Antonio María Claret - Brides of the Victorious Lamb

Transcripción

Antonio María Claret - Brides of the Victorious Lamb
Antonio María Claret
Reformador, Arzobispo, Fundador, Incorrupto
Día de fiesta – 24 de octubre
“América es tierra fértil,
y en su momento, más almas entrarán al cielo de América
que de Europa.
Este rincón del mundo, es como una vía vieja que da poco fruto,
mientras que América es una viña joven….
Yo ya estoy viejo… sino fuera por esto,
yo mismo me iría volando para allá.”.
Antonio Juan Adjutorio Claret fue bautizado el da de Navidad del 1807 habiendo nacido el día
antes en Cataluña, España. Por sus escritos sabemos que de niño fue muy compasivo. De niño
trabajó en la fábrica de textiles de su padre y se conoció por lo bien hecho de sus telas. Pero su
trabajo y sus estudios le costaron la pérdida de fervor en su vida espiritual. Después de un
episodio en que por poco se ahoga y que pidió auxilio de la Virgen, parece haber despertado de
la fascinación del mundo. Habla de esta manera de su conversión:
“‘¿De qué le vale a un hombre conquistar el mundo,
y perder su alma? ’”
La memoria de esta cita, le causó gran impresión.
Fue como una fleche que me hirió”.
Durante esa época el Rey Carlos III de España se empecinó con eliminar la autoridad eclesiástica
sobre sus súbditos y confiscó las propiedades eclesiásticas, suprimió las actividades de la Iglesia
y envió al exilio a los sacerdotes y religiosos. El “Alumbramiento Español” comenzaba y el
intelecto era el nuevo ídolo. Bajo la influencia de varias filosofías en moda, creció el odio hacia
la Iglesia Católica y comenzó la masacre de los sacerdotes y religiosos. Fue en este ambiente
que Antonio inició el seminario. Su Obispo lo prepara para una temprana ordenación diciendo:
"Quiero ordenarlo ahora porque veo algo extraordinario en él”.
En la fiesta de San Antonio de Padua del 1835, Antonio se ordenó sacerdote. Inmediatamente
después el gobierno prohibió todas las ordenaciones y tomó posesión del seminario,
convirtiéndolo en un cuartel. Enviaron a Antonio a Sallient para que celebrara su primera Misa
en la parroquia de su familia y para que continuara sus estudios en privado. En el memorial del
Santo Nombre de María, Antonio dio su primer sermón, inflamando tantos corazones que lo
llamaban el “santito”.
Sin embargo, por su vida de oración, supo que tenía que sufrir muchas persecuciones. Pero no se
desánimo, comenzó una serie de novenas a las que llamaba misiones, para no llamar la atención
de las autoridades civiles. Pero según su fama se extendía, también las autoridades lo notaban.
Prohibieron sus sermones y exiliaron a Antonio a una pequeña parroquia en las montañas.
“Yo sé que Dios quiere que predique, porque siento tanta paz,
tranquilidad y ánimo,
como si no hubiese hecho nada. El Señor lo ha hecho todo.
¡Bendito sea por siempre!
Con celo apostólico, Antonio continuó su prédica por Holanda hasta las aldeas remotas de los
Alpes, Europa y hasta las Islas Canarias – y en todo momento esquivando las autoridades civiles.
Una vez cuando se detuvo frente un río crecido, un pequeño niño se le acercó y se ofreció
cruzarlo de hombros por el río. El niño lo levantó y lo cargo a través del crecido río y luego
desapareció. Existen varias historias de unos viajes de largas distancias a una velocidad
sorprendente, incluyendo viajes por la nieve sin dejar huellas.
“Voy a predicar sin cesar, con la visión de multitudes de almas que se pierden cayendo en el
infierno… Pobre de m si no lo hago,
pues sería responsable de su condena…
Sencillamente no entiendo como otros sacerdotes,
creyendo las mismas verdades que yo,
no predican y exhortan a la gente a que se salven del infierno.
No entiendo como los laicos creyentes pueden evitar reclamarlo”.
Una vez, un sacerdote que quería que Antonio predicara en su parroquia, fue donde una santa
Carmelita para que orara por esta intención. Antonio se le apareció en la puerta de la parroquia
diciendo: “¡Un milagro de la Virgen del Carmen me ha traído donde usted!” Antonio se quedó
en la parroquia por todo un mes, abarrotando la iglesia día tras día. La gente se quedaba hasta
tarde en la noche, rezando el rosario con tanto fervor que sus voces eran como un estruendo de
truenos.
