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Coordinadora De Psicólogos Del Uruguay
Profundización en Psicología Jurídica y Forense
Entrega Final ¨Manipulaciones de Mentes Perversas¨
Profesora: Lic. Miriam Seoane
Br.Laura Vaamonde
Noviembre del 2013
Montevideo ‐ Uruguay
Manipulaciones de Mentes Perversas
Me pareció interesante escribir sobre este tema ya que tanto en la vida cotidiana como
en este trabajo muchas veces nos vamos a encontrar con este tipo de personalidades.
Su objetivo suele ser debilitar al otro para convertirlo en un ser dependiente, para
desplegar sus habilidades de manipulación, con la característica fundamental que es la
ausencia de culpa. Según la información recabada por internet refiere que ¨Freud dijo que el perverso
actúa lo que el neurótico reprime porque el Yo del perverso no se opone a la modalidad
anormal de satisfacción, y Jacques‐ Alain Miller señaló que así como en la época
freudiana el ideal de la sociedad era el de la neurosis obsesiva, actualmente es el de la
perversión; para decirlo en otras palabras el neurótico siempre ha soñado con ser
perverso y hoy basta con ver cómo el mundo neurótico admira, valora y premia la
manipulación sobre el otro y la falta de reconocimiento de ese otro como un semejante
en la vida cotidiana y en el mundo de los reality shows.¨
Es un tema muy amplio y en este caso dejare afuera lo que Lacan Jacques denomino
¨perversiones transitorias¨, propio de algunos neuróticos.
Pueden existir varios caminos que conduzcan a estas mentes a utilizar la violencia física
y/o verbal, como también la violencia mucho más indirecta, sutil y enmascarada. Esto
va más allá de la experiencia de gozo por la acción que tiene el perverso y tiende
siempre a repetir estos actos, haciéndose esclavo de los mismos.
Como explica Bafico, J (2012), ¨Los psicoanalistas argentinos Silvia Tendlarz y Carlos
García plantean que la voluntad de goce es la forma particular que toma el deseo en la
perversión. Se trataría de la imposición aparente de una voluntad de dominio que
introduce una semejanza entre el deseo y la voluntad. El deseo como voluntad de goce
expresa que el perverso sabe lo que quiere como goce y está convencido de ello. Para
el perverso no existe el significado de la falta del Otro, por lo tanto no existe el Otro
barrado. La voluntad de goce no es equivalente a una voluntad como tal; se intenta ir
más allá del placer a partir de una experiencia de dolor. Esto que parece tan Lacaniano
y difícil se reduce a esta cuestión: el perverso se ocupa sobre todo de la repetición fija
de la escena perversa que sostiene desde su particular posición. Esto es lo paradójico,
el perverso es esclavo de la repetición de la escena perversa.¨ Lo perverso del perverso es la perversidad con la que realiza sus movimientos o
acciones conscientes, responsabilizando al otro por sus actos. Para este tipo de mentes las otras personas son solo objetos de utilidad para lograr sus
fines o satisfacer así sus instintos personales, haciendo de la manipulación, el engaño y
el daño físico y/o psicológico (emocional) sus herramientas predilectas de control. El
daño físico en la mayoría de los casos es secundario, lo que pretende principalmente es
desestabilizar emocionalmente a sus víctimas. Es una de las personalidades más difíciles de detectar, ya que es una persona que se
adapta a la sociedad sin problemas, lo que no quiere decir que su estructura
necesariamente sea adecuada, como también su manera de ¨ser¨ en el mundo.
Un manipulador perverso tiene claro el cuándo, el cómo, con quien y en qué momento,
sin perder de vista la dimensión de la demostración de sus actos, teniendo en cuenta
siempre el ¨centro de poder¨ para obtener éxito en su objetivo.
El dominio de la situación lo lleva a cabo a través de un discurso cargado del mismo
tono y una extremada tranquilidad que en ocasiones llega a paralizar su gran frialdad
de expresión.
