Petalos de amor 2 y 3

Transcripción

Petalos de amor 2 y 3
Petalos de amor 2 y 3
En este segundo movimiento se desciende al fondo de nuestro lago para conocerlo, ya no
conocemos sólo la superficie de nuestras aguas. En la soledad el lago estaba en paz, pero
frecuentemente el fondo de nuestra corriente estba sucio, enlodado, y se necesita una gran
creciente para limpiarlo, por eso sobreviene una gran crisis.
En Colombia tenemos una tradición: alrededor del día de la Santa Cruz viene una gran
creciente. Cuando tú logras el perdón, la paz y la calma, la soledad, cuando te retiras y dices:
“Jesús, Jesús, Jesús” y regresas a esta expresión del amor en tu corazón sigue el símbolo de una gran tempestad, una gran creciente.
Esta es una de las cosas que más confusión genera, porque de pronto pasan unos años de
soledad, de apaciguamiento y de paz, todo está aparentemente en orden, y de pronto las
aguas oscuras, la turbulencia, regresan. Tu que creías que vivías todo transparentemente
empiezas a ver sombras, a revelar nuevos demonios, esto sí, los últimos, los que estaban en
las raíces, en el fondo, los más ocultos, los más inconscientes, los más escondidos. Son las
antiguas pulsiones de Eros empiezan a removerse y te sientes confundido.
¿Qué hace uno frente a las aguas turbulentas? Busca una arbolada, busca un refugio, y
espera. ¿Qué hace uno frente a la tempestad, solamente espera a que salga el sol. ¿Qué hace
uno frente a las aguas turbias? Espera que se sedimente.
No hay cedazos para limpiar fácilmente el agua. Ellas finalmente se vuelven a sedimentar, y
dejan tu cauce limpio. Cuando tu cauce queda limpio es porque has descendido al fondo de tu
ser, y desde el fondo de tu ser tienes un poder superior al de la Soledad, es el poder de tu
Serenidad. Esta serenidad hace que ya nada ni nadie te perturbe. Allí en el fondo, ni el viento,
ni la tempestad, ni el oleaje te puede perturbar. Allí en el fondo no hay corriente pero eres la
corriente; no hay superficie, pero eres la superficie; no hay olas, pero eres la causa de las
olas, la causa de la corriente, eres el dueño de la vida. Allí en el fondo por fin te has anclado en
el territorio de la total seguridad.
La serenidad viene de un anclaje interior, en este anclaje interior ya no necesitamos soportes
externos. Ya no hay un Dios ajeno y externo y castigador, ya no hay un tiempo externo y ajeno
a nosotros, nosotros somos el espacio, somos el tiempo y vivimos en el universo
profundamente interior.
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Vivimos en el ojo del huracán, aunque todo se conmueva, aunque haya vientos tempestuosos y
destrucción afuera, ustedes están en el vórtice infinito de una paz profunda que llamamos la
serenidad. Desde este lugar de serenidad emergemos al mundo. El discípulo nunca se queda
donde está, siempre está en movimiento, y cuando emergemos al mundo y emergemos a la
superficie llevamos el apaciguamiento de las aguas con nosotros, llevamos calma.
Resumiendo entonces: Nuestra paz, primer movimiento, contacto con el alma; nos retiramos
para escuchar en la caverna de nuestro corazón el sonido sagrado del alma.
La impresión, en el fondo de nuestro lago encarnamos la paz. Ya la paz no es una propiedad ni
un atributo externo, ya la paz vive en cada una de nuestras células, nuestras emociones,
nuestros pensamientos. Ya no sólo estamos limpios y en paz afuera, en calma afuera, sino que
tenemos una profunda paz en nuestro interior, una paz incondicional, y desde esa paz
incondicional que llamamos serenidad volvemos a emerger.
Primer movimiento contacto, la paz.
Segundo movimiento impresión, la serenidad hasta el fondo de nuestro océano hasta todas
nuestras células y en todo nuestro cuerpo llevamos la luz de la paz, el amor de la paz; allí
sentimos la verdadera quietud de nuestro cuerpo astral, allí somos maestros de nuestro cuerpo
emocional.
- En la primera triplicidad accedimos al control del cuerpo físico etérico, de nuestras energías,
de nuestra actividad inteligente.
- En la segunda triplicidad, Soledad, serenidad, y calma, accedemos al control de las aguas,
nuestro cuerpo emocional, apaciguamos nuestro océano interior. Cuando emergemos entonces
llevamos esta serenidad y esta paz al mundo y podemos apaciguar.
Los mejores terapeutas son aquellos que han ordenado su cuerpo astral. El setenta u ochenta
por ciento de nuestras enfermedades crónicas y severas provienen del cuerpo emocional.
Conclusión, terapéutica universal: apaciguar las aguas. Si tus aguas están en paz porque han
conquistado la serenidad profunda de tu mar, entonces tienes un atributo de alma, calmar las
aguas. Esta es una buena madre, esto es un buen padre, este es un buen ser humano, calma
las aguas, estamos aquí para apaciguar las aguas.
Podemos disponer de todo el potencial de nuestras aguas y de nuestra luz cuando las tenemos
en calma. Las aguas en calma se caracterizan por la total transparencia.
dejan pasar la luz del sol, la luz de la mente y entonces ya viene la tercer hilera de pétalos.
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