Lecciones sobre liderazgo

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Lecciones sobre liderazgo
Lecciones sobre liderazgo
Santiago Álvarez de Mon
Profesor invitado de INALDE Business School
A veces se confunde el liderazgo con la presidencia de un país, de una empresa, o con la
primera función ejecutiva. Esas son atribuciones formales conferidas al puesto de turno,
pero en ocasiones se ejerce un puesto de mando sin la autoridad que confiere el verdadero
liderazgo.
Abunda la homilía. Se escuchan algunos discursos en el mundo de la empresa sobre el
capital humano, el empowerment, el brainstorming, etc. Pero más que predicar necesitamos
es practicar. Falta gente consistente que más que hablar, haga; personas que hagan lo que
dicen y que digan lo que piensan.
De las miles de cualidades que podríamos enumerar, dada la complejidad del mundo de
hoy, lo primero que se le pide al líder, contrario a lo que mucha gente piensa, es humildad.
Liderar es transformar la realidad, puesto que no se lidera aquello que se desconoce. Y para
que haya una transformación positiva de la realidad lo más importante es estar ligado a ella;
no se puede liderar una realidad de la que se permanece divorciado.
Se puede pelear con el jefe, se puede pelear con la pareja, pero no se puede pelear con los
hechos. ¡Cuántos profesionales enfadados con los hechos! ¡Cuántos políticos aferrados a su
ideología, de espaldas a la realidad que supuestamente aspiran a gobernar! ¡Cuántos
profesores enamorados de sus modelos, de sus teorías, mirándose al ombligo!
¡Cuántos periodistas opinan de espaldas a la información más veraz y contrastada! Es
interesante opinar, pero es bueno asegurarse, proveerse de información y, a partir de ahí,
opinar y enriquecer a todos.
En el fondo, es estar empapados de las propias ideas y ser incapaces de renovarlas, de
ponerlas en interrogante; hay un poco de soberbia que impide estar en contacto con la
realidad.
Se debe tener una mente abierta y un corazón humilde. La humildad es patrimonio de los
fuertes, puesto que solo la persona que sabe, pregunta. Solo la persona que sabe, escucha.
Solo la persona que sabe, sospecha estar equivocado.
Así mismo, es menester del líder revisar sus idolatrías mentales, afectivas y morales,
que impiden estar en contacto con la realidad: eso es humildad.
Una mente abierta, humilde, empeñada en aprender, no se pelea con la incertidumbre
porque sabe que es inherente al ser humano. El cambio a veces es sinónimo de crisis. Pero,
¿qué sería de las personas si no conocieran las crisis?: la crisis familiar a raíz de la pérdida
de un ser querido, la crisis afectiva, la crisis de un traslado geográfico a un país lejano, la
crisis de un despido… ¿Cómo seriamos si el viaje de la vida estuviera jaloneado por
cuestiones con total éxito? Seríamos insoportablemente arrogantes.
Además, ¿en qué momento el ser humano se hace preguntas fuertes sobre sus señas de
identidad? ¿Cuándo se indaga sobre quién es y cuál es su misión? ¿Cuándo se hace
preguntas serias? ¿Cuántas personas se hacen preguntas serias cuando les ha ido muy bien
en todo? Casi siempre las preguntas más incisivas pertenecen a los momentos de crisis que,
a lo mejor, explican futuras bonanzas.
El talento
Dirigir tiene mucho que ver con ayudar a la gente a descubrir su talento. Todos hemos
venido al planeta Tierra con talentos, aunque infortunadamente algunos permanezcan
ocultos. Por eso, no es agradable la palabra talento en singular ni asegurar que X persona es
inteligente y la otra no.
Es mejor ser defensor de la teoría múltiple de la inteligencia: ¡Inteligencias! El
individuo que tiene inteligencia musical, por ejemplo, no tiene la numérica. O el que tiene
inteligencia matemática a lo mejor no la tiene para la poesía.
El carácter
¿Qué tienen en común Tomás Moro, Enrique VIII, Nelson Mandela, Mahatma Gandhi,
Abraham Lincoln y Teresa de Calcuta? Todos ellos tuvieron carácter para tomar decisiones.
Nadie acompañaba a Tomás Moro; su esposa y su familia lo presionaban para que cediera
frente a los requerimientos de su majestad, pero él se mantuvo firme en sus valores y
principios. Hoy, 500 años después, se sigue hablando de él y se han escrito cientos de libros
sobre su vida.
Por su parte, Mandela, un hombre que estuvo 27 años preso en una casa donde no había
aire, salió de la cárcel y le dio un abrazo a su carcelero.
De hecho, se dijo a sí mismo en una conversación entrañable, interior y fecunda: “Nelson,
acuérdate que cuando estabas en la cárcel eras libre”.
Poder y liderazgo político
Es una realidad que el poder puede destrozar al individuo que lo detenta. Por eso hay que
tener prudencia y cautela, hay que guardar distancias y estar rodeado de amigos que digan
las verdades.
Así mismo se necesitan valores, consistencia y coherencia, pero también acción bajo previa
reflexión.
El mundo requiere líderes capaces de generar y crear riqueza, no que hagan negocios
fraudulentos donde ganen cuatro. No es posible hablar de democracia con desigualdades
radicales entre una cúpula elitista y una base que se muere de hambre.
Desde el punto de vista de una sociedad democrática, en países como Dinamarca o
Finlandia los primeros ministros entran y salen, mientras la sociedad permanece robusta. En
cambio en otros países más infantiles hay una dependencia del líder. Sucede lo mismo en el
mundo de la empresa: el secreto de los grandes líderes es formar grandes líderes.
Disciplina
Si bien se requiere de talento y de carácter para ejercitar los valores, también se necesita de
disciplina. Y esta no es sinónimo de rigidez ni de inflexibilidad. A través de la disciplina,
por ejemplo, se trabaja y se mecanizan los movimientos para que cuando se llegue al
partido se gane.
Intuición
¿Dónde se alojan los fantasmas? No se alojan en la rodilla, se alojan en la mente, y esta
siente cuando el ser está lucido y concentrado o cuando está histérico y descontrolado. Por
eso la consigna es observar la mente, anotar su ruido, no pelear con ella y ser consciente.
Solo espero que cuando la vida nos coja, nos coja desgastados y agotados, pero que haya
valido la pena el viaje.

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