Para poder realizar sus acciones el perverso necesita indefectiblemente de un otro al
cual manipular hacia sus propias satisfacciones, haciendo que su víctima pierda de a
poco la confianza en sí mismo y desestabilizándola hasta lograr el dominio total de
ésta. Un ¨buen juego de manipulación¨ se basa en nunca atacar de frente sino sutilmente de
modo indirecto, tratando de captar la atención, el deseo y la admiración del otro. La
comunicación del perverso no se practica directamente porque ¨con los objetos no se
habla¨.
Es importante destacar que lo que tienden a hacer este tipo de personas es el impedir
que el otro sea capaz de pensar, entender o que pueda reaccionar, ya que no es de su
interés la versión que pueda dar la victima de los hechos.
Por otro lado éste suele utilizar un lenguaje técnico, irrefutable con el cual su
interlocutor se sienta que no puede entender y que no se cuestione preguntar para no
quedar en ridículo, con lo cual logra desestabilizar a la víctima y dejarlo sin poder de
reacción, incorporando y aceptando como verdades lo que está diciendo éste.
Por más que se diga o se haga lo que sea el perverso siempre encuentra la vía para
tener la razón en todo, ya que está convencido de su superioridad en todos los temas,
son los poseedores de la ¨verdad absoluta¨ y poco les importa la veracidad de los
hechos o no, solo le importa su verdad, lo que genera en su víctima una confusión
permanente de sus propios sentimientos y pensamientos de los hechos, llegando a
perder hasta la noción de su propia identidad. Al imposibilitarlo de pensamiento y comprensión la victima entra en un conflicto que lo
paraliza quedando a disposición de los deseos del perverso, lo que responde a una
necesidad narcisista de superioridad por parte de éste y a un miedo totalizador que
lleva a su víctima a una obediencia pasiva de dependencia proyectada por el perverso. Muchas veces detrás de la ironía y las burlas logra enmascarar sus verdaderos
sentimientos, como forma de escudo y así logra ¨ocultar para mostrar sin decir¨, con
alusiones desestabilizadoras o malévolas que hacen a su comunicación el
descalificativo perfecto para atacar a su víctima.
En ocasiones el perverso necesita de público para ¨hundir¨ o incomodar al otro y así
poder desestabilizarlo, logrando revalorizarse a sí mismo e incluso obteniendo la
atención y la increíble seducción de este auditorio cuando plantea su discurso ¨tan
convincente¨, arrastrando al otro hacia su visión falsificada de la realidad y reforzando
su omnipotencia personal. Podemos decir también que éste es contradictorio con sus propios puntos de vistas, ya
que un día puede sostener algo y al otro día decir todo lo contrario, propio de su
naturaleza narcisista; como también la paradoja que utiliza en sus mensajes para
desestabilizar al otro y así sembrarle la duda con la cual entra en una profunda
confusión, obteniendo así el control de la situación y mezclando a su víctima con
sentimientos contradictorios y confusos.
Si existe culpabilidad siempre es del otro nunca suya, proyecta y desplaza la
culpabilidad hacia su víctima. La dominación que ejerce un perverso se encuentra solapada para lograr el
sometimiento inconsciente de su víctima, escondiéndose detrás de una fachada de
dulzura y benevolencia logra su cometido, el cual está cargado de un juego de violencia
psicológica brillante. Según Maurice Hurni y Giovanna Stoll (1996) ¨Hay, en primer lugar, una falta de amor
que se oculta tras una máscara de deseo, pero no de un deseo de la persona en sí
misma, sino de lo que tiene de más y que el perverso querría hacer suyo; y, en segundo
lugar, hay un odio oculto, ligado a la frustración que siente el perverso cuando no
puede obtener del otro tanto como desearía.¨ Por lo cual su objetivo es anular y
destruir a la víctima, de modo intencional y malvado ejerciendo una violencia
asimétrica , para poder así anular a su ¨rival¨ y de este modo conformar un proceso en
donde el agresor teme a esa imagen de omnipotencia que ve en su víctima y la victima
pasa a ser atacada psicológica y/o físicamente por parte de éste por poseer lo que él
desea hacer suyo.
Kernberg (1994) describe que el afecto predominante de los trastornos de
personalidad, perversiones y algunas psicosis es el odio, contra el sí mismo y contra el
resto, el objeto es necesitado y deseado tanto como la destrucción del mismo.
