Testimonio estudiante torturado
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Testimonio estudiante torturado
AMNISTÍA INTERNACIONAL Índice AI: MDE 12/019/2011 16 de febrero de 2011 Testimonio de un egipcio víctima de tortura Un alumno de 18 años de una escuela secundaria de El Cairo declaró a Amnistía Internacional que fue torturado tras ser detenido por unos soldados hacia las tres de la tarde del 3 de febrero de 2011 cerca de la plaza Tahrir: “Iba caminando con un amigo hacia la plaza cuando unos soldados nos dieron el alto y nos pidieron los documentos de identidad. Parecieron sospechar de mi amigo, porque tiene un permiso de residencia en el Reino Unido. Nos llevaron al museo de la zona, que está controlado por el ejército, y nos retuvieron ahí, en un área exterior. Después de un rato, nos vendaron los ojos y nos esposaron y no pude ver qué le pasó a mi amigo. Sólo pude oírle gritar y creo que le dieron una paliza brutal. A mí sólo me abofetearon en la cara, pero no me pegaron mucho mientras estuve en el museo. “Esa noche nos trasladaron a otro lugar, a unos 30 minutos de la plaza Tahrir. Cuando salimos, nos hicieron tumbarnos boca abajo en el suelo y nos pegaron. Luego me sometieron a un interrogatorio donde me insultaron a mí y a mi familia. Dijeron cosas que no se deberían decir. Me quitaron las esposas porque me ordenaron que me quitara la ropa, salvo la ropa interior, pero permanecí con los ojos vendados. Luego me esposaron de nuevo y me ataron las piernas. Me pusieron una cadena o una cuerda y me izaron, dejándome cabeza abajo. De vez en cuando me bajaban hasta un barril lleno de agua. Me conminaron a que confesara que había sido entrenado por Israel o por Irán. También me dieron descargas eléctricas en el cuerpo y me desmayé. Esto continuó durante varias horas. Cuando la tortura acabó estaba tan exhausto que dormí durante horas. “Al día siguiente me llevaron junto con un grupo de unas 30 personas a otro lugar, que —como supe más tarde— era Sign Al Harbi [una prisión militar de El Heiksteb, al noreste de El Cairo]. Cuando salimos del vehículo nos quitaron las vendas de los ojos y los soldados empezaron a pegarnos con látigos y porras. Todavía tengo cicatrices en la espalda de los golpes. Nos llevaron a nuestras celdas, donde enseguida me quedé dormido. Siguieron pegándonos, incluso cuando íbamos al baño. Los últimos días de mi detención me negué a comer para protestar por el trato. Finalmente nos liberaron. Nos dejaron en la carretera de El Cairo y nos dijeron que regresáramos a pie.” El estudiante fue liberado de la prisión militar junto con centenares de detenidos el 10 de febrero de 2011. La delegación de Amnistía Internacional le entrevistó varios días después, cuando aún eran visibles las cicatrices de la espalda.