ruta y servicio de los barcos Newbern y Montana. El pueblo Lerdo fue prácticamente abandonado en 1876 o 1877, por causa de una inundación que destruyó parte del pueblo y se llevó los productos cosechados, aunque Andrade y su socio capitalista, Thomas H. Blythe, siguieron con grandes planes para el desarrollo agrícola en la delta mexicana. La llegada del ferrocarril a Yuma, y la consecuente falta de barcos en el río afectaron sus planes de traer mercancía de Yuma en carretones. El uso de barcos en el Río Colorado había casi terminado por un tiempo, pero no para siempre. Referencias Álvarez de Williams, Anita. (1975). Primeros Pobladores de la Baja California, Mexicali, Baja California, Talleres Gráficos del Gobierno del Estado Mexicali, Baja California. Ives, Joseph C. (1861). Report on the Colorado River of the West explored in 1857 and 1858. Washington: Government Printing Office. Lingenfelter, Richard E. (1978). Steamboats on the Colorado River, 1852-1916. The University Press, Tucson, Arizona. Sánchez Ramírez, Oscar (1994). Los Vestigios de Puerto Isabel, Calafia, volumen VII, número 5, marzo de 1994, Mexicali, Baja California, Universidad Autónoma de Baja Calirofnia. Sykes, Godfrey (1937). The Colorado Delta, American Geographical Society. Washington, D.C. Canegie Institution of Washington. 49 Estación Delta y la familia Espinoza Lamarque L a familia de doña Hilda Espinosa Lamarque llegó al valle de Mexicali entre 1921 y 1922, procedente de Estación Dimas, Sinaloa. Su padre, José Espinosa Duarte, había trabajado en las vías del ferrocarril en Sinaloa, y al oír que estaban por construir un ferrocarril en el valle de Mexicali decidió buscar empleo en esa obra. Su esposa, Soledad Lamarque y sus hijos, Ester, Leoncio, Antonia, Roberto, Celia, y Arnulfo lo acompañaron. Posiblemente se vinieron en uno de los pequeños buques de vapor como La Paz (La Pacita, decía la gente), Río Colorado, Zaragoza, o quizás otro similar. En aquellos años esos buques transportaban a muchos pioneros del valle de Mexicali desde la costa del Pacífico y del golfo de California hasta La Bomba un “puerto”, o más bien, un fondeadero, localizado al sur de la sierra El Mayor, o a otro desembarcadero que había en el río Hardy, cerca del pueblo El Faro. Cuando el Hardy traía poca agua podían llegar en lanchas desde La Bomba hasta este puerto que estaba más cerca a Mexicali. Cuando la familia llegó al valle, la construcción del ferrocarril no había empezado, por lo que tuvo que dedicarse a tareas agrícolas, incluyendo la pisca del algodón, pues no había otra manera de sobrevivir. En 1926 la madre de Soledad se enfermó y ella, ya embarazada con Hilda, tuvo que regresar a Estación Dimas para visitar y cuidar a su mamá. Allá en Sinaloa, el 15 de julio, nació Hilda. Casi un mes más tarde falleció la abuela y Soledad regresó al valle de Mexicali con su recién nacida hija, Hilda. Después nacieron otros tres hermanos, José, Alfredo (Feyingo) y el último, Héctor. En 2007, de los diez hermanos, solo vivían Hilda y Héctor. La nueva vía donde José Espinosa, padre de Hilda, estaba esperando trabajar había sido un sueño desde la administración del gobernador coronel Esteban Cantú en 1915 a 1920. En 1922 el presidente Álvaro Obregón empezó a aplicar mucha presión a Harry Chandler presidente de * Miembro de la Sociedad de Historia Centenario de Mexicali, A.C. 50 Jimmy Griffin* la Colorado River Land Company para que esa empresa construyera una vía de ferrocarril a La Bomba u otro puerto, como San Felipe, dando acceso al golfo de California. No solo eso, esa vía daría entrada a muchos de los terrenos de La Colorado, lo que le permitiría abrir más tierras para colonos mexicanos, que era otra de las demandas del gobierno federal. El presidente Obregón amenazó revocar todos los títulos de los terrenos de La Colorado, y dio instrucciones