1 La gestión cultural y el espacio público. El caso del Bazar del

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1 La gestión cultural y el espacio público. El caso del Bazar del
La gestión cultural y el espacio público. El caso del Bazar del Monu en Ciudad Juárez,
México.
Por Roberto Sáenz Maldonado
ITESM-Campus Ciudad Juárez / Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
www.itesm.mx
www.uacj.mx
[email protected]
Palabras clave: gestión cultural, espacio público, sociedad civil.
Resumen: Se parte de la pregunta de cómo es que los proyectos culturales
independientes ubicados en el espacio público logran convertirse en intervenciones acertadas
para sociedad, y cuyos resultados observables suelen ser superiores al de los proyectos de
caracter institucional. Pareciera que el arte y la cultura son uno de los elementos principales
propuestos globalmente para un cambio de la ciudad, de hecho es casi sintomático que en las
estrategias institucionales se suela pensar en ellos como un elemento de transformación del
espacio, y que la cultura urbana tiene un impacto concreto y positivo para la comunidad. Sin
embargo, la vinculación entre instituciones y organismos que emergen desde la sociedad es
casi nula, aún así, los proyectos poseen una permanencia y un público constante. Podemos
destacar el hecho de que en los últimos 20 años, ciertas posturas gubernamentales que tienen
referencia a valores sobre el desarrollo han apostado a la gestión y promoción de la cultura,
destacando lo anterior en las ciudades más violentas o con las que se tiene índices de calidad
de vida más bajos. Se toma el caso de estudio particular del Bazar del Monu en Ciudad Juárez,
cuyo espacio cultural relaciona una árdua labor de gestión y operación no institucionalizada
con resultados directos que influyen en la sociedad de su entorno.
La gestión cultural como categoría de análisis es relativamente nueva, sin embargo, la manera en
que se ha abierto camino pone en debate, no solo las acciones por las que navega el conocepto de
cultura como tal, sino también una serie de fenómenos que responden al contexto actual de las
sociedades. Considero que un primer y acertado acercamiento para definir a la gestión cultural es
la manera básica como la aborda Jorge Bernárdez como “la administración de los recursos de una
organización cultural, con el objetivo de ofrecer un producto o servicio que llegue al mayor
número de público o consumidores, procurándoles la máxima satisfacción” (Bernárdez,2003:3).
Mi cuestionamientos serían que dicha definición solamente responde a un eje meramente
instrumental, dejando atrás vínculos necesarios que la gestión per se posee con la sociedad. Sin
embargo, podemos destacar el hecho de que en los últimos 20 años, ciertas posturas
gubernamentales que tienen referencia a valores sobre el desarrollo han apostado a la gestión y
promoción de la cultura, destacando lo anterior en las ciudades más violentas o con las que se
tiene índices de calidad de vida más bajos. Según Nestor Gargía Canclini (1987), las crisis
económicas internacionales y las severas dificultades de los gobiernos democráticos en los años
setenta, hicieron que el número de programas públicos destinados a la directamente a las
necesidades sociales, fueran cada día menos. Para darle cara a la inminente crisis, las corrientes
más conservadoras organizaron los nuevos modelos de acumulación, eliminando áreas que no
funcionaran para la reproducción del capital, buscando ganancias mediante monopolios y su
adecuación a los mercados internacionales. Este proceso llevó a que se restringiera el gasto
público en servicios sociales, y así el financiamiento de proyectos educativos y culturales. La
iniciativa privada compite con el Estado, con el propósito de sustituirlo como productor de
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hegemonía (Canclini,1987:42).Es así que tenemos un primer cuestionamiento, cuándo la gestión
cultural se convirtió en un proyecto político, anclada desde el Estado, pero con miras privadas en
ciertos de sus ángulos. Segundo, las consecuencias inmediatas de este tipo de acción sobre el
sector cultural evidencian una falta de congruencia con las necesidades reales de la comunidad,
sin embargo, a pesar de los recortes al escaso presupuesto cómo es que surgen proyectos
culturales con mucha relevancia e incidencia en la agenda cultural de una ciudad.
