Aldebaran y otros poemas_Ed perro y rana

Transcripción

Aldebaran y otros poemas_Ed perro y rana
ALDEBARÁN
y otros poemas
COLECCIÓN POESÍA VENEZOLANA
CONTEMPORÁNEOS
República Bolivariana de Venezuela, Gobierno Bolivariano
ALDEBARÁN
y otros poemas
Alejandro Bruzual
República Bolivariana de Venezuela, Gobierno Bolivariano
© Alejandro Bruzual
© Fundación Editorial el perro y la rana, 2008
Centro Simón Bolívar, Torre Norte, piso 21
El Silencio, Caracas - Venezuela.
Teléfonos: 0212-377-2811 - 0212-8084986
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Páginas web:
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Edición al cuidado de:
Emilio Gómez
Jairo Noriega
Zenaida Peña
Fotografía
Lucía Bruzual
Hecho el Depósito de Ley
N° lf4022009800564
Aldebarán y otros poemas
ISBN978-980-14-0398-20
ALDEBARÁN
(1993-1995)
Acaso la luz sea un nuevo tormento
Quién sabe qué nuevas cosas mostrará.
K. Cavafy
Navegar, siempre navegar,
bajo la arboladura flexible de tu cuerpo.
Aldebarán
11
I
Aldebarán
renuncia a su posición en la corte.
Recoge sus instrumentos.
Reúne sus animales amaestrados.
Y parte,
con una canción de amor
que todos creyeron en contra suya.
12
1
Saliste
en busca de cuerpos
y tierra
donde justificar tu vida
arrancar
blasones de amargura que llevas en el pecho
y esa heráldica de tu piel
cansada
de tanta displicencia y mentiras
Sin embargo
no reconociste los puertos que te esperaban
ni las banderas
atadas a los árboles con tu nombre
No cumpliste el viejo itinerario
y sólo te importó el olor de las mujeres
que reencarnaron
de tus manos
acariciadas
como piezas de ajedrez
jugado
en solitario
13
2
Tú
que cantaste
alguna vez
poemas de amor de tus ancestros
y fuiste a la guerra acompañado del laúd
Tú
que dominaste caballos con sólo mirarlos
y ahogabas toros entre tus manos
y tu garganta reseca podía beber veneno
sin toser
siquiera
una despedida
Vendes ahora tu cabellera
al mejor postor
y elevas tu brazo tatuado de centauro
sobre la mesa sucia de una taberna
por algunas piastras
con que pagarte una cerveza
14
3
Nunca supiste distinguir
el miedo
del presagio
ni anticipar los días de desgracia
en el aire
o en el sonido de los huesos
por los que se guiaba tu gente
Sin más explicaciones
partiste a cultivar flores
bajo la piel de tus amantes
coleccionando
las monedas de bronce de sus pezones
bebiendo ron
en la copa mínima de sus ombligos
Pero ya
ciego y solo
te ufanas
recordando
esas caricias
que verificaron tu cuerpo
15
4
Cuántos compañeros se ahogaron
ante tu mirada
por no saber
qué astro
se escondía en sus camisas
Cuánta costa avizorada
cuánta distancia
Y náufrago
vas
indivisible
pero doble
a buscar tinieblas
que oculten tu rostro
y tu desnudez
también inevitable
Intentas
entonces
detener el rumbo
cavando
un pozo de sangre
de donde surja el recuerdo de esas mujeres
que durmieron
a tu lado sin saber dónde
y se bañaron en tu presencia
como si prodigaran
alabanzas
a un dios
que no lograra aplacar su ira
16
5
Condenado
a vagar
por los contornos
de la miseria
con norte de fuego
Caminando sobre necrópolis secretas
que te esperaban
sin saberlo
Sin entender los lenguajes
que corresponden
a tu cargo
sin recordar la seña
sin saber
a qué puerto
dirigir los remos
desterrado
en la cifra de tu edad
cuántas veces
treinta años
no circunciso
Descubres
que llevas piedras sobre los hombros
y tienes los codos
