Untitled - Escuela Superior de Guerra Naval

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Untitled - Escuela Superior de Guerra Naval
2011, Lima - Perú
Revista
de la
Escuela Superior
de
Guerra Naval
© 2012, ESUP - Escuela Superior de Guerra Naval
Marina de Guerra del Perú
Jr. Saenz Peña 590, La Punta - Callao
Web: www.esup.edu.pe
Director de la Escuela Superior
Calm. Juan Polo Wood
de
Guerra Naval
Edición general
C. de F. Juan Carlos Llosa Pazos
Comité editorial
Vicealm. Oscar Anderson Noriega
Vicealm. Luis Vargas Caballero Cooban
Vicealm. Víctor Ramos Ormeño
Vicealm. Jorge Montoya Manríque
Calm. Fernando Bernales Parodi
Calm. Jean Jesu Doig Camino
Calm. Raúl Vásquez Alvarado
Calm. Santiago Llop Meseguer
C. de N. Eduardo Zarauz Chávez
C. de N. José De la Vega Vergiú
Dr. Juan Velit Granda
Mg. Enríque Obando Arbulú
Mg. Ernesto Morales Erroch
Portada: Combate Naval de Abtao (anónimo), óleo sobre lienzo,
Cortesía Museo Naval del Perú
Cuidado de Edición: Alessandra Canessa Uccelli
Diseño y Diagramación: OM2. Grá. William Cuadros Rodríguez
David Neyra Romero
Hecho el depósito legal en la Biblioteca Nacional
Tiraje: 2000 ejemplares
Edición: Noviembre 2012
Impreso en el Perú
del
Perú Nº 2010-07839
Preprensa e impresión: Iakob Comunicadores & Editores S.A.C.
RUC: 20524555701
Jr. Manuel Segura Nº 775 • Santa Beatriz - Lima
La Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval fue establecida en 1993
con el objetivo de promover la realización de trabajos de investigación
sobre temas de interés relacionados con asuntos marítimos y navales.
Las ideas y opiniones expresadas pertenecen exclusivamente a sus autores,
y no son atribuibles a la Revista, a la Escuela Superior de Guerra Naval o a
la Marina de Guerra del Perú.
CONTENIDO
Editorial del Director de la Escuela de Guerra Naval
Contralmirante Juan Polo Wood....................................................................V
ARTÍCULOS
Gobernanza marítima e intereses nacionales: políticas públicas
comparadas rumbo a una eficaz política marítima de Estado
Contralmirante Jean Jesu Doig Camino.........................................................2
Operaciones conjuntas y acciones unificadas: un largo camino
General de División Otto Guibovich Arteaga.............................................. 10
La revolución en asuntos militares
Capitán de Navío José Karlo Jara Schenone ................................................ 16
El terrorismo: conceptuar entre Escila y Caribdis
Capitán de Navío Aníbal Cueva López........................................................38
Una aproximación a la génesis y evolución
de la identidad militar en el Perú republicano
Capitán de Fragata Juan Carlos Llosa Pazos ..............................................44
¿Por qué las naciones van a la guerra?
Una revisión de las conclusiones de John Stoessinger
Capitán de Navío Luis R. Adawi Cáceres ..........................................................56
IV
Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
TESIS
Metodología de planeamiento del desarrollo
de fuerzas militares en el Perú
Capitán de Navío Andrés Arriarán Schäffer
Capitán de Navío Walter Rabines Cuttin .............................................................62
Perú: país marítimo, fluvial y lacustre
Una propuesta de integración entre
los intereses marítimos nacionales y las políticas de Estado
Capitán de Navío Joel Garay Roncal
Capitán de Navío Hugo Renzo Rospigliosi Melgar ...........................................84
La acuicultura como medio de promover la conciencia marítima
Capitán de Navío Percy Pérez Bramosio
Capitán de Navío Carlos Rojas Leo.....................................................................104
Estrategia inicial argentina en la guerra de Malvinas
Capitán de Corbeta Álvaro Palacios Aguilar.....................................................122
EDITORIAL
S
aludando el interés que han despertado en nuestros
colaboradores y lectores las anteriores publicaciones de la Revista de la Escuela Superior de Guerra
Naval, en este volumen les ofrecemos importantes temáticas desarrolladas
por reconocidos investigadores en asuntos militares y marítimos, entre los
que podemos mencionar al General de División (r) Otto Guibovich Arteaga,
ex Comandante General del Ejército y ex Jefe del Estado Mayor Conjunto
de las Fuerzas Armadas y al Contralmirante (r) Jean Jesu Doig Camino, del
Instituto de Estudios Histórico Marítimos del Perú, entre otros.
Como ya es habitual en nuestra revista desde su creación en 1993, en las
páginas de este volumen se abordan diversas problemáticas del ámbito profesional e institucional, desarrollados en los trabajos de investigación del programa Alto Mando del año correspondiente, en cuyos contenidos se formulan
interesantes análisis y sus respectivas conclusiones.
Cabe precisar que representa gran interés para esta escuela de postgrado
elevar de manera cada vez más intensa los niveles de investigación en asuntos
profesionales e institucionales por parte de nuestros oficiales discentes, con el
objetivo de que con su talento y habilidades puedan producir ideas innovadoras aplicables al entorno de la defensa nacional, las operaciones navales y la
seguridad marítima, poniendo énfasis en la promoción de la lectura y de la
redacción.
La Escuela Superior de Guerra Naval atraviesa uno de sus momentos más
significativos, en razón a que se halla inmersa en el proceso de acreditación
de sus programas académicos como el de Alto Mando y los de Segunda
Especialidad Profesional de Guerra de Superficie y de Submarinos, que son
desarrollados por las escuelas de Guerra de Superficie y de Submarinos respectivamente, estando ambas escuelas subordinadas funcionalmente a esta
Dirección.
VI
Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
Asimismo, este año, luego de reunir y sustentar los requisitos correspondientes, la Asamblea Nacional de Rectores decidió otorgar la certificación del
grado de Maestría al programa Alto Mando y al programa Comando y Estado
Mayor, los mismos que serán implementados respectivamente como maestrías en Política Marítima y en Estrategia Marítima, durante el año 2012. El
reconocimiento dado por dicho organismo público autónomo es un hecho que
nos llena de orgullo y satisfacción, y nos compromete a no escatimar esfuerzos para que ambas maestrías sean desarrolladas con éxito y así contribuyan
a incrementar el prestigio de esta casa de estudios.
La obtención del grado académico para nuestros discentes también nos
permitirá, en breve plazo, ofrecer a profesionales civiles la capacitación de
alto nivel que se brinda en nuestras aulas, que tiene un respaldo de 80 años de
trayectoria, egresando destacados profesionales que no solamente han ocupado los cargos más importantes en la Armada, sino que también han logrado
éxitos al frente de instituciones públicas y privadas, principalmente en los
ámbitos político, académico y empresarial. Esta certificación constituye uno
de los retos más importantes que se le han planteado a la Escuela Superior de
Guerra Naval, y lo hemos enfrentado con entusiasmo y mucha expectativa.
Estando en la posibilidad de otorgar el referido grado académico, en los
próximos años, la escuela superior podría incursionar en el desarrollo de programas de maestría en disciplinas afines a los asuntos marítimos y navales,
que puedan ser de interés de profesionales, entidades públicas y privadas,
tales como seguridad nacional, liderazgo y conducción de organizaciones,
inteligencia para el ámbito militar y empresarial, seguridad de la información,
comunicación estratégica, historia marítima y naval, entre otras. Se han levado las anclas hacia una navegación que de seguro nos ofrecerá innumerables
oportunidades que sabremos concretar.
Al presentar a nuestro lectores el tercer volumen de la nueva edición de su
revista anual, la Escuela Superior de Guerra Naval reafirma su permanente
esfuerzo por mejorar la calidad educativa de la capacitación profesional de los
oficiales discentes que cursan los diferentes programas académicos de esta escuela de postgrado, en consecuencia con el bien ganado prestigio profesional
de los marinos de guerra del Perú, lo que constituye un proceso irrenunciable
de avance continuo.
Contralmirante
Juan Polo Wood
Director de la Escuela Superior de Guerra Naval
Jean Jesu Doig Camino
Contralmirante (r), egresado de la Escuela Naval del Perú en 1968.
Bachiller en Ciencias Marítimo Navales, graduado en el Centro de Altos
Estudios Militares, Magíster en Realidad Nacional, Defensa y Desarrollo
por la Universidad Particular Alas Peruanas, graduado en Derecho por la
Pontificia Universidad Católica del Perú. Ha sido profesor de Planeamiento
Estratégico y Administración Estratégica del Programa de Administración
Marítima de la Escuela Nacional de Marina Mercante Almirante Miguel
Grau; Subjefe del Estado Mayor General de la Marina y Agregado de Defensa
en la Embajada del Perú en Italia. Es Presidente del Comité de Trabajo
Permanente CEEM “Doctrina Marítima” y Miembro Activo del Instituto de
Estudios Histórico-Marítimos del Perú (IEHMP), catedrático de la Escuela
Superior de Guerra Naval y conferencista invitado de la Escuela Superior
de las Fuerzas Armadas, la Escuela Superior de la Fuerza Aérea del Perú y
el Centro de Altos Estudios Nacionales. Colabora con la Revista de Marina,
Revista del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y publicaciones de
la Asociación de Oficiales Generales y Almirantes, el Instituto de Estudios
Histórico-Marítimos del Perú y el Foro de Almirantes del Mar Peruano
ALMARPE.
Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval, 2011 - Lima Perú
Jean Jesu Doig Camino
GOBERNANZA MARÍTIMA E INTERESES NACIONALES:
POLÍTICAS PÚBLICAS COMPARADAS RUMBO
A UNA EFICAZ POLÍTICA MARÍTIMA DE ESTADO
Pensar sin comparación es impensable.
Swanson (citado por R agin, 1987:1)
E
l estudio del fenómeno político en estrecha relación con la administración pública, como principal herramienta de gestión de políticas
públicas, exige el uso de estrategias comparativas caracterizadas por
ser reflexivas y críticas.
Este breve ensayo académico pretende superar la concepción tradicional
de resolver problemas de políticas públicas por sectores, se empeña en la aplicación del método comparativo de la ciencia política al estudio de políticas y
organizaciones con particular interés en la realidad marítima nacional.
La contrastación de experiencias externas con las propias en el campo de
los intereses marítimos nacionales, de directa relación con políticas marítimas públicas aplicadas, favorece la búsqueda de estructuras administrativas
a fin de resolver carencias e ineficiencias de gobernanza en una necesaria
reforma del Estado.
En resumen, el trabajo aborda el método fundamental para el estudio e
investigación de la ciencia política aplicada a los intereses marítimos nacionales, y se empeña con la propuesta que presenta en motivar y estimular al
ciudadano diligente y responsable en los intereses nacionales.
RELACIONES CONCEPTUALES: GOBERNANZA E INTERESES
Gobernanza es el arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero en el
ámbito nacional promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad
civil y el mercado de la economía (DRAE, 2011). La gobernanza nacional
comprende el concepto de gobernanza marítima, término definido en este
ensayo como ejercicio del poder público con soberanía y jurisdicción sobre el
territorio marítimo nacional.
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Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
Por otro lado, los intereses nacionales están constituidos por necesidades y
aspiraciones amplias y duraderas que posee la nación, traducidas en objetivos
nacionales –expresión formal de los intereses nacionales– (MINDEF, 2005).
En este contexto se inscriben los intereses marítimos de este país no solo
marítimo, sino andino, amazónico, antártico y aeroespacial, esto es, de un
todo integrado y global.
Sin embargo, desde un enfoque dialéctico y dinámico, los intereses nacionales son relaciones de tensión generadas por necesidades y aspiraciones
expresadas en beneficios requeridos para satisfacerlas, tal es el caso del territorio nacional y sus recursos naturales a proteger por la defensa, o el caso de
bienes ajenos, a obtener mediante inversiones económicas y financieras para
el desarrollo sustentable del país.
El elemento esencial que establece la semejanza entre gobernanza e intereses es la política, variable dependiente que centra su accionar en el recurso
poder para la promoción y protección de los intereses nacionales. El elemento
determinante que marca la diferencia de la relación entre ambos conceptos
se ubica en los actores estatales y sociales intervinientes en el proceso de
formulación e implementación de políticas públicas, variables independientes
que permiten configurar oportunidades y amenazas, tanto para la gobernanza
como para los propios intereses.
El Estado, actor principal en la relación gobernanza e intereses, ejerce
soberanía y jurisdicción en el territorio nacional –terrestre, marítimo y aéreo–
(CPP, 1993: Art. 54º), y las Fuerzas Armadas tienen la misión tutelar de garantizar la independencia, la soberanía y la integridad territorial de la República
(CPP, 1993: Art. 165º). Prevalece el reconocimiento nacional e internacional
del derecho de los Estados al monopolio de la violencia en resguardo de los
intereses nacionales.
El dominio marítimo del Estado, denominado Mar de Grau por Ley
23856 del 24/05/1984, representa el 40% del territorio nacional, es la cuarta
región natural del país con una extensión superficial mayor a 1’140,646.8 km2
(Wikipedia, 2011), que cobija en la costa de 136,232.8 Km2 (6%) aproximadamente 14’973,264 habitantes –más del 54% de la población nacional– (INEI,
2007:9), requiere de una norma constitucional que reconozca el deber del
Estado a establecer y ejecutar políticas públicas de ordenamiento territorial
del país –terrestre, marítimo y aéreo–, a fin de promover y proteger en forma
eficaz los intereses nacionales.
Jean J. Doig
El ordenamiento territorial marítimo del país responde a una política marítima pública, cuyos alcances comprenden actividades en el Mar de Grau, y las
cuencas hidrográficas de ríos y lagos navegables, que cubren extensas áreas
geográficas ribereñas de la Amazonía en la selva de 739,676 km2 (30%) y del
Altiplano en la sierra de 404,842.9 km2 (17%) del territorio nacional, por la
naturaleza del medio acuático estrechamente vinculado con los intereses marítimos nacionales, por actividades de transporte, puertos, comercio, recursos
naturales, industria, ciencia y tecnología, y educación y cultura.
INTERESES NACIONALES: POLÍTICAS MARÍTIMAS PÚBLICAS
Y ORGANIZACIONES
Los intereses marítimos nacionales se materializan en diversas actividades
relacionadas con el mar, ríos y lagos navegables, que tienen por característica
común su sectorización, al regularse en la administración pública por áreas
ministeriales, y su fragmentación en la conducción política del Estado por
los diferentes niveles de gobernanza al interior del país –local, regional y
nacional–, que intervienen en su promoción y protección.
Promover y proteger los intereses marítimos pasa por una planificación
centralizada y ejecución descentralizada del desarrollo nacional, mediante
una política integral del Estado, aplicada en forma horizontal intersectorialmente y transversal intergubernamentalmente entre los diversos niveles de
gobierno para un desarrollo duradero (sostenible) (Doig, 2010:78), porque
“el Estado planifica por medio de la política pública” (Bulcourf, 2008:33), al
implementarla en la administración pública y al intervenir sobre la sociedad
civil y el mercado de la economía.
EXPERIENCIAS EXTERNAS: POLÍTICAS MARÍTIMAS
COMPARADAS
Existen cuatro métodos clásicos para el estudio e investigación de la ciencia política. El método experimental (1), muy poco empleado por su dificultad
en obtener las condiciones ideales –técnicas y éticas– para la simulación, así
como por lo costoso de su implementación. El método estadístico (2), poco
aplicable por la falta de cuantificación de variables y la escasez de casos analizables. El método histórico (3), valioso en su momento contextual pero no así
fuera del mismo. Por último, el método comparativo (4) es una herramienta
fundamental aplicada al estudio e investigación de la ciencia política en el
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Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
marco de políticas públicas y políticas sectoriales, pues posibilita corroborar empíricamente la validez de hipótesis, proposiciones generales o teorías,
con el propósito de examinar cada caso directamente y compararlo con otros
relevantes aplicando el análisis cualitativo, e interrelacionar dos o más variables mientras las otras se mantienen constantes (Ceteris paribus) mediante el
análisis cuantitativo, usando en forma complementaria el método estadístico
(Ragin, 1987:16).
La política marítima es un proceso de política pública en diversos niveles: supranacional o regional, nacional, subnacional, y de política sectorial
a través de los diferentes órganos de la administración pública, por tanto es
objeto de estudio e investigación científica por el método comparativo que
analiza semejanzas y diferencias de procesos políticos similares en cada caso
–sincrónicos por simultáneos–, o el mismo proceso en un caso observado
en diferentes momentos –diacrónicos por sucesivos–, evaluando experiencias
políticas en niveles geográficos y períodos históricos (Bulcourf, 2008:11-17).
Estudiar las políticas públicas supranacionales o regionales formuladas por
organismos gubernamentales de bloques regionales, que tienen una relación
de interdependencia con el nivel nacional de los Estados involucrados, facilita
aplicar el método comparativo de políticas entre Estados como unidades de
análisis, toda vez que la implementación de tales políticas públicas se hace
a través de los Estados por estudios de administración pública comparada.
El proceso de política marítima pública de la Unión Europea (UE, 2007) es
un referente valioso para el estudio de políticas marítimas comparadas entre
países marítimos como es el Perú.
Tenemos las siguientes experiencias de políticas marítimas, implementadas en estructuras adoptadas en la administración pública, en el mundo contemporáneo: en Estados Unidos, la Comisión de Política Oceánica y la Oficina
Ejecutiva del Presidente; en Australia, el Ministerio de Medio Ambiente y
Patrimonio y la Oficina de Océanos Nacionales; en Canadá, el Ministerio de
Pesca y Océanos; en Japón, la Oficina Central de Política Marítima del Primer
Ministro y el Ministerio de Política Oceánica (UE, 2008).
Política marítima pública: interdisciplinaria e interinstitucional
Una propuesta de política marítima pública formulada para nuestra realidad nacional, corroborada con experiencias de países de la Unión Europea,
que se sintetiza en cuatro objetivos: sostener constitucionalmente la política
marítima nacional (1), usar sosteniblemente el mar (2), promover calidad de
vida en la población marítima nacional (3), y fomentar la identidad marítima
Jean J. Doig
nacional (4) (Doig 2010:78-82); tiene estrecha relación con la formulación de
políticas sectoriales que se implementan en la administración pública por interacción interdisciplinaria e institucional.
La aplicación de políticas sectoriales independientes, que tienden a
compartimentar la gobernanza marítima, ha impedido la coordinación administrativa por reparto de competencias y la cooperación por principio de
subsidiaridad en políticas públicas, experiencias en la realidad peruana que
aconsejan adoptar estructuras de coordinación en asuntos marítimos, en la
administración pública, por comisiones interministeriales temporales asistidas de un organismo permanente del más alto nivel nacional, y en lo político,
mediante un órgano parlamentario ordinario, a fin de alcanzar una eficaz política marítima de Estado.
Política integral del Estado: estratégica y sistémica
Se puede concluir que, con un enfoque estratégico y sistémico centrado
en el desarrollo sustentable del país mediante una política integral del Estado,
conviene a los intereses nacionales contar con una adecuada estructura administrativa en políticas sectoriales consistente en una oficina permanente
de asuntos marítimos en la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM),
que brinde el soporte político y técnico a una Comisión Interministerial de
Asuntos Marítimos, así como la coordinación necesaria con el Congreso de
la República a través de una Comisión Ordinaria de Asuntos Marítimos, en
razón a tratarse de uno de los asuntos más relevantes del país (CR, 2005:45).
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Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
Referencias
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comparar políticas públicas? Documento de Trabajo Nº 3, Octubre 2008. Consultado 19/10/2011. http://www.flacsoandes.org/web/imagesFTP/1252898778.
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Otto Guibovich Arteaga
General de División, egresado de la Escuela Militar de Chorrillos en
1976. Realizó estudios en la URSS, fue instructor invitado en la Escuela
de Infantería del Ejército de los Estados Unidos. Cursó estudios de Estado
Mayor en el Ejército del Reino Unido de Gran Bretaña y programas de Alta
Dirección y de Presidentes y Gerentes en la Universidad de Piura. Tiene
maestrías en Administración, por la Troy State University de EE. UU., y en
Filosofía, por el Maastricht School of Management y Centrum-Católica. Ha
sido, entre otros, instructor en la Escuela de Comandos del Ejército y la
Escuela Militar de Chorrillos, comandante del Batallón Contraterrorista en
Tingo María, jefe de Estado Mayor Operativo en Ayacucho, comandante del
Batallón de Comandos, comandante general de la 1ª Brigada de Fuerzas
Especiales, subdirector de Bienestar y director de Salud del Ejército. Fue
Agregado Militar en Cuba, comandante general de la Región Militar del
Centro y comandante del Comando Operacional del Centro, jefe del Estado
Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, general de Ejército y comandante
general del Ejército del Perú. Ha recibido la Cruz Peruana al Mérito
Militar, la Medalla Académica del Ejército y otras importantes distinciones
nacionales e internacionales.
Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval, 2011 - Lima Perú
Otto Guibovich Arteaga
OPERACIONES CONJUNTAS Y ACCIONES UNIFICADAS:
UN LARGO CAMINO
L
as primeras operaciones conjuntas del siglo XXI en el Perú se desarrollaron el año 2003, luego que fueran secuestrados trabajadores de la empresa Techint en una acción que podría considerarse el nuevo “Chuschi”
de la organización terrorista Sendero Luminoso, pues marcaba el reinicio de
las acciones de este grupo –tipificado por las Naciones Unidas como terrorista–, luego de haberse reconstituido en alianza con el narcotráfico.
La experiencia fue promovida desde el Comando Conjunto de las Fuerzas
Armadas (CCFFAA) por el general de división Víctor Bustamante y el jefe
del Estado Mayor Conjunto, vicealmirante Carlos Tubino, donde se iniciaba
una nueva etapa con un “comandante a tiempo completo” pues hasta entonces
la dirección era rotativa entre los comandantes de las instituciones armadas.
Aquel año empezaron a definirse, en el CCFFAA, nuevas estructuras integradoras del esfuerzo operativo basado en comandos operacionales, especiales, y
marcó también el nacimiento de doctrina conjunta. La práctica en el valle del
río Apurímac y Ene (VRAE) fue breve, pero se percibió que un nuevo camino
empezaba para una larga y no menos laboriosa marcha.
En 1941 se emplearon por primera vez las tres instituciones armadas en
el teatro de operaciones del norte. Las operaciones fueron exitosas y los niveles de integración de esfuerzos suficientes en relación al tipo de amenaza
o resistencia del adversario. Visto en perspectiva, el éxito fue el producto de
una sumatoria de esfuerzos con una potencia combativa relativa favorable
que permitió alcanzar los objetivos estratégicos, mas no se podría hablar de
niveles óptimos de sincronización conjunta generadora de sinergias o multiplicadora de efectos.
En 1965 se enfrentaron problemas internos generados por extremistas de
izquierda y la participación de las Fuerzas Armadas no fue de carácter plenamente conjunto. Hubo una primacía en el empleo de medios terrestres por
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Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
la naturaleza focal de la amenaza, con la Fuerza Aérea en apoyo logístico y
operativo menor.
En 1981 se recuperaron territorios invadidos en la Cordillera del Cóndor
en operaciones breves y limitadas pero muy recordadas por la homonimia empleada por los invasores como el emblemático falso “Paquisha”. Participaron
las tres instituciones con diferente intensidad pues si bien las operaciones
fueron focalizadas en la selva alta, el despliegue fue en casi todo el frente
fronterizo. Tampoco fueron operaciones conjuntas en su real extensión.
Desde 1983 se debió enfrentar al terrorismo homicida de Sendero
Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA). El empleo de la fuerza involucró a las tres instituciones, llevando el mayor esfuerzo
el Ejército por la naturaleza de las operaciones y características del terrorismo. La Marina de Guerra tuvo a su cargo el denominado Frente Ucayali, sin
olvidar que participaron previamente en San Francisco, Huanta, y en muchas
bases contra el terrorismo. La Fuerza Aérea del Perú (FAP), proporcionó apoyo de helicópteros, y logístico con aviones. El éxito llegó lentamente y fue
producto de una sumatoria de esfuerzos.
En 1997 la operación Chavín de Huántar en Lima, quizá la más emblemática del siglo XX, conjugó mucho mejor los esfuerzos de más de una institución. Aquí pudo apreciarse mejor como pueden multiplicarse efectos cuando
se complementan adecuadamente los recursos humanos y el equipamiento
militar.
En 2007 se creó el destacamento VRAE, como un escalón más del
Ejército para reiniciar operaciones en el marco del plan: “Una Opción de Paz
y Desarrollo para el VRAE”. Esta estructura orgánica, al depender de un
instituto, no permitía la integración conjunta, considerando que el escenario
con ríos navegables, consiguiente espacio aéreo y tipo de amenaza, demandan
el compromiso y acción de toda la fuerza armada. Por ello, en 2008 el jefe del
CCFFAA de entonces, almirante José Aste Daffós, tomó la decisión de crear
un comando especial, como elemento de maniobra operacional, buscando un
patrón operativo conjunto. Más tarde se crea en el Ejército la Región Militar
del VRAE, para integrar el mando de grandes unidades y como plataforma
administrativa sobre la cual el comando especial pueda sostenerse. Ese mismo año se crea el Comando Especial de Fuerzas Especiales que integra el esfuerzo de los operadores especiales de las tres instituciones, e inicia funciones
la Escuela Superior de las Fuerzas Armadas.
Otto Guibovich
INTEGRANDO ESFUERZOS
El CCFFAA, con más de cincuenta años de historia, sintetiza el esfuerzo
operativo de las tres instituciones armadas en el entendido que no existen
campañas aéreas, terrestres y marítimas separadas como alguna vez en el
pasado, sino que en virtud a los desafíos, exigencias bélicas y nuevos equipos
cada vez más diversos y complejos, se impone la convergencia de esfuerzos
donde el principio de empleo de armas combinadas, en los niveles táctico,
operacional y estratégico, es un imperativo sinérgico.
En otras latitudes, particularmente en los países de mayores exigencias
bélicas, las operaciones conjuntas han evolucionado al son de los desafíos y
en un marco de gran capacidad de adaptación a los cambiantes escenarios,
que les permitió organizar, desarrollar, equipar y entrenar sus fuerzas con
criterios conjuntos. La primera guerra del Golfo Pérsico fue un acelerador
de procesos para el primer mundo, pues la experiencia práctica demostró la
necesidad de niveles elevados no solo de coordinación sino de sincronización
nunca antes supuestos. Aquella sincronización indispensable para concentrar
mejor la potencia combativa en tiempo y espacio a la par de minimizar efectos
laterales que afecten a la población civil. En algunos países significó cerrar
escuelas de estado mayor institucionales para iniciar una sola escuela integradora a nivel de las Fuerzas Armadas.
Es claro que los procesos de integración y perfeccionamiento conjunto
son lentos y no alcanzan el éxito en virtud de órdenes superiores, sino por
la toma de conciencia y convencimiento que la conjunción de esfuerzos es
acaso la única forma de operar en estos tiempos y si de tomar conciencia se
trata, entonces, el primer gran paso es de carácter inductivo para construir
una cultura conjunta al interior de las Fuerzas Armadas.
Hay que aceptar que la tarea no es sencilla. El Ejército, desde el proceso independentista y en difíciles jornadas ligadas a la supervivencia misma
del Perú, construyó su propia identidad y fuerte cultura organizacional. La
Marina de Guerra luego, y casi un siglo después la Fuerza Aérea, hacen lo
propio en un marco de plena independencia en el planeamiento y ejecución
de sus programas educativos. Un factor adicional, que no puede soslayarse, es
la influencia de misiones extranjeras en el siglo XX, creando modelos que en
el tiempo han derivado en otros, convertidos luego en factores distintivos en
cada institución y por los cuales se lucha por preservarlos.
La educación de oficiales y también de personal subalterno se ha desarrollado de manera paralela, con escasos cursos integradores. Es cierto, hay
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Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
características técnicas de equipos que son particulares como también el empleo de medios en tareas específicas es único y requiere formación diferenciada, particularmente en el personal subalterno. Pero en la plana mayor, que
es la que comanda y toma decisiones, se requiere desde temprano un nuevo
enfoque que privilegie la visión conjunta, sintetizada en conocer el empleo
de la fuerza armada como un todo. Por ello es vital el fortalecimiento de una
educación conjunta, un tema bastante oblicuo en el pasado.
La Escuela Superior de las Fuerzas Armadas (ESFFAA), concebida como
la única empoderada para otorgar el título de Oficial de Estado Mayor en las
Fuerzas Armadas, es de máxima importancia. Su propósito es buscar una
concurrencia temprana de oficiales que se capaciten en una visión conjunta,
a la par de interactuar con quienes luego compartirán roles en algún estado
mayor. ¿Cómo demandar acción conjunta sin antes establecer un proceso conjunto de inducción? Esta escuela es el punto de partida que permite pensar
en un mañana con fuerzas integradas en teoría y praxis, y mirar el futuro
operativo de las Fuerzas Armadas con optimismo.
Su implementación debe continuar al margen de quienes sean los inquilinos de Defensa o del propio CCFFAA. Hay una enorme responsabilidad en
este proceso y obliga a todos a ser vigilantes para que no se trunque. Hacerlo
tendría graves consecuencias en tiempos donde se clama por mejores resultados, mejor empleo de presupuestos y por cierto mejores indicadores de seguridad. La visión de corto plazo muchas veces colisiona el mediano y largo
camino. No es posible realizar cambios sostenibles en las Fuerzas Armadas si
no somos capaces de integrar conocimientos primero. Lo anterior no implica
pretender que todo sea blanco o negro, sino ser conscientes de los matices
existentes, saber interactuar y emplearlos para multiplicar efectos en provecho de la seguridad y defensa nacional.
EL PORVENIR CONJUNTO Y LA ACCIÓN UNIFICADA
El CCFFAA debe continuar simultáneamente al planeamiento y conducción de operaciones activas, las tareas indispensables para consolidar la conjunción y la generación de círculos virtuosos operativos. Ello implica producción de doctrina conjunta, educación conjunta en lo anterior, equipamiento
como tarea permanente e integración de todos los medios operativos de las
instituciones dentro de estructuras operacionales o especiales, entre otros. El
camino debe ser sin retorno dejando en claro que las labores administrativas
son ejecutadas por las tres instituciones pero que el proceso educativo y su
correlato, el entrenamiento conjunto, así como las operaciones, son tareas
Otto Guibovich
irrenunciables del CCFFAA. Para todo ello, se hace indispensable también
continuar fortaleciendo la autoridad y mando del Jefe del Comando Conjunto.
Una tarea ulterior y fundamental es la búsqueda de la interoperabilidad
con otros entes del Estado peruano. Sabemos muy bien que las guerras en
cualquiera de sus dimensiones implican el compromiso político, económico,
social, informativo y obviamente el militar. El VRAE nos demuestra todos
los días la necesidad de alinear esfuerzos militares y sociales, pues uno no va
sin su complemento en una ecuación ya conocida en el mundo militar como
“acción unificada”. Las fuerza conjuntas deben ser capaces de entender su
necesidad y saber cómo operar con funcionarios civiles de diversas áreas y
roles, lo que tiene enorme impacto en el desenlace de las operaciones. Por
igual, los funcionarios civiles requieren conocer aspectos fundamentales de
una operación militar y entender el marco estratégico del trabajo, solo así se
puede generar una verdadera integración y complementación de esfuerzos.