Este odio a la realidad psíquica se presenta tras la intolerancia a la realidad, en algunas
ocasiones como un medio para no volverse víctima y así poder sobrevivir. El autor
menciona que dentro de sus formas se encuentran la eliminación física directa del
objeto –en el asesino en serie‐; el generar daño y sufrimiento por un deseo consciente
o inconsciente –en las tendencias sádicas del perverso‐; el deseo de dominio del otro –
en tendencias perversas, psicopatías, desórdenes narcisistas‐y finalmente el
autodirigido – en personalidades paranoides y depresivas, así como en patologías de
Super yo estricto.
Si la violencia es solo psicológica se le denomina ¨violencia limpia¨, ya que nadie ve sus
marcas o huellas y la victima suele sentirse cada vez mas humillada, herida e
impotente, desencadenándose así una reacción de miedo paralizante cuando se
encuentra frente a su agresor.
Mientras que para comprender esto el profesor Emil Coccaro (2007), expone en su
estudio sobre la biología de la agresividad que ésta se da de un modo depredador, con
esto quiere decir que con frecuencia ¨ésta aparece en ciertos individuos que eligen su
víctima y premeditan su ataque más o menos como un animal depredador lo haría con
su presa. La agresión no es más que el instrumento que permite al agresor obtener lo
que desea.¨ En cuanto a quienes ignoran el estado de salud psicológica de quienes tienen a su lado,
hay algo que queda sumamente claro: la capacidad de pasar inadvertidos de estos
sujetos, insospechados, teniendo incluso muchas veces de su lado sobre todo cuando
hay intervención judicial y policial a quienes puedan ser utilizados como “testigos”, la
posibilidad de camuflarse, nuevamente, como un depredador.
Según lo que nos dice Marie‐ France Hirigoyen (2004), ¨…todos hemos manipulado
alguna vez a alguien con el objetivo de obtener una ventaja, y todos hemos sentido
alguna vez un odio destructor pasajero. Lo que nos diferencia de los individuos
perversos es que, en nuestro caso, estos comportamientos y estos sentimientos son
únicamente reacciones pasajeras que, además, nos producen remordimientos y
pesadumbre. (…) La noción de perversidad, en cambio, implica una estrategia de
utilización del otro y luego una estrategia de destrucción del otro, sin que se produzca
ningún sentimiento de culpa.¨ Lo que sería para algunos psicólogos la parte en la que
¨todos somos perversos polimorfos¨, en contraposición a la perversidad narcisista de
estos individuos por saciar sus propias pulsiones de destrucción.
La definición de la palabra ¨perversión¨ proviene del latín pervertere: dar la vuelta,
invertir. En cuanto que en la lengua francesa apareció en 1444 y su significado hacía
referencia a la conversión del bien en mal. Hoy en día su sentido vulgarmente hace
referencia a un juicio moral. Alberto Eiguer (1996), estableció una definición para los perversos narcisistas la cual
decía que ¨Los individuos perversos narcisistas son aquellos que, bajo la influencia de
su grandioso yo, intentan crear un vínculo con un segundo individuo, atacando muy
especialmente su integridad narcisista con el fin de desarmarlo. Atacan asimismo al
amor hacia sí mismo del otro. Al mismo tiempo, intentan, de alguna manera, hacer
creer que el vínculo de dependencia del otro en relación con ellos es irreemplazable y
que es el otro quien lo solicita¨.
Esta clase de perversos buscan su estabilidad emocional depositando en el otro sus
propias ¨contradicciones internas¨, ya sea por los sentimientos de dolor o sufrimiento
que no sienten o que se niegan a sentir, como también porque no saben vivir de otra
manera que no sea transfiriendo esto a los demás.