gastados
en mesas ajenas
donde nadie conoce tu origen
sin poderte defender
sin articular palabra
17
porque no sabes
dónde
dónde
podrá cobrar sentido
el absurdo
paisaje de tu destino
18
6
Las caricias
que buscaron tu rostro
ordenando constelaciones falsas
en la oscuridad
de cuartos sin misterios
y cada palabra
que alejó el silencio de tu boca
caen
ahora
escanciando
recuerdos
como gotas de ácido
en la profundidad de tus ojos
19
7
En medio de tanta lluvia
sales
de nuevo
a recolectar
monedas de barro en los zapatos
arrastrando
el carro funerario de tu sombra
sin encontrar
bares ni suburbios
donde se repitan
los acantilados de antaño
o el ruido
de las olas
trayendo
restos del naufragio
Luego regresas
vacío
y con las manos vacías
olorosas
eso sí
a vaginas perfumadas
con esencias de poco precio
20
8
Qué otra inmortalidad
podías encontrar
más allá
del jardín cercado de sus piernas
Qué otro imperio
que el fecundo feudo de sus senos
Sin embargo
sólo ofreciste
soledad
a quienes vinieron a tu encuentro
No fue necesario
recorrer leguas marinas
ni presagiar
cielos
poblados de aves
con tempestades ocultas en la boca
para terminar
en cuartos
impregnados
de sudor
especias
y tabaco
soportando sal sobre tu nombre
hasta cerrar
la bitácora
de quienes no van
más allá
del sello oscuro de la partida
21
9
Ahí
estás
vivo y
muerto como la venganza
coleccionando cráneos secos
alimentando bestias con tus recuerdos
buscando asilo en alguna playa
donde nadie conozca
la falsedad de tus proezas
Pero
algún día
desenterrará
un caminante
el túmulo de la ofrenda
y encontrará
restos deshechos
de un hombre
como cualquier otro
que pretendió llegar
solo
a arenas
más blandas
que las de su propio miedo
22
II
Aldebarán
reconoce la imposibilidad
de establecer pactos con el universo
y solitario,
sobre una roca,
se hunde en la noche de sus ojos.
23
10
Qué orgulloso estabas en el festín
dirigiendo la danza
con gritos de viento en popa
y gestos de mercader usurero
Se escandían licores
color de metal fundido
que abrasaban las gargantas
Las aves en el fuego
emprendían su último vuelo
y las carnes
trofeos de cetrería
adornaban los muros
junto a tapices orientales
Chirimías
arpas
laúdes
crótalos
cantaban por tu gloria
hasta que la arisca bailarina
de breve sexo
pidió
inaplazable
los ojos del profeta
a cambio del misterio
de su desnudez
y sus siete velos de seda
24
11
Tirado
en medio de dos tiempos
irreconciliables
reparando el rostro
de viejas ofensas
nunca olvidadas
del todo
lleno de nostalgias
sin sentido
preguntas
quiénes trajeron
esta vez
las libaciones
para entrar en la tarde
y beber amargura
bajando la cabeza
sin rebelarse
sin maldecir
siquiera
25
12
Reconócete
en el espejo
establece las normas del acuerdo
los contornos definitivos
de tu locura
y luego grita
en el barro
la máscara de un nuevo personaje
Cuenta los días
pasados
por la comisura de tu boca
las calles transitadas
las ciudades que llevas dentro
sin evitar la destrucción
oculta
en la soledad
imprescindible de tu anonimato
Y al fin
antes de elevarte sobre los coturnos
ve tus ojos
cerca
de la muerte
y sin embargo
lejos
definitivamente
lejos de la comarca
donde pudiste ser
también tú
26
un rey egipcio
o el pastor que decidiera
el destino de la belleza
27
13
¿Y caerás
algún día
definitivamente
en brazos
que sean aldabas
de otro cuerpo
nunca del todo conocido?