al gobernador José Inocente Lugo de iniciar la construcción de la vía del ferrocarril por cuenta del gobierno federal y del Distrito Norte de la Baja California. Después de varias negociaciones el presidente Obregón y Harry Chandler llegaron a un acuerdo, y el 24 de noviembre 1924 firmaron el Compromiso de la Laguna de los Volcanes, en que La Colorado cedió a la mayoría de las demandas del gobierno. Tomaron cargo de la construcción del ferrocarril y los trabajos que habían sido suspendidos se iniciaron de nuevo. No tardarían en cambiar el destino original de La Bomba y San Felipe a un puerto nuevo en el lado sonorense del desemboque del Río Colorado, así la vía pasaría por casi el centro de la parte sur del delta. El nombre original fue Ferrocarril Mexicali y Golfo, pero en 1929 fue cambiado a Inter-California Sur y la empresa Southern Pacific, que era dueña del Inter-California tomó control de la construcción y de su operación. Cuando empezó la construcción en 1925, la familia de Hilda Espinoza se estableció en Pascualitos, el punto de partida de la nueva vía. El ferrocarril Inter-California, entre Mexicali y Los Algodones ya operaba desde 1909, y Pascualitos era una de las estaciones de esta vía. A medida que avanzaba la nueva ruta se establecieron campamentos donde se localizaban las oficinas y los almacenes temporales, lugar en el que las personas ocupadas en la construcción, ingenieros, supervisores, gente especializada y los de más trabajadores, comían y dormían. En ese tiempo, el papá de Hilda trabajaba como mayordomo en la vía, su esposa Soledad tuvo una concesión de dar de comer, “el borde” le decían, a un buen número de estas personas. Suponemos que fue entonces cuando todos empezaron a llamarle doña Chole. El hogar de la familia Espinoza Lamarque consistía de una carpa donde vivía la familia y otra que servía de comedor y cocina. Tenía una gran estufa de leña y todo el equipo necesario para su trabajo. Cuando la construcción de la vía había avanzado cierta distancia, el campamento fue levantado y se trasladó, y así sucedía conforme iba avanzando la construcción, la familia movía la carpa al nuevo sitio para estar cerca del trabajo, doña Chole desmantelaba y empacaba todo su equipo, incluyendo la pesada estufa, y mandaba todo al nuevo campamento donde tendría que instalarse nuevamente. Para llegar ahí tuvieron que pasar por brechas ya que siempre estaba mucho más allá de la terracería en construcción. Hilda cuenta que algunos de los trabajadores cargaban al hombro a los hermanos más chicos por que los senderos eran muy accidentados y resbalosos de lodo o anegados de agua. Al terminar la vía hasta Fuentes Brotantes, en la orilla del desierto de Sonora, se suspendieron los trabajos de construcción a causa de la crisis económica y la caída del precio del algodón. Estación Delta, que estaba más o menos a la mitad de la extensión de esa vía, fue un punto importante y ahí la compañía ferrocarrilera estableció un campamento permanente para los trabajadores de mantenimiento y operación. Entre estos figuraba el papá de Hilda, y así su familia fue echando raíces en ese naciente poblado. El papá siguió trabajando en el ferrocarril y la mamá abrió una tienda y un billar. Una vecina, doña Chabela Montes, tenía otra tienda donde, que, entre otras mercancías, vendía tequila y otras bebidas embriagantes. Algunos de los clientes de doña Chabela, ya con copas arriba, llegaban al billar y provocaban disturbios. Los pocos vecinos que había en el lugar, se quejaban de estos escándalos; doña Chole decidió cerrar el billar, se lo vendió a José Mendoza, la misma persona que se lo había vendido a ella. Estación Delta era normalmente un lugar tranquilo, pero un día, tal vez por el billar y el tequila, el Güero Cárdenas, un hombre muy argüendero, en medio de una discusión sufrió una terrible herida en