Todo ello no se produce sin el debido proceso inductivo transversal y, nuevamente, la Escuela Superior de la Fuerza Armada es eje central en el futuro
conjunto y las acciones unificadas.
15
José K arlo Orlando Jara Schenone
Capitán de Navío, graduado en la Escuela Naval del Perú en 1985. Es calificado en Guerra de Superficie, Electrónica y Comunicaciones e Ingeniería de
Sistemas y graduado del Curso Básico de Estado Mayor, Curso de Comando
y Estado Mayor en la Escuela Superior de Guerra Naval de Venezuela, e
Ingeniería de Sistemas en la Universidad de Lima. Programa de Maestría en
Seguridad y Defensa del Centro de Altos Estudios Nacionales (CAEN), Maestría en Ingeniería de Telecomunicaciones por la Universidad Ricardo Palma,
Magister en Gestión Empresarial por la Universidad Central de Venezuela,
Finanzas por la Universidad del Pacífico, Relaciones Internacionales por la
American University de Washington DC en EE. UU., y en Seguridad y Defensa
Hemisférica por la Universidad del Salvador de Argentina.
Se desempeñó como Segundo Comandante del BAP Villavisencio y
Comandante del BAP Bolognesi. Fue oficial instructor en la Escuela Naval
del Perú, Escuela Superior de Guerra Naval y diversas universidades.
Prestó servicios en la Comandancia de Operaciones del Pacífico, Estado
Mayor General de Marina y como Jefe del Puesto de Comando del Comando
Conjunto de las Fuerzas Armadas. Ha sido Delegado de la Marina de
Guerra del Perú ante la Junta Interamericana de Defensa. Actualmente se
desempeña como Jefe del Departamento de Planes, Proyectos y Doctrina
del Estado Mayor General de Marina.
Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval, 2011 - Lima Perú
José Karlo Jara Schenone
LA REVOLUCIÓN EN ASUNTOS MILITARES
E
n el año 677, la flota del califato árabe Omeya se disponía al asalto de
Constantinopla, sitiada desde hacía casi tres años, sin embargo, la flota
bizantina con su arma secreta –el fuego griego– la vencería en una
decisiva acción en el Mar de Mármara. En 1905, una flota rusa sería vencida
en el estrecho de Tsushima por una flota japonesa con mayor capacidad de
empleo de tecnología, ventaja táctica y entrenamiento. Durante la Segunda
Guerra Mundial, la Wizard War fue un enorme apoyo para el esfuerzo bélico
de los Aliados.
En todos estos casos el impacto de la tecnología en las tácticas y estrategias militares es innegable.
En 1988, como Oficial Alumno de la Escuela de Calificación de Electrónica
y Comunicaciones, me encontraba desarrollando un trabajo de investigación
orientado a describir el impacto de las técnicas digitales en los procesos de
Comando y Control. Una respuesta vendría casi tres años después, cuando en
1991 se desencadenó la primera Guerra del Golfo en la que las tecnologías de
información nos llevaron a considerar una revolución en la forma en la que
se desarrollaban las operaciones militares, a la que algunos denominaban la
Revolución en Asuntos Militares (RMA).
La intención de este artículo es describir los conceptos referidos a la revolución en asuntos militares (RMA, de la sigla en inglés Revolution in Military
Affairs), mostrando su evolución, impacto en conceptos operacionales y consecuentes requerimientos técnicos.
ESTRUCTURA DE LAS REVOLUCIONES
La RMA es una aplicación de un concepto más general, el de revoluciones, específicamente revoluciones de forma de pensar, generar artefactos y
emplearlos. Al respecto, Thomas Kuhn (1962) en su libro La estructura de
18
Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
las revoluciones científicas, proponía que la evolución del conocimiento no
era continua sino discreta, en base a rupturas conceptuales (cambio de paradigmas). El mariscal Nikolai Ogarkov, jefe del Estado Mayor General de
la Unión Soviética entre 1977 y 1984, adoptó este enfoque para estudiar la
evolución de la tecnología militar, ya que el concepto era coherente con el
concepto Hegel y Marx de progreso por revolución. De su análisis sostuvo que
la utilidad militar de las armas atómicas había variado en función a las nuevas
características cualitativas de medios convencionales bélicos en Occidente y
que, por lo tanto, se debían adaptar los métodos y formas de combate para
usar y responder a esas nuevas características.
Las revoluciones militares
Siempre hay discusiones acerca de lo que constituye una revolución en
asuntos Militares (Ibrügger, 1998). Algunos maximalistas, como Alvin
Toffler en Las Guerras y las Antiguerras (citado por Kievit y Metz, 1995)
indica sobre las Revoluciones Militares:
“[...] ocurren solo cuando una nueva civilización reemplaza a la anterior
[...] cuando fuerza a sus fuerzas armadas a cambiar a todo nivel simultáneamente [...] desde la tecnología y cultura hacia la estrategia, táctica,
entrenamiento, logística y doctrina [...] cuando esto pasa, la relación entre
el estamento militar y la economía y la sociedad se transforma y el balance
militar en el planeta se sacude”.
Otros autores, como Andrew Krepinevich (1994), analista militar y actual
director del Center for Strategic and Budgetary Assessments (CSBA) think
tank ubicado en Washington DC, adopta un enfoque más abierto. Indica que
una revolución militar
“[...] ocurre cuando la implementación de nuevas tecnologías en un significativo número de sistemas militares es combinado con nuevos conceptos
operacionales y adaptaciones organizacionales [...] alteran fundamentalmente el carácter del conflicto [...] produciendo un incremento considerable
en el potencial combativo y la efectividad militar de las fuerzas armadas”.
Definición del concepto de revolución de asuntos militares (RMA)
Se aprecian ciertas diferencias en los alcances de los términos, pues el
término original que emplearon los soviéticos para analizar el impacto tecnológico potencial en el desarrollo de tecnologías de información en Occidente,
era el de revolución técnico-militar, con énfasis en los aspectos tecnológicos
José Jara
incorporados en las armas. El cuadro 1, adaptado de Bjørn Møller (2002)
define los términos de revolución militar y la revolución en asuntos militares,
de acuerdo a Mac Gregor Knox y Williamson Murray (2001).
Cuadro 1. Terminología
Fuente: Møller, 2002
Knox y Murray (2001) distinguen el concepto de revolución militar, evento
en que el Estado, la sociedad y las fuerzas armadas cambian. Incluso la forma
en la que los Estados proyectan su poder militar es modificada. Asimismo,
proponen el término de Revolución en asuntos militares, dándole un alcance
por encima del de la revolución técnico-militar, pero sin llegar al nivel estratégico nacional.
Las RMA en la Historia
De acuerdo con el esquema de Knox y Murray, las principales revoluciones militares y las RMA desde el siglo XVII son las mostradas en el cuadro 2.
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Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
Cuadro 2. Revoluciones militares y RMA a partir del siglo XVII
Fuente: Knox y Murray, 2001. Elaboración propia
Jones (1980) considera la primera revolución militar moderna al proceso
de formación del Estado moderno, que culminó con el Tratado de Westfalia en
1648. En base a la nueva concepción del Estado que monopolizaba el uso de la
fuerza, se efectuaron reformas a las organizaciones militares, que incluyeron
el aumento de tamaño de los ejércitos, como el incremento del ejército de
Suecia de 15,000 soldados en 1590 a casi 100,000 en el siglo XVII o Francia
de 50,000 a casi 150,000 hombres.
La revolución francesa trajo el concepto de movilización nacional, que
dio una ventaja enorme a Napoleón hasta que las naciones rivales comenzaron a imitarla. Posteriormente, la revolución industrial aceleró los avances
tecnológicos, como el alcance de la artillería terrestre y naval. Hacia 1517, la
ventaja de la artillería naval portuguesa le había permitido ejercer un fuerte
dominio sobre el océano Índico y las rutas marítimas hacia China (Headrick,
2009:81). Asimismo, el uso de ametralladoras dio a los europeos una enorme
ventaja sobre las fuerzas indígenas en África y Asia. Estas ametralladoras
José Jara
mostraron también sus efectos en la Guerra de Crimea y en la Guerra civil
norteamericana, viendo que esta arma potenciaba la defensa sobre la ofensiva
(Moeller, 2002:17).
Las guerras mundiales combinaron los elementos de las revoluciones anteriores con los nuevos desarrollos técnicos. En la Primera Guerra Mundial
se iniciaron las guerras aérea, submarina y blindada, que se incrementarían
en eficacia operacional en la Segunda Guerra Mundial, junto al empleo de
la guerra electrónica y las comunicaciones portátiles, que permitieron la
Blitzkrieg (guerra relámpago), así como el empleo estratégico de la aviación,
los portaaviones y la aviación embarcada.
La aparición del armamento atómico hacia el final de la guerra así como
la pérdida de su monopolio por parte de los norteamericanos modificó el accionar a nivel estratégico, estableciendo el concepto de disuasión nuclear por
medio de la denominada MAD (destrucción asegurada mutua) por sus siglas
en inglés.
LA RECIENTE RMA Y EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO
Componentes
La reciente revolución de asuntos militares o RMA se basa en el avance
de las tecnologías de informática y telecomunicaciones que comenzó a acelerarse desde principios de la década de 1980, con la difusión y reducción de
tamaño y costo de los computadores y microprocesadores. Tiene las siguientes características principales:
• Alteración de la relación exactitud-distancia en la aplicación de la fuerza militar, debido al empleo de munición de precisión con capacidad
de autopropulsión, como los misiles cruceros, empleando elementos de
GPS.
• Enfoque en el manejo eficiente de la información soportada por medios
informáticos y las acciones para degradar la información del enemigo.
Este enfoque se implementa en el concepto amplio de las operaciones
de información y en el enfoque restringido de la guerra de información, en caso de hostilidades.
• Reducción de bajas y daños colaterales.
Inicialmente la RMA había considerado dos etapas (Kievit y Metz, 1995):
• Primera: basada en información, precisión y comunicaciones.
• Segunda: basada en robótica, psicotecnología, nanotecnología, e inteligencia artificial.
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Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
Fases de la RMA
El analista Colin S. Gray (2002) menciona la naturaleza secuencial de la dinámica de las RMA, incluyendo a la más reciente RMA, que algunos la señalan como IT-RMA (Information Technology - Revolution in Military Affairs).
Michael Raska (2011), investigador de las fuerzas armadas de Singapur las ha
categorizado secuencialmente con el fin de poder presentar la evolución de
los conceptos.
FASE 1
Tiene sus raíces a principios de los años 80 del siglo pasado, cuando los soviéticos, que tenían ventaja en fuerzas convencionales, toman conocimiento de
los conceptos operacionales que estaba desarrollando Occidente en respuesta
a esta situación; por ejemplo, el concepto de combate aeroterrestre o Air Land
Battle (ALB). Estos conceptos se basaban en el empleo de microelectrónica y
munición de precisión para destruir el segundo escalón de fuerzas soviéticas
antes de atacar a las fuerzas en la línea de frente. Curiosamente, los soviéticos
son los que se dan cuenta de las implicancias operacionales de largo plazo y
denominan a esta situación una revolución técnico-militar (MTR, sigla del
inglés Military Technical Revolution), la cual podía cambiar el balance de
fuerzas convencionales, en el que todavía tenían ventaja (Adamsky, 2008);
por lo que comenzaron a desarrollar gran cantidad de documentos al respecto,
los que empezaron a ser detectados por Occidente. Asimismo, comenzaron a
desarrollar conceptos como los grupos de maniobra operacional para contrarrestar a los desarrollos doctrinales de Occidente.
FASE 2
Los analistas occidentales empezaron a integrar los escritos soviéticos y
detectar los nuevos desarrollos doctrinales, y apreciaron que las conclusiones
a las que habían llegado eran válidas, aunque la caída del Muro de Berlín
y los acontecimientos posteriores los habían eliminado como amenaza. Sin
embargo, percibieron que solo se habían detenido en el nivel técnico-táctico
y no habían seguido desarrollando conceptos aplicables al nivel operacional
y estratégico. Pasaron así de la concepción MTR soviética a la RMA norteamericana, desarrollada también en base a la experiencia de la primera Guerra
del Golfo de 1991.
Es en esta fase cuando se comienzan a discutir los alcances de los términos RMA y revoluciones militares. Las discusiones se centraban en el rol de
José Jara
la tecnología para aumentar la eficiencia militar, así como las fuentes de la
innovación militar.
FASE 3
Durante esta fase, la RMA despertó gran entusiasmo entre los planificadores de defensa. El ímpetu pasó del análisis de la evolución histórica hacia las
exigencias de lograr a futuro eficacia a un coste reducido. La RMA comienza
a ser considerada revolucionaria y una razón para repensar toda la estructura
doctrinaria de la guerra. Se centró en la tecnología y en la aplicación del concepto RMA. En esta fase se desarrollaron dos conceptos. El primero, Sistema
de sistemas, basado en un fuerte accionar conjunto y el manejo de información, se publicó el documento Joint Vision 2010 que integraba el concepto en
un marco de trabajo conjunto. El segundo concepto deriva del anterior y fue
impulsado principalmente por la Marina de los EE. UU. Se trata del concepto
de Netwok-Centric Warfare (guerra centrada en redes). A continuación describimos brevemente estos términos.
Concepto de guerra centrada en redes
“Concepto de Operaciones posibilitado por superioridad de información,
que genera una efectividad incrementada de combate, mediante la interconexión de sensores, decisores y ejecutores que permita una conciencia
compartida, una mayor velocidad de comando, mayor ritmo de operaciones, mayor letalidad, mayor supervivencia y un alto grado de sincronización”. (Alberts, 2000)
En la figura 1 se aprecia un esquema en el que toda actividad operacional se
presupone conectada a la red representada como infoestructura conjunta. Se
hace énfasis en los conceptos de imagen operacional común (COP del inglés
Commom Operational Picture). Asimismo hace énfasis en la sincronización
de las fuerzas y la sustitución de personas por información. Martin Libicki
hablaba de conceptos como ocupación aérea o presencia virtual.
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Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
Figura 1. Concepto de guerra centrada en redes
Fuente: Alberts, 2000. Elaboración propia
Concepto de sistema de sistemas
Es un modelo de alto nivel que explica las interacciones entre diferentes
sistemas (Jamshidi, 2009), aplicado el ambiente de Defensa que adoptó principalmente dos definiciones:
• Es un método para lograr el desarrollo, la integración, interoperabilidad y optimización de los sistemas para mejorar el rendimiento en los
escenarios de un futuro campo de batalla.
• En relación con los conjuntos de combate, el sistema de sistemas se
refiere a la interoperabilidad y sinergia de comando, control, computadoras, comunicaciones y la información (C4I) y de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR, del inglés Intelligence, Surveillance,
and Reconnaissance).
Si bien es cierto que inicialmente el énfasis era en el aspecto tecnológico,
posteriormente se vería la necesidad de incluir el factor humano con mayor
énfasis, requiriendo la aplicación de enfoques sociotécnicos.
José Jara
FASE 4
Se desplaza el énfasis tecnológico del RMA hacia una concepción más
operacional y administrativa, debido a la multiplicidad de amenazas y desafíos. Los alcances de la transformación impulsadas por el RMA parecían no
tener límites. Incluían doctrina, presupuesto, organización, etc. En octubre
de 2001 se estableció una oficina especial, dentro del DoD, para manejar la
transformación de la fuerza.
Se promulgó el concepto de operaciones basadas en efectos que se complementaría con la guerra centrada en redes, para aumentar la efectividad de
las fuerzas.
Concepto de operaciones basadas en efectos (EBO)
Tiene un alcance mayor que la esfera de responsabilidad de las FFAA. Está
definido como: “[...] son un conjunto de acciones coordinadas y dirigidas a dar
forma al comportamiento de aliados, neutrales o enemigos durante paz, crisis
o guerra” (Smith, 2002). Durante el tiempo de guerra se denomina guerra
basada en efectos.
Tal como se ve en la figura 2, el concepto se basa en la aplicación de una
parte del poder nacional con el fin de obtener efectos en el dominio PMESII
(político, militar, económico, social, informacional o infraestructura).
Figura 2. Concepto de operaciones basadas en efectos
Operaciones basadas en efectos
Información
Político
Económico
Guerra basada en efectos
Militar
Paz
Crisis
Fuente: Smith, 2002. Elaboración propia
Conflicto
Paz
PME
SII
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Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
Transformación del sector Defensa en los EE. UU.
La Oficina de Transformación de las Fuerzas emitió en 2003 una Guía de
planeamiento para la transformación, en la cual se definía la transformación
del Departamento de Defensa (Department of Defense, 2003). La guía describe la Transformación de Defensa como:
“un proceso que da forma a la naturaleza cambiante de la competencia y
la cooperación militar a través de nuevas combinaciones de conceptos,
capacidades, personas y organizaciones que se aprovechan de las ventajas
de nuestra nación y proteger contra nuestras vulnerabilidades asimétricas
para mantener nuestra posición estratégica, lo que ayuda afianzar la paz y
la estabilidad en el mundo”. (Department of Defense, 2003)
Figura 3. Enfoque de la transformación del sector Defensa en los EE. UU.
Fuente: Department of Defense, 2003. Elaboración propia
Tal como se aprecia en la figura 3, la transformación tiene su origen en
el nivel estratégico, donde se establecerán los requerimientos, que a través
de una visión conjunta, derivarán en una especificación de capacidades conjuntas fundamentadas en las operaciones basadas en efectos, que a su vez se
descompondrán en requerimientos de modificaciones o exigencias a los aspectos DOTMLPF (doctrina, operaciones, entrenamiento, material, logística,
personal y facilidades logísticas). Un énfasis de experimentación permitirá
confirmar el nivel de acoplamiento de estos aspectos con las capacidades,
José Jara
así como entre estas y las exigencias derivadas de la Política de Seguridad
Nacional.
FASE 5
Se aprecia que el desafío que había tomado el DoD de convertir la visión
transformacional del RMA en una colección de capacidades orientadas a
efectos era excesivamente ambicioso, máxime cuando involucraba la reingeniería del aparato administrativo en adición a las entidades operacionales. Un
factor que afecta el proceso de transformación es la exigencia operacional
derivada de los conflictos de Afganistán e Iraq, en los que las actuales armas
basadas en RMA no muestran gran efectividad en apoyo a tareas de contrainsurgencia o protección contra ataques con explosivos improvisados (IED,
del inglés Improvised Explosive Device) a convoyes. El otro factor importante
es el costo de la transformación, especialmente de los programas de armas
basados en la visión RMA. Las consideraciones de factibilidad económica e
incluso la practicabilidad de las armas transformadas son parte importante de
la discusión. Se está considerando que el RMA es más una nueva modernización que una revolución.
Un hecho que también puso en duda la aplicabilidad de los conceptos basados en la lógica RMA. El concepto israelí de SOD (Systemic Operational
Design o diseño sistémico operacional) –semejante al EBO, con un mayor
énfasis en la Teoría general de sistemas de Bertanlanffy y en las concepciones
postmodernas– fue empleado en conjunto con el mismo concepto de EBO en
su incursión en Líbano en 2006 con discutibles resultados (Vego, 2009).
De la descripción del proceso en base a fases, se puede apreciar que la discusión inicial que señalamos sobre los alcances y el concepto de lo que es una
RMA se han mantenido. Hay algunos expertos, como Andrew Krepinevich
(1994), que indican que el concepto de MTR soviético es más aplicable en
este caso, puntualizando que la revolución doctrinal para el empleo aún no
ha dado los frutos esperados, debido a que quizás algunos pensadores del
RMA adoptan un esquema demasiado determinista al creer que los cambios
tecnológicos por sí mismos generarían cambios doctrinales (Dombrowski,
2006:143).
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Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
El cuadro 3 esquematiza la discusión referida a las fases explicadas anteriormente.
Cuadro 3. Fases de la reciente RMA (IT-RMA)
Fuente: Raska, 2011. Elaboración propia
Críticas al concepto
Una de las principales críticas al concepto de RMA es que encerraba una
tesis que no había sido validada con suficientes casos que justificaran su implementación a un grado que algunos consideraban demasiado optimista. En
tal sentido, Bjørn Møller (2002) indicaba que las anteriores RM y RMA no
estuvieron basadas primariamente en tecnología (excepto las bombas nucleares) mientras que el énfasis de los EE. UU. en la RMA actual está centrado
en el componente tecnológico. Indicaba, además, que la primera Guerra del
Golfo era una situación muy especial para servir de modelo futuro a posibles
conflictos, y que las crisis posteriores en los Balcanes y en Somalia mostraban
el poco impacto de la RMA centrada en tecnología.
El general director de la Academia Francesa Conjunta se expresaba también en ese sentido:
“Muy rápidamente, luego de la euforia de la caída de Kabul y la toma de
Bagdad, la verdad de la guerra impone nuevos interrogantes [...] las dificultades encontradas hacen parecer como extrañamente desfasado todo el
debate estratégico de los años 1990, enfocado como estaba en la victoria
decisiva y la aceleración de tiempos. Brutalmente, nos damos cuenta que,
al desaparecer totalmente la política de detrás de la técnica, conduce a una
José Jara
situación sin salida. [...] En la primavera de 2003, la campaña ‘de los 21
días’ en Irak constituye una demostración notable del nivel de eficacia técnica alcanzada por los ejércitos de EE. UU. Sin embargo, esta formidable
victoria táctica y profesional no supo crear las condiciones para el éxito
estratégico”. (Desportes, 2009)
El general James N. Mattis, jefe de la Infantería de Marina de los EE. UU.
indicó:
“Nuestra fascinación por la Revolución en los asuntos militares [RMA]
y la Transformación ha sido una vez más sacudida por las lecciones de
la historia, mostrándonos el rol esencial del factor humano en la guerra.
Nuestro entusiasmo por la tecnología no era otra cosa que la marca de
nuestra propia cultura y el deseo irreal de dictar la conducta de la guerra
según nuestras propias condiciones”. (Castelli, 2008).
Aún más, incluso se ha expresado en contra de los conceptos de operaciones basadas en efectos (EBO) y el sistemas de sistemas (SoS) (Castelli, 2008).
El escritor David Lonsdale (2007:236) indica que la visión del RMA refleja
una forma de pensar occidental frente a la guerra, que en su expresión más
extrema coincidía con el concepto de guerra post heroica, lejana, sin héroes
ni víctimas, como inicialmente se presentó la Guerra del Golfo de 1991. Los
defensores de la RMA llegaban a hablar de una “ocupación virtual” por medio de sensores, concepto no compartido por el personal americano que ha
tenido que ocupar físicamente Iraq y Afganistán enfrentándose en ambos casos a una terca insurgencia. Estos últimos indicaban que los defensores de la
RMA enlazaban demasiado rápido la superioridad de información con éxito
militar contundente y en el fondo buscaban soluciones técnicas a problemas
(Lonsdale, 2007:236).
El autor sintetiza en siete razones principales sus observaciones al RMA:
1. La guerra es contra un enemigo inteligente que puede reaccionar y no
contra una serie de blancos que destruir.
2. La guerra tiene elementos intangibles que tienen que ser tomados en
cuenta, muchos de ellos referidos a relaciones humanas.
3. La incertidumbre de la reacción del adversario es siempre un elemento
que no puede ser predicho con la información actual.
4. La sobrecarga de información complica la tarea de orientarse en el
espacio de batalla.
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Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
5. El medio ambiente genera incertidumbre, como por ejemplo las tormentas de arena durante las acciones en Iraq.
6. El problema del sesgo del humano que procesará la información y tomará decisiones tácticas.
7. El problema del azar como parte de las características del ambiente.
APLICACIONES DE IT-RMA: OPERACIONES DE INFORMACIÓN
Y PENSAMIENTO DE CLAUSEWITZ Y WARDEN
Operaciones de información y pensamiento de Clausewitz
¿Cuál es el impacto de los conceptos generados por la IT-RMA en el pensamiento de Clausewitz? A pesar de que inicialmente, en la etapa de la tecnofilia RMA, se pensaba que las tecnologías de información iban a poner fuera
de vigencia al estratega prusiano, la realidad ha mostrado las limitaciones
de la tecnología, especialmente desde los resultados de las guerras en Iraq,
Afganistán y la crisis Líbano-Israel de 2006.
Clausewitz, en su obra De la Guerra, en el libro II, capítulo segundo, trata
el nivel de la estrategia militar. Al indicar la dificultad de describir la naturaleza del combate y elaborar una teoría, indica que existen tres principales
componentes que interactúan entre sí: las fuerzas morales (el convencimiento
de la legitimidad de su sentimiento hostil al enemigo y la percepción y respuesta frente al peligro), la reacción vital (oposición violenta de un adversario
inteligente) y la fricción (generada por la incertidumbre de conocer toda la
información necesaria para las operaciones).
Frente a estos tres grandes componentes descritos por Clausewitz se puede
señalar lo siguiente referido a la influencia de la IT-RMA:
• Con respecto a las fuerzas morales, los componentes de operaciones
sicológicas y asuntos públicos tienden a afectar la moral de los decisores enemigos, su deseo de luchar, así como su legitimidad frente a la
población civil y en algunos casos de sus mismos subordinados. En el
caso de la Guerra de Iraq en 1991, gran esfuerzo de manejo de prensa
y operaciones sicológicas orientados a obtener la rendición de los combatientes iraquíes se realizaron mediante la emisión de programas en
árabe así como el envío de gran cantidad de volantes lanzados desde
aviones.
• Con respecto a la reacción vital, los componentes de decepción, operaciones de seguridad y ataque físico selectivo llevaron al ejército iraquí
a tomar acciones no solo inofensivas para la coalición, sino destructivas
José Jara
para sus propias fuerzas. Campamentos falsos ubicados en ciertas partes de la línea de operaciones incluso con emisiones de radio falsas para
simular tráfico de mensajes obligaron al ejército iraquí a modificar su
dispositivo. También contribuyó la campaña informativa referida a los
ejercicios de desembarco anfibio, sumados a volantes que indicaban
que cualquier resistencia en la costa sería aplastada y por lo tanto deberían rendirse. Estas acciones sumadas a los ejercicios de bombardeo
de costa y desembarcos anfibios realizados por la coalición, hicieron
pensar que las principales acciones vendrían cerca a costa. Mientras
tanto, las mayores unidades, con sigilo, se desplazaban a posiciones
base mucho más al oeste para envolver al ejército iraquí que había
permanecido principalmente en posiciones cercanas a costa. Frente al
ataque, que había sido precedido por la destrucción física de estaciones
de radar iraquíes, estos intentaron una retirada por la carretera que
unía Kuwait con Bassora (la línea con guiones en el mapa de la figura
4), donde fueron destruidos por las fuerzas aéreas.
Figura 4. Envolvente de la coalición sobre las fuerzas iraquíes en 1991
Eu
IRAQ
fra
tes
As-Sa nawah
IRAN
An-Nasiriyah
Carretera
Al-Basrah
Wa
di A
l Ba
tin
FOB Cobra
KUWAIT
Kuwait Ciudad
XVIII ABN CORPS
VII CORPS
JFC-N
1st CALVARY
VIII CORPS
1st MEF
JFC-E
XVIII ABN CORPS
SAUDI ARABIA
Fuente: Department of Defense, 2003.
• Con respecto al concepto de fricción, es importante indicar que la
niebla de la guerra, frente a la cual se esperaba que la RMA la cuasi
eliminara, no ha sido borrada a pesar de las capacidades de las tecnologías de información. Ya en los tiempos de Clausewitz se hablaba
de la naturaleza no lineal de las batallas, y los actuales modelos las
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32
Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
tienden a representar como sistemas adaptativos complejos en los que
una pequeña variable puede desencadenar resultados muy diferentes
(Epstein, 1997:30). Esto coincidiría con lo indicado por Knox y Murray
(2001:193), en cuanto a que en principio ninguna de las RMA afecta el
nivel estratégico general, ya que pertenecen al nivel operacional.
Lonsdale manifiesta que muchos de los proponentes originales del RMA
indicaban que los cambios generados por dicha revolución modificarían la
naturaleza de la guerra, entre ellos la eliminación de la niebla y la reducción
de fricción. Sin embargo no se ha dado en las siguientes guerras en la forma
en la que se percibió en la campaña de Iraq en 1991. El paradigma de la fricción, que Clausewitz indicaba que era el único concepto que diferenciaba la
guerra real de la guerra simulada, y que englobaba varios efectos tales como
la incertidumbre sobre el enemigo y el azar, en un ambiente no lineal tienen
gran impacto.
Lonsdale (2007:231 y 235) indica cuatro razones por las que la fricción se
mantendrá:
1. La estrategia puede requerir la destrucción física del enemigo.
2. En algunos casos, la destrucción directa del enemigo es más simple y
fácil de planear y ejecutar.
3. El control frecuentemente requiere presencia física, a la cual alguien
puede oponerse por medios violentos.
4. Debido a que el conflicto es un enfrentamiento entre dos bandos, uno
de ellos puede introducir violencia en una forma no prevista, como por
ejemplo en los casos de guerras asimétricas.
Hay, sin embargo, un caso en el que la RMA puede ser empleada para
describir el enfrentamiento entre dos adversarios, y se refiere al incremento
de la capacidad de procesar la complejidad del especio de batalla a través
de la técnicas de sistema C4I junto a un eficiente equipo de Estado Mayor.
Las técnicas de tecnología de información pueden incrementar la velocidad
de los ciclos OODA (observar, orientar, decidir y actuar) en la batalla, tal
como hemos visto al describir la lógica de las operaciones EBO. Por lo tanto
un comandante con ciclos OODA veloces puede manejar una mayor velocidad de operaciones sin quedar en una situación de caos frente al adversario.
Igualmente, una mayor capacidad de sensores, de sistemas C4I y un OODA
veloz (nuevamente) puede obtener y procesar mayor cantidad de información
del ambiente y del enemigo que su adversario.
José Jara
Figura 5. Diferencial entre orden y caos entre adversarios convencionales
Y
Escala y alcance de operaciones
Escala y alcance de operaciones
Y
Caos
Orden
Borde de caos
Mejor equipo,
entrenamiento,
organización
Velocidad de operaciones
X
Evitar que nuestras
fuerzas estén en caos,
mientras que las del
enemigo estén en orden
Zona 1
Ambos lados
en caos
Zona 2
complejidad
Un lado en caos
uno en caos
Bo
rd
rde
Zona 3
Ambos lados
en orden
ed
ec
Bo
de
cao
sd
ao
sd
e1
e2
Estancamiento
Velocidad de operaciones
X
Fuente: Smith, 2002. Elaboración propia
En la figura 5 vemos que los dos ejes que condicionan que un combatiente
esté en caos (en el medio de la niebla y vencido por la fricción) son la complejidad del espacio de batalla (cantidad de unidades, cantidad de datos sobre
cada unidad que deben ser procesados, factores de distancia, variedad de las
unidades) y velocidad con que cambian las circunstancias, normalmente al
ritmo del adversario que actúa más rápido. La curva se denomina borde de
caos. En la figura 5, a la izquierda, podemos ver cómo con las técnicas de C4I
se puede desplazar esa curva hacia la derecha, dentro de las limitaciones que
da el poderío de las propias fuerzas.