¿Te recibirán las velas
de un bote funerario
y te echarán al mar
como un escualo ya indefenso?
¿Una vasija
será tu placenta de barro?
¿Lavarán tus ojos con vino
y envolverán tu corazón
en una mortaja de seda?
¿O es que te perderás
así
desdibujado
y solo
oculto
entre estos versos?
28
14
Maldecir
es a veces la solución
en silencio
a gritos
maldecir a espantos
es
a veces
la solución
Invocas al dios de los amantes
derramas leche sobre los campos
entierras dagas junto a los muertos
y luego duermes
profundamente
soñando la matanza de los inocentes
por los que nada
has hecho
29
15
Tus pasos suenan a campanas rotas
buscando
en otras vidas
detener la noche
que de ti se derrama
como si pudieras esconder
ecos de guerra
en el fardo oscuro de tus ojos
y llevaras
piedras
incrustadas
en los dientes
o con fuego
tatuaras
viejos nombres
en la medida de tu sexo
buscando
como si aún te fuera posible
recorrer
el mapa antiguo de sus cuerpos
30
16
Rehacer
el orden ancestral del conjuro
Lanzar tres veces
tres dados
Cantar quizás una endecha
o leer en el color
de las vísceras de un pájaro
Volcar
entonces
cántaros de vino sobre la siembra
poblar el aire de cenizas
y remontar
el manantial
que nace entre las cejas
Todo
pero tus manos
ya
no reconocerán
la leve piel
que un soplo de viento
transformó en tierra
31
17
Abandona las naves
ya innecesarias
el arsenal oculto de tus rencores
arráncate el pedazo de lino
que mantiene la quijada en orden
pues la noche
no se hizo para tu descanso
Por eso
te vas
consumiendo
así
dejando arena en el eco de tu paso
como si la destrucción de los muros
fuera
poco a poco
menos dolorosa
y pudieras recobrar el sentido
de tus días
viajando
sobre las sombras
sin saber la fecha exacta del sacrificio
ni las rutas
a una patria
distinta
donde alguna eternidad tenga sentido
32
18
Encontrar
el brillo
de los signos dejados en tu ausencia
que las paredes
guarden
un poco
el verbo escondido en los relojes
como ofrenda de bienvenida
donde puedas reconocerte
Comenzar
volver a las casas pobladas de olores
renacer de la corteza del árbol
que sirvió de mástil
y regar flores con la sangre
que tiñó
las velas de tu partida
33
III
Aldebarán,
en fin,
al alba,
indiferente a injurias y serventesios,
se aleja tocando una flauta
tallada en hueso de su madre.
34
19
Qué esfuerzo terrible
el de zarpar
con mal viento
arrastrar itinerarios
sin poder
siquiera
interpretar
el orden que conduce tu paso
No sabes de otros rumbos
ni de ilusiones
y sin embargo
escondes
callado
musgo y algas bajo tus brazos
y vas
decidido
buscando un túmulo
en dirección de proa
porque
de donde partiste
nunca
nunca más
un navegante de tus años podría volver
35
20
Querías
que el amor
fuera siempre
olor de hierba recién cortada
y con palabras
edificabas puentes
que te permitieran
llegar
a ser
un poco más
del mismo material
y por un momento
intentaste alimentar campos
con bosta
para aquellos
con quienes
nunca lograste
comunicarte
36
21
Habitas
un traje oscuro
para que no se vea tu labio leporino
las marcas de la infancia
el peso
de los sueños
negados a tu estirpe
Pero no fue fácil
soltar paisajes por la boca
inventar
leyendas
que pudieran ser otra forma de vida
conquistar
ciudades
sitiadas en otros cuerpos
cuando
todo estaba en ti
desde siempre
destruido
37
22
Acepta tu cansancio
de animal
que abreva en silencio
tus manos que son ya
leño retorcido de los olivos
Retorna
a los predios
donde fuiste
juez
de tus promesas incumplidas
Nadie
recordará tu grito
cuando el polvo infértil
se apodere de tus ojos
Tu paso no mancilla la tierra
ni preludia el lodo amado