Para el estudio que se describe a continuación, fue necesario tomar un ejemplo válido
para poder conocer que enfoque toma la gestión cultural en proyectos comunitarios y comprobar
si éstos son capaces, particularmente, de generar ejes identitarios y de representación, vinculados
en común por una misma descripción e imaginario de ciudad. De tal forma, que consideramos al
“Bazar del Monu”1 como nuestro “espacio de gestión”, ya que el trabajo observado, evidencia
que es un organismo nacido desde la comunidad y sin fines de lucro.
Los pasos de la gestión cultural en la apropiación de los espacios.
Es así que la gestión cultural se ha convertido en algunos de los casos en la punta de lanza de
proyectos realizados en diferentes ciudades, sin embargo, los ejemplos de las ciudades
latinoamericanas poseen particularidades que se distinguen entre las demás. Los estudios
culturales desde América Latina forman un hábito intelectual con bastante tradición, inclusive
anterior a que se reconociera el término de “latinoamericanización” de la cultura. Dicha tradición
obedece a que los marcos identitarios de dominación bajo los cuales han estado demarcados los
contextos sociales en esa parte del continente, provocaron una pronta teorización de los
fenómenos, asumiendo un papel anti-hegemónico que en ciertas partes aún perdura. Quizá se
podría mencionar que un fuerte síntoma de legitimación es lo que ha proliferado alrededor de la
construcción discursiva latinoamericana2.
La universalización de la cultura ha propiciado que el concepto de cultura sea ubicado en
un panorama clasista, cuyos valores son dictados por la clase dominante o con fines útiles para
ésta. A la cultura se le asume un papel hegemónico, sin embargo, es necesario voltear a toda la
propuesta de la clase subalterna, quien desde otra visión, y portadora de valores distintos,
enfatiza que el concepto de cultura es multi-abarcante. Barbero destaca que “lo que empieza a
producir es un desentramiento del concepto mismo de cultura, tanto en su eje y su universo
semántico como en el pragmático, y un rediseño global de las relaciones cultura/pueblo/clases
sociales”(Barbero,1987:19). La cultura aparece totalmente como un elemento activo de los
supuestos hegemónicos predominantes.
Es una organización cultural la cual se define como: “Bazar Cultural del Monumento.
Recuperando espacios públicos a través de la cultura”. Dicha organización opera en la plaza pública del monumento
a Benito Juárez en Ciudad Juárez, Chihuahua, México.
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En sí, los procesos de colinialización y re-conolización por los cuales ha pasado. Martín Barbero explica el
contexto: “… la razón moderna, incluso liberadora, la que legitimó la expansión salvaje del capital, la que dividió
países, la que condenó ciertos países como los de Centro América, a ser puras repúblicas bananeras. Todo esto en
pura función de desarrollo. Desde los años 30 hasta la modernización populista y la modernización desarollista de
los 60, la modernidad se invocó en América Latina como principio de la liberación, como principio de desarrollo.
Pero de alguna forma ese principio estuvo siempre muy ligado a los intereses de una serie de grupos económicos y a
una serie de lógicas del mercado.” (Martín Barbero, 2006:sp)
2
En cuanto a las experiencias de ciudades, basta con mencionar algunos de los casos,
como por ejemplo el Colectivo Wipala3 en Popoyán, Colombia, cuya ciudad es una de las zonas
cafetaleras más importantes de ese país, sin embargo la crisis económica que aparece a principios
del año dosmil, pone en jaque el sustento de muchas familias de esa región. Sin embargo, el
trabajo desde la comunidad, organizando a la población a trabajar desde un márgen de
producción de grano de café pequeño, logró que la crisis se pudiera sortearse. El Colectivo
Wipala participa como un fuerte gestor cultural, pues gran parte de los proyectos implementados
en la ciudad, son a través de dicha organización. lo interesante aquí, es cómo esa manera de tener
nuevas lecturas de la ciudad en diferentes escenarios, como el de crisis, por mencionar uno,
demarca una forma de situar contextos históricos, económicos y sociales muy diversos, en sí,
ésto conlleva a una manera particular de cómo el o los habitantes se apropian de cada espacio.