En la figura 5, a la derecha, tenemos las curvas de dos combatientes adversarios (denotados como 1 y 2). Vemos que las curvas son diferentes y que por
lo tanto hay una región en la que el combatiente “1” mantiene control de la
situación, mientras que “2” está en caos. Un combatiente con mayores capacidades IT-RMA (que facilitan el procesamiento de información) puede imponerse sobre otro con menores capacidades, salvo que haya una diferencia muy
grande en el resto de capacidades operacionales de las fuerzas. Justamente,
existen trabajos que indicarían que entre dos adversarios convencionales, en
los casos de que uno de ellos tiene superioridad IT-RMA (C4I, sensores y
precisión) este tendería a realizar un ataque relámpago sobre el de menos
capacidad (Pardesi, 2005).
En la figura 6 vemos la típica curva de un atacante de tipo asimétrico,
que no puede manejar un espacio de batalla muy complejo (dimensión verti-
33
Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
cal), pero puede trabajar a una velocidad mayor que la de un adversario más
convencional. A ello se debe el desarrollo actual de investigaciones en las
áreas de sensores contra ataques de este tipo, y mecanismos de compresión
de tiempo, tales como el empleo de inteligencia artificial para responder a
amenazas asimétricas.
Figura 6. Diferencial entre orden y caos con adversarios asimétricos
Y
Escala y alcance de operaciones
34
Zona 1
Ambos lados en caos
Curva típica que caracteriza
amenazas asimétricas
Bo
rd
ed
Zona 2
Lado 1 en orden
Lado 2 en caos
el
ca
os
de
1
Zona 4
Lado 1 en caos
Lado 2 en orden
Zona 3
Ambos lados en orden
Borde del
caos de 2
Velocidad de operaciones
X
Fuente: Smith, 2002. Elaboración propia
Operaciones de información y pensamiento de Warden
El coronel de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos John Warden III,
desarrolló la Teoría de los cinco anillos, como una expansión del concepto
de los centros de gravedad de Clausewitz, modelo sobre el cual se basó la
primera fase de la Operación Tormenta en el Desierto el año 1991. El modelo
considera que existen cinco centros de gravedad dispuestos según un modelo
representado gráficamente por cinco anillos concéntricos, de forma que cada
centro de gravedad protege a los que contiene en su interior, de acuerdo a lo
siguiente:
• El primer anillo, el central, corresponde al liderazgo del enemigo, su
voluntad de vencer, sus centros de decisión o una ideología.
• El segundo anillo corresponde a los principales centros de producción
de la nación donde descansa el poder económico del Estado, los elementos orgánicos.
• El tercer anillo está constituido por las grandes infraestructuras del
Estado. Se incluyen aquí los principales puertos, aeropuertos, red de
ferrocarriles, red de autovías, redes de distribución eléctrica, telecomunicaciones y otras infraestructuras críticas.
José Jara
• El cuarto anillo corresponde a la población.
• En el quinto anillo, protegiendo a todos los demás, se encuentran las
Fuerzas Armadas.
Podemos indicar sobre los conceptos derivados de la RMA, que el concepto de guerra de información en tiempos de guerra, y de operaciones de información en tiempo de paz, así como el enfoque EBO tienen gran aplicabilidad.
El concepto básico de las operaciones de información está orientado a
afectar el liderazgo del adversario que se tiene al frente, a su sistema de comando y control con el fin de que las fuerzas que comanda se encuentren
carentes de guía y actúen como elementos aislados contra un atacando con
alto nivel de coordinación interna (concepto de guerra basada en redes y de
sistema de sistemas).
Tomando en consideración que las operaciones de información pueden ser
realizadas en todos los niveles, desde el táctico hasta el estratégico nacional, la idea central se mantiene: atacar el liderazgo en el nivel que se esté
trabajando; lo que variaría sería la intensidad con que se emplee cada uno
de los componentes, por ejemplo, a nivel estratégico, ataques informáticos
sobre infraestructura del enemigo combinados con jamming de comunicaciones o destrucción física en forma coordinada, pueden generar un efecto
de cascada sobre la eficacia operacional de los centros de mando de niveles
inferiores, dejando para el final el ataque convencional sobre una fuerza cuyos ciclos OODA se hayan vuelto más lentos (consecuencia de un enfoque
EBO). Asimismo se pueden emplear efectos directos e indirectos, ya que en
principio el enfoque EBO permite usar en forma coordinada elementos del
campo militar, diplomático, económico e informacional. Dicho enfoque se
puede observar en la figura 7.
Figura 7. Aplicabilidad de los componentes de OOII a la teoría de Warden
Fuente: Elaboración propia
35
36
Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
CONCLUSIONES SOBRE LA RMA
• La actual RMA se basa en el empleo de armas de precisión y superioridad de información y ha sido posibilitada por el enorme desarrollo de
las tecnologías de informática y comunicaciones.
• Es un concepto en continua evolución, del que han derivado otros conceptos de empleo en el ámbito operacional tales como guerra basada
en redes, operaciones basadas en efectos, operaciones de información,
y en el ámbito administrativo el enfoque de alineamiento organizacional orientado a capacidades basadas en efectos (transformación del
sector Defensa).
• Es un concepto que presenta límites de aplicación en función a la complejidad de la guerra y al impacto del factor humano.
• No se espera que las técnicas derivadas de RMA modifiquen la naturaleza de la guerra, ya que los conceptos de Clausewitz y Warden
aceptan estas técnicas sin necesidad de cambios.
• Las técnicas RMA pueden generar una diferencia tal entre dos adversarios convencionales, con cierto nivel de simetría, que la capacidad
de disuasión del menor puede ser diluida, incitando al adversario con
mayores capacidades a efectuar ataques relámpago con el fin de obtener objetivos limitados. Una mayor asimetría de fuerzas acentuará este
peligro.
José Jara
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37
Aníbal Cueva López
Capitán de Navío, egresado de la Escuela Naval del Perú en 1986. Bachiller
en Ciencias Marítimas, Calificado en Infantería de Marina. Ha seguido
cursos de Comando Anfibio, Inteligencia Naval, Comando y Estado Mayor
en la Escuela Superior de Marina de Guerra, Inteligencia en el Ejército
Peruano, Alto Mando en el Centro de Altos Estudios Nacionales, y Defensa y
Seguridad en la Universidad de Defensa del Ejército Popular de Liberación
de China. Se ha desempeñado como Segundo Comandante del BIM-2 Guardia
Chalaca, Comandante de la Compañía de Comandos Anfibios, Jefe de la
Escuela de Operaciones Ribereñas, Comandante del Batallón de Comandos,
Jefe del Servicio de Policía Naval y Oficial Asesor de Estado Mayor de la
Comandancia de Infantería de Marina de la Armada de la República de
Colombia. Actualmente es Jefe del Estado Mayor de la Cuarta Zona Naval
y de la Comandancia de la Fuerza de Tarea 100. Es colaborador de varias
publicaciones: Revista de Marina, Revista del Comando Conjunto de las
Fuerzas Armadas, Revista de la Armada de Colombia, Revista de la Infantería
de Marina de la Armada de la República de Colombia.
Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval, 2011 - Lima Perú
Aníbal Cueva López
EL TERRORISMO:
CONCEPTUAR ENTRE ESCILA Y CARIBDIS
La virtud sin terror es impotente y el terror sin virtud es maligno.
Robespierre
L
a época actual es peculiar por el esfuerzo que el ser humano hace para
respetar la vida y dignidad de las personas procurando erradicar guerras, conflictos y la violencia en todas sus formas, sin embargo estas
persisten en las sociedades de hoy bajo diversas facetas y denominaciones,
adoptando algunas veces maneras atentatorias de toda norma y principio
humanitario que evocan inmediatamente otras ideas como insania, bombas,
explosiones, asesinatos, violencia sin sentido y secuestros; percepciones todas
ellas contenidas en el término terrorismo, razones por las que al mencionarlo
es casi imposible separar el contenido conceptual que lleva consigo del conjunto de emociones, imágenes y valores asociados a él.
Con la adopción del terrorismo como “forma de lucha” y “arma de los
débiles”1 , en las últimas décadas ha resultado complicado precisarlo, asunto
complejo e importante ya que es necesario contar con una definición como
punto de partida para investigar este fenómeno y adoptar una posición al respecto, así como determinar cuáles actividades son, o no, terroristas.
Es pertinente señalar que explicar el terrorismo hoy en día resulta más
laborioso, ya que de la simple definición de aterrorizar o causar terror dicha
noción pasó a sufrir importantes cambios con el transcurrir del tiempo; es
durante la revolución francesa que el término terror, referido al “terror jacobino”, aparece en el ámbito político, aplicado como instrumento de persuasión
gubernamental al ejecutar a los aristócratas considerados como clase opresora. Esta concepción clásica cobra otra acepción en el siglo XIX, al aplicarse
particularmente al uso de la violencia subversiva por entes no estatales contra
quienes dificultan el logro de determinados objetivos políticos, identificándose el terrorismo de inspiración marxista, anarquista y populista ruso con
este modelo, percepción que dura hasta la primera guerra mundial (Bordes
Solanas, 2000:25).
40
Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
Según Montserrat Bordes Solanas (2000:25), el concepto terrorismo ha
sufrido en nuestros días al menos una transformación más, incluyendo dentro del mismo a la violencia ejercida sobre personas al azar y no solo sobre
las personas que “dificultan el logro de determinados objetivos políticos”, tal
como lo mencionamos, surgiendo la idea de la modernidad o nueva era del
terrorismo, caracterizada por “no poner límites a la hora de matar por una
causa”.
Desde otro punto de vista, para complementar la historia de la evolución
de la definición de terrorismo, son interesantes y poco conocidos los estudios
realizados por los expertos chinos Ji Mingkui y Kong Xianghua (2004:3-4),
quienes realizaron un análisis del contenido estructural de 159 definiciones de
diversa procedencia, arribando a las siguientes conclusiones:
- Es una acción violenta.
- Es un fenómeno político que tiene claros objetivos políticos o sociales.
- Es una acción criminal que perjudica al pueblo y a la sociedad.
- Tiene como propósito crear un ambiente de terror e inseguridad, ejerciendo influencia sobre la psicología de la gente y la sociedad.
- La mitad de los expertos creen que el concepto de terrorismo debe
incluir el factor clave de la acción de amenazar (o amenazar con violencia).
Sin embargo, aparte de estos cinco puntos comunes, no existe consenso
para definir lo que es el terrorismo, debido a que quienes ejercen este tipo de
violencia son llamados “terroristas” por algunos y “guerrilleros”, “insurgentes” o “luchadores sociales” por otros, lo que dice mucho de la complejidad
del tema, más si revisamos algo de la historia reciente donde varias figuras
políticas fueron tildadas como uno u otro; tenemos como ejemplos para ilustrar lo expuesto a Menachem Begin, primer ministro de Israel y Premio Nobel
de la Paz, quien fue miembro la Irgun Zvai Leumi, organización considerada
terrorista por los británicos en la década de 19402 ; Yasser Arafat, líder de
la Organización por la Liberación de Palestina (OLP), igualmente calificada
como organización terrorista y también designado Premio Nobel de la Paz
posteriormente; otro caso notable es el de Nelson Mandela quien fue acusado y condenado por actos terroristas realizados por el Congreso Nacional
Africano (CNA)3.
Podemos mencionar algunos casos en Latinoamérica, que tal como los anteriores ilustran el contenido político del terrorismo así como su contextualización, acorde al desenlace de los sucesos, el tiempo y dónde se generó dicho
Aníbal Cueva
conflicto; tenemos ejemplos bastante recientes como el de la presidenta de
Brasil Dilma Roussef, acusada por la Junta Militar Brasileña en 1970 de terrorismo al integrar el Grupo de Resistencia Vanguardia Armada Revolucionaria
- Palmares4; y el del actual presidente de Uruguay José Mujica, que fue integrante de la Organización Tupamaros durante la década de 19705.
Actualmente, el empleo instrumental del concepto terrorismo sigue dándose de forma indistinta aumentando la confusión, tal como pudimos evidenciar durante el conflicto de Libia iniciado con la Revolución del 17 de
febrero que culminó con el derrocamiento y muerte de Muamar Al Gadafi,
donde inicialmente los insurgentes fueron tildados de terroristas, posteriormente los insurgentes calificaron las acciones de las fuerzas leales al dictador como de terrorismo de Estado y por último ante la intervención de las
Fuerzas de la OTAN al decretarse la zona de exclusión aérea sobre Libia,
estas fueron consideradas como terroristas6. Igualmente en agosto sucedieron
los levantamientos en Siria contra el presidente Bachar el Asad, quien rechazó
las críticas a la “brutal represión” formuladas por el secretario general de la
ONU Ban Ki Moon, manifestando que los incidentes fueron causados por
“bandas armadas” que “sembraban el terror y atemorizaban a la población”
(La República, 2011:18).
En el Perú, desde el punto de vista legal, el concepto de terrorismo o por
lo menos las acciones que se consideran como tales se encuentran señalados
en la Ley N° 254757 que establece la penalidad para los delitos de terrorismo,
que en el artículo 2° indica:
“Descripción típica del delito: El que provoca, crea o mantiene un estado
de zozobra, alarma o temor en la población o en un sector de ella, realiza
actos contra la vida, el cuerpo, la salud, la libertad y seguridad personales
o contra el patrimonio, contra la seguridad de los edificios públicos, vías
o medios de comunicación o de transporte de cualquier índole, torres de
energía o transmisión, instalaciones motrices o cualquier otro bien o servicio, empleando armamentos, materias o artefactos explosivos o cualquier
otro medio capaz de causar estragos o grave perturbación de la tranquilidad pública o afectar las relaciones internacionales o la seguridad de la
sociedad y del Estado, será reprimido con pena privativa de libertad no
menor de veinte años”.
Como observamos, la descripción es bastante general dificultando tipificarlo de manera exclusiva, además de obviar una consideración fundamental
mencionada anteriormente, que es la “motivación política”, recordemos que
41
42
Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
en el Perú por esta razón se quiso juzgar a los integrantes de bandas de secuestradores y asaltantes de bancos aplicando la mencionada ley, por lo que
resulta primordial incidir en una diferencia esencial entre terroristas y delincuentes, y es que los primeros actúan motivados por razones políticas; a la vez
debemos señalar que las acciones terroristas son iniciadas unilateralmente
contra el Estado y estas comprenden acciones vetadas por el derecho internacional ocasionando víctimas inocentes, por lo que no cabe comparación con
las acciones de la delincuencia común, que tiene otros fines y cuyos delitos se
encuentran claramente tipificados.
Otro aspecto que encontramos importante para arribar a un concepto consensuado de terrorismo es la aceptación del monopolio del uso legítimo de
la fuerza por parte del Estado, y únicamente por él, dentro de su territorio.
Esta condición se da en esencia por la aplicación de las leyes y la capacidad
para hacer que se respeten, es decir, cuenta con el poder punitivo o coercitivo
para imponer el estado de derecho, en palabras de Francis Fukuyama con “la
capacidad última de enviar a alguien con uniforme y pistola para que imponga
el cumplimiento de las leyes” (Cueva, 2008:45-46); esto es, ningún ente no
estatal cuenta con la potestad de imponer el estado de derecho o buscar el bien
común y seguridad de los ciudadanos por medio de la violencia.
Habiendo detallado algunos considerandos, podemos arriesgarnos a proponer una idea acerca del terrorismo, incluyendo los criterios anteriores, considerándolo como el “uso de la violencia o la amenaza del empleo de esta,
por parte de un ente no estatal, con el propósito de influenciar las emociones
y actitudes de otros induciendo un sentimiento de terror o inseguridad para
lograr sus objetivos políticos”.
Somos conscientes de que no hay un acuerdo general para definir el terrorismo, sin embargo, creemos en la necesidad de intentarlo, asumiendo el
riesgo de orientar el rumbo hacia Escila o Caribdis, sabiendo que bajo este
término yacen motivaciones, conductas y objetivos tan disímiles que cualquier intento de definición quedaría corto; vale la pena hacerlo teniendo en
cuenta que el terrorismo es una de los mayores amenazas para los Estados,
naciones y nuestra sociedad, que crece clandestina e imperceptiblemente tomándose el tiempo necesario para afectar nuestro futuro, pero recordemos
que tiene, como Jano, dos caras, una de abuso y violencia fuera de toda norma
humanitaria y otra de pretendida justicia y equivocados ideales… Entonces
para tratar de entenderlo, no justificarlo, es imprescindible reconocer la contextualización de esta idea; ya Montaigne cinco siglos atrás expresó “cada
quien designa como barbarie lo que no es de su uso”.
Aníbal Cueva
Notas
1 Es necesario indicar que esta frase “arma de los
débiles” tiene numerosos detractores, ya que para
algunos estudiosos busca asociar la palabra terrorismo con los países no desarrollados y el accionar violento universalmente rechazado, con algunas “guerras justas”, lo que expresa los diversos
puntos de vista respecto a este fenómeno.
2 Menachem Begin, Primer Ministro de Israel y
Premio Nobel de la Paz, miembro de la Irgun
Zvai Leumi (Organización Militar Nacional en
la tierra de Israel), considerada terrorista por
los británicos, participó en julio de 1946 en la
voladura del Cuartel General Británico ubicado
en el Hotel Rey David en Tel Aviv, murieron 91
personas.
3 Nelson Mandela fue liberado en 1990, recibió el
Premio Nobel de la Paz en 1993, y elegido presidente de Sudáfrica en 1994.
4 La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, en su
juventud integró dos organizaciones armadas
clandestinas de oposición a la dictadura militar,
el Comando de Liberación Nacional (Colina) y
la Vanguardia Armada Revolucionaria Palmares (VAR Palmares), aunque su grado de participación en acciones armadas es aún motivo de
polémica. Arrestada en Sao Paulo en enero de
1970, fue condenada inicialmente a seis años de
prisión pero fue liberada en 1972. El 1 de enero
de 2011 asumió la presidencia del Brasil.
5 Presidente de Uruguay, José Mujica, fue el candidato por Frente Amplio en las elecciones de
octubre de 2009, las que ganó en segunda vuelta.
Antes, en 1960, Mujica ingresa en el Movimiento de Liberación Nacional - Tupamaros (MLNT). En 1969 participa en la toma de Pando (asalto
de la comisaría, el cuartel de bomberos, varios
bancos y una central telefónica). En 1970, los
tupamaros organizan el secuestro y posterior
asesinato del torturador Dan Mitrione (31 de julio - 10 de agosto). En 1971 se crea en Uruguay
el Frente Amplio, una coalición de izquierdas
muy alejada del MLN-T, al que Mujica pertenecía desde 1968, que se había radicalizado y
utilizaba la violencia y el terror para derrocar al
poder. Desde 1972 Mujica sufre la persecución
de los militares, fue apresado cuatro veces y en
dos oportunidades se fuga de la cárcel de Punta
Carretas. En 1985, el presidente Julio María Sanguinetti del Foro batllista (partido Colorado) implantó de nuevo la libertad democrática, aprobó
la ley de indulto a los presos políticos, incluidos
los tupamaros, que liberó a José Mujica.
6 El 17 de febrero del 2011 se iniciaron en Bengasi, Libia, las revueltas populares con la finalidad
de acabar con las cuatro décadas de dictadura
de Muamar Al Gadafi. Después de ocho meses
de enfrentamientos el dictador fue capturado y
asesinado por los rebeldes en Misrata, al este de
Trípoli, el 20 de octubre del 2011.
7 Decreto Ley N°25475, expedido el 5 de mayo
de 1992, durante el gobierno del presidente Alberto Fujimori, que establece la penalidad para
los delitos de terrorismo y los procedimientos
para la investigación policial, la Instrucción y el
Juicio, así como las medidas de protección que
la Sociedad está obligada a proporcionar a los
Magistrados, miembros del Ministerio Público y
Auxiliares de Justicia que intervengan en dichos
procesos.
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emplea artillería contra rebeldes, secc. Mundo, p. 18.
43
Juan Carlos Llosa Pazos
Capitán de Fragata, egresado de la Escuela Naval del Perú en 1992. Calificado
en Guerra de Superficie e Ingeniería de Sistemas, graduado en Comando y
Estado Mayor, egresado de la Maestría en Ciencia Política de la Pontificia
Universidad Católica del Perú y de Gestión Cultural de la Universidad San
Martín de Porres. Ha servido en unidades de la Fuerza de Superficie, ha
sido Segundo Comandante del BAP Callao, Segundo Comandante del
BAP Unión, Jefe de la Oficina de Información en el Comando Conjunto
y Jefe del Departamento de Planeamiento de la Escuela Superior de las
Fuerzas Armadas. Actualmente se desempeña como Comandante del BAP
Eten.
Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval, 2011 - Lima Perú
Juan Carlos Llosa Pazos
UNA APROXIMACIÓN A LA GÉNESIS Y EVOLUCIÓN
DE LA IDENTIDAD MILITAR EN EL PERÚ REPUBLICANO
El pueblo del Perú es antimilitarista. Todos aborrecen la situación del
soldado. El indio prefiere matarse antes que servir... [en el ejército].
Flora Tristán (Sánchez, 1992)
L
a influencia del uniforme y el sable está presente en el Perú desde
tiempos del virreinato, y ha contribuido a su surgimiento como Estado
independiente desde el mismo día de su proclamación. Para bien o para
mal, desde donde sea visto, la influencia militar aparece en cada capítulo trascendental de la vida de la nación peruana. Soldados, marinos y aviadores, más
allá del estricto quehacer profesional, han tenido que ver en cuanta actividad
importante se ha desarrollado en el país. Ciencia, tecnológica, educación, diplomacia, política, literatura, arte, historia son algunas de las áreas que han
recibido la valiosa contribución de un hombre de uniforme.
En cuanto a la política, se podrá discutir si ha sido más el error o el acierto
de su intervención en ella, pero sin duda la nación debe mucho a los miles de
militares que han contribuido en su proceso de formación, lo que innumerables veces demandó incluso el sacrificio personal. Es por ello que tiene mucho
sentido la frase de Manuel González Prada, no obstante su tenaz desprecio por
lo militar, “Si no hubiésemos tenido a un Grau en Angamos o a un Bolognesi
en Arica, ¿acaso habríamos tenido el derecho de llamarnos Nación?”.
La fundación de la República, más allá de las ideas liberales inspiradas
en la Europa de la segunda mitad del siglo XVIII, se cimentó en las gestas
libertarias resueltas a fuerza de bayoneta y lanza, en donde el patriotismo
se yergue como el valor supremo de la nación casi por encima de la fe y se
expresa con mayor vigor en el campo de batalla, con la búsqueda de heroísmo. Contagiados por la euforia colectiva que trae consigo la idea de libertad,
cientos de jóvenes criollos y mestizos, mejor ubicados socialmente, cambian
levitas por charreteras y se enlistan en las tropas de los ejércitos libertadores.
También hubo muchos que se enrolaron en el bando realista exigiendo su
lugar en la historia de la República. Aquel será, tal vez, el primer vínculo
establecido entre los ciudadanos libertos y el naciente Estado. Aquellos
46
Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
patriotas, ya convertidos en capitanes apenas sabiendo las reglas básicas de la
milicia, unidos a otros jóvenes que habían formado parte del ejército realista
como Gamarra o Gutiérrez de la Fuente que en poco tiempo, ya coroneles o
generales vencedores, se sentirían capaces de mandar en el Perú por su propia
voluntad, solo sostenidos por el carisma que algunos les reconocían.
Según el mayor Víctor Villanueva (1973), que investigó por varios años
la presencia de las FFAA en la vida nacional, desde un punto de vista influido por el pensamiento socialista, todo aquel que disponía de los recursos
suficientes para organizar y armar un batallón, podía convertirse, de hecho,
en coronel. Ingresaba de este modo, merced a su dinero, en la casta militar,
aunque en Europa en la época posterior a Napoleón, la carrera de las armas
se había convertido en una profesión que era necesario estudiar y aprender,
en el Perú, en la misma época no era sino un oficio, o quizá menos aún, una
ocupación. Se ingresaba al ejército como a un taller artesanal para “hacer
carrera”, según las ambiciones o posición social de cada cual.
“Háganme Coronel, que yo haré lo demás”, dijo alguna vez el joven
Santiago Felipe Salaverry, extraordinaria frase que de por sí evidencia el indomable ímpetu del caudillo militar latinoamericano por disputar el poder
político, convencido de que no existía nadie por encima de él, ni ley ni argumento que pudiese prevalecer sobre sus ansias por alcanzarlo.
Veamos algunas de las probables causas de estos fenómenos sociopolíticos.
La castración de poder político y burocrático a que estuvieron sometidos
criollos y mestizos adinerados en la Colonia, en particular desde la asunción
del trono de Carlos III, contribuirá a que lograda la independencia prevaleciera la idea de que el poder solo podía ser alcanzado por la fuerza de las
armas, algo similar, salvando distancias, a la prédica revolucionaria marxistamaoísta (“el poder viene del fusil”).
En efecto, al crearse el Estado peruano independiente, la realidad mostró
a una elite social sin talento, ni voluntad ni idea para asumir responsabilidad
alguna en la conducción política del Estado. Tal vez esa haya sido una de las
principales causas de que se apoderase el caos y el desorden de los principales
dominios del otrora imperio de los incas y de la aparición del irrefrenable y
ambicioso caudillo militar. Esta elite social –fundamentalmente limeña– fue
tratada comúnmente con desdén por el virrey y los altos funcionarios coloniales enviados al Perú por la Corona, quienes veían en ellos a un grupo de
inferior jerarquía, descendientes de andaluces o de aventureros desposeídos
Juan C. Llosa
de linaje “venidos a gente” por el hecho de haber conquistado “tierras de
infieles”, que a duras penas podían gobernar su casona del zaguán al huerto.
Encogida de hombros, la elite se dejó arrastrar por la frivolidad más allá de
lo que puede aceptarse como normal. Pocas fueron las oportunidades de que
los criollos ocupen puestos importantes en la administración gubernamental,
salvo en la milicia, a partir de mediados del siglo XVIII, cuando los fracasos
militares y los apuros económicos de la península obligaron a los borbones a
actuar la formación de militares coloniales en sus dominios americanos. La
elite criolla, según el eminente profesor de historia de América Latina, John
Johnson (1966) de la Universidad de Stanford, EE. UU., aplaudió la formación
de milicias coloniales, ya que durante generaciones los criollos se habían visto
privados del reconocimiento al cual se sentían con derecho por sus riquezas y
su talento, reconocimiento que les era negado por un sistema que reservaba la
mayoría de los altos puestos en el gobierno y la iglesia a los españoles nativos
de la península; y en cuanto se presentó la oportunidad, los criollos aprovecharon de su posición social y financiera para obtener cargos en la milicia.
La independencia halló veleidosa y superficial a la elite, incapaz de abanderar otra causa que no fuese la de su propio bolsillo y comodidad, por ende
siempre estuvo más atenta a los cambios de la moda que a los adelantos políticos o tecnológicos. Ante ese panorama, era lógico que el libertador San
Martín propusiese una monarquía constitucional para gobernar el Perú, como
estaba sucediendo desde 1822, aunque por diferentes circunstancias, en Brasil
con la familia Braganza, cuyo principal represente, Pedro II gobernó medio
siglo garantizando estabilidad a ese país. La idea sanmartiniana consistió en
coronar a un príncipe europeo de ideas modernas como Pedro de Braganza,
quien contra la opinión y los intereses de los terratenientes cariocas abolió la
esclavitud en Brasil, granjeándose así la enemistad de aquellos, lo que finalmente selló el derrumbe del imperio.
Qué ocurrió entonces cuando por arrastre la elite criolla se vio frente al
cambio de régimen político. Por oportunismo, se plegó a él (algunos hasta dieron dinero), lo aplaudieron (salvo excepciones como Torre Tagle). Poniéndose
a tono con los nuevos tiempos, se quitaron los “de” y los “de las” de sus apellidos, sin embargo poco cambió en la sociedad peruana. Como se ha señalado,
no fue interés de los criollos solventes asumir la conducción de la república
naciente, considerando que suelen ser las elites las que tomen las riendas de
los destinos de las naciones, principalmente en los procesos de formación.
¿Qué hizo entonces la sociedad?, ninguna otra cosa que no significara pasar
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Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
del chisme a la conspiración de salón. Conspiraciones que, por ejemplo, ayudaron a abandonar desilusionado el país a don José de San Martín, víctima
de las miserias de esas gentes que después adularían rastreramente a Bolívar.
Precisamente a ese enemigo del Perú a quien aquellos “caballeros bien” en
secreto llamaban el zambo, como cuenta Gabriel García Márquez (1961)
en su extraordinaria novela sobre los últimos días del fundador de la Gran
Colombia, lo adulaban sin límites y se desvivían por recibirlo en sus grandes
casonas, y una vez ahí, le daban mil atenciones y le ofrecían hasta las hijas
y si aquellas no eran suficientes, dados los conocidos apetitos voraces del
libertador, a sus mujeres.
Si como pienso, esta modesta radiografía inicial advierte la existencia de
aquella enfermedad de nacimiento, eran inevitables entonces secuelas como
el caudillismo militar y otras enfermedades infantiles que no tienen cura hasta hoy.
De ahí que la forma más recurrente de hacer política en el Perú los años
que continuaron a la declaración de independencia fue a base de pólvora y
de sable. Así se adueñarían los caudillos del control del país o de parte de
este. La pregunta que cabe es si hubiese podido ser de otra manera, dados
los antecedentes descritos. Muy difícil por no decir imposible, como afirman los historiadores Carlos Contreras y Marco Cueto en Historia del Perú
Contemporáneo (2000:86): “Gracias a la fuerza militar, los hombres de armas
estaban en mejor situación que nadie para tomar el poder, y de hecho muchas
veces lo hicieron”.
En ese orden de ideas, Manuel González Prada considera que muchos soldados vieron en la Presidencia de la República el último escalón de la carrera
militar. Aunque el autor de Horas de lucha generaliza en su apreciación, y
eso la hace poco objetiva, no se puede negar que aquella circunstancia se
convirtió en una de las razones por las que durante los primeros años de la
República la anarquía se apoderó del Perú. No obstante hay que establecer con
claridad que no fueron dos instituciones –el Ejército y la Armada– las que
generaron esta característica política nacional. Aunque ambas fueron creadas
al poco tiempo de la declaración de la Independencia, en el caso del ejército
no se debe perder de vista que este no se convierte en un cuerpo unificado
hasta mucho tiempo después.