El enemigo de nuestras almas se fijó en este joven santo. Frecuentemente, vientos fuertes y
tormentas anunciaban su llegada. Una vez, el arco principal de la Iglesia se derrumbó sobre una
multitud, sin embargo nadie resultó herido.
“Los demonios…me hostigan horriblemente. A veces (satanás) me causaba terribles males….
Sin embargo, tan pronto me daba cuenta que el malestar provenía del maligno,
me sanaba sin tratamiento alguno.
Si la persecución del infierno era terrible, ms era la protección del cielo.
Pude experimentar la protección de la Virgen María
y la de los ángeles y santos,
quienes me guiaban por sendas desconocidas y me liberaban de los ladrones,
y matones, y me llevaban a un lugar seguro,
sin yo saber ni como”.
Para que la Palabra de Dios se mantuviera viva y creciente, Antonio desarrolló un nuevo
apostolado para la propagación de la fe, la Imprenta Católica, contribuyendo con más de 144
obras antes de morir.
“Le robo horas al sueño…
Si la gente no tiene Buenos libros, leerán los malos.
Los libros son el alimento del alma,
y tal como el cuerpo se nutre de los alimentos sanos, y los malos lo dañan,
así es también con la lectura y el alma”.
Desarrolló la Librería Religiosa para distribuir libros, medallas, rosarios y otros artículos
religiosos. Fundó la Academia de San Miguel, un apostolado laical que promovía y apoyaba la
literatura católica y arte. Y para evitar la prohibición de novicias nuevas, organizó las Jijas del
Inmaculado Corazón, una sociedad de mujeres, cuyos miembros debían vivir en el mundo y al
mismo tiempo habitar en el claustro del Corazón de Nuestra Señora. Más tarde, estableció a las
Hermanas Maestras de la Inmaculada. Y en la Fiesta de Nuestra Señora del Carmen, 16 de julio
del 1849, él y cinco sacerdotes santos se juntaron frente a una imagen de Nuestra Señora para
entregarle sus vidas y obras, por el bien de las almas. Así nacieron los Hijos Misioneros del
Inmaculado Corazón de María, los Padres Claretianos. Escribe:
“¡Hoy comienza una gran obra!”
Pocas semanas después, Antonio fue nombrado Arzobispo de Santiago, Cuba y el 7 de octubre,
da de Nuestra Señora del Rosario, fue consagrado Arzobispo añadiendo el nombre de María al
suyo. Zarpó para Cuba, trayendo una gran compañía de sacerdotes y monjas donde existía en la
Iglesia un gran desorden., ya que sólo contaba con unos pocos sacerdotes mal entrenados.
“Si Dios no me manda verdaderas vocaciones,
El protegerá las almas por medio de los ángeles.
Es El quien hace el llamado;
y no es asunto mío estar añadiendo indignos (pastores)
a cuidar el rebaño a quien devorarían en vez de alimentarlos”.
Dios escuchó su oración. Pudo reformar a los cleros que restaban y reconstruir el seminario. En
el 1852 escribe: “El clero de este país se han reformado por completo”.
Como uno de los más grandes reformadores del siglo, su mayor reforma viene por causa de su
ejemplo santo. Dio la mayoría de sus economías a los pobres, construyo escuelas que no
cobraban matrícula, hospitales, orfelinatos, hogares de ancianas y mucho más. El sabía que q
menos que una reforma moral del pueblo, ocurriera, el fruto de su obra no duraría. Para
conseguirlo siguió predicando.
“¡Pobre de los obispos que descuiden esta obligación fundamental!
¡Serán juzgados como perros silenciosos que no ladraron cuando debían!”
En el tiempo del peor terremoto en la historia de Cuba, seguido por temblores, Antonio previno
al pueblo aterrorizado,
“Dios nos hace como una madre
a su dormido hijo perezoso.
Ella sacude su catre, despertándolo y hacienda que se levante. Si eso no funciona le pega. El
buen Dios hace lo mismo con sus hijos que siguen dormidos en sus pecados.
