universidad autónoma de sinaloa
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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA FACULTAD DE HISTORIA MAESTRÍA EN HISTORIA El PERIODISMO Y LA SOCIABILIDAD POLÍTICA EN EL NORTE DE SINALOA: El DEBATE Y SUS VÍNCULOS CON EL PODER POLÍTICO LOCAL DURANTE LOS AÑOS CUARENTA TESIS QUE PRESENTA ERNESTO ALONSO MONTOYA SANDOVAL PARA OBTENER EL GRADO DE MAESTRO EN HISTORIA DIRECTORA DE TESIS DRA. AZALIA LÓPEZ GONZÁLEZ CULIACÁN, SINALOA, FEBRERO DE 2013 1 ÍNDICE INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………………..….8 CAPÍTULO I. Balance historiográfico I.I Los primeros escritos: crónicas, recopilaciones, listados e historias épicas……..….….18 I.2 Las historias locales y regionales: una interpretación sociocultural…………………....22 I.3 Las nuevas preocupaciones historiográficas y tendencias………………………..……..30 CAPÍTULO II. Los espacios de sociabilidad en el norte de Sinaloa II.I La transformación del espacio público……………………………………………………...36 II. 2 La reorganización de lo urbano…………………………………………………………….47 II. 3 La vecindad, los amigos y el ocio: marco de la vida social de Los Mochis…………...51 II. 4 El comercio, inventor de lugares de sociabilidad………………………………….……..53 II. 5 Los espacios y las prácticas de sociabilidad extranjera…………………………….…..75 CAPÍTULO III. El periodismo y la sociabilidad: un lazo imprescindible en el norte de Sinaloa III. I. La práctica periodística en el norte de Sinaloa………………………………………….85 III. 2 Los lazos y los vínculos entre periodistas………………………………………..….…..88 III. 3 La prensa como un instrumento de pedagogía política…………………….……...…..95 CAPÍTULO IV. Las prácticas y los espacios de sociabilidad de los fundadores de El Debate IV. I Conrado Espinosa: prácticas, ideas y lazos………………………………………….…100 IV. 2 La correspondencia, lugar de intercambio intelectual………………………………...110 IV. 3 El Debate, lugar de encuentro y espacio de relaciones afectivas……………..…....115 IV. 4 Su tendencia política……………………………………………………………………...121 2 IV. 5 Lugar de sociabilidad política………..…………………………………………………..130 IV. 6 Un actor político…………………………………………………………………………...140 Conclusiones………………………………………………………………………………….…146 Bibliografía…………………………………………………………………………………….…151 Hemerografía………………………………………………………………………….…………157 3 AGRADECIMIENTOS Es un verdadero placer para mí utilizar este espacio con el que quiero ser justo y consecuente con el gran apoyo que recibí de las diferentes instituciones, de mi familia, amigos, maestros y compañeros. En primer lugar extiendo mi agradecimiento a la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) en particular a la Coordinación de la Maestría en Historia y a la Facultad de Historia por confiar en mí y darme la oportunidad de desarrollarme no solamente en lo académico sino también como persona. Asimismo, por brindarme un espacio en donde pude acercarme desde las diferentes perspectivas a los hombres y mujeres del pasado, pero también porque en este devenir de discusiones, desvelos y sobre todo de placeres que me ha dejado la Historia, pude hacer grandes amigos que en las buenas y en las malas nos hemos apoyado. Gracias Sarahí Araiza, Héctor Pimienta, Miguel Higuera, Omar Hernández, Juan Antonio Fernández (Canito), Miguel Estrada, Lorena Pérez, Andrés Chihuailaf, Bertha Ahumada a quien estimo y quiero mucho. Quiero agradecer de la misma manera a Carlos Samuel Beltrán quien me ha abierto las puertas de su casa y de su archivo personal, del tiempo y de la disponibilidad y por ver en mí a un amigo. Agradezco especialmente a mi familia: a mis padres, hermanos, a mis abuelos que siempre han estado al pendiente desde que incursione en este proyecto. A mi madre que sus palabras de aliento y sus silencios han sido motivos para seguir adelante en esta importante travesía de mi vida. Quiero extender mi más sincero agradecimiento a la Dra. Azalia López González por guiarme en este importante trabajo de tesis de maestría, que sin sus consejos, paciencia y disponibilidad hubiera sido difícil sacar avante este proyecto. Quiero destacar su gran apoyo incondicional en todas y cada una de las actividades académicas que realice durante el periodo del posgrado, algunas en compañía de ella y otras de manera individual, las cuales ha significado el surgimiento de una bonita amistad. 4 Debo de agradecer también a los atinados consejos y sugerencias del Dr. Sergio Arturo Sánchez Parra y del Dr. Félix Brito Rodríguez, quienes me han acompañado firmemente desde un principio en este proyecto como mi cuerpo tutorial. No quiero dejar este espacio sin brindar un merecido reconocimiento al Dr. Samuel Octavio Ojeda que dentro y fuera de las aulas tuvo la paciencia, la disponibilidad y la generosidad de apoyarme para que esta investigación llegara a buen puerto. De la misma manera agradezco por toda la ayuda que me brindó el Dr. Jordi Canal de la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS) en mi estancia en París, Francia, y sobre todo, por los consejos que me dio luego de la revisión pertinente de mi trabajo. Gracias maestros por el apoyo y por brindarme su amistad. Mención especial merecen la Hemeroteca Nacional de la UNAM y El Centro Cultural Manuel Gómez Morín, A. C. (CCMGM) y la Hemeroteca de El Debate, por coadyuvar en este trabajo a través de sus atesorados materiales archivísticos. En el mismo sentido, agradezco infinitamente al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) por brindarme el apoyo económico, el cual fue esencial para la labor de mi investigación. A todos nuevamente gracias. 5 “No se consigue la unión con ideas, mientras éstas no sean más que razonamientos; es necesario que se una a ella una fuerza sentimental. En la raíz de todo se encuentra una cuestión de sensibilidad” Maurice Barrés 6 A mis padres, que son mi pasado, mi presente y mi futuro 7 Introducción La presente investigación está centrada en estudiar el entramado de vínculos y lazos que tejieron los fundadores del periódico El Debate, el cual surge el 10 de marzo de 1941, en Los Mochis, Sinaloa. Este periódico sale a luz pública en un contexto en donde la prensa se convierte en un factor decisivo de la vida social. Reflejando, así tanto los intereses sobrevivientes del viejo régimen como los de las fuerzas ascendentes, las que por su parte buscaban esclarecer el carácter del nuevo Estado.1En un contexto en el que el periodista no sólo jugaría un papel importante en el campo de la derecha o de la izquierda, sino, sobre todo, en los espacios de sociabilidad que crearon, ya que serán éstos los lugares en donde se van formar, cuajar y fermentar las ideas, pero además en donde se van a entretejer relaciones afectivas y por donde va a circular la política. Estos lazos de sociabilidad se van a reforzar con la creación de comités, asociaciones civiles y políticas, partidos políticos, círculos, tertulias, salones y con la formación de periódicos y revistas, siendo éstos últimos un lugar frecuente de encuentros y de discusiones. Para lograr tener un acercamiento y entender este entramado de lazos que se tejen fue necesario aproximarnos a la historia específicamente de Los Mochis y de sus protagonistas, es decir, cómo fue que surgieron uno de los actores políticos más importante en el norte de Sinaloa: las organizaciones obreras y campesinas cuyo ascenso al poder político fue de manera acelerada debido al apoyo que había del cardenismo, a la infraestructura que se creó en donde aglutinaron y controlaron a las masas y en donde el marxismo-socialismo encontró un terreno fértil en la región. Esta situación sin lugar a dudas tuvo sus repercusiones en otros intereses que se fueron creando al calor de las luchas obreras y campesinas durante la primera mitad del siglo XX en Los Mochis, pero también como consecuencia de un régimen que si bien fue incluyente de los intereses de algunos sectores (obrero, campesino, militar, popular) también dejo otros fuera. Bajo esta lógica, sectores principalmente de la clase media que no compartían el quehacer 1 Silvia González Marín, Prensa y Poder Político. La elección presidencial de 1940 en la prensa mexicana, México, UNAM/Siglo XXI Editores, 2006, p.15. 8 de la política principalmente del General Lázaro Cárdenas, como fue el caso de la educación, tema que desde mandato de Calle fue un terreno de lucha entre el Estado y la Iglesia, dos instituciones que buscaban tener el control de las masas. La reacción al cambio radical en las estructuras sociales ocasionó a nivel nacional el surgimiento de un conjunto de asociaciones de oposición como fueron la Unión Nacional Sinarquista, la Confederación de la Clase Media, el Comité Pro-Raza, la Unión Nacional de Veteranos de la Revolución y la Acción Mexicana Revolucionaria. Asimismo, se formaron otras organizaciones políticas como el Partido Antirreeleccionista Acción, la Vanguardia Nacional Mexicana, las Juventudes Nacionalistas, la Sociedad de Precursores y Revolucionarios 19101913, el Frente Constitucionalista Democrático, el Centro Unificador Revolucionario, el Comité Nacionalista Depurador de Razas Extranjeras, Acción Cívica Nacional, el Frente Anticomunista, el Partido Nacional Femenino y el Partido Acción Nacional (PAN). Sin embargo, el cambio de tono del gobierno de Cárdenas y las promesas y declaraciones de Ávila Camacho debitaron mucho a los grupos conservadores, los cuales se desdibujaron en el mapa político, quedando solamente el movimiento sinarquista y el Partido Acción Nacional (PAN). Dos asociaciones políticas que tenían mucho en común, las cuales fueron blanco de persecución por el gobierno avilacamachista al declarar éste la “unidad nacional” debido a que México habían entrado a la Segunda Guerra Mundial. En ese terreno, en Sinaloa y específicamente en Los Mochis surgen un conjunto de hombres principalmente de la clase media que compartían las ideas de estos dos movimientos políticos y que debido a la prohibición de las garantían individuales como fue el derecho a la libertad de asociación y de expresión, se movieron en una red de espacios de sociabilidad que ellos ya habían creado principalmente en donde la su función concreta era la conversación, la comida, la bebida, la diversión, el ocio, el entretenimiento, pero que dada la realidad política del país y de la región, estas formas de sociabilidad mundanas van a modelar espacios de sociabilidad política en donde se va a discutir sobre la cosa pública. Ya que fueron precisamente los gobiernos estatales y municipales de extracción obrero-campesino y popular quienes van a vigilar que no se lleven a cabo estos 9 encuentros. Bajo este escenario, los periodistas que surgen en Los Mochis especialmente quienes fundan el periódico El Debate van a jugar un papel fundamental. En ese sentido, será este impreso que no solamente se convertirá en una estructura elemental de la sociabilidad sino que será un medio de formación cívica-política y un instrumento de la lucha de la política partidista. Así pues, en este trabajo pretendemos demostrar que las relaciones y vínculos que tejieron los periodistas que fundaron el periódico El Debate durante los años cuarenta formaron los primeros espacios de sociabilidad de oposición al poder político local, constituido éste en nombre de la “familia revolucionaria”. Periodistas, que tenían como objetivo no sólo la formación pedagógica de las masas, sino también la lucha por el espacio político. En ese sentido, se convertirá en la palestra en donde se discutirá la formación del Estado mexicano. Las preguntas que forman la columna vertebral de este trabajo de investigación y que en el desarrollo del mismo pretendo dar una respuesta a cada una de ellas son las siguientes: cuáles fueron los lazos de sociabilidad que tejieron los hombres de la pluma en Los Mochis durante los años cuarenta, qué objetivos motivaron a los periodistas para la formación de espacios de sociabilidad política, qué papel jugó El Debate en este entramado de relaciones y qué vínculos tuvieron éstos espacios de sociabilidad política con el poder político local. El trabajo que se presenta es el resultado de una investigación que busca contribuir al conocimiento no solamente en el terreno de la historia de la prensa y del periodismo de Sinaloa, el cual cabe señalar es muy reducido por falta de estudios, sobre todo en el norte del estado, sino además, en el campo de la historia política de Sinaloa. Abordado nuestro objeto de estudio desde una perspectiva dinámica que ha dejado atrás la historia larga de los grandes acontecimientos que sólo podían arraigarse en el zócalo de las condiciones 10 estructurales de la geohistoria.2Pero que también, por otro lado, no se cierra el espacio a otras perspectivas, al contrario. Llegar primeramente a nuestro tema de estudio no fue resultado de la casualidad. Mi formación profesionista como científico de la política y la relación laboral que mantuve con el periódico El Debate como reportero durante casi cuatro años y como columnista del mismo periódico durante un año me llevaron a interesarme por sus orígenes, por querer comprender cómo es que se ha convertido en el periódico más importante de la entidad por más de 70 años. Estas preguntas tan sencillas fueron la base para entrar a la reconstrucción de la historia de un periódico, pero que en la medida en que avanzaba nuestra investigación ya sea a través del estudio de las diferentes perspectivas de la historia y de otras disciplinas, como en la información que me arrojaban las fuentes a través de su cuestionamiento, el fenómeno de estudio empezó a tener matices más complejos. El interés ahora ya no se centraba en querer conocer y comprender sus orígenes en términos descriptivos, sino más bien, el análisis del periódico como un espacio en donde se van a crear y se van discutir ideas pero también como un lugar en donde se van a entretejer lazos de amistad y de afectividad entre los hombres de la pluma que fundaron este impreso. En ese sentido, estudiar los lazos de sociabilidad de periodistas creados al calor ya sea las coyunturas políticas o como un lugar en donde se cultivan relaciones de amistad y de afectividad en el norte del estado en el corazón del siglo XX, todavía no se ha dicho prácticamente nada. Para llevar a buen puerto este trabajo revise y analice un conjunto de vestigios, es decir, prensa, correspondencia, fotografías, imágenes, notas hemerográficas, diarios y archivos personales. Así como también un conjunto de material bibliográfico en español y en francés. En esta travesía consulte varios acerbos bibliográficos y hemerográficos del estado, del país y del extranjero. Como fue la Hemeroteca particular de El Debate (Los Mochis), la Biblioteca pública Morelos (Los Mochis), el Archivo Histórico de Sinaloa (Culiacán), la 2 François Dosse, La Marcha de las Ideas. Historia de los intelectuales, historia intelectual, Valencia, Universitat de Valencia, 2007, p 243. 11 Biblioteca de Humanidades “Bicentenario” de la Universidad Autónoma de Sinaloa ((UAS), la Biblioteca de la Maestría de Historia y la Biblioteca Central de esta máxima casa de estudios. Asimismo, revise los materiales hemerográficos de la Hemeroteca Nacional de México la cual se encuentra en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en el mismo Distrito Federal consulte el Archivo de Manuel Gómez Morín, que dependen del Centro Cultural Manuel Gómez Morín en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). En el extranjero, en Francia, consulte principalmente los materiales de la Bibliothèque Pierre-Monbeig del Institut Des Hautes Etudes de L´Amerique Latine-CREDAL de la Université Sorbonne Nouvelle Paris 3. Referentes teórico-conceptuales El regreso y el retorno por el interés del estudio de la política y lo político luego de que la historia política fuera acusada de todos los males, presentada como la expresión privilegiada de la futilidad, de la ausencia del rigor científico y encargada de escribir la “vieja historia”, se debe, en gran medida, a replantear algunos viejos—y nuevos—problemas con nuevas miradas. Esta renovación, y reencuentro dinámico de la historia política es sobre todo a favor de un acercamiento a la reflexión filosófica y a los trabajos lingüísticos.3 Voltear hacía lo político pone de relieve los estudios de las prácticas cotidianas, las representaciones colectivas, lo simbólico, lo ritual, lo emblemático, las alegorías y los mitos, así como también las formas de sociabilidad. El objeto sociabilidad permite dar cuenta de cómo las nuevas reglas de juego de la política son producto de la interacción social y pueden dar lugar a formas relacionales específicas que brindan, como en el caso de los clubes electorales, un conjunto de recursos organizativos, relacionales e identitarios.4 Con la influencia de Ernest Labrousse, Joseph Hours y del propio Duby en la formación intelectual, y como sus antecesores Marc Bloch o Lucien Febvre, 3 Ibíd. Pilar González Bernaldo de Quirós, “La “sociabilidad” y la historia política,” en Erika Pani y Alicia Salmerón (Coord.), Conceptualizar lo que se ve. François Xavier Guerra, historiador, homenaje, México, Instituto Mora, 2004, p. 448. 4 12 Maurice Agulhon supo desarrollar un interés particular por el registro de las mentalidades que había alimentado tanto las lecturas de la producción de esos autores como una inclinación y un don particular para la observación.5Ello lo lleva a no descartar ningún indicio material, sea éste una imagen, un utensilio, una toponimia, patronímica u otra traza material dejada por el hombre. 6Es precisamente bajo ésta perspectiva—de la observación—en una dialéctica con una mirada etnográfica, lo que le permite a Agulhon percibir y distinguir lo espontáneo de lo institucional, lo que resulta de uso cotidiano de lo que tiene una existencia oficial. Su forma original y ecléctica de representar la historia política también es parte de la indisociable relación que hace en el terreno de los ocios cultural y de la historia antropológica. En este diálogo con otras ciencias, Agulhon expone y deja entrever que a partir de un análisis univoca no es suficiente para explicar y comprender un proceso histórico. Insatisfecho por la historia política tradicional, Maurice Agulhon escruta hasta lo más profundo los fundamentos del civismo y del republicanismo en el curso del siglo XIX. Detrás de las leyes y de la escenografía de la casta política, hace resaltar una circulación más subterránea, la que mantiene una relación de adhesión a toda una demostración de la fe republicana alrededor de una específica serie de estatuas, de inscripciones y de fuentes, que permiten la concentración y la expresión de un fervor colectivo.7 En La République au village, Agulhon explica un proceso de politización que no pasa por las elecciones, por lo institucional— el sufragio universal— sino a través de la sociabilidad pueblerina. Será a través de las fiestas, los cabarets, las quermeses y otras formas y lugares de sociabilidad informal por donde va circular la política. En otras palabras, son las relaciones públicas (sociabilidad) lo que les 5 Pilar González Bernaldo de Quirós, “Un historiador de las mentalidades políticas” (Presentación), en Maurice Agulhon, El círculo burgués. La sociabilidad en Francia, 1810-1848, Argentina, Siglo XXI editores, 2009, p. 17. 6 Ibíd. 7 François Dosse, op. cit, p.57. 13 brindara a los hombres la ocasión de encontrarse, de discutir y opinar sobre el quehacer de la política.8 Uno de los conceptos básicos que vertebrará este trabajo es precisamente el de sociabilidad, entendida ésta como una aptitud para vivir en grupos y para consolidarlos grupos mediante la constitución de asociaciones voluntarias.9La noción de sociabilidad ha facilitado, más allá de datos y conocimientos precisos, algunas claves para repensar temas y problemas, aportando elementos para intentar una reconstrucción histórica más compleja y, asimismo, más global.10 La dimensión que será clave para entender las relaciones y los vínculos entre los individuos será la afectiva y la emotiva, es decir, los lazos familiares, de amistad, etc., vistos éstos como una red por donde va a transitar el quehacer de la política y que va a estructurar la práctica social entre el núcleo familiar y las instituciones. Pero también partiendo del terreno en donde se conjugan no sólo las ideas vertidas sobre cualquier índole, la red de espacios de sociabilidad en donde se dan cita por las tardes los contertulios, en tanto que expresión de valores comunes, sino además como lo señala Maurice Barrés en Scénes et Doctrines du nationalisme. “No se consigue la unión con ideas, mientras éstas no sean más que razonamientos; es necesario que se una a ella una fuerza sentimental. En la raíz de todo se encuentra una cuestión de sensibilidad.”11 Partiendo de la premisa, la sociabilidad resulta inseparable de la política, Agulhon se cuestiona. ¿Por qué la política penetraba así en la vida de las asociaciones, cuyos estatutos, cuando existían, en su artículo principal insistían en la amistad y la distracción y proscribían la política? Evidentemente, porque ésta no podía expresarse en otra parte, señala. Paradoja de los regímenes del siglo XIX 8 Ibíd, p. 23 Maurice Agulhon, Historias vagabundas, México, Instituto Mora, 1994, p. 55 10 Jordi Canal, “Historiografía y sociabilidad en España contemporánea: reflexiones con término,” Vasconia, 33, 2003, p. 14. 11 Véase a Michel Winock, El siglo de los intelectuales, España, Edhasa, 2010. 9 14 que concedían la libertad de opinión, pero no la libertad de traducirla en acción colectiva. 12 En el anterior cuestionamiento hay un aspecto importante que vale la pena detallar: por una parte, se puede ubicar a la política utilizar estructuras tomadas de la sociabilidad, y a la sociabilidad, a la inversa, siempre proclives a colorearse de política.13 Un ejemplo al que acude Agulhon para exponer lo anterior es: […] la juventud política de izquierda de los años veinte […] se reunió en cafés y cenas políticas más o menos periódicas, lo cual debería sorprendernos, ya que una vez más la estructura de sociabilidad—a saber, en París, antes de 1830, el sistema salón-café—modela la estructura política14. En los últimos años son varios los autores de las diferentes partes del mundo que han acudido a la noción de sociabilidad como una categoría clave que les ha permitido comprender y explicar procesos históricos complejos en el terreno de la historia política. Desde Pilar González en Argentina, Maurizzio Ridolfi en Italia y Jordi Canal en España, por mencionar algunos, han contribuido desde sus diferentes trincheras a la reflexión en el campo de las investigaciones históricas. El propio Canal hace hincapié sobre este inmenso campo de estudio y de la génesis de trabajos que se han escrito en los últimos años con el denominador de la noción de sociabilidad, la cual ya había sido utilizado por Weber desde una perspectiva sociológica, al igual que otros autores como Simmel y Gurvitch, pero fue de la mano de Agulhon que ingresó al terreno de la historia durante la década de los setenta y ochenta.15 Ciertamente, la sociabilidad informal complementa de la vida asociativa. Los cafés y las tabernas, la vida familiar y las plazas, las asociaciones obreras y militares, el termalismo y la vida de salón, las agrupaciones políticas y las logias 12 Maurice Agulhon, El círculo burgués…op. cit, p. 123 Ibíd., p. 123 14 Ibíd, p. 126 15 Jordi Canal, “Historiografía y sociabilidad…”op. cit, p. 59 13 15 masónicas, los orfeones y el deporte son algunos de los rubros tratados bajo esta categoría.16 Pensar lo político no estriba en limitarnos a la compresión separada de los grandes componentes estructurales de la vida política (elecciones) —“la materia de esta historia de lo político, a la que califico de conceptual,” expresión de Pierre Rosanvallon — va más allá, su historia es por esto, en principio, atención al trabajo de sus antinomias, análisis de sus límites y sus puntos de equilibrio, examen de las decepciones y los desarraigos que suscita 17. Es seguir el hilo de las experiencias y de los tanteos, de los conflictos y las controversias.18 Referirse a lo político y no a la política es hablar del poder y de la ley, del Estado y de la nación, de la igualdad y de la justicia, de la identidad y la diferencia, de la ciudadanía y de la civilización19. Es precisamente lo que queremos desarrollar en este proyecto a través de ésta otra mirada—desde lo político—. Una historia que se nutre de la historia social, de la sociología, de la teoría política y de la historia de las ideas. En ese sentido, los aportes a la compresión de la sociedad en el caso de la primera perspectiva, desde la historia social, no está únicamente atravesada por un conflicto entre lo alto y lo bajo de la sociedad; sino que está igualmente estructurada por una tensión subyacente en la noción misma de sufragio político: tensión entre el sufragio como símbolo de la inclusión social, expresión de la igualdad entre los ciudadanos (y que, por lo tanto, exige imperativamente su universalidad) y el sufragio como expresión del poder social, forma de gobierno de la sociedad.20 El apoyo que retoma la historia de lo político de la sociología se centra en dos dimensiones: estructura e historia. Mientras que el aporte que le hace la teoría 16 Jordi Canal, “El concepto de sociabilidad en la historiografía contemporánea (Francia, Italia y España)”, Siglo XIX Revista de Historia, 13, 1993, p. 6. 17 Pierre Rosanvallon, Por una historia conceptual de lo político, Argentina, FCE, 2003, pp. 47-49 18 Ibíd, p. 26 19 Ibíd, p. 22 20 Ibíd, pp. 34-35 16 política plantea que lo interesante no es distinguir distintas maneras de gobierno representativo o de buscar cómo hacer encajar en algunos casos bien definidos las posiciones de los actores o las características de las instituciones. Por el contrario, hay que tomar como objeto el carácter siempre abierto y “bajo tensión” de la experiencia democrática. […] De lo que se trata es de partir de las antinomias constitutivas de lo político21. Por último, aunque la historia de lo político se sitúa retirada de las historia de las ideas y de las doctrinas, ambas historias se interesan por las mismas obras fundamentales. Estas obras no pueden seguir siendo comprendidas en sí mismas como simples “teorías” autónomas, imponentes carcasas de navíos naufragados en las costas del pasado. En cambio, deben ser analizadas como elementos de un imaginario social más global22. 21 Ibíd, p. 43 Ibíd, p. 45 22 17 CAPÍTULO I. Balance historiográfico I.I Los primeros escritos: crónicas, recopilaciones, listados e historias épicas La prensa y el periodismo como problemas a estudiar han sido abordados desde diferentes perspectivas y sujeta a un sinnúmero de análisis e interpretaciones. En el caso de Sinaloa, estos han ido desde crónicas, recopilaciones, listados e historias cargadas de subjetividad, hasta los análisis más concretos como los estudios de la prensa periódica, abordada principalmente por investigadores universitarios23. A decir de Celia del Palacio Montiel, existen las investigaciones sobre la prensa de los estados, realizadas por los memoriosos locales, los eruditos bibliográficos desde principios del siglo XX hasta los años sesenta. Estas recopilaciones son básicamente listados de periódicos, algunos de ellos aderezados con las historias de los personajes relacionados con el periodismo y las vicisitudes de los órganos de la prensa, sin mayores pretensiones teóricas o de clasificación, excepto las temáticas. Por su puestos, estos estudios tienen un enorme valor, por haber sido los pioneros y por el enorme trabajo de recopilación de fuentes24. Los primeros escritos que han señalado algunos estudiosos de la historia de la prensa y el periodismo en Sinaloa se remontan durante el primer tercio del siglo pasado. En este corpus historiográfico encontramos textos como el de José G. Heredia, quien aporta el primer informe hemerográfico incluido en su obra 23 Jorge Briones Franco, La prensa en Sinaloa durante el cañedismo 1877-1911, Culiacán, UASDIFOCUR, 1999; Jesús Graciela Zazueta Jiménez, “El surgimiento de la prensa moderna en Sinaloa (1934-1944)”, Tesis de Maestría en Historia Regional, Culiacán, Facultad de Historia-UAS, 1999; Mabel Sánchez Valencia, “Una mirada sociocultural a la prensa de Sinaloa”, Culiacán, Tesis de Maestría en Historia, Facultad de Historia-UAS, 2007. 24 Celia del Palacio Montiel (coord.), Siete regiones de la prensa en México 1792-1950, México, Miguel Ángel Porrúa- Conacyt-Universidad de Guadalajara, 2006pp. 8-10. 18 Bibliografía de Sinaloa, histórica y geográfica, también están las obras de Francisco Javier Gaxiola y de Francisco Gómez Flores25. Ya en la década de los cuarenta los trabajos que salieron a la luz pública son considerados escritos pioneros en ser obras netamente históricas sobre el tema periodístico en Sinaloa, entre ellos está el de Manuel Estrada Rousseau, con El Cuarto poder en Sinaloa y el propio Héctor R. Olea con La primera imprenta en las provincias de Sonora y Sinaloa, ambas publicadas en 1943. En el mismo prólogo que Jorge Briones Franco escribe en la obra de Héctor R. Olea precisa que contra la voluntad de los autores estos trabajos reprodujeron muchas de las inexactitudes heredadas de los primeros textos26. Estas obras que surgen a principios de los cuarenta no sólo mostrarían el interés por tener datos verdaderos y precisos de la historia de la prensa y el periodismo en Sinaloa, sino además dichas historias pasarían de ser un elemento complementario de obras bibliografía al convertirse en el punto de partida para abordar el fenómeno. Sin embargo, estas obras no dejan de ser meramente descriptivas-narrativas. Durante el lapso de la década de los cuarenta y principios de los ochenta no se publicarían trabajos con aportaciones importantes sobre la temática. La obra que se publicó ya entrada la década de los setenta es la de Antonio Nakayama Arce donde contribuye con nuevas aportaciones al tema. El autor, de descendencia asiática en un ensayo titulado “De periódicos y periodistas”, publicado en su obra Sinaloa, el drama y sus actores (1975), divide a la prensa en oficial y en informativa27. En este misma década Héctor R. Olea escribe La imprenta y el periodismo en Sinaloa, 1826-1950 (1976); sin embargo, no sería hasta 1995 cuando esta obra 25 Jorge Briones Franco en prólogo de Héctor R. Olea, La imprenta y el periodismo en Sinaloa, 1826-1950, México, UAS-Difocur, 1995, pp. 9-10 26 Ibíd. 27 Véase a Antonio Nakayama, “De periódicos y periodistas” en Herrera y Cairo Sergio, Tarántulas y alacranes, México, DEBArte, 2003. 19 saliera a la luz pública. En este trabajo Olea hace una clasificación y descripción de los órganos informativos que existieron a partir de la primera imprenta que tuvo la entidad, en ese entonces, Estado Interno de Occidente, hasta la mitad del siglo XX. El catálogo que elabora Olea de los órganos impresos que existieron en Sinaloa desde la primera imprenta asumimos que era información que ya se maneja es sus diferentes versiones documentales en la entidad. Por ejemplo Antonio Nakayama28 se basa en la obra de Rousseau para hacer la nómina de los órganos informativos y oficiales que se editaron en Sinaloa. Por lo que podemos aludir que el estudio de Olea da cause a toda la información que circulaba en cierta manera desparramada a un formato más ordeno y preciso sobre la información básica de cada impreso que existió en la entidad. En palabras de Laura Martínez Domínguez este tipo de obras representan la forma más antigua de abordar a los periódicos, y también la de más largo alcance. […] Estos estudios comprenden largos periodos en sintonía a la cronología de la historia política29. A juicio de Jesús Graciela Zazueta, la clasificación que hace Olea parece responder a lo que los propios periódicos decían sobre ellos mismo en sus títulos, subtítulos o lemas, donde retoma estos datos sin intentar hacer un análisis o dar una explicación sobre tal tipología30. También existes otros textos que más que tener como objetivo algún tipo de orden o catalogación, buscan recoger las experiencias y las crónicas del periodismo sinaloense, pero sin el apego que se requiere para llegar a ser un trabajo de investigación científica31, como por ejemplo. Alejados de las fuentes de investigación esenciales, nos va a dispensar la enumeración cronológica. Y, atenidos tan 28 Ibíd, p. 293. Laura Martínez Domínguez, “No es un paseo por las nubes. Consideraciones para una propuesta teórica-metodológica del estudio de la prensa”. Encuentro de Historiadores de la prensa en Iberoamérica. Bicentenarios y resacas del festejo, 2011, VII, Boca del Río, Veracruz. 30 Jesús Graciela Zazueta, op. cit, pp. 13-30. 31 Véase a Sergio Herrera y Cairo, Tarántulas y alacranes, México, DEBArte, 2003, pp. 1-4 29 20 sólo a nuestra facultad retentiva, sin parar mientes en cuantos a puntos de vista sectaristas o políticos, procuremos hacer con la mayor fidelidad posible la recordación.32 Como observamos en las líneas anteriores, no sólo es Olea quien no expone una explicación sobre la clasificación que hace sino también son otros autores, como lo es el mismo Estrada Rousseau, quien toma otros criterios para darle una coherencia a la historia de la prensa y del periodismo en Sinaloa observada desde su postura. Una de las últimas obras que se publicaría con características similares a este corpus de trabajos es la de Heriberto Sinagawa (Sinaloa, Historia y Destino), la cual salió a la luz pública durante la década de los ochenta. En ella, su autor compila, reseña y amplía la historia de la temática.33 Aunque la mayoría de los textos tienen como objetivo sumarse al acervo bibliográfico de la historia de la prensa y del periodismo en Sinaloa y de constituirse como una fuente de consulta histórica, estos trabajos no buscan traspasar la línea descriptiva. Sólo se enfocaron en hacer recuentos de periódicos y de periodistas, así como también trabajos conmemorativos e historias épicas, tipo homenajes a la labor de los periódicos y periodistas de cierta época. Otro de los aspectos que hay que subrayar es que los textos hasta aquí consultados no hacen una diferenciación entre prensa y periodismo, incluso, los abordan como sinónimos. Para el estudio en cuestión, la prensa y particularmente el periódico no sólo se constituye como un foro donde se discute la cosa pública, sino además es un actor, un protagonista del espacio político, es decir, su principal objetivo es influir en la toma de decisión en torno al poder. El periódico pone en acción su capacidad para afectar el comportamiento de ciertos actores en un sentido favorable a sus propios intereses: influye sobre el gobierno, pero también sobre los partidos políticos, los grupos de interés, los movimientos sociales34, etc. 32 Manuel Estrada Rousseau, El cuarto poder, en Ibíd, p. 246. Véase a Heriberto Sinagawa Montoya, Sinaloa, historia y destino, México, Difocur, 2004. 34 Héctor Borrat, “El periódico, un actor del sistema político”, [en línea], Articles, 12, 1989, p. 67. [consultado 15 de noviembre de 2011]. 33 21 Para el caso del periodismo, este no se abordara como una actividad profesional desempeñada en algún tipo de impreso,35 pero si como aquella ejercida por los hombres que escriben, que informan, que intercambiar ideas, que construyen, que apelan, que manipulan, que callan, que instruyen, que luchan, que discuten en los cenáculos del poder pero también en el seno de la opinión. I.2 Las historias locales y regionales: una interpretación sociocultural La periodización y la clasificación de la historia de la prensa y del periodismo en Sinaloa siguieron en las preocupaciones socorridas de los investigadores locales, principalmente por Jorge Briones Franco y Jesús Graciela Zazueta. Tanto uno como el otro en sus respectivos trabajos de tesis han planteado criterios no sólo históricos, sino además políticos, económicos y técnicos para reflexionar y explicar en torno a las etapas y vida de los impresos. Según Briones Franco, la historia de la prensa y el periodismo se divide en cuatro momentos históricos36. El primer tramo corresponde (1825-1931), ligado a la introducción de la primera imprenta (1825); el segundo periodo (1832-1876), arranca en 1832 asociándolo al reinicio de las actividades impresoras en Culiacán; el tercer momento de esta periodización (1877-1911), se abre en 1877, en los albores del cañedismo y el cuarto y último periodo aquí propuesto es el que corre de 1912 a 1950, cuando se reanuda en el norte del estado la actividad de prensa y posteriormente la aparición del primer periódico (1914)37. La periodización que propone Jorge Briones está enfocada tanto en la temporalidad política como en la periodística. Como lo dice el mismo Briones, no 35 José Baldivia Urdininea, “Los Periodistas en México”, en José Baldivia Urdininea (Coord.), La formación de los periodistas en América Latina. México, Chile, Costa Rica, México, Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo-Editorial nueva imagen, 1981, p. 115. 36 La clasificación que hace Briones Franco corresponde a un nuevo trabajo de investigación auspiciado por Conacyt, junto con cuatros investigados más y coordinados por la investigadora Celia del Palacio Montiel. En este ensayo Jorge Briones construye y propone dos periodos más a los que aparecen en el texto que publica en los noventa (La imprenta de Sinaloa durante el cañedismo 1877-1911), donde uno de ellos es el tramo titulado, periodo formativo que corresponde de 1825-1831 y el otro, desarrollo gradual que se ancla de 1832-1976. 37 Jorge Briones Franco, “La prensa y el periodismo en Sinaloa”, op. cit, pp. 254. 