EXPOSICIÓN 1937. SOBRE GERNIKA. GUERRA Y CIVITAS Sala

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EXPOSICIÓN 1937. SOBRE GERNIKA. GUERRA Y CIVITAS Sala
EXPOSICIÓN 1937. SOBRE GERNIKA. GUERRA Y CIVITAS
Sala 33. 30/09/16 – 09/01/17
Organizado junto a la Fundación Donostia/San Sebastián 2016
Exposición Caso de estudio incluida en el proyecto Tratado de
paz de San Sebastián 2016, Capital Europea de la Cultura
Patrocina: Telefónica
Tratado de paz analiza el Guernica de Picasso en un caso de
estudio que acoge el Museo de Bellas Artes de Bilbao
El proyecto Tratado de paz, ideado por Santiago Eraso y comisariado por
Pedro G. Romero, incluye exposiciones, producciones artísticas
contemporáneas y publicaciones, que giran en torno a las representaciones de
la paz en la historia del arte, la cultura y el derecho. Desde el pasado año, y a
lo largo de éste, numerosas actividades vinculadas al proyecto se están
desarrollando en una veintena de localizaciones desde Bilbao hasta Barcelona
y desde Bayona hasta Salamanca.
Además de la exposición central 1516-2016. Tratados de paz, dividida entre el
Museo San Telmo y el Koldo Mitxelena Kulturunea de San Sebastián –en la
que el Museo de Bellas Artes de Bilbao también ha colaborado prestando una
veintena de obras de su colección–, comprende otros siete Casos de estudio
sobre episodios históricos, cada uno comisarido por un experto, un estudio
monográfico sobre José María Sert y siete Afueras, producciones artísticas
contemporáneas. El patrocinador general del proyecto es Telefónica.
Entre los Casos de estudio destaca esta muestra sobre el Guernica de Picasso
que, hasta el 9 de enero del año próximo, acoge el Museo de Bellas Artes de
Bilbao. Reúne cuarenta y seis piezas de tipología diversa –principalmente
pinturas, fotografías y grabados, pero también esculturas, una maqueta, y
monedas– prestadas por instituciones como el Museo Nacional Centro de Arte
Reina Sofía (Madrid), el Museu Nacional d’Art de Catalunya y la Fundació
Antoni Tàpies (Barcelona), el Museu Fundación Juan March (Palma de
Mallorca), la Fundación Pablo Ruiz Picasso Museo Casa Natal (Málaga) o la
biblioteca de la Universidad de California (UCLA), entre otras. Se le añaden
algunos documentos de la biblioteca del Museo de Bellas Artes de Bilbao.
El comisario de la exposición, el historiador del arte Valentín Roma, resume así
su contenido: “Tras su canonización en el gran museo moderno, el MoMA, el
proceso de inflación simbólica del Guernica, su abandono de la alegoría y su
metamorfosis en ‘agente’ de la paz mundial coinciden con la evolución de la
guerra moderna, ya no apocalíptica ni bíblica sino civil: una guerra entre
formas-de-vida y entre políticas”.La exposición se articula en tres apartados en
donde se estudian el Pabellón Español de la Exposición Internacional de París
de 1937, Picasso y el Guernica, y la influencia del Guernica en otros artistas del
momento. El primero reconstruye el contexto donde se exhibió el cuadro
encargado por el gobierno de la Segunda República: la arquitectura del
Pabellón Español, diversas obras que lo acompañaron y materiales de la época
sobre la participación española en la Exposición Internacional. El segundo
recorre el proceso de ejecución del Guernica, desde los dibujos y óleos
preliminares de Picasso hasta las fotografías con las que Dora Maar
documentó su ejecución en el estudio parisino del pintor.
El último recoge obras de artistas internacionales creadas bajo la impronta del
Guernica como consecuencia de las tres giras que el lienzo realizó por
ciudades europeas y americanas para recaudar fondos con destino al Comité
Nacional de Ayuda a los Refugiados Españoles.
