domingo i de adviento meditación

Transcripción

domingo i de adviento meditación
P. Luis Javier Alvarado-Zegarra Rojas, SCV
“Meditaciones Dominicales”
DOMINGO I DE ADVIENTO
EVANGELIO: Lucas 21, 25-28.34-36
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y
en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los
hombres quedarán sin aliento por el miedo, ante lo que se le viene encima al mundo, pues las
potencias del cielo temblarán. Entonces verán al Hijo del Hombre venir en una nube, con gran
poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra
liberación. Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y la preocupación
del dinero, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos
los habitantes de la tierra. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo
que está por venir, y manteneos en pie ante el Hijo del Hombre.
Primera lectura: Jeremías 33, 14-16; Salmo 24(25), 4bc-5ab.8-10.14; Segunda lectura:
1Tesalonicenses 3,12 - 4,2.
MEDITACIÓN
OBJETIVOS:
¿Qué hemos de entender? Que ser generoso no es perder sino ganar.
¿Qué sentimientos corresponden a esta realidad? Deseos de compartir y gusto por servir;
estar disponibles para Dios y los demás.
¿Qué actitudes hemos de esforzarnos vivir? Ser generosos con nuestras cosas, con nuestro
tiempo, amistad, cariño, compañía, oración, compromiso, testimonio, en fin, con todo lo que
somos y tenemos.
REFLEXIÓN:
ESTAR PREPARADOS PARA ENCONTRARNOS CON DIOS. La solemnidad de Cristo Rey del domingo
pasado, nos renovaba en la necesaria instauración de todo el mundo en Cristo bajo la guía de
María. Eso empataba con la meditación anterior sobre la necesidad de integrar entre sí dos
virtudes fundamentales: la justicia y la caridad, es decir, por un lado, saber darle a cada quien lo
que le corresponde y, por otro lado, aprender a dar de lo nuestro: de lo que tenemos, de lo que
nos hemos ganado de manera justa, de lo que nos sirve para disfrutarlo y compartirlo. Todo
tiene como objetivo estar preparados para cuando nos encontremos con Dios cara a cara en
aquel juicio que definirá nuestra situación eterna. Por tanto, hoy, una vez más, acojamos la
advertencia del Señor: «Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y la
preocupación del dinero, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo
sobre todos los habitantes de la tierra».
P. Luis Javier Alvarado-Zegarra Rojas, SCV
“Meditaciones Dominicales”
EL QUE MÁS DA, MÁS RECIBE. Queriendo estar atentos, vigilantes y en actitud de conquistar
nuestra salvación, busquemos hacer nuestras las palabras del Apóstol San Pablo: «Hermanos:
que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos» 1. Rebosar en amor
nos habla de ser generosos pero, no todos quieren serlo ¿Por qué? Porque no todos han
entendido con profundidad que: El que da más, recibe más. Entonces ¿Cómo entenderlo? San
Basilio Magno2 nos lo explica a partir de la imagen del sembrador. El hombre que se desprende
de sus semillas echándolas en el campo, lo hace con la total confianza y con la certeza de que
necesita hacerlo si desea ganar mucho más de lo que está perdiendo y se llena de ilusión
pensando en aquel día en el que cosechará todos los frutos de su siembra. Del mismo modo,
echar las semillas de las obras de caridad es perder pero, el que sabe ver, vislumbra los frutos
que cosechará aquí en la tierra y, más aún, en la vida eterna. En el fondo, no es una pérdida
sino una inversión segura porque es el mismo Dios quien garantiza el premio de una verdadera
generosidad. Así, al dar y perder nuestras cosas, nuestro dinero, nuestro tiempo: lo hemos de
hacer con la certeza de que los recuperaremos en una ganancia que superará todas nuestras
expectativas ¡Arriesguémonos a dar constantemente y sepamos esperar con confianza aquel
día de salvación y bendición!3 Hagamos el bien a todos esforzándonos para que nuestra
caridad sea constante. Que nadie diga: «No tengo nada que dar, soy pobre». Si esto haces:
«En verdad eres pobre y privado de todo bien: pobre en amor, pobre en humanidad, pobre en
confianza en Dios, pobre en esperanza eterna»4. Más bien, recemos con el salmista diciendo:
«Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas, haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador»5.
LA CORONA DE ADVIENTO: SÍMBOLO DEL PROCESO DE AMORIZACIÓN. Viviendo así es como vamos
encendiendo los cirios de la corona de Adviento de nuestro propio corazón. Es decir, no nos
dediquemos simplemente a hacer una práctica espiritual meramente externa sino, que el
encendido de cada vela refleje lo que interiormente vamos viviendo: Que estamos creciendo en
el amor y que con ello vamos iluminando cada vez más nuestra vida y la de los demás.
Encomendémonos a la Santísima Virgen para que nos ayude a recorrer este tiempo de
Adviento sembrando y cosechando con generosidad.
PREGUNTAS PARA LA MEDITACIÓN PERSONAL
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1
Lo que podemos dar a los demás no sólo es dinero y cosas materiales sino, también, y aún
más: amor, amistad, cariño, compañía, oración, compromiso, consejo, experiencia,
testimonio, en fin, todo lo que forma parte de una humanidad verdaderamente rica y
bendecida por Dios. Según estas pautas: ¿Cómo está tu generosidad?
Aquella ley espiritual: “El que da más, recibe más” ¿La entiendes bien? ¿La vives? ¿Hay
algún pensamiento que te haga la guerra interior y que te aferre al egoísmo en alguna
medida?
La imagen del sembrador ¿Te ayuda a entender el beneficio que tiene ser generoso? ¿Por
qué?
Cuando has sido generoso ¿Qué has experimentado y qué has ganado?
1Ts3,12
Ver San Basilio Magno. Homilía citada en el Oficio de lectura el martes XVII del tiempo ordinario.
3
Ver Gal6, 9-10
4
San Basilio Magno, ídem.
5
Slm24(25), 4-5ab
2
P. Luis Javier Alvarado-Zegarra Rojas, SCV
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“Meditaciones Dominicales”
¿Cuánto crees que recibirás si llegas al cielo? ¿Hay algo comparable en la tierra con la
bendición que hay en el cielo? ¿Hay amor más grande que el que se vive en el cielo? ¿Hay
felicidad más grande que la del cielo? ¿Hay tesoro más grande que el cielo? Por tanto
¿Cuánto vale la pena dar por alcanzar el Reino de los cielos?
Echar la semilla de las obras de caridad requieren fe, paciencia y esperanza ¿Cómo está tu
fe? ¿Cómo está tu paciencia? ¿Qué tan fuerte es tu esperanza?
Al iniciar el Adviento ¿Tienes el símbolo de la corona como parte del adorno de tu casa?
¿Cuál es el significado de prender la corona de Adviento cirio por cirio, semana tras
semana?
¿Qué vas a hacer en este tiempo de Adviento para que tu corazón tenga cada vez más luz
semana tras semana?
Encomiéndate a la Santísima Virgen para que te ayude a vivir este tiempo de Adviento.
FORMACIÓN CATEQUÉTICA Y ESPIRITUAL
Leamos en el Catecismo de la Iglesia Católica los numerales: 524; 1093-1098; 2612.

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