que conduce hasta ese cuerpo
donde tu furia
dejó huella
y donde
tampoco
crecerá
ya
más
la
hierba
38
23
Si supieras encontrar significados
entre las llamas
y reconocieras
en un instante
el pálpito
del terror
descifrarías en el aire
quién te busca
y te nombra
por tus hilos secretos
Los mástiles no pueden defenderte
anticipando
pedazos
de tiniebla
siguiendo las paredes
con manos temblorosas
hasta recobrar
el sentido
en una isla
o en el vientre de alguna hembra
desconocida
incapaz de aceptar
otro sendero
más allá
antes
mucho antes
de que se oigan resonar
los timbales de falsas profecías
39
24
Quizás
naciste en horas de tormenta
que se mezclaron
al tuétano de tus huesos
o surgiste
de un mar en llamas
que ahogaba el horizonte
Quizás
corriste por los bosques
como una bestia salvaje
que come
vísceras
revueltas en tierra
Pero
sales
ahora
hundes tus pies en el asfalto
que olvida las huellas
y vas
sin objetivo cierto
rondando
solitario
y circunspecto
a la diosa
que custodia el crecimiento del acero
desde sus flores marchitas
y sus nalgas
de piedra
40
25
Vives tiempos
de espadas sin nombres
y caballos de crines incendiadas
que alumbran la noche
pero vas
como un arúspice
revolviendo a perpetuidad tus entrañas
sin lograr cerrar las puertas
cancelar
de una vez
las promesas
o cambiar el lecho de los ríos
que refleja tu pobreza
En fin
habitante de otras vidas
aceptas
la imposibilidad
de otra angustia
porque sabes
que no alcanzarás ya
la comarca pacífica del retorno
41
26
Eres
pasajero casual
pacto de sombras
incapaz
de pertenecer
de sentir tierra en tus venas
o de llevar
con la misma dignidad
el nombre de tus ancestros
Cuentas entonces
historias de tu vida
como quien da instrucciones
de un juego mecánico
y preparas
en secreto
el bártulo
recoges frutas
secas
que te sobrevivan
defines el itinerario
de un mundo
plano
y exacto
que no sea
jamás
morada para tu suerte
42
27
Detenerse
algún día
y recordar
construir rostros con palabras
abrir de nuevo
las compuertas
y cubrir de luto
espejos
y retratos
que llevan la tiranía
oculta
de un sol inamovible
en el escaparate
Detenerse
a recordar
como si fuera posible
detenerse
y aún hubiera tiempo
mientras el filo de la espada
escribe tu nombre
sobre la arena
con el vaivén
de quienes
para otras artes
han nacido
43
28
Cómo
ir
dejando esperanzas
bajo la puerta inconclusa
de cada
nuevo
exilio
y respirar
aires colmados
de gritos
de fuego
en cada una de las esquinas
Seguir incólume
el llamado a muerte
de las sirenas
y el batir
que anuncia el orden
exacto
de notas
despedazadas por las ninfas
Cómo evitar
vencedores y vencidos
ofrendando un pedazo de piel
un canto milenario
un ladrillo
de sangre cocida
en un poema
buscando
44
detener
la metástasis
desmedida
y sorda
que ahoga
todo latir
toda rebelión
toda posibilidad
de optar
por retirarse de la partida
45
29
Navegas
sobre gente desconocida
con espuma cayendo de tus labios
y las muelas
rompiéndote la mandíbula
como si te creciera un árbol
en la boca
arrastrando palabras
ininteligibles
cansado de seguir
siempre
una
voz
un ritmo
ondulante
una mujer de cabello largo
una serpiente entre las hojas
hasta otra soledad
a cualquier parte
donde impere la igualdad de los abismos
46
30
No
no podrás descansar
en otra tierra
No pondrás
los pies deshechos
sobre la piel del perro
que reconoció tu angustia
No recobrarás el olor a infancia
de la alacena
y te embarcarás
de nuevo
inventando
otra guerra
otra ofensa
una tela
destejida
entre las piernas
de esas amantes
que te vieron partir
siempre
igual
con igual certeza
(Porque esta ciudad sólo te amó
para destruirte).