Es por esa razón que la participación militar en la política nacional en
buena parte del siglo XIX fue más bien una expresión de un grupo de criollos
y mestizos que encontraron en el poder de la fuerza, más allá de la ley o de
Juan C. Llosa
la razón, la manera más efectiva de alcanzar el mando de la nación, del cual
se sentían por demás merecedores con justicia por haber arriesgado sus vidas
por la libertad de la patria. La pugna por el mando supremo del Perú durante
las primeras décadas de la República debe entenderse, más que como una
lucha de militares contra civiles o de divisionismo al interior del ejército,
como guerras entre grupos de fuerzas terrestres lideradas por un caudillo,
que en muchas oportunidades fue un prefecto o un hacendado acostumbrado
a la obediencia ciega de los siervos y al cumplimiento de su voluntad dentro
del perímetro de sus tierras. De ahí que de manera invertida a los procesos
políticos en la mayor parte de Occidente, en el Perú –y otros países latinoamericanos– se dio un curioso fenómeno sociopolítico mediante el cual se pasó
del absolutismo borbónico, una vez consolidada la independencia de América
del Sur en 1826, a un régimen político casi feudal. El sistema democrático
liberal que debía regir la vida política de la República del Perú, aunque existía
en su constitución, sería relegado ante las disputas violentas por el poder. Es
importante considerar que en el caso de las fuerzas terrestres, al no haber
existido un centro de formación académico militar en la Colonia, fue muy
difícil que se formase en las primeras décadas de la República una oficialidad
acostumbrada a reconocer un solo liderazgo, al que se obedeciese por escalafón más que por carisma o interés particular. Es por esa razón que muchos
de los oficiales de las primeras décadas obedecieron a apetitos políticos antes
que a prioridades de la defensa nacional, convirtiéndose en serios factores de
inestabilidad. Esto acarreaba todo tipo de consecuencias, entre ellas la falta
de unidad que debían tener los soldados dentro de una institución profesional,
como debe ser aquel Ejército que se soporta en el mando, la jerarquía y la estricta disciplina. Siendo así aumentan significativamente las posibilidades de
que sus integrantes se vean envueltos, como efectivamente sucedió, en permanentes sublevaciones, algunas incluso promovidas por civiles con influencia y
poder económico, como en el Perú sucedió con personajes importantes como
el hacendado Domingo Elías. Como sostiene el investigador Eduardo Toche
de Desco, tal como aconteció en otros lugares de Latinoamérica, el ejército
era poco más que la sumatoria de caudillos, cada quien con sus propias tropas,
desenvolviéndose fundamentalmente a partir de sus propios intereses y no
bajo la égida de un objetivo nacional (Toche:24).
Sobre este asunto es interesante el punto de vista del historiador norteamericano Daniel Masterson en un libro sobre las Fuerzas Armadas Peruanas:
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“Entre los líderes de la independencia peruana, pocos tenían más experiencia profesional que José de San Martín, quien llegó a acumular casi
dos décadas de permanente ejercicio profesional, tanto en España como
en el Río de la Plata, Chile y Perú, antes de retirarse a Europa en 1823.
Modelo de lo que hoy conocemos como militar profesional, San Martín
se mantuvo en agudo contraste con los caudillos poco experimentados en
el arte militar que, sin embargo, dominaron los ejércitos y los primeros
años de la vida política de las naciones latinoamericanas. De acuerdo a
la definición clásica de Samuel Huntington sobre la profesión militar, que
identifica cuatro sólidos componentes de las fuerzas militares modernas
habilidad, responsabilidad, organización corporativa e ideología, las instituciones militares latinoamericanas del siglo XIX estaban lamentablemente en una etapa embrionaria”. (2002:17)
En el caso de la Armada o la Escuadra Nacional, como se le llamaba indistintamente, la situación fue algo diferente por particulares razones, la primera
de ellas porque se trataba de un cuerpo más pequeño, que funcionaba principalmente en el Callao. La segunda consistió en la herencia de conocimientos
profesionales legada por marinos formados en la Escuela Náutica fundada
por el virrey y almirante Francisco Gil de Taboada, durante la segunda mitad
del siglo XVIII. En sus aulas, educadores navales como Eduardo Carrasco,
más tarde contralmirante de la Armada, educó a los jóvenes que tripularían
las primeras unidades navales de la República. Una tercera razón obedecería
a que el cuerpo de oficiales de la Armada contó con la conducción y organización temprana del vicealmirante de origen escocés Jorge Martín Guise en
el área operativa, mientras que el vicealmirante Pascual de Vivero, nacido en
Sevilla, asumió la tarea de impulsar el funcionamiento administrativo de la
nueva Armada sobre la base de las ordenanzas navales españoles. A ambos
líderes navales se les debe que haya existido cierta cohesión desde la creación
de nuestra institución. Al ser fundadas por marinos como Guise, que habían
pertenecido a la mejor armada del mundo de la época, se tuvo una ventaja sobre el resto de reparticiones públicas coetáneas. Serían los marinos de guerra
los profesionales en el Perú –donde el Estado burgués prácticamente no existía–, quienes tuvieron más oportunidad de interactuar de manera continua
con colegas de otros países, incluso los más reputados.
Como hemos sugerido, durante el siglo XIX el poder militar fue descentralizado al estar distribuido en fuerzas regulares en diferentes lugares del
irregular territorio nacional, las más de las veces subordinadas al prefecto del
Juan C. Llosa
departamento. Precisamente en el ceno de la autoridad prefectoral estallarían
no pocas revoluciones.
Es importante destacar que esta inestabilidad se vio favorecida porque
la democracia liberal no cala en las mentes de la mayoría de peruanos que
podían por aquel entonces considerarse ciudadanos, ni lo haría de manera
relevante en cien años más. Por lo tanto no fue extraño que muchas revueltas
de caudillos por no decir la mayoría no solamente fueran aplaudidas por el
pueblo, sino exigidas por él. Según el escritor Herbert Morote, el militarismo
ha sido reclamado muchas veces por la clase media y hasta la marginada,
pidiendo “una mano dura para salvar al país”. Cada vez que en el Perú, por
las razones que fuesen, ha habido malestar social, huelgas, paros, desórdenes
callejeros, protestas estudiantiles, una vasto sector de la población civil ha
reclamado la intervención militar para imponer “orden”, “disciplina”, que “es
lo que el Perú necesita” (Morote, 2003:15).
Aunque los ideales democráticos no eran compartidos por la mayoría o
entendidos por buena parte de la población, a mediados del siglo XIX, la
influencia del poder de las armas en la vida nacional empieza a ser combatida,
precisamente por personajes como Elías, que sin embargo emplearía la fuerza
de las armas para hacerse del gobierno del país, como en la mayoría de casos
ocurría con sus rivales militares. En efecto, a fines de la década de 1860, donde el poder político del caudillo militar –laureado hasta ese momento por los
éxitos de Castilla y la victoria sobre España del 2 de mayo de 1866– enfrentará una tenaz resistencia en el frente interno, en lo que constituyó uno de los
movimientos políticos más imponentes de la historia peruana: el Civilismo.
Este movimiento promotor de valiosas ideas liberales en el que se ocultaron también la defensa de los intereses de los consignatarios del guano, los
nuevos ricos, a decir de la venida a menos y bastante reducida aristocracia
colonial; es considerado el primer partido político del Perú, siendo una de sus
principales banderas políticas el antimilitarismo, resumido con su lema “Los
civiles al gobierno, los militares al cuartel”. Luego de importantes sucesos
como la caída de Pezet en la guerra con España y la muerte del Mariscal
Castilla, aglutinaría a ciudadanos de diferentes clases sociales, agrupados en
la Sociedad Independencia Electoral –génesis del Partido Civil– a la cual se
unieron algunos marinos y militares, ingresaron a la arena política motivados
principalmente por el rechazo a medio siglo de hegemonía caudillista militar.
Es necesario señalar que en esa época era legal la participación de los militares en actividades político partidarias. A pesar del existir el temor justificado
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de que los caudillos militares continuasen asaltando el gobierno del país, la
postura antimilitarista del civilismo afectó profundamente a la defensa nacional, al debilitar el ejército preinstitucional, en vez de buscar consolidarlo
en un cuerpo unificado y mejor estructurado creando el estado mayor o una
escuela de cadetes, entre otras medidas que ya existían en muchas partes del
mundo de la época; por el contario apostó casi por su desaparición.
Se tomaron decisiones políticas respecto de la seguridad nacional sumamente peligrosas como reducir los efectivos militares de doce mil plazas a inicios del gobierno civilista a cuatro mil al final. Otra medida que se toma fue el
fortalecimiento de la guardia nacional, organizada mediante decreto supremo
de noviembre de 1872, con la intención de crear un ejército paralelo capaz de
contener al de línea, que ya para ese entonces había alcanzado ciertos avances
en su integración administrativa.
Manuel Pardo y Lavalle (1834-1878), líder del civilismo y considerando
el primer presidente civil electo del Perú, fue la cabeza de un liberalismo
que pasaba de la beligerancia con el conservadurismo en el aula universitaria
o en la columna de diario local, a la acción política. El jefe del civilismo,
hijo del costumbrista Felipe Pardo y Aliaga, lideró el primer gobierno elegido
mediante sufragio de colegios electorales, cuya práctica estaba algo lejos de
la estructura democrática que hoy tenemos.
La reducción de las compras de material bélico también fue una de las
características del gobierno civilista. Manuel Pardo adoptó una política exterior idealista, promotora de la integración americana que resultó alejada
de la realidad, cometiendo el gravísimo error de buscar aliados en Bolivia y
Argentina para garantizar la seguridad nacional. Su escaso o nulo realismo,
del cual después se arrepentiría, facilitó el trabajo de la sagaz diplomacia
chilena para arrinconar al Perú en marzo de 1879, entre la neutralidad, y con
ello la felonía o la beligerancia, en el contexto del conflicto entre Chile y
Bolivia. Los errores de la política exterior de Pardo sin duda se harían sentir
en abril de 1879, cuando ya era demasiado tarde para corregirlos. El propio
líder civilista, poco antes de su asesinato a manos de un sargento de la guardia
del Congreso de la República, en noviembre de 1878, comprendió la existencia real de la amenaza internacional. Ese crimen, cuando Pardo se esforzaba
por corregir su error desde su asiento en el Senado, resultó siendo oportuno
para los enemigos del Perú. La muerte de Manuel Pardo tuvo implicancias y
ramificaciones muy complejas no estudiadas del todo aún. En el siglo XX,
el protagonismo político del caudillo militar irá cediendo paulatinamente
Juan C. Llosa
ante el fortalecimiento de la institucionalidad al interior del Ejército, que ya
cuenta con un centro de formación, la Escuela Militar de Chorrillos. A ello
se sumaría la misión militar francesa para el Ejército. El profesionalismo se
incrementa, permitiendo que el área técnica tuviese un lugar más protagónico
en el quehacer institucional.
Pese a que se perfilaba cierto avance para la estabilidad política, dada la
escasa institucionalidad que existía en el país, la influencia de la oligarquía y
la ambición de muchos oficiales fue imposible mantener un régimen político
constante por más de dos décadas continuas. En el caso del Ejército, por la
formación francesa recibida, sucedió que muchos oficiales se interesaron en
el estudio de la realidad nacional y la búsqueda de la solución a los problemas que aquejaban al país, entre ellos el desorden y la falta de previsión. El
soldado peruano añadió a su background el interés por el análisis y la investigación en el campo sociopolítico. Esta corriente tendría mucho que ver con
la creación del Centro de Altos Estudios Militares – CAEM en 1950, centro
académico que investigó desde una perspectiva militar al Perú y su realidad
social y política.
Por su parte, la Armada durante la primera mitad del siglo XX tuvo una
oportunidad que pocas instituciones públicas han experimentado, al ser reorganizada por una misión naval norteamericana, la que introdujo a los marinos
peruanos de la época en los conceptos administrativos más eficientes, lo cual
sirvió para impulsar un crecimiento institucional sostenido, y que tuviera
quizás su conducción mejor lograda con el notable líder naval vicealmirante
Roque Saldías. Al asumir el mando político de la Marina, Saldías después de
los sucesos del 3 de octubre de 1948, donde la infiltración socialista causó no
pocos estragos en sus filas, busca retomar los cauces de la profesión teniendo
como uno de sus principales objetivos de gestión desterrar del servicio naval
cualquier atisbo de política. Bajo este lineamiento, el marino de guerra debía
dedicarse por entero y exclusivamente a su profesión y al respeto del poder
político, tenía que ser un tecnócrata en el ámbito marítimo sin color partidario
alguno. Situación parecida se daría en la Fuerza Aérea.
De aquella época hasta hoy, las instituciones armadas alcanzaron una mayor cohesión en su interior, aunque esto no fuera óbice para que los golpes de
Estado –sean conservadores como el de 1962 o socialistas como el de 1968–,
tuviesen lugar, siendo la característica posterior al general Manuel A. Odría
(1948-1956) la irrupción corporativa del Ejército en la captura del poder. En
esas circunstancias la Armada y la Fuerza Aérea se pliegan ante los hechos
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consumados, y sucede como sostiene Johnson (1966) que, cuando los ejércitos
latinoamericanos toman decisiones contra los deseos de las fuerzas navales
y aéreas, a menudo se procede a apaciguar a estas últimas mediante prodigas
compras de submarinos, portaviones y aviones a chorro.
Pareciera ser que, desde los días del general Odría de los “hechos y no de
las palabras”, el caudillo militar y su enorme preponderancia en la cultura
política peruana quedaron obsoletos, subsumido por el accionar corporativo
militar, que resulto ser más contundente, al incorpora al nivel de decisión el
asesoramiento de cuadros generadores de pensamiento en torno al eje defensa
nacional - desarrollo. Sin embargo, arraigado no solamente en algunos rincones de la mente militar y también de la civil, el fantasma del caudillo pareciera
seguir rondando nuestra adolecente democracia, más aún cuando lo ingenuos
con niveles de decisión, sin proponérselo realmente, facilitan su retorno.
CONCLUSIÓN
En este artículo he intentado hacer una breve aproximación a la identidad
militar, analizando principalmente las circunstancias del entorno en el que
nacen la Armada y el Ejército republicanos. Creo de importancia relevante
estudiar este tema partiendo de un enfoque distinto a los que le dan no pocos historiadores y sociólogos al alimón con algunos militares en retiro de
particular postura frente al servicio, que suelen estar asociados por un sesgo
marxista gramsciano, que busca muchas veces minar desde fuera y aun dentro, a las FFAA. El enfoque distinto al que me refiero tendría que partir de un
sentir positivo sobre las instituciones armadas, analizando circunstancias particulares, dificultades, errores y otros que caracterizan su participación en la
vida del país, considerando que ellas son integradas por peruanos, educados
por padres también peruanos, y a su vez padres de muchos compatriotas que
desde su quehacer profesional variopinto brindan su valioso aporte a nuestra
sociedad. Aunque no pongo en duda la seriedad y rigurosidad de las investigaciones académicas de los autores de esas tendencias, que por demás algunos son citados en este trabajo, y que entiendo de necesaria lectura para quien
interese esta temática, no puedo dejar de advertir el efervescente sentimiento
antimilitar de sus líneas, que con uno u otro estilo, han pretendido dar carácter de dogma de fe a la idea –desde mi punto de vista totalmente errónea– de
que en el hacer de las FFAA en la vida pública del país, se encuentra el origen
de todos los males de la República y la pesadilla más horrenda de la democracia peruana. Incluso se ha argumentado, de manera exagerada pienso, que el
militarismo ha sido elemento central de la identidad de las FFAA peruanas.
Juan C. Llosa
Esta clase de ideas y las derivadas de ellas, vienen siendo difundidas con
ferocidad desde principios de este milenio, lo que ha sido muy pocas veces
respondido mediante la investigación académica, más aún, existen sobrados
argumentos para desvirtuar tales despropósitos. Por ello cada vez se hace
más indispensable ensayar respuestas que pongan en su exacta dimensión
patriótica a las FFAA del Perú, a sus líderes y al mayoritario sacrificio de sus
integrantes, que son sin duda un referente fundamental de la peruanidad y los
valores patrios y cívicos.
Referencias
Cabello de Carbonera, M. (1892). El Conspirador (Autobiografía de un hombre
público). Lima: E. Sequi y Co.
García Márquez, G. (1961). El general en su
Laberinto. Bogotá: La Oveja Negra.
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América Latina. Buenos Aires: Ediciones Solar.
Morote, H. (2003). El militarismo en el
Perú. Lima: Jaime Campodónico.
Masterson, D. (2001). Fuerza Armada y sociedad en el Perú moderno: Un estudio
sobre las relaciones civiles militares
1930-2000. Lima: Instituto de Estudios
Políticos y Estratégicos.
Sánchez, L.A. (1992). Flora Tristán: Una
mujer sola contra el mundo. Caracas:
Biblioteca Ayacucho, Colección la Expresión Americana.
Toche, E. (2008). Guerra y democracia. Los
militares peruanos y la construcción nacional. Lima: Desco, Centro de Estudios
y Promoción del Desarrollo.
Villanueva, V. (1973). Ejército Peruano:
Del Caudillaje Anárquico al Militarismo Reformista. Lima: Juan Mejía Baca.
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Luis R. Adawi Cáceres
Capitán de Navío, graduado en la Escuela Naval del Perú en 1987.
Licenciado en Ciencias Marítimas Navales. Ha cursado el Programa de Alto
Mando con mención en Política Marítima y Seguridad Nacional, Programa
Comando y Estado Mayor con mención en Estrategia Marítima y Relaciones
Internacionales. Ha ha sido Jefe del Departamento de Asuntos Civiles
del CE-VRAE y Oficial de Enlace en el Estado Mayor del Comandante
de la Tercera Flota de la US Navy, Comandante y Segundo Comandante
del BAP De los Heros y BAP Larrea, y diferentes unidades navales de la
Fuerza de Superficie. Ha sido representante del Perú ante el Western
Pacific Naval Symposium (2007-2009). Escribe artículos relacionados con
seguridad, estrategia, planeamiento, operaciones navales y relaciones
internacionales, para la Revista de Marina, Revista de la Escuela Superior
de Guerra Naval, Revista de las Fuerzas Armadas. Profesor del programa
de Alto Mando de la Escuela Superior de Guerra Naval, del programa de
Comando y Estado Mayor de la Escuela Superior de las Fuerzas Armadas
y profesor-investigador de la Escuela de Guerra de Superficie. Ostenta la
Condecoración Orden Cruz Peruana al Mérito Naval por servicios prestados,
y la medalla por servicios meritorios otorgada por la Armada de los Estados
Unidos. Actualmente se desempeña como oficial de Estado Mayor Conjunto
del Comando Especial del Vrae.
Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval, 2011 - Lima Perú
Luis R. Adawi Cáceres
¿POR QUÉ LAS NACIONES VAN A LA GUERRA?
Una revisión de las conclusiones
de John Stoessinger1
B
uscando en diversos foros de discusión y debates que hoy existen en
la Internet, podemos encontrar diversidad de opiniones acerca del por
qué a las naciones se les ocurre librar guerras. De nuestra búsqueda
destacamos las siguientes respuestas sobre el porqué las naciones hacen la
guerra: por distintos intereses, porque es parte de la naturaleza humana, por
diferencias entre culturas, para demostrar el poderío del que gana, porque la
guerra es un gran negocio de empresas multinacionales. Algunas de estas
respuestas se encuentran sustentadas en las teorías de diversos pensadores y
estrategas que han investigado las guerras, y otras en la opinión pública tomada de los conflictos que actualmente se viven, precisamente las dos últimas
de las referidas.
John Stoessinger, en su libro Why nations go to war? (2010), aborda la
respuesta a tal interrogante basada en el estudio de las guerras del siglo XX
y tomando como casos de estudio el análisis de los detonantes de siete de las
guerras libradas en ese siglo.
La primera conclusión a la que llega Stoessinger de su análisis coincide con
muchos otros análisis efectuados sobre las guerras: que esta es parte inherente
de la naturaleza humana. Enfatizando en su conclusión, que el comportamiento del hombre ha variado en beneficio del trato humano hacia toda persona, y
lo que en otros tiempos se consideraba cotidiano, como el incesto por ejemplo,
hoy se considera como un acto punible; puntualizando que la única atrocidad
del hombre que perdura a través de los tiempos es la guerra.
Para Stoessinger como para otros autores, coincidiendo con el autor del
presente ensayo, son los líderes de los Estados los que gestan las guerras; por
consiguiente las razones más fuertes por las cuales una nación hace la guerra
se encuentran en el análisis de las decisiones tomadas por sus líderes.
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Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
Es así que Stoessinger identifica en su libro que tanto la personalidad de
los líderes, como la percepción errada presentada por estos, han constituido
los mayores detonantes de las guerras. Sin dejar de lado el factor económico
el cual, según el mismo autor, ha jugado un rol importante en el inicio de las
guerras.
Las personalidades de los líderes pueden llevar la guerra hasta su estado
más insano, la total destrucción; o hacia la paz. Tal es una de las conclusiones
de Stoessinger, con la que concurrimos en su totalidad. Por ejemplo, un líder
que sea fácilmente manipulable o influenciable por sus asesores o seguidores,
difícilmente podrá tomar una decisión acertada para llevar el conflicto a la
más sana conclusión, entendiéndose como sana conclusión una resolución favorable a los intereses de la nación conseguida con el mínimo de pérdidas para
la misma. Similarmente un líder terco o exageradamente autosuficiente jamás
llegará a la mejor decisión, dada su inclinación de no alterar sus conclusiones.
En contraste, aquel líder inteligente debidamente preparado, equilibradamente juicioso y decisorio, normalmente tomará a la larga las mejores decisiones.
El problema entre el Perú y el Ecuador, el cual fuera resuelto ingeniosamente el año 1998, es un claro ejemplo de una personalidad de líder idónea para buscar la solución más sana para los intereses de un Estado. Por el
contrario, el gobernador peruano en 1879 nos llevó a librar una guerra en el
Pacífico que la teníamos pérdida antes de iniciarla.
Complementaria a la personalidad del líder, como uno de los determinantes de la guerra, Stoessinger refiere la mala percepción determinada por estos
como el mayor factor de precipitación de la guerra. Él clasifica esta percepción errónea en cuatro tipos:
- una mala percepción de la imagen propia del líder,
- una mala interpretación del carácter del adversario,
- una mala interpretación de las intenciones del adversario hacia las
fuerzas propias, y
- una mala percepción del poder y las capacidades del adversario.
En su análisis Stoessinger sustenta tales conclusiones sobre la percepción
errada del líder en los siguientes hechos:
- Muchos líderes han avizorado una victoria segura después de haber
alcanzado el más leve triunfo en la campaña. Las guerras han marcado
que cuando se ha tenido una victoria decisiva se toma la continuación
de la guerra como más probable, y cuando se sufre una derrota se opta
por pensar en el camino hacia la paz.
Luis R. Adawi
- Muchos líderes han sustentado sus decisiones en triunfos anteriores,
sin considerar el cambio de la situación; apreciándose que no ha existido guerra alguna en la que se haya cumplido con las estimaciones
iniciales de ambos bandos.
- Muchos líderes han errado al analizar el costo de una operación, efectuando estimaciones sustentadas en malas apreciaciones, lo que los ha
llevado a la derrota, o a una victoria a un precio demasiado alto.
- La mala interpretación del líder sobre el poder de su adversario es, por
excelencia, una de las causas de la guerra. Siendo la forma en que se
percibe la distribución del poder la que desencadena la guerra, y no la
forma en que este se encuentra realmente distribuido. Terminando la
guerra cuando las naciones enfrentadas perciben el poder del otro más
cercano a lo que realmente es.
- El inicio de una guerra se da por una mala percepción o por accidente,
enseñando la misma guerra en forma lenta y agónica una lección de la
realidad. Consiguiéndose la paz cuando la realidad ha sido comprobada, y en muchos casos a un alto precio.
- Cuando solo uno de los líderes piensa que el otro lo va a atacar, el
riesgo de ir a una guerra es alto; pero cuando ambos líderes piensan
que el otro lo va a atacar, la guerra se torna inminente.
- El conocimiento de la realidad, de una percepción efectuada para ir a
una guerra, ha resultado ser la más efectiva cura para evitarla.
En estas conclusiones sobre el porqué se hace una guerra, habría que destacar una conclusión a la que ha llegado Stoessinger en su comparación de las
guerras libradas en el siglo XX y XIX: ninguna nación en el siglo XX que
haya iniciado una guerra mayor ha resultado ganadora de la guerra, cualquiera haya sido el motivo que inició la guerra. Lo cual difiere del siglo XIX en
el cual algunos Estados iniciadores de las guerras resultaron doblegando al
atacado.
Aprecia también una mayor insania en el siglo XX, sosteniendo que en
el siglo XIX, cuando la guerra fue pensada para ser librada en forma racional, la pelea tuvo objetivos limitados. En contraste con el siglo XX, en que
los agresores fueron mucho más exigidos en su agresión y más despiadados,
ellos pelearon por el todo y llevaron la guerra a un asunto de supervivencia;
aquellos que eran atacados pelearon por sus vidas, haciendo retroceder a los
agresores y en algunos casos destrozándolos completamente. En ningún caso
del siglo XX el agresor resultó victorioso al final.
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Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
Es interesante apreciar cómo a pesar de que las guerras anteriores han
consternado a la humanidad, los tiempos corrientes han repetido tales actos
violentos, incrementado la insania con la que son librados.
Otro dato interesante en el análisis de Stoessinger es que la mayor parte de
las guerras libradas en el siglo XIX tuvieron objetivos bien definidos por el
Estado que provocaba la guerra, habiendo marcado el cumplimiento de tales
objetivos la terminación de la guerra. Cosa contraria en el siglo XX, en donde
si bien los objetivos pudieron estar bien trazados, la insania que se apoderó
de los combatientes llevó a que las guerras se tornaran en luchas por la supervivencia, librándose hasta la total destrucción. ¿Podríamos, en tal análisis,
argumentar que los líderes del siglo XIX se encontraban mejor preparados
para la guerra que los del siglo XX?
La percepción errada que se refiere como uno de los factores cruciales del
inicio de una guerra es parte de lo que las teorías militares han definido como
niebla y fricción; teoría que nos ha llevado a perfeccionar los procesos de
apreciación y análisis de escenarios en todos los niveles de la guerra, constituyendo un proceso analítico inductivo que busca encontrar la mejor decisión,
que se caracteriza entre otros aspectos por tener un grado de aceptabilidad
previamente establecido, demarcando con este el punto hasta el cual se debe
de continuar combatiendo.
Los mecanismos de solución pacífica hoy existentes deberían llevar a la
guerra entre Estados como último recurso para llegar a una sana resolución
de conflictos. Lamentablemente, la aparición de actores no estatales, como
el terrorismo internacional y aquellos con intereses pecuniarios en la desestabilización de algún país o región, son hoy las amenazas que obligan a
la intervención de fuerzas armadas y que harán que los combates continúen
durante este nuevo siglo.
Prevalecerá, entonces, la gran conclusión de que pelear es parte de la naturaleza humana, y las atrocidades de las guerras continuarán presentes durante
este siglo. Y al final del siglo XXI habremos seguramente reaprendido de cada
una de las guerras que se libren, y se repetirá la misma pregunta: ¿Por qué las
naciones van a la guerra?
Luis R. Adawi
Nota
1 John G. Stoessinger PhD graduado de
Harvard, actual profesor distinguido de diplomacia global de San Diego University
en San Diego, California. Ha recibido el
premio Bancroft por su libro The Might of
Nations: World Politics in Our Time. En el
año 2010 publicó la undécima edición de
su libro Why Nations Go to War? Ha sido,
asimismo, Director Interino de la División
de Relaciones Políticas de la ONU.
Referencias
Stoessinger, J. (2010, 2004). Why Nations
Go to War? (11 Ed.) Boston: Wadsworth
Publishing.
Anónimo (2006). “Porque las naciones
hacen la guerra para solucionar los
problemas pudiendo hablar y así desterrar la violencia”. Mensaje publicado en foro de discusión de Yahoo.
Obtenido 13 marzo 2010 de http://
a r. a n s we r s .y a h o o.c o m /q u e s t io n /
index?qid=20060716110835AAFe412
61
Andrés Arriarán Schäffer
Capitán de Navío, egresado de la Escuela Naval Militar de Argentina en 1989.
Calificado en Armas de Superficie (misiles), Electrónica y Comunicaciones
y Guerra de Superficie, con cursos de perfeccionamiento en programas
de Comando y Estado Mayor y de Alto Mando de la Escuela Superior de
Guerra Naval del Perú, y Estado Mayor de la Academia de Guerra Naval
de Chile. Máster en Ingeniería de Sistemas por la Universidad de Lima
y diplomado en Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad
Católica del Perú. Es coautor del libro Apuntes de Estrategia Operacional
(2009). Docente de la Escuela Superior de Guerra Naval y de la Escuela de
Guerra de Superficie. Actualmente se desempeña como Comandante de la
Estación de Misiles.
Walter R abines Cuttin
Capitán de Navío, egresado de la Escuela Naval del Perú en 1989.
Calificado en Ingeniería Mecánica Naval y Guerra de Superficie, con cursos
de perfeccionamiento en los programas de Comando y Estado Mayor y de
Alto Mando de la Escuela Superior de Guerra Naval. Maestría en Ciencias
con mención en Ingeniería Aeronáutica por la Universidad Nacional de
Ingeniería y diplomado en Relaciones Internacionales de la Pontificia
Universidad Católica del Perú y en Administración de Empresas de la
Universidad ESAN. Actualmente se desempeña como Secretario General del
Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas del Perú.
Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval, 2011 - Lima Perú
Andrés Arriarán Schäffer, Walter Rabines Cuttin
METODOLOGÍA DE PLANEAMIENTO
DEL DESARROLLO DE FUERZAS
MILITARES EN EL PERÚ1
S
e estudian y analizan los enfoques y métodos de planeamiento de desarrollo de fuerzas existentes a través de una investigación de tipo operativo, con el propósito de determinar el método más apropiado a ser
empleado en el Perú.
Se aplicó el método de solución de problemas para identificar y comparar
las diferentes alternativas existentes de métodos de planeamiento de desarrollo de fuerzas, para luego proponer una concepción teórica del método más
adecuado a la realidad peruana y, finalmente, efectuar una implementación
operativa del mismo.
Se establecen conclusiones y recomendaciones dirigidas a instituir un
método de planeamiento de desarrollo de fuerzas en el Perú y promover la
investigación relacionada a este tema.
Palabras claves: planeamiento de desarrollo de fuerzas, método, enfoque
capacidades estratégicas militares.
INTRODUCCIÓN
El planeamiento de desarrollo de fuerzas, también conocido bajo los términos de planeamiento de fuerzas, planificación de desarrollo de fuerzas, planificación de fuerzas militares o diseño de fuerzas militares, en inglés Force
Planning, es un proceso que tiene por finalidad proporcionar la estructura
conceptual de las capacidades estratégicas militares, y definir, estructurar y
diseñar el poder militar necesario para satisfacer las necesidades de la seguridad y la defensa nacional.
El planeamiento de fuerzas se remonta a tiempos ancestrales en que los
monarcas y líderes militares dimensionaban en forma intuitiva sus fuerzas
basados en el logro de los objetivos, la concepción estratégica, las capacidades
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Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
del adversario, las tácticas empleadas, la experiencia histórica y su desarrollo
tecnológico.
Así, comenzó a evolucionar el planeamiento de desarrollo de fuerzas partiendo de la forma empírica a la teórica y metodológica, de forma similar al
progreso de la estrategia; precisándose que ambos asuntos tienen las características de arte y ciencia.
