enlace al cuento - ies vega del piron

Transcripción

enlace al cuento - ies vega del piron
Katarzyna Honorata (E4º B)
La pequeña historia de mi muerte
Hasta que la muerte os separe. Otra mentira más. No es mi objetivo criticar desde la Santa Sede,
pero desde ese accidente las decepciones que me he llevado me han hecho descubrir que todo fue
una mentira.
Le estoy viendo, desde aquí, desde la nada. Pero ya no siento nada, no siento que le quiero, no
siento el dolor. Sinceramente no sé si es mejor o peor. Pero ya no importa, es imposible volver a la
vida.
***
Me acuerdo de nuestro primer beso que fue un auténtico desastre. Estábamos los dos apartados
del mundo, en la parte mas alta de Segovia, nadie nos veía pero nosotros veíamos todo. De todos
modos es insignificante, en ese momento me importaba solo él, su pelo negro, sus ojos marrones,
su piel suave y otras tantas cosas que me volvían loca. Sentía su respiración, su mirada por
entonces enamorada, su sonrisa... Es uno de los mejores recuerdos que tengo de cuando estaba
viva.
Me acuerdo también que esa noche le juré no cansarme de el nunca, y así fue. Lo que sí, con el
tiempo me arrepentí de no haberle hecho jurar lo mismo.
***
Y así pasaban los días al lado de Héctor. Haciendo todo y nada, como todas las parejas, ver
películas, escuchar música, pasar las tardes dando vueltas sin un rumbo fijo. Era genial, me sentía
como una niña, ya ni me acordaba de mis ex novios, de chicos que me gustaban, en ese momento
me importaba sólo él.
Por su culpa dejé de ser la estudiante de matricula de honor y la hija perfecta por la que me tenían
mis padres. Además, empecé a fumar y a emborracharme.
Perdí la confianza con mis amigos y con mi familia, ya nadie me contaba nada porque me veían
como a una niñata inmadura incapaz de ayudar a nadie.
Pero bueno, si no hubiese sido así, nunca habría descubierto lo que es la libertad o lo que yo tenía
por libertad. Siempre me centraba en agradar al resto y nunca pensaba en lo que quiero yo, por
eso recuerdo mis últimos meses como la peor y la mejor época de mi corta vida, porque cuando me
suicidé, tenía diecisiete años.
***
Pero bueno, centrándome en la historia... Era de noche y Héctor me hablaba por Whatsapp como
de costumbre, íbamos a salir juntos a dar una vuelta en su coche.
Él ya era mayor de edad, tenía su propio piso y trabajaba en la empresa de su padre. Se puede decir
que tenia la vida hecha.
Mis padres creían que iba a salir con mis amigas, como todos los fines de semana. Llevaba
preparándome una hora. Cuando acabé, él ya me estaba esperando en su viejo Ford Escort.
Me dijo de bajar a su pueblo lo que me pareció bien porque quería conocer a sus amigos de los que
tanto me hablaba.
Diez minutos más tarde estábamos en la autopista bajando al pueblo, creía que no había nadie
conduciendo, pero de repente salieron tres coches de la nada yendo muy rápido. No recuerdo nada
más que el golpe.
***
Fue un momento, me desperté en el hospital, estuve inconsciente durante dos meses. A mi lado
estaba mi madre llorando. Me lo contó todo, tuve un accidente y por lo visto Héctor sólo se había
roto un brazo, y los del otro coche murieron ahí mismo. Me costó asimilar todo lo que había
pasado.
A la semana ya estaba en casa, mandé un mensaje a Héctor, no me respondió en todo el día y por
la noche me dijo que quiere verme.
Esa misma noche quedamos, se había cortado el pelo, antes lo tenía largo, había cambiado.
Estábamos en un bar y me empecé a encontrar mal, me fui al baño y me miré en el espejo, mis ojos
azules, ya no tenían el mismo tono, ahora eran grises muy claros, parecían blancos, no me lo podía
creer. Volví a la barra, a su lado y le dije que me quería ir a casa. Salimos y sentí un dolor agudo en
la cabeza, me paré y empezaron a pasar imágenes por mi mente, era mi mejor amiga, Gema. Y
Héctor. Estaban juntos.
Después, dejó de dolerme la cabeza, entonces eché a llorar desconsoladamente, él me preguntó
que me había pasado y yo le decía que nada. Cuando me calmé, durante el resto de la noche no
volvió a sacar el tema.
***
Cuando volví a casa, mi padre me estaba esperando. Los dolores volvieron, y volví a ver imágenes,
era mi padre en el médico.
Al rato, mi madre entro en el salón y me dijeron que tienen que hablar conmigo, me contaron que
mi padre tiene cáncer de pulmón, me derrumbé y me eché a llorar nuevamente.
***
A los dos días, mi hermana volvió de un campamento, se llamaba Celia, tenía quince años y
compartíamos cuarto. La saludé y al instante los dolores de los días anteriores se repitieron.
Imágenes y más imágenes. Ví a Celia, estaba confesando a su amiga que está embarazada.
Aterrorizada la pregunté si está embarazada, afirmó. No lo podía creer, veía todo lo que
preocupaba a la gente.
Cada vez que veía alguien cercano a mi esos ataques se repetían. Recordé el primer ataque. No
podía ser verdad, Héctor y Gema. Me engañaban.
Esa misma tarde, fui a casa de Héctor y le dejé una carta porque él no estaba. Me marché sola al
lugar donde nos besamos por primera vez, eché a llorar, eran las doce de la noche. Todo iba mal,
todo me daba igual, me tiré porque creía que nada merecía la pena.
***
Y aquí estoy ahora, mirando todo desde arriba, viendo como mi padre lucha por su vida, viendo a
mi hermana cuidar a su hijo, viendo a Gema como sufre y se arrepiente de haberme mentido.
Y sobre todo viendo a Héctor. En el cementerio, llorando al lado de mi tumba. Sé que se siente
culpable, pero yo no puedo hacer nada al respecto, sólo espero que algún día sea feliz y encuentre
a alguien que le importe tanto como él me importó a mi.
***
Por fin soy capaz de entender por qué veía las preocupaciones de los demás, porque estaba medio
muerta, el día del accidente murió una parte de mi y era cuestión de tiempo a que la otra parte
también muera.
Y la vida es así, cuando no eres consciente de lo que pasa a tu alrededor eres feliz, por eso los
ignorantes son felices. En cambio cuando te das cuenta de algunas cosas vives preocupado por ellas
y realmente sufres. La verdad es que no sé si es peor engañarse a sí misma o preocuparse por cosas
que tienen arreglo aunque cueste arreglarlas. Yo era demasiado débil para poder aguantarlo,
supongo que porque durante mucho tiempo fui una ignorante y no fui capaz de asumir tanto mal a
la vez.
Sé que ahora es mi momento de ser feliz, una vez que he contado mi propia historia, la historia de
Sofía González, una chica que por convertirse en ignorante y pasota pagó con su vida.

Documentos relacionados