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U
naturaleza
El animal
sagrado de
la Cordillera
Cantábrica
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ASTURAL
La Cordillera Cantábrica es el
refugio de más de cien osos
que han conseguido sobrevivir
a la caza y la persecución
a lo largo de los siglos. El
cambio en la mentalidad de los
vecinos y las políticas contra
el furtivismo han logrado
que este animal sea hoy un
orgullo para los asturianos y
un símbolo de la calidad de
la naturaleza de la región. Sin
embargo, el mantenimiento
de esta especie exige del
trabajo de muchas personas
dedicadas en cuerpo y alma
a su conservación, y todavía
queda mucho por hacer para
consolidar su presencia en la
montaña cantábrica.
Por Álvaro Villa • Fotografías de Antonio
Vázquez / Juan Menéndez
E
l verano toca a su fin y con él, el
periodo de celo del oso pardo.
En otoño estos carismáticos
plantígrados deberán trabajar
duro y alimentarse bien para adquirir
la grasa necesaria y sobrevivir al largo
invierno.
Son entre 100 y 130 los osos que viven
en toda la Cordillera Cantábrica, el 75%
de los cuales se encuentran en territorio
asturiano. Unos 20 ó 25 viven entre
León, Cantabria y Palencia, entrando
ocasionalmente en los concejos asturianos
de Caso, Amieva y Sobrescobio. El resto
se sitúa en el occidente de la cordillera,
ocupando territorios de los municipios de
Proaza, Quirós, Teverga, Lena, Somiedo,
Belmonte, Cangas de Narcea, Degaña,
Ibias y Allande, así como las zonas
limítrofes de Galicia y León.
Pasado el invierno y concluido su periodo de hibernación, la principal preocupación de estos plantígrados es saciar
el hambre acumulada durante los meses
de descanso, para lo cual buscan pastos y
carroñas que se han conservado durante
el invierno. Más tarde, en los meses de
mayo y junio, vivirán la época de celo,
en que la prioridad de los machos será
la reproducción.
Las madres con crías son las últimas en
salir de las oseras, lo que ocurre a mediados
de abril. Habitualmente, las camadas son
de dos o tres oseznos y, en condiciones normales, tienen un celo cada dos años. Pese
al hambre que puedan sufrir tras tantos
meses sin comer, su mayor preocupación
será permanecer lejos de los machos.
Esta actitud se debe a que las osas con
crías no se ponen en celo, pero entran
inmediatamente en este estado, en el caso
de que mueran sus oseznos. Por ello, los
machos pueden tratar de acabar con la
vida de las crías. Esto explica que las
madres permanezcan alejadas del resto
de sus congéneres, escondidas en lugares
tupidos y poco frecuentados hasta que ha
pasado ya la época de celo.
El verano es el momento de buscar
fruta: primero las cerezas, en junio, que
comen trepando hasta las copas de los árboles. Después, arándanos y otras bayas
del bosque. ¿Saben cómo queda un cerezo
al que se subió un oso? Fíjense en ellos en
las zonas oseras, preferentemente lejos de
los pueblos. Si tienen suerte podrán ver,
en época de frutos, tallos y hojas verdes en
el suelo. En sus alturas, las ramas rotas y
dobladas hacia dentro delatan que el oso se
sentó arriba y atrajo las ramas hacia sí para
comer las cerezas. Quizás hayan quedado
sus garras marcadas en el tronco.
Los osos también comen insectos, especialmente hormigas, y levantan piedras
del suelo para tratar de encontrar los invertebrados que se ocultan debajo. Pero
la época estival es un compás de espera
para el plantígrado, que busca mantener
su masa corporal hasta la otoñada, el
momento más importante del año en lo
respectivo a la alimentación.
Los osos nacidos en enero volverán a
hibernar al año siguiente con su madre, y
todavía serán lactantes hasta la primavera
posterior, más de un año después de nacer. Al año y medio de parir, la osa vuelve
a entrar en celo, y es ése el momento en
que ha de alejar a sus hijos de ella para
que se independicen.
Animal totémico
Hasta hace pocos lustros, el hombre era
el principal enemigo del oso. La convivencia entre ambas especies nunca ha
sido fácil, especialmente si tenemos en
cuenta que los osos cantábricos ocupan
las zonas oseras más humanizadas de toda
Europa. El oso era una fiera a extinguir,
y tanto la caza legal como la furtiva, así
como la defensa a tiros de los cultivos
y de los ganados locales, diezmaron su
población hasta que a finales de los años
ochenta había menos de un centenar en
toda la cordillera.