En este ambiente de continua investigación, surgieron nuevos conceptos
revolucionarios, especialmente a partir del siglo XX, y con mayor énfasis
después de la Segunda Guerra Mundial, en que se produjo una serie de cambios radicales y dinámicos en el entorno de la seguridad y la defensa a nivel
internacional como la Guerra Fría, el término de esta, la guerra contra el
terrorismo después de los ataques del 11 setiembre 2001 en Estados Unidos,
la aparición de las denominadas “nuevas amenazas”, la preocupación internacional por el mantenimiento de la paz mundial, etc. El resultado de lo anterior,
ha consistido en la participación de las Fuerzas Armadas en nuevos roles, no
limitándose al tema clásico del conflicto interestatal, sino que han asumido
tareas con relación a la seguridad interna y la cooperación con la seguridad
internacional.
A raíz de todos estos acontecimientos, muchos estudiosos han elaborado
métodos que sirven como una guía referencial para que los Estados puedan
planificar adecuadamente las fuerzas militares requeridas. Diversos métodos
de simple y múltiple enfoque han hecho su aparición, y las propias grandes
potencias han tenido que migrar de uno a otro ante lo dinámico que es el cambio del contexto internacional. En definitiva, este tema seguirá evolucionando
y aparecerán seguramente nuevos conceptos en el futuro.
En el Perú, la situación se torna aún más preocupante cuando somos testigos que el planeamiento de fuerzas se efectúa sobre la base de lineamientos
establecidos por la gestión de turno y muchas veces obedece a la coyuntura
política y de seguridad del momento, sin pasar por la rigurosidad de un método de planeamiento, que asegure alcanzar los objetivos previstos para la defensa nacional y que debiera estar fundamentado en la normativa doctrinaria.
En relación a lo anterior, es importante precisar que el procedimiento para
el planeamiento estratégico operativo (PEO) y el administrativo (PEA) en
los diferentes niveles está definido en la Doctrina de Seguridad y Defensa
Nacional aprobada en el año 2004, sin embargo, en este documento, el único
aspecto que vincula al planeamiento de desarrollo de fuerzas es el establecimiento de la estructura y capacidades operativas y la determinación de
Andrés Arriarán, Walter Rabines
los requerimientos (se encuentran en el nivel de comandantes operacionales
e instituciones armadas del proceso del PEO). No existe detalle alguno del
proceso en otras publicaciones del sector Defensa, ni del Centro de Altos
Estudios Nacionales (CAEN). En la práctica, se ha realizado una planificación
de fuerzas de tipo “ascendente” la cual toma como punto de inicio las fuerzas
existentes, y enfoques cimentados en la amenaza y escenarios; existiendo la
tendencia actual de concebir las fuerzas utilizando el método de planeamiento
basado en capacidades.
Por lo expuesto, el presente trabajo de investigación tiene por objetivo establecer un método apropiado de planeamiento de desarrollo de fuerzas a ser
empleada en el Perú de acuerdo a la realidad nacional.
MATERIALES Y MÉTODOS
El presente estudio es una investigación de tipo operativo, debido a que
estuvo dirigida a evaluar los diversos enfoques y métodos de planeamiento de
desarrollo de fuerzas en su aplicación en el Perú, para finalmente proponer el
método más adecuado.
Se realizó la investigación en dos partes.
Primera parte: Se empleó el método de solución de problemas y el análisis teórico para evaluar los diversos enfoques y métodos de planeamiento de
fuerzas existentes, para finalmente determinar el concepto teórico del método
más conveniente a la realidad peruana, obteniendo el marco conceptual del
mismo.
Segunda parte: Se desarrolló el marco conceptual del método de planeamiento de fuerzas seleccionado, a fin de implementarlo, dándole una forma
más operativa, es decir que pueda ser llevado a la práctica.
Los métodos e instrumentos para la recolección de datos utilizados fueron:
análisis documental, basado en bibliografía diversa: libros, artículos de revistas, directivas, informes, etc.; entrevistas, se efectuaron consultas a personas
que han estado de alguna manera relacionadas al planeamiento de desarrollo
de fuerzas: académicos, integrantes de juntas de adquisiciones, etc.; experiencia, la propia experiencia de los integrantes del grupo de investigación, así
como de personal con trayectoria en este campo de estudio.
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66
Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
a. Los enfoques existentes de planeamiento de desarrollo de fuerzas
Los enfoques, identificados a partir de la literatura especializada encontrada, que orientan los métodos de planeamiento de desarrollo de fuerzas
evaluados en el trabajo de investigación fueron:
1. Enfoque descendente (Top-Down). Parte de los intereses y objetivos
nacionales, pasa por la evaluación de la estrategia definida, para finalmente determinar las capacidades y fuerzas más adecuadas.
2. Enfoque ascendente (Bottom-Up). Su análisis comienza el análisis de
las capacidades militares existentes, intentándose cerrar la brecha con
las capacidades requeridas.
3. Enfoque orientado al escenario. Emplea como principal herramienta
la prospectiva para poder determinar amenazas, vulnerabilidades y
posibles cursos de acción del potencial enemigo.
4. Enfoque en las amenazas y las vulnerabilidades. Evalúa principalmente estos dos aspectos: se identifica los posibles adversarios y sus
capacidades (amenazas) y se autoevalúa la susceptibilidad de la nación
a ser afectada (vulnerabilidades). De ambos aspectos se determinan las
capacidades requeridas para enfrentar las amenazas e impedir que las
vulnerabilidades propias sean explotadas por los posibles enemigos.
5. Enfoque en las competencias centrales y misiones. También es conocido como enfoque en función de la misión y las capacidades propias.
Está basado en las funciones que deben realizar las fuerzas propias.
Se determinan las tareas específicas y los niveles de capacidad a ser
alcanzadas en ellas.
6. Enfoque fundamentado en la capacidad. “En este enfoque, los planificadores de fuerzas se concentran en los cambiantes desafíos operativos como la capacidad de los posibles adversarios de impedir el
acceso a los teatros de operaciones mediante el uso de distintas armas
como minas marinas, sistemas integrados de defensa antiaérea o misiles crucero o balísticos con capacidades de localización de blanco
más sofisticadas... Esos conceptos tal vez exijan ajustes específicos a
la estructura de fuerza en términos de capacidades actuales o futuras”.
(Bartlett, Holman y Somes, Cap. 2:14)
7. Enfoque en la cobertura. Este enfoque, también denominado método
de encuadramiento reduciendo la incertidumbre, tiene como impulsor
la minimización del riesgo. Consiste en definir fuerzas con gran flexi-
Andrés Arriarán, Walter Rabines
bilidad que permita su empleo exitoso en el cumplimiento de una gran
diversidad de tareas presentes y futuras (busca cubrir la totalidad de
tareas previstas e imprevistas).
8. Enfoque orientado a la tecnología. “Este método plantea el potenciamiento de las fuerzas mediante el desarrollo y la incorporación
de grandes adelantos tecnológicos”. (De Izcue, Arriarán y Tolmos,
2009:136)
9. Enfoque presupuestario o fiscal. Este enfoque toma como punto de
partida la asignación del presupuesto que delimita la planificación de
las fuerzas.
10.Planificación incremental. “Este enfoque trata de una manera evolutiva la mejora del inventario existente de las capacidades militares.
Este método se centra en la mejora de la seguridad de las capacidades
actuales y, como tal, tiende a concentrarse en los desarrollos y opciones de corto plazo”. (Galaasen, 2007)
11. Extensión histórica. “La premisa básica es que lo que funcionó en el
pasado volverá a funcionar en el futuro. Estudiar el pasado para averiguar lo que funcionó... La fuerza militar luego se adapta a tomar mayor ventaja de los factores positivos y evitar los negativos”. (Galaasen,
2007)
b. Evaluación de los enfoques y métodos de planeamiento de desarrollo
de fuerzas
En base a la literatura encontrada, especialmente la de Bartlett2, Holman
y Somes, Thauby3 y De Izcue, Arriarán y Tolmos, y el propio análisis se determinó que cada uno de los enfoques antes descritos cuenta con sus propias
fortalezas y debilidades. Así, los métodos que tienen un enfoque simple son
los que tienen la mayor cantidad de debilidades en un aplicación, pues tienden
a descuidar otras consideraciones que son de suma importancia, por lo que
generan el riesgo de establecer fuerzas con capacidades inservibles, obsoletas, irrealizables o que no se ajusten a las necesidades de seguridad y defensa
de los países, no siendo el Perú ajeno a esta realidad.
Sin embargo, existen otros métodos –a los que denominaremos de múltiples enfoques– que si bien se podría decir que parten de un enfoque base
principal, incorporan dentro del proceso de planeamiento otros enfoques,
reduciendo las probabilidades de generar errores graves en el mismo. Dentro
de estos métodos hemos podido apreciar en el presente trabajo, el propuesto
por Liotta4 y Lloyd5 (método descendente que incorpora todos los enfoques,
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Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
haciendo énfasis en la amenaza, escenarios y capacidades) y el planeamiento
basado en capacidades o Capability-Based Planning (CBP).
El método CBP es actualmente el más empleado por las principales potencias mundiales, países de primer orden y algunas potencias medianas o
menores, haciéndose muy popular a raíz de los atentados terroristas del 11
setiembre 2001. Se puede decir que este método se basa en dos grandes impulsores: la minimización del riesgo ante un futuro altamente incierto y las
funciones que deben cumplir las fuerzas. Este enfoque moderno está basado
en el método de competencias centrales y misiones, pero adicionalmente,
para reducir sus deficiencias y aumentar su efectividad ante la incertidumbre
agrega consideraciones provenientes de los métodos de cobertura, escenarios (aunque no tan específicos como en este y con cierta abstracción de la
amenaza, orientándose a los denominados escenario-espacio), con base en las
capacidades y fiscal. En general, emplea casi todos los enfoques, sin embargo
tiene una fuerte tendencia a no emplear la estrategia como fuente orientadora,
ni la definición precisa de las amenazas por motivos que se expondrán posteriormente.
A continuación se analizan las diferencias más importantes y el mejor ámbito de aplicación de los métodos de múltiples enfoques basados en amenazas
y vulnerabilidades, escenarios y basado en capacidades:
• Métodos de múltiples enfoques basados en las amenazas y vulnerabilidades. Tiene como consideración de importancia a la estrategia, siendo la concepción estratégica de mediano y largo plazo precedente a
la concepción de las capacidades estratégicas requeridas. Es especialmente útil ante situaciones de poca incertidumbre, o que se tenga a un
enemigo potencial totalmente identificado y al que se quiere inferir un
efecto deseado de acción o disuasión. Es altamente útil ante un futuro
bastante predecible y que involucre principalmente actores estatales,
ante situaciones donde el campo militar tenga precedencia sobre los
otros campos de acción del Estado, sin menospreciar su utilidad ante
otros tipos de amenazas conocidas.
• Métodos de múltiples enfoques basados en escenarios. En este caso,
tanto la concepción estratégica y las capacidades estratégicas requeridas nacen prácticamente en forma simultánea de los escenarios
desarrollados del estudio prospectivo. Es útil ante situaciones de futuro incierto, donde se tiene más o menos identificado a los posibles
adversarios. Es útil no solo ante amenazas que involucren a Estados,
Andrés Arriarán, Walter Rabines
sino ante otros tipos de amenazas o situaciones en que se requiera el accionar militar (misiones de paz, desastres naturales, nuevas amenazas).
• Método de planeamiento basado en capacidades. En este caso, la determinación de las capacidades estratégicas requeridas preceden a la
concepción estratégica militar o a la operacional, es más, se podría
abstraer totalmente de estas y deriva de los lineamientos políticos, los
escenarios generales de actuación de las fuerzas, conceptos operacionales y el estudio del entorno. Este método es sumamente útil cuando
existe una alta incertidumbre del futuro y no se tiene identificación
alguna del potencial enemigo; así se crean capacidades para afrontar
cualquier contingencia y posteriormente, cuando se presenta una situación que requiera el empleo de la fuerza militar, recién se determina
la concepción estratégica. En tal sentido, este método no es muy útil
cuando se tiene un grado de identificación de la amenaza, pero sí lo es
en situaciones altamente inciertas como en la actuación ante desastres
naturales, ayuda humanitaria, lucha contra el terrorismo internacional
y operaciones de mantenimiento de la paz, en las cuales generalmente
es impredecible contra quién, dónde, cuándo y cómo se va a actuar,
pudiendo solamente anticiparse el con qué y definir escenarios operacionales. Una gran virtud de este método, al no especificar quién es la
amenaza y cómo se la va a enfrentar, se puede publicar en las fuentes
abiertas demostrando transparencia y buenas intenciones por parte del
Estado.
Al respecto, cabe la pregunta ¿bajo qué circunstancias los países utilizan
este método?; y se pueden obtener las siguientes respuestas:
- Cuando se requiere la protección de los intereses nacionales en cualquier parte del planeta y ante cualquier adversario (caso de las principales potencias mundiales y países de primer orden).
- Cuando habiendo alcanzado un nivel de capacidad de fuerzas que
garantiza la seguridad y la defensa nacional, se desea incrementar
el poder militar para lograr una mayor estatura político-estratégica
internacional (caso de las potencias emergentes como Brasil, India y
Sudáfrica).
- Cuando, ante la desestimación de hipótesis de conflictos, situaciones
de crisis o influencia perniciosa interestatal y amenazas internas de
importancia por parte del Estado, las Fuerzas Armadas del país se
dedican exclusivamente a roles de control territorial y de proyección
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Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
internacional como ayuda humanitaria, misiones de paz, etc., (caso de
Argentina y Uruguay).
A continuación, se analizarán estos métodos de múltiples enfoques contrastados con los roles de las Fuerzas Armadas del Perú.
Rol de defensa externa
Las Fuerzas Armadas peruanas tienen la misión constitucional de garantizar la independencia, soberanía e integridad territorial del país. Asimismo, en
el frente externo tiene una concepción estratégica defensiva-disuasiva.
Bajo un punto de vista simplista, se puede entender lo anterior como la
capacidad del país de defenderse o disuadir la pretensión de otro Estado de
conquistar territorio o invadirlo para acceder a un recurso u obtención de
algún beneficio, y en el caso más extremo –y prácticamente imposible bajo el
contexto internacional– la anexión por otro país. Sin embargo, no se evalúa
apropiadamente el concepto de soberanía relacionado con el empleo de las
Fuerzas Armadas en apoyo a la política exterior para el logro de los objetivos
políticos. En este sentido, aunque no existan hipótesis de conflicto con otro
Estado, se debe contar con las fuerzas militares suficientes para garantizar
que el Estado Peruano mantenga la capacidad de evitar que otros Estados, en
especial los vecinos, puedan afectar su autonomía en la toma de decisiones.
Es un hecho que los Estados militarmente más fuertes pueden influir en las
decisiones de los más débiles. Sobre este asunto, a continuación citaremos
algunos ejemplos regionales bastante recientes:
- La movilización de tropas brasileñas a la frontera boliviana en supuestas operaciones de entrenamiento en 2006, con el propósito real
de disuadir a Bolivia en sus intenciones de afectar los intereses de la
empresa Petrobras.
- La ejecución de ejercicios militares realizados por el Ejército de Brasil
en 2008 en la frontera con Paraguay (Operación Frontera Sur II), a fin
de que el gobierno paraguayo controlara los excesos contra los ciudadanos brasileños en ese país.
- La ejecución de las Operaciones Militares de Chile Salitre y Salitre
II, realizadas en 2009 en las inmediaciones de la frontera con Perú
y Bolivia, que tuvo un propósito disuasivo en apoyo a la diplomacia
chilena.
En la Conferencia Especial de Seguridad Hemisférica de México de 2003,
la mayoría de los representantes de los países aceptaron que aún siguen vigentes las amenazas tradicionales (interestatales). Es necesario tener en cuenta
Andrés Arriarán, Walter Rabines
sucesos recientes que pudieron producir conflictos bélicos como la movilización venezolana y ecuatoriana en 2008 ante el ingreso de tropas colombianas
en suelo ecuatoriano para atacar a un grupo de las FARC, la crisis entre Costa
Rica y Nicaragua en noviembre de 2010, así como las movilizaciones brasileñas y chilenas antes indicadas.
Al respecto, bajo el panorama descrito, el método de múltiples enfoques
orientado a las amenazas es todavía válido mientras se mantengan hipótesis
de conflicto. El de escenarios mantendría su vigencia en caso de que no existiesen tales hipótesis debido a la coyuntura regional: se tienen definidos los
actores y se pueden generar escenarios futuros del entorno sobre los cuales
trabajar. Por otra parte, el método por escenarios contribuiría en la determinación de posibles amenazas extrarregionales ante la creciente demanda
de recursos naturales que comienzan a ser escasos como el agua, recursos
energéticos y espacios biosustentables.
Rol de defensa interna
En este caso sí existen amenazas actuales y tangibles como son el narcoterrorismo (Sendero Luminoso), las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC) y el narcotráfico; en donde las Fuerzas Armadas tienen un
importante rol en su lucha contra estos flagelos en demanda del mantenimiento del orden interno. En estos casos, es obvio que el empleo del método basado
en la amenaza es el más apropiado para el planeamiento de las fuerzas puesto
que se conoce al adversario, sus capacidades, el desarrollo de sus actividades,
su estrategia, el área geográfica donde actúa o tiene influencia, y por consiguiente se deberán desarrollar las fuerzas en base a la estrategia concebida.
Con relación al apoyo a la preservación del orden público, el planeamiento
basado en capacidades es el más adecuado, pues pueden generarse casos muy
diversos a los cuales hay que hacer frente, en áreas muy distintas, contextos
diferentes, empleo de la fuerza en modo progresivo, difícil su predicción,
etc., siendo conveniente la creación de capacidades en función a escenariosespacio generales, mientras que la estrategia a aplicar se realizará cuando se
produzcan los hechos.
Rol de control y vigilancia del territorio
La fuerza militar es empleada adicionalmente para ejercer funciones de
control territorial del propio país, tanto en el ámbito acuático, terrestre y aéreo
con el fin de contribuir en la erradicación de ilícitos, control y seguridad de
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Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
las actividades, la preservación del medio ambiente y el monitoreo de las
variaciones del mismo.
En tal sentido, en el Perú podemos apreciar la participación de la Marina
de Guerra del Perú, a través de la Dirección de Capitanías y Guardacostas,
que efectúa el control de las actividades en el ámbito acuático; por otra parte,
la Fuerza Aérea del Perú, además de tener incidencia en el control del espacio
aéreo, se ha hecho partícipe en el Sistema de Vigilancia y Protección de la
Amazonía (SIVAM-SIPAM), proyecto elaborado por los órganos de defensa
de Brasil; asimismo, el Ejército del Perú tiene responsabilidades de control de
la frontera terrestre.
En este caso, existe una serie de funciones a ser cumplidas por las Fuerzas
Armadas sin que se evidencie o se pueda determinar claramente un ente antagonista o una amenaza, al mismo tiempo su cobertura es la totalidad del ámbito nacional con lo cual el escenario operacional estaría claramente definido
y, asimismo, el futuro del ámbito de acción es lo suficientemente predecible.
Por consiguiente, el método más apropiado para dimensionar la fuerza sería
el planeamiento basado en capacidades.
Rol de proyección internacional
Con relación a este rol se puede indicar las siguientes características: no
es posible identificar con anterioridad la misión de mantenimiento de la paz o
las operaciones de ayuda humanitaria que se van a realizar. Actualmente, la
mayor cantidad de efectivos se encuentran en Haití, pero esto puede cambiar
en el futuro y las fuerzas peruanas podrían actuar en otra parte del mundo
totalmente diferente. Es por tanto evidente que en este caso el método más
apropiado es el planeamiento basado en capacidades, las cuales se podrían
posteriormente ajustar de acuerdo a la situación específica.
Con relación a la contribución con la presencia en la Antártida, viajes de
instrucción al extranjero, entre otros, también correspondería el empleo de
este método.
Rol de contribución al desarrollo
Las funciones más importantes dentro de este rol y que participan fuerzas
militares, son6: apoyo y protección de la población en casos de conflictos y desastres naturales (Defensa Civil); y contribución con la acción del Estado en el
transporte de servicios, materiales y bienes que contribuyen con el bienestar,
desarrollo e inclusión social de las zonas más alejadas o de difícil acceso del país.
Andrés Arriarán, Walter Rabines
En estos casos, tampoco existe una amenaza, el escenario operacional puede ser cualquiera dentro del territorio nacional ante el caso de desastres y el de
contribución al bienestar puede ser determinado. En cualquiera de los casos, el
planeamiento basado en capacidades es el más adecuado para este rol.
c. Concepto teórico de la solución
Al respecto, se ha podido observar, en cada rol de las Fuerzas Armadas del
Perú existiría un método de múltiples enfoques (en algunos casos hasta dos)
que serían los que mejor se adecuan a la realidad peruana. Ante esto, la mejor
alternativa de solución sería entonces integrar los tres métodos de enfoques
múltiples expuestos. ¿Es esto posible? La respuesta es sí, es más, como se
precisó, el método de Liotta y Lloyd integra la totalidad de enfoques.
Si se traslada estas experiencias a la realidad peruana, se puede convenir en una propuesta de método de planeamiento de desarrollo de fuerzas
que integre varios métodos o enfoques según el rol asignado a las Fuerzas
Armadas. A este nuevo método le podríamos denominar como planeamiento integral basado en amenazas, escenarios y capacidades o simplemente
método integral de desarrollo de fuerzas, que básicamente constituye un método descendente (Top-Down) retroalimentado, cuyo enfoque teórico general
sería la aplicación de planeamiento basado en la amenaza, el escenario o la
capacidad, de acuerdo al rol y a la situación, teniendo como “ingredientes
adicionales” la incorporación de conceptos de los enfoques simples para hacer
más adecuado y eficaz el método propuesto.
Luego habría que integrar las capacidades derivadas del estudio de cada
rol, pues seguramente existirán capacidades que serán transversales a los mismos, y de esa forma desarrollar fuerzas que se adecuen en mejor medida a los
diferentes roles asignados a las Fuerzas Armadas.
d. Implementación operativa de la solución al problema: una aproximación
Como se mencionó anteriormente, el método propuesto es del tipo descendente (Top-Down), para lo cual se deberán realizar los siguientes pasos, que
son descritos en forma resumida.
1. Análisis y estudio preliminar
Debido a que la propuesta es un método descendente (Top-Down),
que parte de las políticas de defensa y lineamientos gubernamentales hasta la definición del plan de desarrollo de fuerzas, se debe realizar el estudio de la normativa y la documentación emanada por el
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Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
estamento político (Constitución Política, Acuerdo Nacional, políticas
de Seguridad y Defensa, Doctrina de Defensa, entre otros). Asimismo,
se debe realizar una evaluación de la apreciación y concepción estratégica militar (derivada especialmente de la Directiva del Planeamiento
Estratégico Militar). También se debe efectuar una apreciación del
entorno para determinar la situación actual de las fuerzas, proyección
de las fuerzas de los potenciales adversarios, prospectiva de futuros
escenarios, evolución del presupuesto nacional, de la tecnología, de las
relaciones internacionales, la estructura de poder internacional, de la
globalización, las amenazas convencionales y las denominadas nuevas
amenazas, aspectos de seguridad cooperativa y colectiva, etcétera.
2. Determinación de las capacidades estratégicas requeridas (CER)
En este paso se inicia realmente el proceso de planeamiento de desarrollo de fuerzas, para lo cual se deberá establecer previamente:
- Horizonte de tiempo del desarrollo de fuerzas.
- Definición de hitos dentro del horizonte de tiempo, en base a la
evolución del entorno, metas intermedias a ser alcanzadas por el
desarrollo de las fuerzas, evolución estratégica, desarrollo previsto
de tecnología, entre otros aspectos.
- Definición de los denominados descriptores, los cuales constituyen
criterios o fundamentos generales para el desarrollo de las fuerzas,
citando como ejemplos, la concepción estratégica de empleo de
las fuerzas (defensiva, ofensiva, disuasiva, respuesta a crisis), consideraciones relacionadas a aspectos de la operación conjunta y
combinada, la interoperabilidad y la interoperatividad, lineamientos generales como cantidad máxima de contingencias, teatros de
guerra y de operaciones a cubrir, entre otros.
La determinación de las CER tendrá como fundamento los roles de
las fuerzas armadas, la concepción estratégica militar a futuro (que
contiene la situación estratégica militar, los objetivos estratégicos
operacionales y la maniobra estratégica militar), según corresponda
para cada situación: hipótesis de conflicto, desastres y luchas, y otros
escenarios de actuación de las Fuerzas Armadas.
Así, podríamos diseñar una matriz en la cual consignaremos: rol de las
FFAA, situación (hipótesis de conflicto, desastres y luchas, y otros escenarios de actuación de las Fuerzas Armadas); enfoque principal del
análisis (amenazas, escenarios o basado en capacidades); maniobra
Andrés Arriarán, Walter Rabines
estratégica militar (MEM), objetivos estratégicos operacionales (OEO)
y escenarios (teatros de operaciones); y las capacidades estratégicas
requeridas que derivarán del estudio de los anteriores datos y otros que
considere el enfoque principal definido, contemplando las restricciones presupuestarias, el establecimiento de prioridades, línea de tiempo
de desarrollo de las fuerzas, factor tecnológico, riesgos, capacidades
actuales, conceptos operativos, entre otros considerados en los otros
enfoques estudiados.
Las CER deben ser enunciadas en términos de capacidades de acciones
que contribuyan al logro de los MEM, OEO, concepto de la operación
y tareas, desde los puntos de vista estratégico operacional y logístico.
En la práctica, nos podremos percatar que para diferentes hipótesis
de conflicto, de desastres, luchas y escenarios, existirán diversas CER
comunes entre las mismas y, al mismo tiempo, existirá un límite de
situaciones en que se aplique la CER; por tanto, habrá que integrarlas,
siendo conveniente alguna descripción de las CER con los alcances
correspondientes para cada situación.
3. Determinación de las capacidades operacionales requeridas de las
fuerzas (CORF)
Habiéndose definido las CER que se pretende desarrollar, la etapa
siguiente será transformarlas en capacidades operacionales más concretas a las que denominaremos como capacidades operacionales
requeridas de las fuerzas (CORF), que permitirán efectuar el diseño
conceptual de las fuerzas.
Tales CORF tendrán una descripción de su correspondiente exigencia
específica que debe satisfacer las fuerzas, a las que denominaremos
como definición de las capacidades operacionales requeridas de las
fuerzas (DCORF). Estas DCORF establecerán el rendimiento esperado o resultado a alcanzar por las fuerzas en el cumplimiento de los
roles o funciones operacionales asociados a las CER que estas deben
proporcionar, bajo ciertas condiciones predeterminadas (amenaza, escenario, etc.). Adicionalmente, las DCORF precisarán o darán orientaciones, tanto a nivel de instituciones armadas, comandos operacionales
y unidades individuales, referidas a otros aspectos tácticos, técnicos y
logísticos, tales como capacidades de autodefensa, capacidad de producción de daños, maniobras, autonomía, etc. En síntesis, las DCORF
definen qué deben hacer las fuerzas.
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Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
Sin embargo, también será necesario establecer el cómo se desea o se
espera hacerlo, en lo que se refiere al empleo operacional y táctico de
los medios, a la forma de sostener logísticamente su accionar y al personal. Esto se especifica por medio de lo que denominaremos el concepto del empleo operacional de las fuerzas (CEOF). En este sentido,
se logran definir aspectos operacionales sobre cómo van a combatir las
fuerzas y cómo se cumplirán los roles y funciones asignados; aspectos
generales logísticos relacionados al mantenimiento, abastecimiento e
infraestructura de apoyo para las fuerzas y aspectos sobre el personal
como dotaciones, sanidad, bienestar, cómo se les empleará para cumplir sus roles y efectuar mantenimiento.
Al término de este paso, sería conveniente realizar una matriz de consistencia a fin de verificar si las CORF, detalladas por sus DCORF y
CEOF, cubren los requerimientos estratégicos de las diferentes situaciones a fin de efectuar correcciones, modificaciones e integraciones.
4. Determinación de las capacidades estratégicas actuales (CEA) y
las capacidades operacionales actuales de las fuerzas (COAF) y
proyección en el futuro
Este paso es prácticamente el proceso inverso al empleado para la determinación de las CER y las CORF. Se parte de los medios disponibles y el estado actual de cumplimiento de sus capacidades operativas
requeridas (COR), a partir de los cuales se determinan sus correspondientes COAF, considerando sus respectivas definiciones de las capacidades operacionales actuales de las fuerzas (DCOAF) y los conceptos
de empleo operacional de las fuerzas actuales (CEOFA); analizando su
evolución en el futuro bajo condiciones de mantenimiento normales de
forma tal de determinar: término de su tiempo de vida útil, ingreso a
etapa de obsolescencia tecnológica, requerimiento de actualizaciones,
etc. No olvidemos que un mismo recurso o medio puede cumplir con
diversas COAF.
De esta forma se establece la evolución de las COAF, y a partir de
estas, la evolución de las CEA; en ambos casos se deberán describir los
detalles correspondientes para cada hito definido al inicio del proceso
del planeamiento del desarrollo de fuerzas. Será conveniente establecer matrices que ayuden a manejar esta información.
Andrés Arriarán, Walter Rabines
5. Contrastación dinámica de las CER con las CEA, y de las CORF
con las COAF
Sobre la base de los hitos trazados, se deberá determinar las brechas
existentes o desajustes entre estas capacidades, a fin de especificar
cuáles son los requerimientos en términos de capacidades que deberá
satisfacer el planeamiento estratégico administrativo (PEA). Se podría
implementar matrices para facilitar este trabajo.
6. Definición de alternativas de desarrollo de fuerzas
En esta etapa se establecen las alternativas de medios a desarrollar,
definiendo sus correspondientes capacidades operativas requeridas
(COR) sobre la brecha o desajuste existente entre las CORF y COAF
para cada hito en el transcurso de la línea de tiempo. No olvidemos
que diversas combinaciones de medios pueden otorgar COR y CORF
similares.
Aquí, nuevamente y en forma más específica, deberán contemplarse
diversos criterios como: medios que puedan cumplir simultáneamente
o en forma diferida con diversas CORF; integración de los medios;
revisión de los aspectos estratégicos; consideración de aspectos relacionados a la operación conjunta y combinada, a la interoperabilidad
y la interoperatividad; restricciones presupuestarias; contrastación
de aspectos técnicos y tácticos con relación a las características de
los medios concebidos (ejemplo, profundidad disponible de puertos,
clima imperante en el área de operaciones, etc.); costos generales aproximados que deben incluir: adquisición, instrucción, entrenamiento,
mantenimiento, operación, entre otros; límites tecnológicos o futuros
desarrollos; medios y situaciones a los que se tienen que enfrentar;
opciones de desarrollo de los diversos medios: sostenimiento (mantenimiento y alistamiento de los medios existentes), modernización
(mejoramiento de los medios heredados vs. su reemplazo) y transformación (transformación de las fuerzas originales, creación de nuevos
marcos de efectividad); entre otros.