En la época acutal, quizá el principal factor de la fragmentación social y cultural es el proceso
globalizatorio4, dónde lo que permea es un desinterés por la memoria colectiva, individualismo y
el predominio por los espacios denominados de flujos (centros comerciales). Para esto, la cultura
ha tenido un papel importante, pues si bien ha roto con ciertos patrones producto de la
globalización. Pero, cómo es que a pesar de lo anteriormente descrito, en muchos casos se logra
establecer un vínculo entre un espacio y un ciudadano.
El anterior cuestionamiento podría ser respondido de manera somera como Canclini
(2004), en su texto Diferentes, desiguales o desconectados define a la cultura como “ pertenencia
comunitaria y contraste con los otros” (2004:114). Mientras tanto,Bordieu habla del habitus5 el
cual lo define como un sistema de disposiciones socialmente constituidas; un sistema producido
por la interiorización de ciertas estructuras objetivas que, en cuanto estructuras estructuradas y
con particularidades estructurantes, son el principio generador y unificador de un conjunto de
prácticas y de ideologías que se caracterizan a favor de lo que denomina un grupo de agentes. Es
decir que los vínculos espacio-sociabilidad son conceptos intrínsecamente relacionados y el
habitus funciona como esa gran matriz de percepciones, de apreciaciones y de acciones, que le
da sentido a la relación antes descrita.
Así mismo, la relación que existe entre cultura e identidad es directa, ya que al interior
de todo proceso cultural se halla demarcada una identidad colectiva, ésto funciona por que son
los procesos culturales los que ayudan en la conformación de la identidad, a partir de la acción de
ciertos grupos sociales, y al interiorizarse en los sujetos la lógica de la representación se observa.
3
Para conocer el trabajo de Colectivo Wipala pueden ingresar a http://wipala.wix.com/cc
4
No es el caso debatir el concepto de globalización como tal, sino mas bien centrarse en una postura que
permita entender cómo es que muchos fenómenos que podemos asociar a procesos de carácter global, guardan
relación con la producción cultural y en específico que son los que favorecen ciertas políticas. Ahora bien, la
globalización se encuentra vinculada al funcionamiento actual de los capitales a escala mundial, por ende posibilita
maneras más sencillas para que las relaciones comerciales se llevan a cabo, esto no quiere decir que sea positivo,
pues en general a quienes favorece es a aquellas potencias capitalistas, mismos que controlan la transferencia de
información, la productividad industrial y que regulan el mercado desde lo local hasta lo internacional.
5
BORDIEU, Pierre. Campo del poder y campo intelectual.
3
El papel del gestor cultural6, en su forma más actual, tiene que responder a la herencia de la
generación de insumos socio-culturales y la necesidad de vinculación que requieren las
comunidades. A pesar de que la promoción cultural, en sus inicios, fuese tarea que competía al
Estado, podemos contastar con lo anteriormente descrito, que los objetivos de la empatía con la
identidad nacional han quedado atrás7. Tanto es así, que la misma UNESCO encuentra que la
cultura es el único camino y agente vital para el desarrollo de los pueblos, pues es considerada
como una herramienta necesaria en la cohesión social, la sustentatibilidad, y el desarrollo
económico (UNESCO, 2011).
Se tiene que mencionar, que para el caso específico de América Latina, algunos de los
modelos de gestión fueron delimitados por diversos movimientos sociales8 a consecuencia de la
gran participación de la sociedad civil y ciertos grupos culturales, como reacciones contrarias a
los gobiernos dictaroriales y en búsqueda de esa transición a la democracia.
A todo esto, las propuestas realizadas por la UNESCO, fueron recibidas de una manera positiva
por la sociedad civil. Alfons Martinell (2001), investigador por la Universidad de Girona e
importante formador de gestores culturales, sostiene la idea de que la gestión cultural responde a
los siguientes modelos desde la pedagogía crítica: 1)la cultura como elemento de refinamiento
social, de acceso restringido, como un repertorio de manifestaciones sociales construidas y de
valor patrimonial; 2) como mercancías cuyos contenidos simbólicos y/o materiales hacen
referencia a manifestaciones de grupos o movimientos sociales concretos; 3) como una
dimensión estratégica para el desarrollo de las naciones, que responde a un sistema simbólico de
prácticas y sentidos construidos social e históricamente.