En la actualidad, sin embargo, el oso es un
tótem para Asturias. Es un animal sagrado,
respetado y querido. Su permanencia en
los bosques cantábricos se considera una
prueba de que la naturaleza de la cordillera
es rica y variada, espesa y salvaje.
Su valor se acrecienta al tener en
cuenta que, de los cinco grandes grupos
genéticos en que se divide el oso pardo
en el planeta, uno de ellos mantiene
representantes puros solamente en la
región cantábrica. En los Pirineos y en
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naturaleza
el sur de Suecia, los otros dos lugares donde
ha vivido, los ejemplares que quedan ya han
sufrido mezclas genéticas con otras especies
de oso pardo y su pureza se ha perdido.
El Parque Natural de Somiedo es una
buena prueba del atractivo del oso. Belarmino Fervienza, alcalde del concejo,
explica que «el parque recibió 120.000
visitantes en 2005, ya que el hecho de que
el oso tenga aquí su hábitat certifica la calidad de la naturaleza y la existencia de otra
fauna salvaje en la zona. Sin embargo, no
podemos decir que quien venga a Somiedo
verá uno, porque eso es muy difícil».
De hecho, los encuentros con este animal
son muy raros, tanto entre los vecinos de los
valles oseros como entre quienes trabajan
por su conservación. Quien ha tenido uno
puede considerarse afortunado, ya que el oso
percibe la presencia del hombre mucho antes de que éste pueda verle. Más fácil es, sin
embargo, dar con sus huellas y excrementos
o encontrar árboles que marcó con sus arañazos o donde dejó algunos de sus pelos.
En 2006, el oso supone riqueza para estas
tierras: «Gracias al Parque Natural, la economía de Somiedo es más fuerte y variada.
Ya no es exclusivamente ganadera», afirma
Fervienza. En contrapartida, hay varias áreas
críticas, donde la caza está limitada y el tránsito de turistas, prohibido. Se trata de zonas
de especial sensibilidad porque los osos descansan e hibernan en ellas.
A estas zonas se oponen los cazadores,
porque opinan que contribuyen al
crecimiento desmesurado de la población
de jabalí. A cambio, suponen un refugio para
los osos, y dan a los visitantes la posibilidad
de apostarse en lugares con buenas vistas
sobre ellos y tratar de avistar uno con ayuda
de unos prismáticos.
En algún caso, puede repetirse lo que
vivió Manuel González, Lolo, en 2005. Este
ganadero y alcalde de barrio de Villar de
Vildas, en Somiedo, alegró la visita a unos
turistas andaluces a los que mostró un oso
que se podía ver desde el pueblo, a simple
vista, en una de las laderas del valle.
El Plan de Recuperación
del Oso Pardo
A finales de los años ochenta y principios de
los noventa fue cuando menos osos hubo en
la cordillera. Por ello, en 1991, el Principado
de Asturias promulgó el Plan de Recuperación
del Oso Pardo, que señalaba y agrupaba por
vez primera las líneas maestras a seguir para
mantener y recuperar la población de osos
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v El verano es momento de
buscar fruta: primero las
cerezas, en junio, que comen
trepando hasta las copas de
los árboles. Pero es el otoño
la época más importante en
lo que a la alimentación del
plantígrado se refiere.
pardos en la región. En
estas actuaciones están
las claves que explican
que, desde hace unos
diez años, la población
osera esté aumentando.
Para Javier Naves, doctor
en Biología, investigador
del CSIC y director de programas científicos
de estudio del oso desde la Universidad de
Oviedo, «no se sabe con exactitud las causas
de esta tendencia, pero el cambio coincide con
la puesta en marcha del Plan de Recuperación
del Oso Pardo».
Indemnizaciones a ganaderos
El plan obligaba a mantener una medida que
funcionaba desde hacía pocos años, y que trataba de paliar los daños causados por los osos.
Desde 1985, los ganaderos reciben una in-
demnización del 120% del valor de cualquier
animal que haya sido muerto y devorado por
un oso. Esta medida, unida a las que abogaban
por la concienciación social, lograron frenar
la pérdida de plantígrados.
Los guardas de la Patrulla Oso del Principado de Asturias son los encargados de
certificar si un animal encontrado muerto
ha sido atacado o no por el oso. Según Miguel Fernández, coordinador del grupo,
«muchos de los doscientos casos de media
que estudiamos cada año no tienen al oso
como culpable de la muerte de la res, pero
si ha estado comiendo de él, siempre se paga
la indemnización». Para Antonio González,
uno de los guardas de la patrulla, «ésta es
una política muy importante, porque evita
muchos envenenamientos y lazos».