22 se puede pensar en la dinámica periodística, sin la existencia de una imprenta, por lo que son a partir de 1825 hasta 1831, los primeros siete años la punta de lanza de la actividad en el entonces Estado Interino de Occidente. El autor precisa que este proceso se da en el marco de la conformación del nuevo poder político de dicho territorio.38 Jorge Briones coincide con el mismo R. Olea al señalar que los primeros impresos que vieron la luz en Sinaloa fueron a partir de la llegada de la imprenta en 1825 en el Estado Interno de Occidente, la cual estaba destinada a las publicaciones oficiales, en donde fueron las Villas de El Fuerte y Cosalá los primeros escenarios de dichas publicaciones.39 Por mencionar otro ejemplo, según Briones en “La prensa y el periodismo en Sinaloa” durante el cañedismo el estado se atisbo de la prensa moderna, donde se puede considerar que hubo importantes transformaciones tanto en el ámbito político y periodístico. Durante este largo periodo de la historia de Sinaloa, el periodismo experimento diversas transformaciones conociendo un auge y una expansión inusitada que abarcó a las principales ciudades del estado. Uno de los rasgos más acusados de esta situación fue el incremento en el número de periódicos que se fundaron y circularon40. En Sinaloa no fue particular el auge de la prensa y del periodismo— donde sin lugar a duda, se vio estimulada por la presencia de un núcleo importante de intelectuales— también en otras entidades del país presentaron este fenómeno. En opinión de Fausta Gantús, en esos años, en lo político se transitó de una enconada lucha partidista a la consolidación de un régimen unipersonalista y de la defensa de la no reelección a la instauración de la reelección, en lo periodístico se 38 Jorge Briones Franco, op. cit, p. 36 Jorge Briones Franco, “La prensa y el periodismo en Sinaloa”, op. cit. 293 40 Ibíd, p. 273 39 23 observa un proceso evolutivo que condujo a la proliferación a la práctica desaparición de las publicaciones […]41. El trabajo de tesis de Maestría de Briones el cual transitó a formato de libro a finales de los noventa deja atrás la historia descriptiva-narrativa para abordar a la prensa desde una perspectiva de corte braudeliana. Briones, quien concibe el periodismo como un proceso vivo, con su propia dinámica, que surge y se desarrolla por múltiples factores: técnicos, culturales, económicos, educativos, entre otros. Sigue la pista del periódico El Corre de la Tarde, rotativo que estableció en la época una notable tradición periodística tanto técnica como ideológica, destacando los aspectos técnicos de este rotativo 42. No se puede dejar de señalar que las inquietudes y preguntas de Briones Franco van enfocadas a las mismas interrogantes que se hacía Héctor Olea en La imprenta y el periodismo en Sinaloa, 1826-1950 (1976), como por ejemplo, cuántos periódicos se fundan en Sinaloa y qué tipo de características tuvieron 43. Asimismo, y a pesar de que le atribuye al periodismo una dinámica propia, lo aborda como dependiente de la estructura, de la política, es decir, una actividad sin luz propia. Sobre la clasificación, Graciela Zazueta expone que para su estudio en particular, no existe un trabajo adecuado que coadyuve en dicha clasificación, por lo que destaca que después de revisar los principales trabajos sobre el tema, elaborar la propia44. En ese sentido, tipifica a la prensa en dos vertientes: “la tradicional y la moderna45. Respecto a la primera, se entiende por prensa tradicional aquella que existió durante todo el siglo XIX y principios del XX y 41 Fausta Gantús, Caricatura y poder político, crítica, censura y represión en la ciudad de México, 1876-1888, México, El Colegio de México-Instituto de Investigaciones “Dr. José María Luis Mora”, 2009, p. 19 42 Jorge Briones Franco, op. cit, p. 28 43 Ibíd. 44 Graciela Zazueta, op. cit, p. 16 45 Aunque Zazueta no lo dice explícitamente sobre que entiende por prensa moderna o por modernidad, ella se refiere a una modernidad tecnológica que impacto en los órganos de la prensa. A decir de Celia del Palacio, el punto culminante de la producción tecnológica “moderna” es el linotipo que permite a las empresas periodísticas dar un salto cualitativo en la producción. Ya 24 que se distinguió por demostrar abiertamente su postura partidista bajo la cual da a conocer la información, sin importar siquiera ser imparcial y sin hacer ninguna diferenciación clara en el manejo de los géneros informativos. Se denomina prensa moderna a aquella que empieza a bosquejarse en las primeras décadas del siglo XX (en Sinaloa en la década de 1930) hasta llegar a convertirse en la prensa que hoy conocemos; ésta es la que informa tratando de asumir una postura neutral, buscando no traslucir posiciones de ninguna especie en sus notas informativas y dejando los comentarios a críticos y articulistas de opinión o para las editoriales”46. A lo que Zazueta llama prensa tradicional, en palabras de McGowan, fue el vehículo idóneo para que los actores de aquellos desencuentros y aun choques, dieran a conocer sus ideas e influyeran en la definición de distintos proyectos. Así, se convirtió en el canal por medio del cual se desarrolló el debate ideológico, haciendo gala de agilidad y gran destreza política, ya que fue “el intermediario más versátil y más involucrado en todas las relaciones de poder.47” Con el objetivo de analizar y demostrar que los rotativos que surgen durante las primeras décadas del siglo XX ya cuentan con características de tipo moderna, Zazueta se basa en una perspectiva histórica, utilizando los métodos cualitativo y cuantitativo. El primero consistió en el análisis cuantitativo de las notas principales de portada y editoriales, para tal efecto se armó una clasificación de las mismas en: políticas, económicas, de carácter social, bélicas, policíacas, culturales, espectáculos y de eventos sociales. entrado el siglo XX existió la aplicación de otras tecnologías en la elaboración de los periódicos: el grabado, la litografía, el fotograbado, la máquina de escribir, la fotografía y el telégrafo. Para nuestro caso, pudieran haber periodizado la prensa y al periodismo como partidista—característica de los impresos del siglo XIX—y prensa comercial propia del siglo XX; sin embargo, la misma Zazueta apela a esta periodización cuando hace la diferencia entre prensa tradicional y prensa moderna. La revisión que se hizo de las fuentes nos muestra que son dos aspectos que se siguen conjugando, una prensa que surge al calor del proceso electoral apoyada económicamente por un grupo político, pero que también en sus páginas amarillentas se observa el aspecto comercial. 46 Ibíd, p. 56 47 Guadalupe Gómez-Aguado y Adriana Gutiérrez, El pensamiento conservador en los periódicos La Cruz y El Pájaro Verde: definición y transformación en tiempo de crisis, cita a Gerald McGowan, Prensa y poder, 1854-1857. La revolución de Ayutla. El Congreso Constituyente, México, El Colegio de México-Centro de Estudios Históricos, (Nueva Serie, 24), 1978, p. 70, en Erika Pani (coordinadora), Conservadurismo y derechas en la historia de México, México, FCE-Conaculta, t. I, 2009. 25 El segundo, se centró en estudiar cómo los periódicos-- El Demócrata Sinaloense, La Opinión, El Día y El Debate— abordaron hechos importantes y con una fuerte influencia en la opinión pública tanto en el estado como en el lugar donde se editó cada impreso. La autora sostiene que a principios de la década de los treinta los rotativos de Sinaloa ya se caracterizan por contar con una información organizada, una prensa comercial, pero sobre todo, con la presencia de la tecnología en comparación con la prensa del siglo XIX, la cual se imprimió con métodos tradicionales. Si bien la prensa moderna se caracterizó por las innovaciones tipográficas que adoptaron algunos impresos, como la tinta a color—como el rojo para titular las notas de alto impacto (policiacas, Segunda Guerra mundial) —la cuestión política siguió presente no sólo en las notas sino además en las líneas editoriales de los impresos, así como también quienes escribían seguían siendo hombre de la esfera política. Para el caso de los hombres del escrito que practicaron el ejercicio público de la palabra en el norte de Sinaloa principalmente en Los Mochis, fue una actividad que no se profesionalizaba, es decir, como una actividad económica. Fueron los profesores, los doctores, cronistas e historiadores quienes dieron vida a las hojas amarillentas de los impresos. En suma, no dudo que la prensa moderna a la que se refiere Zazueta se gestó durante la década de los treinta en Sinaloa; sin embargo, esta afirmación debe de relativizarse ya que sí bien se manifestaron características meramente de la prensa moderna, este proceso no fue homogéneo no sólo en los diferentes municipios en donde se practicó la actividad periodística sino también en los mismo impresos. La obra de Mabel Valencia Sánchez, “Una mirada sociocultural a la prensa de Sinaloa (1885-1910)”, es un trabajo de tesis de Maestría reciente, del 2007. En ella, la autora ofrece una forma diferente de aborda al estudio de la prensa y el 26 periodismo en Sinaloa, ya que su preocupación central ya no será periodizar o de saber cuántos impresos existieron y qué características tenían durante una época determina, sino se interesa por el estudio de su contenido, es decir de una prensa que ve a su sociedad a través de su élite política, económica, social y cultural, que se constituye como emisores en el proceso de comunicación a través del periodista, reportero, editor, escritor o el novelista. En otras palabras, de un estudio más cualitativo. Para captar estas representaciones la autora trabaja con el periódico El Correo de la Tarde, donde será además del editorial, la nota periodística y el artículo de opinión, el reportaje que apenas se perfilaba en ese periodo histórico, las secciones como las cartas de lectores, los anuncios publicitarios, los informes de cabildo y los eventos sociales, espacio importantes para enviar un mensaje a la sociedad de la época. En el estudio de Valencia Sánchez analiza a la prensa bajo la óptica de un enfoque sociocultural. Al igual que este estudio, los de Celia Del Palacio Montiel, La disputa por las conciencias. Los inicios de la prensa en Guadalajara;48Adriana Pineda Soto, “La historia de la prensa política en Michoacán en el siglo XIX,” 49 entre otros, son parte de los trabajos que comenzaron a interesarse en abordar a los periódicos desde otras perspectivas diferentes a las que se habían estado desarrollando. A decir de Celia del Palacio Montiel existe un gran interés por estos estudios tanto de los académicos como de los estudiantes en las regiones de México. 50 En esa misma ola de estudios están los trabajos sobre la prensa regional los cuales tiene un creciente interés por el análisis de la prensa de los estados. Estos estudios buscan alejarse de los enfoques que pretender homogeneizar todo el territorio del país e igualarlo a lo sucedido en la ciudad de México. 48 Celia del Palacio Montiel, La disputa por las conciencias. Los inicios de la prensa en Guadalajara, México, Universidad de Guadalajara, 2001. 49 Adriana Pineda Soto, “La historia de la prensa política en Michoacán en el siglo XIX”, tesis de doctorado, FFyL/UNAM, México, 2003. 50 Celia Del Palacio Montiel (coord.), op. cit, p. 9. 27 Los trabajos que son muy socorridos en esta materia son de Celia Del Palacio Montiel. Una de sus obras trascedentes es La disputa por las conciencias. Los inicios de la prensa en Guadalajara 1809-1835. En este estudio, la autora tiene como objetivo nodal el análisis del papel que jugaron tanto la prensa como otros impresos en la formación de la opinión pública en Guadalajara en los primeros años de vida independiente.51 Uno de los conceptos básicos que dan luz a la obra Del Palacio Montiel es el de opinión pública visto desde la propuesta habermasiana.52 En ese sentido, comparte la postura del sociólogo alemán cuando señala que << la esfera pública burguesa puede ser concebida, sobre todo, como la esfera del individuos privados que se convierten en un público…a fin de confrontar a las autoridades. Su medio de confrontación no tenía precedentes: el uso público de la razón>>.53 Para llegar al nivel de profundidad, Del Palacio traspasa la línea de listados de las publicaciones viendo más de cerca tanto los órganos de prensa como los folletos que se publicaron durante dicha época. En especial se enfoca en analizar distintos tipo de contenidos: formas de gobierno, relaciones Iglesia-Estado y la cuestión de los españoles. Se verá de qué modo sirvió la prensa de foro, de espacio público para reflejar los puntos de vista de las diferentes facciones54. En el caso de esta naciente opinión, los órganos reflejaban mayormente uno de los puntos, con el cual se identificaban. Era una prensa partidista55. La misma revisión hemerográfica que hace de los impresos en especial su análisis cualitativo le permite documentar el debate, probar en efecto, que en la 51 Celia Del Palacio Montiel, op. cit, p. 18 Véase a Jürgen Habermas, Historia y crítica de la opinión pública. La transformación estructural de la vida pública, Barcelona, GG, 1981 53 Celia Del Palacio Montiel, op. cit, p. 19, cit a Jürgen Habermas, The StructuralTransformation of the Public Shpere. An Inquiry into a Category of Bourgeois Society. Cambridge, MIT Press, 1991, p. 27 54 Ibíd, p. 40 55 Ibíd, p. 36 52 28 prensa existe una discusión abierta de los temas que antes habían permanecido en la esfera privada.56 El recorrido que hace por los impresos tapatíos desde los albores del siglo XIX hasta los años treinta de la misma centuria no deja de lado los factores materiales que configuraron e influyeron a la prensa: los talleres, el papel, los costos, los precios, el tiraje, la circulación, las fuentes, los autores57. Otro estudio es Siete regiones de la prensa en México, 1792-1950, un esfuerzo colectivo en donde no sólo se ve al fenómeno de la prensa y el periodismo desde diferentes regiones del país y desde las distintas disciplinas, sino que se basan en el enfoque comparativo, enfoque que da una mejor claridad en la interpretación y en los elementos que permiten encontrar las especificidades, lo único en un fenómeno, en una región, y dónde puede encontrarse regularidades y patrones. Así como también evitar caer en localismos y provincialismos. Uno de los trabajos que conforman este esfuerzo colectivo y coordinado por Del Palacio Montiel es el de Jorge Briones Franco— “La prensa y el periodismo en Sinaloa”—. En el ensayo, Briones adopta la convención de considerar al estado como una región, atendiendo a los cambios que sufre a través del tiempo y dentro de la misma prefigura algunas microrregiones que le permiten comprender y explicar mejor el proceso periodístico que se va configurando58. A diferencia de la periodización que hace Briones en La prensa en Sinaloa durante el cañedismo (1877-1911), la cual llega hasta un año después de la Revolución mexicana, en el ensayo “La prensa y el periodismo en Sinaloa” periodiza hasta la mitad del siglo XX, la cual se enfoca principalmente a la zona norte del estado, misma que es catalogada como una microrregión. Jorge Briones continúa la misma lógica de las otras etapas para periodizar este último, es decir, se basa en función del mismo proceso periodístico que se presentó en cada municipio de Sinaloa; sin embargo, sólo describe y cuantifica los 56 Ibíd, p. 40 Ibíd. 58 Jorge Briones Franco, “La prensa y el periodismo en Sinaloa”, op. cit. p. 252. 57 29 órganos informativos que surgen principalmente en el norte del estado e incluso cae en imprecisiones sobre fechas59. Además que no distingue a la prensa del periodismo. En el recorrido de ensayos de este último texto, no sólo se expone la actividad periodística y la labor de la imprenta en las diferentes regiones del país sino además un abanico de intereses académicos; sin embargo, el abordaje del tema desde la historia político y particularmente desde lo político brillan por su ausencia. Se centran en ver a este fenómeno desde otros tipos de análisis resultado de las distintas disciplinas teóricas: historia, comunicación, literatura, sociología60, etc. I.3 Las nuevas preocupaciones historiográficas y tendencias Desde principios de la década de los noventa la nueva historia política empezó a producir estudios verdaderamente renovadores no sólo sobre la Independencia mexicana, sino además de otros fenómenos como prensa política, partidos políticos, modernidad, sociabilidades, espacio público, etc. Temas que fueron teniendo un gran interés dentro de los círculos académicos. Dicha corriente tiene varios enfoques, para entender el abordaje de la historia política no únicamente como narración cronológica de los grandes acontecimientos, de héroes, o gobernantes sino que a través de algunos métodos adoptados gracias a la interdisciplinariedad con algunas ciencias sociales, se 59 En el trabajo de Briones Franco nos menciona a grosso modo el procesos por lo que pasó El Debate para llegar a convertir en diario, ya que éste surge como semanario. Según en él, El Debate pasó al diarismo en 1943; sin embargo, en la portada del 27 de mayo de 1944 de este rotativo se anuncia: “El Debate convertido en Diario”, por lo que podemos sostener que la fecha que publica Briones es inexacta. 60 Otros enfoques de referencia para historiar a la prensa y al periodismo van desde la teoría general de sistemas, de la historia estructural, de la teoría de las mediaciones, de la agenda, de la comunicación social, de los sistemas, etc. Algunos de sus exponentes son: Jacqueline Covo, “La prensa en la historiografía mexicana: problemas y perspectivas”, Historia Mexicana, Vol. XLII, núm. 3, enero-marzo de 1993, pp. 689-710; Rosalba Cruz Soto, “El periódico, un documentos historiográfico”, en Celia del Palacio (comp.), Historia de la prensa en Iberoamérica, Guadalajara, Altexco, 1999, pp. 421-454; Enrique Sánchez Ruiz, Medios de difusión y sociedad. Notas críticas y metodológicas, Guadalajara, Jalisco, Universidad de Guadalajara, 1992. 30 puede considerar el estudio de las sociabilidades, de los imaginarios, y la historia de los conceptos.61 El interés por el estudio de la historiografía de la prensa en América Latina ha marcado la pauta en el desarrollo de importantes contribuciones tanto de carácter individual como colectivo, a la vez que se ha convertido en un tema que ha marcado un hito en la historia política; al igual que las percepciones, los valores y la cultura política. En las últimas décadas han surgido estudios sobe la prensa que más que centrarse en ver a los impresos como fuente, se ha construido un mosaico de formas de abordar las diferentes historias, como objeto de estudio, vehículo de proyectos, instrumento de debate, propulsor de valores, formador de conciencias e identidades, instrumento de formación de opinión pública y de consolidación de facciones, para hacer política, actor político y social, dinamizador del espacio público, etc.62 Formas que parten de aspectos claves: nuevas miradas y nuevas preguntas a problemas viejos, es decir, nuevos replanteamientos. Para Paula Alonso, la prensa irrumpió con fuerza en América Latina con los conflictos políticos e ideologías que rodearon la Independencia y continúo siendo a lo largo del siglo, y aun entrando en el siguiente, uno de los principales ámbitos de discusión pública y una de las principales formas de hacer política 63. Así como 61 Véase a María del Rosario Heras Torres, “El dilema de la ciudadanía y la lucha por la nación en Sinaloa: sus pugnas y sus actores, (1857-1877),” Culiacán, Tesis de Maestría en Historia, Facultad de Historia-UAS, 2008. 62 Entre los trabajos que están a nivel Latinoamérica podemos encontrar a Ema Cibotti, “Sufragio, prensa y opinión pública. Las elecciones municipales de 1863 en Buenos Aires”, en Antonio Annino, Historia de las elecciones de Iberoamérica, Buenos Aires, FCE, 1995; Diego A. Mauro, Fernando Cesaretti, Hernán A. Uliana, “Del resplandor a la opacidad. Opinión pública, empresas periodísticas y ciudadanía,” en Bonaudo Marta S., Imaginarios y prácticas de un orden burgués. Rosario, 1850-1930, Rosario, Protohistoria, 2005; Jorge Myers, “Identidades porteñas. El discurso ilustrado en torno a la nación y el rol de la prensa: El Argos de Buenos Aires, 1821-1825”, en Paula Alonso, Construcciones impresas, panfletos, diarios y revistas en la formación de los estados nacionales en América Latina, Argentina, FCE, 2003. 63 Paula Alonso, op. cit. p. 8 31 también se ha ponderado el papel que jugaron los hombres de la prensa y del escrito en la modernidad política64. En ese sentido, uno de los estudios de historia política que podemos destacar es el de Ema Cibotti, “Sufragio, prensa y opinión pública: las elecciones municipales de 1883 en Buenos Aires”, publicado en 1995, donde aborda a los periódicos, tanto italianos como argentinos como actores protagónicos en la lucha electoral. La autora sostiene que estos diarios no sólo actuaron como meros portavoces de los grupos enfrentados, fundamentalmente racionalizaron la lucha de facciones intentando imprimirle una coherencia programática y se consideraron como verdaderas fuerzas de avanzada, vanguardias políticas ilustradas65. La dimensión que le da Ema Cibotti a los diarios va en dos sentidos: en el primero revisa el registro que hizo la prensa sobre el proceso electoral municipal de 1883—elección donde a decir de la autora fue paradigmática en un sentido y excepcional en otro—. En ella da un seguimiento puntual de cada paso: apertura de la campaña, la formación de las candidaturas y facciones en pugna, el registro de electores, la composición de mesas de escrutadores, el momento del voto, los resultados y las acusaciones de fraude66. En un segundo sentido, indaga precisamente el papel que jugaron los diarios como actores políticos en Buenos Aires y cómo estos tomaron una posición política. Para llegar a ese nivel de análisis la autora hace una revisión hemerográfica donde recurre a los diarios, identificados los menos con el oficialista y los más con la oposición liberal.67 Silvia González Marín, en su obra Prensa y poder político. La elección presidencial de 1940 en la prensa mexicana, también hace este vínculo entre 64 Véase a Roberto Castelán Rueda, La fuerza de la palabra. Carlos María de Bustamante y el discurso de la modernidad, México, FCE-Universidad de Guadalajara, 1997. 65 Ema Cibotti, op. cit. p. 145. 66 Ibíd, p. 146 67 Ibíd, p. 144 32 prensa y elecciones, pero a diferencia de Cibotti, el escenario que reconstruye González Marín es más global y se ubica en el siglo XX y en México. En este espacio entran en juego no sólo los candidatos a la presidencia y sus respectivos partidos políticos, sino además el poder Legislativos y Ejecutivo, los sectores sociales y sus organizaciones68. Para ubicar la postura política y el papel que jugaron los impresos en el proceso electoral de 1940—la autora—acude al estudio de los editoriales y de los cartones políticos de los periódicos de la época. Dos secciones que son cruciales para entender la postura de cada uno de los impresos de frente a una problemática. En el caso de la caricatura política—Peter Burke señala— ésta ha realizado una aportación fundamental al debate político, desterrando la mistificación del poder fomentando la participación de la gente sencilla en los asunto de estado69. González Marín hace hincapié sobre una metodología rigurosa aplicada a las publicaciones de la época. El seguimiento puntual del proceso de la sucesión presidencial fue a raíz de la lectura día a día de la prensa. Esto permitió—señala la autora—ver el hecho en movimiento, descubre sus facetas, resalta sus aristas e incita a la superación de perjuicios y de verdades a medias.70 Tanto la base de la investigación de Ema Cibotti como de González Marín se sustenta principalmente en la consulta y análisis de la hemerografía de la época en especial en la revisión de la prensa. En el caso de la segunda es a partir del binomio derecha e izquierda, corrientes ideológicas predominantes en ese periodo. Una de las obras recientes, que se circunscribe en la nueva historia política y que pone en el centro de la palestra la importancia de un órgano impreso durante los primeros años de vida independiente de México, es Libertad de 68 Silvia González Marín, op. cit, p. 10. Peter Burke, Visto y no visto. El uso de las imágenes como documentos históricos, Barcelona, Crítica, 2001, p. 100 70 Silvia González Marín, op. cit, p. 11 69 33 Imprenta, política y educación: su planteamiento y discusión en el Diario de México, 1810-181771(2006). Un estudio que su importancia radica en conocer la difusión que dio este diario de algunos tópicos durante los albores del siglo XIX causando gran inquietud. Su autora, Susana María Delgado Carranco, estudia en lo particular la segunda etapa del Diario de México72, que abarca desde finales de 1812 hasta principios de 1917. Previo a definir sus objetivos Delgado Carranco hace una exploración de lo que se ha escrito sobre el periódico es decir cómo ha sido abordado el impreso. La autora concluye que el impreso ha sido abordado desde las diferentes perspectivas pero ninguna investigación se ha detenido en analizar el contenido de sus hojas. En la esa misma línea, hace un rastreo sobre quienes han escritos sobre los temas—educación, política y libertad de imprenta—que le interesa analizar. A diferencia de Celia del Palacio Montiel quien adopta la propuesta de Habermas, Delgado Carranco la rechaza, argumentando que ni en la región ni en ese periodo se puede hablar de una sociedad, ni siquiera de un público con rasgos burgueses.73 En cambio, parte de que dicha investigación parte del hecho de que no existe una sola opinión pública o una ejercicio exclusivo de la misma, ni siquiera una definición única del término, sino diferentes formas de ejercerla y concebirla en los primeros años del siglo XIX novohispano.74La autora parte de las ideas de François Xavier Guerra para entender y analizar los actores, los valores y conceptos políticos dentro del Diario de México75. Para llevar a cabo el análisis del contenido ideológico de algunos artículos del Diario de México sobre todo aquéllos 71 Susana María Delgado Carranco, op, cit, pp.10-11 Este fue un periódico que se emitía diariamente en la capital novohispana, el cual tenía suscriptores en la ciudad de México y en otras partes del virreinato, y estuvo dividido e tomos semestrales. 73 Susana María Delgado Carranco, op. cit, p. 19 74 Ibíd. 75 Ibíd, p. 13 72 34 relacionados con los principios políticos y los vínculos con la educación, la autora investiga cómo surge el impreso, cuáles fueron las características que tuvo a lo largo de su emisión, si ellas se conservaron durante toda su existencia o si se transformaron de algún modo, y cuáles fueron las razones de estas pertenencias y cambios. No menos importante fue investigar para Delgado quienes eran los que intervenían en la elaboración del Diario de México.76 76 Ibíd, p. 23 35 CAPÍTULO II. Los espacios de sociabilidad en el norte de Sinaloa El presente apartado se deriva de la información encontrada en diferentes acervos bibliográficos, hemerográficos así como también de un conjunto de fotografías encontradas principalmente en la Casa del Centenario de la ciudad de Los Mochis y en archivos personales como el de Carlos Samuel Beltrán Aguiar, obrero jubilado del ingenio azucarero. Fotografías en donde aparecen las familias miembros de las primeras generaciones de hombres y mujeres que fundaron la actual ciudad del norte del estado de Sinaloa. Cabe resaltar que el conjunto del material consultado es básicamente local. Dicha información nos ayudó a hacer una reconstrucción del espacio público de Los Mochis desde su fundación hasta los albores de la mitad del siglo XX, pero también comprender cómo se fueron tejiendo algunas relaciones y vínculos en un contexto en donde Los Mochis se estaba convirtiendo en un polo de crecimiento económico en el norte del estado y en donde a nivel nacional el Estado toma la batuta como elemento fundamental en la modernización del país en todos los aspectos, desde lo económico, político y socio-cultural. II.I La transformación del espacio público y sus nuevos actores Para antes de la década de los cuarenta, Los Mochis fue el escenario de importantes acontecimientos que permitieron un cambio en el terreno de las relaciones intersociales. Por una parte, el viraje que tuvo la economía del Valle con la primera empresa capitalista, El Águila Sugar & Refining Co., hasta convertirse en el ingenio azucarero de Los Mochis en los albores del siglo XX. Mientras que por la otra, el transcurso de esos años produjeron un hecho equiparable en importancia a la aparición del capitalismo: el surgimiento de una nueva clase social, el proletariado.77 Mientras que en la mayor parte de los países europeos se veía al socialismo como una alternativa para sustituir al capitalismo—una alternativa que ya existía en 1914 77 Mario Gill, La conquista del valle del fuerte, México, Siglo XXI editores, 2003, p. 148. 36 y que los partidos socialistas se apoyaban en la clase trabajadora 78—, en Los Mochis, se empezaba una etapa en donde nuevos actores entraron a la escena política: las organizaciones obreras y campesinas. Empero, mientras que estos actores se apropiaban del espacio político, otros iban perdiendo el poder político tras la caída del régimen de Porfirio Díaz. No obstante, las organizaciones obreras y campesinas que se formaron en Los Mochis, las cuales se convertirían en fuertes actores políticos en la región, tienen su origen en la clandestinidad cuya necesidad era agruparse y ejercer lo que hoy se conoce como Derecho de Asociación.79 A decir de Carlos Samuel Beltrán Aguiar, obrero jubilado del ingenio azucarero, se usaban algunas casas para las reuniones secretas, las cuales estaban generalmente en los alrededores de la mancha urbana, ya que se temía ser descubiertos por la gente de Benjamín F. Johnston y por ende ser despedidos de la fábrica.80 El obrero, en efecto, por su condición específica, se acerca tanto en el taller como en su barrio, a sus congéneres, cuya suerte comparten…por otra lado, su condición lo empuja a protestar, a él, pobre y débil, contra quien es más fuerte.81Aunque esta forma de sociabilidad obrera no llego a constituirse en lo inmediato en una organización sindical, si tuvo una dimensión políticamente importante. Visto desde esta perspectiva, por menos nutrida que sea una manifestación hay un cierto nivel de organización, hay una iniciativa, una convocatoria, un medio de difusión, un pliego de peticiones, pero además, existe sino una red de lugares de sociabilidad en donde se den cita los obreros, si, un espacio de reunión en especial, como puede ser la fábrica o el barrio; por mencionar dos ejemplos. Como señala Agulhon, no existe asociación, ya sea informal (simples reuniones de parroquianos) o formal (con estatutos, reglas escritas), sin que exista un lugar de reunión estable.82 Como muestra del nivel de organización de los obreros nos las da Ora Scally Jordan en el escrito del 29 de enero de 1914 de su diario, cuando señala que los cabecillas 78 Eric Hobsbawm, Historia del siglo XX, Argentina, Crítica, 1999, p. 63. Entrevista a Carlos Samuel Beltrán Aguiar, Los Mochis, Sinaloa, 22 de diciembre de 2012. 80 Ibíd. 81 Maurice Agulhon, Historia vagabunda, op. cit, p. 55. 82 Ibíd, p. 56. 79 37 del movimiento eran los trucheros y los cargadores. “Alguien los incitó a la huelga. Llevaban una pancarta mientras marchaban y amenazaban con enviar a la cárcel a quien fuese a trabajar.”83 Si tomamos en cuenta esta pequeña descripción observamos que hay una representación de un movimiento organizado con prácticas políticas específicas como es la movilización en la calle, manifestaciones que iniciaron con la apropiación del espacio público. Las principales calles de Los Mochis fueron uno de los escenarios en donde los distintos grupos de se manifestaron. Fuente: fondo de imágenes de la Casa de Centenario, Los Mochis, Sinaloa, 15 de febrero de 2012. Aunque que estas formas de sociabilidad obrera no consiguieren que se cumplieran sus derechos laborales, que era la disminución de la jornada laboral a ocho horas, si sembraron las bases para posteriores formas de organizaciones. “Después de un balance que hacen los trabajadores fabriles del abortado movimiento, dándose cuenta de sus carencias en materia de organización, se convencieron que sólo la fuerza y unidad de los obreros los llevaría a constituir un organismo de defensa…84” 83 Ora Scally Jordan, Un sueño del paraíso: Los Mochis, México, Fondo Histórico RegionalUniversidad de Occidente, 1997, p. 20. 84 Entrevista a Carlos Samuel Beltrán Aguiar… 38 El club rojo y el verde fueron algunas de las primeras agrupaciones políticas que usaron la calle para manifestarse. Fuente: fondo de imágenes de la Casa Centenario, Los Mochis, Sinaloa, 15 de febrero de 2012. Es difícil no pensar que la organización de huelgas, paros y manifestaciones se planearan separado de la base natural de sus lugares de habitación colectiva como fueron los barrios fabriles. El barrio “La Sinaloa,”85el primer que se creó, surgió en el primer tercio del siglo XX en Los Mochis—.”86 En dicho barrio había una cuartería de material ocupada por obreros del ingenio azucarero local y a poca distancia hacía el oriente, cuatro hileras de chinames que corrían paralelas con dicha cuartería, también ocupados por trabajadores de la misma factoría.87Este barrio representó sin lugar a dudas un lugar natural de reunión y de conversación. En ellos, recuerda Francisco Ibarra Díaz, obrero que nació en “La Sinaloa” el 28 de agosto de 1914, se acostumbraba a tomar el guachicole, una bebida popular hecha a base de canela y alcohol y que estuvo muy presente en la vida cotidiana de los obreros y en sus formas de sociabilidad como lo fueron los bailes populares y los festejos que se llevaban a cabo en los 85 Las casas de la compañía eran chinames de lata de pitahaya, horcones y murillos con terrado, que se goteaban cuando llovía. 86 El barrio “La Sinaloa” estuvo limitado al norte por la vía del Ferrocarril Kansas City México & Orient, hoy avenida Rosendo G. Castro; al sur, por la actual avenida Inés; al oriente por la calle Santos Degollado, antes canal 7; y al poniente, por el cerco del ingenio azucarero, por la calle Gabriel Leyva Solano de por medio. 87 Teófilo Leyson Pérez, Breve historia de Los Mochis, México, Coordinación Estatal de la Comisión para las Conmemoraciones del 2010-Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa, 2010, p. 108. 39 mismo barrios. Lugares en donde se pondrán a pruebas más numerosas y diversas relaciones interpersonales entre obreros y sus familias. Después de la primera manifestación que se presenta en 1914, en donde sus orquestadores fueron blancos de una lucha persecutoria emprendida por Johnston,88 la vida del obrero ya no sería la misma, el deseo de intentar cambiar las cosas ya se encontraba en la mente de nuevos dirigentes y trabajadores que continuaron luchando bajo la clandestinidad a pesar de la presencia de un grupo de guardias blancas que tenían como cometido localizar los brotes de descontento y poner remedio inmediato. Paralelo a las manifestaciones de los obreros, también las calles se “pintaban de colores” cuando los clubes políticos: “el rojo” y “el verde” salían a manifestarse en las pocas calles y avenidas que trazaban el espacio urbano. El uso de estos colores patrios, señala López González, fue exclusivo de los candidatos gobiernistas, ya que ellos eran los que habían concretado las demandas de la Revolución; mientras que los grupos opositores, en cambio, se identificaron más con el rojo, por ser un color que provocaba los sentidos y evoca la fuerza.89Así, las calles que ofrecían la imagen de un pequeño pueblo se identificaban de manera sencilla. La calle de los Borboa (hoy Ángel Flores), por los comercios que tenía Ernesto y Heliodoro Borboa; la calle de Celedonio, antes calle Tercera, hoy Vicente Guerrero, por el comercio de ropa y abarrotes que tenía Celedonio Aragón, por esa misma calle, esquina con Avenida Sonora (hoy Obregón) estuvo la calle de Antioco Talamante, propietario de una zapatería. 90De esta manera se convertían en el punto de concentraciones públicas en donde los candidatos de cada club político las recorrían junto con sus simpatizantes, algunos a píe, los más; los otros a caballo y en carros. Este panorama no era para menos, ya que el municipio adquiría una dimensión política dentro del espíritu de libertad democrática: la nueva situación política del país llevaba a considerar la soberanía 88 Entrevista a Carlos Samuel Beltrán Aguiar… Azalia López González, Historia de los partidos políticos en Sinaloa, 1909-1946, México, Siglo XXI-Universidad Autónoma de Sinaloa, 2010, pp. 98-99. 90 Teófilo Leyson Pérez, op. cit, p. 83. 89 40 municipal núcleo principal. Ante ello, Sinaloa no fue ajeno a estas transformaciones que emanaban de las ideas del constitucionalismo del municipio.91De esta manera el municipio se convertía en el escenario natural de la lucha política. Bajo este contexto, las cantinas como núcleo principal de la socialización de las clases populares no estuvieron a parte de la efervescencia política, “solo se hablaba de polaca; de las virtudes del candidato en turno y de las “flaquezas” del contrincante.92Estas formas de sociabilidad informal se convirtieron en improvisadas “arenas” de enfrentamientos por donde corría la sangre en muchas ocasiones.93A falta de otros lugares de distracción como a los años serían los centros sociales, el teatro, el cine, cafés, además de espacios como plazuelas y parques; las cantinas, las cuales estaban relacionadas como la vida cotidiana de los obreros y campesinos, van a ser los núcleos de sociabilidad en donde se va a empezar a hablar sobre política. Cuando surge la cantina en Los Mochis no solamente como comercio sino como un punto de reunión y de encuentro entre los hombres de los barrios fabriles, “fue el hogar de la población indígena mayo,” que atraídos por el pago de $ 0.75 centavos diarios y en efectivo que ofrecía el ingenio, decidieron dejar las haciendas de la región para así engrosar la mano de obra de la fábrica.94Con un patrimonio que se circunscribía a la ropa que vestían, una segunda “muda,” la inseparable compañía del machete, el morral y el “buli” de agua, además de la cobija colorada que les daba abrigo en los días de invierno, se sumarían a la fuerza de trabajo que jornada tras jornada la fábrica iba succionado de sus músculos. Después de estas largas jornadas en los campos agrícolas y del trato hostil de los mayordomos, aquella fuerza de trabajo, puntual y constantes, integrando verdaderas legiones cotidianas: los indios mayos, que poblaban la región, que antes eran siervos de la hacienda y ahora proletariados, que antes 91 Azalia López González, op. cit, p. 88 Evaristo Fregoso Ureña, “Las primeras manifestaciones,” Historia gráfica de Los Mochis, México, 3ra. Edición, s/año, p. 42. 