En el DSM‐IV encontramos esta clase de perversión en el grupo de los trastornos de la
personalidad, y tiene que presentarse al menos cinco de las siguientes características
para ser considerada como tal: ‐El sujeto tiene una idea grandiosa de su propia importancia;
‐lo absorben fantasías de éxito ilimitado y de poder;
‐se considera ¨especial¨ y único;
‐tiene una necesidad excesiva de ser admirado;
‐piensa que se le debe todo;
‐explota al otro en sus relaciones interpersonales;
‐carece de empatía;
‐envidia a menudo a los demás;
‐tiene actitudes y comportamientos arrogantes. Un autor que se aproxima más a lo que hoy describimos como perversiones narcisistas,
es Otto Kernberg, que ya en 1975 definía esto como ¨Los rasgos sobresalientes de las
personalidades narcisistas son la grandiosidad, la exageración en sí mismo y una
notable falta de interés y empatía hacia los demás, no obstante la avidez con que
buscan su tributo y aprobación. Sienten gran envidia hacia aquellos que poseen algo
que ellos no tienen o que simplemente parecen disfrutar de sus vidas. No sólo les falta
profundidad emocional y capacidad para comprender las complejas emociones de los
demás, sino que además sus propios sentimientos carecen de diferenciación,
encendiéndose en rápidos destellos para dispersarse inmediatamente. En particular,
son incapaces de experimentar auténticos sentimientos de tristeza, duelo, anhelo y
reacciones depresivas, siendo esta última carencia una característica básica de su
personalidad. Cuando se sienten abandonados o defraudados por otras personas,
suelen exhibir una respuesta aparentemente depresiva pero que, examinada con
mayor detenimiento, resulta ser de enojo y resentimiento cargado de deseos de
venganza, y no verdadera tristeza por la pérdida de una persona que aprecian¨ En resumidas palabras el perverso disfruta y se alimenta del sufrimiento y la duda del
otro, así como también le provoca gran placer someterlo y humillarlo; con lo cual al
hacer esto lo que busca es apropiarse de la vida que tienen los demás y si no lo logra,
lo que perseguirá es destruirla y así conseguir que si él no tiene vida que no la tenga
nadie. Nos encontramos frente a un tipo de personalidad donde la falta de empatía y total
desinterés por los demás seres humanos es su mayor escudo ante sus propios miedos.
Presentan una posición de críticos privilegiada, pero ellos no admiten de ninguna
manera que se establezca una crítica contra su persona. Un perverso puede ser la persona más brillante y seductora del mundo, lo cual hace
que sus víctimas queden atrapadas por éste en una especie de ¨hechizo o
encantamiento¨.
El mecanismo del perverso es rechazar las emociones y los afectos, destruyendo en sus
víctimas cualquier punto donde se encuentren los sentimientos, atacando con total
impunidad a sus víctimas y sin tener ningún escrúpulo moral, siendo éstas engañadas,
manipuladas, sometidas y seducidas por el perverso.
Si su víctima intenta separarse, la rabia, la ira y el resentimiento se apodera de ellos,
planeando así una venganza cuidadosamente razonada; claro está que no va a ser nada
benevolente, ni compasivo a la hora de planear la revancha. Por otro lado en el territorio psíquico de un perverso existe gran ¨vaciedad¨, la cual
proyecta en su contrario para no afrontarse con la misma. Poseen gran envidia hacia las
personas que disfrutan de la vida o que tienen cosas que ellos no tienen y necesitan
apropiarse. Envidian tanto la vida de los demás como también los éxitos que estas
puedan tener, ya que esto le produce un enfrentamiento con sus propios fracasos y
con la insatisfacción que sienten con su vida. Un perverso ataca la autoestima de su víctima para poder aumentar la suya, logrando
así realizarse a ellos mismos y destruir la del otro, borrando todo vestigio de felicidad
que posea la otra persona. Los perversos no soportan ver a los demás felices porque esto les indica sus propias
carencias. Sus víctimas predilectas son justamente las personas que disfrutan de la
vida, que están cargadas de energía; al igual que los ¨vampiros¨, estos en vez de
absorber sangre lo que absorben de sus víctimas es toda su alegría, sensibilidad,
comunicación, creatividad o cualquier don especial que posean. Como dice Marie‐
France Hirigoyen (2004), ¨Los perversos absorben la energía positiva de quienes los
rodean, y se alimentan y se regeneran con ella. Y luego vuelcan sobre ellos toda su
energía negativa¨. El pensamiento más recurrente de un perverso es ¨hacer ver a los demás como
perversos”, afirma Horney, quien advierte que un perverso siempre asocia cada acto de
su vida con situaciones que involucran dolor, sufrimiento y humillación. La sicoanalista
recuerda que cuando un perverso está a punto de sentirse emocionalmente feliz, la
rechaza con hostilidad, pues ¨no soportan tener pensamientos sanos hacia los demás y
hacia el mundo¨. Nos encontramos ante una persona sumamente pesimista, donde intenta que los
demás vean lo negativo de la vida, arrastrando a los demás a su registro depresivo,
para después utilizar esto en su contra y reprochándoselo.