Ha sacudido sus camas, eso es, sus casas con el terremoto, pero les ha dejado con vida. Si esto
no les hace despertar y levantarse,
Los azotará de nuevo con la cólera y la pestilencia.
Esto me lo ha revelado el Señor a mí”.
La plaga definitivamente llegó y muchos murieron. Aun así, Antonio pudo prever muchas almas
que se perdían.
“Le ruego a Dios que no les envíe el terrible castigo conque los amenaza.
Porque serán cazados como la liebres y estos campos se llenaran con la sangre española.”.
Y así fue. España cayó y un gobierno cruel se apoderó del poder causando mucha destrucción y
crueldades barbáricas. Todo esto lo predijo Antonio. Los oficiales del gobierno lo odiaban
diciendo que les causó más daño que todo el ejército. Varios atentados contra su vida fallaron, y
el más brutal lo dejo desfigurado y su habla impedida por una terrible herida. Sin embargo en
menos de un mes, regresó a su trabajo.
Pronto después Antonio fue nombrado Arzobispo de Toledo. Al regresar a España, restauró
monasterios, abrió escuelas y reformó totalmente el seminario. El organizó una compañía de
diáconos, abrió una biblioteca y estableció fincas para estudio de la agricultura. El gobierno
trató de detenerlo con tantas mentiras, que se le llamó: “el hombre más calumniado del mundo”.
El sabía que María era la clave para la salvación del mundo. No satisfecho con la declaración
por el papa del Dogma de la Inmaculada Concepción, él promovió que se proclamara también su
Gloriosa Asunción como dogma. Este fue finalmente proclamado en el 1950, el mismo año que
Antonio fuese canonizado. Sus memorias mencionan muchas visitaciones de la Virgen María y
del mismo Jesús.
Antonio participó en el Concilio Vaticano en el 1869, con particular interés en establecer un
catecismo universal y la doctrinal de infalibilidad papal. Luego de meses de discusiones
acaloradas, el se dirigió al Concilio:
“. . . Estoy aquí que después de un largo y extenso estudio de la Sagrada Escritura, de la
tradición nunca rota,
de las palabras de los Padres de la Iglesia
y los Sagrados Concilios; por meditación profunda
sobre el razonamiento de los teólogos,
que por necesidad de ser breve no los citaré,
les puedo asegurar con completa convicción, que
en todo lo que toque el sentido y las formas
de la Iglesia Católica Apostólica,
que el Supremo Pontífice es infalible. . . .”
Cuando votaron, se estableció la primicia y la infalibilidad del Sucesor de Pedro. Pero la ira y
los corazones endurecidos y las tácticas divisivas de los obispos en su contra, cobraron su precio.
Todo esto le causó un derrame cerebral. Regresó a Roma a resumir sus deberes con la energía
que logró superar. Cuando el gobierno lo acusó de organizar guerrillas y de conspiraciones, lo
enviaron a esconderse en un monasterio Trapista en Francia. Pero ya al principio de octubre
sabía que estaba muriéndose. Murmuraba: “Almas, dame almas”.
En la mañana del 24 de octubre del 1870, la campana del monasterio de las Carmelitas comenzó
a tocar. Nadie las estaba tocando. En ese momento, el alma de San Antonio María Claret entró
en la Gloria de su Padre Eterno. Veintisiete años después, cuando trajeron su cuerpo a España,
lo encontraron totalmente incorrupto. San Antonio María Claret fue canonizado en el 1950.
San Antonio María Claret ¡ora por nosotros!
Referencias
Rudge, F.M. “Congregations of the Heart of Mary,”
The Catholic Encyclopedia. Vol. 7, NY: Robert Appleton Co, 1910
Lodi, Enzo, “Saints of the Roman Calendar,” translated and Adopted by Jordon Auman, OP,
Alba House, Society of St. Paul, Staten Island, NY , 1992
Stevens, Rev. Clifford, One Year Book of Saints,
Our Sunday Visitor publishing Division, Huntington, IN 2002
Ghezzi, Bert, Voices of the Saints, Loyola Press, Chicago, IL 2000
Lodi, Enzo, “Saints of the Roman Calendar,”
Alba House, Society of St. Paul, Staten Island, NY 10314
Royer, Fran, The Life of St. Anthony Mary Claret,
Tan Publishing,Charlotte, NC 2009

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