la barriga, una cortada que dejó fuera buena parte de sus intestinos. Hablaron a Mexicali por el teléfono del ferrocarril instalado en la tienda de doña Chole, y de ahí mandaron un doctor en el carro del ferrocarril que Mapa del delta mexicano del río Colorado con los ferrocarriles, InterCalifornia e Inter-California Sur. servía de ambulancia. Para entonces el Güero Cárdenas había tentado, sin mucho éxito, coser su propia panza con un alambre delgado. Así lo llevaron a Mexicali donde en el hospital hicieron un trabajo más profesional y efectivo y Cárdenas se recuperó, sin dejar de ser chismoso. Hilda recuerda que para entretener a sus hijos, su madre les contaba de las cosas que sucedieron en el valle en sus primeros años. Les contó que un día en 1925, llegó al campamento el ingeniero Clark, el encargado del ferrocarril, acompañado de un joven vestido de blanco, James W. Stone, un ingeniero civil, procedente de Phoenix, Arizona, quien tomaría cargo de los trabajos. Para enseñarle el progreso de las obras lo llevaron por las brechas y el terraplén que estaba en construcción. En la noche, el joven ingeniero regresó al campamento temblando de frío y cubierto de lodo de pies a cabeza. Doña Chole le prestó ropa limpia de su hijo Leoncio quien era de la misma estatura y notablemente parecido al recién llegado. Después, ella lavó y planchó la ropa de Stone, y la familia inició una amistad con el joven ingeniero. Existen fotografías de la boda de Esther, hermana mayor de Hilda, en las que Stone aparece. El novio, José Romero, era uno de los mayordomos que trabajaba en la vía. En una de las fotos de la boda aparece Hilda de niña. James W. Stone pasó todo el resto de su vida en Mexicali, se hizo ciudadano mexicano, y llegó ser uno de los personajes 51 Soledad Lamarque de Espinoza llegó al Valle de Mexicali con su esposo e hijos en 1922 procedente de San Dimas, Sinaloa. Con el tiempo fue conocida mejor como doña Chole y llegó ser todo un personaje en el área de Estación Delta. Boda en Estación Delta en 1928. De pie, James W. Stone quien fungió como padrino y Leoncio Espinoza hermano de la novia acompañados por dos hermanas de la novia. Sentados, los novios, Esther Espinoza Lamarque y José Romero. más importantes de Mexicali en los años venideros. Murió en enero 1979, y fue sepultado en un cementerio de Mexicali. En esa ciudad hay una calle que lleva su nombre. Hilda recuerda que en los años en que vivía su familia en Estación Delta, sólo había seis familias más: la de Pedro Arenas, la de Marcial Pelayo, la de Gregorio Lugo, la de José Sariñana, y la familia Montes. Gregorio Lugo siguió trabajando en el ferrocarril algunos años. Todos vivían a un lado de la vía. La mayoría de las casas eran de adobe parado o de ramas emplastadas de lodo sostenidas con postes de álamo, mezquite o sauce, todos estos eran árboles nativos del delta del Río Colorado. Los techos estaban hechos de cachanilla, o de tule y los pisos de tierra compactada. Algunos vivían en unos furgones viejos a un lado de la vía donde estos habían sido instalados para este propósito. El agua para todos los usos domésticos la sacaban con baldes del canal Delta. En épocas en que no estaban regando las tierras cultivadas, La Colorado, empresa dueña de casi todos los terrenos del valle, cortaba el agua al canal para evitar desperdicio, y entonces tenían que traer agua desde una cisterna que tenía el ferrocarril en la estación. Las locomotoras de entonces eran de vapor y utilizaban bastante agua, de manera que era necesario tener el valioso líquido almacenado en algunas de las estaciones. Estas máquinas quemaban petróleo combustible para calentar sus calderas. Algunas de las paradas o estaciones en esta vía fueron Pascualitos, Lobo, Alamitos, Laguna, Cerro Prieto, Delta, Bordo Rodríguez, kilómetro 39 Pescaderos, Kilómetro 43 Victoria, Kilómetro 