SOLEDAD DE BATELERO
(1995-1997)
Todo me halaga mucho
alegrándome el corazón
desconsolado cantor,
tu llorar y tu cantar.
Pero lejos, ah lejos sea de este pecho
la piedad, que de mi valor no es digno.
Alessandro Striggio - Monteverdi
49
I
Si supieras de dónde vengo
si supieras
que mis pies conocen otras soledades
y se arrastran
escribiendo
despedidas
sobre la tierra
Si en vez
de buscar en mí
respuestas
cansado de tanta mediocridad
me supieras
más bien
ahora
tu otro
también te revelaras
y no quisieras ser ya más
una brizna
en el mal tiempo
que nos tocó para vivir
50
II
Tú que fuiste
cenizas
jirón de carne
sobras de una cena humana
impones territorios vedados
silencio
y resignación
a otros que como tú
consumieron su vida
sin darse cuenta
51
III
Ninguno
habrá pasado
a tu lado
ninguno
que haya perdido
lo mismo
que yo
52
IV
Si pudieras ver
detrás de la apariencia
los parajes
que están ya muertos
Si entendieras
el pantano
que me cubre el pecho
las ramas secas
que caen sobre mis hombros
cederías
quizás
rasgando el viento
volverías
también tú
el rostro
guardador
de otra posibilidad
a otra suerte
de subvertir
el orden inevitable
de los destinos
53
V
Si supieras lo que significa
llevar siempre una montaña dentro
un río muerto
las luces de una ciudad
llena de vergüenza
entenderías cómo somos
en medio de tanta
confusión
y desaliento
54
VI
Y no podemos evitar
que el olvido
nos trague
y
nos vomite
a su antojo
55
VII
Esta riba tampoco a ti
te pertenece
que navegas
Tú
como si otras voces
pudieran salpicarte la boca
y tu silencio
hace perder el instante
que por toda eternidad
nos fue dado
Llevas promesas inertes
y una argolla
entre los labios
y jamás repites un nombre
escondiendo tu debilidad
detrás de oscuros gestos
porque tampoco
tú
te resignas
a ser
simplemente
el pedazo de tierra
que se te ofrece a cambio
56
VIII
Pero si somos todos este río
si de este canto
al otro
vamos andando
al lento paso de tu aliento
qué es
entonces
lo que niegas
qué es
tu propio viaje sin sentido
57
IX
Si la hubieras conocido
si la hubieras
visto
recogiendo flores
si pudieras leer
las letras
que el sudor dibujaba entre sus senos
si la hubieras oído
cantar
si ella
hubiera bailado para ti
y desnuda
fuera siempre otra en tu lecho
no vacilarías
en dejarme entrar
lleno
como estoy de sus olores.
58
X
Escucha las piedras
que me trajeron hasta aquí
en un camino incompleto
Tócalas con el madero
que llevas sobre los hombros
Siente en tus huesos
el sonido del agua que bate con furia
como si quisiera
también
hablarte
o conocerte
Luego
tal vez
no siembres ausencias
sobre mi paso
ni recojas sal en las huellas
dejándolas vacías
porque retorné
sólo con esta voz
que te pide
espejo sin memoria
bártulo
silente
valor
para llegar
a otros parajes
que no cultiven
esperanzas tan oscuras como la mía
59
XI
Tú
podrás
llevar la barca
pero sólo yo
llevo la otra orilla
dentro
60
XII
Qué sabes
del mundo
que comienza en tus umbrales
qué sabes
de tormentas
de lenguajes
ni de consignas
Tú
que cuentas la deuda impagable
que llevamos dentro
Tú
que sólo conociste
tu labor eterna
guardián
simplemente
custodio
de tu propia ignorancia
61
XIII
Compadezco
también
tu
oficio
tu cuerpo
desnudo
tu instrumento
sordo
62
XIV
¿Es que no puedes
por un momento
entender
batelero
la vida cifrada
en una muerte compartida?