93 Ibíd. 94 Mario Gill, op. cit, p. 78. 92 41 eran peones agrícolas y ahora obreros industriales,95se refugiaban en los albergues que les daban los tejabanes y las bancas de las cantinas donde solían dormir o en las casas en donde se asistían,96que cuando no había con que comer, unos cuantos tragos de mezcal simulaban el pedazo de queso y los tacos de frijol o de chicharrones que acostumbraban comer en las fondas. De esta manera, las cantinas fueron tomando un perfil con elementos indígenas más aun cuando el folclor indígena de la región que se representaba con bailes y cantos mayos se fue apropiando de este espacio público. “Los sábados, ya bien entrada la noche, eran horas de fiesta de autóctono perfil: los cachimbones que iluminaban los portales de las cantinas con sus rojas llamaradas y su penetrante olor a petróleo quemado, hacían el ambiente para que el arpeo adormilado y el violinista autómata, soltaran al aire el sonsonete de sus primitivas melodías, mientras que cualquier mayo ya entrado en copas, dejaba sus huaraches por un lado y seguía con el rítmico golpear de sus talones sobre el sonoro tablero, los compases marcados por los músicos.97” Ernesto Mitsuo Akachi, comerciante japonés, evoca que los fines de semana se bailaba pascola al interior de las cantinas para juntar a la gente. 98Es decir, el propietario de la cantina le veía un sentido comercial. Así, bajo la “negra llovizna” provocada por la ceniza del bagazo el cual era utilizado como combustible para las calderas, las cantinas, uno de los pocos lugares de distracción de los obreros, trucheros y cortadores, ya no sería un lugar solamente para beber mezcal o para dormir fuera de ella, sino un espacio en donde se va conversar sobre política, sobre la cosa pública. Es decir, la conjugación que se da entre los primeros brotes de inconformidad de los obreros, en donde las reuniones clandestinas jugaron un papel importante y la dimensión política que toma la figura del municipio como un ente libre como base de la división territorial y de la organización política, el cual será administrado por los ayuntamientos de elección directa, formaron el caldo de cultivo para que el tema de lo político estuviera en la mente de los habitante de Los Mochis. Situación en donde los hombres, aquellos 95 Ibíd, p. 85. Cipriano Obezo Camargo, op. cit, p. 26. 97 Ibíd, p. 33. 98 Entrevista oral a Ernesto Mitsuo Akachi, en Reba Humphries, Los Mochis. Historia oral de una ciudad, México, Editorial Universidad de Occidente, Los Mochis, 1986, p. 154. 96 42 que conforman el “público,” en palabras de Habermas el público de lectores,99 van a conformar un conjunto de formas asociativas de carácter político. Aunque para antes de la mitad del siglo XX, las cantinas serían asociadas en los discursos oficiales o moralizadores a otros espacios de distracción como las casas de prostitución, esto no significó que estos espacios fueran cerrados, al contrario, permanecieron, e incluso se crearon más. Durante la década de los cuarenta, el semanario Unificación abordaba el tema de manera sarcástica: “Una cantina aquí, otra allá, un centro de prostitución aquí otro allá y no vemos otra cosa, casi en cada calle, o en cada casa, tienen ustedes una cantina un expendio de bebidas embriagantes (aplausos).”100 En este ambiente y bajo la clandestinidad los trabajadores se seguían reuniendo. Un grupo de trabajadores reunidos en la casa de José Gándara, obrero también, emprendería una campaña de convencimiento entre sus compañeros cuya finalidad era crear un sólido organismo de defensa. Los cabecillas de la insurrección obrera eran: Martiniano Quintanilla, Jesús Esparragoza, José Meraz, José Cervantes, Juan Díaz, José Elguezabal y Carlos Yépiz. Su lucha: reducción de la jornada laboral de 12 horas, descanso dominical y mejorar los salarios de 50 centavos diarios por jornada de trabajo, pagados con fichas metálicas para ser canjeadas en las tiendas de raya, la Comisaria del ingenio, ubicada en lo que después sería el Centro Social Mochis. En 1924 la United Sugar seguía violando la Constitución General de la República, y robando a sus obreros cuatro horas diarias de trabajo. Insatisfecha aún, decidió suprimir la gratificación anual, que tratándose de cuatro mil trabajadores, representa ya una erogación importante. El descontento estalló pero, aprovechando la experiencia anterior, antes de iniciar el movimiento se constituyó el Sindicato de Trabajadores de Oficios Varios (SIOV), el cual estaba afiliado a la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM).101 De esta manera, y aunque 99 J. Habermas, Historia y crítica de la opinión pública. La transformación estructural de la vida pública, México, GG, 1994, p. 61. 100 Unificación, 23 de junio de 1944, p. 6. 101 Mario Gill, op. cit, p. 151. 43 no se tuvo el registro oficial de dicho sindicato, las relaciones de sociabilidad que iba experimentando este grupo de obreros ya no iban a hacer tan horizontales como en su etapa de mera clandestinidad. La afiliación a la CROM, dirigido a nivel nacional por Luis. N. Morones, y el envío de un delegado, Mario Martínez, para auxiliar a los trabajadores locales en la huelga, en la cual por primera vez obreros y campesinos pararon las labores en la United Sugar Cies S. A., modificarían el entramado de las relaciones, ya que por lo menos en este paro (1924), en donde se negoció con la empresa—que sobra decir que el delegado fue comprado por Johnston— fue de acuerdo a una política vertical que venía desde la propia CROM a nivel nacional. Sin embargo, la experiencia adquirida reveló mayor conciencia de clase en las próximas manifestaciones. En 1927, diez años después de la Constitución de 1917 y del Art. 123 que protegía los derechos de los trabajadores, se llevó la reorganización del SIOV,102 obteniendo el registro legal bajo la dirección de Jesús Esparragoza y Natalio Flores Portillo, siendo asesorados por los dirigentes de la Federación Nacional Azucarera (1928) consolidando los logros de la lucha iniciada en 1914. Durante tres años—de 1929 a 1931—la United Sugar, apoyándose en su sindicato de empresa y aplicando la política del soborno logró que se frustraran las acciones revolucionarias del proletariado mochitense. La empresa había organizado una organización sindical denominada Sindicato Fraternal de Obreros y Campesinos (sindicato blanco) cuyo objetivo era contrarrestar las acciones del SIOV, a quienes también se les denominó como “viques”, contracción de bolcheviques. En palabras de Carlos Ramón García Ceceña, obrero del departamento eléctrico del ingenio, y que a los años dirigiría una organización campesina (SICAE) producto de la lucha obrera, explica cómo fue qué ingresaron al sindicato de la empresa. 102 Ante la reorganización de esta forma de organización, los obreros tenían claro sus objetivos: no seguir siendo esclavos de los extranjeros, quienes representaban el capitalismo a través del ingenio azucarero. En su manifiesto señalaban: “Estamos convencidos de que la United Sugar Company, la rica y ensombrecedora compañía azucarera, sólo cumple la ley y reconoce los derechos de los compañeros por la fuerza de la organización obrera…ya basta de tanta injusta explotación; nosotros somos trabajadores que vivimos en nuestro país, y es vergonzoso que aun viviendo en nuestra propia tierra otros extraños nos tengas esclavizados…Es necesario que no sigamos siendo más que esclavos; nuestras familias, nuestros compañeros y nuestros hijos nos trataran de cobardes si no reclamamos nuestros derechos…Es mil veces preferible morir luchando que vivir una muerta lenta, como la que ahora sufrimos con tanta humillación.” 44 “Tuve que ingresar al sindicato para seguir trabajando, porque a todos se nos puso esa condición, de lo contrario perderíamos el trabajo. La mayoría de los trabajadores que nos enrolamos al sindicato blanco no estábamos de acuerdo con él, es decir, que aceptamos ingresar sin darle razón a ellos…así comenzamos a tener reuniones, llegamos a hacer asesorados por los compañeros ferrocarrileros, hasta que optamos por constituir la sucursal 53 de la Unión Mexicana de Mecánicos y Similares de la República Mexicana, organización a que la pertenecían los ferrocarrileros, además de una serie de mutualistas.”103Unión que surge como resultado de reagrupamientos de las fuerzas, de propaganda y agitación subterránea.104 Carta de registro de la Unión Mexicana de Mecánicos y Similares de la República Mexicana, instituida como sucursal en Los Mochis, Sinaloa, Sección 53. Fuente: Archivo personal de Carlos Samuel Beltrán Aguiar, obrero jubilado del Ingenio Azucarero. Con la constante participación activa de los obreros y campesinos, protagonista de la formación de la opinión pública estatal y nacional, no sólo comenzaba una apropiación del espacio pública sino además la experimentación de nuevos espacios asociativos, derivados de la evolución progresiva de las experiencias de sociabilidad de los obreros de Los Mochis, pero también derivado de la cambiante realidad política en la que estaba el estado y el país. 103 Entrevista a Carlos Ramón García Ceceña, en Lorena Schobert, historia de una gesta obrera campesina: la SICAE, México, Difocur, 1998, p. 72. 104 Mario Gill, op, cit, p. 154. 45 Los entierros de los adherentes de las organizaciones obreras fueron un ritual en donde se demostró la solidaridad de los trabajadores, cargando por ejemplo el ataúd hasta cierta de distancia de la mancha urbana, después se subía a la carroza. Fuente: Archivo personal de Carlos Samuel Beltrán Aguiar… Pocos meses después, la labor de agitación de los “viques,” dentro del sindicato fraternal daba sus frutos: la fusión, el 15 de septiembre de 1932, del Sindicato Fraternal de Obreros y Campesinos, con la Unión Mexicana de Mecánicos y Similares de la República Mexicana, para dar vida a una nueva organización, la Unión de Obreros y Campesinos del Norte de Sinaloa. La nueva organización inició la lucha demandado la firma de un contrato colectivo de trabajo; sin embargo, la soberbia de la compañía condujo a la huelga.105El sindicato blanco había desaparecido y sólo un corto número de rompehuelgas permaneció detrás de las alambradas. Durante el periodo de huelga la compañía estuvo ayudando a los esquiroles con maíz, harina y fríjol, plagados de gorgojos. Empeñada la empresa en demostrar su incapacidad para satisfacer las demandas económicas de sus obreros, cometió el error de echar a la calle a los esquiroles para hacer creer que su situación era verdaderamente crítica, al grado de no poder sostener a los rompehuelgas; alegando, además, superproducción, malos negocios, incosteabilidad, etc., por lo que cerró la fábrica.106Los esquiroles 105 106 Mario Gill, op. cit, p. 154. Ibíd. 46 expulsados por la compañía fueron admitidos en la Unión de Obreros y Campesinos del Norte de Sinaloa que, sólidamente unificada, constituyó una fuerza que, a partir de entonces y a través de sus avatares influiría en forma preponderante en el destino de la región. La United Sugar cedió. Firmó el contrato colectivo en el que se reconocía la jornada de 8 horas en tres turnos, el aumento del salario a $ 1.50.107Sobre esta forma asociativa Carlos Samuel Beltrán Aguiar, comenta. “…esta última organización dio paso a la formación del Sindicato de Trabajadores de la Industria Azucarera y Similares de la República Mexicana (STIASRM), el cual constituyó el 8 de enero de 1937, siendo presidente de México Lázaro Cárdenas. El 12 de diciembre de 1936 expide el primer contrato obligatorio para la industria azucarera y sus trabajadores, reconociendo al STIASRM como el titular del interés profesional de sus trabajadores anulando todos los contratos individuales locales suscritos entre los ingenios y los sindicatos locales que se mantenían vigentes.”108 II. 2 La reorganización de lo urbano Las diferentes formas de organizaciones que experimentó el movimiento obrero en el norte se dieron en el marco de importantes transformación, el auge que había dejado la comercialización agrícola, la demanda de mano de obra del ingenio y el desarrollo del comercio local, permitieron una mayor concentración de la población. Asimismo, el nacimiento de otros intereses como fue el de los comerciantes y el de los hombres de negocios. Para esas fechas, ya los impresos de la época pregonaban sobre la necesidad de que Los Mochis tuviera la categoría de ciudad.109 Las ideas de progreso con la que se representaba a Los Mochis y el fenómeno de migración que empieza a darse en el mundo desde finales del siglo XIX, y que el valle del Fuerte sería testigo, primero con la llegada de colonos principalmente norteamericanos y después con el éxodo de familias enteras de los municipios aledaños principalmente a Los Mochis, se convertirían en un factor importante que daría un mayor dinamismo al recién centro urbano. No se pueden 107 Ibíd, p. 156. Entrevista a Carlos Samuel Beltrán Aguiar… 109 Vida Moderna, 8 de octubre de 1929, p. 1 108 47 negar las ideas de progreso y de modernidad que había en Los Mochis, sobre todo, las propias que traían algunos de los norteamericanos que llegaron con Owen, pero tampoco se puede negar las ideas tradicionales que había en las que estaba cimentada la sociedad norteña. La apertura de canales de riego, la utilización de locomotoras para transportar la caña de los campos a la fábrica,110 la apertura de mercados que se da con la comercialización de hortalizas, son algunos de los elementos que se fueron presentando de principios de siglo en Los Mochis. Es decir, entendemos las ideas de modernidad en el marco de la apertura de mercados gracias a la diversificación de rutas terrestres y marítimas; el incremento en el nivel de vida y movilidad social, signos claros de modernidad. En el aspecto cultural, el cual se ve sacudido por el proceso de secularización, el cual contribuye a la transformación de las sociedades tradicionales en plurales y abiertas; en lo político, a partir del reconocimiento de la ciudadanía, el impacto de la ley y el fortalecimiento del Estado, característica que alimentan la cotidianeidad democrática.111 110 El acarreo de la gramínea también se hacía a través de tracción animal pero en un poco porcentaje, alrededor de un 20 por ciento. 111 Xóchitl Campos López, La visión modernizadora de Manuel Gómez Morín 1926-1940, Tesis de Doctorado en Historia y Estudios Regionales, Xalapa, Veracruz, Instituto de Investigaciones Histórico Sociales, marzo 2011, p. 34. 48 Uno de los primeros planos trazados de Los Mochis de 1903. Fuente: Archivo personal de Carlos Samuel Beltrán Aguiar, obrero jubilado del Ingenio Azucarero. Eloísa Aguilar Briones recuerda que del municipio de El Fuerte salieron las familias numerosas hacía Los Mochis. A decir de ella, fueron éstas las que formaron algunos círculos sociales.112Más adelante ahondaremos a detalle sobre este tipo de espacio que se forman en Los Mochis. Esta situación se tradujo en la necesidad de viviendas y, por lo mismo, de la ampliación de la zona urbana, por lo que fue indispensable destinar algunas tierras confines urbanísticos.113En esta idea de que las ciudades, los burgos, y también a veces los pueblos, aun de regular población, tienden a extenderse, a ampliarse, a ir a acomodándose hacía el exterior.114 Así, la irrupción de construcciones de hoteles, escuelas, Academias comerciales, colegios, mercados, cafés, salones, centros sociales y religiosos, además de espacios para prácticas lúdicas y de ocio, se convirtieron en una necesidad y en una realidad para el periodo de entreguerras. Pero además, se iban formando una elite preocupada no sólo por el orden visual sino también por una cuestión de salubridad. El denominador común de las quejas que aparecen en un espacio que tenían los lectores del periódico El 112 Entrevista a Eloísa Aguilar Briones, en Reba Humphries, op cit, p. 142. Mario Gill, op. cit, pp. 90-91. 114 Maurice Agulhon, op. cit, p. 91 113 49 Debate, el cual está titulado como: “La queja del pueblo,” era la mala imagen de Los Mochis que era provocada entre otras cosas, por la falta de riego en las calles, en donde cada vez era mayor la cantidad de tierra que levantaban los automóviles asfixiando con las tolvaneras, pero también había quejas sobre el problema de saneamientos de la ciudad.115Y que la autoridad debería de solucionar los problemas que se presentaban en el centro urbano. Asimismo, el desarrollo del espacio urbano iba creciendo en Los Mochis, no sólo fue necesario destinar tierras agrícolas con fines urbanísticos sino además este proceso ocasionó el cierre de canales de riego principalmente aquellos ubicados al oriente de la ciudad. En vista de que Los Mochis se había convertido en el centro urbano más importante no sólo del municipio de Ahome sino del norte de Sinaloa, los mochitenses reclamaron para su ciudad el asiento oficial de los poderes municipales.116 Fue el 10 de mayo de 1935 cuando la legislatura del estado reformó la división política de la municipalidad de Ahome fijando la cabecera en la ciudad de Los Mochis.117Un acto que nos habla que la concentración del poder político y económico que estaba en Los Mochis era más fuerte que el de la Villa de Ahome, suficiente para cabildear el cambio de los poderes municipales. De esta manera, para principios de los cuarenta Ahome ya se había convertido en el tercer municipio más poblado de Sinaloa, después de Culiacán, la capital de estado, y del puerto de Mazatlán.118Para 1940 el municipio de Ahome ya contaba con una población total de 39, 208 habitantes.119 No obstante, a pesar de los cambios, Los Mochis seguía careciendo de otras necesidades básicas como lo fue el drenaje y la pavimentación de las calles y avenidas, obras que vendrían a partir de los cincuenta. En cuanto a los servicios de luz y agua, el primero fue proporcionado a un sector reducido de la población por la Compañía Eléctrica de Los Mochis, la cual era subsidiada por la United 115 El Debate, 19 de mayo de 1941, p. 3 Mario Gill, op. cit, p. 96 117 Ibíd. 118 Sexto censo general de población de los Estados Unidos Mexicanos, Secretaria de la Economía Nacional, 1942. 119 Ibíd. 116 50 Sugar Companies, S. A., mientras que el segundo fue proporcionado por el municipio de Ahome en 1924; sin embargo, el servicio del vital líquido pasó a las manos de la compañía eléctrica, que también pertenecía a la compañía. 120Sobre esto aludimos que los servicios básicos que proporcionaba y que monopolizaba la compañía azucarera fue una forma de tener “controlados” aquellos sectores que dependían de estos servicios como fue el comercio que por su naturaleza se necesitaba energía eléctrica y agua. Será así, pues, que la relación que se estrecha con los Johnston es de tipo vertical y de “conveniencia.” Es decir, por qué un reducido grupo de hombres y mujeres—que eran beneficiados por estos servicios— van a pregonaban sobre el desarrollo que había traído Benjamín F. Johnston a Los Mochis, porque de lo contrario posiblemente estos se le retirarían. II. 3 La vecindad, los amigos y el ocio: marco de la vida social de Los Mochis Para esos años se encontraba un Mochis en constantes cambios: grupos de hombres que buscan un espacio más cómodo para reunirse ya sea para beber el trajo, intercambiar impresiones sobre el juego pasado de beisbol celebrado en el estadio “Iturbide,” para comer la botana o para el juego de dominó o el “paco”(juego de azar); un Mochis que interrumpía su monotonía con la germinación de las actividades propias del comercio, la agricultura y la industria así como también con actividades artísticas, culturales y de ocio, cuyo ritmo de la vida que transcurría se regía por los estridentes silbidos (pitazos) que producía el ingenio para señalar y diferenciar las horas, graves, y cuartos de hora, agudos en los movimientos de entradas y salidas de los obreros,121 los cuales se oían en toda la comarca—denominación corriente que salía de la boca de los habitantes del reciente núcleo urbano—. Asimismo, se encuentra un Mochis, escenario y espacio de formación de nuevos actores políticos como lo fue para principios de la década de los treinta, la formación de la Unión de Obreros y Campesinos del Norte de 120 Teófilo Leyson Pérez, Breve historia de Los Mochis, México, Coordinación Estatal de la Comisión para las Conmemoraciones del 2010-Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa, 2010, p. 119. 121 Arturo Villaseñor Atwood, Orígenes históricos de Los Mochis, México, Universidad de Occidente, 2001, p. 209. 51 Sinaloa que agrupó a 7 mil campesinos y a 1 200 obreros122y que luego se transformaría en el Sindicato de Trabajadores de la Industria Azucarera y Similares de la Sección 12. No obstante, también fluía la vida de personas como corriente de río manso, las tardes pardeadas y el tedio de los días calurosos de verano, se convirtieron en el marco de tertulias en casas de vecinos; se sacaban sillas de la casa anfitriona que aumentaban con las traídas de las casas cercanas por cada uno de ellos, quienes llegaban con un trapo “lullido,” al que le nombraban “el hilacho” para espantarse los moscos, e incluso secar los hilos de sudor que caían de la cara de los contertulios.123Estas prácticas no fueron propias de un sector o de un lugar en específico, Teresa López García, integrante de una de las familias con un cierto poder económico del municipio de El Fuerte, señala. “Las reuniones eran toda la actividad social que desempeñaban. “No había deporte, no había otra actividad y entonces la vida social se concretaba a eso a hacer reuniones entre amigos—y todos se conocían muy bien porque eran de familia...Poca gente era advenizada, casi todas las familias estaban ligadas una con otras por lazos políticos o por sangre, por matrimonio… 124” Empero, las largas faenas ya sea en el campo o en la “fabrica,” de hacer la cena y de ayudar en las tareas escolares, y para quitarse la sofocación provocada por las hornillas, la estufa de leña o la de gas, también eran motivos para que hombres y mujeres salieran fuera de sus casas a celebrar encuentros entre vecinos. Una práctica social que se fue convirtiendo común entre los habitante de Los Mochis. Los comentarios sobre el calor, la lluvia, o el frío, dependiendo la estación del año, el trabajo, la familia, el juego de beisbol, las visicistudes y vaivenes de la organización de los obreros y campesinos, fueron algunos de los temas que daban vida a las relaciones de buena vecindad, que aunque eran “exclusivas” para hombres algunas formas de sociabilidad, no faltó los que también asistían a las reuniones de mujeres, quienes algunas solían platicar sobre las insuficiencias de ingresos de los maridos, los chismes que brotaban en la zona de tolerancia, la cual se encontraba “en el canal 8” al oriente de la ciudad, sobre las luchas sindicales, la educación de los hijos. Algunas lo hacían mientras cosían 122 Mario Gill, op cit, p. 154. Arturo Villaseñor Atwood, op. cit, p. 202. 124 Entrevista oral a Teresa López García, en Reba Humphries, pp. 140-141. 123 52 en sus máquinas Singer, comprada en el Hogar Moderno, comercio que estaba ubicado por Leyva y Chihuahua, y otras mientras jugaban a la lotería. Sobre este juego, nada más caía la noche, bordeando las mesas y el mostrador de una refresquería, se daban cita un grupo de mujeres del vecindario, algunos ancianos del rumbo y uno que otro niño, para jugar a la lotería, consistente en los dibujos tradicionales, que se iban identificando con sus similares en tablas que se apuntaban con granos de maíz, al ir sacando de un sucio y maloliente morral una a una de las oxidadas corcholatas, en cuyo fondo estaban pegadas las coloreadas figuras sujetas al juego de azar. En cambio, otros encuentros que configuraban la vida social de ocio, de distracción que se ubicaba a una escala mayor que la familia, la de la amistad o el vecindario, y que formaba parte de las costumbres, fueron las reuniones de personas mayores que para enhebrar el interminable hilo de la plática, gustaban acompañar el café negro de talega, recién tostado con garbanzo y azúcar,125 con crujientes arepas y con semitas con panocha, la cual era producida de manera casera en los algunos trapiches de la región y que también fue producida por el ingenio. II. 4 El comercio, inventor de lugares de sociabilidad Corrían los años de la segunda mitad de la década de los treinta. Las oleadas de lucha ocasionadas por los hombres próximos al sindicalismo revolucionario rendían fruto en sus organizaciones dentro del mar de violaciones de sus derechos laborales como trabajadores del Ingenio Azucarero. La constante reinvención de sus distintas formas de organización, desde los primeros brotes de inconformidad organizados en pequeños espacios de sociabilidad que dada la condición en la que vivían los trabajadores, pobres y débiles, los empujaba a protestar contra Benjamín F. Johnston, propietario capitalista de la “fábrica”, bajo la sombra de la clandestinidad; hasta la conformación e institucionalización de organizaciones de obreros y campesinos fuertes en la arena política regional como fueron el Sindicato de Trabajadores de Oficios Varios, el Sindicato Fraternal de Obreros y Campesinos, la Unión de Mecánicos y Similares de la República 125 Arturo Villaseñor Atwood, op. cit, p. 208. 53 Mexicana Sección 53, la Unión de Obreros y Campesinos del Norte de Sinaloa, el Sindicato de Trabajadores de la Industria Azucarera y Similares de la República Mexicana Sección 12, la Sociedad de Interés Colectivo Agrícola Ejidal “Emancipación Proletaria” (SICAE). Esto ocasionó debido a la agresividad y arbitrariedad de la compañía, señala Mario Gill, un proletariado combativo y alerta. Los aires del marxismo llegaban desde otras latitudes a un campo fértil para la sembrar la semilla de las células comunistas.126Así el Partido Comunista se desarrolló en toda la cuenca en forma extraordinaria. Por los años 1935 y 1936 el PC llegó a tener varios miles de afiliados en la región; su composición social— obreros, campesinos y maestros—hacía del comité regional del PC un organismo poderoso. Al partido ingresaron los jóvenes maestros, los dirigentes obreros y campesinos.127 A partir de la segunda mitad de 1936, las reformas, las expropiaciones, los repartos, los decretos a favor de los sectores menos avanzados económicamente, se volvieron el pan de cada día,128 de las que saldría favorecido el sector campesino de municipio de Ahome con la expropiación de las tierras de la United Sugar el 9 de diciembre de 1938, constituyéndose meses después la Sociedad de Interés Colectivo Agrícola Ejidal “emancipación Proletaria” (SICAE), dirigida por Carlos Ramón García Ceceña, quien había sido secretario general de la Unión de Obreros y Campesinos del Norte de Sinaloa, la cual fue respaldada a nivel nacional por la Unión General de Obreros y Campesinos de México (UGOCM), dirigida por Vicente Lombardo Toledano, quien había sido maestro de Carlos Ramón García en la Universidad Obrera, creada por el mismo Lombardo. Con la conformación de la SICAE, en donde los campamentos o campos de la United Sugar Co., USCO, pasaron a ser ejidos (Sociedades Locales Colectivas de Crédito Ejidal), el sector obrero y campesino local tendió a dividirse luego de que a raíz de la expropiación de tierras aquellos trabajadores de la “fábrica” que querían la dotación de tierras se separaron de la factoría para dedicarse ahora a sembrar 126 Mario Gill, op. cit, p. 157. Ibíd, pp. 157-158. 128 Ricardo Pérez Montfort, “Por la patria y por la raza.” La derecha secular en el sexenio de Lázaro Cárdenas, México, UNAM, 1993, p. 25. 127 54 caña para proveer a la industria cañera de Los Mochis por medio de contratos. Estos ejidatarios se aglutinaron en la SICAE mientras que los obreros se organizaron en el Sindicato de Trabajadores de la Industria y Similares de la República Mexicana, Sección 12, el cual fue dirigido en esos años por Aureliano Villaseñor. Sin embargo, la división era sólo en forma de organización, ya que a pesar de tener intereses diferentes en algunos puntos, propios de la relación que tenían con la compañía azucarera,129 a la hora de las coyunturas políticas electorales se unían en un frente común, lo que les permitió obtener diferentes puestos de elección popular como fue el caso de la alcaldía municipal. En 1937 asumió la presidencia municipal de Ahome Daniel Sepúlveda Meza, el primer alcalde surgido de la organización obrera.130 Esto provocó que otros sectores como comerciantes, agricultores, profesionistas y empleados de la United Sugar Co., que no compartían la política cardenista se aglutinaran como un grupo opositor local. Sobre cómo participaron y cómo se fueron organizando estos sectores, más delante abordaremos a detalle este punto importante. Mientras, en estas líneas vamos analizar la llegada a Los Mochis de algunos hombres de negocios, quienes si bien trajeron nuevas mercancías y servicios, también fueron el conducto de una cultura. En ese sentido, entiendo por cultura: un sistema de significados, actitudes y valores compartidos y de forma simbólica, a través de los cuales se van expresan los individuos a través de los grupos políticos o de diversas tendencias.131En donde será el comercio, es decir, la cantina misma, las peluquerías, las refresquerías, las fondas, el café, el restaurante, lugares de reunión de hombres y mujeres. 129 La SICAE se constituyó por todos y cada uno de los ejidos que fueron favorecidos con la dotación de tierra cañeras, las cuales pertenecían en su mayoría a los municipios de Ahome y El Fuerte. Sus objetivos fueron explorar colectivamente las tierras de cultivo de caña y otros en rotación para entregar esta gramínea al ingenio de Los Mochis. Además, La SICAE, como una gran empresa ejidal central llevaría, como así fue, la programación y planeación de la siembra de caña para entregar el tonelaje que al inicio de cada zafra requería el ingenio. Asimismo, tenía como objetivo coordinar las actividades de los organismos asociados, en cuanto se refiere al objetivo de la Sociedad, a efecto de alcanzar las mayores ventajas colectivas, en el orden económico y social…En suma buscaba el mejoramiento de los campesinos y su bienestar a través de la unificación. Véase estatuto de la SICAE, segunda reforma, 8 de marzo de 1944, impreso talleres SICAE. 130 Mario Gill, op. cit, p. 172. 131 Peter Burke, La cultura en la Europa moderna, Madrid, Alianza Universidad, 1991, p. 29. 55 Los comerciantes que empezaron a llegar a Los Mochis fueron propietarios de casas comerciales que satisfacían las necesidades básicas de la población principalmente de aquella que iba a trabajar a la “fábrica,” toda vez que la ropa, el calzado (generalmente huaraches), los sombreros y las cobijas, requeridos por sus necesidades personales, obligaban al consumo inevitable.132Asimismo, las cantinas fueron otros de los negocios de comerciantes, un espacio de la práctica masculina habitual, en donde a pesar de las campañas y manifestaciones antialcohólicas que se organizaban el día 20 de noviembre de cada año, obreros, trucheros, acarreadores de pitahaya—cactácea que se utilizaba como combustible en las calderas del ingenio—, después de recibir la “raya,133” asistían a uno de los pocos centros de distracción que había.134 En la medida en que la población de Los Mochis crecía—que para 1930 no era más que una pequeña ciudad con 10 mil habitantes, — en donde a nivel estatal la población rural era tres veces mayor que la urbana (304 967 contra 90 651 habitantes),135en el reciente centro urbano que era el tercero más populoso en Sinaloa, y a la sombra de otras actividades comerciales como fue la agricultura y la proliferación de negocios como abarrotes y talleres, se empezó a desarrollar el “comercio de la prostitución.” Cipriano Obezo Camargo en sus crónicas relata que a través de “los comadreos de fondas y tendejones era de todos sabido, cuando una dama “mosquita muerta” había dado su brazo a torcer” y a qué “bebederos” bajaba de contrabando Don Fulano de Tal frecuentando mujeres sin marido, o prodigando su amistad a conocidas “señoritas” que habían cobrado habilidad para “tapar el sol con un dedo.136””No corrió mucho tiempo sin que tales mujeres mercaderes de su carne, cobraran renombrada mala fama y cargaran con la despectiva denominación de “cuscas clandestinas.”137Sin tardanza alguna, las 132 Cipriano Obezo Camargo, Los viejos barrios de Los Mochis, México, Universidad de Occidente, 1983, p. 28. 133 La paga por día de trabajo bien pagado era entre diez y doce reales, equivalente a un peso veinticinco o uno cincuenta. 134 Cipriano Obezo Camargo, op. cit, p. 26. 135 Gustavo Aguilar Aguilar, Banca y Desarrollo Regional en Sinaloa, México, Plaza y Valdez Editores/UAS, 2001, p. 147. 136 Cipriano Obezo Camargo, op. cit, p. 56. 137 Ibíd. 56 acusaciones de la prensa no se hicieron esperar, señalando la inmoral tolerancia de las autoridades ya que a pesar de que la ley no autorizaba tal comercio, y de que se conocían los domicilios en donde se concertaban y practicaban tales “transacciones,” el síndico municipal y el comandante de la policía dejaban pasar por alto las violaciones.138No obstante, tiempo después, se demarcó el perímetro en que sería autorizado el funcionamiento de “casas nonsanctas139”a las cuales habría que concentrar a todas las féminas que se dedican a dicho oficio. 140”Así, pues, sería en la cuadra comprendida entre las avenidas 8 y 10, por la calle Chihuahua, zona que recibiría en nombre de “El Tecolote,” en merito a que la primera casa de prostitución legalmente establecida. A decir de Obezo Camargo, inmediatamente en torno a dicha zona, empezaron a surgir tendejones, cantinas, peluquerías, billares…algunos construidos todavía con madera de pitahaya, dando lugar a un rápido crecimiento del área urbana, hacía el oriente, el cual fue reestructurando el espacio urbano y cambiando el ritmo de la vida cotidiana de las personas. 138 Ibíd. Se aplica a «mujer, casa» o «vida» para designar a las «mujeres de vida alegre» o a las prostitutas, a su vida, sus casas, etc. Definición extraída de la siguiente página: http://enciclopedia_universal.esacademic.com/190261/non_sancta 140 Cipriano Obezo Camargo, op. cit, p. 56. 139 57 Estructura urbana de Los Mochis de 1930. Fuente: Cipriano Obezo Camargo, op. cit, p. 115 58 Establecimientos y residencias Descripción numeral: 1.- Iglesia. 2.-Estadio “Iturbide.” 3.-Plazuela Municipal. 4.-Escuela No. 3 del profesor Marcial Ordoñez. 5.-Periódico Las Noticias. 6.-Compañía Eléctrica de Los Mochis, S.A. 7.- Cine “Royal.” 8.- Banco Internacional. 9.-Agencia R.C.A Víctor de Paco Pérez. 10.- Sastrería de Juan Hudson, sastre chino. 11.-Panadería Hermanos Luna. 12.-Molino de Nixtamal de Chodomiro y Estaban Liera. 13.- Agencia de automóviles y refacciones “SonoraSinaloa.” 14.- Zona de peluquería (1). 15.- Cantina de Chalo González. 16.- Tienda de abarrotes y lencería “Las Olas Altas.” 17.- Tienda de abarrotes y lencería “La Estrella.” 18.- Tienda de abarrotes y lencería “La Reforma.” 19.- Zona de peluquería (2). 20.- Hotel Mazatlán. 21.- Mercado Municipal 22.- Cine “Lux.” 23.- Hotel nacional de Nacho León. 24.- Empaque de hortalizas United Fruit Company 25.- Peluquería de Chémali Gómez. 26.- Cantina de Luis Iñiguez. 27.- Cantina “La Gloria,” de Carlos Ramírez. 28.- Cine “Elizondo.” 29.- Botica del Pueblo, de Lupita Barreda. 30.- Tienda de abarrotes, lencería “La Simpatía.” 31.- Botica de San José S. Asato, japonés 32.- Cine y arena de box “Internacional.” 33.- Agencia Ford, del Coronel Octavio A. Serrano 34.- Escuela No. 5 para niños 35.- Finca de Mr. Charles Hays. 36.- Casa habitación de Emeterio Carlón (agricultor). 37.- Agencia de bicicletas de Pedro Rojas Peñuelas. 38.- Casa habitación de Camilo Carlón (político y agricultor). 39.- Estación de ferrocarril Kansas City México y Oriente. 40.- Empaque de legumbres Matco Boy y Compañía. 41.- Cárcel Municipal. 42.- Sindicatura Municipal. 43.- Taller de carpintería de Chalo González 44.- Logia Masónica China, Che-Kun- Tong. 45.- Depósito de vinos “La Viña,” del señor Ríos. 46.- Taller de carpintería de Tomás y Sebastián de la Rocca. 47.- Hojalatería de “Carlitos” López. 48.- Panadería “La Nayarit” 49.-Bis Residencia de la familia Leyson Pérez. 50.- Escuela Don Candelario Ochoa. 51.-Empaque de legumbres Stern Marketing Company. 52.- Bis Hotel Bienestar 53.- Botica “Guadalupana”, de José Pérez 54.- Zona de tolerancia de Las Chineras (sólo para asiáticos). 55.- Peluquería de Toño Obezo.141 56.- Cantina “La Paloma.” 57.- Zona roja, salón “La Gloria.” 58.- Zona roja, salón “El Tecolote.” 59.- Zona roja, salón “El Diablo rojo.” 60.-Destilería rústica de vino mezcal, “El Puertón.142” Fuente: Cipriano Obezo Camargo, op. cit, p. 112-115. La llegada del comercio fue uno de factores importantes en donde sin bien inventó espacios públicos también transformó otros. Ya no eran las cantinas el único lugar de convivencia y de reuniones masculinas. El arribo de comerciantes de diferentes partes de estado y del país diversificó la actividad pero también los lugares de encuentro entre las personas. Asimismo, no sólo trajeron nuevos negocios para Los Mochis como fueron los billares, salas de cines y centros sociales, por mencionar algunos, sino además, eran hombres portadores de otras culturas y de costumbres. 141 142 Padre de Cipriano Obezo Camargo. Cipriano Obezo Camargo, op, cit, pp. 112-114. 