Alfonso Hartasánchez, de la organización conservacionista FAPAS (Fondo para
Una de las asignaturas pendientes en la conservación
del oso es la unión de las poblaciones oriental y
occidental, separadas por una franja de terreno de
unos 50 kilómetros, lo que imposibilita el intercambio
genético entre ambas
La convivencia entre ambas
especies, hombre y oso, nunca
ha sido fácil, especialmente si
tenemos en cuenta que los osos
cantábricos ocupan las zonas
oseras más humanizadas de
toda Europa.
la Conservación de los Animales Salvajes),
fue el primero en realizar las certificaciones
junto con los guardas del Principado cuando
se instituyeron las indemnizaciones del 120%.
De aquella, un ganadero les llevó a ver una
vaca que había muerto en el monte. El dueño
del animal declaró que la vaca había fallecido
del susto al aparecer un oso. «¡Es que estaba
débil del corazón!», explicó el dueño.
Lazos y venenos
Aunque las prácticas de caza furtiva contra el
oso han desaparecido, las muertes por causas
humanas no lo han hecho. Para Guillermo
Palomero, coordinador en el Ministerio de
Medio Ambiente de la estrategia nacional de
conservación del oso pardo y presidente del
grupo conservacionista cántabro Fundación
Oso Pardo, «es evidente que hay pérdidas en
relación a los nacimientos, y creemos que se
s El alcalde de Somiedo, Belarmino
Fervienza, asegura que gracias al
Parque Natural, la economía del
concejo ya no es exclusivamente
ganadera.
deben a los lazos y los venenos colocados
en la naturaleza. Lo positivo, sin embargo,
es que se incorporan más ejemplares de los
que mueren».
Para todos los expertos, éstas son las causas más probables de mortalidad. Se trata
de prácticas furtivas dirigidas contra el jabalí, pero que afectan muy negativamente
al oso, ya que ambos comparten hábitat y
alimentación. Pese a que ambas artes constituyen delitos penados, todavía hay muchas
personas que las utilizan para defender sus
terrenos de la acción destructiva del jabalí y
que provocan la muerte de algunos osos.
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s Alfonso Hartasánchez, cofundador
de FAPAS, oculta cámaras con
artilugios caseros en los bosques,
para retratar lo mejor de la fauna
asturiana.
A la caza de la instantánea
O
tra persona que ha luchado infatigablemente por
salvar al oso es el naturalista Alfonso Hartasánchez.
Junto a su hermano Roberto, fundó FAPAS en
1983, organización conservacionista que se ha
ganado a pulso ser un punto de referencia en Asturias en el
conocimiento de la fauna salvaje.
En estos momentos, Alfonso Hartasánchez colabora
en un trabajo genético del Museo Nacional de Ciencias
Naturales recogiendo muestras de excrementos y de
pelos de osos. Además, desde hace varios años, una de
sus ocupaciones principales es el manejo de cámaras de
fotos que captan imágenes de osos en la naturaleza. Son
aparatos caseros colocados en el monte, que se disparan
automáticamente al detectar el movimiento y que están
colocados al paso en senderos y caminos frecuentados por
la fauna salvaje.
Este naturalista, que lleva 21 años en Somiedo, tira
unos 160 carretes al año, aunque a veces una cámara debe
gastar tres películas hasta lograr fotografiar un oso. Por sus
objetivos pasa también el resto de la fauna de los montes
asturianos: jabalís, tejones, lobos...Su archivo cuenta
también con unas 400 fotografías de gatos monteses.
En estos años, el cofundador de FAPAS ha tenido unos
cuantos encuentros directos con osos. En una ocasión, tras
ocuparse durante varios minutos de una cámara de fotos
en medio del monte, descubrió que a veinte metros de él un
oso le observaba tranquilamente. El animal aprovechó ese
t Los encuentros con este animal
rara vez se producen. Sin embargo,
es fácil dar con sus huellas o
encontrar árboles que marcó con
sus arañazos.
Patrulla Oso
El Plan de Recuperación del Oso Pardo promulgaba la creación de la Patrulla Oso, que
depende de la Dirección General de Recursos
Naturales del Principado de Asturias y que
está formada por cinco guardas del Medio
Natural. Dos de ellos se ocupan de Somiedo,
otro de Ibias y Degaña y otro más se encuentra en Cangas de Narcea. Además está
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momento para darse la vuelta y marcharse despacio, pero
todavía se paró a restregarse contra un árbol cuando, unos
metros más allá, se percató de que Hartasánchez le había
seguido para observarle.
