tema 8: la reforma tomista de la metafísica de aristóteles y la

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tema 8: la reforma tomista de la metafísica de aristóteles y la
TEMA 8: LA REFORMA TOMISTA DE LA METAFÍSICA
DE ARISTÓTELES Y LA CONCEPCIÓN DE LA
TEOLOGÍA COMO ÁMBITO MÁS ELEVADO DEL
SABER
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En su obra De ente et essentia, establece Sto. Tomás el principio fundamental
con el que va a reformar la metafísica aristotélica en orden a adaptarla a las
necesidades del dogma cristiano: la distinción real entre esencia y existencia
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Sto Tomás acepta de Avicena su distinción entre esencia y existencia como
factores que se implican necesariamente en Dios pero no en el ser finito
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Aristóteles atribuye realidad necesaria, eterna e increada, tanto a las
formas (esencias) como a la materia. De este modo garantiza la necesidad (por
tanto la inteligibilidad) y la eternidad de la estructura del universo (géneros,
especies y sustancias), y no da cabida para pensar en una creación o intervención
de un Dios en la constitución y el mantenimiento de las cosas. Por eso su
sistema resultaba contrario al dogma cristiano de la creación, y fue rechazado en
el S.XIII cuando fue llevado a París en las traducciones árabes. De ahí, también
la necesidad de la reforma tomista para poder ser utilizado en armonía con los
dogmas de la Iglesia.
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Para Sto Tomás, las sustancias están compuestas de esencia (materia y forma) y
de existencia, que pueden separarse “realmente” entre sí por el poder divino. En
las sustancias, la esencia está en potencia respecto a la existencia; la
existencia es el acto de la esencia; y la unión de la esencia con la existencia,
es decir, el paso de la potencia al acto, exige la intervención creadora de
Dios.
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La esencia puede estar en las sustancias de estas tres maneras:
1ª: En la única sustancia divina en la que la esencia se identifica con la existencia.
Por ello Dios es necesario por sí y eterno
2ª: En las sustancias angélicas o formas puras cuya esencia no incluye materia pero
es distinta de su existencia. Por ello su ser no es por sí, sino creado y finito
3ª: En las sustancias compuestas de materia y forma cuya esencia (potencia) deviene
en acto (existencia) por la acción de una causa essendi (Dios)
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Mediante esta reforma radical de la metafísica aristotélica, Sto Tomás hace
que la misma constitución de las sustancias finitas exija la creación divina.
Con ello el estudio del ser necesario (Aristóteles) pasa a convertirse en
consideración del ser creado (Sto Tomás)
LA ANALOGÍA DEL SER
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Sólo Dios es el ser que es, que existe necesariamente por sí mismo, mientras
que las demás cosas toman el ser de Él por participación, y forman una
jerarquía ordenada- según su mayor o menor grado de participación-en el ser
de Dios.
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El término ser, aplicado a la criatura, tenga un significado, no idéntico, sino
sólo análogo al ser de Dios. Este principio de analogía del ser es tomado
por Sto Tomás de Aristóteles, aunque le da un valor distinto
1. Aristóteles decía que el ser es uno, pero que se dice de varias
maneras. De ahí que, a partir del pensamiento de Aristóteles, no sea
posible distinguir el ser de Dios del ser de las demás cosas
2. Sto Tomás, gracias a su distinción real entre esencia y existencia, ha
distinguido el ser de las criaturas, y el ser de Dios. La unidad del ser
se mantiene, ya que, siendo Dios el principio universal de todo ser,
sólo él es el ser por esencia y, virtualmente, están contenidas en él las
esencias de todos los seres
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Entre el ser de Dios y el ser de las criaturas no hay una relación de identidad,
sino de analogía. Esta analogía es extensible a todos los predicados que se
atribuyen al mismo tiempo a Dios y a las criaturas, ya que resulta evidente que
en la causa essendi subsistan de modo simple e indivisible los caracteres que en
los efectos son múltiples y divididos.
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La analogía del ser hace evidente, para Sto Tomás, la imposibilidad de una sola
ciencia del ser, como era la metafísica aristotélica
LA TEOLOGÍA COMO ÁMBITO MÁS ELEVADO DEL SABER
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En sí misma, la materia es pura pasividad, y sería contradictorio suponer
que pudiera existir en acto sin forma. Dios realiza la creación, en un acto que
no presupone nada y que lo da todo. Este acto es propio sólo de Dios.
Dios como causa del ser
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Esto le es posible mantenerlo a Sto Tomás desde el momento en que se ha
separado de la concepción aristotélica de la constitución de las sustancias
mediante las causas material y formal, y la ha sustituido por la esencia y la
existencia.