59 Uno de los espacios que diversificó los encuentros y que representó además un lugar de entretenimiento exclusivamente masculino, fue el billar. Sobre este tipo de juego, al igual que otros como el de las cartas y el ajedrez, Jordi Canal, plantea que están estrechamente vinculados a la vida de café, que estimula la conversación, la discusión y la fraternidad, —y a veces, lógicamente, la enemistad—y en definitiva, la cohesión entre grupos de hombres.143 “La Rata Muerta,” fue uno de los billares más populares antes de los albores de mitad de siglo, en donde se formaron grupos ya sea por el gusto de competir, por el placer de jugarlo o por el simple hecho se sumarse a tertulia. Roberto Gastélum apunta que en esa época “La Rata Muerta” se convirtió en la capital del billar formando a los mejores carambolistas.144 Durante la construcción del billar este fue alternado para otra práctica social como lo fue el baile el cual estaba en el inicio de su esplendor por la época de los carnavales. “Bien recuerdo que a ese improvisado salón de baile se le denominó “La Rata Muerta”, y así lo anunciaba una gran manta desplegada con una rata patas arriba pintada en azul. De ahí nació el nombre del billar.” Al poniente de Los Mochis, en donde se asentaba este billar también había otros locales de encuentro y de reunión para hombres, las peluquerías, en donde era común encontrar las lecturas de Vea y Vodevil, exclusivamente para hombres y prohibidas para los menores.145Por esa misma área se encontraba la refresquería “La Costeña” de Ernesto Mitsuo Akachy Aoky, un comerciante japonés que llegaría a Los Mochis a finales de la década de los veinte y que pronto incursionaría en otro tipo de comercio. El nombre peculiar con el que fue bautizado este espacio lúdico (La Rama Muerta) no fue el único entre los otros lugares de esparcimientos masculinos, algunas cantinas que se asentaron por las principales calles por donde se fue 143 Jordi Canal, Espacio propio, espacio público. La sociabilidad carlista en la España mediterránea en la etapa de entre siglos, en Jean Louis Guereña [et al.], Sociabilidad fin de siglo. Espacios asociativos en torno a 1898, España, Colección Humanidades, 1999, p. 138. 144 Roberto Gastélum Orejel, Recuerdos de Los Mochis, México, DebArte, s/a, p. 13. 145 Arturo Villaseñor, op. cit, p. 218. 60 conformando el comercio de Los Mochis, también nombraron sus negocios de manera particular, a la mejor para llamar la atención de la clientela. Frente a “La Rata Muerta”— propiedad de Carlos O. Ramírez146— en la acera sur, por la Sonora, por la esquina poniente, se encontraba “La Gallina Echada”, su edificación fue una chiname, construida a base de latas y lodo y con la tierra como piso. Unos años más tarde, a finales de la década de los treinta surgiría otra cantina de nombre “El Ratón.” Pronto para los ojos de las autoridades municipales este tipo de edificaciones de tipo artesanal representarían el retraso y por ende, una mala imagen para Los Mochis, ciudad que ya estaba encarrilada en las vías del progreso. “El decreto promulgado por el H. Ayuntamiento de Ahome tendiente a obtener el embellecimiento del primer cuadro de la ciudad, mediante una rectificación integral de las estructuras existentes en ese primer perímetro y la edificación inmediata en los baldíos, ahí mismo enclavados. El decreto va especialmente contra las viviendas denominadas “chinames”, cuya pésima edificación y la baja calidad de sus materiales presentan una disparidad que choca con la estética más elemental y constituye una vergüenza para Los Mochis.”147 La cercanía y concurrencia de estos lugares de sociabilidad por parte de los hombres aludimos que no sólo hacía más complejo el entramado de relaciones sino además había una apropiación del espacio urbano, el cual fue propicio para hacer negocios entre hombres. Con la influencia internacional que había del billar, en donde para 1930 en España este juego fue considerado una práctica deportiva, además, de la creación de federaciones internacionales, aunado a las transformaciones que estaba teniendo Los Mochis en materia de relaciones sociales, no descartamos que “La Rata Muerta” se haya convirtió como parte de una red de lugares de sociabilidad de jugadores de billar en el norte del estado, pero no en el sentido de un grupo de hombres organizados o constituidos, sino más bien como una práctica masculina habitual. Tal fue el caso de Techo Urias, un guitarrero quien jubilado por la 146 Al igual que “La Rata Muerta,” Carlos O. Ramírez fue también propietario de la primera embotelladora de refrescos (Oso Polar) que hubo en Los Mochis. 147 Unificación, 20 de julio de 1945, p. 3 61 Sección 35 del Sindicato de Canciones tenía el tiempo suficiente y sobre todo el gusto para practicarlo. Los alrededores de Los Mochis no fueron ajenos a estas formas de sociabilidad entre grupos de hombres, también San Blas se caracterizó por ser cuna de estos puntos de encuentro y de juegos en el norte. Por ejemplo, había jugadores que se reunían en los billares de Héctor Nakashima en San Blas, pero también pululaban en los billares de Los Mochis. La comunicación que había entre San Blas y Los Mochis tanto por un sistema tradicional como lo fueron las diligencias y las carretas y lo que representaría el ferrocarril para el desarrollo económico, facilitaría las relaciones y vínculos no solamente comerciales sino además de intercambio cultural, con el norte y con el resto del país, ya que San Blas fue punto de coincidencia de dos líneas ferroviarias: la Kansas City México y Oriente y la del ferrocarril del Sud Pacífico. Así, las primeras 60 millas (96.54 km) de ferrocarril (Kansas City México y Oriente) desde el puerto de Topolobampo hasta El Fuerte fueron concluidas para el 1 de abril de 1903, y se abrieron para dar servicio a 34 millas (54.70 km) desde Chihuahua hacía el noroeste de las Francas, el 1 de mayo de 1903. 148Este sistema de comunicación acercaría a más familias. La visita que hace a Los Mochis la figura internacional en torneos internacionales de billar José Enciso Ulloa “Joe Chamaco,” con el objetivo de fomentar este juego, deja entre ver, por una parte, lo que representaban estos espacios lúdicos en términos de relaciones interpersonales, mientras que por otra, la preparación del terreno para la aparición de asociaciones voluntarias. Como lo subraya el historiador francés Maurice Agulhon cuando más numerosas y diversas son las relaciones interpersonales, más grupos se ponen en juego: la familia, la parroquia, el trabajo, o el grupo de edad son una suerte de mínimo encuadre, al 148 John Leeds Kerr, Destino Topolobampo. El ferrocarril de Kansas City, México México, Siglo XXI, 2003, p. 71. y Oriente, 62 que vendrán a agregarse, o no, el partido político, el club deportivo, la sociedad de beneficencia.149 También el cine fue un lugar de esparcimiento. Desde las postrimerías de la Primera Guerra mundial, en Los Mochis desfilaron diversos cines-teatros:150el cine-teatro lirico, el cine metro, el cine teatro Madero, entre otros, los cuales se convirtieron no sólo en un espacio de entretenimiento de la población sino además en un lugar de sociabilidad en el cual se formaron grupos de aficionados, pero además sería el cine, un factor fundamental que modificaría la forma en cómo las personas percibían la realidad. A decir de Eric Hobsbawm, el cine se convirtió en una medio internacional de masas, más que la prensa cuyo interés radicaba más en una pequeña élite.151 El crecimiento que estaba teniendo la ciudad desde sus primeras décadas fue redefiniendo el espacio urbano. Fuente: Alfredo Borboa Vega, Al compás de los recuerdos, No. 10, op, cit, p. 28. Así, los hombres de negocios y profesionistas que dirigieron el comercio local y que ofrecían sus servicios como abogados, contadores e ingenieros, también crearon sus propias formas de sociabilidad en donde confluyeron diversas 149 Maurice Agulhon, El círculo burgués…, op. cit, p. 39. Teófilo Leyson Pérez, op. cit, p. 137. 151 Eric Hobsbawm, op. cit, p.98. 150 63 dinámicas asociativas como la charla, el juego, la bebida y la comida. Aunque estos encuentros tenían un sentido de agrupación social también derivaron en grupos en donde se practicó el servicio a la sociedad, la filantropía y en casos específicos prácticas con fines políticos. Entre las formas asociativas que se crearon está la Cámara Nacional de Comercio, creada en 1926, el Club Rotario de Los Mochis formado en 1936 en donde al igual que la primera fue por iniciativa del Coronel Octavio A. Serrano, las cuales ya contaban con un presidente, secretario, tesorero y vocales. El Club Rotario, el cual contaba con una treintena de miembros, quienes frecuentaban un día de la semana un restaurante de la localidad, se basaba en cuatro puntos fundamentales: la amistad como vocación de servicio, la buena fe como norma en los negocios y en las profesiones, el aprecio de toda ocupación útil y la dignificación de la ocupación propia en servicio de la sociedad, la inteligencia, la buena voluntad y la paz entre las naciones por el compañerismo, unidos en el ideal de servicio y la aplicación del ideal de servicio por todos los rotarios a su vida privada profesional y pública.152 Estos grupos de hombres constituidos en estas formas de sociabilidad también se movieron en otros espacios como fue la conformación del Comité ProSaneamiento de Los Mochis, los cuales contribuyeron en la transformación del espacio público. Será a través de estas asociaciones en donde la nueva elite empezó a llevar a cabo proyectos cuyo objetivo fue el mejoramiento urbano y visual de la ciudad, como fue la construcción del primer mercado que junto con la administración municipal encabezada por Félix Serrano Medina, pusieron simbólicamente la primera piedra de dicha obra pública en los albores de los cuarenta. Obra que a los pocos años (1943) sería inaugurada por el Gobernado Constitucional de Sinaloa Coronel Rodolfo T. Loaiza en una gira por la ciudad. El mercado está ubicado por calle Sonora (hoy Obregón) esquina con la calle Segunda (hoy I. Zaragoza) en el primer cuadro de la ciudad, en donde se encontraban también unas fincas de material de Francisco Beltrán, suegro del presidente municipal Serrano, quien no sólo mantuvo relaciones políticas con los hombre de negocios sino además sanguíneas uniéndose en matrimonio con 152 El Debate, 15 de mayo de 1943, p. 7. 64 Guadalupe Beltrán Flores, hija de Francisco Beltrán uno de los hombres de negocios que llegaron en la tercera década de la fundación de Los Mochis, que tenía propiedades en la ciudad como lo fue un agencia de automóviles, Mochis Motors, la cual estaba por las mismas fincas ubicadas por la avenida Chihuahua (hoy Hidalgo). Los hombres de negocios de Los Mochis juntos con el presidente municipal Félix Serrano poniendo la primera piedra para la construcción del primer mercado municipal. Junto al alcalde está el Coronel Octavio A. Serrano. Fuente: El Debate, 15 de mayo de 1943, p. 7. Estos individuos también pululaban en El Club de Caza, en El Centro Social, en La Mutualista, en los encuentros culturales, cívicos y en los carnavales que empezó a hacer el profesor Conrado Espinosa en el Centro Escolar del Noroeste y en otros lugares de la ciudad como fue en la Plazuela 27 de Septiembre153 en donde acudían los alumnos, maestros y padres de familias. Este entramado de vínculos consolidaría los lazos afectivos, sanguíneos y políticos. De esta manera, no sería hasta en los albores de los cuarenta cuando la voz y la presencia de este grupo jugarían un papel importante en la conformación del espacio político siendo el periódico El Debate un instrumento fundamental no sólo 153 El Debate, 15 de mayo de 1943, p. 7. 65 como portador de noticias sino además como guía de la opinión pública y como medio de lucha de la política partidista de estos grupos de hombres. Los primeros ataques al legado que había dejado el régimen cardenista con la creación de organizaciones obrero-campesinas como la SICAE dirigidas por simpatizantes del socialismo-marxismo, y en general por su quehacer en la cosa pública, como la modificación al artículo 3º. Constitucional, se manifestaron a través de calificativos difundidos en El Debate. Ante el crecimiento que estaba teniendo Los Mochis, El Debate defensor de los derechos individuales y de la iniciativa privada, señala que es ésta “primordialmente la de Benjamín F. Johnston, la que hizo el trazo de la ciudad, la que puso los servicios públicos de luz y fuerza, la que trajo hasta la ciudad los canales que le dan vida, la que levanto edificios.” En cambio, señala, “ha sido la actuación oficial de innumerables administraciones municipales la que ha dejado a la ciudad sin drenaje, sin pavimentación, sin agua potable y sin miles de las más ingentes necesidades de un pueblo.”154Es decir, las labores que se hicieron en beneficio del desarrollo urbano y del embellecimiento de la ciudad desde la iniciativa privada fueron el pretexto para que se derivaran un conjunto de calificativos y críticas a los gobiernos municipales apoyados principalmente por el sector obrero-campesino. Pero también una forma de legitimar de manera “convenenciera” o “leal” la figura de Johnston. Por otro lado, el tema de servir a la sociedad no fue la única práctica social que unió a los hombres de negocios. Desde la fundación de Los Mochis la religiosidad fue una práctica que uniría en convivencia tanto a hombres y a mujeres de todas las clases y de todos los entornos sociales. En la medida en que Los Mochis crecía demográficamente, la vida de la reciente ciudad cañera era regida por algunos santos. Imágenes como la del Sagrado Corazón de Jesús y la Virgen María o Guadalupe, que en momentos difíciles, como cuando el amor de una madre buscaba protección divina, se les ofrecían mantas o se les prendían veladoras con singular devoción en el adornado altar familiar. Empero, también 154 El Debate, 15 de mayo de 1943, p. 4. 66 serían motivo de fiesta y de festejar con devoción. Las ceremonias religiosas de estos santos junto con aquellas fiestas en donde la población celebraba el fin de la zafra, la conmemoración de una lucha sindical importante de los obreros y los campesinos, además de aquellas fiestas nacionales que se llevaban a cabo en todo el país fruto de las administraciones liberales, fueron configurando un calendario local de festejos. En esas ceremonias—nacionales, locales, gremiales y familiar—el mexicano se abría al exterior. Todas ellas, dice Octavio Paz, le dan ocasión de revelarse y dialogar con la divinidad, la patria, los amigos o los parientes.155Durante esos días el silencioso mexicano silba, grita, canta, arroja petardos…156 No obstante, la necesidad de un lugar de encuentro y de reunión oficial y ante la necesidad de la educación moral se creó todo un espacio de sociabilidad religiosa formal. Mario Gill señala que el triunfo final de la revolución de 1917 fue el principio de una etapa en la vida de Los Mochis. Escenario que estuvo marcado por la tranquilidad en la región; los indios sublevados habían sido sometidos; el optimismo y afán de trabajo resurgió en el valle; se reanudó el cultivo del tomate de exportación y se formó una comisión que promoviera el embellecimiento de la ciudad, fue así como un grupo de mujeres se entregó a la tarea de reunir fondos para construir el primer recinto católico,157al cual nombraron iglesia del Sagrado Corazón de Jesús. Templo que sería construido con el apoyo de Agnes Sherwood Johnston, esposa de Benjamín F. Johnston en 1922 siendo éstos pontífices del protestantismo. Durante su inicio la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús contaba con una sola nave en donde se congregaban los feligreses de la ciudad, quienes previo a la construcción de la edificación religiosa local éstos acudían principalmente los domingos a la iglesia del municipio de Guasave, mientras que otros que no tenían los medios para trasladarse a éste municipio o al El Fuerte en donde la Iglesia tenía una constante labor y relación con sus feligreses, rezaban ante el altar familiar.158La construcción del primer templo religioso en Los Mochis 155 Octavio Paz, El laberinto de la soledad, México, FCE, 2004, p. 53. Ibíd. 157 Mario Gill, op. cit, pp. 102-103. 158 Arturo Villaseñor Atwood, op. cit, p. 207. 156 67 se da precisamente pocos años (1926-1929) previos a los enconados enfrentamientos violentos de grupos civiles (laicos) que se presentan en diversos estados de la República, impulsados principalmente por la implantación de los códigos, leyes y reformas constitucionales emanadas de la Carta Magna de 1917, especialmente en los puntos referidos a educación, libertad de culto, propiedades eclesiásticas y sobre la personalidad jurídica de la iglesia.159Conflictos que a pesar de ser apaciguados gracias a los “acuerdos” que la Iglesia y el Estado Mexicano lograron a través de la intervención mediadora de la embajada norteamericana y la diplomacia francesa, no trajeron como resultado el fin de las disputas entre la Iglesia y el Estado. Como ya lo mencionamos en párrafos anteriores, la necesidad de la educación religiosa fue un tema del que se encargaron las mujeres gestionando para la construcción de la Iglesia católica y por ende de la educación de sus hijos, llevándolos a clases de catecismo que eran impartidas por las beatas del padre Francisco J. Reyna, quien sentó las bases del catolicismo en la región, y que para los años cincuenta orquestaría la formación de un colegio para varones (El Colegio Mochis), el cual comenzó su labor escolar en los patios de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús con personal del Seminario de Culiacán. 160 Sobre esto aludimos que las enseñanzas del catecismo permitieron la convivencia principalmente de personas de la clase media, lo que no significó que no hubiera convivio entre otro tipo de personas. Las misas de comunión, los sermones sobre catequesis, los encuentros y celebraciones que se hacían para los niños y adultos fortalecieron estos lazos de sociabilidad. Por otra parte, en la mayoría de los estados de la República la enseñanza del catecismo se convirtió en un recurso en contra de la educación que impartía el Estado. Ante ello, la tradición y la infraestructura escolar que tenía la Iglesia en la impartición de enseñanza a través de elementos humanos y con métodos 159 Gilberto López Alfaro, Estado, Iglesia y Sociedad en Sinaloa 1926-1929, Tesis de Maestría en Historia, Culiacán, Facultad de Historia-UAS, 2009, p. 94. 160 Entrevista a Mario Zamora Cortés, El Debate, 05 de octubre de 2011 (versión en línea). 68 pedagógicos avanzados, significaron varias ventajas sobre el propio Estado161 en este contexto en donde las dos instituciones se disputaban el control de las masas.162 En el caso de Los Mochis se formarían tres instituciones de educación de carácter privado y de extracción religiosa como fueron el Centro Escolar del Noroeste (1934), El Colegio Sor Juana Inés de la Cruz (1943) y El Colegio Mochis (1954). Así como la mujer se involucró principalmente en la educación moral, los hombres de negocios intervinieron en la construcción de estos centros educativos como fue el caso de Rosario Grijalva, quien formaría parte como tesorero de la Fomentadora de Instrucción y Educación que crearía la primera escuela particular de las tres mencionadas, quien además formaría parte casi diez años después de la Sociedad de Padres de Familia de Los Mochis, junto con Joaquín R. Olea, Emeterio Carlón, B. Avalos, cuyo objetivo fue juntar donativos para construir el Colegio Sor Juana Inés de la Cruz el cual era para niñas. Ante el anhelo de dicha edificación, el periódico El Debate menciona que en Los Mochis “no había ninguna institución que llenase la imperiosa necesidad de impartir en todas sus fases las normas instructivas y morales que debe constituir la educación de nuestras niñas.”163En estos lugares de sociabilidad será precisamente en donde se va a discutir el tema de la educación, un terreno de disputa entre la Iglesia y el Estado. Un tema que no será ajeno a las discusiones de los problemas nacionales y en donde se van a plantear los temas políticos y sociales de la actualidad, los cuales serán abordados básicamente por la población urbana.164Aunque estos individuos fueron defensores de la institución eclesial al igual que otros como Conrado Espinosa, Alejandro Avilés y Manuel Moreno Rivas que eran influenciados por el hispanismo y de la doctrina social de la Iglesia no representaron motivos para que no se involucraran en la cosa pública, por lo que estos lugares van a modelar estructuras de sociabilidad política en los momentos importante de la toma de decisiones. Y serán estos hombres quienes van a poner en la palestra los diferentes temas a discutir como fue el tema de la educación socialista. 161 Roberto Blancarte, op. cit, p. 33 Ibíd, pp. 32-33. 163 El Debate, 27 de febrero de 1943, p. 8. 164 Roberto Blancarte, op. cit, p. 65. 162 69 La Iglesia Sagrado Corazón de Jesús en sus primeros años. A pesar de la estructura que se crea en donde las ideas del pensamiento católico permearon estos espacios, la tradición del catolicismo no estuvo generalmente arraigada en Los Mochis. Por un lado, la participación política de católicos que se declaraban antiimperialistas, la cual no tenía mucho en común con aquella que utilizaba la izquierda mexicana en esa misma época; mientras que por el otro lado, el hecho de ver al norteamericano—aquel que práctica su religión protestante en algunas casas particulares y apartados, más como una amenaza,165 se le veía como parte de los círculos de amistad que se formaron entre norteamericanos y familias de mexicanos principalmente de aquellas que tenían un poder económicamente importante en la región. Un ejemplo con el que podemos ilustrar el papel que jugaron estos vínculos se reflejó tras la muerte de 165 La Jerarquía pretendía advertir al pueblo y a la clase política mexicana acerca de dos cuestiones: 1) La amenaza protestante busca romper la identidad nacional, y 2) la amenaza protestante esconde la amenaza social, económica y política que representan los Estados Unidos de América. Por lo tanto, además de advertencia, lo anterior representaba un programa mínimo “antiimperialista”, en el sentido que daban a dicho término los pensadores católicos. 70 Benjamín F. Johnston a causa de un paro cardiaco en Hong Kong en 1937 y del accidente de avión en Mazatlán en 1939 que le provocaría la muerte a su hijos, Sherwood Johnston, en donde se formó un comité en 1940 cuyo objetivo fue homenajear a los Johnston a través de una ceremonia en donde se le cambió el nombre a una de las avenidas de Los Mochis y el descubrimiento de la placa del Monumento conmemorativo de ésta familia. El cambio de nombre fue a la avenida Coahuila, una de las avenidas principales del primer cuatro de la ciudad, que pasó a llamarse Johnston, en donde participaron y asistieron personajes como José S. Pamplona, comerciante local, Octavio A. Serrano, comerciante automotriz, Rosario Grijalva, empleados de confianza de Johnston, Filiberto Leandro Quintero, propietario de La Barata Europea, profesionista y maestro del Centro Escolar del Noroeste (CEN), además estuvieron presentes estudiante de este mismo colegio, entre otros. Asimismo, después de la ceremonia del cambio de nombre en donde se puso la nueva placa en una de las esquinas del negocio de autos de Octavio A. Serrano, los asistentes se trasladan al Cerro de la Memoria en sus carros para el descubrimiento de placa del Monumento. Eventos que fueron acompañados de música, comida y bebida. Así, este escenario deja entrever la búsqueda de la creación de imaginarios colectivos a través de la trasformación de una nueva memoria. Es decir, la apropiación del espacio público a través de las denominaciones de estos lugares, que pronto se sumaría la construcción de un obelisco en las afuera del ingenio azucarero en memoria de Sherwood Johnston, tuvieron implicaciones pedagógicas en la población de Los Mochis, en donde se atribuiría a Johnston la fundación y los orígenes de la ciudad más importante del norte del estado de Sinaloa, en donde hasta la fecha existen grupos de hombres y mujeres que simpatizan con estas ideas. 71 Los eventos culturales fueron un los espacio en donde afianzaron relaciones afectivas. Fuente: Adrián García Cortés, op. cit, p. 245. 72 Los eventos academicos y culturales fueron espacios en donde se tejieron un entramado de lazos en donde participaron no solamente estudiantes, maestros y padres de familias de una sola escuela, sino de otras como lo muestra este programa, colaborando el conjunto coral femenil de la Academia Webster, de Óscar Moreno Rivas, hermano del director fundador de El Debate. 73 El cine fue un espacio natural de intercambio cultural, pero también un espacio vertical jerarquizado. 74 II. 5 Los espacios y las prácticas de sociabilidad extranjera Para 1914 cuando los obreros ya tejían un entramado de relaciones y vínculos basado en sus experiencias, hábitos y prácticas, en Los Mochis, en donde se seguía dependiente de la directoría política de Ahome, coexistieron otras formas de sociabilidad, como lo fueron las creadas por los norteamericanos que habitaron las tierras del norte del estado desde finales del siglo XIX. Pero ahora veamos de qué espacios de sociabilidad estamos hablando. Como telón de fondo retomamos a un grupo de norteamericanos que repartían sus días en el norte de Sinaloa en una diversidad de formas de sociabilidad. Para empezar describiremos la Sociedad Empeñosa el Laurel. El grupo estaba conformado principalmente por mujeres: Olive Burr, Gertrude Burr, Lilla Newton, Maybell Burr, Clemmie Jordan, Mamie Jordan, Margaret Jordan y Ora Jordan, más otros miembros de familias norteamericanas con las que estrecharon relaciones como lo fue con Agnes Sherwood, esposa de Benjamín Francis Johnston, propietario del ingenio azucarero. La mayoría de los apellidos mencionados en el párrafo anterior pertenecían a tres familias distintas pero que compartían algo en común: eran descendientes del doctor Joshua Waever Scally. Para conocer cómo fue que llegaron estas familias al norte de Sinaloa, retomaremos algunos apuntes del diario de Ora Scally Jordan, quien fue descendiente del doctor Joshua Waever Scally, su abuelo materno. Waever Scally fue uno de los primeros colonos que llegaron a Topolobampo, involucrándose de manera importante en los asuntos del lugar, quien además radicó en varias ocasiones en los minerales de la sierra prestando sus servicios profesionales.166El doctor Scally, persuadido por Owen, compró acciones de la compañía Credit Foncier a nombre de su hija Annie y de su yerno James W. Jordan, para unirlos a su aventura; sin embargo, el padre de Ora no tenía mucho interés en formar parte 166 En el diario de Ora Scally que compone fragmentos de su adolescencia, Reba Humphries escribe una pequeña introducción sobre las vicisitudes de la llegada de sus familiares Los Mochis; primero de su abuelo Joshua Waever Scally en busca de la idea de Owen de realizar sus anhelos de libertad y de vida perfecta, y después de sus padres Annie Scally y James W. Jordan en la búsqueda de otros horizontes. 75 de dicha colonia.167Cuando la agricultura de temporal no daba resultados, trabajaba de maestro rural, o de carnicero, aunque su gran sueño fue la agricultura de temporal. Finalmente perdió el sueño ya que cada año se hacía más desalentador cuando veía secas sus siembras por falta de lluvia o, luego de tener un campo precioso de algodón, mirar impotente cómo el granizo lo martillaba contra el suelo.168 Así fue como empezaron a empacar las carretas para ir a San Antonio a tomar el tren que los llevaría a Guaymas, Sonora. Ora dice que le parecía extraño no recordar la subida a la carreta para ir a San Antonio; pero se acordó muy bien de la llegada a Topolobampo, en el año de 1897,169 cuando se suponía que los esperaban los parientes con caballos y carretas para traerlos a Los Mochis.170Para cuando llegan los descendientes del doctor Scally los colonos owenista ya se había dividido en dos grupos: los leales a los principios de Owen, quienes se asentaron en El Público, cuyos restos actualmente están en el límite poniente de la traza urbana, localizado frente al ejido México, y los contrarios, quienes se asentaron en El Plat, sobre el canal 5 y el camino a Ahome, era irrigado por los canales 2, 3 y 4. En la hoy Independencia (en ambos lados del camino a Ahome.171“Estaban los Mulkey, los Drake, Ross Page, Luis Robertson en el Campo Luisito, los Ward. Y el resto sobre el canal 5, al oriente y poniente de la antigua calle Rosales. (Los Jones, Hays, Jordan, Scally, Newton, Burr).” 172 Ahora bien, entremos en materia. Como decíamos la Sociedad Empeñosa el Laurel se conformó principalmente por un grupo de amigas y familiares. Por tradición se reunían los martes de cada semana y bajo la sombra de un árbol de laurel que se encontraba en los patios de la casa de la tía Mattie Scally—de ahí el nombre de la sociedad—y en un ambiente laborioso cuya actividad principal fue la 167 Reba Humphries, (Introducción), en Ora Scally Jordan, op. cit, p. XX. Ibíd. 169 Ora Scally Jordan tenía alrededor de 5 años cuando llegó a Los Mochis. 170 Ibíd. 171 Arturo Villaseñor Atwood, op. cit, pp. 34-35. 172 Ibíd, p. 35. 168 76 costura.173Esta sociedad nos recuerda las “veladas en los establos” que aborda Agulhon en Historia Vagabunda (en donde hilaban y devanaban capullos de seda un grupo de mujeres), como espacios femeninos;174sin embargos, también encontramos prácticas de otras formas de sociabilidad. El nombre que le imprime el grupo de amigas a su sociedad nos da tres elementos para saber a qué espacio de sociabilidad pertenece. Estos son: su estructura, su principal función y el lugar de reunión. Sobre este último punto queremos concentrarnos por lo menos en estos párrafos, el cual se refiere al árbol de laurel cuyo interés radica en dos puntos, el primero, es el hecho de incorporarlo discursivamente, y el segundo, en que el árbol se convirtió en un lugar simbólico, más que un lugar exclusivo en donde se llevaban a cabo los encuentros de sus miembros. Partiendo de que la naturaleza es el gran depositario de los símbolos, 175la representación que se le ha dado al árbol ha variado en el devenir de la historia, entre los celtas por ejemplo, la encina era el árbol sagrado; el fresno, para los escandinavos; el tilo en Germania; la higuera, en la India. Asimismo, asociaciones entre árboles y dioses son muy frecuentes en las mitologías; attis y el abeto; Osiris y el cedro; Júpiter y la encina; Apolo y el laurel, significando una suerte de “correspondencia electiva.”176Ahora veamos otros aspectos. La función que tenía el grupo no fueron limitadas ni absolutas, la conversación, la lectura en voz alta por una de las integrantes mientras que el resto cosía fueron otras de las prácticas que solían desempeñar. Había otra práctica social que reunía tanto a integrantes del grupo como a invitados, el deporte. “Mientras pasaban las tardes iniciábamos los partidos de tenis. Y aquéllos que no jugaban se ponían a coser o a jugar croquet.” Pero además, señala Ora Scally Jordan, de vez en cuando los encuentros se convertían en sesiones de negocios.177 173 Ora Scally Jordan, op. cit, p.289. Maurice Agulhon, op. cit, p. 42. 175 Jacques Le Goff, La civilización en el occidente medieval, Barcelona, Paidós, 1999, p. 298. 176 Juan Eduardo Cirlot, Diccionario de símbolos, España, Siruela, 2010, p. 89. 177 Ora Scally Jordan, op. cit, 289. 174 77 Sería arriesgado ver a este espacio de sociabilidad meramente femenino por varias razones: la primera es que ambos deportes fue practicado tanto por mujeres como por hombre; la segunda, la participación de la mujer en los primeros juegos olímpicos, en aquellos Juegos Olímpicos modernos Paris 1900, en donde precisamente la mujer debutaría con las disciplinas de tenis, golf y croquet, representaría un factor importante que atenuaría la diferencia entre mujeres y hombres y tercera, la más importante, es que estos grupos comparten principios del puritanismo en los que no hay distinción entre sexos. El croquet, por ejemplo, fue unos de los deportes más populares en Inglaterra a mediados del siglo XIX, dicha popularidad era más entre las mujeres ya que este deporte de orígenes europeo fue el primero que se practicó al aire libre y que podían jugarlo ambos sexos sobre la base equitativa. Así, el espíritu de la época no sólo influyó en que estos deportes llegaran y fueran practicados por una determinada clase social, sino además, fue una aportación para atenuar la segregación entre la mujer y el hombre. Este proceso se debió como propone Agulhon, al entorno, a la influencia intersocial.178 Aunque había un lugar simbólico en donde llevaban a cabo las reuniones como lo fue el árbol de laurel, los encuentros también se llevaban a cabo en otros lugares, a veces se adherían familiares o amistades, dependiendo la ocasión. Las lecturas que se hacían en voz alta variaban según el interés del grupo; asimismo, había una rotación de quién leí. En un apunte del día 30 de marzo de 1915, Ora Scally Jordan narra lo siguiente: “Nuestro club de costura se reunió esta tarde pero Mamie no leyó su capítulo de Historia—probablemente fue porque había muchos visitantes presentes. Eloísa, la señora Greene, Code, Genoveva, Julia y tía Mattie estuvieron presentes. Lilla y Mamie sirvieron pastel y limonadas. Después algunos de nosotros jugamos tenis. Esta tarde llegaron algunos periódicos.”179 178 179 Maurice Agulhon, op. cit, p. 45. Ora Scally Jordan, op. cit, p. 79. 78 Partiendo de que el fin primordial de la sociedad era la costura y que se prestaba como un lugar de ocio para algunos y de oportunidades para hacer negocio para otros, aludimos que esta forma de sociabilidad no era del todo tradicional y comunitaria, se dejaban entrever algunas ideas de la modernidad. La mayoría de quienes conformaron esta forma de sociabilidad no solamente compartían el espíritu de los tiempos en que vivían, sino que estrecharon contacto con el mundo a través de la prensa principalmente extranjera, además de la correspondencia que mantuvieron con familiares en los Estados Unidos, sin olvidar los viajes que tuvieron al vecino país del norte, por lo que construyeron un conjunto de valores e ideas que compartieron. Llama la atención como este grupo pero ahora en el plano de Sociedad Literaria del Laurel, en donde había una preocupación por la literatura y en donde se discutía sobre música, deciden tomar cartas en el asunto sobre los problemas que afectaron sus intereses como comunidad norteamericana. Ante ello, piden al gobierno de los Estados Unidos que intervenga, ya que aseguran que nadie hace nada, en apaciguar la situación en la que los indios están destruyendo y saqueando a los lugares que llegan. “En muy poco tiempo tomaran las bombas (los indios) y nuestro suministro de agua se verá interrumpido.”180Para esos años, al inicio de 1914, Los Mochis volvió a ser escenario de otro combate, esta vez entre fuerzas huertistas compuestas por un batallón de infantería que llegó a Topolobampo.181Estados Unidos ya se había convertido en uno de los países occidentales con medios de comunicación de masas a escala moderna. Su crecimiento en la era de los cataclismos fue espectacular. En los Estados Unidos, la venta de periódicos aumentó mucho más rápidamente que la población, duplicándose entre 1920 y 1950.182 Resulta interesante ver que en oposición a esta forma de sociabilidad, una sociabilidad con ideas modernas, se constituyeron otras, apegada a la intimidad, a la familia, la cual se desarrolló en un atmosfera de cantos e himnos religiosos y de 180 Ibíd, p. 79 Teófilo Leyson Pérez, op. cit, p. 46. 182 Eric Hobsbawm, op. cit, p. 198. 181 79 juegos de mesa y mentales. “Después de cenar cantamos canciones y después himnos. Estábamos cantando “Cristo es el Rey.” 183A las reuniones acudían personas allegadas a las familias e invitados principalmente cuando celebraban algún tipo de festejo como el día de acción de gracias. A decir, de Manuel Moreno Rivas, el socialismo de Joshua W. Scally y del conglomerado inicial que llegó de California, junto con el doctor Edwin J. Schellhous, proclamaban el cooperativismo como medio de subsistencia y mantiene rígidos principios morales que rayan en el puritanismo.184 Si bien ya ubicamos algunas formas de sociabilidad apegada por decirlo de alguna manera a los descendientes de los colonos socialistas, en contrapartida, surgió otra. Para esos mismos años, en donde la Primera Guerra mundial había beneficiado a Benjamín Johnston por los elevados precios que alcanzaron el azúcar y el alcohol en los mercados internacionales, la vida social fue tomando un ritmo dinámico. El encuentro sería dentro de las propiedades de Johnston, a lo que llamarían la Colonia Americana. Con la construcción de la “Casa Grande” y del salón “Las Palmas”, la apertura fue mayor, las recepciones fueron grandes, sólo tenían acceso las familias norteamericana, y no todas. “La asistencia de gente de Los Mochis fue nula; pero si invitaron a los miembros de distinguidas familias de lugares cercanos, con quienes los señores Johnston tenían amistad o relación de negocios desde su arribo a El Águila.”185Tal fue el caso de algunas familias de El Fuerte, quienes fueron invitados a la inauguración del Hotel Bienestar que se llevó a cabo en la década de los veinte. Este lugar “se convirtió por un corto tiempo en el ombligo social de la incipiente aristocracia local, quienes tenían la oportunidad de entrar en contacto con personas de otra nacionalidad en ambiente cultural y de elegancia distinta a las costumbres.”186 “Bailábamos toda la noche y otro día, todo el día en la plazuela y en la octava del carnaval nos invitaron de aquí precisamente Virginia Jordan y la 183 Ora Scally Jordan, op. cit, p. 50. Manuel Moreno Rivas, Socialismo en Topolobampo. Apuntes para la historia, México, Editorial Agata, 1992, p. 240. 185 Evaristo Fregoso Ureña, Municipio de Ahome. Geografía, Historia y Desarrollo, México, Debarte, 1997, p. 44. 186 Arturo Villaseñor Atwood, op. cit, p. 113 184 80 esposa de Sherwood Johnston porque se inauguraba el Hotel Bienestar de la compañía azucarera, en Los Mochis.”187 Así, la familia Johnston especialmente Benjamín F. Johnston se constituiría como el anfitrión y la referencia de una vida en sociedad por sus tipos de recepciones. Estos nos muestra, citando a Agulhon, la combinación, sin duda específica de la apertura al público (dentro de los límites de cierto nivel social, por su supuesto) y del carácter privado, no obstante, y casi familiar del centro.” 