Melissa Villegas Bloque 8 Actividad 1 Comida y vida social En los
Transcripción
Melissa Villegas Bloque 8 Actividad 1 Comida y vida social En los
Melissa Villegas Bloque 8 Actividad 1 Comida y vida social En los discursos conocidos como los Huehuetlatolli “antigua palabra”, la mujer se equiparaba del sabor de la comida; al hombre de trabajo se le hablaba de “quienes tienen falda, huipil, así también podrás merecer lo que en sus manos viene, lo que de sus manos sale, quizá solo un huso, dos husos, el agua, el metate… su dulzor, su sabrosura, el chile, la sal, la hierba comestible, lo que se gana en el nopal, lo que se le da de beberá la gente, lo que se le da de comer… en tu boca te podrán el atole, la tortilla plegada, la verdura, el nopal” Las mujeres indígenas guardaron durante siglos toda la sabiduría gastronómica del México antiguo; gracias a ellas transmitieron de generación en generación, cientos de recetas aprendidas solo con la vista y el oído. De la comida en familia Al igual que en la mayoría de las sociedades, la mujer era la base y el centro de la unidad familiar. A la mujer se le educaba para ser respetuosa y temerosas de sus esposos. En las casas, hombres y mujeres normalmente comían separados, la gente pobre comía en cunclillas alrededor del fogón. La austeridad del comedor indígena de ninguna manera significaba modo barbarie o falta de educación; de hecho las reglas de urbanidad de que debían observarse hasta en la casa mas humilde bien podían superar los modales europeos de la misma época. Al invitado se le recomendaba desconfiar de la comida que se le servían, especialmente si se trataba de mujeres: “que primero coma y beba quien te lo da”, creían que quien sopeaba la comida directamente de la olla o tomaba el atole con la mano, no tendría éxito en la guerra, pensaban que era de mal agüero poner los pies sobre as piedras del fogón y lamer la mano del metate. No permitían que los gemelos entraran donde se hacían tamales, pues podían salir crudos, y si una tortilla salía doblada del comal, un invitado llegaría a comer. Dos eran las grandes virtudes del indígena con respecto a la comida: la generosidad con los demás y la frugalidad consigo mismo. Los indígenas comían los alimentos en poca cantidad y consideraban que el trabajo duro y el poco alimento era una condición necesaria para una larga vida. Entre ellos los ayunos, los sacrificios y la abstinencia era cosa común y algunos podían vivir hasta tres años sin añadirle sal o chile a los guisados, que era la forma de ayuno mas conocida. Fiestas banquetes y convites Cada mes del año había una fiesta indígena, algunas duraban varios días, habían fiestas que no tenían un día fijo y se calculaban con el calendario sagrado., se celebraba el ascenso del rey, la presentación de heredero, una victoria guerrera o una boda real. El indio convidaba a todos cuando hace fiesta o casa a sus hijos, muchas veces gasta en un banquete lo que muchos días mercadeando y trampeando gana. Los mayas y otros pueblos mesoamericanos concebían el dispendio en las fiestas como una virtud. Los gobernantes aztecas debían ser liberales y gastar enormes sumas en fiestas y banquetes, estaban obligados a compartir con los principales y los cortesanos. Para asegurar el éxito de un banquete, el anfitrión debía primero hacer una ceremonia en honor a Ome Acatl, dios de los convites, que consistía en llevar su imagen a la casa donde iba a ser la fiesta y ofrecerle panes de masa en forma de huesos, que luego se picaban y se comían. De no hacerlo, pensaban que el dios iria a poner cabellos en los guisos y en las bebidas, que la comida se les atoraría sin poderla tragar, que se tropezarían y caerían sobre los platos. Devorando a los dioses Una de las creencias mas extrañas era que los dioses podían y debían ser sacrificados para servir como alimento a los seres humanos. Un ejemplo de ello era la ceremonia llamada Teoqualo (alimento divino), en la que se consumía la imagen de Huichilopochtli. Tomaban semillas de bledos muy limpias, quitando las semillas que llaman Petzicatl y Tezcahuauhtli, las molían delicadamente. Ya estando la harina muy sutil, amasaban a imagen luego alguien ataviado como Quetzalcóatl mataba la imagen clavándole un dardo en el corazón, estaban presentes el rey t cuatro sacerdotes cuatro mancebos principales. Luego deshacían el cuerpo y lo repartían: el corazón era oara el rey y el resto del dios se repartía entre los cuatro principales. A los mancebos que participaban en esta ceremonia se le llamaban troqualos y debían servir un año en el templo de Huichilopochtl. Comer a los dioses no era solo una prerrogativa de los reyes, otra forma de comer a los dioses era tomar substancias psicotrópicas: plantas como el peyote y el ololiuhqui eran veneradas como dioses a quienes se le consultaban para conocer la causa de las enfermedades. El consumo de carne humana era resultado de una cadena de rituales y ceremonias que comenzaban desde la captura y cuidado de los esclavos a sacrificar. Al dueño de los mismos se le amonestaba diciendo “ dales que se vistan y con que se cubran… dales de comer y de beber pues son imágenes de dios”. Era un acto ritual de enorme valor simbólico que se limitaba solo a unos cuantos miembros de la sociedad mexicana, su significado estaba mas cerca de la comunión divina que de un acto puramente alimenticio.