63
XV
Si
pudieras
verificar
que nada
vive
si no oímos
las bestias
que nos pueblan
la sangre de incertidumbres
(Quizás no fueras
para siempre
ajeno servidor de otros designios)
64
XVI
Dile
que remonte
los acantilados
que llevo en mi pecho
Que el sol
que volteaba a verla
ya no madura los frutos
Que los pájaros
y las bestias
revelan su condición
desde que partió de los trigales
Dile
que recuerdo
el sonido de sus telas
moviendo las alas
como si pudiera
una vez más
nacer de los secretos
Dile
que vuelva
imagen sorprendida
cántaro desnudo
llamándome
con un nombre que surja de su silencio.
65
XVII
Anda
déjame hablarle
a mí que la conozco
o dile
tú
que no hay
redil mejor
donde paste la muerte
Ve
cuéntale
alguna
de las tardes sin número
cuando desnudos
entre los lotos
el verbo dulce anidaba entre sus piernas
Ve
entonces
tú
que sabes
cómo escriben sus cabellos
sobre el polvo
habla
del lugar que siempre espera
del día impostergable
Y que el canto sea en tu boca
para siempre
66
una fruta seca
si ya no vuelve
recordando esa alegría de la que fue capaz
derramada
entonces
como una copa
en medio de las huestes
que se disputaron su sonrisa.
SULAMITA
Como 1987 - Caracas 1991
Dios la hizo con su mano desnuda
para sorprender a la naturaleza
Chrétien de Troyes
69
Poema
para voz, coro y danza
Él es la voz.
Ella, la danza.
Se buscan y no se encuentran.
Ella tiene el brazo y el seno izquierdo desnudos,
la pierna derecha desnuda,
los cabellos sueltos.
Los coros presencian.
Grandes volúmenes geométricos
sobre el escenario.
70
Invocación
Sus cabellos
son madera líquida
Su sonrisa
un almendro en flor
Por eso yo le canto
sólo por eso
le canto
71
Primera vez
A ti
surgida en medio de la ciudad despierta
Como un lirio
me sirven de copa tus labios
Tu estancia
alberga todos los misterios
Sólo yo quiero encontrarte
perdida en el sueño
72
Lo posible
A una pavana te pareces
Tu voz
eco del laúd
Tu sudor
licor derramado que busca mi lengua
Tus senos
dos gotas de cristal salidas del fuego
73
Ausencia
Ven
oye los gritos del demente
del que lucha con sus
[muertos
del que busca
en los escombros
una razón de ser hasta encontrarte
74
Primer coro de ancianas
Nosotras
que cultivamos el licor sagrado
y amamos a los principiantes
que aún no conocen su cuerpo
la vimos pasar
Llevaba un vaso de ágata
y un ánfora llena de bálsamo
Llevaba un vestido que no ocultaba sus senos
un pan recién hecho por sus manos
un sorbo de leche de cabra
amamantado
en tu búsqueda
75
Primer coro de ancianos
Nosotros
que degollamos las liebres
para el festín de los dioses
y cazamos águilas
que habitan el aire más alto de las montañas
la vimos pasar
huyendo
como si el olvido pudiera alcanzarla
intentando reconstruir tu rostro
en las hojas
que anticipaban su paso
hasta llevarla a ti
como un tarot incompleto
76
Alabanza primera
Cómo eres bella
amiga mía
cómo eres bella
Tus ojos
son aves que brillan en la noche
tu cabellera
lluvia del diluvio
tus hombros son una barca
tu espalda de arena
tu cuello
Torre de Babel victoriosa
tus nalgas dos escudos
tus senos
Ítacas gemelas
tu ombligo navegante
tu sexo
isla inmortal
tus piernas unen cielo y tierra
los dedos de tus pies
racimos de uva
tu cintura
ecuador de un hermoso planeta