188Los encuentros de las familias del vecino municipio de El Fuerte no distaron mucho a las formas de sociabilidad de los norteamericanos: la informalidad fue lo que las caracterizó, la vida de salón, reuniones de amigos y familiares, bailes y fiestas al interior de las casas. Al respecto Eloísa Aguilar Briones, quien había sido reina de carnal en 1927 de El Fuerte no da una representación de lo que era la vida social del ese municipio. “Era un tanto cerrado el círculo a pesar de que El Fuerte era una comunidad pequeña; las clases sociales eran muy marcadas...Entonces el grupo de amistad era muy pequeño y cerrado. Se conocían muy bien todos, y todos ellos se veían casi como familiares. La gente se dedicaba a su trabajo, y los fines de semana se hacían las fiestas pero en círculos muy cerrados. Las fiestas se hacían en las casas de los amigos porque no había un centro social donde reunirse.”189 Las relaciones que tejieron estas familias fueron bajo el lazo de la sangre, el matrimonio y la política. Cuando las familias de hacendado como la de Francisco Orrantia, de La Constancia, El Fuerte, empiezan a emigrar a Los Mochis los encuentros también se hacen bajo este modelo de sociabilidad tradicional; sin embargo, los encuentros y reuniones son menos reducidos, menos aun con las grandes recepciones llevaban a cabo en las casas tanto la casa de los Borboa como en la casa y salón de los Johnston se hacen presentes. Bajo este escenario surgió el primer periódico en Los Mochis, The Mochis Boster, el cual sale a luz pública el primero de enero de 1914, cuyo objetivo fue dar fe de la vida social que llevan los norteamericanos. Este impreso que se 187 Entrevista a Eloísa Aguilar Briones, en Reba Humphries, op. cit, p. 139. Maurice Agulhon, El círculo burgués…op. cit, p. 60. 189 Entrevista a Eloísa Aguilar Briones, en Reba Humphries, op. cit, p. 140. 188 81 publicó en inglés era distribuido en el medio en que se movían los americanos. Formas de sociabilidad que en su mayoría se regían por ciertas normas no escritas para ingresar, como fue la nacionalidad—que en algunos casos no fue tan importante, —las relaciones de negocios y de amistad. Relaciones que también en marcaron la formación de la Colonia Americana. Pertenecer a la misma clase económica y al entorno social, jugaron un papel importante en la conformación de este espacio. En esta colonia estaban las casas de los empleados que por su antigüedad ya vivían en Los Mochis, algunos ya con familia, en cambio en la misma área se encontraba La Varsovia, un hotel que fue hospedado por empleados jóvenes solteros que generalmente trabajaban en los tiempos de producción, es decir de zafra. La Varsovia fue un edificio de material de dos plantas: en la planta baja estaba un restaurante que fue el punto de reunión a la hora de la comida, pero además un espacio natural en donde se va a conversar, mientras que en la planta alta había un salón, lugar en donde se van a desarrollar las fiestas y celebraciones del fin de la zafra, al que acudían las y los jóvenes que eran hijos de las familias que tenían una posición económica elevada de la región. Será, pues, estos lugares en donde se desarrollaría la vida social de estos hombres y mujeres. La Colonia Americana fue un área que estaba cercada con alambradas a lo largo y ancho que corrían bordeando el inicio de la calle hoy Guerrero y pegadas a la Jaula de entrada a los ejidos cañeros para dejar atrás las últimas instalaciones del ingenio. En este lugar poco podían entrar y convivir con los norteamericanos, generalmente la amista y los negocios fueron el “boleto” de entrada a la colonia de familias mexicanas que empezaron a tejer estos lazos. Para Mario Gill, “de aquel lado de la cerca de alambre, florecía una zona residencial esplendida. La ciudad yanqui—allí no rigen de hecho las leyes mexicanas—mientras que este lado, siguen habiendo una pobre apariencia.”190Estas diferencia que se fueron marcando no sólo en la cuestión geográfica sino además en las formas de pensar entre el sector obrero-campesino y el que emanaba principalmente de Johnston y de sus seguidores, se ensalzaría a raíz de un arraigado antinorteamericanismo popular el cual fue compartido por 190 Mario Gill, op. cit, p. 104. 82 diferentes sectores de la sociedad mexicana como por el de la izquierda en donde sus dirigentes como Vicente Lombardo Toledano—quien sería maestro a principios de los cuarenta de Carlos Ramón García Ceceña,191— partían de la tradición liberal que había desembocado en la Revolución Mexicana y a la cual se ligaba a la Revolución de Octubre,192 también conocida como Revolución bolchevique. El antiimperialismo de la izquierda local que emanaba principalmente de los sectores obreros-campesinos pasó a otro terreno, veamos cómo. Aludimos que las fiestas que se hacían en La Varsovia en donde convivían los empleados jóvenes de la compañía con las hijas de los hombres de negocios como fueron Lidia y Esthela Carlón, Mariana Granados, Fina Grijalva, Dorita Cevallos, Guadalupe Elena Beltrán, entre otras, fueron el espacio en donde hubo una importante dinámica de interacción entre hombres y mujeres, y en donde posiblemente se concretaron lazos de pareja, sino específicamente ahí si en otros lugares en donde también convivían, ya que la unión matrimonial con un empleado ejecutivo de la fábrica y de nacionalidad extranjera representaba para las familias mexicanas un estatus. Esto trajo algunos comentarios de la prensa campesinaobrera, como el que aparece en la página de literatura titulado. “Las que tienen novios gringos.” En él, inicia diciendo que: “El peligro yanquee, una vez que ha invadido nuestro campo minero mercantil e industrial, amenaza algo que debía ser exclusivamente nuestro, algo íntimo y que nos pertenece a los del país, los corazones vírgenes de nuestras pollas; el amor inefable de nuestras muchachas mexicanas…”193 En el Mochis que representa quien escribe las líneas del espacio literario llamado “Kaskabel,” en donde aparece el párrafo arriba mencionado, dibuja tres lugares precisamente en donde se pudo dar alguno tipo “flechazo” con alguna muchacha, éstos son: el baile, la misa de las doce o en algún paseo, lugares de sociabilidad en donde se puede practicar la conversación, el ocio, la lectura y la escritura, el juego, la diversión. En suma, podemos ver como la idea 191 Carlos Ramón García Ceceña fue alumno de Vicente Lombardo Toledano de derecho social e institucionalización sindical en la institución que él junto con otros líderes políticos y profesores crearon la Universidad de los Trabajadores cuyo objetivo fue ayudar a los estudiantes de pocos recursos y a los trabajadores a obtener una educación. 192 Roberto Blancarte, op. cit, p. 78. 193 Unificación, 01 de enero de 1943, p. 4. 83 del antinorteamericanismo trastocó diferentes espacios de la vida cotidiana de los habitantes de Los Mochis. 84 CAPÍTULO III. El periodismo y la sociabilidad: un lazo imprescindible en el norte de Sinaloa III. I. La práctica periodística en el norte de Sinaloa Las primeras prácticas periodísticas que se tienen en el norte de Sinaloa se remontan a partir de la llegada de la primera imprenta en 1825; habrá otro repunte a finales del siglo XIX y principios del XX, siendo su foco principal la ciudad y región de El Fuerte. Buena parte de esta actividad de prensa estuvo generada por un sector extranjero vinculado al ambiente que generó la utopía de Albert Kimsey Owen194 y a la llegada de Johnston a la región. De 1888 a 1914 se publicaron tres impresos—The Credit Foncier of Sinaloa, Our Hatchet y The Mochis Booster— los cuales cada uno vivió una etapa diferente por la que atravesaron los norteamericanos en las tierras del valle. El primero fue el organizador y animador del ensayo social y económico de la colonia utópica, luego de suspenderse, sus últimos editores, los esposos John Dawkins e Ida Hoagland de Dawkins, publicaron en Topolobampo El Gazetero, el cual fue una continuación del anterior aunque sin tener el carácter de órgano oficial. El segundo, Our Hatchet, “fue el órgano de combate que denunció las tretas diabólicas de Johnston realizadas a través de sociedades anónimas deshumanizadas”. Asimismo, se proponía promover el interés de los estadunidenses en el Valle del Fuerte. Y el tercero, The Mochis Booster (1914-1929), fue el último periódico publicado por los norteamericanos, el cual fungió como el organizador de la vida de sociedad de la Colonia Americana.195Sobre este impreso, Jorge Briones Franco, señala que es éste rotativo el que inaugura la actividad periodística en Los Mochis. “El hecho de haber sido escrito en inglés y redactado y editado por Miller Jordan, nos hace suponer que este haya sido de autoconsumo para la población extranjera.” 196 En su prédica estaba dar fe de los eventos sociales que se llevaban a cabo en los cerrados círculos de los norteamericanos. Aunque en Los Mochis no se puede 194 Jorge Briones Franco, “La prensa y el periodismo en Sinaloa,” op. cit, p. 296. Mario Gill, op. cit, pp. 201-203. 196 Jorge Briones Franco, “La prensa y el periodismo en Sinaloa”, op. cit, p. 296. 195 85 hablar de una larga tradición periodística en donde haya un arraigo sobre una forma en lo particular de hacer periodismo, en los impresos posteriores particularmente en El Debate se van a dejar ver los orígenes del periodismo heredado por los norteamericano. Uno de los periódicos que encontramos ya publicado en español es Vida Moderna, el cual creemos se empezó a publicar a finales de la década de los veinte, este rotativo, en el cual sus redactores pregonan sobre la necesidad de que Los Mochis tuviera la categoría de ciudad, nos da elementos para suponer que ya había grupos políticos y económicos muy definidos, en donde la prensa jugaría un papel importante dentro de la conformación de éstas elites. Por ejemplo, el traslado de los poderes municipales de la Villa de Ahome a Los Mochis el 10 de mayo de 1935, confirman la creación de formas asociativas de élites y, sobre todo, el poder de influencia y de cabildeo que ejercieron ante las autoridades estatales como fueron los grupos de comerciantes. No es extraño que quienes dirigen la actividad comercial—una de las tres más importante aparte del sector agrícola y de la industria azucarera para esos años—tengan dicho poder de cabildeo luego de que serán ellos quienes ante la necesidad de los servicios tanto administrativos como de demanda de los servicios públicos se incorporen en una Cámara de Comercio. No obstante, fue precisamente durante la década de los treinta en donde Sinaloa se convierte no sólo en el escenario exclusivo de la conformación de estos grupos económico-políticos, sino además de otros actores como lo fueron los movimientos obreros, campesinos, estudiantiles y del magisterio. Las ideas de nacionalismo, de justicia social, de patriotismo, de antiimperialismo y de socialismo no dialéctico, que movían a estos actores como lo fue la penetración que tuvieron en la cúpula de los estudiantes rosalinos197, los dotó de argumentos y pretextos para plantear reformas en los programas de estudios de la universidad, creando así, espacios de sociabilidad en donde se discutió el rumbo que debía de tener la educación. Asimismo, en el norte se empezaron a formar las células comunistas 197 Jesús Lazcano Ochoa, La Universidad socialista del Noroeste. Documentos, relatos y opiniones. México, Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), 2001, p. 105. 86 las cuales estaban principalmente conformadas por obreros, campesinos y maestros. Bajo este escenario, y en un ambiente de constantes cambios políticos generados por la revolución en México, en Los Mochis empiezan a aparecer de maneras más dinámicas diferentes impresos, algunos de corta vida debido a las coyunturas por las que estaba pasando el país y el estado. También existieron otros de largo aliento. Uno de esos impresos que existieron a partir de mediados de los treinta son: Acción revolucionaria (1935), El Grillo del Pueblo (1936), El Rayo de Sinaloa (1937), Unificación (1938), entre otros.198Esto para la segunda mitad de los treinta; sin embargo, para la próxima década el surgimiento y el registro de impresos ya no fue de uno por año, sino que fue mayor, se llegaron a forjar hasta tres periódicos por año (1943/1946). La aparición de mencionados impresos no sólo nos muestra una sociedad en transformación—con apenas cuatro décadas de su fundación—sino también la creación de nuevos imaginarios. De esta manera la actividad periodística empieza a tomar cuerpo de una forma diversa.199Los impresos empiezan a multiplicarse pero no estrictamente bajo objetivos comerciales—por lo menos no fue el interés inicial—sino más bien bajo un mosaico de intereses representados por determinadas agrupaciones que se iban conformando en la localidad. Por esta época y con el objetivo de fundar un impresos con un perfil diferentes a los que se publicaban en ese momentos en la capital del estado, uno de los descendientes de la familia de los Espinoza de los Monteros, señala que los orígenes de los impresos por lo menos en Culiacán se debía principalmente por cuestiones electorales, financiados por grupos políticos y de efímera vida pública. Al respecto se refiere de esta manera del periódico La voz de Sinaloa: La prensa y los talleres pertenecieron al extinto Coronel Rodolfo T. Loaiza quien lo fundó para tener su propio órgano publicitario en vísperas de la campaña Henriquista de la que decía iba a ser uno de los jefes. Su director 198 Para conocer los otros impresos que surgen antes y después de la mitad de los años treinta mirar cuadro uno. 199 Para Jorge Briones Franco la actividad de la prensa en Los Mochis fue inaugural con la publicación del primer periódico mochiteco The Mochis Booster (1914-1926), véase a Jorge Briones Franco, “La prensa y el periodismo en Sinaloa,” en Celia del Palacio Montiel (Coord.), Siete regiones de la prensa en México, México, Miguel Ángel de Porrúa, 2006, P. 296. 87 es Gustavo D. Cañedo, cuyo estilo, un tanto amarillento, le ha conquistado numerosas antipatías aunque por no ser gobiernistas cuenta con nutridas simpatías…200 Cuadro. I 1960 1950 1940 1930 1920 1910 1900 1890 1880 1870 1860 1850 Acción… Boletín Comercial Boletín Cultural… Claridad El Debate Flash El Heraldo de Mochis Guía de la ciudad… El grillo del pueblo El Heraldo de Mochis El imparcial del… Mochis deportivo Mochis rotario Las Noticias Noticiero mensual La prensa El pulgón El rayo de Sinaloa El regional Savía nueva The credit funcier… The Mochis booster Unificación Unificación La verdad La verdad La voz de la escuela La voz del norte Our Hatchet Año de registro de impresos en Ahome Año de registro Fuente: elaboración propia con información de Héctor R. Olea, La imprenta y el periodismo en Sinaloa, 1826-1950… III. 2 Los lazos y los vínculos entre periodistas Pero quiénes dirigían estos impresos, acaso eran periodistas profesionales, es decir, aquellos que ejercían la actividad como una profesión.201En su justo término, no, fueron más bien individuos que tenían y ejercían otra profesión como el de abogado, ingeniero, médico, que se dedicaban al comercio, pero que desempeñaron el periodismo como una actividad paralela, pero sobre todo, que tenían empatía con el mundo de las letras. Esta situación los llevo a codearse con personas que si bien tenían la misma posición económica y social, relación que les permitió intercambiar información sobre asuntos diversos como los comerciales y 200 Memorándum confidencial que manda un miembro de la familia Espinoza de los Monteros a Gómez Morín en 1946, en el cual describe un panorama de los impresos de la época cuyo objetivo fue estudiar las posibilidades de fundar una tribuna desde la cual se pueda ir forjando un espíritu ciudadano. 201 José Baldivia Urdininea, La prensa en México, en José Baldivia Uridininea [et. al], La formación de los periodistas en América Latina, México, Editorial Nueva Imagen, 1981, p. 112. 88 políticos, también les permitió estrechar vínculos de amistad en otros espacios de sociabilidad como lo fueron los eventos cívicos-culturales: carnavales, fiestas tradicionales, ferias, eventos deportivos. Roberto Tapia y Gudiño, originario de Nayarit, quien se desempeñaba como encargado de uno de los departamentos, —202el de Dragas, Grúas y Romanas203 de la Sociedad de Interés Colectivo Agrícola Ejidal “Emancipación Proletaria (SICAE) — emprende el proyecto de tomar la batuta del semanario obrerocampesino Unificación a los pocos años de haberse fundado. Tapia y Gudiño quien también gustaba por la poesía, es uno de los que impulsa en dicho rotativo la iniciativa de crear un espacio de literatura y poesía; la sección generalmente estaba en la página cuatro, en ella, tanto los temas y como las plumas que escribieron fueron diversas. En relación a los temas, aunque estos eran variados la mayoría tenía algo en común: buscaban educar y formar políticamente a los obreros y a campesinos pero además reivindicar a estos dos sectores desfavorecidos por las desigualdades económicas. Estas publicaciones se enmarcaron en un ambiente intelectual, en donde las corrientes literarias como el realismo, el naturalismo, el humanismo, el modernismo204tuvieron una influencia en un grupo de periodistas del norte del estado. En ellos—en los temas— se representaba la vida cotidiana de los obreros y de los campesinos, los conflictos que mantenían día a día con el patrón, ya sea por el problema de la jornada laboral o por el salario, la lucha contra el capitalismo, exponer la amenaza norteamericana. Los temas absorbentes en la predica de esta página no eran ajenos a la de los escritores de otras latitudes del país y del extranjero. Rubén W. López, de quien aludimos que era un escritor de la región señala en la edición del 09 de junio de 1944: 202 La SICAE se dividía en 23 Departamentos técnicos que a su vez eran dirigidos por tres sectores. 203 Unificación, 29 de enero de 1943, p. 1. 204 Entre los trabajos podemos encontrar los de Eduardo L. Fuentes, Javier Malacara, Rubén W. López, Margarita C. Paz Paredes. También existen otros escritores que aparecen en la sección de literatura del semanario, ligados a los temas de la Revolución, al grupo del Ateneo de la Juventud. Así como también a la corriente del modernismo como fue el caso de Amado Nervo. 89 “Vamos forjando la vida en yunque del nuevo ideario que lleva el alma encendida la amistad del proletariado. Nuestro grito de protesta alzaremos muchas veces hasta que bajen la testa orgullosa los burgueses. Será tenaz martinete que caiga un día y otro hasta romper el grillete de la inicua plusvalía. Vamos forjando la vida del yunque de nuevo ideario que lleva el alma encendida la ansiedad del proletariado.” En el espacio de este heraldo campesino no se cerraba a otras plumas más bien permitían la participación de personas en donde la figura central seguían siendo estos sectores populares (las masas). En ese sentido, los miembros que colaboraban continuamente en el impreso—que por demás estos temas fueron de suma importancia por su labor—pertenecieron al círculo de intelectuales que se dedicaban a la instrucción educativa en las escuelas públicas del municipio de Ahome. Carlos C. Montoya, habitante del ejido Compuertas publica un escrito el 12 de enero de 1945, en donde ensalza al campesinado de la región y lo que representa la zafra más allá de una temporada de trabajo, es decir, se buscaba crear una identidad con las raíces regionales. El semanario Unificación, el cual tenía un costo de diez centavos (por ejemplar) el equivalente a una pieza de pan para principios de los años cuarenta, fue el órgano de información de la SICAE y el espacio el cual reagrupó a otros periodistas que no necesariamente fueron empleados de ésta organización campesina, no obstante, tenían otra fuente de ingresos como fue el caso de Francisco E. Ramos, quien se dedicaba como agente de ventas de libros de la editorial W. M. Jackson. Inc., en la reciente ciudad de Los Mochis y además conformaba el cuerpo de redactores del mencionado impreso en compañía de J. E Pasión, Franciscos Sarach, Florencio Audeves Jr., José Vidales. Negocio que posiblemente distaba de ser un espacio comercial de libros, de citas intelectuales, es decir, una librería como tal, en donde los lectores acuden personalmente al establecimiento a mirar, hojear y a comprar no solamente libros, sino revistas y periódicos. Este periodista que era agente autorizado para la venta de libros de esta editorial la cual contaba con filiales en otros lugares del mundo, como Argentina, Londres, Madrid, Argentina, comercializaba con “libros de “mérito.” Aunque no encontramos a ciencia cierta a que se refería con el calificativo “merito” 90 para esa época, intuimos que fue una palabra para diferenciar este tipo de libro con el común o del que es leído por la clase popular.205 Pero qué tipo de libros estaban en el catálogo que ofrecía este hombre del escrito. En una publicidad que está generalmente en la página de literatura del periódico en el que escribe, encontré títulos como: El Tesoro de la Juventud, Diccionario Enciclopedia Hispano Americano, Historia de América, Enciclopedia, así como también el libro de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, entre otro más. En primera instancia no son libros de fácil acceso y para cualquier persona. Veamos un ejemplo, El Tesoro de la Juventud, editado por primera vez en español en 1915 por Walter M. Jackson, es un libro que está dirigido a niños y a jóvenes no de una clase social baja, ya que si nos remitimos solamente al anuncio publicitario en donde precisa el pago en abonos de cualquier título, nos revela el costo elevado que pueden tener estos libros los cuales solamente las familias con un nivel económico alto pueden acceder a ellos. Leonor Riesco indica que el vocabulario utilizado en este libro es formal y refinado, lo cual significa un obstáculo para el niño no acostumbrado a él.206 Contrario a la forma en cómo vendía los libros este periodista, se encontraba la Librería Valenzuela, con sede en la dirección de Obregón No. 42, Oriente en Los Mochis, propiedad de José Valenzuela, quien al igual que el primer vendedor de libros, éste también se anunciaba en Unificación pero además en El Debate, periódico que alcanzaría un desarrollo empresarial importante en la región y en el estado. Su lista de material de lectura era más heterogénea y de más fácil acceso ya que contaba con libros, folletos, revistas y periódicos. Entre los folletos estaban de agricultura, horticultura, floricultura, ganadería y otras industrias relacionadas con la cría de animales domésticos, además de Ley de Impuestos sobre la Ley del Timbre, Nuevo Código Civil, Diccionarios de la Lengua Castellana, anuncio publicitario que está entre las páginas de Unificación, dado el perfil del semanario, 205 Roger Chartier siguiendo la expresión de Daniel Roche, historiador francés, considera que son lectores “populares,” todos aquellos que no pertenecen a ninguna de las tres togas: la toga negra, es decir, los curas; la toga corta, es decir, los nobles; la toga larga, es decir, el mundo numeroso y diverso de los oficiales, grandes o pequeños, de los abogados y procuradores, de la gentes de pluma, a las que hay que añadir esos otros doctos, también portadores de toga, que son los hombres de medicina. 206 Leonor Riesco, El maravilloso mundo de El Tesoro de la juventud: apuntes históricos de una enciclopedia para niños. Universum [online]. 2008, vol.23, n.1, pp. 198-225. 91 el cual estaba enfocado al sector agrícola e industrial. Espacio que no desaprovecha para exhortar que hagan también pedidos. En cambio, la publicidad de El Debate aparece con una imagen de niños y niñas que sostiene un libro cada uno en sus manos de frente a un stand con cientos de títulos. En la parte superior de la imagen se encuentra un escrito que dice: “Haga que sus hijos se eduquen.” En otro formato de publicidad que aparece en este mismo periódico aparece otro escrito que menciona: “instruya deléitese, compre sus libros, periódicos y revistas en esta modernísima fuente del conocimiento.” Es decir, una concepción en donde se ve a la librería como la depositaría de la razón. Después de describir a los dos vendedores de libros cada uno con sus propios métodos, nos interesa rescatar dos puntos interesantes: el primero, es como un sector de periodistas paralelo a esta actividad estaba concentrado en otras ligadas al mundo de las letras como fue el magisterio, las imprentas, la abogacía, la medicina. El otro punto es como esta descripción deja entrever algunos matices del ambiente que se fue creando entre los lectores y las lecturas, lo que nos revela que había un material muy especializado como fueron las leyes y códigos que eran requeridos por los hombres de negocios, de la agricultura y del comercio regional, actividades propias de la región, y otros en donde no cualquiera podía acceder a ellos. Aunque la lectura no solamente fue de libros también de otros impresos como revistas y periódicos. Sobre este último, se podría pensar que los campesinos que se aglutinan en la SICAE, 5 mil alrededor, son lectores potenciales del semanario; sin embargo, dada la composición social de esta forma asociativa constituida en su mayoría por campesinos, no es del todo cierto, ya que para esos años todavía había porcentajes altos de analfabetismo. Tan sólo en el municipio de Ahome en donde para 1940 había una población 39 mil 208 habitante, menos de la mitad (16 mil 959) sabía leer y escribir,207 lo que no significó que la cultura del impreso que se estaba formando en Los Mochis no haya marcado al que no sabía leer y escribir. Como lo señala Roger Chartier, la lectura no es una invariante histórica— ni siquiera en sus modalidades más físicas—, sino un gesto, individual o colectivo, 207 Sexto censo general de población de los Estados Unidos Mexicanos, Secretaria de la Economía Nacional, 1942. 92 que depende de las formas de sociabilidad, de la representación del saber o del ocio, de las concepciones de la individualidad.208 Es decir, la misma red de lugares de sociabilidad tanto formales como informales que crearon los obreros y campesinos, como fue desde las asambleas del sindicato, el taller, la fábrica hasta las fiestas con motivo del día del ejido fueron espacios en donde la lectura de la noticias circuló. Por otra parte, la imagen, es especial, la caricatura política que hace presencia durante el periodo de la Segunda Guerra Mundial, sería un espacio que involucraría al debate político a los que no sabían leer y escribir. En suma, la escritura y lectura cada vez fue más necesaria, porque sólo ella, señala Chartier, permite la teneduría de un cuaderno de cuentas que puede preguntarse al cliente o de un libro de hechuras comparable con el del comerciante.209 Publicidad aparecida recurrentemente en las páginas de El Debate. Fuente: El Debate, julio 1943. La educación del obrero, del campesino y del ciudadano fue precisamente un tema que marcó a los periodistas, a los hombres de la pluma de Los Mochis, hombres depositarios de las ideas de la Revolución Francesa y de la modernidad. Así, la importancia de la lectura y del papel que debió de jugar el libro en la sociedad, especialmente en Los Mochis fue uno de los temas importantes que 208 Roger Chartier, Libros, lecturas y lectores en la Edad moderna, España, Alianza Universitaria, 1994, p. 127. 209 Ibíd, p. 133. 93 fueron abordados en las tertulias de los periodistas y en donde la prensa fungió como la palestra en la que se discutió sobre la necesidad que tienen los mochitenses de una biblioteca pública. “Creemos que quienes necesitan de esa biblioteca son la clase obrera; con tanto mayor razón los obreros, en su mayor parte, carecen de la instrucción necesaria, pues por lo general no han alcanzado a recibir ni siquiera la que corresponde a la escuela elemental,” señala el periódico El Debate en una editorial del 29 de octubre de 1945. La preocupación por la educación del ciudadano no sólo sería un tema que reagruparía a los periodistas en las salas de redacción de sus periódicos sino que también el gusto y el placer por otras actividades culturales y artísticas como el teatro, el cine y la poesía, las cuales sería motivo para que estos hombres de letras se dieran cita. Asimismo, otros encuentros culturales y artísticos como las ferias primaverales fueron espacio en donde los hombres de letras, comerciantes, empresarios y familias enteras pululaban. En el concurso literario que se llevó a cabo en el marco de la feria primaveral de 1938 en Los Mochis, sería el propio Roberto Tapia Gudiño e Ignacio L. Figueroa, quienes obtuvieron mención honorifica con las composiciones poéticas: “Novia de Primavera” y “Envío Primaveral.” Este tipo de encuentros fue el marco de diferentes formas de sociabilidad en donde el entramado de relaciones y vínculos que se tejen son de diferente índole. Por ejemplo, el comité organizador estaba constituido formalmente por individuos de composición social de clase media y clase alta. Para la década de los cuarenta el periodismo que se ejerció en Los Mochis fue una actividad intelectual ligada a la literatura y a las salas de redacción de los periódicos, es decir, no salían especialmente a la calle por la noticia; sin embargo, empieza poco a poco a aparecer la nota local y de carácter nacional. Quienes desempeñaron esta actividad no buscaban una retribución económica por escribir, más bien esta práctica tuvo como objetivo no solamente hacer pública una postura política e ideológica sino también la apropiación del espacio político. En ellos había un compromiso como interlocutores. Es decir, todavía no surge el periodista 94 asalariado,210 aquel en donde muy pocas veces tiene que ver con el gran juego político. Como es característico en todos los países sujetos al régimen de la prensa mercantil, los redactores y reporteros en general deben limitarse a la transcripción “objetiva” de los hechos o del material ofrecido por las oficinas de prensa de las diferentes dependencias oficiales. Sin embargo, a nivel nacional, la expansión empresarial—industrial y comercial—de la prensa ya propiciaba el desarrollo de nuevos oficios como linotipista, prensista, reportero gráfico, y obliga una nueva división del trabajo; editores, directores, jefes de redacción, editorialistas, columnistas, reporteros, dibujantes, caricaturistas y fotógrafos.211Es precisamente durante estos años en donde surge el periódico El Debate y Unificación, en un contexto en el que la prensa alcanza un desarrollo empresarial importante por su base industrial, sus redes informativas, sus anuncios comerciales y su difusión. En esas condiciones, la circulación y la venta de espacio publicitario son las principales fuentes de ingresos, base de su sostenimiento. La venta de espacio para publicidad condiciona y acota su proclamada “independencia,” según el grado de influencia que tienen los anunciantes, tanto gubernamentales como del ámbito empresarial privado y extranjero, en orientación de cada partido.212 III. 3 La prensa como un instrumento de pedagogía política Pero bajo qué idea de periodismo escriben, acaso cuando los periodistas de El Debate Conrado Espinosa y Manuel Moreno Rivas plasman sus artículos y editoriales están pensando en realidad en la experiencia que tuvieron en los Estados Unidos como hombres del escrito, acaso podemos meter al cajón del “amarillismo criollo”213al El Debate con el que es catalogado reiteradamente por el semanario Unificación. En primera, los formadores de un periódico o de cualquier órgano impreso ya sea humorístico o con tintes electorales no son simples aventureros en el 210 José Baldivia Urdininea, op. cit, p. 124. Silvia González Marín, op. cit, p. 12. 212 Ibíd. 213 Unificación, 20 de julio de 1945, p. 1 211 95 mundo de las letras, son personas que tiene un propósito en común, que tienen afinidades ideológicas, políticas y académica, principalmente. En segunda, sería ingenuo pensar que cualquier impreso por más sencillo y rustico que sea como puede ser un pasquín o un folleto, son fieles representantes de la imparcialidad. Remontémonos cuando una vez publicada la Constitución Española de 1812 y el bando del virrey que proclamaba la libertad de imprenta, con nitidez y poco a poco, sin utilizar abiertamente conceptos políticos, los “diaristas” de la época se expresaban sobre asuntos sociales aludiendo los problemas políticos.214A falta de conceptos políticos para sustentar su debate, recurrían a la sátira, a la crítica burlesca, chocante, que ridiculizaba lo que las autoridades presentaban como políticamente serio. Como lo señala Roberto Castelán Rueda, evitaban manifestar una posición política diferente de la del gobierno o sus panegíricos, pero sin duda expresaban una opinión crítica, desacorde con la expresada por la Gaceta.215 Por lo tanto, aun cuando había un ideal de periodismo cubierto por el manto de la modernidad, es decir, el de la imparcialidad y como lo representa en sus primeras líneas en un artículo El Debate, cuando inicia diciendo: “soy la flor de la democracia,”216lo cotidiano no era reflejo fiel de esos principios, ya que se crisaban en el periódico un conjunto de visiones, ideas e intereses. Es decir, no había una visión univoca, ni mucho menos la asimilación de prácticas políticas del Estado mexicano.217Asimismo, el órgano de la SICAE no escapa a las tendencias de su época, al respecto sostiene: Unificación no pretende ni admite a priori constituirse en un poder dentro de otro; no. Pero es la voz autorizada de cinco mil ejidatarios, que son cinco mil ciudadanos en sus plenos derechos; y cuando se expresa adquiere el significado de un grito regional verdaderamente fónico y cívicamente varonil. Es un periódico del pueblo y para el pueblo, sin compromisos ni componendas con nadie pero absolutamente con nadie; su ideología, sus 214 Roberto Castelán Rueda, op. cit, pp. 54-55. Ibíd, p. 55. 216 El Debate, 17 de abril de 1943, p. 8. 217 Véase a Arno Burkholder, “Construyendo una nueva relación con el Estado: crecimiento y consolidación del diario Excélsior (1932-1968)”, Según revista de historia y ciencias sociales, enero-abril, 2009, N. 73, pp. 90-91. 215 96 propósitos son claros, nítidamente definidos; todo mundo sabe qué queremos y por qué seguimos el propósito esencial que nos guía.218 Una de las sociabilidades masculinas desarrolladas en Los Mochis compuesta socialmente por miembros del sector obrero-campesino. La conversación, la bebida, el canto, y el entretenimiento fueron unas de sus funciones. No obstante, este tipo de encuentros durante las coyunturas políticas modelaron formas de sociabilidad de carácter político. Fuente: archivo personal. Los objetivos de los dirigentes sicaistas no estaban al margen de las acciones encaminadas a lograr las metas revolucionarias. Sus tendencias principales eran inequívocas: un nacionalismo marcado, “un populismo” visible y la elevación no sólo económica y social, sino concretamente política, de los sectores de la población menos favorecidos, es decir, los campesinos y los obreros.219 La relación “Ejido y política” fue el telón de fondo de lo que se escribió en las páginas del semanario. Es decir, esbozamos, que en su afán de politizar a los ejidatarios y de construcción ese puente entre ejido y política el objetivo era tener un lugar en la vida política. Ya en la práctica, la participación de los ejidatarios en las elecciones era la clave para hacerse de esos espacios, para legitimarlos. 218 Unificación, 3 de agosto de 1945, p. 3. Daniel Cosío Villegas, El sistema político mexicano, México, Cuadernos de Joaquín Mortiz, 1972, p. 49. 219 97 En contraste con las ideas vertidas en El Debate, las dominantes en el impreso campesino son explícitamente políticas, así desde sus secciones aparecen enunciados como evidencia del marxista que regía sus artículos, e incluso, el propio nombre del heraldo nos da una idea de su propósito fundamental que era la unificación de las Sociedades Locales Colectivas de Crédito Ejidal de manera homogénea las cuales estatutariamente integraban la Sociedad de Interés Colectivo Agrícola Ejidal “Emancipación Proletaria.”220 Bajo esta idea, el periódico jugó un papel como propagandista colectivo, como agitador colectivo pero además como un organizador colectivo.221En ese sentido, la representación de la Hoz como símbolo de la lucha obrera-campesina no sólo se convierte en una prioridad pedagógica enfocada a la clase trabajadora que busca trasmitir el semanario, sino una manera de ir imponiendo poco a poco un conjunto de ideas como era la unificación. La Hoz Ayer, Te empuñaba la mano del esclavo que recogía en la paz de los trigales la semilla del amo. Ayer, Estuviste pérdida en las haciendas al servicio de todos los magnates, oculta en los graneros y en los surcos esperando al final de las cosechas. Hoy, En alto como un símbolo rebelde te llevan apretadas muchedumbres que levantan canciones justicieras; y te imprimen en todos los programas y apareces en todas las banderas. Mañana, 220 Estatuto de la SICAE y Sociedades Locales Colectivas de Crédito Ejidal de R.I, Los Mochis, 1944-1945. 221 V. I. Lenin, ¿Qué hacer? Problemas candentes de nuestro movimiento, Moscú, Editorial Progreso, 1977, p. 180. 