49, Puente Río Colorado, Kilómetro 53, Mezquital, Kilómetro 57, Coahuila B. C. y Luis B. Sánchez, Sonora, Riito, y al final, Fuentes Brotantes, más tarde llamado, Los Médanos, también era conocido por los ferrocarrileros y vecinos como Punto de Fierro, pues ahí terminaban los rieles en un obstáculo de acero para evitar descarrilamientos. Por muchos años, en los pueblos donde no llegaba todavía la electricidad, utilizaban velas o lámparas de keroseno para tener luz de noche, pero Hilda dice que al oscurecer en Delta echaban un polvo a un sistema de gas que utilizaban para 52 Esta locomotora, número 1387, vista desde arriba de un furgón, está cruzando el puente 35-A, rumbo a Mexicali en mayo 1929. En septiembre de ese mismo año se descarriló y cayó a las aguas del Río Colorado desaparecido para siempre en el lodo (foto de Sherman Library). Oficina y dormitorio del Sr. Schott, aparentemente el encargado de un martinete. En kilómetro 55.5; 10 de julio, 1929 (foto de Sherman Library). En la parte sur del Delta jamás sabían lo que haría el río. Aquí en km. 52, este campamento quedó inundado (foto de Sherman Library). Aún en 1939 hubo crecidas del río Colorado que dañaron la vía y los puentes. Aquí los trabajadores están tratando de desalojar materiales que trae el río, tales como ramas, troncos y hasta árboles enteros, que están presionando el puente y la vía. ¡En este caso perdieron la batalla! (foto de Sherman Library). iluminar. Tal vez eran gránulos de carbonato de calcio que se echaba a un recipiente generador que contenía agua y con eso se producía gas acetileno. De la “generadora” el gas pasaba por la tubería a las lámparas donde necesitaban luz. La vía del tren pasaba por muchos de los terrenos aún sin desmontar que La Colorado rentaba a agricultores; estadunidenses, chinos, japoneses, hindúes y mexicanos. Esa fue una de las razones que motivó a La Colorado de invertir en una línea ferroviaria; el ferrocarril llevaba los suministros y equipo necesario para los cultivos y los pueblos nacientes. En la época de cosecha transportaban en furgones el algodón en hueso a las plantas despepitadoras de La Jabonera y a las otras despepitadoras que había en Mexicali. Además, como no había caminos aparte de angostas brechas, fue el principal modo de transporte para los agricultores y sus familias y otras personas que trabajaban y vivían en el valle. Mexicali era el único centro comercial y de allí surtían las pequeñas tiendas como la que tenía en Delta la familia de Hilda. Hilda relata que en los años de los que ella tiene memoria, su mamá recibía provisiones en sacos y cajas grandes. Hilda y los otros miembros de la familia empacaban, fríjol, azúcar, sal, harina, manteca y dulces en bolsas de papel de varios tamaños. La gente del campo llegaba cada semana a la tienda para proveerse de los suministros básicos, que incluían también un paquete de cigarros para cada quien. Les fiaban estas mercancías. Unos comerciantes chinos, dueños de tiendas en Mexicali, extendieron ese crédito y la madre llevaba un récord de raciones proporcionadas a los clientes. Al entregar los agricultores su cosecha a La Jabonera, esta empresa descontaba de los cheques que recibían por su algodón, el precio de los alimentos fiados. La Jabonera le pagaba a doña Chole lo adeudado, y ella, a su vez, se lo reembolsaba a los tenderos chinos. Por los años de 1930, unos chinos, que sembraban hortalizas cerca de Mexicali para surtir a la ciudad tenían unos grandes camiones con tracción en cuatro ruedas, en los que llevaban sus verduras a Estación Delta y otros poblados del valle. La mamá de Hilda era una mujer, no solo inteligente y atractiva sino de mucho carácter. Enérgica, valiente y muy trabajadora supo enfrentar con éxito las condiciones sumamente difíciles que existían cuando llegó al valle de Mexicali. Una vez establecida