Para su hermano Roberto, director de FAPAS, la
cordillera alberga hasta 140 osos, de los cuales unos 120 se
encuentran en el núcleo occidental, entre Asturias, León y
Galicia. En su opinión, «el oso se está beneficiando de la
despoblación de los concejos montañosos para conquistar más
terreno y aumentar su población. Sin embargo, la otra cara
de la moneda es que el abandono de cultivos como la miel, el
maíz o los frutales, le privan de parte de su alimentación». Para
mitigar este déficit, FAPAS tiene en marcha un programa de
plantación de frutales en zonas oseras.
Esta organización lucha también por paliar los efectos
de la disminución de las carroñas en el campo desde que el
mal de las vacas locas obligara a prohibir el abandono del
ganado muerto en la naturaleza. «Los oseznos dependen en
gran parte de la carroña para subsistir al final del invierno»,
explica el director de FAPAS, «pero es un problema
también para otros animales carroñeros, que se ven
privados de miles de cabezas de ganado cada año».
Pese a que la disminución de carroñas no es considerada
tan importante para el científico Javier Naves, ni para los
miembros de la Patrulla Oso, esta organización está luchando
porque la Unión Europea conceda una exención que permita
que el ganado muerto permanezca en la naturaleza.
Miguel Fernández, el coordinador, que tiene
su sede en Oviedo y hace trabajos de monte
por todas las zonas oseras. Las funciones de
esta patrulla son innumerables, aunque hay
que destacar su participación en proyectos
de investigación sobre el plantígrado cantábrico. En estos momentos trabajan en la elaboración de un censo de la población osera,
en la creación de una cartografía detallada
que muestre las zonas de alimentación, encame (descanso) e hibernada osera, y en un
proyecto de individualización genética.
La Patrulla Oso es también la responsable
del manejo de osos en situaciones de emergencia. Son ellos quienes tuvieron que capturar t
Belmonte, Candamo, Grado, Las Regueras,
Proaza, Quirós, Somiedo, Santo Adriano,
Teverga, Yernes y Tameza
Las huellas de la Historia
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De furtivo a guarda mayor
Q
Baldomero Álvarez
aplicó su experiencia
como furtivo en los
bosques de Somiedo
a su trabajo como
guarda forestal.
uien conoce muy bien estas artes y sus
consecuencias es Baldomero Álvarez. A sus 75
años de edad, Mero ha sido uno de los mayores
furtivos de Somiedo. Esos méritos le valieron
ser reclutado para trabajar como guarda en 1968. Había
cazado todo tipo de presas, incluso se había cobrado
numerosos urogallos. Nunca abatió un oso, pero disparó
contra ellos en una ocasión.
Gracias a esa experiencia, llegó a ser guarda mayor
de los valles oseros, convirtiéndose en el más duro
de cuantos luchaban contra el furtivismo. En su lucha contra estos delincuentes, llegó a ser
encañonado por un cazador, e incluso le dispararon. En una ocasión, un guarda forestal fue
asesinado en otro punto de Asturias. Mero recibió la esquela del difunto por correo con una
advertencia: «Tú serás el siguiente».
Desde que se jubiló, hace once años, Mero colabora con FAPAS en la protección del oso y otros
animales salvajes. En aquel momento, no creía en la supervivencia del oso. Pero ahora es optimista.
«Yo decía que la especie desaparecería con el siglo. Sin embargo, ahora la cosa va bien. El oso se ve
distinto que antes. A los de aquí les conviene que haya osos porque los consideran una riqueza».
t la osa que se coló en el cercado de Paca y
Tola en julio de 2005, y quienes evacuaron las
dos osas a Cantabria cuando hubo un argayo y
la valla quedó abierta por el desprendimiento.
Así mismo, se encargan de atrapar y trasladar
a la Facultad de Veterinaria de León cualquier
oso que aparezca herido y tenga que ser curado o los animales que aparezcan muertos
y haya que efectuarles una necropsia para
evaluar las causas de su fallecimiento.
En una ocasión, en el año 1994, Antonio
González, guarda de Somiedo, iba a censar
urogallos de madrugada. Mientras se acercaban al lugar elegido, todavía de noche, él y su
compañero observaron dos bultos caminar
hacia ellos. Cuando los tenían a 3 metros
encendieron una linterna y advirtieron que
eran dos osos. El más pequeño de ellos se
marchó corriendo enseguida, mientras que
el mayor esperó unos segundos mirando
MONTAÑA
ESCALADA
ESPÉLEO
SKI DE TRAVESÍA
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El mejor
equipamiento
ASTURAL
C/ MARQUÉS DE PIDAL 22
OVIEDO
TEL.: 985 255 834
hasta que echó a correr. Eran un macho y
una hembra en época de celo.