98 Saldrás de las ferreterías para asaltar mansiones y palacios en cuyos muros el ladrón acecha y en las manos de todos los hambrientos en las testas de todos los burgueses realizaran tu última cosecha.222 Aunque la Hoz no era uno de los instrumentos fundamentales de los trabajadores del campo debido a las condiciones locales,223 si lo era la trucha, así como el martillo lo era de los obreros. Dos instrumentos que representan a la clase trabajadora local pero también una manera de adoptar y de representar el marxismo. La coyuntura internacional de los fascismos, la adopción del marxismo como la ideología del cambio revolucionario,224 las relaciones y lazos que se estrecharon con los líderes obreros y políticos como lo fue con Vicente Lombardo Toledano y con Cárdenas, pero sobre todo, la concentración importante de trabajadores crearon las condiciones para la construcción de simpatizantes y adherentes alrededor del marxismo y del Partido Comunista en el norte de Sinaloa.225 Estas ideas vendrían a conformarse como un elemento fundamental para la expropiación de tierras, las cuales por iniciativa de Carlos Ramón García y de Lombardo Toledano se buscaba la expropiación total de los bienes de la compañía, incluido el ingenio; sin embargo, Cárdenas, sólo expropió las tierras el 9 de diciembre de 1938.226Ante ello, y a propuesta de Lombardo Toledano las tierras se explotarían colectivamente, lo que daría forma a la SICAE, convirtiéndose así en un actor político importante. Las ideas marxista no sólo tuvieron eco en los sectores sociales como el de los obreros y campesinos, sino además, encontraron terreno fértil en los maestros y en los hombres de la pluma. 222 Unificación, 21 de abril de 1944, p. 4. La Hoz como instrumento de trabajo no era idónea para el corte de caña de azúcar, ésta era especialmente para los trigales. En cambio, la trucha era especial para el corte del cultivo regional. 224 Eric Hobsbawn, op. cit, p. 82. 225 Azalia López González, op. cit, p. 237. 226 Mario Gill, op. cit, p. 168. 223 99 CAPÍTULO IV. Las prácticas y los espacios de sociabilidad de los fundadores de El Debate IV. I Conrado Espinosa: prácticas, ideas y lazos La llegada de profesionistas a Los Mochis que pronto se fueron ligando al campo de la enseñanza se enmarca en el ambiente de la reconstrucción de las conciencias como parte de un proyecto nacional, reconstrucción que en un momento dado tomaría una orientación hacía una lucha ideológica en el terreno de la educación. Por esa época es cuando el normalista Conrado Espinosa227 desde San Antonio Texas, estrecha una relación a través de correspondencia con Rosario Grijalva, quien era el tesorero de la Fomentadora de Instrucción y Educación, S.C. L., sociedad cooperativa creada el 3 de abril de 1930 por empleados ejecutivos del ingenio azucarero, agricultores locales y comerciantes, empleados gubernamentales,228cuyo objetivo fue crear un politécnico en Los Mochis pero que posteriormente se convertía en el Centro Escolar del Noroeste (CEN), escuela para varones con un sistema de internado, dirigida por el propio Espinosa. No obstante, la relación de amistad que estrechó el normalista egresado de la Escuela Normal de Profesores de Guadalajara, Jalisco, no fue la primera ni la única con gente de Sinaloa, ya que desde su juventud conoció y cultivó una larga amistad con Ramón F. Iturbe, general de Brigada, nombramiento que le había dado Francisco I. Madero por sus méritos en campaña.229 El primer encuentro entre estos dos personajes fue en un Centro Espírita en Guadalajara, en donde Iturbe se encontraba en ese momento como Jefe de las armas revolucionarias en Jalisco, Colima, Zacatecas y Aguascalientes. Conrado había llegado al Centro Espírita en donde se practicaba el hinduismo, cristianismo, espiritualismo, ascetismo y prácticas de magia a través del hipnotismo, por medio 227 El profesor Conrado Espinosa nació el 28 de enero de 1897 en Zapotlán el Grande, Jalisco. Adrián García Cortes, Memorias del Cerro. Espinosa, el hombre, el maestro, México, Editorial El Debate S. A, 1983, pp. 182-183. 229 Ibíd., p. 52. 228 100 de familiares y de amistades que había hecho en Atoyac, al sur de Jalisco. Así, la formación de clubes como lo fue el Club Amor Universal—presidido por Conrado Espinosa— la celebración de fiestas y tertulias en donde Iturbe proporcionaba la orquesta o la banda del Estado Mayor,230 reforzarían los lazos de sociabilidad entre estos dos individuos, que a la postre sería clave para el arribo del normalista a las tierras sinaloenses por invitación del mismo Iturbe en 1919 pero ahora bajo la figura de gobernador constitucional de Sinaloa, quien se había consolidado como un fiel representante del carrancismo en la entidad.231 La llegada de Conrado Espinosa232 junto con su madre Soledad Rodríguez a Sinaloa fue por el puerto de Mazatlán a la edad de 22 de años, con el objetivo de incorporarse a las filas del aparato educativo del estado de Sinaloa por recomendación del propio gobernador Ramón F. Iturbe, quien le había escrito una carta para presentarla ante las autoridades educativas de la capital. Con la llegada primero a Mazatlán—con dos meses previos a iniciar los cursos—en donde fue recibido por la familia del presidente municipal Heleodoro Gil, familia conocida desde Guadalajara, y posteriormente por Mariano Romero, quien era amigo del alcalde porteño y quien se movía en el entorno político local de Culiacán, Espinosa empezó a socializar con sus pares los maestros de la capital del estado. Su primera experiencia en este centro urbano fue como maestro de sexto grado en la escuela Benito Juárez, en donde aplicó los dos años de conocimientos adquiridos en Guadalajara en donde impartió por primera vez clases en la Escuela de Experimentación Pedagógica. Para esos años se vivía un clima de efervescencia política a nivel nacional con la rebelión iniciada en Sonora la cual había rendido sus frutos ocasionando que Carranza dejará de ser el presidente y jefe del ejército constitucionalista,233 mientras que a nivel estatal, las luchas entre el gobernador Ramón F. Iturbe y Ángel Flores, lugarteniente de Plutarco Elías Calles, ocasionaron constantes 230 Ibíd. Azalia López González, op. cit, pp. 124-125. 232 Conrado Espinosa fue la tercera generación descendiente de español. 233 Azalia López González, op. cit, p. 63. 231 101 cambios en materia de política. Así, una vez dejado el poder por Iturbe, Alejandro R. Vega ocuparía el puesto de gobernador provisional de Sinaloa. El escenario que se vivía y en especial la situación por la que pasaba Iturbe con el cambio de poderes a Mazatlán y con la lucha contra Flores, no trastocó la vida social que iba empezando a hacer el normalista en la capital del estado pero si menguó los encuentros entre Iturbe, ya que ante la propuesta del entonces gobernador de acompañarlo al puerto éste decide quedarse, así pues, los momentos agradables y de placer propios de reuniones de amigos y de espacios de sociabilidades mundanas que practicaba la familia del gobernador junto con el normalista, como lo fueron las tardes de tertulias y los encuentros para ir a cazar liebres a Tierra Blanca, Culiacán, se fueron desdibujando en los itinerarios del General y del normalista. Sin embargo, la correspondencia fue un medio que los mantenía unidos y en contacto, Conrado seguía en Culiacán ahora como inspector escolar e Iturbe como refugiado político en la ciudad de México. Entorno a la situación que guardaba la política local y nacional, y sobre el hospicio que había creado Iturbe y que fue blanco de muchas críticas y que desde la llegada a Culiacán lo cuidaba Espinosa, fueron algunos de los temas que vertebraron las epístolas que se enviaron. Una vez que Conrado Espinosa asumió su nuevo puesto como inspector de escuelas particulares empieza a enarbolar sus conocimientos en materia educativa situación que también le permitió estrechar relaciones de amistad con maestros y personal de las escuelas. Justo en los albores del proyecto del nacionalismo cultural vasconcelista, Espinosa junto con sus pares empiezan a celebrar encuentros dominicales en el Colegio de Señoritas “Teresa Villegas,” cuyo objetivo fue llevar a cabo actividades para reformar el tipo de educación que se impartía en la entidad.234 En dichos encuentros estableció una sólida amistad con la entonces fundadora del colegio María de Jesús Neda Bonilla, quien era hermana de madre de Manuel Bonilla, ex ministro para esos años de Madero. 234 Adrián García Cortes, op. cit, p. 65. 102 Poco después del arribo del profesor Espinosa como inspector escolar, éste ingresó a la Universidad de Occidente, la cual acababa de ser transformada de Colegio Rosales a institución universitaria en el gobierno del general Ramón F. Iturbe, en donde por influencia directa del doctor Bernardo J. Gastélum, en mayo de 1918 se expide la Ley que crea la Universidad de Occidente y le concede su autonomía. En su corta estancia, y en compañía de un grupo de amigos crean la normal libre en la cual ocupó cargos de prefecto, maestro y bibliotecario. Moverse en estos círculos académicos e intelectuales lo llevaron a estrechar lazos afectivos entre alumnos y maestros de la institución universitaria, la cual, al poco tiempo, en octubre de 1922, retorna a la estructura de colegio, creándose así el Colegio Civil Rosales, debido a la situación política y social en que se encontraba la entidad y el país. Esta red de vínculo que teje el normalista con Francisco Elenes Almada, Mariano Romero, Luis A. Cervantes, Clemente Vizcarra, Ricardo Rojo Ruiz, da como resultado la fundación de un órgano estudiantil cultural, llamado Vesper, cuyo primer número fue editado el primero de abril de 1922. Este impreso cultural, considerado como una estructura elemental de sociabilidad, estuvo anclado a buscar la mejoría social y ser un espacio intelectual de esta generación de jóvenes. Entre sus páginas, las cuales constaban de 24 y salía a la luz pública cada 15 días, el profesor Espinosa tuvo una columna que intituló “El demonio familiar”, espacio que siguió manteniendo aun cuando se encontraba radicando en el extranjero. Así, pues, en un contexto en donde la capital mexicana estaba en efervescencia cultural, un momento central del desarrollo de los jóvenes intelectuales de la clase media como fue el caso de Manuel Gómez Morín 235, quien para 1921 contaba con la misma edad (24 años) que Conrado Espinosa 236 y que posteriormente conformarían un entramado de lazos de amistad con el que sería el fundador del Partido Acción Nacional (PAN) en México, pero que en ese momento histórico los ideales de Vasconcelos hicieron eco en la mente del profesor normalista. En este proyecto nacional de Vasconcelos —quien había 235 236 La fecha de nacimiento de Manuel Gómez Morín es el 27 de febrero de 1897. La fecha de nacimiento de Conrado Espinosa es el 28 de enero de 1897. 103 combatido la dictadura porfirista— y que emprendió una batalla contundente contra el analfabetismo, creando para ello escuelas rurales, misiones y centros culturales, el normalista se sumaría como maestro misionero237 del proyecto. Sobre el plan de Vasconcelos Espinosa apuntaba: “lo que más me llamó la atención, sin embargo, era la idea central del programa educativo que consistía en imponer la igualdad de la enseñanza partiendo de la igualdad de los hombres ante el espíritu, al estilo de la vieja tesis católica española.”238 Atraído por las ideas vasconcelistas y a raíz de algunas diferencias con el coronel José Aguilar, quien ocupó el cargo de gobernador interino en ausencia del gobernado Ángel Flores, pero sobre todo, por la cruzada de Vasconcelos, el profesor jalisciense decide trasladarse a la ciudad de México, en donde empezó a socializar de nuevo con Iturbe, que para esos años ya se encontraba organizando una compañía explotadora de petróleo y seguía siendo pontífice del hipnotismo. Una vez en la capital del país no demoró en entrevistarse con Vasconcelos; su llegada con meses de anticipación le permitió llevar a cabo actividades lanzando convocatorias para que más jóvenes se incorporaran como misiones en las comunidades indígenas. Así, llegado el momento, se lanza a fundar en un pueblo de la sierra hidalguense las dos primeras escuelas primarias del régimen federal, una diurna y otra nocturna y a sentar las bases para la primera misión cultural del programa de Vasconcelos. De la escuela nocturna recibió el nombramiento de director por el propio Vasconcelos en enero de 1923, no obstante, al poco tiempo recibiría el cargo de director general de Educación en Tabasco, en donde marcado por el panorama político difícil por el que atravesaba el país; primero, con el conflicto entre obregonistas y delahuertistas, segundo, las tensas relaciones que se estaban creando entre el centro y la periferia, es decir, entre una clase política 237 Las misiones culturales fueron creadas en 1923 por Roberto Medellín, Oficial Mayor de la SEP, como instrumento de actualización para profesores rurales y “brigadas de fermentación ideológica y de renovación de los conocimientos y métodos de los maestros”. Eran, como se sabe pequeños grupos de maestros (“misioneros”) con una cierta especialización en áreas tales como pedagogía, geografía, historia, matemáticas, artes y oficios, que realizaban visitas periódicas y de corta duración (“misiones”) a poblaciones aisladas…píe de página tomada de Guillermo Palacios, La pluma y el arado. Los intelectuales pedagogos y la construcción sociocultural del “problema campesino” en México, 1932-1934, México, El Colegio de México, p. 18. 238 Adrián García Cortes, op. cit, p. 73. 104 local que se fue formando entorno a los gobernadores y el centro representado por el callismo, Espinosa se vio envuelto en problemas con Garrido Canabal, gobernador de Tabasco, quien junto con Emilio Porte Gil en Tamaulipas, Adalberto Tejeda en Veracruz, Felipe Carillo en Yucatán y Saturnino en San Luis Potosí conformaron el bloque de gobernadores del golfo, quienes le prestaron a Calles un apoyo condicionado y contribuyeron a formar parte de su fuerza como factor político nacional.239Bajo este escenario, Conrado Espinosa sería blanco de Garrido acusándolo de ser delahuertistas240y por no compartir y no estar convencido de “desfanatizar” al pueblo mediante la destrucción del catolicismo y la construcción del nuevo ciudadano” a través de la escuela racionalista,241 la cual se enfocaba más a las estructuras ideológicas y políticas como vía para la transformación de la sociedad. Este panorama ocasionó que el normalista dejara el país y se exiliara en San Antonio Texas, Estados Unidos, en donde tuvo contacto con el consulado mexicano, a través del cual se conectó con el medio periodístico de habla hispana,242 escribiendo en el impreso El Nacional. Una vez en San Antonio, Texas., en el mismo ambiente periodístico norteamericano, el normalista conoce y teje un vínculo afectivo con Ignacio Lazano, un inmigrante mexicano que creó toda una empresa periodística y editorial con presencia en la comunidad de habla hispana del sur de Estados Unidos, formando La Prensa (San Antonio) y La Opinión (Los Ángeles).243Así, recibiendo ingresos por su desempeño como hombre de letras,244 el normalista se contactó con el doctor Bernardo Gastélum245—con quien había formado una amistad durante su estancia en Sinaloa— para que éste le facilitara un pase de ferrocarril hasta Laredo para su 239 Azalia López González, op. cit, p. 129. Adrián García Cortes, op. cit, p. 88. 241 Entre 1929 y 1935, es decir durante el “Maximato,” la actitud del Estado mexicano frente al problema educativo era una sola; el respeto absoluto del artículo 3º, que implicaba el establecimiento de una educación laica, entendida ésta como libre de prejuicios religiosos, véase a Roberto Blancarte, Historia de la Iglesia católica en México, México, FCE/Colegio Mexiquense, 1992, p. 43. 242 Adrián García Cortes, op. cit, p. 95. 243 Susana Quintanilla, “La película que usted no pudo ver,” Proceso, No. 19, octubre, 2010, p.23. 244 La expresión de” hombre de letras” fue establecida por Roger Chartier al analizar cómo algunos intelectuales durante el siglo XVIII definieron a los letrados como individuos volcados al estudio, la lectura y la vida de gabinete. 245 Para esos años Gastélum ya se encontraba como subsecretario de Educación pública. 240 105 madre, la señora Soledad Rodríguez, a quien le había guardado fidelidad tras separarse de su padre, Rafael Espinosa. Como vigilante y celosa de sus amistades, Soledad Rodríguez, de un carácter especial, guardaba un lazo importante en la vida del normalista. Al igual que Conrado Espinosa; la madre, protectora, casi divina, también jugaría un papel importante en la vida del también normalista oaxaqueño José Vasconcelos, de la que se refería de esta manera. “La voz entrañable de mi madre orientaba mis pensamientos, determinaba mis impulsos. Se diría que un cordón umbilical invisible y de carácter volitivo me ataba a ella…246” Ya instalado en uno de los suburbios y con una reciente licencia por tiempo indefinido otorgada por el propio Vasconcelos con quien se había entrevistado en una visita que tuvo el político y el filósofo mexicano a San Antonio, Conrado Espinosa reanuda sus colaboraciones en la revista Vesper. El perfil que tenía y que iba forjando el normalista no era ajeno al que caracterizó al trabajador intelectual del cañedismo en Sinaloa. Por ejemplo el periodismo fue una práctica social importante de los literatos en donde la prensa constituyó la palestra de éstos intelectuales quienes no sólo escribían sus poemas, cuentos y crónicas, sino que ejercieron en la parcela del poder un papel fundamental en la vida pública ya que se ungieron representantes de la opinión pública—guías intelectuales y morales—.247La prensa en la etapa independiente de México fue, mediada por el liberalismo, un espacio exclusivo para la manifestación de las ideas principalmente políticas, pero también sociales, filosóficas y literarias; fue en este espacio donde la mayoría de los intelectuales ejercieron la incipiente opinión pública, y desde la cual buscaron adoctrinar, educar o moralizar con editoriales o artículos, pero también por medio de poemas y relatos.248La función de la prensa, como espacio para la manifestación de las ideas, no cambió en la etapa posrevolucionaria. El Maestro Rural, un impreso creado por intelectuales y que cumpliría el papel de vaso comunicante entre la cúpula de la Secretaria de Educación Pública (SEP) y 246 José Vasconcelos, Ulises criollo, México, CFE, 1983, p. 7. Javier Velázquez, Los autores del régimen. El mundo literario en el cañedismo. México, Instituto Municipal de Cultura Culiacán, 2012, p. 12. 248 Ibíd, p. 29. 247 106 los maestros rurales, fue una de las arenas donde se disputaba la prerrogativa de determinar la representación del campesino sobre la cual se establecerían las políticas sociales, económicas y sobre todo culturales, del régimen posrevolucionario.249 Fue una etapa que aunque ya no había un control de la opinión y del espacio público por el régimen porfirista, se recurrió a la represión o al chantaje para contener los exabruptos de una prensa que, en general no comulgo con la Revolución.250Una prensa, que por otro lado, tuvo fundamentales cambios en su fisionomía, debido al desarrollo empresarial, por su base industrial, sus redes informativas, sus anuncios comerciales y su difusión. Bajo estas vicisitudes de la prensa, el profesor Conrado Espinosa inicia una etapa como hombre de letras publicando en periódicos de los Estados Unidos, en los cuales tomaría postura sobre lo que pasaba en México como fue la rebelión cristera; sin embargo, el normalista interrumpe parcialmente dicha etapa sumándose al movimiento escobarista, en el cual ingresa de la mano del propio Iturbe contra el callismo. Con el grado de Mayor Pegador de la Extrema Vanguardia del Ejército Renovador regresa a Culiacán, Sinaloa, instalándose posteriormente en La Cruz, en San Blas—en compañía del general Cruz—y luego en Los Mochis. Una vez que el movimiento escobarista fue derrotado obligó a Espinosa a regresar a los Estados Unidos junto con Iturbe en donde ahora con la esperanza del triunfo de Vasconcelos en las elecciones de 1929 vuelve a escribir pero ahora en un impreso (La Chispa) que funda en Chicago con un grupo de amigos, cuyos principales escritos se enfocaron a hacer campaña a favor del político oaxaqueño. Otros intelectuales empáticos con el movimiento de Vasconcelos que también se sumarían a la campaña pero desde otras trincheras fue el caso de Manuel Gómez Morín, quien visto como crítico y con ideas revolucionaria para esa época,251 renuncia a su puesto de gobierno para apoyar al candidato de oposición, coyuntura que unía a estos dos intelectuales en un solo 249 Guillermo Palacios, La pluma y el arado. Los intelectuales pedagogos y la construcción sociocultural del “problema campesino” en México, 1932-1934, México, El Colegio de México/CIDE, 1999, p. 63. 250 Silvia González Marín, op, cit, p. 66. 251 Roderic Ai Camp, La formación de un gobernante. La socialización de los líderes políticos en México post-revolucionarios, México, FCE, 1986, p. 185. 107 proyecto; sin embargo, no sería hasta años después cuando empezarían a tejer una amistad bajo la finalidad de construir otro proyecto político. La idea de crear un partido político de oposición ya yacía en la mente del batopilense desde años previos a la elección del 29; no obstante, a raíz de la declaración que hace el presidente Calles en su último informe de gobierno—1º. de septiembre de 1928, en donde invita a la ciudadanía a participar libremente en próxima contienda electoral, Gómez Morín pensó en consolidar su idea: una institución que preparara a la ciudadanía para su permanente actividad política. 252 Sin embargo, a pesar del talento y figura de Vasconcelos no consiguió que su movimiento se consolidara debido a que desde un principio actuó desorganizado, preparado sólo para un triunfo electoral sin considerar su permanencia después de las elecciones. Mientras que él ostentaba la candidatura que era fugaz, Manuel Gómez Morín Poseía la idea del partido político: la organización de la permanencia.253 Después de mucho avatares marcados por la situación política por la que atravesaba el país— como fue el fracaso electoral del candidato en 1929— de los cuales escribió en los periódicos de los Estados Unidos, forjando una larga trayectoria como hombre de letras, portador de otras culturas, Conrado Espinosa decide volver a Sinaloa a raíz de una propuesta de trabajo como director de una escuela politécnica la cual se quería instalar en Los Mochis, pero sobre todo, por un problema de salud que aquejaba a su madre. Tan pronto tomó la decisión y a sugerencia de Agustín Airola, con quien había sido compañero en el movimiento escobarista, Conrado Espinosa se comunica con la sociedad que habían creado el proyecto de la escuela politécnica. De esta manera empieza a intercambiar puntos de vista sobre el tema de educación y su estancia en Los Mochis, tanto con Rosario Grijalva, quien era un alto ejecutivo del Ingenio Azucarero y un hombre de gran de confianza de Benjamín F. Johnston—quien era además, como lo mencionamos al principio del estudio, el tesorero de la Fomentadora de 252 253 Xóchitl Patria Campos López, op. cit, pp. 220-221. Ibíd, p. 223. 108 Instrucción y Educación, S.C. L—; asimismo, con Alfonso L. Gaxiola y Eduardo Rousset, presidente y secretario de la Fomentadora. Mientras que desde la capital mexicana, algunos de los círculos de intelectuales vinculados a los programas de educación rural discutían sobre la integración nacional, en donde sobresalía como era de esperarse el papel del campesino en la vida nacional254y en donde el Estado mexicano mantenía una sola actitud respecto al problema educativo: el respeto absoluto del artículo 3º, que implicaba el establecimiento de una educación laica, entendida ésta como libre de prejuicios religiosos;255 en la correspondencia, la cual duró desde febrero a mayo de 1934, el normalista le hace llegar a Grijalva un bosquejo que tituló Bases para una Organización Educativa, en el cual toma una postura sobre seis ejes: enseñanza, educación, laicismo, civismo, familia y humanismo. En él, claro está diferente a la mirada oficial que se venía formando y divulgando a través de los diferentes espacios, por ejemplo, abordaba a la familia como el núcleo indispensable para existencia social.256Una concepción que se ancla en la idea de que la familia es la auténtica y la más antigua de todas las sociedades humanas, porque la familia es “anterior” a la sociedad civil y su raíz. 257 A través de la integración de las familias entre sí se constituyen unidades de coexistencia mayores, que no son sino “conglomerados de familia,” “eslabones de una cadena.” De la familia “nace el linaje, el municipio, el pueblo y la nación. 258” Estas ideas profesadas por Conrado Espinosa, las cuales se enmarcan en una de las corrientes del pensamiento católico mexicano (derecha radical), 259 tuvieron buena 254 Guillermo Palacios, op. cit, p. 30. Roberto Blancarte, op. cit, p. 43. 256 Adrián García Cortes, op. cit, p. 167. 257 Nora Pérez-Rayón E., Mario Alejandro Carrillo, “De la derecha radical a la ultraderecha en el pensamiento social católico,” en Roberto Blancarte (Compilador), El pensamiento social de los católicos mexicanos, México, FCE, 1996, p.115 258 Ibíd, pp. 115-116. 259 En general, el pensamiento católico rechaza cualquier tipo de injerencia del Estado. En el caso de la educación—en donde la libertad religiosa se considera como un derecho familiar—el Estado no podía intervenir en ella ni en la integración de la familia. Hablando de manera particular, la derecha radical es en gran medida “reformista”; constituida como organizaciones intermedias, busca incidir dentro del orden establecido para modificarlo. Los canales a través de los cuales ejerce su acción son principalmente institucionales, ya sea dentro de la esfera gubernamental o del 255 109 recepción en la mente de la reciente elite política de Los Mochis conformada por ejecutivos del Ingenio Azucarero, agricultores, comerciantes, profesionistas y empleados de gobierno. El entramado de relaciones que tejieron estos individuos, con determinadas prácticas de sociabilidad se fueron formando y posteriormente consolidando bajo una proyección política más clara, de la que sería parte Espinosa. La creación de una escuela particular (politécnica, en su inicio) no fue ideada como una necesidad colectiva, sino más bien como una necesidad de ésta élite política que no estaba de acuerdo con el quehacer de Estado mexicano posrevolucionario. Una escuela que sería no sólo el espacio de aprendizaje de sus descendientes sino un espacio de socialización estudiantil y sobre todo un espacio de formación ideológica. Más adelante entraremos en materia sobre este último punto. IV. 2 La correspondencia, lugar de intercambio intelectual La doctrina de la hispanidad—una de las dos irradiadas por España hacia los países de América Latina desde los últimos años del siglo XIX y hasta mediados del XX—no fue ajena al pensamiento de Conrado Espinosa. Con la elaboración de una nueva versión del nacionalismo (la doctrina hispanista) orquestada por la dictadura de Primo de Rivera, que reformuló la protesta noventaiochista con la introducción de un nuevo enfoque teológico-político, los planteamientos hispanoamericanistas habían perdieron fuerza. Así, el franquismo adoptó la doctrina de la hispanidad para sustentar una ideología que amalgamaba al catolicismo militar, la acción civilizadora y la unión espiritual de España con sus antiguas colonias. Ideas que no tardarían en llegar a México y expandirse en el territorio nacional. En la idea de ir construyendo no sólo materialmente al colegio sino también política e ideológicamente, aunque de esta parte no hay nada explicito, empieza a cartearse con Alejandro Avilés, quien se va a convertir en uno de sus colaboradores como maestro y como integrante de un grupo de amistad. En una ámbito de la sociedad civil. Organizaciones como Pro-Vida, Unión Nacional de Padres de Familia, Asociación Nacional Cívica y Femenina. 110 carta que le envía Espinosa desde Los Mochis a La Brecha, Guasave, en donde Avilés vivía con sus padres, con fecha 30 de junio de 1936, le confiesa. “Quiero, principalmente, una purga radial de mentiras consagradas; la formación de un criterio humano, claro que hasta donde sea posible, para situar la propia personalidad en el fenómeno histórico-geográfico. Por mandato legal, y quiero ser sincero respetuoso de la ley, debemos ser socialistas. Bien, somos socialistas, pero, pero seamos socialistas, con un amplísimo sentido humano.” En la misma carta, seguía diciendo, “para ser mexicanos, someter a riguroso examen nuestro indianofilismo, quedarnos con lo vivo y útil de él y tomar las responsabilidades y la conciencia de nuestro españolismo, que es del Cid Campeador, de Isabel la Católica y de Hernán Cortés…”260 Alejandro Avilés, hijo de Manuel Avilés Inzunza y de María del Refugio Inzunza Angulo, una familia con cierto nivel económico que se sostenía con una empacadora de legumbres, ya contaba con experiencia de maestro desde los 14 y hasta los 17 años, tiempo que dedicó a impartir clases en la escuela oficial número cuatro de la localidad, pero para esos años colaboraba con su padre en la empacadora, la cual estaba en La Reforma. Avilés no tenía el gusto de conocer personalmente al maestro jalisciense luego de que éste cuando fue a buscarlo personalmente—por recomendación de Anita Peiro, maestra de Inglés y música en Los Mochis—para entrevistarse y proponerle un espacio en la reciente escuela particular fundada en la ciudad, Avilés no se encontraba en el municipio norteño ya que andaba en unas diligencias en la capital del estado de Sinaloa. A pesar de ello, y aunque distantes físicamente pudieran intercambiar ideas y afectos por medio de cartas. A través de ellas, discutieron los planes de estudios que se deberían impartir en el colegio bajo la luz del perfil que buscaron construir en el alumnado. Desde La Brecha, Avilés responde la grata del 30 de junio de 1936, en la que le dice. “Encuentro magnifica su idea de hacer, en la historia, “una purga de mentiras consagradas,” porque eso, desgraciadamente, son la mayoría de nuestros textos históricos: mentiras consagradas. Los niños deben de recibir una suma exacta—aunque sea reducida—de conocimientos históricos…Los alumnos 260 Adrián García Cortés, op. cit, p. 222. 111 deben de saber que, si son mejicanos (sic), tienen más de español que de ninguna otra raza y que además su cultura es hispanista, aunque haya recibido otras influencia.”261De esta manera, la educación socialista impulsada por la política cardenista se convertiría en uno de los terrenos en donde se manifestó la oposición anticardenista. Los ataques en su contra lograron vincular algunos intereses de los sectores medios afectados con los de grupos católicos y de cierta burguesía nacional.262 La intención de resignificar el papel de España dentro de un nuevo proyecto de nación y de sociedad cobraba cada vez más fuerza en la clase media. Este contexto, aunado a la oposición de la educación socialista, daría pábulo a la práctica epistolar, espacio privilegiado de estos dos intelectuales,263 en donde discutieron e intercambiaron puntos de vistas, en las que Avilés deja explicito la fuerza que cobran estas ideas en su mente. Esta doctrina de la cual eran adeptos los profesores, resonarían en uno de los periódicos locales que ellos, junto con otros periodistas fundarían en los albores de los años cuarenta. Se trata del El Debate. En su primera etapa del impreso como semanario que corresponde del 10 de marzo de 1941 al 19 de enero de 1942, Conrado Espinosa, titula una editorial del 31 de marzo de 1941, “La Hispanidad,” en la que asegura que “el movimiento de hispanidad debe un movimiento de pueblos, debe trascender todas las capas sociales y conciencias, sentar cátedra en las academias y entre los surcos, en los bancos y en los talleres.”264 Cautivamos por el pensamiento hispanófilo Conrado Espinosa y Alejandro Avilés, quien era 18 años menor que el normalista jalisciense, y que en sus tiempos libres gustaba por la poesía, además de ser autodidacta, emprenden el vuelvo de salir adelante con el CEN reforzando el sistema de la enseñanza secundaria a pesar de las peripecias principalmente económicas y por la falta de 261 Ibíd, pp. 226-227. Ricardo Pérez Montfort, op. cit p. 18. 263 A decir de Chartier la identidad de “intelectual” no te la da solamente la condición de lector y escritor, sino que también ésta viene marcada por su participación en las pequeñas sociedades donde los eruditos se encontraban, discutían y mantenían intercambios culturales. 264 El Debate, 31 de octubre de 1941, p. 3. 262 112 maestros. El colegio, exclusivo para varones, se encontraba en la misma sindicatura de Los Mochis al píe del Cerro de la Memoria, en donde se encontraba además en otro costado del cerro el camposanto de la ciudad. Con el trabajo de maestros y alumnos se instalaron dormitorios, cocina, comedor, biblioteca, dirección y sala de banderas, aulas para actividades que requerían mayor concentración.265 En el exterior, se acondicionó un jardín, se instaló la erección del astabandera, precisamente al píe de las gradas que daban acceso al pabellón central; allí se izó la bandera el día de la inauguración y fue el escenario en donde se llevaban a cabo el acto de formación cuando ya estaba organizado militarmente el Cuerpo de Campeadores. Tiempo después, fue rodeado el mástil con una base de biznagas. Luego se hizo una glorieta alrededor de un guacaporo,266 el más grande que había en el lugar, al píe del cual se acondicionaron bancas semicírculos convertida en una vistosa y campirana aula. Más tarde se hicieron varios cobertizos que se destinaron a la escuela primaria y a talleres, incluyendo además uno para las bicicletas de los alumnos externos. Estos cobertizos eran con techos de teja y horcones que se recubrieron con piedras pegadas con mezcla y formando columnas con una apariencia robusta.267Se tuvieron mulas para el arado, caballos para el transporte, vacas para la leche, gansos y gallinas para alimento. Además, un campo de hortalizas, parcela de flores y una huerta. Una vez creadas las condiciones físicas y materiales del colegio al píe del Cerro de la Memoria, el ambiente escolar que resultó de la interacción de profesores y alumnos, de actividades estudiantiles, culturales y cívicas, y de acontecimientos políticos, estuvo marcado por el ambiente social e intelectual de la época. Un ambiente que sin lugar a dudas tuvo influencia de la doctrina hispánica que profesaron los maestros del colegio con el objetivo de reivindicar el legado cultural español. La selección de la inauguración del colegio (12 de octubre 265 Adrián García Cortés, op. cit, p. 231. El guacaporo es un árbol con una altura de alrededor de cuatro metros de altura y que se localiza en el norte de Sinaloa. Sus principales características son: sus espinas se encuentran en el palo, las ramas son puras hebras con hojas chicas. Florece en racimos amarillos y la fruta es un ejote. Crece en todo tipo de terreno, a la orilla de canales, ríos, arroyos, todo el tiempo está verde y florea por cuaresma. 267 Adrián García Cortés, op. cit, p. 233. 266 113 de 1934, Día de la Raza), en nombre del Cuerpo de Campeadores en referencia al Cid Campeador, son algunos de los ejemplos que podemos mencionar que alimentaron la identidad del nacionalismo que abrazaron estos hombres de letras. Representada la figura del maestro268 como propagador de valores y habilidades políticas, que imparten normas y que están tienes implicaciones políticas y económicas, Conrado Espinosa, en su época de hispanista, organiza a principios de 1935 un cuerpo de Campeadores integrados por los estudiantes del plantel, cuyo nombramiento significó un símbolo de la devoción que tenía el normalista a España. El primer himno de este cuerpo de Campeadores fue escrito por Alejandro Avilés, el cual decía: Compañeros alegres cantemos la canción de este Centro Escolar y luchemos con fe inquebrantable por llevar adelante su ideal. Lancémonos a la lucha con alegría y valor y vámonos a la conquista del saber y del vigor Compañeros alegres cantemos…269 El Cuerpo de Campeadores, el cual estaba integrado por estudiantes de secundaria, no sólo fue un grupo de alumnos exploradores de la región y de otros lugares, sino que fue un grupo de amigos, que los unía la aventura, la disciplina, pero además el espíritu de solidaridad y un ideal. Inspirado en ello, Avilés, les escribe un mensaje de esperanza desde la capital del país el cual apuntaba: “Sobre el estrépito del mundo que gime en cráteres y lavas, llega mi voz amiga hasta vosotros con un claro mensaje de esperanza. Porque en el cielo torbellino en que la Patria se estremece vosotros sois alas tendidas que, en ímpetu de fe, salvarse quieren. Porque anheláis la paz de Cristo y hacéis la guerra a los 268 En el proyecto cultural posrevolucionario la figura del maestro rural fue representada como el “héroe espiritual del campo,” su conducta tenía que ser impecable, pues por si misma constituía una enseñanza viva del buen vivir. El maestro era un modelo, una vitrina de virtudes, y esa segunda naturaleza tenía que estar constantemente presente en su conciencia para que actuara en consecuencia y fuera ejemplo. 269 Adrián García Cortés, op. cit, p. 238. 114 traidores que juegan con la túnica bendita y venden a la patria hecha jirones…270”En suma, aludimos que las primeras generaciones de estudiantes fueron permeadas por un conjunto de principios y de valores muy definidos política, cultural e ideológicamente. IV. 3 El Debate, lugar de encuentro y espacio de relaciones afectivas ¿Pero cómo surge este periódico en Los Mochis y qué papel jugó en el espacio político? El nacimiento del periódico El Debate no surge bajo el control de un hombre, como fue la creación de una de las revistas literarias más celebres de Francia, La Nouvelle Revue Fraçaise (La NRF), la cual, aunque pertenecía a un pequeño grupo de intelectuales, ciertamente fue dominaba por André Gide, uno de los escritores numerosos hasta la segunda guerra mundial, protestante, dotado de una fortuna suficiente para consagrar todo el tiempo que disponía a su obra. 271En cambio, A decir de Lorenzo Valdez López, ex director general de El Debate, el periódico fue forjado en el Centro Escolar del Noroeste por Manuel Moreno Rivas, Conrado Espinosa y Alejandro Avilés, ya que en la ciudad solamente existía un semanario (Las Noticias) y había la necesidad de un periódico más cotidiano.”272Pero cómo se fue formando este reducido grupo de hombre de letras, evocadores de afinidades electivas. El primero de los fundadores, Manuel Moreno Rivas, fue el último que llega a Los Mochis a principios de 1940, en compañía de su esposa Bertha Colunga y de su hija Elvina, por conducto de su hermano Óscar, que ya se encontraba en la naciente ciudad cañera ocupando un puesto de mecanógrafo en el recién inaugurado Banco Nacional de Crédito Ejidal fundado en 1939, puesto al que había llegado por recomendación del propio Manuel. Al tercer día de estar Moreno Rivas en Los Mochis, llegado de Tepic, Nayarit, en donde se vio involucrado en sucesos políticos siendo blanco de represalias por claridoso de la persona del Gral. Juventino Espinosa, Gobernado Constitucional del vecino estado de Nayarit, su hermano Óscar, que al poco tiempo fundaría la Academia 270 Ibíd, p. 211. Michel Winock, El siglo de los intelectuales, España, Edhasa, 2010, p. 160. 