la familia en Delta, doña Chole empezó a preocuparse por la educación de sus hijos y la de 53 los hijos de sus vecinos. Como no había escuela en el poblado la solicitó al gobierno. Las autoridades le pidieron que ella mandara los nombres de cuando menos 20 alumnos, y ellos le mandarían un profesor. No había tantos niños, pero doña Chole se acordó de que había varios adultos analfabetos que también debían aprender a leer y a escribir. En la lista que mandó a Mexicali, además de los nombres de los menores, puso los de algunos de estos adultos y logró que el gobierno le mandara un maestro. Stone les donó dos viejos furgones de ferrocarril y al mismo tiempo le regaló a doña Chole un viejo cabuz, un carro pequeño que servía de oficina, comedor y dormitorio para el personal que conducían los trenes y que siempre era el último carro del tren. Unos trabajadores de mantenimiento se ofrecieron para construir un desvió temporal de la vía hasta los sitios donde estaban la escuela y la tienda. Ahí bajaron los carros, les quitaron las ruedas y los colocaron. Los dos furgones fueron acondicionados como aulas de la escuela, y el cabuz fue convertido en tienda. El primer profesor de la escuela fue Gilebaldo Zavala, Salvador Venegas fue el siguiente, y después el profesor Ramos. En una ocasión, un militar, oficial del gobierno de Agustín Olachea mató, sin razón, a un perro de la comunidad, el oficial era altanero, pero doña Chole lo regañó en presencia de los vecinos y él se fue con “la cola entre las patas” como suelen decir. La vía pasaba el bordo Rodríguez tres kilómetros al sureste de Estación Delta; el bordo terminaba, en su extremo suroeste poco distancia después de cruzar la terracería de la vía. Este bordo era parte de un sistema de diques (Ockerson, Sáiz, Vulcano, Abejas, y Pescadero, y otros) que se empezaron a construir a partir de 1907 para proteger los ranchos de los valles Mexicali e Imperial de los crecimientos e inundaciones del Río Colorado. Después del bordo Rodríguez toda la vía estaba sentada en pilotos (troncos de madera parecidos a los postes de electricidad y telégrafos), que habían sido clavados con una máquina, martineta o martillo que era accionada con vapor. Hilda recuerda que uno de los operadores de la martineta era Enrique Cockran. Fue necesario instalar esos pilotes, porque cuando el río crecía cubría todo los terrenos desde el bordo Rodríguez hasta el otro lado del lecho principal en el kilómetro 49. Sin estos pilotes las aguas se llevarían la terracería y también la vía. Incluso así, partes de la terracería y algunos 54 Tienda de la familia Espinoza Lamarque, en San Luis, Río Colorado. doña Hilda Lamarque, don Alfredo Dipp y Jimmy Griffin, abril 3, 2006. de los puentes fueron destruidos en varias ocasiones. Estas enormes inundaciones no aminoraron sino hasta 1936 cuando la presa Hoover, cerca de la actual ciudad de Las Vegas, Nevada, fue terminada. Todavía después, por algunos años hubo inundaciones muy fuertes pero de menores consecuencias, aunque a principios de los años ochenta un crecimiento se llevó el puente del ferrocarril en el kilómetro 49. Hilda recuerda que cuando el río estaba muy crecido traía troncos y árboles enteros y casas de madera arruinadas, además de chivos, borregos y ganado bovino, vivos y muertos. Comenta que el señor Brígido Ramírez llegó ser un próspero ganadero cuando se dedicó a rescatar los animales vivos que acarreaba el río. Referencias Kerig, Dorothy P. (2001). El valle de Mexicali y la Colorado River Land Company 1902-1946, Mexicali, B. C., Colección Baja California: Nuestra Historia, Mexicali, Baja California. Universidad Autónoma de Baja California. Kirchner, John A. (1988). Baja California Railways, Universidad de Texas, San Marino, California, Golden West Books. Este artículo está basado principalmente en unas pláticas con doña Hilda