7. Evaluación y comparación de las alternativas de desarrollo de fuerzas
Aquí se definen las medidas de efectividad o criterios para la evaluación de las alternativas de desarrollo de fuerzas y escoger la mejor en
base a la evaluación de adaptabilidad (que cumplan las COR y CORF
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78
Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
definidas), factibilidad (que no existen limitaciones que impidan su
desarrollo) y aceptabilidad (evaluación costo-beneficio).
8. Selección de la alternativa de desarrollo de fuerzas
De acuerdo con la evaluación anterior se determina la alternativa de
desarrollo de fuerzas más convenientes indicando los medios a desarrollar con sus características generales y sus COR. Es conveniente
realizar una revisión del proceso aplicando la alternativa elegida a fin
de determinar si existe alguna inconsistencia en el proceso.
9. Seguimiento del desarrollo de fuerzas
El proceso del desarrollo de fuerzas es dinámico y se debe efectuar
una revisión continua en el transcurso del tiempo debido a diferentes razones entre las que podemos mencionar: a veces el proceso de
planeamiento estratégico administrativo (PEA) no logra desarrollar
las fuerzas en la práctica de acuerdo a lo conceptuado; se producen
cambios en el entorno que generan modificaciones de la apreciación
estratégica, modificación de roles de las Fuerzas Armadas, cambios
tecnológicos y presupuestales no contemplados, entre otros.
10.¿Quién debería realizar el planeamiento de desarrollo de fuerzas?
Tal como está propuesto el método, el planeamiento de desarrollo
de fuerzas debería ser realizado casi íntegramente por el Comando
Conjunto de las Fuerzas Armadas con la participación de las instituciones armadas, los comandos operacionales y especiales en su asesoramiento en los pasos subsecuentes a partir de la determinación de las
CORF. Es conveniente esto para facilitar la integración de capacidades
y definir claramente las capacidades de cada institución y cada comando operacional.
Andrés Arriarán, Walter Rabines
A continuación se muestra un diagrama de flujo del método concebido.
CONCLUSIONES
La propuesta de incorporar el método integral de desarrollo de fuerzas
como parte del esquema del planeamiento de seguridad y defensa nacional,
permitiría armonizar el planeamiento estratégico operativo y el planeamiento
estratégico administrativo vigentes y que actualmente se encuentran desarticulados, en la medida que desarrolla un vínculo adecuado entre la concepción
estratégica y el cumplimiento de los roles asignados a las Fuerzas Armadas
con la definición sustentada de los requerimientos necesarios para ello.
Sin embargo, el método propuesto no pretende convertirse en una fórmula
que permita identificar de manera infalible las fuerzas a ser desarrolladas,
sino una herramienta de utilidad para ayudar a la toma de decisiones bajo
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80
Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
enfoques coherentes y lógicos en el marco de nuestra realidad. El éxito del
empleo de este método será en gran medida producto del arte y buen juicio de
quienes lo empleen.
Además, existe la posibilidad de que surja alguna inconsistencia de la implementación operativa de este método al llevarlo a la práctica, por lo tanto
es necesario efectuar pruebas rigurosas de validación del método y realizar
las correcciones necesarias, para lograr un producto adecuado a la realidad
nacional.
Al respecto, es necesario promover la ejecución de trabajos de investigación relacionados al planeamiento de desarrollo de fuerzas, que son tan escasos en el país, con la finalidad de comparar e integrar los diferentes métodos
propuestos por los investigadores, de forma tal que resulte un método que sea
incorporado en la Doctrina de Defensa y Seguridad Nacional.
Notas
1 Artículo adaptado de la tesis realizada por
los autores en el Programa de Política Marítima y Seguridad Nacional (2011).
2 Henry C. Bartlett es miembro, desde 1981,
de la facultad del Departamento de Toma de
Decisiones sobre Seguridad Nacional de la
Escuela de Guerra Naval estadounidense.
3 Fernando Thauby G. es Capitán de Navío
(Infantería de Marina) de la Armada de
Chile, retirado, es Oficial de Estado Mayor,
Profesor Militar y de Academia; Profesor
de la Academia de Guerra Naval, colaborador frecuente de la Revista de Marina.
4 P. H. Liotta es titular de la Cátedra Jerome
E. Levy de Geografía Económica y Seguridad Nacional en la Escuela de Guerra Naval estadounidense.
5 Richmond M. Lloyd es Director del curso
de Seguridad, Estrategia y Fuerzas del Departamento de Toma de Decisiones sobre
Seguridad Nacional de la Escuela de Guerra Naval estadounidense y es titular de la
Cátedra William B. Ruger de Economía de
Seguridad Nacional.
6 Existen otras funciones de las Fuerzas Armadas relacionadas al rol de contribución
al desarrollo nacional como son: acciones
cívicas, desarrollo de infraestructura y tecnología a través de sus empresas e instituciones relacionadas y contribución con el
estudio y control del medio ambiente, clima, hidrografía, oceanografía, geofísica, etc.
Andrés Arriarán, Walter Rabines
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Escuela Superior de Guerra Naval.
Joel Garay Roncal
Capitán de Navío, egresado de la Escuela Naval del Perú en 1989. Es
Bachiller en Ciencias Marítimas, Calificado en Submarinos e Ingeniería de
Sistemas, diplomado en Administración de Empresas por el Instituto San
Ignacio de Loyola, Máster en Administración de Negocios por la Universidad
ESAN, diplomado en Seguridad y Defensa Nacional por la Universidad
Tecnológica del Perú. Ha llevado cursos de Inteligencia, Comando y Estado
Mayor, Capitán de Puerto y Alto Mando Naval. Ha prestado servicio a bordo
de unidades de superficie y submarinas, en batallones contrasubversivos
de la Marina en zona de emergencia y en comandancias y direcciones
generales. Se ha desempeñado como Comandante del BAP Antofagasta y
Jefe de División en el Estado Mayor General de Marina. Actualmente es
Subdirector de Intereses Marítimos.
Hugo Renzo Rospigliosi Melgar
Capitán de Navío, egresado de la Escuela Naval del Perú en 1990. Calificado
en Guerra de Superficie. Ha seguido el Curso Básico de Estado Mayor, de
Comando, de Estado Mayor y de Alto Mando. Comandante BAP Noguera,
Jefe de la Oficina de sistemas de la Dirección de Administración Personal,
Comandante BAP Pisco, Secretario General de Servicios Industriales de
la Marina, Jefe de la Oficina de Planes Programas y Presupuestos de la
Comandancia General de Operaciones de la Amazonia, Oficial Secretario de
la Comandancia General de Operaciones de la Amazonía, Secretaría de la
Comandancia General de la Marina.
Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval, 2011 - Lima Perú
Joel Garay Roncal, Hugo Renzo Rospigliosi Melgar
PERÚ: PAÍS MARÍTIMO, FLUVIAL Y LACUSTRE
Una propuesta de integración entre los intereses
marítimos nacionales y las políticas de Estado1
E
l siglo XXI se caracteriza principalmente por el fenómeno de la globalización y por la conformación de espacios sectoriales y regionales;
situación que ha permitido basar el éxito de las economías de cada Estado en la posibilidad de la apertura de mercados para la comercialización de
bienes y servicios. El establecimiento de políticas de mercados abiertos trae
consigo una natural situación constante de competencia y cooperación entre
los países.
Cabe resaltar que las políticas que adopta un determinado Estado en materia de intereses marítimos, si bien podrían guardar semejanza en cuanto a
generalidades, expresan la realidad particular de cada país, en función de su
visión geoestratégica y geopolítica, a su historia, intereses, objetivos nacionales y aspiraciones. Por lo que podrían existir similitudes pero difícilmente
encontraremos concepciones exactamente iguales.
INTRODUCCIÓN
Visión geoestratégica del Perú
El Perú se define geopolíticamente como un país: marítimo, andino, amazónico, bioceánico y con presencia en la Antártida, que cuenta con una riqueza inconmensurable.
País marítimo, tiene acceso directo al mar a través de un litoral de más de
tres mil kilómetros, con recursos de enorme potencial pesquero.
País andino, a través de la cordillera de los Andes está unido a otros países
de similares características.
País amazónico, cuenta con bosques naturales y biodiversidad que comparte con países vecinos.
86
Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
País bioceánico, la proyección internacional del río Amazonas lo comunica con el océano Atlántico y con otros continentes, además, el Perú está
presente en la Antártida como expresión de su proyección continental.
La potencialidad geográfica del Perú posee las siguientes características:
- Se encuentra ubicado en la región central y occidental de América del Sur.
- Es colindante y partícipe del mar a través de un litoral de 3,080 kilómetros de extensión, y está conformado por cuatro regiones naturales:
el mar, la costa, la sierra y la selva, que se vinculan por sus características acuáticas o marítimas y sirven de nexo con el resto del continente
en las cuatro direcciones cardinales.
- Por su posición marítima en Sudamérica, es el acceso principal hacia
la cuenca del Pacífico para los países del Atlántico Sur sin acceso a
ella, es el caso de Brasil, Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay.
- En alianza estratégica con Brasil, constituye una plataforma física que
une los océanos Pacífico y Atlántico y otros continentes.
- La geografía andino-amazónica hace que los ríos navegables interconecten las cuencas internacionales del Amazonas, del Orinoco y del
Plata.
- Está ligado a la Antártida por la proyección de sus costas hacia el sur
y la referencia de este continente sobre la riqueza del mar y la particularidad del clima.
- La ubicación en zona ecuatorial le proporciona ventajas para la comunicación satelital y la exploración y explotación del espacio aéreo tanto
en su zona marítima como continental.
El océano Pacífico vincula al Perú con más de 60 países, entre ellos
Ecuador, Colombia, Canadá, Estados Unidos costa oeste, México, Japón,
China y Australia, constituyendo un potencial comercial con más de 1,600
millones de habitantes, y permite, a través del Canal de Panamá, establecer
relaciones socioeconómicas con Venezuela, islas del Caribe, Estados Unidos
costa este y Europa.
Asimismo, el origen de la Cuenca del Amazonas se encuentra en el Perú,
siendo esto trascendental para el desarrollo de la región amazónica porque
permite el intercambio comercial con los países ribereños como Colombia y
Brasil; además del acceso a Europa y el África a través del océano Atlántico,
materializando la bioceanidad del territorio, y vinculándolo con otros países
como Argentina y Uruguay.
Joel Garay, Hugo Rospigliosi
Finalmente, en relación a la política Antártica, podemos señalar que el
Perú realiza investigaciones a través de la base científica Machu Picchu ubicada sobre la isla Rey Jorge.
Los intereses marítimos
El concepto de intereses marítimos y su protección no es nuevo, ya en el siglo XVI el transporte marítimo era amenazado por corsarios en las costas del
Pacífico, que bombardeaban los puertos y atacaban los buques en altamar.
Es así que el virrey Luis de Velasco formó la primera fuerza móvil organizada, la Armada de Guerra Colonial, para la proteger sus intereses en el mar, y
desarrollar un gran tráfico marítimo entre el Callao y Panamá, elemento clave
para el apogeo del Virreinato del Perú, cuando se transportaba a Europa: trigo,
maíz, papas, camotes, algarrobo, frutas secas, azúcar, chancaca, tabaco, pabilo,
aceituna, algodón, minerales de toda clase, principalmente grandes cargamentos
de oro, plata, zinc y hierro.
Los intereses marítimos son parte del poder marítimo que comprende el conjunto de medios que se emplean para el logro de objetivos de desarrollo relacionados con el ámbito marítimo y para contribuir a lograr los objetivos de seguridad
y bienestar nacionales.
Así, los intereses marítimos constituyen fines por alcanzar, tanto en aspectos
de desarrollo como de defensa nacional, a fin de materializar deseos o aspiraciones que satisfagan las necesidades nacionales. Esta teoría sostiene que los intereses marítimos son a su vez medios para atender los intereses nacionales.
Las políticas de Estado
Establecen los lineamientos de conducta de un Estado encausados al logro
de sus fines de manera continua y sostenida en el tiempo, así también precisan
el quehacer del Estado en procura de sus fines, el gobierno de la nación o al
arte de gobernar el Estado y dirigir las relaciones internacionales. Las políticas de Estado se diferencian de las políticas de gobierno, porque estas últimas
solo constituyen instrumentos que orientan la acción del Estado durante el
período gubernamental.
La política nacional
Se define como política nacional el quehacer dirigido al establecimiento
de los objetivos nacionales, de los objetivos del proyecto nacional y de los
objetivos del proyecto de gobierno, así como de las normas que orienten su
consecución.
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Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
Los objetivos nacionales
La formulación de los objetivos nacionales claramente definidos crea un
estímulo para la acción colectiva y un universo semántico común al gobierno
y al pueblo, permitiendo al primero aglutinar esfuerzos populares en torno a
los objetivos de la nación y, al segundo, un punto de referencia que permita
evaluar el desempeño del gobierno. Estos objetivos que orientan la acción de
sucesivos gobiernos son el resultado de interpretar el concepto abstracto del
bien común, no siendo posible establecer plazos para su consecución.
Los objetivos nacionales están referidos a los intereses y aspiraciones de
la nación, por lo que se definen como la expresión de los intereses y aspiraciones vitales que la nación busca satisfacer en determinado período de su
existencia.
Estos objetivos son de dimensión nacional puesto que benefician a la nación en conjunto. Tienen vigencia mientras exista el interés y la aspiración
nacional que los originó, pudiendo ser actualizados y replanteados en situaciones especiales.
ANÁLISIS COMPARATIVO DE LAS CONCEPCIONES
SOBRE INTERESES MARÍTIMOS
Concepción peruana sobre intereses marítimos
El Perú debido a su estratégica ubicación geográfica es potencialmente
un país marítimo, sin embargo, se deben incorporar a esta “bendición” los
aspectos fluvial y lacustre, y si bien los intereses marítimos se estudian como
parte del poder marítimo, su identificación obedece a expresiones del poder
nacional, en el cual todos estos aspectos pertenecen a un mismo sistema,
arribando siempre a las mismas conclusiones sobre la importancia del poder
marítimo en relación de los intereses de una nación.
La Ley Orgánica del Ministerio de Defensa, D.L. 434 Art. 2 modificado
por el artículo 28 del D.L. 743, refiriéndose a las FFAA señala: “Son responsables […] c) de la participación de sus respectivas fuerzas en el desarrollo económico y social del país y en la defensa civil”; y la Ley Orgánica de la Marina
de Guerra del Perú D.L. 438 Art. 2°, dice: “El ámbito de la Marina de Guerra
del Perú es aquel en el que se realizan actividades correspondientes al Poder
Naval, y las relacionadas con los intereses marítimos de su competencia”.
Esta norma legal desarrolla, finalmente, la relación entre los intereses marítimos vinculados al desarrollo nacional en estricta competencia con las fun-
Joel Garay, Hugo Rospigliosi
ciones asignadas a la Institución Naval en el Capítulo 1 Misión, Constitución
y Estructura de la Marina de Guerra del Perú, Art. 4°: “[…] c) Defender el
patrimonio marítimo, fluvial y lacustre dando protección a las actividades
que se realicen en dichos medios […] k) Contribuir al desarrollo económico y
social del país y a la defensa civil en los asuntos de su competencia”.
Efectuando una correlación de los conceptos de intereses nacionales con
los de poder marítimo dentro del marco legal planteado, esbozamos la siguiente expresión: “El poder marítimo es la suma del poder naval (defensa
marítima) más los intereses marítimos (desarrollo marítimo)”.
Son intereses de desarrollo y de defensa marítimos:
- Comercializar y relacionarse económica y culturalmente con todo el
mundo.
- Aprovechar racionalmente los recursos naturales de nuestro mar de
nuestras costas y, hasta donde sea posible, su explotación.
- Insertarse política y comercialmente en la cuenca del Pacífico.
- Fijar fronteras marítimas claras de acuerdo al derecho del mar.
- Integrarse con otros países a fin de lograr la bioceanidad (Pacífico Atlántico).
- Mantener el mejor uso del canal de Panamá, en forma neutral y al
menor costo.
- Mantener la alternativa del libre y favorable uso del estrecho de
Magallanes.
- Mantener el libre y preferente uso por el paso de Drake.
- Mantener soberanía, participación y uso de las riquezas en la Antártida,
pudiendo explotar sus riquezas.
Para el caso del concepto de intereses marítimos, redundaremos en el concepto de ser la suma de los intereses de defensa marítima más los intereses de
desarrollo marítimo.
Política general antártica peruana
El objetivo general es consolidar la presencia activa y permanente del Perú
en la Antártida y de su estatus de parte consultiva del Tratado Antártico,
mediante:
- Perfeccionamiento y adecuación de la actual institucionalidad del
Estado en materia de asuntos antárticos a los avances logrados en la
última década.
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Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
- Promover la participación de las instituciones del Estado y de la sociedad civil en la difusión de la importancia de la Antártida para el país y
en la formación de una conciencia nacional antártica.
- Promover la investigación científica nacional con niveles de excelencia orientada a la profundización del conocimiento antártico en sus
aspectos teóricos y prácticos, en disciplinas vinculadas a las grandes
tendencias que concentran la atención de la comunidad científica internacional y son de interés prioritario para el Perú.
- Contar con infraestructura y equipamiento adecuados para posibilitar
la presencia activa y permanente del Perú en la Antártida y en apoyo
de las actividades científicas.
Contribución de la Marina de Guerra del Perú
La Marina de Guerra del Perú, como institución tutelar de la patria, se
encuentra comprometida en el cumplimiento de su misión asignada, tanto
en tiempo de guerra como en tiempo de paz, siendo una de las principales
funciones la de velar por la integridad, soberanía, control de los medios de comunicación marítimos, lacustres y fluviales, así como colaborar plenamente
con el Estado en la inclusión social y el desarrollo del país, para ello emplea
los medios asignados y los pone al servicio de la patria; complementariamente a estas funciones, la Marina de Guerra del Perú genera conciencia sobre
los intereses marítimos peruanos, de forma tal de exista el conocimiento de
las riquezas naturales, minerales y posibilidades diversas de nuestros medios
existentes. Se indican a continuación algunas de las actividades consideradas
participativas de la institución:
- Represión de actividades ilícitas.
- Salvaguarda de la vida humana.
- Protección del medio ambiente.
- Apoyo en mitigación de desastres.
- Participación en actividades de acción cívica.
- Transporte estratégico de hidrocarburos.
- Promoción de actividades de investigación y desarrollo.
- Contribución al desarrollo económico y social.
- Exploración en la Antártida.
- Sistema de alertas tsunami.
- Acercamiento con la población.
Joel Garay, Hugo Rospigliosi
- Promoción de los intereses marítimos.
- Promoción del conocimiento de defensa nacional (Curso de Dirección
Estratégica para la Defensa y Administración de Crisis - CEDEYAC).
- Presencia como embajada itinerante.
CONCEPCIÓN CHILENA SOBRE INTERESES MARÍTIMOS
Chile es un país esencialmente marítimo, sus ríos y lagos no presentan una
gran dimensión como para considerarlos como representativos de análisis;
el mar es vital para su desarrollo y fundamental para la subsistencia de su
población. Sus características geográficas y ubicación en el mundo le impusieron desde siempre el uso del mar: de él vivieron sus primeros habitantes,
por mar pudo España materializar su conquista, y cuando perdió su control
nació el Chile independiente. Su territorio continental e islas oceánicas de 757
mil Km2 proyectan un mar territorial y una zona económica exclusiva (ZEE),
que en conjunto totalizan 4 millones 700 mil km2 de territorio marítimo, lo
que ofrece una relación comparativa entre territorio continental y territorio
marítimo de 1 a 6; relación que es explicativa en el momento de definir la
condición geográfica esencial marítima y oceánica de ese país.
La concepción chilena sobre intereses marítimos, que desde finales del
siglo XVIII elaboró uno de sus principales estadistas, Diego Portales (1836),
traza una estrategia política sobre el uso del mar, y dice: “Debemos dominar
siempre el mar en el Pacífico, esta debe ser nuestra máxima, y ojalá fuera
la de Chile para siempre. […] para eso debemos desarrollar nuestro tráfico
marítimo, puertos, comercio y la productividad del mar”; así mismo el libertador Bernardo O´Higgins (1820) define “Este triunfo y cien más se harán
insignificantes si no dominamos el mar”.
La concepción sobre los intereses marítimos nacionales, que Chile hace en
su Libro de la Defensa Nacional como parte de su política de Estado, se define
de la siguiente forma:
“Los intereses marítimos corresponden a actividades de desarrollo nacional que generan beneficios de orden político, estratégico, económico,
científico y social para el país. Están relacionados con la explotación, goce
y uso de los recursos o beneficios suministrados por el mar, el lecho y el
subsuelo que están bajo la jurisdicción marítima de un Estado. Se desarrollan en la alta mar, la zona costera y las aguas interiores”. (MNDC, 2010)
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Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
Con respecto a los intereses marítimos de la política exterior chilena, proyectada a través de su Ministerio de Relaciones Exteriores tenemos:
a. Fortalecer la imagen de Chile en el exterior.
b. Contribuir al fortalecimiento de la integración regional.
c. Contribuir al fortalecimiento del multilateralismo.
d. Promover la paz y la seguridad internacional.
e. Promover los intereses marítimos y antárticos de Chile.
f. Contribuir a la inserción de Chile en las redes de ciencia y tecnología
mundiales.
g. Difundir y promover la cultura chilena en el exterior.
Los intereses marítimos de Chile incluyen algunos objetivos específicos
que la Armada con sus medios contribuye a satisfacer como:
a. Procurar la utilización más eficiente de los recursos naturales del territorio oceánico nacional.
b. Desarrollar las ciencias y tecnologías marinas y todas las actividades
que apoyen y sustenten el uso, la explotación, la conservación y la administración de los recursos naturales del territorio oceánico nacional.
c. Perfeccionar el marco jurídico y fortalecer los organismos de administración de dicho territorio y de las actividades marítimas, en los
ámbitos del derecho nacional e internacional.
d. Proteger y preservar el medio ambiente marino en el territorio oceánico nacional y procurar que las actividades de otros Estados en los
océanos no afecten los intereses de Chile ni la calidad de vida de sus
habitantes.
e. Dar efectiva seguridad al territorio oceánico nacional, a los intereses
marítimos y a las rutas oceánicas vitales para el país, dando por posibles la ocurrencia de amenazas, actos ilícitos o agresiones que lesionen
la jurisdicción y soberanía del Estado, y tomando las prevenciones correspondientes para neutralizarlas.
f. Incentivar y desarrollar la industria naval en Chile, aprovechando la
tecnología y la capacidad instalada tanto en astilleros privados, del
Estado y la activa participación de ASMAR (Astilleros y Maestranzas
Armadas).
Es parte de los intereses marítimos del país utilizar la vía marítima para
proyectarse hacia el Asia-Pacífico. En esta perspectiva es fundamental el papel de la isla de Pascua como punto del territorio chileno más próximo a los
países de la ribera oriental de la cuenca del Pacífico.
Joel Garay, Hugo Rospigliosi
Con respecto a su política de intereses marítimos en la región antártica, los
derechos antárticos de Chile se encuentran fundados sobre bases históricas,
geográficas y jurídicas. Con estos antecedentes, Chile concurrió a la negociación del Tratado Antártico en 1959, junto con otros once Estados.
El territorio antártico chileno constituye un elemento relevante para
la definición de la política antártica. En 1940, Chile precisó los límites de
su territorio en el continente helado mediante el decreto supremo N° 1747,
donde se establece que forman la Antártica Chilena o Territorio Antártico
Chileno todas las tierras, islas, islotes, arrecifes, glaciales y demás conocidos
o por conocerse en el mar territorial respectivo existente dentro de los límites
del casquete constituido por los meridianos 53° y 90° de longitud oeste de
Greenwich; es decir, que el país del sur tiene desde la década de 1940 una
legislación clara que le permite definir sus intereses en la zona glaciar del sur
del planeta.
Política antártica específica chilena
Constituyen políticas antárticas específicas las siguientes:
a. Proteger los derechos antárticos de Chile y afianzarlos en el marco del
Tratado.
b. Participar de modo activo en el Sistema Antártico.
c. Consolidar la institucionalidad antártica nacional.
d. Fortalecer la participación de la región de Magallanes y Antártica
chilena, de acuerdo a las competencias administrativas que le otorga
la legislación nacional, y promover las facilidades del territorio continental para servir de puente a la Antártica.
e. Preservar la zona de paz, las actividades científicas y la reserva ecológica.
f. Orientar la ciencia nacional antártica de manera de vincularla más estrechamente a las grandes tendencias en este campo.
g. Conservar los recursos vivos marinos y desarrollar la pesca austral.
h. Promover el turismo controlado.
i. Alentar la cooperación internacional.
Contribución de las fuerzas armadas chilenas
Acciones mediante las cuales las fuerzas armadas chilenas contribuyen a
la política antártica:
a. Establecimiento de bases permanentes en territorio antártico.
b. Actividades científicas y meteorológicas.
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94
Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
c. Apoyo a actividades científicas que desarrollan otros organismos nacionales e internacionales.
d. Exploración del territorio y proyección hacia el Polo Sur con propósitos meteorológicos, glaceológicos, geodésicos e hidrográficos.
e. Apoyo logístico a las actividades antárticas de otros organismos nacionales y extranjeros.
f. Evacuación aérea humanitaria.
g. Remoción de contaminantes y desechos de bases nacionales y extranjeras.
La política de intereses marítimos y antárticos nacionales se difunde internacionalmente a través del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile.
Política marítima chilena
El Derecho del Mar ha registrado importantes desarrollos durante los
últimos años, en particular desde la entrada en vigor de la Convención de
Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1994. Chile tuvo un rol destacado en la negociación de ese tratado, uno de cuyos aspectos principales es la
consagración de la ZEE de especial importancia para la actividad pesquera,
así como en la preparación de instrumentos posteriores como el Acuerdo de
Nueva York sobre especies transzonales y altamente migratorias. Su participación y presencia internacional se mantiene activa mediante la promoción
de la gobernabilidad de los océanos a través del trabajo que en ese ámbito
efectúan en Naciones Unidas la Organización Marítima Internacional, la
Comisión Permanente del Pacífico Sur y la Comisión para la Conservación de
los Recursos Vivos Marinos Antárticos, entre otros.
Intereses marítimos chilenos
Chile define y postula el concepto de intereses marítimos como el conjunto
de beneficios de carácter político, económico, social y militar que obtiene una
nación de todas las actividades relacionadas con el uso del mar. Las mencionadas actividades las realizan tanto el Estado como los particulares en la alta
mar, en las aguas jurisdiccionales, en el fondo marino y en el litoral con la
finalidad de aprovechar sus facilidades y explotar los recursos contenidos en
ellos. Requieren para consolidar su éxito de una sólida conciencia marítima
nacional, entendida como el conocimiento exacto y reflexivo de los factores
que se relacionan con el mar y que aportan la fuerza intelectual que da vida,
incluso a conceptos como el de mar presencial.
Las actividades relacionadas con el uso del mar que conforman los intereses marítimos es enorme, por ello para expresarlas en forma interrelacionada
Joel Garay, Hugo Rospigliosi
se han estructurado en términos de componentes: marina mercante, transporte y terminales marítimos, comercio exterior, flota pesquera e instalaciones de
apoyo, buques de investigación científica, industria naval, establecimientos de
explotación del fondo marino, deportes náuticos y medio ambiente acuático.
CONCEPCIÓN COLOMBIANA SOBRE INTERESES MARÍTIMOS
Los intereses marítimos de Colombia están definidos con el fin de salvaguardar la soberanía e integridad del territorio marítimo nacional, establecer
un ordenamiento marino-costero, preservar el ambiente marino-costero y
aprovechar de manera sostenible sus recursos naturales promoviendo el desarrollo socioeconómico nacional, fomentar el reconocimiento de la cultura
marítima nacional promoviendo la educación en temas del mar, y desarrollar
investigación científica, tecnológica y de innovación en la región marina y
costera del país. El gobierno de Colombia expidió en el 2000 el Decreto 347,
a través del cual creó la Comisión Colombiana del Océano, como el ente encargado de “proponer al Gobierno Nacional, la Política Nacional del Océano
y de los Espacios Costeros, para su administración y desarrollo sostenible”.
La propuesta de intereses marítimos es, desde el punto de vista temático:
desarrollo institucional (poder naval, autoridad marítima) y desarrollo económico (puertos e infraestructura portuaria, transporte marítimo, marina
mercante e industria naval, pesca y acuicultura, industria turística, minerales,
hidrocarburos y fuentes de energía no convencionales, alternas o renovables);
desarrollo territorial (manejo integrado de zona costera, prevención y atención
de desastres, áreas marinas y costeras protegidas); desarrollo del ambiente
oceánico y costero (conservación de recursos y ecosistemas estratégicos, biodiversidad marina, calidad ambiental marina, cambio climático) y desarrollo
sociocultural (cultura marítima, educación marítima, patrimonio cultural). A
través de su consolidación, la propuesta permitirá el fortalecimiento continuo
del tema marítimo en Colombia.
CONCEPCIÓN ECUATORIANA SOBRE INTERESES MARÍTIMOS
La Dirección General de Intereses Marítimos en Ecuador está constituida
por los organismos encargados de la investigación, desarrollo y fortalecimiento de estos intereses, al mando de un director general. La dirección define la
planificación en alto nivel del desarrollo y empleo del poder marítimo, excluyendo lo relacionado al poder naval.
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Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
Para cumplir esta función básica el sector se organiza de la siguiente manera:
- Instituto Oceanográfico de la Armada.
- Servicio de dragas.
- Instituto de Historia Marítima.
Contribución al desarrollo
La Armada ecuatoriana participa en el desarrollo de los intereses marítimos del país mediante empresas de transporte de petróleo, construcción naval
y agenciamiento marítimo; además, contribuye a la mitigación de desastres y
ayuda a poblaciones marginales.
CONCEPCIÓN ARGENTINA SOBRE INTERESES MARÍTIMOS
Con más de 5.000 kilómetros de costas bañadas por el océano Atlántico,
Argentina resulta una unidad geográfica de indudable carácter marítimo. Esta
primera y simple observación sería motivo suficiente para despertar el interés
por el conocimiento de las posibilidades, oportunidades y también desafíos,
que dichos espacios dominantes plantean.
La Armada Argentina contribuye, mediante sus capacidades como instrumento militar de la defensa en el mar y en su articulación con los intereses
marítimos del país, a conformar el poder marítimo de la nación bajo cuyas
líneas políticas se desenvuelve.
En el Manual de Intereses Marítimos de la Armada Argentina se describen las actividades relacionadas a intereses marítimos, dentro de las cuales
citaremos:
- Transporte marítimo y fluvial.
- Actividades portuaria e industrial.
- Investigación científica y tecnológica.
- Turismo y recreación.
- Defensa y seguridad.
CONCEPCIÓN BRASILERA SOBRE INTERESES MARÍTIMOS
El Estado brasilero expresa a través de su política de gobierno su primordial empeño en proyectar al Brasil como un país desarrollado, con presencia
en la Antártida, con intereses bioceánicos, y con la responsabilidad de ser
el pulmón del mundo a futuro, así mismo dispone la culturización de los
brasileros en cuanto a su realidad nacional, intereses nacionales, marítimos,
culturales y otros.