272 Entrevista a Lorenzo Valdez López, Los Mochis, Sinaloa, 24 de diciembre de 2011. 271 115 Comercial Webster, lo lleva al Centro Escolar del Noroeste (CEN) para entrevistarse con Conrado Espinosa. En ese momento en que el CEN se encontraba en su apogeo, con un importante itinerario de actividades culturales en donde se llevaban a cabo festivales, veladas y carnavales en los diferentes espacios—Teatros, Plazuela 27 de Septiembre y en el propio CEN—. “Cuando Manuel Moreno Rivas conoció a Espinosa nació una entrañable amistad e intercambio de ideas y pensamientos que luego se manifestó en un aprecio y a solicitud de Espinosa la familia Moreno Rivas se fue a vivir bajo el techo que le ofreció el noble Maestro, viviendo allá cerca de un año.273”Así, Moreno Rivas empezaría a dar clases de inglés y de química en el CEN, por los conocimientos que había adquirido en los Estados Unidos cuando estudió en la Universidad de California en 1931, en la cual obtuvo el título de Ingeniero en Química. Su recorrido por San Francisco y por Berkeley lo emprende en 1924, pero antes había estado viviendo en Guadalajara, Jalisco, ciudad a la que migró junto con su familia, quienes obligados por el movimiento revolucionario que sacudía la capital del país tuvieron que salir de la ciudad de México. Siendo el mayor de sus hermanos y al faltar sus progenitores, luego de que su padre fuera asesinado en 1921 y tras el fallecimiento de su madre, éste tomaría la responsabilidad de sacar adelante a sus hermanos por lo que decide llevárselos al país vecino del norte. Su estadía en los Estados Unidos y las relaciones que entabló en Nueva York le permitió crear contactos con el medio periodístico escribiendo en la revista Nueva Democracia, órgano que circuló entre la población de habla hispana del país vecino, ingresó además, al Club Hispano Americano. Ya cuando termina su carrera, éste decide regresar a México, su país natal, para trabajar como químico en los ingenios de la República, residiendo así en Nayarit en donde trabajó en el ingenio de Puga, ubicado en la capital de esa entidad.274 Ya en Los Mochis, como se podría esperar, contrario a un individuo antípoda, Moreno Rivas empieza a socializar con los hombres de letras y de 273 Alfredo Borboa Vega, “Manuel Moreno Rivas, un personaje con mucha historia, 1940,” Al Compás de los Recuerdos, No. 9, diciembre de 1992, p. 14. 274 Sergio Herrera y Cairo, Tarántulas y alacranes. Crónicas del periodismo sinaloense, México, Debarte, 2003, pp. 202-203. 116 negocios del reciente centro urbano del norte. Poseedor de un gran conocimiento de la coyuntura internacional por la que atravesaban las naciones dada la segunda guerra mundial, apoyado por sus habilidades y en su experiencia como periodista en los Estados Unidos, empieza a colaborar en la primera estación de radio comercial, la X.E.O. X, de Felipe García de León, con quien había entablado una relación de amistad y laboral. En plena guerra, Moreno Rivas transmitió las noticias que generaban los países involucrados a través del espacio radiofónico. El hecho de contar con un pequeño radio, en el cual sintonizaba las estaciones de la ciudad de San Francisco, California, en donde escuchaba las noticias en inglés, le permitió transmitir directamente las notas de guerra. Su papel desempeñado de frente a los micrófonos, lo llevo a colaborar en el semanario de Las Noticias de Alfonso Cano, dejando el puesto en la X. E. O. X, el cual lamentó, ya que no sólo transmitía información de carácter bélica sino además incursionó en otros programas dando vida al programa radial “Baile Imaginario,” en donde los radioescuchas podía participar a través de sus llamadas.275 Con algunos valores y experiencias diferentes, con visiones comunes sobre ciertos tópicos y marcados por el espíritu de la época, este grupo de hombre de letras poco a poco se fue compactándose, en donde la formación del periódico jugaría un papel importante no sólo como un lugar común entre ellos, sino además como una estructura elemental de sociabilidad y un espacio de relaciones afectivas. El periódico también visto como de un proyecto cultural, político y educativo en el marco de las ideas de la modernidad, se enmarca en un ambiente de los fascismos de la Segunda Guerra Mundial—en los que sin lugar a duda influyó en la vida política del país,— en el expansionismo de los Estados Unidos a través del Panamericanismo, en la formación de una oposición hacía el cardenismo que habían iniciado desde 1937 como reacción al cambio radical en las estructuras sociales, en donde se crearon diferentes formas de organización como la Unión Nacional Sinarquista, la Confederación de la Clase Media, el Comité Pro-Raza, la Unión Nacional de Veteranos de la Revolución y la Acción 275 Alfredo Borboa Vega, op. cit, p. 14. 117 Mexicana Revolucionaria.276Asimismo, se formaron otras organizaciones políticas como el Partido Antirreeleccionista Acción, la Vanguardia Nacional Mexicana, las Juventudes Nacionalistas, la Sociedad de Precursores y Revolucionarios 19101913, el Frente Constitucionalista Democrático, el Centro Unificador Revolucionario, el Comité Nacionalista Depurador de Razas Extranjeras, Acción Cívica Nacional, el Frente Anticomunista, el Partido Nacional Femenino y el Partido Acción Nacional (PAN)277, entre otros. Esta oposición contaba con grandes nombres y representantes de sectores que trascendían la clase media, como el Partido Acción Nacional que, encabezado por Manuel Gómez Morín, buscaba la “reorientación de la Revolución Mexicana” con el apoyo de ciertos grupos empresariales.278 Grupo de hombres que ciertamente crearon los espacios de sociabilidad política en Los Mochis, quienes fueron los simpatizantes y representantes del panismo y del sinarquismo en menor medida. Entre ellos está, primera fila: Padreo Gallardo, (no identificado), Aurelio Ibarra, Baldomero Balderrama, Roberto Pérez y Rafael Martínez. Segunda fila: Miguel Granados, Antonio Palazuelos, Antonio Bonifant, Manuel Beltrán, Carlos Sánchez, (no identificado), Hilario Pinto, Joaquín Olea, Samuel Gámez, señor Sánchez, Sentados: J. Jesús Martínez, Ignacio Ruiz, Rosario Grijalva, Conrado Espinosa, Manuel Moreno Rivas, (no identificado) y Héctor Dávalos . Previo a la fundación del periódico, durante las postrimerías de la década de los treinta, el partido oficial, fundado en 1929, se transformaría en el Partido de la Revolución Mexicana, en 1938, como consecuencia de la política cardenista. A través de los sectores obrero, campesino, militar y popular, el gobierno del General Cárdenas incorpora al partido oficial a las organizaciones sindicales, 276 Ricardo Pérez Montfort, op. cit, p. 34. Ibíd. 278 Ibíd. 277 118 agrarias, políticas y militares que se habían beneficiado durante lo que iba de su sexenio. De cara a las próximas elecciones, como ya era tradicional, varios personajes importantes del régimen cardenista figuraron como presidenciables y los ánimos se enardecieron ante la búsqueda de alianzas en los distintos sectores del partido renovado: tres fueron los posibles sucesores más nombrados: Francisco J. Mújica. Hombre cercano al presidente y representante de ala radical del régimen, Juan Andrew Almazán, militar íntimamente relacionado con los grupos empresariales y norteños, y Manuel Ávila Camacho, moderador, fiel a Cárdenas y buen administrador del ejército.279 Los tres buscaron la candidatura oficial, uno la obtuvo, otro se resignó y el último decidió entrar en franca oposición.280 La lucha se concentró entonces en dos facciones: la de Ávila Camacho y la de Almazán, La campaña presidencial de los dos candidatos estuvo llena de agresiones, reportajes amarillistas, amenazas enfrentamientos, y que demostraron la profunda división imperante en la sociedad. El Partido Revolucionario de Unificación Nacional, que postulaba a Almazán a la presidencia, reclutaba a todo tipo de opositores, desde comunistas desilusionados, hasta empresarios combativos.281 El norte de Sinaloa también sería escenario de la polarización política que vivía el país y el estado. Cuando Manuel Ávila Camacho llega a la ciudad de Los Mochis en su gira electoral, la lucha entre lieristas y loaicista traspasaba los ámbitos locales, y la pugna al interior del PRM se manifestó ante la presencia del candidato.282Tanto Guillermo Liera y Rodolfo T. Loaiza eran los dos candidatos a gobernador de Sinaloa por el Partido de la Revolución Mexicana (PRM), mientras que Ramón F. Iturbe, el tercer interesado por la gubernatura, por el Frente Constitucional Democrático, el cual representaba la oposición en Sinaloa. Los tres 279 Ibíd, p. 36. Ibíd, p. 36. 281 Ibíd, p. 37. 282 Azalia López González, op. cit, p. 250. 280 119 interesados por ocupar el cargo de gobernado protagonizaron uno de los episodios más enfrentados desde el punto de vista legal.283 La oposición al PRM surgió en 1938, cuando un grupo de civiles y militares formaron el Frente Constitucional Democrático Mexicano (FCDM), a iniciativa de los diputados Miguel Flores Villar y Ramón F. Iturbe, con el propósito de oponerse a la corriente de izquierda. Dicha oposición en Sinaloa se traduciría en grupos locales que apoyarían la candidatura de Almazán por la presidencia a través del Partido Revolucionario de Unificación Nacional (PRUN).284 Por la calle Sonora (hoy Obrero) y principal (hoy Leyva) se estableció una de las casillas de elección federal en donde se elegiría al próximo sustituto de Cárdenas. Los candidatos Manuel Ávila Camacho por el PRM y Juan Andrew Almazán por el Partido Revolucionario de Unificación Nacional. Fuente: Alfredo Borboa, Al compás de los recuerdos, No. 9, op. cit, p. 36. 283 284 Ibíd, p. 238. Ibíd, p. 249. 120 En el patío trasero de la escuela tres se ubicaron otra de las casillas de la elección federal. Fuente: archivo personal. Fuente: archivo personal. IV. 4 Su tendencia política Cuando sale a luz pública El Debate, un 10 de marzo de 1941,285 surge como semanario, el cual se imprimía en la imprenta de Las Noticias, de Alfonso Cano. Tan sólo contaba con 6 páginas en las cuales su información estaba dividida en: portada, en donde se abordaba información principalmente de la Segunda Guerra Mundial, sobre la nota roja, la cual al tiempo su tipografía será de color roja principalmente, posición (en portada) que no va a cambiar —hasta la fecha—como una estrategia de venta y como una forma de ganar lectores. En su segunda página, generalmente estaba asignada para literatura. Sus siguientes páginas abordaban el tema de la política relacionada esencialmente con el tema de las organizaciones obrero-campesinas. El editorial, no será un espacio de una sola firma, al contrario, en él escribirán diferentes periodistas y entorno a diferentes temas, pero siempre y cuando estos compartan ciertos principios 285 El primer ejemplar que ve la luz pública lleva en su portada esta Salutación: Un ideal: ayudar con nuestro grano de arena al engrandecimiento y progreso de nuestra patria…Un anhelo: poder ser útiles a nuestro semejantes. Un deseo: llenar una función social requerida es nuestro medio…Un espíritu: combatir hasta el fin a los pillos y traidores que con sus falsas teorías envenenan las entrañas del pensamiento social…Un idea, un deseo, un anhelo y un espíritu nos empujan hoy a la aventura de lanzar a la publicidad ente nuevos periódico a través de cuyas líneas trataremos de servir, a la medida de nuestras fuerzas, al conglomerado regional, especialmente al proletariado irredento tan llevado y tan traído por los embaucadores que lo han utilizado como peldaño para subir a los jugosos puestos del liderismo y de la explotación. 121 políticos e ideológicos. Es decir, no había una verticalidad en las relaciones que se estrecharon entre los hombres del escrito. La última página generalmente estaba asignado como un espacio para dar información y orientación a los diferentes sectores, desde el comerciante, agricultor, industrial, hasta para las mujeres, consejos básicamente de salud. Su costo por ejemplar fue de 10 centavos el equivalente del valor de una pieza de pan de la época. Los espacios de publicidad, los cuales eran alrededor de 20 por ejemplar, eran en su mayoría de comerciantes y profesionistas ofreciendo sus servicios. Entre los anunciantes estaba Casa Toledo, Ferretería Casa Hays, Filiberto Leandro Quintero, ofreciendo sus servicios profesionales de contador y de asuntos fiscales. Anunciantes que generalmente no cambiaban de lugar. En su página 3, en la parte inferior del editorial está un espacio para los lectores, el cual se titula: “La queja del pueblo,” espacio que nos habla de un Mochis urbano en el camino del mundo socializado. En suma, vemos un periódico con un orden muy marcado en su información, pero sobre todo, con una postura muy clara por querer cambiar las mentalidades de sus lectores.286 Más adelante entraremos al análisis. Durante el tiempo en que se imprimió El Debate con Alfonso Cano, hasta el 19 de enero de 1942, luego de que salieran en conflicto los dos directores de los semanarios, por celos profesionales de Cano, el periódico fue un espacio en donde aquellas ideas y discusiones sobre los diferentes temas polémicos que se abordaron en la correspondencia, lugar de intercambio afectivo e intelectual, pasaron a jugar un papel importante en la formación del perfil que adoptó el impreso durante sus primeros meses de vida pública, el cual fue impregnado por la doctrina hispanista. Sus editoriales enarbolaron la bandera de la solidaridad latina ante el expansionismo de los Estados Unidos a través del Panamericanismo. En su editorial del 19 de mayo de 1941, escrita por su director fundador Manuel Moreno Rivas, señala. “Todos sabemos que la verdad en el fondo del Panamericanismo es economía. Sabemos que la multi-mencionada democracia es en este caso, como lo fue en la guerra pasada tan sólo el falácico ideal tras del cual se 286 CF, El Debate, primera etapa (10 de marzo de 1941-19 de enero de 1942). 122 esconden motivos de orden económico; en este caso, como en el pasado, el miedo de los Estados Unidos de ser separados industrialmente por Alemania, de perder sus mercados, de no poder sostener, en una era de competencia libre, la primacía económica de que han gozado durante más de un siglo.287” Si bien la doctrina del hispanismo profesada por el periódico no fue radical, su postura cívica que se reflejó en el exhortó a los ciudadanos en general (hombres y mujeres) a participar en política como un medio para la transformación del país dentro del marco constitucional existente, no fue motivo para que otras corriente dentro de este conservadurismo hispanista mexicano no fueran aceptadas en la reciente palestra. Jesús Guiza y Acevedo, ubicado dentro de la ortodoxia católica antiliberal y antimoderna, al igual que Salvador Abascal y Salvador Borrego, fue una de las plumas que escribió en los editoriales de El Debate, con pocos artículos. En una editorial que titula “Inglaterra y E. U contra España y México,” platea bajo esta idea antiestadounidense y anticomunista. “Por lo que respecta a España y a los países hispanoamericanos Inglaterra y Estados Unidos no quiere entender lo que somos. Para los Estados Unidos México es lo indígena, lo antiespañol, lo anticatólico, por eso siempre han protegido a todos los revolucionarios…pero ni Inglaterra, ni los Estaos Unidos, ni los rojos, de aquí, ni los de ninguna parte podrían nunca separarnos de España. Somos, queriendo o no, cosa de España.288” El periódico con pocos meses de haber salido a la luz pública empieza a tejer un entramado de relaciones no sólo con individuos que conformaban la elite política y cultural local sino también con personajes como Guiza y Acevedo, opuesto al individualismo liberal democrático. Su red de relaciones, creada por estos hombre de la prensa, intelectuales, sería además, con individuos que estaban fuera de esta tendencia tradicional, como fue el caso de Manuel Gómez Morín, intelectual y profesionistas, defensor de la propiedad privada y de la libertad de expresión, que no plasmó sus ideas directamente en el impreso, es decir con puño y pluma, pero si indirectamente a través de otros espacios e individuos como fue la entrega especial de artículos de la revista La Nación al El Debate. Este entramado de vínculos se da precisamente en la apertura de nuevos espacios 287 288 El Debate, 19 de mayo de 1941, p. 3. El Debate, 27 de octubre de 1941, p. 3. 123 promovidos por una España dictatorial (medios impresos, ciclos de conferencias, exposiciones) para dirigir una crítica al Estado posrevolucionario.289 Así pues, el ideario gomezmoriano, el cual giraba en torno a una modernización liberal, más de acuerdo a los escritos de los fundadores de El Debate, llega a través de uno de sus correligionarios de la pasada cruzada vasconcelista, el profesor Conrado Espinosa, con quien estrecha una relación a través de la práctica epistolar. Esta práctica la había iniciado el propio Gómez Morín con círculos muy seleccionados de los estados de la República con la finalidad de fundar los Comités Directivos Municipales del PAN en el país, luego de que ya se había fundado la organización política en septiembre de 1939. En ella, en la cual inician a cartearse con Espinosa desde principios de los años cuarenta, da cuenta de las vicisitudes de la formación del primer comité municipal del PAN en Sinaloa, en donde además se entremezclan diversos temas e intereses particulares de los interlocutores. Precisamente en esta idea de ir estableciendo las bases para la formación de los comités del PAN, Manuel Gómez Morín le escribe a Espinosa. “Ahora será menester luchar contra la decepción y la inquietud natural después de lo ocurrido. Y estamos ardientemente empeñados en ello procurando la formación de comités en el mayor número posible de poblaciones de la República, y de grupos congruentes y disciplinados, aunque no sean muy numerosos. Se trata de dotar al país de un sistema nervioso del que ha carecido, y para ello no es esencial ahora la multitud.290” Conrado Espinosa, quien tenía más de 6 años al frente del Centro Escolar del Noroeste formando las conciencias de los descendientes de las élites políticas y económicas de Los Mochis, en las epístolas que le manda a Manuel Gómez Morín le informa sobre la creación del semanario El Debate, y señala, “que ha 289 Beatriz Urías Horcasitas, op. cit, p. 608. Correspondencia de Manuel Gómez Morín a Conrado Espinosa, 7 de noviembre de 1940, Archivo Manuel Gómez Morín (AMGM), sección PAN, subsección organización, serie organización, subserie Sinaloa, ciudad de México. 290 124 empezado a reproducir los boletines de Acción Nacional.”291 La noticia fue bien recibida por el presidente nacional del PAN. “Con mucho gusto haré que le manden a usted nota de las direcciones de los comités de Acción Nacional para el envío de El Debate. Al mismo tiempo, incluiremos el nombre del periódico en la cadena a la cual remitiremos constantemente artículos originales.”292De esta manera, el periódico fue afianzando una red y sus fundadores reforzando sus lazos de sociabilidad. Dentro del marco ideológico que envolvía al periódico, la formación del Partido Acción Nacional (PAN) en Los Mochis también fue un tema al que los hombres de letras le dedicaron su tiempo. Como una crítica a la reestructuración del partido oficial, el cual buscaba ser aglutinador de las fuerzas populares y representativas de los sectores mayoritarios—sin mencionar que se renovaba también para tener un mayor control en las transferencias del poder—el impreso norteño subrayaba la diferencia que había entre “una partida y un partido.” “El Partido”—refiriéndose al PRM (las cursivas son mías) — este no es partido, sino mera partida al presupuesto…jugoso de los burócratas y tajada sangrienta a los sueldos de todo empleado oficial; no es de la Revolución porque ni siquiera están ahí los motores genuinos del llamado movimientos libertario, sino los forzados y los “vivos” y los necesitados de un aparato fabricador de populachería y cortinas de humo.” Continuaba diciendo. “Y un nombre: Acción Nacional. Un partido con partidarios, de formación consciente, integral, robustecido con voluntades libres en unificación de civilidad para, sobre las bases mismas de la patria, con una meta necesaria para todos.293”Tomar distancia sobre tal o cual punto no sería una preocupación, sus objetivos eran claros y precisos: marcar la diferencia en términos políticos e ideológicos entre el Partido Revolucionario Mexicano y el Partido Acción Nacional, 291 Correspondencia de Conrado Espinosa a Manuel Gómez Morín, 18 de marzo de 1941, Archivo Manuel Gómez Morín (AMGM), sección PAN, subsección organización, serie organización, subserie Sinaloa, ciudad de México. 292 Correspondencia de Manuel Gómez Morín a Conrado Espinosa, 07 de abril de 1941, Archivo Manuel Gómez Morín (AMGM), sección PAN, subsección organización, serie organización, subserie Sinaloa, ciudad de México. 293 El Debate, 07 de abril de 1941, p. 3. 125 pero sobre todo, formar una opinión pública actuante, vigorosa y orientada. 294Aun cuando los ataques y calificativos (“sindicato obrero de paja,” “chiquilladas,” “nuevos ricos y aristocracia de pacota,” etc.) que usaba el periódico sobre los dirigentes obreros y campesinos representan una forma de expresar una oposición política e ideológica, el periódico también buscaba formar y educar a un ciudadano que se preocupe por la cosa pública que se involucre en la política. El nuevo periódico que se proclamaba patriótico no dejaba de escribir tal como lo había venido haciendo desde sus primeras páginas, desde su editorial principalmente daba cuenta de los vaivenes de la política. Las críticas hacía quienes ostentaban el poder era eminente y la SICAE la fiel representante de ello. Conrado Espinosa escribió a este respecto, “Hay politiquería por los apolíticos, por ellos las pestes que en pandemia cabalgan por el haz nacional se estacionan y desintegran los sagrados valores de la nacionalidad; por ello la ecuación del bien común se torna utópica, por ello México se desplaza, casi en vértigo, hacia el abismo.”295 Pero acabar con este ciclo en el que las personas no se interesaban por la política, tanto el PAN como el propio periódico estaban de acuerdo en un punto: se tenía que forjar un espíritu ciudadano para que las personas se involucraran en el quehacer de la política. En ese sentido, la opinión pública era la encargada de llevar a buen puerto dicha misión pedagógica. El Debate no escatimaría esfuerzos en la publicación de artículos en donde el tema principal era el papel del ciudadano. “Como ciudadano, el hombre tiene una misión específica a la que tampoco puede renunciar. Como miembro consistente de su ciudad o de su nación, es heredero de un tesoro que está obligado a conservar. La misión del ciudadano es, pues, irrenunciable. Por ella, y sólo por ella, la vida pública 294 Para Manuel Gómez Morín, la formación de la opinión pública era el camino escogido. Una opinión pública actuante, vigorosa, orientada, es el único en el que México puede cifrar su esperanza…si de verdad queremos cumplir con nuestro deber, entenderlo así desde ahora y no fiarnos a la aventura de una improvisación, sino poner en esta grande empresa, por lo menos el mismo caudal de esfuerzo que ponemos en todas nuestras empresas personales tanto más reducidas y fáciles. Fragmento de una carta que le envía Manuel Gómez Morín a Conrado Espinosa, 19 de enero de 1945. 295 El Debate, 26 de mayo de 1941, p. 3. 126 tendrá limpieza y orden; la vida privada tendrá un campo exclusivo, inviolable, donde jamás los gobiernos osaran penetrar; la conciencia será dueña y responsable de sí mismo, no instrumento del Estado.”296 Dentro de todo, había un aire de respiro ya que un sector importante de la población mostraba interés por la cosa pública. Estos eran los intelectuales. La actividad de los de los ciudadanos preparados adecentará la política, la dignificara, la saturara de pensamiento, la despojará de la técnica verbalista vacua y pobre, la convertirá en pugna de ideas más que en vil escamoteo de ambiciones y, sobre todo, facilitará el acceso al poder de los elementos mejores por su capacidad y su formación, cual corresponde a una auténtica democracia.297 Tener el contacto con Acción Nacional a través de la correspondencia que sostuvo Conrado Espinosa desde 1940 con su fundador Manuel Gómez Morín, permitió que llegaran otras plumas al periódico, como fue el caso de Efraín González Luna, Salvador Rosas Magallón y Antonio Díaz Soto y Gama. El primero fue uno de los fundadores del partido, nació el 18 de octubre de 1898 en Autlán de la Grana, Jalisco, abogado de la Escuela Libre de Jurisprudencia de la Universidad de Guadalajara y autor de varios escritos entre ellos están: El Hombre y el Estado (1940); Ruina y Esperanza del Municipio Mexicano (1943); Humanismo Político (1950).298Quien además se encargaría de las aportaciones católicas a los documentos básicos del PAN. Salvador Rosas Magallón, nació el 9 de agosto de 1916 en Tepic, Nayarit, abogado por la Universidad de Guadalajara (UdeG, denominada entonces Universidad Socialista de Occidente), fue agente del Ministerio Público Federal en Los Mochis, Sinaloa 1942-1943 y fue miembro activo del PAN desde 1946.299 Antonio Díaz Soto y Gama, el mayor de los dos anteriores, nació en San Luis Potosí el 23 de enero de 1880, en el seno de una familia de clase media ilustrada, de tendencia liberal opuesta al régimen. Recién comenzados sus 296 El Debate, 10 de julio de 1943, p. 7 El Debate, 08 de mayo de 1943, p. 7. 298 Aminadab Pérez Franco, Quiénes son el PAN, México, FRPH, Porrúa, 2007, p. 127. 299 Ibíd, p. 240. 297 127 estudios de derecho en el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí, Díaz Soto y Gama fundó el club político Chichimeca, al que pertenecieron familiares y amigos. Una vez que Porfirio Díaz sale del poder, y tras haber permanecido alrededor de 8 años al margen de toda labor pública derivado de un compromiso que hiciera con el régimen de Díaz, regresó a la lucha política como crítico cada vez más severo de Madero. Le crítico sus compromisos en los tratados de Ciudad Juárez que consistieron en dejar intocados el ejército federal, la Suprema Corte de Justicia, el Congreso, las gubernaturas de origen porfiriano, y desde luego su respaldo al presidente provisional León de la Barra.300Por ese entonces, defendía la causa de los obreros y campesinos desde una posición radical. Una vez que Soto y Gama abraza el anarcosindicalismo, estos ideales tiene su clímax con la fundación de la Biblioteca y Casa del Obrero Mundial. Esta organización aleccionaba a los trabajadores para unirse en una lucha común contra el capital. La casa condeno el asesinato de Madero y realizó una labor intensa contra el huertismo.301 La obsecuente actitud opositora de la Casa condujo a su disolución forzosa a fines de abril de 1914. Para tal acción, Huerta esgrimió el pretexto de la invasión norteamericana a Veracruz, en un intento de formar una alianza nacional en torno a su régimen. La maniobra debió ser denunciada, y lo fue a través de un mitin en el que Soto y Gama señaló que primero era necesario acabar con régimen huertista y luego resistir a los invasores. El usurpador ordenó la aprehensión de los líderes; unos se unieron a Carranza y otros a Zapata, como Soto y Gama. Le conocía desde 1911 y lo admiraba por su actitud resuelta contra la dictadura, sentimiento que profesó al general Obregón.302 Su filiación obregonista, que lo llevo a apoyar decididamente su reelección presidencial, no terminó con la muerte del caudillo. Fue de los convencidos de que Calles y los suyos tuvieron que ver de alguna manera en el magnicidio. No 300 Pedro Castro (rescate, prólogo y estudio biográfico), Antonio Díaz soto y Gama. Historia del agrarismo en México, México, Era/Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa, 2002, pp. 1920. 301 Ibíd, p. 20. 302 Ibíd, p. 21. 128 tardaría en convertirse en crítico del Jefe Máximo, que le correspondió promoviendo su expulsión del Partido Nacional Agrarista y su desafuero como diputado en 1930.303 Con las puertas cerradas en su ámbito político natural, se concentró en sus cátedras de Derecho Agrario e Historia de México en la Escuela Nacional Preparatoria y la Facultad de Leyes. Aquí coincidió con otros maestros excepcionales como Antonio Caso, Lombardo Toledano y Salvador Azuela. En estos lugares brilló de nuevo la prosa afilada de Soto y Gama, ganándose con ello la simpatía de los jóvenes, que lo veían como un icono del heroísmo revolucionario.304Un selecto grupo de maestros universitarios fue marcado por su personalidad: Manuel Gómez Morín, Antonio Martínez Báez, Andrés Pedrero, entre otros.305 La relación de amistad que hizo Gómez Morín con Soto y Gama, al igual que otras que tejería en los espacios académicos universitarios fueron precisamente junto con la red de vínculo que estrechó en el ámbito empresarial sería lo que lo impulsarían a la creación del proyecto político. El fundador del PAN había sido profesor y rector de la Universidad Nacional, funcionario público y prestigiado asesor de instituciones privadas.306 Convencido más con el derecho a vivir, a desarrollarse y a actuar libremente. Más aún, hasta el elemental derecho de expresar las convicciones, de externar y propagar las ideas, que de compartir los principios ideológicos de Acción Nacional, Antonio Díaz Soto y Gama hace hincapié que “no otra significación tiene esa torpe y sectaria hostilización esgrimida en forma de sistemática, contra la existencia y libre funcionamiento de los grupos conservadores el sinarquismo y Acción Nacional, que desde hace algún tiempo 303 Ibíd. Ibíd. 305 Ibíd. 306 Véase a Rupturas en el vértice, 2007, pp. 68-69. 304 129 vienen ejerciendo derecho de libre expresión del pensamiento y de libre asociación y reunión.”307 IV. 5 Lugar de sociabilidad política Es sorprendente como en un tiempo tan corto el periódico El Debate se convierte en un “vivero intelectual,” con ideas y un perfil muy claro sobre la realidad política que se vivía en el Estado y en el país. La participación de diferentes hombres de letras no sólo locales sino de otras latitudes hacen que el periódico pronto gane lectores pero sobre todo que un grupo de hombres de negocios y de profesionistas se identifiquen con el impreso. Situación que hace romper la relación con el semanario Las Noticias, donde se imprimió El Debate. “Crece así el tiraje (de El Debate), aumentan los anuncios y el periódico adquiere más importancia que Las Noticias en el mercado periodístico, cuyo director prohibió a Moreno Rivas la inserción de artículos o notas de carácter conflictivo o crítico en su bisemanario.308 Esto ocasionó que el periódico dejara de imprimirse; sin embargo, la red de lugares de sociabilidad en las que se movía el clan de los fundadores del periódico en donde estrecharon relaciones con los hombres de negocios como fue el caso de Ernesto Hays,309 quien anunciaba su negocio de ferretería (Casa Hays) en el periódico, asimismo con el doctor Crisóforo Covarrubias, doctor cardiólogo, quienes los ayudaron económicamente para que Moreno Rivas, el director, adquiriera una nueva imprenta para que continuara con vida el semanario y fuera factible la segunda aparición. 310Así iniciaría de nuevo en la luz pública: “Tengo la certeza de que El Debate, como ayer, volverá a ponerse sin resabios al lado del bien común; como ayer, seguirá desarrollando una labor de claridad meridiana, sin fines aviesos, sin ambiciones bastardas y que, como ayer, impulsará todo aquello que espacialmente servirá a la comarca…Y un periódico cómo este, voz de provincia y por tanto voz más genuina, más viva voz del pueblo, tiene la imprescindible obligación de 307 El Debate, 23 de marzo de 1943, p. 7. Sergio Herrera, Tarántulas y alacranes. Crónicas del periodismo sinaloense, México, DEB Arte, 2003, p 205. 309 El Debate, 15 de mayo de 1943, p. 7. 310 El Debate se transformó en diario en mayo de 1944. 308 130 mantenerse fiel interprete del sentir de las masas, de ese superinstinto que llega hasta llamarse “voz de Dios” y, al mismo tiempo debe ser orientador de multitudes recogiendo, celosa, honradamente espigados, los altos pensamiento que van marcando la dirección a los hombres.”311 Con la constitución del impreso no sólo reforzaría los lazos de sociabilidad en su dimensión afectiva entre estos individuos, quienes compartían las aulas, comían juntos— algunas veces acompaños de sus alumnos en el comedor del CEN, — fueron organizadores y participe de actividades culturales (veladas, tertulias, desfiles), sino que también fue un impreso que sedujo y reagrupó a otros individuos y formas de pensar que se identifican con este círculo de hombres del escrito, entre ellos podemos mencionar a Ernesto Gámez, profesor e historiador y a Francisco Agraz, médico local, entre otros. Bajo la luz de este marco de relaciones afectiva podemos ver el comportamiento que tuvieron dichos hombres de negocios para ayudar a Moreno Rivas en la compra de una imprenta, es complicado hacer una aseveración a raja tabla por lo complejo que llegan a hacer las relaciones, sin embargo, los vestigios con los que contamos nos da material para acercarnos a una afirmación, en donde sin lugar a duda influyó este tipo de vínculos, pero además, el hecho de que en Los Mochis solamente hubiese un periódico con una cierta presencia y continuidad, contrario a otros impresos que surgieron y que en su mayoría fueron efímeros, es decir, no había una voz en donde los hombres de negocios se pudieran expresar y hacer presente una postura sobre la cosa pública, por lo que sería El Debate el que cubría este esta necesidad. De esta manera el periódico inicia una segunda etapa ya con recursos materiales propios, el cual se empezó a editar en el barrio Fundidores, hoy Obregón y Ángel Flores. El espectro de temas aunque eran variados seguía una línea muy clara. El tema del hispanismo ya no fue tan recurrente, pero si otros como el la política, sobre la Segunda Guerra Mundial, y en menor medida el de la educación. El tema de la educación socialista aunque era abordado desde diferentes puntos de vista se coincidía en que el artículo tercero era 311 El Debate, 19 de mayo de 1943, p. 7 131 anticonstitucional. Alejandro Avilés, escribe. “El artículo tres, con admirable ceguera quiere dar a la niñez “un concepto racional y exacto del universo y de la vida.” El mismo Avilés abogaba por la libertad de culto. “Es necesario que se reconozca a los padres el derecho de establecer escuelas religiosas tal como se hace en todas las naciones civilizadas. Pero en México no sólo se le prohíbe el ejercicio del más sagrado de sus derechos, sino que la obra del hogar se combate en la escuela, sin que los padres puedan impedirlo. Por eso decimos el Art. 3º es opresor.”312”Si no se acaba con esa barbarie legislativa, jamás terminara la tiranía en materia de educación.313” Sobre este tema Conrado Espinosa, en su papel más que de periodista, hombre de la prensa, abordó el tema como profesor, como normalista que era.314Al respecto sostuvo: “Y, pues los maestros vivimos en un círculo vicioso cuya solución depende exclusivamente de nosotros mismos y se presenta este momento, como ninguno, propicio para la obra, todos debemos levantarnos, todos debemos de hacer reacción de honradez absoluta con nosotros y con la sociedad la cual servimos y demostrar que, cuando menos, somos capaces de hacer esfuerzos para cumplir con ese deber que nos corresponde: guardar el decoro de la profesión.”315 Por otra parte, el pensamiento sinarquista que para esos años ya rondaba las mentes de estos intelectuales, especialmente en Avilés y Espinosa, se basaba en la premisa que el hombre vive e interactúa en tres sociedades: la familia, el Estado y la Iglesia.316 Todos intervenían, aunque en distinta manera, en la educación. Pero incumbía fundamentalmente a la familia y a la Iglesia por derecho natural y divino; el Estado tenía un papel suplementario, como promotor del bien común. Los padres tenían un derecho especial en la educación de sus hijos. 317 La naturaleza les había encargado no sólo de procrear descendientes sino también 312 El Debate, 24 de marzo de 1941, p. 3. El Debate, 29 de septiembre de 1941, p. 3 314 Sobre la reforma del Artículo 3ro. Constitucional, Manuel Gómez Morín pide que se organicen asociaciones de padres de familia, protestas y actos públicos y se mantenga contacto con la Unión Nacional de Padres de Familia. 315 El Debate, 17 de noviembre de 1941, p. 3 316 Héctor Hernández García de León, Historia política del sinarquismo 1934-1944, México, Universidad Iberoamericana, 2004, p. 353. 