Por otro lado la victimización es parte de su juego para atraer a su víctima a que los
consuele y así dejarlos atrapados en este papel; como refiere Marie‐France Hirigoyen
¨No son nunca responsables ni son nunca culpables: todo lo que anda mal es siempre
culpa de los demás¨.
Estas manipulaciones de un perverso narcisista no son más que la manera de evitar la
angustia que presentan, y al proyectarla hacia los demás lo que buscan es protegerse
frente a una ¨desintegración psíquica¨.
Es propio de un perverso el atacar antes de ser atacados, porque como dice Marie‐
France Hirigoyen ¨Agredir a los demás es su manera de evitar el dolor, la pena y la
depresión¨.
Su funcionamiento psíquico es de manera fragmentada en todo bueno o todo malo, y
al proyectar lo malo en los demás ellos se sienten aliviados y más estables. Hasta ahora traté de explicar el funcionamiento del perverso, pero como expresé
anteriormente para que éste pueda desplegar sus acciones necesita de una víctima que
permita que esto pase. Esta víctima es designada por el perverso para convertirse en el
blanco para cumplir con sus objetivos.
Según Marie‐France Hirigoyen ¨La víctima, en tanto que víctima, es inocente del crimen
por el cual va a pagar¨. Para el perverso poco importa quién sean, ya que solo le sirve
como objeto, pero eso si, nunca va a ser una persona que pueda poner en peligro su
narcisismo.
Por lo general las víctimas son personas vulnerables y fácilmente manejables, donde
éste detecta sus puntos débiles para seducirlas y someterlas a sus manipulaciones,
logrando que éstas queden atrapadas en los efectos del dominio y atadas
psicológicamente a él. Marie‐France Hirigoyen expresa que ¨…muchos psicoanalistas tienden a considerar que
todas las víctimas de una agresión perversa son cómplices secretos de su verdugo, con
el que instauran una relación sadomasoquista que entraña una fuente de placer¨.
Un perverso no establece una simetría con su víctima, sino lo que existe es una
dominación por parte del perverso y un sometimiento o sumisión de su víctima,
imposibilitándola de cualquier reacción o escape.
Lo que hace a la víctima una presa frágil es su sentimiento de inferioridad y falta de
confianza en sí misma.
Por lo general la víctima trata de justificarse y de justificar a su agresor, intentando
comprenderlo, perdonarlo y buscar soluciones a cualquiera de sus ataques, pero lo
único que logra es que el agresor la deteste aún mas y haga que fracasen todos estos
intentos de solución, para así frustrarla y angustiarla aún más.
La víctima prefiere someterse a toda esta clase de ataques antes que afrontar una
separación. Por más que se den cuenta de estos abusos, no se atreven a quejarse ni a
reacciónar y por el contrario lo que hacen es idealizarlo, esto se puede explicar por el
profundo miedo y confusión que sienten, lo cual las imposibilita de cualquier reacción.