A partir de los estudios contemporáneos sobre las manifestaciones culturales, propuestos
por Canclini, Barbero, Ana María Sánchez, por mencionar solo agunos, en el entorno urbano, se
sostiene que las expresiones culturales son la conjunción de espacios de práctica social, en los
cuales el poder, visto de la manera más reglamentaria y tradicional, deja de ser funcional, y da
paso a una estructura cuyo potencial se basa en la capacidad de creación y experimentación de
diferentes escenarios cotidianos, que dan pie a la diversidad de imaginarios de ciudad.
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En 1998, en el marco de la Conferencia Intergubernamental sobre políticas culturales para el desarrollo, es cuando
se oficializa la figura del gestor cultural como un agente profesional cuyas herramientas en la promoción de la
cultura deben favorecer al desarrollo de las comunidades. (Mariscal, 2010)
7
Fue hasta la década de 1980 cuando a nivel latinoamérica hubo un fuerte empuje a la promoción cultural desde los
círculos no oficiales. En algunos espacios se comenzó a observar la figura del gestor cultural (independiente, para
algunos de los casos), quien tenía la tarea de trabajar en diversas comunidades con la intención de iniciar a quienes
ahí habitaban, en alguna disciplina artística, y a la vez proponer alternativas para el rescate de ciertos patrimoniales.
UNESCO. (2011) “The power of culture for development”. [http://portal.unesco.org/culture/es/ev.phpURL_ID=41281&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html.] Última consulta: 16 de marzo de 2014.
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Durante la década de los noventa, hubo un creciente empuje hacia movimientos nacidos en los barrios, su
organización creció de tal manera que consiguieron recursos fiscales para mejorar su calidad de vida. Las
organizaciones de mujeres tuvieron grande impacto, todo basado en el espíritu comunitario y los fuertes lazos de
comunidad. Ejemplos claros que ahora son históricos son los comedores de madres y los comités del vaso de leche,
ambos casos en Perú (González Casanova,1998)
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El bazar del Monu, una experencia de gestión cultural comunitaria
La estructura de este apartado estará conformado de la siguiente manera. Una descripción acerca
de lo que es el Bazar del Monu9 y un pequeño recorrido histórico acerca de su conformación.
Posterioremente nos centraremos en categorías de análisis como la organización y la vinculación
con otros actores, para abordar el papel de la gestión cultural en los contextos actuales;
posteriormente retomaremos la manera en cómo es que visualizan la apropiación de los espacios
públicos en favor de proyectos culturales.
El bazar del monu, como se le conoce hace más de 15 años, nace con la idea entre amigos
que compartían un mismo gusto por la música, Pablo Montalvo uno de los fundadores del bazar,
ha radicado toda su vida en el centro de la ciudad, lo cual le ha proporcionado una visión
particular de cómo es que se deben generar, mantener y respetar los espacios públicos.
Para mi es, es un hijo de quince años, por que hace quince años dentro
de otras personas fui de los fundadores del bazar, y ha pasado por
diferentes etapas, tuvimos etapas muy buenas, etapas en las que casi
casi desaparecemos, casi casi desaparecimos, quedamos cuatro o cinco
de los integrantes que fueron acercándose en el transcurso de los años,
y casi nada mas yo como fundador en un callejón, hace poco más de tres
años retomamos la idea de meternos al parque y ... como al inicio
batallar para levantarlo pero ahí esta.(Montalvo, hombre, 52 años)
Aquí surge algo importante, el gestor o promotor cultural tiene que conocer el espacio
donde llevará a cabo su trabajo, existe una relación de apego, pero también existe una
consciencia sobre las necesidades de ese entorno en específico.
