Una herencia omnipresente

Transcripción

Una herencia omnipresente
http://www.hoy.com.do/article.aspx?id=29262
Una herencia omnipresente
MARIANNE DE TOLENTINO
Cuando se habla de arte del Caribe, el legado de África se destaca
como la fuente ancestral por excelencia, una "gran madre nutricia" la
califica el historiador y crítico Gerardo Mosquera…. Esa herencia
omnipresente varía según las islas, y la sentimos -a veces más que la
reconocemos- en la creación plástica de nuestros artistas.
Se trata de una impronta indirecta, abstracta…. o literaria, pues no se
tiene en Santo Domingo la oportunidad de ver exposiciones de África,
y tampoco existe aquí un museo de arte africano. Hay solamente
algunas piezas en el Faro a Colón.
Excepciones fueron, hace varios años, una exhibición de piezas
tradicionales de autenticidad cuestionada en el Museo de Arte
Moderno, y recientemente en el marco del Primer Festival Cultural
ACP, las estupendas propuestas de algunos pintores, escultores y
fotógrafos africanos contemporáneos, sin que olvidemos mencionar el
impactante "Design made in África". Ahora bien nunca había llegado a
Santo Domingo una exposición de la fuerza, la riqueza, la diversidad en
la unidad, que caracterizan a "Madre África", desplegada en espacios
de la tercera planta del Museo del Hombre Dominicano, con un
montaje especial realizado por Reynold Kerr, Geo Ripley y personal de
la institución.. Reynold Kerr es el experto y filántropo que, durante
décadas, ha reunido esta colección magnífica, consiguiendo esculturas
en distintos países de África, en subastas foráneas y otras fuentes de
adquisición. Apasionado y altruista, él ha llevado la colección a
publicaciones también excelentes -entre ellas una para niños, y
programó un itinerario del cual Santo Domingo es una etapa
importante. Privilegio para los visitantes, se complace en guiar e
informar personalmente a neófitos maravillados y ávidos de
conocimientos etno-antropológicos.
África, progenitora del arte antillano
Evocándose a menudo África como gestora y progenitora del arte
antillano - herencia cultural compartida con los orígenes amerindios y
la colonización europea, no pocos aprehendieron a "Madre África"
como una exposición global, o sea una suerte de maternidad artística a
través de la escultura, oriunda del continente negro.
Pero, en el caso presente, no sería más que una interpretación
metafórica o en segundo grado, del contenido de la muestra. Se descubre entonces que se trata de una
exposición monotemática, compuesta por piezas escultóricas, representando exclusivamente la
maternidad, la madre con el niño o la mujer embarazada y futura madre, madre-reina, madre-divinidad
o poder sagrado. Las obras, de una calidad fascinante -cada una parece más hermosa que la otraprovienen de la África Subsahariana, y las más antiguas datan de más de 300 años. Cabe señalar, a pesar
de que se indaga la fecha probable de realización, el aspecto cronológico no cuenta tanto como en el arte
occidental, tampoco el concepto intrínseco de antigüedad. Son las funciones y usos rituales, que
confieren a la creación su valor único.
Luego, las piezas exhibidas proceden de distintas naciones, regiones y etnias, y su clasificación rigurosa
forma parte de la investigación y entrega personal de Reynold Kerr. Observamos en la exposición, hasta
qué punto las reales-maravillosas e infinitas variaciones, formales y volumétricas, contradicen la opinión
a menudo prejuiciada de un arte secular africano global y uniforme, como si no existiera una pluralidad
creadora, morfológica y expresiva en el vastísimo arte de un continente ¡Por cierto el mismo
desconocimiento y la tendencia en identificar un sello artístico único imperan en lo relativo al arte
moderno y contemporáneo de Africa: lo pudimos comprobar en el Festival Cultural ACP.
La gran mayoría de las esculturas, de tamaños muy distintos, son tallas directas en madera, de autoría
anónima, aunque las hay también en metal -bronce y hierro - y en marfil. Impresiona la extraordinaria
habilidad desarrollada por cada artesano y artista -siendo ambos oficios indisociables-. Los elementos
testimoniales, surgidos siempre de la fe y la memoria ancestral, culminan en interpretaciones
multifacéticas de la maternidad, con un cuidado extremo en los detalles, cuyo significado casi codificado
nos escapará sin una explicación experta.
Cada escultura demanda pues una atención prolongada, en torno a las figuras integradas de la madre y el
niño: las debemos mirar de frente, de perfil y de espaldas, ya que no hay faceta secundaria. Cuando
hablamos del "tronco familiar", aquí toma un sentido real, además de psicológico y afectivo, la
progenitora y el hijo siendo tallados en una misma pieza de madera.
Cobran igual importancia los rasgos del rostro, los contornos y anatomía corporales, la interpretación y
posición de los miembros, aun el refinamiento de accesorios de cualquier tipo, los cuales distan
absolutamente de cumplir una pura función decorativa. La complejidad de cada pieza, en su realismo,
expresionismo y simbolismo conjugados, impide la reducción a una simple mirada de orden estético,
difícil de evitar para el contemplador occidental. Solemos buscar el estilo y la belleza como factores
primordiales de apreciación.
La Madre africana
El magnífico libro catálogo, editado por Reynold Kerr, además de reproducir las esculturas expuestas
acompañadas de exquisitos poemas -un modo de aludir a la poesía visual de las obras-, incluye ensayos
que ponderan, en un contexto etno-geográfico, los valores reales y míticos de la mujer, en su calidad
privilegiada de dar la vida. El especialista Manuel Jordan escribe:
" Como ícono, una figura de maternidad puede simplemente representar una metáfora de la fertilidad
humana y de la continuidad para la familia o para la comunidad. Sin embargo, un relato Lunda muestra
cómo relaciones locales pueden dar explicaciones particulares a imágenes familiares..
Del punto de vista de un iniciado, la imagen de una madre y un niño puede proyectar aspectos de la
historia y la cultura asociados a fuerzas abstractas, cosmogónicas o cosmológicas. De hecho, para
numerosos pueblos de África Central, mujeres, madres, poderes sagrados, y Dios o Creador forman
parte conceptualmente de la misma ecuación"
Nos perdonarán la extensión de la cita, pero esta transmite los mensajes comunes a toda la exposición
"Madre África", acerca de la supremacía de la mujer en su condición de madre, que forma un solo
bloque con el niño, sea que, siendo colocado el infante por delante, ella lo alimente con sus senos
generosos, sea que, cargándolo en la espalda, ella le enseñe a mirar el mundo. En varias de las piezas,
leemos la estatuilla de la madre, más allá de una imagen, como imaginería e ícono: es la madresacerdotisa, la madre-reina, dotada de un trono y de atributos zoomórficos del poder.
Las esculturas constituyen prácticamente la totalidad de la exposición, pero el coleccionista y conceptor
del evento ha agregado un antiguo pergamino iconográfico copta y un collage de Geo Ripley, centrado
en la Virgen de la Altagracia, para significar y simbolizar las conexiones existentes en la humanidad y
las diferentes religiones.
Nuestro texto se ha limitado a una mera introducción a "Madre África", que ameritaría varios
comentarios y reflexiones. Ahora bien, concluiremos con una recomendación ferviente, la de visitar, en
el Museo del Hombre Dominicano, una y otra vez, una excepcional exposición de arte y antropología,
de un nivel plástico, una profundidad conceptual y una filosofía existencial admirables.

Documentos relacionados