Radiografía a la capital cultural

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Radiografía a la capital cultural
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EL MUNDO. VIERNES 15 DE JUNIO DE 2012
CULTURA / EM2
Radiografía a la
capital cultural
JORDI MARTÍ
En diferentes ocasiones, el alcalde Xavier
Trias ha insistido en referirse a la cultura, el
conocimiento y la creatividad como señas de
identidad de nuestra ciudad. Lo ha hecho, incluso y paradójicamente, tras justificar políticamente el proyecto de Eurovegas y sentenciar que éste no definía el modelo Barcelona.
Sea como fuere, bienvenido, alcalde, al club
de aquellos que ya hace años defendemos que
la cultura –la que abraza desde el patrimonio
y la memoria a la creación artística, del 22@ a
la investigación científica, de la innovación
tecnológica al turismo cultural y del acceso a
contenidos a la participación ciudadana en la
vida cultural– ha de ser el eje vertebrador del
modelo de ciudad para este siglo.
Capital de la cultura catalana y uno de los
focos más vibrantes de la cultura española,
Barcelona ha de articular su proyecto de futuro, tras la gran transformación física de
las tres últimas décadas, en la capacidad de
tornarse laboratorio, en ser centro de referencia en la producción y difusión cultural
a escala global. Por este camino, empero, no
se avanza únicamente anunciándolo: ser capital cultural es una apuesta de largo recorrido y su éxito depende del acierto y la inteligencia en la toma de decisiones. Es necesaria una apuesta decidida por el talento
y la calidad en la dirección de las grandes
instituciones culturales y una mejora de la
formación y de todo el sistema educativo –la
cantera de todo sistema cultural–. ¿Cómo?
Haciendo crecer el porcentaje de recursos
dedicados a la investigación y el desarrollo,
apostando por las industrias asociadas al
conocimiento y a la cultura, promoviendo
clústers y ventajas para todos estos sectores
y garantizando el apoyo público a las muchas iniciativas culturales que no son viables en términos de mercado. En definitiva,
jugando a mejorar la calidad global del ecosistema cultural de Barcelona.
En el transcurso de las últimas semanas,
en cambio, han aparecido algunas noticias
que no apuntan en esta dirección. La primera, pese a parecer simbólica, es relevante: urge que CDC pida excusas públicamente por
los hechos del Palau de la Música. Ya hace
tiempo que las sospechas planeaban sobre el
uso partidista de esta institución como vehículo de financiación irregular del partido nacionalista. Ahora se conoce un informe policial que confirma estas sospechas. Será la
justicia quien establecerá las responsabilidades individuales pero CDC ha de pedir perdón a los ciudadanos. Y quienes deben hacerlo son el presidente de la Generalitat y el
alcalde de Barcelona. Será imposible creerse la apuesta cultural de Trias mientras se
confirma que su partido utilizaba el Palau, insigne símbolo de la identidad y la cultura catalanas, para financiar campañas y actividad
de su partido. Sinceramente, todo esto tiene
algo de profanación del templo.
Otras noticias tienen que ver con la colección Thyssen, propiedad de la baronesa,
quien busca venderla o que se le abone un alquiler para tenerla expuesta. Acogerla comportaría una operación, con la participación
de una entidad financiera, que significaría remodelar uno de los pabellones de la Fira, justo bajo el Mnac. El Ayuntamiento se haría
cargo de las obras de adecuación de más de
13.000 m2 y de su coste, claro: 20 millones de
euros. Más allá de pensar en destinar una ci-
El Museu Nacional d’Art de Catalunya (Mnac). / ANTONIO MORENO
fra tan abultada en el actual contexto económico, esta apuesta no aprobaría en términos
culturales. Las inversiones en patrimonio tienen sentido si se vinculan al lugar de una u
otra forma. Deben quedar inscritas en el mapa cultural de un territorio determinado. Se
desconoce qué obras ha ofrecido la colección
Thyssen pero parece una operación más propia de aquellos vendedores de muebles que
complementaban las estanterías con unos
metros de lomos de libros para vestirlas: que
me remodelen un pabellón, que me lo conviertan en museo y les colgaré unos cuantos
cuadros. Sinceramente, lamentable.
No quiero acabar sin referirme a la buena
salud de los festivales que tienen lugar en Barcelona. El éxito del Primavera Sound ha ido
acompañado de la consolidación indiscutible
del Festival de Poesia, dirigido por la pareja
Escoffet-Sales, y del Sónar. Hemos conocido
también la programación del nuevo Grec.
Tras las dudas y declaraciones que apuntaban
a una especie de segunda fiesta mayor, Ramon Simó, su director, ha tejido una programación que mantiene una continuidad clara
de un modelo consolidado. Rectificar, sin duda, es de sabios. Mi enhorabuena.
Jordi Martí es presidente del Grupo Municipal
Socialista en el Ayuntamiento de Barcelona.

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