“Y yo nunca dije el monumento por que cada quien le encontraba un
pero, entonces yo dije, si les digo que el monumento pues es el que me
queda a una cuadra de mi casa, van a decir no es que tu quieres el
monumento por que esta bien cerquitas, entonces yo no dije nada, y de
repente no se a quien se le ocurrió que no pues el monumento esta todo
abandonado, hay que hacer algo por el monumento, y empezaron con
que monumento, monumento, en esos año el monumento estaba, tenía
otra otra forma, y entonces había unos zacatales muy altos y ahí vivían
muchos indigentes, había mucha prostitución masculina sobre todo,
muchos malandros que vivían en las bancas que estaban ahí, entrar al
monumento en medio día te asaltaban, a la hora que fuera te asaltaban,
y bueno, vamonos al monumento, entonces el permiso estaba Perla De
la Rosa trabajaba en el municipio con Mónica Alicia Juárez y Humberto
Leal Valenzuela, eran los que estaban en educación y cultura, y creo
que estaba Elizondo de Presidente, fue como en el 97, por ahí, entonces
Perla, conocida de todos nosotros, ella buscó el permiso nos lo dieron y
un domingo 10 de mayo fuimos a dar al monumento unos cuantos, y
nada mas que teníamos el apoyo municipal, nos ponían una tarima que
ahí se quedaba, y unas carpas, y luego luego se involucró la Casa de la
Asegurada, con unas clases de danzón, creció luego luego, por que no
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Se realizó una entrevista a sus organizadores. Pablo Montalvo,52 años, miembro fundador, estudió algunos
semestres de la licenciatura en psicología, se dedica al comercio, nativo de Ciudad Juárez. Carolina Rosas, 30 años,
Maestra en Planificación Urbana y asistente de investigación en la UACJ, nacida en la ciudad de Chihuahua, pero
con más de 26 años residiendo en Ciudad Juárez.
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había absolutamente nada y ya no quedaba así como la idea original de
intercambiar viniles pues esto ya es mucho para lo que pensabamos
hacer…”(Montalvo, hombre, 52 años).
El centro de Ciudad Juárez se ha caracterizado por ser una zona de alto flujo de personas,
en la cual se pueden localizar todos los bienes y servicios; sin embargo es una zona desolada,
marginada y con un estigma bastante fuerte sobre quienes residen ahí, ya que es clasificada como
zona de “mal vivientes”, “drogadictos” y “prostitutas”. Pablo, tiene una visión distinta a la que
podría observarse desde alguien que vive fuera de ahí.
Pues para mi el centro es donde conviven todas las personas o la
mayoría de las personas, donde encuentras casi todo, es un lugar que te
ofrece encontrar tu producto o lo que andes buscando a diferentes
precios, es un espacio donde puedes buscar y encontrar el mejor precio,
ehhh, me encanta vivir en el centro, el centro es muy atractivo, para mi
es una zona un tanto desolada, abandonada, pero, pero tiene su
encanto. (Montalvo, hombre, 52 años)
Quizá los fundadores del bazar, jamás tuvieron en mente lograr crear un proyecto de
apropiación cultural espacial tan importante para la ciudad. Simplemente el uso que querían hacer
del espacio público, en beneficio de sus gustos, los llevó a tener que buscar un lugar apropiado
para el desarrollo de lo que denominaban “intercambio”.
Inicialmente sobre calle Ferrocarril en las paredes de la ex-aduana,
había un módulo del correo del libro, ahí el Víctor vendía discos, y
coincidíamos gente que andabamos buscando viniles no, y hubo unos
cuantos días a los lados del módulo este, se puso el sabio a vender sobre
todo a vender discos ahí, pero luego luego llegó Armando el del rock
setenta, y puso camisetas y hamburguesas, y no se que, y los quitaron,
entonces el sabio se quedó flotando de nuevo y me decía me voy a ir al
Borunda, a vender los discos, y ahí nació la idea bueno por que no
buscamos un espacio en el que nos reunamos los coleccionistas, y ahí
citar a la gente, por que sería una manera fácil de encontrar quién más
tiene discos e intercambiar (Pablo, hombre, 52 años).
La organización del proyecto es fundamental, algo a lo que se enfrentan la mayoría de los
promotores culturales es que no tienen pleno reconocimiento de su función, ellos simplemente
funcionan como “operadores” de los proyectos, buscan realizarlos pesee a la necesidades que
tendrán que enfrentar. Carolina Rosas, una de las principales organizadores del Bazar, sostiene
que es complicado por que en ocasiones, en que es necesario realizar ciertas funciones de
gestión, desconoce el procedimiento o las maneras de hacerle frente a las situaciones que
involucran relaciones más allá que con los que conforman el bazar.