Según lo que explica Marie‐France Hirigoyen ¨Todas las víctimas reconocen tener
miedo…Están permanentemente en vilo, al acecho de una mirada, de un gesto tirante
o de un tono glacial de su agresor que pueda enmascarar la agresividad que éste no
llega a expresar. Temen su reacción, su tensión y su frialdad cuando no se ciñen a lo
que espera, y temen así mismo las observaciones hirientes, el sarcasmo, el desprecio y
el escarnio¨, y al ser tan grande el miedo y la impotencia igual las lleva a aceptarlo
todo. Indudablemente la vida de algunos perversos se desarrolla en la calma, la frialdad y en
la regularidad de una implacable voluntad de mal. Pero con más frecuencia, sea por el
influjo de la exasperación, de la cólera, de súbitas tensiones por acontecimientos
familiares o sociales, sea más frecuentemente aún por la acción de los tóxicos y espe‐
cialmente del alcohol, explotan en accesos de cólera, de furor, de ansiedad, o de rebe‐
lión. Por lo general todas esas emociones se encuentran mezcladas para componer
"crisis" que oscilan entre el polo histérico y el polo epiléptico
Como describe Marie‐France Hirigoyen el esquema siempre se desarrolla de la
siguiente manera: ¨la víctima no se da cuenta de que está siendo manipulada; sólo
cuando la violencia se vuelve muy explícita, el misterio se desvela con la ayuda de
intervenciones externas. La reacción empieza con encanto y seducción y termina con
comportamientos psicópatas terribles. Sin embargo, los perversos dejan indicios. Éstos
sólo se podrán interpretar a posteriori, cuando la víctima haya salido parcialmente del
dominio y empiece a comprender la manipulación de la que es objeto¨. Según H.Ey la psicopatía, la perversión y la perversidad están estrechamente
relacionadas y refiere que las perversiones las podemos encontrar como simples
variantes clínicas de las psicopatías: a) El perverso inteligente. Pone al servicio de su malignidad capacidades que
hacen de él un individuo temible, retorcido y refinado (maquiavelismo,
sobrador, crímenes perpetrados hábilmente, tipo de intelectual cruel y
criminal). b) El débil perverso. Es un tipo bastante frecuente (tipo del bruto maléfico),
cuyas reacciones nocivas manifiestan inconsistencia de la personalidad. Aquí el rasgo dominante es el carácter de revuelta,
c) El paranoico perverso.
de rebelión, y de reivindicaciones sociales dirigidas contra la autoridad
paterna, los docentes, la familia, los camaradas, etc. d) El ciclotímico perverso. La perversidad afecta en ese caso una forma tórpida
o apática, o por el contrario una forma exuberante con versatilidad, es la
forma agitable o irritable de la locura moral ("manía razonante" de
CAMPAGNE). Trastornos intermitentes del carácter han sido señalados por
LOGRE. e) El perverso emotivo. Presenta actitudes perversas o comete actos
antisociales durante ataques de cólera, de irritación o de ansiedad. Es una
forma de perversidad impulsiva especial con violencia, injurias, ultrajes, crisis
de nervios, exasperaciones, etc. Es un tipo de desequilibrio muy frecuente en
las mujeres. f) El perverso inestable. Es destacable por la debilidad de la atención, la
movilidad de los sentimientos, la turbulencia. Las reacciones más frecuentes
son las fugas psicopáticas, los trabajos sucesivos (porteros, botones). Es la
"inestabilidad moral" de MAIRET y EUZIERES. Entre ellos, dicen estos autores,
se reclutan los estafadores en el matrimonio, los polígamos profesionales,
muchas prostitutas, etc. g) El perverso histérico. Es un mitómano, patomimo, simulador con crisis
neuropáticas, se refugia en la enfermedad. h) El perverso esquizoide o heboide. Es un ser encerrado, extravagante; todo su
comportamiento antisocial tiene algo de fantástico y de enigmático y a veces
toma el carácter de una ensoñación o de un enfado mórbido. La hostilidad
fría, la impulsividad, las perversiones sexuales, a veces un fondo de psicastenia
o de angustia constituye el telón de fondo de las reacciones de esos perversos
introvertidos. Por lo general en lo que refiere a la psicología forense nos vamos a encontrar con el
"perverso" social o amoral que presenta reacciones antisociales. Esas reacciones
constituyen la sustancia de trastornos designados con el nombre de perversidad
constitucional. Es difícil hacer una clasificación que no sea arbitraria. Enumerare
algunas de las principales: vagabundeo, fugas con o sin delincuencia, denuncias
calumniosas, falsos testimonios, cartas anónimas, chantaje, estafas, robos, abuso de
confianza, atentados a las costumbres, golpes y lesiones, homicidio (parricidio,
infanticidio), incendio voluntario, insubordinación, deserción, prostitución, corrupción
de menores, tráfico de drogas o contrabando, etc.