Espinoza Lamarque y don Alfredo Dipp, en 2006. Libros, reseñas, comentarios... Sergio Noriega Verdugo* California: a history por Kevin Starr C alifornia: A History es un libro de historia en inglés sobre la entidad del mismo nombre, desde que fue descrita como una isla paradisíaca, por Garci Ordóñez de Montalvo en 1510 hasta el ascenso de Arnold Schwarzenegger como su gobernador en noviembre de 2003. El libro publicado por The Modern Library en 2007 en pasta rústica, es de 370 páginas de largo. Cuenta con un mapa del estado, donde se muestra la ubicación territorial de los 58 condados que lo conforman. Su superficie, dicho sea de paso, es de 163 695 millas cuadradas, casi seis veces el tamaño de Baja California. En seis de sus páginas, el libro contiene una cronología sobre la entidad, así como y fotografías en blanco y negro al inicio del prefacio y en cada uno de los trece capítulos que le siguen. Su autor, Kevin Starr, nació en San Francisco en 1940, donde también cursó la licenciatura de literatura de habla inglesa. Posteriormente, obtuvo la maestría y el doctorado de la Universidad de Harvard en literatura norteamericana. En 1974 obtuvo otra maestría en la Universidad de California, en Berkeley, en biblioteconomía. Ha sido profesor de desarrollo urbano y planeación regional en la Universidad del Sur de California en Los Ángeles. Después de servir como bibliotecario del estado de California de 1994 hasta el 2004, Starr fue destacado como Bibliotecario emérito por el entonces gobernador Arnold Schwarzenegger. La popular obra del siglo XVI del español Garci Ordóñez de Montalvo, Las Sergas de Esplandián, debió haber animado la exploración española de California pues además de bellas amazonas bajo el mando de la reina Calafia, aludió a la existencia de oro y piedras preciosas. Cuando Hernán Cortés creó el asentamiento de la Santa Cruz en 1535, en lo que ahora es La Paz, debió haber creído que Baja California Sur era parte de una isla. Kevin Starr nos presenta su visión de California como un estado nación de gran diversidad étnica. Una entidad de enorme riqueza natural, material y aun espiritual. Aunque el estado es solo uno de cincuenta entidades de la unión americana, ya en 2005 representaba una economía de más de uno y medio billones de dólares, equiparable a la quinta economía más grande del mundo. Con más de 36 millones de habitantes en 2004, de los cuales no menos de 20 millones viven dentro de los cinco condados que integran el área metropolitana de Los Ángeles. Su mancha urbana, nos aclara, constituye la segunda urbe con más mexicanos del planeta, además de grandes concentraciones de coreanos, iraníes, armenios y etíopes. Pero, a pesar de su actual aspecto multicultural, California es producto de una dinámica americana que fomenta la ambición, competencia e inventiva de un pueblo ante un entorno natural, diverso y difícil. Confrontado por la escasez de agua, donde dos terceras partes de la precipitación caen sobre una tercera parte al norte de su territorio, California es el resultado de canales, acueductos, presas y represas que conducen él líquido vital de los altos de su superficie montañosa a sus ciudades más pobladas y a la transformación del desierto en áreas de cultivo. El recorrido histórico descrito por Starr nos lleva, en orden cronológico, al descubrimiento de California por exploradores españoles, seguido por un capítulo sobre la era colonial. Menciona que Hernando de Alarcón o Melchor Díaz fue el primer europeo en pisar tierra de lo que se dio en llamar la Alta California en 1540, en un lugar junto al Río Colorado en la proximidad de Los Algodones. Posteriormente, fue Juan Rodríguez Cabrillo quien anclara sus embarcaciones en la bahía de San Diego en 1542. Después señala a Sebastián Rodríguez Cermeño, aventurero de * Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali”. 