“…pues nosotros primero que nada nos enfrentamos a que no sabemos
ni, ni como pedir, ni a dónde pedir, ni qué pedir, osea por ejemplo que
dije, no esto no es lo mio, hasta hicimos una carta para Educación y
Cultura…”(Carolina, mujer, 30 años)
Sin embargo, a pesar de no tener el conocimiento técnico para operar un proyecto de
corte cultural, la organización de éste nace precisamente sorteando las necesidades primordiales,
es decir, a prueba y error. Por otro lado, es importante lo que menciona Pablo, de que al
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momento de adquirir una estructura organizacional formal, el proyecto tuvo que sortear una
crisis. Lo anterior avala que el carácter institucionalizado de un proyecto, crea conflicto, y es
evidente, pues en ese proceso se generán roles de poder. Lo interesante aquí es cuales roles si
llegan a generar legitimidad y cuales otros no, pues la voz de Pablo y Carolina se convirtió en
autoridad dentro del bazar. Es evidente que la característica de imposición, y la generación de
roles poco democráticos son los que sustentan los conflictos a los que hacen mención. La
legitimidad viene por añadidura, al ser observable el carácter democrático en la toma de
decisiones.
“…mira en alguna de las ocasiones, hace años, el municipio nos exigió
que formaramos un comité, o un grupo, que fuera a manejar el bazar, y
teníamos que tener un director, un tesorero, toda una estructura,
estabamos por años muy bien, en cuanto se hizo esa estructura, todo
cambió, hubo envidias, hubo problemas, imponían las gentes que
estaban dirigiendo, a un punto en que hubo casi golpes, y corrímos a la
directora, por que ya estaba corriendo a los organizadores iniciales, y
ahora que retomamos el parque, yo lo primero que dije, es no podemos
tener otra vez toda una estructura que rija al bazar, por que atrae
mucho problemas, entonces, Caro y yo imponemos las condiciones en el
bazar...” (Pablo, hombre, 52 años).
“…por que hemos tratado de hacer asambleas, hemos hecho reuniones,
les hemos dicho qué onda, este proyecto no es de nosotros, les decímos,
mira nosotros nos encargamos de dar la cara en las instituciones, y de
organizar los eventos culturales, traer la música, hacer la expo, pero
ustedes con qué le entran, cero... así es como hemos ido decidiendo,
bueno entonces, yo hago esto, yo hago esto y tú haces esto, te guste o no,
tu haces esto, y ahorita es como lo que de los últimos tres años es que
veo que empezamos a hacer un poco más de organización por que
somos tantos…(Carolina,mujer, 30 años)
Al momento de preguntar con qué otros colectivos u organismos no gubernamentales se
relacionan, los organizadores mencionaron que son bastantes, también comentaron que la UACJ
por medio del departamento de ciencias sociales se encuentra realizando una investigación sobre
economía solidaria y modelo de colaboración cultural, y en la red que se hizo analizando los
nodos de comunidades en las que el bazar tiene incidencia, se concluyó que el Bazar del Monu,
es el organismo que posee más nodos que ningún otro en la ciudad, y que son alrededor de 49
comunidades diferentes las que coinciden en dicho espacio cultural. Esto radica, primero, a que
es un lugar completamente a disposición de la comunidad, cualquier actor cultural que reclame el
espacio para cierta actividad, se le brinda, segundo por que se encuentra en un lugar de fácil
acceso y de reconocimiento por miembros de la comunidad, un espacio público plenenamente
identificable. Y tercero que la capacidad de interrelación es lo suficientemente grande para que
otro actor cultural pueda obtener redes de colaboración y trabajo.
“…el Leobardo hizo ahí un estudio de la red, y ya ves que estaba
diciendo que hay como 49 comunidades que se juntan ahí, a veces ni
nosotros no nos damos cuenta quien anda ahí, pero así que me acuerde,
pues circolectivo, la Xolombia, iniciativa femenina, hay muchos artistas
individuales, ahora se esta acercando no quiero tu piropo, quiero tu
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respeto, servicios el granjero, calavera crew, la OPI, hay varias
asociaciones civiles que van ahí con nosotros, el universo conspira por
ti, amor extremo...” (Carolina, mujer, 30 años)
“…son muchos y a veces no sabemos ni que están ahí” (Pablo, hombre
52 años).