CONCLUSIONES
A modo de resumen se destaca que el motor de todas las acciones del perverso es su
ego e intenta su auto satisfacción a través de la manipulación del otro, del ataque
silencioso contra su víctima y de la total falta de culpa. Los motivos que llevan a un ser a convertirse en un perverso son múltiples.
Lo que intentan es atacar al otro a través de su confianza, el autoestima y las creencias
que tenga su víctima, ¨no soportan tener pensamientos sanos hacia los demás y hacia
el mundo mismo¨. El vínculo que establecen con un segundo individuo es una relación de dependencia,
en la cual le hace creer al oto que él es irremplazable. Los perversos son considerados como ¨psicóticos sin síntomas¨, ya que establecen su
equilibrio al depositar sobre el otro todo el dolor que no sienten y las contradicciones
internas que se niegan a percibir. El daño no lo provocan adrede sino que lo hacen
porque no saben existir de otro modo. Esta proyección del dolor ¨les permite valorarse
en detrimento de los demás¨. Un autor que se aproxima más a lo que hoy describimos como perversiones narcisistas,
es Otto Kernberg, que ya en 1975 definía esto como ¨Los rasgos sobresalientes de las
personalidades narcisistas son la grandiosidad, la exageración en sí mismo y una
notable falta de interés y empatía hacia los demás, no obstante la avidez con que
buscan su tributo y aprobación. Sienten gran envidia hacia aquellos que poseen algo
que ellos no tienen o que simplemente parecen disfrutar de sus vidas. No sólo les falta
profundidad emocional y capacidad para comprender las complejas emociones de los
demás, sino que además sus propios sentimientos carecen de diferenciación,
encendiéndose en rápidos destellos para dispersarse inmediatamente. En particular,
son incapaces de experimentar auténticos sentimientos de tristeza, duelo, anhelo y
reacciones depresivas, siendo esta última carencia una característica básica de su
personalidad. Cuando se sienten abandonados o defraudados por otras personas,
suelen exhibir una respuesta aparentemente depresiva pero que, examinada con
mayor detenimiento, resulta ser de enojo y resentimiento cargado de deseos de
venganza, y no verdadera tristeza por la pérdida de una persona que aprecian¨. La relación que establece el perverso con los demás es de seducción, pero una vez que
tienen a su ¨presa enganchada¨ solo la mantienen mientras les es útil, no existe el otro
como persona, no se la ve ni se la escucha, y no existe el respeto por ese otro, en ellos
prima la insensibilidad y la distancia afectiva. El perverso para no afrontar su ¨vaciedad¨ la proyecta sobre su contrario y la desvía de
sí mismo para no revelarle su propio vacío. Son seres incapaces de amar y disfrutan con el sufrimiento de los demás, al tiempo que
los van destruyendo, consideran que el otro está ahí para satisfacer sus necesidades y
no dudan en manipularlos para lograr sus objetivos, tratándolos como simple objetos
de su utilidad. Cualquiera de nosotros puede ser objeto de una manipulación perversa, se podría
decir que hay personas más propensas que otras a caer en sus redes, por las
características de personalidad que buscan, o que hay diferentes niveles de
manipulación o perversidad, pero es importante destacar que nadie esta librado de
encontrarse con este tipo de personajes en la vida. Para finalizar quiero expresar que es muy difícil concluir sobre esta temática, ya que las
hipótesis son múltiples y los cuestionamientos que me fueron surgiendo le dan a este
trabajo una culminación abierta, por así decirlo, que me impulsan a seguir investigando
y estudiando sobre el tema; aunque por la multiplicidad de conceptos, clasificaciones e
inclusiones, sera muy difícil de abordarlo en su totalidad. Bibliografía
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http://soydondenopienso.wordpress.com/2011/09/11/precisiones‐
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garzoni/odio‐venganza‐y‐crueldad‐psicologia‐de‐luis‐vives/caracteres‐de‐teofr

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