Joel Garay, Hugo Rospigliosi
La política de Estado de Brasil alcanza a todos los funcionarios de gobierno y entidades con responsabilidad subordinados, mereciendo su principal e
impostergable interés y preocupación por la educación, cultura e identidad
nacional, gestionada a través de políticas socialistas para que sean del alcance
de la población en general.
El lema de la Marina de Brasil: “Presente en nuestros mares y ríos todos
los días”.
Hoy en día, los espacios marítimos de Brasil llegan a aproximadamente
3,5 millones de km2. Brasil está buscando, mediante la Comisión de Límites
de la Plataforma Continental (CLCS) de la Convención de las Naciones
Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS), la extensión de los límites de
su plataforma continental más allá de 200 millas náuticas (370 km), lo que
corresponde un área de 963.000 km2.
PLANTEAMIENTO DE UNA NUEVA CONCEPCIÓN
DE INTERESES MARÍTIMOS
Selección de modelos de comparación
Para la comparación hemos tomado aplicaciones y políticas de países limítrofes con el Perú, específicamente Chile, al considerar que ante una similar realidad social, cultural y política, nos permitirá efectuar una medición
regularmente satisfactoria dentro de un escenario homogéneo, haciendo la
salvedad de que la realidad en cada país tiene sus particularidades y escalas
de necesidades a satisfacer o atender.
Análisis de los modelos seleccionados
Los países analizados consideran la soberanía e integridad territorial como
interés vital, y plantean el resguardo, explotación y cuidado de sus riquezas,
a través de la seguridad nacional y del empleo de instrumentos legales tanto
nacionales como internacionales; para ello toman especial interés en integrar
diversas organizaciones internacionales para el efecto externo; también su
sistema político define como prioridad el manejo, en diferentes niveles, de
conceptos de lo que significan y representan los intereses marítimos y sus
componentes en su realidad nacional.
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Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
Análisis correlacionado entre concepciones sobre intereses marítimos
Perú - Chile
Al conocer la normatividad existente en ambos países, y la cadena estatal
de gestión pública comprometida en la aplicación de conceptos sobre seguridad, defensa nacional e intereses marítimos, tales como los ministerios de
Defensa, Relaciones Exteriores, Defensa Civil, CAEN, Secretaría del CNS,
Dirección Nacional de Inteligencia, Comando Conjunto FFAA, y sus pares
chilenos se evidenció, en el caso chileno, la existencia de una permanente y
duradera política de Estado, la cual es cumplida en su generalidad a través del
tiempo y en forma independiente de la tendencia política del partido o segmento social en el gobierno. Ello, a su vez, permite una legislación que abarque toda la cadena educativa superior, universitaria y escolar, evidenciando
el interés del gobierno en inculcar conocimientos, conceptos y educación de
los intereses nacionales chilenos, sus riquezas, sus fronteras, su geopolítica,
la culturalidad social.
Para el caso peruano existe una declarada política de Estado, la cual se
desarrolla de acuerdo al gobierno de turno, y sobre la cual se hacen evidentes
las afectaciones de su cumplimiento en razón de la situación socioeconómica
que tenga que enfrentar el gobierno.
Los problemas de centralización en la zona costera, las grandes diferencias en educación, cultura, solución de problemas no resueltos e impostergables como vivienda, alimentación, vestido y salud, pasan a primer plano,
bloqueando toda posibilidad de interés por asuntos de intereses nacionales y,
por ende, marítimos.
El comportamiento social de la población para el caso de Chile es más
homogéneo, existe mínimo analfabetismo y gran preocupación en todos los
niveles de instrucción de inculcar valores nacionales y gran sentimiento de
pertenecía, incidiendo sobre la superioridad chilena en varios aspectos sobre
países en esta parte del continente; presentando siempre a Chile como un país
superior muy cerca de entrar al mundo de países desarrollados.
En el Perú los sistemas educativos estatales se encuentran venidos a menos
con pésimo nivel remunerativo, lo cual hace que la capacitación de los docentes sea muy por debajo de la necesaria para una buena instrucción; los niveles
de pobreza y desatención del Estado en zonas fuera de la capital o de la costa y
en zonas de frontera, hacen vulnerable la calidad de la educación, habiéndose
constatado que, por ejemplo, en la zona del oriente peruano, las poblaciones indígenas o rurales se pegan a los países vecinos para su subsistencia y
Joel Garay, Hugo Rospigliosi
educación, asumiendo como suyos, en algunos casos, identidades, idiomas y
conocimientos del otro país, viviendo en territorio peruano.
El manejo de la información que hace Chile sobre su nacionalidad, el orgullo, identificación y lo que significa ser chileno es de resaltar, participan en
todos los eventos internacionales que les permite presentar su mejor imagen,
para lo cual justifican cualquier inversión económica, ello los hace conocidos
y aceptados en diversos tipos de organizaciones, escalando posiciones hasta
llegar incluso a ocupar cargos administrativos o de dirección estratégica.
El Perú siempre se encuentra limitado por sus problemas económicos, lo
cual hace que intervenga en foros o reuniones de gran nivel que solamente le
representen algún beneficio, si bien es cierto que desde hace algunos años se
vive cierta estabilidad económica, es también cierto que los problemas internos no resueltos impiden este tipo de participaciones.
El poblador chileno tiene conocimiento general e inculcado sobre sus
intereses marítimos y el porqué se necesitan Fuerzas Armadas eficientes y
preparadas para su custodia y control, mientras que en el caso peruano se
aprecia un somero y mínimo conocimiento sobre los conceptos de seguridad
nacional e intereses marítimos, evidenciando una confusión entre las riquezas
e intereses nacionales y las funciones y participación de sus FFAA en la defensa y contribución al desarrollo nacional e inclusión social.
En Chile existe una preocupación por capacitación de sus autoridades y
funcionarios políticos para estandarizar conocimientos básicos sobre temas
de seguridad, intereses nacionales y FFAA, para lo cual exige una preparación
y competencias previas para desempeñar cargos de gobierno, ello coadyuva
la optimización en la gestión pública y la comprensión y apoyo del ejecutivo
y legislativo hacia sus FFAA en lo que respecta al resguardo, en este caso, de
sus intereses marítimos.
En el Perú se ha constatado el mediano-bajo nivel de instrucción y educación profesional de congresistas y funcionarios del Estado, que no llegan a
comprender la necesidad del cuidado de los intereses nacionales y marítimos
a través de sus FFAA, considerando el tema como de segunda prioridad frente
a otros problemas, no siendo esta una situación real.
La Constitución Política del Perú considera como intereses nacionales la
defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad; complementando
el acuerdo nacional, como intereses nacionales, el desarrollo, la democracia
y la cohesión social. Tales intereses y estado final mencionado deben regir
nuestros planeamientos en la seguridad nacional.
99
100 Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
En el caso de Chile, en su carta magna se consideran los intereses nacionales (por ende, marítimos) como una prioridad nacional, de alcance a todo nivel
social y económico, resguardada por el respaldo de una conciencia e identidad
nacional que debe apoyar la gestión del gobierno y de toda la estructura del
Estado, FFAA y con plena participación de todos los chilenos.
CONCLUSIONES
- Podemos centralizar la propuesta de las conclusiones efectuando unas
cuantas preguntas como:
- ¿Están los líderes políticos y civiles peruanos concientizados de lo
que representan las posibilidades, riquezas, dominio y soberanía marítima? Si es así, ¿han tenido alguna participación en legislar para su
protección, cuidado y representación?
- ¿La ciudadanía conoce los conceptos de poder marítimo, intereses
marítimos y cuáles son los conceptos básicos de su existencia?
- ¿Qué importancia, alcance y lineamientos debemos dar a la actividad
marítima?
- ¿Cuáles son los sólidos cimientos donde debemos asentar la potencialidad marítima?
- Los medios para crear una conciencia marítima en la opinión pública
residen principalmente en la educación pública, la acción de las instituciones privadas y hasta en la difusión e incentivo de los deportes
náuticos.
- La instrucción y la educación primaria pueden contribuir poderosamente a la concientización del pueblo desde temprana edad, factor
moral esencial para el conocimiento del valor y respaldo de lo nuestro.
- El efecto multiplicador de la instrucción temprana sobre aspectos de
lo que ofrece el mar, los ríos y lagos en todos sus grados, puede dirigir
las mentes hacia los problemas de la acuicultura y los primordiales
intereses que nuestro país tiene sobre ella.
- Si se enseña en las escuelas la geografía de costa, sierra y selva, es necesario enseñar con mayor profundidad también las nociones del mar
peruano y las riquezas que encierra, así como el porqué es importante
tener una clara política de Estado de intereses marítimos y de lo que
representa con relación a otros países.
Joel Garay, Hugo Rospigliosi 101
- Es necesario, a un nivel de educación superior, demostrar gráficamente
la situación esencialmente marítima de nuestro territorio, su distancia
al centro de la civilización, los caminos que a ella nos unen; cuando se
habla del comercio, agregar a la enumeración de artículos y montos la
explicación de las vías que los sirven y sus posibles interrupciones, en
otras palabras, impregnar a los ciudadanos del conocimiento de esos
intereses; y así se tendría como resultado, en corto tiempo, generaciones que cambian su orientación y son proactivas.
- La capacitación programada y obligatoria al sector político sobre
asuntos de soberanía, preservación y proyección marítima, fluvial y
lacustre, así como de los roles, para este caso de la Marina de Guerra
del Perú, generarían conocimiento homogéneo y exacto de la realidad
marítima, así como de la necesidad del apoyo a la Institución.
- No existe una política de Estado sobre manejo de información proactiva
al interior ni al extranjero que se entienda como permanente, y que presente en gran magnitud al Perú como país marítimo, eje en Sudamérica
y próximamente bioceánico, organizando foros internacionales permanentes, y participando en ellos como ponentes habituales.
RECOMENDACIONES
- Modificar los currículos educativos en la educación básica regular
y superior, de manera de considerar como materias formativas obligatorias complementarias a los cursos del área Personal Social, los
correspondientes a realidad e intereses marítimos y su necesidad de
protección, preservación y cuidado por parte de las instituciones tutelares de la patria.
- Establecer hasta el más alto nivel de autoridades políticas y civiles
el requerimiento de instrucción y educación en temas relacionados a
intereses marítimos y participación de la Marina de Guerra del Perú
como institución responsable de su resguardo, solo así los poderes
ejecutivo, legislativo y judicial tendrán pleno conocimiento del misionamiento que se debe cumplir y el requerimiento de medios para
ello (explotación de eventos como CEDEYAC, mes del mar de Grau,
eventos operacionales).
- La Marina de Guerra del Perú debe propiciar un mayor acercamiento a
través de actividades de intercambios profesionales a bordo de unida-
102 Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
des operativas, tales como sesiones de consejo de ministros embarcados, reuniones de la comisión y defensa nacional, comisión de presupuesto, empresas de primer nivel, etc., de tal forma que las autoridades
políticas y personalidades civiles conozcan directamente la realidad
institucional y los medios disponibles con que se cuenta para cumplir
el misionamiento institucional, así como los roles complementarios
de colaboración con el Estado (lucha contra el narcotráfico, acciones
humanitarias, apoyo a siniestros en la mar, etcétera).
- El Estado debe aumentar la participación de peruanos notables y capaces en las diferentes organizaciones internacionales para respaldar
a través de su presencia la imagen del Perú como país emergente,
mostrando sus riquezas, potencialidades y realidad marítima, de manera que el Perú sea conocido en todos los aspectos de competencia,
demostrando un anticipado y eficiente manejo de la información hacia
el exterior.
Nota
1 Artículo adaptado de la tesis realizada por
los autores en el Programa de Política Marítima y Seguridad Nacional (2011).
Joel Garay, Hugo Rospigliosi 103
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Percy Pérez Bramosio
Capitán de Navío, egresado de la Escuela Naval del Perú en 1989. Bachiller
en Ciencias Marítimas, Calificado en Submarinos, curso Básico de Estado
Mayor en la Escuela Superior de Guerra Naval, Comando y Estado Mayor
en la Escuela de las Fuerzas Armadas Españolas y Alto Mando Naval en la
Escuela Superior de Guerra de Naval. Maestría de Administración Marítimo
Portuaria en la Escuela Nacional de Marina Mercante Miguel Grau y
Diplomado en Gestión Pública en la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Se ha desempeñado como jefe de las secciones de Logística y Operaciones
del Estado Mayor de la Comandancia de Submarinos, y comandante del BAP
Arica.
Carlos Rojas Leo
Capitán de Navío, egresado de la Escuela Naval del Perú en 1989. Bachiller
en Ciencias Marítimas. Calificado en Submarinos e Ingeniería de Sistemas.
Ha seguido los cursos Básico de Estado Mayor, Comando y Estado Mayor y
Alto Mando Naval en la Escuela Superior de Guerra de Naval; Curso Superior
de Operaciones Psicológicas en la Escuela de Operaciones Psicológicas del
Ejército, Maestría de Ingeniería de Sistemas en la Universidad de Lima.
En el ámbito operativo ha desempeñado el cargo de jefe de las secciones
de Comunicaciones y Logística del Estado Mayor de la Comandancia de
Submarinos, ha cubierto toda la línea de cargos operativos para oficiales.
Se desempeña como Comandante del BAP Islay.
Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval, 2011 - Lima Perú
Percy Pérez Bramosio, Carlos Rojas Leo
LA ACUICULTURA COMO MEDIO DE PROMOVER
LA CONCIENCIA MARÍTIMA1
E
l Perú posee todas las características geográficas y demográficas para
convertirse en un país predominantemente marítimo; sin embargo, toda
la historia republicana adolece de una baja conciencia marítima.
Los estudios desarrollado por el Instituto de Estudios Histórico Marítimos
del Perú han revelado que el 58% de los jóvenes en el Perú no valora la contribución de los mares, ríos y lagos al desarrollo nacional, cifra que asciende
a 68% en el caso de Lima y Callao. Este bajo interés genera la inexistencia
de una política marítima nacional, lo que a la vez produce diversos efectos
negativos como la falta de una marina mercante nacional, así como la indefinición –después de más de 20 años– de la posición del Perú en relación a
la Convención del Mar, el evidente atraso del sistema portuario que se está
tratando de revertir, la falta de cabotaje, el debilitamiento de la posición de la
Dirección de Capitanías y Guardacostas como autoridad marítima nacional y
la evidente y constante reducción del poder naval.
Por lo anterior, la Marina de Guerra del Perú y las organizaciones afines
como el Instituto de Estudios Histórico Marítimos vienen efectuando una serie de esfuerzos para poner en la agenda nacional el tema marítimo, a través la
producción de doctrinas marítimas, recomendaciones y proyectos de políticas
marítimas nacionales. En estas acciones se ha detectado que no se trata con
la debida importancia el potencial acuícola nacional, preponderando, cuando
se toca el interés marítimo de la explotación de recursos naturales renovables,
solo del tema de la pesca de captura, a pesar de que el país ya cuenta con una
política de Estado relacionada con la promoción de esta actividad, que en el
resto del mundo es la fuente de proteínas de mayor crecimiento.
106 Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
ANTECEDENTES
En el siglo XIX, el almirante norteamericano Alfred Thayer Mahan estableció una serie de principios geopolíticos, relacionados al ámbito marítimo,
que han colaborado en el desarrollo y encumbramiento de los Estados Unidos
de América como superpotencia mundial. Entre estos principios están la
proximidad a las líneas de comunicación marítimas internacionales, los accesos abiertos a los océanos, los puertos que permiten exportar la producción,
un pueblo con conciencia marítima y un gobierno que establezca políticas
marítimas y promueva el desarrollo marítimo (Mahan, 1890).
El Perú cuenta con una serie de fortalezas en el ámbito marítimo por encontrarse situado estratégicamente en el centro de Sudamérica en la cuenca
del océano Pacífico, donde se ubican los principales mercados comerciales de
América del Norte y Asia. Asimismo, posee acceso libre a las líneas marítimas de comunicación por donde se moviliza el 98% del comercio nacional y
tiene acceso al océano Atlántico por el río Amazonas y el canal de Panamá.
El Perú se encuentra actualmente en un proceso de desarrollo portuario
adecuado al desarrollo económico comercial de las últimas décadas; sin embargo, tiene la desventaja que en el país hay una baja conciencia marítima, a
pesar de que más del 50% de la población se ubica en la costa y se cuenta con
un mar rico y diverso, donde se produce el 10% de las capturas mundiales de
pesca, con un inmenso potencial acuícola tanto marítimo como continental.
Si bien el Instituto de Estudios Histórico Marítimos del Perú está haciendo esfuerzos para poner el tema marítimo en la agenda política del país, el
tema se encuentra normalmente ausente en las discusiones o es insuficiente
el análisis del potencial acuícola nacional y su contribución al desarrollo en
complementación a la pesca de captura.
Por lo anterior, este artículo pretende introducir la acuicultura en la discusión de los temas relacionados a la conciencia marítima, considerando que
existe en el país una política de Estado para la promoción de esta actividad
y se está desarrollando el Plan Nacional de Desarrollo Acuícola al 2021, que
deberían sentar las bases para el despegue de la acuicultura en el Perú.
SITUACIÓN ACTUAL DE LA ACUICULTURA EN EL PERÚ
La acuicultura en el país tiene un escaso nivel de desarrollo comparado
con el de otros países de la región. Las Naciones Unidas para la Alimentación
Percy Pérez, Carlos Rojas 107
y Agricultura - FAO califica el desarrollo de la acuicultura peruana de la
siguiente forma:
“El desarrollo de la acuicultura en el Perú es de carácter incipiente y está
orientada fundamentalmente a la producción de Langostinos (Litopenaeus
spp), Concha de Abanico “scallops”, Trucha (Oncorhynchus spp), Tilapia
(Oreochromis spp) y algunos peces amazónicos”.
El 76.41% del área acuática otorgada (15,843.53) corresponde a la actividad
acuícola marina y el 23.59% (4,891.93) a la actividad acuícola continental.
A pesar de contar con un inmenso potencial, la producción está enfocada
principalmente a la producción de conchas de abanico y langostinos para exportación, y en escala mucho menor de tilapias, truchas y peces amazónicos
para consumo interno.
El Plan Nacional de Desarrollo Acuícola al 2021
El propósito del Plan Nacional de Desarrollo Acuícola (PRODUCE, 2010)
es apoyar y guiar el desarrollo de la acuicultura por medio de la movilización
de recursos financieros del sector público (gobierno central y gobiernos regionales), sector privado y la cooperación internacional, desarrollo de recursos
humanos y el mejoramiento de las organizaciones encargadas de promover y
fomentar la acuicultura.
La visión esbozada en el plan es:
“El Perú tiene un sector acuícola competitivo y diversificado, económica y
socialmente viable y ambientalmente sostenible en el tiempo, que contribuye con la seguridad alimentaria de la población, desarrolla tecnologías
de cultivo de nuevas especies y genera aportes importantes en divisas,
contando con un sector público y privado dinámico que colabora estrechamente entre sí”. (PRODUCE, 2010)
La misión está orientada al desarrollo de las condiciones propicias para
la inversión privada en acuicultura en el país, mediante recursos humanos,
materiales y financieros de acuerdo a lo indicado en el plan:
“Promover la generación de recursos humanos, materiales, tecnológicos y
financieros pertinentes, así como los servicios técnicos y condiciones institucionales adecuadas, para facilitar la inversión privada en la producción
acuícola y comercialización de productos de la acuicultura en el mercado
nacional e internacional”. (PRODUCE, 2010)
108 Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
Las principales metas del plan para el año 2015 son:
• Incrementar la calidad, la productividad y el volumen de producción
acuícola comercializado a nivel nacional e internacional.
• Volumen de la cosecha de acuicultura entre 95 a 110 mil Tm.
• Volumen comercializado de productos acuícolas a nivel interno entre
16 a 18 mil Tm.
• Volumen de las exportaciones entre 25 a 27 mil Tm.
• Valor de las exportaciones entre 170 a 186 millones de dólares.
• Consumo per cápita de productos acuícola entre 0.86 a 0.94 k per cápita.
• Incrementar la inversión privada en un 50%.
• Incrementar los créditos para la acuicultura en un 100%.
• Incrementar del 20% los derechos de acuicultura (autorizaciones y concesiones a mayor y menor escala en el ámbito marino y continental).
• Incrementar del 15% de áreas disponibles para desarrollar la acuicultura.
• Reducir del 30% las importaciones de poslarvas de langostinos (la
producción nacional de semilla abastece el 30% de la demanda total).
• Reducir en 5% las importaciones de ovas de trucha (la oferta de trucha
de buena calidad dependerá del éxito de las investigaciones).
Durante la convención acuícola desarrollada en setiembre de 2010, la
Dirección General de Acuicultura presentó las siguientes proyecciones de
crecimiento (PRODUCE, 2010):
• Se proyecta que al 2015 la cosecha acuícola podría alcanzar las 125
mil Tm, cifra que excede las proyecciones optimistas elaboradas
por la FAO.
• El mercado interno en 2015 podría alcanzar las 25 mil Tm (peces como
trucha, tilapia, gamitana, paiche, sábalo, etc.), con un valor aproximado de 100 millones de dólares.
• Las exportaciones de acuicultura en 2015 podrían alcanzar las 33 mil
Tm con un valor FOB de 280 millones de dólares.
PROYECCIONES MUNDIALES Y NACIONALES DE CAPTURA
Y ACUICULTURA AL AÑO 2021
La captura mundial marina alcanzó su máximo en el año 1996, con 86.3
mil millones de toneladas; sin embargo, desde entonces esta cifra ha tenido
un descenso. La última estadística mundial presentada por la FAO, correspondiente a 2008, indica que la captura en el mundo alcanzó los 79.5 mil
millones de toneladas, la principal zona de pesca mundial fue el océano
Percy Pérez, Carlos Rojas 109
Pacífico noroccidental (costa China), donde se capturaron 20.1 mil millones
de toneladas, el 25% de la captura, y el Pacífico suroriental (costas del Perú y
Chile) con 11.1 millones de toneladas, el 15% de la captura mundial.
En el año 2009, la pesca y la acuicultura suministraron en el mundo alrededor de 145.1 millones de toneladas de pescado, de las cuales 115 millones
fueron destinadas al consumo humano.
La captura a nivel mundial, en la última década, se ha estabilizado a excepción de oscilaciones de producción de anchoveta en el Pacífico Sur por
efectos del fenómeno del Niño, con una ligera tendencia a disminuir, como se
aprecia en el Cuadro 1.
Cuadro 1. Captura - Producción acuícola mundial
Fuente: FAO, 2010. Elaboración propia
Por ello, las proyecciones efectuadas por la FAO respecto a la captura en
las próximas décadas consideran un escenario de incremento mínimo anual
del 0.07% o escenario de pesca estancada (FAO, 2010). El estancamiento de
110 Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
la captura se debe a diversas causas, entre ellas que las principales especies
capturadas, que representan más del 30% de la captura mundial, se encuentran explotadas a su máxima capacidad. El 53% de los recursos pesqueros
del mundo se encuentran completamente explotados, incluyéndose en esta
condición a la anchoveta, mientras el 28% se encuentra sobreexplotado, 3%
del recurso se encuentra agotado y el 1% en recuperación. De la totalidad de
recursos mundiales, solo el 15% se encuentra subexplotado con posibilidades
de aumentar la captura (FAO, 2010).
Por el lado del consumo, observamos que a pesar del estancamiento de la
captura mundial y el 1.6% de crecimiento demográfico anual, el consumo per
cápita de productos hidrobiológicos está creciendo gracias al incremento de
la acuicultura.
Actualmente, el promedio mundial de consumo se encuentra entre 16 y 17
kg por habitante (Flores Nava, 2010), de los cuales, 7.8 kg corresponden a la
acuicultura (FAO, 2010), proyectándose un periódico incremento hasta los 21
kg per cápita en 2030.
Cuadro 2. Consumo per cápita de pescado en el Mundo (2004 - 2009)
Fuente: FAO, 2010.Elaboración Propia Grupo
Percy Pérez, Carlos Rojas 111
En el país se registró en el año 2010 un consumo de pescado per cápita de
22 kg anuales, que es bajo en relación a las capturas realizadas. Sin embargo, se puede apreciar una tendencia constante a incrementar el consumo de
productos hidrobiológicos, considerando que en 1970 era de solo 6.5 kg y en
1990, de 13 kg.
Gráfico 1. Proyección captura versus consumo
Fuente: FAO
COLABORACIÓN DE LA ACUICULTURA EN EL DESARROLLO
DE LA CONCIENCIA MARÍTIMA
Entendiendo la conciencia marítima como la capacidad que poseen los
habitantes de un país para comprender, aceptar y valorar el grado de dependencia que tienen con respecto al mar, aguas continentales navegables y todos
aquellos medios existentes en este ámbito, tanto desde el punto de vista de su
supervivencia como de su seguridad y desarrollo (CEEM, 2008:219); la acuicultura coadyuva a su desarrollo complementando la cadena de valor de la
pesca, generando valor agregado e incrementando la captación de divisas, lo
que aporta a generar el espacio necesario para poner en agenda la formulación
de una política marítima integral, y colaborar con la seguridad alimentaria de
la población.
112 Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
Complementar la cadena productiva de la pesca genera valor agregado
En el Perú, la cadena productiva correspondiente al interés marítimo de
la extracción de recursos renovables, se concentra principalmente en la pesca
industrial para la producción de aceite y harina de pescado.
Los principales actores de esta cadena son la flota industrial que captura
la materia prima, las plantas que procesan el pescado y lo transforman, los
brókers que generan el mercado a nivel mundial para la comercialización,
regida por la ley de la oferta y la demanda, los mayoristas que distribuyen el
producto y los compradores finales, principalmente productores de alimento
balanceado para animales (SNP, 2003:401).
La cadena productiva de la acuicultura se basa en tres eslabones: (a) el
laboratorio, donde se efectúa la investigación de la biología y ecología de
nuevas especies, el desarrollo de biotecnologías, técnicas, acondicionamiento
de medios y la producción de semillas; (b) el cultivo, mediante el cual se
realiza la siembra, crianza y cosecha; y (c) la industria, donde se efectúan
los procesamientos primario (limpieza, eviscerado, descabezado, fileteado)
y secundario (enfriado, congelado, envasado). Finalmente, los productos son
puestos en el mercado, para su comercialización nacional o internacional
(PRODUCE, 2010:84).
En el libro Ventaja Competitiva, Creando y Sosteniendo una Performance
Superior Michael Porter (2004) describe la cadena de valor como una industria compuesta por actividades relacionadas unas con otras, siendo la ventaja
competitiva la capacidad de realizar las actividades requeridas a un costo
menor que los competidores o realizar algunas actividades de forma única, lo
cual crea valor de compra.
La acuicultura permite complementar la cadena de valor de la pesca industrial mediante el aprovechamiento de la producción de harina y aceite de
pescado obteniendo un producto de mayor valor agregado. La acuicultura es
sumamente eficiente para complementar la cadena de valor de la pesca industrial por su:
• Complementariedad, la acuicultura es complementaria a la captura
debido a que promueve la conservación del entorno, ya que una acuicultura sustentable solo puede efectuarse en un ambiente sano y no
contaminado, esto reduce la presión sobre las especies de consumo
humano directo, permite su recuperación y favorece la pesca de captura (SNP, 2003:401).
Percy Pérez, Carlos Rojas 113
• Eficiencia en conversión, el uso de harinas y aceites de pescados
derivados de la pesca de captura industrial como alimento para la
acuicultura resulta más eficiente que para otras crianzas como aves o
cerdos, ya que se aprovecha del 30% al 40% de la energía aportada en
crecimiento, en comparación con animales terrestres que se aprovecha
solo el 10%.
• Rentabilidad, si se considera que se capturan 4,500 Tm de anchoveta
para producir 1,000 Tm de harina de pescado cuyo valor FOB por Tm
en agosto ascendía a US$ 1,307.29, que es equivalente en términos
de rentabilidad a la producción y exportación de 327 kg de trucha,
de acuerdo al precio promedio en el Terminal Pesquero de Ventanilla
(PRODUCE, agosto 2011).
• Sustentabilidad, la actividad acuícola presenta en relación a la captura
la ventaja de permitir una producción controlada, por lo que se pueden
obtener productos de mayor calidad bajo control y efectuar cosechas
parciales o totales según los requerimientos del mercado, logrando un
aprovechamiento sustentable (Maradiegue et al., 2007).
Convertir el inmenso potencial marítimo acuícola peruano en un interés
marítimo que suministre volúmenes de producción de alrededor del 50% de
las capturas, al igual que Chile, China o Vietnam, representaría un nuevo
modelo de aprovechamiento del interés marítimo “Explotación de recursos
renovables”, que transformaría la forma como se valoran los intereses marítimos en el país.
En Chile, la inserción de la acuicultura en la cadena de valor de la pesca
industrial permite que con capturas equivalentes a la mitad de aquellas peruanas, se obtenga el doble de divisas por concepto de exportaciones; lo que
además genera importantes centros de trabajos e industrias conexas.
Un rendimiento similar podría ser alcanzado por nuestro país si se logran
volúmenes similares de exportación de truchas, langostinos, tilapia y conchas de abanico, que permitirían exportar mayor valor agregado y generar
puestos de trabajo e industrias conexas como producción de alimentos, redes,
equipos, seguros, transportes, refrigeración, empaques, etc.; es decir, clústers
acuícolas similares al del salmón en Chile.
114 Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
Grafíco 2. Cadena productiva de la pesca peruana
Fuente: SNP Libro de Oro de la Pesquería Peruana
Gráfico 3. Cadena productiva acuicultura peruana
Fuente: Plan Nacional de Desarrollo Acuícola
Percy Pérez, Carlos Rojas 115
Con la finalidad de efectuar una comparación, emplearemos las estadísticas del mejor año del último decenio (2004) en relación a captura de recursos
pesqueros en el Perú, para confrontarlas con las estadísticas chilenas del mismo año.
Cuadro 3. Comparación de captura y exportación de pescado 2004
entre Perú y Chile
Fuente: PRODUCE - Secretaria Pesca Chile
Se puede observar en el cuadro 3 que si bien Chile capturó menos de la
mitad de recursos para producir harina y aceite de pescado como alimento
de buena calidad y barato para su acuicultura, exportó el excedente y obtuvo
mediante la exportación de la cosecha de pescado fresco y congelado el doble
de divisas, gracias al valor agregado que representa la acuicultura.
El Perú, de acuerdo a la información del año 2008 registrada en las estadísticas anuales de la FAO, es el segundo país pesquero por volúmenes de
captura detrás de China, pero al comparar la relación de producción acuícola
- captura, el Perú es solo superior a Islandia, el país con menos capturas entre
los que extraen más de un millón de Tm anuales. Esto demuestra la incipiente
integración de la acuicultura a la cadena productiva de extracción de recursos
naturales renovables en el país, y es el origen de una menor eficiencia en
el aprovechamiento del interés marítimo extracción de recursos renovables,
al no asumir el costo de oportunidad de explotar productos de mayor valor
agregado que generen actividades conexas.