El futuro de la especie
Nadie se atreve a hablar de la cifra de osos
que podría llegar a haber, ni del territorio
que necesitarían. El oso pardo cantábrico
continúa en peligro de extinción. El camino
que se está llevando parece bueno, pero todavía quedan asignaturas pendientes. Una de
ellas es la unión de las poblaciones oriental
y occidental, separadas por una franja de
terreno de unos 50 kilómetros en la que parece que no hay presencia osera, con lo que
no hay intercambio genético entre ambas.
Este hecho afecta gravemente a la población
oriental, la más pequeña.
Quienes trabajan en el mundo de este
animal se plantean trasladar una osa joven
desde el occidente asturiano hasta el oriente
para tratar de aliviar en parte este problema.
También está pendiente la reproducción de
Paca y Tola, las osas que permanecen en
cautividad en el concejo de Proaza porque
su madre fue abatida en una cacería hace
17 años y hubo que criarlas con biberón.
Sus crías podrían soltarse en esta zona. Sin
embargo, sobre esta posibilidad hay más
incógnitas que certezas.
Para Roberto Hartasánchez, de no hacerse
nada, la Cordillera Cantábrica se quedaría
solamente con cien osos. Sin embargo, él t
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Antonio Vázquez,
fotógrafo de naturaleza
A
ntonio Vázquez, nacido en Sama de Langreo, Asturias,
hace cuarenta y siete años, es considerado como uno de los
fotógrafos de naturaleza más prestigiosos de España. Sus
reportajes han aparecido en las revistas más importantes
de Europa y es uno de los pocos fotógrafos españoles que puede
presumir de haber publicado un reportaje completo en la revista
Wildlife BBC.
Este asturiano colabora con revistas de la talla de Geo, National
Geographic España, Natura o Altair y es fotógrafo de la revista
Patrimonio Mundial. Para esta publicación de la UNESCO ha
retratado el arte, la cultura y los lugares más bellos del planeta. En
la web ha sido seleccionado entre los 100 mejores fotógrafos de
naturaleza y viajes del mundo.
Vázquez considera que su misión es «informar para que a
través del conocimiento la gente llegue a querer y respetar a la
Naturaleza». Por ello, gran parte de su obra está dedicada a la
divulgación de los valores culturales y faunísticos del mundo y es
autor de las fotografías de más de 25 libros de naturaleza, además
de haber escrito los textos para algunos de ellos.
Responsable de las más conocidas fotografías de osos
cantábricos, este fotógrafo considera que «la población osera de
Asturias se va a mantener, pero no puede aumentar por culpa de la
limitación espacial que le impone la presencia humana. Ha crecido
en los últimos años un 10% gracias a las medidas proteccionistas,
pero no va a pasar de ahí».
Para él, la función de la administración pública en la
preservación de esta especie es «la conservación de su entorno para
que salga adelante por sí misma. Lo mejor sería dejar las zonas
oseras sin gente. Que no entren allí excursionistas, deportistas y ni
siquiera los científicos porque el hombre sólo con su presencia ya
limita el territorio del oso».
En su opinión, «la educación de la sociedad desde las escuelas
es sin duda el mejor modo de mantener nuestra fauna y nuestra
Naturaleza, porque el hombre y su entorno siempre serán
indisolubles».
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uu A la izquierda Miguel Fernández,
el coordinador de la Patrulla Oso; a
la derecha, uno de los cinco guardas,
Antonio González, encargado de
Somiedo.
u Paca y Tola permanecen en
cautividad en el concejo de Proaza.
Hace 17 años su madre fue abatida en
una cacería y tuvieron que ser criadas
con biberón. Ahora, su reproducción
es un tema pendiente, aunque la
Fundación Oso ha elaborado un plan
de reproducción que contempla su
apareamiento natural.
t piensa que para conservarlos de verdad
habría que llegar a los trescientos. Sólo el
tiempo aclarará una cuestión sobre la que
no hay acuerdo en estos momentos.
El papel del amante de la naturaleza en
esta lucha pasa por su contribución a la
conservación de su hábitat. De este modo,
cada vez que llegue el otoño y los días sean
cortos, el oso pardo cantábrico encontrará
en el monte esa comida que necesita para
aguantar la hibernada. La bellota, el hayuco
y la castaña, además de la ingesta de alguna
carroña o de un animal cazado, constituyen
en estos meses sus mejores fuentes de
alimento. Todavía hay mucho camino por
recorrer en la conservación del oso y el
monte tiene que estar a punto para él. £

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