Es curioso constatar cómo, una vez más (en otras ocasiones fueron
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Es curioso constatar cómo, una vez más (en otras ocasiones fueron
Es curioso constatar cómo, una vez más (en otras ocasiones fueron, por ejemplo, la Gran Vía de Jaime I, al desaparecer la muralla, o la Avenida del Hospital, por derribo de las edificaciones que separaban las dos plazas, la de l'Hospital y la de Pompeu Fabra), la aparición de un elemento urbanístico de importancia es debido, no a un criterio clasifioatorío lógico, sino más bien a la desaparición material de parte del territorio macizado. En este caso, la desaparición de la estación del ferrocarril de uno de los lados de la Plaza del Poeta Marquina permite la aludida bipolaridad. Esto en sí no tendría nada de particular si dicha alternativa no se debiera puramente a dicha casualidad y si, consecuentemente con esta opción, fuera abordada seriamente la focalidad de Girona o. al menos, las consecuencias previsibles en la red viaria. 'Previsión de crecimiento. Los redactores del Plan de 1955 fijaron la cifra de población del área afectada por el Plan en 70.000 habitantes para el año 1970, y en 126.000 habitantes para el año 2000. Estas cifras pudieron en su día parecer excesivamente optimistas, o incluso es posible que en 1955 no se hubiese dispuesto del material estadístico indispensable paro llegar a dichas conclusiones. Sin embargo, lo cierto es que, en función de los estudios ahora efectuados sobre el particular, con base y fundamento en los movimientos reales de población, aquellas cifras resultan confirmadas y adecuadas a efectos urbanísticos. Los redactores del Plan de 1955 intuyeron, pues, y de forma ajustada, las cifras del futuro poblamiento del área objeto de la ordenación- Si con relación a Girona no es clara esta focalidad, tampoco está claramente denida con relación al centro actual de Salt, ni tampoco se define, respecto a esta población, otra opción, de cara al futuro, que pueda modificar esta situación. Lo cual venía a demostrar que no se había producido un desbordamiento del Plan de 1955 como pretendía afirmarse, sino más bien que una permisiva actuación edificatoria, durante los años de vigencia del mismo, había invalidado sus presupuestos básicos y, por tanto, era obligado ajustar un nuevo Plan a la realidad existente, legalizando asi innumerables situaciones de hecho. Es constatable, por otra parte, que al inicio de esta vía, poco antes de su enlace con la Plaza del Poeta Marquina, se interfiere con ella —o es razonable pensar que así será casi necesariamente— un edificio que actualmente está en curso de ser declarado monumento histórico-artístico, me refiero a la Farinera Teixidor del arquitecto. Rafael Massó. Claro está que, al redactarse el Plan, no estaba en curso dicha declaración como monumento histórico-artístico de la obra de Rafael Massó. Ahora bien, sí estaba dicha obra y estaba suficientemente valorada como para haber planteado de una manera más clara la posibilidad de dicha opción en este punto. A este respecto se echa en falta en el Plan un deseo de evaluación de lo existente y de respeto por nuestro patrimonio, definiendo aquellos edificios o conjuntos ambientales que por sus especiales características debieran ser protegidos y conservados. Imperativos culturales y de evocación simbólica para nuestra economía psíquica así lo exigen. Volviendo de nuevo al objeto principal de nuestro comentario en esta última parte —sobre la red viaria en su conjunto—, se echa en falta también un análisis previo determinante de su resultado y se infiere de ella una contradicción patente en el hecho de que, después de ser conscientes de la gravedad de la congestión en el centro de Girona, no sólo no se aborda un planteamiento de posibles alternativas a su solución, sino que, paralelamente, se aumentan básicamente todas las edíficabilidades, determinando con ello un previsible aumento del grado de uso de estas vías, gravemente congestionadas en la actualidad. El aumento de edíficabilidades aludido plantea un problema de falta de coherencia con uno de los postulados básicos del Plan: el desbordamiento del Plan anterior, de 1955. Por una parte se aducía esta circunstancia como justificativa de ía necesidad de un nuevo Plan. Por otra, textualmente se citaba lo siguiente: También se contenía un error ciertamente trascendente a nuestro entender. Se definía como casco urbano un área determinada. Legalmente, puede definirse como casco urbano los sectores urbanizados a medida que la construcción ocupa dos terceras partes de la superficie edificable en cada polígono. Lo que implica, primero, que realmente estén urbanizados, lo que, a su vez, requiere que tenga completos todos sus servicios y dotaciones, y esto, realmente, no es cierto para muchas de las zonas definidas como tal casco urbano. Pero, además, significaría que dichos sectores estarían edificados por lo menos en sus dos terceras partes y, lógicamente, con sus viviendas habitadas. Si aplicamos la normativa contenida en el Plan de 1955 solamente a esta área, presumiblemente ocupada en sus dos terceras partes, nos da una población de 161.400 habitantes aproximadamente, lo cual, evidentemente, no se ajusta a los datos reales de población actuales. Si, en vez de la normativa de 1955, aplicásemos la dictada en el Plan de 1971, la población posible pasaría a ser cercana a los 300.000 habitantes, lo que invalidaría de plano el resto de las áreas previstas en el Plan. Por último comentaremos que también sorprende que no se hayan tenido en cuenta, por lo menos al nivel que lógicamente debería haberse hecho, aspectos tan determinantes para el futuro de Girona como son la autopista, para la que inexplicablemente se ha dejado sin considerar el entorno del nudo Sur, o también el aeropuerto y el polígono industrial de Celrá. Los aspectos apuntados son sólo parte del conjunto de posibles circunstancias a tener en cuenta para una futura etapa de planificación, en la que deberían abordarse de forma más racional y objetiva de lo que lo han sido hasta el momento dichos problemas sí queremos que nuestro entorno ciudadano contribuya a una realización más acorde con nuestras propias aspiraciones. Manuel MARTIN MADRID, arquitecto Girona, 10 de marzo de 1974