Eres toda bella
amiga mía
77
Vigilia
No toquen su sueño
Su sonrisa viaja por la noche
duerme en el centro de la tierra
donde las sombras dialogan
esperando que yo la encuentre
No toquen su sueño
hasta que el sueño quiera
78
Aclaratoria
Es mi voz
la que te llama
fuera del tiempo de los relojes ciegos
la que te llama
en el lenguaje del polen
la que te llama
para sembrar un huerto de amapolas
rojas como tus mejillas
en mi recuerdo
79
Como si fuera posible
Espera
no digas mi nombre
Espera
que yo habitaré tu cuerpo
y naceré de ti
juntos invadiremos la estancia en donde has nacido
y naceremos
y remontaremos la vida
y no habrá más muerte
que el amor que ha pasado
para inventar
el amor
presente
80
Segundo coro de ancianas
Nosotras
que cuidamos los gusanos de seda
y damos libertad a un pájaro
cada mañana
para que busque su muerte
la vimos pasar
Su andar pertenecía al viento
y su voz
ninguna mujer podría imitarla
Su mirada ausente de nubes
esperaba encontrarte
sobre las raíces del mismo árbol
sobre la misma sombra
dialogando
con el reflejo del río
que presenció tu primer encuentro
81
Segundo coro de ancianos
Nosotros
inventores de palabras
poseedores de pócimas secretas
lectores de silenciosos gestos
la vimos pasar
sin saber cómo detenerla
ni hacerle oír
otra voz
que la tuya
que llevaba dentro
Y corría descalza
preguntándole a la tierra
por tus caricias
82
Lo innecesario
Tú
reconocible
entre todos los perfumes de la tierra
Tus ojos de ave
habitan la palmera del oasis
Tus ojos nunca vendimiados
83
Desasosiego
Reconoce mis pisadas
Reconoce el lenguaje de mis manos
Abre
me consume la noche
Abre
he perdido el nombre
y he perdido a mis ancestros
Abre
el agua borra mi rostro
Dime quién soy
y de dónde he venido
que sólo recuerdo
esta aldaba que toco
porque estás dormida
en otro sueño
Ábreme
84
Pastoral
En ti
se han inspirado las fuentes
Del fondo de tu mirada
se irrigan
las flores
los frutos
tienen aroma de tus ropas
Guarda para mí tu alimento
Déjame beber de ti
el agua de los ríos
Abrígame con tu piel de gacela
85
Lectura
Quiero seguir la constelación de tu cuerpo
Tu ombligo es la rosa de los vientos
Un cometa fecunda tu vientre
de frutas exquisitas
Un eclipse de luna
se oculta entre tus piernas
y un fuego oscuro
con dos pavesas de coral
que ascienden por tu pecho
Tus olores tienen nombre de doncella
Y eres canto del manantial nacido en las montañas
que atraviesa mis predios
86
Tercer coro de ancianas
Nosotras
que abrimos las puertas
para gritar la noticia
de los amantes caídos sobre la tierra
la vimos pasar
buscándote
dentro de sí
como si pudiera guiarte
por los paisajes profundos de su cuerpo
y llevaba el rebaño
de su boca
herida
por la sed
de beber entre tus labios
87
Tercer coro de ancianos
Nosotros
que vinimos de la guerra
y sembramos con sangre
el destino de nuestros hijos
la vimos pasar
y por una vez
temimos
la muerte en su muerte
pues buscaba en las armaduras
tus huesos
y lloraba en cada héroe
tu sombra
preguntando por ti
en los pliegues de la tarde
cuando creía escucharte
88
Alabanza segunda
Cómo eres bella
amiga mía
Eres una catedral surgida de la selva
tus brazos son puentes
tus calles están llenas de flores
tus besos
voces de bienvenida
tus dientes