En cambio, mencionaron que únicamente cuando es necesario, tienen relación con el
Instituto Chihuahense de la Cultura y con la oficina de cultura del municipio de Juárez, pero solo
cuando se trata de permisos para algún evento especial a realizarse en la vía pública cuando el
bazar se encuentra en operación. Sostienen que la relación es buena a pesar de que el gobierno se
muestra apático ante lo que ellos realizan, y que el hecho de que les otorguen los permisos y no
se les moleste a la hora de operar el bazar, ellos se sienten conformes.
El financiamiento de los proyectos culturales es quizá el más grande reto al que se
enfretan los promotores culturales independientes, si bien no existe un fondo público específico
para este tipo de proyectos, existen convocatorias para la promoción de la cultura en ciertas
comunidades, el problema de dichas convocatorias radica en que no son regulares, y los fondos
concursables resultan escasos. No obstante, resalta la capacidad de administración que en el caso
del bazar los organizadores poseen, pues comentan haber ganado dos convocatorias en un lapso
de casi cuatro años de operación, y los recuersos materiales adquiridos con el dinero ganado aún
existen.
“…hasta la fecha todavía después de tres años, todavía tenemos
material, compramos ((risas)) montones de pinturas, de todo, pinceles,
tintas, era para un año y ya tenemos tres con el mismo material y sigue,
por que conseguimos precios muy muy baratos entonces compramos,
hicimos compras exageradas de material y todavía tenemos un montón,
osea que esos 50 mil pesos que nos dieron nos duraron tres
años…”(Carolina, mujer, 30 años)
Tenemos que entender que el debate entre el espacio público y su relación con la cultura
no es nuevo, existen pues varias posturas en las cuales algunos académicos desde disciplinas
como la antropología urbana, la geografía física y la sociología han puesto sobre la mesa
temáticas que conllevan a relacionar estos dos conceptos. Podemos destacar como primera
postura la que está dirigida hacia la pérdida del sentido de lo público, observada como una crisis
de la ciudades contemporáneas, por otro lado tenemos posturas que divergen en tal sentido que
sostiene que la apropiación del espacio público en cuanto a la cultura es un fenómeno que
reivindica la pluralidad de la sociedad que reside en dichos espacios.
Sin embargo, es Hanna Arendt una de las autoras que ha propiciado uno de los mayores
debates en relación a definir qué es lo público. Ella desde una visión de la pluralidad de lo
público asegura que la génesis de éste no radica en la gama de actores sociales que se desarrollan
en un determinado espacio, sino que lo público estará definido a partir del uso que pueda dársele.
Es decir el espacio público no se tiene que entender como un conjunto totalmente homogéneo,
pero tampoco puede ser visto como una gama de intereses particulares, sino mas bien como
aquellos intereses que a través de un consenso merecen aparecer en lo público.
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De ahí que la característica de las ciudades latinoamericanas es que son un producto de la
necesidad, en tal sentido que el apropiarse del territorio proviene de una postura desde la
concepción del cómo un lugar se convierte en una arena de gestión colectiva, en la cual los
ciudadanos pueden expresar libremente sus derechos. El geográfo francés René Maximy,
menciona que “ …las actividades culturales en la calle, son un gesto de autogestión por parte de
sus habitantes” (En Monnet, 1999:180). Dicho de otra manera, los actores culturales (para el
caso de estudio aquí propuesto) legitiman el uso del espacio público. Es evidente que la
legitimación esta soportoda por el nivel de organización que llegan a tener, ya que no solo se
genera un acceso plural y diverso a lo que respecta a lo público, sino que también propician
estilos de vida y prácticas que se inscriben en la cotidianidad de la vida urbana.
El espacio público juega un papel central en el proyecto del bazar del Monu, no solo se
reactivo un lugar para dar cabida a varias actividades culturales, sino que el hecho de darle un
significado más allá de un simple parque, ha generado convivencia, y cohesión social. En
términos de Soja y Bauman respectivamente se ha convertido en un “lugar vivído” y en un
espacio “con características de civilidad”.