55 origen portugués, quien nombró la Bahía de San Francisco en nombre del rey de España en 1595. El último explorador español, mencionado en la crónica de Starr, es Sebastián Vizcaíno, quien nombró una bahía cercana a San Francisco en honor al virrey de la Nueva España, Gaspar de Zúñiga Conde de Monterrey, en 1602. Sin embargo, transcurrieron 167 años antes de que llegaran los misioneros y colonizaran primero la Baja y después la Alta California. A falta de una explicación definitiva, Starr argumenta que la Nueva España no debe haber contado con suficientes recursos, económicos y humanos, para continuar desarrollando California. Según Starr, el Consejo de las Indias promulgó leyes en 1680 respecto a la interacción e integración de las sociedades eclesiásticas y seculares, donde la Iglesia y el Estado español cooperarían en el establecimiento y desarrollo de nuevos asentamientos en América. Estas leyes contemplaban que la Iglesia misionera se ocupara de la evangelización y les enseñara a los nativos artes manuales hasta su transición a una sociedad secular, donde pasarían a ser “gente de razón” y una vez bautizados formaran parte de una estructura parroquial bajo el control de algún obispo local. Sin embargo, las misiones asignadas bajo el cuidado de jesuitas se orientaron a la adaptación del catolicismo a la cultura de los que se pretendía evangelizar, permitiendo a su vez asentamientos semiautónomos. Dos jesuitas prominentes, nacidos en Italia pero asignados a la Nueva España hicieron mucho por esta clase de misiones. Eusebio Francisco Kino era graduado universitario y de 1683 a 1685 sirvió de capellán y cartógrafo en Baja California y después fundó 56 varias misiones al norte de Sonora y hacia la confluencia del Río Gila con el Colorado. Juan María de Salvatierra, también altamente preparado, fundó la primera misión con el nombre de Nuestra Señora de Loreto y luchó por que las comunidades jesuitas fueran administradas por los nativos, con la menor presencia de soldados y colonos. Con el ascenso de Carlos III de Borbón en España en 1759 cambió el curso de las misiones en las Californias. El inspector general de la Nueva España, José de Gálvez, bajo órdenes del rey, se ocupó en 1765 de suprimir la obra de los jesuitas. Los asentamientos de la Alta California pasarían a ser administrados por la corona pues, según Starr, se encontraban amenazados por otros países, entre ellos posiblemente por Rusia. Gálvez en 1768 se ocupó de reemplazar a los jesuitas con los franciscanos del Colegio de San Fernando en la ciudad de México, encabezados por Junípero Serra. Gálvez también nombró como gobernador de las Californias a Gaspar de Portolá, un catalán de origen noble y destacado militar. Pese a las protestas de la población indígena, Portolá logró la expulsión de los jesuitas del suelo español. Juntos, Gálvez, Serra y el Capitán Portolá elaboraron un plan sobre los asentamientos en la parte norte de California, con ese propósito se organizó “la sagrada expedición”. Después de 236 años del primer desembarco por Hernán Cortés, España finalmente llevó a cabo la expedición de cuatro grupos, dos por mar y dos por tierra, compuesta de tres pequeñas embarcaciones y un total de 300 personas a California. A pesar de la pérdida de uno de los barcos, la enfermedad y muerte de muchos tripulantes, los sobrevivientes se reunieron en San Diego. Allí, Junípero Serra fundó la misión de San Diego de Alcalá en 1769, la primera de nueve que él habría de iniciar en California. A pesar de los constantes conflictos con los gobernadores militares por el maltrato de los indígenas, particularmente por el abuso sexual de sus mujeres, Serra encontró comprensión y apoyo en el virrey Antonio María Bucareli. El gobernante de la Nueva España comprendió la necesidad de una mayor presencia de civiles y militares en la