mensajes luminosos
Tienes un mercado de aves
y un palacio lleno de balcones
Tus dedos son un laberinto
tus ojos
copas de cristal en medio del banquete
89
Declaración
Abandonas jardines elevados
donde eres reina
y sigues mi camino entre las piedras
Te espero
con un canto de amor
y una proeza
que celebra el delirio de tus párpados
porque eres el misterio
y el mundo
una mera evidencia de tu suerte
90
Las sombras
Déjame
tocar la cítara
de tu mano
Déjame amarte bailando en el templo
Tus huellas
son gemas de fuego en la oscuridad
Abriré puertas de piedra
para que puedas venir a visitarme
Recogeré tu imagen
de los espejos
que te han visto pasar
y te esperaré cantando
como un mascarón de proa sobre la arena
El abrazo de tus piernas
conmueve el firmamento
91
Último coro de ancianas
Nosotras
que recibimos a los recién nacidos
y escogemos pétalos
para el té de los reyes
la vimos pasar
sin saber adónde ir
o si te habías ido
sin saber que la buscabas
tú también
en la ceniza de su mismo miedo
Y nosotras
que la vimos pasar
no pudimos decirle nada
peinarla
tocarla
bendecirla
porque su vida era una sola imagen
que creía perdida
porque tú no estabas
92
Último coro de ancianos
Nosotros
que vencimos el secreto de la piedra
y mezclamos metales propicios
para las máscaras mortuorias
la vimos pasar
creyendo
que fuera el alma de la fragua
y preguntó por ti
llevando plata en las uñas
y un arco de triunfo en cada ceja
Nuestros yunques se doblaron de tristeza
al no poderle decir
dónde dormían tus cabellos
93
Final
Dónde
dónde está
Busco valles para apacentar mis bestias
mis ojos son abejas en peligro
el tiempo tiene vísceras de madera
Un canto de aves
me habló de su sueño
para desatar guerras de luz
y perseguir astros ciegos
hasta encontrarla
fuera de este amasijo de palabras
94
Advertencia
Quien la vea
no detenga su paso
tirado por yeguas invisibles
Y si está alegre
le diga que soy
el más alegre de los hombres
y si está triste
que no hay pozo en el desierto
para mi soledad
Quien la vea pasar no la detenga:
a mí se acerca
en el carro
de sus siete ropas de seda.
Índice
ALDEBARÁN
I
1
2
3
4
5
6
7
8
9
II
10
11
12
13
14
15
16
17
18
III
19
20
21
22
23
24
25
26
27
11
12
13
14
15
16
18
19
20
21
22
23
24
25
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
41
42
28
29
30
43
45
46
SOLEDAD DE BATELERO
I
II
III
IV V
VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
XVI
XVII
49
50
51
52
53
54
55
56
57
58
59
60
61
62
63
64
65
SULAMITA
Poema para voz, coro y danza
Invocación
Primera vez
Lo posible
Ausencia
Primer coro de ancianas Primer coro de ancianos
Alabanza primera
69
70
71
72
73
74
75
76
Vigilia
Aclaratoria
Como si fuera posible
Segundo coro de ancianas
Segundo coro de ancianos
Lo innecesario
Desasosiego
Pastoral
Lectura
Tercer coro de ancianas
Tercer coro de ancianos
Alabanza segunda
Declaración
Las sombras
Último coro de ancianas
Último coro de ancianos
Final
Advertencia
77
78
79
80
81
82
83
84
85
86
87
88
89
90
91
92
93
94
Este libro de la colección
Poesía Venezolana
se terminó de imprimir en la
Fundación Imprenta de la Cultura,
en Caracas durante el mes de diciembre de 2008.
La edición consta de 3.000 ejemplares.

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