El Seminario de la Escuela Hacia el VIII Congreso de la AMP
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El Seminario de la Escuela Hacia el VIII Congreso de la AMP
Escuela Lacaniana de Psicoanálisis del Campo Freudiano El Seminario de la Escuela Hacia el VIII Congreso de la AMP El orden simbólico en el siglo XXI ya no es lo que era ¿Qué consecuencias para la dirección de la cura? El pasado día 7 de mayo se celebró en la ELP el Seminario de la Escuela, como preparación al VIII Congreso de la AMP, con el título: El orden simbólico en el siglo XXI ya no es lo que era. ¿Qué consecuencias para la dirección de la cura? El Consejo de la ELP ha decidido organizar una nueva sesión del Seminario de la Escuela, con el mismo título, que tendrá lugar el día 4 de febrero en las distintas Comunidades de la ELP. Como preparación a esta segunda sesión del Seminario de la Escuela y al Congreso mismo, ELP-debates publica semanalmente algunas de las intervenciones presentadas en la primera. SUJETOS DE HOY Teresa Cobos Alonso En la conferencia dada en Comandatuba, Miller cita un texto de 1908 titulado “La moral sexual cultural y la nerviosidad moderna”, donde Freud señala a la sexualidad y sus restricciones como el origen de las enfermedades neuróticas. Lo que produce síntomas “es el esfuerzo por hacer existir la relación sexual y el sacrificio de goce que ello comporta”.i[i] Podríamos decir que la época freudiana es una época caracterizada por la prohibición, por la interdicción del ejercicio del goce. De la prohibición de gozar hemos pasado a su imperativo. Recientemente se convocaba una procesión atea para el Jueves Santo, con un cartel cuyo título rezaba así: “Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta la vida.” El triunfo del capitalismo, de la sociedad de mercado y la globalización nos ha introducido en lo que Lipovetsky llamó los tiempos hipermodernos. “Es una época hedonista que prioriza el bienestar, el lujo, el placer”ii[ii]. Es la tiranía de la imagen; todo vale con tal de conservarse joven. Se vive deprisa y se esquiva a la muerte … consumir es intentar huir de la muerte”.iii[iii] Se consume para tapar el agujero real de la muerte, para taponar la falta de significación y de sentido que la pérdida de la vida tiene: desde que la muerte ha dejado de ser un hecho social, desde que el luto ha desaparecido de las vestimentas y desde que el duelo ha de ser lo más breve posible, se reciben en los centros de salud mental sujetos que acuden inmediatamente después de haber perdido a un ser querido, y que frente al enigma de la muerte demandan tratamientos que les curen de su supuesta enfermedad. Se vende felicidad y se consumen servicios de salud mental. Y, frente a esto, los últimos avances de la ciencia permiten convertir a la muerte en otro objeto de consumo más, a través de la plastinación, una técnica creada por el Dr. Gunther von Hagens, que consiste en extraer el agua de un cuerpo y sustituirla por una solución plástica endurecible. Ha generado un debate ético, porque los cuerpos que expone son reales: son cadáveres que se exhiben en posturas cotidianas. Se muestra así una imagen con lo real de la muerte y se pulveriza la inmortalidad que la marca significante imprimía sobre la sepultura, franqueando “lo imposible e irrepresentable de la muerte”. Los progresos tecnológicos han llegado hasta las relaciones interpersonales, trastocando sus tiempos y sus modos: más que relaciones se buscan conexiones. “Las conexiones son relaciones virtuales … de fácil acceso y salida”;iv[iv] no necesitan de implicación ni profundidad, uno decide cuando y como conectarse, y siempre se puede pulsar la tecla suprimir. Atrás quedaron la parsimonia de la seducción y el acecho: se va al grano, sin tapujos, en crudo y en directo: es el imperativo del goce del cuerpo. Podría decirse “que en la época victoriana de Freud el ideal social era la neurosis, sobre todo la obsesiva, y hoy el que se elabora, si es que hay uno, es más bien la perversión como nueva norma social”.v[v] Dirá Miller que el síntoma por excelencia de nuestra época es “lo nuevo”. “En el estado actual de la civilización, sólo gozamos de lo nuevo, y éste es el nombre del síntoma mayor de lo que hoy constituye nuestro malestar. Lo nuevo es la forma sintomática de nuestro malestar en la cultura … y el culto de lo nuevo … es la forma contemporánea de la pulsión de muerte”.vi[vi] Hasta aquí el estado actual de nuestra cultura; detrás de ello está la dificultad para dirigir las curas cuando lo simbólico, los ideales y el significante amo están en decadencia y donde los síntomas no están dirigidos a un Otro. i[i] Jacques-Alain Miller: Conferencia en el IV Congreso de la AMP: “Una fantasía”. Comandatuba. Bahía. Brasil. 2004, pág. 11 ii[ii] P. Martín Carvajal: sobre Gilles Lipovetsky. Articulo, procedencia Internet iii[iii] Gilles Lipovetsky: La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo contemporáneo, Ed. Anagrama iv[iv] Zygmunt Bauman, Amor líquido: acerca de la fragilidad de los vínculos humanos, México D.F., Fondo de Cultura Económica. 2005. Prólogo, pág. 5 v[v] Jacques-Alain Miller, en colaboración con Eric Laurent: “El Otro que no existe y sus comités de ética”. Ed. Paidós. 2005, pág. 343 vi[vi] Ibid., págs. 329,331