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Y también es más radical por ser más universal, pues afecta a toda clase de
entes. Sto Tomás corrige, de este modo, la noción platónica y aristotélica
de participación
La crítica tomista a la teoría platónica de la participación
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Según Sto. Tomás, la participación platónica no es suficiente para
explicar la realidad de las cosas sensibles, su origen y su desarrollo
en el movimiento atestiguado por los sentidos
Las ideas platónicas no son capaces de ejercer la función de causas
ejemplares.
Tampoco la doctrina del demiurgo resuelve el problema de la
participación, ya que el Demiurgo se subordina a las Ideas a las que
imita en su actividad
Para Sto Tomás, ni las formas pertenecientes al mundo material, ni
las formas ejemplares inmateriales son algo separado. Las primeras
subsisten en la materia; las segundas en el ser de la causa inteligente
que las constituye como tales ejemplares
Dios es, por tanto, la causa eficiente en sentido eminente, es decir,
no al modo de las causas creadas, sino como causa essendi de las
criaturas, que no sólo hace que la forma se reciba en una materia,
sino que hace que las cosas existan
La causalidad divina se caracteriza, para S.Tomás, por ser causalidad
del esse, causa essendi. De lo que se deduce:
1) Que todo ser (excepto Dios) es creado por él
2) Que las criaturas, al ser seres por participación,
dependen totalmente del Creador, o sea son
contingentes
LA ACCIÓN DE LA INTELIGENCIA
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La causa ejemplar sólo debe ser buscada en agentes intelectuales, a quienes
corresponde propiamente tender a un fin que previamente poseen intencional
y cognoscitivamente.
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En virtud de esta acción, estos agentes otorgan al objetivo, que hasta entonces
sólo tenía una existencia intencional, un ser real.
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De ahí que Sto Tomás no admita la causalidad de las Ideas platónicas en
cuanto ejemplares, porque como tales Ideas separadas, subsistentes e
inmutables no tienen el principio de actividad que, para él, tiene el
entendimiento.
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Es decir, Sto Tomás sitúa en el entendimiento de Dios la función que en Platón
cumplían las formas inteligibles, con lo que puede concluir diciendo que la
esencia divina es Idea de todas las cosas. Esta semejanza entre Dios y las
criaturas recibe el nombre de analogía
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En conclusión: La causalidad ejemplar actúa en la criatura proporcionándole su
esencia o ser y haciéndola semejante a la esencia divina
Ejemplarismo y teleología
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En el acto creador, se unifican las tres causalidades que hacen a la criatura
participar del ser. Pero Dios, que no participa de su acción sino que se
identifica plenamente con ella, no puede ordenar sus criaturas a otro fin que
no sea él mismo.
Lo que con esta causalidad reciben las criaturas de Dios es, pues, una cierta
asimilación de su esencia divina y de su bondad infinita, que las hace
tender- de forma explícita o no- a él como supremo fin último.
La posición tomista frente al problema de los universales
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El concepto no tiene una existencia tal como es concebido por la mente, aunque sí
corresponde a algo que tienen las cosas
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El fundamento objetivo del concepto universal es, así la esencia objetiva e
individual de la cosa, que, liberada de factores individualizantes por la actividad de
la mente, es considerada en abstracto bajo la forma de un concepto universal
CONCLUSIÓN EL CONOCIMIENTO SEGÚN SANTO TOMÁS
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El sentido último del pensamiento de Sto Tomás radica en su intento de unificar
la fe del cristianismo y la filosofía de Aristóteles
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Retoma las doctrinas de los Santos Padres y aspectos importantes de la filosofía
árabe medieval
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Sostiene una concepción de las relaciones entre fe y razón en la que la razón
tiene como misión la justificación racional de los principios de la fe y la
defensa y clarificación de los dogmas indemostrables. A su vez, defiende la
abstracción como explicación de la formación de conceptos con los que opera
el conocimiento
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En relación al problema del conocimiento, podríamos sintetizar la posición de
Sto Tomás diciendo que, siguiendo a Aristóteles, define el conocimiento
verdadero como conocimiento de lo necesario por sus causas. Este
conocimiento es esencialmente intelectual, aunque se sirva de contenidos
sensoriales y comience con ellos
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Lo propio del conocimiento verdadero es fundamentar sus verdades
recurriendo a las causas de lo que dicho conocimiento trata de explicar. Y
puesto que las causas son 4, habrá 4 tipos de explicaciones o fundamentaciones
de las verdades científicas
1. Explicación por la causalidad material, mostrando de qué está hecha
una cosa
2. Explicación por la causalidad formal, mostrando cómo cierta propiedad
de una cosa se deriva de otra propiedad anterior o de su propia esencia
3. Explicación por la causalidad eficiente, mostrando cuál es el agente y la
acción que producen cierta cosa o movimiento
4. Explicación por la causalidad final, mostrando cuál es el final que
tiende una cosa o actividad

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