Dios ha estado grande con nosotros y estamos alegres Voy a hacer

Transcripción

Dios ha estado grande con nosotros y estamos alegres Voy a hacer
EL OBISPO DE CARTAGENA
Dios ha estado grande con nosotros y estamos alegres
Voy a hacer un canto a la fiesta del perdón, a la iniciativa del Papa Francisco de dedicar
24 horas para el Señor, porque han sido tantos los motivos de la alegría que han
superado todas nuestras expectativas. Esta Iglesia de Cartagena ha vivido con
admiración el paso del Señor, la gracia que nos ha hecho ver como Dios nos sigue
sorprendiendo a todos. ¿Se nota que estoy emocionado?, pues doy testimonio de una
extraordinaria respuesta del pueblo de Dios que ha saltado por encima de todas las
previsiones. Pensábamos que con cuatro confesores podríamos atender a los fieles, en la
distribución de las horas, y eso no fue así, porque en varias franjas del día llegamos a
estar entre los 15 y los 20 sacerdotes confesando al mismo tiempo y sin parar.
Afortunadamente se presentaron una larga lista de sacerdotes para cubrir todas las
horas, llegando a ser necesario que algunos pasaran toda la noche en la Catedral.
Son las cosas de Dios. La experiencia que nos pidió el Santo Padre fue tan hermosa y
nos hizo tanto bien, que volveremos a repetirla. Vista con ojos de fe podemos cantar con
el salmista: “Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar:
la boca se
nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. Hasta los gentiles decían: “El Señor ha
estado grande con ellos”.
El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres”.
(Cf. Salmo 125)
Llamaba la atención el número de jóvenes, algunos de ellos porque habían sido
invitados por otros jóvenes que salieron a la calle a decirles que en la Catedral les estaba
esperando el Señor y al llegar, otros jóvenes les recibieron y les ayudaron a participar.
Los jóvenes hicieron posible que la luz de Dios brillara en la noche.
Otro aspecto interesante fue protagonizado por algunos párrocos que se comprometieron
para ayudar a confesar y vinieron acompañados de un numeroso grupo de sus feligreses.
Destaco también la participación de catequistas con sus grupos o la iniciativa de algún
profesor de Religión que invitó a sus alumnos a venir, voluntariamente, a la fiesta del
perdón.
Me siento muy orgulloso de la generosidad de los sacerdotes y de su responsabilidad,
tanto en Murcia, en Cartagena, en Caravaca de la Cruz y en otras muchas parroquias
donde se ofrecieron distintas modalidades para celebrar el día de la Misericordia. Le
doy gracias al Señor por todos los bienes que hemos recibido. Aprovecho la
oportunidad para pedir que sigamos rezando por los sacerdotes de nuestra Diócesis,
porque la responsabilidad de seguir anunciando a Jesucristo es cada vez más grande y
las dificultades que plantea el mundo están al acecho pretendiendo romper la identidad e
interioridad espiritual y esto exige que se esté muy bien cimentado en el Señor. Este fue
el centro de la meditación que dirigí a los 200 sacerdotes en el día del retiro cuaresmal,
una ocasión para pensar, para rezar, para contemplar al Señor y también para pedir
perdón en la celebración del Sacramento de la Reconciliación.
Que Dios es misericordioso no le extraña a nadie, lo sabemos porque lo hemos
estudiado en la catequesis o en la teología, además porque todos hemos tenido
oportunidad de comprobarlo en nuestra propia vida. Pero Dios no se cansa de salir a
nuestro encuentro, sabe que somos olvidadizos y nos lo recuerda de mil maneras. En
este día de la misericordia hemos vuelto a escuchar la lección de Dios, que el que se
siente perdonado valora el perdón y el que perdona de verdad, al estilo de Dios, es
porque ama de corazón. Esto es lo que hemos aprendido de Jesús, que el perdón y la
misericordia es la forma más característica de la caridad cristiana.
Las 24 horas para Dios han dejado un rocío de gracia que producirá vida en esta Iglesia
de Cartagena, en esta Iglesia que mantiene siempre la mirada y el oído atento a Nuestro
Señor Sacramentado y que, siguiendo fielmente las indicaciones del Papa, ha
participado en la fiesta de la Misericordia y hemos recibido el regalo del descanso en el
Señor, la paz del corazón, la alegría y la fiesta.
+ José Manuel Lorca Planes
Obispo de Cartagena

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