Alta California. Por lo tanto, ordenó al capitán Juan Bautista de Anza, emprender dos expediciones: situar la primera ruta terrestre del norte de la Nueva España a la Alta California, una distancia de aproximadamente 2 400 kilómetros, y establecer un asentamiento en la bahía de San Francisco en junio de 1776, habiendo llevado cuatro familias enteras a través del desierto y junto a la costa con todo y ganado para su cría y supervivencia. Los siguientes once capítulos de California: A History, son igualmente interesantes. El capítulo 3 versa sobre la Alta California a partir de la independencia de México, bajo el rubro “Un territorio problemático: la California mexicana”. Por lo tanto, se trata de una experiencia histórica compartida entre mexicanos y estadunidenses, que nos ayuda a comprender lo ocurrido en California, y también las consecuencias que a tuvo su desarrollo para la Baja California. Kevin Starr ha escrito un magnifico libro, ampliamente informativo. Su narrativa es convincente y entretenida. Su habilidad literaria le ha permitido ligar los acontecimientos históricos de la lucha por el desarrollo de un pueblo y el drama humano que lo acompaña.. Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A.C. R.C.B. 2014. Toma de protesta de la mesa directiva de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali”, A.C, que fungirá para el periodo 2014-2015. En la foto de izquierda a derecha: Leocricia Gómez Hernández, pro secretaria; Jorge Núñez Verdugo, vicepresidente; Miguel Ángel Lino Olvera, secretario; Lorenzo Hurtado Valenzuela, presidente; Yolanda Sánchez Ogas, presidenta honoraria vitalicia y Rubén Castro Bojórquez, quien les toma la protesta. S ociedad de Historia “Centenario de Mexicali”, A.C. En el año de 2003, la Cámara de Comercio de Mexicali (Canaco) en forma conjunta con la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) realizó el Diplomado sobre Historia Regional, coordinado e impartido por la profesora Yolanda Sánchez Ogás. Dicho diplomado se celebró de septiembre a diciembre de ese año. Al término de los cursos, la profesora Sánchez Ogás invitó a los alumnos del diplomado a formar una sociedad de historia. Las reuniones de preparación para la formación de la sociedad se llevaron a cabo durante el mes de enero de 2004, concluyendo en la creación de una sociedad de historia que lleva por nombre Centenario de Mexicali, y se conformó con la casi totalidad de las personas que cursaron el diplomado. Después de 10 años de vida de la sociedad, de esos primeros fundadores continúan siendo miembros activos: Yolanda Sánchez Ogás, Rubén Castro Bojórquez, Sergio Noriega Verdugo y Eduardo Andrade Cisneros. En estos diez años han dirigido a la sociedad como presidentes: En 2004, Héctor Robles Fernández; Beatriz Limón Gutiérrez en 2005; Yolanda Sánchez Ogás en 2006; Benjamín Rentería Camino en 2007; 2008, Rubén Castro Bojórquez en 2008; 2009 y 2010, Sergio Noriega Verdugo en 2009 y 2010; Marco Antonio Buruel en 2011 y 2012, y Esteban Valenzuela Robles en 2013. Para el año de 2014 se eligió una nueva mesa directiva (en la foto superior) conformada por: presidente, Lorenzo Hurtado Valenzuela, vicepresidente Jorge Núñez Verdugo, secretario Miguel Ángel Lino Olvera, tesorero Lizardo López Mendoza, y pro-secretaria Leocricia Gómez Hernández. La Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali”, A.C., en forma conjunta con la UABC, edita la revista El Río, que por poco de más de seis años ha circulado entre los mexicalenses amantes de la historia de Mexicali y su valle. Adicionalmente, la sociedad celebra actividades tendientes a la difusión y comprensión de nuestra historia regional. 3 El Instituto Mexicano del Seguro Social Clínica del IMSS en Mexicali, B.C. 1968. Ubicada en avenida Lerdo y calle G, en la actualidad lleva el nombre de Doctor Humberto Torres Sanginés. 4