1937. Sobre Gernika. Guerra y civitas
Justo después de ser presentado en el Pabellón Español de la Exposición
Internacional de París de 1937, el Guernica inició un peregrinaje que lo llevaría
por algunas ciudades del norte de Europa y Estados Unidos como reclamo
antifascista recaudatorio para el Comité Nacional de Ayuda a los Refugiados
Españoles. La primera gira, organizada en 1938 por el galerista Paul
Rosenberg, llevó el cuadro, junto con otras obras de Matisse, Braque y
Laurens, a Oslo, Estocolmo y Copenhague. La segunda, por iniciativa del
citado Comité y coordinada por el poeta bilbaíno Juan Larrea, recorrió diversas
ciudades inglesas: Londres, Oxford, Leeds y Manchester. La tercera arrancó en
Nueva York en 1939 y desde allí visitó Los Ángeles, San Francisco y Chicago
hasta regresar al MoMA para formar parte de la exposición Picasso. Forty
Years of His Art, que itineró por once ciudades estadounidenses. Más tarde, en
1944, el Guernica viajó a México, Milán y Estocolmo, y a la II Bienal de Sao
Paulo. En 1958 el cuadro y sus dibujos preparatorios fueron depositados en el
MoMA, siguiendo la voluntad de Picasso de que permanecieran allí hasta que
la democracia volviese a España. En 1981 la obra pudo al fin regresar –el
pasado 10 de septiembre se cumplieron 35 años– y se expuso en el Casón del
Buen Retiro de Madrid. Desde 1992 la obra y sus bocetos se encuentran en el
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
El resultado de dicho periplo afectó, en primer lugar, a la historia del arte por la
influencia que el mural ejerció sobre numerosos artistas que pudieron
observarlo en directo. En segundo, al prestigio de Picasso, definitivamente
encumbrado por el MoMA, el gran museo de la modernidad. Por último, al
propio Guernica, que tras el tour abrió un periodo que se prolonga hasta
nuestros días donde la obra alterna su condición de icono pacifista con la de
democratizado souvenir, en otro recorrido desde la admiración incondicional
hasta la depreciación de su carga simbólica.
Articulada a través de estos intereses fundamentales, la exposición investiga
las paradojas que rodearon los primeros años del mural, su metamorfosis en
símbolo de la no violencia a partir de una narración basada en la barbarie de la
guerra.
El Pabellón Español de la Exposición Internacional de París de
1937
Este ámbito reconstruye el pabellón en donde, en medio de feroces críticas y
encendidas adhesiones, se presentó el Guernica. Reúne distintas pinturas de
Francisco Mateos González, Santiago Pelegrín, Arturo Souto y Eduardo
Vicente Pérez que ilustran la vida cotidiana de los milicianos durante la guerra y
que fueron mostradas en la época. También se presenta la maqueta del
pabellón según el proyecto de Josep Lluís Sert y Luis Lacasa, carteles
ilustrativos, obras de Joan Miró y Alexander Calder, así como la peseta
acuñada por la Segunda República, que, por su color y por la mujer que
reproduce en su anverso, fue popularmente conocida como ”la rubia”.
Picasso y el Guernica
Específicamente dedicado al cuadro, en este núcleo dialogan las influencias
previas de Picasso y algunas obras anteriores que prepararon la resolución del
mural: desde la reproducción de la pintura Los horrores de la guerra (1637) de
Peter Paul Rubens, que Picasso tomó como correlato directo, hasta sus
aguafuertes Minotauromaquia (1935) y Sueño y mentira de Franco (1937),
cuatro dibujos preparatorios y un óleo sobre lienzo de la cabeza del caballo,
también fechados en 1937. Todas ellas son piezas excepcionales
pertenecientes al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía –salvo los dos
aguafuertes procedentes del Museu Fundación Juan March (Palma de
Mallorca) y la Fundación Pablo Ruiz Picasso Museo Casa Natal (Málaga),
respectivamente– que permiten reconstruir el proceso de trabajo llevado a cabo
por el pintor y las tentativas iconográficas y compositivas que a lo largo del
proceso de ejecución fue desechando o confirmando. Por último, el célebre
reportaje de la fotógrafa Dora Maar documenta todas las etapas de la evolución
del Guernica en el taller donde fue realizado en apenas siete semanas entre
mayo y junio de 1937, en la rue des Grands-Augustins de París. Las
fotografías, publicadas en la revista Cahiers d’Art, son un documento histórico
imprescindible para comprender la realización del cuadro de Picasso.
La influencia del Guernica
Este tercer ámbito se centra en la impronta del mural sobre una serie de
artistas que bien pudieron verlo directamente o bien realizaron obras a partir de
su influencia, como por ejemplo Asger Jorn, Jackson Pollock, Jorge Oteiza –
una placa realizada en 1945 para el parque Guernica en Bogotá y la escultura
Estela para un pueblo pacífico que era Gernika (1937)– y Luis Fernández,
además de Oskar Kokoschka –con el gouache ¡Ayuda a los niños vascos!
(1937) realizado para captar fondos para los niños afectados por el bombardeo
de Gernika–. Resulta especialmente significativa, por inédita, la reconstrucción,
mediante diversas imágenes realizadas por la fotógrafa especializada en danza
Barbara Morgan, de la influencia del Guernica sobre la escena del baile
contemporáneo desarrollada en el Greenwich Village de Nueva York a finales
de los años treinta. A partir del impacto en la obra de coreógrafos muy
politizados, como Anna Sokolow, Sophia Delza, Lily Mehlman o Martha
Graham, la simbología del cuadro se reprodujo a través del movimiento y el
gesto del baile. Precisamente la influyente bailarina y coreógrafa
estadounidense Martha Graham realizó Deep Song (1937) –con escenografía
de Isamo Noguchi y música de Henry Cowell– inspirándose de forma directa en
la obra picassiana.

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