116 Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
Cuadro 4. Relación captura - producción acuícola en los principales
países pesqueros en 2008. (Producción de pescado, crustáceos
y moluscos)
(*) Producción peces, crustáceos y moluscos año 2008
Fuente: Elaboración propia
NECESIDAD DE PONER EN AGENDA Y FORMULAR
UNA POLÍTICA MARÍTIMA INTEGRAL
Si se efectúa un análisis desde la perspectiva de las finanzas públicas, se
puede indicar que históricamente la percepción de la población dedicada al
interés marítimo extracción de recursos renovables ha sido considerar nuestra riqueza como un bien público o un bien común. Sin embargo, desde un
análisis puramente económico los recursos marinos renovables no cumplirían
Percy Pérez, Carlos Rojas 117
con las dos propiedades de un bien público, que son: la no rivalidad en el
consumo y la imposibilidad de exclusión (Stiglitz, 2000:248). Debido a que
los recursos capturados por una persona no están disponibles para otra, existe
rivalidad en el consumo, además, hay una paulatina reducción en las capturas
a nivel mundial, por lo que de continuar la tendencia la disponibilidad del
recurso para generaciones futuras será menor. En relación a la exclusión del
consumo, se produce principalmente en la pesca industrial debido a la asignación de cuotas globales de pesca y a los periodos de veda en el país. Si bien los
recursos renovables marítimos son considerados comunes por estas dos características, también tienen características de bienes privados. Los recursos
renovables pesqueros al ser considerados comunes, al igual que los recursos
naturales escasos cuyo acceso no está restringido, se encuentran sometidos a
lo que el economista norteamericano Joseph E. Stiglitz (2000) describe como
una situación en la cual:
“Varios individuos, motivados solo por el interés personal y actuando independiente pero racionalmente, terminan por destruir un recurso común
compartido aunque a ninguno de ellos, ya sea como individuos o en conjunto les convenga que tal destrucción suceda”.
En este esquema, el aumento de la captura por encima de lo sustentable
por parte de un individuo es una externalidad negativa para el resto de la
población dedicada a la extracción del recurso; sin embargo, la falta de una
acción coordinada impide la extracción sustentable.
La solución clásica al problema de los bienes comunes ha sido resolver las
externalidades
“formando unidades económicas que tengan suficiente tamaño para que
la mayoría de las consecuencias de cualquier acción ocurran dentro de la
Unidad mediante la privatización o una gestión centralizada del recurso”.
(Stiglitz, 2000)
La acuicultura permitiría internalizar esta externalidad en la medida en
que mediante la producción acuícola no se extraen recursos comunes, por
lo que se compite sin preocuparse por la sustentabilidad del recurso; por el
contrario, se producen recursos privados sustentables, dado que la Ley
N° 27460, Ley de promoción y desarrollo de la acuicultura, del 21 de mayo
de 2001 establece
“Los titulares de las concesiones y autorizaciones son propietarios de los
recursos hidrobiológicos que cultiven en cualquiera de los estadios que
118 Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
estos se encuentren, los que pueden ser materia de las garantías legales
establecidas por ley”.
Una aproximación similar, denominada “la tragedia de los comunes” por
Elionor Ostrom et al. (2002), indica que
“Los individuos tienden a aumentar sus comportamientos egoístas cuando
enfrentan situaciones de escasez en la explotación de cualquier recurso
natural o bien común, es decir, que la propiedad comunal conduce a la
sobreexplotación o al desaprovechamiento de los recursos naturales”.
El enfoque de la doctora Ostrom (2002) sobre la tragedia de los bienes
comunes, que le valió el nobel de Economía en 2009, formula una serie de
recomendaciones para el uso sustentable de los bienes comunes, mediante
un diseño institucional que permita una adecuada regulación y coordinación.
“Esto significa establecer estructuras de contratos vinculantes entre todos
los actores, que los obligue a cumplir de forma infalible los acuerdos iniciales, empleando estrategias de cooperación desarrolladas por ellos mismos. La clave es el desarrollo de un entramado de interdependencia entre
los actores, de modo que los individuos se ven afectados colectivamente,
en todo lo que hacen y se ven obligados a actuar conjuntamente, de lo
contrario los beneficios netos disminuyen”. (Ostrom citada por Lara, 2009)
La teoría de Elionor Ostrom (2002) propone el cambio de una forma de
apropiación independiente del recurso por una forma de apropiación institucional coordinada. En el desarrollo del modelo se mencionan una serie de
ejemplos exitosos relacionados con la pesca, basados en mecanismos institucionales conformados por actores internacionales como la administración de
la pesca en Nueva Inglaterra, el Consejo Regional de Administración Pesquera
de los Estados Unidos, o las pesquerías de bacalao de Lofoten en Noruega.
El desarrollo de la acuicultura generaría, en el esquema de Ostrom, que
los actores se vean obligados a promover una mayor coordinación e institucionalidad en el aprovechamiento del mar. Estos actores, por interés propio,
deberían interactuar en el sistema y ayudar a generar el “espacio” para poner
el tema en agenda, para formular e implementar una política marítima nacional (Subirats et al., 2008).
Desde una perspectiva incrementalista, la acuicultura generará una comunidad de “perros guardianes” que velarán por la defensa de sus intereses,
orientados a la conservación de las áreas acuáticas y la explotación sustentable de los recursos, lo que ayudará a desarrollar la conciencia marítima
nacional (Lindblom, 1959).
Percy Pérez, Carlos Rojas 119
COLABORAR CON LA SEGURIDAD ALIMENTARIA
DE LA POBLACIÓN
Otro aspecto de importancia, con respecto a la acuicultura que se desarrolla en el Perú, es el aporte a la seguridad alimentaria en relación a los
criaderos rurales, artesanales o de subsistencia, de truchas en los ríos andinos, o de paiche, paco o gamitana en las comunidades indígenas amazónicas.
Entendiéndose como seguridad alimentaria
“la situación en que toda la población tiene acceso físico y económico a
suficientes alimentos inocuos y nutritivos, para satisfacer sus necesidades
alimenticias y preferencias en cuanto alimento para llevar una vida activa
y sana”. (FAO, 2006)
La acuicultura se puede convertir en una importante fuente de proteínas
de calidad a bajo costo para la población rural y urbana, como lo indica la
Declaración de Roma sobre Seguridad Alimentaria Mundial, suscrita por los
jefes de Estado luego de la Cumbre Mundial de Alimentación de 1996, donde
se considera a la acuicultura como uno de los principales medios para lograr
la reducción del hambre y la seguridad alimentaria (FAO, 2011).
Al respecto, consideramos que el desarrollo de la acuicultura tanto marítima como continental en el Perú y su contribución a la seguridad alimentaria
de la población permitirá incrementar la conciencia marítima, en su sentido
amplio –que comprende todo lo acuático– (Indacochea, 1990:145), ya que desarrollaría el carácter cognoscitivo de la población referente a una necesidad
fundamental, la alimentación, vinculándola con el ámbito marítimo (CEEM,
2008:219).
En conclusión, la acuicultura puede contribuir en gran medida al desarrollo de la conciencia marítima nacional, brindando beneficios al Perú mediante
la generación de divisas, el apoyo a la seguridad alimentaria y creando el
espacio para poner en agenda la implementación de una política marítima
integral.
120 Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
Nota
1 Artículo adaptado de la tesis realizada por
los autores en el Programa de Política Marítima y Seguridad Nacional (2011).
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Álvaro Palacios Aguilar
Capitán de Corbeta, egresado de la Escuela Naval del Perú en 1995. Graduado
en programas de especialización profesional de Guerra de Superficie,
Electrónica y Comunicaciones, Básico de Estado Mayor y Comando y Estado
Mayor. El 2006, integra la Comisión de Inspección y Recorrido del BAP
Quiñones en La Spezia, Italia. Se ha desempeñado como Oficial de División
del crucero BAP Aguirre y la fragata misilera BAP Villavisencio. Participa
como Jefe de Operaciones de las fragatas misileras Villavisencio, Quiñones
y Aguirre en los ejercicios multinacionales UNITAS XLIV - Ecuador, UNITAS
XLV - Perú, PANAMAX 2005 - Panamá, UNITAS GOLD - Estados Unidos, UNITAS
LI - Perú, UNITAS LII – Chile y UNITAS LIII – Perú. Actualmente se desempeña
como Jefe de la Sección de Operaciones de la Comandancia de la Fuerza
de Superficie.
Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval, 2011 - Lima Perú
Álvaro Palacios Aguilar
ESTRATEGIA INICIAL ARGENTINA
EN LA GUERRA DE MALVINAS1
E
ste trabajo busca evaluar la estrategia militar inicial de Argentina respecto de las islas Malvinas, identificando los objetivos políticos y militares definidos, los motivos que indujeron a su cambio, la forma cómo
se condujeron las campañas naval y aérea por parte de Argentina, así como
los resultados obtenidos en la guerra y las causas de estos.
El concepto clásico de estrategia enunciado por Basil Lidell Hart (año
1941), “arte de emplear las fuerzas militares para alcanzar los objetivos fijados
por la política”, fue redefinido por André Beaufre (1963:25) como “el arte de
la dialéctica de las voluntades que emplean la fuerza para resolver un conflicto”, en el marco de la estrategia total, gran estrategia o estrategia nacional,
que convoca todas las fuerzas (campos de acción o dominios) del Estado para
el logro del objetivo político2. Beaufre (1963) consideró que la definición de
Lidell Hart (año 1941) era incompleta, puesto que solo involucraba el empleo
de las fuerzas militares. La estrategia total, a decir de Beaufre, debía establecer la finalidad u objetivo político de la guerra, las políticas generales, coordinaciones y directrices para lograr que los diferentes dominios del Estado
armonicen e interactúen para la obtención de dicho objetivo. El siguiente nivel
corresponde a las estrategias generales3, comprendiendo los ámbitos político, económico, diplomático y militar. Subordinada a la estrategia militar –o
estrategia pura según Liddell Hart– se encuentra la estrategia operacional,
que “vincula la conducción estratégica militar con las acciones tácticas a ser
realizadas por las fuerzas subordinadas a los comandantes operacionales”
(Pertusio, 2000:19). Finalmente, en el último escalón se encuentra la táctica
que, a decir de Clausewitz, es la estrategia puesta en acción.
El gobierno debe definir los objetivos políticos de la guerra, así como
aquellos a ser alcanzados por cada dominio del Estado. El objetivo en el campo bélico se denomina objetivo estratégico militar, del cual se derivan los
124 Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
objetivos estratégicos operacionales, definidos por el conductor militar 4 y los
objetivos tácticos, determinados por el comando operacional.
En cuanto a los modos de la estrategia, esta puede ser indirecta (diplomacia y disuasión) o directa. Esta última puede adoptar dos formas de acción:
aproximación directa o indirecta.
Un error constante respecto a la disputa por las islas Malvinas es la creencia de que el problema tuvo su origen en el conflicto de 1982; que la Junta
Militar argentina pretendía apartar la atención de la ciudadanía respecto de la
creciente crisis económica; o que la invasión se efectuó para evitar las huelgas
que se avizoraban en el país. Estas aproximaciones pueden conducir a conclusiones erróneas, y a pensar que la derrota militar argentina restableció el statu
quo y dio por solucionado el problema.
Las causas de la guerra pueden clasificarse en estructurales, coyunturales
y ocasionales. Las mencionadas líneas arriba corresponden a la segunda tipificación; mientras que las causas estructurales involucran aspectos históricos,
jurídicos, políticos y económicos.
La historia apoya la posición argentina. En 1790, la Convención de San
Lorenzo de El Escorial (firmada entre Gran Bretaña y España) afirmó implícitamente la soberanía hispánica sobre las islas. En 1811, las islas pasaron
a la soberanía de las Provincias Unidas del Río de la Plata, en virtud del
principio de uti possidetis y de la doctrina de la sucesión de los Estados5,
situación que perduró hasta 1833, cuando Gran Bretaña ocupó el territorio
insular de manera arbitraria. A partir de ese momento, Argentina emprendió
“generación tras generación, un largo sendero de tramitaciones diplomáticas
llenas de fundamentos, firmes pero pacíficas, en forma periódica y constantemente reiterada, sin ningún atisbo de ver coronados sus legítimos derechos”
(Rattenbach, 2000: párrafo 19).
En 1964, Gran Bretaña presentó ante la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) una propuesta de descolonización de territorios, incluyendo
Malvinas; sin embargo, se mantuvo inflexible en las negociaciones que llevaba con Argentina sobre ese tema. A fines de 1981, Argentina emprendió una
ofensiva diplomática con el objetivo de obtener una solución a la controversia, fijándose, además, la alternativa de la intervención militar. El incidente
Davidoff 6 (que derivó en el izamiento del pabellón argentino en las islas
Georgias del Sur) fue quizá el detonante del conflicto.
El 2 de abril de 1982 Argentina ocupó Malvinas y, al día siguiente, las
Georgias. Ese mismo día, la ONU emitió una resolución exigiendo el retiro
Álvaro Palacios 125
de las fuerzas argentinas de esos territorios insulares. El 5 de abril zarpó la
flota británica con destino al Atlántico Sur y, 20 días después, se rindió la
guarnición militar argentina en las Georgias. El 21 de mayo, los británicos
desembarcaron en San Carlos, Malvinas y, el 14 de junio, se rindió la guarnición militar argentina, cesando las hostilidades.
APRECIACIÓN ESTRATÉGICA
El gobierno argentino consideró que las Malvinas representaban un objetivo político de alto valor, sustentado en el derecho histórico que, consideraba,
asistía a su nación sobre ellas. También tomaron en cuenta su importante situación, en prevención de un posterior conflicto con Chile.
Tres posibles opciones para lograr este objetivo fueron concebidas: a) plantear una crisis, b) un conflicto con preeminencia de otros dominios diferentes
al militar, y c) un conflicto armado con predominio del campo militar. La
Junta Militar optó por la primera alternativa, estimando que le alcanzaría para
convencer a Gran Bretaña de la necesidad de negociar y ceder la soberanía de
las islas, sin luchar.
Se determinaron las siguientes vulnerabilidades británicas:
- Campo interno: el gobierno británico no tendría la voluntad estratégica
de reaccionar con la fuerza, dado que las islas eran un objetivo político
de escaso valor para el Reino Unido.
- Campo militar: el poder naval británico, en proceso de reducción, carecía de la capacidad para efectuar una operación a tan larga distancia.
- Campo diplomático: Estados Unidos apoyaría la posición argentina; o,
en todo caso, mantendría su neutralidad.
El tiempo demostraría que estas apreciaciones estuvieron equivocadas.
Lo más grave fue que durante los acontecimientos no se hicieron los ajustes
necesarios para modificar la decisión tomada.
PLANEAMIENTO ESTRATÉGICO MILITAR INICIAL
La reacción británica frente a la ocupación pacífica de las islas Georgias
(marzo de 1982) fue actuar enérgicamente en el campo diplomático y amenazar con un empleo moderado de su poder militar en la zona de tensión. Aunque
esto fue adecuado en intensidad, no permitió neutralizar la amenaza de una
escalada de la crisis. Argentina, vislumbrando que el asunto de Georgias no
iba a posibilitarle alcanzar su objetivo (sentar las bases para una negociación
definitiva respecto de la soberanía de las islas Malvinas), se inclinó por la
126 Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
opción militar, una alternativa de mayor riesgo, pero que, de resultar exitosa,
le permitiría tal logro.
En tal sentido, la Junta Militar argentina definió su objetivo político estratégico: “arribar a una solución diplomática para recuperar la soberanía sobre
las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur”. De este objetivo provino el
siguiente objetivo estratégico militar: “Imponer a Gran Bretaña una situación
militar de hecho, que conduzca a una solución definitiva de la soberanía en las
islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur” (Rattenbach, 2000, parr. 143).
Como secuela de los citados errores de apreciación, el gobierno argentino
decidió emplear la “crisis” como una herramienta política, para lo cual planificó una operación militar en la que dispondría de su poder naval en forma
limitada para conseguir el objetivo político fijado.
En esta dirección, la estrategia indirecta argentina fue materializada a través de una maniobra exterior basada en la descolonización, sustentada en los
legítimos derechos que, consideraba, le correspondían sobre el archipiélago,
tratando de explotar las vulnerabilidades británicas ya mencionadas. La maniobra interior fue concebida de manera rápida y contundente, ejecutada con
una manifiesta superioridad de fuerzas, de modo que le permitiese ocupar
los territorios en el menor tiempo posible, con un mínimo de bajas (propias y
enemigas), lo cual, estimó, facilitaría el apoyo de la comunidad internacional
y reduciría la posibilidad de una reacción violenta británica, viéndose la Gran
Bretaña obligada a negociar.
A pesar de que la ocupación de Malvinas fue correctamente ejecutada, la
estrategia indirecta argentina fracasó porque la maniobra exterior no logró la
libertad de acción suficiente y el objetivo no evidenció ser lo suficientemente
limitado como para ser aceptado por la comunidad internacional.
PLANEAMIENTO ESTRATÉGICO MILITAR POSTERIOR
En tiempo de paz, es función del nivel estratégico militar la elaboración
del planeamiento militar del más alto nivel, considerando las hipótesis de
conflicto. Sin embargo, para el año 1981 no existían planes militares que involucrasen una acción militar en Malvinas7, ni se disponía de doctrina militar
conjunta.
El planeamiento argentino para capturar Malvinas había sido concebido
como una corta y poco violenta ocupación de las islas; no obstante, sin embargo, una vez capturadas, no se disponía de un plan para su defensa, el cual
recién se formuló al ser evidente la voluntad de empleo de la fuerza por parte
de Gran Bretaña. Es decir, se conceptuó el planeamiento bajo el supuesto que
Álvaro Palacios 127
Inglaterra no reaccionaría; pero sin embargo, no se formuló un plan alterno
que considerase la no materialización de este supuesto.
En adición, el nivel estratégico militar pretendió suplir la carencia de la
apreciación y el planeamiento nacional (gran estrategia). Lo sorprendente del
caso es que, en primer lugar, se formuló la estrategia naval; posteriormente,
la estrategia militar; y, finalmente –aunque parezca increíble– la estrategia
nacional. En otras palabras, se hizo exactamente al revés de lo que la lógica y
la doctrina establecen.
La fecha prevista para el inicio de las operaciones militares fue inapropiada: en mayo de 1982, el poder militar argentino se encontraba en una fase de
renovación del material y no existía integración en lo que se refiere al accionar
conjunto. Cada fuerza se conducía en forma independiente, con doctrina y
procedimientos propios, realidad que condicionaba fuertemente la estructura
a adoptar. Asimismo, las condiciones meteorológicas adversas y los reducidos
períodos de luz diurna afectaron ostensiblemente el accionar de los medios
aéreos y de las fuerzas terrestres. Estas últimas se hallaban sin adiestramiento
ni equipamiento adecuado.
La apreciación sobre la amenaza submarina nuclear británica no consideraba que el poder naval argentino carecía de la capacidad para oponérsele,
lo cual implicaba que, aun cuando la captura se efectuase de otra forma (por
ejemplo, un asalto aerotransportado), el soporte logístico de la guarnición
sería impracticable.
En este sentido, resulta inexplicable que Argentina no aprovechara el lapso
que medió entre la ocupación de las islas y el arribo de la fuerza de tarea británica, para transportar la artillería pesada y los helicópteros necesarios para las
operaciones en tierra. Tampoco trasladó el material de ingeniería destinado a
prolongar la pista de Puerto Argentino, que le hubiese permitido la operación
de aeronaves de combate de alta performance desde las islas. Este mayúsculo
error tuvo un impacto decisivo en el resultado de las operaciones militares.
El concepto de la operación era netamente defensivo, basado en una serie
de puntos fuertes estáticos alrededor de Puerto Argentino8, sin considerar el
empleo de fuerzas terrestres que se proyectasen para combatir y rechazar al
enemigo, sea cual fuere el lugar en el que hubiera desembarcado. Producido
esto último, se dispuso reforzar las posiciones defensivas en Puerto Argentino,
pero esto no fue posible por cuanto los elementos de maniobra carecían de
movilidad.
128 Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
CAMPAÑAS AÉREA Y NAVAL
Argentina trazó un objetivo político que no estaba al alcance de sus medios
militares, logísticos y económicos. Además, la percepción de enfrentarse a
un poder militar muy superior, generó una sucesión de errores e indecisiones
en cada uno de los dominios de la estrategia total, que dieron como resultado
su derrota. En el campo diplomático, no fue posible lograr las adhesiones
esperadas. En el ámbito interno, las declaraciones triunfalistas del gobierno
enfervorizaron a la población, restándole libertad de acción al conductor político para negociar. En el terreno económico, hubo incapacidad para sostener
el esfuerzo de guerra. El poder militar no mostró organización, preparación
ni adiestramiento en el accionar conjunto, dando lugar a confusión en las
áreas de responsabilidad, llegándose a producir tres modificaciones sucesivas
en la cadena de mando. Asimismo, el abastecimiento logístico de las fuerzas
en las islas era responsabilidad de cada Instituto, lo que fue un absurdo, por
cuanto esta función debió ser asumida por el comandante operacional del
teatro (Comando del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur).
Argentina decidió enfrentar al poder naval británico mediante el empleo
de su poder aéreo, buscando neutralizar la fuerza de tarea anfibia, atacándola
durante el desembarco cuando tenía una limitada capacidad de maniobra.
Asimismo, distribuyó sus medios militares en la isla, en espera de la operación anfibia enemiga.
Sin embargo, la carencia de bases aéreas adecuadas ocasionó que el empleo del poder aéreo resultase inapropiado, al tener que ser proyectado desde
territorio continental. Esto afectó notablemente su eficiencia, reduciendo
drásticamente su tiempo de permanencia en el área de operaciones.
Además, la conducción militar obvió los principios de concentración del
esfuerzo y unidad de mando, lo que originó descoordinación en las misiones
de ataque realizadas por los medios aéreos y aeronavales dentro de los mismos
límites jurisdiccionales, no permitiendo aprovechar, en forma concentrada, su
mayor disponibilidad.
Por último, no se seleccionaron como blancos prioritarios los buques
de transporte, que constituían el centro de gravedad de la Fuerza de Tarea
Anfibia, atacándose únicamente blancos de oportunidad. Se podría argüir que
los factores climatológicos y de tiempo/distancia afectaron esta decisión; sin
embargo, es evidente que las falencias exhibidas fueron producto de la inexistencia de un planeamiento previo.
Álvaro Palacios 129
No obstante estas consideraciones, el poder aéreo argentino destruyó seis
buques británicos, neutralizó otros siete y averió cinco más, en acciones que
reafirmaron el profesionalismo, temple e inquebrantable valor de sus pilotos9.
El empleo del poder naval no fue adecuado para disputar el control del
mar, dejando la responsabilidad de la defensa del territorio a los medios aéreos, desde el continente, y a las fuerzas estacionadas en las islas. El haber
relegado la Armada a un segundo plano, usando sólo el arma submarina, pudo
deberse a los siguientes factores: la apreciación de que no podía disputar el
control del mar; la pérdida del “Belgrano”; la amenaza submarina enemiga,
que fue magnificada precisamente por una limitada capacidad antisubmarina;
y, por último, quizá se buscó preservar los medios navales para un eventual
empleo contra Chile.
El Almirante Harry Train (1987) señala que, durante la guerra, Argentina
adoptó la estrategia de flota en potencia; es decir, la de una fuerza naval más
débil que la de su adversario, no apta para entablar combate, pero lo suficientemente fuerte para constituir una amenaza. No estoy de acuerdo con esta
propuesta, por cuanto es notorio que, después del hundimiento del Belgrano,
la flota argentina dejó de representar una amenaza al poder naval británico.
Gran Bretaña, por su parte, comprendiendo claramente la esencia de la guerra
y el rol preponderante del poder naval, orientó su estrategia inicial al aislamiento del objetivo, luego a debilitar sus defensas y al desembarco de fuerzas
que debían reconquistar las islas, para finalmente conducir las operaciones
terrestres que permitieron alcanzar el objetivo estratégico militar y, con ello,
el objetivo político.
Como ya se señaló, las operaciones en tierra estuvieron orientadas a la
defensa de Puerto Argentino. Sin embargo, la defensa fue excesivamente
estática, no evidenciándose algún intento sustantivo por ganar la iniciativa
durante las operaciones terrestres.
El comando y control adoleció de terribles fallas, siendo la principal la
falta de unidad de mando. Las decisiones político-estratégicas y estratégicomilitares eran tomadas por las mismas personas, y el rol del comandante
del teatro era menoscabado por la interferencia de los comandantes en jefe
institucionales. Las únicas unidades que actuaron en forma conjunta fueron
las correspondientes a la Infantería de Marina y el Ejército encargadas de la
defensa de las islas.
130 Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
CONCLUSIONES
a. La política internacional está basada fundamentalmente en el poder, y
no siempre en la moralidad y justicia.
b. Argentina no efectuó una correcta apreciación sobre la posible reacción de los Estados Unidos, lo que influyó negativamente en el campo
militar.
c. El manejo de una crisis exige el correcto y coordinado empleo de los
cuatro campos de acción para obtener el objetivo político deseado,
evitando escalar la crisis hacia una guerra no deseada. El gobierno
argentino dispuso del tiempo suficiente para obtener una solución negociada; sin embargo, la intransigencia de su posición, incluso cuando
se percató que los acontecimientos no evolucionaban de acuerdo a lo
previsto, hizo que el enfrentamiento fuera inevitable.
d. La determinación del carácter y naturaleza del conflicto es de responsabilidad del gobernante y es fundamental para su correcta conducción
político-estratégica.
e. La carencia de una directiva estratégica nacional ocasionará, indiscutiblemente, un planeamiento militar desacertado.
f. El proceso de planeamiento se inicia en el nivel político, descendiendo
hasta el nivel táctico. En el caso argentino se planeó exactamente al
revés (de abajo hacia arriba), lo cual impidió una correcta apreciación
en los distintos campos de la estrategia y derivó en un planeamiento
contrario a lo que exigía la situación para el país.
g. El objetivo político no tuvo en cuenta las capacidades reales de sus
fuerzas militares, ni el plazo que demandarían las operaciones militares. Es decir, no consideró el factor operacional tiempo-duración.
h. El proceso de planificación argentino dejó de lado a representantes de
los distintos campos de acción, lo que dificultó asegurar el logro de los
objetivos propuestos.
i. La decisión de adelantar la fecha de ejecución de la ocupación de las
islas no permitió a los planificadores argentinos completar ni implementar, en forma adecuada, los planes respectivos. No se contaba con
planes de contingencia, ni se había concluido el proceso de renovación
del equipamiento militar. Tampoco se aprovecharon los factores climatológicos. En resumen, existió un mal empleo del factor operacional
tiempo-oportunidad.
Álvaro Palacios 131
j. La capacidad del poder militar del país para operar en forma conjunta
es vital para su apropiada proyección sobre el enemigo.
k. Es poco probable obtener la victoria militar en una guerra sin contar
con un poder naval capaz de disuadir o disputar el control del mar al
adversario.
l. Las debilidades del enemigo deben ser explotadas cada vez que sean
percibidas, aunque los planes militares deban modificarse para ello.
m. Los principales errores operacionales argentinos fueron: ausencia de
unidad de comando, no haber planificado ni conducido operaciones
conjuntas y haber conceptuado la defensa de las islas únicamente con
el empleo del poder aéreo y fuerzas terrestres acantonadas en la isla,
las cuales adoptaron una posición defensiva estática. Además, el haber
relegado el poder naval a un segundo plano le impidió disputar el control del mar, siendo su obtención gravitante en un conflicto insular.
n. El factor logístico es vital para ganar o perder una guerra.
ENSEÑANZAS PARA EL PERÚ
a. Las organizaciones internacionales actuarán conforme a los intereses
del grupo dominante. En el caso peruano, si el país es incapaz de defenderse por sí mismo, no debe esperar que otros lo hagan por él, ni
que reconozcan sus derechos.
b. La ausencia de un adecuado planeamiento estratégico nacional repercute negativamente en el planeamiento estratégico militar efectuado
por el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.
c. Es indispensable intensificar el entrenamiento conjunto con el fin de
posibilitar una adecuada proyección del poder militar del país, en caso
sea requerido. Es necesario conformar de manera efectiva, por lo menos una vez al año, las organizaciones de tarea dispuestas en los planes
vigentes, manteniéndolas y operándolas con dicha estructura organizacional, con el fin de que toda actividad logística y administrativa se
adecúe a esa condición.
d. El no disponer de unidad de mando en los teatros de operaciones, en
el nivel operacional, es una falencia cuya solución debe aplicarse con
profesionalismo y desprendimiento de intereses.
e. El poder aéreo de la nación debe tener capacidad real de emplear con
éxito tácticas y armas contra fuerzas navales enemigas.
132 Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval - 2011
Notas
1 Artículo adaptado de la tesis realizada por
el autor en el Programa de Política Marítima y Seguridad Nacional (2011).
2 Clausewitz menciona que “el objetivo político, como causa original de la guerra, será
la medida tanto para el propósito a alcanzar mediante la acción militar como para
los esfuerzos necesarios para cumplir con
ese propósito”.
3 Según André Beaufre (1963): “En cada
uno de los ámbitos subordinados, una estrategia general tiene por función repartir
y combinar las tareas de las acciones realizadas en las diferentes ramas de actividad
del ámbito considerado”.
4 En el Perú, el Jefe del Comando Conjunto
de las Fuerzas Armadas recibe el objetivo
estratégico militar y define los objetivos
estratégicos operacionales.
5 Según el derecho internacional, la doctrina
de la sucesión de los Estados es la sustitución de un Estado por otro en el gobierno y administración de un territorio. Sus
efectos abarcan la población, la economía,
los actos jurídicos de orden interno y los
tratados internacionales.
6 “El incidente Davidoff es crucial para el
análisis o examen del conflicto de Malvinas. Él representa el arrancador de guerra
o, como dijo el almirante Anaya, el detonador” (Train, 1987).
7 Las hipótesis de conflicto y de guerra con
Gran Bretaña se hallaban contempladas en
el Plan de Inteligencia Estratégica Nacional. Sin embargo, ni los miembros de la
Junta Militar, ni los integrantes del Comité
de Trabajo, conocían de su existencia. Por
lo tanto, tal documento no fue consultado.
8 Sorprendentemente, el conductor políticomilitar consideró que, aun logrando desembarcar los británicos, estos iban a priorizar una solución diplomática, antes de
atacar Puerto Argentino.
9 El Almirante Woodward, escribiría así en
sus memorias: “Estamos, ya, en el límite
de nuestras posibilidades, con solo tres
naves sin mayores defectos (el Hermes,
el Yarmouth y el Exeter). De la fuerza de
destructores y fragatas, el 45% está reducido a capacidad cero de operar. De los
‘guardavallas’ (sistemas de defensa aérea),
el Sea Wolf de la Andromeda está inutilizado; todos los sistemas del Brillant padecen de una gran variedad de defectos; el
Broadsword tiene un sistema y medio de
armas, pero uno de sus ejes de propulsión
con daños prácticamente permanentes.
Ninguno de los buques tipo 21 está en condiciones: el Avenger está descompuesto; el
Arrow está roto y tiene una de las turbinas
inutilizada... y muchas cosas más. Todos
están cayéndose a pedazos” (Woodward,
1992:339).
Álvaro Palacios 133
Referencias
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