“… es un lugar bien representativo, de hecho para el libro hemos estado
haciendo entrevistas, y es un lugar donde toda la gente pasa por ahí, ya sea
por que hay varias líneas de transporte público llegan, empiezan ahí o
terminan ahí, o pasan por ahí, este, es un punto de descanso, también me
han platicado mucho, le gente es donde en el centro no puedes andar
caminando en todos lados, pero el monumento es un lugar donde se pueden
sentar a estar un rato, yo creo que también por que tiene baños... Es un
lugar muy representativo... “(Carolina, mujer, 30 años)
El espacio se convierte en la figura central de los proyectos culturales, a pesar de que lo
organizadores comentaron que en algún momento, ciertas personas solicitaron su ayuda para
implementar el bazar en lugares cerrados como centros comerciales, con la intención de brindar
mayor comodidad a los asistentes, la postura del bazar fue clara al sostener el argumento de que
lo importante es que a través de un lugar público, de libre acceso, se ha podido mantener el
proyecto, y que encerrarlo sería prácticamente llevarlo al fracaso. En sí, del espacio donde se
lleven a cabo los proyectos dependerá el grado de apropiación y los niveles de intervención que
pueden desarollar.
A manera de conclusión
Partiremos de la visión más general. No existe en Ciudad Juárez la implementación de una
política cultural que favorezca proyectos como el Bazar del Monu. A pesar de que muchos de los
habitantes de esta ciudad residen en condiciones de exclusión social, las ofertas para las
expresiones culturales son pocas. No existe margen entre la oferta y las demandas culturales de
los habitantes, así que el trabajo y potencial de los grupos e individuos que hacen el papel de
promotores se ve despreciado.
Los promotores en otras condiciones mejores, podrían encabezar proyectos de mayor
tamaño y con un impacto social amplio. Pero ello no ocurre, a razón de la falta de preparación
como gestores culturales, capaces de incidir y proponer contenidos favorables a las políticas
culturales. La información obtenida de la entrevista, apunta a que es necesario abrir nuevas
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convocatorias con mayor difusión y por su puesto con más recuersos económicos. Pero también
para esto se requiere una mayor base institucional y mejorar la relación con los colectivos de
artístas y promotores. Pues para el caso del Bazar del Monu, es el espacio público
su lugar de acción, pero para otras disciplinas la infraestructura cultural de la ciudad, en
ocasiones es ineficiente o inaccesible.
Esto quiere decir que la evidencia del desarrollo de la sociedad civil puede constatarse, a
través de las diversas estructuras que la conforman, pues en muchos de los casos, cuentan con
recursos limitados pero a la vez efectivos para comunicar sus intereses, es aquí cuando la gestión
cultural entra a escena con un papel fuerte y cuya ejecución depara en el éxito o el fracaso de lo
que realizan o proponen. En fin, cada espacio evoluciona de manera diferente y a un paso
distinto y puede arrojar diversos significados según los contextos bajo los cuales son apropiados.
Lo que bien sucede en el Bazar del Monu, es que las actividades que ahí acontecen,
resultan un reflejo de las formalidades de quienes forman parte de él (comerciantes,
visitantes).En consecuencia, los proyectos que se generan en ámbitos como el cultural, presentan
peculiaridades a razón de las condiciones sociales bajo las cuales se han generado y de las
diversas posturas de sus productores. Sin duda, son éstos quienes a través del contexto y através
del ejercicio de la gestión han colaborado para formar un contexto socio-histórico, propiciando
así nuevas prácticas y uso del espacio público.
Fuentes bibliográficas
1)Barbero, J. (1987) De los medios a las mediaciones, GG. Mass Media, México.
(2006) “Nosotros habíamos hecho estudios culturales mucho antes de que esta etiqueta
apareciera”.
Entrevista
por
Ellen
Spielmann
[http://www.javeriana.edu.co/pensar/Rev33.html]. Última revisión 9 de abril de 2014.
2) Bauman, Z. (2000). Modernidad Líquida. México : FCE
3) Bernárdez, Jorge. (2003) “La profesión de la gestión cultural, definiciones y retos”. En Portal
Iberoamericano
de
Gestión
Cultural.
[http://www.gestioncultural.org/gc/es/pdf/BGC_AsocGC_JBernardez.pdf] Última revisión 22 de
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