317 Ibíd. 313 132 su desarrollo y progreso. Tenían la misión, y por lo tanto, el derecho de educar a sus hijos; derecho inalienable porque estaba inseparablemente ligado al deber; era anterior al Estado, y, por consiguiente inviolable por cualquier autoridad del mundo.318Si bien es cierto que estas críticas derivaban de un profundo sentimiento antirrevolucionario, también lo era porque encontraron un eco favorable en grandes sectores de la población, tanto por su base ideológica como por los excesos de la educación. Entre los grupos y organizaciones que manifestaron su indignación estaba el Partido Acción Nacional (PAN). En una carta que le responde Gómez Morín a Conrado Espinosa cuando éste le pregunta sobre el movimiento sinarquista, el dirigente nacional del PAN le dice: “El sinarquismo es un movimiento que tiene una muy grande fuerza popular especialmente en los estados del centro. Desgraciadamente no es muy clara su situación programática ni su línea política ni sus propósitos, aunque en términos generales puede decirse que sus principios son los mismos principios por lo que Acción Nacional ha venido luchando.”319 Esto nos da píe para pensar que estos hombres de la pluma no sólo estaban interesados por ciertos movimientos políticos como lo fue el sinarquismo— a la mejor por una motivación personal—o por la situación política del país de frente a los sucesos de la Segunda Guerra Mundial sino también aludimos el interés que tuvieron por construir espacios para el debate de las ideas. En un ambiente en donde el sinarquismo empezó a brotar en Sinaloa dando como resultado la aparición de grupos sociales desafectos de la política implementada por el gobierno, el Partido de la Revolución Mexicana (PRM) empezaría a actuar con rapidez para minimizar la influencia sinarquista entre los diferentes grupos sociales.320El PRM utilizó diversas tácticas para contrarrestar el movimiento Sinarquista. La propaganda en contra era difundida por órganos partidistas y distribuida por el comité central ejecutivo a través de los comités 318 Ibíd. Correspondencia de Manuel Gómez Morín a Conrado Espinosa, 7 de abril de 1941, op, cit. 320 Azalia López González, op. cit, p. 265. 319 133 regionales del partido en los estados.321En el norte de Sinaloa las medidas iban en el mismo orden. La política de Ávila Camacho en contra de aquellos que fomentaran acciones en contra de la “unidad nacional,” con el ingreso de México a la Segunda Guerra Mundial le otorgaba todos los derechos para actuar enérgicamente en contra de sus opositores.322Este mensaje se desplegó a través de Unificación y los dirigentes de las organizaciones que integraron la Federación de Trabajadores de la Región del Norte de Sinaloa (F.T.R.N.S) implementarían la creación de un Comité de Lucha en Contra de la Reacción del Norte de Sinaloa, el cual se encargaría de debilitar las acciones de Acción Nacional y del Sinarquismo, donde a decir del dirigente obrero Rosendo G. Castro, estaban encaminadas a entorpecer la marcha Revolucionaria.323 Como si esto no fuera suficiente, se alertaba a los habitantes de Los Mochis para que denuncien ante las autoridades correspondientes los lugares en donde se llevaban a cabo las reuniones.324Según un comunicado de Miguel Alemán, ministro de Gobierno y jefe del Gabinete Presidencial, este grupo carece de personalidad jurídica, política y moral y no se encuentra registrado por ninguna autoridad competente ni llena los requisitos legales para actuar como partido político, ni tiene las características de organización cultural debida. Sin embargo, señala, todas sus energías las ha dedicado a una infecunda agitación de franco espíritu subversivo.325Bajo esta declaración y aunado a la suspensión de las garantías individuales del Art. 9, que se refiere a la libertad de reuniones, los encuentros informales empezarían a despertar desconfianza entre las autoridades municipales. Según la nueva ley exigía que éstas no sean subversivas antipatriotas y que se dé aviso de ellas, con 24 horas de anticipación, a la autoridad judicial. Esto permitió que las autoridades tuvieran el “control” sobre las reuniones y una vigilancia sobre aquellas que se llevarán a cabo en lugares privados. J. Miguel 321 Ibíd. Ricardo Pérez Montfort, op. cit, p. 38. 323 Unificación, 4 de febrero de 1944, p. 1. 324 Unificación, 30 de junio de 1944, p. 1. 325 Ibíd. 322 134 Ceceña quien era la primera autoridad en el municipio de Ahome hasta septiembre de 1944 y que pronto se convirtió en el presidente del CER del PRM en Sinaloa, informó a sus superiores sobre la campaña antisinarquista emprendida en el estado.326 La publicación de una serie de editoriales en las que se critica fuertemente al marxismo, al comunismo y sobre todo a los líderes de las organizaciones obrero campesinas, como la que le hace a los dirigentes del movimiento obrero sinaloense que por cuestiones de carácter político y personalista ha causado varias divisiones y por ende debilitamiento. Marcados por la Revolución pero de diferente manera Conrado Espinosa y Moreno Rivas empiezan a escribir sobre los dirigentes de la “familia revolucionaria”, “los líderes voraces se aprovechan de la ignorancia campesina más aún que los antiguos patrones. El campesino apenas come, apenas vive, y el líder sustituto de patrón corre en el automóvil de última extracción fabril, come ricos mangares y sostiene lujosos nabab. Finalmente, hay que trabajar para impartir al obrero los conocimientos que necesita para que el mismo dirija sabiamente su organización. Solamente por este medio se lograra la desaparición del falso liderismo.”327 Desde los primeros números los fundadores del periódico buscaron tomar distancia con el comunismo. “La triste realidad es que la ideología de nuestro pueblo ha sido minada, que el espíritu patriótico ha sido carcomido por las exóticas teorías del comunismo implantadas en la administración pasada. La realidad es que nuestra juventud ahora no puede pensar patrióticamente porque sus mentes fueron emponzoñadas durante seis años en las aulas, en los talleres, en las eras por teorías comunistas que denigraban al pabellón nacional.”328 Con esta serie de críticas no tardaría mucho en que la sede del El Debate se le acusara como centro operación y encubamiento de turbias maquinaciones. “La labor de nuestro periódico ha estado enderezada, única y exclusivamente en 326 Azalia López González, op. cit, p. 266. El Debate, febrero de 1943, p. 7. 328 El Debate, 18 de agosto de 1942, p. 7. 327 135 contra de los líderes y dirigentes de la sociedad…Nunca hemos pugnado por la desaparición de la SICAE, ni contra los privilegios a que tienen justísimo derecho los verdaderos ejidatarios.329”Asimismo, también se le acusaba como centro de reuniones de facciosos del movimiento sinarquista.330El Centro Escolar del Noroeste no sería ajeno de este tipo de acusaciones e incluso desde antes que fuera fundado el periódico los dirigentes de la SICAE y miembros del comunismo buscaron cerrar el centro educativo por estar relacionado según ellos a la burguesía local.331De esta manera los hombres de la pluma de Los Mochis empezaron a experimentar las presiones del régimen como lo que habían pasado a un año de la fundación del PAN, en donde varios panistas entre ellos un grupo de periodistas que habían sido apresados en Querétaro en marzo de 1940, por órdenes del gobernador Noradino Rubio. Entre los presos se encontraban Manuel Herrera y Lasso y los periodistas Armando Chávez Camacho y Carlos Septién.332 Pero esto no fue motivo para que el periódico dejara de escribir y los periodistas dejaran de reunirse. Dada la situación que imperaba en Los Mochis con la represión hacía reuniones con tintes políticos, aludimos que la sala de redacción del periódico, lugar permanente de encuentro y de discusión, jugaría un papel importante como un espacio de sociabilidad política. A lo largo del siglo XIX, señala Agulhon, las salas de los periódicos fue lo que más se parecería a las oficinas, comités o estados mayores de los “partidos.333”” Lo que se acercaba más a un partido moderno era la prensa, no sólo en el nivel de sus redactores, como ya dijimos, sino también en el de sus empleados subalternos.”334No obstante, la realidad de Los Mochis fue otra, a raíz de la represión del Gobierno Federal y el hecho de no existir oficinas propias del panismo, la sala del periódico sería uno de los lugares en donde se va a platicar sobre política partidista. 329 Este planteamiento se enmarca en la propia postura que tuvo la jerarquía católica a mediados de los treinta en donde no condenaba el sindicalismo pero se prevenía en contra de los falsos libertadores del pueblo. 330 Unificación, 30 de junio de 1944, p. 1. 331 Adrián García Cortés, op. cit, p. 199. 332 Luis Ernesto Flores Fontes, op. cit, p. 11. 333 Maurice Agulhon, 1848 o el aprendizaje de la República, Argentina, Universidad de Buenos Aires /Facultad de Filosofía y Letras, 2008, p. 16. 334 Ibíd. 136 Los encuentros seguían realizándose sin previo aviso de la autoridad. La red de lugares de encuentros de estos periodistas que consistían en el CEN, en el periódico, en los hogares de éstos, pero además en algunos salones privados de restaurantes y en centros sociales, en donde la política se traducirá en acción colectiva. Previamente la consigna sobre la organización ya estaba planteada por el propio presidente del PAN a nivel nacional. Las consideraciones de las consecuencias de la guerra, el examen de la situación actual en la que están disputadándose los grupos frente-populistas, hicieron visible las formas de sociabilidad de este grupo de hombres.335 Aunque había lugares públicos (restaurante, café, cantina, prostíbulo, etc.,) que estaba abierto para otros sectores sociales, lo cierto es que en estos espacios se llevaban reuniones a puerta cerrada, en donde la selección política de forma natural atraía a unos y expulsaba a otros. Muestra de ello, fueron las reuniones que se llevaban a cabo en el salón del Restaurante Pacífico cuyo domicilio era Leyva y Johnston. Su propietario José Ugson, quien se anunciaba sus servicios en el periódico El Debate, no les cobrara por ocupar el espacio pero sí el consumo que hacían los asistentes. Al lugar acudieron hombres que pertenecían a la clase social posicionada de Los Mochis, entre los asistentes estaban miembros activos de la Cámara de Comercio. Esto causó fuerte acusaciones por la opinión pública luego de que los hombres de negocios incurrieran en un doble delito: celebrar reuniones con fines políticos sin permiso y la injerencia de la Cámara de Comercio a actividades prohibidas por la propia asociación.336 Estas reuniones no solamente estuvieron bajo la mirada de las autoridades municipales sino también en la mira de los dirigentes de otras organizaciones como del Sindicato azucarero de la Sección 12, de la SICAE, entre otras. En la denuncia que hace la tribuna obrera-campesina de la reunión señala lo siguiente: 335 Correspondencia entre Manuel Gómez Morín y Conrado Espinosa, 30 de agosto de 1943, Archivo Manuel Gómez Morín (AMGM), sección PAN, subsección organización, serie organización, subserie Sinaloa, ciudad de México. 336 Unificación, 14 de julio de 1944, p. 3. 137 Como recordaran los lectores de Unificación y como es del dominio público, estas dos personas (presidente de la Cámara de Comercio, Francisco V. Beltrán, y por su secretario Filiberto Leandro Quintero) estuvieron presentes en la “Junta de Notables del Restaurante Pacífico,” habiendo sido el señor Francisco V. Beltrán, uno de los que figuraron entre los “pre candidatos”, obteniendo 12 votos en la votación que dio mayoría a los licenciados J. López e Ignacio Ruiz.”337 Las reuniones, la vida social que se desarrollaba en los centros sociales y dadas las condiciones de vigilancia que había por las autoridades municipales, aludimos por una parte, que esta estructura de sociabilidad fue proclive a colorearse de política, pero también por otra parte, que esta red de espacio de sociabilidad involucró a las mujeres en el tema de la política. Catalina Alcalde recuerda que en su casa frente al actual Bancomer de la calle Gabriel Leyva, se celebró la primera junta para tratar de organizar el comité municipal…y que el grueso de las personas que acudían a esas celebraciones eran mujeres. 338No es algo ajeno que las mujeres para primera mitad de los años cuarenta estén participando en la cosa pública. Como lo señala Azalia López González, la participación política de la mujer sinaloense pasó de ser pasiva a activa a partir de 1937, ya que desde esta fecha hay indicios de inclusión real en las estructuras partidistas.339Aunque había una visión tradicional del rol de las mujeres en la sociedad derivada del pensamiento católico, la cual estaba ligada fundamentalmente a la educación y al hogar, esto no significó que fuera determinante en Los Mochis, ya que la diferencia sexual en relaciones a los roles principalmente sobre la cosa pública (la política) no fue marcado, por lo menos no por el discurso de la prensa local, sino todo lo contrario, lo que nos da vestigios para suponer que las féminas si jugaron un papel en las formas de sociabilidad política que se iban construyendo. En un editorial que publica el periódico El Debate en junio de 1942, como una entrega especial de J. Meza Castellanos, quien era secretario del Club Rotario y que dirigía el órgano de información Mochis Rotario del mismo club, hace un llamado tomando como referencia una manifestación femenil que se había llevado a cabo por las principales calles de la 337 Unificación, 14 de julio de 1944, p. 3 Evaristo Fregoso Ureña, op. cit, p. 102. 339 Azalia López González, op. cit, p. 234. 338 138 ciudad, exhortando a la mujer sinaloense—en plena Segunda Guerra Mundial— a hacer propaganda con las amigas, con las hijas y hermanas; “rompe tu orgullo, estruja tus escrúpulos, vence los obstáculos y toma conscientemente el papel que te corresponden en el momento actual.”340En ese sentido, la orientación del periódico fue predominantemente política, el asunto moral no fue un tema de primera mano. Se buscan dos cosas: formar una conciencia ciudadanía por lo que su labor también fue de pedagogía política, y criticar el quehacer de los dirigentes de las organizaciones obrero campesinas. Juan Leyva, secretario de la Federación de Trabajadores de la Región Norte de Sinaloa (F.T.R.N.S), en un informe que hace menciona sobre los trabajos que ha desarrollado la Reacción en el Norte de Sinaloa, diciendo entre otras cosas que Acción Nacional y el Sinarquismo han encontrado el modo de seguir sacándole el dinero a los trabajadores por medio de reliquias que son vendidas con miles de engaños por mujeres que se prestan a ello, para llevar a cabo su labor contrarrevolucionaria y en contra del gobierno de la República. 341Si la acción del sinarquista en general estaba marcada por la participación en asambleas en distintos niveles; marchar en movilizaciones regionales y nacionales; se encontraba con sus compañeros por lo menos una vez a la semana. Además se preocupaba por la venta del periódico, la propaganda, la colecta de fondo para los caídos y las colonias,342la participación de la mujer en cambio tenía que ver con persuadir y estimular al padre, al hermano y al hijo a que se adhirieran a la Unión Nacional Sinarquista (UNS).343Aunque la función de la mujer tanto en el sinarquismo como en otras esferas creadas a raíz de la Segunda Guerra Mundial se asemeja, como fueron las manifestaciones y mítines no significa que hayan sido sinarquistas, más bien, las fronteras entres lo privado y lo público no estaba marcado por un tradicionalismo. 340 El Debate, 2 de junio de 1942, p. 7. Unificación, 4 de febrero de 1944, p. 1. 342 Héctor Hernández García de León, op. cit, p. 363. 343 Ibíd, p. 371. 341 139 IV. 6 Un actor político Aquellos que querían saber qué acontecía de nuevo en el enfrentamiento que se había suscitado entre Manuel Moreno Rivas, director de El Debate con los dirigentes principalmente con Rosendo G. Castro y Alejandro Peña, quienes habían llegado a obtener puestos de elección popular (diputado federal y senador) por el apoyo incondicional que recibieron del sector obrero y campesino, pero además, los que estaban interesados por la situación que guardaban los países que estaban involucrados en la Segunda Guerra Mundial, buscaban a los voceadores de El Debate—uno de los dos impresos que había en Los Mochis— que con sus gritos interrumpían las mañanas esplendorosas en donde como ritual la gente salía a comprar la leche utilizando sino el morral, si la canasta de fibra vegetal entretejida que era utilizada para llevar los litros de vidrio vacío. Como de costumbre, una práctica de la vida cotidiana de las personas, también salían al mercado a comprar el nixtamal para la elaboración principalmente de la tortilla, uno de los alimentos básicos que se preparaban en los hogares. La lectura de la prensa, la cual se llevaba a cabo ya sea en la calle, en la vida familiar o en otras formas de sociabilidad, también se practicó como era de esperarse en el sindicato de trabajadores del ingenio, el cual era un edificio amplio, en su fachada externa de ladrillos avejentados y sin pintar que con el sol ya se había descolorido; con ancho zaguán y ventanas altas y grandes al frente, con suficiente marco interior para permitir que todos los días estuvieran dormitando en el ese lugar o leyendo El Debate o las revistas Pepín y Chamaco.344En el interior del edificio había dos que tres murales alusivos al movimiento obrero, en los que destacaban el color azul, el negro y el rojo, en vestimentas de los personajes, en fábrica y maquinaría y en banderolas que tremolaban en su esfuerzo de trabajadores. También se veían fechas del movimiento de Cananea y Río Banco, siendo notorias las chimeneas y el detalle 344 Pepín y Chamaco son dos revistas legendarias en la historia de las publicaciones periódicas mexicanas. Ambas aparecieron a finales de los años treinta del siglo pasado, tuvieron su esplendor en los cuarenta "años también muy fructíferos para el cine y la música popular mexicana"; las dos languidecieron en los primeros cincuenta y fueron finiquitadas por sus editores en esa misma década. Información extraída de: http://www.pepines.unam.mx/index.php?vl_salto=1 140 tanto de los letreros de las mantas llevadas por las multitudes dibujadas, como de las mezclillas de los trajes y las gorras de los trabajadores, quienes plasmados en dicho murales con sus caras angulosas, daban un marcado matiz de sufrimiento de los personajes ahí representados.345 En plenas elecciones municipales de 1944 en donde José A. Burgueño, trabajador de la SICAE había sido electo por unanimidad por obreros, campesinos y el sector popular y el Partido de la Revolución Mexicana (PRM), los edificios en donde se celebraban las asambleas de los obreros y campesinos se convirtieron en espacios en donde el tema de la política local será recurrente y en donde las relaciones verticales que se van a llevar serán obvias en la selección de sus candidatos a obtener los puestos de elección popular. A partir de entonces, el periódico desplegaría una serie de escritos y páginas editoriales en contra de las prácticas políticas del candidato y de las organizaciones que lo respaldaban, entre ellas estaba la SICAE y el Sindicato Azucarero, entre otras. En palabras de Guerra, el escrito se convertiría en la esencia misma del poder.346 El periódico no sólo jugaría un papel importante como “vivero de ideas,” sino además como un actor político, pero no con el objetivo de conquistar el poder institucional o su permanencia en él, sino más bien influir. El periódico, señala Héctor Borrat, pone en acción su capacidad para afectar el comportamiento de ciertos actores en un sentido favorable a sus propios intereses: influye sobre el gobierno, pero también sobre los partidos políticos, los grupos de interés, los movimientos sociales.347Así, un día antes de la elección el periódico desplegaba en su portada en la que ponía al descubierto que: …varios campesinos pertenecientes a diversos ejidos dependientes de la SICAE nos han venido a manifestar que los directivos de dicha sociedad ordenaron la concentración de todos los elementos campesinos para el día de mañana, ofreciendo que se repartirán en la misma fecha parte de los “dividendos” pero con el exclusivo objeto de hacer que por grado o por 345 Saúl Seyer Heras, Media Vida, México, Editorial Pitijuy, 1982, p. 132. François Xavier Guerra, Modernidad e Independencias. Ensayos sobre las revoluciones hispánicas, México, FCE, 2010, p. 302. 347 Héctor Borrat. El periódico, actor del sistema político, Anàlisi, 12, 1989, 67-80: disponible en www.raco.cat/index.php/Analisi/article/download/41078/89080 346 141 fuerza estén todos en esta ciudad para llevarlos a votar por el candidato preferido de dicho dirigentes, el señor José A. Burgueño.348 Los candidatos fueron tres: José A. Burgueño, General José María Ochoa y Félix Serrano. Estos dos últimos de oposición y ligados a los comerciantes y profesionistas y el primero al sector obrero-campesino y al Partido de la Revolución Mexicana (PRM). Mientras los candidatos llevaban a cabo sus campañas políticas por el municipio norteño, días previos a las elecciones, las organizaciones obreras como en sindicato azucarero de la Sección 12, también sería blanco de las críticas del periódico principalmente referente a coartar la libertad de sus miembros. “Un grupo bastante crecido de obreros perteneciente a la Sección 12 del Sindicato Azucarero, estuvo anoche con nosotros para relatarnos la forma por demás abusiva en que se les quiere coartar su derecho y libertad para votar…Nos relataron los mencionados obreros que en la sesión verificada el miércoles próximo pasado en el local que ocupa la referida Sección 12, el Diputado Federal Rosendo G. Castro había propuesto, y el Comité Ejecutivo sancionado que los todos los obreros se reunieran en el local el día de las elecciones, donde se pasaría lista y de donde en formación y vigilados de cerca por los miembros del Comité Ejecutivo, pasarían a las casillas correspondientes a depositar su voto por el candidato José A. burgueño.”349 Por otro lado, el periódico Unificación desmentía las acusaciones de El Debate argumentando que dicho impreso no contaba con las pruebas suficientes para comprobar lo que en sus páginas decía entorno a coartar la libertad de votar y de sus prácticas clientelistas. El heraldo campesino, al contrario, escribía sobre la adherencia de nuevos grupos políticos a la campaña de José Burgueño, quien ya había sido dirigente de la Unión de Obreros y Campesinos del Norte de Sinaloa durante el periodo de 1934 y que se encontraba como encargado de uno de los talleres de la SICAE. Entre los adherentes estaba el Partido Político del Sector Popular del Municipio de Ahome, el cual aglutinó a comerciantes, agricultores, profesionistas y burócratas, uno de los miembros de la mesa directiva fue José 348 349 El Debate, 04 de noviembre de 1944, p. 1. El Debate, 3 de noviembre de 1944, p. 1. 142 Luis Tolero.350No era para menos que otros sectores se sumaran a los candidatos que proponía la SICAE o el sector obrero, ya que las experiencias que tenía en otras elecciones en las que ganaría como fueron los comicios para diputado de Rosendo G. Castro y los Alejandro Peña, primero para alcalde de Ahome y posteriormente para senador. El número de miembros que tenía eran clave para que la SICAE, dirigida por Carlos Ramón García, ganara las elecciones locales y federales. Como señala Francois Xavier Guerra, las relaciones familiares—o de clientela—son siempre la palanca más eficaz de acción social y el éxito o el fracaso individual.351 Aunque había grupos y organizaciones que se sumaron a los sectores obrero campesino también existieron otras que estaban en contra como fue la Unión de Organizaciones Populares del Norte de Sinaloa, que tenía como candidato para la elección municipal de 1944, a Félix Serrano, quien ya había sido alcalde de Ahome de enero de 1941 a diciembre de 1942, y que representaba a la elite política y económica que estaba en contra de los intereses de los líderes que decían representan al “pueblo.” Sobre ésta situación y teniendo como antecedente las anteriores elecciones en donde el clientelismo se hacía presente, El Debate, buscaría otros espacios, como la caricatura, para influir de manera general en el ambiente político y social de la región, y de manera particular en la elección municipal que estaba en puerta. La caricatura fue otro espacio de expresión crítica, la cual aunque de manera muy rudimentaria se inscribe como un lenguaje visual. Al respecto Fausta Gantús, señala que cada lenguaje está constituido por un universo de referencias simbólicas, en el que cada símbolo es polisémico. La imagen es un código que alude a referentes comunes, que responde a determinadas coyunturas políticas o 350 Unificación, 21 de julio de 1943, p. 1. Francois Xavier Guerra, De la política antigua a la política moderna: invenciones, permanencias, hibridaciones, 19th. International Congress of Historical Sciences, University of Oslo, 6-13 August, 2000: disponible en http://es.scribd.com/doc/51645667/De-la-politica-antigua-a-la-politica-modernaFrancois-Xavier-Guerra 351 143 problemas sociales y que contribuye a forjar ciertos imaginarios colectivos.352Para Peter Burke la caricatura es una aportación fundamental al debate político, desterrando la mistificación del poder y fomentando la participación de la gente sencilla en los asuntos del estado.353Es decir, el debate político que se suscita con las elecciones municipales del 1944, participando los diferentes grupos, organizaciones y la prensa, también llegaría a la población que no sabía leer y escribir de la región por medio de las imágenes, por medio de la propaganda política. Caricatura aparecida en El Debate luego de las elecciones municipales de Ahome. Fuente: El Debate, 9 de noviembre de 1944, p. 1. 352 Fausta Gantús, Caricatura y poder político. Crítica, censura y represión en la ciudad de México, 1876-1888, México, El Colegio de México/ Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 2009, p. 26. 353 Peter Burke, Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico, Barcelona, Crítica, 2001, p. 100. 144 Aunque la imagen aparece días después del triunfo de José A. Burgueño, el imaginario que construye es de “fraude,” de redes clientelares entre el sindicato obrero y la SICAE. En otras palabras, lo buscaba esta forma de expresión, que era muy escasa respecto a los problemas políticos locales, pero si abundantes en el tema de la Segunda Guerra Mundial, tenía como desempeñó un papel destacado en la lucha por la conformación y el control de los imaginarios colectivos, función que tenía la caricatura por ejemplo en la etapa tuxtepecana.354 Por otro lado, El Debate al igual que el semanario Unificación desplegarían propaganda política a favor de sus candidatos. Félix Serrano, quien ya había presidente municipal de Ahome en 1941 volvió a participar como candidato y por su puesto respaldado por un grupo de hombres con un fuerte poder económico. 354 Fausta Gantús, op. cit, p. 13. 145 Conclusiones Durante el desarrollo de este trabajo, el cual es fruto del análisis de una serie de vestigios, es decir, de notas hemerográficas, correspondencia, fotografías, libros, además de un conjunto de material bibliográfico especializado, traté de sustentar la hipótesis con la que iniciamos esta travesía: las relaciones y vínculos que tejieron los periodistas que fundaron el periódico El Debate durante los años cuarenta formaron los primeros espacios de sociabilidad de oposición al poder político local, constituido éste en nombre de la “familia revolucionaria”. Periodistas, que tenían como objetivo no sólo la formación pedagógica de las masas, sino también la lucha por el espacio político. En ese sentido, se convertirá en la palestra en donde se discutirá la formación del Estado mexicano. Para entender y explicar por qué razón el periódico nace con un perfil y orientación totalmente política, y sobre todo, con dos objetivos muy claros: criticar a los “líderes” que estuvieron al frente de los sectores populares y formar políticamente al ciudadano, nos acercarnos al entramado de vínculos y lazos que tejieron estos hombres de la pluma, no sólo previo a la fundación del periódico sino que también cuando éste surgió. Llegar a tener una mirada más aguda sobre este estudio fue necesario recurrir a la categoría de sociabilidad planteada desde la perspectiva de Maurice Agulhon. Con el surgimiento de El Debate el cual se da en un ambiente ligado a las ideas de la modernidad, no sólo reagrupó a un conjunto de hombres de letras sino que también a una élite, la cual estaba conformada principalmente por comerciantes, ejecutivos del ingenio azucarero, profesionistas y agricultores locales. Esta reciente élite, la cual ya tenía una red de espacios de sociabilidades tanto informales como formales. Si bien no escribirían en el rotativo, excepto algunos como fueron el doctor Francisco Agraz, J. Meza Castellanos, Ernesto Gámez,355 si se conformaron como simpatizantes de las ideas y de las posturas 355 Sobre Ernesto Gámez no encontramos información que haya pertenecido a una agrupación formalmente constituida; sin embargo, si tenemos datos que fue uno de los pioneros de la historia 146 que se vertían sobre el quehacer de la política. Por lo que aludimos que fue esta elite el principal lector de El Debate. En los momentos en que la educación socialista estaba generando una oposición a nivel nacional que iba más allá de los clérigos y católicos fanáticos, al enfatizar la pedagogía “técnica y racionalista” excluyendo toda enseñanza religiosa, en un contexto en donde la adopción del hispanismo el cual tenía la intención de resignificar el papel de España dentro de un nuevo proyecto nacional y de sociedad, cobrando cada vez más fuerza en un sector de la clase media, como consecuencia del avance del comunismo y la influencia estadounidense, entre otros puntos; así como también en un escenario en donde el gobierno de Ávila Camacho desplegaría acciones en contra del Sinarquismo y del Partido Acción Nacional (PAN), los periodistas, los hombres del escrito, que se reagruparon en el periódico El Debate ocuparían un lugar central en las formas de sociabilidad que se crearon entorno a la idea de formar una nueva fuerza política en el estado de Sinaloa, principalmente. Aquellos espacios en donde su función era básicamente la conversación, la bebida, el entretenimiento, el ocio, pronto serian penetrados por la política. La tarea de conformar un reducido grupos de hombres o como dice Gómez Morín de “pequeños núcleos distribuidos por todo el cuerpo de la Nación,”356la empezaría el profesor Conrado Espinosa quien se encontraba al frente del Centro Escolar del Noroeste (CEN). No es sorprendente, pues, que Espinosa haya entablado una relación epistolar con Gómez Morín, ya que los lazos afectivos que habían creado en la campaña de Vasconcelos, aludimos, los volvía a unir en sólo proyecto, el PAN, que a través de las cartas cultivaron una amistad de respecto y de sinceridad,357 además dicha correspondencia fue un espacio de intercambio cultural e intelectual, en donde se regional local junto con Filiberto Leandro Quintero, quien pertenecía a la mesa directiva de la Cámara de Comercio. 356 Correspondencia de Manuel Gómez Morín a Conrado Espinosa, 7 de noviembre de 1940… 357 Cada carta que le envió Conrado Espinosa a Gómez Morín iniciaba generalmente con un saludo de esta índole: “Muy distinguido señor y amigo,” “Muy bondadoso y fino amigo,” Mi querido y buen amigo” Mi excelente señor y buen amigo.” En la medida en que las cartas fluían del norte hacía el centro del país, la relación que empezó a tejer el profesor Conrado cada vez fue más apreciada por el normalista. 147 discutieron temas de la realidad política del país pero también existieron obsequios como libros. Así desde 1940 empezaron a cartearse. El hecho de pertenecer al mismo Centro Escolar del Noroeste (CEN) en donde se llevaban a cabo actividades culturales y artísticas, Conrado Espinosa, Manuel Moreno Rivas, Alejandro y Alberto Avilés, quien fue por un poco tiempo el administrador del colegio, reforzarían los vínculos de amistad para iniciar otros proyectos como fue apoyar en la formación del primer comité del PAN en Sinaloa. Los espacios naturales en donde se movían los periodistas como fue el CEN, el periódico, el Club Rotario, la Cámara de Comercio, la Asociación de Padres de Familia de Los Mochis, modelaron formas de sociabilidad política, las cuales fueron señaladas de estar violando la política avilacamachista que iban encaminadas a no trastocar la “unidad nacional.” Esto los llevaría a escribir fuertes editoriales en contra de los dirigentes obreros y campesinos atacándolos principalmente con calificativos. Dichas páginas no solamente fueron escritas por periodistas locales sino además por otras plumas como fueron Efraín González Luna, Salvador Rosas Magallón, que estaban ligadas a un proyecto general que fue dotar al país de los “pequeños núcleos,” y que veían a la “formación de opinión pública como el único camino en el que México pueda cifrar su esperanza.” En ese sentido, el periódico jugaría un papel importante en donde buscaba a través de sus páginas editoriales, artículos de opinión, notas literarias, poesía, formar cívica y políticamente una ciudadanía que participe en la política, que sólo a través de ella, la educación, se podrían cambiar el rumbo del país. El hecho de que los fundadores de El Debate no se hayan declarado abiertamente católicos en mismo periódico, no significó que no hubieran tenido una militancia activa o que no hayan simpatizado con el pensamiento social de la Iglesia católica. Las ideas del movimiento hispanista profesadas abiertamente por el periódico y por sus fundadores, el hecho de estar de acuerdo con la educación religiosa y estar en contra del Art. 3º. Constitucional, profesar un antiimperialismo visto desde el hispanismo y no como resultado de un temor al protestantismo, son elementos esenciales que influyeron en la construcción del perfil que fue 148 adoptando el impreso durante sus primeros años en la luz pública. Un matiz ciertamente conservador pero que poco a poco fue cambiando. Sin embargo, la historia del periódico que se fue tejiendo no podemos verla homogénea ni mucho estática, en él (El Debate) van influir una serie de intereses que van a estar marcado por el mismo entramado de lazos que se van a cruzar, influyendo de manera importante las rupturas y los conflictos. Aunque se creó toda una estructura en donde las ideas permearon estos espacios, no representaron en ese momento una solidez. La participación política de católicos que se declaraban antiimperialistas y el hecho de ver al norteamericano como miembros de algunos círculos sociales que compartían junto con algunas familias mexicanas, y no como un enemigo representante del protestantismo, nos habla de intereses que van más allá de una cuestión moral: la política y seguramente una relación forjada a partir de la “conveniencia” entre norteamericanos y grupos de hombres y mujeres que estrecharon relaciones principalmente con Johnston. Por otro lado, el perfil que encontramos del periodismo durante los años cuarenta en Los Mochis tiene que ver con una actividad intelectual ligada a la literatura y a las salas de redacción de los periódicos, es decir, no salían especialmente a la calle por la noticia. Quienes desempeñaron esta actividad no buscaban una retribución económica por escribir, más bien esta práctica tuvo como objetivo no solamente hacer pública una postura política e ideológica sino también la apropiación del espacio político. La educación fue un tema que preocupó a los periodistas tanto aquellos que están en un periódico de izquierda como aquellos que escribían en un periódico conservador: a los primeros les preocupaba educar políticamente a los ejidatarios para que se interesaran por el quehacer público, mientras a los otros formar conciencias ciudadanas que también se interesaran en la política. La pedagogía política estuvo muy presente en estos dos periódicos. En Unificación y en El Debate. El primero utilizó la literatura, la poesía y los relatos para formar a los ejidatarios y crear una identidad a través de la zafra, la tierra, el trabajo, el esfuerzo, etc. Mientras que el segundo apoyaba la 149 creación de escuelas particulares en donde se impartiera educación religiosa. En suma, el papel del periódico lo podemos ver desde tres aristas: “vivero de intelectuales,” formador de ciudadanos e instrumento político. Sobre este último punto, el periódico no sólo jugaría un papel importante como “vivero de ideas,” sino además como un actor político. Su objetivo era muy claro influir en los ciudadanos para que no votaran por el candidato de los sectores obrerocampesino y del PRM. En cambio, buscó afectar el comportamiento de ciertos actores a través de notas políticas, notas de denuncia, la caricatura política y de propaganda política en general, cuya finalidad fue buscar un sentido favorable a los intereses del periódico. En esta lógica de educar al ciudadano, el periódico buscó jugar un papel importante en la formación del imaginario colectivo, primero asociando las prácticas clientelistas a los dirigentes del sector obrero-campesino y que sería a través de la educación la clave para que el obrero y el campesino ya no necesitaran de ellos. Asimismo, después de las instalaciones de las placas de la calle Johnston y del monumento en conmemoración de estos norteamericanos, El Debate publicaría una serie de artículos a ocho columnas atribuyendo los orígenes de Los Mochis a Benjamín F. Johnston. De esta manera, el periódico jugaría un papel importante en enarbolar la figura de Benjamín F. Johnston en la ciudad. Aunque a los pocos años tanto al monumento como el nombre de la calle fueron retirados la idea de que Los Mochis fue creado solamente por Johnston todavía permanece en la mentalidad de un grupo de hombre y mujeres de Los Mochis principalmente de aquellos que en su juventud o en su niñez tuvieron cierta relación sino con la familia Johnston sino con la realidad política, social y cultural que vivió Los Mochis en casi a la mitad del siglo XX. Esta idea también ha cuajado en las mentes de los descendientes de las familias que tuvieron un vínculo directo con Johnston. 150 Bibliografía Agulhon, Mauricie, El círculo burgués. La sociabilidad en Francia, 1810-284, México, Siglo XXI, 2009. ________________, Historias vagabundas, México, Instituto Mora, 1994. Baldivia Urdininea, José, “Los Periodistas en México”, en José Baldivia Urdininea (Coord.), La formación de los periodistas en América Latina. 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